UMBRAL DE LA VIDA INTERIOR (LANZA DEL VASTO)
DE LOS SEIS DEMONIOS DEL CUERPO El hombre que quiere alcanzar el el dominio del del cuerpo, sin sin el cual cual no hay liberación, paz ni salud posibles, debe cuidarse de seis demonios e impedirles que hagan nido en sus órganos; sobre todo, en el corazón y la cabeza. Los seis seis espantajos espantajos se llaman: llaman: glotonería, glotonería, borrachera, borrachera, lujuria, pereza, suciedad y cobardía.
1.
La glotonería
La especie más baja está representada por el goloso, cuyo castigo natural y cómico es la indigestión. ero tambi!n otros desórdenes pro"ienen de ella e incluso la mayor parte de las l as en#ermedades; un pro"erbio dice con horrible e$actitud: %El hombre se ca"a la tumba con los dientes&. Este demonio, empero, antes de matarla, juega con su "íctima, la en"ilece, la des#igura y se mo#a de ella. 'on"ierte su "ientre en una hinchazón, un tumor, un chancro; pero chancro querido y podredumbre placentera; le endilga un enorme paquete que debe cargar a todas partes como un tesoro; un tesoro de inmundicias, su cuerpo; se le sube a la cara y la con"ierte en la de un cerdo. Le apaga la mirada, le pone la lengua l engua estropajosa y a "eces, para hacerle una broma, lo castra. En lugar de sostener sus #uerzas, las tripas lo atraen hacia ellas y lo estrangulan entre sus nudos. El corazón, sorbido desde abajo, se "acía; el intelecto se embota y se con#unde; los sentimientos generosos se encogen, el espíritu se ahoga con un glugl(. 'uando la glotonería se ele"a al ni"el de un re#inamiento, de un ornamento, de un arte, de una crítica de arte, toma el nombre de gastronomía )palabra cercana a astronomía*; y el gastrónomo es un a#amado personaje a quien el
desempe+o de sus #unciones puede lle"ar a su#rir los incon"enientes de un largo "iaje con el (nico propósito de cla"ar el diente en las perdices de la -re ouillaupot o en los caracoles de la hostería de l/0ermitage. 'omo la glotonería es un de#ecto in#antil, o el pecadillo de un buen se+or redondito cuya indolencia nos parece más amable que la agria #lacura de los abstinentes pro#esionales, nos inclinamos a la indulgencia y la consideramos casi inocente. as considerad considerad a la serpiente, el tiburón, el pulpo pulpo y la ara+a y cuán cuán di#ícil es ya suponer totalmente inocente a la atroz guerra del hambre, aunque la necesidad la justi#ique. El horror de las bestias que de"oran a las bestias es un incendio que asola los con#ines del mundo en todos los tiempos y arde hasta en el #ondo de los mares. 1e parece que cabe muy bien decir aquí qu! oscuros son los caminos del 'reador2 34o basta con "erse obligado a participar en el crimen uni"ersal5 36enemos toda"ía que complacernos en !l hasta el e$ceso, con"ertirlo en una di"ersión y en un capricho, re"olcarnos y destruirnos en !l5 7ecordemos que que no podemos comer comer sin matar. 8 que si si es un placer, es un un placer sangriento. El más "ulgar y maligno que e$iste. 9ue esta terrible "erdad nos corrija corrija cuando nos sintamos sintamos tentados a perder la moderación. El gran pecado pecado del glotón es el de injuriar injuriar el alimento que come y desperdicia; el de desconocer el "alor del acto de comer. 'omer es un acto gra"e al que que se le debe conser"ar conser"ar su signi#icado sagrado sagrado y sacri#icial. Es ante todo una comunión con con las #uerzas #uerzas de la la tierra, tras el el sacri#icio de de los "i"os que las han lle"ado hasta nosotros; seres in#eriores, sí, pero como nosotros, criaturas de ios; y ciertamente, su "ida y su muerte no tenían como #in nuestro placer. i de ellos sacamos #uerzas, son para ser"ir a ios; y si tomamos sin dar nada a cambio, somos rapaces y ladrones. Es lo que dice una estro#a de la
La sabiduría e$ige que lo que se se haga, se se haga bien. bien. 'on"iene ayunar bien cuando se ayuna y cuando se come, comer bien. i para eliminar eliminar la tentación, tentación, se "a "a más allá allá de las repugnancias y se #rustra #rustra indiscriminadamente todo deseo, la naturaleza se "engará en esas "iolaciones y esas imprudencias en"iándonos la en#ermedad. El que coma cualquier cosa de cualquier manera, apresuradamente y pensando en otra cosa, peca contra sí mismo por negligencia y contra el mundo por ingratitud. i os sir"en bazo#ias bazo#ias inmundas, inmundas, mescolanzas mescolanzas sospechosas sospechosas y malolientes, malolientes, comidas que huelen a moho, agrias, rancias, o que están tratadas industrialmente, quimi#icadas o "itaminadas, os con"iene absteneros antes que #orzaros y en"enenaros. 0ay una arte del buen buen comer que nada tiene que "er con la %gastronomía&. =uen comer signi#ica ingerir alimentos que #ortalecen y re#rescan, que dejan la cabeza despejada, que no molestan, no e$citan, no arden, no pesan. igni#ica ingerir los #rutos de la tierra donde se está, en el momento en que la naturaleza los o#rece. igni#ica dejar transcurrir el menor tiempo posible entre la tierra y la boca. igni#ica poner en su preparación lo menos de arti#icio que se pueda: ser"irlos crudos o cocinarlos a #uego lento. igni#ica pedir el sustento ante todo al pan moreno de la tierra, a la sal gris del mar, al aceite de oli"a y a las mieles solares. ebemos saber saber que cualquier alimento es un remedio o un un "eneno; el m!dico per#ecto deberá poder arreglarse sin medicamentos y corregir toda de#iciencia, todo trastorno y toda #iebre, con la calidad, la dosis y las combinaciones del alimento cotidiano. Eso es lo que primero pedimos a los compa+eros, doctores de la comunidad.
