José Miguel Baños Baños: Sintaxis y semántica del dativo en latín
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ÁREA: Cultura Clásica – Sintaxis Sintaxis Latina
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José Miguel Baños Baños
TEMA VII:
SINTAXIS Y SEMÁNTICA DEL DATIVO EN LATÍN ISBN: 978-84-9822-821-2 José Miguel Baños Baños (
[email protected]) 2ª edición revisada y ampliada (1º edición 2006)
THESAURUS: sintaxis, semántica, latín, dativo, objeto indirecto, receptor, destinatario, beneficiario, finalidad, agente, experimentador, argumento, satélite, disjunto.
OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS : Temas II (La oración: concepto, estructura, constituyentes y niveles), V (Acusativo), VII (Genitivo latino), VIII (Ablativo), XI (Preposiciones), XIII (Las categorías verbales de persona, número y voz), XV (Modo y modalidad), XVI (Sintaxis de las formas nominales del verbo en latín).
RESUMEN: En el conjunto del sistema casual latino, el dativo es el caso oblicuo de uso menos frecuente en los textos, a medio camino entre los casos sintácticos o semánticos (§ 1). En la predicación nuclear, el dativo aparece sobre todo como tercer argumento con verbos transitivos, el tradicional dativo Objeto Indirecto (§ 2.1), y como segundo argumento con determinados predicados que presentan por lo general significados significados congruentes con los valores s emánticos del dativo (§ 2.2). Otros contextos contextos en los que un dativo puede considerarse argumental son en dependencia del verbo sum (el llamado dativo
posesivo; § 2.3), el dativo de dirección (§ 2.4) o el dativo
agente (§ 2.5). Determinados empleos del dativo se adscriben a la periferia de la predicación, como adjuntos: datiuus (in)commodi (§ (§ 3.1), 3.1), dativo simpatético (§ 3.2) y dativo de finalidad (§ 3.3). Por último, se pueden considerar disjuntos el dativo ético (§ 4.1) y el datiuus iudicantis (§ 4.2).
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VII. Sintaxis y semántica del dativo en latín
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1. El dativo en el sistema causal latino. En el conjunto del sistema casual latino de época clásica, en términos comparativos, el dativo es el caso oblicuo de uso menos frecuente en los textos (datos en Pinkster 1995: 50-52 y Serbat 1989: 214). Además, frente a la adscripción prototípica del resto de casos a un contexto sintáctico fundamental (el acusativo como complemento argumental, el ablativo como caso de la periferia y el genitivo como marca de adnominalidad), el dativo aparece tanto en la predicación nuclear (segundo argumento con determinados verbos y, sobre todo, tercer argumento con verbos transitivos en su empleo habitual de Objeto Indirecto) como en la periferia (satélite adjunto o disjunto), lo que provoca problemas para su caracterización estructural como caso sintáctico o semántico (Moralejo 1986: 314-316). Desde un punto de vista semántico, la mayoría de sus empleos —aunque no todos— se pueden unificar en torno a contenidos como los de “beneficiario” (Touratier 1994), “interés” (Rubio 1982) o “destinatario” (García Hernández 1995) de la acción verbal. Por último, en no pocos de sus empleos el dativo sufre la concurrencia de otros casos (acusativo, genitivo) o sintagmas preposicionales ( ad + Ac., pro + Abl., etc.), concurrencia que justificaría su “debilidad” (Serbat 1996: 435) en el conjunto del sistema casual y, sobre todo, ayuda a entender su suerte y evolución en latín tardío. Para un comentario sobre la abundante bibliografía que el estudio del dativo ha suscitado, cf. Gutiérrez Galindo (2004). En la organización del tema se combinan criterios sintácticos y semánticos: desde un punto de vista sintáctico, se parte de los empleos del dativo en la predicación nuclear (§ 2) hasta llegar a sus usos más periféricos (§ 3-4), por más que no siempre resulte clara la frontera entre argumentos y satélites; en el plano semántico, veremos hasta qué punto algunas etiquetas de la gramática tradicional (dativo posesivo, commodi , ético, de finalidad, etc.) están justificadas también funcionalmente.
2. El dativo en la predicación nuclear. Dos son los contextos fundamentales del dativo en la predicación nuclear: (i) como tercer argumento con verbos transitivos como dare o dicere y (ii) como segundo argumento con verbos de diversa naturaleza semántica ( nocere “perjudicar”, placere “agradar” , accidere “suceder”, etc.). Ambos contextos se suelen englobar en la sintaxis tradicional bajo la etiqueta de “objeto indirecto” (por ejemplo, Bassols 1945,I: 314-5), función sintáctica que, sin embargo, autores como Pinkster (1995: 17) restringen al primero de ellos. No hay acuerdo, además, en cuántas y cuáles son las funciones semánticas (FS) que expresa el dativo en la predicación nuclear. © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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2.1. El dativo Objeto Indirecto con verbos transitivos. El contexto de empleo más típico y frecuente de este caso, al que debe precisamente su nombre de datiuus (Quintiliano) o casus dandi (Varrón), es en dependencia de verbos transitivos, en contextos como los de (1)-(3): (1) epistulam Mallio dedi (“He dado una carta a Malio”, Cic. Att . 1,16,16) (2) has ego tibi litteras misi (“Te he he enviado esta carta”, Cic. fam. 8,4,3) (3) de eo Camillus mihi scripsit te secum locutum (“Camilo me escribió que has hablado con él de este tema”, Cic. Att . 11,23,1)
2.1.1. Funciones semánticas. No parece que haya razones suficientes para distinguir, como hace Pinkster (1995: 17;20), dos funciones semánticas distintas, Receptor y Destinatario, para el dativo en contextos como los de (1)-(3) por el hecho de que la transferencia que expresan los predicados sea material —Receptor con dare en (1)— o comunicativa —Destinatario con dicere o verbos similares, como en (3)—. El dativo expresa un contenido similar con dare, mittere o scribere: el receptor de la carta tanto en sentido material —ejs. (1), (2)— como desde el punto de vista de su contenido —ej. (3)—. De ahí que la mayoría de autores postulen una única FS en estos casos, que denominan indistintamente Destinatario (García Hernández 1995) o Receptor (Dik 1989; Crespo 1997); este último es el término que emplearemos a lo largo del tema para englobar los dos contenidos del dativo expresados en (1)-(3). También para caracterizar el dativo en éste y en otros contextos se emplea a veces el término Beneficiario (Touratier 1994: 213), aunque lo habitual es considerar Receptor y Beneficiario dos funciones semánticas distintas (cf. II.3.2.2.1). Ya Fillmore (1975: 78) dudaba si distinguir el “beneficiario” ( hago esto por vosotros) del simple “dativo” ( os lo doy ) como “casos profundos” distintos. Tanto Dik
(1989: 195) para el inglés, como Pinkster (1995: 62, n.15) para el latín o Crespo (1997) para el griego restringen la FS Beneficiario a satélites de predicaciones controladas. En el caso del latín, la diferencia entre Receptor y Beneficiario sería, pues, no sólo sintáctica (el Receptor caracteriza exclusivamente argumentos, mientras que el Beneficiario aparece sobre todo con satélites), sino semántica, en la medida en que el Beneficiario está restringido a situaciones controladas o intencionales. Sea como fuere, lo cierto es que la existencia de una misma marca formal en latín (el dativo) dificulta la distinción de ambas funciones.
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En este sentido, ejemplos como (4), en que concurren dos complementos distintos en dativo en la misma oración, pueden resultar ilustrativos: (4a) his Caesar imperat obsides quadraginta frumentumque exercitui (“A estos César les reclama cuarenta rehenes y trigo para el ejército”, Caes. Gall . 5,20,4)(4b) en la estación, al despedirme, le di a mi madre un beso en la cara
En efecto, podría entenderse que en (4) ambos dativos desempeñan funciones semánticas distintas: his la de Receptor, exercitui la de Beneficiario. Pero, lo que parece más bien es que los dos dativos están en niveles distintos (Lavency 1997: 163) con la misma función semántica. Lo mismo ocurre con la FS Ubicación, que aparece en dos niveles sintácticos distintos en una oración como (4b).
