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UN LIBRO PARA TODOS LOS ESPAÑOLES
HACIA UNA NUEVA ESPAÑA (DE¿LA REVOLUCION DE OCTUBRE A LA REVOLUCIÓN DE JULIO)
HISTORIA Y GENESIS DEL ALZAMIENTO NACIONAL
Por
FRANCISCO (TERCE (TER CERA RA ED ICIÓN
DE
COSSÍO
14 A 16 MILLARES MILLARES))
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5 PESETAS
MARTIRIO Y RECONQUISTA DE VIZCAYA
E P I S ODI OS
P UB L I C A D OS :
Mfim. im. 1.—Có 1.—Có m o fué to m ado ad o el Alto A lto de! León. » X.—Loa ce nta uros ur os de Es pa ña en el Pue rto del Pico. ■ J .—L .—La con qu ista de Retam ares por la columna colum na de CasteJ6a. > 4 —Asalto y defensa heroi heroica ca del Cuartel Cuartel de la la Mont Montaf afiia. > 5. - Cómo conquist conqui stóó Sevill Sevi llaa el General General Quei Que ipo de Ll L la n o . » 6.—T 6.—T ortu ra y salv ación ac ión de Málaga » 7.—P 7.—P o r qué qu é fué rojo Madrid. Mad rid. » 8.—iGuadala 8.—iGua dalaJar Jara, a, heroic her oicaa y mártir! mártir!
EPISODIOS DE LA GUERRA CIVIL P O R
LUIS
MONTAN
I L U S T R A C I O N E S DE c Q EA CH B»
MARTIRIO MARTIRIO Y RECONQUISTA RECONQUISTA DE VIZCAYA
EPISODIO
NÚMERO
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Episodios de la guerra civil, por Luis Montán I l u s t r a c i o n e s de de « G e a c h e *
Martirio y reconquista de Vizcaya LA RAZON DE LA SINRAZON Ya sé yo que esta pretensión mía no puede tener más justificación que aquella de la actualidad que apremia y obliga al escritor profesionalmcnte periodista, proyectado día tras día sobre el momento histórico en curso. Y por eso, aun sabiendo que todo intento de enmaocair la gran gra n epopeya que qu e es reconquista reconq uista de Vizcaya, Vizcaya, en un corto cuaderno de treinta páginas es una sinrazón histórica y literaria, me lanzo a ella solo con la razón de esa actualidad apremiante por causa y vuestra anticipada benevolencia a modo de escudo sobre el que habrán de estrellarse todo conato de crítica, inmerecida por la modestia de mi empresa que no aspira a más, sino a ofrecer una pequ pe queñ eñaa visión de conju co njunt ntoo de aquello aque llo que qu e fué grandi gra ndioso oso y m arav ar avi i lloso conjunto sobre los montes vizcaínos en armas. En la hora y momento de poner la pluma sobre el papel y com pone po nerr el prim pr imer er hilvá hil vánn sobre la reconq rec onquis uista ta de Vizcaya, Vizcay a, aún aú n Vizcaya Vizc aya no está reconquistada del todo. Y he aquí otro defecto que pudiendo redundarme en culpa, servirá para disculparme al poner de resalto la modestia de mi aspiración que hab¿a sólo de modo ctrounstancial y h .
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dicniento pueda servir de estimulo a las juventudes y confortación a los viejos e incapacitados para la lucha. Y siendo asi, se recogen en bu b u s páginas cuanto de más saliente en hechos de armas magnifica esta gloriosa reconquista vizcaína, y nos deja cumplidos con el lector y satisfechos con nosotros mismos. Por otra parte justifica este capítulo precedente el deber del autor de rendir, con respetuoso punto y aparte, y en vanguardia de todo dato episódico, un homenaje de encendido afecto y honda devoción al recuerdo de aquel que fué general en jefe de los Ejércitos Nacio nales en el frente de Vizcaya y muñó en los servicios de la guerra: al general don Emilio Mola Vidal, cerebro vigilante y brazo ejecutor sobre los triunfos de España en tierras vizcaínas. Quede, pues, en lo más alto y visible de este pequeño frontis picio pici o su nomb no mbre re como u n a ejecu eje cutor toria ia de triun tri unfo, fo, de abnega abn egación ción y de patri pa trioti otism smo. o. Don Emilio Mola Vidal. Héroe de España. Soldado ejemplar. Español excelso. General en jefe de los Ejércitos Ejérc itos del Norte. « ¡ Pres Pr esen ente te I
LA TOMA DE OCHANDIANO Cuando el Mando ordenó la gran ofensiva sobre Vizcaya, en poder de las hordas soviéticas y controlada por los jerifaltes separatistas, d frente nacional nacional se fijaba en los aledaños de Villare Villareal al de Alava, Alava, por p or el Sur, Su r, y en las afuer afu eras as de O ndár nd árro roa, a, p or el Norte. Nor te. Villarreal de Alava está situado a quince kilómetros de Vitoria, es decir que las fuerzas rojas se encontraban a las mismas puertas
