Diagnóstico y evaluación del déficit de atención e hiperactividad [7.1] Introducción [7.2] Diagnóstico diferencial [7.3] Objetivos de la evaluación [7.4] Procedimiento de evaluación [7.5] Comorbilidad con otros trastornos [7.6] Referencias bibliográficas
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Déficit de atención e hiperactividad
Ideas clave 7.1. Introducción El diagnóstico del niño hiperactivo es una tarea complicada, ya que se sigue investigando acerca de las pruebas o técnicas que puedan confirmar, de una manera precisa y evidente, este tipo de trastorno en sus diferentes grados y dimensiones. Hasta la fecha, el diagnóstico se realiza sobre todo mediante los profesionales de la Psicología clínica o a través de neurólogos u otros profesionales con la experiencia profesional. En todos los casos, es conveniente la prudencia en el juicio diagnóstico y evitar la generalización del término de hiperactivo para clasificar de esta forma a cualquier niño que muestra inquietud y provoca desorden en el ambiente de las aulas escolares. En el tema 7: Analizaremos el diagnóstico diferencial y los profesionales que realizan el diagnóstico. Conoceremos los objetivos y procedimientos necesarios para realizar el diagnóstico. comorbilidad con otros trastornos que se debe conocer para llevar a Existe una comorbilidad cabo la intervención intervención posterior, de forma personalizada.
En los contenidos finales se dan referencias para ampliar la información, analizar un caso y los pasos sobre procedimientos de la evaluación.
TEMA 7 – Ideas clave
Déficit de atención e hiperactividad
7.2. Diagnóstico diferencial Es importante que la persona que realice el diagnostico sea un profesional con amplia experiencia en el campo del desarrollo infantil, pues se debe realizar un diagnóstico diferencial de otros problemas de desarrollo infantil, que presentando algunos de los síntomas comunes con el TDA-H, en realidad el origen de los problemas es otro. Estos problemas pueden ser de la siguiente naturaleza: problemas de procesamiento visual, problemas de procesamiento auditivo, problemas de control motor fino y/o grueso, crisis de ausencia, problemas tiroideos, entre otros (Stein et al., 2002). Siendo el criterio diagnóstico de DMS-V el cumplimiento de estos síntomas (APA, 2013). Se nos presentan dos listados de nueve ítems cada uno, el primero encaminado a valorar la inatención y el segundo encaminado a la hiperactividad o impulsividad; de estos dos listados el niño debe cumplir al menos seis síntomas durante al menos un periodo de seis meses y ser evidentes antes de los doce años de edad. Para realizar este diagnostico diferencial es necesario tener experiencia en las diversas baterías de desarrollo, especialmente aquellas que surgen del campo de
la neuropsicología, evaluaciones neurofuncionales visuales, auditivas y motoras. Los datos de tasa de incidencia de TDA-H en la población, que actualmente disponemos presentan una gran variabilidad debido precisamente al uso de diferentes herramientas de evaluación por parte de los diferentes grupos de investigación. Es por ello que la investigación de los próximos años debe lograr acuerdos entre los profesionales que permitan realizar un diagnostico más ajustado al TDA-H, dejando fuera de este diagnostico a niños con otro tipo de problemas de desarrollo o viceversa, incluyendo a otros que hoy en día no están diagnosticados.
7.3. Objetivos de la evaluación Teniendo claro todo lo expuesto anteriormente, debemos enfrentarnos a esta tarea con suma cautela, sin considerar una única prueba como definitiva, sino como una pieza más de todo un engranaje más general. Este proceso debe incluir todos los entornos y aspectos del desarrollo del niño: casa, escuela, entono social con los iguales, etc.
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Los test de tipo psicológico y neuropsicológico así como las diversas escalas que apliquemos pueden y deben tener una doble vertiente; por un lado ayudarnos a realizar un diagnostico, si es el caso pero sobre todo para localizar las dificultades concretas del niño y así poder ayudarle a superarlas de forma más eficaz La observación, las entrevistas y las escalas o demás pruebas son consideradas cada una como un componente más de la valoración general. Los test psicológicos y las escalas son útiles para valorar y detectar deficiencias en la atención, pero no pueden considerarse por sí solos como válidos para determinar un diagnóstico. La evaluación debe abarcar distintos contextos (casa, escuela, etc.) y realizarse desde una perspectiva multiprofesional que aborde tanto la evaluación psicológica, como la educativa y la médica para realizar un correcto diagnóstico diferencial que descarte algún otro tipo de trastorno médico o psiquiátrico como problemas de conducta, agresividad, niños con trastornos del lenguaje o trastornos del desarrollo, como origen de la problemática que presenta el alumno. Aunque no es recomendable establecer el diagnóstico antes de los 5 años, en la práctica vemos a niños en 1º de educación infantil con una conducta que anticipa un posible TDAH. En la presente unidad estableceremos el proceso idóneo de la evaluación del TDAH incluyendo la valoración desde los años infantiles.
