e_\Oi~J
1~,1
r··
·':t
/¡'!
¡i'" ltí
HISTORIA PE LAS
RELACIONES
I' !
¡; j\
t·;
i :·
i'.
1:\,,,
INTERNACIONALES
l.''
[:·:
PUBLICADA BAJO LA DIRECCION DE
r ~-
PIERRE R ENOUVIN Profesor de la Sorbona Miembro del Instituto
1
l
..
~~
'
,i
:¡ir
:r ¡¡ ·I
TOMO 1 VOLUMEN
JI
LA REVOLUCION FRANCESA Y EL IMPERIO NAPOLEONICO POR ANDRÉ FUGIER
Prole1or do ¡, F•culud de Letr" do Lyon
.f'''.\
~::f -_:.•
AGUILAR
(J
i'
I·
1·'
l
!'. 1
í:
r I;,
:•, .:¡ '-.1
¡·.·
¡:
r
I,,·
1
:·¡
.:-.
,,;
BIB!i-IOTECA ;CULTURA E HISTORIA
¡;
. l
HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES DlRlOIDA POR
PIERRE
·;¡
RENOUVIN
Profesor de l• Sorbona .Miembro del Instituto
:\
TOMO 1
i;. ;:·1¡
LA EDAD MEDIA
Volumen 1
')
POR FMNc;:ors L. GANSHOF Profesor· de la UnJversidad de Gante
~j
11
LOS TIEMPOS MODERNOS
·¡
POR GASTON ZELLER Profesor de la Sorbona
1
..¡
~
filSTORIA DE LAS
RELACIONES INTERNACIONALES TOMO I
Volum•n U
VOLUMEN II
LA REVOLUCI9N FRANCESA Y EL IMPERIO NAPOLEONICO POR ANDRÉ FUOIER Profosor de la Facultad de Letras de Lyon
TOMO 11 Volumen 1
EL SIGLO XIX r.
DE
II.
DE
1815
A
1871: U.
EUROPA
DE
LAS
NACJONALIDADES
Y EL DESPERTAR DE NUEVOS MUNDOS
1871
A
1914:
EL APOOEO DE EUROPA
POR PIERRE RENOUVlN
Volumen 11
LAS
CRISIS
I. TI.
DE
DE
DEL 1914 1929
SIGLO A A
XX
1929 1945
POR PIERRE RENOUVIN
1 ••
La presente obra se publicó originalmente en francés, por la Li?rairie Hacl1ette, de París, con el título de
HISTOIRE DES R.PLAT¡ONS INTERNATIONALES . ;
INDICES DEL TOMO I (VOLUMEN II) S~GUNDA
DEPÓSITO LEGAL,
O
AGUILAn,
S. A.
EDICION. 1967
M. 10.926.-1967 (!-2)
DE EDICIONES, Juan
Bravo. 38, Madrid (Espafia), 1967.
Resuvados todos los derechos. Printcil in Spain, Impreso en Espnña por Grilficas EMA, Santa Alicia, 25, Madrid.-1967.
INDICE DE MATERIAS LA REVOLUCION FRA?.¡CESA Y EL IMPERIO NAPOLEONICO Par /\ND,RE FUGIER
fNTRODUCC!ÓN.-RELACIONES Y CONTACTOS MUNDIALES EN VÍSPERAS CONMOCIÓN
J¡ ~
DE
................................... ·...................... , .....
LA
Pág,
795
Regiones incxplorndas.-Civilizucionc:¡ ·cerradas: el Islam y el Extri;:mo Oriente.-. Europa y et mundo: exploración, exo~isrno, capitalismo.-..-Potcncia de Europa· riqueza, legislación- y ngrupncioncs.-fucr~as francesas en 1789.
..1,
'
l
t
i)
LIBRO
;/
I.-La conmoción rev.olucionaria:
1
CAP. !.-RUPTURAS REVOLUC!ONARlAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
·-1
805
l. VIC'.fas y tturnia.r rutas cm Oriente, pás .. 805,-La decadencia turca, tema tradicional de Jos gobiemos europeos: juego cj;lsico de las diplomacias en el conflicto auotrolurco de !787-1792.-Inglaterra pe,cibe el impulso ruso hacia Oriente.-Los pueblos crisl{anos súbditos de los turcos. ~uavampntc conscientes de st mismos.
1
,,l :I,¡
_,.
! .r.
i
!jJ
H. Europa }' "los disturbios de fnwcia'\ pág. 810.-Temn de la Francia impotente. anulada en el exteríor, paralizada ~n el interior.-Tema de la Francia pcligro.
I!I. El mundo germánico y la Rerolución, pág. 817.-Reacclones regionales de la hostilidad austríaca a las reservas prusianas y a las simpat!as renanas.-Carencia de fuerza rcvolucíonarin en el pueblo; una burguesía interesndn, pero pasiva: ia misión ycrmúnica se sitúa en el dominio dc1 cspírhu.
1
:1
IV, Declaración de guerra (10 de abril de 1792), pá~. 823.-Prusia y Austria, en el centro del conflicto; sus fucrzns y sus debilidades: su reconciliación.-Factor.cs de guerra en Francia. La marcha a la. guerra: táctica de intimidación en Viena y corriente belicista en París; la guerra de Austria.~ibliogra/ía.
:1
CAP. lf.-EUROPA EN GUERRA
832
I. La guerra de Po/auia (/792), pág. 832.-Bases de la fuerza rusa.-Cata1ína Il, la Revolución francesa y Polonia; Jas Cortes germánicas y Polonia.-Esfuerzo de rcgc~ ncración en Varsovia; et peligro -ruso; Polonia. ocupada.
JI. El dobic frente ge1·mdnico (1792-enero de 1793), pá~. 837.-Acuerdos austro-prusianos de 1792.-EI frente de Francia: Valmy, el despliegue jacobino.-El frente 1polaco: tratado pruso-ruso y segundo reparto. III. Inglaterra interviene "' el co11flicto (febrero de 1793), pág. 845.- Fuerza Y dependencia de Inglaterra; seguridad marítima, dogmas sociales, abaslecimionlo Y proletariado, banca y marina.-Disputa sobre B¿1gíca; ruptura. IV. El Continente, en guerra (prl11cipios de 1793), pág. 852.-La expansión revolucionaría: anexiones y programas.-Mentlllidnd española y mentalidad revolucionaria: frentes de Ja potrtica española; ruptura con Francia.-La primera conlición.Bib/iograffa.
1
i
XI
INDICii DE MATEIUAS DEL TOMO I (VOLUMEN {l)
Xlll
INDICE DE MATERIAS DEL TOMO I (VOLUMEN 11)
XII
CAP. V!.-LAS COALICIONES RUS~S (18¡J3-1807) ............................... .. CAP. III.-LAS LUCHAS DE LA REVOLUCIÓN
860
I. La Europa contrarrevalucionan'a, pág. 860.-Resquemorcs sociales, rctisiosos, humanitarios; los doctrinarlos; ,Burke y Gcntz. Hostilidades popujares.-Los ejércitos de las monarquías, '
III. La derrota austriaca (1805}, pig. 964.-Vacilacioncs prusianas. El arma de la prensa y de m propagan¡Ja en la lucha ppr las alianza, aiemijnas.-Trafalgar y Austerlitz.-Pnz de Prcsburgo ¡ vigías bi\varo~ e italianos n Jas puertas d.e Austriñ.-
III. G1ietas en la coalició11 (17/}5), pág. 870.-La diversión polaca: la insurrección, el tercer reparto.-Las p~cc1 co.q· Fancia: Toscana en~París, Prusiq en Basilca, Halan. da en La Haya, España.. en B»ilca.
IV. El aplastamiento efe Prusí~ (/806)., pág. 968.-EI bloqueo napoleónico llega al estrecho de Mesiaa y at centro- de Alemania. La coalición vacila. ·Prusia, animndn por ei zar, se compromete ; cu~rta ! co~lición : Jt:na.
IV. La paz continental (1797)¿ pág. 875.-Reagrupamienlos.-ltaiia, en el centro de la batalla. La viclori.a de Bpnaparte; Austria firma los prcijminarcs de Leobcn y la paz de Campo-Formjo. ,
V. Repartos franco-rusas: Ti/si( (1807); pág. 973.~Alcrta en los Pirineos. Esclavitud de Prusia.-Frícdland. Doble dcvolució!,l: Tilsit, equilibrio de los imperios.-Biblio-
V. El antagonismo fra~ca-lngl~s•. pág. 882.-Inglatorra y el copflicto; prosperidad, dificultades de bloqueo y crisis ~octal en Irlanda.-Políllca cconóQlica del Directorio: el proteccionismo y la ~onquist~ industrial.-Fracaso de las conversaciones de Lila.
gra¡;a.
VI. La segunda coalición (17981, pág. 890.-El Directorio y su política de ovasallamlc:::nto ccoQórnico; Suizii.-La >pxpedición de Egipto enciende de nuevo la guerra: turcos y rusos.-Roma ·y Nápplcs, bajo la dominación franccsa.-Austria. en la coatici6n.-Retirada y d-::tencion~s francesas; regreso y advenimiento (noviembre de 1799) de Booaparte .-Bib.fiagra/í~;
(180!-1802)
898
979
U. Economfa británica de bloyueo, ¡:;ág, 984.-Fínanzas, abastecimiento, importaciones.-La cuestión de los n4_utrnles/
La estrategia napoleónica <./el blaq¡¡eo, pág. 988,-Economía dominante y cconobloqueo y sjstcma.7Aduaneros, adunnns y estrategia nduanern. Porítica de carreteras; circulació"n del ~loqueo. IV. Balances, pág. 994.-En la .esenia ¡Je un continente, España y el bloquco.-Mapa del contrabando Inglés. Crisis y ·benefi~!os en Ingluterrn.-Industria. fr:mcesu e indus .. trias vasallas,-La nueva polítícq <101 bloqueo (1810).-Bib/lograf/a, III.
rofas dominadas;
,:·
UI. Los tronos de los Barbon
CAP. VJII.-NAClONALIDADES E IMrER!O ........................................ ..
IV. La t!Conamia inglesa y la pai;, pág. 914.-El capitalismo, Ins jerarquías sodalc:y los asuntos poi(ticos. Crisis y deseo de paz.
1003
L Resiste11cia de fas naciones ibt!ricas (1808), pá8. 1003.-Napoleón, el hombre de la Revolución, y los valores ibéricos.-Los Barbones, destronados.-La guerra de la Península: su impronta en el siglo XIX· español.
V. La paz de Amiens (27 de marza de 1802), pág. 919.-El cmpuic de los neulralcs; su tráfico marítimo: problemas y conílictos.-Prcliminnrcs de Londres. Pnt de Amicns.-Conclusión.-Bib/io¡¡ra/la.
U. Patriotismo austriaco (1809), pág. 1008.-Entrevísta de Erfurt.-Austria organiza unn propaganda patriótica moderna: órganos y temas.-La guerra y la derrota; 1u paz de Viena. III. Alemanes e italianos, pág. 1013.-Reagrupamiento de territorios.-Bases sociales de los nacionalismos.-Ambientes de negocios, de gobierno y oficiales.-Romanticismo, idioma y nacionalidad.-El nuevo patriotismo prusiano.
II.-La guerra napoleónica:
CAP. V.-Li\S COMPETENCIAS DE LA PAZ (1801-1803)
~
I. El derecho de bloqueo, pág. 979.-.):.a flota inglesa ocupa las fuentes de las productos coloniales, y Napoleón tns cos(fls.-Cnmpaña de opinión en el Continente; periodistas y economistas nlem~pes; lq_s juristas y los problemas de derecho marltimo.-El diálogo de los decret_ps,
U. Can;u11cia11es /rancq-rusas, ·pág. 904.-Los intereses comunes de las '"potencfa~ limítrofes" se separan: .Odcnte 1 Malta. Acción común sobre Pablo I. Colaboración
LIBRO
"
CAP. VII.-EL BLOQUEO (1806-1810)
I. La paz de Austria (/cbr.ro de 1801), pág. 898.-Dificultadcs económicas y ambiciones de Austria.. ~u dcrrgta en Marengo; primeras conversaciones. La paz; de Luncviilc: arregios itali~aas y ,aiemanes.
encubierta bajo Alcjandr.o J; li\ triple paciCicación de octubre de 1801.
Diplomacia de la gitorra nayal, pág. 954.-La Luisiana, vendida a !os Estados Unidos.-Colaboración marítima cspañ.ola.-Repercusiones del conflicto naval en Italia. 11, R11sla, centro de la tercera coallc/6n, pág. 958.-Cuc·stión franco-rusa. El zar tiende in mano a Inglnlerra y ~ Nfpotes. Obliga a las reticentes Suecia y Austria.
II. Francia, sitiada, pág. 865.-Irrupción concéntrica de los colígidos; la Revolución "nacionaliza" la guerra: dcfensiv,a de 1793. Contraofensiva del vqrano de 1794.
CAP. IV.-PACIFICACIONES
954
I.
931
IV. El despertar de Polonia y de los Ea/canes. pág. 1020.-Ducado de Varsovia y nacionalidad polnca.-Moldo valacos, servios y montenegrinos; guerras rus.o-turcas (1806-1812); despertar de ms cristianos. 00
I.
Hacia las compeicndas t!Conómicas, pág. 931.-lngiaterra descam;.:;i.-¿Son aptas las nuevas estructuras sociales francesas para las rivntida.dcs económicas n que ln.i; impulsa Bonaparte?
II. Nuevas Alcmanias, pág. 935.-El retroceso germánico. Austria, debilitada. El zar refuerza sus puntos de apoyo dinásticos. Bonaparte refuerza y agrupa el tercer partido alemán. Fin de las antiguas jcrarqu(as.
III. Líneas francesas de fuerza 1 pág. 939.-Bonnparte y el concepto de frontera cubierta: gobiernos satélites en Italia, Holanda y Suiza. Guarniciones. puertos, rutas; economías feudatarias.
rv,
Opo.Jicio11e.J comerciales,
pág. 942.-Lucha de la5 industrias por ln!ii salida5;
protcccionísmo francCs. La carrera por los productos tropicales; problemas de las Antiilos. V.· Fracaso de la paz (mayo de 1803), pág. 946.-Bonapai·te, visto por los dirigentes y la prensa bdtánlcos.-Rusia se pasa al campo Inglés y modifica Ja bnlnnzn de [ucrzas.-Rupturn frnnco-ínglcsa.-Bibliagrafía.
V. Unificaciones Imperiales, pág. 1025.-EI territorio napoleónico, acrecentado por el retorno de los suecos y el matrimonio austríaco: estructura político del Gran lm· perio.-Fuerzas sociales de unificación y resistcncin.-Constituciones, códigos Y mo1dornizacíones.-Bib/iograffa. CAP. IX.-VUELTA A LOS EQUILIBRIOS ........................................... ..
I. La victoria rusa (1812), pág. !036.-Rusio. bajo la "esclavitud de Tilsit'.'; corriente viejo-rusa y nntioccidental.-Oposición franco.rusa ante el bloqueo; Prtl9Ia, Po1onin, Oricntc.-Europa, encnrriladn; Suecia, Prusia~ Austria..-El desastre napa .. lcónico. !l. La /iberaci6n germániw (1813), pág. !043.-Desconcicrtos prusiano, austríaco y alemán.-Del Vístula al Rin.
1036
t ,,
XIV
INDICE. PE. MATEIUAS IJl!L TUMO l (VOLUMl!N. 11) III. El triunfo do Europa (l~U), pág. 1048.-Conflictos entre los objetivos de ¡¡uerra de los coli¡¡ados.-Caída de Napoleón.-Lo paz de lu legitimidad: París, 30 de mayo de 1814. IV. Europa on Viena (1814-1815), pág. 1052.-Inglaterrn se reserva los reajustes mnrítimoi,-Dc:sde Jos primerps contactos en el acta .final del Cqngreso de Vlena (9 de junio de 1815); la atmósfera; "Europdertum" saldos de cuentos polacas y plcmanos.
y
INDICES DE MAPAS Y PLANOS
equilibrio. Lo,s agrupamientos:
La última batalla (1815), pág. 1060.-Nnpoleón regreso de I~ Ma de Elba.Austria se aprovecha pnra coqsolidarsc en Itnlia.-Nn.poleón 1 11 fuera de lns re1ncioncs"
V.
Testimoniamos aquí nuestro reco¡¡ocimiento a los autores y editores que nos han autorizado a inspirarnos en sus mapas y estudios originales
europeas; Waterloo,-SegundQ tratado de París (20 de noviembre de 1815).-Conclu!ÍÓn.-Bib//ografla.
LIBRO
l
III.-Corrientes mundiales:
CAP. X.-CORRIENTES EUROPEAS .................................. !•••••••••••••••••
1073
l. Vinculas rspirltuales, pú9, 1073.-Fin de la crislinnú11d corrnda: 'auge de la• misiones europeas. lntensidqd de In centrnllzución en 111 lglesin cntálicn.-Unn corriente humnniLarfa mundia1: tn JÜct¡a co,ntra Ja trnta de negros. II,
Contactos intdectuale{, pág. 1073.-Tierrns cosmopolitas y mediadoras: Alemu-
nin, Suiza. Roma.-El fr;mcés,
unión IIL
RIN
1792 ....................... ~ ................................... Pág.
841
}803 ................. '......................
915
20.
EL
21.
EL MUNDO DE LAS AN\ILLAS Ef'I
22.
Los ALPES, EL Po y EL ADRIÁ,TICO I:N m. VERANO
EN
1805 .. .. .. .. . .. .. ..
957
23.
EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL Etl 1810 ..........................................
1029
24.
0RJENTE CERCANO Y 0RIENT!f MEDlO A PRINCIPIOS DEL SIGLO X!X • .• •
1123
[)f:
vinculo cultural.-La prensa europea, órgano de
intemacíonal.-Trasl~dos d~·
obras de arte.
Transferencias demográficas, pág. 1085.-Lns moviliznciunes militares; las pór·
didas.-Corrientes de emigfaci6n, fusiones y nmnlgamns.
IV. Trasiegas de la guur.a, pág. 1089.-Cambios e influcncins de tas técnicas militares.-Los ejércitos fransescs. v,!'hfculo de las ideas de imperio y de igualdnd social.
V.
La economla mropea )' ti mundo, púg. 1094.-Europn impera en el orden del
pensamiento económico: el conocÍmíento cit:ntífico, instrumento de dominio.-Euro~ pn impera en el orden de In acción económicn: cupitnles, compuñíus de comercio.,.:-
Blb/lografín.
-·
CAP. XL-EMANCIPACIÓN DEL NUEVO MUNDO
1100
l. Los Estados Unidos, potencía Internacional, pág. 1100.-Fuerza de expansión de los fütados Unidos.-Las guerras europeas hacen su fortuna: flete y provisiones.Beneficios y riesgos de Ja ascensión política : Incorporación de Luislnna (1803), lu guerra con Inglaterra (1812-1814), II. Liberaciones en la América espariola, pág. 1107.-Rnzas, ideas e intereses en las tendencias 1eales, liberal y separatista. La conmoción de 1808.-Los levan!llmientos de 1810: primeras independencias: El Plata. III.
,,
Nuevas corrientes de la economla americana, pág. 1114.-Nuevas rutas en .el
Atlántico Norte.-El tráfico nntillnno y la guerra.-Corrientes nacientes hacin Amé-
rica del Sur.-Blb/iografía.
":!.'
CAP. X!I.-!MPERIO DE EUROPA SOBRE EL VIEJO MUNDO I.
A.frica, pág. 1119.-0cnso del Islam occideatal.-Egipto y In ruta de 1a India.
U.
A•ia y el poderío blanco, pág. 1121.-Impulso ruso hacia Persia: reacción
1119
inglcsn.-Ln India es el eje del Imperio británico: consoiidncioncs y conquistas.Los blancos y los grnndes Imperios cerrados de Extremo Oriente.
llI.
El camerclo de Asia, pág. ll29.-Tráfico ruso-chino.-Competencias en .Jos
mares de China y de fa India.-Corriente de1 metal platn: intcrcnmbios en Cantón, Java y la India.-Conclusi6n.-Blb//ografla.
1135
CONCLUSIÓN INDICE ALFABÉTICO DEL TOMO I
(volúmenes I y II) . .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. . .. .
1143
' 11
'
1
' •I 111
!
¡ ,1 1
\'
,,,,
, "
i'
! 1. ¡.
1:
LA REVOLUCION FRANCESA .,.
';
Y EL
IMPERIO NAPOLEONICO POR
ANJ)RE FUGIER Prof~1or ,¡
de
l.i.
Faculud de lctr:u de Lyon
TR¡\DUCCION DI!
J. A. FONTANILLA
RENOUVIN
I.-50 .,
·I .-. '
INTRODUCCION
RELACIONES Y CONTACTOS MUNDIALES EN VlSPERAS DE LA CONMOCION
¡ ·'I ·1
:1 11 d
q .,~_.¡,, 1
11
0
. 1:~ 111 ..
U·
1
1
.,
'
. ll
\''' º t·
1 í
1
•1 do 'J!~i)slam,.,;'.··~el;J.~laII1 oq:1cJental, pnnc1pain:ente-sentía, rev1v11::._Y-~-::·~'
el·espmtu de fa. guerra ·santa, \La ola de fanatismo proced1a de r:A:rabia~ , donde~ Móhamed B. Abd-el-Uahab (y después de su muerte, efi~+792, 1 1\ sus discípulos, los uahabita~) predicó una fe ardiente y conquistadora, 1 1 'f<:w-''' ' desembarazada de las idol¡_¡.trías' locales. Argel mantenía ciertas rela· ciones comercia:les ·con los ip.fieles, pero siempre en un ambiente de hostilidad que se manifest,'l.bq, permanentemente, por los corsarios del Mediterráneo y, a intervalos, por algún bombardeo de represalias rea., ,~)izado. por una flota europea (en 1783, por España). La intransigencia \_,v .. · uahabita penetró en Marruecos, .donde un sultán prudente y deseoso de engrandecer su imperio por medio de la paz, Sidi Mohamed B. Abdallah, soñó, hasta el fin de sus días (1790), con un Islam puri·f'ficado y fortalecido, y no conservo con los cristianos sino las relaciones "económicas indispensables. En _1790, su sucesor, Muley Yazid, proclamó la guerra santa contra España. Las grandes civilízaciones del Extremo Oriente no mostmban d!spQ1·v1·,Ó' siciones inas propicias a: cambios y contactos. ·cierto. es que el0apón'1 ( se abría~ más· ari:ir)Jiaril.ente a· las influencias extranjeras . llevadas Por los comerciantes·.holandeses; pero estos eran los únicos que podían comer· ciaJI con el imperio y por un solo puerto, en pequeña .e~cala· y con una severíSíma vigilancia. Del mismo modo regulaba( China) el tráfico que toleraba con los blancos y con la India. Sus propios· ·barcos eran activos y numerosos, pero no pasaban del estrecho de Malaca. A partir de las decisiones, poco acomodaticias, de Roma y de la supresión. de los jesuitas, a los cuales no podían reemplazar los lazaristas, la influencia de los v;i
'.J.Sv' ·'
! \
!
'·
E;ñ.~,t?~os~:Ng~$.;::se hafü~ban1·":P?r· eh-c?ntra~6;(~yilizaéfonfr P_otent~s1 f, q1J~:.;1mpheaban,.grandes~.agl9111er~c1ones"~numanas, pero-,que-pod1an ce· (: . Q;,:·M'-"~' rrai,;s~. Y, aislarse a };'.9Jun~d.'·~n .aq.ueU~ ,i;nomentos era cuando:· ~l mun~ /fl:"'
1
-.--....,,;
!
il ,,¡
Al finalizar el siglo xvru,..,~ún gran _parte.--de,.;.la . :humanidad perma· necía ·aísfücfa. de las· ·corrient~.s Y' fasrélaciones ·intemacionaies, y el mundoyivía dividido en agrµp¡iciones separadas. .. -c;lJ~ . . . ~lf~9!~.JQ,nid.~[plá·n··et.á;.' co~tiB.lia:ba~:~iendó. ~a bitada•.por,ig~1:1.P.?Sí ~~~~l'fi-.~g~~.i§qs, a l~s_9.~e .. ro~e3.ban · y aislaban; .bá:baramente, los ol5Stáculos,·naturales: .ocearn;i.s, dt1)1ertoo, selvas y montanas. Tales eran s ~oblaciones de lo~ arcJl!-piélagos oc~ánicos, de inmensas regiones americanas y de la casi tota,1idad del Afnca negra. ----:-- '-·, . . ..::.:.::
-"
795
·;.
.
··;
796
TOMO I.-REYOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
INTRODUCCION.-RE!-ACIONES Y CONTACTOS MUNDIALES
misioneros cristianos en los medios gubernamentalc:is chinos había bajado mucho. Poco antes de la mtj.erte del emperador K'ien•Long, en 1796, se inició la persecución ~contr~ las misiones europeas, que no tardó en destniir el mejor lazo iJ.1telectµal y científico que existiera entre las dos grandes civilizaciones m\Jndiales. E1!ropa volvía sus ojps, con interés, hacia aquellas comarcas, mal co- !¡¡/ nacidas o deliberadameri,te ce!'radas ; e incluso. durante las grandes gue- i¡ r:as revol:ti_ci~rias y n~p.oleqnicas, n? _cejaría en su esfuerzo de explora- 1 1 .1 se encai¡:unari;in los via3es de Marchand. (~ ?90-1792~ y los · de Entrecasteaux, que en 1792 y 1793 buscaba a la mlSlon La Perouse, desaparecida en 1788. El mapa de las .e_@_~_ a]lstraliaiiM'l fue trazado por Flinders, en 1798::J.8ü'.2hy por.BaudJJJ, eñ 1800-1804; en 1788, Arthur Phillip J.1:1n_dó á._Sidn,ey.) En ~~~pir.i::i.s)y en las costas americanas, España impulsó las investigaciones de marinos emprendedores y dotados de una excelente formación científica, tales como Bustamante y Malaspina_ (1789-1794). Apoyado por las autorid
¡
rf
797
la de Juegos Florales de Toulouse abrieron, acerca de los Estados Unidos: así, en 1786, .la de Condorcet: y en 1787, la del marqués de Chastellux, que fue combatida por Brissot. En 1788, se entabló una polémica en torno a los artículos que pu:blicatia Mallet du Pan en el Mercure de France, y en los que criticaba las ip.stituciones de la joven república. Los abusos a que dio lu~ar, en las· tierras .lejanas, la presencia de los blancos, parecían intoleraljles .p;:u:a: .una Eu¡opa animada de un deseo creciente de reforma y regencraciqn.iEn 17J~8;' se fundó en Lóndres la Afr_icmz Assodation "Pi!-~~· eo::¡:¡1-o~~r ~1- interior -~e A.frica",_ porque Jos - a®i
¡.:.
:
\•
t:
.l
¡;
~I 1
798
. 1 1 ..
~
I¡ '1
: li : il
q1
Del
rsaba,;~.º~.su ~~i:~,~~W!iil;~e s~~~~~~!;.~~j~~~~~?:~~~IT~~~t:~i':;~;~~~~ ~sgv.1dad0,-su ~fan a~. ~\/entura, 'Su;m~ehgencia,
11 .. de ·"·'" · · \ S!-J._tecmca.y .. a "'A's1·a;· que tendría, tal"vez;-600 rn1Hones de alrn;is. Los 24 millones de americanos, o eran de su raza o le estaban sometidos; los 90 millones que constituían la poco densa población de Africa, o los dos millones esparcidos por Oceanía, .np cqntaban ante ella. Pero en este poderío colaba· raban, en muy desigual prpporción, los países que componían Europa. .. ú
,.\
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
·1 1
íl il
•I
)¡
.. l
En la Europa oriental, las zonas ·de gran producción agrícola solo aparecían excepcionalmente, como, por ejemplo, en las vastas tierras de cereales de la gran llanura septentrional, cuya producción era en· viada por vía fluvial a las regiones inglesas industrializadas. Pero en Qf:(:idente, 'Se aplicaban Jos métodq:; modernos, y se lograban grandes rendimientos, como en algunas regiones de Francia y, principalmente, en las .Provincias UnidasJ. Los Países Bajos austríacos y Lieja llevaban la ,pequeña explotación activa y perfeccionada hasta el extremo de sa· cdficarle los bienes comunales. Desde 1775, Inglaterra dejó de exportar granos ; incluso tuvo que importarlos cuando las cosechas eran me· diocres. Las de 1782 y 1783 ofrecieron un gran déficit; en vista de lo .. __ -. - - .. .. cual, la Gran Bretaña se -preocupó del mejor a_provechamiento de- ...su suelo ; y, segun decía un contemporáneo, mediante roturaciones y des· agiles, se ganó más terreno que el conquistado en ninguna guerra desde mucho tiempo atrás. Se estudiaron los mejores métodos de cultivo y cría de ganado ; con tal éxito, que los agrónomos extranjeros atravesaban el Canal de la Mancha solo para conocer una granja modelo o un rebaño seleccionado. También la importancia de -las regiones industriales iba ·en aumento en Europa, en sentido de Este a Oeste. Las de Rusia se encontraban en el Ural y en el Valga. El ilustrado despotismo prusiano sostenía las n1anufacturas del Estado, las hilaturas de Silesia y Brandeburgo y los talleres berlineses de lujo. La_~oncentra9,óI} capitalista s~ revela!J_ª• cada Y!?_.Z más, en las ,_tixtlkSl de Renania, Wéstfalia y Sajonia. Especialmente los aeGinte y Verviers. la metalurgia de Lieja, las hulleras de Mons, con sus máquinas de vapor y sus grandes sociedades, que, desde 1780, exportaban, incluso a Hungría, eran otras tantas actividades en pleno auge capitalista. En Francia, el sistema de grandes empresas creó centros como Saint Etienne y el Creusot (1787). La producción .de hierro. en .bruto
____________
l
,t
'
! 1
1 1
¡
INTRODUCCION.-RELACIONES Y CONTACTOS MUNDIALES
~
799
llegó, en 1789, a 46.000 toneladas; y la de hulla, en Anzin, a 3.750.000 ,A, pal.1ir: de í760, Ip.g,¡t,_t~:r;_r¡¡, ~se-ad~lantó:;much:o- a} cohtinen~ / , ~ · ,t~ YJ~d~~ffiifu,.f!.g.ffi!Ír.irJª"!h..9r.li:·J~~Q!I~~~"'PI:ópofüiones, Capitales abun(í ,.,t¡ _1 (''dantes/i'aes·eo:c;general'"de:'dnvertitlo~ . Y., de.-,obtener: un: interés 'elevado, ~:s~tY~ acti:va~cif~~tl~~i~.;"-P.9·~A1*.?:~9:Jª'.f~9i-~:b.~~:Os, Ip_(!~l~:~ .9,3pueneia,. de/sq_9.·}- '<. ,. "'· ceses.¡-,~fl.Flandese_s-;i..oabundanc1¡¡. cte· espmtus mgen1qsos, que tendian al · .,:,: e" , ;'<'.• perfecéionamiento ,técnico, cooperando con los maestros de la ciencia ; -,., \,_;~'' la actividad intelectual de los 4isidentes y de Escocia ; y, finalmente, los et·... 'tesorQs .de. la hulla y de ultrajna,r,Aueran"'?otros.;¡,,tantos~elS
fpli-. ~, toneladas.
::"
C:i:l:~L~~;,qqe;Ja6'<.
.Il1ltY~2~b~~~;ii;@~~;J::.91n,fi,,~if~culta:9,es 1• para la explotación minera.
falfa"ffe combustible, carenci¡¡, de 'hierro en bruto y escasez de hilo. ~;:•P..mQ.J!!,;º~P.;!,~ªpit@s_t~~podW':)ifü~#s~;ºll"lá''.~~[~~-;:-EL:ip.a_rco_polí_tico y socmJ ~,sta,b~! frecuente!'Ilente, e:p. discordancia con el_~~~ar~_oll,o 4~Jª rf.ii.~ric:ª~ió11 ·;; )ª' ~ytividad d~l.JE.ter9ambio en. Europa . . En Rusia y Paloma, en las pro-vmcms moldo-valacas del Impeno turco, ¡. en los estados de los Habso4rgo ·y, sobre todo, en Hungr.ja y en la Alemania del Este, constituíaµ rémora y una tra:ba•''l6s ·derechos-¡ I señ6í:fáfes;Ler régimen µe ,gr!lri~..e,~: l~tifundibs~ Iá~~_ser::!dúmbres·-y-:Cüan- J ,, . do .;.Illenos, Jas presfacioñeffe'JR'efseña_les·foi:ZóSaS:~· loS'''censos:" J;á.--Clivfafón . ~:'! ~rra~-e·n,,estados~y--ia ·'cié· A.1eñiaP.ia... Cieriiro'aer sacró"lmperio .Germánico; oponían al progreso..econóptlco los más -serios obstáculos. Mientras la región renana, con Colonia, Francfort y Mannheim, disfrutaba de una. intensa actividad industrial y bancaria, el gran río que constituía su vía natural de salida se encontraba obstruido, entieMaguncia-yno_,.lañaa~ pür-1¡-f!illta.:~:f.fili_e.Y~~J1.~úf.ln;i~~i.':P0Hai:ios~-fiis provincias· 1Je1ias intentaror{airaerse dicho tráfico, construyenéló una carretera desde Aquis· grán a Ostende; pero hallaron el inconveniente de una frontera que asfixiaba a Amberes, dejando a Holanda las bocas del Escalda. El desmenuzamiento político no dejó más que un dominio rural exiguo y una capacidad nula de defensa a grandes plazas económicas, como la banca de Génova y la de Francfort, y los mercados de Hamburgo, Brema y.1.las ciudades hanseáticas. E idéntico peligro existía para las riquezas artísticas de que se enorgullecían, con razóri, algunas pequeñas cortes italianas. Ni siquiera los estados mejor cimentados tenían suficiente protección: Amsterdam y "el tesoro de Berna" estaban a merced de una invasión. Día llega,ría en que fueran presa fácil para el chantaje diplomático o el pillaje.
una
LÓs.. medios militares de acc1~m . de..Jas gra!ldes potencias .revelan, parciahnente, su fµ~rza económici;. Rusiil,_,pó.díá. dedica~- a su ejército considerables.; recursoª ,,humanos .e .indus~~~a1~(;)'J~í:o~· eíi:'·i:fambio.- la debí· li4a4~SlY,,,§1:1o, Hacienda y laescas'éz;dfsús'·carreterá:s'/hacía ·que· no pudiese pon~dO.. )~Il· acc;:ión rápidam~nt~-,.·L,.a pobreZél esfuerzo que intenrabá '.J'a ·nación para dotarse de,. una fuerza
'
.:.. . "'. í"
~
'·:;:¡·, :;'1"·<
,, "
>.
__ , f ,
1
'¡·,
800
() C)
INTRODUCCION.-RELACIONl!S .Y CONTACTOS MUNDIALES
TOMO 1.-REYOLUClON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
terrestre y, sobre todo, nav¡il,_¡;:n _Gonsonancia con sus responsabilidades europeas y americanas. E:ir:~~ el desorden de la Hacienda y los hábitos de derroche, explié1m que, con cien millones de libras que se gastaban en el ejército, las tropas recibieran sus pagas con irregularidad y se hallasen mal ali~entadas y descontentas. La llaga económica, incurable en la monarquía ¡rnstríaca, la entorpecería siempre para 'poner en pie de guerra a su~ tronas, y más aún para trasladarlas desde Servia a Flandes. Pero, de .todos modos, estas consideraciones materiales no _!?_~ta'.:_F~~ª--~~p!icar __ ~l-~~pa Il1_ili~ax. de E_tI-ropa-·én:- i789~~gi~t~fra;, que posera todos los recursos precrnos para asegurarse el doniiñici ·de los mares, había desmovilizado tan ampliamente sus flotas, después de la guerra de América, que necesitaba muc!J,o_.JJempo para rehacerlas. P_~r _el contrario_~_pese a su pobreza, .::¡:>_~ªII19_ri.te~sostenía un fuerte e!erc1to. El de
l
y
(:r.:-.:. _,J ·~.
f ertcüversos
) l
Po.r _aquel .. etito11c~,--.~ªdib: h.:t.i.Qi~rn·_-p~nsado &P. _am.ouic al ::reino de
~;r;;~t~'.~sf{~k~~~~'.~~ik~i0~::4~;~W-i~~:t~~~~1i~~~i1~~g~~~g:~~-I,~:,,.,.:. dafia: a:Qo_q~ .osc~ll.!e9ªª P()f:.. SJ! ·.ª-c:Wu4:-mdec~s.a,.~a.nte los desórdenés de Hólan~~~.Y:!I(fi''PaíSes~füflo~:;s-a:ustifafos':: 'a~t ~-omci .-~en· la -guerra ürrca:· La ag1tac1ón ..que acompañó a; la e¡ección de los Estados Generales·: la actitud que éstos adoptaron, .desd~ el momento mismo de su reunión, en 1789; la prep~nderancia que la asamblea constituyente "adquirió sobre la corte; en fm, la tom¡i de ia Bastilla, hicieron creer a los diplomáticos que el gabinete de V~rsall~s iba a quedar relegadéY ¡¡·-unúlli:mo l.Ugar:-Y, sin embargo-;Fiíi.I!-P}.!Ul©i.Q.IITC.Q..~.Jiii.i.Z§{; qú~cllirafilrvejn.ttc~co añ.os, habían de tener"Fn jague a las de toda Europa. '?·La . pmner~)l:t.cCÍnjunt5;:~'iií~~~~tlidi'.;·de'"Ili~-d~rez. e~.: ~~Jjl:r'iar_G9m~.~a:d'::se:; despierta•.
. /:-(;'
\'
,':.J;~ .• :~·
-,
,.z
,J'
-
l>JJ
yígoroso/
..j.l[:e __ alcanzad c_1~~'-:_ .
·'-~~~;i~t~~~~~~~t~~~i~~ij~~~ff:~r~,
daL.-y'.:fa~_yenta ...di::. Jqs .Jüer.ies naéionales crearon ,.
aq_iie'!'fft'~-füerza.'..:b*~i~fü~Sll}~. -~lUl]~a;_'.;'!I!.t~=-W~
Y P.Er:.J~.~l!l1~;'.~'.~-~:U.~~ . _de-J~~-·.sa:@P()S _acabó de_ :c~mpié~~er
~).!¡:¡_p,.e.rJ:.~1:'!..~l:fj:':;;i.: '.~~y'lrc1_o_n,_ E~ _ suelo li beradO;"-las" nu~Y.a.~~-ti~~r:-a.,s,....ef:l-9.U.i. ~r:1d,-a-5',"''e..F!lll':'~o~ta:s""tanfas·-conqu1stas·;."éujar·defensa se identificaba con la de'1á-.patiiá:>Las antiguas jerarquías de los pueblos eran sustitúidas"-én cierto modo, por los terratenientes importantes, ya bien establecidos bajo el antiguo régimen, compradores privilegiados de bienes nacionales y capaces de garantizar una administración rudimentaria. El'~ alivio de ~as cargas:.:rµr.a.le~.y .. él aumento de las tierris, poseídas o.-alquiladas, mcrementaroiL.el rendimiento agrícófa;en propp.r,<:;iqn nafta despreciable. Como parte viva y consciente de la nacióii, ef-~plµIldo.,campésino iba RENOUV!N
t,~;.d
801
t.-51
·
·
-ª-CAÑ-·•
802
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO .,-\
l'
a proporcionar al esf.uerzo francés una .excepciop.al solidez de base, Al mismo tiempo, el auge de la burguesía proporcionaba elementos de extraordinario valor. La ascensión social de la clase media, su "movilidad vertical". se acusaban notablemente, desde hacía unas décadas. El· mundo capitalista, activo y emprendedor, animador de un desarrollo económico, cuyo ritmo acelerado superaba a veces al de Inglaterra, saboreaba el placer del mando, de la iniciativa y de 19s, amplios horizontes. "La burguesía con ta1ento~', ádmirableIJ1el'l,t~::instrlliA¡¡,._;i~Y,""ufana -de sus mérítos; ·se·:Seritfa aptlt~atil"'tUd'Ó}·· Pefo,· at-cé)ñti:-aÍio ·'.(fo:lo,~_qUé~;qcu¡;ría en ·1n,g~aterrafesta'::_~l,éy~~WI1'. se.·:encp.ntraba;~ en:;eh-terreno.~,de la. influencia P líti,~¡r,JC'c:Iénómica hac;ía estrago~; las importaciones de algodón bajaron, de 30 millones de libras, a 16: Jos géneros no vendidos en la feria de Beaucaire subieron de una vigésima parte a un tercio; en Londres y en Amsterdam bajó el cambio; y en Lyon, en septiembre de 1788, el paro afectó a la . . . .. mitad d~Jo~ pb_~~r,gs,. ___ . .. .. . ·. , · ·· - Los· dos .. Prim,e.r()s. -ªgof "d~ .JA' ~evolució~ frájer'ori · 1á.' :;mtória •de'· la burguesía·:·':Der~hós::ae1 ·Hombre·>y .:dePmundf!>·;.~y~-es~ tabiii.~:iinsiosd's ~7tié':ioJieva,r;;at·::universo, -entero.das· principios- ·que. -l,iabían de.· haoer: queda liber~!ld, ni igualdad ; -XJ-~cha ;_za,q,g._.,g,q.uella~!,¡::generación; aquella" revóluciótf':'agrariay'áqifullif ·pr~pon\d¡;rancia.:'bJ.rrguesa. · · ·
LIBRO I
:-::.,;
LA CONMOCION REVOLUCIONARIA .·-_;'
;:
..
['\
r
-
J -/
!
=:h
!:
@ @
t
@~
i
i@
(',
~:~:-]
"
'
1
l
-:':l.,
·:=O::'>
CAPITULO PlUMERO 1:.''.
RUPTURA,S REVOLUCIONARIAS
---~:.,;.
I. VIEJAS Y MJEVAS RUTAS EN ORIENTE
f:¡i ¡·•
+~ :1í· :~:
.:::.~~
';i)
l'
l·
>
"'! ¡,¡ ()
·1"
:•¡
f
()
'?i
f fl
''::)
-~~
.
.,,\
( _}
3! ·~
t
¡'.~;J
:f'¡l
r.::~:: \:!.:..;:>'
.i
!~J
~f
1 ,,., 'i
:f,:
r
'.,3
iF !"\" j' (:~)
I'.
t ()
[:jíl'
I''
,.
:j:
lt f;
li
"¡t ,¡
~
1; 1'.
'.i
I~ .
f'rl
¡1
1
...í
~
Mientras en Europa ocpidental se __n.!~ltiplj_c.a_Qan_ las .señales . que ar_p,mciaban una·· ei:a compleiamenJe nueva en las relaciones internaQionf!I.es_,Jos asuntos~del.imperiq_ .tul'..c~relaciones exteriores, gobierno, economía-P.'!-_r_e.c.ían, .!1...9. .. evoluciqnar .~ino: . c_Q!_ljrginit.~-~~J!!~.
806
~
!
r _'
:t.
i\)a
1
,,~....
•.._'j
1
l
··1!'1;,~__ ,. -· ·.1L.-,·c.'-;.. ..
¡faó'I,
/~
.
·
f~ f.'•.~·~~. ·.-...
•.
'
....... ·
1'
.:;.J.J.J-
t
...,.....
('
•
~~J. .... ,.i\~,{.~..
\ /"
;,
~-
\ f\l.l-..1t.(A
t.:
.-, ' ,.-. . (J._,.1'.fr~ t)/-\
'.1 1:,~,,yL
1-:-...
~
~,··
.
~
J~
;
·\
',
es
~~l~f;,t~:ftt~~:~~~~~~:Í~~:.poyada
en una bueñá frontera \
-No cabe duda de que, en las fases del conflicto oriental, más de un diplomático no vio otra cqsa que los episodios ordinarios y clásicos de la Kabinettspolitik. Sin embargo, encerraban mucho más.
--r
•¡'
••
- .,.
C·
r
1\
1
eLcJiaLto.do.s .. lQs ..nwdi.Qs•.eran...buenos : .. Thom y__P_a.nzig. ~G.LtanJ.Q,_~ani~. m@a_.a .... P.olonia....cQl!t!'!lJQS rusos~ excitaba contra: Austria a los· turbulentos h4_pga,ros__ y .aJqs_ b_elgas sublevados;. y, por Último, Íntentab·a CDID"" promeiél:..a.TngJaterra--y-a. Hqlanda/ Pronto José II, sintiendo a sµs ,~spaldas el peligro prusiano, in!~D.:!ó poner ftn a. Ja.~_,guerra -turcaül:.Cµando.-IDm:jó;:-en;":febre-ro":.'de'.'::'T790, su sti¿es6r~~I~(;'pbldó•;: e:rp.pleó tod.a."sU"·diplomacia. -en . liquid¡ir·Ja·aventura. _,,,. Ya veremos cómo, mediante la convención de Reichenbach- (27 ..de...h1Uo ,; de J790), consiguió alejar el peligro de.Ja Europa centraLinm.edia_ta- :! i11ente, _s_e concertó un armisti.cio ... con. la...-Sublime. Puerta ;....y ,__ é.l .4 de_ 1. agosto de 1791, en la.paz de.Siatov_a.. A,ustria se.conform.ó cQ_n __ ¡ilgunas ~' rectifif¡i,c,igp.es_de. fronteras, '@.iis~qüéaába . sola; percf~süs éxítos-eil Jl<...:. elJla.nubfo-fo.~peflnitf~~; ser in;M éxigent?. Si los preliminares de Galatz I•. ';' (11 de agosto de '179!} y l~. pª'z. d_e.Jass1 (9 de. enero de 1792) echaban. 1ei:.J:,..i por _tjerra ~11$fan proyecto griego, .en cambio .le as~~raban. _d.ef.ini~_iva- J~ , mente,_ a Catalma II, Otchakof.y:Ja frontera del Dwester.. R:u~.ui,_s.t\,en- · , , coiitraba.sólidamenfü~esfibleci411. .··en: ta,fos.tietra,s/ci.íyo.: trigq no·__ta~daría eñ~;:intervériir·en;;-ia~ebon~rriía:C¡ifope~,; decir; en aquél litor~l_d~lmar ~¡-ec·.: '
.i
.
I··: 1
incluso le ofrecían, en· ciertos momentos difíciles, una· ayuda de la que podía fiarse. Tales fuero.1.1 Ali de Tebelen, instalado; en Janina desde 1788 y que luchó desp~és contra los franceses ; el bosniaco Djazzar Pachá, que había de defepqer su Siri,'l contra Bonaparte; y, desde 1791, su compatriota Paswan Oglu, ,en su feudo de Vidin, en el Danubio. Ese cuadro tradicional de una Turqufa:;11trasada,)inmóvil; ·desligada -de· lá civilización cristiaña, .. era el que:-las potencias vecinas tenían J i máximo interé~ea~tir/ &us masas populares, austríacas, húngaras i¡ ·y,,.so\:ire todo; rusas, coµtjn. uaban saturadas de viejos odios e incluso '¡ s~,.f:f',!!~te-:¡,al turco, se podía h~qla_!~ c9n éxito de de ~n,tiguos te il "opinión nacional". :ta~;ilt&.~füa'~dé2lblL . .cri~ti.a,n9s;,bájÓ HL-·P:offi.iP.a.cjón- ._ mus.µWiana>fii:Ustificaba~p¡;qy,~ctoo: políticos,-·en. ·1as -que'' el "'h'Uimi:nitarismo servía···ae"fu"1í.'scáia"a.· liLcpdfoia¡: Rusia:>:niimtenfa··su "ptOpósitor;de~;~xp}'cgar eb4~;t ~gumdo:en~Kll:~a:'djF.en'•1774) sle~J>I'Qteg~ a)os ortodoxos -_- : E~!~E~, 1 ~RC!ª:'.·el!11J.o~~ plan_es.:p¡j.ra_..;;.ehre'pi\:ffó 'tfü''Turquíai".iGil:fiJ..li!!_á I~ .'¡ ideó.:"urf; . 1Ft~Et:9·~.eH9,,"jsA!lgq~'.;y'.11·,qµe,~.~, ~~i;}~éc. :n ,de::;.;;~stria.1 fl f:¡. ,¡ Las. -~~.~~W.d!id.es:.cqm~~t.i1WI1t pfi,c1alme~te,;'.~l-'Z,,4e agosto--de-'llJ.~.i·: pa~~ ..... ,, c."'.~ _¡ los ¡ru~~); a fines de~· para"los·~ustnacos! . ti\,': ,.,,,,S'''-Qff'Estadu-se-SU.stt¡ifa1f zrsus~aelfer:ES militares: un gobernador, -.¡;- L¡' -. por ejemplo, no mosfr~ba gran entusiasmo p~r ~onerse al frente de la~ j(i.i $ii¡ ·. pocas tropas de que disponía y que le eran md1spensables para defen· f\-usíJ2.tP.,) derse de sus administrados, de los bandidos de la montaña y del bajá - · l) vecino. Los contingentes que se pudieron reunir en 1787, eran heteragéneos,. de todas las razas, con armamento arcaico y sin disciplina. Los 1 jenízaros mismos ya no representaban más que una especie de andra/ josa gendarmería. De este modo, y a pesar de su lentitud; los cristianos \ avanzaron. Los austríacos tomaron Belgrado y las plazas servias ; y 'I Suvorov llegó hasta el bajo Danubio. : Las complicaciones del conflicto fueron, también, las habituales. :J Una vieja experiencia indicaba la energía guerrera de que, inopillada'1 mente, podían dar prueba los musulmanes. En 1788, pasaron el Danubio, 1 1 invadieron el Banato, devastándolo, según era su costumbre. Entre rusos \ ' y austríacos tuvieron lugar los forcejeos usuales. No había enlace entre 1 amb~-~~r.~~~os _1li irifo_~i:~ión d~-~11 gabinet_e ajñrg~Enjuníode-178-8";" 1 1 ¡ !Gürutz escnbfa al representante de su monarca en San Petersburgo: 1; --· __ "El emperador, cansado de guerrear solo, desde hace más de cuatro 1 ,:¡ ~v . __ meses, está decidido a no arrimar más el hombro hasta que no ern,1 Kov._F '.:' "piecen a arrimarlo ellos." A espaldas de las cortes imperiales, así enzar/,f¡ --~ ¡:_,' .;.. .,, za?~s, las can~~er.fas euro~eas aplicaban: diligentemente, ei principio 1 clas1co del eqmhbno ; y mientras ios beligerantes se preocupaban por . ~ '--'-;: , 1 Uu.~ ,./· engrandecerse, ellas se cuidaban de abastecerse. EJ l.º de julio de 1_788, ! 1 .:~1-1-i, 'º gus~".'.<:_1_:_ II~A~"-~~}11: sacó ~esueltamente la.esp_~di~an:iep.azañao~a'-~~n· ! 1 Petersburgo:··.Prus1ayestaba dispuesta a prender fueg9 a Europa entera, 1 i . ~ " ,, . .".!·' ·t··añtes-tle ·retirarse.Sin haber sacado d~ aquel asunto el medro para lograr
',¡
BU'/
!.-RUPTURAS REVOLUCIONARIAS
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
No era frecuente que la diplomacia francesa se eclipsara de aquel modo. Según veremos, sin emb~rgo, la Revolución nos lo explicará, así como también, ella y el conflicto polaco, nos harán comprender la prisa de Austria por desentenderse de la guerra turca. La política_ inglesa' debiO'"aF cohllicto oneñtal: . üna· notable . ámplia · ciQQ:•i:d.e ;-horizontes; ~NliJJiamfP.itt;· -~pfuñef::::--'mífilsfro.':::aesae :''dkiemóre de -'l7.8.~_;_~"yerdadero _amo _d~,;~8:, diplomacia·-ª•· r~íz-cde :Ja~,recie»t~ __crisis ID3?!'.!JaL.~~:¡J,011ge 0 ~IIT);'"n
1
1-
lai;i..~.é.~. s.pn..~ra "S. an ~.,Pet~. ~squrgo.,'c..~·~a,-:. fl-·).}~~i.t!}_~,,;.f,Jº.~lN~~. .,~~.,eI_. ·.h.~r:?_ªn.~ J_orge'.\ ~Y:-lo~·9.ue_ a~~aba:·:aun •. J?á~:;3;;·~Et,5[}~,~~.:~~ar,;g;t!~}~~FC.~5.~.::~~-~us1a sobre':..'los-~turcos;'-1a:·"pusreron· en· condic10nes •. de . .amenaza:r:--::-1¡:¡:~-ruta de
~
~á'i1llélia..
--
P.it~,_
empezaba a adquirir conciencia del lugar que la India iba a ocupar en la política inglesa. Los clarividentes informes que el gobernador Comwallis enviaba desde Cá.lcuta, insistían en el importantísimo papel que haq~ía de representar Bengala en un conflicto armado. Los ~~i·;,/------
\'f,;) /
'.i
)) 1
\ :l.
L¡
--::s:::.-
\:-~ \ r\ ~; .:·1
,.
•r • _~
1 1 1 .1
~.
,.
808
'.._-}
TOMO
J.-REVO~.UC!ON
809
1.-RUPTU_RAS RpYOLUCIONARIAS
FRANCESA E IMPERIO NAPOLUOON!CO
el arcaico y reducido marco eje fa tribu no podía suscitar), al- menos problemas indios se disc;utían, con frecuencia, en el -parlamento y en una 1erdadera autonomía. la prensa, a propósito del prq'ceso en el que Warren liastings defendió ____!-_a~ gu~rr~~.• ,!f~.?.R.~ftÓ a.•1os·~íse~·5;.ser:vi~ Guarniciones. de jenízaros su gestión durante ocho ,años.' La política europea mái; inmediata a Pitt recaudadóres ae unpuestos gua,rdiib¡m nrmemente los ca¡nmos: el Save lleva la marca de estas -preocµpaciones. Si, en 1788, consiguió, a costa con Belgrado en la confluenci,fl- del' Danubio, y el Morava, que, conti· de grandes esfuerzos, s1Jstituir en Holanda la influencia francesa .por nuado por el Vardar, conduce a .Selión.· En 1790 pérmitió gue se reuniera ser _una etapa hacia la' Indi~.i. Efectivamente, en 1791 se discutió, en en -Tenrésvai' ·un congreso .naciianar sem6i'Eñ. Kustna se ná:bíán-· íñsfo. · San Petersburgo, una expedic~ón contra la India, a través de las regiones lii.ao, Tos', éeriftoi:r religiosos s~rvfo~;--qüe. conservaban el recuerdo del del Caspio. . . _. _ ' · • glorioso imperio medieval. Eq 178~. uno de sus discípulos dirigió "a la Eri""l79t;·'-Pftt-creyó' pod~r contener. el peligro: que_ se cernía sobre muy gloriosa ágµila austríaca~· ·1a invocación mesiánica: "V eni ergo, o Constant}n,opla, _(y cuya_ enor~e gravedad comprendía) mediante. et reRex gentium, veni ad liberartditm ~nos!" A tales exhortaciones respon· querimiento_,,qµe!, ..en ..uW.ón. \Je Prusia, dirigió a-Catalina -II,. pidiendo dieron los servios enviando a los ¡mstro-r_usos varios miles de voluntaque:,se concediese al sultári14 ·paz 'sií:l:aneXión. Pero en Inglaterra había rios que se instruyeron para 1~ gue~a. Los tratados c!_e_Jl_aZA!'!l791-El92 muchas personas hostiles a los turcos, "salvajes destructores,;>imperio abandonai:on., a los ·cristianos.) a su, suerre;:-.::JJaJd'.'.{lfofüesa de . amnistía ; cruel y devastador", como decía Burke. En cambio, Rusia, según coP~rg.~c_u'!J..!1_ª~'.)c;>s-~füf~J<·:ioJY:í~rQp:~a:;,ócli:Pai:·ei--1iaí~;'.Hüíaro1Ffüeñ-·er-cam.mentaba Fox, parecía "una aliada natural", un útil contrapeso a Francia bio. Un bajá le preguntó al oficial austríaco que hacía desfilar arifo él en el Levante. Ante Ja -actifod:'~Q§.'ª-:~~c!.~:Jlj.t.t, el·gábinete '~ecc;l:ivi , r,,_ .moción Ueía-güerra-füe ruda. Las operaciones_ los hwbían devastado. de50II1prpbar, ?i.~1+.JlI/?.PJ'.,;gy_~.,et~tiY;~mente, -¡a~~di,'l.·'te~í':~.q.ue .defen- 11 -t'\f Cl{!, Restábfoeida- fa -paz; el sultán rehizo su propi_o tesoro a expensas de derse_ ~~-éc~l_-~',t!_~~+p~~; ·, y-·;~a-_~~~ra-_:_ :de_. ~)s,:;.puel?,los'
j'
t_) '¡ • .J
_\,
j, .
,, 810
que habían tomado, en Constantinopla, múltiples contactos con la civili· zación helénica y fran9esa. Por Austria, fa. cultura· germánica se introducía más libremente, representada por médicos y técnicos. Moldavia recibía directamente la influencia de una Polonia en pleno esfuerzo de renovación y abierta a las ideas occidentales. Iassi era un centro cul· tural más activo que J;3i.¡carest. De las costas llegaban, llevados por los marinos griegos, los eco~ de Trieste, de Venecia y de Italia e Inglaterra. También por la costa· llegaban los de Francia. En 1804, una misión de boyardos fue enviaga a París. Muy vagamente aún, iba esbozánd,ose un¡¡, nacionalidad ruma.nq. D;n grupo de boyardos valacos pidió, en 1791, a los príncipes autóctoijos un ejército formado ppr elementos loca.les y µn territorio neutralizado. También. allí, enJn~_ :!}L_!!l!i~i~Q~§.~ox ..d.5J J.a fatropa oriental, empezaba a sentirse el rumor de un despertar. !....----.
~
11. EUROPA Y f'LOS DISTURBIOS DE FRANCIA"
~··A principios de 17'.89, e\ conde de Montmorin-Saint-Hérem, ministro de Asuntos Exteriores desde febrero de 1787, reseñaba así la situaciión d~ f rancia, en una m~mori~ destinada al rey: "Holanda se nos ha esca· · pado; Dinamarca perlep.ece a Rusia; Suecia Y?- no merece confianza, y, por añadidura, no podría ser más que de utilidad secundaria en el continente. Prusia. se ha. amalgamado con Inglaterra, convirtiéndose en enemiga nuestra ; el imperio no es sino un compuesto de piezas que no , combinan,· y, además, sus principales miembros están ligado~. a Prusia. , Por tanto, sglo nos queda el igipeno ruso ; y su alianza es la,que hemos i1 buscado.'.' - .....---- - ...-_,;;.... Por si no le bastara aquel pesimismo, Montmorin hubo de comprobar, bien pronto, que no había de realizarse la entente deseada con la zarina. lJ!!Q_de. los obstáculos casi .in_superables___era_Ja__a~J§!!lª que F.ranciq..!Ilantep.ía conJ9_s.J1m:os... entonces en plena guerra con Rusia:, y su teñior·~~de· que un enfriamiento con ellos pudiese perjudicar su comercio con Levante. Por otra parte, siendo, -como era, aliada de Austria, no podía dejar de preguntarse si su amistad con San Peters· burgo dificultaba sus relaciones con Viena ; y pese a la reciente tirantez con Suecia, el mismo problema se planteruba en lo concerniente a esta nación. Además, Necker, cuya hija había contraído matrimonio con el embajador sueco, barón de Stael-Holstein, se esforzaba por hacer preferir la tradicional entente con Suecia a la amistad rusa. Así, pues, solo tras muchas vacilaciones, y ya en marzo de 1789, le fueron enviadas instrucciones a Ségur, embajador en la corte de Catalina II, para que tratase de obtener una alianza defensiva. Pero había pasado la oportunidad. La zarina afectó despreciar las vacilaciones de aquellos "infelices" ; y Potemkin aconsejaba en estos términos: "Habida cuenta del estado a que los disturbios reducen a Francia, es conveniente tratar con miramientos a Inglaterra."
·''
i
1 1
1
.i
r.f-1l.UPTUltAS RE.VOLUCIONAJUAS
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
tlJl
TQd.MJas:J;;anciJ1~:.;;..d.~"~I9P.fl&O..ID.P-~.sspi;v~fP:i~QI\~e11ad~?;P...gf:,Ja:~~),'olu9óg;!::i'Lno er_~n· s1l§..~fü1.d9§,f.:gspJiñ-ª'::Y~'.'A11sfr[~;~·ql!i~n~s?;;,,J~i;'_dli.jj1111~~m~P--Cl_s.,._:IlJ1.l?.~f..!él~c~. ¡-Ya en la primavera de 1790, ·;tvfadnd hab1a de ~tnbmr a debilidad la / negativa francesa a apoyarlo e¡:i un conflicto surgido con ,Ingl~terra,-.::-en : la bahía. califerni.an:a:•fü:'liNbotk\1-, S.ol,\nd .. M~.,,41r9!l~.J9,,_<¡l.,~v_i,¡¡.,.,V iena con1""'sidér6 ql'Íe la anulación: p.e:cJ?rruJ.g¡aá.elajaba-los ··compfoffii.sos· _de'"Iil:'-
·~_._.
l
1
l::.1
" ..
~
..
~
IJ
hE'.í'
U; ·® @
8!2
!.-RUPTURAS 11.EVOLUCIONARIAS TOMO I.-RJ,f.YOLU(,ION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
el .'.'~f;:irtuna~? monai;ca". Al mismo tiempo que Francia perdía su jefe, parecio . taIIl.~ien gue fiab,~!!-:::Perdido...su" ejército ; y los motines militares _qµi'rf~1!1?"~~··~! TléífüP~ñiflil)r'ero:ri'mucho en Ia opinión que el extranjero fo~o 0 de·:.swdecadenpa. ·'Fales levantamientos fueron ya serios a fines de. 1789 ; pero .. en 1?pO se agravaron de manera alarmante. En Tolón un .almir~r;ite fue heci10 prJsionero por su tripulación. En el Mediodía, vanos oficiales fueron· asesip.ados ; un regimiento se sublevó en Perpiñán, Y otros, después, en f.Iesdiú, Steny, Metz y Nancy. La Asamblea··Cons· títuyente iba, por deqirlo ~sí, informando a Europa, por medio de sus d.e~ates, de todos estps in~identes, mostrándose indulgente en un ..princ1p10, alarmada y adi.¡sta h~ego; y, por último, después de los combates , en las calles de Nancy, vá,cilante acerca de las _responsabilidades: 'J;iai"a:.. las·: G<;>rtes,, extranjeras, ;resultaba. evidente ·qye el--ejércitó'·se'·'-estaba: dis" ':gi:~gañda~
· También la dirección de la política exterior francesa era ajena al rey;. y se pronosticó que pesaría sobre ella una asamblea inexperta y febnl. En mayo de 1790, en presencia del Cuerpo diplomático que se ag~lpa~a, at:nto, en las tribunas, la Constituyente. d~SclJ:tió~·el·derecho\i ~e. paz_,.y..,d~guerra. El ongen se remontaba a un mc1dente anglo-espa-1¡ nol:: ui:-os navíos de guerra españoles habían capturado, en la bahía l califorruana. ~e Nootka S~und, varios barcos británicos; y Londres exigía una reparac10n que Madnd se negaba a dar. Carlos IV, ligado a Francia por el pacto de familia. apelaba a su aliada. ¿Podía Luis XVI compromete~ª- pol}_tjca_francesa si~:;;ntimiento . de ~jifil~l~i?--be- que la-"'CUesüon ap·asióñal5ayae que existía una potente opinión, decidida a exigir el. uso i;:leno de los derechos que la Asamblea podía adquirir, se persuadieron mmediatamente los espectadors extranjeros, al observar la fiebre de las tribunas, la excitación de la enorme multitud que llenaba la sala y que vociferó contra "la gran f.raición del conde de Mirabeau" cuan~o lo vio defender su "partido medio", en realidad favorable al rey. En fm de cuentas, fue la posición de Mirabeau la qµe Jriunfó.-en,..ehdecret?:voy:glo et.22 ;I_e ipay,9:ci~.),'.Z90. Si:el 4er~h.,o,.'cie.:p¡iz y:.,de,_guerra pertenec1a"a. 1a' nacwn, era:._n~~·eÍ~i;.i,,.¡i. una propos'lcioíf'foimal _del rey ala,j\~~_gi.b~~~)p_f:irª-. ci:;;.s¡uar la· guerra. Sin embargo, en caso de evidente urgencia, la·s hostilidades podían romperse sin autorización del poder , legislat~vo, a reserva de que, si éste juzgara que tal necesidad no existía, se pudiese acusar como culpables de lesa m,':l.jestad a los ministros res· ponsables. Lo.'
r
813
...
pote:J!.~Í~" le;jn~eresa.rámGompromisqs:>:t~n· ,pi:ecarios~~Y, ¡id~fu¡Í,;~: 'tC~roo
1
negtfoia,,t:;:~ue-g.dg: ~l,..secreto -a~~·Ias- 4 cónferencias· ,,,:Quede·'.·sepreveHi0.-0~ ·:~-n·· T¡
lli'tripüna?", El hecho es qúe, en agosto de 1790, Montmorin, con gran ! ' escándalo de los gabinetes, }eyó ii. los diputados los despachos del ' 1 embajador en Madrid. El Comité diplomático de seis miembros, al que el ministro de Negocios E¡ctranjeros debía comunicar. toda lac.i::.orrespondencia, no era tampoco uiia g¡i~antía de discreción. Para "lfis~cancr- ;.?; lleríS;s.: ~nátic_á.s.td&;;lilt-::-cteséori~ánzafo.y~údel-.secreto ;· ·Franéia: ya'.:i:no·~terifa dipfomaéiá. ., · -- · · · · Mejor dicho: tenía otra diplo¡:nacia, tan inquietante como nueva. hech,~cp.~r.él .trastornar las cosa¡;. t._rándi.'a;''l:IfatenaTuié't(fé:.;jjnp':Q.t911te.;:J:_esulta~~eli.Bf??ª,.Pºr. los princ!gi9s F-1j~filQL:.Q~; s}l'LR~v.olitciónl'~j ..por .. la
prS)_paga:CJQ!l' d~fellQ.s. ' ~ Esta- .pr0Ilag¡11;:ión :~rgi.· facqitaf!~::.P,or medio de las obras· traducidas o por los diarios internacionales, cqmo las gacetas de Aillsterdam y de La Haya, Le Courrier de · l' Euro pe, que se publicó hasta 1792, o, desde 1783, el poderoso Joumal de Littérature fram;aise et étrangere, el francés servía de vínculo a los intelectuales. Ahora bien: era cosa admfüda que dicha inffüeñciacultíiraT e.staba-ngád'a, desde que fue creada por Luis XIV, a la influencia política, o, por lo menos, que podía serle extraordinariamente útil. Rivarol lo decía en su Discurso sobre la universalidad de la lengua francesa, que, en 1784, ganó el premio de la Academia de Berlín: "La simpatía que en Europa se sentía hacia los franceses, era inseparable de la que se tenía por su idioma... La estimación de que gozaba este idioma era i1i\'eparable de la que se sentía por la: nación." Aquel auditorio constituía UÍl.poderoso medio de propaganda política, sobre todo para un pueblo cordial y con sentido de los contactos, como era el de los franceses ,a la sazón. El peligro revolucionario saltó inmediatamente a la vista para. las Igl~~ias crfoti¡u¡as; par¡¡,_ la. católica, en .Particular. Jto:illif':ng.;;;J:in:dqsen consi(;lé;r_?i~que'1fa:Je;:~.tJl.b;a·éii.ipelfgr{(,~)l::;Btancia; No cabe~ duda de que algo pesabá-eneffo!aainargura por las pérdidas materiales sufridas: Aviñ~.~k-ªi:;.~,~~ta.do a la Santa Sede; y los bien(;ls eclesiástíco5 confiscad9s. l.'eto .:IJ,l~~,•• P!~!undas étan. l,e.s-al~F~e orden ~!ti!!:i,tual:AEstas- se despertar,orien· la '.misma·.Francia,· ya (L .. principiósc-de· '1'790; ºa_I'.},r~_r~:cóino ·1éC;C11sHtuyente;· eii~-fo.;,i;eforma de-ras- ótéienes religiosas, ;:traspasaba los .límiteif'''de su ~:~i,Ilpefencfa-aF!tocai" =1a· disc~.P®i¡/i'ClWiiá'stica: ;. ,.Y: sé i=i.~~cif~?l~;.![.!1~.@p'!:ªS:.L!~lJ~.c.,ten'denciá .efl: "'ra:-1egislación de ásuntos . eq!es~~tl~t_>~. ª.§.! como cuando, el ·12--de-Jtilio ·de 1790, fue ·votada la
814
I.-RUPTµRAS REVOLUCIONARIAS
coristitución civilA~k;,p}e¡:o. Por otra parte, era t~ cITTande ·el temor de
siroplemeJ:!.te,-;',d_el~gii.)!P?!é'•~.!1~ 0 ~1,,,r.ey.""''~_o ,.existe en Francia autoridad
Ropia,,,a?hem~at~1ª".'Jg)#$i~~l!h. 1t@d::.elosa·.de,,,.sus····lilbertad~7que:~el;-papa tarüó .º~ho ,:.meses,,,·en-,,c.end.en¡i-r: 19 .,que,. desde: luego,. -cónsideraba como
__ ;;Una-:tintol~~a'blef,mtrorpisióq, De todos modos, es fácil comprender la hostilidad que los asuntos propiamente franceses despertaban en Roma contra la Revolución. La que provocaban los principios generales de ilos renovadores iba más lejos aún; afectabfl. a casi todas las confesiones cristianas. "lt is a Revolution of doctrin~ (lnd theoretic dogma." Esta frase de Burke exteriorizó un sentimientQ gem¡ral en la Iglesia establ~cida en Inglaterra; y era frecuente en las dJversas doctrinas. Los pietist¡¡s alemanes adoptaban la actitud que defifilrí~ Jung-Stilling: "Libertad, ig1aldad; no puede concebirse nada más insepsato; No cabe duda de que:ese espíritu es el más poderoso y nocivo que.¡;)ii.t,áp__,h;i.._J1odido enviar a la tierra para cortom· pe,r a los hombres." $}e IQ: cl~~;m¡µ-zo:-,c:le 1791, al conden~Tin:5ofiltitü.:•·· ci9ncivll;_~ío_·VI ,;sé-'~xi?i'~s'&~.it.1L1a,~ni1Sma:;f9_gna::~:_,.,'.¿.Qu~,podría·.existir. más insensa;to7 q11e: .eh:~ta·):ileéer. elí'tie -loiiJiombi:~s\ésá Tgualdad y . esa ¡li,pe~t~füdeserifrenada; que,,~a~~C:~l!,_ag_\)ga_¡: •. ~ J~,rn~8h:?;i;{;·::~PB~ j~_ás' é'ón-~ , : ~ap9 .a los'~~r~c~os~4"1I:¡10s;~c;re¡¡_dor;;q~e,,~_tB)a_,yb~~ta~;de~ fi?_ni~r~-\ ; por la ·prohlb1~tón:,d~J,p;!aJ.. "Hu:e 1:'.Sa, li~rt~-~ -A~.,g~_ns~~:)'._¡1.g9,~:i,;. S~~ ,la 1 · ,+,samblea,Nac!Oll.~.1 c;,qp.ceqe _aLhombre social como un éierecho'unpres- ! · . C!f}ptible_de Ja. Naturl}.leza?t'~ •.,:... J ' '.' Semejante actitud se explica, por parte de la Iglesia católica, ·sobre todo, si se piensa en lii mentalidad a que había dado lugar el transcurso qe casi un siglo de batirse en retirada. Acorralada, de reducto en reductp, por la filosofía, la Iglesia solo había sabido recurrir, medrosamente, 1) " al brazo secular; y acalorarse en insípidas refutaciones sobre puntos se':i.ui, &. cundarios. La explicación y la excusa invocadas ante aquellos retrocesos
1
1
.¡ '(, ,\,(•
,j ~'¡~' . \ ,,11:_. 1
y,,,
e;..c,,~
: ~,; .,t,« , _,.,,t,, 1: 1
'
!
·¡
1 ~;~~1t.:'!ii~~~=~~t.:"~;~lf~fKrt~ JJAi,,.\f~t;ti;;:; frecd~~:nt~mi:::J!f é*'.énip:;;?ªt~de"~fPl'~~~~ .:~gp-llt~_itrr::,v?l~f~?~~~}:~~-,piiso·:':tl·ll!-"
me iatamenre:ren;:a~.:.~ñ;fconti:¡¡.:: as-.1uea:; . amauas''nuevas; sm ·qüe11'a: te se. :preguriJai:a~.~·h'.:e1ier~sti~Rlsmo"fa§~;~~b~f~:7!e,y,~~~~- añtafio· ~c?nsigo .. Per.o el hecho es que,. confjpna,9:a~pr9nfo<-en'.·o:Sl!:~Pºs1c1on' por ~lrnv-luchas · -religiosas. .de .F raiídá~- lá ·Bi,fréipat'deFr.'=iirifigub:.:.fégllil'éi:f'-.SosfiiVO: ''(cc:iilVit:ción sincerq., $1!.. J.!llOS -Y .•afri-Iúacion. táctica°' en:' ófros )' 'que"efü{,'dereiidía;'Jfeiite a-1ii~Révolúción,7;las· baseS;.Iiiisriiá:staé'.nfu:cNilliliéi'óil':.Cnroaha:. ''Allí donde . _..:t"' _.. :-·· .. ,.. <· - --•• penetrañí>lds~"P'riílC'ípíOs 'del jacobinismo-había de declarar Burke, en su Tercera carta sobre una paz regicida-todo se derrumba: buen gusto, costumbres, moral y religión." Las bases de la soberanía, tal como las profesaban las cortes y los gabinetes de Europa, más o menos confundidas con lo religioso, no dejaban de quedar peligrosamente quebrantadas. "La sob~r¡mía perteneoo~aAa''llaeién~? •. declar-0 la. Constitución ·:francesa en 179L~De:.ella "emanantodos)os ..I'P~(!~~s", y ~I ejecutivo en,primer tllgar;:.,Y,~ ..qu~ es, :··~
'
.\ ! l ..
815
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO Ni\POLEONICO
--·~¡··,···~·
suf>erior''ana:J~y~;;é·LreYe"s.Ql,·:,creina·. por ;·e1Iagc;~yc _era. predso · qué ]urara ser,,'.:fiel~áJ.JiünadórUy;:3..,>fa:ilef\.fF4cil _les ~r\J..ª. lás~cortes negar.aquella ·rrinsferencia-..de~~sob_eranfa: ,y' sÜbráyar .sii ñegiüva?'cofi: 'iííddeiltes de p.i;_gt_g:f:.916: Así ocurrió: por ejemplo, en Viena, donde, en enero de-i 792--cvefdad es que en plena cri.sis-,; Kaunitz se negó a recibir el pliego en que Noailles le hacía entreg¡L de un decreto de la legislativa contra los emigrados, so pretexto de que "las formas diplomáticas empleadas generalmente hasta entonces para las comunicaciones de corte a corte, entre Francia y las potencias extr:anjeras, no conocían más que a la persona del Rey Cristianísim~ .. ; L,a desviación de estas formas supone su reconocimiento y ollservan9ia por todas las Cortes". Pero ·et~:prittéi'pio planteaéló por.Ja~.~Constitu:yerj:t&· á{acaba, .•en -sus-"'.mismas, ·bases, a 'fas J monarquías .c~ntinehtales. . .. ---'='1 Este"_¡ií::i¡iclpio,,,transformaba:·:profundamente ;-el derecho •internacional. La. dJ~·q:~~I9.!i;,i!iisi~4~~-d:i:pP;,a#i sobre.,,_el)ncident~ .~d.e::N ootka, SQund. ~Y la apefa~i.2~ esp'añola ·al "'pacto · deJamj.}.i_a:,;, ::;lo~-9.ex:riqsµ:q,_;_c_y.a._no -era.. sufi~ten,f~,'~~1?lelf~jiJ;:.'1~~~tí:~\a'.~.O.Cfüi::~~xiz:a.~ ,. s(Je-'s;:~fidían. c.ondici¡me_s ·~ ~{j.ffilñ'~~- :Vosotros si vj.lesµ-as reclamaciones no son fundadas." ~t.~?J:>ierno . d~j._Ma4ft~·~,~~~?;:,~!_le:fe~eéant!<~-'fügla'ferra ¡:"telf'i:iá.étó' de ~¡;w~·~ ira so.~~~~l .mJsmo -ipocl,o'. ,un .nue~?.:4.e~.c~g::p~g1a,)os>,'es~at1:1tos tf?~!"}.:19.. : ;;J}}EWW~~· En la cuestion de Avmón y en la de los prmc1pes que pose ari'.·a.,;·:Afsacia (cuyos deta,lles examinaremos después), los principios invocados en .Prancia no horrorizaJbp.n menos que los actos. Los papas-declaraba Petion-no ¡:¡ueden conservar Aviñón "en contra de la voluntad del pueblo. Aviñónxa~nq,.,e~"4e1,papq.~ puesto__ qµeéno.quj.ere se~~ir J~~~p~~l~,,~SkJ~flJ;~:,t.:1.X~.
~::
*
regu~~_,l,g;~,.A~ms:J;\s,i~,;iY:,Jas:.nacioñe'Si>o;:E,t~dere~ho:yúblic_o· áritiguo:no.~se basaba, )P.!;l~ .que;: :en JaJ-µ1;¡:z_¡¡,,~ _y_ que .no ..:vengan ,aJ1abl¡gnos .c1e orden socia1¡respectQ.·a;~e[te~aii!iif9::Jíeiloñ decía~ " ¡Qui orcfeli.· s~to Dio~: trastoma'todá.inoraly toda justicia!" No les sería difícil a los gobiernos comprobar múltiples contradicciones entre estos principios y los actos que les siguieron; pero eso no invalidaba la sinceridad de los innovadores¡ como otras dislocaciones semejantes no invalidaron la indignación que se apoderó de la vieja Europa al oír tales máximas. Contentémonos
"efque · ¡
¡,·
·.
¡}
..,
'
_."-.¡
816
l u¡
(@) : 11 (j} fl 'i 't.) '·'
~\
¡'
1
i
o-,
r
·1
... l
l tf}
¡·" wr JI '9 '
t~
.
('?; 'c:-0~!
fi
1
~¡ i
(j
~/!O !
l " ..;:.
!1
•¡ l(d
tíi :!"'::'' (-,,. 1
. /__,
'
!~
.Y
'.
'l
l:
r ()
r
1 !
1~}., Ll (~_j
t~~;:} '<'.,:,,_~
1:b
r
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO ~
aquí con dos citas .. Una. de ellas, en hermoso fatín, es la protesta que el arzobispo de Maguncia dµigió a la curia, el 22 de marzo de 1791: Quippe nulla ibi antiq¡dtatis1 nulla veneratio legum; neque ullus honos armis nec juri PC!ftoque sµa 9onstat auctoritas. Unde soluta freno procax licentia cuneta miscere: cun.c;_'ta pessumdare, lubidinem faciendi quaecunque velis pro libertate, aud(J.Ciam pro magno .animo habere. Hacia la misma época-según un diplomático francés-, si en Francia "se cree que todo lo que se h~ce er~ nombre de la nación está permitido y es justo, legítimo e inclufo n~esario ... , en Alemania, esta dilapidación se considera como un insplto Jiecho al Emperador y a ;todas las naciones", Más compleja era Ja op,osición de carácter social que levantó a la Europa del antiguo réuilnen contra la Revolución. ¡Cuántos aristócratas cultos, que no lamentab¡in yer cómo en Francia se venía abajo el despotismo, se aferraban,.' sin ~mbargo, a sus privilegios mundanos y econóini.cos ! Y el mismo obstáculo solía alzarse en la burguesía acomodada. En la hostilida& al n~evo orden social intervenían, también curiosos escalonamientos eii -el ~íempo, diferentes, según la proximidad geográfica a Francia y la penn~abilidad de las clases populares a sus ideas. Y, .por último. hemos de c9ntar, asimismo, con la extraordinaria varie· dad de estructuras soc.iales ;que presentaba Europa, con las que venían a encajar o a fonnar gontra.~te las estructuras mentales. Sin embargo, algurios rasgos aparecían claramente en la aristocracia europea, sobre todo en la del centro y del Este. Muy apeg__ada a su papel de representación y a sus privilegios honoríficos, y fanto más cuanto que su influenci& política decrecía, aquella aristocracia profesaba una fútil y tenaz animosidad. contra una revolución que le negaba tales privilegios, o, algo peor aún, que los transfería a unos advenedizos. Y, caso de establecer alguna distinción entre éstos, era acaso para detestar, aún más que a los nuevos ricos del capitalismo, a aquella burguesía modesta, pero inteligente, capaz para desempeñar los cargos y ansiosa de conquistarlos. Contra aquellos advenedizos que constituyeron los puntales de la Revolución y del Imperio, y contra el más grande de todos ellos, que fue Napoleón, se alzó, especialmente en los círculos aristocráticos europeos, una enemiga incansable, aquel poder del siglo XVIII, destronado en Francia, _m:m jnfluyente en las sociedades de jerarquías de corte y mundanas : fa mujeÍ\ con su gran instrumento de predominio: los salones. ·-"- -- Aristocracia y burguesía acomodada se aliaban, con frecuencia, para defender, contra la Revolución, las distinciones jurídicas que fundaban en_ la economía su situación privilegiada. También aquí el cuadro requiere ser descrito con minuciosidad. En Inglaterra, la_ revolución industrial había desarrollado el proletariado urbano en una forma· que muchos éon~ideraban peligrosa para el orden social. A estos, lo que más les preoctip_aba de los sucesos de Francia era la revolución urbana Y. el ejem.plo que daban los motines de los parados en París. Debido a la "./
I.-RUITURAS REVOLUCIONARIAS
j
'817
rápida evo~ución de la técnipa, l~ situación de Inglaterra era comparable, en cierto modo, a la que pi;oducía. su paralización en el exterior. En 1'.1 Europa central y oriei).tal, ¡,a rutina agrícola y la deficiente pro· ducc1ón mantenían una inestitbilid.ad social análoga. Allí era la revoluc~ón agraria. francesa y el G¡;an 'I¡error del campo lo que constituía un e¡emplo peligroso para los siervos· o seudosíervos. En resumen: fueron mucho.s, en Europa, los priviJegiaqos y los ricos que siguieron la misma evolución que el patricio de '.Bern~. Fellenberg, quien, después -de haber aplaudido la revolución naci~nte, escribía en 1794: "Lo que principalmente debe asustar a 'los ptopietjtrios europeos; es el cariz, cada vez m~ acentuado, que va toma11do fµera de Francia la guerra de los oprim1.dos contra los opresores. ft1erac de Francia es, sobre todo, donde esa pugna se convierte en guerra;de los que no tienen nada contra las clases más acomodadas." 'fa,~, e,;:i; --~!;~~µ~o-.que --lltfgaba~,de,.,.Erancia-, ,. 0; :pa:ra llamarlo :con. las 0
p~@~.¡;..a~~~~~~fJ:_l?petidá:s?nto~~e~~-~l~~~i~-e~a",Mar1~t~;'•el::~~>ntagi6~
Llillpiar -se~e1ante foco~de·ºMlfecqon; pared
L~s p
818
1
1
1
'., IÍ
11
'I .
!1
~
¡:
i
'11
r1
.¡
:j 1 ' -,J
"..!• j
1
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
principalmente, por Diessbach. Desde los comienzos de la Revolución, Díessbach identificaba el di
vaiór
,¡ .¡
;1. -RUPTIJRAS ftEVOLUCIONARIAS
taba, en absoluto. Rec.onocía!]. los principios del' Aufk/iirung en los que fueron. pr9clamad9s,J~- nocfie. d~I _4 .ele . agos_to. Hertzber¡t'apróbaba>'la"' · G(í~~-~~§i9.~0:~(J79:J:)f~~]~·:s?$1Jitffci~e-~m¡;;í!aha-~J?ºr __ '~nsfo~m_-~7_1<;:;:~s,..,,q~c~d.~!1.taj.~-~~-~:an,9' e~:;; 1J9!•'.;·dana;c,cuna_¡espec~e ~e sistemati''f~'?!!C.l~!J.-:,~g~: )~!J.:{)9.,,\1ra; . ~~~~n~n~.-e,n su, teoría:):del":~:eehtstaat; ~según'' fa
ias
·~:~~:~~~~ii,§~[ii16i2i&i:::~~}.~of1~:s~:bra~:e~e~~á l~~e~!~~fi:~!io~
de Francia, aprobaban, a la par, eJ esfuerzo constructivo y la violencia de ciertas demoliciones. En Prusia, la hostilidad contra el catolicismo solía ser grande. Se id~ntific~b¡¡ cÓ}l la que se sentía hacia uná Austria envidiosa y temible, y rcon el j:le~precio que se manifestaba por la. aletargada Alemania del Sur. Pero, de manera general, el racionalismo y el critieismo del Aufkliirung se resistieron cuando Federico-Guillermo II, impulsado por los Rosa-cruz, pretendió, én 1788 y 1789, imponer la interpretación tradicional de !a Biblia. Pastores, magistrados y espíritus ilustrados, reaccionaron violep.tam~nte. Tales medios no se asociarían, en modo alguno-, a los pietist~s, qu:e criticaban en los jacobinos la idolatría de la razón; ni tampoco ª' los católicos, que denunciaban los ataques hechos a la autoridad de Roµia. Muy al contrario : más de un burgués prusiano sentía simpatía por los revolucionarios, al verlos atacar y quebrantar a la Iglesia gala. Entre los hamburgueses, ~quellos sentimientos se exponían sin rebozo; fieles al espíritu de tciler,atjcia de Lessing, consideraban los acontecimienfos de Francia como l~ ;un .eco, clamoroso inclusive, en ocasiones .. L,a§E,l'..9&.iWJIJ!!!,gypgi¿@s~.;~xpgC:á;· en· parte;· él 'que fa revolución desBe..nwa,: f'.n; la Alemania~ cicéiueri.tal. De Estrasburgo, gran -centro de ~ropaga:nda'para:·Gert:n:allia;"llegában con facilidad periódicos y folletos, Íhformación verbal e incluso emisarios. Pronto se entusiasmó Wurtemberg por aquellos franceses que hicieron de sus Estados Generales arcaicos la base de instituciones modernas. También el ducado poseía los ; ~tiinde, contrapeso teórico del despotismo-, al que se quisiera regenerar sm atropellar el "viejo derecho". Una prensa activa y casi libre; y gran cantidad de publicistas y pensadores políticos, seguían, apasionadamente, 11l experiencia francesa. Y lo mismo ocurría en el Rin, donde la acentuada dispersión política era poco favorable al despotismo. Además, los soberanos gustaban alardear de espíritus ilustrados y se jactaban de favorecer el desarrollo de universidades, colegios y escuelas. Se discutía a diario la política en los gabinetes de lectura, en las "sociedades de hombres reflexivos", en las logias masónicas y en "el nuevo partido".
f· -
,.
L/
! 820:
1 1
1
!·
1
C) .() C) @
El ejemplo de Francia s.~ría tanto más poderoso cuanto q~e las relaciones sociales y económi~as cqn ella eran c9ntinuas·: · y_pg~ ~_Es tía, ·contra ellas/ -:ajrlgana;:;aversión,n~:<;ionaJ .ni•.unitariw alemana. Después :·dec la-'._anzad?s· Cuañdoo: lle.ga·:. ron~las' 1 tropas.~gegc:;,epfi.%·~-éi;i;.t;7'~:2i(~~soJ;J.p:~(on:·.·ap~y~ ...··spi·-~n.:i1Ja.tgo;'-'P;ilrli._ entonces·Ji:inayoría · .deJa\P.91:il(l.~~§¡:(~ha.b1a ~re?;c.c1()nado .~de ,su. :ent1ma.s;,, mo;· al verse ·en,'PÍil;Úera/Ünef::P.¡ífi:)íace¡:: fi:eiik: al ·choque de:i~· ~~y_()- ' lución... ~ it~la•-in;va,s.i?n• y.ª los •.ti.asto~nos. sociales. ~os. ~aíses ~ ren~~~s;;>eran.. , pues;. una -región mdecisa, q:Q,Y:·Y~cilaba _ent~e l~ mqn:etud y.. fa,:.Sll!lJ?ªtía ! por ,Francia, que dur.¡_mte ,yemticmco anos sena duena de sus destinos. J
Ji
"El canto de Allons, ·enfants de_lfi_l!.fl!r~I,?, __!!o_.le§ ¡;:onvien~. en ~gún idiomi;-alas-geiités ácoroodadas-:--Fue escrito Y se l~JJUSO_lll~s!~a__~ojo pata.- consolar y animar a los pobres dfa'5Tós."" ~if'l<:>s países a~em.a~~s_, esos ·pobres diablos eran lo suficientemente ~:u:r:i-~rOS?S. paré!. JUS~ficar el tenfür que se adivinaba a través de tan significativa ocurrencia de '.Goeilie>En las grandes aglomeraciones urbanas, los problemas de abastecíroiento podrían desencadenar, como en París, crisis políticas. En mayo de 1791. se reunieron en Viena 700 revendedoras, para pro~~~tar. ante J!kBr.ú:;s:íP.~.Ji,~redero;i;:gI).,traJa escasez d~ viver~s. ~n--~er~ID,;~f1udad · de .. :MO;OOO.··Ifa:bitaíite,s~•,eri.1-11.7,9.$;.,:Jª...!;'cqnsunc1ón'.~,yt'.1a'•·~'misena··0•flieron~·"· causa'.'btftÍab~cÍé'.·r.sdo:':Ctifootfones; y la "casa de trabajo'..'..,..,fundada en 1785 para los mendigo~!- ~lbergaba ~ 1.250 ac~~dos. El p~uperismo se .a,gra:val:JéJ:;' :?-},Q~e.ce.r-i"'·PC>C.':1~ª:; ..c~ntm~a ~levac1on de p~ec1os Y por w:fa ·'crisis profunda .de las v1e1 as oQ~~~~~},2~~~;;:-~~rnPr~g'i'iJ!,s~~....Jos medios rurales., .•la. vida era dura. En Prusia persistí~ la ser~1d1.~mbr~. a, pesat:fd~'.~1:a:i·/callfg~jfa,~ é_liípl;eli'Clida~eif confrii' ·'de" ella·''póY lós ·medfos uñ.iversitá.rios:,:déKorrlsb~rg>A desJ.Je~ho 9:~ _edic~Qs~_p¡¡_tr1J,llas y '.'casas de los pobres", los mendigos pululaban por doqu~e~'. En el Rm, en Sajonia y en Silesia estallaron di.Stúrbfos-agrariós:·Pero la fuerza.r~v~-T lucionari_a de: aquetejéroito de -desharrapados; er.a. ~ula . 'Lo~ precep~os reli- : giosos ··Y' sociales Jes"habfan.haJ:lit~ado'a la obed1enc1~ --c1ega?"El"pueblo era «fiel~' i'"'Y·'la burguesía: se: r~goc11aba de aquella·_cualidad que. declar.aba i ser pr0rtmdariíente::alemana,,j.ues.Ja. bur~esía. n?)e~f~ naqa, del. dma· \ mismo _que~'en-Francia·,bizo del estado llano ilustrado el·'marco de la
·r
(_.)
821
1.-RUPTU¡tiS· REVOLUCIONARIAS
TOMO I.-REVOLOCION. FRANCESA B IMPERIO NAI'OLEONICO
acéiófr"'popu:tar. Sin embargo, no quiere esto decir que se desinteresara de la Revolución francesa, como se comprende solo con darse cuenta de la multiplicación de los periódicos; en 1790, Alemania tenía 247; Y. de 1779 a 1799, el número de publicaciones especializadas en información política pasó de siete a 24, a lo que hay que añadir las gacetas que llegaban
de Francia y Holanda, tambiéq. muy. informadas, por cierto, en lo referente a l~ Revolución. Entre la juve.ntud burguesa se pusieron de moda los estud10s de carácter polítjco, s9bre todo los de derecho, que se orientaban, entonces, con nuevii: aten5:ión, hacia ios problemas de gobierno. Halle, la más importante ~e la§ universidades prusianas y la rival de Gottingen, contaba en 1798-179~ con más de 300 juristas. Al no encontrar las salidas que cor,i:espop.derían a su esfuerzo, muchos de estos titulados pensaban, con ~margura, en los horizontes que abría en Francia la nueva igualdad. •; '· Muchos fi:_e.!'~!!_los -~eman«?S qu~ atrave§~!Qn__el Rin para ir a ver, H9r. ~l1S PFópios ojos. ~q~f]{~'ffs é:fiie -üno de ellos describía como "lU~iente l.__ ~!_r~~e.EJEo_pq~)~--~pJ:~_io#''~ Les ·gustaDá, pnñélpalmente~·· fie-· ';-;ientar fos ~mbientes grro~dinos, sintiéndose atraídos hacia ellos por perta comunidad de cortes1a y cultura, de atrevimiento en las ideas y de cordura s.ocial. A veces, las observaciones que hacían eran agudas, como, por e3emplo, las que Oelsner envió a Minerva; y otras estaban deformadas por el entusiasmo o la antipatía. Pero ya sus autores las difundieran verbaimente, a su regreso a Alemania, ya .fas public,aran en revistas especializadas, como, por ejemplo, aquella Minerva que fundó Archenholtz. en 1792, podían tener la segllridad de contar con· un público numeroso e mteresado. Ante~el espectáculo de la·RevolucfóiJ.~'1ós'"eStutlios politi:c,()~
r
solo:-:fos'-_
-
Es
-clependfatt·::
822
j
1 1
i
'I
1,
•j
~
;I
;1 j '.¡ ;1 ;j
'!
'
':•
1
·1 .. ¡ •J
1
·¡ (;
siáñ<údel: príncipe-f"pórt!'su·-"'Fiqueza ~•y · stc~prospetidad~···para'7~1évantarse conli:a ..'él. ··"Prusia significa despotismo ilustrado y economía dirigida" ~(H. BRUNSCHWIG). La burgµesía. de los países alemanes, muy distinta i de ·las clases medias ip.gles~ y francesa, tan emprendedoras y con un diJ1ero tan atrevido, p~l"Jil~ecía severamente s~juzg~da-salvo, t~l vez, en' los grandes puerto.s~al Estado y a sus directrtces económicas, Y apegada, además, a un arcaico sistema de corporaciones y cofradías. La libertad del trabaj9 individual, tal como la Revolución la ~plantó en Francia, con sus p,_osibilidades y sus riesgos, la asustaba. S1 tocase . la armazón estatal, creería . quebrantar su propia prosperidad. De este apolitisch estado de ánimo, participaban los más altos n~ge niqs; y lo hacían sin qµe s:e les forzara y sin sen9rse h~illados, pues pata ellos la misión pundlal de Ja cultura. ~l~~a'na s~ situaba en un plano muy distinto y lflµch9 más alto~ La dms;oD: política. de los países germánicos debía ser ~ceptapa como un hecho sm ~converuentes graves; y 'como el precio deéresc3,te de Ja verdadera grandeza. Grandeza del pasado, respeto que ¡n$pir¡¡.bá. la venerable antigüedad del Sacro fmperio. Grandeza de una. política de paz, ya que, al lado de la fuerza de que se enorgullec~ el patriotismo prusiano, existía (y Wieland lo afirmó, aún, en 1791) la belleza de tal conducta pacífica impuesta :por división en pequeños estados, la Kleinstaaterei. Grandeza de la· vida intelectual, ya que süs ntimerosas capitales eran otros t~tos centros vivos para el espíritu. Todos estbs valores se reunían y co~bmaban para constituir el más noble ideal humano, que Goethe defme, en 1797: "Alemanes: vano es que esperéis formar una. ~a~~ónL :~P:,,,~~~()!,~~~ ~ será. más. _fácil ~~~,eEos. hombr~s." _L.ª _.J1lfaión a~-~ell1ªÍl1i¡;,,er~-Ja_--de cpnverµrse, por el 'desarrp]lo_§.
la
·¡
:~
..
1 1 1
¡' \
' !
¡
~·
IOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NABOLEONICO
I.-KUl"lUM\:l
li.LYUL>UVJ.V¡'\;U."\UlV
•. ·i·
,·,
IV. DECLARACION DE GUERRA (20 DE ABRIL DE 1792)
al
"Habiendo subido trono en las circunstancias más difíciles del mundo, ha preferido ceder a erguirse contra dificultades cuyas consecuencias tuvo el buen criterio de captar en seguida." No cabe duda de que Leopoldo II tuvo ocasión de poner en juego esa flexibilidad que le atribuye el embajador de Fnincia en Viena, en medio de los peligros que amenazaban a los estado~ {le los Habsburgos cuando, a la muerte de José II (20 de feb.rero de_ J,790), se hizo ~a_rgo _de ellos. ba guerra c.on -Turq u íª;:.::aLiadó'•de ,Catflliiia,JI¿era :"agótifdóra=;y ''ae ·problerri.ático prov~epg,::::f:rusia:cs.e.'rmostrabiii~t(),~·m_a~'.,7:,am~nazaclota·_:cµanto:·'1 que,,.veía a-'N1:fs~#;r:déreúbierta:•por"eJ;'~steF·'y~ en etretó"'üe'l 790~"se alió éon lbs tur'cos::'.'La"•-nobleza húngara; -:ÍlllpuJsada por: elfa· y descontenta por _las re.crentes -refüri:has, se., subJev~])¡i., .• pn _Hungría~~~e :· haofübii "üe' ·eiegh- á ·tin riU:évtr-iéy:·-En elJrente tl\rcpd~eserfaoaii'fos~:'.foidados. También se debían, en parte, a Prusia los disturbios que, en 1789, estallaron en los Países Bajos aústríacos. Allí los estatistas, partido conservador que, dirigido pot el abogado van der Noot y el canónigo van Eupen, defendía a las co¡;-poraciones de oficios y a las ricas abadías contra las reformas josefistas, se unieron, por un momento, a los partidarios de Vonk, cuyo prtjgrama era democrático y constitucional. Exputsa:das--··las -tropas ..austría:qas; '-10·3~·. E_stados"'''Geiiéralés;>•treur¡:idos""en Brusefa.'s;:o .recláni'aton; .•a 1:. d¿ 'eneró., de~'r790;'~'1ós~~Estados : Belgas~' Ufil':;" .dos.<.:,Los estatistas. desconfiando de Francia (que, por lo demás, se mostraba reservada), se apoyitban preferentemente en Ing~aterra, en fas Provincias Unidas y, sobre todo, en Prusia, ya que esta, para debilitar a Austria, apoyaba al nuevo Estado, intentando hacerlo reconocer y enviándole oficiales. Comprometido, de este modo, en los extremos opuestos de sus inmensos dominios, el Habsburgo lamentaba más que nunca los incon· venientes de la dispersión geográfica que caracterizaba a sus estados, la cual entrañaba dtfo.dcmcs sin fin y enotrrics gástos para trasladar 1tropas de un frente a otro. También había diversidad de lenguas, pese a los esfuerzos de José II por hacer del alemán la lengua ofieial de enlace. Su majestad apostólica era sostén del catolicismo; pero tenía bajo su cetro a tres millones de protestantes. Civilizaciones muy diversas, cada una de ellas se apoya:ba .en ciudades populosas y brillantes, como Viena, con 350.000 habitantes; Milán, con 120.000; Bruselas, con,110.000; Praga, con 75.000. Dificultad para realizar un plan racional de reformas, administración insuficientemente formada y finanzas incurablemente deficitarias. Frentes diplomáticos demasiado numerosos, y algunos de ellos, especialmente el prusiano, peligrosos y sin proveer; los otros (el turco, el polaco y tal vez, antes de mucho, el francés) que ofrecían a la antigua tradición habsburguesa de los repartos sus tenta·
.-.' .. :"
7
,.,.
'" ··"-
',,.
í:
l. 1 ~.
, ~:
. '!-
824
TOMO l.-RBVOL'C!CION ~NCESA E IMPERIO NAPOLEO!'ITCO
!.-RUPTURAS 1rnyoLUCIONARIAS
825
'
ciones, irrazonables, sin dµda; un sentimiento nacional apenas consciente; y, para hacer Sus veceq, el ÍI,lstinto familiar en el soberano y la lealtad dinástica en una corte, en 1:1na alta administración y en un alto ejército. plagados de polacos, flam~ncos, lombardos, loreneses y otros extranjeros. Cierto que el HabsbÚrgo pooía considerar, como compensación. a . todo esto, la extensión de:: sus ~ominios y el número de sus súbditos (20 . a 25 millones); la consolidaci!Jn que, pese a muchos fracasos, habíílll obtenido las reformas de,l siglp xvm ; una fuerza militar considerable, a pesar de su desgaste eú el ~¡:ente del Danubio; y, acaso, el prestigio diplomático, aún brillant~, del'. viejo Kaunitz. La corona imperial conservaba mucho de su anJiguo esplendor. En el Sacro Imperio, la casa de Austria tenía 10 millones de almas ; mientras solo contaba con 2.500.000 su antiguo ad~ersario prusiano; había dos millones en Baviera y en Sajonia; tre$, dis~minados por las tierras eclesiásticas; y 700.000, repartidos por SO citjdades libres. En la Dieta de septiembre, de 1790, el colegio de elCc:tores había colocado, una vez más, la corona en la cab~za. de un. Habs,bl:lrgq~ 1:-eúpol~o .sup.c>: T~F~~:!::..'·~º.~º-s _--~s~_o~:--lJi~f·%• :qes~ré~1l1é~d'Ose';:cde' · la ciénaga:· ·t)lrc;aúp.ron,to~'neg~i;}?'.'·_q9¿t~}f,;,~S,1f,;t)Mm.e ·Puerta,:~fFando ,con ella,.:(4 de agosto de 1791) l<).."paz: Cl~ ..Srstova. En ~ngna, ~9__1~ inquietud que provocaban entre los nobles las noticias de la revolución agrana· ·rra:n:cesa:--sus¡;romesas-a:e·respct~~1iS._JeYeS: particulares-. de ·1a nacfó1cy· stis concesiones -a los protestantes, calmaron la agitacióp.. El 2 d¡n:nárzo de 1790, ofreció a los estados de Brabante uii acuerdo, probablemente sincero, pero que la obstinada desconfianza de los estados rechazó. En vista de ello, las tropas de Leopoldo avanzaron; y, ayudadas por las discordias de los belgas, sometieron el país (diciembre de 1790). Pero no cabe duda de que, si Leopoldo pudo dominar tan bnllantemente la situación, fue gracias a que se había reconciliado pre· viamente con Prusia. La empresa fue difícil, pues el··antagonismo::·austro-pr_usiano .. tenía caus¡ts más hondas que: eL .recu~rdo ,de las 'recientes.-mw.rs.a.~:'.:!N.rahte _ los períodos·''cie'recoiicilia:ció!l;;-m_ás 'º";rn~IJ.9.~·:J.?rolongados)'.~sfncercfs.:· que la lucha:· éonfra>lá?revolucióri:-y' eriinperio.h8:bíá:r:f•ck"'prtivocá:f';""§'uosis~ tiríaisiempre-18: intifil[
armazcfü''roodefaa
" 11 ¡,· ¡;
~
"~ g
1
día sin cesar su radio de acció~1. La nobleza, empobrecida pGr la evolución económica general, acudí¡i cad!l vez más al ejército o a la administración, ora para servir durarj.te .u:r}os años, ya para seguir la carrera. El Estado continuaba siendo la poten5;ia suprema, en beneficio de la cual se organizaba todo; jerar.quía spcial ,en la que cada clase estaba prote· gida, en la medida que necesitaba, dirigentismo mercantilista incorporado al sistema político y ajus~ado ~ las necesidades del ejército y del tesoro. La población de los 19p.OOO'kilómetros cuadrados que contaba el reino, había de subir, desde· 1786 a .1805, de 5.400.000 a 6.250.000 habitantes. Berlín adquiría empaque de: ciudad de las luces, de capital alemana del Aufkliirung. · Sin embargo, en la opinión JnteIT\acional, el prestigio de Prusia bajaba, pues se veía que sus neces~dad~ seguían siendo las mismas, y que sus medios disminuían. De me\liocrci riqueza natural, el reino se esforzaba por colonizar y poner ~n explotación sus , adquisiciones del siglo XVIII, ·sin conseguir aún sa¡:ar dp ellas verdadero provecho. Económicamente, le resultab,a de una yerda~era necesidad anexionarse las tierras de trigo y los bosques de Polot}ia. T¡as el agotador esfuerzo exigido por Federico el Grande, la opinión se p:ermitía un respiro, que se reflejaba en la licencia y el lujo de Bet;lín, JI cuyo síntoma más inquietante era la indiferencia de la minoría< intel~ctual con respecto al Estado. De Federico Guillermo no podía ~sperarse más. Aquel gigante obeso ("con la estatura y la fuerza de un c§nten~r de suizos", decía un diplomático), místico y sensual a la vez, vivía, bajo: la influencia, sucesiva o simultánea, de consejeros tales como Hertzherg, ambicioso, complicado e ignorante; del "beato" Wollner y del charlatán rosa-cruz Bischoffwerder. De sus intriga y de los "secretos" del ~ey, salía una diplomacia cínica, incoN lierente y sospechosa. Sin embargo, Prusia, tal cual era, constituía una peligrosa amenaza para Leopoldo, comprometido desde Bruselas a Belgrado y no ignorante de que en el juego de compensaciones que estaba fraguando Berlín, él perdería la Galitzia, y los polacos, Thorn y Danzig. Con meritoria perseverancia, intentó un acercamiento, a la vez que disponía un ejér· 1.-ito, frente a las concentraciones prusianas. Felizmente para él, los ingleses deseaban vivamente la terminación de la guerra con Turquía, Jo que él mismo esperaba con no menos afán. Por tanto, pudo contar con su apoyo, y también con el de sus aliados, los holandeses. Polonia ~;e revolvía contra la idea de "cambiar" Thom y Danzig. Por último, Federico Guillerno se encontraba bajo la influencia de Bischofwerder, partidario de Austria, que, en el momento preciso, supo hacer intervenir las órdenes del mismo Dios, transmitidas por boca de una jorobada sonámbula. Así, pues, el 27 .de jUlió ·de 1790, Viena y Berlín;. llegaron a los acuerdos de ~Reiéhen15acli: 'Aust'ría habría de 'retirarse de la guerra con · Tutqµía; ·-sin· eXigir más ' que ~ligeras· rectificácibnes de fronteras. Prusia dejaría de ·respaldar a los ·refugiados húngaros, y· al lado de las
826
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAl?OLEONICO
potén9ii3,{ mai11Wias.".g_a¡:antizabE-::' la.·:restitucfoií' ae~'liis . ·:provincias belgas
i·
¡: :! :r
i .!
·",_a~AU'strfa. Ademásrapoyaría la:.eleeción d'e Leopold~Fen el:- SacrC?;)inp_~~ rio'. De_ ~~J~;.mod:o.~:Jp;g¡~~,ra quedábii{:satisfechry ·Austria .sa~a"~e· su··
atollittlero... }'rusia no· qacaba··nada "de .•tantas ~amenazas' y, tantas. mtngas ; p~~9;~~~)l{!úerdc:f con :Vi!ma'.;Je;.at)rfa- nuevas-perspectivas hacia el· Vístula
y· ei.:run;.
.
c~~i~~"!\t~~r·:~~:~jf~~~~~~~~~·-':~;~i~¡::~~;-~!~~l~~:~o~~r~d~~
'1
; 1
¡\ 1:l
l) ¡¡
l
:¡
-~ .i.
¡ '\
~¡
i!
( \ Jip~füié:t)l¡i.,jiillgµn:·p~efüq~'.'«Dé''"ésta afirmación de pritisiJ?icis.•~·_procla• .! j;tja,c;fa ··P:or;;Ji:·:<~~opstiajy~nti.: 1e1 ;:2.2,2c,t~:.;maY;()"~.e: :1~?9!jC'I~"'declaración / de guerra del 20 de a,)Jpl qe 1792 no medió müc'ho"tiempo; .., La guerr8:.. e_r.a .!Í,y~~,a..cl-ª'. por la :-alta. emigraci.ón.; Sus ·~puros", .sus !'integrales''/ sólicitabii.n"'uná. intervención ..ex;tnmjera,, ,que los restableci~se en, su -grandeza,~.1••yicil~s•:devolvieiir·'süS' privilegios.· 'Después d1~ la toma de la Bastilla, Q' Artqis y Condé se instalaron en Turín, e hicieron un; llamamiento a los ~jércitps monárquicos; pero fue tan poca su influeno¡á en los gobiernos, qµe pronto se dieron cuenta de la mediocridad de s,u juicio y de sus informaciones. El número de ·''·pequeños emigrados" llegó, a ser. i;r.iuy.eleyaclo (un total aproximado de 130.000) ;'s;;•aunque muchos'de'"céllos'':i,íivierÓn< discretamente en' SUS· refufilós;{sú' raccióri contrárr~voluciónaria, en. SU· -~írqufo' ·futill10!-~ no :'.:füe~:ae<'d~~pr~cfür, Las paciones de emigrados .militantes que;:d_éS.pué~_,,-~tf;.V¡írénnes, sól:i~e tgdo, S~c formaron en: CogJenza, wórns y Treveris, deseinpeñaroifc'uñ 'papé1
¡igru-
í{fterna:cionªtunP,oii~nte. Sus cuerposc:apnadOs.''buenas'tropas;~:que·luéha- '. ..baif ·c0it."
cia_. en .1792) ; ·~pero .SU P.te_s.eJÍcfa;:J~C'q~: ;los herinanoS:«:del re)' '-y 'la/ él,el gobierno -que)1abí¡iiü::bnstitüício':~eij'._C~fotlp:~.·-~ ..dos pasos de Ja frontera, era :un reto a la ~egisl¡¡.t~ya, y ,e~rf;.gier.on'.t'peligrosam{!-1;,te.Aa ,atmósfera. :·..,Luis,;X\IT,, al mismo tiempo ·que censuraba en sus hermanos aquella ácÜniíi :frisólenfodrlle,. le~con\Pro~etf~_,..:
de
1 1 1
i 1
~.
1791), prestar 15 millones (aprjl). En respuesta le llegaron vagas·--pala> bras, .''.b@naé.~Y:oh1ntad;\.;;.¡_,amistadc:'-a.;;,.tcida·•11rueba'?. (enero de· 1791) ... ,
q:f:ma'fi~más>:"'"· ., ~1 verg,ri2, gt?,.,.J Jn,""&!?.~J~+'-~~~~,:i..,-~.ª·.;Y~It<~?~~-:..,~;,)a_dec~aración, ... de. Pillmtz, y el ..otpñg,,_co,n,Ja;,,rellblón de la Leg1slativ.a; ;produieron .en. la
opiniÓii'{#~b~es0:'"~1}t'fápiCÍ~.*;~VQl]lSifiil. )':q1.<~ncima-..de.:.l~s1;,cons~4era cioñ14.:geaefcifo§'~?ol)tiB:~~}·Üueyo 'derecho internaci~n.a:t~ la liiberación: de los· ·pfi~blos;~=~:~:'.~eX.ii;iiiino·i 1a: :P.oáibiliéliid füF'úllá!' glietra::- Lo hicieron sin pestañear, y con una ligereza (la palabra, clásica, es dura, pero exacta) que parece asombrosa~ Hay qtie reconocer, desde luego, que -no puede aplicarse a la masa de la nai::ión, la masa campesina sobre todo, poco aficionada a correr aventura~, pero que no podía exponer su opinión. En cuanto a los que estabaµ en condiciones de hacerlo, no se daban cuenta de lo que representaba una guerra "nacional", según la nueva expresión, y la violencia inusjfada y terrible que había de alcanzar. Finalmente, el aspecto iij.temo de los problemas internacionales y también de los problemas militare_s, sobresalía porque era el má§_inmediato, más personal y más aM.sionante. _En !<>s ·ctali.fr,.1tliiiqui]o-s,,trfam 7 viros'':·se·~'dal:fan":ctlerita''.del'~ppligro p61íffccr de una conflagración,," Ja m~J;@fü1;:;{~~.lr~tiJ:J?iSm!~f,ei;,+eyfv_ol:y.i,~~a>¡ü::asuilli~. el ma:ncl_o del ejército. y .·que :Bifáyéttél'se::pónd.Ha?~f"frenfe de' fa' ·guafdia :~nacional. pensaban como L'Ami du Roi del 15 de enero de 1792: "La guerra es un remedio necesario." Por lo visto, los patriotas, en su energía, en su fe y en su ign"orancia, estaban sincera¡nente persuadidos de que el torrente de fuerzas nuevas barrería los ejércitos mercenarios de los reyes ; de que la propaganda abría y abriría el corazón de los pueblos ; y de que, en tomo a Francia, los esclavos aspiraban a la libertad. En el interior, el conflicto obligaría a Luis XVI a quitarse la máscara o dejar actuar a un ministerio dispuesto a tomar importantes medidas. Y a todo esto había que añadir las excitaciones belicosas de los refugiados extranjeros influyentes, como el renano Cloots y el ginebrino Claviere; las maniobras de los negociantes, que veían en una crisis general soluciones y ocasiones monetarias y económicas; la emulación y la competencia entre perióditcos y clubs, y el desasosiego de París. La voz de Robespierre, que predecía un desastre, quedaba ahogada por la de los girondinos belicistas (Brissot, Vergniaud, Mme. Roland) y por los clamores de los clubs jacobinos de París y de provincias.
1,
Par~ ~~g1;*·-·}fl.,::!s~rs.,~~:;~,~~: :~~.:~~~-ér~,~::~~s¡,z;'~s.ur::t:em911t~f~~·:w;~11po:
,. ) EJ,1J~rrl~Of!P;:pontific10,)le ·_ Avmon,· despues''ide haber dernbadJT,;,-a:'.SU .,_) · gs;iJ:i~!!i?;~niiillíi't:~~9fó';j.~J:'itl~:;•,d9':Juµi?;~:,sl:f?'jírii;c):gt;;~ffj",¡;W,~iª'~ú~-J~Jas protestas .deCpap·a: ·y· tambierna-.:tta:ñsgreSió:ti!'del,,derecho interiíacioriat la ~onstituyente vaciló: "Esto sería una verdadera agresión a las potencias extranjeras", advertía Malouet. Pero el 13 de septiembre, la Constituyente decretó la anexión de Aviñón y del Condado. Problema análogo
(.
'..
828
se planteó .en_ el asunto df! los príncipes con posesiones' en-Alsa-cia; que• ocupaban :·dominíos---en tier:ra'. frfÍn_cesa y ,negaban a. la Asamblea la facul· tad -de .abo:J.ir-J9s~ d~re~hos
i::'reÍan a
·:::
¡
•)
TOMO I.-REYOLQCION JffiANCESA E IMPERIO NAPOLEOffiCO
ante
I.-RUPTU~S
REVOLUCIONARIAS
829
lonne, "dar a la reclamación nacional .un apoyo y un punto de contacto".
E~t.\??10.SiFm:i;te~~ra~;.~~,medio<::r~ :éra '.fa ·iriformacióq- de los gábinetes y
cuán;,,deficierite~?o/'"P.~i9qlo_gía. L~ Le&islativa, joven, ardiente,- tumultuosa, sensi]?l.~- aJa~elocuencia>cade_p.\liosa y vibrante de los oradores_ girondirl_os,, orgullosa. de.Ja .obra.revqlucioparia y-llena qe fe en el porvenir, se a]_zó,-.indignada, _an,te la teht~.tiva µe intimidación ·e intrusión del extr1anjero-;;,, :::: "' ...__,, ___ ,,, · · - ' - 1 -· • ·-- -'·
Peto esta indignación anturbi.ó su visión de las cosas; y no comprendió dónde radicaba realmente el peliJlfO. Este no estaba en aquel concierto general de las grandes polencizj; con la que Austria le amenazaba, pues, con prudencia y habilida~, se hubiese conjurado tan improbable unanimidad. Ahora bien: sin t~.1 acuerdo-bien claro lo decía la declaración de Pillnitz-, Leopoldo 'no ~abía de atacar. "Para hacer algo bueno-escribía en julio de 17Ql-, ~s preciso no seguir las ideas parciales, el ímpetu de los príncipes (e,Ínigrados) ni, para decirlo de una vez, de los imprudentes alocadqs quª les rodean y aconsejan... Es preciso actuar mediante un concierJo pr~parado y convenido entre las principales cortes para obrar todo!¡ de 'acuerdo, mediante declaraciones y peticiones, apoyadas después ppr la. fuerza." Era, pues, inútil que la Asamblea Legislativa respondii;:se p,or intimaciones imperiosas a una amenaza ilusoria. El peligro se !iallalia más bien del lado prusiano, pues, preciso es 'decirlo, Berlín se ac~rcab~ a Viena, en espera del botín común ; y había que darse cuenta, ele que atacar a Austria sería lo mismo que atacar a Prusia. Desde luego, en Francia se sospechaba aquella colusión entre las cortes germánicas ; y se intentaron gestiones (por medio de Petion, en París; por Ségur y Francisco de Custine, en Berlín) para congraciarse con Federico Guillermo. Pero la cuestión no se puso bien en claro; con respecto a la Prusia protestante e "ilustrada", las simpatías eran demasiado vivas para que no velaran la realidad de las cosas. En l~_pr,*~t~~li~. se -procedió cpmc;>_:s.i,;Au~_tria-·hubier~: de- qüedar.,aisláda-;": Y-m~_~h.os,,;;iiój:ieyer§Ji''.eif fa· alianza, -llásH!:-;-qüé s'é'pusieron -en· marcha los .~jétéitos;;,prusiidios:'':--,.-La crisis belicista la inició Brissot, quien, el 10 de julio de 1791, pronunció en los jacobinos un vibrante discurso de desafío: "¿Acaso pueden creer los reyes que sus soldados no oirán estos sublimen cánticos? La Revolución francesa será el fuego sagrado de que brotará la chispa que abrase a todas las naciones cuyos amos se atrevan a acercarse a, ella." El 20 de octubre, en la Asamblea Legislativa, dirigió el ataque contra los grupos de emigrados de Coblenza. El 29 de noviembre, la Asamblea pidió que se dirigiera al elector de Tréveris un requerimiento de que los dispersara. En diciembre, Montmorin cedió la cartera de Asuntos Exteriores a Delessart, ·que era pacifista; pero Narbonne, que pasó a Guerra, puso su influencia personal al servicio de la política belicista. En la Legislativa, en los jacobinos, en las co1umnas del Patriote fran~ais, Brissot "enciende la tea", predicando "una guerra de
830
¡ 1
l
·¡
,, l. 1
1
1
¡,
!.-RUPTURAS
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
los patriotas contra los reyes". En cuanto a Luis XVI, espetaba ·que un cciriflictoJeJiqe~~se ; . :Y.'.excifa ba ,.a,-Leópoldorbajo ·cuer.da...
Cierto es que el eli::ctor de Tréveris accedió al requerimiento ; pero el 21 de diciembre, Kau¡lltz acompañó esta noticia con una nota fuerte. y g,ue resultaba atrevida. A consecuencia de esto, el diálogo se hizo agr¡:sivo. La réplica (25 de enero de 1792) era un ultimátum: el emperador tenía que declarl1r, antes del l.º de marzo, si renunciaba a todo concierto dirigido cont_ra. Francia. Una vez más la respuesta austríaca fue aceptable en el fondo; , pero tan descortés en los términos, que el ga,binete francés, acusa,do de debilidad, no pudo sobrevivir a ella. Los fogosos girondinos se apoderaron del ministerio (marzo de 1792), poniemdo en Asuntos Exteriores a Dumouriez, activo' enemigo de Austria. aquel ·preciso mom,em0. en .Viena,'"hubo.1'°un:· golpe teatrai·:'"'Le'ópófüo
La Controversia del Nootka Sound y el Rfoi de la Plata, Humanidades, 1929. . , J, DRoz: L' Allemagne et la Révolution franr;aise. París, 1949. H. BRUNSCHWIO: La Crise de l'lttat prussien ti la fin du XVIII• siecle, pa-
IUlYULUG!UN/\IU/\~
R. CAILLET-Bors:
A. VON VIVENOT: Quel/en zur Geschich-
te der deutschen Kaiserpolitik CEsterreichs, t. I y II (1790-1793). Wien,
en
rfs, 1947.
G. P. GoocH: Germany and the Fre11ch Revo/ution. Londres, 1929.
;
0~1
,
1873-1874. N. IOROA: L'Esprit fran(:ais au XVJJJ• siecle en Autriche, en Revue Histori· que du Sud-Est européen, 1938. W. C. LANGSAM: Emperor Francis 11 and the Austrian "lacobins", en American Historical Review, 1945.
;
En. ~~ql;!'~~~:~:~~~;~;~~i~~~d,a.~~~·d;0~~!2)~~~:!t~IT~~~:~:c~~6~r::c;~i
cipórtunidad:-:,un"_emisaliO, de Marü1_ A.ntonieta .para solicitar una·faterVf:nción; llµp.¡;gi~t_¡¡.~.' Ad.~más,· Kaunitz podía pretextar el ostensible armamento de Franda. Se cruzaron propo~icion.i::s : desmovilización austríaca, a cambio de sa'tisfacción a los príncipes con posesiones en Alsacia. En• el'·con.Sejo del 18 de, al;lril,_!od9s los }I¡.jjtistr_o_s: ~e.,,adhi!i~~on,,aj., par.~ce.r' de--Dumouriez: pr9pon:~J:"Jt,la.~1}.sáhible_¡¡.: la:. guerra:,con,-Austria. El 20 se reunió la Asamblea L~gishi,tiya.-:;Gon· voz.·;apagada,,;,),-uis-'.XVI -l¡:yó, -ek:texto decisivo: ··Las ~mociones de reconciliación'. ·foerón · acogidas, cóñ: silbidos ; . y, ;p9r..illiani.rriidad .. :,ni~no.s:~~i~~;~votos',!•se:i•!dfi~retó-·la guerr~, contra el rey de HÜngrfa Y de Bohemia":-' · .. ,._ · BIBLIOGRAFIA
P. R. RoHoEN: Die Klassische Diplomatie. van Kaunitz bis Mettemich. Leip;¡ig, 1939.
U,
VON HAssEL:
~flpolitik.
lm Wandel der Aus-
Munich, 1939.
A, SoREL: L'Europe et la Révolution fran(:aíse. París, 1885-1904, 8 in-8. P'.; RAIN: La Diplomatie fran9aise, t. II
(¡ 789-1800). París, 1950. J. D!l.oz: Histoire diplomalique de 1648
el 1919. París, 1952. J. A. R. MARIOTT: The Eastern Question, 1924. A. A. LOBANov-RosTOWSKY: Russia and Europe (1789-1825). Durham, 1947.
c.
DE GRUNWALD: Trois Siec/es de Diplomatie russe. París, 1945. N. loRGA: Geschichte des osmanischen Reiches, t. V. Gotha, 1913. D. LEICITCH: La Politique extérieure de
Pierre ler. Pétrovitch, métropolite du Monténégro (1784-1830). París, 1940. R. W. SETON-WATSON: A History o} the Roumanians. Londres, 1934. A. MATHIEZ: La Révolution fran(:aise, 3 in-16. París, 1922-1927. G. LEFEBVRE: La Révolution fran9aise, t. XIII, en Peuples et Civilisations. Pa-
rís, ed. 1951. M. G5HRINO: Gesclzichte der Grosselt Revolution, t. I y II. TUbingen, 19501951. A. LATREILLE: L'Église catholique et la Révolution .fran,aise, 2 in-8. Parfs, 1946-1950. B. C. SHAFER: Bourgeois Nationalism
1-:»
'"
in the Pamphlets on the eve of the French Revolution, en Joumal of Modern History, 1938. B. F. HYSLOP: Fre11ch Nationalism in 1789. New York, 1934.
1
1: ....
...;·
833
CAPITULO II EU,ROPA EN GUERRA
I. LA GUERRA DE POLONIA (179Z)
En el final del siglo )\VIII, la fuerza y la expansión rusas se convir· tieron en factores ptunorqiales de las relaciones europeas. Como no existíaii prqgresos notables en la técnica de las comuni· caciones, la inmensidad J,iel imperio moscovita seguía siendo la más eficaz de sus defens~s. s~lvo un punto: San Petersbmgo se hallaba ¡tl alcance de una ofensiva sueca. En 1788, cuando Gustavo III atacó a Catalina II, aprovec}landq la guerra turca; la zarina pudo oír el cañón desde su capital. En:los d~más frentes, incluso la infiltración que estudió Prusia, en 1790, pai.;a lle~ar hasta Riga, con ayuda de la flota inglesa, no pasaría de ser u:r¡. con\ratieropo. Cierto que subsistía la contrapartida militar, que radicaba en fa lentitud de las concentraciones y en los des· plazamientos de un· frenfe a otro. Y lo mismo ocurría en el terreno económico: la población total ¡¡ lcanzaba, tal vez, los 40 millones de habitantes ; pero al estado le costaba gran trabajo extraer ;recursos de una. humanidad desperdigada, de un mundo esencialmente campesino, de una economía atrasada, donde la evolución de la técnica solo penetra· ba en algunos grandes dominios o en regiones privilegiadas. Aunque Moscú tenía 300.000 habitantes y San Petersburgo 270.000, después ya no había más que siete u ocho ciudades que pasaran de las 20.000 almas. Sin embargo, la producción industrial dirigida por el Estado era im· portante: y el ejército disponía de un material notable. La gran me· talurgia del Ural proporcionaba hierro en lingotes; y también cobre, aunque a fines de siglo su producción disminuía. Los metales llegaban a los centros de transformación, principalmente a las fábricas Betaschev, en el Valga medio, transportados, en invierno, por medio de trineos y, en verano, en barcazas. La producción de material de guerra era par· ticulannente activa. La artillería poseía, sobre todo, material de buena calidad y abundante, cuyo empleo intensivo caracterizaba la batalla rusa. La caballería acababa
réducido por la enfermedad, la f.alta de honradez y el desorden adnu· nistrativo, los efectivos seguí¡m .sitjndo muy numerosos; en 1796, pasaban de 400.000 hombres. La dirección de la dipl9mac\a estaba confiada a una comisión de asuntos exteriores que, en 14 prá~tica, seguía dócilmente a su presidente o canciller y a su vicepre.~iden~e. Pero, incluso en estos cargos, un Ostermann veía sus atribué).ones' reducidas a la representación oficial, ya que todo se hallaba en :manqs .de quien gozaba del favo_r personal de la zarina. Bezborodko lo acaparó, casi sin interrupción; y, como era un ucraniano servil y· astutq, lo empleaba para orientar la política rusa hacia el mar Negro. Poteml{in era también un favorito con la suficiente influencia para acariciar vaªtos propósitos que, partiendo del "proyecto griego", comprendían a Uq,rania3 y a Polonia, y le proporcionaban el poder y casi la independentia di; un rey. Sin embargo, Catalina seguí~ siendo el centro de todo, decidida y emprendedora, llena de s,onfia:Pza. en la joven fuerza rusa ; pero no ignorante de sus debilidad~s gepgráficas y sociales. De las primeras, no consiguió eliminar la ~ás p~ligrosa : la proximidad de la frontera sueca. La paz. que firmó el' 14 c\,e agosto de 1790, en Verela, con Gustavo III, mantenía el statu qua territorial, pues la guerra turca no permitía hacer el esfuerzo qu~ exigiría la conquista del escudo finlandés. Catalina tenía perfecta con9ienci~ de los fallos de orden social que en· trañaba su poder; sabía lq peligrosos que los nobles podían ser para el trono, si se tocaba a sus priviiegios, principalmente a la servidumbre. En consecuencia, adoptó, con respecto a la Revolución francesa, la actitud que se imponía. Recibió acogedoramente a los "grandes emi· grados", y les declaró muy alto: ~'Sin nobles no hay reino." La antigua ¡¡.miga de los filósofos deseaba, sinceramente, que Europa aniquilase a aquella "canalla jacobina" que, con sus principios y con la revolución rural francesa, daba tan mal ejemplo al mundo campesino. La zarina no juzgaba necesario comprometerse I?ersonalmente; pero, siguiendo la in· ~linación rusa del momento, se esforzaba por dar a la cruzada contra· rrevolucionaria una base jurídica internacional y por sentarla sobre los principios universales del derecho de gentes. Con respecto a Polonia, Catalina también se dejó guiar, en parte, por una consideración de orden social e interno. Cierto que la Serenísima República presentaba una estructura social que no difería en nada de la rusa; pero las ideas del Aufklarung habían penetrado en ella, y en el e~fuerzo de •renCJiVación que allí se intent8!ba, ocupaba un lugar el proyecto de Ia liberación campesina. Por tanto, existía peligro de contagio, oposición con los intereses y la mentalidad de los viejos rusos, y también rivalidad en el terreno. religioso. Polonia contaba con buena cantidad de rutenos ortodoxos, por los que se interesaba el Santo Sínodo, En 1785, creó éste una diócesis para encuadrarla en ella; y, por inter· medio de su obispo, procuraba rusificados. La dieta polaca, inquieta RENOUVrN 1.-53
834
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAl'OLEONICO
11.-EUROPA EN GUERRA
835
i
por ello, hizo detener a1 prelado y, en mayo de 179Z, concedió a los ortodoxos polacos un estatuto, fundado en la autocefalia. Y, por último, los. ¡ipetitos territoriales influían poderosamente en la política de Catalina; en Varsovia. Era :µ¡¡.tural que codiciase muy especialmente la Uctaniii,, polaca, aquella avii.rlzad.a de las fronteras de república h~cia el Sudeste, en el Dnieper, casi tocando a Kiev y flanqueando, peligrosam~rite, las valiosas adqµisiciones hechas a los turcos, a lo largo del mar Negro. En tal región, l¡i ampición de Potemkin preparó el terreno, pues so4aba con anexionar aquell9s palatinados' a su fut~ro "reino de Dacia". CGJmpró posesiones inr]l.ensas, se atrajo a' los ortddoxos; en previsión de :Un golpe de mano, se aseguró la buena disposición de los cosacos en las fronteras; y en Varsovia negoció con la oposición·un movimiento separatista. Después de su muerte, ocurrida en octubre de 1791, Zubov, el' nuevo favorito, facilitaría tambien a Catalina , una intervención en Pólonia, intervención de la que esperaba grandes beneficios particulares. , Las cortes .germánícas, 'aunque unidas a la ¡¡azón, no oponían a tales ambiciones una go]ítica común. A Prusia le había costado bastante trabajo digerir lo que tomó de Polonia en el primer reparto. Para hacer contrapeso al elemento católico anexionado, tuvo que reforzar en el ~te el personal eclesj,ásticq protestante. Por débiles que fuer~n l_as indemnizaciones a los g_r¡¡.njeros polacos expulsados, la germaruzac1ón le rqsultó muy cara, pues de 1772 a .1786 estableció en Polo,~ia a 3.200 familias alemanas. Adt!más, fue preciso costear toda una poht1ca escolar. Pyro, precisamente en llerlín, se esperaban de tales anexiones los re?ursos para compensar todos aquellos gastos. Las estipulacione~· comerda• les impuestas por Federico lI obligaban ya, prácticamente, al expoftador polaco a reservar a las agencias prusianas sus maderas Y su .tqgo. Y como en el pedir no hay engaño, sería conveniente conseguir, por, 1o menos, el gran puerto de Danzig, en el que se cargaban los cereales con destino a Europa, y añadir el de Thorn, para controlar el Vístula medio. A estos aumentos territoriales se oponía Austria, impulsada por su vieja rivalidad con Prusia, y dirigida por anti prusianos, como Kaunitz; y, a partir de marzo de 1793, como Thugut, que detestaba la "ralea infernal" de Berlín. Pero los asuntos franceses atraían cada vez más su atención, ya que se encontraba más comprometida que Federico GuiUermo.
'ª
i f
'r,'
t:
','
1
¡
1'
l
:¡ :l.• i·i¡ \¡ ~¡
'
'
i
J.
, El desastre del primer reparto (1772) agobiaba aún a Polonia. Los rusos habían conservado fafluencif!. decisiva sobre su gobierno: tenían tropas en su territorio; y su embajador, Stackelberg, apodado el virrey de Varsovia, parecía manejar completamente al rey Estanislao Augusto y al consejo permanente adjunto, compuesto de treinta y seis miembros. San Petersburgo velaba por el mantenimiento de las disposiciones constitucionales, que hacían ingobernable el país en momentos de crisis. Socialmente, Polonia seguía estando mal asentada. Continuaba siendo "una
república de nobles que tenían· siervos", como ·diría de ella, ,en 1810, Dupont de Nemours, quien, después del primer reparto, fue secretario de la comisión polaca de educación. Más de siete millones de siervos estaban dominados por cien mil nobles, algunos tan inmensamente ricos como para desequilibrar toda la economía. Había un palatinado en el que un solo magnate, Félix :Potocki, poseía 18;000 kilómetros cuadrados de terreno y 130.000 siervos. Sin embargo, se realizaba. un vigoroso esfuerzo de regeneración. En quince años, la reforma fiscal duplicó las rentas. En 1786, ~l ejército estaba formado por 1~.000 hql!lbres bien instruídos. En materia de enseñanza, se llevó a cabo un tra.bhjo inmenso, pues se intentó, sistemáticamente, "crear una nación por n¡edio de la instrucción pública", y se había comprendido que, según l¡;¡. expresión de Dupont de Nemours, "para aglutinar una nación compues~a de elementos tan heterogéneos... es preciso recurrir a la ilustración'?. Desde 1773, fa comisión de educación nacional renovó el personal dpcente, reformando las universidades de Cracovia y de Vi1na creandq 'escuelas y, sobre todo, inculcando a la enseñanza un espíritu nuevo; de ·educación cívica. La Dieta, que se reunió en 1788, se mostró di~pµesta a hacer profundas reformas. A este espíritu de renovac~óµ se oponían los partidarios de Rusia, el partido conservador o de los lzetmans, que, dirigido por los más poderosos magnates, tales como Félix Potocki, acaparaba todos los altos car· gos, contaba con numerosos npbles ·entre sus afiliados y ponía su influencia a disposición de la zarina y de Potemkin. El partido "patriótico" se inclinaba del lado de los prusianos ; y uno de sus miembros más destaca· dos, Ignacio Potocki, soñaba eón ofrecer la corona a un Hohenzollern. En las filas de la juventud y de la burguesía culta, muchos miraban hacia Francia, cuya lengua, modas e ideas habían contribuído tanto a su despertar intelectual. Las primeras noticias de la Revolución hicieron aparecer gran cantidad de folletos, a veces violentos; y en 1791, La Gaceta nacional y extranjera traía, periódicamente, noticias de París e iniciaba la lucha contra la influencia moscovita. Polonia no podía prescindir de una alianza. Francia se mostraba poco dispuesta a concertarla, pues la estimaba comprometedora y sin utilidad. Catalina Il se mostró también reticente al principio. En 1787, cuando Estanislao le pidió ser admitido al reparto del botú1 turco, se negó, temiendo disgustar a Prusia. Esta, que tenía interés en que Rusia, comprometida en el Danubio, no pudiese protegerse por retaguardia, ofreció a Varsovia su alianza para impedirlo. Además, contaba con obtener un buen precio, consistente en Panzig y Thom. La proposición fue tlel agrado de la Dieta, que era antirrusa, en su mayoría, y que, inmediatamente, le habló claro a Catalina, rogándole que retirase las tropas que tenía estacionadas en el territorio de la república (noviembre de 1788). Federico. Guillermo apoyaba la petición; y como la ofensiva rusa eu Oriente iba mal, la zarina se vio obligada a ceder (24 de mayo de 1789). Aquella altanería resultaba imprudente; pero en Varsovia había
,: ...
836
TOMO I.-REYpLUCiqN FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
muchos que daban por segur.a la ayuda de Prusia. En realidad: esta, que necesitaba a los polacps para sacar el mayor provecho posible de la cruerra turca, que tenfa·· atad~s de pies y manos a las cortes imperiales, firmó con ellos, el 29 .de m!trzo de 1790, una alianza de garantía recíproca, que hacía, exp~~sam~nte, un casus foederis .de toda intromisión extranjera en los asuntos pplacos. Asf, pues, la Dieta podía creerse a cubierto. En realidad úo lo' estaba, ya que se había negado a entregar Danzia y Thom a los prusianos, como pago de su ayuda. Aún lo estuvo menos"' cuando, el 27 ~de jqlio de 1790, los prusianos renunciaron, en Re~chenbach, a su pol{.tica ~ntiaustríaca; y dejó de estarlo, en absoluto, cuando, en abril de 1191, habiéndose esca bullido Pitt, abandonaron por COD.fpleto el proyecto, ~caricjado en su día, de atacar a Rusia, de acuerdo con Inglaterra. : En el Oeste, el peligro aumentaba; pero los patriotas polacos activaban la obra de recreneración. Entre ellos empezaba a ocupar un nuevo lugar aquella burg;esía instruída a la que hasta entonces se había venido apartando de los asuntos de Estado, y formada por hombres de leyes, banqueros de Varsovia y académicos de Cracovia y Vilna. La reforma constitucional del 3 de mayo de 1791, fue obra común del rey, de los nobles patriotas y de la burguesía. Tal reforma afianzaba el poder real, haciendo la corona hereditaria en la casa de Sajonia. Abolía los liberum veto; y creaba dos cámaras. Ampliaba los derechos de la clase media, , y concedía a los siervos garantías legales. El ejército era aumentado hasta 100.000 hombres; y los estudiantes tenían que hacer la instrus;ción. Las fuerzas militares y los recursos financieros de Polonia y Lituania fueron declarados unidos, en octubre de 1791. Este esfuerzo renovador fue acogido con simpatía en Inglaterra. En Francia, aristócratas y jacobinos criticaban la constitución, y los moderados la aprobaban. El representante de Francia en Varsovia, Descorches de Sainte-Croix, intentaba una alianza; mas el ministerio se negaba a ella. Leopoldo, deseoso de evitar un nuevo desmembramiento, se esforzaba por conseguir que Berlín garanti:z·,g,·se el territorio polaco; pero los asuntos franceses le absorbían cada vez más; y cuando, en marzo de 1792, le sucedió Francisco II, la política austríaca se comprometió imprudentemente en el Oeste. Por el contrario, Federico-Guillermo, viendo a los ingleses renunciar a toda acción an?moscovita, maniobraba ahora para colocarse al lado de los rusos el d1a en que atacasen a su aliado oolaco. En enero de 1792, comunicó a Austria que no estaba dispuesto a garantizar la nueva constitución de Varsovia; y se dedicó a vürilar el Vístula, al mismo tiempo que el Rin. "'Entre tanto, Catalina II se preparaba. Desde que, el 9 de f~brero de 1792, firmara en Iassi la paz con los turcos, tenía las manos libres. En la primavera, llamó a 60.000 hombres del bajo Danubio. Potemkin, primero, y después Zubov, eran partidarios de la intervención. La nu~va constitución polaca proporcionaba el casus belli. ya que los rusos habian
Il.-·EUROl!A EN GUERRA
--.837
ga'rantizado la precedente. Su espíritu liberal, sus mismos términos, per mitían a la zarina invocar, t(fllto para la política interna como para la exterior, el peligro revolucion~rio, 1, asegurar que combatía por principios al destruir "la }acobinera va):soví~na". Al mismo tiempo, otros cruzados aplastarían la de París, qejand.p en libertad de movimientos a Catalina, dentro de su sector. Era fáciUograr que una facción polaca hiciese un llamamiento al ejército ru~a. pues Félix Potocki y otros magnates se encontraban en San Petersburgo, cJ.onde pretendían defender las libertades "republicanas", en confqhnid'!d con la vieja tradición sáñnata. Ei 27 de abril de 1792, proclatP.aro~ una "confederación", cuya acta fue hecha pública en mayo, en 'fargo.wica. El 18 de mayo, los rusos cruzaron la frontera, El día 4, 'Rusia había advertido a Varsovia que el casus f oederis no tenía vigen~ia ; el 8 de junio confirmó que no estaba ~ispuesta a ~ef~nder un~ co!\:stituc!ón "que la república había adoptado sm su conocuruento y sm s~ conqurso". . La campaña fue .br~ve. S~ apr~ció pronto una fisura entre polacos y lituanos: el 14 de JUillO caxó Vi)na. Kosciusko resistió aún cinco semanas. El 23 de julio de 1792, Estanislao Augusto accedió a la confederación de Targowica, que, in.mediatamente, y en pos de sus amigos rus?s, .extendió su poder por todo el país, restableciendo las antiguas instituc10ne8 y esforzándose por atraerse a los pequeños nobles. Los jefes patriotas se refugiaron en Sajonia. Mientras tanto, en la frontera flamenca se habían producido los primeros encuentros entre franceses y austríacos. ¿En qué medida podrían las cortes germánicas hacer en el Oeste la guerra contra la revolución, 11!-ientras en sus. fron~eras ,orientales t::staban en juego sus intereses prin-· c1pales, Y Catalina dispoma, por sí sola, de la vencida Polonia? De este modo se concretaba la doble preocupación que había de ser, oara Viena y para Berlín, la acción de las "potencias que ocupaban sus flancos": Francia, en revolución; y Rusia, en expansión.
11. EL DOBLE FRENTE GERMANICO (1792·ENERO 1793)
Los ~suntos de Polonia, como los de Francia, movían en Prusia y en Austria. bastantes !nterescs comunes para incitar a un arreglo a las d?s potencias gennárucas. Al Este, las dos temían que la zarina resol~1~ra, sola y .en be~eficio propio, la cuestión polaca. Al Oeste, la hostihda~ que Viena alimentaba contra el jacobinismo hallaba cierto eco en Berlín; pero._ .sob~~ todo, existía la idea común de aprovecharse de la supuesta ~~b1l.itac10n franc~sa para una redistribución territorial y un nu~~o equiltbno. Ya en septie~bre de 1790, Prusia había pensado en una ac.c1on concertada qu? le pudiera valer algunas adquisiciones en el bajo Rin, y o~as. a Austria en Flandes y Alsacia. En Viena, desde que, en mayo o JUillO de 1792, Kaunitz había, prácticamente, abandonado la política, los consejeros de Francisco II, Spielmann y Felipe Cobenzl,
838
acariciaban el sueño de una amplia salida al alto :Rin; y albergaban, en mayor grado aún, la idea de dar realidad al antigl.!o proyecto de. qu9 el Elector de Baviera se instalase en Bruselas, cedit}ndo, en cambio, sus estados al Habsburgo. Los recientes· levantamiento~ belgas y las "disposiciones desafectas" de la población, les impulsaban, cada vez más, a abandonar los Países Bajos. Por otra parte, semejante trueque parecía el ,mmmum bonum, no solo para la monarquía, sino para Europa, ya quy establecería en Bélgica ."u~a potencia de conv~niencia común", que a todos les interesaba constitmr, a poco que se mtrase el futuro. En el primer mom~nto, Austr~a había encontrad+>. par~ el acerca~ien to a Prusia el obstáculo de la alianza francesa. Pe:i:o Noa1lles, embaJador de Francia' en Viena,· pudo comprobar pronto ql¡'le a dicha alianza le qµedaba poca consiste:qcia. "Quiera Dios-escribía, en septiembre de I7!H-que nuestros trastornos internos no den pie a las potencias rivales de Francia y no hagaú unirse a aquellas que parecen tener intereses más e¡:icontrados." Las dificultades entre Viena y Berlín habían de proceder más bien de las amargas rivalidades entre los clanes que en cada c:orte oponían sus diploma~ias secretas, así como de la profi:nda y tfadicional desconfianza q\le separaba a los dos estados germámcos. Una roa· niobra conjunta en lo~ dos'frentes, oriental y occidental, tendría que. ser infinitamente delicada.~ A las proposicio~es prusianas de septiembre de 1790, Leopoldo respondió evasivamen}e, ptfeS se encontraba todavía empantanado en la guerra de Turquía; y esp~ra?a ci,ue la revolui;i~n cond,~jera, por sí s?l~, y ventajosamente, "al aruquilamiento del credito político .4e Francia . Pero, en mayo de 179l, la reforma de la constitución polaca hizo presagiar una próxima intervención rusa en Varsovia; y, en junio, el fracaso de la huida a Varennes alarmó seriamente a las cortes. El enviado prusi,ano, Biscboffwerder, eneontró, p
¡'
']
¡ \
·1 ·; ¡'
1
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
En el del Oeste, pronto se hizo patente el fracaso político : lejos de consolidar el trono de Luis XVI, la intervención extranjera lo ponía en · mayor peligro. Las derrotas sufridas por el ejército francés cuando, a fi-
í
!
II.-EUROPA EN GUERRA
nes de abril de 1792, intentó invadir los Países Bajos austríacos, habían a.umentado la desconfianza de los patriotas hacia los generales,· y su convicción de que en las, Tullerí'!-s existía un "comité austríaco", en comunicación con el enemigo. Para obligar al rey a quitarse la careta, la Gironda hizo votar, en mayo y junio, medidas excepcionales, que provocaron, efectivamente, una crisis ministerial (Dumouriez dimitió el 15 de junio), seguida, el 20 de junio-, de una revuelta sin consecuencias, pero que podía reproducirse de un momento a otro. Sin embargo, Luis XVI y la reina conservaban sus il.usíones con respecto al alcance de la intimidación extranjera; y suplicaban a los coligados que lanzasen una proclama terrorífica para! infunqir miedo a los jacobinos. La idea no era nueva; Calonne, por ejemplo. la había sostenido, a principios de 1791, pidiendo que se amenazase a los re.volucionarios "con el filo de la espada y con el postrer suplicio". T~l fue el tono del manifiesto, que el duque de Brunswick, que rnandab~ Jas fuerzas de la coalición, firmó el 25 de julio de 1792. Anunciaba:'eµ él que, de un insulto hecho al rey, to· maría "una venganza ejemplar y memorable para siempre, entregando la ciudad de París a la ejecui:ión militar y a la subversión total". La réplica fue la jornada del 10 de agosto, la invasión de las Tullerías por las secciones parisienses, secundaq¡i.s por los federados de provincias : y la suspensión de las atribuciones del' rey. El 21 de septiembre, la Convención, elegida a toda prisa pá'r~ reemplazar a la Asamblea Legislativa y reunida desde la víspera, abo1ió la monarquía. Tenía razón el viejo Kau .. nitz cuando, en julio, había ~consejado que no se obstinasen en reducir por la fuerza externa la Revolución: "Aun suponiendo que fuera posible-que no lo es-, el remedfo no sería mejor que la enfermedad." Que el sistema era malo, lo demostraba él fracaso que en aquellos mismos momentos estaba sufriendo la coalición; fracaso tanto más grave, cuanto que no estaba motivado por la inferioridad técnica. Había causas mucho más profundas y que resultaron más duraderas, ya que la Europa coligada tardó veinte años en ponerles remedio. Consistían en la discordancia entre los fines de guerra y los fines políticos. El plan prusiano de indemnizar a Austria en Alsacia no agradaba del todo en ·T' Viena, donde algunos tenían la sensatez de comprender que eso serfo. ··depositar allí un activo germen de guerra. HabJa. ..todo un clan que consideraba oportuna la ocasión para ejecutar el ,famoso proyecto de cambio de los Países Bajos por Baviera. Sin embargo, el beneficio de este trueque no se consideraba suficiente; y se pedía que se le añadiese algo. Había quienes opinaban que ese algo debía estar en Alsacia; y otros, que en Polonia o en los territorios de Anspach y Bayreuth, recien · temente adquiridos por Prusia. Pero a ésta le costaba trabajo cederlos ; y, además, dedicaba cada vez mayor atención a las oportunidades en Polonia. El día 12 de mayo de 1792, reunidas en Sans-Souci las dos cortes germánicas, trazaron un plan de operaciones contra Francia, acordando que entrarían en línea 42.000 prusianos y 100.000 austríacos, los cuerpos de emigrados y el contingente de Hesse-Cassel. Pero Viena
.).;. . - -·-~"
.,.•,
\;
!
1
.~
~.
:
.. (
I'
''.;])'
!
/' 1
1.
¡¡
::g~;~~~
840
rt~ @
reclamó un plazo para cpncentrar sus tropas; y las conferencias decis1· vas fueron aplazadas ha~ta er mes de julio, fecha en que la elección y coronación del emperador reunirían en Francfort a todas las persona· lidades. Sin embargo, ali~ no s~ decidió nada; y en septiembre aún con· tinuaba discutiéndose. V~rdad·: es que estaiban confiados. Los coligado~ pasando, por fin, la froi}tera francesa (19 de agosto de 1792), habían tomado Longwy y Verdúú, cruzando el Argona. Cobenzl escribía a Spiel · mann (acompañante de fas trQpas), que esperaba recibir pronto un des· pacho suyo, fechado en París.' Ahora bien: aquellas~ dilaciones habían dado al ejército francés tiempo pára recobrarse. Sus ti)lldad~s fueron reformadas con celeridad y acierto ; y el 20 de septiembré de i 792, con Dumouriez al frente, presentaron combate a los prusianos~ en Walmy. Después de un cañoneo que dur.ó varias horas, Brunswick abandonó la lucha. La fuerza militar de la Revolución acababa de surgir. "Vais a ver-escribía un oficial prusiano-cómo' estos gallitos se yerguen sobre sus espolones. Ya han recibido el bautismo de fuego. Lo que hemos perdido es más que una batalla. El 20 de septiembre ha cambiado el cariz de la historia; es el día más im · portante del siglo." La flojedad poco frecuente con que se habían batido los prusianos se explica por la repugnancia de muchos oficiales a colaborar con el austríaco, por las simpatías a Francia, que el partido influyente no disimulaba; y por la inquietud que producían los apetitos rusos en Polonia. A estos sentimien.tos respondía en París toda una tradición pro:·Prusia, representada ampliamente entre los patriotas, favorable al foco germánico de luz, de reformas y de filosofía, representado por Berlín. Así, pues~ se juzgó posible separar a Federico-Guillermo de su aliado, el Habsburgo. A raíz de la batalla de Valmy, Dumouriez entabló con Brmiswick conversaciones que recibieron la aprobación del consejo eje· cutivo creado con posterioridaj al 10 de agosto, y de Danton, muy influyente en el consejo, prusófilo y aficionado a la diplomacia secreta. Estas conversaciones obtuvieron un doble y feliz resultado: el ejército prusiano se retiró con diséreción; y se ensanchó la fisura existente entre Berlín y los austrfr:¡.cos, que habían tenido noticias de las "desvergon· zadas mentiras" que se propalaban con respecto a ellos. Con el mismo espíritu, Danton se esforzaba por impedir una ampliación de la coalición; e hizo redactar, por Talleyrand, una circular diplomática que daba las explicaciones más tranquilizadoras acerca del 10 de agosto. Pero las palabras oficiales y los actos visibles del Gobierno francés no eran para tranquilizar a nadie. Danton mismo, mientras negociaba entre bastidores, se cubría con la violencia de sus declaraciones verbales, incluso con respecto al gabinete de Berlín y de sus "hondas perfidias". Deseosos los girondinos de una tregua en el interior, e intentando salvar al rey, continuaban, sin embargo, para mantener su declinante prestigio. haciendo coro a los temas de la propaganda y de la guerra contra los
(y @
I·; ~::\
'
1,_;_y
i
..' (]
·,:
:'[t;;
f f ~
i
¡
'
,_---.\
1
;
1
':U
' i
,- -- -- ~
\~:-:J
1C-\
1 v:;J
i
'
1
fI
r¡1 G3 1
¡~~~ '-·::..]
.,
,1.
'-•. j
'
1
(;i¡:'
t» ¡
p.!/'¡ ¡
!~ 1
l ~'
~;1
'
\:-:.:.)'
'
(~\
(j
()
·'!
)
!- ·'
. -··
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO ·~
MAR
.DE.L
NO.[?.TE
/lat'hy
F 1
R ELl
1i11:i!1f Po.sesiones,orusianas mi id de Íos Habsburga ,_J lfmite del Sacro Imperio Escala
o
50
too MAPA
20.-El Rin en 1792.
842
.. ¡ ¡IJ ; f
. !;
;: 1..
l
í
.1
¡ !'
[i
'11
~
¡
i ''
ji
¡ji~ 1 1
l
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
11.-EUROPA EN l:iUl:.KKJI
tiranos. Y de Dunkerque a Niza, los ejércitos de la joven república atravesaban las fronteras. ·Víctor Amadeo III ·de Cerdeña había mostrado a la Francia revolucionaria una hostilidad deciarada, dando asilo a los emigrados, elaborapdo proyectos de invasión del Delfinado y empleando formas y procedimientos descorteses. Pero faltando a la prudente política de equilibrio, habitual en su casa, no había obtenido de Austria más que un apoyo insuficiente (siete batallones); y, sobre todo muy tardío, ya que el mismo día 21 de septiembre ~e 1792, en que fue firmado este acuerdo, 18.000 f~anceses, mandados ppr MÓntesquiou, invadían Sabaya, la cual fue conquistada en pocos días, y Niza que ocuparon al imomento. La actitud del príncipe-arzobispo; qe fyfaguncia no había siclo menos hostil, pues apogió a los emigradp~ más alborotadores y prestó asilo al congreso que, en julio de 1792, celepraron los jefes de la coalición. La com~rca era rica, contaba con, alm:;i.cenes bien abastecidos, en previsión de la campaña de Francia, y- estaba mal defendida. En resumen: era un espl~ndido camino abieyto p.ara la invasión de la Alemania occidental. En septiembre y octubre d~ 1792, Custine se lanzó por él; y ocupó1 sin esfuerzo, Espira, Magupcia y Francfort. ,, En cuanto a la conquista de Bélgica, Dumouriez la había convertido eri unfi cuestión personal, porque allí se trataba de atacar al ener:nigo principal o más bien al único : los austríacos. La Revolución-al menos en su5 principios-había sido acogida favorablemente en Brabante por l'os medios cultos. Los dominios de la iglesia y los de la casa de Austria eran vastos, la región opulenta y el numerario abundante:.JAllí se encontraría provisiones para el ejército ·francés, medios para reanimar el asignado y para sostener los asuntos por los que Danton había de interesarse. El general que procurase todas aquellas ventajas a la República, ocuparía en ella un puesto de primera fila; y Dumouriez ambicionaba esa gloria. Consiguió plenos poderes y cerca de 80.000 hombres, contra 26.000 austríacos. El 6 de noviembre, en Jemmappes, el número y el ímpetu de los republicanos lograron rebasar los reductos de los uniformes blancos. Cuatro semanas más tarde, Bélgica estaba ocupada. Así, pues, en tres .meses, la situación había evolucionado de manera desconcertante: Francia, a la que se creía desorganizada por la anarquía, se revelaba como dotada de una temible fuerza de expansión : fuerza militar, por la guerra de masas; fuerza de propaganda política, demostrada por las ovaciones de la asamblea nacional, de los Alóbroges en Chambéry, de los Amigos alemanes de la Libertad, con Forster en Maguncia, y del Comité de belgas y liejeses unidos en Bélgica. Pero Austria era la que se encontra~ más directamente expuesta a ese peligro francés. Su Milanesado dependía de un fracaso en el monte Cenis ; el imperio estaba invadido y Bélgica perdida. En cambio, Prusia no se encontraba en primera línea. Sabía que París estaba dispuesto a enta· b1ar negociaciones y a tener miramientos con ella. Por tanto, podía
ocuparse del segundo :frente,; de Polonia, y mano a mano con Rusia, sin el terzo incommodo austriaco. ' Como eran las tropas de Catalina las que ocupaban Polonia, ella hubiera preferido, tal vez, reservarse todo el botín. La forma de hacerlo hubiera podido ser la que preconizaba la tradición rusa, forma aceptada por un poderoso clan polaco: µna independencia, más o menos oficial, encubriendo un vasall¡¡.je de h,echo. Se hubieran llevado a cabo rectificaciones de fronteras, sobre toclo en ·el Sudoeste; pero siempre limitadas. Ahora bien: semejante rupt,ura del equilibrio diplomático presentaba riesgos muy perceptibles. Francia intentaba suscitar )á agitación de los polacos patriotas. Aquel era uno de los aspectos del pJa!l c9ncebido por Dumouriez y por el ministro Lebrun-Tondu para alzar, contra Rusia, a la clásica coalición Suecia-Polonia-Turquía, aum~ntada¡, a ser posible, con una Prusia reconciliada. Se entablaron conyersaciones entre París y los jefes refugiados en Sajonia. El 30 de d¡ciembre de 1792, la Convención admitió a su presencia a Turski, el cuahequirió la ayuda francesa y recibió calurosas promesas de Treilhard y qe Barbaroux. La opinión inglesa había ,Illirado con indignación la entrada de los rusos en Polonia. La prensa' ,,Yhig. y Fox se mostraron particularmente violentos; y el embajador Si!llon Norontzov los apoyaba, sin recatarse demasia~o: "Esto parte de ljn principio de justicia que es privativo de esta nación; todo lo que tiene aspecto de opresión, la subleva." Indudablemente, Pitt no tenía interés en intervenir solo, ni tampoco en invitar a Prusia a una nueva actuación contra los moscovitas ; pero Catalina no respiró tranquila hasta verle empeñado en una guerra contra Francia. Del reparto del botín, tal vez se .pudiera .descartar a Austria, pues su política polaca era insegura. Un sector de 18. opinión hubiera querido dejarle a la Serenísima República una apariencia de fuerza, pues la existencia de aquel Estado intermedio era útil a todos; y, sobre todo, había que impedir el crecimiento de Prusia. Otros sectores no veían incon. ,veniente en tomar de allí el excedente necesario para que el cambio de Í.los Países Bajos por Baviera fuera una operación lucrativa. Pero la Hofburg empezaba a comprender que, de todos modos, la guerra en el frent~ occidental le ataba las manos, y a sospechar que los rusos la habían rmpulsado a ella maquiavélicarnente. Ya en abril de 1792, Felipe Cobenzl se preguntaba: "¿Será cierto que Rusia no haya intentado siño comprometemos hasta el máximo en los asuntos franceses, sin haber teniPo nunca intención de secundamos y con el oculto propósito de aprovecharse de ello para ejecutar quién sabe qué designios en Polonia?" Prusia hubiera podido abandonar el frente en el Oeste. Pero su amor p~o~i? quedó malparado en·la campaña de Valmy, y había sacado la conv1ccwn de que los jacobinos no permitirían fácilmente que se ga-
844
TOMO I.-REYOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO 1}
nasen indemnizaciones a sus expensas. Por tanto, se volvió hacia el Vístula; y el 25 de octul;>re d~ 1792 advirtió a su aliado- austríaco que estaba decidida a "redondearse" inmediatamente, a costa de Polonia. Solo con esta condición participaría realmente en una segunda campaña en el frente francés. Dci. este' modo, Federico-Guillermo se aprovecharía, sin más dilación, eri t¡i.nto que Francisco II veía cómo los franceses conquistaban aquellos Países.' Bajos, a cambio de los cuales había pensado obtener Baviera. Por s1¡ parte, Catalina se decidía, comprendiendo que no podía adjudicarse er botín polaco en su totalidad. Las intrigas francesas estaban obteniendQ un éxito inquietante en Suecia; e Inglaterra se intereswba demª'siadq por la suerte de los polacos. Estos, repuestos de la postración en :que l)!s sumiera la invasión, se agitaban y comentaban febrilmente las ~ictori~s que en Valmy y Jemmappes había conseguido un pueblo lib.fe, Cprría el rumor de unas pr.óximas vísperas sicilianas. Era preciso resoh'.er la cuestión; y Catalina no podía hacer esto sin la ayuda de 1,in có!Ilplice. Como Austria era demasiado lenta y siempre estaba recrinünan¡;io, la emperatriz escogió a Prusia. El 5 de diciembre de 1792, Iµzo lJegar un proyecto de reparto a Federico Guillermo, quien, loco'· de alegría, se avino a todo lo que ella quiso. El 23 de enero de 17¡J3, Goltz. Bezborodko y Ostermann firmaron el acu~rdo. · ~ Polonia perdía así la mit¡id de su población y casi la totalidad de su territorio. Rusia se adjtÍdical:la más de tres millones de almas, o~.sea toda la parte oriental, con unos límites que seguían aproximadamente el meridiano de Pinsk. Se apropiaba, principalmente, la Ucrania polaca, con sus ricas tierras de trigo, y así ampliaba cómodamente las bases de su expansión hacia el mar Negro y los Balcanes. Prusia se incrementaba en un millón de habitantes; y sus nuevas fronteras hacían de ella, como decía alegremente Goltz, "un reino coherente'', pues suprimía aquella enorme cuña de Polonia hacia el Oeste. Esto garantizaba a los Hohenzollem las riquezas agrfoolas-trigo y madera-que habían de sufragar los. gastos de la costosa colonización germánica; y la posesión de Danzig, el gran puerto de comercio de cereales. En Viena se desencadenó la tormenta. El emperador había sido descartado, de manera insultante, de las negociaciones y de los beneficios. La expansión rusa se convertía en un peligro de primera magnitud, pues los batallones moscovitas se habían adelantado extraordinariamente hacia la Europa central y se encontraban ahora en contacto con la Galitzia austríaca. El escandaloso crecimiento de Prusia comprometía el equilibrio de ..fuerzas en la cuestión alemana, y ponía en peligro la alianza austro-prusiana. cuya ·piedra angular era la simultaneidad y la paridad de engrandecimiento. El carácter de Thugut, que reemplazó a Cobenzl y a Spielmann, caídos en desgracia en marzo de 1793, no era el más a propósito para restablecer una colaboración confiada. Para justificar su agresión a Polonia, la zarina y Federico Guillermo
11.-~;:CTROP~
EN GUERRA
-845
. invocaron las exigencias del qrden y la tranquilidad pública. Según decían, los principios de la Rev{?lución francesa estaban echando raíces en Varsovia y sus proclamas dela.tabar( a los jacobinos franceses tanto como a los perturbadores polacos, y':el "d~lirio desnaturalizado de aquella secta impía, sacrílega y absurda". Manipbra de objetivo interno, en primer lugar, destinada a tranquilizar a las· clases nobles sobre la defensa de sus privilegios sociales. Maniobra diplotnática por parte de Catalina, ya que, basándose en aquellos principios, P,rusia tuvo que comprometerse a proseguir la guerra contra· 1a hi4ra. r~volucionaria, lo cual convenía, sobre todo, a los intereses rusos. Pqro, a]mque no llegase a lo que pretendían los partícipes en el reparto, Ja 'relación entre la aventura polaca y la francesa era muy real, e imponía las potencias centrales aquella maniobra en dos frentes, con e! pelipro de que el éxito en uno de ellos se pagase con el fracaso en ~1 otrp.
a
lli. INGLATERRA JNTEJ.tVIENE EN EL CONFLICTO (FE)lREIW DE 1793) -·
~
Pocas clases sociales har¡ ¡no~trado más tranquila seguridad, más plena aprobación del presentl%, má~ serena confianza en el porvenir que los roed.íos dirigentes inglese~. en:: vísperas de la Revolución francesa. Pocos países han sido tan cel~bradps por su belleza, su gloria y sus destinos como la Gran Bretaña i,le enJonces. Pero ll\ armazón capitalista en que se fundaba aquella prosgerida:Ü, estaba basada en interdependencias múltiples y sutiles. Inglaterra, en la celosa vigilancia que ejercía sobre el mundo, manifestaba una sensibilidad extremada para todas las transformaciones sociales, económicas y políticas que pudieran poner en peligro su posición. ;, Militarmente, apenas corría riesgo alguno. En los veinticinco años de lucha que iban a iniciarse, ningún factor excedía en importancia a las dpras corrientes de agua espumosa 'Y gris que separan a Dover de Cala.is. A su abrigo, y mediante los débiles efectivos que exigía '1a Marina de guerra, un país que en 1801 apenas contaba nueve millones de habitantes en Ing1aterra y 1.600.000 en Escocia, se sentía seguro frente a la población más que doble que tenía Francia. Podía conformarse con un ejército muy reducido en un principio y que, aun incrementado para la guerra de España, habría de dejar en la Península, en siete años de comb,3.te, menos de 40.000 muertos. Cierto era que la misma debilidad de su protección militar hacía a la opinión muy sensible ante el menor peli· gro de desembarco. En febrero de 1797, habiendo desembarcado en el país de Gales 1.200 hombres de una fragata francesa, se produjo en Londres tal pánico financiero, que estuvo a punto de hacer saltar el Banco de Inglaterra. Por eso el almirantazgo dedicaba gran atención a los puertos continentales más inmediatos; y menos a los franceses del canal de la Mancha, cuya capacidad no era muy grande, que a los del
846
l
.i
lr
!:¡ :¡
1 \
ri
l í
''
II.-EUROPA EN GUERRA
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPpLEONICO
Escalda. Es interesante el hecho de que Amberes continuara en el mediocre estado en que lo dejó Austria, sin dique ni' almacenes que sirvieran para algo. Intere¡;aba, también, conservarlo en estado de asfixia, manteniendo la desembocadura de su río bajo el dominio de las Provincias Unidas, pues de esta& Inglaterra se sentía segura desde la alianza de 1788. No sería el estatúder quien dotara a Flessinga y a las bocas del Escalda de las instalaci:ones _necesarias para rápida salida de una flota con 'tropas de desemba~cp. pn el interior, la arillazón social ofrecía una fuerza tranquilizadora. La ¡alta aristocracia continuaba poseyendo fortunas sólidas. Era pqco numerosa, porque la tr~nsmisión de los títulos no iba muy lejos; pero er~ .respetada y, ademá~. poco tiránica. La Gentry campesina encuad.~a ba~ 'convenientemente, eJ ¡nm;1do rural. 1..a burguesía no tenía cerrado' el ~ª~9 a ~a mejora social! pue~. e~ d~ero era un medio de elevación, le~í til:l;).o, ef1caz y acatado. Las y1e1as libertades se hallaban defendidas por la ,'tradición y la costumbre. 'Jorge Ill, después de la crisis mental que tuyo en 1788-1789, mqstrab¡,¡. menos afición al poder personal, ya que se; preocupaba de su salud; y, además, Pitt había obtenido su confianza. A~í; pues, la constitución inglesa parecía inquebrantable ; y tan perfecta, que, ni siquiera se atrevía nadie a proponerla como ejemplo, para el ex· trtinjero. Pero tales riquezas habían ·de ser defendidas ; y de la ·Revolución francesa podía venir un terrible contagio, que era de temer, principal· mente, por la impiedad que denunciaban los relatos de los .~migrados. De 1789 a 1799, gran cantidad de sacerdotes franceses (más de 10.000) pidieron hospitalidad a Inglaterra, y se les concedió generosamente. Lle· gaban, sobre todo, del Oeste, pues por ellí era fácil el paso por la escala de Jersey, donde, en octubre de 1791, se aglomeraron 4.000 emigrados, de los que 3.000 eran sacerdotes. Sus relatos referentes a los estragos del ateísmo jacobino tuvieron fácil acogida y asustaron terriblemente a las personas acomodadas. Claro es que, desde un punto de vista no simplemente cristiano, pues lo que en tales ambientes se admiraba más del Evangelio era el precepto de sumisión que impone a los humildes. "Respeto al soberano, obediencia a los amos", dijo el Apóstol; y Arthur Young, en 1798, lo interpretaba: "Hacer de esta sumisión un manan· tial de satisfacción e incluso de alegría para los desgraciados." Este era el prisma a través del cual las clases superiores solían aprobar las predicaciones de wesleyanos, evangelistas y cuáqueros a las clases misera· bles. Se esperaba que la impied.ad francesa no fuese a entorpecer tan buenos consejos. A los ojos de los conservadores, el dogma de la propiedad era casi divino. Hacían de ella la pnmera condición de la libertad, pues solo el hombre que poseía algunos bienes podía resistir al tirano ; la garantía de la prudencia política, porque el mísero no tenía por qué pesar las con· secuencias de sus actos ; en fin, la base de la existencia incluso de los
des heredados, pues, según afüma Burke, "cuando los pobres se alzan para destruir a los ricos, obran :en su propio interés tan sensatamente como si quemasen los 111olinos y ·tirasen el trigo al rfo para tener el pan barato". Ahora bien: la Revólqción francesa socavaba ese saludable pri~cipio. Al~no~ constituyentes ·proyectaban un procedimiento de votación no cens1tano. y Arthur Young exclamaba: "Si son las personas las que están represe1;1~das, la, propiedad ya no existe." En Francia, durante las grandes cns1s, se tasl!-pan las mercancías y se incautaban las cosechas. La igualdad, en su ~mo principio, e:¡taba en oposición con la propiedad. Así, una 'de las ¡i.cµsaciones lanzadas más frecuentemente contra ,ios ja~o.binos, fue. la d~ saqueo y robo; uno de los apóstrofes que mas se dmgía a los mgleses · era el llamamiento a la defensa de sus b!enes: Young quisiera, incluso, que. en la milicia que proponía no pu· dieran entrar más que propietarios. Y esto no era compreñder la revolución de la burguesía francesa. Inglaterra se mostraba or~osa ·de su prosperidad. "Nuestra buena Y vieja i~~a-escr.ibe lord, Au?,kland, en 1792-posee actualmente una acumulac10~ de nqueza~ sm e1~mpla en la historia del mundo." El que fuese la primera potencia económica del globo, constituía, con su insularidad, el rasgo más importante de su actuación internacional; ya colocara aquella f:-rerza en la balc:nza, ya velase para protegerla. . L?s estudios de los técrucos, las inversiones de los capitalistas, el mteres general que le otorgaba, hacían que la agricultura inO"lesa fuese l~ más perfec~i~nada qu~ existía, Los grandes rendimientos q;e propor· c10naba, penmtian al remo salvi\¡: los años de restricciones, cuando los ~provisionamientos llegab~n difícilmente del exterior, ya que, en rea· lidad: Y aunque la población creyera bastarse a'sí misma, dependía del exter~o_r, Y no tan sol? en productos coloniales, aun cuando éstos hubieran adq~mdo un lugar 1.ll1portantísimo en. la alimentación (Inglaterra consumra 150.000 toneladas de azúcar y 13 millones de libras de té). Pero el suelo nacional no daba suficiente madera para los usos domésticos e industriales, ni suficiente trigo par~ los consumidores, ya que se habían a~ostumbrado al pan blanco. La patata, de la cual se vivía en Irlanda el ~ancashire, e~a de cosecha insegura. En 1798, Malthus hizo notar el peligro de penuna por superpoblación. A partir de 1783 el sistema comercial inglés se modifi<:ó, p~r. el creciente desarrollo ~ue adquiría el transporte de artículos alimentlc10s. Estos eran el azúcar el café el ron de las islas occidentales, el trigo del Canadá: y también ei trigo, l~ harina Y. e~ ~on, qu7. desde 1790, sobre todo, enviaban los Estados Unidos. Re· c1b1a as1 rmsmo los cereales de los países bálticos, de la gran llanura polaco-alemana, y, más cerca todavía, de los Países Bajos. En éstos, la mala cosecha del lluvioso verano de 1792 creó entre compradores ingleses Y franceses una gran competencia ; y así se confirmó, una vez más, el, lugar c¡.ue aquel país ocupaba en la economía británica. De manera mas amplia, cualquier coalición marítima europea y, principalmente, una 1
1
i' i
847
1i ! l @)
1:
©
'f
@
',- .. ¡
;: './:/ --;¡ 1
1
\..__.;
848
II.-ElJROPA EN GUERRA
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAfOLEON!CO
intervención francesa yn Holanda, sería considerad<:\ principalmente bajo el aspecto de las temibles repercusiones que tendría sobre el abasteci· miento de la isla. · La potencia indusµial :británica era enorme. Las ciudades fabriles se habían hecho gigantescas, Londres tenía 800.000 pabitantes ; Manchester y Glasgow, 80.000 ¡ l3irmingham y Liverpool, 70.000; Leeds, 50.000; el Lancashire, que hacia 1700 tenía 160~000 alm¡:¡.s, cuenta, en 1801, 695.000. Las exportaoiones· de géneros de algodó1'. han aumentado de 20.000 libras, en 1741, a 1.660.000 en 1790. La industria de la lana tiene aún más importa,ncia rural y fabril a la vez. La era del hierro y del carbón va a iniciarse para. unas fábricas metalúrgicas gigantescas en el País Negro del Staffofdshire y en el Este de Escoqia. El capitalismo in· dustrial inglés puede ~ncargarse de abastecer de armas, uniformes y equipos a los regimientos "de to;das las coaliciones. Pero también aqu{ depyndía todo de la Marina. ·Para que los tejidos y la ferretería pudier,lln exportarse, para que llegasen el carbón de las Antillas y de los Estqdos Unidos, la madera y el hierro canadienses, es· candinavos y bálticos/era cpndición imperativa la supremacía naval. Aquí se planteaba de nuev9 la questión de los Países Bajos y, principalmente, del libre ,'l.cceso a Ostendt'._, gran puerta del continente. La escasez o el paro crearían un graye peligro social en estas comarcas manufactureras, míseras y duras, en ~as qU,e el industrialismo, en su peor período, en el de los comienzos, congregaba y amontonaba a verdaderas multitude~ embrutecidas por el agotamiento y el alcohol. Londres no .poseía más que una policía arcaica e ineficaz ; y aún no se había desvanecido el re· cuerdo de los motines de 1780, en los que la plebe atacó la prisión de Newgate, y por dos veces, asaltó durante la ·noche el Banco de Inglaterra. El relato de las jornadas revolucionarias parisinas avivaba tales temores, que explicaban el encarnizamiento con que hubo de conducirse, en el interior la reacción antijacobina, y en el exterior la lucha contra la Revolución. La armazón financiera del capitalismo británico era poderosa y vulnerable a la vez. En 1.781, el Banco de Inglaterra hizo renovar su pri· vilegio hasta 1812. En todo el reíno se habían 'fundado bancos provín· ciales (existían 12 en 1750 y 400 en 1793), que proporcionaban a la tierra y a las fábricas capitales abundantes. Sin embargo, muchos de ellos, de poca base y escasas reservas, no podrían sobrevivir a las crisis provocadas por la guerra. La deuda pública era grande. Pitt, al hacerse cargo de ella, encontró que excedía de los 238 millones de libras; y consiguió, mediante un esfuerzo de rigurosa amortización, reducirla en 4.750.000. Pero la situación internacional le obligó a suspender aquel esfuerzo; y, en 1793, la deuda volvió a subir a 244 millones. Los ingresos del Estado fueron reducidos, pues la opinión detestaiba el impuesto directo,, como atentatorio a la propiedad, y, por tanto, a la libertad. En consecuencia, Pitt se vio obligado a recurrir al Banco de Inglaterra, cu~a Carta constitucional prohibía, realmente, todo préstamo al Estado sm
aútor:iz~ción del Par.lamento! perq que podía emitir bonos del Tesoro. Llego, .lllcluso, a emitir dem¡=tsiados; pero en 1798 una reforma del sistema fiscal aumentó los. ~gi;esos; y, con ayuda de los empréstitos, In· glaterra se puso en cond1c10:qes de financiar, durante veinticinco años su guerra Y la de la coalición, lo que le costaría 830 millones de libras' de l~s cuales 52 y medio se inyirtlerpn en subsidios a sus aliados. Se ~on c~be que la Revolución frai,icesa,' y más tarde Napoleón, consideraran siempre este esfuerzo como in~ostenible, y tal situación comQ malsana. Y que esperasen que el crédi,to :ell' que se fundaba acabase por hundirse~ "?dem~s, en ~ 792.' se ·sabía en P,arís la inquietud con que los medios fmanc1eros bntárucos seguíaµ la piarcha de un ejércíto jacobino sobre ~sterdam, centro bancariq 111 que estaban muy estrechamente asociados. · A partir d~ 178~, el COID;~rcio marítimo se convirtió en base esencial de la. prospend~d mglesa. Jmport:aciones y exportaciones pasaron, de 20 llll~ones de libras en 17,~2; a casi 40 en 1790. Por el Atlántico se ext~ndia profusa~ente el t~áfico directo con el Canadá, los Estados Urudos Y las ~tilla~, y to~Q. tul~ red de relaciones triangulares. La poderosa compama de i~s Ind1~s on~ntales animaba, con sus pesados brdiamen, el Ca~~· las Ind1~s, ~· ~esde que, en 1784, se les unieron los holand~ses, ~amb1en,Ia Insulindra ?: el sµr de China. El Mediterráneo no se les d1sp~to demasiado duram~nie a !o~ navíos marselleses, pero su impor· tanc1a de enlace c~n l~ India se h¡¡.cia cada vez más patente. Er ventajoso tratado de comerc10, finnad0 en 1786, abrió el mercado francés. El mar del Norte Y el Báltico as.egurapan el aba~tecimiento del reino en trigo y pescado salado y proporc10naban el matenal para las construcciones navales, madera, ~lquitrán, cáña~o y lino. Tal comercio era una riqueza in· mensa, una nqueza en movuniento, cuya seguridad exigía una flota de guer,r~ bastant~ fuerte para desafiar incluso a las potencias occidentales mant1mas reurudas-España, Francia y Países Bajos-, y suficientemente numerosa para proteger, en cualquier momento, el Támesis contra un ataq~e procedente d~l próxim? Es~alda. Pero Pitt no estaba dispuesto Íi de1ar que la Francia revoluc10nana les creara tal peligro. Si es cierto ~ue. la opinión capitalista inglesa no comprendió lo burguesa q~e segma. siendo 1~ Francia 1789-1792, París, por su parte, sobreestunaba la llllportancia de las Slillpatías halladas en ciertos medios al otro lado ?e la Manc~a .. El error era disculpable, verdaderamente, dada, la magrutud del movllD1ento provocado en Inglaterra por el ejemplo de la Revolución. Este m~vímiento se manifestó, sobre todo, entre los disidentes de las clases medias u!banas, en las que se despertó el antiguo espíritu de reformas y libertad. S? reanudaron las c,:unpañas para la supresión ~e la esclavitud, _Para n;ie1ora~ l~ costumbres electorales y parlamentanas Y para abo!1\ ~as mterdicc10nes . de base religiosa. Por influjo de Wolfe Tone, se Iruciaba en Irlanda cierta agitación, creándose la Socie-
?e
?e
Rrnouvm 1.-54
')
849
':'..
a5ll
¡
'¡
!