__ __ 7 y vaguadas, fiaban más en la defensa natural que les ofrecía el terreno que en el propio poder de sus armas. Fué el primer propósito de los separatistas de Aguirfe romper el frente alavés de Villarreal y lanzarse a la conquista de Vitoria. El mismo Aguirre fué personalmente a preparar y dirigir la ofensiva so bre Villarreal Villa rreal acumu acu mulan lando do en Ocha Oc hand ndian iano, o, conve co nvertid rtidoo en Cuar Cu artel tel Ge neral, cuantos elementos de guerra pudieron reunirse en toda Vizcaya. Por tres veces repitieron la intentona largando sobre Villarreal to neladas de plomo por la' boca de sus cañones y las homicidas palan cas de su aviación, y pretendieron avanzar los gudaris a la protec ción de las sinuosidades y quebraduras del terreno; pero en todas ellas fueron duramente rechazados a pesar d
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semicírculo en la plaza de VSlarreal de Alava. El comandante les arengó: «Para «P ara aprovisionar la la posi posición ción se necesi necesita ta un voluntario. |Po |P o r España y por aquel puñado de soldados que nos esperan! El que quiera ir que dé un paso al frente». Y ciento noventa y dos hombres dieron a un tiempo aquel paso de alta cjemplaridad. Pero de entre ellos hubo uno al que la impa ciencia y los conocimientos del deber alargó de tal modo el tranco, que quedó despegado de la fila y en situación avanzada. El coman dante se fijó en él: — ¡ T ú l ¿Quién ¿Qu ién eres? —Zaba Za bala, la, mi coma co mand ndan ante. te. —¿E — ¿Est stás ás dispuest disp uestoo a ir? —Soy vizcaíno vizc aíno,, mi coma co mand ndan ante, te, y creo que a mi debe corresponcorres ponderme ese honor. —¿Sa — ¿Sabes bes conduc con ducir? ir? —Sí, mi coman co mandan dante. te. Se le preparó un coche de turismo. En él se metieron dos ame tralladoras, cintas, cajas llenas de cargadores, fusiles y unas viandas. Zabala saltó al volante. Puso la puesta en marcha, desembragó, y antes de pisar el acelerador, sacó por la ventanilla la cabeza y gri tó:: ¡Viva España tó Esp añaII Zabalita—se Zabalita—se tratab trat abaa del del famoso famoso jugador juga dor de fút bol del Athletic Ath letic de Bilbao, Zaba Za bala la—, —, despedid desp edidoo p o r un clamor clam or de entusiasmo unánime, se perdió por la primera curva del camino. Desde las afueras de Villaneal se oyó un tableteo intenso de ame tralladoras y fusQes. —¿P — ¿Pas asará ará?? ¿Log ¿L ograr raráá pasar pa sar?? —]Y —] Y a le tiran tir an!! ¡Ya le tira ti rann a Zaba ZabaA Aa! Fueron toes cuantos de hora de mo>rta2 angustia los que esperaron en Villareal. Y al fin el coche con Zabala al vedante, apareció en triunfa
Le colgaba la presilla de una de las hombreras. —E —E s a pres pr esill illa.. a.... —Un —U n a b a la me la debió deb ió romp ro mper er.. Se la arrancó de un tirón y continuó firme, sólido y magnifico, cua drado delante de su superior. Un aire die fuerte heroísmo le envolvía. —¿E — ¿Est stáá suficien sufi cienteme temente nte aprov ap rovis isio iona nada da la posición? —Ellos —Ello s di dice cenn que qu e sí. Pero Pe ro yo lo he visto y h a rían rí an falt fa ltaa dos do s nuevo nu evoss viajes para llevarles lo que necesitan para resistir bien hasta mañana. El enemigo le tienen cena y Ies tira mucho. —¿Dos — ¿Dos viajes via jes más? ¿Irí ¿I rías as tú? —Soy —S oy yo el que qu e p id idoo ir. Se cargó de nuevo el coche e hizo los dos viajes, mejor dicho, sólo pudo pu do hace ha cerr dos. do s. E l regreso del de l tercero terc ero bord bo rdeó eó y a la trag tr aged edia ia casi in evitable. Se le esperó durante das horas. El coche no votvía. —Ha —H a n m atad at adoo a Zaba Za balit lita. a. —No, —No , no. no . No h a y que qu e desesp des espera erar. r. —Es q u e vivo viv o a ese no le cogen. —Espe —Es perem remos os aún. aú n. Cerca de las dos horas y inedia se escuchó por los parapetos y trincheras del N. O. un gran vocerío. Un guipo de soldados entraba en el pueblo llevando en hombros a un hombre que se balanceaba, roto como un pelele. Era Zabalita. Llegaba todo destrozado. El pan talón noto, la guanera rasgada, eJ rostro lleno de arañazos, una mano tintada en sangre. En un supremo esfuerzo se desprendió de sus porta dores. Dió Dió un sallto y quedó q uedó cuadrado cuad rado nueva mente frente al coman coma n dante: —Hech —He choo el aprov ap rovisio isionam namien iento. to. Mi coma co mand ndan ante te,, a la orde or den. n. —¿Y — ¿Y el coche? —Al —Al ir h a d a la posición posic ión me lo aguj ag ujer erea earo ronn p o r quin qu ince ce o veint ve intee sitios, pero pude llegar. Al volver le tiraron a las roedlas, hasta que le
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lamentos. Me rasqué'¡un, pooo can unas matas. Y aquí estoy .La po sición puede resistir ahora. El comandante abrazó estremecido a Zabalita: —E —E j e s un b ravo ra vo,, much mu chac acho ho.. Es este uno de los muchos heroísmos a cargo d!e nuestros saldados que precedieron al gran, avance sobre Bilbao, conseguido cuando el Mando lo creyó oportuno, sin impaciencias ni improvisaciones. De cuatro fuertes cokimnas disponía el general Mola para inicial su victoriosa ofensiva que había de cristalizar más tarde coa la victorio sa reconquista de Vizcaya: la del Norte, que iba por la costa; la del Sur, estacionada estacionada en Qrduña Qrd uña y dos central centrales es que debían de atacar a Vizcaya por aquellos puntos donde las circunstancias aconsejaran. De ellas la que primeramente atacó a fondo fué la formada en el sector de Villaneal, e integrada por todos los modernos medios de com bate ba te de que qu e pued pu edee di dispo spone nerr u n Ej