Nombre de la materia Fundamentos de investigación Nombre de la Licenciatura Psicología Organizacional Nombre del alumno Ian Marck Andrade Matrícula 000005626 Nombre de la Tarea Entrega Final, Trabajo Final Unidades 4 a 7 Nombre del Tutor Cassandra Yahell Salas Fecha 14 de octubre de 2014
Unidades 4 a 7 Fundamentos de investigación
Comparación de las versiones 2011 y 2013 del DSM respecto de los los 9 criterios para el diagnóstico del Trastorno de Personalidad Limítrofe o Borderline Índice Introducción
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Justificación
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Pregunta de Investigación
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Hipótesis
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Objetivos
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Marco Teórico
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Bosquejo Metodológico
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Reflexión Final
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Glosario de términos
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Fuentes de Consulta
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Introducción El presente trabajo hace una comparación cualitativa sobre los 9 síntomas que forman parte del diagnóstico del Trastorno de Personalidad Limítrofe Borderline (TLP) dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales o DSM, el cual, fue renovado en 2013. El DSM es la guía por excelencia para la identificación del TLP. Según el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente, en México el diagnóstico de este trastorno lo realizan en un 89% los psiquiatras, un 7% los psicólogos mientras que los propios pacientes pueden identificarlo menos de 1% de los casos reportados antes de iniciar algún tipo de terapia o tratamiento (IESM-OMS, 2011). La comparación de ambas versiones busca demostrar la factibilidad y facilidad de entendimiento de los 9 síntomas, de los cuales según la American Psychiatric Association, deben de existir 5 para confirmar el trastorno (American Psychiatric Association, 2012). Se asume que mientras más factible y fácil sea identificar estos síntomas, menores diagnósticos falsos o erróneos habrá y mejor será su manejo y tratamiento sin llegar a situaciones riesgosas o extremas para los pacientes.
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Justificación El Trastorno de Personalidad Limítrofe o Borderline es considerado como un cuadro clínico del tipo de desórdenes dramáticos, emocionales o impulsivos. Su presencia puede, en combinación con factores tanto biológicos como sociales, culminar con el riesgo de la vida del paciente mismo o de terceros en su alrededor, ya que una de las características que lo distingue es la falta de mesura en situaciones que ponen en riesgo la salud o integridad (Oldham, 2013). Actualmente el diagnóstico de la enfermedad se realiza casi en 90% por psiquiatras, es decir profesionales de la salud mental que más comúnmente se encuentran en hospitales o clínicas especializadas. Los psicólogos y terapeutas de otro orden así como la gente sin estudios en el campo no están siendo capaces de diagnosticar este trastorno que en nuestros tiempos puede ser fácilmente confundido con depresión, ira, estrés posttraumático, por mencionar algunos. La importancia que existan instrumentos, mediciones y síntomas bien detallados para determinar su incidencia es vital para detectar a un posible paciente del TLP que pueda acudir a recibir confirmación de un profesional de la salud y tratarlo en etapas tempranas, sin llegar a comprometer su salud o antes que sea demasiado tarde. Finalmente, la claridad y facilidad para entender cabalmente estos 9 síntomas son básicas para los pacientes de TLP ya que según la patología, se manifiesta primeramente en la adolescencia, una etapa de cambios y transiciones por excelencia donde puede ser confundido con muchas otras circunstancias.
Pregunta de investigación Problema de Investigación
¿De qué forma la actualización más reciente del DSM sobre el Trastorno de la Personalidad Limítrofe Borderline facilita la comprensión e identificación del trastorno por personas que no sean profesionales de la salud?
Hipótesis Los cambios entre ambas versiones del DSM para los 9 parámetros típicos del Trastorno Limítrofe de Personalidad Borderline en su última actualización facilitarán la identificación del TLP en etapas más avanzadas al no ser confundidos con otros padecimientos y ayudando el inicio de tratamiento más temprano.
