Costumbres y Tradiciones
Las festividades contemplan actividades religiosas y culturales entre el 29 de abril y el 8 de mayo, que concluyen con un grandioso hípico por las principales calles de Jinotega, donde participan decenas de miles de ciudadanos de todos los municipios del departamento y de otras regiones del país. La principal actividad de estas festividades, lo constituye sin duda alguna la peregrinación hacia el macio La !e"a lugar donde hace #$$ a"os fue colocada por el fraile %gustín &orel una enorme cru, seg'n historiadores, para proteger a la ciudad de las torrenciales lluvias e inundaciones e evitar los deslaves de las monta"as que rodean al municipio. ( mientras una ve m)s se realió la peregrinación, tambi*n se desarrolla la +eria del ampesino y del &icroempresario, donde se puede encontrar alimentos, bonitos bolsos, mochilas, productos del campo. -urante los días de feria se han desarrollado actividades cult cultur ural ales es co como mo pres presen enta taci ción ón de grup grupos os artí artíst stic icos os ca camp mpes esin inos os,, títeres, danas autóctonas, concursos de mariachis y de manualidades.
Artesanía Jinotega es la cuna de la er)mica egra en icaragua/ las artesanas de la omunidad de las ure"as labran con sus manos pieas 'nicas, inspiradas en la propia cultura. 0sta artesanía tradicional indígena sobrevive en pocos países de Latinoam*rica 1&*ico, hile y icaragua3. 0l legado de este patrimonio histórico cultural ha venido preserv)ndose de generación en generación, las mu4eres se han organiado en cooperativas y comercialian sus creaciones. %sí mismo, Jinotega es considerada como antera de m'sicos, poetas y escritores. -estaca de la comunidad de 5omatoya y 6araguasca, la m'sica vern)cula a trav*s de sus pol7as, maurcas, 4amaquellos y yan7as, que resultan de la transculturación de nuestro pueblo y la influencia de otras culturas.
Leyendas Jinoteganas
La tradición oral 4inotegana, en lo referente a sus leyendas, se han transmitido de padres a hi4os y siempre se han contado despu*s de la tarde, de forma amena en círculos familiares. 0s interesante que estas leyendas se modifiquen levemente al paso del tiempo, pero su esencial no cambia. 0l trasfondo de estas leyendas, algunas que mueven a la refleión cómo los dos mitos 4inoteganos 0l hombre de !alo y 0l príncipe del :obiado, estos adquieren ribetes míticos por lo siguiente; el primero por ser la protesta de la naturalea lastimada y la segunda, por representar al protector de los bosques y enemigo de los haraganes y codiciosos, estos dos mitos datan de hace m)s de un siglo, con ligeras variantes; no podríamos asegurar que se les pueda entender como espantos. Las leyendas, a pesar de su tono sombrío, son de índole moraliante. 6in embargo, $< el imaginario colectivo llama a algunas de estas leyendas pasadas, porque la persona que lo cuenta asegura que le ha pasado. 0scogimos las que tienen ese sabor local y especial encanto.
El Señor de las Nubes 0l cerro hirinagua o cerro bru4o, ubicado en Jinotega, conocida como la iudad de las =rumas, est) relacionado con una hermosa leyenda sobre el denominado 6e"or de las ubes. 0s el cerro de las antiguas mitologías de tribus que habitaron Jinotega antes del arribo de los conquistadores espa"oles, es decir en la etapa precolombina o prehisp)nica. 6e cree que en $>?@ llegó a Jinotega Aa $ 7ilómetros al noreste de la capitalA el sacerdote franciscano %ntonio &argil de Jes's 1$<@>A $>2<3, quien colocó una cru sobre el cerro que hoy llaman !e"a de la ru, enclavado sobre la cordillera Bsabelia. uentan que el fraile la situó allí Amuy cerca del otro cerroA para luchar contra los calificados como bru4os de hirinagua, que formaban parte de un centro ceremonial en honor al dios 6ol. La ciudad de las brumas hirinagua significa Clugar del tigre amarilloC, el cual seg'n epertos viene siendo una referencia al 6ol o Duetalcóatl que adoraban los meicanos, y su fiesta era en mayo, con la llegada de las primeras lluvias y el inicio de la siembra. -e acuerdo con tetos consultados, entre el centro ceremonial y la cru hay una formación rocosa que simula a un anciano acostado, con