,¡ IÍ
1
tUMU i.-lttlVULUl:lUH i'llAUt.:l:SA l; lhll'J;JllU
flAl'tJLl:JJlllUI
dad de los Irlandeses Unidos. Las Sociedades de la' Revoluci6n celebra· ron el centenario de 16S8. La de Londres tenía en sus filas a los partida· rios de las reformas y ~l ala avanzada de los whigtt. Su asamblea gene· ral de noviembre de 1789, causó gran sensación con un audaz discurso de Price y la aprobacióq de una moci6n en la que se felicitaba· a la Co~stituyente francesa y se exigía la abolici6n del Test y la reforma de la r~presentación parlarqeP.taria. Se fundaron numerosas sociedades "cons· titucionales" o "de coi;respondencia". En 1792, aparecieron dos clubs obreros, uno en una taberna de Westminster y el otro en Sheffield. La propaganda democrátic~ y r~dical se hacía activamente, por medio de folletos. Habiendo Burlce atacado en sus Reflections al jacobinismo, le respondieron más de cµarenta publicaciones, de la1 cuales las más des· ta~adas fueron dos: fündiciae Galliae. de Mackintosh, y, sobre todo, The Rights of Man, de ;Paine. A e<:ta. última, la celebridad del autor, el vigor del estilo. la audaci~ de las ideas y la baratura a que las socie· dades "constitucionales," velfdían el folleto (6 peniques), le valieron, a primeros de 1792, un t;norm~ éxito. A la cabeza del movimiento figura· ban nombres ilustres, científicos como los del economista Price y del q1Jímico Priestley, políticos como el de Sheridan y, sobre todo, el de Fo;i::, que arrastró tras~ sí a buena parte de los whigs y que aclamaba en fa toma de fa BastilJa "e~ acontecimiento mejor y más grande que ha tepido lugar en el ·muµdo", y en la constitución de 1791, "el más sor· pi/endente y glorioso ei,l.ificio de libertad que se ha elevado en todos los ti~mpos y en todos los países". Se explican, pues, las esperanzas que la diplomacia francesa tuvo. durante mucho tiempo, puestas en Inglateri,4. el éxito que esperó ife las misiones confiadas a Talleyran'd en 1792, l~ convicción de muchos de que, a pesar del incidente belga, todo- habría de arreglarse con Londres ; y también la re,'3.cción brutal que siguió a las desilusiones. Además, Pitt fue, durante mucho tiempo, sinceramente pacifista, y se preocupaba. ante todo, del comercio, de las finanzas y de la amortización de la deuda. En febrero de 1792, anunció una reducción de ar· mamento. Parecía compartir la opinión general de que la revolución estaba debilitando a Francia: y pensaba que no ha!bía más que dejar que las aguas siguieran por sus cauces. Esto no obstó para que, en 1790, pensase en declarar la guerra a España, a causa del comercio en el Pacífico ; y en 1791, a Rusia, para proteger los accesos a la India, lo que nos da una idea clara de cómo reaccionaría ante cualquier ataque a los intereses marítimos y coloniales ingleses. Cuando la entrada de los fran· ceses en Bélgica, seguida de la ocupación de Amberes, planteó esa amenaza, vino a conjugarse con la que se venía sintiendo, desde tiempo atrás, de que se produjera un grave desquiciamiento social, por infiltración de los principios jacobinos. Las clases acomodadas eran, en su gran mayoría, antirrevoluciona· rías e impermeables a la propaganda de las sociedades constitucionales. Habían encontrado su pensador y su orador en Edmundo Burke, acerca
11. ll.lilllll 11\ ii/ 1 1illl!lll\A
...i
11'.ll
de cuya doctrina hemos de volver a hablar más adelante : e hiéforon urr recibimiento entusiástico a sus Reflections on the Revolution, publicadas en noviembre de 1790 y de. las que en un año se vendieron 32.000 ejemplares. En enero de 1791, tuvo un éxito análogo su Letter to a Member o/ the National Assenibfy. La Revolución-exclamaba Burke"abre, para tragamos, las fauces qel gran abismo", y la gente estaba dispuesta a creerlo. La caída de .l~ monarquía en Francia y las matanzas de. septiembre de 1792, acabaron de replegar a la opinión dirigente en un odio frío. El pueblo era fácil. de excitar contra el extranjero y poco sensible a las homilí,as jacobiqas dé los no conformistas, a quienes no quería. En Birminghar:ii se alió contra los propagandistas al grito de "¡Abajo los filósofos l 'i Vivan la Iglesia y el rey I" En todo el reino, los amigos de la Revolución perdíªn terreno, y los whigs se iban debilitando en la cámara. Pitt, sensible a. este profun,do movimiento de opinión y persuadido, además, de que ciertos desórd~nes eran de origen francés, se encontraba plenamente dispuesto a actuar con energía, cuando se acentuó en el continente la amenaza franc~a. El Foreign Office consideró como el anuncio de una jacobinización general y acaso como una alusión a Irlanda, el decreto de la Convención, del 19 de noviembre de 1792, que prometía ayuda a todos los pueblos deseosos de recobrar su libertad. Y, sobre todo, al darse cuenta de que los franceses estaban decididos a permanecer en Bélgica, Pitt ~e irguió. La ocupación de Bélgica l\abía sido motivada, en su origen, por las ambiciones personales de Dumouriez, la necesidad estratégica de limpiar aquella base de partida austríaca y el impulso instintivo de la propaganda. Pero ahora predominaban las consideraciones económicas-que, por lo demás, nunca habían faltado-; y éstas aconsejaban la ocupación definitiva. El asignado, reanimado un momento por los éxitos militares, continuaba sin adquirir estabilidad (en febrero de 1793 había de bajar extraordinariamente). Ahora bien: . algunos opinaban que en Bélgica encontraría, merced a los bienes de la Iglesia y de Austria, una garantía estimada en los dos tercios de las emisiones totales, y que se evaluaba en uno, dos e incluso en tres mil millones. El 15 de diciembre de 1792, Cambon propuso destruir todo resto de feudalismo en los países ocupados e introducir en ellos el asignado-lo que él llamaba "ofrecerles parte de nuestros tesoros". Así, los bienes pertenecientes a los cómplices de la tiranía, garantizarían papel moneda francés. La Convención aprobó el decreto, colocó Jos bienes "bajo la salvaguardia francesa" y envió a Bélgica comisarios encargados de ejecutar las disposiciones y de nombrar: por elección, funcionarios administrativos provisionales. Inglaterra consideró que estas medidas equivalían a una anexión y que Amberes estaba en manos de Francia. Además-y esto aumentaba la gravedad de la amenaza-, la Convención, por sus decretos de 16 y de 19 de noviembre de 1792, hábía anulado las disposiciones internacionales que hacían a Amberes menos peligroso para la seguridad bri-
.,,"·..'
__
.;:·:
852
~1~~;
@ @ @
© @
() ¡,;
'
lt)
: 1i
1 o !
:É o ~
(~)
¡f
[
~'
f
l.
!
t~.8
€@
1 r! o \
~ L i
r)
~
~f, ~;
f:~ lft
~,;
11,
f\.
ki¡;· i! ,;.
C~) ¡C.:º'¡ ',~,)'
l.
j
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E JMPERIO NAPOLEONICO
tánica. Se declararon ¡¡.biertas las bocas del Escalda; y el día 22 dos navíos franceses exigieron y obtuvieron de los holandeses el paso por ellas. Fácil era adivinar el peligro que amenazaba a las Provincias Unidas, y, en realidad, en el mismo momento el Consejo ejecutivo admitía que Dumouriez se metiesi; allí, si la situación militar lo exigiese. El Banco de Amsterdam y, lo i:J.ue era peor todavía, la flota y los puertos holandeses. podían, de un jllOménto a otro, caer en poder de los republicanos. Al lado de las c¡¡.usas 'profundas, sociales, económicas y marítimas, los episodios diplom4ticos de la ruptura no tienen importancia. Pitt se mostró más inexorable de lo que convenía: y William Wyndham Grenvi.J.le, que ocupaba desde 1791 el Foreign Office, estuvo altivo, glacial y desprovisto de tacto, Bl representante francés, Ohauvelin, desconcertado e inhábil, no logró ninguna consideración personal; y Maret, conciliador por naturaleza y por orden, llegó demasiado tarde para poder influir. En cuanto al embajador británico en París, lord Gower, había sido llamado, a raíz del 10 de agosto. En contraste con la anglofilia de los filósofos, desde la guerra de América, se haibían extendido enormemente en Francia sentimientos hostiles a Inglaterra. Los fisiócratas o neofisíócratas reprochaban a la economía inglesa su mercantilismo. Los patriotas denunciaban la influencia de la aristocracia en el parlamento, tanto más, cuanto que los monárquicos preconizaban, por el contrario, el principio de una alta cámara hereditaria. Esta anglofobia hallaba eco en los jacobinos y en la asamblea. El 1 de enero de 1793, el marino brntón Kersaint reclamó la guerra de corso y colonial. El 28,,de diciembre de 1792, Burke había exhibido en los Comunes un puñal, que, según decía, era el arma de fos asesinos franceses emboscados en el reino. Se adoptaron, simultáneamente, por ambos lados, medidas militares. En diciembre, Pitt hizo equipar 25.000 hombres. El 10 de enero de 1793, el Consejo ejecutivo decidió la entrada en Holanda. Los vínculos establecidos por los tratados se rompieron. Un Aliens Bill, aprobado el 31 de diciembre de 1792, restringió la circulación de personas y cereales, lo que era contrario a los acuerdos de 1786, que Chauvelin declaró caducados para lo sucesivo. Inglaterra se dispuso a "proteger" a los plantadores franceses de Santo Domingo. Al recibirse en Londres la noticia de que Luis XVI había sido ejecutado, la multitud se agrup.ó alrededor del palacio, pidiendo la guerra. A Chauvelin se le rogó que abandonase el reino. En camino hacia Dover, se cruzó con el correo de París que iba a llamarlo. El 1 de febrero de 1793, la Convención declaró la guerra a Inglaterra y a Holanda.
' :__) 1
j
IV. EL CONTINENTE EN GUERRA (PRINCIPIOS DE 1793) -..
En los países ocupados por los ejércitos franceses, una parte de la población se esforzaba, por convicción. en implantar las innovaciones revolucionarias. En,,.,SJLavance hacia el Norte, las tropas republicanas
II.~EUROPA
EN GUERRA
853
h~,~Í[lJ?,.,,sicio,.,,bien.:;a.cogidás p~r lo~ mineros', ·10s-'atill:Úos 'y los fabl"ican-
t~s- d~ clavo~,
de- Lieja. así c(imo ~or los pañeros de Verviers, aglomeració°; mdustnal de .tipo y espíritu· nuevos. Allí, incluso algunos nobles debia? ~us tendencias liberal?!s a ~os contactos que con el ambiente de las ~abncas les procuraban ~us cti:-sos. señoriales y los dividendos que percibían de sus empresas cprnanp1tanas,. La Revolución se"· ganó ·ami~ ??s--en. . ~ivo.pequeña"':ofilguesí~, ·de' lq_~-:Pá,{~_¡_::§ .. -Bajos~:austrfacos-~ · entre los jO,V.ei;l.~S:·W:frl~W·?-1~.Y;-,entre·,tos-vqnckisüü;;,,Respaldados por ella y agrupados en cuerpos de descaiy.isadqs", propugnaban las reformas sociales (co~o la tasa de! ~an): y podí~- creerse que no se opondrían a una fusión con la republica. J?el :nismo modo, enconlniba apoyo la causa de la libertad en los med10s,, mtelectuales de Renania, especialmente en Maguncia, "la Atenas renana . No todos, desde luego, admiraban ciegamente la Revolución; y, comprobando lo dura que resultaba la ocupación por los uniformes a~ules, Forst~r se preguntaba si los mismos franceses eran realmente dignos de la. libertad qu~ !raían consigo. Pero, desviándose del carcomido Sacro Imp~:10 y del asfix~ante .régimen eclesiástico, para tender la mano a la r~pubuca, ~odos c:eian ejercer el derecho absoluto del hombre a e~cammarse hacia el bien. En octubre de 1792, Forster declaró que el R;m era la frontera hasta la cual debía extenderse Francia. El 15 de noviembre, e::i el club de Mag~mcia, pidió que la orilla izquierda pasase ~~! ba¡o l~s leyes republicanas; el 17 de marzo de 1793 consiguió de la con~ención reno-germánica, reunida en Maguncia, una votación en tal senti::J,º ; Y el 30 de marzo, en París, presentó dicho proyecto ante la Convenc1on. , El 12 de agosto de 1792, en (Sab~~) fueron aprobadas mociones an~logas por las asambleas popula'Tes-ae 583 municipios de los 658 existentes, r,~ª-~ tarde, por la Asamblea nacional soberana de los Alló~roges. En\~!za,,,,:una r~?nión de cuerpos administrativos envió a París, en octubre, una diputacion encargada del mismo mensaje. r: El hecho de que la opinión genéral de las regiones interesadas estuViese o no verdaderamente representada por aquellas manifestaciones era asunto que muchos convencionales no tenían interés en dilucidar' El "contagio:' d~ la Revoluci~~ a ~os países vecinos respondía, a la vez: a. las conve~1encias de ~a pohtica 1?terior, que aconsejaban a los giran· dm.os no dejarse aventa1ar por nadie en celo revolucionario y a las necesidades, d~ las finanzas, que difícilmente logra~an sostene; (por Jo menos en Belg1ca y en Saboya) a las tropas de ocupación. El 19 de noviembre de 1792: la Convención prometió "fraternidad y ayuda" a los pueblos .que qmsieran recobrar la libertad: y encargó a sus generales que acudiesen en su apoyo. E~ 2_?_,__x__ ~~ -~e~p~~t_a._a los__A,~~~os que manifes· taban .~?_s ?.el~?,ª~?.-~-,d~ SalJoya, f~e anex1onaéfa. dicha p-roviiiciü~ -EI"15 ~d!c1emñrc; •. s~, dt? el. de~reto ,de 51-ue ya hemos :hablado, a propósifo, ,de B~l~1ca~-,abo~1~nqg,,~L ant1gµo,.rég1men, secuestrando- los bienes, de los prrvilegiados Y poruendo a expensas del país ·,et sostenimiento de las
- :i J;
;1
854
!. ''
'l
II.-EUROPA EN GUERRA
TOMO I.-REYOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAI'OLEONICO
tropas. El 31 de enero de 1793, se invitó a la población a emitir su voto sobre la forma de gobierno que deseaba. El número de votantes fue escasísimo en Bélgica, ínfimo en algunos lugares ; pero no por eso dejaron de ser admirab,le¡nente acogidas por la Convención las mociones pr~sentadas en pro de la incorporación a Francia; y, en consecuencia, durante el mes de mar?o fueron anexiom1c1os el _m1ís de Franchimont, el Hainaut-najoel noñipre· dé- départall1e11to de..Jeµiffiappes-, Bruselas, -Gante; Lovaina, Ost~n,d~ y1 füá$_fa_rde, Lieja, etc· También en ·marzo, y· en condiciones análogas. se realizaron TaS anexiohes e~!:~~Pf!C> :r_e_n..ª-no, mediante la votaciqn de· ~os_ municipio5y-'éíñejla· Convención que se reunió en Maguneia;-h).erced a la actívidacl'ainos Clubistas y de Forster. Las tropas francesas 9cup~ron, en el principado episcopal de Basilea, la región de Porrentruy y sµs importantes pasos jurasianos. Aquel pnn: cipado se convirtió en :república de Rauracia; y algo más tarde, en 1793, pasó a ser un departamento francés. Niza .. fue incorporada por decreto de; 31 de enero de 1793. ::.:.-'_.: Al mismo tiempo que se: enteraba de estas anexiones, Europa se veía altaneramente inform~da d~ los principios que las habían determinado. Al de la voluntad popular,'proclamado ya, mucho tiempo antes, se aña~ día "áliora,"(ltúñifiíe-cqnfradjciendo, a veces, el verdadero deseo de las poblaciones interesadas) el· de las fronteras naturales, reivindicadas, en nombre de los antiguos derechos históricos, o ateniéndose a la geogra: fía, que eran las únic~s qt{e debían fijar un límite a la extensión de la ' República: "Sus lúnites están marcados por la Naturaleza-declaró Dantón-. Llegaremos a ellos por los cuatro confines del horizonte, por la parte del Rin, por la del Océano, y por la de los Alpes." Y un informe cie Carnot expresaba: ''Los límites antiguos y naturales de Francia son el Rin, los Alpes y los Pirineos." lI!l:§.ta,_ lqsrexifanjei:os,:nn~.p.o_s· ,p¡:ediseu,~s.tq~;:en:L99,-';l;~ra~:'q~ -~a _R.evoluci_ÓIJ., jµzgaron:" esto.s, :.ppnpipfos-· tan::discu· tl_bles·.corim 'inquietantes.· · :r-:-· Paf último, la ejecución de Luis XVI. el 21 de enero de 1793.• trastornó a toda Europa, El motivo de Ja sentenci~, "~onspiración'.contraJa. ~~guridadiael¡;·.Es·f~clo;;;· no .podía ,cony,e_n.9.~~ ~a·:~oi5~pi;n;eréisó'f ~spJ~i_tus,:~ . . los .·que; la: c1iscipJ.iAa:,,ni.On:4fqµis;a. -~afüfi:; en§eñado ·_a: ítlentifiCar a1 'rey "éon '"elpropio•iBstado: La opiili.ón europeá-acudió, casi unánime, en apoyo de los Gobiernos del antiguo régimen, en la lucha que emprendieron contra la expansión de la Revolución, contra sus principios y contra su programa. ,,........J~!--!?jemplo más . típi:? de mentali~ad contrarrevolucion~ria lo dio
(Españ~l con determmac10n ~ constancia. tales, que, a pa~tir de
1808,
'1morfün de tener consecuencias muy prorundas. A su subida al trono, en 1788, Carlos IV, encontró un reino esclarecido por su despotismo ilustrado, con once millones de habitantes y sostenido por un espléndido comercio colonial. A pesar de todo, el país seguía siendo indife· rente a las corrientes europeas de la economía y del pensamiento. El
l
1
855
arcaísmo de la vida exterior subs~stía en la etiqueta de la corte, en el 1ugar tan destacado que se concedía a la Iglesia, y en las costumbres populares. En España, al menos en la España .de la meseta, permanecía intacta la mentalidad castellana, sµ estilo de vida, orgullosamente ignorante de los conceptos burgués y capitalista del siglo, y que prefería lo libre, lo gratuito y lo tradicional, a lo productivo, lo eficaz y lo provechoso. A fines del. siglo X;Vm, la sociedad terrateniente era un tenaz ejemplo de ello. Pes~ a los ~¡;fuerzas de las Sociedades Económicas de Amigos del País, de 'las Juntas- de Comercio y Agricultura pa,ra difundir la devanadera de Vaucanso:q, el arado inglés, los abonos y la sembradora mecánica, los aldeano~. indjferentes, seguían empleando el huso, la pala y los procedimientos' tradü::ionales. El concepto de lo útil seguía también siendo ignorado pqr una espiritualidad y una intelectualidad poco penetradas por el afát{ ele las luces. "T~ntas cátedras creadas por doquier para enseñar el latín y esa vieja filosofía absurda, que no sirven más que para crear una superabundancia de· capellanes, frailes, médicos, abogados, escribanos y'. sacristanes, mientras se carece de arrieros, de marinos, de artesanos y de labradores. ¿No sería mejor suprimir mt¡chas de esas cátedras?" Est\J, ~xclamación de Jovellanos no conmovió 'a nadie; como tampoco conve:ncía la inscripción que, en 1794, colocó en el instituto que fundó en Gijóii para la formación de pilotos y mineros: Quid verum. quid utile. Le sjguieron un Cabarrús y un Campomanes: pero ·la mayoría de las pen¡o¡ias cultas compartían la opinión popular. En resumen: un potente bloque de resistencia a las ideas revolucionarias. Al norte de los Pirineos, el espíritu filosófico se vengaba de España mediante un desprecio que, muy extendido entre los medios gubernamentales, perjudicaba extraordinariamente las relaciones internacionales en que intervenían Iberia y la América española. Sin ignorar la Península (entre 1780 y 1790 se publicaron ocho relatos de viajes, entre ellos 'el de Bourgoing), se la conocía mal; no se la comprendía y se la despreciaba. "¿Qué se le debe a España?", preguntaba, en 1782, la Enciclopedia metódica, de Morvilliers. A pregunta tan impertinente, dio una rét· plica la Oración apologética de Forner: réplica que no convencía a los ·filósofos, así como los filósofos no habían convencido a los castellanos. Estos puntos de vista explican los conflictos que, por lo demás, no podrían faltar, ya que los dominios de España eran inmensos y sus intereses se hallaban muy extendidos. Uno de los frentes de la diplomacia española era América; y ya veremos el trabajo que le costaba mantenerlo contra ingleses y norteame¡icahos. Las comunicaciones, dentro del Imperio, exigían el mantenimiento de una Marina muy fuerte. En marzo de 1790, contaba con cuarenta y seis fragatas y unos sesenta navíos de línea, más o menos utilizables. y entre los que había algunos barcos gigantescos, que aventajaban a los mayores navíos ingleses de tres puentes. El Imperio hispánico, con Méjico y el Perú, era el más poderoso productor de oro del mundo, y más
856
TOMO I.-REYOLUc;ION FR_ANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
II.-EUROPA El':! GUERRA
857
,
aún de plata. Sus pesos cor!stituí~n una verdadera moneda internacional, y la fama de riqueza que le valían a España, atraía a ella a multitud de aventureros, dispuestos -.a hai:;er su agosto. Pero el reino no sabía emplear la técnica modero<¡, ni ~doptar la organización bancaria que le hubiera permitido cimentar: ep. Sl!S tesoros coloniales una circulación roo;, netaria abundante y firme, El 'Banco de San Carlos, creado en 1782, estaba mal concebido; y 111s cri?is de 1790, 1796 y 1799, lo quebranta· ron duramente. La emisión de papel moneda-los vales reales-comen· zó en 1780, degenerando ~ rápi4amente en inflación, pues de 1780 a 1808 se imprimieron por .:valor: de 2.300 millones de reales y solo se amortizaron 421 millones. En 1800, los vales llegarían a perder cerca · del 71 por 100 de su valor. Italia era considerada por la diplomacia madrileña como un país de gran interés, que emanabi;i, prip.cipalmente, de la tradición histórica y del sentimiento dinástico. E¡¡tre los Barbones de El Escorial, los de Par· ma y los de Nápoles, habfa es~echos vínculos familiares. Si .Italia fuera dominada por una gran pqtenci~. ésta tendría en ella un poderoso medio de acción sobre S. M. Católica.· Con respecto a t•PórtugaJ¡ lits preocupaciones españolas eran inme· diatas ; y el viejo su'tm-o-d~ Ía linidad ibérica seguía teniendo actualidad. En el orden dinástico, las persP,ectivas parecían favorables a él, pues los vínculos entre Bra:ganzas y Bo:t:bones, se estrecharon más por el matri· monio del príncipe- Juan con Carlota, hija de Carlos IV. Ahora :bien: como la reina María estaba loca, en Lisboa fue Juan el que, desde fe. brero de 1792, gobernó el Estado, convirtiéndose en Regente en 1799. Carlos IV se preocupó de hacer que, en 1789, las Cortes modificasen la ley de sucesión para permitir la unión de las coronas. Pero, lejos de es· cuchar el llamamiento que le llegaba de la meseta castellana, Portugal (como en la propia España hacía la periferia que iba oponiéndose a Madrid) miraba hacia el mar, hacia su vieja tradición nacional, hacia el imán de amplia economía de intercambios con su imperio del Brasil y sus factorías de Africa o de la India. Su vida dependía del Océano: abastecimiento de trigo de Berbería ; producción de oro brasileño; pingüe redistribución de los azúcares, cafés y algodones ; compra de mercancías inglesas ; exportación de frutas, aceite y cada vez mayor cantidad de vinos de Oporto, de los cuales la Compañía General embarcó, de 1779 a 1810, como término medio, unos 220.000 hectolitros por año. Tráficb marítimo y tradición histórica, orientaban ai Gabinete de Lisboa hacia:Inglaterra, con la que, en 1781, firmó nuevos acuerdos económicos. Allí era donde había de encontrar apoyo contra la presión española. Y le quedaba a Madrid el cuarta frente diplomático, el de Francia. Allí, también las tradiciones dinásticas ocupaban el primer plano: y, muy principalmente, la secreta y tenaz esperanza de que, algún día, los Barbones ·de España pudieran suceder, en Versalles, a sus primos. Mientras se creyó que el futuro Luis XVI no podría tener hijos, el embaja-
dor vigiló muy de cerca la situación; y Aranda consignaba, en sus despachos, detalles anatómicos muy "crud9s. A partir de 1793, al ver diez· mada a la familia real, volverían a reávivarse tales cálculos. Y El Esco· ria! continuó basando sus relaciopes c9n la Francia de la Constituyente, en el vínculo dinástico, materiali,zado 'en el pacto de Familia, hasta el momento en que la Asamblea, ~l tra\.ar del conflicto hispano-inglés de Nootka Sound, se negó a concedi::r ·Ja ·ayuda que estipulaba el texto del tratado (1790). Finalmente, los v{nctilos familiares fueron el motivo ofi· cialmente invocado para las inte(vencipnes que España intentó en favor de Luis XVI, después del suceso'.cle \farennes. En julio de 1791, dirigió a la Constituyente consejos de D]oden,i.ción, que se recibieron con frialdad. En octubre, se trató de un plan ·para que el rey se estableciera en los Pirineos, de modo que garqntizara su completa libertad. Después del 10 de agosto, España manife~t6 oficialmente el interés que le inspi· raba la vida de. Luis XVI, y, coj1 oc~sión del proceso, intentó comprar votos. En el terreno de las ideas se produjo un choque de mentalidades .. La, hostilidad hacia Ja '.¡impiedad~' -.W,vohifioriaria .se. facrem¡;ntó por la lle·~ gada de 6.000 sác.erdotes frances~s eIJiigracfos,_ cuyos infortullio y dignidad atráían Jas _sii:npatí¡is po.pJil.?J¡;s. La profunda desconfianza gubernamental se excitaba eon-las manifj:stacíones jacobinas de algunos jóvenes afrancesados de la aristocracia, y,, sobi·e todo, por temor al impulso quél las ideas nuevas pudieran infundií:, en las provincias .fronterizas, a las ten· dencias separatistas. Por ello se tomaron precauciones, inmed~atamente, contra la _i.11ti:,9ducción de escritos políticos franceses. En diciembre de 1789,(l'iCinquisición prohibió la entrada de treinta y nueve obras, diarios ~ros-éffiIIeslrabía-a:lgunos-l:ffüos ~a.itlamentaCiones. coíno eI-COurrier;- de Gorgas, y Les Revolutions de París, de Prudbomme. Por lo demás, la mejor censura era que la masa no sabía leer, desconocía el francés y detestaba al extranjero. No hay seguridad de que se tradujera al castellano el Appel, escrito por .Condorcet. Además, como trata· ba dbn miramientos a la Iglesia, al Trono y a la nobleza, estaba en . contradicción con el del refugiado español Marchena, que era más radical. Aun después del 10 de agosto, el esfuerzo jacobino de propaganda allende los Pirineos siguió siendo mucho menor que, por ejemplo, en Bélgica. Desde los primeros momentos se pensó en la intervención militar contra la, Revolución, tanto más cuanto que podía proporcionar algunas vi:ntajas. Incluso aquellos que se creían obligados a devolver a Luis XVI su reino intacto, consideraban que se podría exigir la parte francesa de Santo Domingo. Sobre la conveniencia de una guerra solo existían di· vergencias de detalle entre los tres ministros consecutivos: Floridablan· ca, que gobernó hasta febrero de 1792, Aranda hasta el 15 de noviero· bre del mismo año, y por último, Manuel Godoy, que, durante quince años iba a ser el dueño del reino. Generalmente, todos estaban de acuer·
:.'
i!! '•i r.' 1
'¡
H ;¡ 1¡ !I
:.:
¡· t.
(
'
1 1 ~
;
: ¡.! 1
i
'
'
'
' í !
,1. .
'1 i J
i
1
¡
1 'j
'1
'.
i.
858
,
TOMO J.-RE\'.OLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
do en no dejarse arrastrar, a tontas y a ~cas, por la insistencia de los emigrados franceses. Pcir lo demás, empezaron a causar cierta inquietud, pues, concentrados, como estaban, en Cataluña (h¡i.sta el punto de que erp.pezaba a hablarse 4e una Coblenza del Sur) se corría el riesgo de qi;te pudiera ser un acic,:ate para el separatismo catalán. Por tanto, se les dfapersó, trasladándolo~ y h-asta expulsándolos, repetidas veces, sin gue debamos ver en tales medidas concesión alguna á. la Revolución .. J~as Casas, que como embq,jador. en Venecia. se hallaba ·en contacto con todos los jefes de la cpntrarrevolución (entre otros, con d' Antraigues), piqió insistentemente i1na r~pida intervención militar. Por el contrario, L!acy, gobernador de Cataluña, no quería desencadenar la ofensiva mientras las fuerzas :francesas :no.se vieran requeridas en el Rin por un ataque germánico. Aquellas dos influencias triunfaron, alternativamente: la primera, muy en particular a :raíz de la invasión prusiana, y la segunda, después de Valmy. La~.ejecución.,de, Lµis.. XYL borró ,,todas:;:las"'vacilaciones,. por·-la·; siñ;··; · ci::i,:a"j~:i:l,igp,ación,;dfüá.itica_ qu~:despértó, .. porla. hostilidad-- qüé reavivó. CQ,.tttr~)aj;>rQpaganM-J!i.có.Jiina:·:y 'p_or ser ~1:_pre_sagio.:de·rn;ia: intervención, er:iLmasa,.de las p:lon~rquí~.s. La. 1Convendón.. tomó-".la:, pelª-n,t\;ra,;,-·Y~·"el 1, ae ·m.arto'"ae~J'Z9:úd.ed1útY1a'.j~uerra·á"ESpaña,''"" · · ' Portu.gal se adhirió1'iÍ.. la~éoaliCÍon,'pÓr do5 convenios de aiyud¡.¡. mutua cOntra Francia, que fi.m:ió, con Madrid, el 13 de julio de 1793 ; y con Londres, el 26 de sepJ.iemb¡:e. Desde el 13 de enero de 1793, en que el populacho romano asesinó al Secretario de Legación De Bassville, que qstentaba la escarapela tricolor, se consideraba a la Santa Sede en estado de guerra con la República. El 25 de abril, el rey de Cerdeña llegó a un acuerdo con Inglaterra, comprometiéndose a proporcionar 50.000 piamonteses en armas, a cambio de 200.000 libras al año y la promesa ele una flota británica en el Mediterráneo; También se debió a la intervención inglesa en la guerra y al apoyo naival que Inglaterra podía prestar, el hecho de que Nápoles pudiese unirse a la coalición. Cierto que no les faltaban deseos de hacerlo ni a Fernando IV ni a su mujer, la terrible María Carolina, hermana de María Antonieta, ni a su ministro favorito, Acton; pero; hasta entonces, el temor y, no hay que decir, la Y.isita de la escuadra de Tolón. los había contenido. Por fin, el 12 de julio de 1793, un tratado secreto prometió a Inglaterra 6.000 soldados, cuatro barcos de línea y cuatro fragatas. El gran duque de Toscana se resistió por mucho tiempo a la amenaza que los cruceros británicos ha· cían pesar sobre el tráfico de Liorna; pero, en octubre de 1793, tuvo que romper toda clase de relaciones y todo comercio con Francia'. _En icuanto a ,Catalin.á"Jfl, ~s.igµ¡~n,g_q .,,s,u_ táctica,,. acostumbrada; .. demostró' elo--~-~ 'cuentem.en!~-~-g.µ_e,,:1aJiichak'eontra:.:;los'.'JMq'Q~µos~.;ei;a~rnna;c.exigencia' del···· derecha "de-'gefüeiCProhibió el comercio con Francia, incluso por medio de'fi'.áf.C:ó's-·neutrales; e impuso a los franceses residentes en Rusia un juramento, que prestaron 1.450 de los 1.500 que había. Pero- en· el con-
l!.-EUROPA EN GUERRA
859
venio que ~L 25. de márzo firmó, con Londres;-no- se comprometía más ... ,_-·,:q~~'-~l~pJapla¡:.,c9nv.ersaciones ;rY, a_eso .se- limitó. . . , Brissot lo proclamó~ "Es a Europa entera, o, meior dicho, a todos los tiranos de Europa, a quienes ahora tenéis que combatir, por tierra y por mar." B+BLIOGRAFIA
Tite Cambridge History of Pqfond, t. II (1697-1935). Cambridge, 1941.. R. H. LORD: The Second Partitilm of Poland. Cambridge (Mass.), 1915, A. JOBERT: La Commission d'Éducation 11ationale en Pologne (1773-1794). Pijon, 1941. J. GROSSBART: La Politique polcmaise de la Révolution fran9aise, 1929r1930. H, PrRENNE: Histoire de Belgique, t, V y VI. Bruselas, 1921-1926. P. VERHAEREN: La Belgique sous la po111inatio11 fran9aise. (1792-1814), 5 ip.-8. Bruselas, 1922-1929. S. TASS!ER: Histoire de la Belgique sous l'Occupation fram;aise en 1792,-1793. Bruselas, 1934. 1'/ie Cambridge History oJ :fir/tish Foreign Policy, t. I (1783-1815). · Cambridge, 1922. TEMPERLEY ANO PENSON: Foundat/OllS of British Foreign Policy (1792-1902). Cambridge, 1938. E. P. LIPSON: The Economic History of Eng/and, t. II. Londres, 1931.
J. H. RosE: Pitt and the _Great War. Londres, 1911. D. G. BARNEs: George 111 and Willz'am Pitt. Londres, 1939. P. MAGNUS; Edmw1d Burke. Londres, 1939 .. Catalogue of Political Personal Satires preserved in the British Museum (17921819), t VIÍ·IX. Londres, 1946-1949. J. CHAUMIÉ: La Correspondance des Agents diplomatiques de l'Espagne en France pendan! la Révolution, en Bu/· letin Hispanique, 1935-1936. B. F. HYSLOP: French Jacobinism and Spain en Nationalism and Internationalism, Essays ... Nueva York, 1950. E. CoRONA·BARATECH: losé Nicolás de Azara. Zaragoza, 1948. R. KoNETZKE: 'Die Politik des Grafe¡¡ Aranda. Berlín,. 1929. C. E. KANY: Life and Manners in Madrid (1750-1800). Berkeley, 1932. J. SARRAILH: La Routine rurale ... y La Notion de l'Uti/e dans la Culture espagnole a la fin du XVIII' siecle, en Bul/eti11 HfSpanique, 1948.
--',
,.
¡
1
!1
-..
¡..
III.-LAS LUCHAS DE LA REVOLUCION
CAfITULO III LAS I,UCHAS DE LA REVOLUCION ' I.
LA EURqPA cpNTRARREVOLUCIONARIA
Estas expresiones de qoalic(pn, coligación .y coligarse, derivadas del vocabulario político inglés! pasáron entonces a la lengua francesa. ¿Respondían, acaso, en las :gotencJas aliadas de antiguo régimen, a una unidad verdadera? En el 'aspeqto de la acción política, indudablemente no, ya lo hemos dicho; pero, .en el militar, correspondían a una agrupación de fuerzas que podía s~r temible; y en el terreno de la opinión pública, expresaban una real comunidad de sentimientos. No quiere esto decir que los juicios formados sobre los jacobinos no hayan sido diversos en Europa ni aun en el paroxismo de la cólera. Por ejemplo, la lentitud con que se propagaban las noticias, esfuminó en el tiempo la indignación que produjo la ejecución de Luis XVI. En una región española, y por cierto bastante próxima a la frontera, en Asturias, la nueva tardó más de dos meses en llegar a las remo!as parroquias de la montaña. La expresión pública del antijacobinismó belga varió según el color de los ·uniformes de las tropas ocupantes, el cual cambiaJba con frecuencia. En marzo de 1793, ,:t la v:uelta de los uniformes blancos, la reacción, moderada en los Países Bajos, fue dura en la región de Lieja; al año siguiente, reaparecieron los azules; y, con ellos, un terror inverso. Pero, pese a tales fluctuaciones, en 1793 se pudo comprobar, en la Europa monárquica, una mentalidad antijacobina casi general y cuyos rasgos esenciales variaban poco. Las acusaciones de principio, lanzadas desde el primer momento contra lá. Revolución, en nombre de la propiedad, se fortalecieron entonces, á la vista de los saqueos franceses en países conquistados. En Bélgica, ·las más grandes fueron las de la segunda invasión, en 1794, cuando el Comité de Salvación Pública ordenó que se despojara a la comarca de "todo lo que pueda ser útil para nuestro consumo" y que se "incautase todo el dinero posible". Tanto es así que, al año siguiente, los representantes comprobaron que "Bélgica estaba exhausta y sus habitantes abocados a la desesperación''. En Renania, en cuanto aparecieron, en 1792, las tropas de Custine, empezaron las requisas, las contribuciones y los hurtos. Cuando los clubistas invitaron a la población a acudir a las urnas, se manifestaron los sentimientos mediante una abstención qu~ alcanzó a casi 800 municipios, de 900. Y lo mismo ocurrió en Niza, saqueada por bandas marsellesas. La impiedad, reprochada desde el primer momento a la Revolución, 860
861
tomó caracteres demoníacos a lqs ojQs de Europa, desde que en Francia se practicaba la descristianizaciqn. Y ;lo que causó más impresión fueron .os matrimonios y "abdicacion~s'' p\}blicas de sacerdotes ; y, más aún, las fiestas de la Razón. a las que l¡.i propaganda antijacobina atribuyó el carácter de obscenas bacanal~s, E~ diez años, la emigración arrojaría al extranjero no menos . de 3Q,.OOO :eclesiásticos, que primeramente se instalaron en países limítrofes, de· 10.¡; que fueron expulsados más tarde por el avance de los ejércitos revofücionarios. Pío VI acogió muy generosamente a todos los que sus ~stados podían mantener. Pero no eran siempre los países católico:¡ Jos nue se mostraron más caratitativos ; y allí donde se abrían las puert~s, sqrgían pronto disensiones con el clero local. Hay un hecho significj_ativoi y es que se solía echar en cara a los refugiados el no despotricaí· con' suficiente energía contra la impiedad de sus compatriotas. No s~ dab<;i. cuenta la gente de los argumentos que la política religiosa de Fra!!cia pj:oporcionaba a la contrarrevolución, sobre todo en los países que fueron~ ocupados por las tropas republicanas. Un representante, que de§e¡npf(ñaba una misión en el extranjero, llegó incluso a escribir: "Sabe~, ciui:ladanos colegas, que los tiranos no han reclutado sus ejércitos m~s qu¡:: por las extravagancias cometidas contra el culto." ' · No produjo menos horror ~Il Evropa la sangre vertida en Francia, principalmente la de Luis XVL En -realidad, la significación del 21 de enero de 1793 fue muy profunqa, pues en él podía verse la negación del derecho divino en favor de µna organización completamente humana, fundada en la razón. Despüés del 10 de agosto de 1792, Suiza, centro de opinión de alcance internacional, se indignó al enterarse de que varios centenares de hijos suyos habían caído defendiendo las Tullerías ; y algunos, asesinados después de la rendición. Tanto es así, que en la frontera del Jura no resultó fácil esquivar los disparos. Los extranjeros abandonaban a París llenos de pánico; y más aún, cuando comenzaron aquellas matanzas que, en las .cárceles de .la capital, causaron de 1.!PO a 1.400 muertos. Después, Europa se estremeció ante las ejecuciones del Terror, ante el funcionamiento de la guillotina, aquella nueva máquina de matar, que desconcertab,'l por su carácter de cosa mecánica infatigable y a la que se atribuían hecatombes increíbles. Cuando fue tomada la Bastilla, se citaba en Europa la frase de Burke sobre la "vieja ferocidad parisina" ; ahora se maldeciría, con él, a "la República caníbal"., Burke proporcionó a la contrarrevolución. no sólo el vocabulario, sino también las ideas. Otros la servirían, tal vez, .con pluma más delicada ; por ejemplo, Frascis d'Ivernois y el mismo Rivarol, que en la emigración continuaba puliendo sus. "frases". La elocuencia de Burke era irlandesa; y había quien decía que olía a patatas y a whisky; pero arrebataba por su colorido, por su ritmo de repeticiones insistentes. Además, estaba al servicio de ideas firmes. En sus Reflections on the
862
TOMO !.-RtVOLUClON i'RANCtSA
lit.- l.All LUt:llAfl 111: 1.A llli\1111.lll:IUN
t lMl1l;IUU NA!'LILHUNIUI
Revolution (1790) y en su Appeal ... to the Old Whigs (1791), Burke acucl¡illó a su viejo adversario Rousseau. Atacaba la, ''.filosofía de la va· nidad", del autor ginebripo, y su piimera ~onsecuenc1a, aquella nefasta doct¡'jna de la bondad or:iginal del hombre, que env!;Jlentonaba contra la sociedad a los jóvenes locos ; y todas aquellas teorí&s "t~nto más ,f~ls~~ mol,'al y políticamente, cu,anto más verdaderas son eill sentido metafiSlCO . Les' oponía el sólido empirismo político inglés, el cual de'.11ostraba qtle los hombres necesitan de las sujeciones externas e incluso tienen derec~io a ellas, eficaz pragmatismo q1,1e asegura la continuidad de las generacio· nes en el edificio que ellas van construyendo lentamente. A la sazón, aqt~el edificio llegaba a '.la perfección en la constitución inglesa, "fortalez~ y templo a la vez''., donde la "disci'plina de la naturaleza" hab~a colivcado "una aristocracia verdaderamente natural..., que conduce, guia y gobierna" y que const~tiúa la .. representación virtual" del pueblo. ' El "Burke gennánico'' es el apodo que ·se .b;:l. dado algunas ve~es a Friedrich von Gentz. Qµe Gentz debía mucho a Burke, como también a Mallet du Pan, era, ¿f~tivamente, incontestable ; pero su espíritu se mostraba mucho más l~gico y racional; y al historicismo del irlandés, este asociaba las exigen~ias de la razón y de los principios .. ~sencial era el equilibrio. En el faterior de un Estado debía haber eqmlibno entre los poderes, de manera' que· evitase, a la vez, ..el imperio del dinero" y "la tiranía de los sofistas". La revolución no supo hacerlo así en la "novela política" que elaboró. Y equilibrio también en el exterior conforme al precepto de la diplomacia clásica, de tal modo que el organismo europeo siguiera siendo estable, al mismo tiempo que -continmlse vivo. En nombre de tal principio, guerra, pues, a la hegemonía jacobina. Con pluma ágil y convincente, Gentz desarrolló estas ideas a lo l.argo de una carrera flexible y brillante, hasta llegar al Congreso d~ Viera, en el que, por su influjo, Metternich se apoyaría, para reconstruir Eumpa, en el postulado del equilibrio.
1:°
:'; En aquel año de 1793, el movimiento de opinión antijacobino era demasiado profundo y general en la Europa monárquica para que a los Gobiernos les costara mucho trabajo contener a las oposiciones. Cierto que la Revoluci.ón contaba siempre con partidarios, incluso entre los espíritus más distinguidos ; pero iban en contra de la corriente. A. su lado, y a veces confundidos con ellos, se hallaban aquellos para quienes tal actitud era ante todo, la traducción de algún separatismo, húngaro en el imperio de los Habsburgos, irlandés en Inglaterra, vasco y catalán en España. En Bélgica, el sentimiento antia,ustríaco había de. persi~tir, a través del vaivén de los ejércitos, sin ser una prueba de slillpatia por la Revolución francesa. Las medidas de policía que adoptó Carlos IV de España se dirigían contra los franceses residentes en el reino y que se habían negado a prestar el juramento que se les exigía. Fueron expulsados, en un plazo.
tHiJ
de cuarenta y ocho horas (marzo de 1793). La Inquisición redobló su vignancia y denunciaba, llegado el caso, a afrancesados e intelectuales, arzobispos y obispos a ~eces, SÍJ,1 conseguir medidas demasiado graves. Pero tampoco eran necesarias ; la mentalidad general mostrábase enton· ces más xenófoba que nunca; y, lejos de abrirse a la propaganda republicana-por lo demás muy mediocre-, los ejércitos españoles lleva· ban la propaganda contrarrevolucionaria al Rosellón y al país vasco francés. : . ' En Austria, el pueblo detes~apa a los jacobinos. La nobleza afianzaba sus privilegios, por ejemplq, en aquellos Estados de la Baja Austria que reprochaban al Gobierno s;ui¡ ideas avanzadas. Francisco II estaba obsesionado por el espectro de, Ja Revolución, el Revolutionsgespe11St. Las instrucciones del 5 de abril ne 1795, declararon fuera de la ley a los innovadores "cegados por el orgi.¡llo o el interés personal resultante de conocimientos teóricos". El 3 de enero de 1793, se creó una oficina de policía, la Polizeihofstelle, cuya:, llabilidad llegaría a hacerse célebre. La censura, era, tal vez, menos sutil: tenía fuertes sospechas de que en la Flauta encantada de Mozart, n;presep.tada en 1791, la hija de la Reina de la Noche simbolizase a la libertad nacida del despotismo... Fueron expulsados ayos y preceptores f~ances.es, y se acogió mal a los emigrados. En 1794, se detuvo a los propftganqistas jacobinos, que eran, más que nada, oficiales descontentos de ".sus i¡etiros, y ocho de ellos fueron condenados ·a muerte. En 1796, se iµici9 una lucha tenaz contra las sociedades secretas, especialmente cor¡tra la masonería. Lo mismo ocurría en Inglaterr{i. Las protestas que se elevaban contra las medidas reaccionarias, no podían hacer olvidar que la masa de la opi· nión se hallaba bajo el imperio de su vieja animosidad contra Francia y que aprobaba al Gobierno. A pesar de tales circunstancias desfavorables, se intentó un esfuerzo por parte de las tres. grandes sociedades que pedían la reforma: The Society far Promoting Constitutional Information, The London Corresponding Society y The Society of the FT"iends of the People, que organizaron una campaña de mítines, hasta que, en octubr,e y noviembre de 1793, se reunió en Escocia una British Conventi'on. Se pensó luego en convocar otra en Inglaterra; pero Pitt reaccionó. Los tribunales habían condenado ya a trabajos forzados a los tres principales miembros de la convención escocesa, y se iban a pedir al Parlamento las posibilidades de hacer una represión más amplia. Fox y sus wihgs se hallaban en estado de inferioridad aplastante. Sus proyectos de paz con Francia habían sido rechazados el 18 de febrero y el 17 de junio de 1793, así como el 6 de marzo de 1794, por mayorías de 270/44, 184/47, 138/26. El 17 de mayo de 1794, Pitt hizo aprobar la suspensión del Habeas Corpus, por 146/28. A fines de 1795 se obtuvieron, en condiciones análogas, medidas contra asambleas sedi· ciosas, actos de traición y publicaciones subversivas. Suspendidas de este modo las libertades individuales (excepto la de prensa}, el movimiento
-
-
-,
::
'_:!
·.,.
I·.
..·
-~.
'
864
III.-LAS LUCHAS DB
TOMO I.-REVOLUC[QN F1'f.NCESA E IMPERIO NAPOLEOtHCO
radical se hundió, bajo el rigor ~e las leyes, al mismo tiempo que por repulsa de la opinión. ' El odio que alzaba a tqda la Europa monárquica contra ~a ~evolu ción, se sostenía por la certidun;bre de la victoria. La supenondad de las fuerzas coligadas parecía, en ·efecto, irresistible. . , Por el mar, Nápoles, P9rtugql y Holanda proporc10naban navios en cantidad apreciable; y, sobf,e todp, excelentes puntos, de ap~yo, como son las radas de Sicilia, Lisboa' y los puertos de los Paises Ba¡os. Las bases españolas acababan de asegµrar 41 Mediterráneo ; y, en América, facilitarían· extraordinariamente la¡¡ ope(:aciones contra las Antillas francesas. La Marina española adolecía, ¡;amo' todo el reino, de falta de dinero;. y, a pesar de una buena organi~ació~ del a~starniento. -:narítimo! las tnpulaciones eran poco numeros¡is, E¡i. cambio, los oficiales teruan fama de ser muy instruídos; y, enti:e los" 60 navíos que se hicieron a la mar en 1793, se hallaban los más podeFosos del mundo. colosos de l?O, construídos con magníficas maderas .:'tropicales. Inglaterra puso rápidamente, en campaña, 113 navíos, Xª qur Pitt, aun cuando es~viese re.alizando las máximas economías, nq se qlvidó nunca de tener bien provistos sus arsenales. Pero, en 1783, sce_Jic6,,nciaron las tripulaciones, como de costumbre, y se tardaría un año en añadir 56.000 hombres a los 16.000 marinos que quedaban. Francia, con sus 76 navíos y su oficialid.ad menguada por la emigración, no tenía, realmente, posibilidad algupa en cl~ El mismo pronóstico puede hacerse sumando los efectivos que los coligados alistaban en las oficinas de sus ejércitos. Gracias al sistema de "cantonistas", mejorado por el reglamento de 1792, y al alistamiento de extranjeros, Prusia disponía de 190.000 hombres, de los que la mitad eran nacionales. El sistema de quintas, implantado en 1771. permitió a Austria acumular en el Danubio, después de la guerra turca, ~erca de 200.000 hombres. España disponía, en 1793, de 73.000 infantes y 27.000 soldados de caballería. En Italia se contaba con 30.000 sardos y otros tantos napolitanos. Inglaterra no tenía en la metrópoli más que 15.000 soldados, y otros 30.000 prestaban servicio en ultramar, pero agregó a ellos 14.000 hombres de Hannover y 8.000 asalariados de Hesse. Los contingentes que podían reclutar los demás Estados alemanes eran difíciles de calcular. Algunos de aquellos ejércitos poseían una experiencia reciente de la guerra. En los cuerpos que Pitt envió a Bélgica, había gran número de veteranos que hicieron la compaña contra los insurgentes americanos. Muchos austríacos acababan de batirse en el Danubio y su caballería ligera supo hacer frente a las cargas rápidas y audaces de los spahis. Pusieron en campaña unidades, más o menos regulares, con fama de terribles cortadores de cabezas y cuyos uniformes a la oriental producían asombro. Sus aliados ingleses decían que no habían visto nunca nada
L~
REYOLUCION
865,
tan pintoresco ni en los dibujos ql~e el ¡:apitán Cook trajo de los mares del Sur. Los laureles de los prusi}mos '.estaban ya un poco marchitos ; perq eran los de Federico, y su ejército tenía fama de ser el mejor del ¡nundo. Se elogiaban en él la reg1Üarid~d de la administración, ei rigor de la disciplina y, sobre todo, el 4diesqarniento de las tropas y la pre,cisión de sus ejercicios. En las ·Jnani9bras de otoño, en Berlín, fue admirable el espectáculo de los bjitalla:Ues cerrándose, desplegándose y convergiendo, como en un bailabk rápi4o y exacto. ¿Resistiría el nuevo ejército francés frente a aquellos ~oJda~os profesionales, mandados- por un aristócrata cuya justificación ~pcial :era la guerra'? Indudablemente, Burke se maravilló después de '(aJmy de ver salir victoriosa "a una banda de cómicos ~bul~tes. d~pda por r:n I'.ªYa.so". Pe~~ los coligados no captaban aun la mfenond¡¡.d de. las mstituc10nes nnlitares, y las "tropas reguladas" (expresión quq se repetía con insistencia) parecían tener que llevar en su concepción mism.i,t la garantía del éxito. En tales condiciones, se levant11ron ;contra Francia los gobiernos del antiguo régimen. Tenían a su favor iec-y.rsos inmensos, el primero de los cuales era la aprobación casi un(nime:'de sus pueblos. Apoyándose en ella, hubiesen podido, en aquel n,\omer¡to, promover un esfuerzo gigantesco y decisivo por parte de las ri,J.asas: Pero fueron incapaces de actuar rápídamente, porque estaban diviq_iclos, eran tardos por naturaleza y no comprendían que fuera indispen~able tal firmeza ni tal rapidez. El tiempo actuó contra ellos, pues l!is ur¡animidades de la opinión duran poco ; y, además, la estructura spcial .'en que se fundaban las manar· quías mostra:ba ya un desgaste qu~ la gperra (la de las ideas y la de los ejércitos) acentuó aún más. El momento de la contrarrevolución pasó rápidamente; y, mientras tanto. la República afianzaba su fuerza.
II. FRANCIA, SITIADA
El asalto concéntrico lanzado contra >la Fr,¡mcia revolucionaria, y ciertatsimultaneidad en los ataques iniciales, dieron a los coligados, en el primer momento, la ventaja que suele acompañar, en principio, a tal maniobra. Los españoles, mandados por Ricardos, entraron en el Rosellón; y de mayo a septiembre de 1793, en una serie de vigorosos empujes, llegaron hasta los muros de Perpiñán. Proyectaban apoyar su ofensiva por medio de desembarcos; pero a fines de agosto su flota tuvo que dirig¡rse hacia Tolón. para prestar ayuda a los monárquicos que aca•baban de recurrir a la escuadra inglesa. Esta dejó, pues, de apoyar a los sardos en su contraofensiva contra Niza; pero, por la Tarentaise y la Maurienne, intentaron bajar a Saboya y luego a Lyon, que estaba sublevado contra la Convención. Cuarenta mil prusianos pasaron el Rin, llevaron a Custine hasta la frontera y cercaron a la guarnición que había quedado en Maguncia. Los austríacos hicieron un valeroso esfuerzo para reconquistar los Países Bajos, pues Thugut no perdía de vista al GobierRENOUVIN
I.-5S
866
tUMU i.-ltl!VULU
llL-LA!i LUl:llA!i Ull LA IH!VULUl:IUN
tlU/
1
l
,!
1 1
¡
¡,
1'
'J
:¡
,¡ \
:¡ '.J
·¡ .. ¡
.1 J
,;¡ ]
j
'·¡
1 .I il 1 1
no de Berlín y sus maquinaciones en el Vísttila; y, para tener las manos libres en Polonia, quería recuperar Bélgica, lo más 1Jronto posible. Precisamente, Dumouriez acababa de aventurarse en: Holanda, viéndose sorprendido, a su derecha, por la salida de Coburg; retrocedió hacia Am'Qeres y Bruselas; y el 18 de marzo de 1793 perdió la batalla de Nee.r,winden. Lo peor de todo era que, como desde bacía mucho tiempo estaba en profundo desacl¡erdo con la Convención, y acariciaba el propósito de marchar con su ejército sobre París para1 hacer la contrarrevolµción, inició con Copl.Jrg :un armisticio que le permitiese llevar a cabo su proyecto. Pero lqs soldados se negaron a seguirle ; y el 3 de abril se pasó al enemigo. '•.Invasíón, traición y, P.ara colmo, guerra civil, pues la Vendée se habfa levantado en armas, en marzo de 1793, y Lyon se sublevó a fines de p;iayo. Los coligados podían ya soñar con el reparto del botín ; y ese fue ;el tema principal de la conferencia que se reunió en Amberes, a prindpios de abril. Desqe el primer momento, prescindieron de toda inútil , hipocresía: "Cada '4lla 'de las potencias coligadas-declaró lord Au'c,kland-debe procura,r hac.er conquistas, para quedarse luego con lo que 'haya conquistado." Para Inglaterra, el beneficio tenía que ser, principalmente, colonial; y de sus 81 batallones de infantería, 17 se encontraban ya en las Antillas, dispuestos a terminar la ocupación de las islas francesas del azúcar. Pero Jo~ge III ambicionaba también Dunkerque, que".ilería una buena puerta de entrada al continente, sin contar con que la destrucción de aquel provocativo nido. de corsarios resultaría agradable a la City. Thugut reclamaba ~ompensaciones .al acrecéntamiento prüsiari~ en Polonia; Pitt le hizo ver .que las podía conseguir muy ventajosas· en· el norte de Francia, solución que tenía, para Whitehall, la ventaja de incrustar a los austríacos en Flandes, desviándolos así de su desventurada idea de cambiar los Países Bájos por Baviera. Así, pues, en aquel frente, que era el más próximo a Pads, y el más peligroso para Francia, la guerra iba a consistir, primera y esencialmente, en sitiar y tomar las plazas que cada coligado deseaba anexionarse. En ello se pasó todo el verano. El duque de York, con sus contingentes ingleses y de Hesse, sitió a Dunkerque. Coburg tomó Condé, Valenciennes y Le Quesnoy; y el 23 de septiembre se atrincheró frente a Maubeuge. En el Rin, los prusianos hacían capitular a Maguncia, el 23 de. julio, bloqueaban Landau y hostilizaban las líneas de Wissemburgo. Mientras tanto, el Foreing Office firmaba los tratados que, generalmente por dinero, le d~b~n ventajas sobre los Estados continentales y aseguraban el abasteclIIllento de los frentes. El 14 de julio de 1793, se firmó el primer convenio con Prusia ; y los príncipes alemanes, Hesse, Badr,n, Wurtemberg y Baviera se comprometieron de manera análoga. Thugut retrasó, durante bastante tiempo, la firma, por sus exigencias, a la vez, sobre Bélgica y Polonia ; y el. acuerdo no se concluyó hasta el 30 de agosto.
Los contactos que los coligados podían mantener con el campo - con· tfario reforzaban sus esperanias. En el Comité de Salvación· pública, creado el 5 de abril de 1793, Danton era el que dirigía la política ex· tranjera; sus gestos de violencia y desafío habían sido reemplazados por una actitud de conciliación pacificadora. Pedía a la Convención que hi· ciese saber a las potencias "qµe ella sabía aliar la política con las virtudes republicanas" ; y el 13 de abril consiguió' se diera un decreto declarando que "la Convención no se inmiscuiría,, en ninguna forma, en el gobierno de los demás pueblos". Por medio de agentes en_ Londres, buscó contacto con Inglaterra; y en el frente renano trató, insistentemen· te, de atraerse a Prusia, con lq. que siempre había contado. En este 1}.lti· mo ,punto, los pasos de Danton, 110 dejaron de resultar útiles, ya que mantuvieron una tradición de negociaciones subrepticias y de guerra suave. No obstante, dichos progresos' solo sirvieron, en general, para aumentar la confianza de Jos victoriosos coligados. Pero la lentitud del ataque monárquico había dado a Francia tiempo /J para rehacerse; y, a partir del otoño de 1793, ~l viento cambió. La re, suelta ofensiva de los ejércitqs republicanos de socorro desbloqueó las plazas. Dunkerque se Eberó ~n la jornada de Hondschoote (6 de septiembre); Maubege, por la qe Wattignies (16 de octubre), y Landau mediante las operaciones en las líneas de Wissemburgo (diciembre). Se detuvo la marcha de los sarC;ios contra Sabaya, así como su tentativa de socprrer, por Niza, a los angl~·monárquicos de Tolón, que sucumbieron a fines de año. Los espafíoles se vieron 'detenidos en el Rosellón. En el interior, se sofocó la insµrrección federal; Lyon quedó sometido a primeros de octubre; y desq~ otoño a diciembre, las derrotas de la Vendée marc;uon la terminacióij de la guerra e4 aquel frente. Las causas de este resurgimiento merecen 'ser estudiadas detenidamente, pues en aquel .momento se veían precisarse los factores que du· rante largo tiempo habían de asegurar la superioridad de Francia. La revolución "nacionalizó" Ja. guerra; la palabra era nueva en el idioma -se debió a Desmoulins-. Y el hecho, en tal escala, también lo era. La nacionalizó en cuanto a los efectivos. Los coligados apenas sostenían f.los suyos, pues no se decidieron, hasta que fue demasiado tarde, a sacarlos -de las milicias que reforzaban los ejércitos inglés,. español y sardo. En febrero de 1794 resolvió Pitt la incorporación de 52.000 milicianos solamente, cuyo reclutamiento e instrucción se llevaron a cabo con un desorden espantoso. Las tropas regulares carecían de hombres, hasta el punto de que los reclutas eran enviados al frente de Flandes sin saber manejar un fusil. La revolución, por el contrario, movilizó sistemática· mente.· a las masas quéf la favorable situación demográfica ponía a su disposición. En junio de 1792, el ejército en campaña contaba ya con 84;000 voluntarios, junto a 92.000 soldados de línea; en julio se tomaron medidas para llegar a los 450.000 hombres, más 33.000 de reserva. El 24· de. febrero de J 793 se llamó a filas a 300.000 hombres, y el 23 de
i: ·•..•. , !.
;
......:,:
:-.,¡:.
1:' ''"'"'' : '
868
i
¡
!, '
,,_,,
' .j
:1;
.. ; ) =.. :
'·.:
Cú
TOMO I.-REVO~,UCIO!'{ FRANCESA E IMPERIO NAPOI,,EONICO
agosto el "reclutamiento en m¡isa" se llevó a' todos lo' solteros o viudos sin hijos, de dieciocho a veinticinco años. En teoría, ~os efectivos llegaban a 645.000 hombres, y a '1.169.000, en septiemb11e de 1794 (cierto, que solo se hallaban pr\[Sente~ 750.000), esto es, un 4,17 por 100 de la población, a comparar. é.,on Ul:l 0,65 por 100 que ha't>ía en 1789. Pero, además, aquellas masas ·no eran simples mµltitudes. El reglamento de combate de 1791. fruto .de la notable capacidad militar del antiguo régimen, era excelente. D91 viejo ejército subsistían unas tropas admirablemente formadas que, jnczcl\i.das con las demás, servían de eficaz apoyo al ardor de los biso4os. Quedaban también gran número de oficiales ~ompetentes. Los de ~recieqte promoción se instruían y se batían con el entusiasmo de la fe reyaluci,pnaria, y con el de un mejoramiento social que ,ilos había elevado lo~ puestos de los altan~ros nobles. Entre los coligados, por el con\nirio; era frecuente que carecieran ya de. mérito profesional, ya de convkción. 'En el primer caso estaban muchos Jóvenes oficiales ingleses, ricos, i~oraP,tes y de8preocupados. El segundo se solfa dar en los prusianos, eI!,emigqs de Austria, que no aprobaban la cola· boración con ella, espíritus c~,ltos que luchaban a disgusto contra la revolución y desearían m~~ biei.1 aliarse con ella. Con buena oficialida'.P,, suJicientemente instruídas y bien equipadas entusiastas y resueltas, Ias tr9pas francesas eran casi irresistibles en el ataque. El mando austrJaco ¡!Staba siempre renegando contra aquellos "locos furiosos", contra 'aquellas "masas nacionales" que acom1;1~ían sin preocuparse de las pérdidas. "Tel'.!emos frente. a nosotros-ex~licaban, en noviembre de 1793-a un enemigo que sustituye a una multitud que ha perecido o se ha dispersado, por otra multitud." Pero este enemigo no atacaba a ciegas. Los generales franceses se acostumbraban al nuevo instrumento de combate, delicado pero eficaz, de la agrupación por divisiones ; y lo manejaban y dirigían cada vez mejor. En Hond?choote todavía lanzaban sus divisiones, en asaltos brutales y desperdigados; en Wattignies, maniobraban ya por un ala; en Wis~emburgo, desbor~aban ,Y rodeaban. Así, pues, en la escala de la estrategia general, Francia sabia responder a los ataques concéntricos que sufría por ~fectos de la maniobra en líneas exteriores: Landau fue liberado, gracias a los refuerzos que llegaron rápidamente, del Norte. . . , . , La dirección interna de las operaciones se afianzo. El nuevo CoIDite de Salvación pública-el de 10 de julio de 1793-del que fue excluído Danton y en el que la influencia de Robespierre no tardaría en ser decisiva, llevó a la lucha la energía de la Montaña. Hasta entonces, el esfuerzo se había ·visto coartado por la oposición, abierta o sorda, entre ministros y generales, entre jefes políticos-poco competentes en maten.a militar-y hombres de guerra, con prejuicios personales. En la reorganización del ejército, las repercusiones de la revolución tardaron en destacarse y convertirse en instituciones. Se ~rodujeron antagonismos ~a ciales, ataques dirigidos, en nombre de la igualdad, contra los especia-
a
m.~LAs
L"l¡:;HAS pB LA RBvowcroN
'869
listas militares procedentes de 1a "purgues fa del talento", desconfianza de la tropa y del pueblo haci¡¡, los jefes ; repugmi.ncia, por parte de los capitalistas, a una marcha den:iasiaqo enérgica de las operaciones. Pero, en 1793, se llegó a la época ~11.qm; la evolución interior barría proble- · mas y vacilaciones. El Terror tmponía silencio; y con el gran Comité se sabía dónde radicaba la:autorigad. ~n agosto de 1793, ésta acogió a dos organizadores geniales, :Prieur '' dc;i l~ Cote d'Or y, sobre todo, Carnot. Procedente de la pequeña bm;guesí~, formado eq el cuerpo técnico de ingenieros militares, revolucioniuio J.; hombre de ciencia, capacitado para la acción política, Camot se hi.zo. cargo de la dirección de la guerra, con energía, lucidez y método. en :'el mpmento mismo en que se había forjado el instrumento de las gr¡µtdes~: operacfones. Mientras tanto. las relaciop.es qjplomáticas oficiales se encontraban reducidas a bien poca cosa. F,or d§creto del 16 de diciembre de 1793, quedaban limitadas a los dos ':país~s neutrales importantes, los Estados Unidos y Suiza. Con esta últiipa er~ indispensable mantener una buena amistad. Aquella mole monta¡losa .-resultaba valiosísima, porque partía en dos el empuje austríaco, qljedanfl.o ambos frentes, el renano y el alpino, prácticamente aislados l)no gel otro. Los cantones proporcionaban abastecimientos, tejidos, qobre 'y pólvora, que sacaron primero de sus -reservas y compraron iuegp en los países germánicos o en Hungría e Italia. 'Los gobiernos coliga,,O.os liacían la vista gorda, por miedo a producir en Suiza una crisis econóinica que hubiera favorecido la propaganda jacobina. Como bases de observación europeas, Ginebra y Berna eran incomparables ; y en ellas pululaban los espías a sueldo de uno o varios partidos. Barthélemy montaba su red en favor de Francia, con ayuda del agente Bacher; por parte de Inglaterra, Wickham establecería pronto contacto con los monárquicos de París. En cuanto a los suizos, unos eran contrarrevolucionarios exaltados, sobre todo en Berna, con Steiger ; y otros, principalmente en Zurich y Basilea, se decían neutrales y aconsejaban que se tratase con miramiento al vecino francés. t Inglaterra resaltaba cada vez más como potencia dirigente de los coligados ; y contra ella dirigían sus principales ataques Robespierre y Barere, tan influyente entonces en la Convención. Barere decía de Inglaterra que tenía a sueldo "el asesinato, el veneno, el incendio y todos los crímenes por el triunfo de la tiranía y el aniquilamiento de los derechos del hombre". La Convención declar.ó a Pitt "enemigo de la especie humat¡.a"; y, el 30 de enero de 1794, Robespierre proclamaba: "Odio al pueblo inglés." En las medidas adoptadas contra el comercio británico, se anunciaba ya el bloqueo continental. Pitt, por su parte, hablaba de "una horda de bandidos ... , una conspiración que. quiere borrar de la faz del mundo el honor, la justicia y la ·religión". Ahora bien: el punto por donde los ejércitos republicanos podían herir a la moderna Cartago era sobradamente conocido. Se formó un plan para reconquistar a Bélgica. Nadie ignoraba que esto equivalía a disipar la esperanza de una paz en
\-·:.
_.:,
870
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLl!ONICO
la que hubiera podido pensarse, .una vez rechazada,la invasión. Danton
y ~os Indulgentes creían posib~e esta paz, y también én la terminación· del Terror. Pero el 22 de febrero de 1794, Barere exclamó, amenazador: '"¿Quién se atreve a ha,blar ~e paz? Los· aristócratas, los modernistas, los~· ricos, los conspiradqres, los falsos patriotas ... " Mezclados unos con otrqs, los "agentes del pi\µanjero", los Exaltados, Danton y los Indulgeµtes, todos subieron a la guillotina, en marzo o en abril. Ya se reatrndaban las operaciones en el Norte, donde Carnot p'reparaba una amplia maniobra de tenaza contra Bélgica. El 26 de junio: de 1794, la victdria de ·Fleurus rechazó a Coburg y, el 27 de julio, los franceses entraron en Amberes y Lieja. Aquel mismo día, 9 de termidor, cayó Robespierre.
ID. GJ.µETAS EN LA COALICION (1795)
'. Los asuntos de Austria ~ban mal y, desde septiembre de 1793, los Ulfp~es de sus financ~eros, diplomáticos o militares no eran más que
1 1
1
1:
1: :! 1
i:
la;Pientacfones. En el frerite-confesaba Mercy-"las hordas de forajidos noa· hacen las conquist{ls tan, penosas de obtener· como difíciles de con· servaf'. Eri Italia, Austria s~ lamentaba de las libertades que las escuadi'iis inglesas y españolas se. tomaban con la neutralidad de Génova, y al¡;¡gabif qüe los jacobinos encontrarían en ellas pretexto para la invasión; ·pero, en realidad, lo que quería era conservar para sí sola el dominio de la pequeña república: En Turín, su ministro deploraba las ilusiones del rey, que, creyéndose gran general e imaginando tener en filas 60.000 hombres, atribuía todos sus fracasos a los uniformes blancos; Aunque los capitalistas sardos se refugiaban aún bajo el ala del águila austríaca; varios ministros y los medios captados por el contagio jacobino pensaban en ·una paz por separado. Holanda reservaba demasiado a· los 20.000 hombres que tenía en filas, en su mayoría mercenarios suizos o alemanes; y, sin embargo, reclamaban enérgicamente-apoyada por Londres-una mejora territorial en caso de que el Habsburgo se apro· piase el Flandes francés. Más· concretamente: pedía volver a sus r:ronteras de 1715; y había sido necesario prometérselo, más o menos vagamente. Por último, la actitud· de Prusia justificaba las más serias inquietudes; pero, por aquel· lado, Thugut vigilaba, con todo su odio hacia Berlín, con su avidez sin escrúpulos, con aquella indiferencia 'por los principios y por los sentimientos, que acorazaba a la diplomacia- austríacá y que dejó insensible, por ejemplo, a la corte de· Viena ante la suerte de María Antonieta; y de hielo, ante la noticia de su éjecución._ · En el segundo reparto de Polonia, Prusia había conseguido descartar del botín al Habsburgo y atribuírse ii. sí· misma ·una espléndida parte~ por el tratado del '23 dé enero de 1793. ·Pero tardó bastante tiempo :·en ocupar militarmente las zonas anexionadas· y en obtener después ·(23 ·ae septiembre de 1793) de la Dieta polaca, reunida en Grodno, la .ratifica,
ción del·· desmembramiento, o, por 1b: menos,· ·un silencio :que: p'i.idiera equivaler al consentimiento. :Era también preciso po'Q.er en. 'nfarcha·: fa germanización de los nuevos territorios·. Se quiso actuar rápidariient·e ; y se molestó a los privilegiados; por medidas toi;nadas, apresuradániente; en favor de los campesinos;· y luego, se descontentó a los campesinos,..ál inve:tir. la m~niobra .. ¡Todo ello costaba muc~os esfuerzos y . se llevilfüi mucnísuno dmero, siJ1 contar que las operaciones, en el Oeste; habíáñ ·· ·· , · · ···· , costado cuarenta millónes de táJeros en 1792 Y• 1793. ··· Las preocupaciOnes en Po¡onia y los apuros financieros, »pesaroif eri la guerra con Francia y en las relaciones con Viena. Cierto ·:qüe·· en· ·1793 los prusianos habían reconquisü¡.do ·la orilla izquierda del ·Rih ;-:púo sfü poner en ello demasiado entusiasmo; y, prácticamente, en ~sepiíem9:r¡:;.~de~ jaron de respaldar a las trop~s austríacas. Tod¡1 sil ·atención estabat.fija en la Dieta de Grodno. Al mi~mo t;iempo, ·se hizo evidente que ño ..pód.(a sostenerse por más tiempo el ~esfuei;zo económico del réilld; los'·iinpues~ los provocaban disturbios en;.r~ los tejedores :de Silesfa. -Por 'ello:· ·~n: noviembre de 1793, Prusia
: .....
!o
. '.··· •!'
·-·,'
872
m.-i.AS LUCHAS DE LA REVOLUCION TOMO l.-1!.EVOLUCION .FRANCESA E IMPER10 NAPOLEONICO
nos. Todo en vano, porqtie los ejércitos austríacos, como los prusianos · y los rusos, se le venían ~ncim¡i. Thugut no podía por ineno~ de buscar allí un consuelo a sus sinsa-. bares y un desquite frent~ al Qobierno de Berlín. Mostró tanta más decisión· cuanto que ya las j:rop~ prusian.'ls se habían lanzado sobre Cra· cavia, y que al dejarlas 41Ií ec¡uivalía a renunciar a toda esperanza de dominar, estratégica y politican}ente, el alto Vístula y sus accesos. Feliz· mente, Catalina II no est~ba tiimpoco de acuerdo en dejar que se rompiese de tal modo el eqt_i.illbrip: y, además, necesitaba de Viena para sus p~~y~ctos sobre Turqµía. :Militarmente, el ama era: ella, pues fueron sus e3ercitos los que, dewirés ·del fracaso de los prusianos .durante el verano, sofocaron, en octubre y noviembre, la insurrección polaca. El 3 de enero de 1795 se firmó la entente austro-rusa, en la cual se sentaban bases del desmemqrami~nto definitivo, y se aseguraba a los rusos la ayuda austríaca en ca;so d~ guerra contra Turquía. Prusia corría el peligro de verse excluida:· del t.~rcer reparto, como Austria lo había sido del segundo. Cedió, puei;;, en
873
mostraciones de ~mistad (30 de' julio de 1795). Pero, para entonces, ya se había conseguido un resultaqp de más alcance. . En B~rlín era muy fuert~ el. partido francófilo, dirigido por el príncipe Ennque-al que Catalina II llamaba "el ciudadano Enrique"-y i::or Mollendorff •. que mandaba 9n la región del Rin. Su argumento, contmuamente repetido ante el rey,;era que la hacienda no permitía sostener la gu~rra en los. dos fr~ntes, p11es el traslado continuo del ejército entre Francia y Poloma, y Vlceversa, .costaría dos millones de táleros al mes. Verdad es que Pitt pagaba·; p~ro, eli octubre de 1794, desconfi;ndo de Prusia, suspendió las entregas.: Fue una estupidez enorme ; Grimm se dio ~uenta, en seguida, de que Erusia iba a hacer "su paz particular, para castigar a Inglaterra, por habeJ des11iado hacia Viena las piastras que a~tes iban hacia Berlín". "Ant~s de. arruinarse guerreando contra Francia-argumentaba Wollner, y J:!uts a.un Lucchesini-, Prusia debía volver los, ojos hacia Oriente, que qra su' verdadera vocación, hacia Polonia." Ad~mas, a~ desentenderse de ~a colaboración con Austria, recuperaría su mfluenc1a. sobre los Es~ado~ alem~nes, que no pensaban más que en la paz=. B~v1era, que temia a ~u vepno Habsburgo; Hessel-Cassel, que estaba mtrigando en París ; y zyfagupcia, que preveía una mediación escandinava. Ante la clásica opclóp. eµtre el Este y el Oeste, que la geo· grafía planteaba a Prusia, Feflericq Guillermo vacilaba, así como su ministro Haugwitz. Pero se incjinó l!). balanza por el peso de la aventura polaca y también por la evidpnte )1ecesidad de hacerse fuertes en eI Vístula, si querían ser admitdos al tercer reparto. En noviembre de 179~. los pr,usianos empezaron l~s conversaciones con la República, en Basllea. Afü fue donde sus enviados-Hardenberg, en último lugardiscutieron con Barthelemy el espinoso acuerdo. La Convención exigía que le dejasen las manos libres en la orilla izquierda del Rin, prometiendo c?mpensacione~ en la derec~~· Federico Guill~rmo, por su parte, pretend1a colocar ba30 su protecc10n a la Alemarua del Norte, incluso a Hannover, neutralizándola con su g¡¡.rantía. Ambos se avinieron a las mutuas exigencias: el tratado se firmó en Basilea, el 6 de abril de 1795; y el convenio sobre la Alemania meridional, el 17 de mayo. La paz de Prusia dejó a Holanda al descubierto. Al penetrar en Bélgica, los franceses se habían visto algún tiempo detenidos por el laberinto de ríos y canales que rodea las plazas. Pero al helarse el agua, pasaron, tomaron centenares de cañones, rechazaron a los ingleses hasta Alem~nia; y ocuparon todo el país (enero de 1795). Su avance se vío facilitado por los clubs jacobinos locales, disfrazados de sociedades de lectura, y que dirigidos por el hábil abogado Schimmelpenninck, revolucionaron las instituciones municipales y provinciales, así como los Esta· dos Generales; y proclamaron la República de Batavia. Pero esta colaboración no impidió que la paz con Francia fuese dura. El tratado firmado en La Haya, el 16 de mayo de 1795, anexionó a Francia Maestricht Venloo y el Flandes holandés; impuso una indemnización de 100 mi:
874
i 1 1
"
j :.\ '1
~1
,¡
¡¡ (j 1\ ! 1
1
1
:¡ IJ '.1
!
.,
.1'
J
1
l
J 'I
.\
'I
!
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
llones de florfn~ y cargó sobre el país el sostenirniepto de 25.000 francese~. 1~ª perdida fue la d~ las .colonias. purs Guille'111o de Orange, que huyo rap1damente ante la mvas1ón, ordenó a los gqbernadores que las entregasen a los ingleses. La fuerte presión exterior incitaba a España a parlamentar. Sobre todo, la que ejercía el comercio británico sobre la economía de las ·colonias americanas, aunque pacífica, le preocupaba mucho. Las tropas francesas habían liberadq su propio territorio y pe~traron en Navarra Y C11taluña •. i~troduciend9 en ellas la propaganda republicana, distribuyend~ su diano.' L'Avanf-Garde de l'Armée des Pyrénéés-Orientales, y orgaruzando sociedades d~ descamisados. Esto constituía un peligro. Verdad era que la población' no se había curado, de la noche a la mañana de su antigua xenofobia~ tanto más cuanto que ni en San Sebastián ni en Figueras los jacobinos se habían comportado precjsamente como liber~d?res. Pero su. propaganda h.acía un peligroso llaqiamiento a los sentimientos separatistas. En c¡1mb10, en 1808, el nombre de José Bonaparte, que significaba centralización, habría de poner fuera de sí a los vascos y catalanes. Más aún: en el interior, el descontento se iba haciendo. inquietante, y los observadores de la policía indicaban, como de costumbre, sus causas material~: crisis de abaste.cimientos y baja del p~p~l mo!feda. Pero n() se atre',\íar a decir con claridad. que el reino, que había cref~o a Europa comprq111etida como él en una ·lucha sagrada, ahota la yeía desunida y llena efe bajas ambiciones. Y se guardaba bien de confesar que todo esto no tendría importancia-como nada la tuvo después en la guerra de la Independencia-si la oposición al gobierno no alcanzara el carácter apasionado que puede revestir en tierra ibérica cuando se ponen en juego los sentimientos de honor y de desprecio, y cuando el objeto de aquella es un hombre. Este hombre era el ministro de Estado, Manuel Godoy; y la causa de este odio se fundaba en gue era el amo de España, por ser amante de la reina, tal vez a sabiendas de Carlos IV, al que, cuando menos, le resultaba muy cómodo dejar en manos de su ministro todas las preocupaciones del Estado. Esta situación h~bía de durar quince años; y en todo este tiempo, la nación la aborreció con un sentimiento universal, como podía serlo en una sociedad en la que burocracia y ejército formaban un solo cuerpo con la masa, con públicas y temibles crísis de violencia. Contra una guerra que había sido acqnsejada y era dirigida por el favorito, no tardó en alzarse una oposición que pronto se hizo peligrosa. Pero Godoy era hábil en los cambios de frente: el 24 de julio de 1794 entabló negociaciones con la República. fueron largas, porque a Ios problemas franceses se unieron los de Itaµa, los de ·Portugal y los de América; y la Convención se mostraba exigente. Comprendió, por fin, que se podía sacar partido de Espafla, sfu necesidad de imponerle condiciones abusivas. El 22 de julio de 1795, Barthelemy e Iriarte firmaron la paz en Basilea. Fue una paz casi blanca. con la tínica condición de que la República se anexionaba. la .parte espa-
111.-LAS LUCHAS DE LA REVOLUl,;IUN
ñola de Santo- Domingo; Godoy,.· momentáneamente consolidado, ·fue - · , nombrado príncipe de la: Paz.. ·· · Por -dichos tratados quedabat¡. neutralizados grandes sectores de las fronteras francesas ; y disponibles el ejército de los Pirineos y gran parte de los del Norte y del Rin. Por ~mar, la retirada del adversario español y la colaboración holandesa, per¡nltirí\in obtener, local y temporalmente por lo menos, un equilij:>rio de fu~rzas que despejara el cam~D:º a los convoyes de trigo americano. Graq1as . a las grandes zona.s p~cific~das a su alrededor, Holanda iba a pqder restaurar su potencia financiera y bancaria, que afianzaría útilmente la economía francesa. En París_. centro de "contagio" revolucionario, re~ictía ahora un cuerpo diplomático bastante numeroso. Francia no era ya la~ plaza sitiada de 1793. IV. LA PAZ CONTINENTAL (1797)
¿Era posible una paz gener,al? pn todas partes la opinión la deseaba : y durante el invierno de 1795-1196 hubo en Basilea algunos cambios de impresiones entre Barthelemy y Wickham, así como en Viena y en Italia. Nada salió de todos ellos, porque· la situación militar no era aún suficientemente ~!ara. Además, la coalieión se preguntaba si fos dirigentes franceses querían y podían negq,ciar. Si lo querían, porque todo el mundo estaba persuadido de que ci:>llseryaban el poder únicamente por las violentas medidas que permite la guerra. Si podían, porque Europa miraba con inquietud el nuevo fe¡iqmeno de ios inmensos ejércitos nacionales ; y dudaba que el Directo~.io p~diese desmovilizar: "¿Qué va a ser -escribía Catalina II--'-
! ...
i\
JI
876
TOMO
I.-REVOLU~,!ON
En torno a Francia, q]Je
FJ}ANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
ha~ta
e.ntonces estuvo totalmente aislada,
i~a efectuándose un agrupa¡nientp. La alianza de la República de Bata·
via era un hecho, al que ep. agqsto de 1796 había de sumarse el acontecimiento, más sorprendente aúii. de la alianza con el Borbón español: En efecto: en todos los frejJ.tes de su diplomacia, el Gabinete de Madrid adivinaba peligros 'que su jlislawiento no le permitiría evitar. En América se trataba de Ias con\inuas _usurpaciones de los negociantes ingleses ; y del tratado de J ay¡' conc;ertado por Inglaterra, en noviembre de 1794, con los Estados Uitidos. Portugal deseaba hacer la paz con la República; y, siendo el regente yerno de Carlos IV, y habiendo sabido granjearse, por el momen(o, el favor de Godoy, se le ofrecía aquí a España un papel de medi~dor. En Italia, los éxitos de Bonaparte im· ponían una misión análog~ en ,favor del papa y del duque de Parma, hermano de la reina. Incl~so ep. Madrid, Godoy, que pronto se había vuelto a hacer impopular, 'sentí~ la necesidad de un apoyo exterior; y, volviendo la mirada a París, ini<;iaba la política de ayuda francesa, que, había de conducir a la hecatombe de 1808. Casi simétricamente, el Directorio deseaba asegurarse en América la Luisiana; en la Península, dar impulso a su política comercial; y, en las costas italianas, conquistar la preponderancia marítima. Tras unas negociaciones muy enrevesadas, se llegó (18 de agosto de 1796) al tratado de alianza de San Ildefonso, que implicaba colaboración militar y garantía recíproca con respecto a las posesiones. -.. Por su parte, Pitt hacía grandes esfuerzos para compensar la" defección de Prusia, mediante un concurso más efectivo de Rusia y una acción militar más vigorosa de Austria. En mayo de 1795, Thugut prometió 200.000 hombres para aquel año, a cambio de un empréstito de 4.600.000 libras y mutua garantía territorial. A esta última estipulación, que se refería a todo .lo que cada uno de los firmantes hubiera podido ocupar hasta el día de la paz, se adhirió también Catalina, por el tratado triple que se firmó en San Petersburgo, el 28 de septiembre de 1795; se comprometía.ª proporcionar 30.000 hombres y tenía ya unos diez barcos en el mar del Norte. En el país renano y en el germánico, la zona de acción militar estaba extraordinariamente reducida por la neutralidad de la Alemania septentrional. En cambio, en otro campo de operaciones, el de los Alpes, adquiría nueva importancia, de lo que Thugut se regocijaba, pues de Italia y del Mediterráneo esperaba posibles beneficios. Ya el tratado que firmó con Rusia, el 3 de enero de 1795, preveía que pudiera obtenerlos a expensas de Turquía y de Venecia. Ahora bien: en aquel mismo teatro entraba en escena Bonaparte; -· y este también tenía sus apetencias. Que Italia inspirase codicias no es de extrañar, pues tenía fama de rica. No es que se ignorase la miseria del Sur, con los inmensos latifun~ dios incultos de los barones y fa abrumadora maraña de derechos feudales; la pobreza de los estados pontificios, con sus trabajos de desecación
IJl.-LAS
LUC~S
DE í-A REYOLUCION
8TJ
I!
1; 1
tantas veces reanudados y jamás ~er:miJ.iados ; ni la esterilidad de las regio?-es abru~tas siempre secas. Pqro er~n célebres algunas de sus explotac10nes agr1colas, las sedas de Eiamo11te, el arroz de Lombardía y las frutas de Toscana. Génova, con ~u bol¡;a y el Banco de San Jorge; Venecia, con sus instituciones de cr~dito y su cequí, que servía de moneda internacional en todo el Orient~; y Liorna, con la actividad de sus banqueros judíos, eran importantf;s 'plazas financieras. Por el Mediterráne~ se. exportaban, en gran can(idad, • productos textiles y géneros colomales de Génova, así como opjetoli de lujo y cristales de Venecia. Aunque ya hacía mucho tiempo ql.le los diversos estados habían tomado cart~s en este asunto, el públicc? segµía creyendo que el producto de los impuestos pontificios de toqa la;' Cristiandad afluía a Roma. La Península deslumbraba a los vfajero~ extranjeros con un asombroso despliegue de riquezas, orfebrería; obj~tos de arte y antigüedades. Desde tfompa inmemorial, el invasor s~ vení)l sintiendo tentado por una opulenc1~ q,ue la fama exageraba cop.side{ablemente, y por aquellos tesoros que mellaban al saqueo. Animad a poi: Thugut, Austria, en crisis financiera casi crónica, con sus arcis vaéías por una guerra que duraba ya cerca de diez años, con su base pe partida dispuesta ya en Lombardía, volvía los ojos hacia aqÚ..eUas tcompensaciones". En Francia el Comité de. Salvación pública había · recomendado, en septiembre ' de 1793, la explotación a fondo de los países ocupados, así como el metódico traslado de sus riquezas a Francia. El Directorio, que ya había sufrido sucesivamente los efectos :; de la inflación y del retorno a la moneda metálica, había de considerar la guerra ultramontana como una operación financiera de primer orden. Menos cercanos a los intereses terrenales, aunque no totalmente desprendido de ellos, era el deseo que se manifestaba en Viena y en París de influir en el papa como jefe espiritual. En los Estados austríacos no había acabado la querella del josefismo. En 1790, ·Leopoldo se quejaba de l~ corte pontificia, que "ha enarbolado públicamente y sin reparo la bandera negra contra mi familia y contra mí", y que combatía la influencia habsburguesa en Hungría, Polonia, Alemania, Bélgica e Italia. En Francía, la crisis religiosa resultaba cada vez más pesada para la vida nacion~l. Algunos dirigentes, principalmente La Revelliere, Reubell y también Barras, deseaban la descristianización, tan violentamente como la habían deseado los Exaltados. De la invasión de Italia esperaban la ruina 1de la Santa Sede; y este fue uno de fos objetivos principales de 1á. marcha sobre Roma, ordenada a Bonaparte: "Haréis que se tambalee la tiara del (sic) pretendido jefe de la iglesia universal." Otros, como Carnot y Le Toumeur, prestaban oídos a las sugestiones de Cacault, que, hombre entendido en estas cuestiones, aconsejaba se pusiera la influencia pontificia al servicio de la República tanto en el interior como en el extranjero. De este carácter son las instrucciones a Bona0
1
1
:l
:¡ 1
:l 1
i 1
'1
11 ¡
!
TOMO I.--REVO¡:_UC!Ol'l FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
lll.-LAS LUCHAS DE LA REVOLUCION
parte, del 8 de agosto d,e 17Q6 : imponer a Pío VI "rogativas públicas por la prosperidad y el éxito de la República francesa". .Italia solo podía ofrecer muy débil resistencia al pillaje y a la sujeción, Sus diecisiete millones de habitantes proporcionaban pocos s_oldados: 30.000 napolitanos 'Y, en'la práctica, otros tantos piamonteses, apro· ximadamente; y, estos últimos, pese a su verdadero valor militar, can· sados por una larga guerra en plena montaña. Algunos Gobiernos se mostraban enemigos declarados de la Revolución; en primer término, los Barbones de Nápole~. Fernando IV, y, sobre todo, su temible esposa, Maliía Carolina; el papa, de.spués de Basilea, ·~abfa rechazado despee· tivamente la mediación espaíj.ola. Pero Turín esta~a cansado; Venecia ha\:!fa proposiciones, G~nova se aferraba ,a su neutralidad y Toscana se, 1,1.abía esquivado de la co¡ilición. Los intelectuales estaban divididos y, ·además, eran íncons\antes: Ya con anterioridad1 a 1789, algunos de ello¡; protestaban contra la tiranía del pensamiento. y de las letras francesas. Los acontecimientos políticos los exaltaron: Monti celebró el ~se sinato de Bassville en Roma, y Alfieri compuso los sonetos galófobos del. Misagallo. Otros pocos, ~bre todo napolitanos, genoveses y milane· se.s, profesores y leguleyos, a,cogían bien las nuevas ideas. El clero era, por instinto, contrarrevolµcionario. Las tendencias antirromanas, m~ fe'stadas en Toscana, en 1786, por el sínodo jansenista de Pistoia, fueton sofocadas por la acción pontificia. En cuanto a las de las universida¡ies lombardas, había de ser (he~ho paradójico) la invasión jacobina la que les privase de su mejor tlpoyo, que era el de Austria. El pueblo bajo se mostró capaz de org!lnizar temibles sublevaciones contra;unos libe· radores demasiado galantes y saqueadores: pero Ja propaganda jacobina Je dejó frío. Por lo demás, si existe en el plano político un rasgo verdaderamente común a poblaciones muy diversas, aisladas por el sist(!ma geográfico, Jos dialectos y el espíritu de campanario, es, desde luego, la docilidad a los poderes, un indiferente poder de adaptación nacido de antigua prudencia; y una especie de modestia ante Jos problemas interm¡.cionales. Mme. de Stael había .de comprobarlo: "Se trata de una naci6n tanto más acogedora para Ja distinción literaria cuanto que jamás p6P,rá vanagloriarse de .conseguir otra alguna... Si se precisa una hora de atención para gobernar a Francia, cuatro minutos bastan para gobernar a Italia."
la disciplina poco rígida y en el saqueo, tanto como en la ofensiva-rápida y feliz. Desde los primero~' días, marchas agotadoras y vi:ctorias. Los austríacos fueron derrotados en Montenotte, la primera batalla napoleónica (12 de abril de 1796). Separados de sus aliados, los sardos se replegaron; y el 28 firmaron el arrnisticio de Che:rasco. El 15 de mayo de 1796, en París, concertaron l.fi paz: Niza y Sabaya fueron cedidas a Ja República ; y las fortificaciones de los grandes puertos alpinos serían desmanteladas. De tal modo, las media-brigadas tendrían, en lo suce· sivo, el paso libre para bajar a las llanuras italianas; y éstas volvían a su destino tradicional de territorfo abierto a los dos adversarios, ae zona de nadie. en la .que se puede gl,ierrear, sin miramientos, y saquear sin tasa. En manos francesas, el reijio de Víctor Amadeo III quedó como garantía política y tierra de explptación. Pero Bonaparte, atravesando el Po y el Adda, había entrado ya en Milán. Parma y Módena firmaron armisticios el 9 y el 17 de mayo; los napolitanos, en Brescia, el 5 de junio; y la Santa Sede, en Bolon,ia, el 23. Con esta seguridad por el Sur, el ejército pudo dirigirse hacia Austria. Mantua le cortó el paso. Comenzó un sitio que duraría seis meses. A medida que ascendía su ¡!strella, Bonaparte iba tomando en las relaciones internacionales el car;í.cter de factor aparte del Directorio, y cada vez más independiente de él, En el mismo París su influencia crecía con cada victoria. Se chismotreaba que las finanzas gubernamentales no se m~ntenían sino gracias a las contribuciones de guerra que él enví;iba. "Vosotros hacéis con vuestras bayonetas cien veces más numerario que nos~tros con todas las leyes de hacienda imaginables", escribía La Revelliere. Al Museo llegaban convoyes de cuadros y estatuas. La tribuna de los. Co~sejos, el Diario de Defensores de la Patria y toda la prensa daban d1fus1ón a las cartas que el triunfador dirigía al Gobier· no y publicaban sus proclamas al ejército. El estilo no tenía aún la soberana energía que adquiriría más tarde; .pero era ya el de un amo. En Italia no había más que abrir los ojos para ver a quién iba pasando el poder. Las tropas, que desde el 20 de mayo se hallaban a media p~ga en numerario sólido, y a las que no se tiraba demasiado de las riendas, halagadas y mandadas ·a la vez, empezaron a no hacer caso más que a su general. Aquellas tropas se convirtieron en las más fuertes de la República. Agobiando al Directorio con sus. peticiones de refuer· zas, Bonaparte, que en junio de 1796 tenía en filas .. unos 46.000 hombres, llegó a .tener 65.000 en abril del 1797, habiendo conseguido, en particular, 30.000 hombres retirados del Rin. En el verano de 1796 se · vio que los comisarios de ejército puestos a su lado por el Directorio retrocedían ante su ascendiente. El 25 de octubre les quitó, de un plumazo, la administración de Lombardía, y el 6 de diciembre el Gobierno suprimió tal institución. En fin, hasta en las negociaciones diplomáticas, se adivinaba cercano el día en que Bonaparte sería el único que contase. En Cherasco y en Brescia no consultó a nadie para firmar. Ante una
878
Bonaparte llegó de Savona a primeros de abril de 1796. Su plan Y: su doctrina de guerra habían sido largamente meditados y madurados. En cuanto a Ja preparación de su ejército, hizo cuanto pudo, que no fue gran cosa. Toda aquella campaña, por no hablar de las siguientes, iba a ser una improvisación material de cada día, una serie de combinaciones y de expedientes. En realidad, el joven general se ganó bien el sobrenombre de "improvisador de la victoria". (REINHARD). Pero el ejército, audaz, ágil y despreocupado, se complacía en la aventura, en
879
._:_,..
-1··
"
880
,e\
'"/
_)
' _____:.1
lll.-LAS LUCW.S o,¡::; LA RE':IOLUCION
TOMO I.-REYO.L.UCION FRANCESA E IMl'ERIO NAl'OLEONlCO
reprensión de los directqres np tuvo más remedio que dejar a los comí· sarios del ejército que di§ciitiei·an con la Santa Sede; pero entonces triun· faba con su fracaso. En ·.este t~rreno, como en todos los demás, se emancípa~ía rápidamente; y la. paz de Austria sería la paz de Bonaparte y no la del Directorio 1 y. t~ndrí~ su eje en Italia y no en el Rin. Desde agosto de 1726 a ~enero de 1797, cuatro ejércitos austríacos desfilaron, sucesivament~. tratando de romper el bloqueo de Mantua. Los cuatro fueron derrptado~. el último de ellos en Rívoli, ei 14 de enero de 1797. El 2 de~febr~ro. Mantua capituló. El 10 de marzo, Bo· na.parte se dirigió hacia el Este, con las miras puestas directamente en Austri,a. A primeros de¡ abril, llegó al paso del Semmering, y el 18 de abril de 1797 se firmarpn e1{Leoben los preliminares de paz. Conclusión rápida e inesperada para muchos; pero, de haber con· tinuado la lucha, los tj,esgos' por una y otra parte resultaban mortales. Bona.parte estaba comp!etamµnte en el aire, en esa situación en que un fracaso local puede de~enca~enar el desastre. En la capital austríaca amenazada, la gente hlÍía, pi;.esa de pánico; el Banco de Viena cerraba sus ventanillas, las turbas SQ dirigían contra el hotel de Thugut, y "el espectro de la revolucilSn" amenazaba ya, desde las primeras cargas de los húsares franceses. Por otra parte, a los dos adversarios se les ofrecía una solución ventajosa, c·onsistente en ponerse de acuerdo, a expensas de un tercero, que era Venecia. No hemos olvidado que Thugut soñaba con esa "compensación". Bonaparte, desde primeros de abril, había tenído buen cuidado de ir atirantando sus relaciones con Venecia. Por tanto, sí en Leoben renunció el emperador a Bélgica y a Lombardfa, ' recibió, en cambio, Dalmacia, Istria y la parte de tierra firme limitada por el Po y el. Oglio, desp~jos todo ello de la República Serenísima. En cuanto a la orilla izquierda del Rin, el texto, contradictoriamente, proclamaba la· integridad del Sacro Imperio; y reconocía las fronteras francesas, "decretadas por las leyes de la República", lo que parecía referirse a las anexiones de 1793. Aquellas cláusulas renanas eran débiles; y, en París, el "partido del Rin" se indignó por ello. Pero podía reforzárselas en las conversaciones q11e habían de transformar los preliminares en paz. Tales negociaciones se celebraron en la región de Udine, y fueron esencialmente llevadas por Bonaparte y Cobenzl, ambos tenaces y duros. Lateralmente, Aus· tria intriga•ba en París, aprovechándose del desacuerdo entre Bonaparte y Reubell, y de las negociaciones francoinglesas entabladas en Lila. Pero el golpe de Estado del 18 de fructidor, apoyado por Bona.parte, atenuó el desacuerdo y rompió las negociaciones. En las discusiones sobre la orilla izquierda, Viena se presentaba como adalid del Imperio y de Europa; pero tal pretensión chocaba con la cr~iente importancia de Prusia. Esta, parapetada en una neutralidad, que hizo más firme por un convenio del 5 de agosto de 1796, alardeaba de sustr,aer de la .guerra a toda la Aleroanía del Norte, como si
ss1
fuera un. asilo Rara ias letras y el pensamiento sereno, ejerciendo en ella una influencia que compens¡iba la del Habsburgo en el Sur, Wurtemberg Y Baden, lo mismo que P_rusia, .habían salido de la coalición (agosto Y octubre de 1796), despue~ de algunas victoriosas campañas fran. ce_sas .. Austria veía con dis~sto :aqueUos. progresos de Berlín ; y sus polemistas, tales c?i::1,º Juan Muller1 den~nciaban la paz prusiana de Basilea como una . tra1c10n al Imperio. Francia podía aprovechar tal resquicio p_ara mane1ar a Thurgut, ya aqienaz?.ndole con entenderse con los prusianos (a lo que estos se negaron), 'Yª ofreciéndole excluirlos de todo beneficio en el Rin (lo que ace1)tó). En Italia, FraD;ci~ consolid~ba ~u posición para que esto pudiera pesar en las negocrn·c10nes. El .10 d~ octubre de 1796 había concertado con Nápoles una pa~ b_enigna; lj el ~ de noviembre concluyó con Parma º.t:a más dur~. ~n ¡uruo de 17~7, Q~nova se constituyó bajo su protecc10n ~n Repubhca d~ Liguria. ::con jla parte de Lombardía cedida por A~stna, Bona.parte hizo la re¡:¡úblic~ Cisalpina (mayo 1797), a la que uruó a Mó~ena, ~ornada por lqs arn;¡as a su duque, y Ferrara, Bolonia ~ .Ja Romana qmtadas al papq, con Ancona, por el tratado de Tolentmo, de ~9 de febrero de 1797. El 1§ de mayo de 1797, pretextando un levantamiento en Verana, se &presijró a ocupar Venecia, víctima que había de ser sacrificada en aras de la· paz. Esta paz, que se denominq de Campo-Formio, se firmó el 18 de oct~br~ de 1797. De los despoio11 de; Venecia, el Habsburgo recibía los terntonos del este del Adigio. b misma Venecia, Istria, Dalmacia y Cattaro. En compensación de sus concesiones renanas, se anexionaba a Salzbur~o. Pero, e~ t~tal, la bah¡nza resultaba desfavorable para él, ya que. c~dm sus provmcia_s belgas. s~s pequeñas posesiones a Ja izquierda del Rin Y la Lombardia (reconocida como República Cisalpina, y que Bonaparte s~ !lpresuró a. redondear con los países ex venecianos del oeste ?el Ad1gi~). Ren~nci~ndo_ a la integridad del Sacro Imperio, le reco~ocia a Francia la onlla 1zqwerda del Rin, al sur de una línea que iba desde el río, por más abajo de Coblenza, hasta Venloo, en el Mosa. De este modo, Campo Formio compensaba las insuficiencias de Leoben. Del imperio marítimo veneciano, la República recibía a Corfú, Zante y las demás islas Jónicas. Las adquisiciones belgas y rcnanas de Francia eran enormes Las Victorias. ~e Italia .c,oronaban P.ºr fin el avance tenaz y sangriento ·de la. Revoluc10n. Tamb1en era considerable la expansión al otro lado de los Alpes. Resultaba expuesta y comprometedora, sin duda alguna; pero ya Bona.parte, para sostener el "sistema italiano", cuya política naCional entorpecía, empezaba a contar con la fidelidad de la victoria. Además para justificar su implantación en la Cisalpina, podía invocar el prin: cipio revolucionario de la voluntad de los pueblos, ya que la dominación fra~cesa, por dura ~ue fues~,, les. autorizaba a pensar en un porvenir nacional. Pero el rehen de M1Ian liberado, era Venecia sojuzgada. No 9e RENOUVrN
r.-56
(
l. 1 i':·
¡·,:, r:··
¡. -,
\'' L'' t·»
¡.. · i··
i·'..
¡··
__
-
¡--{
882
i'
·-LAS LUC!lAS lJll LA lU'.VULUClON
TOMO l,-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
''
hil,bían tenido en cuenta los deseos de los¡ veneciaoos, como tampoco se habían considerado los de lps belgas y 1os renaitos, que, en general, seguían rechazando la anexión decretada ya por Fi:ancia en 1793, y que Campo Formio ratificaba, ' 'Al menos territorialmentf?, parecía haberse establecido un equilibrio continental. Las mir,'ldas se volvieron hacia Inglaterra..
¡1 ¡¡ !
!
V. EL
ANT~GONISMO
zas de recuperar su ventaja. En 1800, dichas pérdidas llegan a 81 bardos de línea (de los c¡iales 70 ;eran franceses o 1bátavos y 11 españoles), 187 fragatas y 248 sloops. As[, pues, a medida que el poderío fr.ancés se extendía por el continente, el de Albión se afirmaba en los mares ; Y 1~ se vis~umbraban las con~iciones generales que en la época napoleomca habm de presentar el duelo entre la tierra y el Océano.
FRANCO·INGLES
1
La economía ingles¡¡. se a,daptaba a la guerra con flexibilidad, sacando buen partido de ella, Lá fabricación de armas y de uniformes des· tinados a las tropas b!itánieas o aliadas, el aumento de la marina. de guerra, el retroceso de l& co¡npetencia francesa en: importantes merc~Ldos europeos, estimulaban a la industria. Entre 1785 y 1797, la producpión de hierro se duplicó; y aún había de volver a quplicarse en los ocho años siguientes, llegando eij 1805 a las 250.0oo: toneladas. Al fin se producía el gran arranque '.del capitalismo industrial, preparado en el transcurso de década~ prei;edentes y desencadenado por el conflicto europeo; y la economja inglesa iba a tomar considerable ventaja sobre la del continente. El cqn:¡ercio colonial prosperaba; los productos extraí· dos de las Indias occil:lentales aumentaron en valor de 4.180.000 Übras 1798. Pese al cierre de los grandes mercados en 1791, a 5.410.000 continentales, las exportaciones de productos manufacturados o coloniales vinieron a mantenerse aproximadamente lo mismo, -mediante el tráfico directo o el contrabando. En 1792, el tonelaje total que salió de los puertos fue de 1.560.000 toneladas ; entre 1797 y 1799, de toneladas 1.250.000 por término medio, y en 1800, de 1.445.000. El elemento primordial de tal prosperidad era la marina de guerra, que garantizaba la seguridad militar. triunfo indispensable para Inglaterra. La marina de guerra era la que en las colonias acumulaba fructí· feras conquistas, como las Antillas francesas en 1794; el Cabo holandés, en 1795; y la Trinidad española, en 1797. De 1794 a 1795, sus tripulaciones· aumentaron de 85.000 a 120.000 hombres. Las pérdidas eran escasas, porque en el mar el material humano es reducido, y una franca superioridad de tiro y de maniobra economizaba mucha sangre ínglesa. Para poner un ejemplo posterior, pero de importancia, diremos que en Trafalgar los vencedores tuvieron 449 muertos, por 1.028 de los españoles y 3.370 de los franceses. En todos los grandes combates, la flota, sin llegar a destruir la potencia naval contraria, obtuvo ventajas sobre ella. El 1 de junio de 1793, en los mares de Bretaña, derrotó a los franceses (que, sin embargo, consiguieron pasar su convoy de trigo); el 14 de febrero de 1797, en el cabo de San Vicente, a los españoles, a los que tomó cuatro navíos; el 7 de octubre de 1797, a las bátavos en :Camperdown, capturándoles siete barcos de línea. Las pérdidas infli;gidas al adversario eran tales, que éste no tardó en perder las esperan-
eq
i
'ó
j 1 '
ii
1:
"ji 1
i'1i
·1 ! 1
; ¡(
883
,1 1
Sin ~mbargo, Inglaterra no. estaba exenta de preocupaciones. En tierra, sus tropas expepmentaban fracasos. Aún no habían comprometido grandes efectivos ~n el, continente; pero cuando, en 17941795, hicieron el excepcional ,esfuerzo de concentrar 35.000 hombres en Holanda, 6.000 perecieron en él desastre que se' produjo, las nueve décimas partes víctimas de enferrn~dad y frío. En las Antillas, donde, con detrimento ~e la guerra.en Eurqpa, h,abía Inglaterra trasladado la mayoría de sus disponibilidades militares, sufrió un grave fracaso. Los colonos franceses de Santo Domingo., ~premiados ya, en 1791, por la sublevación de ~os. esclavos: y animados, adeJlfáS, desde hacía mucho tiempo, por sentinuentos mas o menos separatistas, habían apelado a las tropas británicas en 1793. Diezmadas 'por la fiebre amarilla y los ataques de Toussaint-Louverture, las casac&s rójas se embarcaron para Europa, tras haber sufrido enormes pérdidas. La, rnis~a Royal Navy causó ~erias inquietudes. Su administración resulto med10cre; y el alto m.ando ·tardó en organizarse. Entre los grandes almi~antes del si~o xvm. y la generación de los Nelson y los J ervís, se produJ? una es.pec1e de hiato. Las tripulaciones es.taban mal pagadas -19 chelines al mes-; se las trataba con dureza, se las reclutaba por el revolucionario procedimiento de la "prensa", y comprendían un 10 por 100 de extranjeros y un 10 por 100 de irlandeses, no muy seguros. En la primavera de 1797 se produjeron algunos motines araves. Los corsarios Y las fuerzas regulares enemigas hacían mucho d:ño. Una íncursión francesa por el Atlántico capturó 70 "mercantes", y otra se apoderó de todo un convoy de Levante., con 31 velas, lo oue conmovió extra· tordinariamente a '1a City. Los navíos de Su Majestad tuvieron que dar escolta al comercio, tarea interminable y poco grata. Tampoco el bloq1;1eo .d~ las costas enemigas era labor agradable para la flota Y causaba mil dificultades al Foreign O/fice. Lo justificaban las concepciones mercantilistas, o sea impedir que el enemigo exportase su.> prod,uctos y que recibiese materiales estratégicos e incluso trigo. Pero a trayes de las mallas se filtraban muchísimos barcos, y además protesta· ban los neutrales. Inglaterra se incautaba de sus barcos en nombre de su Rule of the war de 1756; pero ellos sostenían que el pabellón cubría la mercancía: y negaban el derecho de visita que se arrogaba la Navy para recuper,ar sus desertores y a;>mprobar la naturaleza del ca'I'gamento. Al frente de los adalides del derecho íntemacional, se situaba Rusia. Era más o menos aliada de Inglaterra; pero su sistema tradicional, lógico
•• , r
'
!¡.'~f.· .
\;¡
<;
l
l!.
1
884
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPEBJO NAPOLEJNICO
en una potencia completa1.11ente continental y que entonces poseía sólo 25 navíos de línea, era el· de sostener, con toda exactitud, los derechos de los; neutrales. En 1780 habí~ proclamado la inmunidad del pabellón neutral. la inviolabilidad que é~te garantizaba, incluso para las mercancías de los beligerantes ; y ~u derecho a fondear en las costas de los países en guerra. Suecia sostenía enérgicamente aquellas teorías ; Prusia les era favoraible y, por tanto, po~ía fqrmarse, como antaño, una coalición nórdica. Sin hablar de las rep~rcusipnes militares, esto hubiera sido un desastre económico. Suecia con\¡:olab¡¡. una gran parte del mercado báltico. Los navíos ingleses estaban ep. mayoría entre los 1.200 g_ue, en 1796, anclaron en Cronstadt y en 'San fetersburgo, sobre todo, como compradores (en 1797, su "pasivo" fue de 14 millones y medio de rublos). Prusia regulaba la salida de cereales polacos, vigilaba a Hamburgo, por el que los íngleses tenían un gran íntt;rés, que explica, en parte, sus miramientos con respecto a Berlín; Ifa~ía que guardar también muchas consideraciones a los Estados Unido$, a causa del trigo que proporcionaban. Los gastos militares iban iomando enormes proporciones. Costa?a 100.000 libras votar un r(avío ¡ie línea. Con grave perjuicio del cambio, el dinero-subsidios a los a.lia,dos y gastos de guerra-salía a raudales del. reíno: 8 millones de' libras en 1794, más de 11 millones en 1795. A la City, estrechamente relacJonada con la poderosa plaza de Amsterdam, le afectó mucho la ocup.~ción de ésta por los franceses. En 1795, Pitt emitió empréstitos por qtsi 20 millones de libras. Los adelantos hechos al .Estado por el Bancu de Inglaterra llegaron a 8.075.000 libras, entre, 1795 y 1797; y el }3anco estuvo a punto de zozobrar. En 1796 tuvo que restringir las facilidades de descuento; y muchos· de los Country Banks que.braron. Las reservas en metálico dimninuían. En febrero de 1797, un pequeño desembarco francés desencadenó un alud en las ventanillas para el reembolso de billetes. La reserva oro descendió a un millón de libras. El 3 de mayo, el Bank Restriction. Act dispensó al Banco de reembolsar. Los consolidados bajaron a 48. Pitt estabilizó la situación, recargando los impuestos y gravando en un 10 por 100 toda renta que excediera de 200 libras, logrando de este modo que los íngresos públicos subieran de 20.655.000 libras en 1797, a 35.230.000, en 1799.
Con respecto a Irlanda, existían preocupaciones muy fundadas. Despreciando a su Parlamento fantoche, ejercían allí una oposición violenta, aunque no concertada, los reformadores ulsterianos disidentes, simpatizantes de la Revolución francesa, y los ca~pesinos c~tólicos, que desconfiaban de ella, pero que detestaban el diezmo anglicano Y al terrateniente. Las escaramuzas, los incendios y las emboscadas estaban a la orden del. día. El verdadero peligro de un desembarco francés residía en aquellas costas irlandesas, en las que pocos hombres hubieran bastado para hacerlo, y no en la misma Inglaterra'., d~nde l~ Revolución no tuvo medios de introducir un verdadero e¡erc1to. S1,
!ll.-LAS LUC\!AS DE LA REVOLUC!ON
885
en diciembre de 1796, los 45 t¡avíos de Roche, que conducían 15.000 hombres, no hubieran sido di!ipersados por la tempestad, tal vez se produjera allí otra Vendée. Pero ·1os· irlandeses no vieron abordar más que mil uniformes azules (agqsto c,ie 1798), que llegaron cuando el levantamiento intentado en may9 bab.ía sido sofocado ya. La escasez de importacione,s de víveres y las malas cosechas de 1795 y 1796 produjeron. la catestía.. El pan, base de la alimentación popular, subió a un chelín la ll,ogaz'l: de cuatro libras. Cierto que, desde 1795, l?s condados, especialip.ente los del Sur, .pagaban a los pobres de solemrudad un complementQ ¡:le ,salario ; pero esta asistencia resultaba insuficiente. Y, sin embargo, e.q 1803 sería el doble de lo que fue en 1784, cons'llmiendo bajo múl,tiples formas· más de cuatro millones de libras. Las regiones índustriales: resuHaron muy castigadas. El desarrollo intensivo de la producción atr'}Ía rn,~s que nunca hacia ellas las multitudes de campesinos convertidos e:q obreros, a quienes la brusca evolución de la técnica arrancab~ bn.iJalmente de su tradicional género de vida. La rápida expansión de las' fábricas creaba todos los días condiciones de vida improvisadas, 'huras y de difícil adaptación, alojamiento, comida, duración del trabajo y paro forzoso debido a las violentas fluc~uaciones ~e. la economía P.e g4erra. ?n las masas populares decrec1a el mov1m1ento de lealta4 y x~nofobia que, a raíz de la declaración de guerra, los hizo alzar~e cqµtra los partidarios de la Revolución. A partir de 1795, solicitqdes, pítines de pobres de solemnidad y · de parados, reclamaron la paz,· Entre las clases instruídas se reanudaba la propaganda "jacobina". Pese a las leyes de represión, los manifiestos y los libelos se multiplicaban. El Morning Chronicle, el Monthly Magazine, se inclinaban a las ideas francesas. El Dictionnaire politique, de Charles Pigott, publicado en 1795, no retrocedía ante el más violento sarcasmo. En enero de 1797, Thomas Erskine, amigo de Fox, publicó su Coup d'oeil sur les cawes et les coméquences de la guerre actuelle avec la France (Ojeada a 'las causas y las consecuencias de la actual guerra con Francia), de la que se hicieron 48 ediciones inglesas y 23 francesas. Erskine sostenía que la intervención extranjera contra la Revolución era la verdadera causa del conflicto europeo y de su prolongación y que Inglaterra no conseguiría la paz si mantenía su actitud de insultante desdén. Fox y el duque de Norfolk se atrevieron a pronunciar brindis "por nuestro Soberano, La Majestad del pueblo". Las clases adineradas se alzaron, resueltamente, contra las consecuencias sociales de aquellas opiniones. En el jacobinismo inglés veían, esencialmente, la reivindicación de los misérrimos: "La sociedad de estudios constitucionales-decía el Times del 5 de mayo de 1794-. ha celebrado el viernes una reunión, en la cual se han pronunciado palabras par las que se debiera enviar a sus autores a Botany Bay. De las trescientas personas que asistían a esta sesión, no había más
\
"·'.
;.:
il¡ !··_>·.: 1
.1·.·.
i': 1
1 ¡:~.
! ' i. 1 ¡·.·
f:.
·1
1
·I
'/ !
1
''
'
¡
·I
d'J
,.,:I
1
886
TOMO I.-REVOLUqON FRANCESA E IMPERIO ÑAPOLEONICO
'
l
;
1
de tres que poseyeran una fanega de tierra." Uno de los temas predi· Iectos de la caricatura antifrancesa, la de Gillray, por ejemplo, era el saqueo y la insubordinación social, en los países ocupados por los descamisados. La gran liga antijacobina, que tenía su sede en la taberna "Crown and Anchor", se denominaba Saciety far preserving ltberty and property against Republicans and Ifevellers. Cuando The True Briton aparecía :bajo el epígrafe "Nolumus. leges Angliae mutari" se refería principalmeµte a la inamovilidad soci¡¡.l. Los motines de la flota hubieran causadp, indudablemente, menos alarma si algunos de lR,s levantiscos no hubj.esen constituído "comités". a bordo, si no hubie· $en declamado en estjlo nwolucionario y hablado de hacer un llamamiento al país de los Derechos del Hombre. Se adivina, por tanto, cuál había de ser el argumento opuesto a' toda idea de paz. Burk~ lo desarrollaría en sus Lettres sur la paix avec le Directoire régfcfde (Cartas sobre la paz con el Directorio regicida), y, el 30 de di~icmbje de 1794, Windham declaró ante el Parlamento : "Tan pronto con;to se concertase la paz, los franceses circularían entre nuestros mendjgos, nuestros trabajadores y nuestros obre· ros, para enseñarles la do~trina de la libertad y de la igualdad. Les señalarían con el dedo los dorados palacios de los ricos, diciéndoles que era preciso saquearlos y destruirlos, en beneficio de los pobres.' "Si hacéis la paz: con, Inglaterra, ¿en qué situación se encuentra esta? ¿En qué situación nos encontramos nosotros? Inglaterra tiene todas sus manufacturas en marcha, porque no ha sufridQ' durante la guerra. El mar ha estado cubierto por los pabellones de sú comercio ... Con la paz, sus exportaciones se duplicarán... Todas las manufacturas de Francia están paradas. El tiempo que Francia haya de emplear en componer su maquinaria, lo empleará Inglaterra en exportar los objetos fabricados por la suya. No tenemos .pabellón mercante... Hasta dentro de algunos años no nos será posible exportar objetos manufacturados ... " Mangourit, autor de esta nota, dirigida a Reubell, no tenía la '.::abeza muy firme. Pero Barthelemy, mucho más sensato v de tendencia pacifista, escribía! por la misma época (1795) : "Cuando la gÚ.erra haya terminado, hemos de ver la inmensidad de recursos y artificios que empleará Inglaterra para llegar a impedir que nuestra industria se rehaga." ' Este aspecto desde el cual se presentaba para muchos franceses . la perspectiva de la paz, se explica, en parte, por los recuerdos que había ; dejado el tratado de comercio firmado con Londres en 1786. Cabría discutir si este tratado fue tan funesto nara las fábricas francesas como ; se pretendía. Pero no se quiso considerar más que un balance con 53 ó 54 millones de déficit en 1787 y 1788. De entonces procede la idea -que tanto entorpeció, y durante tanto tiempo, las relaciones con Inglaterra-de que era indispensable una protección contra la superioridad que representaban para nuestros contrincantes, sus máquina,s, su
111.-LAS LUl:ltAS lJI! LA lWVULUClUU
llll'/
.flota mercante y su sistema bancario. Entre el proteccionismo empírico J al que de este modo se volvía, y el liberalismo económico, que representaba una de las grandes conquistas revolucionarias, la burguesía negociante no apreciaba grave, contradicción. Los intereses de la industria parecían superar a todos los demás, por sus repercusiones en el equilibrio social. enjla march
-·~: ·. ·,
:
'--~:: j
888
TOMO r.-REY0¡:,uc10!'! FRANCESA E IMPERIO NAP(JILEON!CO
go, pero a los que no siempre se renunció para cj.estruir las fabricaciones rivales. Para de~emba~razar a las sederías lipnesas de la competencia que les hacían: los telares de Constan.za, en agosto de 1796 se ordenó a las tropas .de Of::Upación que enviasen· a Francia las máquinas más perfecciona~as y destruyeran las demás, demoliendo, incluso los edificios. Con: respe.cto a los aliados y a Jos vasallos, el sistema era el tratado de c;.omercio de cláusulas draconianas. De tal modo se esperab,'!. conseguir d~ España, a cambio de los tejidos franceses, la lana necesaria para las· fábri¡;as de Francia y el dinero indispensable, en el terreno monetario ; de ·Portugal, la compra de paños y la igualdad con Inglaterra en n).ateri'.l aduanera ; de los Estados italianos, seda para Lyon, trigo para \os dqpartamentos meridionales, quesos, arroz y la ~ustitución de los prqducto,s manufacturados ingleses por los de Francia. En realidad, en tudos los mencionados asuntos, el Directorio no consiguió gran cosa, s¡(lvo rpediante la paz que Bon.aparte impuso a Panna, en noviembre d~ 17~:6, y que estipulaba importantes privilegios aduaneros. Pero la ins~lació)J. en Bélgica y en Holanda ofrecía vastas perspectivas a los proyectos: de hegemonía económica. Allí se encontraba el arma decisiva·· contra la competencia inglesa. "Diez años de paz-predecía Sieyes, e,n ab¡·il de 1795-, con la posesión de Amberes, del Escalda y de ~lessil}ga, y veréis a Londres y al Támesis más abatidos que por diez' años de victorias y veinte batallas ganadas." En estas comarcas, el Direciorio consiguió la prohibición de:· las mer· cancias fabricadas en Inglaterra. El 30 de enero de 1796, la obtuvo también en los territorios ocupados por Alemania; poco después, en los puertos belgas; y el 16 ele septiembre de 1796, en la República de Batavia. Leyes y tarifas aduaneras acusaban la orientación directoria!. El 19 de terrnídor, del año. IV (6 de agosto de 1796), los derechos fueron calculados de manera que constituyeran un incentivo para una solida· ridad continental contra Inglaterra. La gran ley del 10 de brumario del año V (31 de octubre de 1796), publicó una larga lista de mercan· cías que se "reputarían procedentes de fábricas ingle5¡a.s" cualquiera que fuese su origen y que, por ende, estaban prohibidas. Su venta po· día castigarse con la confiscación, una multa del triple de su valor y un encarcelamiento que podía durar tres meses. En las fronteras terrestres y marítimas, los aduaneros quedaban autorizados para efectuar visitas domiciliarias. El 10 de noviembre se impuso la fijación de una marca distintiva en los productos de fabricación francesa, quedando obligados los vendedores a la demostración del origen francés y a su justificación, mediante factura. En enero de 1797 se creó una nueva tarifa, que tendía a estimular las exportaciones. Después del 18 de fructidor, sobre todo, el Directorio la emprendió con los neutrales. Tra· ' tábase ·de reprimir el contrabando que se hacía por su mediación, sobre todo en las fronteras holandesas. Así, mencionaremos ya que
Ill.-LAS LUCHAS DE LA REYOLUC!ON
889
la ley del 29 nivoso del año VI (18 de enero, de 1798) declaró que debía ser capturado todo barco, al!nque fuese neutral, que transportase mercancía inglesa. Pan¡ impecfü que los buques norteamericanos-a los que se apuntaba muy. especialrpente-fuesen a Liverpool o a Londres a tomar un cargamento que Juego introducirían, de modo fraudulento, en el continente, se cerraroR los puertos franceses a todo barco extranjero que hubiera tocado e11 Ip.glaterra. Quedaba libre el camino para el bloqueo total, para el p.~l cqntinente. Así, pues, el Gobierno bijtánko sabía que la paz no pondría fin a la lucha económica.; No ppclía ¡gnorar tampoco que la política del Directorio implicaba el mant~nimiénto de la ocupación holandesa por Francia. En los medios parí~iepse~ de negocios no se disimulaba. La evacuación de la República B~tavia y su independencia entrañaría la caída de los patriotas y d~l paitido industrial, cuyos intereses coin· cidían con los franceses ; llev~rfan 'al poder a la burguesía bancaria de Amsterdam, que tanto dinerq había prestado al tesoro inglés y a la City, y que inmediatamente yofverJa a abrir los puertos al tráfico por el Támesis. En consecuencia, las' probabilidades de un arreglo entre Londres y París eran verdadeKame11te insignificantes. Sin embargo, se intentó l~ paz. Pitt no podía desoír las advertencias de las crisis internas. Piri;.ctorio, poco afianzado en el terreno electorai. y combatido por !Os monárquicos, se hubiera visto con.so· lidado por un tratado ventajnso, e incluso por unas negociaciones que evidenciasen la mala fe del adversario. El 23 de octubre de 1796, Ma1mesbury llegó a París ; mas esperó hasta el 17 de diciembre para presentar sus condiciones, que no eran aceptables; y emprendió el regreso el 20. La creciente tensión interior y el armisticio de Leaben (que el 18 de abril de 1797 separó a Austria de la contienda) indujeron a Pitt a reanudar las conversaciones. Se negoció en Lila, desde julio hasta octubre de 1797. Pero la recíproca desconfianza era dema~tado fuerte. Por un lado, la mala voluntad del rey, de Grenville, y de los antijacobinos a lo Burke; la de los capitalistas interesados en conservar las conquistas coloniales; la de los círculos de negocios, profundamente inquietos por la política directoria! de expansión económica; la significativa ley del 10 de brumario del año V; y las pretensiones mantenidas por los plenipotenciarios franceses, de trastornar el tratado de comercio de 1786. En el campo contrario, existían temo· res ~or las posiciones comerciales adquiridas, especialmente por Holanda, la voluntad de proteger la industria nacional; el trastorno que suponían los cientos de miles de desmovilizados a quienes habría que reintegrar a la vida civil; una anglofobia virulenta, o, por el contrario, secretos vínculos con Londres; las intrigas de Talleyrand, que se ocupaba a la sazón en los asuntos exteriores y, sobre todo, la inestabilidad política. Cuando el 18 de fructidor del año V (4 de seotiembre de 1797) el Directorio, sostenido por el ejército, aplastó a ia oposición
4e
Er
890
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICLI
!11.-LAS LUCHAS OE. LA !1.EVOLUClON
BY! .l
monárquica, deteniendo o eliminando a diputados y, atacando a los sacerdotes y a los emigrados que habían vuelto a la patria, se produjo inmediatamente la ruptura en Lila (septiembre-octubr~). El 18 de octubre dé 1797, Austria firmó la paz de Campo-Forinio. Inglaterra ya no podía hacer otra cosa que luchar, y luchar sola. Pero su aislamiento duró prn~o.
..
i
VI. LA SEGUNDA COALICION (1798)
ii:
En los pueblos de la Europa monárquica s~ había apagado todo entusiasmo contrarrevolqcionario. Muchos de los Gobiernos no estaban dispuestos a entrar en liza. En Berlín, por ejemplo, el nuevo rey, F¡ederico Guillermo I~. honrado y sensato, se mantenía tímidamente de' acuerdo con Haug'wltz, en una política de fructífera neutralidad. Pero el mundo temblcj,b¡i.. aún por la conmoción revolucionaria; y la guerra continental no :Parecfa estar acabada totalmente. En Viena, en el partido de Thugut, ardía el deseo de desquite; y lo mismo ocurría en Nápoles, donde con femando IV, María Carolina y su amiga lady Hamilton, se reanudaba11 los armamentos y se mantenía la inteligencia · con Londres. En todas partes, la política violenta del Directorio mantenía un sentimiento de inquietµd e inseguridad. Orgulloso de la victoria alcanzada por la "gran nación" y del cinturón de repúblicas hermanas que le rodeaba, y por influjo de los generales que habían sido_:los artífices de sus triunfos, el Directorio endurecía aún más su actitud. Después de haberlos introducido en la política, imitando a la Convención, a partir del 18 de fructidor se hacía todo lo posible por limitar su actuación, y especialmente por combatir su indisciplina y su espíritu de independencia en las regiones ocupadas. "Podéis estar seguros-escribía el comisario civil Faitpoul-de que si vuestros generales reinan en el exterior, serán siempre en el foterior ciudadanos peligrosísimos." Pero el alto mando había conquistado posiciones demasiado sólidas en la jerarquía de los poderes. Se veía cómo se iba realizando la predicción hecha por RÓbespierre-mezclada con otras muchas, erróneasen vísperas del conflicto: aquella en que anunció la dictadura militar. A veces se hace responsable de esta situación a Bonaparte, acusándole de contagiar por el mal ejemplo. En realidad, los generales hubieran llegado por sí solos a cansarse de la obediencia a los "paisanos" y a aspirar a la emancipación política. Lo explican la misma guerra, la gloria de los triunfos, los inmensos servicios prestados a la patria salvada. En cuanto a su afición a las fructíferas requisas y contribuciones-que, por lo demás, compartían con los políticos-era, en cierto modo, consecuencia de la incertidumbre material de funciones mal reglamentadas aún, y sin normas. La influencia de fos jefes militares se ejercía, pues, con fuerza y en el mismo sentido que la de los insaciables
proveedores y. abastecedores d~ las tropas, quienes exigían que se 'mantuviesen y extendiesen- las ocupaciones de territorios, y que se' los explotase a fondo. . · · Por otra parte, el !Directorio, después del 18 de fructidor, prosiguió y extendió aún su política de hegemonía económica. Del sistema de las negociaciones comerciales con las potencias vecinas (que no ·había producido gran cosa) se \pasaba a la amenaza, a la presión directa; y se "revolucionaba" a los satélite~ recalcitrantes. De este modo se llegó a ver un fructidor bátavo y lo· menos cuatro crisis en Milán. Delacroix fue enviado a Holanda para i'solicitar'' la exP,ortación de dós millones de florines. Los tratados arrap.cados a la república Cisalpina, el 21 de: febrero de 1798, le impusier,on la obligación de sostener un contingente de 25.000 franceses; la, entrega de un subsidio de 18 millones; la limitación de sus derechos de aduana al 6. por 100 ; el empleo ex~ elusivo de los puertos franceses; la prohibiC~ón de dejar pasar nada por Génova, así como que s~ cer.i:ase a las zjiercancfas inglesas y qm(I adoptase los principios del Acta fr:ancesa de navegación. Cierta presión económica no fue, sin duda; extr_aña a los -Votos, formulados por Ja ciudad libre de Mulhouse, d.e · ser anexionada. a la República, deseos que fueron satisfechos el 28 de enero de 1798., La intervención del Directorio en Suiza 'produjo gran revuelo en Europa, especialmente en Iii,glaterra, donde se manifestaba un constante .interés por los asuntos helVéticos. Es absolutamente exacto que los cantones ocultaban toda Ul}a organización de espionaje inglés, dirigida por Wickham; pero los franceses también tenían la suya. Ade.más, con ocasión de la campaña de Austria, les había sabido mU¡Y bien que la neutralidad suiza dividiese la ofensiva enemiga. En la paz. el Dkectorio exigió la expulsión de Wickham ; y Bonaparte concedió la Valtelina a su República Cisalpina. Luego, en febrero de 1798. bajo la influencia de Ochs y Laharpe, llegaron tropas francesas a "n;generar" el país, y a publicar la constitución unitaria de la República helvética, firmándose el 19 de agosto una alianza ofensiva y defensiva. t· Los "tesoros" suizos, especialmefite el famoso que se escondía en las " ·cuevas de Berna, fueron incautados, así como cajas públicas, fábric~s de moneda y montes de piedad, que proporcionaron diez millones. La contribución de guerra aportó cuatro millones, a los que hay que añadir unos seis millones en equipos confiscados ; en total, más de veinte millones. Otro punto interesante de la ocupación de Suiza era el facilitar las comunicaciones con Italia. El tratado de alianza impuesto a la República helvética, el 19 de agosto de 1798, la obligó a construir una carretera en dirección al Simplón, y otra, desde Constanza a Italia, por el Rin superior. El deseo de dominar el Simplón fue una de las razones invocadas para anexionarse Ginebra (26 de abril de 1798), cuya industria relojera habría de servír, además, para hacer la competencia a las fabricaciones similares de Inglaterra. Todo lo que ocurría en
'~'.
,¡,
892
¡: l
11
f~,I: () ¡g ; ¡j· 1
fµ i
l¡[I..¡- (·"·) ~.
I¡í: ·i' i .1
'
Ill.--LAS LUCHAS i;_>E LA REVOLUCION
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
Suiza tenía demasiada resonancia para que no lo supiera Europa en pleno y se escandalizar:a,. por eµo. Fue en Oriente donqe volvió a estallar la guerra. Las guerras - de desgaste llevan, generaln,iente, consigo la prolongación de los frentes ; y Bonaparte llegó hasta Bgip~,o en busca del punto preciso para atacar a In~laterra. A esta decfsión no fueron ajenas las consideraciones económicas. Desde que, en: 1774, la victoria sobre Turquía abrió ai comercio ruso la navegaci9n d~l mar Negro y el paso de los Estrechos, una parte de la Europa cent¡:al :;e orientaba hacia el Sur y hacia los puertos mediterráneos. y¡¡. sefbemos la importancia del comercio que sostenía Marsella con h:¡s esq"¡i.las de Levante. Resultaban significativas la instalación francesa é,'n las" islas Jónicas y la insistencia con que el Dire,c~orio sol.icitaba de Nápples ventajas comerciales. Una expedición mantima hubiese puestq en wanos de la República la base de Malta, donde ya tenía preponderanqia, económicamente, y que los caballeros de la Orden de San Juaji de Jerusalén no estaban decididos a defender. H~cía ya mucho tiempo: que Francia tenía sus miras puestas en el Bajo Nilo, adonde su cónsul_ en ~l Cairo la estaba llamando precisamente entonces. Y, por últimq, má~ allá de Egipto, se encontraba la India, a la que tal vez pudier,a lle~ar alguna expedición, y la India era una fuente esencial de riqu~za p¡¡.ra Inglaterra. Si, al parecer de algún especialista militar de nu,cstros días, semejante proyecto rayaba en locura, Nelson lo juzgó eJ:1tonce~ "no tan difícil, ni mucho menos, como puede éreerse a primer.a visia". Nosotros nos limitaremos a decir las inquietudes que la ten~ativa-= francesa despertó en Calcuta. Talleyrand dio impulso a la avenfora egipcia, tal vez por tener allí intereses personales ; quizá por proteger la paz, alejando de Europa a un hombre que, en aquellos momentos, tenía necesidad de guerra. En efecto, en París, el vencedor de Italia se sentía ocioso, se desmoralizaba, era en· vidiado y temido. "Necesito marcharme-decía a Barras-. Voy a acabar por hacer que me detengan. Todas las noches sueño que estoy en el Temple." El 19 de mayo de 1798 zarpó de Tolón, con rumbo a Alejandría, llevando consigo a 40.000 hombres. Egipto era posesión del sultán. Sin embargo, Bonaparte afirmaba que, al invadirlo, no rompería con los turcos, pues el país se encontraba en poder de mamelucos reacios a su autoridad; y Selim III se enteró, con satisfacción, de que, a su paso, la escuadra francesa había tomado a Malta, nido de los viejos enemigos de la Media Luna. Pero en Constantinopla no se ignoraba que Bonaparte proyectaba desmembrar el Imperio. Desde que ocupó Ancona y las islas Jónicas, no se recataba de decirlo. En el Peloponeso, los funcionarios turcos presentían un desembarco francés ; en la abrupta región de Magna, los jefes griegos. prometían a Bonaparte 35.000 hombres armados; y se cantaba, con la música de La Marsellesa, "¡A las armas, hijos de Grecia!". La última probabilidad de una entente con la Sublime Puerta quedó
d~struida p~r una derrota frru;tcesa en Egipto. Bonaparte hubiera podido d:spedir la flota que le pabía llevado y ponerla a buen recáudo en T?lon o en Malta. Desde ~sta última base, sobre todo, desde aquel r:fug10 c?locado en las mism¡is líneas de comunicación inglesas hubiera podido molestar muchísinio a Nelson; pero Bonaparte la ma~tuvo en aguas egipc.ias. El 1 de a&osto de 1798, Nelson la sorprendió anclada en. Abukir y la destruyó; Desqe entonces, el ejército francés pare~fa perdid~, a~nque ya había conqµistado el delta. La diplomacia in.,,lesa actu? ?!1!1ante~ente en Con~tantinopla, pues el 5 de enero de 1799 consiguio la alianza; el 9' de septiembre de 1798 el sultán había declarado la guerra a la Repúb,lica. Le siguió Rusia. Catalina lr h¡¡.bía muerto, el 7 de noviembre de 1796. De su sucesor, Pablo I, no sabemos más que las declaraciones de los ~obles? de quien.es se qurlab~ y contra los cuales defendía a los campesm?s, 1mprude~cra que' le _c;ostó muy cara. Le hicieron pasar por loco, y, ~~ realidad, su poltt¡ca extenor solía llevar el sello de al~una excentnc1dad, aunque tamb,ién presentaba éxitos singulares, el pnmero de los cuales fue Sl_\ 111ia~1za con Turquía. La influencia de Kotchubef, su ~rr:~ajador en. ~onstantinopla, condujo a Pablo a dar de l~do la tradicron de hostt.Udad ' y de conquista con respecto a la Sublllll?, Puerta. Obtuvo su re.compensa-ayudado por una buena concentracion de tropas en la fro.p.tera.;..el día en que se dio el asombroso espectác1:1lo de 1:1na escuadra ·rusa anclada en Constantinopla, oficial~ente bien acogida, y .que se, u.nió a una división turca, para expulsar a los franceses de las. islas Jon¡cas. Los rusos se fortificaron en aquellas bas~s, que consoh~a_ron aún más por la alianza que consiguieron del sultan, el 23 de d1c1embre de 1798. Se realizaba así uno de sus grandes sueños: el de instalarse en el Mediterráneo. Con respecto a Eur?Pª" t;i~ , vez :1. zar pensase e~tonces en constituir una vasta liga ~e mspirac10n rehg10sa contra la impía Francia. Pablo profesaba una s~ngular simpatía por el catolicismo.; y, en 1797, había dotado espléndídamente a la Orden de Malta, de la que, en octubre de 1798 se hiz~ elegir Gran Maestre. En todo caso, hizo que -salieran tropas ;ara !taha, refuerzo apreciable para la coalición; y, sobre todo símbolo de 1~ participación de Rusia en las cuestiones occidentales. Esta intervenc1ó~, retrasada durante tanto tiempo, había de ser en lo sucesivo muy activa ; y muy pronto se convertiría en esencial.
En Italia (como había de reconocer Reubell, el gran adversario del italiano", en ~na ~emoria ji.Jstificativa redactada en 1799) la pohtica francesa parec1a su1eta a un engranaje. Génova, proclamada en junio de 1797, Repüblica de Liguria, estaba totalment~ sometida'. Para consolidar las comunicaciones alpinas, se ocupó Píamonte en junio de 1798. El rey abdicó en diciembre; y el país fue anexiodado, en marzo del año siguiente. La República Cisalpina se hallaba agobiada "sis,t~ma
894
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
por el peso de las obligaciones contraídas con su protectora. Su presupuesto del año VI presentaba un déficit que pasaqa de treinta y tres millones de liras. Ni préstamos ni ventas de bienes nacionales eran suficientes para pagar el subsidio prometido y calmar la avidez de los geneples o de los proveedores. En Milán, el elemento "descamisado" Y ~os patriotas, que llegaban de todas partes, querían hacer de la Pen.ínsula una sola República italiana; y tramaban, por doquier, sus com~rometedoras intrigas. Militares y banqueros pr:edicaban la marcha contra los tesoros de Roma; y Haller, hombre de· negocios suizo, declar<\.ba: "Esta Babilonia, P:híta de los despojos del Universo, debe alimentarnos y pagar nuestriis deudas." La opinión anticlerical, reanima· da ;a partir de fructidor, y muy fuerte en Milán, en los medios extremistas, hallaba magnífica; la ocasión para "derribar el trono de la tonJ ,,
t ~-.
.
.
'
El 28 de diciembre de 1797, en una algarada ocurrida en las calles de ),loma, resultó muerto c:l general Duphot. El 9 de febrero de 1798, un: 1cuerpo de ejército entraba en la ciudad, que desde 1527 no había visto tropas extranjeras. '"El papa-escribió .Berthier al Directorio-no se 'li;a movido de Roma, lo cual me estorba mucho." Se le trasladó a Fd41.cia: y, en agosto de 1799, murió en Valence. Se proclamó la Rep¡lblica romana, con cónsules, tribunos y senadores, y en la que el P.º?~r ejecutivo recibió upa, fuerza muy significativa de las tendencia~· que entonces se desarrollaban en Francia. Pero tales instituciones no ; ~ignificaban la indepe:qdencia, ya que el general que mandaba las tropas francesas nombrab¡¡. a los funcionarios y ejercía, prácticamente, la 'autoridad política. Así, pues, el saqueo pudo llevarse a cabo con toc:j'a comodidad y a fondo. Hubo- también contribución de guerra; y lu~go un convenio que imponía la entrega de treinta y cinco millones de 1francos, el traslado a Francia de las colecciones valiosas, la venta de los' bienes eclesiásticos y las requisas sin control. "Se destruye hasta las' ruinas", escribía Paul-Louis Courier. "El pa.pa-decían los romano~-nos tenía encadenados por los pies : y los franceses nos han echado la soga al cuello." 1Nápoles se alarmaba por aquel descenso de los jacobinos hacia el Sur. Al odio dinástico y social que animaba a su gobierno, se añadía el despecho de ver al extranjero instalarse en los Estados de la Iglesia, desde tanto tiempo atrás codiciados por él. También causaba inqllietud la presión que, en materia comercial, ejercía el Directorio. Inglaterra proporcionaba a las Dos Sicilias casi todos los productos manufacturados que estas importaban; y poseía, en Nápoles, casas bien instaladas, perfectamente provistas y que estaban de moda en los medios cortesanos y entre el público. Para hacer la competencia a tan fructífero negocio, el Directorio deseaba ventajas aduaneras; y había tratado de obtenerlas, cuando Bonaparte negoció la paz con los plenipotenciarios napolitanos. Más tarde, delegó, con la misma intención, 1
Ill.-LAS LUCHAS DE LA REVOLUCION
895
en enviados especiales, que no consiguieron más que repulsas Y evasivás ; pero su insistencia daba la impresión de qu,e ~l reino se e~c.on traba amenazado de caer en un yasallaje tan econom1co como político. La derrota de Abukir fue decisiva. Cuando el mismo Nelson llegó a Nápoles y confirmó que Bonaparte había caído en la trampa. de E!lipto y prometió el apoyo británico, Femando IV, el 22 de nov1emb~ de 1798, declaró la.guerra a la República romana. Sus tropas en: traron fácilmente en Roma. P~ro, quince días· después., contraataco Championnet y volvió a conqui~t~r fa ciudad, continuando hacia N~: poles. Después de luchar tres dí~s en las c~lles (20-23 de ene:o)'. venc10 la valerosa resistencia del puebl9. Así nació una nueva Republica .hermana, la partenopea, con su co*ejo ~e éforos, sus árboles de la liber· tad y sus reformas. · · • ,. La Península entera estaba en manos de los franceses y e1 espmtu de la Revolución encontraba eco en sus nuevas conquistas. En Nápoles, la joven República se apoyaba en la burguesía .m~desta, médi~os y. sobre todo, gentes de leyes r¡.e.cesita.das e in~luso mdigente~; en JÓ- . venes nobles hastiados de una e;nstencia mezquma ; en las logias masónicas y en l~s intelectuales, que se reunían en la Acaden::ia. de qu~i ca. En Roma, algunos eclesiásticos, impulsados por sentl!mentos ¡ansenistas, que tenían estrechos víl)cµlos con el jacobi;:iismo, se adhir.ieron al régimen francés. En San Ped¡:o, se cantó un Tedeum en p:es~ncia de catorce cardenales. Algunos mi~r:qbros de la alta nobleza s1gmeron el mismo camino; y la burguesía-abogados y médicos principalmente-:particip,6 en la nueva administración, buscando instintivament~ el med10 de emplear" los valores que en ella había. Tomaba cuerpo la idea de un gobierno completamente laico, liberado de la Cu~ia y de ~~ Ig~esía: Y bajo la presión de los acontecimientos, el pe~samiento po}1t1co iba des· prendiéndose del pasado, en el amanecer del siglo que hab1a de ser el de la cuestión romana. Sin embargo, Ja mayoría de la población era en toda Italia prof~ndamente hostil a los giacobini. "Preferimos el yugo turco al frances", escribía un romano, mientras otro se lamentaba: "Sin visitantes extranjeros, sin embajadores, sin cardenales, sin pa:p&, ¿cómo se va a poder vivir en Roma, o más bien, cómo se va a comer?" El Transtevere se sublevó; las campiñas vecinas y las de Nápoles, e incluso _las de la Cisalpina, se agitaban. A los intelectuales que seguían a los franceses se oponían los que protestaban contra el robo de .obra_s de ~rt~, cuadros y antigüedades: los que aplaudían las tragedias ae Alflen. para proteStar contra el apasionamiento por todo lo francés: los .que no ensalzaban la libertad cívica más que confundiéndola con la mdependen· cía política e incluso ya con la idea de una unidad nacional. Para la Península, la presencia de las tro¡>as republicanas no era más que la ocupación extranjera. . . ., Austria tardó un poco en umrse a la coahc1on. En el congreso pre-
'¡
•::_-¡'
.. "
-,
~
1
~
'
1
¡,
¡· 896
TOMO I.-REYOLIJCION í'RANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO lll.-LAS LUCIJAS Df;i LA REYOLUCION
visto por los tratados y c1ue s~ estaba celebrando en Rastatt, el emperador negociaba con la Repúqlica las cuestiones alemanas ; y Cobenzl esperaba recuperar el terreno perdido. Sin embargo, no por eso dejaba Viena de conferenciar cón"Loncfres; y al presentarse Jos rusos de Suvorov, en marcha contra Italia, les fu~ franqueado el paso. El 12 de marzo de 1799, el Directorio repliq) me~Há.nte un manifiesto de ruptura; y cuando, el 28 de abril. por u~ i11cr~íble atentado contra el derecho de gentes, unos húsares austríacos ·asesiqaron a los representantes franceses que abandonaban Rastatt, an\lnció 'una guerra a muerte. La mejor fuerza militar de la República se hallaba bloqueada en Egipto. La ley de reclutamiento, aprobada el 2 de septiembre de 1798, no engrosaba aún los ejércitos. El Directorio no tenía en filas más que 170.000 hombres, mientras los coligados contaban con 300.000. Ya se presentaban en Italia los rusos, corpulentos infantes cuyos largos capotes verdes y desmesürados gorros producían asombro. Nadie podía comprender entonces la profunda significación histórica que se encerraba en esta aparición. La primavera de 1799 presenció la retirada general de los franceses. Derrotados en Stokach, volvieron al Rin; vencidos en el norte de Italia, refluyeron hacia Génova y los Alpes. Afortunadamente para ellos, los coligados habían olvidado las lecciones, tanto políticas como militares, de sus fracasos de 1793. Dispersaban sus fuerzas en frentes demasiado extensos, preocupándose más de ocupar territorios y de obtener garantías que de aplastar a las tropas contrarias. Thugut, que preteñdía quedarse como único dueño de Italia y alejar de ella a los rusos, consiguió que Suvorov subiese a Suiza. Inglaterra se preocupaba, principalmente, de los Países Bajos y de Bélgica; el 27 de agosto de 1799 realizó un desembarco en Helder y persuadió al zar para que lo reforzase. Así las cosas, los franceses pudieron recuperarse. En octubre, Brune obligó a los anglo-rusos a que reembarcasen. En septiembre, Masséna derrotó a los rusos en Suiza, en la región de Zurich; y Pablo I, furioso, retiró sus contingentes. La invasión había sido evitada ; pero había mucha distancia entre aquello y la paz que deseaba una Francia asqueada del régimen y de su personal, trastornada aún por recientes golpes de Estado, pronta a cambiar de instituciones, con tal que éstas garantizasen ·las conquistas sociales de la primera Revolución, profundamente cansada del caos económico y de la maraña administrativa, y abrumada por la guerra. El país creyó encontrar la reorganización sin reacción, el orden interior y la paz victoriosa en un hombre providencial: Bonaparte, abandonando Egipto y pasando entre las fragatas inglesas, había desembarcado en Fréjus, el 9 de octubre. De allí a París fue aclamado con locura; y aquel entusiasmo expresaba las esperanzas que en él cifraba la nación entera. Del 18 al 19 de bmmario del año VIII (9 y 10 de noviembre de 1799), derribó al Directorio. El 25 de diciembre, una nueva constitución, la del año VIII, organizó el régimen del consulado. Consultado el pueblo francés, la aprobó
897
BIBLIOGRAFIA M. RE!NHARD: Le Grand Carnot. PaCORONEL CARRIAS: La Pensée milítaírís. 1950-1953, 2 t. re allemande. París, 1948. R: GUYOT: Le Directoire et /a Paix de V. BIBL: Fran¡:ois ll, le beau-pere de l Europe. Parfs, 1911. Napoléon. Parls, 1936. J. G~DECHOT: Les Commissaires aux P. R. SWEET: Friedrich van Gentz De Armees soits le Directoire París 1937 fender of tlze Old Order MacÍison2 t. . ' ' 1941. . ' Gd. DE!OINT; La Politique éco11omique u Dwectmre. París. 1951. A. M: GHISALBERTI: Glí Albori del Ri· sorg1me11to italiano (1748-1815) R 0 _ B. NABONNE: La Mémoire ¡usttf¡'catif de ma, 1931. · R~ubell au Directoire, en Revue d'Histo1re Diplomatique, 1949. F(. LEllíMI: Le Origini del Risorgimento Tire c;ambridge History of the British 1748-1815). Milán, 1924. Empire, t. Ir (1783-1870) Cambridge 1940. . ' C. ZAOHI: Bonaparte, il Direttorio e ¡{ f~~tema polirico del/'lralia. Ferrara, Y-(. F. GALP!N: The Grai11 _Supply durmg the Napoleonic Period. Nueva G. B. Mt.CLELLAN: Ve11ice cmd Bo11aYork. 1925, parte. Londres, 1931. J. DECHAMPs.: Les /les Bn"tanniques et G. Nuzzo: Austria e Governi d'Italia la Révolut1on fran¡:aise (1789-1883) nel 1794. Roma, 1940. Bruselas, 1949. · E. :SoNJOUR: Histoire de la Neutrafité V:· ~· GIUNTELLA: La Giacobína Repubsmsse. Neuchatel, 1949. ohca romane¡ (1798-1799). Roma, 1950. H. ?uFFER: Quellen zur Geschichte des _G; HA_NOTAUX: Histoíre de la Nation Z~ita(ters ~er franzosichen Revolution. egyp!ienne, t. V, L'Egypte turque por DEHERAIN. París, 1931. ' I. Teil, Kriege 0799-1800), 2 t, 1900I90l; II. Teil, Verhandfungen (1797- P: G. ELoooo: Bonaparte's Adventure 1798), 2 t. Viena, 1907. m Egypt. Oxford, 1936. A. ERNSTBERGER: CEsterreich-Preussen F. ~~~RLEs-Roux: L'Anglaterre et ['Exvan Base! bis Campo-Formio (1795;t~~1on frall(;aise en Egypte. París. 1797). Praga, 1932.
f
/"!
¡:,
i'
¡; ¡·
!¡: !' Í· '1 RENOUVIN
!.-57
!
¡
f
lV.-PACIF!CACIONES
CAPITULO IV
PACIFICACIONES (1801-1802)
L LA PAZ DE AUSTRIA (FEBRERO DE 1801)
f
/,
·¡
1
¡j 1
1 1 1
i
li !: ~ 11 ;<
¡' ·:;1 r
"·· A raíz de sus victori~s en Italia y en Alemania, el Gabinete de Viena, quitándose la careta, demostró que las pruebas pasadas no le habían ¡:nseñado bastante y que su política seguía siendo dura, estrecha y limi· tada únicamente al aspecto territorial y político. La ruina de la ecmwmía austríaca hubiera aconsejado un plan de paz, orientado hacia futt¡ras reconstrucciones. La llaga del papel moneda v de la inflación, se iba extendiendo. La provocaban, como en todas par· el estado rudimentario de la técnica monetaria y la insuficiencia de capitales de cobertura; pero allí estaba agravada por la escasez de las aportaciones externas. La guerra con los turcos (1787-1791) había agudizado esta deficiencia, pues, sin proporcionar ningún beneficio político, desorganizó el tr&fico por tierra y mar con los Balcanes y el Asia Menor. El florín se iba depreciando peligrosamente, mo".'.imiento que se acentuaba por la especulación a la bája, a la que eran -los primeros en entregarse los funcionarios de Hacienda. Para estos males, Thu~ut no veía otros remedios que los más simplistas y destructores : ricas pfovin· icias italianas ocupadas o anexionadas: y luego, una vez allí, el establecimiento de impuestos, requisas y contribuciones sin miramiento alguno, : para sacar todo lo que fuera posible en países por donde ya habían pasado los franceses. ·. En ei plano político, es decir, conquistas o zonas de influencia, que era lo más importante a sus ojos, Austria, al día siguiente de la victoria, ¡nostraba un apetito ·inquietante para sus vecinos. A Maximiliano José, " nuevo Elector bávaro, le dirigía reproches que acrecentaban la tradicional desconfianza de Munich. El pretexto era que aquel había parlamentado con Francia; y de poco le servía responder que volvía a la coalición y que estaba negociando con Inglaterra. El tratado se concertó el 16 de marzo de 1800. Con respecto a Nápoles, a pesar de tratarse de una Corte de la familia y aliada, Thugut afectaba un frío mutismo, que causaba alarma. El rey de Cerdeña temblaba, pensando en tener que ceder a Austria una p,
tes,
898
en el comercio con Génova;. y menos aún para el zar, que tradicionalmente protegía a Cerdeña. ¿Moderaría Su Majestad Apostólica tal ambición territorial en consideración a la Santa Sede? En realidad, como era orácticame~te dueña de Italia, la tenía en su poder; y aquella era una magnífica ocasión de demostrar la sinceridad de sus exaltados llaniamientos en defensa de la Iglesia contra los jacobinos. Pero los pocos que conservaban piadosas dudas ~?bre esta cu~stión, las perdieron bien pronto. Austria ejerció la pres1on menos delicada sobre el conclave que se reunió para elegir el sucesor de Pío VI, muerto en su cautiverio de Va!ence, el 29_ de agosto de 1799. Podía hacerlo tanto más fácilmente cuanto que los cardenales se reunían en Venecia, que era territorio impe1:íal. El cardenal Herzan; representante suyo cerca de lps Pa,dres de la Iglesia, hizo todo cuanto P1:1do para. que de la elección saliese un ·papa favorable a 1a corte de :V17n~ Y .dispuesto a .empezar i:l cederle las Legaciones. El esfuerzo de mtumdac1ón fue tan md1screto, que produjo un resultado contrario: el 13 de I"?arzo de .1800, principalmente po~ el influjo que supo ejercer. Consalvi, secretano del concla:ve, fue elegido el cardenal Chiaramonti · y e~ ~quella elección vio casi todo ~1 mund.o una derrota de Thugut ~ un exito francés. Torpemente, Austria se dio por ofendida. El día en que fue coronado Pío VII en una Venecia iluminada, los edificios oficia .. les fueron los únicos que no se engalanaron, alardeando, adustamente, de la reprobación con sus sombrías fachadas. Por lo demás Thucrut no renunciaba a adjudicarse las Legaciones. Su ministro en 'el Q;irinal marq_ués. Ghislieri, las pid~ó s_in am~ages; . y, sin dejarse desanimar po; una indignada repulsa, reitero sus mstanc1as, hasta que Marengo vino a zanjar la ci;estión. Roma difícilmente olvida. Además, Ia grosera avidez. de Austria con~rastaba con los avances que Bonaparte hacía a fa Cuna desde su subida al poder, con el formal ofrecimiento de concordato, que present? on~e días después de Marengo. Así, pues, resultaba qu~ no er~n los J.acobmos los que querían expoliar a la Iglesia; y r~ estimable mfluencia que en •Europa podía ejercer la Santa Sede iba a cambiar de dirección. r,· A;r~tria se e:i-contraba peligrosamente aislada para seguir una política tan ngida. H~cia mucho tiempo que el Zar, su aliado, se indignaba por su egoísta avidez; y amenazaba con retirar del frente las fuerzas rusas. Lo~ ?,esastres que sufrió su ejército en Suiza, le decidieron ; y Suvorov rec1b10 la orden de abandonar, m:ne~atamente, el teatro de operaciones Y de volver con sus tropas a terntono ruso. Este cambio de frente era irrevocable. Y como el archiduque austríaco, José, que se encontraba entonces en San Petersburgo, tratase de paliar sus efectos Pablo I se negó terminantemente a recibirlo. El 22 de octubre de 1799 escribía a Francisco. II: "Yiendo n;is tr_opas abandonadas y entregadas al enemigo por su ali~d?, viendo el mteres de Europa sacrificado a los proyectos de engrande~11Illento de vuestra monarquía, declaro a Vuestra Majestad, con la misma lealtad que me hizo volar en su socorro, que desde este
·t'
:
\.:
!.. ·
900
TOMO I.-.REVOL.UC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
momento abandono sus in.tereses, para ocuparme únicamente de los míos." La partida de defunción de la" coalición continental estaba firmada. Ante aquel conflicto !'!ntre sus aliados, Inglaterra vacilo largamente, preglintándose a cuál de ·1as c!os ayudaría a levantarse, para lanzarlo a nuevos combates.. Se qec\dió, p,or fin, a abrir su bolsa en favor de Austria; y el 20 de junio de' l 80Q se concertó en Viena un tratado de subsidios, negociado por lorci Minfo. Las negociaciones fueron difíciles, pues, durante algún tiempo, T.hugu( había estado también en conversaciones con Francia. Tal vez teriía la··esperanza de que los nuevos gobernantes de París, deseosos de eiftabifü;arse en la paz, se conformaran . con sus ambiciones territoriales, 'o tar vez quería, al negociar con ellos, hacer presión sobre Londres, Y. a la inversa. Pero tantas maquinaciones no le favorecieron. Cierto que 1 por el tratado del 20 de junio, obtuvo de Su Majestad británica un ac,lelantp de dos millones. de libras, que le serían entregados con breves in~ervalps (el primero de los tres plazos se pagaría en julio), y no devengar!a int~reses hasta seis meses después de Ja paz, con amortización, bastarite cqmedida, de 20.000 libras anuales. Pero el inglés exigió que, hasta' el 2~ de febrero de 1801, ninguno de los signatarios pudiese concertar un11 paz separada, y que si uno de ellos entraba en negociaciones co11 Francia, tendría que advertir al otro. Cláu- . sula prudente y que resultó útil; pues en el momento en que les plenipotenciarios ultimaban en Viena la redacción final, en Italia los austríacos fugitivos de Marengo corrían por todas partes. Y si, después__ de aquel / desastre, Francisco II no hizo la paz inmediatamente, obstinándose aún durante siete meses y agravando así su situación, fue, entre otras razones, porque Ja 'Promesa hecha a Inglaterra constituía un obstáculo que, sin ser insuperable, no dejaba de resultar molesto. . La derrota de los austríacos había sido rápida. Estratégicamente, el defecto de su posición era aquel saliente suizo que estaba en manos de sus adversarios, que se metía en sus líneas y por el que Bonaparte podía infiltrarse muy profundamente en sus flancos, ya por Alemania, ya por Italia. Hubiera convenido vigilar muy de cerca todos los pasos. Por el contrario, en Italia, Melas se trasladó al otro extremo del campo de operaciones a sitiar Génova; y cuando se enteró de que aparecía Bonaparte por el Gran San Bernardo, ya lo tenía encima. La brecha que intentó hacer, fracasó en Marengo (14 de junio de 1800); y, por el convenía de Alejandría, se vio obligado a evacuar el Piamonte, Liguria y Lombardía. En el frente de Alemania, los austríacos, maltrechos, firmaron, el 15 de julio, el armisticio de Parsdorf. Pocos días después de Marengo, Francisco II recibió una carta de su vencedor. En realidad, esta carta iba destinada, tanto como a él, al mismo pueblo francés. Sus términos eran claros y francos, altivos, pero corteses; y, sobre todo, sus proposiciones de paz conciliaban el orgullo que los franceses experimentaban por la victoria, con sus deseos expresos de descansar. Para Austria, la carta era un mensaje que no se debía despreciar. Con gran comedimiento en la forma y un cab11lleroso saludo
IV.-PACIF.ICACIONES
'901
al valor de los vencidos, con, muc¡ho respeto por los intereses de la Iglesia, y más aún por el eqµilibrio europeo, la misiva de Bonaparte ofrecía la paz sobre las bases qe Ca¡npo-Formio, a reserva de reforzarlas con garantías suplementarias p¡ira lqs pequeños Estados. El choque prod~cido por la derrota del 14 de jµnio había resultado tan duro para Viena, que se aceptó la propue.sta; y aquel efecto psicológico fue el que dio a Marengo su· gran impo.(tllnci~, más diplomática que militar. Primeramente, hubo negociacionep .de prueba y reconocimiento, que tuvieron lugar en París, en el mes qe julio. Luego--muy pronto--, se precisaron las dificultades. · · Para el Primer Cónsul, la& conpesiones que había de arrancar a la corte de Viena estribaban, píincipitlmente; en Italia. Indudablemente, su pensamiento empezaba a
"\"'
i ' ):'.
