Universität de les les Ules Bakars
FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EL GIRO NATURALISTA
A D E L A I D A A M B R O G I (editor)
Palma, 21
MS
1999
I .-V
!
La autojustificaciónn de las ciencias de laboratorio1 Ian Hacking T r a d u c c i ó n : R a q u e l M o r e n o Robles C o r r e c ci ó n . : A n g e l M o l l a Pino
Tesis
La unidad de la ciencia fue una vez el grito de batalla, pero hoy ¡a moda es ersfathar la diversidad de las ciencias. Yo estoy justo ahí, en este fren te (Hacking 1991). Algunos sugieren que no hay nada que decir sobre la ciencia en general a menos que sea ei mensaje de Latour (1987) de que codo en e! mundo y en nuestro conocimiento del mismo ha de ser encendido bajo el modelo de la política, o quizás, que es política. Yo soy partidario del tér mino de Wittgens rein "diversidad'' — como en "la diversidad de las matemácicas" (Wit tge nsr ein 1956, 88) . Todos queremos dar una explicación de la diversidad de las ciencias. Pero aquí trata ré de decir algo bastante general sobre las ciencias de kbor aro rio establecidas. E n filosofía debemos esforzar nos canco por lo par ticular como por lo general. Lo que sigue es metafísica y epistemología, una contribución a nuestra visión radicalmente cambiante de la verdad, el ser, la lógica, la razón, ei sig nificado, el conocimiento y la realidad. Tal contribución desde un antíunificador como yo está necesariamente más acotada que la metafísica tradici onal. Me dirigiré sólo a un aspecto muy persistente de las ciencias de laboratorio. A pesar de nuestro reciente entusiasmo por la refutación y la revolución, estas
' " T h e S e l f - V i n d i c a t i o n o f c he L a b o r a t o r y Scie nce s" , e n A . P i c k e r i n g ( e d .) ( 1 9 9 2 ) ; Science x i'raaia and Cuban, C h i c a g o , U n i v e r s i t y o f C h i c a g o Press, pp : 2 9 - 6 4 , reimpreso con e! per miso de h e d i t o r i a l , c o p y r i g h t 1 9 9 2 U n i v e r s i t y o f C h i c a g o Press y con ia amable autorización del autor dei articulo y de! editor del libro.
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«encías llevan a una extraordinaria cantidad de conocimiento, aparatos y practtcas persistentes. Se ha dicho muy poco últimamente hasta qué punto parte de una ciencia, una vez establecida, permanece con nosotros, modifica da pero no refutada «formulada pero persistente, rara vez reconocida pero dada por supuest o En días pasados una explicación fácil del crecimiento del conocim.ento satisfacía a c a S i E o d o el mundo: ta cieñen, descubre ¡a verdad v una vez que la encuentras, ent onces, en una sociedad liberal, perdura. Cor™ afirmo Ernesr Nage en La estructura de la clenaa, ks recrías m á s p o d e r o s a s aubsumen a sus pre dec eso r como casos especiales. Koy tras La estmaura de la revoluaones áentíficasd, K u h n , somos más circunspectos. Es sorprenden te que se haya acumulado tanto conocimiento empírico desde el sklo dieci¬ B siete. M i explicación de esta estab ilidad es que cuando ks ciencias de lab o ratorio son de algún modo factibles tienden a producir una suerte de estruc tura autojusnficanva que las mantiene estables. Esto no es s u f r i r que son constructos mentales o sociales. No voy a argumentar a Favor del idealismo , mas bien a favor de un materialismo sensato. La mía es una tesis sobre las retacones entre pensamientos, actos y productos. Se puede pensar como una e x t e n s i ó n ^ l a tesis de Duhem de que una teoría inconsistente con una observación puede ser siempre salvada modificando una hipótesis auxiliar, típicamente una hipótesis sobre el funcionamiento de un instrumento como el telescopio La suya fue una tesis sobre pensamientos; como la mavor parte de los filósofos ceoricstas no reflexionó sobre cómo cambiamos no sólo nues tras ideas sino también el mundo. Su doctrina, especialmente para quien levó a Quine, se contera que implica la infradeterminación del conocimiento científico Cuand o se extiende adecuadamente tiene más bien ei efecto opuesto de ayudarnos a encender cómo d mundo y n u ^ r o conocimiento de el están tan notablemente determinados.
Duhem dijo que la teoría y las hipótesis auxiliares pueden, ajustarse unas a otras; omino el extenso mundo de la fabricación de instrumentos, el rehacerlos, el hacerlos funcionar, y el replantearse como r r a b a j a „ . M i tesis es que mientras una ciencia de laboratorio madura, desarrolla un cuerpo de «pos de teorías y cipos de aparatos y tipos de análisis que se ajustan m u t u a -
ToLÍT
" " C O n V k r K n m b ^ "dablemente dijo Heisenberg (e.g., 1948) de la mecánica neroniana, fon sistema cerrado" que es esencialmente irremtable. Son autentificantes en el sentido de que cual quier prueba de la teoría lo es también de los aparatos que se han desarrolla do conjuntamente con ella - y conjuntamente con los modos de análisis de los datos. A la inversa el criteri o sobre el func iona mie nto de los apararos y sobre la corrección de los análisis es precisamente que encajan con la teoría
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Las teorías de las ciencias de labora tori o no son comparadas di recta mente con "el mundo"; persisten porque son verdaderas con respecto a los fenómenos producidos o aun creados por los aparatos en el laboracorio y son medidos por los'instrumentos que nosotros hemos diseñado. Este "verdade ro con respecto a" no es una cuestión de comparación directa entre la teoría y el fenómeno sino que descansa en teorías ulteriores, a saber, las teorías sobre como funcionan los aparatos y sobre diferentes tipos de técnicas para el pro cesamiento de ios datos que generamos. Las teorías de alto nivel no son "ver daderas" en absoluto. Esto no es una profunda visión de ía verdad sino un hecho mundano, familiar desde el trabajo de Norman Campbell (1920, 122¬ 158), quien observó que las leyes fundamentales de la naturaleza no están en absoluto ancladas directamente al mundo. Lo que se ajusta (en palabras de Kuhn) es, como mucho, una red de teorías, modelos, aproximaciones, junto con la comprensión del func ionami ento de nuestros instr umentos y aparatos. M i tesis es materialista, tanto en su atención al lado material de lo que hacemos en ciencia como en su oposición al intelectualismo de Duhem, La tesis no tiene casi nada que ver con las recientes manifestaciones del realismo o antirrealismo científicos, siendo compatible con casi todas las afirmaciones significativas hechas p or ambas partes. Hay tan solo un camino en el cual mi tesis es contraria a un paquete de doctrinas metafísicas vagamente etiqueta das como "realistas". Los realistas comúnmente sostienen que la meta última o ideal de la ciencia es "la única teoría verdadera sobre ei universo". Nunca he creído que esto tenga siquiera sentido. M i visión sugiere que hay muchas formas distintas en las que una ciencia de labora tori o puede estabilizarse. Las teorías estables resultantes no serían parces de la única gran verdad, ni siquiera si hieran promovidas por algo como las mismas preocupaciones, necesidades o curiosidad iniciales. Semejantes ciencias estables incluso no serían compa rables porque serían verdaderas de diferentes y casi literalmente inconmen surables clases de fenómenos e instrumentos. Digo inconmensurable en el sencido directo de que no habría un cuerpo de instrumentos para hacer mediciones comunes porque los instrumentos son peculiares a cada ciencia estable. Es precisamente esta inconmensurabilidad literal lo que nos permite entender como un "sistema cerrado" puede permanecer en uso y también ser suplantado, quizás de una manera revolucionaria, por una teoría con un nuevo campo de fenómenos.
La idea de mi tesis, aunque opuesta a la mayor parte de k m etafísic a y la epistemología tradicional, apenas es nueva. Nuestras teorías y el mundo encajan ta n adecuadam ente e ntre sí menos porq ue hemos averiguado cómo es ei mun do que por que hemos confeccionado uno a k medida del orro. La visión que detallo más abajo se puede considerar como una glosa a los "sisre-
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mas cerrados" de Heisenberg. Unajvez recuperados del impacto de La estruc tura de las revoluciona científicas, ia cuestión de la estabilidad de la ciencia fue inmediatamente planteada. Por ejemplo, la "finalización" de la ciencia se ha convertido en un tópico vivo para la gente que ha estudiado a Habermas (Bohme et al. 1983). Yo comparto más con los participantes en el presente volumen. M i énfasis, y en últim o término m i filosofía, difiere de la de Pickermg, peto para el contexto actual mi materialismo vive felizmente como una mera parte de lo que él denomina su "realismo pragmático", en el cual "los hechos, los fenómenos, los procedimientos materiales, las interpreta ciones, las teorías, las relaciones sociales, etc. son, en palabras de Latour (tomadas de Mam) «producidas"' (Pickering, 1990, 708). La lista en esta cita comienza por "formas de vida", lo que no he omitido inadvertidamente; por otro lado, la taxonomía de los elementos de los experimentos de labora torio, ofrecida más adelante en esté artículo, expande s u "etc." por caminos que él seguro aprobaría. Otro autor en este volumen, David Gooding (cap. 3), tiene otra lista de "etc.": habla de una "secuencia experimental" que se presenta como "mo delos de produ cción , f enóme nos, trozos de aparatos y representaciones de esas cosas." Señala ia fotm a en la que "las representaciones y los fenóm enos convergen (el énfasis es suyo) gradualmenre hacia un punto donde el pareci do entre lo que puede ser observado y lo que es buscado es (como lo expresó Faraday] mu y satisfactorio'". Estamos de acuerdo en que la interacción entre los ítems de tal lista prod uce n la esta bilid ad de la ciencia de labor ator io. Pienso en el aspecto material de un experimento como algo más central a su estabilización de lo que lo hacen los escritores en ia tradición de los estudios sociales de ia ciencia. Por lo material me refiero a los aparatos, los instru mentos, las substancias o jos objetos investigados. La parre mate rial está fran queada de un lado por las ideas (las teorías, ias preguntas, las hipótesis, ios modelos intelectuales de ios aparatos) y del otro por las marcas y las mani pulaciones de las marcas (inscripciones, datos, cálculos, reducción de datos, interpretación). De este modo mientras mis colegas en este libro están con tentos con los listados y sus eccéteras, yo aventuro una, sin duda imperfecta, organización o "taxonomía" de los elementos de los experimentos de laboratono. La acción que Gooding sitúa tfn el experimento es Mió aquel trabajo que es precisamente realizado por personas, que encaja los elementos de mi Taxo nomía" y de esta manera crea un mundo de cosas, ideas y datos que es estable. Contenido Primero, en (3) digo a qué llamo ciencia de laboratorio. En (4) sugie ro una fue nte en la histor ia de ia ciencia de l siglo veinte para la creencia actual
