Generación Z Los nacidos después de 1996 pertenecen a este grupo generacional regido por la tecnología GUADALAJARA, JALISCO (25/ENE/2015).- Tal parece que la imagen del hombre rudimentario queda en el pasado y los responsables son los llamados chicos “Z”, una generación de jóvenes que han nacido en medio del boom electrónico el que sistemas operativos inteligentes y los contenidos digitales son las actuales fuentes de conocimiento, comunicación y la forma más inmediata de relacionarse con otras personas. Denominada como “Generación Z”, este sector poblacional nacido después de 1995 no sólo omite por completo la existencia de los padres de la tecnología como el televisor de bulbos o los casettes musicales, sus actividades diarias — tanto de entretenimiento, educación y comunicación— radican completamente en dispositivos que son capaces de registrar cada movimiento, ubicación, pensamiento, imágenes y hasta ritmo cardiaco, en tiempo real. A estas alturas no parece novedoso que alguien permanezca conectado al teléfono celular todo el día, y no justamente para realizar llamadas, sino para mantenerse activo a través de las redes sociales que se vinculan instantáneamente a cualquier aparato inteligente, como consolas de videojuego, tabletas, computadoras, audífonos inalámbricos y hasta las cámaras que vuelan por la ciudad a través de los drones que registran la evolución panorámica de cada metrópoli. Lo sorprendente, según datos compartidos por la consultora internacional Spark & Honey, estos jóvenes que oscilan entre los 17 a 19 años nde edad, acaparan el 60 por ciento de las decisiones respecto a la compra y adquisición de viajes, coches, comida y dispositivos tecnológicos (gadgets), a través del uso del internet y las diversas plataformas y redes sociales digitales a las que da soporte las 24 horas de día todos los días del año. También conocidos como “nativos digitales”, los integrantes de la Generación Z —que representan 25.9 por ciento de la población mundial— no sólo han obligado a los científicos y fabricantes electrónicos a mejorar e innovar en la creación de dispositivos que les faciliten la vida con tan sólo presionar un botón, también impulsan la conformación de nuevas ramas laborales ligadas al uso de internet, en donde el esfuerzo físico no es tan necesario para lograr la venta de inmuebles, contratos empresariales, difusión de información global y hasta el nacimiento de nuevas formas de relaciones interpersonales para formar una familia a distancia. Aunque los focos rojos se han encendido alegando la pérdida de contacto
humano entre los jóvenes, lo cierto es que la Generación Z también modifica constantemente los métodos de enseñanza y aprendizaje, el intercambio cultural, social y tecnológico entre países, así como la mejora de la calidad de vida, pues estos dispositivos inteligentes constantes en su quehacer diario, son capaces, incluso, de registrar sus hábitos alimenticios alertando e identificando sobre complicaciones en la salud y en entorno ambiental en el que habitan. Si bien las mejoras en la calidad de vida son evidentes, también existen carencias alarmantes en las identidades culturales que atentan directamente contra el vocabulario que también se ha visto agresivamente alterado ante la integración de “emoticonos” o “emojis”, imágenes estáticas o interactivas que han remplazado a las palabras y el uso correcto de la ortografía de cada idioma, pues “los nativos digitales”, utilizan más estos elementos virtuales para crear conversaciones a través de la pantalla que de viva voz. La difusión de información en tiempo real también viene ligada a estos jóvenes “Z” que viven en la hiperconectividad digital, pero también es origen de difamaciones, imprecisiones y distorsión inmediata de los hechos del mundo, pues la rapidez con la que el contenido multimedia se distribuye, ha dado paso a la violencia, que lejos de ser física, se centra en el descontrol emocional y la agresión psicológica, en especial, cuando la información en el acoso escolar, laboral, político y cultural. Hay puntos a favor y otros que ponen en duda el verdadero provecho que la “Generación Z” dará a la humanidad cuando se conviertan en el sector laboral activo económica y socialmente, en un lapso no mayor a 10 años. Mientras se definen los senderos de los nativos digitales, lo cierto es que esta hiperconectividad también ha ayudado a unificar las protestas sociales por parte de los más jóvenes que no esperan a denunciar actos criminales, racistas y de esclavitud sin importar en el país que se viva.
