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Remedios Zafra

Netianas NMriacer mujer en Internet III Premio de Ensayo CAIA MADRID

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Remedios Zafra Netianas N(h)acer mujer en Internet III Premio de Ensayo

ffifjf DESÓRDENES

CAJA MADRID

l i l i BIBLIOTECADE ENSAYO

B E V Vj DE TRAPO W E M V>LENGUA

w u j w . l e n g u a d e t r a p o . c o m







































Diseño de collec collecció ción: n: Rafa Sañu do - B. B. Oberhag Ob erhag emann ema nn / RaRo SL Ilustración de cubierta: cubierta: Eneko

© Remedios Zafra, 2005 © EDICIONES LENGUA DE TRAPO SL, 2005 Marqués Marq ués de Valdeiglesias 5, 5.° 5.° izqda. izqda. 28004 Madrid Teléfono: 915210813 www.lenguadetrapo. www.lenguadetrapo.com Correo electrónico: [email protected] Reservados todos los derechos ISBN: 84-96080-44-7 Depósito legal: M-720-2005 Imprime: TOP PRINTER PLUS SLL Impreso Impreso en Españ a Queda prohibida terminantem ente la reproducci reproducción ón total o parcial parcial de esta obra sin previo consentimiento por escrito de la editorial







































El 14 de diciembre diciembre de 2004, 2004, un jurado jura do compuesto por Aman Am an do de Miguel, Ángel Gabilondo, Margarita Salas y Alejo VidalCuadras decidió otorgar a N a Net etia iana nas, s, obra obra de Remedios Zafra, el III Premio de Ensayo Caja Madrid.







































índice

El mit mito n e tia n a ....................................... ............... ............................................. ................................ ...........

15 Taxonomí Taxonomíaa abierta de las netiana s (antit (antitaxonomí axonomía) a) . . . . 21 N e tia ti a n as pe rten rt en ec ient ie ntes es a M ic ro s o f t........................ t................................ ........... ... 31 N e tia ti a n as la te n tes te s ................. .......................... .................. .................. .................. ................. .............. ...... 37 N e tia ti a n as i n v e n t a d a s .................. ........................... .................. ................. ................. ................. .......... .. 45 N e tia ti a n as prosop pro sopon on .................. ........................... .................. ................. ................ ................ ............. ..... 55 N e tia ti a n as c y b o r g s ................ ......................... .................. ................. ................ ................ ................ ........... ... 63 N e tia ti a n as « fab fa b ulo ul o sa s» .................. ........................... .................. ................. ................. ................. .......... .. 71 N e tia ti a n as Google ................ ......................... .................. ................. ................ ................ ................ ........... ... 85 N e tia ti a n as incl in clui uida dass en e s ta clasific clas ificació ación n ................ ......................... ............ ... 91 N e tia ti a n as ch atea at ea do ras ra s compu com pulsi lsiva vass ................. ......................... ................ ............ .... 97 N e tia ti a n as in c o n ta b le s .................. ........................... .................. ................. ................. ................. .......... .. 107 N e tia ti a n as d escr es crita ita s m ed iant ia ntee le tr a Times Tim es New Romá Ro mán n . . 119 N e tia ti a n as e tcé tc é te ra ................. .......................... .................. .................. .................. ................. .............. ...... 125 N e tia ti a n as que ac ab an de e n tr a r en Silicon Silic on V a ll e y ............. 135 Ne N e tia ti a n a s qu quee vive vi venn lo qu quee u n a m o s c a ................................ 143 E p í l o g o ...................................................................................... 161 .................. ...... 161 Del cie cielo lo Internet a, b, b, c, c, d... d... de las netianas ........................ ................... ............................................ ........................................ ................... 167 A p é n d i c e s .......................................... Referenc Referencias ias y e n la c e s ............................................................ 167 Créditos de las ilustraciones ........................................ .................. .............................. ........ 189 A ad imie im iento nto 190







































Las direcciones web que se citan a lo largo del libro están disponibles como vínculos directos desde nuestra página web http://wwwlenguadetrapo.com/00013-DE-pp.html









































Las netian as se dividen en (a) (a) pertenecientes a Microsof Microsoft, t, (b) (b) lat en  tes, (c) inventadas, (d) prosopon, (e) cyborgs, (f) «fabulosas», (g) sujetos Google, (h) incluidas en esta clasificación, (i) chateadoras compulsivas, (j) incontables, (k) descritas mediante letra Times New Román, (1) etcétera, (m) que acaban de entrar en Silicon Valley, (n) que viven lo que un a m osca1. osca1.

f v f e £









































No son diosas ni ángeles, su comprensión no requiere un sofistica do sistem a taxonómico compuesto por infinitos símbolos e ideado ideado para los seres del cielo, les basta con el más sencillo de los sistemas, que sólo precisa de ceros y unos.









































El mito netiana









































escribe) escribe) que que habla ha bla sobre sobre un mito, mito, una nueva figuración alternativa del sujeto, una ficción a la que lla mamos «netian «netiana». a». Para acercarnos al mito pod ría decirles decirles que su apariencia no causa temor, ni siquiera tiene por qué ser ridicula y, por supuesto, no tiene por qué tener la forma de la netiana alienígena que probablemente se esté esbozando esbozando en su cabeza en estos momentos. Las netianas no son un nuevo B nuevo Big ig brothe bro ther r tele tele visi visivo vo,, no no son un grupo de jóvenes teletraba tele trabajado jado ras enganchadas enganch adas al chat, ni una empresa de showgir sho wgirls ls posmodemas que hacen porno por no casero. Les diré, diré , de momento mom ento,, que son ficciones sin rostro, rostro , ligeras, contradictorias, posthumanas. Viven tan cerca del internauta que la temperatura que diferencia un aliento cálido de un suspiro fogoso puede cambiar sus cualidades. S e activan en la cone co nexi xión ón,, no no hab itan ita n uunn espacio espacio,, tra nsita ns ita n uunn tiempo, tiempo, están es tán hechas hecha s de código y no se reproducen, a veces resucitan (no pertenecen al orden de la filiación, más bien al de la imaginación y la alianza). Sitúense: mujer que habla sobre netianas. Y es que escribir como mujer es algo que no debe pasar desapercibido al lector de Net N etia ia No sin motivo, motivo, quien escribe (co jer) lo hace S i t ú e n s e : m u j e r (q u i e n









































res escritoras escritoras estén ya preparados p ara orientarle orientarle en su deriva por po r Netia Ne tiana nas. s. No obstante, adv a dvert ertir ir de que se «habla com comoo mujer» mujer» interesará intere sará también pa ra situ ar preguntas allí dond dondee exis existe te la inqu ie tud de que un discurso afecte y se posicione políticamente res pecto pe cto a ese «estado» «estad o» desd de sdee el qu quee se pron pr onuu ncia nc ia.. M ás si cabe cab e si ese estado viene acompañado por nuevos desafíos en forma de figuraciones contemporáneas de aquellos sujetos que intentan «darse forma a sí mismos mismos»» (devenir. (devenir...) ..) con con cualquier cualq uier tipo de i n te r faz (quirúrgica o tecnológica) moderna. On ne nait pas femme: on le devient (No se nace mujer: se deviene mujer) (Beauvoir, 1948).

Devenir Deve nir mujer m ujer (a lo lo Beauvoir), Beauvoir), deven ir mujer mu jer (a lo Deleuz Deleuze), e), otras formas de devenir y «darse forma a sí mismos» (también devenir mito) se dan en una época donde conviven tendencias muy diversas. Algunos Algunos pie nsan nsa n que lo de ser mu jer es algo defi defi nitivo, incuestionable, destino frente a devenir, que la mujer nace y no se hace, que su sexo le imprime un «ser mujer» ins tantán eo, sin necesidad de enunciació enunciaciónn reite rad a ni performatividad añadida. De manera similar, muchos creen que en Inter net también somos lo que somos y no más, que la ausencia (temporal) del cuerpo cuerpo y el ensam blaje m áq áquin uin a es indiferen te o, cuando más, lúdica, que no aporta nada a nuestras formas de relacionarnos, a nuestras formas de pensar el mundo. Sin embargo, al escribir N escribir Net etia ia tenemos la intuición de que en la











































Nosotros, Noso tros, los brujos, lo sabemos sab emos desde siempre [... [...]. ]. ¿Qué sería un lobo completamente solo? ¿Y una ballena, un piojo, un ratón, una mosca? (Deleuze y Guattari, 1994, 245).

