Asistimos hoy a tal profanación de la palabra, que parece justificada la frase atribuida a Talleyrand: «El lenguaje le ha sido dado al hombre para que pueda ocultar el pensamiento». llega a tales e!tremos la dilapidación de la palabra hablada y escrita, que a cada paso se recuerda la "ariante de #ier$egaard: «%a gente se sir"e a menudo del lenguaje para ocultar que carece de pensamiento». &amos a e"ocar los tiempos en que la palabra era materia sagrada. '. Etimolog(as ilustrati"as %a historia de algunas palabras nos ser"ir) de hilo conductor. *ablar, en espa+ol antiguo fablar, "iene del lat(n fabulari, contar, con"ersar, deri"ado de fabula. Algo del "iejo sentido ha quedado, con e"ocaciones inquietantes, en confabular, que es una manera especialiada de hablar. Ese fabulari latino est) relacionado con un "erbo m)s antiguo, fari, hablar, que tiene, entre otros, los siguientes deri"ados: un participio de presente fans, el que habla, de donde infans, el que no habla, que es nuestro infante, antiguamente la criatura que a-n no pod(a hablar, despus la de pocos a+os, luego el hijo de nobles /los 0nfantes de %ara1, m)s tarde los hijos de los reyes /los 0nfantes de Aragón1 y finalmente el soldado de la m)s modesta de las armas. Tambin procede de l otro participio, fatus, de donde fatum, el hado, que es, etimológicamente, lo que ha sido dicho, la predicción y luego el destino, en realidad el desdichado, terrible, funesto, y frente a l la bienhechora hada. 2e ah( deri"an bienhadado y malhadado, y tambin nefando, y adem)s fasto y nefasto, y por otro lado fama e infamia, famoso e infame. El "erbo hablar nos ha lle"ado ya a regiones lejanas. El sustanti"o palabra nos conducir) tambin a tierras misteriosas: procede del lat(n eclesi)stico parabola, tomado a su "e del griego /significaba comparación o alegor(a1, y la par)bola era la forma por e!celencia de la palabra de 3es-s. &emos, pues, la palabra entra+ablemente asociada con la f)bula y la par)bola. En griego est) unida adem)s con una forma de creación religiosa: el mito. El griego mythos, adem)s de designar el mito o la leyenda, significaba la palabra, y mythuo o mythomai, hacer mitos, era corrientemente hablar. 45o ha llegado a sostener un ling6ista famoso en otro tiempo y hoy muy ol"idado /7a! 76ller1, que el mito es un producto accesorio del lenguaje, una especie de enfermedad de la palabra8 2e manera m)s hermosa lo e!presaba e!pr esaba 9aul &alry, &alry, partiendo de la poes(a: poes (a: 7ito es el nombre de todo lo que e!iste por la sola "irtud de la palabra... Todo nuestro lenguaje se compone de peque+os sue+os bre"es... 5o se puede hablar sin crear mitos... %a palabra nos habita y lo habita todo... En un principio era la f)bula... *asta un "erbo de apariencia tan inofensi"a como decir, del lat(n dicere, que era originalmente mostrar o indicar, y luego mostrar por medio de la palabra, est) tempranamente relacionado con la lengua de la religión y del derecho /de l "ienen (ndice, dedicar, abdicar, predicar1. 9or su an"erso amable, ha dado en espa+ol la dicha, es decir, los dichos fa"orables, propicios. por el re"erso, otros deri"ados: interdicere, pronunciar una sentencia, de donde el francs interdire, prohibir /il est interdit1 y el espa+ol interdicto o entredicho, y un intensi"o dictare, decir en "o alta, repetir, de donde dictador y dictadura. 2esde luego tambin bendecir y maldecir. Tambin "o, del lat(n "o!, est) asociado en su origen con la lengua de la religión y del derecho /algo de ello perdura en in"ocar y e"ocar o en re"ocar y pro"ocar1. tiene origen com-n con el griego pos, que era la palabra y tambin la palabra de un dios, el or)culo, la promesa, y luego la palabra de un canto o de un relato, y de ah( la epopeya. Aun un "erbo enteramente inocente, pronunciar /en lat(n significaba anunciar p-blicamente o en "o alta, y de ah( anunciar, enunciar, renunciar, denunciar1, 4no ha dado el pronunciamiento8 el encantar y el encantamiento 4no se remontan a los "iejos conjuros y ensalmos cantados8 el ensalmo 4no es una prolongación del salmo8 . %a palabra, di"inidad creadora En el ;nesis, 2ios crea el mundo con su palabra: 2ios dijo: *)gase la lu y la lu fue... llamó a la lu d(a /yom1 y a las tinieblas noche /l)yil1... 2ios dijo: *)gase el firmamento en medio de las aguas... llamó al firmamento cielo /sham)yim1...
