La revolución rusa Juan Aviíés F arre
HISTORIA HOY
Santillana
L
a revolución rusa de 1917 representó el comienzo
de una de las experienáas sociales más interesantes que ha realizado la humanidad. En Rusia sí intentó, por primera vez en la historia, regular la vida de millones de personas mediante un sistema social basado en la propiedad colectiva de los medios de producción. Los primeros partidarios del socialismo pensaron que, gracias a las máquinas, sería fácil satisfacer las necesidades materiales de todas las personas y seria posible que todos fueran ¡guales, desinteresados y con tiempo libre para las actividades más elevadas del espíritu. D e todos los socialistas del siglo X I X el que más influencia ha tenido ha sido el alemán KaH M arx. Él cre\jó que el futuro modelo de organización social, al que llamó comunismo, surgiría después de que el proletariado conquistara el poder del Estado y lo utilizara pam arrebatar a la burguesía la propiedad de los medios de producción. Esto pondría fin a la miseria y a la desigualdad. El primer lugar donde se intentó llevar a la práctica las ideas de M arx fiie Rusia.
HISTORIA HOY
Santillana
Dirección: Edición: Diseño de cubierta: Diseño de interior: Dirección de arte: Selección de ilustraciones: Composición y ajuste: Realización: Dirección de realización:
Sergio Sánchez Cerezo Alberto Martín Baró Elisa Rodríguez Concha Langle Juan José Vázquez Maryse Pinet, Marilé Rodrigálvarez Francisco Lozano José García Francisco Romero
© De esta edición: 1997, Santillana, S. A. Elfo, 32. 28027 Madrid Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A. Beazley, 3860. 1437 Buenos Aires Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A. de C. V. Avda. Universidad 767, Col. Del Valle México, D. F. C. P. 03100 Editorial Santillana, S. A. Carrera 13, n.° 63-39, piso 12 Santafé de Bogotá - Colombia Aguilar Chilena de Ediciones, Ltda. Avda. Pedro de Valdivia, 942 Santiago - Chile Ediciones Santillana, S. A. Javier de Viana, 2350 11200 Montevideo - Uruguay Santillana Publishing Co. 2105 NW. 86th Avenue Miami, FL 33122
Printed in Spain Impreso en España por Palgraphic, S. A., Humanes (Madrid) ISBN: 84-294-5324-5 Depósito legal: M. 19.750-1997
l odos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en. o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la Editorial.
H
I
S
T
La
O
R
I
A
H
O
r e v o lu c ió n
RUSA
pOK
Juan Avilés Farré
4-Santillana
Y
J n d tc e Introducción
6
la revolución rusa
8 Clase obrera y revolución
8
Las organizaciones obreras en el siglo xix.________ ___________ 8 9 Reforma o revolución. La postura de Marx y de los socialistas: I y 11 Internacional.
9
El anarquismo.
10
El Imperio Ruso
11
Territorio y población.
11
Condiciones de vida.
12
Situación política.
13
Un Estado autocrático.
13
La respuesta violenta.
14
El Partido Socialdemócrata Obrero Ruso.
16
El camino hacia la revolución.
17
La guerra contra Japón.
17
La revolución de 1905.
18
Concesiones liberales y represión.
21
La caída del zar
22
La Primera Guerra Mundial.
22
Diferencias entre Rusia y otros países de Europa.
22
Quiebra de la unidad socialista.
23
La guerra y la caída del Estado ruso.
23
1917: la revolución estalla en San Petersburgo.
26
Protestas obreras.
26
Abdicación del zar.
27
Las dificultades del gobierno provisional
27
Oposición entre el gobierno y el Soviet.
27
Desaparición del orden tradicional.
27
Aspiraciones de la sociedad rusa.
28
4
Regreso de Lenin a Rusia. Kerenski al frente del gobierno.
3<
El triunfo bolchevique
31
La revolución de octubre.
31
Nuevo gobierno.
31
Un panorama difícil.
31
Elecciones a la Asamblea Constituyente.
3:1
La paz con Alemania.
34
La guerra civil
35
Predominio del Partido Comunista.
3£
La guerra civil rusa y la guerra mundial.
37 3f
La influencia de Alemania.
La actuación de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. 3 í
La Internacional Comunista.
3‘ 41 47
Del comunismo de guerra a la NEP
43
Comunismo de guerra.
474-
Una guerra entre rusos. Guerra y terror.
Colectivización en el campo y en las ciudades. Desaparición del comercio privado y hundimiento de la economía. La alimentación de las ciudades. Creciente autoritarismo. Insurrecciones campesinas y huelgas obreras. El motín de Kronstadt. Respuesta de Lenin. El hambre de 1921 y 1922. De la Nueva Economía Política a la colectivización total.
5
4*1 4.‘ 4i 4(
4( 47 41 4l
ntroducción
Platón (hada 428-347 a. C.), filósofo griego, autor de numerosas obras en forma de diá logos. Entre las prindpales cabe citar El banquete, Fedón y La República.
m ra revolución rusa de 1917 representó el comienzo de una de las ex periencias sociales más interesantes que ha realizado la humanidad. En Rusia se intentó, por primera vez en la historia, regular la vida de millo nes de personas mediante un sistema social basado en la propiedad co lectiva de los medios de producción*. La idea de que la propiedad privada conduce a la ambición indivi dual, a los choques de intereses y por tanto a enfrentamientos que tur ban la paz social, es muy antigua. Platón, uno de los más influyentes pensadores de la civilización occidental, sostuvo hace ya venticuatro si glos que la solución de los problemas políticos estaba en la eliminación de la propiedad privada e incluso de la familia. En el Estado perfecto que propuso Platón, los ciudadanos de la clase más elevada poseerían todo en común, no sólo los bienes sino también las mujeres y los hijos, y se dedicarían por entero al atletismo, a la guerra, a la filosofía y al go bierno de la ciudad, mientras que las clases bajas producirían los bienes materiales. En cierto sentido los monasterios que se fundaron en la Edad Media se parecían al Estado perfecto de Platón. Los monjes no tenían propieda des individuales, ni tampoco familia (les estaban prohibidas las relacio nes sexuales) y se dedicaban al culto de Dios, mientras que las necesida des materiales del monasterio eran satisfechas por campesinos que estaban a su servicio. Lo que no se intentó fue que toda una sociedad vi viera de acuerdo con unas reglas semejantes. Se pensaba que los seres humanos eran naturalmente demasiado individualistas para que el Estado perfecto de Platón pudiera ser algo más que una utopía*. Y debe subrayarse que tanto los ciudadanos perfectos de Platón como los mon jes medievales habrían de contar con otras personas que trabajaran pa ra ellos y les permitieran así dedicarse a actividades más nobles. * Se señalan con un asterisco la primera vez que aparecen en el texto las palabras que se definen en el Vocabulario.
6
Las cosas cambiaron en el siglo XIX, cuando las nuevas máquinas hicieron que se elevara considerablemente la productividad* del traba jo. A partir de entonces algunos imaginaron que sería posible una orga nización social basada en la propiedad colectiva y que fuera además igualitaria (es decir, que ningún grupo social se diferenciara del resto por sus privilegios o su bienestar). En el siglo XIX, los primeros partida rios del socialismo* pensaron que, gracias a las máquinas, sería fácil satisfacer las necesidades materiales de todas las personas y sería posi ble que todos fueran como los ciudadanos perfectos imaginados por Platón, es decir iguales, desinteresados y con tiempo libre para las acti vidades más elevadas del espíritu. De todos los socialistas del siglo XIX el que más influencia ha teni do ha sido el alemán Karl Marx. El creyó que el futuro modelo de orga nización social, al que llamó comunismo*, surgiría después de que el proletariado* conquistara el poder del Estado y lo utilizara para arreba tar a la burguesía* la propiedad de los medios de producción, que pa sarían a ser de propiedad colectiva. Creía además que esto ocurriría inevitablemente, porque en su opinión la marcha de la historia no era fundamentalmente resultado de decisiones libremente tomadas por los individuos, ni tampoco del azar. Por el contrario su filosofía se basaba en el determinismo*. Pensaba que el desarrollo de los medios de pro ducción determinaba la marcha de la historia. Las nuevas máquinas fa- \ vorecían el desarrollo del capitalismo, pero a su vez esto llevaba a la existencia de un proletariado cada vez más numeroso, que finalmente destruiría el capitalismo e implantaría el comunismo. Y a su vez el co munismo favorecería un mayor desarrollo de los medios de producción, lo que permitiría satisfacer todas las necesidades humanas, poniendo fin a la miseria y a la desigualdad. El primer lugar donde se intentó poner en práctica las ideas de Marx fue Rusia.
7
Antes y ahora, oi de Vladlmir Kozlinski hacia 1920. La re lución de 1917 y implantación del munismo marcaron cambio radical en historia rusa.
a revolución rusa
Cla se
o brera
y
r e v o l u c ió n
Las organizaciones obreras en el siglo xix
A
A la izquierda, obrera de la industria bélica rusa en la época ante rior a la revolución. A la derecha, obreros tra bajando en el ferroca rril transcaspiano, se gún un grabado de «La Ilustración Española y Americana», 1888.
lo largo del siglo xix fueron surgiendo, en distintos países de Europa y América, organizaciones obreras cuyo propósito era la sustitución del capitalismo por un nuevo tipo de organización social basado en la propiedad colectiva de los medios de produc ción. El contraste entre las duras condiciones de vida de los traba jadores que hacían funcionar las máquinas y la prosperidad de los burgueses, propietarios de las mismas, provocaba en algunos el sentimiento de que el sistema capitalista era injusto. Muchos trabajadores se sentían explotados y deseaban que las cosas cam biaran.
8
Clase obrera y revolución
Algunos intelectuales* de origen social más elevado, como el propio Marx, les daban la razón y colaboraban en su lucha. El paulatino triunfo del liberalismo en casi toda Europa favoreció la difusión de las nuevas ideas socialistas y el crecimiento de las organizaciones obreras, pues también los trabajadores se benefi ciaron de las libertades de expresión y reunión y de la extensión del derecho al voto.
Reforma o revolución Ante los trabajadores se abrían dos caminos para mejorar su situación. Uno era el de las reformas graduales, que consistía en utili zar la propaganda, la huelga y el voto para obtener, por un lado, concesiones de los empresarios, por ejemplo subidas sa lariales, y por otro, una legislación favorable del parlamento, por ejemplo una limitación de la jornada máxima de trabajo. La otra era la de una revolución*, que llevara directamente a la sustitución del capitalismo por el socialismo. Para quienes deseaban grandes cambios, la idea de una revolución violenta tenía por entonces un gran atractivo. La gran revolución francesa de finales del siglo xvm seducía la imaginación de muchos. Si la burguesía liberal había logrado su triunfo mediante revoluciones violentas, ¿no debía hacer lo mis mo el proletariado? En realidad Gran Bretaña, el país más industrializado y uno de los más liberales de Europa, no había tenido ninguna revolu ción en el siglo xvm y tampoco la tuvo en el xix, y lo mismo puede decirse de otros países como Holanda, Dinamarca y Suecia. Pero esos ejemplos de cambio pacífico resultaban, para los espíritus más combativos, mucho menos fascinantes que los violentos episodios de la gran revolución francesa y otras revo luciones liberales que le siguieron.
la postura de Marx y de los socialistas: I y II Internacional El propio Marx no tenía dudas. Él creía que el proletariado haría un revolución, destruiría el Estado burgués e implantaría su propia dictadura para preparar el camino hacia el comunis mo. Y eso mismo creían muchos otros socialistas, incluso algunos que por temperamento no eran favorables a la violencia. Marx y otros socialistas creían además que la revolución proletaria sería internacional, es decir que se iniciaría casi simul táneamente en varios países de Europa (como había ocurrido con las revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848).
9
Karl Marx (1818-181 el más influyente los pensadores soele tas. Dibujo de Sukh 1943 (Estampas, Bib teca Nacional de f r cía, París).
La revolución rusa
M ijail Bakunin (18141876), revolucionario ru so, que fue uno de los fundadores del m ovi miento anarquista.
Para coordinar los esfuerzos de las organizaciones socialistas de diversos países, se fundó en 1864 la Asociación Internacional de Trabajadores, de la que Marx fue uno de los impulsores, pero duró pocos años. Luego, en 1889, se fundó la llamada II Inter nacional, que tuvo mucho mayor éxito. A comienzos del siglo xx los partidos socialistas que integraban la II Internacional habían adquirido una influencia notable en diversos países de Europa central y occidental. En ninguno habían llegado a ganar unas elecciones, pero en varios tenían una importante representación parlamentaria, concejales en muchos ayuntamientos, una prensa bastante leída por los obreros y estrechas relaciones con fuertes sindicatos. Esos medios les habían permitido obtener mejoras para los trabajadores, pero las desigualdades sociales seguían siendo muy grandes. Los partidos de la II Internacional se inspiraban en las ideas del ya fallecido Marx y pensaban que la victoria final del prole tariado llegaría a través de una revolución violenta. No se esfor zaban, sin embargo, en que esa revolución llegara cuanto antes. De momento el Estado liberal, que para entonces se había establecido más o menos plenamente en toda Europa occidental y central, daba a los trabajadores muchas posibilidades de lucha pacífica por sus intereses. Y a través de esas luchas pacíficas la clase obrera se iba preparando para el gran día de la revolución. Además, si como decía Marx la revolución proletaria tenía que llegar inevitablemente, no había motivo para provocarla de manera precipitada. Por el contrario, cuanto más organizado y preparado estuviera el proletariado antes de la revolución, tanto menos destructiva sería ésta. Algunos incluso esperaban que la soñada revolución fuera al fin pacífica y triunfara mediante el voto de la mayoría.
El anarquismo La lucha organizada y legal, en espera de una revolución futura que nadie sabía cuándo llegaría, no resultaba sin embar go satisfactoria para algunos revolucionarios. Dentro del movi miento obrero internacional había otros militantes que no estaban dispuestos a retrasar indefinidamente la revolución violenta. Entre ellos se hallaban los anarquistas*, que no se inspiraban en las ideas de Marx, sino en las del revolucionario ruso del siglo xix Mijail Bakunin. Los anarquistas consideraban una traición a la causa obrera negociar con los empresarios o participar en las instituciones del Estado burgués, como el parla mento o los ayuntamientos. No había que buscar reformas ni votar, sino preparar la destrucción revolucionaria del capitalis mo y del Estado.
10
El Imperio Ruto
Bakunin tuvo más seguidores en Italia y en España que en la misma Rusia. Allí los partidarios de la revolución obrera eran en su mayoría marxistas y fue en Rusia donde, en 1917, un partido marxista impuso su dictadura para destruir el capitalismo.
E l Im p e r io R u s o Territorio y población
A
comienzos del siglo XX, el Imperio Ruso era el Estado más extenso y poblado de Europa. Su territorio, que hoy está dividi do en 17 Estados, era de más de 22 millones de kilómetros cua drados, aunque una parte importante del mismo resultaba casi inhabitable por el frío. El ferrocarril transiberiano, concluido en 1904, que urna San Petersburgo con el puerto de Vladivostok, en el océano Pacífico, era con mucho el más largo del mundo. El Imperio tenía unos 130 millones de habitantes, más del doble que Alemania, el Estado europeo que le seguía en pobla ción. De esos habitantes, dos tercios tenían como lengua materna el ruso u otras lenguas eslavas próximas (el ucraniano y el bielo rruso), mientras que los restantes hablaban numerosas otras len guas, muy distintas entre ellas. Dentro del Imperio se hallaba una buena parte de Polonia, que a fines del siglo xvm había sido repartida entre sus vecinos, por lo que muchos polacos deseaban recuperar su antigua inde pendencia.
11
A la izquierda, put sobre el Irtich, del le, carril transiberiano, 1896. Esta vía tti ponía en comunicai los dos extremos del menso imperio rusc la derecha, campesi de la región del Ve en 1892, a los que II a faltar hasta el f.
La revolución rusa
Rusia europea Población rural y urbana
i
i
1863
1897
CU Rural A la Izquierda, labra dor ruso con cosecha dora en 1908. En el gráfíco de la derecha, el predominio de la p o blación rural en Rusia. Según datos de Nove, Alee: An econom ic history of the USSR, Lon dres, 1972, p. 21.
