TEMA 26. ORIGEN DE LA POESÍA ÉPICA. HOMERO. EVOLUCIÓN DE LA ÉPICA GRECOLATINA. INFLUENCIA EN LA LITERATURA OCCIDENTAL
0. INTRODUCCIÓN. 1. ORIGEN DE LA POESÍA ÉPICA. 2. HOMERO. 2.1. Estructura de la Ilíada. 2.2. Estructura de la Odisea. 2.3. Dioses y hombres 2.4. Lengua y estilo 2.5. La transmisión de los poemas homéricos. 3. EVOLUCIÓN DE LA ÉPICA GRECOLATINA 3.1. El Ciclo épico. 3.2. Los Himnos homéricos. 3.3. Apolonio de Rodas. 3.4. La épica latina. 4. INFLUENCIA EN LA LITERATURA OCCIDENTAL 5. CONCLUSIÓN. 6. BIBLIOGRAFÍA.
0. INTRODUCCIÓN
La literatura occidental surge en la Grecia de los siglos VIII al VI antes de nuestra era. El primer ejemplo de la misma es la poesía épica, precisamente con la Ilíada y la Odisea de Homero, el primer poeta de la literatura europea. Los poemas homéricos son la base de toda la cultura griega, y su influencia aparece en todos los ámbitos de la misma. El alumno de bachillerato tendrá la oportunidad de comparar los primeros textos de la épica castellana, francesa, inglesa o italiana con los poemas homéricos y observar la relación tan estrecha que guarda con estos.
1. ORIGEN DE LA POESÍA ÉPICA. El origen del género épico en Grecia hay que situarlo en época micénica y posiblemente mucho antes que la guerra de Troya. Esta épica, a pesar de la existencia de la escritura, atestiguada por las tablillas del Lineal B, debió de ser de composición y transmisión oral. Nada podemos decir sobre la forma y el contenido de esta épica preliteraria. Sí podemos postular la existencia de unos aedos (ἀοιδόρ) prehoméricos. Estos aedos, a menudo representados ciegos, son profesionales que cantaban hazañas heroicas acompañados de instrumento de cuerda (κίθαπιρ, φόπμιγξ ), generalmente en los palacios (Femio en el palacio de Odiseo, en Ítaca, y Demódoco en la corte de Alcínoo). Estos cantores, equiparados según Lesky a los δημιοςπγοί, se ufanan de deberlo todo a la inspiración divina, sobre todo a las Musas y a Apolo. En sus cantos improvisados, emplean estructuras lingüístico-literarias que iban a servir de modelo a las epopeyas homéricas. El uso de epítetos fijos para las divinidades, la dicción formular, las escenas típicas y los símiles y comparaciones son algunos de los rasgos característicos de esta épica primitiva. Posteriormente el dominio de las técnicas de composición oral se perdió. En este proceso colaboró la extensión del uso de la escritura. Se ha planteado la cuestión de si Demódoco y otros cantores similares ejecutaban sus cantos sierviéndose de la memoria o los improvisaban. Aparece entonces, en sustitución del aedo, la figura del rapsodo (ῥαψῳδόρ procedente de ῥάτειν “coser”, no de ῥάβδορ “bastón”), cuyas narraciones,
compuestas en hexámetros, son declamadas, no cantadas. El aedo canta mientras que el rapsodo recita, el aedo improvisa y el rapsodo se atiene a un texto fijo.
2. HOMERO No conocemos con exactitud ni la época en que vivió ni tan siquiera su patria. Sobre la época, la tradición va desde considerarlo contemporáneo de la guerra de Troya hasta hacerle vivir 500 años después de la guerra troyana. Por los datos de sus obras no lo podemos situar en época micénica. En cuanto a su patria podemos conjeturar, por las referencias geográficas, por los elementos jonios de su lengua, que pudo vivir en alguna ciudad de Asia Menor, tal vez Esmirna o también Quíos, patria de los homéridas, familia de rapsodos profesionales. Su muerte en Ios, su nombre Melesígenes, así como su supuesta ceguera, son otros datos de la tradición que ha sido muy parca en detalles biográficos.
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En torno a su persona se tejen una serie de historias y leyendas que coinciden en varios puntos fundamentales. Se puede afirmar que durante el siglo VIII a.C., en algún lugar no alejado de la isla de Quíos, tal vez en la zona de Esmirna, en Asia Menor, existió un rapsodo que desarrolló una actividad poética y literaria en relación con el tema de la guerra de Troya al que se le atribuyen las epopeyas Ilíada y Odisea.
