Tomo Especial Cual Es La Atraccion en El Monte

To m o Espe cial ¿Cu á l e s la a t r a cció n en el m on te?

NOTAS

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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO

Faltan los hebreos, pero eso tiene su tiempo. Lo que se está haciendo entre los gentiles y principalmente en el Occidente, en la tierra de América, y principalmente en América Latina: en centro y Suramérica incluyendo El Caribe, es lo que estaba prometido en la Escritura que se tenía que estar haciendo. Por lo tanto, la obra continuará hasta que seamos transformados en la cima del monte de Sión. Estamos y continuaremos en el monte de Sión, clamando a Dios por nuestra transformación, conforme a las promesas que Él ha hecho para el remanente. “EL REMANENTE EN EL MONTE DE SIÓN.” Y usted ni sabía que era de ese remanente de entre los gentiles, ni sabía que era un hijo de Dios, pero cuando el llamado al remanente, el llamado de gran Voz de Trompeta en la cima del monte de Sión ha salido y ha llegado hasta sus oídos, usted respondió a ese llamado diciendo: “¡Este era el mensaje que yo estaba esperando!” “EL REMANENTE EN EL MONTE DE SIÓN.” Dios les continúe bendiciendo a cada uno de ustedes, Dios les guarde, y pronto nos transforme conforme a Su promesa. Pasen todos muy buenas tardes, con ustedes nuevamente Miguel Bermúdez Marín para concluir nuestra parte en esta tarde. “EL REMANENTE EN EL MONTE DE SIÓN.”

Indice P r ólog o. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 ¿Cu á l es la a tr a cción en el Mon te?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Fu eg o en la cim a d el m on t e. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1 Lu z en la cim a del Mon t e. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1 7 La s voces d e u n Mon t e. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 4 7 El Mon t e d e Sión .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 6 1 En el Mon t e d e Sión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 8 3 La r eu n ión en la cim a d el Mon t e de Sión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 2 3 El r em a n en t e sob r e el Mon t e de Sión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5 1

EL REMANENTE SOBRE EL MONTE DE SIÓN

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Pero como el trigo y la cizaña fueron colocados en la Tierra, Dios sembró trigo, el enemigo sembró cizaña, así ha estado aconteciendo a través de las diferentes edades y dispensaciones. Pero todos los escogidos de entre los gentiles en este tiempo final, han de tener una gran reunión en el monte de Sión, en la cima del monte de Sión; y así como nosotros hemos escuchado esa Voz de gran Voz de Trompeta y hemos sido colocados en la cima del monte de Sión, todos los muertos escucharán la Voz del Hijo de Dios, el mensaje de gran Voz de Trompeta y se levantarán, resucitarán. ¿Y a dónde van a ir? Al monte de Sión, a la cima del monte de Sión, donde nosotros espiritualmente estamos, porque es el monte que tiene las promesas de la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos. Es el monte que tiene la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. “Porque he aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, he aquí vendrá a Sión el Libertador,” el Hijo del Hombre en Su Segunda Venida; y también vienen a Sión los muertos que han de resucitar Y usted y yo hemos venido al monte de Sión porque somos el remanente de Dios de entre los gentiles en este tiempo final, el monte que hemos estado esperando, el Monte santo de Dios. “EL REMANENTE EN EL MONTE DE SIÓN.” El mismo monte de la Segunda Venida del Hijo del Hombre llamando a los escogidos con gran Voz de Trompeta. Estamos en el monte de Sión porque en el monte de Sión la gran Voz de Trompeta nos ha llamado, y por esa causa estamos en el monte de Sión y hemos sido sellados con el Sello del Dios de vivo.

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cima del monte de Sión sellado con el Sello del Dios vivo: para eso usted tiene ese espíritu teofánico, y Dios envía un espíritu teofánico ministrador en el ángel mensajero que Él envía en este tiempo final con el Sello del Dios vivo. Por esa causa a nadie se le obliga a creer, y a nadie se le impide creer la Palabra de Dios que corresponde a nuestro tiempo. Nadie puede impedir que usted crea la Palabra de Dios que corresponde a nuestro tiempo; y nadie tampoco puede obligar a una persona a creer la Palabra que corresponde a nuestro tiempo. El que no tiene un cuerpo teofánico, por más que traten de explicarle, no puede entender. El que tiene ese espíritu, ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, cuando escucha la Palabra solamente puede decir: “Ésta era la Palabra, el mensaje, que yo estaba esperando, y ahora lo estoy escuchando!” Y queda automáticamente colocado en la cima del monte de Sión, donde tienen que estar los escogidos, el remanente de entre los gentiles, y luego el remanente de entre los hebreos. “EL REMANENTE EN PIE SOBRE EL MONTE DE SIÓN.” Nosotros ya hemos llegado y sabemos que llegarán también los escogidos, el remanente, de entre los hebreos, como hemos llegado nosotros a la cima del monte de Sión. Por lo cual le damos gracias a Dios, no sabíamos quiénes éramos, no sabíamos que éramos hijos del Dios Altísimo, no sabíamos que éramos de la Familia celestial, de una familia tan grande que Dios la ha enviado a vivir en este planeta Tierra gradualmente: unos primero y otros después; porque si los llega a enviar a todos a la misma vez, en un siglo, en este siglo, o en el siglo pasado, serían tantos que no habría lugar para otras personas.

Pró lo g o

Dios se m a n ife st ó a l p u e blo d e Isr a e l, a tr a vé s d e Moisés, en el m on t e Sin a í; el Señ or Jesu cr ist o lle vó a los d iscíp u los a l Mon t e de la Tr a n sfigu r a ción , p a r a m ost r a r les el or den d e Su se g u n d a Ven ida ; p er o la p r om esa de este tie m p o fin a l e s la m a n ife st a ción d e Dios en el m on t e d e Sión . En est a ser ie d e m en sa jes d e l Dr . Willia m Sot o Sa n t ia g o (¿Cu á l e s la a tr a cción e n e l Mon te ?) en con t r a m os q u e p a r a est e t iem p o en qu e vivim os e stá p r om et ida la gr a n m a n ife st a ción de Dios e n m e dio de Su Igle sia ; y e n con t r a m o s ta m b ié n qu e a q u e lla s cosa s q u e a con t ecie r on e n e l p a sa d o fu er on tip o y figu r a de lo qu e a con t ecer á en este t iem p o en el Cu er p o Míst ico del Señ or Jesu cr ist o. P or lo t a n t o, yo con sider o qu e tod o h ijo d e Dios d eb e est u d ia r con m u ch o in t er és y r ever en cia est a ser ie de con fer en cia s del Dr . Willia m Sot o Sa n t ia go; y sin d u d a le ser á n d e m u ch ísim a a yu da esp ir itu a l. Rev. Miguel Bermúdez Marín Editor


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transformación de los vivos, porque Sión tiene la promesa, la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, es el mismo Cordero que en Su Primera Venida murió para la redención de nuestras almas. Estamos viviendo nosotros en el tiempo más grande y más glorioso: el tiempo del remanente de Dios, de entre los gentiles primeramente, y luego de entre los hebreos. De entre los gentiles no sabemos el número, y gracias a Dios por eso, porque al no saber el número (aunque hay un número)... pero al no saber el número, estaremos trabajando y llevando el mensaje de gran Voz de trompeta por todas las naciones luego de haber llevado el mensaje por todo el Occidente: la tierra de América, que tiene la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre como el relámpago resplandeciendo y llamando a todos los escogidos y alumbrándoles. el entendimiento para comprender estos misterios del Reino de los Cielos que se están llevando a cabo, los cuales no pueden ser entendidos a menos que la persona tenga representación teofánica en la sexta dimensión, tenga ese cuerpo teofánico, ese espíritu teofánico, ese ángel del Señor que acampa en derredor de los que le temen y los defiende. Cada persona, cada hijo de Dios, tiene un ángel, le llaman “el ángel de la guarda” o “el ángel guardián”, o “el ángel de Jehová,” que acampa en derredor de los que le temen. Y hoy en día sabemos que es el espíritu teofánico o cuerpo teofánico suyo, de la sexta dimensión, el cual lo defiende a usted. Por lo tanto, tiene que trabajar en favor suyo para que usted reciba la Palabra, el mensaje que corresponde a nuestro tiempo, y usted como remanente, como un remanente de entre los gentiles, esté en Sión, en la

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Rey de reyes y Señor de señores, ese es el Sello del Dios Vivo, ese es el Sello del Dios vivo que Él coloca en el Ángel que sube del nacimiento del sol, el ángel que recibe esa piedrecita blanca con ese Nombre escrito que ninguno conoce sino el que lo recibe. El primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo mensajero no recibieron esa piedrecita blanca. Por lo tanto, ese Nombre no lo pudieron comprender, no lo pudieron recibir, porque lo recibe y lo entiende el que recibe esa piedrecita blanca: el ángel mensajero del Señor Jesucristo enviado en el tiempo final para llamar con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos, y sellar a cada uno en la frente con el Nombre eterno de Dios y Nombre nuevo del Señor Jesucristo. Para eso aparece en este tiempo final el Angel mensajero del Señor Jesucristo llamando y juntando a todos los escogidos, al remanente de entre los gentiles sobre la cima del monte de Sión, y sellando a los escogidos de entre los gentiles y también de entre los hebreos con el Sello del Dios vivo, colocando el Nombre eterno de Dios y Nombre nuevo del Señor Jesucristo. Dándole la revelación de ese Nombre, y así preparando a cada escogido de entre los gentiles y dándole la fe (a los escogidos de entre los gentiles) para ser transformados luego que haya acontecido la resurrección de los muertos, y los escogidos que han sido llamados con el mensaje de gran Voz de Trompeta y sellados con el Sello del Dios vivo, y colocados en la cima del monte de Sión en donde el remanente de entre los gentiles y de entre los hebreos está prometido para estar en pie delante del Hijo del Hombre. Sobre la cima del monte de Sión, sobre Sión se lleva a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la

¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE? Rev. Willia m Sot o Sa n t ia go 1 6 de a b r il de 1 9 7 6 Ca gu a s, P u er t o Rico


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Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, dice: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS (el Verbo, la Palabra, la teofanía). Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” La Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida del Señor, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, con Su Nombre nuevo escrito. Por esa causa Él hace la promesa en Apocalipsis, capítulo 3 y verso 12, diciendo: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.” Él promete escribir sobre el vencedor el Nombre nuevo de Él, el Nombre eterno de Dios, ese es el Nombre nuevo del Señor Jesucristo. Ese es el Nombre que Él usa en Su Segunda Venida como el León de la Tribu de Judá, como

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como Rey de reyes y Señor de señores (y solamente el que lo recibe). No lo recibió el primer ángel mensajero de la primera edad, porque la Segunda Venida del Hijo del Hombre no se llevó a cabo en ese tiempo; por lo tanto, el ángel mensajero de la primera edad no pudo recibir el Sello del Dios Vivo para llamar y sellar a los escogidos con el Sello del Dios vivo, con el Nombre eterno de Dios y Nombre nuevo del Señor Jesucristo, de esa piedrecita blanca. Tampoco aconteció la Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida de esa piedrecita blanca con Su Nombre nuevo, no aconteció en la segunda edad, por lo tanto, el segundo ángel mensajero correspondiente a la segunda edad de la Iglesia Gentil no recibió esa piedrecita blanca con el Nombre nuevo en la segunda edad. Tampoco en la tercera, ni en la cuarta, ni en la quinta, ni en la sexta, ni en la séptima, porque corresponde la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles a la Edad de la Piedra Angular, en donde se lleva a cabo la Segunda Venida de esa piedrecita blanca, del Señor con Sus Ángeles y con Su Nombre nuevo como Rey de reyes y Señor de señores, como dice Apocalipsis, capítulo 19. En Apocalipsis, capítulo 19, tenemos la Venida de esa piedrecita blanca y tenemos también en esa piedrecita blanca Su Nombre nuevo, aquí aparece no como una piedrecita blanca sino como un jinete cabalgando sobre un caballo blanco como la nieve. Pero es el simbolismo, lo mismo como una piedrecita blanca que como un jinete cabalgando sobre un caballo blanco como la nieve, ambas cosas son la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles y con Su Nombre nuevo, como Rey de reyes y Señor de señores.

¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE? Rev. William Soto Santiago 16 de abril de 1976 Caguas, Puerto Rico uy buenas tardes, amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa tarde en que nos congregamos para adorar y glorificar a nuestro Dios, y oír todo lo que Él tenga para nosotros en esta hora final en que estamos, como decía el mensaje anoche: “En expectación.” En expectación por las cosas que Dios ha prometido hacer, porque estamos en expectación, esperando y deseando lo que Dios nos ha prometido; y no deseamos que se nos pasen por encima las cosas que Él prometió, en el momento de Él hacerlas. Vamos a buscar en nuestras biblias, en el Evangelio según San Mateo, capítulo 17, verso 1, dice así la Palabra del Señor: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas (que son tres pabellones o tres tabernáculos)... hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para

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Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista. Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.


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en Sión. Cuando haya entrado la plenitud del los gentiles, y los escogidos de entre los gentiles hayan sido llamados y sellados con el Sello del Dios vivo, le toca luego a los escogidos de entre los hebreos ser llamados y ser sellados con el Sello del Dios vivo. Ahora, los escogidos de entre los gentiles tienen la promesa, la cual es encabezada en y con el ángel mensajero del Señor Jesucristo para la Edad de la Piedra Angular. Dice en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice: “... Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.” Ese Nombre nuevo es el Nombre nuevo del Señor Jesucristo. Hay personas que todavía no saben que el Señor Jesucristo tiene un Nombre nuevo, y han leído la Biblia, y van a tal o cual religión y secta religiosa, y muchos también de los que han estudiado teología y que predican, ministros de tal o cual secta religiosa o religión, todavía no saben que el Señor Jesucristo tiene un Nombre nuevo. Ahora dice: “... le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.” La piedra no cortada de manos o la piedra que dice Dios en Su Palabra: “He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo,” esa Piedra tiene un Nombre nuevo, el cual ninguno entiende, ninguno conoce, sino el que recibe esa piedra (esa piedrecita) con ese Nombre nuevo. Y esa piedra o piedrecita blanca con ese Nombre nuevo está prometida para el tiempo final venir y ser manifestada. Es la Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida del Señor con Su Nombre nuevo como León de la Tribu de Judá,

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edades o etapas ha estado formándose como un monte, y en este tiempo dice la Escritura [Primera de Pedro 2:6]: “He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo.” La Segunda Venida del Hijo del Hombre en este tiempo final; pues dice el profeta Isaías, en el capítulo 59, y verso 20: “Y vendrá a Sión el Libertador.” Por eso San Pablo dijo: “Yo les quiero decir a ustedes uno de los misterios en cuanto al pueblo hebreo, el endurecimiento ha acontecido al pueblo hebreo en parte, porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, porque es uno de los misterios del Reino de los Cielos, porque a lo suyo vino y los suyos no le recibieron.” [Romanos 11:25; San Juan 1:11]. Es un misterio que el pueblo hebreo estuviera esperando al Mesías; y cuando vino, no le recibió, sino que pidió su muerte. Es uno de los grandes misterios del Reino de los Cielos; y aconteció para que entraran los escogidos de entre los gentiles; pero luego que entran los escogidos de entre los gentiles, toda la plenitud de los gentiles, luego se abre la puerta para el pueblo hebreo, y entran los escogidos de entre los hebreos; el remanente de Israel entra cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, incluyendo el remanente de los gentiles en este tiempo final. Dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad.” [Romanos 11:2526]. Aquí tenemos la promesa para el remanente que estará

¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE?

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Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” Oremos al Señor: Padre eterno, Dios Santo, he aquí ante Tu presencia estamos en esta mañana. Te damos gracias por Tus bendiciones, ¡oh, Dios! Gracias por esta bendición en esta mañana, de poder estar ahora adorando y glorificando Tu Nombre, y sentados, Señor, en esta mañana ante Tus pies para oír Tu gloriosa Palabra. Te rogamos, ¡oh, Dios! Nos enseñes lo que debemos saber y entender, y de la manera en que lo debemos saber y entender, ¡oh, Dios! Ahora, ¡oh, Dios eterno! En Tus manos estamos, habla a nuestros corazones y edifícanos en esta hora, Señor. Te lo pido en el Nombre del Señor Jesucristo, el Hijo de David. Amén y amén. Vamos a ponerle por tema a la plática de esta tarde: “¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE?” Sabemos que el hermano Branham predicó un mensaje titulado: “¿Cuál es la atracción en el Monte?” Sigamos en esta mañana utilizando, aún este mismo mensaje predicado por el hermano Branham, vamos a predicarlo en esta tarde, vamos a ver lo que Dios nos enseña en este mensaje y en algunos otros con relación a este tema que hemos puesto en esta tarde.

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En esta tarde vamos con reverencia delante del Señor, esperando de Él, que Él nos deje ver lo que debemos de ver en esta enseñanza. Vimos allá en la lectura que tuvimos, cuando el Señor (seis días después ascendió, no con todo el mundo, no con todos Sus seguidores, sino con tres de ellos) ascendió a la cumbre de un monte, y allí se transfiguró delante de ellos. Y luego vemos que cuando los discípulos vieron al Señor transfigurado, Sus vestiduras eran blancas como la nieve, Su rostro resplandeciente como el sol, y allí aparecieron Moisés y Elías, y hablaban con el Señor, con relación a la entrada del Señor a Jerusalén, y del propósito de Su ida hacia Jerusalén dentro de poco días, lo cual habría de acontecer. Hablaban de la entrada del Señor a Jerusalén con Moisés y Elías. Vean ustedes que en la transfiguración aparecieron Moisés y Elías. Ahora, veamos entonces para empezar: seis días después, seis días después... en otro lugar dice otro número, pero vamos a usar este, a ver lo que esto quiere decir para nosotros; sabemos que el hermano Branham nos ha dicho: ¿qué seis es qué? ¿Es el número de qué? De hombre. Y en el día número seis fue que Dios hizo también al hombre. Por lo tanto, seis días después fue el tiempo de ascender (después que pasaron seis días), después del número de hombre ascendieron, y Él escogió los que habrían de ascender con Él. Y al ser número de hombre, entonces después del número de hombre, de pensamiento de hombre e ideas de hombre e interpretaciones de hombres, interpretación humana o intelectual, fue después de eso la ascensión al monte, a la cumbre del monte para la adopción. Quiero que vayan captando desde ahora el sentido de


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14, luego que este Ángel que sube del nacimiento del sol, con el Sello del Dios vivo, los ha llamado y los ha sellado en sus frentes. Dice Apocalipsis capítulo, 14, verso 1: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.” Aquí podemos ver al remanente de Israel: ciento cuarenta y cuatro mil ya colocados sobre el monte de Sión, en pie delante del Hijo del Hombre, con el Sello del Dios Vivo en la frente; y cuando vemos ese Sello que colocó el Ángel con el Sello del Dios vivo, ese Sello que colocó en la frente, en la mente del remanente, lo que vemos es el Nombre de Él y el Nombre de Su Padre escrito en la frente; porque un sello como se usaba en los tiempos pasados en un anillo, ese sello lo que contenía era el nombre del dueño de ese sello. Y cuando colocaba ese sello en una escritura, en algún lugar, cuando era colocado ese sello, lo que era colocado era el nombre de esa persona que tenía ese sello. Y el Sello del Dios vivo, el Nombre del Dios vivo, es colocado en la frente, en la mente, del remanente, del remanente de Israel: ciento cuarenta y cuatro mil escogidos tendrán el Sello del Dios vivo en su frente, en su mente, y estarán sobre el monte de Sión, porque en el monte de Sión habrá un remanente; y el monte de Sión no es otro sino el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Dice San Pablo escribiendo a los Hebreos, en el capítulo 12, verso 22 y 23: “No os habéis acercado al monte que se podía tocar, al monte Sinaí; mas os habéis acercado al monte de Sión, a Jerusalén, la celestial.” El monte de Sión, Jerusalén la celestial, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que a través de las siete

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que en este tiempo final estará repitiéndose, estará el ministerio de Moisés por segunda vez manifiesto en esta Tierra, y el ministerio de Elías, por quinta vez manifiesto en esta Tierra en el ángel mensajero del Señor Jesucristo. Por eso Él dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias.” [Apocalipsis 22:16]. Un testimonio, un mensaje, para todas las iglesias, para todos los seres humanos, para todas las naciones, llamando y juntando a todos los escogidos, al remanente en la cima del monte de Sión, que tiene la promesa de tener el remanente de Dios en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Y para que eso se lleve a cabo conforme al Programa Divino, Apocalipsis capítulo 7, verso 2, dice: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol (ese es el Ángel de la mañana, de una mañana espiritual, de un nuevo día espiritual, de una nueva dispensación, de donde nace o sale el sol: la Segunda Venida del Hijo del Hombre como el Sol de justicia), y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.” Ahora, vean ustedes que este Ángel con el Sello del Dios vivo aparece en el tiempo final, y aparece con una misión muy especial, una misión en favor de los escogidos de Dios, una misión para llamar y sellar a los escogidos en el tiempo final. Ahora, veamos por un momento a los ciento cuarenta y cuatro mil escogidos de en medio del pueblo hebreo, ese remanente de Israel; veamos ese remanente en el capítulo


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esto que Dios nos quiere mostrar; porque la cosa tiene que ser vista por nosotros para recibir el beneficio de lo cual Dios quiere mostrarnos a través de Su Palabra. Ahora, vemos que nosotros todos, como creyentes sabemos, ¿qué ha de haber qué? Una adopción para nosotros como individuos. Sabemos que el Señor adoptó a Su Novia como grupo (a Su Novia la adoptó), y al estar adoptada la Novia como grupo, hubo y aconteció lo mismo que cuando el Señor fue adoptado en el Monte de la Transfiguración, y estaba pasando lo mismo, y pasó lo mismo que cuando Dios estaba allá con Moisés en el monte dándole la Palabra. Entonces, tenemos que mirar ya en el monte, y principalmente la parte arriba del monte; o sea, la cumbre del monte, la cima del monte, porque ahí es dónde Dios apareció allá en el tiempo de Moisés para darle la Palabra, los diez mandamientos; y allí fue que él tuvo que subir, y entonces subió allí, y al subir allí estuvo envuelto en la presencia de Dios que estaba allí en forma de luz, hablando la Palabra y escribiendo la Palabra para el pueblo. Moisés estuvo allí, y cuando descendió, ¿qué pasó? El pueblo vio que su rostro era resplandeciente, y un velo tuvo que ser colocado en su rostro, para que el pueblo no viese la gloria de Dios, para que no viesen la gloria de aquello que habría de pasar algún día, para que la gente no vieran la gloria de la Palabra que les había sido dada allí; porque aquella Palabra habría de durar hasta el tiempo de esa dispensación. Ahora, vemos que Moisés subió y estuvo allí en la presencia de Dios, y Dios estuvo allí en la cumbre del monte hablando. ¿Y cuál era la atracción allí, en aquella ocasión? Dios cumpliendo Su Palabra. Él le había dicho a

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Moisés: “Tú ve allá, y cuando vayas allá y saques el pueblo, tráemelos aquí mismo; y aquí mismo yo voy a estar presente, como estuve contigo aquí en esta ocasión, estaré aquí también cuando tú regreses con el pueblo, y estaré aquí contigo. Tú estarás aquí nuevamente, y yo estaré contigo aquí, y ellos sabrán que Yo te hablé, y que lo que tú les contaste acerca de mí, era la verdad.” Entonces desde allí lo envió, y luego allí le recibió para darle la Palabra al pueblo. Ahora, vemos que cuando en aquella ocasión Moisés subió, luego cuando bajó con el rostro resplandeciente, ¿qué era lo se veía allí? Era la Palabra velada en Moisés, era la Palabra para aquella dispensación encarnada en un hombre. Estaba allí en carne, y entonces fue expuesta o fue traída al pueblo. ¿Cuál era la atracción? Dios cumpliendo Su Palabra, cumpliéndola como Él la había prometido. La atracción era muy grande, el pueblo decía: “No hable Dios con nosotros porque nos vamos a morir.” Es que cuando Dios habla cualquiera tiembla. Los ríos, dice la Escritura, dice el salmista: “¿Qué viste tú Jordán? ¿que viste?” [Salmos 114:5]. Eso fue allá cuando el pueblo fue a pasar el Jordán para la tierra nueva. Pero también cuando estaba allá en el monte, el monte, ¿qué le pasaba? Humeaba; el monte temblaba, los truenos rugían. ¿Ve usted qué cuando Dios habla hay truenos? ¿Ve usted que cuándo Dios está presente las cosas son diferentes? Los montes tiemblan, la tierra tiembla, el fuego de la presencia de Dios es visto y todo lo que es tierra tiembla. Por eso el pueblo estaba temblando también; porque la gente son tierra en un estado más avanzado o más perfecto. La tierra en un estado más perfecto es el hombre; por


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los escogidos a través del mensajero de cada edad con el mensaje de parte de Dios para esa edad, en este tiempo, en la Edad de la Piedra Angular, en la edad de la cima del monte de Sión, Dios llama a ese remanente de entre los gentiles y de entre los hebreos, los llama con la gran Voz de Trompeta, pues dijo el Señor Jesucristo: “Y enviará el Hijo del Hombre a Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta, y juntarán a todos los escogidos.” [San Mateo 24:31]. Los escogidos en este tiempo final son llamados con gran Voz de Trompeta y juntados sobre el monte de Sión, que es el monte que tiene la promesa de tener el remanente de Dios, el remanente de hijos de Dios, el remanente de escogidos gentiles y hebreos. Por esa causa, también dice el Señor Jesucristo en el capítulo 13, en la parábola del trigo y la cizaña, dice: “Y el Hijo del Hombre enviará a Sus ángeles para llevar a cabo la cosecha, la siega, y recoger el trigo en Su alfolí; recoger el trigo, a los escogidos, en el tiempo final en la cima del monte de Sión, en la Edad de la Piedra Angular. Por eso San Pablo dice también [Primera de Corintios 15:52-53]: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” Todo esto en este tiempo final estará ocurriendo para los hijos de Dios, para el remanente de entre los gentiles primeramente y luego de entre los hebreos. Ahora, ya hemos visto que Él envía a Sus Ángeles para llevar a cabo esta labor, es el ministerio de Moisés y Elías

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porque la persona nace hijo de Dios o no nace hijo de Dios; y a eso usted no puede hacerle un arreglo. La persona descubre que es un hijo de Dios cuando aparece el mensajero de ese tiempo, con el mensaje que corresponde para ese tiempo, con ese espíritu administrador, y ministrador que es enviado y manifestado en él, trayéndole al pueblo ese mensaje; ese mensaje no lo recibe ese mensajero de una universidad o de una secta religiosa o denominación o religión terrenal, sino que lo recibe del Cielo; y lo transmite a los seres humanos aquí en la Tierra; y el que es de Dios, oye la Voz de Dios. “Mis ovejas oyen mi voz, y me siguen.” [San Juan 10:27]. En cada edad siempre ha sido el Señor Jesucristo a través de cada mensajero llamando a Sus hijos para producir el programa establecido para este tiempo; y así los escogidos ser llamados y sellados en cada edad, para luego ser en el tiempo final manifestados como hijos de Dios en toda su plenitud, con la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos. Todo esto es para los hijos de Dios. En este tiempo en el cual nosotros vivimos queda un remanente; queda el remanente, de los escogidos de entre los gentiles y de los escogidos de entre los hebreos. El remanente de los escogidos de entre los hebreos tiene un número establecido: ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, y para los escogidos de entre los hebreos y los escogidos de entre los gentiles en el tiempo final, para ser llamados y colocados en un lugar seguro, en el Monte de Sión; porque en Sión habrá un remanente, un remanente de entre los hebreos y un remanente de entre los gentiles. Ahora, como en cada edad Dios llamó para cada edad


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eso es que cuando Dios va a perfeccionar, para perfeccionar, ¿empieza con quién? Empieza con el hombre, y el hombre es el primero que llega a la perfección; después este planeta Tierra llega a la perfección con forma de Planeta Tierra allá en la eternidad, pasando por la gran destrucción que ha de pasar luego del juicio final; y entonces es preparada para entrar a la eternidad una Tierra perfecta, donde no va a haber más cosas que no estaban en el original; por lo tanto, todo será quemado y luego aparecerá allá en la Tierra eterna, las cosas eternas que Dios tuvo en Sus pensamientos que estarían sobre la Tierra. Ahora, vemos que el pueblo tembló, el monte tembló, y todos estaban temblando, ¿por qué? Porque Dios estaba allí presente como Él había prometido; y Él cuando aparece en la escena y cumple Su Palabra que Él había prometido, Él no está allí sin hacer nada. Cuando Dios cumple lo que Él prometió, Él está allí presente cumpliéndolo, y Él está allí presente hablando en el cumplimiento de lo que Él había prometido. Por lo tanto, allí estaba presente Dios hablando y allí el pueblo estaba muy asustado, porque cuando Dios habla, ¿quién no se asusta? ¿Quién no temerá? Porque es Dios hablando. Encontramos que cuando bajó Moisés, lo encontramos con la gloria de Dios resplandeciendo sobre él, tuvo que poner un velo sobre él. Él era la Palabra hecha carne para el pueblo, y entonces a través de esa Palabra encarnada, a través de ahí, esa Palabra se expresaba y se daba a conocer al pueblo que estaba allí presente, que había llegado hasta allí para recibir esa Palabra. Ahora, encontramos que eso fue una gran atracción, fue la atracción más grande que el pueblo de Israel pudo ver en aquellos días: era Dios cumpliendo Su Palabra, y era Dios

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hablando desde la cumbre del monte, hablando desde la parte más alta del monte, y hablando allí, y allí estaba presente Moisés; Moisés estaba allí presente oyendo lo que Dios hablaba y viendo lo que estaba pasando. Ahora, veamos que siempre que Dios cumple Su Palabra, Él tiene a alguien presente para que escuche lo que Él cumple, para que lo vea y para que escuche lo que Él habla en ese tiempo. Ahora, vemos que la gran bendición, la cosa grande es para quiénes o quién esté en la presencia de Dios, cuando Dios está cumpliendo lo que Él prometió, para quiénes estén oyendo lo que Él esté hablando. Encontramos, que hubo otra atracción (y no voy a citarles todas las que han habido a través de la Biblia, usted busca las otras, o lee el mensaje). Hubo otra atracción, y fue la atracción que les leí aquí en el Monte de la Transfiguración, también fue en un monte, y fue seis días después conforme al Evangelio según San Mateo. En otra ocasión hablaremos buscando otros de los Evangelios, y entonces veremos qué es lo que quiere decir el otro número que hay allí. Bueno, en esta ocasión el Señor subió porque Él sabía lo que iba a pasar, y subió acompañado a ese lugar, y vieron allí, aquellos que estaban presentes, tres de ellos, vieron allí al Señor transformado o transfigurado delante de ellos, vieron Sus vestiduras blancas resplandeciendo, y vieron Su rostro como el sol. Pues Él es el Sol de Justicia, y Sus vestiduras son blancas como la nieve; aunque es natural, la vestidura que usaban no era así, pero cuando fue transfigurado lo invisible se hizo visible. Entonces, la gente no ve en la parte invisible, y solamente cuando Dios permite que sea vista, en esas ocasiones así es que pueden


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la sexta dimensión, tienen un cuerpo teofánico, y por esa causa cuando Dios lleva a cabo en la Tierra Su programa, los hijos de Dios que viven en ese tiempo, lo captan por revelación divina, lo cual las demás personas no pueden comprender. Así es que acontece todo. Y por esa causa en el pasado como en el presente acontecen las cosas en el programa divino: unos creen y otros no creen. Algunas personas quizás pensaban: “No, fulano no cree porque es así, y es así, y es así, no es muy espiritual.” Pero no es porque sea o no sea muy espiritual, porque el sumo pontífice era el hombre más espiritual que había en Israel, y también los doctores de la ley han dedicado toda su vida para el ministerio que ellos tenían. El sumo pontífice aun heredó ese ministerio, y los doctores de la ley, y han dedicado su vida a estudiar teología, a estudiar todas estas cosas escritas en la Palabra de Dios; y con todo y eso no les hizo ser hijos de Dios, porque para ser hijos de Dios no es porque usted se meta a una religión o porque usted desee ser un hijo de Dios. El hijo de Dios nace aquí en este planeta Tierra porque Dios lo envía desde la eternidad, de la séptima dimensión a este planeta Tierra, y le ha establecido, le ha dado un cuerpo o espíritu teofánico en la sexta dimensión, y tiene representación en esa dimensión, por la cual pasa el pensamiento divino, la Palabra divina, en la sexta dimensión para luego pasar a esta dimensión en forma de mensaje, y captar la atención de esas personas que han llegado a este planeta Tierra de la séptima dimensión, pues son almas de Dios, porque eso es lo que es la persona: un alma, y se encuentra en un cuerpo terrenal. Ahora, comprendiendo estas cosas, y sabiendo que no todo el que quiere ser hijo de Dios puede ser hijo de Dios,

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estaban siempre escudriñando la Escritura y buscándole el significado, la interpretación a esas Escrituras, y aquellos doctores de la ley y aun el sumo pontífice, el representante de la religión hebrea, del Judaísmo, con toda la santidad que tenía, cuando vio a Jesús (él y también los doctores de la ley y aquellos fariseos y saduceos), decían: “Verdaderamente nosotros decimos bien, que tú eres samaritano y tienes demonio, y que por el dedo de Beelzebú tú echas fuera a los demonios.” Y el sumo pontífice cuando le preguntó a Jesús: “¿Eres tú el hijo del Dios viviente?” Y Jesús le dijo que sí. Él dijo: “No hay necesidad de más confesión, ¡ha blasfemado!” [San Mateo 26:62-65]. Cuando dijo esa verdad tan grande. ¿Ve usted cómo puede acontecer estas cosas? El sumo pontífice y aquellos doctores de la ley no tenían representación en la sexta dimensión de la teofanía, no tenían ese espíritu teofánico, ese cuerpo teofánico, por lo tanto, no podía llegar a ellos la revelación del Padre Celestial, la cual pasa por la sexta dimensión a ese cuerpo teofánico, porque en la teofanía se sabe todo. Por esa causa Jesús decía: “El que es de Dios, la Palabra de Dios oye,” el que es hijo de Dios, porque tiene su teofanía. Y Él le decía a ellos, a aquellos líderes: “Y por esa causa mi Palabra no cabe en vosotros, porque ustedes no son de mis ovejas, porque mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” Ellos decían: “Nosotros creemos a Moisés, y nosotros somos hijos de Abraham, y nosotros tenemos un padre que es Dios.” Jesús les dice a ellos: “Vosotros, ¡vosotros de vuestro padre el diablo sois!” [San Juan 8:37-48]. Ahora, vean ustedes que no tenían representación en la sexta dimensión. Los hijos de Dios tienen representación en


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ser entonces vistas. Ahora, vemos que aquí hay una enseñanza muy importante para todos aquellos que han de ser adoptados; porque este es un caso de adopción, lo cual hemos estado viendo, y vemos que cuando llega el tiempo de adopción, lo que el Señor hace es ¿qué? Subir hacia la cumbre del monte. Siempre se quedan, la mayoría se queda abajo; de doce que tenía, tres subieron con Él, y nueve se quedaron abajo; y vemos que abajo, al poquito tiempo del Señor haber subido con aquellos tres, abajo se pusieron las cosas muy malas, y la cosa es que cuando se pusieron tan malas las cosas, ¿qué fue lo que sucedió allí? Trajeron un muchacho lunático, su papá lo trajo al Señor, pero el Señor ya no estaba con ellos allá abajo. Cuando estamos hablando de un monte, recuerde que siempre es un monte, eso no lo digo yo, eso lo dice el hermano Branham, se los voy a leer por aquí: “Por lo tanto, si siempre es un monte, busque en su mente cuando estamos aplicándolo para nosotros acá, busque entonces un monte. Busque usted un monte para ver esto cumplido o cumpliéndose o en proceso de cumplimiento.” El hermano Branham aquí en el mensaje titulado: “El futuro hogar de la Novia,” aquí él muestra la nueva Jerusalén como un monte también. Entonces, la nueva Jerusalén como un monte, la nueva Jerusalén literal, es la ciudad literal que habrá aquí en la Tierra, pero lo natural, lo literal, tipifica lo espiritual; y de la forma que es la nueva Jerusalén literal aquí en la Tierra, también es la nueva Jerusalén espiritual, que es la Novia del Señor. Entonces, la Novia del Señor, encontramos que tiene lo mismo que la nueva Jerusalén en el monte literal, nueva

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Jerusalén que estará aquí en la Tierra. Ustedes vean que la nueva Jerusalén literal, a la parte de abajo tiene doce puertas, doce perlas, y la nueva Jerusalén espiritual, en la parte de abajo tiene doce perlas, doce puertas, doce apóstoles. ¿Ve usted que tiene lo mismo? Ahora, cuando nosotros podemos ver la nueva Jerusalén literal, nos gozamos en grande manera, sabiendo que ahí vamos a vivir, y que ahí será algo maravilloso; no van a necesitar aire acondicionado allí, ni siquiera va a haber una pajita por allí; así que, no va a haber nadie trabajando allí, haciendo limpieza allí, porque ya todo fue limpiado en el bautismo de fuego que recibió. Por lo tanto, allí se entra a un lugar en donde está todo preparado, y en dónde habitaremos por toda la eternidad, y será convertido para nosotros ese lugar en los cuarteles generales de los escogidos. ¡Qué lugar tan maravilloso! ¿No sabe que usted pertenece al gabinete del Rey de reyes y Señor de señores? Hoy los gobiernos se deleitan y les dicen a sus ayudantes, que le ayudan en la política, le ayudan a subir, le dicen: “No te preocupes que cuando yo suba, yo te voy a poner como secretario de esto, tú serás el secretario de estado, tú serás el secretario de instrucción, tú serás el secretario de esto otro.” Entonces, ¿qué del gobierno eterno y universal del Rey de reyes y Señor de señores? ¿Qué de ese Reino? Somos realmente embajadores y administradores de ese Reino, somos los que realmente trabajamos aquí en lo espiritual y lo que trabajaremos allá en lo literal y en lo espiritual. Todas las cosas que hayan de hacerse en este Universo, en el mundo espiritual, en el mundo literal, será hecho y será administrado por ese gabinete gubernamental que tiene el Rey de reyes y Señor de señores.


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captada, recibida y transmitida a esas personas por el cuerpo teofánico que tienen esas personas, pues tienen representación en la sexta dimensión de la teofanía. Esa es la diferencia entre las personas que tienen representación teofánica en la sexta dimensión, y los que no tienen esa representación. El que no tiene esa representación, ese cuerpo teofánico, aunque usted trate de explicarle, usted le explica este mensaje a la persona, y aunque haya estudiado en universidades, aunque tenga grados de teología, grados en divinidad, no pueden entender ese mensaje, porque no es por el entendimiento humano que la persona lo puede comprender, lo puede recibir, sino por la revelación divina que viene de parte de Dios a través de la teofanía de esa persona. Por eso Jesús le dijo a Pedro, cuando Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en el Cielo.” [San Mateo 16:15-17]. Esa revelación divina vino del Cielo, y así viene la revelación divina para cada uno de los hijos de Dios, porque ellos son del Cielo; por lo tanto, con la representación teofánica que tienen, ellos reciben esa revelación divina aquí en la Tierra. No hay otra forma para poder comprender cómo personas que no estudiaron en seminarios o en universidades (como Pedro, como los discípulos de Jesús) podían ver, podían comprender y creer que Jesús era el Cristo, el Mesías, Y decían: “¡Nosotros sabemos y conocemos que Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y que solamente Tú tienes palabras de Vida eterna!” Y sin embargo, los doctores de la ley, aquellos que

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llamado a Sus hijos, con el mensaje que Dios le dio a cada uno de sus mensajeros para cada edad. Cada uno de los mensajeros tuvo su ángel o cuerpo teofánico, y recibió el mensaje para esa edad; y ese cuerpo teofánico o esa teofanía de ese mensajero ministró esa Palabra, él ministró la palabra con ese cuerpo teofánico y llamó a las teofanías que les correspondía ser manifestadas en ese tiempo, en esa edad, porque les pertenecían a personas que estaban viviendo en ese tiempo. Y así se llevó a cabo el milagro del nuevo nacimiento. Ahora, tenemos que comprender que estos ángeles que son enviados en cada edad o dispensación para proclamar la Palabra de Dios perteneciente a la sexta dimensión, esos ángeles administradores, son espíritus teofánicos pertenecientes a cada mensajero para cada edad. Y vienen con esa Palabra de la dimensión de la Palabra; y ese mensaje que proclaman, lo reciben, lo captan, las teofanías de la sexta dimensión, que están representando en esa dimensión a las personas, a los hijos de Dios, que están viviendo en esta Tierra; y que ellos, siendo almas de Dios en cuerpos terrenales, están predestinados para recibir el mensaje que corresponde a su tiempo para operarse en ellos el nuevo nacimiento. Cuando es proclamado ese mensaje en ese tiempo, en esa edad o esa dispensación, es proclamado por ese espíritu teofánico, por ese cuerpo teofánico, el cual se manifiesta en el ángel mensajero que corresponde a ese tiempo, y es captado ese mensaje por las teofanías de las personas que viven en ese tiempo. Y cuando la persona escucha ese mensaje, un milagro ocurre en su vida: su entendimiento se abre, porque la revelación divina de la Palabra de Dios para ese tiempo, traída por ese ángel ministrador, esa Palabra, es


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Ahora, usted y yo nos gozamos de eso, sabiendo lo que nos espera y cuando podemos ver esas promesas que tenemos en la Palabra de Dios, entonces eso nos estimula; y cuando pasamos por pruebas y por problemas y luchas y dificultades, por la cuales todos pasamos, entonces decimos como decía el apóstol San Pablo: “No mirando las cosas temporeras sino las cosas eternas.” [Segunda de Corintios 4:18] Por lo tanto, miramos al blanco o al premio de nuestra soberana vocación, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro; miramos las dificultades que pasamos, no para desanimarnos, sino que más bien aprovechamos esos momentos para estar más estimulados y más contentos mirando a la promesa que Dios nos ha hecho, y sabiendo que aquí en la Tierra nada es eterno, sino que todo es temporero. Por lo tanto, no nos apegamos a las cosas temporeras de aquí de la Tierra; las luchas y las pruebas por las que pasamos, las aprovechamos para beneficio nuestro, la aprovechamos para crecer en madurez, como así también pasaron nuestros hermanos del pasado; porque todas estas cosas nos ayudan a bien, todas obran a bien, como dice la Palabra. Por lo tanto, cuando un escogido, un predestinado, que sabe que ha de estar en esa gran Ciudad, pasa por estos momentos difíciles aquí en la vida, por los cuales todos pasamos, eso para él le es de beneficio, le es de bendición. Por lo tanto, no hay motivos por el cual estar quejándonos, sino dándole gracias al Señor en todo: “Porque todo obra para bien para aquellos que conforme al propósito (al propósito eterno de Dios) son llamados; porque a los que antes conoció, también los predestino;”

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[Romanos 8:28-29]; y los llama y los mete por un proceso que todos tenemos que pasar, pero al final del proceso nos encontraremos allá glorificados delante de la presencia de Dios. Ya delante de la presencia de Dios y en Sus planes, ya el proceso fue hecho completo delante de Él. Pero ahora nosotros como creyentes, como individuos, en nosotros se está manifestando, se está cumpliendo ese proceso en carne viva, en nuestra carne en la cual estamos experimentando el plan y propósito de Dios. Ahora, entonces sabiendo usted y yo quiénes somos, entonces podemos decir con humildad, no con arrogancia, no por vanagloria; sino con humildad, con agradecimiento a Dios y con reconocimiento a la Palabra de Dios, qué Él dijo acerca de nosotros: “Nada nos apartará del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” [Romanos 8:35-39]. Entonces, si es nada, nada, porque Él dijo: “Nadie las arrebata de mi mano.” [San Juan 10:28]. Y si es nadie, es nadie; por lo tanto no tenga miedo, no tenga temor de que se vaya a perder, mas bien, es que usted pasa por diferentes procesos, por diferentes pruebas para ser perfeccionado; para que su carácter, sea un carácter de rey. Sin carácter no puede reinar: “Si sufrimos con Él, reinaremos con Él.” [Segunda de Timoteo 2:12]. Ahora, esté usted seguro y firme en lo que Dios dice en Su Palabra, y sabiendo nosotros que el tiempo está muy cerca, en que entraremos por otras etapas y procesos gloriosos y maravillosos; entonces estemos como decía el mensaje de ayer en la noche: “En expectación,” en expectación de las cosas y de las bendiciones que vendrán para nosotros, porque también estamos en expectación viendo las señales que están aconteciendo, lo cual nos

EL REMANENTE SOBRE EL MONTE DE SIÓN Rev. William Soto Santiago 30 de abril de 1989 Cayey, Puerto Rico Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para saludar a cada uno de ustedes, y continuar hablándole a ustedes del Programa Divino que se está llevando a cabo en nuestro tiempo. Hay una Escritura en el libro del profeta Abdías, el cual cuenta con un solo capítulo, pero que habla del día de Jehová o día del Señor, y en el verso 17 de ese capítulo, dice de la siguiente manera: “Mas en el monte de Sión habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.” Que Dios nos permita comprender esta Escritura, y nos permita ver a través de la Palabra: “EL REMANENTE SOBRE EL MONTE DE SIÓN.” El remanente en el monte de Sión. El remanente de Israel en el tiempo final estará sobre el monte de Sión, pero también en este tiempo final habrá un remanente de entre los gentiles, y estará también sobre el monte de Sión. Pues han pasado ya las siete etapas o edades de la Iglesia Gentil, y hoy nos encontramos en la etapa de la cima del monte de Sión o Edad de la Piedra Angular, la edad que corona las siete etapas o edades de la Iglesia gentil. A través de las edades de la Iglesia gentil, Dios ha


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muestra las cosas que Dios ha de hacer; porque todas estas cosas que vemos en el mundo que están aconteciendo: terremotos, las ondas de la mar y todas estas cosas, estos maremotos y todo esto que está aconteciendo, todas estas cosas, lo que nos muestra es que estamos en el fin, y que tenemos que estar en Pie delante del Hijo del Hombre. Entonces, para estar en pie delante del Hijo del Hombre, tenemos que estar dónde este el Hijo del Hombre. Entonces encontramos a través del mensaje de la hora, que estamos nosotros viviendo en la dispensación en la edad del Hijo del Hombre. La edad de Lutero no fue la edad del Hijo del Hombre, más bien fue la edad del conocimiento del hombre, pero no del Hijo del Hombre. Entonces, encontramos que hay que estar en pie delante del Hijo del Hombre, y para eso hay que estar en la edad del Hijo del Hombre, que es la Edad de la Piedra Angular, esa es la Edad de la Venida del Señor, esa es la Edad eterna, en la cual o de la cual nos habló Dios en el mensaje titulado: “La estatura de un hombre perfecto.” Aquí habla de usted y habla de mí. Vamos a ver si habla de usted y habla de mí. Recuerde que este mensaje fue predicado en el 1962, y estaba hablando de una edad futura que habría de llegar, y estaba hablando de gentes que habrían de estar en esa edad. Dice: “Estamos acercándonos a los siete Sellos. Acabamos de estudiar las siete edades de la Iglesia, y este mensaje de enseñanza ayuda a aparejar a todo aquel que es redimido por la Sangre del Señor Jesús, y que estará (en el ‘62, todavía nadie como individuo había entrado a ese sitio)... y que estará en aquella Edad de la Iglesia –La Edad eterna de la Iglesia– al fin de los Sellos.” Ahora, fíjese, las edades de la Iglesia, la siete edades de

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la Iglesia terminaron; ellas vinieron a convertirse en edades denominacionales, ellas vinieron a convertirse en denominaciones, porque después que Dios hizo lo que habría de hacer, y habló al pueblo a través del mensajero que tenía en cada una de esas edades, y agarró con la Palabra al escogido que había viviendo en esa edad, y lo selló, fue sellado con el mensaje del mensajero; escuche bien esto, ¿con qué fue sellado? Es sellado con el mensaje. Entonces, durmieron y comenzó otra edad, y así por el estilo, pero ninguna de esas edades fue una Edad eterna. Por eso empezaba una gloriosa edad de la Iglesia, venía el mensajero con el mensaje, porque el mensajero captaba de parte de Dios el mensaje por revelación, lo captaba, y entonces venía y lo predicaba; y el mensajero no tenía que preocuparse si habría o no habría quien lo escucharía, él lo único que tenía que hacer era pararse y comenzar a predicar, y entonces Dios se encargaría de hablarle al corazón de los escogidos que hubieran viviendo en el tiempo en que ese mensaje saliese. Ahora, ¿notaron ustedes que la mayoría o el grupo de escogidos de cada edad está o son personas que viven en el área donde aparece el mensaje y donde aparece el mensajero? ¿Qué le parece? La primero edad de la Iglesia, en la edad de Efeso, allí no había ningún puertorriqueño, en la edad de Efeso, allí no había ningún norteamericano; porque el mensaje estaba allá en aquella área ¿por qué? Porque Dios tenía Sus predestinados en esa área; porque dónde Dios pone el mensaje, ahí es que están los predestinados, y ahí también está el instrumento que Dios usa para traer el mensaje correspondiente a la edad correspondiente. Entonces, vemos que el Evangelio camina con el sol, así

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Elías en el monte de la transfiguración está mostrando en esa visión la Segunda Venida del Hijo del Hombre sobre el monte de Sión, en donde son llamados todos los escogidos con gran Voz de Trompeta para ser preparados para la transformación de sus cuerpos, los que están vivos, y la resurrección de los muertos, los que partieron en el pasado. Ellos vendrán, ellos regresarán, y todos juntos estaremos en y sobre el monte de Sión. Nuestro tiempo es el tiempo más grande. Ellos vendrán para estar un tiempo con nosotros sobre el monte de Sión, para ver lo que nosotros estaremos viendo en este tiempo. Ellos tienen que regresar, y el llamado primeramente es para los vivos, y después ellos escucharán su llamado, ellos quieren regresar, y ellos regresarán; y nosotros queremos ser transformados. Y el que perseverare hasta el fin sobre el monte de Sión, será transformado. Por eso estamos en la reunión sobre el monte de Sión, la reunión en la cima del monte de Sión. Dios les bendiga, Dios les guarde. Muchas gracias por vuestra amble atención, y pasen todos muy buenas tardes; y será hasta el próximo domingo, Dios mediante, que espero estar con ustedes aquí. Dios les bendiga y Dios les guarde. “LA REUNIÓN EN LA CIMA DEL MONTE DE SIÓN.”


