Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe San Juan, Puerto Rico
ANTONIO GRAMSCI (1891-1937) Y SU VISIÓN DE LA HISTORIA
Monografía sometida en cumplimiento parcial de requisito para el curso de
Métodos y teorías de la investigación histórica (Historia 652) Profesor Josué Caamaño Dones
Jorge Ortiz Colom Entrega original: 25 de septiembre de 2010 Entrega efectiva, versión redactada cuasi-final en proceso de anotaciones: 21 de octubre de 2010 Entrega definitiva: 23 de octubre de 2010
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PALABRAS INTRODUCTORIAS De los pensadores del siglo
XX, el italiano
ANTONIO GRAMSCI (1891-1937) es
posiblemente uno de los más influenciados por la historia, y donde se nota plenamente la historicidad de su vida y quehacer. Su teorización dentro de la filosofía del materialismo histórico le dio a esta escuela de pensamiento iniciada por Karl Marx y Friedrich Engels una densidad y riqueza particulares. Como expondré en este ensayo, pienso que Gramsci es fundamental para entender muchos de los movimientos sociales y políticos en gran parte del mundo, y los hechos históricos vistos parecen haber validado buena parte de sus apreciaciones. Y si bien no dejó su pensamiento sobre la historia nítidamente establecido en algún punto de su “histórico”, ”, puede puede “expurgarse” de sus prolija obra, su visión de la disciplina, y lo que es ser “histórico lecturas, configurando una visión de la disciplina intensa y admirable.
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Historia de un hombre complejo y contradictorio . Antonio Gramsci nació el 22 de enero de 1891 en Abas (en toscano o “italiano” Ales), pueblo rural del interior de la isla de Cerdeña ubicada en el Mar Mediterráneo occidental, uno de los territorios de la recién establecida nación de Italia. Su padre, Francesco Gramsci, era de 2
raíces albanesas , originario del pueblo de Gaeta en la Campania, y quien laboraba como funcionario del estado en el catastro de Sòrgono, pero residían en el cercano pueblo de Bilartzi
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Gran parte de los datos biográficos vienen de la excelente biografía de Gramsci hecha por el italiano Giuseppe Fiori. Fiori, Giuseppe. Vida de Antonio Gramsci. Traducción de Jordi Solé Tura. Barcelona: Edicions 62, SA / Ediciones Península, 1968 (reedición 1980).
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Gramsci es la forma italianizada de un apellido albanés, el cual en su idioma original se escribe Gramshi. Significa “de Gramsh”, siendo siendo Gramsh un centro regional y municipio de Albania en el interior montañoso del país, ubicado unos 70 kilómetros al sureste de Tirana, la capital. Según datos no validados vistos en Wikipedia, hubo un tal Ismail Qemali Gramshi, nativo de esa ciudad, que fue signatario de la declaración de independencia de Albania en 1912 (http://en.wikipedia.org/wiki/Ismail_Qemali (http://en.wikipedia.org/wiki/Ismail_Qemali_Gramshi, _Gramshi, consultado 20 de agosto de 2010). Por otra parte, la emigración albanesa a la parte meridional de Italia – que da – es es un fenómeno – que aun hoy día se da – interesante pero fuera del alcance de este ensayo.
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(en “italiano”, Ghilarza ). Su madre Guiseppina Marcias era sarda. “Nino”, “Nino”, como lo apodaban, tuvo una infancia agridulce: por accidente o por designio creció con una deformidad en la espalda que le impidió jugar y compartir con normalidad. 2
La isla natal de Gramsci, con unos 24,000 km (casi tres veces Puerto Rico) ha sido tradicionalmente frontera y encrucijada de influencias. Sus pobladores primitivos fueron posiblemente fenicios, y durante mucho tiempo, otras etnias como los moros, los genoveses, franceses, catalanes, los estados papales y finalmente la nueva nación italiana consolidada bajo el liderato de Mazzini y Garibaldi la reclamaron como propia. En el subsiguiente proceso de modernización institucional la labor modesta de Francesco Gramsci en el catastro de Bilartzi aportaba. Pero Francesco fue encarcelado por cargos de corrupción y su esposa y seis hijos tuvieron que llevar una pesada carga de sufrimiento entre 1900 y 1905. Eventualmente Francesco cumplió su condena y fue rehabilitado, y esto alivió un tanto la situación familiar. Haciendo fuerza de su debilidad, Antonio Gramsci se hizo lector voraz y algo desordenado, leyendo un surtido ecléctico de obras narrativas de autores italianos románticos y también hizo su primer contacto con la historia con los ensayos del historiador e intelectual Benedetto Croce (1866-1952). Croce, pensador que en un tiempo adoptó el materialismo histórico, fue propulsor hacia finales de su carrera de una visión esteticista de la vida y de una historia basada en una especie de dialéctica espiritualista, (trascendente/concreto) y con fuertes tonos hegelianos y fichtianos . “Nino” Gramsci hizo sus estudios en varias escuelas en Cerdeña, graduándose del equivalente de secundaria en Cagliari, capital de la isla. Durante la estadía en esa ciudad, no solo tuvo la posibilidad de hacer lecturas mas “modernas”, ricas y complejas – e – sino también ver igualmente tener su primer contacto con el pensamiento socialista militante – sino
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las primeras instancias de resistencia hechas por el pueblo sardo ante sus miserables condiciones de vida. La gran mayoría de los habitantes de Cerdeña eran pobres y se dedicaban a ser “agregados” en una agricultura latifundista, latifundista, o vivían en parcelas cultivando en subsistencia; si bien en los últimos años del siglo XIX se habían abierto importantes minas en la zona de SulcisIglesiente. Las luchas de los mineros sardos, junto con los campesinos en 1906, fueron primeros testimonios de la lucha social grabados en la memoria del joven Nino. También en sus últimos tiempos en Cerdeña, trabajo como periodista del diario nacionalista sardo L’Unione Sarda, para quien ya en 1910 redacta su primer escrito publicado, sobre sucesos ocurridos en el pueblo de Aidomaggiore.
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Según relata Fiori, compitió por diez becas otorgadas por la Universidad de Turín a estudiantes sardos interesados en proseguir estudios. Aceptado (junto con su coterráneo y compañero del comunismo Palmiro Togliatti, quien fue parte de dicha décima) en la competencia de 1911, se trasladó a la metrópolis piamontesa. En Turín finalmente hizo contacto con los sectores avanzados del socialismo italiano, entonces bastante influido como en el caso de España por el anarcosindicalismo. Insertado dentro de este tipo de socialismo de corte reformista se expuso, por su voraz apetito por las lecturas, a otros pensadores entre los cuales estaba el principal divulgador del socialismo revolucionario del siglo
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en Italia, Antonio Labriola
(1843-1904), cuyas lecturas fueron decisivas para persuadir a Gramsci de la importancia de la – que revolución como fase esencial de la lucha final. La interpretación labriolana del marxismo – que no se puede detallar ampliamente, como se merece, por razones de espacio - plantea la necesidad 3
La nota salió en L’Unione Sarda del 26 de julio de 1910 y trata sobre un intento de fraude electoral en dicho pueblo. La nota terminaba con el comentario: “¡Pobres almendrales de Aidomaggiore! Aidomaggi ore! ¡Los soldados de infantería son como la filoxera [enfermedad que daña las uvas]! ” , del cual Fiori considera que es “una fórmula típicamente gramsciana”. Citado en Fiori, Vida…, p. 69.
