Ciencias de la Tierra y Medioambientales
TEMA 10: LOS PRINCIPALES PROBLEMAS AMBIENTALES. 1. 2. 3. 4. 5. 6.
1. IMPACTOS AMBIENTALES Un impacto es cualquier alteración que la ejecución de un proyecto introduce en el medio . Ya hemos visto que todas las actuaciones humanas van a interferir con los
equilibrios naturales, pero la magnitud y la importancia de esas intromisiónes pueden ser radicalmente diferentes. Para evitar o minimizar, tanto los riesgos a que el hombre y sus equipamientos están expuestos, como los impactos que su actividad introduce en el medio, es necesario planificar y prevenir. Para ello contamos con valiosos instrumentos como la Ordenación Territorial y la Gestión Ambiental.
2. CONSECUENCIAS DE LAS ACCIONES HUMANAS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE 2.1. Crecimiento económico y calidad de vida. Tal y como recogen los sucesivos informes del World Watch Institute y de otros organismos, nos encontramos al final de un ciclo de bonanza económica sin parangón en la historia de la humanidad. El final del siglo XX la producción mundial de bienes y servicios
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creció desde aproximadamente 5 billones de dólares, hasta más de 29, es decir, se multiplicó por seis. Sólo entre 1990 y 1997 se produjo un crecimiento de 5 billones de dólares; mayor que en toda la historia de la humanidad hasta 1950. Todos los indicadores económicos parecen ser satisfactorios. Se han alcanzado avances económicos y sociales generalizados. La esperanza de vida pasó de 47 años en 1950 a 64 años en 1995 y casi 80 hoy en España. La alfabetización, la dieta y en general todos los indicadores de este tipo parecen mostrar una clara mejoría. Y sin embargo, otro tipo de indicadores muestran perspectivas menos halagüeñas. Conforme crece la economía aumenta la presión sobre los recursos naturales del planeta y esto nos sitúa en el escenario de la actual crisis ambiental. Dicha crisis se pone de manifiesto en todos los problemas que hemos analizado en temas anteriores: !
Explosión demográfica y desarrollo desarrollo de megaurbes. megaurbes.
!
Consumo de recursos recursos cada vez vez a mayor velocidad velocidad y deterioro deterioro de todos todos los recursos recursos renovables (agua, pesca, bosques, etc.)
!
Contaminación sistemas naturales.
!
Cambio climático.
!
Graves problemas problemas de abastecimiento abastecimiento de agua a la población. población.
!
Generación de inmensas inmensas cantidades de residuos. residuos.
!
Agravamiento de los riesgos riesgos naturales naturales por simple simple ocupación ocupación del territorio. territorio.
!
Pérdida de biodiversidad. biodiversidad .
!
Aumento de las diferencias norte-sur. En algún momento, y obviamente, cuanto antes mejor, habremos de interiorizar una
limitación básica: el crecimiento económico no puede hacerse infinito a expensas de unos recursos naturales finitos y, en ocasiones, escasos . La casi omnipotencia
tecnológica de una parte de la humanidad y el mito de nuestra independencia de la naturaleza, han situado al hombre en una dramática encrucijada. Tenemos la posibilidad de provocar cambios tan profundos en el planeta que, finalmente, ante las numerosas señales, nos hemos dado cuenta de la necesidad de regular nuestra propia expansión y de la posibilidad de la destrucción, si no de la especie, si de la civilización tal y como la conocemos. ¿A qué se debe esta divergencia entre economía y medio ambiente?, ¿qué mecanismos políticos, sociales y económicos entran en juego a la hora de determinar el futuro de la humanidad?, ¿la economía y la política se han aproximado a las nuevas ideas de desarrollo sostenible?, ¿qué papel puede jugar el ciudadano de a pie en fenómenos que parecen tan lejanos?. 314
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creció desde aproximadamente 5 billones de dólares, hasta más de 29, es decir, se multiplicó por seis. Sólo entre 1990 y 1997 se produjo un crecimiento de 5 billones de dólares; mayor que en toda la historia de la humanidad hasta 1950. Todos los indicadores económicos parecen ser satisfactorios. Se han alcanzado avances económicos y sociales generalizados. La esperanza de vida pasó de 47 años en 1950 a 64 años en 1995 y casi 80 hoy en España. La alfabetización, la dieta y en general todos los indicadores de este tipo parecen mostrar una clara mejoría. Y sin embargo, otro tipo de indicadores muestran perspectivas menos halagüeñas. Conforme crece la economía aumenta la presión sobre los recursos naturales del planeta y esto nos sitúa en el escenario de la actual crisis ambiental. Dicha crisis se pone de manifiesto en todos los problemas que hemos analizado en temas anteriores: !
Explosión demográfica y desarrollo desarrollo de megaurbes. megaurbes.
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Consumo de recursos recursos cada vez vez a mayor velocidad velocidad y deterioro deterioro de todos todos los recursos recursos renovables (agua, pesca, bosques, etc.)
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Contaminación sistemas naturales.
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Cambio climático.
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Graves problemas problemas de abastecimiento abastecimiento de agua a la población. población.
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Generación de inmensas inmensas cantidades de residuos. residuos.
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Agravamiento de los riesgos riesgos naturales naturales por simple simple ocupación ocupación del territorio. territorio.
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Pérdida de biodiversidad. biodiversidad .
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Aumento de las diferencias norte-sur. En algún momento, y obviamente, cuanto antes mejor, habremos de interiorizar una
limitación básica: el crecimiento económico no puede hacerse infinito a expensas de unos recursos naturales finitos y, en ocasiones, escasos . La casi omnipotencia
tecnológica de una parte de la humanidad y el mito de nuestra independencia de la naturaleza, han situado al hombre en una dramática encrucijada. Tenemos la posibilidad de provocar cambios tan profundos en el planeta que, finalmente, ante las numerosas señales, nos hemos dado cuenta de la necesidad de regular nuestra propia expansión y de la posibilidad de la destrucción, si no de la especie, si de la civilización tal y como la conocemos. ¿A qué se debe esta divergencia entre economía y medio ambiente?, ¿qué mecanismos políticos, sociales y económicos entran en juego a la hora de determinar el futuro de la humanidad?, ¿la economía y la política se han aproximado a las nuevas ideas de desarrollo sostenible?, ¿qué papel puede jugar el ciudadano de a pie en fenómenos que parecen tan lejanos?. 314
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2.2. Índices económicos de desarrollo (PIB, RPC). Uno de los grandes mitos de nuestra época es el de medir la "calidad de vida" de una nación, y por tanto de sus habitantes, mediante el uso exclusivo de parámetros económicos y, sobre todo, del Producto Interior Bruto. El PIB de un país es el valor en dinero de todos los bienes producidos por la economía del país en el curso de un año. En ocasiones, para poder comparar países de diferente extensión y población, se
emplea también la Renta per cápita (RPC), obtenida al dividir el PIB entre todos los habitantes del país. El uso de estos índices de índole exclusivamente económica guía las decisiones a escala mundial, marca las políticas nacionales de desarrollo y dirige las relaciones del hombre con el medio ambiente. Pero estos índices no miden el coste ambiental generado por la actividad económica ni el agotamiento agotamiento de los recursos. Medir nuestra realidad en base a estos índices puede llevar a algunas contradicciones. Por ejemplo: si todos los habitantes con posibilidades económicas de un país deciden cambiar de coche a la vez, el PIB de ese año se disparará, dado que se ha generado una gran actividad económica, se ha creado empleo en el sector de la automoción y se han movido grandes capitales que significan, en definitiva, creación de bienes. Pero, ¿alguien ha tenido en cuenta los residuos que se han generado al desechar miles de vehículos que seguramente podrían haber funcionado varios años más?, ¿en qué parte del balance están los recursos naturales no renovables (metales, plásticos, etc...) que se han consumido?. Los economistas suelen llamar a esto "externalidades" y tradicionalmente no las han tenido en cuenta para nada en sus análisis. Otro ejemplo: el capital económico de un leñador proviene de ir al bosque, talarlo y vender la madera. Lo que antes era "capital ecológico" con sus correspondientes funciones ecológicas, deviene "capital económico" y la economía puede asignarle un precio cuantificable a través de los mecanismos del mercado. Pero, ¿en qué lado del balance se coloca el descenso de capital ecológico?, ¿dónde aparecen reflejados los problemas de erosión y pérdida de suelos, de cambios en el nivel de los acuíferos o de incremento del riesgo de avenidas?. ¿Significa entonces un mayor PIB un uso racional y en equilibrio con el medio de los recursos?, ¿significa un acceso igualitario al trabajo, la educación o la sanidad?, ¿es, en definitiva, una buena medida de la calidad de vida de una generación?, y tal vez más grave, ¿para la siguiente generación?. En los últimos años han aparecido otros índices que intentan aunar la medida del
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“nivel de vida” (económico) y de la “calidad de vida” (bienestar). El índice de Bienestar económico neto (BEN) es uno de ellos, y resulta de restar al PIB total de una nación
aquella fracción que derive de actividades económicas dañinas para el medio ambiente. Más éxito parece tener el IDH o índice de desarrollo humano , usado por Naciones Unidas y que emplea para medir la calidad de vida de un país, además de parámetros económicos, otros como esperanza de vida, tasas de alfabetización, etc.