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que también la simiente está en el lugar dónde está el sol, y el mensajero está en el lugar donde está el sol en ese tiempo, y el mensaje también está en esa área. Por lo tanto, encontramos que siendo esto una realidad, entonces usted y yo no nos tenemos que preocupar por el mensaje de Lutero, el mensaje de Wesley, o el mensaje de los pentecostales (el mensaje de la edad pentecostal), porque ya cada mensaje de esos tuvo su mensajero y tuvo la gente que habrían de creer, los cuales fueron sellados, y terminó la última edad de la Iglesia que fue la edad de Laodicea. Pero luego de terminada las siete edades de la Iglesia, luego del siete, ¿qué viene? Viene el ocho. Luego del día séptimo, viene el día octavo; y usted dice: “¿Otro día más? ¿Otra edad más? Lo que pasa que es otro día, el día octavo; usted sabe, contando los días de la semana conforme a la Palabra de Dios, el día séptimo es el sábado pero el día octavo es el domingo, y el domingo es el día octavo y es el primer día también, es el primer día de la semana y ocho es eternidad. Por lo tanto, si hay un día octavo, es un día eterno; si hay una edad octava, es una Edad eterna, y eso no lo digo yo. Y estos mensajes de enseñanza... ¿qué mensaje? “La estatura de un hombre perfecto;” porque por esa línea es que se llega a dónde hay que llegar, porque ese es el mensaje que nos muestra la Iglesia en forma de monte, en forma de pirámide, nos muestra también al individuo en forma de pirámide también, y nos muestra el mensaje correspondiente a cada tiempo, en la vida de esa Iglesia y en la vida de cada individuo. Entonces, encontramos que siendo el mensaje de “La estatura de un hombre perfecto,” el mensaje que nos

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enseña, es un mensaje de enseñanza; dice: “...y este mensaje de enseñanza,” ¡oh! entonces la estatura del hombre perfecto. Y para llegar a la estatura del hombre perfecto, y para llegar a una Edad eterna, se viene, Y se es preparado, ¿por qué? Por la enseñanza de estas cosas. Entonces, tiene que venir una enseñanza correcta que nos haga, o que nos meta a una edad perfecta o eterna; entonces para la Novia como grupo tiene que venir algo real y genuino, para meter a la Novia, como grupo, a la estatura de una Iglesia perfecta; y eso vimos que ya Dios lo hizo, porque Dios mismo vino y trajo toda la revelación de la Palabra, y se la trajo a la Novia; y con eso la llevó a la perfección. Y nosotros con lo mismo que la Novia (como grupo) llegó a la perfección... porque ¿qué es llegar a la perfección? Y una persona que llega a la perfección, ¿a qué llega? A la plenitud de la edad de Cristo, de la estatura de Cristo, entonces tiene la plenitud de Dios manifiesta en él. Busque algunas de las edades de la Iglesia, a ver cuál de ellas tuvo la plenitud de Dios manifiesta en carne humana en medio de ellas, ¿cuál de ellas? ¿La cuarta, la quinta, la sexta, la séptima? La séptima lo echó fuera, la séptima ni lo quiso por allí; no quiso la plenitud de Dios en carne humana, no la quiso por allí. Pero hubo una que fue la número ocho, la edad de la Novia, que tuvo a Dios en toda Su plenitud en carne humana ministrándoles, tuvo a Dios hablando a través de ella, tuvo a Dios allí. ¿Y dónde estaba ella? Ella como Novia, como grupo fue adoptada, la única de las edades de la Iglesia que fue adoptada, fue la edad de la Novia. ¿Que fue qué? El día octavo, que es el día primero, que es el día eterno, es una Edad eterna. La edad de la Novia es una

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lo pega, quede escrito el Nombre de Dios; sino que el mensaje que Él trae para sellar a todos los escogidos, trae la revelación divina del Nombre eterno de Dios, el Nombre eterno que el Señor Jesucristo recibió cuando ascendió al Cielo victorioso, recibió para Su Segunda Venida y para ser Rey de reyes y Señor de señores. Es con el Nombre eterno de Dios que Él se manifiesta como Rey de reyes y Señor de Señores, y reinará por el milenio y por toda la eternidad; y la ciudad será llamada de Su Nombre. Por eso el Nombre de Dios, el Nombre de la ciudad de Dios y el Nombre nuevo del Señor Jesucristo es el mismo, el Nombre que el pueblo hebreo no podía pronunciar; pero que ciento cuarenta y cuatro mil lo van a recibir, van a tener en sus mentes y en sus corazones el conocimiento de ese Nombre, estarán sellados con ese Nombre. Para eso es el llamado de gran Voz de Trompeta; primeramente entre los gentiles: para subir a la cima del monte de Sión, y ahí estar para ver el cumplimiento de las promesas divinas del tiempo final, para recibir la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, verla cumplida, y recibir todas las bendiciones que hay para el pueblo de Dios, y ahí ser sellados con el Sello del Dios viviente: para eso somos llamados y juntados en la cima del monte de Sión. Esa es la reunión en la cima del monte de Sión: LA REUNIÓN EN LA CIMA DEL MONTE DE SIÓN, la reunión más importante, la reunión más grande. La reunión del monte Sinaí, cuando Moisés estaba allá, viene a ser tipo y figura de la reunión sobre el monte de Sión en el tiempo final. La reunión de Jesús, Pedro, Jacobo y Juan, Moisés y

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tiene que ver después de terminar las edades: como León de la tribu de Judá. Pero no hay ninguna discusión en cuanto a eso. El es el Cordero de Dios y es el León de la tribu de Judá. Ahora, aquí en Apocalipsis, capítulo 14, vamos a ver el León de la tribu de Judá, y lo vamos a ver también como Cordero de Dios. No importa que usted diga que es el Cordero o diga que es el León. Es la misma persona [verso 1]. “... miré, y he aquí el Cordero estaba...” ¿Dónde? Cada religión dice: “Está aquí.” Cada religión llaman a la gente: “Vengan acá, vengan al frente, arrepiéntanse porque Él está aquí.” Pero vamos a ver aquí en la Escritura, dónde dice la Escritura que Él está. Y donde Él esté, ahí es el llamado de Dios para todos los seres humanos. “...miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión...” El llamado entonces es sobre el monte de Sión. Entonces al que le es dicho: “Súbete sobre un monte alto, anunciador de Sión,” no podrá decir otra cosa sino: “Vengan todos a ver la Venida del Hijo del Hombre, a ver al Cordero sobre el monte de Sión. Él está sobre el monte de Sión. El llamado es: “Sube acá, a la cima del monte de Sión.” “...el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de él y de su Padre escrito en su frente.” Ya estaban sellados. Ya el Ángel con el Sello del Dios vivo los había sellado, los había sellado en sus frentes. Literalmente no quiere decir que les va a escribir un nombre, o que ese sello va a tener un nombre; y cuando se


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Edad eterna, porque es la Edad de la Palabra, y la Palabra es eterna. Entonces, vea usted qué ocurre cuando se llega o se está en ese tiempo donde se está llevando a cabo la adopción, ¿qué es lo que ocurre? Allá en el Monte de la Transfiguración, Dios estaba allí presente, y estaba identificando su velo de carne, y estaba hablando y luego dijo: “Ahora, a él oíd.” Encontramos que la Novia como grupo, mientras estuvo en ese lapso de tiempo, fíjese la Novia como grupo tuvo que subir a la cima del monte, porque la cima del monte es dónde Dios aparece manifiesto para efectuar la adopción. Entonces tuvo que subir acá arriba, y entonces ahí estaba Dios en toda Su plenitud, el pilar de fuego manifiesto, hablando lo que tenía que hablar, hablando con relación a quién era esa Novia, y hablando con relación al trabajo que sería llevado a cabo a través de esa Novia; y hablando también... para aquellos que deseaban saber algo de Dios, es dicho: “A El oíd.” Así fue dicho con relación a Jesús, así también con relación a la Novia. Por eso dice: “La Novia es la Palabra para el mundo.” Ahora, estoy hablando de la Novia como grupo, ya mismo hablaremos de la Novia, usted como individuo. Encontramos entonces que la Voz de Dios estaba allí presente, en esa Edad eterna de la Novia, en esa Edad eterna de la Palabra, y ahí encontramos que ninguna de las edades pasadas pudo subir ahí. Cualquier persona, cualquier grupo (vamos a hablar como grupo primero), cualquier grupo que quisiera ser adoptado, el grupo de Lutero, no podía; tampoco el grupo de Wesley, ni el grupo pentecostal tampoco podía ser adoptado. Por eso es que ningún grupo de las siete edades de la

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Iglesia, ninguno de ellos fue adoptado, ninguno de ellos fue adoptado; por lo tanto, en ninguno de ellos Dios estuvo manifiesto en toda Su plenitud hablándoles y reconociendo ese grupo como Su Cuerpo Místico. Por eso es que cualquier grupo luterano, bautista, pentecostal o cualquier otra clase de grupo denominacional, puede decir lo que quiere decir, pero delante de la presencia de Dios y para este mundo no es la boca de Dios, no es quién tiene que darle al mundo lo que el mundo desea escuchar. El único grupo que fue adoptado es el grupo de la Novia y ella es la Palabra, la Voz de Dios para este mundo. Todas las religiones dicen que son la boca de Dios, pero el Señor dijo: “Laodicea...” que era la última que tenía el mensaje, que fue el último mensaje, el Señor le dijo: “Yo te vomitaré de mi boca.” Así que no hay ningún grupo denominacional que sea la boca de Dios. La Palabra de Dios la tiene la Novia, ella es la boca de Dios para este mundo, de ella sale la Palabra de Dios para este mundo. Ahora, fíjese con el Señor allí en el Monte de la Transfiguración, Él llevó testigos; Él llevó testigos allí y ellos vieron lo que pasó, pero les fue prohibido que hablasen hasta cierto tiempo; luego, después, pudieron hablar, y por eso después también en los Evangelios encontramos que fue narrado lo que aconteció. Ahora, escuche bien, vamos ver el caso de la adopción de la Novia tipificado allá en la adopción del Señor; allá cuando subió, el cuerpo de Dios, el velo de carne de Dios subió allá arriba y fue adoptado, porque hizo las obras que debía de hacer por un lapso de tiempo de tres años; luego a los tres años subió, fue adoptado, y luego tuvo seis meses de ministerio ya adoptado. Ahora, vea usted, subió solamente con tres; aquellos tres


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van a caer los juicios de Dios; y los escogidos tienen que ser sellados para que así los juicios de Dios caigan sobre los demás, y no sobre los escogidos. Ahora, ya vimos que tiene el Sello del Dios vivo. Ahora, veamos a ciento cuarenta y cuatro mil escogidos, doce mil de cada tribu, ya sellados. Y vamos a ver dónde es que ese Ángel mensajero que tiene el Sello del Dios vivo, dónde los coloca y dónde los sella, y cuando los sella. ¿Qué entonces tienen ellos? Porque cuando usted tiene un sello, usted quiere ver qué fue lo que ese sello colocó en ese lugar. Vamos a ver en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1, y vamos a ver también la Venida del Hijo del Hombre. Juan en su visión apocalíptica cuando el anciano le dijo: “No llores más, he aquí el León de la tribu de Judá, que ha vencido, ha prevalecido, y es digno de tomar el Libro y abrirlo, no llores más.” Dice:“Y cuando miré (miró buscando uno), vi un cordero.” [Apocalipsis 5:5-6]. Él conocía a Jesús, y él sabía que Jesús en Su Venida, en Su Primera Venida era el Cordero de Dios, porque así lo presentó Juan el Bautista; y cuando miró, él vio un cordero como ensangrentado, y el anciano había visto un león, y anunció un león; pero cuando el anciano vio y cuando Juan vio, vieron a la misma persona: vieron al Señor Jesucristo. Pero el anciano lo vio como el León de la tribu de Judá, Juan lo vio como el Cordero de Dios que había quitado el pecado del mundo. Pero eran la misma persona. Ni era un león ni era un cordero: era el Señor Jesucristo. Juan lo vio como se veía antes de terminar las edades, como Cordero de Dios. El anciano lo estaba mirando como se tiene que ver después de terminar las edades, como se

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y le dijeron... bueno, el que le recibe le dice: “Yo me llamo fulano de tal.” Y Él les dice: “Yo me llamo el Señor Jesucristo.” Pero se olvidaron que Él tiene un Nombre nuevo; y que Su Nombre de Jesús lo utilizó para Su Primera Venida; porque el nombre Jesús es el nombre de Redentor para morir y derramar Su Sangre por todos nosotros. JESÚS significa: “Redentor, Salvador.” Es el Cordero de Dios; pero como León de la tribu de Judá es Rey de reyes y Señor de señores; y Él puede utilizar Su nombre nuevo para Su Segunda Venida. ¿Y para cuándo lo va utilizar? Él promete que va a escribir Su Nombre nuevo en los vencedores, eso Él lo tiene que cumplir. Y en Apocalipsis el Ángel mensajero que sube en su ministerio, se levanta en su ministerio profético de donde nace el Sol, o sea, de donde se cumple la Segunda Venida del Hijo del Hombre, se cumple conforme a la promesa, dice: “Como el relámpago que sale del Oriente (en Su Primera Venida), y se muestra, se revela, en el Occidente, así será la Venida del Hijo del Hombre.” [San Mateo 24:27]. El Occidente es la tierra de América que tiene la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre. El Ángel con el Sello del Dios vivo se levanta de donde nace el Sol, o sea, de donde se realiza la Segunda Venida del Hijo del Hombre, de donde nace la Segunda Venida del Hijo del Hombre como el Sol de justicia trayendo salud en Sus alas, en el doble ministerio de Moisés y Elías, de los dos Olivos, de ahí se levanta ese Ángel mensajero con el Sello del Dios vivo para sellar de entre los hebreos ciento cuarenta y cuatro mil; sube, se levanta de donde nace el sol, del Occidente y del monte de Sión, con el Sello del Dios vivo; porque es tiempo de sellar a los escogidos, porque


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quisieron hacer tres tabernáculos, cuando más bien ese tiempo que se estaba viviendo allí no era tiempo para estar pensando en una cosa como esa, porque Dios estaba hablando. Cuando Dios está hablando no es tiempo de estar pensando en otra cosa, es tiempo de estar escuchando lo que Dios tiene para decir. Y al mismo Señor le vino uno de ellos: “Mira la cosa aquí está bien buena, allá abajo no sabemos cómo está, pero acá te hemos visto transfigurado, Tu rostro ha resplandecido como el sol (pues él es el Sol de Justicia), te hemos visto, como dice la Escritura, Tus vestiduras blancas y Tu rostro como el sol. Allá abajo nunca habíamos visto esto. Yo no quiero ir para allá abajo. Y Juan, ¿tú qué piensas de eso? ¿Te gustaría bajar para allá, tan bueno que está esto acá? ¿Y tú Jacobo (estaban los tres de acuerdo)?” Y viene uno de ellos, y le dice: “Mira, Señor, es mejor aquí, ¿verdad? ¿Tú quieres que hagamos aquí tres pabellones? Tres tabernáculos, uno para Elías, uno para Moisés, y otro, ¿para quién? Para Jesús. Bueno, tendrían que poner tabernáculo de Moisés, tabernáculo de Elías, y tabernáculo de Jesús, tres tabernáculos aquí. Cuando eso pasó, entonces Dios allí se movió y Dios habló y ellos entonces se asustaron, se llenaron de temor, porque Dios estaba allí presente, y también estaban allí presentes Moisés y Elías; y ellos allí en lo que estaban, no era con el propósito de que se les hiciera nada allí, ellos estaban hablando con relación a la entrada de Jesús a Jerusalén. Jesús, el mismo Jesús, que fue rechazado una vez en Jerusalén, Él volverá a entrar. Él entró una vez y le rechazaron, pero la próxima vez que entrará, le van a recibir, por eso es que cuando tiene la cosa que ver con la

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entrada del Señor a Jerusalén, por ahí aparecen Moisés y Elías. Dios estaba hablando y estaba mostrando allí el plan que sería llevado a cabo, y que no se podía evadir, entonces vemos que ellos perdieron bastante tiempo; el Señor no los llevó a ellos a ese lugar para que ellos hablasen o diesen su propia opinión, o aconsejasen al Señor; Él los llevó allí con un proposito muy especial, Él los llevo allí porque iba a haber una adopción, Él los llevó allí para que ellos vieran y oyeran lo que iba a suceder. Pero siempre sucede que cuando Dios nos lleva a cierto lugar, queremos opinar y queremos aconsejar al Señor. Él cuando nos lleva a cierto lugar, nuestro propósito debe ser: “Señor, aquí estamos, dónde Tú nos has traído, el resto queremos también oír.” El Señor llevó también a Su Novia a ese lugar, a ese lugar alto de la montaña; la sacó de aquí de la edad de Laodicea, a la Novia como grupo. Por eso encontramos a Dios a través del hermano Branham clamando: ¡Salid de en medio de ella! ¿Y para dónde van a tomar? Para arriba, hacia arriba. Por eso es que también vemos cuando el hermano Branham le tocó el tiempo de la apertura de los Sellos, hubieron las visiones que hubieron y los sueños que hubieron, viendo al hermano Branham subiendo hacia una montaña, llegando a la parte de arriba; y allí habiendo una piedra blanca, y él con una palanca rompiendo eso, y entonces dando a conocer o para dar a conocer lo que había ahí escrito en esa piedra blanca; porque nadie entendía lo que estaba allí escrito. Ahora, vemos que el Señor subió a Su Novia ahí para adoptarla, vemos que también pasó la misma cosa. Y era el Señor, el mismo Señor subiendo a la Novia en carne


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“Súbete sobre un monte alto.” Hay muchos montes, muchos reinos. Hay reinos políticos, hay reinos económicos, hay reinos religiosos también. ¿Pero sobre qué monte se va a subir el mensajero del tiempo final, el mensajero de la Venida del Hijo del Hombre, para dar testimonio de estas cosas? Sobre el monte que tiene la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y ese monte es el monte de Sión. Y el mensajero es el mensajero que tiene el Sello del Dios vivo para sellar en sus frentes a todos los escogidos, para sellar en sus frentes a los escogidos de entre los gentiles primeramente, y después de entre los hebreos. Por eso a los escogidos de entre los gentiles, el Señor Jesucristo dice en Apocalipsis, capítulo 3 y verso 12: “Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera (o sea, le haré una persona importante); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la cual desciende del cielo, de mi Dios ( y la cosa no se queda ahí), y mi nombre nuevo.” Hay personas que no saben que el Señor Jesucristo tiene un Nombre nuevo. Están esperando las religiones, el cristianismo, la Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida del Señor; y que Él diga: “Muy buenos días o muy buenas noches,” porque todas las religiones desean que en la Venida del Señor, Él les visite y se quede con ellos; porque no quisieran que se vaya para otra religión o para otra secta religiosa, sino que sea Él el Predicador de esa religión todo el tiempo, y que se los lleve en el rapto; y que todas las demás religiones y demás sectas religiosas si quieren irse en el rapto, entonces que sean de esa religión en donde Él llegó y lo recibieron y lo saludaron

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HOMBRE CON SUS ÁNGELES , el cual es dado a conocer en el monte de Sión, en la cima del monte de Sión, porque vendrá a Sión el Redentor, el Libertador. Sión tiene la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y nosotros tenemos la promesa de ver la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, tenemos la promesa de ser llamados, recogidos, juntados, por la gran Voz de Trompeta. ¿Dónde nos juntarán? En Sión. ¿En qué parte del monte de Sión? En la cima del monte de Sión, porque es el lugar de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando y juntando a todos los escogidos. La gran Voz de Trompeta suena en la cima del monte de Sión. Por eso el profeta Isaías dijo en el capítulo 40, verso 9 (dice el Profeta Isaías): “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión...” Al primer mensajero le fue dicho que se subiera sobre el monte de Sión, pero no sobre la cima del monte de Sión. Cada uno se fue colocando en la etapa o escalón que le correspondía, tocó la trompeta, el mensaje, y vinieron los escogidos al monte de Sión, al monte de las fiestas de Dios, y de las fiestas del pueblo de Dios; porque en ese monte, en cada etapa, lo que se ha realizado es una fiesta espiritual en la cual han tenido parte las personas de esa etapa, de esa edad. Pero ya cuando el llamado al mensajero es: “Súbete sobre un monte alto,” ya ese monte está formado, ya es un monte alto, ya es el Reino de Dios que ha crecido, ha subido, y está ya en la etapa en que sólo lo que se necesita es la Venida del Hijo del Hombre, la venida de la piedra que corona. Y para el cumplimiento de esa promesa, Él llama al mensajero de este tiempo, de esta etapa, y le dice:


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humana, ¿a dónde? Acá arriba. Por eso le dice que había que salir de la edad de Laodicea, y había que estar en la edad presente, la Edad de la Palabra. Por eso usted encuentra en todos los mensajes, Dios a través del hermano Branham subiendo a la Novia, ¿a dónde? A la edad de la Palabra, a la parte de arriba del monte, porque es ahí en la parte de arriba donde aparece Dios en toda Su Plenitud, el pilar de fuego, y se manifiesta poderosamente. Ahora, vemos que el pilar del fuego apareció ahí, en la parte de arriba, en la Edad de La Piedra Angular, apareció ahí, apareció velado en carne humana; era el pilar de fuego pero en carne humana; como el pilar de fuego que guió al pueblo de Israel por el desierto era Jesús. ¿Pero qué pasaba? La gente quizás querían ver el pilar de fuego, pero no podía porque estaba velado en carne humana. Pero el Jehová del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento, así como el Jehová y el Jesús del Nuevo Testamento ¿es quién? Ya usted sabe quién es. Fíjese, el Señor escogió, de todos los que tenía, escogió tres. Ellos fueron los que fueron escogidos para subir allá arriba, el resto se quedaron abajo. En cuanto a la Novia subiendo y el resto quedándose abajo (el resto quedándose acá abajo, en las edades de la Iglesia), ¿qué pasó al poquito tiempo de estar el Señor allá arriba con los que subieron? Que vinieron a donde los discípulos del Señor que estaban abajo, vinieron con un muchacho lunático; porque algunas veces el demonio tomaba al muchacho, y algunas veces lo echaba al fuego y otras veces lo echaba al agua y en una de esa el muchacho podía morir; y el papá estaba muy preocupado porque era su hijo, y todo padre ama a su hijo, y él sabía dónde estaba la solución. Entonces le trajeron a

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los discípulos del Señor; cuando le trajeron y preguntan por el Señor, bueno, el Señor estaba más arriba y estaba con tres escogidos, que él había escogido para subir allá arriba. Entonces, ¿qué pasó? Este hombre le trae ahí a los discípulos del Señor para que sacaran fuera ese demonio lunático, y no lo pudieron echar fuera, entonces cuando el Señor viene descendiendo con Sus tres discípulos, viene descendiendo ya adoptado, porque ya Dios había hablado; entonces cuando viene descendiendo, vienen a recibir al Señor; el primero que viene a recibirle es el que tiene el problema, y le dice: “Mira Señor, he traído (una reprimenda para los seguidores del Señor, una reprimenda tremenda)... mira Señor, he traído a Tus discípulos a mi hijo que está lunático, y el diablo algunas veces lo toma y lo echa en el agua, otras veces lo echa en el fuego, y si lo deja mucho tiempo en el agua me lo va a ahogar; y si lo mete por completo en el fuego mucho tiempo se me va a quemar, así es que me lo quiere matar, me quiere matar el muchacho, el diablo que está dentro de él y es un espíritu lunático,” era lunático. “Lunático,” guarde esa palabrita porque la vamos a ver ya mismo. “Me va a matar el muchacho.” Entonces el Señor se para y les dice, les reprende en esa ocasión, es una reprimenda con la que viene el Señor, cuando encuentra el problema que hay en medio de aquellos que se quedaron abajo, y con este problema que ellos tenían, dice: “Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.


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concluido, hay una reunión: Con gran Voz de Trompeta son llamados y reunidos todos los escogidos en la cima del monte de Sión. Si usted quiere ver a los escogidos de entre los hebreos, cuando sean llamados y juntados, si usted quiere ver dónde es que van a estar, porque ya la Escritura muestra dónde es que van a estar... Usted y yo estamos sobre el monte de Sión, en la cima del monte de Sión, más arriba de la primera edad, más arriba de la segunda edad, más arriba de la tercera edad, de la cuarta, de la quinta, de la sexta y aún más arriba de la séptima edad de la Iglesia gentil; sobre esas edades estamos nosotros: sobre el monte de Sión. Y es el ángel mensajero de la Edad de la Piedra Angular, de la edad eterna, el que tiene la comisión de hacer el llamado con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos. Por eso Jesús dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel.” Cuando ya todos los ángeles mensajeros de las siete etapas de la Iglesia gentil terminaron, Jesús dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.” ¿Para qué? Para con gran Voz de Trompeta llamar y juntar a todos los escogidos sobre el monte de Sión con el mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando y juntando a todos los escogidos. Es el mensaje más grande de todos los tiempos, es el mensaje que gira alrededor del tema más importante; del tema de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Ese es el eje del mensaje de gran Voz de Trompeta, el mensaje de la Trompeta final. Ese es el eje, el centro, del mensaje del Ángel del Señor para dar a conocer el misterio que causó silencio en el Cielo por casi media hora: EL MISTERIO DE LA SEGUNDA VENIDA DEL HIJO DEL

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Trompeta a todos los escogidos para subir a la cima del monte de Sión, en donde se reúnen los escogidos para ver la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y todos serán enseñados de Dios, enseñados en las cosas que corresponden a la edad de la Venida del Hijo del Hombre, ser enseñados para recibir a los muertos que han de resucitar y a los vivos que han de ser transformados. Sin el mensaje de la Edad de la Piedra Angular, de la edad eterna, de la edad de la cima del monte de Sión, no hay resurrección de los muertos ni transformación de los vivos. Sin ese mensaje nada podrá ocurrir; pero con ese mensaje, todas las promesas divinas de la resurrección de los muertos y transformación de los vivos será una realidad. Por eso él dijo que sería revelado en los Truenos. Él habló de la transformación de nuestros cuerpos, y dijo que para el rapto necesitaríamos la fe para el rapto; porque con lo que tenían, escasamente para sanidad divina tenían; porque la fe en las edades no era para rapto; porque para rapto se requiere el nombre eterno de Dios, el Nombre nuevo del Señor Jesucristo; se requiere también recibir y conocer la Segunda Venida del Hijo del Hombre; porque es en Su Venida que Él da a conocer Su Nombre nuevo; se requiere también el ministerio de Sus Ángeles, en los cuales están representados los vivos que han de ser transformados, en Elías, que fue raptado sin ver muerte; y el ministerio de Moisés en el cual están representados los muertos, porque él murió; pero ochocientos años después, o más, apareció sobre el monte de la Transfiguración. En Moisés y Elías están representados los vivos y los muertos que tendrán un cuerpo glorificado, eterno, y serán raptados. Por eso en nuestro tiempo, cuando las edades ya han


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Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula (lo primero), y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.” Fíjese, ese fue el mensaje de preparación para sanar el muchacho, fue un mensaje de reprimenda, y después “tráiganlo acá...” “Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora.” Y ahora fíjese: “Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?” “¿Cuál fue la razón? Señor. Otras veces desde que Tú nos distes el mandato de ir a sanar los enfermos, de echar fuera los demonios, de resucitar los muertos, no habíamos fallado, ¿cuál fue el problema, Señor? ¿Cuál fue la causa?” No les había pasado en otras ocasiones. ¿Cuál fue la causa? Ellos querían averiguar, la contestación del Señor fue: “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” [San Mateo 17:14-21] Ahora, vamos a ver unas cuantas cositas aquí en cuanto a la Novia como grupo y a este problema mostrado acá en este tiempo, y después pasaremos a nosotros como individuos, que es lo que ahora es el cuadro actual, para beneficiarnos a nosotros. Fíjese, el Señor lo primero era que había subido, y ya no estaba ahí con aquellos que habían quedado ahí, ya no estaba ahí, estaba en la cima del monte y estaba siendo adoptado en presencia de los que Él llevó,

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de los testigos que Él llevó para esa adopción. Y ustedes saben que Moisés y Elías representan también a los vivos y a los muertos, a los que partieron con el Señor, los santos que partieron, y representa a los vivos porque Elías no murió; Moisés murió y fue resucitado: los santos resucitados y los vivos ahí otra vez. Ahora, usted sabe que allí estaba Moisés y Elías, pero ellos no estaban en cuerpos de carne, ellos estaban con cuerpos teofánicos, conforme a cómo nos dice nuestro hermano Branham; muchas veces se le desaparecían así de momento, los dos se le desaparecieron de momento. Ahora, fíjese que el Señor no estaba allí, sino que Él estaba más arriba. Cuando el Señor se mueve de un sitio, entonces ya no está el Señor allí; y sino está el Señor allí, entonces no está Su poder tampoco. Entonces, Él estaba más arriba en algo más importante que aquello, y estaba recibiendo la adopción allí. Ahora, fíjese en una cosa, el muchacho que está ahí es un muchacho lunático, el que le trajeron, pero se lo trajeron abajo, no se lo subieron allá arriba. Abajo. Entonces, cuando el Señor viene bajando ya adoptado se encuentra con ese problema, y ese problema no lo tienen los que estaban arriba, ese problema los tiene los que estaban abajo; porque los que estaban arriba estaban con el Señor. Los que estaban acá arriba en la cima de la montaña estaban con el Señor, y ellos no tienen ese problema, el problema lo tienen los otros nueve que estaban abajo; y que problema más tremendo, que vergüenza más tremenda esa; el muchacho era lunático, era un demonio lunático el cual tenía el muchacho. “Demonio lunático.” Un demonio lunático, unas veces lo echaba al agua, otras veces lo echaba al fuego, con esas cosas, ¿de que? Si


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de la séptima edad, sino con el mensaje de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles para formar la Edad de la Piedra Angular. Los escogidos que son llamados y juntados, serán colocados sobre las edades de la Iglesia gentil. Sobre la cima del monte de Sión estará el grupo de elegidos del fin del tiempo escuchando la gran Voz de Trompeta, la Trompeta final, el mensaje final, y quedará formado el grupo de la Edad de la Piedra Angular, el grupo que coronará todas las edades de la Iglesia gentil, el grupo que corona el monte de Sión. Y ése será el lugar de reunión, será el lugar de la reunión de los escogidos en el fin del tiempo: la reunión en la cima del monte de Sión, cuando las edades han concluido. Cuando el mensaje de las edades de la Iglesia gentil ha terminado, solamente queda un mensaje, un mensaje eterno, un mensaje para los escogidos en el tiempo final; y no será el mensaje de alguna de las edades del pasado, será el mensaje que desearon tener todas las edades del pasado, será el mensaje de los Truenos, el mensaje que los Truenos dan a conocer, será el mensaje del Séptimo Sello. Y el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando y recogiendo con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos. Ese es el mensaje de nuestra Edad, el mensaje de la Edad Eterna, el mensaje de la Edad de la Piedra Angular, colocando la Piedra Angular, la Piedra del ángulo, sobre el monte de Sión; porque está escrito: “Y vendrá a Sión el Libertador.” Sobre la cima del monte de Sión es la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando con gran Voz de

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Etapa, y no puedes decir nada de eso, porque el enemigo trataría entonces de pervertir, de hacer imitaciones, y afectaría a los escogidos; mira tú todo lo que has hecho con la primera etapa y segunda etapa, y mira lo que ha sucedido: los imitadores saliendo por dondequiera. Así que de esta tercera etapa no hagas explicaciones de que será así, o de que será así. Lo que tú viste en visión, es para ti; así que no expliques abiertamente estas cosas. Es la Tercera Etapa, es el misterio que los truenos dan a conocer, es el misterio del Séptimo Sello.” Y el séptimo Sello es la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles para ministrar la Palabra, para tener el ministerio final y llamar y juntar a todos los escogidos con gran Voz de Trompeta, es la etapa final para luego venir la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos, es la etapa más importante del Programa Divino, porque es la etapa que sella ese monte, es la etapa que corona toda la obra que ha estado siendo llevada a cabo a través de las edades de la Iglesia gentil, es la etapa en donde la Piedra de corona, la Piedra angular, la Piedra del ángulo, es colocada sobre el monte de Sión. Por eso dice: “He aquí pongo en Sión la principal Piedra del Ángulo, la Piedra angular.” [Primera de Pedro 2:6], Es la etapa de la Venida de la Piedra angular, la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y el ministerio que se lleve a cabo en ese tiempo será el ministerio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando y juntando a todos los escogidos con gran Voz de Trompeta. Y ese recogimiento de los escogidos en ese tiempo con la gran Voz de Trompeta no pueden ser colocado en la séptima edad de la Iglesia gentil; porque son llamados y son juntados con la gran Voz de Trompeta; no con el mensaje


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es lunático, tiene que ver con la luna, la influencia era de la luna, y la luna tipifica la Iglesia en las siete edades; por lo tanto, la influencia espiritual sobre ese grupo, es una influencia espiritual de lo que correspondía al mensaje de las siete edades de la Iglesia, y entonces la luna influía, la luna que es la Iglesia, influyendo sobre ese muchacho. Y por eso es que cuando en cierto tiempo los que son lunáticos, cuando la luna está en cierta forma, la manifestación de ese espíritu en esa persona es una forma tremenda, y algunas veces lo echa al agua, otras veces lo echa al fuego, eso es lo que dice que obraba ese espíritu lunático, ¿para qué? Para matarlo, para destruírlo o quemarlo; o lo ahogaba o lo quemaba, y la cosa es que el problema no lo pudieron resolver los que se quedaron acá abajo. Ese problema no lo pudieron resolver, ellos no sabían porqué, porque ellos habían resuelto otros problemas de esa clase antes, pero antes el Señor no había subido allá arriba, y no se había llevado a los que se había llevado allá arriba; pero en esa ocasión Él ya no estaba allí. Y fíjese, el muchacho, el caso estaba allí, pero ellos no tenían lo que necesitaban tener para resolver ese problemita. Ahora, yo quiero pasar por aquí al “Libro de Los Sellos,” porque el Señor le dice a ellos, cuando ellos le preguntaron: “¿Por qué nosotros no pudimos echar ese demonio fuera?” El Señor les dice: “Por vuestra poca fe, por vuestra poca fe.” Ahora, voy a buscar por aquí por el “Libro de Los Sellos,” (déjeme ver si lo encuentro rapidito por aquí). Página 104 y 105, y después la 131 ya finalizando, dice: “Luego vienen siete truenos misteriosos que ni están escritos. Correcto. Y yo creo que por medio de los siete

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truenos será revelado en los últimos días lo que se necesita para aparejar la Novia para tener la fe del rapto; porque con lo que tenemos ahora no podríamos subir. Hay algo que tiene que venir para aparejarnos, porque como estamos ahora apenas podemos tener suficiente fe para la sanidad divina.” “Poca fe.” ¿Cuál fue el motivo por el cual el Señor les dijo que no pudieron hacer aquello? Por su poca fe. Sacar de aquel muchacho, sacar aquel espíritu lunático que se manifestaba en él, y algunas veces lo echaba al agua y algunas veces lo echaba al fuego, y quería destruir al pobre muchacho. Por su poca fe, porque ellos tenían poca fe, pero ellos no habían subido allá arriba; pero aquellos que subieron allá arriba, ¿tendrían mucha fe con lo que vieron y oyeron? Imagínese, oyeron a Dios tronando allí, porque un trueno es la Voz de Dios; oyeron la Voz de Dios, pues estaban oyendo los truenos. Entonces encontramos que la adopción depende de los truenos, la Voz de Dios. Entonces, encontramos que por la poca fe ellos no lo pudieron echar, y ahora mire usted lo que dice el hermano Branham, o Dios a través del hermano Branham, hablando acerca de la Iglesia, no de los que están acá arriba, sino de los que están acá abajo, dice que tienen muy poca fe ahí abajo, y que hay escasamente para la sanidad divina. Eso le pasaba a los que estaban allá abajo; a aquellos nueve les pasaba lo mismo: tenían poca fe, escasamente para sanidad divina; y cuando les vino un caso un poquito duro, con lo que tenían no lo podían resolver. Tenemos que tener suficiente fe para ser transformados en un momento y ser sacados de esta Tierra, fíjese que clase de fe tiene que ser esa, y veremos más adelante, Dios mediante, dónde está esto escrito.


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introducción, precursando la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y explica bien cómo será la Segunda Venida del Hijo del Hombre. Él dice: “El primer reto fue en el monte Carmelo, el segundo en el monte de la Transfiguración, y el tercero será en el monte de Sión; y será el reto entre Jesús y las denominaciones (o sea, la Segunda Venida del Hijo del Hombre en el monte de Sión).” Ahí será el reto. Ese será el tercer reto; y todo lo que está prometido para ese tiempo se llevará a cabo. Él sabía que el reto sería sobre el monte de Sión, porque él sabía que el monte de Sión representaba al Cuerpo Místico del Señor. Y él sabía que el profeta Isaías dijo: “Y vendrá el Redentor a Sión.” Él sabía también que el apóstol San Pablo había dicho que de Sión iría el Libertador a Israel. Él se encontraba en Sión, por eso quería ir a Israel, pero no tenía el Espíritu y Virtud de Elías en su quinta manifestación, fue lo único que le impidió para ir a Israel y sacar, llamar, ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. Pero el privilegio de ser el precursor de la Segunda Venida del Hijo del Hombre es un privilegio que solamente una persona podía tenerlo, y era la persona, el profeta, sobre el cual estuviera el ministerio de Elías manifestado por cuarta vez. Un privilegio tan y tan grande que ninguna otra persona lo podía tener; el que lo tuvo antes de él fue Juan el Bautista, para precursar la Primera Venida del Hijo del Hombre. Ahora, él fue la persona que más claro habló de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, dio muchísimos detalles; y estaba dando tantos y tantos detalles que el mismo Dios lo tuvo que parar. Le dijo: “Esta es la Tercera

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va a recorrer una vez más, el espíritu de Elías en su cuarta manifestación diciendo: “Una vez más voy a recorrer este camino, voy a recorrerlo por quinta vez de nuevo con ese Jinete que viene del Occidente; o sea, con ese Jinete lo voy a recorrer.” El Espíritu de Elías sabía dónde iba a recorrer por quinta vez el camino profético, el ministerio profético, para concluir su labor en esa quinta manifestación. Pero vean ustedes que viene uno recorriendo sobre un caballo blanco viene recorriendo, caminando, o sea, que viene en una labor profética; y el Espíritu y virtud de Moisés aparece sobre la Tierra recorriendo el camino profético, el ministerio profético. Y Elías dice, el Espíritu y virtud de Elías dice: “Yo recorreré una vez más esta senda, este camino.” Y ahí él dice que no lo va a recorrer solo, va a recorrerlo acompañado. Él sabe que el profeta Zacarías lo vio acompañado en su último recorrido. Y Él vio en Apocalipsis 11 que ese ministerio de Elías en su último recorrido, o quinto recorrido, lo hace, lo recorre, acompañado como uno de los dos Olivos y de los dos Candeleros. El Espíritu y virtud de Elías, el deseo más grande que siempre ha tenido ese ministerio es de estar acompañado con el ministerio de Moisés, porque él ministró el mensaje de Moisés. El ministerio de Elías siempre ha deseado estar acompañado por el ministerio de Moisés, porque el ministerio de Elías ministró el mensaje de Moisés en su primer ministerio, su primera etapa; y en su segunda etapa también; y en su tercera etapa predicó el mensaje de Moisés e hizo la introducción del Mesías para una nueva dispensación; y en su cuarta manifestación hace la


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Así que, vea que con la fe que tenían los que estaban abajo, con eso no se llegaba a ningún sitio, había que tener más fe, mucha fe, suficiente fe para ser transformados y ser raptados. Ahora, vea usted que lo que había ahí arriba, en dónde estaba el Señor, era suficiente fe para ser transformados y se transfiguró delante de ellos, se transformó delante de ellos, y para ser raptado (fue raptado más tarde). Por eso encontramos que en el monte allá, cuando se despidió de ellos, y les dijo: “Bueno, nos vemos muchachos, nos vemos, espérenme allá en Jerusalén, vayan allá y espérenme allá, porque yo ahora me voy, ya ustedes no me van a ver más con este cuerpo. Yo subo al Padre, vuelvo al Padre, vuelvo a Dios; salí de Dios y vuelvo a Dios, salí del Padre y vuelvo al Padre, así que yo regresaré pero voy a regresar como estaba allá, en el tiempo del Antiguo Testamento, como estaba yo allá, guiando al pueblo de Israel en forma de pilar de fuego, así voy a venir a ustedes; pero ustedes tienen que estar en cierto sitio.” Es raro, pero el Señor, fíjese (fue en el monte de los Olivos, o algo así), en un monte fue que el Señor ascendió, pero después los mandó a otro sitio, ¿para qué? Para recibirle. Esto cómo qué nos dice algo, ¿verdad? En un sitio lo vieron y se despidió de ellos y les dijo: “Bueno, hasta ese tiempo entonces.” Quien es el Séptimo Sello ¿verdad? El Séptimo Sello les dijo así, les dijo de esa manera: “Bueno hasta ese tiempo, nos veremos entonces en esa ocasión.” Entonces, cuando Él se despidió estaba en un sitio, pero les dijo: “Ahora, vayan a otro sitio, a tal sitio asienten ahí, quedense allí esperando, allí es que va a ser dónde Yo voy a venir.” Y cuando regresó, mucha gente quizás pensaría, “pero Él dijo que iba

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a regresar, ¿pero dónde está Su cuerpo? ¿Dónde está Su cuerpo? Nosotros le estamos esperando literalmente, porque Él dijo que así como se fue, así vendría. Le estamos esperando literalmente. ¿Dónde está?” Lo que pasa es que ahora Él como terminó Su trabajo con ese cuerpo, ahora Él vino como Él es: en forma de luz, en forma de pilar de fuego, como Él estuvo en el Antiguo Testamento, manifestándose como le apareció a Moisés; entonces descendió el Día de Pentecostés (y cincuenta es Pentecostés), apareció en el día de Pentecostés, allí descendió para tomar otros cuerpos. Y cualquiera que quisiera ver al Señor Jesucristo nuevamente, tenía que verlo velado en aquellos cuerpos dónde se había velado. Y Él dijo: “Si me escucharon a Mí, a vosotros escucharán.” Y nos cuenta la historia bíblica, que el Señor era el que hacía todos aquellos milagros y señales que eran hechas, ¿a través de qué? De aquellos velos de carne. Y aún cuándo alguien perseguía a aquellos velos de carne, no los estaba persiguiendo a ellos, sino que estaba persiguiendo al que estaba dentro de ellos. Y en una ocasión, ustedes ya saben la historia de que el velo de carne, el que estaba en aquellos velos, se le apareció a uno que lo estaba persiguiendo, y se le apareció en forma de luz, en forma de pilar de fuego, y le dice: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Saulo enseguida le dice: “¿Quién eres Señor?” Él le dijo: “Yo soy Jesús a quién tú persigues.” [Hechos 9:4]. Y él se postró, le reconoció y fue entonces de ahí para adelante, fue su siervo, su servidor y el instrumento para los gentiles, en el cual ese pilar de fuego estuvo en él manifestado; y continuando las obras que comenzó en el primer velo de carne.