cieron entre finales del siglo XX y la primera década del siglo XXI y hoy tienen, en promedio, entre 6 y 12 años. La tecnología es, para la mayoría, parte central de su vida y casi una extensión de su propio cuerpo. Son la generación Z o generación Web, la primera absolutamente digital, y plantean un desafío para sus padres (muchas veces en desventaja en cuanto al manejo de los dispositivos tecnológicos), la escuela y el futuro mundo del trabajo. Acontecimientos mundiales como la caída de las Torres Gemelas, la explosión de la burbuja puntocom y el auge de las redes sociales atraviesan a estos chicos a nivel global. Localmente: el estallido social de 2001, la posterior recuperación económica, el regreso de la inflación y una marcada politización
de la vida cotidiana que pronto los tendrá como protagonistas con el voto a los 16 años definirán su idiosincrasia. Si bien aún no hay un acuerdo sobre el rango etario preciso, algunos especialistas, entre ellos Alejandro Mascó, autor del libro Entre generaciones (ver aparte), coinciden en diferenciar a los Z1 (nacidos entre 1996 y 2002, que hoy tienen entre 10 y 15 años) de los Z2, nacidos entre 2003 y 2010, que hoy tienen menos de 10. "Los Z son en su mayoría hijos de la generación X (19641980), y comparten con sus padres algunos valores y el uso de dispositivos tecnológicos", dice Mascó. "A partir de 2010 ya se habla de una nueva generación, los Alfa, que son los hijos de la generación Y (1981-1995)." Chicos tecnodependientes "Puedo hacer la tarea con la compu y la tele prendida, pero si me ve mi mamá, me dice que las apague", cuenta Juan Cruz, de 9 años, que vive en el barrio porteño de Balvanera y va a la escuela Mariano Acosta. Esta extraña capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo (multitasking) es algo que asombra a padres y maestros de la generación X. "Tengo una netbook para el colegio, pero me gusta más usar la iPad de mi papá, cuando me la presta", confiesa Manuela, de 7, que vive en Buenos Aires y asiste al colegio Belgrano Day School. Un rasgo esencial de la generación Z es que "han crecido y jugado con las tecnologías que sus padres utilizan para trabajar: teléfonos móviles, computadoras y tablets, algo que no ocurría con generaciones anteriores -observa Mascó-. En este sentido, podemos intuir que a la hora de ingresar al mundo laboral la generación Z tendrá una ventaja de capacitación y entrenamiento que otras generaciones no tuvieron. Sin embargo, cabe preguntarse si no se estará criando una generación tecnodependiente, incapaz de vivir desconectada". La velocidad del avance tecnológico es el rasgo que más define a esta generación. Si uno se enfocara sólo en la tecnología, podría pensar que el mundo gira cada vez más rápido. La radio, como dispositivo rupturista, tardó 38 años en llegar a 50 millones de usuarios. A la TV le bastaron sólo 13 para alcanzar esa misma masividad. La Web estuvo al alcance de 50 millones de usuarios en solamente cuatro años, mientras que el iPod lo hizo en tres, y Facebook, en dos. Los saltos innovadores son cada vez más cortos; las tecnologías son más accesibles, lo que hace que la conexión entre las generaciones cercanas sea más sólida y sus contrastes, más borrosos. Por otro lado, fenómenos como el terrorismo global o las catástrofes naturales, han creado un mundo menos estable o más líquido, y han hecho que la adaptación al cambio se convierta en la norma.
Si se decía que los X y los Y fueron criados por la televisión, la generación Z está siendo criada por Internet y el celular. Hoy el 40% de los hogares argentinos tiene una computadora con acceso a Internet según datos de la Encuesta Nacional sobre Acceso y Uso de Tecnologías de la Informática y la Comunicación (en la ciudad de Buenos Aires el porcentaje llega al 75%) y más del 85 % de los hogares tiene teléfono celular (hoy se registran en el país 58 millones de líneas de telefonía móvil, para 40 millones de habitantes). Entre los chicos argentinos de 6 a 9 años, un 35% tiene teléfono móvil y el porcentaje aumenta al 89% entre los 10 y los 18 años, según el estudio Generaciones interactivas publicado por el Centro de Investigación para la Industria de Medios y Entretenimiento en Latinoamérica (Cimel). En cuanto al uso que los chicos le dan a este dispositivo multifunción, el de "hablar por teléfono" parece ser el menos importante. Por encima de esta función se encuentran mandar mensajes, escuchar música, sacar fotos, y relojdespertador. En la mayoría de los hogares de la generación Z, ambos padres trabajan, y en muchos casos, son hogares monoparentales donde la madre es jefa de hogar y trabaja todo el día. Muchos de ellos han sido criados por sus abuelos, empleadas, o pasan buena parte del tiempo extraescolar solos. La TV e Internet son una gran compañía, y también el teléfono celular, que si bien les da "cierta independencia", también los mantiene dependientes de sus padres hasta más allá de la adolescencia. Sobre todo a partir del secundario (los Z1), los chicos llevan el teléfono móvil al colegio (80%, según un estudio de la consultora Datos Claros). Gran parte de ellos se mantiene comunicada con sus padres dentro del horario escolar. Por una parte, el celular les otorga a los preadolescentes una sensación de libertad al salir de sus casas y estar aun así conectados, mientras que muchos padres dicen sentirse más seguros si saben que pueden comunicarse con sus hijos en cualquier momento a través del teléfono celular, en una suerte de "extensión del cordón umbilical", como describe el especialista en comunicación Manuel Castells. "En mi tiempo libre escucho música, juego online y chateo con mis amigas. Uso la compu unas dos horas por día y miro la tele una hora", contabiliza Julieta Morante (12), que terminó séptimo grado en el colegio Adoratrices, de Santa Fe. En 2013 tendrá celular nuevo (el que tenía hasta ahora era un equipo de su mamá) porque va a ir y volver sola del cole. "Para los Z, la vida transita y se resuelve a través de diferentes pantallas", apunta Teresa Benedetti, psicóloga especialista en coaching organizacional. El problema aquí es que "Internet los ha vuelto rehenes de lo breve y la instantaneidad". La capacidad de atención y el pensamiento lógico racional dan