Ejér érci cito to en nues nu estro tross días. Sabían, como ya dijimos, que el presidente Aguare había concen trado lo mejor de sus hombres en Oahaiufiano y que aquí el mando rojo tenía instalado su cuartel general con el fallido propósito de ir contra Victoria y Alava y hacia Ochandliaino dirigió su ofensiva Mola, y en este pueblo alcanzaron su primera conquista y su primer gran triunfo las fuerzas nacionales. Las hordas separatistas pegadas a las quebradas de aquel terreno abrupto, se habían preparado convenientemente paxa intentar resistir ouailquier ofensiva nacional. La cannetera de Villameal a Ochaodiano había hab ía sido sido cortada e interceptada por un grues gruesoo muro de mampos mamposté téel ela, a, de unos cuatro metros de alta, con aspilleras y ¡plataformas superiores pa p a r a las la s amet am etra ralla llado dora ras. s. Los flancos del camino eran un vivero de paiiapetos y trincheras. La simple contemplación de aquel alarde defensivo da un vigor y un realce insospechados a la gran epopeya con que los ejércitos nacionales
táo táoo, trna tar taravara va ra y un desprecio a la vida, que eran por po r sí so softo tu tu ¿ndledmable anuncio de victoria definitiva. Rotas Jas primeras líneas rojas par los narioaaJes, éstos se encon traron frente a frente sólo coa el terreno montañoso, desde cuyas camas par p arap apet etad adoo s en los árbo ár boles les y en las sinuosidades del terreno los gudaris lesh acían un nutrido fuego inten tando oponerse tenazmente a l a marcha de nuestra columna. Camino de Ochandiano las fuer zas nacionales nacionales abiertas abie rtas en amplia amp lia ala, ocupan aproximadamente un área de cuatro kilómetros. Fué a la misma entrada de este pueb pu eblo lo dond do ndee tu tuvo vo lu lugg a r l a bata ba tallllaa definitiva, defendiéndose los sepa ratistas rojos a cubierto de las pri meras casas deJ poblado y en ca seríos próximos, pero la acertada acción de nuestra artillería abrió pron pr onto to paso pa so a la in infa fant nter ería ía,, y al enemigo rebasó en su precipitada huida el casco de la población, en la que al entrar las tropas nacionales, ya vieron ondear en balcones y ventanas lienzos y sábanas en señal de rendición. La desolación reinaba por todas partes. Los escasos habitantes que en Ochandiano habían quedado—ancianos, mujeres y niños—salían al paso pa so de nues nu estra trass trop tr opas as y se abra ab razz a b a n a las pi pier erna nass d e Jos Jo s soldadlos soldadlos en pru p rueb ebaa de sumisión. Los rojos separatistas habían hecho en Ochandiano, como en otros
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La Iglesia de Ochaodiano, convertida por los rojos en almacén de víver ví veres es,, ofrecí ofrecíaa un aspect aspectoo de profanación profanación y saqueo que paralizaba d ámiimo. Las imágenes arrebatadas de sus allanes, las hornacinas vacías, el altar mayor desmontado, con un aspecto de mostrador dé taberna, por po r el q u e se h a b ían ía n arra ar rass tra tr a d o las la s m ayor ay ores es inmun inm undic dicias ias,, y a sus su s es es pald pa ldas as,, sobre sob re el m uro ur o prof pr ofan anad ado, o, a b iert ie rtaa a fuerz fue rzaa de pi pico co,, u n a venven tánica, por la quie entraba una agónica luz de atardecer. Sólo ol gran órgano se conservaba intacto. La misma ignorancia de las hondas le había salvado. El mismo saqueo observado en la Iglesia se veía en muohas casas ded pueblo, especial mente en Capillas que tenían, por su buen bu en aspec as pecto to,, traz tr azas as d é h a b e r es tado habi habiit itaj ajddas por p or personas person as pu pu dientes. Detrás de lia Igfllesia había una pequ pe queñ eñaa pl plaz azol olet etaa h a b ilit il itaa d a p a ra esteocotero, que daba a pleno cam po. po . E n ella ell a era er a domdíe los asesinos a sfuojdo de Moscú ejecutaban sus sentenoias. A ella nos llevó un viejo diel pueblo, y señalándonos con el dedo unas rosetas grises, abiertas sobre lias piedras die la sillería del templo, nos dijo: —¿Ve — ¿Ve uste us ted? d? E sto st o es üa seña se ñall d e las la s balas ba las.. Aquí Aq uí traí tr aían an,, p o r las noches, a fusilar a los señores. Desdé el pueblo se oían las descargas dle los fusiles, primero, y el sonido del tiro de gracia, después. La toma de Ochandiano no fué el gran choque que se esperaba, por po r la franc fra ncaa huid hu idaa que los rojos rojo s pusiero pus ieronn al victorioso victorios o avan av ance ce de
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éste. Aquéllos, fué tal la rapidez de nuestro avance, no tuvieron tiempo para llevarse, en su retirada, material y depósitos de víveres; y en un pinar próximo al pueblo, por donde había construido una nueva carretera camuflada por los pinos, para librarse de los ataques de nuestra aviación, habían abandonado, con armamento, víveres y suministros, un extenso campamento completo de casas desmontables de madera, capaz para el alojamiento de cuatro mü hombres.