Los objetivos de la evaluación son los siguientes: Determinar si existe realmente el TDAH. Especificar a qué subtipo pertenece el niño. Realizar un programa individual de tratamiento, determinando las áreas que se hallan más afectadas y jerarquizando los objetivos a alcanzar. Analizar el ámbito familiar. Diseñar un programa para padres. Establecer las medidas educativas más apropiadas en el colegio.
Como se ha comentado con anterioridad, el TDAH es un trastorno crónico que repercute en la funcionalidad de las personas que lo padecen desde la infancia hasta la edad adulta y, por ello, es necesario tener en cuenta la importancia de realizar un diagnóstico diferencial minucioso para poder realizar un diagnóstico adecuado y, en
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caso necesario, realizar una intervención para la mejora del pronóstico (Mannuzza et al., 1993).
7.4. Procedimiento de evaluación Establecer el motivo de la demanda
A la hora de iniciar el proceso de evaluación y seguimiento de un niño con dificultades siempre conviene tener claro quién establece la demanda del equipo evaluador. Aquí nos encontramos básicamente con dos situaciones: Los padres Los educadores Cuando son los padres los que inician el proceso, usualmente está ligado a una dificultad en la crianza de ese hijo, que suele estar ligada a un gran disparo motor o excesiva inquietud física. Cuando son los educadores los que inician el proceso puede darse una situación doble. En niños más pequeños tiene que ver con la dificultad de relacionarse con sus iguales, porque pega, no obedece, presenta problemas de conducta, etc. En caso de niños más mayores, porque su atención en el aula o su rendimiento académico no se corresponde a lo esperado.
Recogida de datos
El siguiente paso es recoger toda la información posible sobre el niño y su adaptación al ambiente que lo rodea. Los padres y profesores van a ser normalmente nuestra fuente de información, pero también será necesario observar al niño en distintos ambientes. Entrevista con los padres: Es importante no solo por lo que nos cuentan, sino porque con la manera de hacerlo nos están transmitiendo sus expectativas, atribuciones, cómo viven el problema, etc.
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En la entrevista preguntaremos sobre el embarazo y el parto (recordemos la importancia de la prematuridad, anoxia, desnutrición, etc. como causas del comportamiento hiperactivo). Preguntaremos también si las conductas hiperactivas o desatentas se han dado desde los primeros meses de vida. Algunos autores hablan de la siguiente evolución de los síntomas del trastorno dependiendo de la edad. A continuación exponemos un resumen que puede actuar de guía de observación de la evolución de los síntomas más típicos que nos podemos encontrar: De 0 a 2 años: En esta etapa encontramos niños con una excesiva irritabilidad
ante los estímulos ambientales, pueden ser en una o varias modalidades sensoriales — visión, audición, táctil/propioceptivo —. Pueden presentar así mismo dificultades para adaptarse a los ciclos biológicos de sueño/vigilia, con trastornos del sueño, dificultades para quedarse dormidos o con ciclos de sueño largo y reparador, algunos también presentan descargas mioclonicas/espasmos bruscos durante la fase del sueño. En general sus cuidadores les describen como niños “irritables” y difíciles de criar. De 2 a 3 años: Durante este periodo todos los niños experimentan una mejora de
sus habilidades motoras a nivel de coordinación, equilibrio, resistencia física, etc. En el caso que nos ocupa, esta actividad motora puede ser excesiva, sin un patrón especifico de exploración del entorno, sino más bien un “moverse por moverse”. La
no percepción del peligro hace que puedan tener caídas o accidentes frecuentes, pero esto no está ligado a un aprendizaje posterior, lo cual les lleva a ser perseverantes en sus acciones y a no aprender de sus errores de cálculo. En esta etapa se comienza a poner límites y normas — básicamente por su seguridad (no se toca que quema, dame la mano al cruzar la calle, etc.) — que ellos no parecen entender y constantemente están probando dichos limites. De 4 a 5 años: En esta etapa se inicia un proceso de integración social con los
iguales, regida por todo un sistema de normas, que usualmente tiene lugar en la escuela. En este entorno aparecen muchas de las dificultades de estos niños: no respetan las normas, cambian de actividad constantemente, son impulsivos sin esperar para responder u oír la pregunta, tienen dificultad para aprender las consecuencias de sus actos, de los premios o castigos recibidos, etc.
