Maestría en Diseño Comunicacional (DICOM), FADU, FADU, UBA Año 1 Seminario: Diseño: Objetos, prácticas, discursos: Definiciones y discusiones en la cultura del diseño.
Profesor: LONGINOTTI, Enrique. Alumno: ORTEGA ARCENTÁLEZ, Diego Fabián. Fecha de entrega: 08 / 10 / 2014
ABSTRACT: A brief statement of Kitsch, its precedents and interactions that led to this artistic movement can unfold are presented ; historical periods , geographical locations , conditions and social and artistic environments that were raised around the development of this artistic line and traces its way through the history of humanity left as signs of the consumer society . This allows us to understand from a communicational aspect kitsch, the causes and effects of their existence as a social expression . We found that not only could see the Kitsch as artistic expression but also as the subject of a building society with a huge consumption symbolism . What this makes clear that the transcendence of Kitsch not only falls in certain countries but a global trend of art as a form of global consumer life. KEYWORDS: Kitsch, Consumption , Star Object Functionality , Reproduction.
RESUMEN: Se presentan una breve exposición del Kitsch, sus precedentes e interacciones que llevaron a que esta corriente artística pueda desenvolverse; momentos históricos, lugares geográficos, las condiciones y entornos sociales y artísticos que se suscitaron al rededor del desarrollo de esta línea artística y las huellas que su paso por la historia de la humanidad dejó como signos de la sociedad de consumo. Esto nos permite entender desde un aspecto comunicacional al kitsch, las causas y efectos de su existir como expresión social. Se encontró que no sólo se podía observar al Kitsch como expresión artística sino también como objeto de una construcción de la sociedad de consumo con una inmensa carga simbólica. Lo dicho deja en claro que la trascendentalidad del Kitsch no únicamente se enmarca en ciertos países sino que es una tendencia mundial de arte como forma de vida consumista global. PALABRAS CLAVE: Kitsch, Consumo, Signo, Objeto, Funcionalidad, Reproducción.
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El Kitsch: actitud y síntoma. Entornos, lógicas y significaciones en la era del consumo. El arte del artículo nace a partir de la creación del Kitsch como medio de expresar funcionalidad como valor agregado estético en las diversas piezas de arte creadas en un contexto de transgresión a las líneas culturales que promovían al arte como expresión del artista sin función intrínseca alguna. Nace de la libre interpretación del hombre hacia la necesidad insatisfecha y por ende el objeto producido se plasma como un utensilio capaz de no solamente como de obra de arte capaz de decorar sino también de ser una herramienta que permita al individuo, solucionar el problema en cuestión, esto siendo valorado en la sociedad desde finales de siglo XIX y hasta mediados del XX como un signo, causa y consecuencia de la nueva tendencia consumista emergente en el nuevo orden mundial posterior a la primera guerra mundial. El término alemán kitsch está asociada al verbo kitschen , que significaba “asearla calle’. El kitsch se plantea apelando al gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich; el pequeño burgués que pensaba, como muchos nuevos ricos, que podían alcanzar el estatus que envidiaban a las élites culturales alemanas, emulando los signos más notorios de sus hábitos y preferencias culturales con la intención de querer ser, hecho que habitualmente no pasaba de un mero intento; así la calificación kitsch define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se usa este término en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, cuyo signo principal es la utilidad del objeto y su capacidad de ser producido en serie que genera la condición de consumible. Lo kitsch empezó a ser interpretado más que como una pieza de arte como un objeto estético empobrecido con mala factura por su condición de producible y consumible, y llegó a significar más la identificación del consumidor con un nuevo estatus social que una respuesta estética, genuina manifestación artística de un autor determinado, un significante social más que individual. El objeto kitsch era considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso. Padre del impresionismo y del surrealismo, en el Kitsch se pone de manifiesto el objeto como signo de esa contemporaneidad; la clara manifestación de la pieza artística como objeto semiológico, es claramente un signo de la sociedad burguesa y su cultura de consumo cuyo significado y significante se ven correctamente relacionados, interpelación que es base del Kitsch de la misma manera en la que forma y función se articulan en un objeto producible y consumible.
