Allport GA (1977). La personalidad. Su configuración y desarrollo. Masson: Barcelona. PERSONALIDAD MADURA (Resumen) Resulta difícil manejar un concepto único de lo que se considera un adulto maduro o como varios autores mencionan “personalidad madura”. Por lo que resulta práctico en análisis de las características de este tipo de personalidad a través de la visión de cuatro autores: Abraham Maslow, Gordon Allport, Eduard Spranger y Erich Fromm. MASLOW Efectuó un análisis intensivo de diversas personalidades vivas o históricas a quienes se les considera maduras según el juicio de personas ordinarias. A los individuos que llenaban el perfil formado de éstas opiniones los llamó, AUTOREALIZADOS o de Personalidad Madura. Según este autor sus características más importantes son: 1.
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Más eficiente percepción de la realidad y más fáciles relaciones con ella. No se siente amenazados y no tienen miedo a lo desconocido. A diferencia de las personas inmaduras, no sentían “una terrible necesidad de certidumbre, seguridad, exactitud y orden”. Aceptación de si mismos, de los demás y de la naturaleza. Conocen bien a los hombres y a la naturaleza humana. Aceptan las necesidades fisiológicas y los procesos naturales sin aversión ni vergüenza, pero también aprecian las cualidades “elevadas” que completan la naturaleza humana. Espontaneidad. Aprecian el arte, las oportunidades y la alegría de la vida, el sabor de la vida. No tienen el lastre de los convencionalismos y saben ver las “experiencias culminantes” de la vida. Concentración en los problemas. Trabaja con eficacia y persistencia en tareas objetivas. Independencia en las relaciones personales. Las personas actualizadoras de sí mismas sienten la necesidad del retiro y son autosuficientes. Sus relaciones con amigos y familiares no son de tipo posesivo, no hay en ellas intrusión ni aferramiento. Independencia respecto a la cultura y el medio. Estrechamente relacionada con la anterior, poseen la facultad de aceptar o no los ídolos de moda que dominan en el medio en que viven. El curso de su evolución como individuos, no está fundamentalmente influido por halagos o críticas. Asociación libre no convertida en rígida. Se refiere a una actitud de espontaneidad y del sentido de responsabilidad que presenta el sujeto frente a nuevas experiencias. Es decir que es el individuo que es capaz de modificar una conducta si considera que es importante aunque vaya en contra de lo que “habitualmente” se debe de hacer. Horizontes ilimitados Muestra interés por la naturaleza última de la realidad. Maslow llama a esta característica “mística” y “oceánica”. Es el factor “religioso” de la madurez. Tiene interés en el todo y se maravilla ante él.
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Sentimiento social. Tienen un sentimiento básico de “identificación, simpatía y afecto” con las personas, a pesar de los episodios de ira o impaciencia que pueden presentar. Relaciones sociales profundas pero selectivas. Son capaces de relaciones personales muy estrechas asociadas a una mayor o menor obliteración del ego. (Se refiere que pone por delante de sus intereses o necesidades personales, a esas relaciones estrechas). El círculo de relaciones estrechas puede ser reducido, pero incluso en las relaciones superficiales saben mantener un trato suave con pocas fricciones. Estructura democrática del carácter. Sienten y muestran generalmente respeto por todo ser humano y sus ideas, precisamente porque es un ser humano. Certidumbre ética. Ninguno de estos sujetos se sentía inseguro respecto a la diferencia entre lo justo y/o lo injusto en la vida cotidiana. No confundían el fin con los medios y tenían firme la convicción de que la consecución de los fines deben ser considerados justos entre sí. Humor sin hostilidad. Los juegos de palabras, los chistes y el humor agresivo se hallan en estas personas menos frecuente que el humorismo filosófico, tiene consideración por los demás, que tiende a generar la sonrisa más que la risa. Su humor es espontáneo y no planeado y frecuentemente no se presenta a la repetición. Creatividad. Este atributo nunca falta en estas personas. Su estilo de vida presenta, sin excepción, una cierta intensidad e individualidad que da carácter a todo lo que hacen, sea un escrito o una composición, la confección de calzado o el trabajo doméstico.
