Almedinilla es un municipio español situado en el extremo oriental de la comarca de la Subbética Cordobesa en la provincia de Córdoba). La visita a este municipio nos hace soñar con el pasado, que lo podemos contemplar en el poblado ibérico de El Cerro de la Cruz, y en la villa romana de El Ruedo a la entrada de la localidad. Los objetos encontrados en las numerosas excavaciones están reunidos en un magnífico Museo Histórico-Arqueológico. El edificio es una antigua almazara y molino harinero. En el destacamos a Hypnos o Sommus, el dios grecorromano del sueño (s. I). Dentro del Museo, en una gran sala y de forma muy didáctica se nos cuenta como se consigue sacar el aceite de las aceitunas. También podemos ver numerosos utensilios relacionados con el aceite de oliva.
PUEBLO ROMANO La villa romana se encuentra en la autovía de Estepa-Guadix y es declarada Bien de Interés Cultural, contando con una de las superficies más completas de la Península Ibérica. Destaca la monumentalidad de los alzados de sus muros hasta 2 metros y la riqueza de sus elementos: mosaicos, pinturas y pavimentos. En ella se distinguen dos zonas: la “Pars Urbana”, que corresponde a la residencia de los propietarios, con lujos y siguiendo los modelos de casas helenísticas y la “Pars Rústica”, zona productiva destinada a las dependencias agrícolas. La casa se divide también en dos partes donde una parte es la del señor de la casa y otra para la servidumbre. Es considerada como la villa más importante de la Península con unos 1800m² Una de las características mas llamativas de la Villa Romana, es la colección de esculturas que aportó y que pueden ser admiradas en el Museo Arqueológico. Junto a la Villa apareció una necrópolis del siglo IV – VII D.c., cuando cambiaron la trayectoria de la carretera. En cada tumba hay 2 o 3 personas y se encontraron las cabezas al oeste y los pies al este junto con ajuares, joyas de plata y bronce. También podemos observar un gran horno de adobe (barro y paja) que tiene unos 2000 años de antigüedad y aparecen huesos de aceituna utilizados como combustible junto a la madera. En él construían una cúpula y cocían tejas y cerámicas. La casa poseía dos habitaciones con sistema de calefacción. En la primera habitación había un horno que calentaba el agua, el vapor pasaba a la segunda habitación por el suelo y las paredes. Los muros eran gruesos y no tenían ventanas exteriores sólo daban al patio para evitar robos y el cambio climático. Los baños eran como saunas debido al agua caliente y las tejas que usaban los romanos para la casa son las llamadas télulas. - Dormitorios: El dormitorio principal tenía 3 salas, la primera habitación era para la señora, la habitación central era el vestidor o la antesala y la segunda habitación era para el señor. El resto de habitaciones eran para los familiares y los invitados. En los dormitorios se observan la parte frontal de dibujos, entre los que destacamos, el estuco que imitaban a placas de mármol (mezcla de cal, yeso y agua), mosaicos formados por teselas que son cada piedrecita del mosaico de 1cm aproximadamente con colores blancos y negros, policromos de colores azul, rojo y blanco, con formas geométricas destinadas a la decoración.
- Almacenes (3000m²): Pertenecían a los esclavos y esto se nota por los materiales con los que están construidos. En ellos había ánforas donde guardaban aceite, cereales y vino. - Atrium: Es la entrada de la casa, el patio, construido con muros pequeños. Estaba al aire libre y toda la luz de la casa venía de este sitio. Era un recibidor para invitados y dependiendo del nivel económico, pasaban al resto de la casa o se quedaban allí. - Habitación más importante: Es el comedor con 90m² donde más lujo había ya que, los muros tenían estuco y estaba recubierta de mosaico. Dentro del comedor destacamos el Ninphaeum que es la cascada de agua. El agua pasaba por toda la casa por una tubería de plomo e iba a parar a un estanque. También observamos el Triclinium donde comían tumbados hacia el lado izquierdo para comer con la mano derecha, tumbados sobre cojines y plumas. En la fuente mantenían la comida fresca y también la usaban para lavarse las manos a menudo, por lo que el agua sucia salía por la tubería y el agua limpia pasaba a la fuente del patio. Al lado del comedor había una biblioteca o despachos y apareció el dios del sueño decapitado, la cabeza en el dormitorio y fragmentos del cuerpo sobre el triclinium (Dios Hypnos). En la parte de los esclavos no había mosaicos, ni pinturas ni calefacción. La cocina estaba enfrente de los almacenes y recogían el agua de la lluvia por canales para llevarla al estanque. Bodegas (lagar) conservaban el vino y lo hacían en ánforas. Tenían vino tinto, de Rosas y Mulsum (vino melado caliente). Estanque: En el último desagüe de la casa se mezclaba el agua sucia del triclinium y la limpia de la fuente. Esta agua iba al estanque que, posteriormente, será utilizada para regar.
