Tradiciones en La Formación de los Docentes y sus Presencias Actuales Davini, María Cristina. La Formación Docente en Cuestión: Política y Pedagogía, Buenos Aires, 2008
Identificación del Equipo
Esteban Álvarez Herras Manuel Cortés Valderrama William Mitchell Acevedo
Desarrollo Profesional Docente Pedagogía en Historia y Geografía
Identificación del Equipo
Esteban Álvarez Herras Manuel Cortés Valderrama William Mitchell Acevedo
Desarrollo Profesional Docente Pedagogía en Historia y Geografía
Referencia Bibliográfica Davini, María Cristina:
Tradiciones en la formación de los docentes y sus presencias actuales”. En su libro: “La formación docente en cuestión: política y pedagógica ”. Paidós, “
Buenos Aires, 2008, capítulo 1. pp. 19-50.
Antecedentes de la Autora María Cristina Davini Es licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires y Doctora en Ciencias Humanas por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Se desempeña como Profesora Titular Regular en la Universidad de Buenos Aires y Directora del Programa de Investigación sobre Formación Docente del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de esa universidad. Es consultora en educación del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
Resumen
En el presente material se plantea que los movimientos en pos de mejorar la actual situación de la formación docente están regidos por ciertas tradiciones, que en el caso de Argentina, serían la Normalizadora, la Académica y la Eficientista. Además, la autora nos presenta otras tendencias que no llegaron a consolidarse en tradiciones. Finalmente, nos habla de las marcas que han dejado estas tradiciones y la actual situación de la formación docente.
Estructura del Texto
Libro: La Formación Docente en Cuestión Política y Pedagógica. Capítulo 1: Tradiciones en la Formación de los Docentes y sus Presencias Actuales.
Subtítulos: La Tradición Normalizadora-Disciplinadora: El Buen Maestro. La Tradición Académica: El Docente Enseñante. La Tradición Eficientista: El Docente Técnico. Tendencias no Consolidadas en Tradiciones: Búsqueda de Caminos Alternativos. Las Huellas de las Tradiciones y la Configuración Actual: Caminos de Incertezas.
La Tradición Normalizadora Disciplinadora: El Buen Maestro
La organización de escuelas de masas, necesaria para la consolidación de las naciones modernas, necesitó de la preparación de un personal adecuado para la acción escolar.
Al descubrirse la miseria, la marginalidad y los comportamientos disolutos, se introduce la maquinaria pedagógica con el fin de normalizar. El estado crea condiciones de «homogeneidad» para la sociedad, asumiendo la posición de «Estado educador», bajo la conducción de las elites agrarias y urbanas.
La empresa educativa se enfoco mucho más en el disciplinamiento de la conducta y homogeneización ideológica que en la formación de conocimiento. El docente difunde «cultura», pero refiriéndose a cultura como inculcación de comportamiento y conocimiento básico. La ocupación del cargo docente fue rápidamente definida como femenina debido a que la docencia adoptó una postura de entrega total y de ciertas cualidades consideradas innatas de la mujer.
La docencia, en su búsqueda de progreso de las mayorías, la hace merecedora de un reconocimiento social y simbólico de su labor, a pesar de no obtener recompensas materiales. Debido al marcado carácter civilizador se le impone a los sujetos un universo único y se niegan los que existan afuera de la escuela.
Esta tradición sigue vigente en la actualidad, en los objetivos de la formación inicial, el desarrollo de puestos de trabajo y las imágenes sociales. Y la imagen del «buen maestro» ha debilitado las propuestas de desarrollo socioprofesional y laboral de la docencia. El «Estado Docente» genera en los profesores una imagen de funcionarios de Estado que la de una categoría profesional.
«Al principio fue el sistema lancasteriano, con «monitores-instructores» que enseñaban «a los gritos» en las fábricas, luchando contra el ruido de las máquinas. Posteriormente, el «buen maestro» como ejemplo moral para estas masas «díscolas».» (Davini, 2008) «[…] la docencia adoptó una actitud de entrega personal, que nadie mejor que las mujeres pueden hacer.» (Davini, 2008)
La Tradición Académica: El Docente Enseñante
Lo esencial en la formación y acción de los docentes es que conozcan sólidamente la materia que enseñan.