2.1. Estructura de la I liada [Preguntarnos por la naturaleza de la Ilíada equivale en parte a plantearnos su historicidad. Es casi imposible establecer vínculos entre el argumento del poema y el suceso histórico. Carpenter niega casi totalmente la existencia de un núcleo histórico. Page intenta demostrar que los textos hititas confirman la veracidad histórica de la Ilíada. El descubrimiento de Troya por Schliemann nos obliga a considerar las relaciones entre el poema y los restos hallados. Las excavaciones de Hissarlik dejaron al descubierto una Troya VI considerada la narrada por Homero. Posteriormente, se descubrió una Troya VII que había sido destruida violentamente. Hoy se tiende a pensar que la Troya VI fue la Troya homérica.] El análisis de la estructura de la Ilíada se encuentra fuertemente unido a la llamada cuestión homérica. La estructura de los poemas homéricos ha sido estudiada desde la antigüedad hasta nuestros días. Las contradicciones de lengua (rasgos de varios dialectos) y estilo, arqueológicas, culturales e internas, las repeticiones formales y los defectos de composición plantearon a los estudiosos diferentes interrogantes acerca de la unidad y del autor o autores de las obras: ¿Hay uno o más autores de la Ilíada y de la Odisea? y si se trata de un único autor, ¿es el mismo autor el de la Ilíada que el de la Odisea? Ya en la Antigüedad, los llamados corizontes (Xenón, Helánico) consideraron ambos poemas obra de autores diferentes, pero sin dudar de que uno y otro fueran obras unitarias. Combatieron esta idea Aristarco y Pseudo-Longino, que explicaban las divergencias entre ambas obras aludiendo a que una es obra de madurez y la segunda de vejez. Mientras la Ilíada trata de la guerra, en la Odisea se narra la paz. La primera ensalza el valor de héroe en la batalla, la segunda rechaza la guerra. En cuanto a la forma la Ilíada emplea más símiles que la Odisea, en la que aparecen relatos que entretenían al oyente. En la Edad Moderna, el debate analítico se inicia con el abate François Hedelin d’Aubignac (Conjetures académiques ou dissertation sur l’Ilíade, 1715) quien sostuvo que Homero no había existido nunca y que los poemas eran una yuxtaposicion de fragmentos refundidos primero por Licurgo y luego por Pisítrato (s. VI), negando así la unidad del poema. Estas ideas fueron recogidas por Wolf ( Prolegomena ad Homerum, 1795) insistiendo en que no era conocida la escritura en la época de Homero y en la imposibilidad de recitar poemas tan extensos. Sin embargo, la arqueología demostraría que la escritura era ya conocida en el s. VIII y los estudios de Parry demuestran que un aedo podía crear poemas de larga duración sin conocer la escritura. 2
Podemos decir que de Wolf parte la crítica analítica, que descompone los poemas en otros menos extensos y explica sus argumentos con las siguientes razones:
(Gottfried Hermann). Se parte el conflicto de Agamenón y Aquiles. Posteriormente este poema recibió adiciones e interpolaciones. Teoría de los cantos sueltos. Según Lachmann, las contradicciones de la Ilíada se justificarían considerándola como un conglomerado de cantos épicos independientes, obra del espíritu popular según las tendencias del romanticismo. Teoría de la compilación. Se trataría de la unión de pequeñas epopeyas y no de cantos. Esta teoría, que es la que ha contado con mayor número de seguidores, fue iniciada por Kirchoff para la Odisea, pero después se aplicó también para la Ilíada. Para Wilamowitz, la Odisea se habría completado sobre la base de tres poemas anteriores: la Telemaquia, la Victoria de Odiseo sobre los pretendientes y la Odisea antigua (aventuras de Odiseo). Teoría de la ampliación o del núcleo originario de un poema ( Aquileida) en el que tendríamos
Tras los trabajos de Schadewaldt ( Iliasstudien, 1938) y Parry (sobre la dicción formularia), representantes principales del análisis unitarista y de las técnicas de la épica oral, podemos afirmar la unidad de la Ilíada y decir que dicha estructura unitaria se debe a la obra de un solo poeta que puedo utilizar cantos y materiales de la tradición para componer con todos ellos un poema con una unidad indiscutible.