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Nombre nuevo. Por eso aparece sobre un caballo blanco, y Su Nombre es el Verbo de Dios, la Palabra.” Ahora, el Verbo de Dios no es nombre, no es un nombre propio. Dice: “Será revelado en los Truenos; por eso gritan y hacen tanto ruido, y no reciben nada.” La resurrección de los muertos y la transformación de los vivos no es algo que se va a recibir porque las personas en sus religiones unas hagan más ruido que otras, o griten más o ayunen más, o sean más consagrados unos que los otros; sino porque escucharán la gran Voz de Trompeta, porque recibirán el cumplimiento de las promesas que corresponden para después de la séptima edad de la Iglesia gentil, porque recibirán las promesas establecidas en la Escritura, traídas por los diferentes profetas del Antiguo Testamento, del Nuevo Testamento; y por el séptimo mensajero de la Iglesia gentil, que es uno de los profetas del nuevo Testamento; porque es el ángel de la séptima edad de la Iglesia gentil. Él fue el profeta mensajero que más habló, que más profetizó, de la Segunda Venida del Hijo del Hombre; porque fue el profeta mensajero que más cerca estuvo del cumplimiento de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, fue el que más de cerca vio esa etapa, fue el que en sus visiones tuvo más claridad visionaria. En una ocasión él viendo el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, dijo: “Del Occidente vendrá uno cabalgando sobre un caballo blanco.” Y dijo: “Recorreremos este camino, esta senda, una vez más.” El Espíritu de Elías profetizando, hablando de un Jinete en un caballo blanco levantándose y recorriendo y viniendo del Occidente (la tierra de América es el Occidente, el Continente occidental). Y el Espíritu de Elías diciendo que

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pertenecerá a esa etapa por toda la eternidad; pero a esa etapa sin las limitaciones que se tienen en estos cuerpos terrenales. Y el mensajero, el líder de esa etapa, seguirá siendo el líder de esa etapa; y serán administradores en el Reino de Dios, cada mensajero con su grupo. Todo eso está bien ordenado, diseñado por Dios. Veamos lo que sucede al séptimo mensajero: luego al séptimo mensajero le llega en su ministerio una etapa, la etapa en que ya él tiene que predicar, proclamar, el mensaje que precursa la Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida del Señor, con el mensaje de los Siete Sellos de Apocalipsis. El mensajero de la séptima Edad de la Iglesia gentil hace la introducción, precursa la Segunda Venida del Hijo del Hombre, la Segunda Venida del Señor; y toma las siete edades de la Iglesia gentil que había predicado, y las examina a la Luz de la revelación de los Siete Sellos; y de ahí en adelante está proclamando el mensaje que precursa la Segunda Venida del Hijo del Hombre. Por eso usted lo encuentra hablando más ampliamente de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, por eso usted lo encuentra diciendo: “Cuando nuestro Señor Jesucristo venga sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel, la Palabra de Dios encarnada en un hombre.” Está precursando la Segunda Venida del Hijo del Hombre. Por eso también dice: “Cuando el Espíritu Santo que hoy tenemos, llegue a encarnarse, entonces nosotros le coronaremos.” Y también dice: “El Señor Jesucristo cuando murió fue al infierno, luego resucitó y ascendió al Cielo y recibió un


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Entonces, perseguir los velos de carne dónde está Él, es perseguir al mismo Señor y es dura cosa eso, porque muchas veces piensan las gentes cómo pensaba Pablo: “Si yo a lo que estoy persiguiendo es a esos herejes, yo a quien estoy persiguiendo es a esos que están con esa doctrina falsa, y nosotros no queremos saber de esas doctrinas falsas.” ¿Sabe lo qué dice el hermano Branham? Lo que usted puede estar llamando fanatismo, puede ser eso mismo lo que le va a juzgar a usted. Entonces el apóstol San Pablo nunca más pensó que aquella gente eran unos fanáticos, eran unos locos, sino que después él mismo decía: “Que conforme al camino que llaman herejía, sirvo al Dios de mis padres; conforme al camino que yo creía también que era una herejía, y lo perseguía, ahora yo mismo estoy en ese camino, ahora yo mismo estoy en ese camino, y conforme a ese camino sirvo al Dios de mis padres.” ¿Por qué? Porque es el camino de la vida, ese es el camino: Dios. Entonces, encontramos que Pablo entró en ese camino, gozoso, contento y agradecido. Y el Señor le dijo que lo había escogido a él para ser luz de los gentiles: ¿un hombre ser luz.” ¿No fue eso lo que él decía? Que él había sido escogido para ser luz a los gentiles. ¿No fue eso lo que le dijo el Señor? Y la luz es Dios, Dios es el único. ¿Verdad? Y en él no hay ninguna tiniebla, Dios es luz; pero Dios que es luz, cuando se vela en carne humana sigue siendo luz, y Dios velado en carne humana sigue siendo luz, y se sigue manifestando como luz. Entonces, Dios que es luz, en una ocasión vino y se hizo carne, cuando se hizo carne Él dijo: “Yo soy la luz.” ¿Una carne es la luz? No. Dios en carne es la luz, sigue siendo Dios. Luego cuando se convirtió esa manifestación de Dios

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en carne se convirtió en un mensaje proclamado desde el Día de Pentecostés en adelante; entonces ese mensaje era la luz y es la luz del Evangelio, la luz como mensaje también, Dios como mensaje. También cuando la luz, que es Dios, se vela en alguna persona, esa persona viene a ser la luz también. Por eso el Señor les dijo: “Vosotros sois la luz, ¿de quién? La luz del mundo.” Por eso si el mundo quería ver la luz de Dios, tenía que verla, ¿cómo? En ellos, tenía que ver el mensaje que ellos tenían, porque él era la luz del mundo en ellos manifestado. Entonces vemos que todas estas cosas son maravillosas, son hermosas, cuando las podemos ver y observar. Y entonces fíjese, la luz en algunas ocasiones está en forma de carne, otras ocasiones está en forma de mensaje, y así por el estilo usted puede ver la luz en las diferentes formas en que esté. Ahora, fíjese en el día en que Moisés llevó al pueblo de Israel allá al monte para recibir la Palabra, allí estaba la luz en forma de luz, en forma de pilar de fuego, y era visible al pueblo; pero después encontramos que la luz estaba en Moisés, encontramos también que la Palabra es luz; y luego encontramos que después la luz caminó sobre ellos y les guió hasta meterlos a la Tierra prometida; pero cuando colocaron el tabernáculo allá, cuando Salomón preparó el tabernáculo, la luz, el pilar de fuego que estaba allá (que estaba en el antiguo tabernáculo, que era traído en el desierto, que fue hecho por Moisés), ¿qué hizo la luz? ¿Qué hizo el pilar de fuego? Se metió en el otro tabernáculo, es la misma luz pero cambiando de tabernáculo en tabernáculo, de velo en velo (se mete detrás del velo). Entonces se metió en el día de la dedicación, allí se


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quietecitos; busca allá entre los gentiles con el mensaje que te he dado, porque entre los gentiles yo tengo personas para formar parte de esa séptima etapa del monte de Sión.” Y recuerde una cosa: que las personas a través de las Edades que forman parte del monte de Sión han sido escogidos y predestinados desde antes de la fundación del mundo para ser parte del monte de Sión. No es que es el mensajero el que dice: “Yo quiero que tú seas parte de este monte y estés en este mensaje,” y eso lo hace solo. No. Él viene con un mensaje para llamar, para buscar y llamar, recoger en su tiempo a los hijos de Dios, a los escogidos que están viviendo, y formar la edad, la etapa, que les corresponde vivir en ese tiempo; y ser así sellados en el Reino de Dios. No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia; y desde antes de la fundación del mundo escogió y predestinó a las personas que iban a ser parte del monte de Sión. El séptimo mensajero fue fiel a Dios, fue fiel al mensaje que le fue encomendado, fue fiel al pueblo al cual fue enviado; y aunque no le comprendieron bien, porque nunca han entendido los seres humanos a un profeta; y aun ellos mismos ni se han entendido muy bien, menos las demás personas. Pero lo que realmente el pueblo necesita entender es el mensaje que trae esa persona, porque con ese mensaje es que Dios toma la persona y lo coloca en el monte de Sión, en la edad, en la etapa que le corresponde a esa persona; y es sellado en esa etapa y en esa edad. Y en la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos regresará la persona (si murió), porque perteneció a una edad que pasó, regresará ocupando esa posición en el plan divino; y

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siete edades o etapas de la Iglesia gentil. El séptimo mensajero vino con el Espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación; teniendo el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación, y sabiendo que sobre el monte de Sión, según Apocalipsis, capítulo 14, serán colocados en el monte de Sión un grupo de escogidos hebreos, él siendo mensajero con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación, quiso llamar y colocar en el monte de Sión los hebreos que tienen que ser colocados en el monte de Sión; pero si los llamaba y los colocaba en el monte de Sión, los colocaba en la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, que era la edad que a él le fue asignada. Pero le fue dicho: “No es tu tiempo (o sea, no es la séptima edad), y tiene que ser conforme a la Escritura, conforme a Apocalipsis 11; o sea, no es tu tiempo, ni es en tu Edad, ni eres tú (aunque él era Elías).” En palabras claras: “Aunque tú eres Elías, no eres el Elías de Apocalipsis 11; no eres el Elías en su quinta manifestación, sino en la cuarta manifestación; por lo tanto, no es tu tiempo, ve a otro lugar y déjalos a ellos quietecitos, hasta que llegue el tiempo de ellos; porque cuando les llegue el tiempo, les llegará el mensaje que les corresponde para ser colocados en el lugar que les corresponde ser colocados, ser colocados en el monte de Sión en el lugar que les corresponde. Todo esto es conocido por Dios, y cuando Dios le dice a él: “No vayas y no hagas esto,” Dios sabe porqué se lo está diciendo. Esta es la causa por la cuál Dios no le permite ir allá, y le cita la Escritura. “O sea, si necesitas personas para crear, con el mensaje que te di, la séptima etapa del monte de Sión, ve a buscarlos entre los gentiles, y deja a estos quietecitos, porque ellos no son para la séptima etapa, déjalos


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metió el pilar de fuego, la luz. ¿Y qué pasó? Dice que los ministros no podían ministrar. Eso fue lo que pasó también en el día de la transfiguración allí, uno de ellos trato de ministrar. ¿Y que pasó? Fue reprendido allí y cayeron en tierra temblando toditos, porque aquel momento, era un momento en que Dios era el que estaba ministrando; era un momento más importante que todos los otros momentos. Entonces vemos que en el templo de Salomón allí se metió detrás de las cortinas, y allí estuvo, allí entonces era que el pueblo tenía que ver al pilar de fuego, ahí adentro, a través de las cortinas; no lo veía literalmente porque estaba velado allí en el lugar santísimo. Pero ellos por fe, por revelación, sabían que estaba allí y cuando ya no estuvo más allí, fue cuando fue mostrado que se había mudado para otro sitio; estaba en otro velo, en otro tabernáculo; en el tabernáculo Jesús estaba el pilar de fuego, entonces todavía los de la antigua dispensación decían: “Él, el que está aquí detrás. Él, el que está ahí detrás de las cortinas de tejón, Él nos dijo a través de Moisés tal cosa y tal cosa, y tal cosa, y tal cosa.” Pero cuando el Señor murió, fue mostrado que ya no estaba allí, abrieron las cortina; ¿Ve que ya no estaba allí? ¿Dónde estaba? Estaba en Jesús en otro velo, en otro tabernáculo. Entonces encontramos que a través de las edades de la Iglesia, el Señor estaba ahí en las edades de la Iglesia, ¿pero qué pasa? Cuando llegó el tiempo final, el pilar de fuego ya no está en las edades de la Iglesia; todas las religiones dicen: “Está con nosotros el Espíritu Santo, está con nosotros.” Bueno, no está ahí porque Él estaba en Su tabernáculo, Él estaba ahí en toda Su plenitud. Entonces, estuvo manifiesto ahí haciendo la obra que

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tenía que hacer, pero Él dijo que regresaría, ¿cuándo regresó allá? El Día de Pentecostés, que es el día cincuenta, porque cincuenta es pentecostés; si Él ha de regresar, tiene que regresar en otro cincuenta, porque cincuenta es pentecostés, que es la Venida del Espíritu Santo, tiene que regresar en un pentecostés. Él dice que ya aquel de allá no funciona para acá, tiene que ser otro, tiene que ser otro; dice que ya lo de allá no funciona para acá. Por lo tanto, tiene que haber otro pentecostés, otro cincuenta, y este otro cincuenta está en la Biblia. Ahora, fijese también que para los ciento veinte recibir el Espíritu Santo, las primicias, tuvieron que subir también a un Aposento Alto; siempre hay que subir y siempre es en un monte, porque allá en Jerusalén donde ellos estaban era un monte (me parece). Bueno, cuando el Señor iba para Jerusalén dice que iba a subir a Jerusalén; si va a subir es porque es un monte, ¿verdad? Es alto. Entonces vemos que siempre hay que subir, porque siempre el Señor sube o manda a subir a sus hijos a la cima, porque es ahí donde la gloria de Dios, la Shekinah, se manifiesta en toda Su plenitud, y es ahí donde Dios hace lo que él prometió que habría de hacer. Ahora, fíjese, vimos que estos que se quedaron abajo tenían tan poquita fe, que la fe que tenían no les daba ni para sacar un demonio lunático de un muchacho. Con la fe que tienen o que tengan los que están aquí no es suficiente para sacar un espíritu lunático de ningún grupo de personas, de ningún grupo de creyentes; para sacar un espíritu lunático trayendo o echando al agua y al fuego para destruir a un muchacho o a un grupo o a una persona, hablando en términos espirituales, para destruírlos con el fuego o con el agua, con un espíritu lunático, ¿trayéndole qué?


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Señor que descendió y habló aquellas palabras: “Así como Juan el Bautista fue el precursor de la Primera Venida del Señor, tú lo serás de la Segunda Venida.” Así como Juan el Bautista en el río Jordán recibió la visita del Señor y fue bautizado el Señor por Juan el Bautista, y vio en forma de paloma el Espíritu Santo (en forma de paloma), descendió sobre Jesús, y Juan lo vio, y Juan dijo: “Él me dijo que sobre el que yo viera el Espíritu Santo descender en forma de paloma, ése era Él, era el Mesías; y yo doy testimonio de esto: Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y le decía a Jesús: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” O sea, ¿viene el mayor para ser bautizado por el menor? Y no quería bautizar a Jesús. Y Jesús le dice: “Conviene que cumplamos toda Justicia, conviene que hagamos como Yo te digo, porque así es el plan divino.” Entonces Juan le bautizó. ¿Y quién bautizó a Juan? Porque Jesús no lo bautizó, aunque Juan quería que Jesús lo bautizara; pero no dice la Escritura que Jesús bautizó a Juan. Bueno eso todo aconteció allá en el tiempo de la Primera Venida del Hijo del Hombre viniendo a los suyos, viniendo al pueblo hebreo. Pero estamos hablando en este tiempo del monte de Sión, que está compuesto por gentiles; aunque al principio (y al final) aparecieron algunos hebreos, y al final van a aparecer algunos hebreos también. Ahora, en ese monte le toca al séptimo mensajero tener la séptima etapa del monte de Sión; y esa séptima etapa del monte de Sión es conocida como la edad de Laodicea. La edad de Laodicea tuvo el privilegio grande de tener como mensajero a un profeta, tener como mensajero al mensajero más grande de todos los siete mensajeros de las

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Así como en el tiempo de Jesús hubieran reconocido a Jesús en ese tiempo de niño como el niño profeta; aun cuando estaba hablándoles a los doce años a aquellos doctores, y les estaba preguntando y les estaba también hablando y explicando la Escritura, si lo hubieran reconocido como el niño Profeta, y desde ese tiempo hubieran dicho: “Este es un profeta, y no queremos que se vaya lejos de nosotros; vamos a tenerlo bien cerca, y que Él sea el que nos dicte conferencias una vez en semana, y que sea el predicador favorito nuestro todos los sábados en el templo aquí, que es el principal lugar de la religión nuestra; porque un niño como éste, que sabe más que nosotros, no puede ser cualquier niño.” Hubiera sido algo maravilloso para el pueblo hebreo y para los grandes líderes religiosos haber conocido a Jesús como profeta, desde aquel encuentro que tuvieron con Él, teniendo Él doce años; hubieran aprendido realmente la Escritura en la forma correcta, que era la forma que Jesús la enseñaba, era el único que enseñaba la Escritura correctamente para ese tiempo; aunque chocaba la enseñanza de Él con la enseñanza de los grandes doctores y teólogos de aquel tiempo, incluyendo a Caifás, incluyendo al sumo sacerdote. Pasando de nuevo al mensajero de la séptima edad, él continuó creciendo en estatura, edad, conocimiento de Dios y en revelaciones divinas, visiones y profecías, hasta que comenzó su ministerio. Y su ministerio fue identificado como el precursor de la Segunda Venida del Señor, allá en el río Ohio, en Jeffersonville, Indiana, cuando bautizaba a la persona número diecisiete, apareció el Señor; parecía una estrella que descendió del cielo, pero era el Señor, era el Ángel del


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Manifestándose con las cosas que eran para el tiempo en que la luna estaba en su función, en el tiempo de las siete edades de la Iglesia. Fíjese, cualquiera de esas cosas que corresponden para las edades de la Iglesia manifiesta en cualquier persona o grupo, eso es una manifestación de un espíritu lunático. ¿No dice el Señor hablando de Laodicea, que es la última edad que está pobre, ciega, y desnuda y no lo sabe?, ¿Y cómo esta una persona que esté desnuda y no lo sabe? Está loca, es un espíritu lunático manifiesto con las cosas que eran para ese tiempo y proyectando su influencia la luna sobre el muchacho causaba esas cosas. Proyectando las cosas correspondientes, el mensaje correspondiente para las edades de la Iglesia, enfocándolo para traerlo y ponerlo en cualquier grupo o persona para que sea practicado, eso es traer una influencia de un tiempo pasado; y producirá esas convulsiones, esos arrebatos, y es tirado al agua o al fuego para ser destruido espiritualmente por el diablo. Esa es la condición de Laodicea y de todos los que se encuentren ahí, la condición espiritual es esa. Por eso es que van de mal en peor, cuando no es tirado al fuego es tirado al agua, o se quema o se ahoga. Entonces es una manifestación del mismo diablo usando una cosa que era buena, usándola para mal. Ahora, para sacar ese espíritu de lunático del tiempo de una edad o de otra edad se necesita no poca fe, no poca fe; con poca fe no sale. Con poca fe cualquier grupo estará influenciado por toda cosa lunática; o sea, de la luna de las edades de la Iglesia; con poca fe no puede sacar las cosas que correspondían para las edades de la Iglesia, y estarán manifiestas en una forma o en otra, y eso lo que producirá será problemas, producirá desgracias, y será el diablo

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tratando de destruir al pueblo; y engañará si fuera posible, aún a los escogidos. ¿Qué es eso? Una manifestación lunática en contra del pueblo, pero los escogidos no pueden ser destruídos, no pueden ser engañados, ¿por qué? Ellos están más arriba. Es que los que estaban más abajo es lo que tenían ese problema. Ellos eran los que tenían ese problema, un muchacho en medio de ellos en esa condición lunática. Bueno, en lo espiritual hay esa condición, pero esa condición, ese espíritu, no puede salir sino con oración y ayuno. Bueno, es que quieren comer tanto de lo que fue el mensaje para otras edades, hay que ayunar, hay que dejar de comer eso, hay que estar en ayuno; hay que tener un buen ayuno y oración; y que la comidita esa que le quedaba a uno desaparece: se fue el hambre, el hambre se le va; después de los tres días no le dan más deseos de comer porque el hambre le dura tres días; después de los tres días no le dan más deseos de comer. Entonces, ¿qué es lo que pasa luego? Todo ese alimento que tenía ahí en el estómago que se había comido de una edad pasada va desapareciendo, y se le acabó todo ese alimento que había de otras edades pasadas. ¿Y cómo está ahora? Está listo, está preparado para empezar de nuevo, ya no va a comer más de lo que está allá abajo, sino que ahora hay algo arriba, en la cima de la montaña, ¿qué es? Es Dios hablando, es Dios hablando. Cuando cualquiera trata de hablar cuando Dios está hablando, ¿qué le pasa? Mire lo que le pasó a Pedro por meterse a hablar: “Es bueno aconsejar al Señor, es bueno que hagamos esto, que hagamos tres tabernáculos,” se perdieron muchísimas cosas allí que estaban siendo habladas con el Señor, ¿quiénes? Moisés y Elías estaban


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mundo entero; porque el mundo no puede adelantar nada, a menos que Dios adelante en Su programa algo conforme a Su plan. Vea, la humanidad, los gobiernos, no saben que si hay progreso es porque en el Programa divino hubo progreso en cada etapa, en cada edad; porque el Programa de Dios es progresista, y da lugar a que la raza humana también sea influenciada por el progreso del Programa divino e influya en el progreso de la raza humana. La entrada de Wesley en la esfera espiritual dio lugar al progreso de la raza humana, pero luego terminó su labor y apareció luego que fue formada esa sexta etapa, Dios lo llamó a él y a su grupo y los colocó en el Paraíso, en sus cuerpos teofánicos; y luego envió al séptimo mensajero. Nació en el mismo año, ahí comenzó el mensajero y comenzó una nueva edad: la edad de Laodicea. Y el mensajero de la edad de Laodicea apareció en este planeta Tierra bien identificado. El mismo Cielo dio testimonio de su nacimiento; y donde nació, también hubo un testimonio divino. Luego creció ese niño que nació teniendo visiones, y hablando esas visiones, que al cumplirse han venido a ser reconocidas como profecías (en su comienzo como un niño profeta). Cuando él contaba alguna visión de algo que él vio que pasó en esa visión, las personas quizás no sabían que él estaba profetizando. Aun al estar contando una visión de algo que iba a acontecer, aun quizás él mismo no comprendía y no sabía que era un profeta, aunque era un niño, pero era el niño profeta. Hubiera sido maravilloso que la gente de su tiempo y las iglesias de su tiempo lo hubieran reconocido en ese tiempo de niño, lo hubieran reconocido como el niño profeta.

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Y él sabe que cuando regresen todos en la resurrección de los muertos se estará llevando a cabo en el Programa Divino una labor en cuerpos glorificados, transformados, cuerpos inmortales, que no tendrán limitaciones como las tenemos estando en estos cuerpos. Así que nadie desea regresar hacia acá, a menos que sea en el nuevo cuerpo. Ahora, allá se está muy bien: ni se trabaja, ni se cansan, ni se come, ni se duerme. Todo es alegría y todo es felicidad. ¿A cuántos de ustedes les gustaría estar allá? Como que saben que nuestro tiempo es el único que no ha terminado. El quinto mensajero, Lutero, terminó su labor y fue creada la quinta etapa del monte de Sión. Dios creando un monte con un propósito, como creó el monte Sinaí, como creó el monte de la Transfiguración. Luego llega el momento para la sexta etapa de la creación del monte de Sión espiritual, el celestial, y apareció Juan Wesley con un mensaje de santificación, comenzó a proclamarlo, comenzaron las personas a responder a ese mensaje porque el que es de Dios (en la edad que él vive, y aparece ese mensajero y aparece ese mensaje), la voz de Dios escucha, la voz de Dios que procede del mensajero de la edad o dispensación en que él vive; y el mensajero comenzó a llamar a las personas de ese tiempo para un propósito: para venir a formar parte del monte de Sión. Y comenzó Wesley a recoger a todas las personas escogidas por Dios para ese propósito, los comenzó a recoger con su mensaje, y a colocarlos sobre el monte de Sión en la sexta etapa del monte de Sión. Fue la edad, la etapa misionera, fue la etapa en donde la imprenta surgió, fue la etapa que dio lugar al adelanto de la imprenta en el


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hablando allí. Se hubieran sabido muchas cosas si no hubiera Pedro cometido el error de decirle al Señor, cuando el Señor dijo: “Voy a Jerusalén y me va a pasar esto, y esto y esto otro.” Enseguida Pedro dijo: “Señor, nunca tal cosa te suceda,” Él le dijo: “Apártate de mí, Satanás,” se perdió lo que estaba siendo hablado allí. Si hubiera estado quieto, hubiera sabido, oído, el plan completo, porque estaban hablando de la ida del Señor a Jerusalén para morir allí. Entonces, no podemos descuidarnos, tenemos que estar con nuestros oídos abiertos para lo que Dios habla en la cima de la montaña, porque tiene que ver con todo lo que Dios va a hacer, y de la manera que Dios lo va a hacer; y si nos pasa como le pasó a ellos, estaremos diciendo: “Señor no, Señor no.” Y el Señor estará diciendo: “Apártate de mí Satanás, apártate de mí Satanás, me conviene cumplir toda Escritura.” Porque hay escrituras que tienen que ser cumplidas, y toda Escritura que tiene que ser cumplida, tiene que ser cumplida; y es hacia adelante que tiene que ir el Señor en Su obra para cumplir todo lo que falta por ser cumplido. Ahora, fíjese la experiencia del Monte de la Transfiguración, fue una experiencia más grande de lo que nosotros nos podemos imaginar; y fíjese ahí hasta apareció el muchacho lunático abajo; pero es que cuando se viene descendiendo que el problema es resuelto, cuando se viene bajando es que es resuelto. Mientras el Señor sube hacia arriba, ¿qué pasa? El problema viene a los que están abajo, pero cuando el Señor baja ya adoptado, el problema es resuelto. Bueno, y muchos problemas que hay ahí abajo ¿Verdad? Ahí abajo hay muchos problemas para los que se han quedado ahí abajo aunque son discípulos del Señor, que se manifestó en este tiempo en carne humana; porque

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aquellos no era otro grupo, era el grupo del Señor, era el grupo del Señor. Ahora, observe esto bien en el grupo que estaba abajo, ¿quiénes estaban? En el grupo que estaba arriba, ¿quiénes estaban? El Señor escogió a los que quería que estuvieran allá, los que estaban abajo estaban llenos de incredulidad, no tenían suficiente fe, y entre ellos estaba el falso ungido. Entre los que estaban abajo, no acá arriba; acá abajo estaba Judas con ellos, imagínese si tenían mucha incredulidad, si tenían a Judas abajo; tenían a Judas abajo que le buscaba faltas al Señor por todos lados; ¿cómo iban a estar llenos de mucha fe? Tenían poca fe porque tenían al falso ungido número uno ahí abajo, el cual habría de vender al Señor. Él nunca subió allá arriba, él nunca subió allá arriba en la adopción, ni tampoco subió, arriba al Día de Pentecostés; él no pudo entrar allí, él no pudo entrar allí, antes mostró sus colores. Así que vemos el cuadro de la Palabra en esta hora, y vemos entonces que para nosotros como individuos la cosa es más grande de lo que nosotros nos podemos imaginar. De la misma manera que el Señor subió allá arriba, a los que subió y Él fue adoptado allí delante de ellos, también el Señor subió a Su Novia; la subió a la Edad de La Piedra Angular, y allí ella fue adoptada, y tuvo a Dios manifiesto en toda Su plenitud en carne humana, el pilar de fuego en carne humana en medio de la Novia. La Novia recibió la plenitud de Dios, la Novia como grupo, porque tuvo a Dios manifiesto en carne humana en toda Su plenitud, tuvo a Elohím en medio de ella. Luego encontramos que de la misma manera que se mueve el plan de Dios y el ciclo de Dios para Él obrar con la Novia como grupo, se mueve para obrar con nosotros


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tuvo grandes planes con el monte Sinaí y con el monte de la Transfiguración. Apareció luego el quinto mensajero: Lutero, proclamando con la Palabra creadora: “El justo por la fe vivirá.” [Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38]. Y con un mensaje tan sencillo revolucionó a Europa, comenzaron la gente a responder a ese mensaje. Y comenzó la quinta etapa del monte de Sión a ser creada con seres humanos. Esa quinta etapa fue bien luchada, pero se llevó a cabo. Luego terminó esa quinta etapa, terminó el mensajero su labor; y como Dios no quiere vagos aquí en la Tierra, le dijo: “Es hora que vengas al Paraíso en donde se viene a reposar, a tomar un descanso, un descanso de las labores terrenales. Aquí hay otras labores, labores pertenecientes a la sexta dimensión: no se trabaja, no se duerme, ni se come como allá en la Tierra; porque es muy diferente a la Tierra, aunque se está en cuerpos visibles a la gente de esa dimensión, y que se pueden tocar, pero estando en esa dimensión, invisibles a nuestra dimensión. Pero allí, el que va allí no quiere hacia acá hasta que sepa que va a regresar en el cumplimiento de la promesa de la resurrección de los muertos a la final Trompeta, para encontrarse con los vivos que han de ser transformados; fuera de eso ellos no quieren regresar para acá. Por eso cuando uno de los siete mensajeros fue allá, y le tocó el momento de regresar, no deseaba regresar; porque él sabía que todavía la resurrección de los muertos no iba a ocurrir; y solamente él iba a regresar para encontrarse con las mismas luchas, y los mismos problemas y los mismos trabajos que todos los seres humanos tienen aquí en la Tierra.

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etapa; luego terminó esa segunda etapa, y ahí estaba el monte, un monte siendo creado por Dios; pero la gente teniendo ojos no veían, y no lo veían, porque no veían un monte literal, porque era un monte espiritual. Dios creó los montes, por lo tanto estaba creando el monte de Sión espiritual. Y apareció luego el tercer mensajero con el mensaje creador de Dios, lo proclamó y aparecieron las personas que formarían parte de ese monte en la tercera etapa; fueron llamados y colocados en el monte de Sión, formando así la tercera parte, la tercera edad de ese monte. Terminó el trabajo del tercer mensajero, partió y partió el pueblo que perteneció y que pertenece... porque ellos no mueren, sino que duermen, terminaron su labor aquí en la Tierra. Y luego Dios envió al cuarto mensajero con el mensaje creador de Dios para la creación de la cuarta etapa de ese monte; proclamó su mensaje, aparecieron las personas que formarían parte de ese monte; fueron llamados y fueron colocados sobre ese monte. Sobre la tercera parte o etapa fue colocada la cuarta etapa de seres humanos que vinieron a ser parte de ese monte; terminó el mensajero esa labor, y esa edad terminó su trabajo, Dios llamó al mensajero y a las personas de esa cuarta edad, los llevó al Paraíso para descansar allí, porque su tiempo se les terminó; pero aunque ellos están allá, ellos están allá conscientes de que son de la cuarta parte, o sea la cuarta etapa de ese monte; cada uno pertenece a una etapa de ese monte, comenzando de abajo hacia arriba. Luego que terminó la cuarta etapa, apareció la quinta etapa en la creación de ese monte, que es el monte de Dios, el cual Él ha estado creando; porque en ese monte Él tiene grandes cosas, grandes promesas para cumplir, así como


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como individuo, y todos nosotros como individuos estamos esperando lo mismo que Dios hizo con la Novia como grupo. La Novia como grupo es la Voz de Dios, la Palabra de Dios para el mundo; y nosotros como individuos, también seremos la Voz de Dios, la Palabra de Dios hecha carne para el mundo. Por lo tanto, fíjese la Palabra se hizo carne en la Novia como grupo, estuvo en carne humana en un velo de carne; esa misma Palabra se tiene que hacer carne en usted y en mí para poder hacer eso el Señor, y efectuar la adopción en nosotros. Recuerde que en el tiempo de adopción, cuando el Señor subió duró un lapso de tiempo, la adopción de la Novia también duró un lapso de tiempo; y en ese lapso de tiempo de adopción, Dios era el que estaba hablando, y estaba hablando lo que debía de ser hablado, y nadie más podía estar hablando. Por eso tuvieron la reprensión tremenda los discípulos del Señor, por ponerse a hablar algo que no iba en el cuadro. Entonces, para el Señor poder adoptarnos a nosotros como individuos, entonces tiene que hacer lo mismo: subir con nosotros hacia arriba, o subirnos a nosotros o invitarnos a subir, y nosotros aceptar por el libre albedrío que tenemos, aceptar la invitación del Señor y entonces subir a la cima de la montaña. Como individuo nosotros tenemos que subir acá, arriba, a la Edad de La Piedra Angular, a la Edad de la Palabra, a la edad de la dispensación del Hijo del Hombre, a la Edad eterna, porque esta es una Edad eterna, es una Edad eterna; no pertenece a las edades de la Iglesia porque es una Edad eterna y las edades de la Iglesia no son eternas; no pertenece a las edades de la Iglesia porque es la edad número ocho; y ocho es eternidad y el día ocho es el primer

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día de la semana, no pertenece a la semana que ya pasó. Por lo tanto, siendo el primer día de la semana es entonces un día eterno; por lo tanto al ser un día eterno, entonces así como la Novia fue subida a una Edad eterna, a un día eterno, nosotros como individuos también tenemos que ser subidos a una edad eterna, a la Edad eterna de la Palabra, a la Edad eterna del Hijo del Hombre, a la Edad eterna de la Piedra Angular (y en cada edad hay un mensaje). Entonces, tenemos que entrar al mensaje de esa Edad eterna y olvidarnos del mensaje que era para una edad temporera, porque con el mensaje de una edad temporera, entonces usted obtiene un beneficio temporero; y hablando de los que tuvieron un mensaje temporero en las edades de la Iglesia dice: “Ellos, ninguno pudo ser adoptado, y ellos tienen que esperar por los de acá.” Porque ellos no tenían un mensaje eterno, ellos no tenían el mensaje de adopción; porque Dios adopta por Su Palabra. Entonces, la Palabra tiene que ser manifiesta en el escogido, la Palabra tiene que venir al escogido, la Palabra tiene que encarnarse en el escogido, y entonces cuando esté toda encarnada en el escogido, entonces ha sido completa la adopción en usted como escogido, ¿qué le parece? Estamos... ¿dónde usted está? Bueno, el Señor comenzó a invitar a los que habrían de estar, ¿dónde? En esa Edad eterna. Miren, aquí dice: “Estamos acercándonos a los Sellos. Acabamos de estudiar ‘Las Siete edades de la Iglesia’ y este mensaje (¿cuál? El de ‘La estatura de un hombre perfecto.’ )... y este mensaje de enseñanza ayuda a aparejar (¿a quién?) a todo aquel que es redimido por la Sangre del Señor Jesús


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Sión representando el Cuerpo Místico del Señor ha estado recibiendo a los escogidos de cada edad. “Os habéis acercado al monte de Sión.” [Hebreos 12:22]. En ese monte, visualizándolo como un monte literal, pero sabiendo que representa el monte espiritual, el Cuerpo Místico del Señor (pero mirándolo como un monte), podemos ver que a través de las Edades comenzaron a llegar los hijos de Dios a través del mensaje que proclamó cada mensajero de cada edad. Cuando el primer mensajero, San Pablo, llamó con su mensaje a los hijos de Dios, ellos comenzaron a llegar; y comenzó ese monte a ser formado, comenzó ese monte a aparecer a la vista de los seres humanos, aunque sin entender aquí en la Tierra que estaba formándose el monte de Sión espiritual. Comenzó ese monte: la primera etapa, la primera edad, con el fundamento de los Apóstoles; y comenzó la primera edad con San Pablo y la primera edad de la Iglesia gentil. Luego vino un paso más en el crecimiento de ese monte en el programa creativo de Dios, y apareció el segundo mensajero con el mensaje creador para la creación de ese monte. Y cuando trajo su mensaje, fue creado en ese monte una parte más. Sobre la primera edad fue colocada una segunda edad; y el monte vino a ser más grande por la Palabra creadora de Dios, puesta en los labios del segundo mensajero: el monte vino a ser más grande, pero por creación divina, por la Palabra creadora, que fue proclamada por el mensajero de la segunda edad, y creó una segunda edad en el Programa Divino; y el monte vino a ser más grande. Llegaron los elegidos, llegaron las personas pertenecientes a esa segunda etapa, y se creó esa segunda

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dados por Dios, y todos los usaba para la Obra de Dios de su tiempo. Así que el mismo salmista hablaba acerca del monte de Sión; y fue uno de los profetas que dijo: “Pongo en Sión la principal piedra del ángulo.” Y también el profeta Isaías, el cual dijo en una ocasión que Dios ponía en Sión también la principal piedra del ángulo, y que el Libertador vendría a Sión. También tenemos otros profetas que hablaron acerca del monte de Sión y de la Piedra del ángulo que Dios colocaría en el monte de Sión. Y en el Nuevo Testamento también Jesús habló acerca de esa Piedra, y dijo: “¿No habéis leído: La piedra que los edificadores desecharon, ha sido puesta por cabeza del ángulo?” Él sabiendo que era esa Piedra. Y el apóstol San Pablo también y San Pedro hablaron acerca de la Piedra del ángulo y del monte de Sión. Y aquí en la Escritura de Hebreos, capítulo 12, verso 22 en adelante, dice San Pablo: “Mas os habéis acercado, habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo (esto es Jerusalén la celestial; el monte de Sión y la Jerusalén del Dios vivo, es Jerusalén la celestial). Y a la compañía de muchos millares de ángeles; y a la congregación de los primogénitos que están alistados, escritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos.” “LA REUNIÓN EN LA CIMA DEL MONTE DE SIÓN.” Es el monte de Sión representando a la Jerusalén celestial, que es el Cuerpo Místico del Señor. Sión es el monte espiritual en donde se lleva a cabo la reunión de todos los escogidos a través de los tiempos. El monte de


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y que estará en aquella edad de la Iglesia –la Edad eterna de la Iglesia– al fin de los Sellos.” Vea usted que hay una Edad eterna, no pertenece a las edades de la Iglesia. Ahora, no vaya usted a pensar como piensan las denominaciones; cuando se les habla a las denominaciones que hubieron siete mensajeros, siete ángeles para cada una de las edades de la Iglesia, ellos no saben que es eso de las edades de la Iglesia. ¿Verdad? Ni siquiera saben de que esos siete ángeles que dice ahí Apocalipsis y esas siete Iglesias representaban las siete edades de la Iglesia por las cuales pasaría la Iglesia del Señor, y cada ángel representaba un mensajero que Dios enviaría. Entonces, tampoco cuando se les dice acerca de un profeta, dicen: “Los profetas hasta Juan profetizaron.” Eso dice la Biblia. ¿Verdad? Eso lo dice. Pero son los profetas de la edad y dispensación primera (hasta Juan llegaron), pero los de la segunda dispensación comenzaron después. Entonces tenemos que saber que si hay un mensaje para cada tiempo, pues tiene que haber mensajero; porque Dios no puede traer mensaje sin mensajero, ¿cómo va a traer un mensaje? Entonces todo mensaje requiere mensajero, y si hay edad, tiene que haber mensaje; y si es una Edad eterna, tiene que haber un mensaje eterno; y un mensaje eterno tiene que mostrar un Nombre eterno, y todo lo que hay en ese mensaje tiene que ser eterno. Entonces, cuando llegue un mensaje eterno con cosas eternas, todas las cosas que correspondían a mensajes temporeros son quitadas y es establecido lo que es eterno, y con ese mensaje eterno y en esa edad eterna seguiremos por toda la eternidad, sin tener que cambiar de mensaje ni

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de cosas que se practican en esa Edad eterna; y así como adoramos seguiremos adorando, y así como servimos a Dios y predicamos, así se seguirá predicando. ¿Usted cree que se predicará en otra forma cuando pase a Jerusalén? ¿Usted cree que cuando el Señor entre a Jerusalén (porque Moisés y Elías estaban allí, que son los que tienen que ver con Jerusalén), cuando vaya allá a los judíos de nuevo, usted cree que va a ir de otra forma? No, lo que pasa es que no pudo ir el mensaje de ninguna de las edades para allá; sino que el mensaje que tiene que ir para allá, tiene que ser un mensaje eterno de una Edad eterna y un mensaje perfecto, porque ese mensaje perfecto es lo que perfecciona a los que le reciben. ¿Cómo puede venir perfección sino hay algo perfecto para producirlo? ¿Por qué en las edades de la Iglesia nadie llegó a la perfección? Porque no tenían un mensaje completo y perfecto, ellos tenían una porción y llegaron hasta esa porción; porque lo que produce en la persona lo que usted ve, es lo que recibe. Los luteranos recibieron el mensaje de justificación. ¿Y qué fue lo qué se vio en ellos? Justificación, pero seguían fumando y bebiendo; no recibieron santificación. Pero los wesleyanos recibieron el mensaje de santificación, y entonces usted los ve que ya no fuman ni beben más, entonces se ve mejor que lo que se vio en Lutero, pero era que lo de Lutero no daba más: dio el máximo, y después que dio el máximo y produjo en los escogidos de ese tiempo lo que tenía que producir, y se acabaron los escogidos, entonces se corrompió porque no era un mensaje perfecto; si hubiera sido un mensaje perfecto nunca se podía corromper. Entonces, así también, el mensaje de Wesley no pudo producir nada más.

LA REUNIÓN EN LA CIMA DEL MONTE DE SIÓN Reverendo William Soto Santiago Cayey, Puerto Rico 9 de agosto de 1987 Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio muy grande estar nuevamente con ustedes en esta mañana, y verles a cada uno de ustedes, y ver que están muy felices y muy contentos. Hemos escuchado a nuestro hermano Bermúdez hablándonos sobre el Programa Divino de nuestro tiempo, nos llevó a través de la Escritura, en donde vimos cómo Dios se movió en otros tiempos y cómo Él tiene para nuestro tiempo establecido en la Escritura para moverse en esa forma; y nos llena de alegría escuchar a una persona como nuestro hermano Bermúdez, que sabe de qué se trata el Programa Divino, que lo conoce tan bien, que yo le digo a él: “Predica tú y yo saludo.” Y es por escucharlo a él predicar la Palabra de Dios. Realmente vale la pena escucharlo, porque uno aprende mucho, y puede ver, a través de las palabras que él habla, cómo Dios obra en cada tiempo, y cómo Dios ha hecho en nuestro tiempo y cómo la misericordia de Dios ha sido extendida hacia nosotros. La Escritura nos habla acerca de un monte, del monte de Sión; lo hemos escuchado a él también hablar sobre el monte de Sión; y hemos escuchado hablar del monte de Sión a todos los grandes profetas de la Escritura. Tenemos al profeta David: profeta y rey y también artista, cantante, músico. Él tenía un sinnúmero de cualidades y de dones


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Luego, el mensaje de Laodicea, el mensaje pentecostal, el mensaje de la restauración de los dones, ¿qué produce en la gente? Pues dones, la restauración de los dones: las lenguas y sanidad y todo eso. Cualquiera que recibe en este tiempo el mensaje de la restauración de los dones, el mensaje de la edad séptima, usted los verá recibiendo los frutos o los beneficios, y ya como el mensaje ya está corrompido, entonces los frutos y todo lo que se ve manifiesto en las personas que han obtenido ese mensaje, los corrompe a ellos también y se ve un fruto corrompido; no es para bien, es para mal, le es de maldición, le es de juicio, y los envenena espiritualmente y los mata espiritualmente. Pero cuando hemos visto que ya las edades de la Iglesia terminaron, que ya los mensajes terminaron, cuando termina todo lo que es en parte, entonces viene lo que es perfecto, y tenemos que estar contentos porque lo que es perfecto vendría. ¿Y qué cosa es perfecta sino la Palabra de Dios? Entonces al venir lo que es perfecto, eso es lo único que puede hacer perfecto a los que lo reciben, entonces esa palabra, ese mensaje, que es perfecto, cuando es recibido por los individuos, comienza a materializarse en ellos, comienza a encarnarse; y cuando usted venga a ver, cuando todo haya sido dado, cuando todo haya sido traído, cuando todo el mensaje haya ya llegado... porque está viniendo gradualmente, un poquito aquí, otro poquito allí, línea sobre línea, renglón sobre renglón. Entonces, así está viniendo: primero vino una cosa, después viene otra, imagínese. Fíjese, si viniera todo el mensaje de esta dispensación, para nosotros como individuos entenderlo, viniera en una sola predicción... mire, cuando empezamos en el ‘74, todavía estaría usted

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sentadito ahí escuchando sin haberse movido de sitio; porque fíjese en el año en que estamos y todavía faltan cosas de ser traídas por el mismo Señor; y como nuestros cuerpos son humanos, y se cansan, entonces tiene que venir gradualmente, y en un día o semanalmente viene una parte ahora, en otro culto viene otra parte, y así, eso se va encarnando en usted, porque esa Palabra se encarna en usted a medida que la recibe, no se encarna en usted cuando usted le dice: “No”. Cuando usted le dice: “¡Amén!” Se encarna en usted. Entonces, esta es la hora más grande de todos los tiempos, porque es el tiempo en que el Señor ha subido a cada uno de los escogidos como individuos, les ha hecho la invitación y les ha dicho: “Vamos a subir allá arriba, vengan conmigo porque quiero subirles allí arriba, hay algo para ustedes allí arriba en la cima de la montaña, hay algo para ustedes allá en la Edad eterna, en la Edad de la Piedra Angular, así que ustedes como individuos salgan de la edad de Laodicea.” Esa fue la invitación. Y él nos probó que estábamos metidos en la edad de Laodicea: “Ustedes están abajo y hay que subir arriba, a la parte de arriba de la montaña.” Así que, la invitación fue hecha por el Señor: subimos a la parte de arriba, los que hayan subido. ¿Y qué es lo que está en la parte de arriba de la montaña? En la parte de arriba de la montaña quien está esperando allí, es Dios; en la parte arriba de la montaña, quien está allí para hablar, es el mismo Dios; nadie más tiene para hablar nada, ni yo ni nadie más tiene nada para hablar, sino el mismo Señor. Cuando tratamos de hablar por nuestra cuenta algo, nos pasa como le pasó a Pedro, cayeron con su rostro en tierra y el señor tuvo después que decirles: “Levántense,

LA REUNIÓN EN LA CIMA DEL MONTE DE SIÓN Rev. Willia m Sot o Sa n t ia go Ca yey, P u er t o Rico 9 de a gost o de 1 9 8 7

NOTAS


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levántense.” Estaban temblando, asustados, y estaban en una condición que ni se atrevían a levantar el rostro. Entonces, el Señor es el único que habla ahí arriba. En las edades de la Iglesia, en el mensaje (por ejemplo) de Lutero, ahí estuvo también la mente humana metida, y en los demás mensajes estuvo la mente humana metida; pero acá en la Edad de la Piedra Angular, la única mente que está ahí para manifestarse y para dar a conocer lo que tiene que ser dado a conocer es la mente de Cristo. Es la mente de Cristo para dar a conocer lo que tiene que ser dado a conocer, y son bienaventurados los que suben a ese lugar, y los que pueden permanecer quietos para oír y ver lo que Dios tiene para que veamos y escuchemos de parte de Dios. Nada tenemos para hacer nosotros, fuimos invitados a subir ahí, como fueron ellos invitados a subir allí, el Señor no les dijo que hicieran nada, todo lo iba a hacer el Señor en la forma que él tenía predestinado para hacerlo. Lo primero que les hizo fue: se les transformó, se les transfiguró delante de ellos. ¿Quiere ver usted eso en lo espiritual para usted como individuo? ¿Cree usted que el mensaje y el mensajero son la misma cosa? ¿Verdad qué sí? ¿Cree ustedes que esta Palabra, este mensaje y el Señor son lo mismo? ¿Vio usted cuando subimos allí lo primero que hizo fue que se nos transfiguró la Palabra, y lo vimos glorificado? Lo vimos resplandeciente, Su rostro como el sol, como el Sol de Justicia, porque Dios está representado con el sol; entonces le vimos como el Dios eterno, como el Todopoderoso. Le vimos como decía Malaquías: “Y a los que temen mi nombre nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salud.” [Malaquías 4:2] Y el hermano Branham dice: “Traerá salud, viene con campañas de sanidad divina.” El sol de

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justicia vino así, ¿o no vino así? Con campañas de sanidad divina comenzó a venir, manifestándose; y ahora cuando le vemos transfigurado, le vemos Su rostro como el sol, le vemos como el Dios Todopoderoso, el Sol de Justicia para alumbrarnos y madurarnos; porque el grano de trigo en dónde madura es en la parte de arriba; y nosotros como trigo de Dios maduramos ¿dónde? En la parte de arriba del árbol Novia, y la parte de arriba del árbol Novia es la Edad de la Piedra Angular. Ahí es que nosotros como individuos maduramos hasta la estatura de un hombre perfecto, ahí es que nosotros como individuos maduramos y somos adoptados. Él es el que hace ese trabajo a través de Su Palabra, que viene con ese calor espiritual poderoso y nos va madurando, ¿quiere usted ver si ha madurado o está verde todavía? Porque el hermano Branham dice en un mensaje “nuestra fe todavía no está madura todavía está verde, tenemos que madurar.” Fíjese, nuestra fe, teníamos nuestra fe verde, mire si estaba verde que nuestra fe estaba tan pobre que ni teníamos fe para sanidad divina. Pero la fe de esta hora, la fe de esta tercera dispensación, tenía que madurar; y si maduraba, entonces tendríamos una fe madura. Nuestra fe madurar y nosotros como individuos, madurar también en el conocimiento de esa Palabra correspondiente para esta hora. Entonces, fíjese, estábamos bien verdes en cuanto a los truenos, ¿verdad? ¡Que verde estábamos! Estábamos bien verdes en cuanto al misterio del Séptimo Sello y lo que conllevaba saber ese misterio; estábamos verdes en cuanto al Nombre nuevo, estábamos verdes en cuanto a una nueva dispensación (creíamos que estábamos en la segunda dispensación), estábamos bien verdes en cuanto a...

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seguros; y lo que dijo Jesús lo tomamos en serio: “No temáis a los que pueden matar el cuerpo, destruir el cuerpo, y no tienen poder para destruir el alma; temed a Aquél que puede destruir el cuerpo y también el alma en el infierno o lago de fuego.” [San Mateo 10:28]. A ése es al cual nosotros tememos, pero no tememos a nadie más. Y en el Monte de Dios, en el monte de Sión, estamos seguros en el fin del tiempo, sabemos que vienen los juicios de Dios, la ira, pero estamos tranquilos, porque tenemos las grandes promesas del fin del tiempo. Tenemos la promesa de la transformación de nuestro cuerpo, que no la tiene nadie más sino los escogidos del fin del tiempo. Así que, ¿quién no va a estar así seguro? ¿Quién no va a estar así tranquilo? Así que, firmes en el Monte de Dios, en el monte de Sión escuchando el silbo apacible, el mensaje apacible, el mensaje de gran Voz de Trompeta que nos hace saber dónde estamos, y nos da la seguridad que necesitamos en el fin del siglo. Ya el próximo domingo espero estar nuevamente con ustedes para continuar hablándoles, dándoles a conocer el Programa de Dios para nuestro tiempo y hablándoles de los misterios del Reino de los Cielos para nuestro tiempo. Bueno, así que estaremos y nos veremos el próximo domingo, Dios mediante, en la cima del monte de Sión, del Monte de Dios, para seguir viendo las promesas que corresponden a la cima del monte de Sión. Dios les bendiga, Dios les guarde, y que pasen unas navidades felices y un próspero año nuevo para todos. “EN EL MONTE DE SIÓN.”

