CASO INTERBOLSA Y CONSECUENCIAS
El caso Inter-bolsa, puede llegar a ser el más importante de descalabro bursátil en Colombia, pues esta compañía era la comisionista más grande e importante del país: movía 27% del total negociado en la Bolsa de Valores de Colombia; 21% del mercado de acciones; 22% del de deuda pública y 41% del de deuda privada. Además, era uno uno de los principales “creadores de mercado” para los títulos de deuda pública TES del Gobierno. Siendo la compañía de bolsa más importante del país la que quiebra, las consecuencias negativas que puede dejar este desfalco pueden ser muy graves a nivel nacional, por lo que las investigaciones y las medidas que tome el Estado frente a esta situación deben ser muy cautelosas para esclarecer posibles maniobras y datos financieros ocultos por parte de los más altos directivos de Inter-Bolsa; lo cual pone en evidencia posibles posibles faltas al principio de transparencia con los clientes y acreedores de la organización. Desde una perspectiva de ética empresarial, parte del descalabro de Inter-bolsa proviene de la falta de claridad y control del sistema de gobierno corporativo de la organización. Los hechos revelados por los medios, permiten concluir que existió una mala gestión de gobierno, pues no se tuvo la capacidad de controlar la generación desmedida de Repos, los cuales posteriormente resultarían nocivos para el funcionamiento administrativo tanto de Inter-bolsa como del mercado en general. Este hecho, en un adecuado sistema de gobierno corporativo, debió haber sido previsto, si se hubiese actuado con la debida diligencia diligencia y prudencia, desde el momento en el que el endeudamiento empezó a inflarse sin contar con suficientes garantías. El sistema de gobierno y de control era necesario en la medida en que se empieza a evidenciar que el ánimo de esta generación mayoritaria de repos no era idóneo para avanzar en el camino hacia el objeto, fin o causa común que los asociados pretendían realizar por medio de la organización , sino que -al contrario- el ánimo de dicha generación fue obtener beneficios económicos personales bastante gruesos por parte de algunos de los corredores que tenían control de los recursos de Inter-bolsa y de otros accionistas. Adicional a las faltas de controles dentro del sistema de toma de decisiones y a la ambición de algunos de los corredores de Inter-bolsa, también es posible explicar el descalabro como una falla en la capacidad de autorregulación, control y supervisión por parte de las entidades encargadas de controlar este tipo de operaciones. César Rodríguez Garavito resalta que “la falta de regulación y supervisión dejaba un hueco por el cual se podían colar los deshonestos y los oportunistas. Por ese boquete se vino abajo Inter-Bolsa”. El hueco es doble: Por un lado, falta regulación dentro de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), lo que facilita conductas fraudulentas. En segundo lugar, la falta de supervisión de las Superintendencias, que no actuaron con la debida diligencia para detectar a tiempo las maniobras que algunos corredores estaban realizando con los repos y así evitar un estrago económico de e sta magnitud. El análisis del caso Inter-Bolsa implica y anima a un reto: la construcción de un modelo empresarial que, a través del aseguramiento de la actuación ética, remplace la cultura de buscar únicamente beneficio personal. Se trata de un caso que permite entender el impacto empresarial de prácticas que no se ajustan a los fines empresariales, al utilizar medios ilegítimos de beneficio personal. Reflexionar sobre lo ocurrido permite tomar en cuenta la necesidad de contar con sistemas de gestión empresarial que permitan crear una cultura que otorgue valor y respeto por los recursos que los demás aportan colectivamente. Solo si se tiene conciencia del valor que representan dichos recursos (y esto se incluye en la diaria gestión) será posible tomar decisiones acertadas. Entonces, la transformación cultural a la que se hace alusión implica una inmersión de los valores éticos en todas las actuaciones de la empresa. Esto se logra con una sólida convicción de que