2.2. Estructura de la Odisea. Como en el caso de la Ilíada la problemática en torno a la estructura de la Odisea ha recibido distintas soluciones. Las principales teorías en torno a este problemas son las siguientes:
Teoría de la compilación. Según Wilamowitz se habían fundido varios poemas: un Nostos, una Telemaquia y una Mnesterofonía (matanza de los pretendientes).
Con ligeras variantes fue defendida también por Kirchoff. Teoría del núcleo originario. La unidad de la Odisea es obra de un redactor tardío que, por medio de ampliaciones de la Odisea originaria habría compuesto nuestra Odisea actual. Shadewaldt habla de un poeta A, autor de una Odisea originaria y de un redactor posterior B, responsable de la Odisea que ha llegado a nosotros.
A pesar de las incoherencias tendremos que aceptar que su estructura es incluso superior a la de la Ilíada. Toda la narración está centrada en torno a un solo héroe, Odiseo. Como en la Ilíada, no son definitivos los datos lingüísticos para distinguir unas partes más antiguas de otras más recientes. El tono general de la obra es muy semejante en todos los cantos.
Hombres y dioses en Homero Los dioses en los poemas homéricos ofrecen unos rasgos muy característicos. En primer lugar su acción se desarrolla en una especie de mecanismo divino al que el poeta acude para hacer avanzar la acción. Para Nilson, la estructura de la sociedad de los dioses es un calco de la corte micénica. Ellos son los causantes de los cambios en los acontecimientos y sucesos humanos. Los hombres y los dioses actúan paralelamente en 3
un mundo en el que lo divino y lo profano se entremezclan. Agamenón, Aquiles, Odiseo, Héctor, Eneas tienen siempre a una divinidad que les aconseja cómo actuar. Los dioses homéricos son antropomórficos. Sin embargo se diferencian de los hombres por ser inmortales, por su poder sobrenatural y por su sabiduría, aunque también están sometidos a una fuerza superior, el destino. Aunque muchos de los nombres de los dioses y de los héroes homéricos han podido leerse en los textos de las tablillas micénicas del lineal B, hay relativamente pocos datos que nos permitan afirmar que le mundo divino y humano de Homero es el de la época micénica.
Lengua y estilo. En la lengua homérica, literaria y artificial, se observa una falta de homogeneidad dialectal, ya que aparecen formas que representan la totalidad de los dialectos griegos, a excepción del dorio. La transmisión oral de este género, desde su posible origen en época micénica, pudo dar lugar a un tipo de lengua propia de la épica. Así encontramos micenismos o aqueísmos, que se identifican por su pervivencia en arcadio y chipriota, eolismos (κέ(ν), -μεν, -μεναι), jonismos (ἄν, - ναι, -ειν), que son los que mejor definen la lengua homérica, y aticismos, de caráter moderno que lucha con su natural arcaísmo. Además encontramos formas artificiales debidas, en gran medida, a las necesidades métricas exigidas por el hexámetro. La dicción formular de la lengua homérica es una de sus características más sobresalientes. Las fórmulas están constituidas principalmente por epítetos y nombres propios de dioses y héroes, pero también encontramos adverbios o preposiciones, verbos y nombres comunes. Los epítetos de los dioses y de los héroes se repiten sin apenas variación y encontramos versos enteros construidos con las mismas palabras. Normalmente tienen la misma medida métrica, igual sintaxis y están colocados en lugares fijos del verso. Según M. Parry las fórmulas ocupan principalmente las posiciones siguientes: desde la cesura pentemímeres al final; desde la heptemímeres al final; y desde la diéresis bucólica al final.
La transmisión de los poemas homéricos. Los rapsodas fueron los encargados de difundir los poemas homéricos. Para estos recitadores se organizaban concursos en los festivales celebrados en Grecia por lo que, de esta forma, Homero se convirtió en legado común del mundo panhelénico. Sus poemas dominaron toda la educación griega. Platón lo considera el educador de Grecia. Los niños griegos se sirvieron de los poemas homéricos como de un verdadero libro escolar Para las Panateneas ordenó Hiparco, hijo del tirano Pisístrato, que se tuviera un texto fijo de Homero para que fuese recitado por los rapsodas. Sin embargo, la transmisión principalmente oral de los poemas homéricos hizo que el texto sufriera interpolaciones y adiciones difíciles de precisar. Son los filólogos alejandrinos del s. III (Zenódoto de Éfeso, Aristófanes de Bizancio, Aristarco de Samotracia) quienes se propusieron hacer una edición lo más cercana al original. Concretamente a Zenódoto debemos la división de los poemas en 24 cantos cada uno, designados por las letras del alfabeto (mayúsculas para la Ilíada y minúsculas para la Odisea). 4
Los códices de Homero, que se remontan a la Edad Media son abundantísimos. Allen cuenta 188 para la Ilíada y 76 para la Odisea. Entre los primeros destaca el D. Laurentianus y entre los segundos G.P. y P. Contamos con numerosos escolios y varios papiros de Oxirrinco. La edición principal de Homero se hizo en Florencia en 1488 por Demetrio Calcóndilas.
