EN NUESTRO PROXIMO NUMERO
Pero volvamos a la realidad. Al presente. Es evidente que los tlvnis existen. Es evidente que los Gobiernos y los Servicios de Inteligencia de todo el nlundo se m uestran profu nddnlente preocupados por la presencia de estos objetos en los cielos del mundo. Sin embargo, lo que las Fuerzas Aéreas y la CIA y los servicios de espinnaje de la 'I'ierra saben tanlbién es que esas rnáquinas superpoderosas han descendido sobre nuestros canlpos y desiertos. Los ovnis ya han aterrizado.
..EL MUNDO DE
LOS OVNIIS" ofrecerá en su próximo númerr¡ a los escéptieos e interesados en el problema algunas de las miles de pruebas de los citados "aterrizajes..."
'
EOUIPO DE BEDACCION ANTONIO BIBERA, JUAN JOSE BENITEZ,
Dr, FERNANDO JIMENEZ DEL OSO, FABIO ZERPA,
ARIEL ROSALES, FERNANDO TELLEZ, GRUPO "CHARLES FORT", MANUEL OSUNA, ENRIOUE DE VICENTE, FEDERICO ACOSTA, ANDHEAS FABEB KAISER, ANTONIO FELICE§, ANDRES GOMEZ SEBRANO, LUIS JIMENEZ MARHUENDA, JOSE LUIS JORDAN PENA.
olseño: errlclorues EDITAT RIEGO EoICIONES, S,A, ALBERTO ALCOCER, 40. MADRID"16. TNOS: 250 13 60 y 250 13 88.
IMPFESION: COSOL, S.A, AñTES GRAFICAS, PCLIGONO INDUSTRIAL "EL BALCONCILLO", GUADALAJARA DISTRIBUYE EDIPRESS l.S,B,N.: FASCICULO:84.85759 " 02."8, OBñA COMPLETAT 84 - 85759 - 01 . X, DEPOSITO LEGAL: GU'9/80
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Yahan aterrizado Descenso múltiple en las minas deYizcaya referidos militares. Muchas personas se Preguntan Por qué los ovnis no descienden, Por qué no bajan, por qué no aterrizan sobre nuestro mundo. La verdad es que Ya lo han hecho.
Lo hicieron en la antigüedad más remota -y ahi estan los testimonios de los Libros Sagrados Y de la ProPia giUlir y lo estan haciendo ahora.
El
mismo
les
indicó el lugar donde se había registrado el espectacular aterrizaje ovni. Nos referimos a J. J. Benítez. He aquí su propio testimonio -tal Y como fue recogido en su libro "Cien mil kilómetros tras los ovnis"- sobre una de las más irrefutables pruebas del descenso ovni en nuestro mundo.
"Creo que me olvidé de todo. De mis compañeros. De cuanto me rodeaba en aquella soleada mañana de frnales de marzo de 1977. Después de un detenido reconocimiento por-la escombrera, me detuve ante una de las mas claras Y Profundas huellas.
Y mi corazÓn comenzó
a
latir con mayor velocidad.
En Ia joven ciéncia de ia Ufología, los aterrizajes de los "objetos volantes no identificados" se suceden sin tregua. Los casos en el mundo se Pueden
contar a cientos de miles. No haY prácticamente un solo lugar del planeta donde esas naves no haYan dejado su rastro..
A
veces
lo hacen sobre Plantacio-
nes. En otras ocasiones, muy ctrca de las ciudades, de los aeropuertos o de
las instalaciones militares.
La tierra queda calcinada. Y en multitud de oportunidades los "trene§ de aterrizaje" de estas supermáquinas quedan impresos en el barro o ent¡e los surcos. Muchos de esos descensos son captados, incluso, por las pantallas de radar militares. Y miles de testigos han dado fe del asentamiento de 'los ovnis hasta en los lugares más recónditos del planeta.
Descenso sobre
las minas vascas de Gallarta Uno, de estos aterrizajes atrajo
especialmente la atención del mundo'
Una vez publicada la noticia en la prensa, militares de alta graduación de las Fuerzas Aéreas Espanolas y de los Estados Unidds se personaroh en la zona minera de Gallarta, en el País Vasco, inspeccionando el terreno Y
sometiendo a los testigos a diversos interrogatorios, Uno de nuestros colaboradores en
EL MUNDO DE LOS OVNIS
fue
testigo de excepción del interés de los
lll
Ingenlero naval José Luls Lorón' en el lugrr donde tlo despegar uno de los ovnis' 81
yo
aquella¡ pie-
de un te¡oro- acuieié dras que, pocos dlas antes, hablan
dos o tres kilémotroe en llnea recta,
atrtbuyo al vaclo dcjado Por aquella tremenda velocidad, Al poco, el "hilo" blaneo desapare-
soportado el poso de una dc las varias navcs extratcrregtroB, Volvla a centk Ia vieja y Ya familiu emoción,,, Y mc pregunté de nuevo Por qué, una vez más, llegab& "tárde", ¿Por qué mi deEtino era llegar siempre a las pocas horas o a los escasos dlas do su
Con un brlllo extr¡ordlnarlo
ció también", Cuando progunté a José Luis Lozón -hombré cuyo trab4jo cotidiano
paso?
Era un aparato metálieo, De eso iro tengo la menor duda, Yo trabajo en
Una y otra v€z -como ei se tratera
Y una profunda nostslgia Y una no menos profunda trjsteza se fueron apoderando de ml. Fue mi compañero Paco Gras
un monte próximo y situado a uno§
"¡Qué
le
eE eso?", pensé,
Pcro antes de que pudiora formular otro pensamiento, el objeto se disparó
hacia
el cielo y a una
velocidad
endiablada,
obliga
el
manejo de los más
variados metales- si pudo idcntificar el material que formaba el fusel4je de la nave, me respondió entre dudas¡ "Es muy díficil, §in embargo, Yo me inelino a pensar que podla tratarse de algo parecido al titsnio,.,"
Nuestro colrbor¡dor J,J, Benftez' con el lngenlero, señor Lozón, obscrv¡ndo.!rs huellos de loc múltlples 0terrlzlj.es en h
-fo'
zon¡ mlner¡
tógrafo de "La Gaceta del Norte", periódico donde ffabajaba como re. portero- quien me devolvió a Ia realidad, Era preciso seguir con la
de
Crll¡rt¡'
en
Vlzcryr,
investigación de aquellas casi novenüa
l
huellas descubiertas en una de la§ escombreras de La Florida, en el término municipal de Gallarta, una de las zonas mineras por excelencia de Yizcaya. Como me ha sucedido en otras muchas ocasiones, mi encuentro con este nuevo caso ovni se Produjo de forma un tanto insosPeéhada',, Pocos dÍas antes, un buen amigo -Mario- me dio la noticia de un avistamiento en la zona minera de Gallarta-Ortuella. El testigo -don José Luis Lozón- era un ingeniero naval, director técnico de uno de -los más importantes astilleros del puerto de Bilbao,
La calidad profesional del testiso hacfa aún más destacado el caso, Y a las Pocas horas de conocer la noticia acudi a su desPacho, en los astilleros, y en comPañia de Gras, el fotógrafo, Y éste fue el relato de José Luis, hsmbre eminentementc práctieo, sen' cillo y de una gran cordialidadr "Fue un domingo, El l3 de febrero de 1978, Como otras veoe§, mi mujer y uno de mis hijos subieron eonmigo hast¿ la easa de mis suegros, en La Florida, Alll solemss pasar buene Parte del dia,,,
Aquella tarde haefa sol' El eielo est¿be despejado y a eso de las eineo