2ios dijo: 3-ntense las aguas debajo de los cielos en un lugar, y desc-brase la porción seca. 2ios llamó a la porción seca tierra /eres1 y al ayuntamiento de las aguas llamó mares /yammim1. 2ios dijo: 9roduca la tierra hierba "erde y que haga simiente, y )rbol de fruta que d fruta... 2ios dijo:
abel, y el don de lenguas, para e"angeliación de los gentiles, a los apóstoles congregados en los d(as de 9entecosts. 3eho") dice a 3erem(as /==000, ?1: «45o es mi palabra como el fuego, y como martillo que quebranta la piedra8» %a palabra aparece di"iniada en muchas de las religiones antiguas. %os romanos ten(an un dios del lenguaje: Aius %ocutius /Aius %oquens, en @icerón1, al que hab(an le"antado un altar al pie del 9alatino /le atribu(an haber anunciado con su "o, en la noche, la pro!imidad de los galos1. 7)s grandea ten(a el dios Thot del Antiguo Egipto, «
J. El 9opol &uh Tambin en el "iejo mundo religioso de Amrica la palabra ten(a car)cter di"ino. 2eteng)monos en el 9opol &uh, el libro sagrado de los mayaBquichs de ;uatemala: E!ist(a el cielo, y tambin el @oraón del @ielo, que ste es el nombre de dios, y as( es como se llama. %legó aqu( entonces la palabra, "inieron juntas Tepeu y ;utumat, en la oscuridad, en la noche1 y hablaron entre s(. *ablaron, consultando entre s( y meditandoH se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento... luego e!plica la creación: K*)gase as(L MNue se llene el "ac(oL MNue esta agua se retire, que surja la tierra y que se afirmeL As( dijeron «MNue aclare, que amaneca en el cielo y en la tierraL»... As( dijeron cuando la tierra fue formada por ellos. As( fue en "erdad como se hio la creación de la tierra. «MTierraL», dijeron, y al instante fue hecha.
etimológica, es decir, la "erdadera /tQ timon1. El filósofo, la palabra elemental, la palabra -nica que abarque y e!plique todas las otras /«conser"ar en su "erdad la fuera de las palabras m)s elementales, en las que nuestra ealidad se e!presa a s( misma», es su misión, seg-n *eidegger1. el poeta, la palabra esencial /«%a creación potica Kha dicho ;erhard *auptmannK consiste en dejar o(r detr)s de cada palabra la palabra esencial»1. %a poes(a crea sus mundos con la materia sutil e inasible de la palabra. 2egas, desencantado de la pintura, quiere hacer "ersos, porque tiene ideas. 9ero en "ano. 7allarm le ad"ierte: «%a poes(a no se hace con ideasH se hace con palabras». @uando es autntica, nos transporta a los tiempos en que era canto m)gico o religioso. 9orque el poeta, adem)s de ser poiets, artesano creador, ha sido "ate, es decir, or)culo, augur, profeta. As( lo sent(a don amón del &alle 0ncl)n:
raonado desarreglo de todos los sentidos, deb(a con"ertirse en "idente.