¡
l 1
902
1 1 1 1
!
;'. .:!
J
1
:/
¡
1
.
! '
1
¡, í'
¡;
~
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NA;POLEONlCO
francesas Filipsburgo, Ulm e Ingolstadt. Además-:-otro fracaso para la guerra a ultranza-, el favor de Thugut decrecía. Rusia y el archiduque Carlos, que aconsejaban una paz inmediata, lo .combatían duramente. Sus adversarios consiguieron de Francisco II que el convenio referente al armisticio se firmase, sin su conocimiento. El congreso en que Thugut pidió explicaciones, invocando los compromisos contraídos con Inglaterra, fue muy agitado y terminó con la dimisión del "barón de la guerra" (25 de septiembre de 1800). No cabe duda· de que conservó un gran ascendiente, pues ~eµía mucha influencia con Colloredo, quien asumió, conjuntamente con Cobenzl. nombrado vicecanciller, la dirección de asuntos exteriores. Pero el golpe dado a la personalidad más relevante del partido belicista a~stríaco tenía un significado europeo. · Al mismo tiempo que su nombramiento, el conde Luis Cobenzl recibió la difícil misión ide marchar a Francia para dirigir las negocia· cíones. Se contaba con las d,otes diplomáticas de que diera pruebas con motivo de los repartos polacps; y, en realidad, sabía contemporizar mar~'Villosamente y era up. ma~stro en el arte de emplear marrullerías, al mismo tiempo que su bµen humor y su ingenio le hacían captarse las simpatías. Sin embargo, carecía de visión de conjunto y de energía. El 11\gar escogido para la.s conferencias era Luneville, pero Bonaparte intentó, primero, llevarlas en' París, adonde hizo llamar a Cobenzl. Allí tendría una acción directa sobre él, y, atemorizándolo un poco, esperaba arrancarle, insolentemente, la firma. El austríaco no se dejó manejar ; .y el 5 de noviembre salió de París para Luneville, donde podría discutir más tranquilamente frente a José Bonaparte, designado como pleni. potenciario francés. Pero se había perdido todo el mes de·; octubre; y, \con él, la esperanza de llegar a una solución antes de la expiración del ¡mnisticio. El 28 de noviembre de 1800 se reanudaron las hostilidades ; y, en lo sucesivo, el desarrollo de las operaciones iba a marcar el ritmo de las negociaciones celebradas en la pequeña ciudad de Lorena. ' Esta ciudad fue considerada poco acogedora. "Pocas ciudades habrá tan pobres, tan arruinadas, tan mendicantes-observaba un diplomátioo---,. Carece de diversiones casi en absoluto." Consistían estas, exclusivamente, al menos para el vulgo, en visitas instructivas, realizadas bajo la lluvia, a granjas modelo y a fábricas. En espera de los correos del frente, cuyos comunicados desbaratapan sus posiciones, los diplomáticos se adiestraban en tres puntos permaip.entes de controversia. ¿Firmaría Cobenzl en nombre del Imperio germánico? Se negaba a hacerlo mientras no recibiese de la Diet;i poderes 1 especiales con plenipotenciarios que le respaldasen. Pero Bonaparte y , Talleyrand estaban decididos a zanjar de una vez todas las cuestiones ' alemanas y a "no dejar nada pendiente" en los problemas germánicos. ¿Sería invitada Inglaterra para que acudiese a Luneville? Los austríacos lo reclamaban enérgicamente, invocando su tratado de alianza. Pero Talleyarnd sabía muy bien que aquella fidelidad estaba deseando ven·derse. "Durante su última estancia en París-decía irónicamente-el
•
conde de Cobenzl no ha hecho' más que preguntar al Gobierno cuál sería la cuantía del aumento que se proponía conceder a Austria en Italia, como precio de su defección a la alianza inglesa; si se pensaba detenerlo en el Mincio, sus compromisos con ¡a corte de Londres le irnpdían traensigir a solas con Francia; pero si ·se qui-si era permitirle extenderse hasta el Adda, tales compromisos empezarían a relajarse ... " Por último, se planteaban los problemas italianos, el de Toscana primeramente. Bona· parte la reclamaba, pues allí era donde, sin duda, pensaba encontrar el aumento ofrecido al duque de, Parma a cambiq de la Luisiana española. De julio a octubre de 1800 s,u¡¡ tropas la ocuparon, sofocango la insurrección de los campesinos. Cobenzl protestó, interminablemente, contra jJ aquellas violencias perpetradas contra "súbditos fieles". Austria tenía extraordinario interés en sost~ner ~n Toscana al gran duque o, por lo menos, en compensarlo con las Lt:gaciones pontificias. Lo deseaba por espíritu de familia y: también por ponservar en la Italia central una influencia que, unida a sus vínculos con Nápoles, hubiera contenido a Bonaparte en la región del Po. E incluso en é,sta última tenía intención, naturalmente, de mantener s~ frontera lo más al Oeste que pudiera, en el Adda a ser posible, o por lo mep.os en el Mincio. Su derrota en los dos fr,entes-:-el de Alemania .y el de Italia-resolvió todos aquellos .probleIPllS. ~n el primero había realizado un ~~ fuerzo excepcional: 66.000 hombres ; pero se 1os confió a un archiduque de dieciocho años, entusiasta y seguro de sí mismo: el archiduque Juan . que fos metió en el bosque de lfol¡.enlinden. Moreau tomó todas las salidas y los puso rápidamente 'ep. desbandada (3 de diciembre de 1800) . El 25 del mismo mes, Francisco II, con la caballería francesa a 75 kilómetros de su capital, firmó el armisticio de Steyer: las plazas y fortifi· caciones entregadas en Franconia, en Baviera y en el Tirol dejaban Vie¡ia a merced del adversario. En Italia, operando en plena montaña y crµzando los ríos, Brune y Mac Donald impusieron el armisticio de Treviso (15 de enero de 1801); los austríacos se retiraron detrás del Tagliamento. A medida que estas noticias. llegaban a Luneville, Cobenzl iba ce· diendo terreno. Después de Hohenlinden, consintió en tratar sin Ingla· terra; después de Steyer, en fijar la frontera italiana en el Adigio; desp~és de Treviso, en concertar en nombre del Imperio germánico y renunciar a Toscana. Se firmó el convenio el 9 de febrero de 1801, a las cuatro de la tarde. Luneville nos muestra, ante todo, en Bonaparte, al hombre de Italia. A Austria se le confirma Ja posesión de Istria y de Dalmacia, cc¡tn su cordón de islas antes venecianas, la· de las bocas de Cattaro y de una parte (limitada por el Adigio) de lop territorios que dependían de la Serenísima. En compensación, y en cláusulas especiales perfectamente claras, Viena reconoce las repúblicas cisalpina y ligur, bases del poderío francés en el norte de. Italia. Más aún: acepta que el duque de Toscana pierda sus estados en beneficio del duque de Parma, al que
'.--
_,J
<
l
r·
1
!.·
¡:
'·
l-:
904
·~:
f... ~
l
'ñ'i
;~i¡
·.·:~·'\, ~
~~ :'f
r~ · .-)· f'
Í
C:,J
l
i:~j=)
l.¡•l.··
C)
'Jll '.
~~
n!t 1
n~.
./
'
!~ i
i c.J
l C) IN
¡r !if;· :;
/'
;,
J
¡J,
¡k
protegen la República y E:¡paña, Por este lado, la influencia francesa gana terreno hacia el centro ·de la península. . Al mismo tiempo, Luneville nos revela en Bonaparte preocupac10· nes orientadas hacia el Rm y Alemania. Austria renueva la cesión a Francia de las "hasta ahor4 proyincias belgas". Reconoce las Repúbli· cas de Batavia y de Helveci¡i (ést¡i. recibirá el Frickthal, al este de Basi• · lea), que refuerzan la línea .del !}in en s~s dos extremos. A~ept~nd~ el río como límite entre Francüa y ~l Impeno, abandona la onlla 1zquier· da cediendo el condado de· Falkenstein, a la altura de Worms. Francia ev~cua algunas plazas· de Ja or{lla derecha, como Düsseldorf, Ehren· breitstein, determinados fuertes de· Maguncia, Kehl y Vieux-Brisach; pero se le conceden derechos más íwportantes en país germánico. Por ser parte en el tratado, interven~rá en la ejecución de las cláusulas en virtud de las cuales se indemnizará, en el seno del Imperio, a los príncipes hereditarios de dicho Imper¡o, di:i'sposeídos en la orilla izquierda (y tarobién al gran duque de Tosé.,ana). 'Esto equivale a poner los cimie~~os de grandes transformaciones et} AleJilania, que Austria teme se verifiquen, en detrimento de sus intereties. · "Tratado abominable" l{ubierµ dicho Cobenzl. Thugut era el responsable; pero ya había pagado su" fracaso: el 16 de enero de 1801 se le rogó que presentase la dimisión y saliese de Viena, lo más rápidam~ntc posible, sin darle siquiera un plazo para arreglar sus asuntos part1culares. Hacía ocho años que dirigía la política y la guerra en Austria; ocho años que lanzaba los ejércitos a la manera antigua y ~u~ conducía la diplomacia según los principios del si_gl~ XVIII,, tenaz y hm1t~d?, cerra~o a las nuevas formas humanas y econom1cas, stmbolo de la v1e1a Austria del pasado, que en Luneville se inclinaba ante la Revolución francesa. ·1
lll
.1
·
TOMO l.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEO'.'l!CO
II.
CONJUNCIONES FRANCO-RUSAS
Se cuenta que, poco después de Luneville, al recibir el zar Pablo I una proposición de amistad .de Bonaparte, cogió un mapa de Europa y, doblándolo por la mitad, declaró: "Solo de este modo podremos ser ami"os." El dominio conjunto del continente repartido; tales podían ser los ~fectos de un acuerdo entre lo que las cancillerías germánicas llamaban las potencias que cubren los flan~os. Hasta la caída de. 1:'f~poleón, la diplomacia continental habría de girar en torno a esta pos1bíhdad. . Pablo I, cuyos sentimientos personales de autócrata ocupaban el primer lugar, estaba dispuesto al acercamiento a París; experi:nenta~a despecho contra la coalición, después de las derrotas de Smza; v10lento rencor hacia Thugut; admiración sincera por Bonaparte, cuya valía había comprendido inmediatamente aquel hombre, al. que se tenía por lo~o. En los medios cortesanos se esbozaba un partido favorable a Francia. Se ponía cierta confianza en aquel Primer Cónsul dispuesto a den:ibar la hidra revolucionaria. La gente empezaba a cansarse de los emigrados
IV.-PACff!CA\'.:IONES
905
franceses, a quienes al principio re,cibiera con entusiasmo, y que ya resultaban agobiantes. El favor de los ~alon~s no alcanzaba ya más que a los enemistados con Luis XVIII (refugiado en Mittau) y coi¡ su representante, Caraman. El embajador wglés 'Whitworth declaraba que· en la Corte se ponderaban "las virtude~ ele B,onaparte", y Rostopchin, jefe del Colegio de Relaciones Exteriores, decí¡i del Primer Cónsul: "Todos se inclinan ante él; todos le respet~n y esperan de él la paz; el porvenir ' de todos se ha suavizado." ·' Para hacer una jugada· a Luis XVIjl, uno de los emigrados-que no estaba en muy buenas relaciones con ~l y que contaba con el apoyo de Rostopchin-, el marqués de B«llega~de, hizo advertir de tales díspo· sí'ciones a Bourgoing, ministro ,e~~ Fn¡,ncia en Hamburgo. Al infonnar éste a Talleyrand, le aconsejaba qqe "engatusase" al Zar, devolviéndole los 7.000 soldados rusos captu+~dos ~n Suiza. Decidido a intentar la maniobra, Bonaparte hizo que a(1qellos prisioneros emprendiesen el camino de sus hogares, con armas y ba¡1deras; y, el 21 de diciembre de 1800, escribió a Pablo, comunicáµdole ~su convicción de que, si se uniesen "las dos naciones más poderosas del mundo", impondrían la paz. "Heme aquí dispuesto a escucharos y-; a conversar con vos", respondió el zar, que, al mismo tiempo, ;;¡,rmó ·las costas del Báltico contra la escuadra inglesa, rogó a Caraman~que ;;atiese de San Petersburgo y aconsejó a Luís XVIII que marchas~ :i Iqel a reunirse con su esposa, a la que había dejado sola demasiado tiempo. En París, todos aquellos pasos parecieron merecedores de grandes sacrificios. Sin embargo, las bases que, para uri acuerdo, presentaba Rostopchin, primero por medio de notas, y luego por boca de Kalytchev, resultaban duras. Algunas eran la expresión de la postura personal del zar, de su simpatía por el catolicismo y de su orgullo por haber sido elegido Gran Maestre de la Orden de Malta: Bonaparte debía reconstituir los estados de la Iglesi~. devolver Malta a los caballeros y hacer que España reconociese al nuevo Gran Maestre. Otras, mostraban,.. actitudes rusas menos transitorias, en las que las consideraciones pl!rs'onales cubrían otros objetivos: no perjudicar a Baviera ni a Wur· temberg, a Cerdeña ni a las Dos Sicílias. La orden expresa de no ocuparse de Polonia era de interés puramente moscovita. Para Bonaparte, evacuar Italia, como se lo pedía Pablo, explícitamente, era algo inconcebible. Pero el zar cambiaría de opinión: Cobenzl, a quien preocupa· ba mucho un acercamiento que había de ser desastroso para Austria, no dejaba de ponderar ante el primer cónsul el carácter fantástico de Pablo. En este entusiasmo por Ullas negoci¡1ciones tan difíciles, se vislumbraba, desde luego, un interés común: Malta. Así, pues, a raíz de las primeras gestiones (21 de diciembre de 1800), Talleyrand declaró: "Las bases contenidas en la nota de Su Excelencia han parecido justas y convenientes, en todos sus puntos; y el Primer Cónsul las acepta." Como el zar estaba coqueteando con los jacobinos, ya no enviaría sus ejércitos para apoyar a los ingleses en Holanda ni a los austríacos '
906
. ;.
1
1
1 1
l ;1
j1
:'ll • 1i
~ i1 • / 1
'1
. : 1
1:
r
:_·~_-.]; ! '•
!·
j \ :' '1
;¡
~ l
¡ !•
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
en Suiza. Y siguiendo una polftica que, desde luego. no era la de un loco, concentraba más bien sus esfuerzos en dos frentes específicamente rusos: el Báltico y el Mediterráneo. Tanto en el primero (del que volverel:p.os a hablar) como en el segundo, sus intereses presentaban más de U!l)punto común con los de _Francia. En los cí:rculos de las Tullerías, se decía que el primer cónsul estaba persuadido de que la disolución del Imperio otomano se hallaba próxima; y que se disponía a reclamar, por su parte, Egipto, Palestina y Siria. Bonaparte invitaba a Austria al reparto de a.Huel botín, intentando demostrarle a Cobenzl gue ppdría reparar sus pérdidas, si llegaba hasta e1 mar Negro; y que saldría de su aislamiento al encontrar en aquel réparto el principio de µna pplítica conjunta de París contra San Peters· burgo. Pablo I se mostraba clispµesto a tan fructífera operación. Cierto que, desde diciembre de 1798, era aliado de los turcos ; pero los viejos odios subsistían. Un almirant~ otomano se negaba a fondear junto a los navíos moscovitas ; y en las calles !fe las ciudades turcas. multitudes fanáticas asalta
!V.-PACIF!ChClUN1'S
cáreas y desnudas de Cerna Gqra. E,ste era el sentido de la súplica que, a. fines de 1799, el obispo hizp llegar a San Petersburgo. La .escuadra rusa visitó aquella costa amiga. desembarcando en ella armas y municiones. El único obstáculo a tal estrangulamiento de Turquía, tan admirablemente planeado, era Inglaterra, que, lo mismo que en 1791, protege~ ría al Sultán, para salvaguardar la India. Allí era donde los intereses franceses convergían más evidentemente con los rusos. Para que se pu· diera desmembrar al hnperio oto¡nano, era necesario cerrar el Mediterráro a las fuerzas británicas; y ,para eso no era suficiente la hase de las islas Jónicas. Rusia necesitaba, además, Malta,' cerrojo del estrecho del Mediterráneo central.. Y Malta se encontraba en poder de los ingleses, a quienes el general Vaubois pabía tenido que devolver la isla, el 4 de septiembre de 1800. El Foreign Office habló,. en principio, de restituir a los caballeros de la Orden. de San Juan, su antigua fortaleza; pero, ante las ambiciones mediterráneas que adivinó en el zar, decidió inmecliatamente conservarla. Además, la¡flota rusa no tomó parte en la capi·· tulación de los franceses ; y la bandera rusa ~10 había ondeado en los baluartes de La Valetta . .A!horá. !pien.: el zar er~~ Gran Maestre de la Qr.. den, dignidad que tomaba m~y en serio; y. como tal, reclamó las antir guas murallas, asilo de la cruz de ocho puntas:, La negativa recibida fo dolió mucho, tanto por lo que tenía de afrenta personal como por ser un golpe que venía a entorpecer ~us proyectos sobre Turquía. Bonaparte se aprovechaba~'de esto para azuzar la discordia y excitar al violento autócrata contra '\la arrogancia y la insol'encia de los ingle· ses". Le impulsó, pues, a que en presencia de los mismos navíos británicos, ordenase medidas navales provocativas, tales como cerrar sus puertos, ocupar bases en Sicilia y cruzar las desembocaduras del Elba y del Weser. Podía esperarse. así, que cualquier·:alférez joven, excitado por el whisky o el vodka, disparase un cañonazo que pusiese en marcha todo el tinglado. Al mismo tiempo, Bonaparte intentaba despertar en el zar deseos de expansión en Asia, a expensas lejanas de las posesiones ingle· sas. A estas instigaciones se debió, en parte, que el 12 de enero de 1801 t Pablo ordenase a Orlof, atamán "de los cosacos del Don, que concen· · -trase en Orenburgo a 22.000 hombres, y que, con ellos, marchase, por Khiva y Bulchara, sobre el Indo. Orlof tuvo que ponerse en camino inmediatamente, en pleno invierno. Cuando sus columnas recibieron or· den de regresar, habían perdido ya fa mitad de sus caballos, y el zar había muerto. · Por su brutalidad y sus extravagancias, Pablo había alzado contra él a la taimada y peligrosa nobleza que lo rodeaba. El partido anglófilo seguía siendo muy influyente en la Corte. La tensión con Londres y la orden que intimaba a Whitworth a que se retirara, lo decidieron a actuar antes que estallase la guerra. Alejandro, el hijo del Zar, dio su aprobación para que una noche se sorprendiese a su padre, con el fin de arrancarle la abdicación, pero sin violencias. Tales matices resultaban difí-
;_ . '
; ¡
·.!
~,¡ !
¡!¡.!'
.i' ¡
r /
908 .·:·~ r·:-:-. ,.~
¡ 1
i
()
i() ¡,. ' 1 \ ...
!
lV.-PAGlFICACIONES
TOMO I.-REVOLt¡CION fRANC_ESA E IMPf!RlO NAP0400NICO
ciles de hacerlos observar a in"dividuos excitados por' el odio y por el miedo, borrachos, por añadidura. como lo estaban lo~ oficiales que, en la noche del 23 de marz9 de 1801, invadieron la alooba de Pablo. El zar se resistió; y le e5trangtilar9n. • Cuenta el enviado pru_siano que al enterarse Bonaparte de la muerte del zar, en el que tantas esperp.nzas fundaba:, lanzó "un grito de deses· peración". En realidad, l?- polftica franco-rusa de acercamiento parecía haber muerto también. La corrí.ente antijacobina recupcrró, en San Petersburgo, toda su fuerza. Y en ~l mismo París se sentía que dicha ten· dencia había animado si~mpr¡{ a los representantes rusos. Kalytchef y Markof, viejo diplomátic9, amanerado y sutil. Los ipgleses triunfaban. Más adelante veremos cqrrio, ~n el momento en que Pablo I moría, la ·flota británica bombardea_ba. a popenhague, destruyendo, de tal modo, la liga de los neutra.les, en' la q,ue Pablo, con una maniobra típicamente rusa, había agrupado a s.u alr~edor a Dinamarca, a Suecia y a Prusia, en contra de la tiránica Albió,j:¡.. El nuevo zar, Alejandro I, liquidó inmediatamente aquella di{erenc¡a con una nación a la que tanto debía su subida al trono. Del S:al 17' de junio, se firmó un convenio marítimo, cuyas cláusulas conocereiuos i_llás adelante. Bonaparte, sin embargo, np se dio por vencido. Pese al cambio de postura de Alejandro I, fos poJíticos franceses y rusos tenían demasiados intereses comunes para volver;Ge la espalda. En el aspecto pers.onal, el Primer Cónsul disimuló su resentimiento hacia el nuevo zar y sus cortesanos. Hizo saber a Alejandro el "consuelo" que le proporcionaba su advenimiento al trono; y envió a San Petersburgo a Duroc, delegado de confianza, con buena provisión de adulaciones, agasajos y promesas (abril 1801). Por otra parte, imprimió a su política oriental la dirección más aproximada a los intereses rusos. No cabía duda de que el ejército francés de Egipto estaba perdido; pero, por lo menos, era necesario impedir que los ingleses se aprovechasen de su victoria, aunque fuese a costa de implantar en el Mediterráneo la influencia rusa en lugar de la suya. Dos potencias mediterráneas podían ayudair a Francia. Hacía mucho tiempo que España, por razones religiosas e históricas, pedía que se devolviese Malta a la Orden de San Juan. En aquella cuestión, como en otras muchas; podían ir de acuerdo Madrid y París, acerca de la presencia inglesa en La Valetta. Por otro lado, Turquía anhelaba una paz que alejase de ella la pesadilla del desmembramiento. Con tal intención, solicitaba la mediación de Prusia, una de las pocas potencias que no soñaban con su desaparición. Selim ponía dos condiciones a la pacifica· ción: que se reconociese como nueva súbdita suya a la república de las islas Jónicas, y que se obligase a las tropas inglesas que operaban en Egipto a embarcarse y zarpar. En efecto, era de temer que se instalasen allí indefinidamente; y, en el terreno religioso, la presencia de sus cipayos musulmanes les permit(a peligrosas maniobras. A tantos intereses coinci·
909 i
dentes en alejar a los ingleses del Mediterráneo oriental, tal vez se uniera Rusia para conseguir la evacuacióq de f¡falta, clave de sus planes. En las negociaciones de paz qu~e se 1:levaron, simultáneamente, a fines de 1801 en Londres, entre frances~s e ingleses, y en París entre franceses, rusos y turcos, se mezclarnn -todas' las mencionadas cuestiones. Es significativa la coíncidencia crono19gica ·que hizo que terminaran las tres . en los nueve primeros días de octubre. El día 9, Francia devolvió al'sultáp. un Egipto que, prácticamente, ya no era suyo. Reconoció la soqeraní~ turca en las islas Jónicas y su nuevo estatuto de república de la;¡ Siet~ Islas. ~l ~: Bonaparte ~º. amplias.·conc~siones a Rusia (solo le negó la res~c1on de los temtonos de P1¡up.onte). Al renunciar a aquellas islas Jórucas, a las que en 1797 atribuí~ tanfo valor, reconocía tácitamente su :nueva organización. Aceptaba .la 'llledi~ción del zar entre los turcos y él, .admitiendo así su preeminencil}. en {:onstantinopla. Prometía respetar la mtegridad de Nápoles. A prim,~ra. vista, podía creerse que el Primer Cónsul acababa de inclinarse an\e el poderío ruso; pero, en realidad, la promesa referente a Nápoles ~ignifi!;:aba bien poco, ya que Francia conservaba el de7echo, adquirido 'en el· tratado de Florencia, de ocupar l;>s puerto napolitanos, en los qve tegdría, frente a Egipto, bases tan utiles como aquellas islas Jónicas: a qu_p renunciaba. sobr~ todo, este último safrificip había obtenido ya su compensac1on. Ale3an?ro ~· volviendo a la política de su padre, porque tal era su verdadero mteres, y porque Boµaparte le ofrecía una ocasión macrnrfica para hacerlo, había reclamaclo a Londres la devolución de Malta á los caballeros de San Juan. En aquel asunto, Inglaterra se vio presion.ada por el concierto de las potencias mediterráneas; y comprendió que, s1 quería conservar su reciente amistad con el zar, tendría que hacerle concesiones iguales a las que iba a firmar el Primer Cónsul. El 1 de pctubre de 1801, en los preliminares del convenio de Londres con Francia, Inglaterra prometió evacuar a Malta. tIJe este modo inauguró Bonaparte colaboración con Rusia aque· lla unión de las "potencias de las alas", que, hasta su caída h~bía de pr~~cuparle, ya por esforzarse. en establecerla, ora porque la rompiese, exigiendo demasiado de ella, bien porque trabajase por restablecerla.
l•
su
lli.
LOS TRONOS DE LOS BORRONES
Ya, frente a la energía y a Ja rapidez revolucionarias, más de una dinastía se reveló vencida por la edad y el tiempo. El advenimiento de Bonaparte dio más fuerza a esta impresión, sobre todo cuando com· paramos con el joven héroe a las ramas de los Barbones, a las que vino ~ re~mplazar e~ Fra.:icia. El senti~ento de apiastante superioridad que el mismo exper~mento desde los pnmeros momentos, había de tener leja-
nas consecuencias.
¡¡
!:
!'
1
1:
¡· j·
!i.
1·
¡ l
l.
':
¡.
1
l:
lj' ¡
1
'
1
1.
¡; ji
!:j· ¡;
!!
¡·
¡'
! 1
'.j
1
i
¡ iÍ :1
1 1
l. i
:1 ;¡
11
!
910
TOMO 1.--REyOLUCION FRANCESA E lMl'ERIO NAl'OLEONICO
~uando los Borbo~es de España a¡>laudieron:-por cierto, muy os· tensib~emente-la llega.da de Bonaparte, indudablemente no imaginaban
la sene de aventuras a que su nuevo vecino y aliado les lanzaría algún día. Solo apreciaban en él e~ genio militar que debía garantizar la victoria común, Y con ella, ia paz, que España tanio necesitaba. Siete años de wierra Y cuatro de interrupción en el comercio con las colonias ailleri· canas, habían agotado su hacienda. El papel moneda, al que, en julio eje 1799, se pretendió dar, una cotización forzada, llegó a tener, en junio de 1800, una deprj::eiación del 70 por 100. Se ocultaba la moneda . en ~etálico., ~~e a lqs imp,"uestos excepcionales ~ a las tasas extraordi· nanas, el déficit aum~!l~b!,l. Los contribuyentes catalanes no pagaban pus cuotas. En el mai;, la guerra contra Inglaterl!a· s.olo producía sinsa. bares, como el de los· q~n~e barcos españoles, mandados por Mazhrredo, que se habían dejadp bloquear en Brest. Carlos IV era, pues, sincero, cuando, a la notificac~ÓJl de,l nuevo régimen francés, respondió que espefaba ~e su aliado "ui¡ia paz sólida, cuya necesidad se hacía sentir más l.Illpenosamente cada día" .. Pero, ya que Bo!JaplU\e, seguramente, conseguiría que dicha paz fu~e victoriosa, los B;orbones de España esperaban de ella algunas venta1as, cuya naturaleza. :cn.uestza bien a las claras, el carácter de pocos alcances~ que, incluso en'las horas más importantes de la política europea, caractenzó a su diplo111acia. Los beneficios que d8!ban por descontados, eran exclusivamente dinásticos, en el sentido más e.,.ofsf:i de la expr_esión, es decir, aquel en que el interés familiar no se c~nfunde con el bien de la nación. Se referían a territorios en los que, indudablemente, España había deselllpeñado un papel en el transcurso dy. la hi.Storia, pero en los cuales, entonces, por la tiranía de la tradición, no hacÍ!). otra cosa que agotarse para buscar intereses meramente imaginarios: f talia. Los Vínculos dinásticos que unían El Escorial con Nápoles eran es· trechos, ya que los reyes eran hermanos. Ahora bien: habitualmente estaban re~dos: "Nuestros peores enemigos, los españoles", escribía Ma· ría
objeto de aumentar los Estados que poseía en Italia su cuñado y herrg.ano, el duque de Parma. AÚ!f. más que por el duque, se interesaban por su hijo Luis, que se había casado con la hija de Carlos y vivía en su corte ... y a sus exp<(nsas. Colocar al yerno: he ahí el objetivo que Su Majestad Católica asignaba a su política, en vísperas del día en que iba a ser concertada la paz, que fijaría, tal vez por mucho tiempo, el mapa de Europa. · A las insinuaciones españolas, Bonaparte respondió favorablemente. Como ponía sus miras en Parma, no tenía inconveniente en transferir al duque un patrimonio más vasto; y, en camb}o, Madrid daría, como compensación, el precio que se; k pedía: la Lu1siana. El ministro Ur· quijo se decidió pronto a sacrificada: "Nos cuesta más de lo que vale ... " El 1 de octubre de 1800 se 4izo la transacción: en los p-reliminares de San Ildefonso, la República prometía al duque de Parma l.200.000 almas en Italia; y España ent~egaba a Francia seis barcos, de 74, y la ' Luisiana. Este acrecentamiento parmesano había de ltacerse en Toscana, según los planes de Bonaparrte. IJ::qponiendo allí al duque o a su hijo, su propia influencia penetraría ha~i& el 'centro de Italia ; controlaría el gran puerto de Lioma, en el que los ingleses fondeaban sin recato sus escuadras, y por el cual introducíiin en Italia sus algodones y su ferretería. Cierto que Austria apoyaba al Habsburgo que reinaba en Florencia; pero ya hemos visto de qué manera se vio obligada, en Luneville, a dejar Toscana a disposición de Bonaparte. Faltaba conseguir que España aceptase el acrecentamiento que se le ofrecía: y también que consintiese en una nueva sustitución. Porque Bonaparte ya no quería instalar en Florencia al duque viejo, sino a su hijo Luis, al que consideraba más seguro. Tal negociación, un tanto delicada, se confió a Luciano Bonaparte, entonces embajador en Madrid. A su disposición se ponía un argumento que tenía su precio: .una corona real. En efecto, la República francesa, después de haber derribado muchos tronos, quería erigir uno nuevo en Toscana, para el yerno de su riel aliado, el Barbón madrileño. España aceptó; y, el 21 de marzo de 1801, se firmó el convenio llam~do de Aranjuez, que confirmaba la t cesión de la Luisiana a Francia. Los nuevos soberanos de Etruria (este término prevaleció pronto sobre el de Toscana), pasaron por París para ir a ocupar su trono, pues Bonaparte quería que los papanatas franceses viesen a unos Borbones convertidos en protegidos suyos. Aunque Luis I tenía fama de tonto, se organizaron en su honor visitas a establecimientos científicos ; y para la reina se celebraron bailes, aunque era jorobada y coja. Para evitar toda manifestación monárquica, se prohibió que se recitasen versos en el teatro; y se tuvo buen cuidado en hacerles , salir de Francia antes de las fiestas del 14 de julio. El 10 de agosto de 1801, hicieron. su entrada en Florencia, siendo aclamados,. como era de rigor. Los Barbones de
.-_1,
¡:
1.' 1
912
TOMO I.-REYOl.-UCION FRANCESA E IMPERIO NAPOJ..EONICO
España habían demostra¡io la limitación y la miopía de s~ política! Y Bonaparte se convenció 'ento:o,ces de que, apelando ª. sus mtereses italianos y a consideracionl;!s de familia, podría conseguir de ellos cuanto se propusiera. , . , . . . Si las relaciones de la España borbomca con Napoleon se Ifilciaron en aquel tono, tan característi~o. la política de Portugal _en 1801 demo~ tró. por el contrario, ha~ta q}lé punto el factor geográfico puede serv:r de contrapeso a las alia\JZas y las obligaciones dinásticas. ~ortugal, pais atlántico raza de marinos y i:le colonizadores, dueñ(l del inmenso Bra· sil, podí~, en tiempo de· ctisi; en el continente, encontrar en el Océano su riqueza y su segurid¡q, A;'.unque estorbado por los corsarios franceses (que muchas veces ·se refugiaban en puertos esp~ñoles, y que, de 1794 a 1801, :hicieron p~esas por valor de unos 200 millone:'.): el co~er~ cio con el Brasil no se iptemJ,mpió durante la guerra: tamb1en continuo el comercio con los pue[tos b.ritánicos. Inglaterra parecía ser la llamada a garantizar la seguridad de "su antiguo aliado; y, de 1796 a 1801, le envió material y municiones ·por valor de 183.000 libras. Además, sostenía en Lis boa fuerzas l:le capaJ.lería, suizos y emigrados franceses ; Y se . confiaba en que, en casq ele P:~ligro, reforzaría aquellas tr~pas. A Portugal le era ilfdispe¡isable este apoyo. En teona sus efectivos militares eran relativamente elevados: de 35.000 a 42.000 hombres para 2.900.000 ha·bitantes. P~ro. ~'ese al oro del Brasil, la haciend!l se en· contraba en situación tan precaria que, práctícamente, no llegaban a 20.000 los hombres qu~ hatila en filas, y esos mal equipados. Mientras Francia tuvo que h1.1cer frente a la coalición, Portugal no se preoc~ TJÓ de su debllidad ; púo, a partir de Luneville, no tuvo más remedio que darse cuenta de que }e llegaba Ja hora; y, en realidad, hasta 1807, deoendería de la ayuda británica frente al .peligro francés. ' Peligro no pequeño. Efectivamente, el Portugal atlántico tenía una retaguardia de país continental, hundida en la península Ibérica y cuya extensísima frontera con España era vu1nerable en todos sus puntos. Con res'Pecto a tan poderoso vecino existía una antigua tradición de desconfianza ; pero los vínculos familiares eran estrechos. Ya sabemos que el príncipe Juan, regente del reino, desde 1799, estaba cas~do con Carlota, hija mayor de los soberanos españoles. Estos eran aliados de Bonaparte. ¿Qué triunfaría? ¿La política atlántica, que empujaba al reino hacia Inglaterra, o la alianza dinástica y, por su mediación, la presión francesa? Jurídicamente, Bonaparte tenía fundamento para atacar a los portugueses,_puesto que, después de las hostilidades de 1793, no se había concertado la paz. Si tenía interés en llevar adelante la cuestión y en marchar sobre Lisboa, a través de España, su aliado Carlos IV no se lo impediría. En efecto, el 29 de enero de 1801, Luciano Bonaparte consiguió de Madrid un convenio, por el cual el Barbón se asociaba a una acción contra Portugual: si Su Majestad Fidelísima no se decidía a romper con los ingleses, 15.000 franceses se unirían a los españoles.
IV.-P~CIF!Ct,C!ONES
913
,,
i •.
Cabía preguntarse qué interés tenía Bonaparte en una operación bastante difícil y geográficamente ta11 exc~ntrica, Su objetivo era el que se proponen los adversarios cuarido; después de años de una lucha· indecisa, sienten próxima la paz: con ··vista~ a las negociaciones y a las discusiones diplomáticas, cada uno s.c;. ptq~ura todas las garantías posibles. No cabe duda· de que, entonces, :\fl. má9_ preciosa de tales garantías, a los ojos de Bon.aparte, era Egipto, que aiín estaba en sus manos. Pero si había de perderla, s~ volvería cop.tra ~l último aliado que le quedaba a Inglaterra en el continente. Así, pnes, li;l suerte de ·Lisboa y la de El Cairo se correspondían extrañament~ En ~spma de noticias de Egipto, Bonaparte retrasó mucho su march~ sobre el Tajo, sirviéndose de la pant~lla portu~esa para disimular lqs expediciones que preparaba con destmo a Ale1andrfa. Pero cuando :com¡;>rendió que el ejército del delta estaba perdido, por falta de refµerzos, se decidió'. El 16 de abril de 1801, el cuerpo auxiliar francés _pasó ~l Bidasoa ; y el 19 de mayo los españoles cruzaron la frontera p{}rtugtíesa. Si Inglaterra no los sostenía, 'Jos portugueses no' podían resistir. Inglaterra los abandonó,. como haQfa de volver a hacerlo en 1807. El 22 de marzo, una nota de Grenviµe mvitó al regente a firmar la paz, en los mejores términos posibles~ En 'tales condiciones, las operaciones tenían que ser breves y el nombre que se les dio, de .Guerra de las Naranjas, a causa de unas ramas que l¡¡. irifantería española cogió en la explanada . de .una fortaleza enemiga, no ev~ terribles matanzas. Los contingentes franceses no tuvieron ni siquiera, tiempo de llegar. Se quería terminar el asunto sin esperarlos, para, de este modo, poder guardar ciertos miramientos a los vínculos dinásticos ·que unían a las dos cortes, y tal vez también a la idea remota de la unidad ibérica. De .SUS conquistas en territorio portugués, España conservó Oliven.za. A Francia, el tratado firmado en Madrid, el 29 de septiembre de 1801, como continuación··del concertado en Badajoz el 6 de junio, solo le concedió un aumento en la Guayana, una· indemnización de veinte millones de . libras y facilidades para introducir paños en Portugal. Bonaparte estaba muy lejos de conseguir la gran ocupación territorial que daba por descontada; y, por tanto, las garantías que esperaba para poder ejercer presión sobre Inglaterra. Resultaba evidente que .el plenipotenciario-su hermano Luciano-no había salido malparado en cuanto a comisión, pero las cóleras ·consulares no sirvieron ya para nada. La Guerra' de las Naranlas no influyó en las negociaciones de la paz general, En cambio, presenta el interés de caracterizar, desde el primer momento, las relaciones entre Napoleón, Portugal e Inglaterra, relaciones determinadas por la situación en que ·la geografía y la política colocaban al ,pequeño reino, y que uno de sus. diplomáticos definía así: "Entre el yunque y el martillo."
llENOUVrN 1.-58
L,, I·
914
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERlq NAPOLEONICO
IV. LA ECONOMlA INGLESA Y LA PAZ .
) !
:¡ 1
!
1
1
J:
¡
j ~ 1•
"
1
·. 1
·.1 1 1
.,
'I
:i_
·. i
...
.
.i
¡
i
"Es imposible tratar con esta aristócracia nueva, impía, y que se ha constituido por sí misma." Así se expresaba Jorge III, después de leer el mensaje en el que ·Bonaparte, el día de Navidad de 1799, ofreció la paz a Inglaterra. 'En el Parlamento, Pitt encarecía: "¿Acaso ha desaparecido el jacobinismo. de Robespierre, de Barere, del Triunvirato, de los cinco Directqre,i;, porque se haya concentrado en un hombre, que se creó en su seno, c'µya reputación ha sido ganada bajo sus auspicios, y que ha sido, a Ia vez, hechura y adalid de todas sus atrocidades y de todos sus errores?" La forma de la respuesta que se dirigió a Bonaparte fue lo más vejatoria posible; Grenville, hombre altisonante, de carácter altivo, escandalizado tanto como el rey de que "el tirano corso" hubiera terminado su carta· con fórmulas de escasa cortesía, se esmeró en su redacción. El fondq csra Piás despectivo todavía: Francia no recobraría la confianza de Europa mientras no hubiera restaurado a los Barbones. Solo un motivo de esta insolencia es ocasional: maniobra de hombres politicos, que estab,an entonces en tratos avanzados con los emigrados franceses, y deseosos de• tranquilizar a las monarquías absolutas. Pero, sobre todo, semejante política revela la ignorancia de lo que era Bonaparte y de los recur¡;os que la nación francesa ofrecía a su genio, y también la tenacicl;id y la violencia de la aversión social que las clases dirigentes británicas sentían hacia el jacobinismo igualitario. También continuaba destacándose marcadamente el otro factor esencial del comportamiento inglés: el poder mantenido y· l!cri
\
\
\
. \
:r
'\ 1 ''
''1 \
''1 ,_I
'S\ C\
ti•1
.g\
s' ·al
"'
~
"
"O
o
"O i:: ::l
El
1 ..-<
N
¡;;
;;. ;
¡·
916
)
''·.;- ..:·
917
TOMO l.-REVOL\:JCION ,FRANCESA E IMPERIO Nhl'OLEONICO
IV.-:l'hClFIChCIONES
cia veremos al estudiar el tráf~co indio. Estratégica y económicamente, los países del Nilo, ruta y defensa avanzada de la India, empezaban a ocupar un lugar preferen\e entre las preocupaciones inglesas. En el Atlántico norte, "fos sipte años de guerra ·no habían hecho mella en los beneficios. Las exp9rtacipnes a las Indias occidentales, de 2.185.000 libras por término mediq en ~l período 1790-1792, llegaron, en 17991801. a los J.561.000, y :1qs ilpportaciones correspondientes pasaron de 3.877.000 libras a 5.101.\)00. Dichas islas proporcionaban, especialmente, algodón bruto, cuya ~einatjda aumentaba a medida que en el Lancashire se perfeccionaba!} y m,ultiplicaban las máquinas; de 33 millones de libras que representaba' en 1792, el consumo británico se acercó, en 1802, a. los 57 millones, Sin embargo, surgió una competencia. Aunque las Antillas inglesas enviaban aún a la metrópoli el 35 por 100 del algodón que ésta empleaba, el 24 por 100 procedía ya de los Estados Unidos. Estos. en compensación, compra:ban amplia y regularmente artículos manufacturados, y en 1805-1807, absorbían ya casi una tercera parte de las mercancías que exportaba el Reino Unido. En una gran parte de Europa, el comercio inglés era más intenso que nunca. Las ventas que con anterioridad a 1789 hacía Francia a los países germánicos. comprendían una gran porción de artículos coloniales .. Con la guerra y el bloqueo, el azúcar y el café de las Antillas francesas fueroff reemplazados por los de las Indias occidentales ; y con el cacao y algunos otros productos tropicales hubieron de llegar;c·a constituir las dos terceras partes de las ventas británicas. En 1798, Hannover recibía: cargamentos de café, por valor de 46 millones de libras-peso. Si a fos géneros de ultramar añadimos los productos manufacturados, encontraremos que, de sus ventas en Alemania, Inglaterra obtenía, en 1800, once millones y medio de libras, esto es, seis veces más que en 1792. Y aún hay que añadir a esto el beneficio que obtenía al comprar y revender las mercancías alemanas; en 1800, compró por valor de 23 millones y medio de libras. Su' comercio encontraba medios de ejercerse incluso en la misma Francia. Compraba de contrabando cereales franceses ; los de Picardía se enviaban hacia Amberes, donde se les reunían los de la orilla izquierda dei Rin, salvo los que iban a Brema. En cambio, las telas inglesas entraban °por fardos. "En la ciudad de Ruán existen depósitos continuamente. llenos", hace notar el prefecto. Desde luego, estaban prohibidas por la' ley del 10 de brumario del año V y por reglamentos posteriore~ ; pero los fabricantes franceses se apresuraban a marcarlas con su prop10 marchamo, y en París apenas se ocultaba el origen de los tejidos prohibidos. En total. las exportaciones inglesas subieron de 18.335.000 libras, en 1793, a 25.699.000 en 1801. En 1800, el movimiento de los puertos brit:;ínicos sobrepasaba en un 42 por 100 al de 1789; cierto es que la parte correspondiente a los neutrales había aumentado mucho. En los tres últimos años del siglo, el valor anual del comercio exterior ere-
c10, de 50 millones de libras, 1c1 73 y medio. En cambio, mientras en 1787 salían de los puertos fr!(nces~ 455.000 toneladas, el año VIII solo salieron 104.000, y no se impor~ó de las colonias más que millórr y medio de mercancías, por 2~6 que se importaron en el año 1789. El balance de la guerra econóI),iica ~s indiscutible. Sostenida por la producción·y el ~intercambio, la hacienda soportaba sin demasiada dificultad el peso de la lucha. El empleo del papel moneda se generalizó lo bastante. para facilitar los negocios particulares y dar margen al Estado; pero no tap.to que produjera alarma. La crisis de 1797, durante la cual hubo que susp~nder el reembolso de billetes, produjo una impresión muy supegicial; y no. dejó recuerdos. El uso de gefi.eralizó; y, a fines .de 1800, circubilletes de una y de dos libras laban por un valor de 2.100.00p libias, y por valor de 13.400.000, los de cinco libras y superiores. :Qesde 1798, se suspendió, prácticamente, la acuñación de oro ; rara vez se veíftil circular las guineas ; pero el oro no tenía demasiado premio sobre la moneda. La política de emisión que practicaba el Banco de Londres le valió, desde luego. algunos ataques y partictifarmente, en 1801, el violento libelo de Walter Boy; pero la institución conserv.ó su solidez. En febrero de 1800, hizo renovar por anticipado su carta de concesión, por otros doce años. El nuevo impuesto, llamado income tax, aumentaba considerablemente las contribuciones directas, que en ~801 pasaron de los 10 millones de libras. La potencia del capitalismo finaneiero era una de las mejores cartas que la Gran Bretaña podía jugar en la guerra.
·se
Sin embargo, es dificilísiino que el panorama de un país en lucha durante siete años sea favorable en todos los aspectos; y, en 1800, Inglaterra no podfa ocultar su cansancio. El coste dela vida aubfa. El papel moneda, emitido tal vez con exceso, la crisis de los fletes y la carestía de los seguros marítimos, que en 1797 acompañaron a las dificult¡¡,des de la Royal Navy, añadidos a dos malas cosechas en 1799 y 1800, con la consiguiente adquisición de víveres en el extranjero, provocaron el alza, que fue continua a partir de 1790, con tan solo un breve descenso en 1797. Si· tomamos el índice 100 para 1790, se llega en 1801 a 166. Esto significaba un máximo que no se repetiría hasta 1808; pero la baja producida por la cosecha de 1801 se limitó a 143. Aquellos años de 1799-1801 dejaron el duro recuerdo de. la vida cara llcompañada de escasez. En el trigo, por ejemplo, el reino consumía anualmente un promedio de 7 millones de quarters (el quarter vale 2.9 hectolitros). Ahora bien: en 1799, las llU'vias y las heladas redujeron considerablemente· 1a cosecha, tal vez a la mitad. En 1800 no se recogieron más que cinco millones de· quartiers. Los precios subieron. En noviembre de 1798, el quarter valía por término medio 47 chelines' y 11 peniques ; en diciembre de 1799 se vendió a 93 chelines 10 peniques, y a 137 chelines en diciembre de 1800; en febrero de 1801, subió a
,¡,'
.¡¡,.
~ t
'.
"i!_. i
!:
¡i1· ¡,
918
TOMO 1.-RBVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
,¡. !
11
l.
¡:¡; ¡
' '
·I'
.. i
,,
lii'.
(
'
. 1
11
{' 1
r
'
!
·¡ 1
¡
H
J: 1
\. !
\:-1.1 ;
' 1
i!
j!
!,.~ : i
1'
!
)
1
·~
l
•••••• ! ¡
ll H 1'
!
i' 1
[ 1 ,
1
144 chelines 10 peniques, y en abril · a 148 chelines 6 peniques. La buena cosecha de 1801 le hizo bajar a 75 chelines 2 peniques; comparado con 1798, no cabe duda de que seguía cai:ísimo. Se produjo tambi~n el clásico cortejo de expedientes y restricciones. Se prohibió, por edicto, destilar el trígo, la cebada y toda clase de cereales, fabricar almidón y vender pan tierno. Se reglamentó la elaboración de pastas y pasteles. Se estudiaba el empleo de sucedáneos ; se protegía el cultivo de la patata y se incrementaba la pesca. Pero el gobierno recurrió, especialmente. 11 las importaciones: pescado del Canadá, arenques de Suecia, arroz de la India (20.000 toneladas), centeno, avena y, sobre todo, trigo. :ai;t~ venía, principalmente, de los Estados Unidos, a los que, en 1800, se pidieron 580.000 quarters,· pero también se recurría al Canadá. a Sícilla, los Estados berberiscos, a los países del Báltico e incluso a la mir¡ma Francia. La situación alin,iep.ticia del reino pesó mutho en su política y en su diplomacia. A pes~r d~ los esfuerzos de Ja .caridad ·privada, movida por la Iglesia y por la pre_nsa, y también a pesar de las soup-hozúes, las masas populares que la µidustrialización había acumulado en las ciudades, se quejaban. 'Ei¡tall¡uon desórdenes que se dijo estaban organizados por agentes franceses, y se distribuían pasquines escritos a este tenor: Peace and large bread, or a ¡nin:ce withoud a head. Las tropas tuvieron que intervenir contra los revoltosos. La inquietud cundió incluso entre las clases acomodadas. A:µnque no se había recurrido a la importación en cantidades enorn:¡es, como el ciudadano inglés había vivido siempre en la convicción de qiie, en materia de alimentación, podí¡¡. contar con su self-sufficien:cy, desde el momento en que vio que sú suelo no le alimentaba por completo, le pareció que el hambre llamaba a sus puertas. Desde aquel momento, se volvió de una sensibilidad extraordinaria con respecto a cualquier cosa que pudiera impedir a los convoyes de trigo entrar en sus puertos: :la atribuía a ligas de los neutrales o a maniobras de los Estados Unidos. Tanto en los medios influyentes como en los barrios obreros, se propagaba una opinión que el cónsul americano en Bristol definía asf: "Mucho me temo que la guerra se extienda más aún y que una gran penuria obligue a este gobierno a solicitar la paz." ¿Era ese el proyecto de Pitt? En el Parlamento tuvo el descaro de pretender que las dificultades para el abastecimiento no provenían de la situación exterior y que "la guerra tenía tendencia a hacer bajar el precio del trigo". Pero, en el fondo, cabe preguntarse si no pensaba en la paz, y si. al dimitir, el 3 de febrero de 1801, no quiso, ante todo, dejar a otro el cuidado de concertarla. El origen de la crisis fue la cuestión irlandesa. Los movimientos separatistas a que dio lugar la relativa autonomía de la isla hermana habían suscitado tales inquietudes, que Pitt resolvió unir Irlanda e Inglaterra y Escocia. El parlamento de Dublín tenía que votar la ley de reunión; pero no accedería a ello sin promesas políticas e indemnizaciones personales a. los intereses perjudicados.
a
·.•_.¡·
Pitt hizo promesas a los católicos, que desde aquel mc:mento se ..presta • ron. atolondradamente, a la 'maniobra. Castlereagh ·hizo un. detalladc presupuesto de inde~aciones por valor de 1.455.000 libras, sin contat los títulos irlandeses e mgleses. Tras esto, la ley fue aprobada en Du· blín por 158 votos contra 115, Westminster la ratificó. El 1 de enero de Í80l, Jorge III iba a convertirse en ";:ey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda". Sólo faltaba cumplir las promesas hechas a los católicos principalmente la de supresión de las fo.capacidades políticas que aún pesaban sobre ellos. Para l9grarlo, el prilner ~bstác1;1lo era el rey Y sus profundas convicciones protestantes. ¿Consegurría P1tt sobre. a ellas? En realidad, ni siquiera es seguro g.~e esp~rase consegu1rl.o. ~.l hecho es que Jorge III escribi~: "Un cambio semejante falsearía mev1· tablemente nuestra magnífica'. y feliz constituc¡ón y seguiría exactamente las huellas de la Revolución francesa." De 1,aquí se derivó una crisís confusa, agravada por un ataque de .lo'cura del Rey. El 3 de febreio de 1801, Pitt presentó la dimisión, que le fue aceptada dos días despu~s; y, el 14 de mayo, hizo entrega de los sellos en roanos del Soberano. · No por eso se pasaba Pitt a la oposición. :i;:or el contrario, su suceso,r, Addington, fue elegido principalmente por ser hombre de su agrado; aceptó a instancias suyas y :repibió la promesa de su apoyo. Pero Pitt estaba cansado; después de la última audiencia real se abandonó a una emoción y a unas lágrimas que no eran habituales en él. Addington era, simplemente, una buena persona. Aun cuando. llamó a lord i::awk~sbury para desempeñar la cartera de Asuntos Extenores, a lord ~~mt Vrnceli~ pará el Almirantazgo, y a lo;:cl Hobart para Guerra, su Gaomete resulto débil. Se decía que solo le Ialtab.an tres cosas: cerebro, sangre y oro. Como es natural. se inclinaba a no poner en peligro las ventajas conquistadas por su predecesor y a firmar una' paz honorable con Boo,aparte, aprovechando la oportunidad que se le ofrecía. ,1
i'
0
V. LA PAZ DE AMIENS (27 DE
~O
DE 1802)
Bonaparte se daba perfecta cuenta de cuál era el medio que debía emplear para poner coto a la superioridad de la escuadra británica y aumentar las dificultades de aprovisionaroiep.to de_ su adversario: una acción concertada de los neutrales. Una de' sus primeras preocupaciones consistió en atraérselos, atenuando las medidas adoptadas contra su comercio marítimo. En diciembre de 1799 abolió el principio, aprobado el 29 nivoso del año IV (18 de enero de 1798), por el que un barco neutral cargado con mercancías inglesas podía ser capturado. ' Al mismo tiempo, se esforzaba en granjearse una actitud amistosa de los Estados Unidos, al que algunos incidentes marítimos habían llevado a una situación de casi guerra con Francia. Más adelante veremos cómo. el 30 de septiembre de 1800, firmó con ellos el Tratado de Mortefontaine. Lo que ahora nos importa es examinar las cláusulas de derecho
--..
"'...
921
TOMO I.-REYOLLIC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
IV.-l'AGIFICAl;':IONES
marítimo que implicaba. Bona parte consiguió lo que deseaba: establecer, con gran ·amplitud, e1 e~tatuto de los neutrales, para entorpecer con ello el bloqueo ing~s. L_ibertad, para cada parle, de fondear en cualquier puerto perteneéiente. al enemigo de la otra parte, y comerciar en él; la úníca exc~pción, a esta facilidad sería el caso de que un puerto estuviese realmente blo11ueado, no solo nominalmente: principio de que el pabellón cubre)a m~rcancía; lista, muy restringida y reducida al mínimo, de las mercaJ;J.cías gue podían ser consideradas como contrabando de guerra; prohi~ición; de visitar los "mercantes" escoltados por un navío de guerra, debiendo contentarse los cruceros de vigilancia con una declaración, hecha por el comandante de la escolta, de que el barco estaba en regla. Todas estas cláusulas hacían de Bonaparte, a los ojos de los neutrales, el adalid de la libertad marítima. Inglaterra no podía, en modo alguno, admitirlas íntegramente. Sobre todo, la prohibición de visitar los navíos ·le resultaba inaceptable, por considerar que eso sigruf.icaba abrir la puerta a todos los fraudes. Este punto fue el que dio lugar a los incidentes decisivos. En diciembre de 1799, cerca de Gíbraltar, la fragata danesa Haufruen disparó contra las chalupas de la Flora· y de la Emerald, que pretendían visitar su convoy, pese a las seguridades dadas por su comandante. El 25 de julio de 1800, en el canal de la ·Mancha, 1a fragata danesa Freya se lanzó, en las mismas condiciones, en defensa de sus seis barcos mercantes, contra una división inglesa; hubo combate, y muy violento, pfir cierto. La Freya tuvo que arriar su bandera. El 10 de agosto de 1800 fue presentada en Capenhague una nota británica exigiendo satisfacción y reparaciones ; iba apoyada por una escuadra que fondeó a tiro de cañón de la ciudad. El 29, los· daneses tuvieron que ceder. Al enterarse del. incidente. de la Freya,. Bonaparte manifestó extraordinaria alegría. "Ha visto en él-cuenta el enviado prusiano-el origen de una liga del Norte contra Inglaterra." No le faltaba razón. Inmediatamente, el zar Pablo .tomó. partido. por los daneses, efecto sin duda de· los vínculos dinásticos y familiares, y repercusión de una animosidad contra Londres, alimentada sin cesar por las cuestiones de Oriente y Malta, y que Francia procuraba excitar; pero también reflejo profundamente ruso. Para que San Petersburgo tolerase a Londres que, a las mismas puertas del Báltico, Inglaterra· amenazase con emplear sus cañones sin preocuparse de las reacciones moscovitas, que se desentendiese de la solidaridad natural entre los ribereños bálticos y el guardián de los Estrechos, y que pretendiese controlar tan de cerca un comercio en el que aquéllos encontraban una de sus principales riquezas, eran precisos vínculos mucho más fuertes y más provechosos que los que había por el momento. Pablo I vio llegado el inst,3.nte de dejar sentada la preponderancia rusa en el Norte; y el mismo· 27 de agosto, aun antes de la capitulación danesa, invitó a Copenhague, Estocolrno y Berlín a que se asociaran con él "para restablecer en toda su fuerza los principios de
la neutralidad armada y asegurar así l¡i.. libertad de los mares". Y, para dar ejemplo, embargó los barco~ ingíeses que se encontraban en sus puertos. · · La cómunidad de intereses no ofrec{a dudas ; y no era ésta la primera vez que se constitufa semejante a.soci\).ción. En noviembre de 1800, se comprometió Prusia: habiendo ll!do c~pturado por los ingleses uno de sus navíos, ocupó Cuxhaven, en lii des¡::mbocadura del Elba, que era posesión de Hamburgo. A fines d~ dici~mbre, las potencias del Norte se decidieron a firmar con San Pe(ersblifgo diversos convenios de neutrali.dad armada, que adoptaban, ~prox\madamente, los principios emrnctados por Bonaparte en su trat¡j_do cqn los Estados Unidos. En la primavera de 1801 pasaron a los h9chos ¡ los daneses ocuparon Hamburgo y Lübeck; y, en abril, 24.000 pnjsiano,s invadieron el electorado de Hannover, propiedad del rey de lng~aterrá. Esta intervención de Prusia colmaba los deseos de Bonaparte, 'temeioso siempre de que, por su desi;:onfianza característica, no se co¡npr'ometiese más que a medias. En consecuencia, encargó a Lucchesini, representante suyo en Berlín, que hiciese saber a su majestad prusiana "que Europa veía con placer cómo seguía las gloriosas huellas de su tío abuelo Federico". Para Inglaterra la cosa se ponía grave. Nada más que grave; sería exagerad<;> decir, como algunos historiadores, que estaba entre la espada y 1a pared. Pero, en realidad, Europa parecía coligarse contra ella. De repente. dos golpes de fuerza la sacaron de aprietos. Bonaparte la acusó de haber tenido parte en uno de ellos: el asesinato del zar Pablo ; pero, por lo que se sabe de la tragedia del 23 de marzo de 1801, sólo puede decirse que ei embajador Whitworth, después de su expulsión de San Petersburgo, mantuvo relaciones muy estrechas con individuos muy inclinados a 1as medidas extremas. En cuanto al brutal ataque inglés contra Copenhague, hay que reconocer que era algo que se imponía en el terreno económico. La navegación mercante en el Mediterráneo se iba haciendo difícil, pues la flota no era suficiente para gá'rantizar esco~t~s. Era de todo punto imposible aceptar que la liga de los neutrales hiciese perder los mercados báltico y alemán. El abastecimiento del Reino Unido en trigo y pescado salado provenía, en parte. de allí; y ya sabemos lo sensible que era la opinión a cualquier cosa que amenazase su aprovisionamiento. También de allí-del Báltico sobre todo;-llegaban la mayor parte de los materiales navales, cáñamo y lino, alqmtrán y pez, y, sobre todo, madera. En 1799, Inglaterra compró en los países bálticos las cuatro quintas partes de sus maderas de construcción, mástiles y berlingas (el resto lo recibía del Canadá). De conf01m~rse con la actitud de. los neutrales, pronto hubiera tenido que renunciar a botar nuevas umdades y, lo que era peor aún, a efectuar las reparaciones indispensables y continuas que exige la navegación a vela. En vista de lo cual, el 2 de abril de 1801, Parker y Nelson abrieron el fuego contra Copenhague. Así, atacados aisladamente, no pudiendo recibir ayuda de las escuadras amigas, retenidas aún ·por los hielos en el
920
922
.i
1
":f
l
!
1
i
,¡ -1
.j'
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NA,OLEONICO
Báltico, desconcertados tal vez por la noticia de la muerte del zar, y quebrantada su entereza por la hábil moderación d~ las condiciones que Nelson presentaba, los daneses cedieron; y, por el convenio del 9 de abril, se separaron de la liga. Los acontecimientos de San Petersburgo y de Copenhague ponían t~múno a la crisis. Del 5 al 17 de junio de 1801, Rusia fumó un acuerdo marítimo con Londres, en el cual se admitía, aunque con estrictas re~ervas, el derecho a vis1tar los navíos escoltados. En todo lo demás ~mercancías transportadas por los neutrales, definición del contrabando, C1ondiciones de un bloqueo efectivo-los ingleses se mostraron magnánimos. Tenían enorme in~erés en apaciguar a los, neutrales, ahora que habían ganado la batalla del trigo, del pescado y de la madera. Había que dejar las roanos libres a los diplomáticos, pues ya estaban iniciadas l~.s negociaciones de paz con Francia. En febrero de 1801, A.ddington esbozó los preliminares. Para conducir estas conversaciones, ctue iban a ser ·en gran parte de orden económico, Bonaparte escogj,ó a Luis Otto, badenés muy versado en estas 'cuestiones, que fue enviado a Londies con el pretexto de negociar un c¡mje de prisioneros. Las negociaciones duraron siete meses, y se llevar?n confusamente y con ritmo irregular. Dependían en gran parte de operaciones navales y militares, desarrolladas en un espacio muy vasto, y la desigual rapidez de los correos podía proporcionar a una u otra de las partes un adelanto de información, muy importante; sobre las operaciones de Egipto parecen haber sido los franceses los que. tuvieron lnformación más rápida. Las negociaciones se mantenían en el más riguroso secreto, cosa que la opinión parlamentaria no le perdonó a Addington. Acerca de algunos dsuntos, apenas hubo discusión. Resultaba evidente que no se podí&. desarraigar a los ingleses de la India, ni a los franceses del Piamonte ni de los Países Bajos. Incluso la cuestión holandesa-tan importante, sin embargo, para su país-apenas fue tocada por Hawkesbury más que por fórmula. En cambio, se escurrieron de entre los dedos de los negociadores algunas garantías territoriales. Es sabido que Bonaparte, engañado por su aliado español, no consiguió apoderarse de Portugal. La misma decepción experimentó con respecto a Hannover. El Primer Cónsul pidió a Prusia, que acababa de ocuparlo, que se lo cediese a cambio de importantes concesiones en Alemania; pero Prusia se neg6 a jugarle esa pasada a Inglaterra, de quien ya tenía bastante que hacerse perdonar. "Los beneficios ofrecidos a P.i:usia por el general Bonaparte-respondió--le resultarían tan peligrosos como su enemistad." En las colonias, puede decirse que Jos ingleses lo tenían todo. ¿Qué dejarían? En este punto, sus concesiones fueron muy amplias. Se quedaron con Ceilán, a expensas de Holanda. En las Antillas, reivindicarbn la Martinica francesa o la Trinidad española, a elección de Bon.aparte. Este,
l 1
considerándose desligado de todo compromiso con un aliado que le ti,abía1engañado en la cuestión portuguesa! no vaciló, y fue la Trinidad 1a que pasó a poder de Inglaterra. Pero el problema más delicado era el de Egipto. En él residían, a un tiempo, la fuerza y la depilidad de la posición inglésa. La fuerza, porque los batallones británicos~ iban ocupando progresivamente el bajo Nilo, y Hawkesbury tenia a su favor l.a marcha de la guerra; la debilidad, porque entonces Addingtoi; conced,f¡¡. tal ~portancia a.Egipto, al comercio naciente en el mar Ro10, a la protecc10n de la India, que, para estar seguro de que los franceses habí;ui de evacuarlo (no se enteró de su capitulación en Alejandría hast~ después de. firm~dos los pre~ares), estaba dispuesto a hacer conces10,nes amplísunas, mcluso excesivas. Por su lado, Bonaparte esperaba que Menou resistiese tres semanas más. de las que resistió; pero sabía qu~, desde luego, Egipto estaba perdido. Ahora bien: quería, por lo men~s, impedir que se quedasen con él los ingleses, y expulsarlos igualment(\ de Malta. Este aspecto de las negociaciones lo conocemos ya; cómo :Tµrqµía perseguía los mismos objetivos que el Primer Cónsul; cómo España. que tenía que recuperar Mahón en las Baleares, estaba al lado de 'I;urquí,a en las cuestiones mediterráneas, y sobre todo, cómo el zar Alcj8.Jldro.. aun mostrándose muy frío con Bonaparte, se hallaba también interesadísimo en la evacuación de Malta. Afiadamos a esto que Francia ~staba, al mismo tiempo, en negociaciones con el dey de Argel y con el bey de Túnez. Ante esta común insisJencia de las potencias mediterrá.Jl,eas, Inglaterra aceptó el artículo 4.º del convenio : sus tropas saldrían ~e Malta, que habría de ser devuelta a los cabaJleros, bajo garantía de üna tercera potencia. Tales son los preliminares que Hawkesbury y Otto concertaron en Londres, el 1.0 de octubre de 1801. "Estory convencido-escribió Hawkesbury, después de firmar-de que si continuase la guerra .en el actual estado de cosas, no podríamos es-· perar razonablemente nada que nos autorizase a rechazar estas condiciones." La masa inglesa pensaba lo mismo; y se felicitó sin más ca· }:ilaciones por librarse así del octayo invierno de guerra. En Londres, la. multitud se enganchó al coche de Otto, con tanto entusiasmo, que estuvo a punto de volcarlo. Aquella noche, que fue clara y hermosa, las fachadas de las casas estaban resplandecientes con las luminarias, que a los tradicionales G. R., mezclaban nuevos F. R., o trazaban dos palabras bien características: Peace and plenty, paz y abundancia. Las provincias, informadas mediante las diligencias, cuyos postillones iban coroµados de laureles, manifestaron la misma alegría, ante la idea de que pronto iban a desaparecer la vida cara y la escasez. El Times y el Szm encomiaron las condiciones obtenidas: y la Cámara de los Lores. arrastrada por Saint-Vincent y Nelson, las aprobó por 105 votos contra 20.
JI
924
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPCILEONICO
Pero tampoco faltaron las críticas. Las de Pitt, que censuraban, sobre todo, la restitución del Cabo~ eran moderadas, ya que se sentía obligado a apoyar a su sucesor. Grenville fue durísimo: ni en los peores días de 1797, afirmó, habían podido imaginar semejantes· concesiones; devolver El Cabo era una ¡¡.menaza para la India ; abandonar Malta comprometía toda la política meliiterránea. El Marning. Post y el Morning Chronicle dirigían al gobiern9 estos mismos reproc]les : y con ellos, en gran parte por lo menos, los Piedios de comercio y fie negocios. Se censuraba también que, con uni;ts concesiones tan amplias, no se hubiera hecho un convenio comercial, No se tenía confianza en Bon.aparte, que solo pretendía, según asegurapa el secretario de Guerra, "destruir nuestro ejército". Se decía tamb{én que Inglaterra había conseguido "una paz de la que todo el mundp se alegraba, pero de la que nadie podía estar orgulloso". · · La transformación de Jos preliminares en tratado definitivo no calmó estos descontentos. Fue discutida en Amiens ante José Bonaparte. Inglaterra ·estaba representacia po;r Lord Comwallis, mentalidad poco indicada para estas grandes negpciaciones, Los trámites fueron largos (diciembre 1801-marzo 18Q2) y i=i. veces agrios. Porque Bonaparte reforzaba su ocupación en Holanda y "en la república Cisalpina; se aprovechaba de la tregua marítima para lanzar su escuadra hacia Santo Domingo; y, cuando los ingleses expresaban su ·asombro y su inquietud•.)es hacía saber cuánto le desagradaba "aquel tono de amenaza y de bravata". En las estipulaciones ·que iban a discutirse en Amiens, el gabinete británico seguía poniendo en primer plano las cuestiones comerciales. El aspecto militar le preocupaba mucho menos; así, por ejemplo, se ' mostraba poco sensible a las críticas que se le habían hecho con motivo de la evacuación de Malta. Para él, el poderío británico permanecía indemne mientras se pudiera contar con la flota de guerra, y ésta era como una emanación del tráfico marítimo, garantizado por un tesoro bien provisto, tm magnífico e inagotable reclutamiento de marineros y un abastecimiento seguro. · En consecuencia, Comwallis luchó, sobre todo, por aumentar las ventajas comeciales. A la Trinidad, que proporcionaba azúcar y las ganancias del contrabando, intentó añadir Tabago ; pero Bonaparte se negó rotundamente. Inglaterra tuvo, incluso, que efectuar un retroceso, reconociendo a los bátavos la plena soberanía comercial sobre El Cabo, que les había sido restituído ; inexplicablemente, Nelson consideraba bastante débil el valor de "la posada de los mares". Malta, puesto que se la juzgaba exclusivamente desde el punto de vista comercial, parecía que era también de poca importancia. "No es una plaza de comercio, ni de riqueza", sostenía Hawkesbury. Otra extravagancia: Nelson llamó la atención sobre lo dispendioso que resultaba el sostenimiento de su guarnición. Los políticos no querían disgustar al zar, que continuaba pidiendo que se devolviese la isla a los
IV.-1.'ACIFICACIONES
925
caballeros y que, si bien había renuncü1do al gran maestrazgo, lo hacía suplir por un gran capítulo que reuniría bajo su vigilancia el gran priorato de Rusia. Pitt aconsejaba que no se insistiese, que "no se hiriese sin necesidad los sentimientos ni l¡i digµidad del adversario". Así, pues, Inglaterra prometió que, dentro d~ los tres meses siguientes a la ratificación, sus fueJ:Za.S evacuarían la isla, Be>naparte hizo añadir que la Orden sería reorganizada bajo la garantfa colectiva de seis potencias, y que, entre tanto, Malta tendría una gy.arniqión napolitana. En cuanto al resto, poco se a,ñadió a los prelim.inares de Londres. No hubo reconocimiento,· por I~gl¡¡.terra, de los cambios territoriales acaecidos en Europa, ni acuerdo comerclal. El 27 de marzo de 1802, fui! firmado el tratado de Amiens por Cornwallis y José Bonaparte; y ~µego por Azara, en representación de España, y por Schimmelpenninck !en la de la República de Batavia. El 18 de abril se cambiaron las ratificaciones. ;.
'
A primeros de julio de 1800, Bona.parte ha:bfa dicho a Sandoz Rollin. representante de Prusia: "Setún i)J.i modo de ver, la paz se hace cada día más necesaria para Euro:v.a, Las gentes no se dan cuenta de que la Revolución francesa no habrá?. ff!T'mfnada mientras dure el azote de la guerra, y de que esta Revolución puede todavía trastornar y derribar en su marcha a muchos estados. Yo deseo la paz, tanto para cimentar el régimen francés actual, como µara s~lvar al mundo del caos." Al cabo de aquellos nueve años de luchas, ¿se identificaba verdaderamente la Revolución con la gqerra, como afirmaba B_onaparte? A los ojos de Europa, indudablemente, Todo espíritu sensato se daba cuenta de la profundidad que alcanzaban las causas íntimas del conflicto. En todos sus grados, la opinión pública comprobaba, con aterrado es· tupor, los caracteres que, por su misma naturaleza, había da:do la Revolución a la lucha, su encarnizamiento, su universalidad. Incluso desprovistos de toda animosidad nacional, los pueblos de los países ocupado~~ por las tropas republicanas confunClieron pronto el jacobinismo con un sistema de pillaje militar, que les pareció su esencia y su condición de vida. Un corresponsal de Talleyrand escribía, en 1798: "En Italia se nos execra, no porque Ja hayamos conquistado, sino porque la hemos despojado inicuamente." Esta misma identificación de la Revolución con la guerra se difundió en Francia, a medida que el esfuerzo militar se prolongaba y que el régimen parecía incapaz de sustraerse a la fatalidad de una lucha sin ·fin. Si .las poblaciones, cansadas primero y ;Juego exasperadas, olvidaron los beneficios recibidos y entregaron a Bonaparte lo que les quedaba de libertad, fue porque, al aceptar un amo, esperaban · conseguir la paz. No es posible disociar la guerra revolucionaria del auge del capitalismo. De una manera general, la una favorecía al otro, difundiendo los principios sociales y económicos de la Revolución burguesa. Las fabri-
926
¡,
' ¡. 1
''
'!
I. 1
1
i
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO JNAPOLEONICO
caciones militares impulsaron el industrialismo; su urgencia y sus bene· ficios inspiraron a la· clase patronal el deseo, Y' muchas veces también el medio, de concentrar, administrar y vigilar a las masas acrecentadas de mano de obra. En Francia, en los círculos de negocios, se tendió a orientar la política exterior de acuerdo con los intereses propios : ya sabemos cuál fue la influencia del comercio y, sobre todo, la de la industria sobre J.a dipl0:macia del Directorio. Y, más definitivamente aún, en Inglaterra. Allí, la gran aceleración econórrµca, y con ella la verdadera revolución iI¡.dustrial, había comenzad<} hacia 1785; pero el conflicto la acentuó, h11ciendo que el ca.pitalisnio comercial se aprovechase de las conquistas hechas en las colonias ; la City y sus bancos, de la ruina de Amsterdam ; y la actividad industrial, de los pedidos militares, que, sin n:¡.ecanizarla demasiado todavía, ni lanzarla ¡¡. toda , velocidad, la sostuvierqn muy eficazmente. En Europa, 1a idita 'nacional no recibió del contacto con los ejércitos revolucionarios un tinpulso marcado. Cierto que en algunos sitios se reforzó, al oponerse a la intrusión extranjera; mientras que en algunas repúblicas-hermanas se fortificó por el apoyo republicano; pero estas influencias fueron ibreves.. En el plano de las nacionalidades, como en tantos otros, sería la Buerra napoleónica la que terminase la obra de aquella Revolución q"Qe :aonaparte pretendía querer cerrar por medio de la paz. En Francia, por el contrario, fue en estos años cuando, afirmándose ante Europa, se acabaron de formar, por transmutación de viejos valores e incorporación de valores nuevos, ese conjunto· y esa comunidad a los que, en el alba de la Revolución, se denominó, coJ!. emoción religiosa, la Nación. El pueblo francés se sintió nación libre desde el momento en que llegó a ser el amo de sus relaciones con el extranjero. En un consejo de ministros celebrado en Versalles, en vísperas de los Estados generales, como se discutiese una alianza con Rusia a la que algunos se sentían inclinados, La Luzerne objetó: "La opinión nacional será contraria a la alianza; se producirán con este motivo interpelaciones molestas y desagradables en los Estados generales." A lo que respondió Montmorin: "Por lo que se refiere a las interpelaciones en los Estados generales, me complazco en creer que no habrá tal cosa, pues por UDJi parte la inten· ción de Vuestra Majestad no podía ser la de iniciar a esa asamblea en el conocimiento de sus intereses políticos; y, por otra, no me imagine que dicha asamblea lo pretenda, y menos aún que se permita, motu pro· prio, preguntas y comentarios sobre este asunto." Ahora bien: pocos me.ses después hacía su entrada en la diplomacia francesa un factor, si no completamente nuevo, por lo menos de una fuerza totalmente nueva: la opinión pública. Tres años más tarde estallaba la lucha contra Europa, desencadenada, principalmente, por la acción de la asamblea, de los clubs, de la prensa y de la calle. Al levantar a la nación frente a las potencias del antiguo régimen,
IV.-l'ht..:1J'H... 1u.... 1u1·u.:.~
el conflicto suscitó los contraste() que la habían de formar. Oposición en
1Ps principios mismos, del derec:ho internacional ; antagonismos ·sociales de jerarquías y estruduras ; rupturas, incluso en ·las formas exteriores. pues también en ellas tenía el interés de afirmarse la nueva personalidad y el estilo de -vida, que se había hecho heroico, de un pueblo regenerado. Los diplomático:; de escarapela tricolor hablarolil. a las cortes europeas con rudeza sonora y altiva ; los representantes arengaron, a za romana, a los pueblos conquistados ; y 'los te,nientes cit¡¡;ban a Bruto y a Catón ante los carreteros alemanes movilizados. Más claramente a*1. la opó~sición entre la Revolución y Europa fue · la de las armas ; y el' ejército se convirtió en el intérprete más fiel y el más eficaz instrumento del sentimiento nacional. Con respecto a la . época monárquica, su mentalidad se había transformado. Ya no había ni huellas de. la comunidad grofesional que antaño acercaba, incluso entre campos opuestos, a las tropas profesíonale;s, sino., por el contrario, la convicción profunda, en el ~oldadci, de que, puesto que la nación lo decía, él representaba a la Ju¡itjcia y, por tan.to, el adversario era el Mal. Tampoco existía ya nada de lo que bajo la monarquía fue la base del espíritu militar, o sea la fidelidad personal, el servicio prometido al rey y la palabra a él dada. Aquel deber de antaño, borrado para lo sucesivo, ya no vivía más que en él cmazón de unos emigrados que, teniendo que elegir entre los 'compromisos feudales y la defensa del suelo patrio, eligieron del moqo que nos dice Chateaubriand: "Se atenían a los antiguos ejemplos, y el hm).or contabci. tanto como la patria. En 1792, 'la fidelidad al juramentci aún se consideraba un deber." A partir de entonces, el ejército luchó por otra cosa: por un territorio y por una comunidad. Lo que ahora le animaba era el nuevo orgullo de un heroísmo que se ofrecía y se pedía a todos los ciudadanos, la embriaguez de las masas solidarias, la consoladora igualdad del campo de batalla, el orgullo de la libertad que iban a llevar a los esclavos. La na· ción acab.ó de fundirse en las filas de los regimientos. De este modo, la Revolución francesa, arrastrada y difundida por la guerra, había consumado las grandes rupturas, asimilándose las fuerzas nuevas. Que ahora se firmasen los tratados de paz no significaba, como t· pretendía Bon.aparte, que la Revdlución hubiese llegado a su término, " pues las energías por ella creadas daban a Francia un temible aseen· diente en toda Europa. El mundo se daba claramente cuenta de que podía reaparecer la faz de la guerra. La gran crisis había despertado en el corazón del hombre un sentimiento que la filosofía de la felicidad ¡/J y de las "razonables" seguridades del siglo XVIII tenían embotado: el de la incertidumbre. Aún temblaban las naciones al recuerdo de la guerra revolucionaria, y ya la napoleónica iba a reanudarla y a prolongarla.
.-.-
'. i
-. ;'
928
TOMO I.-REVOLVC!ON FRANCESA E IMPERlO NAPOLEONICO
LIB.lf.0 II BI]3LIOGRAFIA
Pre u s se 11 und Frankreich (1795-1807), 1 t. Leipzig, 1881-!887. MARQU!S DE GllWUJIN: Luné1!ille e1\ l'an lX, en Revue des Etudes Jllstorig11es, 1919. . ' P. MARMOTTAN: Lucchesi11í, amb.assadeur de Prusse d París (1800-XBOJ}, en Revue d'Histoire Díploma~ique, 1928-1930. . ' C. PEREYRA: Cartas confide11ciales ,de la reina María Luisa y de <{011 M_pnuel Godoy. Madrid, 1935. ·
BAll..LEU:
LA GUERRA NAPPLEONICA
F. PrÉTRI: Lucien Bonaparte d Madrid (1801). Paris, 1951. A. PJNQAUD: Bon(lparte président de la République itali(fnne, 2 t. París, 1914. U. DA CoMo: l C(Jmizi 11azio11ali di Lione per la Costituzione della Repubblica italiana, 5 VQL Bolonia, 1934-1940. G. FERRETII: Bo11aparte e il Granduca di Tosca11a dopq Lunévil/e, en Nuova Rivista Storica, .1947. J. SAvANT: Louis·XVI et l'Alliance russe, en Revue d'Histoire diplomatíque, 1947.
b: '
f'
RENOUVl.N t.-59
~ .
.·.. 1
CAPITULO V
.,!
LAS COMPETENCIAS DE LA PAZ (1801-1803) l. HACIA LAS COMPETENCIAS ECONOMICAS
Una vez firmada ·la paz, Iµglaterra se abandonó a un relativo descanso. Desmovilizó, tal vez m~ a fondo de lo que aconsejaría la pru- ¡/J dencia; desarmó sus navíos, li,cenció las tripulaciones, y puso a los oficiales a media paga. En tal pacificación ,general, las masas veían, ante todo, el retomo a la abundajicia. Un caricaturista representó a J ohn Bull, acogiendo jubiloso la reaparición de sus viejos amigos: la mantequilla fresca, el pan blanco, Ja cerv:eza fuerte y el ron de Jamaica. Millares de turistas visitaron Francia, la enemiga desconocida. Aunque es cierto que muchos ·de ell9s-Fox el primero--se escandalizaban a la vista del "despotismo milit~r'', aunque los versos de Wordsworth infamaban a aquellos esclavos que hincaban la rodilla; si Talleyrand: y Fouché no despertaron más qué antipatías, en cambio, muchísimos ingleses veíanse seducidos por la acogida de Bonaparte, por el esplendor de la vida parisiense, por una abundancia inesperada y por el amistoso recibimiento de la población. Las batallas se olvidaban y las energías se relajaban en el habitual fenómeno de aflojamiento de las posguerras. Bonaparte no podía permitirse esa tregua. A su poder, demasiado reciente, le eran necesarios nuevos éxitos. Sabía muy bien que el momento en que un caudillo firma el armisticio de la victoria suele ser aquel en que se inicia su ocaso : ha terminado su tarea y alcanzado su meta ; por tanto, su esplendor resulta ya inútil, molesto, sospechoso. Así, pues, Boruuparte no se abandonó a la inercia del éxito. El 2 de agosto de 1802, fue nombrado cónsul vitalicio; y su carrera inició una nueva ascensión. t La situación política era favorable a la autoridad que necesitaba para dirigir las luchas internacionales de la paz. La oposición, rigurosamente frenada, retrocedía. A raíz del 18 de brumario, había persístído durante algún tiempo, más potente y activa de lo que generalmente se cree. De la violencia que a la llegada de Bonaparte conservaban las pasiones de partido, poseemos un amplio y valioso testimonio en la gran encuesta realizada por el Primer Cónsul con objeto de elegir el ooevo personal de funcionarios y magistrados. En las respuestas entonces recogidas, se revelan omnipotentes las viejas solidaridades políticas, los bloques de partido, las consignas de exclusión y depuración. Pero en 1802 se inician el apaciguamiento y la indiferencia. Thibaudeau, por ejemplo, confiesa, sin rebozo, que, si las ideas de la Revolución se 931
¡.-. '
....
!·'.'
•'
~j : ¡~j
!l1
~:~~j
!P.
'[l
!j ¡1 r¡!
··-.,,.:~·
¡f8" -~-v·
:
¡
,:;:=:;;,
i;~j
A ·:-;.-.':!'
¡~ ¡
@)
l'iJ
~}
i:
·fr!
li
1i '" !10 :~
.=-:.~
.;,_;;¡ ¡'.~\
:~
'·.-_J
·1e
(;)
:J
(1~f~
1 (:'> ~
CS! ,:;':..">~
,._;-_-,:¡
~~ij
Cf)
932
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMP.EIUO NAPOLEONICO
:
;
pierden, él se consolará cpu t~l que Bonaparte continúe protegiendo a los hombres de la Revqlucióµ. "No se puede acusar de exaltado a ese sistema", responde m~dame' de Stael, a quien se hacía esta con· fidencia. Incitando al olvido y a la unión, el gobierno se granjeó fuertes apoyos. Constituyó cuer.pos de ~µnciona:rios nacionales, cuya solidez ex.plica ampliamente la obediencia: de la nación en las luchas que habían de venir. Para escoger sus 'magü¡trados, por ejemplo, Bon.aparte no hizo ningún caso de las denunci¡is seqtarias. Actuó como árbitro entre monárquicos y revolucionarios, S:onta:p.do entre estos últimos a hombres de 1789;' de 1792, termidorianos, e?incluso "anarquistas". Llegó a dar cargos a algunos de sus adv4rsariqs. Naturalmente, se le acusó, a la vez. de poblar la magistratura de. ''bandidos realista:s" y de elevarlos a "los canonicatos del jacobinismo". Pero, al obrar de este modo, calmó las oposiciones, sobre todo las más violentas, las que nacían de intereses amenazados. Dio su forma moderna a una antigua fuerza, de la que hizo un sistema coherente de intereses poderosos-los de los funcionarios-y los puso a su servicio, sólida estructura gubernamental de una nación destinada a la guerra por mucho tiempo todavía. La masa sigue a Bonaparte. Aprueba el 18 de brumario, por 3.011.000 votos a favor contra 1.562 en contra: y, en el plebiscito sobre el consulado vitalicio, da 3.569.000 síes contra 8.374 noes. Y era que se hallaba hastiada de lo que se llamaba libertad; y también se daba cuenta de que con Bonaparte conservaría los beneficios de la Revolución más valiosos para ella : la igualdad y los bienes nacionales. Veía que el primer cónsul le procuraba lo que tan ardientemente deseaba: la paz religiosa, por el concordato; la exterior, por los grandes tratados. A estos motivos de adhesión, la burguesía añadía otro: el de conservar o recuperar la gran conquista de la Constituyente, la libertad económica, la libertad de empresa. De tal modo, "el gobierno regenerador", como entonces se complacían en llamarlo, lo era a la vez, por su propio mérito y porque conservaba el contenido vivificante de la Revolución. La nación salía de los años revolucionarios rejuvenecid;i. y vigorosa, instrumento flexible y poderoso, en manos de Bonaparte, que ya había probado su .fuerza en la guerra, y pensaba sacar de ella el mismo partido en la lucha que ahora emprendía-la competencia económica con Inglaterrn-para la cual, sin tregua ni descanso, quería mantener en tensión todas las energías. En estas reacciones internacionales que ~e m1ciaron con la paz, la estructura de la producción francesa pemitía dar por descontado que afrontaría con éxito la competencia británica. La mano de obra básica presentaba condiciones más favorables, en cierto sentido, que en 1789. No cabe duda de que las pérdidas causadas por la gu'erra la había reducido: pero si nos limitamos al futuro inmediato y a la aridez de los números, comprobaremos que las hecatombes
. -.·.··.-··.-.··.·..··.--·.-------.---.---.--.-----.-:----···--.---
V,-LAS COMI'ETENGIAS DE LA PAZ
933
de los campos de batalla, desd~ 179~. provocaron una descongestión Y atenuaron una presión demográ(ica, qüe en el siglo xvm pesaba mucho sobre la oferta y la demanda, ~n un sentido desfavorable para· el proletariado. Los salarios subían. Eutre 1789 y 1801, ese aumento llegó, para los jornaleros urbanos, al {Ü pq¡: 100; y el movimien~o proseguía. Verdad es que, continuando eF alza -prolongada que se hizo notar de 1734 a 1817, el precio del trigo aumpntaba, también, en un 27 por 100 entre 1785-1789 y 1'797-1803: pero 1~ diferencia en favor del trabajador seguía siendo apreciable. De q89 a 1820. el salario real subió un 25 por 100; expresado en artícul{>s de consumo, se liberaba de aquella larga baja que experimentó en'' el siglo XVIII, iniciándose la tendencia inversa. Sin embargo, el precio del pan continuaba inestable, pues con los transportes lentos y caros ·ei·a di~fcil prevenirse contra una mala cosecha. De 0,275 francos en 1&00 (precio medio para Francia, en un año), la libra de pan subió, en!I802~ a 0,397 francos. Pero el gobierno tomó las medidf;ls oportunas; :.¡_, sobfe todo, Ceres se tornó propicia de nuevo. En 1804, el precio desc,¡ep,diq a 0,267. Difundi.óse el remunerador cultivo del trigo. El precio de arrendamiento de la tierra y su beneficio aumentamn; de 1798 a 1820, la renta de la tieura subió en un 50 por 100. El trigo candeal viv.o a mejorar Ja tradicional .aJimentaci.ón del campesino-<:ebada, centeno y alforjón-y también se extendió la costumbre de comer carne; y 'Se atenuaron los fenómenos del sub-consumo, tan onerosos para la economía. Desde el punto de vista de la mano de obra, se podía abordar la competencia con Inglaterra. En la lucha económica internacional que Bonaparte había decidido entablar, el capitalismo industrial representaba un arma decisiva. El Primer Cónsul orientó hacia la gran producción, hacia el industrialismo que había de conquistar los mercados mundiales, a una burguesía hábil e inteligente, trabajadora y decidida,. a la que el nuevo régimen tran· quilizaba, tanto en el plooo social como en el político; burguesí¡¡. que creía firmemente en el valor económico e inclusó moral de la competenSia y de Ja libertad. La breve paz de Amiens ayudó poderosamente a lanzar la gran producción de manufacturas. Los tejidos nos ofrecen el ejemplo más claro. Las cantidades de materias primas que exigían eran elevadas: en la feria de Beaucaire-barómetro de la actividad del Sudeste y del Mediodía-, se registraron en las ventas de lana y algodón (representando la primera los 9/10 de los totales) 450.000 libras durante el año de desotganización, que fue el de 1798, 1.900.000 en 1801 y 1.750.000 en 1804. En 1789, el peso de los algodones brutos importados por Francia era de 4.770.000 kilogramos: en el año XII (1803-1804) era casi de once millones de kilos. Una buena parte de este aumento se de· bía a la facilidad de los transportes marítimos, garantizados por los preliminares de Londres. La ruptura de la paz de Amiens no los suprimió instantáneamente. Una variedad de algodón que llegaba por mar, el pernambuco, bajó de precio desde 1.060 en 1799 a 618 en 1803. El
934
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAP?LEONICO
algodón de Levante, poco expuesto a los riesgos del mar, bajó, desde la paz continental, de 1.316 en 1799 a 670 en 1801. ' La paz con Inglaterra desarrolló en gran medid'1' el maquinismo en Francia. Tan pronto como quedó abierto el paso de Calais, muchos hiladores y tejedores contiJlentales marcharon a la Gran Bretaña, obtenirl}.do a veces autorizaci9n para visitar aquellas fábricas modelo, a las q:qe en plena guerra se ~forzaban por sustraer máquinas y mecánicos. Dµrante la paz, incluso después de terminada ésta, 1 se prosiguió la implaµtación del maquinism,o inglés. Bauwens, después de peripecias verdaderamente novelescas,: <¡onsiguió hacer salir, fraudulenilamente, del Lancashire, algunas mule"jennys de 216 prendedores, telares de lanzadera volante y sistemas de est~Jt1par; adquirió de Watt la máquina de vapor w:oesaria para montar un taller. Mecánicos del otro lado del canal de la Mancha instalaron en las fábricas de Richard Lenoir mule-jennys y .te:lares para telas de hilo y de algodón. Los ingleses Douglas y Cockerill, cqri el gran manufacturex:o Ternaux, perfeccionan notablemente el tratamiento mecánico de la l:jn¡¡., riiodernizándofo con sus máquinas de limpieza, carda, hilado y peiiuldo. Verdad es que los grandes progresos en el tqj¡do de la seda se debffill al francés Jacquard, que presentó su primer n;¡odelo en noviembre de 1800. De una manera general, la influencia inglesa, muy grande en 'etitos años de paz, hizo que el empleo de la m4quina penetrase en las costumbres de la Europa occidental, y dejara de: ser considerada como un procedimiento secreto y un tanto diabólico. 1 Bonaparte sentía un interés apasionado por aquella gran industria que desearía suplantase a la de Inglaterra. Estaba decidido a liberarse de los técnicos británicos: y, en 1803, organizó la escuela de Compi~e. cuya primera promoción proporcionó 503 técnicos. Intentó hacer aún más perfectas las máquinas que admiraba en Lyon, Ruán, en la hilatura de Bauwens de Passy, en los talleres de hilado, tejido y blanqueamiento químico de Richard Lenoir, en el arrabal Saint-Antaine. En 1801 y 1802, celebró concursos para las primeras máquinas de cardar, peinar y tejer. La atención gubernamental se dedicó a Ja .información y a los enlaces. Los prefectos proporcionaban cifras y estados ; Chaptal, ministro del Interior, creó una sección de estadística: las cámaras consultivas dieron a conocer (1803) "las necesidades y los medios de mejorainiento q,e las manufacturas". El Primer Cónsul era jefe en la paz, como lo fue en la guerra. · Pero ¿acaso se trataba verdaderamente de la paz? Ohapta.l confiesa qpe en esta actividad económica, Bonaparte se ve impulsado, sobre todo, por su "aversión a los íngleses y por el deseo de perjudicar su industria". Así concebida, la competencia industrial condujo lejos y a buen paso, pues el Primer Cónsul ponía en juego, con la misma pasión, todos los medios de lucha de que disponía, como la expansión de ultramar y la influencia o el dominio político en el continente. Con los industriales entraron en acción los marinos y los diplomáticos: más tarde, los soldados: y, poco después, los aduaneros del bloqueo continental.
V.-LAS
t.:UMl'J.::.lt:.rt\...ll\.i:> uu
~·•
... _..
Il. NUEV~ ALEMANIAS ·
El tratado de Lune~ille estipulaba, en su artículo 7, que I~ pr~ cioes hereditarios del imperio germánico, desposeídos en la orilla iz· qUierda del Rin, recibirían una compensación, que se tom~ría d.~:. "seno de dicho imperio". También había de tomarse de Alemama la n;d~m nización plena y total" debida al $r¡m l;l.ug.ue de Toscana, por la perdida de sus estados. Así, pues. al este del Rm estaba en proyecto un verdadero trastrueque terri¡toriai. ¿éóni.o habría. de :realizarse? ¿A_ exp~n sas de quién se harían todas esta~ compensa~iones? Los dos adversarios de Luneville discutían de nuevo ·tales· cuestiones, atentos a defender Y a aumentar su influencia sobre 19s' países germánicos. El sur de Alemania podía 9frecer a Bonaparte puntos de apo~o útUes. Según una expresión empleada: por Talleyra_nd. en 1781~, Francia tenía interés en constituir, como !o había hecho casi siempre, ~~ tercer partido cuya influencia en el imperio podría contrarrestar tan utilmente la de l~s dos cortes que hoy en gía. son dueñas d!~ Alemania". De sobra sabían los pequeños príncipes al~manes que nece¡;itaban el apoyo de la República ; y por algo colmaban de regalos a Talle~rand, par~ que Jos tratase bien. En este sistema sudalemán la clave debia ser Bav1era. Verdad es que no· hacía mucho ~e Iia~ía alia~o co~ Austria para inclinar~e después hacia Prusia, más bien que h.acia Pans. _P~r? Marengo habia abierto los ojos y los corazones a Muruch. Y Maximiliano José, Elector desde Ú99, que había pasado Il).UY alegremente su juventud en la corte de París y en el ejército francés, se inclina:ba, naturalment~, por Francia. En cuanto a su niinistro, el barón de Montgelas, de ongen saboyano, ameno y elegante, perezoso y escéptico, parecía un cortesano de Versalles y hacía de la amistad coil Francia el principio y la base de la política bávara. Lo mismo pensaban los partidarios de las "luces", '.11uchos oficiales y todos los que se sentían temerosos de las rec_onoc1das apetencias austríacas. El 24 de, agosto d~, 1801, la pa:: de P~ns. ~olo:;5 , a Baviera en el campo frances, prometiendole una mdemruzac10n a su conveniencia, dentro de lo posible", a cambio de lo que abandonaba 1'en la orilla izquierda del Rin: Jufiers, Deux-Ponts y bailíos palatinos. Estas compensaciones, que después detallaremos, fueron precisadas en el tratado del 24 de mayo de 1802. El 20. el duque de Wurtemberg había recibido también promesa de indemnización, a cambio de su renuncia al principado de Montbéliard, a Héricourt y a varios senon?s· alsacianos en su mayor parte. Por último se establecieron convemos análogos con el landgrave de Hesse-Cassel y eón el margrave de Ba.den. Asíl pues, en la Alemania central y meridional. Francia agrupaba mtereses en tomo suyo Y. enfrente de Austria. Prusia, ambiciosa y timorata, vaciló durante mucho tiempo, dando muestras de .esb. "carácter de indecisión y debilidad" que le reprochaba Bonaparte. Antes de Marengo no había querido comprometerse. Des-
I
¡, ·.
.¡:
,.it
.. · '. .
,,..,.-~ ~::
936
,i
l 1
(1~
. t:D
TOMO I.-REVOLJJCION FRANCESA· E· IMPERIO .NAPOLEONICO
pués; se mostraba más dispU'\e'Sta; pero el vencedor le respondió que "eso era no definirse ha,sta ·deimués d~ Jos ..acontecimientos". Sin embar· go, no podía permanecer al m~rgen de la gran reorganizació~ ~ermánica. Contaba, además, con el ?-poYQ :ruso ; y la. tentaban los ofreclDllentos que le hacía Bonaparte, para oponerla a Viena. El acuerdo se realizó en París, el 23 de mayo d~ 180.Í. y sus 'cláusulas no eran desventajosas para Berlín. Bonaparte hii:bía:~ adquirido, ..·sin que le costase nada, un nuevo triunfo en .su. juego alepián... Pero era otra su jugada i,naestra:, :Le resultaba imposible. reformar los. países gennánicos, sobre tmJo en un sentido desfavorable para Austria, sin el asentimiento y ·el ~poyq ~lel. zar. Ya hacía tiempo que Bonaparte venía esbozan,do .la mai1.iobra; Si desde . que Alejandro subió al trono no hacía más que colm~rle. dp. lisonja·s; si, en abril' de 1802, le había enviado a Duroc, era •..de.scle· lijego, para tenerle a su lado en los asuntos mediterráneos y. orien~le:¡.¡· J)ero también para . congraciárselo en los de Alemanfa ..Con objet9 de flnenii.star al .zar con los austríacos, Duroc le reveló las proposicfones ~e ,.alianza que éstos habían hecho al Primer Cónsul y le prometió ampUas concesi,ones. en favor de. aquellas pequeñas cortes alemanas por las que. los ROJ;nanov se interesaban, obedeciendo a vínculos de familia, . y de ;las cuales eran protectores por tradición. Era sencillo deslumbrar al· joven autócrata: con el papel de árbitro que se le rogaoba desempeñase en. las 01~ones del continente. Alejandro pareció aceptar .francamente la. ·asodación ; ,y. más .oficialmente que lo ;hizo con ocasión del arreglo .. mediterráneo. Aun antes que estuviese concertada la paz· con Inglaterra, rogó ... a .. Markof que discutiera . con Talleyrand la transformación del Sacro Jmperio. Francia: y Rusia, como amas y señoras, se disponían a, resolver .el problema alemán. Sin embargo, la entente fue .. labo.riosa.. Markof no. estaba bien dispuesto; y el zar :se. mostraba tanto más quisqµfüoso y exigente cuanto que por entonces recibía: las primera .proposiciones inglesas, a las que prestaba una atención creciente..Por .. fin, el .3 de junio de. 1802, se redactó un proyecto comú.Ii.' Aprobado por Alejandro el 4 de. julio, se le envió a Uña de caballo a Ratisbona, donde fue presentado inmediatamente a la diputación de la,Dieta imperial. Austria no había podido romper. el cerco .formado en torno suyo. Sus representantes no .conslguieron nada ni. en San Petersburgo ni en Berlín ; y su embajador· en París había consentido que lo dejasen ridícu· lamente al margen. Cuando se .. conoció. en la Hofburg el proyecto. fran· co-ruso, que modificaba Alemania d~ manera. que hiriese mortalmente la influencia austríaca. fue .tan grande.Ja indignación. que, de no estar ex· hausto el tesoro y agotado el ejército, ,se ·hubiese reanudado la guerra: Se le pasó un p·oco Ia .. úbieta: -ocupando Passau, que le correspondía a Baviera. En Ratisbona;· el plenipotenciario imperial hizo todo cuanto pudo para que foese rechazado globalmente el·plan franco-ruso. Pero los escaños estaban distribuídos· y. las posiciones tomadas de modo que los . tratados firmados con :-Bonapar.te, la influencia del zar ·.Y. el miedo a
V,-LAS COMJ!ETENCIAS DE LA PAZ
937
Austria consiguieron el conclus11,1n del 8 de septiembre de 1802, que aceptó el conjunto del texto. A'. la :qieta solo Je. quedaba últimar los detalles, esto es, repartir los desI.Jojos,:· lo quo se llevó a cabo en medio de ruidosos altercados. .. , Cobenzl comprendió que no tenía :giás remedio que doblegarse; pero eso sí, después de haber vendido,,su ra,tificación lo más cara posible. Bonaparte estaba dispuesto a hacer fillgun!j.s concesiones aunque no en- Italia, donde, una vez más, Viena ped{a, co,11 insistencia demasiado sospechosa, que fuese repuesto el archiduque. P;or -el convenio de 26 de diciembre de 1802, Cobenzl consiguió el 'trentu¡ó, buena barréra estratégica para proteger a Venecia; y el obisp;!do b.¡ívaro ·de Eischstadt que, unido a Salzburgo, serviría para indemnii:ar al despojado gran duque de Toscana. Ratificado de este modo por el Emperador el conclusum de la Dieta, se llegó, por fin, al texto definitivo, ·firmado el 25 de febrero de 1803. Se esbozaba la efigi:e de una Alemania nueva. El primer hecho concreto fue la simplificación del mapa. Se reducía considerablemente el número de estados germánicos, e implacables secularizaciones hacían desaparecer todos los principados eclesiásticos, con una sola excepción. En efecto: el arzobispo de Maguncia, Carlos Teodoro de Dalberg, que había ayudado mucho a Bonaparte, sa:lió del paso con ser µ-asladado a Ratisbona. Se trataba de hombre de gran influencia y talento; y sería poco sensato convertirlo en jefe de los eclesiásticos despojados. Las mediatizaciones no fueron menos rigurosas ; gran cantidad de prfucipes, caballeros y ciudades que dependían directamente del imperio, perdieron su autonomía. Cuarenta y cinco ciudades libres fueron así sacrificadas, conservando únicamente su estatuto Augsburgo, Nüremberg, Francfort y las tres ciudades hanseáticas: Lubeck, Brema y Hamburgo. En el reparto salían beneficiados los pequeños estados del centro y del sur y Baden, más aún que los otros. La nieta del margrave de Baden se había casado con el Zar, y por unQs 30.000 habitantes que perdía, se ler,·concedieron 240.000 aproximadamente, con Heidelberg y su universidad, Mannheim y Bibera-ch. En total, el Estado se extendía ahora .por toda la orilla derecha del Rin medio, desde Basilea hasta Mannheim. El duque de Wurtemberg era también de los privilegiados. En realidad, Federico Guillermo tenía a ·su favor su parentesco con el zar y con Adam Czartoryski, sin contar la ventaja de ser luterano y, por tanto, apto para reforzar en el colegio electorll'l los votos antiaustríacos. Por consigWente, se le atendió bien: 120.000 almas, nueve ciudades libres, algunas tierras eclesiásticas y principescas ensancharon sus fronteras (Heilbronn por el Norte, Hall por el Noroeste, Gmünd por el Este y Rottweil al Sur) o hicieron desaparecer las cuñas que tenían metidas en su territorio (Esslingen, Reutlingen). En la parte baja del Rin, el landgrave de Hesse-Darmstadt, que podía convertirse en un eje de cristalización de la Renania baja y central, recibió diecisiete bailíos de Maguncia o palatinos; y, además, por el Norte y un poco separado del
,,
¡-
.' .. ,
i
1
!
l
:!! 1,1
V.-LAS COMPETENCIAS DE LA PAZ
TOMO 1.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
río, el ducado de Westfalia. En esa misma orilla, frente a Maguncia y Coblenza, las tres ramas de la casa de Nassau 'vieron ventajosamente ¡igrupadas sus posesion~. Francia le quitaba al príncipe Nassau-Dietz o de Orange su estatudi,rato en Holanda; y su política bátava fue la que orientó alli Jas confiscaéiones e indemnizaciones. Baviera cedía, en tot~l. 12.000 km.z y 700.000 almas; pero las. indemnizaciones se elevaban a 17 .000 km.1 y 900.000 habitantes. Prelaturas en Franconia {WUrzburg y Bemberg con Freising y Passau); ábadías en Suabia y qump, ciudades libres (Ulm, Ratisbona), eran otras tilntas anexiones que s~pfin:úan lo desagradable .de las cuñas y acrecentaban el Estado, en ambps ~entidos del curso deV Danubio. ¡Espléndida oompensaci.ón a unas pos~ioµes desperdigadas y en constante peligro! La aliada de Bonaparte se·, consolidaba eficazmente frente a Austria. Al abandonar algunos territorios, especialmente al oeste del Rin (Güeldres, Cfoves), Prusi~ perdía 125.000 súbditos: pero recibía, en cambio, más de 500.000 y en regiones muy bien distribuidas, además de rectificaciones de front~rps o posiciones avanzadas, que servirían de base a futuras expansiones.' Erfurt le abrió la Turingia; Hildesheim, Paderbom y Munster le facilitaban el paso del Elba al Rin y podían contribuir a la ocupación de Ffannover. Para Austria eran, todos estos, adversarios favorecidos. Le fue posible hacer que se indemnizase al gran duque de Toscana: pero, con objeto de obtener compensaciones· para el duque de Módena, tuvo que ceder el Brisgau y el Ortenau. Y lo que era más importante: perdía una qlientela. enorme, especialmente la de los territorios eclesiásticos. El régi· men electivo ·del imperio se modificó en perjuicio suyo, pue¡:; los protes· tantes eran los que tenían ahora la mayoría, ya que al recibir Bá.den, Wurtemberg y Hesse-Cassel, el derecho al voto, de diez electores, seis eran protestantes. En el colegio de los príncipes, lo eran 70 votos, contra 54; y en los de las ciudades, tenían casi la unanimidad. . Así, pues, Bonaparte hizo tascar el freno a Austria, tanto en Alemania como en Italia. Es más : organizó contra ella un sistema de estados secundarios, mucho más eficaz que aquel en que se apoyaba antaño el gabinete de Versalles. Tales estados, antes desperd~gados, sin fronteras y sín recursos, se hallaban ahora concentrados, reumdos, aptos para una organización y una explotación moderna y aliados utilizables, en cuanto se les agrupase. Las víctimas de aquella confusión, mediatizadas y expulsadas, vagaban en busca de pitanza y de una nueva organización. Los alemanes las compadecían: pero, dóciles, dejaban hacer: eran cuestiones de los príncipes y no atañían a. los súbditos. Y, sin embargo, las entidades deshechas, tales como lealtades locales, clientelas de iglesia y tradiciones urbanas, solían ser algo más que pintorescas antigüedades. Representaban modos de vida perfeccionados por el tiempo, adaptados, al cabo de muchos años, y que al espíritu alemán le parecían. muy razon~bles. _T:al vez en el Sur o, por lo menos, en Renania, hubieran merecido vivir,
: 1
<
!?38
7J7
escapar, como lo hicieron los. cantones suizos, a las formas de. absolutismo .y de centralización. Pero el porvenir que había de conocer la Alemania moderna qüe despertó en 1803, era, si no mejor, al menos muy distinto.
m.
.LINEAS FRANCESAS DE FUERZAS
Ni política, ni económica, ni .estratégicamente pensaba Bonaparte encerrarse dentro de las fronteras que la paz asignaba a Francia. De conformarse con su trazado estricto, hubiera dado un mentís . .a lo que era su mismo ser: el instinto de ofensiva. Militarmente, una linea de defensa no tenía valor a sus ojos ¡nás que por la:s posibilidades que había· de atacarla, ya fuese por una cabeza de puente al otro lado del río, ya por un desfiladero en la montaña. Diplomáticamente, necesitaba un cinturón de estados enfeudados, que le per:rnitiesen maniobrar. Económicamente, exigía vecinos adaptados con docilidad a sus necesidades, abastecedores o clientes a su capricho. No quiere esto decir (no sería posible averiguarlo), que desde el primer momento pensase en desbordar y modificar los limites fijados. Pero quería una frontera cubierta, cubierta ampliamente. Lo mismo que había procedido en Alemania, pero de manera más directa, actuó en Holanda, en Italia y en Suiza. Afianzar la influencia francesa .sobre los gobiernos era tarea tanto más fácil cuanto que la ocupación militar era más severa. En Piamonte fue _tan extraordínariamente rigurosa, y los soberanos legítimos (Carlos Manuel IV, refugiado en Cerdeña, y luego Víctor Manuel I) tan impotentes para defender su herencia, que la anexión no ofreció dificultades. En 1801, Piamonte se convirtió eni división militar y sus tropas se fundieron con las francesas. El 11 de septiembre de 1802, formó seis departamentos franceses; La República de Liguria recibió su nueva constitución, el 24- de junio de 1802: dux, Magistrato supremo y Asamblea Consultiva por elección. El territorio era una división militar francesa; y Saliceti, representante del Primer Cónsul; lo vigilaba todo. Para la República Cisalpina, hija predilecta de Bonaparte y restaurada por él con anterioridad a ~arengo, la Consultiva encargada de r,revisar la constitución, redactada por Melzi, Talleyrand y Roederer, se reunió en Lyon; y el mismo Primer Cónsul fue a clausurar las sesiones (enero de 1802). El texto instauró tres asambleas: la de los propietarios, la de los comerciantes y-disposición interesante que hubiera podido ser fecunda-, la de los dotti o intelectuales. Bonaparte fue el presidente, y Melzi su vicepresidente. La Cisalpina se rebautizó como "República italiana", nombre que suscitó un entusiasmo síncero, aunque vago e instintivo aún. En 'Batavia resultó menos fácil organizar la vigilancia. Cierto que el directorio holandés propuso a la nación que se modificara la constitución en el sentido deseado; pero, la respuesta reveló poco entusiasmo: 16.000 votos a· favor, 52.000 en {:ODtra y 350.000 - abstenciones. Se
;·.
. •,
!
-.·
!
940
TOMO !.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
contaron las abstenciones como votos a favor, y la República bátava se encontró con .un cuerpo legislativo y una regencia de doce miembros (6 de octubr_e de 1801). . El caso de Suiza presentó aún. más dificultades, pues los cantones disponían de una fuerza militar apreciable, que más de una vez había entrado en acción en los conflictos interiores. Pero la opinión estaba cansada e inquieta por la lucha entre unitarios, liberales, federales Y aristócratas. Escribía Mme. de Stael, desde Coppet: "Nuestra pobre Helvecia no es feliz. Se propaga continuamente la especie de que este país correrá la misma suerte que Polonia ; y este temor aflige a todos los parados, pero no los une." .El 19 .de febrero de 1803, Bonaparte impu:i-o el acta de mediación, 4ec1arando a Suiza "federal por na~uraleza", y restituyendo casi todos lo.s poderes a los cantones, cuyo numero se fij.ó en diecinueve, pue$ a 10,s trece primitivos se añadían los países que antes fueron aliados o súbditos. Cada uno de ellos sería dueño de sus asuntos interiores. La autigu:a Dieta ejercería la autoridad federal, esencialmente en política e;icterior. El ·presidente del cantón en que ésta tenía su sede, presidía tarnbipn 1a ~confederación, con el título de _Landamann. Por .su mediación, y ~acia¡¡ a la división cantonal, ~l Pnmer Cónsul ejercía una vigilancia b~stant,e estrecha de los asuntos suizos. Rodeado de gobiernos clóciles, Bonaparte podía pergeña~. las bases . y posiciones que cubrfm a distancia las fronteras francesas. " Militarmente, era dueño de dejar estacionar sus tropas en las nac10· nes sometidas, ventaja ¡¡. la vez estratégica y financiera. La catga era pesada: a principios de 1802, tenía 11.000 hombres en Holanda y 30.000 en la Cisalpina. Los gobernantes no cesaban de protestar; pero Bonaparte los dejaba que gritasen. Aún consiguió más, pues sacó de sus satélites contingentes nuevos. En junio de 1800 exigió 7.000 bátavos. En 1802 se implantó en la Cisalpina el reclutamiento por quintas, que sostendría un ejército de 24.000 italianos. Helvecia tenía. que proporcionar hasta 16.000 hombres; y 8.000 más, en caso de peligro. La actividad marítima, que "recobró todo su interés con la pacificación de los mares, aumentaría extraordinariamente, a expensas de los recursos de los vasallos. A los puertos holandeses les estaba reservado un papel de máxima importancia ; y en Flessinga era donde se prepara•ban los embarcos de tropas para Santo Domingo. Génova, que estaba obligada por su constitución a sostener dos navíos de 74 y dos fragatas, recuperó su antigua preponderancia: "Génova tiene doble número de marineros que Provenza", afirma Bonaparte. El sabía que los arsenales genoveses estaban bien provistos de cáñamo piamontés y de madera de construcción. La penetración de los macizos alpinos-una de las principales cuestione& militares y comerci3!les-se simplificaba extraordinariamente, una vez se poseyera la supremacía polítio. La posesión de Piamonte permitía elaborar, en inmejorables condiciones, los proyectos de carreteras
V.-LAS COMPfilENCIAS DE LA PAZ
941
por los desfiladeros del Delfinado y de Sabaya. En tales momentos, las miradas de Bonaparte estaban puestas en el Cenis. Pero el eje del sis· tema era Suiza. Es un hecho signJ.ficatiyo que el acta de mediación de 1803 pusiera la vigilancia de las ~arret~ras, e incluso su sostenimiento, en caso de necesidad, en manosº ele fa. autoridad federal, controlada, prácticamente, por el Primer Có119ul. Entre los ejes' de circulación que ofrecía la red, bien articulada, de los valles suizos, los que conducen a Italia eran los que atraían toda lii atención de Bonaparte. Recuerdo tal vez, de la campaña de 1800, ~ie 1a sorpresa estratégica que le valió el paso del San Bernardo, y tam~ién gel trabajo que le costó llevarlo a feliz término. El Simplón es el ::más ·'.importante de esos desfiladeros, porque conduce a Milán. Hacía y~ nmc,ho tiempo que Bonaparte estaba preparando este itinerario. "Es alfí donde debemos tener puestos nuestros ojos. En caso de guerra, es9 camino es el único que nos puede garantizar Milán. ya que por él n\1estras tropas de Borgoña y del Franco-Condado se ahorran muchas marchas." En septiembre de 1802 concedió a su Cisalpina los pasos meri~iona:les del puerto, y ordenó que entre í)rigue y Domossola se construye(µ. un~camino practicable para carruaj~s. En agosto de 1802, se reservq los ~ccesos sept~trionales, ocupando el valle superior del Ródano, con· el qve se constituyó la república del Valais, independiente y separada ¡Je la helvética. Independencia relativa, pues un tratado de garantía conc~día 4 Francia todos los derechos de p?so, fortificación y guarnición. Lis vía~ de acceso que se dirigían hacia el Franco-Condado se trazaron po.r el Jura y Ja Faucille. De este modo, la vieja Francia veía sus fronteras cubiertas por ta:les arterias, por las que circulaban cómodamente sus soldados y sus convoyes. Por tanto, el papel de aquellos países vasallos era el de apoyar la economía francesa .en las competiciones y conquistas a que Bonaparte los invitaba. Este aspecto se nos hará aún más evidente cuando 1a política económica .de Napoleón se halle más elaborada. Sin embargo, ya r:;,ora podemos citar un ejemplo: el del norte de Italia. La anexión del Piamonte a la república aseguraba al abastecimiento .francés elementos muy útiles, como ganado, maíz y, sobre todo, la cosecha de arroz, cuyas dos. terceras partes atravesaban los Alpes. La industria textil fran cesa también se proveía allí de cáñamo y principalmente de seda, de la qpe. hacia 1789, el Piamonte exportaba unos 17 millones de libras, de los cuales 10 iban a las fábricas frances·as, principalmente a las de Lyon. Estaba, pues, bien claro el papel que Bonaparte asignaba al Piamonte en la economía francesa; el de proporcionarle materias primas. La República italiana demuestra la segunda función que París imponía a sus satélites: absorber los productos fabricados por las industrias nacionales. El ·principal agente de esta política fue la tarifa aduanera de 1803, que instituía tasas muy pequeñas para la exportación, y el 5 por 100 ad valarem, por término medio, para la importación, favoreciendo así, de una manera aplastante, a los tejidos franceses, en relación con
,. l
1 1•
' \ . j ;
942
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E !Ml'ERIQ NAPOLEONICO
las sedas, terciopelos y paños lombardos. De tal modo,. el balance comercial de Francia conseguía fácilmente un gran superávit. que en 1805 llegaría a los diecinueve o veinte millones de francos. , , Tal era la organización, general de que Bonaparte doto a los paises vasallos. No cabe dudq d"~ que la pacificación había aligera?o. sus ~ar· gas, y el espíritu de .organización consular empezaba a proa.ucrr felices resultados en la marc4a de sus instituciones. Pero su papel en la ~om petición económica que sucedió a la de las armas no había cambiado en absoluto: seguían teniendo que cubrir la frontera francesa. Los publicistas ingleses se prermtaban si aquello podía llamarse un verdadero estado de paz.
:
IV. OPOSICIONES COMERCIALES
"Nuestro comercio penetrará profundamente en Francia y filo~ec~rá en París", había profetizado lord Minto, con ocasión d~ las ne~ociac10ne8 de paz. Muchos :de sus compatriotas lo creían también, confiados en la potencia del cap,italismo comercial británico y recordando de qué manera se había maqifesJ:ado su sup~rioridad :1- raíz de la guerra de América, aprovechando el tratado de mtercamb10 concertad~ con Francia en 1786. La decepción fue rápida y p;ofun.da,. producida .de m~ nera indiscutible. por las cifras, cada día mas baJas, del comercio maritimo: 1.958.000 toneliidas salieron del Reino Unido en.1801; 1.895.000, en 1802, y 1.789.000, en 1803. Los partidarios de Pitt, l?s q~e co~o Cannincr y Castlereagh habían denunciado en la paz de .Aijiiens la ruma total d; Inglaterra", podían triunfar. . Algunas de las causas de est~ r~troceso no tenían. remed10. Era imposible volverse atrás de la restitución a Hol~da ~e islas como i;>emerara y Essequibo, en las Antillas, que, en seis anos_ de ocupa~ió~ inglesa, habían visto que sus expoi;taciones a Gran Bretana, se n:¡.ultiplicaban por seis, en cuanto al algodon, y por doce, en e~ azucar. l'e~o la economía británica, con solo que un tratado de comercio, por medioc~e que fuera, le abriese las puertas, un poco, pensaba ganarle la partida al bloque francés. Estos arreglos se habían dado por descontados después de los preliminares de Londres, cu~ndo las ge~tes de neg?cios .se daban ya cuenta de que, como escnbfa Otto: el monopolio del comercio del· mundo se iba escapando gradualmente de las manos del negociante ávido". Hawkesbury insistió para que, por lo menos, se intentase la prueba: "Hagamos Ja prueba durante seis meses o un año. Tal vez la experiencia nos dé resultados más seguros que todos los cálculos." Por entonces, Bonaparte no era hostil, en principio, a esa política. Chaptal le aconsejaba que volviera ai tratado de .1786, asegurando que la competencia sería un estímulo para los fabricantes frru:ceses. Coquebert de Montbret, técnico enviado a Inglaterra para apreciar el mar-
·¡.:¡ 1
gen de superioridad de aquella industria, sacaba en conclusión ~e un derecho de un 12. por 100 sería suficiente para proteger la~ manufa?'turas francesas, lo 9-ue permitiría, al mismo tiempo, un mt~rcamb10 fructífero. Pero la administración se mostraba francamente hostil a todo ¡} convenio de este tipo. Collin, nuevo director .de Aduanas. era proteccionista, como es de· rigor; La1.1sel, jefe de la segunda sección del ministerio del Interior, no pens&bq. más que en . la protección de las fá-. bricas francesas; y jp mismo 90urria con t~os los jefes de negociado, (de artes mecánicas\ y de co¡:n~rcio), funcioll.arios ~uyente~ .P.or9-ue estaban bien informados, tenían ideas claras y .no carecian de llllciativa. Los industriales de Ruán, Amjens y Sedán auguraban en sus-memorias, o por mediación de los Consejos de comercio, "el aniquilamiento total de nuestras manufacturas" si ·se abría la puerta a un competidor que disponía de grandes ~apitales ·:.:¡, era ·capaz de qonseguir gr~ndes créditqs 1 y que, gracias a su mano de obra barata y a sus máqumas, producf::i: muchísimo y podía lanzar sobre· el continente inmensos stocks que tenía acumulados. ' Inglaterra no pudo vencer esta resistencia; y tuvo que ver cómc;i Bonaparte, a quien Ja ley del '.29 de .floreal del año X autorizaba a resol;· ver por simple decreto cualquü;r cuestión de aduanas, gravaba duramente (decreto del 3 de temridor de~ año X) los artículos coloniales, la mita
'.: - .,,.
1: ...
944
TOMO L-REVOLUC[ON F~NCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
concierto con ella; persuasión qµe solo podría acarrear consecuencias muy enojosas para la Sub.IiJ:q.e Pu\!rta." En Inglaterra había mucha gente que estaba convencida de q11e cistas competencias comerciales podían originar conflictos muy graves. Cpmo eran muy sensibles a to~o ~o que amenazaba la superioridad d6 la' marina y de las finanzas bntámcas, y su sensibilidad se había acbntua:cj.o con los inviernos de penuria, prestaban oído a los pittistas, ~que pretendían recuperar la prosperidad a ' cañonazos. Muchos economistas fra:µceselj esludiaban entonces los problemas de comeÍ'cio marítimo, basándbse eP, los artículos tropicales. Un espíritu comprensivo como el· de Cpllteu.lx de Canteleu, a:l comparar, en el aspecto .,de la prosperidad na9iona1; la posesión de Egipto con la anexión de Bélgica, ponía muy por ¡:ncim;a de la riqueza industrial belga el delta del Nilo, "donde podremos:c1JJltiyar con éxito el azúcar y el añil". Para la clase acomodada, que dµrant~ muoho tiempo se había visto privada de los productos co1oniales, o. por lo menos, muy limitada en su consumo, su aparición en el u~e¡:caqo representaba una de las mejoras .que se esperaban de la paz. Ei). efeqto, los productos empezaron a afluir .Y los. precios a bajar. Entre f799 y 1802, en París, el kilo de azúcar ba¡ó de 4,40 francos a 2,60, el de Wé de 6,10 a 3,26 y el de cacao de 4,85 a 3,38. Fuentes de l}na abundancia que satisfacía a la opinión, bases de un comercio remµ:nera<¡ior, proveedores de las materias ..;primas de mayor necesidad para la lucha industrial, posiciones indispensables a la estrategia naval, los paí~es cálidos y las regiones tropicales de ultramar atraían la permanente atención de Bonaparte. Hay que reconocer que Napoleón se encontraba mal equipado para una política cofori.ial de altura. Primeramente, su marina era demasiado débil: en junio de 1804, después del gran esfuerzo de la reanudación de l¡¡. guerra, no contaba más que con 70 navíos de línea franco-bátavos. Carecía en absoluto de experiencia personal, excepción hecha de los problemas mediterráneos. Asysores insuficientes, pues, en general, no eran otros que el alto personal colouial del antiguo régimen, aferrado a sus opiniones de antaño, partidario de la esclavitud y del exclusivismo; muy influyente siempre, muy inmediato al Pri?Jer Cónsul, por J o~efina y su.> amigos, vigilante por mediación de Br~ y La~ouche-Tréville, el, alto mando naval; y por último (tal vez debiera decir ante todo), tema de su parte la administración de la marina. Probablemente, Bonaparte s,e daba cuenta de lo unilaterales que eran sus informes. En todo caso,· ~l intentaba activamente ponerse al corriente. Si exceptuamos a las Ant.J.llas, su enorme actividad en el mar y en ultramar desde 1801 a 1803, consistió, principa:Imente, en. reconocimiento .e i~orn:ación. Sin embargo, es comprensible que la Royal Navy estuviese mqu1eta, al encontrarse en todos los mares a las fragatas francesas. En este terreno, como en el econórico, hubieran sido, precisas una flexibilidad y una confianza de que, ni en un lado ni en otro, estaban sobrados.
V.-LAS COMPETENCIAS DE LA PAZ
945
En el Mediterráneo, a consecuencia de una ofensa al pabellón francés (enero de .1~~2), Bonaparte se in:(p¡mó, por Jean Bon Saint André. de las pos1b1hdades de atacar Argel. El punto de desembarco indi~ ca~~ fue Sidi Ferruch: pero el dey consintió en dar fas reparaciones e~1gidas. El coronel Sebastiani reco~T{ó Tripolitania, Egipto y Siria. Vi~ilando la ~~trada del golfo P~rsi~q, Mascate le pareció un buen punto pe á?s.ervac10n, por lo que,. en Juruq de lpOl, se encomendó a Cavaignac ,la misión de dar realce al conslfladp francés. En enero de 1801 la roafin~ recibió la orden de hacer un:: recofl.ocimiento en Madaga;car. En Jumo de 1802, el general Decaen fµe nombrado capitán general de las faetonas francesas en la India, coP;sistie~do sus instrucciones en "comportarse con dulzura, disimulo y seii.cUle~"; observarlo todo dar cueuta .en un plazo de seis meses; y mante',ÍJ.erse'presto a la acción. ' · Por muy molestas que a los ingleses 'les resultasen estas actividades no les inquietaban tanto como las '.iiespl~gadas en las Antillas o en su; proximidades. Bu el continente am!!rlca~o. la Guayana podía constituir un buen punto de apoyo bajo la ac~Jva a~stración de Víctor Rugues, que volvía a poner las plantacione¡íl en .estado de producir y que preparaba fa guen-a ~n coi;so. La Lui~i
¡ ij, :r¡,+
.,
¡:-
¡I
,, !/. I¡
;,:;
'J
1
!
;¡ ·¡
/¡ I¡1
j;
¡,:
RENOUVIN ¡,-{;O
/:
946
V,
TOMO 1.-lUlVOLUCION fltANCl!.$A I!. IMl'l!.ltlU ~Al'UL13UHICU
1.All ('llMl 1 lllllHl'IAl-l 111\ u, l'h'T.
"1"11
·.·'. rica", así como la amenaza de desencadenar a los antiguos esclavqs y abandonar en sus manos "el cetro del Nuevo Mundo". Argumentad.ón poco convincente para ·los cpmerciantes, los plantf!.dores y los armadores amenazados en la fuente principal de su fortuna: había que inducir a Addington a que responcliera como fuera preciso. V,
FRACASO DE LA PAZ ~
Bonaparte y los ditjgentes británicos no es~ban llamados a comprenderse. Los principiO!l de gobierno y de política interior los oponían tanto como los asuntos exteriores. A los ojos de los 'liberales ingleses e incluso de los tories, el Primer Cónsul era un dictador que manejaba con el látigo a un rem.ño de esclavos. El ejército constituía el instrumento de esta tiranía; y semejante estratocracia-término que gustaban de repetir las menta:).idades alimentadas de helenismo-chocaba violentamente con una éipinión tradicionalmente recelosa de la opresión militar. "Tiranía militár en· el corazón de Europa; tiranía basada en la opresión de los principios Q.el régimen civil por el triunfo del ejército ... Lo que estaba en m~roha no era un ejército: era un régimen militar, parecido a aquellas legiones romanas de la peor época de Roma, la Itálica y la Rapaz,· tr~pas sin ley, sin responsabilidad ante Dios ni ante los hombres." Estas · palaljras, pronunciadas por el diputado irlandés Grattan en la cámara de los Comunes, en mayo de 1815, son características, tanto por su fecha como por su claridad, y pueden aplicarse, tanto a las medias brigadas revolucionarias, como a los regimientos. napoleónicos. Para la iglesia anglicana-toda ella tory en sus altas jerarqufas-Bo· naparte era el hombre que había restablecido en Francia el vergonzoso papismo. Para lvs metodistas, en las prédicas al aire -libre de sus pastores y en los libelos de Hannah More, el Primer Cónsui representaba el espíritu de irreligión y desenfreno ; propagaba la rebelión, incitando a los cristianos a salir de ia condición en que Dios los. había colocado. Este último juicio no resultaba tan alejado del de las clases conservadoras. Ha podido pretenderse que éstas impulsaban a la guerra, con ob· jeto de hacer posibles algunas tranquilizadoras medidas de comprensión con respecto a la plebe. No cabe duda de que estaban asustadas de la gran cantidad de pasquines sediciosos, de ia persistencia de las sociedades secretas y de la conspiración tramada por el coronel irlandés Despard, que; en 1802, reunió 300 afiliados en un solo ba:tallón de la guardia real. "En realidad, el jacobinismo se nos viene encima con toda su pujanza". aseguraba Malmesbury. Pero el temor que en estos medios se alimentaba con respecto a la contaminación jacobina no era solo ocasional. Si siempre y en todas partes detestaron a Napoleón, era porque para ellos siempre fue el hijo de la Revolución, y la Revolución misma, "jefe jacobino que ha logrado su objetivo y que ejerce el poder absoluto, con-
'!
1 I'
t'
seguido como tal jacobino", escribía el.mismo Malmesbury. En Ingla·· terra, igual que en las monarquí¡ts absolutistas, Bonaparte fue combatido, desde el principio :hasta el fin, domo el jacobino coronado, como el jefe de aquella doctrina de la revoluciqn soc.ial. que el Morníng Post del l.º de febrero de 1803 definía como "ulia usurpación violenta del poder y de la propiedad, en detrimento de los grandes y de los ricos, por hombres de la hopa y de la cuerda". La prensa propag¡i.ba extensap:lente estas acusaciones en los diarios y revistas. Los años ¡de paz incrementaron su poder. En 1802 se fun. daron dos revistas q(ue habían qe ejercer seri¡i. influencia política: el Weekly Political Regíster de Cobbett, destinado a la clase media; y fa Edinburgh Review, de carácttlr whig. En 1803, el empleo del vapor permitía las grandes tiradas· de Qiarios, como el Times, Marning Chronícle y Morning Post. El estatuto qu~ la costumbre otorgaba a la prensa era, si no la independencia, podo menos la tolerancia. Sus ataques contra el Primer Cónsul alcanzaron una violencia crniiparable a la que :ha-bían mostrado bajo la Revolución las hojas frances~s más furibundas. "Ente . inclasificable, medio africano, rp.~io, europeo, Jµufato del Mediterráneo:·~ Estas líneas, impresas en el Morning Post del 1. 0 de febrero de 1803; no. son, ni con mucho, las más violentas. :i Bonaparte era. y siguió si~ndolo siempre, extraordinariamente sen~ si:ble a estos procedimientos. U:lla cie las causas primeras' de la reanu~ dación de las hostilidades, de sll violencia y de su duración, fue el en· carniiamiento de los periodistas ingleses en; denigrarle. El embajador Whltworth, aunque muy mal dispuesto hacia el Primer Cónsul, advertía a su gobierno que semejante manera de proceder conducía inevitable~ mente a la ruptura. Bonaparte iµtentó contener esta ola de insultos ; y envió a Fiévée a Londres con 1,a misión de Cromprar algunos silencios, Fue un fracaso. El ministerio de Relaciones Exteriores dirigía a Hawkesbury queja sobre queja. En vano. El gobiem<} invocaba la libertad de: prensa. Addington sancionó apenas a algún libelista y moderó levemente el True Briton, que era el diario de su propio partido, amenazándole con retirarle los subsidios. !3onaparte no podía comprender esto ; y es que el principio mismo del régimen político inglés era incomprensible para él. En toda discusión un poco acalorada en los Comunes, en toda batalla electoral, Napoleón creía ver, según expresión que le gustaba repetir, a "Inglaterra desgarrada por los partidos". Cuando, durante el verano de 1802. Addington convocó nuevas elecciones que fueron un triunfo para él, d Monüeur recalcó, sobre todo, que el Middlesex había nombrado, a los acordes· del <;a ira y de La Marsellesa, /J ai extremista Frnncis Burdett, y que el ''populacho enajenado" le había aclamado bajo las mismas ventanas del palacio real. Las es· tructuras políticas y sociales, diferentes y diferenciadas aún más desde 1789 y 1793, seguían siendo lamentablemente desconocidas la una para la otra. ·
.:~: ·~.. ~-
¡ '.
'
/:'
'·:·:...;
¡
'® i
;
'
948
TOMO r.-REVpLUCIO,N FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
Los sucesos del co~tip.en!e proporcionaban, ad~más, otros disg~stos. Los ingleses no había:4 quejiado nada satisfechos· a~ ten~r que fumar en Amiens una paz qu~ gua[daba silencio sobre lll situación de los estados vasallos de Franciia; CJ.Iando el embajador allstríaco le ponderaba los peligros de la don:iiriacign jacobina en Italia, Comwallis no podía hacer más que contestar: "Ya lo sé~ pero ¿qué p~o hace! yo? ,~omos completamente incapaq:s de ,hacer 1a men?r cosa eµ el contmente. Pero Bonaparte consideraba que, con su mutismo, Inglaterra habf~ reconocido implícitamente la ~ituación; y que, además, era natural. Y JUSto que la República ejerciese :Seme¡ante influencia ~obre unos vecmos creados por sus armas y proteg:i_dos ppr ellas. Aho~a bien: ::{nglaterra alzaba Yª. la voz e incluso habló mpy fu9rte con ocasión de l<;>ll ~esórdenes en S~a y de las amenazas de fepr~ión francesa, que s~ msmuaron en el otono de 1802. Con más decisión fle lo que se ha cre1do, Hawkesbury ~doptó 'inmediatamente medidÓS paf<¡. proteger el derecho de self-det,ermznatz_on de un pueblo libre y, ~1 mis,mo tiempo, salvaguar~ar a un pats tan. bien situado-por su cont~to cpn e~ mun?? gen;nánico-para operac10nes financieras calladas y ~ontacJos cliplomaticos discretos. Mas, ~~n la amenaza de guerra, soio s~ consjguió excitar a Bonaparte; Se env1? a Moore a Suiza; pero llegó de.masi¡(do tarde; Austria, cuya mtervención se ~re sentía, se negó a compwpiet~se; y las tropas de Ney, entrando en SUlza, resolvieron bruta:lment~ el p¡oblema (octubre de 1802). Por lo menos-y Addi.J;lgton daba por descontada~ estas repercusiones:-, semejante proceder provocaba en Europa reacciones s~ludables. L.as más importantes a aus ojos eran las del zar; y n<: _se equtvocó, en cuanto a su significado, ni sobre su alcance. Aquel go01emo, al. que se ha acusado de blandura e indecisión, reanudó en seguida la clásica maniobra inglesa frente a las hegemonías continentales; Y con ~ pe~s picacia, fue a Rusia a quien recurrió para restablecer el eq~bno. Ya tendremos ocasión de explicar la razón de que el zar respondiera a estas insinuaciones y de que se separara de Francia, con la cua:l había colaborado en las cuestiones mediterráneas y cooperaba ahora en la reforma de Alemania. 'Pero su paso al campo británico hace compre~der la intransigencia inglesa y, por ende, la ruptura de ~a paz de ~miens. Las primeras insinuaciones de Hawkesbury a Rusia se produ1eron el 30 de marzo de 1802. Como eran vagas y ~rematuras: n? fueron toma· das en consideración. En septiembre, Dowrung Street mvitó a su er;iba· jada a orientar a los rusos hacia un ace~ci:miento coi: Londres Y Vien~. A primeros de octubre se tuvieron noticias de ~ importante c~b10 en la dirección de la diplomacia moscovita, que iba a . serle confiada al conde Alejandro Vorontzof. Se sabía del nuevo canciller l? mucho que desconfiaba de Bonaparte y que deseaba apartar a !'rancia de las cuestiones orientales. Además, era hermano del emba3ador ruso en Londres, Simón Vorontzov, anglófilo declarado. Como es natural, Hawkesbury llevó adelante su plan, poniendo al zar en el secreto de las gestiones que se hacían en defensa de Suiza. Después, el 27 de octubre de
V.-LAS
CO~ETENC!AS
DE LA P.AZ
949
1802, hizo que le fuera presentaqa por el embajador Warren una oferta categórica de alianza, con gara1itías territoriales respectivas, ayuda recíproca contra toda agresión y 1'4cuerdo sobre los medios más eficaces de prevenir otras innovaciones en el sistema europeo". Al principio, Vorontzov lo e,ludía, pues la reconstrucción de Alemania, realizada de común acuerdo COJt Fra,ncia, no hiabfa producido aún todos sus beneficios. Por fin, Hawk~bury, a fuerza de buscar, logró~ dar con la llave que servía pata aquellª cerr,adura: era preciso llegar a una comunidad de miras en Oriente. En l.° de febrero. de 1803, indicó a Warren que propusiese cie nuevo lq. aUanza; pero esta vez limitándola a una acción común para proteger al imperio turco. Mostraba así gran sutileza o estaba muy bien ~form¡¡.do, pues, precisamente en aquellos momentos, el zar se hallaba p~·eocupadfsimo por los proyectos que Bonaparte le sometía para llevar'.a capo el desmembramiento de Turquía, de acuerdo con él. El 8 de feQI"ero,'Hawkesbury tuvo la prueba de que los intereses británicos empezap¡¡n a, marchar para'lelamente con los de Rusia: el zar le aconsejaba qU:e no ~vacuase Malta. El 14 de abril llegó la respuesta al segundo ofrecimiento de alianza. Si Turquía se viese amenazada, Alejandro actuaría;' qe a-cuerdo con Gran Bretaña; y volvía a aconsejar a Hawkesbury qu~ con::¡evvase Malta. Decididamente, el zar se pasaba al campo de Inglate(rci. Este cambio en la relación de fuerzas lo trastornó todo. · ·
Hasta fines de 1802. el ritwo de la discusión franco-inglesa fue bastante lento. Por ambas partes hubo quejas sobre cuestiones de prensa, comercio y ultramar. El 14 de noviembre, Hawkesbury había mandado severas instrucciones a Whitworth, nombrado embajador en París. En el discurso al nuevo Parlamento (23 de noviembre), el rey había recomendado vigilancia. Los debates que le siguieron provocaron discursos, bastante agresivos, de Sheridan, Windham y Thomas Gren'1"ville. A pesar de todo, la atmósfera no estaba aún demasiado cargada ; ··y, el 20 de noviembre, Addington tuvo un verdadero gesto de conciliación: de acuerdo con los compromisos contraídos, dio la orden de entregar El Cabo a las tropas holandesas. El 30 de enero de 1803 estalló la bomba. El Moniteur publicó el informe presentado por el coronel Sebastiani al regreso de su misión en Oriente, y en el cual, en tono insolente y fanfarrón, el joven oficial pa· recí¡:i trazar el plan para arrebatar Egipto a las tropas inglesas que lo ocupaban todavía. ¡De manera que Bonaparte volvía a pensar en El Cairo, y presumía O.e ello! En realidad, antes de publicar el informe, había tachado más de un párrafo virulento ; pero no pudo resistir a la indignación que acababa de producirle. un artículo del Times, en el que se encontraban, corregidas y aumentadas, las páginas más desagradables de un libelo, recientemente publicado, sobre la expedición a Egipto. Aunque excusable por esta razón, el arrebato de cólera del Primer Cónsul no dejó de producir un efecto desastroso. "Londres se estremece
950
!1
TOMO I.-REVOLUCION FRANCI!SA E IMPERIO NAPOLEONICO
de. indignació1;1 por el iµ.forme de Sebastiani sobre Egipto", escribió lord Minto. También en San Petersburgo hubo repe~usiones; y Constantinopla estaba escandalizada: "¿Es posible? ¡Sebastiani, a quien hemos recibido tan bien 1" Pero, en aquellos momentos, Ad
j, 1
l~
f'
l~/HI
~"llf'"'''' .....
necesaria para mostrarse conciliador en el exterior. Puede asegurarse que la paz hubiera estíado meno~ expuesta si, frente a Bonaparte, se hubiera encontrado Pitt bn personá, en lugar de un Addington que conta~ ba y recontaba su débil mayoría en los Comm¡es. Los franceses mostrábanse moderados. Unós, porque lo eran por naturaleza, como, por ejemplo, Andréossy, que en Londres luchaba tenazmente en defensa de la pai; otros, tal vez por razones menos con~ fcsables: en marzo de 1803, e~ gabinete britán¡ico había puesto a dis· posición de Whitworth 100.000 'liptas para comprar- complicidades entre los allegados al Primer Cónsul. Por medio del aventurero suizo Huber, se había llegado hasta Malouet, que, como plantador en Santo ·Domingo, deseaba una tregua; después a Regnault de ~aint-Jean-d'Angély, por último a José Bonaparte y, na.turaJmente, a T\illeyrand. No es posible saber con seguridad si efectivam~11te recibieron dinero; pero, desde luego, todos estos señores se entrevistaioti secretamente con Whitworth, buscando el camino y los medios de asegl,l!ar la paz. Al leer las condiciones inglesas del 9 de febrero de 1803, Bonapar· te notó un endurecimiento en la actitud del adversario que, sin ningún género de dudas, no esperaba p<1ra tan pronto, y al que su posición le impedía responder. En el terrena diplomático, aunque estaba mal infor" mado por Hédonville, su embajador en San Petersburgo, se daba ahora cuenta de que su aliado ruso le estaba engañando. Militarmente, no estaba preparado. Como había- lapzado sus escuadras por todos los océanos, pagaba ahora el precio de tal audacia y se encontraba cogido--19, que rara vez le ocurrió-en flagrante delito de dispersión. y con tan peligrosa estrategia no había conseguido- siquiera crear en las Antillas la tan soñada base, pues la expedición de Santo Domingo, diezmada por la fiebre amarilla, se estaba convirtiendo en un desastre. Además, ni allil reunidas todas fas escuadras francesas, hubieran sido suficientes. Cons~ truyendo a marchas forzadas, podrían conseguirse, para septiembre dt? 1804, 56 navíos de línea, la tercera o }a cuarta parte de lo que tenían kA ingleses en la época de la paz de. Amiens. Así, pues, no había más reme• ' dio que ganar tiempo. El Exposé de la Situation de la République (1), publicado el 20 de febrero de 1803, le tentó: con respecto a Inglaterra. unas cuantas fanfarronadas, pero un deseo de paz; para el zar, la seguridad de que el Primer Cónsul sólo deseaba el bien de la Sublime Puerta. Pero la desconfianza rusa no se disipaba tan fácilmente. Eµ cuanto a Addington, se estremecía solo de pensar que en fos Comunes pudiesen creer que se dejaba engañar por estas maniobras dilatorias. Ade,más, se sentía apoyado por los rusos; y el 14 de abril tuvo la seguridad de que así era; y se decidió. Comenzaba la era de las provocaciones públicas y tumultuosas, que tan rápidamente .conducen a los ultimátums. A partir de la primera quincena de marzo de 1803, de una y otra parte, se ha
Informe sobre la situación de la República.
.¡
_-.-'·¡·: : '·,
..
, ..
-:t:_ :'·'
:,_
. ~ ,.. \
:;'
-?
'.'
¡;' 1·:.
. ;,'! f;
'-."'::::1
1' f¡!
11:
\!!
¡~
~
¡f,
!f ® @
1¡'
l
·t'
{~ F.=71
·~ .
''°±:t
¡
E~
:¡ ¡::
® (~J
·E
r~
.~·l.
...::-~:.
~'¡s)
1
¡:.;o 'ª1j;}
¡r
~
. @" ;····1
t:_;~)
(DO (~!)
952
TOMO I.-REVOLt{ClON f,RhNCES/I. E IMPERIO Nhl'OLEONICO
denunció al Parlamento unos sµpuestos armamentos navales de Francia y Holanda: y recomendó· que ~e completasen los efectivos. Como Lon· dres podía esperar-y tal V<::Z. ·lo deseaba-Bonaparte protestó violentamente con palabras exaHadfsi¡p.as, dedicadas directamente a Whitworth, ei día 13, en pleno círcul\} dipl_pmático de 1a:s Tullerlas. En Londres comenzó la leva de marinerps ; y: en Cherburgo y Dunkerque, la construc· ción de barcazas de desémbar;co. Pero el Primer Cónsul estaba pesaroso de su arrebato, poco, en consecuencia con su táctica del momento; e inducido por José y ior T~lleyrand, se mostraba dispuesto a hacer concesiones, mientras qu~. poi' el contrario, Downing Street mostraba cada vez más frialdad. El 3 !:le abril de 1803, los: ingleses definieron su postura: su dominio :del Mediterráneo a cambio de su instalación en Malta; y el equiii.bri9 en ~l continente, por la renuncia de Francia a Suiza y a los Países },¡ajos." El 13, ofrecieron que no permanecerían en Malta más que diez 'alíos, o sea, el tiempo preciso para fortificar Lampedusa; pero eso fpe toga. El 23, remataron la jugada con un ultimátum, que Whitworj,h pr~entó el 26 verbalmente, pues se negó a escribir nada. · La respuesta francesQ. coil.}.portaba ta1es concesiones, que, una vez expirado el plazo, el emliajadór se quedó en París: Bonaparte acepta:ba la instalación de los ingleses" en Malta, por tres o cuatro años. Los pittistas no lo tuvieron ~:n Cljenta: o capitulación total o ruptura. El 7 de mayo, el ministerio censirró a Whitworth por su debilidad; exigió los diez años y rechazó ~a idt;¡i. de entregar la isfa a Rusia. Ante la negativa francesa, el 12 de ·mayo: el embajador salió de París. En el ú'ltimo .momento había recibido del ministerio de Relaciones Exteri01"es una oferta de mediación rusa, que acababa de llegar; pero se obstinó en no ver en ella materia para nuevas conversaciones. Después de su partida, Talleyrand hizo llegar a Londres una nueva proposición: lo!; ingleses seguirían, por diez años, en Malta ; pero los franceses estarían el mismo tiempo en Otranto y Tarento. Fue rechazada; el partido de la guerra había triunfado. EJ 18 de mayo de 1803, se cruzaron en aguas de Ouessant los r,,: meros cañonazos. BIBLIOGRAFIA
G. LEFEBVRE: Napoléo11, t. xr:v de Peuples el Civillsatio11s. París, 1953. M. THOMl'SON: Napoleon Bonaparte, His Rfse and Fall. Oxford, 1952. J. H. RosE: The Life o/ Napo/eo11, Londres, 1929; The Personality of Napoléon, Londres, 1929. L. MADELIN: Histoire du Consulat et de /'Empire, 16 t. París, 1932-1953 .. F. Kmc!IBISEN: N(lpoleon I, ei11 Lebens· bild, 2 t., Stuttgart, 1927·1929; Napo·
léo11 l. sein Leben 1111d seine Zeit, 9 t., Munich, 1911-1934. E. V. TARLÉ: Napoléon. París, 1936. J, PABÓN: Las ideas y el sistema 11apoleónicos. Madrid, 1943. E. DRlhULT: Napoléon et l'Europe, 5 t París, 1910-1927. Bibliografía en L. VILLAT: Napo/éon, colee. Clio. t. VIII. París. 1936. GENERAL CAMON: Quand et comme11t Napoléon a con~u son systemc de manoeuvre. París, 1931.
V.-L/l.S COMl'ETENCihS DE LA l'/l.Z,
S. WILKINSON: The Rise of general Bo11aparte. Oxford, 1930. M. REINHARD: L'Hislor/ographie mil(taite officielle sous Napoléon, en R~ vue Hlstorique, 1946. ' J. BOURDON: La Réforme fudlclaire de l'an VIII. Rodez, 2 t., 1941. · E. o'HAUTERIVE: Napo/éon et sa Poi.ice. París, 1943. · A. CliAflERT: Le Mouvement des Prjx en France de 1798 a 1820. París, 194.f; Le Mouvement des Reve11us et qe
953
l'Activité. économique en France de 1798 d 1820. París, 1949. H. C. DEurSCH: Tht: Gcncsis o/ Napoleonic lmperialism (1801-1805). Cam!1ridge (Mass.), 1938. e; L. LoKKE: Secret Negocial/ons to maintain the Peace. o/ Amiens, en Ame-
rican Historica! Review, 1943.
J. DECHAMPS: La Rupture de 1a Paix d'Amiens, en Revue des Études Napoléoníennes, 1939. PRÍNCil'E J.-E. n'AlmNENBERO: Les Princes du Saint-Empire d l'époque napoléonienne. Lo".aina, 1951.
!¡
L ¡
VI.-LAS COALlt;lUN,,,;
,CAPITULO VI
LAS COALICIONES RUSAS (1803-1807) I. D,IPLOMACIA DE LA GUERRA NAVAL
Bonaparte no había ocµltado nunca que pensaba vencer mediante un desembarco en las islas Británicas. Las divisiones se concentraban en el campo de Bolo~a ; en la costa se construían barcazas y barcos planos. Si el ejército cop.seguía atravesar el Paso de Calais el éxito no dejaba lugar a dudas. :Tpdo dependía del mar; ' Las operaciones m¡1.v11les en las Antillas no podrían disfrutar de las oondiciones que el Prin¡er Cónsul había querido procurarles. El desas· tre de Santo Domingo eliminaba una base esencial. La Luisiana no estab~ todavía en condiciones de defenderse; y ya veremos cómo, el 30 de abnl de 1803, Bonaparte se la vendió a los Estados Unidos. En compensación, 'el aliado español a:portaba a fa guerra naval una c?ntribudón important~, Esta ayuda no fue inmediata, porque el gobierno de J'v'.adrid no quería lanzarse a la contienda. La paz de Amiens le había valido una tregua muy necesaria; y, sobre todo, fa posibilidad . de comerciar con sus colonias de América. Los pesos fuertes habían vuelto a emprender el camino de Cádiz. y de Sevilla ; solo Méjico envio 45 millones. En tres años había podido dedicar a la amortización cerca de 57 millones de francos; y la pérdida del papel moneda se había reducido, de un 65 a un 21 por 100. Por el tratado del 19 de octubre de 1803, España pidió y consiguió permanecer neutral, mediante un subsidio a Francia de seis millones de libras al mes. Pero en la primavera de 1804, Napoleón cambia de parecer. Ya no era dinero lo que quería de España (que siempre pagaba mal), sino flo· ta.~. pues-ahora se· daba cuenta de ello--los barcos planos no podrían atrnvesar por sorpresa el Paso de Calais. Era preciso que los navíos de gran calado les abriesen camino. Comenzaba la gran guerra de escuadras ; y España podía aportar a ella un refuerzo decisivo. En. aquella ocasión, la armada real declaraba 57 navíos y 38 fragatas. Desde luego, estas cifras eran falsas, como las de todos los estados militares ; pero Il:º .~abía duda de que España y sus colonias poseían considerables pos1b1lidades navales, tanto en material como en marinos. Faltaba hacer pasar a la realidad todas estas virtualidades. Ahora bien: el hombre más poderoso del reino le ofrecía a Napoleón encargarse de ello. Manuel Godoy, Prfucipe de la Paz, continuaba reuniendo el amor de 954
t
i
la reina a la amistad df!Jl rey ; pero deseaba también el apoyo de Napoleón. Y es que se daba cuenta de que le detestaba la nación,· y, más directamente, del odioi con que: ie perseguían el príncipe here~ero, Fernando, y su mujer, María Anto;iia. Estos. sentimientos· e:an bien. excu· sables en el primero, y se expltcaban fác1~ente en la JO~en pnncesa, hija de María Carolina de Napples, la i;nu1er .9-ue :i;nás ~dio tuvo a .la Revolución y a Napoleón. Para ganarse ia amistad llllpenal, el favonto tuvo, ante todo, que hacer pasar de la neutralidad a la guerra a un país que no lo deseaba, en absoluto. I;-o consiguió el 14 de diciembre de 1804: Ja torpe severidad de Jos m~eses, al capturar 9u,atro ~~gatas españolas que. según decían, ~Y&pan los peso~ ~el s.ubs1d10, .facilit_ó Ja maniobra. La condición para e¡ apoyo napoleo~co fue que i:unediat~ mente se hiciera ai mar la flota; y Godoy se propuso conseguirlo. Esti· mulado por las severas exhortac~ones :y las promesas que llegaban de las Tullerías : a:rrastrado también-eoroo: solía ocurrirles a los que se acercaban al emperador-:por la em,briag1;1ez de la actividad, el favorit;:i :ealizó verdaderas maravillas. "To<;lo respira espeqmza, todo es movmuento ... -escribía a París-. Ya nq ~stingo a Ing}aterra en el mapa." En los planes de estrategia naval · qµe Napoleón elaboraba, las escuadra,s /' españolas ocupaban cada día mayor espacio ; y, finalmente, el gran pro· yecto de marzo de 1805 prev~ su total entrada en acción. Tomarían parte en el ataque simulado a lflS ~tillas, que despejaría el canal de la Mancha. Cuando, en abril de 1805, Villeneuve zarpó de Talón con rum· bo a la Martinica, le siguieron' cinco navíos que estaban en Cádiz; y en los puertos de la Península, 23 b~rcos de línea esperaban su regreso'. Se ha dicho muchas veces que; Napoleón. no esperó nunca seriamente desembarcar en Inglatem~. En tail caso, el campo de BoJonia no hubiera sido más que un sip:¡ple pretexto para reunir un ejército y lanzarlo, de golpe, sobre la Europa central. Semejante afirmació~ resulta desmentida, categóricamente, al estudiar el juego que Bonaparte llevaba entonces con Austria; y, más claramenre aún, si se examina s~ política española. Nada demuestra de manera tan terminante la seriedad de los planes ·formados sobre la ba:se del paso del Canal. como los in~ mensos sacrificios que consintió en hacer en España: gastos increíbles de esfuerzos y de energías para gilvanizar a un.a aliada, lenta y pesada ; renuncia a las preciosas piastras que ·recibía d1~ América, y cuya supre· sión estuvo a punto de arruinar el armazón bancario francés ; compro-· misas diplomáticos que, como veremos más adelante, fueron contraídos con España, a cambio de sus barcos. La diplomacia que Napoleón siguió entonces fue, desde luego, la de la guerra naval. 1 En Italia, la actuación imperial ofrecía una relación menos estrecha, aunque clara, con las necesidades· de la lucha marítima. En Nápoles fue directa. El tratado de Florencia concedía a Francia el derecho de establecer guarnición en algunos puertos meridionales del reino ; lo que hizo desde 1803. Esto inquietó a los ingleses, por Malta e incluso
.:: .. :·,"··
,¡
956
i' (f)
Vl.-LAS co~pcmNES RUSAS
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
por Egipto, haciéndoles distraer sus escuadras en tal dirección. Pero lo indudable es que aquello e¡cqspe¡:aba el odio volcánico de María Carolina, que llegó al paroxismo cuandq, en mayo de 1804, Napoleón despidió a su favorito Acton. El einpera4or replicó a sus alfilerazos, a sus insultos públicos y a sus intrigas ~en 1-i{ corte española, con amenazas furiosas: "Si· continúa así, la manqaré a· que mendigue el pan con sus hijos por toda Europa" (mayo 1805.). La anexión de Génov~ resipondía también, en parte, a preocupaciones marítimas. Desde 1a ·reanudación de la guerra, la República de Ligµria había aportado ya 10,000 marineros y armado ocho navíos, cuan· do, en Junio de 1805, Napoleón fue· persona:lmente a sancionar la in· corporación al imperio de Jos tres departamentos genoveses. Sus planes tendían, evidentemente, a utilizar ante todo la potencia naval del país. La adquisición de Spezzia le prop01donaba una nueva base magnífica. Sin embargo, las miradas imperiales rebasaban el marco de los acon· tecimientos inmediatos. Si Napoleón quería resucitar la grandeza marítima de "la Soberbia", era mediante un proyecto a largo plazo. La anexión de Liguria respondía a los esfuerzos realizados para trazar la ruta del Simplón, que trataba ahora de prolongar hasta el Mediterráneo acondicionando los pasos de los Apeninos, de manera que Génova quedase convertida en la desembocadura marítima de la gran diagonal ParísMilán. Esto era también luchar contra Inglaterra: pero, en ref!lidad, la lucha era más contra sus mercaderes que contra sus abnirantes::La instauración del reino de Italia se alejaba más aún de las consideraciones puramente estratégicas : pero no dejaba de estar enlazado con el plan militar general. Si se lograba el desembarco en Inglaterra, podía, por· su mismo éxito, provocar un peligro gravísimo. En efecto; tan pronto como el dios de la guerra y su ejército hubieran puesto el pie en Dover, se verían, indudablemente, aislados de Francia por la escuadra inglesa, que se concentraría rápidamente. Y entonces, ¿qué ac· titud adoptaría el continente? Tenemos la impresión de que toda la reformp. del norte de Itillia (así cama la campaña diplomática en Ale· mania) se enfrentaba con esta hipótesis y tendía a cubrir la retaguardia del gran ejército. · Melzi, vicepresidente, en Milán, de la República italiana, carecía de energía; y estaba, además, coartado por el cuerpo legislativo y el consultivo. Era, por otra parte, poco seguro, pues había barruntos de que mantenía relaciones secretas con Austria. El ejército italiano era aún muy joven; la indisciplina, crónica, y las fortificaciones y rutas estratégicas, insuficientes. Los piamonteses no estaban muy orgullosos del honor de ser franceses: ni los lombardos del de servir y pagar. ¿Resistiría Italia ante un ataque austríaco? Por lo menos, sería preciso dotarla de institutjones más fuertes. En consecuencia, Bonaparte, el 7 de mayo de 1804, había sugerido a Marescalchi que levantase un trono en Milán. Acogida la proposición como convenía, presentada la súplica de los interesa-
957
o
o l!l ~
a ~ :::>
en "8 (/)
o
o
º'°
o~
o < >-1
o
¡¡¡
\ .,.; o00
Pl ->:
'U
~
4.,
·~ J:
.... ~o
-
(1).
w
(,/)
o _¡
-'
~ ~ ~
UI lll
OQ.. ..1
l.!1
. [J -
(}
958
i 1
; :J 1
'1
:J 1
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
dos, otorgado el consentimiento del amo, el senatus-consulto del 18 de marzo de 1805 proclam~ a Napoleón rey de Iúj.lia. El 26 de mayo de 1805, en el Duomo de Milán, el nuevo soberano colocó sobre su cabeza la corona ~e ~ierro de los. lombardos. Al mismo tiempo, la posición de co· bertura italiana estaba siendo febrilmente puesta en ·condiciones de defen· s~. Al frente d~ ell~ se situó Eugenio de Beauharnais, algo joven para ~ey, pero activo, fie~ ;y, buen soldado. Se aceleró la construcción de ca· minos estratégi~o:i· ~e\lialmente el de~ ~ont Ce.nis; y se dio la última mano !!; la:'. fortific~c1oµqs. Las clases dmgentes ftieron captadas ; y si ·no se consigmo conqwstar &: la opinión, por lo menO¡S se la deslumbró. Mili· tarmente, Austria iba a encontrarse ante una nación extraordinariamente reform~a; y, diplom~ti~mente, ante un hecho consumado. Esta parece haber sido la conclus~óq sacada por Napoleón en su viaje de retomo, cuando cruzó los Alpes para ir a Bolonia, a esperar, con el regreso de las escuadras que debían ~a.rrer el Paso de Calais, aquel gran día del desem· barco, a cuya preparación se había supeditado todo. II. RUSIA, Cf!NTRO DE LA TERCERA COALICION
!. :
Rusia, que, animaµdo a Inglaterra, había. contribuido a que se reanudase el conflicto, cqntlnuaba aproximándose a Londres. De Ja corriente que, en detemtlnad,o roo.mento, parecía haber arrastrado hacia Francia a ciertos círculos, pqco quedaba ya. La anglomanía estaba de moda · Y la. aversión que la "aocied:ad" experimentaba por el jacobinismo, I~ do~aba todo. El ~ Ale1andro sabía perfectamente que no podía desdenar aquel estado ~e ánimo; y, .además, había quien -~e lo hiciese n?tar. "E:l zar tiene su opinión particular, y Jos rusos la suya'', se atreVlÓ ~ decir Markov en París. Pero las tendencias persona.les de Alejandro hubiesen basta~o par~ oponerle ·a Bonaparte, a quien por aquel entonces detestaba. Rivalidad de coqueta, con respecto a una rival", decía U: _gente. En r~ali?ad, vanidad y deseo de ser el primero, envidia y d1smmlo, consciencia d~ su encanto físico y deseo de ponerlo en juego; desde luego, características de mujer coqueta. Sin embargo, hemos de dejar ya sentado que el joven zar había de madurar y de formarse, revelando grandes dotes para la guerra y el gobierno ; y que se le ha juzgado demasiado a la ligera y con excesiva rotundidad por la feminidad de S'US sonrisas y la dulzura de sus ojos azules. La aversión de Alejandro por el héroe occidental se había hecho ya patente en la desgana con que colaboró en la política de sus intereses comunes en el Mediterráneo y en Alemania. Los sucesivos consejeros del zar le impulsaban a enfriar su actitud. Vorontzov, el hombre de Orlen· te, en &us lentos y alambicados discursos, exponía cuán inquietantes eran los planes que llegaban de París para un reparto del imperio tur~o; y cuán desa_gradable resultaba el contrapeso que la ocupación de los puertos napolitanos por fos franceses representaba para la presencia de la
escuadra rusa en Corfú. A principios de 1804, ·a aquel "viejo ruso" le sucedió m::. polaco, el P1¡ÍllCÍpe Adam Czartoryski, del que escribía Jbsé de•Maistre, embajador $ardo: "Es a!lto, hipócrita y bastante repelente. Dudo que un polaco pueda ser buen ruso". En walidad, la gran obsesión de Czartoryski consistía en conseguir la resta'llración de Polonia, bajo la égida del Zar; y ta:l era el eje de -los vastos planes de reconstrucción europea que sometió a la aprobación ,de su amo. Estas redistribuciones daban por descontado que Francia volvería a sus anti· guos límites. Alejandro los acogió gustoso. Por su lado. Bona:parte, sospe\Jha~do que San Petersburgo había sostenido a Londres con ocasión de 1a ruptura, pasó de las obsequiosidades a la adustez. Una. vez empezada la guerra, el 29 de agosto de 1803, rechazó una mediación proéedente de Rusia, aunque sus cláusulas no diferían mucho de las qu~, meses antes, había estado decidido a aceptar. Sin duda opinaba que, &hora que la guerra inglesa fo había infligido ya todo el daño que, de buena;¡ a primeras, podía causarle-captura de barcos mercantes y sacrilicfo de colonias-más le valía conservar, por lo menos, las compensacJ011es tomadas en el continente, o sea, los puertos napolitanos y Hannover. ¡,uego empezaron las heridas de amor ipropio, muy sensibles para :'aquellos dos temperamentos nerviosos. Bonaparte pidió la retirada de M,ai:ko'\'., por malintencionado v desagradable; y exigió de Sajonia que expulsase a:l emigrado D'Ántraigues, agregado a la legación rusa. A la protesta del Zar con motivo de la ejecución del duque de Enghien, repliCó con alusiones sangrientas a la muerte í:le Pa:blo l. Empezaba la discordia. En adelante fue todavía peor, porque los cuatro años s~guientes serían los de las coaliciones rusas. Purante aquella época, Rusia iba a ser el principal promotor de agrupaciones contra Francia. Su papel había de ser más importante incluso que el de Inglaterra, pues estaba en contacto más directo con los continentales y suficientemente cerca de ellos para poder actuar con amenazas; porque. además, a los ojos de las monarquías, era la más representativa de la contrarrevolución, y porque ponía directamente en campaña a sus ejércitos, y en masas que daban la impresión de ser irresistibles. t A fines de 1803. San Petersburgo propuso a Londres actuar de concierto, en caso de que Bonaparte atacara a Egipto. Sin más dilación po· dían hacer en Corfú preparativos comunes. Los ingleses, que no con· fiaban en los moscovitas (pues temían sus ambiciones en el Mediterráneo y sus habituales cambios), no .se mostraban demasiado entusiastas. Pero en abril de 1804 cayó el gabinete Addington, minado por la oposición de los pacifistas, de los belicistas, de Pitt y del príncipe de Gales. El 10 ele mayo, Pitt formó gobierno, poniendo en .el almirantazgo a Dundas, ya vizconde de Melville, y en la Foreign' Secretary a Harrowby, que el 15 de enero de 1805 sería reemplazado por Mulgrave. Inmedia· tamente, la política británica recuperó su ímpetu. Sin perder tiempo,
:
..:·-·:··
·.·.''.:•
'
960
TOMO J.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
ofreció a los rusos un subsidio de un millón de .libras, que fue considerado irrisorio ; pero que penníti.ó entablar el diálogo. .Las conversaciones llegaro:p. pronto a las altas esferas, P1;1es entonces se reveló un rasgo. nrny •característico del carácter de. Ale1andro: :m entusiasmo por las íd~as n9bles y generosas, ~u tendencia a formar vastos plane.s- de reformas internacionales. Mediante not3;8 de Czartoryski y por boca de su envia}l.o Novossiltzov, pr~puso a P1_tt fortalecer "el orden social interno"' ele ~uropa, fundándolo en 'lllla lib~i;tad sensata que consolide los gqbiern~s y los prot~ja''. ;. y establecer las. rel~; ciones de la federación europea, sobre pnnc1p1os claros Y pr~crsos ' oreando "una liga cuyas estipulaciones formarían un nuevo. código d~l derecho de gentes". Pitt no era hostil a un sistema de segu~dad ~olectiva, cuyas bases venía vislumbrando desde 1792._ Adoptó l~ idea de ~~ acuerdo y una garantía generales para la '.Protección Y segundad mutuas · En cuanto a los objetivos inmediatos de la _guen;a. el 19. de enero de 1805, sin preocuparse demasiado de las nac10nalida?es. ru de sus ?entimientos, Pitt propuso realizar unos cortes de terntonos . extraordmariamente pragmáticos, cuyo objetivo era mantener a Francia dentro de sus antiguos límites, por medio de las sólidas barreras de Holanda, Prusia, Austria y Piamonte. , . Aunque se armonizaban mal, todos estos puntos de v15ta iban mezclados en el tratado de alianza firmado en San Petersburgo, el 11 ~e abril de 1805. Se decidía establecer, en todo el contorno de;:·~ranc1a, un sistema de Estados-centinelas. Inglaterra pagaría,, 1.250.?00 libras . al año "por cada 100.000 hombres de tropas r:gulares , ~us1a proporc1.orniría 115.000 hombres. Había que conseguir la adhes.1,6~ de Austria. La ideología anglo-rusa ;:;e. revelaba en el plan de un s1st~a federativo europeo" y de una "liga general de Estados de Europa , con un congreso encargado de fijar el nuevo derecho de gente~'. En 1814, .ª~ue lla idea había de influir en Castlereagh, heredero e.51J?mtual de P1tt , Y sería recogida, de nuevo, por Alejandro, en la Santa Alianza. El zar tenía extraordinario interés •por que entr:1sen en la coalició~ las Dos Sicilias guardianas del estrecho del Med1terráJ;teo. Su asentimiento hubiera 'asegurado la expulsión de fas guarniciones francesas que ocupaban los puertos napolitanos haciendo contrapeso a las fuerzas rusas de las isfas Jónicas ; y proporcionado. ª. Alejandro un. pretexto para reforzar sus efectivos navales y sus regim1entos del Mediterráneo. Por su parte, Inglaterra deseaba ·poner la ba:rrera napolitana. e;itre los franceses y Oriente. En cuanto al interesa~o, e~ odio qu,e ex1~tla en la corte de Nápoles contra Bonaparte y los Jacobmos, hacia olvidar toda prudencia. En julio de 1803, l?s ingleses fID:1a_ron con Fern~ndo IV un convenio secreto que, a cambio de un sub~1d10, les garantizaba, eve~ tualmente, la base de Mesina. El 10 de sept1~mbre d~ 1805 se concerto. también el tratado con San Petersburgo. En el se estipulaba una garantía territorial a Nápoles, que, en compensación, abriría sus puertos para
Vl.-LAS COApCIONES RUSAS
9.61
un desembarco de las tropas rusa¡;, les· daría sueldo y las incorporaría a su ejército . Al mismo tiempo, el zar ejercía ep. Suecia una vigorosa presión, en la que participaba Inglaterra. sµ propósito era conseguir, en la costa meridional del BMtico, la libre di~posicjón del puerta de Stralsund, en la Pomerania sueca. De tal modo,' qesembarcando allí un ejército ruso, se hubiera despejado Hannover, Ji:beraélo Holanda y amenazado- a la misma Francia. Pero un importa~·le partido de Estocolmo, el del canciller Ehrenheim y de los dos prin~i:pales consejeros del rey, Lagerbjelke y el general Toll, se negaba a eimpre!Ider semejante aventura. Ahora bien: el reino se encontraba cogigo eru una tenaza, a la que no podía sustraerse. Por un lado, estaba Rjlsia, _que ambicionaba apoderarse de Finlandia, que acumulaba sus tronas en la frontera y hacía que se multiplicasen los incidentes; por otro; la Jllarina inglesa, dueña de detener la corriente vital de las exportaciones bálticas: arenques, hierro en bruto y cobre, mástiles, tablas y maderos. Además, Gustavo IV estaba siempre dispuesto a sacar la espada en favor de los Barbones, "esa respetable e infortunada familia"; detestaba personalmente a Bonaparte; y, como duque de Pomerania, le echaba en cara el haber aniquilado el 1:¡acro Imperio. El tra~ado sueco con Rusia se concertó, en San Petersburgo, el 1.0 de marzo de 1805. Con Inglaterra, las negociaciones fueron más largas, pues, después de los convenios del '.l de diciembre de 1804 y del 31 de agosto de 1805, no se firmó hasta el 3 de octubre ,de 1805, en Beckaskog. Era que Gustavo IV había presentado, 'llll banquero de las coaliciones, audaces exigencias pecuniarias. El sabía que no iba a conseguir ningún crédito militar de su parlamento-el Riksdag-con el cual, como buen absolutista, se hallaba siempre en conflicto. Por tanto, estaba decidido a hacer la guerra "siempre y cuando no cueste ni un céntimo". como decía uno de sus diplomáticos. Así, pues, se discutió ásperamente la cantidad que Londres había de pagSir, anualmente, por cada soldado sueto que entrara en filas. Fue un verdadero regateo entre oha:Ianes. Aunque no fuese más que por evitar reclamaciones de los demás proveedores, Pitt se negaba a pasar del standard rate británico de 12 libras y 10 chelines por cabeza: el sueco protestaba, sosteniendo que sus infantes valían más. Por fin, se decidió poner un tape de .12.000 hombres al standard rate,· pero con un plus secreto de ocho mensualidades suplementarias. Rusla no podía limitarse a aquellas colaboraciones : necesitaba la de Austria. Pero la Monarchia austriaca se daba cuenta de su debilidad. Una experiencia, larga y generalmente penosa, había podido proporcionar ai1gunas luces a la mente de Francisco II ; ipero no dotar de energía a su carácter. "El emperador-escribía Gentz, en 1804--debe ser considerado como un territorio neutral que pertenece al que, de momento. tiene la suerte o la habilidad de ocupado." Lo mismo decía, con cierta !UliOUVIN
I,-61
962
TOMO L-.REVOLÚCION FRANCESA E IMPERIO NAfOLEON!CO
'
!/ 1
!