unos astilleros
alcanzase los 20 é 30 metros de diá¡netro, Ns sé,,, Me llené de asombro su forma, Me
recordé la eaperuza superior de los hongos,
Tenia un brillo cxtraordinario, Idéntico al de1 aecro inoxidable euando brilla al sol, Pero lo que más me sobreeogié fue su veloeidad aseeneional, No podrias ni imaginarla,,,'
Se elevó en vertieal, desapare' mi vista en déeimas de
en la explanada que se extiende frente a la eaca de Juan, mi suegro, Mi mujer se habia Puc§to a lavar el
segundo,
82
los
Y parecfa muy grande, Quizás
eiendo de
Y en eso quedé eon la vista flja:eo' mo hipnotizado- en un aParato muY raro que eomenzaba a elevarse desde
sé distinguir
metales,,,
nos eneontrábamos easi todos fuera,
eoehe,
y
¿Qué teenologia Puede lograr se' me]iante
"milagro"? ¡Y sin el menor
ruido,,,l Al tiempo que sc Perdia en el azul del eielo quedé por debaio del "hoR' go" uR "hilo" blaneo, f,nfsimo, que
"Lo¡ ¡nim¡le¡ d€¡pertrron, Ertabrn eomo loeo¡", me
qué?, volvf a Prcguntar,
¿Por úEs el únieo metd que §oBortarÍa *suBongr una friEeién semcjante", Aunque el "despegue" dcl aBarato
fue realmente vertíginoso -añadié
tozén-, tuve posibilidad
de ver en la Barte inferior euatro "patas" o §opor. tes,
Hasta ese momento :eomo tantos otror el ingeniero José tuis tozén habia permaneeido eseéptieo ante el tema
OVlil,
"Franeamentc, no me Breoeupaba, Ahora -coneluyf sí puedo deeir que ereo, Yo los he visto y eso no me 1o quita nadie, Y eonsidero que se trata de un serio problema, No me exBlieo eémo todas las naeiones del mundo no se uneR y deciden abordar tan delieado asunto,,,"
Era sencillamente agradable eseuehar a aquel direetor téenieo de unos astilleros -Bersona eminentemente pragmática- hablar con semejante seguridad sobre los svnis,
Más de 80 perforaclones Concluida la entrevista -y eomo tengo por costumbre en cada una de mis.invpstigacioner, solicité del tes. tigo que me acompañara hasta el lugar del avistamiento, en la zona minera de Gallart¿, enYizcaya, Y asi lo hizo José Luis Lozón, que, gentilmente, "congelé" §u trabajo durante unas horas, Una vez en La Floridan el ingeniero
naval se situó en el lugar exaeto desde el que observó el espeetaeular despegue del ovni,
En un dia soleado y elaro eomo aquéI, en efeeto, era perfecüamente visible la eadena de pequeños montes que se derrama en direeeión a la provineia de Santander. Sobre el fondo eolor tabaeo de aquellas eolinas diflcilmente hubiera Basado desaBer" eibido el fuselaje brillante de uR objeto que se eleva, En el inst¿nte de la observaeién, tanto el ingeniero eomo su csBosa sc eneontraban a eseasos metros de la easa de Juan §illero, sucgro de José tuis, y que se iba a destaBar eomo el gran protagonista del hoy llamado "atercizqe mriltiple de Gallart¿", Ni yo mismo podla sospeehar en aquellos instantcs -mientras eonver' saba eon Lozén junto a la easa de Sillero- Ia enorme sorpresa que me aguardaba al otro lado del pequeüo
,Juan §lllero, testlg0 prlnclpel de los euetro BterrlurJcs de los ovnls en Gallarta, ¡unto a una de las profundes huellas,
bosque de pinos quc ereee dando amparo y sombra al eitado hogar de §illero, Una vez eoneluido su relato, José Luis tozón permaneeié en silcneio, Su vista quedé fija en las eolinas, Y yo traté de respetar aquel mutismo, §é, por experieneia, lo que signifiea para eualguiera que ha visto un svni volver al eseenario dc los heehos,,, Súbitamentc, Jssé tuis se dirigió a mi y preguntér ¿Hasta qué punto te interesan los OVNI§? Por un momento quedé perplejo, ¿Qué pretendfa el ingeniero eoR aque.
lla Bregunta?
Pero había tenido tiempo más que sufieiente eomo para pereibir que era hombre noble, Y le respondl eon la
misma elaridadr
Hoy por hoy, hasta el frnal, Daría la milad de lo que me queda de vida por entrar eR uRa de sus naves y
preguntar,,, José Luis me hizo una señal para que le siguiera, Y sin deeir ni media
Balabra me eneaminó haeia quecillo de pinos,
el
bos.
Marehaba ligero, Rodeé los árboles Bor un estreeho sendero me eondujo hasta una amplia explanada existente al pie
y
83
mismo del bosque. Era otra de las escombreras que habían formado los
camiones de la empresa minera "Agruminsa" con material de relleno. Aquella "plataforma" -formada por tierra y piedras (fundamentalmente por oligisto y sideritaF formaba una figura que presentaba cierta similitud con un semicírculo, aunque, desde luego, sin la menor precisión en sus contornos. En posteriores visitas a la zona pude comprobar que la éscombrera en cuestión tenía unos 70 u 80 metros
de diámetro por otros 40 ó 50
-iQué raro, No veo las señales de la "tanqueta".,. -Vayamos por partes. ¿Qué diablos es todo esto? ¿Por qué me has traído hasta aqui? Este no es el lugar desde el que viste cómo se elevaba aquel ovni..,
-No, no lo es -contestó Lozón mientras seguia ra§treando con la mirada uno de los paños de tiere .t.. pero yo juraría que vi las huellas de la "tanqueta" en esa dirección... Bueno, quizás hayan desaparecido con las últimas lluvias.
de
L¡ cas¡
radio.
El no quiere que se sepa: Ya sabes lo que ocurre. La gente se ríe y cree que estás loco... Pero yo conozco a Juan y sé que no miente.
Ademas, aqui tienes las huellas. Dime cómo es posible perforar este terreno si no es con "algo" que se deje caer...
Permanecimos toda la mañana en la explanada, absortos en el estudio de los enormes y enigmáticos agujeros.
Pero tiempo habrá de entrar en detalles sobre los mismos. de
Slllero, En la parte posterlor, el bosqueclllo que ' ¡tr¡vesabr cada noche Juan Slllero.
Quedaba a unos seis u ocho metros por debajo del nivel del bosquecillo y éste servía a su vez de pantalla perfecta para ocultarla, Al otro lado del pinar se hallaba la casa de Sillero, Nosotros, en realidad, habiamos rodeado los pinos, hasta llegar a la explanada,
Segui a José Luis y a los pocos segundos me detuve. Ante mi -espar-
cidos por easi toda la escombrerahabía una serie de anchos, profundos y redondos orificios. El ingeniero se habÍa detenido también. Y me observaba a corta distancia, con una leve sonrisa. No dijo nada, Prefirió disfrutar de aquel espectáculo. Mi rostro, lenta'mente, conforme yo iba comprendiendo, debió cambiar de expresióú y hasta de
1u2.
se volvió agitada y segui. caminando *esta vez más de-
Mi relpiración
prisÉ hacia otra de las huellas. Y hacia otra
y otra y otra,..