Fig.1. Algunos ejemplos de IDH
Sin embargo, tal y como hemos planteado tantas veces a lo largo del curso, el desarrollo económico parece necesario si queremos alcanzar el estado del bienestar, esto es, dar trabajo, educación, sanidad, etc. a todos los habitantes de un país.
Fig.2. El bucle de la pobreza (McGraw Hill)
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2.3. Escenarios de futuro y límites al desarrollo actual. Tal y como vemos en la figura siguiente, ante la humanidad se abren cuatro posibles caminos, ejemplificados, como ya estudiamos en el tema 8, por diferentes posibilidades de crecimiento poblacional:
Fig.3. Las cuatro posibilidades de crecimiento poblacional.
Evidentemente, el primer modelo es el que mejor refleja el actual crecimiento de la población humana, pero se trata, por supuesto, de un modelo de futuro imposible en un mundo finito. El actual desarrollismo a ultranza nos llevaría a cualquiera de los dos escenarios finales: nos enfrentaríamos a la oscilación o al colapso dependiendo de la velocidad de regeneración de los recursos y de la cuantía de los descensos poblacionales. Se han llevado a cabo numerosos intentos de elaborar modelos que describan el futuro de la humanidad. En el libro “Los límites del crecimiento” (1972) se describieron las consecuencias del desarrollo humano derivadas del modelo informático World-2, desarrollado por J. Forrester del MIT. En ese momento ya se expresaron unos temores incipientes frente al explosivo crecimiento humano y al previsible agotamiento de los recursos en un mundo finito, aunque también se dejaba claro que existían escenarios de 317
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estabilización si se reducían las tasas de natalidad y de explotación de los recursos. Casi veinte años después, se elabora el modelo World-3, cuyas previsiones esenciales se describen en el libro “ Más allá de los límites del crecimiento” (Meadows et al., 1994). Tan sólo con ver el cambio en el título ya podemos hacernos una idea acerca de las nuevas previsiones. En aquellos escenarios desarrollados por el modelo en los que el desarrollo continúa como hasta la fecha se predice un colapso de la humanidad como el que puede apreciarse en la imagen siguiente.
Fig.4. Escenario del modelo World 3 suponiendo que continuamos con el actual modelo de desarrollo
Parece claro que el crecimiento sigmoidal, sería el modelo “racional” al que los seres humanos deberíamos aspirar, y el desarrollo sostenible el único patrón de futuro que lleva en esa dirección. Desarrollo sostenible que no debe ser entendido como ausencia de crecimiento, sino como una forma alternativa de desarrollo cualitativo, antes que cuantitativo, y como un intento de romper las actuales formas de desigualdad en la distribución de los recursos. En el escenario 10 de World 3 se recrean las condiciones necesarias para una estabilización de la población: el modelo “corre” a partir de población e industria estabilizadas, con tecnologías para reducir emisiones, la erosión y el uso de recursos, adoptadas en 1995. El planeta sostiene así a 7.700 millones de personas en un nivel de vida confortable con altas expectativas de vida y contaminación decreciente (al menos hasta el año 2100). Pero es importante que funcione con prontitud la correa de transmisión que lleva del conocimiento científico a las decisiones políticas. En el análisis del propio modelo World 3 se avisa de la importancia de que dichas decisiones sean lo más rápidas posibles, ya que si hacemos trabajar al modelo con datos de partida similares, pero a partir de fechas diferentes en la toma de decisiones, obtenemos resultados como los de las imágenes 7 y 8.
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Las conclusiones, evidentemente, podéis sacarlas por vosotros mismos.
Fig. 5. Escenario 10 de World 3: la población se estabiliza.
Fig.6. Escenario 11 de World 3: igual que el 10 pero con las decisiones tomadas veinte años antes.
Fig.7. Escenario 12 de World 3: las decisiones se toman en 2015.
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3. LOS RESIDUOS 3.1 Definición y Clasificación de los residuos. La OCDE define los residuos como aquellas materias generadas en los procesos de producción y consumo, que no han alcanzado un valor económico en el contexto en que son producidas y que se destinan al abandono .
La actividad industrial, la concentración de grandes masas de la población en las ciudades y las pautas de consumo del mundo desarrollado han convertido los residuos, su eliminación y su tratamiento en uno de los mayores problemas medioambientales con el que se tendrán que enfrentar los países en un futuro cercano. Aparte de otras tipologías, los residuos se pueden clasificar según: 1. su origen: !
del sector primario (mineros, agrícolas, ganaderos, forestales, ... )
!
del sector secundario (industriales, radiactivos, ...)
!
del sector terciario (sólidos urbanos, sanitarios, ...)
En la tabla de la página siguiente puedes ver un resumen de esta tipología. 2. su actividad: !
inertes.
!
asimilables a urbanos.
!
tóxicos y peligrosos.
Veamos las particulares problemáticas asociadas a algunos de estos residuos.
3.1.1. Los residuos domésticos. Dentro de ellos podríamos situar, tanto los residuos líquidos vertidos a la red de alcantarillado (ya tratados en el tema correspondiente a gestión del agua), como los residuos gaseosos, emitidos a la atmósfera y analizados en el tema correspondiente, como, por último, los residuos sólidos urbanos (RSU) sobre los que nos detendremos a continuación.
3.1.1.1. Residuos sólidos urbanos (RSU) Vamos a definir RSU como aquellos que se generan en el entorno urbano : domicilios, tiendas, oficinas, bares y restaurantes, etc. Si nos centramos para empezar en el volumen de residuos producido, constataremos que, por lo general, a mayor desarrollo de un país, mayor producción de basura. En España, cada uno de nosotros se deshace de 1,2 kilos de basura al día, lo que
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supone que una familia de cuatro personas amontona cada año más de una tonelada de residuos sólidos. Estamos en la media de los países desarrollados, en los que, por término medio, cada ciudadano se deshace de entre 0,9 y 1,5 kg de basura diarios.
