COMPORTAMIENTO Y ACTITUDES
Cuando la gente cuestiona la actitud de alguien se refiere a las creencias y sentimientos relacionados con esa persona o evento y con el comportamiento resultante. Tomadas en conjunto, las reacciones evaluativas favorables o desfavorables definen la actitud de una persona hacia algo; reacciones que pueden manifestarse en creencias, sentimientos o inclinaciones para actuar. Las actitudes son una forma eficiente de calibrar el mundo cuando tenemos que responder rápidamente, a algo, la manera como nos sentimos al respecto puede guiar nuestra reacción. Por ejemplo, una persona que cree que un grupo étnico particular es perezoso y agresivo, puede sentir desagrado por personas de ese grupo y en consecuencia actuar de una manera discriminatoria. ¿Las actitudes determinan el comportamiento?
En el comienzo, los psicólogos sociales estaban de acuerdo en que conocer la actitud de las personas equivalía a poder predecir sus acciones. Pero en 1964, Leen Festinger, calificado por algunos como el más importante colaborador de la psicología social, concluyó que la evidencia no demostraba que cambiar las actitudes equivalía a cambiar el comportamiento. Las actitudes expresadas por las personas difícilmente predicen sus variables formas de comportamiento. Por ejemplo, la actitud de los estudiantes respecto a hacer trampa en los exámenes, tuvo poca relación con la probabilidad de que en realidad hicieran o no trampa. La actitud hacia la Iglesia tuvo una relación muy modesta con la asistencia a la iglesia un domingo dado. Las actitudes raciales descritas por uno mismo aclaran muy poco el comportamiento en situaciones reales.
¿En Qué Casos Las Actitudes Predicen El Comportamiento?
Algunas veces transgredimos las actitudes pueden cambiar nuestro comportamiento. Por esto se se debe tener en cuenta:
Minimizando las influencias sociales sobre las actitudes expresadas: A diferencia de un médico que mide la frecuencia cardíaca, los psicólogos sociales nunca obtenemos una lectura directa de las actitudes. Por el contrario, medimos las actitudes expresadas. Como otras formas de comportamiento, las expresiones están sujetas a influencias externas. Sabiendo que las personas no tienen su corazón a la mano, los psicólogos sociales han deseado contar con una "línea al corazón". Fue así como Edward diseñaron el método de la línea falsa, que engaña a la gente llevándola a manifestar sus actitudes reales. Los sujetos que inicialmente inicialmente son persuadidos de que los detectores de mentiras funcionan, f uncionan, pueden luego admitir la verdad. También sugieren sugieren una razón razón que podría explicar el débil vínculo entre actitud y comportamiento: en condiciones cotidianas, como con las que se enfrentan los ejecutivos de la industria tabacalera y los políticos, las personas expresan a veces actitudes que de manera privada no mantienen.
Minimización de otras influencias sobre el comportamiento: Las influencias sociales también modifican otras formas de comportamiento. Las influencias sociales pueden ser enormes; lo suficiente como para inducir a las personas a transgredir sus convicciones más profundas. Antes de la crucifixión de Jesús, su discípulo Pedro negó haberlo conocido. Los asesores presidenciales pueden contemporizar con acciones que saben que están equivocadas. Los prisioneros de guerra pueden mentir para apaciguar a sus captores. En un momento dado, no son sólo nuestras actitudes internas las que nos guían sino también la situación con la que nos enfrentamos.