Kendecir a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldecir». 5o, al despertar de su "ino, maldijo a @ana)n, hijo de @am /0d., 0=, P1: «M7aldito sea @ana)nL M
o madre, los que estrechasen los trminos del prójimo, los que descaminasen al ciego, los que torciesen el derecho del e!tranjero. %a maldición sacerdotal era guardiana de la ley de 2ios. %a maldición era una fuera Ka "eces una energ(a potencialK que se descargaba de cierto modo o en determinadas circunstancias y que no estaba al alcance de todos. alaam, «con las encantaciones en la mano», para que maldijera al pueblo de 0srael /5-meros, ==00B ==0&1, pero l prefirió obedecer la "oluntad de 2ios y lo bendijo. %a maldición no se deb(a usar para el mal. 2ios estatuyó entre sus leyes /Z!odo, ==0, 'W1: «El que maldijere a su padre o a su madre morir)». %a bendición o la maldición, una "e pronunciadas, no se pod(an recoger: 0saac, enga+ado, bendice a 3acob creyendo que era Esa-, y cuando ste llega y le pide la prometida bendición /«45o me has guardado bendición8», ;nesis, ==&01, no estaba en su poder retirar las palabras que hab(a dicho a 3acob: «M< se+or de tus hermanos, e incl(nense a ti los hijos de tu madreL»... %a maldición b(blica conser"aba su car)cter m)gico.
@ada pueblo ten(a sus propias creencias m)gicas, incorporadas a "eces a su mundo religioso, o con"i"iendo, abierta o subrepticiamente, con l. 9ero el poder m)gico de la palabra parece propio de todos los pueblos. Todo rito, todo acto m)gico tiene su fórmula "erbal, que debe cumplirse con absoluta precisión, con su ritmo propio. El mago Ko brujo, hechicero, encantador, jorgu(n, cohen, piache o moj)nK ten(a siempre, en su "ariado arsenal, un rico repertorio de palabras, fórmulas, oraciones. 5o hay mago sin palabras m)gicas. Ante ellas, los muertos sal(an de sus tumbas. En %os persas, de Esquilo, el @oro de ancianos, despus del desastre de endito 3eho") 2ios, el 2ios de 0srael, que sólo hace mara"illasH y bendito su nombre glorioso para siempre». En el antiguo Egipto la astuta 0sis logró arrancarle a a, el dios creador, su nombre "erdadero, o sea el secreto de su poder, y as( adquirió car)cter di"ino. El nombre era la parte m)s sólida y m)s (ntima del ser Kdice 0gnace 7eyerson, en %es fonctions psychologiques et les oeu"res y cita un pasaje de la *istoire des rligions, de Oourcade:
2ar al Oaraón un «nombre» nue"o en el cual entraba la designación de un atributo o de una manifestación del ;a"il)n, y m)s tarde de a, y agregarlo a los otros nombres del protocolo real, era para ellos introducir en la persona real, y superponerlo a los otros elementos que ya lo compon(an, un ser nue"o, e!cepcional, que era una encarnación de a. X, m)s e!actamente, era desprender en realidad de a una de sus "ibraciones, una de sus almas fueras, cada una de las cuales era enteramente a, y al hacerla entrar en la persona del ey era transformarla enteramente en un ejemplar nue"o, un nue"o soporte material de la 2i"inidad. %os dioses antiguos ten(an un nombre cotidiano y otro autntico, secreto, sagrado, misterioso. 