Tabla 1 . Clasificación de los residuos según su origen.
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Tabla.2. Tabla comparativa de la producción de residuos según nivel de desarrollo
Incluso dentro de un país pueden observarse diferencias significativas, sobre todo en función del nivel de vida y de la acumulación de personas en grandes ciudades. Murcia ocupa la octava posición en el ranking de productores de basura nacionales; arroja valores medios de 367 Kg por habitante y año (MOPTMA, 1993), por debajo de comunidades como Madrid, Baleares, Canarias o Cataluña, todas cercanas o superando los 400 Kg; y muy por encima de Galicia, La Rioja o Aragón que apenas alcanzan los 300 Kg. En cuanto a la composición de los RSU, dada su heterogénea procedencia, no es sorprendente encontrarnos con una similar heterogeneidad: restos orgánicos, papel, vidrio, latas, plásticos, escombros, restos de podas, voluminosos (electrodomésticos, muebles, colchones, etc. El contenido medio de nuestros cubos de basura se refleja en la figura siguiente.
Fig.8.
Lo que los españoles arrojamos a la basura
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3.1.2. Residuos agrícolas y ganaderos. Fruto de las actividades agrarias, ganaderas o incluso de gestión forestal, aparecen gran número de residuos: o
Restos orgánicos (estiércol, restos de podas, talas, rastrojos): importantes para la obtención de energía de la biomasa o para su empleo como abono. Mención aparte merecen los purines, excrementos de la ganadería porcina estabulada, por su alto contenido en nitrógeno y, por tanto, por su poder contaminante de suelos y aguas superficiales. En nuestra región, más concretamente en la zona de Lorca, ha existido largo tiempo un problema con la gestión de estos restos. Ahora contamos con una depuradora específica para el tratamiento de las aguas procedentes de estas explotaciones.
o
Restos de tratamientos fitosanitarios: plaguicidas, insecticidas, fungicidas, abonos químicos, etc.
o
Metano procedente del tracto digestivo del ganado vacuno (visto en el tema de contaminación atmosférica)
3.1.3. Residuos Sanitarios. Son los producidos en los centros de actividad relacionada con la sanidad (hospitales, centros de salud, laboratorios, etc.). En general se clasifican como: o
Residuos asimilables a urbanos (se gestionaran conjuntamente con éstos).
o
Residuos sanitarios no peligrosos (siguen el mismo camino).
o
Residuos sanitarios peligrosos: contienen sustancias químicas contaminantes, o agentes infecciosos con capacidad de contagio o toxicidad, o restos radiactivos (usualmente RBMA). Su gestión compete al propio centro que los genera y suelen estar dentro de los planes de Gestión de Residuos de las comunidades autónomas.
3.1.4. Residuos industriales. Si los grupos anteriores eran heterogéneos, en esta ocasión, dada la enorme variedad de actividades industriales, serán todavía más diversos. Cada industria genera sus residuos particulares que, en general, se clasifican en. o
Residuos inertes: vidrio, escorias, chatarras, etc.
o
Residuos tóxicos y peligrosos (RTP): aquellos que contienen, en cantidades significativas, sustancias (arsénico, cadmio, mercurio, etc.) que suponen un riesgo para la salud humana y para el medio ambiente. Usualmente un residuo es clasificado en este grupo si cumple con alguna de las características siguientes: 323
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inflamabilidad; corrosividad; reactividad; toxicidad propia o de los lixiviados; mutagenicidad.
Fig.9. RTP por actividades industriales; producción de RTP por comunidades.
3.1.5. Residuos radiactivos. Ya los tratamos al hablar de las centrales termonucleares de fisión, pero podemos recordar algunos conceptos clave. Se clasifican según: o
Su duración (su período de semidesinegración): según pierdan la mitad de su actividad en menos de 30 años (vida corta) o en más (vida larga).
o
Su actividad : baja actividad o alta si poseen emisores alfa y superan los límites establecidos en la legislación.
o
Su toxicidad . Así, hablaremos de:
o
Residuos de baja y media actividad (RBMA): procedentes de centros de investigación, hospitales, industrias, o de las propias centrales.
o
Residuos de alta actividad (RAA): los generados a partir de las distintas fases del ciclo del combustible nuclear. 324
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Fig. 10. Cadena de semidesintegración del U-238; radiotoxicidad de los residuos radiactivos.
3.2. Problemas generados por los residuos. La acumulación de los millones de toneladas de residuos que se generan diariamente en el mundo puede provocar graves problemas: !
Degradación del paisaje y deterioro medioambiental.
!
Contaminación atmosférica: gases emitidos en las combustiones de la m. o.
!
Contaminación de suelos.
!
Contaminación de aguas superficiales por escorrentías y de aguas subterráneas por efecto del lixiviado, cuando se producen vertidos incontrolados.
!
Olores desagradables debidos a las descomposiciones.
!
Riesgo sanitarios por el crecimiento incontrolado de ratas, insectos y otros organismos portadores de enfermedades.
!
Los residuos fermentables (fácilmente autoinflamables): provocan incendios y contaminación atmosférica.
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3.3. La gestión de los residuos. 3.3.1. Gestión de los RSU La gestión de los RSU ( en general de cualquier tipo de residuo) comprende el conjunto de operaciones que se llevan a cabo desde el mismo momento en que se generan, hasta su destino final. La organización de estas operaciones corre a cargo de los municipios, que suelen delegar en empresas contratadas al efecto.
Fig.11. Etapas de la gestión de los residuos.
Para empezar, necesitaremos organizar un sistema de recogida, transporte y tratamiento adecuado de los residuos. En la actualidad, en la mayoría de los municipios, se
hace una separación de los residuos en origen y una recogida selectiva. Se cuenta con contenedores diferentes para cada tipo de residuo (verde para el vidrio, azul para el papel, amarillo para el plástico y envases, gris para los restos orgánicos). Además, existen servicios de recogida de voluminosos (electrodomésticos, muebles, etc.) y “ecoparques” o “puntos limpios” situados en las cercanías de la ciudad (en el caso de Murcia, también hay camiones especiales que estacionan cada día en diferentes plazas de la localidad) en los que depositar otros residuos (pilas, medicamentos, ropa, aceites usados, restos informáticos, etc.). A continuación contamos con varias formas clásicas de enfrentar el problema de la eliminación de los residuos:
1. El vertido incontrolado: ilegal y peligroso tanto desde el punto de vista sanitario por su insalubridad, como desde el punto de vista ambiental, por las posibilidades de contaminación que genera.
2. El vertido controlado: simple y barato, pero que sólo entierra el problema sin darle solución. Con un estudio adecuado de su ubicación y gestión, puede reducirse su impacto ambiental, pero siempre contaremos con graves problemas derivados de la necesidad de 326
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grandes superficies alejadas de los núcleos urbanos, de sus olores e insalubridad y de las posibilidades de contaminación de suelos y aguas.
Fig.12. Esquema de un vertedero controlado de RSU
3. La incineración: muy utilizada en EE.UU. y otros países de nuestro entorno, pero muy criticada en la cultura ecologista europea, tanto por su coste (instalación y mantenimiento), como por su producción de gases tóxicos (dioxinas y furanos) y por la necesidad de un vertedero complementario para las cenizas (a menudo también muy tóxicas). A su favor cuenta con la posibilidad, en las instalaciones adecuadas, de recuperar grandes cantidades de energía, y de reducir el volumen de los residuos a tamaños más fáciles de almacenar.