Un testigo excepcional Todas eran claras. Unas mayores que otras. Estas más profundas que las de allá...
Y
algunas parecían formar cÍrcu-
los.
Pero volvi a detenerme. Y traté de serenarme. De reflexionar. De poner en orden mis sentimientos y, lo que
era m¿is importante, mis pensamientos.
¿Cómo habían aparecido aquellos agujeros -más de ochentr en la escombrera?
¿Podia ser fruto de la mano del hombre? Allí entraban o habían entrado camiones de gran tonelaje -pensF y quizas eran los responsa-
bles de los numerosos orificios. José Luis, al fin, acudió hasta mi. Y murmuró casi entre dientes: 84
-Pero,. ¿qué pinta aqui una tanqueta?, ¿de qué me estás hablando? El ingeniero naval me tomó por el brazo y señalando el bosque, sobre lo alto del talud, me dio las primeras explicaciones:
-En las mismas fechas en las que yo vi aquel ovni, mi suegro, Juan, vio también otro aparato con forma de disco que tomaba tierra en este mismo lugar. Algunos días después se repitió el hecho, Aqui mismo, Y hubo mas. Juan ha sido testigo -según me contó en secreto- de un tercer y de un cuarto "aterrizaje" ovni, todos ellos sobre esta escombrera.,.
El ingeniero seguía señalando el limite del bosque. Y remató: -Pero mi suegro no los vio a dos o tres kilómetros, como yo, sino ahí mismo. Desde el bosque, A unos 20 metros,..
Desde que José Luis me habia revelado la existencia de aquel excepcional testigo, todos mis pensamientos habian empezado a girar ya sobre la posibilidad de sostener una o mil entrevistas con Juan Sillero,
Primer aterrizaie "El ovni
daba saltos sobre el
terreno" "Parecía que no terminaba de encontrar un buén asentamiento" Y nuestro primer contacto se hubiera producido sin duda aquella misma mañana de finales dp marzo si
Juan no se hubiera encontrddo en su trabajo, como carpintero-encofrador.
La escombrera dondc descendieron los ovnis y en cuatro noc.hes dlfcrentes.
trabaja en solitario. Quizas el hecho de que me guste la soledad haya influido también. No lo sé... Encontré a Juan. el encofrador. en la hurnilde y austera cocina de su hogar. Todos mis temores se desvane-
cieron 4nte la confiada sonrisa
de
Sillero.
No me conocían, pero bastó el nombre de José Luis Lozón para hacer desaparecer hasta el último recelo. ''.ti.i
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es una zona emlnentemente
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Abandoné La Florida satisfecho e inquieto, Nervioso y alegre, Y me propuse volver aquella misma tarde, a f-rn de iniciar una detallada investigación sobre los cüa.
tro supuestos aterrizajes OVNI.". "Aquella misma noche, como digo, subí nuevamente a La Florida.
Y lo hice solo. La experiencia en mis ya casi 250.000 kilómetros tras los ovnis me ha enseñado que, en la mayor parte de los casos, los resultados son siempre mejores cuando se
Fui bien recibido. Y al poco de entrar en la casa, Juan había puesto entre mis dedcis un reconfortante vaso de vino. haciéndome sentar junto 'a la vieja y entrañable cocina de carbón.
Purificación,
la
mujer de
Juan
Estaba claro. Juan Sillero no deal menos en aquella ocasión, en presencia de su seaba hablar del caso,
familia. Y dejé hacer a Juan. Mi vaso de buen vino del "Riveiro" fue escanciado por segunda vez, mientras Purificación Fernández Veiga me hablaba de su añorada tierra, en Montecubeiro (Lugo). Hacía más de veinte años que Juan y Purificación habÍan llegado a la zona minera de Gallarta. Alli levantaron su hogar y alli han nacido sus hijos. En Ia casa no hay lujos, pero no faltan las "ristras" de oloroso chorizo gallego, cuidadosamente colgadas en la alacena. Y en un rincón, varias jaulas de
"mixtos"
y
jilgueros, que son
la
Sillero, y dos de los ocho hijos que ha tenido el matrimonio, acudieron prestos hasta la cocina, un tanto sorpren-
pasión del afanoso carpintero,
didos, lógicamente, por mi presencia. Pero, cuando me disponia a plantear el tema que me había llevado hasta la casa del testigo, Juan -adelantá"ndose a todo y procurando dar la espalda a su mujer- me guiñó un ojo, desviando mis primeras palabras hacia otros derroteros.
ta.l- inició los preparativos de la cena,
Y en el momento en que Purif-rca. ción -mujer tremendamente elemenSillero se las ingenió para hacerme salir de la casa. Hacia horas que había oscurecido y el cielo se presentaba con el esplendor azabache de las noches sin luna. "Per-
la", la viejisima perra de la familia, salió a nuestro encuentro y terminó 85
Bor tumbarsc a nuectro§ pies, Junto a la esealora de piedra que eonduee al
primer piso, Aquel noblo animal habla jugado un papel deeisivo en los suecsivos avistamientos de los ovnis,,, Y Juan, sin más rodeos, fue dere' eho a lo que me imPortabar -No querfa hablute en la eoeina, Ya veo que 1ó has eomPrendido'.. Asenü,
-Ya
a veees las lo tapan Para evit¿r
sabes cómo son
mujeres,,, Todo
Serlan laE dos Y media de la madrugada, Estábamos todoe en la eame euando senü
a los Perro§,
Ladraban como locss,
Por aqui eerea haY otros easerlos Y establos y abundan los Perros, Era extraño aquel alboroto, Y sin levanta¡me de la eama agueé el oido, No tardé en sentir un ruido sordo Y leiano, Pero entendí que se trataba de uá avión y me quedé más tranquilo, Pero la pérra Y demás animales -in' eluidos lbs gansor segufan alte¡ados,
Y eso me preoeupÓ.
Los perros
mundo de humo blanco'
-Si, te 1o contaré' No sabrla decirte la fecha eon exactitud, Pero no fue más allá del 13 de febrero.,'
lo
que -Pero, Juan; ógué fue sucedió? José Luis me ha hablado de
varios "aterrizajes".,,
aeereera,,,
Juan me deceribió entoneec -con gran plaoticida& aquel Eonido¡ -,,,Ouando aquella "coga" emPezó a aBroximuse se escuchaba dgo asl
eomo "iroooo,,. roooo,., rooool" Despüés, al aterrizar, eambió Por un sonido más penetrante, Y sc ola un
"rshiiii,,, shiii,,, shiiii,,.!" ' Cuando yo me di cuena que aquel ruido estaba justanrente eneima de mi easa, me asusté, No Podla §cr un avión,..
problemas,,,
El ebanista eneenclié uno de sus "ccltas" y dejó e§capar todo un
Aquol ruido cmpozaba a haoerse y potonte, Era como ¡l ce
más elaro
Además, los perros nunca se ha' blan alterado asf, §alté de la cama Y, en Pijama, tal Y como estaba, me diri8l al baleón. A ese,.,
Juan Sillero me señaló el Pequeño balcón, único en toda la fachada de la
y que da a uná amplia explanada. Desde dicho balcón -como casa,
pude comprobar por mi mismo minu-
tos despuér se domina una amplia panorámica, no sólo de la zona minera. sino también de los montes mas lejanos, como es el caso del Serantes.
