La épica española La épica española eran largas narraciones en verso en las cuales se contaban las hazañas de los héroes nacionales y constituyeron o formaron lo que se conoce como cantares de gesta
de las mocedades de Rodrigo" y un fragmento del "Cantar de Roncesvalles". Otros han llegado a nosotros a través de las prosificaciones realizadas para su inclusión en las crónica, como el "Cantar de los siete infantes de Lara". El conjunto de catares de los que se tiene noticia, se pueden clasificar de la siguiente manera: Referentes a la pérdida de España: "Cantar de Rodrigo" Del ciclo carolíngio: "Cantar de Roncesvalles" "Cantar de Bernardo Carpio" De tema castellanos: "Cantar de Fernán González" "Cantar de los siete infantes de Lara" (o de Salas) "Romance del infante García" "Cantar de la condesa traidora" "Gesta de Ramiro y García, hijos de Sancho el mayor" "Cantar del cerco de Zamora" Cantar de la jura de Santa Gadea" "Cantar del Mío Cid" " Cantar de las mocedades de Rodrigo" Otros temas: "Gesta del abad don Juan de Montemayor" "Cantar de la mora Zaida" EVOLUCIÓN GENERAL Según Menéndez Pidal la evolución de los cantares tiene cuatro etapas: Período de formación, desde los orígenes hasta 1140. Son cantares breves (quinientos o seiscientos versos). Etapa de florecimiento o plenitud, desde 1140 hasta 1236. Se aumenta la longitud y se perfecciona con gran influencia de la épica francesa. Etapa de las prosificaciones, desde 1236 hasta mediados del si glo XIV. Donde los cantares sirven de base para las Crónicas, prosificándose. Época de decadencia, hasta mediados del siglo XV. Enorme crecimiento de los cantares que recogen las nuevas condiciones sociales, con lenguaje más retórico y artificioso, y más episodios fantásticos. Finalmente los cantares se fragmentan, recitándose sólo aquellos trozos que resultan más Populares, surgiendo los romances EL CID HISTÓRICO El Cid fue una figura histórica importante, como conquistador y militar, y representa una nueva clase social, la baja nobleza. Esta clase social ansiosa por ascender en la escala del poder, se puso al lado del rey Sancho y despreciaba a la antigua nobleza leonesa y castellana. Su figura aparece ya en la "Estoria de España" de los monjes de San Pedro de Cardeña, abarcando hasta el siglo XIII, y que se consolidó el culto al Cid cuyo sepulcro se conservaba en ese monasterio.
EL CID EN LA LITERATURA MEDIEVAL ESPAÑOLA El "Cantar del Mío Cid" forma parte de un conjunto de obras literarias compuestas sobre la figura de Ruiz Díaz, algunas en latín, y otras en romance. Argumento y estructura Poema de Mio Cid Estructura interna "Las Hijas del Cid" de Ignacio Pinazo en 1879. Doña Elvira y doña Sol aparecen atadas en el bosque de Corpes tras ser vejadas por sus esposos, los infantes de Carrión. El Cantar de mio Cid trata el tema del complejo proceso de recuperación de la honra perdida por el héroe, cuya restauración supondrá una honra mayor a la de la situación de partida. El poema se inicia con el destierro del Cid, primer motivo de deshonra, tras haber sido acusado de robo. Este deshonor supone también el ser desposeído de sus heredades o posesiones en Vivar y privado de la patria potestad de su familia. Tras la conquista de Valencia, gracias al solo valor de su brazo, su astucia y prudencia, consigue el perdón real y con ello una nueva heredad, el señorío sobre Valencia, que se une a su antiguo solar ya restituido. Para ratificar su nuevo estatus de señor de vasallos, se conciertan bodas con linajes del mayor prestigio cuales son los infantes de Carrión. Pero paradójicamente, con ello se produce la nueva caída de la honra del Cid, debido al ultraje de los infantes a las hijas del Cid, que son vejadas, fustigadas, malheridas y abandonadas en el robledal de Corpes. Este hecho supone según el derecho medieval el repudio de facto de estas por parte de los de Carrión. Por ello el Cid decide alegar la nulidad de estos matrimonios en un juicio presidido por el rey, donde además los infantes de Carrión queden infamados públicamente y apartados de los privilegios que antes ostentaban como miembros del séquito real. Por el contrario, las hijas del Cid conciertan matrimonios con reyes de España, llegando al máximo ascenso social posible. Así, la estructura interna está determinada por unas curvas de obtenciónpérdidarestauración pérdidarestauración de la honra del héroe. En un primer momento, que el texto no refleja, el Cid es un buen caballero vasallo de su rey, honrado y con heredades en Vivar. El destierro con que se inicia el poema es la pérdida, y la primera restauración, el perdón real y las bodas de las hijas del Cid con grandes nobles. La segunda curva se iniciaría con la pérdida de la honra de sus hijas y terminaría con la reparación mediante el juicio y las bodas con reyes de España. Pero la curva segunda supera en amplitud y alcanza mayor altura que la primera. Estructura externa Los editores del texto, desde la edición de Menéndez Pidal de 1913, lo han dividido en tres cantares. Podría reflejar las tres sesiones en que el autor considera conveniente que el juglar recite la gesta. Parece confirmarlo así el texto al separar una parte de otra con las palabras: «aquís conpieça la gesta de mio Çid el de Bivar» (v. 1085), y otra más adelante cuando dice: «Las coplas deste cantar aquís van acabando» (v. 2776). Primer cantar. Cantar del destierro (vv. 11084) El Cid ha sido desterrado de Castilla. Debe abandonar a su esposa e hijas, e inicia una campaña militar acompañado de sus fieles en tierras no cristianas, enviando un presente al rey tras cada
