Universidad de Chile Facultad de Ciencias C iencias Sociales Departamento de Antropología Antropología Antropología e Historia
Desarrollo histórico del Parque Natural Quebrada de Macul
Integrantes:
Tamara Nuñez Maria Ignacia Ramos Fecha:
10/08/2016
El Parque Natural Quebrada de Macul: una particularidad histórica “Entonces cuando en el resto de la región se siguen cerrando espacios para la
precordillera, aquí se abren. No solo se abren, es gratuito. Cuando yo le planteo a mi hijo y le digo hace 14 años que yo me voy a jugar para que este sea un parque público y gratuito(...), yo hago la declaración de principios de lo que debe ser este parque, que garantice el derecho de cualquier ciudadano de acceder a lo que consideramos nuestro patrimonio y cuando hablo de derechos hablo de un bien superior.” Poldi Furlán, 2016 (Fragmento de Entrevista)
La Quebrada de Macul es un parque público, ubicado entre las comunas de Peñalolén y La Florida, hacia el área de Contrafuerte Cordillerana Metropolitano (Forlán, 2016). Se ha constituido como espacio gracias a la cooperación conjunta de las organizaciones vecinales y municipales, al amparo de ayudas gubernamentales. Luego de años de organización y lucha para su reconocimiento, logra consagrarse como Parque Natural Quebrada de Macul en el año 2008 (Comunidad Ecológica de Peñalolén, 2012). Desde ese año en adelante, se ha definido como parte del pulmón verde capitalino y espacio público de recreación predilecta para turismo, deportes, fiestas y reuniones espirituales. El Parque presenta una serie de particularidades históricas que le dan un carácter especial como área natural en Santiago. Primero, el Parque se constituía como terreno privado previo al 2007, sin embargo, igualmente era utilizado como espacio recreativo sin ningún tipo de control por los vecinos de la comuna de Peñalolén. El año 1993 fue una fecha decisiva, ya que se produjo un aluvión en la Quebrada que afecta a la ciudad entera e instaura una problemática ecológica y urbanística en el sector. A partir de esto, durante la primera década del 2000 se empieza a conformar una organización ciudadana para conformar el espacio de la Quebrada como parque de acceso público, lo cual se consolida el año 2007. En base a estas características se instauran distintas problemáticas, tanto urbanísticas como medioambientales y sociales que marcan la trayectoria histórica del Parque Quebrada de Macul, lo cual definió la pregunta de investigación de este proyecto: ¿Cuáles son los factores históricos que inciden en la creación del Parque Natural Quebrada de Macul? Esto debido a que el problema particular de este lugar permite problematizar la dicotomía público-privado, la territorialización de una comunidad con su comuna y la vinculación de la memoria, la organización y antecedentes históricos para el reconocimiento de la Quebrada de Macul. Para ejecutar lo anterior, esta investigación va a utilizar la metodología cualitativa para plantear su trabajo de campo, el cual se va a definir por su estilo descriptivo. Por lo tanto, las técnicas de registro de información que se utilizarán son la entrevista semi-estructurada, la observación pasiva y participante, y la revisión de archivos de prensa y fotográficos. El marco teórico en el que se inscribe el presente estudio se basa en el con cepto de “Para Etnografía”, en donde se utilizan otro tipo de recursos no convencionales para nutrir el relato
etnográfico, tal como pinturas, fotografías, testimonios, etc. Una etnografía fuera de la etnografía convencional. Para esto también se toman los conceptos de Evans-Pritchard, LeGoff y Levi Strauss para articular el vínculo entre la historia y la antropología.
