Teatro profano y popular
La distinción en el mundo medieval entre teatro religioso y profano, como entre arte sacro y profano, ha sido útil para la práctica investigadora y docente ya que permite organizar de manera sencilla el material y hacerlo más fácilmente comprensible, pero supone ciertamente una distorsión de la realidad histórica. No hay, en la Edad edia ni en el primer !enacimiento, fronteras estrictas estrictas entre lo religioso y lo secular. secular. No las hay en el arte donde los temas profanos aparecen frecuentemente frecuentemente en ámbitos religiosos, ni las hay en el teatro donde incluso obras litúrgicas admiten deliberadamente la intrusión de escenas profanas, como la del unguentarius en unguentarius en los dramas pascuales o las escenas de "erodes en los navide#os y, y, a la inversa, obras profanas como las farsas de carnaval o los Momos los Momos cortesanos cortesanos tienen frecuentemente trasunto religioso. La frontera entre lo sacro y lo profano sólo aparece aparece de una manera más o menos menos n$tida a finales finales del %arroco. En el teatro medieval, los elementos &profanos' aparecen entremezclados entremezclados con los sagrados y se identifican en general por su carácter cómico y por el empleo de un lengua(e, sea literario o plástico, que mane(a los recursos del sermo del sermo rusticus. rusticus. La con(unción de sublimitas de sublimitas y y humilitas )burlas humilitas )burlas y veras en la e*presión de +urtius es una constante de la cultura medieval que no desaparecerá hasta bien avanzado el !enacimiento. En el mundo medieval e*istieron como es sabido opiniones contrapuestas sobre el papel de la risa, para muchos negativas negativas pero para otros positivas ya que la risa es un atributo humano que diferencia al hombre de los animales que carecen de sentido del humor, e*cepto quizá los primates superiores. Lo cómico y lo serio tienen en la literatura medieval diferentes modos de e*presión, los conocidos mesteres de mesteres de clerec$a y de (uglar$a en el caso peninsular, cada cada uno con sus propias reglas, sus tópicos y su tono marcadamente marcadamente diferentes pero no contradictorios. -mbos -mbos modos de e*presión son de origen culto y clerical, ambos se influyen mutuamente y los dos tienen manifestaciones no sólo en la literatura sino tambin en el arte. +omo afirma Ernst +urtius el dualismo entre lo cómico y lo trágico es, desde la -ntig/edad tard$a, un esquema ideológico y formal y en la Edad edia &la & la mezcla de los dos elementos era una de las normas estilísticas bien conocidas por el poeta medieval, aun cuando no la encontrara formulada expresamente en ninguna parte '. +onviene no olvidar que, del mismo modo que la imaginer$a se*ual y escatológica medieval nos ha llegado en conte*tos religiosos, la práctica totalidad de la literatura burlesca, paródica y escatológica se nos ha transmitido por v$a culta y clerical y frecuentemente en lat$n, prueba de que la 0glesia, o al menos una parte de ella, y no precisamente la menos preparada, la utilizó conscientemente. Es un error considerar como opuestos y contradictorios los elementos populares y los clericales, cuando ambos se encuentran integrados en conte*tos litúrgicos tanto en los templos como en las calles. +uanto pueda haber de fuerza fol1lórica en las representaciones representaciones plásticas obscenas y escatológicas o en las 2iestas de Locos, los +arnavales, los 3bispillos y otras fiestas &profanas' medievales, se manifiesta a travs de cauces clericales y se inserta coherentemente en las festividades litúrgicas. 4i la cultura popular medieval tuvo una faceta enteramente laica, sus registros no han llegado hasta nosotros. La distinción ta(ante que nuestra poca establece entre lo sacro y lo profano fue completamente completamente a(ena a las categor$as del pensamiento medieval y muchas de las obras que los estudiosos modernos consideran profanas lo son sólo en apariencia apariencia siendo probable probable que tuvieran tuvieran en realidad un sentido sentido acusadamente acusadamente religioso. En relación con estas fiestas medievales de inversión de las (erarqu$as hay que poner las celebraciones celebraciones carnavalescas, carnavalescas, una de las me(ores e*presiones de una visión del mundo que concibe el bien y el mal no como consecuencia consecuencia de las acciones personales sino como pree*istentes a estas acciones. El +arnaval medieval no hay que entenderlo como una alternativa a las prácticas religiosas eclesiásticas, eclesiásticas, participa de sus mismos l$mites sagrados y se concibe como una inversión de los valores de la