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en el Monte de Dios, en el monte de Sión. Es ahí y es desde ahí, que vamos a ser transformados y raptados, y no lo sabíamos antes, pero ya lo sabemos. ¡Y no hay quién nos baje del monte de Sión, del Monte de Dios, y allí en el monte de Sión, en el Monte de Dios; nos quedamos escuchando el silbo apacible! Dios les bendiga, Dios les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención. Que pasen todos muy buenas tardes. Así que Dios bendiga a nuestro hermano Bermúdez, y lo use poderosamente en el monte de Sión, en el Monte de Dios, y sea instrumento de Dios para con el mensaje de la Trompeta final, que él conoce muy bien, traer al monte de Sión a las personas que faltan por llegar (de llegar), para así ser transformados todos los escogidos y pasar a la eternidad. Y luego se habrán terminado las persecuciones, los problemas, y todo se habrá terminado y los perseguidores se habrán quedado atrás para recibir las plagas apocalípticas, los juicios del Apocalipsis de la gran tribulación. Que no es porque estemos enojados, pero que sí se lo merecen. Bueno, pero ojalá que muchas personas puedan ver el monte de Sión y escapar al monte de Sión antes que caiga la ira de Dios sobre la Tierra. No estamos enojados con nadie, sino que con nosotros se pueden enojar si no entienden el programa de Dios, si no saben lo que es el monte de Sión, el Monte de Dios, a donde todos somos llamados en el fin del tiempo. Pero no vamos a esperar por los que no pueden entender, no vamos a esperar por los que nos persiguen, sino que hemos subido al monte de Sión, y estamos ahí


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podríamos decir un sinnúmero de cosas que antes no sabíamos, era porque estábamos verdes, pero sin embargo las teníamos, las teníamos pero eso estaba verde en nosotros, no había madurado. Pero cuando el Sol de Justicia... porque él allá en el Monte de la Transfiguración una de las cosas que hace es que Su rostro viene a ser como el sol, y si es como el sol es para madurar, para madurarlo. Entonces, comienza a resplandecer y Sus rayos poderosos comienzan a alumbrarnos a nosotros, y entonces comenzamos a madurar y a madurar, hasta que ya tenemos muchos laditos maduros, ¿verdad? Ya tenemos muchos lados maduros, pero todavía nos faltan más. Donde usted vea todavía que no tiene madurez, que usted todavía es un niño en ciertas cosas, en eso todavía no está maduro, por ahí el Señor le va a dar fuertemente con la luz poderosa de Su Palabra para madurarlo en eso. Mientras usted y yo podamos ver que todavía tenemos cositas que no entendemos, cositas en las cuales somos niños todavía, es que estamos verdes en esas cosas; pero eso no quiere decir que estamos completamente verdes, la persona por completo. No. Tenemos algunos lados ya bastantes avanzados; todo depende por dónde esté dándole el sol, porque por donde le da el sol, por ahí es donde madura más rápido. Entonces el sol viene y comienza a dar, así comienza a dar, ¿por dónde va el sol caminando ahora? ¿Por dónde va el sol caminando? Va caminando por la santa convocación, entonces por ahí comienza a madurar uno en cuanto al conocimiento de lo que es la santa convocación y los derechos y privilegios que se obtienen al entrar o haber entrado a la santa convocación. Entonces, por ahí es que va el sol ahora alumbrándonos

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para que veamos todas estas cosas; y ahora hemos visto que fuimos convocados, ¿dónde? A la parte de arriba, a la Edad de la Piedra Angular, que es una edad perfecta, y ahí mismo es la santa convocación. Hemos sido convocados allá arriba para ser adoptados, porque lo que es adoptado es el velo donde está Dios. Él está en cada uno de nosotros, pero llega un tiempo de adopción, y para eso nos sube allá arriba, y entonces Él se transfigura delante de nosotros, y fue tan tremenda la transformación... porque dice: “El Elías de esta edad es el mismo Señor Jesucristo;” y ahora usted lo está viendo transformado. Ahora, usted está viendo que Dios engrandeció su manifestación, entonces usted está viendo un sinnúmero de cosas más, ¿pero cómo? Transfigurado delante de él, transfigurada, entonces ya las está viendo de una manera quizás muy diferentes a como usted, o como muchas personas le veían cuando estaban, ¿dónde? La están viendo muy diferente a como la veían cuando estaban allá en la parte de abajo, en la falda de la montaña. Pero ahora fijese, los otros que se quedaron abajo nunca lo vieron cómo Él se manifestó allá arriba, por eso fue que cuando le vino aquel problema no tenían con que responder, porque ya el Señor estaba adoptado, ya era otro tiempo; y con lo que ellos tenían no le servía para el trabajo que tenía que ser llevado a cabo de ahí en adelante. De ahí en adelante tenía que ser llevado a cabo otro trabajo más glorioso. Ahora, vea usted que estos escogidos que están ahí arriba, y están en esa etapa de proceso de adopción, no han terminado; han comenzado, y no sabemos cuánto tiempo dura ese proceso. Estamos en ese proceso de adopción,


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y en Apocalipsis, capítulo 11, dice que tendrá poder para cerrar el cielo, para hacer que el sol, la luna y todo baje, si es necesario, para traer todos los terremotos y todas las plagas que quieran traer el ministerio de Moisés y el ministerio de Elías. Como verán, no solamente la Tierra, sino también el Cielo, para renovar la Tierra para el milenio. “Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas...” Las cosas hechas por el hombre, las construcciones, edificios y todas las demás cosas hechas por el hombre, todo eso es movible; por lo tanto, habrá una mudanza como de cosas hechas para que queden las cosas que son firmes. Así que, tomando el reino inmóvil, el reino terrenal es movible, Dios lo va a mover, pero el Reino inmóvil es el Reino de Dios. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Para consumir las obras terrenales, y que quede el Reino de Dios, quede el Monte de Dios, el monte de Sión, donde estaremos nosotros, porque hemos tomado el monte de Sión, el Monte de Dios, estamos en él y ese es el Reino de Dios, el Reino que no puede ser movido, el Reino inmóvil. Nadie lo podrá mover. Así que conociendo estas cosas retengamos la Palabra del fin del tiempo, del fin del siglo, retengamos la Palabra, el mensaje de la tercera dispensación, de la gran Voz de Trompeta, esperando la transformación de nuestros cuerpos

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29]: “Y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo (allá en el monte Sinaí): Estoy espantado y temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos (sus nombres escritos en el Libro de la Vida), a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra (en el tiempo de Moisés, hablando desde la montaña, desde el Sinaí), mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. La voz del cual conmovió entonces la tierra...” Cuando Moisés estaba en la montaña, aquel tremendo terremoto, aquel estremecimiento y aquellos truenos y relámpagos y todo lo que allí se veía fue algo tremendo, conmovió la Tierra. “... conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez...” O sea, una vez más: por segunda vez. Allá, para la primera vez, estaba el ministerio de Elías por primera vez para la primera vez; y para la segunda vez estará el ministerio... o sea, estaba el ministerio de Moisés por primera vez, para la primera vez que Dios estremeció la Tierra; y para la segunda vez que Dios estremecerá, no solamente la Tierra sino el Cielo también, estará el ministerio de Moisés, que es un ministerio dispensacional;


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porque cuando Dios lo sube a uno alla arriba es para adoptarlo. Lo subió allá a usted, lo sacó de Laodicea, allá es para adoptarlo, se transfiguró delante de usted, Él se tranfiguró y ahora el mensaje que usted veía de una manera, ahora usted lo ha visto transformado y glorificado, y ahora lo ve como Rey de reyes y Señor de señores. Antes veía que era el mensaje de la edad de Laodicea, pero ahora lo ve como el mensaje del Rey para su Edad eterna y para su Reino eterno. Por lo tanto, usted está viendo y mirando lo que ha estado pasando con usted. Usted y yo y todos los que hemos subido a esa edad de la Palabra hemos subido para ser adoptados; y luego que Él se ha estado transformando, que Él se transformó para que le viésemos como Él era en realidad, Rey de Reyes y Señor de señores viniendo como el León de la tribu de Judá, con su Nombre eterno y glorioso, para una edad eterna y gloriosa, para sus hijos eternos, los cuales entran a esa Edad eterna, los cuales también tienen un mensaje eterno, entonces ¿qué pasa con ellos? Ellos están siendo convertidos en la Palabra eterna. Esa palabra se está encarnando en ellos, esa Palabra está viniendo y ellos están escuchándola, porque vemos que luego que el Señor se transformó y se dejó ver como lo que en realidad Él era: el Sol de Justicia y Sus vestiduras blancas; como las hemos visto en este tiempo, como el Sol de Justicia y con Sus vestiduras blancas; y en Su vestidura, el Nombre. Entonces, vemos que desde lo alto, no desde lo bajo, no desde la edad de allá abajo, sino desde lo alto, se oyó una voz: la Voz de Dios allá fue oída, y esa Voz allá habló con relación a la adopción; esa Voz habló allí, y a medida que hablaba entonces todo era efectuado en esa adopción que

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estaba siendo llevada a cabo en ese lugar. La luz brilló desde lo alto; cuando brilló fue glorioso. La luz, luego en forma de voz siguió brillando, porque Dios es luz, Dios está en forma de luz, Dios está en forma de Palabra, de mensaje; y en todas las formas en que Dios se manifiesta; cuando se manifiesta sigue siendo luz. Entonces, siguió siendo viéndose la luz mientras Dios estaba hablando, mientras Dios hablaba y decía: “Este es mi Hijo amado en el cual me complazco morar, a Él oíd.” [San Mateo 17:5]. Esa luz de ver quién era aquél estaba brillando para que aquellos supieran quién era aquel. Por eso fue que de ahí en adelante no tuvieron nada que decir. Ellos nada tenían que decir, entonces vemos que de ahí en adelante para nosotros como individuos, Dios ha estado hablando, Dios ha estado hablando a Su Hijo y de Su Hijo. ¿Y quién es ése? Usted y yo. ¿No es usted un Hijo de Dios? Pues de usted es que está hablando, usted y yo somos los hijos de Dios que seremos plenamente adoptados; y ya ha comenzado el proceso de la adopción, pero no ha terminado. Y a medida que la Palabra, la Voz de Dios, va siendo oída mientras estamos ahí en la cima de la montaña, esa Palabra va encarnándose en usted y en mí; cuando se haya encarnado toda la Palabra correspondiente para esta tercera dispensación, cuando el mensaje del Rey se haya encarnado en cada uno de nosotros, lo cual es un mensaje eterno, ¿entonces qué pasa? Ya está todo listo, vamos a bajar de la montaña, bajemos. ¿Quiénes están abajo? El resto, los que no habían subido, tan llenos de problemas. El que fue adoptado allí fue el único que los pudo libertar, y les dijo: “Ustedes no tienen la fe que necesitan.” Ellos no tenían la fe que tenían allá arriba, ellos tenían la fe de las edades, la


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San Pablo dijo [Primera de Corintios 15:51-52]: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” Es necesario que escuchemos atentamente la Trompeta final, la gran Voz de Trompeta en el Monte de Dios, y luego recibiremos la transformación de nuestros cuerpos. No hay otra forma para ser transformados, no es asunto de ser religiosos, no es asunto de pertenecer a alguna iglesia, es asunto de estar en el monte de Sión, en la cima del monte de Sión escuchado la gran Voz de Trompeta para luego ser transformados; fuera de eso no hay promesa de transformación para el pueblo. Estemos donde dice el Señor que Él estará en Su segunda Venida con Sus Ángeles: es el mejor lugar para estar. Y si esperamos que Él nos lleve con Él, tenemos que estar donde Él ha prometido estar en Su Segunda Venida. ¿Cómo se va a ir usted con el Señor en Su Segunda Venida si usted no está donde Él esté? Tenemos que estar en donde Él ha prometido cumplir Su Segunda Venida y tocar la gran Voz de Trompeta y recoger a los escogidos; y eso es el Monte de Dios, el monte de Sión. Y para todos los que en el Monte de Dios, en el monte de Sión, se han colocado en el fin del siglo, escuchen al apóstol San Pablo hablando (a ellos les tocó estar en el monte de Sión, pero en la parte de abajo, porque era la primera etapa o la primera edad de la Iglesia gentil), dice, tipificando el monte de Sión, o tipificando (utilizando) el monte Sinaí con el monte de Sión, dice [Hebreos 12:21-

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hay otro lugar para escapar de los juicios de Dios que han de caer sobre esta Tierra, sólo el monte de Sión, porque Él viene para llevarse a los suyos. “Os tomare a mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis.” ¿A dónde viene para tomarnos? Al Monte de Dios, al monte de Sión, a la cima del monte de Sión. No hay otro lugar para nosotros; si le dicen de otro lugar, no vaya. Sólo hay uno: el monte de Sión, el Monte de Dios. Es el que tiene la promesa de la Segunda Venida del Señor con Sus Ángeles, y toda persona que quiera ver la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, entonces que venga al monte de Sión, que suba a la cima del monte, como subió Pedro, Jacobo y Juan. Y el que tenga hambre y tenga sed, que venga y coma del maná escondido, del Pan de Vida eterna, y tome del agua de la Vida eterna, ¿dónde? En el Monte de Sión, porque el Espíritu y la Esposa dicen: “Ven.” ¿Desde dónde? Desde el monte de Sión. Estamos en ese tiempo, usted tiene que saber dónde usted se encuentra espiritualmente, y si usted no sabe dónde se encuentra, entonces examine bien y mire bien las promesas del tiempo final; y vea bien que son para el monte de Sión. Y si usted no estaba firme, afírmese bien en las promesas de Dios, y si usted no estaba en el monte de Sión, entonces suba al monte de Sión y colóquese ahí hasta que sea usted transformado. ¡No salga de ahí, no se vaya de ahí, no se vaya de donde está la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, no se vaya del lugar de donde está el ministerio de Moisés y Elías, llamando con gran Voz de Trompeta a los escogidos! Porque no hay otro lugar con promesa para la transformación de nuestros cuerpos.


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fe de allí abajo; pero había una fe que se tenía que tener; y era la fe para ser transformado; y el Señor la tuvo, pues se trasformó allí. Tenía que tener la fe para ser raptado. El Señor fue raptado; y con esa misma fe pudo echar fuera a aquel demonio lunático; y así con esa misma fe y ese mismo poder con el cual fue adoptado el escogido o con el cual está siendo adoptado el escogido. ¿Con qué poder? Con el poder de la Palabra. Con ese mismo poder de la Palabra, con el mensaje del rey, con el mensaje correspondiente a esta dispensación, es que puede ser sanado y libertado el lunático, nuestros amados hermanos que están en esa condición allá en la falda de la montaña; y que nadie los puede libertar, para ser libertados nuestros seres queridos, para ser libertadas las vírgenes fatuas, y para ser libertados todos estos que van a ser libertados de esa clase de espíritu que los está atormentando: los tira para acá y los tira para allá con su doctrinas, aplicándoselas para este tiempo cuando ya no es el tiempo. Los únicos que los pueden libertar, ¿son quiénes? Los que están siendo adoptados que están en la montaña, pero que tienen que bajar algún día, ¿para qué? Para arreglar cuenta con el diablo allá abajo. ¿Y que hizo el Señor? Reprendió al demonio y tuvo que irse. ¿Y cuál era el problema con nosotros que no podíamos llegar a ningún sitio con ese caso que teníamos? Bueno, es que ustedes no tenían la fe de la hora, ustedes no tenían la fe de rapto, ustedes no tenían la fe de esta tercera dispensación, porqué esa fe se recibe allá en la cima de la montaña, y ustedes estaban allá en la falda de la montaña; por lo tanto la única fe que tenían era la fe de la falda de la montaña, de las edades de la Iglesia, que con eso escasamente para sanidad divina es que se puede tener;

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“escasamente,” y al decir escasamente es que en algunos casos se ven apurados como se vieron ellos en ese caso. Pero con la de allá arriba dice: “Si dijeres a este monte: pásate de aquí a allá, se pasará y nada os será imposible.” [San Mateo 17:20] Ahora, recuerde que mientras está ocurriendo la adopción allá, no están ocurriendo milagros físicos. Los milagros grandes que están ocurriendo es que el Señor se transforma delante de ellos, porque Su vestidura fue trasformada, Su vestidura, la vestidura de Dios; y la vestidura de Dios, ya usted sabe que es siempre un velo de carne. Usted también es la vestidura de Dios, por eso es que en usted tuvo que ser puesto el Nombre de Dios. ¿Por qué? Porque Dios va a habitar ahí en toda Su plenitud; y si va a habitar ahí, Dios pone Su Nombre donde Él se va a meter; donde está Su Nombre ahí es que Él se va a meter. Entonces después bajaremos del monte, pero primero hay que oír todo lo que hay ahí arriba primero, y allá arriba hay tanto para oír y tan poco tiempo para dormir, que aquellos se quedaron dormidos allí, y se lo perdieron todo. ¿Y de qué se trataba el asunto? En otro de los Evangelios dice que estaban hablando de Su entrada a Jerusalén y de la crucifixión y de todas esas cosas; se perdieron toditas esas cosas; y después estaban cometiendo errores, tratando de impedir que el Señor cumpliera lo que el Señor fuera a cumplir. Él bajó de allí para cumplir lo que tenía que cumplir; y comenzó a arreglando las cosas con aquel muchacho que vemos. ¿Qué el Señor querrá hacer con estos que están siendo influenciados por esos espíritus lunáticos, y haciéndoles actuar de la manera que están actuando, y viviendo en un dispensación que ya pasó.? Bueno, eso el Señor lo va a arreglar para aquellos a los


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que falten por llegar, lleguen lo más pronto posible para que luego lleguen los escogidos de las edades del pasado en la resurrección. Así que, ¿ dónde estarán los ciento cuarenta y cuatro mil? En la cima del monte de Sión. ¿Dónde estarán los muertos que han de resucitar en el fin del tiempo? En la cima del monte de Sión. ¿Dónde estará el Cordero que se convierte en el León de la Tribu de Judá en el fin del tiempo? En la cima del monte de Sión. Y usted, ¿dónde estará usted en el fin del siglo, en el fin del tiempo, en el cual nosotros vivimos? En el Monte de Dios, en el monte de Sión, para ser transformados conforme a la promesa de Dios. “Las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos, y grande es la edad, la dispensación, la heredad que nos ha tocado.” Es tan grande que todos los del pasado quieren estar en la cima del monte de Sión. Moisés sí sabía lo importante que era eso, y por eso usted ve que viene para la cima del monte de Sión. Elías sabe lo grande que es, y viene para la cima del monte de Sión. La Venida del Hijo del Hombre también para la cima del monte de Sión; los mensajeros de las edades pasadas con sus grupos también saben lo importante que es, y vienen para la cima del monte de Sión, para la adopción de todos los hijos de Dios; y los escogidos que viven en el fin del siglo saben lo importante que es el Monte de Dios, el monte de Sión, que todos con el llamado de gran Voz de Trompeta suben al monte de Sión en el fin del tiempo; porque no hay otro lugar que tenga la promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. ¿Para dónde vamos a tomar? Sólo para el Monte de Dios, el monte de Sión. No hay otro lugar para escapar, no

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lugar seguro porque ese Monte es el Reino de Dios; y el Reino de Dios, en una ocasión Jesús dijo: “Entre vosotros está.” [San Lucas 17:21]. “El monte de Sión entre vosotros está.” Subamos con alegría de corazón al monte de Sión; los que no han subido todavía, para ver cada una de las promesas que hizo Jesús siendo llevadas a cabo gradualmente, cada una en el tiempo asignado por Dios. Estamos esperando una bien grande, pero para ver esa bien grande, primero tenemos que ver, estar conscientes de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles llamando a los escogidos con gran Voz de Trompeta, que es lo que nos prepara para la transformación. Por eso dijo Jesús en una ocasión: “Si dicen está aquí o está allí, no salgan.” Porque será como el relámpago que sale del Oriente y se muestra en el Occidente, la tierra de América, ¿dónde? En la cima del monte de Sión, porque vendrá el Redentor a Sión; es en Sión, ese monte donde está señalado por Dios todo esto que fue prometido, la Venida del Señor está prometida para el monte de Sión. Cualquier persona que no entienda estas cosas podrá irse a algún monte para ver la Venida del Señor, y eso en ningún momento le garantiza que va a ver la Venida del Señor; solamente hay un monte que tiene la promesa; y los que estén en ese monte la verán, en el Monte de Dios. Ahí es que queremos estar todos nosotros: en el Monte de Dios para (como en el monte Sinaí) ver la gloria de Dios en Su Venida, oír la gran Voz de Trompeta, el llamado final, los Ángeles del Señor tocando la gran Voz de Trompeta, y así todos ser recogidos en la cima del monte de Sión. Ahí vendrán los de las edades pasadas, así que ellos están esperando por nosotros. Esperamos que los escogidos


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cuales la misericordia de Dios se extienda. No es con todos, sino con aquellos para los cuales la misericordia de Dios se extienda. Recuerde que el Padre pidió misericordia y vino al Señor clamando. Así que vemos que habrá ministros que van a clamar, van a clamar para que el Señor haga ese milagro y los liberte de todas esas cosas, y entonces puedan estar libres de tanta cosa fuera de tiempo que está manifestándose en ellos. Fíjese, ese espíritu lo tomaba y lo echaba al agua; pero uno tiene que ir al agua pero es cuando se va a bañar, pero cuando ya pasó el tiempo de bañarse, no tiene que echarse al agua, cuando paso el tiempo de bañarse en las aguas del mensaje de Lutero, ya no hay que tomar para esas aguas; cuando llegará el tiempo de meterse en las aguas de la edad de pentecostal, había que meterse; pero cuando pasó el tiempo ya no había que meterse por ahí. ¿Pero qué hace ese espíritu lunático? Metiéndolos en las aguas para ahogarlo en el mensaje de Laodicea o de cualquier otro mensaje, o metiéndolos al fuego. Y el que tenía que ser metido al fuego era ese espíritu, que no quedara de él nada; y fue con el fuego de la Palabra que Él lo echó fuera, porque el mensaje de otra edad tiene que ser quemado antes que llegue el otro mensaje; y el otro mensaje ya comenzó. ¿Tiene algo usted por ahí, algo del pasado? ¿Tiene usted algún espíritu lunático por ahí? Lunático de la luna. Usted sabe, la luna representa a la Iglesia, a las edades de la Iglesia. ¿De qué parte de la luna tiene usted algo por ahí guardado? ¿O el Señor ha arreglado eso ya? Bueno, el Señor lo arregla siempre cuando venimos al Señor: “Señor yo quiero arreglar todo lo que esté mal.” Y ese es el deseo de todos nosotros: arreglar todo lo que esté mal, porque no

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queremos tener ningún espíritu lunático en medio nuestro, ni en medio de las congregaciones, ni dentro de nosotros tampoco. Por lo tanto, usted como individuo olvídese de las cosas que correspondían para otro tiempo, olvídese de todo eso, que en este tiempo Dios está dando lo que Él quiere que nosotros tengamos en este tiempo. Él lo está dando y Él nos está llenando no de un espíritu lunático, porque ya el tiempo de la luna en sus siete etapas, ya terminó y quedó oscura. Ahora, Él nos está llenando de los rayos del sol, no la luna; no es ahora la luna, es el sol, es el sol el que está brillando, y nos está iluminando para ver lo que tenemos que ver. Por lo tanto, ¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE? ¿Y en qué monte? En el Monte de Sión. En el Monte de Sión hay una atracción en esta hora, así como la hubo en el Monte Sinaí. ¿Y qué era? Dios cumpliendo Su Palabra y hablando allí y siendo visto; y había quiénes estaban allá arriba con Dios. Siempre que Dios está haciendo algo y está en la cima de la montaña, hay alguien allí. Cuando estaba allá en el Monte de la Transfiguración, ¿cual era la atracción allí? Dios cumpliendo Su Palabra, y allí manifestándose Él, y hablando también, y habían allí gente también. Cuando se estaba manifestando allá en Tucsón, Arizona, cuando el hermano Branham estaba allá arriba en el monte orando para luego predicar el mensaje: “Divorcio y Casamiento,” y se veía el pilar de fuego en color ámbar, bajando y subiendo, ¿cuál era la atracción allí? Dios cumpliendo Su Palabra y hablándole a Su profeta. Dios cumpliendo Su Palabra y hablando allí, y había


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tocado en la cima del monte de Sión! Viendo todo lo que ha sido prometido para el fin del tiempo, viendo lo que fue la atracción en el Monte de la Transfiguración en aquella visión, para verlo sobre el monte de Sión en el fin del tiempo; para los discípulos la atracción fue la adopción de Jesús con Moisés y Elías a cada lado, mostrando que la adopción de todos los hijos de Dios con el mensajero dispensacional del fin del tiempo de la tercera dispensación será con la Venida del Hijo del Hombre, y con Moisés y Elías, esos ministerios en la cima del monte de Sión, en donde serán adoptados y manifestados los hijos de Dios; por lo cual, toda la Creación gime a una, esperando la adopción y manifestación de los hijos de Dios. Todo está por realizarse, lo que falta, o sea, la transformación de nuestro cuerpo, porque ya hemos subido al monte de Sión, para estar viendo las promesas que Él hizo para el fin del tiempo, para cumplirlas sobre el monte de Sión. Cuando usted y yo podamos ver y estar firmes, creyendo firmemente en lo que estamos viendo y entenderlo realmente, usted podrá tener la seguridad que será transformado, que será adoptado como hijo de Dios con una nueva vestidura; su vestidura, el nuevo cuerpo que va a resplandecer como la luz en esa adopción, en la transformación de los escogidos. Todo eso estará en la cima del Monte de Dios que fue representado por el monte Sinaí, por el monte Carmelo, y por el Monte de la Transfiguración, hoy el monte de Sión, el Monte de Dios. “EN EL MONTE DE DIOS.” El Monte de Dios es la cosa más grande y más importante para Dios y para los escogidos, y es el único

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ya la ley, sino que toma la ley, la actualiza, y sale a la luz en una nueva dispensación. Y Elías dice: “Yo no me voy a quedar predicando el mensaje de la primera dispensación, aunque lo prediqué allá, cuando estaba en Elías y cuando estaba en Eliseo; y luego, cuando estaba en Juan el Bautista introduje, hice la introducción del mensajero de la segunda dispensación; pero no me voy a quedar ni en la primera ni en la segunda; e hice la introducción también del mensajero y del mensaje de la tercera dispensación, por lo tanto, yo quiero pasar también a la tercera dispensación y proclamar el mensaje de la tercera dispensación. ¡Así que, me voy con Elías, me voy con Moisés, y me voy con el Hijo del Hombre para la tercera dispensación, me voy al monte de Sión, a la cima del monte de Sión!” Y todos los escogidos decimos la misma cosa: “¡Nos vamos (o ya nos fuimos) al monte de Sión para disfrutar de la tercera dispensación, con su mensaje y su mensajero, para ser transformados y recibir (si recibimos) al Hijo del Hombre en Su Venida!” Si recibimos el ministerio de Moisés por segunda vez, y recibimos el ministerio de Elías por quinta vez, ¿qué nos falta recibir? ¡Vamos a recibir a los siete mensajeros de las siete edades con sus grupos cuando resuciten también, y vamos a recibir a los ciento cuarenta y cuatro mil también en el monte de Sión! Tenemos las puertas abiertas, como decimos, para recibir en la dispensación eterna a todos los de las edades y dispensaciones pasadas, que no eran dispensaciones ni edades eternas. Cuando vemos todas estas cosas, cuando entendemos todas estas cosas, ¡sí sabemos que las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha


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alguien para escuchar; y luego después de bajar, hacerlo saber al resto: “Estamos allá arriba.” Sí, estamos allá arriba, pero un día bajaremos a dar una vueltita abajo para arreglar ciertas cositas que están mal, y decir lo que hemos oído ahí arriba. Lo que hemos oído ahí arriba va a retumbar tan fuerte que dice que el mensaje de Elías recorrerá la Tierra y va a ser sabido cómo hemos visto el Elías de esta edad en este tiempo. Y va a ser tan tremendo, ¿qué sabe qué? Usted sabe que Elías y Moisés que tiene que ver con ellos allá, estaban allí; así que no se extrañe que en cualquier momento ellos estén o aparezcan en medio de la Edad de la Palabra, y después tengan que bajar a llevarle eso mismo allá a ellos. Ellos estaban allí. En el Sinaí Moisés estaba allí también. Bueno, cómo Dios lo hará o cómo Dios los meterá para acá, yo no sé, eso no es asunto de nosotros; el asunto de nosotros es que hemos sido invitados. ¿Cómo Dios los invite a ellos? Ellos, la cosa es que ellos van a estar para tomar esto, y ver esto mismo que hemos visto, ellos lo vieron allí también y lo verán aquí también; y cuando lo vean aquí, ellos van a estar hablando con Él con relación a la entrada del Señor a Jerusalén, porque Él va para allá; Él está acá pero va para allá, Él estaba en un monte pero iba para otro monte; estaba en el Monte de la Transfiguración pero iba para el monte de Jerusalén, porque el Monte de Jerusalén, esa ciudad, era un monte también (monte Moriah). Entonces, Él está en el monte de Sión, Él está en el monte de Sión y en la cima, pero Él va para allá, para el monte de Jerusalén, por eso es que es un tiempo de jubileo, es un tiempo de regocijo, donde dice: “ Regocíjate, alégrate mucho hija de Sión (usted y yo).”

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¿Quiénes son los hijos de Sión? Los del monte de Sión. Vean, si lo consigo por aquí para leérselo directamente: “ Hija de Sión,” esos son los escogidos, la Novia. Así que está en el Monte de Sión. Entonces del monte de Sión pasa al otro monte, al monte de Jerusalén. ¿Sabe usted que los hebreos tuvieron siete edades como tienen siete edades los gentiles? El monte de Jerusalén allá y el monte de Sión acá, ¿para donde va? Sale de un monte y va para otro monte. Entonces, vemos que la cosa es más grande y más gloriosa, porque de la misma manera que es visto acá, será visto allá también. Vemos que es algo tan grande y tan maravilloso que tenemos que estar bien a la expectativa en esta hora en que estamos viviendo, dice el hermano Branham que siempre es un monte; y al ser siempre un monte, entonces sale de un monte y toma para otro monte. ¿Dónde está en el monte acá? En la cima del monte acá. ¿Y dónde es que aparece allá en el monte con los ciento cuarenta y cuatro mil? En la cima del monte también. Bueno, así como los judíos nos trajeron el Evangelio de la Gracia a nosotros los gentiles, así nosotros se lo vamos a pasar a ellos. Eso es de monte a monte. Una pasadita de un monte a otro y ya está todo arreglado de parte del Señor. Déjeme ver cuál es la atracción: él [Rev. Branham] dice que la Novia siempre es el monte de Sión, y cuando se habla de Jerusalén se refiere a los judíos, entonces ellos vienen a ser el remanente, el remanente de los judíos. Entonces fijese, aquí nos dice: “Alégrate mucho, Hija de Sión.” ¿Con qué es que se va alegrar? ¿Con qué es qué se va a alegrar entonces la hija de Sión? Con lo que dice el profeta Isaías, que dice: “He aquí viene tu rey,” ¿quién? El Rey de Reyes y Señor de señores, “he aquí viene tu rey, manso y humilde sobre un pollino hijo de asna.” Entonces


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con otro mensaje, y que estén atacando el mensaje del tiempo final que llama a los escogidos, estará escuchando cualquier cosa menos la gran Voz de Trompeta; lo recogieron con otra cosa que no era la gran Voz de Trompeta. Así que no fue recogido como el trigo del Señor; lo recogieron para atacar al trigo del Señor. Así que ya las edades han terminado, el tiempo ha llegado a su final, estamos al final de esta generación, la cual no pasaría sin que antes acontecieran estas cosas que Él prometió. El tiempo para ser transformados está tan y tan cerca que casi lo podemos palpar. Y si nos referimos a edad o dispensación, estamos en la edad y estamos en la dispensación en que seremos transformados, estamos en el tiempo señalado por Dios para estas cosas. Y tenemos que estar bien firmes en lo que hemos oído y hemos creído. Usted no puede estar pensando si será o no será, porque cuando una persona piensa si será o no será, viene otra cosa parecida o contraria a eso, y también entonces dice: “¿O será esto otro?” Y se va con otra cosa, porque no estaba firme en lo que había escuchado. Pero tenemos que estar firmes en la gran Voz de Trompeta, en una sola Voz, en un solo mensaje, en un solo mensajero y en una sola dispensación, fuera de eso lo demás ya pasó, está en edades y dispensaciones ya pasadas. Y para otras edades y dispensaciones, los escogidos no se pueden mover. Es mas: los de la segunda dispensación están deseosos de moverse para nuestra dispensación, porque es una dispensación eterna. Y no solamente los de la segunda dispensación, sino que el mensajero, o el ministerio de la primera dispensación, también se moverá para la tercera dispensación porque sabe que ya su dispensación terminó y no puede estar predicando

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Él está en un cuerpo eterno, un cuerpo inmortal, y hemos sido predestinados para ser conforme a la imagen de Jesús, teniendo alma (que es lo que somos) en un cuerpo teofánico, en un espíritu teofánico, y un cuerpo físico glorificado, eterno, porque así Él está; y así estaremos siempre con Él y le veremos como Él es, porque estaremos en la misma condición; y seremos levantados para recibir al Señor en el aire, para verle en ese cuerpo eterno, y nosotros también estar en un cuerpo igual al de Él. Lo demás que veremos aquí en la Tierra en Su Segunda Venida con Sus Ángeles será Su Venida, Su manifestación como el relámpago en el Occidente, conforme a Su promesa, en Su manifestación conforme a Apocalipsis 22 y en Apocalipsis 22:16: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias...” Así es que veremos el cumplimiento de estas grandes promesas y ese mensaje, ese testimonio, será la gran Voz de Trompeta que nos abrirá el entendimiento para entender todas estas cosas del Reino de Dios. Estos son los misterios del Reino de Dios, del Reino de los Cielos, que estaremos comprendiendo en el fin del tiempo, exclusivamente a través del mensaje del ángel del Señor Jesucristo que está prometido para el fin del tiempo, o sea, a través exclusivamente de la gran Voz de Trompeta. Cualquier persona que se levante en contra del mensaje final, y alguna persona le escuche y le siga, estará siguiendo cualquier cosa menos la gran Voz de Trompeta, estará escuchado cualquier voz menos la gran Voz de Trompeta; y es la gran Voz de Trompeta la que ha sido prometida para llamar y recoger a los escogidos. Cualquier persona que siga otra cosa, o a otra persona


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dice: “Alégrate mucho, hija de Sión y da voces de júbilo, ¿quién? Tú, hija de Jerusalén. [Zacarías 9:9]. Alégrate mucho, hijos de la Novia, alégrense mucho, mucho, no es para estar alegres poco, es para estar alegres mucho, haber visto al Rey de Reyes y Señor de Señores viniendo en el Nombre del Señor con el Nombre eterno de Dios; y para la Hija de Jerusalén, los ciento cuarenta y cuatro mil, el remanente, le dice:¿Y tú te vas a estar quieto? ¿Te vas a estar quieto tú también? Tú no, no es cosa para tú estarte quieto, porque Él está viniendo entre los gentiles para la Novia gentil, porque así estaba escrito: “Era tiempo para que Dios (el Mesías) volviera a llevar Su Novia, y entonces presentarse (hacerse conocer) a Israel. Así que vemos a Dios viniendo nuevamente para tomar una relación física con el hombre, como el Hijo de David, Rey de Reyes y Señor de Señores, y como el Novio de la Novia gentil.” Página 14 de “Las Edades.” Ahora, vea usted cómo habría de venir, Rey de Reyes y Señor de Señores, entonces, ¿para qué? Para tener una relación física con el hombre, y darse a conocer, ¿a quién? A la Novia para venir como el Esposo, y casarse con la Novia, ¿y luego qué? Revelarse o darse a conocer en esa misma Venida, ¿a quién? A Israel. Por lo tanto: Tú Israel, predestinado, escogidos, ciento cuarenta y cuatro mil predestinados con sus dos mensajeros, ¡da voces de jubilo! Es tiempo de jubileo, para ustedes y es tiempo de jubileo y de regocijo para nosotros, es tiempo de jubileo de la Novia gentil y es tiempo del jubileo ya pegadito ahí, para los hebreos. Por ahí está el jubileo de ellos, pegadito. ¿Y qué es lo que causa el jubileo de ellos? El poder ver a su Rey viniendo; y al verlo viniendo, eso le va a dar mucha alegría y mucho regocijo

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porque así estaba escrito; que Él habría de venir, y ellos lo estaban esperando. ¿Pero qué es lo que pasa cuando ellos lo están esperando? Ellos lo están esperando y lo están buscando, por eso fue que al hermano Branham, lo querían llevar allá a Palestina; y prepararon al pueblo con Nuevos Testamentos, y todo; ellos decían: “que si es el Mesías que venga acá y haga la señal del profeta, y creeremos en él.” ¿Lo que ellos iban a creer es qué? ¿Qué era lo que ellos iban a creer? Lo que usted y yo estamos creyendo. Lo que pasa es que nosotros lo teníamos que creer primero, porque ellos sabían y esperaban que el Mesías viniera como Hijo del Hombre, como un profeta, y si ellos podían ver y tener allí en Jerusalén, que era donde querían llevar al hermano Branham: a Jerusalén. Por eso es que allá en el monte de la Transfiguración, de lo que estaban hablando era de la entrada de Jerusalén; y el hermano Branham estaba contento porque iba a entrar a Jerusalén. ¿Pero qué le dijo el Ángel? No es el tiempo todavía, no es el tiempo todavía: “No te preocupes que ellos dos te van a llevar allá. Tú vas a ir allá, pero vas a ir en boca de ellos; por lo tanto, no te preocupes, toma para otro sitio, vete para allá para los gentiles, porque Yo vengo en ti para los gentiles. Y luego ellos se van a dar cuenta que aparecí entre los gentiles, y se van a dar cuenta que era Yo.” Mire aquí lo dice: “Esto será la trompeta, la fiesta será rechazada, entonces su Mesías dado a conocer. Noten ellos conocerán a Su Mesías cuando le vean (y ver es entender), ellos conocerán a su Mesías cuando lo vean. Él viene en poder otra vez, Él, el que ellos buscaron, Él viene en poder para la Novia gentil y los judíos lo van a reconocer a Él.”


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nuestros cuerpos. Cuando estemos viendo lo que vio Pedro, Jacobo y Juan: la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, como fue vista allá en el Monte de la Transfiguración con Moisés y Elías, con esas dos poderosas alas como dice Malaquías, capítulo 4 [verso 2]: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación...” Las alas ministeriales de Moisés y Elías, cuando los escogidos estén viendo eso en el fin del siglo siendo realizado, estaremos viendo la visión del Monte de la Transfiguración realizada para la adopción y manifestación de todos los hijos de Dios, porque es sobre el monte de Sión donde se llevará a cabo la adopción, la manifestación de los hijos de Dios, se llevará a cabo la transformación de los escogidos, se llevará a cabo la resurrección de los santos del pasado, se llevará a cabo la Segunda Venida del Señor conforme a Sus promesas, se llevará a cabo el recogimiento de todos los escogidos, y se sonará la gran Voz de Trompeta, la Trompeta de liberación, la Trompeta del año de jubileo espiritual para todos los escogidos regresar a su familia, regresar a su casa. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay (dijo Jesús); si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez...” La Segunda Venida del Señor es una promesa para ser cumplida cuando esté preparado el lugar para nosotros morar eternamente. “... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” [San Juan 14:2-3].

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al monte de Sión; y por eso en Apocalipsis, capítulo 14, encontramos que dice [verso 1]: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión (porque ese es el Monte de Dios), y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.” No hay otro monte a donde ir, no hay otro monte en donde el Señor tenga para cumplir Su Segunda Venida. “Y vendrá el Redentor a Sión.” Esa es la promesa, y ahora podemos decir nosotros: “Asunto nuestro.” Y todos los escogidos escucharán la gran Voz de Trompeta y vendrán los escogidos a Sión para ver la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, llamando a los escogidos con gran Voz de Trompeta; porque si Él, Su promesa es venir a Sión, ¿para dónde vamos nosotros? No nos vamos a ir para otro lugar. Nos vamos al monte de Sión, al Monte de Dios, para recibir la Ley actualizada, recibir al Señor en Su Segunda Venida. El precursor de la Segunda Venida del Señor preparó un pueblo con su mensaje, porque es su mensaje el que introduce la Segunda Venida del Señor, y preparó al pueblo con su mensaje para recibirlo. ¿Y dónde le vamos a recibir? Porque hay que recibirlo en el lugar en donde Él cumpla Su Venida. Si Su Venida estuviera prometida para llevarse a cabo en el monte Sinaí, literalmente, ahí teníamos que estar nosotros; pero está prometida para ser cumplida en el monte de Sión. Por eso con la gran Voz de Trompeta somos llamados a subir: “Sube acá.” ¿A dónde? A la cima del monte de Sión para ver el cumplimiento de Sus promesas, de Su Venida con Sus Ángeles y recibirle en el fin del tiempo, y ser así preparados para la transformación de


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¿Para quién viene? Para la Novia gentil, para nosotros vino el Rey de Reyes y Señor de Señores, vino para la Novia gentil. Y ellos cuando lo ven dicen: “¿Qué hace por allá Él, si nosotros le estamos esperando acá?” ¡Ah, le están esperando! Pues va a entrar allá también, lo que pasa es que Él está en forma de mensaje ahora, es el mensaje del Rey, y Él en forma de mensaje, el mensaje del Rey, estará en labios de esos dos profetas que serán los que se encargarán de ese trabajito allá. Pero acá hay trabajo para ser llevado a cabo entre los gentiles, entre la Novia gentil, por lo tanto no tenemos que preocuparnos por ellos, porque si Jacobo, Pedro y Juan, invitaron a Moisés y Elías, aparecieron allí en el Monte de la Transfiguración. Usted no se preocupe, ellos van a aparecer en cualquier momento, ellos van a aparecer ahí en la adopción, van a ver todo, van a ver la adopción y van a recibir ese mismo mensaje, les va ser dado, y ellos se lo van a llevar para allá; porque la Novia gentil es quién les pasa el mensaje a ellos, se lo pasa a ellos, ¿a través de quién? De ellos dos, les pasa el mensaje a los ciento cuarenta y cuatro mil. Por lo tanto, no hay que preocuparse por ellos ni por los ciento cuarenta y cuatro mil, ni por los dos profetas; mas bien nosotros tenemos que estar en expectación de las cosas que Dios dijo que iba a hacer con nosotros para recibir todo lo que Él tiene, y no quedarnos dormidos como se quedaron aquellos tres allá; y cuando despertaron (porque les dijo el Señor: “Levántese)” no sabían qué había pasado allá arriba. ¿Qué está pasando acá arriba, en el monte de Sión, en la cima del monte? ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la atracción allí arriba? ¿Podrá ser posible qué usted esté arriba, y esté dormido como estaban ellos, y no sepa lo que está pasando?

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¿Será posible que usted esté arriba y no esté oyendo a Dios hablando? ¿Será posible qué usted esté allí arriba, y no esté recibiendo lo que Dios está hablando, y encarnarse en usted, y usted venir a ser la Palabra hecha carne, y luego poder bajar de allá investido para ayudar los que están abajo? ¿Será posible que usted se haya dormido o haya bajado su rostro a tierra por ponerse a hablar algo que no debió hablar como hablaron aquellos allí? No debe de ser posible. Pero usted es el que sabe si es o no es posible en su vida como individuo. Estamos ahí arriba en el monte de Sión, en la cima del monte dónde es efectuada la adopción, y Él está en el proceso de la adopción para los que están ahí arriba. No se duerma, tampoco cierre los ojos, sino tenga sus ojos abiertos para ver la gloria de Dios, sus oídos abiertos para oír la Palabra de Dios y su corazón abierto para que esa Palabra se encarne en usted. ¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE? Dios cumpliendo Su Palabra y hablando a los que están ahí arriba. La Voz que estamos escuchando no es la voz humana o intelectual que se escuchó en las edades de las Iglesia, es el mensaje del Rey, es el mismo Dios en forma de mensaje para podernos adoptar, porque la perfección viene por la Palabra. Y venimos a ser la Palabra a medida que la recibimos, a medida que se va encarnando en nosotros; y para encarnarse tenemos que estarla escuchando. Y Dios está hablando para que toda carne y que toda la Tierra se calle delante de Dios; y podamos oír lo que Dios tiene para nosotros; y somos Tierra, entonces estamos en el momento más grande de toda la historia. El hermano Branham decía ahí en ese mismo mensaje:


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Segunda Venida del Señor, y otros en el tiempo del complimiento de la Segunda Venida estarán en el mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, viendo la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y escuchando la gran Voz de Trompeta en el monte de Sión, en el Monte de Dios. ¿Y dónde está usted? ¿A dónde usted ha ido en el fin del tiempo para escuchar la Voz de Dios, el silbo apacible? Sólo en el monte de Sión estará ese silbo apacible, por eso usted encuentra que los escogidos son llamados por la gran Voz de Trompeta a la cima del monte de Sión; y también usted encuentra que los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que han de recibir el mensaje de la tercera dispensación, el mensaje del Reino bajo el ministerio de Moisés y Elías, el ministerio de los Dos Olivos, que es el ministerio que llama y coloca a los escogidos de entre los hebreos en el Monte de Dios, usted encuentra que esos escogidos son colocados en el mismo monte en donde los escogidos de entre los gentiles estarán escuchando la Voz de Dios, el silbo apacible, y recibiendo todo lo que Dios tiene para el fin del tiempo. Es en el Monte de Dios donde el Cordero que cambiará de Cordero a León estará cumpliendo Su Segunda Venida y recibiendo a todos los escogidos y sellando a los escogidos en sus frentes, o sea, en sus mentes, con el mensaje de la tercera dispensación, a través del cual les revelará el Nombre eterno de Dios, les revelará el gran misterio del séptimo Sello, o sea, la Segunda Venida del Señor con Sus Ángeles. Por eso, cuando son recogidos los escogidos de entre los gentiles son llevados al monte de Sión; y cuando son recogidos los escogidos de entre los hebreos son llevados

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actualizada.” Y el único que predicará la Ley actualizada, la única manifestación de Elías que predicará la Ley actualizada será la quinta manifestación de Elías; y con esa Ley actualizada será que le predicará a los escogidos de entre los gentiles y a los escogidos de entre de los hebreos; y la Ley actualizada será el mensaje del Reino, la gran Voz de Trompeta, el mensaje de la tercera dispensación. Por eso en la tercera y cuarta manifestación el ministerio de Elías no pudo llamar al pueblo hebreo y convertirlos a Dios, y establecer el Reino de Dios en Israel y comenzar el gran milenio, porque no tenían la Ley actualizada para la tercera dispensación. Nos pueden llamar en el tiempo final, como aconteció en los días de Jesús: llegó el precursado, Jesús de Nazaret, algunos discípulos de Juan pasaron a ser discípulos de Jesús, pero no todos los discípulos de Juan se fueron con Jesús. Catorce años después, Pablo se encuentra con unos discípulos de Juan y todavía no sabían que Jesús de Nazaret era el Mesías, el precursado de Juan, y que había comenzado una nueva dispensación, con un nuevo mensaje y un nuevo mensajero. En aquel tiempo, si lo llamaban a usted para recibir el mensaje de Juan, cuando ya Jesús había vivido en esta Tierra, había muerto, había resucitado y estaba sentado en los Cielos haciendo intercesión por los escogidos, ¿hubiera usted aceptado ir al mensaje de Juan cuando ya tenían el mensaje de Jesús, el mensaje dispensacional de la segunda dispensación? En ninguna manera, pero había discípulos todavía de Juan, en el mensaje de Juan, y en la edad de Juan, que era la séptima edad de la Iglesia Hebrea. Como hoy en día, estarán sobre la Tierra en el tiempo final personas que estarán en el mensaje del precursor de la


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“Cuando estaba caminando y viendo a la gente y viendo las tablillas de un Estado y de otro; miraba y pensaba, y me preguntaba lo mismo que en aquellos tiempos, y me preguntaba: ¿cuál es la atracción para que esto esté sucediendo? ¿Cuál es la atracción para qué hayan automóviles y gente viniendo en automóviles de un Estado, de otro Estado, y de otro Estado? ¿Cuál es la atracción?” Y la contestación era: “Dios cumpliendo Su Palabra, Dios cumpliendo Su Palabra y hablando a Su pueblo, y Su pueblo reconociendo que Dios estaba presente para hablar lo que tenía que hablar.” En esta tarde podemos decir, o la gente puede preguntarse: ¿Y cuál es la atracción en esta tarde? Dios está congregando y recogiendo Sus escogidos de los cuatro cantones del Cielo; y para eso Él ha enviado a Sus mensajeros para recogerlo, y así también para recogernos a nosotros como individuos, los ha enviado también para recogernos, y los ha enviado con el mensaje del Rey para ser recogidos y congregados en la cima de la montaña, donde seremos todos adoptados. Y ese alboroto y ese regocijo de ese grupo de escogidos en esta mañana, ¿por qué tanto bullicio? ¿Por qué tanto regocijo? ¿qué por qué? Si no se lo podemos contestar de aquí a algunos años, o si de aquí a un par de años, o algunos años más, usted nos vuelve a preguntar, y no se lo podemos contestar, yo le voy a decir: “Vaya y pregunte allá en Jerusalén a los ciento cuarenta y cuatro mil porqué estábamos nosotros en este jubileo,” porque ellos van a ser contagiados con esto mismo. ¡Oiga, y si para nosotros esto es grande y glorioso y tremendo...! Cuando ellos lo vean, ellos van a estar tan alegres, tan llenos de júbilo, porque viene el tiempo de

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jubileo para ellos. Pero ahora estamos nosotros en ese tiempo, y esto continúa, y nos vamos de aquí en jubileo y seguimos en jubileo, pero aquí en la Tierra después pasa para ellos. Mientras estemos aquí nosotros, se queda con nosotros aquí. Mire, cuando los dos que le vayan a llevar el mensaje a ellos, cuando ellos vean lo que está pasando, y estén también gozosos, ellos dirían: “acábense de ir porque hay un pueblo que es más grande que ustedes que tiene que recibir esto, y está esperando, y que va a estar jubiloso también como ustedes están”. Pero nosotros vamos a tener que decirles: “Pero el Señor nos dijo a nosotros ‘alégrate mucho, (tú), Hija de Sión (es la primera) y tú Jerusalén da voces de jubilo.” Así que, esperen ustedes que nosotros estamos todavía demasiado contentos aquí y todavía el Señor nos está hablando; cuando termine de hablar, entonces ya estará todo encarnado en nosotros y entonces en cualquier momento nos iremos; no se apuren. Pero mientras el Señor esté hablando, siéntense ustedes también a escuchar. ¿Cuál es la atracción en el monte de Sión, en la cima del monte, en la Piedra Angular, en este tiempo en que vivimos? Dios cumpliendo Su Palabra. ¡Oh, solo miren las Escrituras, el Hijo del Hombre, Jesucristo el mismo ayer hoy y por los siglos! Brotó de las denominaciones pasadas, brotó en la cúspide del árbol. ¿Qué dijo Él en Juan 15? “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, será cortado y echado al fuego y quemado; pero todo pámpano que lleve fruto, será limpiado para que lleve más.” ¡Oh, en los últimos días! Hay una promesa ahí: “En los últimos días,” por eso es que estamos tan contentos, porque


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rebelión, una persecución en contra de la edad o dispensación y mensaje en donde usted se encuentra, usted si no está firme, si no sabe dónde está parado, si no sabe lo que usted ha creído, usted se uniría a una rebelión con un Datán o Coré que se levante persiguiendo la nueva dispensación, el nuevo mensaje y el nuevo mensajero. Usted tiene que saber dónde usted se encuentra, usted tiene que saber en qué edad o dispensación usted se encuentra, y cuál es el mensaje para esa edad o dispensación, y cuál es el mensajero para esa edad o dispensación. Después que la persona sabe cuál es la edad o dispensación que le ha tocado vivir, cuál es el mensaje para esa edad o dispensación, y cuál es el mensajero, mire, no se mueve para otra edad ni para otra dispensación, aunque los demás digan: “Nosotros tenemos a Abraham y tenemos a Moisés.” Los escogidos dicen: “Eso está bien, pero eso fue para la primera dispensación, nosotros estamos en la tercera, y ustedes tuvieron a Moisés en su primer manifestación o ministerio. Así que, si ustedes lo tienen allá, nosotros tenemos la promesa de tenerlo acá en su segunda manifestación actualizándonos la ley. No para llevarnos a la primera dispensación, sino para colocarnos en la tercera dispensación, la dispensación del Reino de Dios. Y tenemos también la promesa de tener a Elías por quinta vez.” Cualquiera que le diga: “Tenemos que creer en Elías en su primera manifestación.” Usted y yo tenemos que decirle solamente una cosa: “Elías en su primera manifestación solamente nos podía enseñar la ley de Moisés sin actualizar; y si nosotros queremos y tenemos a Elías, lo queremos predicándonos, trayéndonos, la Palabra, el mensaje de Moisés, la Ley de Moisés en forma

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promesa divina lo que está aconteciendo para las personas que están viviendo en un cambio de edad o de dispensación. Y es eso mismo: ese cambio, esa nueva edad o esa nueva dispensación, y ese nuevo mensaje y ese nuevo mensajero, es a él con su nueva edad y dispensación y mensaje y pueblo al cual persiguen, porque ellos no creen que esté correcto el cambio, el mensaje, el mensajero, y el pueblo que camina hacia adelante en el programa de Dios; pero el programa de Dios sigue adelante. Ninguna persona puede desarrollar una persecución en contra de una edad o dispensación, a menos que se quede en otra edad que ya pasó o en otra dispensación que ya pasó; si está dentro de una nueva dispensación, de un nuevo mensaje, con un nuevo mensajero, no puede llevar a cabo una persecución. Solamente lo que puede hacer es, después que está un tiempo, es salirse fuera y decir: “Yo no creo.” Y ya está fuera de esa edad y de esa dispensación, cayó a la edad o dispensación que había pasado. Y entonces, como ya no cree, entonces dice: “Las cosas son como eran antes,” en la edad y dispensación anterior que había pasado; pero los que están firmes en la nueva edad o dispensación, con el mensaje y el mensajero, no se pueden mover. Ahora, ¿qué pasa con los que se mueven y se van hacia atrás? Lo que sucede es una sola cosa: Jesús lo mostró en una parábola cuando dijo que llegó a la cena, y vio allí a todos los invitados, y vio a uno que no estaba vestido de boda y lo sacó fuera; ese no era su lugar. Por eso usted tiene que estar firme, vestido con el vestido de boda, usted tiene que estar firme en lo que usted ha creído; porque si no, cualquier persona como Datán y Coré que formen una