;: ' '
;.'
'
injusticia, de Colloredo y de Cobenzt En' 1801. se ;había intentado contiar la alta dirección de los asuntos a un 1"m.inisterlio de Estado y Conferencia", dividido en tr:es secciones-Interior, Guerra y Asuntos Exteriores-, cuyos miembro¡¡ hubieran tenido cierta iniciativa y poder de decisión. Pero Francisco II, que no se fiaba de ningún funcionario, quienquiera que fuese, lo sometió todo a su propia firma; y un año más tarde. Iµ¡,bía 2.000 decisiones ru:µontonadas esperando eS;lJ. firma. -La administración media siguió siendo lo que era: un hormiguero de consejeros mal pagados, indiferentes y 9.e una ignorancia e1éplica91e por la decadencia cjé fas universidades y la rusticidad de la noble~. "Austria-decía a !Íl.j. imperial hermano el juchiduque Carlos-no tiehe peor enemigo que su propio gobierno." En l802, el déficit llegaba a! 27 millones de füoriµ.es ; la especulación a ".OSta del Estado, aspiraba capitales de que carecían la industria y el corµercio ; el cambio exterior ·se hundía. El carácter heterogéneo de los dominios habsburgueses, "mezcla de tantos pueblos diversos e ineducados", :como decía el archíduque Juan, no se atenuaba en nada. Hungría, especjalmente, conservaba en materia militar sus privilegios exces~vos. En r~umen-deducfa Carlos~, el retraso con relación al resto de Europa era de un siglo ; la desorganización, "total" ; y inercia de los dirigentes, "asombrosa". No por eso dejaba 1a Hofburg de alimentar sus tradicionales ambiciones. Le pareció que la concentración del ejército francés en el canal de la Mancha y los proyectos de desembarce> acapai:raban la atención de Bonaparte lo suficiente para permitir que Austria tendiera, discretamente, la mano hacia Al~mania. Haciendo valer la antigua costumbre del derecho se>bre bienes mostrencos, . Cobenzl confiscó los· _pertenecientes a instituciones ·secularizadas y que se ence>ntraban situadas en te· rritorio austríaco. La Dieta protestaba ; pero Bonaparte, demasiado absorto en sus proyectoo marítimos, no dije> nada. Cobenzl, envalentonado, intentó afianzar su posición en Alemania, por medio de la orden ecuestre o nobleza inmediata. Aquellos Reichritter, que dependían del em,pe· radar, le eran adictos y le proporcionaban funcionarios, oficiales y só· lidos suboficiales, que tenían la ventaja de saber leer. Ahora bien: los caballeros veían sus territorios anexionados por los príncipes, bajo el pretexto de que una orgaitizadón tan arcaica no tenía derecho a la existencia. Baviem, p·or ejemplo, había llegado a apoderarse incluso del principado de Oberhausen, en la misma frontera austríaca. Viena aprovechó la ocasión. A petición suya, el 24 de enero de 1804, un conclusum del consejo áulico condenó el procedimiento; y se concentraron tropas austríacas en fos confines de Baviera. Esta vez, el caso era ya demasiado grave para que Napoleón se callara. Baviera, su principal apoyó a!l sur de Alemania, podía_ escapársele si él no mostraba su fuerza. Peor aún; como él dijo muy claramente en Viena, presentía que se estaba preparando a sus espaldas una guerra, pronta a desencadenarse en cuan· to él atravesara el canal de 1a Mancha. Ahora bien: el punto en que se hallaban sus preparativos marítimos exigía que su retaguardia estu-
'ª
viese absolutamente cubierta. Ante su amenaza de enviar 40.000 hombr9s a Munich, Cobeil2íl se volvió atrás (abril 1804). Eso sí; para lo sucesivo, ambas partes '.sab(an a qué fitenerse: Austria sabía que en Alemania encontraría siempre a Francia, cerrándole el paso ; y Bonaparte, que Viena no abdicaba. El título de emperador de los franc~ses, que Napoleón adoptó el 18 de mayo de 1804, satis!lizo a fa corte qe Viena, porque abolía en Francia la detestada fonna 1de régimen -rep;Ublicano ; ipero escandalizó e inquietó, por la competencia que juiídicamente implicaba con el Sacro Imperio germánico. Solo tras interminables negociaciones, vejatorias para Napoleón, reconoció Francisco II ).a nueva dignidad. Aun ásí, tuvo buen cuidado de resta:b1ecer el equjlib;'io, atribuyéndoselo también, hereditariamente, a la M_onarchia ~ áu~tri(ICa (11 de agosto de 1804). El emperador de Austria tomó por ap:nas un águila negra, bicéfala, en campo de oro. Rusia pedía una respuesta más categórica. Geográfica. y militarmente, necesitaba la colaboración de Austria; e hizo cuanto pudo por obtenerla, pues únicamente sus intrigas y sus amenazas arrastraron a Francisco II ª. la coalición. La intimidación se ejerció sobre Cobe!l1Jl, que así presionado, se tesignó a firmar un· convenio secreto (6 de noviembre de 1804). Hizo notar a su amo el carácter 'Principalmente defensivo de este acuerdo ; pero de él nacía un doble temor. Si Austria desanimaba al zar, ¿no se reconciliaría este con lqs .franceses, dejándoles las manos libres ~n Alei;iai~ia .Y en Italia? Y si ~e quedaba sin aliados, ¿no sería l~ víctima mas mdicada. para N(lpülC?n, en caso de que éste, no pudiendo vencer a Ingilaterra intentara _desquitarse en el continente? El partido ruso, dirigido ipor Jcan St-c¡{líon y Metternich, contrapesaba con estas. amenazas la influencia, ya lI\UY reducida, del arohiduque Carlos, que mvocaba el deplorable estado pn que se encontraba el ejército. La actitud de Napoleón reforzaiba Ios argumentos rusos. "La suerte futura de la República italiana-había escrito Cobenzl, en septiembre de 1804-nos parece la piedra de toque de lo que Europa tendrá que temer o esperar de las miras ulteriores del nuevo emperador de los franceses." Ahora bien: el l.º de enero de 1805, Napoleón informó a Austria de que. había decidido hacer rey de Italia a su hermano José. El 17 de mano, ante la negativa de José, anunció que tomaba la corona para sí mismo. El 18, concedió a su cuñado Bacciochi el principado de Piombino: el 4 de junio, aceptó la instancia por la que Génova solicitaba su anexión a Francia; el 23, entregó Luca a Bacciochi y Elisa. Austria veía, pues, cómo se vio1aban abiertamente los tratados fir· mad?s por ella J:?Ísma, y, por tanto, .la soberanía del Sacro Imperio despreqada; Venecia, tal vez amenazada; el poder de Napoleón, en vísperas de extenderse ª. toda la península; y la divisa que se atribuía al nuevo soberano de Miián, Rex .totius ltaliae, pronta a convertirse en realidad. "No .cabe duda-escribía Cobenzl el 7 de abril-de que es una dura necesidad la de oponerse a sus proyectos; pero si no lo hacemos, deja-
;·'>
(.',
i
c.:=-'."'..:.J •::.;:,:>
1
:
1
!
;
1
/."":~
t;i::::i 964
~i1
remos de existir." Por otra pa¡:te, la presión de los rusos s~ ~ba hacie~do violenta, pues Pitt no tj.taba jiispuesto a pagarles el subsidio promet~do más que si Austria se .adhe(ía a la coalición, antes de 1805 .. Cogida entre las amenazas fra~.cesas· y las intimaciones del zar, Austna consideró que tenía que ele¡µr en,\re batirse ella sola, a:l cabo de unos me~es. o inmediatamente, pero' aconwañada. En el fondo, la segunda solu~1ón era la más fácil. El l~ de 'junio, un convenio, tinnado por Stad1on, Czartoryski y Leveson-<;Towei:. registró la adhesión. ~e Vie!1a al tratado anglo-ruso del 11 de ai:?ril. ~e la voluntad rusa habm nacido la tercera coalición. :
l
?:'::'.}
1
d<:."-;;
··;,,;¡
·~
~:
(0, ::.;:~-:..1
·~¡ G1 ~¡
f '.1
;.¡ ;
~.
r'
!
~
;
TOMO
...
m.
1
·(.
1.-REvqwc1ot;i
@
,".'·) \.:.;.-;.J
:\:'\ '\,.::/ ,-~-~
!f ! ií 1 ._...,'1 n ti :):') {j
L~<\.
FRANCESA E IMPERIO NAf.'OLEONICO
VI.-LAS
CO.~lCIOt/ES
RUSAS
965
·~
DElJROTA AUSTRIACA (1805)
Prusia vacilaba enti:e ambos campos. Haugwitz había soñado con entenderse, a la vez, cop. Frapcia y con Rusia. de manera qu~ asegur~se al norte de Alemania ~:na p~ove.chosa neutralidad, bajo la '.é~da .prusm,na; pero el zar se negó,, a ellp; y Haugwitz aban~onó el IIllll:1steno. As1, pues, era preciso esco!5er U{lO de los dos partid?~· Francia hacía la tentadora promesa del ¡eparlp de una presa magm~ca: Hann?ver, ~ue Bona.parte venia ocupaI!do d~de la firma del convemo de Suhlingen Gu· nio de 1803). Se tratab4 de ~a pDSición excelente para e~torpecer ~esde allí aiJ. comercio inglés pll el ;mar del Nol'i:e y en ~emarua, garantia. de futuras negociaciones "i cebQ para atr~erse a Prusia. ~st~, ;:onvenc1da por las promesa:s del Primer Cónsul, deJa:ba hacer y se i~c~naba a aceptar los ofrecimientos de ¡tmistad que los franceses le dmgían, como a su única aliada posible. Pero compartía el temor, común a todos los estados germánicos, de que Bonaparte, si no conseguía desembarcar en 1nglaterra, se desquitru;e en ·el continente, caso. en el cual Hannover le ofrecería una espléndida base para atacar a Prusia. , Si miraba hacia los rusos, Federico Guillenno ID se sentia con ellos de corazón. La reina Luisa experimentaba por el Zar una viva Y correspondida simpatía El 24 de mayo de 1804, un convenio secreto había unido a fos ·dos estados, para el caso de una incursión francesa en e1 norte de Alemania. Pero Rusia no podía ofrecer nada determinado; Y en sus exigencias mostraba una brusquedad inquietante. ~i se acercaba demasiado a ella, se vería arrastrado a la guerra, por e¡emplo, en el caso de que solicitase para sus tropas la autorización de atrayesar el territorio prusiano. El consejo priv¡ido del rey vac1laba, oomo siempre; y Hardenberg, nuevo titular de Asuntos extenores y .uno de ~os m~J~res cerebros de Alemania, vacilaba también; y aún contmuaba sm dec1d1rse cuando Napoleón volvió la vista hacia el continente. · En general, los pequeños E.st.ados alema~es estaban n;iás francamente decididos a adoptar una posición. Se sentian poco atra1dos por Ingla· terra perturbadora del comercio neutral y cínica compradora de mercenari;~ alemanes. Por lo que a Austria se refiere, la temían ell;~rmemente, sin que esto les impidiera ponerse a su lado, llegada la ocasion. Procla·
mándose emperador, Napoleón hitbía halagado sus instintos de orden y jerarquía. Ya no se oponía, a pri
¡·..-,'
k!....·.
¡:,::,
tfü
¡::.t;.
¡.:·,.,
t:::{
k,,,
p;'
!,\~ l~\<:
nt r;.~~~ 1~·~
~~~~~
·,¡;~ ~i~
!¡\'~~1'··D'.\~ ¡·'3\'I
f{~ t;;:¡·
l'Í )¡\
~\
M
11
1 1
1 1 1! 1
!:¡
. i j
1
~
,,,''
!
1
i
:¡
• '1
: ·1
"1
I'
'1,.1 '!t
1 '1
;¡ "1 1
1
966
TOMO I.-REYOLUCION l'RANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
que permitió a Bonaparte conocer la posición de los austríacos-que entraron solos en Baviera-,-, con la suficiente exactitud para poder sorprender su retaguardia y obligarles a la capitulación de Ulm (15 de octubre de 1805). El servicio de publicidad francés supo orquestar estos primeros triunfos de manera impresionante para los oídos neutraJes, especialmente para los de los prusianos, a. quienes era de capital importancia mantener todavía algún tiempo en la abstención. Ejercer esta acción sobre la opin).ón extranjera era, y fue siempre, uno de los principales objetivos asignados por Napoleón a sus Bulletins de la Grande Armée, cuyos fantáspgos relatos divertían o irfitaban de ta:l modo a los combatientes. "Los P1;1lle~ins--h.rubía :de decir'. Stendhal-eran m¡Íquinas de guerra, trabajos .UG ca¡npaña y no piezas 1históricas." Como tales y reforzados por las gacetas francesas y por la propaganda hablada, ofi· cial u oficiosa. tuvi~ron una eficacia extraordinaria en 1805, sobre todo en Prusia. Metternich, destacado entonces en Berlín. ;Jo reconocía: "Los boletines diaripll del ejército francés, con los que se inunda Ale· manía y toda Europi\. son un· invento nuevo y merecen la más seria atención... Las gac;¡::tf!s }e valen a Napoleón lo que un ejército de 300.000 hombres ... 1-.f¡, opinión pública es la más poderosa de las palancas." · El gobierno prusiano se daba ahora cuenta de ello. En su afán de neutralidad, habla r.educido la prensa a una insignificancia tan absoluta, que no podía tener.. lnflu,encia alguna como arma diplomática. Apenas si se puede citar un intento que hizo entonces el publicista y crítico Merkel para crear un diario capaz de actuar sobre los medios influyentes en materia de política exterior ; y la tentativa no sabrevj,yió a la derrota austríaca. Las hojas vo'lantes que en Prusia se imprimían, más o ·menos clandestinamente, solo tenían un público muy restringido. Es superlluo decir que Austria no presumía siquiera que la prensa pudiera ser un arma. Disponía, sin embargo, de la mejor pluma que había entonces en Europa, la de Federico von Gentz; que dejó en 1802 el :servicio de Prusia por el de Austria, y a quien ya Francisco II había nombrado Kaiserlicher Rath "por los buenos escritos que ha hecho llegar al público" (sic). Pero Gentz estaba en desacuerdo con Cobenzl sobre la política que se debía seguir con respecto a Berlín y Londres ; de manera que aquél periodista de tan enorme talento no fue apenas utilizado. El Hofburg ni siquiera enviaba a su embajador en Prusia la in· formación necesaria para la más indispensable propaganda ; y Metternich comprobaba, con tristeza: "Nos condenan porque nos callamos." Así respaldados, los diplomáticos franceses en Alemania llevaron con éxito su campaña, manteniendo dentro de la alianza a Max-José de Baviera, a pesar de lo angustiado que se encontraba ante la invasión austríaca. Su ministro Gravenreuth supo replegar a tiempo el ejército, librándolo de caer en la red. Para asegurarse de la fidelidad de Fede· rico de Wurtemberg, fue preciso que el mismo Napoleón se entendiese con él; su habitual fascinación obtuvo el efecto deseado. En Berlín; Du-
roe y Laforest sostenían una dura batalla; pero la ganaron. Federico Guillermo, exasperado por el descaro de las unidades francesa'S que, ·para acortar marchas, violaroJ! en Anspach la neutralidad de su territorio, había firmado: con el Zar el convenio de Potsdam (3 de noviero· bre de 1805), en que se prometía 180.000 hombres para el 15 de diciembrn si Napoleón rechazaba las condiciones de paz que le propusiesen, y que, en realidad, no podía aceptar. Pero Haugwitz, que ocupaba de nuevo el ministerio, era muy prudente; y esperó que los azares de la guerra hubiesen decidido. Austerlitz transformó la hostilidad hacia Francia en una amistad, que fu~ selláda el 15 P,e diciembre, por el tratado de Schonbrunn. Prusia recibí~ Hapnover-r~galo peligroso-"-, y cedía Neuchatel y Anspach. · ''
Después de la derrota de J.Jl¡n, la misma 'Austria estuvo a punto de desligarse de la coalición. Talleyrand aconsejaba al emperador que le ofreciese un puente para su rytirada; y un puente de oro, facilitándole buenas compensaciones en Tt1rqufa y abriéndole la puerta de los Ba,lcanes. Napoleón no veífl. con malos ojos la idea de atraerse a Viena. Si de esta manera conseguía asegurarse la retaguardia en Europa, tal vez fuera posible insístir en el proyectci- de desembarco· en Inglaterra, único medio de terminar verdaderamente la guerra. Las escuadras de cobertura estaban intactas; y en Cherbqrgo y Amberes· las chalanas estaban dispuestas ... Pero ·Una noticia' qesa.8trosa vinci a desvanecer todos estos sueños: el 21 de octubre de 1605~ en el cabo de Trafalgar, cerca de Cádiz, Nelson había destrozaP,q la~ escuadras de combate franco-espa· ñolas. A causa de su misma amplitud, los enormes preparativos marítimos terminaban en la catástrofe, pues aquellas escuadras que España había improvisado, por iinpulsQ de Godoy, carecían de la práctica y la solidez necesarias; y, por su pa_rte, la flota francesa, demasiado nutrida, no hubiera podido ex:ponerse en una gran batalla. Por consiguiente, ya no era posible soñar con el paso del Canal; y la guerra se volvía por completo hacia el continente. Desapare,cía una poderosa razón de tratar con miramientos a Austria, que, además, tampoco se dejaba engañar por el cebo balcánico. Napoleón la derrotó en las espaldas de los rusos, que por fin habían llegado. El 2 de diciembre, en Austerlitz, consiguió obligarlos a hacer un peligroso movimiento envolvente ; luego, lanzó de golpe su masa de ruptura contra el eje de conversión, pieza esencial· y frágil; y la línea rusa se rompió. Abandonado por el Zar, que huyó vergonzosamente, Francisco· II solicitó el armisticio; y concertó la paz, en Presburgo, el 27 de diciembre de 1805. 1 Austria quedaba expulsada de Italia; perdía Venecia y la parte que le pertenecía de los antiguos Estados venecianos, siendo todo ello transferido al reino de Itailia, que ella reconocía. Así consolidado en el AdriáJt tico, Napoleón quiso afianzarse todavía más, instalándose en la costa; oriental. Exigió, pues, la cesión de Istria y Dalmacia, que anexionó
í·
·-- t ·
.. ·; I"
-~-'
.-.
'
'l
,¡
:E{{~ @~
969
TOMO I.-REYOLf.lCION FRANCESA E IMPERIO NAl'~LEONICO
VI.-LAS COfLIC!O\ffiS ·RUSAS
también a su reino milal,lés, y. que le proporcionaban excelentes bases navales. La avanzadilla italiana mantendría al Hapsburgo· alejado de . ·· . la penínsufa. Austria quedaba también ~xcluida de Alemani11-, donde sus restos sirvieron para recompens¡u:, pqr su adhesión a la causa francesa, a los tres Estados meridionale~. qué. fueron investidos dq soberanía plena Y total, y desligados para lo sri¡;esivo de todo vasallii.je con re~pecto ~l Imperio germánico. Los Elect.ores de Wurtemberg y de Bav1era re::1bfan la corona real; Bad~11 se· anexionaba el Ortenaµ, así como el Bnsgau austríaco y Consta~a, lo, que suponía una. notable ampliación de su parte meridional. Wui:tem~rg recibía un aumento de 200.000 almas, cinco ciudades sobre el D.vmljio y parte de Brisgall y de Suabia. Pero, aún más importante que~ la in,l:posición de estas cuñas territoriales Y la regularización de estas frpnter¡J.s, era el enOTlile acrecentamiento bávaro. "Redondeaclme bien", hqb(a spplicado Max-José; y, desde luego, le redondearon, ya que, media:qte {a cesión de Berg y de Wüzburgo, ganaba 27.000 kilómetros cuadra.dos y 600.000 súbdi~s. Hermosas ciudades antiguas, como Augsburgo y ¡.,in!,Iau, así como el principado de Eichstadt Y de Anspach, proporciona).·on aJ rudo país montañoso tesoros de arte, de vida intelectua:l y bancarja y, ·10 que era más importante a los ojos de Napoleón, Baviera recibi_ó los grandes desfiladeros a1pestres: el Vora~l: berg, que la .conducía al iilto Rin, y. sobre todo, el Tiro], que le abno las puertas de Italia. Ext,endidti ahora. en una franja que de No/te a Sur iba desde el Mein al lago de Garda, teniendo en su mano los pasos y las rutas, la "tercera potencia alem~a" mont.a~a la guardia .para separar a Austria de los países germánicos mend1onales, del. mismo modo que el Reino le im)?edía el acceso a las llanuras de Italia. Para aumentar la eficacia de tal vigilancia, fos dos centinelas se aliaron: Eugenio de Beauharnais se casó con la hija del rey de Baviera. Tal fue el castigo de los Habsburgo por su alianza con Rusia.
nando ·1v: "¡Soldados l ¡La din!.lstfa fie Nápoles ha cesado de reinar! Su existencia es incompatible con el r_eposo de Europa y el honor de mí corona ... " Brillante fue tamqién, por el carácter fulminante de la marcha de José a la capital que' se l~ prometía y por la trágica prisa de los Barbones por escapar a Sicili.a (febrero de 1806). Verdad es que después el drama se hizo m¡ís leI;lto, pues se tardó mucho tiempo en limpiar a Calabria qe los caµ¡pesiµos sublevados y de los ing:leses que habfan desembarcado ; y nq- se ¡:judo nunca pasar a Sicilia. Pero si se exceptúan los débiles Esta4os d9 Etruria y los pontificios, desde los Alpes a Mesina toda la península era napoleónica, directamente o por obediencia, sumisa o prome\lda.,
968
IV. EL APLASTAMIENTO DE PRUSIA (1806)
Austerlitz; y Presburgo apresuraron las unificaciones en Italia y Alemania. "Ya no es ,posible tener parientes en la_ obscuridad-:--escribió ·Napoleón a su hermano José-. Los que no se eleven conm.1go, ya no pertenecerán a mi familia. Quiero hacer de ellos una familia de reyes, o más bien de virreyes." Así nada la idea del Imperio-federación dinástica y de parentesco, a la que dio forma jurídica y ampliada el estatuto del 31
i¡,
1:
¡'
/,
¡·
1.
j
l
970
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPE~IO NÁPOLEONICO
rabie elemento de dominio estratégico, económicff y cultural, se hallaba en manos de una sola potencia. El equilibrio europeo estaba roto. Si tantos príncipes alemanes se habían decidido, como decía MaxJ osé, a "agarrarse al r¡.tbo del diablo", era porque agarrados a él se subía alto y de prisa. Prjmeramente, títulos altisonantes: Daiberg se convertía en Príncipe pri.maqo de la Confederación, =con ia calificación de Alteza Serenísima, que le daiba preferencia sobre los cardenales : el ~lector de Baden, el dúque de Berg y el landgrave de Hesse-Darmstadt eran nombrados Grand~s Du,ques. Luego, las ve\'1tajas territoriales· eran c¡onsiderables. En efectQ, i:n beneficio de fos conffjderados era sacrificada toda aquella caballeriEJ, de 'imperio, aquella orden ecuestre, aquellos Reichsritter que habían' ;formado la clientela austríaca; y también todos los dominios de los ocupantes que no habían sido mediatizados aún. El "hormiguero"-como solía llamársele-de autonomías microscópicas que cubrían el imperio. germánico, desaparecía, por fin, sacrificado en aras de las unificacionfis ''fllodernas. Con este motivo (y,. wediante ailgunos convenios suplementarios), se pperaron nuevas anexiqn~s y el mapa fue simplificándooe. Dalberg recibió la magnffica presa 9.e Francfort. Wurtemberg obtuvo a Ulm. Baviera consiguió la ciudad de Nµre~burgo, adquisición valiosa. El apoyo francés le va;lía ahora fo que ::d~sd~ hacía tanto tiempo estaba disputándole a Prusia, la posesión qu~ llabr,ía de contener el descenso de los prusianos hasta Franconia. Nure,inpurgo, tanto como Augsburgo, eran elementos inestimables de civilización: riquezas y patricias tradiciones de arte, vínculos y relaciones CQIDerciales de iargo acance, actividad bancaria (inmediatamente se instaló allí el Real Banco de Baviera); ..Y población activa e incluso bulliciosa. Orgullosa de su flamante coroná (la palabra Rayal campaba, con ufa:hía, en todos los rótulos de Munich), de su escarapela blanca y azul, recientemente adoptada, de sus inesperadas fronteras y de sus tres millones de habitantes, Baviera se sentía verdaderamente una fuerza afomana llena de juventud. Desde el momento en que algunos príncipes adquirieron aquella "plena soberanía'', que era la meta secular de sus sueños, el Sacro Imperio Romano Germánico ya no signüicaba nada. El 6 de agosto de 1806, el Habsburgo restgnó, sin gran resistencia, la corona. Hacía mucho tiempo que la Europa central esperaba ese gesto. Los intelectuales alemanes, fieles todavía durante algún tiempo a su idea de una misión germánica limitada al mundo del espíritu, se habían consolado de antemano. "¡Incluso si lanzáis al imperio a:lemán entre las llamas. de la guerra-escribía Sohiller en 1801-, la grandeza alemana queda en pie!" Y, sin embargo, al enterarse de la noticia, más de un corazón e~peri mentó un dalor que ya tenía a·lgo de nacional. Ante los triunfos napoleónicos, lo que quedaba de la coalición vaciló un instante. Pitt murió el 23 de enero de 1806. Parece ser que en su agonía
murmuró: "¡Oh! ¡En: qué estado dejo mi patria:!" No es muy seg;uro que la frase sea exacta; pero, verdaderamente, Inglaterra, aunque desde Trafalgar s.::: hallaba at abrigo de' todo peligro directo, podía desesperar de sus aliados continentales. Las circu.nstancias se presentaban tan graves, que el rey no pudo mantener el· veto que. oponía a la subida de Fox al poder. Este ~cibió el Foreign Department; con él entr_aron Grnnville en Hacienda; Windham, el). Guerra; - Grey, en el Altrurantazgo, y Addington recibió el Sello priyado. Fue el "ministerio de todos los talentos". Fox se encontraba en co1,1diciones de ensayar la politica de conciliación con Francia, que h~b!a preconizado cuando se hallaba en la oposición. En febrero de 180(), impulsado a la vez por la ·gravedad · de las circunstancias y por un sincc;ro idealismo, dio los primeros pasos ; en junio, !lord Yarmouth llegó a París con plenos poderes. El zar seguía el mismo camino. De momento se encontraba has- · tiado de estas guerras, de las que él era el pagano; y recordaba, con desagrado, cuán poco lúcidamen.te ha.bía quedado el día, y sobre todo la noche, de Austerlitz. Veía a 'Austj'ia fuera de juego. A Prusia, que pese al desastre ruso, se mostr
¡
:
'
,-.
972
(j ~~,
(')
TOMO I.-REVOLUCION F.ltANCESA E IMPERIO NAHJLEONICO
Dominado de nuevo por su belicismo, el zar se esforzaba por atraer a Prusia a su campo. Tenía verdadera influencia sobre la reina Luisa, que le escribía: "Creo ~.n ti ~orno en Dios." Bella, ardiente y animada a mezclarse en política por las adulaciones de los cortesanos en ello interesados, Luisa era fe,rozrnente antijacobina. Bl "caiballeroso Afejandro" tenía otros muchQS corji.zones femeninos encadenados al palacio real. Como era el único: que ~onservaba la espada en la mano, contaba con las simp;üfas de lo:¡ jóvi,nes oficiales de la aristocracia, insolentes e intrépidos. En resume1J.: un_' partido ruso de Corte, con fos caracteres propios del antiguo régfi.nen, ~turdido e influyente. Pero los argumentos de San Petersburgo hacíiu\ su· efecto también en espíritus más sensatos; muchos habían que se alitrinal,¡an por las falsas maniobras de 1805, por el descrédito en que caía I!msia~ a la que en el extranjero se motejaba d.;: cobarde: y por los eno):mes ·progresos de Na,poleón en Alemania. Con aquellos elementos asust~clizo~. no les era difícil a los rusos hacer resal· tar la brutalidad con qtie Fn¡ncia había obligado a Federico Guillermo a substituir el tratado de. Sch,onbrunn por el de París (15 de febrero de 1806). Si Prusia haibía Qop.sei,uido que se le confirmase por él la posesión de Hannover, en ca¡nbip también había sacado de allí la guerra con Inglaterra y la pérdiu11 ele 300 barcos mercantes. El rey era el que más vacilaba. Unas veces se acusaba a sí mismo de debilidad y de llevar el Estado a la ruina, por pusHanimidad: "Muchos reyes-decía-han caído por su amor a la gl1erra; yo caeré por mi amor a la paz" ; otras, pensaba, que, después d'e todo. había conseguido el tan ambicionado Hannover; y, como era perspicaz y tenía sentido crítico, se daba cuenta de que los valores humanos con que contaba el reino eran insuficientes para resistir a Napoleón. Sin embargo, parece que también él, como todo el mundo en Prusia, tuvo confianza en el ejército. No se trataba únicamente, como sucede tantas veces, de la perezosa creencia en las viejas glorias. Sus efectivos eran importantes, pues. llegaban a 193.000 hombres, una vez hechos los llamamientos a filas. En la tropa había buena voluntad, trabajo y una instrucción constante, que llevaba a la perfección el adiestramiento de las pequeñas unidades. Entre los oficiales reinaba verdadera actividad intelectual. En la sociedad militar que Soharnhorst había fundª'do en Berlín, se promovían exaltadas discusiones; y se publicaba gran número de obras doctrinales. Lo que le faltaba a aquel ejército-pocos se daban cuenta de ello-era el sentido de la realidad y el gusto por ella. Para sus estados mayores. la historia militar, de estudio tan formaitivo, se convertía en una recopilación de teoremas. Obras como las de Hein- ' rich von Bülow· (1799), reducían las guerras de Federico a trazados geométricos. Las "cabezas mecánicas" cifraban la estrategia en evitar la batalla.; y reducían la táctica, si verdaderamente no había más remedio que afrontarla, a atacar en cualquier circunstancia, mediante el choque de un ala, -reforzada con arreglo al famoso orden oblicuo. Pedantería
VI.-LAS COALICIONES RUSAS
,
973
y olvido de la realidad. No cabían flacos más peligrosos para· enfrentarse
con Napoleón. ' Bajo la influencia rusa, el g¡¡.bim~t\! prusiano se decidió a la guerra. con gran ligereza, ante el sim'[l'le '.nnnqt de que Francia iba a quitarle de nuevo Hannover. Esta misma íµipru\lencia engañó al emperador, que hasta el 3 de septiembre no se'
la
V. REPARTOS F'Rlµ'(CO;RUSOS: Tll.SIT (1807) .{
~
Napoleón fue duro con fos ·¡encidos, sobre todo después de encontrar en Berlín las pruebas de su larga colusión con Rusia. Les negó la paz y solo les concedió un a:rmisticio que, por lo demás, fue rechazado por Federico Guillermo. Estaba ·profundamente resentido con ellos-y el alcance de este sentido personal fue grande y duradero-; por su agresión imprevista y gratuita: por aquella guerra que él no había deseado, y, sobre todo, par la situación difícil en que se encontraba, a pesar de su triunfo. Por el frente llega:ban los rusos ; por; el flanco derecho, Austria representaba un peligro serio; y, por 1a retaguardia, España había é'stado a punto de traicionarle. Austria pudo ser contenida ·fácilmente, pues Stadion, que gobernaba entonces, no tenía interés en enrtrar en la contienda. Representar un papel, hallarse presente a la hora de la paz, pero sin ex;ponerse; fue todo cl objetivo de la mediación que ofreció, tras interminables trabajos de acercamiento, el 7 de abril de 1807. Que Austria estuviese en dudas, era naturaJ. y estaba previsto. Pero la sdspechosa actitud de España, del viejo aliado, hasta entonces fiel, del hermano de armas en el mar; la posibilidad de un segundo frente, abierto inopinadamente en la misma frontera francesa y alimentado por contingentes ingleses: éste fue para Napoleón un choque durísimo, por' lo inesperado. En aquella ocasión, Napoleón tuvo que purgar el desen· fado con que había tratado a la corte de Madrid. El favorito Godoy seguía trabajando, por mediación de Izquierdo-su agente secreto en París-. la ejecución de un proyecto que acaricia·ba desde junio de 1804:
974
.' :l
.J
¡ 1 '\ 'i
i 1 1
;¡ 1
TOMO
I.-!'.EVOLU~ION
FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
hacer la guerra a Portugal y fabricarse a sus expensas un cómodo prin· cipado. Incluso había dado ya una garantía en la escuadra que fue ani· quilada en Trafalgar. Ahora bien: Napoleón permanecía sordo a aque· llos deseos ; y dejó entrar en las negociaciones a Talleyrand que, pagado por Portugal, pronto enre~Q tactos los preliminares. Durante el verano de 1806, Godoy empezó a ::preocµparse y acabó por sentir enfado. ¿Dónde estaba el premio a su fidelidad y a su ayuda? : Desde luego, ·seguía reqhazando las insinuaciones de Prusia, pues no se fiaba de ella; pero aho¡¡¡. se 'acercaba a Portugal y, sobre todo, pres· ta9fi. oídos a .Jos ofrecimiep.tos de Rusia, a la que vo1vemos a encontrar cq~o infatigable instigadqr~ de coaliciones. Desde' que subió al trono Alejandro, que comprendíc¡. pon perspicacia las ventajas que este segundo freute representaría para µqa coalición, trabajaba sin descanso por se· parar a Madrid de la alían~ francesa. El cebo que ofrecía a los espa· ñoles era la restitución de Gibraltar. Stroganov, min.i,stro ruso en Madrid, llevaba con entushi.smo la, maniobra; y Godoy, a medida que crecía su resentimiento contra Bona.parte .. se prestaba más gustoso a ella. En sep· tiembre de 1806, llegó a: qfreeer 180.000 hombres; (que por lo demás np tenía) para atacar por }011 Pirineos. A fines de mes, una desalentadora noticia le alejó más aún :de su a-liado francés: una escuadra británica h¡i.bía tomado Buenos Ai_re$ (27 ·de junio .. de 1806). Esto era una catás· tJ;ofe para el imperio cc4011ial; español: sus últimas relaciones con la metrópoli, cortadas; un pqertq espléndido abierto- a la invasión de las mercancías inglesas : y Ja pP,ertá. del continente americano- de par en par ~te el enemigo. Para salvar a América, solo quedaba el recurso de h¡¡.cer la paz con Inglaterra, El 5 de octubre, Stroganov envió· ~·Londres, ~fresuradamente, a un secretario de la embajada, portador de las propo·· siciones españolas. Jena cortó de raíz estas conversaciones. Pero Godoy dejaba un rastro terriblemente comprometedor de sus veleidades: el 5 de agosto había lanzado una proclama llamando a España a aas armas. Se guardó mucho de decir contra quién, esperando que Napoleón creyera que sus exhortaciones iban dirigidas contra Portugal, y los coligados pensaron que se referían a Napoleón; de este modo, esta garantía ofrecida a los dos partidos le permitiría e&perar el resultado de la campaña. Desgraciada· mente para él, la opiriión pública, poco preparada para tales sutilezas, solo vio la última interpretación. En todo el reino se creyó en fa guerra con Francia : y como estaban hartos de las exigencias imperiales, la acogieron con gusto. En París, así como en Btruria, donde había guar· nición de tropas españolas, la conmoción fue tremenda. Lisboa y Viena no vacilaron ya ante el sentido que había de darse a la proclama. La unanimidad de la interpretación decía lo bastante y expresaba el sentimiento, cada vez más claro en Europa, de que la alianza francesa era agobiante: y que, si era cierto que las coaliciones estaban mal ci· mentadas, el bloque napoleónico presentaba, por lo menos, grietas c¡_ue tal vez ni la misma victoria permitiera cerrar.
YI.-LAS COALIC!ONES RUSAS
Napoleón comprendió ::admirablemente el pr;ligro de que había esta· do '!menazado. Aunque juzgó que, en público, lo mejor era negar des· deñosamente su existencia, en cambio, sus palabras a:l embajador español en Berlfu, Figueroa, fueron clarísimas.. La alarma en los Pirineos, unida a la actitud dudosa de Austria, pernos.traban la urgencia de la vic· toria militar ; pero ésta parecía difícil de conseguir en aquellas llanuras palacas, a las que estaban llegandor.los rusos. El frío, y, lo que es aún peor, el deshielo y el bario, lo diseiµinadp de la población, la exigüidad de recursos, los pantanos y los bqsciues, eran otros tantos obstáculos poco conocidos hasta entónces por; ~o& franceses. Sobre todo, en aquellos confines de Ja Europa oriental, aparecía el enemigo invencible pára los ejércitos de entonces, el que falseab1,1. los pálcuJ.os de las marohas, el que hacía inútiles los pianes de converg~ncia y de movimientos envolventes ; el adversario de'l que niri.gún gener!il :puede triunfar, mientras Ja eta:pa media de sus divisiones se limite a¡ 25 kilómetros : el espacio. Aquellas unidades francesas, perdidas en el 111apa, de Qfueas de comunicaciones tenues y continuamente prolongadas, a 'las que era preciso abastecer. La base de operaciones tenía que ser completamente segura y plegarse a todas las exigencias. En otros térm,illos: Prusia había de ser tratada sin la menor contemplación. Tuvo que p!j.Sar. por el imperio rubsoluto de las ~utoridades militares, por las contri,buciop.es onerosas y por las requisas implacables, sin mencionar los exce~os. cqmetidos por soldados a quienes la miseria convertía en bárbaros. J;n d ~orazón de los prusianos se iba formando un odio que había de tener graves consecuencias. Durante todo el invierno, el ejército realizó marchas, sufrió y luchó, Pultusk se dio el 26 de diciembre ~de 1806; Eylail, el 8 de febrero de 1807. Mientras tanto, los diplomáticqs negociaban. Ante tantas dificultades, Napoleón hablaba con Prusia.: pero ésta firmaba con Rusia, el 23 de abril, el convenio de Bartenstein. l.,a mediación austríaca hacía correr mucha tinta diplomática ; y la idea de celebrar un congreso estaba en el aire. Pero llegó 1a primavera: se secaron las pistas; los caballos encontraron hierba nueva: las operaciones. se animaron; y el 14 de junio, en Friedlan, sorprendió Napoleón a1 ejército ruso de espaldas al Alle y lo destrozó. f' Rusi~ p~día continuar la guerra:· y Bennigsen, el general vencido, era . part1dano de hacerlo así; pero los jefes militares, muy deprimidos, exigían, por lo menos, un armisticio: y muchos oficiales se declaraban públicamente por la paz a toda costa. Se veía nacer una corriente que, desde hacía largo tiempo estaba agitando a aquel ejército, valeroso, sin duda 8.'lguna, pero resentido cruelmente por la inmficiencia de su alto n:ando, y que ya ni siquiera tenía confianza en la lea[tad de su jefe (Benmgsem era de Hannover). Este descontento encontró un alto intérprete de una gran franqueza verdaderamente soldadesca, en Constantino, el propio hermano del zar. Ahora bien: Alejandro sabía so-bradamente cómo había muerto su padre por atreverse a contradecir a su oficialidad. Czartoryski, Novossiltzof y Stroganov, los más íntimos consejeros
,.. :'
.·',"
976
TOMO r.-REvo¡~uCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
de sus primeros años, li<
ani~1aban
también a fa paz. El zar,
VJ.-LAS COfLicrmp;s RUSAS
ner~oso
y versátil, detestaba ahÓrit al inglés, a qi;i~n echaba. en. cara la msu-
ficiencia de su ayuda. :lloco ¡:mtes, al rec1brr en aud1enc1a a LevesonGower enviado británico, le ljabía dirigido ios más violentos reproches: el crablnete de Londres fi.qbieia debido enviar tropas por el Blba o por Str~•lsund ; poner en moji¡niei1to las que tenía en Sicilia; prestar el dinero que se le había p1dido, .. A ~ª. respuesta ~e. <;J.Ue Inglaterr~ tenía pocos soldados: "¿Por y_qé no enVIá1s vuestra milicia? ¿Por que no la volcáis en el ejército regu}ar?"-le replicó el zar a iLeveson, qu~ estaba realmente escandalizado ante tamaña indiscreción. Después de Fnedland, este rencor personal tuvo. mucho peso ; y en el mismo sentido actuó otro factor, también personail y de primer orden para un au~ócrata: la fascinación que sobre él ejerció Napoleón durante la entrevista q1:e tuvieron, el 25 de julio de 1807, en la famosa balsa anclada en medio del Niemen. . También Napoleón quería la paz. Tenía respeto por un advers~no tenaz y va:liente, visión clara de sus propios recursos y de su agotailllento · ta1 vez deseo de arreglar las cuestiones de España de manera que no qu~ase un peligro a sus espaldas ; y todo esto influía. Pero había aún más: el 21 de noviembre, por el decreto de Berlín, el emperador haib~a deolarado a las islas británicas en estado de bloqueo. Una vez conseguida la victoria continental, pasaba a primer plano la q~e. era . P;~iso obtener sobre Inglaterra. En el sistema de guerra econom1c_a: m1c1ado por el decreto de Berlfu, era necesaria la paz; aún más : la alianza con Rusia. El Primer Cónsul había deseado esta a:lianza desde su llegada al poder, y la había reafüado a medias, lo suficiente para comprobar su eficacia. A partir de la ruptura de la paz de Amiens y a pesar. del mal proceder recíproco, tal vez no la había perdi~o ni;:ica .de vista. A raíz de Austerlitz, Napoleón confiaba en Haugw¡tz: Rusia ha de estar conmigo no hoy, pero dentro de un año, de dos o d~ tres. El tiempo borra todos los recuerdos ; y ésta sería tal vez la alianza que más me conviniese." · Siendo dueña de las costas esta entente, lo sería también de Europa. Recordemos cómo, en 1802 y 1803, ha:bía decidido la .reorganización de Alemania. Ahora una acción conjugada de las potencias ~e los fl~ncos -angustia constante de los germano~-:-· reduciría a la impotencia. al Habsburgo y al Hohenzollern. Este uituno se druba cuenta de ello. Y se agarraba, desesperadamente, a su aliado ru.so •. al que veía írsele de las manos, esforzándose en entrar en las negociaciones. Hardenberg pr~ ponía un "plan gigantesco" para reformar Europa entera y ponerla b~Jº la dirección de un triunvirato franco-pruso-ruso. Pero Napofoón no qmso ni oírlo; exigió el alejamiento de Hardenberg y, a pesar. de todas las intercesiones de Alejandro-desde luego, cada vez más débiles-¿n favor de su antiITTia aEada, dejó a Prusia a la puerta de la conferencia. En co;secuencia, el tratado que se firmó en Tílsit fue doble: el 7
977
de julio de 1807, con el zar, y el 9, con Prusia. Esta, terriblemente mutilada por el Este y el Oeste, :perdía cinco millones de habitantes de cada diez, además de todas las po~esíon,¡!s de la izquierda del El?a y. sus adquisiciones polacas (salvo una e~trecha franja que unía la Prusia onental con el resto del reino). Teníá.' qud cerrar su territorio al comercio y a la navegación británicos. Las 'tropas francesas la ocuparfan hasta ~1 pago de una indemnización de gm:rra; y, además, consentía en construir un camino militar que uniese a Sajonia con Varsovia. Bl rey de Sajonia recibía los territorios polacos tomaclos a los Hohenzollem y que formaban el ducado de Varsovia (por cortesía, solfa decir el Gran Ducado), que pasaba así a la Confederación del Rin. En cuanto a lo que Prusia perdía al oeste del Elba, Napoleón, incorporándolo a otros territorios que más adelante detallaremos, constituía el reino de Westfalia, para su hermano Jerónimo. Rusia no dejaba de experimentar algunas pérdidas. En Oriente tenía que retroceder mucho, cediendo en el Mediterráneo las islas Jónicas y Cattaro y evacuando, en el Danubio, Moldavia y Valaquia (que acababa de conquistar de Turquía). Verdad es que, en cambio, si el sultán no aceptaba la paz, se le quitarían sus posesiones de Europa. El zar había de proponer su mediación a Inglaterra; y si ésta la rechazaba, Portugal y los reinos escandinavos serían requeridos a adherirse al sistema del Continente. En un tratado separado y secreto, de nueve artículos, se estipuló la alianza del zar con Napoleón. Consumado el cambio de Rusia. terminaba la era de las coaliciones. En Europa se instauraba un equilibrio nuevo: el de dos masas simétricas, la moscovita y la napoleónica: arquitectura continental magnífica de amplitud y sencillez, ordenación de gigantes, de orgullosa indiferencia hacia aquellos que quedaban aplastados por los bloques en equilibrio. De la ·distribución dinástica e incluso feudal, o de las agrupaciones vetustas y privadas de vida, el Continente pasaba a las estructuras imperiales. Pero a estas aJturas sobrehumanas, aquella alianza hubiera exigido una sabiduría y una fuerza de dioses. Y ha:bía un tercer imperialismo, fuera de su alcance, y que se alzaba frente a ella: el imperialismo del océano. BIBLIOG RAFIA H. BUTIERFIELD: The Peace Tactícs of Napo/eo11 ( 1806-1808). Cambridge, 1929. E. DARo; Napo/éon et Tal/eyrand. París, 1935. A. LATREILLE: Napoléon et le SaintSiege (1801-1808). Parfs, 1935. J. H. ROSE: Pitt and Napoleon. Londres, 1912. llENOUVIN 1.-62
R. CAR.R: G11stavus IV a11d the British Gavernment (1804-1809), en Eng/ish Historica/. Review, 1945.
N.
BRLl.N"ÚU.NINOV: Alexandre ¡er et la Paix, en Revue d'Hístoire Diplomatique, 1933. B. MIRICJNE·GUBTZÉVITCH: Un Pro/et de Fédératíon europée1111e en 1804, en Mélanges Iorga, 1933.
978
TOMO
I.-REvo:¡,.ucION
FRANCESA E IMI'ERIO NAPOLEONICO
A. TMTCBEVSKI: Rapports diplomatiques entre la France et la Russie (18001808), 4 t. San Petersburgo, 1890-1893. F. ScHNABEL: Deutsche Geschichte im 19. Jahrhundert, t. l (18Dq-l815),: Fri-
bµrgo, 1929. e .~ M. DUNAN: . Napoléon et J'Allemagne, le Systeme continental et le~ J)éb~ts du Royaume de Baviere (1806-1810). Pa. rfs, 1942. : · H. K. VON ZWEm.:. Der Kampf upi Bayern (1805). Muruch, 193'1, ·
O. TscHIRCH: . Geschichte der iiffentlichen Meinung in Preusse11 (1795-1806), 2 t. Weimar, 1933-1934. E. HoLZLE: Das Napoleonische Staats« system in Deutsch/and, en Historische Zeitsclirift, 1933. P. SHCJPP; Tl1e European Powers and the Near Eqst Questio11 (1806-1807). Nueva York, 1931. V. J. PURYEAR·: Napoleon and the Dardahelles. Canjbridge (Mass.), 1951.
CAPITULO VII EL BLOQUEO (:tSO(j-1810) J. EL DERECFJO DE BLOQUEO
,,
1
1
1
Ahora, cuando Inglaterra hal)í¡¡. d~struido las flotas francesas, pero perdido todos sus aliados en Europa, ·la guerra económica se convertía para el gobierno de Londres en la forma esencial de lucha. En sus manos tenía la voluntad y los medios de emprenderla. Después de muertos Pitt y f ox, se continuó hablando de pittistas y foxistas ; pero los dos partidos Sf desmenuzaron, formando numerosos grupos mantenidos por considera.done? persona'les. Casi todos ellos per.terrecían a esa indecisa "fuerza ·flota:Q.te" a que recurren los ministros para completar su mayoría. El giibb::!ete de "todos los genios" se iba gastando rápidamente; y ya en mar.:?
-. ' --¡
'
!~:?:~;
11
1 ! !
1
¡
1
¡
¡
@
!
,:~
r.-;;:,,7
®
tZJ
J•
'~-=-
,.-:·"' r;:~.-J
'I
l ·~
:¡
@
;.:
:¡« ~
~· ~
~·
l
..
:¡
~J
J
~
! ;
í
'
. '
!;
t~~~
u:~.. ' ,,,1, 1; ·----··; !
¡ti. l:.~i.
Jl ,¡~
>
f
!"
11
()
¡1 ,\ ¡:Z) .1 •.
!J : l ~
i1
·•c,;;.,J
980
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
dear Copenhague: durante tre,s días la ciudad ardió bajo las balas al rojo y los cohetes incenºdiariq's (2 de septiembre de 1807). Esto significaba hacer tan poco G.aso d,el derecho. que en el mismo Westminster los whigs echaron en cara. a Canning su "piratería" y este tuvo que escuchar sus sarcasmos ~obre la "nueva moral". Pero el caso es que fueron capturados 18 barpos daneses ; y nada amenazaría ya el paso de las provisiones . navales .Pcl:ltiq1s-madera, cáñamo. alquitrán, cobre y hierro-a través de los Estrechos. A cambio de esta solicitud, la marina de guerra prestaba a la econo· mía británica un servicio que no tenía precio, pues año tras año llegaba a poner en sus manos todas las fuentes de productos coloniales del mun· do. Desde antes de Trafalgar, el Almirantazgo consideraba esta labor tan importante casi como la protección de las costas ; y Napoleón estaba en lo cierto al dar por seguro que una amenaza a las Antillas llevaría a toda vela los navíos de Nelson a aquel centro vital de la riqueza inglesa. Después de la derrota de ia marina francesa, solo le faltaba a la tlota ocupar las tierras del algodón y del azúcar del adversario. En 1808, cayeron la Deseada y la María Gafante; en 1809, la Martinica, la Guayana y el Senegal; en 1810, la Guadalupe, las Seychelles y las islas de Francia y Barbón: par último, en 1811, Java, las Mdlucas y Tamatave. Generalmente, la resistencia fue honrosa : y enérgica en las Mascareñas, bajo el mando de Decaen; pero, en todos los J;asos, sin grandes esperanzas. A 'Partir de entonces, los productos tropiéales des• tinados a la exportación se encontraron todos prácticamente a disposi· ción del consumo, de la industria, del comercio y de fa banca de In· glaterra; riqueza multiforme. potencia que contrapesaba la fuerza militar del Continente. Napoleón replicó haciendo entrar en su plan de guerra económica a todos los estados a los que imponía su yugo o su a1lianza.. Ya hemos dicho, o diremos más adelante, las circunstancias diplomáticas y militares de estas sujeciones. Limitémonos ahora a trazar el mapa de aquella Europa en armas para la lucha comercial. Después de Jena fueron ocupados Hamburgo y Brema, .esl/;i:bleciéndose un cordón aduanero en toda la costa del mar del Norte. En diciembre de 1806, Holanda prestó su adhesión al sistema imperial : Dinamarca la dio en octubre de 1807: Rusia, en noviembre, y Pmsia, en diciembre del mismo año. Austria, en febrero de 1808. En Italia, José tomó en marzo de 1806 las medidas que le habían sido ordenadas y Eugenio lo hizo en diciembre. En agosto de 1807 se ocupó Liorna y en noviembre la costa adriática del Estado pontificio. España dio su aquiescencia en febrero de 1807. Portugal fue invadido y Lisboa tomada en noviembre. "¡De manera -'.escribe Napoleón al zar-que tenemos a .Jos ingleses en guerra con todo el mundo l" En efecto: el Continente parecía unido en una lucha económica común contra los "oceanócratas". Al ·principio, la opinión intelectual europea no fue hostil a esta guerra comercial. Los antiguos coligados conservaban un vivo resen-
¡ 1
·'
VII.-EL BLOQUEO
981
timiento contr~ Inglaterra. El ll}ismo ·. Gentz reconocía que había sido muy poco hábil con respecto a ellos: 1'Mr. Pitt no conocía el Continente Y, ~?r tanto, ~o sabía ~at~rlo." No lQs apoyó a tiempo: "Los ingleses -diJo Haugw1tz-llegáis s1empr~ con· dos meses de retraso." En cuestión de rel~ci~n~ comerciales~ Jnglaterra hacía gala de un tranquilo e~oísmo y 3ustilica:ba sus med1d¡u¡ de noviembre de 1807 por la necesidad ~e "c?nservar ~se pode~í~ ii:m~ítimo que, por favor espécial de l~ Providencia, Su Ma¡estad recib,,e del .valor de su pueblo y cuya existencia no es menos esencial para Iii: felitjdad del género humano que para la seguridad y prosperidad de lo.S Est~dos de Su Majestad". A ~uchos econoini~tas, .tal tieguripa~ les parecía poco justificada; se consideraba que la situación de la hacienda inglesa no era muy sana ':j que estaba ~enazada, principa:l¡nente, por el abuso del crédito. Es-U: idea ?e fortaleció por la poléinica iniciada por el Instituto, a principios del SJglo, ·planteando este problema del crédito. Las obras de Saladin, Inglaterra en, 1800 (1801); de La.salle, De las fina1Zzas inglesas (1803); de ~turo O Co;inor, Estado actual de la Gran Bretaña (1804), predicen la ruma de Albión y denuncian el "sistema antieuropeo y antisocial" de "esa potencia engreída". La idea de .abatir el orgullo de tales mercaderes hacía muchos adeptos en .Alem.ama como puede verse en gran cantidad de periódicos, en las r~v1st~s mfl;u~entes de Econor;iía política, en los Anales europeos. en H1stona pobt1ca, en el Mercurw del Norte. Casi todo el público intelectual aprobaba los ataques que Buchholz lanzaba en 1805 desde El Nuevo Leviathan y, en 1806, desde Roma y Landr;s contra ~l "despotismo marítimo" de Albión; los que en 18.00 iprodig~ Fichte en Der geschlossene Hand~lsstaat, y repite. en 1806, en Fundamentos de la Epoca actual. En Muruch, la anglofob1a se une a la clásica austrofobia báv?"a ; un public~sta ac?nseja a Napoleón que al cierre de los puertos anada la guerra mdustrial llevada por el Continente entero. ·" Calculand<;> muy sensatamente .fa·importancia· de la opinión pública en. esta cuestión, el emperador procuraba presentar a los hombres de pluma y de negocios objetivos de guerra econóinica sencillos y rotundos. Uno de ellos, clásico, era imponer a Inglaterra que respetase los derechos ~e los neutrales. En aquel embrollo jurídico en que se enredaba la propiedad del cargamento y la nacionalidad del barco, las discusiones fueron interminables. En 1812, Maret declaró "ley <:omún de las naciones" norma que en 1713 sentaron los tratados de Utrecht: el pabellón cubre la mercancía; el pabellón neutra:! es libre. Juristas Y poleinistas son invitados a exponer su opinión sobre el derecho d? los navíos de guerra a capturar barcos mercantes. Según los usos en vigor en. las guerras marítimas, no se. respetaban ni cargamentos particulares ni marinos mercantes: "Se puede-expone Rayneval-, apresar: ba~o mer?ante enemi.go y hacer prisionera a la tripulación... La practica mtemaciona~ autoriza al ~eligerante captor a que retenga a los oficiales y marineros de la tripulación del navío capturado."
la
e!
'I'• J!:
1~
982
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E IMl'Elt.10 NAl'OLl!ONH:o
:1,
. n'
f:
A estas reg11as, tan evidentemente favorabies 4 a Inglaterra, Napoleón oponía la idea que la escuela política italiana~ llevaba m&s de treinta años sosteniendo, basada en aquella que el Derecho público europiro de Mably proponía a los beligerantes en 1748: "Prohibir E. sus barcos agredir a los navíos mercantes y capturarlos." Es preciso aplicar en el mar las reglas de1 derecho terrestre, que deja en paz a los negociantes tranquilos. Bl decreto de Ber.lín proclamaba, pues, que serían tomadas represalias "hasta que Inglaterra haya reconopido que el derecho de guerra es uno y el n:ús:qio en tierra que en el mar ; que no puede extenderse ni a las propie4ades privadas, cualesquiep que sean, ni a la persona de individuos aje~os a la profesión de las armas". Otra conquista jui.fdica que se buscaba atañía al derecho de bloqueo. Todo barco neutral que ~tentara forzar un bloqueo, se exponía a ser echado a pique o ca.ptura~o. Ahora bien, Inglaterra, para tener sujeto al mayor número posible ~e neutrales, deiclaró: bloqueados, como le reprochaba el decreto de Berlín, "plazas ante fas cuales no tiene ni un solo barco. de guerra~'. De· este modo, su Almirantazgo creaba, por simple advertencia, per rumficationem, bloqueos ficticios o de gabinete. Ya Catalina n. en su debla.ración de neutralidad armada de 1780, protestando contra semejante pretensión, exigió, para que se considerase bÍoqueado un puerto, la presencia de "navíos de guerra detenidos y suficientemente próximos". Pero cuando, después de fa muerte de Pablo I, Inglaterra se reconcilió con Rusia, corrigió dicho texto sustituyendo la >' por una o, lo que equivalía a dar el nombre de bloqueo a un simple crucero realizado desde bastante lejos por unas cuantas fragatas, buenas andadoras. Por el contrario, Napoleón sostenía la fórmula de la Memoria soáre los neutrales, de 1800: "El derecho de blóqueo no ·puede referirse más que a puertos efectivamente bloqueados." Este plinto de vista: tiene de tal modo a su !favor la _equidad y fa razón, que habfa. de ser adoptado por la declaración de París, en 1856. Estas disposiciones de principio procuraron al Emperador buenos apoyos en ·la opinión continental; y, en este período de iniciación del sistema, puede proclamar que lucha en beneficio de todos por la libertad de los mares. Pero no cabe duda de que los objetivos. reales y las maniobras prácticas de ambos beligerantes se cuidaban poco de doctrinas. En materia de comercio neutral, Inglaterra siguió siendo esencialmente utilitaria. Procuraba vender a su adversario todo cuanto podfa, para irle sacando así sus riquezas básicas. Después de haber adoptado la misma actitud, Napa-león volvía en 1806 a la otra táctica francesa: la de bloqueo hermético o de guerra, que establecía, en torno al continente, un "cordón de repulsión", con objeto de privar de sus salidas a fa industria británica. Luego adoptó, como ya se verá, una posición mixta, permitiendo determinado comercio, por medio de licencias. No caibe duda de que era el mismo hombre que en 1806 dijo a Daiberg: "Vosotros, los ideólogos, obráis con arreglo a sistemas preparados de antemano. Yo soy un . hombre.
práctico; yo cojo los acontecimientos y los llevo a ·empujones todo lo lejos que puedan llegar." Después de la ruptura de la paz de Amiens, los beligerantes iban tomando posiciones. El 20 de junio de 1803 y el 13 de marzo de 1804, Bonaparte prohibió que se recibiesen en Francia productos coloniaJes u ob1etos manufacturados de origen ing¡lés ; los cargamentos neutrwles solo serían admitidos mediante, un certificado- que atestiguase que no pertenecían a tales categorías. En junio y julio de 1803, Londres :declaró en estado de bloqueo las bocas del Elba y las del Weser. El 9 de agosto de 1804, la medida se hizp extensiva a: los puertos franceses del mar del Norte y del canal de l¡¡. Mancha; y qespués, en abril de 1806; a las .d~embocaduras del"Erns_' y del Trave. Bl 16 de mayo de 1806, se notificó que el J;>Ioqu~o ,,empieza el'. el río El~ y llega hasta el puerta, de Brest, ambos molus1ve con medidas · espec1rulmente rigurosas entre: Ostern:ie y el Sena. ' Aplicada a semejante extensión de costas y fuera cual fuere· Ja füer·· za de 1~ !D;arina británica, esta idecis~ón era ctlsi completamente ficticia. Los pru1J1lic1stas franceses y alemanes encontraron en ·ella un excelente motivo de polémica. Por otro lado, .la victoria sobre ·Prusia le abría .a Napoleón nuevas perspectivas. "Una vez llega.do a Berlín-escribía . eú 1810-el Emperador se dio cuen,t!l del poder que le había dado Ja victoria de J~na. ·~ra el poder· de responp.er a ~ bloqueo de mar por un. bloqueü' de tierra. El decreto que Bonaparte d10 en BerJín, el 21 de noviembre de .1~~6. respondía por igual al· deseo de propaganda y a las ·nuevas' pos1b1~1dades que proporcionaba la 'victoria. Era un verdadero llamamiento a la opinión europea lo q~e contenían fos considerandos de aquel tex!º· En fórmulas del más vigoras efecto, anunciaoban que iban a ser ~plicados a Ingilaterra l?s pro~;
li !"'' !Ú:
1
l
!IJ
9
:
'
1 !i .
¡
,¡ IX
1
t '
1
@ {t) 1@
() ~~=) .,.;;,
1
1: (;¡ -111
f ii ' /'
~Z)
l
r:)
¡ CD
l'll.-EL BLOQUEO
T0).10 ¡.-REVOLt:CION FRANCESA E nrPE?..m :-!A?:JLEONICO
ximadamcnl!,!) .Y-l:iPJll¡/JilJJ.dQ allí una licencia. _De es'.~ ma_n~ra, el tráfi_co ....umtm1-.fil2iumadó por tales cargas. retroccd1a en c•enef1c10 de los ¡ngkses ; y la{mate'nas primas que aún pudieran llevar a los paises e?- ~l:ie. diencia nap;Jicóni;:a serían gravadas con tales gast.::•s que las fabncas continenta-le~ no iardarían en cerrar. A.demás e:,;jsr'~ 1m ~ l no debería ~ntrar~ jamá.s en los puertos. bloquead.os:. el alf timo. a su paso :¡;¡or Inglaterra, los nemrales senan oduc;dos facumep.tll ~ \:7•~<.P ;'.a introducir' de cqntrabando en el Continente las mer·:::anc1as que abarro· \.J-.!'.?(7 taban los almacei.).es británicos. . .. u-,_)~ El 23 d~ novi9.mbre de _1_807, antes de conocer la~ Order~ ui Cowz~1/, • Napoleón, c:on objeto de d1f1cultar el contrabando. deo el pnmer decr..to.c;.._ . í.!;\;de Milán: :todo parco neutral que hubiera tocado en Inglaterra se l!X-~ _, -~~.,,_~v>f ·, p ar es e so.o ecno a ser cap ra o; 'º o g::;:i_ero co om~ sepa LP -''-"'~'J\0/' consideradq" j¡1glé~ §!!_ cuant~ e em~er~ or se. eme:~s v10le11~a@ .J-"-' -t · ado adá or los tones, su re lica fue mme-,;:¡¡ata y estruendvsÓ a. . c;onsistió en el s'e do decreto ?e 1 an . . .e. uc1em~r~ .de 1.~ /). ·--....; yodo barco que f;e hubiera soin,etido a las imc?s1c1c-:es bntamc~s sf-ni \, '"l\z.::.i:~ declar¿do desnacionalizado, perderá la. garantia de su pabellon .~:.Se ~-:J l ,... habrá com±rtido ''en prgpiedad imdesa:' Por tanto. p-¡;ede ser captura~ ~ ·{::"'\' c..'"' lo .mismo en puerto que en alta mar. Esto equivalía a. de:::Iarar la gut1,rrn económica total. Era evidente que los neutrale~-sal·;o, tal vez, los nor· teamericanos-sc verían obligados a plegarse a la,; di;p~siciones .bri· tánicas; por tiránicas que fueran. Pero, de rechazoy q_uedanan .excluidos de los puertos continentales, por !o que Inglat_e~ no podna \·ender sus artículos coloniales ni los productos de sus fabnC'"'....s. Para su derrota total faltaba solo una condición: que Europa entera se sometiera o fue~ ra sometida a la voluntad del Emperador.
.
1..:J .
1 1 ·
.2
'<.,
JI,
EC0'.'."011-IlA BRITANICA DE BLOQl.-::EO
La violencia del conflicto en que Inglaterra se e;:¡contraba encerradQ.; las conexiones que ello establecía en.tre te?:;-: 12.s categorías de la - activídad nacional; las intervenciones de impos1c1on gubernamental que provocaba, impedían la aplicación, en la economía de los bancos locales exced1an de los límites razonables. El 29 de agosto de 1809, David Ricardo, en una
...
"
985
carta. al Moming Chr.oniclc, ~~cía ¡:¡otar que, paralelamente a .estas exa·. gerac10nes, se observo una b¡¡¡a en ei valor de la libra esterlina en 1as P}ª~as extranjeras, y ac~sa'.ia' de ello a la inflación. Pero resultaba muy facil respo~der que era md1s11ensabJe comprar trigo al exterior y mandar oro a Wellmgton, que estaba· luch¡:¡ndo en España. El Reino Unido sabía. ppr la experiencia de las auerras revolucionarias, que los éxitos frances9s en ~l Continente podía;, llegado el caso. entorpecer considerablemente "su abiistecimiento. En consecuencia, una de las preocu~a.ciones e_r~ l_a de favorecer Y, aun de restaurar, si era posible, la self-suff1c1ency bntaruca. E.p. este: sentido se aplicaba la Enclosure Ac! de 1801, que, al disminuir lo~ gastps y las formalidades, permitía poner en cul~ivo los barbechos y 'las ¡:\ropiedades comunales; en 1815, se otorganan 1.483 enclosure ac{s que. afectaban a un millón de acres. Los agrónomos trabajaban, Y sus· r¡otaples descubrimientos eran difundidos por diarios y revistas técnici,ls, Ante la seo-uridad de obtener buenos beneficios, los capitales se inclin~ron haci~ las inversiones agrícolas . Aumentó ,el rendimiento genúiil. La producción nacional de trio-o o-arantizarfa ampliamente el cqnsumb durante cuarenta y tres s~a;as del año. ~ara comp~~tarla, er:i preqiso r~currir a las importaciones; y en ese ser¡t1do la aCCion enemiga p<,id(a rpsultar enojosa. Entre 1800 y 1892, los cargamentos de trigo env\iidos por el Canadá y los Estados Unidos representaron un millón y medio de quarters (de 2.9 hectolitros). Mucho más importantes aún eran los cnvfos que procuraban las grandes llanuras de _la Europa septentriona. Lanchas y almadías, cargadas de cereales. ba1aban por los deltas del Pregel, del Vístula y del Elba, con d;-:stino a los puertos británicos, concentrándose en Konigsberg, en el gigant&Sco mercado de Danzig y en Hamburgo. Pero aunque, durante los años de 1800-1812, su peso total fue triple de lo que enviaron Canadá y los Estados Unidos, aquel tráfico se hallaba sometido a causa de la presión francesa, a peligrosas fluctuaciones. ' Los cargamentos de víveres de·los países tropicales lleo-aban en grandes convoyes. ~as Indias. orientales proporcionaban, princlpalment;, té, que se consum1a en el rrusmo Reino Unido, pues el Continente lo pedía poco._ En esto los beneficios de redistribución"' eran exiguos ; pero, en cambio, podían resultar enormes en el azúcar, pues los contrabandistas lleg~ban a venderlo, a holandeses y a alemanes,. a cinco y a seis chelines l~ hbra que los plantadores de la Trinidad habían cedido por cuatro peruques. Este azúcar llegaba en- cantidades considerables de las Indias «iccidentales brit.ánicas, que j?stificaban bien, por su riqueza, las atenciones 9-ue les dedicaba la manna de guerra, Eran casi las únicas en proporc1onarlo: pues la América latina puede decirse que no contaba. En 1812, Jamatca exportó más de un millón de quintales (de 51 kilos). . Al abastecimiento de víveres siguió el de materias primas para las hilaturas. Con respe~to al algodón, la región del Caribe perdió en absoluto el lugar preemmente que ocupaba en los pedidos del Llincashire,
986
i
,!
i
'11
j J ,)
'i
!
.1 1
i
1
l '11 !
í
·I
,¡
1 . 1
l 1
.,'
,j
TOMO r.-RE\'jJLUC!O!f FilA!
· VlI.-.tL BL.Cl'.JL'EO
9S7
pues .aunque Ja calictaq. seguía siendo excelente, en aquellas islas tan suya propia, lo:; piantadores de las .-'-...ntiJJas britanicas se indignaban ~strecnas, el terreno er¡i demasiado restringido para procurar las can· de que el azúcar y el café de las col:·nias que eran todavía francesas, tidade~ c~da vez i_uayores que ·exigían las fábricas. En cambio, los Es· transportados ·por Jos neutrales, pudi;;:rnn zarpar hac_ia los . mercados tactos Umdos contmuaba¡¡ progresando; y lo miSrno ocurría en Ja India, europeos. Los mismos industriales ing:-eses no estaban satisfechos más aunque su algodón era µe fibra corta y basta. que a medias. En efecto: si muchos de los barcos neutrales volvían En total, las hilaturas inglesas estab,,m suficientemente abastecidas en lastre de las costas francesas, a las que habían llevado Jos géneros Y habían de resentirse más de ia guerra con Jos. Estados Unidos, en coloniales, y se dirigían a Inglaterra p2.ra disponer su flete de regreso 1812, que de las medidas nappleónicas. Con respecto a la Jana, se podía con objetos manufacturados 'britiolcos, ou-os (y cada vez más numero: contar, desde Juego, co~ la p¡-oducción nacional, que seguía siendo im· sos) cargaban en Ja misma Francia vir.::is y aguardientes, así como géportante. La de. los farµosos- merinos españoles 1a desembarcaban coi;t neros de algodón y de seda . .De este medo, los neutrales, no solo hacían bastante regulandad 'los navíos que regresaban de llevar a la Penfnsulá al enemigo el importante sérvicio de· e;:portá,r su producción, sino que r~f.uerzos Y ma~erial de' &"Ue~a. los cuales la reco~an, según las posi~ también alimentaban fa actividad de 51.1s fábricas, proporcionándoles bilidades, en Bilbao o en Portugal. Desde 1800, Inglaterra compraba productos de tintorería y, _¡:irincipalmer..:e., algodón. Dicho algodón Jle4.00? toneladas. Adem4s, apareció entonces otra fuente de aprovisiorraba de los Estados Uoldos y también dc:l Brasil-especialmente la cananuento, pues el vellón del carnero de Australia era tan fino y sedoso fidad magnífica llamada pernambuco--. Transportado a Lisboa y a Oporto, pasaba de allí a Jos puertos L.-.:.llc~s~s. En 1807, al presumirse como el espaiíol; y, a pr,-ll¡cipips de siglo, se hicieron los primeros envíos. . ' · / que Napoleón iba a ocupar los puertos Jus1tapos: los telares normandos En aquel mmenso tráfico marítimo, el tonelaje neutral participaba . ..:; renanos hicieron tal cantidad de peé.idos ,que, dura,nte varias quinen forma que planteaba delicados problemas. i~~~~enas, las ventas de algodón portugués 'fueron ocho veces mayores que . ·~os_:_~~~ neutra¡cspres:taban a Ja economía británica servicios ~a·:P.": 'f1e costumbre. Incluso para uria mente i::Jglesa, existían en todo esto demcontestables~:Cos gr1e¡;oS!e1 proporc10ITirJm::gjgm.!tm=:tlH:evIDrre, v V ')...z-"3' masíadas contradicciones. · ·· !"1as1a, · 1807. 1;650 navíos,· q11e representaban unas 180.000 ·toneladas,~ 1.''i .'":$ ·· :sometida a ·tan diversas influencias, "ia activi~ad dél gobierno britáJe traia~. de los pu.i;rtos n_oruegos, maderas y pescado. El gabellón suecq ~ 1 nicp con respecto a lc;s neut~ales, _fluct=)Ja contmuamente. ?n algunos _ momentos era la esencia ?el liberalismo.~ Qrden del Conse10 de 16 de mantema las· relac10nes, mcluso después de la ruptur~on Estocolmo {1809-1810)., "f. transportaba buena arte de las ventas in!!le . de • mayo de 1806, no consideraba capturc.'jles los cargamentos neutrales .lli:!!Jps que,! incluyendo el azúcar, pasaban de 34.000 libras, en 1805. más que si circulaban entre puertos enercigos. Ahora bien: esta -cláusula a ~84.000, ~ 1812. asta 1807 -el intercambio con Portuo-aJ fue muy finaf era fácil de burlar, bastando con n~cio~alizar com_I) norteamericano ~YO, ya por tonelaje propiamente. portugués, ya por .Jos 1.5 arcos el azúcar de la Martinica, por el pr~edinuento de ~esembarcarlo durnercantes que en 1_807 poseían las factorías británicas de Lisboa y Oporrante unos días en cualquier. rada de los Estado? U111dos o. de no fle!º· Inglaterra vend1a, por ·va.Jor de 1.550.000 libras, bacalao salado, patarlo directamente a Nante.s, smo a un p12.e.~o danes. En cambio, en o~ras nos Y ~erretería; y compraba, por valor dr. más de dos ºmillones de Jiocasiones, los armadores mgleses conseg-21an q_ue se abrumase con i:nbra~. vmos de Oporto, lana y aceite. J;ero eran, sobre todo, Jos Estados puestos el cargamento neuty~l. Y ya heiJJ.?S v1sto ~ue tal er~ el prmUmdos. los que aportaban el socorro de su flota mercante y. entregaban 'cipal objetivo de las sevens1ma~ Order:;. u.z .council 9e n?v1err:bre de 1807.. !'or otra parte, las autondades bntamcas vendia~ 11cenc1.as. que a Jas hilaturas su mamffico algodón¡ y los que compraban a Inglaterra sus productos manufacturados, con la misma regu1aridad que en la épopenn1tian franquear el blo~eo y trans?.º:tªr meronc1as proh1b1das: ca en que eran súbditos suyos. Desde 1803 a 1805, cargaron Ja tercera los neu~rales quedaban autorizados a adq::u_nrlas; pero unas veces· ~e les parle-en valor--de lo que exportaban sus· fábricas y en 1810, por valor pr~p.orc1onab:n y otras se les ne~ban: segun ?e. d~mde sopla.se el. viento. de 2~.600:000 libras, sobre un total de 45.800.000. ~m~til es decir que. todo esto ~10 onge~ .ª i~fm.1d~d de d1scus;ones e Sm embargo, en el Reino Unido se quejaban algunos de aquella acmc1dentes,_. en especial con los .::.stados Ü:illdos: , ) ) a veremos corno '.os tividad ·de" los neutrales. Inglaterra, que ya con anterioridad a 1793 n?rteamencanos llegar~m por ahí a Ja de:::l_ai:ic1on de guer;a (19 de JU· ve~a interesándose c_ada vei. más por ·1as ganancias que proporci_onaba mo de 1812). ~ cornpr.end~ que los put-~:1stas· del <;ontmente d~nu~· el armamento; despues de ·fa. guerra se hii:o muy sensible a la seguridad ciasen, .~n-?eme1an~e ~rb1tranedad con res;>~to a Jos n~utr:ales, la _tirama de ~b1on; y que mVItasen a Europa a lu·::har, al lado de.Napoleon, por que procuraba contra' la ·escasez una potente flota mercante; y escuchaba con interés· fas recriminaciones de sus armadores· contra la. competencia la 11 bertad de. los mares. norteameriéana. ConSiderandci la exportación de artículos· coloniales como condición imprescindible para Ja prosperidad nacional y para la
¡_
m·. ~¡
l.._.:::'J
1
¡¡¡ \ ¡~ ¡ '.~§) !u' lij¡._. ·:§) ¡. \~' ¡¡;
¡~
® e:§ 1
·~
CD
rt
i
(]}
~¡
'¡4'
fl
I! l ·íÍ:~ i
;~
;~ ¡ ,i'
!
1
~,
'{j ~.-:-...
.::;_:)
() ()
l )
(.)
.._._.,•
t~~® ¡;.::i --·~_-,,
~ ~'
·~
j~
~ }~
!' 1
..-., í~~J
~D
983
TO~to
Yll.-EL 3LOQt:E.:J
í.-REVOLt:CfON FIL\NCESA !:?: lMrERIO NAPOLEONt"B
939
bastante grande para hacerpos temibles. ·:: hemos de aumentarla _aún para fonnar !in sistema d<; r:ostas más c:ompleto." Después de Jena, m, L..\ ESTRATEGIA NA.POLED:t'.1CA DEL BLQQJ.!E.O...... el 5.º Blllletin de la Grande Armée predijo: "Est:i próximo el tiempo en que se podrá declarar a lrJgJaterra en estdo de bloq!leo continental." El 17 de diciembre de 180J, en vísperas c=:l segundo decreto_ de Milán, La prim,era preocupación de Napoleón, al enfrentarse con la tarea Gaudin expuso el. objeto a qúé se tendía: ''El estancamiento de géneros que se habí¡¡. impuesto de organizar al Continente en economía de b1°· y mercancías que :constituyef! ).a "4nic3. riqu~:n de Inglaterra, Je ocasiona, queo, fue J;;¡. información. Los. órganos de estadística (o aritmética P.O• desde hace algún .tiempo, UJJa molestia que se acentuaría, en proporción iítica) creadVi bajo el consulado, se esforzaban por procurársela. Ana. incalculable, si en el contin~nte desaDareci.e:c:in tcdos los medios de sales (o archi)!O$) estadísticos, anuarios d-njero." e. a económica ue ideó el Em erador existe .r,., · Los principios sobre los que había de og:anizarse la economía doQ; diale ':t no de ellos-expuesto ya-era la voluntad <.:y . minante eran, como es natural, muy generales y de aplicación que varía hasta la contradicción. En la base, dos preocu:paciones sociales: satisfa· de excluir de Europa el comercio inglés, v constituye lo que, hablando3'1c;!(' ""\ cer ·los deseos del campesino francés, logranco que pudiera vender el coc propiedad llamamos el bloqueo continental. Bonapa~~ lo anunció .b::,~ ya en mayo de 1803: "Hemos adquirido ya una extens1on de costas · trigo y el vino incluso en años de superproéucción, y dar de comer
::J\
Jos
j
,
i~
J
990
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E JMl'Ef:IO NAPOLEON!CO
al pueblo de las grandes ciud~des, asegurándoles el pan. Ülcluso en c
VJl.-EL BLOQUEO
!191
y en Italia, una cinta de costas imperiales bajab::. hasta cien kilómetros de Nápoles. En el Adriático, a cuya entrada• hc.·:·ian ·centinela las islas Jónicas, la fachada litoral francesa se e~:tendía d:::;de Trieste a Cattaro. Los estados feudatarios aumentaban tan inmensc· "sistema de costas';. En· el Báltico, cien kilómetros de las d~ Meyl::le=iburgo-Schwerin, confederado del Rin; en España, las que controlab::;. José; en Italia. bajo Eugenio y Murat, todo el resto de la tierra firme. A lo largo de aquellas orillas, montaban su g-uardia los aduaneros; que, en 1809, llegaron a 27.000. Hasta 1811, fue su director general el activo y severo Collin de Sussy, que era uno de ks más grandesjefes de Ja guerra. económica. Al final del imperio, el dire,::wr general tenía bajo sus órdenes, a lo largo de costas y fronteras, a cuE..:enta directores, distribuidos en cuatro sectores: Francia meridional, Francia septentrional, Italia-Suiza y Holanda-Alemania. El emperador exigía de sus vasallos que dejasen plena libertad de acción a sus nduar:::ros dentro de su te, rritorio. El 14 de enero de l 8JO, cuando J eróni::no se hizo cargo de Harmover; aquella limitación de soberanía figuró, con todas sus letras, en el tratado. Cuando, en Holanda. Luis se de::laró adversario incorregible del bloqueo, perdiendo por esa razón lz. corona, uno de los principales artículos del decreto de incorporación ?. Francia (9 de julio de 1810) fue el que establecía la amalgama de la.; aduanas y su subordinación al director general francés. La voluntad de excluir del continente los proc:xtos ingleses, explica en gran parte, la actitud observada por Napoleón, hasta julio de 1810, con respecto al tráfico marítimo neutral. El decreto de 20 de julio de J803 admitía los cargamentos neutrales, mediace un certificado de origen, expedido ,por uno de los agentes comerciales franceses. Pero más de un norteamericano-por ejemplo-iba de·rechamente a Inglaterra, a comprar tejidos y quincalla con los herr::osos napoleones que acababa de embolsarse: lo que constituía UIJa tr2..:l.Sferencia inadmisible del oro. Y sobre todo, más de uno llevaba a FI".mcia un carn:amento que, a pesar de tener los papeles muy en regla, p:ocedía de u~ puerto enemigo: "No tienen de norteamericano más que el gall,ardete del palo rnayq.r y el pabellón de popa", dice Mdntgaillard de un convoy que llegó "a Burdeos. A esto se debían, en !!I'an parte, b.s medidas contra lo:> ba~cos neutrales que se habían so~etido a -la visiu de los cruceros ingleses o tocado en un puerto del Reino Unido. A los decretos de Berlín y Milán, siguieron el de Bayona (17 de abril de J80S) y el de Rambouillet (23 de marzo de 1810). · Las tarifas aduaneras tenían. corno primer o'Jjetivo, constituir la .. economía francesa en economía dominante, en relación con Jos Yasallos Un proteccionismo, cada vez más señalado, Ja rode2ba' con sus murallas. De 1803 a 1806 .los derechos de aduana aument2ban todos los años. Los géneros coloniales se veían gravados más en cada nueva tarifa; y el l.º d°é agosto de 1810, el decreto del Trianón Jos aruquiló. La canela fina tenía que pagar' 2.000 francos por ·quintal; el cacao, 1.000, ·y el
:~·
.
.... '.
! "
íl'
¡: ¡'
¡' ~ \
992
vn,-EL BLOQUEO
TOMO J.-REVOL!;CION FR.\NCESA E IMPERIO N.'--"OLEOSICO
azúcar en brnto, 300. Ni siquiera perdonó las IT..3.terias primas de la industria; el µJgodón en bruto que la tarifa abnl3.adcra de 1806 gravaba en 60 francos por quintal, pagaría 800 fr::.:::cos para las largas fibras del Brasil o de Georgia, tasa que se redujo ;;. 200 para el de Levante que llegara por tierra. Los artículos manufacturados, sobre todo lm textiles, ta'mbién sufrieron .aumento. En el año ::;a:rr, las muselinas y las telas de ajgodón fueron sobrecargadas. En 1806, se prohibió su entrada, cualquiéra que fuera su procedencia, así como la de los algadónes gruesos hilados, de los que se hacían las mechas de lámparas y velas; a los demás hilados se les puso una tarifa de 700 fr2:lcos por 100 kilos ; las cintas y otras telas que no fuesen de algodón pagaban hasta 275 por 100. , Los acuerdos comerciales iban entregando las e-.::onomías dominadas a una industria francesa protegida de semejante oodo. Toda ocasión era buena para ünponé.rsela, o, por lo menos, ¡;::~ra sentar el principio; ya en el tratado 'de paz finuado en París con Suecia, el 6 de enero de 1810, o en ia subida de José al trono de Es¡::'3.ña, por el tratado de Bayona de 5 de julio de 1808. Además, no se necesitaban pretexto ni ocasión. En 1810, la España de José tuvo que sacrificar sus manufacturas catalanas a los paños del mediodía francés. En el reino de Italia, que compraba sus tejidos en Moravia, Bohecia, Sajonia, Suabia, Basilea y Zurich, primeramente 'éstos fueron arrincc·n.ados por la mercancía francesa. cuyos derechos de 1803 se redujeron, en 1808, a· la mitad; y después, se les expulsó rotundamente, por el d~creto de 10 de octubre de 1810, que prohibió la entrada de todo tejido que no fuera francés. La seda en bruto del reino se mandaba a }os telares lioneses, suprimiendo sus derechos ; mientras la del Piamonte, que sería necesaria en las fábricas lombardas, se les hacía inaccesible, al ~r gravada con un derecho de entrada de 40 francos por kilo. Si d;:¡s estados satélites intentaban concertar directamente sus economías, N3poleón vigilaba Ja prueba~ y. en caso de necesidad, la detenía, pues tales intercambios inmediatos producían un cortocircuito en el sistema. En enero de 1807, el gran ducado .de Berg consiguió poder vender al reino de Italia su quincalla, tejidos de algodón y géneros de punto. Pero algunos franceses se quejaron de aquella competencia; y, en el mes d.e diciembre, ya se revocó la autorización. Se estaba lejos del inmenso mercado abierto, de Ja unión aduanera europea con que algunos soñaban todavía. A este reajuste de las corrientes 'comerciales tenfa que responder la red de comunicaciones adaptada a las condiciones n~evas y, principal· mente, al hecho cumbre: la creciente paralización de las relaciones marítimas. Estas no contaban ya mis que en el terreno del cabotaje local, que el bloqueo inglés no llegaba a paralizar por comp:eto; pero que resultaba débil. En Jos ocho principales puertos del reino de Italia, durante el segundo trimestre del año 1810 y el de 1811, reunidos, hubo un movimiento de entradas y salidas de 322.000 tonelad:;.s. Con objeto de
t
993
sustraer a los cruceros británicos el tráfico de puerto a puerto, se intento· . un esfuerzo para establecer rel;:iciones interiores, por medio de canales. A este respecto es característicq el senatus-comu/to del 13 de diciembre que sugería el enlace de Lüb,eck y Harnburgo, entre el Báltico y eÍ mar del Norte, y luego, la co.ntinuación del canal hasta el Rin. Erao proyectos de coloso q,ue no foibfan de perderse para el porvenir, pero a los que no respondieron los resultados. ~n el Imperío, la carreteq reemplazó, pues, al mar. Francia díspoma de un excelente cuerpo pe iugeuieros, que habían sido formados con arreglo a las tra~ciones µel antiguo régimen y de los Trudaine, po~ la Esc~ela de Cammos, fundada en 1791. La amplitud de los territonos dommados, permitía unlom1'1 r.-SJ
'
994
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E ·IMPERTO NArOLEONICO
:1'!1.-EL BLOQUEO
995
\'erbio dálrr;ata--y cua~~o se apeó, Ja carretera estaba .te.rminada." Del I~onzo part;a. una arlena que llevaba a Ljubljana y, desde allí, hacia las
ciosos para los franceses. Levantado el bloqueo ing)és para la España libre, esta recibía fácilmente los géneros de sus colonias americanas. En Ja.> Baleares se amontonaban tejidos y quincalla británicos. En el suelo ibérico se entrecruzaban tráficos muy complejos. Los ingleses introdu· cían furtivamente sus mercancías en las costas jo~efistas. Por los desfiladeros de Cerdaña se volcaban sobre el país de Fox las expediciones españolas, que introducían Íos géneros coloniales y volvían llevando cereales y ganado. Con curiosa facilidad, Jos convoyes de las grandes... empresas de transporte del Rosellón (:ir¡:ulab¡¡n entre los dos campos, trayendo a Francia azúcar y café y llevar.ido hasta Ja España libre trigo, paños y dinero, todo e.Jlo utilísimo paríl las juntas insurrectas. NapaIV. BALANCES . leó.µ quería abastecer de lana y algodó1;1 sus manufacturas, y deseaba ~n la guerra económica, tal como él la llevaba, Napoleón encontraría -c;.,.. atraerse a Barcelona-que era. el punto estratégico esencial-proveyénel mismo adversario gue en sus campañas milita e d p 1 . R • . c...:>....J. .,'2.~-\-aola de cereales, de lo que siempre estaba escasa. En .1811, una de. . . r s e o oma y usia . . .. .. d · ¡· ¡ · · p · E la d1~tanda. Y su genio ·se adelantó a Ja técnica que más estrechamente0;{Ce.r.e..~J.,,,.w·1eg~c10n ~1 gran cornerc10 cata, an e ~xpuso sus queJa~ en ans. n condiciona la vida moderna: Ja de las comuni'cac'iones E t' L , . ="~
!
~
i
'
-yis\ ....
~
~onom!~s
yent~ja
Cíe~
de~-
~oloruales,
¡
1
'\
1
ª
i.
·.-/ 1
¡,, 994
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAl'OLEONICO
verbio dálmata-ji' cuando se apeó, la carretera estaba terminada." Del Isonzo partía una arteria que llevaba a Ljubljana y, desde allí, hacia las pistas balcánicas. Otra, m4s bien estratégica, llamada "el camino ·de ·Napoleón"., comunicaba con el· litoral, hacia Dubravnik y Cattaro. Tales eran las direcciones preferidas, principalmente transversales o diagonales. Las brechas que abrían y los ejes que indicaban, modificarían la vida económica ~fo Eúropa hasta la era del ferrocarril, y recordarían, durante mucho tiempo, a los aduaneros de Napoleón y Ja efímera vida del Sistema continental. IV. BALANCES ~n la guerra e~onómíca, tal como él la llevaba, Napoleón encontraría el mismo adversano que en sus campañas militares de Polonia y Rusia: la distancia. Y su genio. se adelantó a la técnica que más estrechamente condiciona la vida moderna: la de las comunicaciones. En su tiempo, el transporte por mar, más perfeccionado y menos costoso, daba a las economías mairít.imas una ventaja sobre 1as terrestres. Cien hombres de tripulación traían en cien días de las Indias un Indiaman de 1.200 toneladas.; mientras que, por un buen camino y en país llano, un coche de rueda cargado con una tonelada no pasaba de los 35 kilómetros por jornada·, además de que cien convoyes destrozaban un camllio. ·Por tierra, a partir de cierto punto, la distancia se convertía en un obstáculo insuperable para el rendimiento financiero de un tráfico que alcanzara determinado tonelaje. Buen ejemplo de ello era el transporte de algodón levantino, desde Sé!!lónica a Francia: Balas reventadas en los bastes de las mufas o robadas por los bandidos o por la escolta misma; pago de derechos de peaje a todos los beyes; semanas enteras aguardando en los puertos alpinos y, en total, quince meses esperando turno a que terminase la operación •. ya t!ra· bastante para desanimar a cualquier fabricante normando: También la distancia paralizaba a· Jos directores de aduanas, desesperados de que nunca acabasen de llegar dé París fas autorizaciones y los certificados periciales que les exigía la minuciosa reglamentación. Ello contribuía a corromper a los aduaneros que, dispersos y a veces sin control alguno, abrían la mano con demasiada facilidad: "Vuestros aduaneros acabarán por ser banqueros", auguraba un diplomático. Tampoco se ganaría gran cosa sustituyéndolos por soldados, porque el reclutamiento local favorecía demasiado las complicidades. ¿Cómo se iba a esperar que los bremeses que formaban el depósito del 128 de línea detuvieran las lanchas de contrabandistas. bremeses también; que se, deslizaban por el Weser?
j¡-
íi
11
" 11
1
l_ ·/
En el sistema napoleónico, España (a la cual veremos arrasada por Ja guerra, a partir de 1808) ocupaba un lugar mal definido. La lana de su ganado merino y el algodón andaluz de Motril habían de ser. pre·
Vll.-EL BLOQUEO
995
ciosos para los franceses. Levantado el bloqueo inglés para la Españl.i libre; esta recibía fácilmente los génerns de sus colonias americanas. En las Baleares se amontonaban tejidos y quincalla británicos. En el suelo ipérico se entrecruzél!ban tráficos muy complejos. Los ingleses introduc:¡fan furtivamente sus mercancías en las costas josefistas. Por los desfilaqeros de Cerdafia se volca:ban sobi,e el país de Fox las expediciones espafiolas, que introducían los généros coloniales y volvían llevando cereales y ganado. Con curiosa facilidad, los convoyes de las ·grandes .empresas de transporte del Rosellón circulaJban entre los dos .campos, trayendo a Firancia azúcar y café y llevando hasta Ja España libre trigo. paños y dinero, todo ello utilísimo para lás juntas, insurrectas. Napoleón quería abastecer de lana y algodón sus manu;facturas, y deseaiba atraerse a Barcelona-que era el punto estratégico · esencial-proveyéndola de cereales, de lo que siempre estaba escasa. En 1811, una delegación del gran comercio catalán le expuso sus quejas en París .. En consecuencia, el emperador hacía la vista gorda: y así, los convoyes que llevaban a Barcelona el trigo del Mediodía francés, volvían cargadüS de algodón y de algunos géneros coloniales, sin pagar más que unos derechos moderados y sin verse obligados a exportar fas inevitables sedas lionesas. La compleja situación de Cataluña explicaba la política reticente de Napoleón a su respecto; el largo plazo transcurrido desde el momento en que le fue quitada a José, y su transfom;iación (principios de 1812) en cuatro departamentos imperiales; ·y las particularidades que aun entonces subsistieron en materia de importación y de aduanas. Pero también, fa ruina que semejante división produjo, justifica la violenta hostilidad de los catalanes al régimen firancés. El .contrapando inglés empezó a insinuarse a través de las líneas de aduaneros que vigilaban las costas imperiales. Sus bases a la entrada del Báltico eran Goteborg y el islote de Anholt, en el Cattega,t. En cuanto al mar del Norte, el Gobierno británico gastó en Heligoland medio millón de libras para habilitar un puerto y a1macenes. En el Mediterráneo, el primer lugar correspondía a Malta, donde funcionaban de 30 a 40 firmas inglesas y que, en 1813, recibió algodón por valor de 2.400.000 libras, sin mencionar las sedas en bruto y en rama; seguían Gibra:ltar, con 2.000.000 de libras, y las Baleares. En 1809, la flota británica tomó a los I:ranceses fas Jónicas (salvo Corfú), que se convirtieron a~í en preciosas bases para los cargamentos clandestinos de los griegos. En el Adriático, ocupó Lissa, por donde los audaces marinos dálmatas harían pasar las sedas, que cambiaban en Italia por mercancías inglesas. U~ vez desembarcados los fardos. en el continente, los contrabandistas no corrían ya ningún riesgo, a no ser que quisieran introducirlos en la misma Francia. Allí, 1a frontera estaba bien vigilada y, en 1809, la prima del seguro que cubría el riesgo de captura llegó hasta un 30 por 100. Pero en los estados feudatarios, el peligro era pequeño, a
1 1
!J
!¡
'!ii
.,
;1 '!'
¡.!
:·'
11:¡r 'l.
1
¡· 1 .'!
¡:
lI'. ( J
¡'
!l
996
TOMO I.-REVOJ.,UCION FRANCESA E IMPERIO NAI'OLEONICO
pesar de que podía hab!;:r sorpresas, como el establecimiento repentino de un cordón aduanero," o alguna redada camo la que, en octubre ·de 1810, se hizo en tomo a Francfort. · Por tanto, podía orgaruzarse, a través de Eúropa, una circulación clándestina bastante n01:mal, 'que se alimentaba en las discretas . abras de los smogglers; en loll, puei;tos neutrafos, principalmente en Salónica; en los de Crimea, desp-y.és de finalizar el año 1~09 y en todos los de Rusia, a partir de 1811. ~asta 1810, aproximadamente, partían de Holanda y, principalment~. de Amsterdam, que. era aprovisfonado por Inglaterra o por "HeligaJapd, grandes líneas de dlstribución. Desde alli, los géneros prohibidos p&saban a Francia. El riesgo era grande ; ·pero los departamentos esta\mn plagados de traficantes clandestinos y de aseguradores. Otras vece¡¡ remontaban el Rin en lanchas, llegando al norte de Alemania por :el gr~n ducado de Berg, o penetrando en Suiza que, de tal modo. prov~Íll s-qs hilaturas de algodón.. Hasta 1810 existió también otra red: la dQ la Trieste, ya que esta ciudad, con sus m.agní· ficas carreteras a travéS de Jos Alpes austríacos, proporcionaba desde la revolución estupend~ co¡p.unicaciones con Suiza y Baviera. A los algodones de Levante q-qe, ~omo es natura:!, entraban allí, se añadían ahora los de América, rabauJizados como levantinos ; y todos los productos coloniafos. Tules productos subían hacia Basilea, Estrasburgo, ' Munich y Leipzig. Cuando, en 1809 y 1810, Napoleón se anexionó el litoral adriático de Austria y sistematizó el bloqueo, la circulación se hacía con dificul· 1ad y disminuyó sensiblemente. Dando marcha atrás ·ante la· extensión del Imperio, volvió su eje hacia el Este. Viena se convirtió· en el gran mercado del algodón, que llegaba clandestinamente' por Trieste y la costa dálmata. Procedía de ·salónica, donde se encontraban los cargamentos ingleses, y del Asia Menor; luego, .las balas pasaban por Sara· jevo y Brod, navegando por el ·Save; o bien por Vidin ·y Orsova, por aguas del Danubio. La competencia de los comerciantes franceses· se veía fácilmente superada por los austríacos, que hacía ya mucho tiempo comerciaban allí, y sabían a quién pagar el bakschiche y dónde reclutar sus "caravaneros". En este· último período del Sistema, Odesa aumentó constantemente su importancia co"ino encrucijada cosmopolita, en la cual, lejos de las fragatas inglesas y de los aduaneros de Francia, es· lavos, germanos, franco-italianos y ·levantinos trocll!ban a placer. En el cruce de :fas corrientes interiores desarrollaban ·su :actividad grandes centros en los que el contrabando se distribuía casi abierta· mente ; mercados históricos o ciudades situadas en ia conjuncióll" de ambas Europas, la .que estaba sometida por completo a Napoleón y la que éste vigilaba desde más lejos. Estrasburgo, punto oficial ·de entrada para los algodones levantinos, era una ciudad importante en el contra· bando; y lo mismo ocurría con Francfort del Main y Basilea; lúg11.res tradicionales de intercambio. En sus cuatro ·ferias .anuales, Leipzig re~
Vll.-r.L
p&..V\{VúV
vendía· lo que recibía. fraudulentamente del Adriático, del BálticQ y dvl mar del: Norte. Friincfort del Odet: garantizaba el contacto con el mundo eslavo. Así, pues, los lazos entre 1a economía británica y la del Continente no estaban rotos, ni mucho menos. La solidaridad financiera seguía !<ÍendD estrecha; y el éxito de una redada realizada por fos aduaneros napoleónicos en el Adpático o .en el ~lba, repercutía en toda la banca internacional, desde la· City hasta .Amsterdam y Francfort. En tal continuación de las .relaciones económica~. en aquellas exportaciones ·que subsistían, a pesar de todos los Q.ecretps imperiales, Inglaterra -encontr9 su salvación y con ella aumentó sµ fortuna. En 1805, fos ingreso~· tota·les del Reino Unido eran de 103 JD.illones de libras. En 1808, subieron a 120; en 18Ú, a 131, y llegaron ep. 1~14 a los 162 millones. A esto no se pudo llegar sin alguna crisis. Dada la importancia que ocupaban en la economía las Iµdias; occidentales, cuando el blo~ueo na,poleónico logró impedir la distribuci,ón de sus. cargamentos, el peligro adqui.tjó gravedad. El de 1806 fµ~ ~ año de inquietudes. Sólo de las entradas de 1805 y 1806 llegaron entonces a acumu!larse en los depósitos cerca de cinco millones de q_uifttales de azúcar, sin vender. De enero de 1805 a enero de 1807, el pre<}iQ bajó de 55 a 38 chelines el quintal. Los plantadores de las-Antillas clJlIP.abá.n pm su dinero y redoblaban ·sus quejas; pensando que podían coritrlbu\r a paralizar .la campaña de Wil" berforce .en pro de la abolición de ·la esclavitud. Pedían que se rebajasen los dérechos de entrada. y que los azi¡cares y las melazas pudieran sus· tituir a· los cereales en fas destilerías. 'Por fin, las licencias y el contrabando consiguieron desipejar el mercado, y las exportaciones de azúcar aumentaron su va:lor oficial desda 784.000 libras en 1809, a 1.713,000 en 1810 y a 1.471.000 en 1811. Pero, de una manera general, las ventas a Europa .representarían siempre, por sus violentas variaciones, una temible incógnita. En 1808 y 1811 se produjeron retrocesos muy sensibles. Las exportaciones de café y aiill, que de 1809 a 1810 habían pasado, respectivamente, en su valor oficial, de 1.840.000 libras a 5.845.000 y de 323.000 libras a 637.000, bajaron en 1811 a 1.450.000 t y .a 491.000.
" . La estructura -financiera sufrió una violenta sacudida. Ante el im· perativo de las necesidades gubernamentales y sociales, el Banco conti.irnó emitiendo demasiados billetes, descontando demasiado papel comercial; aceptando demasiados bonos ·del tesoro, a instancias de Perceval y luego de Vansittart. Había muchas cosas que solo se sostenían gracias a é1. Se propagó una especulación malsana:; en la que procuraban lucrnrse "gentes· que no poseen en realidad propiedad ninguna". Todo el mundo se deshacfa, abiertamente, del papel moneda, para acaparar oro. La ley Stanhope prohibió dar más de 21 chelines por una guinea. Desde luego, no era ésa la tasa obligatoria;. pero ¿cómo no evocar por lo ·bajo los. asignados franceses?;· "La producción y el comercio. se ·re"
'>
¡,.
J
,'',
-:;-:-.·.·
ffi
¡1:
¡/)
(~~)
~·
.
~0
998
TOMO 1.-REVOLUCION FltANCl!SA E IMPERIO NAPOL!!ONICO
VU.-EL· llLOQUl!O
t¡~
sentían. En' Glasgow y en Lancashire se cerraron muchas fábricas; los parado::¡ se agitaban· y ·algunos llegaron a destrozar la maquinaria. Del 5 ~e octubre de 1810 al 5 de abril de 1811 pudieron contarse 1.257 qmebras y 2.030 en 1811. Ya era hora de que acabase la guerra.
al enterarse. de que en Lyon y Ruán recibían con desconfianZa.- su experimento de billetes emitidos por st1s cajas regionales; y, bruscamente, restringió las facilidades que venía concediendo. Inmediatamente, en Lübeck y Amsterdam se produjeron. quiebras que afectaron a la plaza de París y, sirnultáneamente-'por su¡¡_ repercusiones en el contrnbando-, también a la de Londres. A partir de .septiembre 4e 1810, en Francfort, en Hamburgo, en Holanda y tm. lfl;_S grandes ciudades francesas, algunos bancos corrieron inminente peligr9. Los industriailes se hundieron, especialmente los algodoneros que se P.abían comprometido ·en la compra de máquinas costosas. Además de las crisis de materias primas y de crédito, la gran conmoción industrial de -1811 fue también una crisis de clientela. Af prln· cipio, la industria francesa, convertida por los privilegios de la victoria en fa producción dominante del continente, pudo exportar sin trabas. Los que mejor aprovecharon la ocasión ·fueron los ailgodoneros, dotados de equipo moderno. Poco trabajo les costó apoderarse del mercado de países vasallos, cmno Italia, por ejemplo, que en 1807 trabajó apenas 30.000 quintailes de algodón. En 1806 se registraron de 20 a 30 millones de pedidos. Normandía y el Norte colocaron fácilmente sus novedades en terciopelos de algodón. La venta de sedas de Lyon. subió, de· nueve millones .de francos en el año XI, a 52, en 1811. En total, el reino de Italia, cuyas· compras- a Francia··eran en 1809 de ·43· millones de liras, las elevó a 80 millones en 1812. · Pero se produjeron ·resistencias, ya que las industrias vasallas eran demasiado fuertes para que se las pudiera ahogar así. En el. gran ducado de Berg, con una población de 900.000 almas, se contaban 75.000 obreros, proporción enorme en aquella época y que anuncia el coloso del Ruhr: 20.000 personas trabajaban en el algodón; 8.000, en la seda; 6.000, en 1a lana, y 5.000, en la metalurgia. En Suiza y en Sajonia, 1a industria de los hilados era sólida. En 1806, la de la lana daba· trabajo en Italia a 79.000 personas y a 70.000 la de la seda, que. en 1812 Vf:ndería i::erca de 60· millones de lira"s de productos brutos o acabados. En: esf;ls zonas industriales los tejidos franceses no podían presentarse: en 1807, las tiendas de Berg y las de Sajonia vendían los hilados locailes un 20 por 100 más •baratos. Pero a los industriales franceses les costaba trabajo la lucha, inoluso en las grandes ferias alemanas. De 1807 a 1810, llevaron la ventaja en telas de Picardía, lanas del Rin, y en las preciosas sedas de Lyon; pero, en cambio, apenas. colocaron algodones, lencería fina :mi pañería y sedas corrientes. En resumen: pasados los primeros años del Sistema, el comercio exterior francés perdió terreno. Podemos aceptar, por lo menos en lo que a proporciones se refiere, los números redondos según los cua!les su:bió de 550 millones en 1799, a 933 en 1806, para bajar en un 35 por 100 hasta 1813.
'
(@ @
l
¡§
1l
~'
f @ J r:ff)
() () (".'')
f
~ :tr·
€@
1
¡
.
r
1
e~ ~¿)
1
L
' ~ri·
F ~ ()
¡
~
L:j)
,f¡
G1) () ..
'.{
-----
c:--l '-. ~_,)
La índustria propiarnen~e francesa, a la que Napoleón quería entr.ega~ _los m~rcad.o~ de Eurppa, se agotaba .por conquistarlos. Su meca· ruzac10n era msuf1ciente.: y 1mnque el herramentail del algodón era mejor, hasta. 1812 no apareció, pn una hllatura de Mhrlhouse, la primera máqu1D:a de vapor. La máczyína de Girard para tejer el lino, no estuvo perfecc10nada hasta 1811. Unicamente en las sederías, el telar de Jacquard Y Breton permitía sostener la competencia de los algodones. Además, escas~ban las Il:laterias primas. El contraibando inglés abastecía mal a la misma Francia, que estaba demasiado vigi!lada. Costaba trabaj~ conseguir de España los vellones de merino, de los que, en 1803, se recibí~ 12.000 balas. Se los reemplazó, principalmente, con lana de Renarua, y se ~ºID:Praron más las "lanas el:ectora;les" de Moravia y, sobre todo, de SaJº?-1ª· En lo que al algodón se refiere, Francia lo h.a:bfa ailmacenado rmentras llegaron cargamentos brasileños o norteamericanos ; pero después ya no recibió más que el algodón de Nápoles · el de Levant~, que llegaba por. Ili~a, y el de Andalucía. De lo gue entrÓ en 1811, Napoles le. P.roporc1ono un 42 por 100, aproximadamente; Y. de L~vante. solo. r~c1b1ó un 50 por .100 en 25.000 balas. Aquel aprovi· s10nanuento msufic1ente y ·lbs precios subieron. El kilo de pernambuco, que en 1806 va:lía 6,50 francos, llegó a los 20 francos. Las fábricas se cerraron. Rudo golpe para la economía francesa. pues la industria algodonera ocupaba, en 1810, a 265.000 personas y producía 14.000 toneladas ·de hilo y cinco millones de piezas de tela. , Para algunos géneros se encontraron sucedáneos de los que se es· peraba que prestasen poderosa ayuda en la guerra económica. En 1802 en la baja Silesia, Achard sacó de la remolacha "el azúcar continen: tal". Napoleón aseguraba a Ternaux: "No hace falta ni la extensión de terreno del bosque de Fontainebleau para recoger todo el azúcar necesaria para el consumo de Fr,ancia." Pero no se trataba más que de un ensayo; y en esto también le faltó al emperador lo que le faltó para todo: el tiempo. .La cri~is del . crédito se unió a 1a de materias primas y conmovió la mdustria continental. Los beneficios que permitían las bruscas alzas de los .géneros coilo?íailes inci~ban a la e~eculación, principalmente por ~perac1ones a térmmo o por saldo de diferencia". Al empezar, ·la cantidad que se exponía solía proceder· del crédito bancario. El mismo banquero especulaba· con el· corretaje del papel. ¿Que se hallaba en un apuro? Se dirigía al Banco de Francia..Pero este, se inquietaba pronto, al ver como crecía el importe de los adelantos que concedía: los de 1:810 excedieron en 172 millones de los de 1809.. El Banco se alarmó,
Parecía haber una solución: hacer extensivas las exportaciones francesas al adversario mismo. Inglaterra fue la primera en dar ejemplo· de
1,¡
11¡{ ¡
" .. 1:
¡; ¡,
" 11
...j;! I'
1
1
;/
·I
·:':
1000
.
TOMO 1.-REVOLUC,:ION FMNCESA E IMPERIO NAP(JLEONICO
aquel tráfico con el enemi~o. Ya en 1803 · entregó licencias y permitió remesas de la misma Fra!fcia. ~i en 1807· su bloq11eo había intentado matar la viticultura france?a, en cambio en 1809 y' 1812 toleró el tráfico con amplitud y sobre todo el de vinos y aguardientes. Napoleón esperaba obtener varias ventajas, imitándolos. Vender trigo a Inglaterra, que lo necesitaba, era aym¡lar al campesino francés, que maldecía la. superproducción, pues el het;tQlitrq bajaba, de 24,55 jjrancos que valía en 1803, a 14,86 en 1809. Vir.nper a los ingleses los mnos y las sedas de que siempre fueron entusjastas! era salva;!' a:l vitic:ultor bordclés que, desesperado, abandonaba ~u vii\edo, así como el seP.ero lionés, a quien un u/case del zar priVB.?ba pe su mejor salida. Si se' vendíap. "permisos" a los norteamericanos, llegarían sus barcos cargados .del algodón que hacía tanta falta. Si :las lic{eilcias se vendían muy caras, sería una ayud;i. para el Tesoro. · Esta nueva política se·iwpl~ntó con bastante rapidez. En 1808 Bo· na.parte solo tenía Ja inteI).ción ¡fe dejar que sus mercancías se filtrasen en terreno enemigo, valiép.qose' de las discretas emba.rcadones de los .~mogglers,· pero, en abril de 18Q9, ya autorizó a sus barcos para que se dirigieran a Inglaterra balo p,a.llellón neutral {principalmente p.rusiano). En noviembre, amplió ex1,raordjnariamente la lista de las exportaciones e importaciones que les p~tí~. Pero los resultados fueron inesperados. La flota mercante fran~¡¡. se aprovechó del permiso, encantada de .echar a~ mar barcos que C{>Qllbaq. pudriéndose en los astilleros ; pero, una vez salidds, se guardl!lban JDUY bien de regresar, temerosos de verse condenados de nuevo a su ruinosa y melancólica inmovilidad. Bajo el pabellón neutral que el mJsmo Na.palón les había proporci9nado, se dedicaron a navegar por fuera del bloqueo, esto es, al serviéio de In: glaterra. De 300 barcos que salieron con licencia, en 1809, solo 34 habían vuelto en junio de 1810. Pero ya Napoleón, aconsejado por Montailivet, ampliaba el procedimiento: y el año 1810 aplicó una nueva concepción del Moqueo y de su política. Puesto que Francia no podía prescindir de los artículos coloniales, organizaría, abiertamente, ;un gran sistema de importaciones, bien valiéndose del tonelaje norteamericano, bien de barcos provistos de licencias. Eil 5 de julio de 1810, se autorizó a 30 navíos de los Es· tados Unidos para que cargasen en Nueva York y en Charleston mer· cancías certificadas como americanas, ipara transport3.l'las a Francia. No deberían hacer escala en Inglaterra; y la fecha de las gacetas que trajeren de América permitiría comprobar si haibían dado ese rodeo. En cuanto a las licencias, el decreto de Saint Cloud, de 3 de julio de 1810. dio nuwas normas para su empleo, que fue decliirado obligatorio por otro decreto del 25 del mismo mes. Veintinueve puertos se beneficiarían de ellas, a razón de 200 licencias cada .uno. Los cargamentos de salida estarían integrados por mercancías francesas, y compr7mderían, obligatoriameote, cierta proporción de vinos y, en ¡¡¡\gunos casos (1811). sedas. El pal;iellón podría ser neutral y, en el canal de la Mancha, el
VII.-EL BtDQunO
puerto de des·tino podría ser inglés. De este modo, el enemigo recibiría trig¡;i francés; pero sin que ello tuviera jmportan~ia, pues las ventajas . de la nueva política eran ínmensas. · Primeramente, los géneros colonJales que entraran en Francia e;nriquecerían el Tesoro, ya que los decretos de Trianón y de Saint Cloud (5 de agosto y 12 de septiembre de. 1810) ios gravaban de una manera enorme. Y, sin embargo, al consumidor no .le resultarían más caros, Y'il que desaparecería el contrabando intermediario. Por Jo demás, constitui.dan una fortuna para el có¡p.ercio ~e exporta:ción francés, puesto que los barcos neutrales o con: 4ccnciá las llevaban de modo casi ~xclusivo, a puertos propiamente franc~es. Si el continente deseaba tener parte en ellos, no tendría' má,.s re~edio que dirigirse a Francia ; y Francia se los distribuiría, comó· ·es p.atural, cobrando la· comisión de intermediario. De este modo, a:l casi~monopolio que pretendía asegurarse para su industria, el Empir.r&doi trataba de añadir ahora este .otro de la distribución de géneros cplcmiiiles. Dable cadena para la eco· nomia continenta:l y doble compet~ncia ;para la británica. El Havre y ~antes se enfrentarían ahora con lp~ pu.ertos ingleses distribuidores de azúcar y café, como Ruán, Roubabf y Cj:efold se enfrentaban con ·Man~hester y Leeds. · = Todas estas disposiciones iban acompañadas de medidas rigurosas. ,Por decreto de 9 de octubre de 1810 s~ ordenó ·quemar públicamente todas las mercancías de origen inglés. En" torno a fas piras donde ardían las muselinas se elevó el consa:bidó inci~nso oficial: "En todas partes -claman los negociantes de Bvreux-, se enciende el fuego vengador, para reducir a cenizas esas telas que una criminal avidez había osado introducir en el suelo que las rechaza." Pero la burguesía capitalista se indignó y se irritó : y fue ll!partándosa de un régimen al que tanto debía. De los estados soberanos, se sometieron aquellos que se hallaban a merl:ed de una acción militar, como Baden, Baviera y Prusia. Pero el Zar, indignado, abrió sus puertos a los neutrales (31 de diciembre de 1810) y gravó los productos franceses. Ni el bloqueo ni el Sistema podrían sobrevivir a tal golpe; ni la alianza franco-rusa, tampoco. La aventura del bloqueo fracasó, tal vez esencialmente, por ser anaci;P.nica por anticipación, por estar en desacuerdo y discordia con la época. Exigía estructuras sociales y técnicas de comunicaciones que aún no habían nacido; su.ponía una unificación del continente, mucho más profunda que la que se logró en el gran Imperio : contaba con una dis· c~plina colectiva que destruía la noción del mercado abierto y del be· neficio individual. La economía organizada, reglamentada y dirigida que soñó Napoleón, iba contra fa corriente de un siglo que burguesía y capitaJismo hacían suyo. Como conquistador, Napoleón se quejó alguna vez de haber nacido demasiado tarde. Para dirigir la economia, y por ella ·dar forma a las masas humanas, no cabe duda de que nació demasiado pronto.
1002
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NAPOLBONJCO
BIBLIOGRAFIA DE JouvENEL: Napaléan et l'Econamie dirigée, le Blacus continental. Parfs, 1942. M. DUNAN: Napoléon et le sy0teme continental e11 1810, en Revue d'Histoire Diplomatique, 1946. E. TARLÉ: L' Unité économique du Continent européen sous Napol4on J•r,_ en Revue Historique, 1931. O. VreNNET: Napo/éon et /'Industrie fram;:aise, la Crise de 1810-1811, 1947; Le Voyage du Hambourgeoit Nemnich
B.
(1809). París, 1947.
M. BLANCHARD: Les Routes des Alpes occidentales a l'époque napoléonienne. Grenoble, 1920. F. CRouzr: Les Jmportations d'eaux-devie et de vins franr;ais en GrandeBretagne pendant le Blacus continen· tal en Annales du Midi, 1953. M.-Á.. SA.DRAIN: La Réunion du Valais a la France (1810). Bourges, 1936.
i
i
l;.
l . . . .·. ·. ·. · · · . . ' . . . . . . . .
A. LUMBROSO~ Napaleone e il Mediterraneo. Génova, 1934. M. PIVEC-STELE: La Vie éconamique des 9 1813) p Provinces illyriennes (180 : aLes Blocus continental et le Royaume d'llalie, 1931; La Vita e~anamica dell' Italia nell etii napoleomca. Turín, 1950. J. MERCA.DBR RrnA: Barcelona durante la Ocupación francesa (1808-1814),/YI.a;drid 1949; España en el Bloqueoaont1nental, en Estudios de Histori4' Moderna, 1952. ' 1 R. RUPPENIHAL: Denmark and the Continental System, en laurnal o/ Modern History, 1943. A. N. RYAN: The Causes of the Brltish Attack upan Copenhaguen in 1807, en English Historical Review, 1953.. F. L'HUILLIER: Le, Biocus contmental 1 dans le Grand-Duché ·de Bade. París, 1951. .
CAPITULO
vm
NACIONALIDAPES E IMPERIO
.;,_Isi:J:1J;
I.
RESISI'ENCIA DE LAS NACIONES ffiERICAS (1808}
Frente a España-dinastía y nación-Napoleón se presentó y actuó siempre como hombre de la Revolución francesa. Ahora bien: no existía en Europa ningún pueblo más alejado de la mentalidad revolucionaria, ni menos dispuesto a dejársela imponer, que el español. Estas dos obstinaciones acabarían por agotarse la una a 1a otra. El emperador era ·hombre de la Revolución, con respecto a los Barbones españoles, por reflejo y por instinto. Las otras viejas razas coronadas pudieron, sobre todo después de Tilsit, despertar en éil cierta secreta veneración; pero para esta raza no tuvo nunca más que la actitud del jaoobino, mezcla de desprecio y de odio. A Metternich se lo dijo: "Son mis enemigos persona.oles." Desde luego. enemigos lo eran, en el terreno "polftico, por los insultos de la rama napolitana, por la obstina·. da reivindicación del pretendiente Luis XVIII, por la traición preparada en Madrid en 1806. Lo eran en el sentido corso de ias animosidades entre ·f.ami'lias; y lo eran por el odio que el revolucionario profesa al noble a quien ha expulsado y reemplazado. Ante aquella España, en la que veía o creía ver tantas riquezas dormidas, Napoleón fue plenamente el genio de la Revolución y del siglo XVIII, enamorado de la industrialización y de los despertares económicos, de las reformas útiles, de ]as actividades ordenadas y creadoras. La soñolienta opulencia de fa Península era en Francia una creencia preconcebida, que ex,plicaba que tantos aventureros y estafadores pasasen los Pirineos 'Y que tantas poderosas influencias-las de Murat y Talleyrand sobre todo--aconsejaran la aventura de 1808. Dinero y barcos; esto era, principalmente, lo que, según opinaba Napoleón, hubiera hecho surgir de España una administración moderna y activa. El dinero. eran fas. piastras de América. La fuerza naval, era preciso movilizarla en 1807, lo mismo que en 1805, pues de. nuevo lo exigían los grandes planes marítimos y orientales. "Todos los esfuerzos deben tender hacia el mar", escribía Napoleón poco después de Tilsit; y sus grandiosos proyectos. ya estuviesen seriamente meditados o fuesen simples juegos de imaginación, apuntaban a Corfú, a Sicilia, a Egipto y a la India :misma. Le era indispensable el concurso vigoroso de aquella España tan rica aún en materiailes y en gentes de mar. Pero, como hacía notar Champagny, "el paf~ de Europa que más medios marítimos ofrece es aquel que menos posee". De· sus 30.000 marinos, solo estaba disponible una 1003
1004
1
'!
TOMO 1.-REVOLUCJION
~CESA
E IMPERIO NAPOLl!ONICO
tercera parte y de sus 31 ó 33 .na.vfos solo de 14 q. 17 podían prestar algún servicio. A esta sitWtcióne Bonaparte no le encontraba más que una causa: "el desorden y el tj.erroche". Una administración enérgica, a la francesa, hubiera hecho- a .:la mar los 33 bari;os necesarios. Sólo se trataba de organizar a tspañfi. En Santa Elena, Napoleón diría más tarde que quería regenerar/p, co:q.cepto menos egoísta y resultado que no cabe duda deseaba tambi~n. Pqo, en 1808, lo que dominaba y lo que incitó a la intervención era: desde luego, la voluntad de conseguir mayor rendimiento financiero y, SQbre' todo, madtimo, de: la vieja áliada, de que ya se había sacado ta,íitas ~sas, pero siempre ·despacio y con mucho trabajo, y que podía dár tl1J1tfsimo más. A raíz de Tilsit, las circunstancias vinieron a confirmar al emperarador en su desprecio pol' los B.orbones de Madrid y a hacerle vislum, brar el medio de tomar el reinq en sus manos. Y a sabemos que, desqe 1804, la corte de Españ~ cori' una imprudencia inaudita, animaba a Napoleón a intervenir co4tra Portugal, para destroZllr a este aliado de Inglaterra. En su ciego ~goísll}o, Godoy continuaiba pensando en una expedición que le asegura,r& mi' cómodo principado lusitano, aunque 1a entrada en 1a ·Península d~ Jas !tropas imperiales pusier¡¡. a todo el rcino a merced de Napoleón. Q01110 fortugal se nega,ba a aiplicar el bloqueo, Napoleón se decidió a a9tuar: y el 29 de octubre de 1807 el tratado franco-español· de Fonta~eplea.!l decidió el· reparto. Godoy recibiría Ia parte sur; el centro, con Lisbo;,i, quedaría reservado, y a 1a infanta rema de Etruria se le concederíi¡. ef norte. borrando de este modo de Italia aquella molesta "deformid¡¡d" (Toscana fue, efectivamente, a.tlexionada al imperio el 24 de mayo (le 1808). Se envió a Junot sobre ·Lisboa, en donde entró el 30 de noviembre de 1807. Juan, el príncipe regente, se había embArcado para ei Brasil sin pensar en aponer resistencia. De rechazo, y por culpa de la locura de. los Borbones españoles, tomó forma ien el alma de Bonaparte una primera tentación: prácticamente, las tropas francesas ocupa·ban el noroeste de la Península, a pocas jornadas 'de Madrid. El emperador, por si aquello podía servirle de algo, hizo que sus tropas ocupasen· discretamente encrucijadas estratégicas, ciudades e incluso ciudadelas. La segunda tentación no era menos 1Jeligrosa: la familia real, di·vidida por los odios, pedía· la mediación del emperador. Entre Femando, prfucipe heredero, y Godoy, el favorito de la reina, la hostilidad· era creciente, si es que aún podía crecer. Hl 27 de octubre de 1807, en El Escorial, el príncipe y sus amigos fueron detenidos y. sometidos a juicio, por orden del rey. Todo terminó en un no ha Jugar, pues Napoleón intervino a favor del príncipe, con amenazas: ¿acaso no le pedía este, para resguardarse con su poder, Ia·mano de una Bonaparte?· Las disen· siones internas acababan por 'hacer factible oualquier maniobra: por ejemplo, asegurarse el reino por el matrimonio ·francés de Femando y adelantar hasta el Ebro fa fron1era francesa, a cambio· de Lisboa~ que
se le entregaría a España; por últilpo, llpgar incluso a derribar a los
B,orbones..
1
•
·'
Racfa meses que Napbleón vacilaba entre esta3 , soluci9nes, cuando, de repente, las circunstancias pareciei;on ref>olverlo todo. El 19 de marzo d~ 1808 un motín. popular que se grodujp en Aranjuez derribó a Godpy :( el rey a?cticó en favo~ de Fery.ando; Era el camino expedito y la s9'lución prefenda: el cambio de dmastía, El 27, el destronamiento est¡.ba decidido. Los Barbones, tontam~nte, cl.ejaron maniobrar a Napoleón, P,,asaron a ~erra francesa, a encontr.arse ~n Bayona con su demasiado _Roderoso aliado : perdieron Ja cabpza lplte las amenazas, a1xlicaron (¡na:yo) Y aceptaron un destierro do:radci en Francia. José recibió Ja Qrden de acu~ en seguida para ocuinu s4 trono. Pero ya,. el 2 de mayo de 1808. Madnd se ha,bía sublevado con!:ra Ja intrusión extranjera: el ~ueblo· español entraba: en liza. · Lo 9ue p~mero. causó .la indign,a:ción de Ja nación española fue el ~espreé10 del ¡acobmo hacia su rey. Carlps y,,por instinto, también ~l obtuso Ca_rlos IV, habían vivid? ¡,le m~era tan acorde con el temper,~ento ~c10na1, que entre la dmastfa y la masa no se había abierto ~mguna fisura. Los escándalos de paliicio no alteraban Ja lealtad que se ~ontentaba con depositar todo su C\l.tiñO en Fernando. Al ver la mano !;Iel. extranjero acercarse, con arrogancia y~ deslea.Jmente, al trono, se pro· f}UJO una conmoción. Hasta encontrarse ,en Santa Elena, no llegó Napoleón a comprender q1Ue aquel serftido
m
íf1
ai
·~\
·.:..:;;:1
; )
¡
.~::l.
'
.t0
1
·-~:;i¡·
1006
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
Vll!.-NACIONAL!DADES E IMPERIO
1007
~.::;:;;-;
iif
.·~
I"B
~=~;>
¡~
@
.~
·.~
.g:~j
t;
:::?:;i ·-'2:J·
~
i!
¡¡
·~ :~
;~
1 'i
.
,:·-
~~:::)
r:·:·:\
:.::;;..¡
,/ rD ¡'
r
¡
1
i;
!~
:1.
(;]
()
rr G
·~
¡/
1
1
t
:¡
su tan conocida frase a Jerónimo, el 15 de noviembre de 1807: "Los pueblos de Alemania, Italia, Francía y España desean la igualdad y quieren ideales liberales." Ahora bien: la civilización ibérica, basada en la espiritualidad y de mentalidad poco capitalista, se mostraba impermeable a las ventajas de una "regeneración" contra la que, además, se rebelaba el orgullo nacional. De todos modos, nunca se hubiera podido reclutar suficiente personal; 'los afrancesados eran. muchas veces, personas distinguidas ; pero siempre fueron poco numerosos. Lo mismo que aquellas conquistas coloniales con las que presentaba algunas analogías, la dominación napoleónica en la 'Península solo podía iograrse mediante una ocupación territorial completa, que sofocase el ardor nacional ha'Sta su último reducto. Los franceses, dueños de casi todo el Norte y de la meseta central, se dirigían hacia la periferia. Pero Cádiz, último refugio de la independencia, se resistió siempre. Portugal, gracias a su tenacidad y con ayuda de los desembarcos ingleses, se mantuvo libre en su mayor parte. Los ibero-británicos, cuando tenían la iniciati.va, intentaban converger sobre Madrid, u obligarlo a rendirse, amenazando sus comunicaciones con los Pirineos. Operaciones monótonas e interminables. B1 segundo frente, que no se cerraba jamá:s, minaba la fuerza imperial. De este modo, Napoleón se encontraba sujetcr en España, fo que explica claramente, en el terreno diplomático, las esperanzas y 1a actitud de sus adversarios del Este, Austria en 1809 y Rusia desde 1811. Militarmente, solo el desgaste ·de las idas y venidas entre la Europa central y los Pirineos bastaba para destrozar a las tropas. Cuando llegaron los días sombríos y se hizo preciso realizar sacrificios en todos los frentes, Napoleón no supo resignarse a hacerlos suficientemente amplios en el Sur, y los desastres de Alemania y de España se explican recíprocamente. La Penínsuila exigió en todo momento efectivos cuantiosos, "considerando, explica Mavmont, la espantosa manera de vivir que uno se ve obligado a adoptar en este país, que. obliga al ejército a dispersarse; considerando la imposibilidad de procurarse noticias, a causa de la tlesaparición de los habitantes ; .considerando la facilidad que. tiene el ejército inglés para. encontrarse siempre reunido en masa". Durante el invierno de 1808, Napoleón tuvo en España 320.000 hombres, en septiembre siguiente tuvo 240.000 y 370.000 para las ofensivas de. primavera de 1810. E inclliso después de tener que retirar fuerzas para llevadas a Rusia y Alemania, aún tuvo 290.000 y 224.000 en marzo de 1812 y marzo de 1813. Las pérdidas eran grandes, debido tal vez, sobre todo, a fa dureza del olima, peligroso para tropas poco alimentadas y muy trabajadas; en el otoño de 1809, la sexta parte de las fuerzas estaba en el hospital. Cuando los ingJe:ses desembarcaron en Portugal, en agosto de 1808, eran. soldados poco eX!perimentados. "No le ocultaré-escribía Wellesley a Castilereagh-que nuestra gente es tan nueva en la guerra, que no conozco a nadie que sea capaz de llevar a cabo los aprovisionamientos,
ni siquiera de repartirlos a este ejército de 40 000 h b l~ tropas inglesas necesitan tener asegurada ia res ... , Por t.anto, . , re ª a, Y esta retirada tiene que ser el mar " La flota les abierta y también lo .que aun' , g:irantizana aquella salida siempre · ' es mas llllportante · u · · . magotahle, superioridad capital en estos , . . b n aprov1s1onanuento P?der desplazar su base con ligereza, tr~f;~~~Jo~are;¡ -~la ventaja de d p1 am~nte,_ desde Lisboa· a la costa vasca, si fuera necesario 1 a osa e mteligentemente instruido el eJ"ército llego' ·; : a ser exce1ente, más ágil· . lo que ·se podia esperar. Su punto débil . Y.~.~obrero de ~fectivos: en Vitoria (21 de junio de 18;;~aba la exiipndad de sus mgleses, con 27.000 portugueses y . , no abfa mas que 40.000 obligaba a escatimar los refuer~ es que en Lo:i;idres fa oposición whig pérdidas sufridas "Toda . t . os•. c~n sus contín'llas denuncias de las · v1c ona-senalaba el ¡ d 'fUÍ • es otra cosa que una carnicería hum n epe ent Whzg-, no s.pleen ami vindictive rapacity of the 8;~ti~er_1;j!"Gfed t,or the personal c1das, aquellas fuerzas mantenían 1 d. znzstry. Aunque redu· d guerra, esgastaban el ejército imp eria:l e iban f or3an • . o un nuevo eleme t glaterra en el Continente; elemento q. n:hob.r;arad ,1a mterv:e~c1ón de InWaterfoo. ue a: ia e ser dec1s1vo el día de
tirar;;
eu·á
e:
ª
Por fin, derrotados en Vitoria el 21 d . . ás h e¿:io, los franceses evacuaron España. Abandonaban un paí rra que ningún otro de Euro a s m on. , ente facerado por la guedo; sufrió fuertes pérdidas en fos. f~~~~gi;áf\camente, quedaba desangrahecatombes causadas por la mise . i' me uso entre la población civil; aquel país situado crónicamente ~ad a enfermedad y el hambre, en ahora. por las requisas, Ja táctica de ~er%ªs~s d~ la escasez, agotado cuenc1a de las guen:illas, el incendio ~ I ar as tierras y, como conselos campos. Durante los años en e os pue~Ios y el abandono de imperio colonial, España careció Jeueh~:~ba en Juego .el destino de su nuria y la secesión americana le uitar res. E~o~m1camente, su pe~tura a las condiciones del n~evo :.1~ª t~s1bihdad. de adaptar su .cansancio de un orgarusmo agotado, así como en 1814 1 . . b,ajo inculpaciones políti~as nacloei frnnconamrento de to~a :UUª élite burlona y triste a la vez, haJa las ~~~::gen~~ron unoa mdiferencia. el conflicto--desde entonces crónico s pu ca~. . tra secuela fue ciai!es que, durante toda la guerra J:~t;e ei prer civil Y aquellos ofises de fas juntas locales y contra' lo: ian . uc ado contra los burgue1;-a evolución social y la adaiptació d m~gistrados ~e las Audiencias. lizadas. n e ª econom1a quedaron paraEn fas relaciones con "'l exterio 1 t d" .~· era ~á:s violenta que nun;a. En a:rii ªae r~81~ona.J xenofobia española volYio de su cautiverio en Francia los liberales Í cu~do Fernando VII q;ie , UJ:pulsara las reladones inte:nacionales . e p1~1eron, desde luego, ru o1r nablar de extran1"eros ru' de los fr , pe~o a masa no quería ' anee.ses ru de 1 · gI · aquellos portugueses que reclamaban Olivenza 'r ., dos mfr. eses, ru de · rguren ose ente a Na-
1
¡
-¡
"
'·'·'
.. ···.· - . ... "
~,..
'
.. ·-- .. ___ ·--- -- -·- ·- ..
1008
TOMO L-REVOLUCION FRANCESA E IMPERJO NAPOLEONICO
Vill.-NACIONALIDADES E lMPEll.10
po-león, frente al hom:bre de la revolución francesa y oponiéndole sus pro:p10s vrulores, España: había salvado su independencia, agotado sus fuerzas y completado su 'aislamiento.
vicio de honor como espectador '.l}rivilegiado y muy atento ; pero en Europa esta actitud produjo, principalmente, inquietud y alarma. .En el terreno de eso que los diplomáticos llaman artículos reser.vados y secretos, Napoleón llevó las de perder. Tuvo que prometer al zar que aliviaría las cargas de Prusia; autorizarle a mantener sus tropas en Moldavia y Valaquia y comprometerse a hacer salir 'las suyas de Polonia. Y, sin embargo. no consiguió lo que para él resultaba esencial, en aquellos momentos, en que se disponía a meter el gran ejército en España: la garantía de fos rusos contra una agresión austríaca. Por el contrario. se negaron a toda entrada automática en la guerra, y ni siquiera accedieron a efectuar concentraciones en Jas fronteras de Galitzia. Este fra· caso_- se debió, en parte, a las intrigas de Talfoyrarnd, imprudentemente asOCJ.ado por Napoleón a :las negociaciones y que operaba en el tercer plano habitual de estas reuniones: el :plano subterráneo. El mismo alardeó de que las negativas rusas se debieron a su actuación y a la de Callilaincourt. Lo que parece más probable es que él pusiese al corriente de estas negativas rusas al general barón Vincent, observador austríaco, que le llamaba su '{}rDvidencia. De regreso a París, también advirtió a Metternich de que su gobierno podía estar tranquilo con respecto a San Petersburgo. "Solo la íntima unión de Austria y R'llsia puede salvar lo que resta de la independencia europea." Por tanto, Viena ya estaba enterada de que no tendría que luchar a 1a vez contra las dos "potencias de los flancos".
ll. P ATRIOTIBMO AUSTRIACO (1809)
Cuando, después de Tilsit, Austria quedó totalmente aislada, se dio cuenta de que su porvenir dependía de la manera en que los rusos interpretaran y consideraran su alianza con Napole-On. .M cabo d¡: un año casi se había tranq~ilizado. Cierto que el 7 de noviembre de 1807 Alejandro había declarado la guerra a Inglaterra, invocando los principi
Ni siquiera la ejecución de Luis XVI puede decirse que produjera sobre las viejas monarquías lli7.S. impresión muoho más honda que el destronamiento de los Borbones españoles. El acontecimiento era menos trágico; pero la amenaza estaba más próxima. Las cortes se conmovieron, sobre todo por la ra..pidez, la sencillez de medios. "La caída de uno de los primeros tronos de Buropa--escribe Metternich-no l.e cuesta , a Napoleón más que un sencillo ·artículo en la gaceta; éil está por encima de los manifiestos y de las comunicaciones d1plomátlcas ... Ni siquiera vale fa pena de enemistarse con los príncipes a quien se despoja de la herencia de sus padres." Considerando evidente el peligro, añadía: "Existen circunstancias incompatibles entre sí; la del poder actual de Francia lo es con la consewación de ningún trono de Europa." Ante esto, Francisco II de Austria despertó un poco del sopor en que se había sumido, después de algunas veleidades de reforma, a raíz de Austerlitz. Su joven esposa-la tercera-María Ludov:ica de Este, bella, inteligente y muy popular en Hungría, no pensaba ·más que en re.formas del impeno y en hacer la guerra a los jacobinos. A su alrededor se reunía todo un partido de cortesanos. El canciller Juan Felipe de Stadion, que desp_ués . de la derrota fue ~amado a ;\suntos exteriores, había tenido paciencia durante mucho tiempo, cediendo en los Balean.es ante 1a ambi• ción rusa y concediendo a Napoleón la supresión del Sacro Imperio. Aunque no pilaneaba reformas de estructura, comprendía que una poRENouvm 1.-64
.
···~
.
.,, __ ....
~:-::..··---~.--._-
-
lUUO'
__:--
-_-./
'•:•'} ~º{!
® 1010
TOMO I.-REYOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
VIII.-NACIONALIDADES B IMPERIO
1011
1 t
i
¡
,-····)
(~ . .
•_)
'e,)
'_:)
lítica enérgica en el exterior exigía que en el interior se revisase Un poco . la vieja máquina. En ello estaba· de acuerdo con el archiduque Canlos, que pedía .algún tiempo para llevar a buen término el perfeccionamiento del ejército. Pero a Stadion le parecía demasiado oportuna la. ocasión. que brindaba el levantamiento- español; y, además, se·veía arrastrado por la corriente de opinión que él mismo había contribuido a crear. En el funesto año de 1805, el gabinete de Viena no había sabido sostener su causa, ni por la prensa, ni por la información oral, ni ante las cancillerías extranjeras,. ni ante la nación. Entonces comprendió la lección que Metternich le repetía sin cesar: HSe ha :considerado como inútil, indigno de la buena causa e .jncluso peligroso-, hablar con el público, decirle la verdad y repetírsela continuamente. Y, sin embargo, esta· necesidad no se hace nunca tan evidente como cuando se tiene a los franceses por adversarios. Ellos han sabido valerse de la opinión ... A la posteridad le costará trabajo creer que nosCJ
ciales y el archiduque Juan propusieron a los pintores asuntos inspirados en Plutarco, sistema de propaganda que, más disimulado, había de sobrevivir a la derrota. También en la música hubo de intervenir el patriotismo. En contra de la ópera italiana, adoptó el ipartído de Glück, que mantenía la dignidad del poeta frente a la tiranía del músico. El l.º de enero de 1807, la representación en Viena de Ifigenia en Táurida inició de manera resonante una lucha que llenaría todo el siglo XIX. Esta llamada a la opinión, que revelaba una nueva manera caractedstica de la pol:ftica exterior austríaca, encontró en los asuntos de España un tema de actualidad. En la España libre se publicaba toda una literatura acusadora, verdadero ar.sena! antinapoleónico que, a principios de 1809, penetró en .Alemania, donde fue traducida por un judío de Hamburgo. En 1808, el cónsul de España proporcionó los folletos originales al archiduque Juan, de paso por Gratz, quien, haciéndose cargo de su alcance, los hizo traducir inmediatamente.. Otras adaptaciones fueron hechas por Arndt y también :QOr Federico Schlegel, a requerimiento de Stadion. Cuando los franceses, ·!'llltraron en Viena, la ciudad estaba plagada de tales escritos. '. ,' La propaganda ·patriótica austríaca disponía c,:le un tema menos transitorio y de resonancias hondísimas, porque estliha en consonancia can la amplitud y esplendor del joven movimiento ,romántico. Apoyándose en fas ideas del historiador suizo Juan Müller, qüe fundaba en el pasado el amor a .Ja patria, e inspirado por la boga de que disfru:taban los dramas medievales de Kalchberg, el barón de Hormayr concibió el proyecto de apoyar "la idea nacional austríaca" en la historia, de hacer surgir una consciencia colectiva clara y una lealtad dinástica sólida de un pasado exaltado en sus vafores comunes. En consecuencia, propuso a escritores y artistas los abigarrados y pintorescos temas de la edad media habsburguesa. Con más fervor que espíritu crítico, Austria fue enSll!lzada en su función histórica de "nobleza de Europa ... , centinela avanzado hacia el Este... , elemento estable, fuerza reguladora". Miras de corto alcance, ipurament.e dinásticas, sin va:lor alguno más que para los países alemanes, y que, incluso en aquellos momentos, daban de lado las reticencias de Hungría; pero ideas que imprimían un maitiz romántico al patriotismo austríaco de la época y que anunciaban ya la influencia que la historia y fa universidad habrían de tener en el auge de las nacionalidades. Los principioo de la reorganización militar, inspirados en los de la Revolución francesa, no fueron menos nuevos. Se decidió que Ja ·masa debía entrar en juego. Carlos sofü1,ba con movilizar 700.000 hombres. A Jos reclutas más recientes les asigna;ba tareas secundarias y los destinaba, principalmente, a engrosar los efectivos del ejército regular, único apto para el combate. El 9 de junio de 1808 fue creada una landnriliz aún bastante redu'Cida y, de&pués, una la11dwehr que c01I1prendía a los hombres de dieciocho a cuarenta y dos años no incorporados a filas. a los que se darían breves períodos de instrucción.
1
'iI¡ 'I .!
:!
'I
:
l
" d 'j
l1 ¡¡ .1 q
¡·\',¡; ¡ 1
¡í.' ,, f;J
1012
TOMO I.-REVÓLUC!ON fl\ANCESA E IMPElU:O NAPOLEONICO •
¡~
•
VIII.-NAÓONALIDADES E IMPERIO
1013
. ·1
.. ¡
1
1
/'(¡'
i'.I.' 1 . ; .1
:·if
f¡ ¡i i 1·:
:¡
í'
¡
"
i
!
'1
i
1
1
!:' 1' 1
'' í 1' •
1
1
Stiidian cometió 1a equivocación de cree-E que esta breve; preparación moral y material era suficiente, y dio de ~ado las negociacione.
díllados por un simple hostelero llamado Hofer, abandonad?s .por su señor, ol Ha:bsburgo, aniquilados a fines del 1809, habían de de1ar una leyenda de larga resonancia. Pero si fueron ensalzados por poc-tas y grabadores románticos, no fue solamente por la grandeza salva1e de sus montañas ni por lo pintoresco de sus trajes. Es que e°: aq~ella r~vuelta de campesinos había vibrado el aJ.ma ipopular; y se qmso slfilbolizar en ella aquel patriotismo austríaco que por un momento ha.-bía levantado a la vieja monarquía.
ID.
.ALEMANES E ITALIANOS
En Alemania y en Italia, las victorias napoleónicas c~ntinuaban reagrupando territorios y simplificando el maipa poilitico, romp1endo particularismos y abriendo- camino a sentímientos más amiplios. En .Jos países germánicos, el imperio 'francés comprendía, desde 1811, el litorrul del mar del Norte, con una punta hasta el Báltico. La confederación del Rin se extendía a todas las regiones del Oeste del Elbi Más allá del gran rfo eje de Alemania, compr~rnlia, también, 1por el Norte, los dos MeckJemburgos; por i;l Sur, el resto de Sajonia; y, al Este, el gran ducado de Varsovia. Su piedra dave era, en el Norte, el reino de Wem:falia, bajo el cetro de Jerónimo. Fue creado el 18 de agosto de 1807, con los territorios prusianos de Brunswíck y Hess~ Cassel, y, en 1810, la anexión del Hannover meridional fo redondeo. Paralelo al Rin medio, se extendía Hesse Darrnstadt, aumentado hasta 600.000 almas y ascendido a gran ducado. Después_ de J;na, Sajoni17 se convirtió en reino, encargándose de contener a Prusia, as1 como Baviera vigilaba frente al Habsburga. De las victorias de 1809, el gobierno de Munich sacó Bayreuth, Ratisbona y Salzburgo. En compensación dev~i vió a Italia el Tiirol meridionaJ y a Wurtemberg UD,'i parte de Suabm, con Ulm. Wurtemberg se corrió, además, hasta el lago de Constanza. con objeto de quitar a Austria aquel acceso a Jos países renanos, que con tanta paciencia había conseguido Jograr. . . _ En Italia, unificaciones análogas iban venciendo localismos y cac1cazgoo. El l.º de mayo de 1806, el reino se incoqioró las p-rovi;Jcías venecianas tomadas a Austria. El 11 de mayo de 1808, Napoleon le adjudicó los territorios pontificios del Adi:iático, con .~cona, esto. e;i. unos 700.000 habitantes. El año 1809 ·perdió sus adqms1c10nes de Iliria y Dalmacia; pero recibió, en. cambio, 264.000 tiroles~, con Trent? Y BotZ'en, que Baviera fo devolvió. Bl tratado franco-espano~ ~e Fontamebleau (29 de octúbre de 1807) llevaba consigo la desapancion de ~1!11ria anexionada a de 1809). El 2 de febrero de:1808, Roma fue ocupada por las tropas francesas; y el 17 de mayo de 1809, los Estados pontificios quedaron
r 1
l
1014
¡
;
incorporados al Imperio.' En el Sur, ni José ni luego su sucesor, Murat. consiguieron conquistar Sicilia ; pero poco a poco fueron pacificando su .reino napoliiano.
.
\,)
@y (Jj)¡
1
i /;
l l
liü
1
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
Entre los países ensanchados de este modo, fas opos1c1ones seguían siendo tan violentas como en la época en que estaban dispersos, y el recurso al arbitraje del amo solo los pacificó durante algún tiempo. Así, por ejemplo, Murat hizo suyas las viejas pretensiones napolitanas sobre los territorios pontificios. En Alemania había coÍnpetencims ásperas e incluso :rencorosas: "Es difícil-escribe Oñto, desde Munich-describir el grado de envidia y de hostilidad que reina entre los diversos reinos de Ja confederación." Los medios intelectuales no se libraban de estas características. En Italia, los puris1¡1s toscanos pretendían someter el idioma a ia dictadura absoluta de la Academia de Fiorencia; y miraban por encima del hombro a :J.os escritores del Norte. El gobierno de Ba· viera, en su celo p,or la instrucción, había puesto en sus universidades maestros procedentes de otras regiones. Su valía era indiscutible, pues entre ellos se eµcontraban Hegel, Schelling, Jacobi, los juristas Feuer, bach y Savigny: Pero, camo eran "hombres del· Norte" y protestantes, aburrían pronto, con su pedante a'1tanería y sus despectivos juegas de palabras sobre la Barbarie bávara o Barbaria-bavaria, a sus colegas de , .Munich y Landshut. ,~ Así, pueS, subsistían las subdivisiones del pasado. Pero des
·VIII.-NACIONALIDADES ·E- IMPERIO -
1015
que an,tes proporcionaban Inglaterra o sus intermediarios hanseáticofü Además, aquellos. mismos· fabricantes sajones y lombardos eran· menos sensibles a las ganancias obtenidas que a fas que Napoleón. les ·impedía conseguir. El reino de Italia soportaba mal estar tan claramente. tan cínicamente subordinado a la industria francesa. Nápoles luchaba pot prese:rv-ar su escasa mdustria de lana y seda. Baviera retrasaba .todo lo posible el momento de adherirse· al bloqueo continental. En 1808, casi se había resignado a ello•. engofosinada '11,0r un tratado de comercio con Italia, que .Je-hubiera proporcionado trigo, ganado, frutas, aceites y seda, ·-a cambio-de tejidos, quincalla· y -tapices. Pero pronto se biza atrás, ante la perspectiva de intromisión. ·francesa que la adhesión al sfafem,a hubiera representado para ·su economía. Los medios ·políticos y_ militares alemanes experimentaban hacia la soberanía napoleónica una frialdad que iba en aumento,. Cierto que los soberanos abundaban en· protestas ·de fidelidad; pero, en tomo· a sus tronos; se iba formando una· atmósfera de · reticencia y desaprobación. Un diplomático francés llamó la atención sobre ello: aun ·en medio de su corte se sentían tan aislados como lo estaban en sus legaciones los representantes. del· Emperador. Según. costumbre. los· príncipes -herederos· censuraballl y probestaban : el de Wurtemberg, poco discret,'lmente ; el· de Bayiera, -haciendo a ·los . austríacos-._cql;lfide,ncias muy· ·atre.vidas :''.Preferiría· oem;rrbatir contra -los· azules a· luch,ar por .ellos .... Detesto. a los franeeses, pero :ellos me pagaQ. en la misma moneda. ¡Si' él ·fracasase en E:spaña!'' Entre Jos propagandistas antifra:ñceses más activos-figuraban las ·víctimas de las mediatizaciones ; · a:Jgünas' de ellas continuaron en· sus dominios privados ; otras, que se habían pasado- al servicio ·de Austria, habían tenido que a:bandonarilo, llamados por sus príncipes. a requerimiento de Nap·oleón. . A partir de. 1809 sobre todo, -los militare~. a quienes se hubiera podido ·creer ganados al emperador por una gloria común, se volvieron reticentes. La fuerza de los· ejércitos germánicos confederados era ·muy variable, desde los 40 húsares, que con un batallón de retirados· formaban el contingente de Sajonia-Weimar, hasta. los 27.000 hombres que constituían el de Westfalia y a los 63.000 con que el bávaro contaba en 1309.- En generrul, parecía que los oficiales, al principio sobre tcido; estaban orgullosos de servir a las órdenes de-Na;poleón, y conscientes de la· formación profesional que -adquirían. en su escuela; pero, al mismo tiempo, sentíanse vejados. por su situación subalterna. Los generales franceses solían tr.atH:rles con altanería e incluso con brusquedad, como Bernadotte a los sajones y Lefebvre a los. bá'Varos. Así, pues 1 los medios dirigentes, por dóciles que pareciesen, no ·obedecían sino pcrrq:ue Iio podían hacer otra cosa. Como el abate· Stadion escribía en Munich: "Tiemblan bajo la vara de hierro que los doblega, pero que c0I1Stituye su único apoyo." En la casi unanimidad de ·este sentimiento antifrancés .taJ vez existiera ya 'Ull. asomo de unidad -alemana. .En Italia,. la· situación del. reino de N¡]poles era bastante parecida
1016
,., 1
; 1
.:.'.. , !
·/
VIII.-NAC!ONALIDADES E !Ml'BRIO
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMÍ'ERIO NAPOLP.ONICO
a la de los vasallos germánicos. Murat, espíritu vanidoso, mteligencia limitada Y voluntad vacilante, se cansó proñta de la situación de vasa,,llaje en que lo habían puesto; de la influenr~a que su esposa Caiulina quería acaparar, como hermana del emperadot : de las exigencias financierlli!, económicas y navales que le imponía Francia, y de las tajantes advertencias que le prodigaba su cuñado. Se la subieron a la cabeza los humos de independencia, los proyectos vastísimos que se extendían a Italia entera, para 'la que soñaba despertar un sentimiento nacional encarnado en él. Intrigaba\ en consecuencia, a su manera ingenua y solapada. A su alrededor, 'animándole y explotándole, se iba formando un partido itálico, reclutado entre burgueses, francmasones, carlxmarios y funcionarios distinguidos ; el doctrinario Cuoco ; Zurla, el hábil ministro del Interior, y Maghella. jefe de la policía, que era el más flexible. Aunque los oficiales se adhlrieron en buen número a dicha tendencia, el ejército en conjunto representaba más bien un apoyo para la dominación napoleónica, porque estaba muy mezclado con unidades francesas o mandado por oficiaJ.es franceses, quienes, en 1810, constituían la mayor parte de la guardia real. En el Estado de Milán, el ejército contribuía más a fortalecer la idea nacional; pero lo hacía pasando pot el ja:lón previo : la lealtad imperial. Sus efecti
1017
aovaban fas peregrinaciones a los viejos burgos y a Nuremburgo. Se releían las páginas de Chrétíenté et Ei1rope (Cristiandad y Europa) en las que Novalis exaltaba la unidad orgánica medieval. Fervientes camuuidarles intdectuales, como la de J ena, la que formaban, en un marco de exuberante romanticismo (Heidelberg), Garres, Arnim y Brentano-, se entr~gaban a tales estudios. De ruinas, de archivos, brotwban lamentaciones ; la nostalgia de la antigua unidad imperial ; 1a esperanza de que un día habría de despertarse el viejo emperador germánico, dormido en su torre; la impaciencia que provocaba la dominación extranjera; en fin, un sentimiento nadonail. · El idioma constituía otro factor del nacionalismo cultural, cuya importancia iba haciéndose notar. "En Italia..:..escribe _Monti-él forma el único lazo de unión entre fos míseros restos de fos antiguos amos del mundo... Pese al destino, conitinuamos siendo, gradas al idioma, una familia enteramente italiana." Se emprendió. una cruzada en pro Q.el idioma .. Cesari depuró de términos eK.tranjeros ~l vocablllario ; y Angelori.i sentía el mismo odio por los ·galicismos que por Napoleón. El Instituto del reino editó indispensables obras de lingüística. "A partir de 1808 -comprueba Giordani-, el toscano gana· claramente terreno al francés." También los alemanes lucha:ban en aquel sentido. Lo mismo que Campe, Jahn se dedicó a germanizar el vocabulario. Para ellos también era el idioma el lazo visible de la unidad, sobre todo desde la desaparición del Sacro Imperio. "Uns knü[l/t der Spraf:he heilig Band", habrá de escribir Korner; y Arndt lanzaría los famosos períodos: "So weit die deutsche Zunge klingt ... " Pero muchos iban máG lejos. Augusto Schlegel difundió la idea del pueblo-jefe, el que había sabido conservar el primer mensaje y cuyas instituciones se enlazaban con los orígenes por una cadena continua. Ahora bien: a aquel pueblo primordiall.-Urvolk-, Fichte lo caracterizaba por e1 idioma, y reconocía en el alemán un idioma primordiai-Ursprache-. Nunca falseada por la dominación de una jerga extranjera, esta lengua podía encerrar un pensamiento verdaderamente fuerte y estar al servicio de una vida social realmente sólida~ Por eso-iprocla:ma Fichte en su octavo Discurso (1808}la nación ailemana "constituye un ipueblo auténtico y primordial... el pueblo en sí".' Del cosmopolitismo, Alemani,'i pasó al nacionalismo ~~
La prensa no era aún más que un mediocre elemento de expresión de la idea nacional alemana o italiana. En Alemania, periódicos y revistas se hallaban sometidos a minuciosa cen~ura. de la que dilicilmente se libraban, por ejemplo, las ipatrióticas Berliner Abenddllitter que fundó Amim, en 1810. En Milán, Cuoco dirigió, desde 1804 hasta 1806, e] Giornale Italiano. en el que se dedicaba a formar e'l espíritu nacional de sus compatriotas, propoméndoles los grandes modelos de su historia. sobre todo Dante y el filósofo napolitano Vico. También se sirvió de su nove:la Pfatone in lta'lia, destinada a "formar Ja moral pública de los italianos, a hacer nacer en ellos el espíritu de unión, el amor a Ja patria
#
(:§ •.:.'"~
!~~:f;~
{;~
(9 ,,......,.,.,
\:'3
()
(2J ,.,-:-, )
() .-~~
'--·'}
lf ~ l
_.-~...._
\<.:·/} ~.
/i
')
·i
~
:·º~)
·:<.•
~
il
1: '
r¡
~~~)
'))
1 ¡~ ., ¡~
..¡
.·:;,..·/ ..
·•
M·· ~1{·
ff¡
i',,
'LY
~'
[1
""
1~~ u1 -·.~.
t'
J•!
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
. y a la guer,ra, que hasta· entonces les había faltado". Fóscolo, el cantor , de la patria,_ expresaba, a voz en grito, el deseo de independenéia y el serrtimienfo de fa italianita. Los poetas alemanes hacen vibrar sus liras al socaire P.e la hospitailidad austríaca o ·con la sordina de la clandestinidad. Su tema más frecuente es el odio a Na.poleón, "principio de todo mal y fin de todo bien-proclamaba Kleist-, pecador para acusar al cual no tiene bastantes palabras el lenguaje de los hombres; los mismos ángeles se desgañitarán acusándolo el día del juicio finaJ". Kleíst y Jahn, Amdt y Komer canta:ban a la ·libertad que ha'Y que conquistar. a los héroes ·germánicos que deben ser imitados; y a la liberación; El sentimiento nadonaI prusiano añade a estas fuel'Z3.s las que encuentra en su propia tradición, exace:ribadas por la derrota y el vasallaje. Entonces se imprimen en él los rasgos que han de caracterizarlo en los días de la unidad alemana. En su esfuerzo por elevarse, Prmsja no busca apenas apoyo en las ideas occidentales. Cierto que sus reformadores se oyen llamar ·muchas veces jacobinos o plagiarios de Adam Srníth ; que Hardenberg ha de fundar su gran reforma aigraria de 1811 sobre el iiidividualismo. revolucionario y sobre la idea inglesa· de una agricultura orientada principalmente hacia el rendimiento capitalista. Pero .la originalidad del genio germánico-como la origina.lidarl ·de España-es demasiado profunda para qu:e pueda vivir·de préstamo;' y el espíritu alemán se apartá en't:fJ'n, ces del esfuerzo de síntesis 'Con el Oeste que ha intentado realiZar. Los románticos maldicen ahora los va!lores de la cultura occidentail, su· indi. vidualismo, que rompe la ·comunidad, su racionalismo y su utiilitaris'mo, que agostan fas fuerzas nuevas de la vida. ¿Se inclinará hacia Austria la mentalidad prusiana? Así pudo creerse ·por un momento, cuando fona tesol'Vió en favor del Habsburgo el viejo antagonismo por la primacía alemana. Más de un patriota prusiano ·' transfiere entonces a Viena su acción y sus esperanzas ; más de un escritor exalta la misión histórica de aquellos Habsburgos en los que Kieist, : en La Batalla de ArminÍus, ve a los futuros liberadores. Unos austríacos responden a estos sentimientós fratema:les. En 1809, el archiduque Carlos· lanza un llamamiento a la nación alemana,. que ha ·sido redactado por Federico Schlegel: "Combatimos para devolver a Alemania su inde" pendencia y su honor nacional" Pero Wagram y :la alianza matrimonial con Napoleón rechazan de nuevo hacia Beulín a 1os decepcionados pa· ~~.
,
Así, pues, Prusia es la que· ahora ·encarna fa idea nacional ailemana. Sin embargo, tal vez esto representa para ella un péligro. Esos valores culturales e ideológicos qúe afluyen a ella desde los países germánicos ¿no hundirán su tradición política, no falsearán la organiza:ción estatal que los Hohenzollern 1e han dado?· Prusia se da cuenta de que se· expone á ser· sacrificada en aras del Reich, y as'í se ·impone la' tarea de escoger y· asimilar. Confía las .reformas esenciales a elementos no. pru-
l
~
¡¡
1 .¡ !li
1013
_,
VIU.-NACIONALIDADES E IMPERIO
1019
siaíl.os, ·como el renano Stein, el ·sajón GnJisenau, los Hardenberg y Scharnhorst de Hannover. Pero al mismo tiempo que se atrae de este modo las energías a[emanas, sél!be conservar,. su ·cohesión y su fuerza política,. por medio de una de esas transacciones que, como país de contactos y de centro, realiza con tanta frecuencia. La fuerza esencial de su armazón es el .sentimiento dinástico. En la derrota, este sentimiento fo ha evitado una de las peores desgracias : la división nacional. El rey, humillado y esolavizado, forzado a someterse a1 doble juego de los vencidos y de los ocupados, criticado y combatido, pero nunca repudiado ni negado, ·ha seguido siendo la patria misma. En el Estado, la estructura feuda:l de:la sociedad continúa proporcionando mandos administrativos y :militares fieles a la tradición prusiana. Los hidailgos rurailes descubren, desde el primer momento, cualquier imitación de lo occidental. En materia agraria combaten el edicto de Hardenberg, que libera a los campesinos. Luchan por mantener la preponderancia de esa nobleza rura:l que, según ellos, es la única que se sacrifica por el rey mit Gut und Blut, que protege a sus vasallos Y que, pensando en las generaciones futuras y no en el prove'Cho ~e diato, cuida de no fatigar la tierra. En esta defensa de una sociedad jerarquizada y tradicionalista, encuentra el apoyo del romanticismo de la segunda generación (que actúa aquí como ·movimiento social), apeg,.'l.do a las estructuras que la historia ha ido moldeando lentamente. Así, por ejemplo, aquella "Sociedad de mesa cristiana· alemana", fundada en Berlin por Arnim, en 1811, y que no admite "ni judíos, ni franreses, ni filisteos", es a la vez un movimiento romántico y feudal, contrarrevolucionario y antinapoleónico. Los Berliner Abendbliitter son su portavoz y en ellos lanza Kleist fa divisa: "Por Dios, por el rey y por fa patria." A las antiguas fuerzas, otras fuerzas nuevas se oponen y se unen, a la vez. Los mismos románticos que defienden los grupos "naturales" del pasado, preconizan el Estado orgánico. Desde ahí, fácil es deslizarse hacia ese poder totaJlitario él!l que ya Adam Müller, en los Elemente der Staatskunst (1809), subordina al individuo. MU1Chos son los refor· madores que sueñan con transformaciones sociaJes. Stein no ve simplemente en la derrota un motivo· para reparar y reconstruir, sino más bien una ocasión en cierto modo providencial pa:ra proseguir, a fondo, una obra de reforma ya comenzada, hasta modificar los mismos cimientos. En esto, veremos que los obreros revolucionarios toman como norma Ja revo1ución francesa, en ·fo que se refiere a buscar en las masas los recursos humanos que se pierden insospechados: "En el pecho de millares y millares de hombres-dice Gneisenau,;,,,...fo1:bita un gran genio, al que una condición inferior paraliza las ailas desplegadas para volar." Pero ¿cómo integrar las energías nuevas de la comunidad nacional, y cómo galvanizar las fuerzas tradiéionales? Stein opina que lo primero es levantar la moral del individuo. Siguiendo Ga antigua tradición pedagógica prusiana, aún reformada en la época de las luces, este levanta-
'r'" i¡L 1;
¡. ., iJ·
u H 1\
!!·
¡;
¡; !.
~
!..
' .l '
:j .
. 1
1020
vur.-NAc10NALIDADEs
miento se hará por medio de la educación. Fichte contribuye con aquellas conferencias de enseñanza que fueron, en su origen (1807-1808), sus Discursos a la Nación alemana,· Arndt lanza las ideas del sabio militante y entusiasta; Jabn, las del lústoriador al servicio de la patria y del · idioma; Humb01ldt fmi¡da la universidad de Berlín y, por último, considerando el ejército <'Como "la escuela de la nación", SchamJ:iorst, Gneisenau y Boyen po:B.en en él "los lazos ·espirituales". último elemento del clima en que Prusia se va rehaciendo, y no menos importante por ser el último: la ocupación y la Vigilancia francesas. De esta presenqia · det . extranjero nacen el misterio y la clandestinidad, las socieda9.Fis secretas del tipo Tugenbund, la atmósfera de conspiración, las rivaíli~~es y luchas subterráneas entre distintos clanes. Incluso en el momentg!jmismo en que los patriotas se ~taban preparando, metódica y minuciqsamente, desde el punto de vista materiail., viven en estado de tensión,~·'!fn espera de un prodigio, acechando Ja llegada del milagro que ha de.'.producirse súbitamente. Este ambiente profundamente romántico, muy a,leimán también, acaiba por dar su carácter al sentimiento nacional en la Prusia de la derrota y de la ocupación. IV. EL DESPERTAR DE POLONIA Y LOS BALCANES
!
¡ ,;¡ ~
'¡~
.!l
¡¡ j
!,
tí
¡; j ~
1 1
!' 1'
/;
¡· 1' ¡:· ¡:
¡¡'! 11
ll
.J
l
i~/' '
1;
ni¡ r
E IMPEiro
1021
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
"No debí pasar el Vístula-confesará Napotleón en Santa Elena-... ¡Hice mal! !Eso me obligó a sostener guerras terribles. ¡Pero la idea de restaurar a Polonia era tan hermosa!" A decir verdad, no fue el aspecto sentimental de la restauración polaca lo que en Tilsit impulsó al emperador a crear el gran ducado de Varsovia. El ya veía entonces el germen mortal que jntroducía así en la alianza con el zar. De nada habían de servir los n;¡:,iramientos de forma, ni siquiera el de no pronunciar el nombre de Jfplonia. Pero Napoleón pretendía debilitar a Prusia cercenándola por el Este, cuando tal ve-z la hubiera desgastado más dejándole el pesado fardo de aquellas provincias inasimilables. A la creación del gran ducada de Varsovia lo impullsaron también la dificultad de utilizar de otro modo los despojos de Prusia, la influencia de ciertos polonófilos de su corte, el vago sentimiento de que debía hacer algo por aquel pueblo al que, sin embarga, tuyo buen cuidado de no prometer nunca nada, y eil instintivo pensamiento de que había de tomar precauciones para el caso de que volweran Jos rusos. Error•. como . ~l mismo reconoció más tarde, 'Y tal vez: uno de los mayores que cometio. Inmediatamente, Austria se inquietó por las provincias polacas que se había agenciado en ,;Jos repartos. Acto seguido. Rusia temió también por su Lituania. La actitud bastante generosa que había observado en Vilna, disminuyó la antipatía que la nobleza lituana sentía por ella., Pero en v:í&peras de Friedlaµd, cl avance de los franceses h~cia eil .N1emen ha:bía despertado viejas esperanzas. Numerosos voluntarios se mcor-poraton a J.as legiones pO'lacas organizadas bajo las águilas imperiales, se
preparó urr levantamiento para el día en que Nap01león atravesara el Niemen, y foe enviada a Tilsit una diiputació'P. para ofrecerle , ayuda. La paz de 1807 puso fin a estos sueños; pero el gran ducado de Varsovia se converHa. para eil pueiblo lituano, en un centro permanente .~e atracción nacional. No hacía falta tanto para despertar la tenaz hostilidad rusa. Dentro deil ·mismo estado de Varsovia, había hombres que no estaban desligados de sus vínculos con los ocupantes de la víspera. ·"L.a desgracia de los polacos-confiesa Poniatowski-es que se ven obli· gados a tener, por decirlo a~í. ~os con~i~n~ias.".. Y_ escribía al empera· dor, que le encargaba de reorgaruzar el e1erc1to: ! Senor, ¿acaso no estoy yo mismo en ia escala de oficiales como generá.l ruso, austríaco y prusnmo?" Lubienski y ?s:trovski, a quien~ se ib~ a confiar la _jefatura dE!: policía y la presidencia d~l Senado, ha~11'.Il ap?yado, en I~ epoca, de la,, Polonia prusiana, el partido que Radziv11I onentaiba hacia Berlm. En,, . San Peters.burgo, ila gens Czartoryska, que a pesar de la retirada del príncipe Adam había conservado gran influencia, tendía siempre hacia una Polonia autónoma dentro de la órbita rusa; ahora bien: en todo el gran ducado tenía. hombres suyos en J.os cargos importantes. Ya en 1807, el residente francés Vincent había denunciado ¡a· "conducta ambigua" de los gobernantes, su "especi~ de dup~ci~ad''.;. y e:x,P'licaba: "Sus bienes, sus parientes. están en Rusia, en GalitzJa. .. . El sentimiento p;i.triótico polaco, aun cuando era puramente nac10nal, y por el hecho mismo de s·eri!o, solía alzarse contra la influencia napo· leónica. Era muy duro de admitir que es~viera al frent~ del Estado el rey de Sajonia y que todos los asuntos nnportantes tuvreran que ser resueltos en Dresde. Rey, además, poco interesado por la obra de re· constitución: "El médico a 'palos", decían de él sus súbditos. Y poco capaz: "Un saberano ocasional-dec!arab~ Napol~ón, en 18}~-. un hmnbre sin energías; en fin, un pobre diabla. Los em~grados. políttcos que volvían a su patria solían ser afectos al emperador, pero esto no contribuía a atraerle simpattías, pues generailmente eran ma:l mirados. Además ·había entre ellos ailgunos elementos que seguían siendo· republicanos soñaban con un golpe de Estado militar contra el déspota. La Ql¡JOsición. a la obra social napoleónica, que más adelante estudiaremos, venia a unirse a los sentimientos antífra:nceses. ,, A pesar de todo, el emperador no vaciló ·en dar al gran ducado una constitución. Hemos de hacer notar que consideraba estas institucio~ nes modernas como un medio excelente .de atraerse a un pueblo y de· fortalecer un Estado. No era su intención hacer renacer viejas costumbres poilacas. ya que sentía hacia su carácter semirrepublicano una a;ersión no disimulada: "En cuanto a sus asambleas deliberantes, su llberum veto y sus dietas a caballo con el sable desenvaina
y
1
) 1· 1
ff
·--:-:::..~
ll
.:-::.:¡
f
'.@
j
¡ 1
1
·=~:t
·.~~~)
~4 @ ¡~~)
® @
1022
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMl'ElUO NAFOLEONICO
VIII.-NACIONALIDADES E IMPERIO
si~te ministros res.po.nsa:bíes a.nte él, un Consejo de· Estado a discreción suya, un Senado nombrado por él y una Dieta elegida por. las asambleas, nobles de distrito y por lps municipios (actuó, en efecto, en 1810, 181 l y 1812). Estas instituciones,. tafos como eran, representaban un apoyo útil para la. renovación naoional. . El ejército era otro. La fuerza militar que podría sacar de Paloma había infiluido mucho en .Ja política de Napoleón: "No me interesa Pobalonia más que como fuerza disciplinada, para. llenar un campo talla." Pero tenía siempre el recelo de la pospalite o levantaIDiento en masa y de las partidas de campesinos armadas por los nobles. Poniatowski fue encargado de organizar buenas tropas de línea. Cuando, en 1809, hubo de ha'Cer frente a los austríacos, se disponía de 56.000 hombres, de l'Os que estaban en filas las 'dos terceras
&:
Los cristianos de los Balcanes se hallaban lejos de formarse ideas tan preci:ia--s de naoionrulidad y patria; pera la dominación turc:,¡. se les hacía .insoportable. Durante si~os había esta dado pruebas de tolerancia religiosa y de habilidad para lograr la convivencia de elementos distintos. Pero ahora que pasa:ban hálitos de libertad y que en Constantinopla la fuerza militar y gubernamental se iba debilitando, sus súbditos ya no podían soportarla. En 1807, Selim. ID emprendió la modernización del ejército con el concursa de instructores franceses. Jenízaros ·y albaneses vieron en ello un sacrilegio ; marcharO'll sobre la capital y, en mayo de 1807, con la a.probación de Jas autoridades re~ g;iosas, depusieron al SuJ.tán, que más tarde fue estrangulado en su pn· sión. Su sucesor, Mustafá IV, fue derribado también, en agosto de 1808. Por fin, Mahmud 1I pudo mantenerse en el trono, prometiendo dejar a las tropas tal como estaban, sin disciplina, sin instrucción Y sin armamento. En Grecia, algunos dlanes del Norte y del Epiro habían conquisgu:Io UTia independencia local, y se dirigieron al zar y, después de Tilsit, a Napoleón, numerosos llamamientos; algunos notables y jefocillos locales ofrecieron al Emperador, en pequeñas· entregas, 47.000 hombres arma· dos. Sill embargo, no llegó a hacerse nada. ., En cambio, los principados del Danubio a.traían la atenc10n de l~s potenqa.s, que ponían una ·insi-stencia interesada en .exagerar los desagwsados de la. administración turq1. Un infol'Ill.e .francés redactado en 1807 para Na.poleón, decía a.sí: Valaquia y Moldavia, "tierras magníficas";
1023
Pobladas por 800 ó 900 mil habitantes la primera y por 500 ó 600 mil
~~ segunda, .per~ que tan solo son consideradas por los furcos como dos yasta.s gran1as que se trata de explotar y no de cultivar .... Se cosecha sm sembrar y se corta 1a rama del árbol para coger la fruta". Los hQspodars que el Sultán coloca a:l frente de los principados, dependientes suyos Y qne. tembla.ban en su presencia, intrigab,an con el extranjero para prepararse. un aipoyo o un refugfo. Austria volvía fa mirada hacia las pr~VIncias en cuya dirección la orientaba naturalmente el curso del Danubio. En si:s instrucciones de febrero de 1808, Stadion las designaba a Mettemtch como la parte corre d" una ve~ contri'.-,los austríacos. Con ellos, y adelantándose a las tropas franc7~a~. irrump10 en Cattaro Ci;narzo de 1806). La furia de Nlllpole6n le de10 lmJ?erturbabie, pues. -::on~aba en el apoyo del zar, a quien propo~a reunrr en un vasto 1mpeno esilavo a montenegrinos, dálmatas y
serv.ros ...