¿Acaso nuestro devenir netiana netiana no implicaría también un devenir multiplicidad ?, ?, ¿acaso el devenir digital no es un cierto tipo de devenir molecular 2? «C «Cual ualqui quier er cosa, lo m ás ines i nespe perad rado, o, lo más insignificante, insignificante, puede precipitarnos precip itarnos en e n un devenir —decían —decían Deleuze y Guattari (1994, 292)—, (n)o os desviaréis de la mayo ría sin un pequeño detalle que empieza a crecer y que os os arr as  tra [...]. Cualquier cosa puede servir, pero el asunto se revela político». político ». U n desvío desv ío y, ento en tonc nces es,, u n nu nuev evoo desti de stino no.. D even ev enir ir ne tian a nos a rra stra , se vale del cont contagi agioo y la epidemia on line line de los los seres híbridos híbridos y estériles. estériles. Devenir ne tian a no ser ía ya un secreto, más bien un asunto político. Y de este devenir nacería un imperativo, o bien dejar de escribir o escribir como netiana. O bien dejar de leer o leer como netiana.









































Taxonomí Taxonomíaa abie rta de las netiana s (antitaxonomía)









































su je to posthumano e inmaterial que que n(h)ace n(h)ace en Internet Internet.. Figuración teorética alternativa del sujeto en red. Ficción política que rebasa las fronteras de género, clase y raza y que sugiere nuevas pre guntas sobre las formas de ser y de relacionarnos en el universo on line. La netiana es una conspiradora del poder (la traición provoca un devenir mutante rompiendo toda conexión de género, clase o nación con la familia que se traiciona). La netiana es una confrontación con lo dominante. N e t i a n a :

Son varias las au toras que han animado la creación creación de mitos mitos como manera efectiva de subvertir la hegemonía representati va del patriarcado. La netiana se proclama heredera de estos









































contexto on line. Desde la convicción de que, a través de la crí tica y la ironía subversivas en combinación con las más cerca nas experiencias vitales de las mujeres que habitan en Inter net, podremos sugerir estr ateg ias p ara ar a una u na acción acción política política efic eficaz az y creativa en el mundo en red del que que ya formamos formamos parte.

En esta línea, línea, y para ir situando situando n ue stra figur figuraci ación, ón, ha bría  mos de plantearnos algunas interrogantes que nos ayuden a ente nde nderr mejor las las con condi dici cione oness que rodea n el mito mito ne tiana . En pri p rim m e r luga lu gar, r, ten te n iend ie ndoo en c u e n ta qu quee la n e t ia n a es u n a e n tid ti d a d facticia que se produce en Internet y que allí no tenemos cuer po físico con el qu quee in te rac ra c tu a r, t a l vez debi de biér éram am os com co m enza en zarr pre p regg u n tán tá n d o n o s cuál cu áles es p u e d e n se r los lím lí m ites it es (si exis ex iste ten) n) m a te  riales y discursivos del sujeto en la red. Estos límites en el mundo físico podrían venir establecidos por el efecto forzado del sexo, tal como sugería Butler en Cuerpos que importan importan (2002, 17-18), y de la misma manera que el sexo regula los términos que materializan los cuerpos, se confirma la validez (o no) de









































de proce proceso soss de desm aterialización aterialización y reencarnación afectaría tal vez al nuevo horizonte simbó simbólic licoo del que se impre im pregna gnann (se hacen) hacen ) las netianas. Las netianas nacemos de experiencias vitales, pero somos formas radicales de reencarnación (Netianas).

En este carácter reversible propio de la conducta del sujeto on line estaría, de momento, una singularidad de la netiana (que se prolonga hasta las ficciones más futuristas como la ya clásica The Matrix, donde Matrix, donde existen dos realidades en conflicto, la orgánica del sujeto físi físico co y la digital d igital producida produ cida por la m áquina): la alternancia entre diversas formas de vida propiciadas por el hecho de estar o no estar conectado. Por ahora, la vida on line, sea cual fuere la complejidad-sensibilidad de la pantalla-inter faz que nos ponga en contacto con otros, es temporal. Las vidas virtuales, bien median te av atare s de texto texto o median te sofistica sofistica dos cuerpos de videojuego, tienen una caducidad y precisan de elta periódica periódica al cue











































territorio no neutral para nuestra posición ante el discurso (posición «mujer»). De hecho, si echamos un vistazo a los perfi les de los videojugadores en las últimas décadas, parecen forta lecerse las cualidades propias de la identidad sexual del juga dor varón, varón, joven y heterosexual, todavía muy m ayoritario frente a otro tipo de videojugadores. En sus cibercuerpos de videojuego (lo (los más curtidos curtidos en la i nd ustri a digital) es frecuente e ncontrar identidade s de guerrero (en su más var iad a gama de denomina ciones) o de piloto de aviones (en su más completa reproducción de cielos de guerras del último siglo). En estos casos el cibercuerpo actuaría como amplificación de una identidad que en el mundo exterior á en e n crisi y que en el espacio espacio vir l no sól sól









































vés de la máquina, mediante las yemas de los dedos o median te la voz voz orienta orie ntada da a u n micró micrófon fono, o, bombeando un aire sobrecar so brecar gado de electrones al ritmo del desacompasado latido de las teclas, insuflando entonces efímeros cuerpos netianas. Llegados Llegados a este punto, nuestros cuerpos cuerpos netia na nass no podrían ser entendidos entend idos co com mo una un a categoría biológi biológica, ca, sí ta l vez com como una un a per p erfo form rm ativ at ivid idad ad,, u n a n u e v a v a rie ri e d a d de cuerp cu erpos os-v -verb erboo de a p a  riencia múltiple y cambiante que al enunciarse está ya reali zándose. En esta línea surgiría otra cuestión: si (recordamos a Butler) la práctica reiterativa y referencial mediante la que el discurso produce los efectos que nombra nos lleva a pensar en la performatividad de las normas reguladoras del sexo y, por









































les en función de los cuales se vincula estrechamente con las relaciones de pod poder er,, el hecho hecho de que en In tern te rnet et la m aterialización aterializació n sexual sea (permítan me el juego retórico) retórico) «desmaterializada» no nos salvagu salv agu arda ard a de e sta acción hegemónica del pod poder, er, el el territo terr ito rio máquina-Internet no está exento de este dominio (de hecho, es un a de sus creaciones creaciones). ). Y no lo lo está pese a hab érseno s vendi vend i do como una utópica estructura horizontal y desjerarquizada. De hecho, hecho, la red h a sido entend ida por muchas feministas (recor (recor demos, por ejemplo, a Sadie Plant) como una oportunidad para la disidencia de la mujer, llevando en muchos casos a igualar feminización feminización a digitalización digitalización.. La analogía analo gía es sin duda du da su gerente y no puede ser menospreciada, no obstante, las estructuras









































subjetividades subjetividades feministas3 que subviertan e sta conside considerac ración ión hegemónica del poder sería en este contexto cuestión cuestión prioritar ia, así como convertirlas en lo que Haraway denomina «oradoras extáticas y alternativas»4. Teniendo en cuenta que el contexto de cambio posible, posible, pero también el de alerta al riesgo hegemónico, tiende, tiende, por la propia estru ctu ra del po pode der, r, a desplazar la bala n za hacia la ale rta que advierte, en palab ras de Braidotti: «El «El pre sunto triunfo de la alta tecnología no se ve correspondido con un salto de la imaginación humana encaminado a crear nuevas imágenes y representaciones. Más bien al contrario, lo que veo es la repetición de temas y clichés muy antiguos, disfrazados de lógi lógi s. Esto d que hace fa lta al









































(A) (A) N e t ia n a s p e rte rt e n e c ien ie n t e s a M icro ic rosof softt



















































































Como si producir un nuevo mundo (permítanme este desliz utópico pero necesario, se lo aseguro) no fuera posible en su pleno ple no sent se ntid idoo si impl im plíc ícit itaa y e s tru tr u c tu ra lm e n te sigu si guee p e r p e tu á n  dose el viejo (el viejo modelo de poder). Ese maravilloso sueño









































y fatídicos en que lo que nos es dado aparece apar ece inofensivo por invi sible (como parte de un paisaje acostumbrado) con la mirada aguda agu da de quien advierte u n peligr peligro. o. Las n etian as pertenecie ntes a Micros Microsof oftt no no pueden sino pe per r









































la necesidad de articular una contestación adecuada a la com ple p leji jida dadd qu quee req re q u iere ie re la rela re lacc ión ió n de los d e te rm in a n te s h is tó ri ri  cos y el conocimiento con el género desde el que se hace la his toria. Esta contestación, podría producirse como ejercicio

















