El clown es y siempre debe ser auténtico. El clown es sincero y espontáneo. La mirada del clown es un espejo a través del cual vemos su interior y nuestro reflejo en él. Por tanto, es transparente. Sus intenciones se ven, incluso cuando intenta engañar. El Clown es apasionado, todo lo siente y lo hace al 100 % de intensidad. Las emociones del clown son su plataforma de acción, es decir, detrás de cada acto hay una emoción que lo motiva. En la manera de comportarse del clown, no existen tonterías. Todo lo que hace tiene una justificación, la suya. Eso convierte cualquiera de sus actos, incluso el más absurdo, en normal. Ser Clown significa estar Clown. Percibir, sentir, accionar y relacionarse desde un estado payaso, que consiste en estar contigo mismo, tendiendo un puente hacia los demás a través de la mirada.
EL CLOWN, UN NAVEGANTE DE LAS EMOCIONES 1. Iniciación Buscando otra mirada
OBJETIVOS
0.
Incorporar aspectos de la infancia a nuestra personalidad adulta, tales como: curiosidad, espontaneidad, acción, ingenuidad, pasión, voluntad, risa, experimentación, etc.
0.
Trabajar la mirada como medio de transmitir a los demás nuestras emociones y de recibir las de los demás.
0.
Desarrollar la capacidad de expresar emociones primarias: alegría, tristeza, miedo, rabia, seducción, timidez, amor, deseo.
0.
Descubrir desde la autenticidad una nueva manera de vivir lo cotidiano.
0.
Crear desde la dificultad con un espíritu lúdico y positivo.
0.
CONTENIDOS
0.
Estados de máxima sensibilidad: la sinceridad frente al estereotipo.
0.
El imaginario del payaso.
0.
La capacidad de enternecernos y de transmitir ternura.
0.
El clown como conjunción de dos caras de la misma moneda: pragmatismo e idealismo.
0.
La improvisación: individual, en parejas o en grupo, como medio de desarrollar capacidades.
0.
EL CLOWN, UN NAVEGANTE Profundización
DE
LAS
EMOCIONES
2.
Explorando nuevos contenidos
OBJETIVOS
0.
Profundizar en el conocimiento y desarrollo de la potencialidad creadora del payaso de cada persona.
0.
Trabajar la relación con el que observa (el público) en términos de éxito/fracaso.
0.
Adaptar nuestros ritmos e intenciones a los de los demás. Imitación y sombras
0.
Explorar las emociones como plataforma de acción.
0.
Complementar la máscara de la nariz roja: vestuario, nombre, voz.
0.
CONTENIDOS
0.
La pasión frente a la pasividad.
0.
Su fortaleza y su fragilidad: el hermano mayor y el hermano pequeño.
0.
El ritmo y la musicalidad en el payaso.
0.
La visión payasa de los clásicos. Una deformación creativa, hilarante y personal.
0.
La improvisación como escucha creativa que refuerza la escucha cotidiana.
0.
EL CLOWN Y LA ÉPICA La frágil frontera entre lo heroico y lo cómico
OBJETIVOS
0.
Afianzar las bases del estado payaso: pasión, autenticidad, ternura, la mirada, las emociones como plataforma de acción.
0.
Investigar el lado heroico de nuestro clown.
0.
Desarrollar los aspectos más quijotescos del payaso.
0.
Reforzar la individualidad del clown frente a lo que le rodea.
0.
CONTENIDOS
0.
El valor, el miedo y sus contradicciones.
0.
La narración como forma de expresión, improvisación y transmisión de ideas.
0.
La grandeza y la dignidad del clown. Lo sublime.
0.
Los valores de nuestro payaso: el amor, la amistad, la lealtad, la autoestima.
0.
EL CLOWN Y LAS BELLAS ARTES Una manera sorprendente, primaria y tierna de afrontar lo artístico
OBJETIVOS
0.
Afianzar las bases del estado payaso: pasión, autenticidad, ternura, la mirada, las emociones como plataforma de acción.
0.
Investigar las diferentes posibilidades que ofrece el lenguaje artístico desde la óptica del payaso.
0.
Desarrollar la capacidad de crear de cada persona desde un estado más libre.
0.
Experimentar el hecho artístico desde una actitud primaria, instintiva y espontánea.
0.
CONTENIDOS
0.
La expresión, la imaginación y la capacidad de juego a partir de la manipulación de objetos, formas, colores, texturas y materiales.
0.
La ternura y la sencillez como punto de partida para abordar la complejidad del arte y todo aquello que lo rodea.
0.
El fracaso del payaso artista y las soluciones clown para afrontarlo.
0.
La parodia del exceso intelectual en el arte.
0.
EL CLOWN Y LOS COLORES DE LA VOZ Quién juega, ríe y canta... todo mal espanta
OBJETIVOS - Ejercitar la escucha, el respeto y el trabajo individual y colectivo.
0.
Aportar herramientas musicales prácticas sin necesidad de conocimientos previos.
0.
Enriquecer los recursos sonoros y expresivos del payaso.
0.
Liberar la voz y la creatividad.
0.
Explorar el lenguaje músico-vocal desde una óptica payasa.
0.
Reforzar la solidaridad y el sentimiento de pertenencia al grupo.
0.
Cultivar el deseo del payaso de hacer las cosas bien
0.
Contrastar con el público lo creado y reaccionar en consecuencia.
0.
CONTENIDOS
0.
El juego con la voz.
0.
Los elementos cotidianos como universo sonoro.
0.
Inventar una canción.
0.
Los sonidos y la música a través de los ojos.
0.
Juegos musicales, diferenciando ritmo, melodía y armonía.
0.
Iniciación práctica a diversas tradiciones musicales.
0.
La disponiblidad del clown ante la dificultad.
0.
La simplicidad como valor y garantía de creatividad y éxito.
0.
La eterna contradicción del Clown: armonía y caos.
0.
EL CLOWN Y LA PUESTA EN ESCENA De la locura de jugar a la aventura de ordenar OBJETIVOS
0.
Montar un número de clown a partir de una idea y dejarlo listo para ensayar.
0.
Explorar y mejorar uno ya existente o esbozado.
0.
Buscar que lo aprendido y repetido se sienta y se vea como
espontáneo.
0.
Sentir el tempo de cada acción en base a las reacciones del público, como una partida de ajedrez.
0.
Estructurar el número de clown como una microhistoria: presentación, conflicto y resolución. CONTENIDOS
0.
La escucha en la improvisación y en la repetición. La escucha, siempre como soporte de la credibilidad.
0.
La suspensión del tiempo. La importancia del estado clown en la puesta en escena.
0.
Apuntes de las inabarcables leyes de la comicidad: gag servido y rematado. El tempo. La repetición. La sorpresa. La exageración sincera. La expectativa defraudada.
0.
La precisión y la limpieza expresiva.
0.
Los complementos de la puesta en escena: la música, el aspecto, los objetos, la luz.
EL CLOWN CUENTA Verdades y mentiras. Verdades que parecen mentira. Mentiras que, para él, son verdad. Hechos cotidianos convertidos en leyendas increíbles. Recreaciones personales con atisbos de verdad. Cuentos de verdad, mentiras piadosas y medias verdades. El payaso cuenta… más de lo que imaginas. OBJETIVOS
0.
Afianzar las bases del estado payaso: pasión, autenticidad, ternura, la mirada, las emociones como plataforma de acción.
0.
Desarrollar el imaginario del payaso.
0.
Contar uniendo lo físico y lo verbal.
0.
Versionar lo conocido en código clown. CONTENIDOS
0.
La narración como forma de expresión, improvisación y transmisión de ideas.
0.
La grandeza y la dignidad del clown a través de sus historias.
0.
Los valores de nuestro payaso: el amor, la amistad, la lealtad, la autoestima.
0.
El cuento colectivo.
0.
EL CLOWN Y EL CABARET La erótica y la transgresión OBJETIVOS
0.
Descubrir un nuevo género teatral lleno de posibilidades para l@s payas@s.
0.
Trabajar el imaginario lúdico-erótico y trasmitirlo desde la óptica payasa.
0.
Profundizar en la “desnudez” del Clown desde el mostrarse y exhibirse del Cabaret.
0.
Desarrollar las capacidades corporales del juego del cabaret.
0.
Montar una “pequeña muestra-espectáculo” que nos permita crecer, desinhibirnos y reconocer lo aprendido. CONTENIDOS
0.
El espacio como campo de acción donde mostrar nuestro cuerpo sin prejuicios.
0.
Propuestas corporales: el movimiento roto y el baile erótico.
0.
La capacidad de l@s payas@s para transgredir y ser transgredido.
0.
Introducir el concepto musical del cabaret con propuestas lúdicomusicales.
0.
La improvisación: principal trampolín para el desarrollo de la expresión “clownesca-cabaretera”.
RECOMENDACIONES GENERALES
0.
Aportar elementos de vestuario y utilería como objetos, instrumentos musicales, gorros, ropas usadas y todo aquello que se considere "divertido".
0.
Es imprescindible traer una nariz de clown con una goma para sujetarla a la cabeza.
0.
Para un mejor aprovechamiento, se recomienda que las personas que se inscriban en los cursos de Profundización, Épica, Bellas Artes, Colores de la Voz, El Clown cuenta, El Clown y el Cabaret y La puesta en escena hayan realizado anteriormente el de Iniciación. Los alumnos del curso de la Puesta en escena pueden optar por traer un número de Clown, un esbozo, o tan sólo una idea. Cuanto más elaborado venga más acabado saldrá.
EL CLOWN Y EL ACTOR. Jesús Jara. El Clown es alguien que vive, siente y reacciona de todas las maneras posibles que una persona puede registrar en cualquiera de sus fases vitales: infancia, adolescencia, juventud, madurez y vejez. Se diferencia de un personaje teatral en que éste está acotado por una
serie de características dadas por el autor, los creadores, la dramaturgia, los otros personajes... Sin embargo, el Clown sólo tiene como referencia aproximada a cada uno de nosotros cuando nos deslizamos hacia esa especie de otro yo que es nuestr@ Payas@. En el Clown se condensan y sintetizan todos nuestros rasgos más acusados, tanto los que mostramos con facilidad como los que ocultamos por razones personales o culturales. De modo que a través de él podemos ampliar y amplificar todos nuestros registros emocionales, vitales y de conducta. Y estos registros serán después el trampolín desde el cual acceder a cualquier personaje teatral. Por ello, cuando el actor se enfrenta al trabajo de Clown lo está haciendo con uno de los roles más complejos que puede encontrar. Complejo en cantidad e intensidad de registros porque l@s payas@s viven todo de manera apasionada. Y a través de su experimentación enriquecerá, sin duda, sus recursos emocionales internos y externos. Por otro lado, la expresión del Clown es directa, primaria, sincera y espontánea. Contribuye, por tanto, a evitar los estereotipos y a crear desde la individualidad creativa, posibilitando el camino hacia lo que tod@s siempre buscamos: la verdad en escena. Así que, si os parece, conozcamos algo más de... La poética del Clown Si te acuestas pensando que eres payaso y te levantas sintiendo que eres payaso... Entonces, ya eres payaso. Sus grandes verdades - El clown es y siempre debe ser auténtico. - El clown es sincero y espontáneo. - La mirada del clown es un espejo a través del cual vemos su interior y nuestro reflejo en él. - El clown es transparente. Sus intenciones se ven, incluso cuando intenta engañar. - El clown es complejo, es decir, está compuesto de multitud de elementos que conforman los múltiples rasgos de su personalidad, lo cual le confiere una gran riqueza expresiva y personal. Sus emociones - De entre todas las emociones que habitan en un clown, una es
imprescindible: la ternura. - En el registro emocional de un clown, éste puede pasar de un estado a otro con la misma rapidez que lo sienta dentro de sí. - El clown no es consciente de exagerar. Si lo hace, es debido a su apasionamiento, que le hace creer en la veracidad de su exageración. - El clown tiene una buena autoestima. Cree en su inteligencia, aún cuando ésta le traicione, lo cual ocurre con bastante frecuencia. Su relación con el exterior - El clown es curioso ante el mundo que le rodea. - El clown no busca problemas. Se los encuentra... constantemente. - El clown no intenta provocar la risa, tan sólo espera el cariño del público. La risa se produce como consecuencia del choque entre su espíritu y su lógica, por un lado, y los de la sociedad y los demás, por otro. - El clown no pretende divertir sino divertirse. La diversión del público viene por añadidura. Sus dualidades - El clown condensa en sí mismo a Don Quijote y Sancho Panza. Es idealista y pragmático. Soñador y realista. - El clown es persona de grandes proyectos y objetivos, pero en el camino suele encontrar pequeñas cosas que atraen su atención y se convierten en prioritarias. - El clown puede ser frágil o duro, fuerte o débil. Todo depende de su estado anímico, sus motivaciones y su soledad o compañía. Su lenguaje - En la manera de expresar del clown, una imagen vale más que mil palabras. - En el clown, la comprensión y utilización del lenguaje es lógica y primaria. Su lado oscuro - El clown no insulta, expone sus opiniones y/o emociones a través de palabras que juegan ese rol. En su boca, cualquier palabra puede cumplir ese objetivo: cantábrico, entelequia, tontornillo, raciocinio, pinacoteca, toliliputiense, etc. - El clown no transmite violencia... ni cuando agrede. - El clown puede conducirse de manera cruel, siempre y cuando se produzca un efecto distanciador de dicha crueldad, para el que mira: inconsciencia al hacerlo, exageración al imaginarlo, excentricidad en la forma de realizarlo...