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Objetivos Analizar si existe mayor facilidad de comprender e identificar, por personas otras a profesionales de la salud, los 9 síntomas del TLP en la versión 2013 contra la versión 2011 del DSM para un diagnóstico más temprano. 1. Describir el TLP, la patología y las consecuencias que tiene para los pacientes que lo padecen y las posibles terapias de tratamiento. 2. Explicar y detallar los 9 síntomas confirmatorios del DSM versiones 2011 y 2013 y señalar sus principales diferencias. 3. Demostrar la incidencia de diagnósticos de TLP por profesionales de la salud, así como el estimado del total de pacientes con el trastorno en nuestro país. 4. Presentar dos casos clínicos de pacientes diagnosticados con TLP y las consecuencias que tuvo éste sin un tratamiento o con un tratamiento tardío.
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Marco Teórico En la actualidad, la vida sedentaria en las ciudades y el nivel de presión que los factores ejercen sobre los individuos hacen que la incidencia de enfermedades, trastornos y padecimientos mentales vaya a la alza. Es por ello que es importante establecer primeramente la diferencia entre estos tres conceptos para poder avocar la terapia o tratamiento adecuados para cada caso. El departamento de Salud Mental de la clínica Mayo define una enfermedad o trastorno mental como cualquier condición de salud mental que afecta el estado de ánimo, el pensamiento o la conducta de una persona. Es así que el Trastorno Limítrofe de la Personalidad, por definición, es una condición de salud mental y no simplemente un trastorno de la conducta debido a causas específicas, por lo que se combinan factores biológicos, circunstanciales y socioculturales del paciente que los presente (Mayo C., 2011). No existe una autoridad a nivel mundial para determinar los criterios de diagnóstico para los trastornos mentales, sin embargo, la comunidad internacional realizó desde la década de los 50’s un manual para
compilar las manifestaciones de los diversos trastornos mentales. Se le denomina Manual Diagnóstico Estadístico o DSM por sus siglas en inglés. No fue sino hasta 1980 que en su tercera edición se enlistó el TLP como una enfermedad diagnosticable. Su principal diferenciador dentro de este manual radica en la brevedad de los episodios psicóticos a comparación de otros padecimientos como esquizofrenia o paranoia (Instituto Nacional de Salud Mental, 2012). El Trastorno de Personalidad Limítrofe o Borderline se define por la American Psychiatric Association como un cuadro clínico del tipo de desórdenes dramáticos, emocionales o impulsivos (Grupo B), junto con el Trastorno Antisocial, Histriónico y Narcicístico. A diferencia, tiene 9 típicos síntomas comparado contra otros 5 de los demás trastornos (American Psychiatric Association, 2012). La medicación juega una parte importante en el trastorno debido a que suele ser la primera línea de acción que los profesionales toman al confundirse con otros síntomas inherentes como la depresión, obsesividad, irritabilidad, entre otros. Todas las versiones del DSM establecen que el TLP no puede ser diagnosticado únicamente con una herramienta como un cuestionario o un test, sino con evaluaciones psicométricas y conductuales para confirmar su incidencia, tras lo cual, puede o no recomendarse la medicación (Biagini, 2009).