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































consentimiento de trabajos ilegales, alienantes y repetitivos (que norm almente almen te term te rm ina n desarrollando los los jóvenes y las las mujeres). mujeres). Al respecto, la diferenciación de espacios y tiempos, que con vencionalmente ha existido en la actividad remunerada fuera de casa, se convierte entonces en un u n a indiferenciación provocada por utilizar un mismo lugar para actividades antes muy localizadas. En cuanto al tiempo, no se trataría ahora de obedecer horarios impuestos impuestos por un a jerarqu ía, sino sino de autogestionar nuestro tiem po decidi dec idiend endoo cuán cu ándo do qu quer erem emos os y pode podemos mos trab tr abaj ajar ar.. En muchos muchos casos casos,, pa ra las m ujeres que se ocupan del del tra ba  jo do domé méstic sticoo o de ate a tenn ción ci ón a fam fa m ilia il iare res, s, el te t e le tra tr a b a jo es la l a ún únic icaa manera de emancipación económica, ya que les permite una fle xibilidad de horarios y la posibilidad de que estos se desarrolle n en la misma vivienda. Autogestión y flexibilidad a veces ficti cias cias,, y siempre siempre relativas, ya que suelen o cultar responsabilida des añadidas que priman la mera productividad y que anulan el tiempo de descanso. Por otra parte, también habríamos de preguntarnos en qu quéé medida favorece el autoempleo y el teletrabajo a las mujeres desempleadas. Al respecto respecto existen d istintas situaciones, situaciones, la más frecuente de las cuales es tal vez la de mujeres que durante unos años se han dedicado a cuidar de sus hijos y que han deja do el trabajo (o paralizado su búsqueda). Este es uno de los casos casos en que la tecnología tecnología podría podría actuar, a trav és del tele trab a jo o el auto au toem empl pleo eo,, como u n m ecan ec anis ism m o p a r a fac fa c ilit il itaa r la e m a n  cipación que genera una alternativa laboral compatible con la familia. Dichas opciones producirían, no obstante, nuevos reque rimientos, no sólo la modificación de hábitos sino la ideación de otros añadidos. Uno de ellos, sobre el que el mito netiana advierte, consiste en la necesidad de crear «un tiempo propio». Si Virginia Wolf Wolf reivindicaba reivind icaba la conveniencia de «un cua rto pro p ro pio» pa r a la m u jer je r como pas p asoo im i m pres pr esci cind ndib ible le p a r a acce ac cede derr a u n a emancipación de la misma como sujeto, la exigencia de «un







































mujeres teletrabajadoras que no quieren convertirse en netia nas «fabulosas». En tre tanto no se tomen medidas medidas para enfrentar la cualidad irónicame irónica mente nte «fabu «fabulos losa» a» de las ne tian as, el idíl idílico ico estado donde trabajo, familia y tiempo propio se concilian seguirá siendo un asunto irresuelto. En los últimos años, grupos de acción femi nista que enfocan sus propuestas a los espacios donde actúa y se produce la cultura electrónica, han dedicado importantes esfuerzos a la crítica y visibilización de estas situaciones labo rales. Desde e sta posición, posición, que podríamos considerar conside rar ciberfemi nista, comienzan a realizarse análisis y críticas activas de las estrategias que vinculan a la mujer con los sistemas sociolaborales característicos de la cultura electrónica, de cuya observa ción surgiría un interés político y económico (no olvidemos que el trabajo determina un criterio ontológico por el que definir y conoce con ocerr la libe li bertad rtad y la subyugación de los los sujetos). sujetos). De hecho, el teletrabajo no sólo afecta a la reestructuración de las células que forman la estructura familiar y a los cambios sociales que de ello se desprenden, sino también al manteni miento que preserva la línea de producciones del capital global. De forma que la m an anera era en que este se se realiza (su (su aba rata m ien  to, desubicación, agilización...) contribuirá a salvaguardar y mejorar las estructuras que permiten el exceso de velocidad propi pro pioo de la soci so cied edad ad de la info in form rmac ació ión. n. P a r a e ste st e m a n te n i miento, al poder le resulta imprescindible conservar los roles sociales que acentúan y permiten que unos sean explotados (sacrificados) en beneficio del progreso y la velocidad. Recorde mos a Haraw ay cuando señ alab a que «la «la situación situación ac tual de las mujeres es su integración/explotación en un sistema mundial de producción/reproducción y de comunicación llamado informá tica tic a de la dominación» dominación» (Haraway, 199 1995, 5, 281) 281).. Las netianas, para no ser irónicamente «fabulosas», no pue den obviar la continua reconstrucción de los géneros mediante







































mico micos. s. Las n etian as toman con concie cienci nciaa de que que la nuev a e stru ctu  ra internacional del empleo se sustenta como una «tecnología de género»2 género»23, de forma que se pueda pue da plan pl an tear te ar un con constante stante reload del sistema, haciendo que se preserve, que se reconstruy reco nstruy a (intac ta en su e stru ctu ra de pode poder) r) esta inform ática de de la dominaci dominación. ón. La p ersistencia de la diferencia diferencia entre los los géneros géneros sería entonces un mecanismo para consolidar la subjetividad y la identidad y también el poder que garantiza un acceso de la mujer al trabajo y a la tecnolog tecnología ía por la pue p uerta rta de atrás, atrá s, una u na falsa ilusión ilusión de de em an cipació cipaciónn que no no es sino sino una un a pequeñ pe queñaa fisura que a rbitra rb itra la propia arq uite ctu ra social social pa ra acallar la reivindicación reivindicación de de las mujeres. Mientras esta grieta siga sustentándose en una tecnología de género controlada co ntrolada desde u na informática inform ática del pode poder, r, su vacío vacío subs subs  tancia tan ciall no no configurará configu rará sino netia na nass (irónicamente) (irónicam ente) «fabul «fabulosa osas» s» y no logrará el más leve balanceo del sistema.

23 Tanto Fouca ult com comoo Lau retis indica n que «la «la conformación conformación de los cuerpos cuerpos y géneros h a sido sido siem pre tecnológic tecnológica». a». Citado en Volkart 2000. 2000. Traducción de Raymond Lang y Silvia Garriga en: H b it (pu ) http://2-red.net/







































(G) (G) Ne N e t ia n a s Google

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Si existiera un «lugar» idóneo como hábitat de las netianas, pro p roba babl blem em ente en te este es te no serí se ríaa u n «lugar» sino, m ás bien, bie n, u n «est «e star ar de paso», paso», allí all í donde Gastó G astónn Rageot Ra geot (1928, (1928, citado en e n Virilio, Virilio, 1988, 68) sugería que la necesidad de peregrinación (de nomadismo) había ha bía situado la fijeza fijeza de la vida en el desplazamiento. Si desplazamiento. Si exis tie ra un «lug «lugar ar»» idóne idóneoo com como hábit há bit at de las netia na nass probable me nte sería u n a «casa «casa Goo Google» le». Vivir en una casa Google es como habitar sucesivos estados picnol pic nolépt éptico icos2 s244. L L a búsqueda búsqued a dura du ra unos segundos, segundos, es es casi inmedia inmed ia ta, el antes y el después se sueldan rápidamente de manera que la ausenc au sencia ia es casi imperceptible. La búsqueda búsqu eda conlleva leves sen sen  saciones de desequilibrio, de viaje y vértigo. El desplazamiento on line estaría caracterizado por las «vigilias rápidas» de las búsque das, procesos que en décimas de segundo repasan el remanente de datos del cerebro-red para configurar un sueño, retahila de fragmentos inconexos entre sí, que el buscador emite como ima gen altern alt ern ativa ativ a del subconsc subconsciente iente-red -red.. Diseminadas, aparecen las hegemonías bajo las que, de m an anera era independiente, indep endiente, ha ido tom an do forma cada registro. En conjunto, las búsquedas Google pare cieran subvertir esas hegemonías combinando datos en torno a un nombre, un a sentencia, una pregunta, pregu nta, com como si si en ese ese instante insta nte se personificaran mediadas por un sueño de la máquina (simple 24 «Las «Las ausencias, denominadas picnolepsia picnolepsia [.. [....], suelen suelen ser muy numerosas, cientos cientos al día, y en en general p asan desapercibidas par a quienes nos rodean. Mas p a ra el pic nolép no lép tico tic o n a d a h a suced suc edido ido ; el tiem ti em po a u s e n te no h a exist ex istid ido. o. Sólo que, sin que lo sospeche, se le escapa en cada crisis una pequeña parte de su









































médium). Las búsquedas Google, soñando, parecieran alterar esas hegemonías. hegemonías. Aparentemente, sólo sólo aparentemente. aparentem ente. Pero Goog Google le no actúa act úa única ú nica me nte co com mo mediador mediad or de los los sue ños de los datos, también funciona como intermediario de la identidad iden tidad.. De hecho, hecho, el proceso proceso «insertar-buscar» un a p ala bra br a o un a frase gene g enera ra un a doble doble acci acción ón:: singularización (búsqu eda de la diferencia de un elemento en relación al resto de una base de datos) y generalización (definición de lo común a un grupo de elementos diferentes de otros), similar a la que se requiere para todo proceso identificatorio. El campo de las relaciones diferenciales de las cuales emergen todas y cada una de las identidades particulares debe ser ilimitado. Más aún, la «incompletitud» de todas y cada una de las identidades es el resulta do directo de su emergencia diferencial: ninguna identidad particular puede emerger sin suponer y proclamar la exclusión de otras, y esta exclusión constitutiva o antagonismo es la misma condición compartida de toda constitución de identidad (Butler, en Butler y otros, 2003, 38).