CU Urbana
Condiciones de vida Las condiciones de vida de la mayor parte de los habitantes del Imperio Ruso, a los que para simplificar llamaremos en adelante rusos, eran muy primitivas en comparación con las del conjunto de Europa. De cada cinco rusos, cuatro eran campesinos, que en su gran mayoría no sabían leer ni escribir, trabajaban la tierra con ineficaces arados de madera y vivían en cabañas, también de madera, construidas por ellos mismos. Estas cabañas a menudo carecían de salida para el humo del hogar, por lo que en su in terior el aire resultaba irrespirable para quien no estuviera acos tumbrado. Los trabajadores de las fábricas, menos numerosos, no vivían mejor, ya que en muchos casos toda una familia o incluso varias habían de apiñarse en una sola habitación, a veces dentro de un barracón construido por la empresa en que trabajaban, junto a instalaciones fabriles cuyos humos contaminaban el aire. Para la mayoría de los rusos la carne era un lujo inasequible. Los campesinos comían casi exclusivamente cereales baratos y | algunas hortalizas, bebían un licor hecho con pan de centeno fermentado y en las grandes ocasiones vodka, con el resultado de fenomenales borracheras, o el mucho más sano té con azúcar, al que eran también muy aficionados. Las inadecuadas viviendas, en las que la falta de espacio y de ventilación facilitaban los contagios infecciosos, la alimenta ción poco variada, la falta de higiene y de cultura llevaban a que la mortalidad, especialmente la infantil, fuera muy alta.
12
El Imperio Ruso
Puesto que la tasa de mortalidad infantil es un buen indicador de hasta qué punto una población logra satisfacer sus necesidades biológicas básicas, conviene indicar que, hacia 1900, 25 de cada 100 niños rusos morían antes de cumplir un año, frente a 15 en España y sólo 7 en la próspera y bastante igua litaria Noruega, que tenía la tasa más baja de Europa. Como referencia comparativa cabe recordar que, actualmente, en los países más pobres del mundo mueren en su primer año 16 niños de cada 100. En contraste con la miseria popular, había en Rusia una minoría rica y culta. Los más privilegiados vivían rodeados de lujo y atendidos por una numerosa servidumbre, tenían en su infancia institutrices extranjeras, viajaban por Europa y se expre saban en francés con la misma soltura que en ruso. La alta cultura rusa tuvo una etapa de gran florecimiento a fines del siglo X IX , con escritores como Tolstoi, músicos como Rimski-Korsakov y científicos como Mendeleiev.
Situación política Un Estado autocrático Las últimas novedades europeas eran por entonces bien acogidas en Rusia y con ellas llegaron las nuevas ideas políticas, como el liberalismo y el socialismo. Pero, a diferencia con lo que ocurría en la mayor parte de Europa, los rusos carecían por completo de libertad política.
13
A la izquierda, nacional de la europea, en com\ ción con las de Bretaña, franela, I Alemania y A ti Hungría. A la der crecimiento de la ducción industrial Según Nove, op. p. 14 y 12.
La revolución rusa
Hacia 1900 el Imperio Ruso era el último Estado plena mente autocrático* de Europa. El emperador, al que se daba el título de zar (es decir cesar), tenía la plenitud del poder político, sin que estuviera obligado a tener en cuenta para nada la vo luntad de sus súbditos. Esto significaba que aquellos jóvenes de familia acomodada que tenían ocasión de estudiar, se sentían atraídos por las nuevas ideas que llegaban de Occidente y deseaban hacer algo por mejorar las terribles condiciones en que vivía el pueblo ruso, tenían muy pocas posibilidades para actuar dentro de la ley. Para poner un ejemplo de lo que esto significaba, cabe recordar que en 1849 varios jóvenes socialistas de clase alta o media que se reunían para discutir sus ideas, entre los que se encontraba el luego famoso escritor Dostoievski, fueron por ello condenados a muerte. Se les condujo al lugar de ejecución y sólo entonces se les informó de que el zar les había conmutado la última pena por otra de prisión. La angustia que sufrieron puede imaginarse.
La respuesta violenta
A la izquierda, Alejan dro II (1818-1881), zar de Rusia que emancipó a los siervos. A la dere cha, Alejandro II visi tando Estrasburgo.
La extremada dureza del régimen zarista condujo al socia lismo ruso hacia la violencia. Y a su vez la violencia revolu cionaria hizo que el régimen zarista se hiciera todavía más reacio a toda medida liberalizadora, entrándose así en un siniestro círcu lo vicioso. Ello ocurrió en tiempos del zar Alejandro II, que sin embar go fue el promotor de algunas reformas importantes. Fue él quien en 1861 emancipó a los campesinos de la servidumbre*. Hasta entonces los señores habían tenido sobre los campesinos
14
El Imperio Ruto
un dominio casi completo, hasta el punto de que, cuando se vendía una tierra, con ella eran vendidos los siervos que la tra bajaban. Con la emancipación las comunidades campesinas recibie ron en propiedad mucha tierra, pero a cambio de ello quedaron sometidas durante largos años a pagos para indemnizar a sus señores, que además conservaron grandes fincas. Esto no satis fizo a los campesinos, quienes consideraban que toda la tierra era suya, porque ellos eran los que la trabajaban, y pensaban que los señores eran parásitos que los explotaban, lo mismo que los recaudadores de impuestos y los agentes reclutadores del ejército. Así es que algunos jóvenes procedentes de familias acomo dadas de las ciudades, a los que se llamó socialistas revolucio narios*, o populistas, creyeron que bastaría difundir las nuevas ideas entre los campesinos para que éstos se lanzaran a la revolución. Pero estos jóvenes revolucionarios no fueron bien acogidos por los campesinos, que desconfiaban de todo el que llegaba de fuera y en muchas ocasiones los denunciaron a la policía. Ante lo difícil que era despertar la energía revolucionaria del pueblo ruso, algunos pensaron entonces que podrían hacerlo mediante el terrorismo. Suponían que, si asesinaban a persona lidades destacadas del régimen zarista, el pueblo comprendería que éste era en el fondo débil y se lanzaría a la lucha. Comenzó así una oleada terrorista que, con intervalos, se prolongaría du rante casi medio siglo. Una de sus víctimas fue el propio Alegjandro 11, que fue asesinado en 1881. Entre los implicados en este crimen había una joven, que fue ejecutada junto a sus compañeros. Rusia fue el primer país en el que hubo mujeres Atentado contra Ah ¡andró II el 1 de m an de 1881 (Museo Nack nal de Historia, Moscú
15
La revolución rusa
entregadas de lleno a la lucha revolucionaria. Pero el terrorismo no desencadenó la revolución. En 1887 hubo un intento de asesinar al nuevo zar, Alejan dro III, y a raíz de ello fue ejecutado, entre otros, un joven revolucionario perteneciente a la pequeña nobleza, Alejandro Ulianov. Su hermano menor, Vladimir Ulianov, que tenía en tonces diecisiete años, se daría más tarde a conocer con el seu dónimo de Lenin y sería el principal dirigente de la revolución rusa. Lenin llegó pronto a la conclusión de que el terrorismo no llevaba a ninguna parte y de que poco se podía esperar del campesinado. Por el contrario, quedó convencido, al leer a Marx, de que en Rusia la revolución sería también obra del proletariado industrial, como en toda Europa. Vladimir Ulianov, llama do Lenin (1870-1924), fundador del movimien to comunista Interna cional, en un dibujo publicado por « The lllustrated London News» en 1919 (Biblioteca Na cional, Madrid).
El Partido Socialdemócrata Obrero Ruso Precisamente en los últimos años del siglo xix empezó en Rusia el gran desarrollo del capitalismo industrial. A comienzos del siglo XX había ya tres millones de trabajadores industriales. Pocos en comparación con las muchedumbres campesinas, pero suficientes para jugar un gran papel en una revolución socia lista. En 1898 se fundó en la clandestinidad el Partido Social demócrata Obrero Ruso. Sus primeros miembros no fueron en su mayoría obreros, sino intelectuales, atraídos por la doctrina de Marx. (D ocumento 1.) Varios de ellos fijaron su residencia en países libres de Europa, a salvo de la policía zarista, como lo hizo el propio Lenin, que se estableció en Suiza en 1900. En opinión de Lenin, la idea del socialismo no podía surgir espontáneamente de las masas obreras, sino que habían de ser los intelectuales revolucionarios quienes la elaboraran y difun dieran. (D ocumento 2.) El partido que había de dirigir la revolución debía estar integrado por un pequeño número de obreros e intelectuales entregados de lleno a la causa revolucionaria y coordinados mediante una disciplina de tipo militar. En buena medida lle gó Lenin a esta conclusión porque en Rusia no había posibili dad de que un partido socialista actuara legalmente. Debido al acoso policial era necesario actuar en la clandestinidad, y para ello una organización con pocos miembros muy disciplinados era mucho más útil que una organización de masas basada en métodos democráticos, como las de los socialistas occidentales. (D ocumento 3.)
Esto significa que, precisamente porque se enfrentaba a un régimen autoritario como el de los zares, el socialismo ruso
16
El Imperio Ruso
adoptó métodos autoritarios de organización. Lenin creía que el Partido Socialdemócrata Obrero debía estar estrechamente controlado por el comité central, y su intransigencia llevó ya en 1903 a una ruptura del partido, que se dividió en dos grupos: bolcheviques*, como se denominaron los seguidores de Lenin, y mencheviques*. En 1904 una revolucionaria menchevique, Vera Zasulich, comentó que la idea que Lenin tenía del partido coincidía con la que Luis XIV tenía del Estado. Como es sabido, se atribuye a este rey francés la frase «El Estado soy yo». Así es que, desde el primer momento, hubo quien comprendió que un partido revolucio nario organizado como lo deseaba Lenin podía acabar siendo controlado por un solo hombre. En realidad esto no llegaría a ocurrir plenamente hasta más de veinte años después, cuando Stalin sucedió a Lenin al frente de ese partido.
El camino hacia la revolución La guerra contra Japón Los revolucionarios rusos podían preparar la revolución, mediante la difusión de propaganda entre los trabajadores y el empuje que dieran a las luchas de éstos. Los trabajadores esta ban dispuestos a luchar por mejorar sus condiciones de vida, a organizar huelgas y a desafiar las represalias de los patronos y de la policía para obtener mejoras salariales. No cabía esperar en cambio que, en tiempos normales, muchos trabajadores fueran a lanzarse directamente a la lucha para derribar al zar. Por ello los revolucionarios podían preparar la revolución, pero no ini ciarla en el momento que lo desearan. Cosacos practicando reconocimiento en guerra ruso-japon (1904-190S). «La I, tración Española y Ai ricana», 1905 (Biblit ca Nacional Madr
17
La revolución rusa
Una revolución sólo estalla en circunstancias muy especia les, en las que el prestigio de ios gobernantes se deteriora rápi damente por algún motivo. En algunos casos ello sucede debido a las dificultades originadas por una guerra y así ocurrió en Ru sia. La primera revolución rusa tuvo lugar a raíz de las derrotas sufridas en una guerra contra Japón, en 1905. El gobierno japonés declaró la guerra a Rusia en 1904, debi do a la rivalidad que había surgido entre ambas potencias por sus respectivas aspiraciones en la región de Manchuria, al noreste de China. Inicialmente la guerra desencadenó una ola de entusiasmo patriótico en la opinión pública rusa, incluido el sector liberal de la misma, pero ese patriotismo se volvió contra el régimen zarista cuando las tropas rusas sufrieron las primeras derrotas. Rendición de Fort Arthur en enero de 1905, en la guerra ruso-japonesa (Museo Real del Ejército y de Historia Militar, Bruselas).
Surgió entonces una campaña de propaganda, apoyada por los sectores más cultos de la sociedad rusa, en favor de una reforma que diera al país un sistema constitucional similar al de los grandes países de Europa. En opinión de los liberales, el sistema de gobierno absolu tista que mantenía el zar Nicolás II no sólo era contrario a la libertad del pueblo ruso, sino que estaba poniendo en peligro su seguridad nacional. Atribuían las derrotas frente a Japón a la incompetencia y corrupción de los gobernantes, lo cual era cier to al menos en parte.
La revolución de 1905 Los liberales rusos, que pertenecían en su mayoría a las clases altas y medias, fueron los que iniciaron la protesta contra el régimen, pero ésta cobró mucho más fuerza cuando a ella se sumaron obreros y campesinos.
18
El Imperio Ruso
El acontecimiento decisivo se produjo un domingo de enero de 1905, cuando más de cien mil obreros de San Petersburgo marcharon pacíficamente hacia el palacio imperial para pedir al zar, en quien todavía tenían confianza, que tomara medidas para mejorar su suerte. No era una marcha revolucionaria: los obreros no llevaban banderas rojas sino cruces e iconos y cantaban himnos religio sos. El principal promotor de la marcha fue un sacerdote, el padre Capón, que creía sinceramente que el zar debía proteger a sus súbditos más humildes y que era la figura más popular de una organización obrera que inicialmente había sido fomen tada por el propio ministerio del Interior, para debilitar a los socialistas. La respuesta del gobierno a esa manifestación pacífica fue, sin embargo, brutal. Los soldados dispararon contra la multitud indefensa y causaron cientos de muertos y heridos, por lo que aquella jornada sería recordada como el Domingo sangriento. Tal matanza condujo a que cientos de miles de habitantes de la capital y luego millones de rusos, cuando la noticia se fue difundiendo por el país, perdieran toda confianza en el régimen. Muchos obreros y campesinos que hasta entonces habían visto ingenuamente al zar como un padre bondadoso, al que malos ministros habían impedido ayudar a su pueblo, le vieron ahora como un tirano sanguinario. Nicolás II (1868-1918 último zar de Rush que reinó de 1894 1917. En la foto apan ce con su mujer y n hijos.
19
A la izquierda, huelga en la fábrica Putilov en enero de 1905. A la de recha, marinos suble vados del Potemkin en julio de 1905.
A partir de entonces se inició en numerosas ciudades la mayor oleada de huelgas que la industria rusa hubiera cono cido nunca. La minoría culta también quedó horrorizada por la matanza y los estudiantes, que en su gran mayoría eran de fami lia próspera, se lanzaron masivamente a la huelga, lo que llevó al cierre de las universidades por el gobierno. En muchas regiones de población no rusa, como Finlandia, se comenzó a exigir autonomía. Y cuando a las aldeas fue llegando la noticia de que la población urbana estaba en abierta rebeldía, muchos campesinos se lanzaron a la lucha contra aque llos a quienes consideraban sus enemigos: los nobles terrate nientes. En el verano de 1905 los campesinos de muchas co marcas comenzaron a asaltar las grandes fincas, en las que quemaron las mansiones y se repartieron las tierras. Unas tres mil mansiones señoriales, es decir quince de cada cien, fueron destruidas. Cuando la ley y el orden se quebraron en el campo, y en menor medida también en las ciudades, las clases alta y media comenzaron a temer a la furia popular incluso más que a la tiranía del gobierno zarista. Éste recurrió al ejército para com batir la rebelión campesina e hizo la paz en las condiciones que le impuso Japón, para poder enfrentarse a la revolución. La suerte del zar dependía de la lealtad de sus soldados, de origen campesino en su inmensa mayoría. Y aunque hubo algunos motines, el más importante en el buque de guerra Potemkin, su lealtad se mantuvo: los soldados siguieron obedeciendo a sus oficiales cuando éstos les ordenaron disparar contra campesinos u obreros.
20
El Imperio Ruso
Concesiones liberales y represión Ante aquella situación revolucionaria, Nicolás 11 se dejó convencer de que era necesario hacer concesiones a los libera les y en octubre de 1905 anunció el reconocimiento de las libertades civiles y la elección de un parlamento, la Duina*. Se inició así una etapa de relativo liberalismo en Rusia. En adelante habría cierta libertad de expresión y de reunión y también un parlamento, para el que serían elegidos numerosos diputados liberales y algunos socialistas. Pero la Duma nunca llegó a controlar al gobierno ruso, que siguió dependiendo exclu sivamente del zar. Los liberales consiguieron, pues, a medias sus objetivos. Pero en cambio la revolución obrera y campesina fue aplastada mediante la represión violenta. En la represión jugaron un papel grupos contrarrevolu cionarios que, con el apoyo de la policía, desencadenaron vio lentos incidentes, dirigidos sobre todo contra los judíos. Éstos fueron acusados, sin fundamento, de ser los verdaderos promo tores de la revolución y desde el gobierno se fomentó, con el apoyo del propio Nicolás II, el antisemitismo*, desviando así en ocasiones la furia popular hacia un falso enemigo. (D ocu mento 4.) La peor matanza tuvo lugar en la ciudad de Odesa, donde turbas estimuladas por las autoridades asesinaron a 800 judíos y dejaron a decenas de miles sin hogar. Contra los verdaderos revolucionarios se empleó sobre todo al ejército. En San Petersburgo los delegados obreros habían formado un consejo, el Soviet*, a través del cual los diversos
21
Primer congreso gene ral de delegados de cuerpo de campesino en 1905.
