UN DUENDE ANTI ALCOHOLICO
En los tiempos tiempos de apogeo del mineral mineral de Naltagua, un hecho anecdótico para unos y muy deprimente para don Custodio Curiante, Curiante, se producía cuando este señor de un espíritu de trabajo ejemplar y de una eficiencia reconocida por la propia propia administración de la empresa, cada cierto tiempo de duro laboral, laboral, caía en el vicio por semanas semanas completas. Para poner termino a ese flagelo flagelo sus familiares lo lo sometieron a cuanto tratamiento les fue fue posible, pero no había caso sus deslices deslices no se atenuaban, ni lo humano, ni lo divino, incluido los ruegos y mandas de sus sus parientes, llegado el momento momento de caerse al frasco, lo hacia religiosamente. Un día que totalmente ebrio transitaba por su camino habitual, entre La Fundición y La Llavería se le apareció apareció un duende de no más de cincuenta centímetros centímetros de estatura, que se le le abalanzó encima, dándole una feroz paliza. Este trato lo lo empezó a recibir el señor Curiante desde entonces, cada vez que se emborrachaba a tal punto que se le hacia muy difícil caminar por ese sector cuando los los grados de alcohol alcohol le hacían una mala jugada. Entonces presuroso se dirigía dirigía en busca de un vecino pidiéndole que lo acompañaran a pasar el lugar donde el duende lo solía esperar para darle su merecido. Nunca nadie de sus sus ocasionales acompañantes vio nada extraño. Razón por lo lo que dudaban de sus temores etílicos, etílicos, pero cambiaban de parecer, cuando a los pocos minutos de partir solo, regresaba machucado como membrillo, membrillo, diciendo que el duende lo golpeó. Durante los los muchos años que don Custodio Curiante residió en Naltagua, el mentado duende, jamás lo dejó emborracharse tranquilo.
EL DIABLO BAILABA CUECA
El hermoso hermoso cerro Lonquén ³sagrado´ para los los aborígenes picunches, también tiene una historia relacionada relacionada con Satanás, Sat anás, ya que en el citado cono montañoso existe un sitio sitio conocido como como ³La ³La Pata del Diablo o La Mesa´. Cuentan los los vecinos vecinos del sector que muchos años atrás vivía en ese lugar una tranquila familia cuya hija menor tenia la habilidad de tocar la guitarra como los ángeles. Sus delicadas manos sacaban dulces melodías del instrumento instrumento los que eran del total agrado del vecindario y transeúntes (No hay que olvidar que Lonquén hasta el año 30 era paso obligado entre Santiago y el sur de todo el transporte en carretas). carretas). La joven de voz privilegiada, privilegiada, era especialista en interpretar cuecas, ganándose merecida fama. De la la noche a la mañana en el cerro se empezó empezó a sentir acompasados zapateos al ritmo del baile nacional, lo que fue repitiéndose noche a noche, empezando a alarmar alarmar al vecindario cuando comprobaron que una tosca roca se ponía lisa como una mesa gracias a las las infernales chinganas.
Todo
lo anterior preocupó mucho a la gente que solicitaron a la niña que no tocara mas la guitarra ni menos cantara. Atemorizada la joven obedeció a sus amigos y nunca mas se escucharon sus melodías en Lonquén, a tal extremo que el Diablo al terminársele la ³música´ se subía a la enorme roca a esperar que empezara la fiesta, dejando así estampadas sus pisadas en su pista rocosa. Dicen que cansado de tanto esperar se aburrió y decidió trasladarse al pueblo de Peumo en la Sexta Región, para continuar sus chinganas en el cerro Gulutrun. (fiesta) en mapuche). Como recuerdo De lo anterior dicen muchos residentes de Lonquen , que a veces en las noches se siente un fuerte olor a azufre anunciando el paso de Satán, con la esperanza de escuchar alguna cueca.