CONCEPTO DE PERSONALIDAD MADURA (GORDON ALLPORT) Analiza los criterios que existen hasta el momento de su análisis y logra resumir estos en 6 principios que parecen ser para él un término medio razonable, para su propósito de evitar distinciones demasiadas finas y las poco precisas. 1. Extensión del sentido de sí mismo. El sentido de sí mismo se forma gradualmente en la infancia y no se ha completado a la edad de 3 años ni tampoco a la de 10. Continúa extendiéndose al compás de las experiencias a medida que se hace mayor el círculo de participación del individuo. Como ejemplo, los amoríos transitorios del adolescente focaliza impulsos poderosos, pero discordantes como son: el interés sexual, las tendencias aceptativas y sumisas, las ambiciones, los intereses estéticos, el sentimiento familiar, e incluso la emoción religiosa. Pero lo importante es que ésta íntima oleada, al ir madurando en el individuo, logra establecer una conexión entre el individuo y otra persona, extendiendo rápidamente los límites de sí mismo para incorporar a otro. También durante este proceso, se incorporan en el sentido de sí mismo nuevas ambiciones, nuevos recreos y aficiones y, sobretodo, el desarrollo de la vocación asociado a sus deseos pero dentro de un contexto social al que pertenece. Son factores nuevos en la identidad propia. 2. Relación emocional con otras personas. La adaptación social de la personalidad madura se denota por dos diferentes clases de relación emocional. En virtud de la extensión de sí mismo, tal persona es capaz de una gran intimidad en su capacidad de amar, ya sea en la vida familiar, o en una profunda amistad. Por otra parte, huye de la murmuración y se abstiene de intromisiones y de todo intento de dominar a los demás, incluso dentro de su propia familia o con sus alumnos. Tiene en sus relaciones, un cierto
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desprendimiento que le hace respetar y apreciar la condición humana en todos los hombres. Este tipo de relación emocional puede muy bien llamarse “simpatía o empatía”. La intimidad y la simpatía requieren que el sujeto no sea una carga o un estorbo para los demás ni les impida la libertad en la búsqueda de su identidad o de su conocimiento. Considera que las constantes quejas y críticas, los celos y los sarcasmos actúan como tóxicos en las relaciones sociales. A una mujer de marcada madurez le preguntaron cuál era a su juicio la regla más importante de la vida. Respondió “no emponzoñéis el aire que otros han de respirar”. La tolerancia y la estructura democrática del carácter. Las personas inmaduras, por el contrario, parecen creer que solamente ellas tienen las típicas experiencias humanas de pasión, miedo y preferencia. Al inmaduro solamente le importa él mismo y lo que es de él. Puede afirmarse sin temor a equivocarse que nadie, maduro o inmaduro, puede amar o ser amado suficientemente, pero parece que las personas menos maduras más quieren recibir amor que darlo. Parece justificado admitir que en muchos individuos, la madurez sexual se asocia con la madurez personal general. Pero posiblemente, no puede afirmarse que las personas maduras no experimentan frustraciones y desviaciones en su comportamiento relativo a los impulsos, incluyendo los ramificados impulsos de la sexualidad. Lo importante es no asociar la motivación del adulto maduro casi exclusivamente con el impulso sexual. Se reconoce que el individuo con estructura democrática del carácter, entiende el comportamiento personal y de los demás, aceptando las ideas y conductas de los otros como parte de la conducta humana, esté o no de acuerdo con ellas.. Seguridad emocional (aceptación de sí mismo). Fácilmente observamos la diferencia que existe entre la persona con equilibrio emocional y la que es emocionalmente exaltada que presenta accesos de ira o de apasionamiento.(Ejemplo: los alcohólicos y los que tienen arrebatos de blasfemia y obscenidad; los egoístas y los que se abandonan a sus pasiones). La seguridad emocional se caracteriza por una conducta preferentemente estable, consciente de sus limitaciones y cómo manejarlas para que no alteren mayormente su vida. Autobjetivación. Conocimientos de sí mismo y sentido del humor. El término inglés “insight o self-insight (conocimiento profundo de sí mismo, procede de la psiquiatría). Se dice que una persona tiene insight (se da cuenta de la situación) cuando sabe que es él (no otra persona) quien sufre desorientación. Extendiendo su empleo a la población normal, diremos, que el conocimiento de sí mismo es una magnitud o escala en las que las diversas personas ocupan posiciones que van desde un gran conocimiento de sí mismo a un conocimiento muy escaso o nulo. Idealmente, el conocimiento de sí mismo se medirá por la relación entre “tal como él cree que es” y “tal como realmente es”. Filosofía unificadora de la vida. Se afirmó que el sentido del humor es indispensable para ver la vida de un modo maduro. Pero no es suficiente. Una filosofía de la vida exclusivamente humorística conducirá al cinismo. Las personalidades maduras poseen una “dirección en la vida” más marcada, más enfocada al exterior que las vidas menos maduras. La orientación de los valores como un criterio para buscar una filosofía unificadora puede servirnos en forma global en el trato con diversas situaciones de la vida.