La revolución rusa
Llamamiento a la su blevación en 1905, en Odesa.
grupos socialistas, sobre todo los mencheviques, adquirieron una gran influencia. Y cuando los dirigentes del Soviet de San Petersburgo fueron arrestados, los socialistas de Moscú, la otra gran ciudad rusa, se alzaron en armas en enero de 1906, siendo vencidos por el ejército, que recurrió incluso al bombardeo de barrios obreros. Y las tropas restablecieron mediante el terror el orden tradicional en aquellas aldeas en las que había triunfado la revolución campesina. Se calcula que en total fueron ejecu tados unos quince mil revolucionarios. La experiencia de 1905 agravó las diferencias entre men cheviques y bolcheviques. A partir de entonces Lenin comenzó a creer en que no sería necesario esperar a que el capitalismo creara en Rusia una numerosa clase obrera para emprender la revolución socialista. En su opinión, no se debería colaborar en adelante con los liberales de clase media para establecer una democracia liberal, sino que el proletariado debería aliarse con los campesinos para conquistar el poder. De momento, sin embargo, cabía la posibilidad de que el régimen ruso evolucionara, sin grandes convulsiones, de la auto cracia a un régimen liberal, como había ocurrido en gran parte de Europa. No fue así, ya que la Primera Guerra Mundial con dujo a Rusia a una segunda revolución.
La
c a íd a d el z a r
La Primera Guerra Mundial Diferencias entre Rusia y otros países de Europa L a revolución rusa de 1905 fue la primera revolución socialis ta que tuvo lugar en Europa desde la Comuna de París de 1871, sangrientamente reprimida por el gobierno francés. Esto indica ba que en Rusia se daban condiciones particularmente propicias para una revolución, en parte por el mismo carácter autocrático del régimen zarista. En la mayor parte de Europa los diferentes sectores de la po blación tenían posibilidad de luchar por sus intereses y aspira ciones dentro de la ley, por lo que la tentación de recurrir a me dios revolucionarios no era muy grande. En Rusia, en cambio, no sólo los socialistas, sino también los liberales, se encontraban con que sus posibilidades de influir legalmente en el gobierno de su país eran muy limitadas. Existía un parlamento, la Duina, pero sus atribuciones eran mínimas. El zar Nicolás 11 seguía cre yendo que Dios le había dado sólo a él el derecho de gobernar a su pueblo y su esposa alemana, la zarina Alejandra, estaba com pletamente de acuerdo. (D ocumento 5.)
22
La caída del zar
Tanto la Comuna de París como la revolución rusa de 1905 habían surgido en circunstancias de derrota frente a un enemigo exterior, Prusia en el primer caso y Japón en el segundo. Esto no es extraño, ya que nada desprestigia tanto a un régimen como las derrotas en el campo de batalla. Así es que, cuando los prin cipales Estados europeos entraron en guerra unos contra otros en 1914, las perspectivas de que estallaran revoluciones aumen taron.
Quiebra de la unidad socialista El estallido de la guerra llevó por otra parte a una profun da crisis de la II Internacional. Ésta se había basado en la soli daridad internacional del proletariado, es decir en la idea de que los intereses de los trabajadores eran contrapuestos a los de la burguesía de su propio país y compatibles con los de los trabajadores de otros países. Se entendía por tanto que una guerra entre países sería siempre una desgracia para los trabaja dores, que habrían de matar y morir por intereses que no eran los suyos. Sin embargo, en 1914 el sentimiento patriótico se impuso sobre el internacionalismo proletario. Ante el estallido de la gue rra los trabajadores de Alemania, de Francia o de Gran Bretaña sintieron que lo más importante era apoyar a su patria en la lu cha contra el enemigo extranjero. Los partidos socialistas de estos países optaron decidida mente por apoyar el esfuerzo bélico, aunque ello supusiera pac tar con los partidos burgueses y romper la solidaridad interna cional del proletariado. Los socialistas rusos se dividieron en cambio ante la cues tión, y Lenin adoptó la posición, rarísima en el conjunto de Europa, de que la derrota de su propio país, Rusia, era deseable porque favorecería la revolución. Para Lenin los socialistas de bían esforzarse en convertir la guerra europea en una guerra civil entre el proletariado y la burguesía.
La guerra y la caída del Estado ruso La Primera Guerra Mundial fue de una dureza como Europa no había conocido desde hacia al menos un siglo, es decir desde que acabaron las guerras napoleónicas. Ambos bandos tenían fuerzas similares y el avance tecnológico les había proporciona do un armamento de una potencia destructiva muy superior a la hasta entonces conocida. La guerra se prolongó durante más de cuatro años, causó millones de muertos, requirió un enorme es fuerzo económico y causó un sufrimiento indescriptible.
25
Soldados rusos en /< Primera Guerra Mundio
La revolución rusa
Ante esa tremenda prueba el primer Estado que se vino aba jo fue Rusia. ¿Por qué? Posiblemente por tres razones. - Porque la economía rusa era menos próspera que la de los restantes Estados beligerantes y se vio por tanto más dañada por el esfuerzo bélico. - Porque las diferencias sociales eran mucho mayores en Rusia y era, por tanto, más difícil la solidaridad nacional. - Y porque la ausencia de cauces efectivos de participación política dificultaba la cohesión entre el gobierno y el pueblo. Parece de sentido común creer que un régimen autocrático es más fuerte que uno democrático, porque en el primer caso los gobernantes pueden concentrar todas las fuerzas del país en un objetivo determinado. La experiencia europea de este siglo de muestra, sin embargo, que en las circunstancias más horribles que cabe imaginar, las de la guerra, los países más Libres han de mostrado ser más fuertes. Fueron Estados democráticos los ven cedores en la Primera Guerra Mundial (1918) y en la Segunda Guerra Mundial (1945), así como en la guerra fría, que afortuna damente concluyó sin que se Lnibiera transformado en una gue rra de verdad (1989). En concreto la Primera Guerra Mundial resultó devastadora para Rusia. El ejército ruso era muy numeroso, pero técnicamen te inferior al alemán, y sufrió importantes derrotas, así como mi llones de bajas. La experiencia de los soldados rusos, en su gran mayoría campesinos, fue espantosa, como también lo fue la de Porcentaje de reclutas rusos llamados a filas que sabían leer y es cribir. Según datos de Nove, op. cit., p. 26.
Reclutas alfabetizados Ejército ruso
1875
1890
24
1905
1913
I
los otros contendientes. Cuesta imaginar, por ejemplo, lo que suponía que una trinchera llena de hombres fuera batida de lle no por la artillería enemiga y en pocos minutos se convirtiera en un amasijo de tierra, metal y fragmentos de cuerpos humanos. Pero es que además el esfuerzo ruso tropezaba con dificulta des derivadas del atraso económico y la incompetencia de algu nos dirigentes civiles y militares, lo que se traducía en graves deficiencias de suministros. En ocasiones hubo soldados que marcharon a la batalla desarmados, para coger las armas de sus compañeros cuando éstos cayeran. Y hay que añadir que mu chos soldados rusos, procedentes de aldeas sin escuelas ni perió dicos, no tenían la menor idea de por qué combatían. (Docu mento
6.)
En la retaguardia, muchos patriotas se desesperaban ante la falta de capacidad de quienes dirigían el esfuerzo de guerra ruso e incluso llegaron a sospechar, equivocadamente, que en el en torno del zar había traidores al servicio de Alemania. Mientras que a los gobiernos de Gran Bretaña y Francia se incorporaron ministros socialistas para reforzar la solidaridad nacional, en Rusia Nicolás II no creyó que la guerra le obligara a tener en cuenta las opiniones de la Duma. Se dejó en cambio guiar por los consejos de un extraño personaje, Rasputín, que había convencido a la zarina de que tenía poderes sobrenatu rales y que ejerció una enorme influencia, hasta que fue asesi nado.
Crigorí Rasputín (18/ 1916), el curandero t, convenció a la zar¡ Alejandra de que / seía poderes sobre/ turóles y que ejer una gran Influencia la política rusa d e 1907 hasta 1916.
El zar Nicolás II er cuartel general de I guilev recibe la not de la revolución rio
25
La revolución rusa
1917: la revolución estalla en San Petersburgo Protestas obreras A la impopularidad del gobierno se sumaron las dificultades económicas. El esfuerzo bélico contribuyó a desorganizar la eco nomía rusa y surgieron problemas en el abastecimiento de las ciudades. Y esto último fue la chispa que desencadenó la revolu ción en la capital, San Petersburgo (entonces Petrogrado), que contaba con un gran número de obreros industriales, influidos por las ideas socialistas. Todo comenzó un día de 1917 cuando, en protesta por la escasez de pan, se declararon en huelga las obreras de algunas fá bricas textiles, pronto seguidas por sus camaradas masculinos de la industria metalúrgica. En Rusia no se había adoptado todavía la reforma del calen dario que en el siglo xvi había decretado el papa Gregorio XIII, así es que aquel día era allí el 23 de febrero, mientras que en el resto de Europa era el 8 de marzo, motivo por el cual la llamada revolución de febrero tuvo lugar cuando era marzo según nues tro calendario.
En dos días la huelga se extendió a toda la industria de la ciudad, y la protesta contra la escasez de pan se transformó en una protesta contra el zar. Éste optó por disolver la Duina el 26 de febrero, pero al día siguiente se formó un comité de diputa dos de la Duma que trató de encauzar la revolución, al tiempo que surgía un comité de delegados obreros que, al igual que en 1905, se denominó Soviet.
26
La* dificultades del gobierno provisional
Abdicación del zar
El momento decisivo llegó cuando las tropas de guarnición en San Petersburgo, en vez de reprimir la protesta, comenzaron a sumarse a la misma. Uno de los primeros casos se dio cuando un destacamento de los temidos cosacos, al ver cómo un grupo de policías cargaba a caballo contra unos manifestantes, desen vainó sus sables, espoleó a sus monturas y cargó a su vez, pero contra los policías, a cuyo jefe mataron. En definitiva, lo que ocurrió fue que, aparte de los policías, casi nadie más estaba dispuesto a luchar por el desprestigiado zar, por lo que éste se vio forzado a abdicar sólo siete días des pués de que se hubieran iniciado las protestas en San Peters burgo. El triunfo de la revolución fue acogido con una alegría ge neral, y el comité de diputados de la Duma formó inmediata mente un gobierno provisional presidido por un noble liberal, el príncipe Lvov.
La s
d if ic u l t a d e s d el g o b ie r n o p r o v is io n a l
O posición entre el gobierno y el Soviet Desaparición del orden tradicional
1 ^ 1 o era fácil la tarea a la que en marzo de 1917 se enfrentó el gobierno liberal de Lvov, que inmediatamente proclamó como sus dos principales objetivos llevar a Rusia a la victoria en la gue rra y convocar elecciones a una asamblea constituyente, la cual habría de promulgar las leyes que dieran al país justicia, libertad e igualdad. (D ocumento 7.) A partir de la abdicación del zar, el orden tradicional se quebró en Rusia, y todos los que habían ejercido una autoridad -los jueces, los policías, los funcionarios, los oficiales del ejérci to, los empresarios y capataces, los terratenientes, los sacerdotes, los profesores, los ancianos que regían las aldeas- vieron como ésta desaparecía. Desde el primer momento el gobierno se encontró frente a un poder rival, el Soviet de Petrogrado, que estaba integrado por diputados elegidos no sólo por los obreros industriales, sino también por los soldados de la guarnición, lo que le daba una influencia militar. El comité ejecutivo de este Soviet de los Dipu tados de los Obreros y Soldados quedó formado por miembros de los diferentes grupos socialistas, en su mayoría intelectuales. En su orden número 1 el Soviet había decretado, la víspera de que
27
El príncipe Ceorgi Lvo presidente del gobiern provisional ruso.
La revolución rusa
A la izquierda, ejército y pueblo en la Duma el día en que se declaró la revolución. A la dere cha, primeros días de la revolución en Retrogrado.
el zar abdicara, que los soldados debían organizar comités en todas las unidades del ejército y que sólo debían obedecer las órdenes del comité de la Duma si no contradecían las del pro pio Soviet. Con esta orden y con toda su actitud posterior, el Soviet contribuyó a que se hundiera la disciplina del ejército y a que el gobierno provisional no pudiera consolidarse como la máxima autoridad legítima de Rusia. Sin embargo, los dirigentes del Soviet de Petrogrado y de los que se formaron en otros lugares, que inicialmente eran en su mayoría mencheviques y socialistas revolucionarios, no preten dían la disolución del ejército ni la caída del gobierno provi sional. Por el contrario habían apoyado la formación de este último, una vez que habían sido admitidas sus exigencias demo cráticas. (D o c u m e n t o 8.) No creían que en un país en que el de sarrollo capitalista estaba comenzando y la mayoría de la pobla ción era campesina se pudiera realizar una revolución socialista. Pero tampoco pensaron que debieran dar un apoyo pleno a un gobierno que consideraban burgués, incluso después de que en el mes de mayo se incorporaran al mismo algunos ministros so cialistas.
Aspiraciones de la sociedad rusa Para los distintos sectores de la sociedad rusa el triunfo de la revolución representó la posibilidad de que se cumplieran sus más profundas aspiraciones. - Los soldados deseaban que acabara el mando despótico de los oficiales y que la guerra acabara cuanto antes. - Los obreros deseaban la reducción del horario de trabajo, la elevación de los salarios y la formación de comités en las fábricas que defendieran sus derechos frente a los empresarios.
28
U» dificultades del gobierno provisional
- Los campesinos deseaban repartirse las tierras de la no bleza. - Los pueblos con una identidad nacional más marcada de seaban un amplio grado de autonomía, cuando no la indepen dencia. Y todas estas aspiraciones comenzaron a imponerse por la acción directa, al margen de las disposiciones del gobierno pro visional, que se encontró incapaz de imponer su autoridad. (D o cumento
9.)
Los sectores privilegiados de la sociedad rusa comenzaron por su parte a temer que la revolución, tras derrocar al zar, se iba a volver contra ellos. (D ocumento 10.)
Regreso de Lenin a Rusia En medio de aquella confusión, en el mes de abril, Lenin re gresó a Rusia desde Suiza, atravesando Alemania con permiso del gobierno alemán, el cual supuso acertadamente que su ac ción debilitaría el esfuerzo de guerra ruso. Dotado de una gran fuerza de carácter y de capacidad para hacerse seguir (D o c u m e n t o 11), el líder bolchevique impuso muy pronto a su partido una línea de actuación contraria a la de los demás partidos socialistas. Su tesis era que el completo hun dimiento del orden tradicional hacía posible en Rusia una inme diata revolución socialista, basada en una alianza de los obreros y los campesinos, que conduciría a una república cuyos órganos de gobierno serían los soviets obreros y campesinos. Para ello los bolcheviques deberían realizar una gran campaña de propagan da que les diera mayoría en los soviets, en los que de momento eran minoritarios. Tropas fíeles al gobiern provisional reprime una revuelta en Petri grado el 17 de ¡ull de 1917. Murieron um cuatrocientas persona
29
La revolución rusa
En julio de 1917 el ejército ruso lanzó una importante ofen siva que fue un fracaso total. Los soldados rusos no deseaban se guir combatiendo a los alemanes y a los austro-húngaros, sino regresar a sus aldeas para participar en el gran reparto de tierras de la nobleza que estaba comenzando, lo que les llevó a simpati zar con los bolcheviques. (D ocumento 12.) La propaganda bolchevique se basaba entonces en unas consignas muy sencillas, que respondían a los deseos de muchí simos rusos: paz inmediata, reparto de las grandes fincas entre los campesinos y control obrero de las fábricas, para todo lo cual el poder debía pasar del gobierno provisional a los soviets. ( D o c u m e n t o 13.)