3. EVOLUCIÓN DE LA ÉPICA GRECOLATINA. 3.1. El ciclo épico y otros poemas El llamado Ciclo épico es un conjunto de poemas compuestos después de la Ilíada y la Odisea con los que los poetas intentaban resolver las lagunas dejadas por Homero. En ellos se aborda gran variedad de temas: la poesía cíclica, la genealógica, los poemas sobre un héroe (Teseo, Heracles) … Constituyen una fuente inagotable para los líricos, como Píndaro o Baquílides, pero sobre todo para el drama (Sófocles). Dentro del Ciclo épico destacan el Ciclo Tebano, con tres poemas ( Edipodia, Tabaida, Epígonos) y el CicloTroyano, con seis (los Cantos ciprios, la Etiópida, la Pequeña Ilíada, el Saqueo de Troya, los Retornos y la Telegonía). Otros poemas son el Margites, escasos fragmentos en los que se combina hexámetros y trímetros yámbicos, y la Batracomiomaquia, ambos atribuidos a Homero.
3.2. Los himnos homéricos. También nos ha llegado una colección de 33 himnos atribuidos a Homero. Cada uno de ellos está dedicado a una divinidad y destinado a ser cantado por un aedo como preludio a un poema más largo. En lo relativo a la fecha de composición, el más antiguo, el dedicado a Deméter, fue escrito en el s. VII. Otros himnos son el dedicado a Apolo, a Afrodita y a Hermes, el más reciente (580). El verso utilizado es el hexámetro homérico. La estructura triádica (proemio, centro y cierre) es una característica que los Himnos comparten con la lírica.
3.3. Apolonio de Rodas. En época alejandrina, Apolonio de Rodas compuso Las Argonaúticas a imitación de Homero. Fue discípulo de Calímaco y compañero de Eratóstenes. Sucedió en la dirección de la Biblioteca al gramático Zenódoto. Ptolomeo II Filadelfo le encargó educar a su hijo Ptolomeo III Evergetes. Su obra trata del viaje de la nave Argos, dirigida por Jasón, hacia la Cólquide, en busca del vellocino de oro. El poema está estructurado en 4 cantos. Los dos primeros tratan el viaje a la Cólquide; el tercero las aventuras para conseguir el vellocino y las pruebas de amor entre Jasón y Medea; y el cuarto el viaje de regreso a Yolco. Para construir su obra recurre a las fuentes homéricas, a los logógrafos, geógrafos y narradores de Heracles. Hay en su obra elementos de la antigua épica, como 5
la intervención de los dioses. Elabora la leyenda mezclando elementos nuevos con los arcaicos. A diferencia de la épica tradicional oral que dejaba abierto el fin de la obra, Apolonio da por cumplido el fin de la obra en el epílogo.
3.4. Épica latina. La épica entra en Roma de la mano de Livio Andronico, que traduce la Odisea en versos saturnios. También compuso tragedias a partir de modelos griegos. Posteriormente Nevio compuso tragedias, comedias y un poema épico en saturnios, Poenicum Bellum. Después de Nevio encontramos a Ennio, considerado el primer gran poeta épico romano por sus Annales, donde recoge en 18 libros de hexámetros la historia de Roma hasta su época.