Fortalecimiento de las actitudes: Cuando actuamos de manera automática nuestras actitudes, con frecuencia, se hallan adormecidas. Desempeñamos roles familiares que no se reflejan en lo que hacemos. Contestamos a las personas que nos encontrarnos en un vestíbulo con un "hola" automático. Respondemos a la pregunta del cajero del restaurante, ¿qué tal estuvo su comida?", diciendo "bien", incluso si nos pareció insípida. Tales formas de reacción en las que no interviene la mente son adaptativas. Deja libre nuestra mente para que trabaje en otras cosas. Tal como lo afirmó el filósofo Alfred North Whitehead "la civilización avanza aumentando el número de operaciones que podemos realizar sin que pensemos en ellas. Cuando colocamos el piloto automático, nuestras actitudes se hallan adormecidas. Se debe tener en cuenta lo siguiente:
Paso de las actitudes a la mente. En situaciones nuevas nuestro comportamiento es menos automático él falta de un guión, pensamos antes de actuar. ¿Serán las personas más sinceras consigo mismas si se les hace reflexionar sobre sus actitudes antes de actuar?. De igual manera, quien toma unos momentos para revisar su comportamiento pasado, expresa actitudes que pueden predecir mejor su comportamiento futuro. Nuestras actitudes guían nuestro comportamiento si pensamos en ellas. Fortaleza de las actitudes forjada a través de la experiencia, Por último: adquirimos actitudes de manera tal que a veces son fuertes y a otras veces, no. Russell Fazio y Mark Zana, en una larga serie de experimentos demuestran que cuando las actitudes surgen de la experiencia, tienen más posibilidades de permanecer y de guiar las acciones. Realizaron uno de sus: estudios con la ayuda involuntaria de la Universidad de Cornell. Un periodo de escasez de vivienda forzó a la universidad a asignar algunos estudiantes de primer año para que pasaran unas cuantas semanas en grandes dormitorios comunes con catres, mientras que los demás disfrutaban del lujo relativo de sus dormitorios permanentes.
Representación De Un Rol
En este sentido, la palabra papel o rol ha sido tornada en préstamo del teatro, y al igual que en el teatro se refiere a la serie de acciones que se esperan de quienes ocupan una posición social particular.
Lo Que Se Dice, Se Transforma En Lo Que Se Cree
Estrechamente relacionado con el efecto de la representación de roles está el efecto "lo que se dice se transforma en lo que se cree". Veamos en primer lugar la tendencia humana a adaptar lo que decimos para complacer a quienes nos escuchan: Nos damos más prisa para dar a los demás las buenas noticias que las malas y modificamos nuestro mensaje de acuerdo con la posición del oyente. Los miembros de las facultades que escriben cartas de recomendación, supuestamente francas, a las escuelas de postgrado, hacen comentarios elogiosos cuando los estudiantes se reservan el derecho de leerlas. El psicólogo social Philip Tetlock (1981) afirma que la política de los presidentes norteamericanos es que sus planteamientos tiendan a ser lo más sencillos posible durante la campaña presidencial ("para disminuir el déficit necesitamos recortar más los gastos"). Después de las elecciones sus planteamientos se hacen más complejos; hasta la siguiente campaña. La necesidad de maquillar los puntos de vista propios para que satisfagan a la audiencia parece ser más fuerte en las culturas asiáticas. En un estudio se pidió que se pensara en la mejor respuesta de un padre a su hija cuando ésta le presentaba a su prometido de una raza diferente. Aunque en privado el padre pensara "nunca les permitiré que se casen", el 2% de los americanos y el 44% de los japoneses pensaron que deberían decirles que estaban "a favor del matrimonio". El Fenómeno "El Pie En La Puerta
”
La mayoría de nosotros puede recordar ocasiones en las que, después de habernos mostrado de acuerdo para prestar ayuda a un proyecto o una organización, terminamos estando más comprometidos de lo que hubiera sido nuestra intención y prometiéndonos que en el futuro nos negaremos a aceptar tales peticiones. ¿Cómo es que tal cosa ocurre? Los experimentos sugieren que si alguien quiere que los demás le hagan un gran favor, una técnica es conseguir que le hagan uno pequeño antes. Veamos la demostración más conocida de este fenómeno llamado el pie en la puerta. Los investigadores, haciéndose pasar por voluntarios de una campaña para conducir con seguridad, pidieron a unos vecinos en California que les permitieran