La netiana Google actúa además como una doble figuración iconoclas iconoclasta, ta, que que antepone la diversidad hip ertex tual a la linealidad filosófica. La netiana Google apunta una nueva realidad ontológica del sujeto: «es» quien «está en Google», y «está» frag mentado, parcial y discontinuo como el listado de los recuerdos de algo que no se recuerda bien, piezas de un mosaico que no tiene model modeloo ni imagen ima gen que construir, sól sóloo recorridos recorridos de lectura lec tura









































posibles posib les en cada ca da vestido, vestid o, en cada ca da elemento elem ento.. De hecho, Inte In te rne rn e t pa p a ra la n e tia ti a n a a ctú ct ú a tam ta m bién bi én como como u n espacio espaci o de pliegue, plieg ue, de innum erables erable s pliegues casuales y efíme efímero ros. s. Liberado Liberado de la momia de un material infinito, indivisible, irrompible..., esencial, el plie gue casual casua l de la ne netia tiana na Go Goog ogle le es «div «divin inoo accident accidente», e», «divina «divina T ra ra  vesura» (Rhineheart, 1973, citado en Baudrillard, 2000, 64). A vece ve cess la tra vesura ves ura se materializa en combi combinac nacio ione ness aparente ap arenteme men n te surrealistas: mi nombre y apellidos entrecomillados en Google, por po r ejemplo, fue desme de smemb mbrad radoo d u ran ra n te u n tiempo tie mpo en regist reg istros ros académicos y profesionales combinados con registros de una empre em presa sa de dermoestét derm oestética ica («remedio («remedioss para pa ra el acn acné» é»). ). Sentencias Sente ncias de los los nombres y poéticas de la m áqu áquina ina (o pragmáticas pragm áticas del capital capital). ). Google sería además un «tercero» entre el pliegue y el cuerpo (un elemento), para el que «ni siquiera hace falta recordar que el agua y sus ríos, ríos, el aire y sus nubes, la ti erra er ra y sus cavernas, cavernas, la luz y sus fuegos son, en sí mismos, pliegues infinitos [...]. Basta con considerar de qué modo la relación del vestido y del cuerpo va a ser ahora mediatizad a, distendida, ampliada am pliada por los eleme elemento ntos», s», decía Deleuze (1989, 156). Google como elemento que provoca plie pl iegu gues es de la dive di vers rsid idad ad y la tra tr a v e su ra. ra . E n la labo la borr de iden id entif tifi i cación propia de la búsqueda Google, cualquier combinación de pa p a lab la b ras ra s o núm nú m eros er os pu pued edee ser se r d eton et onad ador oraa del «elemento». Google como una nueva doctrina de los fundamentos y méto dos del conocimiento en red, como una nueva epistemología del mundo. Cada pregunta al oráculo devuelve fragmentos de una realidad reconfigurada, traducida u operada. Pero las netianas









































siderar que los parámetros de búsqueda de Google son la nueva objetividad del mundo en red (puesta en crisis la objetividad científica). El riesgo, además, de suponer que los algoritmos de bú b ú squ sq u e d a p uede ue denn lleg ll egar ar a p e rm itir it ir u n a re-p re -pro rogr gram amac ació iónn ref r efle lexi xi va y contextualizadora y nnoo un a m era acci acción ón automática d eter minada desde la intención y ética de los programadores (del capital capita l de la empresa). De De evolucionar evolucionar h as ta formas autoprogramables más m ás avanzadas, av anzadas, no nos nos engañemos, engañemos, no no esta rían ría n dirigidas a visibilizar lo minoritario crítico sino lo mayoritario, sea lo que fuere. Las búsquedas están siempre programadas desde el capi tal, priman do la audiencia. Si Goo Googgle (o (o cualquier otr a emp e mpresa resa de sus característic c aracterístic as de mercado) mercado) sigue sigue su ca rrera rre ra monopoli monopolizazadora como empresa privada consiguiendo habituar a los interna uta s a en trar al mundo mundo elect electró rónic nicoo por su puerta, las netian as Google podrían devenir netianas Microsoft. Además, toda acción polít po lític icaa m in o rita ri tari riaa qu quee ejer ej erci cier eraa a lgú lg ú n tipo tip o de crít cr ític icaa a su monopo monopoli lioo pod podría ría estar es tar condenada a la invisibilidad, puesto que el mismo Google se convertiría en Pigmalión de «lo visible». De otro lado, la acción de búsqueda no sería sólo una fase del acto esotérico esotérico de pronunciamie pronunc iamiento nto del buscador sino, sino, an te todo, todo, u n a cuestión cu estión política. política. La ne tia na Go Goog ogle le sería, en este contexto, contexto, un mito político nómade. Hoy las ficciones ficciones políticas pueden llegar a ser más efectivas que los sistemas teóricos. La elección de una figura iconoclasta, mítica, como la del sujeto nómade, es en consecuencia un movimiento contra la









































(H)

N e t ia n a s inc in c luid lu idaa s e n e s t a clas cl asifi ifica caci ción ón









































Las netianas incluidas en esta clasificación habitan en la interfaz. En este territorio la pantalla misma actúa como un revestimiento cerebral, como una pleura donde interseccionan el pasado y el futuro, lo interior y lo exterior. Las netianas incluidas en esta clasificación habitan topológica y temporal m en ente te la red2 re d255. Mediante Med iante estra tegia s de injertos, injertos, recontextualización recontextualización de pa r tes y (auto)creación, las netianas convierten Internet en un estrato fértil para la nueva producción identitaria del sujeto y pa p a r a la produc pro ducció ciónn del d el gén g éner eroo (un (u n a prod p roduc ucció ciónn po p o sth st h u m a n a , pa p a r cial cial y contingente contingente). ). El há bitat bi tat de las netia na nass incluidas en es ta clasificac clasificación ión sería un nuevo territo rio epistemo epistemológi lógico co del ser s er (on (on line), donde su inscripción estaría supeditada al efímero de su subsistencia y genuina temporalidad. Sus cuerpos cuerpos su pera n las reducciones reducciones du alistas de una no noci ción ón del género obsoleta, obsoleta, y cuestionan cuestio nan la e static idad ida d y «mismid «mismidad» ad» a pa p a r t i r de la l a v e rsa rs a tili ti lidd a d de los nu nuev evos os cuer cu erpo poss int i nter erfa face ce ados ad os.. De la misma forma que Alicia cuando proyecta sobre el espejo su deseo deseo de cruzar al otro otro lado lado (la (la neti an anaa es here de dera ra de la magia











































toca(n), toca(n), rodea(n) y pen penetra etra(n) (n) sin resistencia» (B audrillard, audrilla rd, 19 1988 88,, 27). En este espacio ya no podemos ocultarnos tras un cuerpo sexuado (no, si no queremos), tendríamos una interfaz de nube fan tástica tástic a desde la que actuar. E n la zona que genera, ni la edad ni el sexo inducirían las mismas restricciones que en el mundo físico. La pantalla-interfaz, como la bruma del espejo de Alicia, sugiere en cierta manera alguna clase de espacio (intuido pero pens pe nsam amos os que real re al)) m ás a llá ll á de ella el la mism mi sma. a. Cruzar al otro lado supone escapar de las apariencias a tra vés de la interfaz, via jar a otros territorio s donde podemos podemos sepa rarnos (temporalmente) de la relación empírica con nuestro cuerpo cuerpo.. Cru zar al otro lado lado implica implica adem ás a sen tir an te la posi bil b ilid idad ad del de l «ser» múl m últi tipl plee , car c arga gado do de plie p liegu gues es.. Sin S in emba em barg rgo, o, por p or múltiple no múltiple no entenderíamos sólo aquello que ‘tiene muchas par tes’, más bien, como sugiere Deleuze, «lo que está plegado de muc has m aneras» (Deleuz (Deleuze, e, 1989,11). De De forma que la interfaz, an tes de ejecu eje cutar tar la conexión conexión,, como como lienzo blanco, blanco, como como inexp ine xpre re siva máscara te atr al blanca, paradójicament paradójicamentee ten dría algo algo de de plie gue sobre pliegue26 pliegue26 Alternand Altern andoo en entre tre el poder laten te de repre rep re









