Sus acciones - En la manera de comportarse del clown, no existen tonterías. Todo lo que hace tiene una justificación, la suya. Eso convierte cualquiera de sus actos, incluso el más absurdo, en normal. - El clown permanece en constante estado de máxima sensibilidad, es decir, exento de la obligación de tener que hacer algo, y atento a cualquier percepción que le catapulte a hacer. - El clown siempre encuentra solución a cualquier problema, aunque ésta sea una solución clown. Esto es, impensable para cualquier otra persona, pero satisfactoria para él y coherente con su forma de ser. - Ser Clown significa estar Clown. Es decir, percibir, sentir, reaccionar y relacionarse desde ese estado, el estado payaso. La suma de todas las particularidades que conforman esta Poética.
INTRODUCCIÓN
La experiencia personal vivida en las clases de la Diplomatura de Cultura de Paz, los cursos de clown y de Tai Chi Chuan durante el mes de octubre del 2004 y mayo del 2005 en Barcelona me han conducido a realizar un trabajo en el que se recogen y organizan los aportes, las similitudes, las diferencias y los aspectos complementarios de estas tres filosofías y prácticas de vida. Tai Chi Chuan, Clown y Transformación de Conflictos en el Camino hacia la Paz es un intento por relacionar los conocimientos prácticos e intuitivos adquiridos en los cursos de Tai Chi Chuan y de Clown (payaso) con la teoría académica desarrollada en la Escola de Cultura de Pau para el enriquecimiento general de este nuevo enfoque de abordar, tratar y transformar los conflictos. Es el producto de una primera aproximación personal por recorrer nuevos caminos relacionados con el autoconocimiento y la búsqueda de paz de la mano de unas excelentes personas y maestros, quienes me enseñaron los primeros pasos en el largo proceso de aprendizaje de estas tres diferentes y complementarias formas de vivir y entender la vida; a ellos está dirigido y dedicado éste trabajo: Vicenc Fisas, John Paul Lederach, Montse Barquin, Sergi Estebanell y Loco Brusca.
El texto se compone de 12 breves capítulos en donde se desarrollan doce temas particulares y puntuales (sintetizados en su correspondiente título) que relacionan la Cultura de Paz, el Tai Chi Chuan y el Clown; a lo largo de todo el texto y
paulatinamente con cada capítulo se irán describiendo las características y particularidades de la Cultura de Paz, el Clown y el Tai Chi Chuan. Estos doce capítulos se encuentran divididos y organizados en cuatro apartes diferentes: Presupuestos, Principios, Técnica y Objetivos. En primer lugar se tiene el aparte de los Presupuestos que consta de tres capítulos sobre los fundamentos básicos compartido por las tres visiones y prácticas de vida tratadas estableciendo un punto de partida común para el posterior desarrollo del trabajo: i) la complejidad, ii) el cambio permanente y iii) la unidad. En el segundo aparte, denominado Principios, se expondrán cuatro fundamentos teóricos que la Cultura de Paz, el Tai Chi Chuan y el Clown comparten, y se señalarán sus respectivas similitudes, cercanías o distancias; estos cuatro principios son i) la perseverancia o la visión a largo plazo, ii) la humildad, iii) la sinceridad o la naturalidad y iv) el respeto. En tercer lugar viene el aparte de Técnicas en el que se hacen algunas analogías y comparaciones entre algunas de las técnicas necesarias para la práctica de las tres actividades: i) la escucha y silencio, ii) la relajación y fluidez, iii) el poder o la fuerza y iv) la mirada. En cuarto y último lugar, con el aparte titulado Objetivos se expondrá las similitudes y la relación encontrada en las tres metas generales que se pretenden alcanzar con cada una de las tres filosofías escogidas: la no acción (Wu wei) para el Tai Chi, el no pensar para el Clown y la noviolencia para la Cultura de Paz. Cabe resaltar que los doce capítulos del texto están complejamente relacionados entre sí y no existe deseo alguno de llegar a priorizar uno sobre otro pues cada cual se vale por la existencia de las demás y viceversa; no obstante y para mayor libertad del lector, cada uno de los capítulos puede ser leído independientemente sin que llegue a perder su sentido.
Aunque el trabajo surge y se fundamenta en mi propia experiencia de vida, su desarrollo se apoya en algunos referentes teóricos de utilidad que pretenden evitar cualquier posible exceso de subjetividad o vaguedad. Así pues, el fundamento teórico sobre transformación y resolución de conflictos se basa en los postulados desarrollados por John Paul Lederach en su libro Construyendo la Paz: Reconciliación sostenible en sociedades divididas. Alrededor de estos postulados se irán presentando los aportes, las diferencias o las complementariedades que el Tai Chi y el Clown pueden hacer a la Cultura de Paz, apoyados en los libros El Clown: Un Navegante de las Emociones de Jesús Jara, El Arte del Tai Chi Chuan: Meditación en Movimiento de Tew Bunnag y Tai Chi Chuan: el Arte de la Armonia de Cheng Man-ch’ing. Cada capítulo inicia con una cita textual de los autores mencionados que hace alusión al tema correspondiente en cada capítulo y su relación con la Cultura de Paz, el Tai Chi Chuan o el Clown, de manera que las citas se conviertan en una breve y agradable presentación de los fundamentos teóricos y los elementos esenciales que describen las tres prácticas. Con base en estas citas ilustrativas y descriptivas de lo que se entiende por Cultura de Paz, Clown y Tai Chi Chuan se realiza y sustenta el posterior análisis personal de cada uno de los temas escogidos en cada capítulo.
Se ha intentado que todas y cada una de las partes del presente trabajo contengan y reflejen implícitamente los principios, los presupuestos y los objetivos teóricos que se han desarrollado en los doce capítulos. Así pues, en ningún momento se ha tenido el
ánimo de llegar a concebir el contenido del documento como la manifestación de verdades absolutas (o algo semejante) sino que quiere ser una primera aproximación personal al tema, siempre abierta a la crítica y al diálogo constructivo con otras visiones que permitirán realizar futuras correcciones y mejoras. Tampoco pretende ser un texto eminentemente científico o académico sino, más bien, un testimonio personal de vida que intenta comunicarse en un texto agradable e interesante que pueda ser leído, entendido y disfrutado por la mayor cantidad de personas. Por último cabe remarcar que el valor del texto, como el de todas las cosas de la vida, reside en la coherencia y conexión imprescindible entre el todo y las partes, entre la teoría y la práctica; por lo tanto, debo terminar diciendo que este trabajo teórico intenta ser un vivo reflejo de lo aprendido en estos ocho meses dentro y fuera de la Escuela de Cultura de Paz y que espero corresponder fielmente con mi actuar, sentir y vivir.
I.
PRESUPUESTOS
1.
COMPLEJIDAD
Las sociedades profundamente divididas y las situaciones de
conflicto armado interno requieren de un marco de referencia operativo que tenga en cuenta la legitimidad, la singularidad y la interdependencia de los recursos y construcción de la paz. Lo mismo ocurre cuando se abordan problemas específicos y cuestiones sistémicas más profundas de un conflicto. Más concretamente, la integración y el enfoque global apuntan a la necesidad funcional de reconocimiento, participación y coordinación entre todos los niveles y actividades. (Lederach)
Pillos, bondadosos, osados o prudentes, tiernos, apasionados. Son pragmáticos como Sancho y soñadores como Don Quijote. Reúnen en sí mismos toda la complejidad de la personalidad del clown, del Augusto, que como vimos anteriormente es el payaso total, la auténtica síntesis de todo lo que habita en el interior del ser humano: grandeza ysimplicidad, aventura y raíces, sentimiento y razón. (Jara, pg.29)
En el circo encontramos la pareja más famosa de payasos: el listo y el tonto, el “cara blanca” y el bufón, el Clown y el Augusto. El primero representa la elegancia, la razón, la seriedad, el orden y las buenas costumbres. El segundo la locura, el corazón, la inocencia, el caos y la transgresión. Juntos conforman la esencia del ser humano, la eterna contradicción entre lo que debemos y lo que queremos hacer, entre lo que nos impone la sociedad y sus normas y lo que nos piden nuestro corazón y nuestras vísceras. Son las dos caras de la misma moneda. Se necesitan el uno al otro, se complementan... Pero a veces intercambian sus papeles, se dejan contaminar. Y así, ganan en complejidad, se enriquecen pero siempre desde el rostro de cada uno (Jara, pg.33)
Solamente cuando nos desprendemos de condicionamientos en nuestra percepción del mundo, y dejamos de proyectar en nuestro ambiente creencias y virtudes dualistas, seremos capaces de percibir el Tao y vislumbrar su funcionamiento. Muchos escritos taoistas intentan provocar este cambio de punto de vista sobre la vida y la naturaleza, más allá del pensamiento lógico y lineal, y portador de una visión más abierta. (Bunnag, pg.17)
El Tai Chi Chuan, la Cultura de Paz y el Clown parten de un punto en el cual no existe algún camino predefinido ni un punto de llegada predeterminado para alcanzar cualquier objetivo. Al tratar y estar directamente relacionados con el ser humano, con el descubrimiento de sí mismo y de los demás, ninguno de los tres se toma el atrevimiento o precipitación de afirmar la existencia de un único camino para llegar al punto deseado. Por el contrario, parten de la premisa que afirma que hay infinidad de puntos de vista, miradas y perspectivas para tratar los conflictos (individuales o sociales) y llegar a
resolverlos constructivamente según el tiempo, el espacio y la especificidad del contexto, las personas o grupos particulares implicados. Cada persona, cada comunidad y cada sociedad tiene su propio camino (por descubrir y recorrer) y, por lo tanto, no existe un modelo específico a seguir; mucho menos uno que se pueda imponer, universalizar o exportar para todos y cada uno de los hombres y mujeres de las diferentes sociedades o países que componen la Tierra. El reto está en tratar de identificar cuál es ese camino autóctono, propio y verdadero que nos ayude a superar las dificultades y los siempre presentes problemas de la vida dentro de la divergencia y la unidad para llegar a ser felices con lo que somos y tenemos.
El Tai Chi tiene como inspiración y fundamento filosófico los principios de la filosofía Taoísta que se basa en el concepto del Tao o principio inmanente de todas las cosas existentes. El Tao en su esencia es infinito, inmanente, omnipresente, indescifrable, indefinible e intraducible, pero se puede hacer una pequeña aproximación simplificada a su significado para una mejor comprensión del Tai Chi: el Tao es el “Camino”. El Taoísmo considera que la distinción maniquea entre lo bueno y lo malo conlleva a falsas apreciaciones e interpretaciones de las cosas porqué lo que es bueno para una persona o sociedad puede no serlo para otra debido a sus características específicas que lo hacen único dentro de un espacio y tiempo determinado. Por lo tanto y según el Taoísmo, no existe fórmula mágica para definir, conocer o recorrer el “Camino” particular de cada individuo, comunidad o sociedad y afirma que se debe adentrar en la búsqueda particular e inacabable del propio Camino sin juzgar, criticar o imponer.
