5 conferencias del Psicoanálisis
Freud
En su Primera Conferencia inicia aceptando como pionero del método a José Breuer, gracias a los estudios de este ayudaron a crear los primeros conceptos del psicoanálisis. Breuer da importancia a las pacientes histéricas, se apoya del hipnotismo ocasionando una liberación momentánea de su estado, regresándola a la vida psíquica normal (Momentáneo), llamado a esto "talking cure" o "chimney sweeping". Influyendo todo esto a Freud. Dando paso a unas Teorías acerca de la histeria: -Los síntomas histéricos se originan como restos de sucesos de afecto y se da en relación directa con el de la escena traumática a la que debía su origen.
-La enfermedad se daba al encontrar obstruida la normal exteriorización de los efectos desarrollados en situaciones patógenas, y por medio de la conversación histérica se transformaban en inhibiciones somáticas que se manifestaban en síntomas físicos anormales.
-Nace el concepto de doble conciencia, refiriéndose al desdoblamiento de la personalidad, y en ocasiones esta totalmente ligada la consciencia a uno de los dos estados, dándole el nombre de estado psíquico consciente y el de inconsciente.
La Segunda Conferencia Freud estudia las coincidencias entre la teoría de Charcot y la de Breuer y el, del punto de vista orgánico. Menciona los estudios de P. Janet, que considera a la histeria como "forma degenerativa del S. N.", alterando el estado psíquico.
Se separan los estudios de Breuer y los de Freud. Por lo cual se abandona la hipnosis como medio auxiliar, por inseguro y místico. Lo cual lo lleva a desarrollar el tratamiento catártico independiente de la hipnosis, aceptando la existencia del recuerdo y en la posibilidad de que saliera a flote con ayuda del paciente. Deduciendo que los recuerdos no estaban olvidados pero que existía una resistencia que impedían que se exteriorizaran.
Postula que si había una pulsión contraria a los demás deseos del individuo, este se hacia intolerable a las aspiraciones éticas y estéticas, y así omitiendo los deseos y recuerdos correspondientes. Reconociendo la existencia del "YO".
Tercera Conferencia Freud explica el desarrollo del proceso de la catarsis, mostrando las dificultades a las que se enfrento, aceptando que pocas veces el paciente evoca esos recuerdos olvidados que se buscaban, dio nombre de ocurrencias sustitutivas a lo que el paciente logra evocar (El terapeuta infiere), dándole importancia y diciéndole al paciente queno reprima ni modifique, iniciando con esto una asociación libre.
Da otros medios como los procedimientos de la interpretación de los sueños y la evaluación de los actos fallidos y actos casuales (No hay nada pequeño, arbitrario, ni casual), para el descubrimiento del inconsciente.
En lo que corresponde a la interpretación de los sueños, resalta que en ellos se muestra una realización de deseos insatisfechos, aunque parezcan ser ininteligibles han sido deformados por las fuerzas defensivas del "yo", teniendo una relación con lo latente. Son importantes los sucesos ocurridos en la infancia, los complejos sexuales, lo cual están presentes en los sueños.
La Cuarta Conferencia muestra que con los métodos del psicoanálisis mostrados en sus 3 anteriores conferencias consolidan su teoría.
Reconoce que las perturbaciones de la vida erótica son las principales causas de la enfermedad y sus orígenes estaban en la infancia (La existencia de la sexualidad infantil). Para presentarlo Freud se apoya de estudios y postulaciones de otros autores. Por sexualidad se refiere al sentido amplio de la palabra, que en la infancia el placer es estimulando apropiadamente determinadas partes de cuerpo (Zonas erógenas).
Otro puntoimportante en la formación de la personalidad es en el que la zona erógena se convierte en una segunda persona, siendo importante el instinto de conservación, y así se abandona el autoerotismo.
Esta Teoría lo ayuda a comprender el origen de las patologías, concebir la existencia de perversiones, fijaciones y establecer su teoría de complejo de Edipo.
La Quinta Conferencia, aterriza todos los conocimientos anteriores de su teoría de la sexualidad infantil y da las tendencias específicas de la neurosis: -Dice que los hombres se enferman por causas exteriores o falta interna de adaptación, habiendo una insatisfacción de sus necesidades sexuales. Denominada regresión a la adaptación de una satisfacción compensatoria de la realidad, la cual puede ser temporal o formal.
-Señala el camino que siguen los deseos inconscientes liberados por el psicoanálisis: -Represión es sustituida por la condenación. –La sublimación. –La realización del deseo
Destaca la necesidad de dejar de negar y obstruir esa liberación de energía que esta oprimida por las costumbres sociales, no debe permitirse del todo ya que podría llevar al colapso total, dejando clara la necesidad e importancia de la existencia de la vida sexual sana, desde la infancia.
Cinco Conferencias sobre psicoanálisis (Freud-1910).
Los enfermos de histeria padecen de reminiscencias; sus síntomas son restos y símbolos mnémicos de ciertas vivencias traumáticas. Una teoría puramente psicológica de la histeria le adjudica el primer rango a los procesos afectivos. Se le otorga una significatividad considerable a los estados de conciencia entre los rasgos característicos del acontecer patológico (Ejemplo la enferma de Breuer mostraba múltiples condiciones anímicas, estados de ausencia, confusión, alteración del carácter, junto a su estado normal).