9oseer el nombre era poseer la esencia del dios /su hipóstasis1, o al dios mismo. Al pronunciarse ese nombre, entraba en acción el dios, se abr(a la tierra, se apartaban las aguas, se deten(an los astros. El de"oto pod(a apro!imarse a l con ep(tetos que apuntaran a su esencia: Deus era el recolector de las nubes /5efelegertes1 o el que ten(a la gida /Aigio!os1H Apolo, el brillante /Oo]bos1 o el luminoso /A-$elos1H Afrodita, la celeste /Xuran(a1H 9oseidón, el que abraaba la tierra /9aio!os1H Atenea, la industriosa /Erg)ne1H 3-piter era @apitalinus, Xptimus, 7a!imus, Oulminator, &ictor, ona nomina, bona omina» /buenos nombres, buenos augurios1. Aya!, el infortunado hroe griego, ten(a en su nombre /formado sobre aians «deplorable, triste, penoso»1, el signo de su destino. En muchas sociedades de tipo arcaico le elección del nombre est) regulada estrictamente por el clan, y la perpetuidad de las almas est) determinada por la perpetuidad de los nombres. 0gnace 7eyerson recoge en su obra algunas noticias. Entre los u+is de la pro"incia de @(bola cada nombre e!presa una parte o atributo del animal totmico, y al asignarlo a una persona se determina su papel en el clan y su jerarqu(a en el ceremonial religioso. El hombre primiti"o Kcomo ha mostrado Oraer, y han comprobado centenares de in"estigadores en todas partes del mundoK cree que hay entre los nombres y los seres u objetos que designan un "(nculo sustancial, y que se puede actuar sobre una persona y
causarle un mal a distancia por medio de su nombre como se puede actuar sobre l por medio del pelo, las u+as o una parte cualquiera de su cuerpo. El nombre es una parte "ital, tan propia como los ojos o los dientes. El groenlands Kdice #nud asmussen /citado por 3espersen, en *umanidad, nación e indi"iduo1 di"ide a la persona en cuerpo, alma y nombre: el nombre implica cierta pro"isión de poder "ital, y el ni+o que recibe el nombre de un muerto hereda sus cualidades. X el muerto re"i"e en el "i"o. *ay esquimales que al en"ejecer cambian de nombre, para lograr un nue"o lapso de "ida. %os indios de @hilo guardan el secreto de sus nombres y se aterran si alguien llega a pronunciarlos en "o alta. @uando un e!tranjero pregunta por su nombre a un araucano, contesta in"ariablemente: «5o tengo ninguno». *ay tribus canadienses en las que jam)s puede uno pronunciar el propio nombre. <ólo pueden hacerlo los dem)s. 7uchos pueblos tienen, desde la antig6edad, la costumbre de usar un nombre p-blico y otro secreto . %os indios del Xrinoco /chiricoas, piaroas, panares1 preguntan al forastero por su nombre, y ellos dan en seguida el suyo, pero su nombre espa+ol, no su nombre ind(gena. 3uan enedictus /bendito1, 9ius /piadoso1, que eran una afirmación de su nue"a fe, y en Espa+a, en el siglo =&00, las polmicas sobre el dogma de la 0nmaculada @oncepción dieron nombres como 7ar(a de la @oncepción /y consiguientemente 7ar(a de los 7ilagros, 7ar(a del @armen y otras ad"ocaciones de la &irgen1, que empeó siendo una combati"a profesión de fe. 2e ah( la actual profusión de nombres como @oncepción, Asunción, @armen,
conquistadores de Amrica toda"(a pod(an regalar sus nombres a los indios o a los escla"os en el acto del bautismo /continuaban una tradición romana1. 9ero modernamente ha surgido el orgullo del nombre o el honor del nombre, y hasta el temor de que pueda desaparecer y el af)n de asegurar su persistencia, como signo de la estirpe. a en las @oforas de Esquilo lo e!presaba Xrestes /". FBFU1: «los hijos del hroe sal"an su nombre de la muerte... «. @laro que circunstancias especiales de la "ida pol(tica o art(stica generalian a "eces un seudónimo afortunado /%enin, iblia, los libros. El libro ha tenido inicialmente car)cter sagrado. %a escritura primiti"a era pictogr)fica: la palabra era toda"(a par)bola, f)bula.