Una luz potente -Nada más asomarme vi una luz potente que se dirigia casi rozando las copas de los pinos hacia
la
escom-
brera. .*ri
;,.4ffit*-
;,i.i!r iÉ
u
#:ffi d
Las huellas demostraron que el peso o fuerza del objeto era superior a los 3.000 kilos por punto de apo¡o.
día hacia la escombrera que tenemos
ahi detrás salí corriendo y crucé
el
bosque.
..hm6"
Cuando llegué al filo del talud me tumbé sobre la hierba y quedé maravillado. Aunque la oscuridad erayatotal, le pedí a Juan que hiciera de nuevo el mismo camino de aquella noche. El
hombre se brindó encantado. Y nos dirigimos hacia el extremo opuesto del bosquecillo. Juan conoce el sendero a la perfección y a los pocos minutos se detuvo
al borde mismo del talud.
donde
termina bruscamente el bosque. Una Yez acostumbrados mis ojos a la
Las naves tocaron el suelo en varias ocasiones. levantándose de nuevo y volviendo a aterrlzar, En esos saltos, las piedras de la escombrera quedaron resquebrajadas.
Aquella luz marchaba muy despacio. Y hacia escasos segundos que había pasado sobre el tejado de mi casa. La perra, mientras tanto, seguía iadrando...
\- sin saber por qué,
bosquecillo.
solo?
-¿Tú -Si. \f i mujer y los niños siguieron en 1a carra. En realidad no se enteraron de la "ñesta"...
comprender que la luz descen-
ftt de t0 huellas como Ia que aparece {r grabado por fueron contabili¿adas acudieron a investigar.
pies.
Era, efectivamente, el mismo relleno de piedras y tierra al que me había conducido esa misma mañana el yerno de Juan, aunque por otro sendero.
en el
los equipos que
Y
así estuvo unos minutos.
hasta que, por hn, debió encontrar un
terreno más adecuado
y
se inmovi-
lizó.
No era muy grande, Quizás el más pequeño de los cuatro. Y era redondo. Como un plato de sopa puesto boca abajo y con cuatro patas. -¿Y cuanto tiempo permaneció ahi abajo?
-Bastante. Yo calculo que no bajo de los veinte minutos.., ¡Me hubiera gustado que lo vierasl Laluz era muy brillante, aunque no hacia daño a los ojos.
Y cambiaba de un tono a otro. Primero blanco, Después, color oro. Después, un poquito antes de salir disparado hacia el cielo, se hizo de nuevo blanco y aumentó el brillo. Yo estaba como hipnotizado. ¡Era lo más bonito que he visto en mi vidal Observé a Juan, Hasta la última de sus células vibraba con aquellos recuerdos.
-¿Y no se movió en todo ese tiempo?
"El aparato daba saltos',
dejé el Qalcón
)' sali hasta aquÍ mismo, al pie del
Al
oscuridad, empecé a distinguir la escpmbrera, que nacía justamente a unos seis u ocho metros bajo nuestros
mente,
y
-No. Yo lo tenía a unos 15 ó 20 y no vi que lo hiciera. Si
metros
Juan se arrodilló entre los helechos maleza y prosiguió su explicación:
escuché aquel zumbido sordo y constante, como el de un moscardón, Pero eso fue todo.
-.,.Cuando llegué aqui, como te vi un aparato que estaba dando
-¿Recuerdas cómo eran las patas? -Yo le vi las dos que tenia frente a
decia,
saltos sobre la escombrera.
Se conoce que no terminaba de encontrar un buen asentamiento... Tocaba suavemente el suelo y volvía a elevarse unos metros. Después bajaba otra vez y subía nueva-
mí. Terminaban con algo parecido "puños". -¿Bolas?
-Pues no sé. Quizas. A recordaron un puño cerrado.
a
mi me
Las otras patas no las pude ver bien 87
porque el "bicho" se aplastó mucho contra el suelo. -; Y cómo se elevó? -h .to de los veinte o veinticinco minutos empezó a subir muY desPacio. Y cuando estaba a unos dos o tres metros del suelo quedÓ nuevamente inmóvil. Encogió las patas y se hizo
mas brillante. Aquella luz era blanca potente. El zumbido se hizo también más agudo Y en un abrir Y cerrar de ojos salió en vertical hacia
y muy
"!rt.i¡it'
ffi,,r, r¡+É$l#1
ffi
allá...
Juan me señaló el N.O'
-Se quitó de en medio en
nada. ü#r,,lilii!:':iir
¡Menuda velocidad! Yo me quedé todavía un buen rato sentado aquí mismo. El último fogonazo de luz si me dejó deslumbrado... Me fumé un cigarro Y regresé a casa. Los perros
y
fl,'4
gansos estaban en
silencio y mi familia
seguía dur-"
miendo. Pero las cosas no eran iguales Para mi...
-¿Por qué?
Juan me observó como tratando de
averiguar si sería capaz de compren' der sus sentimientos. -¡Es que nada es igual en la vida después de haber visto una co§a de estas..
.!
Cuando interrogué al carPintero sobre . otros detalles -ventanillas, luces. etcétera- respondió tajante: -Nada. No vi nada. SÓlo luz' Todo
el objeto aparecia iluminado. Pero en el segundo "bicho" sí vi ventanillas...
Quince dlas desPués Esta vez fui yo quien se sentÓ sobre la hierba del bosquecillo, Y ofreci a Juan uno de mis cigarrillos. Arriba,
las estrellas parpadeaban sin cesar. -¿Cuanto tiemPo Pasó entre este primer objeto y el segundo? -Unos quince días. Y los Perros Y
Quedó demostrado que las numerosas huellas quc lparecieron en la escombrera de La Florida no fueron provocadas por la msno del hombre,
gansos me despertaron también de madrugada.
la cama y vi otro
gran resplandor que procedía de la escom'
Salté de
brera,
Tropezando aquí y allá logré enfundarme el "mono" de trabajo Y crucé el bosquecillo, ocultálrdome aquí mismo, como la primera vez. Pero esta vez era muy rfiferente. A pocos metros de mis narices "flotaba" otro aparato redondo, enorme Y con muchas luces, Me quedé con la boca abierta.., Pero, de pronto, Juan guardÓ silen88
cio. Sus ojos habían quedado fijos en
el firmamento. Mantuve abierto
el
magnetófono, al tiempo que trataba de localizar el punto que tanto interés había despertado en Juan.
Recorrí las estrellas, observando por el rabillo del ojo a mi entrevist¿do,
Por un segundo imaginé un nuevo descenso de una de aquellas naves sobre la escombrer,a, E instintivamente deslicé mi mano hacia la bolsa ,'e las cámaras fotográficas. Si uno de
aquellos ovnis se decidiera
a
bajar,
esta vez no escaParía..,"
Paralizado por el ovnl "No terminaba de descubrir lo que había puesto en guardia a Sillero' -...Aquello me está dando mala espina -comentó al fin el carpintero, Y me señaló con su dedo un Punto
rojizo que variaba constantemente en su brillo. Tomé mis prismáticos y enfoqué el punto en cuestión. Tras unos segundos de duda llegué a la conclusión de que se trataba de una estrella. El propio Juan se adelantó a mis
de todos aquellos a quienes he entrevistado y que afirman haber visto uno de estos objetos o a sus tripulantes, posiblemente saldría corriendo... No obstante -y desde hace algún tiempo-, el duro entrenamiento a que me he sometido, las muchas horas de
pensamientos: -No, eso parece un lucero... Pero, el caso es que cuando se alejan toman
soledad en parajes aislados y ese enorme convencimiento de que no son agresivos, quizárs me permitiera
ese color...
soportarla.