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de los filósofos (pero no de los científicos ) de que la ciencia es bastante ines table. Después argumento a favor del punto de vista contrario. En (5) seña lo algunas razones por las que podríamos pensar que la ciencia es estable, razones que me parecen superficiales o engañosas, y que no me preocupan. De (6) a (9) ofrezco mi taxonomía de los elementos de los experimen tos, aquellos que afirmo están mutuamente ajustados para producir el ca rácter autojusci ficante de las ciencias de labor ator io. Me cuesta hacer una lista de esto porque es muy fácil recaer en las antiguas costumbres y suponer que hay sólo unas pocas clases de cosas, teorías, datos o lo que sea. M i taxonomía entre otras cosas es una demos tración de la "dive rsida d de la ciencia experi mental," que al mismo tiempo se esfuerza por tener alguna amplitud de miras y no simplemente por vagar de caso fascinante en caso fascinante. Y después en 10) mencio no algunos ítems, indu dabl emen te relevantes para la ciencia de laboratorio, que se omiten en mi taxonomía porque no son ítems que se utilicen literalmente en los experimentos. (Por ejemplo, M i i l i k a n no "usó" una concepción atomista del mu ndo cuando midió la carga de! electrón, aun que sin una cierta visión de cómo es el mundo su investigación podría haber procedido de manera bastante diferente, y corno sabemos de su rival Ehrenha íf, podría haber llegado a conclusiones contraria s.) El resro del artículo desarrolla las tesis de (i) en cal forma que es posi ble pasar directamente a él, saltando la taxonomía en (4)-(9) y remitiéndose a ella sólo cuando sea necesario. E n ( U ) t rato mi extensión de la tesis de Duhem. En (12) discuto lo que sucede en una ciencia de laboratorio mien tras madura y se estabiliza. En (13) examino ias relaciones entre la aucojusrificación y nuestras expectativas de que las buenas teorías deben ser verdaderas. La tesis de la autojustificación parece hacer a las ciencias demasiado internas a! laboratorio; ¿entonces cómo son aplicadas fuera? En (14) bosquejo dos respuestas, una para una preocup ación práctica de esta clase y otra para una preocupación metafísica. Finalmente, en (15) comento que la estabilidad de las ciencias de laboratorio no tiene nada que ver con el problema de ¡a induc ción. Pero una filosofía orientada experimentalmente pinta ese problema en colores ligeramente diferentes pero no menos escépticos de lo que harían Hume, Russell o ios empirisras lógicos. La preocupación es que ya nada f u n cionaría. La ciencia de laboratorio No quiero discutir argumentos sobre lo que es un laboratorio o si tal y cual son una ciencia de laborator io. El laboratorio es una institución cultu ral con una historia (o más bien historias) que no discutiré en esra presenta ción abstracta. La idea de "laboratorio" es una idea más restringida que la de
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"experimento"; muchas ciencias experimentales no sor, fo que yo denomino ciencias de labora tori o. Tengo en men te los laborator ios que "han llegado a ia mayoría de edad" (cap. 4Z ). Las ciencias de labora torio segurament e están conectadas por un parecido de Familia y por un núcleo central de ejemplos de los cuales difieren más o menos. "Cie nci a de labora torio" es una categ oría radial en el sentido de Lak off (1986); lo que él podría den omin ar las ciencias de laboratorio "prococípicas" son aquellas cuyas pretensiones de verdad con testan primariamente al trabajo hecho en el laboratorio. Estudian los fenó menos que rara vez o casi nunca suceden en estado puro antes de que la gente los produjera bajo su supervisión. Exagerando un poco, digo que los fenó menos bajo estudio son creados en el laboratorio. Las ciencias de laboratorio ucilizan los aparatos en aislamiento para interferir el curso de aquellos as pectos de la naturaleza que están bajo estudio,.el objetivo es incrementar el conocimiento, comprensión y control de tipo general <> generalizable. Así, ia botánica no es lo que yo denominaría una ciencia de laboratorio, pero lo es la fisiología de las plantas. La paleontología no es una ciencia de laboratorio, aunque ia datación del carbono generalmente se realiza en un laboratorio, donde también se utiliza iridio italiano para comprobar | a s hipótesis sobre iá extinción de tos dinosaurios. Igualmente, aunque hay cantidad de experi mentación en sociología, psicología y economía, no mucho de ella es lo que yo denomino ciencia de laboratorio, ni siquiera cuando hay un edificio u n i versitario denominado laboratorio de psicología. En estos lugares hay pocos "aparatos usados en aislamiento para interferir". Diciendo esto ni alabo, ni condeno, ni discuco que sólo las ciencias de laboratorio son estables. La botá nica linneana puede llevarse la palma a la estabilidad, si no al crecimiento. Los límites importan poco; sólo quieto decir desde el comienzo que las cien cias que son prin cip alm ent e observacionales, clasifícamelas o históricas no son el objeto de k discusión que sigue. De acuerdo con mi definición, k astronomía, la ascrofisica y la cos mología no pueden ser ciencias de laboratorio, porque en general no pueden interferir con ia naturaleza que estudian. No pueden crear los fenómenos astrofísicos. Pero he encontrado que algunas personas con agendas completa mente diferentes reclaman que la astronomía y la astrofísica son o han llegado a ser ciencias de laboratorio. Así que en cierto sentido comparto este punto de vista. La cosmología incluye mucho trabajo de laboratorio, ral como las
- Las menc ion es a capít ulos en esce artículo de Hackin g se Mieter, a otros trabajos que, ju nt am en te co n él, co mp on en Pi ck er ín g ¡1 9 9 2 ) —v éa se no ta 1 \n,* it del ctaduccorj.
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investigaciones de k gravitación o de una pretendida quinta fuerza (hacemos un laboratorio en Greenland, dejando caer objetos a través de un agujero tala drado en un kilómetro de hielo, enriquecido por una miríada de detectores). Los proyectos derla física de altas energías que pretenden simular algunos de los dolores de parto del universo hacen aterrizar cierta cosmología, atrapán dola en un enorme laboratorio suizo o cejano. Por tanto estoy de acuerdo con G. Munevar, quien ha insistido en este punto en discusiones. La utilización de los laboratorios en astronomía tampoco es nueva. Los instrumentos antiguos y modernos usados en astronomía y astrofísica, desde los espectrómetros a los giroscopios que están en el espacio hasta los detecto res de neutrinos, incluyen apararos de laboratorio; en realidad, ahora hay laboratorios en el espacio. Simón Schaffer supone en un artículo reciente (en prensa) que en el siglo diecinueve había bascante experimentación en asetoespectroscopía como para considerarla una ciencia de laboratorio. Mucho de io que digo abajo sobre ia estabilidad se aplica a gran parte del trabajo de Huggins y Maxwell que Schaffer describe, así que no hay mucho problema aquí. Knorr Cerina podría empujarme un poco más. Ella señala que las téc nicas de imagen están cambiando radicalmente, para que los datos se alma cenen dig ital tnen te. Son los datos almacenados, más que algo directamen te observado, lo que es objet o de investigación. " Un a vez que k transición es completa", escribe, "la astronomía habrá sido transformada desde una ciencia de campo observacional a una ciencia de laborato rio que procesa imágen es" (cap. 4). Yo soy más cauto sobre esto que sobre muchas otras afirmaciones de su artículo, en parte porque ha pasado mucho tiempo desde que la astro nomía era una "ciencia observacional". La caricatura del astrónomo como alguien que mira a través del telescopio es can absurda como la del científico en bata blanca. El cuadro de Vermeer llamado The Astronomer, fechado en 1658, retrata a una figura algo andrógina en un atractivo gabinete, transpor tador en mano, con lo que creo que es un mapa parcialmente desenrollado sobre k mesa (Stadelshes Kunsrínsticut, Frankfurt am Main). Aunque la ciencia de laboratorio que procesa imágenes efectivamente es una parte de la investigación astronómica y cosmológica, hay más astro nomía y astrofísica que eso. Por sí mismo el procesamiento de imágenes crea muchos fenómenos. Además, eso proporciona datos transportables que cual quiera puede analizar. Sin embargo, desde mi punto de vista realista, no diría que crean ningún fenómeno astronómico en el mismo sentido en el que ios experimen tadores c rearon los fenómenos de láser. N o creo que sea corr ecto decir con Knorr Cetina que "ios objetos de investigación se 'independizan de su medio natural". Los datos digkaiizados no son ni más ni menos indepen-
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dientes que el material al que se .enfrenta el astrónomo de Vermeer. (Él está trabajando sus datos, exactamente igual que el laboratorio que compra daros de Monte Palomar.) Mientras tanto los objetos de la Investigación, Saturno, las cuerdas cósmicas superconductoras, o la Beta-lacran K r aramente oscilante no se independizan, aunque las' estudiemos por imágenes que son independ.ences y están reconstruidas electrónicamente. Soy demasiado literal como para decir qm "los procesos de interés para ios astrónomos se convierten en miniaturas" o que "las escalas temporales planetarias y estelares están someti das a escalas temporales de orden social". (De nuevo, ; Cuál es la diferencia con el ascrón omo de Vermee r?),Pe ro aunqu e yo aprobara las afirmaciones de Knotx Cetina , aun distinguiríamos un sentido en el que k astronomía y k astrofísica no son ciencias de laborat orio , en el sentido ind icad o arrib a. Y es la estabilidad de la ciencia de laboratorio, en mi sencido dado allí, que es mi tópico, y mi concepción .hace referencia a aquellas partes de la astronomía cada vez más incorporadas al laboratorio . A pesar de todo hay otras; definiciones del laboratorio, apenas reco nocidas como cales por los científicos de laboratorios, pero que no pueden escapar al ojo agudo del etnógrafo. Así Lacour (1987, cap. 6) caracteriza el laboratorio como un centro de cálculo. Esta visión es previsible en un autor que considera la producción y manipulación de las inscripciones como k actividad científica central. 3 Lo que calcula es el brazo de la ciencia que es el laboratorio. Enconces los paleontólogos y ios astrofísicos seguro que tienen sus laboratorios. Vermeer desde este punto de vista pinra a su astrónomo cal culando no e n un gabinete sino en el laboratorio. Latour escribió en una cara
^ 3 C oll ins y Yeariey (cap. 13) tam bién ll aman k atención sobre la Fascinación de Latour por ais inscripciones. Laco ur es un recuerdo vigoriz ante de aquel g l o r i u v , m u n d o p a r i s in o d e t i e m po atrá s, a finales de ¡os sesenta, cuando las Inscripciones eran la realidad y é texto era ¡a subs tancia. En mi opinió n Col lin s y Yeariey no compr ende n e s t o . Están tan encasillados en su teo ría d d lenguaje anglosajona que no pueden concebir que las inscripciones sean o t r a cosa que "representaciones". Igual ment e considera n que Travls muestra que cierra cant idad tic inscrip ciones de espectr ómetr o "no fueron u m v e r s a l m e n t e a c e p t a d a s con.,, representacióit de la rea lidad", com o si eso Fuera per tin ent e. Las inscripc ione s parisinas no representan nada {n i m u c h o m e n o s l a r e a l i d a d ) . S o n o b j e t o s a u t ó n o m o s , seres materiales que Funcionan sin siraiií k a d o . D u d o que la teoría de los aerantes d e r i v e p a r t i c u l a r m e n t e t i d l n s c r i p c i o n a l l s m o e n e l modo en que sugieren .Collins y Yeariey. A diferencia de estos dos aurores, iw tenso ,,b! ec¡»nes a la teoría de los aerantes de Latour. Sólo objeto algo bastante difere nte, a saben ¡a d e n n l ciór. met on im ia del labor ator io en términos de una de sus actividades simoie mense. a saber mseribir. Quizá voy más lejos que U r o u r , pues yo incluiría a las ¡nscrlnciones enere los .tam as, exactament e como los p e s c a d o r e s y los moluscos, haciendo y dejándose hacer, adonde haya id o el nombre desde e¡ momento en que nuestra especie se convinió en ¡toma deoiaar.
