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Cuando la carne es débil... .l is c el n ¡m i e nto vo cac i ona I fi"ente a Ia inrnadurez )t patologías del desarrollo aJzctivo - sexual EI
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Avdá co omlr a 7643 - La F ór¡dá fe éfo¡o:2554742 - Fax:2550704 casrriá 3429 Sant¿gó Chie
Presentación Paulinas hditodal deChileme haofrecido la opor iunidad dc prcsentarun escrito del P Amedeo Cc cini, roligioso canosiano, cuyo aporte a la rcfleaión acc¡ca de la Vida Consagrada y, e¡ especial, de la form¿ción, constifuye unsignilic¿tivo servicio eclesial- (hmplo 1¡ tarca como una expresión dc fiatema gratitud por el valioso scrvicio que h¿ significado su prcsencia en Chile, con ocasión dcl Cürso ' Seminario sobre
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Cu¿¡nrlo la carne es d¿bil...
Tituoorcnar : Traduccón : Daqram¿ción Propiedld nleleclua
Ouañdóra cáméé débó]e
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de comunic?c ón s Avdá co óñb
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7643 LaFofid!(stso).chre
ISBN: 956-290'059 2 mpreso en
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el áu1or nos inlrodüce en un tema complejo, delicado, que h¿ ocupado y siguc ocupando un espacio significativo en el proceso del disccmimiento y de la formación a la vida consagr¿d¿ y sacerdotal. Un tema, adernás, que, en las ac tuales circunstancias. a níz de las denuncias de casos d.3 abusos conlctidos por algunos sacerdoles y consagrados" ha adquirido un relieve significativo y h¿ llaÍndo la atención de la opinión pírbl ica. No es el caso, aquí, dc recordar las nunerosas inte¡venciones de Episcopados o de Confercncias Nacionales de Religiosos acerca de eslc último aspecto. Para las prcblemáticas más graves, es suficicnte recordar cl Mcnsajo do Juan Pablo Il a los Cardenales do los Eslados Unidos, del23 de abil de 2002. Sin duda, pode-
mos dccit que las denuncias heohas públicas se han convertido cn Lrn nuevo estinlülo ¿ mantener dcspic a la conciencia y buscar los caminos más lÍrcidos y nayormente
Jrsccrn.do. (n el p.occ.o de din ellI nie .o ) acomfrñ:rmj.3nto vocacional dc las ¡uevas generaciones.
A mi manera de ver, y más allá de las circunstancias punluales, el estudio del P Amedeo, pucde estirnular la reflcxión fomlativa cn varios órdenes dc cosas. Destaco algunos de ellos que considero los más rclcvanles.
1.
curna es débil...l
El1ítulo deltrabajo, recuerda la condición concreta en la cual cadavocación está llamada a desarollarse, es decir,la l¡agiliclad humana. La Sagrada Escritura 10 destaca con claddad meridiana. Desde los comicvos de la Historia dc la Salvació, Dios haquerido scrvit.Se Lle personas fiágilcs y con histo¡ias personales lnuy concret¿s para co, munjcarsc coD los honbrcs y las mujeres a t¡uieles quer.ia manifesta$e e involucral e¡ su plan dl3 amor y de comunror. L a c¡me rie \bralran r¡:'rece tragilpor .u anrrrrnr-
dad. la de Moisés por sü lartamudez y, sobretodo, por la vehemcnciade su carácler; l¿ de Davidpor la ll¿gilidad de los sentimientosy lainfidelid¿d personal. También los pro1'etas cscogidos, en divcrsas circunstancjas de la his¡oria, para ser pollador€s del mcnsaje de Dios, no escapan de esta condición. Isaías con¡esal.á que (es un honbrc de labios inpuros> y Jeremías dirá que no
ó
liempos, 1a fragilidad aconrpaña lavida de los elegidos. Y 5e¡ lq-.rnto. q.rene.. de maner¡ eclec ¡1. rienen conciencia de esta ¡ealidad.
Cono síntesis, pode¡ros cita¡ al Autor de la Car-ra a los Heb¡eos que recue¡da que todo sumo sacerdote está (también él envuelto en tlaqLrezar, Y(a causa de esarnisma flaqueTa debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo). Afirnatambién que (laLey instituye Sumos Sacerdotes a hombres flágiles.)
La (ftagilidad de la came>, conviene decirlo desde el comienzo. ¡o se reduce simplemente al ámbito afectivo sexual de la persona. de ref¿rirse a ese ámbito ^ntesque abarca la totalidad de específico. revela la condición la €xpeiencja humana. yes en ella, ('asrja de gredD, donde encuenha suespacio lavocación, donprecioso de Dios. La concieocia de Ia (fragilidad, invita, entonces, a la hl'ta la confianzay a la vigilancia. En efecto, el Señor llama a hombres y mLúeres frágiles y los invita a recorrer el lascinanie camino del discipulado. Es un llamado que nace del amor de Dios y se conflgura como una tarea de amor, un (offciuln amoris)), Con asombrosa claridad, Jesús ha adye¡fido qu.3 para segui¡lo en esa aventura, se debe tomar la cruz de todos los días y saber perde¡ la vida pal? encontrarla. La parábola del constructor de latolre. es una Iección: el haber iniciado el camino, no es garantia de llegrr r ra met,... I r prr,bola de 1,. diez r rrgene.. crnc., tn.dentes y cinco necias, €s una terrible posibilidad: se puede acabar el aceite y las lámparas se apagan... El enemigo no deja de sembrar cizañaen el canpo de trigo, y la experiencia diaria nos dice que no fáltan quienes habieoclo puesto la mano en el arado. vuelven la vist:l atrás-
mildad,
Sin embargo, al intc¡ior de esta frágilid¿d conna-
tLral
a la persona humana! se constala qlre 1a
badurez o la lragilid¿d en el ámbito del dcsarollo afectivo sexual" tienen una gravitación del todo pallicülar y que ella a1¡cta posiliva o negativamente la vida religiosa o sacerdotal. Se trata, por lo tanto, de un ámbíto que requiere atención parlicular. por el peso cspccíIico que ejerce sobre la estructura de la personalidad y la expcriencia glob¿l de lavida consagrada.
Discernir¡ien¡o dice relación con descubir 1a aulenticidad de la llamada divina, en personas Íiági1es, pero al mismo tiempo idóneas: personas dispuestas a emprender un largo y esforzado c¿mino de fon¡ación que condüce lücia personalidades maduras y equilibradas; hombres y mujercs capaces de establecerrelaciones humanas y pas-
torales prollrndas; pelsonas con equilibrio emocion¿], con capacidad de opciones libres, abieÍtas al don de sí a los demás, capaces de verdadero amor person¿l y sostenidas por motivaciones auténticas.
L¿ lectura del prcscnte estudio del P Cencini es una invit¿ción seria y rcsponsable p¿ra conocer, disce¡nir y acompañar a los candidatos a 1a vida religiosay sacerdo tal de nuestro contexto cultural, sin silenci¿r sus liagilida, des, y desde alli, acompaña¡los, con ¿decuados procesos edücalivos a acoge¡ la posible vocación como un don y üna responsabilidad pucstas en sus manos. En el diálogo vocacional" que constitüye la experiencia central del pro ceso formativo, no puede laltar la conciencia de la prcpia reali{lad (ftágil)) Llamada a confoml¿rse, cada vez más lu cidamente, con eL proyecto de Dios, a trar'és del p¡oceso dc fon¡¿ción que se desa¡¡olla a lo l¿ryo de toda la vida. 2.- El roldel discelnimiento.
El autor dedica, con justa rnzón, un amplio espacio de su reflexión al tena del discemimiento, aplicando, succsivame¡te, este criterio fündamental a los "casos difí ciles" (las p¿tologías, la i¡madürez afectivo-sexual y la pr o blcmálica homosexual). Sc lrala de una tarea esencial. so brc la cual el P Amedeo vuelve ¿l final de su estudio. ha blando de "evaluación y discemimiento".
Ia
El autor se detiene a consider4 especíñcamerte, alellciol que .c debe pre\lJr a. dr{rer n rr r rcnlú \ Lrcr(ro-
nal,
la auténtica realización de la propia vida. Equivocar 1¿ oricntación de la vida, es un daño iDeparable, cuyas consecuencias son dcmasiado dolorosas. Por eso, l.l primer¡ intercsada ür rcalizar Lrn oportuno discernimiento voc¿cional debe ser la pcrsona que se siente llamada, a fin de que, con la inteligentc y oportuna a]'uda de sus formadores,
pueda verificar la autenticidad del don vocacional, discemicndo la presencia de sus signos y las condiciones hunanas y espirituales que la pueden sustentar. 3.-
kt
mediación eclesidl.
Sin duda el diálogo vocacional toca la intimidad de cada persona y se realiza en el secreto dcl comzón: es
diálogo entre el Señorque llamay el discipulo que responde. Sin embargo, en slr tlama, aparece cl rcl espiritual de alguien que tiene la nisión de ser
ponsabilidad compartida cntre quienes lbrman el equipo de fonnadores, quienes. además, sabrán recuüir sab iamente a la colabo¡ación de prcl¡rsiolales de ]as ciencias humanas, en todas aquellas materias para las cuales no cuentan con la prcpamción adccuada o no son. científicamente, corl1petenles. (Los casos dificiles), dc los cuales habla el auto¡ e11 la obru qüe prcsenlo, collstituyen un campo en el cual los pIofcsionales d.3 las ciencias psicológicas y pedagógicas pucdcn y debcn aportar luces e indicaciones oportunas, a pafiir dc su propia experiencia cristiana. J unto con agradecer cl valioso apoÍe del P Amedeo Cencini y la iniciativa (Lc Paulinas Editorial de Cbile para püblicarlo, cxpleso la esperanza que el contenido de este estüdio ayude a los fomadorcs y formadoras en su dificil misión eclesial- Lanucva cvaluclización y los desaiios culturale\ de la l_ori prc\cn,c. rcquicrcn una lonracióI Ir,r. düra y equilibradD, que tendrá como fruto los y las consagrada\ que necesira el in ic io dJl ü ,c' o milcnio cri.ri;no
+ Ricardo ETzati A..sdb Obispo Auxiliar de Santiago Presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios de la CECH
IL
Cu¿ncJo la carne es débi|...
Introducción Dios cuando arn¿ yjustanente po¡que ama, ll¿ma. La vocación es expresión de amor, írnicamenle notivnda de la intención amante d€ Dios y nalTa tal amor, lo narra como lamás secrcta identidad de Dios, y al misrno tiempo corno la naLur¿le/r inrmr de la r ocación rni"ma. su origen y su destino. La \ ocación, csr r'oncebida, es contccuencia rner rtable de la natü a1eza de Dios y del Dios amante, el cu¿l no puede haccr a menos de llamar. porque el a¡1or tiende a comulicane, a ser comparlido y pa¡ticipado a los de]nás. Y vocación, todi:r voc¿ción, es.justancnte eso: llamada a tomar parte en el amor de Dios, en la ñesta etema de la Trinidad santísima, del Padre que amaal FIijo en el Espíritu Santo, en un inlercar¡bio ininte¡rumpido qüe liende a expa¡dirse también fuera de la ininterrumpida datzatrinitaria.
En consecüencia, existe una sola vocación, la de1 amor, a dejarse amar y a ana1, a anunciar el amor y a tla ducirlo, casi declinándolo, en gestos correspondientes, dc acogida, perdón, gratitud, gratuidad, ben€volencia, señioio, sacdficio de sí, pasión, paz, solidaridad, marti¡io... Cualquiera sea la vocación específica de cada uno o el camino que luego será llamado a recorer, no canbia gldeslino final de suexistencia: rccíbi¡ el ¿morvdaramor
12
q
Poniendo al sef icio del arnor todo Lo quc el ser hlunano ha recibido con la vida (y dc Dios, e¡ última instanci¿): menle y corazón, scntidos cxtc ros e internos. sensibilidad e inteligcncia, cucrpo y alma. sexualidad y emotividd,l. rcJrrrso. ) pro)ccro.. clcccio rc. ) rer'u rcia.... Tanto la pcrsona célibe/virgen como la casada son a alcanzar el mismo objetivo, si bien por caminos diversos. El Djsmo objetivo .luiere decir la madurez del amor,lalibertaddeldon de sí.1¿capacidad de tcstimo iar el amor como úDica razón de existir, con obediencia a aquella nolma que el Creador mismo ha puesto cn la n¿turaleza humana, huella nisteriosa y evidente. al mismo tjerrpo, de la semejanza con El; que es el Ainor. llalr1ados, por lo tanto,
Y si única es la vocación, existirá tlrmbién una úni ca infidelidad: la del no amor o del amor débil. o de la 1es pLresta que Do sabe decir y reexpresar el amor del Dios llamante, lo hace opaco, casi sofocándolo dentro de sí, lo anula y lo aborta. inclLrso! en el caso en que la peron¡ no es completamente consoiente y responsable. Todas cstas \rrL¡crone\ enrenderno\ r'olL enrrrr l:t. cn la e\presión.on la cual se iitula nüestro estudio: (Cuando la carne es dé bil...) Título que tiene una resonalci¿ bíblica, que aludc a una debilidad - conro bien lo sabemos - no sólo dc natura leza al'ectiva y sexual - sino qlre precisamenle por cslo nos permrte r npliar cl tirna. rná. a-n. ) poncr la in(o¡si-.encia afectiva al inledor del más amplio y compleio mundo de la debilidad humaral como es dc hccho.
C¡co que h¡ymucha sabidu¡ia cn aquel dichopopLr-
lar .egúr' el curl no .c corsdora bicn quicn no 'e ca-ariJ bien, ni se casa bien quierl no sc consagraría bienr,
.1
He aqui por qre es importante disce¡nir con finu¡a tiempo de la lon¡ación injcial cl nivel de consisten ciay de libeÍad afccliva del llamado al p¡esbi¡erado o a la on
el
vidaconsagndr. oaqrrcllocue ¡emircr l¡ pcrn,na percr bir 1a llamada como signo exqujsito dc anor que suscita amor. Y, al üismo tiempo. ¿l interior dc esta ¿tención, es irdispensabte identil:ica1., desde el inicio, los posibles sig nos de inmadurez y las cventuales patologías del desarrollo afectivo-sexual. En cl na¡co de un cuadro normativo que fija los criterios, idcntific¿r desde el inicio los posibles signos de inmadurcz y las eventuales patologías del desanollo afectivo-sexual. En el ma¡co de un cuirdr.o normativo que ñja los critcrios del crccimiento de la madurez ¡rfectir a ge rcr¿1. nero.Jmbiell. rtellto i a.c\ie(ncrr\fropias del canino sacerdotal y religioso en tal scntido.
Y no por una cuestión o una finalidad útica y exclusivamente de tipo selcctiva (con la ga¡antía de una inerrncntc .Llcnoridad d. 1a... e,lrecrer. ..no por r¡n¡ errgencia dc \,erd¿d y de caridad hacia la persona direc¡anlente intercsad¿y su necesidad de ser ayLrdada a conocer'se, inclLrso cn sus aspectos tcnos positi\.os en vislas de unr elección po ,iirada..ino rarnbien. prra quicn un.n¿ñanr, en JlgünJ lo Iu. elllr.rr; cn iunlJcto con 5lt dccio. ministerial, y co¡ ¿quel amor del cu:rl ésta es signo y del cu¿l cada vivienle tien€ necesidadLn reflexión que continúa quierc ofrecer algin elc mento de apoyo a este discernimicnto. Y 1() hace proponiendo concretamenle los crite¡ios, tatto para evaluar l¡ 0lrteniicidad del canino evolutivo cn la nradurez a1-ectiva. como f:rra didg orric¡ \I oliue5lo cn lú. t.,\ene, quc p. den irlgresar en nüestras institLrciones Normativas, por lo tonto,para un primü discernimiento. Pcto no sólo. En rea
i5
lidad taLes critcrios pueden constitlrir también 1as indica' crones de loxdo robrc los cualci oriclr.ar cl succsi\ o.alm no lbrmativo, o las atcncioncs a lencrprcsentcs constanlc menre en cl misnro irincrrrio. pxra ll(3dr. progrcs.\ dmcnrr a un djscerniniento prcciso, y no co er eL csgo dc cn contrarse al final, cn Ia prcximídad de las elecciones delinitivas, sin puntos dc rcfcrencia para 1a elección o con las ideas aún confusas al respecto (como muchas vcccs toda
cn el semina]io sobre
mediación 1¡rmativa vocacional)), re:rlizado en Santiago dc Chile del 22 al 28 de Junio del 2003.
El texto que ahora se presenta ha sido nucvanente rcvisado y eDriquecido, l¿mbién. ¿ causa de la cxperienci¿ hccha en el misnro seminado y gr¿cias alapofic constructivo de los participantes, y en los limires de lo posiblc, hecho pcrlinenre ¡ urJ \rrJ.rcrón hisróricJ oren p.ecr.a corno ld chilcna.