Una observación más prolongada me ratificó en lo ya expuesto. Se tralaba de una estrella que 'parpadeaba' con fuerza a causa de la calma.
Sin embargo, aquella primera entrevista con el testigo de Gallarta no fue como la había imaginado. Des-
Un aparato de 50 metros En esta segunda ocasión -y según el relato del testige el ovni era
los ojos puestos en el oscuro cielo. En mi corazón seguia vivo y con llegar hasta estas naves.
y la grandiosidad de un
más fuerza que nunca el deseo de En muchas entrevistas y conversa-
ciones me han preguntado siempre si sería capaz de resistir Ia proximidad
de un ovni y, naturalmente, §e sus
ocupantes, La verdad es que no 1o sé. Si he de tener en cuenta las reacciones
Asombrado por aquella luminosidad artefacto
semejante,
A mi llegada al borde del talud, el objeto empezaba a bajar muy suavemente sobre el terreno, -¿Dónde?
-Allí,
en aquella esquina.
Juan me indicó uno de los
disco. Y yo me asusté... ¡Adiós!... ¡A que me ven!... Y empecé a echarme hacia atrás. Desde mi sitio yo veia ya hasta las ventanas...
Pero no tocaron tierra. Giraron y
se fueron
considerablemente mayor. Quizas alcanzase los 50 metros de diámetro. -Como te decía -prosiguió Juanallí me quedé, con la barbilla pegada a la húmeda hierba, Casi sin respirar.
pués de aquel 'susto', tanto Juan como yo terminamos hablando coh
Y
extremos del semicírculo. La distancia hasta el 'escondite' de Sillero no sería superior a los setenta metros. -Primero, al bajar, giró un poco el
al otro
extremo de la
escombrera. Y a cada desplazamiento,
aquel disco se colocaba en una posición oUicua. El zumbido se hizo entonces más fuerte. Y llegó un momento en que tuve que cerrar los ojos y agarratme la cabeza, medio enloquecido. Después, el'plato' quedó de nuevo en silencio. Pero antes de aposentarse sobre el terreno repitió la misma operación que el primero. Tocaba la escombrera y volvía a elevarse unos metros. DescendÍa de nuevo y trataba de asentarse, Al no conseguirlo, remontaba el vuelo y parecia buscar otro lugar, Y así por tres o cuatro veces, Por último quedó inmovil ahí enfrente y vi cómo el disco entero se "arOr 'prta'-erplleó Juan Slllero- er¡
como
un puño,,,"
i,*q
\¡ffi;4
I
pegaba
al suelo, como si tuviera un
sistema hidráulico.
La Iuz se hizo
entonces menos
acusada.
Según cuenta Juan Sillero, aquel segundo ovni permaneció sobre la escombrera por espacio de casi media hora. Algo más tranquilo que en la
el ebanista prestó mayor atención al aparato... -Sí. tenía ventanas. Eran alargadas y rodeaban la parte superior del 'plato'. que era como una esPecie de oportunidad anterior,
cúpula semi-transparente. Por aquellas ventanas salía también
luz. Y dentro se veían sombras. -iQué tiPo de sombras?
-De personas. -¿Y cuantas se veían? -Pues no sabría decirte, Yá tenia frente a mi tres de aquellas ventanas
rectangulares
y
veía pasar varias de
.
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r,t'1i
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jr,.,;
- .;*i¡.,ii'd
ri+ll(ü;9' ,
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estas sombras,
Se movían de aqui Para
I I I
allá.
Observé que cuando se acercaban a los ventanales de la cúpula, disminuian de tamano, En cambio, cuando se aleiaban, aumentaban.' fEl" f'enómeno que observó Juan
l.l testigi princi¡ial
de los descensos or ni
-Sillertr
es un
hombre humilde y trabajador,
podría tener una explicación de tipo Optico. causa de la concavidad de la 'citada a
cúpula.)
-¿Y eran movimientos
normales.
como los nuestros? -Sí. claro. A veces se Paraban. Parecian conversar entre ellos. -¿Crees que podian verte?
-No
1o sé.
La verdad es que
me
encontraba muy oculto por todo este rarnaje.
-¿Hubo algún momento en
que
pudieras distinguir mejor las caras o algún detalle de los cuerpos?
-No. Y aunque el disco se encon-
traba muy cerca del talud. el material de aquella cúpula no me permitía ver
el interior con claridad. Ya te
he
dicho que era semi-transparente. La verdad es que -a pesar de la aplastante evidencia de las ochenta y lantas huellas en la escombrera- yo no habia renunciado a poner a prueba la veracidad del testimonio del testigo. Era mi obligación como investigador.
Y
una tras otra. Juan Sillero
fue
superando las sutiles'trampas' que yo
le iba tendiendo a lo largo <1e 1a
conversación. Aquello era un buen síntoma respecto a la autenticidad del CASO.
"Antenas"
en la parte
superior -¿Salió alguno de los tripulantes? 90
Juan Sillero. con una di: las ocai que le alertaron de la presencia de los objetos rolantes no iden tificados.
El doctor Jiménez del Oso. durante el descanso del rodaje que hizo TVE en Gatlarta. También et popular director del programa..Más AIIá,, fue
.
testigo de las casi 100 huell¡s ovni.
-No. Yo, al
menos.
no me
di
cuenta.
-¿Viste algún brazo mecánico? -Tampoco. Allí lo único que giraba
eran las antenas que había en la parte
superior del disco. -¿Y cómo eran esas antenas? -Pues, no sé... Como unas antenas
de coche, pero más largas y paralelo con el suelo. Eso sí.
en en
ningún momento dejaron de girar. Todos las llevaban. Los cuatro.,. Casi a la media hora se intensif-rcó el zumbido y tomó altura, estabilizándose también a escasos metros de tierra. Recogió las cuatro patas y aumentó luminosidad, saliendo disparado hacia mismo lugar por donde
la
el
desapareció el primero. Es curioso pero todos se alejaron hacia alli...
Y
Juan volvió
a
señalarme la
dirección N.O. La estrella que nos hubiera hechd
vibrar durante algunos minutos seguía en la misma zona, con sus constantes '.guiños' de luz.
Y al igual que en la primera noche
y que en la tercera y en la cuarta, el vecino de La Florida regresó a su cama y guardó nuevamente silencio. Era su secreto...
Por tercera yez Otros diez días después -y a eso de Ias cuatro de la mañana- se repitió la
misma historia.
'Perla', la pequeña perra. los gansos
y el resto de los animales de los a'lrededores, despertaron a Juan.
-Cuando esta vez llegué al borde del bosquecillo, el 'plato' estaba 'tanteando' el terreno... Al fin se colocó ahi enfrente. Era tan grande como el segundo. pero esta vez no vi personas. Sólo aquella 'tanqueta' brillante...
A los diez o quince
minutos de
posarse en el centro de la escombrera vi salir un chorró de luz por debajo del disco. Por un momento pensé que
La P¡ensa. Radio y TVE se rolcaron sobre la escombrera cuando la noticia s¡ltó a la actualidad nacional. En la fotograffa de
J.J. Benitez, uno de los equipos ellos, algunos de los orificios,
de
TVE. Junto
a
9r
se iban. Pero rto Y apareció un aparato de unos 80 centimetros de alto por ult tt'tetro de largo. Tenía una cadena como la de los tanques.
