Nº de Depósito Legal 4-1-679-99
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DESARROLLO HUMANO
La Universidad San Francisco de Asís es una Institución de Educación Superior legalmente establecida según Resolución Ministerial N° 422/98 cuya sede central está situada en la ciudad de La Paz, Bolivia.
CARTA DE LA UNIVERSIDAD
En la época de transformaciones sin precedentes que vivimos, la búsqueda consciente de las posibilidades del desarrollo humano se convierte no sólo en una necesidad individual de reexión y cambio,
sino, en urgencia colectiva que nos permita comprender y tomar acción en la conducción de las potencialidades de nuestro propio futuro.
En la emergencia de una nueva comprensión sobre lo que somos vale recordar que en las palabras de Gandhi, el viaje más largo -aquel que estamos llamados a hacer como individuos y como sociedad humana- es el que se da entre la mente y el corazón, y ésta es nuestra propuesta para emprender juntos el camino.
Desarrollo Humano Indice Unidad I
De la naturaleza del
la historia
7
Desarrollo Humano Indice Unidad I
De la naturaleza del ser y la historia • La complejidad de la naturaleza humana • La compleja realidad humana • La necesaria transdisciplinariedad
7 7 8
13 • La conciencia de saberse inacabado
15 • Un cambio de visión en nuestra concepción de lo que somos • El sentido de lo humano
19
22 • La dinámica de la historia
24 • La caída del paradigma mecánico
29 • Lectura Complementaria Nº 1
39 Unidad II Cambio y desarrollo
67
• El conocimiento como fuente de poder y como el
direccionador del cambio
77
• Lectura complementaria Nº 2
86
Unidad III
Educación y desarrollo humano • Desarrollo a escala humana
117 129
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
Desarrollo Humano Unidad I De la naturaleza del ser y la historia La complejidad de la naturaleza humana
La historia humana, cargada de pasiones y proyectos, de nes y principios constantes que se dispersan y convergen en un siempre continuo, pareciera habernos permitido tocar el innito
con la punta de los dedos y esculpir dentro y fuera de nosotros mismos un mundo de mitos y racionalidades que nos impiden comprender la enorme complejidad de lo que somos. Y así, aunque la época en que vivimos es una de transformaciones cientícas y tecnológicas sin precedentes, que hacen
reales los sueños milenarios del hombre de remontarse al cielo y descubrir los enormes misterios naturales, es también una época de cambios que corren más rápido que nosotros mismos y nos llevan en una vorágine absurda por rumbos históricos jamás previstos. Ésta es ciertamente una época de dudas y pequeños aciertos en que la vertiginosidad de los cambios sin dirección y la falta de identidad, nos arrastra —en forma casi colectiva— por un mundo de conictos y violencia crecientes que no sólo destruye
las débiles raíces éticas y culturales que nos hacen personas, sino
Desarrollo Humano
además siembra en nosotros una sensación colectiva de miedo. Y es que aunque se habla ahora de desarrollo y se invierten millones de dólares en la búsqueda de soluciones a los enormes problemas generados por una pobreza generalizada que trasciende los límites de lo económico, las respuestas conuyen en una
crisis reiterada que incluso acaba con nuestra propia capacidad de soñar. Existe una parálisis de voluntad, que no sólo mantiene en
nosotros el temor esquizofrénico a lo incierto del mañana, sino además nos impide tomar las acciones individuales y colectivas que nos permitan conducir nuestro propio futuro. Pareciera que éste se nos está yendo de las manos. Y así, en medio de la esquizofrenia colectiva que caracteriza la época en que vivimos, nada es más importante —si vamos a procurar entender las posibilidades del desarrollo humano— que iniciar un profundo proceso de reexión que nos permita
comprender, en medio de esta oscuridad paralizante, las enormes posibilidades que tenemos como miembros de la raza humana. La compleja realidad humana
Procurar entender la compleja realidad humana y darle sentido a la luz de esa reexión a las posibilidades de desarrollo
que como personas, familias, instituciones, países y humanidad tenemos ante el futuro, es el objetivo inicial que proponemos. Ante ello, quisiéramos iniciar por preguntarnos:
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
¿Por qué, aunque la ciencia y la tecnología han avanzado tanto y podemos en nuestros días descifrar muchos de los grandes misterios de la naturaleza, aún, nuestra propia naturaleza, la naturaleza humana es tan poco comprendida? ¿Cuáles son las principales diferencias entre los seres humanos y los demás seres vivos que habitan la tierra? ¿Por qué a diferencia de todos los otros seres de la naturaleza, el hombre debe educarse, formarse, poseer conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores que le ayuden a vivir en sociedad? Profundicemos el tema:
En cierta ocasión un hombre se perdió en el desierto. Después de muchos días, la sed y el cansancio le hacían sentir que pronto moriría. Había perdido toda su fuerza y caminaba lentamente tratando de llegar a cualquier lado... sin esperanza. De repente desde la cima de una pequeña meseta vio una hermosa casa blanca. Sintió que las fuerzas le volvían, corrió lleno de ansiedad, empujó la puerta y entró. Y al entrar sintió una felicidad y una paz tan grande como jamás había sentido. De repente, en medio de ese regocijo inmenso, una enorme mano le arrancó de la casa y le puso de nuevo en el desier to.
Lleno de ansiedad, el hombre empezó a caminar a paso lento. Caminó día y noche, con angustia y miedo, que luego con
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el calor y el cansancio de los días se fueron convirtiendo en una profunda pena. ¿Dónde estaba ese mágico lugar? ¿Había realmente estado allí? ¿Existía? Abrasado por un sol candente empezó a desfallecer. Todo parecía haber sido sólo un sueño, una quimera, ya nada le parecía real, ni siquiera sabía si él mismo existía, no sabía quién era, ni que hacía en medio de esa inmensidad. Más de repente y cuando ya no lo esperaba, la casa estaba frente a él. Estando dentro volvió a sentir esa paz y esa alegría sin límites. Había regresado al hogar. Ya nada importaban las dudas y los sufrimientos del pasado. Y aunque aún no supiera quién era, sabía que estaba ahí. Pasó largo rato y de pronto la mano grande le arrancó del hogar y le puso de nuevo en el árido desierto. No sabía qué pensar. Desconcertado empezó a caminar, esta vez con más prisa y con la seguridad que en algún lugar del inmenso desierto, el hogar le esperaba. Sufrió los dolores y las penas de siempre, el calor y el cansancio le agotaron y le hicieron caer y levantarse. Caminó
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
hasta casi morir y nuevamente al encontrar la casa, entró en ella y encontró esta vez por más tiempo, esa paz y esa felicidad inmensa. La mano nuevamente le puso en el desierto. El sufrimiento, ese compañero suyo de siempre regresó muy pronto y le acompaño todo el tiempo. Pero esta vez, el hombre sabía que habría de recorrer ese camino muchas veces y empezó a encontrar belleza en cada grano de arena, en los rayos del sol y en los pequeños pedruscos del desierto y fue de jando al caminar, las huellas que le permitieran regresar una y otra vez, al hogar que anhelaba. Caminó más a prisa, al caerse se levantó con más fuerza, y así, el buscador anhelante regresó al hogar. Esta vez estuvo más tiempo y se llenó de un gozo nuevo, de una felicidad más profunda. Más de repente, la mano le agarró y le puso nuevamente en el desierto. El hombre supo entonces que así sería su vida, que la vida sería un caer y levantarse, que siempre habría de ir y venir y que siempre, mientras viviera, habría algo nuevo de que asombrarse, algo pequeño o grande de que maravillarse y que en medio de la inmensidad de todo lo que le rodeaba, él, ese ser pequeño y gran ser humano, ese ser único, tenía la conciencia de existir, de ser cada día mejor, de aprender cada día más, de llegar hacia donde se lo propusiera. Y es que aún en nuestra pequeñez, en la inmensidad del universo, somos, existimos y seguimos adelante y más allá de
Desarrollo Humano
las limitaciones del egoísmo que nos limita, somos seres maravillosos, complejamente maravillosos, que tenemos la conciencia de sabernos inacabados 1 , por lo que siempre podemos ser más.
Reexionemos:
¿Por qué decimos que somos seres inacabados? ¿Es que no estamos terminados de hacer? ¿Por qué es importante antes de profundizar sobre la teoría y la práctica de lo que es el desarrollo reflexionar sobre la naturaleza
humana?
Tratando de entender la compleja realidad humana, lo que hacemos, lo que pensamos, lo que somos, nos damos cuenta que somos seres inacabados, que siempre estamos partiendo y llegando, que estamos siempre construyéndonos. Ortega y Gasset lo enunciaba de esta manera: “Podemos ver una oveja y hemos visto todas las ovejas, podemos ver un león y hemos visto todos los leones, pero si vemos a un hombre no hemos visto a todos los hombres” 2 ... y ni siquiera hemos visto al hombre que estamos viendo. ¡Cuán
complejos y maravillosos somos! Y en medio de esa enorme complejidad, al reexionar
comprendemos que aunque hemos aprendido a volar como pájaros, a 1navegar por debajo de los mares y estamos aprendiendo a Término acuñado por Karl Popper. Traducción libre.
2
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
penetrar la naturaleza más íntima del átomo y de la cibernética, sabemos aún muy poco de nuestra propia naturaleza. La incertidumbre de lo que somos, nos ha acompañado a través de toda la historia y se ha manifestado en lo más profundo de nuestras culturas. En el antiguo libro chino, el Tao The Kin, Lao Tze, hace miles de años dijo: “Anoche soñé que era una mariposa, pero no sé si era un hombre que soñaba que era mariposa o una mariposa que soñaba que era hombre.” 3
Pero si antes la pregunta sobre lo que somos estaba con nosotros, ahora ya no nos deja, pues el fenómeno humano se hace cada vez más complejo y las respuestas ya no pueden ser parciales. La necesaria transdisciplinariedad
Si antes a través de las visiones reduccionistas que nos daban las diferentes ciencias, encontrábamos respuestas limitadas a la incertidumbre humana, ahora sabemos que la complejidad humana sobrepasa todas las respuestas que se han dado. Y es que verdaderamente: “El hombre planetario ha nacido y hace falta una ciencia que lo explique. La historia del hombre del futuro no se funda sobre los monumentos del pasado, sino en modelos vivientes, no nace de recuerdos petricados sino de gérmenes del futuro.
Antes explicábamos al hombre por la ciencia, en adelante ten3
Traducción libre.
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dremos que explicar la ciencia por el hombre.”4
Los esquemas biológicos, psicológicos, políticos, económicos, culturales y sociales que nos ayudaban a describir parcialmente al hombre de ayer, ya no nos sirven para describir al hombre de hoy. El impacto de los cambios de la época en que vivimos ha provocado una transformación estructural en el ecosistema, cambio que se traduce en una nueva manera de ver y concebir la realidad como un todo, que ya no la reduce. Los seres humanos, ya no podemos ser objeto de estudio de los libros fraccionarios, ni de las teorías reduccionistas que parcelaban nuestra naturaleza hasta convertirla en objeto de una ciencia de retazos. El complejo fenómeno humano de hoy en toda su grandeza y dimensión rompe los paradigmas reduccionistas que las ciencias sociales han manipulado para su estudio. Las ciencias sociales, —si han de aproximarse al sujeto
de su estudio— si han de ayudarnos a entender la realidad de la naturaleza humana, han de trascender las parcelas del conocimiento y darse cuenta que la transdisciplinariedad en la solución y potencialización del complejo fenómeno humano ya no es un lujo: es un imperativo. Recapitulando podríamos decir: 1.
Que la naturaleza humana es de una complejidad tan 4
Soler, Universidad de Síntesis
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grande que no puede ser interpretada por una sola ciencia. La biología nos describe como seres vivos que nacen, crecen, se reproducen y mueren; la economía como entes productivos; la química, como composiciones complejas de elementos; la losofía busca el por qué de nuestra existencia, pero ninguna de ellas o de todas las ciencias
sociales nos da una respuesta integral de lo que somos. 2.
Que para entender mejor nuestra realidad y dar solución a los problemas humanos es necesaria entonces, la transdiciplinariedad, es decir, es necesario que todas las ciencias y las técnicas, el arte y la cultura procuren una visión holística e integral de lo que somos. Una visión de aproximaciones sucesivas que seguramente
nos permitirá comprender cada vez mejor, el todo sinérgico de nuestra realidad. La conciencia de saberse inacabado
Para comprender al hombre de hoy —sus teorías y sus prácticas— hay que vivirlo, hay que descubrirlo en las huellas que ha dejado en la historia, hay que descubrirlo por la lectura de sus signos, por sus danzas a los dioses de la soledad y el miedo, por su silencio, por lo que hizo y por lo que dejó de hacer. Hay que encontrarlo en sus sueños y paradigmas, en sus ideas. En nosotros mismos. Y es ahí, a través de sus ideas, sus palabras y sus acciones que el hombre ha hilado la historia, que le ha permitido pasar de la conservación a la creación y a la transformación, a la explosión
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de su propia realidad. Una realidad que es inacabada. Si algo podemos decir de nosotros mismos es que somos seres inacabados, inconclusos. Que somos proyecto. Que estamos construyéndonos permanentemente. Que es el aprendizaje, la vida misma la que nos construye y reconstruye en forma permanente. Nuestro cambio es constante, nuestro perfeccionamiento no tiene límites. Vamos y venimos durante toda la vida, sin llegar nunca totalmente. La perfección, el aprendizaje no tienen límites. Siempre encontraremos algo nuevo que nos sorprenda, siempre existirá algo de lo que podamos maravillarnos y de lo que po damos aprender. Pero, a la luz del aprendizaje construido por nosotros mismos, el sabernos seres inacabados, ya no es angustia: es reto. Popper5 explica que las plantas y los animales son también seres inacabados, pero el hombre a diferencia de ellos se sabe inacabado y por eso se educa. La gran diferencia entonces, es que el ser humano, tiene conciencia de ser y esa conciencia de su propia existencia y
crecimiento es la razón misma de la educación y el aprendizaje, que dura toda la vida. 5
Karl Popper, El Sujeto Cognoscente
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
No habría proceso de aprendizaje, no habría educación si el hombre fuese acabado. Nuestra capacidad de autorreexionar, de asimilar, de
acomodar, de reconstruir la realidad que nos rodea nos hace descubrirnos en cambio constante, en modicación. He ahí la
raíz del proceso de aprendizaje, y la fuente de la cual emana el necesario entendimiento del trabajo integrado que urge a las ciencias sociales. El aprendizaje es posible porque el hombre es y se sabe inacabado. El aprendizaje es, en ese sentido, una búsqueda realizada por un sujeto cognoscente que es el hombre. La educación es un proceso que se inicia desde la concepción y dura toda la vida. Es un proceso continuo que nos da la posibilidad de aproximarnos en forma constante a objetivos y
sueños que siempre habrán de ser nuevos. En ese sentido y volviendo a nuestro propósito de reexio-
nar sobre las posibilidades humanas de desarrollo es importante identicar a la educación como el eje fundamental de ese proceso.
En las palabras de Freire, es esa capacidad de aprender, la capacidad de educarnos y orientar el rumbo individual y colectivo de nuestras vidas lo que le da sentido a la educación, y nos permite aprender a leer nuestra realidad para escribir juntos la historia.
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Y es que aprender a leer la realidad no es sólo descifrar los alfabetos y los signos, sino es mucho más que eso, es comprender los signicados cambiantes de esa realidad y transformarla, es
apoyar al que aprende a adquirir las capacidades que le ayuden a aprender y a aprender para toda la vida.
Reexionemos:
¿Por qué decimos que los seres humanos somos seres inacabados? ¿Por qué decimos que el aprendizaje dura toda la vida? ¿Qué podemos decir de la naturaleza humana? ¿Por qué una sola ciencia no puede explicar
la complejidad del fenómeno humano? ¿Por qué es importante la educación para el desarrollo humano y social? Un cambio de visión en nuestra concepción de lo que somos
La percepción humana de su realidad y sus límites, varía de época en época dependiendo —como veremos más adelante— de cuáles son los supuestos del paradigma vigente.
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
Así, hemos pasado por épocas en las que nos creíamos ajenos a nuestros propios actos, movidos por la voluntad de dioses todopoderosos que jugaban con nuestras vidas como con piezas de ajedrez. Épocas en las que hablábamos del destino, la moira, y construíamos la excusa (ex=fuera cusa=causa) que nos permitió estar excentos de la responsabilidad moral, y convencernos que, todos los problemas de nuestro comportamiento ético se sucedían fuera de nosotros mismos, por la decisión del destino y por la voluntad de los dioses. Hemos sido en otro tiempo —y algunos aún seguimos siéndolo— hombres y sociedades antropocentristas para los que la tierra había sido creada como trono, hemos sido ángeles caídos que debíamos pasar por la dolorosa prueba de la vida, que más tarde o más temprano y dependiendo de la santidad de nuestras acciones iríamos a un paraíso eterno de uvas, mieles y arpas. Hace tan sólo unos siglos esa concepción paradisíaca de nuestra vida futura y de la importancia suprema de dejar de lado las peligrosas tentaciones de la mente y los sentidos, nos fue arrebatada progresivamente de la conciencia colectiva, cuando en un rechazo a los extremos de la práctica de una religiosidad mal entendida, los pensadores que han dado vida a la época en que vivimos, pregonaron la supremacía de la razón y propusieron que éramos simultáneamente mente y cuerpo. Y que el cuerpo —un pobre pecaminoso que nos comparaba con los animales— debía someterse enteramente a los designios de una todopoderosa razón. Y así, el paradigma racionalista en el que nos ha tocado nacer, es uno que propone que somos una dualidad de Mente y Cuerpo, y que es la mente la que nos permite dominar la natu -
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raleza y someterla a nuestra voluntad de raza suprema, sin más limitación que nuestra propia capacidad de actuar. Los siglos de una historia que privilegió a la mente y por ende, a la razón como la esencia de lo que somos, desembocan ahora en avances inimaginables en la ciencia y la tecnología, que seguramente se constituyen en uno de los logros más hermosos de la capacidad humana de crear, pero que, en algún lugar del camino de la historia nos hizo creer que somos dueños absolutos de un presente continuo y sin consecuencias. Esos mismos siglos de dualidad, han hecho que el cuerpo —reducido a una interpretación de pecado— se haya sublevado hasta revelarse en un libertinaje que rompe las barreras de toda limitación y que de hecho domina plenamente a la razón. Vivimos en una época en la que la búsqueda insaciable de placer domina la economía y las relaciones y en la que la misma razón se ruboriza ante los extremos irracionales a los que — en
su nombre — el hombre ha llegado. La interpretación dual de lo que somos concluye en una ciencia y una tecnología de gigantes que no puede ver los límites a los que puede llegar en su capacidad de dominio y una moral de enanos que se revuelcan en su propia sangre. Pareciera que hemos llegado a un punto de encrucijada en el que, una realidad paralizante, nos impide reconocer que somos más que la simple dualidad a la que la historia nos redujo. Estamos hoy frente al espejo y recorremos el velo de
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
muerte y destrucción que cubre la agonizante vida del planeta: se convocan cumbres para resolver los problemas de la tierra y 35.000 especies mueren cada día; se habla de paz y se enarbolan las banderas de la guerra; se lucha contra la pobreza y se gasta anualmente más en dar comida a las mascotas que en saciar el hambre de las las interminables de los pobres que agonizan.6
Se pregona la igualdad pero se categoriza a los países y a las personas, por lo que parecen o por lo que poseen y no por lo que son. Se habla de espiritualidad y se cierran las puertas del amor a mor y la tolerancia. Nuestro planeta agoniza y con él muere esa concepción reducida de hombre que ha dominado los últimos cuatro siglos de historia, y en ese devenir de ser inacabado, de proyecto constante, de proyección continua empezamos a darnos cuenta que nuestra realidad trasciende los límites de lo físico y lo racional y que si hemos de tener futuro éste depende de la profundidad y del sentido de nuestra propia concepción de lo que somos.
Reexionemos:
¿Por qué varía de época en época la concepción de lo que somos como seres humanos? ¿Cuál es la concepción vigente de lo que es
la realidad humana? 6
Anualmente ¿Cuáles se necesitarían billones de dólares para saciar son trece las consecuencias sociales de ellahambre de todos los pobres del mundo, mientras que sólo en alimentar las mascotas de Estados Unidos y Europa se gastan diecisiete billones.
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visión dual —mente y cuerpo— de lo que somos? ¿Por qué se dice que actualmente poseemos una tecnología de gigantes y una moral de enanos? Existe una crisis generalizada de identidad y de sentido. ¿Cuáles son sus consecuencias?
El sentido de lo humano
Una nueva visión de lo que somos empieza e mpieza a tomar forma en la mente y los corazones de aquellos que buscan respuestas a los gritos desesperados de una sociedad en crisis. Pareciera que la dualidad esquizofrénica de nuestra propia concepción da paso a una concepción más amplia y holística en la que se reconocen nuestras enormes potencialidades físicas, intelectuales y espirituales y la enorme necesidad que tener vidas individuales y colectivas con sentido. Se busca una nueva razón de ser y se entiende al ser se r como la interiorización y la práctica de nuestros más profundos principios y convicciones. Principios y convicciones del ser que determinan los lugares que escogemos y los climas y ambientes que creamos (estar), las cosas que hacemos y como las hacemos (hacer), las
posesiones materiales, intelectuales y espirituales por las que luchamos (tener) y la forma en que nos realizamos en el otro y
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
el medio (trascender).
Se entiende el sentido de lo humano desde la integralidad sinérgica de lo físico, lo intelectual y lo espiritual y se establece es tablece que nada sino la búsqueda de una profunda espiritualidad —que trascienda plenamente la mera religiosidad— satisfacerá la inmensa necesidad y urgencia que los seres sere s humanos tenemos de ser amados y amar. Que el amor es la esencia de lo que somos, la causa de nuestra propia autovaloración y de la legitimización del otro como un igual; la fuerza que nos permite apreciar y enriquecer al medio cultural y natural en el que vivimos. La necesidad más profunda que poseemos. Que la espiritualidad no es sino la práctica del amor, aquella que nos permite vivir la vida con intensidad. Aquella que nos permite reconocer la pequeñez de nuestra individualidad en el contexto de un universo sin límites y valorar la importancia de
nuestra propia vida en el presente y futuro de la raza humana. La búsqueda de esa plenitud es entonces, el verdadero sentido de lo humano: la respuesta más simple y más profunda a la inmensa necesidad de ser que tenemos cada uno de nosotros, la fuerza que puede permitir que como personas y como colectividad iniciemos el largo viaje que nuestra sociedad debe emprender entre la mente y el corazón. Reexionemos:
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¿Qué implicaciones tiene el reconocimiento de que poseemos una realidad física, intelectual y espiritual integral e indivisible? ¿Qué importancia tiene el amor en la intensidad con que se vive la vida? ¿Por qué decimos que el ser determina el estar, el hacer, el tener y el trascender? ¿Por qué son importantes nuestras convicciones? ¿Por qué decimos que el viaje más largo y urgente que como personas y como sociedad humana debemos dar, es aquel que debe realizarse entre la mente y el corazón?
La dinámica de la historia
Hace cientos de años, Heráclito «El Oscuro» decía: «Nadie se baña dos veces en el mismo río». Y es que el agua del río en que nos bañamos ayer no es la misma hoy, se ha ido. Y se va todo y aunque a veces regresa ese retornar constante es siempre diferente. Si existe algo seguro es el cambio y es que a través del tiempo, las culturas, las costumbres, las personas y las cosas cambian. Las creencias van quedando en desuso cuando nuevas maneras de pensar y concebir la realidad las sustituyen. Por ejemplo, para las personas de la antigua Grecia los
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
dioses del Olimpo eran una realidad diaria y se relacionaban con odios y amores, como los mortales. La cultura entera buscaba la belleza y la excelencia como el ejercicio de la verdad.
Al estudiar esa época de la historia encontramos en ella una dinámica inmanente, de jerarquías cambiantes, en las que había una búsqueda colectiva por la belleza de lo físico. En la edad media la búsqueda de la verdad sólo era concebible a través de la Fe. Nada que no estuviera establecido en los Libros Sagrados era posible de ser entendido como verdad. Los paradigmas de la época tenían sentido a través de la búsqueda individual y colectiva de la salvación. A través de la Fe. En la edad moderna, y después de los descubrimientos cientícos de Copérnico, Keppler y Newton, y las propuestas
racionalistas de Descartes y Bacom entre otros, se llegó a creer que sólo se podía alcanzar la verdad a través de la razón. Se desechó la fe y la razón se constituyó en la puerta única al conocimiento. La razón se consagró entonces, como el único camino hacia la verdad. En cada una de estas épocas, la gente ha tenido diferentes maneras de concebir la realidad, diferentes maneras de pensar, diferentes maneras de ser y de actuar. ¿A qué se deben estos cambios?
Desarrollo Humano
Si reexionamos sobre los ejemplos anteriores, nos da -
remos cuenta que durante cualquier período de la historia, la comunidad de pensadores y cientícos está sujeta a una serie de
supuestos, de principios, de ideas acerca de cómo son las cosas, cómo trabajan y cómo se relacionan entre sí. Y estos principios y supuestos determinan la manera en que la gente vive y actúa. Al conjunto de esos supuestos se les llama Paradigmas.7
En ese sentido podríamos decir que un paradigma es un modelo. Con el paso del tiempo los pensadores empiezan a recono -
cer y entender que las observaciones de ciertos hechos realmente contradicen al paradigma vigente. Estas contradicciones se llaman anomalías. Cuando aparecen y se reconocen demasiadas anomalías, se hace necesario revisar, y cambiar los supuestos (los principios) que constituyen el paradigma y desarrollar uno nuevo que expli-
que los cuestionamientos y que incorpore los supuestos válidos del antiguo paradigma. Cuando ocurre un cambio de paradigma y se concibe
la realidad de manera diferente, cuando el nuevo paradigma 7
Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones cientícas.
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
impulsa una nueva forma de entender la naturaleza humana y las costumbres se cambian en base a esos nuevos supuestos, se sucede lo que se llama un cambio de paradigma social, y por ser abarcante, es en verdad un cambio de macroparadigma. Cuando esto sucede, la ciencia, la técnica, el arte, las re -
laciones humanas, las costumbres, las formas de vida cambian en función del nuevo macroparadigma. Analicemos un ejemplo: En la edad media, bajo la inuencia de una antropocentris-
ta concepción del universo, basados en las teorías ptolomeicas, las creencias y supuestos sobre la tierra decían que ésta no se movía, o que era cuadrada, que todos los astros giraban en torno a ella. Esos eran los supuestos de la época. Ese era el paradigma físico de la época.
Pasado el tiempo, esos supuestos empezaron a cuestionarse, los pensadores empezaron a darse cuenta que la realidad no era así. Empezaron a cuestionar la racionalidad vigente. Estos cuestionamientos se llaman anomalías.
Y cuando nuevos supuestos sustituyeron a los anteriores hubo un cambio de modelo, una nueva forma de entender la
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realidad, un nuevo paradigma.
Los cambios de paradigma se van sucediendo de esta manera. Al transcurrir la historia humana, la historia de Occidente, la historia de la América pre-colombina, la de Africa o Asia han habido diferentes paradigmas de desarrollo, diferentes paradigmas en las ciencias, diferentes paradigmas en las maneras de pensar y actuar de cada uno de los seres humanos. Diferentes modelos de entendimiento de la realidad. Reexionemos:
¿Qué es un macroparadigma? ¿Por qué se suceden los cambios de paradigma?
La caída del paradigma mecánico A nales del siglo XIX, los fundamentos del pensamiento cientíco —basado especialmente en la mecánica newtoniana
y en la concepción descartiana de lo que somos— empezaron a resquebrajarse y con el advenimiento de nuevas concepciones físicas y losócas empezó a tomar forma un nuevo concepto
de la realidad. El paradigma mecánico concebía que el mundo y la natura-
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leza e incluso el ser humano eran como un reloj, que tenían piezas que engranaban y que repetían siempre el mismo movimiento y que cada una de ellas tenía una función única, que se repetía siempre de igual manera. El ser humano podía alcanzar la verdad únicamente a través de la razón, de una razón mecánica, que despreciaba la intuición y las otras facultades espirituales del hombre. Al pasar el tiempo, y de acuerdo a los nuevos descubrimientos, los pensadores se han ido dando cuenta, que el mundo no es un simple engranaje, que la realidad es mucho más compleja y múltiple y el ser humano es la creación más completa, que no se puede programar, ni sigue patrones que se reproducen como el movimiento de las manecillas de un reloj. Que no se puede programar la historia. Esta naciente concepción más orgánica que mecánica está impulsando una nueva era en la naturaleza de las ciencias físicas, biológicas y sociales. Esta concepción orgánica de la realidad, nos ayuda a entender que el hombre debe aprender a vivir en paz consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza, que únicamente a través de una armonía plena puede lograr el verdadero desarrollo.
Filósofos como North Whitehead y Nosick, pensadores como Orregó y Elizalde, físicos como Einstein y Bohr nos ayudan a articular la concepción orgánica de la realidad, mostrando las limitaciones de la visión mecanicista.
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Comprendemos ahora leyes de la física que van más allá
del engranaje mecánico de un mundo reducido a fragmentos y ante la Segunda Ley de la Termodinámica, la Teoría del Caos y
la Teoría de la Relatividad se empieza reconceptualizar la dinámica del universo físico del que somos parte, y más allá de ello toma un nuevo sentido la dinámica de nuestra propia historia. Empezamos a la luz del paradigma emergente a concebir nuestra propia realidad como una realidad compleja y cambiante, que es y debe ser sujeta de sus propios aprendizajes y de su propio desarrollo. Debemos notar que la visión orgánica del nuevo paradigma no es una negación de la visión mecánica pues, de hecho incorpora muchos de sus principios, es una superación de ella. Una comprensión que va más allá de los cambios en la ciencia y la tecnología Muchos han creído ver en el extraordinario progreso tec -
nológico y en las conmociones sociales, económicas y políticas que afectan a grandes masas humanas en la actualidad, los hechos más sobresalientes que caracterizan a esta era, sin advertir que estamos en presencia de cambios mucho más profundos de carácter integral, que se maniestan en todos los aspectos de la
vida del hombre. Los acontecimientos exteriores y materiales que dan una sonomía tan particular a esta época de crisis son, en realidad,
consecuencias lejanas y no siempre bien interpretadas de cambios sustanciales cuyo origen hay que buscar en la intimidad de las
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
corrientes vitales y espirituales que han regido el desenvolvimiento de la vida del planeta y sus habitantes. Es desde las cumbres más elevadas del pensamiento donde se puede tener una visión clara de las tendencias generales que inspiran un nuevo ciclo histórico y no desde el llano, donde las ideas y obras realmente nuevas suelen confundirse con alguna de sus consecuencias menos signicativas o con reacciones del
pasado. Dentro de los grandes ritmos de la historia y del proceso vital de desarrollo de la existencia humana, nos ha tocado vivir en
una época de transformaciones fundamentales a escala mundial. Una época sin precedentes. El lósofo de la historia Arnold Toynbee explica que en
el principio de cada nuevo paradigma 8 un grupo de pensadores empiezan a cuestionar el paradigma vigente, empiezan a crear nuevas ideas, nuevas maneras de comprender la realidad y sobre todo, nuevas maneras de pensar y de actuar. A ese grupo de gente se le llama la Minoría Creativa.
Y es esa minoría creativa la que, de alguna manera sirve de levadura para el cambio de las épocas y de las formas de vida. Esa minoría creativa es la que impulsa los cambios de conductas y valores. Y así la civilización sigue adelante, hasta que 8
Thomas Kuhn establece que el surgimiento de un nuevo paradigma coincide generalmente con el período de decadencia y crisis del paradigma anterior. Kuhn, Las Revoluciones Cientícas.
