Templo de Ramsés II (Abu Simbel)
Fachada del Templo de Ramsés II en Abu en Abu Simbel con sus cuatro colosos custodiándolo.
El Templo de Ramsés II o "Templo "Templo Mayor de Abu Simbel ", fue construido bajo el mandato del tercer faraón tercer faraón egipcio de la Dinastía XIXRamsés II. II. Está considerado como uno de los más célebres de todo Egipto Egipto.. Forma parte junto con el Templo de Nefertari, del complejo de Abu de Abu Simbel. Simbel.
Ubicación El templo está situado al sur de Egipto Egipto,, a 300 kilómetros de la ciudad de Asuán de Asuán..
Historia
Grabado del Templo de Ramsés II del año 1850.
El templo se empezó esculpir hacia el año 1284 a. C. y se finalizó, veinte años después, hacia el año 1264 a. C. Es uno de los seis templos excavados en la roca que se edificaron enNubia enNubia durante el largo reinado de Ramsés II. II. Abandonado durante siglos, en 1813 el suizo J. L. Burckhardt lo visitó y a su vuelta a Europa narró su descubrimiento al explorador italiano Giovanni Belzoni, Belzoni, el cual viajó al lugar
pero no pudo acceder al templo, por lo que volvió en 1817 1817,, despejó la entrada y se llevó todos los objetos que encontró y pudo transportar. Como consecuencia de la construcción de la presa de Asuáne Asuánen 1964 el Templo de Ramsés y el de Nefertari se desmantelaron para volver a ser reconstruidos en una zona próxima, 65 metros más alta y unos doscientos metros más alejada.
Arquitectura
El templo es una construcción de tipo speos speos,, (edificación excavada en la roca).
Altura de la fachada: 33 metros
Anchura de la fachada: 38 metros
En la fachada están esculpidas cuatro estatuas colosales de Ramón II sentado en su trono con el nemes y la doble corona del Alto del Alto y Bajo Egipto. Egipto.
Cada estatua mide 22 metros de altura. A los pies de las 4 figuras se encuentran diversas estatuas menores de varios miembros de la familia del faraón:
Tuya, madre de Ramsés II y el príncipe Amonhorjepeshef príncipe Amonhorjepeshef (primer (primer coloso de la izquierda).
Las princesas Bentata Bentata,, Nebettauy y Senefra (segundo coloso de la izquierda).
La reina Nefertari Nefertari,, la princesa Beketmut y el príncipe Riamsese (primer coloso de la derecha).
La princesa Nerytamun Nerytamun,, Tuya y Nefertari (segundo coloso de la derecha).
El interior del Templo se divide en diversas estancias: Santuario, sala de ofrendas, pequeñas salas contiguas, pronaos, vestíbulo y el templo solar.
Prisioneros nubios capturados por el ejército egipcio. Templo de Abu Simbel.
pero no pudo acceder al templo, por lo que volvió en 1817 1817,, despejó la entrada y se llevó todos los objetos que encontró y pudo transportar. Como consecuencia de la construcción de la presa de Asuáne Asuánen 1964 el Templo de Ramsés y el de Nefertari se desmantelaron para volver a ser reconstruidos en una zona próxima, 65 metros más alta y unos doscientos metros más alejada.
Arquitectura
El templo es una construcción de tipo speos speos,, (edificación excavada en la roca).
Altura de la fachada: 33 metros
Anchura de la fachada: 38 metros
En la fachada están esculpidas cuatro estatuas colosales de Ramón II sentado en su trono con el nemes y la doble corona del Alto del Alto y Bajo Egipto. Egipto.
Cada estatua mide 22 metros de altura. A los pies de las 4 figuras se encuentran diversas estatuas menores de varios miembros de la familia del faraón:
Tuya, madre de Ramsés II y el príncipe Amonhorjepeshef príncipe Amonhorjepeshef (primer (primer coloso de la izquierda).
Las princesas Bentata Bentata,, Nebettauy y Senefra (segundo coloso de la izquierda).
La reina Nefertari Nefertari,, la princesa Beketmut y el príncipe Riamsese (primer coloso de la derecha).
La princesa Nerytamun Nerytamun,, Tuya y Nefertari (segundo coloso de la derecha).
El interior del Templo se divide en diversas estancias: Santuario, sala de ofrendas, pequeñas salas contiguas, pronaos, vestíbulo y el templo solar.