Kerenski al frente del gobierno Alexander Kerenski (18811970), el socialista re volucionario que asu mió la presidencia del gobierno provisional en julio de 1917.
El predominio de las fuerzas socialistas en la nueva Rusia se tradujo en que, en el mismo mes de julio, Lvov fuera sustituido al frente del gobierno provisional por un socialista revoluciona rio, Alexander Kerenski, previamente ministro de la guerra. Kerenski intentó restablecer el orden y mantener a Rusia en la guerra europea, pero en pocos meses su prestigio popular se fue deteriorando. Por el contrario las consignas de los bolchevi ques les iban ganando apoyo entre los obreros y soldados. En septiembre los bolcheviques se convirtieron en mayoritarios en el Soviet de retrogrado. Lenin, por su parte, no estaba dispuesto a esperar a las pre vistas elecciones a la Asamblea Constituyente. Tampoco quiso que fuera un congreso de los soviets el que derribara al gobierno de Kerenski. Prefirió la toma del poder mediante la insurrección armada.
Marinos desembarcan en Retrogrado para ata car el Palacio de In vierno en noviembre de 1917.
30
El triunfo bolchevique
El
t r iu n f o b o l c h e v iq u e
La revolución de octubre Nuevo gobierno
r
liando el 25 de octubre de 1917 (el 7 de noviembre según el calendario gregoriano) se reunió en Petrogrado el II Congreso de los Soviets de toda Rusia, el gobierno provisional ya no existía. La víspera el Soviet de Petrogrado había lanzado una insurrec ción armada con el apoyo de buena parte de la guarnición, frente a la cual las escasas tropas fieles al gobierno apenas ofre cieron resistencia.
En protesta por lo ocurrido, la mayor parte de los delegados mencheviques y socialistas revolucionarios abandonaron el Con greso de los Soviets. Al día siguiente éste aprobó la formación de un nuevo gobierno, integrado exclusivamente por bolcheviques, que recibió la denominación de Com ité de los Comisarios del Pueblo.
Un panorama difícil Lenin y su partido se habían hecho con el poder en Rusia, pero se encontraban ante un panorama extremadamente difícil. - Los bolcheviques se apoderaron de Moscú sólo a costa de duros combates, y existía la posibilidad de que estallara una auténtica guerra civil.
31
Dos escenas de noviem bre de 1917: a la Iz quierda, soldados dis puestos a defender el Palacio de Invierno; a la derecha, obreros y soldados en un tonque capturado a las tropas del gobierno.
La revolución rusa
Combate en la fortale za del Kremlin, de Mos cú, en noviem bre de 1917.
Guardia rojo en la sala del trono del Kremlin.
- La guerra con Alemania y Austria-Hungría continuaba, y la disciplina del ejército se había hundido, privándole de capaci dad combativa. - El orden seguía deteriorándose en todo el país, y en con secuencia la situación económica era cada vez peor. - Y varios de los territorios que integraban el imperio de los zares optaron por declarar su independencia. El parlamento ucraniano, un país donde los campesinos no tenían nada clara su identidad nacional (D ocumento 14), anunció en noviembre que Ucrania se constituía en República, aunque con el propósito de mantenerse federada a la República Rusa, mientras que en diciembre Finlandia y Lituania optaron por la independencia plena. Para mantener su popularidad los bolcheviques habían de satisfacer las promesas que habían hecho en la oposición. Las más importantes se referían a la paz y a la tierra y fueron rati ficadas por dos decretos. El uno abolió la propiedad privada de la tierra y ordenó su entrega a los comités campesinos. Pero, en realidad, los campe sinos estaban haciendo ya la revolución por su cuenta, asaltan do las mansiones de la nobleza terrateniente, saqueándolas y repartiéndose las tierras. El otro, el llamado decreto sobre la paz, anunció un armis ticio inmediato. Ello respondió a las aspiraciones de los solda dos, que habían comenzado a desertar masivamente y habían emprendido el regreso a sus aldeas, con el deseo de participar en el reparto de las tierras de la nobleza. Quedaba sin embargo el gran problema de negociar la paz con Alemania y AustriaHungría.
32
El triunfo bolchevique
Campesinos rebeldes, desertores armados, delincuentes ur banos y bandidos rurales sumieron a Rusia en un desorden violento. Puesto que la policía y la justicia habían dejado de funcionar, el pueblo mismo asumió el castigo de quienes consi deraba sus enemigos, ejecutándolos a veces sin ningún tipo de proceso previo. Los periódicos de todo el mundo se llenaron de relatos de las atrocidades que estaban ocurriendo en Rusia (D ocumen to 15) e incluso un revolucionario tan entusiasta como el escritor Máxima Gorki vio con espanto la violencia a la que se estaban entregando las masas populares, tras haberse liberado del yugo zarista. (D ocumento 16.) A Lenin, por el contrario, no le asustaba la violencia po pular, sino que la consideraba un arma revolucionaria indispen sable, por lo que estimuló su uso. (D ocumento 17.)
Elecciones a la Asamblea Constituyente En noviembre de 1917 tuvieron lugar las elecciones a la Asamblea Constituyente, cuya reunión habían exigido en los meses anteriores tanto los bolcheviques como los demás partidos. Fueron un gran triunfo para el Partido Socialista Revolucionario, que recibió el voto masivo de los campesinos, lo que no es sorprendente, pues desde hacía años este partido había realizado un gran esfuerzo de propaganda dirigido al campesinado. Los bolcheviques sólo obtuvieron una cuarta parte de los votos, aunque fueron los más votados en las áreas industriales de Petrogrado y otras ciudades rusas y en las unidades del ejército. El principal partido liberal sólo obtuvo un 5% de los votos, casi todos en las ciudades, y al poco fue puesto fuera de la ley. A pesar de que lograron aliarse con el ala izquierda de los socialistas revolucionarios, que se incorporó al gobierno, los bolcheviques no tenían mayoría en la Asamblea Constituyente. Así es que tras una sola sesión, en enero de 1918, la Asamblea fue disuelta por la fuerza, y los manifestantes favorables a la misma fueron disueltos a tiros en las calles de Petrogrado. Esto indignó, entre otros, a Gorki, quien recordaba cómo la reunión de una Asamblea Constituyente, elegida por todo el pueblo, había sido siempre una aspiración de los revolucionarios rusos. (Documento 18.) Sin embargo, para muchísimos rusos, una Asamblea Cons tituyente resultaba una institución poco menos que incom prensible, ajena a ellos, como lo eran en general todos los ór ganos del gobierno, mientras que el sistema de los soviets les era mucho más familiar, pues se basaba en la reunión de los cam-
35
Máximo Gorki (18681936), novelista ruso, partidario de la revolu ción y amigo de Lenin, a quien sin embargo cri ticó duramente en 1918.
La revolución rusa
pesinos de una aldea, de los obreros de una fábrica o de los sol dados de un regimiento. (D ocumento 19.) No podían saber que, de acuerdo con la experiencia histórica, el sistema parlamen tario, basado en una asamblea elegida mediante el sufragio uni versal y secreto y que tiene atribuciones para controlar al go bierno, resulta el mejor medio para defender los derechos de todos.
La p a z con Alemania Las negociaciones de paz, que se desarrollaban en la ciudad de Brest Litovsk, quedaron interrumpidas en febrero de 1918, al rechazar los delegados rusos las exigencias de Alemania. Tras ello los alemanes lanzaron una ofensiva en la que no encon traron apenas resistencia, con lo que en unos días avanzaron profundamente.
54
La guerra civil
Lenin en la Plazo Roja, delante de la muralla del Kremlin, en la mani festación de trabajado res con motivo del pri mer aniversario de la revolución, el 7 de no viembre de 1918.
A pesar de los llamamientos bolcheviques a defender la re volución, los soldados rusos ya no estaban dispuestos a comba tir. Lenin convenció entonces a su partido de que era necesario aceptar las exigencias alemanas, aunque ello suponía en la práctica que Alemania impusiera su hegemonía sobre Ucrania y la mayor parte de la costa báltica. El 3 de marzo (según el calendario gregoriano que Rusia acababa de adoptar) se firmó el tratado de Brest Litovsk. Se había conseguido finalmente la paz, pero en unas condiciones que muchos revolucionarios con sideraron una traición. En protesta, los socialistas revolucionarios de izquierda aban donaron el Comité de los Comisarios del Pueblo, es decir el gobierno. A partir de entonces y durante más de setenta años, el gobierno ruso estaría integrado exclusivamente por miembros del partido de Lenin, que pronto adoptó el nuevo nombre de Partido Comunista.
La
g u e r r a civil
Predominio del Partido Comunista
L e n i n estaba firmemente convencido de que la sustitución del sistema capitalista por el socialista sólo podía realizarse median te la dictadura del proletariado. Y pronto llegó a la conclusión de que ésta significaba una guerra implacable contra la burgue sía, dirigida por un partido proletario sometido a la más rigurosa disciplina. (D ocumento 20.)
35
La revolución rusa
Distribución de sopa a los niños en Petrogrado en 1918.
La consecuencia de ello fue que los soviets dejaron pronto de ser asambleas en las que los representantes de los trabajado res discutían diferentes propuestas, con la participación de mili tantes de diversos partidos socialistas, como lo fueron en un principio. El Partido Comunista se propuso como objetivo implantar su dominio en todas las organizaciones de los trabajadores, co mo los sindicatos, cooperativas y consejos de aldeas, y muy es pecialmente en los soviets. (D ocumento 21.) La propia ausencia de reglas generales y estables de funcio namiento que caracterizaba a los soviets y que aparentemente los hacía más libres, más sensibles a la voluntad de los trabaja dores, facilitó en realidad su control por una minoría rígidamen te organizada y disciplinada como era el Partido Comunista. La destrucción de todo tipo de instituciones tradicionales, que fue resultado sobre todo de la acción espontánea de los obreros, campesinos y soldados en 1917 y 1918, facilitó el poste rior sometimiento de toda la sociedad rusa a un partido único, ya que eliminó posibles núcleos de resistencia al mismo. El sometimiento comenzó con la disolución de la Asamblea Constituyente, en enero de 1918, pero se acentuó cuando algu nos meses después comenzó en Rusia una feroz guerra civil. Porque en una situación de guerra civil resulta mucho más justi ficable el establecimiento de una disciplina de hierro. Debe recordarse, sin embargo, que Lenin había pensado siempre que para destruir a la burguesía sería necesaria una gue rra civil y que deliberadamente había optado por no tomar el poder mediante el sufragio universal libre y secreto, ni tampoco mediante la decisión del Congreso de los Soviets, en el que sólo estaban representados los sectores más revolucionarios del país, sino mediante la fuerza de las armas. Con lo cual, en la práctica, había lanzado a sus enemigos el desafío de la guerra civil. Y mu chos de ellos lo aceptaron.
36
La guerra civil
La guerra civil rusa y la guerra mundial La guerra civil comenzó antes de que acabara la guerra mundial, pero terminó mucho después que ésta. Y el hecho de que la guerra mundial concluyera en noviembre de 1918 con la derrota de Alemania resultó decisivo para el desarrollo de la gue rra civil rusa. Como se recordará, el gobierno provisional había tratado de mantener a Rusia en guerra, incluso cuando lo presidió el socia lista revolucionario Kerenski. Ello se debió a que la mayor parte de los socialistas rusos de los distintos partidos deseaban un pronto final de la guerra mediante una paz general, pero se opo nían en cambio a una paz separada entre Rusia y Alemania, que habría favorecido las perspectivas de victoria de ésta. Y se opo nían no sólo por solidaridad hacia sus aliados occidentales, sino porque pensaban que una victoria del Imperio Alemán, profun damente conservador, significaría una terrible amenaza para el futuro de la Rusia revolucionaria. Los bolcheviques, en cambio, habían defendido la paz casi a cualquier precio y con su propaganda pacifista entre los solda dos habían debilitado considerablemente al ejército ruso. Esto les había dado una gran popularidad y había facilitado su llega da al poder. Años después Kerenski comentó que si el gobierno provisional hubiera firmado la paz por separado, los bolchevi ques no habrían podido derribarlo. Pero lo cierto es que los bol cheviques lo derribaron y tras ello tuvieron que pagar a Alema nia el precio de la paz, que como hemos visto fue altísimo.
El bolchevique, cuadro de Borís Kustodiev (C a lería Tretiakov, Moscú).
37
La revolución rusa
I La influencia de Alemania
Guillermo II, emperador de Alemania (1888-1918).
Georges Clemenceau, presidente del consejo de ministros de Francia de 1906 a 1909 y de 1917 a 1920.
David Lloyd George, primer ministro de Gran Bretaña desde 1916 has ta 1922.
Tras el tratado de Brest-Litovsk Alemania se encontró, con su ejército desplegado en las provincias occidentales del antiguo imperio de los zares, en una situación óptima para influir en el futuro de Rusia. Mientras duró la guerra mundial, Alemania no tuvo interés en que cayera el gobierno comunista, que había re tirado a Rusia de la guerra. Pero si Alemania hubiera vencido en la guerra mundial, lo más probable es que hubiera ayudado a los enemigos de Lenin, porque no cabe duda de que el emperador Guillermo II y sus mi nistros habrían preferido que se estableciera en Rusia un gobier no más conservador. El temor a Alemania hizo que los comunis tas trasladaran la capital de Rusia desde Petrogrado, demasiado cercana a la frontera, hasta la lejana Moscú. Así es que los comunistas, que habían llegado al poder gra cias a su disposición a hacer la paz con Alemania, se mantuvie ron en el poder probablemente gracias a que Alemania fue vencida. Porque en la guerra entre el nuevo Ejército Rojo, orga nizado por los comunistas, y los llamados ejércitos blancos, creados por generales del antiguo ejército del zar, Alemania habría podido ayudar a estos últimos con una facilidad que los gobiernos occidentales, vencedores en la guerra mundial, no tuvieron.
La actuación de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos Los gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos vieron en el régimen comunista ruso un peligro, entre otras co sas porque los dirigentes rusos no ocultaban que su propósito era favorecer el triunfo de la revolución comunista en toda Europa y en el mundo. Así es que dichos gobiernos proporcionaron ayuda econó mica y suministros militares a los blancos e incluso desembarca ron en Rusia unas pocas tropas, que apenas entraron en comba te con los rojos. Pero esta ayuda fue limitada. Nunca hubo una auténtica intervención militar occidental en Rusia, en parte por motivos geográficos, ya que ninguna potencia occidental tenía frontera con Rusia, y sobre todo por motivos políticos. Francia y Gran Bretaña, las dos potencias que más tentaciones tuvieron de in tervenir, eran democracias en las que era necesario contar con la opinión pública y ésta se hallaba hastiada de guerra y no desea ba que la sangre de sus soldados se vertiera para ayudar a los ge nerales blancos contra el régimen comunista ruso. De los generales blancos se temía que fueran a restablecer un régimen similar al zarismo, y las atrocidades perpetradas por
38
La guerra civil
sus tropas, por ejemplo las matanzas de judíos en Ucrania, no contribuyeron a darles prestigio. En cambio los bolcheviques, que habían establecido el pri mer régimen socialista del mundo, eran vistos con simpatía por los obreros franceses y británicos. Incluso los socialistas rusos, enemigos de los bolcheviques, que se habían refugiado en Occi dente, se oponían a una intervención militar occidental. (Docu mento
22.)
Una guerra entre rusos La guerra civil fue combatida fundamentalmente entre ru sos. Algunos socialistas revolucionarios, tanto del ala derecha como del ala izquierda, tomaron inicialmente las armas contra los bolcheviques, pero los enemigos más peligrosos de los bol cheviques fueron los generales blancos que en distintas regiones formaron ejércitos voluntarios, en los que se integraron nume rosos oficiales del antiguo ejército. Frente a ellos los comunistas crearon un nuevo ejército, el Ejército Rojo, cuyo principal responsable fue el comisario de Guerra León Trotski. Este veterano revolucionario se esforzó en restablecer la disciplina militar e incorporó al nuevo ejército a bastantes generales y oficiales del antiguo. La experiencia había mostrado que sólo un ejército disciplinado y encuadrado por militares profesionales podía ser eficaz en el combate, y los diri gentes comunistas habían aprendido la lección. Las bazas fundamentales de los comunistas en la guerra ci vil fueron el Ejército Rojo, en el que se integraron muchos mili tantes revolucionarios, y el control de las regiones bastante po bladas e industrializadas del centro de Rusia.