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nuevamente los valores se desquebrajan y las ideas se superan. Y —generalmente— las minorías creativas que impulsaron el cambio se convierten más tarde en minorías dominantes que lo obstaculizan. Y llega la caída de esa forma de vida, la crisis, el cuestionamiento, la angustia humana, pues más que en ninguna época, en tiempo de crisis de un macroparadigma el ser humano cuestiona todo.
Ese cuestionamiento se traduce, muchas veces en vidas sin sentido, en vidas a la deriva, en preguntas sin respuesta, en indiferencia, en miedo. Y en el surgimiento de nuevas minorías creativas. De tal forma, que aunque los períodos de crisis son tan dolorosos, el parto habrá de traer consigo el nacimiento de una nueva era. ¡Una nueva forma de entender la realidad, una nueva forma de vida! La minoría creativa lo fueron los cristianos en e n el período de crisis del imperio romano, Copérnico, Galileo, Newton, Keppler,
Descartes y Bacom en la caída del imperio de la fe, Einstein, Wedinggton, Piaget, Vigostky, Elizalde, Max Neef en el cues tionamiento de la forma mecánica y conductista de comprender la realidad en nuestra época. La minoría creativa podemos ser nosotros en la práctica de una nueva forma de comprender la vida. La época que nos ha tocado vivir, es una época de crisis
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
y transformaciones como nunca. Alvin Tofer asevera que es
una época de cambio tan vertiginoso, que en verdad tenemos un shock del futuro. Los cambios se dan tan rápido. Los paradigmas, los modelos de pensamiento están en crisis. La vida moderna está barriendo con todo lo que creíamos. La velocidad nos está dejando atrás y en medio de este cambio tan vertiginoso podríamos preguntarnos: ¿En dónde estamos nosotros como personas? ¿En dónde estamos nosotros como país? Un nuevo paradigma, que cuestiona la lógica mecanicista está sacudiendo el planeta, muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de ello, pero así como cuando tiramos una piedra en un lago tranquilo, las ondas de los cambios se esparcen y nos abarcan sin tan siquiera darnos cuenta. El nuevo paradigma es Sinérgico.9
Y a diferencia del paradigma mecánico en el que nos ha tocado vivir, donde la razón era la única manera de llegar al conocimiento, el paradigma sinérgico nos orienta a descubrir nuevas formas de entender la realidad, nuevas formas de vida. El mejor ejemplo para comprender el paradigma sinérgico es compararlo con el cuerpo humano: Los órganos que conforman conforman nuestro cuerpo son todos dife-
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rentes uno de otro, cada uno tiene su propia función, su propia responsabilidad, su propia dinámica. No podemos predecir al hombre, ni a su historia, por el estudio de uno de sus órganos, pués, en un todo sinérgico somos mucho más que la suma de todo lo que nos conforma. Aún así cada cada parte de nosotros es es valiosa, cada cada una tiene su propia función y una función trascendente que nos permite llamarnos personas. Cada uno aunque diferente es único en el contexto del todo y permite a ese todo ser más. Este es seguramente el principio fundamental de nuestra época, el principio esencial del nuevo paradigma: Unidad en diversidad. diversidad.
El paradigma Sinérgico que está naciendo está trastocando los principios y supuestos de todas las ciencias sociales, nos ayuda a comprender la complejidad del fenómeno humano y la necesaria transdisciplinariedad en la búsqueda de soluciones. Nos ayuda a valorar la interculturalidad, a apreciar a preciar los distintos saberes, a ver la diversidad humana como un recurso invaluable, invaluable, y a entender la necesidad de una educación de calidad para todos. 9
La Sinergia es un principio que explica cómo el comportamiento de un
sistema completo resulta impredecible a partir del comportamiento de cualquiera de sus partes tomada aisladamente. Fueron los químicos los primeros en reconocer la sinergia cuando descubrieron que cada vez que aislaban un elemento complejo o separaban átomos o moléculas de un compuesto las partes separadas y sus compor-
tamientos singulares jamás lograban explicar el comportamiento de todas
las partes asociadas. En este sentido, la sinergia connota una forma de potenciación, es decir, un proceso en el que la potencia de los elementos asociados es mayor que la potencia sumada de los elementos tomados aisladamente.
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
Nos ayuda a comprender el valor incomparable de la mente y la afectividad humana, a descubrir en nosotros mismos nuevas maneras de ser y trascender. Nos ayuda a comprender que el viaje más largo en las palabras de Mahatma Gandhi es “entre la mente y el corazón”. Este paradigma, si habremos de profundizar en ello, nos permite ser parte de esa minoría creativa que a través de una nueva manera de pensar, de actuar y de vivir puede apoyar el desarrollo de todas las potencialidades inherentes de los niños y jóvenes, de los adultos y ancianos. En ese sentido, la época que nos ha tocado vivir es una época de crisis y transformaciones como ninguna otra, pues ya no hablamos de los cambios que sufren sociedades aisladas, sino en las palabras de McLuhan, hablamos de la aldea planetaria.
Reexionemos:
¿A qué se le llama la aldea planetaria? ¿Cuáles son algunos hechos o fenómenos de actualidad inexplicables con los modelos
tradicionales de pensamiento? Identiquemos algunos ejemplos de cómo el
nuevo paradigma está afectando la relación entre los seres humanos y las naciones. ¿Cuáles son algunos de los posibles cambios
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que puede ejercer el paradigma sinérgico y sistémico en nuestra práctica educativa diaria?
Los principios y supuestos que conforman el paradigma sinérgico que está emergiendo trastocan nuestra vieja concepción de una realidad mecánica y nos ayudan a comprender que el conocimiento no puede ser entendido de una forma sectaria y parcelada. La gente de hoy, si es que ha de responder a los desafíos de la época en que vive, debería comprender que todos somos ciudadanos del mismo planeta y en las palabras de Bahaullah 10 reconocer que “la tierra es un sólo país y la humanidad sus ciudadanos”. Debiera darse cuenta que ese es el espíritu mismo de la época. Que somos nosotros los llamados a entender, más allá de las limitaciones de lo aparente, que estamos viviendo en el choque de dos visiones profundamente opuestas que conuyen;
una visión mecánica que agoniza y una visión sinérgica que nace. Que el entendimiento de la conagración producida por el
choque de estos dos procesos: uno destructivo que cae sin dirección y uno constructivo que empieza a germinar en la mente y el corazón de la raza humana, nos permitirá optar por dirigir nuestra propia vida hacia aquello que para nosotros tenga sentido. Shoghi Effendi lo señala con profunda claridad.
10
Fundador de la Fe Bahai
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
“Al contemplar el mundo que nos rodea, nos vemos obligados a observar las distintas evidencias de esa agitación universal que, en cada continente del globo y en cada uno de los sectores de la vida humana, religioso, social, económico o político, está puricando y reformando a la humanidad en espera del Día en
que la totalidad de la raza humana haya sido reconocida y su unidad establecida. Un doble proceso, sin embargo, puede ser distinguido, cada uno tendiendo, a su modo y con acelerado ím petu, a llevar a un clímax las fuerzas que están transformando la faz de nuestro planeta. El primero es, esencialmente, un proceso de integración, mientras que el segundo es fundamentalmente destructivo. El primero, a medida que evoluciona constantemente, revela un Sistema que bien puede representar el modelo de ese orden mundial hacia el cual un mundo en extraño desorden está avanzando continuamente; mientras que el otro, al ahondar su inuencia desintegradora, tiende a derribar, con creciente
violencia, las anticuadas barreras que intentan bloquear el progreso de la humanidad hacia su meta predestinada”. Reexionemos: ¿Cómo podemos explicar los procesos de
integración y desintegración que caracterizan la época en que vivimos? ¿Qué signicado tiene que «la tierra es un
sólo país y la humanidad sus ciudadanos»?
Unidad II Cambio y desarrollo
Desarrollo Humano
La velocidad de los cambios que está sufriendo el planeta se ha acelerado. Han surgido nuevas maneras de pensar y de crear, nuevas maneras de sentir y de hacer: nuevos paradigmas. La ciencia y la tecnología están avanzando a una velocidad tan acelerada como en ninguna otra época y somos testigos de nuevas maneras de ver el mundo que cambian más rápido que
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
Lectura complementaria N° 1
Tomado del Libro CURRICULUM VITAE, de la vida, vértigo y de los abismos, Hector Orregó, Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile, Chile 1994 Currículum Vitae
III
El título de este escrito no sólo es pretensioso sino engañoso. Como no voy a escribir un currículum vitae personal, sólo queda la otra opción, escribir sobre el currículum del fenómeno de la vida en general, el gran currículum. Pero eso es algo que evidentemente nadie tiene la capacidad ni los conocimientos para hacerlo. Sólo Dios conoce la verdadera trama, y sospecho que si nos la explicara, no podríamos entenderla. El físico británico Haldane escribió: “El Universo no es sólo más extraño de lo que suponemos, es más extraño de lo que podemos suponer”. Todo lo que yo podría hacer sería una caricatura ridícula . En mis manos, esta empresa sería un penoso y complejo desastre. Por ello, el título sólo dice currículum vitae, la carrera de la vida, pero de nadie en especial, ni de la vida misma. La intención es más bien un comentario que ayude a ver la vida como un fenómeno general, donde todos los seres que la poseen son parte de un continuum que hace de todas las vidas que nosotros percibimos como aisladas y nuestras. El título se
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debe más bien a la fascinación que me produce que el hombre occidental tenga que introducir la palabra carrera para enmarcar la vida. Que todos estemos obligados al resumen de nuestro paso por la Tierra como una apresurada y loca carrera hacia algo que no conocemos, una carrera sin meta ni pista. La vida es un fenómeno asombroso, está rodeada del más profundo misterio y además es de una improbabilidad tal, que desafía a todas las reglas de las estadísticas. Simplemente no debiera existir, y sin embargo existe, y muy probablemente no sólo en este planeta. Para producirse requiere condiciones que son de una fragilidad extraordinaria, una temperatura adecuada, ni más de cien grados ni menos de cero (indispensable para que el agua se encuentre en estado líquido), presión atmosférica especíca, en el período inicial una atmósfera rica en agua y en anhídrido carbónico, pero con una concentración de oxígeno que no debe exceder el cinco por ciento (la concentración de oxígeno en la atmósfera de hoy es de 21%), un caldo rico en una gran variedad de materiales orgánicos e inorgánicos, cada uno a la concentración exacta, y además, la presencia de mucho carbono, que es un elemento muy escaso en el espacio. Muchos cientícos han preparado caldos articiales que contienen todos los materiales que se han imaginado como potencialmente capaces de originar vida. Ni con las más sosticadas simulaciones de las atmósferas incluyendo los rayos y truenos monstruosos que se suponen existían en el mundo enloquecido de hace millones de años, se ha podido formar algo que vaya más allá de un pequeño número de moléculas de aminoácidos simples. Nunca se ha obtenido nada que se parezca ni remotamente a la vida. La
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
idea de rayos de fuerza inconcebible produciendo vida es una tendencia irresistible. Zeus lanzaba rayos; en las películas de Frankestein, el monstruo adquiere vida con artefactos que atra pan los rayos. Esta idea mitológica persiste hasta hoy, incluso en el moderno libro de Swimme y Berry, sin un asomo de duda, se asevera que la vida se originó de un rayo telúrico que cayó en la sopa primordial. En todo caso, es muy diferente formar aminoácidos que formar la famosa doble hélix del ácido desoxirribonucleico, el ADN. En realidad mucho más que aminoácidos aislados, es la molécula de ADN la que da la característica esencial de la vida. Es con ella que se transmite la información que permite que los organismos tengan descendientes semejantes a sus progenitores. El ADN constituye la memoria biológica que permite la continuidad de las especies. Sin esta molécula no podría transmitirse el código que comanda la síntesis de proteínas y establece las diferencias entre las que corresponden a un ser humano y las que denen a un chimpancé. Es realmente muy remota la pro babilidad de que sólo el azar con rayos y truenos cayendo en el caldo primordial, produzca eventualmente una molécula de la extraordinaria complejidad del ADN. Se ha tratado de soslayar este problema sosteniendo que el ADN llegó a la Tierra desde otras estrellas a través de meteoritos o vientos cósmicos. Pero esto no sólo no es convincente, sino que además sólo logra trasladar el problema a otra estrella, la incógnita de cómo se formó el ADN persiste. La vida tiene además la propiedad de ser en gran medida independiente al medio ambiente que la rodea, es decir, a través de complicados mecanismos mantiene un medio interno que es
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relativamente constante. Pero, al mismo tiempo, es un sistema abierto (lo que se ha llamado un sistema disipativo) que intercam bia sustancias con el exterior, tomando en cuenta materiales del medio y excretando otros hacia él. Es autosuciente, contiene sistemas que la mantienen que se derivan de ella misma. Es un proceso esencialmente creativo. Otra importantísima característica es que se reproduce, puede producir nuevas vidas y tiene una historia que termina con la muerte. Lo que quiero resaltar aquí es lo increíble y absolutamente improbable de su existencia. Es prácticamente imposible concebir cómo fue que todos los delicados factores que se requiere para su producción se combinaron en un momento de la historia de este planeta, millones de años después de su comienzo. Esta improbabilidad tan inmensa coloca a la vida en la categoría de lo que se podría llamar un milagro. Un milagro es lo que no podemos concebir que ocurra de acuerdo con la lógica y la racionalidad del momento histórico. Esto, en general, quiere decir que no se puede explicar a través de las cuatro leyes fundamentales de la física. El criterio para denir un milagro ha cambiado en el curso de la historia del ser humano. Hace algo así como un millón de años aparecieron los primeros seres que podemos llamar humanos. Para ellos, todo el mundo que los rodeaba era un milagro. La salida del Sol en las mañanas, la salida de la Luna y sus misteriosos ciclos, las estaciones, la lluvia, las tempestades, el trueno, el rayo, la germinación de una semilla en la tierra. En realidad, es un hecho extraordinario que de una bellota pueda salir una encina,
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
que una cosa tan simple como una bellota pueda contener en su seno a un árbol gigantesco. El hombre primitivo tampoco se explicaba el embarazo, los terremotos, las enfermedades. Toda la vida estaba rodeada de milagros, era un mundo mágico. En este mundo sobrenatural y fantasmagórico, el hombre sólo podía adquirir coherencia y protección a través de mitos y de seres superiores, ordenadores y poderosos, que controlaban los elementos, de allí se originaron diferentes divinidades que eran responsables de todas las cosas que de otra manera eran inex plicables. Claro que estos seres sobrehumanos exigían muchas veces un elevado precio en forma de sacricios para continuar otorgando sus favores, o lo que es peor, para no convertir a los seres humanos en víctimas de sus enojos y pasiones. IV
El ser humano posee una curiosidad insaciable y además puede extender sus habilidades a través de instrumentos. Con estas condiciones fue ensanchando cada vez más sus conocimientos sobre el mundo que lo rodeaba. Con el tiempo encontraba más y más explicaciones que satisfacían su mente. Pero la mente también se fue haciendo más exigente. Requiriendo cada vez más lógica y racionalidad para que un concepto fuera aceptable. Como siempre había nuevas ideas e instrumentos más poderoso de mediación, las explicaciones de una época con frecuencia eran rechazadas por las que seguían. Pero eso no era un gran problema, porque todas tenían su época de gloria durante la cual eran aceptadas por la mayoría de la comunidad. En nuestros días, el criterio de la aceptación por la mayoría de una comunidad sigue siendo un importante factor para establecer la verdad de una teoría.
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Con estas nuevas percepciones y descubrimientos que se consideraron “ objetivos” y racionales, los milagros poco a poco se fueron esfumando de la escena. Cada vez se describían nuevos mecanismos que explicaban los misterios. Muchas veces se trataba sólo de tautologías que en el fondo crean sólo una ilusión de explicación. Por ejemplo, la encina sale de la bellota porque la bellota contiene en su interior un sistema de genes que es una encina en potencia . Esto, dicho con autoridad y por un experto, evita que alguien pregunte: “¿Y qué?”. El argumento recuerda al del famoso médico de Moliere que explicaba los efectos de la morna diciendo: “La morna hace dormir porque tiene en sí un principio dormitivo”. En todo caso, la vida contenida en la bellota y lo que controla su transformación en un árbol sigue siendo un profundo misterio. Pero no se puede negar que el ser humano ha realizado una hazaña de una magnitud fenomenal. Este pequeño ser dotado de conciencia, que habita en la corteza de un pequeño planeta en una galaxia perdida en el espacio, ha sido capaz de determinar la causa de la galaxia perdida en el espacio, ha sido capaz de determinar la causa de la luz de las estrellas y de denir las leyes que determinan la mayor parte de las cosas que ocurren, tanto a nuestro alrededor como en los más remotos lugares del Universo. Estos conocimientos, junto con su capacidad de extender su acción con la tecnología, han dado al ser humano un poder que ninguna otra especie del planeta jamás podría alcanzar. Con ello, la vida misma del planeta se ha puesto en peligro, porque este gran desarrollo de la capacidad tecnológica se ha acom pañado de un crecimiento espiritual de la misma magnitud. La sensación de poder lleva fácilmente a la arrogancia. Los dioses griegos eran especialmente susceptibles de ofenderse frente a
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
la arrogancia (hubris) de los seres humanos. Había una diosa llamada Némesis, que estaba encargada de volver a los seres humanos a sus verdaderas proporciones. En los últimos decenios, se ha pensado seriamente que el ser humano está al borde de llegar a entender todo, de formular la última, completa y absoluta ley de la naturaleza. Esta ley englobaría al Cosmos en una colosal explicación de todo, haría innecesaria la idea de un Dios creador. El mundo sería una gran ecuación, una especie de truco matemático o, como sostienen algunos, un gran computador que se autoprograma. El famoso astrónomo británico Stephen Hawking, al asumir la cátedra lucasiana en Cambridge (la misma que unos siglos antes tuvo Newton), tituló su charla inaugural así: “¿Está a la vista el n de la Física Teórica?”. En buenas cuentas, ya no habría necesidad de milagros, ellos pasarían a ser sólo el resultado de la ignorancia, un intento de explicar con una fantasía sin sentido lo que no se entiende. Tal vez sea así, pero tiemblo ante la idea de estar condenado a vivir en una ecuación. Sin embargo, para mí, a pesar de haber vivido ya muchos años trabajando en ciencia y de haberme movido continuamente entre cientícos, el mundo sigue siendo tal como lo era para los hombres primitivos, un increíble, insondable y grandioso milagro. Me atrevo a decir que mientras más veo, más entiendo, más descubro, más se extiende la diversidad y más extraordinario es el espectáculo que se ofrece ante mí. Obviamente, pasa lo que con la nuevas fronteras de física, la astronomía, la química, la biología y todas las otras ciencias naturales. Alguna razón
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tiene que existir para que tantos de los más notables físicos de este siglo hayan llegado tan frecuentemente a concepciones más bien místicas de la vida y del mundo que nos rodea; tenemos, por ejemplo, los casos de Einstein, Paulini, Schrodinger, Heisenberg, Eddington, Jeans, Bohm y Hoyle. Todo lo que vemos, aún la observación del más pequeño de los insectos, incluyendo moscas y piojos, nos entrega un mundo de una riqueza, armonía y belleza casi inconcebible. La verdad es que a pesar de todas las teorías, magnéticas metáforas de la mitología moderna, seguimos tan ignorantes como antes con respecto a la razón de ser de la Naturaleza en la que estamos inmersos. Ahora sabemos que no existe el milagro del Sol saliendo todas las mañanas. Sabemos que contrariamente a lo que creían Aristóteles y Ptolomeo, el sol no da vueltas alrededor de la Tierra y que en realidad la situación es al revés. Hoy día, un niño de 10 años daría a Aristóteles y a Ptolomeo la más extraordinaria lección de sus vidas. Es interesante pensar cómo una visión del Cosmos basada en criterios perfectamente “objetivos” pudo ha ber sido sólo una ilusión. No creo que haya sido la última. Pero no se han contestado las antiguas preguntas de por qué existe el Sol y la Tierra, cómo comenzaron, qué permitió la existencia del Universo y de todo lo que contiene. Por lo tanto, sigue vigente el famoso misterio de la Edad Media, el “Misterium tremendum et fascinans”. Yo creo que la ciencia conduce más al asombro que al entendimiento. Una sensación que no es nueva. En uno de los evangelios gnósticos, el de Tomás, encontré esta frase:
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“Quien busca, que siga buscando y encontrará, y cuando encuentre, se angustiará y cuando se angustie, se asombrará”
En esencia, somos un proceso fugaz formado por polvo de estrellas en un ujo continuo. Si es así, realmente nuestro currículum vitae no comenzó con el episodio del nacimiento. Nuestros átomos, moléculas, células, tejidos y órganos, todo lo que forma nuestro querido cuerpo, están constituidos por materiales que son tan viejos cono el Universo. Ni un solo átomo de nuestro cuerpo es nuevo. Nuestra vejez es fenomenal, no inferior a quince billones de años, y para algunos, tiene una eternidad. Estos últimos piensan que nunca tuvimos comienzo. Lo claro es que estamos construidos con materiales que han corrido todas las aventuras espeluznantes del Universo, incluyendo explosiones estelares, hoyos negros del espacio en los cuales se acaba la física, el espacio, el tiempo y todo lo demás. Es evidente, por lo tanto, que un verdadero currículum de biera comenzar con el Big Bang, es que ésta es su teoría favorita, o con cualquier otra que se preera, total son sólo metáforas. Para muchos, lo más aceptable sería comenzar con Dios, con Brahma, con Manitue o con la Pacha Mama. De allí se debiera seguir con la formación de las estrellas, de la Tierra. La aparición de moléculas orgánicas, la síntesis de los lípidos, sustancias aceitosas que eventualmente se plegaron sobre sí mismas formando diminutas esferas. Esas estructuras pueden haber sido los ancestros de las células. Las paredes se constituyeron en membranas que separaban el interior de la esfera con el ambiente. Con esto se tuvo el primer individuo, el
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primer Ego, nació la separación entre el YO de “adentro” y el de “afuera”, todo lo demás, los OTROS, las COSAS. La mem brana fue adquiriendo propiedades que permitían la entrada de algunas sustancias que eran valiosas para la entidad proto-vital, pero impedían la entrada de aquellas potencialmente dañinas. Luego se produjeron los primeros organismos unicelulares que poseían la extraordinaria capacidad de dividirse y multiplicarse. Esto ocurrió hace más o menos13,5 billones de años; el ser humano lleva sobre el planeta aproximadamente 2 millones de años, dependiendo de qué se dena como ser humano. En esa época, la concentración de oxígeno atmosférico era muy baja, sólo de cinco por ciento. Pero los seres unicelulares comenzaron a producirlo en grandes cantidades a través de una especie de fotosíntesis que rompía las moléculas de agua liberando este elemento. Quinientos millones de años después, se había acumulado tanto oxígeno en la atmósfera, que se alcanzó una concentración de veintiún por ciento, la requerida para que puedan vivir los seres multicelulares. Estos seres usaban el oxígeno como combustible para metabolizar los materiales orgánicos y así obtener energía en un proceso llamado respiración celular. Como el oxígeno era tóxico para los antiguos residentes unicelulares de la Tierra, estos organismos tuvieron que retirarse a lugares carentes de oxígeno para sobrevivir, por ejemplo, el barro y el lumen del tubo digestivo de los animales. Otros dieron un tremendo salto evolutivo y se incorporaron al interior de las células. Una vez convertidos en intracelulares, se transformaron en comensales útiles y dieron origen a los organelos intracelulares que ahora conocemos como mitocondrias o cloroplastos. Las mitocondrias metabolizan el oxígeno para sus huéspedes; los cloroplastos usan la luz para producir alimentos. Estos últimos
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nos dieron el color verde, el color del pasto y de los árboles, nos regalaron el bello paisaje que admiramos en un valle. Este color pasó a ser el símbolo de la fertilidad y de la vida. Lo más revolucionario que estas nuevas formas multicelulares de vida introdujeron en el planeta fue la agrupación, asociación y coordinación de las funciones de las células, con estructuras completamente diferentes, en sistemas que ahora llamamos órganos. Éstas son estructuras especializadas solo en algunas cosas; en un comienzo tenían esencialmente cuatro funciones: comer, digerir, excretar y reproducirse. Seres que harían la delicia del doctor Freud, sólo boca, ano y sexo. Pero lo importante es que había nacido la colaboración entre las células. Los seres multicelulares funcionaban como un todo armónico en el cual cada especie celular ayudaba a las otras, formando lo que se podría llamar un cuerpo. Luego deberíamos recorrer la evolución, sus vicisitudes, las grandes catástrofes, las extinsiones con poquísimos sobrevivientes. Es una suerte extraordinaria que entre ellos hayan estado nuestros ancestros. De allí partirían todos los cambios y transformaciones que permitieron llegar al animal consciente de su existencia y dotado de la compulsiva curiosidad que lo llevaba a querer saber dónde estaba, para qué y por qué. De allí a la manzana prohibida, al fruto del bien y del mal, había sólo un paso. Pero también habría que hablar del nivel molecular, del arreglo de los átomos que determinó la existencia de moléculas de ácido desoxirribonucleico (el famoso ADN) y como se dispone el ADN en la doble espiral que contiene una memoria
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del pasado de la especie. El mensaje contenido en este sistema de moléculas permitirá transmitir las características somáticas, el llamado fenotipo, a nuestros descendientes. Eso sí, previa una barajada de dimensiones colosales. Cada individuo tiene como un millón de genes, cada uno de los cuales puede existir en una de varias formas llamadas alelos. La cantidad de genomios posibles (mensajes de genéticos especícos) corresponden a un numero que tiene un uno seguido de un millón de ceros, uno de esos números inimaginables que abundan en la física y la biología. Lo claro es que (con la posible excepción de los gemelos univitelinos o idénticos) ningún ser humano tiene la posibilidad de encontrarse reproducido en una copia de sí mismo. Somos modelos exclusivos, lo que no quiere decir que vivamos en un aislamiento biológico. Al contrario, somos parte de un continuum. Cada individuo es parte de un sistema global y su existencia misma está estrechamente unida a la existencia y las propiedades del continuum. Como cada punto en una línea. En otro nivel, pero no por eso menos importante, tendríamos que explicar cómo se organizan los átomos que forman las moléculas de nuestro cuerpo y del mundo que nos rodea. ¿Cómo sabe el átomo de carbono situado en un extremo de una molécula de azúcar lo que está haciendo el átomo del otro extremo? La distancia entre estos átomos, en términos comparativos, es como la que existe entre dos estrellas situadas en los extremos de una gran galaxia separadas por muchos millones de años luz. No sabemos cuáles son las fuerzas que organizan a las moléculas en sus formas características, tampoco sabemos el mecanismo por el cual pueden actuar como una unidad. Lo mismo se aplica a las galaxias y a las estrellas que la forman. Otro problema es cómo explicar las fuerzas que controlan
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la morfogénesis, es decir, el mecanismo que determina que una célula que contiene exactamente los mismos genes de todas las demás células, en un momento de su vida suprime algunos genes y activa otros. Con esto, la célula indiferenciada se convierte en una célula del cerebro o neurona, en una célula del hígado o hepatocito, en una célula del intestino, en un espermatozoide, en una célula del pelo o de las uñas, etc. También tendríamos que saber cómo se organizan las divisiones que se producen en el huevo fecundado. Ese orden perfecto que termina en la producción de un ser humano, un ser de inmensa complejidad estructural. Es muy improbable que esto esté controlado por el ADN; esta sustancia es intracelular y difícilmente se puede autoordenar silenciando a algunos genes y despertando a otros. Este es un proceso que requiere una coordinación perfecta para nalmente poder llegar a formar los órganos. Estos contienen una gran variedad de especies completamente diferentes de células que se organizan en una perfecta matriz funcional. La posición y función de cada especie de célula es fundamental para la normalidad del todo, como una gran orquesta conducida por un director que no podemos percibir. Debe existir algo que determine que los elefantes tengan forma de elefante, que las salamandras regeneren sus extremidades perdidas, que se puedan extirpar tres cuartos del hígado y que en unas pocas semanas esté nuevamente del tamaño habitual. Tampoco sabemos nada de las tortuguitas que nacen en las arenas de las playas de pequeñas islas perdidas en el océano y que emprenden, apenas salen del huevo y sin titubear un segundo, una loca carrera hacia el mar. Es una desesperada carrera para
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no ser devoradas por las gaviotas. Muchos años después, cuando ya son adultas, vuelven a la misma isla, nadando muchas veces miles de kilómetros para poner huevos en la misma playa en que nacieron. ¿Qué las guía?, ¿Cómo navegan encontrando su camino?, ¿Por qué hacen este viaje?, ¿Cómo explicaría Darwin esta conducta?, ¿Qué ventajas evolutivas puede tener? Igualmente asombrosas son las migraciones de las aves y de las mariposas. En Canadá, la primavera se caracteriza por la aparición de un gran número de mariposas de color naranja, llamadas mari posas Monarca. Las miro con gran respeto. Estas mariposas, poco antes del invierno, inician con sus frágiles alas, a merced del viento y los temporales y luchando contra las aves devoradoras, un fenomenal vuelo hacia México. En ese vuelo atraviesan todo Estados Unidos y gran parte de México, hasta llegar a un valle relativamente pequeño, un sólo valle, escogido entre todos los valles del mundo, que con su llegada se torna rosado. Las mariposas Monarca tienen un órgano, que sería el equivalente de lo que llamamos cerebro, que es más chico que la cabeza de un aller y que contiene el más sosticado de los sistemas de navegación que uno pueda concebir. Estos fenómenos se explican normalmente con una tautología. Nos dicen que se trata de un instinto o de algo que está contenido en la mariposa, lo que no explica nada. Tenemos esa curiosa capacidad de creer que cuando se inventa una palabra hemos producido una explicación. Instinto es sólo eso, una palabra. El biofísico inglés Ruper Sheldrake ha sostenido que estos procesos se deben a órdenes que vienen de afuera, externas a las células y a los individuos, lo que él ha llamado “resonancia morfogénica” o “campos morfogénicos”. Sería como una quinta fuerza fundamental de la naturaleza que contiene una especie de