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de que la revolución en cada país debe surgir de las condiciones concretas de cada lugar. Reconoce el desarrollo desigual de las sociedades y la necesidad de reconocer la existencia de modos de producción más atrasados. Labriola subrayó la necesidad de que la estrategia del socialismo revolucionario debe ajustarse a las condiciones particulares nacionales, con la posibilidad de que medidas diversas como propiciar el crecimiento de fuerzas productivas modernas sean apropiadas para los nuevos y emergentes países, tales como algunos en América y Asia, y aun zonas de la misma Europa. Esto por tanto influyó para que Gramsci viera que en el caso de Italia existían dos modos de producción coexistentes: el rural y servil apenas saliendo del feudalismo pluricentenario, y dominante en el Mezzogiorno (sur), la isla de Sicilia, y en su Cerdeña natal; y el industrializado ya implementado en el norte de la “bota” y sus grandes ciudades como Milán, Turín, Bolonia, y 4
otras . Esto representó un reto para Gramsci, quien decidió eventualmente dedicarse al estudio de esta situación por medio de la prensa. Por tanto, en 1915 abandonó los estudios universitarios de filosofía y letras y se dedicó de lleno al periodismo. Pero su exposición intensa a la vida cultural turinesa y su afición al teatro (fue admirador del gran dramaturgo Luigi Luigi Pirandello) y la literatura le dieron a su pensamiento un fuerte sesgo culturalista que ha sido identificado como uno de los rasgos más atractivos del pensamiento gramsciano. Gramsci estuvo vinculado con varios medios principales de la prensa de izquierda tales como Avanti! e Il grido del popolo (“¡Adelante!” y “El grito del pueblo”) y además fundó fundó tres: La città nuova (“La ciudad nueva”) que fue portavoz de varios círculos obreros pero dur ó un solo
ejemplar en 1917, luego otro denominado L’Ordine Nuovo (“El orden nuevo”), un semanario de 4
De hecho, Gramsci enfoca esto en un e nsayo denominado “Algunos aspectos so bre la cuestión del Mezzogiorno”, el cual es comentado por Adam David Morton en su libro Unravelling Gramsci, Hegemony and Passive Revolution in the Global Political Economy . Ann Arbor (Michigan, EE.UU.) / Londres: Pluto Press, 2007, pp. 2-7.
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“cultura socialista” publicado entre 1919 y 1920, convertido en diario el 1 de enero de 1921 hasta 1923, y en el cual publicó muchos planteamientos fundamentales de su etapa temprana; y L’Unità, el cual ha subsistido hasta fue finalmente fundador en 1924 del diario comunista L’Unità, 5
nuestros días . Gramsci adquirió una reputación inmensa en la prensa italiana por su pluma crítica y su capacidad de articular planteamientos de forma intensa y amena. Gramsci fue testigo presencial de la época de tomas de fábrica por los obreros y la formación de organismos autogestionarios de los mismos: lo que ha pasado a la historia nacional como el Bienio Rojo entre 1919 y 1921. Sin duda entusiasmados por el triunfo bolchevique en mundial, los obreros italianos efervescieron. Rusia, y sus repercusiones sobre el “orden” mundial, Ya en 1921, luego de un candente congreso del Partido Socialista celebrado en la ciudad costera de Liorna, Gramsci había abandonado el Partido Socialista Italiano, y junto con Amadeo Bordiga, Togliatti y otros, fundó el Partito Comunista d‟Italia (PCd‟I) PCd‟I) el cual fue reconocido como representante en su país de la internacional Comunista. De mayo de 1922 a noviembre de 1923 fue remitido como representante de su partido a la Internacional Comunista en Moscú – – donde conoció a las hermanas una de las pocas salidas que Gramsci tuvo fuera de Italia – donde Schucht, quienes eran funcionarias del partido comunista soviético. Julia o Julka, quien era violinista, se convirtió en la esposa de “Nino” con la cual tuvo dos hi jos, jos, Delio y Giuliano, ambos nacidos y criados en Rusia. De hecho Giuliano (Dzhuliano Antonievich Gramshi, Джулиано Антониевич Грамши) Грамши) nunca conoció a su padre. Gramsci regresó a su país (tras un paso por Viena) en mayo de 1924, y poco más tarde se trasladó a vivir a la ciudad de Roma, ya que había sido electo diputado al parlamento por una circunscripción de la zona del Véneto (zona
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Todavía el encabezamiento reza: “Fondata da Antonio Gramsci nel 1924” (www.unita.it www.unita.it,, accesado 15 octubre 2010, mi énfasis)
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que incluye a la ciudad de Venecia). También, más tarde en el año, pudo regresar a Rusia a compartir otro tiempo con su nueva esposa. Tatiana, hermana menor de Julka, se trasladaría a vivir a Italia y tuvo un papel fundamental en colaborar con su cuñado Antonio tras su posterior encarcelamiento, hecho por el recién instalado régimen del primer ministro Benito Mussolini. En noviembre de 1926 el gobierno mussoliniano mussoliniano,, hasta entonces de apariencia “democrática”, dio un autogolpe avalado por el Rey Víctor Manuel II, y se aprobaron varias leyes que anularon las libertades civiles. En la noche del 9, Gramsci – Gramsci – con con todo y tener supuesta inmunidad parlamentaria como diputado - fue acusado, procesado y condenado por alegados cargos de sedición y de promoción del derrocamiento del gobierno por la fuerza y la violencia, y que tardaron en probarse. Gramsci no fue procesado hasta finales de 1927 y en un proceso sin garantías, fue condenado finalmente el 4 de junio de 1928 a poco más de veinte años de cárcel, la cual pasó mayormente en la de Turi, en la provincia meridional de Bari. Por su pobre salud y continuos achaques, ataques de insomnio, y debilidad extrema, a finales de 1933 fue trasladado a una clínica en Formia no lejos de Roma y finalmente, en agosto de 1935, a la clínica “Quisisana” en la capital italiana. Allí fue diagnosticado con tuberculosis, “enfermedad de Pott” (una condición artrítica de la espina dorsal promovida por la tuberculosis), hipertensión, gota, etc. Allí permaneció el resto de sus días: fue indultado el 21 de abril de 1937, pero solo seis días más tarde falleció. Los dos lustros de encarcelamiento, a menudo en condiciones infrahumanas, fueron sin embargo los más fecundos para el desarrollo de sus capacidades intelectuales. Desde su detención había dedicado a llenar varios cuadernos de apuntes diversos y a leer libros que Tatiana y otros amigos, en especial el economista Piero Sraffa, le suplían. Y esa fecunda producción de su era madura, recogida en los treinta y tres Cuadernos de la cárcel - de los cuales
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veintinueve son de apuntes y escritos, y cuatro de traducciones - ha sido la espina dorsal de su pensamiento. Es poco menos que increíble la manera en que con privaciones Gramsci pudo articular un pensamiento diverso e intenso sobre diversos temas, y donde aportó su mayor contribución a varias disciplinas humanas, incluyendo, como veremos en adelante, la historia. Tatiana Schucht recogió los cuadernos llenados por “Nino” Nino” Gramsci durante su estadía como prisionero y tras otro decenio de las convulsiones de la guerra, el ajusticiamiento a Mussolini, y la paz posterior, estos cuadernos empezaron a ver la luz diez años luego de su muerte. muerte. Posteriormente varias selecciones de los cuadernos fueron editadas en forma de “libros” temáticos que han tenido amplia circulación y han servido como los principales medios de divulgar y difundir las ideas gramscianas.