Prisioneros nubios capturados por el ejército egipcio. Templo de Abu Simbel.
La parte interior del templo tiene una distribución similar a la mayoría de los templos del antiguo Egipto, con salas de tamaño menor a medida que nos acercamos al santuario. La primera sala contiene ocho estatuas de Ramsés II elevado a la categoría de dios, tomando la forma de Osiris Osiris.. Estas estatuas están adosadas a las columnas. En las paredes se pueden ver grabados que representan escenas de las victorias egipcias en Libia Libia,, Siria Siriay y Nubia Nubia.. El santuario contiene tres estatuas de los dioses Ra, Ptah, Amón y una de Ramsés, todas en posición sedente.
Simbología El templo está dedicado a los dioses Ra Ra,, `Món y Pímenton. Se construyó con la intención de impresionar a los enemigos nubios de Egipto y mostrar la grandeza del reino.
Patrimonio de la Humanidad Forma parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán Asuán,, declarado Patrimonio de la Humanidad por laUnesco laUnesco en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia de Abu Simbel a File .
Curiosidades El templo está construido de forma que durante los días 21 de febrero y 19 de octubre, octubre, los rayos solares penetran hasta el santuario, situado al fondo del templo, e iluminan las caras de Amón, Ra, y Ramsés, quedando sólo la cara del dios Ptah en penumbra, pues era considerado el dios de la oscuridad. Se cree que estas fechas corresponden respectivamente a los días del cumpleaños del rey y al de su coronación, aunque no existen datos que lo corroboren. Tras el desplazamiento del templo, el fenómeno solar ocurre dos días más tarde de la fecha original. O posiblemente también, estos días c orrespondían respectivamente al inicio de dos estaciones para los egipcios: la de peret (germinación de las semilla) y shemu (recolección de la cosecha).
Templo de Ramsés II. Imperio Nuevo. XIX dinastía. Hacia el 1250 ane. Gres egipcio. Fachada: 32 m de altura, 38 m de ancho en la base y 63 m de profundidad. Abu Simbel.
En tiempos de Ramsés II se construyeron en Abu Simbel (Nubia) dos templos excavados en la roca -tipo que recibe la denominación de speos-, cuya monumental fachada es como un gran pilono con estatuas. El mayor -el del propio Ramsés II- mide 38 m de altura, y cuenta en su fachada con cuatro grandes estatuas sedentes del faraón, de unos 20 m de altura; en su interior, una sala con cuatro pares de pilares osiríacos da paso a otra más pequeña y al altar. El templo contiguo, algo menor -28 m de altura-, está dedicado a la esposa de Ramsés, la reina Nefertari, y consagrado a la diosa Hathor; cuenta con seis estatuas de la reina, personificada como Hathor, y en su interior la cámara principal tiene tres pares de pilares tallados con la imagen de la diosa. La orientación de ambos es perfecta: al amanecer de los equinoccios, los rayos del sol llegan hasta el propio fondo del speos de Ramsés II -hasta una profundidad de 60 m en la roca-, donde se halla la estatua del dios Osiris. Ramsés mandó construir este templo con una doble idea: por un lado, para ensalzar su propia figura, ya que las cuatro figuras magníficamente talladas e idénticamente iguales, son un fiel retrato del propio faraón con toda la potencia de la juventud. Por otro, y dado que el templo está ubicado en la frontera con Nubia, país tributario de Egipto, el faraón se hace representar en actitud majestuosa y hierática, como si vigilara el paso de todo aquél que quisiera entrar en Egipto.