[ ·¡
.¡
1 1
1 11
!¡
!I ~i '
1
·¡ !
!I
q
:¡ i
'
1'
,¡... :
i~;I~· ' .
¡' :
!:¡'! ¡
..
J
[·.¡I·
f ..
l· • .-
'
/.:· !,
!:
1024
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA E IMPERIO NhPOLEONICO
De este modo, .Alejandro podría establecer, directamente o por sus pro-tegidos, una gran transversail. eslava, desde' el Dniester a C..attaro. Cor· tanda la penfnsula balcánica, comunica.ría U.:;rania con los puestos avanzados del Adriático y, aislando a Turquía, la convertir.fa en presa propicia y fácil. Desde luego, el añadir a la ~ue:rra con Francia una ruptura con la Sublime P.uerta era condenarse a luchar en dos frentes, pero la puesta merecía ia pena. En agosto de 1806, los moscovitas invadie.ron los principados. Al mis~? tiempo, los servios derrotaban a los turcos en Michar; en diciembr~': tomaron Belgrado ; en julio de 1807 estaiblecieron oontacto ron los rusos y en diciembre de 1808, Karageorg:e se proclamó jefe supremo hereditario. Inglaterra, esperando una parte del botín, llegaba en su auxilio. En 1807. sus barcos aparecieron frente a O>nstan.tinop-1.a. Pero estaba escrito que Santa Sofía seguiría perteneciendo a los creyentes. Como Napoleón apoyaba al sultán, Sebastiani, representante suyo en Constantinopla, puso a la ciudad en un estado ·de defensa tan imponente, que :la escuadra británica tuvo ~ue volverse, siendo duramente hostilizada al arravesar de nuevo los Dardanelos. Una tentativa inglesa para arrebatar Egipto a los turcos, fracasó. Por último, en junio y julio de 1807, Friedland y Tilsit sacaron de. apuros a Turquía, que firmó con los rusos, el 24 de agosto de 1807, el armisticio de Slobodzié, siendo un gran alivio para ella las cláusulas de Tilsit, que transferían a Napoleón las poderosas bases rusas en. el Adriátito. El :zar había aba:iJ.donado a los servíos y. si los socorrió de nuevo, como se verá, reanudando Ja guerra con la Sublime Puerta en abril de 1809, fue para sacrificarlos por segunda vez firmando con los turcos la paz de Bucarest (28 de IDao/º de 1812). Fiándose en vagas promesas de amnistía y reforma, los insurgentes no se quedaban siquiera con algunas fortrulezas de seguridad, de modo que el reflujo de los antiguos opresores fue salvaje. Sin. embargo, quedll'ba una esperanza. En e>l plano europeo y diplomático, el nombre de Servia había aparecido en un tratado. Las fuer:zas servias, con ayuda del exterior, habían logrado revivir un instante, apoyadas en 'Uila larga tradición religiosa, imperial y guerrera. . También la naci9,nalidad rumana v:olvía a surgir. Cuando, en 1812, después de firmada \~ paz de Bucarest, los rusos evacuaron los princiallá del Pruth., 'los seis años de ocupación despados para retirarse pertaron, por reaccióh, cierto sen.iimiento nacional Aquellos liberadores se habían conducido con dureza, quintuplicando los impuestos en Valaquia. requisando hombres y géneros, cohechando con la justicia y favoreciendo al elemei:j.to griego. La desconfíenza. y el rencor persistían. Además. los vínculos~ con Turquía estaban relajados. los príncipes fanariotas se inclinaban '#iás a gozar de alguna in.dependencia, los boyardos se hallaban menos ll;lquietos por sus fortun.as, y las masas. más resentidas por el carácter extrii:Iljero de la administración griega. Este despertar que se manifestaha en las poblaciones cristianas re·
más
'
i
ff 1
! ·1
r :. 1 J.
·¡'
r
presentaba para elpoderfo otomano un peligro temible, pero que n-0 era el que las cancillerías habían presentido. Cuando estas profetiz?-ban las ruina del imperio turco, la concebían corno un derrumbamiento que sería causado por choques externos. DeJ mismo modo, ignoraron casi siempre lo que en la Polonia vencida y desmmnbrada podía representar el sentimiento nacional y, sin embargo, la sola proximidad de Napoleón hizo salir de su tumba a 1a pama poilaca. También en fa Europa central se veía. surgir la nueva fuerza de las naciomulidades. V. UNIFICACIONES IMPERIALES
el
1
,1
i'
¡ 1
1
l
l
En una Europa del 167 millones de habitantes, imperio francés pro· píamente dicho cantaba, en su apogeo, con 44 millones de súbditos. L:is Estados vasallos que con. él formaban él gran imperio;. sumaban 38. La mitad de Europa estaba agrupa.da bajo el mismo dueño. que hizo cuanto pudo por llevar su autoridad más allá de la sencilla do!lDÍTiación política, hasta la fusión. Además, detrás de los países oficialmente sometidos. .se encontraban Suecia y Austria, hasta las cuaies irradiaban las líneas de fuerza Mpoleónicas. Tilsit había CO'locado a Gustavo IV de Suecia en 1a más comprometida de las situaciones.' pues su temi!la irliada Rusia se convmió, de la noollii a :ia mañana, en enemiga, hasta e:l punto de que en febrew de 1808 invadió Finlandia. Cauning, desde que tenía, en el continente el p1111to de apoyo esipañal, no se ocupaiba de sus amigos escandinavos y se negaba a aumentarJes el subsidio. El partido de Ja :paz crecía también en EstOCO'Jmo, reclamando fa. vueilta a la antigua a:lianza "na:tura,1" con Francia. El 13 de marzo de 1809, un galpe de Estado destronó al rey. y Suecia se deeidió .por eí campo naporeóllico, ·rompiendo con Inglaterra en septiembre deil mismo año y fumando en París la paz con Francia. el 6 de enero de 1810. A pesar de todo tuvo que renunciar a Finlandia, con la que el zar se quedó por el tratado de Friedriohsham (17 de diciembre de 1809). El zar se veía o:J;>ligado a realizar esta con.quista para cubrir a Petersburgo, tan peligrosamente próximo a la frontera; pero no se 1ra1aba de una verda:dera ventaja, ya .que las nuevas provincias eran de difícil absorción. El nuevo rey de Suecia, Carlos XIJI, no tenía heredero y, como era viejo, tuvo que dOOicarse a buscar un sucesor a quien adoptar. La nobleza apbyaiba a un príncipe danés protegido: de Rusia, pero ail ejército y ~ pu?bl<: no Ie:i agradaba aquel hambre peligrosamente emparentado y·sm mngun ménto personal destacado; preferían "un hombre y un soldada'?. Se propuso a Bemadotte, bearnés astuto que se dejó ilevar, ccmsiguió: que el emperador tolerase su candidatura-
~.-. 1
.
j
::~1]
1 f
¡
¡
¡
J .
® e:) ® @ @
® t@
,D
IOZ6
TOMO 1.-REVOLUClON F.11.ANCES!I. E IMl'ERIO NAPOLEONlCO
colmo de un marisca:l del imperio-que pronto se hizo popular e intluyente-extendfa la Europa mpoleónica hasta Laponia. Al mismo tiempo, el matrimonio de Napoleón con María Luisa incluía en ella a Austria. ·que se resignaba .sin exces:ivas protestas. BI patriotismo de 1809 se ba:bía ido. a pique con la derrota. con las irritantes disensiones entre el emperador y Hungría. y 1;on las preocupaciones que creab:,i. la crisis económica y financiera, qne era verdade_ramente crónica. Del desastre a que con sus consejos había condumdo a la nación, Metternich, investido ya del cargo de canciller. el 7 de octubre de 1809, hab[a sacado, poi lo .menos, una lección de prudencia: "Nuestro sistema consistirá exclusivamente en escunirnos y evitar todo compromiso ... No encontraremos nuestra seguridad má
1
V1U.-N11C!ONALIDAIIES E ·IMPERIO
1027
mucho tiempa y que atañía. al conmpto mismo dt
En esta obra unificadora, la modificación de las fonnas pü'líticas no es el único método de·reagrupación y simplificación. Incluso· llega a ocurrir que, si las circunstancias parecen opanerse a ello. Napoleón renuncie a 1emplearlo. En las· conversaciones que se. entwblar:on a raíz de Tilsit para da,r .a fa Corufederación del Rin una. estrucrnra más sólida, su actitud es característica. Dalberg tenía emipeño en que· se llegara a un u:esultado positivo y acrívaba los proyectos de reorganización, con vistas a la "tercera Alemania",,con mediatización de los pequeños prín~ cipes, división del territorio en círculos y cooperación militar reforzada. Pero el emoerador se hizo cargo de la repugnancia de los confederados y, sobre toao, de la de B
,, ¡
.¡
1
!
'l
.¡
il
1:
¡:
,.•"
1: '•
1028
TOMO 1.-llEVOLUClON FRANCESA E IMl'EruO l:'!Al'OLEONICO
medios. Está persuadido, como hemos Vista en España, de: que el antiguo régimen y, sobre :todo, la desigualdad, son &borrecidas en todo el mundo. "Hace muchos años que rijo los asuntos de ·Europa-le escribe a Jerónimo-y he podido convencei.me de que el zumbido de los pri'Vilegioo era contrario a la .opinión general." Los ánimos no resistirán a! atractivo de 'la igualdad civil, da una reorganización administrllltiva racionad, de una modernización a la francesa,, lógica, en una palabra, al Vemunftstaat, y se integrarán para siempre en iel ·g¡ran conjunto. En e5ta renovación, los príncipes enco'lll:rarán 'lo que necesitan por el impulso que .recibirán la administración, las finanzas, fa economía. el Estado entero. "Es preciso-continúa diciendo Napoleón a su hermano-que vuestros pueblos disfruten de una libertad, de una igualdad, de un bienestar desconocido de los ·pueblos de Ge:rmania... Esta. manera de gobema.r será una más poderosa... que el Efüa, que las plazas fuertes y que !la .protección de Francia." Así, pues, .en el momento mi&mo en que su.autoritarismo'. se exasperaba, Napoleón pretende sembrar p01' toda Europa Jos principios eon que se hacen las dem.oqracias. Despotismo, dicen fos republicanos; jacobinismo, dice la aristocracia. Más bien, cálculos e ·instintos mtjj;;Jadas y opuestos, y quién sa:be si, muy hondo dentro de él, un impufuó irresistible de . fuerza ordenadora. "Cada revolucionario tiene su ltjµ:la~ribe Bailzac-. Por ejemplo, organizar es un lema del emperador')' contiene todo entero a Napoleón." La influencia unificooora del imperio encuentra en Europa apoyos muy útiles. El espmtí1'5Clásic(} que :la. penetra, representa demasiado ~a esencia del siglo de fas luce$, pertenece demasiado a la Europa deil siglo xvm, para no enC9Iltr¡¡.r jilOr doquier medios que lo cam,Q&YDdluL Los déspotas ilustrados habían preparado a fondo la. moderníZlíción ·imperia:l. En la misma &paña, las reformas inteintadas por José ·son aprobadas por algunos oopíritus •distinguidos, que buscan por este camino el resurgimiento de su patria. En las juntas y comisiones de Bayona, reforma a Ja francesa. muy estudiado. El Urquijo presenta un plan norte de Italia ha comisionado una fielección de ministros y altos funoionarios, entre lo;; que se encuentran Melzi. Prina en Hacienda y ScopO'li ~ Instrucción pública. •que llrabajan con gusto para fu. ada'.Ptaoión de las instituciones revolucióna.rias y consulares. En Polonia, las ideas francesas enouentran entusiastas partidarios entre los antiguos emigrado~ o legionarios, y l!1l Gaceta d'e· Varsovia preconiza la imitación más exagerada de los códigos yi,las instituciones napoleónicas. Lo que Reinhard llama la Alemania fral'if;esaj distinguiéndola de Ja Francia alemana u oiilla 'izquierda Íll'COJ.1POrada .ai 1mperio, cuenta con déspotas iJ.ustrados, con ministros que no piden otra cosa que proseguir una obra reformadora, iniciada hace mucho tiempo. Las enseñanzas de Francia ¡es agradan en más de un sentido, pues esas trath'lformaciones all.Illentarán su autoridad y sus recursos y, además. si· ellos no las llevan a ca:bo, Napoleón lo hará en su lugar. Así, puelS, :ponen en mov!in:tlento sus equipos
barreµ.
¡·
1'
¡'' !
¡'
1·
!
/, !.:; i
:-.
¡;
/ ,.¡
·f,¡
Il fü
l.!
. ~ Imperio lfancé.s l ' . IZ222ZJ Estados i~a_lianos i_asalh"
.t&-u~.. lf,ib';-,.c:i!iJ ConfedcrtJCIOfla'd!f1rr. f,.~===...,,...¡=Ruta mifi/,;rSgjonia-6ran0{fQJtliJtff!lé)loyr.',,_ _ __,.
Escara
~Kewf
>---~---..~__,
q
1o
tl
P
E .R · - ¡
O ..-'.
oOii(liiávrg·
,
KoYn" ºflt1na ITUANlA
\
oAf~
'170~~
D E
r.L
de
j·
¡
EUROPA CEN ORIENTAL EN
Ml.l'A 23.-Europa central y oriental en 1810.
w fil
•:;&:j
¡1h ;¡
0:::j¡ ·.:.;.f
~)
!/
@
¡~
j ·1
E~j
':J
Q:~'
1@ '@
il
''J.)
cJ)
if () @ 1~, 'ÍJ '{
-·,,
1
:j
t
(2) ··:·Y
1;) ! !
i
@ @¡
1030
TOMO I.-REVOLUC!ON FRANCESA. E IMPERIO Nil'OIEONICO
al reino y, ipor tanto, sin otras contemplaciones que aquellas, siempre toleradas, que se consiguen mediante una buena propina. Su actuación, violenta cuando es preciso que lo sea, rompe los viejos moldes. Federico de. Wurtemberg dirige personailmente fa empresa, con rudo entirniasmo Reitzenstein en Baden, Max-José y Mon.tge'las en Bavíera. son hombres de Occidente. La WestfaJia de Jerónimo es, par derecho propio, el Estado de vanguardiá y, con elementos esenci~lmente alemanes, lleva a toda marcha la' reforma a la francesa. La modernización mi:.pel'ial da el asalto a los baluartes aún sólidos del antiguo régimen. Pero lo hace con vigor desigual. En España, sin miramiento alguno. El duiro carácter de aquella guerra los hace difíciles y, además, al sur de los Pirineos más que .en nin~ parte, Napoleón 'ha querido mostrarse como el hombre de Ja Revolución. Desde los primeros meses (1808-1809) José ha'C'e llover los edictos destinados a quebrantM el poder del -clero y principa,lmente de los frailes_ Se suprimen las órdenes regulares, se confiscan los bienes de fos conventos, y queda en suspenso el pago de las ren1as a ellas destinarlas. Los religiosos habrán de vestir trajes ¡¡eglares, y volverán a su pafu de origen, donde, sin poder predica!l' ni confesar, vivirán de una peru;íón, en espera de que se les asignen funciones en a.Jguna. parroquia. La a,lta nobleza, considerada hostil a las ideas francesas, se ve,,castigada con la supresión de los gran· des Consejos de Indias, de Guerra, ,<;le Marina, de las Ordenes, etc.• innecesarias después de la creación de un Consejo de Estado ad. esti!lo napoleónico. Desapaa:ecen también 1as antiguas órdenes militares. Los grandes mayorazgos quedan reducidos a 20.000 pesos aJ. año. De un plumazo, José pone fin a la existencia de fa grandeza y de los títulos nobiliarios, reservándose eil privilegio de restablecerJos en los antiguos tituilares a quienes juzgue dignos ·de ellos. Así como en España fustiga duramente a las viejas fuerzas sociales, N apa1eón fos gua.rda, ~ ·deJa que les guarden, consideraciones en otros paises. Más adelante ver001-0s que los golpes asestados en lta!lia y Alemania a los privfilegios feudailes--flea directamente a por medio del códigoson fortísimos ; pero a la nobleza considerada camo ta;l no se fa ataca seriamente. La de NáipO'les y de Roma es demasiado .influyente, y ha con· seguido acercamientos demasiado ostentosos. En los países germánicos, la mayoría de los príncipes tiene interés en conservar una sólida jerflr· quía socia'.!. y no penrigue a la nobleza como tal arden, contentándose con privarla, en 1beneficio del! Estado. de sus princiipailes privilegios y, la mayoría de fas veces, .siJilplemente de catafogar sus títulos en una escala de subordinación. Tanto ilas mediatizaciones como las constituciones nueva:s, con los principios que plantean, ofrecen magníficas ocasiones · para ello. De este mod<;> se establece cierta semejania con la nobleza 'napoleónica. . En Polonia 1as cosas ocurren de distinto mod-0. El emperador conoce, e· incluso exagera, la influencia de las grandes familias. Es po, sibie que no desee ofender a Alejandro hiriendo a sus amigos polacos o
'
VID.-NAC!ON.l.LIDADES E IMPERIO
1031
concediendo demasiada impocta:n:cia a J.os "jacobinos". Además. es indudable que no dispone de suficientes hombres de confi¡mza para des· empeñar todos los cargos en que serían necesarios. Por tanto. los mag· nates conservan muchas posiciones, la gens, Cza.rtm:iyska sobre todo, que tiene en todas parres hombros suyos, como: Matuszewicz, el culto y muy infiluyente ministro del Tesoro. Bignon lo 'JIBce notar: "Casi todos los hombres de algún ffrlento están como vendidos de antiguo a las grandes familias." En cierta medida, la aita aristocracia suspende sus tra.dici0>nales disensiones para iresistir, tanto a 1a ·medí.a y pequeña nobleza como a Ja burguesía. Sin embargo, aún se erntiende con fa szlachta ¡para luchar contra la emancipación campesina y agraria. Para dar impulso a S'll obra social; Naipaleón no puede contar siquiera; con: los hombres que ha situado en los altos cargos: PoniatowsJd, francés, con todo su corazón de soldado, sigue siendo, sin embrurgo, amigo lile los Czartoryski, y ed conde Potocld, presidente del Consejo y hombre ilustritdísirno, se ve atado por el lastre de su nombre, sus inmensas posesiones y su parentesco con la Familia. El alto clero continúa siendo profundamente hostil a Gas transformaciones socia!les y ail. código civil; Ignacio Raczynski, su caudillo, es rígido y poco enterado. Todas estas resistencias que el emperador no puede o no se atreve a ;reducir opondrán un dique al este del gran imperio, ante la corriente unificadora. Las constituciones de estilo napoleónico pla.n.tean, en sus pomposos preámbulos, los principios saciad.es y políticos de la nueva E'lll'opa. En mayo y junio de 1805, tres estaitútos constituciona:les modifican las institucione9 otorgadas en Lyon, en enero de 1802, a la República ita;liana. El 22 de julio de 1807, en Dresde, Napoleón dicta el estatuto constitucional del ducado de Varsovia. Westfalia recibe su constitución el 15 de noviembre de 1807. En diciembre del mismo año y marzo dcl. siguiente se orea en Milán un senado cansul'livo. fü l.º de mayo de 1808, MaxJosé de BaViera pramuil:ga una constituci6n. En Bayona, se otorga el 20 de junio de 1808 la constitución del refuo de Nápoles, y el 6 de julio, la de España. Entre estos diversos textos se observan· .wlgunas diferencias. El vocabulario difiere porque conserva fos témrinos tradicionales y nacionales : Cortes o lwitas de la Nación, estamentos,. en España; Dieta, Dietinas, mariscal y nuncios, en Polonia. En VarsoVia y en Nápoles la influencia de la llllta cámaira es mayor. La parte que :se adjudica a las profesiones liberales y a 'los inte1éctua!les (sabios en E;9paña, dotti en Miilán y Nápoles) en las asambleas representativas varía notablemente según Ja,,; paises. Lo mismo ocurre con loo principios y formas de 1a:s elecciones. Esta diversidad halaga en todas partes el· orgullo local; a los constitucionalistas bá:va:ros, por ejempló, les gusta demostrar que Max-fosé no ha copiado servilmente ,e'; precedente westfaliano. En ·realidad, las di· feren.cias fueron menos en los textos que 'en la manera de ser aplicados y esenciailmente en el hecho de que aJgunas de estas asambleas, en el
1 1 1
1 1
1032
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO ' ~·
1
¡. \
ji
¡; !li
ih
!¡';
1.
¡l
1
¡· 1
¡··
J ir J¡· ,¡1
!W Mi'
li
reino de IWia, en ~Westfalia y en PoloBia liega.ron ei.fectivamente a actuar, .míe~ otra~/ en España, Nápole.s y Ba:viera, por ejempfo, no se reurueron Jamás. ·;. · Pero todos estos 'ilSpectos locales no ti.ener.a, en realidad, importancia ante el acusado. carácter general de un sclfo napOileónico romún, que aparece en el extrnrn:ilinar.io cuidarlo con el que, cuando se halla en rulgún trono un miembro de 1a familia :imperia!I, se preivén todas sus obligaciones y el a
toda prisa, para eil reino de Italia es "bárbara. y a veces inexacta", y 1a polaca es tan insegura que e.I ducado no ha de llegar nunca a adoptarla oficiahn.ent~. Finalmente y sohi:e todo, el código civH es rechazado por los privilegiados por antiaristocráticG e igualitario, y por el clero, por comprender disposiciones cont!"arias a las foyes de la Iglesia, en primer lugar e!1. divorcio. En algunos países, entre ellos España, Baviera y Wurtemberg, el código no pue
:-.·
¡'
l ti
~ 11
!:
:~~
@
® (~ ...... ~
®
J
@
l
f'.il~
l
;~
:~ ·~
\!
~.
,,~ ,1
~·
~
~
~
¡¡
() t8 ) ,-_A ·::.;-;..~
(0
1 <2J '~
¡.f
if
r:f
¡i
f ,,
i
~fr
}
'
/1
1 ~
1
1034
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E Illil'ERIO NAl'OLEONICO
intactos C[l Wurtemberg y en E arlen. En oua.ntc> a Polonia,· el ejempfo y la influencia dci .imperio son allí casi insensibles. El estatuto ha traducido la pa:!abra francesa cit¡yyen por obywatel, que. más bien significa propietario. ¿Cómo iba a ser posible que un noble considerase como tal a un silru¡Jile campesino o a uno de sus siewos, que el artículo 4 de fa coIISltitución acaba de liberar? Incluso restringiendo el a1cance de esta emancipación personaJ, ed decreto del 21 de diciembre de 1807 decide que si un campesino abandona a su amo, éste último conserva. en ple.na propiedad Ja tierra, la casa y los instrumentos de labranza. Decir libertos es como dec~ pordioseros: "Se Ies quitan das cadenas, pero se les quitan también las botas." Los hacendados toman ila ofellliva contra los '.Puntos débiles que en materia de rlereoho rurail presenta el código civil; y poco trabajo [es cuesta demostrar que cil régimen hipotecario prusiano o fas normas tradicionaJes sobre deslinde de tierras eran muy superiores a las inncwaciones francesas. En la atmósfera de hostilidad que la rodea, fa refunna agraria de modelo napoieónico no progresa. El París de Na:¡J{)lleón noo o
VIII.-N!.CIONALIDADES E IMPERIO
1035
BlllLIOGRAFIA P. Co.NARD: Napalécrn et la Catalagne.
Staatsarcliíven, t. XCill y s.ig. Leipzig, París, 1931. 1931-1938. A. FuGIER; i'{apalécrn et l'Espagne G. Wmrat: Al/gemeine Venvaltungsre(1799-1BqBJ, 2 t., París,.1930; ,La l!fn· farm, 1931, y R. VAlll.'EL: Das preus1 te supéneure des Astunes et • Jnvas1a11 sische fleei" 193!! franr;aise (1810-1811). París, 1930. ' • · C!r. ÜMAN: A History of the Peninsular G. RrrmR: Siem, 2 t. Ber!fn, 1931. War, 7 t. Oxford, 1903-19.30. R. C. Et'iOEUIRl!cn:r: Ftchte. Nueva C. BEJRAo; D. Maria 1ª. Lisboa, 1934. York, 1933. A. FERRAD: A Primeira 1nvasa0' france-1 W. Ko:ePEN: Geschichte des Rheinbunsa (1807-1808). Coimbra, 1925. des. Hamburgo, 1937. C. DE· GrumwAt.D: Mettemich ii Paris A. SoLMr: Eldea dell'unitd ltaUrma (1808-1809), Mémoires, en Revue de nell'etii napoleonica. Módena,. 1934. París, 1937. C. SPELLMlZoNI: Staria del Ri:rorflimento R. Rossum: (Esterreichs Kampf um e deU'unitd d'Italia, t. I (1748-1821). Deut.rchlands Befreiung (1805-1815), Milán, 1933. 2 t. Hamburgo, 1940. A. Fuonm:: Napoléan et I'ltalie. PaA. RoBBRT: L'1dée nationale aufrichíenrfs, 1947. ne et les Guerres de Napolécm. Pa- A. PJNGAUD: Le Premier Royaume d'Itaris, 1933. lle, 5 artículos en Rtn>ue des Etudes W. C. LANoSAM: Tlu: Napoleonir: Wars napoléo11iennes, 1923-1925; 14 artfcuand German Natianalism in Austria. los en Revue d"Hfstoire dfplomatique, Nueva York, 1930. 1926-1934. H. ffiMMER:
JA.-VUELTA A LOS EQU!LIDRIOS
CAPITULO IX
1
VUELTA A LOS EQU!!JLm:ruos L LA VICTORIA RUSA (1812)
A.raíz de Tilsit. Afojandro. con la a:fogría de esta solución inespertuln que anulaba la derrq/;a.. conquistado personailment¡:¡ por su antiguo ad· versario y seducido por las nuevas perspectivas de la alianza. francesa, se entn}gó con entusiasnl(} a una tarea de occidenta.lización. Su níi:nistro Spocanski dirigió fas ·reformas. Se introdujo en la administración eil sis· tema de solección. por medio de exámenes ; se reemplazó p<>r Iiünisterios ila organización coleg:i!rl, y se creó un Conseje> consultivo del imperio. Pero, en conjunto. líi· nobleza rusa se mcooaba en dirección toWme.nte opuesta. Más sensible que el zar a la derrota de 1807, inquieta sobre todo por el gir& social que amenazaban. tomar las reformas, y a[[annada por el ejemplo de PrtiS,ia. que estaba emancipando a sus siervos, reaccionó vigorosamente contm·i:la ocriidentaliza.oión. En la nobleza rusa Si' despertaba eil patriotIBmo a la antigua. Si comprobaba profundas clli'eren· cías entre Europa y Rusia, fo hacía s1n e:xiperimentar humillación ailguna, y no se avergonzaba de considerarse indiferente a fa ci~ión occidental "Peca.roo:¡ por exceso de hmniildad en lo que atañe .a n'llestra dignidad nacfonm", ·había escrito ya Karamzin en 1802. El centro de esta reacción fue Moscú. aa 811!1igua capital tradicionalista y patriota, revoltooa y bastante libre l trigo, que salía poc el Báiltico y. l'.1mbién. por Odesa; des10~6
1037
pués. lo~ utensilios nava:les: madera, hierro. lienzos para velas, cáñamo. estopa, rordeler:ía. También ocupaban buen lugax eil. .sebo, el lino y las pides. Ahora bien: a quien más le :interesaba este comercio de eX:portaci
·' En el interés que demo91:raba por fa venc:¡ida Prusia, se veía qu~ Aleja:ndro no consideraba imposible un nuevo co~cto ~on Franci.~ Sin embargo, aunque ]a amistad del zar con la rema Luisa se enfrio
1038
IX.-,-VUELTA A LO~ EQUILIBRIOS 1
TOMO f.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEON!CO
L
mucho después de Ti'.lsit. en la prot:ección qrue dis:peusaba a su antigua aliada se discernía una parte de fidelidad sentimental. Claro es que también se patentizaba así ese !instinto de ¡progresión hacia Occidente que la diplO!l1lacia rusa ailentaba wladamente. Pero-, además, Alejandro se daba cuenta de la ve.o.taja estratégfoa que, en caso de guerra- con Jos , francesos, le podía prapo:rcionaa:· el apoyo de Federico Guillermo. Una Prusia aliada o sencillamente neutrail, que aislase del gran ejército al ducado de Varnovia, hubiera permitido a los rusos apod«arse rápida.mente del dep6sitq de armamento que Napaleón estaba formando en Polonia, y avanzar. siguiendo el curso dcl. Odei-, y a'CaSo también dei Elba. Por tan(o; era ca.nvenien
1039
taba~ 50 millon:s. Se trabajaba eu las fortaleiSs, parti.Oll!lannente en M~dJin, q~e domwaba ei Vísmla y el Nairew. Además se hizo de todo el
prus un gigantesco ~cén de. víveres, pues era preciso que, en caso de guerra,_~~ prOVlSl!Ones, llilldas a Jas de Prusia. pudiesen mantener al. gran. e::.ierc1to durante toda la oonce.ntración, prov<:erlo de viveres para veinte días curu;i
1
1 i
¡
i:stas
1
zaru:
!
1
1 1
./11
¡¡
,,i ~ ¡¡ i
/!
1040
l; L
i'Q
J;''~ í•
(
i
l
r
1:
TOMO I.-RÉVOLUCIOM FRANCESA. E IM!i'ERIO Nf\POLliONICO
Para Napoleón. Jas'. cuestiones orientales representaban m buen medio para asegu.rarse a Rusia. En Tilsit, h.iza promesas a e~te respecto, que fueron registradas en el artículo 2 del 0:·21.tado: si la Sublime Puerta rechazaba. la mediación francesa, no se fo dejarla en Eun:pa más que Const.antinapla y Rumeil.ia. En febrera de 1808, cwmdo Alejandro empezó a reclamar sus equiwdemes, el emperador, que deseaba conser.var 13-8 manos libíí:s 0.l empezar loo asuntos de España, intentó desviar su a:tención con vastos proyectos sobre Cowtan.tinopla, el Bufrates y la India. Pero el zar, muy positivo-, reclamó los estreohos y, en octubre. en Erfurt, Bonaparte se vio obligado a hac~ una com.:esión pur Ia cual Alejandro se quedaba coo los principados del Danubío-, que, de acu~o con ol amús.ticio de Slobodzié, hubiera debido- evacuar. Nap01león, que hmbfa envti.ado a un técnico sabre el tooreno para a.preciar el valo:r del regafo que, iba.. ia hacer, pensó ~rue su contrim:ante quedaría satisfecho para 'IIIla ~efnporada, pero no füe así; y, en abril dEi 1809, aprovechando que su alí.ado estaba entendiéndo.setla.s con Austria, AJ~ jandro reanudó 1as ihostilidad<:G contra los tun:os. Mienkas tamo, eil Bmpei.radox maniobraba en Oriente por su cüenta. En aquellas regio-nes encontraba ailgunas de sus mejores armas contra los ingleses. Allí !los cruceros británicas perdían parte de su eficacia, el algodón de Asü.a Menor pasaba a ·Salónica para ir a Iai fábricas francesas, y Ja naveigación en el mar Negro ofirecía pocas dificu;ttades. Para amenazar a Egipto-, y kas Egipto a la India. NaPoleón poseía bases exceilentes, como Tareii.to, Cattaro y las :iEilas Jónicas, adquiridas en Tilsit. De estas, los ingleses pudieron quitarle la mayor parte; pero, gracias a fos inmensos esfuerzos que se· llevaron a caibo- para proveer y abasteceir a Corfú, el águila imperiail" resistió en e:."ia isla hasta. el último ffi{)lilento. Vordad es que entre los puntos de itpoyo nwporleónicos faltaron siempre los puertos de Sicilia. rpues solo- una vez se trató de pasar el estrecho de Míesina;y fue sin convicción. Pero, desde 1807 hasta 1812, }a escuadra de Tol&n no- tuvo momento de respirn, y se recogió cuidadosamente toda clase de informaciones referentes a aquellas partes de Turquía en !las qoo se •tenían puestos iloo ojos para el día del reparto. Inglaterra protestaba. El 5 de enero de 1809, había heoho la paz con los turcos ; y ali-0ra que se da:OO. cuenta de que el zar podía .venirse a su campo, intenl:a'ba alivtiarle de la guerra lenta y !l!brumarlor.a que: en el Danubio reñía con la Media Luna. DUTante mwilio tiempo, fas tentativas de a.cB.rcamiento continuaron siendo jnútiles, porque ol orgullo y la energía' de Mahmud no se doblegaban, ya que veía muy bien el objeto de mediación tan amistosa. Por fin. el hábil Stratfürd Canning, revelando a 1a S'Ubllihe Puerta que Austria estruba dispuesta a unirse a los moscovitas, la d~cidió a la paz. El 28 de illl!l!yo de 1812, el tratado de Bucarest adelantóc;fa frontera rusa desde el Dniester hasta el Pruth. El sultán calroó sus odios haciendo decapitar a su pri..ncipal negociador; pero Napoleón se enteró, estupefacto y furioso, tle que ya no podía wn.tar con la diversión ti.µ:"ca.
Cua;:;do los dos imperialismos continentales sentían próxima la mptura,. qmedaban aún tres potencias a las que podían colJlprarneter en 1
1
1 1 1
1
la C01ltielilla. Desde que Bemadorte .dirigía la política sueca, sus . reilaciones con Napoleón se habían agriado. No cabe duda de que se trataba de una cuestión persomcl, por no avenirse el bem:nés a ser" nn ""p-reifecto co· rnoceir bien eil. verdadero va;Jor de la fuerza napoleónica, da mucho que {Jensrur, aunque· en parte se debiera a la pasión y al temor. · Por su parto, Napoleón se 4':lbía asegurado fa aJianza. de Prusia. Federico Guillermo intentó defenderse. per-0 los "llamamientos que dirigía a San Petersbll!"go y a Viena na obtenían respuesta concreta. ¿Resistir? Gne.ísenau proponía un. •lewantami.ento nacional, pera al margen de este proyecto el rey se .,fu:rliitó a es.crrbir: "Corno poesía, está bien." Davaat y Poriiatowski estaban a fas puertas, dispuestos a ia ejecución militar. Bl 24 de febrero de 1812, in articulo mortis, Prusia cedió .por fin y concertó una ailianza afensiva y defensiva. pra.merió 20.000 hombres. que se inco:rporarian rul gran ejército, admitió la ocupación del reino por los !franoeses, se comprometió a enormes aprov:isiOI1Jl11Jientos de vfveres, convoyes y municiones, y aceptó .qm' las requisas fuesen pagadas en bonos va:Iederos a descontar de la contribución. de guerra que aún debía. , En cuanto a Austria, casi supo contenta;r a los dos a:dve:rsarios a la vez. Con Na:poleón fumó, cl 14 de ma:rzo. ere 1812, el tratarlo de París. Daba poco : un contingente de 30.000 hombres. Peiro TI(} recibía nada: ita perspec>tiva de reCll'.Perrur Iliria.:. en el caso de que algún día la Ga:litzia austríaca fuese concedida a Polonia; -además-y esto iba diirigido contra Ja:s ambiciones rusas-una garantía de fa integridad del · imperio otomano. Aunque estas oláusulas eran muy moderadas, <"l caso " es que Metterni'oh tenia. un pfo eu el campo :fu:ancés. Para tener el otro en el lado ruso envió a Lebz-eltern. al zar, con el fin de convencer a este de las simpat:fas qu~ese a las apa:r:.i-encias-'-su Maje51tad apostólica
1
¡ 1 ¡ f
1
1042
l"OMO I.-RF.VOLUCION l'lL\NCESA. E IMPERIO ·NAPOLEONICO
seguía teniendo por -la justa causa. Después de haber escuchado furiosos reproches, Lebzeltern consiguió hacerse oír. y fue con.venido que la guerra austro-rusa sería llevada. como en 1809, fo más blandamente que· fuera pos1hle. . Con buena part:e de Europa a su lado-, Napo!J.eón pudo- presentarse como adalid de la civifu:ación. La tesis oficial fue 1la lucha con los "bán:baros del norte", contra 1)1 salvajismo de: :la estepa que amenazaba la cultura europea. La guerra de los occidentales mantendría un. carácter civ.ilizado. El emperador renunciaba al arma temible -que, una vez entrado en Rusia, tendría entre sus manos ; al arma social, la .insurrección de loo siervos. Con -esto tráuquilizaba a las cortes y también a la nobleza rusa. "Haré Ua. guerra a Alejandro con a.muas nobles, con ·2.000 ca-· ñones y 500.000 soldados, sin insurrección alguna." El l.º de junio de 1812, cuando Alejandro obtuvo la seguridad de que Austria solo- se comprometía por salvar las apariencias, Napoleón se disponía a pasar la frontera. El casus belli directo era el ultimátum mediante el cual, el 8 de abril, Rusia había conminado al emperador a ocetirar sus tropas hacia detrás del Blba, conmánación a ·la que Napoleón ni siquiesra había contestad-o. En readidad, desde aquel abril de 1811 en que se había- enterado por Poniatowskí de que los rusos se preparaban a atacarle par sorpresa, eil duelo de ambos imperios estaba ;ya decidido "en la me:nte de Naipoleón. Desde aquel momento, Ja guerra de notas diplomáticas y de espías no haobfa cesado, y ·en el ministerio de Re:Iacfones Exteriores. Maret, sucesor de Cb.amtragny, no- hada nada para frenarla. El 24 de junio de 1812. -las primeras colu.mnas imperiales cruza.ron eil Niemen. El ejército de las veinte naciones, cl de los doce idiomas-como decían los rusos--qne· Napoleón. había concentrado en Polonia, contaba, 675.000 hombres y 1.350 cañones. Con fos wfuerzos ulteriores, fueron 620.000 J.os hombres que penetraron efectivamente en Rusia. Seis meses después .solo voly.ieron 100.000, y muchos de ellos tan agotados que no tardaron en :mÓrir. De Ja artillería, de Ia.s carruajes y de los. caballos no se encOI;J.tró. nad.i.. Las pérdidas de oficialidad eran irreparables. La caTISa deil desastre no fue el fuego del enemigo. Nadie negaba que los ejércitos del zar habían mejorado mucho- desde· 1807, pero- en conjunto sólo la quinta parte de ilas pérdidas napoleónicas se debieron a bat.allas o escaramuzas, y todas las demás al hambre, a la fatiga y al frío. Desde que eil ejército entró -en Rusia, faQtaron fos vívm;s. El abastecimiento de partida había sido inferior a Io previsto. porque Napoleón quiso -Organizarlo sin más recursos que 1os de PJ:IISia y Polonia. Ciar-o está que fu. cosecha no se ha:bía i"ecogido aún, eil país estaba ya agotado, los caminos eran ma'lüs. la dirección. fusuficien.te (sobre todo la de fo.. rónimo), los ánimos hostiles en Prusia, la opinión. cansada e incluso huidiza en Polonia; todo ·contribuyó a trastorrnur los cáJ.culo-s de la intendenda. Una vez pasada la frontera. todos los recursos ·que se hallaban estaban destruidos. ¿Se trataba de una orden del- Estada Mayor
lX.-VUELTA A LOS :EQUILIBRIOS
1043
ruso, en r.ealizaoión de un bárbaro "plan escita"? En todo caso, fue también la venganza. desespemda de los campesinos. que huían ante unas. tropas a las que el ~bre convertía en saJvajes. Aquellos soldados, que apenas se alimentaban. sucumbieron pronto al cansancio. En aquellas llanuras :infinitas, [as marchas eran superiores .a las fuexzas humanas, tanto más cuanto que se aceilemban las etapas para tratar de :ilcanzar a un adversario que, por instinto más que por plan preconcebido, se.,: retiraba continuamente. Cuando, por fin. el 7 de septiembre de 1812~ K:ntusof hizo frente en. el iMoskowa, fue tan duro el asalto de aquellas empailizada.s defendidas por a.rtille:ros e infantes, obstinados, que se produjeron· hecatombes nunca vistas. Una vez· tomado Moscú, el descanso, intelTllIIlpido par el incendio de ]a ciud!ad, !fue demasiado breve para. permitir 'UD.a recupera.ci6n fisiológica. ruficiente. Cuando. et 19 de octubre de 1812, se inició la gran retirada, no se contaba más que con 100.000 verdaderos cOIJ.J!batientes. · El .inv;ierno- acabó con fll ejército. El calzado estaba deshecho, y tenían que camilla.r sobre la nieve y la escaircha o entre el barro de los deshielos; los uniformoo estaban des-1ñnados a una campaña de verano. y en fos vivaques hacía una temperatura de 25 grados bajo cero; el alimento se reducía a ca.me oo caballo; los <:a.mpemnos rusos no cesaban de hostilizar. Af Ilegar de .regreso a Afemani.a. en diciembre, del cuerpo ita.fumo, por tjemplo, que .aD. ponerse en campaña contaba 27.000 hombres, .se presentaron a .lista 223 'Sllpervivientes.... Se había. invertido de repente el equiklnio ·de fas fuerzas europeas, y la potencia mifüar caanbfaba de campo. . H. JLIBERACTON GERMAN!!CA (1813)
El triunfo de Rusia era tota'.l. Sus 100.000 ó 200.000 muertos debilitaban poco al imperio. Contrariamente a los temores d-e los noble,s, la .inviasión no había perturbado su estructura social; en fa misma Lituania, Napoleón, corubido por sus promesas, no se atrevió a dirigir a los siervos un llamamiento general a la libertad. Además, un profundo sentimiento religioso, xenófobo y en cierlo modo nacionru1, haibfa gaJvanizado al pueblo. El zar ihabía demostrado en fa prueba su valor, hasta -entonces paco apreciado; vacilante e in~uso enfeiiIIlo ailgunas veces, rechazó todas las proposiciones enemigas ;·::militanmmte, él fue quien planeó Ja magnífica maniobra de tena.za que; .estuvo a punto de .darle la victoria en -el Beresina. Europa se volvía haoia él. En noviembre de 1812, Stein le .pidió que liberase a Alemania., , que eliminase a ros prÍncipes -vasallos de Naipaleón y que constiituyera un EsmdCl' unitario. B1 nuevo canciller, Car.los de Nesselr-0de, de extracción renruna y muy antifrancés, animaba al zar a. continuar. Alejandro se vio liberando gloriosamente a los pueblos, regentando fa Europa centrad y adjudicándose Polonia. A pesar de los corrsejo-s de Kutuso{ y de los antioccidentales,
1044'
d :¡il 1 1
' ''
~· '
IX.-VUBLTA A LOS EQUILIBRIOS
TOMO L-:RI!VOLUCION FRANCESA E IMl'ER!O NAPOI.EONICO
qne vacilaban en adentrarse en aquella extro:.ña y pérfida Europa. metió sus tropas en Alemania, en un frente de extensión inusitada. Loo países germánicos, en pleno desconcierta, podxían .haber repetido con SchWM?.enberg: "¡Cuán pesada es la caída de un gran hombre J" Tan honda era ila creencia en fil inv.ancibilidad di;:: Napoleón, que se mdó mucho tiempo en comprender fa extensión del desastre francéll. Ca:s.i todo el mundo burlaba del primer mensajero ruso que: llevó la noticia a Viena. Metternich no se rindió a la evidencia hasta mediados· de diciembre de 1812, y, aun entonces, él y con él gran cantidad de alemanes, conñinuaron 'temiendo hasta eil último momento el myo que ed ddos de la guerra ha!bria de enriar para res.tablecer repentinamente su poder. Esre tea:noc explica muchas situaciones ambiguas. En Prusia, fos ánimos tomaroo 'las direcciones más diversas. Un aristócrata de alta cuna, Johann Yorck. adversario de las reformas y fa.náitlco monárquico. fue el primera en cometer un acto de indisciplina ailtamento siignificativo: e>l 3H de 'diciembre de 1812. en Taurnggc, retiró de la lucha el cuerpo auxiliar que traía de Rusia. En 1a Prusia oriental invadida, Stein organizó en nombre del zar el gobierno provisional. El ¡peligro :& semtjante. preponderancia rusa :resultaba evidente, pero a la mayoría de los patriotas prusiana& les importaba poco. Eron ronchas ya los que se .resignaban ·a abandonar a los moscovitas aquellas tierras polacas' que amenazaban esilavizar ail reino. Lo esencial era exaltar a loo ge:rmanos y provocar, a estilo romántico, un gran impulso· liberador. "Est una cruzada, es una guenra santa". o:laniaba Korner. En cambio, Federico Guillt~rmo, amante de su PoJo.uia, fome. roso de que fuera a ireBµzarse a sus expensas IIrul, súbita reconciliación do los adversarias y un nuevo Tilsi>J:, vacila:ba doilomsarnente. Triunfó la energía de aos patr.i9tas como Stein, Scharnhorst y Gneisenau. El 27 de febrero de 1813 se :l:¡bnó en Kalisch'Ia aliam;a con Rusia, y el 16 de marzo se declaró ·la gherra a Francia-"Guerra de independencia"-, proolamó eil rny, a quien no agradaba la expresión "guerra de libertad" que .se había tmlpleado primeramente. En el resto dei Alemania, la exrultación patriótica se extendía en diversos ·grados. En el seno de ;ras universidades se expresó de manera rotunda, pero mientras las de Giessen, Lei:pz:ig y Westfalia · apenas se movieran. las de Jena y Heidelberg vibraron de entusiasmo. "Aquí es donde se comprendo--dijo un ag¡mte francés-ilo naitural que es la exaltación en fos profesores a.Iemanes:" Las príncipes vacilaban, pues en principio Afejamlro no eira su enemigo. Stein le echaba en cara el haberse portado ibien eón ellos por razolle\!: dinásticas, con objeto de reservar para su familia pos1ble
/ 1
se
¡.
1
cortes tenía lugar entre .partidarios y enemigos de Fnmoia como, por ejemplo. en Baviera, entre Montgelas y el príncipe Luis. Por ú1tímo, l:aSÍ todos los -confederadas del Rin enviaron a Napdleón los contingentes que erigía. El levantamiento de Alemania se redujo, prácticamente. a las provincias prusianas y a ailgunas regiones al:sladas, como Hamburgo. cuando los cosacos hlcieron una breve irrupción. La docilidad d1' los corifederátlos se explica mando se cansidera la rapidez mágica con qne Na:poleón .reconstruyó su ejéxciro. Que: fuese menos resratente o estuviese menos preparado es cosa que sola se comprobó después, pero-· los hombres afluían a él De septiembre de 1812 a .a'f?rlI de 1813 fueron :llamados a filas 630.000: quintas adelantadas y de reserva, guardias nacionales pasados a servicio activo, guardias de honor, etc. En total se incorporaron 540.000. Con los supervivientes de Rusia, las tropas de España y de doscientas a doscientos cincuenta mil aJiados, se pa:saba del millón. Prusia, que solo disponía de 56.000 saldados, movilizó a sus reservistas, fos Krümper, que fuer{JIIl instnúdos precipitadamente. Sohaml:mmt, :reallizando por fin sus sueños de una nación armada, creó una landwehr de 120.000 fusiles. formada. por hombres de iliecisiete a cuarenta años, agrupados en brigad,'JE regionales, y luego una lmt&turm no armada, para las tareas de retaguardia. Los cazadores voluntru;ios, jóveues y entub1iastas, proporcionaban fa oficialidad. Los prusianos se batier-Oil rabiosamente y con hB!bilidad también: "Esos ani~ males han aprendido algo", reconoció Napoleón. Pero derrotados en Lützen y en Bautzen (maya de 1813), recibieron con ailivfo el a.rrrnisticio que el emperador cometió el err-0r de fumar el 4 de junio, e:n Pleiswitz. Las fuerzas parecían equilibrarse. ¿A qué Jado se pondúa Austria? Mettenrich iba a hacarse más acreedor que llUU\;R a su -apodo de con•de dvl Equilibrio. Consideraba a todos sus conmncantes como igualmente antipáticos y sospechosos. Hacia Naipo1eón experimentaba el rencor del venoido y ol desvío del aristóorata ; .a Prusia fo consa:gra:ba una vieja y sólida enemistad; a fos patriotas a·lemanes, el rencoroso desprecio que se debe a toda revolución: el zar le resultaba altamente inquietante, iporque ocupaba la Galitzia ·austríaca. y aos ingleses Je exasperaban por su pertinaz insistencia. Estos sentimientos follllilban con respecto a EurQ'!;>a una especie de equilibrio moral. Devolviéndole a Au's1ria sus antiguas fronteras. se ronsegni:r.fa arlmnás un foliz equilibrio terntoriail, pero era preciso hacerlo ccm el menor gasto posible, porque el tesora ya no podía. más. El primer paso era romper la ailianza francesa, lo que se llevó a cabo, según expresión de Jpbwl
1 @
!
1
l'
~~ r::_~
¡
\')
1
(})
J
---·º'
;:0 f!)
1 1 i:)
{;'e'[) ·~-
J f)
:!
1
,--::-..._
.·l
·--"'
•"""-
~-:~~~ t:S:~ ':.;~;;i
2)
1T ¡
I~
¡:
[ 1
1046
IX.-VUllLTA A LOS EQUILIBRIOS
TOMO L-REVOLUCION fll.ANCESA E lMPEl.UO NAPOLEONICO
f
Mettemich estabá decidido a limarle las g.a.rras ail. yemo- de su amo. y pl.aneó :r.q¡eti4as veces ha~ede retr~eder hasta ·el R
no
... 1
1047
La segunda parte de la guerra aoentuó las características de la primera: encarnizamiento en 'las interminables batallas y enCJ>Illies pérdidas por el fuego. "Un buen granadero no duraba se:is meses." Siniestra elocuencia la de este dioho de .go[dado que BaJ.zac nos transmite. Los efectiv.os eran mons1Jruosos. Entre Bautzen y Lcipzig, Nap11león ,i:eclutó 310.000 hombres, y en agosto de 1813, -dispo*, incluyendo los cvnti.ugtmtes aliados, de 550.000 hombres -en filas. Péro su ceservas eran débiles y la fidelidad de :los confederados dudosa. fu.ientras que los afectivos de sus adversarios, que en agosto eran casi -e(iuivalentes a los suyos, no cesaban de aumenta
1 ¡. 11
!) 11 !!
1048
TOMO J.-REVOLUCION FRANCESA ll IMFERIO NAroLEONICO
IDf.
yeron que te.nía.u Ja paz a:l alcance- de la mano, y empezaron a plantear sus intere.ses, que eran contrapueiitos.
EL 'IlfilJNFO< DE EUROPA (1814)
Anro las ·derrotas de Napoleón, se encendió en Europa el espíritu de represalia y en tooa'S partes se e:xigfa el aplastamiento tati!.. Rese11M.miento personal en Alejandro, que; pretendía vengar la toma de Moscú por la toma de París. Espíritu de desquite militar en el cuartel general de Blücher. que dura.rite, las indecisas semnnas de: la campaña no cesaba de a!Coruejar fa ojpnsiva. Abooredmiento sociail, que ardía implacable en aquellos pallacios de Viena en los que ha.bitaban las a.llÍB'tocracias austriaca y rusa, y donde, oomo decía Naipol.eón, "se exa:cerbaiban. las v.anidades de salón, las belicooas fantasías de ila.s grandes damas". Sentimiooto nacional que animaba ·al romanticismo alemán. cada vez más unitario y reiv".ndicarlor; su profeta era Garres, que, en su Rheinlsche Merkur, CO'.l.IStrnfa d mito del :Rin, símbolo de la unid.ad gexmá.nica, y afirmaba el Deutschtam de Ja orilla izquierda; en el Volkstunr engloba.ha a Suiza. y como esta se deelarase neutral, la prensa alemana le reprocllitba ~ ·pérdida del sentido bélico, esta. "neutralidad podrida". En Inglaterra, loo metodistas maldecían a Boney en términos bíblicos y exigían que se cumplfose hasta el fin. Ua justicia de Dios. Pero- a <>rilla:s del :gin más de una vacilaba. ante Ia pers-pectiva de: una nueva campaña.. El ejército- rus(), que ya en. Alemarua no había luchado con 1a mi.sma ene.rigía que en el terni:torio nacio.nat se mostraba reacio a internarse mfrs hacia Occidente. Aunque el re'./ de PruBia seguía a .Afejand.rn. no lo hacía con demasiados bríos, y Hardmberg hubiera :riegooiado de buena gana. Metf:el:pich estaba aferrado a su pian de dar a Euxopa .un equilibrio, de no dejar que Francia se disminuyese demasiado ante una Rusia excesJ:vamente fuerte y rle mantener en :las Tulforfas 1a "sangre mixta". En cl frente de los Pirineos, España e;;taba liberada. pero se hallaba demasiado cansada para parti.dpar enérgicamente en nna. ofensiva en territorio fumcés. .Además, había recobrado a su rey Femando VII, a quien Napoleón devolvió la libertad por el trata.do de Valeni;:ay (11 de. diciembre de 1813). se sentía dolida ru ver cómo la daban de lado- los coligados que tanto fo debían, y se enx:erraba en un aislamiento lastimado y ailtivo. Al. cansancio de los aJiarlos respondía cl d-e la nación francesa. El cuerpo .fogislalivo intenta-ha poner fin a la guerra, los monárquicos se agitaban y Caulainc(}nrl:, sucesor de Maret en RelacioTies Exteriores, era considerado coom el hombre dei la·pa.z. · Entrei tanto, el 7- de Qctubre de 18l3, Wellington cruzó el Bidasoa. con 70.000 hombres, inoluidos los po;rtugueseG. A fines de diclerb.hre los· coliga.dos se pusieron en mov.imiellto en el füru. y en Suiza, Por primera Ví2 desde la Revolución, la tierra francesa volvfa a ver al enemigo. Mientras a-vanzaban cómodamente por Lorena, los aliados ere-
(
Como aquellos comodoros suyos que desde la toldilla de su navío de dos puentes habían escrutado toéla:s :ras costas de Europa, pem sin distingui..- otra cosa de todo e:J. continente, el gobierno ;iiig,lés sólo veía la situación íntemacional desde el mar. En los preliminar-es de la paz, Jo principal para ila. Gran Ilretafia era que el derecho mtemao.ional marítimo continuase conforme a las n.ormas británicas, tan favorables a 1a. preponderancia de la Royal Navy. Era preciso debilitar a Dinamarca, cancexbe.ro del Báltico no siem[Jre muy acogedor: su Noruega se le había prometido ya a Bernadotre. La marina brJtánica se instaiJ.aria en Helígolsnd, magnífica base pata Vi:gifar los estrechos bálticos y ,Hannover. Era preciso separar las grandes potencias del mar del Norte. Una IDfluencia conlinentai pr~011de.rant.e en La Haya ten(ltia tamb,ién 11111a peligrooa prepondenuroia en w colonias h()1andesás, fo. que aconsejaba dar fume consistencia a fas Provincias Unidas. Aniberes no podía ser para Francia, por fo que convenía negar a esta .el principio de "front.e.éa.s naturales". que la hubieran llevado al Esca:lda.. Como es natunrl, Inglaterra conservaba Malta. En Sicilia, los Barbones haibían praparc:ionado, aunque de mny mala gana, vwliooísimos puertos, y era preciso conservar el dereoho a ellos. Como compensación del de Nápoles-su antigua capita1-Fernando IV recibiría la Toscana can 1a wla de Elba, que para el comercio fug::Iés es el comp1ernooto de Liorna. · Una cuestión capitai era fa deil tráfico con la América latina, que en vfsperas de fa paz era necesario aibrir ampliamente a la economía británica.. Alli los grandes competidores eran. los Estadoo Unidos, que, en aquel momento-, estaban en guerra con Inglaterra. En esa contienda y en los convenios que le diesen fin, nadie debía, entremeterse, a la sombra da ningún congreso europeo. Bl Pareign Office deseaba también conservar una, influencia predominante .en Madrid, pues de momento pensaba valerse de Femando VIl para ccmsegÚir, de acuerdo con él, que se abriese al inmenso mercado del Nuevo Mundo. Los ru::reg!los continentales habían de estar 'SUpeditados a estos prin. dpios, dando por descontado, desde luego. que Frnncia quedaría enérgicamente contenida en el Norte, oo el Rín y en los Alpes, y que las pOO:encias se equilibrarían de manera que ninguna de -0llas pudiera hacer renacer el imperiaJ.ismo napoleónico. TaJes eran los intereses por los que había de velar CastJ.ereagh, llegado en ¡persona al continen:te, y que unía a. su haibilidad di. atractivo de Jos subsidios que estaba aut-0rizado a -consentir: cinco millones de libras en 1814. ¿Tenía Rusia el proyecto primordia.'l de -aponerse a la supremacía naval :inglesa? ¿Deseaba, ante todo, establecer un sistema de equilibrio en Joo mares, y proteger :loo derechos de los· ne,utra1es que tantM veces había -apoyado? ¿Femaba ya en aquellos roo.memos en agrupar las potencias maritimas, España, Holanda y (ya) Francia r Desde luego, hacía fa corte a 1a fuerza navaol mpresentad:a por los Estados Unidos, procu-
; ""':'.,>
!..:,:;.f;.-:;'
1 1 ¡
¡ l
..:_:;.~\
-:z.:;
@ @ @
®
1 ,,
~0
()
:.3
1 " ',J ·-,
)
' r'
r· :f
~ID
{}
1050
TOMO I.-11.EVOLUClON BlANCESA E IMPERIO NAl'OLE
raba intensificar sus relaciones comerciafos ron ellos, y había.· mten.tB.do interponer entre Londres y Washington una mediación, que fue ;rechazada .el 21 de julio rle 1813. Más que nada, hace el efectO' de qire bajo su desconfianza hacia la. mruina británica, los moscovi
IX.-'-VUELTA A LOS EQUil.IDRIOS ·
1051
¡ :i l
c!er~o m_odo Io.s -derechos legítimos de los Borrones napolitanos, con.s1gmó .Viena una ayuda decisiva contra fa I!talia napoleónica. En efecto.
Eugemo, que en octubre de 1813 había tenido que evacuar· lliria, se encontró cogido de flanco por Mural;. y el 17 de abril do 1814 firmó i:;l convenio de Schiarino-Rizzi:no, por el cuail. las tropas francesas tenían que volver a pasar los Alpes. Por consiguiente, Alllitria era prácticamente dueña de toda Ja Italia se]!tentrional, Y" estaba bien decidida a quedarse con buena parte de ella. . La profunda oposición que existía entre los intereses de los coligados, unida al genio de Napolleón y a fa abnegación de su ejército hizo indecisa hasta el final wa focha. que en el primer momento hu~ biera parecido desespero.da. a juzgar por Ja enorme desproporción de fuerzas. :El emperador no :había tenido tiempo de dar instrucción a sus recluta~, ni contaba con .aficialidad para mandarlos. Su ejército de 0n la opinión francesa, Alejandro declaró q1Ue dejaba al país la ili.bertad de elección. Ahora ~ien : prácticamente, él era el amo de París. Así le quedó el campo libre a Talleyrand, que pudo realizar :rus maniobras meditadn:s y flexibles. El 6 de abril de 1814, los senadores 11amarcm. ·al trono a Luis XVIII. - Con él entraba en Jas contiendas europeru; el principio de la legitimidad francesa. Salvo entre algunos d.iS'cípulos de Burke, esta idea .no
¡
f
1[
!¡' it
//, ~(
ra
¡¡¡ JI
,,
'
/,
I"
[:J
¡¡
1052
TOMO !.-IUlVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAl'OLEONlCO
OC-VUI!LTA A LOS EQUILIDRIOS : . ~ -"
' ~'
:
había contribuido a dovolver el ·trono a loo B0I1bones. pero una yez admitida :por los ooligados, una vez proclamada por ellas ante- Francia. los compromet!ió más de lo que habían iprevisto~ ya que en el terreno de ao prác:tico, al formar Jos Borbones el diq1l!e; que· había de oponerse a todo regreso del bonapatThráctica y oportqna-, ante los vencedores, proclamaba. intangible fa. herencia de sus padres. También Talleynmd negociaba sobre el principio del derecho restablecido en su plenitud, es decir. sobre la base de; los ilimites que tenía el reino bajo el antiguo 1'.égimen. Esta. sutileza. se vio fla.vorecída por la prisa que tenían los roligados 'Pºr fumar con F.raru:ia, para poder sostener mejor su propias reivindicaciones, cuya discusión había sido a'P'lazada. Ad, pues, el tratado se concertó ;ráipidamente: y en condiciones cuyas ventajas no supo nunca apreciar en todo su vailor la opinión francesa, como tampoco se .dio cuenta de lo pO'CO vengativas que eran con re.~ pecto a una potencia, que a:unque no llll!bía monopolizado el espíritu belicoso y agresivo. supo ;atraerse muc.hos odios en los últimos veinticinco años. La paz de Paiís, firmada el 30 de; mayo de 1814, no exigfa ninguna :indemnización ~'.:guerra. Francia volvía a sus Jí:mites de 1.0 de enero de 1792. Con res¡{ooto al antiguo régimen, aún salía ganando Philippeiville y Marienbui:go, Sarrebmck y algunos temtorios akededo!l'. de Landau, MuiJhouse y .i:l\fontbéliard, Chambéry y .Annecy, Avifíón y el Condado. En 'llllt:rama:r/ireeuperaba su colonias, excepto Tobago, Santa Lucía, la isla de Francia~'i sus dependencias, que pa.saban a Inglaterra, y exceptuando también la parte de Santo Domingo adquirida en la paz de Basilea, que volvía ahora a España. Fuera de ílos 1fmi1es indicados, Fr·ancia renundruba a "todos los deri
EUROPA :EN VIBNA (i314-13i5)
Mientras los representantes de Europa se reunfun en Viena, Ing,laterra arreglaba por sí Sfr:ki. ·los asuntos ·que únicamente a ella le concemían. .,,.
!
De los asuntos de América nos oouparemos más adelante; ahora so1o consignaremoo que hasta que Londres hizo fa rpaz con los :bstados Unidos, el 24 de diciembre de 1814, en Gante, sus negociaciones dificirlta;ron más de una vez las de Castlereagh en Viena, y le incitaron a apresurar fas cosas. En 1o referente a la. América españvla, el mal talante de España en el congreso y su negativa a ac1herixse al Acta final. fueron en parte consecuencia
Gran
·:..-.
1i 1 DC.-VUELTA A LOS l!QUlLUIRIOS
t@
f!I c{t) (~
1054
Desde el roO!filento en que los Países Bajos no ccmían ya el peligro de caer bajo la iIÍ.fluencia francesa, el gabinete ·británico estaba dispuesto a permitirles amplias retrocesiones colonia.les.
el ~quilibrio COlltinenta.J. que hubiera quedado doolruiÍdo por una ocupación rusa de toda Polonia, sino también ·su propia. suprcrnacía de los mares.
In-
;:
.¡ I·
·terJ!a
'
'~
.,
_,J
1055
TOMO L---itEYOLUCION' FRANCESA E JMI'ERIO NAPOLEONICO
Cuando, a ful.es de septiembre de 1814, acudieron a Viena los !fepresenta.ntcs q;ie Europa enviaba a:I congreso de Ja paz general. Aushia pudo ser cons1d~a como el centr-.J del mundo, :flolítico y la auténtica venc~ora de la mmensa guerra. Para los hmnbr~ deil antiguo :régime:n, especia:lment'?· que. esperaban. su ~quite de aqúelloo conveniol;, ~ten· taba la glona única-que Mettermch supo hacer resaltar habilidosameute-de haber contribuido de manera decisiva a 'la cafda de Napoleón, sin que para ello hubiera puesto en juega¡.fas pasiones nacionales y popula;res. A este rrerugio político añadió el de una .awgida fastuosamente gene~a_:_ ciíl.culo y prop~ganda, sin duda ailguna. pero también instinto Y trad1c10n de anstocrac1a. Los miembros de fus familias reales-de los que. concttrr.!ero~ .unos quince-, ios jefes de casas principales y p~rSOnaJ~S de pnm~o plano ~yo número pasaiba de doscientos, los ?íPlomá.ticos, y 1!1-ultitu_d de oficioo:is y aventureros. se vieron agasaJ~dos por el OOIDlté • de fiestas con dfutraccíones y festejos ininterrumpidos. Estas mundarudades, awque cost'Osas y a Ja larga wburridas, eran del agrado de Metternich, muy dado a este género de placeres. Además, esto creaba. un ambiente general de intriga, que era su elemento Y,. que .f8;vore;,Ia la. acción de su há:biil policía. Por el procedimirnto de ~ten:tp1eren l~s .. cartas y de va~ar if.as cestas de los pa:peles. el gabm~te. negro
ffi:
1
1 1 ¡
!ª.
1056
•" '
¡,
l'i ¡•
:
¡'
l'
rlÍ'
IX.-V!JELTA A LOS EQUILmRloS
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E IM.J?ElUO NAPOLEONICO
fuialdad podríamos cit,álr a aquella comisión de estadística, que Íljlper· turbablemente traducfa! por almas las indi..:aciones que se le daiban ~obre los cambios de territ()rio prnyeotados, y canjeaba "alma p&r ailma, Y milla cuadrada por milla cuadrada", crzantitativamente y sirr preotjipar· se de sentimentalismdi nacionales. Pe.ro en esta mdiferencia a los rencores y resentimiento{de fos pueblas no había salo sequedad. Muchos de aquellos hombres ;"Q.j!seaban sinceramente la paz. Para establecer esta. seguridad, de Ja que '&1 congreso hablaba continuamente. se remontaban a un principio superior, el de Europa-Europliertum-, al concepto, razolll!!ble y sentimental a fa vez. de una Europa equilibrada. Y pacificada por t>5e equilibria. Un Metternich hrubía podida en los años de la derrota a'USl!ríaca haiblar y obrar con rea:JiSino egmsta, pero ahora; las responsabi:lidades del triunfo le hacían volver a aquella idea de co.· munidad intfilllaciona:l en que el siglo XVIII le había educado. La diplomacia olásica creía en Europa, y en Viena mten.tó organizarla. La tarea fue larga: el Ama final no se fum6 basta el 9 de junio de 1815. Durante aquellos .ocho meses. las neg-0ciaciones no ·se llevaron siempre febrilmente. El período de trabajo intenso y de .disensiones ~o- lentas carrespoodió al principio. El 14 de febrem de Hl15. cuando Castlcroogh abandonó Viena siendo reemplazado por Wefüngron, la cri.sis polaco-sajona es12;ga yp.. solucionada. y 1a cuestión de Nápo1es d01ill1Ítaba. Vmo después Ja::;demora en las cuestiones de detalle, hasta aquella mañana del 7 de mí:liro en la que nn correo trajo la n()ticía de que Bonaparte se había escaipado de la isla de Elba. El congreso. así despertado. se apresuró a so1rrcionar todos ·ilos asuntos que era posible dM por terminados, y eil 9 de junio de 1815 los representantes de las siete potencias pusieron "el sello de sus armas" debajo del acta final (1). Más adelante fueron adhiriéndose los pequeños Estados. El Acta contenía 121 artículos, a los que iban UJlidos, como partes integrantes, 17 documentos, tafos como tmtad()j) particufares, convenios o w::reglos. . En el congreso no tardaron en formarse dos grupos: !ngilaterraAust:ña y Rusia-Prusia. Castílerea:gh y Me.tternich reanudamn. en segui!1a la amistad entah1ada, durante la. campaña de Francia. G()Zll!ban de mfi11encias personales ~emejantes. Apoyado. en gentmrl, por su soberano. ostentando, como anfitrión del congreso. una autoridad particular "! asistido muy eficaroiente :por Gentz, el austríaco desplegahi con éxito aque· Da "virtuosidad en el empleo de .frases vagas y 'VllCÍas de sentido" que sacaba de quicio a Talleyrand. Con toda la confianza de>l regente Y de Liverpool, apoyadO' por el Courier e inclnso .por el Times y contando can una mayoría tory orgullosa de arbitrar las contiendas de los continentales, Casttereagh se ,imponía por su distinción y sus méritas. El primero abandonaba los Países Bajos a. fas reconstrucciones inglesas; (1} Ocho potencias habían firmado el tratado de París, pero en Viena se absruvo España, descontenta principalmente por los arreglos italianos. No condescendió al acuerdo general hasta el 10 de junio de 1817, en Pario.
'
.
lU:Jf
·el segundo, como su maastro Pitt, abría a los. uniformes blancas las puertas de Italia, libre ya de los azules. Ambos; negaban Poloiiía a los moscovitas. El zar, e.ha:l:J'fa ofdo aquel día. ya que el rey de Prusia, despavorido, volvió definitivamente al ll!poyo ruso: "X.o a.:!!NOUVIN 1.--fJT
"
.
/
·;..:_:)
~
I~ ¡
·:{9
'®
1
1'
@
1-
()
,.
!
l
1 i,
'
~~ @
r;w '"'-
() ~0
fiJ
CB @
C8 t}.J
® () [:
(~) ...,,.
¡.
"''f
¡:~~
t[ ¡¡L
;;l.) @ (5)
ID,
[ [,rf
() ~)
!
() ()
1) 1lL .....
1058
'IX.-VUELTA A Ll?S EQUILIBRIOS
TOMO I.-B.EVOLUCION FRANCESA l! IMl'ElUO NAPOLl!ONICO
haré siempre lo que ha-ga eil emperador Afejandro." Esta frase fue todo 10- que se pudo sacar de él en fo sucesivo.· . . Aunque fallida. esta maniobra no careció ~e consecuencias., ~ustna aiban.donó su actitud inquietante para los príncipes ~lemanoo,_ habil m~ danza cuyo f.ruto recogió ouando fue creada Ja· confed~rac16n gerrnanica. Castlereahg, ante el fracaso de su proyecto, .se resignó a oponer al peligro ruso el apoyo ·francés. Esto, desde luego, e~ ofrecer al ve~7 cido de fu. víspera una ocasión :ino:uxliata y acaso peli?'osa de,re~~ miento ; pero el m.inistro inglés tenía. prisa. Su presencia se ~i:ia mdispensahle en el Parlamento, donde Liverpoal tropemba con .dificultades, y Ja. .próxima· paz con ·las Estados Unidos exigía cra,e -se ocupase_ ~e la América española. Además, T;illeyrand le hacía habiles proposiciones re&pecto a Ja trata de negros, asuntó de extraordinaria resonanci~ en loo Comunes. En la cuestión de Sajonia, Francia -0&ecía. a Mettennch una ayuda utiJ oponiéndose a que el rey, primo de Luis. XVill, fuesg- d~. tronado en provecho de Prusia. Esta respondió con amenazas tan ;iol=ms que se creyó inminenite ;¡a, guerra. Aprovechándose del pánico-, Talley.ranrl. propuso a Castlereagh '!, a 1':1ettemicb. ~ tratada _seareto; y el 3 de enero de 1815 fo consiglllo: alianza defensiva Y conting-entes respectivos de 150.000 hombres. Así, ipues, se forma.Iba :un nuevo frente, al mismo tiempo que Francia siailfu de 'SU ostracismo. De este modo S'e introdujo Talleyrand en el consejo de los Cuatro.. &ta agrupación deil 3 de erre!:'o de 1815 taJ vez no fuese muy temible roilita.r:nrente, pero en el campo contrario, .Afejandro estaba cansado, ·saibía·que su ejército se ballaiba ma!I. prepa:rado Y. fi:tigadfilim!', Y la cuestión de" Oriente :le preocupaba cada V'e'L más. Prusia aba ca.Jmandose; ante la promesa de sustanciosas compensaciones por lo que no tomara en Sajonia. Para ;procurársclmi, Castlereagb. se decidió a cercenar un poco la parte de Hannover. El 11 de febrero de 1815 se llegó a:l a-cuerdo genera:l, que me ratificado por un prot-0cofo-. · · Se había llevado a cabo .un. nuevo reparto de Polonia que duraría un. siglo. El zar renunciaba a una gran parte del gran ducado napoleónico, Prusia conservruha Posrumia, con Tharn, -que cer;ra,ba el .paso ~el Vístula, Austria .recuperaba Galit:zia; y Cra-cav:ia, dotada de ·un pequeno territorio, se convertía en una ciudad libre y neutnrl. En cuan~o a!l ~est~, el antiguo gran ducado pasaba a ser dominio del zar, que e~ 20. de JlllllO de 1815 lo declaró :reino de Po.kmia. .con garantías constituc10naJes Y cierta independencia, pero ligado a Rusia ipor una unión personal.
Prusia recibía gr,andes compensaciones .por lo. que perilla en el Vístula. De Sajonia se - anexiCl'lla:ba .Ja '.Parte i;Onoáda por ducado de Sajonia, que comprendía todo el Norte del_ reino y· las dos quintas ~artes de su territorio. con 850.000 almas y ciudades como Torgaru, W1ttember.g y Me.rseburgo-. En la. Alemania. occidental, y mediante un comp-li~ cado sístema de recuperaciones, anexiones y cambios cO!Il Hannover, el Hohenzollem se encontraba a caballo . sabre el Rin, ·desde Coblenza -a:
l
!
1059
Cléveris, resultando por el Oeste vecino de Francia Luxemburgo y los Países ~ajos y llegando por el Este hasta el Weser. De este modo, frente a Francia, _P::USia se hacía cargo de montar Ja guardia en el Rin, ail. que un rmnanticwmo exaatado proclamaba el rfo 11agrado de Gennania. Es po~ib!e que si, en. lugar de _esas provincias lejallru; y sepa.radas del cuerpo pnnCipal, se hubiera anex10nado toda Sajonia, se hubiese "am:mdiert" de mru;iera más satisfactoria geográficamente; pero el hecho de ser demgnada para centinela de los países alemanes del Oeste le confería un prestigio de mucho más va!lor. , , Mettemi~h int<;ntó no. dejarle el mono:PlJ1lio de _la vigilancia. Tambien. él hubiera tleseado lllJJpWsax a la Manarchia Austriaca hacia las regiones renanas, recuperar Brisgau,. adquirir el Pala>tinado e inoluso Maguncia: Pero F:ra;icisco II y 1?5 m1-litares n~,, .iJenían mir~ tan amplias. Por tanto, Austria se contento en Alemania-. con recuperar d-e Bavfora y después de combinaciones -que duraron muoh'o tiempo: fa orilla derech~ dal Inn inferior, Salzburgo, el Tiwl y el Voral'lberg, mientras Maximiliano José se c-011solaba con el Mein medio y el Padatiiiado en la orilla izquienla de1l Rin. Hannover ganaba 250.000 hrubitanrtes y se convertía en reino. Por compra .y {;3.Jlje, la Pomerania escandinava y Rügien pasaron a Prusia. A pesar de que .se volvían a est.aiblecer aJganas d\yisiones arcaicas, Alemania -se simpfüi'Ca:ba, continuando el 'Congreso y la Kabinettspolítik la unificación napO'leónica. Pero ¿resultaría conveniente conceder al territorio germánico un armazón y -directrices únicas. y dar así nueva vida al Sacro fm'Perio? En Alemania ase era el anhelo de todos. vago y sentimentail en los románticos, ·expresado -en gran .número de memorias por las imaginaciones exaltadas ; pero las cabezas sentadas, como Stein y Humboldt, veían la dificultad de concfilar en '"ell problmna alemán" la coexistencia -de Austria, Prusia y los Estados secundarioo. Allí se encontraba '\,l nudo gordiano-". La tendencia'.
1060
TOMO L-REVOLUGION 1'11.ANCBSA E IMPERIO NAI'OLEONíCO '.'{
'1
con que contaiba la Dieta en Consejo reduck.J>, estaibau repartidos entre los 39 miembros de ila. Confederación en fo.n:rra bastante iguw:ttaria, pues Prusia. por ejemplo. sola tenía uno, y el grujx7 de cuatro ciudades libres, uno también. Austria prtjidfa la Dieta, y en la .infiluencia que esperaba ejercer en Ailemania ·pensaba encontrar un contrapeso a. las grandes" adquisiciones territoriales de Prusia. Pero estos resultados podían considerarse bien .precarios, porque'· Na:poleól.l ha:bia vueilto, y tornaba a tronar el cañón.
v. LA UL'lrn.W.. :BA'Ji'MLA.
(1815)
Una vez vencido, Naipolleón hrebía llegado a la .isla de Elha, cuya saberanfa, con dos milloneis y medio de dotación anuaA, re fue concedida por el tratado de Fontáineibl.eau el 11 de rubril de 1814. Solución im· prnderrte la de dejar a1 demonio de il.a acción y de fa aventura a la vista de su Córeega. y de su 1itniia y al a.lcance de fu. VG'L de sus leales, cuyos llamamientos llegaban hasta éL Se evadió el 26 de febrero de 1&15; el l.º de :marzo desemibarcaba en Francia, y el 20 entraba en las Tullerfas. El 7 !Pºr la mañana, Metternich abció en Viena !?l pliego que contenía. .Ja noticia. Una hora d~ués habfa. coofereno.iado con loo soberanos de Amtria, Rusia y Prusia, y tla guerra es
las Legaciones. El Papa, qne regresaba dio su cautiverio- co.n una amargura bastante comprensible, e;tigfa, por el contra.rio, 1a initegritl:ad" de .sus posesiones. Pero po:r mucha actividad que Consailví despleigara en Viena, el cong.reso no hacía caso de reivindicaciones tan mrul sostenidas materialmente, y ·los 18.000 napolitanos de Murat; que ocupaban varfas provincias pontificias, no habfaibm de aban.i:Ionarlas. Murat seguía si:endo la barrera que impidió a:Austria. dominar desde eil Po hasta el estrecho de Mesilla con anterioridád a!l. regreso de Ja iSla de Elba. Después de haberle halagado clla.ndo 1o nece,sitaba conitra NapoJ..eón. Viena se apresuró a abandonar a aquel adve~i.zo que hablaba de pamotismo itwliano y de llllidad italiana. En enero de 1815, se enten-" dió, en. contra suya, con Luis xvm, enemigo natural de todos los napole6nicos, y que, vislrn:nbrando un cam.ino· ·de resurgimiento- naciana:1 en la 1ll1Íón con sus primos Borbones, aipO'Ja:ba a !la :rama de Jas Dos Sicilias. Madrid fo :imitó. Murat ·no tenía a su favo.r más que a los whigs y la intimidad de su mujer con Mettemich. ¿Le dejaría en el trono sin las mejoras· prometi&w en 1814? ¿Le quitaría de allí coilocándOile en las Legaciones pontificias? El se temía algo peor. El regreso de la isla de Elba le imptnlsó a fa. aventura. Temiéndolo tado de sus· antiguos comparsas, puso su reinO' napolitano de
Ji
1062
TOMO f.-REVOLUCION FRANCESA E IMl'.EIUO NAl'OLEONICO
IX..-VUELT/I. A LOS EQUILIBRIOS
1063
.':··¡
(J 1
l
'
1
®'
lJ tJ
dillo guerrero. En este 'SOO.tiroíento se observaban rolo ciertos matices ; en los prusianos. :una aniimooidad :esp~díail. alguna.s vacQaciones en Inglaterra. dividida entre el cansancio- y fil odia a los golpes de Estado milita.res ; en el zar, ef despertar de una rivalidad personal y, por último, temor por el equilibrio continentaJ. en Mettemicb. y Talleyrand, los más europeos. La declaración que publicó t'Jl congreso. cl 13 de marzo de 1815, fue aceptada por unanimidad: ''Bouaparte se ha colocado fuera de la:s relaciones civiles y sociales." El 25, los Cuaitro renmraron la a!lianza de Chaumont. Sin embargo. esta unidad ocultaba las acostumbradas fisuras. El zar no. ha,bía. podido por menos que ver con agrado- cómo el golpe teatral de Naipoleón echa.ha por ti.erra aquella coalición franco-austr
1 1
L
'd·----·---------.-.-.-.-.-.,--
w
Para Francia, de nuevo vencida y ocupada, e>l peligro era mucho mayor que en 1814. En vano Luis XVIlI, de regreso en París, hacfu que Talleyrand abogase pox su lealtad. su beligerancia jurídica rontra el _asnpador y suo derechos intactos ; muchos de Jos caligados s'e negaban ahora a dfatinguir entre la cuilpabilidad de la nación y Ja.de Napoleón. Los pequeñas Estados exigían indemnizacio-nes y anexiones verdaderamenre extravagantes. Prus.ia se mostraba despiadada ; particularmente Gne:iseuau· ilifli.z'a¡ba el odio :hacia Francia, viendo en él el sentimiento más propicio para asimilar rápidamente las recfonteis adquisicíone8 rena-. nas. A'l.lBtria. quería anexionar Saboya al Piamonte, eflJlOrand-0 q11e. a través de este, ella. podía .controlar cómodamente los desfiladeros alpinos. Entre 'Íll.lltv, ·mcrement;iba m inEJ.uencia en. Suiza, a favor de las discusiones a'Ce:rca de 1a neutralidad de fa confederación halo/ética. En este aspecto, las negociaciones, llevadas muy hábilmente por Picquet de Rougemont, .dieron. par resultado, el 20 de. ;noviembre de 1815, una declaración en fa _que las potencias reconocían la neutralidad suiza como un hecho histórico y Ja praclamahan confor.me a los interes.es de Europa entera. Por último-, Liverpool, ba-stante subido de tono, exigía de Francia enormes sacrificios territoriailes y reclamaiba también una fuerte indemliización de gum:ra, pues el Tesoro filaqueaba y 13.l'l operaciones contra el Nepa.1 y los ma:hratas en la India causruhan gastos enormes. .Castlereagh flre el que comenció pronta a Wellington, y en quien las vencidos encontraron serenidad y comprensión, pues se dio cnenta de los fonnentos. de guerra que :representarían las cooiones de territorio demasiado onerosas, sobre todo si se hacían en favor de pequeños Estados. "Cuanto más lo pie.DSo, más .desapruebo el sistema que conslste en dar arañazos a una poteincia tan grande." Para garantizar la seguridad de Europa bastaría anexionar algunas fortailezas, construir a expensas de Francia adgunais plazas fuertes en :los Países Bajos, restaurar la hacienda de los coligados mediante una ind'emnización razonable y ooupar durante aJgtmo.s años el país vencido-. Esta pofüiea
1064
TOMO I.-·llEVOLUCION FBANCl.!SA E ll\U'E!Í'.10 NAPOLEONICO
lnde.mn.izacio;tes pecuniarias. incu.Icó a Federico Guillermo cfo1ia energía ~nte a Gnel:Se~u y los generaJ.es. Contra las apetencias lrlpims de Aus-
:q 1
'íl
tria, no tuvo dificultad para pone>r de acuerdo a Londres con Berlin. El traitado fue,
1
1¡·
e! hombre de. la guerra. Pero los acantilados
un verso de Verln.ine, llevó en sí la maldición de no cansarse nunca.
Europa no prodiujo nunca un hombre que se :aproximase a su talla. AJej¡mdro podría comparárse:Je muy de lejos pCJr la variedad de sus dotes, como gene!
1066
!
.¡
j
TOMO I.-.llliVOLUCION FRANCESA- E IMl'ERIO NAl'OLEONICO
tiempo df) una .fuente completamente distinta: deil alivio· agradecido: con que o.reencias· e illtere8es vieron al Primer Cónsul "cerrar el abismo de la Revalución". El concordato y la consagración no fueron acontecimientos franceses, sino cató'licos. Al lado de fos .que rwlamaban la instauración del código, fos mismoo que lo :rechazaban para sus :Paises, no negaban que en FrlllllCia fuese tranquilizador y constructivo. Los cardena:les italianos que acompañaron a Pío VII a París, temblando de antemano a la idea de lj.venturarse en aquel "desfiladero del lllfiemo", se quedaron asombrados' al ver a 1a multitud tan campechana -y las calles tranquilas. Tampoco se puede S'll'bestimar .}a impre.9ión de ·seguridad y solidez que eJl matrimonio con María Luisa produjo en Europa, especialmente en Alemania, en el reino de ltailia y en Nápoles. Y por último, e induda.blemente y sabre tado, Na'l?Oleón contó con eJ apoyo, o por lo menos con la neutralidad, de grandes sectores europeos, por· que se 1e creía invencible;. En reailidad, todo estaba ahí.
Para
edifücar y mantener el gran imperio-el de Occidente o de Europa-no es suficiente, sín embargo, semejante acumulación de me· dios y recursos. Emapa era demasiado extensa para que desde París se la pudiese administrar a vighlar. El telégrafu Chappe, que era ráipido, se utilizaba poco, porque era indiscreto. Los correos de gabinete tardaban ocha días desde Madrid a París, on'C'e desde Lisboa, siete u ocho desde Nápoles; por el Este y con mal tiempo fu. duración de su recorrida a:mnentaba considerablemente. Una columna de infanteria hacía veinticinc0< lcilá· metros diarios, y eso n'O indefínídanlente. sol:m~ tado si t
.;
IX.-VUBLTA A LOS EQUILIDRlOS
.
-·{;
1067
del sistema bancaria~ no hubiesen asegurada al-capitalismo británico la victoria sobre fa. economía dirigida del continé'tite· ooropeo, si este, en la clase ac001odada y del comercio no -hubiera -.~ido íntimamente opuesto aíl sistema napoleónico. En la misma Fnmcia le fueron hostiles dichas clases en los grandes sectares que no resultaban beneficiadas por él. Fuera de Francia lo fueron {;asi siempre.. Al reglamentar ila econrnnía, Napoleón se enajenaba Ja gran fuerza de ·la Revolución burguesa, oon la que. sin embargo, tantas afinidades tenfu, y eri_ más de un punto volvía a adoptar la política de los descamisados, a ·qnienes mbominaiba. Pero fa. guemi, su mstinto de organización, la convícci-On de que de esre modo poseería el munqo más profundamente que por intermedio de sus soldados, le habían lanzado por aquel cwmino. En la lucha contra corriente del desarrollo capitalista que caracterizaba a la época, sus fuer· zas tenían que :irse desgastando. Más profundos aún que las animosidades de orden material. eran los odios nací-anales, que la pasión y el espíritu de venganza afünentaban contra Ja damin?Ción imperial, y ºresu1ta:ban talÍ peligrosoo como aquellas, porque seguían Ja inclinación del siglo. fuerza cireciente y progresiva. hostil a una noción de imperio supemacionaJ que llegaba demasiado pronto o demasiado tarde, pero. desde luego, anacrónicamente. Las páginas .precedentes han dicho en qué grados muy diferentes se robustecía o se d~pertaiba en fas .masas el se¡:rtimiento nado-na.J. Pero siempre .Ja Jeceión napoleónica influyó en ello de· algún mado, ya pusiese a los pueblos en pie por Ja invasión o par la ofensa. ya chocase contra sus intereses por avasallamiento econónúco. ya les ~yudase a consideraISe a sí mimnos, dotándolos de administración e instituciones propias: El papeil de Napoleón _fue tan pronto el de un resorte que pone en libertad ilas. füerzas preeXIStentes, como el de un excitante que llega casi a crear :l!uerzas nuevas. En todas partes, y en este terreno como en tantos otros, él fue el acon~imiento q'l!-e precipitó las rupturas. activó· 1os creoimientos y precipitó lus desarrollos. Fue por doquier eil gran aceilerador de la historia. Pero esto füa en detrimento de la idea imperial, pues el hombre del mievo sigilo iba a ser nacionailista. El imperio se agotó contra fa repulsa de fos pueblos, y las mirunas naciones que él había fovantado y ayudado, como Ja pola:ca y la italiana, sólo -le servían pensando en el día de Ja independencia totail. ' La lucha rle Ja viej¡i. Europa contra Napoleón fue profundamente soda:l: El odio del armador h811llburgués en qlliebra eJ. del guerrillero e&pañol :pueden parecer benévoilos ante el que· una gran dama austríaca pudq profesar al jacobino coronado. Y eso que ilos grandes privilegiados de la nableza europea sato podían ver en parte la obra de demolición revolucionaria q'lfe aoampañaiba al avance de ·las águilas; los .aJtos cargos ocupados •por mm nuoeva aristocracia de funcionarios, las fortunas ancestrales eo1ipsadas po:r enriquecimientos burgueses, ºlos doIDinfos señoriales quebrantados. pbr la emancipación campesina. Y Jo que todaivía no podían comprender, fue. la brecha, la rlllptura que produjo el presti·
'°
1068
TOMO L-iIBVOLUCION FRANCESA B lldl'ElUO NAPDLEONICO
1 j
gio personal de Napoileón, entre· los tiempos nuevos y eil antiguo régimen, en ·uno de sus vadores básicos, en Ja lea.liad monárquica. Este valor, Napoleón lo· aniquiló más totalmente que los conveooiooales ail deca)!itar a Luis XVI, porque una re no muere mientras no está. reemplazada. y el emperador füe-sofo por un instante, pero instante que no puede olvidarse-fa nueva ·fe. Por Ja fascinación que perso-naimente ejeroió sobre sus. contemptlráneos y que b:ll!bía de prolongar su leyenda., sustituyó en el ánimo de fos franceses a la cons~ación real, emanaila de la gracia de DiO'S, por fa que procedía del vailor de un hombre, deil hombre más :innegll!ble:cnente nacido para. mandar que; había conocido la tierra. El gesto que llevá a término fa Revolución al acabar con el antiguo régimen, fue el de Napoleón en Notre Dame, -co:locándose él mismo la corona sobre ila cabeza_ Era !!!lgo definitivo, alga ir.reversible. la ruptura con un pasado muerto aquel mismo día. La ilictadura militar, tan temida por la RevoluC!ón, le hizo e1 mayor de los servicios ru::a:bando con la !legitimidad. Lüis xvm podía VOllV'er, pero ya no podía ser oJ rey doude. hab.\a estado' el emperador. · Repitamos que, all 'ibrir así dclini.tivamente el Clllllino a la Re:valucomprendió cuá!les eran todas las consecuencias ni oión. Bonaparte cuáles serían el día de mañana Tanto el capitalismo en manos de Ja viotoriosa burguesía. ·como las nacionalidades e-uro.peas ex!l!ltadas por la guerra y por el llamamiento de los pueblos, fueron fuerzas desconocidas para éL o..más ibien. tal vez trató de negarlas, porque escapaban a su dominio o S'e CJ:POnían a sus pwyectos impería!les. Parque él a-xigía que el siglo girase en tomo a su genio; y fa palabra. ambición, que· tanto se prodigaba a su- intención, es débil y mei:quina '.Para designar aquella necesidad y aquel esfuerzo de dominio su¡:xnllllo, que por :un: instante confundieron con lflÍ suyo el destino de Europa.
IC.
, 1
!
1069
OC-VUELTA A LOS EQCT!LIDRlOS GRIEWANK: Der Wiener Karzgress und -die Neueordmmg Eurapas. Leipzig, 1942. H. NICDLSON: Le Congres de Vienr.e, París, 1947. . . . J.-IL PlllI!NNE: .La Samte-Al/1ance, t. J (1814-1815). Gmebra, 1947. C. K. WEBSTER: The Cangress af Vimna. Londres, 1934.
C. CAPASSO: L'Unione europea e la Grande Alleam;a del 1814-1815. Flo-
rencia, 1932. IL C.. SCBENIC: The Aftermatli of the Napoleonic War.J. Landres, 1947. C. K. W.E!ISlÉR: The Foreign Policy of Catlereagh (1815-1822). Londres, 1925. 1 D. SP.ADONI: Per la Prima Guerra d'lndt:pendenza italiana nel 1815. Pavfa, 1929. ,
no
DIBLIOGRAFIA M. VILLEMAIN: Napoléon et" l'Europe C. S. B. JlUCK.I.AND: M.etternich and the Britisli Govemment (1809-1813) • . Lon(1812-1813)_ París, 1947. A K.OYRÉ! La Philosopliie et le Probledres, 1932. . me national en Russie au début dit IL voN Si.t:am:: Metternich, 2 t. Muních, XIX' siecle. París, 1929. 1925-1926. A. ~lsUY: JértJme Napoléan et la Po- V. BrnL: Metternich. Leipzig, 1936. logne .en 1812. París, 1931. LEBzm.mRN: Mémoires et Papiers. París, 1949. E. K:RAKOWSIU: Pologne et Lituanie en 1812, en Revne d'Histoire diplomati- W. MAltTIN: La Suisse et l'E11tape (1813qut'!, 1937. 1814). LaUBana, 1931. B. Dmmuus: Napoléon et la Lituanie R. J. RAnr: The Fall of t!ie Napaleonic en 1812. París, 1940. Kingdom of ltaly (1814). Nueva York, M. Kmum.: Wojna 1812 r. (La Guerre 1 1941. de 1812). Cm.cavia, 1935. G. J. RENil!R: Great Britain. and t!1e EtaE. TAR.LÉ: La Campagile de RllSsie blisfonent of the Kíngdonr of lhe Ne· (1812)_ París, 1941. 1 tlierlands (1813-1816). Londres, 1930. M. RollERTS: The Wlzig Party (1807- R. CAPar-~Y: . Quand la Sarre était 1812). Londres, 1939. fran¡;aise. París, 1928.
¡
1
1
¡ ! ·¡ 1
1
:
... --· .....
.-
~ ~. ~.
-....
··~··.
-.
'
-.-~-.-
.-.-.---.- -·
--· .. ·:- -.- - - -- .. ------~ ·.- - .. -
LlBRO lll
CORRIENTES MllNllJKA.LES
; ._ - -
-.-7.--:.---.-:--:-:-;-.-.:--~-.-.-.;-.--~.-.-.-.-.- :·.--~
-------.-----.-.·.-..•-.·-.·-- - -.- .
·-::-·
¡·1
CAPITULO X ,
!:
COJUUENTES EUROPEAS
··.-:
i.
'·
/:
t·
¡: 1
¡ j
'
/i
/
1 1
1
1
Las corrientes que menen su origen. en la fe reli¡yiasa o en la creen cia de la fraternidad humana, llegan fác.iJmeD1te a ser importantes factores en las relaciones internacionales. Bastante paradójicamente, el largo período de guerras iniciado en 1792 vio cómo se robustecían tales vínculbs a través del m'l.lllda. En este terreno, Ja función dkectora pertenecía a esta Europa que. aun desgarrada por sus contiendas, no olvidaba ni su largo pasado cristiano, ni 'f.ll amor de -los hombrf!ll, predicado por el siglo de las auces. Las misiones cristiana.s. que iban a deseÍDipeñrur un papel tan ll:upartante en fa expansión europea del siglo XIX, apenas existían al iniciá'.rse Ja. era :revolucionaria. Los protestantes no tenían más que 190 misiooeros, de los que 173 pevtenedan a Ia1 oomi.mi.dad de hermanos moravos y sus esfuenos estaban sostenidos lsoJamente ;püT cuatro- sociedades. La Ig¡les.ia romana tampoco da.ha gran impuilso a la evangelización: en China haibrfa, -según Maca:rtney, unos 150.000 católicos ; en las diócesis portuguesas, y en las misiones de India, medio millón, esto es, oinco veces· menos que 'l11l si.¡W.o antes; en el ·Orie:nte mrurulmán. algunos millru:es, y 50.000 en Africa, donde las conquistas espirituales de ilos portll!gueses se esta:ban viniendo abaje Pero en !los países anglo-sajcmes se anunciaba ya el renacimiento .m.isionail, fruto de los resurgiimientoo; religiosos y consecuencia de una expansión colonial. cuyas responsabilidades morales había muchos que est:atban decididos a aceptar. en ¡re]ación también con el moWmiento que se iniciaba en va.rins naoiones para comener la trata y mejorar la suerte de los esclavas. En 1792, William Carery inició, en Nottingham, la acción que condujo rálpidamente. a Ja fundación de la Baptist Missionary Sodety y a fa sailida del mismo Carey ;para Beng~la. En 1799, fa :iniciativa. de David Ba:own, -que ya había predicado en Calcuta, y la de Wifüerforne. creó il.a Society far Missions to Africa and The East, o Clmrch Missionary Saciety. También fue Wilberforce eil que organizó,_ en 1803, 1a. British and Foreign Bible Society. La Londan.• Missíonary Society nació en 1795-1798. Los metO'distas tenían su -campo de acción en }as Antillas, en el oeste de Africa y en Oceanía. En 1810 se fundó la American Board for Fareign Missions. Los p!O'g:r-esos de la Iglesia católica fueron mucho menos -señalados. Napoleón extendía, desde Juego, su protección a las órdenes misioneras, de cuya importancia internacio1073
......
'
.. --- .... -... -·········--·
¡
;::~Z"
m
!ti
.;::~:~
1.m
'1
""'°'
t;~;j-
..~
1074
TOMO L-REYOLUCIOlf FRANCESA B IMl'ERIO NAl'OLEONICO
.x:.--CORRIENIES EUROl'EAS ·
1075
t;:g;i
(~
f;3 /~~
t:~:~~~
'
'
f' oEfü
'
'
rfif ~:1·
e;f)
11
~
..
l ¡ !
¡.:::-0, '<:.)
t[f} Gºi;i ) (~ c:S:~ \-¡..~.,
nal se daba perfectii cuenta, y a pesar de su aversión al clero regular, auto-rizó las Mis-iones Extranjeras, los Padres del Espíritu Sama y los LazaristaS. Mas el bloqueo ing\lés dificultaba extraordinariamente las sailidas; desde 1799 a 1815, las Misiones extranjeras no pudieron en· viar a sus puestos s.i:na a siete de sus s
La IÍ?;lesia católica, wliversaíl en el terreno esp.irilillal por su dogma, aceptado par todos llos fieles, estaba lejos de representar, en vísperas de Ja Revolución, las. mismas disciplina y uniformidad en sus relaciones entre Rama y las igilesias nacionales. Los príncipes oi!;ñsipos de la· región renana-Tréveris, Maguncia, Colonia-, jefes espirituales a la ~ qrn: soberanos laicos, tendían a confundir en su persona ese doble poder, haciéndose casi independientes de la Santa Sede. S11 doctrina era la for· mulada. en 1743 ipor Hontib.eim, conocido par Febronius, quien denunciaba el de:;potimno :religioso y administrativo de la Curia ; sus mantenedores eran !los profesores de universidad, ios luteranos y los .fil-Osofos; mIS reivindicaciones, las fo.anularon, en 1786, con el nombre de "pun· tuaciones de Eros" y pretendían quitar al Papa todos sus medios d~ gobierno eclesiástico. Bl 14 de noviembre de 1789, Pío VI condenó su aotitud; pero :persistía una agitación casi cismá
toriales, como en el caso de Fernando de Náipoles ad rechazar la teórica soberanía ponti:filoia sobre su. reino; y al e.l!l¡Julsar al nuncio en ·1788; o el de Aus.tria, favu.reciendo ·e11. josefümo en sus posesiones· lombarda~i· e :infestando do él las universidades. Pew era muoho más de temer aquella fo:a:na teológica del jansenisnm italiano que, :. difusa y suficientemente
1 1
matizarla. puede, .stln embargo, r~irse en fu. acción de Ricci. ubispo de Pistoia, en .contra de Roma, "esa Ba>bilcmia e&píritual", y en contra del p~pa, ~e no era a llr!s ?íos 1!1ás. siue un simple jefe mÍni8terial y admirustraitívo. En. 1786, Ricc1 coIIS!gruo hacer: aprobar ésta actitud por el sínodo diocesano reunido en 1lU ciudad episcopail. Al finalizar el Antiguo Régimen, la adhesión de la Iglesia galicana a 1a Santa. Sede era sooda. en el fondo. Bl olem se formaba cáda vez más en semínarios de los q"Ue ha-lllla Iglesia constitucíomcl que contaba con hombres de mérito Y que había p~do.í; defendiénd-0~ y sobrev.ivír ail Terror mismo, ace
?1
l 1
1
1 1
·/1 !
; l
¡'
:~
¡ l ÍI·
1 '
l. 1 1
1· I·
•' '' '
1076
rollro L--REVOlJUClON FRANCESA E IMeERI!> NAPDLEON'ICP
almas. Los Esita.dos protestantes se aprovechaon de Ja ocasión para dar UD!pulso a :la influencia de su burocracia, e insta:Iarla en il.a administración de fas Iglesfas. R01Il.a 'hubo de presenciar cómo- se dispersaban congregacio-nes religiooas que eran su apoyo más eficaz; lo que se había hecho evidente cuando, en Has "puntuaoione:s de Ems", il.os obispos rebeldes dirigieron sus amenazas · contra Jos regnla:res. Desaparecían d~ reipen~e centros célebres de esmdios: dieciocho- univeirsid,ades- y valiosas bibliotecas monásticas qub eran focos de teoilogía ortodoxa. Pero, doo o tres lilstros después, eil aparato romano de mando y en:lace esta:ba restablecido, e inoluso reforzad(), en un sentido supranacional La Iglesia se ,:¡o debió todo a !la. política de concordatos que siguió inmediatamente i¡a ia · RevOllución. BB ciertG que en más de 'llil punto perdió terreno attte el autOTitar.imno de Jos. .Estados, SUS tendencias josefistas, il.a .prisa qoo a veces se dfo el otero (en el n,orte de Italia, por ejemplo) en inclinarse hacia. ellos y la despreocupación con. q:ie Napoleón corrigió a posteriori el concordat0< francés del. 16 de JulIO de 1801, por Joo nrtícnlos orgánicos de 1802 y Medri, el concordato itaJ.iano del 16 de septiembre de 1803, por sus decretos de 23 de enero de 1804. También hay que tener en cuenta que la Curia no- llegó a firmar ningún concordato ailemán. Pero un resonante a:vance de Rama lo compensaba todo: en F.rancia y en ItaAia. la jurisdicción pontificia· impiantBJba definitivamente .su supremacía sobre el cuerpo episcopafl. El texto firmado en París tenminruba, prác:ti.camente, destituyendr:> a tados los obispos; y declÍt.ra.ba. que el pa:pa hacía una nueva. delimitación de diócesis. En eil. Pirunonte se suprimían nueve sedes episcopales; Y en la República itlldiana., dos. Jamás había. realizado Ja Santa Sede un acto semejante de autoridad'. con respecto a los obis.pos, Un diplomática irancés decía del Concocdilta: ''Ha de verse toda la. inmensidad de ru importancia y el poder qll'e da a Roma sobre el episcopado de todo el mundo." En realidad. supGilÍ.IL en ]a Iglesia' una. victoria: (a larga. fooba, pero decisiva) de Ja monarquía y de la .;:entralización sobre las a.grupaciones nacionales ; la afirmación, en el mundo entero-, de la autoridad emanada de Roma, hecho de pmfundo significado internacional. , Fue ratificado :por 1a. aquiescencia de 1-0s fieles, y no porq;ue la :zpasa comprendiese la evolución que se enc~l:ª en aquellos textos~ µ;ies continuó confiando en sus jerarquías tradicmnales; y alguruu: .Iglesias, como 11l auslrlaca y ila portuguesa, oontinnaron desconfiadas y rebeldf!IS con respecto a Roma. Lo que actuó fue la emoción que experimentaron. los católicos ante Ja detención y la deportación de Pfo VII por las autoridades francesas ü:ulio-agosto- de 1809) y su internamiento en Sav-0na hasta 1812. Esta emoción nació muy lentamente; la excomunión de Napoleón por el papa. que tardó en conocerse, causó poca alarma y no impidió que Su Majestad Apostólica concediese su hija en ·matrimonio a aquel sO"bre·quien ha:bfa recaído la -sanción de la bula Quum memoranda. Sin embargo, poco a poco. las noticias fnercm. filtrándose; la conmoción aumentó, al ver cómo se muJóplica.ba:n las vacantes
X.-CORRIENIBS· EUROPEAS
·¡
lUII
i>illas episc::ipales. El. clero francés buscaba a su jefe en Savona mucho más que err 18.s· Tullerías; y se '.Producía un "frenesí ultramontano". En. Bélgica, Ja oposición se hacía manifiesta: en 181~. no hu~ ei; Gan~e más que 30 sacerdotes, entre 1.200, que reconocieran ~ v1cario cap1"" tu1ar impuesto por el gobiemo. ·Desde 1810, las aiutondajes de toda Jtailia do-portaban a fos eclesiásticos en masa, basta 40Ci en un solo convoy. Pero a su llegada a Fnmcia, aquellas J.ll!lllentaibles hileras de pri&ioneros enccmtraron más de lllla vez en fas poblaciones una ay.uda. Y ·una compasión significativas. Y d paso del papa'.por las ciudades. triunfal cua.IJ.do la coruiagraci6n, furtivo después .de s·u arresto, provocó una emoción hondísima y fortaileció extraordinariamente fos sentimientos µ!tramontanos. ·De este modo, se -operó, en pocos años, en el espíritu de los fieles, Ja evolución que favorecían las estipulaciones d.Bl concordato y se mbusteció de manera not!l!b}e el carácte.r direct:Ct de la autoridad que Roma propagaba, atravesando fronteras, por todo el mundo ca· tólico. Las corrientes intemacionailes de opinión que en if815' consig;IJ.ieron,
por fm, :ia. condena de aqne:l reto a 1a humanid;~ que se llama trata de negros, se situaron también en eil orden del es:r~tu. , Desde los Estados Unidos al Plata. en Aménca habia por entonces buena cantida:d de esclavos negros. Según una estadfutica de 1798, lle-
garían en el BiasiJ, a aJgo más de Ja mitad de 1a. pohlación, que era de 3.250.000 habitantes. Según Humboldt. en ]res posesiones espaií.o1las había 800.000. Como estas carecían de mano de obra, en 1789, Carlas IV autorizó por dos años, que; p~ont~ se aumentaron a _seis, }~ importación de negros ·bajo cuailq:uie:.r paioollon. Aunque Espana utili.za,ba el trabajo dé ]os esclavos, solía dejar a otras nacion::s 1a responsaibilidad y :/.a ganancia de 1a trata: y en los horrores cometidos por los negreros entontraba una buena réplica para loo ,extranjeros que a.taraban su paiítica· indígena en América; después ·de "haber V:7nrudc: Jos negros. dice CadaJso en sus Curtas marrueca.y (1789): "Toman el dinero, se fo llevan a sus humanísimos países, y con el producto de oota venta :imprimen libms llenos de elegantes invectivas, retóricos in&ultas y elocuentes ID.jurias contra Hernán Cortés pGr la que J:ú.zo." Pero; mclUl!O en los países -culpables de la trata, la opinión e~ba indignada. Hacía ya mucho tiempo que se elevaban protestas; y eil fina1 de il.a. guerra de América señaló el principio de aquel gran mo'V:imiento. En efecto desde 1783, il.os .ingilesoo no tenían ya que temer que una campaña contra los negreros pudiera aumentar el sentimiento separatista en sns colonias de esclavos. Los principales argumentos contra Ja bárbara institución eran, evidentemente, de carácter religioso y humanitario,. y se relacionaban con el resurgin:riento de Ja.s misiones y con los temas 'literarios en bo!!a ca.m.o el exotismo y el salvaje bueno. Además, desde que Adam Smith declaró W1economical el trrubajo servil, se comprende la ineficacia. práctica ·de la insfi.tución. La: táctica·1varía, según ]ns países.
!
1078
X.-CORRIENlllS llUROPEhS
TOMO 1.-REVOLUCION 'FltANCESA E ·IMl'ERIO Nil'OLEONICO
En los Estados Unidos cabía esperar ·que, mediarrte decisiones locales. se consiguiera inoluso ila a:bolición de Ja .esclav.itud; y de hecho, aquella nación ya emprendió ese camino en. 1780. L
1 ~
¡
en
por' hi.una.illdad y, al mismo tiempo, para no dejar a sus Antillas una ventaja decisiva en lo referente a: la mano de obra.. El 8 de febrero de 1815. el congreso de Viena, a petición británica, conden.6, en principio, la trata. Al regresar de Ja :is.la de liba, Na:paleón la mi.primió (29 de marzo de 1815) con el fin de demostrar a il.os libé.rales y a Inglaterra su bue.na. voluntad; y Luis xvm. repuesto en .su trono, confu:mó esta abolición. . Desde luego, este es un resultado internacional en el orden legislativo e internacional también, por sus consecuencias inmediatas sobre la demografía y- la econ
1 1
(
¡ 1
1
i
i
1 ¡ i¡. !
1019
CONTACTOS iNTELEC'IUAJLES
·En el orden de las .relaciones intelectuales entre países europeos, fa crisis política y ,lJéJica que caracterizó la época fue. evidentemente, responsable: de muchas rupturas y barreras, de severos nacionalismos cultµrales y d,e estrechos confo.I!ll1Í&mos nacionales. En la mayoría de laB cuestiones el cosm,opolitisrÍJ.o del siglo xvru dio .nn paso atrás..Sin embargo, subsistieron algunos contactos entre campos adversos, y. por eso, algunos· ter.rito.tíos continuaron durante mucho tiermpo desempeñando. su. P!LPe.l de vfnorilo,. .iildil'erentes. ~ las fluctuaciones. de fronteras y a lo~. nu~vo~ comprommos del espúitu. Desde el principio de Iii. Revolución, muchos pensadores germánicos--Kant el primero--, adoptaron una posic:ión. El nacionalismo y el romanticismo se adelantaron ipronto a la fürmiiila de_ Herder: "El patriotismo del alemán consiste en ser cosmopolita. y la misión de .Alemania es c.ultivar la filos<>ffa." Lo que se dio en llamar "]a clase de los sabios" adquirió uua importancia política; y Napoleón '.lo sa1bía muy l>ien. Por eso, en octubre de 1808, en Erfurt, hizo. tan.tos arrumacos a Goethe y a Wieland, con objeto de horrar iJa imprésión qué ha:bía causado en aquellos medios la ejecución del librero Paili:n. Pero muchas ciudades estudiosas. la corte de Weimar, las univernidades de Gotinga y de Lanoohut, pasaban todavía por focos de pllta intelectualidad. El 4 de eneró de 1804, Mime. StaéL en W eimar, escribía de los eruditos alemanes: "En Jena, aquí cerca, viven como mi::mjes en la filosofía, enc1>rrados en su casa y estudiando a los antiguos día y noche... Están metidos en Ja seriedad de fa metafísica. como Arquímedes, que no se daba cuenta, mientras resolvía Til1 problema, de que estaiban tomando Siracusa. No reciben· ni siquiera el Journal des Débats; y, llenos de fe en la perfect.ibili,dad d,e la especie: humana, no se: preocupan por el mo• mento presente." Suiza, fiel a su :misión de mediadora europea, continuaba, a pesar de sus crisis poHticas y económica.B, estableciendo contactos. ·en el orden intelectual lo. rolsmo que en el de Ias finanzas y de la intriga ínter-
1080
TOMO L-REVOLUCION FRANCESA E lMPEllIO NAI'OLEONICO
nacional. Laharpe, en Rusia; los historiadores Jean de Milller, en Al6mauia, y Sismondi, en ]a Toscana; el polemista d'Ivernois, en Inglaterra; y aún más, en su fiebre de viajes y de correspondencia, los suizos Ben· jamfu. Constant y Mme. de Stael (nacida en París, pero cuya madre era de Vaud, y Necker de Ginebra). llevaban, recibían y transmitían. las in· fluencias. Helvecia contaba con· las simpatías de los países liberales y protestante&, de Inglaterra en. particular, pues segiiía siendo. a sus ojos ef lugar sagrado de donde irradió Crulv.ino. Reemplazando a Holanda como tierra clásica de Ja libertad, era famosa por abrigar en S'IIS montañas la independencia que el hombre debe a la naturaleza. En 1814, Alejandro I, a;lumno de Laharpe, úrVo- a gala extender a ella su protección; y muy al final del período- na:poleónico, los libérales encontraban todavía un refugio dentro de sus fronteras. En Coppet, madame de Stae1 reunía en tom(;) suyo ·a Constant, a Augusto Guillermo Schlegel, a Sismondi, al ensayista BoDStetten, y· recibió de· paso a Vicente Monti, a madame de Krüdener y a madaane Récamier, "seiscien· tas personas de ·1as n;iás distinguidas de Eurnpa~tende Stendhal-, Jo::, Estados generales de 1a op.inión europea". Entre 1811 y 1812, 1a sweridad y ]as provocaciones de Napoleón dispersaron aquel centro de oposición. Pero a la. caída del imperio se pudo- advertir, tanto en 1a política francesa ·como- en ·tos as1111tos .intemacionales, la. importmcia que adquirió el grupo de Coppe4:, que pudo vivir gracias a la hospita· lidad suiza. El clasicismo era aún ttan vigoroso en Europa que, a pesar de ·:las crisis internacionales. Itrulia. y Roma en particular, continuaron atrayendo a fos artistas y a los viajeros cultos de todas ¡partes. Querían ver las excavaciones, que dlllban. vida y presencia a. la historia antigua; ilas conmovedoras 11linas, tan exaltadas por el espíritu romlÍntico del sigJ.o ; Ja sencilla y ;purfs.im.a arquitectura de aquel Pa1Iadio, del que dijo Goethe, en 1786 : "Me ha abierto el .cam.ino de todo arte y de toda vida." La Sehnsucht nach Italien de Jos germanos. el ROl'TUJ!m quaero de los antiqu:rzantes, forn1a.ban parte de la sens1bi:1idad internacional. La ciudad acogía a mu!!titud de :turistas, aitqueólogos y artistiw que, en fa. medida que permitía Ja situación política, pertenecían a todas las nacionalidades. Ocupantes franceses. como Toumon y Denon, ayudados por Canova, consideraban e-0mo un deber sagrado y superior la exaltación de fos valores y Ja protección de los monumentos. antiguos, en homenaje a aquel neoclasicismo que, ipor encima tle Ja guerra, unía a todos los espfritus. También, a pesar;\1de la guerra, 1a lengua francesa co-ntinuaba des" empeñando activame,íite el papel de. yfnculo ín.temacional entre am· b.ientes cultos. Aunq* se hallaba poco difundida en los Estados Uní~ dos. ·salvo entre fos que rodeaiban a Jefferson y a. Hamfüon, en la Amé·rica. latina servía de .intermediaria con el ;pensamiento poJitico anglosajón. En Euwpa. mantenía su ventaja CO!illO idioma de la diplomacia y de
X.--CO.lUUENIES EUROPEAS-
1U01
las salones. Simón Vorontzov, que fue embajador de Rusia en Londres, desde 1785 hasta 1806. y que odiaba a los jacobinos, nD' por eso renunciaba al francés; y lo empleaba, exclusivamente ~¡:mes, además, aquel anglófilo furibundo no sabía :inglés), en las relaciones diplomáticas, sin eJCperimentar la menor preocupación. y, en las mundanas, casi sin incon.- · veniente. En. Rusia, los ukares no llegaron a impedir nunca que, en los daminios de la alta nobleza y en la corte misma, s.e representasen comedias en francés : ni q'1e se confiara a los emigrados. ilustra.dos Ja tarea cle enseñar los modailes ·versallescos. Los 'Colegios estahlecidos por fos "emigrantes" (en Weim.ar, por Mounier; en Odesa y San Peternburgo, por el abate Nicole ; en Bpson y en Reading por sacerdotes, el de: Iassi) tenían una. clientela escogida. Los refugiadas ip,ublicaiban muchos perló· dicos en su idioma, com<>, por ejem:¡>lo, Le Courrier de Londres. El conocimiento del francés hacía progresos en los países ocupados por las tropas republicanas <> naipoleónicas. Esto se explicaba por las comodidades de Ja vida corriente. Así, en ila. Italia del general Bonaparte, 1os avisos de :]as autoridades al ipúblico eran redactados, exclusivamente, en. francés. Pero si esia expansión lingüística se debía, en gran par.te, a las necesidades práctica¡¡ impuestas por la ocupación, indudablemente también contribuía iia habitual conexión entre la :influencia cultural y el ascendiente político y militar. Los comienzos de la Revolución determinaron .un avance consideraible del idioma entre los innumerables -simpatizantes extranjeros que respondían al esfuerzo de la propaganda impresa, o que hacían prop6sito de visitar el país de la libertad. El Terror y ila· política de conquista enfriaron más de un entusiasmo; pero los exa.tltaba de nuevo el prestigio, verdaderamente .inmenso, de Napoleón. Así oourrió en Suecia con el poeta Tegner, ja:cobmo de corazón, en 1789, que des.pués renegó. a la vez, de tales ideas políticas y literarias.; pero no '.Pudo desprenderse de su adn:úración . por el héroe cuyas "grandiosas hazañas están .inscritas entre las sublimes estrellas". Por lo derruís, en las zonas de instalación o de influencia se solía ejercer, sistemáticamente, una política lingüística !francesa, que marchaba sobre ruedas en los departamentos belgas, donde, a pesar de todo, resuJta:ba el esfuerzo escolar .úlsuficiente para hacer rntroceder sensib'lemente el idioma flamenco ; y en los países il:enanos, en los que Ja. vecind1:1.d y Ja mediación de Nsacia permitían sensfüles progresos. Dependía, ade" más. del celo q;ue emplearan :los aiiministrad.ores. El teatro parecía lli1 instrumento útil. Elisa en sus dominios y J.osé 6n Nápoles, hacían reipre- · sentar comedias, la primera "para que mis franceses de Lucca aprendan · perfectamente el· francés''; el segundo, "para· hacer sentir a estoo pueblos nuestra superioridad sobre los :ingleses, Jos rusos y los demás pueblos que han conocido". La República envió a Bélgica Ja compañía de teatro Montausier; el emperador mandó a · Italia a Mlle. Rauc.ourt. Se protegía a la prensa escrita en francés. En Mmrnheim aparecía. Le Jour· nal politique; la Gazme ·du Grand Duché de Francfort, el Moniteu:r westphalien. y el Giomale del Campidagfia eran bilingües; Nápoles tenia
\.·
¡
¡ l j
1082 .
@,
TOMO I.-REVOLUCIDN FRANCESA E· JMI'EIUO NAPOLEONICO
su Jaurnal franfais; Roma. su Joumal décadaire; Li~ •. su 1oumal de Génes. Los periódicos de Piamcmte descono~í~n el italiano-., E~ español. el alemán y et italiano se plagaron de galicw!11os. Ya hacia,-tiem.po que, en Madrid, Cadalso- ridiculiza;ba las expre610nes !oaleta, oone~e de noche, media día, y media y hacer un toirr. ·En WeJJilar se publicruba, desde 1786. un Journal des Luxus und der Moden. En Náipoles se decía &ura; y en Turín. f are bambar:e. No es difícil imaginar la viofonta. reacción de los letrados contra tamaños barbarismos. Cesari y Angeloni, por ejemplo, emprendiemn con. verdadera pasión xenófoba ]¡L luoha para depUlCa:r el "dulcfuimo idioma" italiana. Por lo demás, muchos hombres de fotra.s defendían, en realidad sus dereéhos de autor .al combatir aquella literatura extranjera que ~ebataba Jos lectores, ya d001.asiado escasos, a los escritores nacionales, ya demasiado numerosos. Se dice que•. ~n: 1787, Jia:bfa 6.o_oo escritores de Jengua alemana, de los cuales 79 VlVlllll en Gatinga, cmdad de 8.000 habitantes. Pero es evidente que la hostilidad que se mostraba hacia el !francés era principalmente de natu.raileza · nacional "'! política.. Según las épocas y las opiniones se le reprocJm:ba el ser el idioma de J.os descamisados o el del déspota. En el círculo liberal que Mm.e. de Stae1 u:eunió en tomo suyo en Coppet, se illl.blll!ba, desde luegv;.ó:ancés, y un francés obispeante; pero se adardea:ba de ~O: in.te~esar~e en abso~ luto ·pór su littlra.tura. En los salones de la. coalición 'Vl.etonosa .se ate• ruan al afomán, aponiendO' a1 idioma ·del usurpador "una especie de dique y de liga", según decía ~l príncipe de Lign.e, que aseguraba, en 1814, que ya no sería posible encontrar un aolo libro francés en manos de una mujer bonita. Resmniend.o-: a fines del :Ílllperio, aquel vínculo que establecía el idioma francés entre lo más ·granado de Ja cultura. se relajó notablemente. En Ja Europa en guerra, folletos y li'belos consti~yeron un. instrumento de enlace intelectual que tal vez no cedía ~n unportancia a 1f1 prensa periódica. Dentro de un mismo biloque polítioo y con I_a c?nd1· ción de expresar dócilmente las miras del ipoder, ta:les publicact~)lles circulaban con facilidad y proliferaban; 'bástenos recordar Ja fecundidad de .los polemistas continentales acerca de la cuestión ~e~ 'bloquoo. También consiguieron, mediante algunas estratagemas, infiltra:se de uno en ofro campo, como .fos escritos jacobinos que se in~odu1erou en España. Aunque solo pasa:ba un ;pequeño n;ímero de e1en:1plares, ~o qi:e hacía que sus efectos fuesen mediocres, s1 no encon~aba. despues--ch· fícílmente cuando se trataba de propaganda revoluc1onana-, un tra• ductor, y, sobre todo, una imprenta, clandestina que g~ranUz:ise la si:ficiente diflusión. Bajo el dominio ·mlfpoleónico, fue Afemarua el pais de, estas ediciones o reediciones secretas. Esta guerra de "gacetilleros" tenía .importancia a los ojos del ~mpe:rador; y Jo demos~ó naciendo fa"Silar, el 26 de agosto de 1806, al impresor nnr.emburgues Pah:h. También la tenía para los intelectuales ·germánicos, que, según cuenta Mont-
1083
gel.ás; se indignaron grandemente por · aquella. ejecución. Así ·circulaba también por el campo napoleónico Ja literatura de oposición. tal como protestas católicas contra el cautiverio de Pío VII, chispeantes polémicas de Ivemois sobre el fracaso del bloqueo, o de Gentz, acerca de la esclavitud de Germ.a:nia; revelaciones españolas sCJ1bre las pérdidas del Gran Ejército; y los alegatos, falaces, pero muy bien acogidos, que publicó Pedro Ceballos, ministro de Estado en 1808, acerca de la trampa de Bayona. La prensa periódica. contribuyó muchísimo a mantener los lazos intemacionailes, amenazados por el confliot-0-. Contaba con medios materiales para ello. Sus tiradas empezaron a adquirir cierta importancia, que habfa de aumentar aún, cuando se diwlgase la mejora técnica que Walter introdujo, por entonces, en los talleres del Times, consistente en la utiliza.ci6n del vapor para aplicar la hoja sabre Ja forma. En tanto que a fines del siglo xvm .un gran periódico inglés tiraba 2.000 ejeniplares, el Times pasó entonces a 5.000; y el Courier llegó, a veces, a 10.000. Con e;Ilos, el Moming Cfrranicle; el Moming Post; el Maming Herald; el Allgemeine Zeitung, del editor wurtemburgués Cotta; el Correspandant de et pow· l'Allemagne; el ·Correspondan!, de Hambúrgo; la Freitagzeitwzg, de Zürich; el Journal des Déba~s et des Décre:ts tuvieron también una notable difusión~ Numerosas 'hojas provincianas tomaban ·de ellos .Ja información general. En 1815 había en Inglaterra 250 periódicos; 15- :millones de ·ejempll!Ies. en 1792; ·y 16._ en 180L pagaiban impuestos a1 timbre. Alemania poseía, en 1790, 247 periódicos. En el año 1789 aparecieron en Francia 150. Verdad es también que Napoleón limitaría la prensa parisiense a trece hojas ; después. a seis, y, por último, a cuatro, en 1811. El Estado inglés na podía ejercer sobre los periódicos una acción demasiado visible ni excesivamente directa. Las gacetas británicas podían adoptar un tono muy violento, a riesgo de contrarrestar. la acción del Foreign Office y de exasperar a. Jos gobiernos extranjeros. ce>mo ocurrió en la época en que zozobró Ja paz de'' Amíens. Algunos caricaturistas, como Gillray y después Cruikshank. enm de una ferocidad peligrosa. Pero, en los demás países, las crisis exteriores e interiores iban dando, gradualmente. fin a todo liberalismo. Af principio de la Revolución, los periódicO's franceses podían publicar los más duros ataques; pero, a partir del 10 de a:gosto de 1792, la libertad de· preooa quedó práctica:mente snp.rimida; y no sería precisamente Napoleón quien fuese a resucitirJa. "En ·1789, Federico Guillermo Il de Prusia se apartó de Ja tolerancia, admitida hasta entonces ; .y pronto los gacetilleros famélicos de toda .A:lemama repetían, con Hegel, su· -ocasional · colega. que la P1·esse--Freiheit no era más que la Fress-Freiheít:' la libertad de comer. Lo que ocurrió en Austria, lo sabemos ya. En Ja Italia de los ·napoleónidas, el Mimitore Napolitano y el Carrieri di Napoli vigilaban tan estrechamente su crónica local, que .llegaron, a veces, a no .dar ninguna noticia de Nápoles.
~\.
l
1084
'TOMO f.-H.EVOLUCION FRANCESA E lilll'ElUO NAl'OLE!ONICO
1
X.-CORRIENfES EOROF.EhS
JVOJ
¡
r
Pero aun coartada de este modo, Ia prensa seguía siendo en toda Europa un medio de unión que tenía su va.Jar. El Moniteur Officiel creaba, en todo el territorio na.pa1eónico, relacio-nes adminiirtrativas y gubernamentales que no son de despreciar para la .historia del pensamiento. En cuanto a las orientaciones que intentó imprimir a Ja opinión pública. se descubrió tau fáciJmente su carácter que, en Jugar del Monitor Oficial, dio en llamácsele el Mentid.ar oficial; de todos modos, de Madrid a Varsovia se .fofan sus artículos ; se analizaban y se interpretaban. La ·prensa .inglesa parece ha!ber entrado en el continente durante mucho tiempo y sin dificultad, y solo tras. un período prolongado de ocupación o de inLluencia francesa llegó .ª ser casi eliminada. As{. pues, informaba a los continentales sabre el r~to del mundo; pero, además, informaba admirablemente a los ingleses'. sabre el campo contrario. En este aspecto, las revistas eran fundamentales; como Political Register, de Cobbett; Exa- · minar, de Hunt; Quartály y, más que todas estas, la Edinllurgh Revfew. Esta publicación, ;reflejo de la interu;a actividad intclectuaJ de la capital escocesa. se mantllvo muy al corriente de todo lo que se publicaba en. Francia.; y daba sustanciosos extractos de fas producciones más notables. Desde abril de 1803 :basta a:bril de 1805, se analizaron en ella veinte obras importantes, publicadas en francés: poemas del a:bate Delille; Delfina (madame de Stae(eta uer•ona grata a.i fundador); recuerdos rnvolu~ cionarios de Puisaye y de Bailly; viajes espafio1es de Bourgoing; geología do Dolomieu. Añadamos a estas traducciones, en fas .que el francés representaba su papel habitual de idioma intermediario-, trabajos de Spellanzani, de Bentham y del mineraJogista Werner. La prensa anunciaba. así el papel que desempeña.ría en la coalición. en ocasión
En 1802, lord Elgin no experimentó el menor escrúpulo aJ hacer quo -se transportara a Londres el friso del :Partenón. Desde Egipto, los franceses enviaron a. su ~airia. eolecciones espléndidas; y los ingleses. la piedra de Rosetta. Lejos de disimular 1a llegada a Paris de Jos objetos de arte ·cagidos en Italia por- Bonapa...-te, el Directorio Jos recibió solemnísimamente en el Campo- de Marte (27 de julio de 1798), en urui larga procesión. ·al frente de la cual figuraiban los cuatro caballos de bronctJ; arrancados de San Marcos,
l 1
1
l (
Las victorias francesas. se tradujeron, pues, en ·un inmenso movimiento desde fos .países ocupados hacia París. de cuadros y esculturas, medallas y manuscritos. En 1794, Amberes vio cómo se 1e marchaban tres espléndidos Rnbens. En el mrsmo aií.o se quitaron de Ja, catedral de Aquisgrán los pilares de mármo.1 que C~lomagno había llevado de Ravena, así como el sarcófago de· Proserpina, conocido- con el nombre de tum·ba de Carlomagno. En 1802, en Rerumia, les tocó el turno a los manuscritos e incunables. Desde 1806 hasta 1809, Denon, Director general de Museos, y Darn,. ayudados ambos pctr Stend.hal, escogieron en Cassel, para ser transportados, 299 :lienzos; gran cantidad de cuadros de Ja¡¡ colecciones del duque de Bnmswick; 60 lienzos, acompañados de medallas y alhajas. en BerJ.ín; 209 en Schwerin y:250 en el Belvedere de Viena. En Italia, dice Arthur Young, fos á!l'vasores demostraron casi tanto in.terés por los Apolos .muertos como por las Venus vivas. Habiendo ordenado el Directoño a Bonaparte que "uniese al brillo de los trofeos militares el encanto de las artes benéficas y consoladoras", Jos tratados de 1796-1797 dieron lugar ·en Turfu, Milán., Módena, Panna y Roma, a un verdadero saqueo. Cuando en 1810 ¡¡e suprimieron los conventos en Jos departamentos italianos reunidos, Denon acudió en persona., y se llevó cuanto quiso. En España, se focorporó a Ja. expedición de Andalucía un perito, .Qnilliét, que redactó un minucioso inventario; en abriI de 1811 salió para Madrid un enorme convay. Estas riquezas, las que· se cagieron en El Escorial y en el mismo Madrid, constituyemn el fondo de que se echó mano para llevar a efecto el decrete> de 20 de diciembre de 1809, que ofreda nl Louvre 50 obras maestras de la escuela española, así como para hacer regalos a Soult, Sebastiani y otros. A todo este botín hay que añadir las compras y los encargos hechos fuera de Francia y pagados normal e incluso generosamente, entre ellos las antigüedades de la coJeccióD Borghese, en Roma, y Jos mármoles ejecutados por Canova para el emperador y los napoleónidas. En 1815, los coligados recuperaron la mayoría de estos tesoros. No todos, sin embargo. Algunos se quedaron. en Francia. Si Alejandro se negó a asociarse a las reclamaciones
Los desplazamientos
'•··
~ {'6 -.,;-::~·
¡
¡:
'~
::::~:~)
€~@
1 t
~®
¡
©
¡•
~B
' 1'
{fj
1 CD(} ()
il cf) /f-~
'8
1J
{-:-:~~
·.. ,;,¡
(~:}
E::~
Cs() @
1086
1087
TOMO I.-REYOLUCWN ERANCESA E IMPERIO NAI'OLEONICO
fundas modificaciones en :la relación de .las fuerzas demográficas nacionales. En ·el siglo :xvm, el temor a la superpoblación. y la preocupación por el nivel de vida y el bienestar. se habían: apuesto a la. tendencia populacionis ta, tan extendida entre los Gobiernos. En 1793, Malthns señaló el peligro que representaría que fa población se dui>licase cada veinticinco años ; 'Y el triste sino .que le estaba reservado a "un hombre que nace en un mundo- ya ocupado". Pero. de todos modos, la gran lucha entre las ideas y las armas, iniciada en 1792, parece haber encauzado principalmente la atención hacia la fuerza que a. un Estado le procura una población numerosa, lo que puede considerarse, si se quiere, como una victoria más de fa filosofía de la energía sobre ila filosofía de la felicidad. Como dice una memoria -de 1793, la F.rancia revolucionaria tfuba por descontado el éxito. porque era "una gran nación que desplegaba todos los recursos que le proporcion&ban su valor y su población". Francia, que en 1789 tenía 26 millones de ha:bitantes. contaba, en 1800, 28 millones, lo que representaba el 15 por 100 de los europeos a comparar con 'llllos 40 en Rusia, 28 de los Ha:bsburgos, 23 en los países alemanes, 16 en_ilas Iseyr Británicas, 18 en Italia y 14 en la Península Ibérica. Re:cordemm¡ que, en una Europa· de 167 millones de almas, el imperio francés contaba, en su apogeo, con 44 millones y el gran imperio, con 82. Pero, a Ja larga, la fuerza representada por unos ejércitos inmensos supone debilidad, por la esterilización económica de esas fuerzas jóvenes. Si Inglaterra pudo efectuar, a fines del siglo XVIII, un extraordinario avance en materia industrial y comercial, y si, en cambio, en el contimmte no se hizo patente esa aceleración hasta después de 1815, dicho fenómeno se -explica, en parte, por el !heoho de que la Gran Bretaña movilizó más tarde, y, en relación con su población, en menor medida. Sus presupuestos militares (aún más ' difíciles de interpretar que los corrientes, a causa de los mercenarios extranjeros y de los voluntarios, que, estando inscritos, se quedaban en sus casas) llegaron, con muoho- trabajo, a los 200.000 hombres, en 1807, y a los 250.000, en 1812. Francia. su contrincante económico de entonces, tenía al terminar el antiguo régimen 160.000 hombres en armas; en 1793 esa cifra pru;ó a 230.000. y en septiembre de 1794. a 1.169.000, de los que 750.000 estaban en filas De.sde que, en septiembre de 1798, se implantó el reclutamiento, hasta 1807, fueron llamados a filas cerca de un millón de muchachos ; y 1.542.000, desde 1807 hasta 1814. Las movilizaciones. de 1813-1814 dieron 343.000 reclutas, y 375.000 las .de hombres de veintidós a treinta y dos años. Además, a dicho total de 718.000 hombres hay que añadir 600.000 "viejos franceses", En 1813·1814, con los 285.000 guardias nacionales movilizados que se mandaron al frente, Francia tenía 1.221.000 hombres en armas, cuyas tres cuartas partes eran ..viejos franceses". El sosteriimiento de tales efectivos solo era posible gracias al progreso general de la economía francesa en cl siglo xvm; pero, a pesar del esfuer-
zo paralelo de Ja movilización industrial, tenía que ser un freno para ese mismo progreso. El nlÍIIlero de soldados muertos se ha exagerado, durante mucho 1 tiempo, por una tradición que se hacía eco deil aterrado estupor de la 1 opinión pública contemporánea. Es imposible conocer la cifra con cierta . precisión: docll!ll?entación inexistente o perdida y siempre muy -sospechosa ; casos ambiguos, como el de los ]icenciados muertos después de 1815. de resultas de sus heridas. o antes de 1815, por enfermedad que nada tenía que ver con ellas. En todo caso. el total es muy elevado. Respecto a Francia, tal vez pueda calcularse durante todas las guerras del período 1792-1815, entre 1.300.000 y 1.400.000 hombres perdidos. De ellos habría unas 800.000 pérdidas debidas al fuego enemigo o a enfermedad, oficialmente comprobadas. El resto-algo más de 550.000 hombres-viene a ser el nlÍIIlero .de desaparecidos. Este término excluye a los desertvres en el interior, y designa más 1bien a loa prisioneros que se establecieron en el extranjero y no volvieron a dar noticias suyas, así como a '.los desertores que se pasaron al enemigo, y que, después de la guerra, ya no se atrevierO'.ll a volver; pero sobre todo corresponde, y en una mayoria enorme. a las defunciones que, pm falta de pruebas, 110 fueron inscritas roglamentariamcnte en los estados de bajas, tales como enfermos o heridos abandonados,. prisioneros que perecieron. en convoyes o en el campo y cadáveres no identificados. Al período 1.792-1800 corresponde el mayor número de fallecimientos debidamente registrado (¿460.000?). En aquellos momentos resulta:ba menos difícil comprobar los muertos después de los combates desarrollados: en territorio nacional, o en las oficinas de aquellos hospitales, abarrotados por fas levas enormes y apresuradas. En cambio, el període> de 1800-1815 comprende. sin du?a, m~ des~arecidos {¿ 440.~00'l) que el precedente: campañas en pruses Ieianos, mmensos y hostiles ; y grandes retiradas, en las que, implacablemente, iban quédando rezagados los débiles. Aún resulta .más difícil determinar el nlÍIIlero de personas civiles muertas por acción directa· de 1a guerra. Aumentó considerablemente, con relación a las contiendas del siglo xvrrr. porque los ejércitos. mucho más numerosos, banían zonas más extensas. Este número fue muy grande, proporcionalmente, en fas regiones de población diseminada y alimentación precaria, pues las requisas que las tropas en marcha llevaban a ca:bo en cosechas. provisiones ry ganado, creaban, acto seguido, fil escasez y el hambre. Además, sobre esas regiones se cemía una amenara wmble: la mediocridad de recursos hacía .que fue8e aplicable, y militarmente eficaz, la táctica de la tierra quema:da ry la evacuación de poblaciones. Este procedimiento se aplicó ampliamente, y provocó una mortalidad espantosa. América e&pañola, Portuga,l y España, Polonia y Rusia pasaron por ·esas destrucciones con •grandes repercusiones económicas y las pérdidas de vidas humanas que determinaban. La natalidad se vio afoctada en distinta proporción según las regiones. En Inglaterra sr; mantuvo aproximadamente igual; y la grnn morta-
1
108!!
TOMO L-REVOLUCION f'lWiCESA E l:Ml'EBIO NAPOLEON!CO
1 1idad descendió pronto sensiblemente. En Francia. la proporción de natalidad inició durante Ja Revolución su mov:imientó descendente, pues era de 37 a 39 por 1.000 a fines del reinado de Luis XVI, y pasó al. 33.1 en 1801-1802. Pyro. como unas veces condicionalmente y otras sin reservas, el matrimonié> dispensaba del servicio militar, ;las guerras estimulaban la nupcialidíid,. Esta fue particularmente muy elevada en Jos años 1809 y 181$. Desde 1811 hasta: 1&15, alcanzó una media de -17,l por 1.000; y en 1814 se regis{raron cerca de ·un millón de nacimientos. En total, 1a natalidad francesa compensó .las causas de despohlaci6n hasta el punto de que, en Ja medida en que puede deducirse de las dudosas estadfsticrui. Francia. en sus limites de 1792, debió ganar aproximadamente 1.652.000 hll!bitantes entre el afü> JX (1800-1801) y 1814. Pero Jas incidencias de unas variacfones demográficas tan amplias Y brusc.a& no se reducen a cálculos aritméticos; 'Y. existe :la impresión de que la sangría revolucionaria y napoleónica hirió Ja vitalidad francesa. gravemente .y para mucho tie.mpo. La guerra europea"dificultó Ja emigración a ultramar por la movilización de los hombres y ios oustáculos que se oponían a las travesías, pero la alentó, provocando deseos de expatriación que se realizaron al llégar la paz. Desde 1790 hasta 1815. a los Estarlos Unidos llegaron 25.000 emigrantes .fugleses, irlandeses y franceses, y 100.000 desde 1&16 a 1819. Un caso particular fue Ja salida de portugueses parn el Brasil, huyendo de fa invasión francesa, pues aunque los emigrantes fueron poci:is (el primer y principal convoy que salió de !Lisboa, el 29 de noviembre de 1807, estaba. formado por 36 velas), entre ellos estaban iucluidos el Gobiemo y las jerarquías sociales. En el interior del continente europeo. Jas crisis políticas provocaron varios movimientos de la población civil, que también fueron más importantes por la calidad que por la cantidad de las personas desplazadas. El París revolucionarig vfo afluir a los refugiados políticos simpatizantes de casi todas las nac;íones europeas. En vísperas dcl derrumbamiento napoleónico, :ta:mbién,,1,buscaron refugio en Francia los que se h¡¡.bían comprometido por et ejército ocupante. principalmente italianos, en 1814; y, en 1813. españoles· afrancesados o caragirats, como decían en Cataluña. Lugar destacado corresponde a la emigración francesa, de la que ya hemos hecho varias veces mención.. Para resumir aquí sus características, digamos que, desde 1792 al 9 de termidor, principalmente, abandonaron el país unas ''130.000 personas, correspondiendo el máximo de estas salidas al año 1793. Socialmente, esta emigración se componía de un 60 por 100 de bru;gueses y gente modesta ; geográficamente, su gran mayoría procedía de.::zonas fronterizas. Tal vez Ja décima parte de ellos murió en el destierro; y casi todos los restantes volYieron. a Francia hacia 1800. Dentro de los ejércitos, o por medio de ellos, los rrasiegos fueron mucho más importantes. El empleo de mercenarios extranjeros, que era
1
1
1
general antes de fa Revolución, siguió estando muy extendido en .Prusia, donde, en 1807, foimaiban el 43 por 100 de los efectivos. La marina in!!jlesa tenia 11Il 10 por 100 de ellos: La compra de soldados alemanes por el. gabinete. británico fue uno de !os !Principales argumentas de los polemistas germanos, ya contnt' Nbión, ya contra los príncipes que ponían a ·su disposición tales coñtingentes. En 1800 algunos libelos acusa-' han a Maximiliano fosé de Ea.viera de "infame tráfico de sangre" y de haber vendido· 12.000 hombres a faglaterra, "como si fuera un rebaño de bueyes". La República empezó pronto a emplear tropas liejesirn, belgas, polacas e :italianas;. y Napoleón desarrolló este ,,sistema en gran :escala. En 18,03, Francia tenía a sueldo a 16.000 italianós, 13.500 suizos, 10.000 polacos y 7.000 malteses, griegos, coptos. smosi etc. En 1807, contaba con 46.000 hombres de tropas escogidas, todos' ellos· suizos, germanos de diversas procedencias, irlandeses, etc.; y. al año siguiente, cuatro regimientos "extranjeros", cuatro suizos, seis croatas, uno ilfrio. llilo español, cuatro legiones deJ Vístula y tres portuguesas. Los ejércitos de los estados· feudatarios del Imperio soiía:n estar encuadrados por oficialidad francesa; en .NápoJes. en 1810, eran. franceses diez generales de cada catorce, y todos los coroneles y 1a mayoría rle los oficiales de la guardia " rea1. En cuanto al trasiego por combinaciones de contingentes aliados, puede decirse que era incesante. Algunos frentes de los coligados en 1793 y los ejércitos napoleónicos de España. eran una verdadera mezcla de tod.as las nacionalidades de Europa. Resultaría muy difícil estudiar cómo a favo~ de invasiones y ocupa·ciones la natalidad pudo mezclar sangres de procedencias tan lejanas. Pero a ese trasiego étnico no le faltó, por parte de Jos militares, ni 1a buena voluntad .que ponen siempre en ella. ni tiempo. ni efectivos.· Los franceses permanecieron en Bélgica y Renania tinos veinte años ; y dieciséis o diecisiete en el 'norte de :Ctalia. Después de Waterloo, ocuparon el .País vencido 1.200.000 eX!lranjeros, de los. que 430.000 eran ale.manes; 320.000, austríacos; 250.00D, .rusos ; 128:000. ingleses y aliados, suizos, españoles y daneses. Muchos prisioneros :franceses fijaron: su residencia en el extranjero, en Rusia, en Polonia; · nnos 400, en Menorca, y 500, en las Canarias. Hasta en la composición. étnica de Jas poblaciones, y, de manera muy profunda, en sus variaciones numéricas. y en Ja relación internacional de las fuerzas demográficas actuales y futuras. se manifestaba la ínfluencia .de 1as corrientes h11IÍ1anas más extensas que Europa conociera desde mucho tiempo atrás.
¡ 1
J I
W. TRASlliGOS DE LA GUElffiA
En veinticinco años de, batallas, los ejércitos europeos intercambiaron; no solamente golpes. que son su razón de ser, sino también técnicas, ideas e .influencias. .Los ingleses, maestros incontestables y muchas veces imitados en la !U:?IOOV!N
I.-69 ;¡
·.·:-.-
m
_:.·'
w
14
¡1 lf
i·
@
() .._. ®
1
@ i:]J
.,,
n~ ¡1
@
,.
1 (J(3
.,¡
1~ o .
() ·~)
C'-')
@
GD ¡\ !' ~·
¡; Íili.
~·
'
~·
~
r.") ''-J
\:¿;)
t) '::.,¡-
© i~ d)
¡¡
~· !)
o Cv
o 1 i
\;j
1090
TOMO 1.-.REYOLUCIOJ:i FRANCESA. E IMPERIO NA.l'OLEONICO
guerra marítima, en cambio, en tierra, sufrieron aJ. principio los peores reveses. Cuando en 1793, mtervinieron en Flandes, nada estaba como era debido en su ejército: y cuando, en 1807, desembarcaron en Portugal, el alto mando y Ja mtendencia estaban aún. SÍil organizar. Pues bien : ya en 1809 los británícos llamaban la atención en la Península. no sólo por SUB propios progresos, SÍlla también por lo bien que ÍllStnlÍllll. y encuadraban a los portugueses. Este resultado se debía a W ellington y a su exigente severidad; ,pero también al espúitu inglés: observación, ádaptación minuciosa a lo real, entusiasmo por cl esfuerzo físico bien encauzado, y tenacidad en el entrenamiento. Por métodos nuevos y ·directos, se dio flexibilidad a las tropas ligeras; y se consiguieron tiradores admirables, oficiales preparados y recorrls en las marchas. Las tropas portuguesas, desorganizadas por el largo éxodo de la nobleza al Brasil estaban faltas de oficialidad. Loo británicos se la proporcionaron, y pronto la combinación. produjo excelentes tropas, notables en el ataque; "mis gallos de combate", decía de ellos Wellington. Hasta 1806, el prestigio del ejércitó prusiano irradió a toda la Europa central y oriental. Los laureles de Federico no elltaban marchitos toda.vía. Monarcas y aristócratas encontraban admirable y tranqu.ilizadora aquella disciplina rigida y sólida, en armonía con la estructura psicológica y. sociaJ. Las estados mayores de los ejércitos monárquicos respetaban aquella Methodik, tan segma en sus .cálculos y teoremas. Cualquier viajero podía comprobar en la tropa una compostru:a y una prestancia magníficas, factores que entonces eran. reilmente importantes y eficaces. Los austríacos, tal vez menos por inclinación natural que a fuerza de observar al detesta-do adversario prusiano, iinitaban su pedantería y su suficiencia. También. :las guerras turcas, en las que, hostigada por Ja ca:ballería rápida,. su irrfantería. se ba:bía. acostumbrado a las formaciones compactas y a las :buenas empaliza.das, fueron para fos austriacos una desastrosa lección de ;pesadez y lentitud. En cambio, los rusos, en las mismas operaciones aprendieron, bajo la dirección de Suvorov, el valor de la ofensiva. Además. poseían una tradición nacional y sentían dentro de sí valores militares propios. Pero ante Ja geometría y las alineaciones prusianas, recabraban el sentimiento de su inferioridad con respecto a la ciencia germana. Oscilaban entre dos tendencias ; y, bajo Pablo I particularmente, su ejército siguió la escuela de Potsdam.. Jena influyó profundamente sobre las tendencias militares austríaca. y rusa. Se comprendió que al pensamiento prusianD le habían frutado el sentido y el gusto de la realidad. "Las armas relucían-escribe Clau· sewitz, joven oficial ;por entonces-; el cañón y Ja ·baqueta estaban cuidadosamente b~ñidos, y la madera se barnizaba cada dos años ... ; pero los fusiles eran!'las peores de Europa;" Cuando el romanticismo, en su impulso de Vida, iniciaba ya la crisis de un. Estado mecanizado, los cerebros del ejercito se hallaban todavía.en el polo opuesto, en la actitud totalménte racional y en la Methadik, descuidando las fuerzas vitales de la guerra, que están en la acometividad y en la flexibilidad. Antes que
1091
1 1 1
Prusia se alzasei en 1813, la guerra de Austria en 1809 y la de Rusia en 1812 habían llevado ya a la práctica estas lecciones. El nuevo ejército francés, muy discutido en sus principios, e mcluso después de Ya1my, no tardó en adquirir un prestigio que las victorias de Napoleón hicieron inmenso. Un síntoma completamente externo, pero, por lo demás, muy característico .Y clásico, es la Illll11era. en que fueron imitados, e incluso copiados, sus uniformes en todas partes. hasta el punto de que en España, a las patrullas francesas e inglesas de caba11erfa ligera llegaba a veces a costarles trabajo reconocerse en el campo. Y fo mismo ocurría ·con la forma de articulación. y con. la táctica de las unidades. En 1792, el sistema divisionario no era privativo de Francia, ni mucho menos, pero los éxitos de Jos republicanos fueron los que lo divulgaron ; sin embarga, P:rusia esperó para adoptarlo Ja movilización de 1806, cuando e.i:a demasiada tarde para que produjera otra cosa que desorden. En la reglamentación de las pequeñas unidades Ja imitación fue servil. Hasta en La Plata se introdujo, en 1812. con San Martín, la táctica de escuadrón y la de .infantería, que inspiró los textos argentinos de 1811, 1813 y 1817. La estrategia y la táctica napoleónicas fueron minuciosamente estudiadas. En resumen, hacia el final del Imperio, los coligados habían adap.tad(} y copiado tan bien, que sus tropas resultaban tan buenas como las napoleónicas, tanto más cuanto que estas habían perdido su mejor oficialidad y, echadas a perder por ·SUS propios éxitos, ya no se molesta:ban en ¡¡¡prender, ni casi en aplicar lo que sa:bfan. Más importante aún que las influencias técnicas fueron las de orden político ·y social que los ejércitos franceses ejercieron a través de toda Europa. Los contingentes aliados no siempre estaban bien dispuestos para acogerlos ; y muchais veces sus relaciones con los franceses consis· tieron principalmente en burlas recíprocas, rencores pagados con. desprecios, malas jugadas en el campo de batalla y riñas en las tabernas. A pesar de todo, la comunidad de destino influía, así como también el atractivo de las ideas igualitarias, el prestigio del emperador y la flexibilidad de unos oficiales que padecían 1a fiebre del ascenso. Sobre el ejército del reino de Ita.lia el influjo fue profuiidísimo; y, sobre la que de él subsistía después de 1814, tenemos el teiifunonio de Stend:hal y de otros muchos. Los voluntarios .que se alistaban para servir a sus patrias cautivas, como los polacos del ejército de Italia. o aquellos griegos que canta:ban en Egipto: "¡Ya no más distinciones entre griegos y franceses ! ¡Formemos un solo pueblo, la Greco-Francia", eran especialmente .permeables a la influencia francesa. . Entre las poblacicínes civiles de los países ocupadas, los campesinos estaban, como es natural, más qne prevenidos por el pillaje y el merodeo . que, desde 1792, hacf[lll las veces de íntendencia para los soldados francesoo. Pero estos respondían con su dicho comente: "La guerra debe dar de comer al guerrero." Regiones que se encontraban. bien situadas para poder comparar, juz;ga:ron que, al fin y al rabo, aquel :invasor era el menos dura. En España, los uniformes rojos. aunque pagaban en
.,
j.
.[: 1
i
·I
10.9r
TOMO I.-REVOLUCfüN· FRANCESA :C. IMFEIUO NA.POLEONlCO
liih.rmosl:l!J duros, eran tan detes.tados como él. Entre .una burguesía sensible al prnstigio- francés de cortesía e ilustración, los numerosos oficiales que ·pretendían no ser menos en estos aspectos que sus :huésped<:s. for zosos, abrieron a veces _camino a las ideas. · · ·Cuando aparecieron· Jas ·medias brigadas republicanas, las doctrinas políticas de la Revolución estaban ya difundidas en sectares muy extensos. A fa vista de lbs bicornios· aumentaron •las conversiones. A continllifoi~n;_ ·la. ·evoluCión fue por partida dO'ble: entre las poblacione1i se r~~Cl0Il3!ba, -~ la yez, i;:ontra _las tropas acantonadas y contra los ¡1rincl!p1<:5 revoluc10nanos·; :·entre los sO-ldados franceses se ptod!lcfan 'distintas comentes políticas, que'· a unos regimientos les valieron el renombre de exa~tad?s !' a otros el de aristócratas. En la 6pcica napaleóniea,. la idea d~l. Im~eno" fue· extensame~te propagada en· Europa. por lá. ocupación ~tar. Na cabe duda: '.·de· que donde se manifestó más la devoción ·-a Nap'óleón-fue" en el ej~cito-,"El empera:dar utilizabá Ja fraterriida.d de arm_as para.~ consolidar las Unificaciones. O.iando unió· Caia.tuña a Francia, prdenó, el 8 de fo'(}rero ile 1812, que se reclutase 1IIDl: nui;va unidad que lle
esta
!
,, ·¡!/
.1
:,i
1 1
1
/' 1 1
algunos sargentos llevaban colgada de la .bocamanga:.de. :li;J. :casaca, _para mejor poder servirse 'de ella. La Revolución se · li~eró~. no sin ·tra,.bajo, del desprecio en que se tení¡i. al mercenario. El ejército :i;eflejó el nuevo estado social; y· recibió la. estimación que merecía . el carácter :universal y desinteresado dél servicio. La idea del honor; con .su recompensa y sus deberes, se ex'tendió dé los oficiales y la bandera a los hombres de filas. Múltiples eran fas manifestaciones externas de este verdadero ascenso; además, se observaban.rigurosaml,'!nte, y estaban bien. ca.lcu1ad~s para que llamasen la. atención· ·en- países en. los 1qi.;e ~l. .~old.a,estaba. la. suya propia. Palabras. ritos, orgullo, reservados antes al hcmor,:.de·ios, nóhles; s
,:;".:"'.
'i1~)
@ @ @ @ @
@ -~
:.-,;
:t
1 @@
'
i
@
1o ~-
11 ~
~.
--~ <"\ )
'{)
@ .f:~
\-¿)
1094
X.-CORRlENIES lWROl'Ei\S
TOMO J.-JU!VOLUCION FJlANcl!SA E IMPERIO NAPOLEONICO
muchos estudiantes plebeyos. La burguesfa .europea, siguíendo ei ejem. plo francés, podía. pues, llegar a la función noble de caudillo en la guerra. Aquellas esferas "inteligentes" de las que salió, por ejemplo. el capitán de ingenieros Camot, parecfan irreemplazables en .los cuerpos técnicos y en la organización general. Se ofrecían. muchas salidas de por· venir a ·una clase llena de ambición y que mejoraba sin. cesar. A los muchachos del pueblo que se sentían atraídos por las armas el contacto con. el ocupante francés les :infundía· una mentalidad nueva. Durante la República, el reclutamiento de oficiales en las mismas filas había sido casi ~1 único procedimiento; y aunque iba.jo el Imperio fue reg1amentado cdn mucha severidad (el decreto del 2 de agosto de 1811 exigía ocho' años de servicios para comegair la hombrera). continuó efectuándose' con largueza. Todo el ejército quedó impregnado de un espíritu igualitario y democrático que no se borró nunca.. Los regimientos recibían con frialdad a los jóvenes nobles nO'lll'brados directamente y a los alumnos de Saint-Cyr "que no dudaban de nada y presumían de aristócratas del saber". Un muchacho salido del pueblo pudo siempre esperar alcanzarlos y adelantarlos. Hubo "hombreras"
CD V. LA ECONOMIA EUROPEA Y EL MUNDO
Las grandes luchas militares y polífü::as que caracterizaron la época, y que influyeron prol,'undamente sobre Jas relaciones y los intercambios
económicos mundiales, tuvieron. por primera consecuencia. la de disminuir, en cierta medida, la omnipotencia que Europa. y muy especialmente la Europa occidental, ejercía en este aspecto. Retrasaron el momento en que los barcos de los blancos hubieran de obligar al BlCtremo Oriente a abrirse a un comercio remunerador: desarrollaron la fuerza joven. de los Estados Unidos, hicieron de cllos, por -un momento-, la se• gunda potencia marítima del globo; estaiblecieron. entre ellos y Asia o la América latina, relaciones y circuitos que, en muohos casos, no pasaban ya por los puertos ·de las antiguas metrópo-lis. · Sin embargo, Europa conservó una vitalidad tal y unos medios de acción tan poderosos que, a pesar de la guerra que la desgarraba, continuó siendo el centro en el cual convergían las grandes corrientes y el mando que las ordenaba. Ante todo, era el centro ro el dominio del pensamiento y de Ja doctrina (fconómicos. Esas Américas que iban desprendiéndose de ella, lo hacían eu nombre de los principios que,. como en politica, había planteado Europa. Fueron sus mismos filósofos y escritores los que hicieron
:¡
1095
vacilar las fórmulas en que se apoyaba su colonialismo y su explotación de ultramar. En tomo a fos 'Conceptos de Exclr,isivo y de Pacto colonial. de libertad comercial o de monopolio de las grandes compañías, alrededor del derecho marítimo y de las modalidades del bloqueo, con respecto a la trata de negros y de la esclavitud, en Europa se practiCll!ba la polémica violentamente, por cierto, dentro de una gran confusión, ;porque todos esos elementos estaban enlazados muy complejamente; y, al atacar a uno de ellos, ocurría, a veces, que se llegaba a otro al que no se quería tocar. En el transcurso de los años, la paz o la guerra, Jas medidas y contramedidas marítimas de los beligerantes, hinchaban o reducían el torrente de las publicaciones. Llegó a su máximo en el período siguiente a: la ruptura de la paz de Amiens, con 1a toma de posición casi general de los publicistas alemanes, a la cabeza .de los cuales estaba Cotta con sus Anales Europeas contra el "despotismo marítimo, el mercantilismo, la tiranía." de los oceanócratas. Se levantaron entonces, casi unánimes, los escudós contra ese pueblo que, según Sobiller, en 1800, "extiende ávidamente sus flotas de comercio, como los· tentáculos de un pulpo ; y pretende cerrar. como si a él le perteneciese, el reino de la libre Anfitrite". A los adversarios de los monopolios estrechos y de las prohi:biciones rotundas; a los que deseaban que se liberase el comercio de ultramar y que, incluso, quisieran, como Turgot; considerar a las colonias como "provincias aliadas y no sometidas a la metrópoli", The W ealth of the Nations, de Adam Smith, les ofrecía, desde 1776. UD arsenal de argumentos, a decir 'Venfad, rpara postur;ls muy distintas. Juan Bautista Say (que denominó a dicho libro "llil vasto caos de ideas justas"), en su Tratado de Economía política, publicado en 1803, lo sistematizó, concediéndole un valor positivo de -construcción, sosteniendo- que cuanto más numerosos fueran los productores más vastas serían las salidas, y q_ue un· activo comercio ·marítimo valía más que la posesión territorial de las colonias. Germán Gamier, en su Economía política de 1796, mezcló, en. -este' puntó, la doctrina de Smith con la de fos fisiócratas. Roederer, y a partir de. 1794 los ambientes de la Década, fueron hacia el .industrialismo, con fa necesidad que este implicaba de intensificar la producción y el comercio de :ultramar. Sin embargo. la utilidad de -los grandes intercambios mundiales continuaba siendo contestada. ;por una idea, indudablemente antigua. pero que entonces se renov6: la de un estado que redujera al mínimo sus re1aciD.nes -con el exterior para asegurarse una economía autónoma. Así, por ejemplo, Hamilton, en los Estados Unidos. al escribir, en 1791. su Informe sobre las Manufacturas. o al inpirar ª' Wa.sirington su Mensaje de despedida, ponderaba fos beneficios tle una actividad nacional diversificada que disminuyera la dependencia con respecto al extranjero y, por ende, fos riesgos de guerra. Pero lo hacía moderadamente; y era Europa la que iba a renovar la teoría de la a.u.tavquía absoluta. En su obJa Der gleschlossene Hcrndelsstaat, editada en Tubinga, en 1800, Fichte reiv:indicaiba. para el ciudadano la "verdadera :igualdad". construyendo la teoría
1096
''.¡
.,i l
¡
¡ t•
1
/.
l·
I
'.:1
' '.!"
-,.,,
TOMO L-RBVOLUCION FllANCESA E IMPERIO J>iAPOLEDN!CO
de· que el .Estado la garnntizase. Pero "la guerra ·podía éobar- abajo· aquel hermoso edifiCio. Ahora bfon.: el origen de hs contiendas era económico~ "La oposición de los inter:,eses comercíales suele ser Ja verdadera causa de las guerras a las que nos esforzamos por hallar otros motivos." Por tanto, nada. más peligroso- que .los cambios internacionales: era conveniente suprimirlos, constitqyendo el Estado comercial cerrada, separado (abgesondert) del mundo exierior, de una mllllera ab.soluta, prescindien" do de toda lo que antes se compnrba fuera. Principalmente, sería conveniente renunciar al uso- de productos exóticos. Pero no- cabía duda de que, empleando- los mej&rci; investigadores y la mejor maquinaria, habría de conseguirse descubrir. 51.lCedáneos muy satisfactorios ; y que, por ejemplo, se llegaría así a cosed1iar .en Prusia aJguna fibra tex;til que equivaliese al algodón. Y a conOc~mos el auge que alcanzaria_:_.i:nspirado o no en Fichte----el ~adonalisnio económico ; y, en el ·as.pecto negativo, hasta qué punto y cuán. frecuentemente hubo de ser atacada la teoría de· 1os intercambios mundiales libres, valiéruiose de los argumentos que Fichte alzó contra. ella. · El conocimiento cientffüco- sería. una de Jii.s ·armas más eficaces para abrir a fa expansión europea los países lejanos, encauzando los avances comerciales, políticos y militares. Dicho conocünienta 'se desarrolló .así notablemente por el efecto conjugado del negocio y de la investigación desinteresada. En Oriente.: sobre todo, se veía cómo el tráfica y la conquista sei acompafütban. deJa erudición e iban abriéndose canl.ino- mutua:mento. Bonaparte llevó a Egipto una comisiQn de ciéncias y artes, formada por 143 miembros:: fundó~ en. El Caico, el Instituto de Egipto, y los trabajos de los sabios· franceses formaron la Descripcián de Egipto (1808-1823). obra en mmv:e volUm.enes de .texto y doce de lD.8.pas y dibujos. En 1799, fue descubierta la piedra de Rosetta; y eil. 1802 se empezó a. trabajar para descifrarJa. La contienda diplamática que se entabló en Teherán entre Francia e fuglaterra, por las 'riqueZ!l$ de la India, reunió allí, como negociadores, a Malcom y- a Ouseley, que desde 1799 hasta 1812 hicieron notables ob~ervaciones sobre· la Persia antigua y 1n ·co-ntemporánea. El afianzamiento militar y económico de los in~eses en la India ]es permitió dar impulso a la investigación. científica. En 1784 se fundó en Calcuta .Ja Sociedad Asiática de Bengala. Los trabajos, ediciones y traducciones de Janes (1783-1794) provocaron. en Europa las ambiciosas hipótesis de ·Federico Schlegel sohre La· Lengua y la Sabiduría de la India (1808) ~ y, en 1816, las. conquistas filológicas de -Bopp. Si fracasó Macartuey, enviado ·a Pekfu para entabfa.r.relaciones comerciales con China, en cambio, sµs. observacione¡;, .publicadas por. Staunton en 1797, constituyeron up·punto de partida. para:la .sinología inglesa. .. Europa, centro intelectual· de ·la economía mundi~ por. fos' descubrí• mientas· de sus· sabios y los trabajos· de sus economistas~· regulaba. los g_randes in~ercambios por los inmensos mºateriales de. qúe díspo-nía.. . . . · 'l'.enía .1L su. disposícion ..capj_tale.'J acumulados. en ..gran.. parte, por· .el
::¡
.n
J
\·_/;
X.--CORll!ENITS EVROI'EM
comercio colonial-'-el antillano en. ..Particular-'-,. qué· .continuaban· -.siendo invertidos, con largueza, ·en ultramar. Ya· llemos indica:dcfsu· .abllll.dancia en. Inglaterra, y' Jos progresos de·la emisión ·bancaria. Durante la según.da mitad del ·siglo, en. Hola.ñda, abundaban eñ. la plaza .fte. Amsterdam, debido a que. después de la guerra de. América; los holandeses perdieron una parte de los .beneficios que representaban para ellos los fletes ·y· fos depósitos de almacén, porque las marinas rivales se habían desarrollado y estableci
i
¡~
·~
1
~
~-
ij
1
L- ...
1098
TOMO J.-REVOLUCCON FRANCllSA E IMPERIO NAPOLllONlCO
en el puerto de Londres, donde, en 1806, Ja. Eost India Docks Campmry construyó la East India Daclcs, con sus inmensos diques; y potencia, también. en el mercado mundial de productos tropicales, sobre todo desde que, en 1786, llevó a fefu; ténniuo el viaje inaugural del primer lndiaman gigante, el Notl!ingliam, de 1.152 toneladas y 104 hombres de tripulación, que volvió de Cantón con un colosal cargamento de té. Dichos enormes tonelajes eran la especialidad de la Compafüa; fuera de ella, no se encontraba, en toda la flota mercante inglesa, ni un solo barco de 1.000 toneladas ; y únicamente había 20 buques que pasasen de las 600. El sis.tema. de fas grandes compañías, majestuoso instrumento de dominio, era, sin embargo, considerado por- muchos como arcaico e ineficaz;. Lo atacaban. los adversarios· de la "santa voluntad" nrinisterial y real; y aquellos que, como Fox. en 1783, acusaban a la institución .Illisma de "un despotismo opresor, sin normas, -caprichoso, inconstante, rapaz y ávido", así como a sus competidores J.os armadores libres y las plazas de comercio-. El 3 de abril de 1790, la Constituyente suprimió el privilegio de la Compañía de Indias, que se salvó .bajo forma de sim:ple sociedad comercial comanditaria. Los negociantes de Giasgow y Liverpool criticaban a la East1ndi'a Comparr:y. Los .ingleses que en CaJcnta y Bomba.y ejercían. acti'Vidades libres-armamento y seguros, principalmen~se quejaban de su monopolio. que les impedía repatriar sus ganánci;Is. Los contrabandistas -armados en Filadelfia. Copenhague y Hamburgo se filtraban por las costas de la India, bUl'landa a la marina de la compañía, que los perseguía al mismo tiempo que a los piratas. En 1793, se invitó a la Compañía a poner a disposición de los :particulares 3.000 toneladas de: flete; pero tal cesión seguía siendo insuficiente; y, en 1813, se suprimió el monopolio. Y a veremos que, aproximadamente por aquella misma época, se hundió la mayor parte de las otras compañías. El comercio de uil.tramar se encauzó hacia aquella liibertad de empresa, bajo cuyo signo había de dominar Europa el tráfico mundial durante el siglo XIX capitalista, como lo dominó durante lo más arduo de las guerras revolucionarias y napoleónicas. Mientras la,-bwrra asolaba el continente, los artistas que iÍustraban las obras, siempre de moda, de viajes y exploraciones, continuaron desarrollando el tema dásico de Europa majestuosa. y opulenta. recibien· "do el homenaje de las demás partes del mundo. .Alegoría org:ullosa, pero que no dejaba, de ser exacta, gracias a la potencia y la fecUJldidad que, a pesar de tanta sangre vertida y de tanta energía. gastada, man.tuvieron las corrientes que recorrían y animaban a Europa, o- que en ella hallaban su fuente primera.
