ARGUMENTO LA TIGRA
En el corazón mítico del profundo Ecuador vive la indomable Francisca (Lissette Cabrera), conocida por todos como La Tigra. Ella es la ma yor de tres hermanas huérfanas. Masablanca, un curandero negro, predice su futuro y les habla de un hechizo, de la salvación para los pecados de las dos hermanas mayores: Sara (Verónica García), la hermana menor, debe mantenerse virgen y vivir siempre junto a ellas, de otra forma perderían su tierra y sus sustentos. Francisca y Juliana (Rossana Iturralde) son vigilantes rigurosas de su pequeña hermana... no le permiten ningún ningún placer sensual, ni siquiera bailar. Pero a pesar de todo lo estrictas que son con Sara, una vez que ella está encerrada durante la noche, Francisca y Juliana no se niegan nada a sí mismas, bebiendo en exceso y compartiendo a Ternerote (Arístides Vargas) y otros amantes. La aparición de Don Clemente (Virgilio Valero), un vendedor ambulante que se enamora de Sara, precipita la confrontación entre la Tigra y las fuerzas de la autoridad. De acuerdo con la denuncia que este presenta, Francisca ha secuestrado a la hermana más joven y se niega a dejarla casar con él. Entonces solicita a las autoridades policiales que intervengen. ARGUMENTO DE SIETE LUNAS Y SIETE SERPIENTES
La historia de Candelario Mariscal está llena de horrores. Apareció un día, siendo aún un bebé, frente a la iglesia del padre Cándido, quien lleno de buena fe lo prohijó dándole muchos cuidados. Nada le hizo escuchar las advertencias de quienes le aseguraban que, andando el tiempo, el niño haría mal a todo el pueblo. Así, cierta noche cuando el cura estaba fuera del pueblo, el joven, borracho, incendió la iglesia, incidente por el cual su padrino lo echó de la casa. Convertido ya en un matón abusivo, va v a a encontrarse con Josefa Quindales, a quien pretende. En forma de caimán llega a la isla de los Quindales y, al no encontrar a Josefa, da muerte a los padres y viola a la hermana de la muchacha. Años después, pide ayuda al brujo Bulu-Bulu parque Josefa, ya muerta, no deja de d e visitarlo noche tras noche. Crisóstomo Chalen, otro beneficiado por sus tratos con el diablo, hace poner techos de zinc a las casas de Santorontón para recolectar el agua de lluvia y venderla luego a los pobladores. Así, se enseñorea de todos y, aliado con Gaudencio, el otro o tro cura, y sus más fieles hombres, hace del pueblo de Santorontón un pequeño infierno. El dinero manda, y los pobres no tienen derecho a ninguna seguridad sobre el futuro. Sin embargo, la llegada al pueblo de un joven médico que viene de la ciudad hace cambiar las cosas. Juvencio Balda apoyará en adelante las buenas ideas del padre Cándido. Junto con co n Clotilde Quindales y algunos otros solidarios feligreses del cura pobre se vencen la maldad y la explotación que prevalecían en el pueblo con la complicidad del padre Gaudencio y compañía. Finalmente, Bulu-Bulu aconseja a Candelario casarse con Dominga, la hermosa hija del brujo. Sólo así aquél podrá quitarse de encima la maldición de Josefa Quindales, y Dominga dejará de recibir, cada noche, la visita de una serpiente que busca su virginidad. El pueblo entero se opone a que la boda se realice. Pero la intervención del Cristo quemado de don Cándido hace que los hechos tomen el curso adecuado. El padre Gaudencio, contra la opinión de las damas más ricas del lugar, bendecirá la unión. Juvencio Balda, enamorado de Clotilde Quindales, le pide que se marche con él y ella acepta. En tanto, los malvados han recibido el castigo merecido y el pueblo ya no volverá a estar en manos de quienes sólo pretenden enriquecerse a costa del trabajo de los demás. Únicamente el padre Cándido sigue negándose a hacer las paces con su ahijado, quien viene a buscarlo para que asista a su boda. De nuevo el Cristo quemado hace escuchar su voz y convence al cura de que ya es hora de perdonar a la oveja descarriada que resultó ser Candelario Mariscal. ARGUMENTO DE LOS SANGURIMAS
Esta historia inicia con la descripción de un matapalo el mismo que es comparado con la gente montubia en lo fornido y en las noches de vida extraña y espectral que lleva esta gente y en especial esta obra se refiere a la Familia de los Sangurimas pues ella se ajusta a la perfección con la descripción dada por el autor acerca de los montubios. Para empezar a hablar de los Sangurimas encontramos a don Nicasio Sangurima quien era el abuelo y que según él decía era hijo de gringo pues su figura lo parecía. Don Nicasio contaba que cuando él era joven una bruja le había dicho: "Tienes ojos pa’ un hechizo". Don Nicasio a pesar de su edad era el clásico mon tubio, regio y fuerte a pesar