Thomas Woodrow IV//son, presidente de Esta dos Unidos desde 1912 a 1920.
León Trotski (18791940), uno de los prin cipales dirigentes comu nistas, fue el fundador del Ejército Rojo. Años después hubo de exi liarse y fue asesinado en México por orden de Stalin. En la foto apa rece dirigiéndose a las tropas del Ejército Rojo en 1918.
39
La revolución rusa
Lenin pronunciando un discurso en la Plaza Ro ja de Moscú en 1919.
Los ejércitos blancos operaban desde regiones muy distan tes entre sí y no pudieron coordinar sus ofensivas. Los pueblos del antiguo imperio zarista que habían logrado la independencia y tenían gobiernos hostiles al bolchevismo, en particular Polo nia, que pronto organizó un buen ejército, no apoyaron a los ge nerales blancos porque temían que fueran a restablecer el anti guo centralismo ruso. La clase obrera apoyó a los bolcheviques, mientras que los campesinos, es decir la mayoría de los rusos, no tenían especial simpatía por los rojos, a quienes consideraban ateos de las ciu dades, pero probablemente tenían menos aún por los blancos, de quienes temían que fueran a devolver sus tierras a los nobles. El primer ejército blanco comenzó a formarse en el sur de Rusia a fines de 1917. Poco más de dos años después, a comien zos de 1920, la victoria del Ejército Rojo era ya indudable y en noviembre de ese mismo año el último de los generales blancos abandonó el territorio ruso. Entre tanto se había consolidado la independencia de va rios de los pueblos del antiguo Imperio: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y (temporalmente) Georgia. La delimitación de fronteras entre Polonia y Rusia quedó decidida mediante una dura guerra que se combatió en 1920. Inicialmente los polacos penetraron profundamente en Bielorrusia y Ucrania, pero luego una contraofensiva del Ejército Rojo le llevó a las puertas de Varsovia, la capital polaca. Por un mo mento pareció que el Ejército Rojo iba a llevar la revolución co munista al centro de Europa, al igual que a fines del siglo xvm los ejércitos franceses habían exportado su revolución. Pero ios
Propagandista com u nista se dirige a los soldados de la División de Ingenieros en Petrogrado en 1920.
40
La guerra civil
polacos resistieron y los rusos perdieron gran parte de lo que habían conquistado. En octubre de 1920 Polonia y Rusia firma ron la paz. En cambio el Ejército Rojo no tuvo dificultad en 1921 para conquistar Georgia, que tenía un gobierno menchevique.
Guerra y terror En los años 1918 a 1921 la vida en Rusia se caracterizó por tremendos sufrimientos y una extremada violencia. Los comba tes entre los diferentes contendientes, incluidos los rojos, los blancos, los polacos, los nacionalistas ucranianos y los campesi nos rebeldes, fueron acompañados de matanzas y ejecuciones, a veces de una inconcebible crueldad. (D ocumento 23.) Y el gobierno comunista recurrió al terror sistemático ejerci do por una nueva policía política, conocida por la abreviatura ru sa de Cheka*, que actuaba al margen de todo principio jurídico.
41
a revolución rusa
Lenin y Trotski en un fresco del mexicano Die go Rivera sobre la III Internacional (Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México).
La Internacional Comunista Los dirigentes comunistas no creían que su triunfo se pu diera consolidar aisladamente en Rusia, sino que por el contra rio pensaron siempre que la revolución rusa sería sólo un episo dio de una gran revolución europea. La victoria revolucionaria en los países en los que el capitalismo estaba más desarrollado, y que por tanto eran los que estaban más preparados para el socialismo según la doctrina marxista, les parecía inevitable y próxima. Para coordinar los esfuerzos revolucionarios, en 1919 fun daron en Moscú la 111 Internacional, o Internacional Comu nista. El resultado de ello fue que el socialismo se dividió en to dos los países, al fundarse partidos comunistas afiliados a la nueva Internacional. La diferencia entre los socialistas que continuaron la tradi ción de la II Internacional, convencidos de que no podía haber socialismo sin democracia (D ocumento 24), y los comunistas, partidarios de la dictadura del proletariado al modo ruso, se mantendría hasta el hundimiento del comunismo en Europa, setenta años después. Los intentos de revolución comunista que por aquellos años tuvieron lugar en Europa central fracasaron. En enero de 1919 fue reprimido un alzamiento comunista en Alemania, que entonces tenía un gobierno socialdemócrata, y un segundo in tento de alzamiento fracasó en el mismo país en marzo de 1921. En marzo de 1919 se estableció en Hungría un régimen comu nista, que fue derribado por las armas en agosto de ese mismo año. El régimen comunista ruso quedó, pues, aislado.
42
Del comunismo de guerra a la NEP
En tanto, en Rusia, la industria y el comercio privado desa parecieron, al mismo tiempo que la prensa independiente y las organizaciones no controladas por los comunistas. Y el sistema educativo comenzó a ser utilizado para formar a una nueva ge neración plenamente identificada con los ideales del comunis mo. (D ocumento 25.)
D el
c o m u n is m o d e g u e r r a a l a
NEP
Comunismo de guerra Colectivización en el campo y en las ciudades
r
uando Lenin y los bolcheviques tomaron el poder, no te nían una idea precisa ni de cómo se iba a ejercer en la práctica la dictadura del proletariado ni de lo rápidamente que podría lle garse a la colectivización total de los medios de producción. En el campo no hubo apenas colectivización, porque los campesinos prefirieron conservar sus propiedades individuales y repartirse entre todos las grandes fincas de la nobleza. Por el contrario, en las ciudades la colectivización fue mu cho más rápida de lo que inicialmente se había previsto: muy pronto los obreros se hicieron con el control de las fábricas, mientras que el comercio y la banca se convirtieron en monopo lio del Estado. Además, para alimentar a la población urbana, las autoridades comunistas recurrieron a requisar por la fuerza a los campesinos sus excedentes de grano.
45
Carteles de propagan da soviética de los años 20: a la izquierda, «Mos cú rojo, corazón de la revolución mundial»; a la derecha, «Larga vi da a la III Internacional Comunista».
La revolución rusa
Como resultado de todo ello, al terminar la guerra civil Rusia tenía un sistema económico que se caracterizaba por la au sencia casi completa de comercio privado. A este sistema econó mico, que era comunista y había surgido en las circunstancias de la guerra, se le llamó comunismo de guerra.
Desaparición del comercio privado y hundimiento de la economía
En el gráfico de la Iz quierda, la producción industrial rusa, valora da en rublos de 19261927 (para evitar que los efectos de la infla ción distorsionen los datos). En el de la dere cha, producción de ce reales en Rusia. Según datos de Nove, op. c i t , p. 94.
Parece que, en vísperas de tomar el poder, Lenin concebía realmente la dictadura del proletariado como una dictadura ejer cida directamente por los obreros revolucionarios. Hemos visto cómo los bolcheviques favorecieron la formación de soviets en las fábricas, en las aldeas e incluso en las unidades militares y có mo, tras tomar el poder, permitieron a los obreros controlar las fábricas y a los campesinos repartirse las grandes fincas. El resultado fue que, inicialmente, el Comité de los Comi sarios del Pueblo tuvo muy poco control sobre lo que realmente ocurría en Rusia, donde muchísimas decisiones eran tomadas directamente en asambleas de obreros, campesinos y soldados. Pero esto no duró mucho. No duró, en parte, porque el sistema de que fueran esas asambleas las que decidieran no funcionó bien. En las fábricas los propietarios y los técnicos huyeron o fueron expulsados, y los obreros se hicieron con el control total de las mismas, pero el resultado fue el hundimiento de la producción industrial, que ya había comenzado a deteriorarse como consecuencia de las di ficultades creadas por la guerra europea. Cosecha de cereales En millones de toneladas
44
Ovl comunismo de guerra a la NEP
La desaparición del com ercio privado eliminó el mecanis mo tradicional por el que se regían las relaciones entre produc tores y consumidores, pero no se creó ningún mecanismo nuevo que funcionara con eficacia. Los obreros producían menos en parte porque ya no había nadie que les obligara a producir y en parte porque era difícil vender lo que se producía. Algunos ex tranjeros que visitaron por entonces Rusia quedaron asombra dos por la incapacidad de las nuevas autoridades para organizar la producción. (D ocumento 26.) La guerra civil y el bloqueo, que para debilitar al gobierno comunista impusieron a Rusia las potencias aliadas, contribuye ron también al hundimiento de la economía rusa.
La alimentación de las ciudades Un problema gravísimo fue el de la alimentación de las ciu dades, donde los productos alimenticios escaseaban como resul tado de la desorganización general de la economía. El comercio privado había sido prohibido y los campesinos sólo podían ven der sus productos al Estado, que les pagaba en papel moneda. Pero como la producción industrial estaba casi paralizada, no había apenas productos que los campesinos pudieran comprar con ese papel moneda, así es que preferían guardar su grano en vez de venderlo. En las ciudades la compra de alimentos estaba racionada y las raciones dependían de la clase social de cada uno, pero pron to nadie pudo vivir sólo de las raciones que legalmente podía ad quirir. De ello surgió un enorme comercio ilegal, pues cada cual vendía las pertenencias que podía para obtener recursos con los que obtener comida al precio que fuera. (D ocumento 27.) Muchos se arriesgaban a traer del campo sacos de provisio nes para revenderlas, a pesar de que se exponían a ser detenidos. Otros robaban productos en las fábricas o en los almacenes del Estado en que trabajaban, para venderlos en el mercado ilegal. Y otros cobraban comisiones por no detener a quienes comercia ban ilegalmente. Eliminar del todo estas actividades era imposi ble, pues sin ellas mucha gente habría muerto de hambre.
Creciente autoritarismo La respuesta de Lenin a estos problemas fue un creciente au toritarismo. Pronto las fábricas dejaron de estar controladas por los mismos trabajadores, pues las autoridades estatales nombra ron a nuevos directores y se procuró restablecer el respeto a in genieros, técnicos y capataces, que habían sido marginados en la primera fase de la revolución.
45
La revolución rusa
En el Ejército Rojo las decisiones dejaron de tomarlas los so viets de soldados y se reimpuso la disciplina militar, recurriendo incluso a la pena de muerte. De la represión de los enemigos del régimen pasó a ocupar se la nueva policía política, la Cheka. Los soviets quedaron cada vez más bajo el control del Partido Comunista. Y para obligar a los campesinos a entregar grano se enviaron a las aldeas destaca mentos armados, lo que dio lugar a numerosos enfrentamientos, a veces con consecuencias mortales.
Insurrecciones campesinas y huelgas obreras
Distribución de trigo a los campesinos en Sa mara en 1921.
Todo ello hizo que el descontento popular fuera aumen tando. Sin embargo, los comunistas pudieron contar con el apoyo de muchos obreros y campesinos que, aunque descon tentos con ellos, temían sobre todo la victoria de los blancos. La protesta campesina y obrera contra el gobierno comunista no cobró fuerza hasta el último periodo de la guerra civil, cuando los generales blancos habían dejado de representar una amenaza seria. Las primeras grandes insurrecciones campesinas, motivadas por el rechazo ante la requisa de granos, surgieron en el verano de 1920. A partir de entonces regiones enteras quedaron bajo el control de bandas de campesinos rebeldes, a veces guiadas por miembros del Partido Socialista Revolucionario, que se enfrenta ron al Ejército Rojo en una guerra de guerrillas de una tremenda crueldad. El descontento obrero estalló en febrero de 1921, en una oleada de huelgas que afectó a Moscú y Petrogrado. Los trabaja dores pedían libertad de comercio y de movimiento (es decir, li bertad para comerciar ellos mismos directamente con los cam pesinos), el fin de las raciones alimenticias privilegiadas para los comunistas, elecciones libres en los soviets y la reunión de la Asamblea Constituyente. Esta última petición respondía a la in fluencia que en los sindicatos obreros seguían teniendo socialis tas revolucionarios y mencheviques.
El motín de Kronstadt Al igual que en 1917, cuando comenzaron las protestas contra el zar, también ahora había indicios de que la guarnición de Petrogrado simpatizaba con la protesta obrera. Lenin contaba, sin embargo, con recursos de los que Ni colás II había carecido: su propia energía y capacidad de tomar decisiones rápidas, el sólido Partido Comunista y las unidades de choque del Ejército Rojo, fieles al partido.
46
Del comunismo de guerra a la NEP
Pero la situación se hizo gravísima cuando a la rebelión campesina en varias regiones y la protesta obrera en las princi pales ciudades se sumó el motín de la base naval de Kronstadt, cercana a Petrogrado. Los marineros de Kronstadt se encontraban entre los más decididos revolucionarios de Rusia. Habían colaborado en el de rrocamiento del gobierno provisional por los bolcheviques, y fue un destacamento de marineros de Kronstadt el que disolvió la Asamblea Constituyente por orden de Lenin. Entre ellos había muchos comunistas y también muchos anarquistas. Decep cionados por lo que ocurría, en febrero de 1921 se sumaron a las protestas obreras de Petrogrado y se amotinaron, asumiendo el control de la poderosa fortaleza de Kronstadt. Su objetivo era restablecer el sistema soviético original, poniendo fin a la dicta dura de un solo partido. (D ocumento 28.) Tropas rojas avanzan para someter a los amo tinados de Kronstadt en 1921.
Respuesta de Lenin La respuesta de Lenin fue doble: por un lado una represión implacable, por otro un cambio radical de política económica. El 8 de marzo de 1921 comenzaron las sesiones del X Congreso del Partido Comunista y en él Lenin anunció que era necesario poner fin a las requisas de grano para restablecer el en tendimiento con los campesinos. Lenin estaba dispuesto a de volver a los campesinos su libertad de comercio, a cambio de que pagaran un impuesto en especie, es decir, que tras entregar al Estado una parte de la cosecha podrían vender libremente el resto. El Congreso lo aceptó, aunque suponía una marcha atrás en la colectivización.
47
La revolución rusa
Pero al tiempo que proponía esa medida de liberalización económica, Lenin propuso otra que incrementó el autoritarismo político. Propuso que en adelante los miembros del Partido Comunista no estuvieran autorizados a reunirse para discutir propuestas al margen de los organismos oficiales del partido y que, si lo hadan, el Comité Central pudiera expulsarlos. En aquella dificilísima situación, la gran mayoría de los delegados al Congreso deseaban preservar a toda costa la unidad del parti do y aprobaron la propuesta. Con el tiempo se comprobaría que al renunciar a su libertad para defender políticas distintas a las de la dirección del partido, los comunistas rusos estaban aceptando una nueva dictadura. Ya se había establecido la dictadura del Partido Comunista sobre el país y ahora se establecía la dictadura de su Comité Central sobre el propio partido. Pocos días después de finalizado el Congreso, 50.000 hom bres del Ejército Rojo asaltaron Kronstadt, y tras dieciocho horas de durísimo combate los marineros se rindieron. Más de dos mil de ellos fueron ejecutados en los meses siguientes. Y con la mis ma decisión y fiereza, el Ejército Rojo sometió las rebeliones campesinas. Para el verano de 1921, los rebeldes campesinos habían de jado de representar una amenaza militar, aunque algunos siguie ron luchando durante cierto tiempo. Mientras en Ucrania, como en otras regiones de Rusia, la población pasaba hambre, la pro paganda oficial, como en este cartel de 1921, insistía en la lucha con tra el imperialismo.
El hambre de 1921 y 1922 Pero entonces una catástrofe aún más terrible se había aba tido sobre los campos rusos: el hambre. La hambruna de 1921 y 1922 fue la peor que Rusia había padecido en mucho tiempo. Debido a las condiciones climatológicas del país, en el que exis tía el doble peligro de las heladas tardías y de la sequía, eran fre cuentes en Rusia los años de malas cosechas, y tanto 1920 como 1921 lo fueron. Tradicionalmente, sin embargo, los campesinos rusos alma cenaban reservas de grano para paliar los efectos de las malas co sechas y las que fallaron en esta ocasión fueron las reservas. La política de requisas forzadas de grano había privado a los campe sinos de reservas, y en distintas regiones de Rusia, sobre todo en la región del Volga en 1921 y en Ucrania en 1922, el hambre, acompañada por el tifus y el cólera, causó millones de víctimas. (D ocumento 29.) La situación se hizo tan desesperada que hubo incluso nu merosos casos de canibalism o: había gente que comía los cuer pos de sus parientes fallecidos, mientras que otros asesinaban para devorar a sus víctimas.