la de"oción, el fer"or, la fidelidad a la letra. Xl"idó el hebreo, la lengua del ;nesis, para hablar el arameo, que fue la lengua de 3es-s, pero lo escribió siempre con letras hebreas. En Espa+a ol"idó sus lenguas orientales y aprendió el espa+ol, pero lo escribió siempre con caracteres hebreos, y lo sigue escribiendo, en los quebrantados restos de las comunidades sefarditas, en Xriente o en Amrica, aun para te!tos profanos, aun para el m)s profano de los te!tos: el periódico cotidiano /-ltimamente %a &erdad y El Tiempo de 0srael se publican con caracteres latinos, qui) para se+alar el contraste con el hebreo oficial1. %os jud(os de Europa @entral adoptaron en la Edad 7edia el alem)n de la poca y su dialecto alem)n, el yiddish, lo lle"aron por las distintas tierras de su di)spora, a 9olonia, a usia, a @hina, a Amrica, pero lo escribieron siempre, y lo siguen escribiendo, en sus cartas, en sus periódicos, en sus libros, sal"o le"es adaptaciones, con los "iejos rasgos hebreos de sus te!tos sagrados. 3unto a esa infidelidad a la lengua hebrea /a la que "uel"en hoy, por milagrosa resurrección, en la 9alestina recobrada1 y la adopción y mantenimiento, por largos siglos, de la lengua del pa(s adopti"o donde alguna "e pudieron desen"ol"er su cultura, 4no es portentosa esa inconmo"ible fidelidad a la letra tradicional8 El cristianismo le ha asignado al juda(smo, desde la Antig6edad, el papel de depositario de la letra. %a super"i"encia del jud(o a tra"s de las infinitas tribulaciones de su historia, y qui) tambin la grandea tr)gica de su destino, 4no se debe a su fidelidad a un %ibro8 En el polo opuesto del mundo sem(tico, los conquistadores indoeuropeos se mostraron inicialmente reacios a la escritura. @omo semici"iliados Kdice 7eilletK, la palabra era para ellos una fuera peligrosa. Oijar esta fuera por la escritura era crear un arma que pod(a caer en manos enemigas. Toda"(a en la poca de @sar, los druidas se resist(an a ser"irse de la escritura. El "alor de la letra es un misterio insondable para el hombre primiti"o: la magia de la palabra est) encerrada en el papal o en el libro. %a palabra sagrada se "uel"e m)s sagrada. %a religión se transforma en dogma. alejada del esp(ritu que le dio "ida, es entonces cuando la letra con sangre entra. Tambin Amrica lo testimonia. @uenta alguna crónica de la conquista del 9er- que, cuando Oray Orancisco de &al"erde, religioso dominico que acompa+aba a 9iarro, se acercó a Atahualpa, el emperador peruano se asombró de su barba y corona ra(da, de su h)bito largo, de la cru de palma que lle"aba en una mano y de un libro que lle"aba en la otra. que despus de la oración del 9adre &al"erde, se produjo un altercado entre el Oraile y el 0nca. Atahualpa le dijo: «&osotros creis que @risto es 2ios y que murió. o adoro al ernal 2(a, caps. @=%0 y @=%0& Kle pidieron a @orts cartas que atestiguasen su "oluntad a otros indios. Aunque no entend(an las cartas, «eran para ellos como mandamientos o se+ales». En todo nuestro mundo, la "ieja magia de la palabra oral se enriquece con la nue"a magia de la letra y
los s(mbolos escritos. %a 7adre @elestina se prepara para ir a casa de 7elibea a hechiarla a fa"or de @alisto. Escribe un papal, con sangre de murcilago, letras y signos, y dirige su conjuro, sin duda efica, a 9lutón, «se+or de la profundidad infernal»: K...yo, @elestina, tu m)s conocida clintula, te conjuro, por la "irtud e fuera destas bermejas letras, por la sangre de aquella noturna a"e con que est)n escriptasH por la gra"edad de aquestos nombres e signos que en este papel se contienen... "engas sin tardana a obedecer mi "oluntad. %a palabra escrita ha ganado prestigio sobre la palabra hablada. iblia para