actuar conforme con unos fines y valores empresariales es el camino para conseguir buenos resultados. El abandono del uso de la ética en las relaciones humanas y empresariales tiene bastantes secuelas negativas en la organización social. Se genera así una sociedad sin identidad y supremamente desigual que menosprecia los deberes y los derechos de los demás. En efecto, argumenta Adela Cortina en su libro “Ética de la Empresa”, que hoy en día -a nivel empresarial y personal- no se tienen claros los fines ni tampoco los medios, de las acciones que se realizan, lo cual genera una falta de identidad que estriba en la pérdida de rumbo y sentido en la vida de las personas. La crisis de la ética empresarial tiene relación con que no siempre hay claridad ni conocimientos suficientes en la cultura para tomar las decisiones correctas dentro del ámbito empresarial. Una de las consecuencias de esta crisis de identidad y cultura ética es el fenómeno de la corrupción, que tiene su origen en entidades públicas y privadas. La corrupción da un mal manejo y destino a los recursos pertenecientes a la nación o a una entidad privada, con el objetivo de obtener un indebido provecho personal o para un tercero. La corrupción resalta el abandono de principios como la moralidad, la honradez y el servicio; ya que si de manera coherente se vivieran los principios éticos y morales no se desviarían recursos en beneficio personal o, en otras palabras, con el uso de la ética no nos embarcaríamos en la elección de un medio que busca un fin diferente al pactado colectivamente y que, por ello, se constituye como ilegítimo, afectando la reputación, la confianza y la credibilidad de las instituciones. En Colombia, los niveles de corrupción son alarmantes. En la escala sobre desviación de recursos públicos elaborada por la WEF, el país ocupa el puesto 130 entre 144, donde el puesto 1 lo ocupa el país más transparente y el 144 el más deshonesto. En el sector privado, el Informe de competitividad 2012-2013 realizado por el Consejo Privado de Competitividad (CPC) demuestra la tesis que sostuvo en su informe de 2011: “La Corrupción es, sin duda, el factor que más dificulta la realización de negocios en Colombia (…) y lo ha sido –según los empresarios-, desde 2009. Esto es preocupante debido a que, de acuerdo con el Banco Mundial la corrupción es el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de un país (CPC, 2011)”. Lo anterior nos permite afirmar que el desarrollo sostenible y competitivo del sector privado en el país es irrealizable si no cuenta con el respeto y la aplicación coherente de los principios éticos. En primer lugar, porque hay una generalizada desconfianza en el momento en que se piensa realizar la inversión para un negocio. El retorno de la ética dentro de las relaciones empresariales es un camino para construir la confianza, base de las relaciones cimentadas en la buena fe. En otras palabras, la confianza vuelve cuando se viven los valores éticos en todas las actividades empresariales. La confianza vuelve a su cauce si se permite un ejercicio crítico y reflexivo de la ética. Esto genera además certeza en que las decisiones de las empresas serán las correctas porque son justas y prudentes. En segundo lugar, porque gran parte de la inversión privada que existe en el país corre un alto riesgo de verse contaminada por la corrupción. Y no nos podemos quedar inmóviles Los mercados de capitales influyen en el crecimiento y dinamismo de la economía; por tanto, si funcionan mal pueden obstaculizar el crecimiento, e incluso desestabilizar la economía, influyen en si las personas buscarán trabajo en una economía vibrante y creciente o si deberán buscar trabajo en economías más estancadas. Adicionalmente, los mercados de acciones prestan servicios a la economía distintos a los servicios que prestan los bancos. La economía se beneficia tanto de los bancos bien desarrollados como de los mercados que funcionan bien. Por esto, la importancia de los mercados de valores para la actividad económica parece aumentar a medida que los países se desarrollan.
De este modo, crear mercados competitivos, transparentes y que funcionen bien debe ser una
prioridad para los legisladores que buscan mejorar el nivel de vida y ampliar las oportunidades.” El descalabro de Inter-bolsa y su fantasma todavía rondan en el mercado de valores, lo que aunado a los efectos de la coyuntura económica internacional, llevó al Gobierno a pedirle a los comisionistas que aceleren el paso para fortalecer ese negocio. El Superintendente Financiero, Gerardo Hernández Correa expresó que "a raíz de lo que pasó con Inter-bolsa, de lo que ocurre en mercados internacionales y de la transformación en las firmas comisionistas, el temor que tenemos es que la industria se quede quieta y pensamos que la forma de salir de esas circunstancias es acelerar el paso y hacer lo que tengamos que hacer para darle mayor dinámica al mercado, en especial con las personas naturales". Jorge Hernán Jaramillo, presidente de Deceval, coincidió en que es necesario retomar la senda de crecimiento, que se perdió con el caso Inter-bolsa y que produjo un impacto negativo en la confianza de los inversionistas. "El año ha sido complejo y en el nivel de transacciones hay una reducción. Todo el mercado se resintió con un actor grande que cayó, así que muchas operaciones asociadas al repo en acciones. Esa es una herida que no ha cerrado del todo".