instalar una enorme y mal diseñada valla en sus antejardines, que decía "Maneje con cuidado". Tan sólo el 17% aceptaron. A otros se les hizo antes la pequeña solicitud de si podrían colocar en su ventana un aviso de tres pulgadas en el que decía "Sea un conductor confiable". Todos aceptaron gustosamente. Al pedírseles dos semanas más tarde que permitieran colocar la fea y enorme valla en sus antejardines, el 76% aceptaron. Un ayudante del proyecto que no sabía de las visitas previas y que fue de casa en casa solicitando el consentimiento, refirió luego que "estaba completamente sorprendido por la facilidad con que se convencía a unos y por la imposibilidad de convencer a los otros"
Actitudes Y Actos De Maldad
El principio de que las actitudes siguen al comportamiento funciona también con los actos inmorales. A veces la maldad es el resultado de comprometerse gradual y progresivamente. Un insignificante acto de maldad puede facilitar la ejecución de otro menos insignificante. Por ejemplo, los actos crueles erosionar, la conciencia de quienes los realizan. Lesionar él una víctima .inocente, profiriendo por ejemplo comentarios hirientes, o administrando descargas eléctricas, conduce típicamente a que los agresores menosprecien a sus víctimas, lo que les ayuda a justificar su comportamiento. La tendencia es, no solamente a herir él quienes nos desagradan sino el sentir desprecio por aquellos a quienes herimos. En los estudios que afirman esto, las personas justifican sus acciones especialmente cuando están persuadidas y no cuando han sido coaccionadas a realizarlas. Autorrepresentación. El manejo de la impresión
¿A cuál de nosotros no le importa lo que los demás piensen? Gastamos gran cantidad de dinero en ropa, dietas, cosméticos e incluso cirugía plástica; todo ello porque nos preocupa lo que los demás piense de nosotros. Causar una buena impresión significa por lo general, obtener recompensas materiales y sociales, sentirse mejor consigo mismo, e incluso, adquirir una mayor seguridad en nuestra identidad social. Para algunas personas dar una buena impresión es una forma de vida. Al monitorear continuamente su propio comportamiento y darse cuenta de la manera como los demás reaccionan, modifican su desempeño social cuando éste no está produciendo el efecto deseado. Quienes tienen altos puntajes en la escala de tendencia al automonitoreo (quienes por ejemplo están de acuerdo con la afirmación "tiendo él ser lo que los demás esperan de mí") actúan como camaleones sociales; modifican su comportamiento de acuerdo con las situaciones externas. Al haber adaptado su comportamiento a la situación son más dados a apoyar actitudes con las que en realidad no están de acuerdo. Al ser tan conscientes de los demás son menos dados a actuar siguiendo sus propias actitudes. Por medio del autornonitoreo, tales personas se adaptan fácilmente a nuevos trabajos. Quienes tienen puntajes bajos en automonitoreo se preocupan menos respecto a lo que los demás piensen. Se guían más por sus tendencias internas y al hacerlo son más dados a decir y actuar tal como sienten y creen. En consecuencia, sus actitudes predicen su comportamiento. La mayor parte de nosotros nos encontramos en algún punto intermedio entre el extremo del automonitoreo del artista farsante y el extremo opuesto de la terca insensibilidad respecto a las opiniones. La Autojustificación: Disonancia Cognitiva
Otra de las teorías afirma que nuestras actitudes cambian puesto que nos encontramos motivados para mantener la coherencia entre nuestras cogniciones. Ésta la implicación de la teoría de la disonancia cognitiva de Lean Festinger (1957). La teoría es simple, pero su rango de aplicación es enorme. Sostiene que experimentamos tensión ("disonancia") cuando dos pensamientos
o creencias, simultáneamente accesibles, son psicológicamente incoherentes. Como cuando decidimos decir o hacer algo respecto a cuál experimentamos sentimientos encontrados, Festinger afirma que para reducir esta sensación desagradable con frecuencia modificamos nuestro pensamiento. La teoría de la disonancia es pertinente en gran parte a las discrepancias entre el comportamiento y las actitudes, Somos conscientes de ambas. De tal manera, que si detectamos alguna inconsistencia, incluso quizás cierto grado de hipocresía, nos sentimos presionados para cambiar.
COMPORTAMIENTO Y ACTITUDES
MARIA CRISTINA CUBILLOS DAZA
UNIVERSIDAD ANTONIO NARIÑO PROGRAMA DE PSICOLOGIA VI SEMESTRE VALLEDUPAR 2013