Unas precisiones sobre la interpretación del ideario gramsciano Gramsci no publicó de forma ordenada su trabajo intelectual generado desde la cárcel. Este trabajo se hizo después de la segunda guerra mundial a partir de 1947, y como dicho, los “libros” que han salido desde entonces han sido ediciones seleccionadas de temas de los cuadernos, organizadas por su percibida compatibilidad temática. Los distintos temas gramscianos continuamente entran y salen dentro de los argumentos de los cuadernos, tanto cuando estos se leen en la l a secuencia original que se escribieron como en los “libros” formados, editados y titulados póstumamente. Otra dificultad que debe advertirse en el análisis de los textos gramscianos es el hecho que gran parte de lo escrito está en una especie de clave: como los escritos generados por él durante su encarcelamiento – encarcelamiento – que que incluye todo el pensamiento de su época de mayor fecundidad
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y madurez – madurez – eran eran censurados por las autoridades mussolinianas, muchos conceptos marxistas son presentados con expresiones sinónimas o eufemísticas, igualmente los nombres de pensadores y de textos citados. Esto se alivia por el hecho que mucho material ha sido debidamente anotado. Aun así, la manera en que Gramsci atrapa el pensamiento volante en su mente, hace que frecuentemente hasta en un solo párrafo navegue entre temas de política, historia, teoría social, cultura y otros ejes temáticos de su obra. Como expresado ya, el enfoque de este ensayo es identificar el significado de, y aportaciones a, la historia en Gramsci, expurgándolo de su rico y diverso contenido. Es inevitable entrar en consideraciones de otras disciplinas cuando uno habla de lo que es la historia para Gramsci: él no dejo ni siquiera un pasaje donde hable de “mi teoría sobre la historia, la historiografía, etc.”. En algunos de sus “libros” hechos en la cárcel, como las Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno y El materialismo histórico y la 6
filosofía de Benedetto Croce existen algunos de los planteamientos más fructíferos e
iluminadores que apuntan a la construcción de una teoría gramsciana de la historia.
Naturaleza de la historia en Gramsci Para Gramsci la historia es, ante todo, todo lo que ha acontecido, conocido o desconocido para el ser humano, en la realidad, esta con su propia existencia y leyes de desarrollo. Ante todo,
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Gramsci tiene una viva polémica con el idealismo dialéctico dialéctico de Croce, gran hombre de la historiografía italiana italiana en su época. Para ver un buen resumen de la filosofía crociana y su relación con la historia, se puede examinar el siguiente articulo: Ruspoli, Enrique. “La filosofía del espíritu de Benedetto Croce: arte, filosofía e historia.” Cuadernos de Filología Italiana , 2000, número extraordinario, pp. 609-627. 609- 627. Ruspoli indica que “La Filosofia dello Spirito, que es como [Croce] intitula a su sistema, es d eudora del pensamiento hegeliano e la identificación de espíritu y realidad, re alidad, dentro de una visión evolutiva actualista…, del pensamiento de Giambattista Vico en la separación de fantasía e intelección y del positivismo en la reducción de la teoría al dato concreto.” (Ibid., 609)
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la historia a su vez permea todo en la sociedad, sobre todo las ideas, la cultura y las ideologías que forman las hegemonías controladoras de la sociedad. En un momento, la define cuando está 7
“en acción” como “la vida misma”, lo que señala que es un ente englobador y totalizante . Esto exige digredir al modelo social gramsciano y a su teoría política. Sin tener una idea de la misma no puede comprenderse el modelo histórico que postula y mucho menos la manera en que se define y revela ante los humanos. Gramsci tiene el mérito indiscutible de incorporar nuevas categorías de análisis relacionadas con la manera en que los humanos actúan de manera real y práctica (derivado de praxis) dentro de sus circunstancias, dentro del esquema del materialismo histórico - sin en absoluto diluir la fortaleza de dicha visión ni transformarla a un idealismo o a un voluntarismo de resabio nietzscheano. Según la teoría marxista clásica, el componente humano de la historia tiene un principio subyacente económico, con la presentación de varias fuerzas productivas ubicadas en relaciones de producción determinadas. Este componente económico, de la necesidad, es denominado la infraestructura. Pero a la vez existe una superestructura de relaciones sociales, la cual incorpora las instituciones ordenadoras de la sociedad, notablemente el Estado en la etapa capitalista. Marx deja planteado que los distintos elementos de la superestructura reflejan a la infraestructura económica, y se transforman, no sin contradicciones, mientras lo económico va evolucionando. El alemán deja señalado que esta superestructura es multiforme, externa e internamente contradictoria, y que se expresa en los productos culturales, artísticos e intelectuales de una 7
Gramsci, Antonio. El materialismo histórico y la filosofías de Benedetto Croce . Traducción de Isidoro Flambaun. Buenos Aires: Nueva Visión, 1984 (reeditado 2009) [En adelante “MHBC”], p. 38..La definición de la historia como la vida misma es originaria de Benedetto Croce, y Gramsci la comenta diciendo en el lugar filosofía‟ es la historia en acción, citado que “Todo es política, incluyendo la filosofía o las filosofías, y la única „ filosofía‟ eso es, la vida misma.” Ahora la vida es praxis activa de la humanidad en el mundo concreto y no el concepto crociano de una vivencia subjetiva espiritual que “organiza” l a realidad, esencialmente una actualización de la visión fichteana que ve la meta de la historia en el orden liberal surgido en el siglo xix europeo. Croce era un idealista absoluto y su visión historiográfica enfatizaba en el estudio de las ideas como espejo del mundo alrededor. (Ibid., passim)
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sociedad. Pero Marx y su socio Friedrich Engels no tuvieron la oportunidad de ir mucho más allá de plantear la cuestión, ya que su prioridad analítica fue la economía, la definición de clases sociales y el funcionamiento del Estado y algunas instituciones complementarias a estas. Tocóle pues a Antonio Gramsci trascender los análisis dejados por los maestros alemanes, y anejar a sus teorías una profunda reflexión sobre lo intelectual y cultural como elementos con personalidad propia y capaces de modificar el modelo tradicional de lucha de – o tan siquiera consistente, según clases. Gramsci sin embargo no ofrece una definición única – o algunos estudiosos - de cultura, aunque tiende a implicar la definición antropológica más común definida por sus componentes: entre ellos visión de mundo, costumbres y moral, incluyendo los testimonios intelectuales, materiales e inmateriales de una sociedad. La cultura, según el consenso de muchos estudiosos, tiene para Gramsci una importante vinculación con la palabra filosofía, que se repite insistentemente en sus Cuadernos, sobre todo como filosofía de la praxis, manera codificada de referirse al materialismo histórico. La filosofía es definida por la manera término) su realidad vivida y el mundo a su que los humanos interpretan y “descodifican” (mi término) alrededor. No es el producto de “filósofos” profesionales o académicos, sino que todo hu mano tiene su propia filosofía, a mayor o menor grado influida por el medio, ideologías, prejuicios, conveniencias, formación o mentalidad. La realidad existe, de una forma concreta y según sus propias leyes; los humanos tienen ante si la necesidad de perfeccionar los instrumentos para visualizarla. No comparte con Immanuel Kant la existencia de un incognoscible mas allá de las capacidades del intelecto humano; y entiende que la etapa vigente de subjetivismo con que se interpreta la realidad externa
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es algo histórico que va a ir cambiando con la mejoría en los medios científicos y filosóficos para observar la realidad.
