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Caballeros en el feudalismo Artículo principal: Feudalismo
Pintura de un nombramiento de caballero, por Edmund por Edmund Blair Leighton. Leighton. Eran guerreros a caballo de la Europa medieval que servían al rey o a otro señor feudal como retribución habitual por la tenencia de una parcela de tierra, aunque también por dinero o como tropa mercenaria. El caballero era por lo general un hombre de noble cuna que, habiendo servido como paje y escudero, era luego ascendido ceremonialmente por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia, el aspirante solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como de proteger a los indefensos. Después del siglo XV, XV, el título de caballero se otorgó a los civiles en recompensa por sus servicios privados y públicos. En todos los países que lo suelen conceder, el título de caballero constituye un honor otorgado por el monarca tanto a hombres como a mujeres, en reconocimiento de un notorio mérito personal, y mediante el acuerdo de una orden de caballería. El título sir sir oo dame se antepone al nombre, tras el que se colocan las iniciales de la orden de caballería.Esto no le da el rango de caballero que esta destinado a los hijos de las familias nobles derecho por hidalguía,que en la escala nobiliaria figura antes del baron.
Tipos de caballeros A pesar de que todos los caballeros de que qu e hablan las leyes, eran nobles, nobles, había sin s in duda entre ellos ciertas diferencias ya por el mayor o menor grado de nobleza, ya por el modo de adquirir su cualidad de caballeros por sus deberes especiales y otros circunstancias semejantes, lo cual produjo diferentes denominaciones.' y
C aballeros aballeros de la espuela dorada. Se llamaban caballeros de la espuela dorada a
los que eran armados solemne y legalmente como caballeros, con condición precisade tener ya anteriormente nobleza o hidalguía hidalguía.. El dorado de la espuela era el distintivo que los daba a conocer siendo una u na de las señales s eñales necesarias necesar ias en aquel tiempo en que se combatía cubierto con la armadura todo el cuerpo.
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. Eran aball aquell aquellos os que por aball antí antí a o cuanti cuanti el hecho de tener det determi erminada rent renta est estaban obli obli ados a mant mantener armas y caball caballoo para sali sa lirr en caso necesar io a cont contener a los moros que hací hac ían correr ías e incursi ncursiones por las front fronteras español españolas. Parece que fueron instit nstituuidos para la defensa de las de Anda Andalluc ucíía. ent end endíía por caball debían pasar Caball Caball al arde arde. Se ent caball eros eros de al a l arde arde los que debí muest muestra a caball caba llo, o, es deci decir, hacerse present presentes en revi revista con las armas y el el caball caballoo que est estaban obli obli ados a tener. Si Sin duda fueron los que, en vi v ir tud de est es ta ob obli li aci aci n, se llamaron llamaron de premi el ob je jeto de su instit nstituc ucii n de guerra. Es premia y por el tant anto más de creer que est es tos tres nombres si s ign gniif icaban una mi misma cosa cuant cuant o que los empl emplean inseparabl nseparables las leyes Recopil Recopiladas adas si sin hacer la más pequeña distinc tincii n. el nombre de novel rec i n Caball Caball eros eros novel novel es es. Tomaban el novel es es los que eran reci investi nvestidos dos con las insi nsign gniias de la caball caba ller er ía llevando llevando el el escudo en blanco y si si n divisa alguna por no haber t haber teni enido todav odavíía ocasi ocasi n de ganar la en la guerra. ndiica la pal palabra, eran Caball Caball eros eros de conqui conqu i st st a. Los de conqui conqui st st a , como lo ind aquell aquellos os a qui quienes se di distingu tinguíía repar ti ti ndo ndolles las tierras tierras que se tomaban al al enemi enemigo. S e llamaban llamaban así así por ser l ser los que Caball Caball eros eros mesnaderos o de l a mesnada del del rey rey. Se le acompañaban al a l rey en el el trozo pr inci nci pal pal de su caball caba ller er ía. Faltaa enumerar una cl c lase de caball caba lleros eros que menci menc ionan Caball Caball eros eros pardos . Falt nuest nuestras anti antiguas guas leyes, denomi denominados pardos y eran los que obt obtení enían la consi consideraci deraci n y preemi preeminenci nencias de caball caba lleros eros a pesar de per tenecer al a l est estado llano, llano, por pr ivileg ilegiio real real o por ll por llenar enar ci cier tos requi requisitos itos marcados en las leyes. No ofrece di dif icult cultad ad la expli explicac cacii n de la pal palabra con que se les desi designa, puest puesto que las leyes de Par tidas tidas cifraban en los col colores de los tra jes, jes, di distinc tinciiones del del rango de los caball caba lleros. eros. Caball Caball
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Armamento y
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o espada de mano y med ia: Una espada que se utili u tilizaba zaba pr inci nci pal palment mente para derr i bar bar a un caball caballero ero desde su caball caba llo. o. Tení Tenía la po pott enci encia necesar ia para derr i bar bar les pero tambi ambi n la movili movilidad dad que se requer ía para las luchas cuerpo a cuerpo. p inchos empl empleada para combat comba tes a medi media del al ba ba: Una maza con pi Lucero del distanci ancia. Puede dest destrozar el el cráneo de su adversar io si s i est esta arma gol gol pea pea con la suf icient ente ef icaci cac ia y preci prec isi n. Ball est ba lles esttas eran armas letales a largas di distanci ancias. Di Disparaban una est a: Las ball f lecha capaz de at a travesar la armadura de un enemi enem igo, si s in ret retroceso, su úni único defect defec to es que se tardaba mucho en recargar. El E l Papa Inocenc Inocenciio II incl ncluso la prohi prohi bi bi por consi cons iderar la demasi demasiado "malig malig na na". Al abarda a labarda es un arma poli po liva vallent ente, con dos par tes, hace las veces de abarda : La al hacha y de lanza, pudi pudiendo derr i bar bar a un caball caballero ero de su mont mon tura o de at a travesar limp limpiiament amente el el cuerpo de su adversar io; un arma di d iseñada para combat comba t es a cor ta y medi media di distanci ancia. spada bast arda arda E
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armadura: La armadura era la principal baza del caballero, con un blindaje de al
menos dos chapas de metal y una cota de malla. La armadura protegía al caballero en todo momento, muchas veces sin necesidad de restarle movilidad.