En sint€sis, no sólo criterios como items, lrente a los cuales se pone la alternativa írnica en cl momento del ingreso (para acoger o rechazar), sino iti crarios dc fonDa ción. a lo largo de los cuales se desalTolla, tanto la fonna ción como el discerninrie¡rto. o -dicho de otra for¡na- ihnto le t'ase de conocimiento del sujeto corno aquella de su for mación lerddera y propja. Y no limitada a la fase de la lonnrr un rnrcr:rl. . o .¡rrbicl .l ld dc la lonllacton pcflId Por e1 mismo motivo tales indicaciones tienen vrlor no sólo paú los ádolescentes y los jóvenes, sino también para los adultos. Y si es verdad clLanto hemos recordado a¡tes, acercade l:r yocación unire$al al amor, como exprcsión de la¡ismaraiz deproveniencia. entonces cullnto ahora cslamos exponiendo poclría sel aplicado, por lo menos, cn süs líneas generales. no só1o a los aspirantes al sacerdocio y consagrados/as, sino a quienquiera perinanecer
fiel aaquellaruíz, paÍaque dé frutosbuenos y sabrosos, en cualquier contcxto vocacional. Se recucrda, Flnalnenle al leclor, que la presente reflexión ha nacido cn el contexlo de un Convenio para aninadores y formadores vocacionalcs italianos, y ha sido propuestar con opomrnas Ínodirlcaciones y adaplacioncs,
ó
La inte¡ción que ahora se propone la publicacióu, (lcspues del rnle é, mo.rrado drtrdnte el 'errin¡rio ntisrno. cs sólo la de ofrecera los educ¡dores de la Iglesia de Chilc trna a)'uda cn su no fácil trabajo de discemimiento y dc
lbrmación. Sinningunapretensióndedelirrir:rlgoenmodo pcrentorio, porque no ex isten inmadürez o palologías afec livo-sexualcs. sino seres humanos con heddns e inconsis lcncias vaias al respecto; con el náximo respeto y com prcnsión hacia los limites y los problemas de cada uno. y rccordando, muy bien, que en este campo todos est¿rmos cn un camino de crccimiento f'atigoso.
Finalncntc, una última clarificación que considero nlllJ irrrporlanlc. I rcrib eIJ,' ¡obre eslas cor¿\. \tetnfre .e hace un discu¡so tcódco, se procede con argul¡entos un poco técnicos, se habla dc (casos). aveces, hasla de casos clinicos, cuando las pemtrbaci ones son serjas o incluso palológicas- Más aÍrn. hasta sc puede dar la impresión de lraIru éslos (c¿sos) con certczas absolutas, como si sólo se lr¿rtara de aplicar una teoria. En realid:d nada de eso: de, trás de éstos análisis hay ¡ostros, pe$onas, con sufrimienlos c incerle/r\.:r nrenudo. con drar¿. o -iernprc Lomprcndidos exteriormente.
t1
Por lo que a mi se reflere, en todas las 1'ases que me h¿n llevado al desarrollo de este tema. desde la reflexiól1
hñta la elaboración fina1, coniieso que nunca he podido prescindirde aquellas personas reales que el tl¿bajo de estos ¿ños, tanto de formador como de psicó1ogo clínico, me ha llevado a encontrar, y con las cu¿les, ¿ menudo he establecido una relación mucho más allá de lo puramenle profesional, un¿ relación hur¡a¡a, en la cual el lécnico de la psiquis habitu¿lmente em sobrcpasado por el creyente que buscahumildemenlecomprcndery ayudar¡entenderpaü hacer una elección precisa.
guslo ¿ dr.po5icion Lle In publico ma\ a Inipr11r"rnplro ) culamrcnre querido .'omo el .hileno, de lo. eJrcadorcs \ l'onnddore.dee..d tier.¡¡ dcc.r:r iglesia. rarr ricadevocrciones, pero tanbién ella marcad¿ por las herjdas de discernimientos 0o suFlcientemcnte ¿tentos a 1a complcjidad del nisterio humano, y por 1o talto, cotrscierte de lá exigencia de aprendet siempre mejor e1 ate de discernir
Mi
esperanza es que, en lo pequeño, tal reflexión
pueda ayudtu a quien está en canino hacia la elección de
la vida y a quien acompnña el camino de la elecció[Lo y el deseo de c¡ccimiento no te¡minen nlrnc¿, porque El, el Dios amante, no termina dc impor-fante es que el camino
lilaciendo lal lrabajo se toc¿m con la mano los muchos lí111ites de nuestros conocimientos y se advierte todo el peso del discernimiento que se rcfiere a la vida y al futurc de una persona, pe¡o que también debe ser hecho y no puede ser cargado sob¡e las espaldas del oüo, especialne¡te
e
llanar
a aquellos quc arna.
ciertos casos,
Si hoy puedo realizar esta latiga y puedo proponer, sin ninguna pretensión, quede claro, estos citerios para el discernimiento vocacional,1() debo también ¿ ellos, a estas personas que en diversos modos he seguido, a las cuales he tr¿tdo de indicar lLn posible camino p¿r¿recorery que he ayudado ¿ elegir tal camino. Con algunas de estas personas la rel¿ción toda\'í¿ está en curso. Más o menos, de todas es¡as persoDas he tenido y tengo la posibilidad de obscrvar cl resultado llnal de la elección hecha o el rcco Íido rcalizado sucesivamente, alcanza¡do a verificar. tam bién la bondad, más o 111cnos dc los c¡itcrios adoptados, de la netodología seguida, dc las indicaciones olrecidas.
El Autor
Jusramenre c.ra opomrnid"d de e\.rluación effique ce la experiencia y me pemite, al presente, formular las indicaciones coDtenidas eLr esta reflexión. La pongo con
lri
I9
E I discern inTi ento vocacion
al
J'rente a la inrnadurez y patologías del desarrollo ctJ¿ctivo - sexlral
El tema que tenemos delante es intrjgante y complejo. Lo es por su natLfaleza y lo es en manera pa¡ticula]' en la iglesia de hoy: Ya sea con motivo de una cie¡ta evidencia actual histó¡ica, que nos ha vuelto a propone¡ en términos crudos la distancia existente entre la sublimidad de la llanada y la debilidad de la respuesta; Ya sea porque nos movemos en uLr sector que, por ciefos aspectos (verla homosexualidad), escapa todavía a una delin ición diagnóstico-proro-'rco precisd. -obre la cual e\i\la con\erge_cra por pane de lo- e-rud oso-.
Sin ernbargo, es un tema fascinante, que h¿rbla del misterio del serhurnano llamado avivir. en ladebilidad de locar¡e, unavocación que implica e1máximo de amor, de1 don de sí, de la liberlad de querer bien. A Dios y a los hombres. Yde dejarse quererbien. Yque por lo tanto, exi99, además, el máximo de la aiención en el discernimiento vocacional-
Dividiremos eslelrabaio en cuatlo pades. Enlap¡ifnerabuscarcmos cladFlca¡ el ámbilo y los clitedosdel discernimiento vocacional; luego, daremos algunas indicaciones generales sobre la diferencia entre palologia e inmadu!oz; en la tercera parle afrontaremos explícitamenle e1 tema dg las patologías y la inmadrrez afectivo - scxual, y en la l¡ltimapaÍe diremos algo sobre la homoscxualidad, dcsde
2l
laperspectiva explicira dcl primer discemilnienn) vocacio sc proyecla más ¿11á de estc primer nlomento del car¡ino instilücioüal, como hemos especificado en la hrtroducción.
¡al, pero con una mirad¡ que
I.- AMBITO Y CRTTERIO DEL DISCIRNIMIENTO
Enpimer lugar es irnpo¡tantc dcfinir coÍeclameDtc cl ár¡bilo y el criterio de la irrvcsligación, cs decir, cl objcto, y luego el criterjo de la invcstig¿ción nisnra, lo quc olrece la posibilidad concrcta dc una conlronlación con l¿ persona y stL nivel dl3 madurcz. En 01üs pal¿b¡as, se tralaria de definir el objeto matcrial y lonnal del discemimiento vocacional en lo quc ¡cspccta a la m¡durez afecti-
vo
scru¿1.
LI
Objarj natetí111
Esto exliende de otm lnanera elámbito de ln inves-
lil¡[ción y el obicto malcdal dc] disccmimienlo- No basta td unr simplc atcnción a los cor11pofi¿micntos. ni la adop 0l(t1 dc un crilclio püramcntc ncgativo ((dado qüc no tic tlc t¡n cicrto tipo de compor¡amicnlos no hay problcn1as), (u0n1o está lünqüilo puede seguil adelante)) o la inlerptcLrción dcl silencio sobrc cl lcma como signo dc mad tcr, El título de este tr¿bajo" nos invita a volver la aten(casos diliciles)). los que presentan inmadlLrez e los chllr patologíff en el árer al¿ctivo - sexual. Aquellos, ¡noluso, qL¡c c0 el discernimiento vocacional se vuelve complejo a luusd de estosproblemas, que contaninarán. en modo más o [)onos deDso l misna opción vocacional y la posibili(l¡r(l de vivir una autéutica consagración a Dios en la vida iL
írcodot¿l o rcligiosa.
Es el ¿mplio armbito del arca afcctivo - sexual. con sus dcrivados, ligado a los p¡oblcnas normalcs del des¿rollo y a un nivel más serio- a patologías pafiicularcs. Pcro cs lambiéD el irea que estí en el centro dc mrcs
tra geografi¿ iftrapsiqLrica (r), y qLre, a menlrdo, ftnciona corno caja de resonanciirde proble¡1as nacidos c oüaparte, o más cor¡o sínlom¿l que síndrome. en todo caso, como parte que llcva a1 todo; se esconde (púdicarrente) deüás de otros problcmas, a nenudo, detrás del miedo, la ve¡ güenza de alguna lalsa pre - comprensión de la persona.
Paradeñnir con n:'Ls precisión éstos casos clificiles, definir el tipo de i/¿dl que aqui está en cuesnocesario 9¡ ll(tn (cl ideal sacerdotal - religioso así como es concebido Dor la lglesia) y la n¿l,r/d1ezd de la sexü¡lid¡d - áfeclivit[r(1. En otras pal¡bras, se debe respetarla]ey de
r,t último a¡álisis, eútre, el conponenle leológico y el psicoll)gico de la elección que el sujelo se presla a h¿cer. Será p¡ecisamcntc ósta cla¡ificación la quc nospcr c"pldr cl ob cro formal dcl di\ccnrirnicnro \ ocac.o llrll sobre la afectividad sexrnlidad.
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1.2- Objeto rL)T¡¡brén
trn docur¡enro
cclcsial.orno Aar,.¿J J¿¡, r,bi:r l¡)r¿cúerdr: !1.)
¡r¡d0mción alccll!a súp.ne lr concicncin de
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l¿
uentml addel¡i¡orcnLacrl*
laintegra-
riún cntre la perspectiv¿ arquitectónica y hemrenéulica,
lomdl
El criterio para el discemimiento de una llamada al trrinisterio sacerdotal o a la consagración religiosa es por
2l
naturaleza propia cor¡plejo. No consiste en urra lisla dc requisitos. conectamente definidos (tanto en el plano lco 1ógico como psicológico), pala evalual e¡ forma lrí¡ c rrnpe ionrl. c"n .l ern¡'le,.,lc rn.r uminlo' ré(ni!'Lr.. comu si se tratase de conshtar l:r coincidenci¿ o no con una sueltc de identikit del sacerdote, del religioso o de ]e religios¡ que no admite excepciones. Al contr¿rio -este tipo de dis cernrmiento- es gesto profundamenle hum¿no, dc ¡yuda
oirt,
i,I r r ¡tn"nrr ¡.r:r qu. \i
rúnú,/ci ) erigr. urr pr"
lirndo conocimiento del individuo porparte de quicn oftc ce la ¿yuda. un gran seDtido del misterio de la persona hu m¿na, n notable conocimienlo de los dos elemcnlos qúc eDhan corstitutivameDte enjuego en la ouestión, los cspi rituales y los psicológicos, corno ya henos dicho y col11o ahora explicilareños r¡ás alnplial¡entc.
Iheden ser admitidos .r l¿s i)rdenes y a los \iotos n{r¡cllos que, ademirs de lener oÍ¿s clralicl¿dcs rcquefidas |l0r In lglesia (r). haD adquirido (o eslán cll gracLo dc adqui ri0 cn su desrrollo psicosexu¡l: L ¡tna sólida id¿ntiddd r¿-radl, biel lipilicad¿ por cl pro ¡rio soxo de peúeDeDcia, que pe ril¿ ¡claciona¡sc con la tlt0ridad y h di,rersid¡d (sexual y no sólo) cn lorma conplo,nertaria y l'ecunda. Una coÍccla idcntjdad sexual sulore normall¡enle un scnlido dclyo slrficientemente flerto y positivo- que hagá a la pclsona libre de diversos condicio-namientos rcsPcclo a uno y al ot¡o sexo (miedos, rcoh¡zos, deperdencr¿s alcclivas, con o sin connotaciones ori)lic¿s (1);
:,
1.2.1- Elemeníos nomotiror y espit ihtdles
l"r
posibilidad y capacidad de vjvir plenamente en el ce-
Nos rcfcrimos a las normas rndicadas por la Iglesia par¿ la admisión a las órdcncs y a la consagración religio-
sa. fomando los irltinros documentos eclesiales i2) podemos sintetizar y p¡ecisar en los siglLientes términos y en
el,
estos puntos,
rL] ( ll cú 1029 (r.¡r ¡,rnn^'idos x L$ órdcrcs solaüctrlc ¡qfcLlos quc por l¡rtr¡cDtc iui.io dcL OtrisDo. dcl Su|rurlor nr¡!or c¡r¡rctento. c¡n\n]¡rxr'!i¡ l¡ o!rlos por ilct¡ ii]lerción. po rlls liN cn.u¡$rn.,$. tictrc¡ lü inr.gfu. r,ri h cicnci¿ d¡bi.x. !oz.¡ dcbfe¡¡f¡¡r¡ r¡r dc irnqras cortrmhrcs y ¡¿
t, lt,.r \"
. ,,,1,
sor , J'l
r¡' r3r'cú1cs.oú.lord.tr qúc dcLc sdr.cibido Lrr ffli.ulnúe¡lo Crntjtuur.ióú ¡xr¡ los hrslnuN dc liJa cons¿emd¡ y l¿s socicdadcs.lc!i¡x aDoslólic¡.l,olhsiDrn ¡lnulioni. Dúclrive nrll:i fonn¡zio¡r ¡c3li isliluLi religiosi, Ro'¡¡ 1990. l9 10; Giov!n¡i P&l! ¡1, Prrorc! ¡xbo vrbú. Romn 1992,.14: C.n!rcgx/nDe ndrl o¡luc¡rioncd¿lrilica. La pr+anziotrc
dce¡i
úd¡c.lori rci súmnrxrl Di.tti!c, _ Ronra
\ ' .. Erropa,
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lrru.
4
191)4.
tnr r. \', \.
r3-rii Cio\a.ni
P¡olo
ll,
Rorna 199?. l7b). cu (comflission. rpkcop¡lc pcr il cLcro), Lnrec \it¡ dei nosri scmin.ri NoL¡.ltom¿ 1r9r. t 22.