victoria para conseguir el favor real. Segundo cantar. Cantar de las bodas (vv. 10852277) El Cid se dirige a Valencia, en poder de los moros, y logra conquistar la ciudad. Envía a su amigo y mano derecha Álvar Fáñez a la corte de Castilla con nuevos regalos para el rey, pidiéndole que se le permita reunirse con su familia en Valencia. El rey accede a esta petición, e incluso le perdona y levanta el castigo que pesaba sobre el Campeador y sus hombres. La fortuna del Cid hace que los infantes de Carrión pidan en matrimonio a doña Elvira y doña Sol. El rey pide al Campeador que acceda al matrimonio y él lo hace aunque no confía en ellos. Las bodas se celebran solemnemente. Tercer cantar. Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 22783730) Los infantes de Carrión muestran pronto su cobardía, primero ante un león que se escapa y del que huyen despavoridos, después en la lucha contra los árabes. Sintiéndose humillados, los infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia Carrión con sus esposas y, al llegar al robledo de Corpes, las azotan y las abandonan dejándolas desfallecidas. El Cid ha sido deshonrado y pide justicia al rey. El juicio culmina con el «riepto» o duelo en el que los representantes de la causa del Cid vencen a los infantes. Éstos quedan deshonrados y se anulan sus bodas. El poema termina con el proyecto de boda entre las hijas del Cid y los infantes de Navarra y Aragón. Romancero El romancero es la expresión literaria emergente de la vida cultural de España en la última parte de la Edad Media. Es necesario tener en cuenta el proceso histórico de la Península Ibérica, a partir de su conquista por el Imperio Romano, en el siglo II A.C., que se prolongó hasta el siglo V D.C. El territorio actual de España fue ampliamente colonizado por los romanos, en modo especial la zona de la actual Andalucía. Allí tuvo lugar bajo el Imperio Romano un extraordinario florecimiento cultural, ya desde la época pagana, surgiendo personalidades como la del filósofo estoico Séneca, natural de Córdoba, autor de tratados morales y de tragedias, preceptor del Emperador Nerón, cuyo padre ya había sito retórico y compuesto una importante obra literaria. Ya en la época cristiana, la Iberia produjo algunos nombres destacados en la vida cultural romana, como el poeta Aurelio Prudencio que vivió en los siglos IV y V D.C. que produjo obras poéticas ensalzando la época del cristianismo heroico y el martiri o. El Amadís de Gaula, tras una introducción en la que se afirma que fue encontrado en un arcón enterrado, se inicia con el relato de los amores furtivos del rey Perión de Gaula y de la princesa Elisena de Bretaña, que dieron lugar al nacimiento de un niño abandonado en una barca. El niño es criado por el caballero Gandales e indaga sobre su origen en medio de fantásticas aventuras, protegido por la hechicera Urganda, llamada la Desconocida porque nunca se presenta con la misma cara ni con el mismo aspecto, y perseguido por el mago Arcaláus el encantador. Atraviesa el arco hechizado de los leales amadores en medio de la Ínsula firme, vence al terrible monstruo Endriago, donde conoce a su hermano Galaor, y atraviesa por todo tipo de peligrosas aventuras, por amor de su amada Oriana, hija del rey Lisuarte de la Gran Bretaña. La obra original (antes de las modificaciones incluidas por Montalvo) acaba trágicamente, como todas las obras del llamado Ciclo Artúrico. El original (reconstruido) acaba como sigue: Lisuarte,
mal aconsejado por avariciosos consejeros, echa de su lado a Amadis, lo reta e intenta casar a Oriana con un enemigo del héroe. Oriana es rescatada por Amadis y llevada a la Insula Firme por este. Lisuarte le declara la guerra a Amadis acompañado por Galaor (envidioso de Amadis) y Esplandian (a quien Lisuarte ha criado sin saber que es su nieto). Tras varias batallas Galaor reta a Amadis y este lo mata. Lisuarte reta y Amadis también lo mata. Un tercer reto enfrentará a Amadis y a Esplandian, matando este último a Amadis. Oriana, que observa la batalla desde una ventana, al ver la muerte de Amadis se lanza al suelo y muere. Urganda aparece y revela la verdad sobre sus padres a Esplandián. La versión de Montalvo modifica sobre todo este final, haciéndole durar todo el libro cuarto. El