Yo no vi por dónde la
#€.::áá
'*
F* .-
\'
utla
antena igualmente brillante.
*t"+.tg
t
*.''
s,... :.. i
sacaron.
Sólo aquel chorro de luz blartca -v. al pclco. la'tanqueta'.
Y la vi moverse bajo el disco 'tradre', l-lego hasta el limite del 'plato' I después regresó hacia el cetltro. Pero
no dio la vuelta. Simplernente 'dio marcha
atrás'Y desaPareció Por
donde hpbia llegado. Era muy bonito... S,
que altura estaria la 'patiza' del
-,,A
disco de la escontbrera'l -Las patas tetldrían unos dos nle-
'€ks..
tros, aproximadamente. Pero. al posarse. el cuerpo del aparato bajo un poco.
A los veinte o treinta r.I1itltttos de verlo aterriz.ar se elevó de ttuevo y
*+#'" d
"tu.
lL
elesaparcció
a
ull¿1 velocidad endia-
blada
ljue etrtotlces cuando yo
nTe decidi cscombrer¿r. AIIí. erl el lugar clrtndc sc habia posado el disco, habia quedado 'algo' brillante, De ttrl color ro.jizo. Como una 'lr'rciérnaga'.
a bajar a la
,
No pude resistir la curiosidad ¡' salte a la csctttrrbrera. Pero al tocar 'aquello' setltÍ ull illtenso dolor. ¡\le habia quentado,,.l
Pero no habia sido una sensacitin de fuego, ;.\qucllo cr¿i lrio col1lo e
I
h .14F,* 'É6
t\', b.",
'
o*
r
ielo.,
!
Al llegar a casa ¡le nliré la tltatto. pero l'lo tcllia señal algutla.., ,',Ccinro podía se r si Yo habÍa rltido el dolor'l l)ero, ;,ctitllrl cra'aquelltl'
qtte
lr)t$itaste agarrar? -Era algo qrrc brillatra, \' se etlcontraba ell el lr.r¡tar por cionde habiit
pasado Ia'tanqLletilla'. Irero poco dcspués de tocarlo desaPareció. .\l dia siguierlte. Juati Sillero volviti al sitio e xacto dtltidc aterrizó cl ovni. Y allí estabatl las huellas de las cllatro piitas del disctt. asÍ collltl las de la 'tallqueta'.
[:stas r,rltitlas *scgtttl I']1e rclato Jose L.uis l.ttztitl. el iltguliero Ilavaleralr rlucho I')terl()s prilfundas que las de los cuatro Pulltos de aPo-vo del ovni. Sitt ernbargo. se vciatl a la I
\lario. el honthre que
puso rrthre la pi§la
*.'.
''
dtl nlundialnlenlc
frrnoso caso (;allarta a J-J. IJtnilez. junlo a uno dc los profundttr ori[icios.
92
perlecc i(tn.
Recorclé etl aqttcl ittstallte lils ct'j rrentarios de Jose [.uis ctt¿tlldo. horas antes. ttte habia acorllpañado hasta la csc(rlnhrcri.r. I)(rr I1'l¿ls ctttpctitr quc
puso elt la busqueda. el irtgettiero Ittl pudo hallar las huellas de aqLtella 'tanquetilla'. \' cra l«igictl. dado cl tiutlpo
,tL :
q¡é
ilnll,,i
:r;'ffi
**. B*r*
,
s r#
t.as huelas atcanrar.n ,,,,
*11+
,,, .;llllJ.r,;1,;rroo.'
zumbicio. I)ero csta \ ez l'uc nrLlv dilerente I.a intcllsÍsinra vi['¡racic'ln lo llenri todo '¿,Qr,re es eso'l'. pr.cBunt«i Puriflcacirill '\ada. rnujer...'. le crlntestó Juan t¡iultras se dirigia presuroso al balcórt.
I salir. el ebanista qr.rcdo paralirrrul superior a l()s tre \ .iilltcri()r s e It tant¿lñr) \c cltu()r).'\
zadtt. L'n disco e
traba a esc¿lsa altura sobre cl tcjado dc la casa. l.a luz blanca r¡r.rc irladiaba el ttvni lo llelraba todo: casa. cx¡'rlanada \ hasta ltls pirtt,s ¡rrr\titttos. ,\ hu.itl. ltr: pcrrps ,\ Bal)s()s Corrt.tt')
enloquecidos. chclcando cntr.e c()ntra las paredcs,..
Ia zolla,
El último "encuentro" Pero el 'encuentro' luás espectacular ¡r sobrecogedor iba a tener lugar
)'
';l)irls rtrrol'... En nritad de un 'oeéal1o dc luz'. Sillero pudo contern¡llar un e spec-
Juan Sillero atraresaba este bosquecillo hasta colocars-e en un talud, sobrr la escombrera donde desccndieron |os cuatro or nis. lln la fotografía le remos recorriendo el nrismo sendero
transcurrido y las llr.rvias caídas sobre
si
una semana r.nás tarde. El lunes. 2l de rrarzo de l9TT. hacia las doce y dicz de la lloche. l.a larnilia Sillero se encolttr¿rba todal'ía despierta. ,,\cababa de finalizar e I programa de television y sc disponían a descansar cualtdo Juan su rnr,rjcr sintieron el !'a larliliar _"-
taculo que lro olvidara jarrrás. -.{qtiul cliseo tr:lltit \tls Ct¡Jtr() I)ittil\ lucr¿r. \'tan cerca dc Ia eiisa que pense qLle la iba a qr¡ebrar.". Cuando intente escapar del baieón. no pude hacerlo. ;Estaba paralizadol '-¿, Por el terrclr'l
-'\r.r. r.ir'r... F:ra algo clif'crente. \ o sentía. I:scuchatra \ \'cia lr la perfeccion. \tc daba cucnta (lc todo c'[¡¿lnt()
93
mi alrededor, Pero no Podia moverme. Me había quedado con las
pasaba a
manos agarrotadas sobre la barandilla del balcón y con el rostro fijo en aquel aparato monstruoso... Pero te juro Por Dios Y Por mis
hijos que no era miedo lo que me
tenía paralizado...
No sé cómo explicar1o... Quizás fuera electricidad o algo así 1o que impedía que me moviera' El caso es que Yo Pensé que allí terminaba Juan Sillero... Aquel cuarto disco se había colocado 'de canto' sobre mi casa. Y si Yo hubiera podido moverme, seguro que llego a tocar una de sus Patas... -¿Cuanto tiemPo estuvo el disco sobre la casa? -No lo sé bien. A mí, de todas formas. me pareció eterno. Vi también a las 'Personas'. moviéndose en el centro de la cúpula. Y me maravilló que. a Pesar de encontrarse el aparato "de canto", no se cayeran. Ellos seguían moviéndose como si tal cosa,,. Después, el 'Plato' emPezó a deslizarse silenciosamente en dirección al
bosque y a la escombrera. Fue entonces -al alejarse- cuando Yo
recobré el movimiento. Bajé nuevamente al sendero Y corrí hasta mi'refugio'. al borde del talud. Ellos estaban ya tomando tierra' Noté un movimiento anormal dentro de la cúpula. -¿Te refieres a sus ocuPantes? -Sí. Iban y venian sin cesar y agitaban sus brazos y cabezas como si
estuvieran discutiendo. Parecía que no estaban de acuerdo en algo... Y allí se quedaron por espacio de
otros veinte o treinta minutos. Después se elevaron
y
desparecieron.