liturgia oficial. Las liturgias de borrachos, de (ugadores o del del dinero que parodian parodian el ritual de los oficios oficios divinos no son son sino coherentes coherentes ritos de inversión que sirven para reforzar la dualidad del pensamiento medieval. medieval. El +arnaval encuentra su verdadero sentido en la división litúrgica del a#o cristiano y no puede ser entendido sin la +uaresma. La misma etimolog$a de la palabra, derivada de la e*presión latina Carne vale, vale, es decir los últimos d$as en los que estaba permitido comer carne antes de la +uaresma, nos indica la relación de la fiesta con el a#o cristiano y lo mismo sucede con la denominación Antroido o Entroido 5en gallego6 y Antruejo 5en castellano6, derivadas de la voz latina Introito latina Introito que que alude a la introducción al tiempo cuaresmal. +omo hemos visto al referirnos al 3bispillo y las 2iestas de Locos, los elementos fol1lóricos y los clericales se encuentran integrados en las fiestas litúrgicas y no son en absoluto contradictorios. En la Edad edia y el !enacimiento, es evidente en muchos pa$ses la e*istencia de una cone*ión entre carnaval y teatro. En 2rancia, farces 2rancia, farces y y sotties sotties se se representaban en carnaval y obras como el Jeu de la Feuille de Feuille de -dam de la "alle hay que interpretarlas tambin dentro de la tradición carnavalesca. En -lemania -lemania el gnero carnavalesco carnavalesco 5 Fastnachtspielen6 Fastnachtspielen6 está abundantemente representado y tambin en 0talia los te*tos proliferan en la segunda mitad del 780 siendo muy caracter$sticos los Testamenti di Don Carnale Carnale..
En la 9en$nsula, por el contrario, a pesar de las e*traordinarias posibilidades dramáticas de las +arnestolendas, los te*tos conservados son escasos. El tema del Combate entre Don Carnal Do!a Cuaresma, muy en boga en la literatura europea desde el siglo 7000, no fue desconocido y cualquier lector familiarizado con la literatura castellana medieval recuerda el impresionante combate del "ibro de buen amor 5ca. :;<;6 en el que el -rcipreste de "ita despliega lo me(or de sus facultades para las escenas de debate y para la descripción. En el teatro, sin embargo, sólo contamos con un pálido recuerdo de estos combates en unos versos de la #gloga de $ntrue%o de =uan del Encina 5vv. >? ss.6 en los que el dramaturgo, inspirándose quizá en =uan !uiz pero tambin en los feste(os populares, se limita a resumir los rasgos más frecuentes de estas batallas no tan alegóricas como pudiera parecer ya que se escenificaban con lanzamiento de productos comestibles en muchas ocasiones. En @alicia, nada se ha conservado de este teatro carnavalesco, y es e*tra#o ya que está $ntimamente emparentado con el gnero sat$rico medieval, con las cantigas de escarnio o sirvent&s, tanto en su función subversiva, en el sentido más estricto de la palabra, como en su intención lúdica y su comicidad que busca la carca(ada del oyenteespectador y se complace en la sátira social y el realismo obsceno. 4ólo en la supervivencia actual de representaciones carnavalescas de carácter popular, y en las noticias de los siglos 78000707, podemos encontrar algún indicio de la posible e*istencia de un teatro de carnaval gallego en la poca que nos ocupa. -unque, ni los $prop'sitos del carnaval urbano de - +oru#a, %etanzos y 9ontevedra, ni los (ntremeses del Alla, ni las farsas carnavalescas de +otobade y 7estoso 5onfero6 ni las Corridas y Testamentos do galo 5%aleira y +astroverde6 pueden remontarse documentalmente más atrás del siglo 707, para 8icente !isco, &Tr)tase dun verdadeiro teatro popular de orixe medieval, *ue se asemella moito )s pezas primitivas de teatro literario *ue se conservan'. La afirmación me parece e*cesiva, pero la e*istencia de esas representaciones prueba un aprecio tradicional por las actividades dramáticas asociadas con el carnaval entre las clases populares gallegas, tanto en la sociedad urbana 5representación de +rco Teucro en 9ontevedra en :BCC6 como en la campesina 5 Farsas, xogo das vacas de arizoDetc.6. Especialmente interesantes y abundantes son las farsas campesinas como las parodias de oficios que satirizan las diferentes profesiones, con preferencia por las e*tra#as a las comunidades rurales 5sastres, boticarios, mdicosD6, o las representaciones burlescas de un parto con abundante sangre y un ave, gato o monigote que acaba saliendo de la barriga de la pre#ada o pre#ado 57estoso, 4andeD6. Las piezas conservadas, todas recientes y generalmente muy breves, se redactan en castellano yo gallego refle(ando la mayor$a una situación claramente diglósica en el uso del idioma. 