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del 21 de febrero de 1990, refiriéndose a Lat our (1990), que los explorado res también son criat uras de laborat orio. Más aún, m i lista de ciencias de laboratorio " bie n. pod rk ser expandida a colecciones, museos y archivos". Esta visión de k ciencia, rayando en lo que he etiquetado como lingualismo o ideali smo lingüístico (Ha ck ing 1975, 174, 182), no es la mía. Yo soy completamente materialista e intervencionista, y mi laboratorio es un espacio para interferir bajo condiciones controlables y aiskbles, con la mate ria y ía energía, a men udo hecho en tos museos — m i despacho está a unos cientos de metros de un gran museo cuyos sótanos están llenos de lo que yo llamo laboratorios— pero rara vez en los archivos. Hagamos las paces: un ter cio de mi taxon omía —se cci ón 9 — tra ta sobre marcas y la manipulac ión de marcas, así que honro la visión de Latour sin perder mi enfoque materialista. Latour ha incitado una nueva problemática. No podemos perder de vista un antiguo proble ma, la relación entre k teoría y el.experimento. Las ciencias de laborat orio necesariamente son teóricas. Ot ro tercio de mí taxo nomía —sección 7— es sobre varios tipos de teoría. Por ciencia de laborato rio no me refiero sólo a la parte de la ciencia que se conduce en un laboratorio; incluyo toda la superestructura teórica y los logros intelectuales que al final res ponden a lo que sucede en el laboratorio. Espero que mí taxonom ía sirva a aquellos que se dan cuenta de que hay distintos cipos de teorías . Latour tiene otras críticas a mi aproximación. Escribe en k misma carta que "curiosamente cu punto de vista materia lista — con el cual coinci d o — no incluye 'los nuevos fenómenos' como la producción principal del laboratorio. En este sencido, soy más realista que tú". Curiosamente, mi primer ensayo sobre la experimentación se llamó "Specukrion, Calculación, and che Creación of Phenomena", publicado en alemán en Duero 19 81, 2, y rees crito para Hacking 1983 (caps. 10, 12 y especialmente 13, "La creación de fenómenos"). Latour continúa, "No dejas sitio para la creación de nuevas entidades en el laboratorio por medio del laboratorio (¡o que denomino un nuevo objeto,.esto es, una lista de acciones en ensayos y que después se fundirán en una cosa y posteriormente serán 'sacadas de allí' como la causa última de nuestra certeza sobre ella' )." Una diferen cia entre mi postura de 1981 y la de Lat our es que yo no creía que los electrones f ueran creados, pero s¡ creía que los efectos fotoeléctricos eran creados, en estado puro. Afirmaba que los realistas metafísicos más cautos debían admitir que en ninguna parte sobre la tierra existía el efecto fotoeléctrico puro hasta que se fabricó. No había ningún láser que sepamos en ninguna parce de! universo antes de 1945 (quizá hubo unos pocos masers en el espacio exterior). Pero ahora hay dece nas de miles de láseres en algunas millas a la redonda de donde escribo. El láser es un fenómeno creado en el laboratorio. Éste no es un tema construc-
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«vista, y así Latour y yo vamos por diferentes caminos aquí. No sé si ios nue vos fenómen os son " k producción principal" del laboratorio, como dice Latour, pero son una de sus producciones más importantes. Estoy contento con la crítica de Latour que me ha permitido repetir uno de mis temas favo ritos, la creación de los fenómenos, previamente omitido en este ensayo Y también puedo evitar la mala interpretación de Latour cuando dice de ios ítems de mi taxonomía de más abajo que "son una lista fija de ios elementos que conforman los fenómenos". Nada más lejos de mi intención que la idea de que los experimentos conforman simplemente los fenómenos que ya exis ten en el mundo dispuestos a ser conformados. Finalmente rechazaría dos afirmaciones sobre la ciencia de laboratorio estable. En primer lugar, no estoy discutiendo en genera! sobre la investiga ción punta. Esta puede ser tan inestable como se quiera, incluso cuando es°lo que Kuhn llamó ciencia normal. Como una cuestión de hecho, generalmen te, tal investigación está altamente reglamentada. A menudo los resultados son mas esperados que sorprendentes. Podemos comprender bien porqué: lo que resulta problemático no es esa clase de estabilidad a cono plazo. Me inte resa la acumulación del conocimiento científico. Ésta ha estado sucediendo desde k revolución científica. En segundo lugar, veo la estabilidad no como una virtud, sino como un hecho. Si hay que mencionar algún valor, la «la bilidad sobre la cual no se puede construir, es un vicio. Tal vez k estabilidad mas nobl e sea la de la ciencia que ha sido superada por investigaciones más profundas y por nuevos tipos de instrumentación y que todavía perm anece humildemente como un sirvient e leal y seguro para nuestras in terven ciones en, nuestras interacciones con, y nuestras predicciones del curso de los acon tecimientos: uno piensa en la óptica geométrica o en k mecánica yalííeana. Repetiré esto porque normalmente se me entiende m: ,| ; Este añidió no elo gia la estabilidad. No implica que k estabilidad sea una buena cosa. No admi ra k estabilidad. La observa y trata de explicarla. Los orígenes del mico de la inestab ilidad Hablar de estabilidad constituye un problema para la reciente erudi revoluciones, pero hacer hincapié en k l a b i l i d a d de k ciencia es consecuencia, en parte, de las circunstancias inusuales en k física a princi pios del siglo veinte. La agitación que hubo en un determinado momento histórico fue espléndida. Se había manrenidb durante mucho tiemp o k co n fortable creencia de que k ciencia es acumulativa. A menudo se cometen errores, dice k historia oficial. Enormes confesiones persisten durante mucho tiempo. Pero, a su debido tiempo y después de un duro trabajo, surgirán algunas verdades que se harán estables, y servirán como pasos sobre iosTue ción sobre las
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avanzar en lo desconocido. Esta complacencia fue objeto de crítica primero po r Popper y después por Kuhn. Ellos fueron maravillosamente liberadores. Transformaron esa sumisa disciplina inductiva, la filosofía de k ciencia, ago tada por ios años, en algo resplandeciente, aunque ceñida a veces de fantasía. Aquí estoy utilizando los nombres "Popper" y " K u h n " no sólo para denotar a los individuos sino también a las generaciones sucesivas. Ahora, ¿Por qué de repente la estabilidad se convirtió en un fracaso? Las sucesivas revoluciones de Einsteín sobre el espacio-tiempo, y la relatividad especial y posteriormen te general, conmocionaron profundamente tanto a Popper como a muchos de sus colegas. La antigua y la nueva mecánica cuántica de 1900 y 1926-27 las igualaron. Tiempos agitados, pero también anómalos. Se destacan porque muchas de las verdades eternas, en k f orm a de con oci mie nto a priori sobre el espacio, el tiempo, la continuidad, la causalidad y el determ inismo ñieron abandonadas. La refutación y la revolución estaban en boga donde la estabi lidad y la subsunción habían sido la norma. En un grado extraordinario estas transiciones, espec ialmente las eins¬ teinianas, fueron elaboradas y hechas convincentes casi por completo con independencia de ningún trabajo experimental. Pareció que el pensamiento puro podía anticiparse a la naturaleza y después contratar experimentadores para comprobar qué conjeturas eran válidas. Aunq ue con frecuencia la relati vidad en aquellos días se prestentaba como una refutación de la estética tras cendental kantiana, mientras la mecánica cuántica destrozaba la analítica trascendental, se vivía un mome nto comp leta ment e kant iano en la filosofía de la ciencia. Algún sentido de k sutil interacción entre la teoría y el experi mento —o entre el teórico y el experim enta dor— se perdió. La concepción de la ciencia física como inestable, como una cuestión de refutación y revo lución, se corresponde con una total carencia de interés por el papel de ta ciencia experimental. Entonces no es extraño que hoy tengamos que comen zar a pensar de nuevo sobre la estabilidad. Entre historiadores, filósofos y sociólogos de la ciencia, k presente décad a ha visto el resurgir de un pensa miento serio sobre el laboratorio.
¿Por qué hablo can confiadamente de la estabilidad? Por varias razones Una es muy familiar para los estudiosos de las ciencias físicas, cuyos pofesionales cuando filosofan hablan de las teorías que son válidas en su dominio.. De esta manera Heisenberg escribió (1948, 332) que "algunas teorías, no parecen ser susceptibles dé mejora ...c onst ituy en un sistema cerrado de cono cimiento. Creo que la mecánica newtonianá no puede mejorarse más... Con e! grado de precisión con el que ios fenómenos pueden ser descrieos por los conceptos newtonianos, las leyes newtonknas todavía son válidas" (para las referencias sobre el desarrollo de k idea de Heise nberg ver Chevalley 1988).
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Yo corregiría esto ligeramente; los fenómenos no son descritos directamente y sin intermediarios por los conceptos newtonianos. Más bien es cierto que las medidas de los fenómenos, generadas por una cierta clase de lo que podrí an ser denominados instrumentos newtonianos, se- ajustan a los conceptos newtonianos. La precisión de la mecánica y la precisión de los instrumentos son correla tivas, y es un a de las explicaciones de la estabilidad de la ciencia de laboratorio. Incluso antes de entrar en el laboratorio de investigación, el estudian te, le guste o no, encuentra que muchas ciencias maduras son pedagógica mente estables. Aprendimos la óptica geométrica cuando niños, la teoría ondulatoria de adolescentes, las ecuaciones de Maxwell al entrar en la facul tad, algo de la teoría de los fotones en los cursos superiores, y la teoría del campo cuántico al finalizar la; carrera. Cad a, una de estas etapas se presenta como si fuera verdadera, aunque por supuesto se omiten caminos tangen ciales, como la teoría corpuscular de la luz newroniana. Los profesores de ciencia rienen que soportar el i peso de una crítica familiar. Enseñan ciencia como sí estuviera muerta. En un sentido esto es cierto. Mucha ciencia está muerta. Esto no es escusa para una mala enseñanza; probablemente hay una mayor proporción de clases vivas de griego clásico que de termodinámica. A difere ncia de las conjugaciones, que son el lujo de unos pocos, hay que ense ñar el ciclo de CarnotHa y debates perennes en los campus de las facultades americanas: ¿Todo estudiante debe tener algún conocimiento de los grandes libros occi dentales? La cuestión es ideológica y depende de la concepción de la natura leza de la cultura y la civilización. No hay nada ideológico comoarable en aprender cómo se utiliza la constante de Pianck o el equivalente mecánico del calor. Ningún físico podría soñar con obligar a sus estudiantes a leer a Pianck o a Dirac, por no citar a Boltzmann o a joule. Pero ios estudiantes rienen que entrenarse con ciencia muerta y digerida asociada c on esos nombres, no por sus valores culturales o pedagógicos, sino porque son parte del conocimiento estable con el que muchos de ios estudiantes transformarán partes del mundo, y sobre el que los pocos estudiantes orientados hacia la investigación construirán nuevo conocimiento. Nuestro ed itor comenta q ue de acuerdo con Kcycrabend í i 978) esta es una mala forma dq enseñar. Hav mucha mala enseñanza, ñero dudo que sea erróneo enseñar ciencia estable? El error es la reverencia por lo que está esta blecido, y adormecer al espíritu crítico, pero este es un punco completamen te distinco . La única educaci ón en cienc ia en ,una línea próxim a a la de Feyerabend de la que estoy ai corriente la ofrece el Ornarlo Science Centre, en Toronto. Se ¡es dice a 25 estudiantes del Instituto que descubran cosas v
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se Jes da material experimental— ¡os desechos de lo que cinco años antes constituía investigación punta —y potentes recursos teóricos. Dedican un semestre a cursar dos asignaturas de ciencias de entre física, química o biología y para pasar el examen de Inglés estudian escritos científicos. El entusiasmo es extraordi nario , ia calidad del aprendizaje es enor me. L a depresión que resulta cuando los estudiantes asisten a una cíase univ ersit aria equivale al mrnma y a k desilusión feyerabendiana con la ciencia. Sin embargo una de las cosas que los estudiantes constantemente están forzados a hacer es adqui ri r los pedazos de conocimiento teórico escabies y las técnicas experimentales demandadas por sus propios aprendizajes e investigaciones. Los estudiantes no aprecian esto. Los creen cuando los necesitan y dudan de ello cuando no funciona. Y esa es k for ma en la que ia ciencia estable antigua es una oarte esencial de k educación científica. Demos por sentado que hay alguna estabilidad. ¿No es ese el camino ael aburrimiento y la estulticia? Es tentador suponer que aunq ue k creació n V la solidificación de una ciencia establecida pueda haber sido intensamente creativa, una vez este trabajo está acabado sólo se utiliza para propósitos pedestres. La acción se encuent ra en otra parre, en la creación de una nueva ciencia. Todo el tiempo utilizamos la óptica geométrica, pero no es un tema de ia investigación . Podemos con fiar en k mecáni ca newt onia na para el lan zamien to del telescopio H ub ble , pero k mecán ica no es en sí misma un tema de k investigación. A pesar de todo, por supuesto que hay problemas new tonianos que continúan siendo un reto profundo, el problema del cuerpo múltiple es el ejemplo clásico. Los teoremas ergódicos en ios que se muestra como los procesos estocasticos pueden ocurrir en un mundo decerminista, conducen a k teoría del caos, un campo que combina las matemáticas, los experimentos y k formación de conceptos de maneras que retrospectivamen te parecen novedades. Incluso a nivel de k ciencia de laboratorio llana, el conocimiento establecido —el que pensamos sustituido excepco en la aplica ción— se puede combinar con las nuevas instrumentaciones para oroducir profundas innovaciones. S.S. Schweber (1989) tiene un revelador ejemplo En.198!, los trabajadores de ia Universidad de Washington idearon la tram pa Penmng, que contenía un único eieerrón en un espacio definido. Todo lo que hici eron fue planif icar de acuerdo con , y puede ser explica do por, k teo ría prerrektivista del electrón {anterior a Dirac), que podría parecer un siste ma cerrado y muerto, de interés sólo para los denominados filósofos de la mecámea cuántica, quienes escriben como si k teoría del campo cuántico no existiera. Pero no sólo k teoría prerrelarivisca Ríe utilizada por los trabajado res de Washington: tampoco está claro que se hubieran concebido sus traba jos o hu bie ran ten ido sen tid o de o tr a mane ra. Para sus propósitos, ia antigua