Junto a las huellas. y al despegar uno de los
\
obietos. el testigo obsenó algo que brillaba' /' Cuando áescendió y lo tocÓ sintiÓ cómo "hquello" le quemaba.
sido vistos
*y lo son hoY en día-
sobre las aguas de los siete mares.
Miles de pescadores Y marinos han
quedado estupefactos al ver entrar y salir estas máquinas de los grandes
océanos
y de los
más
Pequeños
mares.
Los mas sofisticados equiPos e[éc-
trónicos de las grandes potencias han captado las naves "nodrizas" en lo
Bases en el mar
mas profundo del Atlantico
Y ya no han vuelto... Aquella última frase de Juan
Si-
llero fue pronunciada con cierta dosis
de tristeza. Como si el vecino de Gallarta hubiera terminado por hacerse amigo de los ovnis..."
Pero los ovnis no sólo aterrizan en los campos y montañas. También han
o
del
Pacífico. Parece como si las aguas dei planeta se hubieran convertido en un gigantesco "hangar" para estos objemisteriosos, tos..EL
MUNDO DE LOS OVNIS" expondrá en su próximo número algunos de los más espectaculares casos registrados precisamente en los océanos.
Aviones de combate hicieron varlas pasadas sobre este lugar en las noches en que Sillero afirma haber vlsto los ovnis posados en esta escombrera de la zona minera de Gallarta'
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Juan Slllero sobre el
-al fondo
talud- nos muestra
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lugar desde el que observó los ovnls.
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La fuerza ejercida Por los "trenes de aterrizaie" de los objetos sobre la escombrera debió ser muY considerable -unas l5 toneladas- segÍ¡n los ingenieros y físicos de la Universidad de Bilbao.
"Los
obJetos tocaban el terreno y volvlan a elevarse
-dljo el testigo-, como si no lograsen asentarse d
€fi
n
ltlvam ente".
kt:r:§:i:i
"Colectivos" que investigan...',de ofdas,,
''iW** *t-
Lógicamente, mis investigaciones -prosigue J.J. Benítez- no concluyeron con ésta y las sucesivas entrevistas que sostuve con el testigo principal
del "caso Gallarta". Había que atar muchos cabos, ante la posibilidad de que realmente se tratara de un múltiple aterrizaje de objetos volantes no identifrcados.
Y con la colaboración de varios profesores de la Universidad Aütó-
Wr, ;ñ.e{':
trÉddffi
noma de Bilbao -físicos especialmente e ingenieros- llevé a cabo nuevas visitas a la célebre escombrera, Ailí efectuamos un sinfin de mediciones, cálculos de resistencia. etcétera. Incluso fueron recogidas muestras de piedras y tierra, aparente-
y ',arañad.os" por los supuestos "trenes de aterrízaje'; de los ovnis. mente quebrados
Y todo ello fue sometido a
correspondientes an¿ílisis.
los
Unos 3.000 kilos por punto de apoyo De las deducciones sacadas por los técnicos, y puesto que muchas de las
perforaciones formaban figuras geométricas -hasta con cuatro, cinco y seis puntos de apoyo-, se llegó a la
conclusión de que algunos de los ovnis que habían descendido sobre dicho terreno habÍan ejercido una presión de hasta 3,000 kilos por punto de apoyo, En líneas generales, algunos de estos objetos habian desplegado una fuerza aproximada de unas I 5 toneladas. Cuando tratamos de "provocar" orifrcios similares a base de nuestros propios vehículos, los resultados fue. ron totalmente negativos. Las huellas dejadas por las ruedas de los coches eran casi imperceptibles.
Adrián Tramón, sobre
su excavadora. (Fotot
J.J,
Benltez).
97
Tampoco las gigantesca¡ Soma¡ de
los
eamioneo que
se dediean al
transporte de piedra en la eitade zona
minera pudieron igualar aquellos agujeros de hasta 35 y 40 centimetros de profundidad y otros tantoe eentl'
metros de diámetro, Pero, además, ,',cómo una rueda -por muy pesada áue ésta fuera- podrfa formar orifi. eios easi perfectamente eireulares y extraordinariamente apelmazados en su interior? Las diversas pruebas e investigaeio' nes que habfamos inieiado se vieron alentadas a los pocos dias Por dos hechos sumamente importantesr Por una parüe, las proPias Fuerzas Aéreas Españolas se interesaron por estas huellas, asl como por los testigos de los posibles aterrizajes de "objetos no identificados",
Yo mismo, una vez obtenido el permiso de-los testigos, puse a las Fuerzas Aéreas en la pista de 1os mismos, asl como del lugar donde hablan ocurrido los hechos,
Y
cuál no serla mi
sorpresa
cuando, semanas más tarde -Y a través de uno de mis importantes "conüactos" en la Base Aérea de Zaragoza', tuve noticias, primero, Y pruebas después de que, a lo largo de varias de esas noches, algunos de los
aviones de combate hablan salido hacia Vizcaya en misión de identiftca' ción y posible interceptacién de los ecos captados en las Pantallas de radar,
El descenso de ovnis. Por tanto' habla sido un hecho. ... Y aparecen,los ufólogos ttfln de semana"
de
Pero, euál no seria mi sorPresa -sontinúa el periodisüa e investigador J,J, Benltez- euando, reeientemente, en uR boletin (dieen que "informati' vo") delBomposo CEI, un "eoleetivo" de ufólogos de
"fin
de §emaRa" lanza
lo que han denominads "Revisién de los easos de atetizaje en Gallarta", Nada más y nada meno§ que onee "expertos" guipuzeoanos y eatalaneE aeudieron al lugar y llegaron, entre otrBs, e la scbrsEa eonelusién de que los orífrcios -más de oehenta- aBare' eidos en la eseombrela de La Florida ER el centro de lr Imrgen, une de lnr pledrm remlcnterrtdrt que fue cleglde por Tmmón p¡ra ¡er de¡enterrrd¡ eon ln eueh¡rr de ru máqulna exervrdorr, El dens¡trc c¡tnbl a punto de
eomenutr,,,
98
El veclno de El Crmplllo tYtnza eon su excrv¡dor¡ h¡eh l¡ Pledrr elegldr, ¿Qué Prsrri,,,?
7.
"i
hr emplerdo slempre Adrlá.n Tr¡món p¡rr ext¡ler pledrr_s en l¡ escom.b¡er¡- sl8uG ¡,lnrent¡ndo,, h¡cer los conocldos orlflplirs' .|}llT-t cuu ^,.^..,!:_Tt-r_l}: clrcul¡re§. Scgfin J: los ufólogos del CEI, fue un¡ retroexc¡vadora l¡ que provocó dlchrs perforrclones, l:l p¡tlnlzo de los referldos ufólogos de..s¡tOn;; y ,,nn Oi §em¡n¡" lba ¡ ser hlstórlco,,,
¿Qué tendrán que ver cstos orlflclos
habfan sido practicados por un vecino
aseguraba que habfa visto algo raro, asl dEbfa ser,,,"
vadora,,,
dida de prudencia -hecho este que fue euriosamente "olvidado" por lós ufó.
de El Campillo (poblado próximo a la e§combrerd, merced a una retroexca.