R eyes Caballeros
R icardo I "Corazón de León" de Inglaterra. R ey y caballero cruzado. Obra de MerryJoseph Blondel.
San Ladislao I de Hungría. R ey, caballero y santo. Estatua en Somogyvár, Hungría. Durante los siglos X, XII, XIII y XIV, en el período heroico de la caballería, uno de los fenómenos más resaltantes sería la aparición de los reyes caballeros. Ellos portaban los ideales de honor, religiosidad cristiana, valor, justicia y, por lo general, serían recordados como figuras míticas e idealizadas, que conducían infaliblemente Estados medievales. Su imagen servía para infundar moral y motivación a las naciones, para que éstas se mantuviesen fieles al Cristianismo. Entre las figuras más conocidas se hallan: y
El R ey Arturo, un personaje mítico inglés, el cual se fija en el siglo VI. En la literatura, sería el fundador de la caballería inglesa medieval.
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y
Car lomagno (742 ± 814). Rey de los francos y caballero.
[editar] Siglo IX y
Arnulfo de Car intia (850 ± 899). Rey de Francia Or iental y caballero.
[editar] Siglo XI y
San Ladislao I de Hungr ía (1046-1096). Rey, caballero y Santo de Hungr ía.
[editar] Siglo XII y
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Rober to II de Normandía (1051-1134). Duque de Normandía y caballero cruzado. Luis VII de Francia (1120 ² 1180). Rey de Francia y caballero cruzado. Feder ico I Barbarro ja (1123-1190). Emperador del Sacro Imper io Romano Germánico, caballero cruzado. Géza II de Hungr ía (1130-1162). Rey de Hungr ía y caballero. Béla III de Hungr ía (1148-1196). Rey de Hungr ía y caballero. R icardo I "Corazón de León" de Ing laterra (1157-1199). Rey de Inglaterra y caballero cruzado. Alfonso VIII de Castilla (1158-1214). Rey de Castilla y caballero. Feli pe II de Francia (1165 ± 1223). Rey de Francia y caballero cruzado.
[editar] Siglo XIII y y y
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Pedro II de Aragón Andrés II de Hungr ía (1176 ± 1235). Rey de Hungr ía y caballero cruzado. San Fernando III de Castilla y León (1198-1252). Rey de Castilla y de León, caballero medieval. San Luis IX de Francia (1214 ² 1270). Rey de Francia y caballero cruzado.
[editar] Siglo XIV y y
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Juan
I de Bohemia (1296-1346). Rey de Bohemia y caballero. Eduardo III de Inglaterra (1312-1377). Rey de Inglaterra y caballero durante la Guerra de los Cien Años. Luis el Grande de Hungr ía (1326-1382). Rey y caballero de Hungr ía. Juan II de Francia (1319 ± 1364). Rey de Francia y caballero. Segismundo de Luxemburgo (1368-1437). Rey de Hungr ía y emperador del Sacro Imper io Romano Germánico y caballero.
[editar] Siglo XVI y y
Francisco I de Francia (1494-1547). Rey de Francia y caballero. Car los V de Habsburgo (1500 ± 1558). Rey de España y emperador del Sacro Imper io Romano Germánico, caballero.
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EUDALISMO
Se denomina feudali mo a la organización social, política y económica basada en el feudo que predominó en la Europa occidental entre los siglos IX y XV. Se trataba de propiedades de terrenos cultivados pr inci palmente por siervos, par te de cuya producción debía ser entregada en concepto de "censo" (arr iendo) al amo de las tierras, en la mayor ía de los casos un pequeño noble (señor) nominalmente leal a un rey.
Def ini ión de feudali mo Existen en general dos def iniciones de feudalismo: - Def ini ión institucionalista (por F.L. Ganshof ): Designa un con junto de instituciones que respaldan compromisos generalmente militares, entre un hombre li bre, el vasallo (vasallus, vassus) y un hombre li bre en situación super ior. El pr imero reci be del segundo un feudo (feodum, feudum) para su man tenimiento. [P]uede def inirse el feudali smo como un conjunt o de instit uciones que crean y r ig en oblig aciones de obed iencia y servicio ±pr inci pal ment e milit ar± por par t e de un hombre libre, ll amado ³vasall o´, hacia un hombre libre ll amado ³señor´, y oblig aciones de prot ección y sost enimient o por par t e del ³señor´ respect o del ³vasall o´, dándose el caso de que l a oblig ación de sost enimient o t uviera l a mayor í a de l as veces como efect o l a concesión, por par t e del señor al vasall o, de un bien ll amado ³feudo´. [1]
- Def inición marxista: Un modo de producción con unas peculiares formas de relación socioeconómica, situado entre el esclavismo de la Antigüedad y el capitalismo moderno. Concretamente, se lo entiende como un con junto de relaciones de producción y dependencia entre el campesino y el señor, propietar io de la tierra que aquél usufructúa, en un momento de predominio de la agr icultura como fuente de r iqueza. [U]n si st ema bajo el cual el st at us económico y l a aut or idad est aban asociados con l a t enencia de l a tierra y en el que el product or d irect o (que a su vez era poseedor de algún t erreno) t ení a l a oblig ación, basada en l a l ey o el derecho conset ud inar io, de ded icar cier t a par t e de su t rabajo o de su producción en benef icio de su super ior [2] feudal .