48
Del comunismo de guerra a la NEP
Una importante ayuda de organizaciones humanitarias de diversos países contribuyó a limitar algo los efectos del hambre, que desapareció tras las excelentes cosechas de 1922 y 1923. Para entonces ya se sentían los benéficos efectos deJ fin de las contiendas civiles y del restablecimiento del libre comercio. La mayoría de los campesinos quizá siguieran desconfiando del gobierno comunista, como antes habían desconfiado del gobier no zarista, pero ahora eran libres para cultivar sus tierras y ven der sus cosechas.
De la Nueva Economía Política a la colectivización total Rusia había adoptado, a partir de 1921, un nuevo sistema económico basado en la coexistencia de un sector estatal, en el que se incluía la gran industria, la banca y el comercio exterior, y un sector privado, que incluía la agricultura, la artesanía y el pequeño comercio. A este sistema se le denominó Nueva Eco nomía Política o NEP. En las ciudades reaparecieron las tiendas y los restaurantes, la gente de nuevo compraba y se divertía, sobre todo los nuevos ri cos, que aprovecharon todas las oportunidades para hacer nego cios, legales o ilegales. Los obreros industriales se beneficiaron de la recuperación económica y podían sentir la satisfacción de ser la nueva clase dirigente, de la que surgían la mayoría de los funcio narios comunistas que administraban el país. (Documento 30.) Quienes sabían historia recordaban el periodo de Termidor*, la etapa de la revolución francesa en que los privilegiados volvieron a gozar de la alegría de vivir tras los sombríos años del Terror. Algunos observadores extranjeros creyeron que Rusia ha bía entrado de lleno en una etapa termidoriana, es decir que la fase más radical de la revolución había terminado, y que Rusia entraba en una etapa de estabilidad, de moderación, de consoli dación de los cambios. Pero no fue así. La NEP representó tan só lo un intervalo de calma entre dos periodos convulsos. A fines de 1929 Stalin, que había sucedido a Lenin al frente del Partido Comunista, puso en marcha la colectivización forzo sa de la agricultura. Esto supuso una auténtica guerra civil lanza da por el régimen comunista contra el campesinado, una de cuyas consecuencias fue la reaparición del hambre, que asoló Ucrania en 1933. Para entonces la mayor parte de la tierra rusa había sido colectivizada y habían desaparecido también la industria y el co mercio privados. El ideal colectivista por el que los bolcheviques de 1917 habían luchado se había hecho realidad, aunque fuera a costa de inmensos sufrimientos para el pueblo ruso.
49
losé Dzhugashvili, lla mado Stalin (1879-1953), secretario general del Partido Comunista des de 1922, fue aumen tando su poder a partir de la muerte de Lenin, hasta convertirse en el auténtico dictador de la Unión Soviética.
o c u m é r ito s
Muchos años después, Nikolai Valentinov, que estuvo exiliado con Lenin, recordaba así el atractivo que para los jóvenes revolucionarios rusos de principios de siglo tenían las ideas de Marx. Documento 1
/ ,/' Adoptamos el marxismo porque nos atraía su optimismo socio\ \ lógico y económico, su convicción, apoyada en hechos y cifras, de que el desarrollo de la economía, el desarrollo del capitalismo, al desmoralizar a la vieja sociedad y minar sus cimientos, estaba creando nuevas fuerzas sociales (de las que formábamos parte también noso tros) que con toda seguridad barrerían al régimen autocrático con to dos sus horrores. Con el optimismo de la juventud habíamos estado buscando una fórmula que nos diera esperanza, y la encontramos en el marxismo. Nos atrajo también su carácter europeo. El mar- \ \ xismo venía de Europa. y y (Citado en O rlando I' iges , A people's tragedy: the Russicm revotution, ¡8911924, Jonathan Cape, Londres, 1996, pp. 140-141.)
El papel de los intelectuales en la revolución social, según un famoso texto de Lenin. Documento 2 y y
La historia de todos los países demuestra que la clase obrera con
s u s propias fuerzas sólo puede desarrollar una conciencia sindi cal, es decir la convicción de que necesita unirse en sindicatos, luchar contra los patronos, reclamar al gobierno esta o aquella ley necesaria para los obreros, etc. La doctrina del socialismo ha surgido de teorías
50
Documentos
Documento 2
filosóficas, históricas y económicas elaboradas por miembros cultos de las clases propietarias, es decir intelectuales. Por su posición social, los mismos fundadores del socialismo científico contemporáneo, Marx y Engels, eran intelectuales burgueses. (Lenin, ¿Qué hacer?, 1902, II a.)
^■■■1^
I
Un partido clandestino, como el socialdemócrata ruso, no podía ser, según Lenin, democrático. Documento 3
El principio de una amplia democracia implica -todos estarán de V , X acuerdo- dos condiciones sitie qua non: la primera es que todo se desarrolle a la vista de todos, y la segunda que todos los cargos sean electivos. (...) Decimos que es democrática la organización del partido socialista alemán, porque en él todo se hace abiertamente, incluso las reuniones del congreso; pero nadie diría que es democrática una orga nización que permaneciera secreta para todos los que no están inscri ' I I U (de II* tos en ella. ¿Por qué formular entonces el principio de una amplia mocracia, si la organización clandestina no puede respetar la ' condición esencial para aplicarlo? » / /
(Lenin, op. cit., IV e.) —
El 27 de octubre de 1905, cuando la agitación revolucionaria comenzaba a decrecer en Rusia, y aumentaban por el contrario las acciones de los contrarrevolucionarios, el zar Nicolás II escribió a su madre lo siguiente: Documento 4
Comenzaré por decirte que la situación ha mejorado (...) La imV pertinencia de los socialistas y los revolucionarios ha indignado al pueblo una vez más; y como nueve de cada diez agitadores son ju díos1, toda la furia del pueblo se ha dirigido contra ellos. Así es como y y
V
1Esta afirmación no respondía a la realidad.
51
La revolución rusa
Documento 4
han ocurrido los pogroms2. (...) Casos ocurridos en lugares tan lejanos entre sí como Tomsk, Simferopol, Tver y Odessa muestran claramente lo que una muchedumbre enfurecida puede hacer: rodearon las casas en las que se habían refugiado los revolucionarios, las prendie ron fuego y mataron a todo el que intentaba escapar. (Citado en Fiots, op. cit., pp. 197-198.)
La reina Victoria de Inglaterra, preocupada por la impopularidad que muy pronto se granjeó en Rusia su nieta la zarina Alejandra, que era hija del gran duque de Hesse-Darmstadt y de una princesa inglesa y se había casado con Nicolás II en i 894, le escribió lo siguiente: Documento 5
No hay oficio más difícil que el de reinar. Yo he reinado duran te más de cincuenta años en mi propio país, que conocía desde niña, y sin embargo cada día pienso qué tengo que hacer para mante ner y reforzar el amor de mis súbditos. Cuánto más difícil es tu situa ción. Te encuentras en un país extranjero, un país que no conoces, donde las costumbres, la manera de pensar y el pueblo mismo te son completamente ajenos, y sin embargo tu primer deber es ganar te su amor y respeto. Y Alejandra respondió:
Estás equivocada, mi querida abuela; Rusia no es Inglaterra. Aquí no necesitamos ganamos el amor del pueblo. El pueblo ru so reverencia a sus zares como seres divinos, de los que emanan toda caridad y toda fortuna. (Citado en Figes, op. cit., p. 26.)
2 Matanzas de judíos (aparentemente espontáneas, pero a menudo promovidas por el ministerio del Interior).
52
Documentos
Alexei Brusilov, uno de los generales más capaces del Imperio Ruso, que más tarde serviría en el Ejército Rojo, recogió en sus memorias estas observaciones sobre los soldados que tenía a sus órdenes durante la Primera Guerra Mundial. Documento 6
Los reclutas que llegan del interior de Rusia no tienen la me nor noción de qué tiene que ver con ellos la guerra. Una y otra vez pregunté a mis hombres en las trincheras por qué estábamos en guerra; la inevitable respuesta, carente de sentido, era que cierto ar chiduque y su mujer habían sido asesinados y que consiguientemen te los austríacos habían tratado de humillar a los serbios. Práctica mente ninguno sabía quiénes eran estos serbios; tampoco tenían claro qué era un eslavo. Por qué nos hacía la guerra Alemania a causa de estos serbios, nadie lo podía explicar. (...) Nunca habían oído ha blar de las ambiciones de Alemania; ni siquiera sabían que existía tal país. (Citado en Figes, op. cit., p. 258.)
Lo primera declaración del gobierno provisional ruso, de 7 de marzo de 1917, fijaba los siguientes objetivos: Documento 7 y y El gobierno cree que el espíritu de profundo patriotismo manifes\ \ tado durante la lucha contra el antiguo régimen inspirará a nues tros valientes soldados en los campos de batalla. Por su parte, hará cuan to esté en su mano para proveer de lo necesario al ejército a fin de llevar la guerra a su final victorioso. El gobierno considerará como sagradas las alianzas que nos ligan con otras potencias y respetará puntualmente los acuerdos firmados con nuestros aliados. Paralelamente a las medidas que se tomen para defender al país del enemigo exterior, el gobierno considerará como objetivo esencial suyo permitir que se exprese la voluntad popular en lo que concierne a la elec ción de un régimen político y convocará la Asamblea Constituyente en el plazo más breve posible sobre la base del sufragio universal directo, igual y secreto (...). La Asamblea Constituyente promulgará las leyes fun damentales que garanticen los inalienables derechos del país a la V v justicia, la libertad y la igualdad. / r (Citado en Antonio Fernandez, La revolución rusa, istmo, Madrid, 1990, p. 119.)
55
La revolución rusa
En las negociaciones para la formación del gobierno provisional, el 1 de marzo de 1917, el Soviet de Petrogrado había condicionado su apoyo al cumplimiento de las siguientes condiciones: Documento 8
y / 1. Una amnistía inmediata para todos los presos políticos. \ \ 2. La inmediata garantía de la libertad de expresión, prensa y reunión. 3. La inmediata abolición de todas las restricciones basadas en la clase, la religión o la nacionalidad. 4. Preparaciones inmediatas para la convocatoria de una Asam blea Constituyente, elegida mediante sufragio universal, directo, se creto e igual, para determinar la forma de gobierno y la constitución del país. 5. La abolición de todos los cuerpos de policía y, en su lugar, la creación de una milicia popular con oficiales elegidos y responsables ante los órganos de autogobierno local. 6. Elecciones a estos órganos mediante sufragio universal, directo, secreto e igual. 7. Una garantía de que las unidades militares que han tomado parte en la revolución no serían desarmadas ni enviadas al frente. 8. Reconocimiento de derechos civiles plenos a los solda dos cuando estén fuera de servicio.
»
(Citado en Fices, op. cit., p. 335.)
El ministro de la Guerra Alexander Guchkov escribió el 9 de marzo al general Alexeiev lo siguiente: Documento 9
El Gobierno Provisional no tiene poder real de ningún tipo y sus órdenes son ejecutadas sólo en la medida que lo permite el Soviet de Diputados de los Obreros y Soldados. Este último controla las palancas esenciales del poder, ya que están en sus manos las tropas, los ferrocarriles y los servicios postales y telegráficos. Se puede afirmar terminantemente que el Gobierno Provisional existe sólo en la medida que se lo permite el Soviet. (Citado en Figes, op. cit., p. 359.)
54
Documentos
Un ¡oven capitán escribió el 11 de marzo a su padre lo siguiente:
Documento 10
Entre nosotros y los soldados hay un abismo que no se puede franquear. Independientemente de lo que piensen de cada uno de nosotros individualmente, en conjunto a sus ojos no somos más que seriares. Cuando nosotros hablamos del pueblo pensamos en la na ción en su conjunto, mientras que ellos se refieren sólo al pueblo lla no. Para ellos lo que ha tenido lugar no ha sido una revolución políti ca sino una revolución social, en la que nosotros hemos perdido y ellos han ganado. Piensan que las cosas tienen que mejorar para ellos y empeorar para nosotros. No nos creen cuando hablamos de nuestra devoción hacia los soldados. Dicen que nosotros fuimos señores en el pasado y que ahora les toca a ellos ser nuestros señores. Es su venganza por largos siglos de servidumbre. (Citado en Figes, op. cit., p. 379.)
Años después, un hombre que conocía bien a Lenin, A. N. Potresov, describió así sus singulares dotes de liderazgo.
Documento 11
Solamente Lenin era seguido sin discusión como el líder incues tionable, porque sólo él encarnaba ese raro fenómeno, raro particulannente en Rusia, de un hombre de voluntad de hierro e indoma ble energía, capaz de inspirar una fe fanática en sus seguidores, y poseedor de idéntica fe en sí mismo. En tiempos, yo también quedé sugestionado por esa voluntad de poder de Lenin, que parecía convertirle en un líder escogido. (Citado en Fioes, op. cit., p. 392.)
55
La revolución rusa
El general Brusilov explicó así la actitud de los soldados en vísperas de la toma del poder por los bolcheviques. Documento 12
Los soldados querían sólo una cosa, la paz, para poder volver a su aldea, robar a los terratenientes y vivir libremente, sin pa gar impuestos ni reconocer autoridad alguna. Los soldados se incli naron por el bolchevismo porque creyeron que éste era su programa. No tenían la menor idea de lo que significaban realmente el comu nismo o la Internacional o la división entre obreros y campesinos, pero se imaginaban a sí mismos viviendo en su aldea sin leyes ni te rratenientes. Esta libertad anarquista era lo que ellos llamaban bolchevismo. (Citado en
F ig es ,
op. cit., p. 379-380.) *1
Objetivos propuestos por los bolcheviques a los soviets el 31 de agosto de 1917. Documento 13
La única salida es crear un poder de los representantes del prole tariado y del campesinado revolucionarios, cuya acción debe descansar en los puntos siguientes: 1. Proclamación de la República Democrática. 2. Abolición inmediata, sin indemnización, de la gran propiedad terrateniente y cesión de esas tierras a los comités campesinos hasta la decisión de la Asamblea Constituyente, brindando a los campesinos más pobres el material agrícola necesario. 3. Establecimiento a escala nacional del control obrero de la pro ducción y la distribución. Nacionalización de los sectores más im portantes de la industria, tales como la industria del petróleo, la del carbón y la industria metalúrgica; imposición inmisericorde de im puestos a los grandes capitales y bienes, y confiscación de los benefi cios de la industria bélica a fin de salvar al país de la ruina económica. 4. Denuncia de los tratados secretos y proposición inmedi una paz general democrática a todos los pueblos de los Estados en guerra. (Citado en
F ernández ,
op. cit., p. 137.)
56
Documentos
Observaciones de un diplomático británico en 1918, cuando Ucrania había optado por convertirse en una república soberana. Documento 14
Si se preguntara a un campesino corriente de Ucrania cuál era su nacionalidad, respondería que era ortodoxo griego3; si se le pidiera que respondiera si era gran ruso, polaco o ucraniano, probable mente contestaría que era un campesino; y si uno insistiera para saber qué lengua hablaba, respondería que la lengua local. Uno quizá logra ra que se identificara con una designación nacional propiamente di cha y dijera que era ruso4, pero esta afirmación tampoco excluiría claramente una identidad ucraniana; simplemente el campesino no concibe la nacionalidad en los términos que resultan familiares para los intelectuales. Y si se intentara saber a qué Estado deseaba pertene cer, si desea ser gobernado por un gobierno panruso5 o por un g no ucraniano independiente, se descubriría que en su opinión los gobiernos son una molestia, y que lo mejor sería que se de jara a la gente cristiana y campesina vivir a su aire. (Citado en Fices, op. cit., pp. 75-76.)