su rostro, pecho, la mano puesta sobre el cuerpo y las piernas de un enorme gigante, que es &itli, el 6e"or de las ubes. !ara el profesor 4inotegano Earvey Fells &Gller, &itli era un 4oven diferente al resto, porque en ve de atender las labores cotidianas de su tribu o participar en 4uegos propios de su edad, prefería sentarse al pie de esa monta"a a observar las nubes. C0l quería hablar con los diosesC, pero Clos dioses castigan la tradicional pretensión humana de ser como ellos, y &itli fue castigadoC, afirmó Fells &Gller en una entrevista de un medio de comunicación local. Los dioses hicieron que enve4eciera en un día y se transformara en un gigante de piedra, obligado por siempre a cuidar las nubes de Jinotega. %lgunos investigadores vinculan la leyenda de &itli Aproviene de una vo meicana que quiere decir nubeA con otras muy famosas como la de !rometeo, quien tambi*n quería tener el poder de los dioses. La ciudad est) situada a mil metros sobre el nivel del mar, se localia en la región central de icaragua, en la frontera con Eonduras y fue convertida en departamento 1provincia3 en $89$. Jinotega o Hinotega es considerado un asentamiento humano muy antiguo, fundado hace varios siglos por personas procedentes del altiplano meicano y cuyo significado Aafirman historiadoresA era Ciudad 0terna o iudad de los Eombres 0ternosC. %dem)s, se le relaciona con el sitio del )rbol de CJi"ocuaoC, o sitio del C)rbol de lo eterno y lo sagradoC. 6us habitantes tenían relaciones de culto con otros vecinos en las monta"as y en la laguna de &oy'a, donde habían hasta el siglo HIBBB centros ceremoniales con im)genes sagradas para ellos, que el !adre &argil de Jes's confesó haber destruido en $>?# y $>?. 0n las dos islas de la laguna de &oy'a se han encontrado montículos con artículos cer)micos de uso dom*stico. 0n algunos de esos montículos eisten gruesas columnas rectangulares de basalto Aapuntan epertosA, que evidencian pr)cticas constructivas con materiales de larga duración y que de acuerdo con los estudios de cer)mica, albergaron asentamientos precolombinos. La tradición popular ha sugerido que fue el asiento de un antiguo centro ceremonial indígena, al eistir unas ruinas arqueológicas de lo
que parece haber sido el templo dedicado a la diosa ihuacóatl. 0sta era la mu4erAserpiente de la mitología ateca, de la cual derivó el nombre de 6*baco, sitio ubicado en &atagalpa. Los alrededores de la laguna y el valle de 6*baco estuvieron muy poblados antes de la llegada de los europeos, indican estudiosos del tema. 0l brumoso valle dio origen al apelativo con el cual es conocida Jinotega 1iudad de las =rumas3. 0st) a unas tres horas de &anagua, en via4e por carretera, y es favorecida con las temperaturas m)s frescas de todas las cabeceras departamentales de icaragua, alcanando hasta $? grados centígrados en algunas ma"anas de enero y febrero. on todos estos atributos que la rodean, no caben dudas de que la leyenda del 6e"or de las ubes haya querido perpetuar al indígena &itli, quien para siempre se quedó dormido, convertido por los dioses en un eterno guardi)n. unca antes las frases Cestar en las nubesC o Cvivir en las nubesC sirvieron me4or que ahora para calificar un estado de *tasis total que llevó a un imaginario 4oven a quedar petrificado.
EL ENCINO DE CUAL! "LEENDA DE JINOTE#A$ &ucha gente visita el encino del gancho de camino de uyalí, por la creencia de que allí vive un duende que al escuchar una oración le entrega al reador una ho4a m)gica de este )rbol.% los que les gusta el dinero f)cil, van a este gancho de camino a rearle una oración para que *l les entregue esa ho4a encantada, que sirve para enriquecerse y tener hermosas mu4eres. :umersindo Ialenuela, era una persona que, como a todos los que les gusta el dinero f)cil y odian el traba4o, buscan la ho4a m)gica del duende de uyalí.
-esde JigKina, a lomo de bestia, llegó en la tarde a uyalí; esperó la hora en que la luna est) saona para rear la oración seg'n el ritual que en secreto, tanto le había costado conseguir de un bru4o de 6isle. -espu*s que hubo reado, saltó un hombrecillo de unos setenta centímetros, bien proporcionado y de facciones normales. %penas tocaron los pies del duende el suelo, se convirtió en el bru4o de 6isle. ste le di4o/ %hora te toca a vos, tr*pate al )rbol y esp*rate unos cien a"os a que venga otro baboso, y le haces lo mismo. -icho esto, el tal bru4o se fue perdiendo por el camino que va a !antasma, caminaba y desaparecía en la le4anía, cantando/ 6i quer*s dinero, traba4a, traba4a y traba4a, pero a 6isle no vuelvas.