- El Feudalismo se puede entender también como la ruptura de todas las estructuras de poder Antiguo, en un sistema de fragmentación de la tierra donde el Señor es juez, administrador y militar de la misma. Todos los señores responden al monarca. Los campesinos ofrecen sus servicios y labran la tierra a cambio de la protección del señor feudal, y entre los señores se forman las relaciones feudovasalláticas antes mencionadas. La postura habitual entre los medievalistas distingue dos procesos: - Un comple jo de compromisos militares, que, junto con la disgregación del poder político, conlleva una pr ivatización de funciones públicas en benef icio de una minor ía de li bres pr ivilegiados.
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Uso del término "feudalismo" El fracaso del proyecto político centralizador de Car lomagno llevó, en ausencia de ese contrapeso, a la formación de un sistema político, económico y social que los histor iadores ha convenido en llamar feudalismo, aunque en realidad el nombre nació como un peyorativo para designar del Antiguo Régimen por par te de sus cr íticos ilustrados. La Revolución francesa supr imió solemnemente "todos los derechos feudales" en la noche del 4 de agosto de 1789 y "def initivamente el régimen feudal", con el decreto del 11 de agosto. La generalización del término permite a muchos histor iadores aplicar lo a las formaciones sociales de todo el terr itor io europeo occidental, per tenecieran o no al Imper io carolingio. Los par tidar ios de un uso restr ingido, argumentando la necesidad de no confundir conceptos como feudo, vill ae, t enure, o señor ío lo limitan tanto en espacio (Francia, Oeste de Alemania y Nor te de Italia) como en el tiempo: un "pr imer feudalismo" o "feudalismo carolingio" desde el siglo VIII hasta el año 1000 y un "feudalismo clásico" desde el año 1000 hasta el 1240, a su vez dividido en dos épocas, la pr imera, hasta el 1160 (la más descentralizada, en que cada señor de cas tillo podía considerarse independiente); y la segunda, la propia de la "monarquía feudal"). Habr ía incluso "feudalismos de impor tación": la Inglaterra normanda desde 1066 y los estados latinos de or iente creados durante las Cruzadas (siglos XII y XIII). [3] Otros pref ieren hablar de "régimen" o "sistema feudal", para diferenciar lo sutilmente del feudalismo estr icto, o de sí nt esi s feudal , para marcar el hecho de que sobreviven en ella rasgos de la antigüedad clásica mezclados con contr i buciones germánicas, implicando tanto a instituciones como a elementos productivos, y signif icó la especif icidad del feudalismo europeo occidental como formación económico social frente a otras también feudales, con consecuencias trascendentales en el futuro devenir histór ico.[4] Más dif icultades hay para el uso del término cuando nos ale jamos más: Europa Or iental exper imenta un proceso de "feuda lización" desde f inales de la Edad Media, justo cuando en muchas zonas de Europa Occ idental los campesinos se li beran de las formas jur ídicas de la servidumbre, de modo que suele hablarse del feudalismo polaco o ruso. El Antiguo Régimen en Europa, el Islam medieval o el Imper io bizantino fueron sociedades urbanas y comerciales, y con un grado de centralización política var iable, aunque la explotación del campo se realizaba con relaciones sociales de producción muy similares al feudalismo medieval. Los histor iadores que aplican la metodología del mater ialismo histór ico (Marx def inió el modo de producción feudal como el estadio intermedio entre el esclavista y el capitalista) no dudan en hablar de "economía feudal" para refer irse a ella, aunque también reconocen la necesidad de no aplicar el término a cualquier formación social preindustr ial no esclavista, puesto que a lo largo de la histor ia y de la geograf ía han existido otros modos de producción también previstos en la modelización marxista, como el modo de producción pr imitivo de las sociedades poco evolucionadas, homogéneas y con escasa división social -como las de los mismos pueblos germánicos previamente a las invasiones- y el modo de producción asiático o despoti smo h idráulico -Egi pto faraónico, reinos de la India o Imper io chinocaracter izado por la tr i butación de las aldeas campesinas a un estado muy centralizado.[5] En lugares aún más le janos se ha llegado a utilizar el término feudalismo para descr i bir una época. Es el caso de Japón y el denominado feudalismo japonés, dadas las innegables similitudes y paralelismos que la nobleza feudal europea y su mundo tiene con los samuráis y el suyo ( véase t ambién sho g unat o , han y castill o
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japonés ). También se ha llegado a aplicar lo a la situación histór ica de los per iodos
intermedios de la histor ia de Egi pto, en los que, siguiendo un r itmo cíclico milenar io, decae el poder central y la vida en las ciudades, la anarquía militar rompe la unidad de las tierras del Nilo, y los templos y señores locales que alcanzan a controlar un espacio de poder gobiernan en él de forma independiente sobre los campesinos obligados al traba jo.