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En su “libro” criticando la historia positivista y de mensaje reformista de Benedetto Croce: Gramsci indica que: “La identidad de historia y de filosofía es inmanente al materialismo histórico… esta identidad se ha tornado en la concepción de Croce en cosa muy distinta de la que es inmanente al materialismo histórico; ejemplo: los últimos escritos de historia ético política del propio Croce. La proposición de que el proletariado alemán es el heredero de la filosofía clásica alemana contiene justamente la identidad de historia y de filosofía; lo mismo que la proposición de que los filósofos hasta ahora han explicado el mundo y que ahora se trata de transformarlo.
“La proposición de Croce sobre la identidad de historia y filosofía es la más rica de consecuencias criticas: 1) está mutilada si no lleva a la identidad de historia y de
política (y deberá entenderse por política la que se realiza y no solo las diversas y repetidas tentativas de realización, algunas de las cuales, tomadas en sí, fracasan); 2) y también la identidad de política y filosofía. Pero es necesario admitir esta identidad, ¿cómo es posible distinguir las ideologías (iguales, según Croce, a instrumentos de acción política) de la filosofía? Esto es, que la distinción será posible pero solo por grados (cuantitativamente) y no cualitativamente. Las ideologías, por tanto, serán la
“verdadera” filosofía porque son las “vulgarizaciones” que llevan a las masas a la acción concreta, a la transformación de la realidad. [Hay que notar como Croce va
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Gramsci, MHBC, p. 47.
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cayendo en una imprecisión y confusión entre los significados profundamente antitéticos de ideología y filosofía postulados por Gramsci. – nota – nota de JOC] Serán, por consiguiente, el aspecto de masa de toda concepción del mundo, que en el “fil ó sofo” adquiere carácter de universalidad abstracta, fuera del tiempo y del espacio; caracteres peculiares de origen literario y antihistórico. “ (mi énfasis)
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Vale notar que para Gramsci el discurso literario presentado como historia es una negación de la historia misma, o sea, que no se puede construir historia de argumentos y lógicas que no sean basados en la vivencia y observación de la realidad. Prosigue Gramsci a continuación: “La crítica del concepto de historia en Croce es esencial: ¿no tiene ella, acaso, un origen puramente libresco y erudito? Solo la identificación de historia y política
quitan a la historia ese carácter. Si el político es historiador (no solo en el sentido de que hace historia, sino en el sentido de que, obrando en el presente, interpreta el pasado), es también un político y en este sentido (lo que, por otra parte, aparece en Croce también) la historia es siempre historia contemporánea, es decir, política; pero Croce no puede llegar a esta conclusión necesaria, precisamente porque lleva a la identificación de historia y de política y, por consiguiente, de ideología [lo que está postulando Croce – Croce –
énfasis ) nota de JOC] y JOC] y filosofía.” (mi énfasis)
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Este pasaje citado muestra la esencial unidad que Gramsci encuentra entre historia, política y filosofía. La “historia oficial” oficial ” como discurso verbal hecho por intelectuales vinculados
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Gramsci, MHBC, p. 224-5. Ibid.
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a las clases hegemónicas, sea por confesión activa o por no querer bajarse de una torre de marfil, no es verdaderamente historia, sino ideología. Este argumento nos vuelve a traer de vuelta al aspecto de la historia como un componente de la filosofía: la “historia”
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articulada en cada época es un producto intelectual, a saber una
filosofía, que toma posiciones sobre los eventos del pasado pertinentes para una sociedad. Y la “historia” como filosofía del del pasado de una época es a su vez un producto pero no un sustituto de la Historia real, con Hache mayúscula, del paso de la humanidad, con sus contradicciones y relaciones entre humanos y con el mundo que les rodea, por el tiempo pasado según visto desde el mirador del presente. La Historia gramsciana es un ente fundamental que interactúa con la humanidad en todo momento. Cambiante y en evolución, no es algo fijo en el tiempo. Inclusive Gramsci va más allá, y hace de la Historia el rasero fundamental, la referencia de medida, del mundo material e intelectual en el que los humanos se mueven. Gramsci da por entendido un modelo de Historia como una de las relaciones de clases y grupos, conforme a su teoría sociopolítica. Esta Historia tiene existencia propia y no es un discurso verbal; menos aun juego de palabras. Es un proceso objetivo que puede irse descubriendo mediante el análisis de las relaciones sociales de cada época, lo cual incluye la ubicación de las clases sociales y de los aparatos de hegemonía con los cuales las clases dominantes conservan su poder (de lo que es hegemonía se hablará más adelante). En otras palabras, la filosofía de la praxis o materialismo histórico incorpora dentro de su operación como medio de entender la humanidad un discurso histórico más exacto y capaz de 11
Desde ahora en adelante en este ensayo, usare la palabra “historia” entre comillas y en minúscula donde se pueda para referirme a discursos históricos producidos como creaciones de diversas épocas y la palabra Historia con mayúscula y sin comillas al devenir de los eventos trascendente en el tiempo, real y que por encima de las voluntades humanas condiciona a las sociedades y sus entornos materiales e intelectuales, intelectuales, ultimo significado de la historia para Gramsci. Este criterio de categorización es mío y no necesariamente aparece en los propios escritos de Gramsci o de los que han estudiado e interpretado su obra.
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explicar e interpretar el pasado en función de una praxis o práctica sociopolítica necesaria para llevar a la humanidad al socialismo y a la eventual extinción de las clases sociales. En esto la visión gramsciana es ante todo marxista, pero su un tanto imprevista (por los eufemismos inducidos por la censura), pero feliz, categorización de la Historia como una parte esencial de la filosofía de la praxis logra una clarificación del papel de la disciplina histórica como herramienta
indispensable para interpretar y transformar el mundo. La Historia en el pensamiento gramsciano por tanto tanto no es especulativa ni “bancaria” de d e datos pasados: aunque en rigor toda historia tiene un fin, a mayor o menor grado, de servir como una guía ejemplificadora para el presente, aquí la Historia es la principal maestra y guía para dirigir las praxis necesarias para la transformación social, y cobra una posición altamente protagónica. Aunque Gramsci ha sido ante todo catalogado y ordenado por los numerosos estudios hechos sobre su vida, persona y obra como un teórico político, es ampliamente injusto encajarlo en este único aspecto, aun si consideramos que gran parte de sus escritos de la cárcel fueron pensados como documentos para guiar una praxis política que pudiera superar las difíciles coyunturas de la era fascista. El análisis del componente político gramsciano a su vez nos lleva a ponderar los actores y sujetos de la Historia. Hay que deslindar otras críticas disciplinarias que Gramsci presenta, en especial su fuerte crítica de la sociología, la cual ve como algo emasculado, estático, un intento de congelar un proceso social en constante transformación. Resumiendo, Gramsci presenta tres puntales en su método de pensamiento y teoría sobre la realidad:
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– lo que acontece, el proceso de cambio y evolución de la realidad, natural y 1. Historia – lo social a través del tiempo; la suma de las praxis previamente hechas – ideas que los humanos forman sobre el mundo alrededor y la vida, claramente 2. Filosofía – ideas diferenciada de la “filosofía” como actividad académica y abstracta – acción concreta sobre la sociedad mediante la praxis, y mientras la praxis sea 3. Política – acción más consciente, mas informada estará esta política Estos tres conceptos puntales tienen que analizarse no como categorías estáticas, sino en su interrelación mutua reflejada, como antes señalado, en la relación de base productiva y superestructura económica. Las definiciones de una Historia, filosofía o política concreta son relacionales y necesitan que se haga una disección de la realidad y una identificación de los sujetos y protagonistas de las mismas, lo cual obliga a pensar en quienes son los actores de la Historia.