inoba han buscado la salud de ese modo durante toda su "ida. 4osotros mismos estamos en esa b(squeda. 6an 6an pronto como hayamos adquirido adquirido certidumbres satis#actorias, satis#actorias, por haber e#ectuado un n(mero su#iciente de e$periencias en carne propia, las participaremos a nuestros amigos y #undaremos sanatorios. 'omer no es tan solo solo absorber una cierta masa de materia; es asimismo asimismo introducir ciertos espíritus en nosotros. 8 tambi!n para nuestro espíritu, todo alimento es un remedio o un "eneno. 0oy se ha perdido por completo la ciencia de la in#luencia espiritual de los alimentos. Ella está ciertamente en el #undamento de las obser"ancias religiosas de anta+o. >ale la pena recordar, por ejemplo, que la carne de cerdo y las patatas nutren la pesadez, la brutalidad y la oscuridad y predisponen a la ceguera, a la obesidad y al cáncer; que las carnes rojas y ricas en sangre nutren la cólera, la #erocidad y la sa+a; que los hue"os y las ostras ponen en peligro la castidad; los cereales completos, en cambio, traen #uerza y paz, las legumbres "erdes y las hierbas sil"estres, #rescura y "i"acidad; las #rutas y los lácteos, pureza y mansedumbre.
El r!gimen carní"oro, las las bebidas #ermentadas y el tabaco, no proporcionan proporcionan al cuerpo, aunque lo parezcan, más "igor que el latigazo al caballo. onen obstáculos a la "ida interior y soca"an la no?"iolencia en su base. El glotón ignora todas estas cosas cosas y no tiene cura. El hombre que en el alimento más parco en cantidad, más simple y más juiciosamente escogido, busca mantener sus #uerzas y su equilibrio, la libertad mental y la tranquilidad tr anquilidad del alma, al mismo tiempo que comulga con los otros hombres y con todos los seres en la bendición del e+or, es un hombre que ya ha "encido a la glotonería. e puede, pues, "encer "encer la glotonería glotonería comiendo; pero al #in de cuentas, cuentas, se trata de una "ictoria negati"a; y además, de una "ictoria relati"a y con#usa, ya que siempre resulta di#ícil hacer en ella la participación entre la satis#acción corporal y el bienestar interior. 0ay un m!todo menos menos tortuoso, tortuoso, menos complicado, menos menos docto docto y más claro: el ayuno. El ayuno ayuno asegura, además, una "ictoria "ictoria positi"a, pues no solamente arranca arranca la glotonería de raíz; planta al mismo tiempo en el corazón y la carne %el hambre y la sed de justicia&. @yunar es dar dar o dejar su parte al al prójimo. @yunar no es pri"arse de alimento o soportar el el hambre con con "alor: es e"acuar todo pensamiento y todo deseo de alimento y en consecuencia, tambi!n el hambre. La "oluntad con la que se corta y reduce reduce uno de los deseos más hondos, oscuros y tenaces de la carne, se distingue de todo otro deseo y de todo lo que pro"iene de la carne: es necesariamente una pura "oluntad, una potencia que "iene de lo alto. e equi"ocan equi"ocan quienes quienes piensan piensan que tan preciosos preciosos resultados resultados e$igen es#uerzos enormes, muchos a+os de práctica y gracias e$cepcionales. ostengo, por el contrario, que están al alcance de cualquiera. Ano se queda generalmente mara"illado de la rapidez con la que se llega a tal punto, siempre que se practique con cierta regularidad. @consejo #irmemente #irmemente a todos todos los amigos amigos del @rca @rca que dediquen dediquen al ayuno completo un día por semana, sin tomar más que agua y sin interrumpir sus tareas cotidianas. uede que las primeras "eces e$perimenten alguna debilidad y algunos mareos, pero se reirán de ellos; y pronto sabrán que esta puri#icación periódica es tan salubre como saludable )en el arca, los ni+os de seis a+os ayunan a "eces por propia "oluntad y lo hacen muy alegremente*.
2.
La borrachera
La borrachera no puede con#undirse con la glotonería. @unque corre por los mismos canales, se le distingue por naturaleza y en ocasiones, la e$cluye. La glotonería es un abuso, es decir, el e$ceso de algo agradable y bueno; la borrachera es un "icio. Llamo borrachera borrachera )a #alta de un t!rmino mejor* a todo arti#icio para obtener obtener una e$citación de la sangre y de los ner"ios con el (nico objeto del placer; e incluyo en ella el uso de todos los licores #uertes, estupe#acientes y humos tó$icos, cuyo empleo, por restringido que #uere, es ya contrario a la naturaleza y de intención per"ersa. %6omando mi "asito en mi rinconcito&, dice dice el manso borracho, %no hago mal a nadie&. En ning(n lado mejor que aquí se e"idencia e"idencia que el que peca contra sí mismo mismo peca contra todo el mundo. 4o creamos que los hombre que se odian, odian, se desprecian desprecian y huyen huyen de sí mismos, son raros. 4umerosos son los que se desean el mal y se hacen mal: todos los distraídos se huyen, todos los perezosos se dejan caer, todos los disipados se pierden, todos los orgullosos pre#ieren la "anidad antes que a sí mismos: el "acío, la reputación, la nada. 6odos los a"aros pre#ieren sus posesiones posesiones a ellos mismos y se alienan; alienan; los atareados se "enden, los iracundos se ponen %#uera de sí& y, por (ltimo, los "iciosos y los apasionados se en"enenan y se matan. El suicidio es el desenlace desenlace normal normal de la pasión, porque porque el gusto gusto por la muerte está en su esencia. El suicidio se e#ect(a entonces con un acto brutal y bre"e. ero en el "icio que es pasión mezquina, "isceral y sin a"entura, el suicidio toma la #orma de una larga decadencia. @sí como con una poda se da #uerza al árbol, asimismo asimismo con la ayuda de un "eneno, se puede estimular la "ida. La medicina m edicina lo sabe: casi todos los remedios son "enenos. Lo que con"ierte a un "eneno en remedio, es la ciencia de la dosis y la l a balanza de precisión. Ana gota de más y el "eneno ataca irreparablemente la raíz de la "italidad. 39u! le pasaría al en#ermo que comiera sus píldoras como si #uesen pan y se tragara de una sola "ez las porciones de un mes5 @sí se comportan el borracho, el #umador y el adicto a las drogas con la di#erencia di#erencia de que no están en#ermos o que si si lo están, no quieren curarse. ronto lo estarán y de un mal que ellos mismos se buscaron.