Fig.13. Esquema de una planta incineradora.
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4. Las plantas de tratamiento de RSU: en ellas se hace una separación de los residuos en diversos tipos que se gestionan de forma diferente. Aquellos susceptibles de ser reciclados pasarán a las plantas adecuadas. Los residuos orgánicos pueden destinarse a la obtención de energía o a la fabricación de compost , que se destinará al abonado de los campos. Finalmente, todos aquellos residuos que por su naturaleza o estado no puedan ser reaprovechados pasarán, bien al vertedero, bien a almacenes de contención (pilas).
Fig.14. El destino de nuestras basuras
Fig.15. Gestión integral de los residuos.
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En los actuales modelos de gestión de residuos parece claro que debemos tender hacia la llamada regla de las “tres erres”: !
Reducción en origen y , si es posible, con reducción del volumen: (el residuos más
barato y fácil de gestionar es el que no se produce): el empleo de tecnologías limpias, el ahorro de materias primas, la eficiencia en el uso de la energía y evitar el sobreenvalado innecesario ayudan a esta primera premisa. !
Reutilización de los materiales siempre que sea posible (es más barato y
energéticamente menos costoso que el reciclaje). !
Reciclaje : es más barato volver a obtener la materia prima a partir de estos residuos
que a partir de la propia naturaleza.
3.3.2. Gestión de los residuos industriales tóxicos y peligrosos En la actualidad, la gestión de estos residuos pasa por los siguientes mecanismos:
Fig.16. Posibles mecanismos de gestión de RTP.
I. Enterramiento en vertederos o depósitos especiales . Dada su peligrosidad, estos vertederos o almacenes deben cumplir estrictos requisitos de seguridad. II. Recuperación, reutilización, reciclaje . Engloba todos aquellos tratamientos necesarios para recuperar total o parcialmente aquella parte de los residuos que pueda tener otras utilidades. III. Incineración . Eliminación mediante tratamiento térmico a más de 900 ºC en medio oxidante. Como resultado se generan cenizas inertes que irán a vertederos, humos con un alto contenido en contaminantes tóxicos (dioxinas, furanos, etc.) y otros residuos que habrán de ir a los almacenes de RTP. IV. Tratamientos físicos, químicos o biológicos . Son técnicas para inactivar la 329
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toxicidad de cada residuo concreto. a. Físicos: separación física, ósmosis, luz U.V, etc. b. Químicos: neutralización, procesos red-ox, precipitación, etc. c. Biológicos: lodos activos, filtros percoladores, contactor biológico, etc. V. Descarga en el mar o vertidos a ríos y alcantarillado . Evidentemente prohibidos, pero usuales todavía.
Fig. 17. Almacén de RTP
3.3.3.- Los residuos radiactivos La gestión de estos residuos se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para las administraciones de aquellos países que optaron por la producción de electricidad en centrales nucleares como respuesta a las crisis del petróleo de los años setenta. Los residuos de baja y media actividad suelen pasar por tres procesos: !
reducción de su volumen: bien sea por incineración, por compactación (si son sólidos) o por concentración (si no lo son).
!
acondicionamiento en bidones con una matriz sólida (hormigón).
!
depósito en un almacén superficial con las suficientes garantías de que no se va a producir una migración de los isótopos radiactivos que pueda contaminar aguas o suelos y perjudicar la salud humana o del medio. Algo más complicada se presenta la gestión de los residuos de alta actividad y larga
duración. Las primeras fases, reducción del volumen y contención, coinciden a grandes
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rasgos con las de los RMBA, pero su almacenamiento implica períodos de tiempo de varios miles de años, algo con lo que la tecnología humana no se había enfrentado nunca con anterioridad y que todavía permanece sin resolver. Hasta la fecha, los residuos de este tipo de la inmensa mayoría de las casi 500 centrales nucleares en funcionamiento, se mantienen a la espera (tensa espera para algunas centrales que ya casi han agotado su capacidad para almacenar sus propios residuos), bien en piscinas especialmente diseñadas dentro de las centrales, bien en campos de contenedores o bóvedas en las cercanías de la central. En estos lugares, denominados ATC (almacén temporal centralizado), se produce su enfriamiento y se reduce lentamente su actividad, pero, antes o después, habrán de ser llevados a un emplazamiento definitivo y aquí radica el verdadero problema. Es absolutamente necesario mantener estos residuos lejos de la biosfera durante el tiempo necesario para que su actividad decaiga hasta niveles inocuos. Para ello se estudian sistemas que mantengan a raya cualquier posibilidad de escape, ya sea por filtración, inundación, terremoto, erosión, o interferencia humana y que duren el tiempo requerido. Los sistemas en investigación comprenden hasta tres barreras sucesivas: barrera físico-química (los contenedores y su matriz sólida), barrera de ingeniería (las infraestructuras del almacén propiamente dicho) y barrera geológica (proporcionada por las características de la formación geológica concreta donde se lleva a cabo el depósito y que deben permitir un máximo retardo del retorno de los isótopos a la biosfera).
Fig. 18. Barreras de contención de los RAA.
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El destino final de estos residuos tal vez sea un almacenamiento geológico profundo (AGP) en formaciones tectónicamente estables de granito, sal o arcilla, lejos de la influencia de las aguas subterráneas y superficiales (en investigación y estudio en la UE); o antiguas minas abandonadas de sal (en fase avanzada del proyecto en EE.UU.). En España, la empresa nacional E.N.R.E.S.A. es la encargada de gestionar este tipo de residuos. A fecha de hoy contamos con el depósito de El Cabril (Córdoba), que almacena los 1000m 3 /año de RMBA (unas 2000 toneladas /año), pero todavía permanece pendiente de aprobación por el Senado el modelo de gestión de los RAA (unas 2000 toneladas hasta ahora, que se incrementan en 160 más anualmente) y su destino definitivo.
4. DESARROLLO SOSTENIBLE En el año 1983, la Asamblea General de las Naciones Unidas encargó a la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente, presidida por la primera ministra noruega Gro Harlem Bruntland, la elaboración de un informe que, bajo el título de "Nuestro futuro común" se presentó en 1987. En dicho informe, denominado "Informe Bruntland", se acuña un nuevo concepto de relación con nuestro medio: "El desarrollo sostenible", entendido como el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades".
Aunque ya trabajamos este concepto en los temas iniciales del curso, merece la pena detenernos un momento a analizarlo con más detalle. Sea cual sea el modelo político-económico de referencia (todos se basan inicialmente en la explotación de los recursos naturales aunque difieran después en el destino de los beneficios económicos de dicha explotación), en el momento actual el mundo se debate entre tres modelos alternativos de desarrollo. Esas tres vías se conocen respectivamente como: !
Desarrollismo.
!
Conservacionismo.
!
Desarrollo Sostenible. Como seguro que recordáis, se basan respectivamente en la prioridad de la
economía
frente
al
medio
(desarrollismo),
del
medio
frente
a
la
economía
(conservacionismo), o en el intento de conjugar ambos factores a la vez (desarrollo sostenible). En la tabla 1 podéis refrescar algunos conocimientos (es un modelo resumido de la que tenéis en el Tema 2). Numerosos autores han tratado de establecer las premisas que se necesitan para
332
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
asegurar el camino hacia el desarrollo sostenible. El economista H. Daly (1989), nos da las bases esenciales: !
que las tasas de uso de los recursos no excedan sus tasas de regeneración, si se trata de recursos renovables.