DURANGO LA MARTIR . La conservación de Durango tenía para el Gobierno Aguirre una verdadera importancia tanto estratégica como moral, ya que no hay que olvidar que Durango era la segunda capital de Vizcaya y que por su situación situa ción geográfica, próx pr óxim imaa a Bilbao Bilb ao al que qu e la unían un ían g ran ra n des medios de comunicación, constituía un verdadero portón para el avance y una gran plaza para la retaguardia de un gran Ejército invasor. La misma proximidad a Bilbao facilitaba ál Gobierno Aguirre el ir amontonando en Durango cuantos medios para la defensa necesita una ciudad para sostener y aun repeler cualquier durísimo ataque. La confianza del Gobierno vasco en que Durango no sería tomado por los Ejércit Ejé rcitos os nacion nac ionales ales era er a tan ta n gran gr ande de,, que sus mismas Radio Ra dioss oficiales estuvieron pregonando hasta horas antes de su reconquista que las tropas de Mola se estrellarían frente a Durango y no entra rían. Pero esto es lo que decía la Radio vasco-separatista. En el campo ocurría cosa muy distinta, y en la ciudad también. El ímpetu y el entusiasmo de las fuerzas nackmaks eran tales, que nada, era capaz a detenenles en su .triunfal mancha hacia Dmango. Los batallones separatistas, derrotados, llevaron a Durango la seguridad de que la
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mientras otros eran evacuados a viva fuerza. A este desconcierto, pre sagio de de d e n o ta, ta , 9e unieron tos exce excesos sos de los propios milici miliciano anoss rojos, rojos, que antes de abandonar la ciudad se dedicaron a asesinar a muchas de las personas de derechas que aún tenían en la cárcel, y a requisar y robar cuanto de utilidad y de valor aún había sido respetado en Durango. Una hora antes de que nuestra Infantería, con falangistas y r©quetés, hicieran su triunfal entrada en Duirango, llegaron a éste un grupo gru po de gudaris, procedentes de ,un batalló b atallónn diezmado en las cerca nías de la población. Llegaron corriendo a pleno pulmón, destroza dos, rotos, con el terror retratado en el semblante. — ¡Qué y a están est án a h íl [Qué y a está es tánn a h íl |Qu |Q u e vienen viene n detrá de tráss de nosotros. Este fué el grito de alarma y de sálvese el que pueda entre los milicianos que habían quedado guarneciendo Durango y encargados de su defensa. £1 general rojo Llano de la Encomienda, que se en contraba en Durango, ordenó el fusilmiento inmediato de los citados ocho gudaris y envió dos batallones de refresco a la parte S. E. de la ciudad con la consigna de contener el asalto nacional. Pero mientras tal encargo daba a sus tropas Llano de la Encomienda, él con su Estado Mayor y otros conspicuos separatistas cogían sus coches y abandonaban precipitadamente Durango con dirección a Bilbao. Los dos batallones rojos contuvieron a gran número de gudaris fu gitivos en su marcha hacia Durango y unidos a ellos intentaron de tener el avance de los nacionales. El combate duró escasamente una hora. Castigadísimos los rojos por las andanadas de nuestra artillería y la acción constante de la aviación, su situación fué haciéndose com prom pr ometi etidí dísim sima, a, a l extre ex tremo mo q u e salió u n enlace enla ce hacia ha cia Dura Du rang ngoo pana pedi pe dirr a Ll Llan anoo de la En Encom comien ienda da el envió de refu re fuer erzo zos; s; pero pe ro la sor sor del enlac tu límites al llega la ciud ci udad ad ter
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cia Bilbao. En Durango ya no quedan apenas fuerzas, y de no re tiramos corremos el peligro de ser copados. El comandante dió orden a los gudaris de replegarse, cosa que hicieron desordenadamente y maldiciendo de la cobardía de sus so peñones. L a versi ve rsión ón qué qu é he reco rec o gido en el mismo Durango es la de que el comandante fué el único que no huyó. Vió cómo escapaban sus soldados y dijo a un oficial que luego fué hecho prisionero, herido po p o r n uest ue stra rass tropa tro pas: s: t - Y o , aunq au nque ue equivocado, .sé .sé cumplir como un miUiitax. Teodáó Ja mano al teniente: —Uste —Us tedd márc má rche hese se tambi tam bién én,, que qu e yo me quedo. Instantes Insta ntes después eI eI comandante ae levantaba la tapa de los 9esos, de un pistoletazo. El paso de las columnas rojas fugitivas por Durango fué algo de espanto. Iban quemándolo y destrozándolo todo a su paso. Debajo dle unas techumbres de madera que rodean una. de las alas de la Catedral, había tabía amontonado un verdadero parque de munioionamJenito. No daba tiempo a los gudairis para nevárselo todo en su huida y antes de abandonarlo a beneficio del Ejército conquistador, el pa p a rqu rq u e fué fu é in ince cend ndia iado do y vola vo lado do p o r l a di dina nam m ita. ita . E n la menc me ncio ionad nadaa techumbre aún pudimos advertir nosotros, quince días después, los es tragos y desperfectos causados por las explosiones. La conquista de Durango por nuestras tropas tuvo el heroísmo de
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con las mismas tropas conquistadoras para, sofocar los incendios pro vocados jxxr las hordas soviéticas en su desesperada huida. En ]a Plaza Mayor de Durango, recién ocupado ésta, los falan gistas gistas de k s centurias de choque entonaron a coro su himno que fué acompañado unánimemente por el vecindario que había quedado es condido en sus casas y que al oír la victoriosa entrada de las tropas se lanzó a la calle en manifestación para vitonear a sus libertadores.