TIPOLOGÍA DE VALORES DE LA PERSONALIDAD (EDUARD SPRANGER) Diseñó una tipología de valores personales en términos de la tipología ideal de grupos de individuos, sin que sean buenos ni malos, sino como una medida que nos permite determinar cuán lejos ha ido un individuo en la organización de su vida siguiendo, uno o varios de estos esquemas básicos: I.
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El teórico. Está centrado en el descubrimiento de la “verdad”. Estudia identidades y diferencias y hace abstracciones que correlaciona con sí mismo en los juicios sobre la belleza o la utilidad de los objetos, pero siempre buscando observar y razonar. Es empírico, crítico, racional y en general es un intelectual; frecuentemente un científico o un filósofo. Su principal objetivo en la vida consiste en ordenar y sistematizar sus conocimientos. El utilitario. Basado originalmente en la satisfacción de necesidades corporales, este individuo se desarrolla abarcando los asuntos prácticos del mundo de los negocios: producción, mercado, consumo de mercancías, elaboración de crédito, acumulación de riquezas tangibles. Es práctico y concuerda bastante bien con el concepto corriente del hombre de negocios americano. El estético. Considera que los valores más altos son la “forma y la armonía”. Cada experiencia es juzgada desde el punto de vista de la gracia, la simetría y la finura. Ve la vida como un conjunto de numerosos acontecimientos y cada impresión solamente tiene valor en lo que le afecta a él. No es necesario que sea un artista creador, basta para calificarlo de estético que halle su principal interés en los episodios artísticos de la vida. El social. Lo más elevado es el amor a otras personas, es amable, simpático y sin egoísmo. Tiende a considerar frías e inhumanas las actitudes teóricas, utilitarias y estéticas. En su forma más pura -el interés social-, es altruista y tiende a aproximarse estrechamente a la actitud religiosa. El político. Se interesa por el poder. Los dirigentes de cualquier campo de acción conceden gran valor al poder. Como la competición y la lucha desempeñan un papel de gran importancia en toda la vida, muchos filósofos consideran el deseo de poder como la más universal y la más fundamental de las motivaciones. El religioso. El más alto valor es la unidad. Es mística y trata de comprender al cosmos como un todo, a relacionar a sí mismo con la abarcadora totalidad. Su estructura está permanentemente orientada a la creación de la experiencia de valor más elevada y absolutamente satisfactoria. De lo anterior, observamos un criterio general para entender al hombre normal, sano, maduro, pero bajo ninguna circunstancia se pretende decir que son éstas las únicas posibilidades ni las únicas conductas que se pueden observar, pero si pueden servir de guía para entender un poco más al hombre.
PERSONALIDAD PRODUCTIVA (ERICH FROMM) El objetivo de la productividad es el hombre mismo. La productividad es un modo de relacionarse en todos los campos de la experiencia humana. Es importante no confundir al activo con el productivo, por lo que Fromm señala que:
Poder de: que es igual a capacidad. Poder sobre: que es igual a dominio. Fromm considera que para hablar del productivo no debe basarse en su éxito sino en su carácter. Y refiere que el medio también influye en forma importante pues el “poderdominio” paraliza al “poder capacidad”. En nuestro momento histórico, hay una tendencia a exaltar al realismo. El realista está empobrecido porque todo lo ve superficialmente y a corto plazo, carece de profundidad y perspectiva, por lo que falla en el largo plazo. Con frecuencia cae en la enajenación. Fromm considera que lo opuesto a la locura y al realismo es “La Productividad”. Para la actividad productiva se requiere dar vida a las potencialidades intelectuales y emocionales del hombre. Todo hombre se encuentra en la paradoja de buscar la cercanía con los demás a la vez que mantener su independencia; es decir la unión y a la vez la individualidad y particularidad. Solo el individuo productivo obtiene y maneja adecuadamente los dos. El productivo se relaciona con el mundo: comprendiendo y obrando. Comprende al mundo mental y emocionalmente a través de la razón y el amor. Para Fromm la esencia del amor es trabajar por algo y hacer crecer algo. Considera que es un individuo objetivo, que no significa indiferencia o despego, sino RESPETO, o sea la aptitud para no deformar o falsificar a las personas, cosas e incluso a uno mismo. Se parte de que la productividad es una condición humana intrínseca, por lo que el hombre no es perezoso por naturaleza, aunque se sabe que históricamente quienes