Si los problemas son complejos, sus posibles soluciones también deberán serlo. Dada la innegable particularidad de los diferentes tiempos, espacios, personas y sociedades, de sus relaciones y de sus problemáticas que hacen parte de un conflicto social (armado o no), no es posible llegar a superarlo con recetas o modelos predeterminados, externos o ajenos a dicha particularidad. Las posibles soluciones a los diferentes conflictos sociales requieren de una mirada que entienda tanto a la sociedad como a sus problemas emergentes como productos de la complejidad que caracteriza la vida universal natural y social. Éste es un presupuesto básico que todos aquellos que pretendemos transformar los conflictos sociales existentes debemos tener en cuenta para evitar las continuas frustraciones o retiradas de la labor de intermediación que se dan en la actualidad, producto de la implantación acrítica e irresponsable de técnicas o teorías de resolución de conflictos descontextualizadas de la realidad social. La invitación de la Cultura de Paz a los reconocidos técnicos, intelectuales, universidades o centros académicos “expertos” en el tema es a reconocer la importancia y a tener en cuenta la multiplicidad de acciones alternativas, internas y “más modestas” que surgen del interior de la sociedades divididas que abra un diálogo constructivo entre los diferentes saberes con el fin de construir consensos sociales en la búsqueda colectiva hacia la paz duradera.
En el desconocido y profundo mundo del Clown tampoco existe un único modelo a seguir, imponer o copiar. Cada persona tiene en su interior su propio clown que es
imposible encontrar en el exterior, en procesos de actuación o en la imitación de otros clowns, por muy buenos que puedan ser. Dada la diferencia y particularidad de sentimientos, facetas, emociones, gustos, virtudes y defectos de cada persona que nos hace únicos frente a los demás y en cada momento, la búsqueda del clown interior resulta ser tan infinita como particular. Es inútil considerar que existe un modelo ideal de clown a seguir porqué la búsqueda del clown propio es indefinido y cuenta con infinitas posibilidades de desarrollarse. No hay respuestas, manuales o soluciones “mágicas” para encontrar el clown de cada uno puesto que es un trabajo a largo plazo que tiene tantas formas de expresión y desarrollo como lo queramos y nuestra apertura a la novedad, la sorpresa y el descubrimiento lo permita.
2.
CAMBIO Y DINAMISMO PERMANENTE
El conflicto no es nunca un fenómeno estático. Es expresivo, dinámico y dialéctico por naturaleza; está basado en las relaciones. (Lederach, pg. 91)
El clown condensa en sí mismo a Don Quijote y a Sancho Panza. Es idealista y pragmático. Soñador y realista. El clown es persona de grandes proyecto y objetivos, pero en el camino suele encontrar pequeñas cosas que atraen su atención y se convierten en prioritarias. El clown puede ser frágil o duro, fuerte o débil. Todo depende de su estado anímico, sus motivaciones y su soledad o compañía. (Jara, pg.75)
En la literatura taoísta constantemente aparecen dos temas básicos: la idea de cambio y la de armonía. Cambio en el sentido de que en el universo hay flujo y movimiento, ciclos de energía que son tan patentes en nosotros como en los acontecimientos naturales. Lo que queremos atrapar y sujetar, incluidas nuestras propias vidas, se nos escapa constantemente y nos quedamos aferrando el aire. Por otro lado, dentro del proceso de cambio existen momentos en los que el fluir de la energía está equilibrado y vibrante, de tal forma que surge una paz serena, como en el ojo del huracán. Estas dos cualidades del Tao, cambio y armonía, están contenidas en el término T’ai Chi. (Bunnag, pg.18)
Complejidad y cambio son dos conceptos interrelacionados que están en el centro del Tai Chi Chuan, la Cultura de Paz y el Clown. Si se entiende la vida natural, social y
universal como algo complejo que no tiene una única respuesta, solución, camino o teoría que explique sus fenómenos, esto no quiere decir que todas sus manifestaciones estén dominadas por el azar o el caos. La teoría radical del caos afirma que no existe ni principio, ni fin, ni leyes, ni reglas, ni parámetros para definir o comprender la vida individual, social o natural, mientras que los racionalistas extremos, hijos de la ilustración y tan amigos de la Verdad, creen conocerla o poder llegar a ella a través del intelecto. La filosofía china taoísta, que dio vida y enmarca al Tai Chi, considera que no existe un único punto de partida determinado pero tampoco uno de llegada. Concibe que el universo y el mundo con sus fenómenos sociales y naturales están en un cambio y dinamismo constante que evitan una situación estática, pura o final de las cosas, los seres o sus relaciones. La práctica del Tai Chi Chuan induce a encontrar la armonía (o equilibrio entre el Yin y el Yang)–nunca acabada o perfecta –dentro del cambio, los problemas, las dificultades y las tensiones intrínsecas y siempre presentes de la vida. Es decir, no existe un estado de paz perfecta sino una serie de situaciones cambiantes y fluctuantes alrededor de las cuales se debe buscar un equilibrio que surge desde el interior.
La Cultura de Paz y su aporte a las teorías de la resolución de conflictos afirma que no existe un estado de paz absoluta, entendido como aquel en el que una sociedad o individuo creen llegar a gozar de la felicidad total luego de eliminar o substraer sus conflictos y problemas. En los trabajos relacionados con la resolución de conflictos es imperiosa la necesidad de partir del presupuesto que entiende la paz como un proceso inacabado e imperfecto que se realiza a sí mismo en la búsqueda de respuestas coherentes y acordes con los principios establecidos para transformar el conflicto. La Cultura de Paz nos enseña a comprender que los conflictos son inherentes a la vida y que, contrariamente a lo que se piensa habitualmente, son el motor y el causante de nuestro progreso y desarrollo. Por lo tanto, afirman que no se debe pretender eliminar los conflictos, dinamizadores y catalizadores de la sociedad, para encontrar un estado quieto y “en paz” donde no haya problemas ni conflictos. Lo que enseña la Cultura de Paz es a reconocer la naturaleza y los beneficios de los conflictos que son inherentes a la vida natural y social de los seres humanos e intentan mostrar un camino alternativo para abordadlos, tratarlos y transformarlos sin violencia y con un amplio sentido de solidaridad y justicia.
Así como no hay un estado de perfección en la sociedad tampoco existe un momento final –o no final – en la búsqueda del clown en el que se pueda afirmar que ya todo esta aprendido o culminado. Dada la complejidad del ser humano, el clown y el proceso de búsqueda del Clown interior de cada persona es inagotable e infinito pues hay tantas posibilidades de expresar y manifestar los sentimientos, sensaciones, reacciones y pensamientos como se desee y permita. Tampoco se trata de un caos personal o artístico en donde no haya un mínimo de definición, lo que desdibujaría la esencia y la particularidad de cada clown. Existe una limitación configurada por la esencia particular de cada persona, por sus emociones, sentimientos, sensaciones y pensamientos más profundos y que hacen de él un ser único. Esas particularidades o elementos fundamentales del clown son la base sobre la cual se van a construir y reconstruir
infinidad de situaciones y acciones con los otros clowns y el público que, en últimas, van a definir al clown del momento. Estas situaciones y acciones no están predeterminadas –como sí lo están las de los actores por un libreto, personaje o guión– sino que surgen de la espontaneidad de cada momento y de la relación particular que se presenta con el público y con los otros clowns. El cambio y el dinamismo del momento y de las personas con las que interactúa es el contexto natural del clown, lo que lo invita a crear, a reaccionar sin pensar, a improvisar y, en últimas, a ser.
Sergi & Judit Compañía La Banda
3.
UNIDAD / PROCESO HOLÍSITICO
Los dilemas y las paradojas ofrecen la posibilidad de que en la mayoría de las situaciones de conflicto no estemos tratando incompatibilidades absolutas, sino diferentes aspectos de una situación global. Estos aspectos representan de hecho preocupaciones que funcionan como energías en el sistema del conflicto. Si podemos identificar las preocupaciones clave de la situación y englobarlas como metas y energías interdependientes sistémicas, podemos ver mejor la situación como un todo en lugar de quedarnos bloqueados en la fragmentación representada en el marco de referencia sí / no. (Lederach, pg.151)
Por eso el clown debe transmitirnos una imagen global positiva como persona, que nos haga mantener la fe en nosotros mismos, en el ser humano tal como es, con sus virtudes y defectos. (Jara, pg.45)
El carácter holístico de la práctica. Con ello quiero decir que en la tradición del T’ai C’hi la salud física nunca está separada del bienestar emocional y mental. La purificación y el fortalecimiento del cuerpo no son fines en sí mismos, sino la base a partir de la cual integrar los otros niveles de nuestras vidas: un cuerpo en condiciones, un corazón libre de ansiedad, abierto y generoso, una mente clara y despierta: es una imagen de esa salud global que aunque nos pueda parecer utópica, nos pertenece por nacimiento. (Bunnag, pg.11)
El todo está en las partes y las partes están en el todo. No se puede entender la Cultura de Paz, el Tai Chi o el Clown si no se tiene en cuenta el anterior principio de complejidad. La armonía y el equilibrio entre Yin y Yang que intenta establecerse a través de la práctica del Tai Chi y de las enseñanzas Taoístas también hacen remitir a la relación existente entre las partes y el todo. Debe existir una relación interdependiente, conexa, concordante y siempre compleja en la que no se puede analizar o realizar una parte sin comprender el todo ni viceversa. Todo, absolutamente todo esta conectado y tiene relación con el resto pues se enmarca dentro de la unidad. En el Tai Chi el movimiento independiente de cada parte del cuerpo debe mantener y estar conciente de la relación que tiene con los demás y con el cuerpo mismo como totalidad. Así mismo, en la práctica del Tai Chi es necesario entender la interacción existente entre cuerpo, espíritu y energía, pues son partes de una unidad que, a su vez, forma parte de un todo universal. En esta práctica existen dos tipos de relaciones que se establecen entre las partes y el todo universal, sistematizados a través de los cinco elementos (fuego, agua, madera, metal y madera) y su correspondencia con cada uno de los órganos, las vísceras, los orificios corporales, los olores, los sabores, los colores, las emociones, las estaciones, los puntos cardinales y las manifestaciones que se producen con su equilibrio o desequilibrio. Estas dos relaciones (denominadas shen y kou) conforman una red en la que espíritu, cuerpo y energía se relacionan de manera particular en cada individuo y se exteriorizan a través de diversas manifestaciones (como emociones, movimientos, estados de salud física y psíquica) en donde el equilibrio o desequilibrio Yin / Yang se hace evidente. Dichas manifestaciones pueden llegar a conocerse y ser interpretadas a través del desarrollo de la escucha y el silencio que la práctica del Tai Chi brinda.
Partimos sobre el punto que no se puede concebir nada aislado o inconexo, tanto en la vida natural como en la vida social, emocional o psicológica. Todo conflicto debe tratar de comprenderse teniendo en cuenta su contexto general y debe evitarse realizar cualquier estudio, análisis o teoría del mismo que sólo tenga en cuenta una sola perspectiva o visión de los sucesos. De igual manera no es conveniente desarrollar en sociedades o grupos divididos actividades independientes o aisladas de los demás esfuerzos emprendidos en busca de una paz que pretenda ser duradera. Si se olvidan, ignoran los diferentes procesos realizados en este sentido (exitosos o no), o se desconocen cualquiera de las partes involucrada no será posible llegar a una reconciliación de largo plazo y efectiva porque no habrán tratado integralmente el
conflicto y muy seguramente los conflictos no resueltos o ignorados resurgirán en el futuro (bajo los mismos u otros matices). Por lo tanto, la Cultura de Paz afirma que no se debe darle mayor prioridad a un proceso de concertación y de debate sobre otro, pues todos los procesos de paz están directa o indirectamente relacionados y son parte de una misma unidad; el hecho que alguno sea más notorio, más conocido o más difundido que otro no puede darles prioridades exclusivas sobre los otros, como suele suceder con los procesos de paz entre los estados y los actores armados. La transformación noviolenta de los conflictos invita a salir de la mirada egocéntrica que usualmente se tiene de nuestros procesos (a nivel personal, barrial, comunitario, local, regional, nacional, internacional y mundial) y del ámbito de influencia que uno maneja (político, social, económico, cultural...) para tener una perspectiva más abierta y holísitca que permita un mejor conocimiento de nosotros mismos, de nuestras luchas y la lucha de los demás para llegar a acuerdos solidarios y responsables que beneficien a la colectividad.