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De manera resumida, los 9 síntomas que se caracterizan en los pacientes de TLP de los cuales 5 deben estar presentes y confirmados para diagnosticar el trastorno se dividen en el tipo psicosocial y biológico. Siendo así, estos son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
Miedo a la pérdida o abandono Relaciones interpersonales difíciles o conflictivas Falta de seguridad sobre autopercepción o imagen de sí mismo Conducta impulsiva Conducta auto-destructiva mediante riesgo crucial, prácticas sexuales o falta de juicio en circunstancias Cambios de emociones o hiperactividad Sensación de vacío Dificultad al controlar enojo intenso y su manifestación Sospecha constante de la realidad o falta de conexión con el mundo real
A pesar de existir diversos tests autoaplicables y herramientas de detección de los síntomas, para iniciar un tratamiento del orden psiquiátrico o psicológico, un profesional de la salud debe confirmar el cuadro y la presencia de al menos 5 síntomas según los parámetros de uso del DSM. Para tratar el trastorno, se ha llegado actualmente a varios consensos sin que ninguno particularmente demuestre efectividad. El primero de ellos es la psicoterapia, la cual puede extenderse entre dos y siete años siguiendo el procedimiento planteado por Kernberg, mientras que la medicación muchas veces no es precisa ya que se confunde con depresión, esquizofrenia u otros padecimientos, presentando un amplio obstáculo para su diagnóstico, tratamiento y evitar que escale (Biagini, Torres, Torruco & Carrasco, 2009). Otra de las alternativas es la Terapia Dialéctico-Conductual (TDC) la cual reduce los intentos de suicidio y la hospitalización de pacientes, sin embargo, ha sido altamente efectiva en las mujeres pero poco así entre los hombres. En menor medida, se ha recurrido a la Teoría Cognitivo Conductual (TCC), los grupos de apoyo y la esquemática, por mencionar las más populares (Instituto Nacional de la Salud Mental, 2012). En general, una terapia para atender el Trastorno Borderline requiere establecer objetivos claros, medibles y a corto plazo a fin de devolver la sensación de control y capacidad para los pacientes sin desarrollar actitudes obsesivas o compulsivas que detonaran otros matices. Actualmente los profesionales de la salud están trabajando en maneras más concretas de llegar a datos sobre los pacientes con TLP Borderline. El indicio comenzó siendo el reflejo negativo en automático que se presenta ante estímulos como palabras adversas o gestos faciales en los pacientes, comparados contra el resto de la población. De ahí se dedujo que la actividad cerebral podría indicar las zonas donde existe una hiperactividad
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como el hipotálamo o el Par Craneal II y zonas con menor actividad, en especial aquellas que controlan las emociones y los impulsos. Estos hallazgos recientes como el de Silbersweig de 2007 podrían ayudar a tratar el aspecto fisiológico del padecimiento sin recurrir a la medicación de un inicio ( et al , 2012). Es así que el conocimiento actual sobre el trastorno Borderline es aún muy escaso para diagnósticos, para crear adherencia y resultados a una terapia o tratamiento, mientras que la epidemia entre la población mundial indica ir a la alza.
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Bosquejo metodológico y desarrollo El método que será utilizado será analítico sintético y cualitativo, ya que presentará los 9 síntomas y los comparará entre las dos versiones, para determinar la facilidad de identificar al menos 5 de los 9 existentes. Será cualitativo al analizar dos casos clínicos para presentar la importancia de una sospecha o diagnóstico confirmado en una etapa temprana a fin de evitar consecuencias perjudiciales para su salud o integridad los cuales serán solo documentados a partir de entradas de blogs de comunidades de pacientes con TLP a modo de ilustración de un caso típico, visto siempre desde la perspectiva del mismo paciente. Finalmente, a partir de ellos se inducirá cómo podría cambiar el diagnóstico de TLP o la identificación de sus criterios derivados de la última actualización en el DSM-5. Consecuencias para pacientes de TLP Borderline
Las consecuencias para los pacientes que padecen TLP varían dependiendo del nivel de avance del padecimiento así como de su predisposición que muchas veces se asume genética, otras sociocultural (Instituto Nacional de la Salud Mental, 2012). Desde la sensación y experimentación de emociones más intensas como angustia, enojo o reacción hacia palabras negativas con mayor intensidad que las personas sin el trastorno, hasta conductas que pongan en riesgo su salud e integridad en forma de excesos sexuales, abuso de sustancias, mal juicio en circunstancias de peligro o supervivencia así como la conducta autolesiva. Según el Departamento de Salud de Estados Unidos, al menos 80% de las personas con TLP Borderline tiene comportamientos suicidas derivados de pensamientos constantes que se manifiestan desde la niñez; de éstos, de 4 a 9% se terminan suicidando al cortarse, quemarse, golpearse, tirarse del cabello u otros actos de fuerza e ira desmedidas. Esto es la manifestación más alta del problema para regular sus emociones. Criterios diagnósticos versiones 2011 y 2013
La principal diferencia entre ambas versiones se puede resumir como cualitativa, ya que radica en la forma de enunciar y estructurar los patrones prevalentes en los pacientes. A continuación, una tabla comparativa* de ambas versiones.