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A partir de 6 años: Aunque suele disminuir su actividad motora, son cada vez
más evidentes muchos problemas de aprendizaje formal en el aula. El déficit de atención sumado a sus comportamientos y sus dificultades de adaptación social hacen que se resientan todas las actividades de su vida cotidiana, su autoestima y la imagen que proyectan a los otros. Adolescentes: La hiperactividad y el disparo motor disminuyen en general, no
así la impulsividad. Presentan graves dificultades de ajuste social y ello repercute en su autoimagen, dándose dos comportamientos típicos: retraimiento hacia dentro, con tendencia al aislamiento social y la depresión, o por otro lado una gran rabia hacia el entorno que no les entiende con agresividad y comportamientos arriesgados y antisociales. Para el diagnóstico diferencial es importante averiguar si el niño es capaz de mantener la atención en algo o si están como ensimismados, no atienden a su nombre, no obedecen. Es importante también conocer cómo actúan los padres ante las situaciones problemáticas que crea el niño: castigos, intentos de control, límites que marcan. Así como el grado de éxito de los mismos. Se les suele pedir que rellenen distintas escalas de observación, como la Escala Conners (1989) revisada o la de Autocontrol de Kendall y Wilcox (1979). La escala de Cornners evalúa 5 dimensiones: Problemas de atención/aprendizaje Problemas de agresividad/conducta Dificultades psicosomáticas Problemas de impulsividad Alteraciones por ansiedad Esta escala fue diseñada en 1969 por C.K. Cornners y ha sido ampliamente usada por padres y profesionales a lo largo de los últimos años (Silva, 1997).
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Entrevista con los profesores: La entrevista con los profesores nos va a aportar una valiosa información sobre el comportamiento del niño en el aula, en el recreo, así como de su rendimiento escolar. Es también muy utilizada la escala para profesores de Conners sobre hiperactividad, déficit de atención y problemas de conducta. Se utiliza para evaluar a niños desde los 3 a los 17 años. Es muy importante en este caso entrevistar a varios profesores que le den clase al niño para comprobar que el comportamiento de este está generalizado a toda situación de aula. Evaluación del alumno
Debe abarcar las siguientes áreas: Capacidad intelectual. Desarrollo cognitivo. Análisis observacional de la conducta. Evaluación de los aspectos emocionales y de integración social del niño. Como se puede comprobar no aplicamos ninguna prueba que por sí sola tenga la suficiente validez como para diagnosticar el TDAH. Lo que hacemos por el contrario es explorar las capacidades y comportamientos del alumno para descubrir si se dan los rasgos que como hemos estudiado poseen los niños hiperactivos. Evaluación del cociente intelectual: Como apuntábamos anteriormente, la capacidad intelectual del niño hiperactivo presenta niveles normales. Sin embargo las puntuaciones obtenidas en muchas ocasiones no responden a la realidad, ya que están sesgadas por las dificultades propias de estos niños como la falta de atención a lo largo de la prueba, la impulsividad en las respuestas y la propia hiperactividad en el desarrollo de las mismas. Lo cual nos debe llevar a ser cautelosos a la hora de interpretar los resultados obtenidos.
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Un buen test para la medida de la inteligencia en el test WISC-R, con el que obtenemos tres CI, uno verbal, otro manipulativo y por último uno total que se obtiene a partir de los dos anteriores. Generalmente nos encontramos con puntuaciones bajas en los siguientes subtest del WISC-R (2005): Figuras incompletas, debido a un déficit en la organización perceptual y el procesamiento holístico. Claves, que implica codificación, secuenciación, coordinación visomotora. Dígitos y aritmética que miden la atención sostenida y la memoria auditiva inmediata y están muy influenciados por la distracción. Claves, dígitos y aritmética: Kirby y Grimley (1992) denominaron a esta tres subpruebas “La triada de la atención”. La prueba de memoria de dígitos, se interpreta usualmente como una evaluación de la atención auditiva. La prueba de retención de dígitos en orden directo se usa para evaluar el volumen atencional y la prueba de dígitos en orden inverso para la capacidad de concentración y secuenciación, según la publicación de Ardila de 1997. Así mismo otros autores como García (1997), proponen que la sub-prueba de los laberintos del WPPSI y del WISC-R, son útiles a la hora de evaluar tanto la atención, la memoria, la coordinación viso-motora, la capacidad de planificación y la organización perceptual de la tarea. Evaluación del estilo cognitivo de aprendizaje: Los estilos cognitivos se refieren a las diferentes maneras que tienen los niños con déficit de atención de enfrentarse al aprendizaje. La evaluación del estilo cognitivo de reflexividad-impulsividad es una de las más utilizadas para la discriminación de la hiperactividad. Se trata de ver la capacidad del niño para controlar los estímulos sin importancia y omitir las respuestas incorrectas. Los niños reflexivos se caracterizan por un mayor índice de latencia en la respuesta y de aciertos; en cambio los impulsivos contestan más rápidamente cometiendo un mayor número de errores.