La formación pedagógica es débil, superficial e innecesaria y aun obstaculiza la formación de los docentes. Fundada en base al positivismo. La baja calidad no es un problema exclusivo de los cursos pedagógicos. En Argentina, esta tradición nace de la batalla por la legitimación de la docencia para el nivel medio entre los universitarios y los profesores de institutos terciarios. En este contexto, el nacimiento de la profesión del profesor secundario es una disputa entre dos sujetos sociales que poseen capitales culturales distintos.
«Pero la mayor parte de esta tradición, a nivel internacional, se dirigieron a cuestionar los cursos de formación pedagógica considerados triviales, sin rigor científico, destinados a "ahuyentar la inteligencia". Tales conocimientos plantean- podrían conseguirse en la práctica, en la experiencia directa en la escuela, dado que cualquier persona con buena formación y "sentido común" conseguiría orientar la enseñanza, sin la perdida de tiempo de los cursos "vagos" y "repetitivos" de la formación pedagógica (Liston y Zeichner, 1993).» (Davini, 2008)
A medida que la tradición académica continúa desvalorizando el conocimiento pedagógico, este se ha ido reduciendo a un cúmulo de teorías aisladas, con baja producción en la constitución de su objeto. Las dictaduras en Argentina sometieron la formación docente a una suerte de oscurantismo a través del control ideológico y de las fuentes de conocimiento. El enseñar conocimientos es un componente importante de la labor docente.
Hoy, la tradición académica circula tanto en el discurso de los especialistas como en el discurso docente y de la sociedad, creando la "opinión pública" mediante los medios masivos, mostrando las "incompetencias" de la escuela y, por ende, de los docentes. El docente debe actualizarse continuamente en los contenidos. Los alumnos deben "dominar" los conocimientos, comprender, discutir y desarrollar.
Los docente deberían manejar los contenidos que enseñan. Las particularidades de los contextos sociales y culturales, de la experiencia de los alumnos y los docentes, aparecen intocadas en el enfoque de la tradición académica.
Tradición Eficientista: El Docente Técnico
Iniciada en los años 60, es la que más introdujo reformas al sistema educativo. Va en servicio del «despegue» económico y derivada del pensamiento desarrollista.
Desarrollismo: «Se refiere a las economías avanzadas del capitalismo, que se caracterizan por ser productivamente homogéneas y diversificadas. La periferia, mientras tanto, está constituida por las economías rezagadas desde el punto de vista tecnológico y organizativo, siendo su estructura productiva heterogénea y especializada en productos primarios. Malena Castañeda Pérez , Yuri Morales Vélez, «La teoría desarrollista de Raúl Prebisch y la política de industrialización en América Latina», Instituto superior de relaciones
internacionales Raúl Roa García.
Su motor es la necesidad de llegar a un estado «moderno». Además de s u p e r ar el estadio subdesarrollado s o c i e d a d e s t r ad i c i o n a le s .
de
las
Tres etapas: Despegue. Impulso hacia la madurez. Alto consumo de masas.
Ideal de «futuro mejor», tránsito de lo tradicional a lo moderno.
Dicotomías entre opuestos: lo estancado – lo dinámico, lo productivo – lo improductivo, lo arcaico – lo renovado. Su fin último es llegar a un estadio progresista (mediante la técnica). La educación se transforma en una oportunidad de inversión y/o propiciadora de capital técnico.
Una de las tareas de la educación es acompañar a la sociedad como apoyo en la difusión de medios modernizantes. Vencer las cambio.
resistencias
culturales
al
La escuela es un sistema de producción. El sistema escolar es visto como anacrónico e ineficiente. La escuela se permea por los enfoques «tayloristas».
Taylorismo: Sistema de organización del trabajo basado en las ideas del economista norteamericano Frederick W. Taylor, que consiste en la descomposición de los procesos en diversas tareas que se cronometran y se pagan según rendimiento. http://www.wordreference.com/es/
División técnica del sistema escolar: Planificadores: Elaboran los manuales de enseñanza. Evaluadores: Elaboran los parámetros o estándares de medición escolar. Supervisores: Se encargan de poner en ejecución lo anterior y lo monitorean. Docentes: Ponen en ejecución la enseñanza.