LA PEÑA DEL UDALA A LA BAYONETA Sólo presenciando las moles inmensas que forman los altos mon tes de Vizcaya, dándose cuenta de las naturales dificultades paxa su acceso y de ¿as defensas, al parecer, inexpugnables que sobre la roca viva les sirven de mesetas, se da uno cuenta de la gran epopeya que la conquista de Vizcaya con su enorme macizo montañoso representa paxa pax a u n Ej Ejérc ército ito.. El Udala, los Inchustas, Urquáola, Sollube y otros picachos más, tomados a la bayoneta por ¿as bizarras y heroicas tropas dle España, son cada uno de ellos un nuevo título de heroísmo para esos aguerridos soldados que foonan para nuestro país la primera infantería del mundo. La llamada Peña de Udala, señala con su conquista el primer triun fo, sobre la alta montaña, de las fuerzas del general Mola. Lo que pa recía inaccesible dejó de serlo, .y la Peña de Udala fué el anuncio fe liz de que como ella pasarían al dominio de la Nueva España otras canterías de la serranía vasca. Por ser la Peña dle Udala el .primer picacho que se oponía al paso dle las tropas libertadoras, la primera gran muralla natural, lo6 rojos separatistas fiaron enteramente en que bien defendida a sus faldas,
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No se can ca n tab ta b a, paca pa ca hace ha cerr esta es ta afirm af irmac ació ión, n, c o a las gran gr ande dess dotes do tes de estrategas de nuestros generales, ni con la abnegación, el entusias mo y el heroísmo de nuestros soldados. El ataque a la Peña Udala, iué algo de maravilla, tanto por la técnica como por el arrojo en él empleados. Nue N uest stro ross in infan fantes tes espe es pera raro ronn q u e la arti ar tille llerí ríaa y la aviac av iación ión des des mantelaran lias fortificaciones de la cumbre, sobre la que baterías y trimotores enviaron una verdadera lluvia de plomo. Ya destrozados tos parapetos y obligados los rojas a batirse sin más protección que la gran ventaja que su posición en las alturas les daba sobre los atacantes, éstos, bayoneta calada y con Itis cintos llenos de bombas de mano, emprendieron la ascensión, penosísima, por tres puntos distin tos. Desde arriba se les hacía un nutrido fuego de fusilería y ametra lladora. Pero esto no bastó a contenerlos en su ímpetu indomimable. Trepaban magníficamente escalonados y acompañando el esfuerzo con. vítores y canciones. Iban cara a lia muerte con el mismo optimis mo con que la juventud va cara a la vida. Nue N uest stra ra artil ar tille lerí ríaa ib ibaa abrié ab riénd ndole oless camino cam ino.. L as gran gr anad adas as estalla es tallaba bann a trescie tresciento ntoss metros metros de las primeras avanzadill avanzadillas, as, y ésta aprovechaba la humareda de Ja explosión que les ocaütaba a la vista d)el enemigo para forzar el avance, sallando de piedra a piedra, aprovechando cualquier arbusto para taparse dJed tiro d e los fusiíes y ametralladoras rojas. Las tnes alas de nuestras fuerzas llegaron a un tiempo al alto. Bien paga pa gada dass a la tierra tie rra hicieron, hicieron, u n a oortL oortLna na d e fuego con fusiles y m áqui áq ui nas automáticas para esperar a que llegaran las segundas y terceras linireis de escaladores y tomar al propio tiempo un poco de reposo, y cuando eü enemigo, más seguro parecía tener que de allí no pasarían I06 infantes de España, éstos, a las órdenes de ataque, se lanzaron a fondo sobre las alambradas, que cortaron, y al grito de ¡Viva España! a machetazos y con bombas de mano desalojaron a ios separatistas
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—¿F — ¿Fué ué fuer fu erte te la b a tall ta lla? a?— —He preg pr egun unta tamo mos. s. —¿Si — ¿Si fué fuerte fue rte?? S ilb il b aban ab an las la s b a las la s p a r a q u í q u e d a b a miedo. mie do. Y yo no sé desde donde tiraban con cañón al Udala; pero ¿usted ve toda esaparte de enfrente,-bajo las primeras piedras rojas? Puies eso es re tama. £1 verde está debajo. Lo que hay encima encima san castaños castaños y enemas enemas ñutas. —¿R — ¿Res esist istier ieron on^^ m ucho uc ho lo loss rojos? —Los d e aqu aq u í a b a jo m u y poco po co.. Lo Loss d e a rrib rr ibaa a lg lgoo más m ás.. P o r detr de trás ás,, po p o r a q u e l Dado de allá al lá y p o r a q u í enfr en fren ente te tre tr e p a ron ro n 'los 'los reque req ueté tés, s, fa fa langistas y soldados, y por esta parte de aquí es por donde huyeron los social socialist istas as que qu e estaban e staban amiba. P a r detrás de trás del caser caserío ío iban ib an coniendo conie ndo,, dando gritos. —E —E s q u e parec pa recee m enti en tira ra q u e desde de sde u n m onte on te como com o é l U d a la se pueda, h u ir, ir , p a r coba co bard rdee q u e sea; p o rqu rq u e h a s ta llega lle garr a rrib rr ibaa ... .. . —Eso —E so es 4o q u e yo creía cre ía.. P ero er o si u sted st ed llega lleg a a v e r cómo cóm o trep tr epab aban an los requetés y falangistas. Parecían corzos. Y en aquella rampa casi se matan dos. Iba subiendo un falangista y un requeté. El requeté res baló ba ló y se desp de speñ eñóó roda ro dand ndoo . Vedlo Vedlo el fala fa lang ngis ista ta y deja de jars rsee caer ca er,, senta se ntado do,, detrás de él, para ayudante, fué todo uno. Pairaron Aos dos ahí abajo, jun ju n to a las la s encin en cinas. as. Y d o se hicieron nada. —¿Y 00 quedará ya nadie ahí amiba? ----- Aún puede que queden; porque eso es muy grande y hay en algunos sitios mucho bosque y ouevas muy grandes. Ayer, por aquí mismo, bajaron diez y siete socialistas de los que se habían, quedado escondid escondidos. os. Se quedaro qu edaronn aquí aq uí en e n la cama camate tera ra.. sin saber qué hacer. H asta que pasaron dos camiones y se 'los ¡llevaron hada Durango paja. en tregarlos. —¿ — ¿ H a b lar la r a n contigo? contigo ? —Yo —Y o 00 quise meterme en U06 y los vi desde detrás de esa certa de piedra. Pero iban rotos que daba pena verlos. —Y cuan cu ando do lo loss nacda nacdana nalie liess llega lle garo ronn a m ib iba. a.