nuestros dedos, de nuestro cuerpo, de nuestro pensamiento. La complejidad del tacto, de las luces, de la respiración, los delica dos matices de los matices, de los olores y sabores, son retos pa p a ra las ind in d u stri st rias as de la inte in terfa rfaz. z. Reprod Re producir ucirlos los es un u n negocio pa pa ra ellas pero, sin duda, también todo un sueño creador para el ser humano. Allí, en la interfaz que nos convierte en «otros», habi tan estas netianas. Y m ediante edia nte ese «o «otr troo», la deriva ha hacia cia un universo vir tua l valiéndonos de estrategias de desplazamiento («ser por otro») sería ya inevitable como anuncio de posibilidades. La interfaz actuaría por tanto como un «más allá y a través del espejo», un trazado de la identidad que idea su pretensión en el reconoci miento de la multiplicidad posible, sin que ello le quite intensi dad a la identificación temporal en cada cruce (más allá). En la interfaz, «ser por otro» implica un «dejarse llevar» donde, además del juego identitario personal, podemos afectar en el juego del otro en un proceso de relación intersubjetiva. A ello se suma la duda sobre «quién saldrá al otro lado» —«lo que constituye la atracció a tracciónn del juego es el riesgo riesgo de si se podrá, si sal









































autorre presen tación en el juego de las las ne tian as no busca la con con secución secución de unos objeti objetivos vos,, dejarse llevar por el juego supone un un gesto de «expansión de uno mismo», mientras el juego se autorrepresenta on line la netiana que juega también lo hace (se autorrepresenta en el juego mismo), sin necesidad siquiera de un espectador (interl (interlocutor) ocutor) evidente. evidente. Aunque toda rep res en ta ción conlleve un destinatario (como todo acto comunicativo), es decir, una «representación para», en el juego no hay una refe rencia a los espectadores. Las netianas incluidas en esta clasi ficación se convierten en jugadoras-juego sin necesidad de espectadores (aunque este asunto nunca es del todo preciso en la red), con con o sin interloc utores, co com mo cuando de pequeños jug ju g á bamo ba moss no noso sotro tross solos (y en esos casos cas os ta m b ién ié n re p r e s e n tá b a  mos), independientemente de si sabemos que alguien mira o de si sólo tenemos la sospecha de que alguien puede hacerlo. La apertura de la interfaz a uno o muchos espectadores posibles del juego como un proceso medial sería una cuestión que asen ta ría su cará cter cerrado de juego. juego. El juego de las las ne tiana s inclui inc lui das en esta e sta conversación conversación ten dría dr ía su propio propio esp íritu 27 (com (comoo la









































N e t ia n a s c h a tea te a d o ra s co com m p ulsi ul sivv as









































¡Es tan grato liberarse del cuerpo!, sobre todo si para que esté pre sentable necesito un par de sesiones de restauración o conjurar una mutación de mis genes (Petit, 2001).

La ne tiana chateadora compulsi compulsiva va es es casi una manu misa de dell cuerpo, pero se sabe aún dependiente del mismo. Es, además, alguien alguien qu quee busca busca permanentemente. Cuando un unaa netian a en tra en un chat, accede a un territorio que le es familiar. Si la netia na es una quimera, la interfaz mediante la que se produce tam bié b iénn lo es, sus su s p a rtíc rt íc u la s ficcio fic cional nales es son las la s m ism is m as. as . Muchos ven en el chat uno de los mayores éxitos de Internet, una auténtica revolución para los contactos interpersonales,











































había un acceso al famoso juego PacM juego PacMan, an, ahora ahora se desvelan las ausencias vitales que el juego ha dejado, ahora allí se registran decenas de lamentaciones como las que siguen (en Pac (en PacMa Mann no more?, more?, http): «I’m devastated without PacMan... PacM an... My wife says now I can talk to her more... When did you say you’re getting it back??» (Estoy (Es toy destr de stroz ozad adoo sin si n PacMan... Pac Man... Mi esposa dice que ahora puedo hablar con ella... ¿Cuándo decís que lo vais a traer otra vez?). «I need PacMan. PacM an. When my husband is playing his Playstation, Pac Playstation, PacMa Mann keeps me occupi occupied ed.. And not bothering bothe ring him, while he is playing his game». (Necesito PacMan. PacM an. Cuando mi marido está jugando con su Playstation, Pac Playstation, PacMa Mann me mantiene ocupada Y así as í no le molesto).









































Pero el poder de reinventarse en el chat (hasta cierto punto u n a forma de «bio «biopo pode der» r»), ), redim idas tem poralme pora lme nte del cuerpo cuerpo,, tiene un sentido más profundo que el mero aprovechamiento instrumental de las redes. Y es que la posibilidad (biopolítica) de reinve ntarse un cuerpo cuerpo fís físic icoo tan carac terística de la contem po p o ran ra n e ida id a d (ta (t a tu a jes, je s, pie pierci rcing ngs, s, cirugía, cirugía, peinados, implantes...) convive con la posibilidad de prescindir del mismo mediante lo que algunos denominan «tecnoparloteo». Haraway, que va más allá de prop ugn ugnar ar e sta con convi viven vencia cia,, insiste incluso incluso en la p rim a cía de una ten dencia respecto de otra. otra. A pa rtir del razona m ien to sobre el «biopoder» de Foucault como un análisis que nombra u n a forma de poder en el momento de su implosión, implosión, Ha Haraw raw ay se









































de géneros y de de sexualidad, sexua lidad, es decir decir,, de netian as. Los chats fu n cionan como espacios de conexión que esconden una doble apa riencia: el encuentro superficial colectivo (todos hablan, nadie escucha) y la conversación privada. Como si en el escenario se ofrecieran ofrecieran múltiples representaciones simultán eas, algun as con apariencia de poemascollage poemascollage posmodernos repletos de interfe rencias, exabruptos, gr exabruptos, graff affiti iti,, efímeros efímeros y digresion digresiones, es, junto jun to a escon didas, pero innumerables, conversaciones ocultas bis a bis. Con aparienc apa riencia ia de espacios espacios par p araa lo automático y lo irref irreflexi lexivo, vo, la deriva chat en el encuentro colectivo (poema del absurdo) va más má s allá a llá del resoplido resoplido liberador y espontáneo espontáne o (único (único posibl posiblee en un medio fulminan fulm inantem tem ente veloz veloz y efíme efímero) ro),, o de l gra gr a fitt fi ttii de quien qui en no









































materia hacia una lógica ritual. Tal vez por ello el chat genera tantas adicciones entre aquellos que quieren descansar del cuer po, crea cr ea rse rs e u n a n u e va sexu se xual alid idad ad o «ser ellos ello s mismos». mis mos». L iber ib erar arse se del cuerpo, fluir, dejarnos llevar y «construirnos» cada vez. En el chat se producen identidades como soplos, como insec tos que viven el tiempo que d ura un a conversación conversación y que, en fun ción de la intensidad del encuentro, resucitarán (o no) mañana. Como Co mo todo todo espacio espacio anónimo, el chat convierte co nvierte en te merari me rarios os a los chatead ores y libera su subconsciente subconsciente reprimido (¿quién no no lleva a un «otro» dentro?). En la conversación colectiva abierta o en la conversación privada del chat no importa «quién eres», tan sólo que te liberes de tu vo luntad a través travé s de la apropiación del des deseo eo









































line) line),, pa ra que ella pueda ser tamb ién «e «enco ncontr ntrada ada». ». La ne tiana chateadora compulsiva sabe que es precisamente ese ejercicio de bú b ú squ sq u e d a in d e te rm in a d a y sedu se duct ctor oraa (donde (don de sim si m u ltán lt án e a m e n te es agente activo y pasivo) lo que engancha del chat. Es también la instantaneidad del chat un valor añadido, que aplaca la angustia de la urgencia de afecto en un mundo que cuanto más veloz se vuelve más frágil. El encanto enca nto de este te rritorio on onto tológ lógic icoo para pa ra el sujet sujeto, o, para pa ra su libertad, esta ría en la indeterminación del futuro, futuro, en la conjun conjun ción de lo inesperado, en el azar que rodea «estar en Internet», donde un «dios causal» parece haber dejado todo en suspenso, la decisi decisión ón transfe rida a la deriva, deriva, al pensamiento impersonal del











































