Faustino Espinoza, creador del primer guión teatral del Inti Raymi. Antes de la llegada de los españoles los incas adoraban al sol por ser la fuente principal de vida. El Inca era hijo de ese sol, al que evocaban cada 22 de junio en una fiesta llamada Inti Raymi. En esa fecha se produce el solsticio de invierno, momento en que el sol se encuentra en el punto más alejado del ecuador. Quizás por eso, para que la tierra no se aleje del Dios, perdiéndose en las oscuras profundidades del universo, los incas lo invocaban cada año: así sus cosechas serian abundantes y no caeráa el hambre sobre el Tawantinsuyo. En el Cusco sólo vivían la familia real, los sacerdotes y personajes influyentes. Unicamente el 22 de junio, algunos simples habitantes - de acuerdo a sus méritos- podían ingresar al Cusco y participar en la fiesta religiosa que se celebraba en lo que es hoy la Plaz a de Armas de la ciudad. Entonces se llegaba a reunir un promedio de 50 mil personas, quienes llevaban ofrendas para el Inca. Todos debian guardar ayuno durante nueve días, para luego festejar otros tantos de ininterrumpida fiesta. El Inca ofrecía un gran banquete: asados y panes de maiz. Corría la chicha de ora como ríos de risa, y el mate de coca, para nunca emborracharse, nunca dormir. En 1572 el Virrey Toledo prohibió estas celebraciones por considerarlas paganas.
El Inca Inca rediv ivo En 1944 Faustino Espinoza Navarro, miembro fundador de la Academia
Peruana de la Lengua Quechua, rescató de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega (1612) fragmentos del antiguo Inti Raymi, creando el primer guión teatral. "Co mp use el gu ión para 600 actores, y tuve el privilegio d e ser el primer Inca, papel q ue rep resentéco n mu ch o o rgu llo d uran te 14 añ os con secu tivos " , relata Faustino Espinoza. La ceremonia actualmente se festeja el 24 de junio, Dia del Cusco y Dia del indio en todo el Perú.
Fiesta en el Cusc o A las nueve de la mañana el sol hace estallar los colores. De pronto aparece el Sapan lnka Apu Tayta , el hijo del Sol. Desde el Qoricancha , invita al pueblo a participar en la ceremonia que terminará nueve horas más tarde en la explanada de Saccsayhuaman . El Inca es llevado en andas por sus cargadores hacia la Plaza de Armas de la ciudad. Cien pututeros s oplan a todo pulmón las caracolas anunciando su llegada. Con ellos baja tambien el pueblo portando estandartes. A corta distancia, un grupo de mujeres barre los espiritus malignos con ramas de cedroncillo. Unas treinta Nust'akunas derraman en las calles las flores amarillas del árbol de retama. Otras tantas llevan cestas de mimbres con frutos, tubérculos, idolos y amuletos de oro. Todos caminan danzando en compás de cuatro. Se siente el sordo sonar del pututo, la dulce quena, el serio tambor.
En la Plaza de Armas el Inca desciende del anda y sube al altar llamado U s n u . Desde allí invita al alcalde de la ciudad, en un acto simbólico, a trabajar juntos por la prosperidad del pueblo. Luego irrumpen los bailarines con bellas coreografias. El conjunto de actores se dirige caminando, en un duro ascenso, hasta la fortaleza de Saccsayhuaman.
Saccsayhuaman está repleto. Mezclado está el pueblo, color cobre, con el pálido turista. Las mamachas venden asadito de chancho y allí no hay cólera que valga. Chicha morada para los abstemios, y chicha de jora para acompañar la fiesta. El Inca llega a las imponentes ruinas. El público apura los últimos bocados: son aquellos que han pagado una entrada para sentarse en las butacas, a prudente distancia del escenario.
El Inca sube al Usnu , y con él la corte: su hijo A u k i , el sumo sacerdote Willaq Um a , el ministro Kallpa Rikuq , los cuatro Wamink'a , generales del ejército incaico, cuatro Hamaut'akuna , científicos, seis héroes, A u w q p h u r u , cuatro sacerdotes militares, C h a k u r i c u n a, y dos guardianes de templos, los Kamani. Cuando los veinticuatro actores encuentran sus lugares, el Inca se pone de pie. Alzando los brazos hacia el sol, entona, siempre en quechua, un himno cuya traducción sería: " Podero so so l de la f elicidad eterna, cálida fu ente, principio de vida, padre po deroso de todo lo creado..."
Las ñustas y los guerreros flecheros ya han tomado sus posiciones. De uno en uno, cada grupo representante de los cuatro suyos interpreta sus danzas con la música ritual andina. El Inca brinda con chicha y ofrece en sacrificio la vida de una llama. Al rato levanta con la mano ensangrentada su corazón. Parece tan real que muchos se lo creen. Es el turno de los sacerdotes. Vaticinan el futuro en las visceras del animal " ... El cebo , la sangr e, el corazón y los p ulm on es dicen q ue habr ácon vu lsión de gen te en em iga" . ¿Serála lleg ada d e lo s esp añ oles a n ues tra tierra? "
Luego baja del U s n u el sumo sacerdote y los sacerdotes militares. En sus manos portan antorchas encendidas y se disponen a quemar los montículos de paja dispuestos en el escenario. Luego de estudiar la brasa, el humo y las lenguas de fuego, el sumo sacerdote advierte " ... El imp erio llega a su prosp eridad: hay reservas de muc has riquezas pero, el hom bre, trabajando, encuentra bienestar. No ha de ser ocioso, menos m entiroso, tamp oco ladrón". El Inca toma en comunión harina de maiz con sangre de la llama sacrificada. La ceremonia está por concluir.
El sol cae oblicuo agigantando las sombras. La tarde se despide. También los actores, para dar ingreso a los bailarines de las comunidades cusqueñas que han llegado con sus propias orquestas. El público se mezcla entre los bailes. Los turistas se toman fotos en este maravilloso escenario natural.