Antecedentes El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imper io romano. El colapso del Imper io acaeció básicamente por su extensión y la incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado a las cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las provincias más retiradas del imper io. Esto provocó que los emperadores necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o nobles (precursores del modelo de señor feudal ), éstos contrataran vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenar ias de los mismos pueblos "bárbaros". A par tir del siglo X no queda resto de imper io alguno sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autor idad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atr i buyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su autor idad viene, a los o jos del pueblo, de Dios, y es mater ializado e implementado a través de los pactos de vasalla je con los grandes señores, aunque en rea lidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tr i bunales feudales que en la práctica compar timentalizan el poder estatal en pequeñas células. Un nuevo poder
La Iglesia Católica abarcadora de todos los bienes llamados limosnas, conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tiene en esa situación, durante los concilios de Charroux y de Puy consagra a los prelados y señores como jefes sociales y sanciona con graves penas la desobediencia de estas normas. Los señores, a par tir de ese momento, "reci ben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto que deben renovar generación tras generación. Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere determinados compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el orden creado, y los eclesiásticos que forman la moral social y se encuentran salvaguardados por los señores. Entorno, tareas y división de la nueva sociedad
El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la fuerza. En pr inci pio, baluar te que se daban las poblaciones para protegerse de las depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de protección de los vasallos en los conf lictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se encuentran su jetos. En un pr inci pio, las personas li bres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos.
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En los países donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia numérica, pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte, donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con más fuerza. La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia, son mandatos de Dios y, por tanto, fronteras sociales que nadie puede cruzar. La primera clase u orden es la de los que sirven a Dios, cuya función es la salvación de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y conservar la paz. La tercera clase es la de los que laboran, que con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras dos clases.
El vasallaje y el feudo
Un vasallo arrodillado realiza la inmixtio manum durante el homenaje a su señor, sentado. Un escribiente toma nota. Todos están sonrientes. Dos instituciones eran claves para el feudalismo : por un lado el vasallaje como relación jurídico-política entre señor y vasallo, un contrato sinalagmático (es decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes) entre señores y vasallos (ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consistente en el intercambio de apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, honores y tierras -el feudo- por el señor al vasallo y compromiso de auxilium et consilium -auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político-), que si no se cumplía o se rompía por cualquiera de las dos partes daba lugar a la felonía, y cuya jerarquía se complicaba de forma piramidal (el vasallo era a su vez señor de vasallos) ; y por otro lado el feudo como unidad económica y de relaciones sociales de producción, entre el señor del feudo y sus siervos, no un contrato igualitario, sino una imposición violenta justificada ideológicamente como un quid pro quo de protección a cambio de trabajo y sumisión. Por tanto, la realidad que se enuncia como relaciones feudo-vasalláticas es realmente un término que incluye dos tipos de relación social de naturaleza completamente distinta, aunque los términos que las designan se empleaban en la época (y se siguen empleando) de forma equívoca y con gran confusión terminológica entre ellos :
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El vasallaje era un pacto entre dos miembros de la nobleza de distinta categoría. El caballero de menor rango se convertía en vasallo (vassus) del noble más poderoso, que se convertía en su señor (dominus) por medio del Homenaje e Investidura, en una ceremonia ritualizada que tenía lugar en la torre del homenaje del castillo del señor. El homenaje (homa e) -del vasallo al señor- consistía en la postración o humillación habitualmente de rodillas-, el osculum (beso), la inmixtio manum -las manos del vasallo, unidas en posición orante, eran acogidas entre las del señor-, y alguna frase que reconociera haberse convertido en su hombre. Tras el homenaje se producía la investidura -del señor al vasallo-, que representaba la entrega de un feudo (dependiendo de la categoría de vasallo y señor, podía ser un condado, un ducado, una marca, un castillo, una población, o un simple sueldo ; o incluso un monasterio si el vasallaje era eclesiástico) a través de un símbolo del territorio o de la alimentación que el señor debe al vasallo -un poco de tierra, de hierba o de grano- y del espaldarazo, en el que el vasallo recibe una espada (y unos golpes con ella en los hombros), o bien un báculo si era religioso.
El homenaje y la investidura
Torre del Homenaje del Castillo de Olbrueck en Alemania. El homena je era un ritual por el que un señor concedía un feudo a otro hombre de la clase privilegiada a cambio de unos servicios y prestaciones, generalmente de orden militar. La figura del Homenaje adquiere mayor relevancia entre los siglos XI al XIII, destinándose la parte más noble del castillo para ello, la torre, y en el ceremonial participaban dos hombres: el vasallo que, arrodillado, destocado y desarmado frente al [6] señor con las manos unidas en prueba de humildad y sometimiento, espera que éste le recoja y lo alce, dándose ambos un reconocimiento mutuo de apoyo y un juramento de fidelidad. El señor le entregará el feudo en pago por sus servicios futuros, que generalmente consistía en bienes inmuebles: Grandes extensiones de terreno, casi siempre de labranza. El juramento y el vasallaje será de por vida. La entrega del feudo o algún elemento que lo represente constituye la investidura y se realizaba inmediatamente después del homenaje. El régimen jurídico de entrega es, de forma general, un usufructo vitalicio, aunque también podía ser en bienes materiales, pero que con el tiempo se convirtió en una ligazón de familias entre el señor y sus vasallos, pudiendo heredarse el feudo siempre que los herederos renovaran sus votos