)( ll Pofs$n
r¡ i{rdr'ri.:19. N o!. \rc¡/nni ¡.r ütrx r.r!a
Lrrop¡.
rf)lr0slorer ¡rbo, r!h,\.,1.1. cll s¡br¡ rL¡rguúcrlo ¡1.la csp.nsxlidad dcl
[trn¡r.,lainb]¿r lúai Palrlo ll. v¡gnrid¡d o cclib¡1o (porel !i[, ¡c los cic]o$, V !iclo dc rxrcqtre\i: d¡ JLLrn Prbl. ll c
scr
lxs ¡udicn.ias
comuni rcr la
21
25
3. (ün gran amor, vivo y pcr.sonal, a prolon"aes??¿rirto.... gado en una enüega universab)16) en una vida de ¡e madu ra; 4. suñciente y progresiva libertdcl r üadn?z afectiva, q.ue los haga hombrcs de relación, cap¿ces de verd¿dera patc¡nidad pastoral y hechos conlo¡mes a los sentimienfos dcl Hiio. Sicr \ o ) CordcrLr',. Pastor ) I .116.¡,s., 6¡¡¡e i¡, ¡¡ bres paü amar intcnsamente y para deja¡se amar en modo r'ecto ypuificado, sin ligar a ningxno a si, capaces de una
¿tención oblativa al ouo y de comprensión íntima de sus problcnas con una lú cida pe¡cepción de su verdaderc bien, ricos de c¿lorhumanoy capaces de educarenlos demás en unr alccri\ iJad latnbién ohl¿ti\ a . . : 5. la ceúezd norul da pacler v¡t¡/ el celíbato t) Ia Lastiddd sdcedolal, aftonta]fldo con determinación y prudencia la
fatiga dc Ia rcnuncia al ejercicio cle un instinio profundarnenle crüai/:rJo en .odo hornbrc ¡ lrujer'. .in recunrI a estilos de relaciones defensivos o selectivos respecto de urlo u otro sexo (r0). Estos criterios indican el camino y constituyen el puDto de lleg¿cln de la lonnacióo sacerdotal y religios:r, bajo el perlil de 1a madurez afectivo - sexual. Pe¡o, de alguna mancrr. rn.l can también el pr n.o dc reterencid o Ia.-
londo genclal
iocl
de1
discemi\iento ¡nicial,delap nera
P¡roNsdxb¡ !obis,44
r?rClv,taconsccrar¡ 65 69 (er
L¿IEparacióD ¡e loseducaJorcs c¡ los semina¡os,l5
(LO
26
Cl Prslores dabo v.bis, ¡¡l
^d-
misión, y por corlh?ste, de los casos en que ésta adnisión no es posible cuando y porque cl objctivo no parece pru dentemcntc alcanzable. 1
.2.2 Ll¿n utu:
h,
n¡
n,t'tti, u\
)
p5;¿lu\i.¿5
Los elementos hemrcnóuticos y psicológicos. como lo dice lapalabra, nos penniten p¡ecisar mejor el ideal propuesto por la nonna eclesial, ypor lo tauto, tamlrjén poner de ¡elieve los colrrponentes de este ideal o las condiciones humanas que hacen posible la actuación de la norma. En este se¡rtido nos puede a''udar mucho la psicología, como ciencia he¡menéutica, capaz, de explicar el íntimo mecanismo intrapsíquico del hornbre, conlo ser sexuado y llamrdo a ímar. ldmb en en el c¿¡o que elU¿ .er r irgen. r, capaz de conducjrnos, al umbraldel misterio de la sexrLalidad, del amor. de la virginidad por e1 reino, de hacernos comprendercó¡ro (ñrncion:D o cómo deberia funcionar el todo. Es import¿nte, entonces, recor-dar que exisle un orden (uDaregla) relativo a estas h€s renlidades (sexualidad, amor, virginidad), y que. lá psicologíá, o uüa cierta psicologla en diirlogo con la perspectiva espiritu¿1, o con la reflexión filosófico teológic¿, puede ayud¿mos a comp¡ender 1a estructura intrínseca a la sexualidad, clel amor y de
la misma eleccióI virginal por cua¡to está vinculada estructüralnente con las otras dos rcalidades, Si cxiste un ,'-¿7¿r, o cstructum illÍínseca. será de interés para el hombrc, que más que un debe¡, obedecer a tal ordcn o dal. prccedencia a la objelividad de la norma sobrc la subjetividad. En todo caso. cs la idea del o¡de, la quenos puede hacer colllprender la idea deldesorden. Para
21
los tincs de nuestra reflexión seiá desarollar rápidameDte en punto\ mu) e-luemático. las tre. rn,lrcJcronc-. o) El otden de la sexuul¡ddd
brdo
serJ,út¡t¡s)
Lr sc'.rlrl o¡d ticlc sl cL;rip,, tnlerno und cspecic ADN qüe manifiesta su nalumlezr y sus lincioncs. Según el anátisis psicológico, particulannente elegido para esla investigación, la sexualidad es: de
L dindü¡stl1o,Ío es sólo un dato, biológico o psicológico, que se imponc o impone necesariamente un cie¡1o ejcrci cio del instinto geni¡al. sino qüc es larlbién, y sobre todo, u11doÍo paru llacerse, es decir-, una realiclad educabLc que llama inmediat¿mcnle rL la libertad y responsabilidad del holnbre, o una parle que es integrada al lodo o puesta a sü
. espirifiMlidad: la scxualidad cs también espíritu, coino sintcsis dc los cxtrcmos y capacidad de lectura de estos
colllponcntcs pafa captar ü[a misle/¡o9a t ft1ad,la vefdad de la vida humana, que se hace pa¡ticularmente evidente en ella. cstá inscrita elr cl cuelpo (]r). El cuelpo sexudo,
cn cuanto
tal))r(l), a) manjfiesta al honlbre. su proceder de otro hacra or.o. .u nuclco r'¿drcrlI ellle dr:rlog'.'':
y su ir
b) ayuda a compreoder el tentida de la v¡da, do'r tecí-
bido quc liurdc. ¡or.u tirot,rJ nirurile/:r. cn bien cntrcgado;
¿
con\ en ir'e
c) (contribuye a revelar a Dio.r .r' .r?l dnor creatk¡r> que ha anrado alhombre hasta hacerlo capaz de un a or dador de vida, que lo hace seme.JaDte a Sí.
(11),
2. pero ella misma es una realidad..rr?p/@" liuto de di vclsos componcnles, (hecha) de: . gen¡lcllidad: de óryanos ptedispuesros a ialclación y a la relación lecunda, que hablan de la capacidad receptiv¿ y oblativa del ser humano, además de la unitiva - relacidralt
. (at?arci¿ad: cada cüerpo cs sexu¡do en cada uno de sus
cúnrfu|eIlc\ \ dot¡J,,
Je gé rcro pr{..a (lnasculinr o t¡mcnina); tal pertencncia está en la base dc la alücciúl de un sero h cia el olro, pel'o rarübién de la capacid¿d de relación con el otfo: de r lra
idrrrIr"J
. a/ect^,idad: la sexualidad a¡:lquiere verdadel? cualidad humana sólo cuando cs orienrada, ele\¡ada e inlegrrda por el amor; clece y se realiza sólo en la libcrtad de acoger el amor y dc don¿Ne.
2E
rrr)Td dnlin0ió¡ de4 co'¡poncnlcs de ln so\tr¡lid¡d ttrrna cn suratrcia los l riveles¿slru.lur¡lcsqtrcclgcrcl¡la^.S.rr.rcconocccncl qo.hunr¡no:cL
ivcl ¡ol¿rjr., (coDo crru.ntrn y¡ ¡¿dx. diversn dc ni¿lo a sijeti, qtrc \c rorú!grudualorenlc),cl fivel¡rlt!ú)(.omoilund¡ inmcnsodcscnsxciotrcs. Dc cop.loncs. iDá!.tr.s. i¡.Dorias ..,lnc sc crrctu¡ cn uD nrodo ¿it¿nre¡1e loxible. cof(¡ru¿nrente nr ulable y plasn¡bld. y prrlo l¡r1.. úúcclr,.cnl¡ o0$cle¡hlico dcl lndi\ldro). cl rivcl,,,tul (como uilcK) de nrruicio0es. n i(lc¿s. pcns¡micnLos .quc seen¡qucceslndesc *o ¿ tr¿v¿s¡o l¡obso y l0 Eilexiú¡)] clnivel¡,r,,t/a,/(..¡ l¿ tun.n. dc sc¡c u.lLrú portx¡or¡, lrc d¡ un so.lld¡ ¡ bd¡ cl'¡r¡. p¡nc ún rcl¡ción yrincuh ¡ L¡r pcron0 con lo lrusccndcnl.). ct A S.rrx, Scrrxlnl¿¡: cienci¿. s¡bldurjr s.¡ieli¿d, eú .Lr ( iviltá C0tóljc¿,. 1687 (2004),2l 222
'
rr
r )lu.D ¡¡blo ll.Audiencjasene¡nl 9/ r1980, e¡ l,¡bloll,Ill I,1930, | 90. ú.4
Jn\cg¡¡úrcnli di
(;io!'a¡ii
I r)Cona¡eA¿uione |t, I-'o¡u.x1nrne C¡l1óli.¡ Orioikmcnli cducxli\i srll 0more üi¡ano. J i.orDüri,h educrr',¡ sessml¿. Roin. l98l.2l
29
3.
Es evidente, entonces, la naturalez¿ Dlisteñosd de la scxualidad, no sólo porque escapa a cüalquier lectlrra banal y superficial, sino en el seotido más prolundo de la idcadcl zr.rrerio, como punto de encucntro o lLrgarde conlposición c inlegración de polaridades ap¿rcnlemente contradictodas. al iDterior y al exterior dcl individuo;
4.- Ia sexualidad, de bech{r. e: memoriu. irlscrila cn cl ser humano. incluso en su cuerpo, de su provcnir dc otro y. al lrismo ti.3lnpo cnergia que abre a otros, por lo tanto, es simultáocamcnle. necesidad (déficit) y potcncialidad (recu¡so), bien rccibido y bien donado, invcnción divin¿ y realidad hümanísiinr. autonomia )¡ pcrtcncncia. autotrasce dcncia y en¡morrmiento, espo tancidad exhuberante yley¡adicada elr el ser, grrtitudy r¡ratuidad, dcslcllo p¿scual e instinlo humano...: la sexualidad pcüritc ar monizar estas tensiones sin cxcluir ninguno dc los dos po los;justamente por csro es rica de energí¡. 5.- La sexualidad. cn paflicular, es el lugardc latipificación del género de pertcncncia. donlle la l¿¿rlld¿l¿/ encücnÍa Lnl preciso punto dc rcIcrencia (incluso firndamcntado biológi-camente), y cnclclral la xlieridad alcanza supr.tnto
6.-Entonccs. cuando la identidad entl-¿l en diálogo con la ulte¡idad, la relacjón interpersonal esf¿¿¡rr¿, y es una 1eoundidad cn djversas direcciones. A nivel dcl yo y del tú, del nosohos y del otro. Ante todo, porquc sc afi¡ma y se reiucza cada vez nlás, ei mismo senlido dc lap¡opja identidad y de la alte¡idad, porque crece la dimc sión relacional dcl sü humano como constilutive del hombre. y flnrlmente, porque la relaciiD. ¿si livida, no se cierra en dos. sino que se abre regul¿rnrente en vcntaia de n tercero. conlo pueden ser los hrjos en el nalrimonio, o el bien de los demás, de muchos otros. de quien cn palticular es mís tentado de no sentirse am¿ble y es, sn ca bio, alcmz o por u amor qLre lo acoge-
A esle punlo 1a scxuatidad haalcanzado su obictivo natur¿l y quizás elmás caliñcadot Ld /¿c undiddd p lena.
7.- ED conclusión, cntonces. tener unrL sólida idcntidad scxual qLrierc dccir:
. inlegrar l^s cratro conponentes y las var¡as polutida¿¿s dc la sexualidad. en torno a la verdad lündanlental iDscrit¿ cn la sexualidad r¡ism¿: la vida huna¡a es un bien recibido que tiende, por su natutalez¡, a convcrtilse en uD bien
rlonado,
Ladif'erencia dc los sexos irdicala ctiversidadradi cal, y es el símbolo po¡ cxcclcncia dc las dil-erencias hu ma as, como l¿ escuela pa¡a aprcnder a respettr y valori za¡ al tú, c¿rl¿ tú, en su divc¡sidad, unicidacl y belleza, superandoloda tentacióndehoüologaralotroodees{rblecer relación sólo con el semeianic a sí. La ideDtidad sexual es fiuto dc csl¿ com plem entaricda d relacional, y es tanto más filmc y segura cuánto más está abiclla incondicionalmen te hacia el otro. distinto de sí.
. para salir dc sí y scr capaces de relación con cl ot¡o, con llr diversidad cn cüanto tal.
.
y de rel¿ción fccurda a tres niveles: del yo y dcl tú. del nosotros. del olroh) El t¡nlen del
anar (Ordo anoris)
Es San Agustin el primcrc cn hablar de un .r,¿ r///?ofit, de uDa eslrlrclurir inerna o de un orden objctivo al cll¡rl el allror-
1 .- TaI orden recalca la estuctura j erárquica del ser (y del bien) por la cual cada ser es amable cn rclación con laplenilud y cudlidad de scr po\erüo Por t¿l r¿,/on. por cjem-
plo, unapiedra
es menos amable queunanimal, el que a su vez,lo se¡ámenos queun serhulnano. mientras en la cümbre de estajerarquía estáDios, el Ser sumamente amable v de.eable. el únrco \ erdadero ue.eo dcl cor¡zón hurnano. e'
cual es muchas veces inconsciente,
2.- Esta estructu¡ajerárquica del ser no indica sólo, en /i nea pragresi.ta, el objeto mater.ial del amor del hombre. sino que da cLrenta y manifiesta la posibilidad y 1a capaci, dad de l:r naluralc,,¡ h.Itdna. de hacer e\periencri dc un anor, el divino, que no se linita a la simple benevolenciasino que llegahasta el punto de hacer a Ia criatura c4pd; de amat a ld manela del Creador. Este es el pünto central y culminante del orden del amol. 3.- En tal sentido la dile ctio adendda, (el dfiar ordenado) por esta potencialid¿d divinapresente en cada corazón hu mano, establece un orden a la realidad, orden creativo y disciplinado, que nace exactamente de 1¿ cefieza del amor de Dios (
4.- Pero, al mismo tiempo,la dilectio ordendda (el rLmot o¡denado) también es consla¡temonte atacada por su conIrarlo, el desorden, el caos, o 1ap¡etensión ingenua de c¡cer que el corazón siga espontiineamente un cietto orden al a-
.12
y dejarse am¿r; la afectividad es un área en la qüe se auna cierta inquietud existencial, una ambivalencia fondo, una atracción coítraria, ú\a ciefta cupidilas (de , que hace sólo aparente el movimiento hacia el ot¡o, o (usadon prcdominantemente p¿ra rcsponder a la necesidad de senti$e amado. Por lo tanto, es indisl€ una cierta drc¿r¡r /isc¡plína del conzón y de Sentimientos.
I
Punto de llegada de €ste camino de püificación y crees 1^ libelldd dfeclivLi. Esta nace d.'dos certezas: amado, desde siempre y para siempre, y la de ser de ser para de amar, siempre. Estas pemiten a la persona az totalmente a otra y acogerla también incondile (=enamoramienlo); y por Ia fue¡za de t¿l conde amor, adema., le perm.tc cxpre.ar er .u márigrado la propia capacidad afecliva, amando m c¡o ] a :¡os, especialmente a quien es más tentado de s€ntirse amable.
El orden de la virgin,dad (OIdo I iry¡nircti.t Aquí el aná1isis se hace mucho más inter - discipliy abierto a lo espidtual;como un camino que mientras las indicaciones precedentes se abre a un rccoffido
La virginidad es actuación peculiat j mísler¡osd del del amor o de la estructur¿ jerárquica del ser, en la Dios está en el vértic€ de la tensión amante, ya que laposibilidaddequeDios seconvierta, enel objeoxclusivo y totalizante del amorhumano, que no exclulos otros amores, sino por el contrario, exalta la capaciafectiva do 1a persona virgen.
33
2.- La persona virgen por el ¡eilo elige amar a rios ¿o,? toda el ¡:orazón, la mente y las luenas, o con todo el ser (más allá de todo amor, incluso de aquel natual y deseado po¡ una müjer, hasta el punto de renunciar a él), para amar con todo el corazón de Dios a las cdaturas (=amando a todos inlensamente, sin vincularse a nadie ni excluir a na-
sabe rcnunciar rrl¿lig¿rtemefite al ejelcicio
et díce na al roslro m6 bello y alrayenle, pero a quien, humanamente no es at¡ayente (como besado por San Francisco o el moribundo abmmadre Teresa) y es más tentado de no senti¡se
die). 3.- En la medida en la cual Dios se convierre en el objeto -cx, Iu,ivo- del ¿mor. el amor dir ino llega a ser alrn mác el modo de ama4 delapersona virgen (el amor hace semejante al amado, o el objeto material se convierte también en el objeto fomal). 4.- La elección viryinal nunca puede ser privatiz¿da o inte¡pretada pa¡a la prcpia perfección personal, sino que es iurdamentalmente ¿r rncio de la verdad del corazón hurrar¿, creado por Dios y, odenlaalo hacia É1, dlamado) a encontr¿r sólo en EI la satisfacción plena, cualquiera sea
lisi
/a¿ pe¡o que busca y encuenha, con creativi¿lad mil formas expresivas del verdadero amor;
(15) t
Ob\iameÍle este olde no puede ser desatendido y ¡ rcspetado en sus implicancias de fondo y conseespecíficas en las dive¡sas etapas vocacionales, hablat. Ei gene"al. de inrnadurez y patologias. que la persona parece no estar en condiciones de y rcalizar en sr¡ vida un camino de madulación en idad-afectividad y virginidad (en el caso que haya el dony elección como sr¡ vocación) en linea con
su eslado de vida. (r4)
5.- Llega a ser entonces fundamental en el orden de la virglnidad el estilo relacioral yilgrrl¿rl, como modo de expresar el modo de amar de Dios. Y al mismo tiempo, la cenhalidad de Dios en el amor huma¡o. Es el modo.
' ds quiet no se pone nunca al centrc de la rclación, pot que el centlo le conesponde a Dios;
omo hemos dicho en la Introducción el objetivo licación es of¡ecer c¡iterios útiles para el drsvocacional, ante todo, de quien es llam¡do a virginal en el ministe o prcsbiteral o en la consareligiosa, desde el punto de vista de la madurez - sexual.