X.--COIUUENfES EUROl'E/\S
1099
BlBLIOGRAFIA E. WJNrBR: Der Josep/iinismus. (1740- , O. M. QUYNN: TÍle Art Confiscations 1848). Viene.. 1943. of t/Je Napoleonic Wars, en American DESCAM:PS: Histoire gé11érale camparée Historical Review, 1945. des Missions, 1932.. M. Rlimn:IARD: Histoire de la Popu[ation GASroN-MARnN; Hístoire de l'Esclavage mondrale de 1700 a 1948. París, 1949. dans les Colonles franfaises. París, O. GREElt.: The Emigratian during the 1948. French Revolution.. Cambridge {Mass.), P. V.Mf TJEGEIBM: Le Pré-Romantisme:, 1951.' 2 t. París, 1924-1931. G. V.ALLÉll: Populatíon et Conscription p_ Bmmor: Histoire de la Langz1e fran(1798-11814). Rodez, 1939. <;aise, t. VIII-XL París, 1936 y sig. A. MEl'.NlER: uvées et Pertes militaires M. Gruwnm.: Tegn~r et la F,rance. Paen France '0793-1815), en Bulletin de rís, 1943. _ la Société d'Histoire moderne, 1938. A. ST!!RN: Der Einfluss der franzosi- J. U. NEF: War and Human. Progress. sc!1e11 Revolutíon auf das deutsche Cambridge (Mass.), 1950• Geistesleúen. Berlín, 1927. E. KEsSEL: Die Wandlung der Kríegs· A BoUCHl!R.: Le Sen.timent national en kinst : im Zeitalter der franziisischen Allemagne (1750·1815). París, 1947. Revolution, en Hi.starische Zeit.schrift, R. Arus; Hlstary of Political thought in 1933.: Germany (1789-1815). Londres, 1936. J. W. FoRTESCUE: A Hi.story of the BriMadame de SIA:l!L: Lettres d'AllemagJish Army, t. V al X. Londres, 192111e et d'Italíe, en .R.evue de Puris, 1949. / 1923.: F. V.ALJAVEC: Der deutscl1e Kulturein· E. voz.t FRAu:ENHOLZ: Entwicklurigsgesfluss im mahen Südostett. Munich, chichte des deutsdren Heenvesens, to1940. mo N y V. Berlín, 1940-1941. L. DE BOUllSlAC: Un Essayiste familier C. JANY: Gescliic/1te der preussisc/ren de Coppet, Bonstetten. París, 1940. Armee, t. ill y N. Muuich, 1929·193.3. W. RAI'PARD: Cinq Siei:les de Sécurité. - Gescf1ichte der Kiimpfe CE.sterreichs, collective, les Expériences de la Suisse. Krieg gege;n die fran:zfüisclie RevaluParfs, 1945. tian, t I. Viena, 1905. A. OMODEO: ·un Reazionario: il can- BownEN, KA:n:PaVUCH Y UsHER: An te J. de Mafstre. Bari, 1939. Economic HiJtary of Europe since 1750. A. DRESLER: Geschiclite der italienísNueva York, 1937. chen Presse, t. I (bis 1815). Berlín, IL HEAToN: Histofre économique de 1933. l'Europe, t. TI. París, 1951. R. MArum:Au.: ltafy in Ettglisli Literatu· 1J. Cr..IJ.>.EIAM: The Bank of England, re (1755-1815). Nueva York, 1934. 2 t. Cambridge, 1944. R. Mic:aiA: Le Voyage en [talle de J. BoucRARY: Le Marché des Changes Goethe. París, 194.5. a Paris (1778-1800). París, 1937.
¡
1
¡
!
r
- xr:-EM.1.NCIPACION DEL NUEVO MUNLJv·
Jliiis: de' fiUévé millones; además. el primer Jugar en la importación CAPIT"OLO
1
xr
EMANOl'ACTON DJ¡;L NUEVO _MUNDO
:!
'·'
L ·1$.
:
Jf.
• • ·.:.
~
''.
: .... '
LOS ESTADOS UNIDOS, POTENCIA lNTERNACWNAJL •
••
'
1
,
km
_ -A raíz de 'fos preliminares por que. ~n noviembre· de 1782., Inglaterra accedió a la liberación de sus <;olonias ameiicálias. el Mw:ning Post prqfetiza-1~?-: .'"Dentro de algunos aiíps, Ja índep_endencia de los Estados Unidos trastornará el sistema ·de Eu:r¡jpa enteÍa. ·Docenas de millares de hombres ·van a emigrar hacia alli, idé todas Iás _partes de Europa, _Se despertará en · ell~s m;i orgulla im_pef-ial; y se mÚltiplicarán sus conquistas sabre sus yecmos. ·Pronto caerán IIalifai y -Nueva Escocia : .Jas seguirá. el Canadá ; y' serán absorbicl;as ·1'as .pesquerías. de TelTllllova.' Se rendirán 1a Florida y las posesiones; espáñol;i¡!l~ d¡¡._ ~ -d~LMississippí. Con poderlo cr~ente, llegarán a _los '1fmites _del océano- del Súr-y an:an· carán a EiIIopa: todo_. cuanto posee; en-.e-1'-_'vl!Sto· continente americano." Era indudable que la .jo-ven Rep1l!bliéiá. -podía: esperái"'un gran '.por· -vem.r. con cmco- millones de habitantes,_activos .y _su. vast-o :territorio;'. con la prudente constitucion qµe· adoptó en I 7S7.,. -y: cenfiando _la -_polítii;:a t;~terior. a oo' presidente estable y ,poderoso-, ·.cori Ja háljil: perspié:1ciil. de Washington, ·elegido en marzo !Je '1789.'·'Peio, ·ínirase hacia el mar o- hacia el co-ntinente. su expansión tropezaría. con 111uohas -posiciooes ya ocupadas: . _, ' · -->. A_-partir.-..d_e-áquel fup;m.ento,-los _Es-~dos _i;Jnili\ls. fueron._Una. gran potencia. marfüma. Sus astilleros encontraban cerca. y a buen pri:cip, las :maderas de J}in!},_ roblle, arce _y· ahedul'ilara Jos. mástiles, -tan escasas en la Europa. o¡:cide;P.taL A los c.entros de. la :.éiJ.i:ie!í.- ·cüianil;il, como- -Sillero, Eoston~:Pelawar~t's!! añadieron- los de"Mlíine, Comecticµt/lfu4s<;ln_,y.Ia bahía de Chesapeake. Aunque en 1789 su tonelaje ·ma-tii.eufado ·so-lo llegaba a 124.000 toneladas brutas, esta·ba en vías de aumentar rápidamente. El 62 por IDO de él se dedicaba al comercio exterior. Las tarifas de 1789 protegían eficazmente la bandera estrellada, gravando más duram~nte las mercancías importadas por -barcos extranjeros y suavizando los l!Ilpuestos para los americanos ; favoreciende> el tráfico- en Extremo Oriente, con derechos muy bajos sobre el té transportado en navíos nacionales ; y estableciendo un sistema de inscripción por el tonelaje. En 1792. las exporta;c;íones llegaron casi a 20 millones de dólares ; en lo que el trigo, Ja harina. el tabaco, el arroz, Ja madera y el pescado salado representa.ban;,~respectivamente, 7,5 millones, 4 millones, 1,75 de millón, 1 millón y 1 inillón. Pero. de dichas mercancías, Inglaterra y sus posesiones consrurúan
..
,._¡ H.
1100
1
1 i
C(J-
rrespondfa, con muobfsima ventaja, a 'los pr-oductos manufacturados británicos; como· tejidos, alfarería,· cristales, artículos · de metalurgia y cueros; Io cual se explica por las costumbre8 adquiridas en Ja época colemal,-Ia -comuírid'ad ·de· idíomíi y los gra:n:des créditos conseguidos. No ri:sulraJia menos'·peJigroso" que Jos Estados Unidos fracasaran -en :sus esfuerzos· pof ·realliaI' intercám:bios importantes ·con Francia, Prusia, Hamburgo y Sajonia, y que se vieran así ligados a una nación que,· despiiés de,.1a- iridependenci~ se negruba a hacer ningiln tratado de -comercio y que _dejaba: a mi 'Cónsejo,priva.do-· Ja -facúltad· de r~glamentar el tráfico coij_ ellos. N ó-·c.abe duda· de qüe los norteamericanos gozaban de t:i;at_o es-· peeiri.l en" el sis~erila de návegación británica: La doctrina de Ja self sufffcfeney ]mpciria!, harto. resquebrajada des-de 1783, toleraba que comerciasen ·con -i!!s.-provfucias marifi'n:las, el Canadá y fas Antillas. ·pero .lazos tan --estreéhos·· co-ártaban 'la' libertad ae su política extranjera. La expansióµ de. los Estad_os Unidos encontró· en -el continente rivales teiWbles: A fo· 1argo de la' costa del Padfico aparecían. barcos norteamerican~s yil brisca de pieles. 'que Juego iban a'i:a:mbiar a China.; pero se i::rrcontrában ·cori los buques' ingleses, que procuraban asegurarse las bases; con los· administradores y soldados españoles de· Californiá; ·Y también· con loii rusos, -que' habían désembarcado por el estrecho de Beh$g y ·bajaban pódas·costas de Alas'ka. E-Ú 1799, el zar concedió !! 1a CoDipañía rusa _de América el derecl:w "de fundar colonias y de tratar-con fos indios. El JPgendaI'io gobernador Baranoc extendió.su zona de iiifluencfa en tomo a Sitka, sitiada en 1804; y eri 1812 esta_!-)1ec:ió Fort' -Ross en Jli costa de California.· Se- pro-dujei:on discusie>nes de dere~ cho con Jos-marinos norteaméricanos; y; -en 1810, San Petersburgó- .propuso, sin éxito, qúe se limitasen por el río- Columbia· las zonas de influencia. Las. posesfones británicas en el San Lorenzó- no podrían amenazai:- a Ja Unión~ ya· que en Londres se -duda;ba de que· fuera ·un buen negocio la conquista i:lel Cánadá francés ; y se negaban a sosiener en 1a frontera de los Estados Unidos las_ fuerzas que serian, indispensables, o sea, 8.000 ·fufantei y 12 barcos de 150 toneladas en los !Lago-s. Pero Ja frontera esta!ba aún mál -definida; y los ingleses 1jiguieron ocupando en territorio americano las posiciones que
1
¡ 1
1102
1
l
:~
i l. ¡: '
([J
@)
:y
XI.-EMhNCil'JlC!ON D.EL NUEVO MUNDO
TOMO I.-cREVOLUC!ON FRANCESA E JMPER!O NAPOLEONICO
eu mayo de 1803 : "i\lgún día esas posesiones serán complet;Lillentc: in dispensables a los Estados Unidos." . Las guerras de Europa llegaron muy oportunamente para abnr paso a la expansión norteamericana. . . Cuando estalló el confilicto .entre Franc.ta e Ing1aterra, Washmgton, haciendo- caso omiso de la alianza defensiva fumada, en 1778. con Versalles, proclamó, el 22 de abril de 1793, la neutralidad de los Estados Unidos. , Esta neutralidad hizo la fortuna de los astilleros. En una epoca en que era fácil transfonuar un barw roerc'.111-te en buque d<: guerra, nna buena parte de las flotas de comercio beligerantes fue reqwsada, lo _que dio lugar a Ja escasez- de flete. Pero allí t1Staban los Estados Urudos. para lanzar y vender: 100..000 toneladas 'brut~ en 1795 y otras tantas en 1796. Su propio tonelaJe de altura ascendió, de 124.000 toneladas en 1789, a 500.000 en 1800 (llegando incluso a 770.000 si se cuentan el de cabotaje y el de pesca). Acuciados ;por la necesidad en que se hallaban del flete neutral, !os beligerantes atenua:ban el régime1:1, de lo E:x;clnsivo Y dol Pacto c?lorual, En febrero di:) 1793, Frnncia aibno sus Antillas, la Isla de Barbón Y la de Francia, sin exigir más derechos que los que abonaban sus propios barcos. Después, en marzo, abrió también el comercio de goma con el Senegal. En cuanto a las Anfillas británicas, :ros gobern~dores tenían autorización para permitir el acceso, en caso de urgen~a, hambre o tomado; y aquella tolerancia se hizo corriente. En .camb10, los bar~os norteamericanos llevaban a las :i&las del azúcar los viveres que necesitaban: triga, galleta y harina, pescado salado. came y ganado. _Los puertos canadienses intentaron participar en dicho tráfico; pero se retiraron pron· to, por estar más alejados, menos provistos de embarcaciones Y cargamentos y sin suficiente territorio interior. Al mismo tiempo, el continente europeo en guerra, ab?~· de repente. sahdas inmensas: Inglaterra. preocupada por su abastecuruento; Fran· cia, bloqueada, ofreciendo a los neutrales, para atraérselos, además de sus exportaciones habituales de vinos, aguardiente y sedas, el pr~ducto de las requisas .Y confiscaciones. España y Portugal ,entregabfill; "VlllOS Y frutas. a cambio del trigo que sus ro.alas cosechas hac1an ·necesano. Hamburgo y Brema vendían tejidos y lona pa_;-a velas. Los capitanes. no~e americanos traían a todos ellos, no solo tngo y madera de su pam. smo también productos tropicales, cargados en Jas Antillas, café de Ara1bia, de Java y de la isla de Francia, pimienta de fava y cuer8 de.la,Plata. Las mercancías extranjeras exportadas de los Estados Urudos vahan 20 millones de dólares en 1796 y 45 en 1799. Sl:n embargo, los riesgos eran grandes. En juni? y noviembrn de 1793, Inglat;o-rra prohibió a los neutrales que comerciaran co,n las c_olo· nías. francesas, en virtud de lo cual la Royal NrIVJ capturo, en cmco meses 600 barcos norteamericanos. En 1794, 150 de ellos fueron de· clarad~s presa legítima, y los demás salieron del paso con el tiempo per-
dido y los gastos de justicia que tuvieron que ipagar. Las pérdidas sufridas en 1793 y 1794 excedieron de diez millones de dólares. El comercio protestó ruidosamente; pero ¿acaso podía desear guerra con su mejor compañero? Inglaterra ejercía sobre sus antiguos "súbditos" una influencia profunda y discreta. Las zonas de banca. y de negocios, sobre todo Massachusetts y Connecticut, le; eran adictas. En todas partes lo eran también los medios :financieros ; y, con ellos, Ha:Ólilton, eil secretario del Tesoro, sobre quien pesa:ba la preocupación de una deuda de guerra atrevidamente conso~dada a la par. La influencia británica, especialmente entre los fedemlistas, era de orden mundano, parlamentario y político. Washington respetaba ·las grandes instituciones :inglesas; y aún había quien iba más lejos. hasta el punto de que J efferson, n:l volver de su elD!bajada en F.ranci~, quedó asombrado de Ja atmósfera monárquica que encontró. Es.to explica que todo se arreglara entre ambos países y que, el 19 de noviembre !le 1794, Jobn Jay firmara, en Londres, un tratado de comercio. Por él. a cambio de posiciones restituídas en la frontera de tráfico sin discriminación, de que las colonias quedasen rubiertas a' sus barcos y de algunas índemnizaciones. los Estados Unidos aceptaban severas restricciones en los derechos de los neutrales. _Francia :no _había podido impedir e:ite acuerdo, pues, a pesar de su rec16?-te fr~temtdad de .armas con los msurgell:~es, tenía poca influencia en Filadelfia. Los amencanos se sentían mal c<;>mprendidos por ella. tan pronto ponderados basta Ja exageracíón, a fuer de inocentes y lifües hijos de la VHtuosa Naturaleza, como calificados de comerciantes rapaces y de salvajes "adelantad-0s". -En el terreno político, sabfan que se les miraba por encima del hombro: "La palítica amamanta aún a ese pueblo niño con los ·primeros jugos de sus principios element:rles", aseguraba el. eón· ~ul ~cés De Haut~rive, quien, s~ embargo, por el hecho de desempenar 1mportantes func10nes en Relac10nes Exteriores, debiera mostrar cierta perspicacia. Ignorando que la opínión media se preocupa:ba exclusiv11;men.te de los ínte!eses nacio_nales, París no y~fa más que partidarios de J:nglaterra o federalistas, y amigos de la revolución o jeffersonianos, constituyendo Jos -segundos la masa, que sería fácil ani-ancar de sus dirigentes anglófilos. :i:1º~do . P?I ideas tan simplistas, Genet, representante de la Convenc10n, mtr1g-0 con una faJta de habilidad tan grande, que no hubo más remedio que retirarlo. · En el mar, los incidentes franco-norteamericanos eran frecuentes. Una fracción de la opinión francesa pedía que se tratase con miramientos a los neutrales: eran negociantes y _consumidores de géneros coloniales y algodoneros normandos que necesitaban materias primas. A estos había que aña?ll'. !os aliadC!s holandeses, pues encontraban una compensación a sus perd1a.as colomales en el comercio que conseguían mantener con los Estados Unidos y que aumentó desde 3.170.000 dólares, en 1793, a 8.845.0~0, en 1797. Pero Jas medidas rigoristas eran preconizadas por l?s co~sanos que actuaban en mares franceses o caribes ; y por los funcmnanos de los puertos o de la marina, que especnlaiban en los juicios
m
¡
1103
l
!i:,J¡,.
'!
':
!l; ~
1:·[ l''i 1" l
/·' ~ !
¡--,
'
1
J
!¡
í·
¡ r
i
~ :1
r
¡·
¡
¡,.
¡ 1
¡ !•
1104
TOMO l.-REVOLUClON FRANCESA E IMPERIO NAJ'OLEONICO ·
XL-EMANC!l'Al:ION DEL NUEVO MUNDO
1
sobre capturas. Además, tales: medidas respondían, .a la vez, a Ia :pasión y a la lógica, pues el ejempfo. de IngJater:ra autorizaba el reii:Úble argumento tu quoqu:e, del que tan gran abuso. habría de hacerse ; y la teoría de un Acta. de naivegación francesa, planteada ·por Ja Convención el' 21 de septielll!bre de 1793, limitaba .el comercio neutral. Por tanto,.. se continuó tomando ·-medidas contra él, siendo las principales las de 30 de- octubre. de· 1796, 2 de marzo de !797 y 18 de enero de 179.lt Los" barcos americanos, si se aventuraban en los puertos franceses, se veían detenidos, con el pretexto de mil forn:talidades ; y, en los mares de las Antillas', los cors?rios galos los capturaban a 1a menor irregularidad en su rol de tripu1acíqn. Desde julio de· 1796 !hasta junio de 1797, fueron capturados .316. De ;aqtif resultó, entre el Directorio y los Estados Unidos, una verdadera guerra na:val no declarada, hasta el extremo de que, desde 1793 hasta 1800, la pérdidas. ocasionadas por fos franceses a Jos americanos pasaron de 12 lllÍllones de dólares.. Una negociación, :üúciada en 1798. fracasó. Ya sabemos que, en 1800. Bonaparte l.a relllludó, encargando de: ella a José; el presidente Jolm Adams, deseoso de suavizar asperezas, delegó en Vans Murra.y. Las ·discusiones fueron· espinosas~ porque los narteamericanos se apoyaball en los tratados políticos y comerciales de 1778 para reclamar 20 millones de dólares de indemuúzaci6n, a la vez que' pretendían derogar esos mismos tratados. B1 acuerdo de Mortefontaine (30 ile septiembre de 1800, cuyas ,cláusulas· de derecho marítimo hemos visto ya, estableci6' el trato recíproco de nación más favorecida ; y eximió. a los Estados Unidos de toda obligación diplomática, con· lo que se le concedía libertad de acci6n, para lo sucesivo, en lo referente a política exterior. ·· El l.º de octubre de 1801, fos pre:llininares de iLondres dejaron en suspenso ·las hostilidades franco-inglesas, al mismo tiempo- que las' ganancias de los armadores norteamericanos. Pero estos no quedaban malparados, porque, desde 20· y 31 millones ·de dólares, las exportaciones e importaciones de' Jos Estados Unidos, en 1792, llegaron, re~pectiva mente, a 94. y ·111 millones, en 1801. A su buena fortuna en el mar· respondió fa suerte en el continente. A España le preocupaba cl espíritu emprendedor de sus vecinos de América del Norte; y, para tenerlos a raya, ·haibía seguido, desde el refuado .de Carlos ill, uná: política de expansión. de!fensiva. Mas, evidentemente, ya no posefa. ba'Stante fuerza de asimilación y poblanri:entó para 'le;vantar, particularmente en .Luisiana, una barrera. demográfica y económicamente sólida. Godoy se dio cuenta de ello, porque síempre concedió a los asuntos de América la atención .que merecían.. Del mismo modo que en 1.'795 invirtió totalmente su política europea. por su alianza cori. la República francesa, en América pasó de la desconfianza. hacia los Estados Unidos a una actitud amistosa.. que podía. valerle-tanto en el Nuevo Mundo como en el: Antiguo-el apoyo de una potencia respeta.ble. El 27'.d~· octubre de 1795. el tratado de ·san Lorenzo con··
¡.
¡
1 I·
1
1105
cedió a Jos ciudadanos de los Estados Unidos el derecho a navegar por el Mississippí y·Ja utilizació:Q, en Nueva Orleáns, de .un depósito que facilitara los transbordos marítimos. Esto equivalía ;:;! desbloquear todo el interior de la Unión, a la que, desde entonces, dio vida el gran río. Al mismo tiempo, equivalía también a favorecer el comercio de contrabando que, a través de Luisiana, se efectua;ba entre los Estados Unidos Y el imperio español, y que se evaluaba, en 1798, en dos millones de libras al afio. Pero, a los ojos de Godoy, :ia suerte de Luisiana esmba decidida; ya no era. más que un objeto de cambio, del que habla que sacar el mejor partido posible. Y a sabemos que el adquirente fue Bonaparte ; y el pago, la instauración en Toscana. de Luis, hijo del duque de Fauna, que fue prnclamado rey de Etroria. Estos arreglos, firmados en San Ildefonso el l.º de octubre de 1800, y en Aranjuez el 21 de marzo de ·1801, procuraban al Primer CónsuJ fo que entonces quería, o sea, una base en el co:ntinente, que sostuviera y abasteciese a las Antillas :francesas. Incluso le hubiese gustado ampliarla, consiguiendo de lqs españqles fa Florida; pero fue en vano que les ofreciese añadir .Panna a Etruria.. Por lo menos, organizó · activamente a Luisiana. Víctor fue nombrado capitán general, y Laussat, prefecto colonial, que en 1802 recfüió instrucciones camcterísticas, consistentes en ampliar el comercio con 1as Antillas fran~ cesas, entablado también con las españolas, en Ja esperanza de atraerlas a un acuerdo económico ; 'incorporar las tropas españolas, si era. posible; organizar una milicia y ·aliarse con los indios; por último, alejar a los extranjeros y combatir las costumbres inglesas. Los Estados Unidos ibabfan visto con disgusto aquella instalación francesa. que disminuía !Seriamente sus esperanzas de extet;1.derse hacia el gran Oeste. En 1B. frontera. protestaban los "adelantados" ; y los federalistas· :hablaban· de guerra y atacaban al presidente Jefü:erson. Pero este, pacífico y prudente, se dio cuenta de las posibilidades que le ofrecía Ja tensión franco-inglesa que siguió de cerca a :1a paz de Amiens. Encargó a su amigo Pierre Du Pont de Nemours que propusiera al Primer Cónsul algún arreglo honorable. Bonaparte no tenfa más remedio que aceptarlo, ya que la guerra -estaba en puertas, antes que Luisiana hubiera sido puesta en estado de defensa. Las negociaciones fueron nevadas en ParíS por un francófilo, Liv:ingston, y por Monroe, defensor de Ja expansión hacía el Oeste y dé. la navegación por. eJ. Mississippí. Con facilidad que Jos dejó asombrados. consiguieron el tratado del 30 de abrtl de 1803, por el cual Francia. vendía la Luisiana a los Estados Unidos por 60 millones de francos. El negocio era espléndido. La Unión duphcaba, por Jo menos. su territorio; adquiría riquezas naturales imnensas ; se hacía dueña de Ja cuenca del Mississippí; llegaba hasta las Man¡; tañas Rocosas. y podía soñar con aquel litoral del Pacífica que sus exploradores alcanzaron en 1805. Una vez más, las guerras del Viejo Mundo aseguraban la fortuna de los Estados Unidos. UENOUVl?f Io-10
1106:
:~
·~
1 ~
!.·
i
.. 1
()
1¡I
",," I¡
¡ ¡1
L
TOMO I.--REVOLUC10N ~CESA E' IMPERIO NAPOI.EOl'IICO
- Principalmente. volvían a enriquecer su marina mercante, · que después de. la ruptura· de J.a paz de Amiens. recupero su remuneradora funcióll' de intermediario neutral. Los astilleros botaron hasta 147.000 to, neladas en un año (1811). Desde .1804 hasta 1807. las exportaciones ascendieron de .78 a 108 millones de dólares, de los .que 36 y 60. correspondían a: las mercmcias extranjeras r7exportadas. Este Ulfun(). ;<ático aumentaba de manera increíble ; por e]!.'llllplo, en cuanto al cafe o la pimienta, de· fos ,que en: 18?5 hrub~ sali~o:-0 más_ bien habían vuelto a salir..-de los· puertos amencanos siete millones de libras-peso. En 1807, el flete correspondiente al comercio exterior ascendía a 840.000. tone• ladas; y en 1811; a 763.000, a las qile se añadían 400.000 tonela~ por el cabotaje. Entonces se formaron las grandes fortunas de las reg10nes costera.S. . · . También entonces, como en:. la época de .1a Revolución francesa:; exis-· tlan grandes riesgos .. El estudio del bloqueo nos ha mo~trado las alt;::rnativas de rigor T de indulgencia. por 1a.s que los beligerantes hac1an pasar a los neutrales. Desde .1803 hasta 1812, los británicos capturaron 917 embarcaciones norteamericanas; y los franceses, 558. El Congreso trataba de· replicar c.on medidas tale:; como los embargos de 1807,; 1808 y. 1809, el Non~lntercourse Act de 1809· y la Macon's Bill de 1810. Pero estaii disposiciones, cuanto más severas eran. más fosionaiban la misma prosperidad del país. La opinión. se indignaba; incriminaba asperamente a:. Napoleón; y, en: 1812, no faltaron -más. que dos votos para. que. el COngreso le declarase :la guerra. Pero el. emperador. al .dar sus ·ngnrosas decretos de Saint Cloud· (5 'de junio de 1810), había tenido 1a habilidad de· prever. una excepción· .en favor de los Estados Uni~os; f prometía derogar sus medidas de .Berlín: y Milán, si· los ín~leses hacían ~gunas concesiones. ·Contra es ros 'tenía la Unión un agravm suplementario: la brutal actitud de su marina, que detenía ·a sus ·desertores, ·.iriclruio. á bordo de los barcos ameriéanos, hasta el punto de que este' dérecbo· de Visita .Costó a'lgunos cañonazos en 1811. Además, la opinión del Oeste tendía mucho más a la: guerra que · ia de los estados costeros- Y mercantiles. Dicha ooini6n acusaiba a los británicos· de soliviantar a los ihdios en la ':fi-o.Q.tera del Canadá; y daba, .tamb~én, por descontado que Iína ruptura ,pemutirla: arrancar la Florida. de manos de. los españ9les, que, a Iá sáZún.. _eran· aliados· de Londres. ·El gobierno britán_ico no supo valorar el pe;Jigro, engañado por s:us amig9s de Nueva. Inglaterra. _qu:e aseguraban era· imposible tal ruptura. CiJando el pres1~ente_ Mad¡son. le _pidió que 'imitar:a las concesiones fi:ancesas: se _mostro vacilfill:t~; y, ántes de haberse decidido a ced~r. se encontro ant~ una declaracion de gueo:a ·que los diputados jó,.,enes, los ~'gavilanes de. guerra", habírui consegilldo del Congreso, el lB de juriio de 1812. · . La lucha fue dura para los nort¡:americanos. Aunque sus cors·arios hlci~ron ·2.000 presas; ·aUliqÜe ·lps exce1entes tirádores del Oeste. . diez-:. maron; e:n. Nueva Odeárul, ir los· "cru¡acas ·coloradas". que habían desembarcado de Inglaterra, el hecho es que nG pudieron invadir el Canadá
XI.--BMANCIPACION PEL NUEVO MU:liDO
il-01
ni impedir la toma y el incendie> de Washington. Se iles C>freció una mediación, por cierto muy característica, porque tendía a asimilar a los dos contrincantes a los derechos de los neutrales. En efecto: el zar mostraba por 1a potencia naval norteamerieana una simpatía que ya hemos hecho observar, y que se explicaba por su propia debilidad en los mares y por su deseo de contrapesar la omnipotencia marítima de Mbión. Naturalmente, las proposiciones rusas fueron rechazada por Inglaterra, ·que, l1illl. vez ·aiejadD el peligro francés, no iba a permitir que se pusiesen de nuevo sobre el tapete sus principios de derecho marítimo. Pero se inquietó.. lo bastante para consentir en entabllq: conversaciones directas, que terminaron, el 24 de diciembre de liH4, en una paz blanca, por el tratado de Gante. Las pérdidas y las ruinas dcl conflicto disminuían, roateria:lmente, los brillantes beneficios que veinte. años de neutralidad habían .valido a los Estados Unidos. Pero de la "segunda guerra de la independencia". como la llama.ron, conservaron el orgullo de haber hecho frente a Inglaterra, y un sentimiento nacional exaltado. Deseaban ·menos que nunca participar en las peligrosas actividades diplomáticas del Viejo Mrmdo. Y, sin embargo. engrandecidos, enriquecidos y consolidados, se revelaron como una nueva potencia inte:rnacíona:J. ;
¡ Il. LIDERACIONES EN LA AMERICA ESPAIQOLA
1
:1
. "La .Primera potencia colonial en extensi?n., y la segunda eri. riql¡.eza, puede .convertirse, en un rubrir y cerrar de ojos, en la últiina. pues se halla amenazada por la: mayor revolución de que el mundo haya sido testigo." Europa. aprobaba. satisfecha. aquella predicción, emitida en 1801 por el aibate de Pradt, en Las tres épocas de las colonias. Le· pa· recía imposible que España lograra conservar durante muoho tiempo aún un ümperio que, desde California al i;,í!.bo de Romos, <:nbria 20 millonoo de· kilómetros cuadrados y que estaba cortado pa.r. formidables barreras naturales. El éxito mismo del poblamiento español constituía. un peligro, pues los criollos eran ya demasiado numerosos (3.300.000 aproximadamente) y habían arraigado demasiado bien en el suelo americano para no aspirar a cierta autonomía. · Cierto. es que el ga,binete de Madrid. atento siempre a los problemas americanos, reforzaba las instituciones que ,gobe111a.ban el imperio. Apoyándose en la Iglesia, creó, desde 1777 hasta 1806, nueve diócesis nuevas, eilevando su número a 3 8. A los virreina,~()s de Nueva España, el Perú y Nueva Granada, añadió, en 1776-1777. el del Plata; creó confirmó · o .extendió fas Capitanías generales de Floiida-Luisiana (1783-1800). Venezuela (1777) y Chile (1796). A partir de .1782, Ja. institución de los intendentes aproximaba la administración a los administrados. Ya veremos la· amplitud de las reformas ecGnóm.icas. En 1783 y 1804, Aranda y Godoy· pensaron, incluso, en transfonnar el imperio· en con-
¡¡ :!
1
'I. 1:
l Ji¡.
f !
'
.. j
r::
!:
¡... .f ..,
!•
!
1108
TOMO l.-ruJVOLUC!ON l"Thl.NCE.9A· E JMPBlUO NAl'OLEONlCO
Xl.-EMANClP.AC!ON DEL NUI!VO :MUNDO
federación fa~ar. colocando infantes al fre,:ite de reinos americanos, ampliamente aU:tóJIDmos. . En las colonias había quienes encontraoan suficientes estas adaptacicmes y no deseaiban nada que pudiese. debilitar más Jos lazos con la madre J?atria. De tal_ modo pensaban. sobre todo. los emigrantes recient~. ~c1dos en la IIllSilla España, porque su origen les garantizaba una s1tuac16n aparte. · Entrp ellos se encontrrubau los que disfrntaban las altas dignidades eclesiásticas, rara vez concedidas a Iós criollos • los magistrados dei Jas audiencias, los militares y los funcionarios. La misma actitud se advertía en el ambiente de los armadores y a!:cionistas de las compañías m~timas, llegados de los puertos metropolitanos y. sobre todo, de . Cádiz, pi>rque la reglamentación del. comercio marítimo, ~ue aún _subsmtía en :parte, les hacía sentir apego- por las_ provechosas concepc10nes del pasado. El Perú, región de antigua supremacía eclesiástica "! administrativa. ~entro de una vida social brillante, que gravita:ha en _LllWl, en tomo al vmey y a su corte: país enriquecida por los priYi· legms de !os armadores de El Callao. estaba llamado. a ser el baluarte del hispanismo. Entre fos. crfollos, los grandes propietarios rurales vivían, generalmente, dentro- de una economía cerrada y casi feudal, favo-rable al espíritu de inmovilidad. Además, algunos de ellos encontraba!!- en la supremacía española una ventaja que aprecia:ban, también, todos los países donde ha!bfa esclavos, las Antillas, por ejemplo, aun cuando allf los contactos eran numerosos y Jos espíritus a:biertos: las fuerzas mili· tares del rey eran una fortaleza muy útil contra los 1evantamientos de los negros, cuyo número llegaba casi a 800.000. Las sublevaciones de Sie~os que asolaron la parte francesa de la isla de Santo Domingo produ~~:on en todas partes una .impresión profunda. En algunos puntos, en Me11co sobre todo, eran muchos los que temían cualquier agitación que pudiera poner en movimiento a los indios. En el imperio había cerca de ocho millones de indígenas; y. en 1780 y 1781, su fovantamiento- del Pení, acaudillado por Tupac Amaru, fue sumamente grave. También se temían posibles desórdenes de los mestizos, que ascendían a 5300.000. _ De aqueila lealtad apática se pasó, por una verdadera maraña social Y geográfica de situaciones locales, a esa fracción, muy importante y compleja, de opinión que no piensa, en absoluro, en rechazar la ~obe ranía de la metrópoli; pero que desea amplias libertades. Aquellos crio· llos habían comervado de sus orígenes el orgullo- de la sangre: "Nosotros somos españoles-proclamaban, en 1808, los representantes de Cuba-, 'Y no de esas clases viles de las que otras naciones suelen formar sus factorías de mercaderes. sino de la parte sana do esa España rebos~te de honor. Y la sangre que corre por nuestras venas no ha desrr:rerec1do." Conservwban dir~u raza un vigoroso espíritu Iocafuta y un mu'nidpalismo celoso en el s~o de sus asambleas. ayuntamientos o cabildos, que habían do ser focos ·deí auto-nomla y de separatismo-. La pasión con que post:ula;ban los cargos civiles y los grado-s del ejército, descubría en ellos 'll tipo ibérico, en el que el afán- de mando- coexiste can el de libertad.
1 1
1
1 1
Pero un largo arraigo en tierra americ;ana Jlevaiba. a aquella mentalidad ancestral algunas modificaciones, que. en. este fin del siglo :li.'VIII, se de.stacaiban vigorosamente. El ~rfollo se sentía cada vez más orgulloso .de Ja· tierra que Jiabitaba, de su grandeza y de su hermosura. El c!llleno s~ complacía en· !epetir los. versos de La Araucana; el mejicano CJ.taba . véia un símbolo de su madurez cultural y artística. Se jactaba de una vida intelectual propia. Las universidades, -que ya en el siglo XVI eran consideradas necesarias para arraigar a fos colonizadores, desem· peñaban aliara ese papel con verdadera eficacia.· Tales eran aquellas, especialmente en boga por aquel entonces, que formaron a los grandes jefes de la :independenc:iá, como las de Méjico, :Lima, Charcas o Bogotá, "la Atenas de Ja América Ja.tina". Y lo mismo ,ocurría con las imprentas que se iban .creando (Buenos Aires, 1782 ; Guadalajara, 1793 ; Veracruz, 1794; Cuba, 1796; Puerto Rico; 1802), los teatros, fas sociedades literarias. ci.entfficas o económicas. los poetas y los sabios. Estos orgullos locales· chocaban, cada· vez. más, con la altivez de que alacdeaba el español· de F.spaña. A sus acusaciones de pereza e inconsciencia. respondían ellos con Jos de torpeia y· rapaéid.ad. Las refor:nas recie.n!emente llegadas de. Madrid fueron mal recibidas, porque mtenta.ban unponer, en llll medm al .que eran _completamente indiferen~ tes, fas tendencias del despotismo ilustrado hacia la equidad, el orden y la produétividad. Sin embargo, aquel vastG sector de opinión no se planteaba el problema de la independencia total; y cuunde> tuviera que enfrentarse con él adoptaría soluciones completamente locales en su diversidad. En el lejano y admffiistrativo Perú, la idea separatista no llevaba el mismo pas~ que en las Antillas, que estaban animadas :por el capitalismo comercial europeo, o que en Caracas, donde sb hacía 0aala de imitar a Francia. Entre la nohlez.a vasca y castellar.a de Ohile, ofrecía distintos matices que en aquellos países del Plata, pobres y desacreditadm a:m. que se nut.ríap. enton_ces de los elementos más bajos de la .inrrugraCI6n. Además. 'la. influencia de las ideas llegada.'! de fuera ei;a diffcil de precisar, porque muchas de tales ideas reproducían, bajo distinta forma. conceptos_ que ·eran familiares a los espíritus católicos españoles. tales como·Ia 1gualdad fundamental de los individuos y :ros derechos del ser humano. Los marinos norteamericanos eran. los que propagll!ban los prtncipios de la independencia de los Bstado-s Umdos, pues, a favor de los acontecimiootos, Jos clippers de: Boston se precipitaban hacia Jos puertos de las colonias -españolas. hasta el punto de .que Chlle. que entre 1788 y 1796.. no había visto más que 26 barcos con pabellón estrellado, recibió en s-us puertos 226 buques norteamericanos desde 1797 a· 1804.. Por
1
-~---------
-
----------
,.
-
....
1
¡¡;
lfi !i'l ¡~!j lt.·
' '
@~ -·
® @ G~
C'ifg
®
orgullo nacional y· también por el deseo interesado. de dru: impulso a la libertad· <'JConómica:. aquellos "atrevidos republicanos" hacían ora:lmente una gran propaganda. Los folletos que repartían propagabañ. · generalmente en traducdiones· francesas, la Declaraci6n de Ináependencia, los discursos de-.Frank:Iin y el· Adiós de Washington. Las ideas inglesas y francesas solían entrar por medio de libros introducidos de contra:bando, e incluso procedentes de la misma España, por los oficiales y funcionarios "ilustrarlos" que ibau destinados a las colonias y por los jóvenes criollos que volvían con sus estudios temninados y que habían leído, todos ellos, a Lócke y Adam Sroith, a los fisiócratas y a los enciclopedistas. Eri el terreno de Jas idea's, Roussea:u y Raynru: parecen haber ejercido nna influencia preponder;mte. !Los ·trabajos históricos sobre. el siglo xvn inglés, y más aún las noticias de la Revolución :francesa que lograban burlar la censura, proporcionaban ejemplos candentes. Nariño, en 1794. empezó en Bogotá su gran carrera de patriota. imprimiendo con sus propias manos una Historia de la Asamblea constituyente y el texto de los Deri;lohos del hombre. Pero se comprende que esos principios hiriera.u a mucha gente . en sus convicciones religiosas y en sus opiafonea sociales o políticas. Contra dichos principios-o más bien, a 1a ·española, contra los hombres que los encarnaban-lucha.rían muchos criollos adictos al rey, más tal vez qrue para mantener la supremacía.. de Madrid. 'Algunos intereses económicos, s.obre todo fos del capitalismo- industrial;· tendían hacia fa independencia. El re19lamento de 1778 facilitó libe· ralmente el comercio entre .la metrópoli y algunos puertos coloniales, a los que pronto iban añadiéndose otros nuevos, en:tre ellos los de Nicaragua y Puerto Caibello, aun en 1789. Pero si bien el tráfico con el extranjero fue condicionaimente autorizado por la cédula deJ. 18 de nov!embre de 1797, volvió a ser prohibido por la real orden del 20 de a;bril de 1799. De este modo, y aunque el contrabando fuera un expc· diente eficaz, las regiones gra:llJies productoras de materias primas sufrían la. pmhlbici-On de los il'ructíiferos. :lii.tercambios directos con las zonas in· dUBtríalizadas de Europa. En Cuba, que .desde 1789 aumentó continua.mente su producción de azúcar y café, . importando esclavos en masa, del 30 al 40 por 100 de Jos b~neficios honrados eran absor:bidos por el intermediario, el- annador de Cádiz sostenido en la Habana por los grandes cuerpos como la Hacienda, la ·Marina y los Tabacos. La capi" tanía general de Caracas proporcionaba, al año, 13 millones de libras de cacao, 800.000 de algodón, 600.000 de café y '250.000 de añil, pro. ducción que exigiría una saJida rápida y directa hacia Europa entera. Naturalmente, era allí donde el levantamiento contra España había de ser ·más precoz ·y viblento. Desde 1790 hasta· 1794, la- Plata exportó más de- tt'es·:rnillones y medio de cueros ·de ·vaca; 'pero eón ·los· procedí· roientos· de salazón que se elltaban perfeccionando.-·pocl.tía conseguir enormes ganancias con la carne, si las 6alidas· no estuvieran reducidas a España y la Habana, que, desde 1792 hasta 1796, compraron solamente 4LOOO qllÍiltales.
¡
1 1
XL'-llMANCIPACION DEL"NUP.VO MUNDO
rtlt
· . .Las :guerras de Europa ·aumentaron aquella sensación de -malestar. Las regiones costeras vivían en perpetua alerta. ·En Méjico se teillfa mra. agresión de Inglaterra o dv los Estados Unidos. Las milicias fuerü'Il concentradas ; y se mstruyeron ante los ojos de la población, inquieta, pero orgullosa de aquella nueva fuerza, que era suya. En Venezuela, Francisco Miranda, apoyado por Pitt y Jefiferson, intent6, en abril de 1806; u.u golpe de mano separatista., que fracasó; pero fue un acicate para 1a agitación. En junio de 1806, y el mismo mes de 1807. los ingleses desembarcaron en la Plata y tomaran Buenos Aires; pero, contraatacados ambas. ~eces por la milicia local y por toda ~a población que luchaba con entusiasmo, se vieron obligados a c.apitulai',en ·seguida. Los· cciollos conservru:orr de esta victaria un orgullo j.ustificádo; y también la impre~ sión de que habían pasado los tiempos en que fos era necesaria la ·tutela española. ' La gran conmoción ·de Ja intervención napoleónica en Espafia produjo grietas irreparables. El 4 de junio de 1808, al recibirse la notificación de que José Bonaparte habla sido- ya proclamado ¡rey de España y de las Indias, las colonias replicaron aifumando su lealtad a Femando VII de. Borbón, :destronado· y prisionero, pero único rey legítimo. Ahora _bien: puesto que. en su ausencia. la metrópoli se· .gobernaba a sí misma por ·mediO' de. sus .Juntas •. América recla.ma:ba ]a misma facultad. Por los decretos de 15.'de octubre de 1810 Y'de 9 de febrero dé JSll~ y en la co,ustitución de 1812~ la España hbre reconoc(a. desde· luego, igualdad de derechos a ·sus colonias.; pero estas protesta.l;>an ·contra la influencia· de su representación (el. decreto del 18 de junio de· 1810 les concedía 30 escaños· en las Cortes), poniendo en duda que· }aB auto· ridades españolas, bloqueadas ·en un estrecho rincón de la península por la .irivasión francesa, dispusieran· de la libertad y la autoridad precisas. En s~ 8.SJ?ecto jutfdico. el vínculo con la metrópoli se ponía, justamente, en· discumón. De las soluciones gubernamentales :mixtas qué podían ofrecerse· ..dos fueron eliminadas .. rápidamente. Primero, la napoleónica, que; e:i un· principio. ciertas autoridades consideraban sin desagrado. Los eillisai:ios enviados a: América por el. emperador, para defender la causa de su 'her;. mrun-0, fueran. en.ca:rrelarlos o fusilados en seguida. Napoleón comprendió que jba ;por mal camino. ·En 1810, decllli:ó que aceptaba la independencia de las colonias españolas ; les envió nuevos agentes. que les· hablaran de manera completamente distinta; y .recibió en París ·a los delegados venezolanos. La ptra soh1cíón era fa portuguesa. En enero de 1808, huyendo con su esposo, el ·Regent~ de Lisboa y de la invasión fráncesa, había
.,...
1" \¡t·.'..'
1112
TOMO J.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NA.POLEONICO
XI.-BMANCIPACION DEL NUEVO
MUNuu
/
j;
i ..
.:¡
t·' 1
¡: 1:
i
j;I
!f!¡
ristas :y el indíviduafuno de los jefes locales, se confabularon en contra suya. Ademá¡¡, en la Plata desconfiaban profundamente de los vecinos brasileños, siempre inclinados a avanzar hacía el interior y a ocupar el curso alto de los grandes ríos argentinos; en 1801, después de la guerra de las Naranjas, su: :aUdaz (}fensiva arrancó al vírreinaito de la Plata imp(}rtantes territorios de las mis.iones, en el actual Rio Grande dCJ> SuL La propaganda de Carlota. fracasó, no sín haber comprometido o di.vi-. dido a los leales en más de un punto. En 1808 y 1809 se prepararon soluciones más radicales. La economía colonial se vio modificada por el relaja.miento de los lazos jurídicos con la metrópoli y por el cese del estado de guerra con los ingleses. Desde el 23 de enero de 1808, el .Brasil había abierto sus puertos al comercio extranjero; y. Rfo fue, más que nunca, un gran centro de cont:abando con las posesiones españolas. El 6 de noviembre ·de 1809, el vurey de la Plata proclamó la libertad del comercio exterior; y, en 1810. las aduanas de Buenos Aires propo-rcio.aamn una ganancia de 2.600.000 pesos, cuando hasta entonces no habían pasado nunca del millón. Con los barcos ingleses y norteamericanos, ·que, autorizados o no, afluyeron cons:tantemente, se intensificaba la pwpaganda separatista que, por otra p¡µte, se robustecía con Ja inilignación de no conseguir :n::iás amplias }ibertades. 011ba, en particular, denunciaba Ja influencia conservadora de los armadores de Cá.diz.. que se hizo preponderante en la España libre. cuando su capital representaba. el último baluarte de la resistencia. Las sociedades secretas, y, en primer lugar, la masonería, se extendían y dirigían el movimiento. En los puertos .habfa muchísimas logias, filia.les de 1as de Inglaterra o de las que la invasión francesa continuruba creando en España. La guerra de Europa reducía a su rotnima expresión las fuerzas militares que quedaban en Améñca. A.demás, Wellington insistió para . que España concretase sus esfuerzos en su propio suelo; y de 1810 a 1814, la metrópoli no envió contra sus colonias sublevadas n¡.ás que 15.000 hombres. En llHO. la naticia de que la metrópoli entera iba a cae.r en manos de los franceses hizo que a las conspi:raciones aisladas sucediesen levantamientos de conjunto. El 16 de septiembre de 1810, el cura mejicano Hidalgo- lanzó el grito de "¡Viva la: independencia! ¡Viva Américal". Ea. pocos dfas, 50.000 indios le siguieron.. El virreinato de Nueva Granada tuvo sublevaciones en Santa Fe de Bogotá, Cartagena y Quito. El capitán gene.f¡ll de Venezuela. ha:bía sido d~stituido el 19 de abril por el cabildo de Caracas, que fo.anó una Junta suprema. En Buenos Aires, el virrey tu.vo que resignar sus poderes (25 de maiyo), que fuemn asumi¡
no. le reconocían más .que para conquistar más fácilmente su .independencia, Y· otros querían proclamar 1a separación sin esperar. Guerra de ideas entre conservadores y liberales, que era tal vez la más implaca.ble. Guerra social y de razas, en la que las. masas indias de Méjico seguían a los patriotas, rechazando hacia_el campo contrario a los asustados plantadores ; pero en la que los llaneros-mestizos de Venezuela-luchaban al lado de los españoles, con su .temible caba~ería. Separados por la distancia y las divisiones naturales, lo& centros :msurrectos no se apoyaban unos a otros, aun cuanda mentalidades romo Nariñq y Bolívar tendiesen a una solidaridad americana y aunque. para,_ citar un ejemplo geográficamente .c;uri.oso, Buenos Aires env:íase.. en ,1'815; a Méjico un delegado encargado de mantener ''los lazos sagrados que nos unen. como ha!bitantes de una misma tierra". Y lo- que era aún peor: las umdades administrativas y coloniales se rompían. \La Plata veía cómo- se le escapaba el Alto Perú; cómo se .separaba: de fill:a el Ur;iguay, ~ue se ":-dividuálizaba en la orilla septentrional del estuano ; y como se mdependu:aba el Paraguay para aislarse en los altos ríos, según había tendidG siempre a hacer aquel centinela avanzado frente a los indios y a los Bandeirantes del Brasil. Los españoles recuperaron pronto posiciones. En Méjico derrotaron a los jnsurrectos de Hidalgo (1811) y de su sucesor, .Morelos · (1815). En Venezuela capturaron a Miranda (1812); y el precursor murió en la prisi6n. En 1814, obligaron a. Bolívar a abandonar, mo~entán~run~n te, :ia partida; y -en 1816 sometieron.Nueva Granada. Chile hab1a sido · sometido en 1814. Faltaban los países del Plata, que ostaban divididos en tendencias muy distinta y la dirección . de cuyos asuntos pasa~ de un partido al ouo por repetidos golpes cfü fuerza. Pero su entusiasmo para tener la libertad conquistada los libró de cae!' de nuevo bajo Ja dom.inación española. Las victorias de Tucumán 'Y de Salta (24 do septiembre de 1812 y 20 de febrero de 1813) cerraron el paso ª.las columnas monárq?_icas que bajaban del Perú. La .Asamblea constituyente, que se reumo, a principios de 1813, se declaró soberana; adoptó un es~u~o y W: himno nacional; hizo acuñar moneda en nombre de las Provmc1as Urudas del Plata; declaró fiesta .cívica el día del levantamiento (25 de mayo), e izó la bandera azul y- blanca que Belgrano había desplegado- ya a orillas del Paraná. A estas decisiones significativas les faltaba aún la resolución final: la declaración. de independencia. Est,'I. fue obra del congreso convocado en 1815 y que. se reunió en Tucumán.• ·el 24 de marzo de 1816. Bajo el impulso de Pueyrredón, director supremo, y de San Martín, cuya. alta personalidad se imponía ya. el 9 de julio de 1816 el congreso votó la moción decisiva~ ''Invocando al Eterno que rige el Universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos ... , declaramos solemnemente y ante la faz de la tierra que la voluntad unánime e indudable de estas provincias es la de romper los lazos impuestos por la fuerza que las unían .a .Jos soberanos de España, de reconquistar
Ji
1 1¡·
1
¡ 1
1
1
¡
1!14
TOMO 1.-REVOLUCION FRANCESA E rMYEJllO NAPOLEON!CO
los derechos de que han- sido despojadas, y de revestir el sagrado carácter de nación libre e· independiente." La· nacionalidad argentina . venía· a la luz, presagio de emancipación para toda .Ja Amé.rica latina.
m.
1
NUEYAS CORRIENTES DE LA ECONOMIA. AMERIC1'.NA
De 1792 a 1815; la guerra mudificó profundamente las cor.rientes de navegación entre Europa y América. Fragatas y corsarios continuaron, indudablemente, ~iendo de marcha lenta e incapaces de regular por completo el tráfico atlántico. Sin embargo, este acaibó por transfomarse, a causa de Ja generalización del conflicto y de su duración excepcional, por Ja amplitud de las medidas gubernamentales en materia de bloqueo y por las modificaciones políticas que trastornaron a Europa y al Nuevo Mundo. En el Atlántico ill"Orte, que era .Ja zona más vigilarla por fas marinas de· gueaa y por Jos corsarios, la inseguridad era suficientemente grande para que fueran necesarias las escoltas y para iimpedir toda reguiaridad en las salidas. De tal modo,_ quedaban anuladaJ; las líneas de salida. periódica. que se intentó estahlécer entre Lorient' y· Nuev:i.· 1'.-0rk;: dé· 1783 a 1792; y ·entre LfrelJlool y Eoston, en 180:5. En cuantó a ·fo1i traiyéCtos, subsiStían lós clásicamente · seguidos : ida .y 'Vuelta directa, o· triángulos Liver.pool~Te:rranova-Can~dá y Lj:verpool-Cánadá-Estados . Unidos. ~ero las medid~ del bloqueo ·abriéron otras rotas. Las ganancias· que procuraba el'contrabando atraían a los capitanes norteamericanos hacia las costas· propfoias de Rusia y Sneeia. Sus primeros ba:rcos entraron en Riga en 1783 y"en San Peter&burgo en 1784. En: 18Ó2. los puértos rusos recibieron 8t:; y en 1810, 150. La mayoría. de ellos se dirigían hacia el Báltico y algunos hacia -Arkángel., para burlar a los corsarios daneses, que YiE!ilaban la entrada de los Estrechos. En 1811, estos :intercambios llegaron a los seis millones de dólares, en productos tropicales )'·_sobre todo azúcar, por lino, cáñamo y hierro. La guerra de la Periínsula abría al flete norteamericano una nueva · dirección; la de abastecer de harina a Jas tropas inglesas. Según fuera el precio convenido, los cargÍlmentos hacían rumbo a Oporto, a Lisb-Oá .o· a Cádiz. Como reportaiban eno:rmes beneficios, en 1810 se triplicó el número de viajes con respecte> al año anterior. La misma guerra anglo-americana no llegó a interrumpir aquel tráfico hasta muy 'ta-rde. 1Los Estados Unidos nci lo prohibieron hasta 1813; y la Royal Navy tenía órdenes de dejar pasar a los barC<>s norte; americanos que llevasen vfveres a los soldados de Wellington: · · · Las· Antillas, acostumbradas ya· a las crisis· d~ la economía· capita" 1ista, eran már, ·sensibles ·a la8 perturbaeiones que la guerra producía-.· en las comunicaciones marítimas. De una' is1a a otra, las conmociones· sociales se transnlitían rápidamente. Los ·desórdenes .de Santo Domingo por ejemplo. hicieron que emigrase a Cuba gran ·cantidad de· franceses, que. aumentaron extraordinariamente. la. produeéión :de café, 'por. los: pr.o;
XI.-EMANC!PACION Pl!L. Nuevo MUNDO
cédlmientos perfeccionados que introdujeron. Las exportaciones a Europa seguían· el ritmo de los acontecimientos políticos que agitaban .las me· trópolis ~ así, mientras España fue aliada de Iriglaterra, Cuba se enriqueció vendiendo su ·azúcar. q_ne de ·cuatro reales Ja arroba (11 'ldlos y medio) durante la depresión de 1785. subió a ZB y 30; pero cuando Ja flota británica....:..Convertida en enemiga-:-bloqueó la isla, el café bajó, en 1808. de 30 pesos el quintal a 3, en tanta que se triplicó el precio de los artícúlos de importación. · Inglaterra y los Estados Unidos, fueran amigos o enemigos de Su Majestad Católica, apetecían siempre las riquezas que les proporcionaJ::a m tráñco, lícito o no. con las Antillas españolas y con las costas aroencanas inmediatas. Junto a los productos tropicales les interesaban, sobre todo, las monedas de plata. los pesos. Por entonces, Méjico intensificó y perfeccionó la. explotación de sus minas. En 1805, la Casa de la Moneda de Méjico acuñó por valor de 27 millones de pesos. Tales pesos eran preciosos para Inglaterra, pues se admitían como moneda internacionaJ, in.dispensable, sobre todo, para comerciar con la India y la China: y resultaban también necesarios para ]as' liquidaciones de gastos de intendencia en la guerra de la Península. Por tanto, las autoridades británicas hicieron todo lo posible para mantener el .iJitercambio con Ja zona del Caribe español, hasta el punto de .que, incluso en 1797, en pleno confilctO' éon Madrid, redactaron instrucciones muy acomodaticias. En 1766, 1161 y 1805, esta:bleciero:n, en sus propias Antillas. todo un rosario de puertos francos: Kingston. Nassau, ere.• .fo que constituyó dislocación del sistema. inglés de navegación; pero. una dislocación pr-OVechosa, pues a ·través· de dichos puertos, Manchester y Birmingham hacían llegar su!' productos al continente americano, mientras que de Puerto Cabello Jes llegaba, en cambio, clilndestinamente, pesos, mulas, añil y algodón para reexportar. En 1804, Kingston rncibió mercancías por valor de un. millón de pesos ; y, en los seis primeros meses de 1806, Port of Spain, en la Trinidad, vendió por valor de unos 650.000. ·En 1810, cuando Ja capitanía general de Venezuela se sul:Jlevó contra España, la Junta de Caracas a.bri6 los puertos (19 de abfll) al comercio internacional; y fueron los barcos ingleses los .que afluyeron principalmente a Ja Guaira, aunque la contraofensiva de ios monárquicos españoles no tardó en bloquear aquellas costas. Los suecos saca.han buen partido de sus bases antillanas. Solo en el año 181'1 zarparon 1.793 barcos de una "roca desmantelada" como San Bartolomé, isla que fue antes francesa y que Vergennes cedió a los suecos; r donde habían kvantado la ciudad de Gustavia. Lo ·mismo hicieron 1os. holandeses hasta .su ruptura con· Inglaterra e incluso de.spués; utilizaban sus· puertos francos de Saint Eustatius y· Curac;ao ·para tomar J'larte en el comerci:o antillano; Pero su Compañía de las Indias Orientales quebró en aquel· preciso momento: ·su p.riv:ilegio, que expiró en 1791; no fue renovado; y se reembolsó a los accionistas .con bonos del.Estado.
una
1 1 1
1
l
1115
1:
1
r
1 1
i
t¡
·I
l '1
1
'¡ '1
'l [.
'
1116
TOMO r.-REVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLBONICO
Los Estados Unidos realizaban en aquella región . ganancias inmensas. Sus bases estaban próocimas y disponían de :marinos audaces y de numerosos buques de pequeño tonelaje, económicos, y que se filtraban po~ todas pa~~· Pose~an también la ventaja de poder proporcionar en me1ores cond1c10nes los abastecimientos que las islas necesitaban, tanto porque los .cultivos industriales y de exportación dejaban poco "espacio para víveres". como se ·decía. en Santo Domingo-, donde se cosecha:ba mandioca, batatas y plátanos. Demanda muy fuerte también, y que los Estados Unidos satisfacían fácilmente, era la de barcos nuevos y madera destinada a las construcciones navales y a la confección. de barriles. Las bases holandesas y Jas :islitas suecas de Santa Cruz y Santo Tomás abrigaiban cómodamente a los navíos de pa.beIIDn estrellado. De éstos llegaron a Filadelfia,. en el transcurso del año 1807, siete, procedentes de Ver'.1cruz; 29, de ,V~neznela; 18, de Puerto Rica, y 138 de Cuba. ;\l. tráfic~ con estas nacwnes se debía, en primer lugar, el aumento de mtercambios entre los Estados Unidos y el conjunto de la América latina; de 1795 a 1801. las exportaciones subieron de 1.390.000 dÓlares a 8.440.000; y las importaciones, de 1.740.000 a 12.800.000 Bien es verdad que. muchas veces, .las complicaciones internacionales venf,an z. perturbar· tan hermosos negocios. En 1797, los barcos norteamericanos fuero~, casi expulsados ~? Cubí;i, donde. se anunciaba una ruptura. con la Uruon; en 1810 ocumo fo rmsmo en: los puertos de Venezuela, donde la Junta de Caracas favorecía a los británicos; y. en 1812, en los mares del Caribe. por la' ruptura con Inglaterra. El Brasil ofrecía oro-, precioso apoyo para el sistema ·bancario de la City. De 1781 a 1800, extrajo 109.000 kilos; y de 1800 a 1820, 55.100 más. Según un informe francés de 1807, exportaba al año de 30 a 37 millones de francos. El mismo documento calculaba. las ventas anuales de azúcar en :21 millones de libras en Pernambuco, 15 en Río y tres en Santos; las de algodón, en 40.000 halas de 60 kilos en Pe.mambuco Y 16 en MEll1lllhiio, sin contar el arroz, calé, etc. Todas 'estas · salidas estaban sometidas a fuertes y complicados impuestos, y las mercancías que llegaban;de P-Ortugal paga:ban grandes derechos de ínferna<;ao. Pero desde aquel' día de enero de 1808 en que Juan, regente de Portugal, huyendo de¡la invasión francesa, desembarcó en Bahía,. sr, im· plantó un nuevo régimen económico; y, a partir del día 28, los p-qertos brasileños se abrieron a los barcos extranjeros. Por los decretos o tra· tados del 28 de enem de 1809, 19 de febrera de 1810 y de :nmyo·y oc· tubre de 1810. etc., Inglaten:a co-nsigui6 'IJilOS impuestos de eintrada reducidos al 15 por 100, frente al 25 por 100 que se hacía pagar a los demás pabellones. Entre Estados Unidos y el Brasil y las Islas Británicas se estableció una intensa corriente de intercambios. ~1 tr~co marítimo hacia el Plata se vio estimnlado ya por las ocupac10nes mglesas de 1806 y 1807. que permitieron iniciar con Londres y Liverpool unas relaciones que la expulsión. de Jos invasores no pudo romper. Además, en los años siguiente~. los virreyes adoptar.on medidas·
l 1
1 1
1
liberales. Allí también se infiltraron los norteam9ricanos. El año 1805, en Montevideo podían contarse 22 barcos yanquis; y 30 el año 1806. Desde el levantamiento contra España, la Junta de gobierno que residía en Buenos Aires intentó intensific;ir el movllniento del puerto, disminuyendo los impuestos y simplificando las fonnali'dades (5 de junio de 1810). El. comercio con Inglaterra se desarrolló extensamente; y, en 1813, Londres compró por valor de más de 400.000 libras. Sin embargo, el m'Ovimiento se vio . retardada por el esfuerzo bélico .q;ue permitía · a las ;provincias : del Plata mantener su independencia, pero, al mismo tiempo, las agotaba. Además, en el trasiego de las operaciones, el Alto Perú. se les iba escapando poco a poco; y, con él~ aquellos pesos acuñados por la Casa de la. Moneda. de Potosí, que atraían a los más lejanos traficantes. 'El buque norteamericano Columbía, que salió de Bvston en 1787, dobló el cabo de Hornos y remontó las costas de .ambas Américas, en el Pacífico. &te ejemplo fue imítade>; 'Y pronto se estrubleció la corriente. También en este caso el levant;imie.n.to de las c&lonias españolas llegó muy a punto. Cuatto puertos chilenos, entre ellos, Valpatra.íso y Coquimbo, fueron abiertos al comercio extranjero por lá. Junta constitufda. el 18 de septiembre de 1810, en Santiago. Desde las fuertes bases navales que conservaban en el Perú los españoles, :intentaron mantener las prohibiciones ; :pero no podí:a.u impedir a :loo norteamericanos e ingleses desembarcar armas. telas y quincalla. A cambio de eilto se cargaba trigo y cobre, que por la misma ruta, extraordinariamente dura, y peligrosa, salía al Atlántico. ·La rota del cabo -de Hornos, antaño poco frecuentarla y casi exclusivamente española, se animó, contribuyendo también a modificar Ja economía atlántica. Así iba aumentando Ja fuerza del Nuevo Continente, Lo.'l estados m.aritimos europeos habían .renunciado 'Yª .en 1a. América anglo-sajona, e iban a renunciar en 1a América latina, a mantener su dominio sobre pueblos de su misma sangre, puesto que éstos reclamaban su indepen· dencia. Incluso allí donde toda:vía ondeaban sus banderas, suavizaban las normas· de lo Exclusivo y del :Pacto colonial..· Al separarse de América. Europa dirigía su fuerza hacia Africa y el Extremo Oriente. para encontrar allí, en una gigantesca transfo.anación de sus estados colonia· les, amplias compensaciones a la emancipación del Nuevo Mnndo. BIBLIOGRAFIA S. F. Bm..rrs: A Diplomatlc History uf 1 los Estadas Unidos (17,87-1789). Zarathe United States. Nueva York, 1936. goza, 1949. , A. L. IIDRT: The United Stafes, Great 1 H. V. FAULKNER: Ú.merican Economic Britafn and British North America History. Nueva York, 1938. (1776-1814). New Haven, 1940. J. G. HmcrnNs: The American MaritiJ. N.o1.VA1Ul.O L\TORll.E y F. SOLANO Cosme Industries and Public Policies (1789n: ¿Conspiración española? Primera:s 1914). Cambridge (Mass.), 1941. Relaciones históricas entre España Y· A. C. CLJ\UDER: American Cammerce as
·~
..
l í
1118
1
® @
':'J @Jf
TOMO I.~VOLUCION FRANCESA E !Ml'ERIO NAJ.'IJLEONlCO
atfected by the Wars... (1793-1812). Filadelfia, 1932. V. L. BROWN: The Solllh Sea Company ' and the Contraband Trade, cu American Historical Review, 1926. E. W. LYON: The Directory and the U. S., ibidem, 1938. A. P. WHIT.AKllR: The Retrocession of Louisiana in Sparr.ish Policy» ibídem, 1934; The Mississlpi Question (17951803), Nueva. York, L934; T/u: SpanishAmerican Frontier (1783-1815),. Nueva York, 1927; The U. S. ami the Independence of Latin-America (IB00-1830). · Baltimore, 1941. E. W. LYON: Louisíana in French Diplomacy (1799-1804) Nonnan, 1934. J. F. RJFP:Y: Rivalry of the U. S. and the· Great Britain over Latin-America . ( 1808-1830). Baltimore, 1929. W. S. ROBERTSON: Tlze Life of Miranda, 2 t., Chapell Hill, 1929; France and Latín-American 1ndependence. Baltimore, 1939. S. DB MADARIAGA: The Fall of the Spanish America11 Empire. Nueva Yor1'.
l!W.
M. BEtGitANO: Historia de Belgrano.. Buenos Aires, 1944. E. R.AVXGNANI: Asambleas constituyentes argentinas, t. I .(1813-1833). Buenos Aires, 1932. 1948. I. C. CHAVES: B11enos-Ayres y el ParaG. P.illRA PÉREZ: Baycma y la Polltica de guay (1810-1813). Buenos Aíres, 1938. Napolf.6n eri Américd.i Caracas, 1939. D. B. GoEBEL: British Trade to the · L. R. GONDRA: Historia econ6mica de la República Argentina. Buenos Aires, Spanish Colonies. (1796-1823), en A.me: ·rican Historical Revimv, 1938. 1943.
¡
.,
H. IDNoELSMtlNN: Historia do Brasil. Rlo, 1931. PORTO SEGURO: Historia geral do Brasil. S. Paulo, 1936. R. DE MENooyi.: Historia 4!1 Palitica exrerior do Brasil, t. J.. Mé11co; 1945. C. Prurro: Historia eco11omica do Bra. · sil. S. Paulo, 1945. E. LAFOENI'B F.El!IWU: Iturrigaray y la Indepem:kncía de Méjico. Madrid. 1941. R. GUERRA y SÁNcBEZ: Historia de Cuba hasta 1868. La Habana, 1938. F. A. ENCINA: Historia de Chile, t. VL Santiago, 1947. Historia de la Nación Argentina, bajo la direcci6n de R. LEvENE, t IV; '[. VI, 6 voL Buenos Aires, 1940-1948. R. CAl:LLET-BOIS: Los Ingleses en el Rlo de La Plata (1780-1806), Buenos Aires, 1933; El Río de la .Plata y la Revofuci6n francesa. Buenos Aires.
1
1
1
CAPITULO XII IMPERIO DE EUROPA SOBRE EL VOOO MUNDO J. AFRICA
1
1
(
1
i
1
1
Mientras 1as dos Américas se Em:J.ancipaban de la dominación europea, Africa y Asia, por el contrario, veÍBIJ. acentuarse su :inferioridad técnica y polltica. Con respecto a la ci'vilización material. se producía allí una dislbcación que iequivalía a un retra1;o ·de varios siglos, y que :iba a poner al ·mundo antiguo a merced del hombre blanco.. Sin···émbaxgo. ·los europeos apenas habían entrado aún en el Africa negra. Cuando, en septiembre de 1795, y más tarde en .enero de 1806, los británicos ocuparon ·El Cabo, enco.q.traron Hlli una colonización holandesa de 13.000 ,blancos, que no había penetrado seriamente en el futetior. Por el momento, los ingleses no les- añadieron más· que algunos militares .retirados. Fuera de El Crebo no ihabía más que· algunas factorías costeras, cuya posesión provocaba ligeras escaramuzas entre los grandes beligerantes, ·como, por ejemplo, la que Francia poseía en. San Luis del Senegal. que. los ingleses tomaron en 1809.. Pero si algún clia los .blancos querían avanzar por el ·.interior, no encontrru:fan ninguna fuerza indígena -capaz de detener su marcha· a través de un continente debilitado por la desaparición de los grándes imperios, arruinado por las contiendas tribales, por los desplazamientos de los pueblos y. en fin. por la trata que despoblaba las :regiones costeras. En cambio, el Mogreb seguía haciendo frente a las potencias marítimas cristianas. a las que continuaban oponiéndose los · antiguos odios religiosos. así como las costumbres del corso y la piratería. Aunque, desde la paz de 1767. los corsarios de Salé no eran ya de temer en Marruecos, y los prudentes sultanes Sidi Mohammed :B. Abdallah (1757-1790) y Muley Solimarr (1792-1822) se preocuparon por mantener- la paz, el reinado de Muley Y azid· se señaló por una guerra santa c011tra Españ;i, con violentos encuentros' en Ceuta y Tánger (1790). Desde 1784 a 1792, un conflicto armado enfrentó a Túnez con Venecia. Y, por último, Argel, resguardado detrás de· sus fortificaciones. ~rizadas, según so decía, por más de 1.700 piezas, seguía siendo asilo de corsarios; por esta ·.época había allí unos 1.600 cautivos cristianos. Francia, que era el veeina más importante de las berberiscos, atenta com
1
J
1120
'
'!
ll
¡!
:1
L 1
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA E
lMJ.'Eruo
NAPOLEONICO
paz en 1800 y 1801, se vio alterada varias veces por las amenazas que Napoleón dirigía a los· reyes Mustafá y Ahmed. Inglaterra y los Estados Unidos también tuvieron que intervenir. Sin embargo, las guerras de Europa retenían a las potencias--circunstancia feliz para el Mogreb, cuyo poder militar disminuía por momentos-. Según estimación de Boutin, que conoció Argel en 1808, la infantería del dey en tiempo de paz no llegaba a 15.000 hombres. Además, los musulmanes se gastaban en contiendas internas, como las de Árgel contra Túnez, 'en 1806, y contra Constantinopla, en 1808. La potencia económica del Islam occidental continuaba siendo fufima, a la medida de las reducidas relaciones ex:terióres que mantenía. Marruecos no deseaba más que aislamiento y autarquía comercial; y no compraba más que los productos europeos indispensables, a cambio de los cu'.1-Ies mandél'ba trigo a Gibraltar, a Lisboa o a Inglaterra. En las concesmnes francesas que jalonaban la costa de Argelia, Ja. Real Compañía de ~ca, que en 1794 se convirtió en. bgencia de Africa, representaba pnnc1palmente el negocio marsellés y cargaba, sobre toda. granos en Orán, y más aún ~n Bona. También .era Marsella la que aiparejaba sus barcos con dirección a Túnez, donde ·eran aún más numerosos que ~- 1a misma Constantinopla,. y de donde le traían aceites y lanas. Tamb1en se veían otros pabellones en las escn:Ias de Berbería. Inglaterra fumó acuerdos cmnercíales,con Marruecos, en 1791 y 1801, y con Argel. en 1800 y 1801; España,>con Tooez, en 1791; Las Provincias Unidas. con ·Marruecos. en 1791, 'Y Suecia, con Argel, en 1792. Pero todos esto!: tr~co_s ~enían algo de aventura. como 1o demuestran la frecuencia y la nunuc1os1dad con que solian. repetirse las promesas de respetar a los cónsules y sus jurisdicciones, las personas y los bienes; y con que se reglamentaban los derechos de visita en el mar. las compras de capturas o esclavos, y loa salvoconductos concedidos a los navíos lanzados a la costa o que se acercaban a ella para hacer aguada. Por fo. demás, la guerra general y el bloqueo- despoblaron pronto el Illllr. El comercio inglés, Hull y los puertos escoceses, ocuparon pronto. hasta cierto punto, el puesto de Mamella en Be.t'bería y sobre todo en Levante :y en Siria. Pero Collingwood, comandante de las cruceros de vigilancia en el Medi· rliterráneo, lamentaba la tristeza de aquel horizonte limpi
XIL-lMl'EIUO PE EURUl'J\ ;:,un= .w.. · - - - - - · - .
1 '
1
/.
1
Entonces empezó a darse cuenta el gabinete británico de lo que valía Egipto. Para convencerse, no hay más que hacerse cargCJ del esfuerzo tan comidera:ble que, en 1801, intentó para recuperar el delta. Tres cuerpos de ejército se dieron cita allí, a distancias :inmensas y procedentes del Mediterráneo, de El Cabo, y de :Bombay. Es cierto que los ó.000 cipayos desembarcados en Kosseir, agotados por la distancia y el calor, no llegaron hasta después de fumada Ja capitulación fran· cesa. Pero se había esbozado una estrategia imperial cuyo eje principal era Egipto. Al mismo tiempo, Dundas había conseguido- que una escuadra se procurase el control del mar Rojo, tarea bastante incómoda, porque,. en aquellos parajes. las costas y las condiciones de navegación no se conocían todavía bien. A pesar de todo, los; comodoros B1anket y .Home Popham consiguieron implantar allí la influencia británica, y no contribuyó poco a ello la alianza turca, al permitir que se diese vigencia a las Capitulaciones que databan del tiempo de Isabel. El apoyo de.1 jalifa de la Meca facilitó el tráfico con los puertos de Arabia, Djeddah y Moka. En 1799, Perim fue ocupado po:r primera vez; y el sultán de Aden firmó un tratado de navegación y comercio. En 1807, el gabinete de Lomtres intentó de nuevo· ocupar el delta; pem esta vez sus tropas tuvieron que replegarse :ante una fuerza nueva. Egipto estaba en manos rle Mehemet-Ali, jefe albanés al servicfo de El Cairo, que se JJ.ahía hecho :Prácticamente indqiendiente del sultán, el cual ló nombró :bajá en 1805. En 1811, se desembarazó de los mamelucos, haciéndolos asesinar a la salida de un festín. Por ]a misma época, engrandeció su imperio, sofocando Ia sublevación de Jos uahabitas, uno de esos movimientos de renovación religiosa que sacuden de cuando en cuando al Islam, que nacen generalmente entre las rudas tribus del desierto; y que predican una fe purificada, renegando y '!Daldiciendo de las mezquitas, de los palacios y de ]as ciudades pecadcitas. Esta conmoción había estallado en /~rabia; y conüucida por Abd-ul~Aziz, y luego por Seud, se apoderó en 1803 y 1804 de las ciudades santas de la Me:a y Medina. y ocupando Djedrlah en el mar Rojo y Ras-el-Kheyme en el golfo Pérsico. El sultán Mahmud, desbordado., pidió ayuda a su vas,:illo Mehemet-Ali, quien envió tropas instruidas a. la francesa, y en 1810-1811 recuperó los santuarios. El levantamiento fue reducido, definitivamente, en 1818. Con estos triunfos, el poder del bajá egipcio llegó a ser inmenso, pues los turcos le estaiban obligados ; sus estados se extendían por el alto Nilo, y por las dos orillas del mar Rojo; y se le planteruba a Inglaterra el problema de Egipto ocupando y dominando 1a ruta de la India.
·:-:_··
Ii. ASIA Y EL l'ODERIO BLANCO En su descenso ihacia los países del mar Negro y del Caspio, los rusos no encontraban ya en Persia más que un adversario debilitado por las incesantes guerras civiles que. desde mediados del siglo xvm. 11.ENO(J\'IN I.-71
.,·
1122
TOMO L-REVOLUCION F.JLUICESA E IMl'ElUO NAI.'OLEONICO
XIl.-lMf.'ER.10 DE EUROPA SOBRE EL VIEJO MUNDo
111.3
I·
1.·¡·
la asolaban.. El gobiemo de San Petersburgo no era indiferente a esta anarquía, pues la decadencia persa le permitía hacerse con una reg10n disputada durante mucho tiempo: las llanuras de cultivo y cría de ga· nado de Georgia, al sur del Cáucaso-. En 1783, el príncipe Heraclius (o Irak:ly) aceptó el protectorado ruso; y repudió, solemnemente; todo vasalla.je con respecto a Persia. Es.ta cootraatacó, doce años más tarde, después· de adquirir cierta estabilidad gubernamental al .subir al poder, en 1794> Agha Mohamed, el fundador de Ja dinastía. Kadjar. que duró más de un siglo-. El nuevo sah, enérgico y rencoroso, invadió Georgia, en 1795. La guerra dm:ó hasta. 1801 ; y fue favorable a los rusos, que el mismo año proclamaron pura y simplemente Ja anexión rlel país. En toda la parte que rodea a Tillis, su dominio se ertendió rápidamente a los pequeños ka.natos. La costa del Caspio, con Derbent y Bakú. así como la ·del mar Negro, con Ingrelia, Imeretia y :Batum, quedó am· pliamente ocupada. Desde entonces, el poder moscovita se afianzaba sólidamente al sur del Cáucaso,.base para una acción en dirección a Turquía, Pexsia y 1a India. A Inglaterra:le preocupaban aquellos avances rusos. Ya recordamos cuanto se alarmó Pitt, en 1791, por Jas victorias mosco-vitas sobre la Sublime Puerta ; y cómo se h.abía dado -cuenta de ·que allí nacía un peligro para Ja India. Para proteger Constantinopla JJ.o hubiera vacilado ante una guerra: "El objetivo valía el riesgo y el gasto", aseguraba. Pero ya sabemos también que la opinión no le siguió; Pitt tuvo que danie por vencido y .sufuir lo que, oon. Iág:rimru¡ en J.os ojos, 11am.6 la mayor humillación de toda su vida. La expedición de Egipto vino muy a punto para hacer comprender a Inglaterra el peligro que Ja India podía correr por la parte de Sue:z:, y también por vía terr:estre, por Persia. La marcha de ·Bonaparte por Siria y la obstinación que mostró en apoderarse de San Juan de Arce, fueron seguidas atentamente desde Londres. El peligro francés, lo· mismo que el peligro ruso, aconsejaba que se consolidase la barrera que protegía contra ellos a Ja ·India, o
sea. Persia.
.
!1 ¡
:;
il
ll
:/¡
1
,¡/¡
n
¡,
JI ·'
.1
.I
·'I
'i¡
'
1 1
·
Persia entraba. pues, en la esfera de las grandes competiciones ínter· nacionales. En Teherán, Inglater.ra se apuntó el primer tanto. En ·agosto de 1799 había -enviado allí al capitán. Malcolm, quien. ofreciendo. al sah Fataili.-Ali una ayuda verdadera.mente muy· necesaria, obtuvo un éxito completo. Los tratados de diciembre de 1800 y enero de 1801 autorizaron a los ingleses y a sus súbditos indios a comerciar en todo el reino,· y en caso de que· Persia fuese invadida, ya por los afganos, ya por los franceses, Inglaterra mandaría al golfo Pérsico una flota con tropas de desembarco. l;¡_ utilidad de estas disposiciones se comprobó cuando los afganos, atacados· preventivamente por el sab. re-nunciaron a hostilizar las posesiones británicas. Pero que Fatab.-Ali puiliera confiarse Ciegamente a los ingleses para rechazar a los rnsos, era no pensar en la necesidad que pudieran tener- unos de otros en Ja. lucha contra Napoleón. Por eso, en 1804, cuando Persia reanudó las hostilidades
,¡¡ .¡/
1
1
1
1
1 1
1124
TOMO L-l!EVOLUCION Flll.NCESA E IMPERIO NAl'OLEONICO JaL-lMPEIUO DI! EUROl'A SOBRE EL VIEJO MUNDO
'·'
' '··
\1
1+
para recuperar Erivan de manos del Zar y fue ;rechazada, Londres respondió a sus demandas de socorro en la forma evasiva que Je :imponían las necesidades diplomáticas de Ja tercera coalición. Decepcionado, el sah crey:ó encontrar un aliado de repuesto en Napoleón. El 4 de mayo,
por
1
1125
el efectivo de las tropas, aprobaba la política general ·y tenía derecho a revocar a cualquier funcionario de Ja Compañía. ' Los agentei; civ.iles y militares gozaban de amplia iniciativa eiu su cargo, pues las órdenes de 'Londres tardaban tres meses en llegar a ellos por el Mediterráneo, AJepo-, 'Basora y el golfo Pérsico; por El Cabo-, tres meses también, por fragata especial, y seís por correo ordinario. Como es natural, la importancia del gobemador general era enorme. En 180!, y frente a los lDO millones de indígenas de la India e~tera, había 31.0DO ingleses en Ja zona británica, de los cuales 22.000 eran militares y 2.000 funcionarios civiles. Entre 18_03 y 1812 sallan cada año paira la India 2.000 soldados del rey, y ~ fa Compañfu.. 1.000 hombres. entre fos que se canta:ban. unos -60 médicos y writers, 250 cadetes y 500 soldados. Era lo que hacía falta pJira reparar las pérdidas debidas al clima, al madera, al aporto y al clarete. Las lres bases principales seguían siendo la capital administrativa. Calcuta, mal puerto, pero ciudad :imponente y fortaleza sólida que cerraba el acceso al Gange? ; Madrás, centinela contra los franceses. y Bombay, base para la marina de la Compañía, que se componía, en 1800, de siete buques .pequeños. En 1784, los territorios sometidos o vig;ilados comprendían, priucipaJ:. mente, los ricos ten:itorios de Bengala y del Ganges hasta Cawnpore, a los que se añadían Jas posiciones marítimas formadas :por una franja larga pero demasiado estrecha en. fa costa de Coromandel, y por el litoral, hacia Bombay. Tendremos que estudiar la poderosa corriente comercial que unía a la India británica con Ja metrópoli; aquí nos limitaremos a decir que, desde 1793 hasta 1810. fa venta de mercancías indias y chinas en Inglaterra produjo 103 millones de libras, y que desde 1801 ·a 1811 proporcionó a la Compañía un beneficio aproximado de un millón y medio de libras al año. Es natural que una riqueza semejante impulsase a los gobernadores generales a ampliar la 1base territorial. Más desinteresado, y también innegable, fue su deseo de colocar a los pueblos bajo una administración más humana ; . y de aobrir el camino a la evangelización (la Ltindon Missionary Society entró en escena en 1804). Por último. si es derto que atacaron con írecuencia a algunos estados indígenas. hay que reconocer que se trataba de ataques preyentivos contra príncipes cuya hostilidad no cedía. La Compañía, que , se preocupaba más de dividendos Íll101edi;Ltos que de victorias. ip:rocuraba frenar. La independencia que pudieron ipernútirse con respecto a ella. ·as( como su carácter . personal, dan distinto matiz a Ias politicas seguidas por Comwallis (1786-1793), Shore (1793-1793). Richard Wellesiey (1798-1805) y Minto (1807-1814). Por el Sur, el peligro :importante esta:ba en: Tippu Sahib, sultán de Maissur, a quien, en 1784, había. sido preciso conceder una paz honrosa. Era déspota, duro con sus súbditos y adversario temible por su ambición y 'l:for sus contactos con los franceses. Cierto es que contra él se podfa ui:ilizar a su vecino Nizam Ali. ·nabaib de Haíderabab. Los
1
1126
1
Xll.-IMl'ERIO DE EUl!.OPA. SODRll EL vWO J\{(JNDO
TOMO" I.-REVOLUClON ·FRANCESA E IMPERIO NAl'OLEONICO
" 1
Gates orientales, el Ganges superior y su afluente el Djemma, estaban bajo el dominio de los príncipes ma:hratas. agrupados en nna confederación foudal' bastante. limpia. Uno· de ellos, Mahadaji Scindia, había conseguido, en 1784, ·poner bajo su dependencia de hecho al Gran Mogol con su ejército, y .a Dellii, su capital. El poder militar de todos estos soberanos residía, principalmente, en su caballería ligera, muy nur:ierosa y snmamen.te entusiasta para. el saqueo; pero sin ninguna cualidad para la ocupación. Ellos conocían este flaco; y. con o~eto de llegar ': tener ~antería. :regular y artillería, pidieron técnicos a Europa. Los mas conocidos de, los que estuvieron. al servicio de Scindia fueron el saboyano Benito de ·Moigne y Perron. oriundo del Mans, los cuales ya en 1793 habían organizado tres brigadas de infantería con 30.000 hom~e~ en total y . 120 piezas de artillería. Esta oficialidad europea constitrua para los wgleses un verdadero peligro militar. Si los desembarcos franceses conseguían introducir en el país unos centenares de ~structores_ y ~cos, los ejércitos de los príncipes podían adquirir una 1IDportancia teDllble. En Calcuta tomaron muy ~ serio Ja aparición de Bona.parte en Suez y la preparación. de expediciones a la isla de Francia. Es indudable que la politica británica tenía experiencia y habilidad. En el terreno militar consiguió, con frecuencia, desorganizar los mandos europeos dei un ejército enemigo, a.trayéndoselos por medio de contratos halagüeños. Además, alistó un. número considerable de · soldados indígenas: después de la victoria sobre los mahratas, su ejército contaba 1:0.000 cipayos por 24.000 británicos. Políticamente, la Compañia. gracias a su excelente servicio de información 'Y a las condiciones muy a:eptables, que ofrecía a cambio de su protec.cíón. supo utilizar la oposición de raza y de religión, así como las envidias .que dividían a sus adversarios. !La guerra entablada, en 1790, contra Tippu, arrebató a este, en 1792, la mitad de sus estados. Como el vencido buscara el apoyo de Francia, y el desembarco de Bonaparte en. Egipto suscitase temores, se reanudaron Jas hostilidades, en 1799; y Tippu resultó muerto en Ja refriega. en que Jos ingleses tomaron Seringapatam. Estos últimos desmembraron Maissur, guardando para sí Seringapatam y Bengalore. La guerra contra. la. Revolución les dio ocasión de ocupar las factorías francesas ; y cuando Holanda se r;:on.virtió en aliada. de la República francesa, le quitaron Ceilán (febrero de 1796) sin ninguna dificultad. En cuanto a.rlos ma:hratas, Wellesley desconfiaba profundamente de Perron y del ~"partido francés". Pero no le fue difícil atizar las discordias que dividí.au-·la confederación en clanes: el de Holkar y el de Scindia. El péshwa mali:i:ata; especie de alcaide del palacio; acorraladG. por sus adversarios, .recurrió a la Compañía; y el 31 de diciembre de 1802 aceptó ·el tratado de Bassein. por cl que admitía en su capital, "Pu:naih, a 6.000 wgulares · .ingleses y perdía Ja libertad de su política exterior. A continuación, los principales confederados fueron intimados a ad.he-
1
¡ 1
11
1127
rirse a este convenio; y, en agosto de 1803. Arthur Wellesley, hermano del gobernador y futuro duque de Wellington. marchó contra éllos. -El día 29 arrolló a los 20.0oo·hombres de Perron, ante los muros de Koil; y el 11 de septiembre -Oisper&ó a los de Bonrquín, que eran unos 25.000. Seguidamente tomó Delhi,. poniendo en. libertad al Gran· Mogol Una red de tratados, sin llegar a privar de toda libertad a· los príncipes, implantó en el Deccán la influencia de la Compañía, por las clásicas. estipulaciones de contingentes requisados e imposición de arbitraje. En los· años siguientes, el esfueIZO cedió. Minto se preocupó, sobre todo, de la frontera noroeste, sobre la que se cernía, a través de Persia, Ja. amenaza franco-rosa. Negoció con los sikhs del Pendjab y con el sind de los afganos, que estaban muy divididos, desde Ja muerte del emir Timur (1793). Era absoluta.mente necesario que todas las rutas maritimas de la India estuvieran bajo la vigilancia ·británica. Ahora ·bien; incluro después de Ja úCUpación de El 'Cabo (1795 y 1806), les queda:ba a los conYoyes, entre Africa y Ceilán, una zona :peligrosa que atravesar, pues los franceses, al mando de Decaen, tenían alli las magnificas bases de Ja isla de Francia y de Ja Reun.i-On. Además, eran los únicos que poseí:an buenos mapas de los pasos y se guardaban muy bien de divulgarlos. El secreto del Middle Passage no se les escapó hasta 181 l.. El almirantazgo· britá.· nico hubo de resolverse a un serio esfuerzo contra· ellos; la Reunión cayó en julio de 1810; y la isla de Francia, en diciem]1re. Haéia el Este, las rutas eran menos esenciales y estaban· menos amenazadas. Los ingleses no mostraron prisa por quita.tles Java a los holandeses; Minto no apareció en aguas de Ja isla flasta octubre de 1811. El gobernador general, Janssens, no disponía más que de un centenar de europeos y tropas mestizas o indígenas sin valor alguno, por lo que la campaña fue éorta. Todavía no se apr,cciaba bien la importancia eco~ nómica de J;i.va, pues se esta:ba bajo la desastrosa :impresión de- lo:s me~ diocres resultados financieros y comerciales obtenidos por Ia Compañía holandesa. Había quienes :pensaban en abandonar la conquista ; y cuan.d-0 _se dooidió .conservarla fue sin gran espúitu de permanecer. l'ém el geruo del nuevo gobernador, Tomás Stamford Raffles. iba a desaubrir otras perspectivas y a instalar sólidamente a Inglaterra a fas puertas del mundo amarillo. Mientras tanto, China parecía demruiiado poderosa para correr el
menor peligro por parte· de los blancos. Cuando, en 1796, después de
1
s~senta, ·y un añ_os de reinado, '.31.uri6 K'ien Long, dejaba un ·imperio gigantesco, con: Jan fronteras cubiertas por ·inmensas marcllll y flanquea• da por grandes· territorios tributarios. Su· civilización era· brillante, y ]a población llegaba a ·130 millones de ha:bítantes. K'ien Long .frie incluso lo :bastante fue~é para .interve~ en los asuntos, de ·Ia India, pues con ob¡eto de consolidar Ia influencia que en 1750 se había procurado sobre las .~autoridades- ;religiosas del. Tibet, en · 1792 ·envió, a :través ·der· I:Ema~
¡'
1128
TOMO L-RBVOLUCION FRANCESA E IMPERIO NAPOLEONICO
una
',: :. ¡ .:1 j
l
f !·
1:
¡: 1
1 ·, ,.o¡·' 1 i ,' ·~
'
1 ·:
i.
I· 1
1
¡_
l.
¡.: 11. 11 1
¡
¡, 1i
·I
H.
¡I,
l·j
d
!!¡
:;¡
laya hasta el Nepal. expedición de represalías contra Ios bandidos guikhas. El prestigio que tenía en Indochina sobrevivió a su muerte. Nguyen Ahn había pasado alli mil trabajos para defender su trono contra una nwnlución larga y peligrosa. consignié:ndolo al fin, gracias en parte a Francia. que en. 1787, buscando compensaciones a la pérdida de la India, le había concedido su ayuda. por el tratado de Ve1-saJles, hasta que, en 1802, pudo proclamarse emperador con el título de Gia. Long. Pero con el fin de hacer reconocer su legitimidad, consideró necesario conseguir la investidura de China. Esta s·e la concedió, después de habf.'!'l.' fijado Ja composición del tributo-; y dio al reino el nombre de Viet-Nam, que fue solamente aceptado. La sinización del país se hil;o patente en toda la obra de reoQ@Ilización, en especial en el código de 1811-1815. inspirado en el de los Tsi:ng. Sin embargo. el oc~so del poderío chlno estaba próximo-. La. dinastfa ma.no'.hú. después de haber dado a China grandes soberanos, atravesaba el ha:bitual proceso de agotamiento y degeneración. Kia-k'ing (17961820). el quinto emperador, acentuó, por su inca;iacidad y sus vicios, la oposición que dirigían las sociedades secretas, hostiles a la raza de los conquistadores. E'(l. 1813. en Pekín, una tentativa ·armada contra el palacio imperial esfuvo a punto de triunfar. La ausencia de un im-. pulso central y la mfilti' volrnitad general parali.za.ban el movimiento de modernización y progieso, que hasta entonces ha:bfa podido mantener: a China al nivel de Europa.. El atraso era cada vez más palpable. y había de colocar muy pronto al imperio en una peligrosa inferioridad técnica. El contacto con Occidente, que hubiera vivificado- los organismos de gobierno y de defensa, era evitado en todo lo posible. En 1805, Kia-k'ing proscribió el cristianismo-; y persiguió a aquellos misioneros a quienes tanta cultura y progresos científicos- se debían. La misión Macartney que Inglaterra enviaxa a Pekín, en 1792-1794,. fue expulsada con altivez. Los holandeses no salieron mejor librados en 1'795. Rusia hubiera querido reanud;,tr 1a discusión sobre los territorios del Amur, que tanto ambicionaba; pero la misión Colovkin fracasó completamente. Los contactos comei:ciales con los bla:ncos estaban limitados, como .ya veremos, a los mantenidos por IGakhta y Cantón. ¿Era, verdaderamente, lo ba~~e poderoso- el imperio del centro para permitirse ,')'.; semejante actitud 'J
;,,
lid
1
.,
f
primer gran diccionario nipón-holandés, que contenía 8.000 palabras,
v la edición del primer tratado de astronomía, que dio a conocer allí ias teorías de La.place. También se inició el trazado del primer mapa
del imperio. con la ayuda de los __hola~desi;:. Sin_e_mb'.ll"go. Jos be~efi~ios que los bátavos sacaban· de aque?a s1tu.acion pnyTiegrnda iban. ~smmu yendo-. La guerra europea perjudicaba la regulandad de sus viaies. Las dificultades de su Compañía de las Indias Orientales, que, desde 179_2 ya no pagaba dividendos, y su disolución, en 1798, repL':rnutia en Desb1roa. Cuando, en 1811. un cuerpo de ejército británico ocupó Java, los holandeses perdieron una escala que les era indispensable. Desde 1809 a 1817, :ninguno de sus barcos apareció por agua:i japonesas. . Para ellos existía un peligro aún más acuciante: la competencia extranjera. Los holandeses intenta:ban combatirla, despres°:gi~do ant~ las autoridades japonesas a los ruso3 y sus brutales procedimientos, as1 como a los ingleses, asesinos rle hindúes. El a:íío 1794 :indujeron a los chinos a que expulsasen al embajador Macartney y prohibiesen en Cantón el comer,cio europeo, para impedir que losi juncos c:hinos cargasen allí mercancías europeas, y con autorización o- sin ella, las transportasen al Japón. Pero por todas partes aparecían bamJs de distintas nacionalidades que, a veces bajo pabellón holandés, :intentaban entrar en relación con la ~'.nació;n eremita". En 1791 fueron los ingleBes, con su Arganaut, y en 1797, los norteamericanos, con el Eliza. a los cuales siauieron otros buques. casi todos los años: en 1806, uno de Brema, y otro danés en 1807. Como más inmediatos, los rusos eran también los más apremiantes. En 1792 enviaron un negociador oficial; y 6? 1795 _establecieron, en u.na isla próxima, un.a base para el comercm de pieles. En 1804 apareció ante Nagasak:i la fra~~ Nadesha, llevando bordo a un enviado del zar, portador de magníficos presentes para el emperador" del Japón. Habiend-o údo todo .ello cortésmente rechazado, dos corsarios rusos arrasaron, .en. represalia, las Kuriles y la isla de Yeso. Tales procedimientos, y la arrogancia que mostró el c,~man~te de la fragata inglesa Plweton, que entró en 1808 en Nagasaki, herian profundamente a los nipones. los cuales levantaron fortificaciones en sus costas. Frágil defensa frente al poderío militar de Europa. que ya apremiaba a Asia por todos lados.
ª..
Uf. EL COMERCIO DE ASIA
El Japón se encerraba en un aislamiento alÍn más riguroso, manteniendo estrechamente en sus islas a 23 millones de habitantes, para los cuales apenas eran suficientes ; y absteniéndose, casi en absoluto, de toda relación exterior. No tenía contacto con Europa más que por la tolerada factoría holandesa de Deshima, contacto limitadísimo ; pero cuya imporlruicra ·era apreci,ada por muchos japoneses sociables y curiosas como .el único medio de adquirir ciertos conocimientos occidenta1e!:, de evidente i:nterés para ellos. A fines del siglo XVIII se publicaron el
.·.~ j . .
X?í.-IMPEltlO DE EUROPA SOBRE EL VIEJO MUNDO
1
".,
En los -últimos años del siglo
el comercio por caravanas entre t~nsión política. recuperó :;u importancia. En 1792 volvió a pon.ers; en v1gor y ~e. completó el tratado firmado en Kiakhta, en 1727-1'28, para defi:nir las bases generales de los i:ntercambios. Por él, Rusia conservaba el derecho de sostener en Pekín una misión religiosa, que le proporcionaba útil información. Entre Ja inmensidad territorial de Mogolia y Ja de Siberia. XVTII
China .y Rusia, dificultado por algún tiempo por la
,.
.. •.,'
·---·--.~
,-
''
()
® t® ~~~
l/
® @
1@ ·~ ~
(] .1@ t:)
·' í
1 1
j~
~
l
CD
o
,"°'\. J
,.·"'\ ../
r@ e-::.:.: ··~
-~J .J
1.'.)
1J , ...___\ ¡
1130
TOMO I.-REVOLUCION FRANCESA f. IMPlllUO NAFOLEÓNICO
el punto de paso para los convoyes siguió siendo Kiakhta, al sur del ~go Baikal y frente. a la ciudad ~. de ~~tchin.. Con los ?eneficios que 1e proporcionaba tan pnvilegiada s1tuació~. Kiakhta t~ yn aspecto de prosperidad excepcional en aquellas regiones. A prmcip10s del siglo :x:rx: se observó que Rusia compraba té, sed.a en bruto Y m3;11ufacturada, por valor de unos cuatro millones y medio de :Ublos; :Illlentras que China solo invertía unos dos millones en paños, p1el::S y cueri:s. Pero aquel tráfico terrestre estaba muy lejo~ de alca.nzar !<: llllportanc1a del comercio marit;imo que los blancos realizaban con China ·por ~ tón, y que era la prolongación de sus activas relaciones con la Insulind1a y la India. ~ La guerra marítima y los bloqueos influyeron en aquellos mares remotos corno en el Atlántico, aunque con menor intensidad, en las corrientes comerciales. A los pabellones de las potencias navales secundarias, como el danés. el prusiano y el Jiamburgués, les costaba trabajo sostenerSe. La Ostindiska Kompaniet sueca paseaba por aque:llos mares lejanos los buques mercantes más -grandes y más hermosos del mundo; pero, no pudiendo resistir las pérdidas que le ocasi~aba el bloqueo, desapareció en 1813. Entre 1785 y 1789, la Compama francesa de las Indias envió seis barcos a China. 32 a 1a India Y dos a Moka; de ellos, 37 regresaron a Lorient, entre 1786 Y.. 1790, con carga-' mento por -valor 'de 50.380.000 libras. Pero. en 'cuanto empezaron. a circular rumores de gue:rra, la actividad decreció. En 1792 no se registró en Loríent ningún regreso; y, por obra y gracia de lo manejos políticos y fulcales, el mismo año se declaró la liquidación de la. socie~d. En Holanda también se iba a pique la Compañía de las Indias Onentales. Su mediocre administración en Java no conseguía beneficios suficientes para responder a los dividendos elevadísimos que continuaba repartiendo. Bn 1783, los Estados de Holanda, para salvar a una empresa donde tanta.s personas habían colocado cuanto poseían, se avinieron a conceder un préstamo de ocho millones de florines y Uilll. garantía de_ 38. Pero la deuda continuó aumentando, hasta llegar, en 1790, a 85 millones de florines. En tales condiciones, la Compañía no podía hacer frente a las nmwas dilicultades que suscitaba la ruptura con Inglaterra; y, en 1798 se declaró disuelta. En Ásia. como en todas partes, los nortea.mericanos supieron sacar partido de; su neutralidad. A los m_are_s de Arabia._ de. la India y de China llegaron .primero por el Oeste, siguiendo- la. ruta maugurada en 1784 por el Empress of China, de 360 tonelad~, que fue de ~u~a York a Cantón por el Atlántico, El Cabo y la India; con nueve ofiraales y 34 hombres de tripulación. Lo siguió el. Grand Turk, en 1785. Poco des:. pués, algunos barcos norteamericanos hicieron su aparición por· el Este, Llegaron á. California por el cabo de Hornos. subieron. algunos de ellos, hasta tomar contacto con los rusos que regresaban de Aláska; adquirieron pieles, mediante canje con Jos indios, y .pusierón rurnbo__a Can~ón para cambiarlas allí por sedas. y té. En ..1786, los Estados Umdos :esta,
XIl.-lMl'IDUO DE EOltOPA SOBRE EL VIl!10 MUNDO
1131
blecierou un consulado en Cantón. En 1788 consiguíeron de Inglaterra el trato de nación más favorecida en los puertos de la India, ventaja que fue consolidada por el tratado de 1794. El puerto norteamericano de Salem, en el que reinaba la dinastía de los armadores Derby, se especializó en estas expediciones lejanas. Sin embargo, por muy activos que fueran los norteamericanos, sus compras en Cantón, desde 1806 hasta 1808, sólo llegaron a la tercera parte de las efectuadas por Inglaterra. Todas las demás naciones reunidas .no representaron en la campaiía. 1802-1803 más que un l 5 por 100 de los pedidos británicos. En aquella competición internacional, Ja East India Camparry llevaba muchísima ventaja, lo :mismo en la India. como es natural, que en Cantón, donde la importancia de sus intercambios, el lujo de su factoría y el número de sus· empleados eclipsaban toda competencia. Pero esto no quiere decir que la guerra no le causara preocupaciones. Fmgatas y corsarios franceses, de las .·bases de las islas de Francia y de la Reunión. se hallaban. siempre al.acecho de sus valiosos con-voyes. logrando capturarle siete ltrdiamen desde 1793 hasta 1801. y 14 desde 1807 ihasta 1809. Tal amenaza entorpecía y retrasaba el tráfico. pues era. preciso agrupar los ·barcos en convoyes protegidos, restarles ligereza. dotándolos de artillería-hasta 56 piezas-, y aumentar su carga con ]as tropas indispensables. Se sacrificaba la rapidez en aras de la seguridad; y. murta después de la paz, no se establecieron los grandes records, corno el Ceilán-Inglaterra, en setenta y siete días, y el Cantón-Inglaterra, en ciento nueve días. Las construcciones navales de la Compañía se vieron también entorpecidas por las hostilidades, porque las necesidades de la marina de guerra y su prioridad eu las compras !hacían que escaseara la madera. Había ·que ;compensar la falta de maderas curvadas, empleando hierro, que, por cierto, resultaba más sólido y estox:baba menos. Los precios de construcción subieron 14 libras por tonelada en 1793 y 21 libras y 15 chelines en 1801. Fue preciso espaciar las botaduras e incluso suspenderlas óhasta 1811, a pesar de lo cual desde 1792 ha.sta 1813, fueron 1botarloo 98 Irrdiamen. Como el ejemplo de los suecos había demostrado que las aguas de Cantón eran accesibles a los grandes tonelajes, la Compañía a.umentó por entonces las dimensiones de sus barcos; en 1786 se llegó a las 1.152 toneladas y se alcanzaron rápidamente las 1.200 como tipo medio para los mares de China. De _1800 a 1810, l¡i Compañ'fa tuvo en servicio de 70 a 80 ·barcos; y los puertos ingleses registraron un centenar de entradas y salidas al año, por término medio, con un total de 7.000 tripulantes. La historia del tráfico mundial señala en esta ·época un cambio de tendencia en las relaciones entre Europa y Asia. Hasta entonces, los occidentales exportaban a Asía importantes cantidades de dinero. ya para pagar ·sus compras en la India y en China, ya para especular con la diferencia existente, según las regíones, entre los valores relativos del oro y de la plata. El metal blanco venía, principalmente, de América; y los europeos se lo procuraban en las zonas .de extracción o en España.
1132
.. 'I
f':
[i ¡~
}/;:li ..
H
TOMO I--l{EVOLUC!ON FRANCESA E !MPERfO NAPOLEONICO
Así. los barcos franceses con destino- a Pondichéry · hacían escala en Cádiz para cargar sacos de pesos, comprados al :Banco de San Carlos. Ahora bien: en los primeros años del siglo- XIX, las compras de los países "de más allá del Cabo" aument,aron considerablemente; sus pagos a Europa tomaron incremento ; y la corriente de plata que circulaha de Occidente a Oriente se debilitó, para detenerse pocct después. Las remesas de plata hechas por Inglaterra, por medio- de la Ea.r/.I India C<7mpany,. que importaban 1.750.000 libras en 1802, bajaron a menos de un millón en 1803, a medio millón en 1865. y fueron nulas en 1806. En la rada de Whampoa, animada y bulliciosa de octubre a enero, que era fu estación de compras-a veceis fondeaban en ella hasta 16 de los mayores barcos mercantes del mundo y el virrey solía honrarlos can su visita-:,-, Cantón recibía los tejidos de Inglaterra y, desde 1798, el estaño ,¡le Comualles, que hacía competencia al de Ma1asi,;t. También recibía de la India algodón en bruto, pimienta, madera de .sándalo, marfil y piedras preciosas ; pero, sobre todo:. opio. Bengala · Jo exportaba en barcos rapidísimos, cada uno de los cuales cargaba 500 cajones de 160 libras. Aquel tráfico aumentó sin cesar hasta: 1805, y desde entcmces se estabilizó en. un valor anual de 3.600.000 rupias, aproximadamente. En cambio, Cantón exporta·ba seda en bruto. mahones y terciopelos. alcanfor y, principalmente, té, que grandes capitalistas chinos hacían recoger en las mismas plantaciones por l,IIla red de pequeños mercaderes. En este artículo obtenía la Compañía inglesa sus. mejores beneficios. De 103 millones de libras de mercancías cbIBas o indias que vendió de 1793 a 1810, 45 representaban el precio del té. También el Tesoro británico ganaba muchísimo en ello, por el impuesto sobre el té, que fue elevado en 1795 y 1806, y también par el impuesto sobre el azúcar, ya que la mitad del azúcar que se consumía se tomaba con el 1é. Las autoridades de Cantón, siguiendo su costumbre-, prohibieron a los blancos toda comunicación con los chinos que no fueran los comerciantes intermediarios Hong y algunos aduaneros o comerciantes. Sin embargo, en 1801 permitieron que se enseñara a los extrnnjeros el idioma chino, que desde 1810 ila:bía de reemplazar al pidgin. Java ocupaba en el comercio internacional un lugar reducido. La Compañía holandesa puso grandes esperanzas en la producción de azúcar y café; pero, a causa de un erróneo sistema de monopolio y cultivos obligatorios, así como por la corrupción de la administración y el desorden del tráfico marítimo,. el rendimiento era muy escaso. Después de la quiebra de la Co:µipafila, la República bátava ordenó se ·procediera a severa investigación ; y el nota:ble informe que de ella resultó (1803) fue lo q1rn condujo ·il. la Constitución colonial de 1806; pero el advenimiento de Louis y :la conquista de Java por los ingleses, en 1811. suspendieron la nueva experiencia. Raffles no tuvo tiempo de vivificar el comercio. como hubiera sido su deseo; y el tráfico de Java ·:.::intinuó, sobre todo, en manos de contrabandistas, priTicipalmente rmrte-
1 1
americanos, que entregaban a los indígenas armas de fuego a cambio de café. A las mercancías que la India enviaba tradicionalmente ~ Europa, la guerra añadió algunos artículos nuevos. Uno de ellos era el salitre, del: que, entre 1793 y 1810. se enviaron a Inglaterra 24.752 toneladas, y con el cual se obtenía Ja mejor pólvora existenre,'·muy superior a la francesa. El bloqueo continental indujo a Inglaterra a :pedir algodón en bruto a Bombaiy; el de América, que estaba mucho más cerca, hubiera sido preferible en tiempos de paz ; pero los contrabanclista.s reali· zaban unas ga:nan.cias tan fabulosas al introducir Ja rica fibra en la Europa napoleónica, que los envíos de Bombay resultaban mucho más ventajosos. En sentido inverso, la metrópoli enviaba a la India material. de guerra para am1ar y equipár a los cipayos y a los soldados del rey o ere :la Compañia, hierro y plomo. Además, en la cuestión de los tejidos, el sentido del intercambio empezó a señalar un cambio importante. Los tejidos indios, principalmente las muselioas, eran, a callila de su calidad, preferidos en la misma Inglaterra; y los pedidos seguían siendo grandes. Desde 1783 hasta 1810, solo de Bengala se enviaron 14 millones· y medio de libras. Pero la delicadeza de las telas fabricadas en el Lancashire se perfeccionó de tal modo, que pronto el Reino Unido no tendría necesidad de recurrir a la India. sino .que, por el contrario, sería ésta la que habría de comprar en Liverpool -telas de algodón, como ya lo hizo, por valor de 100.000 libras, el año 1812. El dominio económico de Inglaterra sobre la India era un presagio del que los blancos iban a extender por toda Asia. Al mismo tiempo que se esbozaba la resistencia armada a la insolente presión de los blancos. el Japón tomaba el camino má
-
'~~~
©
fYif fil
@ @¡ @
il., ·~
~
¡:
{J) {]) @ (~ -;¡
1134
TOMO L-REVOLUC!ON F.RANCESA E IMPERJO NAPOLEONICO
néficos y fecundos. El romanticismo francés adquiriría un matiz español o gen::uánico. La vida social de la nobleza rusa se ha.ria más delicada. a partir de 181~. cuando volvieran del ejército de ocupación en Francia tantos oficialés impregnados de la galantería occidental, con carruajes y muebles elegantes, comprados en el arrabal de Saint Antaine. y que, en. su camino de regreso. hacían tocar el Vive Heriri IV a las bandas de los regimientos. P.ero con ellm entra.ria, también, otra cosa en el ilnperio del zar, esta en el terreno político, en el que el caso de Rusia ofrecía un porvenir tal, que bastaría como ejemplo de influencia de este tipo. Los furgones qu.e mdabau hacía el Vístula ocultaban en sus embalajes libros ingleses. :franceses y alemanes, que iban a propagar por el país del absolutismo la audacia de las nuevas doctrinas. Al frente de las columnas marchaban jóvenes tenientes de la nobleza, que llevaban de Occidente y de su libertad, apenas vislumbrada, un asombro y una nostalgia que fueron los gérmenes del decabrismQ de 1825 y del roovi· miento revolucionario :ruso. Influencias tan lejanas y duraderas dan testimonio de la fuerza que. a través de la guerra y a veces incluso exaltada por ella, mantuvieron las corrientes mundiales.
CONCLUSiQN
·;::¡
~. (J a;) ~i}} ~.
¡I
1~}
~
m
r¡.'º (.
" (j)
~
1 ¡, ~.¿
lf
¡t ¡
1 11
¡
1
1
!! p
¡ J
~.~
i,
;D (~)
tJ ()
.BIBLIOGRAFIA
H. TfilUl.ABSE: Histoire du Maroc, t. IL Empire, t IV, British India. CambricÍ· Casablanca, 1950. ge, 1929. G. IfANOTAUX: Histoire de Ja Nation lliNOTAUX y MARTJNEAU: Histoire des Colonies franr;;aises, 6 t. Parfs, 1929· égyptienne, t. VI, por CHARLEs-Roux.. París, 193.6. 1933. . F. CB'AI!l..ES-Roox: L'Angleterre et l'Ex" J. CoNAN: La Demíere Compag11íe frmzfaise des Indes, París, 1942. éd. · - f · E (1798 P 1tzon: ranr;ars~ en gypte - c. H. PmLII'S: The East India (17841807), 2 t. m Cairo, 1925. 1834). Manchester, 1940. E. Dru:AULT: Mohm;ied-Ali et Napoléon ¡ A. MAftTJNEAu: Le Général Perron, gé(1807-1814). El Cairo, 1925. j néra/issíme des armées de Scindia. Pa· J. H. ROSE: The Pqlitical Reactions aj rfs 1931. Bo_napar_te's f!.astern ~xpedition, eo. En- s. :Ó. DE KufilCK:: History of the Netglzsh Histanr:al Rev1ew¡ 192.9. herlands East Indies. Nueva York.1938. V. V. BARmDLo:" La Découverte de A HYMA: Tite Dutch in the Fa East. fAsíe, hístoir:e de l'oríentalisme. PaAnn Arbor (Mich.), 1942. rfs, 1941. . R. GllOusmrr: Histofre de la Chine. PaC. N. PARKINSON: Trade in the Eastem r!s, 1942.. Seas (1793·1813). Cambridge, 1937. J. MUIIDOCH: A History of Japan, t. fil The Cambridge History of the. British Londres, 1926.
1
1
1
l
Las crisis revolucionaria y napoleónica, brusco aceleramiento del movimientD histórico, dejó atrás, adelantándolos de repente y perdiéndolos rápidamente de 'V!ista, algunos de los valores que la Europa del antiguo régimen bbía venerado más en el orden internacional, Ruptura inevitable fue la de vínculos dináW:icoo entre E',<;tadoo.. Cierto que no fueron suprimidos ~úbitamente; y que Napoleón intentó crear otros {}J:t beneficio propio. Pero la Revolución había colocado, en la base de la políllÍca exterior, la soberanía y el interés de la nación ; el Emperador, por &U 8<1'.ta persoD,illidad. había destruido el prestigio de las coronas de derecho divino ; y. en arlelante, los pueblos fQleraóa.n cada vez menos que .se confundiesen los intereses de las dinastías con los suyos propios. Y en plaZO' más o menos largo, pero de manera inevitable también, había de desaparecer, en la dirección de la diplomacia y .¡m Ja de la 1guerra, la preponderancia que ejercía la aristocracia de nacllniento: negociaciones y batallas demostraron que dicha diplomacia podía ser reemplazada, incluso con ventaja, por elementos nuevos. Europa había visto cómo se derrumbaban. sin remedio,' fachadas grandiosas y carcomidas, como aq}lel Sacro Imperio Gennánico, cargado de siglos y de recuerdos. En Aménica se resquebrajaba el viejo edificio levantado por España. Los medios ilustrados del siglo XVIlI habían predicho todas estas rupturas; e incluso, a veces, la reclamaban a gritos. Pero ellos no imaginaban que tal conmoción, que derrumbó tantas antiguallas, pudiera quebrant.ar también f!}guoo.s de sus propios valores y de 'SUS conquistas ; sin embargo, bajo el impulso de Jos nacionalismos culturales, se vio retroc.eder aquella mentalidad que el siglo había encontrado, ciertamente, en herencia, pero que supo desarrollar tan especia.ln;lente: el espíritu de comopolifumo intelectual y el sentido de una comunidad ·internacional entre los hombres del pensamiento. En la misma Alemanñ.a, que se había enorgullecido de ser el hogar pacífico y luminoso de Ja inteligencia pura, se aislaban ry enfrentaban ahora antagonismos y altiveces. Goethe Jo comprobaba, lamentándolo: "El destino castigará.ª los alemanes. porque se han traicionado a sí mismos.; y no han querido ser lo que son ... Acogiendo al mundo y enriqueciéndolo, con el corazón abierto a todas las admiraciones fecundas; grandes por la inteligencia y por el amor; por el papel de mediadores y por el espíritu-¡a.i:nbos se confunden!-; así debieran ser los alemanes y tal es su destino. No el de obstinarse en un orgullo de nación original y única ; no el de embrutecerse en una absurda glorificación de sf mismos; no e'I de querer dominar estú~ pidamente al mundo." 1135
1136
TOMO I.-REVOLUClON FRANGES/. E lldl'ERJO NAPOLEONlCO
La evolución de Francia fue algo por el estilo. En la épvca de las luces, su gloria com.G centro intelectual de Europa era muy superior a su prestigio diplomático y militar, aprovechándose tal vez la brillantez de la p,rimera de la modestia del segundo. Pero, después de haber estado durante veintitrés años invadidos por loo uniformes azules, los europeos cambiaron de parecer. Indudablemente para ellos, y a pesar de algún eclipse de las letras durante las grandes guerras, el París de 1815 seguí~ siendo la capital de la civilización. Pero el aJcance de sus irradiaciones intelectuales se veía' reducido por una. intensa. reacción contra .la-s doctrinas jacobinas, por los rencores que sobrevivían después del combate, e incluso por los temores que todavía quedaban. A los ojos del mundo, Francia era entonces, más que el reflejo de las 1etras, un campamento bélico. Ella misma no estaba lejos de creérselo; y gustaba. de endulzar su derro-ta con los recursos de su gloria. Era induda:ble que sus ejércitos habían sido, al fin, derrotados ; pero sin dejar nunca de considerarse superiores en experiencia y en arrojo. persuadidos siempre de que en 1812 snlo sucumbieron. al invierno ruso; en 1814, a la. enormidad del número; en 1815, a la .casualidad de unas horas de marcha perdidas. En el mismo Waterloo, el honor había quedada a salvo. pues se salvaron casi todas las águilas· y la Guardia había preferido morir. El final grandioso del emperador y la difusión de su leyenda iban a fortalecer aiún más estas ideas-. Durante Ja.rgo tiempo-, 1.1.ts llismlnuidas posibilidades de Francia y su íntimo desea de paz, debían quedar velados, para sí misma y para Europa, por la imagen que formaba y la actitud que imponía una herejía semejante. Aquella evolución de la opinión francesa ofrece un ejemplo de un cambio de mentalidad bB.Btante !frecuente en el continente europea, iniciado con anterioridad a la Revolución,- precipitado _por ill crisis y. a su vez, cola:boradoi['apasionado del drama. Al reinado de la razón, a la filosofía de Ja felifüdad y al giisto clásico, se oponían ya otros valores: imperio de Ja pasión, espíritu de energía· y de lucha, y estética del roIlllllticismo. Sustituyendo a los valores antiguos o combinándose con ellos, se difundían. favorecidos por los trasiegos determinados por la guerra, al az.ar de los países y de los corazones. En la conmoción europea, estos temperamentos nuevos correspondían a fuerzas que se adelantaban ahora al primer término de la escena, para sostener la violencia de la tragedia. Una opinión pública mucho más amplia, más manejable y accesible a la pasión, y en cuyas filas se sentían todos más personalmente comprometidos, intervino en ln.s cuestiones internacionales. Ya había pasado la época en que Goethe (volvemos a citarlo-), a rafz de Valmy, declaraba a un oficial p.ru&iano que deploraba la retirada: "¿Por qué razón, yo que no tengo más .títillos que cualquiera de esos charlatanes como los hay por docenas, habría de mezclarme en las .cuestiones que la Providencia, en su sabiduría., ha puesto sobre.los hombros de seres más especialmente elegidos para soportar la pesada carga del gobierno? ¿En qué
CONCLUSION
1137
me concierne lo que sucedoe en .esa esfera?" Y, sin embai:go, aquel mismo día y de aquellos mismos labios, salía la l!firrnaoión famosa de que u.na nueva era se iniciaba en la historia de la Humanidad. Fue, en efecto, Valmy-ya se haya comprendido su significado inmediatamente, como ocun-ió en Poloruía. ya se haya revelada más tarde, después de reflexionar, como un símbolo-el .hecho que señaló el enlace del deber militar con el deber cívico. Todos los hembres se dieron cuenta de que podían y debían empuñar el fusil, como lo habían hecho los voluntarios franceses; y que, por tanto, todos podían ry debían pronunciarse en lo referente a la guerra y a la paz, como Io hacíii. la nación francesa. El llamaIIÍiento a las anuas sacudió a los pueblos más directamente, y también con una intensidad muy distinta, que los principios universales y abstractos. Ya hemos visto que, en Francia. la nación terminó de hacerse por el ejército. En Europa produjo la guerra el mismo efecto, sea porque las victorias jacobinas indujesen a reflexionar sobre las causas profundas de- una fuerza tan nueva, sea que la conquista napoleónica d.ifundiiera el espíritu revolucionario al paso de los ejércitos franceses, así como por los códigos y las instituciones ; · sea, en fin,: que los pueblos vencidos, ocupados y explotados, se dieron cuenta~y esto es lo principal-
1
El capitalismo tuvo un.a intervención mínima en el desarrollo de las nacionalidades. Gran parte de Europa permanecfa ·aún fuera de su influencia: y, sin embargo, conoció el ímpetu del sentimiento nacioillll. La España de 1808, profundamente anticapitalistifipor temperamento, dio a los pueblos la señal y el ejemplo de la resistencia. .Algunos sectores completamente .feudales o campesinos de la sociedad sintieron el ardor de una pasión semejante; por ejemplo. los nobles prusianos que· dirigieron la lucha contra el invasor, los siervos polacos que empezaban a darse cuenta de que pertenecían a una gran c:omunídad. y los aldeanos servios, en los que renacía el recuerdo de un pasado libre y glorioso. Incluso a1Ií donde estaba reciamente implantado, el capitalismo oponía, bajo nuís de 'l11l aspecto, a la idea nacional, el cosmopolitismo de los intereses que vinculaba por encima de las fronteras. Después de Jena.. pudo verse cómo se 11Il.Ía:rr Ginebra y Lyon para interceder en favor de las ciudades comerciales alemanas con las que mantenían relaciones llDlOCJVIN 1.-71
:..: • .1
1138
® ~}
fl;,¡
()
¡__ j '-~·_.,;
TOMO L-REVOLUCION FRANCESA E IMl'ER!O NAPOLEONICO
de negocios. Sea como fuere. los pr:incip_i?s :mis_mos . en qu~ se basa el capitalismo se avienen mal con. la prunon nac10?alista desmteresad~ y el sacrificio por la patria. La burguesía mercantil t;ancesa demos~ bien a las claras. durante el bloqueo, que la econrnma. del lucro deja poco lugar al sentido· del heróísmo. · Y, sin embargo, muchas veces coinciden el desenvol~ento del capitalismo y el de las nacionalidades, y hasta pudieron oorrse ambos para afianzar la resistencia a las ·inlposiciones napoleónicas sob:re la produeción y el 1intercambio. La libertad de la economía era U.:Uº de los objetivos por. que se batían Jos ingleses ; y el respeto a la propiedad ~o de aquellos por los que creían batirse. Allí ~~nde la roglamentac10n industrial y comercial del ocupante francés asfixi&ba a vasall?s Y saté· lites la cólera del fabricante arruinarlo avivaba la del humillado pa· triota. Así, por ejemplo, las numerosas quiebras que se produjeron e;i Barcelona no dejaron de :influir en la resistencia catalana a aquella ~st· milación, tan deseada por el emperadar. En el campa fran~és,_ ~ac10· nalidad y capitalismo lle sostuvieron mutuamente, desde el pnnc1p10 de la revolución burguesa, en toda la amplia medida en que la saber~ ~;i cional y los derechos políticos del ciudadano se uuían a la asprracmn de una economía sin trabas. y a una empres,ii. liberada. La ·burguesía francesa no disociaba estos principios; en el terreno de la razón, los. considera:ba como si formaran un bloque ; en el de 1a realidad, le pare· cí!in con
1
r
l
1139
CONCLUSIDN
arrasada y las colonias bien comprometidas. Francia sangraba por sus pérdidas militares y se encontraba exhausta. En los Países Bajos, la actividad. bancaria estaiba en decadencia. El centro de gravedad europeo se corría hacia el Este. El congreso de Viena había coronado la victoria de Austria; victoria reaJmente peli.grosa, porque ex<:itaba en la Hofburg apetitos desordenados por parte de Alemania y de Italia a la vez. Prusia insoribfa su ;unbición mrifica· dora en el nuevo mapa político. Una vez desaparecida la Polonia libre, Rllilia desemboca:ba en Europa; enorme acontecimiento, el más impor· tante de la época, después de la Revolución francesa. El desterrado de Santa Elena, en su obstinado desprecio por Prusia, no supo prever el encumbramiento germánico; pero predijo que un día dos potencias harÍfill contrapeso a la preponderancia inglesa, "dos Hércules recién nacidas: Rusia y los Estados Unidos de América". Para estos últimos, la realización de dicha ,profecía estaba todavía lejana; a pesar de todo, la riqueza conseguida con una neutralidad fructífera y la seguridad emanada de una guerra· homosa, cimentaban ya firmemente a la joven República. Se hallaban a punto de serle trans~eridos algunos valores de civilización europea: espíritu y técnica. Europa rba a abandonarla muy pronto a sus propios destinos ; y lo mismo iban a hacer sus-hermanas latinas. Ella, en cambio, se volvía hacia las civili· zaciones cerradas y las desconocidas regiones de Asia y África. Para estas, el final de las guerras napoleónicas eran 1111 anuncio de próxima servidumbre. De este modo se esbozaban, a raíz de la gran conmoción revolucionaria imperial, relaciones internacionales más extendidas y más amplias que antaño en el espacio, sujetas a fa acción de fuerzas más violentas y situadas frente a problemas más vastos y de una complejidad creciente. -
~.
0
i'
_¡
INDICE ALFABETICO DEL TOMO 1 (VOLm.tfl'.NES I y Il) ..
;••
l.
¡:
1 1 1· 1 '-- • . ¡
i@ ~~
INDICE ALFABETICO
·¡
® ,_..
~
Para facitll:ar al lector el uso de este Indico. bclilOS nntcpucsto :i Jos número' de 1ns p6gina.9 aste.risco:s indicativos de la parte n qua perteru=D, de la siguiente fai:mn;
@
©
* La Edad Media. •• De Cdstóbnl Colóa a Cromwcll. De. Luis XN a Irnnccsn. 1769 • La Revolución y el Imperio napol~énica~
~
ID X:?'
..
**" ••*•
@
A
@
f0
CD f::¿)
1 1
i
•::Y
'•
t
1
(JI
1
()
1
(:;)
¡
~~)
\) \::.
~.
lJ, 1
i
¡j
'ª
Aar, rfo, * 46, 123. Aardenburg, * 240. "'30, '35, 66, 135, Abasidas o abasfes, 159. ABBAS I, sah de Persia, ** 39S, 425, 493, 496. *""¡. 61B, 757. ABoUL-.Azrz, • •• • 112.1.
*"'
* 155.
AccrAIDOLI, banqueros, • 186.
Aceite, comercio del, • 199. • *'" 768.
o
AcRE, SAN. JUAN DE (v. San Juan de
tD ()
Acta de Navegación. 534, 592. AcroN, •**"' 858. 956.
iH
.,. .. ,. 856, 1120. Acre).
ACUR510, FRANCISCO,
*"' 470: *** 527, * 219.
AcRARD, **** 998. ACBBNHOLTZ, 821. ACIIMET I, sultán, *" 312, 313. AcHMF.T ID, sultán, u• 609.
I~
"*º*
t
¡u
.ADALllERTO,
¡,
canciller
de
Alemania,
* 100.
r
AoAM. JuAN, •H 737.
AoMis;
1
(j
SAMUEL.
*** 728.'
Adda, regióu del, "'* 440. Adda, río, *.. "' 879. 903. AoorncrroN, .. ,,. 919, 921., 923, 945, 947 a 951, 959, 971. · Adelspartei, ,,. .. 818·.
rey de romanos,
AooLFO DB NASSAU,
.ADRihNO
Abisinia, "'"' 295, 296, 403, 502. *** 618 (v. también Etiopía). Abo, "' 146. "'** 684. Tratada de, """'"' 684. Abruzzos, "HZ. Absolutismo, ** 272Abuk:ir, ** .. 893, 895. · A.Bu TAMrM MEIMÚN (v. Moimo). Academia de Flormda, 410. Acadia, •• 291. .. .. ,. 566, 582, 584, 590, 682, 694, 762. Acapulco, ++ 292. • 0 630, 764.
Aca.ya,
tesj. Admuntiaiio, "'40.
AoRIANO I, Pontífice,
A.BoUL·HAMID I, ••• • 805, AJ¡ELARIJO, .. 94, 150.
1'
Aden, *"' 287. .,., • ., 1121. AnHEMAR DE MoNIEIL, " 71. Acligio, río y valle, " 123. ,.,.,.,. 881, 903. Administrando imperio, de, * 105 (véase también Cünstantina Vll P01firoge11e-
"144.
* 36.
VI, Pontffice,
*• 271.
A.DRIANO VI, Pontífice,"* 271.
Adriático, mar, * 62. 164, 212, 236. ** 297, 29&, 305, 306, 308, 309, 318, 335, 420, 504. *º 469, 741 ...... 906. 961, 980, 991, 993, 995 a 997, 101'.t., 1013. 1023, 1024, 1026. Aduanas, * 43, 82, 104, 115, 185, 237. ** 265 a 268, 425. ,.,.,. 535, 550, 562, 591, 617, 665, 738. ••** 799, 887, 888, 891, 934, 941, 943, 980, 988 a 992, 994 a 997, 1112, 1132 (v. también Teloneum). Afganistán, afganos, * 8, 67, 156. "'° 398. 616, 617, 619, 755 a 757. *"'"* 1122, 1127. Africa, • 7 a 10, 16, 66 a 68., 110, 118, 132, 149, 150, 171, 174, 189, 198, 199. .... 255, 280, 281, 284, 287, 290, 292, 294 a 296, 309, 402, 424, 426, 430, 470, 483, 496. **"' 526 a 528, 542, 545, 625 a 627, 766, 767.. *'**" 795, 191, 198, 856, 1073, 1117, 1119. 1120, 1127, 1139. Diócesis romana (luego exarcado bi· znntino), * 9, 11, 16, 17. emiratas ,de, "' 30, 68, 86. musulmana, • 30, 35, 37, 56, 63, 66 a 69, 82>: 86, 93. 111. 131, 13Z, 149, 150, 211. ** 276. 308, 402. Africa del Norte, '"37, 68, 86, 110, 118, 131, 132i 149, 150, 171, 172, 189, 198, 199, 242. 243. ** 296, 299; 303, 402, 501. "'** 524. Afrika Mehcdia, "* 304. Agadir, *« 301.
*""*
l
¡¡" !'; ¡; I'
,,(iJlCE ALFABETJCO
INDICE ALFJJ>ETICO DEL 'llJMO I
1144
"'*
Agen, proceso de, 264. Agentes diplomáticos, '" 239. Ama MoHAMFD, Il22. AGILULFO, rey de los lombardos, • 33. Agnn.del, .... 335. .Agra, *" 39.9. .A:aMED. dey de Argel, *9** 1120. Aia.s, puerto de, " 163.
1 ALEJA1'.'DRO, gran duque de Litnauia,
•* 38l.
... ALEJANDRO DE RODAS, padre, *** 624. ALEJANDRO MAaNO, .....,,. 1065. 1 ALEJAND.RO I PAWLOWICH, zar de Rusia, "'*** 908, 909, 923, 936, 937, 948 a 951, 958 a 961, 963, 964, 967, 971, 972, 974 a 980; 1000, 1001, 1008, 1009, 1012, 1020, 1022 a 1025; 1030, Aigucs Martes¡ *'1'"299, 309. 1036 a 1046, 1048, 1050, 1051, 1054, Entrevista de, 346. 1051, 1058, 1061 a 1064, 1080, 1085, An.Lll", PEDRO DE (v. Pedro de Ailly). 1107, 1124, 1129, 1134. A!nali Kawalc, Convención de:, 744. ALEJANDRO Pontffice, 86, 88, 92, Aire, ciudad del Artois, · ""' 476. 545. 94, 99, 104, 105. A.ISTULFO, rey de los lombanlos " 34 ALEJANDRO V, Pontffice, * 203, 204. Aix, isla de, .,., .. 703. ' • ALEJANDRO VI, Pontífice, 283, 299, Aix-en-Provence, º* 791. 330, 333. Aix.-la-Chapel1e. ALEJANDRO VII. Pontífice, 521. _Co1;greso y tratado de (v. Aquisgrá11). ALEJO I Comnono, emperador bizantiAJaCCJ.o, *'°'" 1'12. na, "' 66, 7.1, 72, 99, 142. AlrnAR, sultán, ** 399, 423. *** 616. Ar.E.Jo II Comneno, emperador bizantiAland, islas, 611. na, * 105. Ar.E.Jo I Comneno, emperador de TreAl-Andalus, "' 61, 69. A.lanas, "' 8. bisonda, * 142. Alaska, "'*" 764..... u 1101, 1130. Alemania, a/emane.r, * 12, 13, 19, 24, 46, 48 a 51, 55 a 59, 63, 71, 75, 78 a ALBA, duque de, 0 360, 361. 85. 87 a 90, 98. 102, 112, 114, 121, 129, Albania, albaneses, * 210. *" 298, 306, 309..... 570, 746.•••• 102.:Z, 1111. 133, 138 a. 140, 143 a 145, 157, 166 a Albanus (v. Foráneos). . 171, 174, 175, 181, 184, 189, 191, 200 a 203, 207 a 209, 213, 216, '121, 230, Albazin, ...... 622. 243, 246, 249, 15a. "" 260, 211, 112, ALamtoNI, cardenal, *"* 646, 647, 650. 277 a 279, 289, 308, 309, 315, 317, ALBER'IO, archiduque, ** 373. 322,. 323, 329, 330, 334, 337, 339, 341 ALBERTO, rey de romanos (Alberte> I de a 345, 347 a 351, 353, 355, 356, 368, Austria), '" 144, 145, 178, 180, 181 217. ' 373 a. 376, 384 a 386, 368, 396, 404 a 406, 410 a 413, 418, 420, 432, 434 ALoER'IO DE BoLLSTADT {San Alberto el a 436. 438 a 441. 444, 446, 447, Grande), " 151. · 449, 451 a 456, 458, 460, 463, 465, ALDER'IO DB BRANDEBURGD; 320. 467 a 469, 472, 474, 478 a 480, 482, ALBERTO EL Oso, * 84. 484, 485, 488, 496, 504. *** 515 a 517, ALBERTO II, rey d¡: romanos, * 209. 519, 523, 529 a 531, 536, 554 a 556, AlbI, país de, * 137. 5ñ0 a 563, 565, 569, 571, 573 a 575, Albigenses, ,. 130, 137, 139, 149, 152. 578, 580. 595. 598, 603, 613, 614, 627, ALBRE"l". dínastla de, ** 342, 347. 636, 637. 646, 659, 661, 667 .a 671. ALnORNOZ, cardenal, 4 187. 674 11 677, 679 a 681, 685, 688, 689, Alhucema (v. Alhucemas). 693, 696, 699, 703, 709, 710, 728, ALllURQUE!l.QUE, ALFONSO DE, ** 287, 742, 745, 777 a 779, 783, 788, 791. 293. *"* 619. "'"'*" 797, 799, 800, 814, 816, 819 a Alcántara, Orden de, * 93~ 822, 824, 842, 844, 847, 864, 870, 873, A!cazarquiVir, *.. 292. 876, 877~ 880, 888, 896, 898, 900, 903, Ar.curo. *"' 409. 904, 916. 921, 935 a 939, 948, 949, ALcUINO, " 23, 26, 36. 956, 958, 962 a 966, 968 a 970, '372, ..AJejandreta, puerto de, * 163. 973, 916, 981, 983, 985, 991, 993, 996, Alejandría, patriarcas de, "' 34, 65. 999, 1005, 1011 a 1019, 1027, 1028, Alejandría, Egipto, * 67, 82, 110, 117, 1030, 1032 a 1034, 103Ta 1039, 104'.J. 185, 198..... 308, 309, 311, 312, 500, a. 1048, 1050. 1058 a 1060, 1066, 1075. 504...... 592, 770. *** .. '/97, 892, 913, 1076, 1079, 1080, 1082, 1083, 1088, 914, 923, 1120. -; 1089, 1092, 1095, 1134, 1135, 1139. Alejandría, Italia, ""* 578. 900.
.' 1 .,
*"
•!
,.,
¡.
*"'"' *""'
*"'
¡·
*
*" **"'
••*
j,
nr.
'.••**
1
Alemania e" n t r al, "171, 198, 244. ,... ... 935, 993, 1038. Alemania del Norte, • 83, 84; 102, 129, 130, 134, 161, 170, 190, 197, 230, 231, 241, 244 (v. también Brandeburgo,
Prusia).
Alemania meridional, "'171, 173, 175,
190, 200, 201, 244. **"'~ 819, 873, 935,
965.
Alemania occidental (v. Renania, W estjalia). .Ar.EMllERT, D' (v. D'Alemberl}.
** 364. Alepo, * 159. ** 311, 312, 402, 500. *º 757, 762. "'*** 1125. .Al.EPO, príncipe de, "' 109. Alés, Paz de, ** 449. .ALEXIS MITAILOVICH, zar de Moscovia, ... 485, 489. º"'" 599, 601, 613.
.AI.EN¡;oN, duque,
Alfabeto glagolítica, * 29. .ALFmRI, ***"' 878, 895. Alfambras, comercio de, *"' 402 (v. también Tapicería). .ALFONSO DE PoITJERS, * 147. ALFONSO ENRÍQUEZ DE PORTUGAL.
* 112.
II. EL CASTO (Alfonso de Asturias), "'36, 37. ALFONSO VI DE CASTILLh, •.69, 70, 92, Ar.l'oNSO
120.
.ALFONSO VII DE CASTILLA, * 92, 112. ALFONSO VIII DE CASTILLA, • 149. ALFONSO X DE CASTILLA, rey de romanos, * 144. .ALFONSO XI DE CASULLA, * 168, 189. ALFONSO II, conde i;ie Provenza, * 136. 'ALFONSO II, rey de Arag6n, 136. .ALFONSO V, rey de Aragón, "'211.
*
ALFREDO EL GRANDE, rey de Wessex, .. 28, 40, 52. Algarbes,
* 149.
Algodón, industria y comercio del, * 171, 196, 201. ... 308, 500. • ... 548, 619,
726.
***"' 798, 848, 356, 911, 916, 933,
934, 942, 980, 984, 985, 987, 990, 992 a 996, 998 a 1000, 1040, 1096, 1103, 1110, 1115, 1116, 1132, 1133. Algonquinos, pueblo, *** 628, 764. Alhucemas, bahía de, •>1<• 626. Aú-:BAJÁ, 306. ALí DE TuBBLEN, **~* 805. ALIENOR DE AQUITANIA (v. Leonor de Aquilania). Al.MEIDA, FRANCISCO DE, ** 287. Almizcle, comercio del, ** 401. Almohades, • 93, 118. 149, 150, 244. Almorávides, * 68, 69, 93, 111, 112, 120. ¡J.J6broges, Asamblea )' /egi6n de los, U"'"' 842; 853.
**
J..l'"T.J
DEL TOMO I
Alpes, "'10, 55. 56, 81, 122, 123, 136, 166, 173. 223, 237. 2.41, 246. .... 262, 296, 309, 311, 338, 342, 345, 346, 408, 433, 434, 440, 443, 448 a 450, 455, 459. **" 554, 567, 578, 579, 637, 659, 678, 681, 685. "'*"'* 854, 869, 876, 879, 881, 893, 896, 898, 940, 941, 958, 968, 969, 993, 996, 1046, 1049, 1051, 1063, 1064. . Alquitrán, indwtria y comercio de, ....... 591, 595 • ........ 921, 980. Alsacia, alsacianos, · 13, 207. ""' 349• 435, 445, 449, 457, 458, 460, 467, 472, 477. *•* 519, 541 a 555, 570, 587, 657, 675, 749: **"" 815. 827, 830, 837, 839, 871; 875, 935, 1081 •
2rn.
*
Alta Silesia, *** 675. Altmark, Convenio de, *'" 484, 485 . Alto Palatinado, *"' 438, 468. Alto Perú, *+**1113, 1117. Alt-Randatadt, **" 606, 60?. Tratada de, *** 606. Alumbre, extracción y comercio de, * 93, 131, 172. 196, 201, 22~-. Alota, rfo-, U* 645. Alle, río, 975. Alleghanys, montes, ++• 566, 62S, 694.
""'**
ALI.EN,
376. · Allobroges. (ir. Alóbroges). .ALLONDJER, GERARDO, .. 238 . Amadls, 412, 414. Amalfi, ciudad y ducado de, * 28, 46, 54, 56, 63, 64, 67. 82, .118, 126. Amasia, Tratada, 379. AMAURY I, rey de Jerusalén, "'85, 100, 106, 113. 135. AM.\URY TI, rey de Jerusalén, * 135. Amazonas, rfo, 765. Amazonia, región, *** 765. Ambar gris, explotación dei, *** 589. Amba:sciatar, • 220. Ambe:res, * 172, 197, 198, 200 a 202. .. .. 264. 190, 311. 322. 323, 350. 351, 360, 365, 367, 374, 411, 424, 465, 483. **• 533, .ó14, 648, 649, 753. ""'** 799, 846, 850, 851, 866, 870, 888, 916, 967, 1012, 1049, 1085. Conferencia de, *"'** 866. Amboina, *"' 427. """*"' 1054. A.MBorsE, cardenal Jorge de, ** 333 a 335·. América, *'' 255, 256, 279, 281. 296, 323, 1 340, 359, 380, 402, 414, 420, 426, 427, 428, 469, 470, 483. *** 527; 528, 547, 548, 565, 566, 580 a 582, 590, 591. 628, 630, 633, 640. 676, 681, 693, 700. 708, 721, 723, 728, 730 a 735, 760, 763. "'"'** 795, 797, 798, 855, 864, 945, 946, GUILLERMO, ....
**
**
*"*
r:·:)
íl
j·
1
\ 1147
.INUICE ALFABETICO DEL TOMO 1 INDICE ALFADETICO DEL TOMO I
1146 I Comueno, emperador · bi955, 985, 996, (000, 1003, 1049, 1053, 1 zantino, * 141, 142. ANIJRÓNICO IIl, emperador . bizantino, 1077, 1080, 1094, 1100, 1104, 1113 a 1117, 1119, i.131, 1133, 1135. . • 185. América del Norte, ** 289, 426, 427, ANIJROS, "* 298, 305. 431, 483. **" 566, 584; 591, 628, 641, Andrusov, Tregua de, *"* 596, 600, 602. 681, 693, 700, 708, 721, 723, 730 a 733, Anet, Tratado de, ** 347. 735 a 738, 742, 763, 769. *"'** 796, t\NoELES, dinastía bizantina, * 141. 800, 852, 864, 942, 1097, 1104, A.NGELONI. **** 1017, 1082. 1119. Angers, *"' 413. América del Sur, *"' 426, 430. *** 629. ANGE\TINA, dinastía, * 90, 148, 186, 191. +«** 1107 a 1117, 1119. 208, 211, 212. "* 271, 330. América Española, +• 277, 281 a. 28}, ANGILBERIO, abad de Saint Riquier, .. 35, 288 a 291, 340, 357. 414, 478, 479. 36. ' ••• 572, 576. 584, 652, 616, 732. 734, Anglo-güelfo, partido, * 138, 139. 146. 765. **** 796, 855, 864, 874, 876, 954, Anglonormandos, * 53, 54, 70, 79, 91. 92, 974, 995. 1007, 1049, 1053, 1054, 1058, 119, 144, 172, 183 a 1B5, 203, 206, 225, 1087, 1097, 1104, 1107, 1109 a 1117, 226. Anglos, * 8, 10, 14. 1135. Allglosajones, "'14, 17, 20, 23, 28, 40, 41, Amicabilís compositor, * 240. Amiens, * 80, 152, 205. *'" 369. ***.¡, 919, 45, 53, 54, 64, 119, 122. *""' 694. 924, 925, 942, 943, 948, 1083. A.Nao, armador, "'"' 284. Paces de, • .. (1527). 334. •• • .. (l 802), Angola, .... 292, 426. ,..., 526. 919, 924, 925, 933. Anholt, islote de, "*** 995. Su ruptura. 946, 948, 950, 951. 976, Anjou, • 51, 90, 91, 137, 208, 239 (véase 983, 1095, 1105, 1106. también Angevitia). Awou, casa de (v. Angevina, dinasiía). Amoy, *** 623. ANrou, príncipes de, * 212. *• 271, 324. Amstcrdam, •• 294, 295, 323, 367, 418, 424, 464, 491. *** 526, 533, 548, 565, Ankara, .. 187. 516, 583, 589, 611, 614, 725, 749 Annam, ** 401. *** 624, 758. """"" 199, 802, 813, 849, 852, 884, 889, Annápolis, "'** 584. 926, 996, 997, 999, 1066, 1097. Annecy, **** 1052. Amur, rfo, **398. •••621, 622. Annunciatella, '"''** 1093. ANQUETIL-DUl'ERRON, **'" 761. **"* 1128. /\.NA, gran duquesa rusa, "'*j<* 1054. Ansbach o Anspach, ...... 670, 743. A.NA, reina de Inglaterra, **" 575, 581, •*** 839, 961, 968. 584, 644. Aospaeh (v. Ansbach). A.NA DE AusrnIA, regente de Francia, Antigua, isla, ** 428. ** 471. 476. 477. 479. 779. Antilla (v. Antillas). Antillas, ** 281, 288, 296, 429, 430, 472. /\NA DE BRED\.ÑA, *" 329. A.NA DE Cc.E.VERlS (v. Cleveris, Ana de}. *** 527, 528, 530, 543, 548, 568, ANA IVANOVNA, zarina, ..... 663, 665, 710, 584, 591, 632, 707, 732, 733, 751. "'º* 797, 848, 849, 864, 866, 882, 756, 760. 883, 916, 922, 942, 944, 945, 951, ANA JAGBLLÓN, ** 390. 955, 980, 981, 991, 1054, 1073. 1078, ANA L:EoroLDOVNA, zarina, +o 672. 1019, 1101, 1102, 1105, 1108, 1109. ANACLETO, Pontífice, + 86. AnagnÍ, * 118: 1114, 1115. · mar de las, ,.,. 231. 282. *"* 527, 528, /\.NAs"l"AstO I. emperador romano de 542, 543, 581, 629, '632, 733, 736. Oriente,'* 39. . 737. "'*"*954, 1104. Anatolia, "'* 3 84, 504. *"* 592. Ancona. * 86, 104. **"" 881, 89Z. 1013. Antioqufa, • 62, 64, 72, 85, 109, 126, Andalucía, *67, 69, IOZ. *"305. 135, 159. condado-, • 156, 159. *"'"* 998, 1005, 1085. Andelot; Tratado de, * 32. patriarca de, "'34, 65, 72. principado, • 72, 85, 113, 135. Andes, **"* 796. t\NDRÉOSSY, .,.,..... 951. Antisemitismo, * 71. 122, 245. ANDRÉS DE LoNG.IUMEAU, "' 159. ANTONIO, duque de Brabante, * 217. ANTONIO, infante de Portngal, *" 366. Andrin6polis, ** 387. Tregua de,. ** .387: ANDRÓNICO
1
1117.1
:-:'\ c.::;;;
l 1
¡~)
® (2~º)
:
(;)
i
t~f$
¡
I
l
***
I¡
~
•r
,,:-,
t;_.~j,
Arguin, i5lotc de, •·• 280. ,..,., 542, 54J.. ANTIWOUES, D., 0 • • 358,.959. ARISTÓTELES, * 94, 151. Anzín, '"*** 199: Aristotelismo, * 94, 151. Aiio Santo, * 246. Arkángel, ** 388, 420, 493, 494. ,..., 614. i\osla, 7' 123. **"'* 1114. AJ!AFY, M.lou:EL, *** 545. Arkaogclsk: (v. Arkángel). Apa!achee, puerto, •••·764. Arles, "' 82, 98, 178, 189, 208. Apalaches, montes, ••" 765. reino de (v. Borgoña). Apeninos, * 331. **"* 956. Armagnac,;"'°'206. Apacrisarios. • 34. Apnlia, * 54, 86, 112, 120, 143. ** 335. Armagnacs,. :partido, * 206. ARMBRUSTER; J. M., ........ 1010. Aquilea (v. Paulin). Aquisgrán, • 39. *"'* 524, 538. *"** 1085. Armenia, armenios, .. 2, 28 62 66 72 73, 112, 113, 156, 157. .:.. 314. 5Ól ; Pai; y tratada de, *** 524, 531, 532, 503 ....... 619, 661, 744 757. **•* 805 535, 683, 685, 687, 689, 706 a 708 · *"""'199. . Armeni'.' Ciliciana, * 72, '85. Aquitanfa, Guyena, • 13, 19, 21, 24, 32, Annentiere5, "'** 531. Annórica (v. Bretaña). 90, 91, 134, 147, 183, 184, 191 206 239. ~ .... 1062. ' ' .ARNALDO DE IlRESCIA, " 87, 88, 94. . ARNnT. **'",.1011, 1017, 1018, 1020. Arabes, " 12, 16, 20, 30, 39, 67 a 69, 1 ARNIM. LUIS, 1017, 1019. 12~. 244. "* 279, 281, 285, 287, 402. ARNO~D, BENEDICTO, 733. Arabia, "' 7, 8. ** 285, 301. "*** 795 ARQUJMEDES, 1079. 1102. 1121, 1130. . . ' Arrás, .. 207. .. .. 463. Arag6n,· * 60, 69, 92, 106, 122, 126 136 Ct;in~erencia y paz de. * 207 222. 139, 149, 150, 186, 188, 199, 202: 203'. 208, 211, 231, 235, 238, 243 a. 246 · Arriamsmo, * 8, 9, 11. ** 409. ' Arutum, pirata ** 301 304 *"' 269 a 271, 276, 3Í2, 329, 330, 338° Artá, golfo de: *" 303: · 462 . • Arle~ li~erales, • 94, 120, lSI. ARAKÁN, rey de, *** 617. ArtoJs, . 136, 196, 207. ** 329 34Z 343 A.RANDA, conde de, .. ** 732. u .... 856 545'. 353, 354, 372, 457, 473, 47(;_ 1107. ' ART?IS, condes de, .,,. 269. *º* 826 Aranjuez:, moti1z de, "'"'** 1005. familia. "* 273. · Convenios de, *"* (1779), 732. As{uk~ga, A51 a, 10, 12,- 28, 48, 62 63 73 82 83 ***" (1801), 911, 1105. 115, 142, 158, 159, t62 ~ ¡{;4 'i11' Araucanos, ** 289. 174, 187, 198. . . 273, 287, 295: 296, Araxes, rfo, **•* 1124. 379, 383, 388, 397, 399· 402 425 470' Arbiter, * 240. 483, 495• .*"'* 591, 613: 616: 618: 619' Arbitr17fe, • 116, 240, 241. *• 277. 623• 662, 663, 715, 721 755 a 75¡° **"*1014. 760 a 762, 765, 780. 798 808• Arbitrator, 240, 241. 9o1, 1094, 1.119, 1121, 1124, JÍ29 ; Arcila, ** 292, 301. 1131, 1133, 1139. AnCHENHOLTZ, ,.,.,.,. 821. Asia Central, * B, 68, 156, 158, 162 a Archipiélago, * 186. •• 303, 305, 31J 504. 164, 171. 187, 198. *• 401, 402 *n 755 .... 523, 715. . ' 160, 161 • .....* 796. . . Ardres, Entrevistas de, * (l396), 216, 217. Asia Menor, * 28, 62, 66, 72, 85, 100. •• (1520), 34 J. 115, 142, 155 a 158, 163, 186, 236. Tratado de, ** 349. .... 397, 500. .. .... 592, 715, 755, 756. ARENllERG, duque de, ***• 1033. >!>**"' 898, 996, 1040. . Argel, 0 300 a. 302, 304, 306, 309, 311, 313, 347, 496, 497, 499. **'' 522, 524, Asía Oriental (v. Extremo Oriente). de negras, "'º 576 584, 676 525, 550, 551, 625. 633. 767, 768. Asiento 685. , . ' *"'**195, 923, 943, 945, 1119, 1120. Asís; "'140, 152. . A.RGENSON, marques de, ........ 67S, 679, Aspem-Ess!Íng, batalla de, *"'.;.* 1012. 681, 684, 685, 724. 1 AssAM, rey .de, **• 617. . Argentina, 289; **** 1091, 1112 a As ti, ·* 132.. 33 7. 1114. Astrakán, 383, 387, 401, 493. AJtaRUN', illrnn de Persia, * 218. Asturias, región, **"'* 860. 828, 840. Argona, reino de, * 36, 37, 46. Argovia, **~ 587.
*"'"'*
*""""'
***
"'**
•*••
*
**
****
** "'*
1149
INDICE ALFABETlCO DEL TOMO l INDICE
1148
Asunción (Paraguay),
ALFABETICO DEL TOMO [
•* 289.
ATANAOILDO, rey visigoda, <> 38.
Atenas, *"'* 569. ducado de, * 186, 210. Ath, ,.,.,. 531, 545, 568. Athis-sur-Orge, Tratado de, "'231. Atlántico, océano, * 133, 171, 172, 197, 236. o 362, ~70, 371, 429, 445. 486. 534, 542. 581. 6'.12, 63'.l, 676, 694, 714. • ••• 849, 856, 883, 912, 916, 1117, ll24, 1130. Atlas, cordillera del, 199. Aubana, Derecho de. 121. ,..,,. 258. AUDERY, .ANfONIO, *"" 531. AuCKL/LND, lord (v. Eden, William). Auctoritas, " 88, 90. Audennrdc, •• 474. 0 • 531, 545. Auerstacdt, batalla de, ........ 973. Aufkliirung, *"º 818, 819 821 82'1 825t 833.
***
º
*
f
,
•
Augsburgo, + 48, 171, 201. 0 311, 357, 373, 418, 4-34-, 435, 446. *** 561. °'"*" 937, 968, 970, 1055. liga de (v. Liga de Augsburgo). Paz de, "'* 446, 46ll. AUGSBURGO, ULR!CO (v. Ulricu). AUGUSTO, príncipe de Sajorua, "". 4-55. AUGUSTO II, Elector de Sajonia y rey de Polonia, **'" 603, 604, 606, 609, 610, 656, 657, 661, 669. AUGUSTO fil, Elector de Sajonia y rey de Polonia, 657, 658. 660 679 680, 684, 691, 706, 710, 777. • ' Aunfs, "81. AURENG Zen. .. ... 616 a 618, 757. Austerlitz, batalla de, ~ 961 968 911, 916, 1009, 1034-. • • 0 426. .,... 629, 630, 762. Australia, "'""'* 796, 986. AU5trasia, "' 13, 19. 32, 37, 39, 4-2. Austria, aU&triacos, * 22, 49, 89, 145, 209. • .. 272, 303, 377, 382, 385, 389 a 392, 395, 545, 4-89; 491, 492. "'"* 520, 522, 536, 538, 540, 556 a 558, 560, 569, 512 a 575, 577 a 583, 585, 587, 592, 593, 597, 600, 601, 611,
'""*
**"'
1008 :i 1013, 1015, 1016, 1018, 1020. 1022, 1023, 1025 a !027, 1038, 1040 a 1042., 1045 a 1048, 1050, 1051, 1053, 1055 a 1064, 1074 a 1076, 1083, 1089, 1090, i092, 1137, 1139. AUSTRIA, Casa de, **277, 328, 355, 389, 4-32, 4-47, 458, 490....... 575, 584. 593, 636, 639, 641, 645, 652, 656, 658,. 689, . 691. H O 824, 842, 1050. Autarqu!a, '""' 156. lil95. Autocraeor, * 40. Auvemia, .. 147. Ava, reino de, ** 401. Avan/as, '""' 499, 500. Ávaros, "'8, 12, 21, 4-1. AVAUX, conde de, >i<• 4-19. AVERROES (v. Jb11 Rusd}. '1 Averroísmo, * 151. *"' 407. Aves, islas de las, "'"~ 543. Avesnes, 477. dinastía de, « 147, 180. 1, Aviñón, '" 173, 177, 179, 183, 184, 192, 1 201 a 203, 214, 219, 227, 240, 245, 246, 250. .,..... 521. ...... 813, 815,
'°"'""
¡
"'*
827, 1052.
Co11ferencia de, * 222. Avrs, dínastía de, * 188. A.vis, Orden de, '"149, 188. Avre, río, '"114. Ayuthia, 401. 624·. AzAp.J.., 925. Azerbayán, "'" 398. Azincourt, baialTa de, * 206. Azores, * I99, 200. "'"' 281, 283 a 285, 290, 309, 366. A:z.oV, mar de, ,. 163. *"'* 665. puerto de, •* 381, 387. 597; 603, 6to, 663, 665, 713, no. Aztecas, .... 288, 380. Azúcar, obtención y comercio del, "' 200. ... 534, 548, 591, 626, 629. 766. *º" 797, 798, 847, 856, 866, 924. 942, 944, 945, 980, 985 a 987, 992, 995, 991, 998, 1001, 1110, 1114 a: 1116.
"*
*"'°'°'
***
*""
11'.f.l.
636 a 641, 644, 645, 648 a 654, 656, 659 a 661, 663 a 669, 672 a 681, 683 a 685, ó87 a 690, 692, 693, 696 a 700, 1 Baber, •• 293, 398,
702, 704 a .706; 709 a 721, 740 a 743, 746 a 750, 753, 754, 756, 757, 768, 778. 784-, 789. *"'** 799 a 801, 805 a 811, 819, 823 a 826, 828 a 830, 834, 836 a 840, 84-2 a 84-4, 846, 851, 862 a 866, 868 a 873, 876 a 881, 889 a 891, 895, 897 a 906, 911, 935 a 938, 94-8, 955. 956, 958, 960 a 968, 970, 973, 915, 980, 981, 993, 996, 1006,
**º
:!l!I.
BACClOCBI, 963. BACII, JUAN SEJJASTlhN, .,.,. 638. BACEIER,
'°*** 869.
Bachkires, país de los, ** 387. Badajoz, Tratado de, .,.,.., 913. Badea, badeneses, "*" 578, 587, 592, 748. •••• 866, 881, 922, 935; 937, 938, 968, 970, 1001, 1030, 1033-34, 1047. Tratarlo de, *"'* 611.
444 a 446, 451, 452, 466, 471, 480481, 484 a 486, 491 a 493. º"' 530. 534. 548. 589. 592, 595, 597, 598, 6Qd. 611. 634. 635. 638. 651. 661, 667. 61J. ... 437. . 703, 714, 723, 750, 752. *"** 807, ·849, Bagdad, califato, "'30, 35, 37, 65 a 67, 905, 906, 920 n 922, 979. 980, 990, 103, 158. 991, 993, 995, 997, 101'.:í, 1036, 1037, ciudad, • 30, 35, 37, 65, 61, 158. •• 397, · 1041, 1049, 1114. 496, 504..... 597, 618, 757. Bálticos, países, * 84, 145, 157, 170, 196, Bahrunas, 282. 231. '"* 272, 297, 313, 314, 321 a 323. Bahía. ** 292, 426. •••• 1116. 351, 368, 381, 391, 393, 396, 4-24, 441. Bahrein, islas, ., 619. 446, 451 a 453, 480, 481, 484, 485. BAIDARS, sultán, " 159, 162. 490, 491, 495, 506. *** 548, 596 a 598, Baienfahrt, * 195. 604, 610, 635, 636, 651, 670, 713, 789. Baíenflotten, * 172. .. ...... 847, 848, 884, 91$, 921. 961. .BAIF, ** 409. BALZAC, HoNORATO D!f/ 1028. 1047. Bailcal, lago, *156. •+*621, 622. · Bamberg, e< 79. Banato, ,..,.., 806. *"'*"' 1130. Baile, bailia, * 118, 242. +• 298, 505. Banca, * 132, 167, 172, 174, 201, 202. Bailén, batalla de, "'*** 1005. 238......... 1067. Baillo (v. Baile}. Bangkok, *>!>* 625, 758. llailleul, ••• 545. batalla de, * 183. 1 Bannockburn, BAILLY, *"'*• 1084. Bantam, "'* 295, 424, 427. Bar,_ Confederación de (v. Confedera437. *"* 677. Baja Alsacia, Ba]a Austria, **** 863. 1 c1ón}. BARANOF, gobernador, **** 110 L Baja Baviera, *** 742. Bárbaros, " 7, 9. 38. Baja Sajonia, **441, 44-4. BARllAROUX, ........ 843. Baja Silesia, 674, 675. B~ ~oJA, Khair-ed-Din, ** 301 a 304. Baktcbi-Serai, Crimea, 663. Bakú. *** 662, 755. ***" 1122. Barbastro, '" 70. BaJn.
1
**
•*
***"'
:.'
'°"
**"'
"'**
1
-
¡
\ :_1
-~.::·."''
m : J,i
~
1151
INDICE ALFADEI1CO DEL IDMO l.
~¡¡,.
.<·:-.
':::;::;;
¡·
@ tJ)
[
l
!1
¡
~I:> ~i
'¡
\&:)
INDICE ALFA11ETICO DEL TOMO I
1150
BENTINCK, WILLIAM,
945, 996, 1052, 1061, 1064, 1066, 1075. Concilio de, * 204, 205, Z'Kl., 250. ... 341. Basileus, * 20, 33, 37, 40, 51, 63, 87. 88, 99, 101, 103, 113, 135, 141, 155, 185, 187, 217, 224,.236. "'** 746. BASILIO I, EL MACEDONIO, emperador bizantino, * 28, 36. BASILIO II, emperado bizantino, * 62, 64, 65, 104. 1125. .Basora, Bassein, Tratada de, *"'** 1126. BASSVILLE, DE, • 0 + 858, 878. Bastia, '**'" 721. Bastión de Francia, .. * 310. 496, 497. Batavia, ** 424, 426. •*• 541, 588, 617, 621, 629. república de, •*+• 873; 875, 882, 883, 888, 889, 891, 904, 924, 925, 938 a 940, 944, 950, Il32. BATJ'IORY, Esl:EBAN. de Polonia (véase Esteban Baihory). BATHORY, SEGrSMUNDO. prfncipe de Transilvania, ** 395, 396. BATHURsr. **** 1046. Batum, *"*" 1122. BAUDEAU, abate:, ..... 785. BAUD!N, NICOLÁS, **"'* 796. BAUDOUJN, FRANCISCO, "* 406. Bautzen, batalla de:. u•• lD45, 1047. BAUW:ENS, 934. Baviera, bávaros, * 12, 13, 19, 22, 47, 49. '* 345, 376, 436 a 438, 477, 454 a 456, 466. *** 538, 540, 557, 561, 572, 575, 578, 635, 659, 661, 674, 675, 679, 741 a 743, 747, 749. **'"* 824, 838, B39, 843, 866. 873, 903, 905, 935, 936, 938, 962. 965, 966, 968 a 970, 981, 996, 1001, 1012, a 1015, 1027, 1030 a 1033, 1045, 1047, 1059, 1093. marca oriental, • 22, 49; 89. BAVIBRA, duque de, "'47; "* 345, 376, 435, 455, 468. .¡u1<+ 540. EA.Y.ACETO I, sultán·, .186, 187. BAYACETO II, sultán, ** 299. llAYACID (v. Bayaceto JI). IlAY!iRDO, *"' 333, 342. BAYLE. *** 781. Bayona, * 126, 172. *** 542, 647. "*** 991, 1005, 1018, 1031, 1083. Entre v is t as de u (1565), 359. '* .. {1808), 1005, 1083. Tratado de, """** 992 Bayreuth, .,,.,. 670, 743. **** 839, 1013. Beachy-Head (v. Beveziers. caboj. , Béacn, bearneses. ** 372, 375. *~** 1025.
****
()
1 CD @)
rey
1~ 'I
() .::~:3 "«:.:~
r:)) 1
" ¡,
. .
1 .
f1~ J' ¡.
¡ !
,._··:'"O\
'Q
@
f) ...._.,;_,
***"'
*
BEATl!lZ, emperatriz, * 88. BE.A.'IR.IZ DE EsJE, "218. Beaucaire, feria de, .. u 802, 933. BEAUFORT, duque de, *** 523, 527. BEAURARNAIS, EUGENIO, 958, 968, 980, 991, 1016, 1045, 1050, 1on. BEAUJEu, JvAA DE, *"' 328. Beaulieu, Paz de, '"* 373. BEAUMARCJ'IAIS, **'° 730. Bec, Le, "'94. BECCARIA, *"'* 782. **"'* 1032. BECE, TuoDORO DE, ** 411. Beckaskog, Tratado de, *"** 961. BEEUIOVEN, *f<"* 1055. Beglierbeg, *• 301, 306. Behring, estrecho de, ** .. 760, 764. ***" 1101. BEHRING, V!DAL, .... .: 760. Beirut, "" 311: Beja, "'** 530. Belaia-Tcberkov, Tratada, ** 488. Belén de Judea, ,.,. 503. '""''" 692. Bélgica, belgas, * 13, 207. ** 334, 352, 373, 437, 457. >*• 581, 642, 683, 753, 199, 807, 823, 824, 826, 838, 754. 842, 850, 851, 853; 854, 857, 860, 862, 864, 866, 869, 870, 873, 875, 877, 880 a 882, 888, 896, 904, 944, 1053, 1062, 1077. 1081; 1089. Belgrado, '°* 273, 384. *** 522, 556, 560; 569; 645, 664, 665, 753 . • ~ .. ·• 806, 809, 825, 1023, 1024. Trarado de, *** 665.
*** 571. Herbecía, * 82, 244, 246. ** 310. *'""* 856. Berberisco11. ** 284, 299, 301 a 303, 308, 310, 347, 496, 499, 501: *** 522. 524, 550, 625, 633, 649, 767. ,..... 918, 1119. Bereberes, * 16, 30, 66 a 69, 82, 93, 150, 9 Z44. 551. . Beresina, batalla del, **'"* 1043. · Berg, ducado de, ~* 347, 374. "''""' 672, 741. **º 968 .a 970, 992, 996, 999, 1033. BERG, duque de, ** 347. Bergen, * 170, 243. ** 315. Berg,;'n-of-Zoom, ferias de, 198. Bergues, ** 474, 476. *** 531. Berlín, ** 453', 491. 585, 601, 608, 669, 670, 673, 680, 687, 688, 692, 696, 697, 699, 702, 705, 706, 716 a 71&, 734, 742, 743, 748, 751, 753, 777, 779. .,. ...... 813, 820, 824, 825, 829, 834, 836 a 838, 840, 865, 866, 870, 872, 873, 381, 884, 890, 920, 921, 936, 966, 972, 973, 975, 976, 982, 983, 991, 1018 a 1021, 1038, 1064, 1085, 1106. Tratado de, º" 675, 677, 706. llermudas, islas, ** 428. *'** 730. !lema, herneses, * 190. ** 371. ***"' 799, 817, 869, 89J. BERNAOOTfE, general, ***'!' 1015, 1025. 1041, 1047, 1049, 1051. BERNARDO DE SAJONIA-WE!Mt\R, ** 458, 460, 461. BERNIS, abate de, *"* 690. BERTA DE SULZBACH, emperatriz bizantina, "'106. BERTBIER, ***'-' 894. BERWJCK, duque de, *** 647, 659. Besanyon, "' 104. **"' 553 .. Dieta de, * 104. Besante, moneda, * 64, 141. Besarabia, *"'* 609, 715. Betaschev. **"'* 832. BEIHLEN GAllOR, príncipe de Transilvania, ··~ 436 a 43!!, 444. Beuthen, Acuerdo de, *"' 392. Bevezíers, cabo, *"* 564. BEZBORODKO, *"'*"' 833, 844.
****
*"'
*
••*
***"'
BELORANO, BELLEGARD,
**** 1113.
*"**
marqaés de, 905• BELLE·IsLE, caballero de, *** 673. BEL.LE·IsLE, conde de, *** 673 a 676. Bel!e-Isle-en-Mer, e o m b a/ e.s de ** .. (1674), 542, (1759), 703. Bemberg, '"*"'* 938. Benculan, Surnatra, **" 590. Hender, Besa.rabia, *** 609. Bender-Abbás, ** 425. º* 590, 619.
Benedictina, Orden (v. San Benito. Regla de).
xnr,
BENBDlCTO Pontífice, .. 203. Beneficios, "'22, 47. Bencvento, ciudad, ducado, principado, "21, 39, 42, 46, 148. Concordato de, * 1 !2. Bengala, ** 273, 399, 427. 567, 617; '682, 696, 735, 758. ~**"' 807, 1073, 1096, 1124, 1125, 1133. Bengalore, **** 1126. BENNIGSEN, general, **** 975. BENUL\.M. JEREMÍAS, *** 776. *"'** 1084. BENIINCK, GUILLERMO ENRIQUE, •-*•979.
*"*
conde de Portland,
Bialystok,
1
\
***" 872.
Biberach, **** 937. Bidasoa, río, ** 476.