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memoria colectiva. Esta memoria explicaría por qué los niños ahora aprenden a usar un computador en una fracción del tiempo que antes le tomaba a un adulto entrenado en matemáticas. Tam bién podría explicar por qué ahora se puede enseñar la Teoría de la Relatividad en los colegios. En mi infancia se decía que había sólo cinco o seis personas en el mundo que entendían la Teoría de la Relatividad, aunque probablemente eso era parte del provincialismo chileno (porque además se decía que dos de ellas eran chilenas). De todas maneras, el ejemplo muestra lo difícil que era entender esta teoría. Hay muchas evidencias de que lo mismo ocurrió con la cosmología de Newton, por lo menos eso es lo que dice Voltaire, quien más o menos cincuenta años después, se jactó de haberlas entendido. También hay ejemplos de aprendizajes colectivos en animales como el de los monos japoneses que aprendieron a lavar ostras, y el de los pájaros ingleses que aprendieron a abrir botellas de leche. Un mono particular lavó en el mar una ostra antes de comérsela, en pocos meses todos los monos de la especie lavaban las ostras antes de comérselas. Algo similar ocurrió con los pájaros. Uno abrió de un picotazo una botella de leche en la entrada de una casa británica. Al poco tiempo, para desesperación de las dueñas de casa inglesa, todos los pájaros de la especie comenzaron a abrir botellas. Otro ejemplo es el caso del teclado de la primera máquina de escribir, la famosa Underwood. En esta máquina, la distribución de las letras en el teclado era completamente diferente al orden del alfabeto. Esta distribución, aparentemente tan arbitraria, fue necesaria porque las teclas de ese modelo mecánico tenían unos brazos que llevaban los tipos hasta el papel. Pero esos brazos se tra baban entre sí, lo que obligó a separar las letras de acuerdo a la
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frecuencia de su uso, para evitar que se trabara el mecanismo. Se trataba, por lo tanto, de una distribución necesaria para satisfacer una situación mecánica que desapareció con el invento de las máquinas eléctricas. Con esta idea, las primeras máquinas eléctricas tuvieron la distribución alfabética habitual en las letras del teclado, la que comienza con la letra A y termina con la Z, lo que facilitaría el aprendizaje, pero las secretarias se rebelaron. No podían aprender a escribir a máquina con el nuevo teclado. No es cuestión de costumbre, porque cuando las máquinas de escribir eléctricas se introdujeron en Japón, donde jamás se había usado la Underwood, las secretarias tampoco pudieron usar el teclado alfabético y se tuvo que volver al que parecía obsoleto y arbitrario. Muchos años han pasado y yo estoy en este momento escribiendo en un computador que por suerte tiene el antiguo teclado igual a la Underwood, que aprendí a utilizar con facilidad gracias a los misterios que controlan el aprendizaje colectivo. El ejemplo de la máquina de escribir puede parecer pintoresco, pero el fenómeno puede llegar a tener una inusitada trascendencia. Tal vez sea la explicación de situaciones que son muy difíciles de entender de otra manera. Por ejemplo, podría dar luces sobre lo que ocurrió en los últimos diez mil años de la historia de la humanidad. El Homo Sapiens es un primate que se originó en Africa, del linaje del Hominidae, que se separaron de la línea del chimpancé entre cinco a ocho millones de años atrás. El famoso esqueleto de la hembra de ese linaje a quien se ha llamado Lucy, vivió hace cuatro millones de años en lo que ahora es Etiopía. Luego
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hubo varias especies, que se agrupan bajo el nombre general de Australopitecos, algunas de las cuales se extinguieron. En una de ellas se originaron los seres que merecerían el calicativo del Homo. Según el “progreso” biológico, éstas se han dividido en: Homo Habilis (hace 2,6 millones de años), Homo Erectus (1.5 millones de años), Homo Sapiens (hace 200.000 años) y Homo Sapiens Sapiens (hace 40.000 años), que corresponden al ser humano moderno propiamente tal. Estos millones de años transcurrieron en un 99 por ciento de completo anonimato, es decir, 990.000 años de silencio histórico. Desde luego, los Homos ya usaban algunas herramientas e instrumentos para aumentar sus capacidades y poder. Por esta razón en la clasicación de las especies que antecedieron al ser humano moderno, el Homo Habilis (que usa herramienta) se sitúa como antecediendo al Homo Sapiens. Pero esta idea puede ser un cuento originado en los prejuicios de los arqueólogos. Para sus cálculos y clasicaciones, estos cientícos se basan en datos “objetivos”, es decir en los que dejan huellas tan sólidas que son capaces de persistir durante toda esa enormidad de años. Por ejemplo, una punta de echa de piedra es una señal arqueológica mucho más clara y evidente que la que deja el uso de un lenguaje o la creencia en una divinidad, cosas que son obviamente sapiens. Con su clasicación, los arqueólogos parecen implicar que para creer en Dios o para comunicarse con los amigos, se requiere tener herramientas. Yo lo encuentro dudoso. El hombre de Neanderthal, que se extinguió, tenía un cere bro con una capacidad de 1.500 centímetros cúbicos; con nes de comparación, el cerebro de una hominis, como Lucy, tenía una capacidad de 400 a 500 centímetros cúbicos y el del ser humano moderno tiene 1.350. Si, como se ha presumido, el volumen del cerebro es una indicación de la capacidad intelectual, resultaría
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que el hombre de Neanderthal era más inteligente que nosotros. Si fue así ¿Por qué se extinguió?, ¿Por qué no fue el centro de la creación, la imagen del Creador? Todas estas clasicaciones y deniciones de quién es o quién no es humano son peligrosas. Debe recordarse que no hace mucho que los conquistadores de América y los secuestradores de nativos de Africa sostuvieron que los habitantes de esas regiones no eran seres humanos. En todo caso, lo que parece claro es que el ser humano durante muchos miles de tal vez millones de años tuvo herramientas y, sin embargo, vivió una vida callada y tranquila como uno más de los tantos habitantes del planeta. Esto hace que probablemente no sea correcta la famosa secuencia de la película 2001, donde un Australopiteco lanza, al son de un vals de Strauss, un hueso al aire (símbolo del comienzo de las herramientas, del HomoHa bilis) y que continúa en una estación espacial. Aparentemente el descubrimiento de algunas herramientas durante cientos de miles de años no produjo el frenesí de inventos y transformaciones tecnológicas que parece ser considerado inevitable en la mente de mucha gente. En Australia, Africa y América del Sur aún sobreviven algunas culturas llamadas “primitivas” (que están siendo exterminadas) que durante milenios han usado sólo las herramientas necesarias para sobrevivir, sin haber inventado siquiera la granada de mano. Estos seres humanos constituyen una prueba viviente de que lo que piensa mucha gente no es necesariamente cierto. Lo que es una gran suerte, porque de no ser así, habríamos llegado a la bomba atómica mucho antes. Hace tan sólo diez mil años, lo que equivale al último uno por ciento de la historia del hombre, se produjo el inexplicable cambio, la gran revolución. Ocurrió con muy poca diferencia
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de tiempo y en varias partes del mundo, algunas tan alejadas entre sí que no parece ni remotamente posible que hayan estado comunicadas. Las zonas fueron pocas y pequeñas: la parte de Los Andes donde ahora está Perú y Bolivia, Antolia en el valle de Eufrates y del Tigris, en el del Nilo, en el del Indus, en América Central y en lo que hoy es China. En esas zonas se produjo una explosión tecnológica incontenible. Cambió la vida de la humanidad y la existencia del planeta. El ser humano empezó a sembrar, domesticó animales, construyó ciudades, comenzó la especialización en diferentes tipos de trabajos, se organizó una clase dirigente que controlaba el poder, los pueblos, se dividieron en naciones, con lo que surgieron los enemigos, los ejércitos, las guerras, las conquistas, el patriarcado y con ello el machismo y la subyugación de la mujer. Se organizaron las religiones como instituciones intermediarias entre los seres humanos y los dioses. Se aprendió a escribir, se estableció los rudimentos de las matemáticas y de la astronomía y se emprendió el camino frenético de lo que llamamos civilización, la época histórica. El ser humano había perdido su inocencia. Es difícil no preguntarse qué ocurrió con el ser humano en ese momento de su historia, qué determinó un cambio tan inmenso en su forma de ser y por qué cambió en un lapso tan corto, después de tantos milenios durante los cuales vivió en un estado cultural. Si al parecer no hubo comunicaciones directas entre estas culturas, ¿hubo alguna comunicación indirecta? Ahí es donde los “campos morfogénicos” pudieron haber jugado un papel importante. Este fenómeno también puede ser la explicación de otras situaciones históricas que son muy difíciles de explicar de otra
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manera. Por ejemplo, lo que ocurrió en el siglo IV a.C. en Grecia, y muy especialmente en Atenas, una ciudad que no tenía más habitantes que los que hoy tiene la ciudad de Temuco en el Sur de Chile. Apenas la mitad de la gente que vivía en Atenas eran ciudadanos griegos. Estos griegos, en un período de menos de un siglo, produjeron un número increíble de los genios más grandes que ha tenido la humanidad en toda su historia. De hecho, el Occidente debe a estos Hombres gran parte de la comprensión de la losofía y del mundo que la rodea, el uso de la lógica en el razonamiento y sus conceptos éticos. De ellos adquirió el arte del teatro, el interés por el estudio de la historia y una porción sustancial de sus ideas religiosas. Tuvieron además una inmensa inuencia en la poesía, escultura, arquitectura y geometría. También se derivan de ellos gran parte de nuestros mitos, metáforas e ideas sobre la libertad ciudadana y sobre las relaciones que deben existir entre los habitantes y el estado, y viceversa. Mil años después, el fenómeno ocurrió nuevamente en Italia, esta vez centrado en la ciudad de Florencia, no más grande de lo que había sido Atenas. En un corto período de su historia, esta ciudad produjo seres humanos del calibre de Petrarca, Dante, Maquiavelo, Boccaccio, Brunellesco, Ghiberti, Donatello, Masaccio, Fra Angélico, Fra Filipo Lippi, Botticelli, Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Angel y muchos otros. Estos hombres nuevamente, revolucionaron el arte, la música, la literatura, la arquitectura, es decir, las formas en que el ser humano miraba la vida y lo que lo rodeaba. ¿Cómo pueden entenderse esos bruscos brotes de creatividad circunscritos a pequeñas zonas del mundo? ¿Por qué duran
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
un tiempo tan corto y luego desaparecen? Pero también hay un aspecto más siniestro en relación a este fenómeno de los campos morfogénicos: ¿Cómo se puede explicar la unanimidad abrumadora con que en este siglo y en los países más cultos de Europa, la mayoría de los ciudadanos aceptaron gobernantes con las ideologías más aberrantes que jamás haya producido la humanidad? Pueden estos “campos” externos al individuo, y en comunicación con una comunidad de individuos ser tan importantes como los genes en la formación de las especies. Sheldrake dice: “Los genes son responsables de proveer los medios materiales para la morfogénesis, las sustancias químicas que se requieren, pero el orden mismo se debe a los “campos”... El sistema nervioso provee los medios para el comportamiento de un animal, pero los campos organizan esta actividad y para esto usan el sistema como un instrumento, al igual como un pianista toca el piano. La idea de Sheldrake me resulta muy atractiva, ya que aparentemente explicaría muchas cosas. Por desgracia todavía huele un poco a tautología, parece decirnos que las cosas se organizan porque en efecto existe un principio organizativo, con lo que no se adelanta demasiado. Lo que más interesa de Sheldrake son sus preguntas arriba mencionadas, que me parecen muy válidas. Siguiendo con nuestra rápida mirada a la vida, tendríamos que mencionar en nuestro currículum la importancia que tiene para él, las situaciones físicas o químicas donde las moléculas se comportan de una manera extremadamente desordenada. Se trata de situaciones donde, al parecer, no se están cumpliendo
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las leyes establecidas de la física y la química. Es lo que se ha llamado, en una forma que yo creo induce a confusiones totalmente innecesarias, el estado de caos. En realidad, se trata de un estado que no tiene nada que ver con la forma en que, por lo menos yo, deno caos. La vida está constituida por reacciones no lineales, completamente fuera del equilibrio termodinámico, algo que trataré de explicar en detalle más adelante. Por ahora basta decir que cuando se dan esas condiciones de desequilibrio, se abre el camino para lo inesperado. La famosa Teoría del Caos, tan de actualidad, está revolucionando la física y la biología. También habría que mencionar el proceso de la repro-ducción, con toda su inmensa complejidad. La loca carrera de aproximadamente doscientos millones de espermatozoides por fecundar un solo óvulo. En esta carrera sólo uno es el ganador, una vez que entra al huevo éste se cierra herméticamente y todos los demás quedan fuera, 199.999.999 frustrados por haber perdido la única oportunidad en sus vidas de haber sido importantes, de justicar su existencia. El campeón –y realmente es un campeón- es el que nos engendra. Ese sí que es ¡¡¡CURRICULUM VITAE!!! Nada sabemos de los mecanismos íntimos que organizan la carrera, ni como los espermatozoides encuentran el huevo, o en todo caso, sabemos muy poco. No ha habido ningún agregado posterior, tal vez con la pequeña excepción de algunos meteoritos que han caído por aquí y por allá, pero en esencia no hay creación de nueva materia. Por lo tanto, el único modo de permitir la existencia continua de vida, en diferentes formas e individuos, es usando cuerpos “prestados” que deben ser devueltos para que el proceso continúe con otras formas de vida. Mal que mal, eso no es tan diferente del hecho de que para vivir necesitamos devorar continuamente otras
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
vidas. Por ello, no debiera haber ningún problema en aceptar la muerte como un fenómeno enteramente natural y necesario para mantener la vida. Lo demás será egoísmo. VI Quiero terminar este capítulo con unos cortos párrafos tomados del libro de Chuang Tzu (que dan los títulos a los capítulos que siguen). Lo siguiente es una traducción al castellano hecha por mí de la traducción del chino clásico al inglés, hecha por mi amigo el profesor Leonardo Priestley de la Universidad de Toronto. Digo esto para que se entienda que es una traducción de una traducción, lo que nunca es muy bueno. Después del texto de Chuang Tzu, como habitualmente se denomina el libro, presentaré algunos comentarios sobre los párrafos. Estos, en su mayor parte, provienen de conversaciones con Priestley y muy poco de mí. Por lo tanto, es un comentario sobre un comentario, algo que hubiera horrorizado a Chuang Tzu o a quienes escribieron este libro (que al igual que los poemas homéricos, se sospecha que son resultado de la labor de varios autores). En todo caso se escribió hace más de dos mil cien años.
Las Inundaciones de Otoño
“Había llegado el tiempo de las inundaciones de otoño. Los cien arroyos se vaciaron en el Río Amarillo hasta que el curso de sus aguas se hizo tan vasto que la distancia entre sus márgenes y las playas de sus islas fue tan grande que no permitió distinguir un caballo de una vaca. El Dios del Río se alegró y autogloricó, pensó que toda la belleza del mundo residía en él. Se dejó arrastrar por la corriente hasta que llegó al Mar del Norte. Cuando miró hacia el Este, no pudo ver el límite de las
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aguas. Con ello, la cara del Dios del Río empezó a cambiar y suspirando le dijo a Ruo, el dios del mar: “Ahora que he visto tu inagotabilidad, necesito que me aceptes como tu discípulo, de lo contrario, estaré en peligro, porque los seguidores del Gran Diseño se van a reír de mí. “Ruo, el dios del Mar del Norte, respondió: “No le puedes hablar del mar a un sapo que vive en un pozo, porque él está restringido por su espacio; no le puedes hablar del hielo a un insecto de verano, porque está jo en su estación. Tampoco se le puede hablar del Camino a los académicos prejuiciados porque ellos están rígidamente adheridos a sus doctrinas. Pero ahora que has llegado desde tus riberas hasta mí y has contemplado el Mar, has percibido tu pequeñez e insignicancia, ahora voy a poder hablarte del Gran Principio”. “De todas las aguas del mundo, no hay ninguna más grande que el mar. Millares de arroyos devuelven sus aguas a él. Nadie sabe cuándo se van a detener, y sin embargo, nunca se rebalsa. Se drena (en los Weilu y nadie sabe cuándo va a dejar de hacerlo, y sin embargo, nunca se vacía. No cambia ni en la primavera ni en el otoño, y no sabe ni de inundaciones ni de sequías. El grado con que trasciende de los arroyos del Yangzi y del Río Amarillo está fuera de medidas y cálculos. Pero nunca me he creído gran cosa por ello, porque mi cuerpo está rodeado del cielo y de la tierra. Yo existo entre el cielo y la tierra, como una pequeña piedra o un pequeño árbol en una gran montaña. Mientras esté consciente de mi pequeñez, ¿cómo podría sentirme tan especial?”. Algunas mínimas explicaciones antes de los comentarios.
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
El Camino, desde luego, es el Tao, aquello que Lao Tse denió como: “El Tao que se puede poner en palabras no es el verdadero Tao”. Después de esta aseveración, es imposible decir más, sólo lo puedo decir en palabras, y por lo tanto, lo que diga, no es. Pero en n, la energía divina, la trascendencia absoluta lo más allá de todo lo que podamos imaginar, la savia eterna que uye por todo aquello que Bergson llamó el Elan Vital. En los textos taoístas, los académicos son sus rivales, los seguidores de Confucio. Para ellos, estas personas ocupan más o menos el lugar que los fariseos y sedúceos signicaron para Jesús. El Weitu, en el mar, parece corresponder a un área donde se suponía que había rocas muy calientes que evaporaban agua formando nubes. Un concepto no exacto, pero tampoco tan alejado de la realidad.
Ahora los comentarios
Chuang Tzu asocia la inmensidad del río con su caudal aumentado por las inundaciones, con la belleza. En este contexto, el río simboliza la mente. Mientras más grande sea la mente, mientras más abarque, con más capacidad de contener, más bella es. En contraste, el arroyo, con estrechez e incapacidad de contener y expandirse, es menos bello. El hecho de que el río se haya ensanchado de tal manera que no permita distinguir un caballo de una vaca, es un pensamiento central en el taoísmo. Cuando la mente alcanza realmente la grandeza, se abre y ensancha de tal manera que desaparecen las diferencias que para nosotros son tan esenciales. Todo se ve como si fuera realmente la misma cosa. Mientras más elevada sea la perspectiva mientras más grande sea el campo de lo que se ve, menos claras se hacen las diferencias y más evidentes las
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similitudes. El maestro se ha liberado de las distinciones, de la fragmentación y de todas las categorías con que tan típicamente los seres humanos dividen la realidad. El Dios del Río se deja arrastrar por la corriente. Simboliza lo que normalmente hacen los maestros, se dejan llevar por el Tao. Dejan que los transporte sin oponer resistencia y sin aferrarse a nada. Cuando llega al mar, la inmensidad es tal que ya no se distingue ninguna ribera, ni vacas ni caballos, sólo la inmensidad, una imagen del innito de lo sin límites. Junto con llegar al mar, el Dios del Río adquiere una nueva perspectiva, se ve por primera vez tal como es, sólo un río, grande como río, pero pequeño con respecto al mar. El sapo en el pozo habita en un ambiente muy limitado, su horizonte son las paredes del pozo, su cielo es el pequeño espacio que deja ver la apertura del pozo. Para el sapo, ese espacio entre las paredes es el mundo. El trozo de cielo es el cielo, el Universo. No sabe ni sospecha que existe el mar. Tam poco entendería el concepto de un espacio abierto. El insecto de verano no conoce el hielo porque toda su vida transcurre en un ambiente cálido. Priestley me recuerda una historia de Sir Walter Scott donde un caballero cruzado se encuentra en el desierto con un guerrero sarraceno. Después de un combate sin consecuencias, se sentaron a conversar. El cruzado, un europeo del norte, comentó que en el país donde vivía, en el invierno, la supercie de los lagos se hacía tan dura que se podía cabalgar sobre ella. El sarraceno lo miró con desconanza y conrmó algo que siempre había escuchado: los cristianos son mentirosos. Los académicos, los seguidores de Confucio, por las mis-
Unidad I - De la naturaleza del ser y la historia
mas razones que el sapo y el insecto, no entienden el camino y no pueden ver nada fuera de sus estrechas percepciones. Sólo ven doctrinas de Confucio. Mientras más leen, más se instruyen, menos pueden entender. Mucho menos pueden percibir el hecho de que son ignorantes. Están connados a la prisión de sus prejuicios. El Dios del Río se creía bello hasta que descubre el mar, aquí su orgullo se desploma. Ahora se ve chico, estrecho, ya no es el vasto ser de antes. Al desinarse, vuelve a la realidad, pasa a ser lo que realmente es. Mientras estemos sepultados bajo el peso de la envoltura de nosotros mismos, de nuestros egos, nos veremos como si fuésemos importantes y bellos, únicos, el centro del Universo. Sólo cuando nos confrontamos con algo más grande es que adquirimos las verdaderas proporciones.
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Unidad II - Cambio y desarrollo
nosotros mismos. La época en que vivimos es una sin precedentes, que bien podría considerarse la mitad de la historia. A propósito, Kenneth Boulding 11 sostiene que el momento actual representa un punto crucial en la historia humana y arma:
El mundo de hoy es tan distinto de aquel en que nací, como lo era éste del de Julio César. Yo nací aproximadamente en el punto medio de la historia humana hasta la fecha. Han pasado tantas cosas desde que nací, como habían ocurrido antes.
Y es que el tiempo se ha comprimido y vivimos en una época que cambia tan rápido, que muchas veces ni siquiera podemos comprenderlo. Este cambio, de cualquier forma, afecta nuestra manera de ser, y por supuesto, aunque a veces no nos percatemos de ello, determina nuestra manera de vivir Este cambio —además— no nos da tiempo para detenernos y pensar hacia donde nos dirigimos. Veamos algunos hechos que nos permitan entender la aceleración del cambio: Tofer12 arma, por ejemplo, que: 11
Eminente economista y pensador norteamericano
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Si los últimos 50.000 años de la existencia del hombre sobre el planeta se dividieran en generaciones de 62 años, habrían transcurrido aproximadamente 800 generaciones. Y de estas 800 generaciones, más de 650 habrían vivido en las cavernas...tan despacio pasó ese tiempo. Sólo durante las últimas 60 generaciones ha existido la escritura y por ello ha sido posible transmitir la historia y los pensamientos del hombre, de una generación a otra.13 Sólo durante las últimas 6 generaciones, menos de 400 años, han estado los libros al alcance de la gente. Aunque en manos de una minoría. Sólo durante las últimas cuatro generaciones se ha podido medir el tiempo con precisión. Sólo durante las dos últimas generaciones se ha utilizado el motor eléctrico. Y, la mayoría de los artículos materiales que utilizamos en nuestra vida cotidiana han sido inventados en nuestra generación.
La desintegración del átomo, los viajes al espacio, la co12
Alvin Tofer, futurólogo norteamericano, autor de varios libros y tratados, entre ellos: La Tercera Ola, Shock del Futuro y Cambio de Poder.
13
Antes de la escritura la transmisión cultural era principalmente oral, en algunas civilizaciones, los códigos de comunicación no eran escritos , sino cantados, en quipus u otras formas aceptadas convencionalmente dentro de esa sociedad como mediadores de la comunicación.
Unidad II - Cambio y desarrollo
municación simultánea, el internet, la unidad entre todos los pueblos y las naciones sólo son posibles en el tiempo en que transcurre nuestra propia vida. Pero, podríamos preguntarnos: ¿Cómo sabemos que el cambio se acelera?
En la tremenda complejidad del universo e incluso dentro de una sociedad dada, se producen simultáneamente un número innito de corrientes de cambio.
Todas las cosas —desde el virus más diminuto hasta la galaxia más grande— son en realidad no cosas, sino procesos.
Nosotros mismos somos proceso, somos constante transformación y cambio. No hay punto estático que sirva para medir el cambio, por tanto el cambio es necesariamente relativo. También es desigual. Pensemos, si todos los procesos de cambio se desarrollaran a la misma velocidad, o incluso si todos se aceleraran y frenaran al mismo tiempo no podríamos notar el cambio. Pero, el futuro invade el presente a diferentes velocidades, y de este modo se hace posible comparar las velocidades. Sabemos, por ejemplo que, comparada con la evolución biológica de las especies, la evolución cultural y social es ex tremadamente rápida.
Desarrollo Humano
Sabemos que algunas sociedades se transforman tecnológica y económicamente más rápido que otras, y sabemos que distintos sectores de una misma sociedad muestran distintas velocidades de transformación. Sabemos además, que uno de los fenómenos característicos de nuestra época es la aceleración de la velocidad del cambio que los adelantos cientícos y tecnológicos han introducido en
todos los órdenes de nuestra vida. Se dice ahora, por ejemplo, que no hay países en un primer, segundo o tercer mundo; sino países que cambian más rápido que otros, personas que cambian más rápido que otras. Personas que acceden más rápido o más despacio a la producción y el uso del conocimiento. Hablando sobre la velocidad del cambio, Snow 14 arma:
Hasta este siglo el cambio social fue tan lento que pasaba inadvertido durante la vida de una persona. Hoy ya no es así. El ritmo del cambio se ha acelerado tanto que nuestra imaginación ya no puede concebirlo.
Warren Bennis15 arma que en los años recientes el motor del cambio ha sido forzado hasta tal punto que: ninguna exageración puede describir en realidad la extensión y la velocidad del cambio. Reexionemos:
Unidad II - Cambio y desarrollo
¿Cómo afecta la aceleración del cambio a
nuestra sociedad? ¿Cómo afectan esos cambios a nuestra vida,
a nuestra propia manera de ser, a nuestra manera de enseñar, de sentir y de pensar? ¿Cómo nos afecta el cambio?
Al analizar la aceleración del cambio, Tofer da otros
ejemplos que seguramente nos ayudarán a ilustrar las grandes implicaciones y perspectivas del cambio en la época en que vivimos16 . En 1850 sólo cuatro ciudades del mundo tenían una población de un millón o más de habitantes. En 1890 el número llegó a 19. En 1960 eran 141. La población urbana actual está creciendo a un ritmo de 9.9% anual y se prevé que para n de
siglo habrán más de 1000 ciudades con un millón de habitantes o más.
La misma tendencia aceleradora se percibe en el consumo de energía por el hombre, el doctor Homi Bhabha 17 , analizó este proceso: Para ilustrar —dijo— llamemos “Q” a la energía derivada de la combustión de unos 33.000 millones de toneladas de carbón. En los dieciocho siglos y medio después de Jesucristo, la energía total consumida representaba menos de la mitad de 14 Novelista y cientíco norteamericano. 15 Psicólogo social norteamericano. 16
Ejemplos varios tomados de los libros de Alvin y Heidi Tofer: La Tercera Ola, Schock del Futuro, Cambio de Poder.
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un “Q” por siglo. Actualmente el consumo es de unos diez “Q” por siglo y se está acelerando. “Esto signica que la mitad de
toda la energía consumida durante los últimos 2.000 años la estamos usando en el transcurso del presente siglo.
Además, la aceleración del cambio puede dramatizarse con el siguiente relato del progreso del transporte18 : En el año 6000 antes de Jesucristo el medio más rápido de transporte a larga distancia era la caravana de camellos que alcanzaba una velocidad media de 12 kilómetros por hora. Sólo hasta el año 1600 antes de Cristo época en que em pezó a usarse el carro halado por caballos, el hombre elevó la velocidad de transporte a 30 kilómetros por hora. Fue tan impresionante esta velocidad que tuvieron que pasar muchos siglos para lograr superarla. 3.500 años más tarde, en 1784, empezó a funcionar en Inglaterra el primer coche correo el que sólo se movía a una velocidad de 16 kilómetros por hora. La primera locomotora de vapor, fabricada en 1825 alcanzó la velocidad de 20 kilómetros por hora, mientras que los barcos de esa época navegaban los mares a la mitad de ese ritmo. El hombre tuvo que esperar hasta la década de 1880 para conseguir, gracias a una locomotora de vapor más avanzada, la velocidad de 150 kilómetros por hora. La raza humana necesitó 17
Cientíco atómico de la India, que presidió la Conferencia Internacional sobre Usos Pacícos de la Energía Atómica
18
Idem
Unidad II - Cambio y desarrollo
millones de años para alcanzar esa velocidad. Sin embargo, bastaron 50 años para duplicar ese límite, ya que en 1938 los aviadores superaron la barrera de los 600 kilómetros por hora. 20 años más tarde se duplicó ese límite. Y en los años 60 los aviones cohete alcanzaron los 6000 kilómetros por hora y las cápsulas espaciales llegaron a los 25.000 kilómetros por hora. Diez años más tarde esa velocidad se duplicó...y se continúa acelerando.
Veamos un último ejemplo: La proporción de almacenamiento del conocimiento útil sobre el hombre y el universo fue en aumento durante los últimos 10.000 años.
Esta proporción se elevó bruscamente con el invento de la escritura, pero a pesar de ello continuó evolucionando lentamente. El siguiente salto notable en la conservación y almacenamiento del conocimiento se produjo con la invención de la imprenta en el siglo XV. Antes del año 1500 y según los cálculos más optimistas, Europa producía 1000 títulos por año. Esto signica que hubiera tomado más de un siglo para
producir producir una biblioteca biblioteca de 100.000 100.000 libros. libros. Cuatro siglos y medio medio más tarde, la proporción había subido a tal punto que Europa producía al año 120.000 títulos diferentes. Lo que antaño se produciría produciría en un siglo, podría producirse producirse ahora en 10 meses. En 1960, sólo un decenio más tarde esa misma producción podría hacerse en 7 meses. Y a mediados de los años 80, esa misma cantidad de libros se producía en menos de 30 días.
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Actualmente, a nivel mundial, la literatura cientíca y
técnica produce unos 120 millones de páginas al año y tenemos acceso a través de la computadora computador a y el correo electrónico a más de 3 millones de libros en un instante.
Pero, podríamos preguntarnos: ¿Cómo nos afectan esos cambios? ¿Por qué decimos que la
aceleración de los cambios nos introducen en el llamado shock del futuro y afectan inevitablemente nuestra manera de ser y de vivir? Si nos detenemos a reexionar sobre las consecuencias
que la aceleración del cambio tiene en nuestra propia vida, seguramente encontraremos que, en esta época el futuro nos ha arrebatado la forma en que entendíamos la vida misma. Y ha desestabilizado la manera en que las instituciones y convenciones más sólidas se conformaban: la Familia, la Iglesia, el mismo Estado están sufriendo cambios profundos en su conformación y misión adaptándose como pueden a las exigencias de una
sociedad más plural y que va más a prisa. El cambio se ha inmiscuido en todas nuestras acciones, nos ha sumergido, sin control, en un proceso de aceleración, que —sobre todo en los países industrializados— nos ha quitado el tiempo y la solidez para lo que antes era considerado como lo más importante de la vida: Se habla ahora de familias nucleares, de relaciones afectivas a las que puedes introducirte a través del correo o el teléfono e incluso de matrimonios vía internet, se habla de compras
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vía televisión e internet. En n, las instituciones, relaciones y
formas de organización más importantes de nuestra vida están medidas ahora —sobre todo en las sociedades del llamado primer mundo— por la velocidad que los cambios le han imprimido a la vida. Por muchos años se ha creído que los cambios tecnológicos y cientícos que caracterizan a nuestra era son sinónimo
del desarrollo y la prosperidad humana, humana, pero el sufrimiento de de las grandes mayorías, el destierro y la innita pobreza de las
minorías, la lucha continua entre pueblos y razas hermanas, la intoxicación, el suicidio y la soledad colectivas, la misma velo cidad con la que hacemos y deshacemos nuestras relaciones más profundas, la miseria, la inequidad y otras numerosas formas de violencia y pobreza humana nos demuestran que el cambio sin dirección no es sinónimo de prosperidad. Que el cambio sin dirección no es desarrollo. Que el cambio sin dirección no hace sino acelerar los procesos individuales y colectivos de pérdida de valores y nos lleva más rápido de lo que nosotros mismos nos podemos dar cuenta, a convertirnos en máquinas destructoras que — sin consciencia de lo que hacen— cortan de raíz su propia vida y la vida del planeta. Un parámetro de la enorme potencialidad destructiva que desatan los cambios sin dirección, podríamos encontrarlo con tan sólo conocer y analizar las consecuencias que en la vida del planeta tienen los siguientes hechos. A nivel mundial los países invierten anualmente 6 mil millones de dólares en educación primaria mientras que sólo en Estados Unidos se gastan 58 mil millones en cosméticos.