La interdependencia en el clown se da con la relación existente entre cada persona y su clown interior que busca ser descubierto y rescatado del fondo de convenciones sociales y culturales perjudiciales que nos imponen ser otro. Ambos se construyen y realizan aportes mutuos porque no puede existir el uno sin el otro de forma que la personalidad de ambos lleguen a confluir armónicamente en todos los espacios. Existe una unidad inseparable e indivisible entre la persona y su clown, sólo que en algunas situaciones (de mayor libertad y autenticidad) se refuerza el espíritu clown y en otras se manifiesta con mayor claridad el no menos importante espíritu racional y social. Pero ambos estados no tienen porque ser antagónicos o incompatibles; todo lo contrario, se trata de encontrar lo positivo de las dos caras y de construir un sujeto libre y consecuente que integre constructivamente lo poético y lo prosaíco, lo racional y lo irracional, lo fuerte y lo débil, lo inteligente y lo torpe de su ser.
II.
PRINCIPIOS
4.
PERSEVERANCIA / VISIÓN DE LARGO PLAZO
Como destaca Regehr (1993a: 1), la regla empírica parece ser la de que “los problemas en el extranjero deben ser ignorados mientras no aparezcan en titulares, pero una vez que han atraído la atención de la CNN deberían haber sido tratados ayer”. El efecto neto es la pérdida de visión de largo plazo de la situación, una mirada miope sobre la negociación de la crisis y una comprensión excesivamente limitada de la multiplicidad e interdependencia de las actividades y funciones de la construcción de la paz. (Lederach, pg.101)
Muy importante para este marco es el concepto de que cualquier intervención inmediata dada está relacionada con el avance hacia el objetivo a largo plazo, cuya mejor expresión sea tal vez el concepto de desarrollo sostenible. (Lederach, pg.83)
El clown vive en el presenta más inmediato. No planifica más allá de los próximos minutos, no piensa en el futuro. La intensidad con que vive el presente es su trampolín permanente hacia el futuro. Sus decisiones, por tanto, son fruto de lo que hace. Hace según siente. Y siente según vive... Y cuando alguna vez el clown piensa en el futuro, ello le conduce automáticamente a su mundo imaginario, que a su vez, sólo se puede dar desde el presente inmediato. Es decir, vive imaginando y creando aquello que ha pensado le ocurrirá en el futuro. (Jara, pg.56)
No debemos intentar trasladar nuestra ideología al clown. Sus pautas morales y de conducta tienen otro código que tenemos que descubrir. Entendido de esta manera, se puede afirmar que el encuentro con nuestro clown es una fuente inagotable de conocimiento de uno mismo. (Jara, pg. 83)
Armonía con el Tao, la clave del bienestar físico y la paz: el momento en que el Yin y el Yang están en equilibrio, un estado precario que debe ser cultivado y conservado con la dedicación y el cuidado de todo una vida. (Bunnag, pg.28)
Digo que en el cultivo de la vida lo principal es nutrir el chi. Las personas de mente inconstante no merecen escuchar estas enseñanzas. (Cheng, pg.45)
Habiendo descrito los tres presupuestos comunes de la Cultura de Paz, el Tai Chi y el Clown, se mencionarán los principios y fundamentos compartidos de cada uno de los tres. Se ha decidido iniciar con la perseverancia como primer principio común porque se considera como un elemento conector entre los presupuestos anteriormente descritos y los otros principios. Si partimos de la aceptación de la complejidad de los conflictos, la búsqueda de salidas también debe entenderse como algo complejo e, inevitablemente, con una visión de largo plazo. La perseverancia hace alusión a esa virtud que permite trabajar constantemente en la búsqueda de un objetivo definido sobre la base de un plan de largo plazo, no inmediatista, como todo proceso de autoconocimiento verdadero o de paz duradero requiere –como lo intenta hacer la resolución de conflictos, el Tai Chi o el Clown.
El Clown y el Tai Chi son actividades prácticas de conocimiento y reconocimiento personal mientras que la resolución de conflictos es sobre todo una teoría social. Toda actividad de conocimiento o reconocimiento individual o social son actividades abiertas e infinitas por la complejidad de los individuos como de las sociedades. Por lo tanto, el camino de conocimiento y reconocimiento –anterior e indispensable para la transformación de los conflictos – debe ser entendido como un proceso infinito y de largo plazo que supere las miradas ingenuas y precipitadas que pretenden llegar a resultados en el corto plazo. La perseverancia permite que el proceso iniciado no quede truncado ni trancado por las continuas y siempre presentes dificultades y traspiés que surgen en la vida y es la que posibilita un mejor y más aproximado conocimiento de uno mismo o de la sociedad. La visión de largo plazo es un principio fundamental para contrarrestar y evitar las frustraciones derivadas del inmediatismo y las ganas de obtener éxitos visibles a corto plazo –tan comunes en nuestro tiempo-; esos “logros” son simples triunfos momentáneos, efímeros y falsos que obedecen al deseo de fama y protagonismo personal, carecen de bases sólidas y, con el paso del tiempo, se caen por su propio peso.
El practicante de Tai Chi y el Clown no pueden pretender obtener resultados en un par de meses o años porque se trata de un extenso proceso de “desaprendizaje social” – mucho más que de aprendizaje individual– en el que se intenta recuperar la naturaleza de cada persona para contrarrestar los elementos artificiales y perjudiciales que la sociedad de lo falso nos ha venido imponiendo consciente e inconscientemente. El Clown de cada uno se va encontrando después de años de búsqueda de la esencia natural de cada persona. Esta búsqueda se realiza a través de actividades lúdicas y recreativas de improvisación que descubren y realzan la particularidad, la verdadera esencia y la autenticidad propia de cada uno, escondida detrás de algunas fachadas y normas sociales. Al igual que los estereotipos y las conductas sociales negativas (que generalmente crecen a medida que el destructivo sentido del ridículo, la crítica y la competencia aumenta con el paso de los años) requieren de un largo periodo para incubarse y establecerse en la personalidad de las personas, el proceso de su “desaprendizaje” al que nos induce la búsqueda del Clown interior requiere de una visión de largo plazo para identificarlos, aceptarlos y sustituirlos por actitudes acordes con nosotros mismos.
Se afirma que la salida a situaciones de conflicto o de guerra requiere tanto tiempo como haya sido necesario para su nacimiento y desarrollo. La resolución noviolenta de los conflictos –armados o no– entiende que la transformación de los mismos debe trascender del simple cese de hostilidades o de violencia directa y debe brindar alternativas, comprendiendo tanto las causas directas como las causas estructurales y culturales. Éstas últimas no surgen de un día para otro sino que son el resultado de años, décadas o siglos de incubación. Así pues, es ingenuo e irresponsable considerar que existan algunas soluciones o recetas mágicas de corto plazo para tratar los conflictos sociales y, por el contrario, se requiere de mucha paciencia y perseverancia para ir
transformando poco a poco pero con firmeza los siempre presentes conflictos, y pasar de situaciones problemáticas a momentos aprovechables para el beneficio de todos los implicados y de la comunidad en general.
5.
HUMILDAD
Los payasos dejaron de actuar para hacer reír y se convirtieron en personajes creíbles, metidos en situaciones que el público podía aceptar como reales, como propias. Sobre todo, siempre metidos en líos y problemas como los de cualquiera, y teniendo que aguzar el ingenio para salir adelante. Eso les dio una mayor condición humana, capaces de conducirse de manera sublime o pícara, de burlarse o ser burlados. De vivir del amor o el desamor. (Jara, pg.40)
Otra de las grandes aportaciones del cine al universo del clown y su proyección a la gente, ha sido la identificación entre los personajes que interpretaban cualquier persona de la vida misma. Los payasos dejaron de actuar para hacer reír y se convirtieron en personajes creíbles, metidos en situaciones que el público podía aceptar como reales, como propias. Sobre todo, siempre metidos en líos y problemas como los de cualquiera, y teniendo que aguzar el ingenio para salir adelante. Eso les dio una mayor condición humana, capaces de conducirse de manera sublime o pícara, de burlarse o ser burlados. De vivir del amor o el desamor. (Jara, Pg.40)
Las lecciones más valiosas se extraen de los fallos y de nuestra falta de habilidad para ejecutar ciertos movimientos o secuencias, por cuanto pueden reflejar bloqueos y desequilibrios presentes en nuestro organismo. (Bunnag, pg.54)
El Tai Chi y el Clown (como la Cultura de Paz) son miradas y filosofías de vidas alternativas a la individualista, cortoplacista, hedonista, egoísta y consumista que impera mayormente en nuestra sociedad moderna y occidental. Como se afirmo anteriormente, se componen de una serie de teorías y actividades que antes de pretender
enseñar cosas nuevas, intenta inculcar el desarrollo de un largo proceso de desaprendizaje de todas aquellas concepciones sociales, corporales, políticas y culturales artificiales o falsas que con el paso del tiempo se han vuelto de aceptación general, “naturales” o “normales”. Ese “desaprendizaje” sólo es posible con humildad. La humildad es esa capacidad de reconocer las limitaciones y las dificultades existentes en todos y cada uno de nosotros, al igual que nuestras virtudes y potencialidades. La humildad nos permite sentar las bases de nuestra verdadera posición actual y con base en ella llegar a trazar un recorrido imaginario pero factible de nuestras capacidades evitando la posible frustración creada por falsas expectativas. Considero que la humildad es el principio fundamental para que todo proyecto individual o colectivo funcione porque evita que el ego, los anhelos desproporcionados o los posibles intereses particulares desvíen los propósitos iniciales. Pero debemos tener en cuenta que la humildad –como la visión a largo plazo o la autenticidad –jamás debe confundirse con la mediocridad o con la resignación como se puede pensar fácilmente; todo lo contrario, debe relacionarse con el tesón y las ganas de conseguir algo puntual y real en el corto plazo para, entonces, poder obtener algo sólido, auténtico y duradero en el largo plazo.
En el Clown la humildad es fundamental no sólo porque es lo que permite exteriorizar sus torpezas y defectos en sus acciones sino porqué le da la posibilidad de aceptarlos desvergonzada, pública y sinceramente. De esta capacidad pública de admitir sus limitaciones (y que parece tan sencillo pero no lo es), ríe la gente. El Clown es auténtico, original y sincero y pretende mostrar que la gracia y la felicidad no es para aquellos orgullosos y magnánimes sino para todos los humildes y transparentes que gozan y disfrutan la vida con sus defectos y falencias. La gente no ríe tanto de los actos impensados o incoherentes que un clown pudiera llegar a realizar, sino que ríe de la mezcla de aceptación, ingenuidad y humildad que hay en el clown. El clown conoce perfectamente sus limitaciones –acto heroico y en vías de extinción en hombres y mujeres de la actualidad –y comparte con su público su conocimiento para reír con ellos. Les dice sin alevosía y con un gesto de complicidad y franqueza: “Sí. Este soy yo con todo lo bueno y malo... los invito a que se rían conmigo”. Pero, al mismo tiempo, es una invitación a cada persona del público a reírse de sí mismo porque cuando uno ríe de un clown lo hace porque se siente implícitamente identificado con él. El fracaso social (continuamente repelido y, por lo tanto, repetido por la sociedad) y la aceptación explícita que el clown hace de su propio fracaso y de sí mismo es el punto de partida del clown para crear algo, lo que sea. ¿A partir de qué? De la nada: de la aceptación de lo que es y lo que tiene: imaginación, creatividad, ternura, autenticidad, humildad para crear y recrear un universo de imaginación y fantasía cargado de humor y sentimiento. Así pues, cualquier cosa que haga el clown será aceptado por el público y en gran medida será gracioso por el simple hecho de no iniciar desde un punto demasiado elevado, de omnipotencia o de control total de la situación sino desde un punto real y acorde consigo mismo, desde un punto de humildad que le permite al público identificarse con un ser tan normal como cualquiera. Fotografía: Montse Barquín con el Maestro Fu Sheng Yuan Montse Barcon el Maestro Fu Sheng Yuan Montse Barquin con el Maestro Fu Sheng Yuan
En Tai Chi Chuan se afirma que uno de los requisitos para el autoconocimiento real está en dejar a un lado el ego, los apegos y la prepotencia. El taoísmo afirma que se debe eliminar cualquier intención, deseo o anhelo previo a cualquier acción, de manera que se eviten las situaciones que dan pie a un seguro fracaso o frustración dadas las falsas y elevadas expectativas que crea un ego indomable. Si trasladamos lo anterior al ámbito del movimiento corporal, en la práctica del Tai Chi Chuan se vislumbra que no se debe realizar ningún movimiento que exceda o limite la postura y movimiento natural del cuerpo o de alguna de sus partes; no se debe forzar ninguna parte del cuerpo con movimientos forzados y debe realizarse lo más naturalmente posible al alcance de las limitaciones físicas de cada persona, no importa sí han sido traumatizados o transformados negativamente por los malos hábitos. Los movimientos y posturas antinaturales y no naturales sólo pueden ser identificados y corregidos en la medida en que seamos capaces de aceptarlos y expresarlos libremente con los movimiento del la forma del Tai Chi. Hace falta una buena dosis de humildad que permita reconocer públicamente y sin vergüenza las dificultades y limitaciones físicas (síntomas de desequilibrios energéticos o emocionales) como primer paso para llegar a corregir con la práctica constante y la dirección de un guía o maestro cualquier tipo de desequilibrio físico, emocional o energético.