. de quien (desflorD a/ ottl sin inyad¡lo, porqBe no es el cuerpo el lugarni elmotivo del encuentro intelpersonal en la vida del célibe;
(!)
SobE csta
intoretaciónde b vnsinidad como vocació¡ u¡ivesal. ct r\
Ce¡cini,UnDiosp La vocació¡ para
34
a amor Lodos ¡ l.rirginidad. Paühras,
Pcni,200l
.lerló.¿fló,JrJ.l.'gc'
c \ cé'1{ lo en ñc o.dp
Siguene,Salananca,200l.pp.245-268
Estos criterios pueden constituir un punto de referencia inmediato en el primer discemimiento, aqüel, en el que, se decide el inicio o no del camino fomativo e¡ la institución educativa. En tales casos se hará referencia explícita a este uso del criterio. Pero, cuando ésta ¡efercncia directa no esté, tales criterios pueden acompañar todo el reco¡¡ido sr¡cesivo, alin como puntos de evaluación del recorido mismo, ya sea con una finalidad exclusivamente de diagnóstico (controlar la prcsencia de eventuales signos de inmaduez o de patologías), ya sea con una finalidad fomativa propiamente tal (pa¡a evaluar el camino efec-
tivo en la maduración afectiva). Por este motivo, como hemos recorilado en la Introducción, cuanto hemos dicho en las páginas precedentes (acerca de los elementos espirituales y psicológicos) y tarnbién
10
que diremos ahora, puede representar un conte-
nido fomativo, o constituir un consta¡te criterio general y paflicular de evaluación a lo largo del camino que lleva a la elección de consag¡a¡se paü siempre al Amor Etemo, en la debilidad de la came. 2.- CASOS DIFICILES
Vamos ahora a defini¡ más en concreto el objeto material de nuesta investigación, es decir, de los casos difi ciles para el discemimiento vocacional; nos referimos, sobre todo, al p¡ime¡ discemimiento vocacional, el qu€ se refiere a laadmisiónal camino de fomación, (pero teniendo muy presente las :ucesivas fases de ecte camj.1o con loc
respectivos momentos del discemimiento). En primer lugar debemos dar algunas indicaciones, como premisa, sobre el tipo de problemas independientemente de su contenido, que no¡malmente un educador tiene que afrontar conjóvenes en el camino evolütivo.
Niy¿t pro
b
lemátic o
ti
¡;)
dis' identificar la natüaleza del prcblema p¡esentado joven. QDe puede ser debido a: Es impofiante que el educador sepa, ante todo, e
de psico-patología (lúente o maniñesta, más g¡ave), es decir, derivadas de peftulbaciones o psiquicos ?\/¡r./, /r¡alcl ) de ndrurale¿a clinlca. pueden ser, por eiemplo, lapedofilia y Ia efebofilia, obsesivas de dependencia afectivo-sexual, o una o menos sistemática de cont¡ol del instinto sexual.
u homosexual, O7) de desarrollo: son manifestaciones y fí¿gilivinculadas al ¡eftaso o a una insuficieBte solución lemáticas evolutivas, como en el caso de una adoia pe$istente (cf
en este !áÍsfo las i¡dicacio¡es óliecidaspor la nota. de la vita dei¡osln señi¡ari. l5
laCci, Lince
ler
que, la cvaluaciór conpleja, en estos o.sos, no es ¿utoná¡c¿,
nnchos elcmcnlos qne enta¡ en jueso sesú¡ ¡D ciero orden ón. Cieltmente ¡o se podrí ignord, que estmos.lie¡te a u¡problo todo psiquico (¡ loces psiquiáftico). só¡o succsirancrlc con un ¡ de ide¡tidad locacional, luego co¡ ¡eflejos iDevitablenente tanbién g¡.ve por inplicd a otras peronas (especialme¡te hecho aún '¡ás L¡ lte¡ción global alacorplejidad de la situación, y adolescentes). casos, es res¡eclo al nftteiio del ser ünmano, tanbié¡ si herido o lodo. cundo os hdido, elser lunaro remite ¿l nGierio o aN¿ n histedos¿ que nopuede ser redlcida siñplemente a los compoftni es desnsrida por é¡tos.
t
c) problemas de incansistencia e integración t,ocacional denota¡ dificultad muy común, por lo demás, ligadas a la
p¡esencia de necesidades inconscientes, que resultan predomina¡tes y absorben las energías deljoven, de tal fo¡ma que 10 detienen dentro de un ho¡izonte de búsqüeda de gÉtificación de sí, impidiéndole move¡se segirn dinámicas de donaciólr de sí motjvadas por la caridad, como puede ser, una tendencia al aislamiento con consiguiente tendencia masturbatoria, o un cierto egocentlismo en las relaciones,,,; d) problemas de carácter espíritual, refeildos a1 átea de los valores, el modo concreto de vivirlos o, incluso. la vi, sión clara del camino vocacional pe¡sonal. Tales diñcultades, normalmente se dan aun nivel consciente, pero amo nudo este tipo, además, convive con el precedente (problema espidtual y también de inconsistencia vocacional) (18).
Esta simple subdivisión nos permite ubica¡ una lídiscernil los problemas vinculados a la psico -patología constjtuyen una verdade¡a y auténtica conrmindicacioi para la ad;i\ión d la e.rrucrura formativa: también porque algunos de ellos son, por su natulaleza, reincidentes (por ejemplo la pedofilia y la efebofllia). A diferencia de los offos tipos de p¡oblemas que pueden nea de conducta para
en fofma adecuada. si son remediados opoL -
Es indispensable, en todo caso, captár, lo antes
tal realidad en el joven y proceder a elaboftr un de su situación intra-psíquica, también con la a1'uda
fesionales que se mue!an denlro del horizonte ló-gico cristiano. El problema se¡á como procederpara distinguirlos, enffe los tles primeros tipos de problemas.
Patologías releranles Veamos aho¡a como identificar correctamente la prede patologras. ya que hay grado.
inlermedio.
)
5i-
ones no siempre totalmente claras. En todo caso, la o laspatologías sexuales siempre deben serjuz, como tales, a la luz de criterios generales, como 1os vamos a ver aho¡a. Las verdadeús desviaciones patoe\ DÍ continuum de gra.' edad, nomalmente tienen
ienle. componenre5 a ni\el de la e\lructum de Ia de úna perturbación más o ñefios ptoJinda de 1a con raices ba\tanle remoLas en el tiempo. \rn i¡dividuo pueda reconocer su origen y función psicoica (es decir, la necesidad psiquica que busca satis), y su vinclrlaciór eventual con el area afectivo-
,09) 3 O r¡ ¡.rnc o0 po. ó é e' e cdr.o Je o. d."o.oere" p.rqri-o. 'e ¿era:p .o!,' peroid,oerloora.o.olt¿ e,tiord \ '. ,g,o e, ,n nul¡o.ubJeu\o. ap..o b.e riporer .t, oru.a¿ ba.er-,,d, f¿.¿ 'qree , o r b"rr"' neL o.É r-p " I b,..ó'ene.ór.J.ro-or "o (sxeab.olu'oe' lo.uqe .or co' ep .Er e . ¡ \o, po ro.' ¿ .j nerrorrlo ó eüe co ba'i.h¿ne r - ero!' o.r ,e ro. . , no, tu h.o, c.. 01. ' .F e\ ¿.le) Dice a so ¿e \erdao k b oñ. ¡esi0 ';,, ¿te¡.r!o. co * !o iruJe.-, ' ¡o. er rler.e. icr t. rto !o,1oto.t¿b.Jetp.lo,ogoocl ' psiqui¿rtr cobru el adcndo
'
el
de aquel r€lisioso, ya de uDa ciefa edad con hde¡ci¿s é1 c¡ ¡¿zó¡ dc um (enelgía unificante, que dm nüeva conciencia y a ura nu€v! conunló¡)
c6o
s aclivas. llev.r a
t¡ri¡icadas ro¡
' perturban la lelación co la realídad, distotsio[and.o la percepción de la propia vocación (de su naturaleza y d€ sus tarcas), creando expectativas ireales sobre el propio futuro, sin que el sujeto se dé cuenta del contraste entre ello y la vocación misma (y, po¡ lo tanto, de lapropia identidad); especl^lrnet\te perrurban la lelacíón con el otro, incl:u:so larclación con Dios y con su palabra, pero sin que el indi\ rduopueda conlrol¿r.rnaso menos- \u\ senrirnienloc y compo¡tamientos ni advefiir la ¡o correspondencia de su mürdo interior con la realidad:
'
no obstante, remitan a una ftagilidad eshuctural importa¡te y difusa, no necesariamente se muestran en fomas psicótícas maniliestds, o no necesariamente ttTes expresiones son constantes, Aveces,la persona afectadapor este tipo de perhrbacióÍ tiene un aspecto exterior no¡mal, tiene la capacidad intelectual y creativa o parece capaz de desarrollar deteminados trabajos.
'
Ensíntesis, y en términos más técnicos,los elementos eshucturales en tomo a los cuales se configu¡a esta pe$onalidad son: la pérdida de contacta con la rcalidad (con rclativa pérdida de control de la situación) y /¿/aúiones objeluales parciales (que impiden al sujeto captar y acoger todos los aspectos de la realjdad, especialmente el intelpersonal y con distolsión relativa) (20). Pero hay algu-
e¡) He an¡liz¡do este lipo c enlc dc relaciones e¡ relació¡ oo¡ el canino d€l célibe e¡ la ldloeia. Por a¡or, con unor en el morEdiciones Siguene, Salañlnca, Espal¡. 2001
40
signos, apa¡entemente no gnves, a ni\,,e|r¡lás dinámifenoncnolóe¡co. que pueden hacer pensar en una si. ión palológica subyacente o en uüa situación que poestallar en esa dirccción:
inestabilidad en la fida: es el caso de quien es inseguro y no se decide nunca en las ione.. en lo. compromiso\. en el trabaJo. en lo. ideaen las relaciones;
idad de intuir y luego respetar los sent¡mientos )1 los prapios pro¿lem ¿¡s, falta de senrido de (y aún más, de la conciencia de pecado) respecto a demás
rnes moralc5 objeli\ atncnle gra\ es y d¿ñrna5 pdra el aurojusrifi cación ) egosinLonia. sin.,sulrimieDto-, ni ni motivación para cambiar ((no le he hecho nada
..), (pero ¿qué tiene de malo?), (es ella quien
3 el problema, o que tiene ciertos sentimientos hacia .)));
impulsiras de carócter s¿raal (y agesivo) con conhol, como si 1a persona no pudiese tomar disia del impulso ((es más fuerte que yo)); a menudo, individuos tienen, además, mucha dificultad de con:ación y reflexión porque constantemente (en lo¡ma siva) están tomados de su p¡oblema; cd¡nbíos del estado de ánimo. con ahemanüa ,¡saciones de exaltación ireal a oÍas de desi¡teg¡ay crltica total a situaciones ypersonas, e incapacidad lo: a
La presencia relativamente regular y lrecuente de de estos signos o sintomas pide que sean tomados
4t
seriamente en considención antes de una decisión vocacional: no pa¡ece, que una pe$ona, con esle tipo de problemas pueda abmz¿r un comprcmiso de vida célibe con sus gozos y dolores, especialmente si ya ha habido episoa tiemun camino terapéutico adecuado, inclDso cüa¡do hay simples dudas al respecto (justamente pa.a u¡ apropiado discemimiento).
os selia caridad y ve¡dad proponer una ayuda pertinenEn estos casos, po¡ lo tanto, es preciso proponer a/? dcor?clínico indispensable antes de cualqu¡er elec-
dios desviados. Es un gran acto de caridad detectarlo
po y ayuda¡
¿ la persona a ¡ealizar
A \eces. cu¿ndo Ia sinración inrr¿psíquica aún no conflgrrado en sentido pafológico, tales t¡aumas pueden ser integrados y resueltos, e incluso llegar a ser una rica expe¡iencia de vida, qr¡e vaya también enbeneficio de los demás. Pero, cuando esto no es posible (o porque el se ha
.- Desórdenes de la personalidad (ímnadtrez)
A un nirel menos grare. en cambio. hablamos de iaciones que nacen d€ un desorden de la personalidad consecuencios en el área afectivo-sexual, pero que eslar, más o menos controladas por el individuo, lo menos teóricamente y, sobre todo, en 1as fases inis de un camino. Es el caso de las inconsistencias psi, lógicas, de las cuales derivan varias fomas de inmadu-
sujeto no ha sido ayudado en fonr, a adecuaila o porque el
trauma se ha manifestado demasiado pesado) seía cruel poner sobre las espaldas de estos individuos unpeso excesiro como seria la opción celibararia. e ingenuo ignorar que no ÉÉmente los ideales religiosos y vocacionales pueden seÍi¡ paÉ (cub¡ir, además, patologías o insuficiencias psíquicas>
(2D.
Definitivamente debe an haber pasado los tiempos €n los que se creía por descontado que el tiempo o la gracia a¡reglaban todo, clue bastaba en todo unpoco de buena voluntad y las ganas de i¡ adelante, o que fuera suficiente poner a la per>ona en cieno' ambrentes luna panoquia en el campo...) o permitirle tener üna dete¡minada experiencia. La caridad sin verdad, simplemente es falsa. En estos
ci) CEl,
42
Llnee educative per ta
ril¡
del
norn seftinari, R¡na
1999.
l3
En tales casos la situación es menos grave pues el de la pe$onalidad)
figüa psico - patológica ni pe¡flr¡baciód psíestructural, sino que es un desorden leve y modemque crea un problema sobre todo de narejo de cie¡tos s y se manifiesta ¿r? ¿r a progresiNa úgio en un funcionamiento ,nplopia (más qne en la pérdi^ del control propiamente tal) de los procesos normales
Do es en sí
adaptación de laperuona (en los modos de sentirypen; evaluar, y actuar, advertir y gratificar las propias nece-
.);
elimina en el sujeto la sensibílidad y la conciencia , por lo cual tal sujeto es ante todo consciente de su lema, está en condjcjones de (suftil'r su situació¡, de
percibirla como contra-ria a sts ideales (ego al ienante), de desear cambi¿rla, de ser motivado a luchar conha ella (al menos en las fases iniciales); . normalmente no tiene su odgen en un pasado remoto de Ia pelsona, sino en tiempos re[atiyamente recientes; . el prcblema se reflere l7 rr? s¿clo/de lape4o¡a, no a toda la personalidad; y no siempre estri presente hasta el punto de pefi[bar sus actilidades normales o iúpedir laposjbilidad de concenüarse o dedicarse a alguna cosa con iodas sus fuerzas;
. no implica la pérdida de la libeftad o el estado inconsciente con distomión de la relación con la realidad, sino que, más bien es una /iüitación de Ia propia líberlad, sob¡e todo, de la libertad afectiva, que hace cad¿ vez más pesado (hasta el punto de 1{) insopofiable) el compromiso cellbalario con todas sus e\igencias ) renuncia). Tendremos así una persona que advierte una fuerte necesidad, por ejemplo, de ser el cent¡o de la atención, de tener relaciones especiales con alguien que le asegure ser amado y amable, y por lo tanlo, tendrá también necesidad de signos de afecto. Si hay una ciefa gratificación y el individuo no es a)'udado a tomar conciencia de la situación y distancia de la necesidad, ésta se volve¡á cada vez más exigente y prcpotente, pretenderá un aumento progresivo de ladosis (porejemplo signos de alecto tambiénfisi cos...) hasta conducir al sujeto a asumir poco a poco, un estilo relacional que se alejará progresivament€ de la actihrd de vida tlpica del virgen por el reino de los cielos, con implicancias morales (q:e podran. incluso llegar a una cierta gravedad) involucrando además, ¿ otras pe$onas. Por 10 menos no se podrá excluir un resultado semejante.
En todo caso, el sujeto continúa siendo una pe¡sona ialmente responsable de sus propios gestos; su liesta¡á disminuída, perc no anulada, y 10 es¡ará en la icla en que comience a ceder progresivamente a la tenia que no cont¡ola (pero que pod a aprender o a conlrOl¿r,. como en un circulo \ icioso que sc cula en 4 etapas:
y lígeras gratl¡caciones reniales, t^n lt1eras para pasar inadvefidas, (por ejemplo, buscar una per-
o un contacto en momentos de soledad)r pero crca¡siempre más
costumbre y ]uÍE ambtgüedad en el compoftamienque hace al individuo menos libre y menos capaz de larse; (por ejemplo,la tendencia a evitar cuidadosatodo momento y situación de soledad afectiva o a la inmediatamente de presencias gratificantes);
galificanle y gratificada se conviefie, poco co, en un automatismo cad,a yez más exigente y fente, por el cual la gratificación de aye¡ no bastaiá hoy, (y 1a exigencia de contacto con el otro/a tenderá vetirse, cadavezmás, enuna exigencia a nivel flsico ), mientlas laconci€nciase irá aalaptando cada vez al comportamiento, juzgá¡dolo cada vez con mayor
a costumbre
hasta justifLcarlo
(2r;
lono
aquellos dos religiosos que vivla¡ des'je hace Bn ri€ñDo utu.elación poco" óo.u. :e lúbna.ore'r'do e0.o D' g,t J ..r.u,r.abal 0,. e.oJ
ros,ra¡r¿b¿
¿
v'\
r nrejor su
!onelf¿c ¡n.