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DSM IV
DSM V
Diferencias percibidas
Generalidades: Patrones de inestabilidad y relaciones interpersonales, autopercepción e impulsibidad al comenzar la adultez temprana y en varios contextos. Requiere 5 de los siguientes 9 criterios confirmados.
Generalidades: Divide los grupos de criterios de la siguiente forma: a) funcionamiento de la personalidad b) funcionamiento interpersonal c) síntomas en la personalidad. A su vez, cada uno de estos grupos se subdivide en describir: a) la identidad b) la autoregulación c) empatía d) intimidad e) estabilidad emocional f) ansiedad g) miedo de separación h) depresividad i) impulsividad j) toma de riesgos k) hostilidad
Cada uno de los grupos se describe por separado permitiendo entender mejor los matices del criterio, como la impulsividad que pasó de describirse como "actitudes extremas y peligrosas: gastos, sexo, abuso de sustancias, comer compulsivamente) a "actuar al momento para responder a estímulos específicos sin considerar las implicaciones, dificultad para seguir planes y sentido de urgencia altamente alto que produce daño y estrés emocional"
1. Esfuerzos extremos para evitar el abandono real o figurado
A. Dificultades de personalidad significantes manifestados por:
2. Patrón de relaciones interpersonales inestable e intense caracterizado por alternar entre extremos de idealización y devaluación 3. Identificar problemas: autopercepción inestable y persistente marcada y deteriorada 4. Impulsividad en al menos dos áreas que sean auto-dañinas (apuestas, sexo, abuso de substancias, comer compulsivamente)
1. Impedimentos para funcionar solo (a o b) a. identidad: muy marcada, poco desarrollada, auto-percepción inestable, autocrítica excesiva, sensaciones de vacío crónicas, estados de disociación bajo estrés b. auto-dirección: inestabilidad en metas, aspiraciones, valores o planes de carrera
y de
6. Inestabilidad afectiva debido a la sobre-reactividad (episodios de disforia intensos, irritabilidad, ansiedad durante horas o días) 7. Sentimientos crónicos de vacío
Y ADEMÁS 2. Impedimentos para el funcionamiento interpersonal (a o b)
a) empatía: habilidad pobre para reconocer los sentimientos y necesidades de otros asociados con hipersensibilidad interpersonal como sentirse insultados. Ser selectivos con otros hacia atributos negativos o vulnerabilidades b) intimidad: relaciones intensas, inestables y conflictivas marcadas por la falta de confianza, necesidad, ansiedad, preocupación o abandono vistas de manera extrema o idealizadas entre la entrega y el abandono B. Rasgos patológicos de la personalidad
1. Afectividad negativa caracterizada por: 5. Conducta suicida pensamientos continuos auto-mutilación
a. Dependencia emocional: experiencias emocionales inestables y cambios constantes de humor, emociones a flor de piel intensas o fuera de proporción b. ansiedad: sentimientos intensos de nerviosismo, tensión o pánico en reacción a estrés interpersonal. Preocupación hacia efectos negativos del pasado y posibilidades futuras posibles, sentir miedo, aprehensividad o amenaza de perder el control. c. miedo de separación: miedo de rechazo y de dependencia excesiva o pérdida de autonomía d. Depresividad: sentimientos frecuentes de depresión, dificultad para recuperarse de dicho estado, pesimismo futuro, inferioridad, suicidio
Condiciones a no solamente 5 de 9 criterios, sino a una combinación de ellos dependiendo el tipo, origen o manifestación. Distinción entre funcionamiento personal, relaciones interpersonales y rasgos patológicos de la personalidad. Descripción de criterios que pueden causar la inestabilidad de relaciones interpersonales como empatía, dependencia emocional o miedo de separación, antes no mencionados. Determinación de la intensidad de los criterios de personalidad (ej. frecuentes, activamente, persistentes, etc)