2.1.2. Naturaleza argumental. Las gramáticas clásicas (Bassols 1945: 313-22) desgranan un número interminable de verbos transitivos que presentan un dativo Objeto Indirecto, función sintáctica que, según Pinkster (1995: 17), caracteriza siempre a argumentos. Sin embargo, los datos de época clásica (Baños 1998a: 19-26) muestran que con este tipo de verbos la frecuencia de aparición de un dativo personal es extremadamente variable: en la correspondencia de Cicerón, un 71,2% de ejemplos con reddere (“devolver”), un 49,5% con dare o un 45,1% con remittere, como frecuencias más elevadas, frente a, por ejemplo, apenas un 2,7% con ferre (“llevar”), un 5,5% con scribere o un 19,8% con mittere. Es verdad que argumentalidad y baja frecuencia de
aparición no son conceptos necesariamente opuestos (los argumentos son más fácilmente elidibles porque pueden recuperarse en el contexto), pero estos y otros datos obligan a matizar, cuando menos, la afirmación de a lgunos manuales de sintaxis de que mitto o fero son verbos con los que "el dativo es el régimen tradicional" (Hofmann-Szantyr 1965: 87): con mitto, por ejemplo, es más argumental la expresión de la Dirección mediante un sintagma preposicional (Baños 1996). Algo similar ocurre en español: a mi hijo es por igual Objeto Indirecto en los tres ejemplos de (5), por más que su presencia con un verbo como dar sea mucho más frecuente que con leer o colocar : (5a) (le) he dado un regalo a mi hijo (5b) (le) he leído un cuento a m i hijo (5c) (le) he colocado la silla a mi hijo
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En definitiva, los datos muestran hasta qué punto es imposible trazar una frontera estricta entre argumentos y satélites en estos casos. Como afirma Pinkster (1985c: 177), "en los textos latinos, es más difícil probar el estatus de argumento de un tercer argumento que de un primer o segundo argumento". Hay que hablar, por tanto, de gradualidad en la aparición de determinados complementos que, sin desempeñar las funciones de Sujeto u Objeto, presentan una vinculación estrecha con el predicado (no sólo con el verbo, sino con el conjunto verbo + Objeto). En realidad, ya Tesnière ([1976] 1994: 207-209) reconocía la dificultad de establecer límites entre actantes y circunstantes, sobre todo en el caso del "tercer actante", el dativo, que "presenta algunas características de circunstante".
2.1.3. Alternancia dativo / ad + acusativo. Como muestran (6)-(8), con algunos verbos ( dare, deferre, mittere, scribere , etc.) y en los mismos contextos se documenta bien un dativo personal, bien un sintagma preposicional con ad + Ac., sin que el sentido de la relación aparentemente varíe: (6) has ego tibi litteras eo maiore misi interuallo ("te envié esta carta con más retraso...", Cic. fam. 8,4,3) (7) itaque ad te litteras statim misi ("así que te envíe de inmediato la carta", Cic. fam . 5,4,1) (8) quod ad te scripseram ut cum Camillo communicares, de eo Camillus mihi scripsit te secum locutum ("En cuanto a lo que te escribí de que te pusieras en contacto con Camilo, me ha escrito Camilo que hablaste de ello con él", Cic. Att . 11,2,1)
Este tipo de contextos, al parecer, habría facilitado ya desde el comienzo de la tradición clásica (Bassols 1945,I: 312; Ernout-Thomas 1953: 69-70), la sustitución de un "caso débil" como el dativo por el giro preposicional. Sin embargo, un análisis detenido de este tipo de ejemplos (Baños 1996c; 1998a) muestra que, al menos en latín arcaico y clásico, dativo y ad + Ac. denotan funciones semánticas distintas: el dativo personal marca el Receptor de la acción verbal, mientras que ad + Ac. expresa Dirección, ya que el destinatario se conceptualiza como una simple relación espacial, como el término de un movimiento. No es causal que estas supuestas alternancias se den siempre con verbos ( mittere, scribere, deferre ) o predicados ( dare litteras , “entregar / enviar una carta”) que implican un desplazamiento espacial: ad te en ad te litteras misi (6) expresa, pues, la misma FS (Dirección) que en ad te uenio (Plaut. Epid.
456). Por otra parte, el mismo referente personal, según el momento del proceso y el verbo al que complementa, se interpreta como el término de la Dirección ( ad te con mittere) o como Receptor ( tibi con reddere), tal como ilustra (9): © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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(9) Cum ad te litteras misissem quae tibi Canusi redditae sunt , suspicionem nullam habebam te... mare transiturum ("cuando te remití la carta que se te entregó en Canusio, no tenía ninguna sospecha de que ibas a cruzar el mar...", Cic. Att . 8,11d,1)
En conclusión, una misma realidad ("enviar una carta a alguien") es susceptible en latín de dos expresiones sintácticas distintas: frente al español, que cuando el referente es personal con el verbo “enviar" no distingue formalmente entre el término de la Dirección y el Receptor de la acción verbal, el latín de época arcaica y clásica disponía de dos procedimientos distintos para indicar cada una de estas relaciones. Aunque en época clásica factores distribucionales determinan la presencia y frecuencia del dativo o de ad + Ac. (Théoret 1982: 41-90; Baños 1998a: 28-38), las diferencias se van desdibujando con el tiempo, por lo que este tipo de contextos están en el origen de la sustitución progresiva del dativo por ad + Ac. en latín tardío (Löfstedt 1956: 187-193), sustitución que perdurará en las lenguas romances.
2.1.4. Otras alternancias. Las gramáticas presentan también como alternancias del dativo con verbos transitivos ejemplos como los de (10) y (11): (10a) terror incidit exercitui (“el pánico se abatió sobre el ejército”, Caes. civ . 3,13,4) (10b) pestilentia grauis incidit in urbem agrosque (“una epidemia terrible se abatió sobre Roma y sus campos”, Liv. 27,23,6) (11a) eripiunt aliis quod aliis largiuntur (“quitan a unos lo que regalan a otros”, Cic. off . 1,43) (11b) eripiunt... nubes caelumque diemque / Teucrorum ex oculis (“las nubes... quitan de la vista de los troyanos el cielo y la tierra”, Verg. Aen . 1,88-9) (11c) tuquidem ex ore orationem mi eripis (“la verdad es que me quitas la palabra de la boca“, Plaut. Mer . 176)
Los ejemplos de (10) se explican de forma similar a la supuesta alternancia dativo / ad + Ac. de (6) y (7): al tratarse de un verbo de movimiento ( incidere, “caer sobre”), un
mismo referente (exercitus ) se puede conceptualizar como una entidad espacial, término del movimiento (Dirección en ad exercitum ), o como Receptor beneficiario de la acción verbal, al entenderse como un referente humano ( exercitui ); en cambio, un término espacial ( urbs , ager ) lo más habitual es que se conceptualice como Dirección (in urbem agrosque ), salvo que por metonimia urbs se entienda por sus habitantes.
