SEPI ESE IPN. CANTÚ ESQUIVEL JOSUÉ ALAN. MACROECONOMÍA II.
CAÍDA LIBRE: JOSEPH STIGLITZ. Capít!" #: R$%"&'a& !a( t$"&ía( $)"*+',)a(. La lectura de Stiglitz arranca con un aire de auto crítica a la sociedad en el sentido de comprender las razones de la última debacle económica y fnanciera de escala escala mundial. mundial. Comien Comienza za con con tratar tratar de desci descirar rar quiene quienes s han sido sido los culpables de posicionar al mundo en la situación económica que hoy en día enrenta, pero ms all de ello, analiza cuidadosamente cuales han sido las causas y detonadores de todo ello. !s importante importante reconocer reconocer los papeles que debieron debieron haber desempe"ad desempe"ado o los princ princip ipal ales es estr estrat atos os enca encarg rgad ados os de la supe super# r#is isió ión n del del sist sistem ema$ a$ como como el gobi gobier erno no con con sus sus regul egulad ador ores es y legi legisl slad ador ores es,, quien uienes es debie ebierron habe haberr super super#i #isa sado do el unc uncio iona nami mien ento to del del sist sistem ema a econ económ ómic ico% o% dete detect ctan ando do las las irregularidades y sancionando las prcticas desleales e&ercidas en los sistemas fnancieros fnancieros aectaban aectaban al sistema sistema en general. 'sí mismo, mismo, no debió debió perderse perderse de #ista la unción de las instituciones fnancieras y, principalmente de la (eser#a )ederal de Saint Louis, que ha permitido la libre especulación sin límites de la alquimia fnanciera, esto no ha hecho otra cosa ms que de&ar al descubierto los deectos undamentales del sistema capitalista. !l autor argumenta como las polít política icas s encami encaminad nadas as hacía hacía la desre desregul gulaci ación ón ueron ueron consec consecuen uencia cias s de uerza uerzas s políti políticas cas,, económ económica icas s e ideoló ideológic gicas as de entre entre grande grandes s sobera soberanos, nos, burgueses e intelectuales que estaban a a#or de la implementación de un capitalismo sal#a&e, desregulado y desinteresado del bienestar social, al que únicamente le interesan las ganancias rpidas sin saber en sí a lo que se estaba apostando, únicamente actuaba acorde a la especulación de precios en las burbu&as inmobiliarias de la economía estadounidense, cuyos eectos de contagio se propagaban rpidamente al rest esto del mundo dada la interconecti#idad de los bancos con sus seme&antes del resto del planeta en unció unción n de los acti#o acti#os s tó*ic tó*icos os emanad emanados os de cr+di cr+ditos tos basura basura que distin distintos tos bancos comercializaban comercializaban entre sí y cuales poseían unos de los otros. ' pesar de que la crisis crisis hipote hipotecar caria ia del -- ue muy distint distinta a en orma, orma, magn magnit itud udes es de impa impact cto o y esca escala la del del resto resto de las las dem dems, s, ha de&a de&ado do de ense"anza lo mismo que el resto de las crisis económicas y fnancieras en la historia de la humanidad% el omento al dialogo y al debate de las ideas. Los ideales de la autorregulación de los mercados y las ideas de alcanzar un equilibrio al cual con#er&a la sociedad por una mano in#isible que actu+ sobre los precios, oerta y demanda de los bienes y ser#icios han demostrado que la mano mano que regul regula a a los mercados mercados,, no solame solamente nte es in#isi in#isible ble,, sino sino adems adems ine*istente. Los economistas no habían tenido sus labores ciles en la historia, primero al instante en que las teorías omentaran no hacer nada, pues se creía que el /