bendecir al "isitante /la meu)1, y en la "ieja @)bala cada una de las letras del alfabeto hebraico estaba dotada de potencialidad m)gica /ya para los pitagóricos las "ocales, cada una de las cuales representaba un planeta, y las consonantes del alfabeto griego, ten(an significación m(stica1. Cn cuento )rabe de %as mil y una noches elogia las "irtudes mara"illosas de los talismanes, debidas a las letras que los componen, porque las letras se relacionan con los esp(ritus, y los esp(ritus representados por las letras son KdiceK «los que hacen esos prodigios que asombran a los hombres "ulgares, pero no turban a los sabios, que no ignoran el poder de las palabras, y saben que las palabras gobiernan siempre el mundo y que las frases escritas o proferidas pueden derribar a los reyes y arruinar sus imperios». '. %etra y esp(ritu Antes de fijarse la religión en los libros sagrados y el derecho en leyes, la religión y el derecho eran palabra oral, tradición "i"a. @on la letra, la suprema actitud religiosa y jur(dica consistió en conser"ar y fijar la palabra re"elada y mantener la ley. 2esde ernardo, predicando en la "ieja lengua de o(l por tierras e!tra+as donde no pod(a ser entendido, le"antó un ejrcito para la cruada de 3erusaln. @ierto que ninguno alcanaba sus di"inas raones pero era tan "i"a la llama de aquella fe, que cegaba los caminos cronológicos del pensamiento y llegaba a las conciencias intuiti"amente, contemplati"amente, porque las palabras, depuradas de toda ideolog(a, eran claras y di"inas m-sicas. %a unción con que hablaba ponSa en las almas aquel religioso latido de la piedad caballeresca que con"ert(a las florestas en lanas... Adonde no llegan las palabras con sus significados, "an las ondas de sus m-sicas. 5o siempre tiene la palabra destino tan afortunado. Xtras "eces le pasa lo que Kseg-n cuentanK le ocurrió una "e a
discretos, callaron. 9ero las ranas les informaron qu les hab(a dicho: «M@ro, cro, cro, croL». 2e ah( nació la famosa leyenda de que una "e
as(, el lenguaje se despoetia o con"encionalia, las "iejas im)genes mueren, la palabra se "uel"e tópico o lugar com-n, fr(a c)rcel. 9oetas y pensadores Ksobre todo los rom)nticosK se han quejado de la pobrea, de la limitación de la palabra, frente a los torbellinos de la fantas(a. El fuego del alma Kha dicho alguienK se consume en la palabra /«En cuanto el alma habla, MayL, ya no habla el alma», es "erso de cquer quer(a cantar su himno gigante y e!tra+o con palabras que fueran suspiros y risas, colores y notas. %os justos en el para(so de 2ante se entienden sin palabras: leen sus pensamientos reflejados directamente en la lu di"ina. %a palabra es un pobre «Ersat», espejismo enga+oso, fuego fatuo, fantasmagor(a del esp(rituL nada m)s que sombra. M9ero noL Thomas 7ann K lanse sus Ensayos pol(ticos y discursosK reacciona contra la afirmación de la pobrea de la lengua y contra toda detractación de la palabra: A m( me parece que la lengua es rica, e!ageradamente rica, junto a la penuria y limitación de la "ida. El dolor tiene lSmites: el del cuerpo, en el desmayoH el del alma, en la demencia... %a desgracia lo mismo. 9ero la necesidad humana de comunicarse ha in"entado sonidos misteriosos que "an mucho m)s all) de esos l(mites... 4Xcurrencia m(a8 4
dominarlo. @omo conser"a, sin embargo, en su esencia, la tremenda fuera original, se le usa a cada paso, no por su puro "alor significati"o, sino por lo que pro"oca. %a palabra es arma de muchos filos: «5o se dice en "ano que el m)s empecible miembro del mal hombre o mujer es la lengua» Kdice 7elibea en la @elestina /empecible es da+oso1. afirma un "iejo refr)n castellano: «%a lengua no es de fierro, mas corta m)s que espada».