Si bien su presencia más fuerte se ubica geográficamente en Alemania, Baviera, Francia y en Estados unidos, particularmente con los nuevos ricos radicados en la ciudad de Chicago y posteriormente en Italia y demás países de Europa central; su bastedad se ve evidenciada en el comportamiento diario de el ciudadano estadounidense y en su entorno social como una sociedad de consumo cuyos signos más relevantes forman un caldo de cultivo ideal para el desarrollo del kitsch como inserción de un modo de arte con el que hay que desenvolverse, comprendido este entorno no solamente a las condiciones arquitectónicas sino a las manifestaciones y signos que se suceden y provocan la sociedad; tal vez el ejemplo más evidente de una sociedad kitsch de ello es la arquitectura y la decoración desarrollados en el área de Los Ángeles en California durante las décadas de 1910 a 1930, cuando la zona vivió un gran desarrollo económico debido a la agricultura y el éxito de la industria cinematográfica de Hollywood, lo que creó una generación de pequeños burgueses, inmigrantes de Europa recién adinerada que intentó recrear el estilo de sus
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nobles ancestros. Este cúmulo de manifestaciones estéticas y de progreso económico se fusionan para desarrollar a nombre de la arquitectura la creación de mansiones en las que se mezclaban caóticamente estilos como el barroco, el florentino, el gótico y el rústico usado en las nuevas misiones californianas. Este estilo fue llamado “californiano”. En la decoración se crearon piezas estrambóticas, como chimeneas de más de tres metros de altura, falsos escudos nobiliarios, tapetes de piel animal, espejos gigantescos con marcos de seudo madera labrada realizados en plástico, o cuadros idílicos de falsos ancestros que decoraban sus muros en ambientes interiores. Se llegó al exceso de comprar antiguos castillos europeos que eran trasladados piedra por piedra a los Estados Unidos, o bien, comprar títulos nobiliarios en subasta como un grito desesperado de ese querer ser. Existe un debate sobre el uso del término y la forma de definir las obras que responden a la intención estética de su creador. En principio el Kitsch se basa en una cultura consumidora cuya relación de los elementos es crear para producir y producir para consumir, siendo síntoma y signo los articulantes del objeto y el entorno; la aceleración consumidora, la alienación posesiva, la apropiación del objeto se identifican como una actitud kitsch equivalentes con el fetichismo y la inserción del objeto, este no se crea como un medio de expresar mal gusto, al contrario, nace desde la estilización del utensilio que primariamente tiene únicamente función y ahora se convierte en una entidad cargada de signos del entorno en el q se desenvuelven que es lo que inspira al creador y al amante del arte. De ordinario la definición de una pieza como "Kitsch " involucra un secreto desprecio oculto en cierto menosprecio y el deseo de diferenciarlo del "arte verdadero y culto", por lo que las piezas realizadas en materiales económicos que imiten otros más caros, normalmente ostentosas, son consideradas Kitsch sin importar si el autor deseaba aparentar o no una pieza más costosa para que quien la poseyera se destacara como superior. Sin embargo sistemas de emulación respaldan la relación forma/función dentro de este movimiento, el plástico que imita metal, cristal o madera, por ejemplo coincide en definir lo Kitsch precisamente por el "deseo de aparentar ser" (como la definición de clase propuesta por Marx). En este sentido, las imitaciones y copias que se puedan reproducir para el consumo serían consideradas como kitsch , así como el uso de materiales que pretenden ser otra cosa, siempre y cuando esté pensada para que el consumidor aparente ser de una clase social, económica o cultural "superior" a la que naturalmente se pertenece. Así mismo, muchas piezas religiosas utilizadas en altares domésticos responden al uso de materiales baratos que fingen ser otros más opulentos, aunque sin ostentarse como símbolos de estatus social, sino, más bien, con el deseo de agradar a la deidad en representada, siendo un signo palpable de la misma, como es el caso de los coloridos altares de la religión católica en Latinoamérica. Expuesto bajo estos precedentes, el Kitsch apela a la funcionalidad como valor estético que tiene que ver con la definición del signo ubicado en este entorno de consumo y dado que el objeto adquiere un valor de uso en este mismo entorno; esta simbiosis no puede generar otra cosa que la herramienta, creada, producida, reproducida y consumida por la humanidad en este contexto. Esto abre el debate sobre aquellas expresiones estéticas (normalmente populares) que reproducen estos patrones estéticos pero sin la intención de aparentar ser, sino más bien celebrar de forma colorida, como el caso del festejo del mardi Gras en Nueva Orleans, el Carnaval en Brasil o La fiesta de quince años en América Latina que por su carga simbólica y expresividad social en el medio masivo de consumo se verían pertenecidas al Kitsch.