Sofía Casanova, una escritora española que residía entonces en Petrogrado, describió así la violencia que reinaba en muchas comarcas rusas a comienzos de 1918. Documento 15
Los desertores de los frentes, los prófugos de las reservas y de las V \ retaguardias, en bandas furiosas de hambre y desnudez, entran en los pueblecillos, que saquean, incendian, llevándose el botín y las mujeres que han mancillado a las selvas inmediatas, donde la orgía termina con la querella por un sorbo de alcohol, por el cuerpo exáni me de una adolescente (...) Sobre cadáveres y rescoldos pasan los destructores a otro lugar: a las ciudades, donde otros bandos, llegados del camino opuesto, conver gen y se funden para el pogrom mayor, para el robo y el asesinato V V de los israelitas y de los burgueses (...) *r y y
(Artículo publicado en ABC, Madrid, 4 de marzo de 1918, reproducido en Soria C aLa revolución bolchevista: diario de un testigo, Castalia, Madrid, 1989, p. 131.)
nanova,
1 En inglés, la lengua en que escribía el diplomático, se suele denominar ortodoxos griegos a los fieles de la Iglesia ortodoxa y católicos romanos a los fieles de la Iglesia católica. * FJ término ruso podía aplicarse a la Gran Rusia (Rusia propiamente dicha), a la Pequeña Rusia (Ucrania) y a la Rusia Blanca (Bielorrusia). s Es decir de las tres Rusias.
57
La revolución rusa
El escritor Máximo Corki, que siempre había esperado que la revolución pusiera fin a la opresión que sufría el pueblo ruso, mostró su preocupación por la actitud del pueblo liberado en artículos como el siguiente: Documento 16
/ / ¿Qué va a ofrecer la revolución que sea nuevo, cómo cambiará \ \ el bestial modo de vida ruso, cuánta luz dará a la oscuridad en que vive el pueblo? Hasta ahora, durante la revolución se han producido hasta diez mil juicios de la muchedumbre. He aquí cómo la democracia'1juzga a sus pecadores. Cerca del mercado Alexandrovsky fue sorprendido un ladrón e inmediatamente una multitud le golpeó y decidió, median te el voto, qué muerte merecía: ¿ahogarlo o pegarle un tiro? Decidieron ahogarlo y lo arrojaron al agua helada. Pero con gran di ficultad el ladrón logró nadar y trepar hasta la orilla; entonces uno de los presentes se acercó y le disparó.
»
(Articulo publicado en un periódico de retrogrado el 7 de diciembre de 1917, reproducido en Maxim Gorky, Unttmely thouglits, Yale University Press, New Haven, 1995, p. 99.)
En diciembre de 1917, Lenin creía que en la represión de los enemigos del pueblo, como en otros temas, convenía que en cada ciudad y cada aldea las masas decidieran cuál era la manera apropiada de actuar. Documento 17
/ / En un lugar meterán en la cárcel a una docena de ricos, a una \ \ docena de delincuentes, a una docena de obreros que eluden el trabajo (...) En otro lugar los pondrán a limpiar letrinas. En un tercero, tras pasar un tiempo en la cárcel, les harán llevar etiquetas amarillas67, para que la gente sepa que son perjudiciales y pueda vigilarlos. En un cuarto fusilarán a uno de cada diez vagos. Cuanta más variedad mejor (...) porque sólo mediante la práctica se pueden identificar los V V mejores métodos de lucha. f / (Citado en Figes, up. cit., p. 524.)
6 Gorki utiliza el término en el sentido de pueblo, no en el sentido hoy habitual de Estado de de recho en que el pueblo es soberano y están protegidos por las leyes los derechos individuales de todos y cada uno de los ciudadanos. 7 Como las que llevaban las prostitutas.
58
Documentos
Cork i denunció con estas palabras la dispersión a tiros de los manifestantes favorables a la Asamblea Constituyente. D o c u m e n to 18
El 5 de enero de 1918 la democracia8 desarmada de Petrogrado, trabajadores de las fábricas y empleados, se manifestaba pacífi camente en honor de la Asamblea Constituyente. Durante casi cien años los mejores rusos han vivido por la idea de una Asamblea Constituyente, una institución política que daría a la entera democracia rusa la oportunidad de expresar libremente su vo luntad. En la lucha por esta idea, miles de intelectuales y decenas de miles de obreros y campesinos han muerto en las prisiones, en el exi lio y en los trabajos forzados, en los patíbulos y por disparos de los sol dados. Torrentes de sangre han sido vertidos en el altar sacrificial de esta idea sagrada, y ahora los Comisarios del Pueblo han dado órdenes de disparar a la democracia que se manifestaba en honor de esta idea. Y debo recordaros que muchos de esos Comisarios del Pueblo, a lo largo de toda su carrera política, han inculcado a las masas trabajadoras la necesidad de luchar por la convocatoria de una Asamblea Cons- S A tituyente. *f (Artículo publicado en un periódico de Petrogrado el 9 de enero de 1918, reproducido en Gorky, op. ciL, pp. 124-125.)
N. D. Sokolov, un socialista revolucionario que actuó como propagandista entre los soldados, observó lo siguiente acerca de las ideas políticas de éstos: D o c u m e n to 19
y La Asamblea Constituyente era algo totalmente desconocido y \ \ difícil de entender para los soldados del frente (...). Sus simpa tías estaban claramente con los Soviets. Estos eran las instituciones que les resultaban cercanas y queridas, que les recordaban sus propias asambleas en la aldea. (...) ¿Para qué necesitamos una Asamblea Constituyente, si ya tenemos nuestros Soviets, en los que nuestros propios diputados pueden reunirse y decidirlo todo? (Citado en Fices* op. cit., p. 519.)
" Es decir, el pueblo.
»
La revolución rusa
En 1920 Lenin había llegado a la conclusión de que la dictadura del proletariado representaría una larga etapa de transición hacia la futura sociedad comunista y que requeriría una disciplina centralizada. Documento 20
/ / La dictadura del proletariado significa la más tenaz y despia\ \ dada guerra combatida por la nueva clase9 contra un enemigo más poderoso, la burguesía, cuya resistencia se incrementa diez veces tras haber sido derrocada (en un solo país), y cuyo poder se basa no só lo en la fuerza del capitalismo internacional, la fuerza y la permanen cia de sus conexiones internacionales, sino también en la fuerza del hábito, en la fuerza de la producción en pequeña escala10. Desafortuna damente la producción en pequeña escala está todavía muy difundida por el mundo, y continuamente, cada día y cada hora, espontánea mente y de forma masiva, engendra capitalismo. Todas estas razones hacen necesaria la dictadura del proletariado, y la victoria sobre la bur guesía es imposible sin una lucha a vida o muerte, larga, tozuda y de sesperada, que requiere tenacidad, disciplina y una voluntad única e inflexible.
»
(L enin , El extremismo, enfermedad infantil del comunismo, 1 9 2 0 , II.)
En su VIII Congreso, celebrado en marzo de 1919, el Partido Comunista Ruso se definió a sí mismo en estos términos: Documento 21
y y El Partido Comunista es la organización que une en sus filas so\ \ lamente a la vanguardia del proletariado y del campesinado más pobre, esa parte de dichas clases que conscientemente lucha para llevar a la práctica el programa comunista. El Partido Comunista se propone como tarea obtener una in fluencia decisiva y un liderazgo completo en todas las organizaciones de los trabajadores: los sindicatos, las cooperativas, las comunas aldea nas, etc. El Partido Comunista lucha especialmente por imponer su programa y su liderazgo completo en las actuales organizacio- V V nes estatales, que son los Soviets. f r (Citado en E. H. Carr: La revolución bolchevique, 1917-1923, Alianza Editorial, Madrid, 1973, cap. 9.)
’ La clase trabajadora que ha conquistado el poder. 10 Es decir, los campesinos independientes, los artesanos y los pequeños industriales.
60
Documentos
N. Tasín, un socialista ruso refugiado en España y que denunció en la prensa madrileña la tiranía bolchevique, explicó así su opinión sobre la intervención militar occidental en Rusia. Documento 22
¿La intervención? ¡No, no y no! (...) En primer término por una razón de principio: una interven ción no reclamada por la mayoría del pueblo interesado es inadmisible en virtud del principio de la libre disposición de los pueblos en cuanto a sus destinos, altamente proclamada por Wilson11 y aprobada por to dos los aliados. (...) Más grave es aún la razón práctica: la intervención se halla por anticipado expuesta a un fracaso terrible. Hasta el momento presente sus resultados eran lamentables. ¿Se nos objetará que era por la insufi ciencia de los contingentes aliados que se encuentran en Rusia? Tal vez. ¿Es posible enviar fuertes contingentes? Después de más de cuatro años de guerra, que han despertado en todos los soldados el deseo irre sistible de volver a sus hogares, esto es una quimera. (...) Sería peligroso en el alba de la paz tan deseada, pedir que los hombres vayan a combatir en un país lejano. Y ¿por qué lucharían? (...) ¿Contra quién? Contra los revolucionarios rusos, contra los aldea nos y los obreros, contra las masas que, ansiosas de justicia, procuran realizar su ideal, tal vez erróneo, pero en el cual las masas tienen puesta la fe. (Artículo en El Sol, Madrid, 24 de enero de 1919.)
Durante la guerra civil rusa se perpetraron numerosos actos de una crueldad inusitada. En el ejemplo siguiente, que procede de un artículo de Corki, los responsables eran campesinos de Siberia occidental alzados en armas contra el poder comunista, pero se podrían citar otros en que los culpables fueron soldados rojos o blancos. Documento 23 y y Los campesinos de Siberia excavaban pozos e introducían en \ \ ellos a prisioneros del Ejército Rojo con la cabeza hacia abajo, dejando fuera sus piernas hasta las rodillas; luego rellenaban el pozo con tierra y observaban, por las convulsiones de las piernas, cuál de las víctimas era más resistente, más vivaz, y cuál sería el último en morir.
»
(Citado en Figes, op. c it, p. 775.) 1
11 Woodrow Wilson, presidente de los Estados Unidos de América.
61
La revolución rusa
En febrero de 1919 se reunieron en Berna, Suiza, delegados de la mayoría de los partidos socialistas europeos, con el propósito de restablecer la II Internacional. La mayoría de los delegados aprobaron la siguiente resolución, presentada por el sueco Hjalmar Branting, que condenaba los métodos del bolchevismo, sin citar a éste expresamente. Documento 24
Plenamente de acuerdo con todos los congresos de la Interna cional, la conferencia de Berna permanece inquebrantable mente en el terreno de la democracia. (...) Estas instituciones constitutivas de toda democracia, la libertad de palabra y de prensa, el derecho de reunión, el sufragio universal, el sistema parlamentario (...) son, para el proletariado, los instrumen tos de su lucha de clases. El socialismo auténtico implica un desarro llo metódico en las diferentes ramas de la actividad económica, bajo el control de la nación democrática. (...) En el pensamiento de la conferencia no es posible un desarrollo so cialista efectivo más que bajo la ley de la democracia; de ello se sigue que es necesario, desde el principio, eliminar todo método de sociali zación que no tuviese posibilidad alguna de ganar la adhesión de la mayoría del pueblo. (Citado en J acques Dkoz, Historia tlel socialismo, Edima, Barcelona, 1968, pp. 211-212.)
Liliana Zinoviev, una de las promotoras de la nueva escuela soviética, declaró en 1918 lo siguiente: Documento 25
Debemos convertir a la generación ¡oven en una generación de comunistas. Los niños, como la cera blanda, son muy maleables y deben ser moldeados como buenos comunistas (...) Debemos resca tar a los niños de la dañina influencia de la vida familiar (...) Debemos nacionalizarlos. Desde los primeros días de sus pequeñas vidas, deben encontrarse bajo la benéfica influencia de las escuelas comunistas. (...) Obligar a la madre a entregar su hijo al Estado Soviético: ésa es nuestra tarea. (Citado en Fkjes, op. cit., p. 743.)
62
Documentos
En el verano de 1920 un militante obrero español, Ángel Pestaña, llegó a Rusia lleno de entusiasmo hacia el país en que la revolución había triunfado. En la primera ciudad rusa que visitó se entrevistó con un miembro del Soviet local, al que hizo varias preguntas mediante un intérprete. Sus respuestas le sorprendieron. D o c u m e n to 2 6
- En Europa -continuam os- se nos ha dicho que este último in vierno han muerto muchas personas de frío. Ahora comprende mos que se trata de una patraña. Habiendo tantos bosques aquí, no es posible que la gente muera de frío. - Aquí no ha muerto nadie de frío, pero en Moscú y retrogrado, sí. Hemos pasado muchísimo frío. Miren ustedes cómo tengo yo aún los dedos. ¿Ven estas señales? -Y nos mostró unas marcas como las que se hacen en casos de quemaduras o de lesiones-. Son llagas que se me hicieron a consecuencia del frío. - No me lo explico -o b jeté- disponiendo de sobrados medios de calefacción. - Es que no se puede tolerar que cada cual haga lo que le conven ga y tome la leña que quiera. Para eso está el servicio de reparto, que distribuye a cada cual la que necesita. Claro es que no ha podido ha cerse este año; pero en lo sucesivo, cuando todo esté bien organizado y el servicio de reparto funcione normalmente, todo el mundo tendrá la leña que necesite. Entretanto es preciso sufrir. (Ángel Pestaña, Setenta días en Rusia: lo que yo vi, Cosmos, Barcelona, 1925, p. 12.)
Un profesor socialista español, Fernando de los Ríos, visitó Rusia en el otoño de 1920. He aquí algunas de sus observaciones. Documento 27
/ / Tal vez no haya país en el mundo con tanta capacidad para sopor\ \ tar los sufrimientos y privaciones como Rusia, incluyendo entre los que puedan compararse con él a este desdichado pueblo de España. Y, a pesar de tal disposición psicológica, movidos por una necesidad pun zante, acuden hoy a la clandestinidad para satisfacer sus exigencias más elementales. Toda Rusia -nos decía una figura preeminente en el mundo de las ideas más extremas- está movilizada para la especulación, y difícil mente se hallará una sola persona que no especule; a la puerta de la pro pia casa, y exponiéndose a caer en manos de la policía, vienen a traer ha rina, carne, leche, etc., a cambio de objetos de vestir, joyas o dinero; mas, con preferencia a éste, se buscan aquéllos. f / Ríos, Mi viaje a la Rusia sovietista, Alianza Editorial, Madrid, 1970, p. 81.)
(F ernando de los
63
La revolución rusa
El 8 de marzo de 1921 los marineros rebeldes de Kronstadt publicaron una declaración en la que explicaban los motivos por los que luchaban. Documento 28
Mediante la Revolución de Octubre la clase trabajadora había \ \ esperado lograr su emancipación. Pero el resultado ha sido una mayor esclavización de los seres humanos. El poder de la mo narquía, con su policía y su gendarmería, ha pasado a las manos de los usurpadores comunistas, que han dado al pueblo no la libertad sino el constante temor de ser torturados por la Cheka (...) A través del control estatal de los sindicatos han encadenado los trabajadores a sus máquinas (...) A las protestas de los campesinos, expresadas en alzamientos espontáneos, y a las de los obreros, cuyas condiciones de vida les han empujado a la huelga, han respondido con ejecuciones en masa y un derramamiento de sangre que excede incluso al de los generales zaristas. La Rusia de los trabajadores, la primera que levantó la roja bandera de la liberación, está em- V V papada de sangre. y /
(Citado en F ices , op. cit., pp. 763-764.)
En junio de 1922, el periodista español Ricardo Baeza visitó las regiones de Ucrania devastadas por el hambre. Documento 29
/ /
A las tres de la tarde llegamos a Melitopol. A pocos kilómetros del mar de Azof, Melitopol es (...) en tiempos normales, el cen tro exportador de granos más grande de Ukrania. (...) Hoy Melitopol es el centro de una de las regiones más desoladas de Rusia. La ciudad, que antes exportaba millones de toneladas de trigo, hoy no tiene pan que llevarse a la boca. Sin grano que sembrar, forzados al reposo, los melitopolenses se dejan devorar por el cólera, el tifus y el hambre. La estación de Melitopol ofrece el cuadro más trágico de cuantos hemos visto hasta ahora. Apenas echamos pie a tierra nos asalta una nube de famélicos tan espectrales que a duras penas pueden arrastrarse e implorar la caridad.
W
»
(Articulo publicado en El Sol, Madrid, 13 de octubre de 1922.)