4.-perc, sobre todo, el automatismo p€rmite a lanecesi¿lad gratificada pone$e en el centro de lapersonalidady desde allí (nandaD) las acciones como motívación inconscienle
,
cansta te (yano sólo ligada
a los momentos de soledad).
Ectamo. enronce. ¿nre una po¡ible de.\ iacion /re,¿.r g/al,¿ desde el punio de vistapsíquico y menos negativa en cuanto al pronóstico y a la posible rccuperación (y obviamente, en el plano moral, habrá mayor responsabilidad). Pe¡o, es ñrndamental que el prcblema sea identificado, lo antes posible, y que el individüo sea ayudado a no ent¡a¡ en ese cfuculo vicioso que lo conduce lentamente a desviar su libeflad y a si mismo. Jüstamente por esto, se puede afima¡ que este proceso se conviefle en un desordende lapersonalidad, cadavezmás gmve, incluso en térm no5 inúa - psiquicos. casi como una célula ca¡cerigena que contamina a las demás,
También aqui, hay sigrios a nivel fenomenológico, que pueden ser indicativos en tal sentido y, por lo tanto, útiles para este tipo de djscemimiento (pérdida de conüol del propio mundo interior, uso defensivo e instrumental de las rclaciones, afectivamente no lib¡e). En general las personas con este tipo de problemas subyacentes tienen un estilo defensí,¡o, cor. eslas caracteísticas fenomenológicas:
.lel,dencia
pvitar la. e/¿, .iorp). a no erponer.e ni compaometene con elecciones definitivas, a
. diñcultad para desvincularse de los estilos
. inlenlo
¡:o
n/l ¡ctuo hzada;
disponibilidad al cam¡no asc¿tico, latgo y pacjeÍte, pretensión de resolver rápidamente los problemas;
notable habilidad p¿lla
recuÍi
a
formas de
(.24),
Aquí, co1¡o se ve, el prcblema es padecido en forpsicológica (no psiqüáÍica) y mora1, conjuntamente iáentidai y de voóaciin, se táá áe ta trictra ironnat que IaunodenosoÍos,combatecadadíaconlaspropiasdeidades, y que está vinculada a la (in)consisienóia pro; lucha que decide luego el grado de nuesÍa virtud y de 'ualidad y eficacir de-nuesl;o leslilnonio. L ucha I ienque sonpafte del misterio de lavidahumana, y que an bi€n su dimensión dramática. Lapresenciade estos o de análogos slntomas
es
u¡a
que debe ser seguida con atención y t(atada con rffulnentos adecuados, capaces de hacer emerger la par-
inconsciente del problema y pone¡ al sujeto en condide manerar rnejor la 5ilu¿ción o de recufer,rr el conde ¡a pate que ahorr se le escapa. OpoÍunatnenle, tadas estas incomodidades intra - psíquicas no impeel camino fo¡mativo. Después hab¡ia que evaluar aónlos signos de un cambio efectivo antes de llegar a
Lente
isiones clefinitivas. de1 pasado o
inclinación a ¡epetir y a ¡€petiase para asegulame, una vez más, una identidad vacilante y positiva del yo; de domestícar /a realidad mitigando sus exigen-
cias más costosas;
\ubpttva de la rc^lidad y miedo a ld dtu€l.tinmedútamcnrc
Es muy i¡¡portante, en todo caso, saber distinguir estos do. rrpos fundamenlaleq de problemálicas, re-
cuüiendo. incloso, a la ayuda profesional, tanto pala evaluar la sitüación, como pa¡a encontrar las coÍecciones ade3.- PAIOLOGIAS E INMADUREZ AFECTIVO.
SEXUAL De por si, el área alectivo - sexual rie p¡e deberia merecer cierta atención, especialmente cuando el sujeto niega tener cualquier tipo de problema al ¡especto ((un joven que no ti€ne problemas en esta fuea es un proble-
ma)).
\
deben,i merecer uno alencion con\t¡nte. lenien-
do en cuenta lo que hemos dicho al inicio, aprcpósito de la
centralidad del amor (y de la sexualidad): reforzardo tal posición,la energía afectivo - sexual se comunica con todo aspecto de la vida psíquica humana. Por eso su lenguaje es complejo y dificil de entender ise trata del misterio de la
afectividad - sexualiilad humana! Obviamente, muchas de las cosas que ya hemos dicho pueden ser aplicadas también en el contexto afectivosexüal deljoven convocación. Por 10 ta¡to, no nos repetiremos- Agreguemos más bi€n algunos elementos que nos ayuden a abordar la especificidad de este mistedo.
En grandes lineas, veremos el desarrollo psicosexual, y dentro del discurso evolutivo, individualizaremos los posibles bloqueos de este desaÍollo o las posibles patologías, tratando de dar algunas indicacio¡res. 3.1-
Desaffolla afectír'o - sexudl
No podemos tratar extensamente todo el tema, simplemente pretendemos tomar los momentos considerádos 1nás importantes de la evolución afectivo - sexual, o aque48
llos en que pueden crearse bloqueos y fijaciones. Lo hacede modo
3.1.I -Fase
mü] esquemáLieo.
iúa ril
fn l¡ reor.ap.ico nalt.:ca lae\olución de laafectividad - sexualidad se da a t¡avós de fases especificas (oruI. anal, fálica) en los primeros años de vidaaseguidos dess por la fase de latencia (de los 5 a t0 años de vida) y spué5 dc la genit¿lidad. Y¿ en laq rc\ l'a5es primordiales algo ertremadamente rele\arte para e¡ de.arrollo ico ¿lecli! o se\ucJ: la relación con las fiALrr. de lo" debería trasmilil ¿1 pequeño una conlianza básica que es el fundamelto de ]a autoestima v de la libertad afec-
tiva, y que consiste .:n rlos certezas (iaber sido amailo v ama¡). T¿les cefiezas le pemitirán cada vez más al continuar en la vída a amar y a dejarse al¡ar cada Cuando y en la medida que esto no oclure se'puecrea¡ bloqueos o resistencias a clecer, po¡ exceso o defecto de gmtificación de necesidades específicas (de
i:*X;.d"'i"*tt
tipot
"specíficos
de fijaciones o perver-
imporla¡cia pam nosotros lo qüe sula fasc fálica, particularmente en el momenlo del [amado (complejo de Edipo>, en el que ocune el proceso le la t¡pílicac¡ón sexual. a t¡avés de la identificación con progenitor del mismo sexo (visto como modelo pa¡a la coDquisr¡ Jel progcnIor del se\o opuesror. ( uando e.ro ío sucede, po¡ los r¡ás variados motivos (pero fundamente por la falla de i dentificaciól1 con el progenitor de] smo sexo), es posible una identificación con el sexo Es de especial
Cede en
opueslo. o lo que
5e
podlla llamar nomoserualid:rd estruc-
19
tural, la que se inse¡ta en la estructura autoidentiflcatona de la pe¡sona y, que por tanto, tiende ¿pemanecer, almenos, en el ámbito de tendencia. En o¡ras palabras,lamíz de la homosexualidad es[uctura] parece ser, sobre todo, un cie o tipo de relaciones cruzadas a1 interior d.3l núcleo familiar de origen I mas que lacrores genél ico' rn;s o menos bereditarios). c5)
3.1.2 Fdse de la pre-ado[escenci
a
y de la adolescencia
Después de la fase de latencia se inicia un periodo muy impo¡tante para el desarrollo psicosexual, $re l¡eud llama de la genitalidad. Estaúos en tomo al tiempo de la preadolescencia, y la afectividad - sexualidad del preadolescente está en gÉn efervescencia, mient¡as atavies¿ un periodo marcado por tres fases. .
Auloerotismo (y narcisismo)
Amore interés están totalmente replegados sobre sí mismo, en una actitud en gran parte narcisista. LaateÍción en el propio cuerpo y en sus cambios, un cierto (egocentrismo intelectual, co1no 1I) llama Piaget, y las primeras experi€ncias afectivas son el signo de un nu€vo modo de ponerse ante l¿ vida, caracterizado por un interés inédilo en la propi¿ persona, siempre más al centro de lasitu¿ción. Probablemente por este motivo, es posible que en tal periodo, el joven inici,e cterla práctica marturbatol¡a, como inrenlo dc e\plorar el propio cuerpo ) .us reaccio nes, como ¡eacción a ciefia tensión, como cen zón auto-
€t
Sabenos qüe al rcsrectope¡sisto u¡anolable discusión ertre los e$udiosos acerca de laDosible raiz o componente t¡nbién biológjca de la ¡oñoscxuali-
dad(callyaciradodticulodeA.Si€ra,Sexualidad.230-232)
50
suficiente dentro de sí ante el esfuerzo de algunas relaciones, como búsqueda de gratificación, o como intento de ¡eaccionar a un fracaso, como expresión del p¡opio poder sobre su cue¡po. Como se ve, pueden ser, y son en efecto, tantas las motivaciones del gesto mastürbato¡io, y ni siquiera conectadas con labúsquedadelplacer genital-sexual, ¡nás aún, el acto es muchas veces seguido por un n1al gusto doloroso, y cierlamente no rcsuelve ningún problema. Aún así tal gesto puede convertirse en hábito y resisti¡ eno¡menente a los intentos del sujeto de libelalse. Al cont¡ario, instaüra en el suj eto una tendencia a ce¡rarse ensímismo v bu.ca¡ solucione- lnás adulas a los problemas de lo. que nace el impulso mastulbatorio. Justamente en tal sentido se pod a hablar de masión de modo impropio, como de todo lo que, pooo a poco, cierm y enciena a la pelsona denho de sí, y la hace Cada vez ma. auto.ufi. tente. no la hace sentúse le-ponsa, ble del otro, y le impid€ ¡econocer lo que ha recibido y continúa recibiendo de los otros... En sintesis. no existe sólo la ma\lurba.ión firica, sino tarnbien la inreleclual o moml o incluso religiosa, como exprcsión de una actitud egocéntríca o narcisíúa, conun yo que gira perdidamente en tomo así mismo, sirl enconffarse nunca, porque la iden nace de larelación,lo positivo del yo viene del amo¡ recibido. P¡ecisamente, este es el problema del narcisista, quien, como Narciso en el mito griego que no se dejaquerer por Eco, en realidadno es un individr¡o privado de afecto, sino
.
a) uno que ten¡ina po¡ rechazar el afecto, no lo aprecia,lo considera pe¡ecible, porque lo queníaperfecto t ,in üancha. o gui,rctd pnreb¿. ) conllrmacrone5 5ieñple nuevas, y por tanto /?o /¿ ód51d, quiere siempre más,
no cree, no se fia...,
b) o quizás no ¡econoce ni aprecia ese afecto porque es... totdlmente gratuito,élr.o ha hecho nada para mefruto de sus fatigas o conquistas, de algo que él ba merecido, y ésta es como una ofensa para uno que piensa haberse hecho por sí mismo, para uno que /ec¿l/o, no
es
no tiene que agradeceranadie y en realidad le teme
intimidad..
ala
.
c)dehecho al narcisista lefalta la libertad afeLtfiapra amar y dejarse amar, porque le faltan esas dos certezas anteriores (de habersido amado y de estar en condiciones de amar);
d) por lo tanto, la vocación del narcisista, es a menudo engañadora,justamente por estas caractedsticas de apa-
renre auronomla respec¡o al otro y de heroismo ) protagonismo respecto a la elección de la vocación. La auténtica vocación está hecha, sobre todo, de agradecimrenro por el amor recibido. como una elección que no está ligada a los propios máitos. Prccisamente por esto es fundamental que el jovm pueda recorer sü histoda con la ayuda del educador, pa¡a reenconnar en ella. cualquiera haya sido Ia experiencia en lafamili¿ de origen y ju¡to con los inevitables momentos y componentes negalivos, los sig¡os de Dt amor /e¿t¿ido, de pe¡sonas sin duda imperfectas, pero en todo caso mediaciones miste¡iosas del amor del Eterno. Un ¿lmor que es tanto más gra¡de cuanto más acepta las mediaciones imperlectas e inadecuadat para comunicane con la criatula. Un amor que, en último análisis, es la fuente de aquellas dos cefiezas estratégicas que fundan la libeÍad afectiva.
5?
il it
. Hómoerotísmo (y rechazo del atro, divefio de sí)
En un segundo momento de su desarrollo el preadolescente entra en una fase en 1a que asume un enorme relieve el grupo de coetáneos pefenecientes al mismo \exo: por rdrios moti\o. que le permitan una mejor inser. ción socialypu¡tos de referenciamás p¡ecisos para la propia identidad. Elriesgo es, qüe el sujeto se bloquee en esta identiñcación y aprenda a rclacionarse sólo con aquellos que pien.an como él y que pennane/ca para .iempre pegado a una cie¡fa relació'n (incestuosan o aun cierto (cordón umbilical) (grupo, raza, clase social, grupo o movimiento
eclesial, pa¡tido politico...), conflictualizando la diversi dad y pretendiendo homologar todo y todos a sí. Según Fromm la pe6ona orientada en sentido incestuoso (a cualquier nivel) no es capaz de amor auténtico. sino sólo de ¿fecro ¿nin_al. de dquel que él llama. con e\pre.ión uF poco
colorida y quizás excesiva, (Calorcito del establon. De porsi no ha) ningún inlerés derifio homoqe\ual. po lo menos como motivación originaria, pero el íiecuentar constantemente este tipo do relaciónpuede suscitar fantasías, deseos y dudas en este sentido, Pero no se puede exclu totalmente una salida en tal sentido. sobre todo. en el caso de una eventual experiencia, a lo mejor súbitay repetida, de este tipo, yal interiorde una cultu¡a, como la actual, quehaasumido respecto a la homosexualidad una actitud muy pemisiva.
Es evidente que las experiencias repetidas depositan en la psiquis una memoria afectiva que hace cada vez más sensible al sujeto a un cierto reclamo, pero en este caso, no se podría hablar de homosexualidad estructu¡al que caracteriza siempre, en la práctica, el sentirdel indivi-
duo, sino sólo de ünahomosexualidad inte¡,/enida más adela¡te en el desanollo y por tanto con un pronósiico mejor Se debe estar muy atento al respecto, porque a mese encuentran en esta las€ se sienten homosexuales o temen serlo y son invitados por alguno opor el clima cultural amalifestarse de acu€¡do a lo que sienten y a gratiñcar una cierta exigeÍcia de relación, te¡mina¡do
nudojóvenesque
por llegar a ser verdaderamente homosexuales, Quizás cuantos homosexuales, no lo son verdaderamente o hab¡ia¡ podido haber sido ayudados a tiempo a clarificary clarificarse (26) ¡Creo sincemmente que de la ve¡dadl
1¿
primera caridad es la
. Heterosexaalidad 6) acagida del otro -diverso de sí)
Cua¡do el individuo es ayudado a reconer sere¡amente estas dos primeras fases sin detene$e ante las nuevas tareas evolutivas, entra progresivamente en la lase del encuentro heterosexual. En tal fase. ubicadahacia el ñn de la preadolescencia y al inicio de la adolescencia, el individuo pasa de la affacción sexual indife¡enciada a la preferencia por un tipo particular y, finalmente a la elección de una Pe$ona determinada, lnmaduro, de este punto de vista, seda, en cambio, quien parece no saber ir más allá de la fase de una vaga ahacción sexual indiferenciada y no logra nunca involucralse en una ¡elación con una dependencia a¡ectiva con una pe¡sona particular, o que multiplica relaciones indefinidamente, desarollando una dependencia afectivo - s€xual que le impide enÍegalse para siemprc a una persona (=de c6) Étomaremos más
xdelanteere lñporr¡nie pu¡ to.
enahorarse) y lo hace incapaz de tener bajo cont¡ol el pro-
pio impulso afectivo - sexual. Es necesaria una cierta atención en el discemimiento vocacional, po¡que no está excluido que personas que no saben ir más allá de lasatracciones sexuales indiferenciadas
y temen, de hecho, la entrega de sí a otro, puedan nut¡ir veleidades vocacionales, quizás para no admitir ante sí mismos (y ante los ohos) tal incapacidad. Más raro, pero no imposible, es el caso del (don Juan( que para resguardar su exuberante instinfo sexual se le pone la idea de llegar a se¡...don Juan. Sobre todo, no es imposible que la eventual motivación vocacional esté, en pa¡ter e inconscientemente condicionada por esra jnquietud interior y de la consiguiente pretensión ingenua.