4u intención es declaradamente cómica y habitualmente adoptan la forma de un &sermón' o &testamento' burlesco declamado por un único actor, o bien se produce una &disputa' protagonizada por dos antagonistas, solos o acompa#ados de un grupo vecinal. Lo más frecuente es un testamento en el que un animal lega las diferentes partes de su pueblo a los vecinos de la villa lo que da lugar a la sátira por el doble sentido que pueden tener los órganos 5en el reparto do boi de anzaneda, por e(emplo, los cuernos son siempre recibidos con desagrado por el ad(udicatario6. En algunos casos la representación se complica y se escenifica un (uicio del animal y se satiriza sobre la situación de la sociedad campesina 5Corridas del gallo, Farsas de Touro, Cotobade -estoso6, con la intervención de varios persona(es, un tabladoescenario 5denominado torreiro en muchos lugares6 y un rudimentario atrezzo que en la Matanza do porco de Touro consist$a en el animal hecho de pa(a, con ruedas y con un petardo dentro de la panza. No cabe negar el calificativo de teatrales a piezas como "a Corrida del .allo que se representó el martes de +arnaval en la zona del Alla en la dcada de :>. 4u estructura en siete actos que tienen como e(e al testamento del animal y la articulación en forma de una disputa, un debate en el que el diálogo es el protagonista, confieren a la pieza un carácter plenamente teatral. Las cuartetas de la Corrida emplean el gallego y el castellano. El gallego, con tono burlesco pero cari#oso, aparece en los parlamentos de los persona(es &populares' 5el propio gallo y el celador6 mientras que el castellano, solemne, tambin con cierto matiz de burla, se reserva para el rey, el abogado defensor, el fiscal y los &padrinos' de los que el celador se burla por no saber el gallego a pesar de ser letrados. La Corrida del Alla sólo se representó algunos a#os y desapareció, aunque últimamente se ha recuperado en !ibadulla 58edra6. En ella un hombre disfrazado de gallo es sometido a un (uicio, condenado y al final indultado, soltándose un pu#ado de gallos de gran(a para que el público los capture. El te*to conservado es de la primera mitad del siglo 77 pero parece evidente que se trata de una evolución de las corridas del gallo tradicionales, consistentes en la decapitación de un ave colgada de un cable o enterrada en el suelo, que tenemos documentadas en otros lugares de @alicia 5una docena de casos6 y del resto de Europa.
2recuentemente estas corridas inclu$an la persecución del animal, la lectura de su testamento y la elección de un &rey' yo una &reina' de gallos )as$ lo hac$an a principios del 77 los ni#os de 8iana do %olo según el testimonio de Nicolás Fenorio, reyes que eran paseados en carro o a caballo por el pueblo entre coplas burlescas, presidiendo luego un banquete comunitario en el que se daba buena cuenta de las aves. Era tambin habitual que antes de la decapitación del animal, s$mbolo de la lu(uria y del desenfreno, se escenificara su (uicio, por e(emplo en 3 +ádavo y 2onteo 5%aleira, Lugo6 o en eda 5Lugo6, lugares donde como en la zona del Alla se celebraba el proceso con intervención de abogados, fiscal, (ueces y alguaciles 5de eda se conserva un te*to en castellano de :>:<, y todav$a siguen saliendo máscaras de oso en 4alcedo 59obra do %rollón, Lugo6 y 4an 9edro de oreiras 5Fon, 3urense6. En ambos casos los disfraces se confeccionan con pieles de ove(a, lo mismo que el de / icho del carnaval de 8iana do %olo que solo se distingue de los anteriores en la máscara. 9ara muchos fol1loristas estas danzas del oso representadas en el mes de 2ebrero ser$an pervivencias de un antiguo mito, un rito de deshibernación de origen prehistórico. En todo caso, sólo se conserva
documentación desde la poca medieval. Ja en el siglo 07 el arzobispo "incmar de !eims condena ciertos &vergonzosos (uegos con osos' 5 turpia %oca cum urso6 y las &danzarinas' y &máscaras demon$acas' que en ellos se utilizaban 5vel tornatricibus ante se facere permittat nec larvas daemonum *ua vulgo talamascas dicunt 6, lo que prueba que no se trataba simplemente de osos bailarines sino de espectáculos más desarrollados que muchos no han dudado en considerar verdaderos dramas clasificables dentro del teatro carnavalesco. El tema de la caza del oso es tambin habitual en los romances de caballer$as 5 0alentin et /urson6 que en ocasiones dieron lugar a representaciones populares, como la catalana de 1osaura de l2/s que se escenificaba anualmente el d$a K< de 2ebrero, al menos desde :<<<, y pasaron al teatro culto posterior 5 +rs'n 0alentín de Lope de 8ega6. El oso se relaciona con el salvaje y