¿Quién hace Historia? Aunque los actores principales en la visión gramsciana son las clases sociales definidas por su papel en las estructuras y relaciones productivas de la sociedad, se incorporan dos conceptos fundamentales que matizan el funcionamiento de las clases sociales: la hegemonía , la cual explica relaciones dentro de los grupos dominantes de la(s) clase(s) en el poder, y la sociedad civil como poder complementario al ya identificado del Estado. En el marxismo pregramsciano, existía la dificultad de deslindar nítidamente la identificación de las clases sociales, y las formulas vulgarizantes tales como las de Bujarin no ayudaban en este proceso de determinar quiénes eran los depositarios del poder de la burguesía u
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otras clases dominantes. Gramsci, con su planteamiento sobre la hegemonía, establece que la forma visible del poder no es directamente la clase explotadora, sino una hegemonía protagonizada por el Estado que responde (de forma no mecánica) a dicha clase, junto a una sociedad civil que se compone de ciertas instituciones paraestatales o no estatales que también
ayudan a sostener el poder. Entre estas últimas pueden contarse dentro del caso de Puerto Rico y otros países similares entes tales como los clubes sociales y cívicos, las iglesias establecidas, como seria por ejemplo la jerarquía episcopal de la Iglesia Católica y muchos grupos protestantes y pentecostalistas. Otros componentes de la sociedad civil incluyen los medios de difusión como prensa, radio y televisión, la industria publicitaria, aquella del ocio, y los componentes ideológicos vinculados especialmente al comercio y la publicidad. Sin embargo, la sociedad civil es una entidad, la que siendo formada por los propios humanos por parte de consensos (sinceros o inducidos), tiene una capacidad de trascendencia superior a la del estado. Una sociedad civil es generalmente un agente histórico con potencial transformatorio, y sobre todo, tiene la capacidad de trascender el fin del Estado: la sociedad sin clases preconizada por Marx, Engels y sus primeros seguidores, según Gramsci, seria regida por una sociedad civil sin Estado, capaz de articular la transformación humana de las cosas a su alrededor.
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Regresando a las sociedades de clases, el síntoma primario de la dominación, mediatizada por la hegemonía, oculta y desvía la identificación de las clases explotadoras. La superestructura de cada sociedad se compone, pues de los grupos y entidades que no solo poseen el poder
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Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Traducción de José Areió. Buenos Aires: Nueva Visión, 1972 [reedición en Madrid, España, España, 1980) [en adelante Maquiavelo], p. 112.
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coercitivo (léase Estado), sino también de todo un aparato que trata de convencer a todos que el orden actual es el mejor de todos. La estructura y su superestructura (economía + mercado + Estado + sociedad civil), con todas las situaciones de contradicción y fricciones entre clases y grupos forman juntas lo denominado bloque histórico , que adecuadamente estudiado e interpretado da un panorama de la situación de la sociedad humana (en general, o en un país, una región mundial, etc.) en un momento dado. El bloque histórico es el resumen de los actores que hacen historia en un momento dado y siempre se halla en transformación dinámica. El papel de los intelectuales es importante en Gramsci. Reacio a deslindar entre “intelectuales” y “gente llana”, Gramsci postula que la diferencia es más bien de cantidad y de origen de los pensamientos, que de calidad. Todo ser humano tiene la capacidad intelectual disponible. Todo “intelectual” intelectual ” socialmente “reconocido” responde, por elección o por no querer tomar posiciones, a una clase, no hay tal cosa como un intelectual neutral
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. Por ende, todos los
productos “intelectuales”, entre los cuales se hallan hallan los escritos y planteamientos sobre la Historia o la “historia”, son productos con una visión clasista, que hay que cualificar críticamente para determinar su importancia y utilidad en la lucha de los trabajadores y sus aliados. Es importante notar que el poder, en la visión histórica de Gramsci, adquiere una capacidad de ubicarse en los intersticios que las estructuras hegemónicas establecen, sin que necesariamente tenga en algún momento un respaldo de las estructuras económicas. Ahora el poder en el modelo gramsciano - aunque tiene cierta autonomía - no es el criterio principal de la vida social muy a diferencia, digamos, del modelo histórico nietzscheano: las relaciones de 13
Gramsci, Antonio. “La formación de los intelectuales”. En: Gramsci, Antonio: La formación de los intelectuales / Americanismo y fordismo. Traducción y notas de Héctor Meléndez. Río Piedras: Ediciones la Sierra, 1998, pp. 1725.
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producción y las estructuras de hegemonía cambiantes determinan el alcance de ese poder y tienden a cierto plazo a conformarlo con las posibilidades reales dadas por la infraestructura. El establecimiento puntual de las relaciones de producción y de hegemonía requiere de una visión equilibrada entre elementos de estructura económica y poder hegemónico, lo cual exige del historiador una capacidad de examinar datos diversos ya que todos los factores y grupos sociales están imbricados en estas situaciones. El primer elemento a deslindar es el de las relaciones, o sea la manera en que distintos grupos y clases se vinculan. Las relaciones pueden ser de tipo económico o de poder. Las de poder a su vez pueden subdividirse entre las de poder coercitivo o autoridad (fuerzas militares, policíacas, sistemas de tribunales, etc.) y aquellas que ejercen poder a través de las ideas y la difusión de valores, como lo es la mayor parte de la sociedad civil. De esta manera se arma en cada momento un esquema - lo que ahora se acostumbra llamar “cartografía” - del momento histórico. Todos los elementos de estas hegemonías van evolucionando, en relación armoniosa o contradictoria con la estructura de clases. De hecho los desfases y las incongruencias son parte de este movimiento y cambio de los componentes hegemónicos del poder. La identificación de esa hegemonía y su esquema incluyendo sus aspectos contradictorios y grupos participantes es el principal sujeto visible de la Historia en cada momento dado. El análisis de una realidad da pie a la identificación de grupos dominantes y subalternos no exactamente coincidentes con las clases sociales en ese momento dado. La dominación/subalternidad más bien ayuda a identificar los procesos de cambio y hacia donde estos se dirigen. Los síntomas de esa realidad se dan en la praxis o lo que se hace y en la filosofía que entiende la gente que hace esa praxis, e incorporan todas las transacciones de la cotidianidad,
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a veces interrumpidas por eventos de violencia o guerra. Hay dos formas de “guerra” guerra ” en el análisis gramsciano: 1. Guerra de maniobra – maniobra – esto esto incluye los conflictos armados de todo tipo, y también las acciones de resistencia o desafío cuando son abiertas y conscientes. Es el tradicional modelo de “guerra”, sea entre estados o en conflictos internos o guerras civiles. Pero a menudo, aunque fuese un elemento necesario para lograr transformaciones sociales, no se puede ejercer debido al poder efectivo de un Estado en reprimirla, o porque la hegemonía, particularmente en su aspecto de difundir ideologías favorables al orden social vigente, la disuade. 2. Guerra de posiciones – posiciones – esta esta es la capacidad de lograr un espacio por un grupo subalterno desde donde se puede ejercer, usual pero no exclusivamente de forma resistente noviolenta, un grado de contrahegemonía. Esto a menudo puede lograrse desde los frentes culturales, educativos, reivindicativos, etc. Otra situación histórica vista en la teoría gramsciana es la posibilidad de la revolución pasiva. Este fenómeno es la capacidad de las clases dominantes de reorganizarse y de establecer
programas y acciones que eviten la crisis social y que las contradicciones de clase puedan sobrellevar a una transformación social revolucionaria. En rigor, las revoluciones pasivas son contrarrevolucionarias: son generalmente medios para frenar, mediatizar o comprometer el ascenso de nuevas clases en el poder haciendo que las clases en vías de ser históricamente superadas tengan un segundo aire como clases dominantes/hegemónicas o que puedan usufructuar al menos parte del poder o hegemonía dentro de los nuevos ordenes y bloques históricos que se forman.