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Se invierten 9 mil millones anuales para el agua y el saneamiento básico en todo el mundo y 11 mil millones de dólares sólo para la compra de helados en Europa. Se gastan 12 mil millones de dólares anuales a nivel mundial en salud reproductiva, la misma cantidad que Europa y Estados Unidos invierten en la compra de perfumes. Y, toda el hambre de los indigentes del mundo se saciaría sac iaría anualmente con 13 mil millones de dólares mientras que sólo Europa y Estados Unidos gastan 17 mil millones de dólares anuales para la compra de comida para sus mascotas. Reexionemos: ¿Cómo la aceleración de los cambios afecta
nuestra vida? ¿Se puede considerar que la aceleración de los cambios tecnológicos y cientícos son el
verdadero desarrollo? ¿El cambio sin dirección es desarrollo? El conocimiento como fuente de poder y como el direccionador del cambio
El cambio si ha de contribuir realmente al verdadero desarrollo humano debe direccionarse, conducirse, orientarse a la construcción colectiva de vidas con signicado, de vidas que
Unidad II - Cambio y desarrollo
satisfagan las necesidades humanas fundamentales, a través de la ciencia y la tecnología y a través de una nueva práctica de los valores éticos y humanos. Y esta nueva práctica sólo es posible a través de una educación de calidad, de una educación para la vida. De una educación que responda a la profunda complejidad de lo que somos. Y es a través de la educación, a través del conocimiento, de la reconceptualización del sentido de la vida que el cambio que ahora se mueve sin dirección, puede orientarse hacia el verdadero desarrollo humano. Y es en este proceso de desarrollo donde la educación y el conocimiento asumen un nuevo rol, un rol transformador y único. Tofer señala claramente la importancia fundamental de
la adecuación y el conocimiento en el proceso de aceleración del desarrollo, deniéndolo como el factor que determina el
proceso de cambio: Una revolución está barriendo al mundo actual — señala Tofer— Ningún genio del pasado, ni Chuang Tzu, ni Maquiavelo, ni el mismo Bacom hubiera imaginado jamás el profundísimo cambio de poder actual, el asombroso grado al que han llegado a depender del conocimiento, hoy día, tanto la fuerza, como la riqueza.19
Desarrollo Humano
Por lo tanto, en esta época el conocimiento en sí mismo resulta ser no sólo la fuente de poder de más calidad, sino también el ingrediente más importante de la fuerza y la riqueza. Por primera vez en la historia se puede decir que el conocimiento puede direccionar el cambio, que el conocimiento es el motor del cambio.
Si bien hasta ahora el cambio se ha acelerado en desorden y no sabemos hacia donde nos conduce la aceleración de los procesos de desarrollo económico, tecnológico y cientíco: el
cambio puede ser igualmente vertiginoso pero dirigido hacia el verdadero desarrollo humano a través de la educación y el conocimiento. Podríamos decir entonces que en la época en que vivimos, el conocimiento ha pasado a ser la fuente misma del desarrollo y la riqueza, la fuente misma del poder. Es por ello que se arma que ya no se debe hablar de países
del primer, segundo o quinto mundo sino de aquellos rápidos o lentos en el proceso de adquisición y uso del conocimiento. Por primera vez en la historia humana, las fuentes tradicionales del poder que en la cultura occidental han sido principalmente la fuerza económica y bélica, ven aparecer en el horizonte de la transformación social una nueva fuente de poder: el conocimiento, del que ahora depende principalmente el impulso del desarrollo humano y social. 19
El Cambio de Poder, Tofer arma que las fuentes convencionales de
poder han sido la fuerza bélica y la fuerza económica y que en la época en que vivimos el conocimiento es la principal fuente de poder.
Unidad II - Cambio y desarrollo
Por otro lado, Tofer arma que la fuerza y el dinero que
eran los factores esenciales del poder y el desarrollo en el paradigma mecánico son nitos. Es decir, que hay un límite en la
cantidad de fuerza que podemos utilizar, y el dinero no puede comprarlo todo y, en algún punto, incluso la cartera más repleta llega a vaciarse. Por el contrario, nada de esto sucede con el conocimiento. Siempre podemos generar más. El lósofo griego Zenón de Elea apuntaba que si un via -
jero recorre cada día la mitad de la distancia que le separa de su destino, jamás llegará a éste, puesto que siempre le quedará una mitad por recorrer. De igual forma, aunque nunca llegaremos a alcanzar el conocimiento pleno de nada, sí podemos acercarnos un paso más a la cabal comprensión de cualquier fenómeno. El conocimiento es innitamente ampliable, siempre se
puede adquirir más. El conocimiento también es diferente tanto de la fuerza bruta como económica ya que por lo general, si utilizamos un arma, otro no podrá utilizarla al mismo tiempo. Si alguien está utilizando una moneda yo no puedo usarla simultáneamente. A diferencia de esto, nosotros podemos utilizar el mismo conocimiento e incluso en ese mismo proceso podemos adquirir más.
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Al contrario de las balas y los presupuestos el conocimiento en sí no se gasta. Se enriquece. Una última diferencia, todavía más crucial, separa a la violencia y al dinero del conocimiento, y es que estos son propiedad de los fuertes y los ricos, de una élite. La verdadera característica revolucionaria del poder basado en el conocimiento es que podemos adquirirlo todos. En ese sentido, Tofer arma que el conocimiento es la más
democrática fuente del poder y por ello es la base para acelerar y sostener el desarrollo humano.
A propósito podríamos preguntarnos: Si tal y como vemos, en el período de crisis y transición del paradigma mecánico al sinérgico en que estamos viviendo, el cambio de poder y por lo tanto la aceleración del proceso de desarrollo, se basa fundamentalmente en la adquisición y el uso del conocimiento. ¿Qué clase de conocimiento se requiere para acelerar el proceso de desarrollo personal y social? La libertad y la justicia sociales que han procurado y han fallado en conseguir todos los “ismos” del paradigma mecánico: el capitalismo, el socialismo, el comunismo y las versiones intermedias de estos, dependen cada vez más de cómo un grupo social determinado afronta la cuestión del conocimiento. En ese sentido, la nueva conceptualización del desarrollo que ahora necesitamos, las nuevas libertades y justicias de las
Unidad II - Cambio y desarrollo
que urgimos, van más allá de la inversión en infraestructura y modernización de los medios de producción y responden al reto de educar al capital más valioso y frágil: el capital humano. Así, nos vemos enfrentados ante la disyuntiva de verdaderas revoluciones necesarias en nuestros sistemas de educación, en nuestros sistemas de adquirir, procesar y hacer nuestro el conocimiento. En este contexto, la escuela y las aulas se abren hasta
quedar sin paredes y dar paso a un concepto de educación que viene y va en direcciones múltiples y simultáneas en las que los maestros, la familia, la comunidad, los medios de comunicación y el Estado desarrollan roles sinérgicos e integrados. La educación se desformaliza y desescolariza, se abre de par en par.
La educación pasa de ser una mera preocupación de padres, maestros y un puñado de reformistas pedagógicos a serlo también para los sectores avanzados de la ciencia y la tecnología, el mundo sindical y empresarial, los medios de comunicación y los líderes de pensamiento. Ya no se trata de únicamente de un requisito individual y de clase, sino se trata principalmente de la posibilidad más completa de transformación social. La única posibilidad que tenemos como países y como personas de alcanzar el futuro antes de que éste nos atrape sin dirección.
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En síntesis podríamos decir que si el conocimiento se ha convertido en el elemento fundamental del proceso de desarrollo de los pueblos y las personas, la forma en que enfrentemos la democratización del conocimiento y en la medida que ese conocimiento sea socialmente relevante, culturalmente pertinente y signicante para la vida de las personas, denirá nuestra in serción en igualdad de condiciones en el concierto mundial de las naciones. Se trata entonces de un conocimiento que va más allá de la ciencia y la tecnología y recupera los saberes y los sentires de los hombres y mujeres que conforman las diversas expresiones dentro de las sociedades, que revalora el rol humano en el proceso de desarrollo, que recoje la dimensión moral que hemos dejado caer a lo largo de la historia y reconceptúa la participación de todos en la construcción de sociedades multiculturales. Se trata sobre todo de un conocimiento que es útil y signicante a la gente y le da sentido a la vida.
Se trata de un conocimiento que no sólo nos permite aprender a hacer, que nos enseña a estar, que nos permite tener, sino también de un conocimiento que nos posibilita ser y trascender. De un conocimiento que parte de nosotros mismos y se funde en el innito, más allá de los límites hacia los que hemos
llegado. Los sabios se reunieron, habrían de escoger a aquél que llevaría a su gente a encontrar la fuente del verdadero cono-
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cimiento, a aquél que esperado por años les conduciría a la verdad y a la vida. Y así empezó su viaje, temeroso de no ser sucientemente
valioso para comprender y después compartir con su gente la esencia del conocimiento puro. En su camino aparecieron todas las tentaciones, sus miedos se disfrazaron de angustia y sus sentimientos de no ser nadie le llenaron de pena. Pero él siguió adelante. Mientras caminaba escuchó el sonido de una auta si-
lenciosa, la voz de algo suyo que llevaba muy dentro, algo que le hacía recordar toda su vida, que le daba valor para seguir. Y, siguiendo esa música única, caminó admirando la belleza del camino, entendiendo que el sol y la sombra son eternos com pañeros, comprendiendo que en una gota encontramos el mar.
De pronto, encontró un viejo monasterio, un templo antiquísimo, cubierto de raíces que penetraban todas las paredes, un monasterio que parecía hacerse más viejo y más nuevo a cada instante. Con difcultad abrió la puerta y comprendió entonces que había llegado y al ver una luz en lo alto de la torre más alta del viejo templo ansiado, corrió hacia allí, como corre el riachuelo al mar. Su cuerpo entero parecía otar, su corazón palpitaba a
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toda prisa y su mente se llenaba de la música de aquella auta
silenciosa que le había conducido a este mágico lugar. Parecía que su alma iba a explotar. Y al llegar al último peldaño de la torre más alta, vio en el centro de una habitación abierta un libro que resplandecía al color de una caída de sol. Su corazón se detuvo y su alma quedó en silencio. Se acercó despacio y sus manos temblorosas abrieron el libro. Había una sola página: Un espejo, en el que después de tanta ansiedad, el caminante vio reejado su rostro.
Pasaron varias horas, o días o años en ese único instante y el hombre comprendió que todo lo que buscamos, aquello que es la razón misma de nuestra vida, la esencia de lo que podemos ser, empieza y termina al interior de nosotros mismos. ¿Qué podía decir a su gente? ¿Cómo podía explicarlo? Tantos años buscamos lo que se encuentra en nosotros. Caminamos tantos caminos para llegar siempre al mismo lugar: Nuestro propio corazón, la puerta de todo lo que hay más allá.
Unidad III
Unidad II - Cambio y desarrollo
Los nuevos paradigmas del desarro- llo humano La historia no ha conservado su nombre y es una lástima. Era director de la Ocina de Patentes de los Estados Uni -
dos, y en 1875 envió su carta de renuncia al Secretario de Estado, diciendo: ¿Para qué seguir? Ya no queda nada que inventar. Doce años después, en 1887, el químico Berthelot escribía: “De ahora en adelante, el universo ya no tiene misterios, la ciencia, la razón humana lo ha descubierto todo”. Un alemán llamado Zepelín de vuelta a su tierra después de haber combatido en las batallas suristas en los Estados
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Lectura complementaria N° 2 EL CAMBIO DEL PODER, Alvin Tofer, Editorial PLAZA
& JANES & EDITORES, Barcelona, España, 1994 El nuevo sentido del poder I. La era del cambio del poder
Éste es un libro acerca del poder en el umbral del siglo XXI. Trata de la violencia, la riqueza y el conocimiento y sobre los papeles que estos representan en nuestra vida. Expone los nuevos cambios hacia el poder abiertos por un mundo en convulsión. A pesar del mal olor que trasciende del simple concepto de poder, debido a los malos usos que de él se han hecho, el poder en sí no es bueno ni malo. Se trata de un aspecto ineludible de la comunicación humana y deja sentir su inuencia en todo, desde nuestras relaciones sexuales hasta los puestos de trabajo que ocupamos, los coches que conducimos, los programas de televisión que vemos, las esperanzas que perseguimos. Somos productos del poder, en la medida mucho mayor de lo que nadie se imagina. Y sin embargo, de todos los aspectos de nuestra vida, el poder sigue siendo uno de los menos comprendidos y uno de los más importantes, en especial para nuestra generación. Para “nosotros” porque nos hallamos en el albor de la Era
Unidad II - Cambio y desarrollo
del Cambio de Poder. Vivimos unos momentos en los que toda estructura del poder que mantuvo unido al mundo se desintegra, y otra, radicalmente diferente, va tomando forma. Y lo está haciendo en todos y cada uno de los niveles en que habíamos estraticado la sociedad humana. En la ocina, en el supermercado, en el Banco, en el despacho de la dirección general, en nuestras iglesias, hospitales, escuelas y hogares, las viejas formas de poder se están desgarrando a lo largo de extrañas y nuevas líneas. Los campus universitarios hierven desde Berkeley hasta Roma y Taipei, hallándose a punto de estallar. Los enfrentamientos raciales se multiplican. En el mundo empresarial vemos como se desmontan y vuelven a ensamblarse gigantescos grupos de empresas, cuyos directores generales son despedidos, junto con miles de sus empleados. Tal vez un “paracaídas de oro” o indemnizaciones por cese, pródigo en dinero y otras ventajas, pueda suavizar la caída en picada a un alto ejecutivo; aun así, deberá renunciar a los privilegios del poder: el reactor de la empresa, el automóvil con chofer, las convenciones en los clubes de golf más prestigiosos y, sobre todo, el secreto placer que muchos experimentan con el simple ejercicio del poder. El poder no está cambiando sólo en el pináculo de la vida empresarial. El jefe de la ocina y el supervisor del taller están comprobando que el personal ya no admite sus órdenes a ciegas, como muchos hacían tiempo atrás. Los trabajadores formulan preguntas y exigen respuestas. Los ociales de las Fuerzas Ar madas están observando idéntica reacción en sus tropas. Y los jefes de Policía en sus agentes. Y los profesores, cada día más,
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en sus alumnos.
Este derrumbamiento de la autoridad y el poder a la vieja usanza, tanto en el mundo laboral como en la vida cotidiana, se está acelerando precisamente en los momentos en que las estructuras del poder a nivel mundial se desintegran también. Desde nales de la Segunda Guerra Mundial, dos superpotencias se alzaron como colosos sobre la faz de la Tierra. Cada una tenía sus aliados, satélites y coro de animadores. Cada una contrarrestaba a la otra, coherente, tanque por tanque, espía por espía. En la actualidad, como es lógico, esas medidas de equilibrio han sido superadas ya. Como resultado se están abriendo “agujeros negros” en el sistema mundial: por ejemplo, en el este de Europa, grandes aspiradoras de poder pueden barrer naciones y pueblos en unas extrañas y nuevas, o si llega el caso también antiguas, alianzas y coaliciones. El repentino encogimiento del poder soviético ha dejado también detrás un vacío sin llenar en Oriente Medio, que su estado cliente, Irak, se ha apresurado en llenar invadiendo Kuwait, encendiendo así la primera crisis global de la era de posguerra fría. El poder está cambiando a una velocidad tan asombrosa que los dirigentes mundiales se ven barridos por los acontecimientos, en vez de imponer orden sobre ellos. Hay poderosas razones para creer que las fuerzas que agitan ahora el poder a todos los niveles del sistema humano se harán más intensas y penetrantes en los años inmediatamente venideros.
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De esta masiva reestructuración de las relaciones de poder, como si se tratara del desplazamiento y la fricción de placas tectónicas antes de un terremoto, se producirá uno de los más raros acontecimientos de la historia humana: una revolución en la propia naturaleza del poder. Un “cambio de poder” no es una mera transferencia del mismo, sino una transformación. El fnal del imperio
En 1989, todo el mundo contempló receloso el repentino desmoronamiento de un imperio, basado en el poder soviético, que durante medio siglo se había enseñoreado de la Europa Oriental. En su desesperada búsqueda de la tecnología occidental que necesita para revitalizar su decrépita economía, la Unión Soviética se lanzó a un período de cambio casi caótico. Con más lentitud y menos espectacularidad, la otra super potencia mundial entró también en un declive relativo. Se ha escrito tanto acerca de la pérdida de poder mundial por parte de Estados unidos que no hace falta repetirlo aquí. Sin em bargo, los muchos cambios de poder que se han producido en sus instituciones nacionales –dominadoras en su día- son más sorprendentes todavía. Hace veinte años, la “General Motors” era considerada la primera compañía industrial a nivel mundial; un brillante modelo para los directivos de todos los países del mundo, y un indiscutible centro de poder para Washington. Hoy en día, según dice
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un alto empleado de “GM” . “Alguien ha gritado aquí: “¡Sálvese el que pueda!” y todos hemos echado a correr sin saber a dónde vamos”. En los próximos años veremos si se produce realmente el derrumbamiento de “GM”. Hace veinte años, la “IBM” tenía una competencia de lo más endeble, y Estados Unidos disponía de más ordenadores que el resto de países juntos. Hoy en día, el poder de la informática se ha extendido por todo el mundo, la participación de Estados Unidos ha caído en picada, e “IBM” ha de afrontar la feroz competencia de empresas como “NEC”, “Hitachi” y “Fu jitsu” de Japón; el grupo Bull de Francia, ICL de Gran Bretaña, y muchas otras. Los analistas del sector especulan a propósito de la era post-IBM. Tampoco todo esto es consecuencia de la competencia extranjera que Estados Unidos sufre. Hace veinte años, tres cadenas de televisión, “ABC”, “CBS” y “NBC” dominaban las ondas en Norteamérica. No tenían competencia extranjera de ningún tipo. Así y todo, hoy en día están perdiendo presencia con tal rapidez que es posible poner en duda su supervivencia. Dos decenios atrás, para elegir un tipo diferente de ejemplo, los médicos en Estados Unidos, eran dioses vestidos con bata blanca, los pacientes aceptaban su palabra como si de la ley se tratara. Los médicos controlaban casi todo el sistema sanitario estadounidense. Su inuencia política era enorme. Sin embargo, hoy en día los doctores en medicina norteamericanos están asediados. Los pacientes discuten sus decisio-
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nes, les llevan a juicio por negligencia. Las enfermeras les exigen responsabilidades y respeto. Las empresas farmacéuticas tienen menos deferencias hacia ellos. Y son las compañías de seguros, los “Colectivos de Cuidados Gestionados” y el Gobierno, no los médicos que controlan el sistema sanitario estadounidense. Así pues, podemos decir que, en líneas generales, algunas de las instituciones y de las profesiones más poderosas dentro de la más poderosa de las naciones vieron declinar su dominio en el mismo período de veinte años que presenció el hundimiento del poder exterior de Estados Unidos, con relación a otras naciones. A n de estas enormes convulsiones en la distribución del poder no parezcan una enfermedad de las superpotencias enve jecidas echamos un vistazo en otra dirección, que nos demuestra lo contrario.
Mientras que el poder económico de Estados Unidos se desvanecía, el de Japón se disparaba como un cohete. Pero también el éxito puede desencadenar signicativos cambios de poder. Al igual que en Estados Unidos, los sectores más poderosos de la Segunda Ola (o industrias obsoletas) japoneses fueron perdiendo importancia a medida que surgían los sectores de la Tercera Ola. Sin embargo, incluso a medida que la inuencia económica de Japón aumentaba las dos instituciones acaso más responsables de esa inuencia vieron que su poder se desplomaba. La primera fue el Partido Liberal Democrático que ocupaba entonces el poder. La segunda el Ministerio de Comercio Internacional e Industrial (MITI), tal vez el cerebro económico del milagro japonés.
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En la actualidad el PLD está desacostumbradamente retraído y sus maduros líderes avergonzados por escándalos nancieros y de faldas. Por primera vez en su historia se enfrenta a indignadas y cada vez más luchadoras, mujeres votantes, a los consumidores, a los contribuyentes y a otros muchos que antes le apoyaron. Para conservar el poder que ha ostentado de 1955, se verá obligado a cambiar su base, pasándola de los votantes rurales a los urbanos, y a adaptarse a una población mucho más heterogénea que antes. Porque Japón, al igual que aquellas naciones que cuentan con alta tecnología, se va convirtiendo en una sociedad desmasicada, a cuya escena política están acudiendo muchos más actores. La cuestión es si el PLD puede salir airoso de este cambio a largo plazo. Lo que sí se sabe, es que el PLD se ha visto privado de una parte bastante signicativa de su poder. Por lo que al MITI se reere, son muchos los académicos y políticos estadounidenses que instan todavía a su país a que adopten la planicación al estilo de MITI como modelo, pero la verdad es que el propio MITI tropieza ahora con dicultades. En tiempos pasados, los mayores grupos empresariales japoneses se esforzaron por complacer a sus burócratas y, de mejor o peor grado, solían seguir las pautas marcadas por ellos. Pero el MITI en la actualidad, va perdiendo poder a pasos agigantados a medida que los grupos empresariales se han hecho lo bastante poderosos por sí mismos como para tomar el MITI por el pito de un sereno, Japón, a nivel económico, conserva su poder en el mundo exterior pero en el plano político, es débil en el interior. Un inmenso peso económico gira alrededor de una agitada base política. Incluso esos colosos del poder scal japonés -el Banco del Japón y el Ministerio de Finanzas- cuyos controles guiaron a Japón por el período de crecimiento acelerado, la crisis del
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petróleo, el hundimiento bursátil y la subida del yen ahora se ven importantes ante las turbulentas fuerzas del mercado que desestabilizan la economía. Cambios de poder más sorprendentes aún modicando la faz de la Europa Occidental. Así el poder ha pasado de Londres, París y Roma a Bonn, a medida que la economía alemana aventajaba a todo el resto. En la actualidad al ver que las dos Alemanias funden progresivamente sus economías toda Europa teme, una vez más, el dominio alemán del continente. Para protegerse a sí mismas, Francia y otras naciones de la Europa Occidental -con la excepción del Reino Unido- tratan de integrar apresuradamente la comunidad europea, tanto en el aspecto político como en el económico. Pero cuanto más progresan al respecto, mayor es la capacidad de sus poderes nacionales que transfunden a las venas de la comunidad Europea con sede en Bruselas, que ha ido arrebatándoles porciones cada vez mayores de su soberanía. Las naciones de la Europa Occidental se encuentran atra padas entre Bonn o Berlín, por un lado, y Bruselas por otro, con la probabilidad añadida de que una vez que la CE cree, para toda Europa, una moneda y un Banco Central, la una se verá dominada por el marco alemán y el otro por Bundesbank. Aquí, también el poder cambia con rapidez, y se aparta de los que fueron sus centros más arraigados. La lista de tales cambios de poder, mundiales e interiores, sería interminable, representan una serie de cambios extraordinarios para un período de paz tan breve. Por supuesto, algún cambio de poder es normal en cualquier época.
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A pesar de todo, resulta raro que todo un sistema de poder de cobertura mundial se desintegre de esta forma. Y aún más raros los momentos de la historia en que todas las reglas del juego del poder cambien de una vez y la misma naturaleza del poder se revolucione. Empero, eso es exactamente lo que sucede hoy día. El poder que en gran medida nos dene como individuos y como naciones, está pasando por un proceso de redenición. Dios en bata blanca
Una pista de esta redenición surge cuando observamos con mayor detenimiento la anterior lista de cambios, inconexos en apariencia, y descubrimos que no son tan aleatorios como parecen. Tanto si se trata del auge meteórico del Japón, del desconcertante declive de la “GM” o de la caída en desgracia de los médicos estadounidenses, un singular hilo común los une. Tomemos como ejemplo el desinado poder del “Dios en bata blanca” Durante el tiempo de dominio de la clase médica en Estados Unidos, los galenos ejercieron un rígido control sobre los conocimientos médicos. Escribían las recetas en latín, lo que facilitaba a la profesión una especie de código semisecreto, por así decirlo, que dejaba a la mayoría de los pacientes en la más absoluta ignorancia. Las publicaciones y textos médicos llega ban sólo a los lectores profesionales. Las conferencias médicas estaban cerradas a los legos. Los doctores controlaban las matrículas y los programas de estudios de las facultades de medicina.
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Todo esto contrasta con la situación actual, en la que los pacientes pueden acceder, con asombrosa facilidad, a los conocimientos médicos. En Estados Unidos, con un ordenador personal y un modem, cualquier persona tiene acceso a bases de datos, como el Index Medicus, y conseguir informes cientícos sobre cualquier tema, desde abarognosia hasta zóster y recopilar más información sobre cualesquiera dolencias o tratamientos especícos que la que un médico normal ha podido encontrar en sus ratos de lectura. Del mismo modo, uno consigue en la actualidad un ejem plar del libro de 2354 páginas conocido por PDR, Physicians Desk Reference» (Libro de Consulta de los Médicos). Una vez a la semana, Lifetime, la red estadounidense de televisión por cable, emite 12 horas ininterrumpidas de programas muy tecnicados, destinados a la formación de los médicos. Muchos de esos programas van precedidos de un aviso disuasorio que indica: “El contenido de este programa acaso no sea adecuado para el público en general”. Pero eso es algo que el telespectador ha de decidir. Durante el resto de la semana es rara la emisión de un noticiero en Estados Unidos que no incluya una noticia o alusión de tipo médico. Unas 300 emisoras emiten los jueves por la noche una versión videográca de textos de Journal of the American Medical Association. La prensa no deja de airear los casos de negligencia médica. Hay libros muy baratos que informan al gran público de los efectos secundarios que determinadas medicinas pueden producirles, de qué medicinas no deben mezclar y de cómo subir o bajar los niveles de colesterol mediante una dieta. Y por si esto fuera poco, los principales descubrimientos de la
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medicina, aunque aparezcan por primera vez en las publicaciones médicas, se comentan en los noticieros nocturnos televisivos, casi antes de que los médicos hayan recibido su ejemplar de la publicación que informaba del descubrimiento. En resumen, el monopolio de los conocimientos médicos que los profesionales habían ejercido hasta ahora ha quedado destrozado, y un doctor ya no es un Dios. Sin embargo, este caso del médico destronado no pasa de ser una pequeña muestra de un proceso más general que está cambiando toda la relación de conocimiento a poder en las naciones que cuentan con altas tecnologías. De igual modo, y en muchos otros campos, los conocimientos guardados con celo por los especialistas se les están escapando de las manos y llegando a las del gran público. En la misma línea se encuentran los grandes grupos empresariales, cuyos empleados están accediendo a conocimientos monopolizados en tiempos por la dirección. Y a medida que el conocimiento es redistribuido, también lo es el poder basado en él. Bombardeado por el futuro
Sin embargo, hay un sentido mucho mayor en el que los cambios en el conocimiento están causando enormes cambios en el poder, o contribuyendo a ellos. El acontecimiento económico más importante ha sido el nacimiento de un nuevo sistema para crear riqueza que no se basa ya en la fuerza sino en la mente.