La Cultura de Paz invita a conocer y aceptar las restricciones de todos aquellos que quieren participar de un proceso de paz y de las mismas sociedades o colectividades implicadas en un conflicto. La humildad de conocer y reconocer las potencialidades y las limitantes es un factor fundamental, no sólo para evitar las frustraciones, sino para establecer un plan de ruta personal, institucional o social acorde con los recursos sociales, económicos, culturales existentes para transformar positivamente el conflicto. Sin humildad todo proceso de paz será frustrado por las exageradas expectativas, las ambiciones ilimitadas, el excesivo deseo de reconocimiento o fama y la incapacidad de comprender el punto límite entre lo que quiero y lo que puedo conseguir como persona, colectividad o institución. La Cultura de Paz es una invitación para aceptar y reconocer los elementos positivos y negativos con los que realmente se cuenta para la transformación positiva de los conflictos y es un espacio para aceptar con humildad que sólo somos parte de un proceso integral en donde deben converger y dialogar todos los esfuerzos encaminados hacia la búsqueda colectiva y constructiva de justicia y paz (sin que importe el nivel o los protagonistas de los diferentes procesos). 6.
SINCERIDAD / NATURALIDAD / TRANSPARENCIA
En esencia, la reconciliación representa un lugar, el punto de encuentro donde se pueden aunar los intereses del pasado y del futuro. La reconciliación como encuentro plantea que el espacio para admitir el pasado e imaginar el futuro son los ingredientes necesarios para reconstruir el presente. Para que esto
suceda las personas deben descubrir formas de encontrarse consigo mismas y con sus enemigos, sus esperanzas y sus miedos. (Lederach, Pg.55)
El clown nace del interior de cada uno. Por tanto, va a tener lo esencial de nuestro carácter y de nuestra estructura física. Pero esencial no es todo aquello que hemos incorporado a nuestro comportamiento debido a la presión de las normas sociales. Por ello, vamos a descubrir, con sorpresa, como nuestro clown hace cosas que nosotros habitualmente no nos permitimos, porque él es un espíritu libre que vive y actúa con sinceridad, en coherencia con sus sentimientos. (Jara, pg.83)
Es, por tanto, imprescindible que este proceso de descubrimiento se produzca desde la improvisación, que es el medio más eficaz para crear desde la individualidad, y por tanto, desde la verdadera originalidad de cada uno... Estamos dominados por la razón, y es preciso entender que ésta no es la única vía para crear. (Jara, pg.76)
Trabajando con nuestra agresividad y nuestro miedo, al final podemos encontrar la paz y la bondad que hay en nosotros y convertirlo en la base de nuestras relaciones. Haciendo más lento nuestro organismo volvemos, paso a paso, a la fundamental y luminosa simplicidad que es nuestro auténtico tesoro. (Bunnag, pg.90)
La falta de sinceridad nos mantiene en la ignorancia, lo que de por sí impide el desarrollo de lo esencial supremo, ya que la ignorancia es ignorar lo que sabemos. Cuando dejamos de ignorar, volvemos a ser inocentes, porque sabemos que no sabemos... (Artículo sobre Tai Chi, Escuela de Chile)
Muy relacionada con la humildad se encuentra la sinceridad que es un principio que hace relación a la facultad de actuar, pensar o sentir de la manera más natural y más acorde consigo mismo. La sinceridad es un requisito indispensable para que la práctica del Tai Chi Chuan y del Clown sea disfrutada y los objetivos que se pretenden se puedan alcanzar. Porque el Clown es una práctica de autoconocimiento personal que
tienen como uno de sus objetivos la búsqueda de la esencia particular de uno mismo y el Tai Chi se fundamenta en el cuidado y cultivo de un buen estado de salud físico (que luego trascenderán al ámbito espiritual y energético) a partir de movimientos corporales fluidos y armónicos de base marcial. Sin sinceridad la búsqueda del Clown se desviará hacia la actuación mientras que el cuidado de la salud y la evolución de la práctica en el Tai Chi no podrán desarrollarse.
El Clown es un tipo de payaso moderno que basa su humor en su originalidad, debilidad, ingenuidad, inteligencia, torpeza y creatividad; no sigue lineamientos preestablecidos o anteriormente elaborados, como los actores, sino que se apoya en su autenticidad que se manifiesta en la espontaneidad y la capacidad de improvisación. El clown es todo lo contrario a un actor pues nunca actúa ni recrea un número predefinido o cerrado: el clown simplemente y desarrolla su número a partir de lo que ocurre en el momento presente y lo que espontánea y sinceramente surge desde su interior. El clown es un artista que se deja llevar por sus sentimientos inocentes y espontáneos que remiten a la capacidad de reír, de soñar y de aflorar el espíritu de niño que todos los seres humanos tenemos; es la esencia de uno mismo, el payaso que tenemos dentro y que hemos olvidado con el paso de los años por la exagerada responsabilidad que socialmente se han creado los adultos. Por lo tanto, el clown no está apegado a libretos o a algún tipo de estructura que predeterminen ni, mucho menos, juzgan su conducta; es un ser transparente que se digna de ser él mismo con sus genialidades y brutalidades, defectos y virtudes, talentos y dificultades con el objetivo de hacer reír y compartir ese instante de gozo y alegría con los demás. La sinceridad es el motor, fuerza y esencia del clown sin la cual sería un actor, sería otro.
Durante la infancia los seres humanos nos comportamos frente a nosotros mismos y los demás de forma muy natural, sin que nos importe qué piensen o digan los demás; el trabajo de búsqueda del clown consiste en encontrar aquella esencia primaria, particular y espontánea que fluye con mayor facilidad en la infancia y que suele esconderse bajo un escudo artificial que nos hemos autoimpuesto en la adultez para ser aceptados socialmente (sin darle la misma importancia a nuestra propia aceptación). En el proceso de descubrimiento del propio clown se busca descubrir y reconocer la naturalidad para actuar como uno desea desde lo más profundo del ser, sin desconocer la experiencia y la historia de vida particular que se haya tenido. No se busca simplemente ser de nuevo niños por un instante porqué, innegablemente, no sólo tenemos más edad sino una mayor experiencia de vida acumulada que determinan nuestra esencia particular de lo que somos en el presente. En otras palabras, se pretende encontrar el propio clown a partir de la esencia natural, tierna, descomplicada y auténtica que fluye libremente en la infancia con el toque propio y el estilo personal desarrollado por la vida que hemos tenido sin llegar a desconocer nada de lo que somos. Por ello, los cursos de clown tienen su fundamento en la improvisación, en la capacidad de vivir y reaccionar a los sucesos exteriores sin pensar o racionalizar exageradamente, sin contagiarnos negativamente de las opiniones sociales y sin desconfiar en ningún momento frente a lo que somos, llegando a liberarnos de cualquier tipo de represión exterior o social. Ese espacio de libertad y sinceridad es una de los aportes lúdicos y pedagógicos que los
talleres de Clown pueden brindar a la resolución de conflictos.
En el Tai Chi se enseña a que los movimientos de todos y cada uno de los pasos y de las posiciones de la forma sean lo más natural y sinceros posibles. No se debe forzar absolutamente ninguna parte del cuerpo hacia ninguna dirección pues la belleza y la fuerza de los movimientos surgen cuando los movimientos se realizan con la mayor naturalidad posible. En el caso que ya exista alguna atrofia o incorrecciones en los movimientos corporales causados por los malos hábitos o la falta de ejercicio, la respuesta correcta también será moverse con naturalidad, según las dificultades o limitaciones existentes, de manera que se puedan percibir y corregir los bloqueos energéticos que se manifiestan a través de los movimientos corporales. El Tai Chi Chuan enseña que jamás se debe forzar o intentar controlar o manipular algo; la sinceridad prevalece sobre lo falso y es condición indispensable para mejorar y alcanzar mayores niveles de autoconocimiento, de manejo de la técnica marcial y del flujo equilibrado de energía.
La Cultura de Paz corrobora la importancia de la sinceridad en todos aquellos involucrados en un proceso de paz o de resolución noviolenta de conflictos. En estos casos, la sinceridad –junto a la humildad –está relacionada con la capacidad de reconocer las limitaciones e incapacidades que una persona, un equipo o una institución puede llegar a tener en el largo proceso de intentar abordar y ayudar a resolver los conflictos existentes. Implica una actitud constructiva de aceptar el desconocimiento o la ignorancia en ciertos temas y de reconocer el conocimiento y la experiencia que otros tienen del mismo tema, para construir colectiva y creativamente un posible camino de paz.
7.
RESPETO
Estas dinámicas y pautas, impulsadas por experiencias de la vida real, percepciones subjetivas y emociones, hacen que las soluciones y procesos mecánicos y racionales para la transformación del conflicto resulten no solo ineficaces, sino que en muchos lugares sean incluso irrelevantes u ofensivos. Para que por lo menos sea apropiada y relevante en el conflicto contemporáneo, la construcción de la paz debe estar arraigada en las realidades subjetivas y empíricas que determinan las necesidades y expectativas de las personas y responder a esas realidades. (Lederach, pg.52) El mayor recurso para sostener la paz a largo plazo se encuentra siempre arraigado en los pueblos locales y su cultura. (Lederach, pg.122)
El clown no insulta, expone sus opiniones y/o emociones a través de palabras que juegan ese rol.... El clown no transmite violencia... ni cuando arremete. El clown puede conducirse de manera cruel, siempre y cuando se produzca un efecto distanciador de dicha crueldad, para el que mira: inconciencia al hacerlo, exageración al imaginarlo, excentricidad en la forma de realizarlo... (Jara, pg.75)
El Respeto parte por el respeto al propio deseo, a la voluntad de querer estar bien, respeto al propio proceso, respeto por el tiempo que necesitamos para hacer el aprendizaje, sin expectativas ni ansiedad de tener que rendir ante los demás. Respeto por lo maestros que transitaron el camino, respeto por el compañero que tiene su propio proceso y tiempo y respeto por los que vendrán después. (Artículo sobre Tai Chi, Escuela de Chile)
Si se entiende el universo, la sociedad, las personas, el mundo y todos los seres que los habitan como manifestaciones particulares y complejas de la vida, sólo queda una manera de convivir pacífica y felizmente con nosotros mismos y con las demás: con respeto. Los diversos, particulares, diferentes y propios caminos de cada ser vivo requiere del respeto para que la multiplicidad de caminos escogidos pueda ser desarrollado por todos y cada uno de los seres vivos que habitamos la Tierra –y el universo– sin destruirnos o anularnos mutuamente. Respeto es comprender, aceptar y permitir (dar libertad a) las decisiones y acciones realizadas –por mí o por otro –por encima de las diferencias, los apegos y los deseos particulares que se puedan tener y que sólo persiguen un beneficio individual en detrimento de los demás. El respeto es una virtud que inicia –como la mayoría de los principios que se han tratado en este texto – desde adentro para poder surgir, desarrollarse y expandirse en el exterior: sin bases internas sólidas de auto respeto jamás será posible construir una relación sólida y duradera de respeto y convivencia con los demás.