Otras formas de inmadurez, que tocan de alguna manera la párologia. son Ias acrirudes defensi\a. re"pecto a la sexualidad y a involucr¡rse en relaciones interpersonales que llevan al individuo a alcanzar fonnas indirectas de gratificación de un incontrolado instinto sexual, y se manifiestan bajo varias fomas de gratilicación compensatoria (o vicaria), no através de larclación inte¡penonal, en otras palabms, através de objetos e instrumentos sustitutivos (pomografía, voyeurismo, fantasla desen¡renada, lntefiet,...), todas formas, a travós de las cuales, nohay relación con Ia persona con crcta o la rclacióI;, es sólo ol)jetual En esfe sentido podría ser útil el llamado (análisis de la miradD, como primera señal del tipo de relaciones interpe$onales o del fenómeno tan frecuente en la cultura actual, de la separación entre sexo y amot con las consea)etTtes percepciofies pdlciales. La mi¡ada parcial es:
- 7n mirada etólíca, mirada parcial que ve sólo las (partes interesantes) del otro/4, y lo faena o 1o (hace pedazos> como si fuese un objeto (no import¿ si es sólo en l¿ mente o en el sueño), tomando y llevándose cuanto le place y botándolo, después de haberlo exprimidol
- la ñirada .üpeú.úl que re unicamente Ia apariencia. ¡ en base a ellajuzga y condena, rcchMa o ata a sí, sin saber tener alguna amabilidad intrínseca
(27);
- la m]]ada pornográli.d, mir¿da mezquina de quien no liene el valor de vivir la relación con la persona re¿l y viviente. teme al encuentro o se avergüenza de la transgresión, y entonces reduce a lapenona a unpedazo de papel, de alguna manera en su poder, y la viftüd se transa entre
leyy observa¡cia, y se contenta y escüálido y lo míse¡o... (28)
se compensa así,
enÍe
1o
4.- PROBLEMATICA HOMOSEXUAL
- 1^ mirada mirón-consrm¡sld que se afera y ((robD del otro sólo lo que 1e siñepara satisfacer la prop ia curiosidad
El tema es muy complejo y merece una atención particula¡, ya sea por los hechos recientes que han involu-
adolescente, o llenar el propio vacío, lo consume y quema al instante, para volve¡se después a otro lado, a otra cosa que robar-consumir, siempte con Ia misma mirada fu¡tiva;
crado
- la miradr' nalcís ista, lip ica de qrien en el otro pretende rcflejarse y ve sólo y siempre a sí mismo, e incluso, fioge querer y enamoaa¡se! pero en realidad no sabe amar a nadie, ni menos a sí mismo;
La Iglesia misma se está interrogando al respecto, particularmente turbada por los episodios, no sólo norteame¡icanos, que en algún modo la impr san a rcvisarlos prcpios criterios de discemimiento vocacional de personas con este tipo de problemas. Y es muy comprcnsible Hay que decirlo sin reticencias, que la actifud de lalglesia, hoy sea mucho más cautelosa, y tienda a restringir criterios de admisión adoptados en elpasado que se han revelado no adecuados (como ha sucedido en la iglesia norte-
- la Í\irada a.lúhera, de quien sueña y oonsuma, en el secreto del corazón, amores pmhibidos y engañosos, y pretende ser fiel sólo porque su adulte¡io está oculto, no confesado y sólo en el deseo (frustrado.);
co 'ulsionado la opipor en sí, hoy objeto de la temátjca nión pública, como pública. mucha atención en la opinión a
muchos hombres de lglesia y
americana).
No pretendo aquí resolver ningún problema, adehasLa ho). no e¡t\le loda\ la una con\ crgencla entre los estudiosos sobre el diagnóstico de lahomosexua'ná\. porque fafteos que llevd a Jesús a larnujer
,raoo.aiia. eoe'u ,I ror',
"o'E,ooJ,.ei "".o rdn'¡r
', '...'. lanpoco le co¡deno. anda y no peque\frát
5ó
rr) A. Cenci¡i,
Por
Ano¡, con Amor. en
Fsp¡ña,SalaDanca,200l,4'Edició¡,páCs
añor l59$
eL
Edicio¡es Sigucne,
lidad, con todo io que le sigue a nivel de significado de la tendencia, de su o¡igeD y del €ventual camino terapéutico. Me limitaré a presentar cuanto hoy está indjcado en los documenlos a, respecro ) a un inlenlo de profundi,/acion
dc lo\ crilerio. propueslo\. con el maximo re\pelo hacia las per.ona. que no han elegido. en Ia gran mayor¡a. la oflenración se\ual que d! tenen denlro de si. tta, 1.1.- Ind¡caciones del Magistelio Las más específicas para nosotros, es decir, lasque refiercn almomento de la admisión vocacional de jóvenes con inconsistencias en el área afectivo - sexual lde la dependenc¡a alecli\a a la lendencia homose\ual. pero e\cluyendo, ya desde pa¡tida,las patologías por cuanto parece), son de1 documento Nueyas yacacíones oara una nuc u¿ fr¡dpa. que e. el documenro linal del iongre.o .obre las Vocaciones al Sacerdocio y a la Vida Coniagrada en Europa, que se ha tenido en Roma desde el5 al l0 de Mayo de lSg7. firmado por las Congregacione. para Ia lduiase
cion Cdrólica.pot la5 lglesiasOrienlale..porl05 ln\¡ ul05 de Vida Consagrada ¡ tas sociedades de Vida Aposlólica. y publicado en 1998.
Enesetexto se dice que losjóvenes con estetipo de problemas podrá¡ ser acogidos con la condición (q;¿ s¿ encuenlren conjuntamente eslos trcs requisitos, lo que el joven sea conscienfe de la raíz de su problema, que mr¡y a menudo, en su origen no es sexual - genital.
c!
5E
CfCateci$¡o de la lglesi!Carólicq Ronr! 1992,2358
eljoven si¿n1d rr d¿biádad coma un cuerpo extraño o la propia personalidad. como algo queno quisierayque choca con su ideal, y contra lo cual lucha con todas sus energías. 2o I-a segunda condición es que
3' Finalmente,
es impofiante constatar si el sujeto está en condiciones de conlrolar estas debilidades, en vistas de una superación, ya sea por el hecho de qr¡e cae cada vez menos, ya sea porque tales inclinaciones perturban cada menos su vida (también psíquica) y le permiten desarrolla¡ sus debercc normale<. sin cre¿ulc tcnsiones crcesi\as ni ocupa¡ indebidanente su atención. Estos tres critedos deben estar todos presentes para pemitirie un discemimien-
to
positivo)
(30)
El hecho de que el documento piense también en la problemádca homosexual está demostrado, además de las declaraciones explícitas de los expefos, tambiénpor lareferencia que eldocumento hace,justamente en este punto, del documento Poti,t.rlr?um Institutíoni (Directinas sobre la formación en los Institutos religiosos), en el cual se recomienda
oo) Nuevls voc aoi ones pm u¡a nueva Or) rorisslnun l¡rirurioni, l9 (r2) Nuevas voca.iones,3l b nota
ll2
luropa, l7b
Son indicaciones muy precisas y útiles, quecomentaremos y precisaremos posterio¡mente, Ahoü, quedando
claro que el diagnóstico de homosexualidad ciertamente ¡o es fácil, ni puede ser inmediato o automático. agreguemos que no puede tampoco tomar como punlo de referencia, simplemente, e1 comportamiento exterior. Es necesario, eri cambio, considerar el problema, en la persona, en su globalidad. y connucha atención también a lo que no aparece a primera visla o de lo cual el sujelo mismo no e.. en todo, o en gran paÍe - consciente, En último análisis, se debe verifica¡ cuánto la tendenci¿ forme paÍe de una estructura bomosexual de pe¡sonalidad (es decir, ¿omosexualidad ettructutal\, o cnanto seai en cambio, un impulso no central en la economía int¡apsíquicay esté bajo el control de lapersona. Depolr/ la rerdadera homasexualidad es estructural. Para asegrrmr est¡ importante distinción proponemos ull análisis en tres niveles o ámbitos de atención.
1.2.- Tres ámbitos del anólisís
Un buen discernimiento debería concentrarse en tomo a estos tles puntos (que en el fondo recalcan los tres c¡ite¡ios ya vistos): la tendencia homosexual en sí (eí el contexto más general de la perconalidad), la relación subjelfua que la persona misma establece con estas tendefi cías sutas,y linalmente, el tipo y la cualídad del control que ejerce sobre ellas. Estas t¡es realidades pueden llegar a. ser ulterio¡¡nente tres correspondientes ámbitos de análists,
4.2.
l.
Ld tendencia
e
sí
Lo primem que hay que considerar atentamente es la naturaleza de las teÍdencias homosexuales (fantasías, atracciones, pensamiento recuÍente, etc.), a ffavés de un análisis múltiple, de va¡ios componentes. a) Orígen
ps íc oge nét ic o
A parlir del origen psicogenético de la tendencia misma, como ya hemos visto en parte. Es necesario saber, en la medjda de 10 posible, si se trata de algo que tiene sus raíces en lap¡imer¿ infancia y en larelación de una ausente identificación con el progenitor del mismo sexo (=ho_ mosexualidad esüLlctural), o también si la tendencia está ligada a una descompensación o a un bloqueo (ret¡aso) evolutivo en el paso de la preadoJescencia a la adolescencia (y en tal caso, sería homosexualidad no estrúclur¡1|, con meio¡ pronóstico). Mi€nhas más la ráíz es remota,más Iatendencia es persistente, no¡malmente, y ¿ menudo, tam_ bién p¡etencio-sa. Pero sobre todo, como ya hemos men_ cionado,Ta homosexualídad estructural seria aqu.ella q're ahonda sus raíces en la prrnera in|bncia de la pelsona. Enel caso que el origen, encambio, seamásreciente debe ser verificado el evenio precipitante. Podria tratarse de un¡ violenciaj¡ry'rdd o de actos y expe¡iencias en las cuales la pc¡sona hajugado un ro1 pasivo, o de una at¡acción(con fantasias corespondientes) vinculada con la culí¡ra circundante o provocada por presiones extemas, pero también pod¡ia ser el efecto de una permanenciaprolonga_ da en ambientes monosexuales: en tal caso, sería una homosexualialad en algún modo ir?¿/¿,¿ild, pero que de por sí, no es verdadera homosexualidad, no obstante, pueda crear o haber c¡eado en el sujeto el miedo o ladudade serhomosexual, ól
b) Signifcado psícodínámico
¡No bastahaber vivido una aventura homosexual o ) de\eo5 de e.re lipo para constdemrse o ser considerados homosexuales, como a menudo ocune hoy dia!. Tal situación, con el miedo y la duda que crea, puede y debe ser tratada en un ámbito psicoterapéutico, o en un camino de acompañamiento, en el cual clarificar al sujeto ésta impofiante distinción, pala llegar después a un¿ clarificación más general de tipo diagnóstico.
enconlrar\e con lantasias
A esta altrrla es necesario a alizat el signiJicado psícodinámico de las Iendencias, y captar su rol al interio¡ de la personalidad. Muy a menudo, como sabemos, la vida y pulsiones sexuales esconden problemas y conflictos no rcsuellos que se desahogan en esta área estratégica, y que no necesa¡iamente tienen que ver con la sexualidad (po¡ ejemplo, sensaciones de inferioridad, miedo al sexo opuesto, temor de la diversidad...) En cada caso hay que observar, con mucha atención el objetivo de estas tendencias: ¿es de natualeza explicjtamente sexual - genital o la tendencia homosexual bu\c¿. \obre lodo. relación. comprensión, segu¡idad, ce¡canía {isica y mor¿I, etc.?
(33)
Caúbia la situación si el individuo. tal vez. condicionado por un cierto clima socio - cultural, como el actual, muy accesible al respecto, se abandona a un cieúo tipo de experiencias o las suñepasando siemprc más au]lrol dc¡! ro; obviamente el eventual ejercicio repetido de la experiencia homosexual no es inocuo, y puede converti en persistente y resistente la tendencia misma, casi haciendo est¡uchrral aquello que antes y de po¡ sí no 1() era.
La ayuda más impoÍante e inmedia¡a que se puede dar aljoven, en estos casos, es educativo, es decir, pemitirle al mismo tiempo, de hacer la verdad o de descubrir y sacar a luz la verdad (-educerc) acerca de su tendencia homosexual. La experiencia enseña que, a veces ha sido
Es la histo¡ia, creo, de muchosjóvenes, hoy, no debida y opofiunamente awdados a hacer Ia ve¡dad dentro de ti. ) por lo t¿nto. a no repelir crenas expcriencia5. o
suficiente esta clariñcación paú modificar o dar inicio a un proceso d emodificación en profundidad, de la actitLtd del sujeto en ¡elación de su tendencia homosexual.
demasiado rápidamente considerados homosexuales e ingenuamenle animados a -acepl¿rcer. J a seguir un cieto estilo de vida, hecho de compañlas, experiencias, etc... Tengo presente casos reales.
La hano,exual¡dad e\trr./rr"¿/. una \ ez má5. parece vinculada en fo¡ma p¡edominante con un co¡respondien-
te y explícito deseo genital - sexual, a diferencia del otro tipo de homosexualidad que tiene a la raíz otro tipo de necesidades psiquicas, más ligadas a una carente id€ntidad o a una cierfa necesidad de relación. En cada caso. identiñcar el impulso que está a la base de la fendencia, es de extraordinaria impofiancia plrla af¡ontar en forma inteligente el problema, En muchos casos, se ha revelado ser una est¡ategia victoriosa para resolver, incluso el caso y descubrir que la persona verdadeÉmente ¡ro era homo-
'''I ¿ ¿rL¡1,' á. i, por 3r ee' eLl a coeo¿' ¿ cFo.. c. ¿ "dL.ir\-.e\a'.' a. ¿qle "q.e.cf, J.re pe n re ¿l n.
r¡lo e' .'e.eJ a dscubú la vúdad (=educ¿rc) ac;la de t¡' ,o.e\rJ 1".\pe' eris no,c,,ctJqde" !renree.u c,.il.¿ ió' ora dtr ri.ox n o', re ode Tod i.". o.er¡. ' r úd di ue l- * rud del - r.,'e.pe.ro ¡.1'c'0.r. . l-unJ.e\'. I ve¡d¡de¡o e¡ cl se¡lido de ¿yudúlo
,r eldr
62
.¿
!*
4
Grado
de
(hablaremos extensamente de esto más adelante), sinotam-
plesenc¡a
bién cómo esta última, de hecho, se insefa en el cuadro general de lapersonalidad, condicioniindola, en modo más
Siempre forma pafe del análisis de la función psicodinrimica observa¡ el grado de presencía psíquica de ln tendencia homosexual, es decir, su influjo sobre las diversas ifueas de la personalidad y, en conclusión, sobre l¿ li-
o menos marcado en su ser y actuar, en aquello que es y en
aquello que quierc realizar, en el modo de definirse y de relaciona$e.
bertad del individuo. Se trata de preguntarse cuánto latendencia misma esté presente y persistente, hasta qué pu¡to pe¡mite a la persona dedicarue a sus actividades nomales sintener el pensamiento constantemente dominado por una especie de obsesión.
A menüdo, hemos observado que la conciencia subjetiva de la propia orientación homosexual determina una sensación (inconsciente) de inferioridad que en no pocos casos, provoca, a suvez, una rcacción exactamenie contrai|z\-cl orgulto hono.c r¿ld1- r. con ine\ rlable\ repercusiones negativas a cargo del senlido de identidad; o también, por el conlrario, senfim ientos de culpa I de índign lad ge
EsÍechamente vinculado a esta va¡iable está el nila fuera de prcslór¡ de la tendencia homosexual, que resulta de la presencia de ulteriores elementos que veremos. Además, por 10 que se r€fiere al objeto de la tendencia, es necesario evaluar si se trata de una p¡efe¡encia exclusiva o sólo predominante porlaspersonas del mismo sexo. En el caso de la /?omosexualidad estluctuÍal la lendencia está consta¡temente presente, por lo menos, como telón de fondo, y con not¿ble fuerza de pr€sión (que de hecho se impone), normalmente en sentido exclusivo. Es otra variable muy impoúante para discrjminar entre ve¡dadera y falsa homosexualidad.
.'el de
,?erdl que deprimen a la persona y le dan un tono bajo a su
aPostolado. Otra posible consecuencia o componente de la personalidad homosexual que hay que conslatar a nivel general es 7a incapacidad o Ia fatiga para asumfu un rol paterno, o de expresar cohe¡entemente la dimcnsión fecunda delministerio, sobrc todo presbiteral, con cuanto está ligado a este rol y a tal dimensión, Pero, honestamente, no es
simple tal tipo de análisis en el momento de la primera admisión (ni este punto goza de gran aprobación).
d) Persondlidad roral
c) En relación con la elección
El análisis de la tendencia homosexual siempre se debe h¿cer al interior de un examen más global de ¡oda /.r personalidad.Por Io tanto, es necesario ver el nivel de madürcz o inmadu¡ez en conjunto (a prescindiendo de lapresencia de esta tendencia), especialmente a nivel de madurez afectiva, como lo reqüieren las exigencias de la consa, gración virginal a Dios. En general, es impofta¡te evaluar no sólo cómo el sujeto logÉ controlar latendencia misma
Foma pa¡te, todavía, de este último análisis en un contexto más global, considerar larelación enüe lapulsión ho¡nosexualy la opciór? voc¿l¿iotdl: la llamadaal sacerdocio, en particular, pero también a la vida consagrada, y el compromiso que de elladedva, pod¡ía constituir(o ser visto como) una suefte de ¿/q&t?sd dc la homosexualidad misma, Dn modo de sub[inarla o escofiderla,Ial vez eÍcoífrando
t*
un comp¡omiso o un punto de encuentlo entre las pretensiones de las tend€ncias y las posibilidades ofrecidas por el ministerio presbite¡al y religioso.