lugar a un modo de atención discontinua y un pensamiento superficial, que va de un tema a otro, en forma rápida y superficial, como se hace zapping o se navega de un link a otro. Es lo que Nicholas Carr, autor de Superficiales, qué está haciendo Internet con nuestras mentes, llama "la muerte del pensamiento lineal, que está siendo desplazado por otra clase de configuración mental que necesita y desea recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados y veloces". Carr cita un estudio de la Universidad de Florida State sobre los efectos de Internet en la generación Web, cuyos integrantes "ya no leen necesariamente una página de arriba hacia abajo ni de izquierda a derecha, sino que escanean y saltan las páginas, buscando palabras clave". La televisión sigue ocupando un lugar central en la vida de estos chicos que cuentan, a diferencia de las generaciones anteriores, con múltiples opciones dirigidas a ellos. De Disney Channel a Paka Paka y de Discovery Kids a Nickelodeon, la oferta es extensa en horarios y contenidos. La mayoría dice que sus padres fijan horarios para mirar la tele, aunque muchos confiesan que en su casa el aparato está encendido todo el día. Según el estudio de Cimel, los chicos argentinos miran un promedio de seis horas diarias de TV, y entre los mayores de 12 el tiempo frente a otras pantallas, lo como la de la computadora y el celular, es superior. El fenómeno de mirar la tele con otras pantallas encendidas se está extendiendo entre los más chicos, y un 60% dice hacerlo mientras chatea y juega. Preocupados por el planeta Les tocará vivir las consecuencias del actual modelo de producción y consumo que está llevando a un colapso social y ambiental. Lejos de tener una mirada escéptica o desentendida, los chicos Z no sólo se muestran involucrados, sino que esbozan algunas soluciones para estos dos grandes problemas. "Me preocupa que haya un tornado, y que la gente está ensuciando el planeta", dice Juan Cruz López Guiliani (6 años), que vive en un barrio privado del Gran Buenos Aires. Guadalupe, su hermana melliza, agrega que no le gusta que "contaminen la Tierra, y que haya gente sin casa o que pase frío porque no tiene gas". Catalina Hinc (6 años), de la localidad de Puerto Esperanza, en Misiones, advierte: "están cortando todos los árboles, no vamos a poder respirar". Pilar Landa, de 9 años, vive en San Salvador de Jujuy y se siente preocupada "por la capa de ozono, que está rota, y porque andan diciendo que es el fin del mundo". Para Nicolás Morante (8), de Santa Fe, el problema es que "hay mucho tránsito y suciedad".
Jeroën Boschma, experto en marketing infantil y autor de Generación Einstein (Ediciones Gestión 2000), considera que "estamos ante una generación que vuelve a creer en una construcción colectiva y colaborativa". Este autor describe a los chicos de hoy como "más rápidos, más listos y más sociables, capaces de navegar en un mar de información. Pensar lateralmente en lugar de hacerlo en forma lineal los hace más adaptables y creativos". Jugar a los jueguitos, para los varones, y chatear, para las nenas, son las formas de entretenimiento más mencionadas. El entretenimiento en la vereda queda relegado a aquellos que viven en un barrio cerrado o en una ciudad chica. El temor por la inseguridad es el principal argumento que abona esta forma de diversión virtual y sedentaria. Al mismo tiempo, la facilidad con la que hoy se accede a la información y a los bienes en amplios sectores de las clases medias hace pensar que el esfuerzo por conseguir algo carece de sentido. Los chicos de la generación Web viven en sociedades de abundancia y consumo: de productos, de marcas, de estímulos, y parecen tener todo al alcance de un clic. Educación, política y futuro laboral En las elecciones legislativas de este año, la primera camada de la generación Z podrá votar. Un estudio sobre los hábitos e intereses de los Z1, que realizó la consultora en comunicación Sandra Di Lucca para la Universidad de Palermo, traza un panorama de las expectativas y valores de los adolescentes, que en breve estarán también ingresando a la universidad. En este estudio, realizado mediante entrevistas y focus groups con chicos de dos secundarios privados y uno público de la ciudad de Buenos Aires "se indagó sobre sus experiencias actuales en el colegio y sus perspectivas frente a un futuro académico y laboral". "Para votar tenés que informarte y la verdad es que en el colegio no vemos nada de la actualidad, y ni siquiera de la historia argentina, que recién tendremos como materia en quinto año", objeta Analía (15), que pasó a cuarto año de un secundario público en Buenos Aires. Entre los chicos encuestados por Di Lucca, la mayoría cree que va a ir a la universidad, pero algunos admiten que están poco preparados. "Muchas de las cosas que vemos en el colegio no sabemos para qué nos servirán. En la universidad nos gustaría que cada materia fuera dictada por dos profesores con dos puntos de vista diferentes", propone Pedro (16), que asiste a un colegio técnico privado. A la hora de estudiar, prefieren los libros, pero para hacer tareas y consultar dudas, recurren a Internet. En el secundario, la mayoría tiene celulares de gama media y alta (con acceso a Internet) y los usan constantemente, como diccionario, calculadora y para mensajearse con amigos usando el chat de BlackBerry o el programa gratuito WhatsApp.
