1 COMPARACIÓN Y MÉTODO COMPARADO Giovanni Sartori La
cuestión es la siguiente: ¿Cómo comprobar, o demostrar que es f alsa, un a generalización?
La
política comparada se presenta como tal, sólo cuando las comparaciones se vuelven, de
implícitas y causales que eran, explícitas y sistemáticas. Procediendo por orden, la primera pregunta es: ¿por qué comp arar?
La
segunda, ¿qué es comp arable? Y por último, timo, ¿cómo
comparar? ¿Por qué comparar? ¿Para qué sirve? La respuesta es simple: la comparación es un método de control. Grosso Modo, las ciencias del hombre se valen de cuatro instrumentos o técnicas de
comprobación. Siguiendo un orden de͞fuerz
de control decreciente, ell as son: 1) el método ͟ experimental; 2) el método est adístico; 3) el método comp arado; 4) el método histórico. 1)
Es
a
el método más seguro, el más s atisf actorio, pero de difícil aplicación en Cienci a
Política. 2)
El instrumento estadístico
posible.
La
constituye una técnica de control a utilizar toda vez que sea
dificult ad no reside únic amente en que se requieren gr andes números.
La
gran dificultad posterior es que en materia política y social, los datos susceptibles de un tratamiento estadístico son de validez y atendibilid ad sospechosa. La validez es que se esté midiendo el concepto que yo quiero medir y que se an exactamente iguales. 3)
La
comparación es, pues, el método de control en el cu al estamos
obligados
a
refugiarnos las más de las veces. Cu ando el experimento es imposible, y cu ando f altan datos pertinentes y suficientes p ara un tratamiento estadístico, no tenemos opción; debemos comparar (o verific ar si es f also) comparando. No debemos confundir m ͞ étodo comp arado con͞comp aración estadística,͟ un a cosa son las reglas de ͟ control estadístico y otra cosa las reglas de control comp arado. El método comparado es muy posible de h acer porque no se necesitan muchos casos. 4)
El
método histórico es el más débil, tanto es así que muchos sociólogos y políticos ni
siquiera lo toman en cuenta. El problema no consiste en si l a historia es una fuente de preciosa de datos que se pueden alcanzar; no hay duda de que lo es. Las perplejidades surgen sobre el cómo cómo; cómo utilizar el material histórico para nuestros fines, que son: fines de control. El problema del método histórico radica en que cada concepto debe estar bien analizado en su contecto Comparar es confrontar una cosa con otra; pero si se
ambiciona
controlar, entonces la
cuestión inmediata es: ¿qué cosa controlamos?, ¿controlamos leyes? Definamos ley así:͞ un a generalización desprovista de poder explicativo que expresa una regularidad. P arangonar ͟ sirve para controlar (verificar o f alsificar) si una generalización (regularidad) se corresponde con los caso a los cuales se aplica. Se entiende que comp aramos por muchísimas razones. Para s͞itu
ar,
p ara aprender de las experiencias de los otros, para tener término de p arangón, para ͟ explicar mejor, y por otros motivos. Pero l a razón que nos oblig a a comparar seriamente es el
control.
2 ¿Qué es comparable?
Manzana y peras: Manzanas y peras son comparables respecto aquellas
a algunas
propiedades ʹ
que tienen en común- y no comp arables respecto a otras. De este modo, manzanas y
peras son comparables como fruta, como comestibles, como entidades que crecen en los árboles; pero no son comparables, por ejemplo, en cu anto a su forma. En principio entonces l a pregunta siempre se debe formular
así:
¿comparable (bastante similar) respecto
propied ades o características, y no comparable (demasiado distinto) respecto
a
a
qué
qué otras
propied ades o características? Puede concluirse que comparar implica asimilar y diferenciar en los lí mites. Si dos entidades son iguales en todo, en tod as sus características, es como si fuesen la misma entidad, y todo termina
ahí.