de su edad. Pero cuando le indagaban por su él les decía que llevaba el apellido de su madre que era de los Sangurimas de Balao. También don Nicasio habla de la "Gente de Bragueta" y decía que eran gente muy problemática y violenta. Decía que esta gente era partidaria de Gabriel García Moreno y que apoyo al mismo cuando Ecuador tuvo conflictos con Colombia. EL CHULLA ROMERO Y FLORES
La penúltima y más compleja de las novelas de Jorge Icaza, publicada cuando ya era el más célebre de los literatos ecuatorianos. El protagonista, Luis Alfonso Romero y Flores, por su condición de cholo (mestizo de india y blanco) y por sus pujos disimuladores de tal condición en conducta y atuendo, recibe el mote: chulla; o sea, algo parecido a lo que entendemos por acá como un fantasma. Servido el personaje, servida la peripecia; que no hace sino enraizar al relato en la más castiza tradición de la novelística hispana: la picaresca. Enfoque y tono que, por encima o por debajo de la trama, no la abandonará nunca hasta convertirla en una comedia desgarrada, además, en un Quito de aguafuerte, donde relumbran los criollos, corruptos por formación y herencia, y se apuran contra su miseria económica y su baldón racial los cholos e indios. Con lo que, como afirma Miguel Sánchez-Ostiz en su prólogo, Icaza consigue “crucificar la peor herencia española dejada en América: el prurito de la pureza de sangre, del apellidismo, de la alcurnia criolla, de la raza incluso… Asombrosa en este sentido El chulla Romero y F lores porque es una denuncia en toda regla de un mundo que dista mucho de haber desaparecido, digan lo que digan.”
Este ensayo tiene como finalidad hacer un análisis del texto Jacob y el otro, del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, tomando en cuenta principalmente los tipos de narradores y relacionando los mismos con el tiempo dentro de la historia. Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo nació en Montevideo, capital de Uruguay en el año de 1909, básicamente la mayoría de su obra se produjo en condiciones de relativa oscuridad por lo cual su narrativa es pesimista, manteniéndose su visión infernal del mundo. Dentro de su narrativa, Onetti fue capaz de crear una ciudad, Santa María, la cual es utilizada en varias de sus obras y a la que recurre constantemente, se la describe como una ciudad obscura, fría, mientras le da tonos y matices de Montevideo y Buenos Aires, ciudad en la que vivió por muchos años. Onetti fue capaz de crear un universo, lo lleno de personas y lo nombró Santa María, una ciudad obscura habitada por antihéroes, personajes marginados de la sociedad, fracasados y solitarios, personajes cuya vida se ha vuelto inútil. Jacob y el otro, obra publicada en 1965, es la obra que analizaré a continuación, tomando en cuenta principalmente la disposición en la que se encuentran el o los narradores. A lo largo de la obra se muestran tres tipos de narradores y eso está hecho de tal forma que al principio de cada nuevo narrador, el escritor ha puesto un subtitulo en el que nombra a quien supuestamente narra la obra, en el primer caso, el subtitulo tiene el siguiente nombre, “Cuenta el médico” con esto el escritor hace una referencia exacta para referirse a quien exactamente narrara la historia a continuación, un médico de aquella ciudad que lleva el nombre de Santa María, el narrador en esta primera parte se lo puede clasificar como un narrador testigo, principalmente por como empieza la historia, ”Yo estaba aburriéndome …”, este “Yo” convierte al narrador en un testigo, por la razón de nombrarse el mismo n
primera persona, testigo de los acontecimientos que sucederán a continuación, pero algo que hace Onetti es jugar con el narrador y a cada momento el narrador da comentarios acerca de la situación como por ejemplo “Fernández se acarició velozmente (...) y se puso a mirarme como si yo fuera el responsable de todas las estafas y los engaños que saltaban para sorprenderlo con misteriosa regularidad. Sin odio, sin violencia descartó a Rius, mantuvo sus ojos suspicaces en mi cara...” En casi todo el párrafo que ocupa esta situación, el narrador hace un comentario de cómo “se puso a mirarme” y también a cierta acción la describe con características sentimentales como por ejemplo “Sin odio, sin violencia…” lo cual convierte a este primer narrador en un narrador omnisciente editorial por la razón de que “El narrador lo sabe todo. Pero, además se entromete con comentarios, juicios de valor, etc.” Por otra parte del narrador se muestra como testigo únicamente cuando menciona “Pero era necesario resignarse, aceptar como