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“El trabajo en la economía avanzada no consiste en trabajar en “cosas” – escribe el historiador Mark Poster, de la Universidad de California (Irvine)- sino en hombres y mujeres que actúan sobre otros hombres y mujeres, o...personas que actúan sobre la información y la información que actúa sobre personas”. La sustitución de la información o del conocimiento por el trabajo físico, es algo que de hecho, se halla detrás de los problemas de la “General Motors” y el auge del Japón. Porque mientras la “GM” pensaba todavía que la Tierra era plana, Japón exploraba ya sus connes y descubriría que las cosas eran de otra forma. Allá por 1970 cuando los líderes empresariales norteamericanos veían aún seguro su mundo de chimeneas, los líderes empresariales japoneses, e incluso el público en general, estaban siendo bombardeados por libros, artículos en la prensa y programas de televisión que pregonaban la llegada de la “edad de la información” y se centraban en el siglo XXI. Mientras que el concepto del nal del industrialismo era rechazado desdeñosamente en Estados Unidos, en Japón, quienes habían de tomar las decisiones importantes en las empresas, la política y los medios de comunicación lo recibían y adoptaban con todo entusiasmo y llegaban a la conclusión de que el conocimiento sería la clave del crecimiento económico en el siglo XXI. Por lo tanto, no tiene nada de sorprendente el hecho de que aún cuando Estados Unidos empezara a informatizarse antes, Japón llevase a cabo un avance más rápido para sustituir las tecnologías del trabajo físico (propias del pasado de la
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Segunda Ola) por aquéllas basadas en el conocimiento propias de la Tercera Ola. Proliferaron los robots. Renados métodos de fabricación empezaron a producir artículos cuya calidad no era fácil que fuese igualada en los mercados mundiales. Además ante el conocimiento de que sus antiguas “tecnologías de las chimeneas” estaban condenadas a desaparecer, Japón tomó medidas que le facilitaran la transición a las nuevas tecnologías y le protegieran contra las perturbaciones que tal estrategia entrañaba. El contraste con la General Motors y con la política estadounidense en general, no pudo ser más pronunciado. Si observamos con mayor detenimiento a muchos de los otros cambios de poder citados anteriormente, se hará evidente que también en estos casos el distinto papel del conocimiento -el auge del nuevo sistema de creación de riqueza- fue la causa de importantes cambios de poder, o contribuyó a ellos. La proliferación de esta nueva economía del conocimiento es de hecho, la nueva fuerza explosiva que han lanzado a las economías avanzadas a una enconada competencia mundial, enfrentado a los países socialistas con la realidad de su amarga obsolencia, forzando a muchas, “naciones en vías de desarrollo” a descartar sus tradicionales estrategias económicas, y que en la actualidad, está desarticulando las relaciones de poder, tanto en la esfera personal como en la pública. Winston Churchill dijo que “los imperios del futuro son imperios de la mente”. Hoy en día esa observación se ha hecho realidad. Lo que no ha sido calibrado todavía es hasta que grado
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el poder crudo y elemental se transformará -en el ámbito de la vida privada así como en el ámbito de los imperios- en los futuros decenios, como consecuencia del nuevo papel de la “mente”. La aparición de una nobleza empobrecida
Un nuevo y revolucionario sistema para la creación de riqueza no puede propagarse sin provocar conictos personales, políticos e internacionales. Cambia la forma en que se genera la riqueza y chocará de inmediato con todos los intereses enraizados cuyo poder surgió del anterior sistema de riqueza. Violentos conictos estallan a medida que cada una de las partes lucha por el control del futuro. Este conicto, que se extiende hoy en día por todo el mundo, es lo que sirve de explicación a la actual conmoción del poder. Por lo tanto, para prever lo que el futuro puede depararnos, es conveniente que lancemos una breve ojeada al pasado en busca del último conicto mundial de este tipo. Hace trescientos años, la Revolución Industrial favoreció el que un nuevo sistema de creación de riqueza naciese. Las chimeneas de las fábricas poblaron los cielos de lo que en tiempos habían sido campos de cultivo. Las factorías proliferaron. Estos “negros talleres satánicos” trajeron con ellos una nueva forma de la vida y un nuevo sistema de poder. Los campesimos, liberados de su dependencia de la tierra, se convirtieron en trabajadores urbanos subordinados a patronos, privados o públicos. Este cambio trajo también consigo otros cambios en las relaciones de poder en el hogar. Las familias
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rurales, compuestas por varias generaciones que vivían bajo el mismo techo, regidas todas por un patriarca de plateada barba dieron paso a familias separadas, nucleares, de las que los ancianos no tardaron en verse apartados o cuando menos privados de prestigio e inuencia. La familia en sí, como institución perdió mucho de su poder social a medida que muchas de sus funciones eran transmitidas a otras instituciones -la enseñanza a las escuelas-, por ejemplo. Tarde o temprano, a toda multiplicación de las máquinas de vapor y de las chimeneas le seguían profundos cambios políticos. Las monarquías se desplomaron -o pasaron a ser atracciones para turistas-. Nuevas formas políticas hicieron su aparición. Los terratenientes rurales que fueron listos y previsores se trasladaron a las ciudades, a pesar del domino que habían ejercido en sus respectivas regiones, para subirse a la cresta de la ola de la expansión industrial, y sus hijos pasaron a ser corredores de Bolsa o dirigentes de empresa. La mayoría de la pequeña aristocracia rural que se aferró a su forma secular de vida dio en ser una especie de nobleza empobrecida, cuyas mansiones acabaron por convertirse en museos o en parques-safari con los que sacar dinero. No obstante y en contra de su menguante poder, se levantaron nuevas “castas”: líderes empresariales, burócratas, magnates de los medios de comunicación... La masicación de la producción, la distribución, la educación y la comunicación fueron acompañadas de la democracia de las masas, o de las dictaduras que pretendían ser “democráticas”. Estos cambios internos corrieron parejos con gigantes-
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cos cambios en el poder mundial, a medida que las naciones industrializadas colonizaban, conquistaban o dominaban una gran parte del resto del mundo, creando una jerarquía de poder mundial que todavía existe en parte. Resumiendo, la aparición de un nuevo sistema para la creación de riqueza minó todos y cada uno de los pilares del antiguo sistema de poder y, en el último extremo transformó la vida familiar, las empresas, la política, la Nación–Estado y la estructura, en sí, del poder mundial. Aquellos que lucharon por el control del futuro hicieron uso de la violencia, de la riqueza y del conocimiento. Hoy en día una convulsión similar ha comenzado, aunque mucho más acelerada. Los cambios que hemos visto últimamente en las empresas, la economía , la política y a nivel mundial, son sólo las primeras escaramuzas de unas luchas por el poder, mucho mayores, que han de sobrevenir. Porque estamos ante el más profundo cambio de poder de la historia de la Humanidad. II. Músculos, dinero y mente
Un cielo azul. Unas montañas al fondo. El ruido de unos cascos de caballo. Un jinete solitario que se aproxima, reluciendo el sol en sus espuelas... Todo aquel que de niño se sumergía en la oscuridad de un cine para embelesarse con las películas de vaqueros sabe que el poder brota del cañón de un revólver. Ya se encargó
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Hollywood, película tras película, de mostrarnos a un vaquero solitario que llegaba cabalgando de donde nadie sabía, sostenía un terrible duelo con el “malo”, devolvía el revólver a su funda y se alejaba de nuevo a lomos de su caballo, hacia un nebuloso horizonte. Los niños aprendimos que el poder emanaba de la violencia. Una gura de relleno en muchas de estas películas era, sin embargo, un personaje rollizo que se sentaba detrás de una gran mesa de madera. Por lo general era representado como un ser decadente y avaro, pese a lo cual, ese hombre también ejercía el poder. El nanciaba el ferrocarril, o pagaba a los ganaderos usurpadores de tierras u otras fuerzas del mal. Y si el vaquero heróico representaba el poder de la violencia, esta gura -que solía ser el banquero- simbolizaba el poder del dinero. En muchas películas del oeste había también un tercer personaje importante: el editor del periódico, un profesor o un clérigo o una mujer culta del “Este”. En un mundo de hombres broncos que disparaban primero y preguntaban después, ese personaje representaba no sólo el Dios moral en combate con el maligno, sino también el poder de la cultura y los conocimientos renados acerca del mundo exterior. Aunque, con frecuencia, esta persona salía victoriosa al nal, su triunfo solía deberse a una alianza con el “bueno” (que sí usaba las pistolas) o a un repentino golpe de suerte -el hallazgo de oro en el río- o una herencia inesperada. El conocimiento tal como Francis Bacon nos advertía es poder; pero, para que el conocimiento triunfara en una película del Oeste, casi siempre tenía que aliarse con la fuerza o con el
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dinero. Como es natural, el dinero, la cultura y la violencia no representan las únicas fuentes de poder en la vida cotidiana, y el poder no es ni bueno ni malo, sino solo una dimensión más dentro de casi todas las relaciones humanas. De hecho es el recíproco del deseo y dado que los deseos humanos tienen una innita variedad, todo aquello que pueda satisfacer los deseos de cualquier otra persona es una potencial fuente de poder. El “camello” que puede negarse a entregar una papelina tiene poder sobre el drogadicto. Si un político desea votos, aquellos que puedan dárselos tienen poder. Con todo, las tres fuentes de poder simbolizadas en la película del oeste -violencia, riqueza y conocimiento- resultan ser las más importantes entre las innumerables posibilidades. Cada una de ellas toma muchas y diferentes formas en el drama del poder. La violencia por ejemplo, no necesita ser real; la amenaza de recurrir a su uso suele bastar para producir acatamiento. La amenaza de violencia también puede estar al acecho detrás de la ley. (En estas páginas usamos el término “violencia” en un sentido más gurativo que literal, que incluye la fuerza, así como la acción física). A decir verdad, no sólo las modernas películas, sino tam bién los antiguos mitos, respaldan la opinión de que la violencia, la riqueza y el conocimiento son las fuentes esenciales de poder social. De este modo, la leyenda japonesa habla de sanshu no jingi, los tres objetos sagrados que se dieron a la gran diosa del sol Amaterasu y que, hasta nuestros días siguen siendo los sím bolos del poder imperial: la espada, la joya y el espejo.
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Las implicaciones de poder de la espada y de la joya son bastante claras, más la del espejo no lo es tanto. Pero el espejo, en el que Amatarasu vio su propio rostro, o adquirió conocimiento de sí misma, también reeja el poder. Llegó a simbolizar la divinidad de Amatarasu, pero deja de ser razonable considerarlo también un símbolo de la imaginación, la conciencia y el conocimiento. Además, la espada o músculo, la joya o dinero y el espejo o mente forman, conjuntados, un sistema interactivo singular. En determinadas condiciones, cada uno de ellos puede transformarse en alguno de los otros. Un arma puede conseguir dinero a quien la porta, o arrancar información secreta de los labios de su víctima. El dinero puede comprar información o también adquirir un arma. La información puede utilizarse bien para aumentar la cantidad de dinero que uno posee (tal como Iván Boesky com probó), bien para acrecentar las fuerzas que uno controla (razón por la cual Klaus Fuchs robó secretos nucleares). Y más importante aún, es posible utilizar los tres en casi todos los planos de vida social, desde la intimidad del hogar hasta el palenque político. En la esfera privada, un padre puede dar un azote a su hijo (usar la fuerza), retirarle la paga, sobornarle con unas monedas (usar dinero o su equivalente) o, lo más ecaz, moldear los valores del hijo de tal manera que la criatura desee obedecer. En el mundo de la política, un Gobierno puede encarcelar a un disidente o torturarle, sancionar económicamente a sus críticos y subvencionar a sus defensores o manipular la verdad para obtener el consenso.
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Al igual que máquinas, herramientas capaces de crear más máquinas, la fuerza, la riqueza y el conocimiento, adecuadamente usados, pueden dar a quien los posee el dominio de muchas fuentes adicionales de poder, de lo más variopinto. Así pues, cualesquiera que sean las otras herramientas de poder que una determinada clase dirigente explote, o cualquier persona en sus relaciones privadas, la fuerza, la riqueza el conocimiento son las palancas esenciales, y forman la tríada del poder. Es cierto que no todos los cambios o transferencias de poder son resultado del uso de esas herramientas. El poder cambia de manos como resultado de muchos acontecimientos naturales. La peste negra que asoló Europa en el siglo XIV arrastró a la tumba a los poderosos con la misma fatalidad que a los desvalidos y creó muchas vacantes entre las minorías dominantes en las comunidades supervivientes. El azar también afecta a la distribución del poder en la sociedad. Pero tan pronto como nos centramos en los actos humanos intencionados, y nos preguntamos por qué razón los individuos y las sociedades en su conjunto, se someten a los deseos del “poderoso” nos encontramos una vez más, frente a la trinidad: Músculos, dinero y mente. Para ceñirnos todo lo posible al lenguaje liso y llano, usaremos el término poder en estas páginas en el sentido de poder deliberado sobre las personas. Esta denición deja al margen el poder usado contra la naturaleza o las cosas, pero es lo bastante amplia como para comprender el poder que una madre ejerce para evitar que su hijo cruce corriendo una calle por la que circulan coches a gran velocidad; o por “IBM” para aumentar sus benecios o por un dictador como Marcos o como Noriega, con el n de enriquecer a sus familiares y compinches; o por
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la Iglesia católica, en su intento por concitar oposición política contra las prácticas anticonceptivas, o por los militares chinos, para aplastar una rebelión estudiantil. En su forma más descarnada, el poder entraña el uso de la violencia, la riqueza y el conocimiento (en el más amplio sentido) para conseguir que la gente actúe de una forma determinada. El centrarnos en esta trinidad y el denir el poder de esta manera nos permiten analizar el poder de una forma totalmente nueva que revela -acaso con mayor claridad que antes- cómo es usado el poder para controlar nuestra conducta desde la cuna hasta el crematorio. Cuando lo hayamos comprendido, y sólo entonces, podremos identicar y transformar aquellas obsoletas estructuras de poder que amenazan nuestro futuro. Poder de gran calidad
Los supuestos más convencionales respecto al poder, al menos en la cultura occidental, implican que el poder es cuestión de cantidad. Pero desde el momento en que es evidente que algunos de nosotros tenemos menos poder que otros, este enfoque pasa por alto lo que ahora puede ser el factor más importante de todos, la calidad del poder. Es indiscutible que hay diferentes clases de poder, y que algunas de ellas son, sin duda, de muy bajo octanaje. Aquellos que comprendan la importancia de la “calidad” tendrán una ventaja estratégica muy apreciable en las feroces luchas por el poder que pronto se va a desencadenar en escuelas, hospitales, empresas, sindicatos y gobiernos.
Unidad II - Cambio y desarrollo
Nadie duda que la violencia -encarnada en la navaja de un atracador o en un cohete nuclear- puede introducir resultados espantosos. La sombra de la violencia o la fuerza, grabada en la ley, se proyecta detrás de todo acto de Gobierno y al nal todo Gobierno descansa en el Ejército y en la Policía para hacer cumplir su voluntad. Esta omnipresente y necesaria amenaza de la violencia ocial en la sociedad mantiene el sistema en funcionamiento, hace exigible el cumplimiento de los contratos mercantiles normales, reduce la delincuencia y facilita el mecanismo para la pacíca resolución de las disputas. En este paradójico sentido, la velada amenaza de la violencia es lo que ayuda a hacer no violenta la vida cotidiana. Pero la violencia, en general, adolece de importantes inconvenientes. Para empezar, nos induce a llevar un spray o cualquier otro producto capaz de dejar fuera de combate a un agresor, o a emprender una carrera de armamentos que aumenta los riesgos para todos. Incluso cuando funciona la violencia produce resistencia. Sus víctimas o sus supervivientes quedarán al acecho de la primera oportunidad que se les presente para replicar. Sin embargo la principal debilidad de la fuerza bruta o la violencia es su absoluta inexibilidad. Sólo es posible utilizarla para castigar. Supone en resumen, un poder de mala calidad. En contraste con esto, la riqueza es una herramienta de poder mucho más versátil. En lugar de limitarse a amenazar o a imponer castigos, puede ofrecer recompensas de exquisita gradación –pago y “detalles” en dinero o en especie-. La rique-
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za puede usarse de forma positiva o negativa. Por lo tanto, es mucho mas exible que la fuerza. La riqueza depara un poder de mediana calidad. Sin embargo, el poder de mejor calidad se deriva de la aplicación del conocimiento. El actor Sean Connery en una película cuya acción se desarrolla en Cuba durante el mandato del dictador Batista, desempeña el papel de un mercenario británico. En medio una escena memorable, el jefe militar del tirano le dice: Mayor, ¿cuál es su arma favorita?, se la conseguiré” A lo que Connery replica “Cerebro”.
El poder de buena calidad no es la simple inuencia. No sólo la habilidad para salirse con la suya para hacer que los demás hagan lo que uno quiere aunque preeran hacer otra cosa. La buena calidad implica mucho más. Implica eciencia, usar el mínimo de recursos del poder para alcanzar una meta. Se puede usar el conocimiento para hacer que a la otra parte le guste nuestro programa de actuación . Incluso puede llegar a persuadir a la otra parte de que fue ella quien lo propuso. Por lo tanto de las tres fuentes básicas de control social, el poder del conocimiento es la que produce lo que los peces gordos del Pentágono suelen denominar “el ruido más fuerte por cada dólar”. Es posible utilizarlo como castigo, recompensa, persuasión e incluso, para transformar por ejemplo, en aliado al más acérrimo enemigo. Y lo mejor de todo es que, con los conocimientos adecuados, uno puede sortear las situaciones peligrosas, para empezar, y de ese modo, evitar el gasto de fuerzas o de riquezas. El conocimiento sirve también de multiplicador de la ri-
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queza y de la fuerza. Puede utilizarse para aumentar las fuerzas o riquezas disponibles o, por otra parte para reducir la cantidad necesaria para alcanzar una determinada nalidad. En cualquier caso aumenta la eciencia y permite que uno gaste menos chas de poder en cualquier enfrentamiento. Por supuesto quienes disponen del máximo poder son aquellos que están en situación de utilizar estas tres herramientas en hábil conjunción entre sí, alternando la amenaza del castigo con la promesa de la recompensa y con la persuasión y la inteligencia. Los “jugadores del poder” experimentados saben por intuición -o por la formación que la práctica da- cómo utilizar e interrelacionar sus recursos de poder. Para evaluar a los diferentes contendientes en un conicto de poder sea -una negociación o una guerra- sirve de gran ayuda saber quién tiene acceso a estas herramientas básicas del poder. El conocimiento, la violencia y la riqueza, y las relaciones entre ellos denen el poder en la sociedad. Francis Bacom equiparaba el conocimiento del poder, pero no prestaba atención a su calidad o a sus vínculos cruciales con las otras fuentes principales de poder social. Ni nada podía prever hasta ahora los cambios revolucionarios que iban a producirse estos días en las relaciones entre los tres. Un millón de deducciones
Un profundo cambio de paradigma en el área del conocimiento está revolucionando la vida misma en el planeta. Un
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cambio que afecta y modica radicalmente nuestras tradicionales tradicionales maneras de pensar y de vivir. Estamos en un punto de quiebre en la historia de la humanidad en el cual las estructuras de poder -antes ligadas, como arma Tofer, al ejercicio directo de la fuerza y el dinero- rápidamente se están desplazando hacia el dominio del conocimiento. Hasta hace poco el poderío militar era una prolongación prolongación del inconsciente puño. En la actualidad actualidad se basa basa casi por com pleto en “la mente sólida”: el conocimiento embebido en las armas y en las tecnologías de vigilancia. Desde los satélites hasta los submarinos, las armas modernas son fabricadas a base de componentes electrónicos repletos de información. Los aviones de combate actuales con la ayuda de ordenadores o elementos electrónicos superinteligentes. El ejército, por citar un sólo ejemplo, usa conocimiento informatizado,“sistemas expertos” en la defensa mediante cohetes. Dado que los cohetes subsónicos alcanzan una velocidad de 305 metros por segundo, los sistemas de defensa ecaces necesitan reaccionar en unas 10 milésimas de segundo. Pero los sistemas expertos pueden contener desde 10.000 hasta 100.000 reglas aportadas por por especialistas humanos. humanos. El ordenador ha de explorar, explorar, sopesar e interrelacionar estas reglas antes de llegar a una decisión respecto a cómo reaccionar ante una amenaza. De este modo, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Defensa (DARPA), (DARPA), del Pentágono, de acuerdo con la revista Defense Science, se ha marcado como objetivo a largo plazo diseñar diseñar un sistema que pueda hacer “un millón de deducciones lógicas por segundo”. Hoy en día, la lógica, la deducción, deducci ón, la epistemología -trabajo cerebral, humano y mecánico- es la
Unidad II - Cambio y desarrollo
condición previa para el poder militar. Del mismo modo se ha convertido en un cliché dentro del mundo empresarial decir que la riqueza depende cada vez más del poder del cerebro, de la capacidad intelectual. La economía avanzada no podría funcionar durante 30 segundos sin la ayuda de los ordenadores, y las nuevas complejidades de la producción, la integración de muchas tecnologías diferentes (en constante cambio) y la desmasicación de los mercados siguen incremenincrementando, a saltos enormes, la cantidad y calidad de la información necesaria para hacer que el sistema produzca riqueza. Además, Además, debemos considerar que apenas estamos en el principio de este proceso proceso de “informacion “informacionalizac alización”. ión”. Nuestros Nuestros mejores mejores ordenadoordenadores y sistemas de diseño asistido por ordenador y de fabricación asistida por ordenador son tan primitivos todavía t odavía como un hacha de la Edad de Piedra. Por lo tanto, el conocimiento en sí mismo resulta ser no sólo la fuente del poder de más calidad, sino también el ingrediente más importante de la fuerza y de la riqueza. En otras palabras, el conocimiento ha pasado de ser un accesorio del poder del dinero y, del poder del músculo, a ser su propia esencia. De hecho, es el amplicador denitivo. Ésta es la clave del cambio de poder que nos espera, y explica el por qué la batalla por el control del conocimiento y de los medios de comunicación se está enardeciendo por todo el mundo. Hechos, mentiras y verdades.
El conocimiento y los sistemas de comunicación no son antisépticos o neutrales al poder. Todo “hecho” utilizado en los
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negocios, la vida política y las cotidianas relaciones humanas se deriva de otros “hechos” o suposiciones que han sido conformados, deliberadamente o no, por la estructura de poder preexistente. Por ello, todo “hecho” tiene una historia de poder y lo que podría denominarse un futuro de poder -un impacto- grande o pequeño, sobre la futura distribución del poder. poder. Los hechos inexistentes y los discutibles son productos del conicto de poder existente en la sociedad, además de armas utilizadas en él. Los hechos falsos y las mentiras, así como los hechos “ciertos”, las “leyes” cientícas y las “verdades” relireli giosas aceptadas son, todos ellos, municiones en el actual juego del poder y son, en sí mismos, una forma de conocimiento, en el sentido usado aquí, de ese término. Por supuesto, hay tantas deniciones de conocimiento como personas que se consideran entendidas en el tema; pero todo empeora al dar unos signicados muy técnicos a palabras tales como “indicios”, “símbolos” o “imágenes”. Y la confusión aumenta cuando descubrimos que la famosa denición de “in“in formación” hecho por Claude Shannon y Warren Weaver, que ayudó a fundamentar la ciencia de la información, aunque útil a efectos tecnológicos, no tiene nada que ver con el signicado semántico o el “contenido” “contenido” de la comunicación. comunicación. En general, datos tendrá, en las páginas que siguen, el signicado de “hechos” más o menos inconexos; con información, nos referiremos a datos que hayan sido ordenados por categorías y planes de clasicación u otras pautas; y conocimiento signi signicará información que ha sido depurada dándole forma de ar maciones más generales. Sin embargo, con el n de evitar una
Unidad II - Cambio y desarrollo
tediosa repetición, estos tres términos serán serán usados de forma forma alternativa en algunas ocasiones. Para poner las cosas más fáciles y librarnos de estas arenas movedizas terminológicas, incluso a expensas del rigor semántico, daremos un signicado más amplio al término conocimiento en las páginas que siguen. Comprenderá o subsumirá información, datos, imágenes e imaginación, así como actitudes, valores y otros productos simbólicos de la sociedad, tanto si son “ciertos”, como “aproximados” o, incluso, “falsos”. Todos ellos son utilizados o manipulados por los buscadores de poder, y siempre lo han sido. También lo son los medios de comunicación para transmitir el conocimiento, los canales de comunicación que, a su vez, dan forma a los mensajes que uyen a través de ellos. Por lo tanto, utilizaremos el término conocimiento para abarcar todos ellos. La diferencia democrática
Además de su gran exibilidad, el conocimiento tiene otras características importantes que le hacen fundamentalmente diferente de fuentes menores de poder para el mundo del mañana. El concepto de “valor” atribuido a la relación natural entre el trabajo como una actividad de producción y el trabajo como mercancía y por ende sujeto a las leyes del mercado, ha ido desplazándose hacia las esferas del conocimiento, vaciándose de un signicado estrictamente monetario; monetario; por tanto tanto hoy en día el
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dinero en sí, en el contexto, ha entrado en crisis. “El dinero ya no puede comprarlo todo”. Siendo el conocimiento el motor del cambio, y al haber comprendido que éste no tiene límites, es de suponer que nunca llegaremos a alcanzar el conocimiento pleno de nada, pero sí que podemos acercarnos un poco más a la cabal comprensión de cualquier fenómeno. El conocimiento, al menos en principio, es innitamente ampliable. El conocimiento también es diferente tanto del músculo como del dinero ya que, por lo general, si utilizo un arma, otro no podrá utilizarla al mismo tiempo. Si alguien utiliza una moneda, yo no puedo utilizar la misma moneda al mismo tiempo. A diferencia de esto, nosotros dos podemos usar el mismo conocimiento a favor o en contra del otro e, incluso en ese mismo proceso, podemos producir más conocimiento todavía. Al contrario que las balas, o los presupuestos, el conocimiento en sí no se gasta. Baste esto para indicarnos que las reglas del juego del conocimiento-poder son muy diferentes de los preceptos en los que confían quienes usan la fuerza o el dinero para hacer cumplir su voluntad. Pero una última diferencia, todavía más crucial, separa la violencia y el dinero del conocimiento, a medida que penetramos en lo que hemos dado en llamar una edad de la información: por denición, tanto la fuerza como la riqueza son propiedad de los fuertes y de los ricos. La Verdadera característica revolucionaria del conocimiento es que también el débil y el pobre pueden adquirirlo.
Unidad II - Cambio y desarrollo
El conocimiento es la más democrática fuente de poder. Y eso lo convierte en una continua amenaza para los poderosos, incluso a medida que lo utilizan para acrecentar su propio poder. Y lo que explica también por qué todo aquel que ostenta poder, desde el patriarca de una familia hasta el presidente de una compañía o el Primer Ministro de una nación, desea controlar la cantidad, calidad y distribución del conocimiento dentro de sus dominios. El concepto de la tríada de poder nos lleva a una notable ironía. Al menos durante los últimos 300 años, la lucha política por antonomasia dentro de todas las naciones industrializadas ha sido a cuenta de la distribución de la riqueza, de lo que le corresponde a cada uno. Términos como “izquierdas” y “derechas” o “capitalista” y “socialista” giraban en torno a esta cuestión fundamental. Así y todo, a pesar de la mala distribución de la riqueza en un mundo penosamente dividido entre ricos y pobres, resulta que, comparada con las otras dos fuentes de poder, la riqueza ha sido, y es, la menos mal distribuida. Sea cual fuere el abismo que separa a los ricos de los pobres, una sima todavía mayor separa a los que tienen las armas de los que no las poseen, y a los ignorantes de los instruidos. Hoy en día, en las naciones ricas que tan de prisa están cambiando, y a pesar de las desigualdades en ingresos y riqueza la futura lucha por el poder irá evolucionando cada vez más hacia una lucha sobre la distribución del conocimiento y el acceso a él.
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Ésta es la razón de que, a menos que comprendamos cómo uye el conocimiento y hacia quién lo hace, no podamos protegernos a nosotros mismos contra los abusos de poder ni crear esa sociedad, mejor y más democrática, que las tecnologías del mañana prometen. El control del conocimiento es el punto capital de la lucha mundial por el poder que se entablará en todas y cada una de las instituciones humanas.
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
Unidos, trató de interesar a los industriales en la construcción de globos dirigibles, ignorante, le dijeron: ¿ No sabe que hay tres temas sobre los cuales la Academia de Ciencias no admite discusión: Son la cuadratura del círculo, el túnel bajo el Canal de La Mancha y los globos dirigidos. 20 Y el mundo siguió su marcha.
Hoy, luego de cambios que se generan más rápido que nuestra propia comprensión de ellos, vemos que cada día los cientícos y pensadores encuentran nuevos misterios y nuevos
retos surgen a la ciencia y al desarrollo. La razón mecanicista del paradigma anterior, falló en interpretar las grandes maravillas que la naturaleza y el ser humano aún guardan en su interior. El mundo de la ciencia y la tecnología se mueve cada vez más rápido, a una velocidad que es difícil de alcanzar y que deja a las sociedades en vías de desarrollo corriendo siempre detrás. En el Congreso Mundial de Aprendizaje, celebrado en París en agosto de 1995, investigadores del Club de Roma enunciaron
que de acuerdo a estudios realizados: En menos de 20 años, el 75% del conocimiento que actualmente se enseña en las escuelas del llamado primer mundo será obsoleto. Es difícil imaginar, entonces, qué debemos enseñar a nuestros niños y jóvenes si aún el conocimiento cientíco y
tecnológico más actualizado será superado en unos pocos años. 20
Jaques Bergier, Luis Pawles, El Retorno de los Brujos.
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Alvin Tofer, en el Shock del Futuro, establece que del 100% de cientícos y pensadores que han existido en la historia
de la humanidad, 92% viven actualmente. Nuestra vidas han entrado al futuro... pero ¿en dónde estamos nosotros? ¿Hacia dónde vamos? W. Ceram, autor de Dioses, Tumbas y Sabios declara que:
Nosotros en el siglo XX hemos terminado una era de la humanidad que empezó, hace cinco mil años... abrimos los ojos como el hombre pre-histórico y vemos un mundo completamente nuevo... un mundo que cambia más rápido que nosotros mismos.21
Y es que como hemos visto, durante los últimos trescientos años la sociedad occidental se ha visto azotada por la furiosa tormenta del cambio. Y esa tormenta lejos de menguar parece estar adquiriendo más fuerza. El cambio barre los países industrializados con olas de velocidad creciente y de fuerza nunca vista. Se ha llegado a decir que, los países industrializados viven en una sociedad donde todo es desechable, desde los productos que se adquieren, se usan y desechan, hasta las relaciones de negocios y afectivas. Y es que la vertiginosidad del cambio sin dirección no sólo afecta la ciencia y la tecnología, sino de una manera directa afecta las costumbres y formas de vida que cambian tan rápido
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
como todo lo demás. Que no pueden ser siquiera comprendidas. Hay una explosión de tecnología que está desbordando los
libros y las teorías de las escuelas: El desarrollo se ha acelerado, dejando a unos países en la lista de los países del primer mundo, de los del segundo, de los del tercero y hasta los del quinto mundo. Y es que como hemos visto, el desarrollo se ha medido en proporción directa con los cambios tecnológicos que el cambio da a la vida. El desarrollo se ha medido en función de la comodidad. Reexionemos:
¿Por qué decimos que el cambio se ha acelerado en nuestros días? ¿Qué efecto tiene, en los países como el nuestro, la aceleración del cambio tecnológico y cientíco? ¿Es el cambio cientíco y tecnológico el único
desarrollo?
Muchos son los esfuerzos que los países en vías de desarrollo han hecho para acelerar sus procesos de cambio, siguiendo todas las recetas que se han dado y aumentando sus cuentas de deuda externa.
Han sido tantos los intentos y tantos los fracasos que estas sociedades y la misma gente ha perdido la esperanza y muchas 21
W. Ceram, autor de Tumbas y Sabios
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veces hasta ha dejado de creer en su propia capacidad de desarrollo. Manfred Max Neef, Antonio Elizalde y Martin Hopen hainer22 le llaman a esta frustración colectiva, una pérdida de la capacidad de soñar, una parálisis de la voluntad y la utopía.
Y es que hasta ahora, los esfuerzos de desarrollo se han centrado en el desarrollo de la ciencia y la tecnología y sobre todo en el crecimiento de la economía, en la convicción de que una mejor economía trae consigo mejores condiciones de vida: más tecnología, mas comodidad. El resultado es que los países del primer mundo siguen su desarrollo acelerado y los del tercero al quinto, que son la mayoría, se empobrecen cada vez más. Reexionemos:
¿Qué es lo que ha fallado? ¿Por qué a pesar de los intentos y los serios esfuerzos por lograr el crecimiento económico y acelerar el desarrollo, éste pareciera no llegar, y nuestros países parecieran estar siempre algunos pasos atrás? ¿Será que hemos fallado la estrategia del desarrollo y que sin miedo al futuro deberíamos emprender nuevas formas de alcanzarlo?
En 1990deenla Propuesta un discurso inaugural deHumana. las sesiones de la Autores de Desarrollo a Escala 22
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
Comunidad Económica Europea, su presidente expresó:
Si debiéramos ponerle nuevamente un nombre a la unidad de los países de Europa, éste sería Comunidad Europea, pues es evidente que no es la economía la fuerza principal que nos une. 23 Y es que la economía ha fallado en dar las respuestas que de ella se esperaban. Y es que han fallado los intentos de desarrollo previstos y ejecutados por una sociedad mecánica y racionalista.
Reexionemos:
¿Por qué se dice que han fallado los intentos de desarrollo a través de la economía? ¿Es posible pensar en desarrollos paralelos, en otros tipos de desarrollo? A la luz del paradigma sinérgico emergente, la economía ocupa también un lugar importante y de apoyo directo al desarrollo humano, pero se empiezan a revalorar otros aspectos del desarrollo, aún más importantes y que antes por nuestra visión economisista del desarrollo estaban relegadas a un segundo plano. En Desarrollo a Escala Humana, Max Neef, Elizalde y
Hopenhainer establecen algunos de los nuevos supuestos o principios que fundamentan el desarrollo humano y social en el nuevo paradigma. 23
Desde hace años la antigua Comunidad Económica Europea se conoce únicamente con el nombre de Comunidad Europea.
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El supuesto fundamental del Desarrollo a Escala Humana establece que: El desarrollo es de las personas y no de los objetos
Un nuevo concepto de desarrollo que se basa en la comprensión de que el desarrollo es de las personas y no de los objetos, enfatiza en primer lugar la importancia del desarrollo de las potencialidades humanas y de la satisfacción de sus necesidades fundamentales. En ese sentido y comprendiendo que el ser humano —a la luz del paradigma sinérgico emergente— posee una tridimensionalidad física, intelectual y espiritual y enormes potencialidades que sólo pueden ser maniestas a través del afecto y la
educación, podríamos decir que el verdadero desarrollo no es únicamente aquel que nos permite poseer una mayor cantidad de cosas y dar a nuestra vida mayor comodidad, sino aquel que nos permite desarrollar en forma progresiva y consciente las enormes potencialidades que poseemos. Aquel que nos permite llegar a ser personas plenas. El segundo postulado del Desarrollo a Escala Humana establece que: El desarrollo humano supone la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales
y un tercer postulado sostiene que: Las necesidades humanas fundamentales, son pocas, son nitas y son clasicables.
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
Que todos los grupos humanos, que todas las personas del mundo, sin importar nuestra raza, credo o nacionalidad, sin tener en cuenta nuestra condición social o el color de nuestra piel, poseemos las mismas necesidades humanas fundamentales: La necesidad de subsistencia, la necesidad de protección, la necesidad de afecto, la necesidad de ocio, la necesidad de entendimiento, la necesidad de creación, la necesidad de participación, la necesidad de libertad y la necesidad de identidad. Que esas necesidades son comunes a todos los seres humanos y que no son jerárquicas —es decir que no hay una más importante que otra— sino que su prioridad está determinada por nuestra propia autonomía y por las prioridades de la cultura en la que nos desenvolvemos. Que lo que cambia de un grupo social a otro, de una persona a otra, no son las necesidades sino los satisfactores, las formas en que satisfacemos nuestras necesidades.
Los satisfactores son en ese sentido, las formas en que vivimos, realizamos, satisfacemos nuestras Necesidades Humanas Fundamentales. Las Necesidades Humanas Fundamentales que poseemos las vivimos en formas de Estar, Hacer, Tener, Ser y Trascender que son las dimensiones en que conjugamos nuestra existencia.