2. Desinhibición caracterizada por:
8. Ira inapropiada e intensa o dificultad para controlar la ira (muestras de temperamento, peleas físicas recurrentes)
a. impulsividad: actuar al momento para responder a estímulos específicos sin considerar las implicaciones, dificultad para seguir planes y sentido de urgencia altamente alto que produce daño y estrés emocional b. toma de riesgos: participar en actividades dañinas y autolesivas innecesarias y sin importar las consecuencias; falta de cuidado a las limitaciones y negación de la realidad o del daño personal
9. Paranoia relacionada con el
3. Antagonismo: caracterizado por:
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estrés o síntomas disociación severa
de a. hostilidad: Sentimientos de ira persistentes o frecuentes e irritabilidad a la menor señal de “ataques o insultos”
* American Psychiatric Association, DSM-IV and DSM-5 Criteria for the Personality Disorders , 2012
Tabla 1. Cuadro comparativo entre versiones DSM IV y DSM V, elaboración propia
Incidencia del Trastorno de Personalidad Limítrofe
En México no existe información precisa sobre este trastorno, sólo aproximaciones estadísticas a partir de Estados Unidos o los censos incompletos del INEGI cada 10 años. Tampoco clínicas especializadas para atender el Trastorno Limítrofe de la Personalidad. Empero, la Asociación Psicoanalítica Mexicana AC estima que entre 70 y 90% de los casos son presentados en mexicanas (Ramírez, 2010). Según estimaciones del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIHM), 5.9% de la población presenta prevalencia de TLP a lo largo de su vida. No existen diferencias entre hombres y mujeres, sin embargo, es más común entre hombres jóvenes y solteros, divorciados o separados y menos prevalente entre la población latina y mujeres asiáticas. En nuestro país, el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente estima que de 1997 a 2001 el TLP está presente en 10% de los pacientes psiquiátricos ambulatorios, 20% de hospitalizados y de 30 a 60% que se sospechan en mecanismos de diagnóstico como consultas psicológicos. De ahí la importancia de aclarar y mejorar el diagnóstico psicológico para proveer a los pacientes de mayores opciones de tratamiento a tiempo. En cuanto a la demografía, se estima que 75% son mujeres, sin embargo, los únicos resultados provienen de pacientes psiquiátricos donde la incidencia va de 25 a 36%. Se dejan fuera la población general que no ha sido internada o aquellos en consulta psicológica no adscrita a tratamiento psiquiátrico. Por lo anterior, la Organización Mundial de la Salud (WHO en inglés) y países como Estados Unidos han comenzado a realizar mediciones cada vez precisas a fin de idear nuevos mecanismos y líneas de tratamiento para evitar que se convierta en una pandemia pública de salud mental. Lamentablemente, estas iniciativas no han tocado tierra en pacientes mexicanos aún (Espinosa, Blum & Romero 2009). Presentación de casos clínicos de pacientes con TLP Borderline