Movido por la lógica euriosidad
-y
so§peehando que en aquel "informe" habia algo que no éncqiaba- me
trasladé nucvamente a Gallarta,
Y al interrogar e Adrián Tramón,
propietario, en cfeeto de dos de estas máquinas excavadores, me eonfirmó que habfa acudido en algunas oportu.
nidades hasta dieha zona! proec. diendo a la extraeeién de piedras todavla rieas en mineral de hierro, Esas piedras, Bosteriormente, etan vendidas a un industrial, Tramón, hombre noble y sineero, me aseguró que él no habla visto los ovRi§, Bero quc "si Juan §illero
Y como primera y
elemental me.
logos de "salén"- rogué al señor Tramón me acompañara hasta la eEeombrera con la retroexcavadora a que haefan alusión los ',eolcetivos,' (eon perdén) en su "deflrnitivo estu. dio",
-me dijo Tramón- yo jamás .he-No trabqjado en
la
extraeeión de la',re.
Biedras, en la eseombrera, eon
tro",,, -Pero estos señores del ,,eoleetivo" Ivan o tau, o eomo se llamen, dieen que usted utilizó la retroexeavadora, Ineluso efirman que las huellas fue. ron heehas por los pies reetangulares
*r ,ifft;+;:Hrrrtl
eon los que, a veees. trabaja la ,'re. tro",,, -Se equivocan, La única máquina con la que yo he saeado piedras álf es
la
exeavadora
"M, Férguson,', y
precisamente sigue junto a la escom. brera,,,
Y alli nos fuimos, Adrián Tramén montó en la exeavadora y se dirigió hasta el eeRtro de la explairada doride habla apareeido el easi eentenar de orifieios eireulares, Aquella euehara eon siete dientes de aeero, de easi dos metros de longitud. me dio ya mala espina, nada
más verla,,, Pero, eR fin, yo no podla limitarme a "investigar de oldas,' y esperé el
"milagro", A lo mejor, eén uh poeo de suerte, el hombre eonsegufa efee.
oo
[,a comparación entre las huellas de los siete dientes de la excavadora en la escombrera y este orificio es más que evidente. ¿Necesitarán gafas, además. los ufólogos del CEI?,
tuar sobre el terreno uno de aquellos agujeros circulares...
Zanlas, zánjas y zanias Adrián TramÓn arremetió contra una de las piedras semienterrada en el lugar, Pero, después de dos o tres
intentos, lo único que había conse' guido era abrir una zanja de mas de
dos metros. La Piedra en
cuestiÓn
había sido extraída y, con ella, cientos de kilos de tierra citras ;piedras'
y
¿Dénde estaba el limpio orilicio. «¡ir'
rcular?
'' I En los siguientes intentos, los resultados fueron tan desastrosos como en el primero, . Algo resultaba claro como la luz: ninguna "cuchara" de siete dientes de acero y casi dos metros de longitud puede dejar unas perforaciones como
las que todos conocÍamos Y
que
aparecen fotografiadas en estas mis' mas páginas,,. Para colmo -y entre otras aberra'
ciones-, el "informe" (?) confundia este caso con los Documentos Oficia' les del Gobierno Español, proporcionados en el año anterior,,, En fin, una vez más quedaba claro que las investígaciones ovni hay que llevarlas a cabo con meticulosidad' Algo que estos ufÓlogos de "salÓn" y "computadora" -y que se consideran en posesión absoluta de la verdad ovni- no terminan de entender, 100
Al fondo, algunos caserlos' Desde estas vlvlend¡s no pudleron ver los ovnls iobre l¡'esómbrera -como rrgumcntr el "colecllvo" como olr¡ "prucb¡." de la falsed¡d del caso
G¡llartr-
porque el ángulo de vlslón rcspccto a-la
plat¡form¡
es práctlcrntente nulo,
Antonio Ribera Con Manuel Osuna es uno de los grandes pioneros del fenómeno OVNI en nuestro país. En 1958 fundó, con Eduardo Buelta. Mariuslleget y Antonio Pelegrí, el Centro de Estudios Interplanetarios. En I 961 publieó su primer
librot "Objetos desconocldos
en
el cielo". Entre sus numeros¿§ obras, dentro de la Ufología, destacan:
"El gran enlgma de los platillos volantes", "Un caso perfecto", " Platlllos volantes en. Iberoamérlca y España", "¿De veras lw ovnls nos vlgilan?" y "El mlsterlo de Ummo". En 1977 organizó y presidió el I Congreso Nacional de Ufología,
celórado en Barcelona,
J" J. Benltez.
Jiménez del
Manuetr
Oso
0suna
Periodista. Ha recorrido medio
Psiquiatra. Guionista, director presentador de numerosos y populares programas de Televisión Española sobre temas de Parapsicologia, Ciencias Ocultas y Ovnis.
millón
de kilómetros investigando casos OVNL Miembro de la Asociación de
Periodismo Científico. En 1976 y 'l 978 recibió de altos generales de las Fuenas Aéreas Españolas I 4 expedientes sobre otros tantos cssos de ovni en España. Ha escrito, entre otros, los siguientes librosr "Clen mll ktlómetros tras los
ovnls", " 0v n ls: docu men tos oficlales del Goblerno españo|", "Ovnts: S.O,S. a la H uman lda d", " Telev lslón Española: Operaclón Ovnl", "El
y
Su programa "Mris allá" lleva
en la actualidad mris de tres años en la Segunda Cadena de TVE. Bajo su dirección, un equipo de Televisión llevó a cabo -por primera vez en Europr el rodaje de rniles de metros de pelicula. "tras el rastro de los ovnis", interrogando a cientos de testigos,
Nacido en Umbrete (§evilla). Hizo sus primeros estudios en el Seminario Metropolitano de Sevilla. Durante l7 dñosdirigió la Escuela de Orientación y Formaeión Profesional de Villanueva del Rio y Minas, Posteriormente fue director de l¿i
Agrupaciói Escolar
reside.
Colaboró literariamente en prensa y ha pronunciado numerosas conferenciag.
Durante cinco años fue articulista de Radio Nacional de Sevilla.
envtado" y "Vuelo 225".
Su gran labor como "investigador de campo" en la
nueva Ciencia de le Ufologla empezó a panir de la II Guerra Mundiat, con los primeros fenómenos registrados en los avatares aéreos de los años
así
como el I Congreso Mediteráneo. también sobre ovnis, de arnplia resonancia mundial y que tuvo lugar en
1944-45. Junto con Antonio Ribera. constituye la "piedra maestra" donde han bebido los jóvenes
t979. Es el primer español que ha
hablado sobre Ufología ante la Cámara de los l¡res en
investigadores, [,os casos investigados por Osuna s€ cuentan por miles.
InSlatefa.
CUPON DE SUSCRIPCION
DEt
MI.INDO DE LOS OVNIS
Rellene eon letra BIEN CLARA este cupón y envfelo a Riego Edieiones, S. A. Alberto Aleocer,40 - Madrid.l6 INDIQLIE CON T]NA CRUZ LA FORMI-LA DE PAGO ELEGIDA n Al contedo eontra reemboleo del N." I (2.400,- ptas.) n Por Giro Postal euyo resguardo ineluyo (2.400,- ptas.) tr En 3 meses (800,- Ptas. cada mesf Nombre y apellidos Calle o Flaza Población. Provincia.
de
Umbrete, donde actua.lmente
Dt.o P Firma
-30 FASCICULOS-