La mayor parte de los "enenos repugnan a los sentidos y causan horror; los hay, sin embargo, que debido a la rapidez de las reacciones super#iciales que pro"ocan, o#recen por un instante la ilusión de una "ida más intensa, de donde pro"iene el placer. El instinto se equi"oca y se instala el "icio. El gusano está en el #ruto. El placer se mantiene a e$pensas de las #uentes del placer, que son las #uerzas "itales. Ana "ez agotada la #uente y embotados los sentidos por el hábito, el instinto e$tra"iado cree retomar el ritmo #orzando la dosis y apresura la catástro#e. @quí, por tanto, tanto, el origen #orja el castigo. castigo. La borrachera borrachera alcanza en ciertos países las proporciones de una calamidad p(blica, de una plaga y de una epidemia; una plaga y una epidemia que azotan el alma y el cuerpo, que azotan a los culpables y a las generaciones "enideras. 0ay que admirar a este este respecto la sabia se"eridad de los hind(es y del Bslam, pues es in#initamente más di#ícil moderar una práctica cuya sola razón de ser es el e$ceso, que impedir su nacimiento mediante una prohibición absoluta. 6odo placer que no sea la satis#acción de una necesidad, debería ser simplemente e$cluido de nuestra "ida.
3.
La lujuria
0ablaremos hoy hoy de la lujuria y empezaremos empezaremos e$plicando e$plicando por por qu! en tantos a+os de ense+anza, nunca hemos hablado de ella. e+alaremos en esta ocasión, que el e"angelio no alude a ella casi nunca y el antiguo testamento, menos toda"ía. an ablo se contenta con aconsejar a los suyos: %9ue de la #ornicación y otras inmundicias no se haga siquiera cuestión entre "osotros&. 3or qu! entonces, con con tanta #recuencia, #recuencia, la educación religiosa y %la %la moral&, apenas hablan de otra cosa5 orque probablemente probablemente los que sin cesar ponen en guardia a los ni+os ni+os y a los jó"enes contra ese demonio, demonio, piensan en !l a todas todas horas. 8 se piense piense bien o mal de !l, se lo acaricie o se lo persiga, persiga, el e#ecto e#ecto es más más o menos el mismo: cuando uno se ocupa de !l, está en sus manos. Luego, la "erdadera manera manera de resol"er resol"er la cuestión cuestión es: %que no se haga siquiera cuestión de ella entre nosotros&. La lujuria pertenece pertenece al cuerpo, cuerpo, pues es un demonio del cuerpo: pero ante todo, es un demonio y un demonio es un espíritu. El mal, por tanto, es mental y el remedio tambi!n.
El mal consiste en pensar en él a todas horas. horas. ensar a todas horas, es hacerse una idea fija, una obsesión. Los estudios de reud y de otros psiquiatras perspicaces, demuestran que la %libido& es el #undamento de todas las en#ermedades mentales: en lenguaje moderno, locura: en lenguaje bíblico, demonio; y de todos modos, alienación, palabra que signi#ica que el yo se trans#orma en otro (alienus: e$tranjero*; que otro )un demonio* toma el lugar del yo. or otra parte, se piensa en ella a todas horas horas porque se piensa de manera incorrecta, quiero decir, incompleta. La #recuencia del pensamiento lujurioso está en razón directa de su de#iciencia. ensamos en algo a todas horas cuando no sabemos ni abolir el pensamiento, ni pensarlo a #ondo. ara la lujuria lujuria hay dos dos remedios: la castidad y el matrimonio. La castidad consiste en abolir los pensamientos amorosos; el matrimonio consiste en pensarlos a fondo y rematar la %obra de la carne&. Bnsistamos en esta regla: o bien debemos debemos abolir abolir el pensamiento pensamiento del se$o se$o o bien pensarlo a #ondo. orque si no sabemos sabemos pensarlo a #ondo, pensaremos en !l a todas horas y tendremos un gusano en nuestro #ruto y un demonio en el corazón. as si sabemos pensarlo a #ondo, no podremos pensar en !l a todas horas y nos liberaremos del demonio por el dedo de ios. 3ero qu! es pensarlo a fondo? Es pensar que es sagrado, dedicado dedicado a una #unción sagrada, estrechamente estrechamente "inculado a la "ida, a la perennidad de la "ida, a la naturaleza, a la creación, al acto mismo del 'reador. Es esta una "erdad primordial. Ano de los dogmas dogmas de la re"elación primiti"a. 0ay un "iejo dicho que latón recuerda: el estupor ante la muerte, es el comienzo de la filosofía.
ormar! otro, paralelo, entendedlo bien: la admiración ante el acto de amor y de engendramiento, es el comienzo de la religión.