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Caso clínico 1 La paciente tiene 21 años. Refiere que sus relaciones personales s on todo o nada; puede pasar de la risa al llanto. Evade la realidad imaginando que es un filme y no está bajo su control nada en él. Suele ser percibida como lista para unas cosas y tonta para otras. No evalúa el riesgo de sus acciones y al siguiente se quiere aislar del mundo. Admite pensar rápidamente cómo lastimar a los demás y cómo ser convincente. Como parte de su terapia, ha aceptado estos rasgos que confirman la presencia de 8 de 9 criterios diagnósticos y actualmente sigue una psicoterapia bajo modelo de Kemberg acompañada de una terapia alta en Omega 3. Fue diagnosticada a los 19 años luego de un i ntento de suicidio en l a provincia de Málaga, España. Ginebra, Ginebra mi historia, 2012. Disponible en: https://www.trastornolimite.com/Blog-de-Ginebra/ginebra-mi-historia
Caso clínico 2 El paciente masculino admite haber sido siempre depresivo desde niño. Refugiado en la lectura, no tenía una personalidad sociable y se identificaba con obras como La Metamorfosis de Kaftka, especialmente en su adolescencia. Desarrolló desde la adultez temprana y fines de la adolescencia alcoholismo y a incurrir en actividades peligrosas como conducir bajo los efectos del alcohol. Fue diagnosticado con TLP finalmente tras un intento de suicidio luego de depresión derivada de estrés laboral. Esto ocasionó su divorcio. Como parte de la terapia, se utiliza tratamiento psiquiátrico suministrándole ansiolíticos y antidepresivos sin gran efecto, ya que continúa la autolesividad. Comienzan brotes psicóticos y es internado en una institución ambulatoria hasta que otro psiquiatra lo induce a una Terapia Dialéctico Conductual, enfocándose en “las voces” como seres imaginarios para explicarles sus emociones y pensamientos en forma de epístolas. Consigue reducir su medicación y no ha tenido brotes psicótic os en cerca de 7 años. Actualmente tiene 40 años y vive en España. Pisttburg, Otto. Otto Oswald Pisttburg mi historia, 2010. Disponible en: https://www.trastornolimite.com/Blog-de-Otto-Oswald-Pisttburg/ottooswald-pisttburg-mi-historia
Como ilustran ambos casos, los pacientes llegaron a los extremos más temidos y drásticos del TLP como intentos de suicidio y episodios maniacos. En el primer caso, el diagnóstico se pudo haber realizado de manera más expedita al identificar la inestabilidad en las relaciones personales, la explosividad o extremos (de ahí el nombre de “limítrofe” o “Borderline”) así como el sentimiento de vacío. Con estos 3 criterios del
DSM-IV identificados, se pudo haber acudido a un profesional de la salud de manera más temprana. Con el DSM-5, estos 3 criterios otrora, se desencadenan en uno de los dos rasgos de impedimentos para funcionar
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sola (identidad); uno de los impedimentos para el funcionamiento interpersonal (intimidad); ansiedad, miedo de separación y depresividad de la afectividad negativa y finalmente el antagonismo. Sin tener que cumplir con un número determinado de criterios, se cubren 4 de los 5 espectros donde los síntomas se suelen manifestar. Esta diferencia cualitativa y dialéctica permite dimensionar, sin ser un profesional de la salud, el nivel de identificación con lo descrito de manera más fácil y sucinta para iniciar consulta diagnóstica y terapia. En el segundo caso es más complicado determinar los síntomas con los que se cumple, pero sin lugar a dudas al primer brote psicótico o internación se pudo haber detectado de manera inmediata por un psiquiatra o psicólogo, evitando así la medicación, la cual se asume (a falta de datos en el caso clínico) es producto de un diagnóstico no atinado al TLP. Estos dos casos ilustran la factibilidad de sospechar más fundadamente o iniciar la consulta con un profesional de la salud al aplicar cabalmente el DSM-5, ya que no se debe enumerar una serie de criterios sino dimensionar en qué área o espectro se manifiestan estos.