La dimensión del ser tiene que ver con nuestras creencias, con los principios que asumimos e interiorizamos como nuestros, con nuestras convicciones más profundas, con lo que somos.
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La dimensión del estar tiene que ver con los lugares que buscamos, los climas que creamos, los ambientes en los que nos gusta vivir.
La dimensión del hacer tiene que ver con los trabajos de los que gustamos, los métodos que utilizamos, la forma en que nos relacionamos, la forma en que ponemos en práctica las cosas en las que creemos. La dimensión del tener tiene que ver con nuestras posesiones sean éstas materiales, intelectuales o espirituales. La dimensión del trascender tiene que ver con nuestra legitimización del otro, con nuestro reconocimiento del otro, con nuestra valoración por las personas, con nuestra actitud de respeto por el medio cultural y social. El estar, el hacer, el tener y el trascender dependen del ser, de nuestras convicciones, de lo que hemos escogido como principios orientadores de lo que somos como personas. Reexionemos: ¿Cuáles son los postulados fundamentales del
Desarrollo a Escala Humana? ¿Cuáles son las Necesidades Humanas Fun -
damentales? ¿Qué importancia tiene la educación en el proceso de desarrollo y satisfacción de nues-
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
tras Necesidades Humanas Fundamentales? ¿En qué consisten las dimensiones estar, hacer, tener, ser y trascender? ¿Por qué el verdadero desarrollo debe basarse en el desarrollo de las personas y no de los objetos? ¿Qué sucede cuando en el proceso de desarrollo se satisfacen sólo las necesidades de subsistencia?
Los fracasados intentos de desarrollo han considerado que las necesidades humanas que deben satisfacerse son las necesidades de subsistencia y protección: vivienda, alimentación, salud y han considerado que el ser humano no puede satisfacer nuevas necesidades hasta que éstas estén plenamente satisfechas. Es verdad que el ser humano precisa con urgencia de ese abrigo y protección, pero también es verdad, que es muy difícil que se logre el desarrollo si sólo se satisfacen las necesidades de subsistencia y las otras necesidades fundamentales se encuentren insatisfechas.
Un agravante de esto, es que los diferentes intentos fallidos de desarrollo han proveído a las grandes mayorías pobres, en forma esporádica, de casas, de salud gratuita, de alimentos y han descuidado el enseñarles a obtener esos satisfactores por sí mismos y de una forma autogestionaria. Y es que no se puede lograr el desarrollo a través de programas paternalistas y que subestiman la capacidad que tienen las personas de aprender y dirigir su propia vida.
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Matriz de necesidades humanas y satisfactores Necesidades según categorías existenciales. Necesidades según categorías axiológicas
SER
TENER
HACER
ESTAR
Subsistencia
1/ Salud física, salud mental, equilibrio solidaridad, amor, aceptabilidad
2/ Alimentación, abrigo, trabajo
3/ Alimentar, procrear, descansar, trabajar
4/ Entorno vital, entorno social
Protección
5/ cuidado, aceptabilidad, autonomía equilibrio, solidaridad
6/ Sistemas de seguros, ahorro, seguridad social, sistemas de salud, legislaciones, derechos, familia, trabajo
7/ Cooperar, prevenir, planicar, cuidar, curar, defender
8/ Contorno vital, contorno social, morada
10/ Amistades, parejas, familia, animales domésticos, plantas, jardines
11/ Hacer el amor, acariciar, expresar emociones, compartir, cuidar, cultivar, apreciar
12/ Privacidad, intimidad, hogar, espacio de encuentro
14/ Literatura, maestros, método, políticas educacionales
15/ Investigar, estudiar, experimentar, educar, analizar, meditar, interpretar
Afecto
Entendimiento
Participación
9/ autoestima, solidaridad, respeto, tolerancia, generosidad, receptividad, pasión, voluntad, sensualidad, humor 13/ Conciencia crítica, receptividad, curiosidad, asombro, disciplina, intuición, racionalidad
17/ Adaptabilidad, receptividad, solidaridad, disposición, convicción, entrega, respeto, pasión, humor
18/ Derechos, responsabilidades, obligaciones, atribuciones, trabajo
19/ Aliarse, cooperar, proponer, compartir, discrepar, acatar, dialogar, acordar, opinar
16/ Ambitos de interacción formativa, escuelas, universidades, academias, agrupaciones, comunidades, familia 20/ Ambitos de interacción participativa, cooperativas, asociaciones, iglesias, comunidades, vecindarios, familia
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano Necesidades según categorías existenciales. Necesidades según categorías axiológicas
Ocio
Creación
Identidad
Libertad
SER
TENER
HACER
ESTAR
21/ curiosidad, receptividad, imaginación, despreocupación, humor, tranquilidad, sensualidad
22/ Juegos, espectáculos, estas
23/ Divagar, abstraerse, soñar, añorar, fantasear, evocar, relajarse, divertirse, jugar
24/ Privacidad, intimidad, espacios de encuentro, tiempo libre, ambientes, paisajes
25/ Pasión, voluntad, intuición, imaginación, audacia, racionalidad, autonomía, inventiva, curiosidad
26/ Habilidades, destrezas, método, trabajo
29/ Pertenencia, coherencia, diferencia, autoestima
33/ Autonomía, autoestima, voluntad, pasión, asertividad, apertura, determinación, audacia, rebeldía, tolerancia
30/ Símbolos, lenguaje, hábitos, costumbres, grupos de referencia, sexualidad, valores, normas, roles, memoria histórica, trabajo 34/ Igualdad de derechos
27/ Trabajar, inventar, construir, idear, componer, diseñar, interpretar
31/ Comprometerse, integrarse, confundirse, denirse, conocerse, reconocerse, actualizarse, crecer 35/ Discrepar, optar, diferenciarse, arriesgar, conocerse, asumirse, meditar
28/ Ambitos de producción y retroalimentación, talleres, ateneos, agrupaciones, audiencias, espacios de expresión, libertad temporal 32/ Socio-ritmos, entornos de la cotidianeidad, ámbitos de pertenencia, etapas madurativas
36/ Plasticidad, espacio-temporal
Aún más, la falta de convicción y reexión sobre lo que
somos nos lleva reiteradamente a satisfacer nuestras necesidades humanas fundamentales con satisfactores que en mucho distan de ser naturales a nuestra esencia como personas, que nos alejan de nuestra realidad.
Desarrollo Humano
Como establecimos con anterioridad, los estudios del de-
sarrollo a escala humana, establecen por lo menos cinco tipos de satisfactores: los satisfactores violadores, los pseudosatisfactores, los satisfactores inhibidores, los satisfactores singulares y los satisfactores sinérgicos. Desarrollo a Escala Humana Tipos de satisfactores 1.
Satisfactores violadores o destructores
Son aquellos satisfactores que al ser aplicados con la intención de satisfacer una determinada necesidad, no solo aniquilan la posibilidad de su satisfacción sino que obstaculizan por sus efectos colaterales la satisfacción adecuada de otras necesidades. Supuesto satisfactor Necesidad que se Necesidad cuya pretende satisfacer satisfacción imposibilita 1. Armamentismo
Protección
2. Exilio
Protección
3. Doctrina de
Protección
Seguridad Nacional
Subsistencia, afecto, participación, libertad Afecto, participación, identidad, libertad Subsistencia, identidad, afecto, entendimiento,
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
4. Censura
participación, libertad Protección Entendimiento, partici pación, ocio, creación,
identidad, libertad
5. Burocracia
Protección Entendiemiento, afecto, participación, creación,
identidad, libertad 6. Autoritarismo
2.
Protección
Afecto,entendimiento participación, creación, identidad, libertad
Pseudo-satisfactores
Son aquellos satisfactores que estimulan una falsa sensación de satisfacción de una necesidad determinada, obstaculizando, la satisfacción real de la necesidad que pretendemos satisfacer, generalmente están inducidos a través de los medios de publicidad u otros medios de persuación. Satisfactor
Necesidad que aparenta satisfacer
1. Medicina mecanicista
Protección
2. Sobrexplotación de recursos naturales
Subsistencia
3. Nacionalismo chauvinista
Identidad
4. Democracia formal
Participación
5. Estereotipos
Entendimiento
6. Indicadores económicos agregados
Entendimiento
7. Dirigismo cultural
Creación
Desarrollo Humano
8. Prostitución
Afecto
9. Símbolos de status
Identidad
10. Productivismo ecientista obsesivo
Subsistencia
11. Adoctrinamiento
Entendimiento
12. Limosna
Subsistencia
13. Modas
Identidad
3. Satisfactores inhibidores
Son aquellos satisfactores que por la manera en que satisfacen una necesidad determinada, inhiben la satisfacción de otras necesidades. Satisfactores
Necesidades Necesidad cuya satisfacción se inhibe
Paternalismo
Protección
Familia sobreprotectora Protección
Entendimiento, participación, libertad, identidad Afecto, entendimiento, participación, ocio, identidad, libertad
Producción masiva tipo Subsistencia Entendimiento, participaTaylorista Aula autoritaria
ción, ocio, identidad, libertad Entendimiento Participación,
creación identidad, libertad
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
Permisividad ilimitada
Libertad
Protección, Afecto, identidad, participación
Competencia económica Libertad
Subsistencia, protección,
obsesiva
afecto, participación, ocio
Televisión comercial
Ocio
Entendimiento, creación, identidad
4. Satisfactores singulares
Son satisfactores que apuntan a la satisfacción de una sola necesidad, siendo neutros respecto a la satisfacción de otras necesidades. Estos satisfactores aunque no son necesariamente dañinos, por sí mismos no satisfacen la necesidad que pretenden satisfacer. Satisfactor
Necesidad que satisface
1. Programas de suministro de alimentos Subsistencia 2. Programas asistenciales de vivienda
Subsistencia
3. Medicina curativa
Subsistencia
4. Sistemas de seguros
Protección
5. Ejércitos profesionales
Protección
6. Voto
Participación
7. Espectáculos deportivos
Ocio
Desarrollo Humano
8. Nacionalidad
Identidad
9. Tour dirigidos
Ocio
10. Regalos
Afecto
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
5. Satisfactores sinérgicos
Son satisfactores que por la forma en que satisfacen una necesidad (en forma armónica con la naturaleza física, intelectual y espiritual del ser) no sólo satisfacen la necesidad que pretenden satisfacer sino estimulan la satisfacción de otras necesidades en forma natural e integral. Satisfactor
1. Lactancia materna
Necesidad
Necesidad cuya satisfacción estimula
Subsistencia Protección, afecto, identidad 2. Producción Subsistencia Entendimiento, participación autogestionada creación, identidad, libertad 3. Educación popular Entendimiento Protección, participación, creación, identidad, libertad 4. Organizaciones Participación protección, afecto, ocio, comunitarias creación, identidad, liberdemocráticas tad 5. Medicina descalza Protección Subsistencia, entendimiento, participación 6. Banca descalza Protección Subsistencia, participación, creación, libertad 7. Sindicatos Protección Entendimiento, participademocráticos ción, identidad 8. Democracia directa Participación Protección, entendimiento, identidad, libertad 9. Juegos didácticos Ocio Entendimiento, creación 10. Programas de Subsistencia Entendimiento, participa-
Desarrollo Humano
autoconstrucción ción 11. Medicina preventiva Protección Entendimiento, participación, subsistencia 12. Meditación Entendimiento Ocio, Creación, Identidad 13. Televisión cultural Ocio Entendimiento
En ese contexto podríamos decir que, no se puede pensar
el verdadero desarrollo basándolo únicamente en la satisfacción de necesidades puramente materiales, pues el satisfacer e incluso colmar totalmente éstas, no implica necesariamente haber me jorado realmente las condiciones de vida de una sociedad, por más industrializada que ésta sea. Hay una búsqueda interna de satisfactores más plenos, sinérgicos, más humanos. Y es que: ya no es suciente estar, tener, hacer y ser. Se
ansía colectivamente a ser más. Ser más, en ese sentido implica trascender, recobrar a través de la educación aquellos valores espirituales y culturales que dan sentido a la vida y nos permiten valorarnos a nosotros mismos, al otro y al medio natural y cultural. Recuperar la conanza plena en la enorme capacidad del
ser humano, valorar las enormes similitudes y diferencias en nuestra forma de entender al mundo y comprender el principio de unidad en la diversidad. Pero, podríamos preguntarnos: ¿Cómo se desarrollan
Unidad III - Los nuevos paradigmas del desarrollo humano
nuestras necesidades humanas fundamentales? ¿Cómo podemos
lograr el desarrollo pleno de nuestras potencialidades inherentes más profundas? ¿Cómo podemos llegar a ser?
En el paradigma emergente la educación se convierte en catalizadora del proceso de desarrollo humano y social, en el eje que posibilita ese desarrollo. ¿De qué clase de educación estamos hablando? ¿Qué clase de educación puede ser posibilitadora del logro del verdadero desarrollo humano? Denitivamente no estamos hablando sólo de una educación que nos ayude a memorizar grandes cantidades de información inútil y enciclopédica, ni de una educación que nos enseñe a repetir conductas sin reexión, sino de una educación que nos prepare para la vida y nos enseñe a aprender a aprender. De una educación de calidad.
De una educación que nos permita ver, que el ser humano es más que una simple colección de datos, que es antes que nada alguien que ejerce su libertad en la medida que llega a ser. Podríamos decir entonces, que el desarrollo a escala humana trasciende las limitaciones del desarrollo económico y reconoce que el hombre es un ser complejo y maravilloso en busca de satisfactores sinérgicos a sus necesidades de subsistencia, entendimiento, libertad, creatividad, participación, ocio, protección, afecto e identidad. Que los seres humanos buscamos mucho más que simple
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comodidad. Una prueba de ello, es que aunque los países industrializados han alcanzado niveles muy altos de desarrollo económico y tienen a su alcance bienes económicos y materiales que les proporcionan máxima comodidad, están muy lejos de ser países
verdaderamente desarrollados, de ser personas verdaderamente felices. Daniel Moynihan24 lo señala con claridad: Actualmente, los Estados Unidos, presentan las mismas condiciones que un individuo víctima de un desquisiamiento nervioso. Pues el impacto acumulado de los excesivos estímulos sensoriales, cognoscitivos y decisorios, por no hablar de los defectos físicos de la sobrecarga nerviosa o endocrina, crea una enfermedad en nuestro medio. Esta dolencia se reeja cada vez más en nuestra cultura, en nuestra losofía, en nuestra actitud frente a la realidad. No
es casual que tantas personas digan corrientemente que el mundo es un manicomio y que el tema de la locura y la violencia se haya convertido en el principal elemento de la literatura, el teatro y el cine. La armación de que el mundo se ha vuelto loco, el interés
por las drogas alucinógenas, el entusiasmo por la astrología y el ocultismo, los ataques contra la ciencia, el surgimiento de numerosas sectas satánicas y xenofóbicas..., el sexo por teléfono, el alto índice de violaciones, suicidios y homicidios, incluido entre los niños y jóvenes, el racismo intolerante son pruebas de 24
Principal asesor de la Casa Blanca para Asuntos Urbanos.
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que una sociedad que ha alcanzado un alto grado de desarrollo cientíco y tecnológico, que ha estabilizado su sistema demo crático y priorizado las libertades individuales, está fallando en satisfacer las otras necesidades humanas fundamentales.
No en vano una vieja canción de rock decía... “Paren el mundo que quiero bajarme”. Así , continúa Moynihan, a pesar de sus extraordinarios esfuerzos, los Estados Unidos, son una nación en que decenas de millones de jóvenes se evaden de la realidad y optan por la lasitud provocada por las drogas, una nación en que millones de padres se recluyen en el estupor provocado por las imágenes televisivas o en las nieblas del alcoholismo, una nación en la que legiones de ansiosos ancianos vegetan y mueren en la soledad, en la que el abandono de la familia y del lugar de trabajo son características, éxodo en la que las masas calman su furiosa angustia con “miltown”, “equanil” u otros muchos tranquilizantes y sedantes psíquicos. Y así como esta nación, las otras naciones del llamado primer mundo.
Y no es que la economía, la ciencia o la tecnología sean causantes de los altos índices de desesperación y soledad, sino lo es la poca atención que como países hemos dado a la satisfacción de las otras necesidades humanas. A la educación para la familia, a la educación para la unidad, al respeto a las diferencias, a la educación para la paz, a la educación para la vida. Y éste es un ejemplo claro, de que, el desarrollo debe ser de las personas y no únicamente de los objetos.
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Un nuevo paradigma de desarrollo, entonces, se orienta a la satisfacción integral de las necesidades humanas fundamentales y reconoce que estas necesidades no cambian de una sociedad a otra, sino lo que cambia es la forma de satisfacerlas. Entonces, ¿Cuál es el verdadero desarrollo? ¿Las necesi -
dades humanas fundamentales son estados de carencia? En Desarrollo a Escala Humana se arma que:
Comprendidas en su amplio sentido y no limitadas a la mera subsistencia, las necesidades humanas patentizan la tensión constante entre carencia y potencia tan propia de los seres humanos. Concebir las necesidades humanas tan sólo como carencia, implica restringir su espectro a lo puramente siológico, que
es el ámbito donde una necesidad asume con mayor fuerza y claridad la sensación de “falta de algo”.
Sin embargo, en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también potencialidad y más aún pueden llegar a ser recurso. Así entendidas las necesidades humanas resulta impropio hablar de necesidades que se satisfacen o se colman plenamente, ya que en cuanto revelan un proceso dialéctico constituyen un movimiento incesante.
De allí que sea más apropiado hablar de vivir y realizar las necesidades y de vivirlas y realizarlas de manera continua
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y renovada dentro de un contexto de desarrollo dinámico que
establece nuevos niveles de relación del ser humano consigo mismo, del ser con los demás y del ser con la cultura y la naturaleza que le rodea. Entendidas las necesidades como carencia y potencia, se dene el desarrollo como el paso de la potencia a la acción. Del
poder al ser y de allí al trascender...en forma continua. Reexionemos:
¿Por qué se dice que las necesidades humanas son simultáneamente carencia y potencia? ¿Cómo podemos aprovechar la potencia
de las necesidades para lograr el verdadero desarrollo? Veamos unos ejemplos:
Una semilla es en potencia un árbol y sólo alcanza su desarrollo cuando sus potencialidades son puestas de maniesto.
Una larva, aunque oculta a la vista, tiene en su propio ser toda la belleza de la mariposa, pero no alcanza esa belleza hasta que sus potencialidades son puestas de maniesto.
Tanto la semilla, como la larva para llegar a ser lo que realmente pueden ser necesitan condiciones que satisfagan plenamente su desarrollo.
Desarrollo Humano
Así como se da en la naturaleza, el ser humano posee también maravillosas potencialidades que sólo pueden ser puestas de maniesto cuando se desarrollan.
Y ese desarrollo sinérgico de lo que somos sólo puede ser puesto de maniesto a través de un proceso continuo de
educación. Reexionemos: ¿Cómo se pueden desarrollar las potenciali-
dades humanas? ¿Cómo se puede lograr el verdadero desa -
rrollo?
El verdadero desarrollo no es ese que es capaz de alcanzar únicamente el adelanto cientíco y tecnológico que haga la vida
humana más cómoda. Éste es un desarrollo necesario, pero no completo. El verdadero desarrollo es aquel que progresivamente satisfaga las necesidades humanas fundamentales en toda su magnitud , y esa satisfacción continua de las necesidades humanas sólo puede lograrse a través de la educación. Recapitulemos:
1.
El verdadero desarrollo es de las personas y no únicamente
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de los objetos. 2.
El desarrollo humano sólo puede ser alcanzado a través de la satisfacción sinérgica de todas las necesidades humanas fundamentales, del reconocimiento de nuestras enormes potencialidades físicas, intelectuales y espirituales y de la búsqueda consciente de la realización del ser.
3
En el nuevo paradigma de desarrollo humano y social, la educación se reconoce como el eje central de todo proceso de desarrollo, porque es a través de ella que los seres humanos y las sociedades pueden alcanzar en forma progresiva y permanente el desenvolvimiento de sus potencialidades más profundas. Reexionemos: ¿El cambio cientíco y tecnológico y el in-
cremento de la economía son en sí mismos el verdadero desarrollo? ¿Qué signica desarrollo a escala humana? ¿Cuál es el papel de la educación y el conoci-
miento en el proceso de cambio dirigido hacia el verdadero desarrollo?
Desarrollo Humano
Lectura complementaria N° 3
Tomado del Libro Desarrollo a Escala Humana, Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, Editorial Nordan, Editorial Icaria, Barcelona, España, 1994 Refexiones para una nueva perspectiva
¿Hay algo que aportar a lo que ya se ha dicho?
La bibliografía sobre necesidades humanas a que pueden recurrir los interesados es vasta y en muchos casos contiene aportes contundentes. La temática ha trascendido los ámbitos de la losofía y la psicología, para convertirse en centro de atención de las disciplinas políticas, económicas y sociales en general. Los organismos internacionales preocupados por la promoción del desarrollo han hecho suyo, en estos últimos años, el criterio de que éste debe orientarse preferentemente hacia la satisfacción de las llamadas necesidades básicas. Más aún en 1975 el informe Dag Hammarskjöld “Qué hacer: Otro desarrollo” colocaba tal propósito como uno de los pilares fundamentales del nuevo tipo de desarrollo que debía desencadenarse urgentemente a n de superar la desoladora miseria que sufría la mayoría de los habitantes de Tercer Mundo. Hoy es aceptado casi como un lugar común que desarrollo y necesidades humanas, son componentes de una ecuación irreductible. Sin embargo, en esta línea de reexión queda aún mucho por aportar.
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En primer lugar, está el hecho de que el nuevo enfoque no puede reducirse a mero arreglo cosmético de un paradigma en crisis. Implica desde la partida. La apertura hacia una nueva manera de contextualizar el desarrollo. Ello signica modicar sustancialmente las visiones dominantes sobre estrategias de desarrollo. En sentido de entender por ejemplo. Que ningún Nuevo Orden Económico Internacional podrá ser signicativo si no está sustentado en la reformulación estructural de una densa red de Nuevos Ordenes Económicos Locales. Signica además reconocer la incompletitud e insuciencia de las teorías económicas y sociales que han servido de sustento y orientación a los procesos de desarrollo hasta el presente. Signica tomar conciencia, concretamente de que en un mundo cada vez más heterogéneo por su creciente e inevitable interdependencia, la aplicación de modelos de desarrollo sustentados en teorías mecanicistas acompañados de indicadores agregados y homogenizantes. Represente una ruta segura de nuevas y más inquietantes frustraciones. Un Desarrollo a Escala Humana. Orientado en gran medida hacia la satisfacción de las necesidades humanas. Exige un nuevo modo de interpretar la realidad. Nos obliga a ver y a evaluar el mundo, las personas y sus procesos, de una manera distinta a la convencional. Del mismo modo una teoría de las necesidades humanas para el desarrollo, debe entenderse justamente en esos términos: como una teoría para el desarrollo. Tal como una piedra tiene atributos distintos para un geólogo que para un arquitecto, las necesidades humanas adquieren visos distintos en el ámbito de la psicología clínica que en el
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ámbito del desarrollo. Ello no implica, empero, sugerir la construcción de nuevos reduccionismos. Los ámbitos y los atributos están imbricados en ambos casos. De lo que se trata es de una cuestión de forma y de énfasis: es decir, de enfoque. El desafío consiste en que políticos, planicadores, promotores y, sobre todo, los actores del desarrollo sean capaces de manejar el enfoque de las necesidades humanas, para orientar sus acciones y aspiraciones. La necesaria transdisciplinariedad
Los aportes que siguen apuntan a ese propósito. Es decir, hacer entendible y operativa una teoría de las necesidades humanas para el desarrollo. El esfuerzo no puede sustentarse sin embargo en ninguna disciplina particular, porque la nueva realidad y los nuevos desafíos obligan ineludiblemente a una transdisciplinariedad. La evidencia central es que las nuevas calamidades sociales se nos revelan, cada día más, ya no como problemas especícos, sino como problemáticas complejas que no pueden seguir atacándose satisfactoriamente mediante la aplicación exclusiva de políticas convencionales, inspiradas por disciplinas reduccionistas. Tal como la enfermedad de una persona puede traducirse en un problema médico, y esa misma enfermedad transformada en epidemia trasciende el campo estrictamente médico, del mismo modo nuestro desafío actual no consiste tanto en enfrentar proble-
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mas, como en enfrentar la tremenda magnitud de los problemas. Exclamaba el Marqués de Sade, en medio del terror de la Revolución Francesa: “Ya no existe ninguna hermosa muerte individual.” De manera análoga podemos exclamar nosotros, en medio de una realidad actual que nos agobia: “Ya no nos queda ningún hermoso problema particular”. Sólo un enfoque trasdisciplinario nos permite comprender por ejemplo, de qué manera la política, la economía y la salud han convergido hacia una encrucijada. Descubrimos, así, casos cada vez más numerosas donde la mala salud es el resultado de la mala política y de la mala economía. Si las políticas económicas diseñadas por economistas, afectan -como, de hecho, lo hacen- a la totalidad de una sociedad los economistas ya no pueden pretender que su única preocupación son los problemas económicos. Tal pretensión sería poco ética puesto que implicaría asumir la responsabilidad por la acción, pero no por las consecuencias de la acción. Nos enfrentamos a situaciones desconcertantes, donde cada vez entendemos menos. De ahí que las cosas están realmente mal, y se volverán peores, a menos que dediquemos mucha más energía e imaginación al diseño de transdisciplinarias coherentes y signicativas. Vivimos una época de transición trascendental, lo cual signica que los cambios de paradigma no sólo son necesarios, sino imprescindibles.
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Tres postulados y algunas proposiciones El desarrollo se reere a las personas y no a los objetos.
Este es el postulado básico del Desarrollo a Escala Humana. Aceptar este postulado -ya sea por opciones éticas, racionales o intuitivas- nos conduce a formularnos la siguiente pregunta fundamental: “¿Cómo puede establecerse que un determinado proceso de desarrollo es mejor que otro?”. Dentro del paradigma tradicional, se tienen indicadores tales como el Producto Bruto Interno (PBI), el cual es, de alguna manera y caricaturizándolo un poco, un indicador del crecimiento cuantitativo de los objetos. Necesitamos ahora un indicador del crecimiento cualitativo de las personas. ¿Cuál podría ser? Contestamos la pregunta en los siguientes términos: “El mejor precedo de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas”. La pregunta siguiente se desprende de inmediato: “¿Qué determina la calidad de vida de las personas?” “La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales”. Surge la tercera pregunta: “¿Cuáles son esas necesidades fundamentales? y/o ¿Quién decide cuáles son?”. Antes de responder a esta pregunta, deben hacerse algunas disquisiciones. Necesidades y satisfactores
Se ha creído, tradicionalmente, que las necesidades humanas tienden a ser innitas: que están constantemente cambiando:
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que varían de una cultura a otra, y que son diferentes en cada período histórico. Nos parece que tales suposiciones son incorrectas, puesto que son producto de un error conceptual. El típico error que se comete en la literatura y análisis acerca de las necesidades humanas es que no se explicita la diferencia fundamental entre lo que son propiamente necesidades y lo que son satisfactores de esas necesidades. Es indispensable hacer una distinción entre ambos conceptos -como se demostrará más adelante- por motivos tanto epistemológicos como metodológicos. La persona es un ser de necesidades múltiples e interde pendientes. Por ello las necesidades humanas deben entenderse como un sistema en que las mismas se interelacionan e interactúan. Simultaneidades, complementariedades y compensaciones (trade-offs) son características de la dinámica del proceso de satisfacción de la necesidades. Las necesidades humanas pueden desagregarse conforme a múltiples criterios, y las ciencias humanas ofrecen en este sentido una vasta y variada literatura. En este documento se combinan dos criterios posibles de desagregación: según categorías existenciales y según categorías axiológicas . Esta combinación permite operar con una clasicación que incluye, por una parte, las necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; y por la otra, las necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y Li bertad. Ambas categorías de necesidades pueden combinarse con la ayuda de una matriz. De la clasicación propuesta se desprende que, por ejem-
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plo, alimentación y abrigo no deben considerarse como necesidades sino como satisfactores de la necesidad fundamental de subsistencia. Del mismo modo, la educación (ya sea formal o informal), el estudio, la investigación, la estimulación precoz y la meditación son satisfactores de la necesidad de entendimiento. Los sistemas curativos, la prevención y los esquemas de salud, en general, son satisfactores de la necesidad de protección.
No existe correspondencia biunívoca entre las necesidades y satisfactores. Un satisfactor puede contribuir simultáneamente a la satisfacción de diversas necesidades o, la inversa, una necesidad puede requerir de diversos satisfactores para ser satisfecha. Ni siquiera estas relaciones son jas. Pueden variar según tiempo, lugar y circunstancias. Valga un ejemplo como ilustración. Cuando una madre le da el pecho a su bebé, a través de ese acto, contribuye a que la criatura reciba satisfacción simultánea para sus necesidades de subsistencia, protección, afecto e identidad. La situación es obviamente distinta si el bebé es alimentado de manera más mecánica. Habiendo diferenciado los conceptos de necesidad y de satisfactor, es posible formular dos postulados adicionales. Primero: Las necesidades humanas fundamentales son nitas, pocas y clasicables. Segundo: Las necesidades humanas fundamentales (como las contenidas en el sistema propuesto) son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia, a través del tiempo y de las culturas, es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades (Ver “Fundamentación” páginas 45 a 51).