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y cosca explicación del electrón es mejor que cualquier otra. Una razón para que una ciencia de laboratorio estable pueda volver a la vida es que los avan ces en la técnica o la tecnología desarrollados para otros propósitos puedan a veces solamente aplicarse en sus marcos intelectuales y experimentales anti guos y maduros. Estabilidad aparente Hay varias razones para esperar que la ciencia establecida parezca esta ble, lo que es indepe ndie nte de las teorías metafísicas más radicales avanzadas en este ensayo. Haré mención a tres. La primera es nuestro hábito de anacro nismo soberbio. Hablamos alegremente de las ecuaciones de Maxwell o del efecto Zeeman, pero lo que entendemos por esas cosas es muy diferente de lo que entendieron aquellos a quienes honramos. En el caso de las técnicas expe rimentale s, una gran cant ida d de elias se desvanecen, y sólo los exper imen ta dores con más talento pueden duplicar lo que casualmente dicen los libros de texto que se ha hecho. Los nuevos instrumentos hacen obsoletas las habilida des necesarias para construir los instrumentos antiguos; la replicación requiere una perversa afición de anticuario. De este modo la ciencia vieja no es preservada, d cínico dirá: lo que es estable es que se han transformado varios acontecimientos en hechos que ya no son de interés inmediato. Hacemos otras cosas y aceptamos confiada mente mucho conocimiento procedente dei pasado. Se puede argumentar correctamente que el efecto Zeeman y el efecto Zeeman anómalo ahora no son ío que fueron cuando se descubrieron, y es la práctica de enseñar y nom brar lo que hace que las cosas parezcan tan constantes. Un segundo senado seguro de estabilidad surge porque de hecho k práctica cient ífica es como una cuerda con muchas hebras. Puede cerrarse una hebra, pero las otras sobreviven intactas: k cuerda, Je parece ai ingenuo, permanece inmodificada. Peter Gaiison (1987, cap. 5; observa que funcionan a un riem ppo varias tradiciones en cualquier ciencia de labor atorio. Por eje m plo hay tradici ones teóricas, experiment ales e instru mental es. Puede haber una ruptura en la tradición teórica que tiene un pequeño efecto en los ins trumentos utilizados o en las formas en que son utilizados. £1 sentido fuerte de k continuidad durante tai cambio teórico resulta del hecho de que los cambios en la teoría no afectan de inmediato ai funcionamiento de las prác ticas instrumentales y experimentales, pudiendo éstas continuar durante mucho tiempo, incluso cuando cambian las explicaciones sobre las prácticas, a fin de que k gente entienda lo que está haciendo de forma, diferente, muchas de las técnicas y de los aparatos materiales pueden seguir utilizándo se como antes (e.g., ei de Heinz Post de k visión de las moléculas anillada s
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de antracino: Hacking 1983, 199ss). Igualmente una tradición teórica que sigue funcionando puede generamos ia experiencia de continuidad en un momento de innovación inst rument al radical. En tercer lugar, y k fuente mucho más común del sencido de estabili dad, está nuestra práctica de trans form ar varios elementos de ia ciencia en lo que Latour (1987, 2) denomina "cajas negras". Éstas no sólo incluyen apara tos fuera de uso sino también todo tipo de sistemas para operar con símbolos, por ejemplo, las técnicas estadísticas para calcular el error probable. Las cajas negras materiales incluyen piezas estándar de los apararos compradas a k compañía de instrum entos, prestadas po r eí laboratorio de al lado, alquiladas a la oficina de pesos y medida s, o abandonadas por una instalación de inves tigación militar cuando ésta ha pasado a centrarse en aparatos más atractivos. Los trabajadores de los laboratorios rara vez tienen idea de cómo funciona la caja y no pueden arreglarla cuando se estropea. Sin embargo, tiene incorpo rado de forma material mucho conocimiento preestablecido que está implí cito en el resultado de un experim ento . En real idad, los supuestos teóricos pueden estar "incorporados al aparato mismo" (Gaiison 1987, 251, el énfasis es s u y o ) — y eso es verdad no sólo de la física de altas enetgías de Gaiison sino de algunos de los aparatos más simples y direc tamen te observacionaies. (Hacking, 1989, 268). Si tuviéramos que construir cada pieza del equipamiento partiendo de cero, ia ciencia de labo rato rio no sólo sería un trabajo eno rmeme nte más intensivo sino que sería mucho menos estable. Los aparatos que funcionaron el año pasado para un propósito —como sabrá cualquiera que ha pasado algún tiempo en un labo rat ori o— no funcionarán este año para ei próximo proyecto. Nos vemos tentados a decir que son los fabricantes de instrumen tos comerciales o semicomerciales y los vendedores quienes durante mucho tiempo mantuvieron a la ciencia en equilibrio. No sólo compramos un ins trumento y, lo conectamos. Mientras existan in strumentos habrá proveedores que nos muestren cómo puede montarse un instrumento o una cíase de ins trumentos para cualquier tipo de propósitos nuevos. Los historiadores apenas han empezado a hablarnos sobre los grandes-fabricante s de inst rume ntos de Londres o Berlín del siglo diecinueve, por no hablar de aquellos de Lisboa en el siglo quince. Dudo que fueran tan diferentes, excepto en el punto de k especializadon, de lo que encontramos mirando ks Actas'de una conferencia sobre microscopía electrónica que está teniendo lugar mientras escribo. Hay sesiones para el relativamente reciente microscopio (electrónico) de escanea do de efecto túnel (STM), con charlas sobre diversas aplicarcione. Los con ferenciantes son de la Shell Development, Wesringhouse Research and Devefopmenr, Fuji, e! Laboratorio de Investigación Avanzada de Hitachi, el
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Laboratorio de Optica Electrónica Analítica de Philips, así como de institu ciones académicas de Basilea, Iraca, Friburgo y Moscú (Bailey, 1989), En una conferencia así podemos tener una visión rápida de cómo un tipo de dispo sitivo recién salido del escenario; de ¡a investigación te convierte en una caja negra que ¡a próxima generación utilizará como una herramienta estable del laboratorio. Los consumidores no tendrán mucha idea de cómo funciona la herram ienta : a difer encia de ios: micros copios de transmisión de electrones, cuya teoría es entendida en un sentido débil por aquellos que lo utilizan, los nuevos microscopios son construidos de acuerdo a los principios cuánticos de efecto túnel que fastidian sobre;manera a ios estudiantes más diligentes de macromolécuias o de metalurgia; Y aún no conocemos comp letam ente lo que las cajas negras pueden hacer: un estudiante de Berkciey que juegue con un SMT después de horas buscando podría producir la imagen de las moléc ulas de A D N , contrariam ente a cualquier expectativa basada en la teoría existen te del aparato. ,
Items utilizados en el laboratorio Gracias a los recientes estudios realizados por filósofos, historiadores, etnógrafos y sociólogos de ia ciencia experimental tenemos fuentes más ricas de información sobre el laboratorio que hace una década. Este amasijo de coloridos ejemplos hace duro producir ningun a caracterización metód ica formal del experimento. Por lo tanto nuestro poder de generalización es l i m i tado. Trataré de devolver algunos grados de abstracción a la filosofía de la ciencia haci endo u na lista de algunos elementos f amiliares de la actividad experimental en el laboratorio. Debemos abstenernos de trazar un conjun to cíe distinciones demasiado estrictas. Las descripciones de los procedimientos experimentales han sido reglamentadas durante mucho tiempo tanto como para parecer que tienen mucho en común. El formato p S r a redactar un in forme de laboratorio es inculcado en la escuela y se preserva, modifica o refuerza —de formas que varían según la disciplina— en los borradores v las revistas. En su mayor parte la modesta uniformidad es ampliamente un arte facto de cómo nuestra cultura científ ica quiere concebirse a sí mism a y cóm o tiene mucho que ver con nuestra construcción de lo que ¡lamamos la objeti vidad. Admitiend o com o lo hago que hay menos e n comú n entre ios exper i mentos de lo qué imaginamos, sin embargo haré una lista de algunos ele mentos que con frecuencia son diferenciables. Su importancia e igualmente su presencia varían según los casos y las cien cias. Los rieras utilizados en el laboratorio son de diferentes tipos. Cuando desarrolle el tema de la autoju stífi cación J e ia ciencia de labora torio , pasaré de categoría en categoría, por eso, en la siguiente sección, presento un esqus-
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ma taxonóm ico de referencia. M i lista de elementos se puede dividir en tres grupos: ¡deas, cosas y marcas. Estas tres etiquetas deberían ser inofensivas. No es nada mejorativo denominar a varias clases de cuestiones y teorías "ideas". Son los componentes intelectuales de un experimento. No siempre es "cosa" el mejor mo do de llamar a la substancia mater ial que investigamos; los ins trumentos son cosas: ¿Son cosas las ratas noruegas, los electrones polarizados o los bacteriófagos? Pero la palabra "cosas" sirve a nuestro propósito; en ella está el contraste más simple con "¡dea". Habió de los resultados de un expe rimento como marcas, y la subsiguiente manipulación de marcas produce más marcas. Esto es reminíscente de la insistencia de Latour en que un ins trumento de laboratorio simplemente es un "aparato de inscripción" y que el producto inmediato de un laboratorio es una inscripción (1987, 68). Para mí, "marca" no sólo es la palabra más corra sino también la más convenien temente ambigua, permite abarcar muchos de mis ítems. De acuerdo con mi diccionario, las marcas son "impresiones visibles", "signos o símbolos que dis tinguen algo", "signos o símbolos escritos o impresos", "indicaciones de algu na cualidad" y también "metas". Nunca confundiremos la teoría con ios aparatos (una idea con una cosa), y rara vez encontraremos dificultad en distinguir un instrumento del dato que genera o el análisis estadístico que hacemos de él (también las mar cas son cosas, no confundiremos aquí una cosa con las marcas o la manipula ción de las marcas). Pero en estos tres subgrupos de ideas, cosas y marcas, h ay solapamíento y no es posible estar de acuerdo sobre cómo clasificar los Items en m i lista. Esto no importa aquí, por que ni k es tabilid ad surgida de k inter acción de estos elementos, ni su concepción requieren una taxonomía rígida. Ideas 1. Preguntas. Ha y una pregu nta o preguncas sobre alguna materia. La pregunta respondida al final del experimento puede ser diferente de aquella con la cual comenzaron los investigadores. Las preguntas van desde ¡as raras que enfatizan los filósofos: "¿cuál de esas teorías en competencia es verdade ra o falsa?" hasta la más común, "¿cuál es el valor de esta cantidad?" o "Tratar X con Y produce una diferencia, y sí es así, ¿qué diferencias son las buenas y cuales las malas?". C uan do una preg unta traca sobre un a teoría, hablaré de la reoria en cuestión. En los experimentos cruciales hay dos teorías en cuestión. 2. Conocimiento de fondo. En io que se den omi na con más frecuencia teoría deberíamos distinguir al menos tres cipos distintos de conocimiento sobre el tema del experimento. Las divisiones (2,3 y 4) que propongo son modas en algunas disciplinas y vagas o casi inexistentes en otras. Primero está el conocimiento de fondo y las expectativas que no están sistematizadas y que