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vivimos en ellos, porque para estos últimos días es la promesa: “En los últimos días habrá una real lluvia temprana y tardía sobre ese pequeño grupo que viene con Él.” No viene solo, no estamos solos. Él dijo: “Póngase a mi lado y yo me pondré al suyo.” Y ese grupo pequeño está con Él y está a Su lado, viene con Él, y Él con ellos. Un grupo que viene con Él en ese pequeño burrito manso y humilde, sin duda ni denominación; sin ataques lunáticos de esos de epilepsia en lo espiritual, que son los malos. Cualquier persona en lo natural eso se puede arreglar, pero en lo espiritual esos ataques lunáticos tiran a uno para el agua allá de un lado o para otro lado, pero ese grupito, no es un grupito lunático: es un grupito que ha visto el rostro del Sol, y el sol es el que le está alumbrando. Así que, nada tiene que ver la luna con eso, nada tiene que ver la luna con ese grupito pequeño, porque ya el tiempo de la luna alumbrar, alumbró; ahora está alumbrando el Sol para nosotros, porque es en la cúspide de la montaña donde el Sol está alumbrando, y ahí es donde madura el fruto. ¿Y qué es en la nueva Jerusalén literal? ¿Qué es estar alla arriba en la cúspide de la nueva Jerusalén? ¿Qué es lo que va a estar allí? El pilar de fuego como un sol alumbrando y va a alumbrar a toda la ciudad. ¿Qué es lo que está allá arriba? El pilar de fuego en forma de mensaje del Rey alumbrando. ¿Ve usted ahora? ¿Por qué no veía antes? Porque estaba allá abajo en la Laodicea, que está todo oscuro; y ya el tiempo de la luna alumbrar que no se ve nada allá; pero ahora estamos en el tiempo del sol, ha salido el sol para nosotros, el Sol de Justicia, y está alumbrando y estamos madurando y estamos viendo; las

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cosas que no veíamos de noche, ahora las vemos de día. Es que usted antes, como estaba allá en la Laodicea, y Laodicea está de noche, y la Luna a oscuras, sin luz, ya no estaba reflejando la luz del sol tampoco, tomaba los libros, tomaba los mensajes y leía. Pruebe eso: váyase a su casa, apague todas las luces y póngase a leer algún mensaje. ¿Qué va a ver ahí? No ve ni la página por donde va, no ve ni la dispensación por donde está, no ve ni lo que dice el mensaje para esta dispensación en que estamos. Pero deje que salga el sol, y no se quede encerrado allá abajo, váyase afuera. “¡Ah, ahora sí que veo, veo el número por dónde vamos, veo la dispensación, veo todo, lo veo todito!” ¿Por qué? Porque es el sol alumbrando. El sol está en forma de mensaje del Rey, el mensaje del Rey es la luz del sol pero en forma de mensaje, es la luz del Evangelio del Reino para alumbrarnos; y que veamos lo que tenemos que ver en esta hora. Y ese pequeño grupito viene con Él, no está dormido ese pequeño grupito, tampoco está callado. Dice: “En ese pequeño burrito manso y humilde sin duda ni denominación, clamando (y un clamor es un mensaje, viene clamando, viene con un mensaje. ¿Qué mensaje traerá? Vamos a ver qué clase de mensaje traerá)... clamando ¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor!” ¡Oh, entonces trae el mensaje del Rey, ¿verdad? Trae el mensaje del Rey, proclamándole como el Rey de Reyes y Señor de Señores, el Hijo de David, el cual nos visitó en carne humana, pero que ahora está en forma de mensaje del Rey. Entonces dice el hermano Branham, o Dios a través del hermano Branham. Dice:


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de otra forma se encontrará en contra del Programa Divino, y se encontrará en una edad que ya pasó, o una nueva dispensación que ya pasó, persiguiendo al mensajero que trae el nuevo mensaje y establece la nueva dispensación o nueva edad. Así es que acontece siempre con las persecuciones, son los que se quedan atrás que son influenciados por uno o más líderes religiosos que no les agrada la forma del nuevo mensajero y del nuevo mensaje, y ellos entonces comienzan a buscarle faltas y a decir: “No es ése el nuevo mensajero, ni es ese el nuevo mensaje.” Y ellos tratan de evitar que el pueblo salga de la edad que ya pasó, y entonces comienzan a decirle: “El mensajero no es ése que apareció, sino éste otro.” Y el que le muestran es el que ya había terminado el ministerio, y ese mensaje ya había terminado; y ese mensaje solamente puede ser usado correctamente por el nuevo mensajero para mostrarle al pueblo las cosas que ese mensajero pasado había dicho de la nueva edad o dispensación que estaba por llegar. Él es el único que puede tomar ese mensaje y dárselo al pueblo en la forma correcta para una nueva dispensación, no para llevarlo a una dispensación o edad que ya pasó, sino para mostrarle que ya el mensajero anterior a él había hablado de este nuevo mensaje que vendría, de ese nuevo mensajero, y de las personas que recibirían ese nuevo mensaje, y entrarían a una nueva edad o una nueva dispensación. No es que lo que habló un mensajero pasado no sirva, sino que tiene que ser tomado en la forma correcta cuando se usa en otra edad u otra dispensación. Se toma y se muestra lo que fue hablado para una nueva edad o una nueva dispensación, y con eso se muestra que era una

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edad: las personas de la edad que había pasado le malinterpretaron; pero los escogidos respondieron al mensaje y comenzaron en una nueva edad, y fueron sellados con el mensaje de ese nuevo mensajero, con ese nuevo mensaje para esa nueva edad; y así fue sucediendo edad tras edad. Los que perseguían siempre a los escogidos fueron los que se quedaron en una edad que ya había pasado y ya su mensajero había terminado su labor. Siempre, siempre, los perseguidores han sido los que se han quedado anticuados, se han quedado en una edad ya pasada, o en una edad o dispensación que ya terminó, y se quedan diciendo: “Nosotros tenemos como mensajero a fulano de tal.” Pero ese fue el mensajero de esa edad donde ellos se han quedado, pero ya terminó su ministerio, y ya esa edad quedó atrás, y se quedan esas personas entonces formándole problemas y pleitos a los que siguen adelante en el programa de Dios a una nueva edad, o una nueva dispensación, con el nuevo mensajero que trae las buenas nuevas para llamar y recoger a los escogidos de esa nueva edad o nueva dispensación, que comienza ese mensajero con el mensaje que le es dado para ese tiempo. Ése es el único portavoz y portador de ese nuevo mensaje, y es el único que puede hacer una nueva edad o dispensación; fuera de esa persona, de ese mensajero, ninguna otra persona está ordenado para traer un nuevo mensaje, y para establecer una nueva edad o una nueva dispensación. Las demás personas que quieran predicar el nuevo mensaje que corresponde a una nueva dispensación o nueva edad, lo tienen que recibir del mensajero que Dios envía para llevar a cabo esa labor; cualquiera que trate de hacerlo


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“¿Cuál es la cuestión hoy? ¿Cuál es la atracción en el monte?” Y yo le sigo preguntando a usted: ¿Cuál es la atracción ? ¿Qué es lo qué lo atrae a usted? ¿Qué es lo que lo atrae a usted acá en la Edad de la Piedra Angular? ¿Qué es? ¿Por qué no se va para allá abajo? ¿Por qué no se va para la falda de la montaña? ¿Por qué no se va a la edad de Laodicea? ¿Por qué no se va allá? ¿Allá será que no hay nada que le atraiga a usted? ¿Será qué usted estaba esperando que Dios hiciera algo que Él había prometido y cuando usted ve que Él está cumpliendo lo que Él prometió, entonces eso es lo que le atrae a usted? Eso es lo que me atrae a mí, y eso es lo que me produce alegría, y regocijo y jubilo, y eso es lo que causa ese tremendo jubileo, ese tremendo regocijo. Y las águilas cuando ven y reconocen lo que está sucediendo en la cima de la montaña en la Edad de la Piedra Angular, en la cima del monte de Sión, cuando ellos ven lo que está pasando ahí, no reconocen distancias. No reconocen distancias porque ellos son atraídos por lo que Dios está haciendo ahí en la Edad de la Piedra Angular, porque ellos desean oír a Dios hablar. Y ya Dios habló en las edades de la Iglesia pasadas, una porción nada más de lo que Él iba hablar. Pero en la Edad de la Piedra Angular, en la cima del monte, allí está Dios hablando a Su pueblo todo lo que nunca antes había sido dado a conocer a los hijos de Dios. Ahí Dios está hablando en Su plenitud, ahí Dios está moviéndose en toda Su plenitud; en ninguna otra de las edades lo había hecho de esa manera; y en esa Edad de la Piedra Angular para los que están ahí es motivo de regocijo, porque ellos pueden ver y oír a Dios manifestándose y hablando, porque eso era lo que estaba

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haciendo allí. Abajo era que necesitaban ver milagros físicos, pero arriba los que estaban allí, fueron llevados allí para oír a Dios y ver a Dios. Por lo tanto, estando ahí, estando contentos, estando regocijados. “¿Cuál es la atracción?” Puede decir el mundo. Ellos no lo saben. Pero usted que está ahí, usted sabe cuál es la atracción: es ese pequeño grupito que ha salido con ese clamor, con ese mensaje, proclamándole Rey de Reyes y Señor de Señores, proclamándole el Hijo de David, ¿ y qué más proclaman? Diciendo: “Bendito el que viene en el Nombre del Señor,” proclamando que Él ha venido con el Nombre del Señor, que ése es el Nombre eterno de Dios. Ese es el mensaje, el clamor que tiene ese grupito. ¿Y para dónde van? ¿Para dónde va? Viene de un sitio, pero va a ser introducido a Jerusalén. La introducción está siendo hecha, la introducción a todo lo del futuro está siendo hecha acá. Este pequeño grupito está introduciendo a este mundo, está introduciendo a Israel y está introduciendo al Rey de Reyes y Señor de Señores, y le ha coronado en la cima de la montaña, en la cima de la montaña, o sea ,en la parte de arriba de la pirámide. Usted sabe, la luz de la parte de arriba de la montaña se puede ver hasta cierto sitio: ellos la van a ver allá. Esa luz que usted está viendo y en la cual usted está envuelto, ellos la van a ver y también va a pasar lo mismo con ellos y ellos serán los siervos de usted. Imagínese en este jubileo tremendo, en este regocijo tan grande que son libertados y entran en ese jubileo, ¿quiénes? Todos entran en ese glorioso jubileo: entra usted y todo escogido, que son los dueños, los herederos de todo, y entran también ¿quiénes? Sus sirvientes. ¿Entran también quienes? Su familia, su


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amigo podrá tener el cuarto Elías, o la cuarta manifestación de Elías, sino la quinta manifestación de Elías? Son los dos ministerios más amigos que puedan encontrarse en la Escritura: la cuarta manifestación y la quinta manifestación del ministerio de Elías en conjunto con la segunda manifestación del ministerio de Moisés. Elías era tan amigo de Moisés, aunque no lo había visto nunca literalmente aquí en la Tierra cuando estuvo en su ministerio, y era tan amigo de Moisés que toda palabra que Moisés había hablado, la creía, la predicaba, y estaba siempre al lado de ese ministerio de Moisés; porque el ministerio de Moisés era el ministerio dispensacional para aquella primera dispensación. Ahora, vean ustedes que siempre el ministerio de Moisés es un ministerio dispensacional, el ministerio de Elías nunca ha sido un ministerio dispensacional, solamente ha sido un ministerio para respaldar el ministerio dispensacional de cada dispensación. Respaldó (el ministerio de Elías) el ministerio del primer mensajero dispensacional Moisés y su mensaje; respaldó Elías en su tercera manifestación el ministerio de Jesús de Nazaret, mensajero de la segunda dispensación; y respaldó el cuarto ministerio, y el quinto ministerio respalda el ministerio dispensacional en el fin del tiempo del mensajero dispensacional de la tercera dispensación, conforme a la promesa de Dios. Respalda el ministerio del Ángel del Señor Jesucristo, que tendrá el ministerio de Elías y el ministerio de Moisés, para introducir una nueva dispensación con el nuevo mensaje dispensacional. Siempre fue difícil cambiar de una edad a otra edad. El mensajero de una edad luchó fuertemente para cambiar el pueblo y el mensaje de una edad que ya pasó a una nueva

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de Sión. A ese monte espiritual en donde estaremos escuchando la Voz de Dios, y en donde estaremos viendo el cumplimiento de las promesas que corresponden al fin del tiempo, estaremos viendo la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, estaremos escuchando la gran Voz de Trompeta, y siendo preparados para ser transformados. Elías después que pasó por el Monte de Dios, después fue raptado. Es necesario que nosotros sepamos dónde meternos en el fin del siglo, hay un lugar: el monte de Sión. Hay un lugar para ver la Segunda Venida del Señor con Sus Ángeles y escuchar la gran Voz de Trompeta, hay un lugar para estar espiritualmente en reposo con el cumplimiento de estas promesas. En ese lugar no habrá peligro, por eso usted encontrará que cualquier ataque que le hagan a los escogidos en el fin del tiempo, si ellos están en la cima del monte de Sión, del Monte de Dios, cualquier ataque que le hagan, no podrá ser en la cima del monte, sino que será desde una edad que ya pasó. Desde la séptima edad será que tirarán todo ataque en contra de los escogidos de Dios, y por esa causa no podrán impedir ni el mensaje para los escogidos, ni el cumplimiento de las promesas divinas para el fin del tiempo; no podrán impedir que los escogidos vean la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y escuchen la gran Voz de Trompeta, y sean preparados, y sean luego transformados, y pasados en el rapto a la eternidad. ¿Dónde está usted? Esa fue la causa por la cual todos esos ataques de esa serpiente no pudieron llegar a hacerle daño al amigo del cuarto Elías. ¿Qué mejor amigo podrá tener el cuarto Elías, sino al que él precursó? ¿Que mejor


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herencia. Todos entran ahí. Por lo tanto, nos ayude el Señor a estar despiertos espiritualmente en esta hora en que vivimos, para seguir escuchando lo que Dios está hablando en esta hora, porque es grande la bendición que nos ha tocado a nosotros de poder subir con Él a la cima de la montaña. Dios nos guarde en esta tarde y nos ayude para seguir en este jubileo tan grande en el cual hemos entrado. Estamos en jubileo, ¿sabe? Estamos en jubileo. El Señor últimamente nos ha estado permitiendo ver lo que es la fiesta del jubileo, el año cincuenta, porque es en el año cincuenta, arriba, que es el Aposento Alto, ahí es que estamos congregados en el tiempo del jubileo, estamos en eso, y por eso el regocijo que hay en cada uno de nosotros, y por eso es que Dios respalda lo que Él está hablando. Así que Dios les bendiga. “¿CUÁL ES LA ATRACCIÓN EN EL MONTE?”

NOTAS


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con Sus Ángeles llamando a los escogidos en el fin del tiempo? Si usted busca en la Escritura, usted encontrará que el profeta Isaías en una ocasión dijo: “Y vendrá el Redentor a Sión.” [Isaías 59:20]. Sión el Monte de Dios, el monte de Sión. Y también dice en Isaías 51: “Consolará Jehová a Sión.” Y también dice, hablando de Sión, dice: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión.” ¿Sobre qué monte? Sobre el monte de Sión, de donde tendrá que venir el mensaje de Dios para llamar y recoger a todos los escogidos en la cima del monte de Sión; porque ahí es donde se cumple la Segunda Venida del Hijo del Hombre. “Y vendrá el Redentor a Sión,” al monte de Sión, que es el monte espiritual que representa a la Iglesia del Señor Jesucristo; y ser la cima del monte de Sión es en la etapa final, en la edad eterna o Edad de la Piedra Angular, porque dice la profecía: “He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, la piedra angular.” [Isaías 28:16]. O sea, he aquí pongo en Sión la Segunda Venida del Hijo de Hombre, así como la puso la Primera Venida sobre el monte. Así que, es la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Señor, la venida de esa piedra, la cual es colocada sobre el monte de Sión, para coronar ese monte, para coronar el edificio de Dios. Y así como Moisés estuvo sobre el monte Sinaí y como Elías huyó en el tiempo de apretura al monte Sinaí, al Monte de Dios y escuchó Su Voz allí, y así como vimos en el Monte de la Transfiguración al Hijo de Dios, al Hijo del Hombre allí, y también a Moisés y Elías allí hablando con Él, en la adopción de Jesús de Nazaret, así como Pedro, Jacobo y Juan, subamos a ese monte. Si hay que huir, tenemos un monte al cual huir: al monte

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Cuando llegue el tiempo de apretura, siempre será para una bendición grande que Dios tiene para Sus hijos que estarán viviendo en esta Tierra, para Él cumplir lo que Él le ha prometido a Sus hijos. Si grande es la apretura, más grande es la bendición. El ministerio de Moisés y Elías pasando por tres dispensaciones: el ministerio de Moisés y Elías en la primera dispensación; segunda dispensación en el Monte de la Transfiguración; y también había estado el de Elías en Juan el Bautista, para prepararle el camino; y el ministerio de Moisés y Elías al fin del siglo para llamar con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos, primeramente entre los gentiles y luego de entre los hebreos. Y antes de la quinta manifestación, estuvo en su cuarta manifestación para prepararle el camino al mensajero de la tercera dispensación, para prepararle el camino al quinto ministerio de Elías, al segundo ministerio de Moisés y a la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Moisés y Elías, llamando a los escogidos con gran Voz de Trompeta: para eso vino en su cuarta manifestación. Esa fue la labor más grande que hizo el ministerio de Elías en su cuarta manifestación: preparar el terreno a la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Moisés y con Elías para llamar y recoger a todos los escogidos con gran Voz de Trompeta, con el mensaje de liberación, con el mensaje que proclama la libertad en toda la Tierra a todos los escogidos en el fin del tiempo; que les habla de la resurrección de los muertos y de la transformación de los vivos, en lo que fue el año del jubileo, pero en este tiempo en forma actualizada; que les habla de todas las cosas que corresponden a nuestro tiempo. Y la pregunta es ¿Y dónde estará el Hijo del Hombre

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monte Carmelo; el segundo, en el Monte de la Transfiguración; el tercero, será en otro monte. En el monte Carmelo allí estaba Elías respaldando al mensajero de la primera dispensación: a Moisés, porque era el mensaje que él respaldaba con el ministerio que tenía. Ahora, vean que el ministerio de Elías ha respaldado siempre al mensajero dispensacional de la dispensación en que él se manifiesta. Cuando apareció luego en el tiempo de Jesús, estando Jesús en la Tierra, vino para respaldar a Jesús en Juan. Juan con el ministerio de Elías estaba respaldando al mensajero dispensacional: Jesús de Nazaret. Y luego, en el Monte de la Transfiguración, cuando Jesús muestra la visión de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, aparece en el Monte de la Transfiguración: Moisés y Elías hablando con Jesús, respaldando al mensajero dispensacional que estaba siendo adoptado en el Monte de la Transfiguración. Ahora, vean ustedes una cosa: Moisés, el ministerio de Moisés en la primera dispensación, trayendo la Ley; el ministerio de Moisés en la segunda dispensación, en el Monte de la Transfiguración, respaldando al mensajero de la segunda dispensación; y Elías en la primera dispensación respaldando el ministerio de Moisés allá en el monte Carmelo; y Elías en el Monte de la Transfiguración, allí con Jesús, respaldando el ministerio de Jesús para que fuera adoptado ese primer Hijo de Dios que en el Monte de la Trasfiguración estaba siendo adoptado. Y para la tercera dispensación tenemos la promesa que el ministerio de Elías y el ministerio de Moisés estarán también para la adopción de todos los hijos de Dios, incluyendo el mensajero de esa nueva dispensación que también será adoptado en un monte.

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Y así aconteció, y fueron ungidos Eliseo, Hazael y Jehú. Fíjese, si usted mira bien, comenzó por Eliseo, que era el último; continuó por Hazael, que era el primero, y vino a ser el segundo; y finalizó con Jehú como último, cuando en la orden había sido el segundo. Bueno, eso no hace que usted piense que Dios dijo una cosa, y Elías, en su primera manifestación y en su segunda, hicieron diferente. Ellos sabían cómo hacer lo que Dios les dijo. Y en la forma que lo hicieron, era la forma que tenía que cumplirse. Así es toda Escritura: cuando se cumple, aunque usted aparentemente vea que una cosa se cumple primero que la otra, en el Programa de Dios estaba así, aunque parecía que no era así. Por eso muchas personas fallan en ver el cumplimiento de las cosas que Dios ha prometido, porque toman la letra, y la letra mata, y la letra para tomarla, hay que tomarla con el cumplimiento de esa letra; el cumplimiento de esa letra es la interpretación de la letra, porque ya es la letra, la Palabra vivificada, cumplida conforme a la promesa de Dios. Ahora, en ese tiempo de apretura para Elías, que hizo lo mismo que hizo Moisés (Moisés cuando lo querían matar se fue huyendo), Elías cuando lo querían matar, se fue huyendo al Monte de Dios, y allí se encontró con Dios. Nosotros tenemos Escrituras que dicen que seremos perseguidos. ¿Y hacia dónde nos vamos a ir? ¿Dónde nos vamos a meter? ¿Nos iremos al monte Sinaí, en donde fue Moisés y en donde fue Elías? En una ocasión, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, los subió a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos. Ahora, recuerden una cosa: el primer reto fue en el

FUEGO EN LA CIMA DEL MONTE Rev. William Soto Santiago 10 de Septiembre de 1978 Cayey, Puerto Rico Primera de Reyes, capítulo 18, verso 17 en adelante (y es largo el pasaje que hemos de leer, pero es algo maravilloso). Dice: “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales. Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel. Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.

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Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.


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“Y el varón de Dios le miró fijamente (o sea, se le quedó mirando a Hazael fijamente), y estuvo así hasta hacerlo ruborizarse (o sea, un buen rato); luego lloró el varón de Dios (Eliseo lloró al mirar fijamente a Hazael. Estaba mirándolo, y estaba como si estuviera viendo en la televisión todo lo que iba a suceder con Hazael a través de su vida). Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas. Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú serás rey de Siria. Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo (el rey le preguntó): ¿Qué te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. El día siguiente, tomó un paño y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar (como vio el profeta Eliseo).” ¿Y no fue a Elías que Dios le dijo que ungiera a Hazael? no lo ungió, y lo hizo Eliseo. Es que Eliseo era Elías en cuanto al ministerio; el espíritu ministerial de Elías continuó en Eliseo; y aunque el hombre fuera Eliseo, el que tenía el ministerio, la orden y dirección para ungir a Hazael era el ministerio de Elías. Y fue el ministerio de Elías el que llevó a cabo esa labor. Y luego, cuando Jehú más adelante... Eliseo le dice a uno de sus siervos, a uno de los profetas, de los hijos de los profetas, le dice: “Toma este aceite, y ve y unge a Jehú por rey en donde tú lo encuentres.” [Segunda de Reyes 9:2-3].

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8, vamos a ver cuándo se encuentran con Elías, cuando Elías y Hazael se encuentran, dice (Segunda de Reyes, capítulo 8): “Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben adad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y vé a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben adad rey de Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? Y Eliseo le dijo: Vé, dile: Seguramente sanarás. Sin embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente.” Ahora, miren aquí lo que dice este profeta: ese es Eliseo, o sea, Elías en su segunda manifestación o etapa, porque el espíritu de Elías pasó a Eliseo en una doble porción cuando Elías ascendió. Así que, seguía siendo Elías, aunque el hombre era Eliseo. Ahora, le dice: “Tú le vas a decir que vivirá, aunque Dios me ha dicho que va a morir.” ¿Verdad que ninguno se atreve a criticar a Eliseo? Lo hizo bien, él sabía porqué lo decía y porqué tenía que a Hazael hablar de esa forma. Así que eso es asunto allá de él, que era el mensajero para ese tiempo; y cómo él dijera, había que hacerlos, así había que hacer, aunque parecía que le iban a meter una mentira al rey de Siria. Eliseo le dijo: “Dile que va a vivir, aunque Dios me ha dicho que va a morir.”

FUEGO EN LA CIMA DEL MONTE

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Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló. Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones en esta mañana, y nos permita entender el significado correspondiente para este tiempo. Basándome en la Escritura, o la lectura que tuvimos, nos es dicho que fueron todos reunidos en el monte Carmelo, y el Dios que respondiera por fuego, ése sería

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Dios. Y nos dice el verso 38: “Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.” El tema para esta mañana será: “FUEGO EN LA CIMA DEL MONTE.” Ya hemos visto en este pasaje cómo en el tiempo del profeta Elías, el rey Acab, el cual se había casado con una mujer gentil, una mujer idólatra; habría esta mujer influenciado tanto en la vida del rey, en la vida espiritual y en la vida política del rey, que todo el pueblo de Israel fue engañado y fue seducido para servir a Baal; para servir a dioses ajenos, los cuales no eran conocidos por el pueblo de Israel como dioses de Israel, porque conforme al mandato de Dios es dicho: “El Señor tu Dios, uno es.” [Deuteronomio 6:4]. Por lo tanto, encontramos que el pueblo de Israel se había apartado de la Palabra de Dios, se había apartado de los mandamientos de Dios, a causa de la influencia de esta mujer Jezabel, la cual vino a ser la esposa del rey Acab. Ahora, ustedes pueden ver cómo la influencia de una esposa puede obrar para bien o para mal para un hombre, por eso una esposa tiene que un hombre saberla elegir; no puede elegir cualquier clase de mujer, por causa de que si elige o acepta, o elige o busca una compañera idólatra, el corazón de ese hombre va a ser forzado, el corazón de ese hombre va a ser tratado por esa mujer de ser seducido y de ser desviado; ya comenzó a desviarse al poner sus ojos en una mujer idólatra. Eso fue lo que le pasó a Acab, y ya delante de Dios cuando buscó una compañera, buscó una compañera equivocada; y eso era lo que estaba en el corazón de Acab,


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la persona no comprende, o no es la persona para darle la interpretación a esa Escritura, o no es la persona a través de la cual se va a cumplir lo que está ahí prometido, entonces dice: “Dios dijo primero que sería esto, por lo tanto no puede estar aconteciendo esto segundo, o tercero, porque Dios dijo que primero era esto.” Pero vea usted, Dios le dijo a Elías: “Ve y unges por rey de Siria a Hazael, y por rey de Israel a Jehú, y por profeta en lugar tuyo a Eliseo.” Y después que le dice así, le dice que van a quedar siete mil rodillas, siete mil personas dice [verso 19]: “Partiendo él de allí, halló (¿a quién primero?) a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y él era uno de los doce gallanes. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.” Al primero que encontró fue al último del cual Dios le dijo a Elías. Es que los primeros son postreros, y los postreros son primeros. Así que, no hay por dónde decirle a Dios que hace las cosas diferente a como Él dijo. Lo que sucede es que cuando Dios dice algo que va a llevar a cabo, en casi todas las ocasiones Él deja eso encerrado, de tal manera que las personas no lo puedan comprender, hasta que llegue el momento en que se cumpla eso prometido; y así nadie pueda interrumpir ese programa que Él va a llevar a cabo para cumplir esa promesa. Y en la forma en que se cumpla, esa era la forma, aunque primero parecía que lo último iba a ser encontrarse con Eliseo, y ungir a Eliseo, y fue el primero que él encontró de las tres personas que Dios le dijo a Elías. Y no solamente eso, después de Eliseo, Elías no encontró ni a Hazael ni a Jehú. Vamos a ver si es verdad, no encontró a ninguno de ellos. Segunda de Reyes, capítulo

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él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida (las mismas palabras dijo nuevamente). Y le dijo Jehová: Vé, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.” Aquí, después del profeta Elías caminar tanto, cuarenta días y cuarenta noches después que comió, más un día antes que había caminado (el día anterior), un día de camino hasta llegar a aquel enebro donde durmió, comió, tomó agua, y después siguió caminando cuarenta días más; o sea, que caminó cuarenta y un día después que salió corriendo. Luego, cuando se encuentra con Dios en el Monte de Dios, porque era el mejor lugar para él llegar, para él huir, para escuchar allí el programa de Dios, para escuchar allí qué había que hacer en ese momento difícil, en ese momento de peligro; Dios le dice: “Regresarás y ungirás a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel, y a Eliseo por profeta, en lugar tuyo.” Ahora, algunas veces usted encuentra en la Escritura ciertas cosas que son dichas que van a acontecer, y cuando


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él siendo un israelita verdadero de nacimiento, de descendencia hebrea, buscando fuera de los de él, estaba haciendo mal. Y las consecuencias después (ya usted puede ver), que las tuvo que pagar, y solamente eso fue para su propia destrucción de su reinado y su propia destrucción como individuo, porque ya ustedes saben cómo la ira de Dios se derramó sobre Acab, y sobre el reino de Acab de tal manera que aun Acab fue muerto por una flecha que en la batalla fue lanzada por un hombre (por un guerrero), y alcanzó a Acab. Y por el único lugar que tenía descubierto, por ahí entró, y lo mató, y la sangre la lamieron los perros; porque su sangre fue derramada sobre el carro. Así que, eso fue lo que Dios había dicho con relación a Acab, y también había hablado con relación a Jezabel. Por lo tanto, podemos ver que a Jezabel los perros se comieron su carne, así que, vean ustedes, una mala elección a lo que conllevó, y también hizo que el pueblo de Dios se desviase. Siempre que un líder hace una mala elección, perjudica al resto del pueblo; pero cuando hace una buena elección, beneficia a todo el pueblo. Así que, ustedes pueden ver también cómo, como individuos, cuando un hombre hace una mala elección perjudica todo su hogar, y las consecuencias entonces las va a obtener esa persona, las cuales vendrán en el futuro, pero ya comenzó mal; comenzando, comenzó mal, y terminará de la misma manera. Por eso es que la Escritura nos dice que no hagamos yugos desiguales con los infieles. Bueno, cada persona debe hacer yugo con las personas que creen de la misma manera que esa persona cree, si consigue otro que no cree como él, ¿cómo andarán dos juntos si no están de acuerdo? No pueden andar juntos; si usted los ve andando juntos, usted sabrá que estarán

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peleando en todo el camino, así que se tienen que separar. Así que, para entonces andar juntos y en paz hay que estar de acuerdo en todas las cosas. Bueno, aquí vemos que Dios estuvo en contra de Acab, de su reino y de la esposa de Acab, por lo tanto, la ira de Dios estaba derramándose sobre todo Israel a causa de Acab, el juicio de Dios hablado a través del profeta Elías vino. El y dijo: “No habrá ni aún rocío sobre la Tierra, sino por mi palabra.” [Primera de Reyes 17:1]. Oye, ¿pero un hombre podía decir así? No era por la palabra de un hombre, sino que era por la Palabra de Dios que estaba en un hombre. Y cuando Dios pone la Palabra, Su Palabra, en la boca de un hombre, entonces es Dios en un hombre, y Dios toda cosa que tenga que hablar para ese tiempo en que está ese hombre, Dios la hablará a través de ese hombre. Así fue también en el tiempo de Moisés donde Dios dijo: “Yo pondré mi Palabra en tu boca.” Por lo tanto, toda cosa que Dios fuera a hablar, Dios la hablaba a través de Moisés. Ahora, cuando Dios pone la Palabra en un hombre, eso siempre es lo que Dios ha hecho, y esos siempre son los planes y propósitos de Dios: siempre hacer las cosas a través de un hombre, para los hombres que viven aquí en la Tierra, porque si va a tratar con los hombres, Dios tiene entonces que buscarse uno de entre todos los hombres, para a través de uno, Él darse a conocer; porque Dios se refleja a través de seres humanos para que los demás seres humanos le puedan ver y le puedan conocer. Entonces, el que ve el velo de carne a través del cual Dios se esté manifestando en el tiempo en que se está manifestando, entonces estará viendo a Dios manifestándose. Por lo tanto, esa es la única manera para poder ver a


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la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios (el monte Sinaí).” Llegó al monte Sinaí, Elías huyendo llegó al monte Sinaí para esconderse, pero buscó a esconderse en el Monte de Dios, adonde Dios estaba, donde también estuvo el profeta Moisés para recibir su comisión, y luego para recibir allí también la Ley. “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? (Dios estaba allí, el que había llegado después era Elías). ¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida (el último de los profetas que había quedado, y lo estaban buscando también para quitarle la vida). Y Él le dijo (Dios le dijo): Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a

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trajo al pueblo al monte, para ahí recibir el mensaje de la primera dispensación. Luego, Elías había matado cuatrocientos cincuenta profetas por un lado, y cuatrocientos cincuenta más por otro, unos novecientos profetas o ministros. Y cuando lo supo la reina Jezabel, dijo: “Si mañana tú no estás como...” Vamos a leerlo, dice [Primera de Reyes 19:1-18]: “Y Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas (los profetas de Baal). Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.” Jezabel quería hacerle a Elías lo mismo que Elías le había hecho a los ministros o profetas de aquel tiempo, que estaban enseñando contrario al mensaje de Elías. “Viendo, pues, el peligro (Elías), se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado (lo dejó allá porque era un momento difícil, y caminando con otro, se hace más difícil). Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse (con tanto peligro y durmiendo Elías; deseaba morirse). Y volviendo el ángel de Jehová (era el Ángel de Jehová)


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Dios en el tiempo en que Dios esté obrando, porque el que esté viendo la Palabra estará viendo a Dios. Y la Palabra siempre viene, ¿a quién? A los profetas. Por lo tanto, entonces es muy fácil poder ver a Dios, es muy fácil poder ver la Obra de Dios, poder ver a Dios manifestándose porque Dios se refleja de esa manera. La imagen de Dios siempre Dios la hace visible, porque Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza, por lo tanto, para Dios manifestarse, Dios entonces lo hace de esa manera, porque Dios hizo al hombre a la imagen de Él, y luego Dios se hizo a la imagen del hombre. Por lo tanto, encontramos que esa es la forma de Dios para Él venir y para Él actuar en medio de Su pueblo. Aquí encontramos, en esta historia que hemos leído, y en esta etapa donde Elías estaba ya con unos cuántos años de ministerio, pero que por la Palabra que él hablaba, todas las cosas que él hablaba, acontecían. Encontramos, que en una ocasión después de él haber hablado la Palabra de juicio sobre Israel, de que no vendría lluvia ni aún rocío, a menos que fuera por la palabra de él, pero era la Palabra de Dios que estaba en él; y cuando un hombre sabe que la Palabra de Dios está en él, él habla como si estuviera hablando de sí mismo, porque está hablando ungido por el Espíritu de Dios que está en él; y entonces cualquier persona que lo oye hablando, dice: “Pero, ¿y qué se creerá ese hombre? ¿Se creerá ese hombre que él es Dios?” Pero la gente que han leído la Escritura, y saben lo que son los profetas de Dios en el plan de Dios, saben que la Palabra dice que son dioses a los que viene la Palabra de Dios, a los que es hecha Palabra de Dios, y la Palabra viene a los profetas; a los que viene la Palabra de Dios, Dios dice

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en Su Palabra: “Dioses sois.” Son dioses aquí en la Tierra por causa de que a través de ellos es que el Dios eterno obra, entonces vienen a ser aquí en esta Tierra eso, por causa de la Palabra de Dios que está en ellos. Por lo tanto, cualquier cosa que vaya a hacerse aquí en la Tierra, no será hecha, a menos que pase por (vamos a decirlo) la firma de alguno de los profetas que Dios tenga para el tiempo en que Dios va a hacer alguna cosa; o sea, que Dios lo pasa a través de esa forma para entonces Dios realizarlo. Por ejemplo, vamos a hablarlo en un término que nos sea bien sencillo, tenemos el diluvio que iba a ser efectuado, y el diluvio en el programa de Dios tenía que ser efectuado a causa de la condición que estaba la humanidad; ese proyecto (vamos a ponerlo así), el proyecto de un diluvio para destruir y arrasar con el pecado y con los pecadores, estaba en el plan de Dios, y luego que Dios le dio el visto bueno, entonces Dios lo pasó a las manos de un profeta; y ese profeta al recibirlo por revelación, recibió el programa completo, recibió lo que iba a acontecer y cómo escapar. Entonces, cuando ese profeta recibió el programa de Dios, entonces ese profeta lo aceptó también, le dio el visto bueno. De seguro dijo: “Eso es lo que se merece esta humanidad. Amén sea al programa de Dios.” Y entonces, fue legislado; esta legislación que hubo en el plan de Dios, en el Reino de Dios, fue legislado, fue aprobado; bueno, “ahora sea proclamado lo que fue aprobado,” y cuando fue proclamado, esa legislación no le gustó a los seres humanos que vivían aquí en la Tierra; y de seguro dijeron: “ Eso no va a prosperar, esa legislación no puede prosperar porque estamos en un tiempo muy avanzado. ¿Y después anunciar


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escuchare lo que él hablare en mi Nombre, yo le pediré cuenta, yo le desarraigare del pueblo.” [Deuteronomio 18:15-19]. Esa es una de las causas por la cual muchas personas son desarraigadas del pueblo, sus nombres borrados del Libro de la Vida: porque no escuchan lo que Dios pone en la boca de Sus mensajeros en las edades o en la dispensación en que viven. Ahora, preguntando: ¿Dónde nos meteremos? ¿Dónde nos esconderemos? Aquí hemos estado viendo el Monte de Dios, el monte Sinaí, en donde Dios se manifestó, en donde otra dimensión estaba allí presente; y dice la Escritura que Moisés recibió la Ley por disposición de ángeles, ángeles allí estaban presentes, el Ángel del Señor estaba allí presente, las huestes celestiales estaban allí; otra dimensión, otro mundo estaba allí. Y Moisés se metió dentro de ese mundo, por eso pudo ver el tabernáculo, el templo. Y Dios le dijo: “Y tú lo vas a hacer conforme al diseño que yo te mostré en el monte.” Ahora, allí la Palabra se hizo carne en Moisés, allí Dios se veló en carne humana, y allí se recibió el mensaje de la primera dispensación. Luego, más adelante, en los días del profeta Elías, cuando Elías pidió fuego del Cielo para aquel sacrificio, y descendió fuego del Cielo, todo el pueblo dijo: “Jehová es Dios.” Y él dijo: “Ahora tomen a todos los profetas, los ministros de Baal, tomen a todos esos profetas.” Y los tomaron a todos y Elías los degolló en el arroyo. Ahora, Dios había dicho: “No matarás.” Moisés había matado a un egipcio, y tuvo que huir, pero luego llegó al Monte de Dios, al monte Sinaí, para recibir la dirección de Dios, la unción de Dios para libertar al pueblo; y después

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ardía, una zarza que ardía, un arbusto que ardía y no se quemaba, no se consumía; y cuando llegó allí, una voz salió del fuego y lo llamó. Le dijo el motivo por el cual estaba allí esa luz, y también le dijo el motivo por el cual Moisés estaba vivo; había llegado el tiempo para la liberación de Israel y por esa causa Dios había aparecido a Moisés para libertar al pueblo hebreo. Luego que llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo a través de Moisés, en el cual Dios estaba y en el cual puso la Palabra divina, el mensaje de liberación en los labios de ese profeta, de Moisés, y a través del cual salía ese mensaje; luego le dijo: “Te será dada esta señal, cuando los hayas libertado, tú los traerás aquí.” [Éxodo 3:12]. Moisés llevó al pueblo al lugar en donde Dios le apareció, al monte Sinaí, el Monte de Dios. Ahí el pueblo hebreo recibió la Ley, ahí el pueblo hebreo vio otra dimensión manifestada en ese monte, vio la Presencia de Dios en forma de fuego, escuchó truenos, sintió aquel tremendo terremoto, bocinas y todas estas cosas; y fue tan grande lo que allí aconteció, que Moisés dijo: “Estoy asombrado y temblando, lleno de temor (estaba temblando).” Y si Moisés estaba temblando, ¿cómo estaría el pueblo? El pueblo dijo: “No hable Dios más con nosotros, hable Dios contigo, y tú hablas con nosotros, porque no vayamos a morir nosotros.” [Éxodo 20:18-19]. El pueblo temió en esa ocasión y no quiso más ver a Dios y escuchar a Dios directamente. Dios le dijo a Moisés: “Bien han dicho, por lo tanto, yo les levantaré profeta de entre el pueblo y él le hablará al pueblo, profeta como tú, y yo pondré mi Palabra en su boca y él hablará todo lo que yo le mandare; y cualquiera que no


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que viene un diluvio, que viene un aguacero por tanto tiempo? Y tiene que ser muchísimo tiempo para poder inundar esta Tierra, y no llueve. Así que eso es una legislación y un programa que no va salir triunfante porque no hay lluvia; así que si no hay lluvia, ¿cómo van a redactar un programa de esa manera y han legislado eso sin haber lluvia?” Es igual que decir en este tiempo que va a suceder tal cosa, sin haber tales cosas, pero las cosas que son, ¿de dónde vienen? De las que no se ven; y si en la vista de Dios, Dios las ve, entonces Dios hace que se materialicen, y al materializarse, porque Dios es el Creador, los incrédulos que necesitan ver para creer, cuando ya vienen a ver, ya es demasiado de tarde para creer, porque son bienaventurados los que no ven y creen; pero los que tienen que ver para creer, les ha tocado la misma bienaventuranza de Tomás, o sea, su tipo está allá en Tomás. Si es un seguidor de la Palara, pero que llega un momento en que tiene que ver para creer, allá está su tipo: es Tomás. Tomás no se perdió, pero necesitaba creer en el tiempo que fue dicho y que no se veía lo que estaba siendo dicho; pero algunos ya lo habían visto. Y quienes lo habían visto daban testimonio de que eso era de esa manera, y ellos daban testimonio y estaba también escrito que sería de esa manera. Por lo tanto, el testimonio que estaban dando aquellos que decían que era real, estaban dando un testimonio verdadero, porque era un testimonio de acuerdo a lo que estaba prometido. Nuestro testimonio en este tiempo es un testimonio verdadero, porque estamos diciendo las cosas que fueron prometidas que Dios haría en este tiempo. Por lo tanto, bienaventurados los que creyeron sin ver,

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porque después les toca ver lo que creyeron. En esta ocasión, fíjese, en la historia del profeta Elías, encontramos que muchas personas piensan: “Bueno, ser un profeta, eso es algo maravilloso.” Y muchas personas desearían ser predicadores, desearían ser profetas; pero si usted busca a través de la historia bíblica los profetas, encontramos que fueron personas sufridas, que fueron personas que los gobiernos, que también las religiones de su tiempo y las gentes de su tiempo no quisieron saber de ellos por causa de que su mensaje era un mensaje de parte de Dios que ponía cada cosa en su sitio; y todo aquel que quería caminar como le daba la gana, se encontraba con ese mensaje que lo reprendía y lo llamaba a arrepentimiento y a enderezar sus vidas. Y entonces, eso no le agradaba a las gentes que querían vivir una vida pecaminosa; y los gobiernos que querían hacer lo que les daba la gana, tampoco les gustaba el mensaje de los profetas de Dios, porque el mensaje de Dios siempre es correctivo para poner cada cosa en el lugar que Dios ha dicho que debe estar. Por lo tanto, ser profeta es el trabajo en la Obra de Dios más difícil que puede haber. Muchos de los profetas de Dios, la mayoría de los profetas de Dios, han tratado de huir, pero no han podido escapar porque han sido predestinados para el tiempo en que ellos han vivido; y por más que han tratado de huir, a lo último se han encontrado haciendo aquello que ellos no deseaban hacer por causa de las consecuencias que hay detrás de hacer lo que Dios desea que se haga. Porque hay que sufrir, llevar el oprobio, y pararse firme en el mensaje que Dios da para ser predicado, aunque nadie lo crea, predicarlo; aunque le digan lo que le digan, predicarlo; aunque los gobiernos, las religiones y las gentes


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sobre las alas de un águila blanca. Y ya ustedes conocen lo que son las alas, y lo que todo eso significa para los escogidos del fin del siglo. Estas cosas estaban encerradas en el misterio del fin del siglo, en el misterio del séptimo Sello que los truenos apocalípticos dan a conocer a todos los escogidos, llamando a los escogidos con gran Voz de Trompeta. Será un mensaje de redención, un mensaje que traerá salvación, salud en sus alas, en ese doble ministerio para todos los escogidos; traerá la transformación de los cuerpos de los escogidos que estén sobre la Tierra, y que estén ordenados para no ver muerte. Ahí vendrá toda esa salud, porque Moisés representa a los muertos que han de resucitar, y Elías a los vivos que serán transformados y raptados. Por eso en el Monte de la Transfiguración aparecieron con Jesús, el Hijo que estaba siendo adoptado, y mostrando allí la Segunda Venida del Hijo del Hombre en el fin del siglo, aparecieron con Él, Moisés y Elías. Ahora, la pregunta nuestra es: “¿Dónde nos vamos a esconder?” Porque tenemos que trabajar, tenemos que llevar a cabo todas las cosas que todo ser humano lleva a cabo en esta Tierra, y no podemos dejar de trabajar. ¿Dónde nos esconderemos? En una ocasión Moisés salió huyendo de Egipto, porque quiso libertar a su pueblo y mató a un egipcio; y eso representaba la muerte para Moisés, porque cualquier persona que matara a un egipcio tenía la pena de muerte. Moisés no había nacido para morir en las manos del faraón, de la ley de faraón, de las cortes del faraón, sino para libertar al pueblo hebreo. Se fue huyendo, y cuarenta años después subió a un monte, al monte Sinaí, porque vio allí a una zarza que

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mi apellido. Ya ustedes saben que ella estará, al utilizar esas letras, identificando a la persona que quiere atacar. ¿Qué es lo que siempre hacen los que van a atacar a una persona? Usan su nombre o sus apellidos para desprestigiarlo, hablar mal en contra de la persona. Pero aquí tenemos una promesa bíblica: el cuarto Elías oró por esa persona que estarían persiguiendo y utilizando las letras de su apellido para atacarlo. Según el hermano Branham, dice, será un ataque a muerte, y esto involucra todos los sentidos, si podemos observar esa visión. Pero la alegría nuestra es que ya en la visión el hermano Branham dice que él oró por esa persona y pidió misericordia, y la serpiente no pudo llevar a cabo el propósito que tenía contra esa persona que estaba persiguiendo. Así que, en esa parte estaremos tranquilos, pero las pruebas siempre son duras, aunque después uno salga de ellas victorioso; pero no hay victoria sin una batalla, sin una lucha; la lucha siempre es dura, pero la victoria es lo que llena a uno de alegría, luego de terminada la batalla. Ahora, ya sabemos estas cosas, sabemos que ya en el programa de Dios todo esto fue visto; a Dios no le sorprenderá nada, y yo espero que a nosotros tampoco. Dios en Su programa todo lo tiene diseñado para que Su programa no sea destruido, aun con todos los ataques que reciba en edades o dispensaciones. Así que, viendo que Dios tiene un programa y que de ese programa dependemos todos nosotros, y que de lo que vio la madre del hermano Branham (esas palomas también haciendo esas letras), dependerá la salud del Cuerpo Místico del Señor; porque dice Malaquías [capítulo 1, verso 2]: “A los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de justicia; y en Sus alas traerá salud.” Y el último mensaje vendrá


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se conviertan en enemigo de un profeta a causa del mensaje que predica, el profeta tiene que atenerse a todas esas consecuencias, y pedirle a Dios que le fortalezca para llevar a cabo la labor que Dios tenga a través de él, llevarla a cabo completa; no dejarla incompleta, sino todo lo que Dios tenga para hacer a través de él, para dar buenas cuentas delante de Dios. Y todos los que se pongan en contra, estarán en contra de Dios; todos los que se ponen al lado de ese profeta, estarán poniéndose al lado de Dios. “Porque el que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibe.” El beneficio para lo cual Dios ha enviado ese profeta, lo recibe toda persona que se pone al lado de ese profeta con ese mensaje. Así que, podemos ver que el profeta Elías se encontraba en una etapa muy dura, y las cosas que Dios le daba para hablar eran cosas de juicio, para los que se merecían juicio, pero encontramos que en otras ocasiones hablaba bendiciones, para aquellas personas que estaban viviendo como debían vivir. Por ejemplo, encontramos la viuda, la viuda estaba viviendo conforme a la Palabra de Dios, y servía a Dios con temor y temblor; y lo que la viuda escuchó fue Palabra de Dios, Palabra de bendición, palabra de aliento, palabra que le trajo regocijo a ella. Así que, todo depende la condición en que estén las personas o en que esté el pueblo; de la condición en que estén, depende la palabra que va a escuchar; y todos deseamos escuchar palabra de bendición; por lo tanto, sabemos cómo tenemos que estar para oír Palabra de bendición para todos nosotros. Encontramos que este profeta Elías fue un profeta que su mensaje no lo comprometía con ninguna organización

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religiosa, ni tampoco con gobiernos terrenales, así que tenía como enemigo a la religión de su tiempo, y también al gobierno de su tiempo. Pero a Dios le agradaba ese espíritu ministerial, sabemos que lo envía por cinco veces porque le agradó; y usted ve que en las cinco veces que lo envía, ni se pone de acuerdo, ni se pone con religiones, o sea, no se asocia con las religiones organizadas, no se asocia con las denominaciones, ni tampoco con los gobiernos. Vea usted, las cinco veces que dice la Escritura que es enviado, encontramos que en ninguna de las cinco veces se asocia con gobiernos que viven en pecado y que están guiando las cosas en una manera mala. Así que, el más cerca que estuvo del gobierno fue Eliseo, y fue que el que le tocó en ese tiempo, reconoció lo que había en Eliseo, y entonces (usted sabe) buscó a Eliseo y honró el ministerio que había en Eliseo; pero Eliseo vivía por allá, apartado, y no trataba de aprovecharse de la situación. Ése fue el más cerca que estuvo, y el que menos problemas tuvo con el gobierno de su tierra, pero el gobierno de otro país, de los sirios, mandó a buscarlo para acabar con él, para matarlo, a menos que no pudiera convencerlo de que le sirviera con ese ministerio allá, al gobierno sirio; porque en una ocasión, usted sabe que Naamán, el sirio, había recibido cierto beneficio, así que de seguro le proponían que ministrara para ellos bendición o lo mataban. Pero, ustedes ya saben lo que sucedió, cómo Eliseo con la Palabra los cegó; y aunque veían a Eliseo, no veían quién era realmente Eliseo. Bueno, aquí en esta ocasión Elías, el profeta Elías, la condición del pueblo era una condición mala delante de Dios, desagradable; y aquí Elías por Palabra de Dios y por

EN EL MONTE DE SIÓN Rev. William Soto Santiago 21 de Diciembre de 1986 Cayey, Puerto Rico uy buenos días, amados amigos y hermanos; es para mí un privilegio muy grande estar nuevamente con ustedes en esta ocasión; era en la República Dominicana que tenían planificado, pero se confirmó que íbamos a estar aquí, por lo cual yo me alegro mucho en esta mañana, y espero que lo que se ha estado hablando aquí, llegue a la República Dominicana también. Bueno, cuando escuchamos todo esto que nuestro hermano Bermúdez ha estado hablando, nos preguntamos: “¿Dónde nos vamos a meter? ¿Hacia dónde nos vamos a ir?” Y si ustedes quieren saber, pueden tomar asiento para que sepan qué es lo que se hace en un tiempo de persecuciones. Hace mucho tiempo, quizás unos diez años, cuando tomaron la letras de mi apellido, las primeras letras, para atacarme; yo les expliqué que quién usaba las letras de mi apellido para atacarme era el que estaba haciendo esas letras al revés; por lo tanto, era la serpiente. Cada vez que se levanten a atacar a un mensajero de Dios, y usen su nombre, sus letras, estará identificándose esa persona, que hace el ataque, con esa serpiente. Por lo tanto, ya ustedes estaban al tanto de todo eso desde como diez años atrás. Así que no será nuevo para ustedes cuando nuevamente la serpiente en cualquier momento trate de hacer lo mismo, utilizando las letras de

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visión de Dios, convoca al pueblo a un reto en donde el pueblo tenía que escoger, y no estar cavilando en dos pensamientos. Tenía que escoger: o servir a Baal o servirle a Dios, al Dios de Israel. Y aquí, Elías convoca a una reunión en la cumbre, a una reunión sobre el monte Carmelo, a una reunión en la cima del monte Carmelo, ahí en donde se habría de probar quién era realmente Dios, y quién era realmente el siervo de Dios o los siervos de Dios. Se iba a probar quién era el verdadero profeta de Dios, o si aquellos otros profetas eran profetas de Dios, del Dios de Israel. Era el tiempo en que los falsos profetas serían descubiertos, y el verdadero profeta sería vindicado, sería dado a conocer al pueblo de Dios; y el pueblo verdadero de Dios haría la elección correcta. Bueno, “el que responda por fuego ése sea Dios.” Ya usted sabe, Elías sabía lo que iba a suceder, porque ya encontramos que más adelante, cuando Elías está orando, Elías dice: “Ahora, vindica tú, confirma tú de que todo lo que yo he hecho, lo he hecho por mandato tuyo, tú me has mostrado todo esto que yo he hecho desde el pasado hasta el presente; todo esto, aun este reto que estoy llevando a cabo, todo esto lo he hecho por mandato tuyo.” Así que, ya Elías sabía lo que iba a suceder, porque ustedes saben que en otras ocasiones el rey mandó a buscar a Elías, lo mandó a buscar con un escuadrón, con un ejército y un oficial, un capitán frente del ejército (un general); y Elías estaba en la cima de la montaña, y cuando el oficial le dijo a Elías, el general del ejército le dijo a Elías: –“¡Desciende, porque el rey quiere verte, el rey quiere que vayas allá! ¡Desciende, estás arrestado! Tienes que ir

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con nosotros.” Elías dijo: –“Si soy siervo de Dios, descienda fuego del Cielo y consúmalos a todos.” Y eran unos cincuenta soldados con su capitán, su general; y fueron quemados. Luego, el rey mandó a otro oficial con cincuenta soldados más, y pasó lo mismo, y cuando mandó al tercero, ya este tercero sabía lo que estaba pasando; y dice... Fue delante de Elías lo más mansito, ya usted sabe, reconociendo lo que había en Elías, y tratando de evitar que Elías hablara la Palabra de juicio. Y entonces Dios le dijo a Elías: –“Ve con él.” ¿Ve? Este oficial del ejército honró a Elías, lo trató como debía de tratarlo; y entonces Dios le dijo: “Ve con él.” Fue con él, y ahí se presentó entonces a Acab. [Segunda de Reyes 1:8-15]. Así que, ya Elías sabía que cuando él pidiera que descendiera fuego, el fuego venía. Por lo tanto, en esta ocasión, pues ya él sabía cómo hacer todo, él sabía como hacer que descendiera fuego: preparó todito, preparó luego lo que él iba a hacer y le dijo a los otros: “Ustedes hagan esto, y esto, y esto, y vamos a ver sobre el sacrificio de quién es que va a descender el fuego.” Encontramos que los profetas de Baal estuvieron desde por la mañana hasta el mediodía clamando, hiriéndose con cuchillos, botando sangre, pero el fuego no descendía; la sangre corría, pero el fuego no bajaba. Así que, ellos empezaron, usted sabe, empezaron a sacarse la sangre y Elías después continuó. Elías después continuó, ellos comenzaron y Elías entonces les cortó la cabeza a ellos, y acabaron de botar, de derramar la sangre allá, en ese arroyo

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para conocer las cosas de Dios, los misterios de Dios, el Programa de Dios, que es el programa más importante para la raza humana: es el programa más importante para los hijos de Dios. Dejo con ustedes al misionero internacional Miguel Bermúdez Marín, para que concluya en esta ocasión nuestra parte. Dios les bendiga, y Dios les guarde. “EL MONTE DE SIÓN.”