Hoy en día se habla mucho de respeto pero suele olvidarse el auto-respeto hacia nuestras decisiones, sentimientos, deseos, pensamientos, acciones e intenciones. Considero que es una tarea urgente y de vital importancia llegar a entendernos y vernos a nosotros mismos de manera compasiva, solidaria, responsable y constructiva –como en algunas ocasiones se hace con los demás. No hay un equilibrio (o armonía Yin-Yang como dirían los Taoístas) entre una actitud rígida, cruel y dura consigo mismo y una actitud solidaria y compasiva con quienes nos rodean; esto sería simple sumisión y servilismo. El punto medio deseado es aquel en el cual respetamos no sólo el camino de los otros sino también el nuestro, en un círculo que se retroalimenta constantemente con la convivencia y el conocimiento de sí mismo, de la comunidad o sociedad de la que se hace parte y las de los demás para el beneficio de todos. El Tai Chi, el Clown y la Cultura de Paz también nos enseñan a respetar el camino propio escogido y aceptar el trayecto realizado hasta ahora, con nuestras virtudes y defectos, éxitos y fracasos, alegrías y tristezas, capacidades y limitaciones, pérdidas y ganancias. A partir de nuestra propia aceptación, comprensión y liberación podremos aceptar, comprender y permitir
(dar libertad a) las decisiones y acciones de los demás, es decir, podemos llegar a respetarnos.
Al no existir un camino predefinido o predeterminado y al entender la complejidad y singularidad simultánea de todos los seres vivos y de su interdependencia, queda sobreentendido que los tiempos y los espacios de cada ser o sociedad son específicos y únicos. En todas las tres actividades analizadas se hace énfasis en la importancia de respetar los tiempos y los espacios propios de cada persona, comunidad, sociedad, país o colectividad; ayudan a entender que cada cual tiene un espacio y tiempo particular para recorrer el Camino que ha decidido tomar por lo que considero perjudicial intentar imponer otros tiempos o espacios diferentes al propio. En la resolución de conflictos armados debe comprenderse y respetarse el contexto histórico, político, cultural, social y económico de las sociedades o colectividades involucradas en una guerra, pues son éstos los que nos dan las claves y las herramientas necesarias para una posible transformación duradera y constructiva de los conflictos. En el Tai Chi debe respetarse los tiempos de las acciones motrices, corporales y energéticas de cada persona para reconocerse y empezar a equilibrar el chi, por lo cual no se puede imponer un ritmo que no sea el propio de cada persona o grupo. Y en el Clown es muy recomendable y sano entender que la velocidad del desaprendizaje que se intenta realizar en la búsqueda del clown también depende de las particularidades y las características propias de cada persona, por lo que es muy valioso contar con un maestro y unos compañeros clown que entiendan esto y, por lo tanto, no intenten forzar los tiempos de desarrollo de los otros clowns. El clown siempre actúa bajo el respeto que su público o compañero clown merecen. Partiendo del respeto hacia su labor, hacia sí mismo y hacia los demás puede recrear situaciones de risa y diversión de sus limitaciones y las de los otros, sin llegar a caer en el facilismo de la burla irrespetuosa y destructiva.
Con respecto a las confrontaciones y combates, el Tai Chi Chuan, entendido como arte marcial, le da prioridad al respeto y a la compasión por encima de cualquier sentimiento destructivo que nazca de la venganza o la ira. Cuando se aplican los conocimientos y las técnicas de Tai Chi en el combate libre, cada puño, patada, desvío, defensa o golpe se hace con un sentido integral de respeto y compasión por el contrario, no obstante que los guerreros tradicionales se hermanan en la misma muerte. Bajo las normas del verdadero guerrero no hay lugar para el uso de la fuerza descontrolada que suele hacer aparición cuando no se está acostumbrado a enfrentar el miedo y la agresividad natural que habita en el ser humano. El Tai Chi enseña a manejar y saber utilizar la fuerza interna, sobreponiéndose al miedo y al sentimiento natural y animal de agresión de los Hombres que usualmente conllevan a insultos, golpes y manifestaciones violentes (de irrespeto) contra el otro. El Tai Chi es un mecanismo que convierte y transforma el miedo y la agresividad en fuerza marcial de defensa y espiritual de construcción noviolenta.
III.
TÉCNICA
8.
ESCUCHA Y SILENCIO
En segundo lugar, poner en contacto a uno con el otro implica un encuentro, no solo de personas, sino de varias corrientes de actividades distintas y muy interdependientes… Una cosa es conocer, pero reconocer es un fenómeno social muy diferente. Llegar a admitir después de escuchar las historias de los demás da validez a la experiencia y los sentimientos, y representa el primer paso hacia la recuperación de la persona y de la relación. (Lederach, 55)
John Paul Lederach
(El Hombre) No es una víctima de fuerzas inexplicables fuera de su control sino que dispone del medio para entender como actúan las energías que hay en su cuerpo y que conformas su medio y circunstancias. Esta comprensión utiliza el intelecto, pero debe profundizar más e incluir el conocimiento intuitivo, la capacidad de percibir lo que ocurre dentro y fuera, la cual es directa, inmediata y espontánea. (Bunnag, pg.27) Otra cualidad beneficiosa que desarrolla la disciplina es el silencio. De nuevo, si queremos conectar con el silencio, antes debemos estar preparados para enfrentarnos al ruido que hay en nuestro interior, así como aprender a habérnoslas con lo que nos rodea. Eso significa que aprendemos no a reaccionar, sino a permanecer en el centro. (Bunnag, pg.88-89)
Pareciera que un trabajo que intenta relacionar actividades y campos del saber tan diferentes e incompatibles entre sí (a primera vista) como la Cultura de Paz, el Tai Chi Chuan y el Clown es una labor eminentemente creativa. Se piensa con facilidad que se debe recurrir indispensable y completamente a la imaginación o incluso a la ficción para entablar algún tipo de relación entre una naciente teoría para el tratamiento y la transformación noviolenta de los conflictos, una milenaria actividad de meditación y de artes marciales china y un personaje cómico tan famoso como desconocido. Pero si bien la función de la imaginación y la creatividad a la hora de desarrollar cualquier actividad humana es muy importante (como una presentación de clown, la forma del Tai Chi, un
proceso de paz o elaborar un trabajo final como éste) existe una acción anterior, indispensable y fundamental que sienta las bases del camino hacia la comprensión y, por ende, hacia el éxito del proceso emprendido: la escucha. La escucha, trascendiendo de la tradicional noción que la relaciona con la simple acción de oír y percibir racionalmente los ruidos que suceden en el exterior, es un acción que coloca su foco en la capacidad de captar lo que sucede dentro y fuera de nuestra mente, espíritu y cuerpo, no sólo a través de nuestro intelecto y racionalidad pero también a través de los sentidos, las sensaciones y las intuiciones.
No se hace referencia al silencio como simple ausencia de ruido sino lo contrario: silencio como capacidad de aislar y neutralizar los ruidos externos y como facultad de escuchar y percibir lo que no está explícitamente manifiesto, ya sea en forma de sensaciones, miradas o energías. Es una escucha intuitiva, irracional y activa que permite captar el trasfondo o la esencia de los fenómenos que suceden en nuestro interior y se manifiestan en el exterior. Los cursos de Tai Chi Chuan y de Clown enseñan que el silencio es un elemento imprescindible para llegar a escuchar los sonidos que exteriorizan los sentimientos, las sensaciones, los pensamientos y las energías que fluyen y habitan en nuestro ser. Paulatinamente, con el tiempo y la práctica constante del Tai Chi, se va desarrollando cierto sentido de escucha intuitiva y control intencional del recorrido del chi, de manera que (lo interno) sea reflejado y manifestado exteriormente a través de nuestros movimientos que cada vez controlaremos mejor. Con la práctica constante de Clown aprendemos a escuchar con la simple mirada las emociones del público, al igual que las intenciones del compañero clown de escenario para reaccionar adecuadamente a las propuestas, las acciones o los sentimientos que surgen espontáneamente en un espectáculo-clown.
El descubrimiento o reconocimiento de las limitaciones y potencialidades de cada persona o sociedad en la búsqueda de respuestas frente a los problemas emergentes debe realizarse siempre desde adentro, atendiendo lo que sucede en el interior y sin llegar cerrarse o ignorar el exterior. Para ello es imprescindible la escucha activa que permite percibir y comprender las señales de lo que sucede externa e internamente, a través de nuestro cuerpo, corazón y espíritu. El re-conocimiento necesario para trascender de la copia o imitación de modelos externos y la comprensión de la naturaleza propia de cada uno requiere de un proceso activo, profundo y transparente de escucha sin el cual sería vano cualquier esfuerzo por descubrir el clown o interpretar correctamente el flujo de energía (chi). La escucha activa, en la resolución de conflictos, también es un factor clave para llegar a entender nuestra naturaleza y la de nuestros problemas como paso previo para su transformación positiva pues es una acción imprescindible para comprender lo que somos como individuos, colectividad, sociedad o especie en el presente.
Se puede realizar una analogía sobre la importancia de la escucha interna en el nivel individual para tratar los problemas (Tai Chi y Clown) con la que tiene en el plano
colectivo, social o político (Resolución de Conflictos). Así como los movimientos corporales del Tai Chi y los actos de improvisación del clown son las manifestaciones externas de la esencia de cada persona, la población civil vendría a ser la parte interna de la sociedad que se manifiesta en las exterioridades, acciones o partes visibles del conflicto. Así pues, toda situación de tensión política, social o económica tendría su fundamento y origen en lo que sucede al interior de la sociedad. Los actores armados, los grupos y colectividades sociales y políticas y sus diferentes instituciones son un reflejo externo de lo que sucede internamente desde la sociedad civil, de lo que ha gestado histórica y culturalmente en al pasado hasta el presente. Desafortunada y paradójicamente, en gran parte de los casos de conflicto armado la población civil no cuenta con la representación justa ni con la participación suficiente dentro de los procesos de paz, a pesar de ser el soporte de la sociedad y de ser una clara mayoría frente a los actores armados a los que se suele dar mayor protagonismo por el peso de sus armas. Lo que se quiere resaltar en este punto es que cualquier proceso de paz o de resolución de conflictos en sociedades divididas que pretenda tener un mínimo de coherencia para lograr los objetivos deseados y posibles necesita de la escucha activa de la sociedad civil si no se quiere caer un una trampa en la que se deja de lado al principal actor del conflicto y se llegan a soluciones efímeras de corto plazo que reproducirán o recrudecerán el conflicto en el largo plazo. Esta escucha activa hace referencia a los mecanismos de participación y representación democrática con las que debe contar la sociedad civil dentro de todos los procesos políticos –incluidos los procesos de paz en conflictos armados –de manera que lo externo (político) sea siempre un vivo y fiel reflejo de lo interno (social).
9.
RELAJACIÓN Y FLUIDEZ
Cuando combinamos los elementos en el marco integrado empezamos a establecer una infraestructura para mantener la transformación dinámica del conflicto y la construcción de la paz. Por infraestructura para la construcción de la paz se debe entender una estructura-proceso, en la manera propuesta por la teoría cuántica. Una estructura-proceso consiste en sistemas que mantienen la forma a lo largo del tiempo pero no tienen una estructura rígida. (Lederach, pg.112)
Para que el clown de cada uno crezca sano y fuerte, es preciso dejarle dar sus primeros pasos sólo, y renunciar, por tanto, a todos los trucos que consideramos propios de los payasos y a los muchos prejuicios que tenemos acumulados sobre ellos. El primer paso es despojarse de todo ello y dejar, sencillamente, que comiencen fluir en nuestro interior nuevos impulsos y sensaciones. Para ello es importante trabajar estados de máxima sensibilidad en los que nos deshagamos del sentimiento de
estar obligados, como payasos, a hacer algo que provoque risa a los demás. (Jara, pg.76)
Los antiguos siempre han sabido lo obvio: que un ritmo lento y no neurótico es la base de la buena salud, puesto que permite al organismo funcionar de nuevo como un todo y respirar con libertad de forma que el C’hi pueda nutrir y revitalizar lo que hemos agotado. (Bunnag, pg.49)
“Relajarse” es lo más difícil de conseguir. Cuando alguien logra calmarse realmente, todo lo demás llega con naturalidad. (Bunnag, pg.69)
La relajación y la fluidez mental y corporal son otros de los requisitos imprescindibles compartidos en la búsqueda de nuestro clown y en la práctica del Tai Chi Chuan. La esencia del clown está en su transparencia, ternura y autenticidad; la esencia del Tai Chi reside en la armonía, la naturalidad, la lentitud y la fluidez de los movimientos que permiten el libre y equilibrado recorrido del chi. En el Tai Chi se realizan una serie de movimientos que pretenden estimular el chi (que se puede traducir simplificadamente como energía), abrir los meridianos y los espacios de los órganos corporales por donde hace su recorrido el chi y equilibrarlo, de manera que por todo el cuerpo fluya armónicamente. El chi se encuentra almacenado en el Tan Tien (cavidad interna o bolsa de aire caliente ubicada tres centímetros debajo del ombligo), fluye por los meridianos y alimenta todos y cada uno de los órganos y partes del cuerpo. El Tai Chi facilita la realización del recorrido equilibrado del chi por todo el cuerpo, a través de unos canales o meridianos y, en un nivel más avanzado, permite que el practicante controle conscientemente el flujo de chi y evite su bloque por un exceso (muy Yang) o una dispersión (muy Yin) exagerados. Para que esto sea posible es necesaria la relajación física de músculos, tendones y articulaciones pero, simultánea y complementariamente, se requiere de la relajación mental. Sin relajación mental o muscular no hay posibilidad del correcto, libre y equilibrado fluir del chi en nuestro organismo. La relajación física y mental permite que el chi recorra, fluya, irrigue y alimente todas y cada una de las partes del cuerpo, que la mente y el espíritu se tranquilice y alcance un estado de firmeza, tranquilidad y paz dentro del cambio, el ruido y el conflicto constante. Relajación no quiere decir en ningún momento desatención o distensión total sino que significa un estado de concentración sin intención o dirección donde la mente se deja libre para que el pensamiento fluya y la esencia espiritual tenga espacio para emerger.