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También los ejemplos de (11) muestran posibilidades distintas de conceptualizar una misma realidad: el tercer argumento de un verbo como eripere (“quitar algo a alguien”) o similares ( eximere, auferre, substrahere , etc.), se puede entender, bien como Receptor (a partir del paralelismo, frecuente en muchas lenguas, “dar algo a alguien” <-> “quitar algo a alguien)”, y de ahí el dativo, bien como la Procedencia u origen espacial (y por ello el sintagma preposicional ex + Abl.): los rasgos léxicos del término (más o menos humano, concreto, espacial, etc.), la naturaleza del Objeto (alienable, inalienable, etc.) y razones contextuales determinan la elección de una u otra posibilidad sintáctica. Su no equivalencia funcional lo prueba el hecho de que, como en (11c), los dos tipos de complementos pueden aparecer en la misma frase. Con los verbos de “pedir”, junto a la construcción clásica peto aliquid ab aliquo (“pedir algo de alguien”; Cic. Tusc . 5,5), en latín tardío se extiende la construcción de dativo ( peto caritati tuae “pido a tu Caridad...”, Greg. Tur. mart . 79) e incluso ad + Ac. Distintos son los ejemplos de verbos trivalentes que, como donare , presentan una doble construcción (Kühner-Stegmann 1914: 334-6): Ac. + Abl. ( donare aliquem aliqua re), como en (12a), junto a donare aliquid alicui , es decir Ac. + Dat., como (12b):
(12a) anulus aureus quo tu istum in contione donauisti (“El anillo de oro con el que tú le obsequiaste durante la asamblea”, Cic. Verr. 2,3,185) (12b) ...Gabinii, cui regna omnia Syrorum... donaras (“...de Gabinio, al que habías regalado todos los reinos de los sirios”, Cic. dom. 124)
Aunque diacrónicamente la construcción donare aliquid alicui parece un desarrollo secundario (por influjo de dare y los verbos trivalentes prototípicos) y sólo algunos poetas la prefieren a la construcción originaria donare aliquem aliqua re (Martín Rodríguez 1995), lo cierto es que las dos construcciones son posibles en no pocos casos y la elección de una u otra depende en gran medida del contexto precedente (y razones pragmáticas como la elección activa/ pasiva o la cohesión textual), de rasgos léxicos (cuanto más concreto sea el objeto — anulus— más posiblidades de codificarse como un Instrumento en ablativo) o de otras diferencias más sutiles. Así, Pinkster (1995: 62) apunta que con donare “la construcción de ac. + abl. no se emplea cuando hay implicados, por ejemplo, un dios o un rey; en esos casos es obligatoria la construcción de dat. + ac.”. También razones de cohesión textual explicarían (cf. Bolkestein 1985) otras construcciones alternantes en las que interviene un dativo, como, p.e., circumdare murum urbi (“rodear el muro de la ciudad”, Cic. Tusc . 59) frente a circumdare oppidum uallo (“rodear la ciudad con una empalizada”, Cic. fam . 15,4,10). © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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2.2. El dativo como segundo argumento. En latín, cierto número de verbos bivalentes presenta su segundo argumento no en acusativo, sino en dativo (el llamado dativo “régimen”). Estos verbos se agrupan en dominios semánticos más o menos definidos (Kühner-Stegmann 1914: 308-313; Serbat 1996: 487-492) pero próximos entre sí, de suerte que la adscripción de un verbo a un grupo u otro resulta en ocasiones poco clara: (i) Un sentimiento o actitud manifiesta (favorable o no) hacia alguien, como ayudar, favorecer, ser útil ( auxiliari, fauere, prodesse ), perjudicar ( nocere), interesarse por, cuidar, perdonar ( studere, mederi , ignoscere), agradar, gustar ( placere , libet, placet ), confiar (confidere ), enfadarse, amenazar, mirar mal ( irasci , minari , inuidere ), etc. (ii) Una situación de proximidad, semejanza, dependencia, sumisión, etc. como imperare (“mandar sobre”), oboedire (“obeder a”), praeesse (“estar al frente de”), seruire (“ser esclavo de”), haerere (“estar unido a”) , assidere (“estar sentado junto a”) , occurrere (“encontrarse con”), antecedere, praestare (“estar por delante de”), etc.
(iii) verbos impersonales como licet (“está permitido a”), necesse est (“es necesario”), uidetur (“parece”), accidit , euenit , contingit, fit (“sucede”), etc. (13a) faueo oratori (“apoyo al orador”, Cic. Verr. 2,3,28) (13b) dum mi abstineant inuidere (“mientras se abstengan de envidiarme”, Plaut. Curc . 180) (13c) qui uobis laborant, uobis seruiunt (“quienes trabajan para vosotros, os sirven”, Cic. Verr . 2,3,102)
(13d) ad Aeginium... Caesari uenienti occurrit (“en Eginio... se encontró con César que llegaba”, Caes. civ . 3,79,7) (13e) quid praeclarius mihi accidere potuit? (“¿qué podría sucederme más bello?”, Cic. sen. 24)
2.2.1. Servidumbre gramatical o justificación semántica del dativo. Una de las cuestiones más debatidas en este contexto es si el dativo es una mera servidumbre gramatical o si la elección de la marca casual está justificada desde un punto de vista semántico. El primer análisis es defendido por Pinkster (1995: 17), que equipara sintácticamente este dativo al ablativo régimen con utor (sin que a su juicio haya justificación semántica para la elección de una u otra marca casual) y por aquellos estructuralistas (Perrot 1966; Moralejo 1986: 320) que pretenden ver en contextos como los de (13) una neutralización de la oposición acusativo / dativo o consideran el © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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dativo como un "alomorfo" del acusativo Objeto. Pero dentro del estructuralismo mismo, este análisis inicial ha sido posteriormente matizado (García Hernández 1995: 45; Serbat 1996: 494-496): Moralejo, por ejemplo, en vez de alomorfo prefiere hablar de "rección semántica" (1995: 99), de una especie de "concordancia" entre el valor específico del dativo (interés o destinación) y el contenido del lexema verbal. A mi juicio (Baños 1998a: 26-28), aunque no siempre en sincronía es fácil explicar esta congruencia semántica en la elección del dativo como segundo argumento (por ejemplo, con algunos verbos prefijados; datos en Serbat 1996: 512-544), sí resulta evidente con verbos típicos de “rección” en dativo, como nocere, auxiliari , insidiari , etc. En efecto, no hay diferencia semántica alguna entre un dativo Objeto Indirecto y el denominado dativo “régimen", en pares de ejemplos como los siguientes: (14a) Desinant insidiari domi suae consuli ("dejen ya de atentar contra el cónsul en su propia casa..", Cic. Cat . 1,32) (14b) eiusque uitae a me insidias apud me domi possitas esse dixerunt (dijeron que yo había tramado un atentado contra su vida en mi propia casa", Cic. Sest . 41) (15a)
ut cum illis nocere se speret, rei publicae noceat ("no sea que, al intentar
perjudicarles, perjudique a la república", Caes. civ . 1,8,3) (15b) ut non modo armati damnum nemini darent ("que hombres armados no causen daño a nadie”, Cic. Tull . 25)
Parece evidente que un dativo personal expresa la misma función con verbos que "rigen” dativo como insidiari ("atentar, acechar") en (14a), o con nocere ("perjudicar") en (15a), que con predicados transitivos como insidias ponere ("poner, preparar un atentado") en (14b), o damnum dare ("causar un daño") en (15b). En realidad, la única diferencia estriba en que, mientras en los ejemplos de (a) el dativo complementa directamente al predicado verbal ( insidiari , nocere), en los ejemplos de (b) el Objeto “indirecto" complementa a toda la predicación nuclear ( insidias positas esse , damnum darent ).
En definitiva, la presencia del dativo es congruente con los contenidos semánticos de este caso (Receptor, Beneficiario, pero también Experimentador con verbos impersonales como licet, placet, euenit , etc.) y estaría, por tanto, semánticamente justificada. Además, los verbos que “rigen” dativo presentan características morfosintácticas (la mayoría son verbos de estado en — eo, deponentes o impersonales) y pertenecen a campos semánticos (expresión de sentimientos y estados, fundamentalmente) que implican, por lo general, situaciones de baja agentividad y, por tanto, no prototípicamente transitivas.