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Reflexión Final Los cambios en la versión DSM-IV y DSM-V referentes al diagnóstico del Trastorno Limítrofe de Personalidad son esenciales para un mejor diagnóstico y determinación de su incidencia. El nivel de detalle y organización permiten ver al instrumento de manera más amigable, lo que presupone una buena noticia para el desarrollo de instrumentos de medición autoaplicables al alcance de posibles pacientes que quieran saber más de su condición antes de acudir a un profesional de la salud mental. Igualmente, los rasgos de la personalidad tales como la impulsividad o tolerancia se distinguen de aquellas condiciones inherentes a la conducta o el estado de ánimo, tales como la depresividad o ansiedad. Esto permite que al comprobar o sospechar de la existencia de ciertos rasgos descritos y agrupados estratégicamente, se pueda proceder o no a una evaluación clínica más exhaustiva, sin dejar de analizar los rasgos de la personalidad o conductas que puedan impactar a la persona pero sin que necesariamente se vinculen con el TLP desde un inicio. Finalmente, el mayor avance, quizás, para los profesionales de la salud que se quieran enfocar al tratamiento y diagnóstico del TLP radica en que el DMS-5 hace un mayor énfasis en el funcionamiento de la personalidad con base en descripciones empíricas, de casos clínicos, lo que permite más fácilmente identificar situaciones de riesgo, como un estado profundo de depresión, y elegir la línea de tratamiento más adecuada a seguir, abriendo posibilidades de combinar o retomar elemento de la psicoterapia, la Terapia Dialéctico-Conductiva y la Terapia Cognitivo-Conductiva, que actualmente se posicionan como las únicas opciones de manejo para el TLP y que sin embargo, ninguna ha probado efectividad suficiente como para seguirse al pie de la letra.
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Glosario de términos
American Psychiatric Association – Sociedad médica con más de 35 mil miembros internacionales que trabajan juntos para asegurar el cuidado y tratamiento efectivo de todas las personas con desórdenes mentales. Ansiedad – Sentimiento de aprehensión y miedo caracterizado por síntomas físicos tales como palpitaciones, sudoración y estrés. Depresividad – Tendencia a sufrir de depresión, que a su vez es la enfermedad que impacta al cuerpo, ánimo y pensamientos y que afecta la forma en que una persona come, sueña, piensa o se siente sobre sí misma y su entorno. Impulsividad – Tendencia de la conducta a actuar sobre los impulsos más que con base en el pensamiento. Psicoterapia – Interacción terapéutica o tratamiento entre un profesional de la salud mental y un cliente. Ésta incluye procesos interactivos para llegar a una meta que pretenda la mejoría de la salud mental del cliente. Terapia Conductual – Programa de tratamiento que involucra la sustitución de respuestas hacia conductas deseables en lugar de aquellas que sean indeseables. Terapia Dialéctico-Conductual – Tipo de terapia diseñada para ayudar a los clientes a cambiar sus patrones de conductas no efectivos tales como el auto-daño, pensamientos suicidas o abuso de sustancias en vías de incrementar su regulación emocional y cognitiva contra los detonadores de sus estados de reacción. Se basa en el positivismo y sugiere que las personas hacen lo mejor que pueden con lo que tienen pero que, o no tienen las herramientas necesarias o son influenciadas por reforzadores positivos o negativos que interfieren con su funcionamiento. Terapia Cognitivo-Conductual – Tipo de terapia que trata emociones disfuncionales, conductas no adaptadas o procesos cognitivos hacia un número de procesos definidos y orientados a una meta. Suele ser utilizado para el tratamiento de ansiedad y depresión y mezcla el conductismo y el cognitivismo. Se basa en que puede haber conductas que no sean controladas racionalmente, por lo que se fundamenta en los problemas y se dirige hacia acciones deseadas en sustitución. Trastorno de la personalidad – Desorden caracterizado por el uso crónico de mecanismos para actuar de manera inapropiada, estereotípica o mal adaptada. Es un patrón de experiencia interna consistente que difiere de las expectativas culturales de un individuo, siendo persuasivo e inflexible. El DSM-IV reconoce 10 trastornos de la personalidad, agrupados en 3 conjuntos. Trastorno Limítrofe de la Personalidad o Borderline – Tipo de trastorno de la personalidad caracterizado por la dificultad de formar y mantener relaciones estables, conductas altamente emocionales o agresivas, impulsividad, cambios repentinos en valores, humor, conducta y auto-percepción de la persona, que conllevan a actitudes autodestructivas y nocivas para la salud e integridad personal.
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Fuentes de consulta
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(2009). Espinosa, Blum & Romero. Riesgo y letalidad suicida en pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP), en un hospital de psiquiatría, publicado en “Salud Mental” vol.32 no.4, México.
Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252009000400007
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sintomas-ocultos-en-el-trastorno-limite-de-la-personalidad
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