!
que las tasas de uso de los recursos no renovables no excedan la velocidad a la que se desarrollan sus sustitutos.
!
que las tasas de emisión de contaminantes no excedan la capacidad de asimilación del medio ambiente.
Tabla 3. Comparación de los tres modelos de desarrollo (Editex).
Según Meadows et al (1994), en el camino hacia esa sociedad sostenible se nos hace necesario: !
mejorar el conocimiento científico de los indicadores ambientales (investigación).
!
acelerar el tiempo de respuesta ante las señales (dinámica social y política).
!
minimizar el uso de combustibles no renovables (energías alternativas).
!
prevenir la erosión de los recursos renovables.
!
usar todas las fuentes de recursos con la máxima eficacia (gestión de los recursos).
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desacelerar y eventualmente detener el crecimiento exponencial de la población y del capital físico.
4.2. Principios básicos del desarrollo sostenible. Tras casi 20 años de evolución del concepto de desarrollo sostenible, hoy parece claro para políticos y científicos que la sostenibilidad ha de apoyarse sobre tres pilares: !
Sostenibilidad económica : todos los países deben alcanzar el desarrollo adecuado
para satisfacer las necesidades de su población. !
Sostenibilidad ecológica : es necesario preservar el correcto funcionamiento de
Gaia, pues del mismo depende la propia supervivencia de la civilización y, tal vez en último término, de la especie humana. !
Sostenibilidad social : entendida como la necesidad de asegurar un desarrollo
equilibrado entre países y entre ciudadanos de cada país.
Fig.19. El sistema económico como parte del sistema ecológico.
Entendido de este modo, existen seis principios para alcanzar el desarrollo sostenible: !
Principio de recolección sostenible : la tasa de consumo de un recurso debe ser
menor que su tasa de renovación. !
Principio de vaciado sostenible : los recursos no renovables deben emplearse a la
velocidad adecuada para que siempre existan sustitutos preparados. !
Principio de emisión sostenible : nunca la emisión de contaminantes ha de ser
superior a la capacidad de asimilación o reciclado de los sistemas naturales. 334
Ciencias de la Tierra y Medioambientales !
Principio de selección sostenible de tecnologías : favorecer el empleo de
tecnologías cada vez más limpias y eficientes. !
Principio de irreversibilidad cero : se han de eliminar los impactos irreversibles
sobre el medio. !
Principio de desarrollo equitativo : garantizar tanto la solidaridad intergeneracional,
como la solidaridad intrageneracional en todo el planeta, las diferencias norte-sur son una de las fuentes más graves de tensiones (sociales y medioambientales) en el planeta.
5. INDICADORES DE VALORACIÓN DEL ESTADO DEL PLANETA 5.1. La huella ecológica. La huella ecológica es un indicador biofísico de sostenibilidad que integra el conjunto de impactos que ejerce una cierta comunidad humana – país, región o ciudad - sobre su entorno, considerando tanto los recursos necesarios como los residuos generados para el mantenimiento del modelo de consumo de la comunidad. Este indicador es definido según sus propios autores (William Rees y Mathis Wackernagel) como: "El área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuático) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico indefinidamente, donde sea que se encuentre esta área" La huella ecológica se expresa como el total de superficie ecológicamente productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una determinada comunidad humana, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de la localización de éstas. La filosofía del cálculo de la huella ecológica parte de los siguientes aspectos: Para producir cualquier producto, independientemente del tipo de tecnología utilizada, necesitamos un flujo de materiales y energía, producidos en última instancia por sistemas ecológicos. Necesitamos sistemas ecológicos para reabsorber los residuos generados durante el proceso de producción y el uso de los productos finales. Ocupamos espacio con infraestructuras, viviendas equipamientos, etc. reduciendo así las superficies de ecosistemas productivos. Aunque este indicador integra múltiples impactos, hay que tener en cuenta entre
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otros, los siguientes aspectos que subestiman el impacto ambiental real: "
No quedan contabilizados algunos impactos, especialmente de carácter cualitativo, como son la contaminación del suelo, la contaminación del agua, la erosión, la contaminación atmosférica (a excepción del CO2), la pérdida de biodiversidad o la afectación al paisaje.
"
Se asume que las prácticas en los sectores agrícola, ganadero y forestal son sostenibles, esto es, que la productividad del suelo no disminuye con el tiempo. Obviamente, dependiendo de las técnicas agrícolas la productividad puede disminuir, a causa, entre otras, de la erosión, contaminación, etc.
"
No se tiene en consideración el impacto asociado al uso del agua
5.1.1. Cálculo de la huella ecológica El cálculo de la huella ecológica es complejo, y en algunos casos imposible, lo que constituye su principal limitación como indicador; en cualquier caso, existen diversos métodos de estimación a partir del análisis de los recursos que una persona consume y de los residuos que produce. Básicamente sus resultados están basados en la observación de los siguientes aspectos: •
La cantidad de hectáreas utilizadas para urbanizar, generar infraestructuras y
centros de trabajo. •
Hectáreas necesarias para proporcionar el alimento vegetal necesario.
•
Superficie necesaria para pastos que alimenten al ganado.
•
Superficie marina necesaria para producir el pescado.
•
Hectáreas de bosque necesarias para asumir el CO2 que provoca nuestro
consumo energético. En este sentido no sólo incidiría el grado de eficiencia energética alcanzado sino también las fuentes empleadas para su obtención: a mayor uso de energías renovables, menor huella ecológica. Desde un punto de vista global, se ha estimado en 1,8 ha la biocapacidad del planeta por cada habitante, o lo que es lo mismo, si tuviéramos que repartir el terreno productivo de la tierra en partes iguales, a cada uno de los más de seis mil millones de habitantes en el planeta, les corresponderían 1,8 hectáreas para satisfacer todas sus necesidades durante un año. Al día de hoy, el consumo medio por habitante y año es de 2,23 hectáreas, por lo que, a nivel global, estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los que el planeta puede generar y admitir.
336
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5.1.2. Déficit ecológico Una vez estimado el valor de la huella ecológica se calculan las superficies reales de cada tipología de terreno productivo disponibles en el ámbito territorial de estudio. La suma de todos ellos es la biocapacidad y se expresa en hectáreas por habitante. La biocapacidad de un territorio se define como la disponibilidad de superficie biológicamente productiva según categorías - cultivos, pastos, mar productivo y bosques - expresada en términos absolutos (ha) o per cápita (ha/cap).
La comparación entre los valores de la huella ecológica y la biocapacidad permite conocer el nivel de déficit o superávit ecológico existente en el ámbito de estudio. Si el valor de la huella ecológica está por encima de la capacidad de carga local, la región presenta un déficit ecológico. Si, por el contrario, la capacidad de carga es igual o mayor a la huella ecológica, la región dispone de excedente ecológico, siempre teniendo en consideración las limitaciones del indicador. El déficit ecológico indica si un país o región dispone de excedentes ecológicos, o bien si consume más recursos de los que dispone. En este caso, indica que la comunidad se está apropiando de superficies fuera de su territorio, o bien que está hipotecando y haciendo uso de superficies de las futuras generaciones.
En el marco de la sostenibilidad, y desde la perspectiva nacional o regional, el objetivo final de una sociedad tendría que ser el de disponer de una huella ecológica que no sobrepasara su biocapacidad, y por tanto, que el déficit ecológico fuera cero. De forma complementaria, desde la perspectiva internacional, el objetivo de sostenibilidad sería el de disponer de una huella ecológica por habitante que no sobrepasara la biocapacidad per cápita disponible a escala del planeta.