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Desde esta perspectiva, un estudio de las estructuras de complementación de un grupo representativo de verbos con segundo argumento en dativo (Ochoa 2005) pone de manifiesto que, aunque no todos ellos se pueden reducir a un tipo único de marcos predicativos (son posibles tanto Acciones como Procesos o Estados), sí comparten la preferencia por la codificación en dativo cuando el segundo argumento presenta el rasgo léxico /+humano/. Este hecho guarda relación con la posición del dativo, más elevada que el acusativo, en la escala de animacidad: por la capacidad de conocimiento, experiencia, movimiento, etc. que poseen las entidades humanas, el dativo es la codificación prototípica para los humanos en posición argumental mientras que otros casos (acusativo o ablativo) resultan menos prototípicos (Ochoa 2005: 195). En otras palabras, cuando el segundo (o tercer) argumento es una entidad humana implicada de forma activa en un evento o situación (desempeñando por tanto las FS de Receptor, Beneficiario o Experimentador, según el tipo de verbos), su forma de expresión prototípica en latín como en otras lenguas es el dativo.
2.2.2. Alternancia y oposición dativo/acusativo. Procesos de transitivación. Con algunos verbos de régimen dativo, en un momento dado el empleo del dativo no parece sentirse semánticamente motivado lo que explicaría el progresivo proceso de transitivación de dichos predicados (Hofmann-Szantyr 1965: 32). En este sentido, resulta revelador el testimonio de Cicerón ( Tusc . 3,20) a propósito del empleo por el poeta Accio de inuideo con acusativo: para el orador resulta más lógico ( rectius) decir inuidere aliquem , en justo paralelo con uidere aliquem , aunque la norma no lo permita
(nos consuetudine prohibemur ). Pues bien, desde época clásica aparcen ejemplos, es verdad que excepcionales y en registros poco literarios, donde el argumento en dativo se equipara a un acusativo Objeto y se codifica incluso como Sujeto sintáctico en pasiva (16a). El proceso se hace más evidente en latín tardío, con dobletes como los de (16b): (16a) larix... ab carie aut tinea non nocetur (“el (pino) larice no resulta dañado por la carcoma o la polilla “, Vitr. 2,9,14). (16b) Iudaeos non nocui (“No he perjudicado a los judíos”, Itala, act . 25,10) / Iudaeis non
nocui (Vulgata).
A este proceso de transitivación contribuyó sin duda el hecho de que, desde época arcaica, se documentan dobletes de verbos con acusativo o dativo para expresar contenidos semánticos muy similares: así, junto a fauere alicui y con el mismo sentido se emplea fouere aliquem; se dice nocere rei publicae (Cic. Att . 8,11d,3) junto a © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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laedere rem publicam
(Cic. Sest . 78); mederi alicui , pero sanare aliquem ; auxiliari
alicui , junto a ( ad )iuuare aliquem, etc.
Diferente es el análisis de ejemplos en que un mismo verbo presenta en apariencia significados distintos según se construya con acusativo o con dativo. En tales casos no se trataría de una alternancia casual (sin diferencia de significado) sino de una oposición (con diferencia de significado): consulere aliquem (“consultar a alguien”, Cic. leg . 2,40), frente a consulere alicui (“mirar por alguien” Cic. Cat . 4,3), temperare rem publicam (“organizar el estado”, Cic. Tusc . 1,2) / temperare alicui (“ser moderado con /
perdonar a alguien”, Cic. Verr . 2,17), imperare aliquid (“ordenar, prescribir algo”) / imperare alicui (“mandar a alguien”), etc.:
(17a) quem metuunt oderunt (“Odian a quien temen”, Enn. trag. 402) (17b) etiamsi nos nobis non timeremus, tu tibi metuere debueres (“Incluso si nosotros no tememos por nosotros mismos, deberías temer por ti”, Sen. contr . 1,2,3) (17c) nullam maiorem pupillo metuunt calamitatem (“No temen ninguna calamidad mayor para su pupilo”, Cic. Verr. 1,141) (18a) is plane mihi probabat se.... cupere pacem (“me daba pruebas evidentes de que... anhelaba la paz”, Cic. Att. 14,20,4) (18b) te —inquit— ipsum cupio (“Deseo —dice— verte”, Cic. fam. 1,9,9) (18c) quod ipsi cupio Glycerio (“Porque lo deseo para la propia Glicerio”, Ter. And. 905)
Aunque se asume generalmente que la diferencia semántica está determinada por la diferencia casual, en no pocos casos caben otras explicaciones (Pinkster 1995: 6061, de quien están tomados los ejemplos). Así, en el caso de metuere, un ejemplo como (17c), en el que concurren los dos complementos (acusativo y dativo), invita a pensar que el ejemplo (17b) se explica como derivado de la construcción prototípica (metuere + Ac.), sólo que el Objeto del temor no se ha explicitado por ser general, no específico o recuperable del contexto. Así se podría explicar también el doblete imperare aliquid (“ordenar algo”) / imperare alicui (“mandar [algo] a alguien”), etc.
Con otros verbos, la elección de un caso u otro parece condicionada por rasgos léxicos del complemento. Tal como se acaba de ver con los verbos que “rigen” dativo, en el caso de cupere cuando el segundo argumento es personal o animado (18b) se construye con dativo ( Glycerio cupio), mientras que se emplea el acusativo (18a) con Objetos no animados ( cupere pacem ): el grado de animación determina pues la elección de la marca casual. Esta explicación puede ser extensible a otros verbos (consulere , cauere, etc.), aunque faltan estudios puntuales. En cualquier caso, la elección del dativo parece estar de nuevo motivada semánticamente.