La organización comunal como fuerza motora: los actores sociales implicados en la creación del Parque Quebrada de Macul “Una vez que Claudio gana, nos llama a una reunión con los vecinos y nos dice ‘¿ustedes querían recuperar la Quebrada de Macul? Háganse cargo.’ Entonces nos traspasa a
nosotros los vecinos el movimiento ciudadano donde estaban los dirigentes de la junta de vecinos, ¿cómo lo hacemos? (...) Y nosotros nos instalamos acá, yo fui a buscar dentro de la misma junta de vecinos jóvenes que estuvieran dispuestos a trabajar aquí. Era una cosa nueva, tuvimos que aprender a hacernos cargo de un lugar como este.” Poldi Furlán, 2016 (Fragmento de Entrevista)
La constitución de la Quebrada de Macul como un espacio público está marcada por la transición de los terrenos privados a parque público, gestionado por los vecinos peñaloleninos, así como por su municipalidad en una relación bastante activa de diálogo y trabajo conjunto, lo que se evidencia tanto en noticias, como redes sociales, incluyendo cuentas de twitter de concejales que adhieren su apoyo a esta causa (Comunidad Ecológica de Peñalolén, 2012). “(...) En este minuto tenemos 3.5 hectá reas a cargo del municipio y esto viene de un privado
que es Don Luis Calvo. Él hace compra de algunos terrenos del sector el año 2002 aproximadamente, y dentro de esos terrenos está la Quebrada de Macul. Durante ese período se viene periodo de elecciones, y en esas elecciones se rumoreaba que este sector de la quebrada se iba a convertir en un proyecto hotelero. Entonces ahí el paso de servidumbre de los vecinos, que pensaban que tenían el derecho propio de estar ahí, se vio atacado y Poldi en ese periodo junto con organizaciones levanta una bandera de lucha y hace campaña para ver el tema de la Quebrada de Macul. Se gana la elección, Orrego asume como alcalde y comienzan las conversaciones con Don Luis Calvo. ¿Compromiso? Nosotros estamos a cargo de recupe rar la quebrada, mantenerla, mejorarla… cero infraestructura. No había nada.” (Hernández, 2016)
Esto, si bien inicia buscando el resguardo y respaldo tanto legal como financiero por parte de las instituciones correspondientes como el Ministerio de Medio Ambiente, más bien se ampara en iniciativas de carácter más esporádico, como lo es el Fondo de Protección Ambiental de la CONAMA (Forlán, 2016). No parece definirse especialmente por conceptos legales como Parque Natural, o Santuario de la Naturaleza, sino que su carácter de reconocimiento territorial cae en casi una autodenominación que proviene de esta autogestión. “(...) Y con ese proyecto que se llamó ‘Aprendiendo valoramos la naturaleza de nuestra Quebrada de Macul’ que lo puso la señora Angélica Moreno que era secretaria de la unión
comunal de la junta de vecinos, ella le puso ese nombre. Proyecto del cual yo fui coordinador y los chicos que eran guardaparques aquí fueron monitores esa vez y paralelamente nos fuimos capacitando con Adriana Hoffmann que tenía un proyecto aquí al lado, aquí en La Reina que se llama Cantalao y que era un centro de educación ambiental donde habían varios biólogos y con ellos nos fuimos capacitando de tal manera de ir entregando un mejor conocimiento de lo que era la flora y f auna del lugar.” (Furlán, 2016)
Antecedentes dan cuenta del reconocimiento de este espacio a partir del aluvión del mismo, para el 3 de Mayo de 1993, mientras la capital pasaba por un frente de mal clima, el cual dejó tres poblaciones destruidas, más de 32 mil personas damnificadas y 23 fallecidos (Red por la Defensa de la Precordillera, 2013). A raíz de este evidente desastre natural, se comienza a utilizar políticas tanto en La Florida como en Peñalolén para poder prevenir esta clase de
situación, a través del Plan Regulador Comunal y la delimitación de áreas urbanas y sus densidades. Esto se sintetiza, a nivel metropolitano en el Plan Regulador Metropolitano, dictado y aprobado por Eduardo Frei Montalba, presidente de ese entonces, finalizado el año siguiente. Este representa un evidente problema, ya que eleva la cota de urbanización (de 900 a 1000) y las densidades en la precordillera (de 25 a 650 habitantes/hectárea). Ante esto, vecinos de La Florida comienzan negociaciones con acotaciones seccionales que discuten esta aprobación a la densidad en estas zonas para la habitación urbana, ganando discusiones con el apoyo y modificación del mismo Plan Regulador Seccional de dicha comuna ( Red por la Defensa de la Precordillera, 2013). Estas discusiones amparadas en marcos institucionales de nivel territorial dan cuenta no solo de una preocupación habitacional, sino que de una problemática a nivel urbanístico de las condiciones mínimas para la calidad de vida, tanto en materia de vivienda, en una primera instancia, como en materia medioambiental, tendencia central de los debates más recientes