Los monumentos más antiguos que ha dejado el hombre en honor de la di"inidad, son una piedra erguida y una piedra tendida: imagen de uno y otro se$o, polo de lo real, ya que el se$o masculino comprende todo lo que es #uego y aire y el #emenino todo lo que es tierra y agua. El cruce de los se$os, se$os, o #usión de los polos, o unión de los opuestos, opuestos, produce produce el surgimiento de la "ida. El paso de un cuerpo en el otro para que de eso resulte un nue"o portador de "ida, es el momento supremo, la cumbre del ritmo
"ital, el momento en que la "ida está en "i"o, el momento en que la "ida se muestra desnuda. @quí, el misterio misterio de la "ida azora y con#unde con#unde la razón: aquí la "ida "ida re"ela su su trascendencia y el amor, su esencia di"ina. Ello e$plica la rica #lora de #iguraciones #iguraciones y de ornamentos #álicos #álicos y ctónicos ctónicos en todas las religiones antiguas )y hoy en la hind(* que nos desconcierta y nos horripila en la misma medida en que nos hemos hecho incapaces de contemplar el misterio de la "ida correctamente, es decir, en ios. 39ui!n de nosotros sabe leer el 'antar de los cantares5 i nos preguntamos preguntamos cuáles cuáles son los altos hechos que que se+alaron a @brahán, a Bsaac y a Cacob, debemos responder, no sin estupor, ellos engendraron. 8 nuestros himnos de gloria celebran toda"ía %su simiente en los siglos&. olo la costumbre nos nos impide asombrarnos de la insistencia )que sería indiscreta si no #uera sagrada* en el "ientre de la "irgen aría. 8 la imagen de la "irgen es un poderoso amparo amparo contra el demonio carnal. carnal. 3or qu!5 orque nos obliga a pensar sanamente en la carne: de modo pleno y santo; pleno, porque #ecundo, di"inamente #ecundo; santo, porque e$ento de placer. uera de estas perspecti"as perspecti"as sagradas, sagradas, solo le le quedan al se$o, pro#anación, pro#anación, blas#emia, irrisión, decadencia y mancilla. La lujuria en en sí, es un error. Las opiniones corrientes a su su respecto son otros tantos errores y todos los errores son agua que se lle"a a su molino. ara combatir combatir a un enemigo, enemigo, primeramente primeramente debemos debemos saber saber ué es un enemigo, despu!s, uién es, y por (ltimo, dónde est!; sin esto, nos sorprenderán y "encerán antes de combatir; o bien erraremos la puntería, o dispararemos sobre nuestro amigo, o sobre nosotros mismos. Ano de esos errores corrientes, consiste consiste en "er "er en el libertinaje un desquite de la naturaleza contra los tab(es tradicionales, las l as con"eniencias burguesas, #alsos pudores, los apocamientos del temor y las debilidades sentimentales; así es como este demonio nos sonríe. 3ero de qu! %desquite& %desquite& y de qu! %naturaleza& se trata5 'on#undir la naturaleza humana humana con la naturaleza de los animales es ignorar la naturaleza; la naturaleza decreta que el hombre no puede equipararse al animal ni con#ormarse a !l. i no quiere colocarse por encima del animal, esto es, en su sitio, cae necesariamente por debajo de !l; porque para su honor, su dicha o su desdicha, el hombre no puede deshacerse de la razón y de la inteligencia que son parte de su naturaleza; solamente puede in"ertir la dirección y hundirse tanto más bajo, cuanto más alto alt o apuntaba su destino.
La lujuria no no es un impulso de la naturaleza; es un pecado contra contra la naturaleza. El deseo natural no es lujuria y, en sí mismo, no es un pecado. El pecado consiste en darle rienda suelta cuando no se debe hacerlo o quizá en no darle rienda suelta cuando se debe hacerlo. La lujuria es una especulación sobre el deseo y el placer. 4ing(n animal es capaz de esta especulación. 6odo animal acata a la naturaleza y usa su se$o para reproducirse )no !l, sino la naturaleza en !l, que lo usa así para sus #ines*; y cuando no lo consigue, es por accidente. La marca de la lujuria, en cambio, es la esterilidad: la "oluntad deliberadora de eludir las consecuencias desagrad desagradables ables del placer. or ende, no se debe establecer una di#erencia entre %los "icios contra natura& y los demás abusos del se$o a sabiendas dedicado a la in#ecundidad. Dnicamente %el animal razonable& lo consigue, empleando su razón al re"!s )aquí apunta el grano de locura*. An segundo segundo error consiste consiste en creer creer que el el libertinaje es una conquista conquista de los derechos de la persona, un libre #lorecer, un paso hacia la dicha, una liberación del amor, una "alerosa reacción contra las imposiciones sociales. @part!monos de de estas necedades no"elescas y digamos: la lujuria es una o#ensa a la persona, un impedimento gra"e a la caridad, un pecado contra el amor, una destrucción de la dicha y al #inal, hasta del placer. 4o es liberación, es ser"idumbre. igue rindiendo tributo a los prejuicios corrientes y solo "iola las imposiciones morales para someterse a las cadenas de la decadencia. 7eparemos ante ante todo, en en que la lujuria no es amor y don de sí, pues sí quiere quiere decir uno, quiere decir todo. El don de sí no puede ser el don )o el pr!stamo* de una ín#ima parte de sí. El don de sí y mutuo es el matrimonio. La lujuria es al otro y perderse a sí mismo. Es ol"ido de sí y del otro. tomar al El lujurioso dice al objeto objeto de sus sus des"elos: des"elos: %6e adoro&; adoro&; pero no nos enga+emos: lo que adora es el se"o; y e#ecti"amente, lo adora )la =iblia habla incansablemente de la idolatría como de una prostitución, de donde se debe concluir que la lujuria es una idolatría*. En cuanto al portador de dicho se$o, poco importa, siempre que lo lle"e bien; otro portador ser"iría más o menos igual; hasta "ale más reno"arlo de tiempo en tiempo y todas las noches, si hay necesidad; de todos modos, la cara apenas se mira. El amado o la amada amada por el lujurioso, el objeto de sus sus des"elos, des"elos, solo es es eso. An objeto. Ana presa, una posesión, una mercancía, una "ianda, un juguete, un animal de lujo. 8 si ese ser conser"a alg(n aspecto humano, puede ser"ir de escla"o trastero o, en el mejor de los casos, de hermoso enemigo. El lujurioso se jacta de de su realismo realismo porque considera al al se$o tal tal como es, es, en sí, "álido por sí mismo. 8 este ídolo es un #also dios e incluso un #also ser. ues un se$o que subsista de por sí, no e$iste en ninguna parte: es un monstruo de la imaginación )aquí brota la hierba de la locura*.