EL %AD&INO SO'(&E&UDO "%ASADA DE )I)IL! A&&I(A$ 5el*maco astro tenía, con su compa"era de vida, ocho hi4os y vivían en las cercanías de FiMilí. l había llegado a este bello municipio a traba4ar en construcción de pipantes. omo no le fue bien, decidió meterse a comerciar con granos. 6e agenció de ocho mulas en las que sacaba los productos hasta Jinotega, montado en un caballo cholenco. on el tiempo comenó a oír cuentos y leyendas del lugar. 5el*maco las anotaba en una gruesa libreta parecida a los libros de actas que usan los abogados. %"o con a"o, =etsy 5aylor, una &ís7ita muy bonita, le paría un varoncito tras otro. =uscando la hembra, 5el*maco procreó con su cónyuge los ocho varones, todos en formación parecían una marimba. 5el*maco pensó que este asunto era problema de su mu4er y *l quería desesperadamente una ni"a. 6e partía el lomo para sustentar esta familia. 0ra un hombre sin vicios y con gran talento para los negocios. Nn día, tom)ndose un descanso a la orilla del río de FiMilí, se le apareció el padrino de uno de sus muchachos, el cumiche; este hombre siempre usaba un sombrerón eagerado y nunca se le vio sin *l; cuando le sirvió de padrino, ni en la iglesia se lo quitó. +austo Oaudos 0spino se llamaba este hombre, quien ya frente a 5el*maco, le di4o/ yo tengo el
remedio para que tu esposa te de una a"os, ella escapó. &uchos dice que al erro 0l hachaguón, y que la han visto en *poca de invierno, que es este cuando tiembla por el viento, o por lo que sea.
EL %&!NCI%E DEL #O(IADO 6aliendo de Jinotega hacia el norte, se llega a %pan)s; despu*s, 6anta lara, y sucesivamente; &iralagos, Los Oobles, JigKina y !ueblo uevo, hasta llegar al gancho del camino de uyalí. -espu*s uno decide qu* suerte seguir/ si la de !antasma o la del u), esco4a la que va al u), pues una ve escogido este sendero de ese encantado gancho de camino, se pasa por Ienecia hasta llegar a orinto. (a ahí, pasar) por un lugar llamado orinto +inca, una hacienda que ocupaba casi todo orinto. %rribando a la monta"a conocida como 0l -iablo, se encuentra, imponente, el cerro 0l :obiado. ( a las seis de la tarde, este gigante atormentado, parece doblegarse en una caída, como el cuello robusto e indómito de un potro cansado de soledad o por cargar el peso de las estrellas del cielo. &e detuve para tomarme una taa de caf* en la choa de -o"a 6elma :on)le Eern)nde. orría el a"o $9><, el día $9 de +ebrero, fue tan vívida esa fecha porque ese día Jueves llegu* para quedarme en la noche y amanecer al día siguiente para partir hacia 0l :obiado con la intención de encontrar una flor conocida como la 6anta &arta, la cual, solo en ese día, y por la tarde, se puede encontrar. Nn baquiano de nombre !lutarco =landón Iillegas, de 6an !edro de =uculmay, y recomendado por -o"a 6elma, me llevó a la espesura, y así comenamos a subir aquella mole de 4ungla. Leones, pumas, tigres, congos, macacos, simios cara blanca y alguna criatura que, pasando r)pido frente a uno, entre la espesura de aquella lu4uriosa vegetación, pareciera la sombra de enormes animales desconocidos. os llegó la tarde buscando la flor, cuando de pronto, en regia cabalgadura se nos apareció un 4inete de finas facciones espa"olas, botas relumbrantes, espuelas de oro y el caballo
en4aeado con pedrería preciosa. %l acerc)rsenos podíamos ver que este 4inete atravesaba )rboles, puertas de golpe y el caballo apenas trotando se desliaba a velocidad sorprendente, al ver esto quedamos de una piea por el susto. ( ya cuando lo tenía enfrente de mí, me di4o con buen talante y vo sonora/ %migo, Pve todo eso que traigo en las faltriqueras de mi caballoQ, son monedas de oro puro. 5odo eso puede ser suyo, yo le cedo mi caballo. -ígame usted, Pme ba4o del caballo para que usted se lo lleveQ. Iolví la vista hacia donde debía estar el baquiano, pero este corría como venado asustado, cuesta aba4o. 6in voltear a ver al fantasmal 4inete, me di cuenta que ya debía de estar corriendo tambi*n. (o sentía que en partes, m)s que correr, volaba. uando en eso siento que retumba el cerro y 4unto con un relincho veo una lu diamantina que me pasa de largo y vuela al cielo donde se revienta cuando es atravesado por un trueno que cae en la cresta de 0l :obiado. &e qued* tres días en casa de -o"a 6elma :on)le, con una fiebre que casi me vuelve loco. 0n eso ella me contó/ RayyS, hi4ito, si se topó con el !ríncipe del :obiado; *l viene desde el cerro !elón, y en una gruta subterr)nea secreta, *l tiene mucha gente encantadaque traba4a para *l. %quí lo oímos a diario, porque el due"o de esta hacienda es uno de los pactados, por eso tiene mucho dinero, el !ríncipe aparece de pronto a revisar las nóminas y cada a"o se lleva un peón a su gruta. R-*le gracias a -ios que no se montóS.... porque son treinta días para *l, pero despu*s, los incautos ambiciosos, aparecen todos 4ugados de ipe, treinta a"os despu*s.
Instrumentos 'usicales
%ersona*es %intorescos
%rimeros +obladores