Excavado en la roca y situado sobre el Nilo, destaca por la riqueza escultórica de su puerta de acceso, que sustituye el tradicional pilono de entrada, de manera que templo y rey se funden en una sola cosa: el templo es el mismo Ramsés y Ramsés es el templo. Sobre un podio monumental, las cuatro figuras de Ramsés II han sido talladas directamente de la roca, en piedra arenisca, expresando la idea del rey joven y transmitiendo autoridad, serenidad, divinidad y espiritualidad. Sorprende la figura con la que han trabajado la piedra arenisca hasta conferirle una textura de piedra compacta, como si se tratara de alabastro. Entre las piernas del faraón se observan pequeñas figuras de sus familiares. En el centro, sobre la puerta y dentro e una hornacina, encontramos al dios del sol, Re Harakhti, conjunción sincrética de Horus y Re; a su izquierda, encogida, la figura de Maat, diosa de la justicia, y a la derecha un bastón con cabeza de perro, llamado user. A ambos lados de Re-Harakhti, el faraón Ramsés II, perfilado en bajorrelieve y en posición de adorar al dios que posee los mismos atributos que el nombre de la entronización del faraón, User-Maat-Re ("poderosa es la justicia del sol"), se presenta de manera que está adorando su propio nombre, es decir, se venera a él mismo. Por encima de esta escena, un friso con cinocéfalos adorando al sol, cierra como una cornisa esta portada monumental, destinada a situar a Ramsés entre los dioses. En el interior del templo se encuentra una sala hipóstila aguantada por ocho pilares osiríacos. En las paredes de la sala se representan las victorias militares del rey, sobre todo la célebre batalla de Qadesh, contra los hititas. De aquí salen ocho dependencias alargadas, cuatro a la derecha y cuatro a la izquierda, precedidas de un vestíbulo, que servían de almacenes para los objetos de culto. A continuación, y siguiendo el eje principal, se accede a una sala más pequeña aguantada por cuatro columnas y a otro vestíbulo, antecámara del santuario. En la pared del fondo hay cuatro estatuas sedentes que, de izquierda a derecha, corresponden a Ptah, dios de Memfis, Amon, el poderoso dios nacional, el mismo Ramsés II, con la corona azul de la guerra, y Re-Harakhti. La idea de la deificación en vida se manifiesta en el hecho de que Ramsés II está representado en el santuario entre los dioses principales del panteón egipcio, como si fuera un dios.
Ramsés II y Abu Simbel 2 Copyright Fernando Conde Torrens
Pero vamos a nuestro objetivo, Abu Simbel, y para ello nos llegamos hasta los límites del Antiguo Egipto, al conquistado país de Nubia, donde abundaban
las minas de oro. Ramsés II tuvo que hacer una incursión nada más tomar posesión del trono, a los 14 años, contra Nubia, con inmediato éxito militar. Y quiso dejar constancia de quién mandaba en Nubia, ahora ya Egipto. Para ello mandó construir varios Templos, un total de 6, aprovechando las cuevas de las minas en la roca. Pero en Abu Simbel se reservó una demostración de poderío. E hizo construir dos Templos, uno dedicado a él y los dioses, y otros dedicado a su esposa Nefertari y la diosa Hathor. Estos son los dos Templos. Los dos Templos de Abu Simbel tras el traslado.
(Fuente: National Geographic Historia, nº 1. RBA Revistas, 2.004 )
Vamos a ver el Templo mayor, el propio. es el más reproducido en imágenes. la profundidad en la roca del templo es de 60 metros. Iniciado cuando Ramsés apenas tenía 15 años, costó 20 años terminarlo. La altura de cada una de las 4 estatuas sedentes del propio Ramsés es de 21 metros, como un edificio moderno de 7 pisos. Tras la fachada se sitúan dos salas con pilares, almacenes y el sancta santorum, la capilla última. Sobre el frontis, Horus observa con agrado y aprobación la construcción. La estatua de la izquierda se derrumbó a consecuencia de un terremoto y no ha sido reconstruida, a pesar de que sus fragmentos están por el suelo, como puede verse en ese primer plano dela izquierda, la doble corona de Ramsés II . El Gran Templo de Ramsés II en Abu Simbel.
(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004)
Veamos de cerca la obra de un buen escultor (aunque no sé si llamarle cantero, dado el volumen de lo que talla). Una moda en la Antigüedad fue abrir Templos en la roca de una montaña. Los albañiles debían trabajar colgados y a gran altura. La mortalidad laboral era muy alta. Un día veremos Petra, la capital de los árabes nabateos, antaño bajo el rey Aretas, suegro de Herodes. No sé cuál
era peor. Como su nombre indica, los edificios principales estaban excavados en la roca. Y así siguen. Lo de Petra tuvo su antecedente en Egipto. Detalle de las cuatro efigies colosales de Ramsés II en Abu Simbel.