olo la persona persona es real; no la persona en en #unción del se$o. El amor es el amor a la persona como tal y la caridad, el amor al bien de la persona. or eso la lujuria e$cluye el amor y la caridad. Los cómplices cómplices de la lujuria no se se agradecen agradecen el placer placer que han han obtenido uno de otro. En la práctica, ese placer deja un resabio detestable y eso es todo lo que les queda. 6an pronto como se lo l o emplea para instrumento de goce, el se$o )que no #ue concebido para eso* se con"ierte en una trampa. ues es un órgano de doble #unción, en el cual la simiente "i"a encuentra la materia muerta del desecho, dado que la naturaleza es la trama donde los contrarios se entrecruzan. Ana "ez saciado el deseo, lo sumerge el asco. odría suponerse que tal des"entura escarmentaría de una "ez por todas a un ser inteligente. )ero aquí pulula y #lorece la locura* la lección de la decepción repetida no sir"e para nada, pues el enga+o es consciente y "oluntario. La "íctima se ingenia y se a#ana porque la tomen, porque la golpeen, la mutilen, la deshonren y la ridiculicen. e complace en su#rir. as eso no impide que el su#rimiento engendre el odio y la decepción del desprecio. or ello podría de#inirse a la lujuria como amor enconado y despreciati"o: los que se descubren mutuamente presos en la trampa del otro, se muerden, se escupen, se "omitan y se ultrajan. 8 si para entonces no se han matado, empiezan a besarse de nue"o. Las páginas de las no"elas y los dramas están llenos de estas alternati"as. Luc ietrich las llama %los %los in#iernos in#iernos del del amor&. amor&. %4o pueden "i"ir juntos ni ni estar el uno sin el otro&, comprueba comprueba 6olstoi. %10eureu$ est qui rien rien n/y a2&, concluye concluye >illon. @l mismo tiempo, hemos hemos demostrado demostrado la clase de liberación que que puede puede esperarse de la licencia. Es cierto que que el orden orden social reprime el deseo deseo natural y, a "eces, "eces, en #orma #orma trágica; pero esa no es razón r azón para in#ringir ese orden o cambiarlo, pues cualquier sociedad es imposible sin restricciones se$uales )y en este aspecto, no es la sociedad burguesa la más rigurosa, r igurosa, sino la tribu sal"aje*. La liberación de las compulsiones se halla (nicamente en el sacri#icio del deseo, del deseo "i"o, puro y bello, como debe serlo el animal de sacri#icio. La lujuria cunde cunde en las !pocas decadentes y apresura la descomposición descomposición de todas las sociedades, al atacar a la c!lula del tejido social: la #amilia. 8 si bien es la ruina de las leyes que a "eces impiden o limitan la dicha, dicha, es tambi!n, con mucha más certeza, la ruina de la dicha. ues la dicha es la unión completa, armoniosa y rara de dos seres que se aman. En ella, el placer deslumbrante y el j(bilo del corazón )3son esas cosas (nicamente carnales5 4o lo s!, 1olo dios lo sabe2* rayan con el !$tasis y de hecho, los te$tos
inspirados, los grandes santos arrobados en ios, no han encontrado nunca una imagen mejor para hablar de la beatitud espiritual, que la de la esposa y el esposo. as si la unión es manantial de alegría, la multiplicación multiplicación del placer es su operación in"ersa. #i$isión sería una palabra más justa. La caída en la cantidad, lo reduce a pol"o; incesantemente reno"ado, el amor sin amor acaba por dar una satis#acción menos plena que la de un bostezo. 7uina de la unión de dos, ruina de la dicha. 7uina 7uina de la unidad interior o ser; ruina del alma. Cunto al gran tronco abatido, brota una muchedumbre muchedumbre de hongos y el gusano se da un #estín en el "ientre del cadá"er. @sí es el hombre corrompido, roto por dentro, descompuesto e hir"iendo en podredumbre. En !l, la locura da su #ruto. An tercer error error consiste en creer que que la lujuria es una se+al de #uerza indomable. u consecuencia consecuencia es que cualquier cualquier peque+o libidinoso se crea un león, un 0!rcules, un "olcán, un mar embra"ecido. 9ue miles de necios pregonen su "ergFenza "ergFenza y di"ulguen di"ulguen muy complacidos sus secretos. ara re"entar re"entar esta pompa de jabón, con"iene con"iene citar citar los 8oga?utras; 8oga?utras; en la parte en que colocan la castidad e$plican: %ara dar #uerza&. 8 eso basta. =asta con reparar en que que no solamente el asceta, sino tambi!n el atleta obser"a castidad si no desea perder su #uerza. uede que que alg(n hombre hombre de naturaleza naturaleza rica y desbordante desbordante tenga ese "icio. Eso demuestra demuestra que todo todo es #uerte en !l, sal"o sal"o !l mismo. mismo. @sí como la #uerza corporal se desarrolla con el ejercicio, es decir, con las "ictorias repetidas sobre los obstáculos y las resistencias, asimismo, la #uerza interior o "oluntad, se ejercita en "encer los deseos. 'ada deseo "encido cede su #uerza a la "oluntad. E in"ersamente, todo deseo "encedor a#loja la #ibra central. La castidad es una de las coronas de la "ictoria sobre sí mismo; signo y manantial de #uerza. ero nos equi"ocaríamos si crey!semos que la #uerza interior se nutre a e$pensas de las #uerzas naturales y deja al cuerpo e$tenuado, lánguido y en#ermo. @l contrario: le otorga la #uerza de lle"ar a buen #in empresas considerables aunque sea d!bil y en#ermizo; y cuando está en pleno "igor, lo mantiene en !l hasta el punto de poder comunicar a los demás #uerza y salud. Los seres seres más libidinosos que he conocido, eran jó"enes jó"enes enclenques, enclenques, ojerosos, de manos h(medas y pecho hundido; en#ermizos, gibosos, tuberculosos, neuróticos llenos de tics y sobre todo, "ejetes imponentes.