juego jue go,, como regi re gist stro ross de u n a base ba se de datos da tos,, prof pr ofil iles es chat o res pu p u e sta st a s a u tom to m átic át icas as de tele te le tra tr a b a jad ja d o ras ra s redu re duci cidd as a u n n ú m e  ro, son sólo el inicio de un tiempo de exceso en «lo que somos». Internet engendra netianas bulímicas respaldando, en cada identidad, la transferencia poética de la situación real a la vir

























































































































pro p rogr gres esiv ivaa digi di gita tali liza zaci ción ón de los ho hogg ares ar es y, tr t r a s la m u e rte rt e a n u n  ciada de lo analógico, la versatilidad de los nuevos dispositivos tecnológi tecnológicos cos domésticos que ha ce que en ellos confluyan medios todavía mayoritariamente separados (radio, televisión e Inter net) esbozan esbozan un p anoram a a priori optimista para el acc acces esoo nor









































cidad sust en tad a en la ciencia ciencia objeti objetiva va que ac túa desde desde el filtr filtroo que Hara H ara w ay deno d enomin minaa de un u n a «ideolo «ideología gía abusiva»3 abusiva »311) p a ra con form ar un a im agen rea r ea l del cambio cambio operado por el el acces accesoo de las mujeres a Internet. Aunque, contextualizadas, pueden ofrecer nos un enfoque más de esta situación caleidoscópica, las netia









































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































ción crítica, en este caso dentro del resto de prácticas artísticas del siglo xx con las que establece una relación de intercambio que refuerza su c arácter abierto. abierto. De De la misma m anera, el net .art se verifica verifica todavía heredero no sólo sólo de de la c rítica a la institu ción Arte y a los sistem as convencionales de exposi exposición ción y distribución artística, también de los cambios suscitados por la pérdida del aura y la fácil reproductibilidad de las obras, por el cuestionamiento de muchas ideas esencialistas propias del arte de los objetos. Es heredero, también, de las mismas contradicciones en su relación con el mercado. No serí se ríaa nu nuev evaa pu pues es e sta st a inte in tenc ncio iona nali lida dadd que apar ap arec ecee en Internet (y que hemos visto también en otros medios) y sobre la que muchos muchos a rtista s h an basado su trabajo tra bajo crít crític icoo y activista. De De hecho, hecho, parece condenada con denada a apare a parecer cer y, y, si si hacemos caso caso a la expe riencia, condenada también a ser neutralizada por las condicio nes de supervivencia supervivencia del del artis a rtis ta y por el establisment de de la insti tución. Sí sería distinto, sin embargo, en relación a la producción artística propia de Internet, el ciclo que suscita una manera de organizar nuestra forma de conocer y experimentar el mundo a través de las imágenes y la máquina. S ería nueva nuev a la confluenc confluencia ia simbólica de los espacios afectados por la desubicación que opera la inte i nterfaz. rfaz. No sólo sólo el espacio espacio físico físico público público y privado privad o sino tam ta m bién bié n las esferas de producción, recepción y distribución en una panta lla, hasta entonces limitadas a territorios diferenciados. Nueva también tam bién e sta forma de de experim entar el mundo mundo que irrad ia la cul cul tura de los medios, en cuyo contexto se produce Internet, y en cuya tram a hemos de plan tear tea r toda reflexi reflexión ón sobre sobre el ne t.art t.ar t y las netartianas. Una experimentación donde la sensación de pensa miento veloz sería desmantelada por el descubrimiento de una estructura (no reflexiva) repleta de ideas preconcebidas (como la ya descrita por las netianas que viven lo que una mosca). En este contexto, el net.art ha actuado como una forma de resistencia, un a resistencia resisten cia que desestabiliza la crisis crisis ab ierta por los los medi medios os







































De otro lado, lado, podríamos podríamos identificar identific ar los primeros propósitos del ne t.art t.a rt co com mo práctica política política com como propósi propósitos tos netianas. netian as. El n et.ar et .ar t operaba subversivamente ante la velocidad de los medios y la imposición del capital, sugiriendo y visibilizando las estrategias de repetición y homogeneización del mundo a trav és de las indu in dus s trias mediáticas, actuando además como crítica a la institución Arte. De hecho, desde las prácticas artísticas de la red se reivin dicaba una transformación paralela de las mismas instituciones que gestionan la recepción recepción y distribución del arte. En esta línea, línea, uno de los rasgos que deben tenerse en cuenta sería la disolución on line de estos espacios de producción, recepción y distribución (estudio, galería, museo...) y, por tanto, la disolución de las ads cripciones que estos tenían al artista hombre (con lo que ello supone pa ra la reivindi reivindicación cación feminista de las artistas). Pero la máquina-interfaz donde se produce el net.art y el ciberfeminismo se ha posicionado no sólo como territorio de recepción estética, distribución y producción artística, sino que además se ha con conver verti tido do en instrum ento pa ra la producc producción ión de de subjetividad, en «rostro vacío» donde se produce la identidad, donde don de se hacen netiana s. Si tenemos en cuenta que Intern et fun  ciona como un nuevo agente especulativo de la identidad y de otras formas de avenencia de la diversidad (formas no esencia les, desmaterializadas, fluidas y periféricas), observamos cómo estas condiciones tienden a conformar unas prácticas artísticas que no se establecen como mecanismos de reproducción de la vida sino como medios de producción de nuevas formas de vida. De hecho, las netartianas no podrían entenderse sino en este contexto estético productivo. productivo. Por otra parte, la cercanía sugerente y cómplice entre net.art y ciberfeminismo (no nos extrañaría que ambos fueran miembros de un club de «viejos amigos» y que la netartiana pu p u d ie ra h a b e r sido su g e rid ri d a en sus su s reu re u n ion io n es) es ) no pu pued edee ob obvi viar ar la relación entre algunos de los fracasos de ambos fenómenos







































su conflictiva y contradictoria relación con las instituciones, del ciberfe ciberfeminismo minismo recordaremos su fracaso a la ho ra de intro  ducir sus debates en foros no específicos, más allá de los gru pos fem fe m inis in ista tas. s. El equilibrado amoramor-odi odioo del ne t.ar t hac ia las instituciones y su tendencia a no arriesgar demasiado en sus reivindicaciones (no sea que se le vuelvan encima como una estrategia fatal y que, por fin, después de tanto fingir que se moría, el arte y el artista pasen de verdad a la historia) le ha llevado, por una pa p a rte rt e , a clau cl audi dica ca r a n te l a conv co nver ersió siónn de m uch uc h as ob obra rass en piez pi ezas as estancas de galerías y museos, y, por otra, a que algunas de las instituciones que habían apostado por estas prácticas hayan rechazado o clausurado sus proyectos de producción y promo ción ción de net.art net .art,, por no no considerarlos ya válidos válidos u oportunos p ara ar a sus espacios. Esta situación ha obligado a muchos net.artistas a ceder ante la escritura de una historia convencional, ante la solicitud de de sus obras par p araa form ar pa rte de colec colecci cion ones es de de museos y centros de arte. Tal vez este sea un gesto gesto de norm alidad alida d (cuan do menos, echando un vistazo a la historia del arte, no nos sor pre p rend nde) e),, de hecho hec ho,, vien vi enee repi re piti tiéé nd ndos osee p erió er iódi dica cam m ente en te a lo lar l argo go del siglo xx con todo tipo de prácticas artísticas que dejan de estar «a la última». Cuántas veces hemos visto que para «no estar» primero hay que «estar», aparecer para anunciar la des aparición, teniendo en cuenta que desde hace unas décadas «aparecer», como «ser», supone «estar» en los medios y sólo desde ellos anunciar la marcha. No obstante, no deja de llamar nues tra atención que una de las singularidades de estas prácticas (su carácter abierto) sea neu tralizad trali zad a por su convers conversión ión en obras «convencionales» y, por otra parte, que una de las ventajas del n et.a rt (su (su acces accesoo y distribución distribución pública y gra tuita tu ita en el mismo mismo espacio espacio donde se produce) sea m an iatad iat ad a por la privatización (y elitización) mediante intranets o adaptaciones «objetuales» para ser vendidas o expuestas en recintos (on u off line) privados (allí







