4.2.2.- Reldción del sujeto con [a propia tendencia homo
No ba\la anal;/ar Ia tendencia en .t mi\ma, es necesario además, indagar sobre el tipo de relación que la persona ha establecido con su tendencia, Es un problema de conocimiento y de integración.
Además, hay que ver ouáoto la atnrcción por las personas del mismo sexo pueda determinar en el pomportamiento del futuro pastor, que debe ser abiefio a todos, una suelIe de exclusión, en ptáEtica, del otro sexo, o le impida asumir plenamente el ro1 de patemidad espiritual que es típico, sobre todo, del sacerdote.
a) Conc iencia
su
bj eti, a
El primer dato para verificar es el grado de cancieficiasubjet a, Sería provechoso retomff los puntos analizados en el párafo preoedente y constatar el conocjmiento
fl Problema relacional Pero quizás, el verdadero problema en el caso de la homosexualidad es de ¡ipo rclacional_ La a]JaccióÍ\ pot el mismo sexo, de hecho, podría fo¡ma¡ parte de un problema mucho más amplio de intolerancia de la dive¡sidad, hasta convefti$e en un conflicto, o de uJra tendencia más
que la persona tiene, no sólo, de la propia tendencia, sino de su oigen, de su significado psico - dinámico, del influjo ejercido porellaen relación a la propia pe¡sonalidad, de la relación interpersonal, de la libertad de acoger incondicionalmente ladivetsidaddel ot¡o. de la relación con Dios, co1:ilo e7 Ra.l¡calmenle Or"o, de la propia opción vocacio' nal. Muchas veces, por lo menos, alglrnos de estos aspectos no sonvisibles inmediatamente. ni cada camino formativo parcce ofrecer concretamente la posibiljdad de descifrarlos;po¡ lo tanto, no hay que dar por descontado tal co_
geneml a hol¡ologa¡ la realidad. al oÍo. sobre todo. o de 1a pretensión de acepta¡ larelación sólo con el semejante a sí, o con quien acepta se¡, en algún modo, hecho como tal. No hay que excluir que tal tendencia a homologar condicione, también en fomas va¡iadas y a menudo sutiles, la ¡elación con Dios, e/ Tbtalmente Otro: será significativo destaca.lo. Hay una carencia objetiva en la vida relacional de1 homosexual, que la diferc¡cia sexual es la cifra y el punto extremo de la dive¡sidad. Por lo menos en el caso de la homosexualidad eshuctual.
nocimiento. Darse cuenta de las causas y saber l¿s consecuencias, no quiere decir haber resuelto el problema, sino que es la condición, para jntentar rcsolverlo; en tal sentido la au¡oconciencia en los términos aho¡a explicados es un buen indicador. lalver. podemo. tatnbién agregar que. curio\amente el aüténtico homosexual lhomosexualidad estructu-
Me paegunto, a veces, si la homosexualidad es más unproblema sexual - genital o rclacional. De hecho. debo deci¡ que, más de alguna vez, el l¡abajo terapéutico sobre la relación, para favorecer el crecimiento en la capacidad
ral como la estamos llamado ahora) niega tener aquellos problemas relacionales que hemos mencionado, niega tener la tendencia a homologar al oÍo.
de ¡elación con la diversid¿d sorp¡endentemente ha resuelto, en buena forma, e1 problema,
6ó
61
*''
b) Ego - sintonía
esta ¿ctitudcrcaria una grave disocjación
ente las exigen-
cias de la vida rcligiosa o sacerdolal y la propia situación
Lo que puede resultar decisivo o, muy importante para los fines del discenimiento vocacional, es el modo subjetivo con el cual el sujeto vive la conciencia del dato objetivo. Al rcspecto, podemos distingn dos modalidades netamente diversas paraponerse ftente a lapropiaten-
existencial. Y por lo tanto, constitui a una contraindicación paü la admisión. c) Ego - alienación
dencia homosexual.
Diversa es la modalidad ego alienante, propia de quien consrdera su lendencia homotexual casr. como un cuerpo extraño, algo que sufte y no quisiera, y de lo cual logra ver los aspectos objetivamente carentes y las implicancias negafivas, en sl y en el plano relacional, y no exclusivamente a nivel sexual. Por esto busca cada dia de contrarrestar, en cuanto puede, esta tendencia, no sólo en elplano del compofiamiento, sino detoda lapenonalidad, en un camino progtesivo de conversión y de disponibilidad a la coniiont¿ción formativa.
La p¡imera, podemos llamarla ego - sintónica, y es tipica de aquellos sujetos que parecen asumi¡ una actitud, más o menos posibilista ante tal tendencia, como de compromiso mental ( aún manteniendo un control sobre el comport¿miento); en algÍrn modo la racionalizan y justifican, ciertamente no la
L¿ suya e. una acepracion inlelrgenle ) acli\a. reponsable e iluminadaporla fe, pero que pasa a través de la lucha. Y justamente, ésta actitud inteligente y desafiante mantiene abiefta la posibilidad de un camino evolutivo, y la esperanza de crecer en la liberlad progresiva del condi
Aparentemente, la suya, es unaaceptación de su si,
tuación, en realidad la sufren, en una ¿ctitud un poco pasivo - fatalista, y p¡esuntuoso - simplista. Obviamente que
cionamiento intemo. Pero también en la libefiad interior por un lado- de un sentido inútil y obsesivo de culpabilidad o de opresión psicológica, y por oío, de aquella banalidad y ligereza que impide captar la sericdad do la cosa, del peligrc y de los iesgos que esfán vinculados a ella (en relación, no sólo, con la vocación, sino también, con el desanollo psíquico y la vida relacional de la persona). Es esta libe¡tad que ahora lo hace, no sólo disponible, sino también, deseoso de recurrir a todos aquelios medios que puedan, en algún modo ser de a)'uda, comenzando por la confrontación formativa.
,, cor' d¡rellorno.e\rJ{tu..edr' k,,mo..n/'rdodel,e\o-{á.1úoqu" .'rhoyro|\*ior I crbp,¿..Tokr.ntr!r'arerapia po&á se¡ eficr Quizás lañblén por esto, mur a r¡ürudo, s dice o r.o¡si¡e a o'e, l o ru,e\ud id"d no !e¿.'mble \'*hr e\De|er. ¡ ) i oc ono.. r o. oLeqrc ,..o ¿. ro.rne\acrarer.es;c.'ro¿o qf en e.,bo de s lor,o.e'rqliJsd e.,rnrú11 l¿ re, dcnr.¿ pLeae pe rrd . tr, p" o ¿ñh'¿r, e. ere
caso, si.nD¡e senuede aladar a la pcBon¿ alenerun meiorconlmlde la te¡denci¡, es deci¡ a recuperar su liberl¡d.
68
69
*,
d) Anre Díos
Es un itiner¿rio nonnalmente largo, pero la disponibilidad a recorrerlo es un elemento decisivo en cl disce¡-
Existe también una ve¡tiente típicamente creyente cn e\le camino de inlegracion. persond que \i\e ¡u tendencia homosexual según unalógica ego - alienante logra vivirla concienci¿de su debilidad, en última insta¡cia, anteDios. Sólo ftente al Etemo emerge el misterio delhomb¡e hecho de came: 1a impotcncia humana, poco a poco, llega a ser morada de 1¿ gracia divina (2 Cor 12,9), la conciencia del limite mantiene a la pe¡sona humilde y libre de toda presu¡ción, mientras la necesidad de misericordia de lo Alto hace el corazón mjse¡icordioso hacia los demás, especialmenre. hacia el her:rano que ü¿e ) 5e cqui\oc¡. Este sería el signo de una actitud nueva respecto de la propia debilidad, de un camino que conduce a la integración
nimiento vocacional. Cenffal por lo tanto, llega a ser la docibilidad del individuo, como disponibilidad formativa, sabia y operaüte, humilde y creyente. Dado que la docibilidad, es la condición del crecimiento y verdaderamente
l¡
hace superar siluaciones que parecerlan bloqueadas,
Evidentemente, para la finalidad dcl discemimiento,7a actitud rocacional d¡refid en los dos casos, hace indispensable proceder a esta claÍificación. 1. 2.
3.- Cualidatl del contrc I del camportami eúto
Finalmente, queda por ver cuánto el sujeto logre o no tenerbajo cont¡ol la tendenci¿homosexual. Enuntiernpo y al interior de una ciert¿ascética era suticiente el crilerio condoctual, hoy ya no es ¿sí, particularmente para este tipo de análisis y de discernir¡iento.
de la misma. (16) Hablaremos de esto más adelanfe.
a) In¡:apaciddd de dominar el impulso
El principio es de no pode¡ admitir a los que después de la adolescencia se han demostrado incapaces de dominar el
impdso homosexual cayendo en comporta-
micntos homosexuales (o heterosexuales), Poresto,
Muy bella y Frotund! lc.fimació¡ del docunento sobre ta tonn¿ción cn ¡uesbos señlnarios: (. .e¡ ele¡cue¡lro con elAñor de Dios rcvetad. er C¡isG6)
e' ¡.\p"__nr.Joeel.. ''I 'r'roeLleco'.r'. ¡r\i(q rn \ rni.hrl qn!o.''arnr o
e'
hr !e.a e.,ru.r ¿¡e
i r J.'
dq rcllo q' e.
ro nL.
p
importante saber, no sólo, si existencoo-
éstas conductas. Más p¡ecisamente, si éstas hayan sido rea-
1 t,a-
lizadas oon menorcs de edad (o pte-púberes); si han sido repetidasu ocasionales, qué rolhajugado la pe¡sona. Como bien se sabe, de hecho, además del componente patológi-
caso,puedelleg a serEcueiio de Dios. conu¡ic¡ción deDiós. partcip¡oión {le su PascM' (Li¡eas coDunes. 22) N¡ruFlncnrc aq uj no s hadta de ixrolo
s'.,.¡erio.¿r.'
es
ductas de este tipo, sino tambjén el contexto geneül de
c. i"d.po -r".e op...'p d., .o,ir,o., ) r . o qre.ca... r.(e J.\oonro c J. t¿ ". -dnD 1. b,.qa,,. ¡ . ..0 .or L oi¡." ,
ob.
co, tanto la pcdofilia homosexual: como la efebofilia es
1t
70
i,,
reiterativa (también si el respectivo cuadro diagnóstico es diverso), y por lo tanto, adel¡ás de se¡ más grave en el
un¿ posible evolución de la personalidad en éste sentido, es suficienle psrx l¿ no admr.ion ,,-,. Alguno\ .igno. en ral dirección podr ian \er ¡nr ejemplo: l:nr¿.ia\ recurrentes sobre este tem¿. intentos sistemáticos de gratificación
plano de las consecuencias psicológicas (a parte del aspecto molal) son también indiscütiblemente neoativas sobre el plano del pronóstico.
indirecta y compensatorio a través de instrumentos jmpersonales (pomografía o búsqueda de parliculares sitios de inremer). reláüione. po\esi\a.. \i bien. en apariencra ie\ualmenre inocuo. hacia n rño. as o adole.cenres. curiosidad morbosa e insistencia inmotiv¿da a recoger conñdencias sexüales y afectiv¿s, abüso de la espontáneá identificación del adolescenle con ñguras más ¿dultas... En tal caso, la simple tendencia se corlveúiía en señal egativa.
Lo mismo vale si las caidas han sido repetidas y si el individuo hajugado un rcl paficularmente activo y de iniciativa, en el sentido de que se lla procurado las ocasiones o se ha pues¡o en las circunstancias f-avonbles para e1lo, o inclüso ha seducido a alguno. o peor aún, ha tenido vínculos, más o menos duladercs, con pe$onas delmismo sexo, oprácticas,más o mcnos inteDs¿s de tipo homosexual, especialmente con más penonas.
En el caso de caídas ocasionales en las cualcs el sujeto no hajügado un ciefio rcl activo se deberá cvaluat si también ésta ¿ctitud. aparcntemente menos grave, no c\conda ¿lgo rni\ \erio Ln rooo caso, \era neccsdrio un camino de acompañamiento clariñcador anfes de lomar cualqurer decisron, inclu\o con cl fin dr inicrar Un catn.no vocacional... Quizás. sobre estepunto cuanto dice el documeDto europeo vocacional debc a ser precisado. b) Tendenc¡a
¡1
Ia
pedafil¡ay a la efebofilia
Praicular alenLion
)
rigor en el Llr.cenllnienro .c
debe lenercon los que experimentan en sílendencias bacia la pedoñlia y a la efebofilia, sean homosexuales o hetero, sexuales. independiente del hecho que hayal determinado
\!r
t¿lse¡l o el ñmre ll¿m¡do del Sanro Padre en ocasió! del encuenlos obisNs nórto¡hen.añds a..nlinuació. de los h¿chos por todos conocidos: (1¡ ecnrc dcbú sabcr qtrc cd cl s¡ccrdoci¡ ! cr la !idarelignr¿ no hay lus¿r p¡B quien podi¿ da¡ar ¿ Losjóveneyj la pedoñ¡ia en ¿quella.ircmran.ir lhe deli¡ida l.r él (úirnen ¡¡ra la socied¡d pecxdo horendo a hs (3¡
compoft amientos consiguientes,
tio
Si bien homosexualidad y pedofiliano son realidades idénticas,la solap¡esencia de Lrna duda consistente de
c.¡
ojos de
12
en
Dio$ (cfM.Muolo,rAbusos,
un pecado nouendo,. en
Avlcnncr
14,'
13
ü
Particulanncnte dclicada es la situación de quien hubiera sido. en su infancia o después, víctima de abusos sexuales, En este caso.las seffales rccién mencionadas resultarian todavia más elocuentes. Lavíctima, especialmente si no ha sido aludada a integrar el t¡auma sufrido, tiende a repetir, con oüos cuanto ha sufrido, p¡oyectiindose cn el agresor, Por otra parte, se debe evitar todo fatalislllo inter pret¿tivo de marca freudiana, por el cual los traumas infantiles, deben, forzosamente deteminar lavida adulta (18), y más bien se debe ponertoda la atención posible para a''udar a estas personas y no penaliza¡ías ulterio¡men¡e,
sí misnlo, Hasta cl punto de co¡vencerse que,,.. no puede hacer a menos, Esta tensión no hace crecer, Y es también muy débil, haciendo poco c¡eible y confiable el compromiso de la persona. Asi. en el caso de la tendencia homo5e\ual. habria ene ripo de ren'ior cuando la per\on¿ srntiera. en modo excesivo, el peso de la renuncia a ella, manifestando asi la cenffalidad en sus dinamismos internos. A menudo,la fiustración está vinculada a la ignoia.ncia de la verdadera raiz o del real objetivo de laoientación sexual, y por lo tanto, de la impo!ibilidad de intervenir en ella y de poderhacer algo para dismi nuir la presión de la necesidad.
c) Tensión de liuslración
Por Jna pane. enlo¡ce'. lr¿bria una renun. ia mane-
jada sólo por
En el caso de que exist¿ una atracción que no ha llegado nunc¿ a la implioancia genital-sexual puede ser úlil la conlrontaciór entre dos actitudes diversas. exteriormente semejanies, perc profundamente diferentes en las motivaciones de fondo, o en la tensión interior La no gratificació11de una tendencia. dehecho, crea inevitablemente tensión, pc¡o tensión que püede ser de dos tipos:
1a
voluntad (no suñcientemente ¿yud¿dapor
otras fuerzas psiquic¿s, corazón y sensibilidad, lodavía dependienies de aquella gratificación); por oha parte, sería un sacrificio (ir?¿i¡ilr y lin a si mismo, porqüe no afiontaría el problema real, y de hecho, a menudo, tal renüncia
deja inalterada l¿ presión del impulso. Es inevitable, entonces,la sensación der4rslr¿¿ión, que debilita la voluntad de renünci¿ y hace muy dudosa su capacidad de mantenerla pala el ñrtu¡o.
aLate
s¡ón ¿e frustraLión que es el result¿do de 1¿ renunci.r d dlgunl coca que e' .ujelo adviete comLr Info r¡nle
La energía volitiva, de hecho, puede ser luerte y parlicülan¡ente molivada en el tiempo inicial de laprimera formación, pero disminut p¡ogresivamente, Con ama(-
pam su equilibdo psicológico, de lo cual puede hacer a menos, pero sólo al precio de un sacrificio que siente demasjado ¡eLevante. casi colno una violencia que se hace a
gas sorpresas! como lamentablemente rnuchas historias de
consagÉdos/as nos contl¡man, Podemos decir que la tensión de f¡ust¡ación, siendo renuncia a algo que la persona siente como cent¡al pa¡a sí, está, de por sí, más frecuentemente ligada a la homosexualidad estructural.
ot
CDdr, que ha erudiado a fondo el problcma, cl l0'/, dc los n¡ios converiráen pedófik,. Po¡ lo llnlo, da par! penslr que el ¡estante 70% lievarú en alsúr nodo por el rcro dc vida cl pcso dcl abuso, si no cs (.lFDi ¿yu¡l¡do Noto, h!pedofilla, Cini\eLtr B 2002) Según
abusrd.s
se
75
*
d) Tekiión de renuncio La tensión de renuncia reprcsenta, la f¿tiga normal vincLrlada a las nonnales elecciones y renuncias de la vida.