A la inversa, si dos entidades son diferentes en todo, entonces es inútil
compararlas , y del mismo modo todo concluye aquí. Las comparaciones que sensatamente nos interesan se llevan
a
cabo entre entid ades que poseen atributos en parte compartidos
(similares) y en p arte no compartidos (y declarados no comparables). Clasificar es ordenar un universo en cl ases que son mutuamente excluyentes, es decir, es establecer similitudes y diferenci as. Con mayor precisión, dos objetos que pertenecen
a la
misma clase son más similares entre sí ʹrespecto al criterio de asignación preseleccionadoque los objetos que pertenecen similitud muy elásticos.
La
a
otras clases, lo que nos dej a, en principio, con grados de
regla máxima es que mientras menor es el número de las clases,
mayor será la variación (disimilitud) intr a- clase. A la inversa, mientras mayor es el número de las clases, menor es su variación interna. Aún con cl ases pequeñas los casos clasificados conjuntamente no son jamás del todo iguales. Es competencia de quien clasifica decidir hasta qué punto sus clases deben ser inclusivas (pocas y con redes anchas) o bien discriminantes (estrechas). Lo
esencial, repito, es que l a pregunta ¿ ͞qué es comp
comparable ¿en qué as pectos? En esta óptica
arable?
se a siempre formulada así: ͟ peras y manzanas son, en muchos aspectos
(propied ades), comparables. Característi cas del método comparado Sincr óni co: Se tiene que d ar en un mismo tiempo. Homogénea: Se deben comp arar cosas de una clase siempre igual, de una misma clase. Diferencia entre el método comparado y el método hist óri co El
control comparado suele hacerse a lo largo de una división horizontal, es decir, en términos
sincr óni cos.
En
política comparada, confrontamos casi siempre unidades geopolíticas, o
procesos e instituciones, en un tiempo igu al, o mejor, que se considere igu al. Por el contrario, el control histórico es diacrónica. Si el método comparado se desplieg a horizontalmente, el histórico refiere
a la f acilidad
asume
una dirección longitudinal.
La
segunda diferencia se
para encontrar los datos. En política comparada lamentamos con razón
que los datos (casos) que nos h acen f alta no existen o son insuficientes e in adecuados.
La
3 documentación histórica, en cambio, es la que es. A este efecto el control histórico choc a contra un obstáculo que resulta insuperable, y que por cierto limita en gran medida su aplicabilidad. El
método comparado se ha globalizado, comienza
etc).
La
a aparecer
nuevos casos (oriente, Japón
globalización de la política comparada trae problemas ya que se compara países con
cultura y contextos diferentes que hacen dificultoso el estudio. Lo esencial es hacer buenos conceptos, o sea, formar conceptos que pued a ser comparable. Para eso es importante hacer una clasificación, se hace para precisar los conceptos. Para tener buenos datos (casos) debo tener buenos conceptos. En tal sentido, la conceptualización es fundamental para este fin. La
clasificación debe ser exhaustiva, es decir que deben existir todos los r angos para verificar
un caso, ejemplo: Genero= Hombre/Mujer; y t ambién ex cl usiva. El perro- gato: Trata de los errores que se cometen en un a investigación. ¿Cómo n ace el perro-
gato? Nace de cuatro fuentes que se refuerz an un a con otra: I) Parroquialismo: Tr atan de los estudios de un solo p aís (de un solo caso) in vacuo, que pura y simplemente ignoran las categorí as de
análisis
pertenecientes
despropósito términos f abricados conceptos
a la
a
a
teorí as generales y que entonces
adoptan
con
medida y, al mismo tiempo, sin medida. Es decir, crean
medida del investigador; II) el clasifi car incorrectamente; III) Grad ualismo: es
producto del abuso que pueden extenderse sobre un continuum de más-menos. De este modo no hay sanos o enfermos, sino más o menos sanos-enfermos. Tr atar de medir que democr acia es mejor que otr a es muy difícil. IV) Alargamiento de conce pto: es cuando se utiliz a un concepto para llamar todo igual, ej: Democracia: Democracia Comunista, Democracia Occidental, Democracia Ateniense, etc. Con el perro-gato el control comp arado se vací a de utilidad. Mientras más producimos perrosgatos, menos capaces somos de generalizar y verificar (o f alsear) sobre cualquier cosa. Reglas y ex ce pciones
¿en qué medida una regla puede soportar excepciones? Comencemos sosteniendo que si un a ley o regla es concebida d ͞ eterminístic
amente,
entonces un a sola excepción es suficiente ͟ para refutarla. Pero las leyes de las ciencias sociales no deben concebirse determinístic amente, es decir, siguiendo l a fórmula: si está dada la causa entonces está dado el efecto.