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con el señor. Sin embargo, el señor feudal tenía derecho a revocar el feudo a su vasallo si éste no se compor taba como tal, o demostraba algún signo de deslealtad, como conspirar contra él, no cumplir entregando las tropas de su feudo en caso de guerra, etc., ya que cometía el delito de felonía. A un felón se le consideraba un mal vasallo y una persona de la que desconf iar. En el sistema feudal, la felonía era una terr i ble mancha de por vida en la reputación de un caballero. La encomienda. La organización del feudo
La encomienda, encomendación o patrocinio ( pat rocinium, commendatio, aunque era habitual utilizar el término commendatio para el acto del homena je o incluso para toda la institución del vasalla je) eran pactos teór icos entre los campesinos y el señor feudal, que podían también r itualizarse en una ceremonia o -más raramente- dar lugar a un documento. El señor acogía a los campesinos en su feudo, que se organ izaba en una reserva señor ial que los siervos debían traba jar obligator iamente (sernas o corveas) y en el con junto de las pequeños terrenos para explotaciones familiares (o mansos feudales) que se atr i buían en el feudo a los campesinos para que pudieran subsistir. Obligación del señor era proteger les si eran atacados, y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el campesino se conver tía en su siervo y pasaba a la doble jur isdicción del señor feudal: en los términos utilizados en España en la Ba ja Edad Media, el señor ío terr itor ial, que obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la tierra; y el señor ío jur isdiccional, que conver tía al señor feudal en gobernante y juez del terr itor io en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas feudales de muy distinto or igen (impuestos, multas, monopolios, etc.). La distinción entre propiedad y jur isdicción no era en el feudalismo algo claro, pues de hecho el mismo concepto de propiedad era confuso, y la jur isdicción, otorgada por el rey como merced, ponía al señor en disposición de obtener sus rentas. No existieron señor íos jur isdiccionales en los que la totalidad de las parcelas per tenecieran como propiedad al señor, siendo muy generalizadas distintas formas de alodio en los campesinos. En momentos poster iores de despoblamiento y refeudali zación, como la cr isis del siglo XVII, algunos nobles intentaban que se considerasen despoblados completamente de campesinos un señor ío para li berarse de todo ti po de cor tapisas y conver tir lo en cot o redondo reconver ti ble para otro uso, como el ganadero.[7] Junto
con el feudo, el vasallo reci be los siervos que hay en él, no como propiedad esclavista, pero tampoco en régimen de li ber tad; puesto que su condición servil les impide abandonar lo y les obliga a traba jar. Las obligaciones del señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden, o sea, la jur isdicción civil y cr iminal (mero e mi t o imper io en la terminología jur ídica reintroducida con el Derecho Romano en la Ba ja Edad Media), lo que daba aún mayores opor tunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos pudieran obtener después de las obligaciones de traba jo -corveas o sernas en la reserva señor ial- o del pago de renta -en especie o en dinero, de circulación muy escasa en la Alta Edad Media, pero más generalizada en los últimos siglos medievales, según fue dinamizándose la economía-. Como monopolio señor ial solían quedar la explotación de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las tabernas y tiendas. Todo ello eran más opor tunidades de obtener más renta feudal, incluidos derechos tradicionales, como el ius pr ime nocti s o derecho de pernada, que se convir tió en un impuesto por matr imonios, buena muestra de que es en el excedente de donde se extrae la renta feudal de forma extraeconómica (en este caso en la demostración de que una comunidad campesina crece y prospera).
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Los estamentos sociales Véase
también: Estamento
La división en tres órdenes se subdividía a su vez en estamentos compactos y perfectamente delimitados. En una primera división, se encuentra el grupo de los privile iados, todos ellos señores, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se hallaba el R ey, después el Alto C lero integrado por arzobispos, obispos y abades y el Ba jo C lero formado por los curas y sacerdotes, y por último la nobleza. Es este grupo de privilegiados el que forma los señores y los caballeros, y éstos últimos a su vez podían ser señores de otros caballeros, dependiendo de su poder y de la capacidad de subinfeudar sus tierras. El Alto C lero, además de las tareas que dentro de los tres órdenes le habían sido encomendadas, la guía espiritual y sostener la doctrina moral que mantenía el feudalismo, podían ser a su vez señores y entregar parte de sus bienes para la defensa de su comunidad. Los privilegiados no pagaban impuestos. Los no privile iados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y los campesinos, que se subdividían a su vez en colonos y aldeanos. A éstos correspondía el sometimiento a la tierra y, por tanto, a quien de ella dependiera, trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de artesanos y burgueses, debían obediencia a quien les garantizaba la defensa de la ciudad y la entrega de bienes o dinero. Los eclesiásticos Véase
también: C lero
Cruz de Calatrava, emblema de la Orden de Calatrava, organización religioso-militar fundada en 1158 en Castilla. El Alto C lero estuvo siempre dominado por el episcopado, cuyos poderes terrenales eran equiparables a los de cualquier señor laico. En un primer momento, los monjes, todos pertenecientes al Ba jo C lero, quedaban dentro del ámbito de poder de los obispos; más tarde, serían los abades quienes terminarían por delimitar su autoridad sobre los miembros de las órdenes monásticas, quedando los sacerdotes en el ámbito de la diócesis episcopal.