PUEBLO ÍBERO Declarado Bien de Interés Cultural. Es uno de los pocos poblados de Baja Época Ibérica excavados en Andalucía y data de los siglos II al III A.c. Destacan las arquitecturas y materiales conservados en muy buen estado. Muestra el urbanismo de la época y la diferenciación de las estancias destinadas a almacenajes y talleres artesanos presentando lugares de hábitat y de trabajo (molinos de harina, aljibes, almacenes de ánforas, pesas de telar, etc.). Las construcciones poseen un zócalo de piedra y un alzado de ladrillos de adobes o tapial (a veces con 2m. de altura), conservándose en algunos casos la impronta de la ventana, la puerta o los agujeros de los postes que sustentaban un segundo piso. Se llama Cerro de la Cruz por la Hermita, está situado al este por la salida del sol, con aproximadamente 12-13 hectáreas. En él podemos observar una muralla que defiende el pueblo por la cara este, aquí aparecieron muchos muertos por las batallas que se originaban a menudo. Las casas son muy pequeñas con una altura de 1.55 m. en las que podemos observar un altillo en el que dormían y debajo hay una bodega. Ellos no conocían las puertas por lo que los días mas fríos cerraban la casa con una estera. Para defenderse, utilizaban una honda, compuesta por una cuerda y una piedra afilada la cual a 300 metros era un impacto total.
En Grecia; Crópolis (500 A.c.), la ciudad la crean alrededor del castillo y los recursos que tenían eran piedras de los alrededores (arcilla, caliza). Los muros estaban hechos de adobe (barro y paja), hacían casas de dos pisos, median más de 2 m de altura y al ser de adobe se destrozaban con el agua (lluvia). La vida doméstica se llevaba a cabo en el porche. En la puerta tenían algives (30.000 l los mas pequeños, 40.000 – 50.000 l los mas grandes). Las estréveres, las usaban para cocinar en la puerta, y poseían también telares, molinos... Hacían pleitas para los burros, para hacer hondas (trenzado). Las ánforas que poseían contienen trigo, huesos de aceituna y uvas, legumbres, y ese era el sitio donde fermentaban el trigo. Se encontraron huesos de aceituna de acebuche y olivo fundamentalmente. Otra característica de este poblado es que el escalón de las tiendas se encontraba a pie de la calle. Por las batallas que había diariamente, se muestra los últimos momentos del poblado, a personas con brazos cortados, cortes producidos por espadas, niños,…
MUSEO HISTÓRICO ARQUEOLÓGICO En origen, el edificio fue una almazara y molino harinero, se sitúa al pie de la Sierra de Alcayate, cruzado por la Gran Ruta Senderista, en un paraje natural de interés medioambiental y singular belleza, donde sus 1200 Mah están distribuidos en cuatro salas:
Sala del Aceita y del Olivo como testigo de la historia Sala de la Cultura Ibérica. Con materiales del poblado del Cerro de la Cruz, con una colección de cerámicas de uso cotidiano, pesas de telar, utensilios agrícolas, armamento y ajuares funerarios. Sala de la Cultura Romana. En esta sala se muestran elementos de uso cotidiano, una rica colección de monedas y el extraordinario conjunto escultórico aportado por la Villa Romana, incluyendo la escultura del dios grecorromano del sueño “Hypnos” o “Somnus” la pieza más representativa. Sala de los molinos y cereales.
En conclusión, pienso que a los niños hay que enseñarle las diferentes culturas que existen a nuestro alrededor. La visita a este municipio nos hace soñar con el pasado, ya que, con esta excursión, ellos pueden aprender cosas sobre sus antepasados que son muy interesantes aunque en la actualidad se les dé poca importancia, y así, pueden observar como antiguamente con tan pocos recursos, sobrevivían, y aprenden nuevas culturas y nuevos estilos de vida. Aparte de conocer las diferentes culturas íberas y romanas, también podrán degustar los platos típicos de la zona así como su aceite, donde dentro del Museo, en una gran sala y de forma muy didáctica se cuenta como se consigue sacar el aceite de las aceitunas. También para que la visita sea más amena, a los alumnos se les realizará una actividad que puede consistir en realizar en papel algunos de los mosaicos que aparecen en las habitaciones romanas, en definitiva, la cultura enriquecerá sus vidas y les dará la oportunidad de desarrollar un espíritu crítico como espectadores y participantes en la vida cultural del país.