En
las
ciencias sociales, no es válida la determinación causal, sino la indeter minaci ón causal .
En
efecto, estamos habituados p ͞ rob
a
decir que nuestras generalizaciones, nuestras cuasi-leyes, son
abilísticas.
Si se tr ata de probabilidad en el sentido estadístico y matemático del ͟ término, entonces estamos haciendo trampas en el juego, porque l as leyes estadísticas son
justamente leyes estadísticas; no leyes en el sentido que nos interes a, es decir, generalizaciones (regularidades) ex pli cantes que implican un scire per causa, una comprensión fundada sobre causas. Cuando decimos que l as leyes de las ciencias sociales son probabilísticas decimos sólo que son l͞ey de tendenci
a.͟ Lo
que no resuelve p ara nada el problema que en verdad debe resolverse:
cómo considerar las excepciones.
4 En la
medida en que l as leyes en cuestión no son deterministas, se deriva que una o pocas
excepciones las debilitan pero no son suficientes p ara refutarlas. Un primer modo de afrontar el problema de las excepciones es reducir el ámbito de aplicación de una ley precisando mejor las condiciones. Otra manera de proceder es reformul ar un a ley de t al modo que se pued an incorporar las excepciones en su mism a formulación. Solamente después de haber seguido l as dos estrategias hasta agotar sus posibilidades, una ley puede ser salvada explicando las excepciones con argumento ad hoc , circunstanciales. ¿Dónde están las leyes generales?
Obviamente no hay, ni puede haberlas, puesto que h asta hoy no hemos aclarado nuestras ideas sobre cómo formularlas, y
aunque
tuviésemos una ley en la palma de la mano,
producirí amos de inmediato un perro-gato. Hace tiempo propuse que un método capaz de relacionar universales y particularidades es organizar nuestras categorí as
a
lo l argo de escalas
de abstracci ón regidas por la regla de transformación (tanto en dirección
ascendente
como
descendente) por l a cual la connotación y la denotación de los conceptos está en rel ación inversa. De este modo con l a finalidad de hacer un concepto más general , debemos reducir sus características o propiedades. A la inversa, con la finalidad de hacer un concepto más específico ʹy entonces contextualmente más adecuados- debemos aumentar l as propiedades o características. El est udio del caso El
caso se elige expres amente o porque nos resulta útil para generar hipótesis o porque es
c͞ruci
al
a la hora de confirmar o no confirmar un a teorí a. Cu ando es así es claro que análisis ͟ de c aso y análisis comparativo son búsquedas complementarias que se refuerzan entre sí. Es
también claro que los estudios de caso en cuestión deben ser, para ser tales, i mplí citamente comparativos. Lo que no quita que el estudio de un solo c aso no pertenezca
al
método
comparativo. Un solo caso, aun tratándose de un caso crucial, no basta para confirmar una
generalización (aunque aumente su plausibilidad) y tampoco alcanza para refutarla (si bien l a debilita). Pero mantener la distinción entre case st udy y comparación no implica en modo alguno
que esta última sea, heurísticamente, superior al primero. Sólo establece que cu ando
se llega al control del conjunto, entonces l a comparación es útil.