inalcanzable el conocimiento de la parte que trajeron consigo los dos forasteros y que se llevarían de manera diversa, incógnita y para siempre.”, aquí el narrador deja completamente de ser aquel o mnisciente editorialista y se
convierte en nada más que un testigo, un testigo que no conocerá jamás la verdad. Así que mezclando ambas clases de narradores se puede llegar a la conclusión de que el primer narrador es una especie de testigo editorialista. El segundo subtítulo anuncia “Cuenta el narrador”; esta vez el enunciado es menos especifico, aquí se puede
apreciar como toda esta segunda parte está contada por un narrador omnisciente neutro y esto se identifica a primera vista desde el primer párrafo de esta segunda parte cuando dice “Las tarjetas (…) y el hombre conversador
e inquieto las repartió sin avaricia por toda la ciudad. Se conservan ejemplares, algunos de ellos autografiados y con adjetivos” , se reconoce que el narrador es neutro cuando “El narrador lo sabe todo, pero se limita a contarlo sin tomar partido, sin juzgar los hechos, sin inmiscuirse en ellos ni expresar sus propias opiniones” . Esto quiere decir
que al no haber un comentario y por mantenerse lo más alejado posible del relato y de sus personajes se pude afirmarse que el narrador es neutro; durante todo el cuento el narrador se mantiene lo más distante del relato, solamente lo sabe todo y lo expresa en su narración, pero no interviene con juicios de valor, se apega lo más posible a la narración. También se puede apreciar esto en la siguiente parte del texto “Atónito, indiferente, Orsini pensó: “ya no es una canción de cuna, ya no lo obliga a emborracharse, a llorar, a dormir”. Volvió a carraspear y (…)
El calor de la noche y de la fiesta había obligado a abrir las ventanas. La música de jazz del baile parecía estar naciendo ahora (…)” El tercero y último subtitulo lleva el nombre de “Cuenta el príncipe” que si relacionamos a la narración podemos
darnos cuenta instantáneamente que se trata de uno de los protagonistas (el otro| Orsini), al igual que el anterior narrador, este desde el primer párrafo se puede reconocer cual es el tipo de narrador, “Era una ciudad alzada (…) Me desperté, sin dolores (…) Jacob me masajeaba el estomago y (…) hasta que no pude fingir el sueño y me enderecé”; aquí se puede notar claramente el tipo de narrador que es, un narrador yo -protagonista, por la razón de
que este narrado r lo cuenta todo en primera persona por ejemplo en “Me desperté”, usando el pronombre (me), también en la parte que habla “me masajeaba” en la que vuelve a hablar en primera persona; y a la vez es él quien
protagoniza la historia. A lo largo de este último capítulo podemos darnos reconfirmar el tipo de narrador que es, ya que este narrador yo-protagonista se mantiene hasta el final de la historia. A lo largo de esta historia el narrador y el tiempo tienen una participación especial, al principio, el cuento está contado por un narrador testigo editorialista mientras que la historia en lo que respecta al tiempo empieza a media res, tanto la conjugación del tiempo y del narrador dificultan la lectura de este texto, tras la segunda parte del texto, se hace una analepsis donde se retrocede por completo al principio de la historia, aquí el narrador es neutro y en adelante el tiempo se desarrollara cronológicamente hasta el final. Muy poco se conoce de sus personajes, tan sólo se sabe que son exiliados, por la línea que dice “con viajes que no eran exilios”, también está presente la ciudad de Santa María, una ciudad que será el escenario recurrente dentro
de la literatura de Onetti, se sabe que Jacob, ya hace mucho fue campeón del mundo, pero que ahora ya no es aquel joven campeón, una de las cosas particulares que encontré es que la canción Lili Marleen, dentro del texto se encuentra mal copiada, y también por la canción se puede saber que aproximadamente el cuento está adaptado a los años 50’s.
Un gran texto, de uno de los autores más reconocidos dentro de Latinoamérica, con un dominio excepcional del narrador y del tiempo, que se conjugan y se mezclan para resaltar el estilo, haber creado una ciudad, con personajes propios que se adaptan de manera tan magistral a la misma, convierte a este texto, desde mi punto de vista en algo fantástico.