sobre el tema. Términos como densidades y suelos inmobiliarios, se convierten en una suerte de indicador en cuanto a crecimiento metropolitano, así como los riesgos de la nula planificación inmobiliaria, como puede apreciarse en el conocido fenómeno de mancha de aceit e (Ducci, 1998), para referirse a este tema y su próxima proyección en las décadas siguientes. En este sentido las restricciones que se marcan a partir de cotas y densidades, logran dar una especie de punto de partida desde el cual el área precordillerana posee una nueva categoría, como límite demográfico urbano, cambiando inmediatamente la noción de este espacio, así como el uso de este suelo (Red por la Defensa de la Precordillera, 2013). “Los cambios en la ciudad fueron haciendo que (...) la población estuviera cada vez más
cercana al acceso a esta área natural, y las últimas urbanizaciones de viviendas sociales, las casas chubis, las... ‘Vamos que se puede’, tod as las que están ahí, la Olga Leiva, todos son usuarios regulares del parque y son de ahí. Hubo una explosión en usuarios que ocurrió entre el 2006 y el 2007, y ahí empieza a cambiar el panorama de lo que fue la Quebrada siempre. Tu hablas con la gente de muchos años, osea, gente adulta ya o que... De todas maneras tiene un uso y una concepción del espacio natural muy distinta a la de los jóvenes, de gran parte de los jóvenes hoy día. Entonces ellos si tenian como de manera natural una visión más respetuosa por el medio ambiente o el espacio natural.” (Cofré, 2016)
De esta manera, los actores sociales históricos de la comuna de Peñalolén fueron organizándose para defender un espacio natural que consideraban propio y que se veía amenazado por intereses inmobiliarios. La autogestión fue el principal motor para construir el Parque Natural, todo basado en la común experiencia histórica que los vecinos compartían del lugar, tal como se puede corroborar en terreno. La gran mayoría de personas que viven en los alrededores de la Quebrada conocen el lugar y tienen su percepción propia sobre su uso. “Mira, la Municipalidad hace una evaluación de su gestión cada cuatro o seis meses. Cada 4 o
6 meses se encarga un estudio, donde se evalúan todos los programas municipales y se evalúan con... Y son encuestas que se hacen a miles de personas, es un muy buen instrumento y se viene haciendo sucesivamente, y se evalúa el nivel de valoración o la nota que le pone la gente con el nivel de conocimiento. De todo lo que hace el municipio, que deben ser cientos de programas, estamos hablando de seguridad ciudadana, educación, cultura, deporte, social, todo lo que hace el municipio, Quebrada de Macul es el cuarto proyecto mejor evaluado por la comunidad. La evaluación neta. Es el cuarto proyecto, siendo
que alguna vez tuvimos acá yo creo, alguna vez fue lo peor evaluado por el desastre que había. Hoy dia esto para nosotros es un tremendo logro (...)” (Cofré, 2016)
Por lo tanto, la gestión de la comunidad fue clave para el establecimiento de la Quebrada como Parque Natural. La intersección entre la territorialización del sector, la memoria histórica del lugar que existía en el imaginario colectivo de los vecinos y la organización frente a una amenaza medioambiental y urbanística lograron la consolidación y creación de este parque en especial, el cual tuvo sus principios definidos desde un inicio: gratuidad y gestión comunal. “Las juntas de vecinos, normalmente lo que hacen, es abordar los problemas de la junta de vecinos: el hoyo de la call e, la luminaria… Entonces el tema del acceso público a la Quebrada
va más allá de la problemática diaria de los vecinos. Es una cosa que estaba asociado a su disfrute, a su calidad de vida, en la comuna… Dentro de todos los que participaron hubo un grupo de vecinos que estuvo dispuesto y decían “mira yo no tengo tiempo para ir pe ro va a ir mi hijo”. Los primeros años solo pagamos enero y febrero y después voluntario
prácticamente. Recién el segundo-tercer año conseguimos unas lucas para pagarle a la gente. Entonces ¿dónde está la voluntad de participar de los vecinos? Es la ejecución de los dos proyectos de fomento para al poner ellos sus firmas y respaldo legal para conseguir los fondos para que se ejecutara todo esto. Nos vinieron a ayudar a construir la segunda caseta, alguna vez nos ayudaron a limpiar… De alguna manera si nosotros no hubiéramos logrado
que los vecinos, con su firma apoyar a este proyecto, no hubiéramos conseguido los recursos para sobrevivir los primeros años.” (Forlán, 2016)
La Ciudad, sus Pulmones, Resquicios y Problemas: Proyecciones a partir de una Quebrada “(...) Nosotros no sabíamos que el bosque que teníamos ahí si no se le hace u n