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jue gan un pap el peq ueñ o en la d escr ipci ón del exp erim ent o, en parce por que se dan por supuestos. Éstas son inevitables, seguramente. La ciencia sin cre encias de fondo produce sinsentidos. 3. Teoría sistemática: La teoría de tipo general y típicamente de alto nivel acerca del tema, k cual por sí mis ma puede no tener consecuencias experimentales. 4. Hipótesis tópicas, como las llamaré, son parre de lo que en física se denomina comúnmente fenomenología. Le busco otro nombre porque ese término «ene otro significado en filosofía y también porque se puede utilizar para (5). Lo que importa aquí es lo que conecta ¡a teoría sistemática con ios fenómenos. El empirismo lógico, con su fuerte énfasis en eí lenguaje, habió de los principios puente (Hempel, 1966, 72-5). La denominación es atracti va, aunque "principios" sugiere algo que no puede- cuestionar fácilmente, mientras que a nosotros nos interesa lo que se cuestiona todo ei tiempo en el trabajo de laboratorio. El núcleo de k idea de principio puente Ríe revekdoramente expresada por un escritor Riera del molde clásico del empirismo lógi co, a saber, N.R. Campbell (1920, 122-58), quien habló de un "diccionario" para conectar los conceptos purame nte teóricos con los términos observacionales. Las conexiones que tengo en me nte son para mí demasiad o revisables como para llamarlas principios o diccionarios. Las denomino hipótesis tópi cas. Hipótesis se utiliza aquí en el sencido anticuado de algo más fácilmente criticable que ia teoría. Tiene u n carácter principalmente proposicional. Pretendo cubrir el conjunco completo de procedimientos de aproximación y modelización en eí sentido de Cartwrighc (1983), y más generalmente k acti vidad q ue Kuhn (1962, 24-33) denominó "articulación" de la teoría en orden a crear un ajuste potencial con ¡a experiencia. Es una virtud de k filosofía de k ciencia reciente haber vuelto a reconocer de forma creciente que k mayor pane del crabajo intelectual de las ciencias teóricas se conduce a este nivel más que en eí del gas enrarecido de k teoría sistemática. Mí palabra tópica pre tende connotar ambos sencidos usuales de "asuntos corrientes" o "locales", y también recuerda el sentido médico'de un medicamento tópico como aquel aplicado sobre la superficie de k piel, i.e., no profundo. 5. Modelado de aparatos. Hay teorías, o al menos saber de fondo, sobre los in srrumentos y el equ ipamien to, listadas abajo como (6-S). Para'evitar ambigüedades hablaré del modelado (teórico) de los aparatos, una concep ción de cómo fondona y cómo, en teoría, es. Lo que interesa es k teoría f enomenológica que nos permite diseñar los instrumentos y calcular cómo se comportan. El modelado de una pieza de ¡os aparatos o de un instrumento rara vez es lo mis mo que k teoría en cuestión (1) o que la teoría sisremática (3). A veces no es más que vago conocimiento de fondo (2). Puede solaparse
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con las hipótesis :ópicas(4). Ei aparato de la máquina de Atwood (1784) para determinar k acelera ción gravit acion al local es una horquilla doblada con una escobilla en una punca que se baja de tal modo que la escobilla traza una curva en el detector, una lámina de cristal con cal encima . La teoría (y k pá crica) de k horquilla doblada simplemente es parte del modelado teórico del aparato, y no tiene nada que ver con la teoría sistemática sobre la aceleración gravitacional o con la mecánica Galiieana. Nótese que en esce caso no hay hipótesis tópica. Para aumentar el contraste-entre el modelado de los apara tos y las hipótesis tópicas, consideremos la difícil situación de la mayor de las teorías unificadas, la teoría de ks supercuerdas. Construida al menos en nueve dimensiones, no tiene consecuencias experimentales en absoluto. La tarea de un cipo de fenomenología es articular la teoría para que se ajuste a nuestra realidad de tres —o cuatro— dimensiones. Se trata de inventar ks hipótesis tópicas. Otra tarea muy distinta es el diseño de los aparatos y la comprensión de como funcionan, el trabajo de las teorías sobre, y el modela do de, los aparatos. Cosas
6. Diana. Jun to con los elementos (7) a (10) co mpren de la parte mate rial del experimento. Estos Ítems —que no necesitan presentarse todos en un
experimento— con frecuencia, en física, se describen utilizando una analogía militar. En primer lugar hay una diana, una substancia o población a estu diar. L a preparación de la diana —p or cintura'en la microbiología al viejo esti lo, por utilización de micrócomos, e t c . — es mejor separarla de k modif icació n de la diana, digamos por la inyección de una substancia extraña a un a célula preparada. Se pueden hacer distinciones parecidas en k química analítica. 7. Fuentes de la modificación. Genera lmente hay aparatos que de algu na manera alteran o interfi eren con k diana . En ciertas ramas de la física, ésre es más comúnmente una foenre de energía. El análisis tradicional de la quí mica orgánica modi fic a una diana por la adición de cantidades controlada s de varias substancias, y por destilación, pr ecipitac ión, ce ntrif ugad o, etc. En el caso de k máquina de Arwood no tenemos ni diana ni fuente de m o d i f i cación; es un detector puro y simp le. M i clasificación no es definitiva: una descripción clásica del aparato de james Clerk Maxwell, mejor adaptado a la física, dividiría estos Ítems en una fuente de energía y ios aparatos de trans porte de energía, ios segundos divididos en ocho funciones (Gaiison 1987, 24). Nótese que aunque la mayor parte de las fuentes de energía están con troladas por nosotros, una de las más poderosas, con una de ks trayectorias más distinguidas, viene de lo alto: los rayos cósmicos. Y el próximo proyecto importante sobre neutrinos, llamado D U M A N D , los utilizará como una
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foente de energí a enorme ment e ¡más grande que cualquier otra utilizada en física hasta el momento. fh Los detectores determinan o miden el resultado de la interferencia o la modificación de la diana. También cuenta como detector un modesto apa rato de laboratorio cosmológico ral como la máquina de Atwood, donde ia diana no está influida (ciertamente la gravedad no). Comúnmente incluimos como aparatos tanto a los detectores como a fas fuenr« de modificación. En muchas circunstancias los detectóles se denominan instrumentos, pero no sólo son instrumentos. Muchos de los;derecrores más imaginativos pueden conver tirse en lo que yo denominaré herramientas: el interferómetro de Michelson, uno de ios detectores más sutiles sobre la tierra, se ha convertido, por ejemplo, en una herramienta para eliminar algunos dedos errores instrumentales que plagan las técnicas de producción de imagen astronómica (Comwell 1989).
9. Herramientas. Mient ras contemplamos los colisionadores protónandprotón y los microscopios electrónicos de escaneado efecto túnel, no olvidemos las cosas más humildes en; las que debe confiar el experimentador. En la preparación de ia diana, mencioné los micrótomos para cortar la materia orgánica en láminas delgadas, tintes que la colorean, productos químicos que reaccionan, disponibles directamente o ligeramente alterados para este o aquel propósito. Difícilmente son equiparables con las menta de la modificación o los detectores, pero no podemos fímdonar sin ellos: ai menos también los utilizamos a la luz del conocimiento de fondo {cómo una tintura o un corte modificará una muestra y cómo no ¡a modificará), y generalmente a la luz de una buena cantidad de conocimientos particulares y sobre aparatos. Esta categoría residual de las herramientas se superpone con las anteriores. ;£1 papel de tornasol es una herr amien ta o un detector? Es un detector de acidez en los juegos de química infantil, pero en el laboratorio del instituto es tan herramienta como un destornillador. Cualquier aparaio disponible, especkímence uno desarrollado en una disciplina no relacionada con el experimento inmediato, podría clasificarse como herramienta, de mí modo que restringi ríamos (7) y (8) a los instrumentos que realmente se fabricaron o adaptaron durante el curso del experimento? Desde esta perspectiva muchos generado res de datos (10), tal como máquinas para fotografiar, contar comprimir acontecimientos interesantes, se registrarían como herramientas. Y ¿qué dire mos de los huevos de rana? Se venden por kilos en ios distribuidores'. Algunas fracciones minúsculas de los huevos en los que se inyecta una secuencia gené tica diseñada porque es reproducida P or el huevo eompkto, una minúscula fracción del cual sirve como diana de! experimento, ¿don herramientas estos huevos ? Nos p ermitim os decir que lo son. ¿Qu é pasa con h rara de noruega, leal servidora de anatomistas, fisiólogos y dieciseis del siglo diecinueve y des-
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pues de muchos cruces y mutaciones inducidas, en la vanguardia de los expenmenros inmunogenéricos y de recombinación en este preciso m oment o? (Gilí et al. 1939). ¿Son herramientas estas ratas noruegas ? ¿Qué hay sobre sus glándul as pituitarias, utilizadas en los ensayos cndoc nnologicos c^ue Laxou ry Wooigar (1979) ha n hecho familiar es para ios filósofos? 10. Generadores de datos. La máquina de Atwood necesita una persona o un robot con una regla para medir las distancias entre los sucesivos pasos de ¡a escobilla sobre la línea central. Las personas o los equipos que cuentan pueden ser los generadores de datos. En ¡os experimentos más sofisticados, hay micrógrafos, impresoras automáticas y cosas así. No hay necesidad de insistir en una distinción estricta en todos los casos entre los detectores y los aparatos generadores de datos. En el pasado una cámara que tomaba micrograrías de un microscopio electrónico era un generador de daros que fotogra fiaba una imagen visible para su estudio, análisis o registro. Hoy la cámara es con mayor frecuencia el detector; el generador de datos puede ser un escáner que trabaja desde la micrografía. Marcas y manipulación de marcas 11 . Datot. lo que un generador de daros produ ce. Por datos quiero decir inscripciones no interpretadas, gráficas que registran variaciones en el riempo, fotografías, tablas, imágenes. Estos están recogidos en el primer sen cido de mi palabra comodín "marca". Alguno llamará a semejantes marcas 'datos brutos". Otros protestarán que codos los datos están interpretados por naturaleza: pensar que hay datos no interpretados, argumentarán, satisface e l mito de lo dado". Estoy de acuerdo en que en el laboratorio nada es mera mente dado. Las mediciones se toman, no están dadas. Los datos se constru yen, pero como una buena primera aproximación, la fabricación y k toma vienen anees de la interpretación. Es verdad que rechazamos o descaramos los datos putativos porque no cuadran con una interpretación, pero eso no demuestra que todos los datos estén interpretados. El hecho de que descarte mos lo que no cuadra no distingue a ios daros de los otros elementos (1)-(14): en el proceso de ajuste podemos sacrificar cualquier cosa desde un micrótomo a un ciciocrón, por no mencionar la familiar elección de Duhem entre las hipótesis en el espectro (!)-{>). aquellas revisadas a la lu 2 de los recalcitrantes resultados experimentales, 12. La evaluación de datases al menos u no de los tres cipos de procesa miento de datos. Puede incluir un cálculo del error probable o de alguna de sus versiones estadísticamente más sofisticadas. Tales procedimientos se supo nen teóricamente neutros, pero en ei complejo establecimiento de la eviden cia son sensiblemente aplicados sólo por personas que entienden una buena
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cantidad de detalles del experime nto — u n punto enfarizado siempre por el más grande délos innovadores esradísticos, R. A. Fisher, aunque es ignorado mu y frecuentemente por aquellos que utilizan sus técnicas. La jerga tomada de los libros de cocina estadística —las recetas para generar los cómputos de intervalos de confianza o cualquier otra cosa— es más sabia de lo que común mente se sospecha. Los buenos cocineros deben conocer su materia prima, sus fuegos, sus pucheros: esto se aplica también p or analogía a la persona que atiende a los aparatos, pero es igualmente cierto que ios buenos, estadísticos tienen que conocer sus experimentos. La valoración de ios datos incluye tam bién un aspecto no estadístico, la estimación del error sistemático, que requiere conocimiento explícito de la teoría del aparato— y que ha sido poco estudiada por ios filósofos de la ciencia.
13. Reducción de datos. Grandes o vastas cantidades de ininteligibles dacos numéricos pueden transformarse en cantidades o figuras manejables
po r las técnicas coraputacionales o estadísticas que se suponen teóricamente neutras. Fisher utiliza la palabra "estadístico" simplemente para significar un número que encapsuia un gran cuerpo de datos e (independientemente de Shanon) desarrolla una medida de la información perdida por la reducción de los dacos, determ ina ndo así ios tipos de reducción más eficientes (menos destructivos). i 4. Análisis de datos: Galison describe una forma cada vez más común en conexión c on los experimentos de alta energía. Los acontecimientos bajo estudio en un experimento se seleccionan, se analizan y se presentan por ordenador. Esro puede parecer un tipo de reducción de daros pero los orogramas para analizar datos no son técnicas estadísticas teóricamente neutras. Son seleccionados a la luz de las preguntas o énfasis dd «De ri meneo (1) v de hipótesis tópicas (4) y del modelado de los aparatos ('y!. En este caso, v en menor grado en é caso de (I I) e incluso (12). ahora comúnm ente hay una serie de trabajadores o aparatos entre ¡os datos y ios investigadores principa les; Galison argumenta que esto es una de las formas en las que reci ente men te se ha transformado la ciencia experimental. Hay muchos otros nuevos tipos de procesamiento de datos, tai corno el aumento de bis imágenes tanto en la astronomía como la microscopía. Y (11)-(14) podría mecerse en uno de ellos por menos de 2.000 dólares. "C on el nuevo densitómecro EC9 Í 0 a 1.995 dólares usted puede escanear, integrar y mostrar los resultados de la eketroforesis en el PC de su laboratorio. ¡Inmediatamente! .Sin cortar, sin medidas anuales. Los'programas aceptan integras las planchas de gei, las columnas, el acetato de celulosa, las. láminas de la cromorograh'a y los otros medios de soporte" (£1 software extra 995 dólares, de un típico anuncio de una c ontra portada de Science ten 1989 ).