5.1.3. ¿Qué puede aportar la huella ecológica a la sostenibilidad? A pesar de que la huella ecológica es un indicador que pueda subestima el impacto real de la actividad humana sobre el entorno, y que existen aún importantes limitaciones en relación a su aplicación metodológica y información disponible, hay que destacar las oportunidades que plantea en relación a la estrategia de la sostenibilidad. Hay que destacar entre sus principales potencialidades: •
Agregación y simplificación. Agrupa en un solo número la intensidad del
impacto que una determinada comunidad humana ejerce sobre los ecosistemas, tanto por el consumo de recursos como por la generación de residuos. •
Visualización de la dependencia ecológica. El progresivo proceso de
concentración de la población en sistemas urbanos y globalización de los flujos de 337
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materiales y energía dificulta de forma creciente la vinculación por parte de la población del consumo de bienes y energía con el impacto que tienen sobre el medio. La huella ecológica permite definir y visualizar la dependencia de las sociedades humanas respecto al funcionamiento de los ecosistemas del planeta a partir de superficies apropiadas para satisfacer un determinado nivel de consumo. Permite así establecer el área real productiva de la que se está apropiando ecológicamente una determinada comunidad humana, independientemente de que se encuentre más allá de su territorio, distinguiendo así mismo entre las diferentes funciones ecológicas que ejercen los ecosistemas. •
Visualización de la inequidad social. La posibilidad de realizar el cálculo
para diferentes comunidades humanas o sectores de una misma sociedad con estilos de vida diferenciados permite la visualización de inequidad en la apropiación de los ecosistemas del planeta. •
Monitorización del consumo de recursos. Pese a sus limitaciones, la
huella ecológica permite hacer un seguimiento del impacto de una comunidad humana asociado al consumo de recursos –entradas del sistema – mediante la actualización del indicador a lo largo de los años.
5.1.4. Valor y tendencias actuales de la huella ecológica española La huella ecológica del español medio se situó, en el año 2005, en unas 6,4 hectáreas globales de territorio productivo anuales, lo cual quiere decir que, como media, un español necesita unas 6,4 hectáreas de territorio productivo al año para satisfacer sus
consumos y absorber sus residuos. El indicador presenta un aumento del 19 % desde 1995 a 2005, lo que se traduce en un aumento desde las 5,4 hectáreas en 1995 hasta las 6,4 en 2005. El ritmo medio de crecimiento de la huella en esos diez años estuvo en alrededor de 0,1 hectáreas al año, es decir, 2,7 metros cuadrados diarios por persona, equivalente a un incremento diario en el conjunto del país aproximado de huella de 12.000 campos de fútbol. El análisis evolutivo indica un crecimiento especialmente notable en el quinquenio
1995-2000. Entre 2000 y 2005 se manifiesta una cierta ralentización del crecimiento, propiciada previsiblemente por el incremento de la población estadística causada por los procesos de regularización de la población inmigrada.
5.1.5. Evolución histórica de la huella ecológica española Un análisis evolutivo aproximado de la huella ecológica con una escala temporal 338
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
más amplia confirma la clara y notable tendencia al incremento del valor de la huella ecológica durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX, manifestando un incremento especialmente notable durante el período de análisis específico de este estudio (1990-2005). Desde una perspectiva histórica, que se confirma durante el período de análisis, las huellas ecológicas debidas a consumos de productos bióticos orientados al consumo energético endosomático de la población no varían en demasía, si bien sí se aprecia una leve subida de las huellas debido al incremento del peso de los productos de origen animal respecto a los de origen vegetal en la dieta española.
Fig.20. La huella ecológica de la humanidad.
La huella energética, aquella debida al consumo exosomático, presenta una clarísima tendencia al alza, atenuada sólo en momentos de crisis económica, y que en el período de análisis destaca por su especial intensidad de crecimiento.
5.1.6. El déficit ecológico español. El déficit ecológico español alcanza en el año 2005 un valor muy próximo a las 4 hag/cap, que supone alrededor de 175.000.000 hectáreas globales, y que equivale a un aumento del 40 % entre los años 1995 y 2005. La huella ecológica española en el año 2005 es 2,6 veces superior a la biocapacidad disponible en hectáreas globales. Dicho de otro modo, se necesitan casi tres españas para
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mantener el nivel de vida y población actuales. Con ello, nos situamos definitivamente en el vagón de cola de la UE a este respecto. La situación española en cuanto a sostenibilidad es pues comprometida. La huella ecológica debida a los productos bióticos (huella alimentaria y forestal considerada conjuntamente) varía en mucha menos cuantía, si bien es muy similar a la biocapacidad disponible tomada en su globalidad. Este hecho es particularmente importante, pues con la biocapacidad actual presente en España únicamente habría suficiente espacio para proveer de alimentos y productos forestales a la población existente, teniendo en cuenta una dieta y unos usos forestales iguales a los actuales.
5.1.7. Déficit ecológico por comunidades autónomas El déficit ecológico presenta una distribución también marcadamente asimétrica como consecuencia de las diferencias en disponibilidad de biocapacidad previamente comentadas, y condicionadas fundamentalmente por la mayor o menor densidad de población en cada una de ellas. Las CCAA de Castilla-León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Aragón poseen excedentes ecológicos, al conjugar un gran tamaño y un bajo nivel poblacional (aunque existen acusadas diferencias provinciales), es decir, su huella ecológica total es reducida y el territorio disponible es extenso. Castilla-León (-3,3 hag/cap) constituye la comunidad con mayor excedente, seguida de Castilla-La Mancha (2,5), Extremadura (–2,2) y Aragón (-0,48). Por el contrario el conjunto de CCAA del litoral mediterráneo (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia e Islas Baleares), Canarias, País Vasco y Madrid presentan déficits ecológicos acusados superiores a 4 hag/cap al conjugar en mayor o menor medida, según el caso, altas densidades de población, mayores valores de huella ecológica y valores más reducidos de productividad forestal. En valor absoluto, los principales déficits ecológicos se presentan de forma destacada en la Comunidad de Madrid (31.409.551 hag) y en Cataluña (31.142.466 hag), seguidas de la Comunidad Valenciana (23.407.372 hag) y Andalucía (22.720.870 hag). En el otro extremo, las CCAA con mayores excedentes ecológicos son Castilla-León (6.129.132 hag) y Castilla-La Mancha (5.642.573 hag). Información procedente del “ANÁLISIS PRELIMINAR DE LA HUELLA ECOLÓGICA EN ESPAÑA. INFORME DE SÍNTESIS, 2007. Ministerio de Medio Ambiente. Se puede consultar completo en la página: http://www.fundacionbiodiversidad.info/huellaecologica/app/pdf/ponencias/Analisis_Preliminar.pdf
340
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
5.2. Indice del planeta vivo (ipv) El Índice Planeta Vivo es un indicador diseñado para realizar un seguimiento del estado de la biodiversidad mundial. Específicamente, registra las tendencias en el tiempo de un gran número de poblaciones de especies, de modo similar al que un índice de la bolsa de valores hace seguimiento de la apreciación de una serie de acciones o que un índice de precios de venta al por menor hace seguimiento al costo de una canasta de bienes de consumo. El Índice Planeta Vivo se basa en las tendencias de casi 5.000 poblaciones de 1.686 especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces en todo el mundo. Posteriormente se promedian los cambios en la población de cada especie y se presentan en relación con 1970, año al que se le asigna un valor de 1,0. "
El Índice Planeta Vivo Global es el agregado de dos índices –el índice templado (que incluye las regiones polares) y el índice tropical– cada uno de los cuales recibe la misma ponderación. Dentro de los índices tropical y templado, también se asigna una ponderación equivalente a cada una de las tendencias generales en especies terrestres, de agua dulce y marinas.