manejo luego, en 15 o 20 años más vamos a perder lo que hay ahí. Entonces nosotros ya, junto con el dueño, postulamos a través de de la conaf al manejo de las hectáreas de la Quebrada de Macul y obviamente como el dueño tiene hartos terrenos le interesaba empezar a hacer este manejo. Nosotros en este momento somos Parque Natural Quebrada de Macul, pero eventualmente podríamos pasar a ser el primer parque urbano… el único acá de la región. Entonces esta figura incluye también el tema de la conservación.” Felipe Hernández, 2016 (Fragmento de Entrevista)
El parque se ha consolidado no solo como un espacio ganado dentro de una autogestión sin precedentes, sino que al mismo tiempo ha instalado la resolución de una serie de necesidades urbanas, transversales a múltiples puntos dentro de nuestra capital: la necesidad de un espacio público como tal. Esto se extrapola en la organización y misión misma de la administración del parque. En nuestras conversaciones, tanto con la municipalidad como con el administrador, en cuanto a la manutención del parque han ido tanto por la gestión del acceso, así como la infraestructura y relación con el público: si bien la extensión logra superar el control óptimo, la orgánica del parque ha logrado consolidarse frente a el impacto negativo que puede afectar a la naturaleza que compone este espacio. En este sentido, privilegiar el acceso público liberado ha logrado consolidar un flujo de visitas que va en aumento: “(…) El año pasado la Quebrada tuvo 104.000
visitas, 105.000 visitas (...) El último año vamos del orden de 20.000 visitas adicionales cada año…” (Cofre, 2016)
Fenómenos que, sin menoscabar los esfuerzos ha atraído a muchos más voluntarios y organizaciones a sumarse a las jornadas de limpieza y control del parque, suponiendo no sólo un mayor uso, sino que, aislando los impactos, con logros claros significativos, como lo son las cero tasas de incendio forestal, entre el control de otros impactos como la basura, cifra que se ha mantenido durante los últimos años: “Bueno, con presencia nuestra, de nuestros guardaparques las 24 horas del día, los focos de
incendio han disminuido a cero. Los incendios claro, hemos tenido amagos que son rápidamente controlados con fuerza municipal o con los bomberos. Esos han sido los incendios... Los temas de basura, cada vez nos hemos vuelto más expertos en sacar la basura de montaña. Hicimos una limpiatón ahora en marzo: 650 personas vinieron a limpiar la Quebrada…” (Cofré, 2016)
La naturaleza misma del parque, proyecto de gestión dialéctica, es único, y no se mide por estándares ambientales homólogos, como lo son los Santuarios de la Naturaleza, o bien Áreas protegidas y Parques Nacionales. En este sentido, articular un reglamento, y una serie de prioridades conforme a la construcción y prevalencia de este proyecto, hablan de una claridad de miras, así como de una iniciativa autodidacta notable, e inclusiva. La consolidación de las políticas ambientalistas que sostienen el parque se han dado en torno a los manuales previamente establecidos (CONAMA, CONAF, etc.), tanto como de estudios particulares de ONG, que ahonden dentro de los elementos bióticos propios del parque, para así profundizar en las medidas necesarias a tomar con respecto a su conservación a largo plazo, y niveles de intervención posibles, los cuales orientan la planificación de infraestructuras e instalaciones necesarias para su goce. Si a ello le sumamos la educación ambiental como eje, el cual sustenta no solo la prioridad para prevalecer al parque en sí mismo, sino que además sustenta la relación usuaria – administración, vemos que hay un proyecto a largo plazo que busca incluir a la población, sea esta ajena o circundante. Sumando el financiamiento dado en base a concursos de FPA, el parque posee una base económica precaria, sostenible solo gracias a la perseverancia y comunicación de los actores que componen el proyecto. Con esto buscamos señalar la humildad de la autogestión, entendida ya no como la articulación de diferentes instituciones y voluntarios en levantar, construir y sostener este parque, sino como un referente a nivel urbano. Si consideramos las entradas de visitantes en aumento, dentro de los últimos cinco años, en paralelo a las acciones para el control de los impactos, con considerables ganancias en tema de basura e incendio, el resultado es asombroso, para la consideración de una entrada gratuita y sin vigilancia constante: el acceso logra la mediación que compone este espacio, la mediación urbana, junto con otras necesidades, de carácter medioambiental. Tal como explicitamos en los antecedentes, surge ya como un cordón ecológico a raíz del aluvión dado para la precordillera capitalina en el año 93. A más de veinte años, los objetivos y necesidades de este espacio han transitado, desde el anonimato, comprendido como un sitio de paseo más o menos regular para los vecinos, así como un terreno privado, y finalmente un parque público.