64
J
Documentos
El escritor español Josep Pía visitó Rusia en 1925, en plena época de la NEP, cuando la economía y se había recuperado de los desastres provocados por la guerra europea, la revolución y la guerra civil. He aquí algunas de sus observaciones: Documento 30
Me han traducido una canción que cantan los campesinos, que dicen que es así: Leo a Karl Marx, ¡ay, madre mía!, leo a Kart Marx y no entiendo nada.
Esta canción, que es otra de las manifestaciones de la oposición simplista de las clases agrarias al Gobierno, la dicen los obreros en to no burlesco. Los obreros leen a Karl Marx y no cabe duda de que lo en tienden. Hay una saturación de cultura social y a fuerza de popularizar el marxismo se ha llegado a crear una situación en la que todo el mun do da una interpretación uniforme de las cosas. (...) Los obreros son los amos. Un obrero ruso puede tener diversas ve ces al día la sensación agradable de que no hay nadie en Rusia que sea superior a él. (...) Existe un Código de Trabajo. (...) Es probablemente, desde el pun to de vista de la política social, el más avanzado del mundo. Pero, a mi entender, la existencia de este código no es el hecho característico del bolchevismo. El hecho característico es que siendo los obreros la clase política del país, no hay problema social. Los obreros rusos no hacen huelgas, porque si las hicieran actuarían contra sí mismos. (Josei' Pia, Russia, reproducido en Obra completa, vol. 5, Destino, Barcelona, 1967, pp. 544-545.)
65
ebcite
Estado
d e l a c u e s t ió n
L a revolución rusa constituye, por su propia naturaleza, una cuestión extrema damente polémica. Los bolcheviques tra taron de crear una sociedad enteramente nueva, la primera sociedad comunista, y no solamente pretendían implantarla en Rusia, sino que desde su punto de vista la revolución rusa era el primer episodio de una revolución mundial. No se puede por tanto valorar la revo lución rusa sin tomar en consideración el desarrollo posterior del movimiento co munista en el mundo. No se entienden de la misma manera los sufrimientos que el pueblo ruso padeció en los años 1917 a 1922 si se piensa que de aquello surgió un nuevo modelo, más justo, de organi zación social, que si se cree que aquello sólo condujo a una tiranía que acabaría fracasando.
Distintas perspectivas SOBRE EL TEMA e los miles de libros escritos sobre el tema, desde distintas perspectivas, men cionaremos sólo unos cuantos que abar can todo el periodo aquí estudiado y re sultan particularmente significativos.
El marxismo-leninismo constituye una interpretación determinista de la histo ria, de acuerdo con la cual el triunfo del comunismo sería el resultado inevitable de la propia marcha de la historia. Sin embargo, nunca se ha escrito un estudio de la revolución rusa desde ese punto de vista que tenga verdadero interés. La his toriografía soviética ha estado demasiado a las órdenes del poder político, mientras que los historiadores occidentales que simpatizaban con el experimento soviéti co se han atenido al principio básico de basar su análisis en la documentación disponible, de la cual no cabe deducir si un proceso histórico es o no inevitable. Sí se han escrito estudios históricos so bre la revolución rusa que, sin caer en ese determinismo, se han visto influidos por la convicción de sus autores de que el modelo comunista ofrecía una alternati va viable al capitalismo. Un ejemplo típico de este punto de vis ta es un libro de divulgación publicado en 1947 por el británico Christopher Hill, que se publicó muchos años después en España con el tíitulo de La revolución rusa (Ariel, Barcelona, 1971). Según Hill, «la URSS ha demostrado en la práctica que el socialismo puede funcionar inclu so en las condiciones menos prometedo ras, y el sistema soviético de partido úni co ha presentado ante todos los países
66
Debate
altamente industrializados del mundo una solución posible para el conflicto en tre la planificación económica y la liber tad política» (p. 212). La simpatía hacia la obra de Lenin es también visible en una obra verdadera mente importante, basada en una amplia documentación, que otro historiador bri tánico, Edward H. Carr, publicó entre 1950 y 1953 y se tradujo más tarde en España con el título de La revolución bol chevique (Alianza Editorial, Madrid, 19721973). Se ha reprochado, sin embargo, a Carr el haber prestado excesiva fe a las declaraciones de los bolcheviques e insu ficiente atención a otras fuentes. El siguiente gran estudio sobre el con junto de la revolución que debe men cionarse apareció muchos años después y responde a un punto de vista muy diferente. Se trata de tres libros publica dos por el historiador norteamericano Richard Pipes, que no han sido todavía editados en España. Sus títulos, traduci dos, son Rusia bajo el antiguo régimen (1974), La revolución rusa (1990) y Rusia bajo el régimen bolchevique, 1919-1924
(1994). Se trata de libros basados en una documentación amplísima y muy bien escritos, aunque en ocasiones la pers pectiva francamente anticomunista del autor le resta ponderación. En opinión de Pipes, el comunismo representó una experiencia basada en la creencia de que los seres humanos pueden ser mol deados por sus gobernantes, hasta ha cerles renunciar a sus más innatas ten dencias. Y esta creencia, contraria al sentido común, se demostró finalmente que era falsa, a costa de «decenas de mi llones de muertos, un incalculable sufri
miento para los supervivientes, y la rui na de una gran nación» (Pipes, 1994, p. 511). Pipes escribió estas últimas palabras después de que el comunismo se hubiera hundido, en 1989 en los países de la Europa centro-oriental y en 1991 en la propia Unión Soviética. Y por supuesto este hundimiento ha modificado la pers pectiva desde la que vemos la revolución de 1917. Ahora resulta muy difícil enten derla como el nacimiento de un nuevo modelo de sociedad, destinado a tener una gran influencia en la historia huma na. Y además, la desaparición del poder comunista ha hecho que los historiado res puedan consultar archivos rusos antes inaccesibles. Era tanto lo que ya se sabía acerca de la revolución rusa que no es probable que estas nuevas fuentes pro porcionen datos sorprendentes, pero sin duda permitirán aumentar nuestro cono cimiento y darán lugar a que se escriban más y más libros sobre la cuestión. De momento el último que debemos mencionar es el que un joven historiador británico, Orlando Figes, ha publicado en Londres en 1996, cuyo título, traducido, es Una tragedia del pueblo: la revolución rusa, 1891-1924. De acuerdo con la tenden cia de la nueva historia narrativa, Figes in tegra en su extenso libro los testimonios de diversos protagonistas, unos famosos y otros desconocidos, desde el zar hasta un simple campesino, pasando por oficiales del ejército, militantes revolucionarios y escritores sensibles a la tragedia de su pue blo. La viveza que ello da a la narración puede deducirse de varios de los testimo nios recogidos en la selección de docu mentos de las páginas precedentes.
67
Línea del tiempo Nota: En 1917 el calendario ruso presentaba un retraso de 13 días respecto al calendario gregoriano, vigente en el resto de Europa. En 1918 la diferencia desapareció, al adoptarse también en Rusia el calendario gregoriano: el 1 de lebrero de aquel año se convirtió en 14 de febrero. Para evitar confusiones, en esta línea del tiempo todas las lechas se dan conforme al calendario gregoriano.
O Marzo. Revolución de febrero: derrocamiento del zar, formación del gobierno provisional, presidido por el príncipe Lvov, y del Soviet de Petrogrado. O Abril. Lenin regresa a Rusia desde Suiza. O julio. Kerenski asume la presidencia del gobierno provisional. O Noviembre. Revolución de octubre: los bolcheviques toman el poder y forman el Comité de los Comisarios del Pueblo, encabezado por Lenin. O Diciembre. Elecciones a la Asamblea Constituyente. Comienza a formarse el primer ejército blanco.
O Enero. Fracaso de una insurrección comunista en Alemania. O Marzo. Fundación de la Internacional Comunista. Establecimiento de un régimen comunista en Hungría. ) Agosto. Derrocamiento del régimen comunista húngaro.
68
— O Enero. Derrota del principal ejército blanco. O Agosto. Derrota del Ejército Rojo en Polonia. Inicio de una gran insurrección campesina anticomunista en la provincia de Tambov. O Octubre. Armisticio entre Rusia y Polonia. O Noviembre. El último ejército blanco evacúa Rusia.
O Febrero. El Ejército Rojo conquista Georgia. O Marzo. Insurrección de la base naval de Kronstadt. El X Congreso del Partido Comunista acuerda la supresión de la requisa de granos. Fracaso de una insurrección comunista en Alemania: fin de las esperanzas de una próxima revolución en Occidente. O Mayo. Sometimiento de la insurrección de Tambov. O julio. Petición de ayuda internacional para hacer frente al hambre en Rusia.
—
O Abril. Stalin es nombrado secretario general del Partido Comunista. O Mayo. La enfermedad incapacita a Lenin. O Diciembre. Proclamación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
O Enero. Muerte de Lenin.
192 4
69
I/ oca b u la r io anarq uism o Doctrina que propone el estable cimiento de una sociedad basada en la coo peración de individuos plenamente libres, no sometidos a ningún tipo de institución obliga toria. Propone la abolición del Estado y de la propiedad privada de los medios de produc ción. antisem itism o Doctrina o actitud racista hostil a los judíos. auto cracia Sistema político en el que un solo gobernante ejerce el poder sin ninguna limi tación legal o institucional. Eran autocracias las monarquías absolutas, como la de los za res rusos, y también lo fue en la práctica la dictadura que ejerció en Rusia Stalin, aunque éste nunca utilizó el término, porque en teoría su poder no era personal. bolchevique Uno de los dos grupos en que se dividió a comienzos del siglo xx el Partido Socialdemócrata Ruso. En 1918 este grupo adoptó la denominación de Partido Comunista. burguesía Término que en la Edad Media se aplicaba a los habitantes de un burgo, es de cir una ciudad fortificada, y posteriormente se utilizó para designar al grupo social urbano que gozaba de un buen nivel de vida pero no pertenecía a la nobleza. En el siglo xix se apli có a los empresarios industriales y comercia les, a los financieros y los rentistas, es decir, a los poseedores de capital. Cheka Denominación abreviada de la comisión extraordinaria para la lucha frente a la contra rrevolución, creada por los bolcheviques tras tomar el poder, que actuaba a la vez como policía y como tribunal, sin estar sometida a restricciones legales. co lectivización Conjunto de medidas políticas y económicas por las que los medios de pro
ducción y distribución pasan a ser propiedad del Estado o de organismos colectivos, y la economía queda sometida a la planificación estatal. com unism o Doctrina que propone una organi zación social basada en la propiedad común de los medios de producción. En particular el término se aplica a la doctrina formulada ini cialmente por Marx y posteriormente aplica da en Rusia y otros países por los partidos co munistas, el primero de los cuales fue el ruso. Para éstos, el comunismo representa la meta final que debe alcanzar la sociedad. d eterm ln ism o Concepción filosófica según la cual todos los acontecimientos del universo, incluidos los actos humanos (al menos en su media estadística), responden a leyes natura les y son por tanto consecuencia necesaria de las causas que los provocan. Es decir, que no tienen importancia ni el azar ni la libertad. De acuerdo con esta concepción sería posible, al menos en teoría, prever las líneas generales de la historia futura de la humanidad. Dum a Término con el que se designa en Rusia a las asambleas parlamentarias. intelectu al Persona que se dedica a una activi dad basada fundamentalmente en el empleo de las facultades intelectuales. En Occidente el término se aplica especialmente a aquellos pensadores y escritores que influyen con sus ideas en la opinión pública. En la Rusia prerrevolucionaria se aplicaba a todos los que te nían una formación universitaria. m edios de producción Recursos que se em plean en la producción de bienes, y especial mente las máquinas e instalaciones necesarias en las distintas ramas de la actividad econó mica. Desde el punto de vista monetario los
70
Vocabulario
medios de producción forman parte del capi tal, es decir del dinero invertido en la produc ción. m enchevique Uno de los dos grupos en que se dividió a comienzos del siglo xx el Partido Socialdemócrata Ruso. En 1917 este grupo sostenía que las condiciones sociales de Rusia no permitían la toma inmediata del poder ex clusivamente por el proletariado, ni la colecti vización inmediata de los medios de produc ción. Fue puesto fuera de la ley durante la guerra civil. prod uctivid ad Capacidad de producir en rela ción con los recursos empleados. La producti vidad del trabajo es el volumen de produc ción por unidad de trabajo y la productividad del capital es el volumen de producción en re lación al dinero invertido. El aumento de la productividad es la condición básica del desa rrollo económico. p roletariad o Término que en la antigua Roma se aplicaba a la clase más pobre, cuya única riqueza era la prole. Los socialistas del siglo xix lo aplicaron a aquellos trabajadores que, care ciendo de medios de producción propios, ha bían de trabajar por cuenta ajena a cambio de un salario, y muy especialmente a los obreros fabriles. En este sentido es sinónimo de clase obrera. revolución Cambio brusco y a menudo violen to del sistema político (revolución política) o del sistema político y social (revolución social). El término procede del latín, pero nunca fue empleado en la antigüedad con es te significado. servidum bre Condición personal intermedia entre la libertad y la esclavitud. Ha sido co mún en muchas sociedades históricas, por ejemplo en la Europa medieval. En Rusia llegó a ser particularmente dura, pues los siervos carecían de todo derecho de propiedad y po dían ser vendidos con las tierras que trabaja ban, y no fue abolida hasta 1861. socialism o Conjunto de doctrinas y movimien tos que surgieron en el siglo xix, tras el inicio de la industrialización, que proponían un nue
vo tipo de organización social basado en una mayor igualdad en la distribución de la rique za. El pensador socialista más influyente fue M arx. A partir de la revolución bolchevique el término se aplica fundamentalmente a aque líos socialistas que rechazan la aplicación de la doctrina marxista que puso en práctica Lenin, mientras que los seguidores de Lenin adopta ron la denominación de comunistas. Sin em bargo los propios comunistas llamaron socia lista al sistema social que implantaron en Rusia y otros países, pues consideraban que el sistema comunista representaba una meta to davía no alcanzada. Socialista Revolucionario Partido ruso de co mienzos del siglo xx que destacaba la impor tancia del campesinado para la revolución so cialista. En 1917 se dividió en dos ramas, una de las cuales colaboró durante unos meses con los bolcheviques. Fue puesto fuera de la ley durante la guerra civil. soviet Término ruso con el que se designó a los comités de representantes de obreros, solda dos o campesinos que surgieron en la revolu ción rusa. A partir de la toma del poder por los bolcheviques, los soviets se convirtieron en los órganos que ejercían el poder político en Rusia. El congreso de los soviets, elegido por sufragio indirecto a partir de los soviets loca les, ejercía, en teoría, un papel similar al del parlamento en una democracia liberal. En la práctica todos los soviets quedaron bajo el control del Partido Comunista. T erm id o r Mes del nuevo calendario adoptado por la revolución francesa en el que, en 1 794, fueron derribados los jacobinos. El término se emplea para referirse al momento en que una revolución, tras haber atravesado su fase más radical, retorna a fórmulas más moderadas. utopía Término que literalmente significa lugar que no existe. Se emplea para referirse a un proyecto ideal que en la práctica no puede realizarse. En ese sentido el término procede de una obra que en 1516 escribió el pensador inglés Tomás Moro, en el que describía una imaginaria sociedad comunista.
71
JJ
ib tío g r a f ía
Fernández, A., La revolución rusa. Istmo, Madrid, 1990 (colección La historia en sus tex
tos), 246 pp.
Una amplia antología de documentos, en su mayoría bolcheviques, precedida por una introducción. Harding , N., «El desvío marxista-leninista». En la obra colectiva dirigida por J ohn D unn , Democracia: el viaje inacabado. Tusquets, Barcelona, 1995, pp. 170-203.
Un interesante análisis del rechazo leninista de la democracia. Kolakowski, L., Las principales corrientes del marxismo: II, La edad de oro. Alianza Edito
rial, Madrid, 1982, 523 pp. Los capítulos 16, 17 y 18 (pp. 375 a 515) analizan ampliamente el pensamiento de Lenin y su influencia en la revolución rusa. P astern a k,
B., E l doctor Zivago. 1957.
La novela más interesante de las que tratan de la revolución rusa. S artori, G., Elementos de teoría política. Alianza Editorial, Madrid, 1992, 321 pp.
El capítulo 3 (pp. 63-88) analiza la llamada dictadura del proletariado, en el con texto de los diferentes conceptos de dictadura.
72