An cuarto error consiste en creer a la lujuria )porque se e$hibe en las ci"ilizaciones decadentes y se culti"a entre los ricos elegantes que no tienen otra cosa que hacer* una #lor de re#inamiento. 'ontent!monos con recordar recordar lo que hemos dicho dicho sobre las las cone$iones cone$iones del se$o con la inmundicia. 8 si re"olcarse con deleite en la inmundicia sin ad"ertir que hiere, es el colmo del buen gusto, con#esemos que hay #inezas que se nos escapan. Ana palabra palabra en el lenguaje popular hace hace justicia a este error: porquería. porquería. 8 aquí estamos. 0e 0e hablado demasiado rato porque el monstruo es numeroso; es un pólipo, un pulpo que no se puede apreciar con una sola mirada ni describir con pocas palabras. El remedio es sencillo: castidad y matrimonio. 4o son dos remedios distintos, sino una sola cosa que se llama #idelidad: #idelidad: constancia, consistencia, unidad, plenitud, posesión y don de sí. 6odas estas estas cosas que son solo una, son lo contrario contrario de la corrupción y la impureza. En #ranc!s, la palabra propre tiene dos sentidos: lo ue me pertenece %nicamente a mí y lo ue es puro. La impureza es la íntima alteración del yo. 0ay una lla"e que abre el castillo de la pureza y da acceso a sus tesoros pro#undos: esa la"e es el poder de dirigir la imaginación y cuando se quiere de suspender el pensamiento. Los que siguen la ense+anza y la disciplina disciplina del @rca, @rca, poseen, pues, una lla"e que #alta a los demás. Era casi innecesario ense+arles esta aplicación particular, pues ya la han encontrado por sí mismos. La distracción es el primer primer grado de la corrupción. Es la corrupción corrupción mental. El corazón "acío es tierra baja. En ella se encharcan di#usas enso+aciones. La ci!naga se lama lujuria. 'abeza ocupada en pensar. pensar. 'orazón ocupado en amar. iembros iembros ocupados en trabajar y en ser"ir: 1no queda sitio para que anid!is en "osotros, malos pensamientos2 Es ciertoG pero demasiado demasiado cierto. Es in(til aconsejarnos que seamos seamos per#ectos. i lo #u!ramos, no nos harían #alta los consejos. ero somos d!biles y necesitamos procedimientos que est!n a nuestro alcance, recetas #áciles.
ea. 3ero por qu! supon!is que es cosa cosa di#ícil5 3're!is que deb!is luchar luchar contra "uestros deseos como contra el toro que se toma por los cuernos para hacerle morder el pol"o5 0ay gestos más e$pediti"os. or ejemplo, santiguarse. 8 en lugar lugar de preguntaros preguntaros cómo ir!is a hacer hacer ahora para detener ese #urioso incendio que in"ade todos los rincones de "uestra morada y os llena de humo la cabeza, empezad a rezar: adre nuestro nuestro que estás en en los cielos. anti#icado anti#icado sea tu nombreG 8a sab!is cómo sigue. ero basta con que lo sepáis, porque para ese entonces, el #uego se habrá apagado. 18 además, además, ya lo sabíais, hipócritas2 1or 1or eso no lo hac!is2 Los otros tres demonios: pereza, suciedad suciedad y cobardía, cobardía, "an muy juntos, se asemejan y se re(nen con mucho gusto. 4inguno de los tres tiene #orma, ni historia, ni brillo, ni atracti"o. ero con su #o#a insigni#icancia, causan #ormidables estragos.
4.
La pereza
La pereza está en el e$tremo opuesto de la lujuria. La lujuria se "incula al deseo, que es la e$altación de la "italidad para su superación y propagación. La pereza, en la otra pendiente, lle"a al sue+o, que es caída y retiro. El sue+o no es un mal, como no no lo es el deseo. Es un elemento esencial esencial de "ida. La "ida es un ritmo. 6odo ritmo supone tiempos #uertes y tiempos d!biles. El sue+o es el tiempo débil del ritmo $ital . Los tiempos d!biles son la condición de los tiempos #uertes. i solo hubiera tiempos #uertes, ya no habría ritmo, ni tampoco ritmos #uertes. el sue+o se sale nue"o, recreado, re#rescado; la "ida surge de nue"o tras el buceo. er perezoso, no es dormir, ni siquiera siquiera dormir mucho. mucho. i ten!is necesidad de dormir mucho, no os alarm!is: 1es porque sois jó"enes2 El ni+o duerme a todas horas; para el "iejo, en cambio, se agotan los recursos del sue+o. i dormís mucho y bien, es porque estáis destinados a una larga "ida: dormid en paz. La pereza, como los demás "icios, no es satis#acción de una necesidad necesidad "ital, sino b%sueda del placer en detrimento de la $ida. Esta b(squeda es directa y positi"a en los tres primeros: gula, borrachera y lujuria y negati"a en los tres (ltimos. La b(squeda negati"a del placer consiste en escaparle a la pena.