La mediación de necesidades, comprendida primero y a raíz de una catástrofe, como límite de seguridad urbana, y directriz para la urbanización, ostenta de por sí un referente especial, así como la consolidación de estos terrenos desde la gestión privada a pública por medio de un comodato. “… El sitio pasa a ser comunitario. Gente que en algún momento estuvo externa a la gestión y
administración de ciertos espacios recreativos, pasa a tener el protagonismo, y pasa a su vez a concretar esta cuestión que es maravillosa (…) No conozco otras experiencias sobre el trato de las municipalidades con organizaciones comunitarias que se involucren con propiedad privada, ¿Cachai? Este caso… se juntaron e h icieron un comodato. Y esa es tal vez,
si bien las particularidades del parque, históricas, hacen que sea imposible replicarlo en otras latitudes…” (Thomas Catán, 2016)
Múltiples son las facetas a rescatar dentro de este fenómeno llamado Parque Natural Quebrada de Macul. Sin embargo, el más importante, es la mediación entre la atención al público y su carácter conservacionista, producto de ser uno de los últimos reductos de bosque esclerófilo en Santiago (Catán, 2016). En este sentido, la orientación hacia la educación ambiental, incluyendo tópicos como la biodiversidad, cuidado a flora y fauna endémica, así como la caracterización del bosque esclerófilo, propiedades y cuidados, junto con nociones básicas como reciclaje, reducción de huella, contaminación y valoración de los recursos que la quebrada misma encierra, se sustentan como un bastión para lograr la lógica del acceso liberado, con el compromiso de sustentar estas relaciones a largo plazo (Cofre, 2016, Catán 2016). Como pudimos ver con algunos de los visitantes, si bien los usos del parque son variados, una lógica se impone: la del respeto al medio ambiente. Esto varía según cada usuario, su objetivo y expectativa, y, pese a sus discordancias entre lo que cada uno de esta espera del parque (infraestructuras, instalaciones, señaléticas) la lógica del libre acceso a este espacio da la noción de una horizontalidad que los identifica a todos, pese a las distancias de las comunas de origen de cada usuario es un espacio compartido y respetado, sea ya para deporte o bien para un asado familiar. Instalar la reflexión sobre la planificación urbana, fue el inicio de la trayectoria que asume este proyecto mancomunado. Aglutina entonces, no solo la necesidad de pensar la ciudad a un futuro, marcándose como precedente el aluvión del 93, sino también darle una reflexión a la calidad de vida, tanto de la vivienda como en la creación de espacios públicos (Ducci 1998, Ferrado 2008). Rescatar la importancia de estos parques, dejando de lado el esfuerzo constante que supone la autogestión y manutención a perpetuidad, no sólo da cuenta de una carencia, sino también de problemáticas como la desigualdad, y salubridad, así como la ubicuidad de estos resquicios. ¿Cuántos son los pulmones verdes ostenta Santiago? Difícil es identificar más allá del Parque Metropolitano, y al mismo tiempo, complejo es reconocerse dentro de esos espacios: ¿Es la normativa, es la infraestructura? ¿O simplemente es la flexibilidad de la gestión la que permite esta llegada más ecológica con el usuario? Compleja pregunta, dado que los usuarios, al menos de este caso, se corresponden a comunas ajenas, y es posible que no conozcan o identifiquen a priori la lucha que se dio para poder ganar este espacio.