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Cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos para la satisfacción de las mismas necesidades humanas fundamentales. En cada sistema, éstas se satisfacen (o no se satisfacen) a través de la generación (o no-generación) de diferentes tipos de satisfactores. Uno de los aspectos que dene una cultura es su elección de satisfactores. Las necesidades humanas fundamentales de un individuo que pertenece a una sociedad consumista son las mismas de aquel que pertenece a una sociedad ascética. Lo que cambia es la elección de cantidad y calidad de los satistactores, y/o las posibilidades de tener acceso a los satisfactores requeridos. Lo que está culturalmente determinado no son las nece sidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesidades. El cambio cultural es -entre otras cosas- consecuen-
cia de abandonar satisfactores tradicionales para reemplazarlos por otros nuevos y diferentes. Cabe agregar que cada necesidad puede satisfacerse a niveles diferentes y con distintas intensidades. Más aún, se satisfacen en tres contextos: a) en relación con uno mismo (Eigenwelt); b) en relación con el grupo social (Mitwelt); y c) en relación con el medio ambiente (Umwelt). La calidad e intensidad tanto de los niveles como de los contextos dependerá de tiempo, lugar y circunstancia. La pobreza y las pobrezas
El sistema propuesto permite la reinterpretación del con-
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cepto de pobreza. El concepto tradicional es limitado y restringido, puesto que se reere exclusivamente a la situación de aquellas personas que pueden clasicarse por debajo de un determinado umbral de ingreso. La noción es estrictamente economicista. Sugerimos no hablar de pobreza, sino de pobrezas. De hecho, cualquier necesidad humana fundamental que no es adecuadamente satisfecha revela una pobreza humana. La pobreza de subsistencia (debido a alimentación y abrigo insucientes); de protección (debido a sistemas de salud inecientes, a la violencia, la carrera armamentista, etc.); de afecto (debido al autoritarismo, la opresión, las relaciones de explotación con el medio ambiente natural, etc.); de entendimiento (debido a la deciente calidad de la educación); de participación (debido a la marginación y discriminación de mujeres, niños y minorías); de identidad (debido a la imposición de valores extraños a culturas locales y regionales, emigración forzada, exilio político, etc.) y así sucesivamente. Pero las pobrezas no son sólo pobrezas. Son mucho más que eso. Cada pobreza genera patologías , toda vez que rebasa límites críticos de intensidad y duración. Esta es una observación medular que conviene ilustrar. Economía y patologías
La gran mayoría de los analistas económicos estarían de acuerdo en que el crecimiento generalizado del desempleo, por una parte, y la magnitud del endeudamiento externo del Tercer Mundo, por otra, constituyen dos de los problemas económicos más importantes del mundo actual. Para el caso de algunos países
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de América Latina habría que agregar el de la hiperinación. Desempleo
A pesar de que el desempleo es un problema que, en mayor o menor grado, siempre ha existido en el mundo industrial, todo parece indicar que nos estamos enfrentando a un nuevo tipo de desempleo, que tiende a permanecer y que, por lo tanto, se está transformando en un componente estructural del sistema económico mundial. Es sabido que un individuo que sufre una prolongada cesantía cae en una especie de “montaña rusa” emocional, la cual comprende, por lo menos, cuatro etapas: a) shock, b) optimismo, c) pesimismo, d) fatalismo. La última etapa representa la transición de la inactividad a la frustración y de allí a un estado nal de apatía donde la persona alcanza su más bajo nivel de autoestima. Es bastante evidente que la cesantía prolongada perturbará totalmente el sistema de necesidades fundamentales de las personas. Debido a los problemas de subsistencia, la persona se sentirá cada vez menos protegida; las crisis familiares y los sentimientos de culpa pueden destruir las relaciones afectivas; la falta de participación dará cabida a sentimientos de aislamiento y marginación y la disminución de la autoestima puede fácilmente provocar crisis de identidad. La cesantía prolongada produce patologías. Sin embargo, esto no constituye la peor parte del problema. Dadas las actuales circunstancias de crisis económicas generalizadas, es decir,
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dada la magnitud del problema, no podemos seguir pensando en patologías individuales. Debemos necesariamente reconocer la existencia de patologías colectivas de la frustración, para las cuales los tratamientos aplicados han resultado hasta ahora inecaces. Aun cuando son procesos económicos los que generan el desempleo, una vez que éste rebasa magnitudes críticas, tanto en cantidad como en duración, no hay tratamiento económico alguno que sea capaz de resolver la problemática en que el problema original se ha transformado. Como problemática pertenece a una transdisciplina que aún no se ha comprendido ni organizado. Esto último, en términos de un programa para el futuro, representa el primer desafío. En lo que se reere a tendencias estas patologías colectivas aumentarán. Deuda externa
La deuda externa del Tercer Mundo también será res ponsable de otro tipo de patologías colectivas. Con el n de mantener al sistema bancario internacional robusto y sano, una gran cantidad de países y sus poblaciones tendrán que someterse a costa de quedar debilitados y enfermos. El Presidente del Partido Conservador Británico, John Gummer, señaló, a comienzos de 1985: “Estados Unidos importa los ahorros del resto del mundo y exporta la inación. Esto constituye un grave problema”. Ahora bien, debido a un dólar americano sobrevaluado y a tasas de interés exorbitantes, las naciones deudoras deberán pasar por todas las penurias para poder maximizar sus ingresos por concepto de exportaciones. Este
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hecho, inevitablemente, se realizará a costa de la depredación irreversible de muchos recursos, del aumento de hambrunas y de un creciente empobrecimiento, no coyuntural, sino estructural. Determinar cuáles serán las terribles patologías colectivas que irán surgiendo en los países pobres, como consecuencias de esta aberrante situación, es el segundo desafío. Hiperinfación
La experiencia latinoamericana demuestra que la hiperinación también trasciende la esfera económica y condiciona el conjunto de la vida social. Durante los últimos años, países como Brasil, Argentina, Bolivia y Perú han sido psicosocialmente devastados por una moneda en la que sus usuarios confían cada vez menos. Más allá de las consecuencias económicas de devaluaciones diarias (especulación nanciera, disminución crónica de inversiones productivas, deterioro sistemático de salarios reales) la inación sostenida, a tasas anuales de tres y hasta cuatro dígitos, erosiona la conanza de un pueblo, crea falsas expectativas que luego frustra violentamente, y despierta una profunda incertidumbre respecto del futuro. El temor por la salud de la moneda irradia sentimientos colectivos de creciente pesimismo respecto del país, del Estado y del futuro de cada persona. El agudo deterioro de la conanza conlleva inseguridad y escepticismo generalizados, fenómenos difíciles de revertir, y con los cuales es aún más difícil construir alternativas capaces de superar a esa misma crisis inacionaria. La problemática de la hiperinación no sólo tienen com ponentes económicos, sino psicológicos y sociales también. El nuevo concepto de inación inercial reconoce precisamente que,
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en parte, la inación es consecuencia de la propia inación. Es decir, las expectativas inacionarias determinan que el compor tamiento de las personas sea tal, que acaba imprimiendo aún más aceleración espiral inacionaria, lo que es un ejemplo claro de profecía autocumplida. De ahí que la única manera ecaz de atacar esta problemática sea a través de una coherente estrategia transdisciplinaria. Hemos aportado sólo tres ejemplos. Sin embargo, son muchos más los procesos económicos que, concebidos y diseñados en forma tecnocrática y con visión reduccionista, generan patologías colectivas. Los economistas, especialmente los ubicados en posiciones de inuencia, deberían hacer su propio esfuerzo de honesta autocrítica para descubrirlos y reconocerlos. Ello implica, por cierto, asumir como principio algo que parecería olvidarse con demasiada frecuencia: que la economía está para servir a las personas, y no las personas para servir a la economía.
Política y patologías El miedo
Dicha esquizofrenia política no se encuentra sólo al nivel de confrontaciones globales entre los grandes poderes: también se dan casos similares en muchos niveles nacionales. Todos son responsables de la generación de diversas patologías colectivas del miedo.
Sugerimos aquí, en calidad de ejemplo, cuatro tipos de patologías colectivas del miedo, de acuerdo a su origen: a) por confusión semántica originada en manipulaciones ideológicas;
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b) por violencia; c) por aislamiento, exilio y marginación; y d) por frustración de proyectos de vida. Seguramente hay otros, pero estos parecen sucientes a modo de ejemplo. Los eufemismos
Los discursos del poder están llenos de eufemismos. Las palabras ya no se ajustan a los hechos. A lo que deberíamos llamar aniquiladores , lo llamamos armas nucleares, como si se tratara simplemente de versiones más poderosas de las armas convencionales. Llamamos “mundo libre” a un mundo lleno de ejemplos de las más obscenas iniquidades y violaciones de los derechos humanos. En nombre del pueblo se instituyen sistemas donde el pueblo simplemente debe acatar, de manera obediente, los dictámenes de un Estado Todopoderoso. Marchas pacícas de protesta son severamente castigadas y los que en ellas participan son detenidos y condenados por “atentar contra el orden público y subvertirlo”. Sin embargo , y al mismo tiempo, las variadas formas de terrorismo de estado se aplican en nombre de las leyes y el orden. Podrían llenarse muchas páginas con ejemplos. El caso es que las personas dejan de comprender y, por lo tanto, se transforman en cínicas, o bien en masas perplejas, alienadas e impotentes frentes a la realidad. Violencia, marginación y exilio
La violación perturba directamente la necesidad de protección y, de este modo, da paso a una profunda ansiedad, por otra parte, el aislamiento, la marginación y el exilio político destruye la identidad de las personas y causan rupturas familiares con destrucción de afectos, y generan sentimientos de
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culpa, a menudo acompañados de fantasías o intentos reales de autoaniquilación. Además, la frustración de los proyectos de vida causados por una intolerancia política aniquiladora de la libertad, destruye la capacidad creativa de las personas, lo cual conduce lentamente, a partir de un profundo resentimiento, a la apatía y pérdida de la autoestima. Nuestro tercer desafío consiste en reconocer y evaluar patologías colectivas que los diversos sistemas socio-políticos son capaces de provocar -cada uno a su manera y con su propia intensidad- como resultado del bloqueo sistemático de necesidades tales como entendimiento, protección, identidad, afecto, creatividad y libertad. Resumen
Lo que se ha sugerido en esta reexión es que: a) cualquier necesidad humana fundamental no satisfecha de manera adecuada produce una patología; b) hasta el momento, se han desarrollado tratamientos para combatir patologías individuales o de pequeños grupos; c) hoy en día, nos vemos enfrentados a una cantidad de patologías colectivas que aumentan de manera alarmante, para las cuales los tratamientos aplicados han resultado inecaces; d) para una mejor comprensión de estas patologías colectivas es preciso establecer las necesarias transdisciplinariedades.
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La posibilidad de desarrollar diálogos fecundos entre disciplinas pertinentes para la adecuada interpretación de pro blemáticas como las mencionadas constituye el cuarto desafío. Nuevas patologías colectivas se originarán en el corto y largo plazo si continuamos con enfoques tradicionales y ortodoxos. No tiene sentido sanar a un individuo para luego devolverlo a un ambiente enfermo. Cada disciplina, en la medida en que se ha hecho más reduccionista y tecnocrática ha creado su propio ámbito de deshumanización. Volver a humanizarnos desde dentro de cada disciplina, es el gran desafío nal. En otras palabras, sólo la voluntad de apertura intelectual puede ser el cimiento fecundo para cualquier diálogo o esfuerzo transdisciplinario que tenga sentido y que apunte a la solución de las problemáticas reales que afectan a nuestro mundo actual. La humanización y la transdisciplinariedad responsables son nuestra respuesta a las problemáticas y son, quizás, nuestra única defensa. Si no asumimos el desafío, nadie será inocente. Todos seremos cómplices de generar sociedades enfermas. Y no hay que olvidar aquello que América Latina ha aprendido a costa de mucho dolor: que... si “en el país de los ciegos el tuerto es rey”; en “ las sociedades enfermas son los necrólios los que detentan el poder”. Sugerencias
Una línea de investigación fecunda en relación a las ten-
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dencias animadas por la estructura existentes es el estudio de problemáticas a n de estimular enfoques y perspectivas transdisciplinarias. La creciente complejidad de nuestras sociedades requiere de aproximaciones más amplias que las meramente disciplinarias. De ello derivan exigencias metodológicas y epistemológicas que será necesario identicar y responder. Por último, es imprescindible iniciar el reconocimiento de la magnitud y características de las patologías colectivas propias de la actual crisis, y diferenciarlas conforme a cómo se expresan en los distintos órdenes socioeconómicos y políticos que enfrenta dicha crisis. Deberá también trabajarse en el diseño de indicadores capaces de expresar la evolución y profundidad de patologías colectivas que surgen de fenómenos tales como el desempleo, la hiperinación, la marginalidad en sus distintas manifestaciones y la represión. Será necesario asimismo introducir en los ámbitos académicos y políticos una reexión más sistemática sobre las patologías colectivas, en el entendimiento de que desbordan los límites de las disciplinas individuales.
Unidad IV - Del ser y el trascender
Unidad IV Del ser y el trascender La tarde ha caído y en la fría noche que se adentra pareciera que la gente no sabe en donde refugiarse, se desquebrajan las instituciones que hasta ahora habían parecido estables y los principios y los valores que dieron vida a lo que conocimos como nuestra civilización parecieran haber quedado tan sólo como referencia, algo lejano que poco tiene que ver con nosotros, con nuestra manera de ser. Y es que cada vez que entra en crisis una manera de comprender y construir el mundo, cada vez que se sacuden los cimientos mismos de la civilización y los valores se desquebra jan, entran también en crisis los proyectos de vida, las luchas existenciales, las razones de ser.
Y se pierde el sentido. En las palabras de Laing25 estos períodos de crisis son tiempos de esquizofrenia social, tiempos para el surgimiento epidémico de vidas sin dirección, de vidas sin integridad que nos hacen parte de una sociedad que no sabe hacia donde va, tiempos en los que se pierde el sentido y se confunde la identidad. Son tiempos de transgresión. Y es que la época en que vivimos es una de retos muy grandes, de transformaciones globales, época para la reformulación de proyectos existenciales. 25
Prominente Psiquiatra Social canadiense.
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Época para volver a empezar. Y en estos tiempos, los seres humanos traducen su ansiedad en búsquedas desenfrenadas, en ansiedades profundas, en pobrezas dolorosas, en miedos de los que huyen a través de momentos efímeros y eternidades de locura. Y así, la droga, la violencia, el sexo desenfrenado, la
corrupción, la intolerancia racial son parte de esas respuestas, de esos escapes a la necesidad de saciar que dejan siempre un sabor de no más. Son patologías sociales de necesidades no satisfechas que caracterizan la esquizofrenia colectiva de nuestras sociedades. Y es que en medio del desenfreno de una sociedad sin valores se desencadenan procesos de suicidio colectivo, de pérdida de sentido y de razón. Y la mayoría de la gente opta por escapar, por huir detrás de una meta efímera y buscar en toda dirección. Nada es suciente para calmar la ansiedad, nada sacia la falta
de sentido. Marcuse señala que en una civilización como la nuestra pareciera que un país o una persona se valoran no por lo que son, sino por lo que tienen. Por aquello que han acumulado, por sus posesiones y no por sus convicciones. Y aún peor, que en una sociedad como la nuestra existe una verdadera crisis de convicciones, que ya no
se cree en nada. Que se ha perdido la capacidad de soñar. Vivimos en una sociedad que ha hecho una implícita acep-
Unidad IV - Del ser y el trascender
tación de la mediocridad, que la ha institucionalizado. En una sociedad en la que se ha perdido la coherencia entre lo que se piensa, de lo que se dice, lo que se hace y lo que se es. En una sociedad esquizofrénica. En una sociedad en la que se aceptan en silencio los niveles crecientes de violencia y desenfreno que parecieran no tener n.
En una sociedad que sufre una parálisis de voluntad. Esta parálisis de voluntad es sin duda alguna una de las características morales de nuestra época, pues sin siquiera darnos cuenta nos vamos haciendo parte de una masa sin voz, de una masa que no escucha los gritos del dolor y no ve los funerales pasar. Reexionemos:
¿Por qué decimos que en una época en la que se desquebrajan los valores surge lo que llamamos la esquizofrenia social? ¿Qué es la esquizofenia social? ¿Qué es una vida sin sentido? Regresando a nuestra reexión inicial sobre lo que somos, sobre lo que es nuestra naturaleza y realidad, sobre lo que es nuestro potencial, recordemos que los seres humanos —sin importar nuestra raza, credo, sexo, nacionalidad o condición social— po seemos necesidades humanas fundamentales que buscan perma-
Desarrollo Humano
nentes estados de equilibrio en un danza incesante de carencia y potencia, de ser y no ser.
Y en esa búsqueda constante de equilibrio, a la que Piaget reconoce como el motor del desarrollo humano , nuestras necesidades humanas fundamentales de subsistencia, protección, afecto, identidad, ocio, creación, entendimiento, participación y libertad nos impulsan a tener, a hacer, a estar y a ser, nos impulsan a realizarnos, a trascender. Pero cuando en esa búsqueda de respuestas, la falta de visión, el colectivo de nuestra cultura, la manipulación y el desenfreno de nuestra sociedad y nuestra propia opción personal nos llevan a escoger satisfactores violadores, inhibidores o pseudosatisfactores, estos paralizan nuestra posibilidad de ser, provocando esa infelicidad que causa la falta de encuentro con uno mismo y con los demás. Se arma que la insatisfacción sinérgica de nuestras nece -
sidades resulta en patologías individuales y sociales, en estados de insatisfacción real, en parálisis de desarrollo. Y es que el desarrollo humano y social sólo es posible cuando satisfacemos en forma sinérgica y natural nuestras necesidades fundamentales y conjugamos en nuestra propia vida los verbos estar, hacer, tener, ser y trascender en el sentido más pleno. ¿Es posible ese desarrollo en una sociedad de consumo que ha terminado por consumirnos a nosotros mismos? ¿Es posible ser y trascender en una sociedad que ha perdido el rumbo?
Unidad IV - Del ser y el trascender
Esta sociedad de consumo, de violencia y desamparo creciente, es una de la mayor necesidad. Es una donde los grandes ideales políticos y religiosos que consumieron la vida de las masas en tiempos no muy remotos, se han convertido ahora en pequeñas causas sociales, que inspiran luchas transversales que atraviesan a todos los estratos sociales y a todas las razas y religiones: luchas por los derechos de la mujer, por el equilibrio de la ecología, por los indígenas, por las especies en extinción pues es más fácil luchar por una de esas pequeñas pero importantes causas que enfrentarse al colectivo del desenfreno que hace sentir en las personas que aún quieren luchar... una terrible sensación de impotencia. Podríamos preguntarnos ¿Cuál es el sentido profundo que se oculta detrás de esa urgente ansiedad de identicarnos con
alguna causa? Laing señala, que más allá de la trascendencia que puedan tener o no las causas que escogemos para darle un sentido a nuestra propia existencia, esa cada vez más generalizada adhe sión a una causa, es señal de que en lo profundo de nosotros la mayoría anhelamos un mundo mejor, que la mayoría buscamos cómo enfrentarnos a nuestra propia parálisis de voluntad. En ese sentido, esa necesidad de identicación es una op -
ción de movimiento, es el despertar del deseo de ser más, es la búsqueda del trascender, pues más allá de todo, en esta sociedad que pareciera perdida: Cada cuerpo pide a gritos un alma.
Desarrollo Humano
Cada uno de nosotros busca desesperadamente — por los caminos más variados— aquello que le conduzca a encontrarse con su verdadero desarrollo.
Podríamos decir además que en el marco del verdadero desarrollo humano la práctica de una ética profunda y posibilitadora, es la práctica de nuestra libertad de ser y trascender. Y es que más allá del espejismo de satisfacción que dan a nuestra vida los diversos tipos de satisfactores deformantes, la práctica de nuestra libertad está íntimamente asociada con la búsqueda de respuestas sinérgicas a nuestras necesidades, de satisfactores que nos permitan ser. Ser, en ese sentido es vivir con intensidad, es conocer nuestras enormes potencialidades y vivir para pasar del plano de la potencia al plano de la acción. Es poner de maniesto lo
interno, es ejercer nuestra libertad. Y así como la semilla que al dejar de ser es más, pues por su muerte surge la vida, trascender es dejar de ser en la plenitud de ser más. Es reconocer al otro, legitimarlo, reconocer su potencial y respetar su libertad. Trascender es en este sentido, ir más allá.
Unidad IV - Del ser y el trascender
Reexionemos:
¿Por qué decimos que el desarrollo se logra cuando las personas buscan la satisfacción sinérgica y natural de sus necesidades humanas fundamentales? ¿Qué interrelación tienen nuestras necesidades humanas fundamentales con las dimensiones del tener, hacer, estar, ser y trascender? ¿Por qué decimos que la vida se conjuga en la relación sinérgica de uno consigo mismo, con el otro y con el medio natural y cultural?
Pasar del pensamiento a la acción, romper la parálisis de voluntad y ser consecuentes con lo que creemos, vivir de acuerdo a nuestros principios y valores, es ejercer nuestra libertad de ser , hacerlo en forma continua, más allá de lo aparente y buscar en todo la intensidad y la plenitud es trascender. Y es que en la época en que nos ha tocado nacer, la mayoría de la gente pasan por la vida sin haber tomado la decisión de ser. Reciben la herencia de una ética heterónoma que les señala desde afuera — en forma exógena— las líneas entre el bien y el
mal, que les marcan los límites de su libertad. Y no se atreven a pasar más allá. Estas líneas que se encuentran a los bordes y que nos de jan deambulando en el medio, nos convierte en mediocres, en caricaturas de lo que podemos ser.
Desarrollo Humano
Nadie puede ser más si no cree en lo que es y en lo que puede llegar a ser. Nadie puede llegar a ser si no ejerce su libertad de ser. En cierta ocasión, un ansioso joven se acercó a un venerable anciano y le preguntó con vehemencia: Señor, por favor dime ¿Qué es la libertad? El anciano al oírle, frunció un poco sus blancas cejas y narró al joven esta historia: Al caminar por las orillas del bosque, un hombre encontró un huevo de águila, lo alzó y lo colocó en el nido de una gallina de corral. El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos. Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos? Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día a lo lejos en el límpido cielo, divisó una magníca ave que otaba elegante y majestuosa por entre las corrientes
del aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas. La vieja águila miraba asombrada hacia arriba “¿Qué es eso?”, preguntó a una gallina que estaba junto a ella.
Unidad IV - Del ser y el trascender
“Es el águila; el rey de las aves”, respondió la gallina. “Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes de él”. De manera que el águila no volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de corral.26 .
¿Fue libre esa águila que nunca se atrevió a volar? Esa águila tal vez pensó en volar, pero no lo hizo. Nunca realizó sus deseos de volar, sus sueños no fueron sucientes para
convertirse en acción. Y como nunca paso de sus deseos a los hechos, nunca fue libre, no permitió el desarrollo de su propio potencial. Esta es una característica esencial de la libertad. La libertad tiene que atestiguarse en las obras. Sin este testimonio de los actos, la libertad se desvanece. Una persona puede armar que es libre; pero, para probarlo
tiene que realizar actos que demuestren que efectivamente lo es. La libertad no se posee como un objeto cualquiera. La libertad se vive. La libertad tiene que ser practicada para no quedarse en pura intencionalidad. Una persona realiza actos libres porque arma ser libre
y cree ser libre. La vieja águila de nuestra historia nunca voló porque nunca creyó que podía hacerlo. No armó nunca lo que
realmente era. Transcurrió pasivamente toda su vida con una imagen falsa sobre sí misma. Nunca fue. 26
Anthony de Mello, en El Canto del Pájaro.
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De la creencia de ser libre y de la intención o deseo de ser libre es que pasamos a tener actos libres. La libertad es pasar del creer ser libre a realizar actos libres. A ser. La libertad es pasar de nuestros proyectos existenciales a nuestras realidades existenciales, es convertir lo potencial en real. La libertad es en ese sentido una exigencia práctica, es una tarea
que no se acaba, es el salto de la potencialidad a la realidad. De la convicción al hecho. Del ser al estar, al hacer, al tener, al trascender...para realmente ser. Ahora bien, llamamos ética al viaje, paso, salto que una persona hace entre su poder-desear ser y hacer y lo que realmente ha hecho y podido. Nos topamos con el quehacer de la Ética toda vez que una persona transita desde la creencia e intención o deseo de ser libre a la realidad de la concreción de sus actos. La raíz de la ética está tanto en el deseo de ser y hacer como en la potencialidad de ser y hacer. Consiguientemente, la
raíz de la Ética no está en la ley, ni en un determinado mandato de la conciencia. Mucho menos es una prohibición. La raíz de la ética está en la libertad de ser. Y así como en el cuento de la vieja águila que vivió su vida como gallina, la falta de conciencia sobre lo que se puede llegar a ser es el más grande obstáculo para el desarrollo integral. Un viejo proverbio judío dice que al morir el hombre sufre por lo malo que hizo, pero sufre más por lo bueno que dejó de hacer.
Unidad IV - Del ser y el trascender
Y es que la mayoría de la gente no se atreve a ser mejor de lo que es tácitamente aceptado por la cultura social y la mayoría se dejan llevar por la inercia de la mediocridad. Alguien que se atreve a ir más allá del aparente bien... trasciende, es. Pero para lograrlo es necesario tener una clara conciencia ética, una conciencia plena de lo que se es y de lo que se quiere ser y hacer una práctica diaria que nos permita ser más y que le dé al otro la posibilidad de ser más. No nos construimos en forma aislada, no somos producto de nuestra propia subjetividad, ésta se construye en el colectivo de la cultura y la puesta en práctica de nuestra libertad. Nuestra libertad, sin embargo, sólo puede ser ejercitada en la búsqueda plena de nuestra felicidad y de la felicidad del otro, en un sentido profundo por romper las barreras, por ir más allá. Eran las nueve de la noche, el frío helaba todos los rincones de la casa y aquel buen hombre tomaba un chocolate caliente mientras leía un libro. —Éste debe ser el invierno más frío— dijo a su mujer y ella asintió con un gesto. De pronto se oyó que alguien tocaba a la puerta y el hombre solícito se levantó para ver quién llamaba en esa noche tan fría.
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Al abrir se encontró con un mendigo que tiritando le pidió algo para calmar su frío. Mientras su mujer le daba al mendigo un chocolate caliente, el buen señor buscaba entre sus ropas el abrigo más grueso, el mejor que tenía y se lo daba, creyendo que de esta manera aquel pobre viejo podría estar bien. El mendigo se fue, y el hombre y su esposa subieron a dormir. A la mañana siguiente y mientras leía el periódico el buen hombre se jó de repente en una noticia que le llenó de pena:
Habían encontrado la madrugada anterior a un mendigo muerto de frío en las laderas del bosque, pero eso no era lo raro, pues mucha gente de la calle moría de frío en aquellos días, lo raro era que aquel mendigo llevaba consigo un no y grueso abrigo.
El hombre dejó de comer y se quedó pensativo, que pena, se dijo a sí mismo, anoche yo hice algo bueno le dí al mendigo un abrigo, pero no hice lo mejor, pues lo mejor hubiese sido invitarle a pasar, compartir con él mi hogar.
Y es que el ejercicio de nuestra libertad va más allá de las leyes y las normas que regulan el comportamiento medio y templan la moral, se sustenta en la conanza en lo que se es y
se puede llegar a ser y en la valoración del otro y de su libertad. Así, no es suciente con hacer lo bueno deberíamos pro -
curar siempre hacer lo mejor. En la búsqueda de trascender
Unidad IV - Del ser y el trascender
El joven hombre se consumía de angustia viendo pasar su vida sin poder alcanzarla, sus ojos reejaban la tristeza de
alguien que no sabía el por qué. Estaba tras las rejas de una cárcel que le hacía soñar libertad. Señor -dijo a un anciano que llevando una cadena atada el pie se movía cerca de su fría ventana-, cómo puedo yo saber el misterio de la vida y de la muerte, de la sombra y de la luz, cómo puedo yo conocer la libertad. El anciano le miró sorprendido, recordando que hace ya muchos años él también había sentido esa angustia por saber, esa necesidad de entender el por qué. Ven conmigo, le llamó, sal de esa casa de hierro y camina conmigo ante aquel fuego que arde sin quemar, allí mientras tu cuerpo es abrazado por la cálida brisa procuraré decirte el por qué...Y sin saber cómo, el joven hombre se vio sentado al lado del anciano, quién mirándole serenamente le expresó: “La realidad está más allá de aquello que parece y tiene muchas caras, te mira desde todas las ventanas y te juzga para ver si eres merecedor de contemplar su intimidad”. “ La realidad entonces no es lo que parece sino lo que es”. “En medio de la calma profunda vive el corazón de la tormenta y en medio de la oscuridad se oculta el sol. Y la libertad,
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amigo mío, no es un lugar sino un estado de conciencia que te permite ser. No temas a la muerte pues ella es el principio de la vida y el camino hacia la luz...” Al decir esto el anciano abrió de par en par un hermoso cofre en el que se encontraba una perla, mira le dijo al joven: “ Esta perla es el trabajo de los años de una anciana ostra que entendió que sólo podía ser libre si sacaba fuera de ella todo aquel potencial que tenía adentro y lo ponía de maniesto,
y así mientras la ostra moría tejía con su vida la belleza de lo que podía ser”. “El joven contempló callado la perla y se dijo a sí mismo... seré libre cuando trascendiendo el miedo a la muerte teja con mi vida el enorme potencial que hay en mí”. Amaneció tras las rejas y una a una se fueron abriendo...27
Y es que en la búsqueda de trascender, de ser más, cada uno de nosotros tiene su propia velocidad, sus propios miedos, sus propias luchas. Lo importante es entender que estos miedos se desvanecen en la práctica diaria de la libertad. Por otro lado es importante entender que la práctica de la libertad es la práctica de una ética autónoma, es la construcción de una opción personal, la ejercitación del libre albedrío, la decisión y el acto de ser. 27
Tomado del cuento, Umbrales de Libertad, J. Stover, 1989.
Unidad IV - Del ser y el trascender
Reexionemos:
¿Por qué decimos que en la búsqueda por trascender no es suciente hacer lo bueno, sino deberíamos hacer lo mejor? ¿Cómo podemos
poner en práctica nuestra libertad? ¿Qué es el libre albedrío? Cada uno de nosotros es constructor de su propia libertad
En el emergente paradigma sinérgico, en el que ha cambiado profundamente el sentido pleno de lo humano, es importante enfatizar la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros en la tarea de construir nuestra propia práctica de la libertad, nuestro ejercicio personal de la ética. Una visión de esta naturaleza implica la asunción de la responsabilidad individual en el proceso de ser persona. En ese sentido y como referimos con anterioridad, cada persona es constructor y sujeto de su propia existencia y más
allá de ello es responsable de pasar de la potencia a la acción en el marco de la libertad del otro. Es responsable sobre todo de hacer que su realidad existencial sea consecuente con su proyecto existencial , es decir, que aquello que maniesta en palabras y acciones y en su interacción
con los demás sea la práctica de lo que cree.
Desarrollo Humano
Reexionemos: ¿Cuál es nuestra visión de persona en el nuevo
paradigma? ¿Cómo se puede hacer que nuestra realidad existencial sea consecuente con el proyecto existencial?
Y aunque en medio de la profunda oscuridad de la noche que se adentra parecería que toda acción se pierde en el plano de la impotencia, es importante entender que todos los grandes cambios empiezan con uno, que de gotas está hecho el océano y que si de algo urgimos en esta época de crisis y transición es de una profunda revolución ética. Y en esa determinación de ser más, en ese deseo de trascender que nos embarga debemos tener paciencia con nosotros mismos y con los otros, porque aunque nuestros pasos sean cortos —porque estamos en contra de la corriente— sólo el que lucha por ser llega a ser. Una antigua leyenda india dice que el pájaro más bello que existe es el pavo real, pero también es el que posee las patas más
feas. Por eso el pavo real no mira hacia el suelo y tiene erguida su mirada con la visión en lo alto. Por otro lado, en medio de la incertidumbre que inunda el futuro de la raza humana sobre el planeta, hay que conar en el
ser humano y recordar que más allá de nuestra aparente limitación, las puertas del cambio se abren de par en par a aquellos que
Unidad IV - Del ser y el trascender
tocan con fuerza. Y que esa fuerza no es sino la perseverancia y la fuerza del amor. Hay que recordar que aunque nos pareciera imposible toda realidad empezó con un sueño y aún podemos soñar. Un sabio hombre caminaba a la orilla del océano. De re pente perdido en el horizonte vio a un joven que danzaba entre las olas y la playa. Intrigado el hombre caminó hacia el joven y al estar cerca pudo apreciar que en realidad no danzaba sino se agachaba recogiendo estrellas de mar que — para que vivieran — devolvía al océano. ¿Qué haces? -le dijo- ¿Por qué pierdes tu tiempo recogiendo estrellas de mar, si hay miles y miles de estrellas a la orilla del océano y aunque pases toda tu vida recogiéndolas y devolviéndolas, tu intento se reducirá a salvar tan sólo a unas cuántas estrellas? Lo que haces no tiene sentido. El joven se quedó en silencio, sonrió dulcemente, se agachó, tomando suavemente una estrella de mar y al devolverla al oceáno dijo: Para esa estrella tiene sentido. Y es que a veces, en la complejidad de los problemas que abruman nuestros días perdemos de vista que la inmensidad del universo está construida de pequeños fragmentos que se unen y lo abarcan todo. Que somos mucho más que sueños, realidades que sólo llegarán lejos cuando disfruten los pequeños pasos que dan por el camino, apreciando los amaneceres y las noches, y las tempestades, la luz y la sombra y todo aquello que está más allá.