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LOS ALIENADOS DEL MANICOMIO DE SANTA AGUEDA Los 'reducidos ¿imites de este cuaderno nos obligan, como ya apun tamos, no «5úo apartamos de todo orden cronológico en fe marcha con quistadora die los Ejércitos nacionaies, simo a dar de Jodo otras ac ciones heroicas heroi cas pana a/tender a/tender sola so la mente a aquello que por su signi ficación., mejor puede dan al lector la técnica de la acción bélica y de la moral cívica de los dos ejércitos en lucha. Y así iremos ahora, ya en .plano .plano Uaim aimado ado d e m aniob an iobra, ra, a la toma del puebló de Santa Agueda, en la que las hordas soviéticas pa tentizaron »na vez más, su falta de escrúpulos morales. La conquista de Samt Samtaa Agueda Agueda □o se caracteriza por su intensidad en la lucha. Los rojos apenas si resistieron. Los que habían cedido ail paso fakiiifador dfel Ejército del Norte Nor te en pl plen enaa m onta on taña ña,, dond do ndee el terreno les les brindaban brindab an Jas mejore mejoress ayuda ay udass y colabora colaboración ción,, mal podían p odían re sistir en pilon pilonaa llanura llanu ra dond do ndee él triunfo tenia ten ia que q ue disp ispofca fcanse en iguadd iguaddad ad dé condiciones. En Santa Agueda existe él famoso manicomio del mismo nombre,
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nuestra aviac aviació ión, n,,, al ser aquel convertido co nvertido en e n parq p arque ue cuartel, cu artel, ge colocar colocaron on en ventanas y balcones unos grandes lienzos con la cruz roja, pimtadá en ellos, y detrás de los liemos, bien ocultas, varias ametralladoras au tomáticas, modelo ruso, con las que comenzaron a tirar a las fuerzas nacionales cuando éstas llegaron a la vista de Santa Agueda, y a res pe p e tar ta r en sus di disp spar aros os d e artil ar tille lerí ría, a, el edificio edifi cio dond do ndee tan ta n espl es plén éndi dida da mente lucían los símbolos de la caridad nmivecsal. Durante cerca de un mes los pohres dementes de Santa Agueda, quedaron en d más trist tristee abandóno, deambiüand deambiüandoo por el pueblo unos unos,, sin alimentos ni casa donde guarnecerse, porque se les temía, y otros se internaron en líos montes y a algunos incluso se les dió un fusil y se lies envió
LEQUEITIO Y MARQUINA La amplitud de la ofensiva nacional sobre Vizcaya era de tal ín dole que todas las columnas que integraban el Ejército del Norte ac tuaban al unísono, cumpliendo todas a un tiempo sus respectivos ob jetivos. jetiv os. Y así nues nu estra tra acción no qued qu edab abaa limita lim itada da a los avance ava ncess por po r
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Otra parte también hubiese sido inútil, dado ét Ímpetu cari que las narwwaW hadan su entrada en ella, tras poca resistencia, entre las aclamaciones del vecindario y los vivas al Ejército libertador. Los rojos de Lequeitio huían por la carretera costera en busca de Dermeo, mientras Lequeitio se engalanaba en cosa de una hora, como en sus mejores días de fiesta, con banderas y colgaduras nacionales. La columna nacional que había conquistado Lequeitio se internó, abandonando el litoral, y se dirigió contra Marquina, una de las ciuda des donde el separatismo vasco más arraigado estaba. Marquina ofreció más resisten cia a las fuerzas de Mola que ha bla bl a ofrecido ofre cido Leque Le queitio itio.. Lo Loss sepa se pa ratistas de Marquina, temiendo por descantado que también su ciudad 9e¡ría ganada para España, abando naron sus alrededores y se dispusie ron al saqueo y al incendio para dejar Marquina converticda en un montón de ruinas paxa el Ejército conquistador. £1 mando separatista obligó igualmente la evacuación de la ciudad al vecindario de Marquina, que marchó en su mayoría hada Bermeo y Bilbao; pero los que pudieron escapar a la vigilancia de los marxistas se ocultaron en los caseríos próximos del monte, y tan pronto como los nacionales entraron en Marquina volvieron a ésta, portando sobré sus espaldas cuantos enseres ies habían acompañado en su huida, cuyo tiempo de duración no podían sospechar. Así al poner pie nues
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iGUERNICA! Todo el orgullo histórico del separatismo vasco se concentraba en Guemica, sede de sus Fueros y escena en la que se levantaba su fa moso Arbol, símbolo pana el vizcaitarra intransigente de unos femen