Virgilio, perteneciente al círculo de Augusto, en su Eneida busca en el pasado austero una justificación de poderío presente, mediante antecedentes divinos, ya que Eneas es hijo de Venus. La Eneida es una obra inacabada con dos partes: libros I-VI a imitación de la Odisea (viajes de Eneas); libros VII-XII a imitación de la Ilíada (conquista del Lacio). Su intención era dotar de una épica a su patria y vincular su cultura con la griega. El estilo de la obra es más refinado que el de los cantos griegos en los que se inspiró. Con Estacio se da en Roma un renacimiento artificial de la epopeya. Su Tebaida está dedicada al emperador Domiciano y es de estructura difusa. Se narra en 12 libros de hexámetros la guerra de los Siete contra Tebas y la lucha fratricida por la monarquía entre Etéocles y Polinices. Por otra parte, la Aquileida, inspirada en las leyendas mitológicas de Aquiles, quedó inconclusa. Lo conservado describe la infancia del héroe con el centauro Quirón y su adolescencia entre las hijas de Licomedes. Del cordobés Lucano nos ha llegado la Farsalia, obra en 10 cantos dedicada a Nerón donde se describe la guerra civil entre César y Pompeyo. Se trata de un poema donde domina el estoicismo y está latente el deseo de vuelta de la república.
4. INFLUENCIA EN LA LITERATURA OCCIDENTAL. Durante el medievo, surgen en Europa diversos poemas épicos, los llamados cantares de gesta. En Francia destacan la Chanson de Roland y el Roman de Troie . En Alemania fue célebre también un Cantar de los Nibelungos. En el Renacimiento italiano, sólo Dante no conoció a Homero. Petrarca pudo leerlo traducido. Boccaccio, en cambio, fue el introductor de Homero en el mundo occidental. En España La Ilias latina fue trasladada al castellano por Juan de Mena, parafraseada en el Libro de Alexandre. 6
Pronto empezaron las controversias sobre Homero y los clásicos. Un ejemplo lo hallamos en el ataque de Quevedo contra Scalígero en los Sueños. Pero este tipo de discrepancias no impidió que aparecieran obras épicas que directa o indirectamente se inspiran en Homero: el Orlando furioso de Ariosto, la Araucana de Ercilla, Os Lusiadas de Camoens, la Jerusalen Libertada de Tasso, la Dragontea, la Hermosura de Angélica, la Jerusalén Conquistada, la Homérica Circe y la Gatomaquia de Lope, las Soledades de Góngora. Los ecos de la poesía épica se dejan oír también en el s. XX en obras como el Ulises de Joyce, el Prometeo de Pérez de Ayala, El retorno de Ulises de Torrente Ballester, The Waste Land de Eliot, la Orestíada y la Electra de Pemán y la Tejedora de sueños de Buero Vallejo. Podemos concluir que, junto a los poemas indios Ramayana, Mahabharat , el Cantar de los Nibelungos de la literatura germánica, el Beowulf inglés, la Chanson de Ronald francesa e incluso el Poema de Mío Cid español, la épica griega arcaica se puede encuadrar dentro de la gran épica de los pueblos indoeuropeos.
5. CONCLUSIÓN.
Con Homero comienza no sólo la literatura griega, sino la tradición literaria occidental. Sus dos grandes poemas, la Ilíada y la Odisea, se constituyeron pronto en los textos fundacionales de toda la literatura antigua. Son las primeras obras literarias de entidad de la literatura occidental. Por tanto, puede afirmarse que todas las letras occidentales son, en cierta medida, deudoras de los poemas homéricos. Las manifestaciones literarias más antiguas corresponden a la poesía épica. También en otras civilizaciones este género suele aparecer en primer lugar , debido a que en estos poemas se ensalza el pasado legendario de un pueblo
6. BIBLIOGRAFÍA ADRADOS, FERNÁNDEZ GALIANO, GIL, LASSO DE LA VEGA, Introducción a Homero, Ed. Labor, Barcelona, 1984(=1963) ALSINA, J., Literatura Griega, Ed. Ariel, Barcelona, 1983 (=1967) CODINO, F., La questione omérica, Roma, 1976 CHANTRAINE, P., Grammaire homérique, 2 vol., París, 1953 y 1959 DE HOZ, J., “Poesía oral independiente de Homero en Hesíodo y los himnos homéricos”, Emérita 32, 1964 DOVER, K. J., Literatura en la Grecia Antigüa, Ed. Taurus, Madrid, 1986 LESKY, A., Historia de la Literatura Griega, Madrid, Gredos, 1969 LÓPEZ EIRE, A., “Homero y la poética”, Salamanca, 1975 LÓPEZ FÉREZ, J. A. (coord.), Historia de la Literatura Griega, Cátedra, Madrid, 1988 MAZON, P., París, 1947-49 MONRO, D. B.-ALLEN, TH. W., Oxford SEGALÁ, L., Barcelona, 1962 SCHADEWALDT, W., Iliasstudien, Leipzig, 1939 7