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Lectura complementaria N° 4
Tomado del Libro Ética y Liderazgo, J. Stover, F. Arata, La Paz Bolivia, 1996 IV.
El Desarrollo de lo Moral
Uno de los aportes más importantes para la comprensión del desarrollo moral es el formulado por Bull, el que además de caracterizar los diferentes estadios del desarrollo moral, establece la funcionalidad de cada etapa en el proceso de desarrollo, así como su funcionalidad dentro de la vida adulta. En su propuesta Bull establece la imposibilidad de alcanzar niveles de realización del ser si la educación (desde la familia, la escuela y la sociedad) no tienen conciencia de la importancia de su participación efectiva en el proceso del desarrollo humano integral, un desarrollo que más allá de lo económico pasa por lo cognitivo y lo ético. Entendiendo el desarrollo ético como el ejercicio de la libertad. Las etapas del desarrollo moral según Bull podrían sintetizarse en el siguiente esquema: Etapas
à
Anomia - Heteronomía - Socionomía - Autonomía (0,6) (7-8) (9-12) (13- )
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A.
Etapa de ANOMIA (etapa y nivel “pre-moral”) (0-6 años)
Según Bull, esta etapa es decisiva en la conguración del sujeto moral. Tal importancia no queda sucientemente expresada con el término de anomi a el cual sugiere la ausencia de moralidad. Es preferible servirse del sub-título; etapa y nivel “pre-moral”. De este modo se insiste en la estructura pre-consciente y pre-responsable de los importantes procesos que conguran tanto el desarrollo (etapa) como la estructura (nivel) de la vida moral. Siguiendo la evolución psicológica del individuo durante estos primeros años se podrían ir señalando los factores que tienen particular repercusión para la vida moral. Por ejemplo: a) la expectativa de los padres ante el futuro hijo, b) las repercusiones de la vida prenatal y del parto; c) la primera relación con el recién nacido (de seguridad, de afecto, etc.); d) la aparición del “otro” como presencia graticante o como ausencia sentida; e) la motricidad como factor decisivo en la ontogénesis del comportamiento; f) el control esnteriano en cuanto realidad y símbolo de aprendizaje moral; g) el complejo de Edipo; h) las primeras reacciones conscientes ante hechos morales (“realismo moral”). Sin entrar en la exposición analítica de todos esos datos preferimos caracterizar la primera etapa/nivel de la conducta moral siguiendo las tres pautas indicadas: 1.
Características de la etapa/nivel:
Unidad IV - Del ser y el trascender
B.
-
Comportamientos realizados desde la instintividad.
-
Controles y sanciones del comportamiento: placer o dolor.
-
Acompañante del comportamiento: “La disciplina de las consecuencias naturales” (Rousseau, Spencer).
2.
Función de la etapa en el proceso del desarrollo moral:
-
Introduce el factor del orden, imprescindible para la constitución de la estructura moral.
-
Propicia el dominio o control de las funciones orgánicas, soporte real y simbólico de la conducta moral.
3.
Función del nivel en la estructura adulta de la conducta moral:
-
Las características de la etapa de anomía persisten en las siguientes y en la vida moral de adulto. En la conducta moral del adulto existen niveles pre-morales: lo que los moralistas casuistas llamaban “movimientos primeros” y los actuales estudian bajo el epígrafe de “subconsciencia moral”.
Etapa de HETERONOMIA (etapa y nivel de “moral externa”) (7-8 años)
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Desde la losofía de Kant y desde la psicología de Piaget el término “heteronomía” goza de una consagración técnica para expresar la forma de moral impuesta al sujeto desde fuera. En todas las concepciones éticas esta etapa y este nivel reciben un tratamiento de importancia. Por otra parte, la heteronomía es un aspecto de la conducta moral fácil de detectar y de analizar. 1.
Características de la etapa/nivel:
-
Comportamiento moral impuesto desde fuera; las fuentes de la heteronomía son para el niño fundamentalmente tres: la familia (símbolo: el padre), la escuela (símbolo: el profesor), la sociedad (sím bolo: el policía).
-
Controles y sanciones del comportamiento: premio y castigo.
-
Acompañante del comportamiento: el temor más o menos servil.
2.
Función de la etapa en el proceso del desarrollo moral:
-
Para Piaget esta etapa no tiene funcionalidad positiva; según él, de la heteronomía no se pasa a autonomía: entre una y otra no hay secuencia sino ruptura.
-
Para Bull, sin embargo, la etapa de heteronomía si tiene funcionalidad positiva con tal de que se la considere como medio y no como n. Colocados
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en la segunda opción, destacamos las dos funciones siguientes:
C.
-
Universalización de la exigencia y de la norma ética: de por sí, obligan siempre y a todos.
-
Obligatoriedad o carácter vinculante de las exigencias y de las normas éticas.
3.
Función del nivel en la estructura adulta de la conducta moral:
-
La heteronomía no es solamente una etapa del desarrollo moral del niño sino que sigue siendo un nivel de criterio a lo largo de toda la vida, en mayor o menor grado. Tendrá funcionalidad positiva cuando se encuentre integrada y asumida en los procesos de autonomía; en cambio, cuando el nivel de la heteronomía predomina en la conducta moral del adulto surgen los fallos típicos del heteronomismo ético: legalismo, farisaísmo, etcétera.
Etapa de SOCIONOMIA (etapa y nivel de “moral externa/interna”) (9-12 años)
Con el término de “socionomía” se abarca un área importante de la vida moral en la que los criterios éticos se conguran a través de las relaciones con los demás dentro de sociedad. Es una moral “externa”, en cuanto que proviene del grupo, pero al mismo tiempo “interna”, en cuanto que el sujeto está dentro del grupo como un factor de decisión. En cuanto etapa del desarrollo
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moral, la socionomía es decisiva en la conguración ética del sujeto: en ella se congura la estructura ética de justicia y se inicia la estimativa ética hacia los valores morales. En cuanto nivel de la conducta moral, la socionomía es la base de una ética genuinamente civil. 1.
Características de la etapa/nivel:
-
Comportamiento moral desde el grupo (en el que el sujeto se siente también activo). Controles y sanciones del comportamiento ala banza y censura (aunque siguen inuyendo los controles de la etapa anterior). Acompañante del comportamiento: la conciencia de pertenecer responsablemente a un grupo (cierta interiorización de la responsabilidad) y de coo perar con él (conciencia de la reciprocidad).
-
2.
Función de la etapa en el proceso del desarrollo moral:
-
Surgen las estructuras éticas de la reciprocidad, de la cooperación, del diálogo, del pluralismo, etc., la moral comienza a asentarse sobre el fundamento del “contrato social”. Aparece la “simpatía natural”, soporte antropológico de la ética (sobre todo, en las concepciones morales inglesas posteriores a Hume): la moral comienza a funcionar como “un colocarse en la perspectiva del otro” (“role-taking”; observador imparcial; etc.).
-
Unidad IV - Del ser y el trascender
-
3.
Se formula el principio básico de la reciprocidad moral: la “regla de oro” (lo que no quieras para tí, no lo hagas a los demás) que supera la “regla de bronce” (ojo por ojo y diente por diente). Se inicia la estimativa moral concreta a partir del núcleo axiológico de la Justicia. Función del nivel en la estructura adulta de la conducta moral:
La socionomía, entendida en su sentido más amplio, sigue siendo un fuerte nivel de criterio moral en la madurez. En ella incluimos no sólo las sanciones especícas de la alabanza y la censura sociales, sino también el sentido de reciprocidad que subyace a esas sanciones y que les da validez. La calidad de la reciprocidad varía, pero su tono general es el de reconocimiento de las obligaciones mutuas, debidas no sólo a los demás, sino también a uno mismo”. D.
Etapa de AUTONOMIA (etapa y nivel de la “moral interna”) (de los 13 años en adelante)
La “autonomía” marca el nal del desarrollo moral y calica el nivel regulador de la conducta adulta. Es la estructura ideal del comportamiento moral. En cuanto etapa, la autonomía se caracteriza por desarrollar el factor de la autorregulación. Este factor se origina cuando las normas que gobiernan el comportamiento moral proceden del interior del sujeto. De este modo en la etapa de autonomía se consolida el dinamismo de interiorización iniciado en las etapas
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anteriores. Con la autonomía se constituye el sujeto moral pro piamente dicho. De ahí que la autonomía sea también el nivel decisivo de la conducta moral adulta. Es importante observar que la autonomía sólo es posible en el marco del respeto de uno por uno mismo, de uno por el otro y de uno por el medio natural y social. 1.
Características de la etapa/nivel:
-
Comportamiento por lo regulado desde el interior del sujeto. Controles y sanciones del comportamiento: la coherencia y la incoherencia personal. Acompañante del comportamiento: independencia de criterio y autonomía emocional.
2.
Función de la etapa en el proceso del desarrollo moral:
-
Aparece la subjetividad como ámbito de la conciencia moral. Frente al “realismo moral”, frente al “imperio de la ley” y frente a la “rigidez del consenso social” se valora el universo motivacional (las “intenciones” del sujeto). Se comienza a tener en cuenta la “situación” dentro de la moral; la “universalización de la norma” queda matizada y ablandada con la aceptación de las “excepciones”. La estimativa moral concreta avanza por el criterio y la vivencia del valor del hombre como núcleo
-
-
-
Unidad IV - Del ser y el trascender
básico de la ética. 3.
Función del nivel en la estructura adulta de la conducta moral:
-
La autonomía da “sentido” a los niveles anteriores. Ella es el factor primario en la “organización” e “integración” de la vida moral adulta.
Para terminar la exposición del esquema del desarrollo moral conviene advertir que no se trata directamente de un proyecto de educación moral. El esquema pretende formular el hecho del desarrollo moral, sobre ese hecho se organiza la educación. Sin embargo, el esquema consignado ofrece posibilidades para detectar los aciertos y los fallos (detenciones, hipertroas, atroas, etc.) en el desarrollo moral, aciertos y fallos que tienen sus correlatos en los niveles de la conducta moral adulta.
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Tomado del libro El reencantamiento del mundo, Morris Berman Editorial: Cuatro vientos Casilla 131- Santiago 29 – CHILE Introducción
Paisaje Moderno “Por todas partes vemos a aquellos que se empeñan por orientar y dirigir la vida de los demás al mismo tiempo que ellos mismos no darían nada por la suya propia, hombres que a pesar de temer la muerte odian la vida” William Morris, Noticias de Ninguna Parte (1891)
Hace ya varios años que (basado en mi formación en historia de la ciencia) estoy intentando escribir un libro no demasiado técnico, que trate ciertos problemas contemporáneos. En un trabajo anterior, una monografía muy técnica, pude insinuar algunos de los problemas que caracterizan la vida en las naciones industrializadas de Occidente, problemas que parecen profundamente alarmantes. Comencé ese estudio en la creencia de que las raíces de nuestro dilema eran de naturaleza social y económica; pero una vez que lo hube completado, me percaté de que había omitido por entero una importante raíz espistemológica. En otras palabras, empecé a sentir que algo andaba muy mal con nuestra visión del mundo en su totalidad. La vida occidental parece estar derivando hacia un incesante aumento
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de entropía, hacia un caos económico y tecnológico, hacia un desastre ecológico y, nalmente, hacia un desmembramiento y desintegración psíquica y he llegado a dudar que la sociología y la economía puedan, de por sí, dar una explicación adecuada a este estado de cosas. Por lo tanto, este libro es un intento de llevar ese análisis previo un paso más allá, es decir, captar la era moderna, desde el siglo XVI al presente, como una totalidad, y encontrar un punto de conuencia con las presuposiciones metafísicas que denen este período. Esto no signica tratar la mente y la conciencia como una entidad independiente, escindida de la vida material; no creo que ese sea el caso. Para los nes de la discusión, sin embargo, a veces será necesario separar estos dos aspectos de la experiencia humana; y aunque haré todos los esfuerzos posibles para demostrar su interpenetración, el foco primario en este libro estará en las transformaciones de la mente humana. Este énfasis surge de mi convicción de que los asuntos fundamentales confrontados por cualquier civilización a lo largo de su historia, o por cualquier persona en su propia vida individual son, a nal de cuentas, asuntos de signicado. Históricamente, la pérdida de signicado, ya sea en un sentido losóco o religioso –la división entre hecho y valor que caracteriza la época moderna-, está enraizada en la Revolución Cientíca de los siglos XVI y XVII. ¿Y por qué tendría que ser así? La visión del mundo que predominó en Occidente hasta la víspera de la Revolución Cientíca fue la de un mundo encantado. Las rocas, los árboles, los ríos y las nubes eran contem plados como algo maravilloso y con vida, y los seres humanos
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se sentían a sus anchas en este ambiente. En breve, el cosmos era un lugar de pertenencia, de correspondencia. Un miembro de este cosmos participaba directamente en su drama, no era un observador alienado. Su destino personal estaba ligado al del cosmos y es esta relación la que daba signicado a su vida. Este tipo de conciencia –la que llamaremos en este libro “conciencia participativa”- involucra coalición o identicación con el ambiente, habla de una totalidad psíquica que hace mucho ha desaparecido de escena. La alquimia resultó ser en Occidente la última expresión de la conciencia participativa. La historia de la época moderna, al menos al nivel de la mente, es la historia de un desencantamiento continuo. Desde el siglo XVI en adelante, la mente ha sido progresivamente exonerada del mundo fenoménico. En la teoría al menos, los puntos de referencia de toda explicación cientíca moderna son la materia y el movimiento, aquello que los historiadores de la ciencia llaman la “losofía mecánica”. Los desarrollos contem poráneos que han puesto en tela de juicio esta visión del mundo -por ejemplo, la mecánica cuántica y ciertos tipos de investigación ecológica- no han hecho mella en la forma predominante de pensamiento. Este tipo de pensamiento puede describirse mejor como un desencantamiento, una no participación, debido a que insiste en la distinción rígida entre observador y observado. La conciencia cientíca es una conciencia alienada: no hay una asociación ectásica con la naturaleza, más bien hay una total separación y distanciamiento de ella. Sujeto y objeto siempre son vistos como antagónicos. Yo no soy mis experiencias y por lo tanto no soy realmente parte del mundo que me rodea. El punto nal lógico de esta visión del mundo es una sensación de
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reicación total; todo es un objeto ajeno, distinto y aparte de mí. Finalmente yo también soy un objeto, también soy una “cosa” alienada en un mundo de otras cosas igualmente insignicantes y carentes de sentido. Este mundo no lo hago yo: al cosmos no le importo nada y no me siento perteneciente a él. De hecho, lo que siento es un profundo malestar en el alma. ¿Qué signica, traducido en términos cotidianos, este desencantamiento? Signica que el paisaje moderno se ha convertido en el escenario de la “administración masiva y violencia desenfrenada”, un estado de cosas claramente percibido por el hombre corriente. La alienación y la futilidad que caracterizaron las percepciones de unos pocos intelectuales a comienzos de siglo han llegado a dominar, al nal de este siglo, la conciencia del hombre común. La mayoría de los trabajos son idiotizantes, las relaciones vacías y transientes, la pista de la política absurda. En el vacío creado por el colapso de los valores tradicionales, tenemos algunas revitalizaciones evangélicas de tipo histérico, conversiones masivas a la Iglesia del Reverendo Moon, y un gran retraimiento hacia la evasión que ofrecen las drogas, la televisión y los tranquilizantes. También tenemos la búsqueda desesperada de terapia, en estos momentos una obsesión nacional, en la que millones de estadounidenses tratan de reconstruir sus vidas sumidos en un sentimiento profundo de anomimato y desintegración cultural. Una época que tiene por norma la depresión es en verdad una época oscura y triste. Tal vez nada es más sintomático de este malestar general que la incapacidad que han demostrado las economías industriales de proveer empleos signicativos. Hace algunos años,
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Herbert Marcuse describía las clases asalariadas en los Estados Unidos como “unidimensionales”. “Cuando las técnicas se convierten en la forma universal de producción material”, escribió, “esto circunscribe una cultura en su totalidad; proyecta una totalidad histórica –un mundo”. Se puede hablar de alienación como tal porque ya no hay un sí-mismo que alienar. Hemos sido todos comprados, hace tiempo que todos nos hemos vendido al sistema y ahora nos identicamos completamente con él. «La gente se reconoce a sí misma en sus bienes», concluía Marcuse; “se han convertido en lo que poseen”. La tesis de Marcuse es una tesis plausible. Todos conocemos al vecino que cada domingo lava amororosamente su automóvil con un ardor casi erótico. Sin embargo, las observaciones actuales de la vida cotidiana de las clases media y trabajadora tienden a refutar la observación de Marcuse de que para estas personas el sí mismo y los bienes se han fusionado, produciendo lo que él denomina una “conciencia feliz”. Si tomamos únicamente dos ejemplos: Las entrevistas de Studs Terkel con cientos de estadounidenses de todas las esferas de la vida, revelaron cuán vacías e insignicantes consideraban ellos sus propias vocaciones. Arrastrándose día a día al trabajo, empujándose a través del tedio diario de escribir a máquina, archivar, recoger dineros de pólizas de seguros, estacionar automóviles, entrevistar a aspirantes a benecios de seguridad social y, -en gran medida fantaseando en el trabajo- estas personas, dice Terkel, ya no son caracteres tomados de Charles Dickens, sino que salidos más bien de Samuel Bercktt. El segundo estudio, de Sennett y Cobb, demostró que la noción de Marcuse de un consumidor inconsciente estaba completamente errada. El trabajador no compra
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bienes porque se identica con el modo estadounidense de vida (The american Way of Life), sino porque está angustiado y cree que esta angustia se puede mitigar con los bienes materiales. El cosumismo es visto paradójicamente como un modo de salida del sistema que lo ha dañado y que secretamente aborrece; es un modo de mantenerse libre de la garra emocional del sistema. Sin embargo, el mantenerse libre del sistema no es una opción viable. A medida que el pensamiento tecnológico y burocrático invaden los rincones más profundos de nuestras mentes, la preservación de un espacio psíquico se ha tornado algo casi imposible. Los así llamados «candidatos de alto potencial” para posiciones ejecutivas en corporaciones estadounidenses han recibido generalmente un tipo de educación especializada superior en que se les enseña a comunicarse persuasivamente, a facilitar la interacción social, a leer el lenguaje corporal y otras cosas parecidas. Esta disposición mental es luego llevada a la esfera de las relaciones personales y sexuales. Uno aprende así por ejemplo, cómo descartar amigos que pueden ser obstáculos en nuestra carrera y establecer nuevas relaciones que pueden ayudarnos en nuestro ascenso. La esposa del empleado tam bién es evaluada como un riesgo o una ventaja en términos de su destreza diplomática. Y para la mayoría de los varones en las naciones industrializadas, el acto sexual en sí mismo se ha convenido literalmente en un proyecto, un asunto que consiste en utilizar las técnicas adecuadas para alcanzar la meta prescrita y así ganar la aprobación deseada. El placer y la intimidad se ven casi como un impedimento del acto. Pero una vez que el ethos de la técnica y de la administración han invadido las esferas de la sexualidad y la amistad, literalmente no dejan lugar donde
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esconderse. Así resulta que “el muy difundido clima de ansiedad y neurosis” en que estamos inmersos es inevitable. percepción, real
sí-mismo corporalizado vital
otro
acción, significativa
Figura 1. Diagrama esquemático de la interacción sana según R.D. Laing (de Laing, El Yo Dividido )
Estos bosquejos del paisaje psicológico interno dejan al descubierto las maquinaciones del sistema. En un estudio que ocialmente trataba de la esquizofrenia, pero que en su mayor parte era un perl de la psicopatología de lo cotidiano, R.D. Laning mostró cómo llega a dividirse la psiquis, creando falsos sí-mismos, en un intento de protegerse de estas manipulaciones. Si fuéramos a caracterizar nuestras relaciones habituales con otras personas, podríamos (como una primera aproximación), describirlas como están en la Figura 1 (véase arriba). Aquí tenemos al sí-mismo y al otro en una interacción directa, relacionándose con el otro de un modo inmediato. Como resultado, la percepción es real, la acción es signicativa y el sí-mismo se siente corporalizado, vital (encantado). Pero, como se insinúa claramente en la discusión de arriba, tal interacción casi nunca ocurre. Para nadie somos “enteros” menos aún para nosotros mismos. Más bien nos vemos en un mundo de roles sociales, de rituales interaccionales y juegos complejos que nos obligan a proteger el sí-mismo desarrollando lo que Laing denomina el
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«falso sistema de sí-mismo» (false self system). percepción, irreal
sí-mismo interior
desvitalización generalizada sí-mismo falso corporalizado
otro
acción, fútil
Figura 2. Digrama esquemático de la interacción esquizoide según Laing (de Dividido).
El Yo
En la gura 2, el sí-mismo se ha dividido en dos: el sí-mismo “interior” se retira de la interacción, permaneciendo como un observador cientíco, mientras que el cuerpo –que ahora es percibido como falso o muerto(desencantado)- es el que se relaciona, en forma falsa o simulada, con el otro. La percepción es, por lo tanto, irreal y la acción corres pondientemente fútil. Como dice Laing, en el trabajo -y en el amor- nos retraemos hacia la fantasía y establecemos un falso sí-mismo (identicado con el cuerpo y sus acciones mecánicas) el cual ejecuta los rituales necesarios para que tengamos éxito en nuestras tareas. Este proceso comienza en algún momento del tercer año de vida, es reforzado en el jardín infantil y en los años de educación media, y nalmente se convierte en el destino diario de nuestra vida de trabajo. Todo el mundo, dice Laing manipula, para evitar a su vez ser manipulado. El objetivo es la protección del sí-mismo está de hecho escindido de cualquier relación signicativa, eventualmente se sofoca a medida que los seres humanos se distancian de los eventos de sus propias vidas.
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El ambiente se torna cada vez más irreal. A medida que este proceso se acelera, el sí-mismo empieza a luchar consigo mismo y a recriminarse acerca de la culpa existencial que ha llegado a sentir, creándose así otra división. Nos atormenta nuestra falsedad, nuestro representar roles, nuestro huir del intento de llegar a ser lo que realmente somos o podríamos ser. A medida que aumenta la culpa, silenciamos las voces disidentes con drogas, alcohol, fútbol -cualquier cosa para evitar encarar la realidad de la situación-. Cuando se agota esta auto-misticación, o el efecto de las pastillas, quedamos aterrorizados por nuestra propia traición y por la vacuidad de nuestros “éxitos” manipulados. Las estadísticas que reejan esta condición solamente en Estados Unidos, son tan nefastas que desafían una comprensión. Hay actualmente una tasa signicativa de suicidios en el grupo de niños que va de siete a diez años de edad y entre 1966 y 1976 los suicidios de adolescentes se triplicaron a casi treinta al día. Más de la mitad de los pacientes en los hospitales mentales estadounidenses son menores de veintiún años. Una evaluación de niños de nueve a once años en la Costa del Pacíco efectuada en 1977, mostró que casi la mitad de los niños eran consumidores habituales de alcohol y que un buen número de ellos llegaba regularmente a la escuela en estado de ebriedad. El Dr. Darold Treffert, del Instituto Mental de Wisconsin, observó que en la actualidad millones de niños y adultos jóvenes están aquejados de lo que describe como “un agudo sentido de vacuidad y una falta de signicado en su vida, expresados no en un temor acerca de aquello que les pudiera ocurrir; sino más bien en un temor de que jamás les ocurra algo”. Las cifras ociales del Gobierno entregadas durante 1971-1972 registraban que los
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Estados Unidos tiene cuatro millones de esquizofrénicos, cuatro millones de niños seriamente perturbados, nueve millones de alcohólicos y diez millones de personas aquejados de depresión severamente inhabilitante. A comienzos de los años 70 se informó que veinticinco millones de adultos estaban utilizando Valium, en 1980 la Administración de Alimentos y Drogas indicó que los estadounidenses estaban consumiendo 5 billones de tabletas de benzodiacepinas al año (el fármaco del “valium”e y el “diazepam”). En The Myth of the Hyperactive Child (1975), Peter Scharg y Diane Divoky dicen que son cientos de miles los niños drogados diariamente en la escuela; y una cuarta parte de la población femenina estadounidense del grupo entre los treinta y los sesenta años de edad, utilizan regularmente drogas psicoactivas. Algunas revistas populares, como Cosmopolitan, han publicado artículos donde se les aconseja a quienes padecen de depresión que hagan una visita a su Hospital Mental local para que se les administre tratamiento con psico-fármacos o con electro-shock, de modo que puedan retornar prontamente a sus trabajos, “La droga y el hospital mental” escribe un cientista político, “se han convertido en el aceite lubricante y la fábrica de repuestos indispensables para impedir el derrumbe total del motor humano”. Si bien es cierto que estas cifras constituyen una expresión de lo que ocurre en Estados Unidos, ellas no son privativas de este país. Polonia y Rusia, por ejemplo, son líderes mundiales en el consumo de alcohol; las tasas de suicidio en Francia han estado aumentando progresivamente, en Alemania Occidental las tasas
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de suicidio se han duplicado entre 1966 y 1976. Las tasas de enfermedades mentales en Los Angeles y Pittsburgh son arquetípicas y el índice de miseria ha estado surgiendo y subiendo progresivamente en Leningrado, Estocolmo, Milán, Frankfurt y en otras ciudades desde la mitad del siglo. Si Estados Unidos es la frontera del Gran Colapso, las demás naciones industrializadas no están muy atrás. Es un postulado de este libro el que no estamos siendo testigos de un giro peculiar en las fortunas de la Europa y América de postguerra, ni de una aberración que podría relacionarse con problemas propios del siglo XX, como la inación, la pérdida del imperio, y cosas por el estilo. Más bien estamos presenciando el resultado inevitable de una lógica que ya tiene varios siglos y que ahora, durante nuestras propias vidas, se ha convertido en la protagonista central. Me reero a la ciencia. No estoy intentando decir que la ciencia es la causa de nuestro predicamento; la causalidad es un tipo de explicación histórica que yo encuentro particularmente poco convincente. Lo que estoy argumentando es que la visión cientíca del momento es parte integral de la modernidad de la sociedad masicada y de la situación descrita más arriba. Es nuestra conciencia, en las naciones industrializadas de Occidente -y únicamente éstas- y está íntimamente relacionada con el surgimiento de un estilo de vida que se ha estado desarrollando desde el Renacimiento hasta el presente. La ciencia y nuestro modo de vida se han reforzado mutuamente y es por esta razón que la visión cientíca del mundo está bajo un serio escrutinio, al mismo tiempo que las naciones industriales empiezan a evidenciar signos severos de tensión, signo de una real desintegración.
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Desde esta perspectiva, las transformaciones que estaré analizando y las soluciones que percibo tenuemente, tienen que ver con toda una época y esto es una buena razón para no relegarla al ámbito de las abstracciones teóricas. En verdad, voy a exponer que tales transformaciones fundamentales inciden en los detalles de nuestras vidas cotidianas mucho más directamente que aquellas cosas que habitualmente pensamos que son más urgentes: éste o aquel candidato presidencial, tal o cual asunto legislativo, etc. Ciertamente ha habido otros períodos de la historia humana en que el paso acelerado de las transformaciones ha tenido el mismo impacto sobre las vidas individuales; tal vez el ejemplo más reciente antes del presente ha sido el Renacimiento. Durante tales períodos, el signicado de la vida individual empieza a surgir como algo amenazante y las personas empiezan a preocuparse con el signicado del signicado en sí mismo. Aparece como un concomitante necesario a esta preocupación el que tales períodos se caracterizan por un agudo incremento de la incidencia de la locura, o más precisamente de aquello que dene a la locura. Porque lo que nos mantiene unidos (a todos nosotros y no únicamente a los “intelectuales”) son los sistemas de valores y cuando estos sistemas empiezan a derrumbarse, igual suerte corren los individuos que viven con ellos. El último brote súbito de depresión y psicosis (o melancolía, como se llamaba a estos estados mentales entonces), ocurrió en los siglos XVI y XVII, período en el cual se hizo muy difícil mantener la noción de la salvación y del interés que Dios pudiera tener en los asuntos humanos. La situación nalmente se estabilizó merced a la emergencia de un nuevo marco referencial mental que fue el capitalismo, y la nueva denición de la realidad basada en la modalidad cientíca de experimentación, cuanticación
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y destreza técnica. El problema es que en la actualidad toda esta constelación de factores -la manipulación tecnológica del ambiente, la acumulación de capital basada en ella nociones de la salvación secular que se nutrían mutuamente- aparentemente ya ha extinguido sus posibilidades. En particular el paradigma cientíco moderno ha llegado a ser tan difícil de mantener a nes del siglo XX como lo fue sostener el paradigma religioso en el siglo XVII. El colapso del capitalismo, la disfunción generalizada de las instituciones, la repulsión que produce la expoliación ecológica, la incapacidad creciente de la visión cientíca del mundo para explicar cosas que realmente impactan, la pérdida de interés en el trabajo, y el alza estadística de la depresión, la angustia y la psicosis son todos partes de un todo. Como en el siglo XVII, nuevamente nos vemos desestabilizados, lanzados a la deriva. Como escribiera Dante en La Divina Comedia, hemos despertado para encontrarnos sumidos en la oscuridad del bosque. Qué es lo que eventualmente servirá para estabilizar las cosas aún sigue estando oscuro, pero es una de las premisas fundamentales de este libro el que debido a que el desencantamiento es intrínseco a la visión cientíca del mundo, la época moderna contuvo, desde sus inicios, una inestabilidad inherente que limitó severamente su capacidad de sostenerse a sí misma por más tiempo que unos pocos siglos. Durante más del noventa y nueve por ciento del transcurso de la historia humana el mundo estuvo encantado y el hombre se veía a sí mismo como parte integral de él. El completo reverso de esta percepción en meros cuatrocientos años, o algo así, ha destruido la continuidad de la experiencia humana y la integridad de la psiquis humana.
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Al mismo tiempo, casi ha conseguido arruinar por completo el planeta. La única esperanza, al menos así me parece a mí, yace en el reencantamiento del mundo. Aquí, entonces, está el meollo del dilema moderno. No podemos retroceder a la alquimia o al animismo -al menos eso no parece muy posible; pero la alternativa es ese mundo triste, ciencista, completamente controlado, sombrío, de los reactores nucleares, de los microprocesadores y de la ingeniería genéticaun mundo que virtualmente ya está encima nuestro. Si es que vamos a sobrevivir como especie tendrá que surgir algún tipo de conciencia holística o participativa con su correspondiente formación sociopolítica. Aún no es en absoluto evidente qué cosas va a involucrar este cambio; pero hay indicaciones de que existe un estilo de vida que lentamente irá cobrando realidad y que será vastamente diferente de la época que ha teñido tan intensamente, en verdad, que ha creado los detalles de nuestras vidas. Robert Heilbroner ha sugerido que podría llegar el momento, tal vez en unos doscientos años más, en que la gente visitará el centro de computación de Houston o Wall Street como curiosas reliquias de una civilización desaparecida, pero entonces necesariamente va a involucrar una percepción dramáticamente alterada de la realidad. Del mismo modo como reconocemos un tapiz medieval o un texto de alquimia como perteneciendo a un mundo vastamente diferente del nuestro, así también aquellas personas que visiten Houston o la isla de Manhattan en dos siglos más, van a encontrar nuestro punto de vista mental, partiendo de las presuposiciones de la física del siglo XIX hasta la práctica de la modicación de la conducta, bastante barroco, sino completamente incomprensible.