tidos derechos puestos fíente a frente y en pugna die desíeaitades, a la sagrada unidad nadoraal. Así, pues, la pérdida de Guermica para eS vasquismos esa un golpe martad «n orden a sus vanidades separatistas, y ante la seguridad de que Guemica tampoco seda obstáculo a oponerse a la triunfal marcha de los ejércitos de la Nueva España, en vez de defendíanla como homhres, la quemaron como asesinos para achacar luego la salvajada del incendio incendio y d e k destrucc destrucción ión a la acci acción, ón, siempre siempre respe respetuosa tuosa,, de las fuerzas nacionales, fieles ouinplüdianafi dle la consigna de la civilización aún en púena guenra. £3 Mando nadomal creyendo que Goienmca seda defendida, dispuso una acción' artillera sobre simples objetivos militares que habla de sea-
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para, atri at ribb u ir a muestra a/viarión*y a/via rión*y a nues nu estra tra arti ar tillller ería ía to todd a clase cla se de desmanes por ello6 oamctidos en Guecnica, con él fin de que al entrar en ella nuestras fuerzas, sólo encontraran una ciudad en ruinas. Tan pronto como se supo que nuestras trapas estaban a ocho kiló metros de GHeroica, Aguirre y sais secuaces se dispusieron a ordlenair la destrucción dle la ciudad. Para ello, según dediairaaianes de propios ve cinos cinos de Guecnica, Guecnica, unas una s patrull pa trullas as de mineros asturianos, mandados po p o r electricista electr icistass llegad lle gados os exprofeso exprofe so de Bfibao, se dedicaron a ir visi tando las plantas bajas de los edi ficios pon el pretexto de que iban hacer un tendido de cables para asegurar el fruido eléctrico de Guer rillea, caso de que las granadas dé la «artillería naraonal destrozasen el 1 1 tendido de cabLcs exteriores. Y de este modlo, casa sí y casa no, era ^ socavada pana meter en un hoyo una caja metálica conteniendo di namita conectada con unos cables. Ya hecho todo este criminal tendadlo interior que aseguraba poder voflar la ciudad en un momento de terminado, se esperó que las fuer zas namonalies se aproximaran, más a Guennúca, y cuando ya estuvieron en sus cercanías, se ordenó al vecindario a que abandonara la ciudad. —Tien —T ienen en usted us tedes es dos do s hora ho rass d e tiempo tiem po p a ra a b a n d o n ar el edificio; si d o lo abandonan, volarán ustedes can. él. Muchos no creyeron que taü salvajada pudiera llevarse a efecto, U
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a Dios los ancianos. Guemica iba estallando par sus cuatro costado3, mientras ila gente huía horrorizada, buscando las afueras de la po blación. Esta destrucción es la quie luego fué arteramente atribuida, a los ojos de! mundo civilizado, a La accáón> de la aviación nacional. Hay un precioso prec ioso detalle deta lle pl plan anam amen ente te acus ac usad ador or p a ra la vesan ve sania ia vasca va sca.. Y es e í de qu*e roo tuvo escrúpulos para destruir toda una ciudad, la falta de valor para c o n v e r t i r en ruinas aquello que era su orgullo y di fuero de su historia. Lo único que fué respetado, Jo único que en Guemica quedó em pie fué la Casa de sus Fueros y su legendario Arbol. Miuohos de nuestros bravos solidados al entrar en Guemica y ver aquel espanto de destrucción lloraban como niños. Estos son esos sol dados que según lias radios cojas, no respetan vidas ni haciendas.
ESPAÑA EN BERMEO A las conquistas de Lequetttio y Guemioa siguió la dfe Bermeo, pue blo pesca pe scado dor, r, cuyo cu yo puer pu ertf tfnn es ni nido do d e m ot otor oras as y sardin sar dinera eras, s, q u e em pena pe nach chan an la dárs dá rsen enaa con co n el hum hu m o blanco blanc o y espeso dle sus su s chimeneas. chime neas. Benmeo forma una hondonada entre los altos de Mundaca y el Sollube, y se abre a Los vientos del mar en un abigarrada» conjunto de naditas ocnes y morenas. En Bermeo, Dos separatistas pro tegidos por las baterías instaladas en ed Sollube, ofrecieron una seda Desistencia que fué vencida a costa dle eciroja y decisión. Gente dura y marinera, ib de Bemmeo, se
las jampas que van a dar a la ensenadla, y tras urna lucha, que llegó en ocasiones aJ cuerpo a cuerpo en las mismas afueras del pueblo, Es pa p a ñ a enib ibró ró victor vic toriosa iosa en Barmeo Bar meo,, busc bu scan ando do las la s hord ho rdas as m arxi ar xista stas, s, en su huida, la protección dle las frondosas alturas del Sollube. En Bermeo habla una nutrida colonia de veraneantes, que unida a los elementos populares, acogieron' a nuestros soldados con, un en tusiasmo y una cordiaJSdaxl emooomajite.