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15. La interpretación de los datos necesita al menos una teoría en el nivel del conocimiento de fondo (-2) y a menudo en codos los otros niveles, incluidos la teoría sistemática (3), ¡a ceoría tópica (4) y el modelado de ios aparatos (5). Los pulsares proporcionan un ejemplo fácil de que ¡a interpre tación de datos necesita la teoría: una vez que se reconoció la teoría de los pulsares, fue posible volver sobre los datos de los radioastrónomos y encon trar amplia evidencia de los pulsares que no se pudieron interpretar como tales antes de cener la teoría. La posibilidad de tal interpretación también exi gió nuevas reducciones (12) y análisis (13) de datos y parte del error siste mático de la valoración de datos (11) tuvo que ser revalorada. Hablaré más sobre la interpretación más adelante. Matizaciones Es tentador seguir a Galison (1988, 525) y coger (2)-(5) como el 'conocimiento previo anterior a ia experimentación." Eso sugiere que hay algo antes del expe rime nto y que permanece a lo largo de él. En contraste, m i imagen de la experimentación es "de modificación potencial de cualquiera de los elementos (1)-(15), incluido el "conocimiento" previo. Muchas cosas están "establecidas" antes del experimento —no sólo el conocimiento sino también las herramientas y las técnicas de análisis estadístico. Pero ninguna de ellas está establecida en el sentido de ser inmutable. Como prometí, lejos de rechazar k ortod oxia popperiana, construimos sobre ella, incrementando nuestra visión de las cosas que pueden ser "refutadas". En segundo lugar, he omitido de mi Jisra algo que es bastante rígido durante el tiempo que abarcan incluso los experimentos más extendidos —lo que indicamos con palabras como la visión del mundo o los "themata" de Holton (1978, 1987 ) y los "presupuestos tem áticos" o incluso ios "esríios de razonamiento científico" de Crombie (Hacking 1982, 1992). Tenemos expectativas sobre lo que es el mundo y las prácticas de razonamiento sobre él. Estos gobiernan por igual nuestras teorías y nuestras interpretaciones de los datos. Notablemente aparte de nuestros hábitos huméanos, pensamos en el dictum de Kelvin can característico de la ciencia positiva en el final del siglo diecinueve: no entendemos una cosa hasta que podemos medirla. Eso huele a metafísica más.que a metodología— el mundo se presenta como mensu rable. Recordemos k d octr ina de Galile a de que el aut or de ia naturaleza escribió el libro del universo en el lenguaje de las matemáticas. Pensemos"en en las características emparejadas de k ciencia posc-baconiana en las que Merchant (1980) y Keller (1986) ha n fijado su atención: (a) k espectaava de conocer el mundo por interferencia con él, idealmente a la manera militar con dianas; (b) la espectativa de que la naturaleza "mi sma" fondona de esa
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manera, con fuerzas y mecanismos y cosas así, y en general con una interac ción entre sus partes tipo dominante-dominado, focas concepciones son visiones de lo que parece ser el mundo. He omitido tales cosas en ;(l)-(15) porque los experimentadores no las usan litera lmen te. Alg unos filósofos podrían decir que fos experimentos pre suponen unas entidades a gran nivel tales como themata o estilos o paradig mas. Un cínico diría que no hay tales cosas. E n este er.sayo no necesito entrar en ese debate, porque cualquiera que sea el estatus de tales entidades —sean conceptos analíticos o esquemas imencales o pura ficción— los experimenta dores no cambi an sus concepciones ideales del universo en el curso de, o en ningún caso a causa de, el trabajo experimental. Tales nociones no son mode ladas hasta encajar en (i.!-(l5): permanecer, por encima de ellos. Es verdad que el trabajo experimental rara vez arecca mucho a h teoría sistemática (2), las herramientas caja negra (9) y los procedimientos de evaluación de datos (12) de reducción de datos (13),;pero pueden ser, y ciertamente son, utiliza dos explícita mente de forma en lá que no lo son las concepciones del mu nd o o los estilos de pensamiento^ Finalmente, no he dicho riada sobre el ingrediente más importante de un experimento, a saber, los experime ntadore s, sus negociaciones, sus co mu nicaciones, su ambiente, los edificios mismos en los que crabajan o las insti tuciones que pagan las facturas.!No he dicho nada de autores, autoridad y
audien cia. En resumen, nada de: lo que Lat our señala en sus títulos Ciencia
' Andrew Pickering observó en esté punto que "el reciente movimiento hacia el microanáiisis de ia práctica parece haber dejado de lado esos grandes, fundamentales y unificados aspectos de la cultura (si existen)", y con razón exigió más disoi-jón (carta.del 28 de noviem bre de 1989). Estoy de acuerdo; una ctjraria j a d a e ¡ ¿ <¡ e octubre comenzaba asi: "una tarea filosófica en nuestro tiempo es conectar (a) los estudios sociales y micrasociaies de l conoci aspectos brautleüanos del miento, (b) la metafísica y lo que podríamos, denominar (c) conocimiento" {Hacking 1992a). Por (c) quiero decir "las características relativamente perma nentes, crecientes, aucomodda bbs, autorrcvisables de lo que llamamos ciencia" ejemplificadas por bs entidades mencionadas en el parágrafo de arriba. Mi punto de vista es que no hay una historia única que contar sobre las dispares entidades braudeKana-, peto he intentado hacer un recuento de (a)-(c) para mi noción de Jos estilos de razonamiento. Esta no es materia para ei presente arríenlo. Pero muestra cómo jit teoría Je ia autojustili cción aquí avanzada estaría situada dentro de mi teoría de ia autoaítjtentincación de bs estilo-. ,¡c razonamie nto. Las cien cias de laboratorio conforman uno de mis seis estilos de razonamiento nombrados, aunque ¡a justi ficac ión sea distinta de la aurentificación. Utilizo "autoautemificación" para significar la forma en la que un estilo de r azonsmieico genera las condicione-, de verdad para las proposi ciones mismas que son razonadas utilizando ese estilo, sugiriendo un curioso tipo de circularidad. Así. la autoautentifi ación es un concepto lógico. U autojustificación es un concepto niatenal, pertinente a !a forma en ía que las ideas, ¡as cosas y las marcas se ajustan mutuamente.
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en acción y La vida en el laboratorio. De nuevo esto es así porque me intere san los elementos que se utilizan en el experimento. Pero esto no es suficiente, porque tos experimentadores utilizan dinero, influencia, carisma, etcétera. No obstante en algunos experimentos podemos diferenciar entre lo que los expe rimentadores utilizan en los experimentos y lo que uciíizan para realizar el ex perimento o para fomentar sus resultados (Latour reprocharía que la ciencia estable sólo se presenta cuando el mundo del laboratorio esrá incorporado en una red social mucho mayor). Esas agotadas palabras "interno" y "excerno" parecen útiles aquí; he estado ofreciendo una taxonomía de los elementos internos a un experimento. A pesar de mi restricción a lo interno, mi interés por k estabilidad concuerda bastonee bien, aunque de un modo conservador y conservacionis ta, con los estudios de la construcción social de ios hechos científicos. A dife rencia de los pedestres antirrealistas de tipo instrumencaiisra, empírisra o positivista, los construcrivistas sostienen q ue los hechos y ios fenómenos son construidos, no son observados, y que los criterios de verdad son producidos, no están preestablecidos. Sostienen que los hechos cientí ficos son bastante reales una vez que su fabri cación se ha llevado a cabo, pero qu e la realidad científica n o es "retroactiva"-. Mi investigación de la estab ilidad precisamente es una investigación de esa clase de producto desde una posición diferente. Lo que mu eve a la curi osida d sobre la muerre que sigue a la vida en el labo ratorio, sobre la inacción acumulativa que sigue a k ciencia en acción.
Ampliación de la tesis de Duhem Duhem observó que si un experime nto o una observación persistente mente era inconsistent e con [a teoría, uno podía mod ifi car k teoría de dos formas; o revisar (a teoría sistemática (3) o revisar las hipótesis auxiliares (en ks que incluimos tanto las hipótesis tópicas [4] como el modelado de los aparatos [5j). La astronomía, y no una ciencia de laboratorio, fue su ejem plo clásico, pero et mensaje era claro. S¡ una teoría celeste es inconsistente con los datos, decía, podemos revisar k astr onomí a o modif icar la ceoría de k transmisión de ta luz en el espacio o k teoría del telescopio (5). Pero esto es solo el comie nzo de ia malea bilid ad de mis quin ce elementos. Por ejempl o, podemos in tentar modif icar el telescopio o cons truir un cipo diferente de telescopio. Esto es, intentar salvar ks hipótesis sistemáticas adaptando el detector (S). Algunas contribuciones recientes ayudan a ampliar k visión duhemiana. Pickering (1989) ve las hipótesis tópicas (4), el modelado de los aparatos (55 y los aspectos materiales como tres "recursos plásticos". Pone un elegante ejemplo, que Pickering en 1990 vuelve a contar con un énfasis diferente,
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sobre la puesta en funcionamiento de un experimento. El mismo ejemplo es
también utilizado, con propósitos no mu y diferentes a los míos, por Good ing (cap. 3). 5 Había dos teorías en disputa (i) que compelían: las cargas libres se se presentan en unidades?, la carga del electrón, o del/3 de e, la carga de un quark (también estaba el supuesto de fondo (2) de que estas alternativas ago taban todas las posibilidades). El material fue una versión altamente m o d i f i cada dei aparato de gotas de aceite de M i l l i k a n para determinar la carga del electrón. Esto diferencia bien entre la diana, la fuente de modificación y el detector. Los resultados iniciales del experimento fueron consistentes con un continuo de cargas libres. El investigador tuvo que cambiar sus fuentes de modificación (7) y su modelado de los aparatos (5). Esto es, tuvo que jugar con el equipo (cuestión de mover las láminas condensadoras de modo co n trario a lo predicho por el modelo teórico original dti aparato) y tuvo que revisar la explicación de cómo funcionaba el aparato. El experimento termi nó produ ciendo daros que se podían interpret ar consistentemente sólo por una de las dos teorías sistemáticas en competencia: no había quarks libres observables. Pickering enfáriza el aparato, el modelado y las hipótesis tópicas. Ackermann (1985) llama la atención sobre otro agrupamiento de mis ele mentos, como bien resume en su título, Data, Instruments, and Theory. Le interesa una relación dialécti ca entre los datos (í l) . la interpreta ción ( 15) y la teoría sistemática (2). A pesar de su título, como Duhem y a diferencia de Pickering, riene una actitud pasiva hacia los instrumentos, porque los ve como cajas negras, com o los aparatos establecidos que generan los datos líteralmente dados. Piensa en un instrumento de la misma forma en k que un navegante del siglo dieciocho vería un cronómetro o umbiólogo celular pensa ría de un espectró metro de resonancia magnética nuclear —co mo cecnolosjía disponible fiable. De acuerdo con Ackermann, la carca primaria del científi co es interpretar los datos a la luz de la teoría y revisar k teorí a a ¡a luz de la interpretación. Así su historia es como la mayor parto de la filosofía de la
' L a repetición del eje mplo ahora se vuelve embarazosa, y , ! w | a bienvenid a a que G o o d i n g dé dos ejemplos mis que p r o p o r c i o n a n puntos adiciónale,,.. Me aoroot ó del ejemplo de Pickering después de ieer un artículo suyo i'lOSfo no publicad,,, en p i t r e po rque he ¡do siguiendo á o t r o lado de ¡a investigación, e¡ de Fairbanks en S t a n r w l , jt„en estableció que hav q u a r b libres ( H a c k i n g 1983, 23s s.). Si se usa e! ejemplo de nuevo hav q l K con side rar a la vez a M o c p u i g o y Fairbanks , Da la casuali dad de que .nuch as de las , v „ , 5 qu e Pickering dice sobre M o r p u r g o so n extraordinariamente trasladables al trabajo de Fairbanks sobre las bolas de n i o bi o superenfrtadas.