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2.2.3. Usos adnominales del dativo. En todos los empleos analizados hasta ahora el dativo determina directamente (argumento) a un predicado verbal. Pero también son frecuentes los dativos dentro de un sintagma nominal, ya que complementan bien a un adjetivo, bien a un sustantivo. En tales casos, se trata por lo general de una extensión analógica de la construcción verbal. En efecto, la mayoría de adjetivos con complemento en dativo (KühnerStegmann 1914: 314-316): (i) o bien pertenecen a la misma raíz verbal que los verbos con segundo argumento en dativo, como, por ejemplo, fidus (“leal”, cf. fidere “confiarse”), supplex (“suplicante”, cf. supplico ), inuisus , inuidiosus (cf. inuidere ), iratus (cf. irascor ), etc.; (ii) o bien expresan contenidos semánticos similares. Por ejemplo, los adjetivos que denotan una proximidad afectiva o física ( aequus, propitius, amicus, hostis, inimicus, contrarius, odiosus, utilis, gratus, commodus , etc., pero también propinquus, proximus, finitimus, uicinus , etc.), así como, por extensión, los que indican semejanza,
igualdad, comunidad, etc. ( similis, par, dispar, communis, conueniens , etc.): (19a) cum Alcibiades Socrati supplex esset... (“como Alcibíades suplicara a Sócrates...”, Cic. Tusc. 3,77) (19b) flamma fumo est proxuma (“la llama está próxima al humo”, Plaut. Curc . 63) (19c) canis nonne similis lupo? (“¿El perro no es semejante al lobo?”, Cic. nat. deor . 1,97) (19d) An tu mei similem putas esse aut tui deum? (“¿Crees que dios es semejante a mí o a ti?”, Cic. nat. deor . 1,84)
También algunos sustantivos (Hofmann-Szantyr 1965: 91-2; 95-6) pueden llevar una determinación en dativo. Se trata, por lo general, de abstractos con relación directa o indirecta con verbos o adjetivos que rigen d ativo: así, insidiae + dat. en (20a), como insidiari en (14a) o auscultatio + dat. en (20b), a partir de auscultare + dat. (“hacer caso”), donde concurren además dos dativos — mihi
y tibi — en niveles
distintos. Por supuesto, en estos contextos, tanto en dependencia de un adjetivo (19d), como de un sustantivo —infra (46a)— es posible el genitivo (objetivo), que es la forma más neutra semánticamente (cf. VI.3.2.3), pero también un sintagma preposicional, como en (21a), que concurre con un genitivo subjetivo. De todos modos, como ilustra (21b), no siempre es fácil determinar si el dativo depende del sustantivo o complementa como satélite a la predicación:
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José Miguel Baños Baños (20a) insidiae consuli (“asechanzas contra el cónsul”, Sall. Cat . 32,1) (20b) quid mihi scelesto tibi erat auscultatio (“¿Qué interés tenía yo en escucharte,
bandido?”, Plaut . Rud. 502) (20c) Philocomasio amator (“el amante de/para Filocomasio”, Plaut. Mil . 1431), (21a) pro suis tantis populique Romani in eum beneficiis (“por los beneficios tan grandes de ellos y del pueblo Romano hacia él”, Caes. Gall . 1,42,3). (21b) tibi hic uenit adiutor (“aquí te llega tu/el benefactor”, Cic. nat. deor . 1,17)
2.3. Sum y dativo personal: el dativo posesivo. Como en la mayoría de lenguas indoeuropeas (Haudry 1968: 151), una construcción habitual para expresar la posesión en latín es con el verbo sum y un dativo animado: (22a) est igitur homini cum deo similitudo (“el hombre tiene pues semejanza con dios”, Cic. leg . 1,25)
(22b) sunt mihi bis septem... nymphae (“tengo catorce ninfas”, Verg. Aen. 1,71)
No hay acuerdo en el análisis sintáctico de este dativo posesivo: Scherer (1975: 126), por ejemplo, lo considera un satélite, pero hay razones suficientes (Bolkestein 1983a: 79-81) para analizarlo como argumento, bien postulando un marco predicativo específico de sum para estos casos, bien manteniendo el carácter copulativo de sum , con lo que el dativo se analizaría como Complemento del Sujeto o Atributo (“algo es de / para alguien”). Tampoco resulta fácil determinar la FS de este dativo: lo habitual es ponerlo en relación con el dativo Receptor o Beneficiario (Ernout-Thomas 1953: 73), pero, dado que no se trata de situaciones controladas sino de estados, hay quienes ven en estos casos un Experimentador (Bolkestein 1983a) o postulan una FS específica (Poseedor) para este tipo de relación (Crespo 1997).
2.3.1. Su relación con el genitivo posesivo y habeo + Ac. Una razón en favor del carácter argumental del dativo en este contexto es la alternancia (para algunos equivalencia) de esta construcción, bien con el denominado genitivo posesivo (23), bien con habeo + acusativo (24): (23a) phalarica erat Saguntinis (“Los saguntinos tenían la lanza falárica”, Liv. 21,8,10) (23b) prora iam Tarentinorum esset (“La proa (del barco) era ya de los tarentinos”, Liv. 26,39,17) (24a) sex filii nobis, duae filiae sunt (“Tenemos seis hijos y dos hijas”, Liv. 42,34,4) © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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(24b) habeo duas filias quae necdum cognouerunt uirum (“Tengo dos hijas que todavía no conocen varón”, Vulg. Gen. 19,8)
Ahora bien, genitivo y dativo posesivo, aunque comparten el mismo contexto sintáctico, no son construcciones enteramente intercambiables (Cabrillana 2003), sino que presentan características semánticas, sintácticas y pragmáticas específicas. Así, por ejemplo, el dativo se asocia más frecuentemente con formas pronominales, suele denotar posesión inalienable (frente a la posesión alienable del genitivo), es la construcción preferida cuando el poseedor es /+animado/, su sujeto en nominativo suele ser no definido o referido a entidades abstractas (con mayor frecuencia que en las construcciones en genitivo), etc. Características todas ellas que se han de entender como un haz de rasgos prototípicos que definen cada construcción, pero que no impiden puntos de encuentro y ejemplos, como los de (23), similares en cuanto al tipo de posesión o a los rasgos léxicos de los términos implicados. No menos importantes, por ello, son las diferencias pragmáticas, ya que explican los contextos de empleo de cada construcción. Para Lavency (1997: 158) en domus est Marci el Tema o Tópico es domus (se habla de la casa), mientras que en Marco est domus el Tópico es Marco. O formulado desde otra perspectiva, el Foco
informativo es distinto en cada caso: el Poseedor en la construcción de genitivo y lo Poseído (nominativo) en la construcción en dativo. En cuanto a la relación entre sum con dativo y habeo + acusativo, aunque “ser” y “tener” son dos verbos de estado que, en lenguas muy diversas, aparecen con frecuencia para expresar la posesión, ello no implica que cuando coexisten en una lengua sean construcciones equivalentes. García Hernández (1993), por ejemplo, que entiende la posesión como una relación exclusiva de habeo (y otros verbos transitivos como teneo o possideo ), establece, sin embargo, entre las dos construcciones una relación diatética complementaria: liber est mihi sería “una especie de pasiva léxica” (García Hernández 1995: 73) de librum habeo. Por otra parte, hay que matizar (Pinkster 1995: 339; Cabrillana 2006), al menos en época clásica, la equivalencia de las dos construcciones ya que no comparten los mismos contextos: por ejemplo, en la construcción de dativo posesivo predominan los sujetos abstractos, como (22a), mientras que con habeo es poco frecuente un acusativo abstracto. Además, diacrónicamente se observa un descenso progresivo de sum para expresar la posesión (Iso 1995; Serbat 1996: 568-9): a medida que habeo va
adquiriendo valores más gramaticales (acabará convertido en un auxiliar verbal) invade los contextos propios de sum con dativo y se convierte en el verbo que expresa la posesión más generalizada en latín (Ramos Guerreira 1998: 682). © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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2.4. El dativo de dirección. La existencia de ejemplos como los de (25a-b) justifica el apelativo de “dativo de dirección”. Así lo entendieron los gramáticos latinos que, como Servio (25c), veían en estos empleos un octauus casus (cf. III.5.3.2). Desde un punto de vista sintáctico, este tipo de dativos constituye por lo general un argumento ya que aparece requerido por verbos de movimiento: (25a) it clamor caelo (“el clamor llega hasta el cielo”, Verg. Aen . 5,451) (25b) pelago Danaum dona praecipitare iubent (“ordena arrojar al mar los presentes de los dánaos”, Hor. carm. 1,2,1) (25c) non nulli adiungunt octauum casum, qui fit, cum quid per accusatiuum cum praepositione possumus dicere
dicimus per datiuum sine praepositione, ut 'it clamor in caelum' et 'it clamor caelo' ... (“algunos añaden un octavo caso, que se da cuando lo que podemos expresar mediante un acusativo con preposición lo expresamos también con dativo sin preposición, como it clamor in caelum e it clamor caelo...”, Serv. gram. IV 433)
Aunque el dativo de dirección se asocia a léxico espacial, no pocos de sus empleos se podrían entender como metonimias ( caelo por sus habitantes) o personificaciones, con lo que el empleo del dativo se justificaría por su valor propio y por razones de expresividad poética (Colucci 1981: 19-36). Pero no debe descartarse que, del mismo modo que, tal como se ha visto (§ 2.1.3), ad + Ac. comparte contextos habituales de un dativo personal ( mitto litteras Neroni / ad Neronem ), el dativo se haya extendido a contextos propios de un sintagma preposicional directivo. En este sentido, hay un cierto acuerdo en considerar el dativo directivo un uso reciente y secundario (Bassols 1945: 339-341) más que la pervivencia de un empleo indoeuropeo. En efecto, además de poco productivo, está limitado casi exclusivamente al lenguaje poético y a unos contextos muy específicos (Hofmann-Szantyr 1965: 100-101). La situación es algo distinta en latín tardío (Löfstedt 1956: 190-193): en paralelo a la extensión de ad + Ac. a cualquier contexto de dativo ( ad episcocum aiebat , “le decía al obispo”, Greg. Tur., Franc . 2,3), aparecen también ejemplos como (26b) e incluso coordinaciones entre un sintagma preposicional y un dativo directivos (26c): (26a) se recepit castello (“se retiró a la fortaleza”, Bell . Hisp. 40,1) (26b) ire Hierusolymis (“ir a Jerusalén”, Itala Matth . 16,21), (26c) legatos ad Mysiam ceterisque locis mittunt (“envían legados a Misia y a los demás lugares”, Dares 19)
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2.5. El dativo agente. Con la denominación de dativo “agente” las gramáticas (Kühner-Stegmann 1914, II.1: 324; Ernout-Thomas 1953: 74) se refieren fundamentalmente a dos tipos de ejemplos distintos: (i) como complemento del adjetivo verbal en –ndus , en la denominada “perifrástica pasiva” (27) o (ii) como complemento de determinados verbos, sobre todo cuando aparecen en formas de perfectum pasivas, como en (28): (27) faciendum est mihi illud... quod illaec postulat (“Tengo que hacer lo que... ella exige”, Plaut. Amph . 891) (28) mihi consilium captum iamdiu est (“Ya hace tiempo que tengo tomada una decisión”, Cic. fam. 5,19,2)
La mayoría de las gramáticas pone en relación el dativo agente con el de interés (Kühner-Stegmann 1914, II.1: 324) o beneficiario (Touratier 1994: 222), pero también se ha llegado a considerar un tipo particular de la construcción del dativo posesivo, próximo incluso al dativo iudicantis (Suárez Martínez 2001). De todos modos, ejemplos como (30b), donde coexiste con otro dativo argumental, ponen de manifiesto la especificidad del dativo “agente”.