EXPLOSION EN LA NOCHE
Años antes que se construyera el puente de Naltagua y la cuesta de El Rosario. Allá por 1920, un grupo de jóvenes isleños iban a trabajar a Los Huertos de Naltagua, salían muy de madrugada de La Isla por la calle Santelices para cruzar el río antes de que aclarara y remontar el cerro a toda carrera, ³para calentar el cuerpo´ llegando a sus labores junto con la salida de el sol. Al final de la jornada el proceso se revertía y más de una vez alguno de los muchachos tuvo que quedarse trabajando hasta muy entrada la noche, debiendo hacer el trayecto solo. Así fue como uno de ellos en una ocasión regresaba de madrugada. Subió por la huella tan familiar de sus diarias andanzas hasta la cima de donde la claridad de la luna llena le indicaba el respetable río que debía cruzar. Bajaba unos cuantos metros para enfrentarlo, cuando se produjo un gran resplandor seguido de una fuerte explosión tras él. Trémulo de espanto emprendió una loca carrera cerro abajo, siendo alcanzado por unos brillantes peñascos que lejos de golpearlo. Mas aprecian que trataban de imponerse en su marcha, para que él los tomara. Pese al miedo cogió algunos y a toda carrera y sin desvestirse cruzó el río y continuó su marcha hasta su casa donde mostró las brillantes piedra, que resultaron ser trozos de oro. Días después los vendió en Santiago a un precio que le alcanzó para comprarse un pedazo de terreno, animales dejando algo para el bolsillo, que le permitió a partir desde entonces a llevar una vida más tranquila.
Este inesperado golpe de suerte, trajo consigo muchas envidias y hasta un imitador que sin tener justificación alguna intentó hacer el mismo recorrido, ciñéndose a todos los detalles, incluida la hora (medianoche). El resultado fue desastroso, ya que cuando bajaba la montaña en demanda del río por noveno día consecutivo. Repentinamente desde la cima surgió un enorme ser, que a grandes zancadas le seguía. Como alma que se lleva el diablo, el hombre al darse cuenta de la situación emprendió una loca carrera, con tal mala suerte, que al afirmarse en un risco, lo hizo sobre el lomo de una ³huiña´ (gato salvaje). El animal se engrifó horriblemente, aumentando el pavor al máximo de nuestro héroe , que no supo como atravesó el Maipo, pues se vino a dar cuenta que estaba vivo, solo semanas después de reponerse del tremendo susto, y lo primero que dijo después de sacar el habla, ya de vuelta en su casa. Fue prometer que jamás volvería a repetir dicha empresa.
EL ZORRO PLATEADO
El rigor de vivir en suelos bajos mirando de lejos los cerros y rodeados por un río que si bien es generoso, también es traicionero, templó a los isleños dotándolos siempre de un afán de aventuras hacia esas cumbres en excursiones muy alegres y nostálgicas, porque hoy todas esas montañas de la noche a la mañana aparecieron con dueños que impiden internarse ene ellas. Pero hasta hace pocos años atrás, eso no sucedía, permitiendo organizar viajes en cualquier momento del día o la noche. Así fue como un grupo de jóvenes que conversaban en la Plaza isleña esa noche, decidieron amanecer en la hermosa Laguna de Aculeo. En contados minutos se organizaron y una hora después estaban cruzando el río en El Lanchero en demanda del cerro El Rosario caminaban a medianoche por la Cuesta de Los Pescadores rumbo a la cima, cuando se les apareció un zorro con un hermoso pelaje plateado. La reacción fue inmediata. ¡¡Casemolo! ! gritaron casi a coro. Acto seguido se inició la persecución del animal, el cual no ponía mucho interés en escapar, por el contrario al verlos se introdujo en una cueva ¡lo tenemos ! gritaban los muchachos con entusiasmo. Como el zorro no dejaba su escondite, juntaron maleza poniéndola en la entrada encendiéndola con él animo de que el humo forzara al animal a salir. Tras horas de inútil espera y denodados esfuerzos por sacarlo se aburrieron, disponiéndose a continuar el viaje rumbo a la Laguna, cuando uno de los jóvenes tropezó con algo extraño. Lo cogió tirando suavemente hasta desenterrar una espada, la cual a simple vista se veía muy antigua.
Días después vendieron el sable en Santiago, donde el anticuario les manifestó que esa arma era de el tiempo de la conquista española y seguramente en el sitio de este hallazgo existía algún entierro importante y eso fue lo que les reveló el extraño ³zorro plateado´. Los jóvenes picados en el amor propio volvieron a ³La Cuesta de Los Pescadores´ pero por mas que buscaron y exploraron nunca pudieron encontrar rastros del sobrenatural encuentro.