**** 913, 1048. BroNoN, **** 9ó5. 1031. Bijapur, o Yirnpur, "'** 542, 618. Bilbao, ***" 986. Binche, •** 531. 5 45. BIREN, duque de Curlandia, **'" 656, 710. Birmania, birmanos, "'158. """ 401. *** 625, 758. >
Birmingham, *"'*• 851, 1115. BntoN. complot de, ** 371. BrscooFFWERDER. **** 825, 838. Bimncfo, camina de, ,...,. 749. imperio bizantino, "10, ll,.16, 20, 21, 23, 24, za, 29, 33 a 43, 46, 50, 51, fil a 67, 71, 72, 82. 85 a 87, 99 a.103. 105 a 107, 109, 113 a 115, 131. 135, 141 a 143, .148, 157, 162, 175, 185 a 187, 210, 211, 217, 218, 224, 228, 237, 242, 245..... 380. *** 602, 613. Bizerta, '"** 768• BLACl(STONE, •** 783. BLACICWOOD, ADÁN, ** 413. BLAKE.. almirante, ** 471, 472, 498. BLANCA SFORZA, ... 333. Blanco, caba, .. • 280. Blanco, mar,-..*" 323, 362, 388, 389, 493. .."* 714. . .. BLANDRATA, JUAN, "'"' 409. BLA.NKEr, comodoro, ,.,.,.,. 1121. Blenheim, batalla de. º" 578. Blois, condado de, * 51, 90, 105. Tratados de, ** (1504), 334, (1572), 361, 364. Bloqwm, 883, 889, 920, 919, 982 a 984, 988, 989, 992, 996, 991, 1000, 1001, 1004, 1012, 1015, 1036, 1037, 1041, 1066, 1074, 1082, 1083, 1095, 1106, 1114, 1115, 1120, 1130, 1133; 1138. BLÜCBER, ou 1048, 1063. BocCAccro, ** 409. BoCSKAY, BsnlBAN, 396, BoDIN, JuAN, ~ .. 412, 419. Bogotá,'**** 1109, 1110, 1112. Bohemia, * 8, 10, 21, 49, 89, 104, 145, 151, 166, 171, 175, 116, 181, 187, 189, 201, 204, 209, 213. ** 272, 277, 382, 384, 390, 435 a 438, 444, 453 a 455, 466. *** 569; 637, 674 a 677. 693, 691, 699, 742. ........ 830, 992. BoJIEMIA, rey.'.Elector de, * 189. **"' 637. BoBBMUNDO I, príncipe de Antioqula, * 72, 113. 1 BoHEMUNDO iII, príncipe de Antioqufa, ,. 100, 106, J13. BoIGNE, BENITO DE, ,.. •• ,.,. 1126. Bojador, cabo, * 200. ** 295. BoLESLAW ClirnRr, duque de Polonia, * 104. BoLINGBROK'.E, *** 774, 776, 777. BOLÍVAR, SrMÓN, ""'"* 1113. Bolivia, * * 289. Bolonia, Italia, * 88, 116, ll 7, 150 a 152, *'° 339, 344, 345, 406 a 408. .. ...... 879, 881, 1093. Concilio de, "'* 348.
*""""
"*
INDICE ALFAJJETICO
t¡. 1
~DICE N..l'ABErlCO DEL TOl\!0 1
1152
Bolonia, Boulogne, Francia:, * 72, 105, 1 BORGOÑA, dinastía de, * 198. 202, 212. 108. o 330, 348, 349, 473. "'º* 954, 227. *"' 269, 277. 955, 958, 965. Borgoña Cisjurana, * 46. Borgoña Trasjurana, • 46. Bolonia, condado de Boulogne, Francia * 72, 105, 108. ' Borgoñó,;, Estado (v. Estado borgoñón). Bolsas, * 202, 203. *• 351. partido, * 206. Bombay, ** 427. **• 525, 590, 617, 626, Bornhclm, isla, ... 316, 491. 736, 758. 1098, 1121, 1125, 1133. BosCA.WEl'f, almirante, "'*'" 683, 694,_ 695. Bósforo, "'** 744, 762. BOll, 9í:i6: ·· . Bomy, Tregua ·ae, ,.,. j46. Bona, ** 310. *** 524. •**'" 1120. Bosnia, bosnlacos, 505. *** 524, 746. BoNAPARTE, CAROLINA, *"'"'" 1016, 1050. **"'"' !!06, 906, ]023. BoNAPARTE, ELIBA, "'*"'.. 963, tOI3, 1081. Boston, ..... 566, 728. *'1'"'* 1100 1109 BoNAPARTE, JERÓNIMO, ........ 977, 991, 1114, 1117. ' ' 1006, 1013, 1027, 1028,; 1030, 1039, Botnia, golfo de, *" 388. 1042. ·' Bol.zen, **** 1013. BoNAl'ARTE, JosÉ, *"'** B74, 902, 924, Boucbain, ,.,.,. 545. 925, 951, 952, 963, 968, 969, 971, 980, BouGAil'IVlLLE, LUIS Af!TON!O, ....... 700, 762. 991, 992, 995, 1005, 1014, 1027, 1028, 1030, 1032, 1081, 1104, 11ll. Boulogne, condado de (v. Bolonia. BoNAPARTE; Luc1AN0, ****.911 a 913. Francia). BoNAPARTE, Lms, ·•••* 96ll, 991, 1027. Bou-Regreg, •-* 625. Bone (v. Bona). 1 Bourg, '"" 346. BoNIFACID vm, Pontífice, "178, 241. 1 Bourges, *206. ** 409, 412, 413. ' BoNNEVAL, conde de, Bonneval-bajá, Bourgneuf, bahía de, • 83, 134. 314. ..... 663, 664, 712. BoORGOING, barón de, ,.. .... 855, 905 BoN SAINT ANDRÉ, JEAN, ..... ., 945. 1084. ' BONSIGNORI, banqueros, • 172. BoORQlJÍN, ***"' 1127. BoNsrEITEN, C.\RLOS VfcroR, .. u toBO. BotrIWLUER, conde de Chavigny, ** 467. Bol'!', •*"* 1096. ' BolTIIN, "*** 1120. BoRBóN, condestable de, 342, 344. Bouvines, * 138, J39, 230. Bouxwiller, *" 457. Dorhón, isla (v• .Reunión}. BoRBÓN, Luis ENRIQUE, duque de, BoY, WALTER, ***" 911. '"-* 649, 651, 657. Boyardos, "'** 809, 810, 817. *""'* 1024. BoruioNES. Dinastla de los, ** 342, 344, BoYEN, "*"'* 1020. 421, 432. **"' 572 a 574, 583, 585, 641, Brabante, brabtrm:.ones. * 79, 80, 83, 93, 645, 648, 676, 704, 751, 789......... 800, 122, 129, 130, 133, 167, 173, 175, 189, 856, 876, 878, 909, 912, 914, 961, 969, 196 a 19B, 205, 217, 219, 229, 235, 971, 1003 ll 1005, 1009, 1049, 1051 239, 241. 465. **"' ll24, 842. **º 1053, 1052, 1060, 1061. • 1054. Bordelés, país, "'81, 130, 185. **** lOOO. BRADDOCK, general, *"* 694. BonOHESE, familia, **** 1085. BRAGANZA, casa de, *"' 462. 626. 856 BoRGIA, familia (v. Alejandro T"l' César **** · duque de {v. Juan IT', rey ]Jorgia). BRAGANZA.
u••
*"
**•"
*"'
*"'
¡.
*'""
Borgoña, 208. condado de ' " 88.!. ..99' 132• 207' ducado de, + 46, 70, 93,='106, , , 113 132 185, 205, 207, 208, 212·. i· "* 269, 329, 333 . ª 335, 337, 341, 343, 344, 369, 460 * 46, 70, 79, 177. región, . 'l'* , 327 197 ... 344, 347, 369, 460. 9 reino de Provcnza o reino de Arlés, ,. 46, 47, 50, 51, 59, 79, 87, 91, 98, 99, 114, 147, 178, 179, 189, 207, 20&, ?-35, 249. * remo franco, 13, 19, 32, 38, 46.
;;~
de Portugal). BRANCOYhN, Familia
de los, *** 744. Brandebnrgo, * 84, 189. ** 321, 437, 441, a444, 485, 490 492.453. *•* 466, 517, 468, 531, 484, 538, 540, 545, 548, 559 a 561, 594, 598, 610, 611, 627, 635, 670 a 672, 698, 702,
ele~~~es de (v. Federico Guillermo I. Federico IIl y Prusia).
It:·
marquesado * 84 145 189 209 1 BRANDÉs lJ18, , ' . 1
.
**** Brandevi~. "'•*116. 1 Brandmeister, **260. BRANTl'lME, *"' 30Z, 414.
Braunsberg. ** 377. Brasil, ** 284, 289, 292, 296, 426, 427, 462. ·º* 526, 582, 766. ••** 856, 9lí!, 987, 991, 99il, 1004, 1077, 1088, 1090, llll a 1113, 1116. Breda, ** 445. . Tratado de, *** 528, 530, 590. Breiteufeld, bCita/la de, ** 453. Brema, .. 51, 83, 171, 234, 441. 444, 467, 490. '"** 595, 598. **** '199, 819. 916, 937,. 980, 994, 1102.. 1129. ducado de, ** 490. Brenero o Brenner, * 123. ** 440. BRENrANO, CLEMENrE. *º* 1017. Brescfa, "'*n 879. Breslau, **"' 674, 675, 698, 699. Bresse, La, ;región, ""' 345, 371. Brest, *** 565, 566. **.,. 910, 983. Sínodo d., (v. Brzesc}. Bretaña, bretones, * 7, 8, 10, 11, 21, 83, 91, 137, 185, 196, 237, 239. "" 328, 329, 351, 359, 362, 368. 591, 682, 703. *"** 882, 1062. ducado, * 91. ** 328. insular (v. Inglaterra). BRETED1L. barón de, *•* 743. ***" 826. Brétigny, Tratado de, * 184, 240. BRETISLAW. duque de Bohemia • 112. BRETÓN, **"'* 998. ' Bretwalda, * 14. BRIENNE, conde de, "** 515. Brienne, escuela de, *** 779. BRIENNE, ministro de Luis XVI. 753. Brigne, **'"* 941.
i
BRDNEQUILDA, reina de Austrasia,
* 38,
42. Brunswick,
1013.
"'* 441,
444.
**"'* 818,
BRUNSWICK, Cru:STLÚ! J>F., **437, 441. BP.UNSWlCK, duque Carlos Guillermo Fernando de, 839, 840, 1085. BRUNSWICK, duque Femando de, *** 698. BRUNSWICK - LUNEBUROO, duque de "'** 523. ' BRUNSCliWIG, H., *,.*" 822.
*"'**
Bruselas, *• 267, 330, 350. 356 360 367 a 459. **"' 582, 677, .' 680,' 748'. 753. "'•** 823, 825, 826, 838, 854, 866. Brusol, Tratado de, "'* 433, 434, 449. Bruzzolo, Tratado ·ae (v. Brusol, Tratado de). Br.zesc, Sínodo de, ** 393. Bucaneros, ** 430. Bucarest, ,.,. 396. **~ 715, 719 744, 753. **** 810, 817. ' Conversaciones de, *"* 719. Paz de, *** .. 1024, 1040. BUCKING!IAM, duque de, >1<• 439 447, 448, 456, ' Bucovina, *"' 384. *** 740. Buczacz, Paz de, *** 600. BuCHANAN, JORGE, "'* 413. BUCHHOLZ, ***~' 981. Buda, dudad, ** 264, 272, J84 a 3!l6. 556, 560, 569, 601. Budapest (v. Buda, ciudad). BUDBERG. 971. Budismo. • 159. *"' 273. Buena Esperanza, cabo de ** 280 424
~57
*"'"
***
*"""
*"'"
Brindisi,
DEL TUMU
** 335.
425.
•*
'
'
'
Brisach, 460, 461, 461. "'** 545, 553, Buena guerra, *"' 259. 570. Buenos Aires, ** 289. ·~**"' 974, 1109, Brisgau, Brisgovia, *'"'"" 938, 968, 1059. 1111 a 1113; 1117. Brussot, *'""" 797, 827, 829, 859, 1078. Bug, río. *"'* 665. Bristol, "'172, 183. *'""* 918. Bugey, *'" 345. 371. 1 Bugfa, * 111, 118, 231, 243. ** 299 301 Britania, * 13, 21. Jlritánicall; Islas (v. lngla!erJ'a, Escocia, 304. . ' ' Irlanda y Gales). · Bujara (v. Bukhara). Erod, **"'* 996. Bukhara, *" 389, 401. *** 756. .,,.• ,. 796,
*""
duque de, 651. Bromsebro, "'* 466, 486. BROWN, DAVID, **** 1073. BRUJX. **"'* 944; BROOLIE,
1
907. . Bula de Ora. *· 189.
1 Bulgaria, búlgaros, * 10, 12, 28, 29, 62, 63 a 65, 99, 103, 112, 137, 141, 142, Brujas, * 57, 82, 83, 132 a 134, 170, 155, 185, 186, 211. **"'" 906.
172, 173, 196, 198, 200 a 202, 214, JlÜLOW, HEINRICH VON, ***+ 972. 231, 239, 243, 244. 0 264. 315, 350, Bund de Heílbronn (v. Heilbronn). 363, 364. ··~ 530. . BUONSIÓNOJU, banqueros, .. 171. Alianza de, ** 342. Burburgo, •* 476. , Conferencia de, * 222, 240. BURCB'.ARD DE WoRMS. * 9;1. Paz de, • 105. Burdeos, * 81, 130, 111; 238. ** 265, Bn.UNE, general, MM 896, 903. 328, 413. *** 566, 726. *"'*"' 797, 991, Bn.tJNEIIAJJT, reina de Anstrasia (v. Bru· 1000. nequilda). BuRDE'IT. FRANCIS, *""'* 947. REllOOVRI 1.~13
'..- :~-1
1155
IND!CE t\LFAllETICO DEL TOMO l
INDICE ALFAllETICO DEL TOMO I
1154
.1
e
•**"'
~~»
CD
~
o
,.=) 'e
1 C) i
1
1
;¡j:}
$11 ()
~J
i' ki
Ir
1
~0
* ****
'*
'
r1!'f
"'*
'
C5 ·"°" \":j)
(;)
I,~
·~
},
"*
i.-2)
¡
' 1
l
' I•
fl
ü tt
~
**"'
familia dé los, 144. Canterbury, • 14, 52, 59, 92, 94, 99, 139. arzobispo legado de, * 220. Cantón, ** 293. *** 621 a 623, 760, 765. **** 1098, 1128 a 1132. Cantones suizos, • 145, 190. .,. 261, 270, 274, 336, 440, •468. *** 592, 670, 741. **** 869, 939, 940 (v. también Helvecia, Grisones y Suiza). CANOTO, rey de Dinamarca (v. Cnut el Grande).. Cap-Bretón, isla de, u• 682, 685, 695. CAPETOS, dinastía de los, * 51, 90, 101, 111, 114, 136, 179, 180, 183, 229, 249. Capitalismo, "* 272. Capftu{aciones, • 120. "'* 310 a 313. 498, 499, 503. "** 549, 550, 665, 666. *'"º 943, 1121. Capitulares, * 43. CAPO d'ISTRIA, *'"** 1054, 1057. "Capre" y "Ca.ppreríe" (v. Cabrería). Capua, "'*** 1093. CANrACUCENO,
¡
696. ....,. ... 807, 892, 1073, 1096. 1098, BURGlIERA:E!. ENIUQOE DE, obispo de Lin1125, 1126. . co1n, *217, 219, 226. CALDERÓN, PEDRO, ** 479. Caledorun, * 8 (v. también Escocia}. Burgos. * 126, 152. BURGOfl!E. general, *'"" 731. Calicut, *** 682. Burgunclia, * 19, 46. Cali-Curtn. (v. Calcuta). Burgundos, * 11. 818, Califato, * 29, 30, 66, 67, 12, 150. BURXE, EDMUNDO, º*"' 80B, 814, 886, ali f ora. i a • ** 291. *** 630, 764. ·847, 850 a 852, 861, 862, 865, ***'" 811, 1101, 1107, 1130. 889, 1051. CALDITO fil, Pontf:lice, * 88. BURJCE!ARDT. J.ACODO, ** 406. Calonne, 826, 828, 829, 839, 1097. BUSCAREL DE GrsoLF, * 218. 701, 736. . Calvi, ***7ZZ. BusSY. marqués de, *** 695, CJ\LVINO, calvinistas, ** 346, 409 a 412, BUST.AMANTE. Josii, **** 796. 436, 469. *** 533 ....... 1080. BUTE, lord, **"' 706. Cnmaret,, Punta de, *** 565. BYNG, almirante, *"'* 647, 696. Cnmbaluc (v. Peipíng). BYRON, comodoro, *"* 762. CAirIDON, ....... 851. Camboya, **"' 624. Cambrai, * 101, 229. *" 335, 349, 353. e *** 545, 649, 650,· 677. Conferencia de. *"'"' 650, 652. Caballerla, ". 66, 71 a 73, 79, 85, 92, Liga de, •• 262. 120. 121. 135 a. 131. 141. HB. 155, 156. Paz de,•* 344. 186, 245, 246. 249. Tratados de, 340. CABARRÚS, *"** 855. Cambresis, región, *** 545. Cabo Verde, costa de, ** 426; 430. Camdeo.,. Combate de. "** 733. islas, ~ 200. ** 283. u"' 526. Caminas frances2s (v. Santiago). CABOT, JUAN, "" 361. Cammin, Obispado de, .... 468. CADML, GoNZALO, *~ 284. C11.MOENS, 295. Cabrería; "'"'* 543. CAMI'E, 1017. CACAULT, **"'* 877. Campeche Yucatán, **"' 632. Cachemira. *"' 397/399. Camperdo~, combate de, ,.,,..., 882. CADilSO, **'"" 1077, 1082. Campo Fonnio, Paz de, **"* 881, 882, Cádiz, * 149. 366, 369, 414; 445, 448, 890, 901, 1075. 456, 500. **"' 533, 576. 577, 614, 732, CAMI'OMANES........ 855. 734, 736, 767. **"'*" 797, 954, 955, 967, Canadá *"'"' 548 628, 629, 682, 695, 1006, 1108. 1110. 1112, 1114, 1132- : 707, 724, 731, 731. 161, 764. **~* 798. Caeremonis, De, "105 (v. Constantino 847. 849, 918, 921, 985, 1100 a 1102. 1106, 1114 (v. también Nueva FranPorfirogenetes). Café, producci6n y comercio del. cia). **"' 548, 592, 766, 770......... 798, 847, Cananor, ** 287. *** 526. 856, 916, 9&7, 995, 997, 1001, 1106, ' Canarias, * 199. ** 281. "'**" 1089. 1110, 1114 a. 1116, 1132. Canciller y Cancillerfa, * 102, 219, 228. Caffa, * 132., 163, 166, 171, 239, 242. Canción de Guillermo, "' 127. . Cancióri de Roldán o de Rulando, * 19,. "'* 381. Cagliarí, *** 641. 127. Cahors, * 133, 134. Cancha, rlo, " 27.. Cah<7r.sinos (v. Lombardos). Candfa, 309, 312, 504 a 506. **"' 5'12, Calabria, * 63, 112,. 120. **"" 969. 524, 549, 636 (v. también Creta). Ca1ais, * 184, 185, 197. *"' 266, 337, 342, Candidatos, * 33. 351, 353, 359, 369. • ... 526, 611. CANIS!US, P. PEDRO, ** 376. .... ~ 845. Canoes, "'" 498. Conferencias .de, * (1372-1377): 222, CANN!NG, JORGE, "'°** 919, 980, 1025. 240. ** (1521): 342. CANNING. STRATFORD, **** 942, 1040. Paso de, ** 367. *"** 933, 954, 958 Canónigos regulares, • 26, 78, 84. ·(v. también Mancha, Canal de la). CANOSSA, PADLO, llamado "Paraíso", Paz de,.,. 184. *"' 405. Calatrava, Orden de, * 93 .. CANOYA, +<+• 1080, 1085. Calcuta, ** 281, 285, 287. *"'~"' 567, 682, 1
1 1
principado,
* 46.
Carabelas, .. 199. "'* 281. Caracas, *º* 1109, 1110, 1112, 1115. 1116. CARAMhN, **** 905. Carbón, industria y comercia (v. Hulla). Carelia, *146. "'*273, 320; 484. CAREY, WILLTAM, .-.** 1073. ' Caribe, mar, "'" 428, 429. **•* 945, 985, 1115, 1116 (V. también Antillas, mar de las). Caribes, pueblo de Jos, •• 430. Carillon, fuerte de, ...... 695. Carintia, * 145. ChRLOMAGNO, .. 21 a 23, 30, 34 a 36, 42 a 44, 249, 531. ,,,,.,... 1084. CARLOS EL CALVO, emperador, * 24. 25, 33, 38, 40 a 43. CARLOS EL GORDO, emperador, "24, 25, 43. CAI!!.OS MARTEL, * 19, 20, 36, 38. CARLos IV, emperador, "189, 216 a 218. CARLOS V, ** 255, 256, 262, 269 a 271, 275 a 277, 285, 288 a 290; 292. 301 a 306, 316, 318, 338 a 350, 352, 355, 356, ,370, 381, 383 a 387, 397, 405, 520, 410, 414, 417, 419, 432, 433. 571, 573, 582, 637, 659, 673. CARLOS VI, emperador (v. Carlos, archiduque de Austria). CARLOS VII (Carlos Alberto), emperador de Alemania, "H 674 a 676, 679. CARLOS, archiduque de Austria (luego emperador [VlJ.J, ••• 572, 5í8, 579, 582, 583, -585, 645, 646, 649 a 654, 659, 662, ·664, 665, 612, 720, 76B.
***
Lurs JuJ\.N, archiduque de Austria, +•"'* 902, 962, 963, 1010 a 1012, 1018, 10231 CARLOS MANuEL ill, rey de Cerdeña, **"' 675, 679. CARLOS MA.NUEL IV, de Cerdeña, .. ....... 939. CARLOS II, rey de España, *"'* 528, 560 a 562, 572 a 574. C\RLOS rn, rey de España, *** 704. 706, 732, 737, 765, 781. *~*" 1005, 1104. CARLOS IV, rey de España, H++ 812, 854, 856, 862, 874, 876, 910, 912, 1005, 1077, 1109, 1111. c,mLOS, infante de España, ••• 653. 654, 659, 660 (v. también Carlos JII de España}. ; CARLOS, príncipe, hijo de Felipe If, 358. CARLOS fil, pretendiente al trono de Espafia (v. Carlas, archid11q11e). CARLOS V, rey de Francia, * 184, 206, 216, 217. CAru.os VI, rey de Francia, "'205, 206, 208, 216, 227. CARLOS VII. rey de Francia, * 202, 206, ¡' 207, 217, 221. ""' 278. CAru.os VTII, rey de Francia. * 207. "'*262, 275, 284, 299, 328, 330, 331, 338, 408. · 1 CARLOS IX, rey de Francia, ** 310, JU, 321, 359, 361, 373, 390, 405. 1 CARLOS J, rey de Inglaterra. ** 420, 433, 439, 445, 447 a 449, 456, 470. 472, 493. ' CARLOS Il, rey de Inglaterra, ,,.. 427. 1 *** 525 a 527, 529, 530, 535, 536, 544, , 626. "• CARLOS EouÁtloo EsniARDO, prcteadiente 681·': CAui.os EL MALO, rey de Navarra, * 184. ChRLOS, rey-de Provenza, * 24. CARLOS DE A.wou, rey de Sicilia, * 147. 150, 162, 227, 238. 269. CARLOS IX, rey de· Suecia, 393, 481. CARLos· XI, rey de Suecia, "?* 536, 541, 554, 591 a 599, 604. CARLOS XII. rey de , Suecia, ,.,, 480. *** 512, 594, 595, 599, 604, 606 a 612, 640, 656, 657, 661. 663; 751. CARLOS XIIl, rey de Suecia, "'"''"" 1025. CARLOS GusrAVO, rey de Suecia, *• 488 a 492. CARLOS, duque de Sudennania (v. Carlos IX de Suecia). CJ\.RLOS EL TEMERARIO, duque de Borgoiía, "'202, 207, 208, 217. *,. 269, 337. 341, 369. CARLOS
"*
""'*
*'"
*"'
\( 11l l
INDICE. .ALl'AllETJCO DEL
1156
IV, duque de lprena, "* 450, 453, 456, 457, 462, 472; 1'477....... 523, 532, 557. CARLOS V, duque de Lorena, *"* 545, 551, 645. . ' c~s JI, d.~que "de Saboya, ** 345,
CAl!LOS
1006, 1046, 1049, 1051, 1053, 1054, 1056 a 1058, 1063, 1065. Gastar, camercia del; ** 291, 428, 429. H*566, 694. CASTIUES, **** 808, l097. Casus foederis • ........ 836, 837. Catalanes, • 156, 171, 197, 199., .. CATALINA. DE .ANHALT-ZERllST (Catali1 na II de Rusia), *** 642, 659, 705, 710 a 719, 7# a 747, 749 a 752, 754, 772, 782, 783, 785. *""'" 800, 806 a 808, 810, 823, 828, 832 a 837, 843 a 845, 858, 872, 873, 875, 876, 893, 982.
CARLOS MANUEL, duque de Saboya, +>I< 371, 372, 433, 434. CARLOS MA.NUEL, Elector de Baviera, ...... 563. CARLOS TEODDRO, Electo( palatino, CATALINA DE BRAGANZA, $$ 427. 741, 748. CARLOS .ALEJANDRO, príncipe -de Lorena. CATALINA. JAOELLÓN, ** 324, 325. ...... 611, 680, 681, 699. ' CATALINA I, zarina, "'*"' 610, 651, 661. CARLOS DE . 0RLEÁNS, * 20ó. Cataluña, catalanes, * 109, 111, 149, 211. CARLos PE V.ALors, * 180. "'" 309, 462 a 464, 471, 498. *** 558, CARLOS FEDERICO DE BADEN, margrave, 567, 568, 579, 583....... 858, 862, 874• ..... 785. "'*** 965. Espafia, ' 910, 992, 995, 1088, 1092. CARLarA JoAQUINA, infanta de Catania., «+• 543. ....... 856, 912, 1111, 1112. Cátaros (v• .Albigenses). Camático, *** 61ll. Cateau-cam.bresis, ·Tratado . de, 285, Carniola, « * 387. **** 1012. 304. "'* 353, 357, 358, 369, 370. CARNOT, Uz.rno NICOLÁS, .. *** 869, 870, Ca/liares (v. Albigenses). 877, 1094. Cathn.y (v. Chírra). Carolina, ,.. 359, 428. 628, 733 a 735, CATINA'l', mariscal, '"** 567. 763. CATINEAU-LAROCHE, *"*'" 989. CAROLINGIOS, dinastfa de los, "' 19 a 26, Catolicismo, ** 354, 356, 357, 370, 375, 34, 35, 37, 39, 43 a 46, 48, 49, 51, 98, 377. *...... 893. Ca.ti.ero, ,. ••• 881, 903, 977, 991 1 994, 149, 249. CARDN, FRANCISCO, ,,..,,. 541, 542. 1023, 1024, 1040. Cárpatos, .. 7, 8, 210. *"'** 872. Cattegn.t, estrecho de, *"'*"' 995. Carraca, navfa, ,. 172. Cá.ucaso-, "'8, 39, 63, 187. ,,.,.,. 6181 ·662, Cartagena de Indias, º* 566, 663, 747, 755. !<...... 808, 1122. CA.ULAINCOURT, ....... 1009, 1048. """* 1112. Cartn.go, (< 16. Cautividad de Baliilania, * 179, 241. Carta Magna, Juan Sin Tierra, ~ 146. CA.VAlGNA.C, ....... 945. Cartas crede11ciales, * 115. Cava/iertour, ** 412. Cartas de marca, "'238, 239. ,.,.,. 260. CAVELIER DE LA SALLE, *** 628. C.ARTERET, FELIPE, n* 16i. inglés, Cawnpore, **** 1125. CARTERET, primer ministro CAx'rDN, JoBN, * 214. **" 675, 678. Cayena, **" 54'.l, 629. CAR.TIER, JACODO, ** 289, ,290. CEllALLOS, PEDRO; ,.**"' 1083. CAR.TWRIGBT, EoMUNDO, *** 739. Cefalonia, ** 309. en.sale, ** 449; 450.....,. 554, 555, 563. 424. "''"' 526, 54::!, 758. Ceilán, en.simba.zar, ... 421. **""" 808, n26, u21, 113 t. eASIMillO rey de Polonia, *" 381," Celtas, * 8, 21, 54. 382, 384. · Cenis (v. Mo!tte Cenis). Caspio, mar, ** 379, 387, 398, 401. Centroamérica, •• 289. *"* 662, 755 a 757, 761. ,..,.,. BOB, CENTURIONE, ZAcCARÍA; • 210. 1054. 1121. Centuriones, Campañfa de los, ** 280. Cassel, **,. 545, 699. "'"'"" 1084. Cera, comercio de la, • 93, 168. •* 500. Castilla, castellanas. * 69, 92, 93, 106, Cercarop, Conversaciones de, ** 353. 112, 117, 120, 149, 172, 180, 184, 188, CERCBI, banqueros, "'138. 189, 199, 200, 203, 211, 221, 235, 239, 995. Cerdaña., • 208 ..... 329, 330. 244. ... 269, 270, 275, 283, 328, 338. Cerdeña, sardas, " 188. *"' 271, 304. ........ 855, 1109. ••• 579. 646, 647, 660, 675, 678, 685, CASTLEREAGH, u** 919, 942, 960, 919,
***
*
*""'
'°'*
r.v,
¡¡ :J.1
:i•
.i
;;'Ii'
TOMO
1157
I
INDICE ALFAllETICO DEL TOMO f
m,
*"''""'
707, 721. **"'"' 828, 858, 864, 865, 867, 870, 879, 898, 899, 905, 939, 959. Cerisoles, batalla de, *'" 346. Cemagora o Crna-Gora (v. Mantenegro). Cerna Gora. montaña, o u 808. Cernautsi (Czernowitz), n• 740. ÜillVANTES, *" 414, 479. CÉSAR BoRGV., • 333. CEsARI, H U 1017, 1082. Cetiña {Cetinge), ... 714. Ceuta., * 199. "'"' 292, 301. +*• 626. ..... 1119. Cevermes, montes, •• 280. ••• 773. Cicladas, islas, 0 298. CID (EL} (v. Rodrigo Dlai; de Vivar). Cifra (Clave), * 226, 227. Cilicia, • 72, 85. CINQ-MARS, marqués de, .. 462. Cipango, "'* 282 (v. lapón). Circarn, costa de los, *• • 682. Cirenaica., • 16, 66, 69, 93, 135. Cisalpina, república, ••** 881, 891, 893, 895, 903, 924, 939 a 941. Cisma de Occ:idente (v. Gran cisma). Cistercienses, * 76 a 78, 80, 84, 140. Citeaux, • 78. City, Londres, •• 363. "'*** 866, 884, 889, 926, 943, 991. Ciudad de los Reyes (v. Lima}. Civilizació11 bizantina, • 11, 12, 29 a 31, 62 a 65, 95, 96, 113, 114, 120, 121, 140, 141, 210, 242. Civilización griega, • 7, 16, 17, 44, 72, 73, 101, 106, 120, 121, 155. ** 375. Clairvaux, '* 85. Clapham, secta de, ... * 1078. Claraval (v. Clairvaux). CLARENDON, conde de, ••• 525. CLAroi:SDN, *'º 1078. CLAUDIA, bija de Luis XTI, ** 334. CLAUSEWITZ, u u 1090. CU.VIERE, ••,,.. 827. CLEMENrn IY, Pontffice, * 148. CLEMENTE V, Pontífice, • 178, 180, 27.5, 235. CLEMENTE VI, Pontífice,* 179, 181, 191. 222. (!LEMENTil vn, antipapa., • 203. CL.EMEN!E VII, Pontífice, ••344 a 346, 383. ·CLEMENTE Vill, Pontífice, •• 396. Cleme11tisté, • 203. Clérigos de ctmcillerfa, + 219, 2.20, 227. Clermont, • 15'.4. Concilio de. • 71. cieveris, • 105. *"' 347, 374, 375, 411, 418, 435. • •• 538, 545, 585. 670. ..... 938, 1059.
CLEVERlS, ANA DE, * 347. CLEVERlS, duque de, •• 347, 374. Clichy, • 32.
CLINTON, WILLUM DÉ, conde de Hun·
tington, •219. CLINTON, TulÉ5 Di;; • 219. Clissa, DalrDacia, ** 308, 505. **• 524. CLIVI!. RonliRTD, *º 696, 702. CLoooVEO I, rey franco, • 11, 39. CLOOTS, *"'',* 827. Closterseven, Capitulación de. "'*• 698 . CLOTAIUO I, rey frn.nco, • 32, 42. CLOTARIO II, rey franco, * 32. Cluay, Orden J,,, • 58, 70, 126. CNuT EL GR.ANDE, rey de Dinamarca y de Inglaterra, • 53. Coast, factoría del Cabo-, H • 528. ConllETT, **** 947, 1084. ConENZI, FELIPE. 0 ++ 837, 840. 844. CoBENZI, JUAN LUIS JosÉ, conde de, • ... 745, "'* ... 880, 896, 902 a 906, 937, 962, 963, 966. Coblenza., ... 457. **** 826, 829, 881, 937, 1058. Entrevista de, " 216. Cobre, e:xtraccíón y camercio del, * 175, 201. •• 351. ••• 613, 614. +* . . 807, 832, 869, :961,_980, 1117. CoBURGO, príncipe de, ••• 753. **** 8lí6, 870. CocKERILL. •••• 934. Cochln, •* 285, 287. "'** 526, 623, 758. Cochinchina, *" 401. • ** 624, 7 58. C6digo civil de Napoleón, ~**• 1030 a 1033. CoEUR. IAcQUES, * 202. Cogi:in.c, Liga de, ++ 343. COLA DI RlENZO, • 187. COLBERT, JUAN BAUTISTA, *" 430. 501, *"'* 514, 516, 534, 535, 541, 543, 547. 548, 551 ·a 553, 564, 568, 573. 589, 595, 629,. 761, 781. CoLllERT DE CROISSY, *** 515, 548, 553. Colectores pontificias, * 224. COLE!', JUAN, *"' 408. CoLIGNY. almirante De, ** 359, 361, 364. CoLIGNY, conde de, 0 • 522, 556. Colrnnbo (Ceilán), 526. Colombia, *** 676. COLÓN, CRISTÓB/IL, .,. 280, 281 a 283. Colonia, • 27, 57, 83, 152, 171, 189, 203, 241. ,.. 314. 374. 376, 405. *** 539. 562, 563, 510 . . 0 • • 199. 820, 871, \. 993, 1074. Congreso de, *"* 5.39, 544. elector de, • 18!l":. 0 374. H • 517, 523, 529, 536, 538, 540, 561, 570, 516.• 578. H;.• 1074.
•o
:;.._
.·
'c'.;;:9
1 1
1
!
'i
f
1 !
® ® @ tJ) @ (~)
~
·:;:_;; ~
~
~·
\l;,-'D () ()
:¡
~ ra
,) :~)
1@
1'l
(] -)
-
~
(;¡
¡~
t
:_~-
~·
,,,
()
1
.-:·'.'>
i.::¿;·
r,
g" ¡
r'
1
1
..
1159
INDICE ALFAIIETICO DEL TOMO I
INDICE ALFADCT!CO DEL TOMO l
1158
· Compaiíía Austriaca de Oriente,'"** 649. Colonia del Sprée, Tratado de. ++• 540. Compañia bra11deburgue.sa del O-alfo de ColOfiialismo, • • 0 797. Guinea, ••• 621. · · Colonias comerciales alemanas, • 243. Compañia Catalana. • 185, 186, 189. Colonias comerciales bizcJnténas. • 64, · Compañía Danesa de Indias Orientales, 117, 118, 13l,, 140, 141, 185. · ** 481. o+ 629. Colonias comerciales occidentales en el Compañía de Africa, francesa, .,. .. 9"43, Oriente latina. • 73, 82, 83, 117, llS, 1120. 131, 132, 135, 142, 155, 156, 163, 242. Compañía de Caracas, +u+ 1097. Colonias cristianas en paises del Islam. Compañía de Filipinas, º** 1097. . · ~ ÜO, 111. 117 a 119, 131, 132, 193, Compañía de la Bahía de Hudso11, 199, 231, 242, 243••• 313. **** 798. 0 Colonias ·extranjeras en Amberes, ** 264. Compañía de la China. francesa, · • 630. Colorzias extraníeras e11 Sicilia, • 120. Compañía de las Islas de América, Colonias italianas en el - mar Negro, .+ 430. * 132, 157, 162, 163, 210, 242, 243. Compañía de las Malucas, •• 430. Colonízación. • 49, 64, 167. •• 428, 469. Compa11ía del mar del Sur, 0 • 630. *'* 518, 591, 634, 639, 640, 644, 693, Compañía de los Cien Asociados, ** 429, 698, 770. '*"* 1095. 430. • Colonfr.adón alemana, * 22, 50, 57, 33, Compañfa de Oriellfe, francesa, •• 430. 84, 129, 134, 145. 157, 167, 110. 175, *'"'542. 176, 190, 205, 208, 209, 231. Compañía de Ostmde, *•• 64B, 649, CoLONNA, familia de los, * 178, 182. 652, 653. COLONNA, MARCO AlrroNCO, u 306. Compañía Francesa de Guinea. M" 516. CoLONNA. ScuRRA, * 182. Compañia Francesa de /Jtdias, Nueva, Columbia, do, **** llOl. ••H 1097. CoLLÍN, ENRIQUE JosÉ. · *'"'* 1010. Compañía Francesa de las Irti:lias OcciCoLr.IN. MATEO, **"'* 1010. . 0 0 dentales, •+* 541, 548. . CoLLIN DE SUSSY. conáé de, 943, 1 Compañla Francesa de las J11dias Oi'ien· 988, 991. tales. H • 541. 548, 623. 0 CoLLINGWOOD, almirante, •• 1120. C umpañla Francesa de LtrVante, 0..,.. 548. COLLOREDO, ,.. .. 902, 962. Compañía Francesa del Norte, • 548. Cumercio (v. Tratadus de}. CompañlaFranc1:sa del Senegal, ••• 548. compañías de. • 132, 197, 231 (véase Compañia Holandesa de Indias Occiden· también, Compañías). tales. 0 368, 426. **** 1097._ 1115., medieval. Alemania del Sur: • 17[. Compañía Holandesa de Indias Orien197. Asia Central, Extremo Oriente tales, •• 424, 426. ••• 533, 623. y la India:. * 162 a 164. Atlántico: ... o 1097; 1127, 1129, 1130, 1132. * 80 a 82, 133, 134, 172, 173, 196, Compañía Inglesa de Indias Orientales, 191. Báltico: • 83, 84, 157, 167, •• 424, 425, 427..... 622, 624. 735. 170, 171, 190, 195. Entre la Europa º** 849, 1074, 1098, 1124 11. 1127, mediterránea y la del Noroeste: 1131. • 56, 80, 81, 130 a 133, 172, 173, C11mpa1iía inglesa de Levante. •• 313. 175, 196, · 197. Mancha y mar del Compañía Moscovita (v-' Moscovy <;0111Norte: * 23, 56, 51, 83, 84, 133, pa11y). 134, 172, 173, 190, 196, 197. Océa- Compañia Navarra, • 186, 210. no Indico: * 158, 198. Mundo Compañía Rusa de América, **º 1101. oriental y del Norte al través de Compañía Sueca del Sur, .. 483. . Rusia: * 27, 56, 64, 01, 83, 157. Compaiíias. Grandes, • 174, 197. 245. Tra11sco11tinental Oeste-Este: • 26, H 294, 295, 313, 368, 483. •** 541, 56, 57, 83, 133, 172, 198. Transme548, 567, 595¡ 621, 634, 760......_1097, diterráneo: • 12, 16, 17, 30, 56, 1130. . ·64. 67 a 69, 81, 82, 131, 132, 142, Compañías Francesas de C-ltin"a, '** 621, 1,49, 150, 155, 156, 162, 163, 171, , 623, 760. **** 1130. 172, 189, 198, 199. Compii':gne, • 32. •• 458. •*** 934. Common law. • 181. Convenio de, * 32. 0 • (1764): 722.. Co.MM:YNES, FELIPE DE, '217, 2'1.2. . Tratados, *• (1624): 440, (1635): 458 . .CoMNENos. di11astla las, * 106, J 13, Comtat, Vaucluse, ••**. 827, 1052. 141, 142.
de
l
Concameau, '* 329. Co11venios, .,.** (1700): .603, "(1JB4): Concilio, Superioridad del, • 178, 204, 747, (1800): 906. 213, 250. Corurta11za, "' 202. • .... 888, 891. 968. CoNC!NI, "'* 434. Concilio de. • 204, 250. ++ 341. Conclaves, *' 270. Lago de, **"* 1013. Condado (v. Comtat). CoNsrANZA DB HoHENSTAUFEN. reina de Condé, *** 545, 580, 535. º º 866. Aragón, • 149. CoNDÉ, príncipes de, 0 373, 461, 471 CoNSI'.ANZA DB Sic!LIA, emperatriz, ~ 138, a 473, 476. • 0 539, 600. •••• 826. 139. CoNDORCEl', •** 790. •• 0 797, 857, 1078. Consulado del Mar, •• 257. Condottieri, • 204, 212, 223, 245. Cónsules,.• 88, 117, 118, 120, 242, 243. Confederación de JJar, *** 712, 716. **.259,,:.264, 265, 267, 298, 309, 312, Confederación de las Seis Naciones in313, 499i 500, 503. *** 550, 5!J2, 614, dias, *** 764. 626, 627; 692, 765, 767, 769... ••• 1120, Confederación del Rfn, •••• 969, 917,. 1131. . 989, 991. 1013, 1014, 1027, 1045, 1047. Cónsules de los israelíias, • 118. Confederación de Radom. ••• 711, 712. Contabilidad, • 174. Confederación germánica, "*** 1058, CoNTI. pdncipe de, ••• 604, 678.0 0 1059. Cuntrabando, ** 368, 400, 427. 621, Conferenclas, "38, 40, 98, 99, 722. 676, 734...... 995, 996, 998, 999, 1001, Confines, 0 387. 1037, 1066, 1098, 1105, 1110, 1112, Confraternidad, "79. 1 1114, 1133 {v. también Blaqueo). Confraternidad de reinos francos, "32. Contrarreforma, ** 324, 441, 446, 487. Coni, ••• 678. . Contribuciones de guerra, 421. Conne<;ticut, •" 428. ••• 730. •••• 1100, j Tratadas de. "* 260, 421. . •. Convoyes; • 17, 172, 196. ••.501, 5.48, 1103. _ . CoNRAD!NO, • 148. . . 633. 1127, 1131.. . . .. CONRADo II, emperador, • 50 ·a 53. COOK, capiláii, *** 76/., 763. 865. CoNRADo ID, rey de romanos, * 85, 87, CopenhagUe, .• ,. 264, 317, 321, 420 .. 481, 100, 106. 483, 486, 491 a 493. ••• 606, 611, 658, CONSALVI. *"*'" 899, 1061. 734, 751. ++o 908, 920 a 922, 980, CoNSTJ.Nr, BEWAMÍN. ºº 1080. 1008, 1098. 0 Constantina, º .. 1120. Co:eÉRNlco. 407. CoNsrANDNO, zarevich de Rusia, 746. 1 Coppet, 940, 1080, 1082. CONSTANTINO f, emperador bizantino, Coptos, •+ 314, 402, 502. *'** 1089. * 100, 126. 0 502. COQUElll!RT DE MoN11lRET º"" 942 989. CoNSTANilNO V, emperador bizantino, Coquimbo, 111 7.0 ' · ' • 20 38. Coral, comercio de. 310. CONSTANTINO VII Porfirogenetes, * 105. Corán, • 30, .69. CONSTANTINO XI, emperador bizantino, Corbeil, Tratado de, "' 149• • 210. Corbie, 0 460. CoNSTJ.Nr!NO PAWLOVICH, p r í ne i pe, Córcegn, co-rsos, .. 304, 353. ..H 521. *'"'"' 975. 720 a 712,_ 724, 725, 168. "'**"' 1003, 1027, 1060. Constantinopla, • 28, 29, 34, 35, 37, 62, 64, 99, 101, 104, 105, 113, 117. 118, 1. Corcho, comercio del, • 197. 132, 141, 142, 185, 210, 242. ** 264. l Córdoba, ·" 30, 66, 69, 103 a 105, 120, 130, 149, 151. •• 231. 273, 298, 300 a 302, 305, 309; 31 o. , ~ 313 331 339 345 380 387 Corea, * 156. *" 400. +u 620, 159. 0 ¡., .• , ' , , ' 396, 398, 422, 487, 495 a. 497, 500, Corfú, "86, 148. u 309. •• 881; 906, 502, 504 a 505. ~,.. 522, 5Z4, '549, 959, 995, 1003, 1040. 550, 556, 570, 597, 600, 60Z, 603, Corinto, • 64, 86. *** 569. 609, 610, 625, 645, 662( 663, 691. golfo de, "'' 306. 692, 712, 714 a 717, 740, 744 a 747, Cornisa, paso de La, **"' 993: 750, 751, 755, 756, 767, 770, 783. Cornualles, o+ 591. ..... 800, 808 a 810, 892, 893, 906, CoRNWALLIS, general, •u 735...... 807, 909, 943, 950, 1022 a 1024, 1039, 924, 925, 948, H25. . . 1040, 1120, 1122. Corolarios de Ems, **'" 1074, 1016;
"*
l
••*
*'•••
**"•
'*'"
*•**
31
llbl INDICE 'M.J.'A1JE'I1CO DEL 'TOMO l INDICE ALvADETCCO DEL TOMO I
1160
¡.
Coromandel, Costa de,
102, 758. **** 112s.
Corón, *"' 300. Corporación, • 44, 176.
¡·
• 0
**:431. N,
542, 1 Criptografía diplomátíca.
_,/
Corporativo, Régimen. * l?t1í. Corpus juris canonici, "' 75'.!.' Corredores de comercio, • 202. Correo imperial bizantino, • 35. Corsarios, *º 260, 2B4, 304, 321, 362, 366. ... 527, 543, 544, 551, 565, 516, 581, 596, 630, 632, 633 ......... 795, 866, 883, 912, 1114, 1117, 1129~ 1131. Cosacos, .... 273, 388, 393 a 395, 487, 488. •*• 596, 591, 600 a 602, 607 a.
609, 621, 622, 713. ,... ... 832, 834, 907. Costa de la Pi.mienta (v. Malabar). Costa. de Ora, •+ 426. "** 516, 528, 590, 627, 166. COSTE. PEDRO, *'* 773. Costumbres, • 181. *"' 257. 0 Costumbrer de Amsterdam, 257. Costumbres de Olerán, M 257. Costumbres de Wisby, •• 257. Cotentin, península de. .....~·564. CoTIA. editor **** 1055 ~1083 1095.
Cotte~eaux (c~tterellus), ¡ i';í.2. '
Caney, • 241. CeURIER. PauI Louis, • •• • 894. • 180. •* 465. 531, 545,
Courtrai,
554, 568.
Cou:ruoLX DE CANrELEU,
º""
0
••
944.
CoVENillY (v. Walter Langlon.}. Cracovia, * 89, 157, 191. ** 264, 272, 320, 325, 328. 389, 390, 392, 406, 407, 409, 489, 491. ....... 835, 836 871 872 1012, 1058. • • • Créc:y, batalla de. • 184. Crédito. * 161, 174. Crei:ks, pueblo, *** 763. .1 Crefeld, .,. •" l 00 l.
Batalla de, ••• 698. Cremona, * 10!, 117. 0
Crépy, Tratado de, 285, 31B, 348. CRÉQUI, duque de, **" 521. Creta, "23, 30, 62, 69, 142, 171, 186 198, 210. u 298, 309, 311, 504 a 506'. 522 a 524, 549. CnETirr. "* .. 1037. Creuse, río, • 129. Creusot, .... 727. º** 798. CJIBYsELMEISTER, NICOLÁS, "219. C!uONON; M 285. CRILLÓN, dugne de, +*• 736. Crimea, * 29, 63, 132, 157, 163, 166, 171, 242. . . 273, 380, 381, 383, 387, 388, 488...... 591, 602, 663, 664, 713, 715, 717, 720, 744, 746, 747, 750. "'º"' 809. 996.
••*
Culloden, batalla de.
* 226.
* 119. !1 Criptomusulrrranes, Crisóbula, diploma imperial, • 107. CrusTÚ.N II, rey de Dinamarca, ... 316, 317.
*" 317, 318, 321, 347, 382...... 604. CrusrIÁN IV, rey de Dinamarca,.•+ 431, 441, 444, 446, 465, 481, -.4s2, 486. Cristianismo, • 7, 8, 13, 14, 16, 22, 23, 25, 26, 29, 49, 50, 52, 53, 63, 67, 69 a 71, 84, 92, 93, 119, 136, 143, 145, 151, 159, 191, 210, 213, 248. .. .. 255, 257, 294, 390, 397, 400, 402, 404. *** 633, 636. Cristianopel, Tratado, .. 466. Cristianstad, Tratadn de, *• 486. CRISTINA. DB FRANCIA, ** 434, .459. Crusr1Nt1. DE LoREMA, *"' 349. CRISTINA DE SUECIA, o 454. Croa Gora (v. Montenegro}. Croacia, croatas, "60, 63, 65, 86, 112, 157.••• 519, 677. • 0 * 1089. CRoMWELL, OLIVERIO, ** 417, 423, 456, 470 a 472, 477, 492, 498. 0 • 526, 566, 590, 632. 0 Cronstadt, 714. •• 884. CRUCÉ, .AMÉRIOJ, o+ 637. CRUI!CSHANK, ._.,. 1083. 1 Cruzada, en general, • 82, 113, 141, 210, 224. ** 252, 299, 300, 308, 503. *** 522. 1 Cruzada, idea de, • 70 a 73. ** 293, 333, 335, 339 a 341. 346, 354, 398, 452 • 503.••• 559, 569, 601. Cruzada l.", • 10 a 73 79 82 99 103 7 CRISI1hN IJJ, rey de Dinamarca,
>
*""
113.
'
J
'·
r
Cruzada 2.", "'85, 100, 122.
i
Cruzada 3.", • 135. Cruzuda 4.", * 141, 142, 225, 244. Cruzada 5!", * 141, 142. Cl"Ut;ada 6.".
•** 681.
CUMllERLAND, duque de, .... 680, 683,
* 143.
Crui;ada 7.", • 143, 155, 156. Crni:ada 8.ª, ~ 143. Cruzada alema11a. * 138. Cruzada contra los albigenses (V. Albi· genses}. Cruzada de Aragón, • 150. Cruzadas de España (v. Reconquista). Cuádruple Alianza, ••* 647. Cuba, ** 282, 288. ••" 707. .. •• 1 fOB : 1110. 1112, -1114 a 1116. Cuerno de Oro, • 117, J85. Cuero, industria y comercio del, * 130, 175...... 381, 430, 500. • ... 548, 621, 628, 694, -757, 764, 768. **'*·1037.. 1097. 1101. 1102, ~110, 1129 .. 1130. COJAS, ... 409.
698.
Cuoco, "*"' 1016, 1017, Curayao-, "* 427. **" 543, 516, 6'12 **º 1115. Curlandia, • 209. H 273, 318, 320, 487. .... 519, 595, 607, 608, 656, 711. Cul!ZAY, caballero- de, *** 721. CUrzola. combate naval de, '" 164.
CusA, NrcoLÁS DE (v. Nicolás de Cusa. cardenal). CuSTINE, Í'>IJÁJ:.l DE, **** 842, 860, 865. CUSTINE, FRANCISCO, uu
829.
Custodia de Tierra Santa. •• 502, 503. Gustos processuum, * 229.
Custrin, o• 700, 702. **** 1038. . euruz. sultán .de Egipto (v. Qutus). · Cuxhaven, ••** 921. cuzco, ••289. CzARTORYSKA, familia • .... 1021, 1031. CzARTORYSKl, .ADAM, •••• 937, 959, 960, 964, 971, 975, 1021, 1050. Czenstoclwwa, "'* 489.
CH·
conde de (v. Carlos el Temerario). Chartres, + 13 [, 152. condado de;' • 90, 131. escuela de, • 94, 152. CJlASTELLUX, marqués de, ,.. .... 797. ClrATEAUllRIAND, "** + 927. Chateau-Ca.mbressís (v. Catea11) . CB:ATEAU·RENAULT, jefe de escuadra, ... 576. Chll.teau-ThiecrY, •• 343,, Chatillon, Congreso de, '•••• 1051. Chaurnont, Alianza ¡le, •*"'* 1051, 1062, ; 1064. CHAUVJ!LIN, FRANCISCO J3ERNAilDO, marqués de, "'*"* 852. CIIAUVJ!LIN, LUIS DE, ••• 652, 653, 658, 660, 673, 678. CHAVIGNY, conde de (v. Eo11thillier). CHA.VRE, NrcoLÁS, • 219. Checos, •• 411. 435 a 437, 444, 454, 455. ... ... 638 (v. también Bohemia). CHEmANIDAS. dinastía de los, *• 398. C!IBNIER. ANDRÉS, .... 769. CIIENYJSJÁN (v. Gengis-Kan). Cberasco, Armisticio de, **u 879. Tratado, •• 450. 459. •+• 563. Cherburgo, • • •• 952,. 967. CHERLEY, ANrONIO;.,.. 398. CHERLBY, ROBERTO, •• 398. 1 Cheroques o Clierokees, pueblo, ** * 628. Cf!AROLAIS,
Chab!ais, ** 371. ChaghataÍ, Kanato, • 158 (v. también Asia Central). 1 Chesapeake, bahía de, '*** llOO. Chesmé, batalla de, ••• 715. CHAH-ABDAS, *** 619. CEIEVERT, mariscal de campo, H • 675. Chalon-sur-Saone, ferias, • 173. Chalons, Conferencia de, * 100. Ca!ARAMONTI, cardenal (v. Pío Vil). CHAMBERS, EfltAfM, ••• 775. Chickasaws, pueblo, ••* 764. Chambery, •• 346, 371. *"'" 563, 678. Chiche&ter, • 221 . .... 842, 1052. Chieri. • 132. Chambord, Tratado de,. ** 349. Chiers, río, "'99. Chiísmo, chiitas, "' 66. *'' 397, 398. Chamonix, **" 791. Champagne (v. Champaña). **" -618, 756. CliAMP.AGNY, **** 989, 1003, 1042. . CmioEBERTO Il, rey fr.µico, * 32. 3B. Champaña,* 56, 105, 108, 114, 133, lB!l. Chile, "* 289. *** 630, 766. **** 1107, •• 348, 375, 440, 450. . . . 738. 1109, 1113, 1117. ferias de, •SI, 130 a 134, 173, 174, CmLP.ERICO, rey franco, • 38. China, chinos. * 68, 156, 158, 162 a 164. 238. J 87. *• 273, 292 a 294, 399 a 402, CHAMPIONNET, *.,~ 895. 424 a 426. *** 534, 617, 618, 620 a Champlain, lago-; *** 695, 701, 731. CEIAMJ.':LAIN, SAMUEL. ... 291, 429. 624, 755, 757 a 761, 765. ••~* 795, CffANCELLOR, RICARDO, o 362, 388: 196, 1073, 1096, 1091, 1101, Jll5, Chandernagor, *** 567, 682, 696, 707. 1'125, 11Z7 a 1130, 1132, 1133. mar de la, ** 426. **** 1131. CHAJ.'MAN, JoRGE, ** 411. China. del Sur, * 15&, 163. •**" 849. CHAJ.'P.E, *" ** 1066. CRA1'T.AL, • • 0 934, 942. Chinsm:ah, *"* 758. Cbiny, condado de, 0 • 554. Charcas, "**" 1109. Chioggia, Conferencias de, + 99. Charente, región, *"'* 726. Chíos, • 210.; •• 304, 305, 312. *"' 550, río, ..... 703, 726. Charleroi, *** 531, 539, 545, 580, 635. 715. Charleeton, ''"* 628, 733. *.*"* ·1000.
-.:':l.:-'
¡
1162
INDICE ALFADBTICO DEL TOMO 1
INDICE ALFAIIETICO DEL TOMO I
Chipre, *2&, 62, 69, 13Z. 135, 141, 142,, Dardanclos, estrecho de los, 0 505. 159, 162, 171, 185, 166, 198, :zoo, 2l0. • .... 550, 715, 744...... 1024. 0 298, 305, 306, 308 a 310, 312, 314, Darlén, golfo del, •• 288. DABNLEY, •• 413. 504. . D.utu, *-*• 1085. Chittagong, ..... 617. Chiuancheu (v. Zcyton). DAUN, general, *** 699, 700, 702. CHMIELNISCKI, ** 488, 489. 596. . Danphine, isla (v. Delfina). Choczim, batallas de, ••• (1673), 600, Dauria., región,. •** 622. Daurys, tribus, '"** 622. 601, (1769), 713. CHors.EUL, conde de, u+ 703, 716, 722, DAVID II BRUCE, rey de Escocia, ,. 230. DA.VOUT, ...... 1041. 725. . Chotim, batallas de (v. Choczím). DEANE, Sn.As, 730, 731. Christianopel, Tratado de (v. Cristiano- DECAEN, general, •••• 945, 980, 1127. pe[). Deccán, ,,.. 273, 398, 399. •** 616, 617, 695, 702, 735. ***" 1127. Christianstad, Tratado de, (v. Cristíairstad). Decretum de BuclUird de Worms, • 94. Cl:IUISKI, VASSILI, •• 394. • Decretum de Graciano, * 75. Defenestración de Praga, •• 435, .436. DEFFAND, MADAME DU, ••• 776. D DEFOE, DANIBL, *** 778. ' Dacia, • 211. *"* 746. • 0 • 834. DBLtl.CROJX, ••+• 887, 891. DAGOBERTO I, rey franco, ~ 32, 39, 42. DE LA. FORCE, mariscal, .. 457. DALAI-LAMA. ••• 761. DE LAUNA.Y, ••• 781. DALBERO. C/ulLOS TEODORO DE, • U 931, DELAWARE, *'** 1100. 965, 910, 982, 1027, 1033, 1047. río, "* 431, 483....... 731. D'ALEMBERT, *'* 783. DELESSART, •••• 829. Dalmacia, • 10, :Zl, 27, 28. 43; 63, 86, DELFINA, isla, •• 430: ••• 548. 141, 157. "'"' 273, 298, 306, 30B; 505. Delfinado, • 78, 183. ** 375, 434. *** 524, 569, ·510, 746. ,..,,. 880, ·881, .... 585, 738..... 842, 941. 903. 967, 911, 994 a 996, 1013, 1023. 1 Deihi, ** 273, 398, 399, 425, 427. Damán, • H 617, 758. / +o 618, 756. *••• 1126, 1127. Damasco, • 159. ** 312. DEL!LLE, abate, **º 1034. Damietta, *•• 770. DELLA SCM.A, * 187. Damme, aeropuerto .de Brujas, * 231. / DELLA Sl'INA, banqueros, • 238. DAMPl:ERRE, dinastía de las. • 147. DELLA ToRR.E, familia, * 182. Damvillers, ** 47.7. Demerara, isla, "*'.. 942. Danelaw, regiones, • 28. Demográficos, fenómenos, • 54, 55, 71, , DANÉS, PEDRO, •• 405, 84, 126, 129, 166, 167, 173, 175, 189, DANGEUL, RODERT, • 219. 195. .,. 275, 276, 419, 420, 423, 478, DANICAN, Noa, *** 630. 480. ... :520, 642, 670', 682, 716. DANTE AI.IGHIERI, • 181, 250. **** 1017. **** 801, 867, 933, 1085 a 1089, 1104. DANToN, ***• 840, 842, 854, 861, 868, Denain, batalla' de,·•+• 533. · DENON, º"'* 1080, 1085. 870. Danubiana,, reg(6o, "'22, 27, 43, 48, 65, DB PRADT, o++ 1005. 129. 171. ** 298, 363, 387, 395, 436. Dcrbent, puerto caspiano, ,..,. 662. ••* 645, 713, 717, 752, 7,53. ***"' 805, región, *.. 755. *'"* l 122. 324, 835, 836, 977, 1022, 1038, 1040. DERDY, armadora. * 0 ·• 1131. Danubio, río, • 7 a 10, 21, 27, 43, 461 Derecha canónico, • 75, 94, 118, 180, 83, 123. .... 273, 298, 383, 387, 396, 249. 436, 454. •** 578, 609, 645, 663, 713 ·Derecho común o natural, ** 420. a 715, 119, 752, 753. ,...,.. 800, 805 n. Derecho de comu11icación, •• 258. 807, 809, 824, 335, 336, 864, 938, 968, Derecho de gentes, • '227. '* 257, 260, 414, 422. *H 634, 790. 977, 996, 1012, 1023, 1038. DANZA.Y, PEDRO DE, 0 321. De1·echo internacio11al (v. Derecho de Danzig, * 145, 168. 171. 195. ""272, gentes). 313, 314, 323, 324, 362, 492. •** 595, Derecho romano, • 8. 11, 12, 88, 150, 151, 178, 180, 208, 249. ** 412. 658, 663, 718. *~U f.07, 825, 834 3. Desafío, • 218, 226. ·~ 344. 836, 844, 985.
DF.SAGULrERS..... ·111. DESCARTES. • 772, 773,
•*
¡
1
•"*
.~~t
'º
•**
1
¡
(,)
DjidjeUi, •• 301. *** 524. , . Dnieper, rfo, * 29, 64. u 381, 487, 489. .. ... 596, 597, 607 a 609, 665, 745.
787.
DE5CORCIIES DE SAINrE CROIX, . . . .- 336. .. .... 834. Descubrimiento, viajes de, •• :Z79 a 285, Dniester, rlo, '"' 273. • •+ 600, 601, 664, 295, 362, 420, 426. *** 629, 630. 713, 720, 746. u . . 807, 1024, 1040. Deseada, isla, *** 707. **** 980. De.recacíones y rotu.racio11es, • 5 5, !10, Documentos (v. Cartas credeuciale:s). Dogger-Bank, :u• 565. 84, 126, 129, 130. Deshlma, Japón, *** 620. ••o 1128, DO!e, •• 460. *"* 531, 553. DoLET, Esr.i!DAN, "* 408. 1129. Desi11tegració11 de la Soberanía, • 46 a 00LOMillU, **** 1084. Dominica, La, ... 430. 48, 58, 87, 88, 90. Dorní11icá/, Economía, • 16, 27. 30. .DESMOULINS, CAMILO, ...... 867. Dominicos (o predícadores}, • 14-0, 141, DESFARD, coronel, •• 0 946. 145, 151, 159. DESFENSEll, HUGO, * 219. Despotismo ilustrado, •• • 730 a 783. Doroossola, *"** 941. Don, río, • 7, 29, 163. ** 379, 388. *"º 798, 818, 822. 1028, 1065. ... .. 597, 603, 745...... 907. Desterrados (v. Refugiados politicos). Dcttingen, batalla de, • •• 677. Don Quijote, ... 414. Deux-Ponts, ducado de, u 373. ••• 554, Dardcecht, • 240. 598, 599, 742, 748.... ** 935. DoRIA, ANDRÉS, •• 302 a 304, 344. Deynze, 0 422. Dorpat, u 315, 320. * 0 596. Dos Sicilias, reino de las, • • 334. DfAz, BARTOLOMÉ, ** 280, 281. 0 DICUIL. • 26. + 572, 659, 660. ~u+ 894, 905, 1061 (v. también Sicilia). DIDEROJ", ••• 718, 775, 781, 783. Douai, • 180.... 376, 377. ••• 531. DlEMEN, VAN, H+ 629. DoUGLAS, ••++ 934. Díeppe, * 197. •• 284, 288, Z91, 430. Dovcr, • 111. *"' 461. ••• 536. ••u '845, DIBSSBACH, **•* 818. Dieta del Imperio, ... 517, 539, 540, 852, 955. Traiados de, • (1103), 107, 11 l. 515, 587, 674, 698. ._. .. (1670), 536. Diezmos de Aduanas, •• 166. Digesta, • 88. Draguignan. • 0 679. DRAGtrr-THORGUD, ++ 304, 305. Díjón, ** 338. DRAICE, FRANCISCO, •• 290, 291. 362, DIMlllU o DEMET.RIO, EL FALSO. ** 393, 366, 367. 394. Dravc, rfo, 0 387. •-+ 645. D!MITitt. EL SEGUNDO FALSO, •• 394. Drci;de, +H 6.J8, 669, 681, 684, 710. Dinamarca, daneses, • 27, 28, 38, 40, u ... 1021, 1031, 1033, 1046. 52, 53, 56, 83, 84, 37, 145, 170.. 176, batalla de, •••• 1047. 195, 242, 249.... 264, 27Z, 273, 315 Tratado de, • 0 680. a. 318, 321, 323, 324, 347, 382. 383, 420, 421, 430, 437, 441, 445, 446, 452, DRYDEN, JoHN, u+ 773.. 453, 465, 471, 480 a 483, 485, 486, Du BARRY, MÁDAME, • "* 780. 490 a 492. ••• 519, 541, 545, 595, 598, Du BA.RTAs, u 413. 599, 604, 6!0, 612, 629, 634, 651, 703, j Du Ba.LAY, *' 409. Dublín, **º ~18, 919. 734, 751, 752, 760, 166, 767. *•** 800. DuBors, GutLLER.'110, cardenal, • •• 646, 810, 908, 920 a 922, 919, 980, 987, 648. . 1025, 1041, 1049, 1053, 1078, 1039, Dunors, J. B.,. '*º 989. 1114. 1128, 1130. Dubrovnik, ·~·· 994. Diriero' de San. Pedro, "'* 271. Bunuc, ••'*797. Dispaccio, * 228. Ducado; moneda de Venecia, "'134. Diu; "" 287, 293. º*" 758. DUDITB', ANDRÉS, ... 407. Divísament du lvionde, Li, • 162. 0 DuauAY-TRouIN, • 565, 516, 582. Dixmude, ** 474. Duina, río, • 234. •• 386. DJAZZAR·BAJÁ, .. u 306. Dulino, Tregua de, •• 486. Djeddah, • 0 • 1121. DUMOURIEZ, general, 0 • 716. *'** 830, D1EM, príncipe (v. Dyem). 839, 840, 842. 843, 851, 852, 866. Djemma, río, • •• • 1126. Dunas, bata/la de. las. •• 473. Djerba, isla, ** '.101, 304, 305.
¡
1
1
1163
1:
INDICE J\LF.Allf.T!CO DEL TOMO l
fi;rll.: l!. "I · ¡¡, 1¡1: • I'
l11i
INDICE ALFADETICO DEL
1164 DUNDAS. ENRIQUE,
**'* 914,
959, 1120,
1121.
Duogeness, cabo, n+ 527. Dl1Ilquerque, ** 351, ·465, 471, ·473, 474, ,..,.. 51s, 526, 544, 565, 577., 584, 596, 611, 646, 677, 737..... 842; 866, 867, 952. . Dlll'Har, general, ... ++ 894. bU1'LEIJC, Josá F1tANc1sco, marqués de, ..... 683, 695, 696, 702. DUl'ONI", geoernl, **** 1005. DUJ.>oNT DE NEMouns, Prono, 785. ....... 835, 1105. DUFRAT, canciller de Francisco 1, u 342. DoQUESNE, *º 543, 550. . fuerte, *** 695. DURANTIS (v. Guillermo· Dwano). Durazzo, • • 309. Durham, ciudad inglesa, • 96. DORHAM, obispo de {Y. Sltirwoad). DUROC........ 908, 936, 966, 961. Dusseldorf, *"º 904. Duurstede, " 27, 44, 57.
*""'
DYEM.
u
299. E
'1
E aldormen, * 52. Earls, * 52, 53. East India Campany, •• 363 (v. tam~:~nt~~;paiífa Inglesa de In.días J
1: f
~
f
¡
.
Eastland Company, ** 323. Eherbach, • 79. Ebrach, * 79. Eb.r!'~. ~~';i • * 21, 46, 91,
4
••.·*"
136,
189.
Eclanilhl, Campaña de, 1012. Ecuador, país, 0 289. •o;.630. EDEN, WILLLIM, • 0 738. **"* 847, 866. Edesa, 85, 135.... 37o/ ' · • ..,. Edicto *de72,Nantes, 559 670 (v. también Revocar:íófi}1La). ' Edicto de Restitucíóu, H\!146, 455. Ed~ctos de los reyes fomliardas, • 22. Ed1mburgo-, H 358. *** 681. · EoMUNDO, príncipe inglés, • 146, 14B. Enu..umo EL CoNFEson, rey de Inglaterra, * 53.
TOMO I
mar, • 131. ... 297, 306, 495. ••• 7ló, 76'.l. EGINARIJO, • 37. Egipto, egipcios, * 16, 30, 66, 69, 110, 135, 147, 156, 158, 159, 171, 198, Zll. *"279, 280, 285, 287, 300, 301, 303, 309 a 311, 402, 500. *-*' 591. 617, 747, 770. '**' 892, 893,. 895 a 897, 901, 906, 908, 909, 913, 914, 922, 923, 944, 945, 949, 950, 955, 1003, 1024, 1040, 1084, 1096, 1119 a 1122, 1126. Emirata. y califato, * 30,. 66, 68, 72, 135. . EGMONT, CARLOS DE, •• 318. Ehreobi:eitstein, •• 457...... 904. EHRENHEIM, canciller, 961. Eich&tlidt, obispado de, º** 937, 96B. Eider, río-, • 38. Eidsv-old, ., .... 1053. Ekaterimburgo, ••* 614. Elba, isla de, ** 464, 498. • ••• 910, 1049, 1056, 1060. 1061, 1079. río, * 8, 21, 22, 27, 43, 46, 49, 83, 129, 130. •• 441; 444, 432, 486. ••* 531, 698. u•• 819, 901, 911, 938, 976, 977, 983, 9&5, 997, 1013, 1028, 1038, 1042•. Elbing, •• 324. El Cabo, •'°* 526, 588. • ..... 849, 882, 924, 949, 950, 1054, 1097, 1119. 1121, 1125, 1127, 1130. El Caíro, • 66, 110, 135. "'* 300, 312. **" 592, 627, 770. •• 0 892, 913, 914, 949, 1096, 1121. El Callao, .,..., 1108. · Eldm:ado, país fabuloso, ** 283, 439. Electores alemanes (v. Prl11cipes e/ecEgeo;
••U
tares).
El Escorial, ...... 856, 857, 910, 1004.
•*
0
monasterio de, 358. '* 1085. 0 • 659. Tratado de, Eleutas, tribus, *** 620, 760, 761'. ELG!N, lord, ... .., 950, 1084. 0 EL HA.KJM, califa, * 65. El °IIavre, •* 359. ••* 626. • • 1001. Elsinor (Helsioger), o• 595. Embaiadas, • 100 a 103, 219 a 221, 224.
I, rey de Inglaterra * 183 218 •• 261 a 264. Embajador, en la Edad Media. (v. Am219, 226, 225, 237, 241. ' ' ' EDU.ARDD ll, rey do· Inglaterra • 183 bascíator JI ·oratar). . 225. ' ' · Emigración, • 55. ~• 288, 291, 469. EDUARDO
EDUARDO fil, rey de Inglaterra, * 183 1 *.. 694. 184, 216 a 219, 226, 230, 240. ' Emilia, región italiana, • 88. EDUARDO IV, rey de Inglaterra, * 217.1' Emiratos autónomos, • 30, 61, 68. EDUARDO VI, rey. de Inglaterra, H 276, Emperador (título llevado por algunos 349, 355, 389, 41J. reyes españoles), * 70, 92, 112.. ·
Ems, río, • • • • 983. ENGIIJEN, LUIS .ANTONIO ENRIQUE DE 0 BoRBÓN, duque de, • * 959. ENo!IIEN, LUIS II DE BomióN, duque de, ** 464. EDilll, rfo, • 43. ENRJQIIB I, EL LIBERAL, conde de Cham-
ENRIQUE, príncipe de Prusia, hennano de Federico'Il, ••• 700, 71:\, 716. ENRIQUE TUDOR (v. Enrique VII, rey de
Inglaterra}. '
ENRIQOEI"A terra, ** ENRIQUET.A 538. Ensisheiro,
DE. FRANCIA,
43.9.;·
reina de Ingla-
DE INGLATERRA,
º" 525,
536,
paña, • 105, 1os, ns. regencia de, .- 435. ENruQUE II. emperador, • 50, 99, 101. Entente cordiale:, • 216. ENRIQUE III, emperador, • 50, 152. ENTREChST.EAUX, ••••796 BNruQUE emperador,• 59, 71, 108. "Entre-deux-Mers" ('Entre dos Mares"), ENRIQUE V, emperado-r, • 59, 84, 90, • 129.0 EoN. caballero de, • 691. 108, 112. ENRIQUE VI, emperador, • 138, 139, 143. Eperies, matanza de, '** 569. ENRIQUE VII, emperador, * 181, 182, EPERNON, duque de, •• 433, 434. Epidemias. • 166, 167, 177, 189, 195, 235, 250. ENRIQUE JI de Trastaroara, rey de Cas245. H+ 522. H . . 945, 951. tilla, • 184, 188. Epiro, • 66, 142, 155, 185. º.,. 1022. ENRlQUE lI LusmNAN, rey de Chipre, Epson, ..... 1081. * 159, 162. Epte, río, • 113. IlNru:QUE I, rey de Francia, * 51. Equilibrio, Principio del, ** 277, 418 ENll!QUE JI, rey de Francia, ++ 259, 284, ... 525. 61 l, 639, 658. .. ... 906, 811, 304, 341, 349, 353, 358. 843, 970, 971, 1036, 1062. ENRIQDB ID, rey de Francia, •• 265, EMSMO, DESIDERIO, '* 255, 339, 341. 361, 365, 366, 371. 419, 450, 493. 405 a 408, 412. ENRIQUE N, rey de Francia, •* 275, Erfurt, *** 529. **** 938, 1008, 1038, 308', 312, 313, 368 a 372. 374, 396, 1079. 417, 418, 433, 435, 496, 497, 501, 503, Congreso de . .. ** 1008, 1038, 1040. 504.••• 513, 525. Eme XIV, rey de Suecia, •• 324. ENRIQUE I, rey de Inglaterra, * 75, 90, Erie, lago, • ** 628. 91, 99. l06, 111. 112. Erivao, **º 1124. ENlUQUB II, rey de Inglaterra, • 90 a ERsKINE, TOMÁS, **** 885. 92, 105, 106, 117, 122, 136, 137. Escalas de Berberla, ** 310. ••H 1120. •• 364. ENRIQUE IlI, rey de Inglaterra, "'144, Escalas de Levante, •• 309, 310. 312, 313, ·429, 499. *º 547, 548, 565, 576. 146 a 148, 229, 231. 592, 691., 726, 757, 761, 762, 767. ENRIQUE T.V, rey de Inglaterra, + 205. ***"' 191, 805, 892. ENRIQUE V, rey de Inglaterra, • 205, 206, Escalda, rfo, * 10, 19, 24, 27, 46, 83, 216. 198, 200, 236.... 269, 350, 351, 367, ENRIQUE VI, rey de Inglaterra, "' 206. 465. .. ... 529, 585. 648, 749, 752. ENRIQUE VIf, rey de Inglaterra, * 207. ..H+ 799, 846, 849, 852, 888, 1012, •• 263, 270, 315, 329, 330, 361, 367. 1049, 1053. ENRIQUE VID, rey de Inglaterra, 266, 276, 337 a 347, 349, 357, 363, 410, EsCALfGERO. • .. 406. Escandinavia, escandinavos, * 7, 27, 29, 411, 414, 417. 48, 52, 53, 56, 64, 67, 84, 89, 121., EN!UQUB DE BORGOÑA, conde de Portu135, 169, 170, 190, 203, 234, 245. gal, • 92. ... 411, 412. *** 595 . •••• 848, 873. ENRIQUE DE HAINA.ur. emperador de Escania, ** 481, 491. '"";* 598, 610. Romanía, * 155. EN!UQUE DE V.ALOIS, duque de Anjou, Escla!>itud, • 45, .119. *"' 300. "'''* 766, 767. ** .. 797, 849, 882, 944 a 946, ... 325, 364; 365, 390. 997, 1073, 1074, 1077, 1078, 1095, ENRIQUE EL JoYEN. de Inglaterra, * 105. ENRIQUE EL 1.EóN, duque de Baviera y 1108, 1119 · (v. también Esclavas. code Sajonia, * 84, 89, 106, 137. mercia de). EN!UQUB EL NA.VEGANl"E, infante de Por· Esclavona o eslavana, Lengua, * 29: Esclavus, camercío de, * 17, 27, 41. 45, tugal, •. 200. ENRlQUB FEDER.ICO Lms, príncipe de 55, 67, 68, 71, 81, 102, 109, 119, 1.31. Prusia., •.+• 873.
r.v,
*'°
lND!CE ALFA1lET!CO DEL TOMO 1
1166
::·)
o ()
() ([JI (
!"
¡j
¡ ¡
INJ)ICE ALFABETICO DEL TOMO 1
.200, 202, 239. •• 280, 290, 296, 501. º" 633, 766, 761. ++H 797, 1073, 1120. Escocia, escocese-s, + 8, 28, 50, 51, 54, 53, 79, 91, 183, 203, 205, 224, 230, 239, 240. *+ 263, 270, ,211. 216, 277, 321, 349, 357, 366, 372; 412, 413, 453, 469, 470. º" 580, 681, 727. •••• 799, 845, 848, 863, 918, 1110. Escudo, moneda fra11cesa, • 134. Escuelas, * 26, 94, 95, 150, 151. Escutari, ** 309. Eslavos, • B, 10, 12, 21, 24, 27 a 29, 42. 43, 48, 49, 51, 58, 61 a 64, 81, 83, 84, 89, 100, 102, 103, 145, 185. 186, 190, 211, 231, 233. • • 375; 411. *º 642, 740..... 817, 991, 1023, 1024, 1066. EsroaJralda (v. Liga de). Esroima; •• 496, 500. ++• 591, 762. '*** 805, 809. Esrnolensko, • 227, 230, 234. *• 383, 486 a 488 .... 596, 607. España, españoles, • 9, ll, 15, 16, 19, 21, 26, 27, 30, 46, 66, 68, 69, 91, 93, 102, 112, 119, 122, 123, 126, 130 a 133, 140, 144, 149, 151, !66, 172, 173, 175, 180, 184, 188. 196, 199, 200, 202, 212, 224, 243. •• 252, 256, 262, 264 a 166, 269, 275 a 277, 281, 282, 284, 290 a 2921 294, 295, 297, 300 a 306, 308, 310 a 313, J2l, 324, 328, 329, 333, 334, 336 a 338, 340 a 342, 344, 347, 354 a 360, 363 a 375, 380, 385, 393, 395 a 398, 400, 404, 410, 414, 417, 418, 420 a 424, 426, 429, 430, 432 a 434, 437, 438 a 441, 444, 445, 447 a 449, 453 a 468, 470 a 474, 476 a 478, 481; 485, 488, 491, 493, 496 a 499, 5D5. u .. 511. 513. 5l4. 516, 519, 521, 523, 524, 526 a 534, 536, 538 a 540, 543 a 545, 554 a 560, 563, 565, 566, 568 a 570, 572, 573, 575, 516, 578 a 581. 583 a 585, 587 a 589, 596, 598, 600, 606, 619, 625, 626, 630, 635, 631, 638, 642, 644 a 654, 656, 659, 660 663, 672 a 676, 619, 681. 685, 693: 704; 706, 707, 724, 726, 732 a 737, 762 a 768, 779. 795, 797, 799, 811, 812, 815, 828. 845, 849, 850, 854 a 858, 860, 864, 865. 867. 870, 874, 876, 878, 882. 883, 888, 901, 904, 905, 908, 910 a 913, 922; 923, 943, 945 954 955, 967, 973 a 976, 980, 9ll5'. 986,' 990 a 995, 998, 1003 a 1011, 1013, 1015, 1018, 1022, 1028, 1030 a 1034, 1038 a 1040, 1045, 1048, 1049, 1052 a 1054, 1056, 1057, 1060, 1066, 1077, 1082, 1083, 1085, 1088, 1089,
••"'*
1091, 1101, 1102, ]104 a 1113, 1115, 1117, 1119, 1120, 1131, 1134, 1135, 1137, 1138. España. cristiana, • 36, 37, 46, 50, 60, 69, 70, 75, 78, 79, 89. 92, 93. 119. 120, 122, 126, 130, 140, 149, 211. 235, 145. España musulmana, • 16, 19. 21, 30, 35, 38, 55, 66 a 70, 81, 82, 93, 95, 111, 119, 150, 151, 189, 211. 235. -:• 296. Española, ·La. isla, .. 282, 283, 288 (véase Haití y Santo ))omingo). Espataria.r, * 33. Especias. comercio de las, • 56, 163, 198, 200, 202. . . 267, 279. 281, 285, 287, 294, 297, 308, 311, 351, 363, 381, 424, 430.... 526, 535, 541, 591, 649, 726. .. •• 991. Especias, islas de las (v. Malucas). Espionaje-, •• 263, 164. +u• 891. 0 0 Espira. 348, 387. ••• 563. •• 842. Obispado de, •• 437. Tratada de, ** 313. Esquimales, *' 361. 0 Essequibo, isla, • • 942. t Essex, • 14. Esslingen, **** 937. Estado. idtm del, • 13, 23, 29, 180, 181, 0 250. 274. Estado borgoñón, • 207, 208, 219, 222, 228, 229, 237. •• 269, 373. ••• 525. Estados Belgas Unidos, ...... 823. Estados Generales de Francia. *".259, 369, 418. *"'* 738. ***"' 801. 819, 926. Estados Ge-nerales de Holanda (v. Provincías Unidcrs). Estadas Generale.r de las 0Países Bajos. ** 335, 364, 365, 368. * 581, 749, 753. U++ 823. Estados pontificios o de la Iglesia, • 21, 33, 46, 50, 143, 144, 187, 188. 196, 101. •• 351. **º 745. ***" 894. 905, 969, . 980, 1013, 1014, 1061 (véase también Pantificada). Estados Unidos, • 52. •* 428. **• 737, 163, 765. u o 797, 801, 847 a 849, 869, 876, 884, 889, 916. 918, 919, 921, 954. 984 a 988, 991. 998, 1000, 1037, 1049. 1053, 1054, 1058, 1062, 1077, 1078. 1080. 1088; 1094. 1095, 1097, JlOO a 1107, 1109, 1111; 1112, 1114 a 1117. 1!ZO, 1129 a 1131. 1139'. ESTAING, almirante De, *** 733, 736. EsTAGlfilfA (v. Aristóteles). . EsrANrSLAO Auousro, rey de Polorua, +u 711. 712, 750, 778, 785. u u 834. 835, 837. EST.hNlSL'IO LESCZINS!U, rey de Polonia,
1167
*.. 606, 608, 609, 657, 658, 660, 724. Eufrates, río, • 8, 72. •• 397. •*** 1040. Estaño, extracción y comercia del, • 170, EUGENIO DE SA.1!0YA, príncipe, +•• 579, 1132. 581, 583, 587, 593, 645, 659, 663. 175. •• 312. ••~ 591. EsTE. dinastía de, • 187. Euwr-ALf (y.,Ocfiiall). Esre, MAlÚA DE. **"' 562. Eul'EN. VANJeanónigo, ... .,. 823. Esn!BAN l DE· HUNGRfA. SW. + 50. Eure, rfo, +: 113. EsTEBAN II, Pontífice, • 20, 33, 34. Europa, en general, • 7 a 9, 12, 113, Esr:EBMI, conde de Sancerrc, • J05. 129 152, 166, 167, 183, 189. 195, Es!:EBAN BATIIORY, rey da Polonia, 249'. ••• 636, 638, 639. 642. 651. •• 324, 325, 390 a 393, 406, 407, 409. 654, 656. 658. a 662, 661, 668, 672, Es'I:EBAN DE BLOIS, rey de Inglaterra, 675, 676, 689 a 692, 696, 702, 710, .. 75, 91, 122. 713, 715, 721. 725, 728, 740, 750, EsrEBAN DuCHAN. emperador de Serbi~ 754, 757, 761, 766, 768 a 770. 777, • 186. 780, 789, 790. ++o 196, 197, 199 a EsrEBMI EL GRANDE, prfucipe de Mol801, 805, 810, 811, 814, 815, 817, davia, •• 384, 395. •H 740. 833, 834, 838, 854, 859 a 862, 871, Esl:EBAN LAoNToN, arzobispo de Can874, 875, 880, 981 a 893, 899, 914, terbury, • 139. 921, 925 a 927, 948, 950, 960, 967, EsrEilAN MARcEL, • 184. 969, 974, 976, 977, 919, 980, 983, Estiria, * 145. 937 a 990, 994, 966 a 998, 1003, EstocoJmo, * 170. ••• 391, 465, 488. 1009, 1025, 1028. 1034, 1043 a 1045, • •• 535, 598, 601, 604, 612, 688, 751, 1048, 1049, 1052. 1053, 1055. 1061. 785. u•• 920, 961, 986, 1025. 1041. 1063 a 1066, 106B, 1073, 1080, 1082, Estonia, "'145, 209. ** 273, 315, 318, 1084, 1089, 1091, 1092. 1094 a 320, 321, 388, 391 a 393. 487. ••• 612. l096, 1098, 1100, 1102, 1107, 1111. Estradiots, Albanese.r, *' 260. 1114, 1115, 1117, 1119, 1110, 1126, Estrasburgo, • 152, 173. 0 406, 418, 1128, 1131, u:rz. ]135 a 01137, 1139. 440, 449, 450. •** 554 a 556, 559, noción de, ••• 636, 637. ·• • 1056. 570, 583, 657. •••• 819, 996. Europa central, • 17, 27, 57, 82. 131, Alianza de, • 41. 133, 189. •• 277, 311. *•* 636, 616, Obispo de, *' .. 517, 523, 581. 1 687, 693, 768. •º"' 807, 816, Bl7, 892, Estrategas, • 103. 1 955, 993, 1006, 1025, 1036, 1043. 1048 , Estrechos, Cuesti6n de las:
••*•
1
.1
\
De entrada al Báltico: • 110. •• 317, 318, 471, 480, 481, 485, 491, 492. "º 595. Szmd}.910, 980, 1114 (véase también
••u
De entrada al mar Negro; • 155. • 645. ••++ 892, 1040, l050 (véa0 se también Dardanelos). Esrn.ÉES, almirante de, •*• 543. .Estrom (v. Strom). Estr6mboli combate del *"'* 543 EsruARDos: dúrastfa de Íos, •• Ú6, 372, 421, 470, 471, 506. ••• 517, 527, 540, 546, 564, 575, 580, 584, 585, 589, 644, 646, 669, 681. . Etampes • 57 Etapa d~ las ·lanas inglesas, • 183, 191. •• 322 350 360 Etaples, 'Trat~do de, ** 330. Etiopía, ** 285, 295, 402. •-* 627 (véase también Abisinia). Etiqueta, * 37, 100, 103, 105, 221. 227. Etruria, ***' 910, 911, 969, 1004, 1013, 1016, 1039, 1105. Eubea, • 180. EuoEs II. conde de Blois, • 52.
Eu~:~ ~!f7Ñordest~.
• 167 a 171. 176, 189 190 209 231 ' mediterránea, ' ' · • 131, 189, 197. Europa ••• 636, 169. Europa oriental, * 17. 63, 155, 186, 187, 190, 191. *'* 636, 637, ·661. **"'° 798, 1 810, 816, 817, 975, ·1090, 1137. Evangelización (v. Míslon1's}. Evrecin, región, * 236. , Evreux, ·~*" 1901. * Evneux. drnastia de, 188. EEx'!(ªt:fº ((v. RRávfe-n!1~ 1., • ) XI w as v. e ugza os po .11cas . Explaracéones, • 52, 16Z, 163. 200. 0 279 a 284, 288, 291, 292, 295, 361, 426. *** 629, 630, 762, 763, 166. **•* 796 (v. también Descubrimientos}. Extranjeros,' condición de los, • 44, 117 a 122, 244, 245. •• 257, 258, 400, 418 (V. también Aubana). Extremadura, "'* 352. Extremo Oriente, * 9, 64, 67, 131, 162 a 164, 171, 175. •• 279,·285, 297. 310, 311, 363, 400, 424, 426, 430, 481.
l
1~ 1 1
,¡
l¡¡p.!_
¡!
".
." ;
!¡_:: 1 ::
1'
!¡1,, 1.
:
;¡
1..
1
'·
1:. i''
¡L1¡
¡; :·
¡·.
1
1: 'i ¡
l¡:·:
¡;;I
r· ¡!
1:·
1:" \•
\.!: 1¡11
1p. J¡!;
11! 1
1
!..:
INDICE ALFABETICO DEL TO:MD 1 lNDICE ALfABETICO DEL TOMO !·
1168
FELIPE
FEDERICO Gurr.r..ERMO m de Prusia, º* 533, 542, 581!, 590 a 592, 621, 1 ..... 990, 921, 964, 967, 972, 973, 624...... 795, 1094, 1100, 1117. 1038. 1041, 1044, 1050, 1064. Eylau, batalla de, •••• 975. FEDERICO Auaus-ro I de Sajonia, ...... 1021, 1033.
l
i 1
Sleswig y Holstein, ... 316, 317. . FEDERICO, Elector de Brandeburgo (véaFar:torías de Oriente, "73, 82, 163, 171, j se Federico J, rey de Prusia), 185, 198..... 425. . 1 FEDERICO GUILLBIIMO l, Elector de Faisanes, isla de los, u 476, 477. Brandeburgo, •• 466 a 468, 490 a 492. , FArmouL, comisario civil, ..... 890. ..... 539 d. 541, 545, 548, 555, 556, 559, Falkenstein, condado de,.**** 904. 560, 627, 669 a 671. Falkland, islas, (v. Malvinas). FEDERICO V, Elector palatino y rey de Falksen, Tratado de (v." Pruth, tratado Bohemia, •• 436, 437, 454. del). :: FEPERICO DB HoIIENZOLLERN, custellano Faltchl o Faltsi, Tratadó','ile (v. Prutli. de Nuremberg, • 209. tratado del). '"' GUILLERMO DE WURTEMBERG, Frunagusta, °* 305. j FEDERICO 937, 966, 967, 969, 1027, 1030, Fanar y fanariotas, 744. u•4' 1024. 1032. FARNESIO, ALEJANDRO, duque de Parma, FEDERICO RoGER, emperador (v. Fede•• 367. rico Il). FARNESIO, ÜCT.AVIO, "'" 349. FM!NESIDS, familia de los, +o 349, 367. FEDOR, zar, o 390, 392, 393, 493. .... 601. •*• 646-a 648, 650, 651, 654. Fehrbellin, batalla de, +u 541, 598. Far Wcst, "º 764. . FEDDO,- padre BENITO JERÓNIMO, •** 642. FATAS; A.Lf, sha de Persia, '*"* 1122. 1 FELIPE I, EL HER.Moso, rey de Castilla, FÁTIMA• • 66. ... 334, 335, 338. Fatimidas, " 65, 66, 68, 69, 72, 84, 101, FELIFB II, rey de España, ... 265, 266. l~lli 1 276, 290, 294, 297, 304 a 306, 311, Fe, "' 47, 112, 113 (v. también Jum324, 347, 352, 353, 355 a 360, 362 a· mento). 368, 370, 371, 373, 374, 376, 377, 395, "FEBRONIUS'', "**" 1074. 397, 417, 445, 493. . . . 511, 594. 635. Federación de estados alemanes, • 189. rey de España, *• 368, 372. Federación de ll'ibus norteamericanas. FELD'E 373, 433 a 436, .439, 440. ...... 764. FEUPB IV, rey de .España, *• 439, 444, Federati, * 8, 9. 448, 455, 462, 466, 472,.473, 475, 476, FEDERICO I, Barbarroja. emperador, • B6, 473, 479, 497. *** 513, 527, 528. &7, 99, 104 a 108, 114 ·a 117, 135, FELll'6 V, rey de España, ••• 573 a 576, 136, 249. . 579 a. 584, 587, 630, 646 a 648, 652, FEDERICO II, emperador, * 139,' 143 a 653, 681. 147, 149, 150, 152, 230, 244. "'* 341. FELII'E I. rey de Francia, "51, 71, 90. FEDERICO ID, emperador, * 207, 209. 0 .FEL!l'E II Auousro, ·rey de Francia, FEDERICO IIT, rey de Dinamarca, 490, .. 99, 105 a 108, 111, JI4, 135 a 138, 491. • 147. FEDERICO I, rey de Prusia, •*• 575, 583, , FEI.ll'E m EL ATIIEVIOO, rey de F~an585, 603, 606. cia., * 150, 205, 219. FEDERICO ll, rey de Prusia, "'º 588, FELIP6 IV, EL HERMOSO, rey de Fiancia, 640, 642, 669, 670 a 674, 677, 679 a "'178, 179, 203, 217 a 219, 231, 235, 681, 687 a 690, 692, 693, 696 a 700, 241, 250. 702 a 706, 709, 711, 713 a 718, 724, FELIPE VI DE VALOIS, rey de Francia.. 729, 740 a 743, 746, '748, 749. 754, .. 183, 217. 226, 238, 241. 777, 781 a 7B4. *"** 818, 824, 825, FELrrE DE Amou (v. Felipe V. rey .da 834, 865, 921, 972, 1032, 1090. España¡. FEDERICO Gu!LLllRMO J, rey de Prunia, FEUFE EL ArnEVIDO. duque de Borgo~ .. ól í: 612, 651, 656. ña, * 217, 219, 229, 235. FEDERICO GuILI.ERMO II ele Prusia, DE ORLE.~NS, hermano de *** 753. n u 819, 825, 829, !l34 a 836, FELIPE LUlS XIV, .... 525, 538, 644. 840, 844, 871, 873, 1083. FEDERICO, duque de
1
F
•"'*
DE
•ns. FELIPE EL
...u
SuABÍA,
rey de romanos,
Figueras, '* '* 874. Filadelfia, ••• 731; 732. +•++ 1,098, 1101, 1103, 1U6. FILIBERTO, duque de Saboya, """ 345. Filibusteros. H 429. • •• 530, 542, 632. Filipinas, islas, ** 292, 294, 297. 426. .... 630...... 796.
BUENO, duque de Borgoña, • 2Ó6, 207, 210, 222. FELil'E, duque de PllTIIla, •** 660, 618, 619, 683, 685, 691. F.ELJPB DE Al.SACIA, conde de Flandes, Filipsburgo, ••• 545, 562, 570, 659, • 99, 105, 106, 114. .. ... 90Z. FELLENBERG. *"'*• 817. Finkenstein, Tratado de, *.... 1124. FENELÓN, •** 547, 777. Finlandia, * 145. ** 273, 320. *'** 595, 608, 611, 612, 684, 752....... 833, Fergbana, _. 398. FERNANDO I DE H,uisJIUROO, emperador, 961, 1008, 1025, 1039, 1041. .. 344, 345, 356, 357, 383 a 386. golfo de, • •• 611. FERNANDO II DE .EsnRL\, emperador, 1 Gran Ducado de, 0 •• 1039. "* 376, ·435 a 437, 445, 446, 453, 455, Fisiócratas. ,. •• 776, 781, 784, 785. 460, 466. u•• 796, B52, 1095, 1110. FERNANDO III, emperador, '* 463, 491. Fiume, ... 335. o•• 469. U** 1012. FERNANDO EL CATÓLICO, II de: Aragón Y Flandes, flamenco.r. • 46, 47, 52, 55, V de Castilla, • 211, 223, 224. +• 256. 56. 58, 78, 80 a 84, 90, 93, 105, 106 263, 266, 269, 276, 281, 2.83, 329, 331. a 108, 111, 112, H4, 122, 129, 131 a 338, 339, 417. 134, 136, 138, 142, 147, 167, 173, 179, FERNANDO lli, re}' de Castilla, " 149, 180, 184, 185, 19(j, 197, 203, 205, 207, 235. 219, 221, 272., 230, 231, 235, 237 a FERNANDO I; rey de las 'Dos Sicilias, 240. .. 252, 269, 308, 323, 328, 329, .... 740. 337, 343, 344, 347, 353, 354, 367, 372, FERNANDO VI, rey de Espaiía, º* 681, 374, 423, 457, 465, 476. • •• 529 a 531, 545, 558, 679, 680, 749. 800, . 704. FERNANDO VII, rey de España. •••• 955, 824, 837, 866, 867, 870, 8~3, 1062, 1004, 1005, 1007, 1048, 1049, 1054. 1089. 1111, 1112. Flandes imperial, • 52, 80, 114. •• 344, FERNANDO IV, rey de Ná_poles, ...,** 858. 347, 353. 878, 890, 895,. 960, 968, 969. 1049, Flandes marítimo, + 55, 80. Flesinga, ** 365, 3QJ, 439. ••• 565. 1061, 1075. FERNANDO l, rey de Portugal, • 188. • ..... 846, 888, 940. FERNANDO ll, Gran duque de Toscana, Fleurus, batallas de, *** (1690): 561. ...... 858, 872, 1060. ..... (1794): 870. FEllNANIJo, duque de Panna. º* 740. FLEURY, cardenal, 651 a 653, 658 FERNANDO DE PoRTUOAt., conde de Flana 660, 663, 673 a 677, 724. des, • 138, 230. FLTNDERS, *"''" 796. Ferrara, q 187. n 406. ++o 881. Florencia, florentinos, * 131, 132, 134, Ferrára-Florencia, Concilio de, • 210, 167 172, 175, 181, 188, 192, 196. 198: 199, 201, 212, 218, 219, 223, 250. 225, 227, 231, 238, 241, 243.... 305, FERSEN, ••u 826. 308, 331. 343, 406, 409, 501. .... 654, Ferté Bemard, La, "' 99. Fewlálismo, • 47, 48. 53, 73, 89, 91, 790. ***"' 911, 1014. 108, 111 a 115, 183, 216, 229, 235, Tratado de, ***" 909; 910, 956. 236. "*269, 272....... 851, 876, 1030. FLORENCIO ill, conde de Holanda, * 105, Feudo, • 47, 73, 89, 92, 104, rns. 183, H6. Florida, •• 281, 288, 291. 428. ••* 707, 235, 236. 735. 737, 763. . . . . uoo, 1101, 1]05 FEUERD~CH. **** 1014. Fez, * 150, 199. •* 301, 313. **"' 626, a, 1107. FLOR!DADLANCA, conde de, **"* 857. 768. Fiadores, fiado-res rehenes, • l 07. Flarfn, moneda, • 134. "* 589. FICHIE. +H• 9ill, 1017, 1020, 1095, Flota de Montmorency (v. Compañia de las M olucas). 1096. . FiJeiussar (v. Fiadores). Focea, • 172. FoCIO, patriarca de Constantinopla, • 29. FIELDING, U* 778. FIEVÉE, +u+ 947.
••H
m.
••*
1¡
~
~~:¿1
\'.
.;~;:=~~
,,
.;".::;.',
® ~)
©
·I tD
·~
:~
f~~:.:~.
"'.~
;i
·o¿=:;'
~
@1
rSJ
~
()
li !l
{)
l i[~l
® \:~g
t
Í}
~¡
~.·1( ~ '1 ~:
r~
-~-:-
Fogaras, Tratada dEJ, H* 601. a 331, 333 a 345, 347, 349 a 351, Foksany, Conversaciones de, 719. 353, 355, 357 a 365, 367 a 373, Foligno, Armistir:io de, ***"' 910. 376, 380. 382, 384, 335, 389, 390, Fo11daco, * 110, 118, 163, 198, 231, 243, 395 a 397, 404 a 406, 408 a 410, 412 a 414, 417 a 420, 422, 423, 244. . Fandaca dei tedesclti, • 243. 425, 429, 430, 432 a 434, 436. 438 FOITTAINE. O*+ 1034. a 440, 445, 447 a 450, 452, 454, Fontainebleau, º* 598. **º 998, 1093. 456 a 479, 485, 486, 488, 490 a Preliminares de, +*" 707. 493, 495 a 505. *•• 511 a 514. 516 Tratadas de, ** (1541): 318. 347. a 526, 528 a 534, 536, 538 a 547, ••'" (1679), 546, (1712), 582, {1743): 549 a 551, 554 a 560, 562, 561 a 676, (1785), 749. ••** (1807), 1004, 576, 585, 587 a 589, 591 a 593; 595 1013, 1060. a 601, 604, 607, 609 a 612. 616, Fontaine-Frani;aJse, batalla de. ** 369. 6Hi, 621, 623 a 630, 632 a 635, Fontenay, * 78. 637, 639, 641, 642, 644 a 649, 651 batalla de,. H* 680, 681, 688. a 654, 657, 663, 665 a 698, 700, Foráneas. * 121 • .,.. 259. 703, 704, 706 a 714, 716, 720, 738, Forez:, condado de, • 91, 114, 115. 1 740 a .744, 746 a 755, 757 a 759, Formosa, +- 294, 400, 426. **' 620, 621.1 761, 763, 764. 766 a 770, 773 a FoRNER. 855. 7!!4, 789. .. .... 796 a 79!!. 800 a Fornovo, batalla de, H 331. 802, 805 a 824, 826 a 830. 334. FoRSTER. º"* 842, 853, !!54. 835, 837 a 840, 842 a 847, 849 a Fort-Dauphin. +o 542. !!53, 856 a 858, 860, 861, 863 a Fort-Ross, **'"* 1101. 871, 884,. 886 a 889, 891 a 896, Fos, puerto, • 111. 898, 900 a 909, 91l a 914. 916, 918 a 920, 922, 923, 925 a 927, 931, Fossanova, * 79. FóscoLO, ••"' 1018. 933 a 936, 938, 939, 941 a 943, 945, FoucHÉ, **** 931, 988, 1008. 948 a 952, 954, 956, 958, 959 a 968, Fourr.LADE. marqués de Ja, *** 523. 971 a 975, 977, 919, 980, 982. 983, FoUQUEr, "'*" 534. 985, 987. 989 a 996, 998 a 1001. Fox. CARLOS JAIME. "'"" 737. •••• 808, 1005 a 1007, 1010, 1011, 1013 a 843, 850, 863, 885. 931, 950. 971, 919, 1016, 1020, 1022 a 1028, 1033, 1034, 1098. 1036 a 1041, 1044 a 1054, 1056 a Fax, pueblo india de los, •** 764. 1064, 1067, 1075 a 1078, 1080 a Fragata, navío, *** .632. 1089, 1091 a 1094, 1096, 1091. 1101 Francesa, literacura, * 53, :79, 91, 119, a 1103, 1105 a 1107, · 1109 a 1111, 127, 137, 162, 206. 1114, 1116, 1119 a 1122, 1124 a Francfort, • 173. +• 329, 340, 374. 1128, 1130, 1133, 1134, 1136 a 1139. , u 554. 555, 674, 675, 680. •+•• 799, ducado de, • 49, 51. 840, 842, 937, 969, 970, 993, 996, 1 isla de, ••• 589, 683. *'"** 980, 1052, 991, 999, 1033. . 1053, 1097, 1102, 1126, 1127, 1131. Convenio de, o H 1047. Francia, accidentalis, • 24, 25, 33 •. 42, Francfort del Meno (Ferias}, 173. 55. H 374. **** 996. Francia Oriental, isla Delfina, ... 430. Francfort del Oder, ·H~• 997: Francia orienta/is (Alemania), • 24, 46. Francia, franceses, • 13, 20, 23 a 25, 46 Franciscanos, * 140, 159, 163, 182. a 51, 53. 56, 58 a 60; 64, 70. 71. ** 294, 413, 503. *"* 764. 75, 78, 79, 85, 88 a 92, 95 a 99, FMNCISCO !, duque de Lorena Y empe105, 107, 108, 114, 119, 121 a 127, radar, "'*"' 659, 660, 612, 674, 677, 133, 135 a 138, 140, 143, 146 a 148, 619, 684, 685, 706. 152, 166, 170, 175, 177 a 181, 183, FRANCISCO II, emperador, *>H 830, 837, 843, 844. 863,. 870, 395, 899, 900. 902, 184, 188, 195, 197, 202, 203, 205 a 208, 211, 212, 216, 217, 221, 223, 903, 937, 961 a 963, 966, 967. 970, 1009, 1012, 1026, 1050, 1059, 1060, 224, 226 a 231, 236 a 240, 243, 245, 246, 249. *"* 256, 258; 259 a 261, 1061. 264 a 266, 267, 269 a 271, 275 a FRIJ'lCISCO DB ANGULEMA (Francisco 1), 281, 284, 290, 292, 300, 301, 304, ** 258, 261. 270, 284, 285, 289, 292, 305, 308 a 314, 318, 320, 321, 327 300, JO!, 303, 304, 318, 334, 339 a
350, 384, 385, 389, 405, 408, 414, 447. FRANCISCO TI, rey de Francia, ** 358. FRANCISCO Il, duque de Bretaña, ,.,. 329. F'RhNcrsco DE ESTE, ..... 1060. FRANCISCO MAIÚA SFORZA, *• 342, 345. FRANCISCO SFORZA, "'212, 223. Francmasonería. • 0 777, 778. ""** 863, 895, 1016, 1112. 0 Franco Candada, • 88, 207, 236. 261, 329, 338, 348, 371, 459...... 521. 531. 536, 540, 541, 545, 553, 670. O H 941 (v. también Borgofía. candado) Franca-gibelinos, partida, • 137, 138, 139. Franconía, • 19, 166. .. •• 561, 743. ..... 903, 938. 910. Francos, * 8, 10, 12 a 15, 20. 21, 24. 26, 28, 32, 33, 35, 38, 39. 42, 7t. 72, 85, 120, 186, 236, 249. Francos (Latinos de Oriente), * 71 a 73, 84, 85, 106, 109, 112, 113, 118, 120 a 122, 135, 141, 142, 155, 156, 162, 186, 210, 236. Franchimont, país de, *••• 854. FRANK:LIN. :BENJAMÍN, .... 730, 731, 737. u o ¡110. Fraulautern, 0 • 554. Freebater (v. Filibusteros). Freiberg, Sajonia, *** 614. Freising,. ***• 938. FREISINOEN (Y. Otton). Fréjus, puerto, * 3.0, 11 l. H** 396. Freybuutres. ** 320, 324. Friburgo, • 152. *" 405. "*" 545, 570. 585. 741. Frickthal, º'* 904. Friedberg, batalla de, "** 680. ferias, * 173. Friedland, batalla de, **** 975, 976, 1020, 1024. Friedlingen, batalla de, O• 578. Friedrichshll.m, Paz: de, •••• 1025. FriedrikshaII, sitio de, ••• 61Z. Frisches Haff, •* 324. Frisia, frisones, • 8, 19, 21, 24, 27, 43,
•**
@
'
lNOICE ALFADETICO DEL TOMO l
1170
~ 1 1 !
ll71
INDICE ALFABIITICO DEL TOMO I
...
l
@ (~J ~.{}
~D
rf 1·
1
\ ~j
•*""
*
44. Frinl,
)· 1
¡ 1
l
L.·-- ... ·····-·····----·
**
302.
*'
FROBISHER, MARTIN, 362. FROISSART, JUAN, * 217, 225.
0
Fronda, "* 464, 471, 473, 498. • 516, 524. Frontenac, fuerte de, •"* 695. Fronteras maritimas, • 236, 237. •• 266, 296. >*•• 888. Fronteras terrestres. • 43, 114, 115, 236, 237. •• 258, 266 a 268, 449. 487. 0 • 552, 554, 567. "* .. 843, 888 (véase también Marca).
FúCAR (v. Fugger). Fuenterrabfa, 0 461. *** 647. Fuerte Delfín, • • 430. Fuerte Felipe, Mahón, 579. FuaaER, comerr:íantes-banqueras, • 201. • .. 351. Fulda, co11ve11to de, ,,. ••• 1047. Funduk (v. Fandaca). Fumes, •• 465, 474..... 531, 580, 565, 677. FUIIBTENBERG, GUIU.ERMO DE. .,,..., 561. Fiirstenbund; ** (1551}: 349, (1552): 355....... (1785): 748. ·-" (1804): 965. Fusán, •• 400. Filssen, Tratada de, *** 679. Fu-Tcbeu, u• 623.
*••
1
G
Gabes, • JlO. Gadebusb, combate de, 611. Gaels (v. Irlanda). Gaeta, *'" 333, 334. GKETANI, • 241 (v. también Banifacia VIII). Galápagos, islas de Jos, ••• 630. Galata, • 185. Galatz, preliminares áe, ..... 807. GAJ'..EN. :BERNARDO DE, +•* 528. Galerns, * 133, 172; 173, 196, 21B. ... 558, 633. Gales, pafs dé, • 10, 54, 91, 1S3, 205. •• 270. ***;575, 778...... 845. GALES, príncipe de, • • 439. *"* 575. GALESOINTA, * 38. Galia, • 9, 11 a 17, 21, 44. Galicana, l g les i a, .. 213. •*• 561. .... 1075.' Galicna, • 69; 92, 126. Galitzia, • 0 601, 718. +u• 825, 844, 1009, 1012, 1021, 1038, 1041, 1045, 1050, 1058. GALIIZIN, principe, *** 782. Galo-roma11os, • 12. GALL.IS. MATÍAS DE, '* 460, 486. Gallípoli, • 239. Gambia, 0 280, 296, 428, 430. Ganges, rJo, H 425. u+ 617. '*º 1125, 1126. GANSROT, *º 280. Gante, • 57, 184, 205. 0 317, 347, 364, 367. u• 530, 544. •U+ 798, 854, 1062. 1077. Paz de, ... u 1053, 1107. T r a fados de, *" (1533), 317. .. ,.. (!814). 1107. Gam11te.r,, • 40, 41, I07, 108, 230, 231,
*•"'
r1.: i
INDICE ALFABIITICO DEL TOMO 1 INDICE ALFABETICO DEL TOMO 1
1172
¡
237 (v. también Fiadores). Garantlas de los tratadas, • 40, 41, 107, 108, 230, 231. Garbo, lana de (v. Lana del Moglireb). 1 GJ.RCfu\.SO, · 0
410.
Garda, lago de, ....... 968. Gascuña, •·70. 126, l3ó, ·147, 185, 239, 245. Gai:ellano, batallas del, (915), 63. u (1503), 333. do, • 63. ** 333. GAllNIER. GERMÁN. H"'* 1095. Gastehandel, * 202. Glisterecht, * 202. GASTÓN DE OEJ.EÁNS, •• 450, 457. 462. Gates, cordillera, •** 617. "*"" 1126. GATrJNAllh, canciller de Carlos V, ••342. GAUDIN, >+
~
,,,':! '¡:. .:·;
I
11·.
·¡·I il ;¡.. 1
»
¡..;¡ , .. . ¡¡
11·· 11
¡.¡.
rl·.::
!¡.1::n: !· 1
¡:.
GERVOLD, ABAD, • 41. GESSN?:R. !• .. 778. Getsernaní, "'*~ 691. Gex, _país de, ** 3?1. Glzaznevidas, * 67. GIDICA, familia, •~· 744. GHISLIEBI. marqués de, **'" 899. GIA-LONO, emperador de Indochina (véase Ngn1je11-Ahn). · · "' · Gu..N GALEAZZO V!SCO!IT1 (v. Juan Valeas Visconii). GmnoN, H• 775, 776. Gíbeli11as, partido de los. • 137, 138, 143, 148, 172., 181, 182. Gibraltar, 301. *** 572, 577 a 579, 584, 647, 648, 651 a 653, 685, 704, '123, 732, 734, 736,. 769. •••• 920, 974, 995, 1120.
**
11i,
'*
**
0
GouoFREDO PLANTAGENET•• 91. Godos, • 7 a 11 .. GoooY. MANUEL, ..... 857, &74 a 876. 954, 955, 967, 973, 974, 1004. 1005, 1104, nos, 1101. GODUNOV, BOlllS, '* 392 a 394, 409. Go:EIHE. *"'"' 719. **** 818, 820, 822, 1079, 1080, 1133, 1135. 1136. Golconda, *H 542, 616, 618. Gor.ovJCIN. **' .. 1128. GoLTZ, ~*'" 844. Gombrun, .. 425. Gondar, *' 403. *"* 627. Gondelar, India, 0 • 736. GoNIRÁN, rey franco, • 32, 38. • 223, Gonzaga, Casa de, "* 433. GoNZÁLYEZ DE PuEBLA, RODRIGO,
225. Gorea, islote,
** 426.
• •• 543, 545.
GoRGAS, •••" 857. Goritz, condado de, u 335. GoRRES, •••• 1017, 1033, 1048,
1084. Gorze, •· 104. Goslar, * 57. G5teborg (v. Gotemb11rgo): Gotemburgo, •• 481. ..,.o 995. Gótico, arte,.* 95, 96, 152.. • • 328 (véase también Ojivas). Gotland, isla, + 56, 83, 23 l. 234. • .. 316, 466, 486. .. •• 598. Gottingen, u H 1082. ·Universidad· de, **°• 818, 821, 1079. Goulet, Tratado de, • 236. GoDRNAY, u• 776. GoWER, lord, "*** 852. GRACIANO, • 75 (v. Decreta). Gran ciudad, +• 386, 396. Granada, ciudad y reino, • 150, 189, 211, 235. •• 270; 281. 283, 299. Tratada de, ... 333. Granada, isla de Ja, en las 'Antillas, .... 733.
Gran Bretaña, * 54, 91 (v. lrrglate:rra y Escuda). Gran Cartuja, * 73» Gran Cisma de Occidente, • 203, 204, 20B, 216, 250. Grandes invüSiorzes. medievales, • 9, 19, 24, 28, 156 a 158, 249. Grandes Lagos, región de Jos.· •• 428. ' "**"'. 566, 629, 694, 764.' ,.. ... 1101. Grandson, •• 260. GRAN'. ELECTOR (v.. Federico Guillermo ·¡,·Elector de Brandeburgo). Grange.Saint Arnoul, Paz de la, • J.05. Gran Interregno, * 143, 144. Gran Kanato, " 156. Gran Mogol (v. Mogol. Imperio).
Gran S¡m Bernardo, *123, 126. •• 900, 941. . GRASSE. almirante De, *'* 735, 736. GRATTAN, •*• * 946. Gratz, ... +• 1011. Gravelinas, ** 342, 352, 465, 476. GRAVENlillurn:• 966. Grecia, griegos, • 109, 210, 244. 245. •• 314. 375, 380, 50Z. *** 619, 714, 715, 744, 746, 750. +H* 805, 807, 809, 810, 817, 822, 891, 906, 986, 995, 1022, 1024, 1089, Greenwich. Tratado de. ** 369. Gregoriana, reforma. • 58, 70, 75. Gregorianos; Secta de: los, "' 121. GREGORIO I 'EL GRANDE, SJ\N, Pontífice, * 14, 15, 22, 33, 34, 4t, 248. GREGORIO DI, Pontífice, * 36. · GREGO!UD VII, Pontífice, * 58, 65, 70, 71, ·75, 87, 111, 120. GREGORIO IX, Pontífice,'* 143. GllEGOR10 X, Pontífice, * Tl.7. Grumoruo XI, Pontífice, * 192, 222, 240. GREGORIO XII, Pontífice, *· 203. GREGoRIO XIII, . Pontífice, *' 306, ..·324, 3-25, 366, 377, 390, 391, 406. GREGORIO XV, Pontfüce, "* 4'10, 62.3. Greifswalil; • 145. · · GRENVILLE, Tm.tls, •<*• 901. 949,. 950. G11ENVILLE. WJLLIAM, *'** 85Z, '889, 913, 914. 924, 970. G.RETET; **•* 988. GREY, •"** 971. GRIMM, ·FEDERICO MELC!iOR, •<>• 783. ••** 872. Grisones, •• 440, 441, 459. GROCIO, Huoo. ** 257, 420, 421, 439. GROCYN, """ 408. Grodno, •* 488. *""* 870, 871. Groenlandia, • 52. Groningen, • 234. Gross-Iagersdorf, batalla de, *+* 699. Gros Ununaís, moJieda, * 134. Guad11lajara, Méjico, ...... 1109. Guadalupe, isla, •* 283, 430. *** 566, 707. **** 945, 980, 1054.
**""
GUALTERIO DE PLETIENBERG, •• 320.
Guaraníes, pueblo del Paraguay, **• 765. Guasta!la, principado di;, ·*º* 685. '""'* 1060. Guayana (vi GuJ•arza). Gudjerat, *! 399. GUÉBRIJ\Nr,. mariscal, •• 460. Güeldres, condado y ducado,·• 105, 241. ., .. 318, 347..... 585, ·670. *"** ·938. Gtiel/os, dinastía y partidu, *·137, 138, 143, 181. 182. Guerra de Devolución, *** 518, 521, . 525, 528 a 530, 532, 535, 600.
1
,..
1175
INDICE hLF.AIJETlCO DEL TOMO I
1174
1
1
·~
()) é:~.) ':..:.;f
o
1
EQ
:¡
(Q
~
~ ¡lr :!
'j
(~
E]g
"I
it b i~
K ¡1 I'
l
540, 543, 544, 546, 556. 558, .559, 561 a 564, 566, 568, 571, 575; 584, 725. .... GUIU.ERMO DE RUBROUCK,
* 15,9.
Gun.LERMO DE 'V(rr.LEIIARDOUÍN, • 186.
GUILLERMO
DORllND,
• 225, 127, 240,
241.
Guindja, Tratada de, *"* 756. Guinea, .., 285, 290, 294, 430. u* 576, 627. Guinea, golfo de, " 200. Guinegattc, ** 338.
Guípúzcoa, • 0 572. •'*"725. GUISA, ENRIQUE I DE LoRENA, duque Guerra de ios Siete Aiws, ... 321. de, ** 377. *** 641, 687, 691, 693, 709, 710, 71Z, GUISA. ENRIQUE II DE LORENA, duque 721, 723, 724, 730, 733, 758, 176. ·de, 0 464. Guerra de los Treinla Años. • • 42Z, 432, Gi:risA. FllANCISCO DE LoRENA, duque de, 443, 445, 451, 452, 482: 484, 488, 495. 352, 353. *'* 513, 595, 636, 667, 670. GursA, familia de, .... 349, 366, 376, 464 Guerra del Palatinado, *" 437. .... 532. • Guerra de Sucesión de Austna, *'" 667, GUISA, mademoiselle de, *** 532. 681, 681, 692, 693, 721, 723, 724. 768. Gulistán, Tratado de, .... 1124. Guerra de Sucesión de Espaiía, • 0 596, Guns, *'" 385. 629, 630, 663, 664, 668, 765, 767. Gustavía, •••* 1115. Guerra de Sc1cesión de Pol
!
~!i
l
Guerra de la Léga de Augsburgo, • •• 564, 596, 628 (v. también, Liga d~ A.ugsburgo). Guerra de lns Das Rasas, + 2.07, 208. Guerra de las Naranjas, ........ 913, 1112. Guerra de libelas, ** 372. . Guerra del Norte, 0 488. 595, 591, 612, 636. Guerra de los Cien Afias, "167, 173, 177, 183, 188, 195, 197, 202, 205 a 208, 216, 218, 221, 226, 229, 235, 240, 245, 250. ** 269, 270, .279, 362, 412.
••+
·~
1,
INDICE ALFAllETICO DEL TOMO l
(ff
liARROWDY, ou+ 959. 601, 609. 637, 638, 640. 645, 652, 653, 1 HARUN-.AL-RAscmo. ~ 30, 35, 37. 660, 668, 669, 672, 673, 675, 676, 684, ' H.ASTINGS, WARitEN. .. .... 735, 736. 685, 706, 740, 789, 799. H . . 800, 817, • .... 808. " 823, 824, 838, 840, 862, 870, 873, 877, HAUT.I!RIVE, DB, cónsul, 0 •• 1103. 881, 911, 962, 968, 970, 976, 1011, HAuGWITZ, ....... 873, 890, 964, 967, 916, 1013, 1018, 1023, 1026, 1057, 1060, 980. 1061, 1074, 1086, 1100. Hn.vel, valle del, • 84. *** 670. Hafcidas, • 150. }L\'WXESDuRY, lonl, ·**º 919, 922 a 924, Hagenau, •• 457. 942, 947 a 949. Haiderabad, .. +u 1125. HAWKJNS, .. 290. HAIDEit-ALÍ. rey de Mjsora, .... 736. RAYES DE CoRMENIN. ** 493. Hainán, isla de, 0 • 758. ·HEooNVIILE, *"'** 951. Ha\naut, • 106, 130, 147,. 180, 229, 239, HEGEL, JOilGE GUILLERMO FEDEKICO, 361, 465, 416. • 0 545, 748..... 854. ...... 1014, 1083. Hai1habu (v. Sclzleswig-Hait/Jabu). Hegemo11ía." • 11, 14, 28, 49 a 53, 70, HaitI, o 282, 288 ..... 797. 85, 88, 92, 114, 129, 135. 138, 139, Halberstadt, obispado de, •• 441, 444, 143, 144, 147, 148 156, 158, 187. 191, 468. 212, 249, 250..... 525. principado de, *"'* 670. Heidelberg, ** 405, 409, 438. *** 563. Hall, ..... 937. "'*** 931, 1017. Halle, Universidad de, •• 0 820. Universidad de, •• 0 1044. HALLER, ..... 894. Heilbronn, ....... 937. Ramadán, Tratadas de, • 0 756. · Confederación de, *"' 454, 455. Hambres, * 166, 195. *"' 298. **º 1087. Helder, 0 0 896. Hamburgo, hamburgueses, * 58, '83, 135, Helenismo, 0 412. 190, 231, 234, 239.... 313, 314,' 322, Heligoland, u+• 995, 996, 1049, 1053. 360, 460, 463, 482. .... 591,. 595, 777. Helsingborg, 'batalla de, ••• 610. • ... 799, 819, 884, 905, 921, 937, 980, Helvecia, Confederación he 1 v é ti e a , 985, 993, 999, 1011. 1014, 1045, 1083, •• 440. o•• 1063, 1080 (v. también 1098, 1101, 1102, 1130. Suiza). HAMil.TON, .ALEJANDRO, +H> 1080 1905 HELVECIO, '**, 775. 1103. , ' Helvética, república, *•u 891, 904, 939, l:IAMILTON, lady, **•• 890. 940. Hamplon Court; Traiaáo de, 0 359. H'EMMING, rey de Dinamarca. • 38. Hanau, Conferencias de, *** 675. Hendaya, •+• 566. Handelssperre, * 240, 242. HENNIN. '**· 614. Hang-Cheu (v. Quinsay). HERACLlUS, príncipe persa, º** 1122. Hannirtas, mercaderes chinos. *º 760. 1 Heraldos de Armas, • 218. H a n n o ver , hannoverianos, ·"' • 467. Herat, •• 398. . *"" 646, 651, 669, 677, 688, 689, HERBERS11!IN. barón de, ~• 379. 696, 698. **** 818, 864. 873, 906, 1 HERDER, ++• 779. 822, 1079. 916, 921, 922, 938, 959, 961, 964, Héricourt, ***" 935• 967, 972, 973, '175, 991, 1013, 1019, Hermanos Menores (v. Franciscanas). 1046, 1049, 1057 a 1059. 1 Hermanos Predicadores (v. Dominicas). Conferencias de, ·•** 680. · HERNÁN CORTÉS, ** 281l, 289. **"* 1077. 0 Convenio de. *º"' 675, 680. Herrenbausen, Co11ferencia de, • 651. dénastia. áe, ••• 644, 669. HERTZBERG, u o 818, 819, 825. electores de, •••· 581, 584, 669, 748. HERYEM, cardenal, .,. ... 899. Hanoi, .,. 401. •+* 624. HERZAN, -cardenal, *"º 899. Hansa germánica, ~ 134, 167 a 171, 174, Herzegovina, •-* 746. 175, 177, 190, 195, 196, 201, 209, 227, Hesbaye, región, • 19. 234, 240, 244. •• 313 a 318, 320. 322, Hesdin, u u 812. 351, 363, 424, 445, 446, 480 a 482. Hessc, • U 700, 728 . .,..,,. 864, 866, 965, ... 534, 595 . .... 799, 1015. 1047. 1047. liARDENBERG, *•*• 873, 964, 976, 1018, HEssB. JoRGE DE, H• 577. 1019, 1048, 1057, 1065. HEssn. landgraves de, "'* 278, 345, 348. Harfleur, • I 97. Hcsse-Cassci, M'* 839, &73, 935, 1013. Hll.RO, LUIS Di:' H 473, 476.
••**
"'
1177
lNOíCE ALFAlllrrlCO DEL TOMO l
1176
HEssE-cAssEL,
INDICE ALFABETlCO DEL TOMO l
Iandgrnvcs1 1:.dc,
•++
u ... 935, 938. ,;. Hesse-Darmstadt, ,. .... 937, 969, 1013. HIDALGO, *"** 1112, 1113. , H!DEYOSHI, •* 400. '
728. 970,
Hierro, industria y comerdo del, • 57, 03, 170, 175; 197. H 388. """ 594, 595, 613, 710, 752. *• ** JfJB, 799, 807, 832, 848, 882, 961, 980,,'1037, 1114. Hilalianos, tribu de Jos, •t6!l.. HILoEBRANDO. ·monje itaJi:ir\,o (v. Grega-
rio VII). /,¡¡'· Hildesheim, *""'* 938. ti' Himalaya, cordíllera, u 398.... u 1127, 1128. HINCMAR, arzobispo de Reims, • 25. H.indu-Knch, desfiladeros, 0 • 616. Hirado, Jap6n, 0 • 620. Hirsan, abadía, • 58. HoDART, lord, .. u. 919. HODDES, TOMÁS, *** 775. HoCHE, general, .... $ 875, 885. Hocbk.ircb, batalla de , • •• 700. Hochstiidt, batalla de, ..... 578. HOFER, *"'*"' 1013. HoFFMANN, uo 818. Hohenlinden, combate de, ••** 903. Hmre.Nsr.mFBN, dinastfa. * 85, 87, 138, 144, 147, 148, 151. 156. HoIIENZOLLERN (v. Federic'o Il, Efector de Brandeburgo). :~ Conde de, ++ 433. ~' dinast/a, ... 483, 484, 490. 0 • 575, 583, 585, 638, 671, 672, 693. 709, 718, 743, 788, 789. º .. 835, 844, 976, 977, 1011!, 1050, 1057, 1058. Hohenzollern, principado de, • •• 670. Holanda, /rolandeses, .. 55, 196, 229, 237. •• 267, 294, 295, 297, 312 a 318, 322 a 324, 328, 351, 355, 360, 363, 365, 367, 368, 370, 372, 373, 389, 401, 412, 413, 420 a 429, 431, 433, 433 a 440, 445, 457 a 459, 462, 463, 465 a 467, 469 a 471, 474, 475, 473, 480 a 483, 485, 486, 491, 492, 494, 499, 500, 502, 505..... 511, 514, 516, 519 a 521, 525 a 536, 539, 548, 551, 554, 558, 559, 561, 562, 564, 565, 567, 568, 570, 571, 573 a. 578, 580 a 583, 585, 588, 589, 591, 592, 595, 596, 598, 601, 603, 604, 607, 612, 614, 617 a 621; 623, 627 11 630; 63t, 634, 635, 639, 645, 641!, 658, 660, 668, 671, 675, 616, 678, 680 a 683, 685, 703, 724 a 727, 734, 735, 749, 753, 757, 758, 761. 762, .. ·166, 773, 774, 777...... 795, 799,
801, 801, 808, 810, ·82.0, 825, 847, 849, 852; 864, 866, .870, 873, 875, ~82, 883, 888, 889, 891, 905, 922, 924, 938 a 940, 942, 949, 950, 952, 960, 961, 968, 969, 980, 985, 990, 991, 993, 996, 999, 1033, 1049, 1053, 1054, 1062, 1080, 1.097, 1103, 1115, 1116, 1119, 1126 a 1130. .,. · condado, • 55, 105, 116, 141, 180, 196, 2w, 237, 240. HOLllACH..... 777. Hi:iLDERLIN, n u 822. HoL:IUR, jefe mabrata, *~*• l 126. Holstein, ducado de, "* 316 a 318, 441, 444, 482, 486.••• 541, 651. HoLSTEIN, duque Carlos Federico, ..u 651. HoLSIE!N, PEDRO DE (v. Pedro III. zar). HoLSTE!N • GLUCICSTADT, y HoLSIEIN GOTTDRP, duques de, *"'* 541, 604, 651. Home11a;e, • 47, 89, 108, 112, 113, 136, 139, 235. HoME PoPHAM. comodoro,.**º 1121. HOMERO. u 412. HoMPYs, Jos:é, • 202. Hondscboote, batalla de, • 0 * 867, 368. Honfleur, .... 284; Honnencourl, ~· 463. HoNORlO Pontífice,, ~ 140, 146, '162. HoNillEIM (v. Febronius). Horda de Oro .o Aurea, • 157, 158, 161., 171, 191. .,.. 273, 379, 380, 383. HoRMA'Yl!., barón de, '**" 1010, 1011, 1015. !forn, cabo de (v. Homos, cabo de). Hornos, cabo de, ,.. 424, 426. *** 633, 762, 766. .,. ... 1107; 1117, 1130. HORTENSIA, i-eina de Hola¡¡da; •H*l061. H ospederlas· u Hospicios, "'45, 123, 126. Hospitalarios, Orden de los, ~ 84; 93, 210 (v. también Malta, Caballeras de). Hospodars, **38~, 384• ... 609. "'"'º 1023. HOTMAN, FRANCISCO; u 406. Hougli (v. H1lg/il. HowE, general, ••.• 728, 731. HuAN-r..r, emperador de China, >+ 400. HuBER, 0 • • 951. HubertslÍurgo, Tratado de,·*•• 706, 707. HUBHER, MARTÍN, .... 634. . . ,HpnsuN, ** 362. ••• 566. 1100 ·bahía de, ** .362, 426. *** 566, 584, . 590, '528. ~ r1o, ** 426. ••• 566, 567, 628', TJ.9, 731. .. *" 1100. Hué, Annam, • 0 759. Huéspedes, • 45, 55, 202 .. :
:m.
m.
••*•
Hugli, factoría del, *~:427. rílJ, .... 425. •*" 567, 682. -HúGO C/l.Pf.TO, rey de Francia, • 51. HUGO ID, duque de Borgoña. • 106, 114. Hugonotes, Secta, •• 361, 364, 412, 413; 446, 448, 449. "** 598, 773. HuoNES, VícroR, 945. Huisne, río, * 99.
•*-•
Hullc, navío, • 167. Hull, .... 1120. Hulla, extracción y comercio. • 175. • •• 591, 726. • ••• 799, 848, 1064.
Humanismo, humanistas, • 213. •• '.328, 406, 408.
HuMJiourr, 1109.
HUMBOLDT,
ALEJANDRO, .....
Gurr.LERMO
DE,
796, 1077, . H+• 818,
1020. 1055, 1057, 1059. HUME. DAVID, +o 775. Hungrfa, húngaros, * 48, 57, 58, 60, 71, 83, 89, 104, 129, 157, 170, 171, 186, 191, 202, 209, 210, 217, 235, 249. •• 260. 264, 272, 273, 277. 303, 343, 345, 351, 382 a 390, 393, 395 a 397, 407, 411, 435 a 438, 444, 466, 495. ..... 519, 5Z2, 529, 545, 549, 551, 560, 561; 569.. 570, 574, 582, 601, 628,. 631, 642, 654, 663, 664, 672,· 712, 717. 754. •.0 • 198, 799, 806, 801, 823. a 825, 830, 869, 877, 962, 1009, 1011, i.012. 1023, 1026, 1060. Huoingue, •••• 1064. Hwios, pueblo, • 8, 10. HUNr, ••*• 1084. HUNrINGION (v. Clinton). Hurón, lago, • 0 628. Hurones, pueblo, **• 628. Hus, JuAN, • 204. '* 411. Hu~smo, Secta, • 204, 205, 20S, 213. Hyeres, puerto, " 111. Hyperbero (V. Besan/e).
I Iakutsk, -*** 621.
Jaroslav, * 63. ** 379, 494'. Ja.sSi, Moldavia, "~* 610. 664, 7JS, 744, 810, 817, 1081.
Tratado de, *'* 754, 307, 836. Jbelin. dinastía de, • J 56. Il!N Ruso. AVERllOES, *.151. lBN Y ACUB, * 102 TultAI!IM, EL loco, sultán, •• 504. Iconium, sultanato, • 100, 158. Ienilca1é, Crimea, • 0 719, 720. Ienisseisk, Siberia, "'** 621. lERMAK; jefe cosaco,.•.• 388.
lfrikiya, "' 211 (v. también Aftiéa)•. Iglesia· crislia11a, * 12 a ·29, 48; 55, 57 a 60, 70 a 73, 75 a 78, 84, 88, 94, l!6, 132, 138 a: 141, 146, 147, 179, ! 33, 184, 191, 192, 203 a 205, 213. Iglesia griega, • '.l.9, 60, 63, 65, 70, 79, 86, 87, 121, 135, 155, 185, 210. Jglesía imperial, • 48 a 51, 57 a 60, 87, 88, 121. Iglesia latina,;~ 2.9, 59, 60, 65, 70, 71, 75 a 79, 121, E35, 140 a 142, 155, 185. Iliria, **** 993, 998, 1013, 1026, 1033, 1041, 1046, 1051, 1089. Ilkanato de Persia, + 158 a 161, 164, 218, 226. Ilmen, lago, • 64. Jllinois, río, *"'* 764. IIllcircb, **• 555. Imeretia u u 1122. Imperio' angevino, • 91,' 92, 152. Jmperia cl1erifiano . .,.. 301. Imperio ·en Occidente, bajo los reyes alemanes, • 48 a 50, 53, ·5s a 60, 63, 86, 88 a: 90, 98, 99, 104, 108. ¡ 12, 135, 137, 138, 143, 144. 147 •. 148. 178, 180, 181, 20$, 209, 228, 230,
235.
.. ·:--·
.
Imperio' en Occidente bajo las carali11gios, • 23 a 26, 31, 32, 39 a 41, 46. Imperio en Occidente. Concepto- del, • 23 a 25, 36, 39, 40, 48 a 52, 60, 71, 72, 86 a 90, 104, 135, 137, 138; 143, 144, 152, 178, 180 a 182, 204, 207, 20!l, 217, 248. lmperium christianwn, + 23. 279, 418. 1109. Imprenta, * 214. Incas, u 2as; 289, ·380. India, hindúes. + 16, 67, 131, 158, 163, 164. 187.•• 280, 281, 285, 291, 293 a 295, 351~ 398, 399, 402, 424; 427. •** 541, 542, 590, 591, 616, 618, 619, 623, 629, 649, 681, 682, 693, 695, 696, 701. 707, 708, 726, 735, 737, 752, 755, 757 a 759, 761, 770, 787. *"'** 795 a 798, 807, 808, 849, 850, 856, 892, 907, 914, 916, 918, 922 a 924. 950. 985, 986, 990. 994, 1003, 1040; 1063, 1073, 1074, 1096, 1098, 1115, 1120 a 1122, 1124, 1125, 1127 a 1133. India· Francesa, '** 541, 542, 588, 695, 701, 707, 755, 758, 759. H** 945, 1091. Indias Occidentales, H 281 a 283, 351, 373, '429, 472, 478, 590, 630, 649', 761. . 0 • • 797, 798, 882, 916, 985, '997, 1078, 1111. (v. también· Am.érica). Indico, Océano, • 19&. ** 279, 287. 288, . 311, 368, .401., 424, 427. *** 533, 534,
**
H••
'':·.-·.·
f$ ~~ !
1 ·1
1178
(~~
542, 547, 588, 617, 630, 757. H h [053. Inaígo, obtención y comercio del, *'.. 629. Indios. t r i b u s americanas. u 296. •H 566, 628, 629, 694, '695, 733, 763 a 766. **** 1101, 1105, 1106, 1112, 1113, 1130. Indo, río, *** 156. ... "* 901. Indochina, • 158. • .. 397, 400, 401. ... 624, 758, 759.• ,..,. 1128. Indonesia, 0 292, 500. Indostán, *" 397, 425. *** 548, 567 (véase también India}. INÉS, emperatriz bizantina, • 105. Ingermanía, •• 484. Inglaterra, ingleses, * 7, 10, 14, 19, 26, 27, 40, 4l, 44, 43, 50, 52 a. 54, 56 a 59, 70, 71, 75, 78 a 32, 88 a 92, 96. 98, 105, 107, 111, 112, 117, 119, 122,
@ (-/BJ
'l
:f"• ¡~
:&
() t. (J
·~
!
1:5) .. )
@)
1
@
!¡
rl
® <@
1'¡
.~::·:,
U
l
(jJ ~t)
r@
'[ffeti ¡
!"1¡i I~
r..
'i
í
INDICE ALFADETiCO· DEL TOMO I
@ {f%~
-::>"
1179
INIJICE ALFADfiJCO OEL TOMO l
Iroqueses, putblo, ++ 429, •<* 567, 628,
a. 1058, 1062 a. 1064, 1078 a 1081, 1083, 101!4, 1086, 1088 a 1092, 1096 a. 1098, 1100 a 1107, 1110 a 1112, 1114. 1117, 1119 a 1122, 1124 a 1134, 1138. Ingolstadt, ** 376, 377, 409. **** 902. Ingrelia, •••• 1122. ..~ Ingria, 0 273, 320, 392. • 612. rngwiller, ** 457. Inmunidad diplomática. * 215 a '121. Inn, río, * J23: "'** 746. •*'* 10l2, 1059. INocENCIO II. Poa.tlfice. • 86. 87. !NOCENCID III, Pontlficc, • 137 a 143, 220, 235, 249. !NOCENCIO N, Pontífice, • 143, 144, 146; 152, 178. Il'/OCENCIO VI, Pontífice, "'240. . lNOCENC!O vm. Pontífice, 0"* 299, 330. J:NocENCIO XI, Pontífice, * 558, 561. ' 130, 131. 133 a 135, 138 a 140, 143, fnqufsicián, •• 401. **** 857, 863. 146 a 148, 152, 166, 167, 172, 177 a Instrumenta del tratado, * 39, 106, 107, 229, 230. -180, 183, 188, 195 a 198, 203 a 208, 214, 216 a 219, 221, 222 a 226, 228 Insnlindia, * 158. •* 273, 397. u•• 849, a 230, 231, 235, 237 a 240, 243, 245, 1054, U30. 246. ** 256, 261 a 263, 266, 269, 270. , Intercursa, +• 265. 1 276, 284, 290, 291, 311 a 314, 321 á [rtternunr:ius, •• 264. 325, 328 a 330, 334, 336, 337, 341 a frivasiones, invasores, • 9, 10, 13, 14, 16, 344, 348. 349, 352, 353, ·357, 358, 360 19, 24, 28, 46, 48, 52, 53, 65, 66, 68, a 370, 372, 376, 388, 389, 395, 396, 85, 93, 112, 142, 150, 156 a 158, 186, 405, 408, 410 a 4l3, 417, 419 a 421, 137, 210, 211, 249. 273, 330, 331, · 423 a 425, 427 a 430, 432, 433, 438, 346, 371, 383 a 385, 388, 400, 453, 454, 464, 465, 485, 488. *** 539, 557, 439, 441, 445, 447 a 449, 456, 461, 468 a 470, 472 a 475, 477, 480, 482, 562, 563, 600, 604, 601, 608, 611, 616, 483, 490, 492, 493, 496, 498, 500 a 647 651 670 672 677 698 719 720 502, 506. *"'* 512, 515 a 517, 520, 525 ' ' '7 ' ' 5 '7 ' ' a 530, 532 a 536, 538 a 540, 542, 544, 546 a 548, 551, 561 a 568, 570 a 585, 866, 872 a 874, 878 a 881, 891 a 896, 588 a614, 592,618, 598,619, 603,62604, 607,, 611,, 612, a 624 903, 913, 921, 948, 9 73, 1004 a 1006, 62B a 630, 632 a 6J7, 2 a ,,, , 626 1013, 1042, 1043, 1048, 1062, 1085, 639 ... 42 644 1137. a 648, 651 a 654, 658 a 660, 672, 673, Investiduras, ,. 47, 59, 87_ 615 a700 683,a 685, 690, 693, a 695,a 698, 707, 681 710,a 719, Investiduras, guerra de las, • 59, 60, 70, 721 723 88 730, 732 a 740, 742, 746, 748. 750 a · + 16, 30, 67, 68, 135, 753, 757, 758, 160 a 767, ; 770, Irak ,· Mcsopotanna, 769 158 772 a 781, 783 a 785, 787 a 791• l37. º"'* 797 a 802, 805, 807, 808. 810 a 1RAKLY, príncipe (v. Herac/ius}. 312, 814 a. 818, 3 2, , 25, _ Irán,* 30, 67, 187. u.273_, 398, 4~. 500, 826 823 8 82.8, 832, 836, 843 2a 3 9, 852, 85 5 á 66~, 1;5, 756 (v. tamb¡~n Persta). 4 858, 862 a 864, !l66 a 870, 873, 874, ~ramos, B, 39,. 64,_ 67. . 39]. 876 880 882 886 888 890 898 , .mENE, emperataz bIZantina, 38. IRIARTE •~*• 874 900. 903, 905, 901 a 914, 916 a 926, l k k, .... 671 · - · ,. 931 a 934, 936, 942 a. 952, 954 a 956, 1 r uts • , 958 a 961 963 964 961 971 972 Irlanda, irlandeses, S, 14, 26, 28, 45, 974, 976, 911 a 993, 995 a'.997, '999 ; 50, 53, 91, 205. •• 270, 366, 469, 470. 1001, ·1004 a. 1008, 1012, i014, 1015, \ ••• 519, 564, 637, 696. .... 799, 841, 1018, 1024, 1025, 1036 a 1.038, 1040, 349 a 851, 861, 862, 883 a 885, 918, 1041, 1045, 1046, 1048 a 1054, 1056 919, 922, 946, 979, 1088, 1089. T
l
*•
Z~h s1~:· 8Jl, 83;~~40; :,iz, %:ó, ¡:g;
'
'
ª
'
'
ª
'
629, 694.
•** 760, 761. ISAAC CoMNENO. rey de Chipre, • 135,
Irtych. ria, •• 388. 141.
355, 357, 371, 374, 375, 380, 385, 397. 405, 406, 408 a 410, 412 a 415, 432, 436, 440, 449, 450, 459; 463, 464. 495, 498. *** 523, 536, 568, 574, 578, 579, 587, 637, 638, 642, 644, 646 a 650, 653, 654, 658, 660, 668, 676 a 679, 681, 685, 693, 704, 721, 772, 774, 779, 782. ••-* 199 a 801, 810, 856, 864, 1 869, 870, 874 a 881, 888, 891 a 894, 896 a 901, 903, 905, 910 a 912, 925, 937 a 941, 948, 955, 956, 958, 963, 967, 968, 980, 982, 991 11 993, 995, 999, 1006,.1013 a 1017, 1028, 1030 a 1034, 1043; 1047, 1050, 1051, 1056, 1057, 1060, 1061, 1066, 1061, 1074 a 1077, 1080 a 1085, 1089, 1091, 1093, 1137, 1139. Italianismo, •• 408, 409. ••• 638. Italia normanda, • 93, 115, 122, 142. Iude:r:, • 118. j Iuriev, •• 320. lus foederis •H 661 668 Iu.r patrona;us, ** 295. · lvÁN 1II prfncip" de Moscú • 196 11 ¡ •• 31{ 320 328 379 3S2. ' • IYÁN rV .EL' TE ' a** 30g 320 ' ¡¡ ª 493 322 3 7 IvangÓrod ;., 320' 379' 39¡ ·
judío, * 35, 37. ISABEL, esposa de Zapolya, "* 385, 386, 389. ISAllEL. hija de Felipe II, ** 373. ISABEL, :z:arina, ..... 635, 662, 664, 680, 683, 688, 692, 696, 703 a 710. ISABEL DB liABSBURGO, H 316. IsABEL DB V.ALOIS, 0 358, 369. ISABEL FARt!ESJO, reina de España, **" 646 a. 648, 650, 651, 654, 681. ISABEL I, LA CATÓLICA, reina de Castilla, .. 211, 223, 244. . . 256, 266, 269, 276, 281, 283, 338, 417. IsABEL I, reina de Inglaterra, ** 277, 290, 312, 322, 325, 357, 360 a 370, 389, 415, 42_D. ••• 5~6, 619. •-+• 1121. ISAORLUlOS, dmastfa, 28. Islam, musulma11es, sorrace1JOs, • 16, 17, 19, 21, 27 11 30, 37, 39, 42, 46, 48, 54 a 56, 60, 62 a 73, 82, 84 a 86, 'll, 93, 10[ a 105, 109 a 112, 113 a 121, 131, 132, 135, 143, 149, 151, 158, 159, 164, 189, 198, 200, 211, 218, 227, 231, 235, 237, 239, 242 a 244. ·0 255, 264, 273, Iv=~· ' ' ... ;,.* 6 279, 287, 295, 299, 301 a 304, 309, lOB~IS, F'RANC!SCO DE, 8 1, 1080, 310, 354, 377, 381, 383 a 385, 391 a Ivoi ;. 99 393, 395, 397, 399, 402, 422, 428, 495, 9 9. 504. *** 518, 568, 601, 602, 616, 623, Izq.J . E ' u•• 7 633, 636, 663, 744, 770...... 795, 1073, IERDO, UGENIO, 9 3. 1120, 1121. Islandia, • 52. ** 420, 482. Isla Real (v. Cap-Bretán}. J Islas ¡le Cabo Verde, • 200. · falas de las Especias (v. MQ{ucas}. JACOBJ, ***"' 1014. IsMAIL, sba de Persia, ** 397, 398. Jacobinismo, jacobinos, •*•• 811, BlB, Ismailov, ••• 753. 819, 826, 828, 829, 833, 836, 837, 839, Ison:z:o, río, .,. .. 994. 843, !!45 a 852, 857, 858, 860, !l63, Ispalián, o• 619. 869 a 874,. 878, 885, 886, 889, 394, 895, 899, 905, 908, 914, 925, 932, 946 Istria, • 15, 21. •• 273, 308. •~** SSO. 881, 903, 961, 971, 1012. ª 948, 958, 960, 969, 972, 1003, 1005, 1009, 1018; 1028, 1030, 1033, 1062. Italia, italimzos, • 9 a 12, 14. a 16, 20 a 22, 24, 26 a 28, 33, 35, 36. 39, 41. 1067,' 1081.. 1082, 1136, 1137. 44, 46 a 52, 54 a 56, 58 a 60, 63 a Jacobinos, iglesia de Toulouse • 140. 66, 69. 73, 75, 78 a 82, 86, 83, 95, 93, ·Jacobitas, secta de los, 121, '159. 108, 112, 116 a 118, 121, 1Z2, 130 a JACOBO r de Inglaterra y VI de -Escocin, 135, 138, 140, 143, 144, 16Z, 163, 166, •• 277. 368, 372, 396, 413, 420, 427, 161, 171, 174, 175. 178, 180 a 182, 436, 438. 439, 456. 186, 187, 189, 195 a 203, 211 a 213, JAcOBO U, rey de Inglaterra. H* 519, 559, 216, 217, 220, 223, 228, 235 a 238, 561, 562, 564. 566, 575, 659. 241, 242, 249. "* 260, 262, 264, 265, JACOBO III ESTUARDO, pretendiente, ... 515, 580, 646. 271, 275 a 277, 280, 298, 300, 301, 304, 312, 313, 327, 328, 331. 335 a l JAcoao VI, rey de Escocia (v. Jar:oba I 337, 339, 341 a 345, 347, 348. 352 a 1 de Inglaterra}. ISAAC,
¡
393R~J:·
Ivr;' •
*
INDICE ALFJ.DEUCO DEL TOMO 1
llliO
VII, EsTUARDO, ,pretendiente al trono de Escocia, +>•.,,q81. J11CQUARD, *•"'* 934, 998.' ,' Jacquerie, Jaqu!!ría, • 184. *"'*' 811. JAGELLÓN, dinastíil, • 190, 210. "'º 27'2, 381, 382, 384, 389, 392. JAIDI. •**• 1017, 1018, 1020. J/\IME I, rey de .Aragón, • 149. Jamaica, +* 472. •+>• 566, 576, 632, 736. ....... 931, 945, 985, 1074, 1078. Jamestowu, ** 291, 428. ••• 629. Janina, ...... 805. JANSSENS, ***• 1127. Japón, japoneses, • 158. 273, 292, 294, 400, 401, 426. º* 541, 618 a 620, 623, 759. •••* 795, 1128, 1129, 1133. Java, isla, • 158. .. 288, 424, 427: ..... 588. • ..... 980, 1054, 1102, 1127, 1129, 1130, 1132. 1Jly, JUAN, •"" 737. *••: 1103. Jay, Tratado de, ..... 876. JEFFERSON, ToMi.s..... 729, 1080, 1101, 1J03, 1105, 1111. Jernmappes, **"* 842, 844, 854. Jena, •• •• 101'7, 1079, 1090. batalla de, 0 ** 973, 974, 980, 983, . 9ll9. 1013, 1018. 1137. Universidad de, • • 404. •••• 1044. Jenízaros, •• 289, 506. "'*" 806, 309, JJ.COBO
~
J1MENA,
+
J¡~ PE RADA~ Ronl\i~o, • 149, 151. Joinville, .Tratada de, +•. 366. JoLLIET, 628. ., .·. JoNES, sm. JL\Rl"FORD, *"~".° 1096, 1124. 0 Jónicas, islas, 298, 304. .. •• 569. *'*' 881 a 893, 906 a 909, 960, 977, 991. 995, 1023, 1040, 1053. Jorasán, * 30, 66: ""* 756. · JORGE I, rey de Inglaterra, *•"' 646, 651, 669, 774.
"'* •
** 455,
Milán, • 212. JUAN, silenciario, maestro. de ceremo· nías, • 34. JUAN PE BRllGANZA, príncipe de Portugal, •••• 856, 912, 1004, 1116. JUAN, hijo de los Reyes Católicos, .. 338. JUAN SEa1sMONDO 'ZAl'OLYA, prÍncipe de
1035.
Josefismo, ••• 784. 0 0 877. JovELLANOS, G. M., •..++ 855. JUAN VllL Pontffíce, • 25, 33 ,42. JuAN JSXII, Pontífice, * 179, 182, 240. J uAN XXIII. .Antipapa, * 204. Jo!t.N 1 Comneno, emperador bizantino, . • 85, 106. Ju.IN V, emperador ·uizantino, • 185, 217, 236. . . JUAN VID, emperador bizantino, • 210, 217, 236. JUAN JI, rey de .Aragón, "'211. JUAN EL CIEGO, rey de Bohemia, • 131,
Transilvania,
187. JuAN
I. rey de Castilla, • 188.
JuAN JI, rey de Dinamarca, ~* 315, 316. JUAN Il, EL BUENO, rey de Francia,
• 134.
SEGISM.tfrlPO, rey de Hungr:ía, ... 385, 386. JUAN SIN TIERRA. rey de Ing:!aterra, "106, 137 a 139, 144, 146. JuAN III, rey de Polonia (v. Sobieski,
JUJ\N
Juan).
JuAN ALBER11J, rey de Polonia, ** 381, 382. JuAN CAS!MIBO, rey de Polonia; •• 488, 489, 491. • •• 596, 597, 600. JUAN SoDIESKI ID.. rey de Polonia, ... 557, 600, 603, 669. ' I, rey de Portugal, antes gran 1 JUAN maestre de Avis, • 188, 200. JUAN rr. rey de Portugal,' .... 281, 283. JUAN JII. rey de Portugal, •• 292. 0 JuAN IV,· rey de Portugal, 462. 0 JUAN lll, rey de Suecia, 324, "325, 391, 392. . JUAN, archiduque de Austria, -*•* 903, 962, 1011. JUAN fil, duoue de Brabante, * 241. JUA.t"f SIN Mmoo; duque de Borgoña Y
457, 46,0.
JUAN DE Go!lZE, • 100 a 102, 105. ]U/IN DB lVÚJUGNOLLI, • 163. JUAN GAI.EAS VISCONTI, duque de
padre, capuchino, ••"' 619. JosEFINh, emperatriz, "'"'"" 944. 1026,
•*+ 726. Jerifia110, imperio, .. 301. Jersey, •• • * 846. Jerusalén, ciudad, * 68, 72, 120, 121, 123, 126, 135, 142, ..143, 156, 246, 502, 503. . patriarcas de, + 34, 65!' reino de, + 72, 85, 100i 109, 112, 113, 120, 135, 143, 148, 156, 162. 0 JERVIS, almirante, • • 883. Jc:su;tas, "'* 292 a 296, 324, 325, 375 a 377, 394, 400, 403, 413. •"'* 622 a 625, ~~~: ..~~I; 765, 1s1, .
¡;.4. r1. 119, 1 viuda del Cid, 7o.
JUAN PE AUSTIUÁ, .,. 306, 364. Ju.A.N DE. AuS'fRÍ.A., cardenal infante,
JOSÉ,
*"'
1022, 1023. Jerez, Vinos de,
•.++ 673,
675, 688, 698, 706. . JoRGE llI, rey de Inglaterra, *º 706, 72&, 748, 775. UH 807, 846, 866, 913, 919, 949, 951. JoR!lE PoorEBR/\l.J, rey de Bohemia, •• 272. JosÉ I, emperador, .... 582, 587. JosÉ II. emperador, ••• 642, 714. 715, 717, 719, 740 a 750, 752 a 754, 778, 782 a 784. *"'** 800, 806, 807, 823, 826, 836, 1074. JosÉ, rey de Portugal, '"* _782. 4 JOSÉ, archiduqne de Austria, *"' * 899.
bo ll. de 111glmerra).
'·
II, rey de- Inglaterra,
JORGE
JJ.cono VII, rey de Escocia (v, !aca-
conde de Flandes, • 198, 206, 217, 219, 229. JUAN SEmsMUNDó, Elector de Brandeburgo, •• 484, 485. JUAN CASIMIRO, Elector palatino, "* 364, 373. 0 JUAN JORGE, Elector de Sajonia, 453. 466. .
l
1 , 1
'* 390,
K
Kabinettspolitik,
• **"' 800,
807,
872,
1059.
Kabul, •• 398. ••* 617. · Kahlemberg, batalla de, .. * 557. Kairiardji, Kutchuk-Kainardji. Tratado de, **" 635, 720, 740, 743, 744, 747, 770. ••**806. Karruán, • 68. K.ilCIIJJERG,., #H#
1011.
Kalisch, alianza de, *H* 1044, 1050. Kalmar, ~·:393, 481. Unión de, • 190, 195. •• 315. Kalmucos, puebla, *** 760, 761.
KJ\LYTCREF, **** 905. 908. Kama, ríe>, •* 388. Kamene1Z, Podolia, •n 601.
·Kamtchatka, Península, '*" 760. ICandahar, 0 • 616, 619, 756. KJ,No-HI. emperador de China, ~·"' 620 a 623. Kaniow, Entrevista de, *** 750. l(.A.."!T, M/.NlJ,EL, H• 773, 779. *"'"'* 8J9, 821, 1079..
Ju.ANA. u LOCA, reina de Olstilla, ** 338, Ju.ANA I. reina de Nápoles, * 179, 188, K/.:RAOEORGE, **º 1023, 1024, 212. Karakorum, * 159. 0 Ju.ANA, hermana de E.dlllll'do ID de In- K.ARA-MuSTAFÁ, • 556. gran visir, glaterra, * 230. KAR.AMZIN. U** 1036. 1 Ju.ANA. PE .ALllRET, °"'347. j Kardis, Tratado de, +** 596. JUANA, duquesa de Brabante, • 217. Karikal, ··~ 682, 702, 707. Jubileo, "246. · Karlovci o Karlowitz, Tratado de. Judíos,. " 16, 27, 35, 37, 44, 45, 55. 64. 1 . *"'* 570, 603, 661, 665, 744. 67, 71, 102, 121, 159, ·245, ** 374, Kartoffelkrieg, guerra de la patata, 405, 501. *º 725.' ..... 805, 877. •+. 743. Juliers, dúcado de, "* 347, 374, 375, 418, KAUNITZ, conde de, +•* 689, 714, 717. 435. • •• 538, 672, 741. * .... 935. 719, 740, .742.•••• 806, 3ll, 814, 824, JULIERs, duqne de (V: Gw1/ermo de La 828, 830, 834, 837, 839, 1026. Marck)• Kazán, H 37~, 383, 387. Juuo II, Pontífice, "* 335, 336, 337, 339, Keeper of the privy seal, * 229 Juuo ID, Pontífice, ** 349. Kehl, *** 570, 659. 0 •• 904. JDMONVILU!, DE. .... 694. Keidany, T1~atado de, •• 489. JUNO-S'IILLIN, *'** 814. Kent; * 14. ; · JUNOT, general, ,,..** 1004. '.*u 1101. Jura, montaña, "'56, 123, 133, 173. . Kentucky, Kerman, Persia, "''* 757. ... 545..•*** 861, 941. ~*'* 852. Juramento, • 40 a 43; 47, 107, 230, 231. 1 KERsAINT. Kertcb, Crimea, ••• 719, 720. ]ORIEU, "'** 774. :KE'rrLER, Gormoo, *" 320, JUristas (Y. Legistas). K:ErABAROV, jefe cosaco, ••• 622. Jus foederis (v. Jus foederis}. J(habarovka', Siberia, ,,..,. 622. JuSTINLINO I, emperador bi:zantino, * 11, I{:rr,'foAN, * 156, 157. 12, 181, 248.. *• 402. l(HAJ/\R. di11astla, ·.•**-757. JUSTINIANO II, emperador bizantino, K.HAYlM!P-DIN (v. Barbarroja). * 38. . Khawres, pueblo, • 29, 38, 64, 243. JuSTINO, emperador romano, " 11. Kherson, •** 749, 750. Jutlandia, • 8, 170. +• 444, 486. Khiva o ICiva, •• 398 ..... 756. • ••* 796, Jutas, pueblo, ,. 10, 14. 907. 1 Kholmogory, puerto, ** 493.
'·-·
i,, 1rn:l
INDICE ALFÁ!lETlCO Ol;L TúMO 1 INDICE />.LFADETICO DEL TOMO l
1132
t® (~ Q
€@
Krotzk.a, combate de, + •• 664. K.horazán, región y emirato del (v. Jo. KRüoENER, madame de, *'** 1080. K.sar-el-Kebir (v. Alcaz:arquivir). rasán). Khotin .(v. Choclim). . Knbán, región, "'** 747. ·· Khoti.n, batallas de (v. Choczfm). KUBLAI-KAN. + 158. Kiakhta, Mongolia, ,..., 622, 760. Kimwnas, pueblo, • 65, 66, 83, 131. 156, H++ 796, 1128 a 1130. 157. Tratada de, *"'* 759, 760. 1129. Kunersdorf, batalla de, •• • 7fJl. Illi-ICING, **** 1128. Kung-Kao (v. Ayunthia). Kiel, ••+« 905. Knriles, islas, 0 • • 1129. Tratada de, +>+• 1053. Kutchuk-Kaínardii. Tratado de (véase K.mN - LoNG, emperador de China. 1 Kainardji}. ...... 760, 761. ..... 196, 1127. Kurusol", ...... 1043. Kiev, * 29, 63, 109, 113, 157. +• 381, 382, 393. .. .. 596, 602. .. ... 834. K:rLTDl AnsLAN II, sultán de Iconíum, L
•++•
*
100. *"** 1115. l(.ingston, K.iptr:hak, kanato, •• 379. La. Bicoca, •• 342. Kíptchak, puebla, ** 273. LA BommoNNAIS (v. Mahé de La Bom·· Kirguises, puebla de los, *"** 796. dannais}. Kiwerova-Gora, Tre¡:ua. de (v. Yam- La Boyne, batalla de, •+* 564. Zapalski). Labrador, El, •• 361. K.lein. Schellendorf, Convenio de, LA BmJYERE. ••• 773. 0 . La Calle, puerto, ••• 674, 675. 310. Kleiristaaterei, 800, 822. LAcAl'ENO, emperador bizantino (v. Ro· 1 mán Lacaperta). Kr.EIST, 1018, 1019. KJuchino, batalla de, "* 394. · LAcr, **"* 858. KNox:. JuAN, ** 412. LA Cau.arAJS, ••• 779. KoCEIANOWSICI. Juw, ... 407, 413. LA C!mTARDIE, e IIl b a.ja do r francés,,
u••
••**
Koeuigsberg, • 145. **• 656, 669, 698, -718. u++ 820, 985, 1033.
Convenio de,**0 490, • • 1038. Tratado de, 491. Universidad de, •• 404. •••• 820. KoENIGSM!JlK'• Orro GUILLERMO VON, •** 519. ·
*** 684.
LAmSLAO, rey de Bohemia y Hungrfa,
'"*
382. príncipe de Polonia, *' 394. LAmsuo, LAnIBLAO JAOEILON, gran .Príncipe de
0 Lituania, rey de Polonia, * 190. LADISLAO J.V, rey de Polonia, • 597. Ladoga, lago, * 234. Kogge, navfo, "166, 172. La Faucille, garganta de, *"'** 941. 731 641 1 . Koil, **** 1127. 1 • • Koln-del-Spree, Tratado de (v. Colonia 1 LA. FEN!LUDE, marqués de, ••• 523. del Spree, trarado). Kolowzin, combate áe, •u 607. L\.FFITE. capitán, *"* 751. Kollin, batalla de• ..... 699. LA FONT.AINE, ••• 773. Km:.LONTAI, **** 1032. L\FOREST, conde de, •••• 967. Konigsberg (v. Kaenigsberg). LA FoREST, JuAN DE, *" 302, 311. Kóprulu, familia de los, •• 506. *** 556. LA GALISSONNIBRJ!,. **'" 696. Karakorum, • 159. LA GARDIE, MAGNUS GABRIEL, ... 489. Korunur (v. Wísniowiecki). 598. KoRNER, •••• 1011, 1018, 1044. LA GARDm, PoNIUs, o 391. 0 KoscrusKo. ·337, 871. LAoERBJELKE. • • 961. Lagny, * 81. Kosseir, • 0 • 1121. Kossovo, batalla de, "186, 210. La Goleta, •• 303, 306. ••• 524. KarcHUJJEF, **"'* 893. LA GRANOE ARQUIEM, MARÍA DE. reina Kral, títitla de rey 'en Croacia, • 65. de· Polonia, ••• 600. Krasnoiarsk, *** 621. La Guaira, +•u 1115. Kremlin, •• 328. 380, 388, 389, 395. La Habana. ••• 707. •*H 1110. Krenskiissung. "'230. l.AHARPE. **"* 891. 1080. ICrícbna, río, ,.. 618. La Haya, ** 373, 424, 457, 463, 465, 470,
LA7f;{'% f.E,•~r8f¡~ g;4. •••
•'*
"'*"'"
491. .... 526, 529, 530, 542, 544. 559, 1 26, 35, 58, 75, 120, 234.... 255, 256. 404, 405. . 568, 572, 573, 575, 580, 582, 601, 623, 646, 658, 703, 707, 749, 752. ... *' 813, Latinos e/I Oriente, + Ü5 (v. además 371, 873, 1049. Francos). Gran Alianza de, *.. 515, 598, ·599, 647. Ll.TOMUS (v. Le Masso11}. Paces de, '"* (1609): 373. ••* (1668): Latón, frtdusrrfü y comercio d,./, • 57 SJ 531. 175. , •
La Hougue, batalla de, ••• 564. Laicidad del Estada, • 183. LAÍNEZ, padre Diego, S. J., u 375. l.ajazzo (v. Aias). LII.LY, conde de, 0 • 696, 702. LA MARCK, Gun.r.ERMO DE (V. G!lillermo de La Marc/c). La Marck, condado de, •** 670. La Meca, • 68. **"* 1121. I..a Mina (v. San Jorge de la Mina}. Larnpedusa, ·•• 0 952. Lana, industria y comercia de la. • 64, 30, 83, 131, 133, 138, 170. 172, 175, 177, 184, 196, 197, 201. ** 322, 350. 360. 500, 501. ••• 525, 591, 619. 757: • ... 848, 887, 933. 934, 986. 990, 994, 995, 998, 999, 1015, 1120. Lana del Mogreb, * 131. *"''"* 1120. Lancashire, •••• 847, 848, 916, 934, 985, 990, 998, 1133. . L\NCÁSTER, dinastía de, • 205, 206, 208. Laadau, **" 585, 587. •••• 866 u 868 1052, 1064. ' Land¡-ecies, •• 477. Landshut, U11i11ersidad de. •>** 1014 1079. ' L\NFMNC. * 59, 94. Laagres, Protocolo de, ..... 1051. LANG:roN (v. Walter Langton). Languedoc, • 27, 92, 109, 123, 136, 137, ~~~;, 1062. •• 259, 299, 368, 501. "*" 598 _ Lansquenetes, Laon. • 78.
** 337,
LA PÉROUSE,
**** 796.
373.
Larachc, u 301. fa Reunión, isla de (v. Reunión). B79
46, 17z. .,. 372 '
M
AJ,."1,
-
-
117•
LAs CASAS, •*** 858· I..AsCo JUANembajador DE •• LAscr' mariscal,*** 407 65\Í
~™º· • u e, 0 5_2~.
L\sKI' JERÓ
La
s 'd
•
*' G.
·· 1 .
753. Lauragais, región, .. 130, 172, 177. La.usana, •• 411. *"'º 775. · Tratado de, *• 371. LAUSEL, 943. LAussAT. prefecto colonial, +>+* 1105. Lauter, ño, ••• 677. Lauterburgo, .... 553. LAUTREC, H 302, 342. La. Valetta, Ma.!ta, *"~ 633. º"""' 907, 908. LA V.ALETIE. cardenal de, •+ 460. Ltl VALETTE, gran maestre de Malta +• 305. • La Vera Cruz, ciudad de (v. Veracruz:J LA V1CUVII.LE, •• 440. Lttv1sSE, *•• 521. Lawfeldt, batalla de, ••• 683. f Laz:aristas, **º 195, 1074, 1075. 1 Lazos, pueblo iranio, • 39. 1 LE. dinastla de las, •• 401. *+• 758. 1 LEBnUN-TONDU, ++u 843. LEBZELTERN, ***"' !041. 1042, 1045, 1046. LECLERC, **"'* 945. ' LE CLERC DU TREMBLAY, JOSÉ F. (v. José, Padre). LEcoTEVLX DE C.rnrELEU. 815. Lechfeld, batalla de, • 43. Leeds, 848, (v. 1001. Leeward+o• Islands Sotaventa, Islas de).
o••
••·"*
LEFEBVRE, general, uu 1015. LEFEVRE D'ETXI'LES,· • 213. ++
LAPLACE, º.,. 1129. .Laponia, ..... 1026.
LA RBVELLIERE '**** 877 La Rochela, • Ílt, 134, 1 448, 456. ••• 596 621 LAscArusJ Ju· •* '4os '
I.AroucBE-TllliV!LLE, •••• 944. 0
Ll.TREILLE, •• 1075. 1.AUDON, mariscal, ....
4·
Lalm. lengua bturg1ca y de cultura, • 22,
410. Legaciones P:o n ti f i e í a 11, • 34, 75. **** 1061. . Legados pontificios, * 34, 71, 72. 75, JOI. 105, 139, 163, 220, 221. •• 263. Legat~ de. l~te~e (G a /aren:), • 220. Legat1 mrss1, 220. Legatí 11ati, • 220. Legatus, • 100, 117, 220. 224. L e g i.s8t 11 s. ~ 178, 221 , 250- *" 261. 2 1. Legum professor, • 221. LEIBNIZ. *** 636, 791. LEICESTER., ** 365 Leipzig, ** 454. 606, 63B. ••• • 996. 1047, 1050. baralla de, ••"* 1047. ...... ,., ....
***
1 1 ¡ 1
i.
INDICE ALFABE'flCO DhL 'iUMU
1184
L
INDICE ALFAllETICO DEL TOMO l LEVESON-GOWEll, LEv1s. duque de,
º** 964,
Lipa.ri, islas de, ••• 543.