De otro lado, en el ciberfeminismo también encontramos algún signo de desencanto similar, algún fracaso motivado po p o rqu rq u e su in filt fi ltrr a c ió n (como «otro») en los e st a m e n to s qu quee el po p o d er c rea re a p a r a su leg le g itim it im ació ac iónn p ú b lica li ca no h a y a logr lo grad adoo m od odi i ficar estos estamentos y, en muchas ocasiones, ni siquiera ha ya logrado logrado entrar. E ste último se ría el caso caso de de alguna s fru s traciones del debate ciberfeminista, convert convertido ido en m inoritario cuando, por su carácter político, debería ser público y afectar a la sociedad (no sólo a colectivos ya concienciados). Si desde distintos flancos se tacha a los feminismos de guetos corporativistas, recordemos lo acontecido en junio de 1996 cuando Anne de Haan envió el irónico manifiesto The vagina is the boss boss on the Intern et (La vagina es el jefe de Interne Inte rnet) t) a a la pres tigiosa lista de correo sobre net.crítica N net.crítica Nee ttim tt im e , con intención de generar un debate abierto sobre el mismo. Los moderado res de la lista remitieron inmediatamente a las interesadas a las listas específicas que ya tenían, concretamente a Oíd Boys Network. Semejante reacción se repite con otros pro yectos feministas que, cuando intentan sacarse de los círcu los donde se generan para ser debatidos de manera pública y abierta en otros canales, son devueltos por los responsables de esos canales al origen del que salieron, no sin antes dar un a pa lm adita en la espalda de las promotoras de la idea. idea. Y no es que atemorice el tema (no, al menos, conscientemente), a simple vista sólo incomoda. Por ello se minusvalora, frivo liza y reduce a las que se piensa son únicas interesadas, como si este este fu era sólo ólo un a sun to de mu jeres. Es ta lim itación viene a inv alid ar la eficacia eficacia de de muc has acciones acciones fem inistas y de cualquier otra lucha política por ejercer cambios en la sociedad. Volviendo a la analogía propuesta, vemos que en ambos casos se trata de contradicciones generadas por estrategias de infiltración (a través de las instituciones en el caso del net.art,







































nismo). Estrategias que no logran modificar aquellos espacios en los los que que pene tran. E ste se ría un reto aú n pend iente en los los dos dos casos. Un a última cuestió cuestiónn en este paralelismo paralelismo entre el net.art y el ciberfeminismo que puede resultar interesante para la conside ración ne tar tia n a de nuestro mito, mito, sería precisamen te la del suje to creativo que opera sobre sobre estas esta s prácticas, los los llamad llamados os net.artisnet.a rtistas ta s y ciberfeministas. Al respecto, afirm afir m ar que los los net.a ne t.artis rtis tas ta s son los mismos gestores del net.art y su público mismo no estaría muy alejado de lo que pasaba en sus primeros años de vida. Afir mar que las ciberfeministas son artistas, gestoras y el público mismo de muchos de sus proyectos tampoco iría muy desencami nado. Por otra parte, del nuevo contexto de confluencia del trabajo creativo de producción, recepción y distribución propio de Inter net se derivan, además, nuevos desafíos para el sujeto creativo que produce net.art. Un sujeto que en muchos casos también rehuye autodefinirse exclusivamente como «artista», «informáti co» o «activista», escapando a la determinación que una adscrip ción ción pud pudiera iera suponer sup oner pa ra su trabajo tra bajo creativ creativo. o. No No obstante, algu nos teóricos del arte de los nuevos medios, como Lev Manovich, han entrado más de lleno en esta situación, animándose a dife renciar (bajo la mirada inquisitiva de algunos anti-definición) distintos tipos de productores de arte en Internet. En este senti do, Manovich plantea una primera distinción del artista multi media y el artista informático en relación al artista romántico tradicional tradicion al —aquel que todos todos tenemos en men te co com mo estereoti estereo ti po de a rtis rt ista ta , el «genio qu quee crea cr ea a p a r t ir de la n a d a e impo im pone ne al mundo mund o los fantasm fanta sm as de su imaginación» (Manovi (Manovich, ch, http ht tp)—. )—. De otro lado, también diferencia al artista informático del artista multimedia posmoderno, refiriéndose por este último a aquel cuyo tema de trabajo no sería la realidad misma, sino su repre sentación. Un arti a rtista sta que «acepta la imposibilidad imposibilidad de una un a visión visión









































dia) no usa n necesariam nec esariam ente las tecnología tecnologíass sobre sobre las que que tra ta n (fotografía, cine, vídeo o nuevos medios), sino que también se valen de los medios tradicionales (pintura, escultura, grabado...). Para Manovich, los artistas informáticos son los que realmente usan los nuevos medios para su trabajo artístico, produciendo entornos de software abiertos más que obras concretas. El arte informático, indica Manovich, «suele abordar la visualización de los datos, aunque la actividad creativa se extiende también a áreas como la creación de herramientas de intervención y com posició pos iciónn qu quee colab co labor oran an en la red re d (Keyst (Ke ystrok roke), e), el softw so ftware are de DJ/VJ y alternativas o críticas al software comercial (Auto-Illustrator tra tor), ), especialm esp ecialmente ente a los navegadores naveg adores (ya clási clásicos cos,, com como NetoNetomat y Web Stalker, y muchos otros desde entonces)» (Manovich, http). Los que él denomina artistas multimedia y los artistas informáticos se enfrentarían a las particularidades del medio de manera distinta (como críticos-apropiacionistas o como produc tores genuinos del soporte digital de las redes). Esta es una de las clasificaciones que podrían plantearse en relación a los net.artis ne t.artis tas; no obstante, parece casi inviable inviable hoy en día ser ínte  gramente de uno u otro tipo. Si todos (nos dediquemos profesio nalmente o no a la red) usamos cada vez más Internet y los medio medioss com como parte de la infrae struct ura m ás básica de nuestra s relaciones, esta distinción no podría entenderse sin la fluctua ción de uno a otro campo de acción (independientemente de que la formalización final de un a obra se a en óleo óleo o en códig código) o).. E n el pap papel el del sujeto creativo nos nos llama llam a más la atención , sin









































de otros, distribuirlo y generar en torno suyo, si nos apetece, un debate crítico. El productor de net.art puede considerarse entonces como un sujeto creativo netiana. Un agente de posi bles ble s ide id e n tid ti d a d e s m ú ltip lt iple less qu quee t r a b a j a en o sobr so bree las la s rede re des, s, siempre con algo de informático, a veces hacker, hacker, a veces crítico de arte, pub licista y gestor cultural. En relación a las ciberfeministas, pasa algo similar. Se han ido convirtiendo en agentes multifunción. Al igual que con los net.artistas, ne t.artistas, numerosas teóricas teóricas ha n difer diferenc enciad iadoo distintos per files. Susa n Haw H awthorn thornee y Renate Re nate Klein (199 (1999) 9),, por ejempl ejemplo, o, pla n tean una clasificación en la que distinguen distintos sujetos ciberfeministas como: (1) Activistas, que actúan local o interna cionalmente, generando posibilidades de coordinación de campa ñas políticas o denuncias mediante la promoción de redes de comunicación y el uso de los recursos tecnol tecnológic ógicos os entr e ntree m ujeres; (2) Críticas de la cibercultura, que observan lo más destacado que rodea a las tecnologías y valoran los riesgos y posibilidades de los medios para la acción política y social; (3) Escritoras y artistas que reflexionan sobre los nuevos cambios que trae con sigo la cultura electrónica para la creatividad, la diversidad, la poesí po esía, a, la rea re a lid li d ad v irtu ir tuaa l, la ficción y el m ulti ul tim m edia ed ia.. En la mayoría de los casos estas categorías convergen y es fácil fácil reconocer reconocer a la ciberfem inista com como un sujeto fem inista que actúa como activista, crítica de la cibercultura, escritora, infor mática y gestora cultural. También es frecuente encontrar a ciberfeministas que desarrollan su trabajo artístico y creativo









































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Para cerrar nuestra analogía, volvamos al principio de su argumentación en el contexto del mito netiana. Si la singula ridad creativa de de la ne tartia na qu quee habita en Interne t (prácti (prácti ca artística: net.art; ficción feminista: netiana) es la creativi dad del que «cruza un límite» cuyo rebasamiento no sólo nos pe p e rm ite it e lle ll e g a r a tiem ti em p o s y espa es paci cios os d ife if e ren re n tes, te s, ta m b ié n a c ru ru  zar los márgenes del cuerpo mismo, las fronteras del propio rostro y los límites de los objetos, ¿acaso el net.art, como esta do intermedio entre el arte de los objetos y el arte «que ven drá», no deviene también mujer en ese estado creativo? ¿Acaso el arte, en la era de la deslocalización y la digitalización, no está donde ha estado la mujer históricamente, donde se sitúa la feminidad y el cuerpo desaparece, donde la digitalización y las redes convierten la práctica artística net.art en práctica









































La deslocalización a la que nos enfrentamos hoy es una deslocali zación absoluta, sin lugar. El arte no puede estar en ningún sitio, no existe má s que como emisión y recepción recepción de una señal, sólo en el feedfeedback. El arte de hoy, con sus técnicas interactivas, ha alcanzado el nivel de intercambio intercambio insta ntán eo en tre el actor y el espectador, espectador, la d es localización final (Paul Virilio, en Virilio y David, http).