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En las abadías, se fueron perfilando modelos distintos : por un lado, aquéllas que no eran poseedoras de grandes propiedades y que dependían para su supervivencia de las limosnas de los fieles, y de algunos predios entregados por los señores del lugar para garantizar el sustento de la comunidad religiosa. La necesidad de dinero favorece que sea en este instante en el que la figura de la limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino para la salvación del alma. Otros monasterios poseían extensas propiedades y el abad actuaba como un señor feudal, en algunos casos incluso nombrando caballeros que le protejan o favoreciendo la creación de órdenes religioso-militares de gran poder. Sea como fuere, en éstos el dinero proviene de las rentas que son entregadas por los siervos, generalmente en especie, así como de las aportaciones, muchas de ellas generosas, y a veces interesadas, de otros señores. La necesidad de mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso favorecerá que otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la construcción y embellecimiento de iglesias y catedrales que simbolizaban el poder. El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia social. Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de dinero dote. Éste será el elemento que determine dentro del estamento la posición que, efectivamente, va a ocupar cada uno. Los hijos de los señores que se integran dentro de la iglesia aportarán cuantiosas sumas que garantizan, no sólo su supervivencia de por vida, sino un incremento patrimonial notable para el cabildo catedralicio o monasterio en el que se integran, y un rango alto de los donantes dentro del sistema. Son éstos los que ocuparán más tarde los cargos obispales. Por otro lado, los clérigos serán los hijos de los campesinos y, en general, de los no privilegiados, y cuyas funciones, además de las religiosas, estarán limitadas al ora et labora. Esta práctica degeneró en la práctica de compraventa de cargos eclesiásticos llamada simonía. La caballería
Armadura y armas de los caballeros, generalmente aportadas por el señor en la I nvestidura. La obligación primordial del vasallo era cumplir con los deberes militares, sobre todo la defensa del señor y sus bienes, pero también la defensa del propio feudo y de los siervos que en él se encontraban. Una obligación pareja era aportar una parte mínima de los tributos recaudados al señor para engrandecer sus propiedades. El caballero no tenía en realidad un dueño, ni estaba sometido a poder político alguno, de ahí que se encontrasen
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caballeros que luchaban en las f ilas de un rey un día, y al siguiente en las de otro. Su deber real era para con el señor a quien le unía un espír itu de camarader ía. En el siglo IX aún se usaba el término milit es para hacer referencia a los caballeros, aunque pronto los idiomas locales fueron gestando términos propios que se agrupaban en " jinetes" o "caballeros". Su impor tancia fue en aumento al prescindirse cada vez más de la infanter ía. El caballero debía proveerse de caballo, armadura y armas, y disponer de tiempo de ocio para cumplir su misión. Aunque abier to al pr inci pio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse, convir tiéndose en hereditar io. Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al terminar la adolescencia por un compañero de armas en una ceremon ia sencilla. En este momento ya no impor ta la for tuna, sino la ascendencia, creándose diferencias notables entre los mismos. Los más pobres disponen de un pequeño terreno, y ocupan su tiempo entre las labores propias del campesino y la guerra. Los más poderosos, que disponen de tierras y for tuna, comenzarán a formar la auténtica nobleza, concentrando poder económico y militar. La caballerí a en los reinos de Hispania
En los reinos peninsulares, los reyes, siempre necesitados de tropa para enfrentarse a los moros, promueven la caballer ía entre sus súbditos de modo muy sencillo: Se denominaba caballero aquél capaz de mantener un caballo, cosa para la que se requer ía una mínima for tuna, pues el caballo no sirve para las tareas del campo. Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un caballo, se adquir ía la calidad de hidalgo (hijo de alguien). Ésta es la razón por la que Alonso Quijano, don Quijote, tuviera un caballo f laco: para seguir llamándose hidalgo y el hecho de que quisiera ser armado "caballero", una bur la más de Cervantes que entendían quienes, en la época, sabían que hidalgo era más que caballero. Tener un caballo suponía poder par tici par en las guerras del rey y, compor tándose valientemente, optar a la posi bilidad de que el rey le concediera mercedes. Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos consecuencias: for talecer el poder real frente a los nobles, puesto que el rey tenía e jércitos sin necesitar su ayuda, y haciendo más fuer te el poder real, hacer más poderoso el país, como así ocurr ió. Véanse las guerras civiles entre Pedro I de Castilla y su hermanastro Enr ique, cómo el pr imero se apoya en las ciudades y el segundo en los nobles, pero cambia de bando hacia las ciudades cuando derrota y mata a Pedro. Los no privilegiados V éase
t ambién: Señor í o
El con junto de laicos li bres que no per tenecen a la reducida categor ía caballeresca son los no pr ivilegiados en cuyo traba jo descansa el orden económico del feudalismo. El más numeroso grupo lo forman los campesinos li bres, que traba jan la tierra, generalmente a jena, o pequeñas parcelas propias. Entre éstos sigue habiendo diferencias, según se sea labrador que dispone de una yunta de bueyes o mero peón. En
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algún caso singular, campesinos li bres llegan a poseer grandes extensiones que les permitirán más tarde llegar a la condición de terratenientes y, de ahí, a nobles, pero serán situaciones excepcionales. En cualquier caso, lo que les distingue como estamento, como siervos, es su situación de dependencia frente a un señor que no han elegido y que tiene sobre ellos el poder de distr i buir la tierra, administrar justicia, determinar los tr i butos, exigir les obligaciones militares de custodia y protección del castillo y los bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una par te sustancial del excedente, en traba jo, en especie (porcenta jes de la cosecha) o dinero.
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Siega del heno, con guadaña. Psalter io Hunter, hacia 1170.
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Campesino cavando Psalter io Hunter, hacia 1170.
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Viñateros podando. Psalter io Weinbau, hacia 1180.
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Campesinos vendimiando. Psalter io Weinbau, hacia 1180.
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Campesinos segando. Ilustración del siglo XIV (T acuinum sanitatis).
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Campesinos separando el grano de la paja con trillos manuales. Ilustración del siglo XIV (T acuinum sanitatis).
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Campesino arreando mulas de carga. Biblia Maciejowski, hacia 1250.
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Oficios de la construcción. Ilustración del siglo XI (C onstrucci n de la torre de
Babel , del Maestro del Pentateuco ).