'omo las demás #unciones #unciones corporales, corporales, tambi!n el descanso descanso da placer. ara la #atiga es incluso una delicia. or ende, el que busque ese placer con inteligencia, deberá ponerse en marcha e ir a trabajar. En el camino encontrará muchos otros placeres y a la "uelta, el del descanso. Ese placer, sin embargo, le está prohibido al perezoso. orque perezoso perezoso es quien se niega a hacer hacer el es#uerzo, es#uerzo, no el el que se toma un descanso. 6orna los tiempos #uertes de la "ida en tiempos d!biles y deprime a la "ida. ero la "ida deprimida da trabajo; así es como esta especulación lle"a implícito su #racaso; esta #alta, su castigo. La pereza es un demonio, un diablejo, pero un diablejo est(pido. 0ay cuatro clases de perezosos: el perezoso pasi"o, el perezoso moderado, moderado, el perezoso turbulento y el perezoso acti"o. olamente el el primero es perezoso perezoso de título y notoriedad p(blicos. Es Es una carga para sí mismo y para los demás. e arrastra. e arrastra de la cama por la ma+ana, cansado de antemano por lo que le espera en el día y tarda a la noche, retrocediendo ante la #aena de des"estirse. e resiste a empezar cualquier cosa y se harta antes de terminar; %mete la mano en el plato y no se la lle"a a la boca&, dice la =iblia. @rrastra la lengua sobre las palabras, se traga la mitad de las que dice y arrastra los pies al caminar. ale con los botones prendidos a medias, la"ado a medias. eja la puerta abierta tras de sí y se le sigue por su rastro, pues su rastro es desorden. 4o sir"e sir"e para nada, porque nada le parece que "alga la pena. Es una bobada: no puede ocultar su desnudez "iscosa y no se toma la molestia de hacerlo. Las otras tres clases, en cambio, son caracoles y cargan su caparazón para esconderse. El perezoso moderado se adelanta con cautela bajo bajo un cascarón cascarón de sólidas "irtudes. arece bueno, porque nunca se toma el trabajo de hacer mal. Elude las "anidades que a#anan a los hombres, pues para !l todo es "ano, sal"o e"itarse el trabajo. igue la corriente com(n y la opinión corriente, pues es lo más #ácil; así se asegura una buena reputación. 'omo pago, la sociedad regala a estos caracoles nichos con"enientes: son porteros, rentistas o presidentes honorarios, seg(n su posición. El perezoso perezoso de la tercera clase, adopta adopta como cascarón el remolino del mo"imiento perpetuo. arece haberse propuesto ocupar el mayor espacio posible, partir en todas direcciones al mismo tiempo, llenar con palabras todos los instantes del tiempo, pero al #inal, no hace nada. ara e$plicar su caso, debe saberse que permanecer inmó"il y callado callado es un es#uerzo de concentración y una imposición "oluntaria imposible para el hombre "ulgar. 'omo no puede mantenerse quieto ni puede actuar, se mue"e. istraído, disipado, disoluto, papanatas, mundano en "acaciones perpetuas a costa de todo el mundo, juega a la lotería de los negocios, de los deportes, de la política; juega a la guerra o al amor, a costa de todo el mundo.
Los perezosos perezosos acti"os, en en (ltimo t!rmino, son los más numerosos. numerosos. e puede puede decir que la pereza generalizada es el poder dominante de la t!cnica y la economía modernas, las cuales quedan totalmente e$plicadas por el horror al trabajo y la ley del menor es#uerzo. @sí como el agua no tiene más que abandonarse a su peso, a tra"!s de conductos #orzados, para hacer girar las turbinas y suministrar energías desmesuradas, del mismo modo las masas no tienen más que dejarse lle"ar por la "oluntad de eludir el tr abajo para desembocar en la mecanización, la ser"idumbre, la decadencia de los pueblos y el abuso de los más capaces; en el !$odo rural, en el hacinamiento urbano, en el salario, en el reino de la policía y de las o#icinas; en la pasión por el %con#ort& )En #ranc!s, esta palabra signi#ica: consuelo espiritual. 6ras haber cruzado y "uelto a cruzar el canal de la ancha, ha llegado a querer decir comodidad. egradación de la palabra, degradación del hombre.*, en la "ida gris, insensata, compulsi"a; en el creciente poder de la gran maquinaria del estado )'#. &as cuatro plagas B, H?IJ.*. ereza del corazón: indiferencia, que causa y hace causar más mal m al en el mundo que la maldad. ereza mental: prejuicio. @dopción de la opinión de todo el mundo para todas las cosas. Brre#le$ión y rutina. 1Bmb!cil2
del disco, del gesto, del acto. Es no meterse de cabeza en el trabajo o dejar #uncionar los mecanismos de los hábitos, o abandonarse a los humores, que son tres maneras de dormir de pie. 0ay que mantenerse relajado relajado sin abandono abandono y acti"o sin agitación. agitación. 0ay que alternar a todas horas el es#uerzo con la distensión. 8 de noche, ejercitarse solamente en la distensión. La mejor distensión distensión consiste consiste en abandonarse abandonarse en manos del adre y decir en en completas: % 'n manus tuas, #omine, commendo spiritum meum. ecirlo y hacerlo. El sue+o es un retorno retorno a las #uentes, un descenso a las raíces. raíces. ronto "a "a a con"ertirnos en un ni+o inocente, acurrucado en el seno de su madre. 'on"ierte al animal en planta y al árbol en mineral. uelda los eslabones de la naturaleza, lle"ando a cada ser al estadio in#erior. 4os con#unde en las aguas del principio, y nos de"uel"e al 'reador, pues lo más humilde "uel"e a encontrar al @ltísimo en lo más pro#undo. 4os asemeja asemeja a los muertos. Es una una muerte sin sin agonía y sin terror. Ana "isita cotidiana a los in#iernos. 6odas las noches, ios nos ense+a: %8a "es que no es tan terrible&. El sue+o es el aprendizaje de la buena muerte.
5.
Suciedad
El cuerpo se alimenta y elimina. Elimina de "ez en cuando por los aparatos aparatos e$cretores y constantemente por todos los poros de la piel. Este oscuro quehacer nos brinda una ense+anza a la "ida, la muerte m uerte y la resurrección. Esto es lo que el el cuerpo sabe sabe y dice dice de sí sí mismo: %4o tomo la #orma de lo que absorbo y no conser"o nada de su masa. e mantengo con lo que pasa: no soy lo que pasa en mí. oy una cosa que no se asemeja a nada de lo que llaman cosa. oy un aliento, una onda, un #uego. El aliento #orma una onda en el agua y esa onda no pertenece al agua; el #uego surge de la madera, pero no es de madera: del mismo modo, yo no soy materia. En la ola de la materia, soy el nadador; el alimento y la eliminación son mis brazadas&. as en cuanto deja de nadar, el nadador se ahoga. 8 en cuanto cuanto el cuerpo cuerpo deja de arrojar el desecho lejos de sí, se hunde en !l, se pudre y se con"ierte en desecho. El horror a lo inmundo es la sal"ación de la carne "i"a. El apego a los desechos, la complacencia por la suciedad: todo eso es %el espíritu inmundo&, el demonio de quien estamos hablando.