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Gramsci reconoció que el fenómeno de las medidas keynesianas y contracíclicas aplicadas en muchos países capitalistas (por ejemplo el “Nuevo Trato” rooseveltiano en los EE.UU.) eran medidas de revolución pasiva. Esto de hecho se ha demostrado, ya que la aplicación de medidas de este tipo, la participación del capital de Estado en los países europeos de posguerra, la adopción de legislación laboral y social de “avanzada”, todas estas han sido elementos de una extensa revolución pasiva que le ha dado al capitalismo occidental varias décadas más de vida. También Gramsci estudia el fenómeno del fordismo, llamado así por la empresa industrial estadounidense que lo perfeccionó (Ford Motor Company de Dearborn, estado de Michigan). El fordismo
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es una variante interesante de revolución pasiva que incorpora el alza
en las condiciones de vida de los trabajadores mientras, simultáneamente, induce una filosofía en los mismos que crea una racionalidad que predispone al trabajador a amar su trabajo y a distanciarse de distracciones tradicionales como el alcohol y el sexo. Es un intento de expurgar el componente instintivo del humano, no para llevarlo a un estado de “elevación” ascética sino para asegurar que sus energías vitales se canalicen efectivamente hacia la creación de la plusvalía para su patrón. Este análisis demuestra la capacidad de Gramsci para poder apreciar el cambio real de la Historia y estudiar su posible evolución futura de forma desapasionada, mientras se desenvuelve en este abigarrado primer tercio del siglo
XX.
Por lo tanto, una Historia hecha conforme al análisis gramsciano va a establecer la relación entre las clases sociales respecto a la economía, y un análisis de la superestructura y sus relaciones hegemónicas con la sociedad, la política y la cultura.
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Gramsci, Antonio. Americanismo y fordismo. En: Gramsci, Antonio: La formación de los intelectuales / Americanismo y fordismo. Traducción y notas de Héctor Meléndez. Río Piedras: Ediciones la Sierra, 1998, pp. 33-68.
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De esta forma Gramsci toma el célebre libro de Nicolás Maquiavelo, El Príncipe , y lo “subvierte” indicando que el autócrata unipersonal que simbolizo la obra del pensador florentino no era en realidad sino un concepto que tenía q ue desembocar en un “príncipe” colectivo: ;el autor de las transformaciones políticas para Gramsci siempre es un grupo y no hay tal cosa como la providencia de un líder carismático como agente todopoderoso del cambio, así subrayando que los lideres o próceres no son sino individuos particularmente articulados en expresar una filosofía aceptada ampliamente por la sociedad y que cristaliza fortuitamente en esa persona, pero que esa filosofía es poderosa por ser compartida por grandes grupos con masa y/o poder. Gramsci traslada el eje de la acción consciente del humano en sociedad al ámbito de la política, entendida en su sentido amplio de interrelación con otros humanos, la sociedad y sus instituciones. Así clarifica y supera planteamientos del marxismo vulgar o elemental del tipo bujariniano, que tratan de privilegiar la dimensión económica de la realidad, debido a una lectura superficial de los textos marxianos. Aunque se reconoce que en último análisis la economía explica la vida e Historia de la humanidad, Gramsci establece que es en el campo político que se hacen los movimientos que van transformando la sociedad y a su vez impactando la realidad material y económica subyacente. Inclusive se ve como la misma acción política, observada en los eventos actualmente en proceso relacionados con la recesión económica, influye sobre los mecanismos de mercado y otros que supuestamente tienen una autonomía con respecto a las instituciones sociales y de estado.
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Método historiográfico en Gramsci En el método historiográfico Gramsci no puede redactar una historia llegando al nivel deseado del detalle, estando preso no tiene acceso a fuentes primarias y su obra en cuanto al estudio de la historia se enfoca más en asuntos de filosofía, procedimientos y teoría. Esto sin embargo no lo exime de dar opinión sobre lo que es una historiografía apropiada: entiende que es necesario recoger información sobre el nivel de razonamiento filosófico de todos los grupos de la sociedad, inclusive el pueblo y su “filosofía simple”. Extraer historia de las clases y grupos subalternos es algo que se determina necesario, por lo cual la historia necesita usar fuentes que sean inmediatas y que puedan llegar a recoger el sentimiento del pueblo llano. Por supuesto, otros métodos de recopilación histórica tales como los documentos de archivo y oficiales son importantes. Todo documento o testimonio obtenido tiene que ser cernido por un intenso análisis crítico. Ante todo, tiene que ser evaluado como un producto histórico, y la Historia valora y cualifica la importancia de un esa pieza de información. Aunque no adverso a las mismas, Gramsci alerta sobre el uso – o – o abuso – abuso – de de las estadísticas como medio de comprobar hechos históricos, económicos o sociales, y ve en la cuantificación un riesgo de manipulación con el fin de legitimar la historia o los análisis de realidad como ideología “filosófica”. Aunque Gramsci, a diferencia de Karl Marx, no pudo escribir un ensayo histórico comparable, digamos, al Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte , él en sus Notas sobre Maquiavelo … establece como ejemplo como se debería historiar un partido político:
“Cuando se quiere escribir la historia de un partido político es necesario en realidad afrontar toda una serie de problemas… ¿Cómo deberá ser la historia de un
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partido? ¿Será la mera narración de la vida interna de una organización política, como nace, los primeros grupos que la constituyen, las polémicas ideológicas a través de las cuales se forma su programa y su concepción del mundo y de la vida? Se trataría, en tal caso, de la historia de grupos restringentes de intelectuales y a veces de la biografía política de una sola personalidad. El marco del cuadro deberá ser, por consiguiente, más vasto y comprensivo.
“Se deberá hacer la historia de una determinada masa de hombres que siguió a los promotores, los sostuvo con su confianza, con su lealtad, con su disciplina a o los
criticó en forma “realista” dispersándose o permaneciendo pasiva frente a algunas iniciativas. Pero esta masa ¿estará constituida solamente por los adherentes al partido? ¿Será suficiente seguir los congresos, las votaciones y el conjunto de actividades y de modos de existencia con los cuales una masa de partido manifiesta su voluntad? Evidentemente, será necesario tener en cuenta el grupo social del cual el partido en cuestión es la expresión y la parte más avanzada. La historia de un partido, en suma no
podrá ser menos que la historia de un determinado grupo social. ” (mi énfasis)
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Pero Gramsci no termina su análisis en este punto. Continúa enseguida: “Solo del complejo cuadro de todo el conjunto social y estatal (y frecuentemente también con interferencias internacionales) resultara la historia de un determinado partido, por lo que se puede decir que escribir la historia de un partido no significa otra
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Gramsci, Maquiavelo, p. 31.
