ANÁLISIS DEL CONCEPTO FILOSÓFICO DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO DURANTE LA ÉPOCA DE JUSTO SIERRA Y DURANTE LA ÉPOCA DE GONZALO VÁZQUEZ VELA
Justo Sierra tenía desde sus inicios como funcionario porfiriano la idea de la autonomía en la administración de la educación pública. (Prawda, 1988:59). Fue hasta 1905 en que Porfirio Díaz aceptó separar del Ministerio de Justicia el ramo de la instrucción pública para hacer una nueva Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, cuya titularidad estuvo a cargo de Sierra del 1º de julio de 1905 al 24 de marzo de 1911. En este año, del total de mexicanos, el 85% de la población era analfabeta. (Bazant, 1993:41). Al hacerse cargo del ministerio, Sierra se propuso realizar dos cosas: la primera, consistía en transformar la escuela primaria, de simplemente instructiva, en esencialmente educativa con la participación directa del Estado, en un organismo destinado, no a enseñar a leer, escribir y contar, como se pretendía antes, sino a pensar, a sentir y a desarrollar en el niño al hombre. La segunda era la de organizar los estudios superiores. (Castillo, 2002: 14). En este programa se buscaba principalmente desarrollar en los educandos el amor a la patria, a sus instituciones y contribuir al progreso del país. El perfeccionamiento de sus habitantes sería integral, es decir, tendería a producir simultáneamente el desenvolvimiento moral, físico, intelectual y estético de los escolares. Además la educación debería ser laica, absteniéndose de enseñar, defender, o atacar ninguna de las religiones y, además, sería gratuita. (Prawda, 1988:61) La gran obra moral de la escuela laica consiste en inculcar la verdad, infundiendo en la niñez los hábitos de amor a la verdad que son, la clave de toda educación moral. En el artículo 4º de la Ley de 1908 se incluyen preceptos que pueden llamarse de orden pedagógico. El maestro Justo Sierra, consideraba que la educación moral ayudaría a la formación del carácter por medio de la obediencia y disciplina, así como por el constante y racional ejercicio de sentimientos, resoluciones y actos encaminados a producir el respeto a sí mismo y el amor a la familia, a la escuela, a la patria y a los demás. La educación física, obtenida por las medidas de profilaxis indispensable, los ejercicios corporales apropiados y por la formación de hábitos de higiene. La cultura intelectual, intelectual, el que se alcanzará por el ejercicio gradual y metódico de los sentimientos y la atención, el desarrollo del lenguaje, la disciplina de la imaginación y la progresiva aproximación a la exactitud del juicio. Y por
último, la educación estética, que se efectuará promoviendo la iniciación del buen gusto y proporcionando los educandos nociones de arte adecuadas a su edad. (Bazant, 1993:43) La figura de Justo Sierra deviene paradigmática, pues constituye uno de los principales pilares sobre los que se ha erigido la filosofía de la educación nacional mexicana. Existen interesantes trabajos sobre la obra educativa de Justo Sierra y de su filosofía en general, pero aún no se han sistematizado los aspectos fundamentales de su ideario filosófico y sus aportaciones esenciales, particularmente, el sentido ético-humanista, democrático y de justicia social de sus aprehensiones filosóficas y educativas, de tal manera que aún prevalece erróneamente muy poco predominio de su praxis educativa en el contexto nacional mexicano. No se crean espacios educativos para reconocer realmente la filosofía serrana y sus concreciones en la educación. Se trata de una figura fundadora y paradigmática de México. En fin, Justo Sierra representa una figura esencial de la filosofía y la cultura mexicanas. No sólo organizó la educación desde una filosofía humanista y práctica, sino que sentó premisas para el futuro, activando ideas para toda una generación de pensadores que inauguran el antipositivismo en México y América Latina.
