1. COACCIÓN: Es la violencia que se hace a una persona para obligarla a que diga o ejecute una cosa. Proviene de coactar o compeler (coactum, de cogere u obligar por la fuerza).
En derecho tiene un sentido algo distinto: - Una acción del estado dirigido al cumplimiento de la sanción. - Una acción dirigida contra una persona. - El empleo de la fuerza para lograr la realización del orden jurídico, es decir, una fuerza colectiva organizada para someter el individuo a la ley. →
elementos de la coacción: 1. Incumplimiento de la Norma. 2. Intervención de alguien contra el infractor. 3. La acción misma que ejerce contra el mismo.
2. COERCIÓN: Significa contener, Significa contener, reprimir, reprimir, refrenar refrenar (cum, (cum, con; acere, acere, impedir, impedir, aparta retener). Coartar (de coarxtare, coarxtare, de de cum arctare, arctare, que que es estrechar, estrechar, limita limita restringir).
En la acepción común legal es: La acción de contener o refrenar algún desorden; o el derecho de impedir que vayan contra sus deberes
las personas sometidas a nuestra dependencia. Así se "coartan derechos".
3. ¿QUÉ ES EL ESPÍRITU OBJETIVADO? Es la exteriorización, plasmación u objetivación del e. personal y del e. objetivo históricamente vivido. Tal objetivación requiere normalmente, como condiciones de posibilidad tanto la importancia relativa del contenido como la solidez relativa de la materia que acoge. La estructura del e. objetivado se define por tres componentes: la configuración real o imagen sensible, el contenido espiritual y la relación esencial al e. viviente (personal u objetivo). En la plasmación de la obra, en la acción y en la obra realizada se manifiesta y reverbera el e. que la realizó. Y así, la obra no es simple cosa muerta, sino que porta en sí algo del e. de su creador. Por eso puede ser comprendida y amada aun después de haber dejado de existir el creador. La presencia intangible del e. objetivado es una prueba más de la libertad humana: el e. personal puede configurar y dominar lo instintivo y natural; y en el e. objetivado (en las obras científicas y artísticas) reconocemos siempre el viviente que las creó: él nos habla desde estas obras, en la medida en que nosotros, como personas, participamos en ellas. De esa forma el hombre, en cuanto que nace y vive en la historia, se enfrenta con la propia cultura (e. objetivo) y en sus obras y decisiones expresa su riqueza interior (e. objetivado). Aunque todo ello no agota exhaustivamente su espiritualidad: el hombre, en efecto, trasciende la cultura, ya que tiene dimensiones teologales.