SEPI ESE IPN. CANTÚ ESQUIVEL JOSUÉ ALAN. MACROECONOMÍA II. sistema se autorregulaba con los pensamientos de intelectuales clsicos respecto a ese rubro. 0o obstante, las crisis en la historia habían logrado la incenti#ación al debate% 1ebates de las ideas 2eynesianas en unción de la inter#ención del !stado para estimular a la economía, pero ello con el costo de incrementar el d+fcit en los saldos y balances de las cuentas nacionales. 2eynes sabía que sí se quería rescatar al capitalismo de sí mismo, la economía misma debía ser capaz de generar empleos, no precisa ni primeramente soberanía en sus instituciones. 0o obstante, sus seguidores de 2eynes #ol#ieron sus teorías uertes dogmas para las doctrinas de pensamiento% tergi#ersando las herramientas sobre las cuales el !stado era capaz de inter#enir% se llegó a #ol#er a pensar hallar el santo grial en la búsqueda del pleno empleo, según al alcance de esa etapa, la economía podría #ol#er a las mara#illas del libre mercado, pero la gran depresión demostró que la economía de mercado no se autorregulaba, al menos no en espacios de tiempo razonables. La d+cada de los -3s marco el inicio de nue#os problemas y desaíos para los economistas de la +poca% el nue#o enómeno que acompa"o a la crisis del petróleo con in4ación y desempleo a la par adems de las nue#as ormaciones acad+micas e intelectuales que los economistas de esos a"os habían adoptado% ellos no reconocía a las allas del sistema como originadas por allas del mercado, sino como allas emanadas del gobierno, a pesar de que el periodo de /5678/59/ no e*istieron crisis económicas por la alta inter#ención del !stado en la super#isión de los sistemas crediticios de la +poca, dando como resultado una super#isión bien regulada, una economía estable y la contribución al mayor crecimiento e igualdad de ese periodo. !n la d+cada de los -3s, dados los ni#eles e*perimentados en los 9-3s de economías saludables y me&or reguladas, se #ol#ió a in4uir en el pensamiento crítico entre elites de uni#ersitarios% retornando a cimentar la opinión de que el mercado se autorregulaba. ' pesar de que esas ideologías a#orables al mercado no correspondían ni a la realidad moderna ni a los a#ances en la teoría económica, pues, +stos habían demostrado que ni siquiera, cuando las economías se acercaban al pleno empleo y los mercados eran competiti#os nunca ueron capaces de asignar de manera efciente los recursos. Los nue#os resultados demostraron que no e*iste base científca para suponer que los mercados eran efcientes. Los mercados orecen incenti#os, pero los allos de mercado estn por todos lados, adems de que e*isten dierencias persistentes entre los benefcios sociales y los pri#ados El fracaso del modelo neoclásico
La literatura económica neoclsica tradicional asume que los mercados son siempre efcientes e*cepto cuando hay algún :ruido; o allas específcas de uncionamiento. Stiglitz dice que son efcientes sólo ba&o circunstancias
SEPI ESE IPN. CANTÚ ESQUIVEL JOSUÉ ALAN. MACROECONOMÍA II. e*cepcionales% cuando los mercados son plenamente competiti#os, adems que todos los agentes estn plenamente inormados. 'unque en #erdad, este es un supuesto radical pues, no e*iste racionalidad en los agentes económicos, pues muchos de ellos solamente se de&an lle#ar por el :noise trader;, omentando en comportamiento gregario de orma insensata, que e#entualmente, culmina con la creación de burbu&as especulati#as. 0o obstante, es interesante notar que, no es culpa en sí de las personas, ya que +stas solamente reuerzan las creencias que las autoridades omentan ante la no e*istencia de la conciencia crítica, es decir, estamos rente a un ciclo de afrmaciones que son diíciles de interrumpir. Lo anterior desarrollo la ormación de grandes burbu&as especulati#as, no obstante, al instante en que +sta re#ienta todo el mundo piensa <=ui+n podía ser capaz de poder pre#erlo> Los banqueros en parte tenían razón, pues nadie con credibilidad en su ambiente habría puesto en cuestión la opinión predominante, lo cual, en sí misma es misma tautología% nadie quien pusiera en cuestión la opinión predominante podría ser tomado o considerado como creíble. Compartir el tipo