Más allá del logro de la autogestión, probablemente sean las características mismas del parque como tal, piedemonte precordillerano, dentro de una comuna de carácter más periférico con respecto a los límites urbanos, donde la vegetación y el sendero mismo invitan a un entorno más íntimo, particular e introspectivo. Ni tan lejano como el Cajón del Maipo, ni tan central como el Parque Metropolitano, se ha consolidado como un destino que transita de lo público a lo ecológico. Sin duda la proyección es compleja, dada la mediación que debe prevalecer para encausar de la forma adecuada los intereses, las expectativas y las necesidades de este parque. En este sentido, la educación se ha alzado como un buen soporte, orientándose a colegios y dando clases a las políticas urbanas de turno en cuanto a la valoración misma, tanto a nivel de barrio, como paisajística. Nos arriesgamos a decir, que es esta una nueva forma de insertar, políticamente, un nexo horizontal con todos aquellos que visitan la quebrada: establece un lugar diferente, a descubrir, así como encarna la conciencia de un trabajo colectivo, en la inculcación de deberes y compromisos para preservar este espacio: recoger la basura, no ampliar el sendero, evitar el daño a flora y fauna. Es otra forma de hacer vida cívica, en un momento contemporáneo de crisis social, llevándola a otra esfera de la relevancia de la calidad de vida y la búsqueda de soluciones más allá de la institucionalidad oficial.
Conclusión y Reflexiones Los devenires del bosque
Las problemáticas medioambientales son temas ya de carácter común, y se esbozan como una nueva temática tanto legal, como social, dado que articulan una serie de controversias que atraviesan tanto la política, como la economía, la salud, la cultura, etc. En este sentido aglutinan la problemática de la calidad de vida, convirtiéndose en un tópico cercano que no distingue nacionalidad, o estrato social. Esto no puede ser más pertinente a nuestra disciplina, la cual desde sus inicios ha dedicado enormes esfuerzos a la reflexión sobre la naturaleza y cultura, convirtiéndose en un hito sin precedentes el aporte que podemos dar como ciencia social. En este sentido, diferentes pueden ser nuestros temas, pero apuntan ahora hacia la resolución de las divagaciones que han ostentado dilatados debates sobre estos tópicos (Santamarina, 2008). Las relaciones naturalezacultura se han ido transformando, transitando desde la dicotomía más básica ha un conocimiento y poder que se consolida en la forma en la cual ambas esferas interactúan, siendo fundamental este análisis dadas las transformaciones que ha sufrido el medio ambiente dentro del contexto contemporáneo. Ha supuesto todo un tema, especialmente político y legal la resolución de este tipo de conflictos, dado que la afectación social es ya innegable. Frente a esta crisis de legitimidad, los devenires sociales han ido transformando su llegada ante estos problemas, resolviéndolos de forma más autónoma, recurriendo generalmente a la organización de iniciativas autogestionadas, que buscan cuestionar la forma de relacionarnos con la naturaleza. En cuanto al contexto nacional, donde la actividad económica se ha impuesto por sobre las reales necesidades sociales, instalando el conflicto ajeno al área capitalina, los posicionamientos que se den frente a estas situaciones nos parecen ajenos. Más aún, intuyendo la situación tanto nacional como global, nos vemos ajenos ante este panorama, tomando una actitud un tanto apática frente a históricas deudas. Pese a ello, en una radiografía más profunda, podemos dar
cuenta de que estos fenómenos repercuten de forma mucho más sutil, a nivel de planificación urbana, constituyéndose esta como el principal eje que amenaza la calidad de vida, junto con otras variables (Gucci, 1993, Ferrado 2008). En este contexto, la necesidad de espacios, tanto públicos como verdes se ha consolidado como un déficit social potente, que ha ido juntando la reclamación de espacios, siendo, con otras luchas, el posicionamiento ciudadano legítimo ante la vida capitalina. Difícil es, dadas las condiciones de una ciudad en expansión constante, así como la revolución inmobiliaria ad portas, lograr una solución con respecto a este panorama. En este sentido, la necesidad de estos espacios no sólo habla de prioridades políticas o legales, sino también de problemas económicos, siendo la situación más grave en comunas de estrato social más bajo en su acceso a este tipo de espacios y derechos. De esta forma, se hace necesario unificar las fuerzas hacia la comprensión de fenómenos sociales, ya no solo como una búsqueda vocacional o personal, sino extrapolando al contexto tanto local como global. Siendo así, la historia, eje de este trabajo, no sólo da cuenta de los antecedentes, desigualdades y problemáticas, sino que se convierte en un sumario de contradicciones que explicitan la situación presente y trazan directrices hacia los proyectos futuros. Si bien el Parque Nacional Quebrada de Macul, en su revisión histórica, da cuenta de una ganancia dentro de la autogestión, interrelación de actores y suma de esfuerzos, para componer el maravilloso y auténtico proyecto que es levantar terrenos privados hacia la causa pública, lo cierto es que logra aglutinar, en sus inicios como en sus expectativas futuras, un problema ambiental sustantivo: el crecimiento urbano. Fue el crecimiento urbano, desesperado, el que fue barrido en ese aluvión del 93’, sien do tres