TRAGEDIA EN LA RUTA
Allá por el año 1915 eran tan comunes los viajes a Santiago en carreta, que a nadie sorprendía ver uno de estos lerdos y bulliciosos vehículos tirados por dos o tres yuntas de bueyes doblando desde la Alameda hacia San Diego rumbo a Isla de Maipo, vía San Bernardo, Calera de Tango , Lonquén. Ese trayecto les resultaba familiar, desde hacia décadas, pero no por ello dejaba de ser peligroso, de tal modo que para protegerse de los cuatreros viajaban en caravanas de varias carretas, las cuales se unían de a poco durante la marcha. En una ocasión la larga fila de carretas se acercaba a la Capital después de pasar San Bernardo con la carga completa para venderla en la Vega y entregarla a clientes ya convenidos, dado el gran prestigio que tenían los productos isleños en ese mercado. Luego adquirirían sus propias necesidades en distintos puntos de la ciudad, para juntarse en un sitio preestablecido y juntos retornar a La Isla. Desgraciadamente, nadie se percató que la última carreta sin causa justificada se quedó cada vez mas atrás, pese a los esfuerzos de su conductor. Cuando se encontraba en el actual paradero 28 de la Gran Avenida, desde el otro lado del alto deslinde, saltó un enorme animal que lo atacó corriendo por entre las yuntas de los bueyes. El carretero se defendió con la picana que chorreaba de sangre, mientras los bueyes corrían desesperados de pavor hacia La Cisterna (donde se descansaba y daba de beber a los animales antes de llegar al colonial Santiago de entonces y que hoy es recordada al tomar la comuna del mismo nombre)La desesperada llegada de los nobles animales tirando la carreta llevando desfalleciente a su abnegado conductor, alertó a la caravana y pese a los esfuerzos por reanimarlo, este esforzado isleño murió en brazos de compañeros .
EL GENTIL MATON DE LA CUESTA DE EL ROSARIO
A partir del día en que la Cuesta de El Rosario se puso al servicio publico allá por el año 1947 casi todos los rosarinos se trasladaban por ella en demanda del puente de Naltagua , que les permitía cruzar el río y tomar locomoción sin el peligro de cruzar en lancha el imponente río. Con el tiempo este movimiento se hizo habitual a cualquier hora del día e incluso de noche. Luego de la puesta del sol , repentinamente surgió un problema inesperado y de desagradables consecuencias para los varones, y no para las damas. Casi nunca el zigzagueante trayecto de casi seis kilómetros por la falda del cerro que los vecinos hacían solos o en grupos para hacer menos tediosa la caminata tuvo algún traspié. Pero ocurrió que de un día para otro al oscurecer, apenas salían del puente e ingresaban a la Cuesta les salía un fornido ser, que las emprendía a golpes de puños con los hombres dejándolos a muy mal traer, sin importar él numero de que se compusiera la caravana. Igual a todos los dejaba con moretones y magulladuras en el rostro y cuerpo. Lo curioso y extraordinario de esta situación , es que el hombronazo si iban mujeres en el grupo, a ellas no les hacia el menor daño, no así a los acompañantes varones, que como ya lo dijimos, los dejaba convertidos en una calamidad. Un buen día a alguien se le ocurrió poner un Cristo Crucificado en el lugar, y desde entonces el ³matón´ desapareció para siempre.
EL BULTO DEL TERRAPLEN
Un kilómetro al poniente de la Plaza de Armas de Isla de Maipo está ³El Terraplén´ lugar en donde muchas personas vivieron dramáticas experiencias. Aunque el sitio preciso de estos sucesos se encuentra entre el lugar señalado y el Canal San Luis por el oriente y no a mas de quinientos metros al sur de la Avenida Santelices. , el autor solo se limitará a relatar brevemente tres o cuatro casos conocidos por ser los afectados muy próximos a él. Al salir licenciado mi padre de su Servicio Militar en el Regimiento Tacna volvió a La Isla encontrándose con unos amigos que lo invitaron a celebrar su retorno al pueblo después de un año de ausencia. Los festejos terminaron en libaciones hasta muy entrada la noche. Contaba mi padre que bastante ebrio, y pese a las advertencias de los presentes que lo invitaron a dormir en la casa de la jarana, emprendió la marcha a su hogar bordeando el canal San Luis en busca de la huella interior que le permitía acortar el trayecto. Así llegó a un deslinde tras el cual serpenteaba el sendero amigo que le conducía donde los suyos un poco mas allá de ³El Paso de La Escopeta´ conocido como El Rincón donde compró su padre Juan de Dios junto a su padrino de bautismo don Gregorio Pinto cuando se vinieron de Naltagua, lugar donde nació mi progenitor, pero hoy con veinte años se consideraba isleño ciento por ciento, y conocía la ruta como su casa, la cual estaba ubicada entre dos esteros muy cerca de donde confluían con el río. Cuando Juan Moisés (mi padre) quiso