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Los test que más se utilizan son los Test de Distracción del color (Santostefano y Paley, 1964) y el Test de emparejamiento de figuras familiares, MFF20 (Cairns y Cammock, 1978). Según estos autores se puede considerar que los individuos con muchos errores y latencias cortas corresponden a personas impulsivas. Según el tipo de respuesta podríamos clasificar los sujetos de la siguiente manera: Rápidos e inexactos: Mayor componente de impulsividad Rápidos y exactos Lentos e inexactos: Mayor componente de déficit atencional Lentos y exactos La evaluación del estilo cognitivo de "dependencia" frente a la "independencia de campo", trata de evaluar cómo percibe el niño su medio, es decir, si percibe partes como elementos del contexto (independencia) o el contexto en su globalidad (dependencia).
Para ello se utiliza habitualmente el Test de Figuras enmascaradas para niños (Witkin, Oltman, Raskin y Karp, 1982), donde se observa una evolución de la dependencia de campo a lo largo de la infancia, hacia unos niveles de mayor independencia con el paso de los años. Sin embargo los niños hiperactivos suelen mostrar una mayor tendencia a ser dependientes y no analíticos con respecto a sus iguales. Otro estilo cognitivo que es interesante evaluar es el de flexibilidad-rigidez cognitiva: El concepto de flexibilidad hace referencia a la capacidad de cambiar de forma rápida y eficaz de un pensamiento a otro, de una acción a otra, en función de las demandas del entorno. Cuando trabajamos con un niño hiperactivo observamos una gran rigidez cognitiva , es decir una incapacidad de cambiar de estrategias hacia otras más eficaces. En general hay una dificultad de aprender de los errores anteriores. Esta característica puede evaluarse a través del Test de Colores y Palabras (Golden, 2001).
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Así mismo podemos utilizar otras escalas que están descritas en la bibliografía como la “Escala de Desórdenes de Défic it de Atención (EDDA), diseñada por Anicama et al., (1997) para evaluar: Áreas de hiperactividad Déficit de Atención Impulsividad Interacción Rango de aplicación: 6-11 años Evaluación del rendimiento escolar
Según las dificultades que hayamos observado en el niño, podremos complementar nuestra evaluación con pruebas de:
Desarrollo de los procesos y componentes del lenguaje oral.
Con las pruebas P.L.O.N para 4,5 y 6 años o el B.L.O.C para niños de 5 a 14 años.
El lenguaje escrito. Mediante pruebas como el TALE o el
PROLEC.
Pruebas de competencia curricular en distintas materias.
Estrategias utilizadas para el estudio.
Evaluación neuropsicomotriz: La Evaluación neuropsicológica del Instituto de Neuropsicología y Educación, nos serviría para realizar un amplio análisis de los aspectos visuales, auditivos, verbales, perceptivos, motores (fase homolateral y contralateral) y visoespaciales, así como de su capacidad de aprendizaje, atención, memoria y velocidad de respuesta. De esta manera conoceremos qué aspectos neuropsicológicos están en la base de la inquietud psicomotriz o déficit de atención que presenta el niño. Evaluación de otros aspectos relevantes: Integración viso-motora: Para evaluar esta herramienta de procesamiento
podemos utilizar, dependiendo de la edad del niño, el Test de Tansley o el Test Gestaltico Visomotor de Bender. Con ellos buscamos evaluar la madurez alcanzada
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en los procesos de integración entre la información que llega por la ruta visual y la integración motora a nivel de la función manual. Por otro lado se puede usar el Test de la familia, para ver el nivel evolutivo de la figura humana. Registro de la actividad motora: Para ello podemos usar diversos instrumentos
de medida: podómetro (mide el numero de pasos), actómetro (reloj de pulsera que mide el movimiento del brazo), estabilímetro (cojín que mide el movimiento de la pelvis mientras el niño está sentado). Exploración neurofisiológica: En los últimos tiempos se está utilizando para
poder diagnosticar con más certeza, especialmente de cara al uso de medicación, la cartografía cerebral. Esta prueba consiste en la realización de electroencefalogramas (EEG) que luego se plasma en gráficos de color que representan zonas de activación e inhibición del córtex cerebral. Análisis observacional de la conducta
La observación del niño en su ambiente natural es una de las herramientas más potentes que tenemos ya que varios adultos de diversos entornos, padres, maestros, profesores de gimnasia, música, etc., podemos dibujar una idea clara de las dificultades a las que se enfrenta el niño y los puntos fuertes de los que dispone. Para ello contamos con algunas es calas observacionales, como son: Escala de Corners para padres Escala de Corners para profesores Código de Observación en el aula de Abikoff y Gittelman Código de Observación de la interacción madre-hijo Cada uno de ellos nos aporta una información muy valiosa sobre la interacción con los otros, con los iguales, con los modelos parentales, etc. Es necesario realizar una observación de la conducta del niño en distintos ambientes (en la consulta, la casa, el recreo, el aula, etc.).