Confel'encia de, ** 453. *• • 701. Universidad de, 0 *° 1044. "La· 1 LEWENHAOPT. conde de, • H 607 a 609. LE MASSON, BARTOLOMÉ, llamado Lexing,ton, batalla de, •*"' 728. tomus", •* 405. Leyden, Universidad de, *"' 406. Lemberg (v. Leopol). Libertad de los mares, ... 420, 421, Lemnos, •• 506. n•* 883, 884, 920, 921, 987. Lemosines, • 129. LICHFIELD (v. Walter Langton). Lemcsin,;s cardenales, $ 119, 1B~. Lido, canal veneciano-, 29&. Lena, rfct, *** 614, 621, 622. L i e ja, • 57, 205. *"' 483. º* 734. LENCHE, hermanos, • * 309. •••* 79G, 842, 853, 854, 860, 870, Lendit, ferias de, • 131, 173. 1089. Lengua griega, * 23, 29, 34, &5, 110, 151. principado de, • 205, 208, 239. ••• 536, -*•744. ~L . LENOill, Rtce:ARD, ** •,. 934. 1 L!EJA. príncipe-obispo de, • 242. *** 533, Lens, ... 471. 576, 578. Leoben, preliminares de, ••** 880, 881, IJesna, combate de,. ••• 607. Liga de )iugsburgo, u 421, 434. u• 513, 889. León. ciudad y reino, • 46, 69, 92, 126. 547, 551, 561 a 563, 575, 578, 596, 599. 149, 152. Liga de Cognac, 0 343. León, golfo del, ... 498. «. Liga del Bien Público, " 223. LEÓN III, Pontífice, • 35. ·, Liga dd Rin et Renana (v. Liga de PrínLEóN IX. Pontífice, • 65,.; cipes}. LEÓN X, Pontífice, •* 262, 300, 337 a Liga de Príncipes, *" 474. 529, 531, 339, 341, 342, 382, 406. 531!, 669, 748. -LEONOR DB AQUIT/INIA, • 90, 91. Liga de Esmalkalda, ** 347, 348, 355. LEONOR, hermana de Carlos o '344. Liga de Venecia, ""' 331. Leopol, ••+ 600, 718. Liga Hanseátic« (V. Hansa germánica). LEOPOLDO I, emperador, ** 474. 491. Liga Lombarda, * 88, 89, 99, 116, 117, .. o 536, 539, 540, 545, 557, 560 a 143. 563, 569, 570, 572, 574, 575, 578, 581, Liga Santa, de .Lepanto, "'* 305 ll 308, 582, 601, 606, 607, 638, 645, 647. 505. l.EOPOLDO Il de Austria, +u+ 807, 811, Ligas urbanos alemanns, * 170, 189, 190, 823 a 826, 828 a 830, 836, 838, 877. 208, 221, 240. LEOPDLDO, duque de Austria, "' 190. L ro NE, CARLOS JOSÉ,. príncipe. de, l.EOPOLDO, gran duque de Toscana, "*. 637. *"** 1082. ,. .... 740. Ugny, batalla de. ,..,.. 1062. Lepanto, batalla de, •• 300, 306, 308, Llguría, región, "88, 143 ....... 881, 900, 312, 495, 505..... 715. 1082. Le Quesno-y, 0 477. 0 • • 866. Llguria, República de, *'*'" 881, 893, Lérida, Tratado de, * • 292. 903, 939, 956. Lerin, islas de, .... 498. Lila, * 180. *' 353. º" 531, 579, SBO, 1 .. Lesbos, ** 300. 585. **** 880, 889, 890. LESczINSJ.(I (v. Estar.islao_). 1 Lila, Conversaciones de, "* 353. LEsomuIERES, • • 433, 434. Lllle (v. Lila). LESSINO, +o• 818, 819. Lima, •• 289, 291. u•• 1108, 1109. LE ToURNEUR, .... º 877. · Limburgo-, • 189, 229. *"' 465. 0 Letrán, Concilios de, .. 75, 139. 336, Limoges, • 152. 337. 1 LINACRÉ, ToMÁS DE, u 408. Letras de cambia, "174, 202. Lincoln (v. Burgliersh}. Leuthen o Lissa, batalla de, "** 699. Lindan, ... "'" 968. LE VACRER, padre, .,., 551. Líneas de par., º 285, 291. Levant Compatiy, •• 313, 362. LinZ, u+ 558. Levante (v. Oriente Latino, Pl'óxima L10NNE, Huao oE, '''' 473. ~*' 515, 549. Oriente). Liorna, • 172. "* 31 i, 313, 499, 501. 502. Levante, comercio de, • 151, 198, 199. ••• 649. 654. 0 •• &58, 872, 877, 911, •• 310 a 313. •-* 565, 596, 747. '980, 1049. +H• 797, 810, 883, 986; 992, 996, 1120.
l
**
••*
v.
Lisboa, "'93, 200. ** 265, 285, 289, 294, 196, 311, 351. 366, 367, .403. 462. ••" 530, 577, 579, 623. **** 856, 864, 912, 913, 974, 980, 986, 987, 1004, 1007, 1066, 1088, 1111. 111¿}. 1120. " Tratados de, '* (1668): 478. •** (1703):
976.
1
577.
** 419. Lissa, isla. de, •••• 995. Lissa, Silesia (v•. Leuthen). Literatura caballeresca, • 127. Lituania; lituanos, • 157, 190, 209, 234. ••212, 320, 322, 379 a 382, 388, 390, 394, 419, 488, 489....... 836, 837, 1020, 1039, 1043. LrooP.RANDO. obispo de Cremona, • J 01, 103 a JOS. L!UTPRANDO. rey de los lombardos, "' 33, 38, 41. · Llverpool, ..... 848, 889, 1098, 1114, 1116, 1133. LIVERPODL, lord, ..... 1046, 1053, 1056, LOPE DE VEGA, .... 479. J058, 1063. LóPEZ DE LEGAZPI, •* 292. LIVINCJSTON, ROBERTO R., *"',.. 1105. Lorch, '"43. Livonia, livonios, * 145, 209, 234. *' 273, Lorena, loreneses, • 13. 132, 207, 211, 236, 315, 318, 320 a 324, 387, 38B, 484, 1 241. +< 261, 270, 345, 347, 34!1, 450, 487, 492. +*• 519, 596, 604, 609, 612. 1 451, 456 a 458, 460, 462, 672, 477. 0 • 523, 532, 545, 552 a 554, 570. 572. Lizios, "113. Ljubljana, oLaibach, *•** 994. 1 637, 659, 660, 675, 677, 689, 697, 724. LoCKE, JUAlf, ••• 772 a 774, 779, 781. *"*º 824, 902, 1048 (v. también Lota.., .. 1110. ringia). Locbau, Tratado de, "* 349. LoRENA, duques de (v. Carlos IV y CarLodi, 1093. los V de Lorena). Loor, dinastfa, ** 398. LoRENA, príncipe Carlos Alejandro- (véaLogoteta, • 33,. 102, 109. so Carlos Alejandro), Lohr, batalla de, "** 680. LoRENZO VALLA, • 213. Loira, do, * 13, 21, 49, 177, 206. ~* 373, Loreto, California, "'** 764. 412. Loñent (v. Part-Louis). Lollards, Secta de Jos, • 204. Lotaringia, * 24, 33, 46, · 51, 55, 58, 71, Lombardfa, región, /umbardos, • 80, 86, 78, 79, 84, 94, 105, 113. 114, 129, 131, 88, 95,, 43, 212.•• 336. *** 659, 678, 132, 241. 681. • 0 • 824, 877 a 881, 900, 942, LOT,\lllD J, emperador, • 24, 32, 41, 43, 956, 958, 992, 1014, 1015, 1060, 1075. 46. Lombardfa bizantina, • 63. LOTJJUO ll, rey de Lotaringia, "'24, 40, Lombardos, banqueros, • 132, 133. 84. Lombardos, pueblo, + 7, 14 a 16, 20 a LOT.AR10 ill,. emperador, * 87. 23, 33, 34, 39, 42, 44, 54. Lor.AJUO DE 'SUPPLIMBUROO, emperador, Lombardo-Véneto, reino, ** ... 1060. • 85, 87. Londres, • 57, 83, 132, 170, 173, 201, Lothian, región, • 54. 243. ** 276, 295, 312, 315, 322, 363 Lou1s, barón de, **"'+ 1132. a 366, 370, 389, 418, 421, 424, 427, Louvms. *-• 516, 544, 552. 555, 558, 560, 439, 448, 456, 461, 470, 472. 474, 562, 563, 573. 484, 496. *** 517. 521, 52T a 530, Lovaina, ~* 376, 405, 459. ""*"' 854. Uníver9fdad de, • 203. ** 376, 405, ~06. 535, 536, 548, 559, 564 a 567, 572. ¡ 573, 576, 577, 590, 583, 587 a 589, Lilbeck, 83, 134, 145, 170, 171...31, L!SOLA,
1
601. 603,' 608, 611, 623, 62.9, 633, 639, 641, 644, 646 a 649, 651, 653, 672, 675, 676, 678, 680 a 685, 687 a 689, 693, .694, 696, 698, 703 a 705, 707, 724 a. 726, 728 a 731, 734 a 738, 753, 757, 764, 767, 773, 774. 776,. 777, 780, 785, 190• ....... 797, 802, 812, 848, 850, 852, 858, 859, 867, 870, 871, 886, 888 a 890, 900 901, 903, 907, 909 1 914, 920, 922, 923, 925, 933, 942, 945, 947 a 952, 958, 959, 961, 966, 974, 976, 919, 983, 999; 1007, 1011., 1050, 1053, 1054, 1064, 1078, 1081, 1097, 1101, 1103, 1104, 1106, 1116, 1117. 1121, 1 1122, 1124, 1125. Torre de, " 107. 1 T r a t a d os de, *" (1518): 340. ••• (1801): 909, 925, 933. (1794): 1103. · Longeais, Tratado de, *• 329. LoNGUEVILLE, dinastla de los, H+ 585. LongWJ, ... 545, 570. . . "'* 840.
•n•
>
<_.1
1186
:J
INDICE ALFADIITlCO DEL TOMO l
INDICE ALFABID'ICO llEL TOMO l
234, 237.•• 313, 314, 316, 317, 321, 1 682, 684, 690, 697, 703 a 705, 707, 721, 768, 777, 779, 781. 322..... 595. ...... 921, 937, 990, 993, Lms XVI, rey de Francia, 0 • 684, 724, 999. 730, 731, 737, 746, 751, 758, 760, 769, Congreso de, •• 446. 771, "779, 780; 784....... 811, 812, 826 LUDIENSKY, "'**• 1021, 1033. a 828, 830, 838, 839, 852, 856 a 858, Lublin, •• 321, 390. •+<• 872. 860, 861, 1009, 1068, 1087. Unión de, *" 321, 390. Lurs XVIII, rey de Francia, ,.. •• 905, LUC. conde de, .... 593. 1003, 1051, 1052, 1058, 1061 a 1063, Luca, Lucca, • 172, 174, 175, 196, 201, 1068, 1019. 243. ... 265. .. .. 963, 1081. LUIS II, rey de Hungda, •• 384, 397. LUCCHESSINI, "*"* 873, 921. Lurs DB BADEN, margrave, ..... 569. Lucerna, • 190. Lurs DE BAvIERA, * 182, 184, 187, 189, Tratado de, .. 331. 203, 216, 219, 240, 250. Lucques (v. Luca). LUIS DE :rvtu.E. conde de Flandes, • 185, LuC!lECih, esposa de Pedro de Médicis, 198, 106, 222, 235. .. 218. LUIS DE ÜRLEhNS, * 205, 206. LUDOVICO EL MpRO, • 218. LUIS, príncipe de Baviera, o•• 1045. LUDOVICO Pio (v. ·Luis, el Piadoso). LUISA ISABEL DE FRANCIA, *** 678. LUDOVICO SFORZh, duque de Milán, LUISA MtUÚh DE Gow:AGA, reina de Po.. 331. Lms EL PJAooso, emperador (Ludovico lonia, *** 597. LUISA DE PRusIA, "*** 964, 972, 1037. Pfo.), * 23 a 25, 32, 35, 39, 40, 43, 44, LUISA DE SABOYA, •• 343, 344," 346. 50. LUISA ULIUCA. DE PRUSIA, reina. de Sue· Lms II, emperador, • 24, 36. cia, .,... 688. Lms r DE ETit.ORLI., ..... 911, 1105. Lms EL GERMÁNICO, rey de Francia Luisburgo, ""* 682, 695, 700. Lnisiana, • 0 628, 694, 707, 737, 763, Oriental, • 24, 33, 41. 764• ..... 876, .901, 903, 911, 945, 954, Lms EL TARTAMUDO, rey de Francia 1101, 1l04, 1105, 1107. Occidental, • 33. LUND, arzobispo de, + 242. LUIS VI, rey de Francia,. • 90, 99. Lms VII, re.y de Francia, " 85, 86, 90 a batalla áe, 598. 92, 99, 100, 105, 103, 111, 117, 136. Tratado- de, *** 598. Lms VID, rey de Francia, • 137, 146. Luneburgo, ** 314. Lurs JX, EL SANI'O, rey de Francia, Luneville, Paz de, 0 *'* 902 a 904, 911, * 146 a 149, 156, 159, 180, 229, 241, 912, 935. Lusacia, u 436. 249. LUIS XI, rey de Francia, * 197, 207, 208, LuSIGNAN, dinastía. de, * 185 (v. .Amaury JI, Guy, Enrique JI y Pedro!). 217, 223, 227. ** 259, 275, 278, 279, LUTERO, MARTÍN, luteranismo, ... 256, 327 a 330. Lms XIT, rey de Francia, •• 300, 331, 341, 355, 356, 373, 410 a 412, 435, 469. .... 669, 670....... 937, 1074. 334 a 338, 345, 382, 408. Lurs XTII, rey de Francia, • • 433, 434, Lutter, batalla de, •• 444. 439, 449, 459, 462, 503..... 518, 555. Lutzea. batallas de, u (1632): 454. ...... (1813): 1045. LUIS xrY, rey de Francia, u 371, 419, 421, 422, 425, 474 a 477, 492, 497, LUJtemburgo, "'173, 181, 189,207. •• 347, 348, 465, 477. ••• 554, 556 a 560, 568, 501, 503, 506. +++ 511 a 520, 522 a 529, 531, 532, 534 a 536, 538 a 541, 748. 1059. 543 a 552, 554 a 563, 566 a 568, 570, Luxemburgo, dinastía, "'181, 189, 204, 575, 578 a 581, 583, 585, 587, 589, 590, 207, 108, 216. LUXEMl3URGO, mariscal de, .... 567. 592 a 595, 598 a 601, 607, 609, 610, 620, 621, 623, ·625, 627, 629, 630, 632, LUYNES, ** 436. 634, 635, 638, 640, 641, 644, 647, 659, Luzón, isla de, ** 292. 661, 667, 668, 670, 673, 676, 677, 682, Lyon, • 146, 147, 180, 197, 201, 236. •• 264, 267, 350, 351, 371, 374, 409. 723, 725, 726, 737, 772 a 774, 785, *** 591. •U* 196, 802, 865 a 867, 789. *'** 813. 888, 934, 939, 941, 990, 992, 995. Lms XV, ,rey de Fram;ja, *'* 639, 644, 999, 1000, 1031, 1062, 1137. 648, 657, 660, 662, 663, 673, 676, 678,
**"
••**
Concilios de, * (1245): 144. •• (1511): 337. Tratados de, ""(1536); 284. (1501]: 334. (1601); 371. Lys, río, •• 422.
liB7
*** 601. ** .. 199, 842, 853, 854, 865, 866, 873; 904, 937, 938, 965, 1059, 1066, 1074. MAGUNCIA, arzobispos-electores de, * 189. ... 474. .... 517, 529, 538. .. .. 816. 842, 937, 1074. MABADAJl SCINDL\ ,..++ 1126
M
MABLY, u•• 982. Macao, 293. ++• 533, 621, 623. 760. MACARTI'lEY, ,...h 1073, 1096, 1128, 1129. MAHÉ l:lE LA BOURDONNAIS, * '* 683. MAcDoNALD, general, •u• 903. Macedonia, macedonias, .. 28, 62, 186. MAIIMuD JI, sultán, ..... 1022, 1040, 1121. ..... 817. MAHOMA, • 16, 66. •• 397. ••• 623• MACEDÓNICA, di.nastfa, • 28, 62, 63, 66. MAHOMED I, sultán, .. 224. MACK:ENZIE, u+ .. 796. MAHOMED Il, sultán, "' 210. MAC!::INSI'OSII, ***• 850. MAHOMED III, sultán, "* 313. MACPHERSON, o+ 778. MAHOMED IV, sultán •• 506. Madagascar, *" 424, 430. ••* 541. Mahón, ••• 579, 677, 696, 698, 736. **** 945. .. ... ,. 923. Madera, comercio de la, • 199. ** 315, 351, 430. . . . 591, 595• ..... 807, 834, Mahrattas, C+ • 892, 893, 905, 901 a MAGNOS DE DINAMARCA, ** 231. Magnus intercursus, +> 334. 909, 925, 1053. Malta, isla, y malteses, •• 303, 305, 505. Maguncia. * 189, 214. º453, 460.
*"
l.
1
!
sultán: • + • 665. . Mabarastra, reino de, ,.,,,. 618. MMmf, .. 66, 93. Mabdiya, ciudad, * 68. Mabé, 0 • 682, 702, 707, 736. MABAMUD,
.1
1188
!ND!CS .ALFAIJETICD DEL TOMO I
"'H 565, 633, 692. • 0 * 797, 892, 893, 901, 905, 907 a· 909, 914, 920, 923 a 925, 949, 950, 952, 955, 995, 1()49, 1089_ CJlDal de, u.¡. 565. MALTHUS, 642 ... **** 847, 1086. Malvinas, islas, +o 16Z (v. también Fal· kland, islas). Maluco, El (v. Malucas, islas). Malvasía, vinas de, •• 309., 311. MALI.ETA, ALBERIGO, • 233. MhLI.Ef DU PAN, ...... 797, .862, 872. Mallorca, • 150, 172, Hl3, '188, 231, 243, 244. .., 501. 0 • 558. J..1.amelucas, • 159, 171, 137, 111, 218. *• 300. • +++ 892, 1121. Mancha, canal, • 41, 44, 133, 171, 196, 197, 237. •• 360, 362, 367, 421, 461, 501 ..... 518, 527, 541 a 543, 564-. 637, 644. 696, 723, 733, 778, 186. ....... 798, 845, 849, 914, 920, 934, 955, 962, 965, 961, 983, 1000. Manchester, <*• 681. **'* 848, 1001, 1115. Manchuria, manchúes, • 157. • •• 620,
•u
''
''
~ '
622.
H+o>
1128.
INDICE ALFABETICO·DEL TOMO l
Maquíwelismo·, M'AQOLl.V&O,
H•
670. 337, -
•• '}.1f.,
410,
476.
***º594, 670. Maranhao, •• 0 1116. Marburgo, • 152. •• 404. Universidad de, ** 404. Marca, Cartas de (v~ Cartas). ;• :· '' Marcak, condado de la, en R.enania, 0 • 610. Marcas, • 12, 49, 50, 84, 89, 99, 114, 217, 236, 239. MARCO AtmELIO, * 126, MARCO PoLO, • 162. •• 282, 401. Marcoussis, Tratada de, "'*333. Marcq, Conferencia de, •* 352. M.mce:ANo, • 0 + 196. MARCB:ENA, 857. Mardick, ~• 465, 473 ..... 646. Marengo, batalla de, ++o 899, 901, 935, 939. MARESCALCHI, "'*'" 956. . MAREr, ...... 852, 981, 1042, 104!!. Mi\RGAJUI"A DE Ausmu, H 329, 330, 335, 337, 338, 344. MiulGAllITA DE BAVIEiiA, • 229. MARGA.JUTA DE BORGOÑA, • '12.9.
¡
¡
o••
bar6n de, 0 * 592. Mandatarius, • 100, 230. Mandatus, • 230,,
MARGARITA DE NAVARRA, n 409, 410. MA.ROAll.ITA, hija de Francisco I, '"* 347.
MAM'R.!IDINI, •••• 872.
MARÍA DE ANnoQUÍA,
Ml.Nl>AT,
MARGARITA, condesa de Flandes, • 238. emperatriz bizanMANFREDO, rey de Sicilia, • 148, 150. tina, • 106. MANGOUlUT, .. -. .. 886. MARÍA ANA. reina regente de España, Manila, *"' 292. ••• 707, 7.64. *'* 630. Maniqueas, secta, • 137, 159. MhRÍA ANToNIA, esposa de FernanMannheim, *** 563 . .. u 199, 931, 1081. do VU, ..... 955. MANSFELD, conde Ernest0< de, u 437, M..uúA ANroNJETA, reina de Francia, 440, 444, 453. • 04 741, 748. ~u• !lll. 826, 828. 830, Mantes, • 99. 839, 858, 870. Mantua, • 242. • • 433, 448, 450, 459, MARÍA CAROLINA, reina de Nápoles, 504. º* 517, 659. •••" 879, 1!80. 858, 818 890, 910, 955. 956, 968. ducado de, • • 433, 448 a 450, 459, MARIA DE BORGOÑA, • 207. 0 329. 504. º* 517. MARÍA DE Esrn, "** 562. MANTIJA, duques de, ** 433, 434, 450, MAIÚA. Esrmumo, reina de Es e o e i a, 4S9• .. .,. 517, 555. 1 "'* 211, 276, 277, 349, 358, 361, 366 a MANIUANo, EL (v. Spag1mali). 36&, 413. MANUcro, ALoo, .. 407. .MARÍA I DE PORTUGAL. ..... 856. MANUC!O, PABLO, •* 407. MARÍA DE HUNGRÍA, gobernadora de Jos MANUEL I CoMNENo, emperador bizanPaíses Bajos, •• 317. tino, • 85 a 87, 100, 106, 135, 141. MAlÚA DE Yomc, ••• 543. MANUEL II, emperador bhantino, • rn7, MARfA JOSEFA DE SAJONIA, • 0 61!4. 224, 236. MAll.ÍA LEsCZINSK.A, reina de Francia, 1\ÚNUEL I, rey de Portugal, •~ 271, 280, º'""' 657, 660. . MARÍA LUISA, emperatriz, º .. 1026, 284, 285, 287. MANUllL FRJBERTO, duque de Saboya, 1060, 1066. .... 352, 353, 371. ,, MARú. LUISA DE ·QllLEÁNS, reina de EsManzi (v. China del Sur}. paña, 563. Manzildert, Eatalla de, +,.66. MAIÚA. .Luoov1CA DE EsTE, •*'>• 1009.
,..**
1
"'*"'
MARÍA TERESA DE AusTiu.I., emperatriz ' M.AssALSKI, IGNACIO, u+• 785. y reina, •** 635, 650, 653, 659, 660, Massaua, +< 402, 403. 672, 674; 675, 677, 679 a 681, 683, MJ\.SSEN.A, • 0 • 896.. 684, 687, 689, 690, 696, 697, 703, 706, Massiac, Cfub, •,+*• 1078. 714, 716 a 719, 141: a 743. 745. MASSON, JUAN P.APll!.B, ... 408. • .... 826. ·· MhTIDEU, conde de Boulogne, • 105. MABÍA 'I'EREsA, infanta de España y rei- M:ATiAs, emperador, *"' 433, 435, na ele Francia, "'* 476. ,. .. 528. MhTiAs CORVINO, .EL GRANDE, rey de
MARÍA TDDOR, reina . de Inglaterra,
Hungría, "'" 272.
266, 290, 325, 340, 343, 353, 356, MA'.rll:.DE, reina de Inglaterra, ~ 91. 358, 411. Matrimonias, política de. • 11, 38, 91, Marla Galante, isla, ••• 707........ 9BO. 105, 106.. 143,. 211. 229, 230. ** 274, Marianas, islas, *** 630. 277, 316, 324, 338, 347 a 349, 358, Marienbnrgo, ** 477. *-*• 1052, 1064; 364, 370, 380, 382, 385, 390, 433, 439, Tratado, ... 490. 475 a 477. . . * 525, 526, 538, 547. 563, Mariñano, Marignaao, ,... 339, tlOB. -788. **** 800, 856, 1026, 1044, 1066. Marismas pontiaas, • 79. MArosZEWICZ, •••• 1031. MARR:oF, º** 908, 935, 958, 959. · Maubeuge,, "'** 545, 580. **** 866, 861. MARLBDROUGH, duque de, u• 578, 579, MAUR.Bl'AS, conde de, •+• 730, 731. 581, 601. Mauricio, isla, H 424.... 589. Mar ligur, • 236. MAurucIO, emperador bizantino, * 39. Mánnara, mar de, •• 505. MAurucm DB SAJONIA, Elector, *** 349. MARMDNT, n•• 993, 1006. MAURICIO DB SAJONIJ\, mariscal, • '* 656, Maronitas, *" 314, 502. 677, 680, 681, 683. 0 MAROT,. 409. Maurienne, región, º*"' 865. Marquesas, islas, N• 629. Mauritania, " 16 (v. Maghreb].. MARQUEITE, padre, ••• 628. Mi\mwcoRDATo, .ALEJ.ANDRo, **" 744. Marrakech (v. Marraqués). MAXIMILIANO I, emperador, * 209, 223, Marraqués, u 301, 497. "'*~ 625, 626, 228. •• 275, 316, 328 a 330, 333 a 340, 380. 382. 383. 768, 769. Tratadas de, 769.. M.'t...'CTMILIANO II, emperador, •+ 386, 390, Marruecos, marroquíes, • 245. +> 284, 392. 192, 301, 366, 430, 497, 498. u• 6Z5 MAXIMILl'.ANO, archiduque, yerno- de Cara 627, 767 a 769. '**' 795, 1119, los, el Temerario, • 207. l 120 (v. también Magreb). MAx!MILIAND DE BAVIERA, arrobispoMaTSaf, •• 450. ••• 532. Elector de Colonia, *•• 561. Marsella, marselleses, • 16, 82. 109, 111, MAXIMILIANo DE l:L\Bsnmoo, archiduque, 118, 132, 173, 243, •• 299, 308 a 310, ** 392. 313, 342, 345, 496, 497, 50[. +u 543, MAXIM!LrANO, dui:¡ue de Baviera, ,,. 436, 54g, 565, 762....... 191, 1l49, 860, 892, 438, 440, 445, 463, 466. .993, 1120. MAxlMILLINO Il, Elector de Baviera, MAllSILIO F!CINo, * 213. u 410. ••• 575, 578. MARSIL!O DE PADUA, * 182. MAXIMILTAND III JosÉ, Elector de Bavie· 0 Mar territorial, 137. +o 634. ra, ••• 741. •••• 898. M°AIITÍN, FRl.NCISCO, . . . 567, 58B. MAXIMILIANO IV Jos!Í DE BAVIBRA. MARTfN IV, Pontlfice, • 150. u ... 935, 965, 966, 968, 970, 1030, MARTIN V, Pontífice, • 204, 221. 1031, 1059, 10B9. Martinica, isla, •• 430. •u 528, 707. MAXIMILLINO SFORZA, •• 339. **** 922, 945, 955, 980, 987. M!JYas, ~• 288. MARlINUZZI, cardenal, ** 386. "Ma:yflower", •• 418. Martorana, • 142. · Mayordomo de palacio, * 19. Mary}and, 0 428. º*" 1078. Mazagán, '** 292. *"" 626. MAsJ.Nll!LLO, ~· 464. MAZARINO, cardenal, •• 419, 463, 464 Mascareñas, islas, •>+ 683. ••• • 9BO. 467, 471, 473 a 477, 486, 491, 505. 513," 519, 522, .543, 573, 600, 626, Mascate,- •• 425. . . ., .590. **º 945. Masonería (v. Francmasoner[a). 673. 0 Massaclmsetts, **' 428. • • 1103. MAZAllREDO, *"'"" 910. 0
•Q•
•q•
jJ
~~
® @) @ @
j
t'D --..:;;r-
1 il ~ ~ I•
® c¿i
''I) (')
f' i 1'
I¡ t~"
í~ r.t iJI
i~ -~·
o c:c;J (.''.·~)
\;,)
~0
l~ (J
r
(ij
tg \..;•"~
·~ (Q • it
3
!
¡ r 1
l'
1190
INDICE ALI'ADET!CO DEL TOMO I
Mazdeísma, • 8. MAzfil'l'A,
*º 607 a 609.
Mazulipatam,
*" 427. *º 542,
682, 758.
Memel, uu.979_ · MENCIDKOV, ••• 651. embajador de Felipe 11, 1· MENDou, ... 366. MENGU-GlllEI:, •+ 380, 383. Meuin, o+ 531, 585, 677. Menorca, isla de, • 0 579, 584, 685, 696, 704, 732, 736, 737. uo 1089. Ml!Nou, **"'* 914. 923. Mensajeros, • 217. M:erced, Ordert de la, ** 300. Mercenarias, • 29, 66, 68, 72, 91, 122, 130, 14-3, 159, 184 a 186; 188, 245, 246. .... 260, 373, 437,. 454. .. • 569, 585, 616, 671, 728. . . . . 870. Mercia, "14, 41. MERCIER DE. LA. RlV!ERE, *** 176, 782, 785. . MERCY ARGENTEAU, ••u 8:Z6, 870. Mercoeur, duque de, •• 396. Merchant adve11turers, * 198. *" 322, 362. Merghi, Siam, ••• 625.
MAZZEI, **** 191: Meca., la, * 30, 68. 0 301, 399. Mecklemb-urgo, 9 145. ••453, 467. .... 611, 672. u u 991, 1013. MEcK.r.EM:BaRao, Cdsa de, • 145, 190. Mecklemburgo·Schwccin, "'*"* 991, 1013. Mcched, Persia;' H• 756. Mediaciórt, mediadores, * 105, 240. u 321, 419. Mlímcrs, Cll.TALINA DE, "'* 345, 359, 361, 409. ••* 779. Mtorcrs, CosME DE, 0 311, 313. M!ÍorCis, fiI11lilfa de los, • 201, 212. ++ 352. **• 646. MBmcrs. MJ..l\ÍA DE. >+ 375, 433, 436, 496. MÉDICJS, PEDRO, * :Z18. Medina, *'" 301 .... '* 1120. MEDINll.-SIDONL\, duque de, ... 367. Mediterráneo, mar, • 7, 9, 11, 12, 17, MERKEL, ***• 966. 21. 27, 28, 48, 55, 56, 62, 67, 69, 72, 82, 86, 93, 117, 118, 131, 133, 135, MERlNlDAS, dinastía, * 150. 149, 16:Z, 163, 17Z, 173, 187, 189, 199, MERLIN DE DONA!, **•* 815, 828. MEROVINGIOS, dinastía. * 12, 19, 32. 35. 211. 231, 236. ** 253, 273, 276, 279, Merseburgo, u u 1058. 297 a 302, 304 a 306, 308, 309, 311 .a Mers-el-Kebir, •• 301. 314, 323, 362, 363, 402, 481, 495, 496, 499 a 501, 503, 504, 506...... 5:Z3 a Merv, batalla de, • • 398. 525, 534, 542, 544, 547 a 550, 558, Mesía, • 10. 578, 579, 582, 591, 632, 633, 635, 636, Mesina, * 108. ** 501, 543. ••••0 960, 969. estrecho de, *** 543, 647. *• 1040, 645, 649, 661, 667, 676, 696, 710, 1061. 714, 723, 724, 736, 752, 768, 770, 789, 795, 849, 858, 864, 876, 877, Mesopotamia, • 7, 62.. ** 311, 397, 402. 790. ••• 597, 618. '"*** 805, 1124 (v. tam892, 893, 901,' 906 a 909, 9Zl, 924, bién Jrak). 945, 947, 948, 952, 956, 958, 960, 977, Messagés, • 220. 990, 995, 1023, 1053, 1119' a 1121, Mestizos, ... 766. 1125. Mediterráneas, productos, • 17, 68; 130, METJIDEN, SIR JUAN, •+. 511, 585. M=r:e.RNICEí, .... 862, 963, 966, 988, 170.... 374. 1 1003, 1008 a 1010, 1023, 1026, 1041, Mcersen, Tratado de, • 33, 40. 1044 a 1048~ 1050, 1051, 1055 a 1062, MEBEMEr IV, sultán, • •• 600. 1065. Mebedía (v. Afrélca). Metz, * 173. ** 304, 349, 350, 352, 354, MEBEMET ALÍ...... 1 IZt. 1 387, 433, 499, 450, 477.••• 538, 552, Mein o- Meno, río, ***• 968, 1059. 554 a 556, 510, 598, 678. *'.., 812. Méjico, ** 283 a 290. ••• 764, 166. Obispado-principado de, '* 433. H•+ 855, 954, 1108, 1109, 1111, Meudon, artículos de, ** 348. 1113. 1115. México (v. Méjica). golfo de, "* 288, 290, 360, 428. Mezieres, +> 342. **• 543, 565. •• 0 110¡_ Mezo e Kerestes, batallcf .de, • • 395. Melanesia, ** 426. Micbar. batalla de, *"'** 1014. MELAS, '**" 900. Melilla, ** 301. ... 626. Micbigau, lago, 6:Z8. Melun, Xratado de, • 230. Middelburgo, • 200. •• 322, 36a. 0 MELYILLE, vizconde de (v. Dundas). Midd!esex, • • 947. MELZI, ***• 939, 956, 1028. MIGNET, **• 514.
""'**
1
"'**
INDICE .ALFAHBTICO DEL TOMO . I
Migraciones de ·población. ·rural, • 84, 129, 190. MIGUEL III, emperador bizantino, • 39. MIGUEL VIII PALEÓWGO, emperador bizantino, • 162, 185, 186. Mraum. ROMAl'IOV, zar, •• 483, 493. MIGUEL EL BRAVO, príncipe de Valaquia, ** 395, 396. MIGDEL I ANGEL, déspota de Epiro, "142. Mmu.a Clm.ULAlUo, patriar~ de Constantinopla, • 65. Milán, ntilatreses, ~ 56, 57, 88, 148, 172, 182, 187, 188, 201, 212, 218, 223. 224, 227, 241, Z43. ** 271, 309, 333, 336 a 339, 342, 343, 380, 409, 459, 461. ••• 563, 647, 659• ..... 8:Z3, 878, 879, 881, 891, 894, 941, 956, 958, 963, 968, 984, 989, 991, 1016, 1017, 1031, 1050, 1085, 1106.. Milauesado, .. 333 a 335, 338, 341, 342, 344, 347, 348, 353, 407, 432, 440, 448, 449, 459, 464..... 555, 568, 572. 578, 637, 660, 675, 676, 678, 685, ***"' 842 (v. también Milán).
1191
Modlin, ..... 1039. Modón, ... 300.... 715. Mogador, ... 301: Maga/, imperio, • 158, 164, 171. •• 293, 379, 380, 398, 427...... 567, 616 a 618, 622, 682, 756. 0 0 1126. Mogoles. • 156 a 159, 166, 171, · 187, 218. ** 273, 379, 380, 383, 398 a 402. **"' 567, 616, 617, 620, 761. Mogolia, • 157, 158, 164. *** 759, 760. Mohacs, batallas de, • .,. (1:526): 384, 397. º** (1687): 569. MolL\MED B. ABoALLAH, **** 195, 1119. Mo¡¡reb, * 16, 30, 66, 68, 69, B2, 93, 131, 132, l~O. 151, 189, 199, 200, 211. . ... 280, 301. 402. • .... 1119, 1120 (v. tambié11 Ma/"l'ue:cas, Argel y Iúnez). emirato del, ~ 30, 66. MOHAMED B. AllD-EL-UlIIUJ, +o• 795. MoHAMED OremANI, • • 398.
1
MüHAMI!D-G!REI, •• 3113.
Mohilev, *"'* 607, 608, 718, 745.. MoJMo, ABu TAM!M ME!MÚN, * 101. Moissac, "lZ7. MILTON, · 0 * 113. Moka, ••• 592 uo 1121, 1130. Mincio, rfo, "'*** 903. Moldavia, inaldavo.r, • 210. •+* 273, 383, Mindeu, obispado de;· ... 468. 395, 396; 487.... 609, 610, 663, 713, principado de, """ 670. 714, 719, 740, 743, 744. • 0 • 799, 809, Mrno, dinas tia de: los, • 164. • • 273, 810, 906. 911, 1009, 1022, 1Q23, 1038. 399, 400.••• 620. MOLIERE, *"* 519, 520, 549. Milliste:riale:r, • 80. Malucas, islas, ** 291, 292, 368, 424 a Mmro, lord, • 0 • 900, 942, 950; 1125, ·4:Z7. • .... 980. 1127. Molwitz, batal/a de, *** 674. MrRADEAU, ·marqués de, +>+ 784, 785. MClLLENDORFF, . . . . 873. ••*> 812. MoLLfEN, •• 0 988. Mlll:ANDA, FRANCISCO, "*** 1111, 1113. Mombasa, 0 281. Mirándola, .,,. 349. Monaquísmu, • 14, 26, 45, 52, 58, 78, MIRZA REZA, **~* 1124. 101. Misión, misiones,·• 13 a 15, 19, 49, 50, Morta1·qula franca (v. Francos). 58, 63, 84, 141, 145. 159, 163.... 293 0 373. a 295, 401, 403, · 425, 429. º" 618, Moncontour, batalla de, 619, 623, 624, 61.1, ·761,- 764 a 766. Moneda, • 27, 28, 64, 134, 141, 167, 173, 185. ** 334, 351. 374. ... 533. ***" 796, 1073, 1074, 1077, ll2B, ... u 1115, 1131, 1132. · 1129. Misiones diplClmáticcrs, + 33 a 35, 37, Monemvasfa, ... 303, 309. MONLUC, • • 352. 100, HJ4, 218, 219, 222, 228. Monreal, • t42. Míssí domitzíci, • 34. ••u 1105. Mississippí, r(o, **' 628, 694. 732, 763, MONROE, Mons. 0 363. ••• 567, 568. ***'" 798. 764. ++>* 1100. 1101, 1105. MONTAIGNE, H 408, 413. •+* 773. Missuri, río, •*+·764. · MoNTALIVE7, 988; 1000. Misslls-apa.;to/ica Sf:dis, • 34. Montaña E!anca, meseta, 0 437. Mistra, • 186, 210. Mcmlaiías Rocosas, •••• 1105. Mitilene, i;;la, H 300. Mantausier, Compañía, "*º 1081. Mittau, "~ 656. •••• 905. Módena, • 116, 117. *'"* 879, 881, 918, Montbeliard, principado·· de, *** 554. **** 935, 105:Z. 1060, 1035, 1093.
•**•
lNDlC!?.
INDICE ALFAD!IT!CO DEL TOMO 1
1192
MoNTCALM, marqués de, ......695, 700, Morgarten, batnlla de, "'190. · 701, 762. Moriscos, ** 305, 306, 497. •++ 625. MoNTCEil\ESTIEN, ANTON10;· 0 372. 1 Morla.ix, H 329. .... 518. MoRo, ToM.\s, *" 339. Montebello, Tratado de, • 117. bioros, • 69, 91, H9, 120. "'" 292, 299 Monte Cenis, + 123....... 842, 941, 958, (véase también España musulmana, Js993. lam). 0 MoNTECORVINO "(v. Giovanni de MonteMoros de la lndia, • 696. corvino). MoROSINI..... 523. MpNTECUCULLI, •** 522, 556. Marta.in, Condado de, • !05. Monte de Santa Geuoveva, • 94. Mortefontaine, Tratado de, *º" 919, MoNI'EMAYOR, JoRoE DE, •* 414. 1104. Montenegro, +•,. 714. +••" 808, 906, 907, MoRVILLIERS, •O+ 855. !023. Mosa, río, y su región, • 10, 19, 27, 46, Montenotte, batalla de, ...... 879. 57, 83, 99, 173, 219, 236. *" 269. Moutereau, batalla de, .... + 1051. +n 538, 539, 554. **** 881, 1053. Puente de, • 217. Moscovja, mascvvitas, "191, 196. *" 272, MoNIESQUIEU, 773 a 775. 780, 732, 315, 320, 321,. 328, 379, 380, 387, 480, (v. también Rusia). 783, 790. MoNIESQr.iIOU, H+> 842. Moscovy Compcmy, "" 323, 362, 389, 420. Montevideo, **°" 1117. Montferrato, *" 433, 448 1 44?,. º'" 563, Moscó, • 191, 196, 211. ** 273, 379 a 578. 382, 388 a 395, 409, 483, 489, 493, MoNIGAILLARD. 0 • • 991. 1 494. ••• 596, 591, 601 a 603. 607, MoNWELAS, barón de, ••** 935, 965, · 608, 612, 621, 622, 662, 691. 714 a 718, 759, 76G. ~ .. u 832, 1036, 1043, 1030, 1045, 1047, 1082, 1083. MoN11. VICENTE, .. ** 878. 1017, 1080. 1048. Montmartre, Tratado de, •H 532. Tratado de, '* 382.. Montmédy, 0 477. Tregua de, +• 383. Montminril, batalla de, ++u 1051. Mosela, rfo-, • 19. •" 411. •*" 538, 554. MoNTMORIN, coude de, 0 • 641, 750. Moskowa, río, H H 1043. ** .. 810, 813, 829. . Mostaganem, *• 304. Montpellier, * 82. 109, 118, 134, 149, Mosul, .. 85, 135. 151. 173, 181, 183, 188. •• 412, 413. Motril, .. ** 994. Montpellier, Paz: de, ** 440. MoucHE, LA (V. M11scioto G11idl). Montreal, *"' 429. *"* 567, 628, 629, 695, MoUNIER, "'"'"* 1081. Mouwn, + 99. 701. . Montreui!-sur-M er, Tratado de, * 238, Moyenvic, H 450. 239. Mozambique, •• 281, 292. . . * 166. Mont-Rayal, **+ 554. Mozárabes, • 67, 102, 119, 120. MoNTS, ... 291. MoZART, *"""' 638...... 863. Montserrat, isla de. u 428. Mudéjares, * 12(}, 244. Monzón, Tratado de, •• 441, 448. Muhlbe:rg, batalla de, ** 348. Tregua de, •• 346. Mukden, .,. .. 620. MooRE, ....... 948. MULEY IsMAJL, 5Ultán de Marruecos, Moore, Tratado de, •" 343. • ... 627. Morat, ~• 260. MULEY MOHAMED, sultán. de Marruecos, Morava, río, ••*• 809. ~•• 769. Mora vi a, + JSl. •• 466. •''"' 519. MULEY SOLIMÁN, •••• tH9. "*** 992. 998. MuLEY YAZl'.D, ..... 795, 1119. Mulhouse, ""*"• 891, 998, 1052. MoRE. HANNA, *>+• 946. Morea•• ]32, 148, 155, 162, 186, 210. MULGRAVE, ..... 959. •• 297,. 300, 303, 308. 309, 504, 505. MÜLLER, AoAM, ou 1019. "** 569. 570, 645, 714 (v. también MüLLER, JUAN,9 **º' 881, 101 J·, 1080. Acaya). Muadeburdis, 44. MoREAU, *"*" 903. Mundo bizanti110. • 23, 29, 44, 98, 237. MoRELOS, ... •• 1113. 240 (V. también Biza11cio).
**,.
ALFABETICO DEL TOMO 1
1193
1057, 1059 a 1063, 1065 a 1068, 1073, Mundo del Norte, ~* 53. 58 (v. también 1 1076, 1078 a 1085, 1089, 109"1, 1092, Escandinavia). 1096, 1104 a 1106, 1111, 1120. 1122, Mundo musulmán, * 27 a 30, 56, 62, .66 1124, 1126, 1135, 1136, 1138, 1139. a 69, 82, 93, 98, 104, 237, 240. NAPOLEÓN, rey de Roma, ••H 1026, Mundo romano (v. Roma). 1027. Mmmo PARK, ~*** 796.. Napoleónica, leyenda, "'•** 1065, 1068. Munich, ** 447. **• 669, 675. •+• • 898, Nápoles, napolitanos, • 15, 28, 46, 53, 935, 963, 970, 981, 996, 1013 a i015, 148, 151, 203. +• 262, 271, 199, 304, 305, 308, 33], 333, 335, 344. 353, ]085. MüNNICH, mariscal, ••• 663 a 665. 380, 405, 432, 464.••• 536, 543, 576, Münster, *.234. "'* 419, 463, 465. 466, 637, 645, 649, 659, 678, 704, 706, 468, 476, 477. • ... 544, 545, 544, 734, 740, 767. •*** 800, 326, 856, 561, 563, 149. •••* 906, 938. 858, 864, 878, 879, 881, 890, 892, Cmgreso y tratado de, *' 321, 465, 894, 895, 898, 903; 909, 910. 955, 466, 468, 47(J a 474. 958 a 960, 968, 969, 991, 993, 998, MUNST.ER, obispo de:, · *º 517, 52.S. 1003, 1014, 1015, 1030 a 1033. 1049 MUR.AD ill, sultán, *' 313, 395, 396. a 1051, 1053, 1056, 1061, 1065, L066, MURAD IV, sultán, •~ 496, 504. 1081 a 1083, ¡os9. 1093. MTJRAT. JOAQU.fN, ..... 968, 99!, 1003, reino angevino, * 148, 180, 182, 186, 1014, 1016, 1027. ]050, 1051, 1061. 188, 203, 211, 212, 235. *" 262, 271. Murcia, • 149. """ 579. ••*"' 1094. 330. Mmurr, ANToNió, ·~ 406, 407. reino aragonés, * 211, 212, 223. •• 299, MuRitAY, VANs, ..... 1104. 302, 330, 3 35. Muscu.ro Guro1, * 219. Universidad de, • 150. MuSTAFÁ Ill, sultán, *~* 692. N,o\POLLON, SANSÓN, H 496, 497. MuSTAFÁ IV, sultán, •••• 1022. Narbona, + 82, · 152. MUSTAFÁ, dey de Argel, "'º" 1120. NARBONNE, L. M., +u+ 829. li1usulmaries (v. Islam, Orie11te mu.rrtlNarew, río, ••~* 1039. mán, Mwu:lo musulmán). NA.RIÑO, ...... 1110, 1113. Muns, JosÉ, *'*"' 796. Narsingb, reino biudú (v. Vííayanagar). Mysore, india, '** 735. Narva, •+ 320, 321. 379, 391. º* 604. Mythilene, isla (v. Mitile11e). batalla de-, *"* 594, 604, 606, 608. Nassau, *** .. 969. Nassau, Bahamas, **** 1115. N NASS,o\U, Casa de, "'*"'* 938. NASSAU, LUIS DE, +~ 360, 361.
Nacionalismo, ,.. 255, 256. •*'-• J06B, N.ASSAU-DJETZ, príncipe de, •+** 938. 1079, 1135; 1137, 1138. NASSAU-SARREBRÜC!C, conde de, +>• 550. Nación más favorecida. C/áu.mla de, Natal, •• 281. ... 635...... 943, J 104, 1131. Nauplia, ** 303, 309. NADIR-SAH, **~ 755 a 757. Navarino, **" 715. Nagasaki, •• 426. *'~ 620. 0 • * J 129. Navarra, *21, 46, 69, 92, 126, 149, 184, NAGEL, VAN, .... 1054. ]88, 203, 203. *+ 270, 276, 338, 342, Namur, *** 567, 580. 5B l. 372....... 874. condado, • 239, 242. , Navas de Tolosa, batalla de Las. * 149, Nanc-¡, *"' 349, 450, 463. **• 532, 545. 150. ••U+ 812. ' Naxos, •• 298, : 305. Nankin, • ., 293, 399. •*q 624. Nazaritas o nazarfes, • 189. Nantes, *' 370, 414, 429. u• 626. Neaufles sur. J'Epte, "99 . . .....,,. 987, 1001. NECKER, ** .. 810, 1080. NAPOLEÓN BONA.PARTE, ... 727, 770, 779. NECXER, madame, +*"' 776. 784: ··•+o* 806, 816, 849, 876 a 881, 888, 890 Neeriandeses (v. Hoíanda, holandeses). · a 897, 899 a 914, 919, 925, 927, 931 a Neenvinden, batallas de, ...,. (1693): 567. 952, 954 ·a. 956, 958 n 977, 979 a 984, •U• (1793): 866. 987 a.996, 998, 1000, 1001, J003 a Neeuw-Amst~rdam (v. Nueva Amster1009, 1012 a 1018. 1020 a lOW, 1030 a dam). 1034, 1037 a 1048, 1-050, 1051, 1055 a 1
,···-"'·
lf94
INDICE ALFADETICO DEL TOMO I
INDICE ALFABETICO DEL TOMO I
1 NrcoLÁS I, Pontífice, • 25. Negapatam, ***'736, 758. . NICOLÁS V, Pont(flce, '" 204. Negociaciones medievales, • 216. Nrcoús DE CUSA, cardenal; • 208. Negrais, cabo, +o 758. 108.J. Negro, cabo, *" 310, 496, 497..... 524, . NccoLB, abate, Nrcor.o PoLO, • 162. 551, 768. Nic6polis, batalla de, • 186. mar, • 29, 131, 197, 209, 210. 0 272, 273, 309, :323, 388, 487. *** 591, 603, Nicosia. • 152.. 662, 664, 665, 109, 719, 720, 740, Nich o Nissa, *** 569, 664. 742, 747, 749, 750, 752. º .. 805, 1 Niemen, rfo, ** 323. • 0 • 976, 1020, 807, 833, 834, 844, 892., 906, 1040, 1021, 1042. 1121, 1122. 1 Nieper, río (v. Dnieper}. Negras, esclavos (v. Trata de negros). Niester, río (v. Dnlester, río). NEGUS, impen'o de lo~ (v. Etiopía). Nieupoct, •+. 580. Neisse, Entrevista de, **" 714. Níger, rfo, " 81. • • 296. ,.. 796. NELSON, almirante, •H• 883, 892, 893, Nik:olsburgo, Tratado de, '* 438, 444. 895, 91.1 a 924, 967, 980. Nilo, río, ••• 627. º ... 892, 916, 923; Nemirov, Podolia, '** 664. 944, 1121. 0 Nimega, •.+ 539, 545. Nepal, •• 1063, 1128. ' Tratadas de, 0 • (1678); 542, 544, Nepotismo, * 191, 213. Nertchinsk, '"*" 622.. (1679); 545, 547, 550, 551, 553, 554, Tratada de, 0 • 622, 759. 559, 561, 563, 568, 584, 598. / NESSELRODE, CARLOS DE, H H 1043, Nissa (v. Nich). 1057. Niza, ** 303, 345, 346. *"* 567, 619, 190•. "f"* 842, 853, 854, 860, 865, '867; Nestorianos, • 121, 159, 163, 213. 314, 502. 879, 898'. NEUBURGO, duque de, *'~ 530. Tregua de, •• 346. NIZAM, ALí, nabab, •+.+ 1125. NEUBURGOS, dinastía de las, ... 560. NOAILLES, *"* 731. +o*+ 815, 838. Neuchatel, H+ 585, 634. º*"' 967. Noblez;a, • 79, 80. principado, *** 585, 670, 967. NOINIEL, marqués de, ... 549. NEUHOF, TEODORO (v. Teodoro, rey de Nombre de Dios, puerto, •• 290. Córcega). Nomi.rma (v. Besante). Neustadt, entrevista de, **" 715. Nonántula, abadía, • 117. Neustria, • 13, 19, 32, 38; 0 Neutralidad, neutrales, • 99. 260, 261. Nocrr, VAN DER, **"'* 323. +•• 566, 634, 673, 683, 69B, 734. Nootka, bahía de, •+. 764..... 811, 812, ...... 919, 921, 922, 981, 984, 986, 9&7, 815, 857. Nordlingen, batalla de, "* 455, 456, 458. 991, 1001, 1048 a 1050, 1063, 1102 a NORFOLK:, duque de, ••U 885. · 1104, 1106, 1107; 1139. Neutralidad armada, Liga de-, *** 735. Nórica, * 10. Normaodfa, normandos, • 47, 48, 52 a *'** 921, 922, 982, 1008. 55, 90, 96, 99, 114, 119, 120, 133, 137, Neuwiller, ** 457. 175, 197, 206, 2:19, 236. o 284, 289, Neva, rio, * 234. "'** 608. 291, 359, 430. .. .. 591, 727. 738. Nevers; Negociaciones de, • 22:1.. ..** 994, 999, 1062, 1103 (v. también Nevis, isla de, "* 428. +>• 528. NEWCASTLE, duque de, +u 683, 688. Italia normanda). NoRMANDÍA, duque de (v. Guillermo, el New-Haven, •• 428. Conquistador, rey de Inglaterra). Newgate, prisión de; 0 *" 848. Normandos. invasores escandinavos,• 40, Newport, *"'" 733, 735. 42, 48, 56. NEWION, 772, .773, 761. Norte, mar del,• 8, 19, 56, 133, 167, 171. NEY, mariscal. 0 0 948. '172, 196, 199, 231, ..237.•• 362, 420, NGilUJEN-AHN, emperador de Annam, 481, 486. o• 565. Q . . . 758, 159; **** 1128. 849, 876, 980, 983; 993, 997, 1013, 1037, 1049, 1053. NoUYEN, dinastla de, ++ 401. º" 758. NORTIIAMPTON, conde de, • 217. Nicaragua, *""* 1110. Nicea, imperio de, • 142, 155 156, 162. Northamptoo, Tratado de, "230. Northumberlaod, • 54. · N1cÉFORO FOCAS, emperador bizantino, • 101. Nar!humbda, • 14.
1
**••
•*
·~.
•*
•u
()
****
Noruega, noruegos, • 27, 28, 40, 52 a Obsídes. • 107 (v. Fiadores}. 54, 95, 166, 170, 190, 244. o 272, 315, 1 Occidente, *.7, 9 a 12, 15, 17, 19. 20, 23 420, 481.... 612...... 919, 986, 1041, a. 26, 28, 32 a 35, 38, 39, 46, 48, 50, 52 1047, 1049, 1053. a 54, 56 a 60, 62, 64, 65, 69, 71, 73, 75, 0 Nottingham, •• 1073. 78, 79, 85 a 87, 95. 98, 100 a 103. 109,
NovALrs, •• 0 1017.
1 !
'
1 1 J
1
1
1195
Novara, ** 338. Navgorod, • 64, 83, 146, 157, 170, 191, 196, 211, 227, 230, 234, 143••• 315, 320, 395, 494. Novossn.TZoF, 0 • • 960, 975. Noyon, Tratada de-, ** 339. Nueva Amsterdarn, '* 426. **' 521l. Nueva Escocia, *** 584...... 1100 (véase también Acadia), Nueva España, ** 288, 292. ••• 632, 764. *"'** 1107, 1108 {v. también Méjico). Nueva Francia, 0 291, 429. **• 548, 566, 584, 590, 628, 681, 682, 694, 707; 765. Nueva Gales del Sur, ••• 763. Nueva Granada, o u 1107, 1112, 1113. Nueva Guinea, ,. •• 629. Nueva Holanda, Brasil, *" 426. "*"' 527, 528. Nueva Inglaterra, •• 291, 427. ••• 528, 566, 584, 628, 682, 694, 695, 700, 765. *+H 1106. Nueva Neerlandia, América del Norte, o 426. 428. ... 528. Nueva. Orleáns, • 0 707. •+-• 1!01, 1105,
114 a 116, 129, 132, 134, 138, 139, 143, 147, 151, 152, 155, 156, 159, 163, 164, 166, 167, 178, 183, 185, 187, 195, 198, 210, 213, 216 a 218, 224, 228, 236, 249. ,.. 256, 261, 276, 279, 314, 315, 320, 323, 325, 328, 334, 344, 354, 356, 358, 370, 380, 382, 398, 40'2, 424, 449, 488, 506; ..... 512, 524, 525, 528, 546, 559, 564, 570, 583, 591, 594, 597, 606, 607, 611, 613, 614, 709, 748, 760, 774. 773. 0 • • 191, 798, 817, 1036, 1038, 1066, 1128, 1134. Occitanos, "136, 137, 179. Oceanía, ++•• 195, 196, 791!, 1073. O'CONNOR, Annrno, •••• 981. OCIDALf, Emm-A.Lf, 0 306. ÜCHINO, BERNARDINO, "* 409. ÜCHS, ••u 891. Oder, río, * 57, 84, 129, 145. H 467. +•+ 598, 67(, 672, 702. HO JOJ8, 1045. Odesa, *** 807, 996, 1036, 1081. ÜDOACRO, • 10. Ooomco DE PORDENONE, • 163. ÜELSNEll, +. • • 821. Oesel, isla de, •• 321, 466, 486. ÜFFA, rey de Mercia, • 41. Of/icium Gazariae. • 243. Of!cinas lranseáticas en el extranjero,
1
1106.
Nueva Salé (v. Rabal). Nuevas Hébridas, "'** 762. 1 NueVtl Suecia, *" 431, 483. 170, 171. Nueva York, •o 528, 728, 732, 735. OGINSKI, conde de, n o 1039. o u 1000, 1114, 1130. Oglio, rfo, •••" 880. 1Ohía, Nueva Zelandia, •• • 630. región, 0 •• 1101. Nuevo Mundo (v. América). rlo, .. ,. 628, 694, 695, 764, 765. Nmx, abate, •**• 797. Ojivas, Cruceros de, • 95. Nun, cabo, ** 295. Oka, rfo, "* 383, 388. Nuncios (v. Nuntlus}. Okhotsk, ... 760. Nuntius, "'100, 220, 224. 0 262. ÜLBERT, * 94. Nur-ad-Din, * 135. Oldemi:mrgo, ·~" 545. •+>+ 1037• N!iremberg o Nuremburgo, * 171, 209. candado de, 0 318. "* 454. ++u 937, 970, 1017. ducado de, •u 545, 598. *'•• 1037. Congreso de, *" 469. Olerón, • 81. Nymphenburg, Tratado de, •o 674. Oliva, Tratada de, ** 492, 506. **" 595 a Nystad, Tratado de, 0 • 612. 597. OLIVARES, conde-duque de, H 445, 456, 461 a 468. o Olivenza, +.++ 913, 1007. ÜLlYIER LE 'DAJM, * 2JB. Obediencia, acto de. H 271. Oloron, * 126. Oberhausen, principado de, • ... 962. ÜMhR, califa, * 16. Oberpfalz (v. Alto Palatinado). OMEYAS, dinastla de los, • 16, 30, 66. ÜBERKAMPF, **** 990, Ontario, lago, 0 • 695. Obi, río, u 388. ÜÑATE, •• 435, 445.
I
ll96
INDICE AL1'ADETICO DEL TOMO f
Oosterling1m, "24.4. j duquesa CARLOTA }SABEL DE, ,..,. 57(}. Opi11ián pública, u 417 a 419. ÜRLOV, ALEXJS, u+ 714, 715. ÜRLOV, Gl1.IGOIU, **' 714. Opio, comercio del, *"*• ll32. Oporto, *>+• 986, 987, 1114. ORLOF, atamán cosaco-, •~ 0 907. Vinos de-, ••• 726...... 856, 986. Ormeteau-Ferré, L', * 99. Orán, • 199. u 301. **"'* 1120. Ormuz, isla de, • 163. "'* 287, 402, 425, PRANOE, Casa de, ** 364, 365. 527, 427, 496. *** 590, 5'92, 619. 540. +•u 1053. {v, también Guillermo Oro. extracción y comercio del, • 82, .93,, de). 109, 172, 199, 201 ••• 256, 276, 277, Orange, ciudad, .... 539, 545. 280, 282, 283, 288, 292, 297, 359, 372, ducado, .... 583. · 505. "'** 533, 576, 621, 166, 168. principad1> de, ** 324. **** 938, 1053. *"''* 855, 856, 1116. ORANClE, M.1.uruc10. DE, >+ 424. . Orso•1a., +u+ 996. prfncípe FEDERICO ENRIQUE) DE, H 459. Ortenau, **'.. 938, 963, ••• 627. .., Oslo, 0 316. Orator, • 220, 223, 224.... 262. Osnabrück, .,. 321, 441, 463, 467, 468. Orbis ramanus, • 7. 248 (v. Roma). Ostelbienses,. países (v. Transelbiense,s). Orbitello, •• 464. Osteade, "'** 648; 649. u•• 799, ~48, Orcza, batalla de, ** 382. 854, 983. Orden de Sal! Juan de Jerusalén (v. Mal- Osteade, campalda de (v. Campañfrr). ta. Caballeros de}. , Osterlings, "* 323, 351 (v. también HanOrdenes mendicantes, * 140, :159. sa). Orden Teut6nica, • 145, 190; 196, 209, OSTERMANN, H h 833, 844. 221, 234, 242. •• 273, 3f5, 320, 379. Os/rogados, • 9, 10, 38. "~ · OssIÁN, EL FALSO (v. Macp/1ersan). 383. Ordiriatia imperii. • 23. ÜSTROYSJU, OH 1021. Ordos, llanura. de, ** 400. Oswego, fuerte de, u• 695. · Oremburgo, **+ 0 796, 907. ·',' Otchalcov, • 0 ·664,·no, 150, 752. Orientales, comercio de productos, + 12, H••• 807. · 16, 27, 56, 67, 82, 130, 131, 162, 163, OTOMÁN I, emir, • rn6. 171, 185, 198. Otomanos (v. Turcos). Orientalismo. *"'* 761. ÜTÓN I, emperador, * 48, 49, 100 a 102, Oriente • 7 a 12, 15, 16, 23, 27, 28, 56, 108, 112, 249. 71, 82, 99, 117, 121, 131, 136, 140, 142,. ÜTÓN II, emperador, * 49, 63, 108. 0 299. *"'• 534, 619, 635, 711, 715, ÜTÓN Ill, emperador, "'49, 51. 171. 720, 716, 746, 748, 750. •• 0 797, 892, 1 ÜTÓN IV, emperador, • 138. 911, 990, 993, 1008, 1039, 1040, 1096, l OTÓN, obispo de FJesinga., • 94. 1124 (v. también Pró:rimo Oriente). ÜTÓN DE WrrrEisBAca, "104. Oriente bizantino, • 7, 10 a 12, 15, 17, Otranto, •• 335. :• 0 • 910, 952. Z3, 28, 29, 56, 62 a 66, 82, 83, B6, 87, canal de, 4 63. 99 a 102, 131, 2l0. Orro, Lurs Gurt..LERMO, 0 •• 901, 922, Oriente latino; * 73, 75, 82, · 83, 85, 100, 923, 942, 1014. 103, 120, 121, 131, 132, 135, 141, 148, 0UJlRJL, •+•• 971. 159, 162. Ouessant, batallas navales de, • H (1677): 544. "'**• (1803): 952. Oriente músulmán, "29. 56i.,61, 68, 8~, 102, 103, 156, 159. •+ 333. ,.o+ 1073 ÜUSELEY. o o 1096. ÜXENSTIERN, .canciller, *• 431, 454, 455. (v. también Islam y Mundo- musul· mán). 458, 465, 485. Orinoco, región del, •• 439. Oxford, Universidad de, ~ 151, 182, 204. Orleáns, "151, 181, •• 345, 412. 413. •• 376, 409. fuerte de, •• • 764. · ÜRLEÁNS, dinastía de, * 105, 206, 227. ... 345, 348. 1 p duque de, hijo de Francisco· I de Fran- • · . ·cía, •* 345, 347, 346. j PABLO III, Pontífice, '* 346. duque FELIPE. DE, hijo de Luís XIII, 1 PABLO IV, Pontífice, •* 352. *"'* 525, 538, 560, 563. PABLO V, Pontífice, •• 398.
INDICE ALFADETICO DEL TOMO I
1 !
j 1
1
1 1
DE RusCA, •••• 893, 896, 899, Palos de Moguer, '*281, 282. 904 a 908, 920 a .91.2, 959, 981, 1090, PALLADIO, ANDRÉS, 1016, 1080. 1101. Pamir, región, *' 273. PABLO DúCDNO, • 26. Pamplona, •• 338. Pacffico-, océano, •* 288, 291, 292. Panamá, •• 283, 290, 291. • •• 766. .... 629, 630, 633, 707, 760, 762, 763, p .t\NlOA.ROLA (J. P.), .. 223. 765. . . o 796, 850, 1101, 1117. Panipat, batallas de, •• (1526): 398, 0 • (1739): 756. P.\cfl:rco PE PRovrns, padre, º* 619. Pacto de Familia, ... 616, 704, 707. Panonia., * 10, 13, 14. •••• 857. PANrALEÓN, fanülia de los, .. 117, 126. Pacy, • 99. Pañería, industria y comerr:io de, • 80, Paderborn, **** 906, 938. 83, 131, 166,. 172. 175.....280, 315, 322. *** 542, '591, 710, 726, 762, 780. Padraos, "*281. Padua, · • 151, 152, 212. "* 336, 406 a *º" 887, 913, 942, 943, 986, 995. 999, 408, 410...... 828. 1037, 1130. . PAGEr, *"º 950. Pañ1> de Oro, Entrevista del Campa de, PAINE, TOMÁS, *'*• 850. •• 342. Paises Bajos, • 13, 80, 84, 130, 166, 173, ¡ P.1.ou, PAscu.u.; H* 721. 725. 177, 184, 189, 195, 197, 207, 218, 219; / Papel, industl'ia y comercio, * 175, 196 224, 235, 239, 240, 243, 245. •• 258, PARADis (v. Canossa). 267, 270, 275 a 277, 316 a 318, 322, Par agua y, : *• 289. ... ,. 765, 766. **** 1113. ! 323, 327, 328, 330, 335, 341, 342, 344, 346 a 348, 350, 352, 353, 355, 357, 359 río, ** 289. a 361, 363 a 365, 367, 368, 370 a 374, Para.ná, río, '"'" 765. . . ** 1113. 376, 385, 395, 405, 406, 411, 418, 423, Parga., *'*' 906. 426, 436 a 438, 444, 445, 456 a 461, Paridad, principio de, ••• 635. 463 a 465, 469, 471, 474, 475, 478. París, • 27, 57, 90, 94, 126. 131, 132, 151, 0 • 513, 515, 523, 524, 528 a 530, 512, 173, 184, 205. 206. •• 264. 328. 329, 533, 536, 538, 540, 544, 556, 563, 567, 1 342, 347, 352, 359, 361, 366, 369, 572, 574, 575, 579 !L 58[, 584, 585, 371, 405, 407, 412.• 4! s. 421, 433. 587, 591, 598, 635. 637, 648, 658, 673, 448, 450, 458 a 460, 463. 470. 472, 676 a 678, 680, 681, 683 a 685, 688, 473, 476, 491. 493, 496, 501. ••• 516, 690, 697, 741, 748, 749, 752 a 754, 521, 524, 528, 532, 536, 539, 546, 789..... 798, 800, 801, 808, 823, 826, 549, 550, 554, 5~?. 565, 566, 511, 572., 537, 592, 595, 601, 611, 614, 838, 839, 843, 844, 847 a 849, 853, 860, 864 a 866, 896, 922, 950, 952, 622, 627, 633, 644, 646, 648. 649, 1053,. 1054, 1056, 1059, 1063, 1064, 653, 654, 659. 662, 672, 673. 682, 1139. 683, 691, 693, 703, 704, 706, 707, "País Negro" (v. Staftordshire). 725, 730, 734, 737, ·742. 749 a 751, 758, 761, 762. 774 a 777, 779. a 781, Palacia de las Papas, Aviñón. • 119. 785. ,. .. 811, 815. 816, 818. 820, Palamunta, Convención de. "** 74Q. Palatinade>, .¡o 189. *" 411, 436 a 438, 440, 821, 826 a 829, ~35,- 837, 839, 840. 445, 447, 453 a 456, 460, 468, 472. 842, 843. 848, 849, 852. 853. 861, ••• 541, 560, 561, 587, 742, 745. 866, 872, 875 a 877, 879, 880, 889 ••o 820, 935, 9'3-7, 1059. 892, 896, 900 a 902, 904, 906, 908, PALATINOS, Electores, .. 189. . . 278, 438, 909, 911, 916, 935, 936, 941, 942. 439, 441, 461, 468.••• 517, 532. 538, 944, 949. 950. 951, 955. 956. 958, 971, 540, 553, 560, 561, 510, 741. 973, 974, 982. 992 a 995. 999. 1008, PALEÓLOGOS, diriast/a de /os, • 185. 1009, 1025; 1032, 1034, 1037, 1048, H 331, 380. 1051, 1054, 1062 a 1064, 1066, 1075, Palermll, • 86, 142, 148. ••• 543; 1076. 1078; 1080, 1084. 1085. 1088. Palestina, • 16, 65, 66, 72, 73, 85, 118, 1097, 1103,.1105. 1111. 1136. 120, 132. 135. 138, 142, 145, 155, 158, Escuelas de, ;* 94. 151. 159, 178, 242. **300, 314, 330. 502, Tratados y convenios, • (1259): 147, 216, 221, 229 (1227): 230, 236. 504. •+* 666, 691, 692, 906. PALM, JUAN FELIPE, '*º1079, 1082. U~(1670-l67I): 536. (1761); 704, Palmeia, Orden, • 149. 728, (1765): 758, 762,. 764, 766. PABLO l
"*"
1 1 '
l l!rt
••H
::,
1
1 INPlCE. ALFAllETICO OI!L 'róMO l
1 INDICE ALFAilET!CO. DEL
1198
1 .1
U H (1796): 879, 935, (1802); 9J6, (1806); 972, (1810): 992, 1025. 1031\, (1812); 1041, (1814): 1052, 105J, (1817): 1056, 1064. Universidad de, * 150, 151, 181, º 329. 404, 405. PARJCER, almirante, •H* 921. Parlamento francés medieval, • 179. 221, 226, 238. Parma, *"' 349, 459. ••• 648, 650, 653. **.- 856, 876,t879, '881, 888, 901, 903, 911. 1060; 10&5, 1105. ducado de, t• 349, 367, 459. ..... 646, 648, 650,. 653, 654, 660, 685, 740. **** 876, 901, 903, 911. Paros, ** 303. Parsdorf, armisticio de. o++ 900. Partenopea, República, .... 895. Partes Oc:cídentis (v. Occidente). Partes Orientis (v. Oriente). Particiones sucesorias, * 13, 23. Pasaporte. * 45, 109, 239. +++ 581 (véase también Tractoria). PASCUAL JI, Pontffice, • 100. PASCUAL III. Pontífice, * 88. PASJ::OV, * ... 621. Pasos a través de [os Alpes, el Jura, [os Pirineos y los Vasgos, * 43, 44, 95, 122 a 126, 133, 173, 246. ++ 256, 359, 450. ••• 677. •••• 891, 940, 941, 956, 958, 993. P.ASSANO, ANfONIO PI, • 219. Passaro, cabo, *** 647. Passarowitz, Tratado de, • 0 645. 649, 661, 665. Passau, **** 936, 938. Tratado de, •• 350. Passy, **** 934. PASW.AN OaLu, ** .. 806. P¡i.thmos, "" 303. PA'IXUL, *"* 604. Patrás, •• 505. Patriarcas. * 29, 65, 72, 155. •* 393 (vén.se Alejandría, Antioqu{a, Constantín:opla y Jerusalén). P(ltricias, + 34, 103. Patriciw romanarum, '"21. Patronato, derecha de, .+• 623. PA.UL, O\.BALLERO, • 0 522, 524. PAULINO DE AQUILEA, • 26. Pavía, • 41, 56, 57, 80, 143, 148, 203. H 337, 342, 406, 407. "*** 1093. batalla de, •• 342, 344, 353, 384. Paz de las Damas (v. Cambrai, par. de). Paz de .J)ios, * 116. PEDRO I, EL GRANDE, zar de Rusia, ** 338, 480. •H 534, 599, 601 a 604,
20~.
.1
0
@ 1
1.
()
()
i
t_____ '.,_ _ _, _ ,._ _ , _
TOMO 1
• 606, 608 a 614, 637, 642, 651, 656, 661 a 663; 709, 755, 759 a 761, 789. PEDRO Il, zar, o• 759. PEDRO III, de Ho!atein, zar, •*• 704, 705. PEDRO II. TCY de .Ai:agón, • 136, 149. PEDRO III, rey de Aragón, * 148, 238. PEDRO l, EL CRUEL, rey de Castilla,• 188. PEDRO I, rey de Chipre, • 1&5. PEDRO I PEI'llOVlrCII DE MoNfENEGRO, 0 • • 808, 806, 1023: PEDRO DB .A!LLY, *203. PEDRO DE MéDICIS, • 218. ' PEDRO DE PISA, • 26. PEGOLDTII, FRANCESCO BALDULCCI (véase Balduccí, Francisco). Pegú, Birmania, •• 401. ••• 758. Peíping {v. Pekln}. Pekín, * 158, 163. "'* 293, 399, 400. •+« 622, 1/23, 159, 760. ••••.J096. 1128, 1129.
PEUIAM, EN!lIQUE, ++• 678. Peloponeso, "' 186, 210. *H 892. 0 Penjab, 397,0 398. **** 1127. Pensilvania, • 733. Peñón, El, •+ 301.0 Peñón. de Vélez, 305. PEPINO fil, EL BREVE, rey franco. "' 19 a 21, 25, 28, '.12, 33, 38, 42. PEPINO DE JTALLI., "'32. Pequeña Armenia, * 72, 85, 113, 156, 158, 159, 163, 171. Pequeña Rusia, *' 488. ••• 596. 609. Pequeñas Antillas, *** 629. · Pera, H 309. FER.CE.VAL, SPENCER, ***• 9791 997. PERCIER, .,... 1034. , Peregrinaciones, * 30, 45, 53, 65, 67 a 69, 95, 99, 105, 123 a. 127, 135, 246. "* 258. Perirgrinus, • 45. 0 488. 1 Pe:rciaslav, Tratadu de, 1 Perewoloczna, Capitulacíón de, ••• 609. 1 Perigord, * 239. Perigneux, Proceso de, • 239. Perim, **º 1121. · . Perlas, pesquerías de, '"*'" 619. 0 Pernambuco, 426. **º 1116. Peronne, •• 346. Entrevista de, • 217. Perpiñán, *203. *"348, 462, 498. 4 +o 812, 865. PERRON, •••• 1126, 1127. Persia, persas, • 8 12, 16, 30, 67, 68, 158 a 161, 164, 187, 198, 218, 226. •• 285, 384, 386, 388, 397, 398, 402, 424, 425, 427, 493. ••• 590, 592, 591, 614, 617 a 619, 662, 663, 755 a 757••••• 796, 808, 1054, 1096, 1121, 1122, 1124, 1127.
I
.1
\
1199
Pío VII, Pontífice, •••• 899, 1060. 1061, Pérsico, golfo, • 163. •• 285, 287. 402, 1066, 1076, 1083. 425•••• 590, 592, 757, 758....... 945, Plombino, •• 464, 498. • •• • 910, 963. 1121, 1122, 1125. PmiNIDAS, dinastía (v. Carolingio."<). Perú, 0 289, 290, 291, 296. • U 766. Piraterla, 12, 17, 27, 30, 37, 44, 52, 56, 855, 1107 a 1109, 1113, 1117. 64, 6B, no. 131, 150, 112, 189, 190, virreinato- del,•••• 1107 a 1109. 200, 231, 234..... 260, 266, 280, 2!!4, PenISa, • • 409. 290, 291, 295, 298 a 301, 305, 308, 316, PERuzzc, banqueros, • 167, 238. 317, 321, 324, 360, 362, 366, 400, 429, Pescado, pescadores, * 197. u 315, 420, 430, 496, 497, 500, 501, 504. . . . 530, 421, 423, 438, 439.••• 535, 566, 584, 550, 558, 589, 597. 617, 620, 625. 627, 707. "*"* 849, 917, 922, 986, 1100. 630, 632, 633, 649, 76B, 769. *• .. 1098, Pescara, o ... 910. llff Peste negra. * 166, 189, 195, 245. *** 522. Pm.ENNE, ENRJQUE, •• 351. Petchenegos, pueblo, • 65, 71, 83. Pidneos, * 12, 21, 46, 70. 92, 122, 123, Petersburgo {v. San Petersburgo). 137, 166, 211, 237.... 256, 276. 330, Petervarad, combate de, ••• 645. 338, 342. 359, 414, 459, 462, 464. I'trroN, •••• 815, 829. • ... 519, 588. ***' 855, 857, 875, PETMRCA, *187, 192. •• 409, 410. 914, 975,,1003, 1006. 1030, 1043. PHILLIP, AR.TORO, •••• 796. Tra.rado dti los, 0 457. 476 a 478. 498, Philippeville, 0 477. u•+ 1052, 1064. 1 506. .... 519, 524, 52&, 563, 597. Philippsburg (v. Filipsburgo}. · Pima, Campo de, • 0 697. PBRA.-NARAIN, rey de Siam, *** 625. Pisa, "'48, 56, 72, 73, 81, 82, 101, 109, Piamonte, piamonteses. * 132. ** 345, 110, 118, 131, 132. 136. 143 a 144, 348, 353, 371, 434.... 555, 561, 578, 156, 162, 112, 188, 197, 201, 2zo. ' 579, 585, 659, 660, 678, 679, 721. 1 231, 243, 250. u 311, 337..... 714. **.... 800, 858, 877. 878. 893, 898, 900, f Concilios de, • (1135): 75, (1409): 203. 909. 922, 939, 940, 941. 956, 960. 992, ... (1511}: 336, 337. 1060, 1063, 1064, 1076, 1082. Pistoia, Sinodo jansenista de, •• ... 878, PIANCARl'lNO (V. Pian ái Carpf110). 1075. PIAN DI Ó\Rl'lNO, JUAN, • ]59, 160. Pl'IT. GUJLLEÍ!MO, ~•• 678, 695, 698, 706, Picardfa, •• 327, 337, 352, 369, 460. 737, 738. Prrr EL JoVEN. GUILLERMO, *** 752.. ** .. 916, 999. 807, 808, 836, 843, 846, 348 a PICCOLOMINI, JACOBO, ** 460. 852, 863, 864, 866, 867, 869, 873, 876, PICO DE LA MJRANDOW\, * 213. 884, 889, 914, 918, 919, 924, 942, 950, PICQIJET DE ROU!JEldON'l", ••** 1063. 951, 959 a 961, 964, 970, 919, 980, Picquigny, puente de, * 217. 1046, 1053, 1057. 1065, 1078. 1111, Picios, • 8. PICHLER, CAROLINA, •••• 1010. 1122, 1124. Piedras preciosas, comercio . de, '* 293, Pittsburgo, ••• 695. PIURRO, FRANCISCO, 0 288, 289. 402. *"'* 619. • .... 1132. PIGNEJ\U DE BEi!J\.INE, vicario de Cochlu- PLANCARPIN (v. Pian di Carpino). PLANI"AGENETES. dinastía, • 91, 183, 206, cbina, ••,.758. Pmorr. CARLOS. .. • .,. 885. 236. 0 Plasencia, ciudad italiana, H+ 650, 653, Pillau, Entrevista de, • 603. 654, 660, 685 . ....... 1060. Pillnitz, IJec:laracióll de, •• ++ 827 a 829 . Plassey, batalla de, • • • 696. Pimienta, costa de la (v. Malabar), Plata, l!Xirac:ción y comercio de la, • 175, Pimienta, comercio de la •• 293 313 201. o 256, 276, 296, 297, 359. *""'~ 1102, 1106, 1132 también • ... 533, 576, 589, 621. 766...... 856. pec1as). Pinerolo, 0 353, 371, 450, 468, 477. Plata, Río de la, +> 289. **•* 10771116. . **" 567. territoáos del, ** 289. u** 1102, 1107, Pinsk, ++** 844. ·1109 a 1113, 1116. PINZÓN, MAR1'ÍN ALONSO, ** 281, 282. Platonismo, *• 410. Pfo V, Pontífice, 0 305. Pfo VI, Pontífice, ***' 814, 861, 878, Pleiswítz, armisticio de, ***"' 1045. ·PI.ELO, conde de, +• • 658. 899, 1074, 1075.
*
•«>•
**..,
(y.
es:
INDIC!l 'ALFABE:rICO ·DEL TOMO I
1200
l.L.VJ
INDICE ALFhJlETICO DEL TOMO l
618, 68:?., 683, 702, 707, 736, 758. Plenos poderes, • 225. Plesnis-le-Tours, Tratado de, •• 365. Plombíeres, • ,... 791. PLUTARCO, •*+,. lOil. Plymouth, ,.. 428. Po, región del, •: 33,1, 433, 463...... 903. río, • 123. *~"' 658; 678, 679, 681. ..... 879, 880, 90'.I, 993, 1050, 1061. 0 Pob/acio11es, * 49, 70, 92. * 548. Podeslá, " 242. Pooolia, 0 .. 570, 600, 601, 664, 712. 740. 595. Poitiers, * 19, 184. 0 413. Poítou, •13&, 146, 147. . . . 534. ..... 1062. Polane>v, 1·ratado de, •"' 487. · POLE, cardenal, H 408. Polinesia, º* 762. . POLO (v. Maffeo, Morco, Nicolo). Polock, " 234. Polonia polacos, * 8, 49, 89, 100, 104, 140, Í57, 170, 171, 175, 176, 190, 191, 209, 210, 222, 242, 249. • .. 264, 268. 271, 273, 312, 313, 320 a 325, 328, 351, 371, 377, 380 a 385, 389 a 396, 406, 407, 409, 411, 419, 436, 444. 445, 452, 480, 483 a. 493, 504. "''* 557, 55B, 569, 570, 575, 595 a 597, 599 a 604, 606 a 610, 613, 636, 638, 654, 656, 657, 660 a 664, 669, 679, 687, 693, 697, 698, 702, 706, 709 a 712, 714 a 720, 723, 740, 741, 750, 751, 7B4, 785. +>•*799, 800, .807, 810, 817, 823 a 825, 832 a 840, B43 1t 845, 847, 866, 871 a 873, 877, 902, 905, 940, 958, 975, 977, 994, 1008, 1009, 1020 a 1022, 1025, 1028, ]030 a 1034, · 1038, 1039, 1041 a 1044, 1046, 1050, 1055 a 1058, 1066, 1067, 1075, 1087, 1089, 1091, 1124, 1137, 1139. Polotsk, *" 388. Polovtzy (v. Kumanos). Poltava, •"* 594, 595, 608 a 610, 614. Pomerania, • 145. ** 446, 447, 451, 453, 460, 467, 468, 485, 436, 490, 492. ... 540, 541. 598, 611, 670, 698, 699, 705...... 961. Pomerania Sueca, ** 446, 447, 453, 485, 886, 490. H • 611, 672. o•• 961, 1041, 1059. POMPADOIJR, marquesa de, '""' 689, 690. Poropíerre, • 32. PmA:PONAZZI, •• 410, PoueoNNE, marqués de, **' 515, 553.
'*"
p o N e E L IN DE LA RocRE-TEHILBAC,
...... 796Pondichéry, •• 481. ~ .. ~ 54i, 567, 568,
***' 1132.
(v. Eslanlslao Augusto, ·rey de Polonia). PoNIATOWS!Cl, JosÉ .Amomo, .... 1021, 1022, 1031, 1041, 1042. Pont-a-Mousson, ,.. 413. ·' PomCHARTIUlN, conde de, o• 565. PmmIIEU, conde de, * 108. l?ontiac, Conspiración de, *"'* 764. PoNT!AC, je;;fe algonquino, .... 764, 765. Pontificado o Papado, • 7, 15, 19, 20, i2. 13, 25, 29, 33, 35, 36, 40, 43, 48 a S1. 57 a 60, 65, 70 a 72, 75, 85 a 89, 91, 99 11 101, 104, 105, 112, 135, 137. 139 a. 144, 146 a 148, 152, 174, 177 a 180, 182, 183, 187, 188, 201, 203, 204. 212, 213, 218, 220 a 221. 224, 225. 227, 235, 240, 241, 248 a 250. **257, 262, 270, 271, 276, 2ll3, 285, 289, 290, 296, 298, 300, 305, 306, 318, 324, 325, 330, 331, 333, 335 a 337, 339, 341 a 343, 341!, 352, 356, 358, 369, 371, 375, 376, 380, 381, 384, 389, 391 lL 393, 395, 398, 402, 404, 407, 408, 412, 439, 440, 502, 505. u• 516, 521 a 523, 558, 561, 569, 601, 613, 623, 624, 638, 663, 669, 745, 766, 777, 731, 784. ** ... 795, 813, 815, 817, 819, B27, 85S, S76 a 881, 895, 899, 901, 905, 969, 1034, 1060, 1061, 1073 a 1077. Pontigny, + 79. PoNTJIBMOLl, NICODEMO, • 223. Poperinghe, .... 545, 585. Popolani, "'143. Populus cliristimms, • 23. Porcelanas. comercio de. ** 402. Pon:entruY, región de, 0 0 854. Por/a-Cuchillas, Orden de los (v. Portaespada). Portaespada o portoglodio, Orden militar, • 145, 190, 234.•• 273, 318, 390. PoRTINARl, ANDREA, + 219. PoaT!NAlU. banqueros, * 238. PoaTLAND. duque de (v. Bentinck G11iUermo Enrique). PoRTLAND, conde de (v. Bentfück, WitPoNIATOWSKI, EsTAN!SUD
liamJ. Port Louis,
••* 541. **** 1097,
¡
1
1114,
1130. Porto (v. Oporto). Portobelo, .o 291. 0 • 652, 676, 766. Porto Bello (v. Portobelo).
Port-of-Spain, *'"** 11J5. Port-Royal, Acadia, ~• 291. ••~ 56Cí. 568, 582, 584. 1 Portugal, portugueses, * 92, 93, 112, 133,
i·
139, 149, 170, 172, 188, 196, 197, 199, 1 Primicier, * 33. **.. 1018. 200, 203, 211, 243 a 245. ** 263, 265, PRINA; Princeton, batalla de, • •• 729_ 270, 280, 281, 283 a 285, 287 a. 296, Principados rumanos, •+,• 664, 720. 743, 299, 301, 311, 314, 328, 359, 361, 363, 744, 746. • 0 * 805, 1Q22; 1023 a 1040. 366, 367, 400 a 402, 406, 413; 420, 423 Príncipes de la sangre, .• 2D5. a 426, 462, 470, 477, 478, 480. **" 511,. Príncipes Electores, /' 189; 22t, 230. 525, 526, 530, 533, 541, 543, 565. 576, 1 •• 270, 277, 348, 453, 453. *** 517. 577, 579, 583, 585, 588 11. 591, 616 a 572, 741 ....... 938. 620, 623, 624, 616, 639, 667, 707, 724, .. 2.25. 726, 734, 758, 765, 766, 787. **'* 856, 1 Procuratio, Procurator, procurador, • 220, 221, 224, 858; 864, 874, 876, 888, 912. 913, 922, 225. 923, 943, 973, 980, 986, 987, 1004, Propog1znda, Congregaciótt romana de; 1006, 1007, 1057, 1076. 1089, 1090, •+• 623. "'*H 1074. 1102; 1116. Prostituci6n, .. 45. Portulanos, "' 199. Protectorado, * 21, 42, 49 a 53, 62, 63, Posnania, ** 490. *'* 1058. 85, 91, 112, 119, 135. 158, 198. '* 212; PossE.VINO, p1tdre, ** 325, 391. 291. 300, 301, 320 (v. Hegemonía). · PosTEL, GUILLERMO, .•• 405. PorEMKIN, príncipe, •** 745, 747, 752. Protasebas/os, *"114. Protospatarios, * 33. •*•• BlO, 832 a 83 6. Provenza.,· condádo, • 71, 111, 114, 136; Potestas, plena et libera,·" 139. 137, 148, 179, 208, 231. .+ 269. POTOCKI, FÉLDC, **º 835,. 837. marquesado, ,* 114, 136. . POTOCKI, IGNACIO, *~~··835; 1031:. región. * ti, 12. 24, 27, 30, 46 .a 48, Potosí, •• 296. "**• 1117. 56, 69, 115, 123, 132, 136, 179, 208, Potsdam, 0 •• 1090. 243 .... Z99, ·303, 327, 346;·410, 498; Convenio de; 0 •• 961. 501. *'* 685- ..... 940, 1062.. ' PoNCQUES, JUAN DE, castellano de LiUc, reino de (v. Borgoña cisjurana). • 219. Providencia, colonia. ** 428. Pozzo JJI· IloRGO, •-*• 1057. Provincias Unidas, ** 267, 294, 313, 355~ P.IUDI', abate de, • ••• 1107. 365, 368, 369, 395, 423, .424, 432., .436; Praga, • 203. ·"* 377, 395, 435, 437, 445, 437; 439. 441. 461, 465, 470, 481, 490~ 453,.455, 466..... ó74, 675, 677, 699. +>• 515, 516, 525 a-530: 533, 535, 536, '**" 823, 1046. 538, 540, 542, 544, 546, 558 a 563, 565, Congreso ·de, • 0 * 1046. 568, 573 a. 575, 582 a 585, 588 a 590, Pl'agmática Sanción, •** 650, 651, 653, 598, 604, 614, 62.7, 726, 761, 767, 787. 654, 659, 615. . •U< 797, 798, 800, 808, 823, 846, 852, Pratica della rnercatura, • 163. 873, 1049, 1097, 1120 (v. Países Bajos Prati;, • 172, 174, 175. y Holanda). 0 Pregel, rlo, •••• 985. Provincins Unidas del Plata, • ~ 1113, Preliminares de La Haya, **• 580, 581. 1117. Preliminares de Lcmdres• . ••• 582. • 81. · . · Preroont:ré, "' 78 (:v. Canónigos. regulares). Provins, Próximo Oriente, * 7, 8, 10, 27, 69, 71, PresbiJerianos, ** 412. 72, 82, 100, 118, 131, 159, 185, 186, Presburgll, •• 386, 436....... 967, 968. 188, 198, 21(), 212. 0 308, 405, 500 a Diera de, 0 3B4. 0 * 569• 502. • .. 666. • ••• 992, 998, 1120. Paz de, •••• 967, 968, 1023. PRUDRDMME. +>'•• 857. 0 Presidios, * 199. ** 301, 464. ·• 572, Prusia, prusianos, * 145, 190, · 245, 246. 626, 769. •* 317, 377, 483 a 485, 490, 492.. Preste Juan, reino del, •• 295, 402 (véa· • .,.,, 548, 575, 583, 585, 594 a 596, 606, se también Etiupfa). 611, 612, 636, 640 a. 642, 651, 656, Preston Paas, batalla de, ++• 681. 661, 667, 669 a 671, 673, 674, 677, Prevem, ... 303. ..... 906. 680, 684, 685, 687 a 690, 692, 693, PRÉVOsr, abate, U$ 77g_ 696 a 700, 702 a 706, 709, 711 a 713, PruCE, RICARDO, HU 850. 116, 718, 728, 729, 741, 742, 748, 750 PRIE., madame De, **• 657. a 754, 781; 783, 784, 787, a 789. Pll1ESTI.EY, **"'* 850. +o• 798, 800, 806 a 808, 810, 818 a PRI!lUR DE u cara ri'OR, *"º 868. nENOUVIN !.-76
'.~:-
1203
INDICE ALFABETICO DEL TOMO l rNDICE ALFl\llETICO DEL TOMO l
1202
G ®
820, 822 a 826, 828, 829, 832; 834 a , 840, 843 a 845, 858, 864 a 868. 810 a 873, 876, 880, 881, 884, 901, 906, 908. . 920 a 922. 925, 935; 93!!, 960. 964 a 968, 970 a 980, 983, 1000, 1001, 1008,. 1009, 1012 a 1014, 1018 a 1021, 1034, 1036 _a 1039, 1041, 1042, 1044 a 1046, 1048, 1050, 1053, 1055 a. 1060, 1062, 1063, 1066, 1088, 1090 a. 1093, 1096, 11~1, 1130, 1136, 1137, 1139. Prusia polaca, • 209. '"* 320, 377, 4B4. *** 627, 718. PRUSIA, PRÍNCIPE ENRIQUE DE, (v. Enrique). Pruth, ría, u;. 610, 664, 740. •••• 1024, 1040. Pruth, :rratado del, o• 610. Pskov, 170, 234. 0 379, 382, 391, 494. Puerto G_abello, **** 1110, 1115. Puerto Rico, • • H 1109, 1116. PuJ;ENDoRF, jurisco11s11lto, ••• 635. PUGATCHEV, *"' • 719, 782. PUISAYE, ..... 1084. PUI~mox~¡narqu.~.. de, ••* 681. Pulika.t, 425. 758. Pulo Condor, íslas, u• 758. Pultusk, •• 377. batalla de. •••• 975. Pllllah, •*** 1126. Putna, monasterio de, ~H 740. Puy, Le, • 95, 127. PUYRREDÓN;,.""** 1113. PUYSfEUX, 440.
Q
() ()
Quadragesinw, • 115. Quadrévium, • 94: Quebec, •• 29Í, 429. ••• 567, 700•.701. Quentowic, * 27, 44, 57. Querson, puerto de Crimea, • 29, 63, 64. QUESNAY, ,..,. 776. Quiloa. *" 237. QUJLL!ET, o+~ 1085. Quimay, • 163. 158, 163, 171 Quiptchac, Kanato, * 156, (v. además Kumanas): . Quito, **•* 1112. Qurus, sultán de Egipto, • 159.
R Raa.b, Valle del, +* 385. Rabat, ** 497. '** 625. RAIIBAN, <;;:AUMA, * 218.
(.)
*'* 522.
"'* 41-3: RAC!NE, .... 520. R.ACOKSY, FRXNClSCO, •++ 583, 664, 7l2. R.AcoKSY, JORGE, ... 466, 489. R.AGZYNSKI, !ONACIO, '**" 1031. Radom, Confedenrcián de (v. Confederacíón). 0 Radzin, Paz de, • 601. 0 R.\.DZl.WILL, general, • • 102l. RAJJZl:WILL, príncipe lituano, •• 849. R.o\FFLE.S, ToMÁS SrhMFORD, º"* 1127 RABELAIS,
1132 ' 0 Ragus¡, u 298. • 714. ** ... 906. R.An.ruNoo VI conde de Tolosa, • 137 :&\.IMDNDO vÍr, conde de Tolosa, • Ú7. R.ArMu.N00 DE Porrnms, príncipe de Antioqufa, • 113. Rajputana., región, *" 399. R.ALEIG!I, WALTER, n 291, 439. 0 Rambouillet, • >. 991. Ramillies, batalla de, u• 579. R,\MSAY .. _. 777 R.APOND;., DINO, • 219. RAroNDr, Gmv..u-mr. • 219. Ras-el-Klteyme **º 1121 Rastadt o Ras~tt, Congrc;o de, º*"' 895, 896, 1075. Tratado de •** 587 R.ATCHIS, rey' de los l~mbardos, • 33. ' 0 Ratisbona, *"27, 43, 171. 450, 453 a 455. º* 517, 558 a 560, 742.
**º 936 a 933, 1013. Dietas de, •• (1532): 385, (1630): 446, 450, 451. •*• (161!4): 517, (1778): 742. **** (1802): 936. (1803): 937. Tregua~ de, u (1631): 450. •** (1684): 559 a 561. 563. RAUCOURT, mille. 1081Ra.m:acía, Rcpúblice de, 854. ll.AYAUX, 552. Rávena, • 10, 12, 15, 20, 34. ** 336, 337, ++•• 1085. . Ravensberg, condado de, •** 670. R.a.vensburgo-, * 202. Rawa, Entrl!Vi.rta de, u• 603. Rt.YNhL, H•+797, 1110.
••*'*
***
R.\.YNEVAL,
UH
981.
"*"'"
R.AZ!LLY, !SMC, •• 497 Reading, *.,'* 1081. R.ECESMUNDO, obispo mozárabe, • 102. Reco11quista cristiana en España, • 69, 70, 92, 149, 151, 189, 211. •• 375. Redentoristas (Y. Merced, Orden de [aJ. "Reducciones" indias, **• 765 Reforma de la Iglesia, • 59, 71, 75, 90, 204, 208, 213, 250.•• 251, 255, 276, 278, 314, 336, 345, 346, 354, 355, 357,
. Reval, * 145, 171, 234. • 315. .,.,. 651. Revocación del Edicto de Nantes, .. .. 559. 561, 670, 774. \ Reyes Católicos (v. Fernando II de A.ragán, Isabel I de Caslil/a). 1 Reyes de taifas. • 67, 69. Rheinbund (v. Confederación del Rin}. Rheinsberg; +•• 672. Rhode--.Island, 0 428. ••• 733. Rialto (v. Venecia). ** :288. 1 RmAUT, RrCARDO 1, CORAZÓN DE LEÓN, rey de Inglaterra, • 107, 108, 135 a 137. R!CARDO TI, rey de Inglaterra, * 105, 216 a 218. R!CARDO DE CoRNU.hLI.ES, rey de romanos, + 144, 229. RICARDO, DA.VID, ..... 984. R.ICAJUJOS, general, +.++ 865. RlCCI, padre, u 293. R.rcc1, obispo de Pistoin, •++<> 1075. RlCJL\RD·LENO!ll, .,""* 934. RICEL\RDSON, *** 778. R.ICBELIEU, cardenal, +• 417, 421, 429, 430, 440, 445. 447 a 450, 456 a 460, 462, 463, 467, 485, 493, 497, 503• ••• 513, 518, 519, 529, 541, 548, 619, 6].9, 673: .RlCBELll!U, A. M. Du PLESSIS, duque de, 0 "* 1063. RrCHELIEll, mariscal, duque de, H• 696, 698. 0 ! Ried, Convenio de, • • 1047. Rif, El. • H 626. Riga, .. 145, 171, 234. ** 315. 318. +u 596, 604, 606, 607. **"* 832. 1114. Rimini, • 1B7, 203. . . 336..... 1061. proclama de, •••• 1061. Rin, Liga del (v. liga de: Príncipes). rfo, • 7. 8, 10, 12, 17, 19, 21, 24, 27, 44, 46, 56. 57, 83, ]23, 133, 173. 235, 237, 240.... 347, 374, 411, 449, 450, 454; 460, 467, 468 ..... 539, 540, 554, 570, 578, 583, 587, 601, 658, 659, 677, 678, 699, 742 ..... 819, 82.l, n22, s;z5, 828, 836 a 838, 85~, 854, 858, 865, 866, 871, 873, 875, 879 a 381, 896, 901, 904. 916, 935; 937, 938, 965, 968, 969, 973, 993, 996, 1033, 1046 a 1049. 1058, 1059. 1 Río de Janeíro, **292. +o 582. H H 1111, 1112, 1116. REUCHLIN, " 213. Río Grande do Sul, ll12. 0 Reunión, isla de la, • 542, 589, 633. R.l.FERDÁ, barón de, ~,. 650, 651. •* .. 980, 1097, 1102, 1127. 1131. RIVAllOL, H* 779..... 813, 861. "Reuniones", "º'" 522 a 556.
359, 370, 374, 375, 377, 393, 404, 406, 407, 410 a 413, 432, 438, 446, 484. Refugiados pollticos, • 234, 235. *º 559, 670, 671. o•• 912. Régimen Agrario, * 176, 177 REGNAULT DE SAINT-JE.\N•D'ANGÉLY, ...... 951. Regnlcalas, 0 258. Regnum Francarum¡ * 13, 19, 21, 25, 32, 44. Reg11lating Act., <+• 735. Reguli, • 88. REmlER.G, **** BIS. Rehenes, •• 264. Reichenbach, Convrnios de, ...... (1790): B07, 825, 836, (1813): 1046. Reichskarmnergericht, * 208•. Reirns, * 105. 0 376. 377. REINBhRD, ..... 1028. Reitres, •* 260, 373. RErrzENSTE.IN, ..... 1030. Relatio, * 105, 228. ** 263. Renacimiento, • 213. *"' 255, 257, 260, 265, 279, 340, 341, 379, 397, 404 a 772. 787. 406, 410, 480. Renania, remmos, * 13, 56, 57, 79, 83, 122, 129, 133, 134, 170, 197, 198. 200. . ... 347, 405, 411, 438, 453, 451, 474. .... 529, 538, 556, 561, 570, 583, 670, 693, 698.•••• 198, 799, 819. 820, 827, 853, 854, 860, 867, 869, 875, 876, 880 a 882, 937, 938, 996, 999, 1013, 1014, 1019, 1043, 1047, 1059, 1063, 1074, 1081, 1085, 1069. RENATO DE .ANJou, • 211. REMATO DE CIIATILLON, príncipe de Antioqufa, * 113. REMATO DE DAMMARTfN, conde de Bolonía, "108. Kenncs, .,. 329. Re11av01io, "' 50. Rense, Dieta, * 182. R.EPNIN, conde de, ••• 712, 716. Represalias, • 115, 116, 195, 238, 2J9. "'*260. Residentes, ** 262, 263. •** 516. Res publica (v. Estado [idea del]). R.ESTlF DE LA BRETDNNE, u•• 796. Restitución, Edicto de (Y, Edicto de Restitw:lón). Rethel. •• 471. Retia, • 10. R.EUDELL, **~* 875, 877, 880, 893.
1 Reutlingen, ..... 937.
..'*
u••
INDlCB .ALFABETICO DEL 'TOMO I
INDICE ALFADETlCO DEL TOMÓ l
Ü04
ruvoli, .batallru de, *º* 880. Tratado de, .. * 449, 459. RoBERTINL\NOS, dinastfa (v. Capetas). ROBERTO I BnUCE, rey de Escocia, ···183,
380, 381, 389. 391, 393, 396, 405 a·4o7, 464. *** 5!6, 517, 521, 522, 557, 561, 601, 607, 613, 623, 624, 638, 745, 766, 777, 7E:1, 790. NH 795, 814, 877, 8l)4, 230. , ; 895, 899, 946, 1013, 1030, 1034, 1039, ROBERTO ll, rey de Francia, • 51, 10í. 106(), 1074, 1076, 1080, 1082, 1085 ROBERTO DE ANJou, rey de Nápofes, (véase también Pontificado). ·' ~' • 1'82. Romana, República, ••H 894, 895, 1076. R~nERTO DE BAVlERA, rey de romanos, Romania, Impeño de, * 131', 142, 14ll, 181, 208. 155, 1.'i9, 162, 236, 242. RonERTO Dli RÉllIUNE, conde de Flandes ROMÁN LEC.<1.PENO, emperador bizantino, (v. Roberto lll). * 103. ·. Ronl!RIO II, conde de Flandes. « 107, Románico, arte, • 95, 126, 127. 111, 112. Románicos, pueblos y lenguas, • 13, 15, ROBERTO III, conde de Flandes, • 238. 20, 23, 46. RoaERTO GmSCAitDO, duque de Apulia RoMANOV, dinastía, ** 486, 493: 4•U .936. 0 *-34,.65, 66, 12; 82, 86. .' RoMANDV, MiouEL, 395, 486. : . RoamTo DE GINEBRA, cardenal (v.· Cle- Roma11ticismo, •** 778. **"' 818, .822. mente VII, Antipapa). 1011, 1013, 1016 ·a 1020," 1026, 1032, RO.BERVAL, ** 290. 1044, 1048, 1059, 1079,.0 1090, 1136. RoBESl'IER1lE, ++++ 827, 861! a 870, 871, Rommius pontife:r., Bula, 280. 890, 914. Romaña. "* 298, 335. **** 881. Roc(}UX, batalla de, 0 • 681. Romeros (Romieu, romier), • 126. Rocroi, ... 464, 471, 4TL Romersug, . • 49. f RoCHAM.BEAU, C(}nde de, *** 733. 735. Roncesvalles, paso de, " 123, 126,Rocbela, La, • 81, 134, 146, 172• .+ 364. RoNSARD, ""' 255, 409, 413. Ródano-, ferias de la cuenca dei, * 171, RooKE, almirante, ••• 577 . 173, 197. . ' Rom de Oro, u 271. río, * 12, 46, 56, 91, 123, 137, 173, ROSE, J. H., º"• 988. · .179,.197, 236. •• 269, 371. •• 0 941: Rosellón, • 149, 208. ** 329, 330, 459, Rodas, • 132, 210. *" 298, 303, 505. 1 462, 473, 476. •u• B6J,.865, 867, 995. RoDNEY, almir.ante, .... 736. ." , . Rosfill, CoNRADO DE, ...... 519. . RoDOLFD I DE HADsBURGO, rey de ·romaRosetta, *'"*"' 1084, 1096. nos, • 144, lBl• Roskilde, Tratado d1:, u 491, 492. · RoDoLFO Il, emperador,•• 374,·398, 392, RossEM, VAN, mariscal de Gileldres 395, 396, 409. . . +• 318. ' RoDJUGO DfA.z DE VrvAR, • 69! 119. Rossbach, batalla de, *** 699, 700. Rostock, * ·145, 234. •• 314. Rodríguez isla, **"* 1053. · · RoEDEll.ER, 939, .1095. RosroPCH!N, * .. " 905, 906, 1036. RoES, Ar..EJANDRO, *'" 404. Rotterdam, ** 405. · RoGER I, conde de Sicilia, • 54. Rottweil, **'* 937. ROGE!!. II, conde y luego rey de Sicilia, Roobaix, *•** 1001. . "54, 85, 86, 93. RoussEAU, Ju.AN JACOBO, .... 637, 718, R(}HAU, ENRIQUE DE, .,. 419, 459. 773, 775, 778, 779, 783. •**• 862, llHt Rojo, mar, *' 279, 235, 287, 293, 311, Ruán, .. 133, 197, 205. ** 291, 368, 414. +++ 626. H U 916, 934, 943, 999, 1001. 402. º* 592, 627, 770. 4'+6* 914, 923, 1121. RUBRUQUIS (v. Guillermo de Rubrnk). RoLAND, madame, **** 827. RUgen. **,.. 1059. RoLANDO BANDINEU.I (v. Alejandro Jll}. ,, Ruhr, región, **º 999. Ror..IN, NICOLÁS, canciller, • 222. Ruibarbo, producción v comercia del. Roma, * 7 a 9, 12, 15, 20 a 22, 33, 40, *** 757, 760. • 42 a 45, 49 a 51, 53, 58, 70, 87, 88, Rumania, rwnanos, ** 3&4. ~** 712. 720, 123, 126, 144, 148, 178, 179, 181, 187, 740, 753 .......... 809, 817, 1024: Rumelia, •••• 906, 1023; 1040. 189, 191, 201, 203, 209, 219, 221, 224, 225, 246, 249. 0 255, 263, 270, 279, RUMIANIZ(}V, C(}Dde NICOLÁS, .<.+ 719. 196, 299, 300, '305, 306, 314,'.324, 325, ... ** 1008, .1037, 1039. 333, 335, 336. 344, 352, 369,"375, 37.6, Rusia, rusos, • 8, 29, 43 a 65, 67, 83,.109,
¡
••**
SADOYA, Casa de, H 433, 476. • .. 563 113, 118. 142, 146, 156 a. 158, 163, 166, (véase también Saboya. ducada y con170, 171, 175, 176, 187, 191, 196, 211, dado). · '21.7, 230, 234, 244. ** 273, 298, 315, SADDYA, duques de, H 335, 345, 352, 371, 320 a 323, 379 a 383, 388 a 395, 401, 449, 450, 477•••• 516, 517, 563, 567, 419, 469, 480, 483, 487, 489, 492, 493. 568, 574, 578, 583, 585, 645, 648. ... 512, 569, 570, 594'a 597, 599, 60G; SADOYA, LUISA DE (v. Luisa de Soboya). 604, 607, 608, 610 a 614, 621, 622. 634 SADDYA, príncipe TOMÁS DE, ** 464. a 637, 640, 642,.644, 651, 652. 656 a 659, 661 a 664, 666, 672, 680, 684, Sacellarios, *33. de Roma, ** 344. 687, 689, 691, 692, 696, 698 a 700. 702 Saco Sacro lmperiO' Roma110, * 249, 250. a 706, 709 a 718, 734, 740, 742 ** 269, 270, 271, 276, 314, 318, 321, a 744, 746, 747, 750 a 753, 755 a 751, 341, 353, 354, 357, 374, 380, 385, 432 759 a 761, 764, 781, 784, 789. •••• 796 a 435, 442; 443, 445, 447, 450, 455, a 801, 805 a 810, 817, 83Z a 838, 840, 458, 460, 463, 466 a 468, 495. *** 519. 843 a 845, 850, 858, 871, 872, 876, 529, 531, 532, 539. 559, 560, 562, 568, 383, 892, 893, 896, 899, 901, 902, 904 569, 575, 587, 599, 635, 642, 661, 668. a 909, 920, 922, 925, 936, 943, 948, 669, 675, 684, 685. 689, 698. 789. 949, 951, 952, 954, 958 a 961, 963 ..... 799, 817. 822, 824, 826, 842, 853, a 967, 971, 973 a 977, 980, 982, 988, 880, 881, 902 a. 904, 935, 936, 938, 961. 994, 996, 1001, 1006, 1008, 1009, 1012, 963, 968, 970, 1009, 1017, 1034. 1059, 1020, 1021, 1023 a·1026, 1036 a 1044, 1135. 1046, 1050, 1054 11 1057, 1060, 1062, 1 1066, 1080, 1081, 1086, 1087, 1089,. Saélras, *** 758. 1090, 1107, 1114. 1121. 1122. 1124. Safí~ *" 301. 1127 a 1130,, 1133, 1134, 1137, 1139 Sagrajas, batalla de,"* 69. Sallara, • 69, 81, 82, -93. ""'280, 296. (v. también Moscovia), SAR-AnBAS (V. Abbas 1)• Rusia Blanca, •• 489...... 596, 718. 745. Rutas flu:viales, ,. 27, 29, 56, 82, 83, 163, SAH IsMAIL (v. Jsmail). Saigón, *"'* 624. 237.••• 757..... 809, 993. Rutas marltimar, * 19, 27, 55; 56, 82, 83, Saint Aubin du Connier, ** 329. combate de, .... 703. Saint-Cast, 131, 163. 167, 173, 196, 198, 231. •• 260, 281, 294, .297, 302, 311. 362, Saint C!oud, decretos de, o u 100, 1001, 480. *"* 539, 617, 625, 766. . . '* 822, 1106. Saint 0¡r, **""' 1093, 1094. 993, 1114, 1117, 1127. Rutas terrestres, • 27, ·29, 55, 56, 82, 83, Saint Denis, * 95, 131. 95, 122 a 124, 163, 173, 196, 198, 246. Saint-Dizier, *"' 348. .,. 311, 346, 362, 408. *** 570, 589, SAINTE BEUVE, *** 775. 622, 756, 757. **º 891, 941, 956, 958, Saint Etieane, •+*• 798. 965. 969, 993, 994, 996. 1 Saint Eustatius, Antillas, **** 1115. S.tUNT-EVREMONT, ** 471. Rutenia. rutenos, H** 833. RUYTER, almirante, *"' 492, 499. •*'" 521, ! Saint-Florent, Convención de, ... 721. Sainte-Foy, batalla de, ",º 702. 528, 538, 542, 543. Ryswick, Congreso y tratados de, SiJinJe Fo)' de Conques,·* 95. *'* 56B, 570 a 752, 584, 599, 627, 630. Saint-Gennain, '* 46'.I.. **** 1093. Tratadas de. (v. Sim Germán, Tratados Ryu-Kiu, islas, •• Z94.
no,
de).
s Saale, río, • 46. • ••· 699. Saardam, •·** 534. Saboya., saboyanos. •• 335, 345, 347, 352, 353, 371, 449, .450, 451. 459. **" 516, 563, 567, 579, 647, 658, 678, 790. .,. ... 842, 853, 865, 867, 898, 935, 941, 1063, 1064. Sabaya, condado de, • 106, 13Z, 203.
348, 477. 660, 879, 189,
·
.
Saint - Germaín -en - Laye, Tratado de.-" • •• 545, 598. Saínt-Gilles, puerto, • 82, 109, 11g. Saint-Jean-de-Losne, ~ 99, 108. SAINT JusT, • • •' 871. Saint-Laurent, río (v. San Lorem:o. río). 1 Saint Louis. Senegal (v. San Luis). 1 Saint-Malo, •• 291, 329. *** 565, 566, 630. Saint-Omer (v. San Omer).
l 1206
INDICE ALFADETICO DEL TOMO I INDICE ALPilD!!TlCO DEL TOMO l
1
.¡
'
il
(J CJ (J (7;¡
f e:)
1
~}
f
()
i~
~
¡~
f.[
1LJ, (J Q:J ()
(y
¡¡
.,
; . f.
cJ \.:_J ''> C-> -.-.
{
)
...........
1cJ
' r
L_
Saintonge, * 130, 13,4, 177. +• 291, 314. Salzburgo, • 0 638. **º 88!, 937, 1012, ..... 534, 595. . 1013, 1059. SAJ:Nr PrEiuu!, abate, o+ 637. SAMANIDAS, + 67. Saint Pierre y Miquelon, islas, *"* 707. Sambre, río, ••• 539. •••• 1062. SAJ:Nr PJ.UEST, conde de, "** 666, 746.. SAMBUC, JUAN (v. Sz:ambok). Samoa, :islas, • 0 762. Saint Riquier, abadía, de, • 35. Samotracia, 0 506. Saint Sernin, de To/osa, • 95. fü.MUEL, zar de Bulgaria, • 61.. Saint Scvcr, iglesia, ~ 127. SAINT-SIMON, ..... 513, 572, 662. San Bar tolo m é, Antillas, 0 • 751. Saint-Vanne, abadía de Verdun, * 101. *"*• 1115. SAN AGUSTÍN, Regla de, • 78. Saint-Venant, *- 476. SAJ:NT VINCENr, lord, *"** 919, 923. SAN ANSELMO, • 59. . Saint-Wandrille. abadía, • 41. San Bartolomé, mantam:a de,*"' 361, 364. Sajonia, sajones, • 8, 10, 14, 11, 12, 41, San Bimígno, monasterio de Dij6n, + 58. 44, 45, 47, 48, 83, 84, 87, 89. 134, SAN BENITO, Regla. de, * 15, 58, 78. ** 321, 373, 384, 411, 441, 454. ••• 529, San Benito del Loira, monasterio, • 58. 557, 604, 606, 610, 614, 638, 656, 657, SAN BERNARDO, abad de Claraval, • 85, 86, 94. 668, 669, 674, 680, 681, 684, 697, 698, 700, 702 a 704, 710, 742, 777. +o..,, 798, SAN BERNMDO DB MENIHDN. * 123. 820, 824, 836, 837, 843, 959, 917, 992, S,m BONIFAClO, * 19, 45. 998, 999, 1013 a 1015, 1019, 1011, SAN BRUNO, * 78. I Sancerre, candada, * 106. 1038, 1050, 1056 a 1059, 1101. SAJONIA, dinastía de, • 47 a 50.•• .,. 669, SAN Cnur.o, * 29. San Cristóbal, isla de, '"* 428 a 430. 684. • ..... 836. SAJONIA, Electores de, • 189. ** 348, 436, º* 528, 565, 566, 584. 455, 466. 517, 668, 669. 674, 675, Sandoroir, 0 ++ 619, 742, 748. , SANOOZ ROLLIN, •••* 925. SAJONIA, mariscal Mauricia de (v. Mau-¡· SAN DUNSTÁN, • 52. ricio). · , San Francisco, ciudad, • 0 764. SAJONIA - Hrr.DlílJRGB'.AUSEN, príncipe de, SAN F¡w.¡crsco DB Asís, • 140. *""' 699. SAN FRANclsco DE BORTA, •• 376. Sajonia-Weimar, •o• 1015. SAN FRANCJSco DE JAVJE.R, •• 294. SAJONIA WEIMAR, BERNARDO, duque de SAN FRANCJSCO DE SALES, *"' 408. (v. Bernardo de Sajonia-Weimar). / San Gernián Castillo de +u 561, 575. · San Germfu, Tratados 'de, 0 (1632): Sajonia-Wittemberg, • 189. +++ 699. Sal, comercíO' de la, + 27, 83, 84, 134, f 429,- (1635): 458, (1641): 462. *** (1668): 531. 170.•• 314, 315, 351, 388. ..... 595, 596. San Gotardo, • 133, 145, 172, 246. SAL.ADIN, **°* 981. batalla de, •o 522, 556. SALADINO (v. Sa/ált-ad-Din Yusuf). San Ildefonso, Preliminares de, •o• 911. SALÁ:B:-AD-DIN YosOF, * 135, 136, 1'56. Tratados y convenios de, ..,.. (1777): Salamanca, '* 414. 166. +<•• (1796): 876, (1800): 901, 1105. Salé, u 284, 497, 499. **• 625, 627, 633; 769. 1119. SAN IGNACIO DE LoYOLA, '* 375, 377. Salcm, ***" 1100, 1131. San Jorge, fuerte, 427. Salema, principado, * 46. San Jorge de Ja Mina, ** 280. SAIJ:CETI, .. o 939. San Juan de Acre, • 118, 135, 148, 156, SALIENA, dinastía, * 50, Sl. 162.. • 0 • 11zz. Salitre, obte.nci6n. y comercio del, f San Juan de Jerusalén. caballeros de, •••• 1133. ° 298, 430 (v. también Malta, CabaSalocn6n, islas, *** 629. lleras de}. Salónica, • 64, 141, 155, 185. 809, San· Juan de- Losne, •• 460. 993, 994, 996. 1040. San Juan de Ulúa, •+ 290. Salta, batalla de, •••• 1113. Sankt Petershof, fondaco germánico en Saluces, "• 353, 371, 450. Novgorod. • 243. Sahien, río, *+• 758. San Lorenzo, río, ** 290, 291. 429. ••• 566, 567, 628, 700, 707. •••* 1101. Salvoconducto, • 226, 239.
I
I
•"*
an.
¡·
••>+
"'*
••H
1
¡
1207
San Lorenzo, Tratada de, •••• 1104. 1 857, 375, 883, 924, 940, 945, 951, 954, San Luis del Senegal, +• 430. ••• 534. 1052, 1078, 1108, 1114, 1116. •••• 1119. SANTO DOMINGO Dll GUZMÁN, "140. San Mamas, • 118. 1 Santo Sacramento, lago, ••• 695. San Marcos de Apalachee, fuerte de, 1 Santos Lugares (v. Palestina y Jerusalén}. ••+ 764. Santo Sepulcro, • 36, 71. "* 314, 502', 503. San Marcos, de Venecia, • 65. •• 314, .... 69l .. · 406, 506• ..... 1084. SANTO TOMÁS DE AQUINO, • 151. SAN MAJrl'fu¡, general, 1091, 1113. SA.Nro ToMls BECKET, arzobispo de Cansan Martín, isla de, º" 707. terbuzy, .• 92, 99. Santo Tomás, lw.spital foglés de: Roma. ·san-Martin-de-Ré, • • 448. San Martín, de Tours, • 95. • 225. ·. SAN Mmunto, • 29. Santo Tomás, isla de, •++ 629.• .,.,. 1116. SAN NDI!BERTO, * 78. Santos, puerto brasileño, "*º 1116. San Omer, u 377. ~.,. 545. ·Santo Tomé, isla de, •• 294, 296. 426. San Pedro, de Roma, • 36, 40, 45, 221. "'** 542, '682. San Petersburgo, .... 589, 608, 611, 614, San Vicente, combate del cabo de, 651, 684, 688, 691, 697, 705. 710, ...... 882. 711, 712, 714, 716, 718, 745, 746, San Vicente, isla de, "'* 430. *** 733. 0 •+ 806 a 808, San Vfctor, abadía de París, • 95. 751, 755, 778, 783. 810, 83,2, 834, 837, 871, 872, 884, SAN WENCl!SLAO, rey de :Bohemia, •• 435. 899, 906 a 908, 920 a 922, 936, 950, SAN WILLIBRORD, • 19. 951 a 961, 972,. 1009. 1021, 1036, Saona, río, • 46, 236. 0 269. •u 545. 1037, 1041, 1081, 1101, 1114, 1121, Sarai, *• 402. 1124. Sarajevo, •+.+ 996. Triple tratado. uu 876. Saratoga, batalla de, •*+ 731, 735. San Quintln, bcrtal/a de, *' 353. Sardaam, ••• 603. San Sebastián, •••• 874. Sámzatas, pueblo, • 8. +.*< 837. Sans-Souci, Co11ve11ia de, •••• 839. Sarracenos (v. Islam). Santa Alianza, Nueva, • 0 558, 569, 572, Sarre, •+ 350, 460. ••• 554. •••• 820, 575. 1064. . SANTA BRÍOIDI\ DE SUECIA, * 192. Sarrebriick, "*** 1052, 1064. SANTA CATALINA DE SENA, • 192. Sarre-Louis, **'" 550, 570. *"º 1064. Santa Cristina, Hospedería en el Som- SASÁNIDAS, dinastía, • 8, 30. por/, * 126 (v. Somport). Sault-Sainte-Marie, Canadá, *"'• 628. Sanla Cruz, isla de, .. *'" 1116. Saumur, ** 412. SANTA ELENA, ** 502. Savannah, +<• 733_ Santa Elena, isla de, •u 590. ***" 1004, Save, río, •• 273, 298, 384, 387. 0 • 570, 1005, 1020, 1065, 1139. 645, 665. ..... 809, 996. Santafé. España, *"' 281. Saverne, •• * 677. Santa Fe, Méjico, "'** 764. St.VIGNY, **'" 1014. Santa Fe de Bogotá (v. Bogotá}. Savona, • 0 • 878, 1076, 1077. Santa Genovcva, monte do, * 94. SAY, JUAN BAUTISTA, •••+ 1095. SANTA JUANA DE .ARCO, "206. SCIARM COLONNA (V. Colon.na)• Santa Liga por unidad de la Iglesia, SCOl'OLI, •••+ 1028. 0 337. Scarn, * 28 (v. también Irlanda) • Santa Lucia, isla de, ••• 707. .-u 1052, Scrfba, • 118. .. 1053. Scriptoria, • 26. Santa Sede (v. Pontificado). Scriptum pacti, ,. 39. (v. también lnslrume11to del tratado). Santa Sufía, iglesia de Kiev, * 65. Santiago, caminos a, 95, 123 a 126. 1 SCRABIN-GllRM, kan de tártaros, 0 • 744. Santiago de Compostela, • 69, 95, 126, 1 ScHARNHonsr, • 0 • 972, 1019, 1020, 1044, 127. 1045. . Santiago de Cbile, *+•• 1112, 1117. SCHELLING; **'* 1014. Santiago, Orden de, • 93. S chia o • Rizzino, Convenio de, Santo Domingo, isla de, "430, 472, **H 1051. *** 530, 566, 568, 630, 632. •**• 352, SCWLLER, +u 779. **.,. 818, 970, 1094.
••H
1
*
ri:Ji
JNlJ.tl...P ,,"-'..,. , ......... ,.. ___
1208
- .
INDICE ALFABETlCO DEL TOMO l
SCHJMMELPENNINCK, Oh·sn, 915. ¡' SELIM II; sultán, **·305, -310, 313, 387. SCHINNEa, MArfAs, •.+ 336. SELTM III, sultán, ... r 805, 892, 908, S¡::HL:EGec., Auousro, ·•••• 1010, 1017, 1022. Selva Negra, "*" 576. 1080. Son.Eo,EL, F,EoERIco_ ' 822, 1010, Selyúcidas, t1ircos, • 65, 6B, 71, 84, 85, 156 (v. también ·T11rcos). .. 1011 1018 1096 0 Schleswig, • 56, 83. 316, 317, 465, 486. Semipalatinsk, **º 796.
"'*••
º"' 651.
Semiretchié, estepas de, *"* 761.
Schleswig-Haitbabu, • 56.
Semmering, paso de, 0 •• 880. S¡::h.Ieswig-Holstein, 486. Sc:na, río, * 27, 48, 49, 57, 113, 123. Scholae, • 44 (v. Corporación). •• 349. •••• 983. Schollenen, garganta, • 246. · Senegal, región, •• 280, 430. •4-t 543, 766. 0 SpioMBEl!.G, mariscal de, • 530. *"º 980, 1102, 1119. Sca
**
*"'
565, 576, 579; 585, ·537, 645 a 649. • 0 •:864, 901, 9.14, 918, 960, 969, 971. 916, 1003, 1014, 1016, 1040, 1049; . bajo la di1wstfa d'e Aragón, • 14B a 150, 186, 189. •• 271, 276. bajo los Anjou, • 147, 148, 231. bafo los Hohenstaµfen, * 138, 13'9, 143, 146 a 148, 150, 235. · condado y luego reino normando, * 54, 59, 60, 70, 81, 86, 89, 93, 99, 106,
Slobodzié, 1040.
Anriisúci'o ·rle,
M ..
1024;
.
SMrnr, A.DAM, .... ,. 1018, 1077, 1095,.
1110. Soberanía, • 51; '89 a 91·, 178, 180, 2:1:7, 221. SoBl:ESKI, JUAN, rey de Polonia. (véase. J11an JII de Palonia). "Sociedad de: Naciones", idea de,*"* 637, 791. Socletas, * 15. 0 409. 107, 112, 115, 120 a 122, 132, 138, SoCIN, CELro, socinianismo, . SocfN, FAUSTO, •• 409. · 139, 142, 143, l 48, 235. Socotora, isla "de, *" 287. Sidi Ferruch, ***"' 945. Soest, * 234. SIDI MoHAMl!D (v. Muley-Mohamed): Sofala, '* 2B7. Sidney, ***" 796. Sofía, ciudad, ++• 607,,t Siena, • 132, 172, 174... '"* 352.. SOFÍA PALEÓLOGO, ••'380. Sierra Leona, •• 430. 0 • 766." SoFÍA, regente de Rusia, •** 599; 602. Sierra Morena, • 149 Soissons, Conferencias de, "* • 652. Siete Islas Unidas, República · de las, · Soldaia, .. 132, 157, 162. *'** 906, 908, 909. Solebray, combate de; .++• 538. S.IEYES, • 0 • 888. Soleure, ..... 592. SIGER DE BRABANTE,, * J 5 J. SOLIMA.N I, EL MAGNiFJCO; •• 264, 302, S!GIBERTO, rey de Austrasiá, • 38. 303, 344; 384 a 387;· 397, 395. "'** 569.. Signaría. • 182, 241. ·· SDLTY!COV, general, • • • 702. Sile11ciarios, • 33. . . . ¡ Soma·, :rfo, • 10; ·211. •• 269,. 460. · .. ·..... SiJesia, ~ 166, 189,. 205. ·~ 392, 438; 466. Somme, rio (v. Soma). *>+ 597, 606; 671, 672," 674, 675, 677, Soropoi"t, paso de, • 123, 126:· 679, 680, 681, 633 a 685, 689, 693, Sonda, ísfas de la, H+ 590. 697, 699, 702 a 706, 714, 741, 74J, 1 SONG, dinastía, • 158. 760.... ,. 820, 871, 998, 1014. Sotavento, islas de, ** 428. Silistria, 0 ~ 719, 720. SOUBISE, mariscal de, .... 699. SILVESTRE Il, Pontífice, • 50 SoULT, mariscal. **'* 1085. Simancas, H~* 1034. . Sonthampton, * 172, 173. ** 363. Sn"IEÓN, zar de los búlgaros, * 62, 99. SoZZlNI, CELso (v. Socin). 0 SIMMERN, dinastfa de los, • 560. !- SPAONUOLI 'EL MANI'UANO, ** 410. Simplón, montaña, ** ... 891, 9.41. 956, Spa1ato, •• 29B, 308. 993. Spandau, ** 453. SróN, obispo dr:r, u 3J6. SPEUANZANI, "*** 1084. Sippen, • Í!. SP.ERANSKI, ...... 1036. 0 Siracusa, • 27. •++ 543. • • 1079. Spezzia, '*** 956." Siria, • 16, 30, 62, 66, 72, 73, 109, 112, SPIELMANN; ••** 837, 840, 844. .118,.120, 131, 135, 148, 155. 156, 158, SPÍNOL;I., ... 437. 0 159. 162, 187, 198, 242.•• 285, 300, STACKELBERG, 834. 309, 500. .. .... 906, 906, 945, 1089, Stade, antepuerto de Hamburgo, -* 322. SrADION, abate de, .... o 1012, 1015. ·1120, 1122. STADIDN, conde de, :-u• 936, 964, 973, Siriacos a sirios, • 16, 44; 121. 1009 a 1012, 1023. SISEN.INDO, rey de España, • 39. SrAEL,. roadame de, ... ,.. 810, 878, 932, SisMoNDr, **** 1080. 940, . 1010; 1079, 1080, 1082, 1084; Sisto'Yl!, Paz de, ..... 754. •••• 807, 824. · SrAEL-HOLSTEIN, barón de, .... 810. Sitien., 0 ** llOl. · Staffordshlre, .. H 848. Sitvatorok, Treg11a de, •"' 396, 495. SrwAOI, rey de Jos Mahrnttas, 0 • 618. Stahlof, * 244. "* 322. SrAIR, lord, ~*• 774. Srxro V, Pontífiq::, ** 392. SrANHOl'E, ministr.o, *** 646, 643. 774. Sfdres, * l O. . . . u 997. Sloboda, barrio de MdsCú, • 0 602, fü3.
*•
INDICE ALFADETICO DEL TOMO I
1210
INDICE ALPADErlCO DEL TOr,10 l
I
Stanovoi, moates, •++ 622. Suhlingen, co11venio de, "'*** 964. STAUNTON, '"*º 1096." Suiza, suizos, • 133, 145, 190, 207, 241. ° 260, 336, 337, 339, 342. ....... 519, Sleelyard, •• 315, 322, 363 (v. también 861, 869, .870, 891, 892, Stahlof). 741, 778. Stcenkerke, batalla de, *** 567. 896, 899, 900, 904 a 906, 911; '939 a STEIOER, •••• 869. 941, 948, 952, 991, 996, 999, 1014, STEIN, ••"'* 1019, 1043,-1044, 1059. 1048, 1050, 1063, 1079, 1080, 1089. STENDHAL, **** 966, 10BO, 1085, 1091. Sultanatos, * 68, 69, 100, 135, 156, 158, Stcny, *'** 812. 159, 187, 211, 235. Sterfing, moneda, • 134. ••• 589. SaLLY, MA:x:!M:ILIANO DB BÉJ:HUN, duque Stcttin, +• 314, 321, 324, 453, 491. de, H 370, 429, 504. •** 598, 610, 612. **** 1038. Sumatra, •• 287, 294, 424. *** 590. Congreso de, *"' 390. 1 Sund, • 110. 0 314, 315, 317, 318, 321, S:rEWART, sir Clru.os, +•++ 1046. 323, 421, 446, 465, 466, 480 a 482, 486, 491 a 493. • 0 534, 595, 598, 604,. Steyer, Armisticio de, ***' 903. Stokach, batalla de, 896. 611, 723. Stolbovo, Paz de, •• 483, 486. Sunnismo, sunniias. •• 397. •*' 618, 756. Stralsund, ** 314, 446, 453, 467. *** 611. Superior, lago, .... 628. ***' 961, 976. Sur, mar del (v. Padfico, océano). Paz: de, * 170, 190. Surate, '* 399, 425, 427....., 617, 618, STithTOMIROVITCH, obispo, +o• 1023. 682. STRAzEL, JUAN, •• 405. Surina.m, *** 427. Streltsi, revue{ta de los, **"' 603. Sus, río, ••• 626. SmooANov, embajador ruso, **"' 974, Susa, ++ 433. ••• 768. 0 SrnoaANov, familia de los, 388. paso de, . *"' 449. Stroom, * 237.. Paz: de. •• 449. SroARD o SruART, dinastía (v. Estuar- Sussex, • 14. dos). SuvoROV, **•• 806, 832, 896, 899, 1090. Suabia, suabos, • 47, 85, 87, 138', 145, Sm:dal, * 157. 171. ••• 670. 0 0 938, 96SJ 992, 1013. Svondborg, batalla de, .. 317. SuknEz DB FiouEROA, LORENZO, • 223. Sydney (v. Sldney). Subilla, • 118. Syra, isla, *" 303. Sublime Puerta (v. Turquía )' turcos}. Szalankernen, combate de, ••• 569. SubsMios, * 39. •• 457. Suonoi;::, Ju.hN, •• 407. Sudán, "172, 199, 201 •• 280. • 0 768. Sz;atrnar, Treguas de, •• (1565): 366, 387. Suecia, s11er:os, *27, 29, 53, 56, 58, 83, j **,. (1711): 583. 145, 170, 175, 190, 195, 231, 242, 249. Sz:ekes-Fejei:ve.r, •• 384, 386. 0 272, 273, 315 a 317, 321, 324. 325, Sz:iget. *' 387. 379, 382, 388, 391 a 394, 431, 437, Sz:iva Torok, Tregua de (v. Sitvatorok). 441, 444, 446, 451 a 458, 460, 463, 465 a 469, 480 a 486;· 488, 489. 490, 491. 492, 493. .. ** ,512, 519, 528, 531, 532, T 536. 540, 541. 545, 554, 556, 559. 561. 568, 694 a 599, 603, 604, 606, 607 Tabaca, producción y' comercia del, •• 428, 430. • .... 591. 757, 760. 609 a 612, 614, 634, 636, 640, 644, 661, u . . 1097, 1100. 662, 667, 669, 670, 673, 684, 687, 688, 69B a 700, 705, 710, 713, 734, 743, Tabago, Antillas, ..... 5423,' 733, 737. ..... 924, 1052. 1053. 751, 752, 760, 767, 787. **** 800, 806, 810, 826, 832, 843, 844, 884, 908. 918, Tabarca, islote de, *** 768. 961, 919, 992, 1008, 1025, 1037. 1041, Tabriz, • 163. *' 398. * •• 755, 756. · 1053, 1054, 1057, 1081, 1097, 1114 a Tagaarog, ••• 713 TAGUACARNE {v. Teófrc11es). 1116, 1120, 1131. Ta.gliacozzo, • 148. Suevos, * 8, 9, 15. Tagliameato, rfo, *"*"' 903. Suez:, ciudad, **" 770. Tahití, isla de, ••• 762. +o• 796. istmo de, .... 770. **** 1122, 1126. Tajo, río, * 69, 92, 93. **' 527. 913. Suffolk, condado, • 217. SUFFREN, baile de,. H 736. Talasocracia, •• 288.
o••
1
**•"'
¡·
•**•
•"* 62B.
TALON, intendente., TALLhRD, ·••• 571. TALLEYRAND, *"'º 840,
1211
· TEMUOJÍN (v. Gcngis Kctri). 1 Tenedoo, isla de, 0 506. 850. 889, 892, Tenerife, isla de, o 473. 902, 905, 925, 931, 935, 936, 939, 951, Tenncssee, *"''* 1101. rl<>, ••• 165. 951, 965, 961, 971, 974, 1003, 1008, 1009, 1026, 1051, 1052, 1056 a 1058,. Tenno, título imperial népón, 0 274. 1062, 1063. TEOBALDO I, rey de Navarra, IV conde de Champaña, • 149. Taraatave, ***" 980. TAMER.LÁN (v. Timur). TEOBALDO, conde de Blois, + 105. Támesis, río, "* 363 528, 790. Teocl't1ci'a, * 129, 139, 143, 144, 152, 178, 849, 888, 889. 182, 249, 250. Tana, * 163, 171. Tuoooruncro Il. rey franco, • 32. TEoooruco l. rey de los ostrogodos, • 10, Tanais, rfo. (v. Don). Tánger, •• 292, 301. ~** 525, 626. 11, 38. ' *' .. 1119. . TEODORO DE NEUHOF, rey de Córcega, *'* 720, 721. Tannemberg, desastre de, * 196, 209. Tapicería, • 64, 196. ** 308. ... 611, TEODORO LÁSCARIS J, emperador de Ní757. ++++ 990, 1015 cea, .. 142. TEooos10 I, emperador romano, • 99. Tarentaise, región, ""'º" 865. Targowica, ...... 837. TEODULFO, • 26. Tamopol, •••• 1012. TEÓFANA, princesa bizantina y luego emTarragona, ... 462. peratriz de Alemania, • 49, 51, 63. Tarento, •**• 952, 1040. TEÓFRENES, • 408. Tártaros, • 131, 157, 210, 211. ** 372, Ternatc, •• 287, 291. u ... 1054. 320, 380, 381, 383, 387, 388, 394, '395, TERNAUX, +>•• 934, 998. 487. 0 • 596, 591. 61()., 621, 715, 717, 'Terra Australis", ••• 629. 719, 720, 746, 747, 749. Terranova, ** 291. """ 566, 567, 584, 590, TASMAN, o 426. ••• 629. 694, 707. 1100, 1114. Tasmanin.. •• 426. *'"' 630. Tesalia, * l85. 0 TATISCBEPF, •• 1054. Tesalónica (v. Saló11ica). Táurida, Viaje de, *•* 749.· Teschen, Congreso y tratado de, •++ 734, Tauroggen, •••• 1044. 743. Tavastebw, Finlandia, •H 611. Tesina, río, ••• 676. Tchaldínin, batalla de. ** 397. Tetuán, *** 626, 169. Tcherna-Gora (v: Montenegro}. Teut6nica, Orden (v. Ordc1t teutónica). Tchesmé, bata/la de (v. Chesmt!). Texel, "* 471. **" 542. Tchighirina, fortaleza, ••• 601. 'I'HAMAsl', sha, .. 397, 399. Té, producció11 y comercia del. ** 426. Thérouanne, •• 338. *"'* 592, 61:2, 649. ~·** 847, 983, 1098, TurnAur (v. Teobaldo). 1130, 1132. THmAUOE.\U, *••• 931. Tebas, Beocia, .. 86, 186. TflIERRY n, rey fraaco, * 32. Técnica comercial, • 173, 174. THIERRY DE ALSACIA, conde ele Flandes, TroNER, •••• 1081. * 105. Teherán, "*** 1096, U22, 1124. Thionvilfe, •• 465, 477. Tejidos, lttdustría y comercio de, • 64, Thom, u+ 718. •••• 807, 825, 834 a 130, 134. 167, 170, 171, 175, 196, 198. 836, 1058. •• 381, 500. *º 525, 534, 542. 577, TBRANDESTON, JUAN, "219. 591, 592, 626, 649, 710, 726, 727, 738, TIIUGOT, •••• 834, 1144, 865, 866, 870, 872, 876, 877, 880, 881, 890, 896, 898 757, 761. ..... 798, 848, 869, 877, 933, 941. 991, 955, 1015, 1101, 1102, 1132, a 900, 902, 904. 1133. THURN, conde de, •• 436. 437. T.El'..EKI, MIGUEL, .. • 545. Tibet, *"' 273. • ... 761. • 0 • 1127. Teloneum, * 43, 231, 237 (v. Aduanas). / Tidor. '* 292. Temes va r, Banato, *** 570, 645. Tierra Firme; u 289 (v. también Ce11tro.,.., 809. américa). Templarios. Orden de los, • 84, 93, 178. · Tierra Santa (v. Palestina). TEMPLE, W!LLIAM, **" 529. Tiflis, •*> 753. •"'•• 1122.
..**.
°•
**'"
1213
INDICE ALFAllETJCO OEL TOMO l
INDICE ALFAllETÍCO DEL TOMO 1
1212
Tigris, do, * 8, JO. 1 Tortosa, • 92. · • · . ' Tortuga, ~sla de la, •* 430. º.,. 530. Tilsit, •M'" 973, 1003,' 1021. Tilsit, Tratador di!, ••**·976, 979, 1003, Toscana. ·toscanos, * 80, 130, 134.- 143. 1004, 1008, 1020, 1022, 1024, 1025, ... <· 311. 432, 464, 498, 505..... 522, 1027, 1036 a 1038, 1040; 1044; 1124. 646, 647, 654, 660, 678, 683. ••• 858, TII..LIY, •• 437, 441, 444. 453. ' 877, 878, 903, 904, 911, 1004, 1014, Timón de eje axinl, de charnela,.• 199. 1033, 1049, 1060, 1080, 1105, TIMUR, emir de los afganos, **º* 1127. pres i di o-s de, •• 304, 498 •.*~*572. Tl!MUR, •••• 910. '· 313, grandes duques de,.•• 311, 398. T.IMUR·LANG, '"164, 187. ,..,. 397, TOSCANA, 440, 505. on 523. O H 858, 872, 904, 935, 937, 938. Tintóreas; plantas, + 8. 130. Toi¡r, barón de, *** 712,"715. Trrru Smrn, •••• 1125, 1126. Toul, * f.17. '*• 304, 349, 354. Timnla. * 182, l!l7 (v. también Sigrwria]. Toulouse (v. Toloso). Tiro, • 118, 135, 162. ·· Tournai. • 12, 237. ** 338, · 340, 343. 0 Tirol, • 201, 209. ** 350. •••• 903, 968; * 531, 580, 585. 1012, 1013, 1059. Tournaisis, región, ** 343. Tirreno-, mar, * 110.... 311. ToURNoN, *º"* 1080. Tisza, do, ++• 569. Tours, •** 591. Tlemcén o Tiemecén, •·150, 172, 231, condado, • 52. . 243, 245. •• 301; 304. , \ Toun.\Tll.LE, •** 523, 551, 564, 565. . . Tobolsk, *' 388. ToussAINT-LOUVERTIJRll, ....... 882, 945.: · TOLANO, +•• 717. . . T!JWNSHEND, miojstro-,. **'" 648, 651-.:· . 0 Toledo, * 69, 151, 152. · •• 472. Traben, Trarback,· .. 554: .· · ·: · Tolentino, batalla de, u+• 1061, Tracia, ,. 28, 62, 186, · · Trotado 'de, •*** 881. Troctoria, • 35, 36, 45. ToLENTIS, Luc· DE, ·obispo .,de Sebeoico-, Trafalgar, "'*"* 882, 967, 97l, 914, .980: ··. Tranquebar, •• 481. · · . ·: • 224. Tolfa. ~ 196, 201. ,. Transelbianos, países, ~ 10, 21, 27, 49; 83; Tolhuis vadn de ·*º 539/". 84, 102, 129, 130, 145, 170 (v. también 0 ;:, Elba, ria). Tolmne::i., •• 379_' Tolón, •• 303, 304, 348. 523, 528, 1 Transilvania, tran.rilvmws, * 129. 325, 579. •••• 812, 858; 865,; J,167, 892, 893, 345, 384 a 387, 389, 390, 395, 396, 398, 409, 411, 436, 466, 489..... 522; 545, .955, 1040, 1120. . i; Tolosa (Toulause), • 70, '".i1,- 113, 1.l4, 556, 569,-.601, 664; 7I6, 754. 136 137 140 147 14!f' •* 407 412 Transitus inno;ríus, ••• 261 ..... 536, 635. •••~ 797: ' ' ·, ' • T¡:ansjordani.a, .. 121 .. Tolosana, región, • 130, 136, 137, 172, Transoxiana, •• 398. TRASTAMARA, dinastía, • 188. . 175. u 328. ToLSA., ...... 1109. Trata de negros, • 200. H 290, 296! 428. TOLL, general, * .. * 961. ••• 526, 548, 576, -676, 766; 767. ToLLENDAL, barón de (v. Lally, co11de **º 797, 1055, 1058, 1073, 1077 a de). 1079, 1095, 1110. Tomismo, • 151. Trotados de comercio, • 41, 64, 66, 81, 108 a 110, 116, 118, 231, 234, 239. Tornsk, ... 388. 0 0 614, Tonkín, ** 401. 624, 758. 261. 525, 587, 601, 612, Torbay, •->+ 562.. 627, 649, 710, 732, 737, 750. 943, Torcello, • 27. 1103, 1120, 1121. ToRCT, marqués de, o+ 515, 581, 592, Tratados dt.< cóntribució1i, •• 260. 593. Trave, río, ~~"* 983. de, 0 283,. 285, 291.' Travendhal, capitulildÓn de, ••• 604. u• 765. \ Trebisond
'fIMÚIUDAS, •
39&.
TINDAL. º"'777.
',~º
••~
Tordesillas,:Tr~tado
•~
••-~
Tucumán, .., ++ 1113. TregUa de Sturnsdorf, •*2485, 483. 1 batalla de, +H• 1113. Treguas. • 229, 240. . . 261, 306, 321. Tooo¡¡,, dinastía de los,•• 368. 341, 373, 381, 383, 384, 386, 387, 396, Tugenbund, .... u 1020. 422, 426, 427, 434 a 486. "''* 597. 645, Túnez. • 68, 101, 110, 147, 148, 150, 172, 646, 603. 189, 306, 310, 313, 345, 497. 499. TREILHhRD. ***' 843. .... 52:1., 524, 525, 551, 625, 767, 768. Tremoille, La, * 241. • • 338. *"** 923, 943, 1119, 1120. Trentino, región, **** 937. TrnAC AMARu, •• • • 1108. Trento, ***" 1013. Turckheim. comba!e de, *** 541. Con e il o, ** 348, 357, 375, 40S. Turcos, * 8, 48, 65, 67, 68, 71; 71, 84. 85, o u 1075. 113, 115, 121, 131, 135, 142, 156 a 159, Trotado, "'* 334. 162, 164, 171, 186, 187, 198, 210, 211, Trenton, combate de, *** 729. 224, 236, 239. ... 252, 272, 273, 277, Tres Obispados, Los, +* 467. 293, 297 a 306. 308, 311 a 314. 325, Tréverís, •• 405. .,.. 554. •••• 820, 826, 335, 342, 344 a 346, 381. 383 a 387, 823, 1074. · 390, 393, 395 a 398, 402, 407, 411, 422, TRÉVERlS, arzobispo-Elector de, • 100, 487 a 489, 495, 496, 499, 502, a 506. 189. ** 457, 453. *** 517, 538. ••• 518, 521 a 524, 529, 547, 549, 550, ..u 829, 830, 1074. 556 a 558, 560 a 570, ·574 599, 600 a Treviso-, armisticio de, •u• 903. 603, 609, 610, 616, 618,.619, 628, 635, Trianón, decretq del, 1001. 636, 638, ;644, 645, 649, 6559, 661 a Tributo, • 42, 112, 119, 157, 186, 191, 665, 691, 692, 713 a 715, 717, 719, 720. 235, 236: .. 272, 385, 386, 396, 40!.. 741, 744, 746, 749, 750. 752, 753, 755 Trie, * 9!!, 117. , . a 757, 762, 76B, 770, 789. U H 806 a Trieste, "'* 335. *** 649, 740. H•• 810, 835,. 836, 895, 898, 909, 1039, !040, 991, 993, 996, 1012. 1064, 1066, 1090, 1121. Trigo, producción y comemio del. • 131, Turena, * 9h 177, 195. ** 253, 265, 275, 310, 312, TuRENA. mariscal, ++ 471 a 473, 478. 313, 323, 352, 359, 368, 372. ,. .... 591, • •• 519, 530, 532, 539; 540, 541, 635. 592, 595, 622, 718, 726, 768, 769. TURGOT, 0 •·730, 784, 790.. •**" 1095. UHfi07, 809, 825, .834, 844, 847, 849, Tttrguts, pueblo- de los, u+ 761. ·s56, 875, 882 a &84, 888, 9L7, 918, 921, Turín, "'"'450, 459, 477. •*'140 922, 933, 985, 989, 995, ·1000. 1001, ... ** 826, 870, 878, 1082, 1085. 1015, 1100, 1102, 1111; 1120: .Tratados de, *** (1696): 568, (1733): Trincomale o Tñnquemal, *º • 542, 758. 658. . º .. 808. Turingia, * 8, 10, 12, 19, 42. **'* 938. Trinidad, isla de Ja, '**º 882, 922. 923, Turquestán, * 16, 67. 4 ~ 398, 401, 402. ' 924, 985, 1115. ... 618, 621, 760, 761. . . Trinquebar, •• 431. Turquía, '* 264. ••• 609, 625, 636, 637, Triple Alianza de La Haya, ••* 531, 644, 649, 663, 664, 666, 691, 710, 712 535, 536, 646, 647. a 714, 716, 717. 740, !744, 745, 747, 751, Trípoli de Airica. "* 300, 301, 30.5, 312. 755, 757, 767, 769, 770. 783, 789. ••• 522, 525, 550, 768. **** 1119. •••~ 797, 799, soo; 805 a 809, 811, B23 Trípoli de Siria, "'72, ll8, 135, 156, 159, · a 825, 832, 833, 835, 336, 838, 843, 372, B76, 892, 893, 395, 906 a 909, 162. Tripolitania, * 135. u• 551. •••• 945. 923, 943, 949, 958, 967, 911, 1022 a Trivium, + 94. 1025, 1039, 1040, 1041, 1050, ¡054, 0 Tll.OMl', almirante, •* 461, 471. • 542. 1121, 1122; 1124. ' Troyes, ciudad y condado, • 52, 31, 90. TURSKl, ... ·~ 843. • .... 1051. Tver, *' 379. Tratados de, • (1420}: 206. ** (1564): 359. TRUDAINE. H++ 993. u Tsing, dinosilo, **"' 620. **".. 1128. Tsiuantcheu (v. Zá)'to11). U«habitos, secta de los, 795, 1121. Tuat, ** 280. UAN·Ll, emperador de China, ** 400. Tubinga, •• • • 1095.
i-:: .:-:-·\
,.."*
•++•
- '·-· '
INDICE .ALFAD!rrICO DEL TOMO l
IWlCE ALFABET!CO IJEL TOMO I
1214 717 743 744- ..... 799, 809, 810. 906, 911: 1009. a 602, 607 609 713 •••• 833 834 844 Valeni;ay, Tratado de. 1048. 1023, 1024, 1039. · ' • ' ValeuC?• •;•• 894, 899. *º UDA.LRICO, duque de: Bohemia, • 104. VVallenc:a. 866. Udine **** 880 a enc1eones, ' ' . ~ 65 ULuooco de Bohemia (v. Udal- Valroy, •••* 840, 843, 844, g,8, 8 • rico) ' 1091, 1136, 1137. tnm .; 171 +H* 902 938 966 967, 970, I VALOIS. dinastía de, * 183. 184, ion. · ' ' ' , 215, 218, 359, 310. 397, 414. 41 • 432 Tratado de, ** (1620): 436. \ V 1 · .•• 374 396 423 o+ 637 (véaT d ... (1647)· 466 a 011es, , , • .XuosllUllGO: .. 219. se Bajos y Bélgica}. , 1117 Unam Sarictam, Bula, * 1 7 8 . V 371 · U11iatos, sacerdotes, •• 393. oi;i:iey, ** 44 · 44¡ 5 461 Valtelina.. O, '6 Evange'l1'ca . o 374 434 436 437. r :J s ' +••• 891 585 • 447, 4 9, . U nr f1 Universidades, • 150, 151, 181, 203, 250. Val! . '••• •• 404, 407., 412 a 414. V angtn, •** 1¿4 Untversitas magistrorum dis:cipulorumV':ncdoaluver,• 7 9 ·11 • 150 an os, a , . que, • V.AN DER BEURSE. familia, * 202. lJnterwa~en, * 145. VAN DIEMEN (v. Díemen). Upsala, 152. Van Diemen tierra de, *"* 629. lJrales, montes, •* 379, 387, 358. u• 609. VAN Rossai: mariscal de GüeldrCB (véa614,_710, ++*• 798, 832· se Rossem}. Urbanistas, _03. V.wsITL\RT ••U 991 URBANO II, Pontífice, •. 60, 71, 37. Varad Tra¡ado de, .; 385, 386. URBANO IV, Pontffice,* 148. Yarda~, río, o•• 809. UllBA.NO V, Pontffic~, 1;11Varegos, • 29, 64, 122. URBANO VI, _Po~~~ce, 20 3. va.reunes,"*** 826 a 828, 838, 857. Ur?ll., :t;fog;'lia, 622. Vama, batalla de, • 210. . Un, pa1s, •• f.45. Varsovia, •• 325, 395, 396, 445, 489, URQUUO, H . . 911. 1028. 491. .... 557, 591, 600 a. 603, 606, Uruguay, 1113;. 638, 656, 657, 669, 690, 7Q9 a 712, Uscoques,_pueblo, •• ;os. 778. •*~" 834 a. 838, 845, 871, 872, Usedoi;n. isla _de, ~;s. 977, 1039, 1050, 1084. Usos mternac1onales, 257 ª 261. G ran ducado de, ••*'" 977, 1012 , 1013 , ~ u 483 s:::ELU::';""' • 1020, 1021, 1031, 1038, 1046, 1057. U Ustia. 469. ••• 1 VASA, Casa de los, ** 322, 488. 582 Utrecht, * 55, 231, 240. 539, · V ll · *22 25 42 43 47 a 49 51 a Congreso y tratados de, ••• 516, 582, asa a¡e, • • · • • 584 587 588 590 591 592 612 54, 60, 72, 73. 79, 85, 87, 89, 91 a 93, 630• 632'. 639: 644; 646: 648: 654: 107, 108, 111 a 115, 1_37. a 139, 147, 656, 661 667 670 673 676 682 152. 155, 158, 183, 184. 191, 235, 236, 694' 737' 149 , '9g¡ ' , ' 239, 241. .... 272, 391, 399, 484. u be/ce; pu;blo de las •*399..... 618 VASCO DE GAMA. ** 280, 2.81, 285, 295. ~19 Í55 760 ' Vasco,. país, •• 459. ••• 572. *°""' 1007. ' ' • Vascos, • 21. 862, 874; 1097, 1109. V 11ssJLI III, zar, ++ 382, 383. v Vasvar, Tre¡s11a de, **" 522, 523, 556, 1 551. · YATfFL, jurisconsulto, *** 634, 635, 641. VAUJJ/IN, ** 353. *"* 518, 544, 552, 554, VACEElt, padre, ••• 551. Valais, región, •• 345. · 560. 565. VAUBOIS. general, U*• 907. Repiíblica del, **** 941. Vafacos. ·tribus de los, • 142. Vaucanson, **º 855. "'* Valaquia, vaíacos, • 186, 210. •• 273, 383, Vaucelles, Tregua de, 352. 195. 396.... 610. 645, 663, 713, :714, •
•
" + 131
190 .. 273 \ 600 ;_
u~~l~cr~~711:\s9. *** 59(;,
~
1022 102:.:.~038.
69.;.!,_25j54~80 5¡;9,;,...
1
duqu~
18~.
•*
u~~~~E
(:?-) ~
tambié1!.~~fses
V~aralso,u
J5;·
l
•H"'
•***
1215
Tratados de, "*"' (1756): 690, (1757): 697, (17611): 722, .(1783): 737. Vaucouleurs. "'217. Vaud, país de, •• 345, 371. o M 1080. 1 .... {1787): 1128.. VAUDRBUIL, marqués de, u+ 694, 700. 1 Verviers, *• 0 798, 853. VAUX, conde de, •••• 721. 733. Vervins, Tratado de, • 235, 369 a 372. Veldenz, condado de, +o 554. Venvandte. •• 270 Vélez:-Málaga, batalla de, º* 577. Vexin, • 90. 866, 367, 885. Vendée, región, Viatka, •• 379. Venecia, • 15, 29, 41, 46, 56, 66, 67, Víc. •• 433,:,134, 450. 72, 73, 81, 82, 99, 102, 104, 108 a Vicariato.r apostólicos, •*• 624. 110, 112, 113, 115, 118, 131, 132, Vicecomes, vizcondes. • 118. 134, 141, 142, 144, 155, 157, 162, Vicenza, ** .300 164, 171, 172, 174, 185, 196, 198, VICO, JUAN BAUTISTA, ..... 1017. 201, 202, 210, 212, 218, 220, 223 a V1coMERCAni; ** 405. 227, 231, 236, 237, 241 a 244. •• 256; VJcroR IV, Pontífice, * 88. 263, 264, 271, 27'5, 274, 279, 296 a VlcroR A:MADEo, duque de Saboya. 298, 300, 302, 303, 305, 306, 308 a ... 459. 313, 318, 331, 335, 337, 343, 363, VJcroR .A:wwEo II, duque de Saboyn, 371, 380, 381, 405, 407, 419. 420, ... 563, 568, 574, 578, 519. 533, 585, 440, 443, 449, 504 a 506. ••• 516, 648, 659. 5:22 a 525, 569, 570, 601 a 603. 645. V!CTOR .AMADEO III, rey de Cerdeña, 740, 741, 757, 761, 767. 790. ... 740. ... •• 842, 858, 879, 893. ***'"810, 858, 872, 876 a 878, 880 a. VÍCTOR MANUEL I DE CERDEÑA, ..... 939. 882, 899, 903, 906, 937, 963, 961, 1013, 1014, 1016, L060, 1084, 1119. VfcroR. 0mariscal. "'*'* 1105. Vidin, • • 806. 996. Paz de,. "99, 107. Vmus Vroros (v. Guidi). "Venecia del Norte" (Y. Danzíg). Viena, • 171 . .,. 264, 344, 376, 381. 382. Venezuela, •• 289. • 0 543. *""* 1107, 384, 396, 398, 405, 409, 433, 435 a llll a 1113, 1115, 1116. 437, 443 n. 446, 450, 454, 455, 459, Venloa, .... 873, 881. 463, 474, 491, 493..... 513, 517, 522, Veracruz, ** 288, 290• .o• 766. •n• 1109, 536, 540, 550, 556 a 558. 560, 569, 1115. 570, 572, 573, 583, 592, 596, 601, YERBIEST, padre, u+ 623. 602, 637, 638, 645, 646, 649 a 652, Verceil, ~· 434. 651, 660, 661, 663, 665, 668, 672 a Verde, cabo, • 200. 676, 680, 684, 687 a 689, 697, 703, Verden, ** 467. *** 59S~ 706, 713, 716, 741 a 743, 746, 748, Verden, obispado de, *"' 441, 467. 750, 789. u u 810, 811, 814. 817. Verdún, • 32, 55, 57, 81, JOl, 102, 173. 818, 820; 823 a 826, 829, 830, 837 a u 304,' 349. 350, 353, 477..... 840. 839, 844, 862, 870, 871, 873, 875, Tratado de, * 24, 40. 877, 880, 890, 896, 898 a 901, 903, Verela, Paz de, • 24, 40....... 833. 904, 936, 937, 948, 950. 962 a 965, Vergel, Tratado del. '* 329. 967, 974, 996, 1009 a 1012, 1018, VERGENNES. conde de, *º 691, 692. 130 1026, 1041, 1044, 1046, 1048. 1051 a a 732, 734, 737, 738, 741 a 743, 746, 1053, 1055, 1056, 1060, 1061, 1085. 748 a 750, 753, 770, 789. n•• 1097, .Con gr.esos de, º"(1515): 382. 1115. **** (1814-1815): 862. 1052 a 1054, VERGNIAUD, ***' 821. 1056. lOlíl, 1062. 1079, 1138, 1139. VERLAINE, ***" 1065. Tratados de, .. (1549): 389, (1606): Verm=dois, • 46. 136. 397. .* .. (1668); 536, (1689): 563, Verana, • 187, 212, 242. •**" 881. (1725): 651, (1731): 653, (1731): Versalles, .,., 516, 558, 560, 561, 571, 654, (!738): 660. •• 0 {1815): 1054. 572, 574, 583, 602, 625, 627, 636, 1056. 657, 662, 663, 669, 676, 679, 684, Viet-Nam (v. I11dochína). 687, 689, 691. 694 699, 700, 704, Vieux Erisach, º** 904. 712, 714, 716, 733, 741, 746, 748 a Vigevauo-, Tratado de, • • • 568. 750, 753 a 769, 770, +•O 300, 801, Vigo, .. * 576, 577. 826, 856, 926, 935, 938, 1075, 7078, Vijayanagar'; reino hindú, •• 273. 1102.
**.,.
1
INDICE A!.?AJIETICO DEL TOMO· I INDICE ALFAlliITICO DEL TOMO I
1216
~
1
Vikingos, • 53, 122, 200. ••·430 (v. tam· bién Daneses, Normandos, Noruegas, Escandinavos). . Vilna, ... 320, 377, 390, 4Ó6, 488,. 489. u• 607; 785. 834, 83~, 837, 1020, 1039. ' Villach, ••~• 1012. ·· V1u.Ans, mariscal de, •** 5'iB, 581, 583, 585, 592, 659. ··.:; Vil1aviciosa, batalla de, *** 580. VILLEGA.GNON, DE, * • 292. VILLEHARIJOUIN, GoDOFREDO DE, "225.
•O•
VILLEIL\IlDDOIN, di11Ltstfa, • 155, 186,
1
ns.
Villeneuve, • 179. VILLllNEUVE, almirante, .. +u 955. VILLENEUVE, marqués de, ... 661. 663, 664, 665. ·vn:,LEROY, DE, ... 434. Villers, • 79. Vincenncs. Tratado de,' •• 477. n• 570. VIDICENT, barón, º""* 1009. VID!Cl!NI', residente, • 0 • 1021. Vinland, • 52. Vino, comercio del, * 16, 27, 82, 130, 134, 170, 172, 177. 197. H 311. 315, 470, 504. u+ 535, 577, 591, 595. 596, 726, 757. •••• 856, 981; 989, 1000, 1037, 1102. .. VUtGILIO, •*410. Virginia, *" 291,. 427. • 0 629, 694, 728, 735....... 1078. VISCONI1, fumilia • • 182, 187, 212. Visigodos, "'7 a. 9, 11, 12, 15, 38, 39. VísperillY Sicilianas, • 148. Vístula, río, ** 323: -..u 826, 834, 836, 838, 844, 866, 872, 873, 973, 985, 1020, 1039, 1050, 1058, 1089, 1134. Vitalien.brüder, * 190. Vitebsk, • 234. • 0 718. Vitoria, batalla de, 0 0 • 1007. VITORIA, FRANCISCO DE, •• 258, 414. VIVONNE, duque de, •u 543. Vi2a.pur (v. Bijapul'). · Vizcaya, golfo. de, * 133. Vladimir, "157. VLJ.DIMIRO, príncipe de Kíev, • 63. Vocrelae,. Tratado de, ••~ 752. 'Vaivoda, ** 384. Volga, río, • 29. "'* 379, 387, 388, 401. *** 614, 745, 757, 761. ••+* 798, 832. VoLMAR. MEI.CTIOR, •• 412. VOI.NEY, .... 724, 751. Vologda, "'* 494. VOLTAlllE, **" 718, 723, 7/2, 774; 777, 779 a 783. •••• 796. VoNCIC, JUAN F R i.. Ne 1 se o, ... • 753. ..... 823, 853.
Vorarlberg, Voaomzov, 958.
0
••
968, 1059.
ALEJANDRO,·
**** 948,
949,
VORONI'ZUV, SIMÓN, º*" 843, 1081. Vosgos, • 133. ++ 450, 460. "** 541, 554, 677, 678. Vossem, Tratadcr de, •*" 540.
w 0
Wagram, batalla de, •• 1012, 1018. Waiblingen, • 138. 0 WAITZ, ~*** 965. WALDEIMR V, rey de Dinamarca, 170. 0 WALMADEN, conde de, •• 1012. WALPOLE, HoMClO, .,..,. 776. WALPOLE, RoeEJtTO, .... 651, 653, 675, 676, 776. 0 WALTER, JUAN, •• 1083. WALTf'Jl LANGTON, obispo de Coventry Y de Lüchfield, • 139, 219. WALLENSTEIN, "* 444 a 446, 452, 454, 482, 484. WAU.lS, SAMUEL, *** 762. WJ.Rl{EN, ••*'" 949. 0 Washington, •• 1050, 1107. WASHINGTON, JORGE, ..... 694, ns. 729, Wíssemburgo, •• 350...... 553, 657. on 866 a 868. 731, 732, 735. **** 1095, 1100. 1102. 1103, 1110. Waterloo, batalla de, **.., 1007, 1063 a 1065, 1089, 1136. WATr JAMES, ••• 727. **"* 934. 1 Watfignies, batalla de, ...... 867, 868. Wawel, castillo de, '"* 328. Wehlau, Tratado de, • • 490. Weimar. •• 0 &18, 1079, 1081, 1082. WFLF, dinastía; • 89. WELSER. •• 289, 351. Wel/cl1es, .... 412. W:a:.LESLEY, RJCAlllJO, •••* 1125, 1126. WELL1NGTON, .duque de, ••"'* 985, 1006, 1048, 1056, 1063, 1064, 1096. 1112, 1114, 1127. WENCESLA.O EL BEODO, rey de romanos, • 207, 208, 212. WENCESLAO, duque de Brabante, de Limburgo- y de Lmcemburgo, "189. Wendas, pueblo, • 42, 234. ** 314. WERNER, •**"' 1084. V\/eser, río, "10. •• 441 . .,. ...... 907, 983, 994, 1059. Wessex, *'14, 27. Westfalia, • 83, 129, 1;}4, 170, !98. 200, 201. ... 437, 441, 444, 465, 467, 468.
+H 528, 545, 635, 670. H** 798, 938, 977, 1013, 1015, 1030· a 1033, 104'/. Tratados de:, *" 465; 467, 4G8, 472, 478, 486. *'* 536, 667 a 669 743 749. . . • • T./nfrersidad.de, **** 1044. Westminster, •••• 850, 919. Tratados de, •*(1527): 344, (1654): 411. "".~.(1756): .689, 690. Westrozebeke, "' 205, · Whampoa, ••• • 1132. WHITWOR'IH, ...... 905, 907 91' 941 949 a 952. ' "• ' WrCKHAM, • 869 875 891 Widin, ••• 664. ' ' • WIELAND, *H• 822, 1079. W!eliczka, salinas de, *• 491. W1ght. isla de, *" 349. Wll.llERFORCE, +•o 991 1073 1078 Wilna '(v. Vi/na). ' ' · Willebriefe, • 230. William Henry, fuerte de, ... 695. WIMPFEUNG, * 213. W!NDIL\M, *"** 8B6, 949, 950, 971. Wmdsor (v. Shirwoad). · Wisby, * 83, 170, 234: "* 316. Wisrna!, • 234. *' 314. 446, 467. W!SNIOWIECKl, MIGUEL KoRmOT rey de Polonia, o+ 600 ' •• 350. •• • 553, 657. Wissemburgo, ...... 866 a 868. Wrrr, Ju,rn, gran pensionista de Holanda, <+ 474. ••• 519, 530. Wittelsba<:h, •• 345. WITTELSBACH, dinastla, • 182. •• 278, 376...... 538, 563, 575, 741. Wittenberg, •• 4ll. 412. •••• 1058. Wolchow, río, • 234. WoI.FE, JACOBO, .... 700. ·WoLFE ToNE, º*"' 849. WoLFGA,NG, duque de Deux - Ponts,
..... 554.
••"'* 866; 935,
Würzburgo,
·••** 938,
937, 938 968
968.
.
'
·
204 213 22'J· Wyclíf/ismo.. * 213. ' ' -· Wyoming, rfo, **• ·732. WYCI.IFFE, JCTAN, •
x: Xenodochium, • 45 (v, Hospedería).' Xenofobia, ~ 44, 122 164 198 245 ,.. 252, 259, .315. •; ... 874: 885, 1007, 1036, 1043, 1032, 1137.
B57, 863:
•**
y Yam~Zapolski,
~~·
'
Tregua de ·•• 391, 39 2. Yanaon, *** 682, 707. ' Yannouth, combate de . • ,.. 538. YAll.MOUTH, lord, •••• 911. YAsso (Jesús, en el Japón), •• 294. Yemen, •** 592. YERMAK, "'** 621. Yeso, isla áe, • • • • 1129. Yonne, río, • 217. YoRCK, general JoHANN, *'*• 1044. Yoruc, dinastía, * 207, 206. Yoruc, EDUARDO AUGUSTO, duque d +++ 528, 544. e. Yoruc, FEDERICO, duque de, •+>• 866. Ya,rktown, Sitia de, ++• 735.
YOUNG, ARTURO, ·~•• 846, 847, 1085 YoUNG, EDUARDO, *"* 778. ·
* 166, 238, '239. •*• 545 580 585, 677. . • Yucatán, **• 632. Yunaan, provincia de, H 397. Yuste, • • 352. Yprés,
YVES DE CHAR'!"RES, •
94.
z
n373.
ZA.CARÍAS I, Pontífice, • 33 WoLSEY, cardenal, .,,. 339, 340 342 343 Wollin, • 57. ••• 598. ' ' . ZAIDA, princesa musulmana, * 120. Zalaca. batalla de, • 69. WllLI.NER, **"* 825, 873. ZAMolUN, prfncipe de Ca!cuta. •• 285. Woolwicb, • H 603. Zaate, •• 309. **** 881, 906. Wolcester (v. ,Glgli). Zanzlbar, ** 281. WoRDSWOll'fH, **º 931. ZAPOJ:.YA, JUAN, "" 384 a 386, 3'89, 409. Worrns, 0 • 563. "'*º 826, 904. Zaporogas. cosacos, •• 487. ••• 597. Concordato de, * 59, 60, f.!7. Zara, • 141. ++ 298. Tratado de, **• 676, 685. Zaragoza, • 69, 92, 119. Wilr.LENWEWER, •• 317. Wurtemberg, .,. 345. •++• 819, 366. 881, Zayton, * 163. 905, 935, 937, 965, 968, 970. 1013, , Zborobo, •• 488. Zelandia, • 180, 200 201 229 237. 1015, 1032 a 1034, 1047, 1083. •• 318, 360. 365, 36n, 439.' \VUJ.l.TEMBERG, duques de, •• 278 345
361.
)
1 1 11
~'®
@:)
·~ .i ®
] ©@'9 ®
t!J ©
INDICE ALFADEUCO DEL TOMO I
1218 ZENGUI, !MAD AD
DIN.
* 85,
135.
ZENÓN, emperador romano, * 10. Zenta, puente de, *** 569. Zeyez, Convenio de, **•~ 1045. Zips, condado- de, *** 717. Zon (v. Sofía Paleólogo). Zohab, Tratado de, ••" 755. zm,.-a:ENS!CT, jefe de cosacos, *"' 394 Zoil, 168 (v. también Aduanas). . Zollhaus (v. To/hllís) Zomdorv, batalla de, "** 700.
•*
Zunov, "*** 834, 836. Zuiderzee, mar, * 237. Zuinglianismo, •• 409. Zungaria.. *** 761. **** 796. Zupa, llanura de, +u+ 906. Zurawno, Tratado- de, ••• 601. Zurich, • 190. u•+ 869, 896, 992. 1083. zuro.o, º** 1016. Zurzach, * 173. Zweibrück:en (v. Deu:r-Pants). ZwoNIMIR, rey croata, • 112.
i 1 1
1
(j_j
1
® ()
i
(//
if
-:..:./
;¡
r 1
'
il
'I1 1¡
J
(D
()
-:-e:_,
,,
--}
¡i'