"
El índice tropical incluye las poblaciones de especies terrestres y de agua dulce encontradas en los reinos Afrotropical, Indo-Pacífico y Neotropical, así como las poblaciones de especies marinas de la zona ubicada entre el Trópico de Cáncer y el
"
Trópico de Capricornio.
"
El índice templado incluye las poblaciones de especies terrestres y de agua dulce de los reinos Paleártico y Neártico, así como las poblaciones de especies marinas al norte o al sur de los trópicos (véase la Figura 8).
El índice global muestra una disminución total de casi 30% entre 1970 y 2005. El índice tropical disminuyó cerca de 50%, mientras que el índice templado en general mostró poco cambio durante el mismo período.
6. LA GESTIÓN AMBIENTAL Uno de los aspectos más importantes que se derivan del concepto de desarrollo sostenible, es la necesidad de una correcta "gestión" del medio ambiente, entendiendo por tal un uso racional y planificado de los recursos hacia la sostenibilidad. Para llevar a cabo esta gestión se han desarrollado una serie de mecanismos que podemos clasificar de la siguiente manera:
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MECANISMOS PREVENTIVOS o
o o
MECANISMOS CORRECTIVOS
primarios: educación; formación; sensibilización. secundarios: normativas legales. de gestión: planificación (ordenación del territorio); estudios de impacto ambiental.
auditorías ambientales. o etiquetado ecológico. de tecnologías de o desarrollo conservación, restauración o rehabilitación de recursos naturales y espacios degradados. o
Tabla 4. Mecanismos preventivos y correctivos de gestión ambiental.
En los apartados siguientes vamos a analizar con más detalle algunos de estos mecanismos.
6.1. Mecanismos preventivos de gestión ambiental. 6.1.1. Normativa legal: legislación ambiental, fiscal y subvenciones. Existe un completo y complejo marco legal, tanto nacional como internacional que intenta garantizar una cierta protección mediambiental. Por su parte, subvenciones e impuestos ecológicos son exenciones, ventajas o tasas orientadas a lograr una eficaz protección ambiental, mediante una influencia directora y /o correctora en los procesos económicos y sus efectos nocivos contaminantes. Con las primeras se empuja al mercado a primar aquellas actividades, productos, bienes o fuentes energéticas que sean favorables al medio; con los impuestos se pretende cambiar poco a poco los sistemas impositivos para llevar a cabo una presión disuasoria sobre las emisiones contaminantes, o sobre los productos que afecten al medio como pesticidas, abonos, automóviles, combustibles fósiles, etc. Por supuesto, un sistema basado en cargas fiscales es siempre objeto de un vivo debate. Entre las ventajas e inconvenientes que se barajan podemos citar los siguientes: "
VENTAJAS:
o
Efecto disuasorio sobre la utilización y el abuso de recursos naturales escasos y
sustancias nocivas para el medio ambiente. o
Potencial recaudatorio para la financiación de programas de política ambiental.
o
Estímulo para la innovación tecnológica en los procesos productivos en el sentido
de una mejor protección del entorno natural. o
Efecto orientador de la economía hacia actividades que generen menos daños al
342
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
medio. o
Reducción de los costes en la lucha contra la contaminación, en relación con las
políticas medioambientales clásicas. o
Contribución a acercar los precios de los productos a la “verdad ecológica”,
considerando los costes externos relacionados con el medio ambiente. o
Posibilidad de simplificar el sistema impositivo, eliminando muchos pequeños
impuestos que serían sustituidos por los nuevos impuestos ecológicos. "
INCONVENIENTES
o
Incertidumbre en cuanto a sus resultados y eficacia, en relación con otras medidas
que pueden surtir efectos (aunque limitados) si se aplican correctamente. o
Riesgos de aumentar la complejidad y confusión en su aplicación para el ya
complicado panorama fiscal de las naciones avanzadas. o
Impopularidad , por cuanto se pueden identificar con un incremento de la presión
fiscal y con “una carga mayor para la economía”. o
No progresividad , al ser impuestos indirectos y gravar más, relativamente, a los
capas más débiles de la sociedad. o
Reducción de la competitividad de las empresas nacionales de los países donde
se apliquen los impuestos, si no se aplican coordinadamente a escala internacional. o
Solución demasiado lenta cuando la naturaleza está gravemente amenazada a
corto plazo. El debate sobre los impuestos ecológicos está apenas en sus inicios, pero a buen seguro están llamados a jugar un importante papel en la corrección de actividades dañinas para el medio en los próximos años, al menos en las naciones industrializadas.
6.1.2.- La evaluación de impactos y la ordenación del territorio Se denomina impacto a toda aquella alteración que la ejecución de un proyecto introduce en el medio, expresada por la diferencia entre la evolución de la zona implicada "sin" y "con" el proyecto ejecutado. Entendidos de este modo, los impactos no tienen necesariamente que ser negativos; una reforestación, la instalación de un arrecife artificial o la explotación adecuada de una dehesa son, sin duda alguna, modificaciones sobre el medio, pero pueden suponer beneficios para éste. En la década de los setenta, inicialmente en E.E.U.U. y más tarde en los países europeos, comienza a introducirse la problemática medioambiental en la planificación y toma de decisiones. Surgen así, legislaciones específicas que establecen la necesidad de 343
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prevenir los cambios que pueden introducirse en el medio a consecuencia de las actividades humanas. En nuestro país, el Real Decreto 1131/1988 de 30 de Septiembre define la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) como "un estudio realizado para identificar, predecir e interpretar, así como para prevenir, las consecuencias o efectos ambientales que determinadas acciones, planes, programas o proyectos, pueden causar a la salud y al bienestar humanos y al entorno" .
Finalmente, la EIA será empleada por los gestores adecuados (ayuntamientos, gobiernos autónomos o ministerios implicados) para efectuar una correcta ordenación del
territorio, dando un uso adecuado a cada área y buscando las zonas más apropiadas para la instalación de edificaciones, vías o instalaciones especiales (desde cementerios radiactivos a vías para AVE, centrales de incineración de residuos o grandes presas en el curso de los ríos). En la legislación española existen una serie de proyectos de actividades que están sometidos obligatoriamente a un estudio previo del impacto ambiental que pueden provocar, !
refinerías de petróleo, así como instalaciones de gasificación y licuefacción.
!
cementerios radiactivos.
!
plantas siderúrgicas integrales.
!
instalaciones químicas integradas.
!
centrales térmicas, nucleares.
!
instalaciones de eliminación y/o almacenamiento de residuos tóxicos.
!
construcción de puertos comerciales o deportivos y vías de navegación.
!
construcción de autopistas, ferrocarriles, aeropuertos.
!
instalaciones destinadas a la extracción y producción de amianto.
!
extracción a cielo abierto de hulla, lignito y algunos otros minerales.
!
primeras repoblaciones, cuando causen graves transformaciones ecológicas.