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en donde Elías escogió para llevar a cabo eso que tenía que llevar a cabo. Bueno, y todo eso lo hizo por mandato de Dios. Fíjese, encontramos que Elías se reía, se burlaba de ellos, Elías sabía que eran falsos profetas, y Elías sabía que Dios no les iba a responder; así que Elías se estaba riendo de ellos, sabía que eran unos tontos esa gente, esos falsos profetas, falsos ministros, unos tontos ahí; y ahora cuando se enfrentan al reto genuino, creen que se van a salir con la suya; pero Dios no respondía; pero Elías sabía que cuando él pidiese el fuego del Cielo, ya en otras ocasiones había descendido, así que en ésta iba a descender delante de todo el pueblo para una vindicación delante del pueblo de Dios. Elías puso todas las cosas en orden conforme a la Palabra de Dios, lo mismo que dice que será llevado a cabo en el tiempo de los truenos, y cuando ese grupo pequeño escuche esos truenos, ese grupo pequeño que podrá poner bien la Palabra, será colocada bien esa Palabra: cada cosa en su sitio, así como hizo Elías allá, ese grupo pequeño tendrá la Palabra bien colocada, cada cosa en su sitio. Elías puso todo de acuerdo a la Palabra, cada cosa en su sitio, y luego clamó a Dios: “Ahora, oh Dios, respóndeme con fuego, y sea vindicado de que yo soy Tu siervo.” No habían más siervos, sino uno, y el fuego de Dios descendió y fue vindicado el profeta Elías; y todo el pueblo entonces vio el fuego, y todo el pueblo clamó que el Dios de Israel era el único Dios que había, y se rindió a los Pies de Dios, honró el profeta de Dios, y entonces encontramos que Elías no dejó escapar aquellos falsos profetas, como será también en este tiempo final. En este tiempo final el juicio de Dios vendrá, y para el milenio no va a ver ni un falso profeta.

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Así que, el fuego de Dios los va a destruir a todos también, van a ser matados, ¿con qué? Con una espada aguda que sale de la boca del que viene montado sobre ese caballo blanco, que es Apocalipsis 19, en el ministerio de Apocalipsis 11 y Apocalipsis 10. Entonces, encontramos que todos aquellos que quisieron hacerle daño a Elías, fueron ellos mismos los que el mal se le viró hacia ellos, y ellos fueron los que fueron perjudicados. Encontramos que eso fue el reto del monte, del monte Carmelo. Ahora, encontramos que ese fue el primer reto, allí el fuego de Dios descendió en esa ocasión. Quiero seguir hablando sobre esto, sobre el fuego en la cima del monte, que es el tema de esta mañana, para ver el fuego sobre la cima del monte en este tiempo. El propósito es verlo a través de la historia hasta llegar a nuestro tiempo, en donde con nuestros propios ojos estamos llamados a ver el reto en este tiempo y el fuego de Dios en este tiempo sobre la cima del monte. Dice *“La Palabra hablada es la Simiente original, parte 2,” página 65 y 66, párrafos 185 y 186: “Pero luego pusieron a un Acab en el trono con una Jezabel detrás de él para dirigirlo; igual lo tenemos nosotros. Así que es en este tiempo y en este país que esa persona aparecerá. Porque está en la Escritura y es ASÍ DICE EL SEÑOR. Entonces en la lluvia tardía vendrá un reto como lo hubo en el Monte Carmelo: la Biblia cumplida al pie de la letra. Juan el Bautista, Su precursor en Malaquías capítulo 3, plantó una lluvia temprana y fue rechazado por las iglesias, las denominaciones, los fariseos y los saduceos en

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estarse preocupando a dónde y cómo van a conseguir al Señor, porque Él ya ha dicho a dónde va a venir, y cómo se va a manifestar, y qué es lo que va a hacer; porque es que muchas personas no entienden que si Él viene, viene para hacer algo, viene para hablar lo que le corresponde hablar y para hablar lo que le corresponde hablar en el tiempo en que Él aparezca, y Él dará a conocer, manifestará, todas estas cosas a través de Su Ángel, a través de Su mensajero, como dice Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Y esto será un testimonio, un mensaje, para todas las iglesias, para todas las naciones, para todos los seres humanos, todos tendrán un solo mensajero para oír del Señor lo que el Señor le ha dado para que él lo comunique a la gente; y todo eso estará en el monte de Sión; y del monte de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén, la Jerusalén espiritual, saldrá la Palabra del Señor. Dios les bendiga, Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención y que Dios les ayude a todos a comprender el Programa que Dios estará desarrollando en estos días finales, en donde Él estará inaugurando, en donde Él estará estrenando Su Templo espiritual, el Monte de Sión. Ya lo ha estado construyendo por aproximadamente dos mil años, y lo tiene que estrenar, y Él viene en Su Venida a Su Templo, en donde Él estará para manifestare en la dedicación de ese templo, será dedicado para el servicio de Dios, y el Arca del Pacto será abierto y saldrá la Palabra, y la gloria de Dios será manifiesta en ese Templo espiritual. Bueno, Dios les bendiga, Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, y adelante siempre

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buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros...” ¿Ve? Porque Él es el Ángel del Pacto, por eso aparece en Apocalipsis, capítulo 10, con el Arco Iris alrededor de Su cabeza, porque es el Ángel del Pacto, viene con el Pacto divino. “He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Así que esto se repetirá nuevamente en los días finales. La gente entonces tiene que hacerse la pregunta: “¿Dónde está el monte de Sión?” Porque fijese, dice: “Vendrá a Sión el Libertador.” Y también dice: “Vendrá a Su Templo el Señor,” el Ángel del Pacto que es el Señor. Y muchas personas, y muchas religiones de seguro piensan: “Y vendrá a nuestro templo el Señor.” Pero Él no dice: “Y vendrá al templo de tal o cual religión,” sino que dice que vendrá a Su propio templo, al Templo del Señor Jesucristo, que es Su Iglesia, que es el Monte de Sión. Si queremos ir y queremos ver, y queremos oír en el Templo de Dios, a Dios, tenemos que ver y estar en el Templo de Dios; y el Templo de Dios es Su Iglesia, y Su Iglesia no es tal o cual religión, Su Iglesia es el Cuerpo Místico del Señor, los creyentes en Su Palabra, en Su mensaje. Y los hijos de Dios no pueden ser separados por religiones, por sectas religiosas, o por dogmas o mandamientos de hombres. Los hijos de Dios tienen que entender que son un solo pueblo y no pueden colocar diferencias de uno con el otro, sino reconocerse como hijos de Dios, como hermanos y parte del cuerpo del Señor Jesucristo, del Templo espiritual del Señor, porque a ese Templo será que Él vendrá. ¿A dónde vendrá el Señor? A Sión, al Monte de Sión, a Su Templo. Por lo tanto, las personas no tienen que


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su día. Jesús vino y tuvo su reto en el Monte de la Transfiguración. Este precursor de los últimos días sembrará para la lluvia temprana. Y Jesús (lo cual es Su Palabra) será el reto entre las denominaciones y los credos. Y cuando el reto venga, Él vendrá para llevar a Su Novia en el rapto. El primero fue en el Monte Carmelo; el segundo fue en el Monte de la Transfiguración; y el tercero será en el Monte de Sión.” Vimos a través de la historia el reto en el monte Carmelo, y vimos los resultados; vimos el segundo reto en el monte de la Transfiguración, y vimos los resultados; vimos en el primer reto el fuego de Dios descendiendo sobre la cima del monte; vimos en el segundo reto el fuego de Dios descendiendo sobre la cima del monte de la Transfiguración, y vimos allí los resultados y la vindicación. Luego, podemos ver que el tercero es en el monte de Sión, y el monte de Sión fue representado allá por el monte Carmelo y fue representado por el monte de la Transfiguración, y sobre la cima de ese monte fue que Dios descendió; y sobre la cima de ese monte fue llevado a cabo el reto y fue llevado a cabo la vindicación de parte de Dios y fue allí efectuada la adopción. Por lo tanto, entonces encontramos que todo aquello del pasado muestra, señala, representa, las cosas que en el presente tienen que acontecer. Ahora, vean que siempre es un monte: monte Carmelo, monte de la Transfiguración, también fue antes de eso el monte del Sinaí, siempre es un monte. En este tiempo sigue siendo un monte: el monte de Sión. Ahora, tenemos que ver que estando nosotros viviendo en una dispensación superior, en una dispensación más alta,

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y viviendo nosotros en una etapa espiritual en donde ese monte es un monte espiritual, y ese monte espiritual es el monte de Sión, y el monte de Sión representa la Iglesia verdadera del Señor, encontramos que a través de las edades venía la Palabra de Dios, y luego de eso el pueblo de Dios predestinado recibía la Palabra, pero luego que eran sellados y partían, luego el resto se descarriaba y desagradaba a Dios. Y encontramos que comenzaron a tener diferentes dioses, comenzaron a tener diferentes mensajeros, diferentes profetas; y hoy en día, encontramos que así como habían cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y cuatrocientos profetas de Asera, hoy en día encontramos que hay más de novecientas denominaciones; cada denominación con su líder, con su presidente, con su profeta (porque está ocupando el lugar de un profeta), un presidente ocupa el lugar de un profeta porque es el guía, es el líder, es el vidente de esa organización. Por lo tanto, encontramos que en este tiempo, en la cima del monte, en la cima de la montaña, luego que las edades han terminado, en la cima de la montaña es la gran reunión en donde Dios llama a todos a ese gran reto; y ese reto es un reto de subir arriba a la cima del monte, en donde Dios se vindicará y vindicará el ministerio de Elías por última vez, vindicará también el ministerio de Moisés y vindicará también el ministerio del Señor Jesucristo en la cima de la montaña. Encontramos que el cuarto Elías nos dice en el mensaje titulado: “Yo acuso a esta generación por la segunda crucifixión de Jesucristo,” en la página 33 nos dice de la siguiente manera (quiero leerlo directamente). Dice: “Es una señal que el tiempo ha terminado (usted sabe,

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viene con Su rostro como el sol, y un arco celeste alrededor de Su cabeza. El Arco Iris es el Pacto de Dios, viene con el Pacto de Dios para Su Templo, para Su monte, para el Monte de Sión. Por eso el Pacto de Dios estará en Su templo, por eso la ley y la Palabra de Dios saldrá de Su templo, porque ahí estará Su Pacto, y desde ahí Él se manifestará, ahí será visto el Señor, y ahí Él expresará todo lo que Él quiera expresar para ser conocido por todo ser humano, y ahí será a donde Él llevará a los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que Él va a llamar por Su ley y por Su Palabra. Por eso Apocalipsis, capítulo 14, dice [verso 1]: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.” ¿Dónde estaba el Cordero? En el monte de Sión; y con él, ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, porque el monte de Sión es Su Iglesia, ahí Él estará, ese es el lugar a donde Él vendrá en Su Segunda Venida porque así está prometido: “Y vendrá el Libertador a Sión,” Sión tendrá el privilegio más grande que pueda tener alguna persona, o algún grupo, o alguna nación. Sión tendrá la bendición más grande, porque tendrá la consolación del Señor, Sión será consolada, así como cuando vino la consolación de Israel, la consolación de Israel era la Primera Venida del Señor, la consolación de Sión será la Segunda Venida del Señor. Y ya para ir concluyendo, nos dice Malaquías, capítulo 3: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor (¿a dónde vendrá? A Su Templo), a quien vosotros

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serán juntados a la Voz de la final Trompeta, serán juntados todos los escogidos para recibir la bendición grande que Dios tendrá para todos Sus hijos aquí en la Tierra, y eso en el monte de Sión; porque a Sión vendrá el Libertador, vendrá a Su Iglesia para colocarse en Su Iglesia en el Lugar Santísimo, que es el lugar más importante del Templo de Dios, el cual Él construye en el fin del tiempo, el cual es la Edad de la Piedra Angular, en donde estará todo lo que estaba en el lugar santísimo del templo que hizo Moisés y del templo que hizo Salomón. Así que todo eso estará ahí, y a ese será el lugar que vendrá el Señor, Él vendrá ahí a la cima del monte de Sión, así como vino a la cima del monte Sinaí para manifestarse allí, y para allí dar la ley; la ley fue dada en el monte Sinaí, en la cima del monte, y eso representa que en la cima del monte de Sión será colocada la ley de Dios, será dada la ley de Dios porque la cima del monte de Sión representa el Lugar Santísimo. También en el monte de la Transfiguración allá, cuando el Señor Jesucristo subió con Pedro, Jacobo y Juan y se transfiguró delante de ellos, dice que el rostro brilló como el sol, porque Él estaba mostrando en el monte de la Transfiguración la Venida del Hijo Hombre en los días finales, porque Él dijo: “Muchos de los que están aquí no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre viniendo con poder y gloria en Su Reino.” [San Lucas 9:27]. Y el Reino del Señor es Su Iglesia, el Monte de Sión, ¿dónde vendría? Vendría en Su Reino. Por lo tanto, en Su Reino Él aparecería como el sol resplandeciendo, como el sol. Por eso en Apocalipsis, capítulo 10, cuando Él desciende del Cielo, dice que ese Ángel fuerte que desciende del Cielo, el cual es Cristo


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las denominaciones buscando dones, buscando hablar en lenguas, profetizar y esas cosas)... es una señal que el tiempo ha terminado, estamos en el fin, a lo sumo cualquier tiempo (o en cualquier tiempo), la iglesia podrá oír el reto, para subir alto.” Y subir alto, la Iglesia a través de las edades ha ido subiendo, hasta llegar a la séptima edad que es la edad de Laodicea, y luego de ahí terminan las edades terrenales, y luego de eso es “subir arriba.” Hay que salir de las edades terrenales para subir a la Edad celestial. Las edades terrenales tienen que ver con las cosas terrenales, por lo tanto ninguna de las siete edades de la Iglesia pudo vivir con su mensajero vivo, ninguna pudo vivir mil años. Por lo tanto, eso nos muestra que ninguna de esas edades fue perfecta, porque de otra manera su mensaje y su mensajero hubieran seguido viviendo por toda la eternidad. Por lo tanto, eso muestra que ninguna de esas edades fueron perfectas, y al no ser perfectas, ninguna de esas edades podrá reinar por toda la eternidad. Y su mensaje no podrá estar por toda la eternidad. Su mensaje no podrá estar en el milenio tampoco. Por lo tanto, encontramos que es en la cima de la montaña adonde son convocados, reunidos, todos los hijos de Dios; donde estuviera el cuerpo muerto el cuerpo muerto, ¿de quién? Del Hijo del Hombre, la Palabra del Hijo del Hombre, ahí se juntarán las águilas. ¿Y dónde es? En la cima de la montaña. Usted sabe que las aguilas siempre hacen sus nidos en la cima de la montaña. Por lo tanto, ese es el lugar para las águilas congregarse. Y de nada le vale a un buitre, o a un halcón, o a lo que sea, volar allá alto, porque después no sabrá en dónde se encuentra. Así que él pensara que es igual que en las edades

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terrenales, las siete edades de la Iglesia, pero no es igual, y entonces se encuentra, si sube allá arriba a la edad de la Piedra Angular, se encontrará tan confundido y explotará; de nada le habrá servido haber subido tan alto. Ahora, usted puede ver que es ahí en la cima de la montaña, donde el fuego de Dios tiene que descender. Y ahora, también usted tiene que entender que es en la Edad de la Piedra Angular (que es la edad de la cima de la montaña), en donde el fuego de Dios tiene que descender y donde también el fuego que destruirá a esta generación, el fuego atómico, también tiene que descender en esta Edad de la Piedra Angular, porque es la edad del fuego, del fuego de Dios, del Fuego Santo de Dios para bendición de los hijos de Dios, del fuego atómico de Dios para bendición de los hijos de Dios, y del fuego atómico con bombas atómicas y todas esas cosas para destrucción de esta generación gentil. Bueno, es que el plan de Dios va caminando hacia adelante, y el plan también del diablo, y esta generación va caminando paralela al plan de Dios. Por lo tanto, siendo este el tiempo, encontramos que para los seres humanos de esta Tierra todo lo que han descubierto de los viajes espaciales, viajes a la Luna y cohetes y todo eso no le va a funcionar para poder escapar de la destrucción atómica, del fuego atómico que ha de venir en este tiempo, ya que las edades terrenales terminaron; y entonces estando en esta edad atómica, el fuego se tiene que desatar en esta edad atómica y no podrán escapar. Pero en el plan de Dios encontramos que estamos también en la edad, ¿qué? En la edad del astronauta. Estando en la edad del astronauta, después de esta edad no

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rey? ¿En los pies? No. En la cabeza. Por eso el Reino de Dios estará en la etapa para ser coronado, y ahí entonces será coronado el Reino de Dios con la Piedra angular, el Reino de Dios será coronado por la Venida del Señor, y el Reino de Dios entonces tendrá la mente del Señor operando para traer todo, y establecer todo en ese Reino, y traer al resto del cuerpo que ha dormido para que esté aquí en la Tierra, y tome posesión de su herencia en ese glorioso tiempo de jubileo, en ese glorioso tiempo o etapa en donde todo regresará a las manos de los hijos de Dios, para ellos dirigir, para ellos controlar el mundo entero. Por eso el Señor dice: “Al que venciere, yo le daré potestad, autoridad, para que rija con vara de hierro a todas las naciones.” [Apocalipsis 2:26]. Porque tendrán la autoridad y el poder para reinar. Todas estas son promesas del Señor, las cuales Él cumplirá en el tiempo final, y eso será en el monte de Sión. Así que habrá un jubileo grande en le monte de Sión, habrá una gran fiesta en el monte de Sión, y disfrutaremos del año de Jubileo materializado en carne humana en usted y en mí, y en todos los hijos de Dios que estén viviendo en esta Tierra . Y para el año de Jubileo tienen que venir los que están en el Paraíso también para recibir la bendición que les corresponde a ellos: por eso es que ellos están deseosos de venir, de regresar a la Tierra en la resurrección, porque ellos saben que una bendición grande Dios estará manifestando para todos los que estén en la Tierra en esos días. “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque será tocada la trompeta de Dios” [Primera de Corintios 15:52], que será el mensaje final de Dios, el mensaje del año de Jubileo para los hijos de Dios; y con eso

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Palabra, anunciándoles el día de venganza del Dios nuestro; porque la sangre que ha derramado el reino de los gentiles, la sangre de los santos del pasado y la que derrame de los santos del presente será vengada de la manos de ese reino al estar en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. Fíjense: ¿quién fue? ¿Cuál fue el reino que mató a Juan el Bautista? Fue el reino romano, dirigido allá en Israel por el líder que tenían allí, pues Roma gobernaba en Israel y era el imperio gobernante en aquel tiempo, era el reino gentil que estaba gobernando. Luego, ¿quién mató al Señor Jesucristo? Roma. ¿Quién mató a los cristianos de aquel tiempo? Roma. ¿Quién los crucificaba? ¿Quién los echaba a los leones y quién los quemaba? Roma. Por eso el reino de los gentiles tendrá que dar cuenta a Dios, y Dios vengará la sangre de los santos de mano del reino de los gentiles. El reino de los gentiles estaba, está y estará compuesto por la parte política y por la parte religiosa también, y Dios le pedirá cuenta al reino de los gentiles, y en el tiempo final, con Su Palabra, con el mensaje del día de venganza del Dios nuestro, herirá al reino de los gentiles en los pies de hierro y de barro cocido, que es la última etapa del reino de los gentiles, después no hay nada más. Por eso el reino de los gentiles no podrá pasar del tiempo final, porque ha llegado a lo último, a los pies. ¿Y el Reino de Dios qué? El Reino de Dios comenzó de abajo, de los pies hacia arriba, y estará en la etapa en la Edad de la Piedra Angular, estará en la etapa de la cabeza, la cabeza de oro, mientras el reino de los gentiles está en los pies. Así que el Reino de Dios estará en la etapa más grande y más gloriosa, estará en la cabeza de oro, en donde se coloca la corona; porque, ¿dónde se coloca la corona a un


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viene ninguna otra edad, porque esta edad es una edad afilada, y en esta edad llegamos a una edad que no puede venir otra después de esta edad. Si usted trata de colocar una edad sobre esta edad de la Piedra Angular, se cae, no puede comenzar. ¿Por qué? Porque fíjese, si usted toma alguna otra edad, voy a tomar esta Biblia (no tengo otra cosa a la mano para usar), si usted trata de tomar alguna otra cosa para ponérsela sobre una edad como la nuestra, la edad de la Piedra Angular, que es puntiaguda, en la parte de arriba es afilada, mire lo que sucede con cualquier cosa que se trate de poner allá arriba. Mire: no puede ser colocado, no puede venir nada más sobre esta edad, porque se cae. Así que, cualquiera que trate de comenzar otra cosa, fuera de lo que Dios tiene en esta edad de la Piedra Angular, está fracasado. Esta es una edad eterna; y sobre ésta no va nada más puesto. Sobre la primera edad fue colocada la segunda, sobre la segunda fue colocada la tercera, eran edades que al final esas edades eran planas, se podía colocar algo más. Y el otro venía sobreedificando, sobreedificando, pero cuando se llega a la Edad de la Piedra Angular, esta es la Piedra de corona que es colocada sobre las siete edades de la Iglesia, es colocada sobre esa montaña; y al ser colocada con esa Edad de la Piedra Angular, eso sella la Iglesia, eso sella ese Monte santo, eso entonces ¿qué es lo que hace? Corona a las edades de la Iglesia. La corona de las edades de la Iglesia, ¿saben cuál es? Nuestra edad. Estamos en la edad de Corona, estamos en la edad que corona todas las demás edades. Por eso la Escritura dice que “sin nosotros ellos no pueden ser perfeccionados.” Sin nosotros ellos no pueden resucitar, sin nosotros ellos no pueden regresar.

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Por lo tanto, tenemos que ver que el reto es en la cima del monte, el fuego de Dios desciende sobre la cima del monte. Es sobre la cima del monte, y siendo un monte espiritual, entonces el fuego es un fuego espiritual. ¿Y qué clase de fuego espiritual es el que Dios ha prometido que ha de derramar sobre la cima de ese monte? Encontramos que el hermano Branham en una ocasión estuvo en un área donde llevaban a cabo exhibiciones o demostraciones de fuegos artificiales, los cuales ellos derramaban sobre la cima de la montaña; y lo hacían de noche, y cuando iba descendiendo ese fuego, entonces se formaba como un Arco Iris y eran luces en colores muy bonitas, y el fuego descendía desde la cima de la montaña, porque en la cima de la montaña había un hombre allá, que era el que echaba entonces el fuego, lo derramada; y entonces, usted sabe que todo ese fuego al ser derramado se convertía en un espectáculo maravilloso para ser visto por todos los que estaban allí presentes para ver esa cosa que iba a acontecer. Ahora, vean ustedes que todo eso son parábolas que representan para este tiempo el fuego de Dios que tiene que descender en la cima de la montaña. Y ahora, vean ustedes, en el monte Carmelo, allí estaba el ministerio de Elías; en el monte Sinaí, allí estaba el ministerio de Moisés; en el monte de la Transfiguración, allí estaba el ministerio de Jesús; y en el monte de Sión, allí estará el ministerio de Moisés, de Elías y de Jesús. Así que, todo lo que vino pasando en todos esos montes allá, ahora se reúne sobre el monte de Sión, y será encontrado allí el ministerio de Moisés, el ministerio de Elías y el ministerio de Jesús. Y vean ustedes, vamos a ver ese fuego, qué es ese fuego descendiendo sobre la cima del monte en una vindicación y en una confirmación del tiempo

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disfrutamos, pero que estamos disfrutando de las cosas aquí en la Tierra pero en cuerpos corruptibles. Y por eso algunas veces nos enfermamos, nos sentimos algunas veces un poquito avanzados en edad; pero si tenemos la mente puesta en el cuerpo que el Señor nos ha prometido, usted lo único que verá será que está demasiado cerca el otro cuerpo, y que pronto lo va a obtener porque ya el suyo está diciéndole que necesita el otro cuerpo. Así que tenemos esa promesa de tener un nuevo cuerpo, un cuerpo glorificado; los que estén vivos serán transformados, y los que hayan partido con el Señor, los que estén durmiendo en el Paraíso, descansando, descansando de sus trabajos, descansando de sus luchas y de sus problemas, ellos van a resucitar en esa primera resurrección. Y ellos desean resucitar, desean regresar para vivir con todos nosotros, pero ellos no pueden ser perfeccionados sin nosotros; porque el Cuerpo Místico del Señor, la Iglesia, es como un gran monte en forma de pirámide, que va creciendo de abajo hacia arriba hasta llegar a la estatura de Cristo. Y cuando ese Cuerpo Místico llega a su final, entonces la Piedra de Corona, que es el Señor en Su Venida, es colocado ahí en ese Monte, en el Monte de Sión, y queda el Monte de Sión, la Iglesia del Señor coronada ha llegado a la estatura perfecta; y siendo ese el Reino de Dios, entonces queda ese Reino coronado para gobernar toda la creación de Dios. Y por eso es que el reino de los gentiles tendrá que entregar el dominio, el poder, tendrá que entregar todo al Reino de Dios. Por eso es que de ese gran monte de Sión, la piedra que los edificadores desecharon, hiere al reino de los gentiles en los pies de hierro y de barro cocido, con la

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Arca del Pacto, en donde estará la ley actualizada, en donde estará la Palabra de Dios, en donde estará el maná escondido, que es la Palabra que estaba escondida en otras edades y dispensaciones para la gente. Ahí estará todo eso, y estarán los dos querubines que serán el ministerio de las dos olivas, el ministerio de Apocalipsis capítulo 11, y de Zacarías capítulo 4. Ahí estará el ministerio de Moisés y de Elías, y ahí será el lugar de reposo del Señor, ahí será el lugar a donde Él vendrá, porque vendrá a Sión el Libertador, al Templo suyo para morar ahí. Muchas personas han estado hablando unos con otros, estamos viviendo en el tiempo en que ha de venir el Señor, porque todas las señales están cumplidas, y muchos predicadores han estado diciendo: “¡Viene pronto el Señor, viene Cristo pronto, porque todas las señales están cumplidas!” Pero la pregunta es: ¿Qué es lo que hace y a dónde se irá a meter el Señor cuando venga? ¿Dónde se irá a esconder? ¿Dónde estará? Estará públicamente dándose a conocer a todos. Dice la Escritura que el Señor vendrá a Sión, el Libertador vendrá a Sión, es conocido como el Libertador porque Él libertará a Su pueblo de entre los gentiles, y también libertará al pueblo hebreo, a los ciento cuarenta y cuatro mil. Él vendrá como Libertador porque también viene en el año de libertad para proclamar el año del jubileo, y para traer la libertad gloriosa para todos los hijos de Dios, por eso en el Paraíso lo están esperando: porque quieren ser libertados, quieren tener un cuerpo eterno para morar por toda la eternidad en un cuerpo en donde puedan comer y puedan disfrutar de las cosas que todos nosotros


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en que nosotros estamos viviendo. Dice, página 48 y 49 del mensaje titulado: “ La unión invisible de la Novia de Cristo,” nos es dicho: “Para terminar, una vez estaba en el Glacier National Park y habíamos escuchado en el día que iban a presentar durante la noche un ‘glaciar de fuego’ y la gente estuvo ocupada todo el día preparándolo, porque esa noche iban a encender ese fuego artificial. Ellos echan un líquido y el fuego cae como un gran glaciar de agua, se parece a un Arco Iris cuando sale el fuego y cae como un glaciar. Mi esposa, los niños y yo caminamos todo el día por los alrededores del parque, porque queríamos ver aquella exhibición de fuego; nos habían prometido que la veríamos y seríamos testigos de ello, nos dijeron que siempre lo presentaban durante el verano.” “Cuando viereis estas cosas acontecer, el verano está cerca.” El tiempo en donde el fuego de Dios tiene que derramarse. Y el verano, y en ese tiempo, enviará Sus Ángeles, con gran Voz de Trompeta. Sigo leyendo: “Pregunté si podíamos verla y ellos me lo prometieron para esa noche porque en ese momento estaban (allá arriba) preparando todo.” Ahora, vean también dónde es que se prepara. “Después de estar todo preparado para ese evento... Igual como está sucediendo ahora mismo, todo está siendo preparado para el Evento, una Iglesia será sacada por causa de Su Nombre, Él sacará a Su Novia del mundo, de las denominaciones y las demás inmundicias. El evento fue preparado (ahora, vean ustedes cómo el evento espiritual es preparado )... el evento fue preparado, todos estaban de pie y alguien dijo: ‘Miren allá, hacia la cima de la montaña’. Así siempre ha sucedido y tiene que

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suceder esta vez, así siempre viene, no por medio de una denominación, Dios nunca las usó, ¡nunca! Los reformadores salieron con la Palabra del Señor, pero después de Su muerte hicieron de Ella denominaciones, así lo ha hecho los Pentecostales y también los otros. Cuando se presenta algo nuevo... (siempre sucede así), le añaden una palabra nueva y de eso hacen una iglesia o una denominación y se separan; tiene que ser así. Como también no se le puede ganar a la ley de la naturaleza, ella sigue la misma rutina todo el tiempo: Tallo, hoja, espiga, cáscara y trigo. Todo estaba listo y ya el fuego se había encendido, todo el mundo estaba de pie, yo tenía mi cabeza levantada abrazando a mi esposa y los niños estaban parados allí y todos estábamos mirando hacia arriba. ¡Vaya! Era algo que estábamos esperando y nos lo habían prometido. ¡Amén! La Palabra nos ha prometido esto: ‘He aquí yo envío a Elías el Profeta antes que venga el día de Jehová grande y terrible, él hará volver el corazón de los hijos a los padres... En los postreros días derramaré de mi Espíritu.” Ahora vean, el fuego que desciende de lo alto. “La lluvia temprana y tardía caerán juntas en los últimos días. Todas estas promesas han sido dadas por las Escrituras, en esta hora nosotros estamos mirando hacia arriba y observando a la Novia verdadera por toda la nación. Iglesia, Él viene uno de estos días, tan seguro como vino la primera vez. Él volverá, preparen todo, sepárense de la cáscara y expónganse al Sol, manténganse mirando hacia arriba en expectativa. De repente se escuchó una voz por los altavoces desde la cima de la montaña que decía: ‘Todo está preparado.’

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Cuerpo Místico del Señor, el Señor efectúa esas solemnidades, cumpliéndolas en carne humana, cumpliéndola a través de seres humanos y para seres humanos. Dice: “... tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.” Y sigue diciendo en el verso 22: “Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.” Ahí podemos ver todo lo que es Sión para Dios y para todos nosotros. Es el lugar de las solemnidades en donde Dios las cumple, las lleva a cabo, así como fue allá en medio del pueblo hebreo. Y ya vimos que de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén saldrá la Palabra de Dios. Ahora, podemos ver que todas estas cosas son las cosas que Él estaría haciendo a través de los años; primero: construyendo a Sión, construyendo este Cuerpo Místico, esta Iglesia, construyendo ese Templo como lo construyó Moisés, y como lo construyó Salomón el hijo de David. Cristo como Hijo de David (en términos espirituales), Él ha estado construyendo Su Templo. Por eso el lugar a donde el Señor ha de venir en Su Venida, ¿dónde será? A Sión. Porque dice el profeta Isaías en el capítulo 59, dice que el Libertador vendrá a Sión. “Vendrá a Sión el Libertador, el Señor.” [Isaías 59:20]. Porque en Sión estará el lugar de reposo del Señor, estará el Lugar Santísimo, porque Sión es el Templo del Señor, en donde estará el Lugar Santísimo, en donde será colocada el

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hebreo, que fue la Pascua, la cual cuando Dios la cumplió, ¿cómo la cumplió? Cuando la cumplió se necesitaba un cordero. Y Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” [San Juan 1:29]. Y cuando la gente miraron era un hombre llamado Jesús, porque Dios habría de cumplir en Su Programa Divino esa gran fiesta, y cuando Dios cumple en Su Programa Divino esas fiestas y esas ordenanzas que le dio al pueblo hebreo, las cumple con gente. Y allí estaba el hombre con el cual cumpliría esa fiesta. Y cuando Él murió en la Cruz del Calvario, allí estaba aquel Cordero de Dios, aquel hombre muriendo y derramando Su Sangre por usted y por mí y por todos los que han recibido y habrían de recibir la redención por la Sangre del Señor y el perdón de los pecados. Y como dice la Escritura: “La Sangre del Señor Jesucristo nos limpia de todo pecado.” [Primera de Juan 1:7]. Eso es lo que hizo la Sangre del Señor cuando Dios cumplió en Su Programa esa fiesta, cuando Dios la materializó en carne humana. Y así es cuando Él materializa cada una de las fiestas que Él dio al pueblo hebreo; cuando Él las materializa en Su Programa, aparecen cumpliendo aquellos símbolos, aparecen gentes, seres humanos, que toman el lugar de aquellos símbolos. Por eso cuando se habla de Sión, Sión es el lugar en donde y a través de donde Él cumple esas cosas. Miren ustedes, dice en Isaías 33, verso 20, nos dice de la siguiente manera: “Mira a Sión, ciudad de nuestras fiestas solemnes...” ¿Ciudad de qué? Ciudad de nuestras solemnidades. Todas aquellas solemnidades que el pueblo hebreo celebraba, ahora en la Sión espiritual, en la Iglesia, el


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Entonces el hombre que estaba a mi lado dijo: ‘Hagan caer el fuego.’ Y bajando por la montaña venía un glaciar de fuego y llamas flameantes, algo digno de observar. Hermano prepare todas las cosas, porque uno de estos días descenderá el fuego, vamos a subir, prepárense para el momento cuando caiga el fuego, estamos en los últimos días, todos sabemos eso y estamos preparados para la Venida del Señor.” La Venida del Señor es la Venida del fuego sobre la cima de la montaña. Ahora, usted puede ver cómo estás cosas son representadas de una manera espiritual para que entonces a través de los tipos y figuras uno pueda ver las cosas que tienen que acontecer en este tiempo; y cuando el fuego de Dios descienda, entonces la gente pueda ver el fuego de Dios si están mirando a la cima de la montaña, y si están en la cima de la montaña podrán ver el fuego de Dios. Así como Moisés cuando miró hacia la cima de la montaña (del monte Sinaí), él vio el fuego que estaba sobre ese árbol, sobre esa zarza, que ardía y no se consumía; y entonces subió, y él se metió dentro de ese fuego. Entonces él vio el fuego de Dios sobre la cima del monte Sinaí, y cuando él se metió ahí, encontramos que ahí él tuvo una grande experiencia porque él entró a otra dimensión; el fuego sobre la cima de la montaña que él vio y al cual él entró, pertenecía a otra dimensión. Él había entrado a la dimensión celestial, él había entrado a la dimensión de los ángeles, encontramos que se encontró en otra dimensión, y allí podía hablar, y allí le hablaban a él, por lo tanto, él estuvo allí muy contento, y recibió la revelación que tenía que recibir, la cual él necesitaba. Ahí usted puede ver que ahí se recibe una grande

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revelación para todos aquellos que suben a la cima de la montaña, y pueden meterse dentro de ese Fuego santo de Dios. Encontramos que también cuando estaba Elías en la cima de la montaña, allí el fuego de Dios descendió, allí estaba también una dimensión celestial con Elías. Encontramos que cuando Jesús estuvo sobre el monte de la Transfiguración, allí también había una dimensión celestial, una dimensión maravillosa que estaba allí; y los que estaban allá arriba, estaban viendo en esa dimensión, viendo las personas de esa dimensión: allí estaba Jesús, allí estaba Moisés y allí estaba Elías; estaban allí personas que pertenecían a otra dimensión, los cuales habían vivido sobre esta Tierra en muchos siglos pasados; y allí estaban hablando, estaban conversando. Por lo tanto, encontramos que en la cima de la montaña, ahí en la cima de la montaña donde el fuego de Dios desciende, eso pertenece a otra dimensión, todos los que suben ahí y se encuentran ahí en esa dimensión, en la cima de la montaña, escucharán cosas de otra dimensión, de la dimensión de Dios; escucharán a Dios hablando como habló en el monte Sinaí, como habló también en el Monte de la Transfiguración. Y vean ustedes que ese lugar de la cima de la montaña es el lugar de adopción; encontramos también que ese lugar es el lugar para ser transformados, encontramos que Moisés cuando estuvo allí arriba, su rostro fue transformado, su rostro brilló, su cabello estuvo brillando, y se tuvo que poner un velo para que los hijos de Israel no vieran la gloria que había brillando sobre su rostro. Cuando Jesús subió también al Monte de la Transfiguración, Su rostro también brilló como el sol, y Sus vestiduras se volvieron blancas

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Ahora, vean ustedes lo que dice: “Fíjense, en el medio del pueblo de Israel Dios colocó un sinnúmero de fiestas, para el pueblo de Israel guardarlas cada año, y habían algunas que eran cada siete años; el séptimo año, era un año de reposo, de descanso para toda la Tierra. Y eso es así por cuarenta y nueve años; cada siete años era un año de descanso, y después de pasar los cuarenta y nueve años llegaba el año cincuenta, del cual el Señor dijo que sería el año del jubileo, año de libertad en toda la Tierra, en donde se tocaría la Trompeta de libertad, de jubileo, y donde todas las propiedades regresarían a los hijos de Dios, y cada uno regresaría a su camino, porque era el año más grande de todos los años. Y todo eso nos muestra que en el plan de Dios, Él llevaría a cabo algo grande en un ciclo divino, en donde cada uno regresará a su familia. Ahora, sepamos que todos somos de una familia, somos hijos de Dios, y todos los hijos de Dios son una familia. Tenemos muchos hermanos en el Paraíso, pero está prometido que ellos regresarán.” ¿Cuándo? En el año del jubileo, cuando Dios lo cumpla, cuando Dios lo cumpla en Su ciclo, ellos regresarán a su familia, a sus hermanos espirituales, y la herencia de los hijos de Dios regresará a las manos de los hijos de Dios, porque el año del jubileo representa ese ciclo divino donde todo lo que pertenece a los hijos de Dios por herencia será colocado de nuevo en las manos de los hijos de Dios. Adán lo perdió, y en el tiempo final los hijos de Dios lo han de recuperar. Y todo eso fue mostrado allá en medio del pueblo de Israel, a través de las fiestas que llevaban a cabo en los diferentes tiempos en su tierra. También vimos una de las grandes fiestas del pueblo

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de oro, allá en el templo que hizo Moisés; y para que la gente tuviera un cuadro más de cerca en el templo que hizo Salomón, los dos querubines fueron hechos de madera de oliva y luego forrados con oro, ya Dios dando a entender que los dos querubines serían dos olivos o dos olivas que estarían en ese Lugar Santísimo, y al ser cubierto de oro serían cubiertos por Dios, porque el oro representa la divinidad, Dios en ellos y con ellos y sobre ellos. Por eso Zacarías muestra dos ramas de olivo, y Apocalipsis dice: “Vi los dos testigos, lo cual son Moisés y Elías.” Dice: “Son los dos candeleros y son también las dos olivas.” ¿Por qué? Porque esos será materializado en carne humana en el gran Templo espiritual del Señor, y cuando aparezca en carne humana todo eso que fue mostrado en el templo, en el Templo del Señor se estará en la edad o etapa del Lugar Santísimo, en donde estará el Arca del Pacto, en donde estará la ley de Dios actualizada, y de donde saldrá la Palabra de Dios; y donde estará el maná escondido que Él prometió darle a los vencedores. Él dijo: “Al que venciere, yo le daré del maná escondido.” [Apocalipsis 2:17]. Él lo sacará para darle a los vencedores, esas son las promesas que Él ha hecho; y todo eso Él lo cumple cuando materializa esa etapa del Programa Divino, y desde ahí es que Él se ha de comunicar con toda la gente, con todas las naciones, con todo el pueblo de Israel, porque de ahí saldrá la ley, porque la ley estaba en el Templo de Dios, en el Lugar Santísimo, en el Arca del Pacto. Y la ley actualizada, ¿saldrá de dónde? De Sión, porque estará en el Lugar Santísimo, la ley de Dios actualizada, para así darle a conocer a toda la gente lo que se necesita saber para estar en el programa, en el plan de Dios.


