David Buhsnell, EDUARDO SANTOS Y LA POLÍTICA DEL BUEN VECINO, El Ancora Editores, Bogotá, 1984. Andrés Felipe Ortiz Ruiz I Este libro busca estudiar el impacto de la política del “Buen vecino”, llevada a cabo por EE.UU.
durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, sobre la administración del presidente Eduardo Santos y cómo esta determinó en cierta medida una importancia estratégica de Colombia para el país norteamericano. A través del análisis de la evolución de las relaciones colombo-estadounidenses entre 1938-1942, principalmente por medio de documentos de la embajada estadounidense, el departamento de Estado, los comunicados oficiales colombianos y algunas fuentes convencionales como los períodos de la época, Bushnell describe el panorama político internacional de Colombia de cara a los EE.UU. Sin duda se trata de un u n escrito sobre un asunto poco claro para la historiografía del país y que supone un precedente en el análisis de la alineación política colombiana con el gran vecino del norte. II David Bushnell nació el 24 de 1923 en Filadelfia y murió el 3 de septiembre de 2010 en Miami. Miami. Magister y doctor en Historia de la Universidad de Harvard, fue profesor asociado de historia latinoamericana en las universidades de Florida y Delaware, miembro de la academia colombiana de Historia y trabajó en la oficina de Historia de la fuerza aérea estadounidense entre 1956 y 1963. Bushnell se interesó por Colombia al llegar como estudiante doctoral en 1948 y presenciar los eventos del de l 9 de abril, su principal preocupación giró en torno a la manera en que el país había logrado construir un orden liberal y republicano tras su pasado colonial y monárquico; de ahí que su tesis se centrara en el régimen de Santander como aquello que permitió dar ese paso. Es considerado uno de los colombianistas más importantes con la publicación de obras ob ras tan influyentes como “Colombia: una nación a pesar de sí misma” (1996), “El régimen de Santander en la Gran Colombia” (1965) y “Eduardo Santos y la política del buen vecino” (1984).
III En este pequeño libro Bushnell se propone analizar el impacto de la política de Buen vecino sobre el desarrollo de las relaciones colombo-estadounidenses durante el periodo presidencial de Eduardo Santos comprendido entre 1938 y 1942. Para ello, el autor hace un recorrido histórico dividido en 7 capítulos capítulos que resaltan los aspectos más importantes de dicha dicha relación, los cuales pasan por la revisión de los precedentes de la política colombiana ante los EE.UU. y la cooperación económica y militar que mantendrían tanto en los años inmediatamente previos al estallido de la guerra como durante la evolución del conflicto. El autor comienza mencionando algunos pasos de la administración de Olaya Herrera en la consolidación de las relaciones con los EE.UU., así como también la fijación de un precedente
con la doctrina de Marco Fidel Suarez Respice Pollum que puede ser sencillamente resumida en “mirar hacia el norte”. Sin embargo, Bushnell precisa que la verdadera alineación de la política colombiana con la estadounidense se produce dentro de la administración de Santos y bajo el contexto de la política del Buen vecino promovida por F.D Roosevelt y la crisis desatada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, se concentra en resumir los objetivos de la política colombiana en dos grandes ejes: 1) la desaprobación y desconfianza hacia el eje y 2) el alineamiento básico con los EE.UU; y en la descripción de los logros conseguidos alrededor de una intensificación de los lazos que terminó por empujar a Colombia a asumir un papel activo ante la defensa del Canal de Panamá y el abandono de la neutralidad en favor de los EE.UU. en caso de que estallase un nuevo conflicto mundial. Esto ocurriría con las políticas adelantadas por el gobierno de Santos tales como la confiscación de los bienes de empresas de capital extranjero (siempre y cuando fueran del Eje) la nacionalización de compañías como Scadta para entregarlas al capital norteamericano, la restricción de los movimientos de ciudadanos del Eje, la cooperación en una sola vía para el espionaje y la entrega de toda la producción nacional de diversas materias primas como el platino en detrimento de sus relaciones con Europa y Japón. Lo anterior es ejemplificado aún más por el autor cuando explica la naturaleza de la política exterior colombiana, la cual buscó que, a cambio del alineamiento con los EE.UU., se le brindara ayuda financiera y militar para mitigar los efectos de la crisis mundial debido a la guerra; esto implicó un punto de inflexión en las relaciones de ambas naciones, pues marcó el inicio de una política de créditos bajo el acuerdo de Arriendo y Préstamo firmado en 1942 por la que Colombia se volvía un gran benefactor del crédito norteamericano para invertir en defensa y en otras áreas de su economía, mientras que los EE.UU. se posicionaban como el principal mercado de exportación e importación para la nación sudamericana, creando así unos lazos