traspasar la cerca, se puso frente a él un enorme ³bulto negro´ que le brillaban unos descomunales ojos del tamaño de un huevo frito. Al muchacho se le helaron los huesos y el efecto del alcohol se le esfumó como por encanto, Desorientado, sacó fuerzas de flaqueza e instintivamente corrió hacia la casa más cercana, donde vivía un joven descendiente de un veterano de la Guerra del Pacifico, toda esa familia era muy querida y respetada por su valentía, (mi padre pese a los años transcurridos de ese episodio, aun temblaba cuando lo recordaba ) En un momento de máxima angustia, decía. Corrí como alma en pena, mas el ³bulto´ solo alargó el paso, para alcanzarme, acogiéndome de la ropa, me alzó hasta la altura de sus hombros, dejándome caer de varios metros de altura. El golpe fue horroroso, pero el temor era mayor. A partir de ese momento resé y grité a todo lo que daban mis pulmones. Talvez eso me salvó, pues logré llegar a la casa citada, desfalleciente. Golpee con todas mis fuerzas la puerta de ese hogar pidiendo ayuda en forma desesperada, la que fue escuchada , saliendo mi joven amigo de la infancia a socorrerme, y preguntándome ¿te salió El Bulto, verdad Moisés ? ¡¡si Rafael ! ! respondí casi sin habla, acto seguido tomó un enorme sable militar, gritando ¡¡¡¡hasta cuando asusta a la gente este maldito bulto ! ! ! ya verá lo que va a pasar conmigo, rugió, y ordenando a su mujer que diera algún calmante al maltrecho Moisés, salió al patio. En ese preciso instante un violentísimo sacudón similar a un terremoto estremeció la casa botando todos los utensilios al suelo. Albo como un papel y apenas sosteniéndose en pie el dueño de casa, volvió al comedor y con entrecortadas palabras decía. El Bulto tiene cogida la casa como si fuera un baúl y la está remeciendo. El susto de esa interminable noche tuvo por varios meses a muy mal traer al joven Juan Moisés Inostroza Rodríguez e igual suerte corrió su valeroso y leal amigo Rafael Pérez. Su esposa no resistió la impresión y no vivió en paz hasta que consiguió irse a vivir al pueblo.
LOS ARBOLES CAMINARON
Otro vecino del ³Rincón de Los Muñoces´ que vivió la dura experiencia de conocer el Bulto, fue don Humberto Mora oriundo de la ciudad de Mulchén y casado con isleña, quien también con unas copas de mas, toma por Santelices y dobla en El Terraplén al camino de Los Muñoces, cuando cruzaba entre el tupido bosque de eucaliptos que por el oeste flanqueaba la ruta y una frondosa higuera por el este, vio que el árbol se partía en dos y una parte empezó a caminar junto a él, acompañándolo por espacio de un kilómetro, que le parecieron eternos a don Humberto, hasta dejarlo en su misma casa, d onde desfalleciente lo encontraron sus familiares. Casi un año le costó reponerse de tamaño susto, claro que renunciando también a seguir viviendo en el sector.
DEL SUSTO A LA MUERTE
Sin duda que el mas dramático episodio al respecto, lo vivió Antonio Pinto, impetuoso joven, bastante conocido por su afición y gran técnica como boxeador, igual que su hermano Serafín, verdadero crédito isleño en los cuadriláteros de la zona. Una noche después de despedirse de sus amigos el Tuco Pinto se dirigió a su casa donde lo esperaban su abuela Socorro Rodríguez y Gregorio Pinto, verdaderos patriarca del Rincón de Los Muñones, al enfrentar nuestro personaje la frondosa higuera, le salió al encuentro un burro que no le dejaba pasar al lanzarle violentas coses. Su temperamento valeroso no decayó por el contrario, con enojosas palabras hacia el animal después de un rato le dijo. Que te crees burro desgraciado,¿ acaso piensas que no puedo irme por dentro del bosque ?. y acto seguido, tomo por un atajo usado por los vecinos( de día claro) para acortar la ruta en diagonal de sus viajes al pueblo. Esta maniobra fue fatal para el joven, ya que apenas ingresó al bosque, con una altura similar a la de los altos eucaliptos y confundiéndose con ellos, le estaba esperando ³El Bulto´ que no dándole tiempo para nada, lo cogió lanzándolo a las moras, desesperado Antonio Pinto buscó una salida, la cual no encontró y por mas que se esforzaba por salir del pequeño bosque no lo consiguió y cuando llegó el nuevo día, con sus ropas destruidas, sangrando por las múltiples heridas causadas por la foresta hostil, se dio cuenta de que toda la noche vagó en circulo sin alejarse del sitio donde lo esperó ³El Bulto´ al ,lado de la calle, la cual cruzó para dirigirse a la casa cercana, narrando a don Isidro Vera la trágica aventura que le tocó vivir, minutos después, dejó de existir.