El parentesco de este demonio con con los de la pereza y la cobardía, cobardía, e$plica la aceptación inerte de la suciedad. orque la"arse, la"arse, limpiar la ropa, barrer la casa, el taller, la calle o la ciudad, e$ige un trabajo constante, improducti"o, a menudo mal remunerado, ingrato, monótono y de nunca acabar. 0ay que tener cierto coraje para romper una costura de grasa tibia y algunas personas temen al agua en in"ierno y "erano. Limpiar las caballerizas de @ugias no es la menor de las haza+as de 0!rcules. En cuanto a la suciedad suciedad mental, mental, a la e$hibición e$hibición de inmundicias en en las bromas, los cuentos, las canciones, los insultos y las palabrotas, se la debe considerar como una reacción a las con"enciones sociales. El placer de "iolar impune y p(blicamente las con"eniencias, con"eniencias, puede tener tener dos moti"os: un moti"o moral y otro social. El moti"o moral pro"iene pro"iene de que algunos algunos hombres, hombres, instinti"a o sistemáticamente, "inculan el disimulo con"encional de la inmundicia con el disimulo de todas las "ergFenzas y todas las bajezas, generalmente muy di#undido entre los hombres; y apelando a los atre"imientos de un lenguaje cínico, denuncian la hipocresía humana )3e libran acaso de ella5*. El moti"o social social es el siguiente: las clases oprimidas de la sociedad mezclan la inmundicia a todo lo que les sale de la boca. Es una torpe protesta contra el injusto desprecio al que se sienten relegados; un es#uerzo por rebajar a todos los hombres a su mismo ni"el )pero el arma se les "uel"e en contra y en lugar de reparar sus agra"ios, les pone el sello de la in#amia*. El gusto por las inmundicias, por por (ltimo, esa curiosidad, curiosidad, esa atracción apasionada por lo inmundo, la con"ersión de lo repugnante en deseable, es una jugarreta del demonio lujuria. re#erimos dejar al psiquiatra el des"elo de estudiar y e$plicar ese des"ío de la razón. El amor a la pureza, a lo que que es sí?mismo, sin mezclas ni con#usiones, con#usiones, a lo que es "i"o, hermoso, #resco y #ragante, a lo que está l impio y bien ordenado )porque la suciedad es ante todo, desorden, lo que está en su sitio, no es sucio. El pol"o en su sitio, a#uera, en el camino, no es sucio; y los desechos que están donde les corresponde, en el estercolero o en el mantillo donde brotarán las #lores, no merecen desprecio*, 3qui!n nos lo puede ense+ar5 Los sentidos nos lo ense+arán, el buen sentido nos lo ense+ará, la prudencia y el cuidado de e"itar contaminaciones y en#ermedades nos lo ense+arán; y la lógica que se complace en claros ordenamientos, y la belleza, y el amor enamorado de la belleza, la religión, nos lo ense+arán. e dirán: 3qu! "ale "ale más5 3Estar limpio, ba+ado y per#umado como como una prostituta o preocuparse (nicamente de la pureza del alma y considerar al
cuerpo una inmundicia y por tanto mantenerlo en la inmundicia como hicieron algunos santos5 i se me obliga a elegir, s! muy bien qu! debo elegir; pero elegiría más bien e"itar el dilema. Elegiría elegir las dos limpiezas, pues es justo, simple, regular y con#orme a la "erdad, que lo e$terior corresponda a lo interior. La limpieza corporal no es solamente e$presión de la pureza; es su e#ecto e#ecto natural y por ende, su condición más #a"orable. La religión, siempre maternal, se ocupa del cuerpo al mismo tiempo tiempo que del del alma. 6odos los ritos son signos corpóreos de operaciones interiores y desde el bautismo al agua bendita, todo in"ita a considerar al pecado como inmundicia inmundicia y a la"arse en sentido real y no solamente #igurado. 3odríamos concebir, por por otra parte, una misa dicha dicha sobre manteles manchados y o#iciada con las manos sucias5 39ui!n no lo supondría una blas#emia5 36olerarían los de"otos un templo mancillado5 E in"ersamente, para el hombre religioso, todos los actos de la "ida tienden al rito. Echar a los espíritus impuros es encaminarse a la salud tanto como a la santidad; y sal"ación quiere decir salud eterna. 7ecordemos que nuestro cuerpo es un un templo. templo.
6.
Cobardía
La cobardía no #igura en la lista de los siete pecados pecados capitales, como el negro no se menciona entre los siete colores. La cobardía es lo negro negro del pecado; pecado; no es un pecado como como los demás: demás: es el el pecado o ausencia de $irtud , como el negro es ausencia de luz. >irtud quiere decir #uerza y coraje. El cobarde es un #lojo. #lojo. loja se llama a la cuerda del la(d que ya no puede puede sonar, #loja la cuerda del arco que no es capaz de lanzar su #lecha y #lojo el hombre sin corazón, sin #e, sin honor, sin #er"or, sin amor y sin "alor. 4o se puede puede llamar cobarde al que e"ita e"ita el dolor y la muerte, pues e"itar e"itar el dolor y la muerte es deber y prudencia y la prudencia es una de las "irtudes mayores. er cobarde es enga+arse enga+arse en cuanto cuanto al dolor dolor y en cuanto a la muerte.
Es creer al al dolor una una desdicha irreparable, un mal en sí, sí, una cosa cosa en sí, en "ez de un signo. Es creer creer que la muerte muerte es el #in de todo. i esa #uera la "erdad del del dolor y de la muerte, sería completamente completamente irrazonable que se nos e$igiera no ser cobardes. El que cree o dice dice que cree cree que es es así, pero pero en la práctica demuestra demuestra ser "aliente, no sigue su lógica hasta el #in y desconoce la "erdad que hay en !l. 6odos los h!roes testimonian testimonian su #e en algo que supera su "ida. ero este tema es tan capital, sobre sobre todo para los adeptos adeptos a la no?"iolencia, no?"iolencia, que merece capítulo aparte.
FIN