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como la nieve; así que hubo una transformación allí también para el que fue adoptado. Y encontramos que todos los que suben a la cima de la montaña, suben al lugar para ser adoptados, el lugar donde han de ser transformados, y sus vestiduras han de ser resplandecientemente blancas. Las vestiduras espirituales serán el mensaje, pero las vestiduras literales que han de tener será el cuerpo glorificado que han de recibir. Este cuerpo terrenal va a ser transformado, y entonces va a ser como fue mostrado allá en el monte de la Transfiguración. Nuestro cuerpo terrenal va a ser transformado y va a resplandecer. Así que, ya usted ve todo lo que hay ahí, en la cima de la montaña, esa es una dimensión celestial, es una dimensión en donde los ángeles de Dios están trabajando, es una dimensión en donde Dios está moviéndose y es una dimensión donde Dios habla a Sus hijos, es una dimensión donde el fuego de Dios se derrama, y ese fuego de Dios encontramos que es la Venida del Señor. Ahora, usted sabe que nos dice la Escritura que Dios es fuego consumidor. Ahora, vean ustedes que el Señor en Su Venida viene de esa manera, y entonces cuando Él viene, ¿qué está sucediendo? Se está derramando el fuego en la cima de la montaña y nadie ve el fuego, no ve un fuego literal; pero el fuego de Dios se está derramando ahí en la cima de la montaña, en este tercer reto, en donde el reto es Jesús, el reto es Jesús como dijo nuestro amado hermano Branham. Aquí lo dice: “Jesús vino y tuvo su reto en el Monte de la Transfiguración. Este precursor de los últimos días sembrará para la lluvia temprana. Y Jesús (lo cual es Su

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Palabra) será el reto entre las denominaciones y los credos. Y cuando el reto venga [Él vendrá para respaldar Su Palabra] Él vendrá para llevar a Su Novia en el rapto.” Ahora vean, lo maravilloso de ese reto. Vean, entonces ustedes que no hay que ver un fuego literal para ver el fuego cayendo o derramándose sobre la cima del monte de Sión. Podemos ver que todo esto es de una manera tan sencillo que vamos a tipificarlo, vamos a verlo a través de la enseñanza. Elías sabía que el fuego descendería, y Elías de acuerdo a lo que él había visto por visión y Dios le había mostrado, él había visto ya el fuego de Dios cayendo, aunque todavía no había caído en lo literal, pero ya para Elías como un profeta tiene las dos conciencias juntas, pues ya él lo había visto en la otra dimensión. Así que, lo que tenía era que hablar la Palabra para que se materializara lo que él había visto, y entonces cuando se materializó todo, el pueblo vio el fuego de Dios descendiendo sobre el monte Carmelo. Y el pueblo podía decir... El pueblo podía decir: “Fuego en la cima del monte, hay un fuego sobre la cima del monte.” Y ese fuego era el Fuego de Dios para consumir el sacrificio, porque el sacrificio había sido aceptado; y como había sido aceptado el sacrificio, fijese ese sacrificio fue cortado y encontramos que fueron puestas las doce piedras que representaban las doce tribus de Israel, así que ese sacrificio estaba representando al pueblo de Israel, y todo esto: el altar y todo, representaba a las doce tribus de Israel. Y ahora, el sacrificio que es presentado delante de Dios es el pueblo de Dios que ha venido a través de las siete edades de la Iglesia y que es representado en el grupo de este tiempo. El fuego de Dios descendiendo sobre la cima de la montaña y tomando, y arropando el sacrificio,

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el templo, en el nuevo Templo que hace el Señor para Él morar, Él convierte todo aquello, lo convierte en algo que tiene vida, en algo que camina, en algo que habla: lo convierte en seres humanos. Y por eso el apóstol San Pablo y San Pedro... Pedro dice: “Vosotros sois piedras vivas, sed edificados un templo santo al Señor.” [Primera de Pedro 2:5]. Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, está compuesto por muchos miembros que han venido a existencia terrenal a través de los siglos, ¿para qué? Para tomar su lugar en el gran templo que el Señor Jesucristo ha estado construyendo desde el pasado hasta el presente. Y cada persona ha tomado su lugar en ese gran templo, y ha venido a ser una parte del Templo que está en el Cielo, y del templo que hizo Moisés, y del templo que hizo Salomón, viene a ser una parte de ese templo, pero en forma humana. Y cuando la cosa viene a convertirse en carne es cuando se hace más grande y más glorioso de lo que era antes; porque pasa a una etapa superior, pasa a una etapa eterna, y al pasar a una etapa eterna, entonces esas piedras son piedras vivas, son piedras que no van a ser destruidas, y Él se señala también como una piedra, la principal Piedra del ángulo. Ahora, pasando a través del Templo del Señor, podemos ver también que en el Templo del Señor había un lugar llamado el Lugar Santísimo, y en el lugar santísimo ahí estaba el arca del pacto. Y en el arca del pacto, ahí adentro, estaban las tablas de la ley, de la ley de Dios que Moisés le dio al pueblo, y ahí estaba la vara de Aarón; y ahí también estaba el maná que fue colocado en una urna y llevado a ese lugar, y ahí estaban sobre el arca del pacto dos querubines

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Tierra, tiene que tener un templo, tiene que tener una casa, tiene que tener un lugar que tenga el mismo diseño de construcción al que Él tiene en el Cielo, y al que hizo Moisés, y al que hizo Salomón. Ya no está el que hizo Moisés, ya no está el que hizo Salomón tampoco, pero así como Salomón, el Hijo de David, le hizo una casa para que Dios morase, el Hijo de David, Cristo como Hijo de David, dijo que Él edificaría una casa. Y esa casa que Él edificaría, sería el Templo para Él morar, sería una casa, un templo que tendría todos los detalles que tiene el Templo de Dios que está en el Cielo, y que tenía el templo que Moisés hizo, y que hizo Salomón. Por eso usted encuentra que en el templo, vamos a decir en el templo que Moisés hizo, fíjese: tuvo atrio, tuvo lugar santo, y tuvo lugar santísimo; en cada lugar habían ciertas cosas. Por ejemplo, en el lugar santo estaba el candelabro o candelero con siete lámparas. Y cuando el Señor Jesucristo en la construcción de Su Templo comenzó a hacer ese templo, encontramos que a través de las edades de la Iglesia gentil, Él lo que ha hecho es materializar en carne humana todo lo que estaba en el templo que representa las cosas que están en el Cielo. Y las cosas que están en el Cielo, entonces el Señor Jesucristo las toma y las representa aquí en la Tierra a través de seres humanos. Por eso Él también dijo: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios,” [Apocalipsis 3:12]. Y vean ustedes, el candelabro con las siete lámparas, vienen a representar cuando fueron hechas por el Señor las siete edades de la Iglesia gentil; y la luz de cada lámpara representa el mensajero de cada edad, y las siete estrellas que dice Apocalipsis, representan a los siete mensajeros; así que vea usted cómo todo eso que era algo simbólico allá en


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arropando a los escogidos de este tiempo, eso significa que Dios ha aceptado a los escogidos de las demás siete edades de la Iglesia. Ahora, vean ustedes que no podía ser en ninguna de las edades pasadas que el fuego de Dios habría de descender, porque no correspondía a las edades, sino a la cima de la montaña correspondía el tiempo del fuego de Dios derramarse en Su Segunda Venida. Encontramos que nosotros viviendo en este tiempo, miren ustedes, cómo el pueblo que estuvo con Elías en aquel tiempo podía ver y podía decir: “¡El fuego está en la cima de la montaña cayendo literalmente!” Luego, encontramos que cuando Jesús estaba en la cima de la montaña, también allí estaba la presencia de Dios. Todo allí estaba de una manera gloriosa, había un resplandor allí, como el sol resplandeciente, y todas estas cosas; y los que estaban allí podían ver el fuego de Dios allí en la cima de la montaña, podían ver el rostro del Señor resplandeciendo como el sol, podían ver Sus vestiduras resplandecientes también, y podían ver aquella gran visión que le fue mostrado de lo que sería la Venida del Señor con poder y gloria en el tiempo final, lo que sería la venida del Reino de Dios en poder y gloria. Ahora, vean ustedes cómo fue mostrado en una manera tan simple, tan sencilla, y cómo también tiene que ser entonces de esa manera la Segunda Venida del Señor con poder y gloria. Y eso es la introducción del milenio. Así que, si la introducción es sencilla, el milenio va a ser algo bien sencillo, pero algo muy maravilloso para todos los hijos de Dios. Viendo nosotros lo que ellos podían ver en aquel tiempo, y cómo podían exclamar: “¡Fuego en la cima del

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monte!” Ellos, los del tiempo del primer Elías podían decir: “¡Fuego en la cima del monte Carmelo, el fuego está encendido en la cima del monte Carmelo, aceptando y consumiendo el sacrificio que Elías preparó!” Luego, en este tiempo, ¿cómo podrán exclamar los escogidos de este tiempo?: “Fuego en la cima del monte de Sión aceptando el sacrificio, aceptando el grupo de escogidos que han sido colocados como un sacrificio vivo y agradable delante de Dios, sobre la cima del monte.” Y siendo los escogidos arropados y encendidos por el fuego de la Segunda Venida del Señor, eso es algo maravilloso para los escogidos de este tiempo, que aunque nadie vea el fuego, porque no es un fuego literal, es un fuego más grande que el fuego literal que cualquier persona pueda ver, porque es el fuego de la Presencia de Dios, es el fuego de la Venida del Señor. Y recuerden que la Venida del Señor está prometida que vendrá y vendrá con fuego (ahora recuerden que hay fuego literal y fuego espiritual). Por lo tanto, nosotros podemos ver el fuego espiritual derramándose en la hora cero sobre la cima de la montaña, y dice el hermano Branham que cuando se derramaba ese fuego, dice que era como un Arco Iris; y nos es prometido en el libro del Apocalipsis, capítulo 10, que cuando ese fuego se derrama, cuando ese Ángel fuerte desciende, dice que sobre Su cabeza hay un Arco Iris (alrededor de Su cabeza); así que viene también ese fuego con un Arco Iris. Quiero leer también en el mensaje titulado “Cuenta regresiva,” en donde nos habla de ese fuego, nos dice en la página 29: “En el adelanto natural ellos han salido para la luna...”

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Así que de Sión y de Jerusalén saldrán dos cosas: la ley y la Palabra de Dios. ¿Qué ley? La ley actualizada, la Palabra de Dios saldrá de en medio de Su Iglesia. ¿Y por qué? Porque del templo que hizo Moisés y que hizo también más adelante Salomón, de ahí del templo salía la Voz de Dios, porque Dios estaba en Su santo Templo en el Lugar Santísimo. Y Dios le dijo a Moisés: “De en medio de los querubines yo me manifestaré a Israel, de en medio de los querubines yo hablaré.” Y de ahí de en medio de los querubines, desde el lugar santísimo, Dios hablaba. Ahí Dios moraba, y Dios permanecía en ese lugar, porque ése es el lugar de reposo de Dios, el Lugar Santísimo. Por eso fue que Moisés tuvo que hacer las cosas en la misma forma que él las vio en el Cielo, porque él en el monte, estando en el monte, allí él vio, tuvo la visión celestial para ver cómo era en el Cielo, para hacer lo mismo acá en la Tierra, porque si Dios habría de visitar a los hombres, y habría de estar en cierto lugar, el lugar donde Dios iba a estar tenía que ser igual al que Dios tiene en el Cielo. Y entonces, Dios le dijo: “Tienes que hacer todo de acuerdo al modelo que se te ha mostrado en el monte,” porque en el monte él tuvo la visión de todo lo que había en el Cielo. Y lo hizo de esa manera, hizo un modelo, hizo un diseño, como estaba en el Cielo. Así que, si Dios venía para estar en un templo, tenía que ser igual con los mismos diseños que Dios tiene en el Cielo, y el lugar donde Él habría de estar acá, tendría que ser igual al que Él tiene allá. Porque Dios así lo señaló. Y luego, si Él se salió del templo cuando el velo del templo se rasgó, allá en la muerte del Señor Jesucristo, entonces Dios si ha prometido regresar a la Tierra, para habitar aquí en la

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nombre no importa, lo que importa es que venga, que llegue el ministerio de Moisés. Y también está anunciado que llegará el ministerio de Elías, y el ministerio de Elías por otras ocasiones ha estado sobre la Tierra, y el instrumento se ha llamado de otro nombre. En el primero se llamó Elías; pero en el segundo en donde estuvo ese ministerio de Elías se llamó Eliseo y en el tercero en que estuvo se llamó Juan el Bautista; y en el cuarto que estuvo se llamó William Marrion Branham. ¿Cómo se llamará en el quinto donde esté ese ministerio cuando sea manifestado? ¿Y cómo se llamará cuando el ministerio de Moisés sea manifestado por segunda vez? Eso será asunto de Dios, porque Dios será el que escogerá el nombre que a Dios le agrade, para que se lo pongan a esa persona. Así que no importa cómo se llame, lo importante es que esté el ministerio que Dios ha dicho que va a estar, porque con esos ministerios será que Dios hará Su Obra. Ahora, vean ustedes para qué se necesita el ministerio de Elías y para qué se necesita el ministerio de Moisés: se necesita, ¿para qué? El de Moisés para que dé la ley que va a salir de Sión, y Sión es la Iglesia del Señor; y el ministerio de Moisés tiene que poner, dar la ley, y de ahí entonces la ley de Dios salir para todo el mundo. Ahora, ya vimos que el Cuerpo Místico del Señor, la Iglesia del Señor es el Monte de Sión, es el lugar escogido por Dios para Él cumplir entonces toda esas promesas que Él ha hecho para Su pueblo. Ahora, sabiendo que de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la Palabra de Dios... Jerusalén, la nueva, es la Iglesia del Señor; porque está la Jerusalén literal, pero también está la Jerusalén espiritual, la de arriba, como dice el apóstol de San Pablo, que es el Cuerpo Místico del Señor.


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Y también en lo espiritual, usted sabe, ¿ para dónde han salido todas las denominaciones? Para la Luna, para la edad oscura, la edad séptima, la edad de Laodicea, ¿para dónde han salido? Para la edad oscura, para la edad de la Iglesia que es representada por la Luna. “En el adelanto espiritual saldremos hacia el cielo (hacia la edad celestial), ya hemos salido. ¡Amén! El astronauta natural está tratando de encontrarle a él un lugar en la luna...” Usted sabe que los científicos rusos, estos que fueron allá, dijeron: “Viajamos por allá, estuvimos allá arriba y no vimos a Dios.” Trataron de encontrarlo allá, por algún lugar, y no lo encontraron, los que fueron a la Luna tampoco lo encontraron allá. “Pero nos es dicho ‘nosotros ya tenemos un lugar en el cielo.” Ya tenemos un lugar en el Cielo. ¿Y dónde es que está prometido que nos encontramos con Jesús? En el Cielo. Por eso es en la edad celestial en donde nos encontramos con Él, cuando Él en Su Segunda Venida, viene. “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones, yo iré a preparar lugar para ustedes y enviaré un astronauta para recogerlos. La cuenta regresiva: diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno,¡cero! El fuego comienza a extenderse, el ministerio es coronado en gloria.¡Aleluya! Y el viejo cohete comienza a salir, no apuntando hacia la luna, sino apuntando hacia la gloria, allá está ella, el fuego de Dios extendiéndose (el fuego de Dios extendiéndose). El poder del Espíritu Santo levantándola, y más allá de la luna, estrellas, más allá de cualquier cosa que pueda ser lograda por el hombre. La Iglesia tomará su vuelo al Seno de Dios, o en los

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Senos de Dios, en el cielo, una de estas mañanas.” ¿Ve? No en el tiempo de la tarde, sino en el tiempo de la mañana cuando el sol sale por el Este en el último ministerio. El sol de la tarde era Elías en el cuarto ministerio, el sol de la tarde es el mismo sol de la mañana, pero por la mañana y por el Este. Por lo tanto, es el mismo ministerio de Elías pero saliendo por quinta vez por el Este. Y una de estas mañanas, dice el cuarto Elías, es que la Novia del Señor toma su vuelo, ¿y hacia dónde? Sale de la última edad hacia el Cielo, hacia la edad celestial, hacia la gloria; esa edad celestial, la edad de la Piedra Angular, pertenece a otra dimensión, no pertenece a una dimensión terrenal, sino que pertenece a una dimensión celestial. Por eso es que todos los que entran ahí, tienen que entonces oír y ver lo que está aconteciendo ahí, que no pertenece a esta dimensión terrenal. Es ahí en donde también nosotros nos encontraremos con los santos que han partido en las edades pasadas, es ahí el lugar de la gran reunión. Por lo tanto, podemos ver lo que está sucediendo en este tiempo. Y dice: “Amigos, si el hombre ha sido capaz de lograr lo que tiene por sus cosas naturales, y Dios (yo lo probé aquí) lo ha tipificado por lo espiritual. Vamos a meternos en el astronauta rápidamente, las puertas estarán cerradas después de un tiempo, la cuenta regresiva sigue, la ciencia dice que su cuenta regresiva son tres minutos. La nuestra puede estar más adelantada de esa; puede ser uno, listo para ¡cero! Vamos a entrar.” Así que, ustedes pueden ver el tiempo en que nosotros vivimos, podemos ver el fuego en la cima de la montaña, el fuego de Dios, el fuego del Espíritu Santo, el cual es el que ha sido prometido que estaría manifiesto en la cima de la

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Ahora, vean ustedes que la piedra que los edificadores desecharon, la desecharon allá en Su Primera Venida, y ella es colocada como piedra de ángulo, y también como piedra de tropiezo, piedra de escándalo, para los que no creen y son rebeldes a la Palabra de Dios. Ahora, conforme a la promesa de Dios, Él coloca esa piedra en Sión, en el Monte de Sión que es la Casa del Señor. Ahora, para que veamos bien lo que es el monte de Sión, porque de Sión, de ese monte saldrá la ley, la ley saldrá de ese monte. Y ya ustedes saben que la ley estará siendo anunciada, por eso es que se va a necesitar el ministerio profético de Moisés y de Elías, porque Moisés fue el dador de la ley; y si la ley saldrá de Sión, entonces el ministerio de Moisés tendrá que estar en Sión; y tendrá que estar el ministerio de Elías también, porque Moisés no viene sólo, sino que viene acompañado, porque cuando él estuvo aquí en la primera ocasión de su ministerio no vino sólo, sino que vino acompañado con uno que hablaba por él, que era Aarón. Y Dios dijo de Aarón: “Aarón será tu profeta, y tú le hablarás a él, y él le hablará al pueblo.” Y así será el ministerio de Elías para Moisés. El ministerio de Elías para Moisés será el ministerio de instrumento para hablar al público. Pero Elías sólo, ese ministerio de Elías sólo, no funcionaría sin el ministerio de Moisés para el pueblo hebreo, porque ya Moisés le dio la ley. Ahora, cuando Moisés... fue el ministerio de Moisés, porque cuando decimos: “Viene Moisés,” viene Moisés pero es el ministerio de Moisés en un hombre en el espíritu, y en el poder y ministerio de Moisés, aunque se llame con otro nombre, aunque tenga otro nombre; si se llama de otro

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verso 23, nos dice: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sión y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.” También el mismo profeta Isaías, en el capítulo 2, verso 3, nos dice de la siguiente manera y quiero leerlo también: “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” ¿De dónde? Del monte de Sión. El monte de Sión no es otra cosa, sino el lugar de morada de Dios, la Casa de Dios. Por eso dice la Escritura: “ He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo.” La principal Piedra de ángulo es Cristo, es el Mesías, es el Señor, y Él coloca la principal Piedra del ángulo en Su Venida. En Su Primera Venida, allí estaba la piedra del ángulo; y el pueblo hebreo como la Casa donde Dios estaba manifestándose, necesitaba la piedra del ángulo, la piedra de cabecera, ¿para qué? Para que ese pueblo fuese coronado con la piedra de corona. Pero dice la Escritura que Cristo, la Piedra angular, fue rechazada, la piedra angular fue menospreciada por los edificadores, ¿que eran quiénes? Los sacerdotes de aquel tiempo incluyendo al sumo sacerdote; y la nación hebrea se quedó sin la piedra de corona. La Piedra de Corona era y será siempre el Señor; y esa piedra dice que será colocada en el Monte de Sión. Por eso Daniel en su visión de lo que ya había visto el rey Nabucodonosor, dijo que de la montaña fue cortada una piedra, ¿de qué montaña, de qué monte? Del monte de Sión.


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montaña. Ahora, vean ustedes que la nueva Jerusalén literal está representada por la nueva Jerusalén espiritual, y ambas están representadas por montes; por lo tanto, la Nueva Jerusalén terrenal o literal que estará aquí en la Tierra (en la ciudad literal) será una montaña alta de 1.500 millas por cada lado (tendrá cuatro lados) y también 1.500 millas subiendo hacia arriba, en forma de unos 60 grados; va subiendo, no sube así derecho, sino que sube en forma así de pirámide. Así que, esa es la forma, y en la cima de la montaña será el lugar donde estará el Trono de Dios. La cima de ese monte será el lugar donde Dios estará ahí manifiesto, el Pilar de Fuego estará ahí, y la luz que tendrá esa ciudad será la luz que obtendrá de ese Pilar de Fuego que estará ahí, iluminando esa ciudad. Por lo tanto, esa luz que estará acá arriba iluminará este lado, iluminará este, este y este. Por lo tanto, toda la ciudad estará iluminada por la Luz de Dios, porque Dios es luz, y en Dios no hay ninguna tiniebla. Así que no habrá luz eléctrica que haya que instalar allí, allí todas las cosas serán perfectas. Así que, vean que Dios, ese Pilar de fuego, estuvo alumbrando al pueblo de Israel por las noches, por cuarenta años todas las noches en forma de luz, los alumbraba mientras iban caminando. Por lo tanto, ¿alumbraba a cuántos? A tres millones. Y no pagaban luz eléctrica. Así que, pueden ver ustedes cómo son las cosas de Dios, no sabemos cuántos millones habrán en esa ciudad, pero todos van a ser alumbrados, tendrán luz propia que nunca se agotará. Y ahí arriba estará, dice, que ahí estará el Trono, el

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Cordero se sentara ahí, dice que el León será el Tabernáculo; y ahí encontramos, que será el Trono de Dios, y ahí estarán sentados allá, en la cima de la montaña, los escogidos de este tiempo que suben a la cima de la montaña. El que sube a la cima de la montaña espiritual, que es el Monte de Sión, que es la Iglesia verdadera del Señor la cual está tipificada por un monte, el que sube y pertenece a la cima de la montaña acá, ¿a qué lugar ha de pertenecer allá? ¿Dónde estará viviendo allá? Pues si acá pertenece y es de la cima de la montaña, allá será de la cima de la montaña también. Y serán los escogidos que se sentarán con Él en Su Trono. Para sentarse con Él en Su Trono allá, hay que sentarse con Él en Su Trono acá, en la cima del monte de Sión acá, en la cima de la nueva Jerusalén literal allá; porque la nueva Jerusalén espiritual son los escogidos, la Iglesia verdadera que nació allá en el día de Pentecostés, y siguió creciendo; y ese monte siguió creciendo hasta que llega el tiempo en que el monte es completado, ¿en qué? Se le pone la cima de ese monte, que son los escogidos de este tiempo. Y entonces, ¿dónde estamos sentados? Estamos sentados en el Trono del Señor, pertenecemos al Trono del Señor, estamos sentados con Él en Su Trono y reinaremos con Él y somos Reyes y Sacerdotes. Por lo tanto, Él solamente no es Rey, entonces todos los que son de esa parte de arriba de la montaña también vienen a ser reyes con Él, porque Él comparte con ellos Su Reino en ese tiempo de la edad perfecta, la edad del Reino. Así que, si es la edad del Reino, entonces el mensaje es el Mensaje del Reino. Y entonces los escogidos de este tiempo pertenecen al Reino de Dios, y ya ustedes pueden ver entonces la gran bendición que nos ha tocado; después

EL MONTE DE SIÓN Rev. William Soto Santiago 5 de febrero de 1984 Lima, Perú Muy buenos días, hermanos aquí presentes, y amigos que pueden ver este video; es para mí un privilegio estar en esta ocasión con ustedes para hablarles de la Palabra de Dios. Inmediatamente quiero leer un pasaje bíblico en Primera de Pedro, capítulo 2, y verso 6 en adelante que nos dice: “Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones. Dice San Pedro citando al profeta Isaías: “He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo.” “EL MONTE DE SIÓN.” En la Escritura se nos habla acerca de Sión, y se nos dice en algunos lugares que Sión es un monte; por ejemplo, tenemos las palabras del profeta Isaías en el capítulo 24,


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de nosotros no viene otro grupo. Lo que Dios ha comenzado con nosotros, lo continuará, seguirá con nosotros por el milenio, por la eternidad; y en este grupo serán bendecidos los demás grupos de las siete edades de la Iglesia. Ellos no pueden ser perfeccionados sin nosotros, porque el grupo de este tiempo es el que llega a la perfección, para entonces pasar a ellos la perfección que ellos obtendrán cuando este grupo llega a esa edad perfecta. Así que, con palabras no puede ser expresado lo que nos ha tocado a nosotros. Realmente no hay palabras en el idioma para expresar las bendiciones que nos ha tocado a nosotros en este tiempo. Muchos quizás que no entienden, muchas personas quizás de diferentes religiones, pensarán: “Bueno, me hubiera gustado haber vivir en el tiempo de Enoc.” Pues mire, todos lo que vivieron en el tiempo de Enoc, Enoc se fue y todos también se fueron. “Me gustaría haber vivido en el tiempo de Noé.” Bueno, todos los que vivieron en el tiempo de Noé ya terminó su tiempo también. “Me gustaría haber vivido en el tiempo de Moisés.” Bueno, ya el tiempo allá de Moisés, del ministerio de Moisés terminó; y los que vivieron aquel tiempo, ya terminaron su labor también. “No, pero me gustaría haber vivido en el tiempo de Elías, el del primer ministerio.” Bueno, se terminó el tiempo de la primera etapa, siguió la segunda, siguió la tercera, siguió la cuarta etapa del ministerio de Elías, y hoy en día estamos en el tiempo en que la quinta etapa o quinto ministerio de Elías tiene que estar manifiesta en esta Tierra. “Y nos hubiera gustado vivir en el tiempo de Elías,” pero para este tiempo nos toca vivir en el tiempo de Elías. Y también nos toca vivir en el tiempo de Moisés, y también

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nos toca vivir en el tiempo de Jesús, y también nos toca vivir en el tiempo en donde todas las cosas son completadas. Por lo tanto, de todos los tiempos es el tiempo más glorioso el que nos ha tocado a nosotros, porque todo lo del pasado reflejó lo que Dios haría en este tiempo. Así que, todo lo que Dios haría en este tiempo, Dios lo fue reflejando a través de cada uno de los mensajeros, y si uno oye a los mensajeros, entonces hay cosas que uno piensa que ellos la hablaron de sí mismos, y sin embargo ellos estaban profetizando en muchas ocasiones de cosas que Dios haría en este tiempo. Y principalmente, el séptimo mensajero de las edades, ese fue el más que habló cosas y profetizó cosas que aparentemente se cumplieron en él, pero que encontramos que más adelante se cumplirían de una manera plena; y cosas que fueron habladas de que él haría, y que no las hizo, sin embargo ahora nosotros entendemos que era el ministerio que estaba en él, el Espíritu de Dios hablando de cosas que ese mismo Espíritu haría más adelante en el último ministerio que Él tendría aquí en la Tierra; porque si Él tuvo el primer ministerio, Él es Alfa y Omega, por lo tanto tiene que tener también el último ministerio, y entonces cuando llega a llevar a cabo el último ministerio que Él ha de llevar a cabo aquí en la Tierra, con ese ministerio termina; y en ese ministerio se tendrá el último mensaje que habrá, o azotará la Tierra, o se manifestará en la Tierra. Y conforme a la Palabra de Dios, ¿quién es el que tiene el último mensaje? El último mensaje lo tiene Apocalipsis 10 y lo tiene Apocalipsis 11, porque Apocalipsis 10, que clama como un león y ruge como un león, y siete truenos

EL MONTE DE SIÓN Rev. Willia m Sot o Sa n t ia go 5 de febr er o de 1 9 8 4 Lim a , P er ú

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Nuestro tema en esta noche ha sido: “LAS VOCES EN UN MONTE.” Y yo creo que ya vamos entendiendo o hemos entendido de qué se tratan esas voces, y en qué monte estarán esas voces. Bueno, entonces Dios les bendiga, Dios les guarde, y que pasen todos muy buenas noches, y muchas gracias por vuestra amable atención. “LAS VOCES DE UN MONTE.”


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emiten Sus Voces, ese mensaje es el mensaje de Apocalipsis 11; o sea, ese es el mensaje del Reino, ese es el mensaje del Evangelio del Reino, ese es el mensaje que proclama Moisés y Elías; después de ese mensaje no hay otro mensaje. Ese mensaje cubre todo el presente y todo el futuro. Así que, es un mensaje completo, es un mensaje que no terminará porque ese mensaje corresponde a la tercera dispensación. Por lo tanto, los escogidos de este tiempo realmente son las personas más privilegiadas y son las personas que realmente entenderán las cosas que les ha correspondido a ellos vivir en este tiempo. En palabras más claras: el grupo más entendido de todos los grupos a través de los todos los tiempos será el grupo de la cima de la montaña. Encontramos que cada uno de los grupos de las edades de la Iglesia no entendieron muy bien a su mensajero, pero el grupo de la cima de la montaña, estando en esa dimensión celestial, sus sentidos son abiertos, su corazón es abierto y la Palabra es encarnada en sus corazones, y entonces ellos podrán entender, ver correctamente todas las cosas, y podrán ver la forma en que Dios prometió, y la forma en que Dios lo cumple; y podrán ver todo el plan de Dios sin entrar en fanatismo. Por lo tanto, es el grupo del cual Daniel dijo que en este tiempo los entendidos entenderían, cuando hablaba de los entendidos estaba hablando del grupo de este tiempo. Así que, fíjese: cosas tan grandes que fueron habladas para este tiempo y de este grupo de este tiempo, la manera tan sencilla en que han estado cumpliéndose esas cosas es algo maravilloso y le damos gracias a Dios de que sea de esa manera, porque de otra manera usted no estaría aquí. Si se hubiera necesitado tener universidad, o tener un

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bachillerato, o tener un doctorado de algún seminario, ¡qué mucho usted hubiera tenido que estudiar! Pero, gracias a Dios que escondió estas cosas de los sabios, teólogos y entendidos, y de los seminarios, y de las universidades, y las ha revelado a los niños, porque así le agradó a Dios. Ahora, podemos ver el amor, la misericordia, la bondad de Dios para con nosotros y podemos ver la elección, que es algo que no fue usted el que eligió, sino que fue Dios el que eligió. Y lo eligió a usted, y Dios vio cómo iba a ser usted; Él vio si usted iba a ser pequeño o alto, vio si su piel iba a ser bien blanca, o si iba a ser más oscura, o si iba a ser bien oscura. Dios vio todo eso, y sin embargo Dios lo predestinó. Así que, no es el color ni de la piel, ni de los ojos, ni del cabello, ni la estatura de la persona, sino la elección de Dios. Entonces, todo el grupo de los escogidos de este tiempo viene a ser como un jardín que ha sido sembrado con flores de diferentes colores; así que déle gracias a Dios de que usted sea del color que sea, porque a Dios le agradó que usted, como una flor... porque Él es el lirio de los valles, así que si Él es una flor, entonces también nosotros somos como flores. Y Él le agradó que usted fuera una flor del color que Él quiso que fuera, así que déle gracias a Dios por eso, y no cambie el color de esa flor. Manténgase, mantenga esa flor de ese color, y como dice el hermano Branham, que a Dios le agradó que fuera de esa manera. Así que, siempre haga yugos parejos, para que así lo que Dios diseñó para nosotros así continúe de la manera que Dios diseñó y Dios se agrade de nosotros. Imagínese que una flor roja dijera: “Yo quisiera ser una flor bien blanca, así que voy a conseguir un decolorante, voy a conseguir

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quedó corta, pues allá se les quedó corta si no llegaron al máximo que se podía llegar, pero ya no tienen tiempo; y así a cada edad si se le quedó corta, ya no pueden hacerla, porque ya su tiempo se pasó; así que lo único que podrán hacer es ayudarnos a nosotros en algo, si los necesitamos cuando regresen en la resurrección. Así que ellos no pueden ser perfectos sin nosotros; así que la obra nuestra debe ser hecha en toda su plenitud, debe ser una obra perfecta, para que así ellos puedan venir a la perfección, porque ellos sin nosotros no pueden ser perfectos. Así que alguien tiene que llegar a la perfección para que los demás puedan llegar también. Así que esperamos hacer una obra perfecta, un trabajo perfecto, llevar un mensaje perfecto. ¿Y qué más podríamos decir? Porque esta es la hora, este es el tiempo de la perfección de la Obra perfecta de Dios. Así que mientras tanto estamos alertas porque tenemos el anuncio de que habrán voces en un monte, ya sabemos qué monte será. No será el monte Sinaí, no hay que ir allá para oír las voces, las voces divinas, las voces de Dios; porque se oían voces, se oían trompetas, bocinas, y todas esas cosas. Pero hay también anunciadas trompetas para ser oídas en este tiempo. Hay bocinas, trompetas, hay truenos, relámpagos y todas estas cosas anunciadas para este tiempo; están anunciados los Truenos, allá también había truenos. Bueno, ¿y qué más podríamos decir?: Que Dios actualizará lo que hizo en otros tiempos, lo actualizará en tiempos modernos y lo veremos hecho en forma moderna. Bueno, si sigo así les voy a hablar, les voy a predicar, del tema que tengo pendiente, pero vamos a dejarlo ahí quietecito.

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mañana, Dios mediante, para los que estarán allá en Bogotá, en estas actividades que anunció nuestro hermano Bermúdez, y a los demás les digo hasta la próxima ocasión en que estaré acá con ustedes, los que no puedan ir allá; los que puedan ir y estén allá, allá nos veremos y hablaremos de algunas cosas materiales, porque siempre hay cosas espirituales y cosas materiales también. Y así como queremos el bienestar espiritual de ustedes, también queremos el bienestar material; porque lo primero es buscar el Reino de Dios y Su justicia, y si lo encontramos, las demás cosas serán añadidas, o sea, las demás cosas son las cosas materiales, pero Él ha dicho que van a ser añadidas, y si van a ser añadidas, entonces queremos también recibirlas porque son bendiciones materiales, que si las usamos bien, nos son de mucha ayuda en lo material, y podemos hacer muchísimas cosas buenas para nuestra familia, para nosotros mismos y para la Obra de Dios también, porque podremos también llevar a cabo la obra que nos ha sido encomendada por Dios, la podremos llevar a cabo más ampliamente; o sea, el eco puede ser aun más fuerte, y entonces otras personas y más lejos pueden escuchar la Voz de Dios que estará hablando en Su monte. Así que queremos que haya un buen eco de la Voz del Señor, y todo esto ha de ser de ayuda para todas estas labores, tanto materiales como espirituales, porque sabemos cómo hacer estas cosas, cómo hacer que obre para bien todas las cosas. Así que esperamos que Dios nos ayude mucho en todo; el deseo nuestro es hacer el máximo en la Obra de Dios, cumplir con la obra que Él nos ha dado para hacer a nosotros. Ya los de la primera edad hicieron la obra que tenían que hacer, ya no pueden hacer nada más. Si se les


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cloro, o agua oxigenada, o alguna cosa de esa para echarme por encima para ponerme de otro color, y para que entonces la descendencia mía, las demás flores que nazcan de esta mata, pues salgan blancas.” No debe ser de esa manera, si Dios la diseñó roja, mire, las únicas flores rojas que se ven bonitas rojas, son las que fueron diseñadas para ser rojas. Las otras fueron diseñadas para ser de otro color. Y así usted puede ver que si fueran toditas de un sólo color así, entonces sería un poquito monótono; pero siendo de diferentes colores, podemos ver la variedad en la naturaleza y la manera en que Dios diseñó las cosas para que así fuera algo atractivo, no fuera algo cansón, sino algo con una variedad, agradable. Y así es entre nosotros, imagínese, si todos los hijos de Dios, los escogidos de este tiempo, los escogidos de todas las edades fueran, tuvieran que ser personas largas, de unos siete pies, y flacos, imagínese, qué diría el mundo: “Bueno, estos son un montón de varas largas.” O si fueran toditos bajititos y gordos: “Bueno, esto es un montón de barriles.” Y si fueran toditos pequeñitos y débiles: “Bueno, estos hijos de Dios y miren, son todos chiquititos y débiles, no sirven para nada.” Pero Dios hizo a unos altos, entre los altos hizo unos flacos, otros gordos para que todos los altos no sean flacos, entonces hay unos altos flacos, otros altos más gruesos, otros altos bien gruesos; después otros medianos delgados, luego un poco grueso y después otros más gorditos; y entre los pequeños, unos son delgados, otros son más gruesos, y otros son bien gruesos. Así que, cada uno tiene algo peculiar, y así en cada uno hay algo que otro no tiene; es igual que en la familia de uno, en los hijos de uno, uno los va observando, y uno dice: “Bueno, este tiene estas cualidades que este otro no tiene,

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pero en este otro se verían mal, porque no nació con ellas; pero este nació con estas, y es la manera en que se ve bien este.” Bueno, y así es entre los hijos de Dios, así que ninguno se sienta con complejo, sino que mire cómo Dios nos mira a nosotros, y al ver cómo Dios nos mira a nosotros, entonces decimos: “¡Gracias a Dios que Él nos eligió, aunque Él viera que ibamos a ser muy flacos, o muy gruesos, o muy altos, eso para nosotros no tiene importancia! Si Él quiso y deseó y permitió que fuera así, Él sabrá porqué fue.” Así que, eso no nos preocupa a nosotros, lo importante es que, seamos como seamos, le sirvamos a Dios, le agrademos, vivamos vidas santas delante de Dios, porque ¿de qué le vale a una persona desear ser bonita, como una artista de allá de Hollywood y vivir una vida desagradable delante de Dios? Pues él es bonito, pero su vida es fea delante de Dios. Y queremos ser agradables y hermosos delante de Dios, viviendo agradables delante de Dios. Y lo importante es que Dios diga de nosotros que somos hermosos, que Él nos ve hermosos en nuestra forma de vivir delante de Él. Así que, eso es lo que queremos. Y si el uno con el otro, usted sabe, de vez en cuando bromea, y el uno le dice a uno que sea muy alto “que es muy alto, que es muy largo,” o bromea de vez en cuando, usted sabe, le preguntan: “¿Hace frío allá arriba? Y cosas así, usted sabe, no se ofendan, es que entre los hijos de Dios el ambiente, como es un ambiente de alegría y de regocijo, eso no... Si alguien lo dice, alguna broma con relación al tamaño o con relación a la forma física del otro, no es con la intención (usted sabe) de ofender, sino que es que somos un pueblo, un grupo de


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una ocasión, estremecerá aún los Cielos. “LAS VOCES DE UN MONTE.” Ese ha sido nuestro tema. El tema es grande y largo, pero lo hemos acortado, hemos resumido en esta noche todo lo relacionado a este monte, al contenido de esas voces. Ya vimos que el Nombre del Señor será revelado ahí, también vemos que será dado a conocer a los seres humanos lo que es el ser humano, porqué existe y cuál es el propósito de Dios con el ser humano; y así podemos seguir enumerando un sinnúmero de cosas que serán dadas a conocer por la Voz que hablará en ese monte y resonará, retumbará, y el monte, que es la Iglesia del Señor, lo que hace es repetir lo que la Voz del Señor estará diciendo. Eso es el eco de una voz: la repetición de lo que alguien habló. Así que Dios estará hablando en y desde Su monte, desde el monte de Sión, y el monte repetirá, dará el eco de lo que Dios ha hablado. Por eso es que Apocalipsis dice: “El Espíritu y la Esposa dicen ven.” [Apocalipsis 22:17]. ¿Por qué? Porque lo que dice el Espíritu, la Esposa lo repite, o sea, que la Voz del Señor se hace eco a través del monte de Sión, de Su Iglesia; así que dicen la misma cosa. LAS VOCES EN UN MONTE, o “LAS VOCES DE UN MONTE.” Ya vemos que lo que en lo natural vemos, solamente lo que hace es mostrar lo que en lo espiritual ha de acontecer. Así que lo que vemos en lo natural, solamente lo que está haciendo es enseñándole al ser humano que en lo espiritual también acontecerá de la misma manera. Bueno, yo creo que con lo que hemos hablado en esta noche, aunque ha sido poquito, aunque ha sido corto, creo que hemos entendido bien las cosas que han de acontecer. Dios les guarde, Dios les bendiga y ya será hasta

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Dios, por eso es que el Libertador viene a Sión, porque es ahí en donde Él estará estableciendo Su Pacto con el pueblo hebreo. Así que, podemos ver una actualización de las cosas que acontecieron en el pasado. “LAS VOCES DE UN MONTE.” Así como las voces del monte Sinaí eran oídas y el pueblo se asustaba, el pueblo estaba temblando y decía: “Que no hable Dios más con nosotros, sino que hable con Moisés y que Moisés nos diga lo que Dios dijo.” [Éxodo 20:19]. Así que aquello fue algo tremendo, fue algo grande lo que aconteció en aquellos días, pero aquellas cosas que acontecieron allá, son una señal de lo que acontecerá en estos días finales. Así que nosotros tenemos que estar conscientes de estas cosas para estar esperando en el cumplimiento de las promesas de Dios. Dios estará esperando por los ciento cuarenta y cuatro mil, pero tenemos nosotros que entender que ese monte es el monte de Sión; ahí han de estar los ciento cuarenta y cuatro mil, han de venir ahí para escuchar las voces del monte, porque las voces del monte serán la repetición o el eco (será oído el eco): la Voz del Señor se hará eco, y esa Voz recorrerá toda la Tierra, y ahí han de venir los ciento cuarenta y cuatro mil. Podríamos seguir hablando en esta noche para decir cómo esas voces del monte han de retumbar, han de estremecer la Tierra, así como se estremecía el monte y se estremecía la Tierra allá cuando Dios hablaba desde el monte Sinaí. Y Dios ha dicho: “Aún una vez más, y yo estremeceré no solamente la Tierra, sino aun los Cielos.” [Hebreos 12:26]. La Voz del que estremeció la Tierra en


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escogidos alegres, contentos, que sabemos dónde estamos parados, que sabemos que estamos en la cima de la montaña, y algunas veces nos bromeamos el uno con el otro; no se vaya a ofender, y si usted sabe que el otro se ofende, aguántese entonces también las bromas, porque contristar a un escogido, usted no sale muy bien. Así que, tenemos que aprender estas cositas y aprender a sobrellevarnos el uno al otro. Imagínese: si yo le digo a uno que es alto, le digo que “es una palma de coco,” él me va a decir: “¡Oye! Tú eres un tapón.” Entonces, si no nos entendemos, vamos a salir peleando. Y a mí no me da coraje, Dios me hizo de esa manera, permitió que viniera de esa manera, y de esta manera sirvo a Dios; y no es problema para mí tener que mirar para arriba cuando me tropiezo con un hermano muy alto, o que no le sea de molestia él tener que mirar para abajo. Así que, uno de los dos: yo miro para arriba y él que mire para abajo, y nos entendemos lo más bien el uno al otro sin ningún problema. Bueno, tenemos que madurar en todas estas cositas para no tener problemas los unos con los otros, y ser conforme con la manera en que Dios nos ha permitido vivir en esta Tierra; luego, cuando nuestros cuerpos sean transformados y tengamos el cuerpo glorificado veremos cómo nos vamos a ver allá. Dejemos esas cositas quietas, porque allá vamos a tener un cuerpo perfecto, cómo nos vamos a ver y todo, yo sé que nos vamos a conocer; y que vamos a estar todos jovencitos. Así que, sabiendo todas estas cosas, más bien disfrutemos el tiempo que nos ha tocado vivir. Disfrutemos todo lo que hay para nosotros en la edad de la cima de la montaña, seamos personas alegres, por más problemas que tengamos mire el lado bueno, que nos ha tocado, y mirando

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el lado bueno entonces sobrellevamos la parte de luchas y pruebas que nosotros tenemos aquí en la Tierra. Si alguno se tuviera que ir de nosotros adelante, no se preocupe si se tiene que ir, no se apure, usted tiene que volver. Usted tendrá que volver, y entonces cuando le veamos sabremos que la resurrección ha acontecido. Ahora, no trate de irse, quédese quietecito viviendo normal, como siempre, si Dios le dice: “Mira, vénte acá arriba, porque yo necesito que para la resurrección haya alguien o hayan algunos que los hermanos conozcan; así que, vénte acá arriba por un tiempo, tú ya no vas a hacer mucho allá abajo, así que vénte acá arriba, y después yo te voy a enviar de nuevo; y te voy a enviar en un cuerpo mucho mejor para que aparezcas allá a los hermanos, y entonces ellos van a gozarse al verte, cuando tú regreses.” Así fue cuando, usted sabe, fíjese: Dios fue llamando en el Antiguo Testamento, llamó a cada uno de los de aquel tiempo, llamó a Abraham, llamó a Isaac, llamó a Jacob y a todos aquellos santos de aquel tiempo: y después, cuando llegó el tiempo de la resurrección, tuvo que morir uno que tenía que ir a buscar a los otros; y cuando murió, fue y los buscó, después apareció con ellos, entonces fue grande el gozo; fue grande el gozo en aquel tiempo, ¿por qué? Porque ahí estaba la evidencia de que la resurrección prometida para aquel tiempo, había acontecido. ¿Por qué? Porque se había levantado de entre ellos, Uno que ellos conocían. Y con Él vinieron los otros del pasado. Ahora, si se hubiera levantado algún otro que ellos no conocían, bueno, ¿cómo ellos iban a estar seguros que la resurrección había acontecido? Así será en este tiempo, y entonces conoceremos que la resurrección ha acontecido, y después de eso no más de treinta días. Así que ya


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monte para que escuchen la Voz de Dios, para Dios hacer con ellos un Pacto en el cual ellos caminarán. Así es el plan y propósito del Dios Todopoderoso, aquí podemos ver cómo Dios va a actualizar lo que hizo miles de años allá, en el monte Sinaí. Y si Dios necesitó a Moisés, ese ministerio poderoso, para llevarlos al monte Sinaí y allí establecer con el pueblo el pacto, nuevamente Dios necesitará el ministerio de Moisés para actualizar en estos tiempos modernos lo que hizo miles de años atrás. Ahora, vamos a ver cómo será llevado a cabo esto. Vamos a ver en palabras proféticas lo que ha de acontecer. El libro del Apocalipsis, en el capítulo 14, nos dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.” Ahí ustedes pueden ver la manera en que Dios ha de hacer nuevamente lo que hizo miles de años atrás en un monte, en el monte Sinaí, en el monte de Dios como era llamado en aquellos tiempos. Pero hoy en día el monte de Dios es el monte de Sión, es la Iglesia del Señor. Por lo tanto, entendemos claramente que Dios ha de establecer Su Pacto con el pueblo hebreo, y el pueblo hebreo escuchará las palabras del Pacto en el monte de Sión. Ahí dice: “Y el Cordero estaba en pie en el monte de Sión y con Él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el Nombre de Él (del Cordero) y el Nombre de Su Padre.” Así que ellos tendrán la revelación divina del Nombre del Señor, la revelación divina del Nombre del Padre Celestial, tendrán la revelación divina que en otros tiempos no había sido dada a conocer. Eso ha de acontecer de esa manera que está proféticamente anunciado en la Palabra de

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Voz del Señor retumbará, la Voz del Señor se hará eco y será escuchada la Voz del Señor en toda la Tierra. La Voz del Señor saldrá desde el monte de Sión, así como salió en la primera dispensación desde el monte Sinaí; y así como Dios le dijo a Moisés: “Tú traerás a este monte a mi pueblo Israel, y esto te será por señal.” [Éxodo 3:12]. Nuevamente hay una promesa que será cumplida en los últimos días. ¿A dónde llevará el Señor a los ciento cuarenta y cuatro mil cuando los llame? Allá, miles de años atrás, el primero que llegó al monte Sinaí fue Moisés y fue al primero que Dios le habló en ese monte, allí fue al primero que la Columna de Fuego le apareció. ¡Y allí fue donde Moisés fue llamado, y donde Moisés fue comisionado por Dios, y en donde Dios le reveló a Moisés que él era el Libertador, que él era el mensajero a Israel que libertaría al pueblo hebreo de la esclavitud en que se encontraba en Egipto! Fue ahí, el primer lugar donde Dios se le manifestó a Moisés en toda Su gloria, ¡y fue ahí el lugar en donde Dios le reveló el Nombre a Moisés! ¡Y sería ahí en donde Dios establecería Su pacto con el pueblo hebreo! Dios le dijo: “Yo te envío al pueblo hebreo para que lo saques, y lo traigas hasta aquí.” ¿A dónde y hasta dónde lo llevaría Moisés? Hasta el monte Sinaí para que recibiesen la Palabra de Dios, para que recibiesen el Pacto divino. Y tocando por encima un tema que tengo pendiente, el cual en algún lugar habré de predicar, Dios actualizará lo del monte Sinaí en estos días finales. Dios repetirá nuevamente lo del monte Sinaí en estos días finales, lo actualizará, y Él llevara a los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, ciento cuarenta y cuatro mil escogidos, doce mil de cada tribu de Israel, los llevará al


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podemos entonces, de ahí para adelante, contar los días que nos quedarán aquí en esta dimensión. Así que, ya ustedes pueden ver dónde estamos, cómo estamos, y pueden ustedes ver que nosotros no nos vamos a los extremos; la resurrección literal de los santos de las edades todavía no ha acontecido. Ahora, ha habido una resurrección espiritual en nosotros: resucitamos de la edad de la Laodicea a la edad de la Piedra Angular, es una resurrección y una transformación también, pero la literal la estamos esperando; si entramos a la espiritual, tenemos que entrar a la literal también. “FUEGO EN LA CIMA DEL MONTE,” y no necesitamos bomberos, no queremos bomberos que vengan a apagar ese fuego. Así que, ese fuego no hay bombero que lo pueda apagar; el que trate de apagarlo se va a quemar, se quema y se va a morir. Así que, que siga el fuego de Dios regándose y el Sacrificio de Dios, los escogidos de este tiempo, sean aceptados, sean recibidos, y el fuego de Dios esté en ellos también. Ese es nuestro deseo en este tiempo, y le damos gracias a Dios porque el Fuego de Dios ha estado manifestándose sobre los escogidos de este tiempo; y nos recuerdan los coritos estos de las edades pasadas. ¿Verdad? En las edades pasadas se pedía que Dios mandara fuego. Ya Dios lo ha enviado, pero lo ha enviado en la cima del monte, en la cima de la montaña, y es maravilloso lo que hemos estado viendo y experimentando en este tiempo. No sé cómo terminar y ya quiero terminar, porque ya es casi hora. Sabemos que el fuego regresa todo a su condición original, y el fuego sobre la cima de la montaña viene con ese propósito: con regresar, con el propósito de regresar todo a su condición original.

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Ese fuego de la Segunda Venida del Señor es con el propósito de regresarnos a todos nosotros a nuestro lugar de origen. Así que, vean ustedes que es el fuego el que consume el sacrificio, y vemos que ese fuego en lo espiritual, es lo que está haciendo; y también para nuestros cuerpos, nos dice el cuarto Elías, que una luz misteriosa va a venir y va también a producir una transformación. Una luz, un fuego misterioso, una luz misteriosa de estas que los científicos han estado diciendo que están apareciendo, nos dice el cuarto Elías que eso va a ocasionar una transformación en nuestros cuerpos. Vemos eso allá en el monte Sinaí, vemos eso allá también en el monte de la Transfiguración. Entonces nosotros decimos como decía un hermano una vez cuando vio que una luz le prendió en el púlpito decía: “Yo no le tengo miedo a la luz.” Bueno, fue del susto que pasó, lo hizo reaccionar de esa manera (yo no sé cuántos de ustedes recuerdan eso), pero aunque la gente en este tiempo le tengan miedo a esas luces misteriosas, nosotros decimos como el hermano esa vez: “Nosotros no le tenemos miedo a esa luz que ha de transformarnos a nosotros.” “FUEGO EN LA CIMA DEL MONTE,” ha sido el tema del estudio de esta mañana, y espero que lo hayan disfrutado y que haya sido de beneficio para cada uno de ustedes, sabiendo lo que significa todo esto para nosotros. Bueno, es que el fuego en la cima en la montaña, y cuando se mueve el fuego en la cima de la montaña, y se mueve para los que están en la cima de la montaña, usted sabe, eso causa cierta atracción. ¿Cuál es la atracción en el monte? El fuego en la cima de la montaña. Bueno, Dios nos bendiga y Dios nos guarde.