arguyen la pereza del hombre son los explotadores. Fromm diferencia la inteligencia de la razón. La inteligencia es el instrumento que tiene el hombre para la obtención de metas prácticas con el fin de descubrir aquellos aspectos de las cosas cuyo conocimiento es necesario para su manejo. La razón implica la dimensión de la profundidad, es alcanzar la esencia de las cosas y los procesos. Su función es conocer, captar y relacionar las cosas comparándolas. Cuando se logra abarcar las perspectivas y dimensiones concebibles el hombre se torna “perspectivista” y siempre se mueve entere los polos de la subjetividad y la objetividad. Considera que opuesto a la productividad, se encuentra el ocio y la actividad compulsiva (creyendo que ambos tienen puntos en común), y es que al entorpecerse la actividad productiva el individuo tiende a la inactividad o a la hiper actividad. Tampoco considera que por motivos de hambre o de fuerza se pueda llegar a la actividad productiva. Sino más bien depende de la libertad, la seguridad económica y una organización social en la que el trabajo pueda llegar a ser la expresión de la productividad. El productivo se caracteriza por el intercambio de la actividad y el reposo. Ser capaz de prestar atención a sí mismo es importante porque a partir de aquí es que puede prestar atención a los demás. Lo anterior da lugar a estar a gusto con uno mismo. EL HOMBRE SUPERIOR Y EL HOMBRE INFERIOR. (CONFUSIO) Como un dato de interés, a continuación se menciona algunos pensamientos de Confusio que hace más de 5000 años analizó la conducta del hombre en términos del hombre superior e inferior, que con facilidad podemos asociar con el hombre maduro y el
inmaduro. Vale la pena reflexionar sobre las semejanzas y diferencias entre los autores modernos y el pensamiento de un hombre que se dedicó a comprender al hombre y su conducta desde un punto de vista filosófico. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
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El hombre superior sabe lo que es correcto; el hombre inferior sabe lo que lo convencerá. El hombre superior ama su alma; el hombre inferior ama su propiedad. El hombre superior recuerda siempre cómo fue castigado por sus faltas; el hombre inferior siempre recuerda los regalos recibió. El hombre superior es liberal con las opiniones de los demás, pero no está completamente de acuerdo con ellas; el hombre inferior está completamente de acuerdo con las opiniones de los demás, pero no es liberal con respecto a ellas. El hombre superior es firme, pero no pelea, alterna fácilmente con los demás, pero no forma camarillas. El hombre superior se acusa a sí mismo, el hombre inferior acusa a los demás. El hombre superior es fácil de servir, pero es difícil de complacer, pues puede ser complacido por lo que es correcto y emplea a los hombres según sus capacidades individuales. El hombre inferior es difícil de servir, pero fácil de complacer, pues tú puedes complacerlo (alimentando su debilidad) sin tener necesariamente razón y cuando ocurre que él emplea a los hombres, exige perfección. El hombre superior es tolerante con todos y no sectario; el hombre inferior es sectario, pero no tolerante. El hombre superior atiende a las cosas espirituales y no a su subsistencia. El hombre superior es siempre abierto y sereno (consigo mismo o con los demás); el hombre inferior está siempre inquieto por cualquier motivo. El hombre superior se desarrolla hacia arriba; el hombre inferior se desarrolla hacia abajo. El hombre superior se adhiere a la norma de lo recto, pero no mantiene (necesariamente) su promesa. El hombre superior va por la vida sin ningún sistema de acción preconcebido y sin ningún tabú. Sólo decide en el momento lo que es correcto a efectuarse. El hombre superior no se preocupa demasiado de la buena comida y el buen alojamiento. Presta atención a sus deberes y cuida su lenguaje, encuentra un gran hombre y se deja guiar por él. Tal hombre puede ser llamado amante de la sabiduría. Hay cosas que el hombre superior odia: odia a los que se ocupan de criticar al prójimo y de revelar sus debilidades. Odia a los que, en cargos subordinados, se ocupan de calumniar o difundir rumores sobre las autoridades. Odia a los que son caballerosos y obstinados pero no observan el decoro. Odia a los que están seguros de sí mismos y son estrechos. No hay nada que hacer con el hombre que es impulsivo y obstinado sin tener la virtud de la simple honestidad, que no sabe nada o carece de genio suficiente para hablar o se porte cautelosamente, o que no tiene ninguna dificultad particular y no obstante le falta la virtud de la honestidad o fidelidad.