De la misma forma sucede en el Clown. La búsqueda del Clown pretende recuperar nuestra esencia, nuestros impulsos primarios y más profundos que suelen brotar
espontáneamente desde el interior de nuestro ser al reaccionar instintivamente a hechos externos. Con el clown se intenta decodificar las normas y parámetros culturales destructivos que hemos creado, adoptado y desarrollado en nuestra personalidad. Muchos de los parámetros y pautas sociales establecidos y arraigados en los individuos, colectividades o sociedades no son más que formas de represión y anulación de los sentidos, las sensaciones, los deseos y los pensamientos personales que surgen de nuestro interior y que nos hacen diferentes, particulares y únicos. El clown es un personaje a través del cual se busca una liberación personal sin recurrir a mecanismos o herramientas externas; es una búsqueda interna de lo que verdaderamente somos y que se refleja en todo acto intuitivo, emocional o del corazón que no es filtrado por el intelecto o la razón (social o colectiva) que suele reprimirlos o enjuiciarlos.
Cuando se piensa demasiado se cae en la trampa de la crítica y la represión social porque el pensamiento es, en buena medida, una acción socialmente condicionada por una serie de valores y pautas culturales contrarias a nuestra voluntad. Cuando las normas sociales se imponen sobre nuestros deseos y sentimientos más sinceros y profundos estamos hablando de represión y, por consiguiente, de frustración. Por esto el clown es un ser de liberación personal –guardando las proporciones de los términos – que nos ayuda a percibir nuestra esencia más allá de la racionalidad y de los estereotipos sociales artificiales. Para que lo anterior sea posible, es necesario estar relajados y no pensar; sólo actuar escuchando el interior, los instintos, las emociones que subyacen en nosotros y nos diferencian del otro, haciéndonos auténticos y originales. Así pues, el no pensar y la relajación es otro de los elementos de desaprendizaje que nos llevan en este camino de liberación y autoconocimiento personal. El cambio de lógicas, la flexibilidad y la improvisación del clown podría ser un contrario y un complemento al mismo tiempo de la racionalidad y rigidez de los estudios académicos y del pensamiento estructurado, de manera que toda nuestra potencialidad humana crezca como un todo. Como lo aconseja el Taoísmo, es importante señalar que no se debe tomar esta afirmación como una apología a la desfachatez o la irresponsabilidad pues el equilibrio entre razón e irracionalidad también debe estar presente en el clown.
Al igual que en el Tai Chi en donde el peso y soporte debe estar en los pies y las piernas (“enraizamiento”) y la flexibilidad que permita un movimiento rápido y oportuno en el resto del cuerpo, en los procesos de reconciliación de sociedades divididas también debe existir un grado de flexibilidad que permita la entrada de actores, colaboradores, sugerencias, mecanismos o ideas alternativas a las estipuladas en las bases (“plan de ruta”). Comparativamente, los pies vendrían a ser el plan de ruta y el cuerpo flexible las posibles alternativas y modificaciones necesarias en todo proceso de paz. También se puede aprender de la rapidez mental y la agilidad de improvisación del Clown, que va creando sobre la marcha según los acontecimientos que suceden a su alrededor o de las energías que siente y percibe del público. La flexibilidad de los procesos de paz hacen referencia a la capacidad de actuar sobre los acontecimientos que se presentan y sobre la situación cambiante del contexto, de manera que se evite un exceso de rigidez que disminuya los espacios de participación y las oportunidades para superar las crisis. Sin un mínimo de flexibilidad todo proceso de paz estaría destinada al fracaso pues bien
sabido es que las negociaciones –como buena parte de las actividades humanas – dependen en gran medida a las reacciones que se tienen frente a los acontecimientos puntuales y coyunturales para los que no hay ninguna respuesta preestablecida.
10.
EL PODER
La creación de capacidad implica en un primer nivel que estamos orientados a la expansión de lo que ya hay y es accesible. Refleja un énfasis en el valor intrínseco de los conocimientos y capacidades de las personas y, al mismo tiempo, un reconocimiento de que es necesario y es posible un nivel cada vez mayor de desarrollo, aprendizaje y concienciación. (Lederach, pg. 137)
Los personajes que ambos desarrollaron en el cine (B. Keaton y Ch. Chaplin) se ajustan, asimismo, al concepto de clown que venimos manejando todo el tiempo: enclenques pero fuertes de espíritu, tozudos, traviesos, superados por las circunstancias pero siempre dispuestos a levantarse una y otra vez, apasionados por la vida, duros por las adversidades pero tiernos, ingenuos e inteligentes. Y sobre todo románticos... Son personajes dispuestos a la aventura, a la superación, al mayor de los atrevimientos con tal de conseguir el amor... La riqueza y variedad de clowns en el cine han sido inmensas... el rasgo común en todos ellos es la infinita ternura, sin la cual el clown no existe. (Jara, pg.39)
La fuerza exterior del cuerpo se basa en la elasticidad y flexibilidad de los músculos y de las articulaciones. (Bunnag, pg. 64-65)
“En el mundo no hay nada más sumiso que el agua. Incluso para combatir lo duro y lo fuerte nadie lo supera. Lo débil vence a lo fuerte ,lo blando vence a lo duro; todo el mundo lo sabe pero nadie puede ponerlo en práctica.” (Lao Tzu) (Bunnag, pg.80)
El Tai Chi no solamente capacita a sus practicantes para neutralizar la dureza y la rapidez y ser entre los primeros en las Artes Marciales, sino también fortalece a los débiles, cura a los enfermos, vigoriza a los debilitados, y alienta a los tímidos.
Ciertamente, es una manera de fortalecer al individuo, la raza y a la nación. ¿Puede permitirse el lujo de pasarlo por alto nuestros líderes políticos que aspiran que aspiran aliviar el sufrimiento del pueblo? (Cheng, pg.13)
El Tai Chi surge de las artes marciales chinas que se practicaban en la antigüedad y que eran enseñadas de generación en generación para, luego, empezar a manejar conceptos y teorías espirituales, curativas y energéticos y conformar la práctica holística de lo que hoy en día se conoce como Tai Chi. En sus inicios, el Tai Chi era una técnica marcial que utiliza el poder de la suavidad y de la flexibilidad para la defensa y el ataque en el combate. En el Tai Chi se afirma que la fuerza no está relacionada directamente con los músculos y los huesos –que aparentemente son las parte más duras del cuerpo –sino más bien con la velocidad de ejecución de los movimientos y con la flexibilidad de los tendones. El poder del aspecto marcial Tai Chi reside en la capacidad de utilizar lo mejor posible y con el mínimo de esfuerzo la fuerza del oponente y usarla en su contra, interpretando y escuchando los movimientos del contrario antes que los ejecute; no se trata, por lo tanto, de fuerza externa, espontánea y bruta (como lo hacen prácticas como el fisiculturismo o las pesas) sino de fuerza interna, sutil, suave y efectiva producto de la práctica constante y a largo plazo.
En la ternura y la sinceridad esta el poder del clown. Afirma que a pesar de la debilidad, torpeza e ingenuidad presentes en todos los hombres y mujeres que habitamos este planeta, representada y exaltada con mayor fuerza en el clown, tenemos un gran poder de transformación y construcción si seguimos al corazón. El Clown presenta una teoría alternativa y revolucionaria frente a las manifestaciones de poder tradicionales del más fuerte, del más poderoso, del tradicional ‘macho’ que soluciona todo a cualquier precio con tal de imponer sus deseos e intereses sobre los demás. En múltiples presentacions
de clowns se ha demostrado que en el momento que la persona violenta es sacada de su lógica de poder (basada en la fuerza externa) y se le enfrenta directamente con una simple pero sincera propuesta de ternura y amor, baja su deseo de competencia y se dispone a compartir. A diferencia de la fuerza bruta utilizada con lógicas destructivas, el cariño y la ternura del Clown tiene bases para perdurar y trascender porque le pertenecen y no proceden del exterior. Por eso, el clown es un sujeto que brinda amor, ternura y confianza a través de situaciones y acciones graciosas (o no) que permite a cada persona del público reír con el clown y de sus ocurrencias. Uno de los objetivos del Clown es reivindicar la fortaleza o el poder de la alegría, el afecto, la sinceridad y la originalidad como
Loco Brusca
herramienta para superar las pequeñas o grandes adversidades que se presentan en la vida, muy por encima de la imposición o la violencia aplacadora que nunca logran obtener resultados a largo plazo. La Cultura de Paz entendida no sólo como disciplina de estudio sino como filosofía de vida encuentra su sustento en la coherencia entre fines y medios, entre principios y objetivos. Esta coherencia le otorga una solidez y potencia mayor sobre cualquier postura ideológica o política que sea contraría consigo misma, con sus principios o con sus objetivos. El poder de la Cultura de Paz reside en aceptar con sinceridad –no confundir con resignación –nuestra esencia como personas individuales y como parte de una agrupación o sociedad, con todas las limitaciones y virtudes con el ánimo de llegar a construir colectivamente caminos de reconciliación y de desarrollo para todos. Nos incentiva a trabajar sobre una base sólida donde se acepten y reconozca las injusticias y los desbalances existentes para aumentar el poder de los más desfavorecidos o necesitados a partir de sus propios recursos (empodermiento).
11.
LA MIRADA
No se trata meramente de “crear esperanza contra toda esperanza” en medio de una tragedia humana. Se pretende que tanto las personas como las comunidades participen en el proceso de mirar hacia el horizonte de reconciliación, hacia el lugar donde pueden concebir la vida en un futuro interdependiente y definido en común, aun cuando en este momento todavía no sea posible. (Lederach, pg.146)
El clown mira de frente, ojos bien abiertos, cejas arqueadas. Inocencia. Mirada clara, receptiva, abierta a recibir, sentir y conocer. Mirada que anuncia, que informa. Transparencia total hasta cuando intenta ocultar. El clown busca compartir, implicar al que le observa... En el clown, la mirada es una puerta abierta para comunicar, para expresar. Nunca para ocultar, ni siquiera cuando lo intenta. Es una puerta social para el intercambio, el puente de comunicación de su mundo interior y la manera de confrontar éste con el de los demás, con las normas sociales. (Jara, pg.67)
Si un clown no nos mira, no existe. (Jara, pg.69)
La atención se dirigirá a izquierda y derecha, delante y atrás, arriba y abajo, dentro y fuera, lo lleno (lo substancial) y lo vacío (lo insubstancial); en otras palabras, el Yin y el Yang deben distinguirse con nitidez y debe evitarse su exceso o falta. (Bunnag, pg.46)
Así como la escucha supera de lejos la simple acción de oír, la mirada trasciende contundentemente del hecho de observar. La mirada es un aspecto que define, refleja y transmite la esencia de las personas. Es el medio de comunicación más simple y sencillo del que gozan los hombres y mujeres para comunicarse entre sí, dejando de lado la exageración de palabras, gestos, imágenes o sonidos. A diferencia de los anteriores, la mirada nunca engaña y transmite eficazmente la esencia de cada ser humano que transmite sus sentimientos, emociones y pensamientos presentes a través de sus ojos. La mirada, además de decirnos qué es lo que hay allí adentro de cada ser, nos manifiesta el punto hacia donde se quiere ir. La mirada marca el horizonte personal y relacional al que se desea llegar tanto en el plano personal como en el institucional. Como en los individuos, la mirada de las instituciones o colectividades corresponde a las metas y los objetivos que se quieren alcanzar y que siempre deben estar explícitos y claros para que puedan ser alcanzados y se eviten malentendidos; es el horizonte hacia donde queremos llegar.