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7.5. Comorbilidad con otros trastornos El TDA-H presenta una comorbilidad con otros trastornos, que puede llegar hasta un 80% si tenemos en cuenta que el 33% de los niños diagnosticados de TDA-H presenta problemas de comportamiento, entre el 10-20% presentan trastorno bipolar, el 25% trastornos de ansiedad y entre un 10% y un 40% problemas de aprendizaje. Otros problemas que también se pueden presentar conjuntamente son: trastornos
de sueño, problemas de adaptación, etc. (Stein et al., 2002). Dada esta situación, de síntomas de trastornos solapados y situaciones complejas, se hace necesario realizar un diagnostico más ajustado y completo, sobre todo para poder diseñar estrategias de intervención personalizadas que nos permitan ganar en eficacia.
7.6. Referencias bibliográficas Anicama, J; Melgar, E; Antinori, B; Tomás y Araujo, D. (1997) Validez clínica de la Escala de Desordenes de Déficit de Atención: EDDA. Revista Científica Wiñay Yachay 2 (1), 83-92. American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5). Washington, D.C.: American Psychiatric Association. Cairns, E. y Cammock, T. (1978). The development of a more reliable version of the Matching Familiar Figures Test. Developmental Psychology, 5, 555-560. Conners, C.K. (1989). Conners’ Rating Scales. Toronto, Ontario: Multi-Health Systems. Golden, C.J. (2001). Stroop: Test de colores y palabras. (3ª Ed.). Madrid: TEA Ediciones Kendall, P. C. y Wilcox, L. E. (1979). Selfcontrol in children, development of a rating scale. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 47, 1020-1029 Kirby, E y Grimley L. (1992). Trastorno por Déficit de Atención. México D.F.: Limusa.
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Déficit de atención e hiperactividad
Mannuzza, S., Klein, R.G., Bessler, A., Malloy, P., y Hynes, M.E. (1997) Educational and occupational outcome of hyperactive boys grown up. J Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 36(9), 1222-7. Santostefano, S. y Paley, E. (1964). Development of cognitive controls in children. Child Development , 35, 939-949 Stein, M., Mendelsohn, J., Obermeyer, W., Amromin, J. and Benca, R. (2001) ‘Sleep
and behavior problems in school-aged children’, Pediatrics 107: E60. Vaquerizo- Madrid, J. (2005). Hiperactividad en el niño preescolar: descripción clínica. Revista de neurología, 40 (Suple 1), S25-S832
Wechsler, D. (2005). WISC IV: Escala de Inteligencia Wechsler para Niños IV. Madrid: TEA Witkin. H.A.; Oltman, P.K.; Raskin, E. y Karp. S.A. (1982). Manual del Test de Figuras Enmascaradas. Madrid: TEA Ediciones. (Adaptación española de R. FernándezBallesteros y A. Macia).
TEMA 7 – Ideas clave
Déficit de atención e hiperactividad
Pasos Procedimiento de evaluación Primer paso: establecer el motivo de la demanda
Determinar quién solicita la devaluación y con qué motivo. Segundo paso: recogida de datos
Será necesario entrevistarse con los padres, los profesores y evaluar al niño mediante pruebas y la observación. Entrevista con los padres. Preguntaremos sobre: o
o
o
o
El embarazo y el parto (recordemos la importancia de la prematuridad, anoxia, desnutrición, etc. como causas del comportamiento hiperactivo). Evolución de los síntomas del trastorno dependiendo de la edad. Si el niño es capaz de mantener la atención en algo. Actuación de los padres ante las situaciones problemáticas que crea el niño: castigos, intentos de control, límites que marcan. Así como el grado de éxito de los mismos.
Se les suele pedir que rellenen distintas escalas de observación, como la Escala Conners revisada, la de Autocontrol de Kendall y Wilcox y en niños menores de cinco años podemos utilizar la de Vaquerizo-Madrid (2005). Entrevista con los profesores. Preguntaremos sobre: o
o
o
El comportamiento del niño en el aula. El comportamiento del niño en el recreo. Sobre su rendimiento escolar.