La significación Kitsch
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Lo kitsch es una imitación estilística de formas de una herencia histórica prestigiosa y elitista de formas expresiones artísticas y objetos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos. El Kitsch es connotativo por concepto, ya que en su polivalencia la funcionalidad del objeto esta inscrito a la pieza estética y viceversa; de esta manera se evidencia como el arte del artículo. El mundo del arte percibía la popularidad del kitsch como un peligro para la cultura. Los argumentos de los teóricos confiaban en una definición implícita del kitsch como una falsa consciencia, un término marxista que signifique un estado mental presente dentro de las estructuras y sociedades del capitalismo, que están erradas en sus propios deseos y necesidades. El Kitsch deja apreciar esto en términos de lo que se llama la industria cultural, donde el arte es controlado y planeado por las necesidades del mercado y es dado a un pueblo pasivo que lo acepta. Lo que es consumible es un arte que no cambia y que es formalmente inconsistente, pero que sirve para dar a la sociedad productos consumibles y ornamentales de fuerte carga simbólica calces de satisfacer necesidades como una herramienta. El arte culto y elitista en su imaginario, debe ser subjetivo, cambiante y orientado a la denuncia contra la opresiva estructura del poder, o de manera expresiva debe manifestar los sentimientos e ideas que el artista quiere impregnar en la obra de manera que pueda ser apreciada por un publico que pueda interpretar estos mensajes desde su propia realidad individual; esta visión de arte contemporánea clamaba que el kitsch es parodia de la catarsis, y también parodia de la conciencia estética puesto que al ser creado, producido y consumido era una manifestación artesanal en industrial y no artística propiamente dicha. Es durante periodo del arte académico (mediados del siglo XIX) que surge la distinción entre arte alto y arte bajo definido por los intelectuales. El arte académico se esforzó en permanecer en una tradición arraigada en la experiencia estética e intelectual. Las calidades intelectuales y estéticas del trabajo estaban cierta y evidentemente presentes; esto como precedente adecuado para el desarrollo del Kitsch . La génesis del kitsch estaba dentro del Romanticismo, que no es kitsch por sí mismo pero que abrió la puerta para su desarrollo, además influenciado por el Modern Style y el Jugen Stil de los cuales no únicamente se nutre sino transgrede (en gran medida a su entorno y a la manera que tiene de acoplarse al mismo); haciendo uso del confort, el amontonamiento y la cultura del mosaico como necesidades, satisfacciones y valores estéticos desenvueltos en ese entorno natural del pequeño burgués (la sociedad de consumo); y en esta línea se opone al expresionismo y a su enemigo más acérrimo: el funcionalismo. Muchos artistas del kitsch intentarían utilizar temas del arte y de la cultura popular de fueren carga simbólica y trascendencia en la vida cotidiana para ennoblecerlos como arte, sujetándolos al interés en las calidades inherentes de la forma, función y de la belleza, en un intento estoico de democratizar el arte; al punto que en Inglaterra,se creo una tendencia, algunos académicos inclusive bogaron por que el artista trabaje para el mercado. En determinado sentido, las metas de esta democratización artística tuvieron éxito. La instrucción en arte llegó a ser extensa, al igual que la práctica, lo que hizo borrosa la línea entre arte popular y arte elitista más aún cuando el arte ya formaba parte de la vida cotidiana del individuo común y no sólo de las élites económicas artísticas y culturales. Con el surgimiento del post-modernismo en los años ochenta, la línea entre lo kitsch y el arte se volvió otra vez borrosa. A la par surge el concepto de camp , que es una apreciación irónica que de otra manera se consideraría tonta y pedante, o de otro modo kitsch que daría pie al futuro concepto de POP ART; pero la esencia de la simbiosis entre el valor estético y el valor funcional en un objeto concebido como pieza de arte reproducible y emulante, distinto
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y distintivo, permaneció durante casi la totalidad del siglo XX y ha dejado huella hasta estos días y a nivel global fuera, no exclusivamente a nivel de los países que lo vieron emerger en un inicio. El Kitsch como lógica del consumo no dejará de existir mientras el individuo y sus necesidades mantengan viva la lógica del consumo con lógicas prácticas, simbólicas ambivalentes y semiológicas como vías para la creación de objetos y signos.
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Bibliografía Jean Baudrillard , Crítica
de la economía política del signo , México, Siglo Veintiuno Editores,
1999. Moles Abraham ,
El kitsch. El arte de la felicidad, Barcelona, Ediciones Paidós,
1990.
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