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ciencia trad icio nal, excepto que sus datos son m i (1 1). No hay carga teórica pero sí están ios artefactos maceriales, las fotografías o las inscripciones, los productos de los instrumentos —en pocas palabras, las marcas. Los datos por su propia naturaleza vienen siempre dados por los ins trumentos o por un conjunto de instrumentos de cierta ciase, lo que Ackermann denomina un inscrumentarium, y cada instrumentarium tiene su propio dominio de datos. Dice que el insttumentarium de la mecánica clási ca es diferente'del de la mecánica cuántica y los antiguos físicos interpretan los datos librados por un tipo de instrume ntos mientras que k mecánica más nueva interpreta los datos pro ducidos por otr o cipo. Acke rman n propone que la ciencia de laboratorio se vuelve estable cuando hay una clase de instru mentos que produce los datos de un cierto cipo de tal manera que hay un cuerpo teórico que puede interpretar los datos de forma uniforme y consis tente. Una teoría, según yo lo enriendo, es entonces verdadera con respecto a los daros generados po r una cierta clase de instrumentos, y diferentes teorías pueden ser verdaderas de diferentes clases de datos ofrecidos por diferentes instrumentados. Esro sugiere un nuevo y fundamental tipo de inconmensu rabilidad. Se suele decir que la teoría newt oniana y k relativism fueron incon mensurables porque las afirmaciones de una no podrían ser expresadas en la otra — camb ia el sign ifica do. En cambi o yo sugiero que una es verdadera con respecto a un conjunto de medidas libradas por una clase de instrumentos, mientras que la otra es verdadera con respecto a otro. Ya he subrayado que la discusión de Ackermann sobre los instrumentos inconexos es forzada. La tex tura de la instrumentación y su evolución básicamente es más sutil de So que él hace que sea. No obstante su imagen simplista fue el germen de una impor tante verdad. Duhem, Pickering y Ackermann señalan la interacción entre varios subconjuntos de los elemencos (1)-{15). Pickering atiende ai modelado de los aparatos y al funcionamiento de ios instrumentos: reconocemos los datos corno tales sólo después de haber construido a mano los aparatos para traba jar de Forma que los ent end amo s. Du he m enfa tizó los e leme ntos int ele ctu a les (l)-(5). Ackermann, observando que los datos pueden entenderse de muchas formas o de ninguna, puso el énfasis en una dialéctica que involucra a las teorías y a las interpretaciones, viendo a los instrumentos y los daros que producen como puncos fijos. Deberíamos aprender de todos estos autores. Nos permitimos extender ia tesis de Duhem al conjunto completo de los ele mentos (1)-(15). En la medida en que k clase a ia que pertenecen es distinta, son recursos plásticos de diferentes maneras. Podemos cambiar las preguntas (1); lo más común es modificarlas en medio del experiment o. Los datos (1 í) pueden abandonarse o seleccionarse sin fraude; consideramos seguros los
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datos cuando podemos interpretarlos, entre otras cesas, a ia luz de la teoría ststemática (3). Pero no sólo escái en juego la interpretación de Aekermann de los datos por la teoría. El procesam iento de los datos es embarazosamente plástico. Esto es muy familiar para los estudiosos de la inferencia estadística en el caso de la evaluación (12); y la reducción de daros (13). Rara vez son cuestionadas las metodologías estadísticas den tro de un laboratorio porque la estadística es una metacienciá, pero un consultor podría muy bien adver ti r que podrían serlo. El análisis de datos es plástico e n sí mismo; además, " cualq uier camb io en las hipótesis particu lares (4) o el modelado de los apa ratos (5) conducirá a la introducción de nuevos programas de análisis de datos. ; Creamos los apararos que ¡generan los datos que con fir man las teorías; juz gamo s los aparatos po r su habilidad para producir los datos que cuadran. Ha y poca novedad en esta aparente circularidad excepto la de tener en cuen ca el mundo material. La expresión más simple de h ¡dea, para operaciones puramente intelectuales, es el resumen de Nelson Goodman (1983, 64) de cómo "justificamos" tanto la deducción como la inducción; "Una regia se enmienda si produce una inferencia que estamos poco dispuestos a aceptar; una inferencia se rechaza si viola una regla que estamos poco dispuestos a enmendar". También hay más que una pizca de verdad en la máxima de Hanson (1965) acerca de que toda observación está cargada de teoría y de ia correspondiente doctrina positivista que afirma que tuda teoría esrá observacionalmente cargada. Es verdad que hay un juego emre teoría y observación pero ésta es una mísera cuarta parte de la verdad. Hay un juego entre muchas cosas: datos, teorías, experimentos, fenomenología, equipamiento, procesa miento de datos. La ciencia madura El ajuste no implica estabilidad. Todo lo que se dijo en la sección pre cedente es consistente con k "mfeidecerminacion de k teoría por los datos"
— k lección usual sacada de las reflexiones de Duhcm. Sin embargo ia expe riencia común de las ciencias de laboratorio es que hay muy pocro gradwdc libertad. Todos estos objetos como (1)-{15) y más pueden modificarse, pero cuando cada uno se ajusta con losiotros.de cal modo que nuestros datos, nues tras máquinas y ijuestros pensamientos rengan coherencia, interferir con alguno de ellos echa por tierra tocios los demás. Es extraordinariamente difí c i l hacer una versión coherente y tai vez está lejos de nuestro poder hacer varías. La tarea filosófica es menos entender una indeterminación que pode mos imaginar pero no experimentar, que explicar el carácter determinado de ia ciencia de laboratori o madura. ¡Por un lado es completamente contingen te
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que nuestra estructura intelectual (l)-(5) sea lo que es, pero dado que es co mo es, sólo puede cambiarse en raras ocasiones, aunque puede ser superada. Enronces, ¿cómo ma dur a una ciencia de laborator io? He aquí una adaptación mu y libera] de k ¡dea de Aeker mann. Una colección de clases de instrumentos — u n instrumentarium— evoluciona mano a mano con las teo rías que interpretan los datos que ellos producen. Como cuestión de hecho bruto contingente, los instrumentaría y las teorías sistemáticas maduran, y no se generan datos no interpretables por teorías. No hay modo de revisar k teoría porque ha adquirido un dominio estable de datos. Lo que posterior mente se ve como limitaciones de una teoría no son datos para la teoría. Por ejemplo, ia óptica geométrica no tiene en cuenta el hecho de que todas las sombras tienen los bordes borrosos. La estructura fina de las sombras requiere un instrumentarium bien diferente del de las lentes y los espejos, junco s con una nue va teor ía sist emá tica e hipóte sis tópi cas. La ópt ica geo mé trica sólo es verdadera con respecto a los fenómenos de la propagación recti línea de la luz. Mejor dicho: es verdad de ciertos modelos de propagación rec tilínea. Son las ópticas y ios modelos y las aproximaciones que comprenden las hipótesis tópicas (4) ios que conjuntamente son verdaderos con respecto a los fenómenos. No importa cómo se k complemente, la óptica geométrica no es verdadera del fenóme no de los bordes borrosos de las sombras un fenómeno que, a diferencia de la mayoría, es notable. Las teorías y la feno menología verdaderas con respecto a los fenómenos de las sombras se esta blecieron porque fueron verdaderas con respecto a los fenómenos codeados por una nueva familia de instrumentos que comenzaron a ser desarrollados en el siglo diecinueve. No es necesario que las teorías que se refieren a un tipo de datos deban referirse a otro. La ciencia de laboratorio estable surge cuando las teorías y los equipa mientos de laboratorio evolucionan de tal manera, que se ajustan unas a otras y se autojusdfican mutuamente. Tal simbiosis es un hecho contingente sobre la gente, nuestras organizaciones científicas y ta naturaleza. Haciendo referen cia a la naturaleza no supongo que la naturaleza causa o contribuye a tal sim biosis de alguna forma activa. No invoco la naturaleza como una explicación de la posibilidad de k ciencia, del modo en que esos fantasiosos denominados realistas científicos i nvoc an la naturaleza o k realidad subyaciente para expli car el "éxito" de la ciencia. Solo quiero decir que podríamos estar viviendo en un medio donde k ciencia de laboratorio fuera impracticable. También, como hago notar en la sección final de h introducción, hoy podríamos vivir en un medio en el que todos nuestros aparatos dejaran de funcionar mañana. Simbiosis y estabilidad son una contingencia; hay otra más interesan te. La ciencia de laboratorio podría haber sido la clase de empresa que se
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estanca o es revisable por abandono de todo lo ocurrido antes. La contin
gencia que impide el estancamiento sin anular un orden existente de la teo ría y la instrumentación es la que sigue: pueden producirse nuevos tipos de datos, conceptuali zados com o resultado de instru mento s más poderosos res pecto de la mkroe stru ctura y que no se pueden acomodar al nivel de preci sión del que es capaz la teoría establecida. Se necesita una nueva teoría con nuevos tipos de precisión (retomando los sistemas cerrados de Heisenberg, mencionados anteriormente). El espacio se crea por una maduración mucua de la nueva teoría y el experimento, sin desalojar la teoría madura establecida que permanece verdadera con respecto a los datos disponibles en su dominio. Kuhn (1961) se dio cuenta de casi codo esto con precisión caracterís tica. Las mediciones fetichistas a veces detectan anomalías que sólo pueden tratarse diseñand o nuevas categorías de instrum ento- , que generan nuevos datos que sólo pueden interpretarse por un tipo nuevo d e teorías: no es solu ción de rompecabezas sino revoluci ón. Este es el tema predominante de su estudio de ía radiación del cuerpo negro (Kuhn 1978). Sólo omitió el hecho de que la teoría antigua y sus instrumentos continúan prácticamente vigen tes, en su dominio de datos. Por lo canto la nueva y ja antigua teoría son inconmensurables en un sentido totalmente directo. No hay medida común porque ios instrumentos que dan las mediciones para la una no son aptos para la otra. Esto es un hecho científico que no tiene nada que ver con el "cambio de significado" ni con otras nociones semánticas que se han asocia do con la inconmensurabilidad.*' Esta visión iconoclasta (pero ptáccica ) da sentido a la diversid ad de la ciencia. Creemos fielmente que ai final la ciencia debe unificarse, porque trata de decir la verdad sobre el mu nd o y seguramente hay sólo un mundo. (Lo que es una extraña afirmación, como si intentáramos contar los mun dos). Las ciencias son diversas por todo tipo de razón::-, como las catalogadas en Hacking 1990. Una de ellas es la clara proliferación de las especializactones que tan bien cuenca Suppes (1984, cap. 5). Pero también es diversa en un
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Un a gran cant idad de ideas disti ntas pueden asociarse con d tema de la "med ida no
común". Distingo tres de días en H a c k i n g 1 9 8 3 : 6 7 - 7 4 . En un trabajo no publicado, K u h n e x p r e s a u n a p t e f c r e n e n p o r ¡ a p a l a b r a m i s o r d i n a r i a " i n t r a d u c i b i e " . M ue se explica menos por una teoría del significado que por una teoría cié las ciases lUíuraL-, y un léxico de términos de clases naturales. Ttato de desarrollar las c o n s e c u e n c i a s de ata idea ,- n H a c k i i w 1992b- La ver
sión literal d e " m e d i d a n o c o m ú n " — d e n o m i n a d a " n u e v a ciase d e I n c o n m e n s u r a b i l i d a d "
es
un a s p e c t o de lo que Pickering ( 1 9 8 4 : 4 0 7 - 1 1 ) l l a m a " i n c o n m e n s u r a b i l i d a d g l o b a l " , q u e é l ilustra con el contrast e entre la "nue va" y ia "antigua" tísicas de airas energías de ía década de los 70 y primeros SO,
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sentido que hasta ahora no se ha discutido. En parte es diversa porque los fenómenos se producen me diante .técnicas funda mentalm ente diferentes y las diferentes teorías responden a fenó menos diferentes que sólo están conecta das de una mañera muy endeble. Las teorías maduran en conjunci ón con una clase de fenómenos y al final muestra teoría y nuestras formas de producción, investigación y medición de los fenómenos se definen mutuamente. La verdad ¿Pueden dos teorías sin medida común, en el anterior sentido literal, ser ambas verdaderas? ¿No es verdadera, como mucho, una teoría, o la vieja madura o ia nueva aspirante que da cuenta de un nuevo dominio de datos? Sólo si suponemos que al final sólo hay una últi ma teoría, verdadera que se corresponde con el mundo. Algunos filósofos que están a medio camino de esta vía encuentran consuelo diciendo que las diferentes teorías son verdade ras con respecto a aspectos diferentes de ia realid ad, pero ¿qué función tiene aquí realidad"? N o necesitamos decir más que esro: varias teorías sistem áti cas y particulares que conservamos, en niveles diferentes de aplicación, son verdaderas con respecto a distintos fenómenos y a diferentes dominios de datos. Las teorías no se chequean comparándolas con un mundo pasivo con el que esperamos que se corre spond an. No formulamos conjetu ras y luego únicamente observamos si son verdaderas, inventamos aparatos que produ cen datos y aislan o crean los fenómenos y una red de niveles diferentes de la teoría es verdadera con respecto a estos fenómenos. A la inversa, ios podemos contar al final como fenómenos sólo cuando los datos pueden ser interpreta dos por la teoría. Así se desarrolla un curioso ajuste hecho a ia medida entre nuestras ¡deas, nuestros aparatos y nuestras observaciones. ¿Una teoría coherentisra de ia verdad? No, una teoría coherentista de pensamienros, acciones, materiales y marcas. No queremos en absoluto una teoría de la verdad. No es que esté con tra ia verdad,-o en su lugar la palabra "verdadero". Uno de los usos de la pala bra, como frecuentemente se ha destacado, es permitirnos estar de acuerdo, aprobar, o comprometernos con un conjunco de afirmaciones que no nos importa afirmar, por ser breves, o por una cuestión de estilo, o porque care cemos de tiempo para extendernos, o porque no sabemos en decalle lo que las afirmaciones realmente afirman. Necesitamos, encarecidamente este uso de la palabra "verdadero" en ciencia, ya que pocos pueden recordar lo que cualquier teoría, sistemática o tópica, es en todas sus complejidades. Por tanto nos referimos a las teorías por sus nombres y decimos que lo que nom bramos es cierto. No es mecafisico aquelio que hace a ¡a palabra "verdadero" tan útil, sino el ingenio, cuyo espíritu es la brevedad.