Les pediremos que rellenen la escala para profesores de Conners sobre hiperactividad, déficit de atención y problemas de conducta.
TEMA 7 – Pasos
Déficit de atención e hiperactividad
Evaluación del niño. Debe abarcar las siguientes áreas: o
o
o
o
o
Capacidad intelectual. Desarrollo cognitivo. Factores neuropsicológicos. Análisis observacional de la conducta. Evaluación de los aspectos emocionales y de integración social del niño.
Tercer paso: diagnóstico diferencial
En el proceso de diagnóstico debemos descartar o precisar la presencia de otros tipos de trastornos que cursan con hiperactividad, ya que existen otros trastornos del desarrollo infantil que muestran una sintomatología muy parecida al TDAH. Por este motivo es muy importante realizar una correcta evaluación exhaustiva y multiprofesional. En la práctica diaria los neurólogos ven asociado al TDAH a gran variedad de condiciones y patologías neurológicas como epilepsia, tics, cefaleas, trastornos del lenguaje, trastorno del aprendizaje, trastorno de ansiedad, encefalopatías, etc. lo cual refuerza la base neurobiológica del trastorno. Cuarto paso: diagnóstico
Una vez que se ha completado la evaluación, se comprueba si el niño cumple los criterios diagnósticos del DSM-IV para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y en caso afirmativo se establece el subtipo y se diseña el tratamiento oportuno, reforzando aquellas áreas más deficitarias en el niño.
TEMA 7 – Pasos
Déficit de atención e hiperactividad
Caso El caso de Antonio Datos del alumno Alumno: Antonio. Curso: 2º de Educación Infantil. Edad: 4 años, 7 meses. Motivo de consulta
Antonio fue remitido al Departamento de Orientación a petición de sus padres y Profesora Encargada de Curso para valorar la conducta hiperactiva e impulsiva del niño y la conveniencia de ser remitido a especialistas externos al colegio. Antecedentes personales
Antonio lleva escolarizado en el colegio Nelva desde los dos años. Desde este curso las profesoras han manifestado su preocupación por la conducta del niño que se ha caracterizado por actividad motora excesiva, impulsividad, escasa conciencia del peligro, tendencia a sufrir accidentes, problemas de adaptación social, desobediencia a las normas de la clase. En octubre de 2004, a comienzos de 1º de infantil, Antonio es evaluado en una asociación ajena al colegio, que propone una modificación de conducta para el niño, no encontrando en él signos importantes que indiquen un trastorno de hiperactividad y déficit de atención. En dicha evaluación se propone una revisión en mayo de 2005 que no se ha realizado. Pruebas de evaluación y resultados
Entrevista con la tutora: Se mantuvo uno entrevista con su Profesora Encargada de Curso (P.E.C.) que cumplimentó los siguientes cuestionarios.
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
Cuestionario para el profesor DSM-IV sobre hiperactividad, déficit de atención e impulsividad. Según los resultados de este cuestionario, recogido en
el Anexo I (disponible en el aula virtual), Antonio muestra niveles muy altos de hiperactividad, impulsividad y desatención que harían sospechar de un trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Escala escolar de Conners. Revisada para el síndrome de déficit de atención con trastorno de hiperactividad. En el Anexo II (disponible en el
aula virtual) se recogen las contestaciones de la profesora en dicho cuestionario, obteniendo el alumno una puntuación por encima del punto de corte de la sintomatología de hiperactividad y trastorno de conducta. Entrevista con otras profesoras: Se entregó el cuestionario de Conners para que lo cumplimentara a otra profesora que imparte circuito neuromotor a Antonio una hora al día de 11:30 a 12. Escala escolar de Conners. Revisada para el síndrome de déficit de atención con trastorno de hiperactividad. En el Anexo III (disponible en el
aula virtual), se recogen las contestaciones de esta profesora observándose también niveles altos de hiperactividad y trastorno de conducta. Entrevista con los padres: Se mantuvo una entrevista con los padres y se entregó el cuestionario para padres de Conners. Cuestionario para padres de Conners. Este cuestionario se recoge en el Anexo
IV (disponible en el aula virtual) . Antonio cumple la puntuación mínima para sospechar de un TDHA, pues la puntuación obtenida es 19 y la mínima que hace sospechar de dicho trastorno es de 16. Entrevista. En la entrevista con los padres se recogió la siguiente información.