de opinión dominante era una condición necesaria para ser tomado como un intelectual y socialmente aceptable. !s aquí donde se hace notar la irracionalidad del sistema, pues el mismo ha pro#ocado 4uctuaciones macroeconómicas% la e*uberancia irracional conduce a burbu&as que e#entualmente concluyen en un boom% el actuar como un ente irracional ?a pesar que se piensa en ser todo lo contrario@ detona en una crisis de distintas escalas. La gente casi siempre subestima el riesgo% las personas ol#idan las ense"anzas de la historia y #uel#en a cometer errores pasados en el uturo, moti#o por el cual, no es diícil imaginar que se pueden crear nue#as y ms peligrosas en el uturo. 1esde este sentido, es donde la #isión crítica puede incluir al papel del gobierno. !l gobierno puede tomar medidas para ayudar a estabilizar a la economía al e#itar la ormación de e*pectati#as irracionales en la economía, adems de ayudar a la ciudadanía en tomar me&ores decisiones% la manera en que se planteen los marcos in4uyen radicalmente en la decisión que tome la gente$ es importante que quienes plasmen las ideas a la gente de las perspecti#as y e*pectati#as de di#ersas #ariables lo hagan con el an de la búsqueda de soluciones, y no en la manipulación de clases, pues las creencias pueden aectar a la realidad. 0o debe de perderse de #ista que las e*pectati#as deben de estar basadas en la realidad, pues, si se establecen e*pectati#as inunda mentadas se pueden producir decepciones y con ello, podrían e*istir mayores contracciones y así empeorar al circuito económico$ la disparidad entre las esperanzas y la realidad puede hacer inclusi#e que se deprima aún ms la coyuntura y estructura económica% o basta con estimular los espíritus de los empresarios A
SEPI ESE IPN. CANTÚ ESQUIVEL JOSUÉ ALAN. MACROECONOMÍA II. mediante las herramientas de economía política como las e*pectati#as, pues, pueden inducir inclusi#e por un tiempo un gasto y consumos mayores en los agentes económicos, pero no sern los discursos quienes saquen al sistema de las posibles recesiones. La debacle fnanciera y monetaria que el sistema enrenta tiene di#ersas aristas, desde las macroeconómicas con los ni#eles de producción y desempleo ?a la par del estudio de las 4uctuaciones@, los incenti#os de la política monetaria para la atracción de dinero en circulación, las fnanzas y la económica de la inno#ación. Bodas estas aristas deben de de&ar de ser #istas como esquemas separados, para empezar a entender su metabolismo en con&unto con el resto del sistema% empezar la batalla de las ideas, la búsqueda de nue#as doctrinas% quizs de&ar de preocuparse por el desempleo como lo plantearon los eynesianos para empezar a preocuparse por #ariables como la in4ación y el crecimiento económico. 0o obstante, dichos anlisis deben de ser coherentes con la realidad, no deben de ser siempre basados con supuestos e*tremadamente simplifcadores de la realidad% debe de asumir la asimetría de la inormación, la ine*istencia de mercados de competencia perecta y la inclusión de #erdaderos comportamientos de las #ariables, es decir, la in#itación al debate, a la crítica constructi#a y a de&ar los dogmas que se han consolidado como sólidas bases del pensamiento económico. Drobablemente nada ha hecho tanto da"o como la obstinada insistenciaE en ciertas reglas generales que se aceptan sin discutir% el gobierno debe cumplir un papel en di#ersas reas$ desde las &ornadas laborales hasta las políticas monetarias, pasando por instituciones destinadas a hacer que la inormación circulase correctamente. Los ideólogos de derecha y los economistas que les apoyaron se respaldaban por los intereses fnancieros a los que a#orecían los mo#imientos desregulatorios$ las me&ores ideas no siempre pre#alecen ni en el corto ni largo plazo. !l mercado de las ideas no siempre es el me&or.
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