es un motivo muy e*tendido en el fol1lore europeo el mito de la mu(er raptada por un salva(e o un oso con el que concibe un hi(o. Hesde la Edad edia, los corte(os de +arnaval contaban frecuentemente con un grupo de hombres o mu(eres salva(es y muchos perviven en la actualidad. Fodav$a hoy en el carnaval de %asilea 54uiza6, vivido casi como una fiesta litúrgica, salen corte(os de hombres salva(es enmascarados y es probable que las &corrozadas' de Iamora y muchas máscaras gallegas tengan el mismo origen, al igual que otras mascaradas de invierno como la viejanera cántabra, que ten$a lugar durante el d$a de fin de a#o con hombres disfrazados con pieles de animales y cencerros corriendo alocadamente y peleándose. Los datos de los siglos 78078000 indican que estas mascaradas deben de ser una costumbre antigua y arraigada, aunque para algunos folcloristas como %ausinger en su forma actual tienen un origen cortesano siendo el resultado de la contaminación de los salva(es literarios y de los momos palaciegos con los orcos y mayos de la mitolog$a popular. La cronolog$a de los testimonios conservados as$ parece indicarlo pero esto puede deberse a la escasez de registros sobre las fiestas populares no cristianas que normalmente conocemos solamente por disposiciones condenatorias. En el caso peninsular destaca la noticia del Codex 0igilanus o $lbeldense 5siglo 76, en el que aparece una referencia a (uglaresas que se disfrazaban con pieles e imitaban a estos seres m$ticos &*ui in saltatione femineum habitum gestiunt et monstruose se fingunt et ma%as et orcum et pelam et simila exercent ', pecado para el que se prescribe un a#o de penitencia. áscaras de salva(es y otras de seres peludos o cubiertos de ho(as y ramas están documentadas en las Entradas !eales, los torneos, las procesiones, y los momos y otras fiestas cortesanas además de, por supuesto, en el arte, medio en el que frecuentemente las representaciones muestran claros indicios de estar inspiradas en los salva(es y cachimorros reales que sal$an a las calles de aldeas y ciudades, ya que han perdido sus caracter$sticas &naturales' y parecen claramente hombres disfrazados con tipos caricaturescos y vestido lanudo que de(a al descubierto manos y pies en una dif$cil transición 5vanse, por e(emplo los de la siller$a de coro de 7unqueira de -mb$a 53urense6, o cuelgan de sus cinturones los cascabeles que los relacionan inequ$vocamente con las máscaras 5+apilla de los 8elez en álaga6. -demás de su presencia en carnavales y mo(igangas, estos salva(es disfrazados fueron muy frecuentes en las procesiones del +orpus, conte*to en el que los tenemos documentados en @alicia en el siglo 780. En 4antiago de +ompostela en :MM el ayuntamiento dispuso, como hemos visto, una ordenación de las danzas gremiales del +orpus y se ad(udicó a los armeros la representación de una & dan3a de salba%es', danza que deb$a de ser habitual ya que en :MC? se repite con motivo de la entrada del arzobispo H. +ristóbal 2ernández de 8altodano. Fambin la cofrad$a de azabacheros, que representaba la batalla de +lavi(o, llevaba en su corte(o &dos cabalnos salva%es' y en otras ciudades gallegas debieron de e*istir corte(os de salva(es seme(antes ya que en la ordenación compostelana se dice &... los armeros barberos con su danza de una docena de salva%es un par de pelas al vso de la procesi'n de 4ontevedra'. - la categor$a de espectáculos parateatrales carnavalescos cabe asignar tambin las quemas, funerales y entierros, enormemente e*tendidos por tierras gallegas, de Mecos, $ntroidos, Momos, Felos y otros persona(es que simbolizan el +arnaval 5la Micaela de %u#o, el 1avachol de 9ontevedra, el Felipi!o de %oiro, !ibeira y 9obraD6. Las noticias que se tienen de estos espectáculos, lo mismo que las de los hoy más populares entierros de la sardina , no se remontan más allá del siglo 707 pero es posible que sean pervivencias, o rebrotes, de prácticas anteriores 5los testamentos de animales tienen sin duda abolengo medieval6 y, en todo caso, prueban que el instinto de dramatización popular y la capacidad de imaginación anteriores a la era de la televisión fueron iguales en @alicia que en el resto de Europa. El espectáculotipo consiste en la confección de un mu#eco que preside el +arnaval desde un lugar privilegiado de la villa o desde un carro o montura que lo pasea por sus calles. Este monigote, que puede adoptar variadas formas, tiene una personalidad dual ya que es a un tiempo acusado de todos los males de la comunidad y llorado tras su muerte como encarnación de los valores de la inversión, la risa y la locura que desaparecen con su entierro.