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la eternidad. Ahora, podemos ver que Dios aquí hablando acerca del ministerio de Juan el Bautista nos dice: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz,” porque si dice: “Da voces, clama,” entonces le dice dónde se tiene que colocar para dar esas voces, para dar ese mensaje. Esto es lo que Dios hace en cada tiempo, en cada edad, en cada dispensación. Dios ordena al mensajero que tiene para esa edad o dispensación a colocarse sobre un lugar desde donde pueda ser oída su voz. Dios ordena también lo que debe él hablar. ¿Por qué es recomendable subirse sobre un monte alto para dar a voces el mensaje de Dios? Porque desde un monte alto la voz retumba, la voz produce el eco, va caminando esa voz y haciendo eco hasta que llega a los oídos de las personas que están para escuchar esa voz. Así que ese es el mejor lugar para dar a conocer el mensaje. Ahora, vean ustedes, la Biblia nos enseña que el monte de Sión es un monte literal allá en la tierra de Israel, pero que es representativo de un monte espiritual. El monte de Sión es la Iglesia del Señor, es el pueblo de Dios, el cual ha ido creciendo, ha estado siendo formado a través de las edades, ha ido siendo formado en forma de un monte, ha ido siendo formado de mayor a menor, y ese monte de Sión es la Iglesia, el Reino de Dios. Y nos dice la Escritura allá en Isaías, capítulo 59, verso 20 y 21; y también Romanos, capítulo 11, verso 26: “Y vendrá a Sión el Libertador.” Así que, si en los días finales habrá un mensaje siendo dado a voces, en el monte de Sión estará el Libertador, pues la promesa es que Él vendrá a Sión, al monte de Sión. Y el monte de Sión siendo la Iglesia del Señor, entonces tenemos nosotros que comprender que desde ese monte la

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nosotros) de la noche a la mañana. Así que podemos ver todas estas cosas en forma simbólica, y aquí podemos ver que Dios le quiere hacer entender al ser humano, que el ser humano vive aquí en la Tierra por un lapso de tiempo señalado por Dios, y que su vida aquí es pasajera. También Él quiere enseñarle a los seres humanos que no importa la grandeza que pueda alcanzar el ser humano, no importa que el ser humano pueda hacerse rico en esta Tierra, con todo y eso sus días son cortos aquí en la Tierra, y tiene que morir. El Señor Jesucristo en una ocasión hablando dijo: “¿De que le vale al hombre si granjeare todo el mundo y al fin pierde su alma?” [San Mateo 16:26]. ¿De qué le vale? De nada le vale. Por eso el mensaje que Dios quiere que se dé a voces es el mensaje en donde se le muestra al ser humano el plan y propósito por el cual el ser humano existe; que él pueda comprender que el ser humano no apareció así por mera casualidad. Es necesario que el ser humano comprenda que Dios lo trajo a existencia, que Dios es su creador, que el hombre mismo no se creó a sí mismo, y que tampoco vino ni del mono, ni de los peces, sino que vino de la Mano poderosa de Dios; pues Él se muestra en el Génesis como el creador del hombre. Así que Dios quiere que el ser humano llegue al entero conocimiento de su existencia, de la existencia del ser humano. Dios quiere que el hombre reconozca su posición, Dios desea también que el ser humano reconozca la posición de Dios en medio de los seres humanos. Dios desea que el hombre comprenda todas estas cosas, y asuma la posición correcta para que algún día pueda vivir por toda

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palabra que está siendo hablada por la persona que la está hablando. Ahora, tenemos que comprender que cuando la Biblia nos habla de monte nos habla de Reino. La piedra cortada del monte, no es una piedra literal; tampoco el monte es un monte literal, sino que el monte es el monte de Sión, el Reino de Dios; el monte es la Iglesia del Señor que está representada por un monte: es un Reino. También la piedra no es una piedra literal, sino la piedra que los edificadores desecharon, la Piedra que ha venido a ser cabeza del ángulo, cabeza del Reino de Dios. Por lo tanto, tenemos nosotros que comprender que si van a salir voces de un monte, tenemos que estar pendiente para entender, para saber que es lo que se va a oír en ese monte y de ese monte. Tenemos que comprender que si la Voz de Dios ordena que se dé un mensaje a voces, entonces ese mensaje tiene que ser entendido, pues es un mensaje divino. Aquí encontramos en la lectura que tuvimos, encontramos una narración profética, una narración en forma simbólica, utilizando símbolos, de lo que sería el ministerio del precursor de la Primera Venida del Señor; y encontramos que fue representado todo ese ministerio, todo lo que Él tendría que hablar fue representado en esa forma simbólica. Tenemos aquí un sinnúmero de símbolos o parábolas; por ejemplo, tenemos a los seres humanos, a toda carne representada, simbolizada como la hierba y como la flor del campo. Y tenemos también los juicios de Dios representados como el viento que sopla de parte de Dios. También aquí nos representa lo que es la vida terrenal del ser humano, la cual es corta, y que pasa (como decimos

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Y luego más abajo, en el verso 9 (ese es el verso 6), pero el 9 dice: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas...” Ahora, nos dice que hay que dar voces, luego dice lo que hay que decir a voces, y luego dice que hay que subirse sobre un monte alto para clamar, para fuertemente dar la voz, para levantar fuertemente la voz. Así que, vamos a estudiar por un momento todo esto, y vamos a ver algo muy importante aquí, y para examinar la Palabra, examinar en esta ocasión lo que queremos hablar, vamos a ponerle un tema, ya que hablamos o leímos que se debe subir sobre un monte alto para levantar fuertemente la voz, para dar un mensaje a voces; así que, habrán voces saliendo del monte. Vamos a poner entonces como tema: “LAS VOCES DE UN MONTE.” Para que podamos entender bien esto, vamos a dar un recorrido, y así podremos entender mucho más claro lo correspondiente para los días finales. En la actualidad, como en otros tiempos, si usted se sube sobre un monte, o se para frente a un monte, usted al hablar, al dar voces, usted encontrará que ese monte repite lo que ya usted habló. Así que, la gente que estarán mirando y pendientes de ese monte, escucharán voces salir de ese monte, escucharán las voces de un monte, las voces del monte, que donde esté siendo hablado eso que la gente van a escuchar. Ahora, usted tiene que ver que eso va retumbando, retumbando (a eso le llaman “haciendo eco.”). Así que esa voz va haciendo eco, haciéndose de un eco a través de la

LUZ EN LA CIMA DEL MONTE Rev. William Soto Santiago 18 de Noviembre de 1978 Córdoba, Argentina Muy buenas tardes, amados hermanos, Dios nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa tarde en que podemos todos congregarnos para adorar a Dios y oír Su gloriosa Palabra; es para mí un privilegio estar entre ustedes. En esta tarde vamos a buscar en nuestras Biblias, en el Evangelio según San Mateo, capítulo 17, y dice así la Palabra de Dios, Evangelio según San Mateo, capítulo 17, verso 1 en adelante, dice: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

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Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entender lo que debemos entender en este tiempo en que nosotros estamos viviendo. En esta tarde el tema será: “LUZ EN LA CIMA DEL MONTE.” Encontramos que cuando Jesús ascendió al monte con tres de Sus discípulos: Pedro, Jacobo y Juan, allí se transfiguró delante de ellos, y su rostro brilló como el sol, encontramos que allí sus vestiduras fueron resplandecientes, y encontramos que en la cima de ese monte había una luz; y esa luz era el Señor Jesucristo resplandeciendo Su rostro como el sol y Sus vestiduras resplandeciendo también. Por lo tanto, el tema de esta tarde es: “LUZ EN LA CIMA DEL MONTE.” Y ya ustedes saben que la luz en la cima del monte era Jesucristo transfigurado delante de ellos. Y allí en la cima del monte había uno que tenía que ser escuchado. De los discípulos uno de ellos tenía algo que decir, pero lo que él tenía que decir u opinar en aquella ocasión no fue escuchado. Cuando algo tenía que ser escuchado allá arriba en la cima del monte, una Voz del Cielo, la Voz de Dios dijo a quién había que escuchar. Él era el que tenía la Palabra para decir lo que había que hacer allá arriba en la cima del monte; o sea, que la Voz que había que escuchar en la cima del monte, era la Voz del Señor, y así fue hablado en esa ocasión. Ahora, vea que fue en tiempo de adopción, en que todo

LAS VOCES DE UN MONTE Rev. William Soto Santiago Jueves, 02 de septiembre de 1982 Fusagasugá, Colombia Muy buenas noches, amables amigos; es para mí un privilegio estar entre ustedes esta noche para glorificar a Dios, y para platicar con ustedes de la Palabra de Dios. En esta noche quiero leer una Escritura, y quiero leer en el libro del profeta Isaías, en el capítulo 40, y el verso 6 hasta el verso 10*, que dice de la siguiente manera: “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; dí a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones. Leímos la Escritura que decía: “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces?...”

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esto fue a suceder en la cima de ese monte. Encontramos que lo que aconteció en la cima del monte allá, señala, representa, lo que acontecerá en la Venida del Reino en el tiempo en que nosotros estamos viviendo. Esa es la manera, ese es el orden de la Segunda Venida del Señor. Por lo tanto, Dios allá estuvo mostrando en aquellos acontecimientos, las cosas que acontecerían en este tiempo final. Ahora, encontramos que allá en aquel tiempo, los que estuvieron allá, experimentaron aquella experiencia, o sea, vivieron aquella experiencia; pero era una experiencia temporera, era una experiencia, la cual estaba siendo utilizada por Dios como tipo y figura de lo que acontecería en el tiempo final; o sea, Dios mostrando de antemano lo que acontecería en el tiempo final. Por eso encontramos que Jesús le dijo: “No digáis a nadie la visión.” [San Mateo 17:9]. Vean ustedes que allí ellos tuvieron una gran visión, ellos tuvieron una gran experiencia en aquella ocasión. Ahora, ¿cuanto más grande será la experiencia que tendrán los escogidos que vivan lo que aquello representó o tipificó? Por lo tanto, este tema de esta tarde: “LUZ EN LA CIMA DEL MONTE,” nosotros tenemos que entenderlo de la manera correcta para que no estemos buscando una luz literal, porque esa luz en la cima del monte que fue vista allá, que Su rostro fue visto como el sol y Sus vestiduras fueron resplandecientemente blancas, encontramos que esa luz era el Señor; y encontramos que en una ocasión el Señor en Su Primera Venida, Él dijo: “Yo soy la luz del mundo.” [San Juan 8:12]. Por lo tanto, esa luz en la cima del monte era el Señor en Su Primera Venida, allí Él mostró en tipo, la Primera Venida, entonces viene también a señalar la Segunda

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Venida. Por ejemplo: en la Primera Venida, Él vino de una virgen; o sea, María (aquella virgen) vino a ser una como una incubadora donde Dios coloca el germen de vida, Dios puso todo allí, Dios creo allí en el vientre de María aquella célula de vida, y fue multiplicándose célula sobre célula hasta que fue formado aquel cuerpo, y luego nació. Pero María no tuvo nada que ver con ese niño, solamente ella vino a ser el instrumento, el vientre, donde Dios colocó esa célula de vida. Entonces, encontramos que de una virgen fue que Él nació, porque si la Escritura decía en Isaías, capítulo 9, verso 6, dice: “Porque un niño nos es nacido...” Por lo tanto, tenía que haber alguien (una mujer) a través del cual nacer; entonces tenía que ser una virgen porque Isaías en otro lugar había dicho inspirado por Dios: “La virgen concebirá.” [Isaías 7:14]. Ahora, aquí nos dice: “Un niño nos es nacido,” entonces todo el mundo se podría preguntar en aquel tiempo: “Bueno, ¿cuál será la mujer privilegiada que va a dar a luz ese niño?” Y luego Isaías también dice: “La virgen.” Por lo tanto sería una virgen. Entonces, luego, ¿cuál de ellas? La que Dios hubiera escogido, porque a Dios no se le escapa nada. Por lo tanto, fue escogida por Dios para ese trabajo, y ya sabemos que esa virgen que concibió fue María; en el vientre de ella fue creado ese cuerpo, y en la forma en que Dios sabe hacer las cosas fue que Él hizo ese cuerpo allí: colocó allí, creo allí, la célula de vida. Bueno, sigue diciendo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado.” Ahora, encontramos que la Venida del Mesías estaba

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detalles, ya que a través de las grabaciones, a través de las películas, y en los lugares donde no puedan ver algunas películas, oirán la grabaciones, las cintas, y también leerán en los mensajes toda la enseñanza relacionada a la Edad de la Piedra Angular. Yo solamente estoy de visita entre ustedes, y trataré de hablar lo menos; es difícil, pero siempre trataré de hablar lo menos posible, lo más corto, y de no entrar en mucho detalles; ya ha estado siendo predicado el mensaje de la Edad de la Piedra Angular desde muchos años atrás, y todo eso está grabado, y está también siendo colocado en panfletos, y también en películas algunos mensajes; así que, tenemos todas la ventajas que no tuvieron los de las siete edades pasadas. El mensaje nuestro, el mensaje nuestro está siendo colocado en todas estas formas posibles en este tiempo, para el beneficio de todos los que pertenecen a esa Edad, y de todos los que hayan de venir a la Edad de la Piedra Angular, que van a venir más adelante un grupo bastante grande. Bueno, pero mientras tanto nosotros nos comemos todo el alimento que haya, pero como también queda preparado en esa forma que Dios nos permite prepararlo, también queda para los que hayan de venir. Así que, tenemos tantos privilegios en este tiempo que un solo mensaje puede viajar por un sinnúmero de países después que es predicado, y eso en otros tiempos pasados, era un poco mas difícil, pero en este tiempo, pues ya ustedes pueden ver las ventajas, las bendiciones que tenemos. Bueno, que Dios nos bendiga en este tiempo, en este día, y el tema ha sido: “LA LUZ EN LA CIMA DEL MONTE.”


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señalada conforme a la Escritura desde el comienzo de la aparición del Mesías está aquí narrado en la Escritura. Quizás muchas personas estaban esperando ver al Mesías ya grande, y entonces ver que saliera o que apareciera en Belén de Judea, porque así estaba escrito de Belén de Judea sería que saldría un gobernador, un guiador, un rey que guaría a Israel, el cual sería el Mesías. Pero la gente quizás estaba esperando a alguno de ellos, ver el Mesías aparecer de Belén, verlo ya grande; pero Dios tiene un orden y en todo hay etapas, hay un proceso. Y encontramos que durante todo ese proceso, hasta Dios cumplir todas las Escrituras que Él ha dado, todas las promesas que Él ha dado durante todo ese proceso, es que Dios va cumpliendo cada cosa en su tiempo y en el sitio determinado por Dios. Por lo tanto, lo que decía de Belén se cumpliría cuando el niño naciera. Ahora, cuando la virgen concibiese, no tenía que estar en Belén, cuando en la virgen fuese creado ese germen de vida, no tenía que estar en Belén; pero cuando fuese a nacer el niño, entonces sí. Ahora, ustedes pueden ver que esta joven María tuvo que caminar de un lugar a otro con José, para que se cumpliera la Escritura que tenía que cumplirse, aunque ellos eran de Belén, pero estaban viviendo por otro lugar; y al estar viviendo en otro lugar, allá por Nazaret, encontramos, que luego para cumplir la Escritura de que tenía que venir de Belén, entonces cuando ya estaba para dar a luz, ningún hombre llevaría a su esposa encinta caminando en un tiempo de frío, y caminando en la forma en que se caminaba en aquellos tiempos. El que tuviera un burrito viajaría en burro, el que no lo tuviera entonces tenía

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que caminar a pie, viajar de un sitio a otro, de una ciudad o de un pueblo a otro; en un tiempo como ése ningún hombre con su esposa encinta, ya para dar a luz, se iría a viajar de esa manera. El pueblo fue llevado a un censo, y así podían saber cuántos habitantes habían, y cuantos habían de cada tribu, y cuáles hayan sido los propósitos de parte de ese emperador, de ese gobernador, eso es asunto de él allá; pero lo que nos importa y lo que nos interesa es saber cuáles hayan sido los planes y propósito de Dios para hacer que todo eso haya ocurrido, y sabemos que los planes y propósitos de Dios eran que se cumpliera la promesa, la escritura de Belén de Judea. Y se cumplió, y luego que se cumplió, encontramos que ya el niño estuvo allí por un tiempo, unos años, ya cuando los magos llegaron ya tenía unos dos años de edad; pero luego que los magos llegaron, encontramos que ya Herodes le había dicho a los magos: “Ustedes vayan, adoren al niño cuando lo encuentren, y después regresen acá, y díganme dónde está para yo ir después también a adorarlo.” Pero más bien lo que quería era ir o mandar a su ejercito para matarlo, y así que no hubiera un rey en Israel. Bueno, pero ya sabemos que Dios en sueños le dejó saber a los magos, a aquellos científicos, que se fueran por otro camino y no fueran a darle la noticia a Herodes, en dónde estaba el niño, y que lo habían encontrado; y luego Dios le dice a José que agarre al niño y a la madre del niño (tome a María y al niño) y se vayan a Egipto porque van a buscar al niño para matarlo. Y se fueron a Egipto, y luego estuvieron allí en Egipto por cierto tiempo. Luego el Señor vuelve y le deja saber a José que quienes buscaban al niño para matarlo, ya habían muerto,


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haciendo, y estamos viendo la luz en la cima de la montaña, la luz de un nuevo día, de una nueva dispensación, una nueva dispensación que no tendrá fin, porque es una dispensación eterna, y siendo una dispensación eterna ya ustedes pueden ver lo que significa el que sea una dispensación eterna. Una dispensación eterna, con un mensaje eterno, con unos escogidos que son eternos, porque estamos en la Edad eterna, y estando en la Edad eterna recibiremos Vida eterna también en nuestros cuerpos. Si alguno se va antes, no se apure, que tiene que regresar para esta misma Edad. Así que, no tenemos deseos de irnos, porque si nos vamos, tenemos que regresar para esta misma Edad, y no solamente esto, sino que los santos que han partido. ¿Sabe lo qué dice la Escritura? Que un ángel, dice que tomó las oraciones de los santos, y echó incienso, y subió delante de la presencia de Dios. ¿Sabe lo qué dice el hermano Branham que significa eso? ¿Esas oraciones de los santos? Que los santos habían estado orando por regresar nuevamente a la Tierra. Así que, si uno se va hacia allá, luego al saber donde uno estaba, en que edad estaba, de seguro uno va a desear regresar hacia acá. Aunque allá es muy bueno, pero dice que ellos habían orando para regresar a la Tierra porque ellos deseaban regresar acá, y sabemos que en la edad de regresar es la Edad de la Piedra Angular, porque es la Edad del año del jubileo, y el año de jubileo es la edad de todas las cosas regresar a su posición original. Así que, ya podemos ver estos ángulos en cuanto a la Palabra de Dios. Yo creo que en este viaje solamente trataré de estar hablando lo menos posible, y de no entrar en muchos

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Por lo tanto, sabiendo estas cosas, nosotros sabemos dónde estamos parados. Nosotros sabemos que no estamos parados en la primera edad, ni en la segunda, ni en la tercera, ni en la cuarta, ni en la quinta, ni en la sexta, ni en la séptima tampoco, sino que nosotros estamos más arriba de eso, nosotros estamos en una Edad celestial viendo todo lo que fue visto allá en el Monte de la Transfiguración. Nosotros estamos en una posición muy favorable, y todo esto que está sucediendo en la cima del monte, la luz que estamos viendo en la cima del monte, todo eso ocasionará que este mundo gentil tenga que desaparecer, todos estos reinos gentiles tengan que desaparecer, y el Reino de Dios tenga que vivirse aquí en la Tierra. Al ver nosotros la luz en la cima del monte, la luz de un nuevo día, el mensaje de una nueva dispensación, el mensaje que estará siendo predicado, siendo enseñado, siendo oído, y siendo vivido en el milenio y por toda la eternidad, esa luz la estamos viendo nosotros, somos los primeros que vivimos esa luz, somos los primeros que vivimos ese mensaje. Por lo tanto, entonces sabiendo nosotros todas estas cosas, realmente es que no hay palabras para decir y para expresar lo que significa el vivir en este tiempo, en la Edad de la Piedra Angular. Es tan difícil expresarlo, solamente citando las Escrituras, y cuando se citan las Escrituras, entonces algunas personas dicen: “¿Pero eso tan grande, una cosa tan sencilla como lo que estamos viendo es una cosa tan grande como la que Dios prometió en la Palabra?” Sí, por causa de que Dios, las cosas grandes que Él ha prometido, las cumple de una manera sencilla. “LUZ EN LA CIMA DE LA MONTAÑA.” Eso es lo que estamos viendo, eso es lo que Dios está


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o sea, ya Herodes había muerto, y ya podían regresar nuevamente a la tierra de Palestina; y regresaron nuevamente a la tierra de Palestina, regresaron a Nazaret, y allí se crió Jesús. Ahora, al regresar de Egipto hacía Palestina, allí se cumplió la Escritura también que decía: “De Egipto llamé a mi Hijo.” [San Mateo 2:15]. Ahora, yo no sé si ustedes se han dado cuenta que para el cumplimiento de cada cosa, de cada promesa, ha habido ciertas circunstancias que han estado rodeando cada caso, para que así la cosa no sea de una manera prefabricada, sino ordenada por Dios, de tal manera que ha habido la necesidad de hacerse de esa manera; y al ser hecho de esa manera, luego encontramos que había una Escritura que hablaba que eso sería hecho. No que alguien trató de inventarse cierta cosa, para hacerla de esa manera, para entonces decir que hacía eso de tal manera y de tal manera, para tratar de hacerse pasar por alguna persona o por alguien que estaba prometido que habría de venir, sino que siempre han habido las circunstancias que han rodeado cada cumplimiento de la Escritura, la cual ha sido prometida por Dios. Bueno, encontramos entonces que Jesús caminó conforme al plan de Dios en todos Sus días, lo encontramos en cada paso. Encontramos que Él no era un hombre venido a través del matrimonio de una pareja, porque si hubiera venido de esa manera, hubiera sido un pecador como todos los demás pecadores; pero Él vino de tal manera que no hubo intervención matrimonial en el caso de Él. Por eso Él podía estonces dar Su vida por cada uno de los hijos de Dios, para redimirnos, para volvernos nuevamente a nuestra posición original de hijos de Dios.

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Todo el problema que los hijos de Dios han tenido aquí en la Tierra, ¿sabe cuál es? Que hemos nacido a través del matrimonio de nuestro padres, y a causa de eso hemos venido a través de la relación matrimonial, y eso ha producido el cuerpo que nosotros tenemos; y al producir este cuerpo, es un cuerpo en donde hay muchísimos problemas, y entonces estamos atados a este cuerpo mientras vivamos en esta Tierra en estos cuerpos terrenales. Pero hay una promesa que los hijos de Dios han de tener otro cuerpo, un cuerpo glorificado, un cuerpo que nada tiene que ver con las relaciones matrimoniales de los seres humanos; por lo tanto, no estará sujeto a un padre literal, acá terrenal, y a una madre terrenal, sino que ese cuerpo viene de parte de Dios; y ahí no tendremos ningún problema, ya que será un cuerpo perfecto, en donde realmente esa es la clase de cuerpo que necesitamos, y es la clase de cuerpos que deseamos nosotros tener. En ese cuerpo no se puede pecar, en ese cuerpo no se puede actuar mal, porque está preparado, está diseñado, para actuar bien, está preparado para no tener problemas. Por lo tanto, ya podemos ver que la Escritura nos hace esa promesa. Ahora, ¿para qué tiempo es que Dios ha de cumplir esa promesa? Podemos ver que el tiempo del cumplimiento de esa promesa para todos los hijos de Dios será el tiempo final, en donde los muertos en Cristo han de resucitar, y los santos que estén vivos en el tiempo de la resurrección, ellos serán transformados al ver los santos resucitados. Siendo que nosotros estamos viviendo en el tiempo final, en el fin de todos los tiempos, entonces tenemos que entender que vivimos en un tiempo en que Dios ha hecho grandes promesas para cumplirlas a Su pueblo escogido.


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está brillando, está brillando la luz en la cima de la montaña para dejarnos ver, para dejarnos saber, las cosas que debemos saber en el tiempo en que estamos nosotros viviendo. La revelación en la cima de la montaña, la luz en la cima de la montaña, nos abre nuestros ojos espirituales para ver y entender las cosas que corresponden a la edad que nos ha tocado vivir. En este tiempo todas las cosas estarán abiertas ante nuestros ojos espirituales, aun la dimensión espiritual, la dimensión de los ángeles estará abierta también para nosotros, ya que nosotros hemos entrado a una dimensión espiritual, y a una edad celestial, porque cuando Moisés subió a la cima del monte, la Escritura nos dice que hiciera todo de acuerdo a lo que vio en el Cielo. Y Moisés hizo todo lo que hizo conforme a la visión que tuvo, conforme a lo que él vio en el Cielo. ¿Y a dónde fue que él subió? A la cima del monte Sinaí. Pero allí en la cima del monte Sinaí había otra dimensión manifestándose. Allí estaba Dios, allí estaba la dimensión de Dios, allí estaba la dimensión de los ángeles, habían angeles allí, allí estaba otra dimensión manifiesta, porque aquella manifestación en la cima de la montaña pertenecía a una dimensión celestial. Y cuando Jesús estaba en la cima del Monte de la Transfiguración, allí estaba también una dimensión celestial manifiesta; y hoy en día nosotros, estando nosotros en la Edad de la Piedra Angular, en la cima de la montaña, estamos en una dimensión celestial, en una dimensión espiritual, en donde la manifestación de una dimensión espiritual, de la dimensión de Dios, está manifiesta para el beneficio espiritual de todos nosotros.

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resucitaran, aun de los mensajeros que resucitaran, y en el se hubiera cumplido la Segunda Venida del Señor. Y así también usted tiene que entender que hubiera sido en las diferentes edades, ¿pero dónde es que aparecen y a quién es que le han de aparecer? Aparecerán a los de la Edad de la Piedra Angular; y estarán con los de la Edad de la Piedra Angular, y los de la Edad de la Piedra Angular, los escogidos de esa edad, cuyos sus nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, al ver los santos que han resucitado, han de ser transformados también, y hemos de tener una grande fiesta. Así que usted puede ver el privilegio que tenemos, un privilegio demasiado grande, no hay palabras para expresar la bendición que nos ha tocado. Por lo tanto, nosotros ya sabemos para dónde van a ir los santos que han de resucitar, con quiénes han de estar. Por lo tanto, sabiendo estas cositas, que son buenas saberlas, porque así todo esto nos ayuda, y nos es de estímulo para nosotros vivir en nuestro día perfecto, de la manera correcta que debemos de vivir, viviendo vidas agradables delante de Dios, apartados siempre de todo mal, apartados de toda cosa que no sea agradable a Dios. Tenemos que vivir vidas agradables delante de Dios, vidas santas, porque que la Escritura dice para hoy: “El santo santifíquese todavía, el justo justifíquese todavía.” [Apocalipsis 22:11]. Y esas palabras son para nosotros; por lo tanto, saber la bendición que nos ha tocado, eso nos da estímulo para nosotros agradar a Dios en todo lo que sabemos que agrada a Dios, y no desagradarlo en las cosas que nosotros sabemos que no le agradan a Él; tenemos que mantenernos siempre viviendo correctamente conforme a la Palabra de Dios, porque la luz en la cima del montaña


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Encontramos que Dios nos mostró a través de lo que aconteció en el monte de la Transfiguración, Dios nos mostró estos días en que nosotros estamos viviendo. Podemos ver que allí en el Monte de la Transfiguración, allí estaba Jesús, estaba también Pedro, Jacobo y Juan, personas que estaban viviendo aquí en la Tierra en sus cuerpos terrenales, pero también allí aparecieron Moisés y Elías. Moisés había muerto en una ocasión, pero Dios se lo había llevado, dice que el Arcángel Miguel se lo llevó, y nadie supo dónde fue enterrado. Pero podemos ver después que unos cientos de años o miles de años después apareció sobe el Monte de la Transfiguración, allá apareció Moisés con Elías hablando con Jesús. Allí podemos ver a Moisés y a Elías. Fíjese, Moisés representa los muertos en Cristo que resucitarán, y Elías representa los vivos que no verán muerte, sino que serán trasladados o raptados, porque Elías no vio muerte, sino que Elías fue arrebatado por un carro de fuego; y también nos ha sido dicho a nosotros que esos carros de fuego, esos platillos voladores, que los científicos llaman platillos voladores, nos dice el cuarto Elías, nuestro amado hermano Branham, por Palabra de Dios: que no le tengamos miedo a esos platillos voladores, porque un día uno de ellos vendrá y hará algo para nosotros, algo maravilloso, y dice que vamos nosotros a ser transformados y a ser sacados de esta Tierra. Así que, nosotros tenemos realmente de parte de Dios todo preparado para la traslación de los santos. Ahora, vean ustedes para qué tiempo apareció Moisés y Elías, fue para el tiempo en que se subió a la cima del monte, y allí fue el gran tiempo de la Transfiguración. Podemos ver que algunos días antes, Jesús les había dicho

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a Sus discípulos: “Algunos de ustedes no gustarán la muerte (gustar la muerte es morir), alguno de ustedes no morirán sin que antes hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con poder y gloria.” [San Lucas 9:27; San Marcos 9:1]. “Algunos de ustedes,” no eran todos, sino “algunos de ustedes,” y luego seis días después se llevo a Pedro, Jacobo y Juan a la cima de un monte, y allí se transfiguró delante de ellos. Allí ellos estuvieron viendo de antemano, ellos estuvieron viendo anticipadamente la manera en que el Reino de Dios habría de venir en el fin de los tiempos para ser establecido. Esa es la manera de la Segunda Venida del Señor con poder y gloria en Su Reino. Encontramos que todo eso fue mostrado allí, y no murieron algunos de ellos, hasta que vieron la Venida del Reino allí en el monte de la Transfiguración. Con aquello que ellos vieron se cumplió la promesa que Dios había dado, que el Señor le había dado a alguno de ellos. Luego esa misma promesa volvió nuevamente a ser cumplida a uno de los tres discípulos. A uno de los tres discípulos (a Juan el discípulo amado) nuevamente le fue cumplida esa misma promesa, y él vio allá en la isla de Patmos, él vio nuevamente la Venida del Hijo del Hombre con poder y gloria en Su Reino. Así que, podemos ver cómo esa promesa le fue cumplida a alguno de ellos allá, y luego le fue cumplida nuevamente a Juan el discípulo amado; y a los próximos que les es cumplida esa promesa es a los escogidos que viven en el tiempo final, en donde les será realizada esa promesa, de tal manera que todo lo que ellos vieron allá en tipos y figuras, lo verán los escogidos de este tiempo final, en la cima del monte. Pero, ¿habrá que ir a algún monte


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de Dios manifiesta en Su Segunda Venida, la Segunda Venida del Señor es la luz; y alumbrará a todos en la cima del monte de Sión, y ahí es el lugar para los escogidos también ser transformados. Los que han de ser transformados estarán en la cima del monte de Sión, en la Edad de la Piedra Angular; y los que han de ser trasladados estarán ahí también, porque los que han de ser transformados, luego han de ser trasladados; y los que han de resucitar estarán ahí también en la cima del monte de Sión, en la Edad de la Piedra Angular, ahí es que estarán, porque ahí es que han de aparecer, así como apareció Moisés en la cima del Monte de la Transfiguración. Ahora, ya podemos nosotros ver dónde aparecerán los escogidos que han partido en las siete edades pasadas. No pueden aparecer en la edad de Lutero, porque la edad de Lutero ya pasó, para aparecer en la edad de Lutero hubieran tenido que resucitar en el tiempo de Lutero; pero ya el tiempo de Lutero terminó, ya el tiempo de Wesley terminó, ya el tiempo de la séptima edad, de la edad de Laodicea, terminó también, y está en tinieblas, no pueden resucitar en la edad de Laodicea, no puede ser, tienen que resucitar en la Edad de la Piedra Angular. Si resucitaran en la edad... vamos a poner un ejemplo: si la resurrección hubiera sido en la edad luterana, entonces hubieran resucitado en el tiempo de Lutero, y todos los que resucitaran tenían que unirse al grupo de Lutero, y hubieran sido todos luteranos, porque estaban en la edad luterana. Si la resurrección hubiera ocurrido en el tiempo wesleyano, en la edad de Wesley, entonces todos hubieran sido wesleyanos, y hubieran estado con el grupo de Wesley, y Wesley entonces hubiera sido el líder de todos los que

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es que una cosa es la luz por la tarde, y otra cosa es cuando sale por la mañana, sale para alumbrar todo un día; cuando aparece en la tarde solamente alumbra algunas horas nada más, y luego se va. Pero fíjese, ¿a quién es que le conviene crecer y a quién es que le conviene menguar? La luz que está por la tarde le conviene menguar, para que la luz que sale por la mañana pueda crecer. La luz de la tarde lo que hace es menguar; fíjese, en la tarde uno ve la luz del sol, y a medida que pasan los minutos, la luz del sol va menguando; pero cuando la luz sale por la mañana, la luz va en aumento; la luz de la mañana crece, la luz de la tarde mengua. Juan en su tiempo fue la luz de la tarde en aquel tiempo, la luz de la tarde de aquella nueva dispensación, de la segunda dispensación, ¿pero él comenzó a menguar para qué? Para que la luz de la mañana, Jesús en Su primera Venida, comenzara a crecer, y creció; pero la luz de la tarde tuvo que desaparecer. Por eso entonces nosotros tenemos que entender el tiempo en que estamos, y tenemos que ver que al monte de Sión, y para el monte de Sión, y sobre la cima del monte de Sión está prometido que saldrá la luz de la mañana. El hermano Branham es el cuarto Elías, y luego el quinto Elías es el ultimo ministerio de Elías que es manifiesto, y eso es en la Venida del Reino sobre la cima del monte de Sión. Y encontramos que ahí, fíjese, alumbra una luz, la luz en la cima del monte; y cuando la luz alumbra en la cima del monte, encontramos que lo que pasó allá en el monte Sinaí (sobre la cima del monte Sinaí), y en la cima del monte Sinaí allí había una luz, había truenos, relámpagos, voces, y el sonido de la bocina. Y eso es lo mismo que corresponde a la cima del monte de Sión, la luz


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literal? No. Hay un monte más grande que todos los montes literales, porque un monte lo que representa es un reino; por lo tanto, hay que ir a un monte, a un reino, y ese reino, ese monte, es el Monte de Sión, la Iglesia verdadera del Señor, y la cima de ese monte es la Edad de la Piedra Angular. Ahí arriba es donde se cumple todo lo que fue mostrado allá en el Monte de la Transfiguración. Es igual como lo que ocurrió cuando Moisés subió a la cima del monte Sinaí. Cuando él subió allá, él allí se encontró con Dios, y allí había una luz, una luz en la cima del monte, y esa luz era Dios. Por lo tanto, vea usted, la luz en la cima del monte siempre es Dios, en la cima del monte manifestándose; y allí Moisés escuchó a Dios; y allí también el pueblo escuchó, ¿qué cosas? Déjeme leerles todo lo que escuchó el pueblo, porque aquello señala lo que escuchará el pueblo en este tiempo, dice Éxodo, capítulo 19, verso 9 en adelante, dice: “Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová. Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. Y señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá. No lo tocará mano, porque será apedreado o

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asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte. Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no toquéis mujer. Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.” Ahora, pueden ustedes ver en la Escritura que cuando Dios descendió sobre el monte, encontramos que cuando Dios descendió sobre la cima del monte, del monte Sinaí, dice que allí “...había en esa mañana (en la mañana recuerden),” en la mañana del tercer día, mostrando que en la mañana de la tercera dispensación, encontramos que es el tiempo para subir, y encontramos que es el tiempo en que Dios desciende sobre la cima del monte: “Vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte.” Ahora, vean todas las cosas que allí estaban


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podían creer que Él había resucitado, y preferían decir que los discípulos se lo habían llevado para que la gente no creyesen que Él había resucitado, como Él había dicho que iba a resucitar. Ahora, fíjese, lo que ellos esperaban (ellos esperaban al Mesías), vino y no lo pudieron recibir, no pudieron creer que ése era Él, habiendo venido el que había sido anunciado. Dios en simplicidad cumple las cosas que Él ha prometido, y eso hace que la gente no vea, ciega a la gente la simplicidad, porque es que en la Escritura están anunciadas cosas tan grandes, que la gente cree que cuando Dios las cumpla, será una cosa grande acá, en cuanto al aspecto terrenal, pero en cuanto al aspecto terrenal será algo sencillo, lo grande es en cuanto al aspecto divino, en cuanto al aspecto de Dios, de la manera que Dios lo ve, es una cosa grande. Pero lo grande de Dios para la gente eso es necedad, para la gente es locura. El apóstol San Pablo decía que “para los que se pierden el Evangelio es locura, pero para los que creen es potencia de Dios.” [Primera de Corintios 1:18]. Y así es en cuanto a todas las promesas de Dios, cuando Dios las cumple es locura para los que se pierden, pero para los que creen es potencia de Dios. El cumplimiento de las promesas de Dios es algo grande para los hijos de Dios. “LUZ EN LA CIMA DEL MONTE.” Está prometido que la luz brillará en la cima del monte, el cuarto Elías dijo, hablando acerca de la luz de la tarde, él habló de la luz de la tarde, y señaló que la luz de la tarde era Malaquías 4:5, o sea, el ministerio de Elías era la luz de la tarde. Y la misma luz que se esconde por la tarde (Elías) es la misma luz que sale por la mañana (Elías). Lo que pasa

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cumplimiento de todas estas promesas. Por lo tanto, nosotros viviendo en el tiempo del cumplimiento de todas estas promesas, nosotros tenemos que entender estas cosas que han sido prometidas, y entender el cumplimiento de todas estas promesas, para así nosotros recibir todo el beneficio para lo cual Dios cumple estas promesas, porque “el que recibe profeta, en nombre de profeta, merced de profeta recibe.” [San Mateo 10:41]. O sea, el beneficio para lo cual Dios ha enviado ese profeta, el beneficio lo recibe la persona que lo recibe; o sea, la persona que recibe a profeta, en nombre de profeta, recibe toda la bendición que trae ese profeta de parte de Dios. Así que, podemos ver estas cosas en el tiempo en que vivimos, y saber que todo esto Dios lo cumple de una manera sencilla. Fíjese, todas las cosas que el Señor cumplió en Su Primera Venida fueron cosas grandes y maravillosas, promesas grandes que fueron hechas, pero fueron cumplidas delante del pueblo de una manera tan sencilla, que los líderes religiosos de aquel tiempo no creyeron que Dios estaba en la escena cumpliendo las promesas que Él había hecho para la Primera Venida del Señor. No podían creer aquellas cosas que eran dichas, pero sin embargo Dios estaba cumpliendo lo que Él había prometido. Imagínese cuántas personas podrían decir después que murió el Señor, y luego resucitó, pero que usted sabe, luego los líderes religiosos pagaron dinero a los guardias para que ellos dijeran que los discípulos habían venido y se lo habían llevado, y se lo habían robado, que no había resucitado, sino que se lo habían robado, y entonces estaban ahora diciendo que había resucitado. Bueno, fíjese, aun habiendo resucitado todavía no


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aconteciendo, en la mañana de aquel tercer día, mostrando lo que en la mañana de la tercera dispensación estaría aconteciendo, y Moisés subió a la cima del monte, y allí estaba Dios, y allí estaba Moisés. Encontramos que en la cima del Monte de la Transfiguración allí estaba Dios, allí estaba Jesús, allí estaba también Elías, y allí estaba Moisés. Ahora, vean ustedes que todas esas cosas que allá estuvieron aconteciendo, en la cima del monte, y aquella luz que estuvo siendo vista en la cima del monte, esa misma luz es el que siempre ha sido vista, esa luz es Dios, porque Dios es luz, y cuando Dios se manifiesta sigue siendo luz, aunque se vele en carne humana sigue siendo luz. Encontramos que cuando estaba velado en carne humana, en aquel joven de Nazaret llamado Jesús de Nazaret, encontramos que en una ocasión Él dijo: “Yo soy la luz del mundo.” Ahora, aquella luz estaba velada en carne humana, Él dijo que Él era la luz del mundo. Por lo tanto, Él dijo también: “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la lumbre de la vida.” [San Juan 8:12]. Así que, podemos ver que no solamente una persona puede tener luz, teniendo una cosa literal que alumbre, sino que hay una luz espiritual que es más importante que la luz literal. Podemos entonces ver que todas las cosas que acontecieron en el pasado señalan las cosas que están colocadas en el plan de Dios para acontecer en el tiempo final. Bueno, vamos a ver por un momento lo que significa todo esto de la luz en la cima del monte, y así podremos entonces saber en el tiempo en que estamos viviendo, y también saber qué es lo que Dios tiene para que nosotros veamos. El cuarto Elías, nuestro amado hermano Branham,

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nos dice en el mensaje de “Las Edades de la Iglesia,” en la pagina 59, nos dice: “... hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino (está citando el libro de San Mateo, capítulo 17). Y los tres apóstoles vieron eso: el orden de Su Segunda Venida (¿qué fue lo que vieron allá, en el monte de la Transfiguración? El orden de Su Segunda Venida). Ellos lo vieron transfigurado allí en el monte: Su vestido era resplandecientemente blanco, y Su rostro brillaba como el sol en su cenit. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como Él vendrá. En verdad, Elías vendrá primero y convertirá los corazones de los hijos (Novia) a la Doctrina Apostólica de la Palabra de los padres.” Ahora, ustedes pueden ver todo esto, y sigue diciendo más abajo (podríamos leerlo todo): “He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible. El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres: no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra.’ (Malaquías 4:5-6). Israel ya es una nación. Ella ahora está establecida con sus ejércitos, marina, sistema postal, bandera, y todo lo que tiene que ver una nación. Pero todavía está por cumplirse la Escritura que dice: ‘...¿Nacerá una nación de una vez...?’ (Isaías 66:8) Aquel día viene muy pronto. La higuera ha brotado. Los israelitas están esperando al Mesías. Ellos lo están


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justicia. Por lo tanto, Su rosto tenía que resplandecer como el sol, tenía que brillar como el sol, porque en Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice: “Y a los que temen mi Nombre nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud.” Si así es que Él señala Su Segunda Venida, y entonces Él tenía allá que presentarse de tal manera que Su rostro brillase como el sol, Sus vestidos resplandecientementes blancos, con vestiduras blancas. Así que, podemos ver todos esos tipos y figuras allá, lo cual acá viene a cumplirse, viene a realizarse de una manera sencilla, de una manera clara para todo el pueblo del Señor. Y entonces ver al Señor en Su Segunda Venida viniendo como el Sol de justicia; no quiere decir que uno va a ver un sol literal en la Segunda Venida del Señor, sino que el sol literal representa el Sol espiritual, que es el Señor en Su Segunda Venida para dar luz, luz espiritual, para dar la Luz de la Palabra, la revelación de la Palabra, para con esa luz iluminar a todos los hijos de Dios en el tiempo en que nosotros estamos viviendo, para con esa iluminación espiritual, con esa revelación espiritual, entonces los hijos de Dios poder recibir todo el beneficio, todas las bendiciones, todas las promesas que hay para los hijos de Dios para este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. También encontramos que con Jesús allí en el Monte de la Transfiguración estaban Moisés y Elías; con la Segunda Venida del Señor también vendrá el ministerio de Moisés y de Elías. Todo eso en la Segunda Venida del Señor porque así fue mostrado en el Monte de la Transfiguración. Por lo tanto, podemos ver en tipos y figuras todas estas cosas que han sido señaladas, han sido prometidas en el pasado, y en este día nosotros estamos viviendo el día del

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estará en ese velo de carne cumpliendo Su segunda Venida. Y tiene que ser algún velo de carne de entre nuestros hermanos, porque no puede ser a través de alguien que no sea uno de nuestros hermanos. No va a ser a través de uno que no sea un hermano. No va a ser a través de un musulmán, no va a ser a través de uno de una religión pagana, tiene que ser a través de uno de nuestros hermanos, ¿por qué? Porque Dios siempre envía a Su pueblo uno de entre los mismos hermanos, de entre los mismos del pueblo; o sea, siempre Dios cumple y levanta a través los hermanos lo que Dios ha prometido. Cuando vino el Señor en Su Primera Venida, ¿quién era? Uno de los israelitas, un israelita porque había nacido en Israel; por lo tanto, las demás personas, pues lo miraban: “Bueno, es uno más de nosotros.” Pero la mayoría de la gente no sabía que en ése estaba cumpliéndose lo que estaba prometido para la Primera Venida del Señor. Bueno, y en este tiempo en que nosotros estamos viviendo está prometido que habrá luz en la cima del monte, y ese monte es el monte de Sión, que ya sabemos que ese monte ha venido creciendo: la primera edad, segunda edad, tercera edad, hasta la séptima edad, y luego de eso se llega a la cima del monte; y en la cima del monte, ahí los que suben a la cima del monte vienen a formar la Edad de la Piedra Angular, y entonces ellos estando ahí presentes, ellos estarán presentes, y serán testigos de la Segunda Venida del Señor conforme al orden de la Segunda Venida del Señor con Moisés y Elías. ¿Qué vieron ellos allá? Ellos vieron allá al Señor como el sol, porque Su rostro resplandeció como el sol. Así fue mostrado, ¿por qué? Porque en Su Segunda Venida Él promete en Su Palabra, que Él viene como el Sol de


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esperando y sus esperanzas casi están a punto de cumplirse. Israel renacerá espiritualmente, porque su Luz y su Vida están a punto de revelarse a ella. ‘Y la ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero era su lumbrera.’ (Apocalipsis 21:23).” Ahora, ustedes pueden ver que lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración, eso mismo es lo que Israel está esperando. Y esa luz en la cima del monte es la luz que resplandecerá para Israel, y esa luz que resplandecerá, resplandecerá en la cima del monte de Sión. Esa es la luz que ellos verán, y esa luz es que hará que una nación nazca de una vez, y que nazca espiritualmente. Ellos en lo político están como una nación, nacieron en lo político, pero espiritualmente delante de Dios, ellos no han nacido todavía. Por lo tanto, a ellos les falta el espíritu de vida que entre dentro de ellos; y Dios tiene una forma de traer el espíritu de vida a Israel, a esos ciento cuarenta y cuatro mil. Ahora, usted puede ver como el cuarto Elías entrelaza la Segunda Venida del Señor en el monte de Sión, lo entrelaza con la luz que Israel está esperando. Por lo tanto, ustedes pueden ver todo esto, lo que significa todo esto. Sigue diciendo: “Esto es la nueva Jerusalén. El Cordero estará en esa ciudad, y por causa de Su presencia no habrá necesidad de luz. Allí el sol no saldrá ni se pondrá porque El mismo es el Sol y la Luz. Las naciones que entran allí andarán en Su Luz. ¿No está usted contento de que aquel día ya está sobre nosotros? Juan vio ese día que venía. ¡Así sea. Señor Jesús, ven presto!” Ahora, ustedes pueden ver estas cosas que están aquí,

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señaladas, y ustedes pueden ver que todo esto es la promesa de Dios para este día, que estará disfrutando el pueblo escogido del Señor, y que luego Israel ha de ver la misma cosa que el pueblo de los escogidos acá estará viendo. Por tal razón los primeros que ven la luz del nuevo día, la luz de esa tercera dispensación, en la mañana, son los escogidos que estarán acá, que han subido a la Edad de la Piedra Angular, y al subir a la Edad de la Piedra Angular, ellos son los que forman la Edad de la Piedra Angular; porque no puede haber una edad, si no hay gente que formen esa edad. Por ejemplo: si no hubieran personas que hubieran subido a la Edad de la Piedra Angular, a la cima de la montaña para formar parte de ese cuerpo de creyentes de la Edad de la Piedra Angular, entonces no habría la Edad de la Piedra Angular. Ahora, ustedes pueden ver lo que todo esto significa, si no hubiera la Edad de la Piedra Angular, siendo formada por personas que han subido a esa Edad eterna, y que ellos vienen a ser parte de esa Edad eterna; entonces los escogidos de las siete edades de la Iglesia, los escogidos que ya partieron, serían un cuerpo que nunca resucitaría; porque un cuerpo sin cabeza, no puede levantarse, un cuerpo sin cabeza no tiene vida. Por lo tanto, la cabeza del cuerpo, la cabeza de las siete edades, ¿saben cuál es la cabeza de las siete edades? La Edad de la Piedra Angular es la cabeza de las siete edades, porque es la edad perfecta, por eso ellos no pueden ser perfeccionados sin nosotros, por eso ellos han estado esperando por siete edades, han estado esperando por nosotros, porque apareciéramos en la escena y tomáremos nuestro lugar, para así entonces nosotros ocupar nuestro


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puesto del deber en nuestro tiempo, para que entonces Dios pueda cumplir todas las promesas que Él ha hecho para nosotros, y para los que ya han partido, porque ellos tienen promesas que dependen de nosotros. Por lo tanto, estando nosotros en la cima del monte de Sión, sobre la cima del monte de Sión habrá una luz, y ya podemos ver que la nueva Jerusalén, la nueva Jerusalén es el monte de Sión, es la verdadera Iglesia del Señor, es la Novia del Señor que ha estado apareciendo en la escena a través de siete edades, pero que ahora cuando llegamos al tiempo final, entonces es el tiempo de estar en la cima del monte para que sea formada la Edad de la Piedra Angular, y ahí en la Edad de la Piedra Angular es que Dios cumple las promesas que ha hecho para esa Edad, porque en esa Edad es la Edad del Reino, es la Edad de la Venida del Reino; no es la edad luterana, wesleyana, o pentecostal, sino que es la Edad del Reino, es la Edad del Hijo del Hombre, es la Edad mesiánica. Por lo tanto, es en esa Edad en que el Hijo del Hombre aparece, es en esa Edad en que el Hijo del Hombre viene con poder y gloria en Su Reino, es en esa Edad en que el Señor cumple Su Segunda Venida. Ahora, tenemos que entender que el Señor es espíritu, pero que Él para cumplir Su Segunda Venida, tomará algún velo de carne de entre nuestros hermanos, porque así dijo Moisés: “Profeta como a mí os levantará el Señor de entre vuestros hermanos, y el que no oyere a ese profeta, será desarraigado del pueblo.” [Deuteronomio 18:15]. Eso fue así en la primera Venida del Señor, y es así en la Segunda Venida del Señor, porque entonces tiene doble cumplimiento. Así que, el velo de carne no será el Señor, pero el Señor

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