Antonio tiene una hermana de dos años. Asistió a guardería desde los dos años siendo su asistencia continua, sin faltas prolongadas. El embarazo transcurrió sin problemas, al igual que el parto. No ha padecido enfermedades importantes. Inició la marcha autónoma con ocho meses sin haber gateado antes. Niveles de autonomía
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
adquiridos. Empezó a dormir solo con ocho meses. Tenía un sueño inquieto, con llanto. Desde los tres años y medio duerme mucho mejor, con sueño profundo. Control de esfínteres adquiridos. El estilo educativo de los padres es dispar, siendo más permisivo por parte de la madre y más autoritario por el del padre. Los padres describen al niño como alegre, extrovertido, cariñoso, desobediente, charlatán, inseguro, nervioso, inquieto, agresivo, mentiroso, impulsivo, curioso y con preferencia por los juegos al aire libre compartidos con otros niños. Afirman que el niño tiene esta inquietud desde siempre, mostrando una cierta mejoría cuando hace actividades que le interesan y cuando está solo. La mayor hiperactividad la muestra en espacios abiertos y cuando coincide con otros niños. Entrevista con el alumno: Se le pasaron al alumno las siguientes pruebas: Escala de inteligencia de Wechsler para preescolar y primaria (WPPSI).
Los resultados obtenidos por Antonio se hayan sin duda influenciados por un déficit de atención e impulsividad en las contestaciones, por lo que la puntuación del CI total no se debe tomar como medida fiable de la inteligencia. Pruebas verbales n oi ióc al u
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Pruebas manipulativas
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Muy superior
17
Superior
16
Medio alto
15
Medio
14
Medio bajo
13
Bajo
12 11
TEMA 7 – Caso
Muy bajo
Déficit de atención e hiperactividad
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
Pruebas verbales Información: cultura general. Asimilación de
Puntuación típica 11
experiencias. Vocabulario: comprensión y fluidez verbales. Aritmética. Conceptos cuantitativos. Cálculo y
10 5
razonamiento numéricos. Semejanzas. Analogías. Relaciones conceptuales.
6
Pensamiento abstracto y asociación de ideas. Comprensión. Razonamiento lógico:
8
Frases. Atención y memoria nominal
10
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
Puntuación
Pruebas manipulativas
típica
Casa de los Animales. Asociación de imágenes.
11
Motricidad. Facilidad de aprendizaje. Figuras incompletas. Atención y memoria
10
visual. Percepción de detalles. Laberintos. Percepción visual. Concepción de
5
modelos espaciales. Destreza motora. Dibujo Geométrico. Habilidad perceptivo-
6
visual y motora. Cuadrados. Percepción visual. Reproducción de
8
modelos abstractos.
Pruebas manipulativas
CI
Nivel
Puntuación verbal
86
Normal-bajo
Puntuación manipulativa
89
Normal-bajo
Puntuación total
85
Normal-bajo
Aunque no existen diferencias significativas entre los perfiles, se debe tomar el resultado del test con cautela pues puede haberse visto influido por la
hiperactividad motriz e impulsividad manifestada por el niño durante la evaluación. Las puntuaciones más bajas las ha obtenido en aritmética, semejanzas y cuadrados, siendo el resto de puntuaciones dentro de lo normal. No se aprecia un déficit de atención importante en la realización del test. Conducta durante la evaluación: Se observa inquietud psicomotriz manifestada mediante golpes y movimientos constantes en la silla, poniéndose de pie o de rodillas encima de ella.