2.5.1. Con el adjetivo de obligación en - ndus. Desde un punto de vista semántico, la perífrasis –ndum est (Bolkestein 1980a) se sitúa en el ámbito de la modalidad deóntica (necesidad, obligación, permiso, etc.), una modalidad (cf. XV.3.2) que se expresa habitualmente, además de en subjuntivo, mediante verbos o perífrasis modales (debeo, necesse est, opus est , licet , etc.). En muchas lenguas el ámbito de la modalidad (como las sensaciones, sentimientos, percepciones o estados intelectuales) es un contexto típico del Experimentador, entendido como una función semántica específica o como un Agente poco prototípico en la medida en que caracteriza a entidades animadas (casi siempre humanas) afectadas directamente por eventos o situaciones que escapan en mayor o menor grado a su voluntad o control. Pues bien, en las lenguas europeas (Lazard 1997: 64-66), con este tipo de predicados el Experimentador se puede codificar bien como Sujeto, bien mediante un caso oblicuo, generalmente el dativo. El latín ilustra la primera posibilidad con debeo , aunque lo habitual es la expresión de este argumento en dativo. Desde esta perspectiva, pues, el dativo de (27), con faciendum est , es el mismo que aparece con necesse est en (29): © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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(29) mihi necesse est ire hinc (“Me tengo que ir de aquí”, Plaut. Amph . 501)
La única diferencia estriba en que, mientras que en (29) aparece disociado el contenido modal ( necesse est ) del predicado léxico ( ire), en el caso de (27) estamos ante una expresión más sintética ya que en la misma palabra ( faciendum) se expresa el contenido léxico ( facere) y modal (-ndum). Pero en ambos casos el dativo caracteriza a un argumento de la predicación (depende del predicado modal necesse o de –ndum ), con la misma función semántica (Experimentador) y las mismas restricciones: es siempre una entidad personal, correferencial con el sujeto del verbo léxico (facere , ire). En último término, el hecho de que la persona afectada por la obligación o necesidad coincida referencialmente con el sujeto del predicado modalizado ayuda a entender la etiqueta de datiuus auctoris o “agente”: “hacer” o “ir” son situaciones controladas, pero no lo son “tener necesidad” o “tener obligación”. El dativo, por tanto, aunque no es marca de Agente, es correferencial en estos casos con el Agente de una predicación. También en este contexto puede aparecer, en lugar del dativo, un sintagma preposicional con ab + Abl., una alternancia que justificaría de nuevo el análisis tradicional del dativo como “agente”. Documentada por primera vez en Cicerón (Santos 2004: 231) y excepcional en autores posteriores, la presencia de ab + Abl. se explica en no pocos casos por razones contextuales (Touratier 1994: 221-222; Bassols 1945: 332), sin descartar la asimilación de estos contextos a una estructura pasiva. Así, son frecuentes ejemplos como los de (30a), en los que la presencia de un dativo “agente” resultaría ambigua por aparecer ya otro dativo personal requerido por el verbo (alicui consulere “preocuparse por...”). En (30b), en cambio, al no existir ambigüedad posible, coexisten los dos dativos funcionalmente diferentes. A su vez, en (30c) la presencia previa de un complemento “agente” prototípico ( a populo praeteritus est ) explica por paralelismo y focalización (para facilitar el contraste) el sintagma a iudicibus , en lugar del dativo:
(30a) ....bona multorum ciuium quibus est a uobis... consulendum (“...bienes de muchos ciudadanos por los que vosotros debéis velar...”, Cic. Man . 6) (30b) linguae moderandum est mihi (“Tengo que poner freno a mi lengua”, Plaut. Curc . 486) (30c) ....nec, si a populo praeteritus est quem non oportuit, a iudicibus condemnandus
est qui praeteritus non est (“Y si el pueblo desdeña a quien no debió, no son los jueces los que deben condenar a quien no fue desdeñado”, Cic. Planc . 8) © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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2.5.2. Otros contextos. Con determinados verbos (Kühner-Stegmann 1914: 324-5; Bassols 1956,I: 109), sobre todo con formas de perfectum pasivas, puede aparecer un dativo considerado también “agente”: auditus , cognitus, compertus, deliberatum, perspectum , etc. (“oído”, “conocido”, “descubierto”, “deliberado”, etc.). Posteriormente, en poesía y en prosistas de época imperial, de forma ocasional el dativo se extiende con alguno de estos verbos a las formas de infectum , como en (32): (31a) si iam tibi deliberatum est quibus abroges fidem iuris iurandi, responde, (“si ya tienes pensado a quiénes vas a anular la confianza del juramento, responde” (C IC. Q. Rosc . 44) (31b) rem a me saepe deliberatam et multum agitatam requiris (“me preguntas una cosa sobre la que yo he reflexionado a menudo y he pensado mucho”, C IC. ac . 1,4) (32) neque cernitur ulli (“no resulta visible para nadie”, Verg. Aen. 1,440)
Como se puede ver, la mayoría de estos verbos denota procesos intelectuales (“ver”, “conocer”, “pensar”, etc.), es decir, es un contexto típico del Experimentador. Además, al emplearse el dativo tibi de (31a) con el participio de perfecto, posibilita una lectura estativa de ese participio (como el estado resultante de una situación acabada) y, en consecuencia, que se presente el estado de cosas como no controlado. Por supuesto Por supuesto nada impide la expresión de la entidad personal como Agente, a me en (31b), si la misma situación se concibe simplemente como una acción en el
pasado o se asimila formalmente a una estructura transitiva prototípica.