Los villanos
R ecibían este nombre los habitantes de las villas dedicados a la agricultura. Se distinguían dos clases: los siervos (siervo) y los campesinos libres. Los siervos no eran dueños de sus tierras. Formaban parte de la tierra, por lo cual se les llamaba siervos de la gleba. No podían abandonar la tierra sin consentimiento del señor, lo mismo para contraer matrimonio. Se les podía vender junto con la tierra. Tenían,además, que pagar por la tierra que cultivaban y servir gratis al señor . Los campesinos libres podían
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cambiar de lugar, contraer matr imonio, transmitir sus bienes. Sin embargo, estaban obligados al servicio militar y a pagar le al señor impuestos en dinero o en especie por el uso de la tierra. La vida de los villanos era muy dura. A menudo se veían acosados por el hambre y la peste. El sistema feudal, desde el punto de vista político, inicia su decadencia al comenzar las Cruzadas. Aun cuando desde el punto vista social y económico en algunos países persiste hasta nuestros días. El predominio absolutista de los reyes y con la adquisición de li ber tades por par te de las ciudades termina de poner f in al sistema.
Economí a feudal Las invasiones que sufre Europa durante más de cien años (normandos, musulmanes, eslavos) con la caída del Imper io romano y el poster ior debilitamiento del Imper io carolingio frenarán la actividad económica hasta las puer tas del año 1000. Es en este momento cuando se extienden modernas técnicas agr ícolas que, existiendo anter iormente, habían quedado reducidas a pocos espacios terr itor iales. Entre ellos cabe destacar el aumento en el uso de los molinos de agua como fuerza motr iz y de las acequias para r iego, extendiendo los cultivos y li berando mano de obra. Además, me joran los métodos de enganche de los animales, especialmente el caballo y el buey, cuya cr ía aumenta de manera notable y permitirá disponer de animales de tiro en abundancia. Los instrumentos de uso agr ícola, como el arado o la azada, generalmente de madera, son sustituidos por otros de hierro. La explotación agrar ia feudal era de subsistencia. Los siervos cultivaban lo suf iciente para mantenerse a sí mismos y para pagar los diezmos a la Iglesia y la renta al señor. De la recolecta se separaban también las semillas necesar ias para la siguiente siembra. Los mercados urbanos se abastecían con las porciones de los diezmos y la renta. Los cultivos se organizaban en torno a las poblaciones en tres anillos. El pr imero y más cercano a la población se dedicaba a las frutas y hor talizas. El segundo era para los cereales, pr inci pal sustento de la época. El tercer núcleo eran tierras de pasto y monte explotadas de forma comunal. Los pastos comunales limitaban por tanto la expansión de las tierras de cereales e impedían ampliar la extensión cultivada según la demanda de la población. La rotación de cultivos era el pr inci pal sistema utilizado para evitar el deter ioro de la tierra. Este método consiste en de jar en barbecho (es decir, sin cultivar) una par te de la tierra cada año para permitir su regeneración. En las regiones mediterráneas se usaba la rotación bienal, según el cual la mitad de las tierras quedaba en barbecho cada año. En las regiones europeas atlánticas se usaba la rotación tr ienal: un tercio de la tierra para cereal de ciclo largo -de invierno-, otro tercio para cereal de ciclo cor to -verano- y el último tercio en barbecho. La tierra que quedaba sin cultivar se dedicaba a uso comunal, permitiendo que los animales pastasen en ella (práctica conocida como derrota de las mieses). El aumento de la producción como consecuencia de las innovaciones supone ya en el siglo XI una reducción de las prestaciones personales de los siervos a sus señores en cuanto a horas de traba jo, sustituyéndose por el pago de una cuantía económica o en
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especie. Se reducen las tierras del señor y aumentan los arrendamientos. Al mismo tiempo, los campesinos aumentan sus rentas disponi bles y ganan en independencia. Se incrementa el número de tierras roturadas y comienza el per iodo de eliminación de los bosques europeos, drena je de las tierras empantanadas, la extensión de los terrenos arados le jos de las aldeas y la construcción dispersa de casas campesinas. Las me jores tierras atraen a una mayor masa de población y se producen migraciones en todo el centro de Europa. El crecimiento de la población es notable a par tir del 1050, llegándose a duplicar la población de Inglaterra en 150 años y se tr i plicará hacia el f inal de la Edad Media. En el siglo XI las hambrunas han desaparecido. A par tir del siglo XII, la existencia de excedentes incrementa el comercio más allá de las fronteras del señor ío. Las actividades comerciales permiten que sur ja una inci piente burguesía, los mercaderes, que debe realizar su traba jo pagando igualmente una par te de sus benef icios en forma de tr i butos a los señores, que a su vez incrementan con ello sus recursos. Las rutas de peregr ina je son los nuevos caminos por donde se abre el comercio. Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela son los destinos, pero las comunidades situadas en sus vías de acceso f lorecen. Las ciudades, bur g os, son al mismo tiempo espacios de defensa y de comercio conforme avanza el tiempo y se va gestando una nueva sociedad que despegará en los siglos XIII y XIV. Caí da
del feudalismo
A par tir del siglo XIII, la me jora de las técnicas agr ícolas y el consiguiente incremento del comercio hizo que la burguesía fuera presionando para que se facilitara la aper tura económica de los espacios cerrados de las urbes, se redu jeran los tr i butos de pea je y se garantizaran formas de comercio seguro y una centralización de la administración de justicia e igualdad de las normas en amplios terr itor ios que les permitieran desarrollar su traba jo, al tiempo que garantías de que los que vulnerasen dichas normas ser ían castigados con igual dureza en los distintos terr itor ios. Las ciudades que abr ían las puer tas al comercio y a una mayor li ber tad de circulación, veían incrementar la r iqueza y prosper idad de sus habitantes y las del señor, por lo que con reticencias pero de manera f irme se fue diluyendo el modelo. Las alianzas entre señores eran más comunes, no ya tanto para la guerra, como para permitir el desarrollo económico de sus respectivos terr itor ios, y el rey fue el elemento aglutinador de esas alianzas. El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a par tir de entonces inició su decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían reci bir. Los vasallos pref ir ieron realizar pagos en metálico (scutagium, µtasas por escudo¶) a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a prefer ir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban me jor entrenadas y eran más disci plinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infanter ía y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballer ía no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballer ías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homena je y f idelidad a un pr ínci pe, pero con contratos no hereditar ios y que
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normalmente tenían una duración de meses o años. Este µfeudalismo bastardo¶ estaba a un paso del sistema de mercenar ios, que ya había tr iunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.