(Fuente: National Geographic Historia, nº 1. RBA Revistas, 2.004 )
Inmediatamente a continuación de la fachada, se abre una sala de 17´70 por 16´50 metros, donde están las dos hileras de pilares que representan al Faraón en figura de Osiris, con la doble corona. Altura de los pilares osiríacos, que llegan hasta el techo, 8 metros. En numerosos lugares (Karnak, Ramesseum, ...) Ramsés II se representaba en la forma del dios Osiris. A esta sala le sigue otra
y unos almacenes. Al fondo, la capilla más interior del Templo, con las imágenes de Ramsés II y los dioses.
La sala con pilares osiríacos del Gran Templo.
(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004)
La siguiente figura nos muestra la segunda sala, donde también hay pilares osiríacos de Ramsés II . Es de notar la profusión de imágenes sobre las paredes y techos, donde ya vimos que no se perdía un centímetro cuadrado sin dar honor y gloria a un dios o a un Faraón.
(Fuente: Nationa Greographic Historia, nº 21) En la estancia más profunda del Templo, el Faraón se sienta entre los tres dioses más importantes de la teología egipcia, Amón-Ra, Ra-Harakte y Ptah. Ya
sabemos que Ptah, a la izquierda en la imagen, es el dios de la muerte. Pues bien, sólo en los equinocios (días en que dura lo mismo el día que la noche, 20 de febrero y 20 de octubre) los rayos del sol naciente iluminan por breves instantes a los dos dioses que flanquean a Ramsés II , pero no a Ptah, que, como dios de la muerte, jamás recibe la luz del sol, como debe ser. Las imágenes estuvieron en su tiempo forradas de oro. Hoy no, claro. El santuario del Gran Templo. Abu Simbel. Hacia 1.260. Obra de Ramsés II.
Un buen amigo, el más viajero de los que tengo, me ha recomendado que no me pierda Abu Simbel el día que vaya a Egipto, lo que transmito al lector. De todas las imágenes que tengo del Gran Templo, quizás la que viene ahora sea la que mejor transmite la sensación de grandiosidad y se debe, siento ser pesado, a los acompañantes. Compárense los fragmentos de corona caídos en el suelo con las figuras humanas, la mismo nivel. Nótense las rampas. Templo de Abu Simbel. En Nubia, territorios de la cuarta catarata.
(Fuente: National Geographic Viajes, nº 50. RBA Editores, 2.004)
Abu Simbel, la nuit . En varios lugares se reproducen las imágenes nocturnas de este más que notable monumento. Helas aquí. Fíjese el lector en la puerta de acceso, a la derecha de la imagen, los sucesivos techos y la capilla que se distingue al fondo. Y también, fíjese en los cuellos de las princesas, esparcidas entre las piernas de su augusto padre. Las efigies colosales de Ramsés II en la roca de Abu Simbel.
(Fuente: National Geographic Historia, nº 1. RBA Editores, 2.004)
Hemos visto casi todo lo que se puede ver del Templo mayor de Abu Simbel. El dedicado a Nefertari, esposa principal de Ramsés II , es también impresionante, pero sólo puedo ofrecer de él la fachada. Profundidad en la roca, 21 metros. Fachada de 28 por 12 metros, altura de las estatuas, 9´5 metros, el equivalente a tres pisos. La esposa principal del
Faraón, Nefertari, figurada como la diosa Hator, va acompañada de las princesas, a sus pies, a menor tamaño. Los príncipes acompañan a Ramsés II , que tiene cuatro estatuas en esta fachada, contra dos de su augusta esposa. El Templo menor de Abu Simbel. Dedicado a Nefertari.
Los templos de Abú Simbel:
La baja Nubia es el territorio que se extiende entre la primera y la segunda catarata del Nilo, es decir, entre Asuán y la frontera con Sudán. Este tramo del río subió de nivel con la construcción de la Gran presa, dando lugar al lago Nasser. A medida que subían las aguas se comprometía la existencia de los templos construidos a sus orillas. Esto llevó a la UNESCO en 1960 a lanzar un dramático llamamiento a la comunidad internacional para salvar ese riquísimo patrimonio que se vería sumergido. 14 templos fueron desmontados y reubicados en zonas cercanas pero a salvo de las aguas. Egipto agradeció la ayuda a los países más implicados mediante el regalo de cuatro templos a Italia, Holanda, España (templo de Debod) y Estados Unidos. Los dos templos de Abú Simbel fueron desmontados
en enormes bloques y reconstruidos a 200 metros de distancia del emplazamiento original, 64 metros más altos. Se construyó una enorme bóveda de cemento con revestimiento rocoso para acercarse lo más posible al aspecto originario y se conservó fielmente la orientación. Fue una empresa titánica en la que trabajaron 900 personas durante 6 años. Gadafi y Aimán nos cuentan el porqué de la construcción de los templos en la remota Nubia, tan alejada de la capital, y describen las fachadas. Como en el interior de los templos no está permitido el trabajo de los guías, éstos nos explican lo que vamos a encontrar dentro sirviéndose de unas láminas. Nos recomiendan empezar la visita por el templo pequeño y nos citan para las 8:50.