comerciales y diplomáticos que determinarían la esencia de la política exterior colombiana durante toda la guerra. Finalmente, cabe destacar que Bushnell realiza una consideración del panorama político interno en Colombia y sus efectos en la relación colombo-estadounidense, destacando episodios como la oposición de la prensa conservadora, principalmente a través de El Siglo, a la política exterior norteamericana y los pasos de cooperación que se habían dado con la administración Santos, y que además estaba guiando a la opinión pública hacia unos futuros lazos con la nación germana en detrimento de los lazos con los angloamericanos. Este episodio terminaría con la profundización de las relaciones con el vecino del norte y con el absoluto posicionamiento de Colombia a favor de los EE.UU., lo que demuestra su importancia en el análisis de la formación de la política exterior de Colombia. IV Si bien el análisis de Bushnell es importante en tanto estudia un periodo escasamente comprendido por la historiografía nacional, tiene una serie de falencias que lo hacen un texto
limitado. En primer lugar, no hay un análisis exhaustivo de la política del buen vecino, sino que este se limita a su aspecto meramente formal, por lo que es poco claro la manera en que operó, cuáles eran sus verdaderos objetivos, su papel en la consolidación de los intereses estadounidenses en el hemisferio y las limitaciones que impuso al accionar colombiano; en segundo lugar, no hay un análisis desde variables endógenas, sino que todo se explica en función de los impactos de la política norteamericana y únicamente en función de los intereses estadounidenses en Colombia; en tercer lugar; las fuentes se limitan a un ámbito meramente formal y convencional, en tanto parte de comunicados oficiales, documentos y algunas publicaciones periodísticas, pero olvida otras fuentes de relatos y testigos; y, en cuarto lugar, el autor se sesga en el análisis de los hechos y se inscribe en una presentación de los mismo desde una perspectiva liberal y proestadounidense, evidenciable en las múltiples defensas que hace en todo momento de las acciones norteamericanas. Por otro lado, existen problemas en cuanto al contenido: es muy cuestionable la manera en que el autor presenta un contexto de Estados plenamente soberanos y equiparables, pues a través del mismo libro se puede evidenciar una relación desigual y jerárquica en las relaciones entre ambos países; también ignora que se trate de la consolidación de las pretensiones hegemónicas de EE.UU. en el hemisferio y en varias oportunidades, lo reduce a una cuestión de defensa continental frente a las potencias del Eje. Además es posible destacar que más que una política de cooperaci>ón, muestra una penetración político-económica dentro del país, y finalmente, Bushnell minimiza o reduce el impacto de los eventos políticos internos en la determinación de la política durante el periodo considerado y previo a este, como lo demuestra su nula mención a episodios importantes como la masacre de las bananeras en 1928 o su pobre tratamiento de los abusos hacia la comunidad indígena de los motilones. V Para concluir, a lo largo del texto se produce un análisis de la política colombiana a partir de las relaciones con EE.UU., de manera que el escrito se sesga en cuanto solo analiza el desarrollo político colombiano desde los intereses norteamericanos y en tanto se suscribe a ellos. Además, es criticable la visión del autor de relaciones autónomas y soberanas entre los dos países; dice Bushnell: “(…) por razones económicas y geopolíticas, el destino de ambos países se encontraba entrelazado” (1984, p. 26), como si no se tratase de la consolidación de una esfera de influencia en América Latina por parte de EE.UU., sino de meras relaciones cordiales entre dos naciones igualmente soberanas que convergían en una misma posición. En todo caso, la evolución de las relaciones con los EE.UU. demuestra que desde el período Enrique Olaya Herrera hasta Eduardo Santos, hubo un alineamiento total con la posición estadounidense, sirviendo más como un portavoz de los deseos estadounidenses que como portavoz de los intereses colombianos ante el exterior. Pero el autor se esfuerza por demostrar las virtudes de la política estadounidense y los pasos “acertados” que dio la administración Santos, siendo más bien un intento por presentar una historiografía liberal en la búsqueda y promoción de una visión pro-estadounidense de los hechos que un análisis certero de la política sostenida durante ese periodo.
Referencias y Bibliografía
Bushnell, David (1984) EDUARDO SANTOS y la política del Buen Vecino. Bogotá D.C: El Áncora Editores Palacios, Marco (2011) En Memoria de David Bushnell .Historia Crítica. Revista N° 43 pp. 9-13. Semana, 9/11/2010. David Bushnell . Recuperado de http://www.semana.com/enfoque/articulo/david-bushnell/121807-3. Consultado 3/092017. Vega C, Renán (1986) David Bushnell, Eduardo Santos y la política del buen vecino. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Número 13-14, p. 347-350