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
Evaluación neuropsicológica: Antonio muestra lateralidad cruzada siendo diestro de mano, pie y oído y zurdo de ojo. Presenta niveles bajos de motricidad ocular, distracción visual, lenguaje expresivo, gateo, arrastre, control postural, memoria nominal, numérica y coordinación visomotora, siendo buenos sus niveles de convergencia y guiñado ocular, gesticulación facial, equilibrio, destreza manual, orientación espacio-temporal, vocabulario, lenguaje comprensivo. Rendimiento académico. El rendimiento académico de Antonio es aceptable
aunque a juicio de la profesora mejoraría si fuera más constante en la realización de los trabajos y aumentara su atención. Observación directa del alumno en el aula. Se realizaron dos observaciones
del alumno en su aula ordinaria durante 20 min. En este tiempo el alumno muestra escaso autocontrol, se levanta varias veces de su asiento, interrumpe a sus compañeros, les empuja, desobedece a la profesora, roba objetos que le interesan de las mochilas de otros niños, tiene escasa conciencia del peligro. No finaliza la tarea que realiza, estropeando la de algunos compañeros. En los 30 minutos diarios dedicados al circuito neuromotor (gateos, volteretas, arrastre, equilibrios, etc.) Antonio manifiesta una mayor inquietud psicomotriz jugando continuamente con sus compañeros, saliéndose de la fila, corriendo, desobedeciendo, etc. En el trayecto de su clase al despacho de orientación el niño va dando saltos, corre, realiza actividades sin finalidad como dirigirse a un árbol para zarandearlo. Cuando se le hacen correcciones el niño obedece en un primer momento pero en pocos minutos emprende otra tarea inapropiada para ese momento. Cuando es una tarea novedosa que encuentra interesante sí es capaz de mantener la atención durante un tiempo normal. Conclusión diagnóstica
A partir de la información recabada acerca del alumno y de las pruebas que se le han administrado se puede concluir a pesar de la corta edad del niño que Antonio presenta importantes manifestaciones de hiperactividad-impulsividad, pudiéndose encuadrar
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
dentro del trastorno por déficit de atención con hiperactividad del tipo hiperactivo-impulsivo, así como escasas habilidades sociales para tratar con sus iguales. Recomendaciones
Se recomienda llevar al alumno a un neuropediatra que confirme la presencia del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad y valore la conveniencia de iniciar un tratamiento farmacológico. Al mismo tiempo se considera imprescindible iniciar un tratamiento psicológico consistente en aplicar una modificación de conducta en el aula para mejorar el comportamiento del niño, sus habilidades sociales y el rendimiento académico.
TEMA 7 – Caso
Déficit de atención e hiperactividad
+ Información A fondo Pautas de observación para el déficit de atención e hiperactividad
CONDUCTA
Errores en la tarea Se queda absorto tiempo No entiende las instrucciones No finaliza la tarea Rechaza tareas que requieren esfuerzo mental sostenido Pierde objetos Mueve recurrentemente partes de su cuerpo Se levanta del asiento Corre de la clase Habla en exceso Contesta antes de terminar la pregunta No guarda turno Interrumpe a otros
TEMA 7 – + Información
Déficit de atención e hiperactividad
Test 1. Dentro de los objetivos de la evaluación del TDAH están:
A. Analizar el ámbito familiar y diseñar un programa para padres. B. Establecer las medidas educativas oportunas para el niño. C. Todas las anteriores. 2. Las descargas mioclónicas durante el sueño, los problemas en el ritmo del sueño y
durante la comida, así como reactividad elevada a estímulos auditivos e irritabilidad, son síntomas del TDAH…
A. De 0 a 2 años. B. De 4 a 5 años. C. No están relacionadas con la hiperactividad. 3. Una escala muy utilizada en el proceso de evaluación es la de Conners y mide:
A. Problemas de atención-aprendizaje, problemas de agresividad-conducta, problemas de impulsividad-hiperactividad. B. El estilo educativo de los padres. C. El estilo educativo de padres y profesores. 4. Las pruebas del WISC-R que se conocen como “la tríada de la atención” son:
A. Laberintos, claves y aritmética. B. Claves, dígitos y aritmética. C. Dígitos, figuras incompletas y claves. 5. El test de “figuras enmascaradas” de Witkin sirve para evaluar:
A. La hiperactividad. B. El estilo educativo “dependencia vs. independencia de campo”. C. El grado de motivación intrínseca. 6. El estilo de flexibilidad-rigidez cognitiva puede evaluarse mediante el test:
A. Figuras enmascaradas. B. Test de la familia. C. Test de colores y palabras.
TEMA 7 – Test
Déficit de atención e hiperactividad
7. En la evaluación de la hiperactividad, el niño ha de ser observado en distintos
ambientes. A. Falso, basta tan solo con la observación en el aula. B. Verdadero, puesto que las conductas problemáticas deben estar presentes en todos los ambientes. C. Falso, no es necesaria la observación. 8. Un reciente estudio de Miranda Casas, establece que:
A. Alrededor del 60 % de los niños con TDAH del tipo combinado suelen tener asociado un trastorno negativista desafiante y un 50 % problemas de conducta. B. Alrededor del 50 % de los niños con TDAH del tipo combinado suelen tener asociado un trastorno negativista desafiante y un 60 % problemas de conducta. C. El 90 % de los niños con TDAH presentan un trastorno negativista desafiante. 9. Valora la siguiente información: “En numerosas ocasiones, el comportamiento
disruptivo del niño es consecuencia del estilo educativo excesivamente permisivo de los padres”.
A. De acuerdo. B. En desacuerdo. C. Es indiferente. 10. Un comportamiento hiperactivo puede se síntoma de:
A. Dificultades escolares como la dislexia, discalculia, sobredotación o baja capacidad intelectual. B. Trastornos graves del desarrollo. C. Las dos anteriores.
TEMA 7 – Test