ETHOS Y DAIMON EN HERÁCLITO (1)
1) Primer Primero, o, la ética ética es el campo campo de la filoso filosofía fía más directa directamen mente te vincul vinculado ado con la vida. En tal sentido, es una reflexión de carácter crítico y con finalidad práctica. 2) e!undo, "#ué es la ética$ Para responder responder la pre!unta me serviré de dos pala%ras !rie!as, !rie!as, extra&as extra&as para nosotros pero pala%ras pala%ras seminale seminaless pues su si!nific si!nificado ado concreto contiene, a'n oy, el secreto de un comportamiento ético destinado a fund fundar ar un nuev nuevo o acue acuerd rdo o míni mínimo mo entr entre e los los sere seress uma umano nos. s. Ethos no es primar primaria iamen mente te la ética, ética, sino sino la morad morada a umana umana.. su ve*, ve*, daimon , en !rie!o clásico, no es demonio sino el !enio protector, el án!el protector o +la vo* profética dentro de mi (Platón, polo!ía de ócrates). -eráclito, filósofo presocrático (/00 a.c.), unió las dos pala%ras en el aforismo 11 +El ethos es el daimon del ser umano. Es decir, +la morada humana es la voz interior del ser umano. Para él, como para los !rie!os, todos los umanos posee poseemo moss el daimon como un dato o%3etivo (como la inteli!encia, el amor o la fuer*a)4 es decir, es intrínseco al ser umano. sí, -eráclito de3a atrás el sentido tradicional de las pala%ras y capta su si!nificación secreta lo morada umana (ethos) aca%a siendo la ética #ue de%emos tener, y la vo* interior ( daimon ) el tacto por lo #ue es 3usto y %ueno, el +feelin! para lo #ue ay #ue acer en cada situación. 5ica +vo* interior ace #ue vivamos %ien en la +morada umana la vivienda en #ue residimos, el lu!ar donde tra%a3amos, la ciudad, el país o el planeta (la morada com'n) #ue a%itamos. sí, todo lo #ue a!amos para #ue podamos podamos morar 3untos procede procede del daimon , es ético y es %ueno4 lo contrario es antiético y malo. 6) 7ercer rcero, o, el problema de hoy es #ue vivimos de las pala%ras de otros y, cuánto más ar#uitectónicos se convierten los sistemas8discursos #ue las unen (en a#uello #ue nos dicen #ué es lo %ueno y lo 3usto 8 lo malo y lo in3usto), más distanciados vivimos del daimon , asta considerarlo inexistente o reducirlo a un su%producto de control psicoló!ico o encuadramiento social. 9ás a'n, la voz interior (aun#ue (aun#ue no de3a nunca de a%lar en cada uno) se confunde cotidianamente con las otras mil voces de los padres, de los ideólo!os, de las i!lesias, de los estados4 con las otras mil voces de lo #ue ya emos aprendido por otros, ya sea por costum%re o mandato. Pero el daimon es so%erano, y su vo* es persistente: Por ello, la tarea #ue tenemos por delante consiste en liberar al daimon interior de de todas sus ataduras, empe*ar a escucharlo de nuevo y aprender a discernirlo . Para ello a%rá #ue rescatar el +sentido ético, aquello que simplemente debe ser hecho (como justo y bueno) por el simple amor a la vida , pues esa es la misión #ue el daimon desemp desempe&a e&a en nosot nosotros ros no solo solo prote! prote!er er la vida, vida, sino sino expa expandi ndirla rla e irradiarla. ;l es la fuente de la +creatividad ética #ue nos su!iere cómo ordenar la morada para que sea humana (en la vida privada como en la economía, los ne!ocios, la !estión de la ciudad, del estado, etc).
(1)
, pp. 6> 6?.