El clown es un personaje que desea compartir todo con los demás: lo que hace, lo que deja de hacer, lo que piensa, lo que imagina, lo que sueña, lo que planea.... todo. Y para ello se vale de la mirada, muy por encima de las palabras y los sonidos que suelen cargar de racionalidad y lógica cualquier acción, ya sea para justificarla o darla a entender –muchas de las veces cuando no hay necesidad. Con este sencillo gesto de transmisión realizado con los ojos, el clown comparte sincera y transparentemente sus emociones, sensaciones y pensamientos más profundos sin necesidad de decir una palabra o emitir algún sonido. La mirada es la puerta de acceso que le permite al público identificarse y relacionarse con el clown, crear una complicidad mutua que no da lugar a engaños y poder reír con él. El Clown nos demuestra que con una mirada podemos mostrarnos y relacionarnos transparentemente con los demás y permite acceder a canales de comunicación eficientes que, en muchas ocasiones, funcionan mejor que las palabras para acercarnos o comprendernos mejor.
La mirada en el clown y en el practicante de Tai Chi siempre debe proyectar. sentimientos o intenciones. En el clown la mirada sincera y transparente está dirigida a cada uno de sus espectadores o compañeros clown, entablando una relación única y particular con cada uno de ellos sin pronunciar una sola palabra. La mirada del practicante de Tai Chi debe realizar una proyección horizontal que (valga la redundancia) esté dirigida hacia el horizonte infinito, con la cabeza
relajada y en su posición natural sobre las ejes cervicales; la mirada proyectada hacia el horizonte deberá marcar un punto de equilibrio que refleje serenidad, equidad, calma e intención. No debe estar demasiado elevada hacia arriba – denotando prepotencia, superioridad, alevosía –ni demasiado clavada hacia abajo –denotando sumisión, servilismo, falta de espíritu. La mirada en el Tai Chi es un reflejo sutil del punto de encuentro y proyección entre mi posición actual y la que quiero adquirir en el siguiente movimiento, sin mirar un punto definido pero siempre teniendo conciencia global y precisa de la ubicación tanto de las personas y sus movimientos como de las cosas circundantes.
Los aportes que se pueden substraer de las técnicas de la mirada en el Tai Chi y en el Clown a la hora de iniciar o desarrollar un proceso de paz están relacionadas con el “plan de ruta”. Nos enseña que en todo proceso de resolución de conflicto debe tenerse un mínimo conocimiento de los puntos de partida particulares del mismo proceso, de los grupos involucrados y del mínimo punto de llegada que todos comparten. Así como el clown o en el Tai Chi la mirada esta dirigida a un punto específico, en los procesos de paz es importante tener un plan de ruta o una guía definida, estructurada y conocida por todos que oriente el proceso (así no se cumplan todos los objetivos estipulados en el futuro). Así pues, la mirada de un proceso de paz es una proyección de futuro compartido a partir de un pasado o presente distante o incompatible. Un elemento que se debe rescatar de la sinceridad y transparencia de la mirada del clown y del practicante de Tai Chi es la que hace referencia a la voluntad de transmitir y dar a conocer con la mayor transparencia y sinceridad posible las intenciones y los deseos que se tienen, de forma que exista un mínimo básico, real y permanente sobre el cual dialogar, negociar y acordar.
Viçenc Fisas y Cami
IV.
CLOWN CLU CHI ONES
12.
PUNTO DE LLEGADA (PARA INICIAR)
En términos más específicos, una “estructura-proceso” para la construcción de la paz consiste en transformar un sistema de guerra caracterizado por relaciones violentas, hostiles y profundamente divididas en un sistema de paz, caracterizada por relaciones interdependientes y justas con capacidad para encontrar mecanismos no violentos de
expresión y tratamiento de conflictos. El objetivo no es un estado final estático, sino mas bien la generación de procesos autorregeneradores dinámicos y continuos que mantengan la forma con el tiempo y sean capaces de adaptarse al entorno emergente y cambiante. . (Lederach, pg.55)
Tengo la sensación de que el número lo estoy aprendiendo hasta ahora (después de cincuenta años realizándolo). Con los años te vuelves más delicado y piensas mejor. Entonces comprendes mejor a la gente, al payaso y sus comportamientos. Cuando empecé no hacía más que pensar y pensar: después del truco de la bicicleta haré esto y aquello, luego iré al principio. En cambio, ahora es una sensación que llevo dentro de mí, que siento también con el público. Procuro no precipitarme, pienso: Has de tomártelo con calma. Vamos a divertirnos todos.” (Cita de Joe Jackson Jr. en Jara, pg.35)
Y en las terapias de modificación de conducta sus posibilidades son ilimitadas, ya que sacar fuera nuestro clown significa sacar fuera con total libertad nuestros pensamientos y sentimientos más auténticos, primarios y sinceros. Y esa es la base para solucionar cualquier tipo de problema. (Jara, pg.50)
La conciencia y precisión que nos han traído hasta este punto aún están presentes pero en la disciplina de la forma externa existe un total dejarse ir. Esta ausencia interior de esfuerzo y voluntad se refleja en la noción taoísta de Wu Wei, “no hacer”. Lo que significa que cuando existe armonía entre el interior y el exterior, relajación, disciplina y movimiento, la conciencia de que uno es una entidad separada se desvanece y la dualidad desaparece dejando espacio al Tao. (Bunnag, pg.64)
Puedo afirmar que la Cultura de Paz, el Tai Chi Chuan y el Clown son tres medios diferentes, complementarios y, en algunos casos, contrarios que dan algunas pautas y ayudas en el proceso conformarnos como personas íntegras; es decir, seres con la capacidad de gozar de buena salud, buenas relaciones personales y afectivas, y de buen sentido del humor con un mínimo de conciencia colectiva de ser parte única e irrepetible de una familia, una sociedad o una misma especie a la que nos debemos.
El proceso de desaprendizaje que desarrollé en Barcelona al tener una primera aproximación a la teoría y práctica del Clown, el Tai Chi y la Cultura de Paz me hicieron entender que antes de iniciar un proceso de acumulación de conocimientos externos a mí, debía alcanzar un punto cero en el que me pudiera despojar de todos aquellos hábitos mentales, corporales y sociales destructivos que inconsciente o
conscientemente había incorporado con el paso de los años y que asumía erróneamente como “naturales”. Espero haber alcanzado ese primer punto de llegada o de encuentro conmigo mismo a través de los cursos y talleres recibidos de esos amigos-maestros quienes me enseñaron lo que hasta ahora se de estas tres formas de asumir y vivir la vida. He aprendido que el reconocimiento sincero y humilde de lo que somos y de lo que tenemos es el primer paso en el largo recorrido para llegar a la no acción, el no pensar, y la no violencia. Para ello fue imprescindible empezar con humildad, vacío de los conocimientos que hemos adquirido hasta el momento y que nos hacen creer en “certezas” o “verdades” (racionales) que limitan nuestra visión o percepción de la vida, del mundo y los seres que lo conforman, y de la relación con nosotros mismos y los demás. En el momento que nos encontramos con nosotros mismo y aceptamos nuestras limitaciones, incertidumbres y fracasos en ese momento puede haber una persona dispuesta a aprender, enseñar y divertirse para llenar su vacío. Sólo en este momento puede llegar a surgir un clown, un practicante de Tai Chi o un constructor de paz.
Hasta el momento creo haber recorrido este pequeño e importante trayecto que espero poder culminar algún día con la práctica constante y perseverante hasta la adopción natural de los principios del wu wei del Tai Chi Chuan, el no racionalizarlo todo del Clown y la noviolencia de la Cultura de Paz. Explicaré entonces cuáles son esos tres estados a los que estas tres prácticas pretenden llegar para vivir pacíficamente consigo mismo y con los demás, lo que implica un compromiso irrevocable con la justicia, la solidaridad y el amor.
La no acción (wu wei) es aquel estado de consciente inconsciente en el cual la acción no es resultado del intelecto, el pensamiento lógico-lineal y la racionalidad extrema que nos induce a escoger la “mejor” entre determinadas posibilidades, sino que es un producto intuitivo de la percepción y transmisión de energías que se da a través de la escucha activa y la práctica constante. La no acción se refiere a la facultad de saber captar las energías del exterior y responder a ellas con el mínimo esfuerzo y lo más naturalmente posible, adecuando armónicamente mis posibilidades de realización al entorno natural y social presente.
El no pensar y analizar todo exageradamente es la esencia del Clown y que permite a las personas reaccionar a las situaciones a partir de sus sentidos, sensaciones y deseos más primarios y profundos. Es decir, le permite reaccionar de una manera inocente, sincera, y espontánea a partir de lo que verdaderamente es, sin tener que reprimir, juzgar ni criticar por anticipado ninguna de sus acciones. El clown disfruta con todo lo que le sucede en el escenario porque tiene la posibilidad de vivirlo y sentirlo sin dejar de ser él mismo y de llegar a responder como le gustaría hacerlo. El disfrutar, sentir y gozar libre, intuitiva y espontáneamente de todas las nuevas, diferentes y distintas situaciones que pasan en cada función sin pensar ni analizar racionalmente cual es la mejor opción, es lo que le permite al clown trascender de la actuación y pasar al plano del autoconocimiento y autorrealización. Cuando se deja de pensar minuciosa y exageradamente, y
sencillamente se disfruta, se goza, se reacciona y se está seguro cien por cien de lo que se va a realizar sin darle importancia a la crítica o al juicio de los demás, en ese momento puede surgir un clown. El no pensar (exageradamente, se sabe) permite la libre y espontánea expresión y evolución de la parte afectiva, emocional e intuitiva del ser humano y la búsqueda del clown propio es uno de los mejores mecanismos para ello, desarrollando la parte afectiva, tierna e irracional que todos llevamos dentro.
La Cultura de Paz y su aplicación a la resolución y transformación de conflictos fundamenta su actividad y su fuerza en la capacidad de la noviolencia, entendida como aquel poder que no tiene su finalidad en la destrucción del otro, el diferente o el externo sino que pretende entablar mecanismos de diálogo y concertación en el que haya cabida para todos. La noviolencia es una postura crítica, activa y responsable frente a los actos propios y lo que sucede en el otro, la colectividad, la sociedad, el mundo y el universo; de todo aquello de lo que inevitablemente se hace parte y que se construye y reconstruye con nuestros actos. La noviolencia es una postura ideológica que puede ser aplicada por cualquier agrupación política, social, económica, deportiva, cultural o por cualquier persona en la interminable búsqueda de justicia y felicidad para todos los seres que habitamos la Tierra.
Finalizo diciendo que el Tai Chi y el Clown pretenden desarrollar una habilidad intuitiva y orgánica en la que las acciones y las reacciones (físicas o emocionales) sean el vivo reflejo de la esencia y especificidad particular de cada persona. Esa esencia puede ser descubierta y potenciada con el desarrollo de una verdadera escucha que capte las manifestaciones de la energía, del corazón, de los sentidos y de las intuiciones internas más naturales. Cuando nos desprendemos del exagerado apego y dependencia que se tiene frente a lo intelectual, lo racional o lo fácilmente perceptible, y abrimos la puerta para escuchar lo intuitivo, lo sensitivo y lo imperceptible a simple vista y escucha, avanzamos un paso hacia el conocimiento de ese mundo infinito que somos y podemos llegar a ser. Considero que empiezo una nueva etapa en la búsqueda de mi camino (Tao) de paz conmigo mismo, con los demás y con todo (situaciones, objetos, lugares) lo que me rodea; o en otras palabras, continúo mi senda de vida procurando establecer un óptimo equilibrio Yin-Yang entre mi parte racional (académica: Escuela de Cultura de Paz) y mi parte afectiva e intuitiva (Clown y Tai Chi), como lo intenté describir en este documento, siempre manifestado en la práctica cotidiana a través de todas mis acciones y mis relaciones. Sigo…