3. El dativo en la periferia como satélite adjunto. Aunque la frontera entre argumentos y satélites no siempre resulte nítida, determinados empleos del dativo se pueden analizar como complementos no inherentes del predicado, ya que se sitúan en la periferia como satélites adjuntos: son el denominado datiuus (in)commodi (§ 3.1), el dativo simpatético (§ 3.2), y, en parte al menos, el dativo de finalidad (§ 3.3).
3.1. Datiuus commodi e incommodi (Beneficiario). El ejemplo más típico de dativo en función de satélite adjunto es el denominado dativus (in)commodi , que expresa la entidad animada (generalmente humana) en cuyo
interés (commodi ) o perjuicio ( incommodi ) se realiza la acción verbal, es decir, el Beneficiario en sentido positivo o negativo. Se trata de ejemplos como: © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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(33a) tibi me exorno (“Me acicalo para ti”, Plaut. Most . 293) (33b) Nemo errat uni sibi (“nadie se equivoca sólo en perjuicio propio”, Sen. epist . 94,54) (33c) ut maioribus natu adsurgatur (“que uno se alce en favor de las personas mayores”, Cic. inv . 1,48).
A diferencia del dativo Receptor, por lo general en posición argumental, el Beneficiario de los ejemplos de (33) es un satélite, asociado casi siempre a situaciones controladas e intencionales. Además, mientras que el dativo Receptor sufre la concurrencia de ad + Ac. (supra § 2.1.3), el Beneficiario se puede expresar mediante sintagmas preposicionales como pro + Abl., o contra, aduersus , in + Ac., como ilustran los ejemplos de (34): (34a) qui pro Antiocho arma aduersus nos tulerunt (“tomaron las armas en favor de Antíoco y contra noso tros”, Liv. 38,48,10) (34b) uim cultoribus et oppidanis ac plerumque in mercatores et nauicularios audebant (“se atrevían a hacer violencia a campesinos y ciudadanos, y, sobre todo, contra comerciantes y barqueros”, Tac. ann . 12,55,1)
Estos sintagmas preposicionales estarían en distribución complementaria con el dativo para la expresión del Beneficiario (Torrego 1989a: 613): son más concretos, ya que marcan de forma explícita y diferenciada el beneficiado ( pro + Abl.) y el perjudicado (contra, aduersus , in + Ac.). El dativo designa fundamentalmente al beneficiado (33c), y para expresar el perjudicado aparece cuando el lexema del término regente — errare en (33b), uim audere en (34c)— o el contexto son suficientemente explícitos.
3.2. El dativo simpatético. El llamado dativo simpatético es, realidad, un tipo específico de dativo ( in)commodi con una particularidad contextual: denota el beneficiado — Caesari en (35a)— o perjudicado al que pertenece una entidad designada por otro complemento ( pedes ) de la predicación: (35a) sese omnes flentes Caesari ad pedes proiecerunt (“todos se le arrojaron llorando a César a los pies”, Caes. Gall . 1,31,2) (35b) cum C. Marcellus se ad Caesaris pedes abiecisset (“habiéndose arrojado Gayo Marcelo a los pies de César,...”, Cic. fam. 4,4,3) © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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Estos dativos se encuentran a medio camino entre la determinación adnominal y verbal. De ahí que en el mismo contexto pueda aparecer un genitivo, como (35b). Pero, frente al genitivo, que establece una relación sintáctica de determinación adnominal sin contenido semántico específico (cf. VI.1), el dativo en (35a) es semánticamente marcado (Beneficiario) y determina al conjunto de la predicación nuclear y no exclusivamente al nombre ( pedes ). Este dativo simpatético se presenta, pues, como una variante más expresiva que el genitivo posesivo, lo que explica su frecuencia en el latín coloquial (Plauto o Terencio) y, en general, en poesía. Es, además, la forma habitual cuando está implicado un pronombre personal, por lo que en ocasiones puede servir para focalizar a los protagonistas del acto enunciativo (Serbat 1996: 567). En latín tardío (Löfstedt 1956: 225-237) este empleo del dativo sigue vivo, como lo muestran dobletes como los de (36), en donde Vegecio, en un afán clasicista, corrige el dativo de la Mulomedicina Chironis por un genitivo; o la concurrencia misma, en este contexto, de ad + Ac. en (37): (36a) cui caput erigere si uolueris (“a quien si quieres levantar la cabeza”, Mul . 316) (36b) cuius caput si erigere uolueris (“cuya cabeza, si quieres levantarla», Veg. Mul . 2,88,1). (37) hic requiescunt membra ad duus fratres, Gallo et Fidencio (“aquí yacen los cuerpos de dos hermanos, Galo y Fidencio”, C.I.L. XIII, 2483 [s. VI d.C.])
3.3. Dativo de finalidad. Frente a los empleos del dativo vistos hasta ahora, circunscritos siempre (salvo el dativo de dirección) a entidades animadas y por lo general humanas, el dativo de finalidad aparece diferenciado tanto desde un punto de vista léxico como distribucional (Baños 1995: 11-19): (i) por un lado, dicho dativo (Bassols 1945: 335-337) está limitado a sustantivos abstractos verbales ( receptui , usui ) y, por extensión, a otros sustantivos abstractos de significación análoga ( auxilio, praesidio, remedio, saluti , exitio, etc.). (ii) por otro, el dativo de finalidad aparece asociado a un tipo de verbos muy determinado (Kühner-Stegmann 1914: 342-346). Más de dos tercios, por ejemplo, de los dativos de finalidad en César se circunscriben a cuatro verbos: esse (38), relinquere , mittere (41b) y deligere.
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En cuanto a su integración sintáctica, el dativo de finalidad puede aparecer como argumento o como satélite, según el verbo al que complemente (Touratier 1994: 221). Así, este dativo es equiparable, en frases copulativas, a un Atributo o Complemento del Sujeto. Buena prueba de ello son ejemplos como los de (38), en los que un dativo final se coordina con un adjetivo (38a) o un sustantivo en nominativo (38b) que desempeñan esa misma función. Paralelamente, con predicados no copulativos, el dativo de finalidad suele funcionar como Predicativo, Complemento del Objeto, o como simple satélite (42). En construcciones más o menos fijas, como satui semen (“grano para sembrar”, Cato, agr . 5,3), o receptui signum (39), este dativo forma parte de un sintagma nominal: (38a) ...imperio quod...ipsis principibus prosperum uel exitio fuit (“...un imperio que...resultó para los propios príncipes ya próspero, ya pernicioso”, Tac. hist . 2,1,1) (38b) si tibi lubido est aut uoluptati, sino (“si es tu gusto o capricho, te lo permito”, Plaut. Poen . 145)
(39) receptui signum aut reuocationem a bello audire non possumus (“No podemos oír una señal o llamada para retirarnos de la lucha”, Cic. Phil . 13,15)
Estas características (léxicas, distribucionales y sintácticas) del dativo de finalidad ponen de manifiesto que expresa una función semántica distinta de las expresadas por un dativo animado (Receptor, Beneficiario, Experimentador). En este sentido, la etiqueta tradicional de "dativo de finalidad" está justificada funcionalmente, ya que, a diferencia de un dativo personal, comparte los mismos contextos o se puede coordinar (40a), aponer (40b), etc. a otros procedimientos para expresar la Finalidad en latín ( ad + Ac., ut + subj., etc.): (40a) in castra Tiridatis uenere, honori eius et ne metueret insidias (“llegaron al campamento de Tiridates para honrarle y evitar... que temiera una asechanza”, Tac. ann . 15,28,3) (40b) non hodie isti rei auspicaui, ut cum furcifero fabularer (“No me he levantado hoy para esto: para hablar con un bribón”, Plaut. Rud . 717)