Y aquí, en nuestro caso, a la falta de g¡atificación de la pulsión homosexual, por amor de un valor (slr identidad contenida en la elección vocacional) que el corazón del individuo comienza a gustar, y que la mente descubre, cada vez más, como la verdad de lapropiavida. Esta tensión es sanayhace creceren la libe¡tad. Es una renuncia motivada por la verdad - belleza - bondad del valor elegido, y por lo tanto, hecha id€almente, con todo cl comzón, toda la mente y todas las fue¡zas, Justamente este involucÉrse total intrapsiquico hace posible la renuncia a la actividad homosexual, sin que la personalidad sienta excesivamente la carga mortificante, Al mismo tiempo, tal renuncia es considemda, el individuo conoce la causa de la tendencia homosexual o aquello de lo cual ella sena lrn desahogo o caja de resona¡cia. e
interviene sobre esta ¡aíz (a menudo de naturaleza sexual),
pam eliminar 1o más posible los ftutos. Y con la sólida esperanza! poco a poco, de advertir, cada vez menos, la tensión misma de larenuncia. Esta indicación €nffe los dos tipos de control puede ser muy ífil en el discernimiento para la admisión. e) Tensión de rransfomación
Se a una postedor demos¡¿.c16í de integración de la debilidad, y en este caso, de la tendencia homosexual. Ya lo hemos nencionado en el pánafo anteriorj ahora tenemos offos elementos para completar este importante concepto de la integ¡ación. Es siemp¡e una actitud qüe impli-
ca una cierta tensión. pero es tensión constructiva. que va más allá de la simple renuncia, para pe¡mitir, incluso, vivir Ia conciencia úe la proptd homose\ualidad como (on.rencia rcnovada y más auténtica respccto de sí, de Dios y del
Respecto de sí ¡nismo
Quien se deja pu¡ificar de la concienci¿ de la impotencia, accede a una nueva toma de concienci¿ del mistedo del propio yo y de la propiapobreza amadapor el Eterno; se libera, p¡og¡esivamente de las prcpias ilusiones de autosuficiencia y de sus narcisismos presuntuosos, y se convielte, cada vez más, en u¡ espacio libre para Dios, ñnalmente, habitable por Aquel que puede hacer grandes cosas en quien se va vacjando de su propio yo. - Respeúo de
Dios
La conciencia de lapropia debilidad hace sentir en forma nueva Ia neceridad de Dio.; ca.i enseña a relar, d dirigirse a Dios con aquella or¿ción esencial, tipica del pobre y del humilde: (Ky¡ie eleisonD, iseñor ten piedad! Or¿ción teriblemente verdadera, destinada a ser escuchada por Dios. - Respecto del
otro
La experiencia específicade estetipo de vulnerabilidad permite a la persona entenderen profundidad (y mucho mejor que los demás) a aquellos que están afligidos por la misma fragilidad y a a',udarlos a no desesperarse. Como una vez me confió un sacedote que habíarecorrido este camino. doloroso, pero al final, consolador, y que qui zás,justafiente por esto, se había conveÍido en punto de
71
referencia para otros con el mismo problema: (me siento
como el penúltimo al cual los últimos le piden a)uda y comprensión. Entre los últimos, se entiende...) Entonces podemos hablar, incluso, de unproceso de transfo¡mación. 1. 3.
- ENalu¡rc ión y discernímiento
Como se ve,la evaluación es muy compleja, precisamente porque hoy, a nivel científico un diagnóstico de homosexu¿lid¿d es complejo. Pe¡o, al mismo tiempo, es justamente po¡ esto, que c¡eemos valga 1a pena profundizar, por el bien de estas pelsonas, y en el respeto de la naturaleza y de las exigencias, tanto de la vocación al ministerio presbiteral como de la consag¡ación a Dios. Nirgl¡na pretensión, entonces, po¡ pafie nuestra, de haber conclui
investigación, ant€s propuestos, una actitud general, no sólo conductual, de madurez afectivo - sexual y libeúad progresiva en relación a la tendencia homosexual, Concreramenle. ) .igutendo. el tnismo esquema indrcado h.rsld aqui..e debena poderconstdtar conJunl¿menle las siguientes condiciones y cualidades. Relomemos brevemenfe los puntos más sobresalientes ya revisados. 1.3. 1.- Autenlic¡dad rocacíonal
La primera condición es que
1¿
opción vocacional
no esté más ligada, de algLrna manera a la orjentación sexual, como defendiéndose de ésta, o al contrario, en la pelspec,
tiva, tal vez inconsciente, de compromisos ambiguos, sino que tenga una consistencia motivacional propia, totalmente independiente de la tendencia sexual del sujeto.
Más e1r particular, pienso que seadecisivo aprender a distinguir enhe las varias formas de homosexualidad y no segurr pen\ardo. banalmenle. que una experiencra o una fantasía o u¡ deseo, ental sentjdo, sea suficiente pam considerarse homosexuales. Es po¡ esto, que crco que los verdaderos homosexuales sean muchos menos, de cuanto se piensa o de cuantos se consideran tales (o 10 van a demostrar a laplaza). Por esta razón, sjempre hemos buscado de dar algunas indicaciones sobrc ladiferencia entre homose-
xualidad est¡uctural y no eslructural. Obviamcnto que lo que crea problemas en el discemimiento vocacional es, sob¡e todo la primera. Ás la hamosexualida.l eslruclural, especialmenle si no es descuhierta a tieüPo ! Por lo lanto o lratada adecu¡:tddmenle, la que conslituye ufi¡:r conlraind ic ac ¡ó n vo cac io na l.
Eljuicio
de discemimiento podría serlavorable sólo
en el caso qüe el sujeto mostrara en los tres ámbitos de la
78
Esto, es tanto o más posible cuánto más la affacción homosexual no se impone con pafticular fuelza, Es decir, por lo que se refiere al origen psicogenético, su raíz no es remota (en la primera infancia), sino rcciente (en la pre - adolescencia o adolescencia). Además, en referencia al significado psicodinám ico, la atracción no ejerce más, o ejerce, cada vez menos presión po¡ invadfulo todo. No se impone en modo pesado, sino que es limitad¿, controlable ycontrolada en slr influ.jo sobre la personalidad, de tal foF ma de consentirle al sujeto dedicarse con el conzón y la mente, no sólo con las manos y lavoluntad, a sus no¡males
intereses y acfividades apostólic¿s y espirituales. La persona, en resumen, es siempre más libre respecto a ella. Finalmente, la tendencia homosexual no debería. en absoluto, llevar al sujeto a excluir en l¿s relacio¡es a las personas del oru .ero nr a prefcrir ¿ alguien: asicomo no
19
deberia impedir al futuro presbite¡o asumir plenamente el ro1 de patemidad que le espera en Ia comunidad cristiana, y al consagrado, en general, la capacidad de ¡elación con el otro, con la alteridad y la diversidad que es co¡rdición fundamental para el diálogo y el anuncio de la buena nue-
4.3.2.- Capacidad de integración Arite todo la peNona debe tene¡ una conciencia plena de su orientación sexual, no supe¡ñcial; debería sabe¡ el origen y el significado, función y objetivo en la dinámica general de supersonalidad, paüpoder intervenir, enmodo preciso, en el control de la misma. Sobre todo. es decisivo que no tenga una rclación ego - sintónica, sino ego - alienante con su tendencia homosexual, y mantenga una dista¡cia c¡itica al respecto, tal d€ percibir lúcidamente las carencias objetivas, especialmente en referencia a la capacidad de relacióncon la alteridad - diversidad, y €star, cada \e/ más motiv¿do p¿ra domiDar la lendencia misma, ha ciendo el esfuerzo de una conversión y lucha continua.
Al mismo tiempo, cieúamente no puede asumir un rcl de guía o de testimonio oficial en la comunid¿d cristjana el que no acepta la doctrina moral de la Iglesia sobre la homosexualidad, como vinculante pa¡a sí en el prcsente o en el futuro, o disiente de la visión a¡t¡opológica y moral de la rexualidad propues[a por e¡ Vagrslerio: seria una contadicción insostenible. Es confiable y creíble sólo aquel,libre de todapresrmción (pafticularmente ar¡iesgada al respecto), que acepta busca la ayuda de una glia. eslá atento a evilar situaciones que podrían serpeligrosas y hace uso de una disciplina sapiente.
I
80
Así también, es deteminante que el sujeto haya aprendido a vivir d¿lar¡¿ d¿ D¡¿.r su pobteza, en una ópticadefe, abiefa a la espera¡za, que alimentael empeño, d€ hecho, y pe¡mite al fuh¡ro ministro de la misericordia experimentar la potencia de la gracia en su debilidad, y ojalá poder comprendereficaTmente he con su mismo problema. 4. 3.
3.
) aludara quien seencuen-
Libertad ínreti¿r
En elcaso de caídas conmenores o también de simple atracción pedófila o efebófiIa, no se puede pensar en admisión alg¡na al camino fo¡mativo. Como también, en el caso de caídas rcpelidas, conuna cierta fiecuencia, o de actitudes sedüctoras. En la evertualid¿d de caidas ocasionales y con rol subaltemo, es siempre necesaria mucha cautela. Es indispensable profundjzar en la situación, a havés, de medios aprcpiados, hasta llegar a una cladficación salislacloria.
Una evaluación vocacional inicial, positiva, i¡nplica! en cada caso, que el sujeto haya dado pruebas por un tiempo conveniente, de poder mantener bastante ágilmente el control de su tendencia homosexual. Pero este conüol, se entiende, en pleno sentido, o en la linea de la tensión de renuncia y de ffansfomación y no de fru5lracjon: no sólo en el componamrenlo. .ino l¿m'
bién en la mente y en la fantasía, en el corazón y en los deseos, hasta el punto de que la persona sea, cada vez más
librc respecto a su tendencia homosexual. Ytal capacidad decontrolno sea simplemente consecuencia, más o menos inconsciente, de prcsiones extemas o miedos intemos, de violencias que el indi\ iduo se h¿ria a 5i mr.mo. cino que derive siempre más de su madurez humana y vocacional. EI
Confirmamos que estas condiciones deben estar /oddr globalúente prcsentes paÉ que la evaluaciónpueda ser positiva a lo la¡go del camino fo¡mativo. Evidentemente, pueden habe¡ casos de evaluación dudosa. Si en tal caso, faltara alguno de estos c¡iterios, mienlra" la .iruación general parece rer de signo posirir o. y existen fundadas esperanzas de una evolución positiva, por 10 que se refie¡e al criterio falta¡te, o también uno de estos elementos no resultam claro y bien definido en su sig¡ificado dia$óstico, lo mejor es, oftecer al sujeto la posibilidad de hacer u¡ camino de acompañamiento. Tal acompañamiento sea hecho a través de instrumentos profesionales, con profesionales que compartan la antropologia de base creyenre. o mejor aún. sean ello5 mismos sacerdotes o consagrados/as, para considerar mejo¡ el problema desde ambospuntos de vista, no sólo elpsicológico, sino también el propiamente espiritual, y de las exigencias Iigadas al mini.rerio o a la con.agración. Pero en ningun caso, nadie sea abandonado a sí mismo, (39)
Amedeo Cencini
(rqPara iencr una visión ñás aúplia ace¡ca de laevolución del M¡gisleio de lalslesiarespecloa l. lalonció¡de l3s debilidadesaleclilasen loma general. sereniteal lectoracl Cerci¡i.A., Porsnor, co¡ano¡.enelano¡ !d Sisüene. Salsmanca 200l,l]l Parte, En elAñor. Cap.3'. ¡ora N" 94, !!e.931 ss.
83
Inclice 5
l3
Cuando la carne os débi1 El discemimiento vocacional frente a 1a nadüez y patologias del desarollo afectivo-sexual
2t
I.-AMBITO Y CRITERIOS DEL DISCERNIMIENTO
22.
Ll. 1.2. 1.2. l.
Objeto material Obielo fomal Elel¡entos normativos y espirituales 1.2.2. Eleme tos hermenéuticos y psicológicos a) Orden de la sexualidad b) orden del amor c) Orden de la virginidad 1.3.- El sentido del criterio
22 23
2.- CASOS DIFICILES
36
2.1. 2.22.1.
31 39
21 2',7
28
3l 33 35
- Nivel problemático - Patologias rclevantes - Desórdenes de lapenonalidad (inmadurez)
3, PATOLOGIAS
E INMADUREZ .18
AFECTIVO - SEXUAL 3.1.
3.Ll.
:tl2
8:l
D¡xáñ.llo afectivo - Fase
,13
ini¡ntil
sexu¿l
48 49
- Fase dc l¿pre - adolescencia y de láadolescencia 50 . Autoerotisno (y 50 . Homoerotis¡1o (y reclazo del otro. divcrso d€ 53 dlverso d€ 54 ' Heteroscxualidad ly acogida del ot¡o,
narcisismo)
si) si)
85
4., PROBLEMATICA HOMOSEXUAL
37
.-lndicaciones del magisierio 4.2.- Tres ámbitos del análisis 4.2.1.- La tendencia en sí a) Orisen psicogenético b) Signifi cado psicodinámico c) Grado de presencia d) Personalidad total e) En relación a la elección ¡ Problema relacional
58 ó0
4.1
61 61
63
64 64 65
66
4.2.2.-Relación d€l sujeto con la propia tendencia homosexu¿l a) Conciencia subjetiva
6',7
b) Ego-sintonia c) ECo-alienación d) Ante Dios
68 69 70
6',7
4.2.3.- Cualidad del contol del compofamiento a) Incapacidad de doninar el impulso b) Tendencia pedófila y efebófila c) Tensión de fr!¡stración d) Tensión de renuncia e) Te¡sión de transfomación
11
4.3.
4.3.1.- Autenticidad vocacional 4-3.2.- Capacidad de i¡tegración
78 79 80
4.3.3. Liberiadint€rior
81
86
'Evaluación y Discemimiento
11
12 '74 '76 '76
f)esarrollo hu¡nnn¡¡ e.\ lo cp; úi,t (Lt.L! lcrtt)¡1.¡, hanrbrc..\: nujer Ll la ldrya de lu5 di:;littltLn^ etaptt,r dc v t,ila, ctlninculLb h¿cia !a ¿tnh¿l¿la nc¡¿urctl pletifud, k lietdo ¡ü?scnte que, cono perloüa, t ive lu realitlad. tlel ¡ist?ria que cLLa ¡11isnla es. El d¿'urnll¡t dt'l s¿. ltLutüino l)ustl a tt'.tt,és de lu hí.¡tt¡ric¡ [ona:ftla tkl (a¿d pers(üld, l¡ettc \u\ ¡a.]¿\, stt:t díutítili(ur ¿tolLL!it.¡r, príL:o-sa(:íti!tsI espiritu¡.tl.s qüe debt,rí.1ú in1¿tlL¡¡.
ileal¡¡rcnte a la eapa oduitLt. Sit eutbarqo, no \t(.npr( los ptu&sas ¿( ¿esatrollr) octlf1-r¡1a:onM te e\p.,1.d, Di\-f,t sos.faa lt)ret i¡tterlienetl pt:L¡tt dl¿ct(¡t el n()rntal ¿L'srtrrol!o tle la per
La (olecc¡ótt 'Dasanollo htttnano" quc Paulürts Etliioriul l)tes?r¡1.t. t¡e ¿ lú.linLllidutl le o¡iecer divt'tu¡ t)l)rus, .!t\.\ LtLlkltcs.\e lctttl(:411 l)t)r \u espetiLll¡tla¿ e (l (arryo ¿¿ lLtr cit)¡ciaf lt t11a1nat, pero (oü ur e tlarao por logrtu unu visititt ¡ii1¿ trli\(+)linur.pte ilutn¡t1e Li ] [.] nl1 itlt¿grLlLlora etk' pi ot t,so Ca1...iút D¿\u¡ nIIo lnanLu|)
L'Cut¡ttb l( uLr't¡a (s Ll¿bil.. toi Arldltu ( Irüti
,llütiuillllülil