fueras en llegar a producir el hombre como el m)s alto sentido de s( misma, y que el hambre use toda la fuera de su ser en producir la palabra. &eis al hambre en su silencio, y os parece nada m)s que un ser animal m)s o menos perfecto. 9ero poco a poco se animan sus facciones, un principio de e!presión ilumina sus ojos con una lu espiritual, mu"ense sus labios, "ibra el aire en una "ariedad sutil, y esta "ibración material, materialmente percibida por el sentido, trae en s( esta cosa inmaterial, de"eladora del esp(ritu: la idea... M@on qu santo temor deber(amos hablar, puesL *abiendo en la palabra todo el misterio y toda la lu del mundo, deber(amos hablar como encantados, como deslumbrados, porque no hay nombre, por (nfima cosa que nos represente, que no haya nacido en un instante de inspiración, reflejando algo de la lu infinita que engendró el mundo. 4@ómo podemos, pues, hablar tan fr(amente y en tal abundancia8 9or esto solemos escucharnos unos a otros con tanta indiferenciaH porque el h)bito del demasiado hablar y el demasiado o(r embota en nosotros el sentimiento de la santidad de la palabra. 2eber(amos hablar macho menos y sólo por un profundo anhelo de e!presión, cuando el esp(ritu en su plenitud se estremece y las palabras brotan como las flores en la prima"era. @uando una rama no puede m)s con la prima"era que lle"a dentro, entre la abundancia de las hojas brota una flor como e!presión mara"illosa. 45o "eis en la quietud de las plantas su admiración de florecer8 As( nosotros cuando brota en nuestros labios la palabra "erdadera. 'V. &oces de alarma *asta hoy hemos "i"ido bajo la soberan(a de la palabra. %a escritura, y sobre todo la escritura alfabtica, representó la potencialidad y multiplicidad de la palabra. 7)s a-n despus de ;utenberg. a hemos "isto que es "ieja la reacción contra la palabra escrita, que se manifestó en los antiguos conquistadores indoeuropeos y en los "iejos druidas. Orente a la "italidad de la memoria, se+alaba <ócrates, en el Oedón, los peligros de la escritura. En nuestra lengua, Cnamuno y Xrtega y ;asset se han detenido en las limitaciones y peligros de la palabra escrita. En su Agon(a del cristianismo, Cnamuno considera que la palabra escrita es la @rucifi!ión de la palabra. Xrtega habla de la tristea espectral de la palabra escrita, y cita a ;oethe, para el cual la palabra escrita era un m(sero Ersat de la palabra hablada. &oces m)s alarmistas han sonado en el -ltimo tiempo. %a de 7c%uhan, por ejemplo. Achaca a la profusión de la palabra impresa G«la ;ala!ia de ;utenberg»I todos los males contempor)neos y anuncia la decadencia o muerte del libro, de la palabra escrita, y de la palabra misma, ante el auge de los medios electrónicos /cine, tele"isión, computadoras, etc.1, que inician una era nue"a: la era electrónica. 7c%uhan "e en la lengua escrita el predominio de lo "isual a e!pensas de todos los dem)s sentidos. En lo cual nos parece injusto. %a palabra escrita se percibe por medio de la "ista, pero en ella est) siempre contenida la "o articulada y su efecto ac-stico: la palabra resuena siempre en el o(do, aun en la lectura silenciosa.
la imagen y de los medios electrónicos que 7c%uhan "e como el surgimiento de una nue"a Edad de Xro /«una Arcadia electrónica del futuro»1 nos parece m)s bien alarmante. '?. @onclusión El lenguaje se nos aparece hoy como un sistema de signos ciegos, arbitrarios, tir)nicos. %a palabra se est) transformando en utensilio, al ser"icio de las necesidades y afanes cotidianos, o al ser"icio de la raón. *oy nos inclinamos a pensar que el lenguaje es una conquista de la raón humana, un instrumento de su poder. 7)s justo es creer que la raón humana es una conquista del lenguaje. El pensamiento Kes la concepción de ;uillermo de *umboldtK est) consubstanciado con el lenguaje, que es su encarnación. «7)s son los hombres formados por la lengua Kdec(a Oichte, en 'VFWK que la lengua por los hombres».
las risas d los labios furiosos y sensuales. C temblores di"inos del mar inmenso y "erde. 9a de las heces. 9a con que la alquimia muerde la sabia frente y deja m)s arrugas que enojos. X, supremo clar(n de estridores profundos, silencios perturbados por )ngeles y mundos. MXh la Xmega, reflejo "ioleta de