Lo que se corrobora es que los recuerdos olvidados no estaban perdidos; se encontraban en posesión del enfermo y prontos a florar en asociación con lo todavía sabido por él, pero alguna fuerza les impedía devenir conscientes y los constreñía a permanecer inconscientes. Las mismas fuerzas que hoy, como resistencia, se oponían al empeño de hacer consciente lo olvidado, tenían que ser las que en su momento produjeron ese olvido y esforzaron afuera de la conciencia las vivencias patógenas en cuestión y llamé represión al proceso por mí supuesto y lo consideré probado por la indiscutible existencia de la resistencia. En todas esas vivencias había estado en juego el afloramiento de una moción de deseo que se encontraba en aguda oposición a los demás deseos del individuo, probando ser irreconciliable con las exigencias éticas y estéticas de la personalidad; había sobrevenido un breve conflicto y a final de esa lucha interna fue que la representación que aparecía ante la conciencia como la portador de aquel deseo inconciliable sucumbió la represión y fue olvidada, y esforzada afuera de la conciencia junto con los recuerdos relativos a ella; entonces, la inconciliabilidad de esa representación con el yo del enfermo era motivo, era fuerza impulsora de la represión, y las fuerzas represoras eran los reclamos éticos del otro individuo.
En el análisis de los sueños se descubrirá con asombro el papel insospechablemente grande que en el desarrollo del ser humano desempeñan impresiones y vivencias de la temprana infancia. Lo inconsciente se sirve de lo particular para la figuración de complejos sexuales, de un cierto simbolismo que en parte varía con los individuos y en parte es de una fijeza típica, y parece coincidir con el simbolismo que conjeturamos tras nuestros mitos y cuentos tradicionales. La angustia es una de las reacciones desautorizadas del yo frente a deseos reprimidos que han alcanzado intensidad, y por eso también en el sueño es muy explicable cuando la formación de este se ha puesto demasiado al servicio de esos deseos reprimidos. Despiertos, solemos tratar despreciativamente a los sueños como el paciencia a las ocurrencias que el psicoanalista le demanda.
Diferencia con Janet. No derivamos la escisión psíquica de una insuficiencia innata que el aparato anímico tuviera para la síntesis sino que la explicamos dinámicamente por medio del conflicto de fuerzas anímicas en lucha.
En los histéricos y neuróticos ha fallado la represión de la idea entramada del deseo insoportable; su moción de deseo reprimida perdura en lo inconsciente al acecho de la oportunidad de ser activada; y luego se las arregla para activar dentro de la conciencia una formación sustitutiva, desfigurada, y vuelta irreconocible, de lo reprimido, a la que pronto se anudan las mismas sensaciones de displacer que uno creyó ahorrarse mediante la represión. Esto, el síntoma, es inmune a los ataques del yo defensor, y en vez de un breve conflicto surge ahora un padecer sin término en el tiempo.
Llamamos complejo siguiendo a la escuela de Zurich, a un grupo de elementos de representación investidos de afecto. La elaboración de las ocurrencias que se ofrecen al paciente cuando se somete a la regla psicoanalítica fundamental no es el único de nuestros recursos técnicos para descubrir lo inconsciente; hay otros dos: la interpretación de sus sueños y la apreciación de sus acciones fallidas y casuales. Para el psicoanalista no hay en las exteriorizaciones psíquicas nada insignificante, nada caprichoso ni contingente; espera hallar una motivación suficiente aún donde no se suele plantear tal exigencia; está preparado para descubrir una motivación múltiple.
Los hombres no son en general sinceros con los asuntos sexuales; no muestran con franqueza su sexualidad, sino que gastan una espesa bata hecha de tejido de embuste para esconderla como si hiciera mal tiempo en el mundo de la sexualidad. Bajo la presión de la educación para la cultura han olvidado su propio quehacer sexual infantil y ahora no quieren que se les recuerde lo reprimido. La predisposición a la neurosis deriva de diverso modo de un deterior en el desarrollo sexual. Usamos sexualidad en un sentido amplio. Los seres humanos enferman cuando a consecuencia de obstáculos externos o un defecto interno de adaptación se les deniega la satisfacción de sus necesidades eróticas de la realidad. Los hombres con la represión hallan universalmente insatisfactoria la realidad y por eso mantenemos una vida de la fantasía en la que nos gusta compensar, mediante unas producciones de cumplimiento de deseos, las carencias de la realidad.
¿Cuáles son en general los destinos de los deseos inconscientes liberados por el psicoanalista, por qué caminos conseguimos volverlos inocuos para la vida del individuo? Lo más probable es que ya durante el trabajo sean consumidos por la actividad anímica correcta de las mociones mejores que se les contraponen; la represión es sustituida por un juicio adverso llevado a cabo con mejores medios. Un segundo desenlace del trabajo psicoanalítico es poder aportarles a las pulsiones inconscientes descubiertas aquella aplicación acorde a fines que ya habrían debido hallar antes si el desarrollo no estuviera perturbado. El tercer desenlace es que cierta parte de las mociones libidinosas reprimidas tienen derecho a una satisfacción directa y deben hallarla en la vida; nuestras exigencias culturales hacen demasiado difícil la vida para la mayoría de las organizaciones humanas y así promueven el extrañamiento de la realidad y la génesis de la neurosis sin conseguir un superávit de ganancia cultural a cambio de ese exceso de represión sexual.