UN SER DE GRAN ESTATURA
Una de las ultimas noticias de esta sobrenatural visión la contó don Antonio Muñoz, cuando junto a su esposa retornaban a su casa desde el pueblo. Fuertes ronquidos sobresaltaron su marcha, pensando en que algún conocido se pudo quedar dormido luego de alguna parranda y bien podía pillarle la noche y pasar un gran susto si se encontraba con el ³Bulto´ ya que estaba justo en sus dominios, se acercó al tupido deslinde de mora para observar quien roncaba tan fuerte y vio con espanto estirado entre las hileras de duraznos un ser de mas de diez metros de largo, absolutamente negro que dormía tranquilamente. Sin decir una sola palabra, cogió del brazo a su mujer, alejándose presurosamente de ese sitio tan temido por los isleños ³abajinos´.
EL BULTO SALIA DEL AGUA
Las muchas personas que vivieron aterradoras experiencias con ³El Bulto´ en el sector de El Terraplén y el Camino de Los Muñoces y el propio vecindario, por mas conjeturas que se hicieron por años, jamás se imaginaron que esta gigantesca aparición surgía de las múltiples vertientes y arroyuelos del sector. Quien sin proponérselo descubrió el misterio fue un joven estudiante de no más de catorce años de edad , que una calurosa tarde de diciembre de 1960 se dirigía desde el liceo isleño donde estudiaba a su domicilio en El Paso de La Escopeta, lugar al cual llegó desde El Rosario, traído por sus tíos con el propósito de que completara su Enseñanza Media en La Isla. Acostumbrado el muchacho a caminar por los espesos matorrales del cerro y los valles rosarinos, jamás tuvo temor para internarse en el bosque de El Terraplén siguiendo el atajo que todos hacían y menos ahora que los viejos eucaliptos estaban siendo cortados para dar paso a la plantación de viñedos. El calor reinante a las tres de la tarde lo tentaron a beber de las cristalinas aguas de una vertiente que surgía a la vera del sendero. En el preciso momento en que el joven se inclinaba para tomar el primer sorbo. Desde el agua empezó a elevarse un gigante negro. El niño al ver el sobrenatural fenómeno saltó como un rayo hacia un lado cayendo desmayado. Horas mas tarde fue encontrado por transeúntes del sector y llevado al hospital donde por dos semanas estuvo sin habla y presa de pavor. Desde que el muchacho contó de donde salía ³El Bulto del Terraplén´ este no a vuelto a aparecer.
REFLEXION
Las apariciones de este descomunal ser, nos lleva a pensar y reafirmar que Isla de Maipo en épocas pretéritas fue un lago, que tras un constante acarreo de légamo por el río se convirtió en archipiélago y después en la actual isla. Pero lo mas impactante es el hecho que el aterrador fenómeno nos puede indicar que nuestro planeta alguna vez estuvo habitado no solo por dinosaurios enormes, si no que los antecesores del actual hombre ³dadas las circunstancias´ también para sobrevivir, obligatoriamente tenia que ser un gigante, y las apariciones fantasmales en La Isla nos lo ratificaría, y estuviese demostrando que aquí en este suelo tuvieron su hábitat y que muy bien estas leyendas, pudieron ser milenios atrás, autenticas realidades.
EL AGUA SIEMPRE PRESENTE
Contaban nuestros abuelos, haber escuchado de los suyos una historia que recordaba como se formó la laguna de Aculeo: Ella fue la causa de una apuesta entre los caciques del norte del río Mapocho y los del sur del Maipo. Cuando en una regada ceremonia nativa, surgió la idea de enfrentarse en una carrera a caballo entre las mejores colleras de ambos lugares y el premio era nada menos que el vencedor quedaría dueño absoluto de las pequeñas lagunas de Aculeo y Pudahuel. Es decir el vencedor será el propetario de los dos espejos de agua y el perdedor estaba obligado a trasladar él liquido elemento de su ex laguna hacia la del vencedor. Ante tan menuda tarea para, los oponentes se esmeraron en la preparación del evento y llegado el día de la carrera fue tenso y el resultado amargo para los pendones de Pudahuel que perdieron su hermosa laguna. Como era lógico cuando se entregó el trofeo Isla de Maipo pagó los platos rotos, porque por acuerdo de los machis se procedió a sacar el agua de Pudahuel por medio de las nubes y así trasladarla hacia Aculeo, Razón por el cual se produjo un violento temporal en el trayecto y sobre La Isla en ese memorable día en que calló del cielo una lluvia de pescados sobre sus valles, cerros y todo su archipiélago.