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Modificamos, dije, alguno de mis quince elementos o codos ellos para hacerlos concordar de alguna manera. Cuando hemos hecho tal cosa no hemos leído la verdad del mundo. Generalmente no había fenómenos pree xistentes de los que ios experimentos dieran cuenta. Los experimentos los hacen. N o había ning una correspondencia previamente organizada entre teo ría y realidad que estuviera confirmada. Nuestras teorías como mucho son verdaderas con respecto a ios fenómenos que fiieron eiicitados por la instru mentación con el fin de conseguir una buena concordancia con la teoría. Ei proceso de modificación del funcionamiento de los instrumentos —tanto materialmente (los mejoramos) como ineeiecruaimente (redescribimos lo que hacen)— provee el pegamento ¡que mantiene nuestros mundos material e intelectual unidos. Esto es lo que estabiliza a la ciencia.
La aplicación
r;
Cuando definí las ciencias de laboratorio, dije que el objetivo era una aumento del conocimiento, la comprensión y el control de algún cipo gene ral o generaíizable. Si las ciencias de laboratorio maduras son autentifican tes, respondiendo a los Fenómenos purificados o creados en el laboratorio, entonces ¿cómo son generalizares? Porque nada es más notable que nuestro éxito, de cuando en cuando, en ¡transferir la ciencia tic laboratorio estable a temas práctico s. £1 obje tivo de k may or parte de missmn-orientedscience (para usar la jerga de hace una década) en las esferas industrial, médica, militar y ecológica precisamente es aumentar nuestro conocimiento y nuestras habili dades para resolver problemas prácticos que existían previamente y que con tinúan fuera del laboratorio. No creo que haya problema aquí. A veces las técnicas e instrumentos desarrollados en el laboratorio se trasladan a nuestro más amplio enromo v ciertamente nos ayuda en alguna misión predeterminada. A veces no es así. Cuand o ta prototipos son industriales (ya sean maquinas o medicinas), sólo funcionan fiablemente en condic iones co ntrolada s. Pueden o no ser útiles en la mas frondosa selva de la vida diaria. De hecho, pocas cosas que funcionan en el laboratorio lo hacen bien en un mundo completamente inalterado —en un mun do que no ha sido alterado para aproximarse d labor atorio. Esto, por supuesto, es una cuestión contingente-, podría haber sido diferente. Pero cual quiera que sea el caso, d éxito o el fracaso.en u na misión no justifi ca ni refu ta una teoría que es verdadera con respecto a los fenómenos generados en el laboratorio. La vindicación y la refutación sólo suceden en ese lugar; el valor de una misión es otra cosa. Todas las bromas sobre los apararejos militares penden de este hecho banal. Si ¡a gente que se opone a la medicina conven cional tuvier a sentido del hu mo r! y si d resto de nosotros no pensáramos que
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las bromas sobre las enfermedades son crueles, entonces ellos podrían hacer exactamente las mismas bromas sobre la investigación médica que ios paci fistas hacen sobre la investigación militar. Los militares gustan hacer propa ganda de artilugios afirm ando que trabajan con precisión quirúrgica. ¿Cuánd o fue la últim a vez que estuvie ron en una interve nción quirúrgica? Sin embargo debo reconocer que hay una preocupación metafísica en perspectiva. Apelo a ella incluso con mi utilización poco compromentida de la frase "verdadero con respecto a". Supongamos que rengo razón, que ks ciencias de laboratorio maduras son verdaderas con respecto a los fenómenos creados en el laboratorio, gracias al ajuste mutuo y a la consiguiente autojustificación. De ser así, la aplicabilidad de la ciencia de laboratorio no es mera contingencia sino una especie de milagro. Hay dos respuestas distintas a esto, dependiendo de qué tipo de milagro tiene en menee el que protesta. Creo que se pretende un milagro metafisico, pero anees se pretende uno más modesto. Tomando como ejemplo ei éxito de Pasteur con el ántrax, un ejemplo perfecto de movimi ento rápido del conocimi ento y la técnica de laboratorio al campo, Latour escribe que "si en lugar de asombrarnos de este milagro, miramos cómo se extiende una red. seguro que vemos una negociación fasci nante entre Pasteur y los representantes de ios granjero sobre có mo transfor mar la granja en un laboratorio" (La tou r 1987, 249; el énfasis es suyo) . Esto índica un caso especial de una observación enormemente importante. Rehacemos pequeñas partes de nuestro entorno de modo que éstas repro duzcan ios fenómenos generados previame nte en el laborat orio en estado puro. La reproducción rara vez es perfecta. Necesitamos más que ks hipóte sis particulares (4) y el modelado de los aparatos de laboratorio (5); necesita mos más pensamiento del mismo tipo que (4) y (5). Pero k aplicación de la ciencia de laboratorio a tina parte dei mundo reconvertida en un cuasi-kboracorio no es problemática, no es milagrosa, sino más bien una cuestión de trabajo duro. Sin embargo la respuesta de Larour lleva al milagro metafisico. Porque invita a la observación de que el ántrax se ha eliminado de muchas regiones. La viru ela ya no existe sobre la faz de la tierra, y el poten cial para hacer que una persona enferme de viruela ahora exisce sólo, creemos, en un pequeño número de refrigeradores cerrados con llave en unos pocos labora torios nacionales. ¿No es esto así porque hemos descubierto algo acerca de nuestro entorno externo al iaboracocio y después hemos aplicado nuestroconocimiento duramente adquirido? ¿Y no significa eso que hay (y había) ciertas verdades acerca del ántrax, además de que las especulaciones de Pasteur fueran verdaderas con respecto a los fenómenos generados en el laboratorio?
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La fiiente de esta preocupación es el error metafísico de pensar que la verdad o el mundo explican algo. "Si el tratamiento funciona, entonces el mundo o la verdad sobre el mundo lo hace funcionar, y e S 0 es lo que descu brimos en el labora torio y después aplicamos al mund o". No es así. Di je que las ciencias de labor ator io madur as son verdaderas con respecto a los fenó menos del laboratorio. Diciendo esto estaba describiendo, no explicando nada. Una ciencia es verdadera con respecto a los fenómenos cuando se aco mod a al análisis de los- datos generados por los instru ment os y los aparatos, cuando está modelada por las hipótesis tópicas. Cada uno de mis quince uems que es pertinente a un test se ha de traer a colación para la justificación de k ciencia, y cuando la ciencia madura, están ajustados mutuamente de manera tal que se da lo que denomino la autojustificsdón. Lo que queremos que ocurra en una investigación orientada es que el : i p a r a K ) reproducible (o el producto químico o lo que sea) tenga también un efecto feliz en el indó mito mundo. Pero no es la verdad de nada lo que causa o explica ios efectos felices. La inducción La doct rina de las ciencias de iaborator io maduras que se aucojustifican no tiene que ver con el problema de la inducción más que la metodolo gía popperkna de las conjeturas y las refinaciones o d análisis de las revolu ciones científicas de Kuhn. Esto es lo que debería ser. El prob lem a de k inducción surgió en conexión con panes, carteros y billares.'No tiene nada que ver con k ciencia, au nqu e tiene todo que ver con la civiliza ción, oorq ue la cuestión surgió en relación a los cocineros y los artesanos (el pan y ks bolas de billar) y en relación a los funcio nari os (los carteros). El pro ble ma de k inducción sin embargo debe tomar su propia forma dentro de mi concepción de la ciencia, así como debería, o podría, hacerlo deniro de cualquier otra. El problema de ¡a inducción no debe confundirse con nuestra mani fiesta falibilidad. Aparte de las cuestiones sobre la proyección del pasado sobre el finura, no hay una autojustif icación garantizad a, eterna e inapelable de una ciencia de laboratorio. A veces una teoría puede ser verdadera con res pecto a un cuerpo de fenómenos y tener un dominio cerrado de datos en el sencido que he sugerido y aún así fracasar en su intento de sobrevivir. La transformación de-la teoría corpuscular dej a lu z en ¡a teoría ondula toria es jus to de este cipo. Al-principio no era un nuevo tipo de inst rume nto b que transformó las viejas ideas: Los fenómenos que hacían convincente a la teoría ondulatoria fíteron dictados por lo que se podría llamar la instrumentación newconiana (gra n parte de la mism a fímeionaba gracias al ina mov ibl e segui dor de la teoría corpuscular David Brewster) incluso antes de que Fresnel
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proporcionara k matemática de la teoría ondulat oria que era completamen te capaz de interpretar los datos. Un periodo extenso de estabilidad dentro de un dominio de datos no promete que las cosas hayan llegado a su fin. Un caso más interesante es el de la teoría calórica del sonido. Laplace calculó la velocidad del sonido suponiend o una sustancia que llamó el caló rico, y esto encajó en las determinaciones experimentales de aquel entonces. A u n así parece como si &eran erróneos en un 30 por ciento. La velocidad del sonido por supuesto no es algo trivial (hay por lo menos tres "velocidades del sonido" disting uibles), pero aun así no podemos entender lo que hacían los experimentadores laplacianos. Abandonamos sus fenómenos tan contentos como olvidamos ei calórico. Así de familial son la conjetura y la refutación. Esto podría invitar al cinismo sobre k esrabiiidad pero no al escepticismo filosófico, hacia el cua l giro ahora. Me gustaría revertir el énfasis del escepticismo filosófico. En nue stro tiempo princ ipa lme nte se ha enfocado hacia las proposic iones; aquellas que son verdaderas con respecto al pasado podrían no ser verdaderas con respec to del futuro. Nuestras expectativas y creencias podrían no proyectarse correctamente hacia el futuro. El filósofo del experimento ha de descender de la semántica y pensar sobre las cosas y las acciones en lugar de las ideas y las expectativas. Una ciencia de laboratorio podría llegar a ser genuin amente inestable. Nuestras tecnologías podrían dejar de funcionar. Los fenómenos podrían dejar de ser vinculantes. Lo que cambiaría en mi fantasía escéptica es que nuestros aparatos dejarían de ser capaces de elicitar los fenómenos. Nada de lo que he dicho sobre la escabiiidad debería evitar ese tipo de maravilla que llamamos ei problema de la inducción. La pregunta "¿por qué esperar que el futuro sea como ei pasado?" roma una forma nueva para el laboratorio y ¡os fenómenos que produce. "¿Por qué los tipos de aparatos que hemos hecho, y que hemos hecho para actuar de cierto modo en el pasado, continuarán haciéndolo en el futuro?" 7
Una prim era versión de
esce
am ul o fue pron unci ada en una reunión de ia Amer ica n
Philoso phical Associati on el 28 de dici embre de 1988, y un resumen de ía charla fue impreso i n The Journal
of 'Philosophy
8 5 ( 1 9 8 8 ) : 5 0 7 - 1 4 . Agradezco a mi comentarista en esa ocacsión,
P e t e r Gaiison, sus útiles c o n s e j o s , Re cibí un a gran ayud a del grup o de filosofía de !a cienc ia de
ta Universidad de Toronto en otoño de 1989, y desearía dar las gracias especialmente a Randall Keen y Margaret M o r r i s o n . Nuestro editor, A n d r e w Pickering, ha sido espléndidamente atento.
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Adelaida
Ambrogi
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