El templo pequeño está dedicado a la diosa Hator y a la reina Nefertari, la esposa favorita de Ramsés II. La fachada presenta seis hornacinas rectangulares que alojan estatuas colosales de 10 metros de altura, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari, con los atributos de Hator. Entre las piernas del rey, están tallados los príncipes, sus hijos, y entre las piernas de la reina, las princesas. La puerta da
paso a la pronaos, cuyo techo sostienen dos hileras de tres pilastras hatóricas. Los relieves de las paredes están sabiamente iluminados. A continuación hay un vestíbulo con dos cámaras en sus extremos y, por fin, el pequeño santuario, donde la diosa Hator está representada saliendo de la roca. Nos dirigimos al gran templo que, casi totalmente cubierto de arena, fue descubierto en 1813. Su portada es una de las imágenes que identifican a Egipto. Las cuatro gigantescas estatuas sedentes de Ramsés II (una perdió la cabeza y el pecho, que yacen en el suelo) miden 20 metros. Sobre la puerta, en un nicho, está esculpido en altorrelieve Ra, con cabeza de gavilán. Es difícil explicar la profunda impresión que esta fachada produce en el viajero. Afortuna damente , a pesar del calor (y son las 8 de la mañana), contamo s con la ventaja de viajar en tempora da baja. Quienes viajan en invierno deben soportar larguísimas colas para entrar. Nosotros podemos entrar directamente y no encontramos dentro demasiada aglomeración de gente. Pasamos a la
imponente pronaos, cuyo techo, decorado con buitres y textos reales, está sostenido por ocho pilares osiríacos sobre los que se apoyan colosos de 10 metros que representan a Osiris con los rasgos de Ramsés II. Resulta curioso observar los graffitis de la parte alta de estos pilares, incisos por los primeros viajeros, cuando la arena cubría la mitad inferior de los colosos. La decoración de las paredes muestra escenas de ofrendas o de guerra, como la pared derecha según se entra, con los célebres relieves de la batalla de Qadesh contra los hititas. Del vestíbulo salen ocho salas alargadas y sin terminar, cinco a la derecha y tres a la izquierda. Pasamos al vestíbulo, cuyas paredes muestran escenas litúrgicas y de ofrendas. Tres puertas comunican con la sala de ofrendas, de igual anchura pero poca profundidad. Por último otras tres puertas llevan a la parte más reservada del templo: en el centro, el santuario. A cada lado, una capilla. Al fondo del santuario, sobre un escaño, talladas en la roca, vemos la representación de cuatro divinidades: Ptah, Amón-Ra, Ramsés divinizado y Ra. Al amanecer de cada equinoccio, los días 21 de marzo y 23 de septiembre, los rayos del sol entraban por la puerta del templo, atravesaban la sala hipóstila, el vestíbulo y la sala de ofrendas hasta iluminar las estatuas del santuario, pero no todas. La de la izquierda, la de Path, divinidad vinculada al inframundo , el mundo de los muertos, permanece en la sombra. Los trabajos de traslado del templo cuidaron su orientación para que este fenómeno se mantuviera. Por una ligerísima desviación el sol entra a iluminar las tres estatuas con un día de retraso. Salimos y seguimos haciendo fotos. A la hora prevista, las 9, el convoy se reorganiza en la explanada polvorienta del aparcamiento y se pone en marcha para recorrer los casi trescientos quilómetros hasta Asuán. Ahora sí que podemos contemplar la vastedad y el rigor del desierto que atravesamos. El aire acondicionado del bus que nos trajo ateridos durante la noche no se basta ahora.