Ausencia del Feudalismo en la Edad Media húngara Uno de los casos más interesantes que ha cautivado el interés de académicos e histor iadores es el del Reino de Hungr ía. Fundado en el año 1000 d.C. por el rey San Esteban I de Hungr ía, este Estado medieval alcanzó grandes dimensiones, estabilidad económica y poder io militar dominando las regiones actuales de Croacia, Eslovenia, Transilvania, Eslovaquia y Hungr ía (terr itor ios que poster iormente se poblaron con otras etnias y se independizaron tras la Pr imera Guerra Mundial). Si bien el reino se halló en estrecha relación con todos los otros Estados medievales europeos, siendo conocido por su basto comercio de plata y caballos, por ser uno de los pueblos que más peregr inó a Roma, condu jo numerosas campañas militares exitosas contra sus vecinos, lo que demostró que no estuvo aislada culturalmente de ninguna forma del resto de Europa, sino al contrar io fue uno de sus reinos más impor tantes, el aspecto más interesante es que precisamente en Hungr ía no se desarrolló el Feudalismo en ninguna de sus etapas. Histor iadores húngaros como P ét er V áczy (1904-1994) han establecido que el Estado es clasif icable como un R eino Patrimonial (en húngaro: pat ri moniáli s k irál ysá g ) basándose en las teor ías de Max Weber . El poder del reino yacía en su totalidad en la f igura del rey húngaro, quien administraba su reino como si fuese su enorme propiedad, donando tierras a caballeros y nobles. El rey podía otorgar tierras igual como podía conf iscar las y darselas a otro. De esta forma era el monarca el que recompensaba directamente a sus siervos y al clero, al contrar io de como sucedió en Francia, Inglaterra y Alemania, donde lo hacía algún Señor por deba jo del rey (constituyéndose la escalera feudal). Igualmente el rey trataba con los nobles como si fuesen sus familiar it as, o miembros de su circulo cercano, estableciéndose una relación cercana y estrecha entre la f igura del rey y la nobleza.[8] Aclara el histor iador húngaro Bálint Hóman (1885 - 1951), que a l no ser hereditar ias las regiones y comarcas, sino siendo gobernadas por un ispán o commes, cuyo cargo era vitalicio pero no hereditar io, las familias no llegaron a constituir gobiernos regionales independientes. Esto e jemplif ica el que las luchas más frecuentes dentro del reino húngaro serán entre la propia familia real, la Casa de Árpád, y la nobleza no poseerá verdadera inf luencia para intervenir en la alta política de la época. Así, cuando los histor iadores franceses se ven ocupados con los enfrentamientos entre los condes y duques del reino, los húngaros estudian las pugnas entre hermanos, pr imos y sobr inos por heredar el poder. En 1301 cuando mur ió el último miembro de la Casa real, Andrés III de Hungr ía, Señores nobles u oligarcas habían conseguido obtener gran poder ante el debilitamiento de la f igura real. Muchos han insinuado que este per iodo podr ía ref le jar cier tas caracter ísticas feudales, pero en realidad solo destaca que " pequeños reyes" (en húngaro: k i sk irál yok ) consiguieron obtener gran poder, más no se estableció de ninguna forma y en ningún momento el sistema de orden socio-político-económico feudal. [9]
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Igualmente la ausencia de un sistema feudal representó un problema en el momento de sucesiones en el trono real, pues el trono podía ser ocupado exclusivamente por un miembro de sangre real (no por el contrar io por alguien que era solamente noble). De esta manera en lso siglos XIV y XV el trono húngaro será ocupado por m iembros de Casas reales extran jeras con algún ti po de vínculo sanguíneo con al desaparecida dinastía húngara anter ior. Ese fue el caso del rey Car los I Rober to de Hungr ía y sus descendientes que eran de la Casa de An jou, y poster iormente Segismundo de Luxemburgo, y otros monarcas más.
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Contenido y y y y y y y
1 Histor ia 2 Etimología 3 Caballeros según etapas histór icas 4 Caballeros en el feudalismo 5 Ti pos de caballeros 6 Armamento 7 Reyes Caballeros 7.1 Siglo IX 7.2 Siglo XI 7.3 Siglo XII 7.4 Siglo XIII 7.5 Siglo XIV 7.6 Siglo XVI 8 Acepción social 9 Referencias 10 Bi bliograf ía o o o o o o
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y y y
1 Def inición de feudalismo 2 Uso del término "feudalismo" 3 Antecedentes 3.1 Un nuevo poder 3.2 Entorno, tareas y división de la nueva sociedad 4 El vasalla je y el feudo 4.1 El homena je y la investidura 4.2 La encomienda. La organización del feudo 5 Los estamentos sociales 5.1 Los eclesiásticos 5.2 La caballer ía 5.2.1 La caballer ía en los reinos de Hispania 5.3 Los no pr ivilegiados 5.3.1 Los villanos 6 Economía feudal 7 Caída del feudalismo 8 Ausencia del Feudalismo en la Edad Media húngara 9 Véase también 10 Referencias 11 Bi bliograf ía 12 Enlaces externos o o
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