final de los personajes es distinto. Lisuarte y Amadis hacen las paces, se conoce la identidad de Esplandian de una forma menos trágica y Galaor ni siquiera aparece en la batalla (está enfermo). Para cerrar la obra se usa un subterfugio que la hace acabar bruscamente. Lisuarte es encantado y Amadis debe dedicarse a gobernar. La historia continúa en las Sergas. La obra también relata las hazañas de otros valerosos caballeros emparentados con Amadis, como su hermano Galaor, su medio hermano Florestán y su primo Agrajes de Escocia. Miguel de Cervantes Saavedra fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español. Se supone que nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares y murió el 22 de abril de 1616 en Madrid, pero fue enterrado el 23 de abril y popularmente se conoce en forma errónea esta fecha como la de su muerte. Es considerado la máxima figura de la literatura española. Es universalmente conocido sobre todo por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Se le ha dado el sobrenombre de Príncipe de los Ingenios ARGUMENTO (Don Quijote de la Mancha) Argumento y estructura La historia de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es la de Alonso Quijano que pierde el juicio de tanto leer libros de caballerías. Creyendo ser uno de l os antiguos caballeros andantes, y encomendándose a Dulcinea del Toboso, dama de sus sueños, se echa al mundo para "desfacer entuertos" como hacían los caballeros antiguos. Al principio sale solo y, tras r esultar apaleado en el primer encuentro serio que tiene, vuelve a su aldea. Luego convence para que le acompañe en sus aventuras un labrador vecino suyo llamado Sancho Panza prometiéndole el gobierno de una "ínsula". Después de correr innumerables lances, recibir golpes y padecer miedos, don Quijote al fin es vencido por el Caballero de la Blanca Luna, que no es otro que Sansón Carrasco, un bachiller del lugar que ha pactado con el cura y el barbero devolver al hidalgo a casa, y vuelve a la aldea, cae enfermo, recobra el juicio momentáneamente y muere. La estructura del libro se articula del siguiente modo. La primera parte cuenta con 52 capítulos. En ellos asistimos a dos salidas del hidalgo: en la primera, se hace armar caballero en una venta que él cree ser castillo, se enfrenta a Juan Aldudo y a unos mercaderes toledanos y resulta molido a golpes, tras lo cual, un labriego lo devuelve a su aldea. Allí convence a Sancho para que sea su
escudero. En la segunda salida viven ambos varias aventuras (la de los molinos de viento que don Quijote confunde con gigantes, los monjes que llevan encantada a una dama, los condenados a galeras...; por último, el cura y el barbero consiguen traer a casa al hidalgo con engaños y metido en una jaula. La segunda parte abarca 74 capítulos, en los cuales tiene lugar la tercera y última salida de don Quijote; entre otros episodios, destacan el duelo con el Caballero de los Espejos (Sansón Carrasco), la compañía de don Diego de Miranda, las bodas de Camacho, la cueva de Montesinos, Clavileño, Sancho Panza gobernador... Finalmente, Sansón Carrasco, que le ha seguido hasta las playas de Barcelona, le vuelve a retar bajo el disfraz esta vez del Caballero de la Blanca Luna y lo vence. Según lo pactado, regresa a casa. Y gravemente enfermo, muere, tras recobrar la cordura. Significación del Quijote Con un lenguaje llano, fiel a las doctrinas de Valdés, Cervantes compone su obra con la técnica del narrador omnisciente, traducida a veces de la historia en árabe de Cide Hamete Benengeli. También adapta el registro idiomático a cada personaje, y, así, Don Quijote habla como los antiguos caballeros andantes. En la obra se da la síntesis de las dos vertientes del espíritu español: el idealista, representado por don Quijote, que sólo vive pendiente de cumplir los más elevados intereses (el amor, el espíritu de sacrificio, la generosidad...); y el realista, encarnado por Sancho Panza, el cual simplemente atiende a la realidad material más inmediata (comer, beber, la recompensa de la "ínsula", el bienestar de su familia...). Don Quijote desea mejorar a l a humanidad, establecer la justicia y el bien; sin embargo, tropieza con la adversa realidad. Sancho Panza ve la realidad como es (molinos, ventas u odres de vino, lo que para su amo son gigantes y castillos). Sin embargo, ambas posiciones se complementan a lo largo de la novela; de ahí que veamos a Sancho pensar y sentir como su amo, siendo generoso y justo, y a don Quijote adoptar la cordura y el desengaño de su escudero. Cada época ha sabido ver a su modo la obra inmortal. En el siglo XVII fue un libro que hacía reír; en el XVIII, pensar; en el XIX, sentir. Hoy en día la gente sigue viendo en los dos personajes capitales del libro los complementos que forman la naturaleza humana, capaz unas veces de cumplir y lograr las más altas empresas y otras de dejarse llevar por los intereses más mezquinos