poblaciones las damnificadas. Solo las catástrofes logran dar cuenta de la ineptitud de la gestión otorgada por la política, quien no pudo hasta dos años después dar un decreto al respecto. Carta en blanco que aún hoy, no parece demasiado estricta. Sin embargo, es este el alero a base del cual surge esta iniciativa. Considerando estos factores, hacer una radiografía histórica, si como historia ecológica como tal da cuenta de que los acontecimientos que desencadenaron el desastre, vienen a consolidarse nuevamente en su futuro: la protección de un último reducto esclerófilo, patrimonio de todos, accesible a todos y, por ende, herencia a preservar para el disfrute y goce de las futuras generaciones. La desigualdad dio cuenta de este problema social que decanta en la creación de este espacio, y se convierte en el eje del paseo, de la contemplación, del deporte, de la recreación: todas las deudas que la capital es incapaz de posicionar, resolver, de hacerse cargo. Dota, en este objetivo, de aquello que nos ha sido, por lo demás, sustraído: el verde, la pureza de los colores, la vivencia de los recursos: la sensibilidad. Es esta la sensibilidad que logra poder articular esta identificación y reconocimiento del espacio como propio, pese a ser de Lo Espejo, de Lo Barnechea: logra ser un espacio mío, pero también tuyo. La lógica ambiental es para todos, el eje que sustenta al parque, así como el que lo lleva al siguiente nivel. Fundamental es poder colaborar con este tipo de problemáticas, más allá de la mera publicación de una tesis o un paper, son esta clase de investigaciones las que logran darle un sentido a nuestra disciplina en la crítica de los antecedentes, y el direccionamiento de estrategias para
posicionarnos ante el futuro. Combina, además, a partes iguales la vivencia, sensibilidad del acceso a estos espacios, con el encuentro y la inspiración que suponen quienes aún viven el proceso de terminar de construirlo. La realización de este trabajo ha supuesto un aterrizaje vocacional, así como la crítica disciplinaria: es esta la emergencia de una nueva disciplina, o al menos de un nuevo conflicto a revisar.
Discusión: ¿Cómo aporta la historia al enfoque etnográfico de la antropología? En base al trabajo realizado anteriormente, fue posible evidenciar cómo la memoria histórica puede ser un hecho fundamental para establecer un problema socio-ambiental que derive en acciones reales, como la creación del Parque Quebrada de Macul. A partir de lo anterior, se hace patente la necesidad de que la antropología haga un vínculo con la historia en su metodología de investigación, ya que gran parte de la vinculación que sienten las comunidades estudiadas por la disciplina antropológica con su territorio y sus acciones son entendidas y explicadas por antecedentes históricos que no solo están presentes en los relatos de la actualidad, sino que en relatos del pasado y documentos históricos no convencionales. Es tan importante recoger tanto la oralidad del presente como la oralidad del pasado para entender la trama de relaciones que conforman un fenómeno social y medioambiental que implica un territorio particular. La historia como fundamento de la memoria colectiva es un tema que está presente en la actualidad en una multiplicidad de estudios, y esto es especialmente relevante en América Latina, dado que la actualidad legal y social de sus países está marcada por la capacidad de su sociedad de reconocer e interpretar su pasado histórico. Gran parte de la problemática socioambiental actual de Chile se encuentra sustentada en un modelo económico que fue instaurado sin considerar la memoria histórica de sus comunidades y su concepción del territorio. Es deber del antropólogo relevar todas las técnicas y enfoques que incluyan el enfoque histórico dentro de los conflictos que estudia. La utilidad de una alianza entre la historia y la antropología no se plasma solo en el ámbito académico, sino que también en el trabajo directo con los sujetos y actores de la investigación, lo cual fue posible corroborar al realizar el trabajo de campo de este estudio: no era posible hablar de la problemática actual de la Quebrada de Macul sin recurrir a datos históricos que fundamentaban o explicaban hechos presentes. La alianza entre la antropología y la historia no es algo que debe quedar como una discusión terminada, sino que debe seguir manteniéndose presente en cuanto permite llegar a entender mejor la complejidad de las personas y los lugares que consideran estructurantes de su cosmovisión.