El profesor debe simplificar el currículum. Psicología conductistas: objetivos operativos – control de resultados. Profesionalización de la labor docente. La lógica tecnicista impera en esta tradición, dándole énfasis a la praxis ejecutiva más allá de la formación intelectual. Especial preocupación por la planificación. Los medios (herramientas) son los agentes educadores. Lo imprevisto, lo casual, lo no planificado es visto como anormal.
Las políticas educativas se reducen a «paquetes» de instrucción. La concepción de la educación se separa de su práctica. La explicación para el fracaso escolar se realiza por medio de las «aptitudes». Consolidación del dominio burocrático sobre la educación. Disminución del marco de acción del profesor. Desintegración de las labores educativas. Idea del profesor como ejecutor.
« El objetivo de esta filosofía social es llegar a ser una sociedad progresista, entendida fundamentalmente como el estadio del progreso técnico. La educación se vincula de forma explícita a la economía, sea como una inversión o como un formadora de «recursos humanos» para los nuevos puestos de trabajo en la industria o el mundo de los negocios »
(Davini, 2008).
Tendencias no Consolidadas en Tradiciones: Búsqueda de caminos alternativos.
Existen otras tendencias que no han conseguido instaurarse en formas objetivas de formación de grado y trabajo docente.
«Realizando un análisis desde la lógica de las relaciones de poder, podría decirse que estas tendencias representan proyectos ideológico-pedagógicos de los docentes, como formas de resistencia a los proyectos de dominación de las tradiciones hegemónicas.» (Davini,2008).
Entre estas tendencias, se encuentran la Pedagogía de la Educación para la Democracia de Dewey y Kilpatrick, la Escuela Activa, el constructivismo piagetiano, la Pedagogía Económica, etc.
En Argentina y diversos países de América Latina, estas tendencias se desarrollaron básicamente al margen de la formación oficial, a través de proyectos de perfeccionamiento y talleres. El período de aplicación de estas tendencias generó debates en torno a la necesidad de superar la fase crítica de la educación y formular propuestas de acción. En América Latina se generó un debate en torno al agotamiento de las dictaduras y recuperación de las instituciones democráticas.
En este contexto se generaron dos tendencias: A) La pedagogía crítico-social de los contenidos. B) La pedagogía hermenéutico-participativa.
Tras la década de los 90, y la instauración de un discurso administrativo-economista, la tradición eficiencista se consagró, produciendo que la pedagogía crítico-social fuese absorbida por acuerdos de actualización por la tradición académica, mientras que la pedagogía hermenéuticaparticipativa desapareció de la agenda educativa.
Las Huellas de las Tradiciones y la Configuración Actual: Caminos de Incertezas.
Las tradiciones docentes han construido las imágenes sociales que permanecen en la práctica y se renuevan cada cierto tiempo.
Las nuevas reformas, en cierta manera, reactualizan los núcleos generadores de las tradiciones docentes. Todas las tradiciones sustentan un discurso acerca de lo que el docente «debe ser», de esta forma se ha imposibilitado la visión que permite entender lo que el docente realmente «es».
A causa de la evolución del sistema educativo y de los proyectos políticos se ha implantado en el docente un papel de funcionario del Estado y no como un educador, profesional o pedagogo. La delicada posición del docente en el sistema a lo largo de la historia ha confinado a los docentes como reproductores de una cadena de «ordenes».
Estas tradiciones comparten una suerte de epistemología espontánea, que resulta de la modernidad y del positivismo, que tiene la noción de neutralidad de la escuela y el conocimiento y una ilusión del progreso. Se elimina la diversidad cultural, que es la base de la construcción pedagógica, las propuestas de estas tradiciones se constituyen en «pedagogías disciplinadoras».
«Nos encontramos hoy, así, con un dilema para la calidad de la educación: ¿cómo construir con las jóvenes generaciones una ciudadanía consciente y fortalecer el pensamiento divergente y creativo con docentes reducidos al cumplimiento de normas o dictámenes?» (Davini, 2008).