LUCHA EN LOS AIRES La batalla pama la conquista deü macizo del Sollube fué una dle ios más impootaivtes de la campaña del Norte, y su pcepairacián de arti llería y aviación, aJgo que supera a Has más duras accLooes dle la misma guerra europea. Recién tomado Bermeo, la aviación, roja, que no había hecho acto de presencia en varios días, apareció dle muevo pretendiendo burlar la acción de nuestros «cazas», pero el oeLo de maestros gloriosos aviadores fostró el intento rojo, obligando a éstos a aceptar lucha en el espacio que fué presenciada, con el ánimo suspenso suspenso por po r la emoción, emoción, por po r el vecindario de Benmeo. U n «caza» «caza» nacion nac ional al aim aimemeti emetióó aiudaz contra tres rojos. La pelea fué un espectáculo lleno de suges tión y d e belleza. belleza. Nuestro «caz «caza, a, con picados inverosímiles, sortean do el ataque de los tres enemigo», logró ganarles al fin en altura.. Lue go se dejó caer vecticaümenjte sobre de ell le pasó velozmente
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hrayeroo. El piloto azul se dedicó entonces a celebrar la fiesta de 41 triunfo rizando el rizo y acometiendo las más arriesgadas acrobacias, que los soldados de Espa Es paña ña y los vecinos vecinos c) c)e Ber Beran aneo eo acogían con hurr h urras as die entusiasmo y vitares frenéticos. U
BATALLA DEL SOLLUBE Entre las gránete batallas de esta guerra de reconquista, habrá de ocupar en la Historia de España una. primera plana esta de la con quista del Sollube, puerto montañoso en el que ed gobierno separatista vasco había amontonado sus mejoces batallones con la colaboración dle un escogido tercio de mineros llegados exprofeso de Asturias, para defendedlo, que geográficamente eran las mismas puertas de Bilbao. Los rojos intentaron defender el terreno palmo a palmo al abrigo de una escalonada línea de trincheras y sólidas fortificaciones, pero el empuje de nuestros combatientes era tal, que pronto hubieron de re troceder buscando el apoyo de las alturas del macizo, desde la que cogían con notoria des ventaja a nuestros sol dados en penosa y lar ga ascensión. Feoo na da annediró a éstos, que en medio de nutridas ráfagas dfe ameitialladora y fusilería fusilería lograron llegar, ya al anochecer,
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Esta era ad parecer la consigna, pero tas alturas dtei Sollube se to maron la misma noche gracias a un audaz golpe de mano puesto en prác pr áctic ticaa p o r dos do s vaüe va üent ntes es oficiales de Regulare Reg ulares. s. Estos ofidales tocados tocados con boinas y cubiertos cubiertos con sus capot capotes, es, apro ap ro vecharon la obscuridad para engañar a un centinela rojo, haciéndose pa p a sar sa r p o r oficiales ded ejérci ejé rcito to sepa se para ratis tista, ta, llegados llega dos de Bilb Bi lbao ao coa co a u n a consigna secresta para ed comandante de la posición. Por el centinela supieron la distribución dle las fuerzas marx&tas, y sümudando hiego el regreso a Bilbao, volvieron a nuestras líneas. Una hora después nuestras soldados copaban el campamento vasco y 9e ha cían dueños, ski una baja, de ks alturas del famoso Sollube y de un cuantioso botín de guerra. Cuatro batallones enemigos quedaron diez mados. El sol del nuevo día ifeuminó la bandera roja y gualda, clavada en lo mis aillo ded famoso trinquete vizcaíno.
LA DESTRUCCION DE AMOREBIETA Otra ¿nteoesainte dudad se. ofrecía a la conquista de las fuerzas de Mofla y Solohaga en su marcha hacia Bilbao. Era Amooebieta, de una gran importancia estratégica y que abría más al Oeste otro camino de acceso a fe. aapitad de Vizcaya. Después de la derrota de Durango, Oahandáano, Barmeo y Sollube, ed general rojo Llano de lá Encomienda tomó personalmente el mando de la defensa de Amonebieta. La orden recibida de Aguirre era. lia de no retoo retoooed oedar ar costase costase lo que costase, costase, y no fiando fian do l a suerte de d e AmorcAmorc biiet biietaa a la resistencia resiste ncia de los guda gu daris ris,, los mineros min eros astur as turian ianos os mina mi naron ron todas 9us entradas convirtiéndola en una plaza dle acceso dificülísiino. El oombate librado en sus aJTedtadones se inclinó, como siempre, a
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Manido oadanoS dle tan aminiosos propósitos, muestras fuerzas se limitairon a cercar Amorebieta durante vanos días y aprovechar las noches - paaa que unos cuantos heroicos voJutainos pemetraram sin ser vistos en ella, y tras ímprobos trabajos lograron desconectar y cortar los cables destinadlos a hacer estallair 'lias minas. Situadla Amotre bieta bie ta en u n a especie de hoyo, desde las por ciones ocupadas par los ncucionailies veían nues tros solidados arder lo m ejor jo r de d e Ha. ciudlad, ciud lad, sin pod p oder er p e n e trar tr ar en ella paira paira no caer ca er e n la cela c elada da que Jos Jos discípulos de Ru sia ¡les tenía ten íann prepara prep arada. da. Lias previsiones de nuestro Mando habían logrado que la incocpora ción de Amorebieta a la Nueva España se hiciera en condiciones de que no costase a ésta la vida de uno solo de sus heroicos hijos. La guerra se hace con las espadas, con la cabeza y también con el corazón.