De 1934-1940, a Cárdenas del Río le tocó poner en práctica el plan sexenal de gobierno, elaborado por el Partido Nacional Revolucionario (PNR). El plan tenía cuatro propósitos fundamentales: aprovechamiento máximo de la riqueza nacional, mejoramiento de los ingresos de los campesinos y los obreros, desarrollo de la industria nacional y logro de una economía autosuficiente. El plan necesitaba medios de difusión y de acción transformadora, y la escuela fue uno de los más efectivos; pero para ello, se dijo, había que reformar la educación. El artículo 3° constitucional fue reformado y se estableció que la educación impartida por el Estado sería socialista, definida ésta, en pocas palabras, como la creación en los alumnos de un concepto racional y exacto del universo y de la vida social, excluyendo de ella toda doctrina religiosa, y que combatiría cualquier clase de fanatismos y prejuicios. La educación, especialmente la elemental, se extendería por todos los rumbos del país. La escuela sería el centro social por excelencia encargado de la organización de los pobladores de las comunidades, al igual que lo había sido la escuela popular vasconcelista. El maestro sustituiría al sacerdote y sería quien organizara a los hombres, las mujeres y los niños en sociedades de trabajo, cooperativas de consumo y producción, organizaciones sindicales que fortalecieran a los trabajadores, etcétera. Tanto en la escuela como fuera
de ella la educación tendría un carácter pragmático de capacitación para el trabajo en grupo, con un fuerte acento en hacer sentir a todos como miembros de una nación que requería del trabajo productivo de cada uno de los ciudadanos, especialmente de los futuros ciudadanos; es decir, quienes eran en ese momento los alumnos de las escuelas primarias. Una tarea básica de la reforma sería la capacitación de los trabajadores, además de su alfabetización y su formación cívica-ideológica. Para ello se creó el Instituto Nacional de Educación Superior para Trabajadores, que entre sus finalidades tenía la de crear escuelas especiales para los productores. Los resultados no fueron los esperados, al frente de la SEP Ignacio García Téllez y, sobre todo, Gonzalo Vázquez Vela, quien se mantiene en el cargo durante casi todo el sexenio, se dan cuenta que los avances más importantes de la reforma educativa cardenista se lograron a nivel básico y en especializaciones técnicas de nivel medio; en el campo educativo, se congelaban proyectos populares como la Escuela Regional Campesina y el Instituto Nacional de Estudios Superiores para Trabajadores. No existían escuelas suficientes para todos los niños, como lo había ofrecido Cárdenas; no existían suficientes maestros preparados, y "perdían el tiempo" en actividades de tipo político-militante. Las escuelas normales estaban dedicadas a la formación de "agitadores políticos más que verdaderos docentes". Las escuelas oficiales carecían de material escolar, no había suficiente y buena producción de libros de texto y revistas para la enseñanza de los niños. En los últimos meses de su gobierno, Cárdenas reconoció que no había sido posible resolver todas las necesidades que agobiaban a diversos sectores del país, la expansión de la educación elemental, especialmente la rural, eran logros que el pueblo defendería y seguiría adelante con la multiplicación de escuelas, la libre expresión del pensamiento, y el respeto a la vida humana. La reforma intelectual y moral que el cardenismo proponía para el país no se construía a partir de una concepción elaborada del mundo, sino a partir exclusivamente de una concepción de la nación. De ahí la explicación de las aparentes —y reales— contradicciones que caracterizan la obra educativa del populismo cardenista, particularmente la generación de una llamada “educación socialista” en el seno de una sociedad que seguía siendo capitalista (Sotelo, 1981: 274).
CONCLUSIONES La educación en México durante las diferentes etapas de cambio, ha integrado una diversidad de ideologías, en esta ocasión, al reflexionar el trabajo educativo que se realizó durante la época de Justo Sierra, pude darme cuenta que un gran porcentaje del total de los mexicanos era analfabeta, es decir, el proceso educativo estaba frenado, el gobierno aún no visualizaba a sus pobladores como seres pensantes, ya que los pocos alumnos se manifestaban sumamente pasivos en el proceso del aprendizaje corresponde, por lo tanto, Justo Sierra propone una reforma educativa altamente humanista y moral, en la que el alumno se desarrolle de manera integral, no solo en el nivel primaria, sino también dando una especial importancia para su momento a la educación superior fundando la actual máxima casa de estudios (UNAM), de esta manera es de gran aceptación y reconocimiento el trabajo realizado por Justo Sierra desde el punto de vista filosófico en educación. Pasando a otra época, durante el cargo como Secretario de Educación correspondiente a Gonzalo Vázquez Vela, con la reforma en la que se pretendía una educación socialista, en donde se prendía dar al alumno, al maestro y a la sociedad una importancia con carácter nacionalista, que mucho tenía que ver con los intereses políticos de la época, ya que se pretendía alcanzar sus propósitos transformando al país mediante la escuela, es decir, utilizando en cierta forma el conductismo en los estudiantes, encaminándolos hacia el trabajo, debido, quizás, entre otros aspectos, al carácter capitalista del gobierno no fue posible alcanzar los propósitos educativos socialistas en el país. Reconociendo la importancia que en su momento tuvo cada una de estas ideas educativas, considero que se tomaron en cuenta los tres aspectos fundamentales de la filosofía en relación con la educación; la ontología con el ser, que es el sentido humanista que Justo Sierra dio a la educación, dando este valor al alumno principalmente; axiología, en donde tienen una especial importancia los valores que en ambas épocas eran predominantemente religiosos y que de alguna manera tenían gran influencia en el pensamiento de los habitantes, por lo que se declara una educación laica, y por última la teleología, en la que se pretenden alcanzar ciertas metas y objetivos para lograr el proceso educativo correspondiente a la ideología de Justo Sierra y Gonzalo Vázquez Vela, respectivamente.
Referencias bibliográficas: 1. Ávila, A. V. (2003). "Reforma educativa de Justo Sierra". Consultado el 6 de agosto del 2014. Disponible en el ARCHIVO de Tiempo y Escritura en http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/reformaeducativadejustosierra.htm 2. Guajardo, R. I. La obra de Justo Sierra: una necesidad para la educación mexicana…Consultado el 6 de agosto del 2014. Disponible en http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/guajardo_bernal_rosa_idalia/la_obra_de_justo_sierra.ht m 3. Montes, E. La prensa, ¿informa o confunde? La reforma educativa de 1934 en México narrada a través de los periódicos de la época. Consultado el 7 de agosto del 2014. Disponible en http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena45/Colmenario/Elvia.html 4. Víctor, A. C; Victorino, L. Educación para adultos en el siglo XXI: Análisis del modelo de educación para la vida y el trabajo en México ¿avances o retrocesos? [Versión electrónica]. En Tiempo de Educar., vol. 11, núm. 21, enero-junio, 2010, pp. 59-78, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31116163004.