Si en la «era del arte», en el tiempo de las auras, la imagen constituía un mueble y/o inmueble (cuadro, escultura, grabado, edificio y otros), la reproductibilidad técnica inaugura en los pre p resa sagi gios os de P a u l Va Valér léryy u n a conquista de la ubicuidad. ubicuidad. Si en el mundo contemporáneo se produce un clímax de la virtualización que incluso nos lleva a presenciar el «más absoluto divor cio entre los cuerpos» a través de la cibersexualidad, tal como pla p la n te a Virilio, Viri lio, ¿qu ¿quéé no p a s a r á con arte ar te?? Puede que el ne t.ar t devenga mujer neti an a o, o, más probable mente, que la netia na devenga ne t.art —si es que que desde el el prin cipio no ha sido ya una forma de (no)arte—. Puede que ambos (net.art y netiana) coincidan en el anuncio de algo que está por venir y que ellos ya advierten. Puede que, como apuntaba Ben ja m ín , c ada ad a esta es taci ción ón lleve llev e en sus su s ú ltim lt im a s crea cr eaci cion ones es u n a seña se ñall secreta de las cosas futuras, y quien aprenda a leerlas no sólo po p o d rá con conoce ocerr a n tic ti c ip a d a m e n te algo de las la s n u e vas va s corr co rrie ient ntes es artísticas, sino también de los nuevos códigos, de las guerras por po r venir ve nir,, de las la s n u e v a s revol rev oluc ucio ione nes. s. L a n e tia ti a n a , e sa e n tid ti d a d facticia que se opone a lo dominante, esa nueva figuración que









































Epílogo Del cielo Internet a, b, c, d... de las netianas

D) No hay calci calcific ficació aciónn de las ne tian as que no sea parcial parc ial y facticia, en efecto, pero la imposibilidad de ponerles un cuerpo pe p e ren re n n e no pu puee de d isu is u a d irn ir n o s de v e r lo qu quee con ella el lass circ ci rcul ulaa y se esconde esconde en la red, de valo rar las nuev nuevas as cond condici iciones ones políticas políticas que para las mujeres, y para nuestros «otros», anuncian. B) Int ern et por sí sola no facilitará la emancipación emancipación de la mujer, ni siquiera una nueva representación de la mujer. Para lograr una nueva representación de lo que somos se precisa de un im portan te esfuerzo esfuerzo de de igualdad sexual y un constante ejer cicio de imaginación e ironía. El éxito de la tecnología sólo pued pu edee i r un unid idoo a u n cambio cam bio en las la s m a n e ra s de pen pe n sarn sa rnos os.. A) La inspiradora consideración simbólica de la horizontali











































apariencia apa riencia y am pliar la velocida velocidadd para seguir repitiendo repitiendo las vie ja j a s form fo rmas as y los viejos vie jos len le n gu guaj ajes es de pode poder, r, los mism mi smos os e ste st e reo re o ti ti  pos y asig as igna naci cion ones es sexu se xual ales es,, a ce ntua nt uado doss m ás si cabe cab e po porr la libe lib e ración libidinal libidinal que que da el anonimato y la estrateg ia homeostática home ostática que la heterosexua lidad ma sculina en crisis crisis proyecta proyecta en la red. C) La inmersión en el mundo virtu al tiene su prec precio io.. In te r net puede ser tan singular como repetitiva, tan heterogénea como homogeneizada, tan violenta como aburrida. Bajo la apa riencia de In tern et co com mo un medio medio em inentem ente democrá democráti tico co se deslizan las mismas estrategias de poder de una parte de la hum anidad sobr sobree la otra. El desaf desafío ío netian a se plan tea la nece sidad de articular nuevas alianzas entre la mujer y la tecnolo gía que subv iertan estas estrategias, nuevas redes donde preva  lezcan el carácte cará cterr público público de la información, información, la accesibilidad, el el debate crítico y el tiempo de reflexión (frente a la velocidad), la pa p a rtic rt icip ipaa c ión ió n colec co lectiv tivaa y la resi re siss te n c ia a la prod pr oduc ucció ciónn de n e ti a  nas «fabulosas». No sin motivo, para las mujeres estar en Inter nett h a tenido desde sus primeros años un valor añadido, ne añadido, el hecho hecho cierto de que los espacios por hacer ofrecen más posibilidades









































mas ma s de subjetividad, fluidas, periféricas, posthum posth umana anas... s... El hecho de establecer relaciones intersubjetivas a través de una inter faz ofrece al sujeto la posibilidad de «maquillar(se)» y anular o multiplicar su rostro (se apunta entonces a un territorio fami liar p ara la considerada feminidad feminidad de las mujeres). mujeres). En ese ese tra n  ce, las asignaciones asignaciones estereotípicas estereotípicas q ued uedarían arían d esm antelad as en su e stru ctu ra m ás elemental: la físi física ca (sugiri (sugiriéndose éndose la edad, la raza, el sexo... como algo contingente y provisional). En los nue vos territo terr itorio rioss Go Goog ogle le,, chat, cha t, blog, blog, BBS, BBS, web, web, e-mail..., ha habita bita cio cio  nes similares por donde donde pasan las netiana s, se estimula la libe ración de de nuestras nues tras energías subjetivas subjetivas allí do donde nde las interfer inte rferen encia ciass entre los discursos pasan a convertirse en ámbitos productivos pa p a r a la subj su bjet etiv ivid idad ad.. H) La emancipación emancipación de la mu jer en las socied sociedades ades avanza das ha ido acompañada de un mayor acercamiento a los ámbitos donde históricamente se ha detentado el poder. En el caso de la tecnología (cuy (cuyoo uso uso ha estado e stado norm alm ente mediado por el el tra  bajo), bajo) , e s t á m o tiv ti v a d a po porr la inco in corp rpor orac ació iónn lab la b o ral ra l de la m u je r a ámbitos distintos a los los de la m era acció acciónn repetitiva med iada por









































L) Las tecnologías son producto y propósito de espectros del pode po derr codificados codifi cados c u ltu lt u ral ra l y socia so cialm lmen ente, te, e stá st á n fuer fu erte tem m ente en te reg re g u  ladas a nivel ideológico y también cultural. Estos espectros forja dos y fortalecidos durante siglos de patriarcado forman parte de las tecnologías y también de nuestras identidades y de nuestros cuerpos. Asistimos a un momento de desajuste entre las posibili dades que Internet plantea (las que imaginamos) y la realidad (espectral) que nos es dada. Sin embargo, este desajuste no tiene su origen origen en el mundo virtual, y sus responsables no son avatares de intern au autas tas ni netiana s Micro Microso soft ft.. Enfrenta En frenta r este desajus te requiere generar «tiempos» que resistan la velocidad de los medios, «tiempos» que nos ayuden a deconstruir el «fantasma» que envuelve ya, como pátina endurecida, las estructuras físicas y sociales sociales donde se pien sa y produce la tecnologí tecnología. a. K) En u n momento en el el que que resulta res ulta n incontrolables incontrolables las tra n s formaciones de las estructuras familiares y sociales por la convi vencia vencia de distintas culturas y realidades dentro y fuera de Inte r net, la cultura en red se esboza clave para el desarrollo de un pens pe nsam am ient ie ntoo crítico críti co y creati cre ativo vo sobre sob re lo que pode podemos mos ser se r y h acer ac er









































Puede haber en el alma de las netianas (si existe) matices más inten sos, escondidos y prodigioso prodigiososs que los colores colores de una pu esta de sol reflejada en el cristal de una prisión. Ninguna combinación (arbitraria o meditada) de palabras que los describan podrá representar con rigor esos colores, colores, aunque tal vez en los intersticios digitales de su amb igüe dad y ficci ficción, ón, la n etiana pueda su gerirles leves d estellos cromáticos cromáticos de su intensidad como sujeto (posible), de su deseo y de su destino al n(h)acer mujer en Internet (Netianas).









































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