Como ocurre con los Z2 más chicos, los adolescentes también manifiestan aburrirse en muchas clases. E imaginan que en la facultad podrán aprender con un mix entre libros, casos reales y tecnología, y que aquello que estudien será interesante porque estará vinculado a lo que les gusta. Para la mayoría de ellos el éxito no es trabajar en una empresa, sino ser independiente y emprendedor. Es probable que en unos cinco o seis años, cuando ingrese al mundo laboral esta nueva generación, se hayan afianzado algunos cambios que hoy apenas se esbozan. "Habrá nuevas profesiones, vinculadas con la economía digital, y una flexibilidad mayor en la que el trabajo móvil será la regla más que la excepción", augura Alejandro Mascó. Según la consultora Price wáter house coopers, "el mercado de trabajo sufrirá cambios radicales en el próximo decenio". De acuerdo con el informe La gestión de personas en 2020, sobre base de entrevistas entre 3000 ejecutivos del área de Recursos Humanos en el mundo, se plantean tres posibles escenarios. El primero es el escenario azul, con corporaciones cada vez más grandes que ofrecerán a sus empleados un plan de carrera en el que podrán viajar y capacitarse dentro de una misma compañía. El segundo es un mundo naranja, en el que las empresas tenderán a escindirse para trabajar en redes de colaboración entre compañías medianas y pequeñas. Por último, estará el mundo verde, de aquellas empresas sociales que apuntarán tanto a la generación de valor económico como al valor social y el cuidado ambiental, un modelo que presumiblemente resultará más atractivo para los más jóvenes. Ventajas 1.
Internet. La información del mundo entero al alcance de tu mano. Podés sacarte cualquier duda en cuestión de segundos.
2.
Infinidad de aplicaciones. Calculadoras, hojas de cálculo y software especializado son algunas de las herramientas que vas a tener a tu disposición y te van a ayudar a ahorrar tiempo.
3.
Espacio. En la notebook entra todo. Si lees los apuntes o seguís las guías de ejercicios desde ahí, todas esas cosas no van a ser necesarias que estén ocupando lugar en tu escritorio, que podés aprovechar para poner otros apuntes o incluso manuales.
4.
Buscar, marcar y anotar. La gran ventaja para los que leen grandes textos. Pueden buscar palabras y ahorrarse mucho tiempo buscando párrafo por párrafo. También pueden resaltar texto o agregar comentarios a distintas partes de él.
5.
Biblioteca completa. En una PC podemos guardar miles de libros. Es decir que tenemos una biblioteca completa a nuestro alcance ¡y solo para nosotros! Desventajas
1.
Internet 1. Así como hay mucha información útil para estudiar, también hay muchas páginas destinadas al entretenimiento que nos pueden distraer y hacernos perder mucho tiempo. Navegar la web es una de las actividades predilectas de los procrastinadores.
2.
Internet 2. También hay sitios que pueden brindar información que parece correcta, pero que puede no serlo. Cuidado con los sitios de los cuales leas información.
3.
Olvidarse de los libros. Se estudia de los libros. La idea de tener una PC a tu lado es para ponerle libros dentro y tenerlos presentes de forma virtual. Pero no para olvidarse de ellos.
4.
Cansancio visual. Muchas horas frente a una pantalla pueden traerte problemas en la vista. Cuando el ojo se resiente mucho, es tu cabeza la que termina dolorida. Así que cuidado con la salud.
5.
Dependencia. Recordá que la notebook es una herramienta de apoyo y que cuando vayas a rendir el examen no la vas a poder usar.