!
grandes presas. Uno de los instrumentos más empleados en los orígenes de los estudios para la EIA
fue la denominada Matriz de Leopold. Consiste en una matriz de doble entrada en la que las filas representan factores ambientales potencialmente alterables por la actividad proyectada, y las columnas representan las acciones a desarrollar durante la realización del proyecto. En el cuadro intersección entre una acción y un factor ambiental se colocan dos cifras: la primera, colocada por encima de una barra oblicua, representa la magnitud del impacto (valorada de 1 a 10 y con signo + si es favorable); la segunda, por debajo de la barra significa la importancia del impacto (valorada igualmente de 1 a 10 según sea un 344
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
impacto local, regional, general...). Hoy en día esta matriz se ha sustituido por diversos tipos de matrices y análisis que se ajustan en función de las necesidades concretas de cada estudio.
Fig.21. Fases de la EIA.
6.1.3. Ordenación del territorio. Los espacios protegidos Uno de los aspectos más llamativos de la ordenación del territorio es la catalogación de ciertas áreas como espacios naturales protegidos. Existen zonas en las que la acción humana no ha significado cambios profundos y que merecen ser salvaguardadas por diversos motivos, ya sea por poseer una flora muy particular, por su riqueza zoológica, por mostrar ecosistemas de gran interés o escasa distribución, por sus formas geológicas, o simplemente por rasgos de su paisaje que los hagan especiales. Estos extremos aparecen recogidos en la definición de Parque Nacional que en 1969 publicó la UICN: ”zonas relativamente extensas en las que uno o varios ecosistemas no han sido materialmente alterados por la explotación y ocupación humanas, y en las que las especies vegetales y animales, los lugares geomorfológicos y los hábitats tienen un especial interés científico, educativo y recreativo”.
España fue uno de los primeros países europeos en adoptar medidas de protección
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de espacios naturales. En 1916 se promulga la Ley General de Parques Nacionales y poco después se crea el primer parque para proteger la Montaña de Covadonga y Picos de Europa. Hoy, junto al ya citado, son Parques Nacionales “Ordesa y Monte Perdido” (Huesca), “Aigües Tortes y Estany de S. Mauricio” (Lérida), “Cabañeros” (Toledo), “Las Tablas de Daimiel” (Ciudad Real), “Doñana” (Huelva), “Las Cañadas del Teide” (Tenerife), “Timanfaya” (Lanzarote), “Garajonay” (Gomera), “La Caldera de Taburiente” (La Palma) y el Parque marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera (Baleares), Sierra Nevada (Granada) y el Parque Nacional de las islas Atlánticas” (Galicia). Pero los Parques Nacionales no son la única figura legal que permite la protección de espacios. A escala más reducida existen otras figuras como los Parques Regionales, las Reservas Naturales, Monumentos naturales o los Paisajes Protegidos. El nivel de protección y los usos que pueden llevarse a cabo en estas zonas varía según su denominación legal. La transposición de la legislación europea a la legislación española ha hecho que ésta última recoja las normas europeas de la Directiva Hábitat y de la Red Natura 2000 . Por otro lado, la UNESCO otorga la designación de Reserva de la Biosfera a zonas que cumplen: •
Ser lugares representativos de ecosistemas naturales o mínimamente alterados, que sirven de ejemplo de la convivencia del hombre con la naturaleza.
•
Actuar como centros de observación, enseñanza e investigación de técnicas de conservación y uso sostenible de los recursos naturales para satisfacer las necesidades humanas sin deterioro del entorno.
•
Fig. 22. Funciones de las Reservas de la biosfera.
346
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
Fig. 23. Mapa de espacios protegidos españoles.
En la Región de Murcia contamos con numerosas zonas que merecen alguna figura para su protección. Hasta la fecha tenemos 6 Parques Regionales (Sierra Espuña; Sierra de la Pila; Carrascoy-El Valle; Calblanque; Salinas de San Pedro y Cabo Cope-Calnegre), una Reserva Natural (Sotos y bosques de ribera de Cañaverosa) y cuatro Paisajes Protegidos (Humedal del Ajauque y Rambla Salada; Cuatro Calas; Sierra de las Moreras; Espacios abiertos e islas del Mar Menor). Contamos además con algunas áreas llamadas de “sensibilidad ecológica”, pero que carecen todavía de figura legal de protección: La Muela y Cabo Tiñoso; Cañón de los Almadenes; Sierra de El Carche; Cabezo Gordo; Sierra de Salinas; Barrancos de Gébar; Saladares del Guadalentín y las Islas e Islotes del litoral mediterráneo. Todas estas zonas fueron definidas dentro de la Ley 4/1992, de 30 de Junio, de Ordenación y Protección del Territorio de la Región de Murcia y contempladas asimismo en la Ley 1/1995 de Protección del Medio Ambiente de la Región de Murcia que regula sus usos y asegura sus mecanismos de protección.
6.1.4. La educación ambiental Otro de los puntos en que se hace especial hincapié en todos los proyectos,
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conferencias y planes políticos de cara al futuro es la Educación Ambiental (EA) La E.A. fue definida en 1970 en París durante la reunión de la comisión de Educación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como "el proceso que consiste en reconocer valores y clarificar conceptos con objeto de aumentar las actitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el hombre, su cultura y su medio biofísico".
Fig.24. Educación ambiental.
Como podéis ver, se trata, no sólo de que los ciudadanos de los países conozcan la problemática ambiental sino, lo que es mucho más difícil, de cambiar sus actitudes frente al medio, de crear un código de comportamiento con respecto a las cuestiones relacionadas con la calidad del Medio Ambiente. La fecha cumbre en la todavía corta historia de la EA es la de la I Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tiblisi. En ella se reconoció el papel de la educación como el mecanismo más eficaz para atajar el creciente deterioro del medio, se especificaron los objetivos de la EA, y, desde entonces, se desarrolla un programa internacional para incluir la EA tanto en los planes de estudio de las diferentes naciones, como en la educación no formal a través de los medios de comunicación.
6.2. Mecanismos correctivos de gestión ambiental. Se denomina ecoeficiencia en general a la inclusión en la forma de funcionamiento
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Ciencias de la Tierra y Medioambientales
de una empresa de todos aquellos mecanismos que aseguren un comportamiento respetuoso con el medio en todo el ciclo de producción. Entre ellos destacan dos, la auditoría ambiental y el ecoetiquetado.
Fig.25. logotipo ecogestión y ecoauditoría de la UE
6.2.1. Auditoría Ambiental o Ecoauditoría. Se define en la legislación vigente como un instrumento de gestión empresarial que comprende una evaluación sistemática, documentada, periódica y objetiva de: !
la organización de la empresa
!
el propio sistema de gestión y
!
los equipos productivos y que tiene como objetivos:
!
facilitar el control de las prácticas con efectos negativos sobre el medio ambiente,
!
evaluar la adecuación de todo el proceso productivo a la política ambiental de la empresa. En definitiva, es una forma de controlar periódicamente la “bondad ambiental” de
una empresa que ya está en funcionamiento y de corregir cualquier desviación que se produzca, desde la organización de la empresa, hasta el análisis del ciclo de vida completo de los productos, pasando por las emisiones de las máquinas, la recepción de materias primas respetuosas con el medio, o el envasado más adecuado y reciclable de los productos.
6.2.2. El ecoetiquetado Consiste en favorecer, mediante el permiso de uso de etiquetas especiales, a productos o servicios de empresas que, previamente, han demostrado un absoluto respeto al medio ambiente en todas las fases del ciclo productivo. Las etiquetas de los productos procedentes de sistemas de agricultura ecológica, la etiqueta azul del bonito del norte, y la etiqueta ecológica de la Unión Europea, son algunos
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