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cosa que escribir la historia general de un país desde un punto de vista monográfico, para 16 subrayar un aspecto característico.“ (mi énfasis)
En otras palabras, conforme al método histórico gramsciano, toda Historia temática es un argumento enraizado en una aplicación particularizada de la Historia general de un país, una sociedad o un momento histórico. Esto, más que exigir sobrecarga de tareas al historiador, le impone tener un conocimiento o al menos entendimiento y visión de todos los factores que pueden pesar en la vida humana, lo cual implica que el buen historiador es una persona filosóficamente (en el sentido gramsciano) avanzada en una gran cantidad de órdenes, no meramente en asuntos de método historiográfico o en una disciplina particular. Ante todo, todo el pueblo hace historia, y cada cual es un historiador con mayor o menor filosofía, que tiene que de alguna forma interpretar al mundo pasado y presente. Lo crucial es darle a todos las herramientas para poder interpretar la historia inteligente y sabiamente, y así tener enrumbado el camino a las decisiones proyectadas para el futuro.
Pertinencia de Gramsci al análisis histórico actual Antonio Gramsci desarrolló en circunstancias difíciles y sin el acceso apropiado un cuerpo notable de pensamiento relacionado con diversos temas sociales y políticos. De hecho pudo mediante su intenso trabajo intelectual en la ciudad y en la prisión aportar a varias disciplinas del conocimiento. La principal beneficiaria ha sido la llamada ciencia política, disciplina relativamente joven a la cual el pensador aportó numerosas ideas relacionadas con el
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Ibid.
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comportamiento real de masas y élites dentro de un orden particular. La construcción teórica de la hegemonía ha sido abundantemente usada para analizar sistemas de poder y participación. Los activistas y luchadores por el cambio social han empleado acciones que a menudo fueron analizadas por primera vez dentro de la teoría social por Gramsci. Métodos de acción social tales como la formación de frentes comunitarios, grupos ambientalistas y culturales fueron previstos como generadores de una contrahegemonía, si bien Gramsci no pudo desde su ubicación en el tiempo prever la manera específica en que se iban a decantar. Gramsci también analizó varios componentes de la sociedad que han alcanzado, como puede verse fácilmente, gran peso y pertinencia: la importancia de los medios de difusión y los mensajes llevados por estos, los discursos identitarios (lo que, viniendo de un pensador que transitó por el nacionalismo sardo y por una especie de esencialismo culturalista, no resulta sorprendente) y ante todo el papel de la cultura como elemento que puede vertebrar una acción concertada. Inclusive, y a pesar de la declarada admiración de Gramsci al edificio intelectual dejado por Marx, Engels, Lenin y otros, se ha cuestionado si el italiano fue efectivamente marxista o si en verdad creó una teoría propia vinculable con muchas de las preocupaciones de los modernos teóricos de varias tendencias incluyendo el posestructuralismo y aun el “postmodernismo”. Esto ha sido visto por algunos críticos como un riesgo ya que disocia la superficie del método organizativo de inspiración gramsciana de su contenido apasionadamente socialista revolucionario. En cuanto a la disciplina de la Historia, Gramsci, aunque no formó una interpretación radicalmente nueva ni distinta ya que en lo esencial se ciñe al materialismo histórico, sí hizo una redefinición sustancial de los actores de la misma al entrar en aspectos que apenas fueron
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esbozados por los fundadores de este método. El papel de agentes del Estado, de los entes difusores de ideología vinculados a la llamada sociedad civil, y la primacía de las hegemonías – – en fin, todos estos nuevos personajes y estas y contrahegemonías fundadas en desafío a estas – en nuevas y hasta ahora insospechadas relaciones que él introdujo enriquecen la historia y forman narrativos que desenmascaran las pantallas y máscaras bajo las cuales se esconden las relaciones de poder y dominación. El tema de la cultura y la ideología dentro de la Historia y su interpretación marxista fue tema para otros estudiosos: se trae como único ejemplo (por falta de espacio) al educador y Бахтин) quien fue contemporáneo aproximado de Gramsci filósofo ruso, Mijaíl Bajtín (Михаил ( Михаил Бахтин) (1895-1975). Este también tuvo también grandes preocupaciones sobre la cultura dentro del socialismo, y se apasionó grandemente por el aspecto social e ideológico de la cultura, sobre todo en su manifestación literaria. Otro tema que debe abundarse es el hacer un estudio comparativo con otros marxistas que desde la realidad de la “periferia” mundial han hecho inestimables aportaciones al estudio de la realidad, y quizá uno de los mas pertinentes (para asumir, otra vez, solo un ejemplo representativo) es el peruano José Carlos Mariátegui (1895-1930), también contemporáneo de Gramsci, cuyos Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana es un monumento del análisis social en nuestra América. Con este ensayo, su autor analiza una realidad muy distinta al mundo industrializado que Marx y Engels habían confrontado usando sus mismas herramientas y demostrando como el materialismo histórico, bien manejado, podía explicar la vida de países en otras etapas de desarrollo. Esto es similar a lo que intentó, en circunstancias más limitadas, Gramsci con su análisis de la cuestión del Mezzogiorno o sur italiano. Hay que notar sin embargo que en varios asuntos, en particular la situación de los indígenas, Mariátegui no se entusiasma
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por explicar hegemonías o estructuras ideológicas o culturales de dominación aunque al fin no puede ignorarlas, aunque enfoque en el problema de la tierra y el feudalismo aun vigente. De hecho, al final de su libro, el pensador de Moquegua tiene que estudiar varios aspectos culturales y profundizar en los mismos. Una ramificación particular del ideario gramsciano ha sido que las tácticas organizativas y reivindicativas, en especial las de guerra de posiciones, más recientemente han sido asimiladas, luego de descontextualizarse del socialismo revolucionario del italiano, por sectores de la burguesía y la sociedad civil que le responde. Inclusive se ha “acusado” en Estados Unidos al actual presidente Barack Obama de ser se r un “gramsciano” al fomentar el desarrollo de iniciativas comunitarias y de sectores tradicionalmente marginados por la poderosa hegemonía mediática entronizada en el país. Las actualizaciones de la obra gramsciana han sido frecuentes. Por ejemplo, un estudioso de la obra gramsciana, Stephen Gill, postula en 1997, en un provocador artículo sobre la globalización moderna que los conceptos gramscianos pueden servir, entendidos dentro de una ontología (rama de la filosofía que estudia la naturaleza del ser y del estar) crítica que asista a una praxis actualizada para la era neoliberal prevaleciente.