3.3.1. Construcciones de doble dativo. Un buen ejemplo de la diferencia funcional entre un dativo personal y otro final son las construcciones de doble dativo, bien con el verbo sum (41), bien con verbos no copulativos como en (42):
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(41) iste ceteris Siculis odio est (“Ése resulta odioso para [lit. “es para odio de”] los restantes sicilianos”, Cic. Verr . 2,4,15) (42) funditores Baleares subsidio oppidanis mittit (“envía honderos baleares en ayuda de los habitantes de la ciudad”, Caes. Gall. 2,7,2)
No hay acuerdo, sin embargo, a la hora de determinar la relación estructural que se establece entre estos dos dativos. Tres son las posibilidades de análisis: (i) el dativo de finalidad depende y especifica —está en aposición, dicen HofmannSzantyr (1965: 99)— al dativo personal. Así, Rubio (1982: 149) sostiene que “el dativo de cosa no hace más que precisar ... al dativo personal”; (ii) uno y otro complementan por igual al verbo. Bassols (1956,I: 113) afirma, por ejemplo, que en estas construcciones "aparece un mismo verbo rigiendo dos dativos"; (iii) los dos dativos están en niveles de integración distintos (Baños 1995). La primera posibilidad de análisis se contradice con el hecho de que, tal como se acaba de ver, un dativo de finalidad expresa una relación gramatical distinta al dativo personal. De las otras dos posibilidades, son numerosos los argumentos (Baños 1995: 19-30) en favor de la consideración de cada dativo en un nivel distinto, sobre todo cuando aparecen con el verbo sum . Además de paralelismos con otras lenguas indoeuropeas (Haudry 1968: 147), ejemplos como los de (43), en los que odio esse se comporta como una “pasiva léxica” de odi (o usui esse de utor ; cf. XIII.5.3.1), ponen de manifiesto que el dativo de finalidad es más central (constituye por sí mismo el predicado) que el dativo personal. En consecuencia, en una predicación como Siculis odio est de (41) y (43b), el dativo personal ( Siculis) depende en realidad del dativo de
finalidad ( odio), bien directamente (es decir, como un empleo adnominal), bien como argumento de una predicado complejo ( odio esse). Por otra parte, son significativos paralelismos como los de (44), en los que un dativo personal complementa a adjetivos (odiosus, utilis ) que expresan el mismo contenido (utilidad, ayuda, beneficio, perjuicio, etc.) que los sustantivos construidos como dativos de finalidad: (43a) Odi odioque sum Romanis (“odio y soy odioso a los romanos”, Liv. 35,19,6) (43b) omnibus iste ceteris Siculis odio est, ab his solis amatur (“ése resulta odioso para todos los demás sicilianos; sólo éstos lo quieren”, Cic. Verr . 2,4,15) (44) odiosa haec est aetas adulescentulis (“esta edad es odiosa para los jóvenes”, Ter. Hec . 619)
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Esta equiparación resulta evidente cuando, como en (45), se coordinan en una misma predicación un adjetivo ( carus) y un dativo de finalidad ( terrori ), complementado cada uno por un dativo personal. Un análisis similar merecen ejemplos ya citados como (38a), principibus prosperum uel exitio . En fin, también resultan ilustrativos en favor del análisis adnominal del dativo personal ejemplos como los de (46), en los que con el mismo lexema ( praesidium), aparece un genitivo (46a) para expresar la simple dependencia adnominal, frente al dativo de (46b) que, además de esa dependencia adnominal, señala explícitamente una relación semántica (Beneficiario): (45) ....in tantam claritudinem brevi peruenerat ut nostris vehementer carus, Numantinis
maxumo terrori esset (“[Yugurta] había alcanzado en breve tanta fama que era muy querido por los nuestros y el terror de los numantinos”, Sall. Iug . 7,4) (46a) L. Valerius ad praesidum urbis relictus (“L. Valerio dejado para defensa de la ciudad”, Liv. 3,5,3) (46b) ut... praesidio urbibus essent (“para... defensa de las ciudades”, Liv. 42,67,2)
4. El dativo como disjunto. Tal como se señaló en el Tema II.3.3, los disjuntos son el tipo de constituyentes opcionales (es decir, satélites) más externos, ya que se sitúan en el nivel presentativo o interactivo y aportan información relevante, por ejemplo, sobre los participantes en el acto mismo de la comunicación (el hablante y el destinatario) o sobre el valor de verdad del enunciado. Dos empleos del dativo recogidos por las gramáticas se pueden analizar de esta forma: el dativo ético (§ 4.1) y el iudicantis o de punto de vista (§ 4.2).
4.1. Dativo ético. El denominado dativo ético o de sentimiento designa la entidad afectada o persona vinculada afectivamente con la situación descrita en la oración. En la mayoría de ejemplos citados por las gramáticas (Ernout-Thomas 1953: 72: Touratier 1994: 218), como los de (47), este dativo se entiende como disjunto: (47a)
qui mihi accubantes in conuiuiis, complexi mulieres impudicas, uino languidi...
eructant sermonibus suis caedem bonorum... (“éstos —lo estoy viendo— tumbados en los banquetes, entre los brazos de mujeres impúdicas, enervados por el vino..., eructan con sus palabras el exterminio de la gente de bien...”, Cic. Cat . 2,10) (47b) at tibi repente paucis post diebus... uenit ad me Caninius (“Pero, fíjate que de repente, pocos días después.... se me presenta Caninio”, Cic. fam . 9,2,1) © 2008 E-Excellence – www.liceus.com
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(47c) alter tibi descendit de Palatio et aedibus suis (“Y el otro, hete aquí que baja de su casa del Palatino”, Cic. S. Rosc . 133).
En efecto, limitados a la lengua afectiva (Hofmann-Szantyr 1965: 93) y a contextos muy
expresivos,
estos
dativos,
que
las
gramáticas
consideran
superfluos
sintácticamente (Bassols 1945: 326) y que no resultan por ello fáciles de reflejar en una traducción, tienen un significado fundamentalmente pragmático. Están limitados a pronombres personales, porque remiten a los participantes del acto de habla (Maurel 1982: 80 y 84): es el emisor el que mediante el dativo señala la persona más directamente implicada afectivamente y que atestigua, no tanto la verdad de lo enunciado como el hecho de que se trata de una situación sorprendente o llamativa (Serbat 1996: 572).
4.2. Datiuus iudicantis. Los ejemplos más típicos de dativo en el nivel de los disjuntos son los de (48), ya que limitan el alcance de verdad del enunciado. El dativo de (48a) expresa la entidad personal a juicio de la cual ( iudicantis ) resulta verdadero el enunciado. Son frecuentes sobre todo con participios de presente y referencias topográficas (Kühner-Stegmann 1914: 321-322; Bassols 1945: 329-331), como en (48b): la posición (y afirmación) de Gonfos como primera ciudad de Tesalia resulta sólo pertinente para el referente en dativo ( uenientibus ): (48a) tu mihi rosa es (“Tú para mí eres una rosa”, Plaut. Curc . 100) (48b) Caesar Gomphos peruenit, quod est oppidum primum Thessaliae uenientibus ab Epiro (“César llega a Gonfos, que es la primera ciudad de Tesalia para los que vienen del Epiro”, Caes. civ . 3,80,1).
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BIBLIOGRAFÍA (para las referencias completas a los manuales de sintaxis mencionados — Bassols 1945, 1956; Ernout-Thomas 1953; Hofmann-Szantyr 1965; Kühner-Stegman 1914; Lavency 1997; Pinkster 1995; Scherer 1975; Touratier 1994—, y a las monografías y obras generales en las que se incluyen algunos de los trabajos citados, se remite a la Bibliografía final): Baños, J.M. (1995): "El doble dativo en latín", en M.E. Torrego et alii (eds.), 11-34. Baños, J.M. (1996c): " Litteras Neroni / ad Neronem mittere : ¿alternancia dativo / ad -acusativo?", en A. Agud et alii (eds.), 217-235.
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