Bibliografía Catán, T. (8 de Junio, 2016). Entrevista a Guardaparque. (F.Díaz, & M. Ramos, Entrevistadores) Cofré, R. (14 de Abril de 2016). Entrevista al Director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Peñalolén. (F. Díaz, & T. Núñez, Entrevistadores) Comunidad Ecológica de Peñalolén. (19 de Julio del 2012). Quebrada de Macul suma 120 hectáreas nuevas de bosques. 10 de Abril del 2016, de Comunidad Ecológica de Peñalolén Sitio web: http://comunidadecologicapenalolen.bligoo.com/quebrada-de-macul-suma-120hectareas-nuevas-de-bosques Dirección de Medio Ambiente, Departamentos de Parques Comunales (2012-2013 Informe de Plan de Gestión de Parque Natural Quebrada de Macul Temporada Estival 2012 - 2013. Recurso disponible en: http://comunidadecologicapenalolen.bligoo.com/media/users/1/88810/files/9953/Informe_G estion_Parque_Quebrada_de_Macul_2012_-_2013.pdf Ducci, M. (1998). Santiago, una mancha sin fin ¿Qué pasa con la población cuando la ciudad crece indiscriminadamente? En Eure, Vol.24, N°72. Recurso disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71611998007200005 Evans Pritchard, E. (1961). Antropología e Historia. En E. Evans Pritchard, Ensayos de Antropología Social (págs. 44-67). México D.F.: Siglo XXI Editores. Ferrado, F. (2008) Santiago de Chile: antecedentes demográficos, expansión urbana y conflictos. En: Revista de Urbanismo, N°18, Santiago de Chile, publicación electrónica editada por el Departamento de Urbanismo, F.A.U. de la Universidad de Chile. Recurso disponible en: http://web.uchile.cl/vignette/revistaurbanismo/CDA/urb_completa/0,1313,ISID%253D734%2 526IDG%253D2%2526ACT%253D0%2526PRT%253D21158,00.html Furlán, P. (2016). Descripción: Parque Quebrada de Macul Peñalolén . Recuperado el 21 de Marzo de 2016, de Grupo de facebook del Parque Natural Quebrada de Macul : https://www.facebook.com/groups/92268194840/?fref=ts Furlán, P. (8 de Junio de 2016). Entrevista al Encargado del Parque Natural Quebrada de Macul. (F. Díaz, & M. I. Ramos, Entrevistadores) Hernández, F. (26 de Mayo de 2016). Entrevista al Coordinador del Dpto. Educación Ambiental de la Municipalidad de Peñalolén. (F. Díaz, & T. Núñez, Entrevistadores) Levi-Strauss, C. (1958). Historia y Etnología. En C. Lévi-Strauss, Antropología Estructural (págs. 49-72). Paris: Editorial Eudeba. Marcus, G. (2007). The end(s) of ethnography: from the messiness of the experimental to the messiness of the baroque. Revista de Antropología Social (N°17), 27-48. Red por la Defensa de la Precordillera. (2013). Aluvión de la Quebrada de Macul: ¿Desastre Natural o Crimen Planificado?. 10 de Abril del 2016, de Red por la Defensa de la Precordillera Sitio web: http://www.redprecordillera.cl/index.php/22-reportajes/73-aluvion-de-laquebrada-de-macul-desastre-natural-o-crimen-planificado Santamarina, B. (2008) Antropología y medio ambiente. revisión de una tradición y nuevas perspectivas de análisis en la problemática ecológica. Revista de Antropología Iberoamericana 3.