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El aumento de interés sobre Antonio Gramsci y su vida se destila en la existencia de una Sociedad Gramsciana Internacional ( International Gramsci Society) fundada en 1989 tras un congreso sobre la vida del pensador celebrado en Formia (lugar de su primera hospitalización) y la existencia en la red virtual de sobre treinta mil artículos y escritos que analizan o utilizan la obra y los conceptos del pensador sardo para interpretar la abigarrada realidad de los albores del
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Gill, Stephen. “Gramsci, Modernity and Globalization.” Ponencia sometida al seminario “Gramsci y el siglo xx” del Istituto Fondazione Gramsci, Gramsci, Cerdeña, abril de 1997. Revisada el 17 de julio de 1997. Publicada en Internet en enero de 2003. Obtenido como documento HTML en el website de la Sociedad Internacional de Gramsci http://www.internationalgramscisociety.org,, accesado el 1 de septiembre de 2010. http://www.internationalgramscisociety.org
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siglo XXI. También ha habido un aumento, apenas cuantificado, de cursos especialmente en universidades que se han dedicado a evaluar la obra del intelectual italiano; y las citaciones sobre Gramsci no cesan. El mexicano Sergio Ordóñez Gutiérrez inserta el ideario gramsciano en las nuevas tendencias del capitalismo del conocimiento, incluyendo nuevos tipos de “revolución pasiva” como lo es el toyotismo (de Toyota, empresa automotriz japonesa) que establece un grado de participación del operario en la conformación de productos industriales y una reducción de las tradicionales jerarquías operacionales en las fabricas. Ve unos posibles cambios liberadores que 18
denomina sin reparo “la revancha de Gramsci ” en las tendencias al desarrollo, por ejemplo, de la programación informática o software de fuente abierta compitiendo contra el tradicional producto del ramo amarrado por egoístas derechos intelectuales. Ordóñez ve en los fenómenos de la economía del conocimiento, analizando categorías marxistas y sobre todo en sus variantes gramscianas, la posibilidad de una “contrarrevolución pasiva que proporcione un carácter verdaderamente inclusivo y participativo, dirigido por las clases y grupos subalternos, a la economía del conocimiento” conocimiento ” El socialista puertorriqueño socialista puertorriqueño Héctor (“Tito”) Meléndez plantea la importancia de Gramsci en el contexto puertorriqueño: “… “… la pertinencia de Gramsci está lejos de disminuir en Puerto Rico, donde son incesantes las discusiones e investigaciones sobre cultura y conflicto social, formación nacional, el carácter del estado y el mercado, modernidad industrial y colonialismo,
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Ordóñez, Sergio. “Nueva fase de desarrollo y capitalismo del conocimiento: la revancha de Gramsci”. Obtenido de la pagina cibernetica del programa de Globalización, conocimiento y desarrollo de la Universidd Autonoma de Mexico http://www.proglocode.unam http://www.proglocode.unam.mx/contenido/nueva-fase.mx/contenido/nueva-fase-del-desarrollo-ydel-desarrollo-y-capitalismo-del-con capitalismo-del-conocimientoocimientorevancha-gramsci accesada el 1 de septiembre de 2010.
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ciencia y tecnología, ecología y desarrollo, y la relación entre las historias caribeña, latinoamericana y norteamericana. ”
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El catedrático universitario puertorriqueño Manuel S. Almeida Rodríguez, ubicado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, es en este momento el principal impulsor de los estudios 20
gramscianos en Puerto Rico . Almeida, quien ha sido recientemente vicepresidente para asuntos estudiantiles de la administración central de la Universidad de Puerto Rico, y también ha tenido experiencia docente en los recintos de Bayamón de la Universidad de Puerto Rico y en la Universidad del Turabo de la Fundación Ana G. Méndez, tiene doctorado en ciencias políticas de la Universidad de Massachussets en Amherst, y trabaja en una traducción nueva al castellano de la obra gramsciana. Su disertación se denominaba Reading the Quaderni del Carcere: The Political Project of Antonio Gramsci (“Lectura de los Cuadernos de la Cárcel: el proyecto
Gramsci”). Es significativo que esta fue defendida tan reciente como en político de Antonio Gramsci”). diciembre de 2005. Ha dado cursos electivos donde ha ponderado la obra del pensador sardo. Este que escribe tuvo testimonio no hace tanto cuando escuchaba radio a pocos días del fallecimiento del pensador y político independentista puertorriqueño Juan Mari Bras. En uno de los programas de comentario, específicamente el matutino de José Elías Torres en la emisora WPAB de Ponce, el panelista regular, el sociólogo Dr. César Rey (quien fuera secretario de Educación de la anterior gobernadora Sila Calderón) indicó más o menos que Mari Bras era el
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Meléndez, Meléndez, Héctor, “Prefacio del traductor a esta edición puertorriqueña.” En: Gramsci, Antonio: La formación de los intelectuales / Americanismo y fordismo. Traducción y notas de Héctor Meléndez. Río Piedras: Ediciones la Sierra, 1998, p. 5. 20 Algunos datos tomados de http://uprrp.academia.edu/ManuelAlmeida http://uprrp.academia.edu/ManuelAlmeida,, accesado el 25 de septiembre de trágica bajo el fascismo: Gramsci a l os setenta años de su muerte”. 2010. Almeida fue autor del articulo “Escritura trágica bajo Internacional Gramsci Journal 2, abril de 2010, pp. 1-7. 1-7. La adaptación a la lengua inglesa intitulada “Some notes on the Tragic Writing of Antonio Gramsci” aparece en las pp. 9-13. 9 -13. Tiene publicado en Colombia un libro sobre la interpretación de los Cuadernos de la Cárcel: Almeida Rodríguez, Manuel S. Dirigentes y dirigidos: para leer los “Cuadernos de la Cárcel ” de Antonio Gramsci. ¿Popayán?, Colombia: Envión Editores, 2010.
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intelectual comprometido con la sociedad, un ejemplo del “intelectual orgánico del pueblo, pueblo, como señaló Gramsci” (esta cita es de memoria y aproximada). aproximada). Muy contrario a lo ocurrido con la mayoría de los otros marxistas, Antonio Gramsci, tras tres cuartos de siglo, parece tener una estrella más brillante mientras pasa el tiempo. Y esa estrella de la política alumbra también la historia, no solo de una isla distante en las plácidas aguas del Mediterráneo ni de un heterogéneo país europeo donde el pensador hizo su vida, sino también las plácidas y a la vez turbulentas aguas del resto del mundo, y de nuestra angustiada y contradictoria isla tropical.
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BIBLIOGRAFIA
Almeida Rodríguez, Manuel S. Dirigentes y dirigidos: para leer los “Cuadernos de la Cárcel ” de Antonio Gramsci . ¿Popayán?, Colombia: Envión Editores, 2010. Campione, Daniel. Para leer a Gramsci . Buenos Aires: Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, 2007. Fiori, Giuseppe. Vida de Antonio Gramsci . Traducción de Jordi Solé Tura. Barcelona: Edicions 62, SA / Ediciones Península, 1968 (reedición 1980). Gill, Stephen. “Gramsci, Modernity and Globalization.” Enero de 2003. Obtenido como documento HTML en el website de la Sociedad Internacional de Gramsci http://www.internationalgramscisociety.org , accesado el 1 de septiembre de 2010. Gramsci, Antonio. Antología . Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán. México: Siglo Veintiuno Editores, 1979. Gramsci, Antonio. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce . Traducción de Isidoro Flanbaum. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1984 (cuarta reimpresión 2008). Gramsci, Antonio. La formación de los intelectuales / Americanismo y fordismo . Traducción y notas de Héctor Meléndez. Río Piedras: Ediciones la Sierra, 1998. Gramsci, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno . Traducción y notas de José Aricó. Buenos Aires / Madrid: Ediciones Nueva Visión, 1972 (reimpreso en España, 1980). International Gramsci Journal . Publicación bianual de la Internacional Gramsci Society, al cuidado de la Facultad de Artes de la Universidad de Wollongong en el estado de Nueva Gales del Sur en Australia. Obtenida en formato PDF a través de http://www.uow.edu.au/arts/research/gramsci-journal/index.html , accesado el 1 de septiembre de 2010. (Hasta ahora hay dos números publicados.)
Morton, David. Unravelling Gramsci: Hegemony and Passive Revolution in the Global Political Economy . Ann Arbor (Michigan, EE.UU.) y Londres: Pluto Press. Ordóñez, Sergio. “Nueva fase de desarrollo y capitalismo del conocimiento: la revancha de Gramsci”. Obtenido de la pagina cibernética del programa de Globalización, conocimiento y desarrollo (PROGLOCODE) de la Universidad Autónoma de México http://www.proglocode.unam.mx/contenido/nueva-fase-del-desarrollo-y-capitalismo-delconocimiento-revancha-gramsci accesado el 1 de septiembre de 2010.