Il Numero Cinque, simbolo dei Regni dell'Uomo. Il Cinque è l'espressione del Regno dell'Uomo in tutti i suoi attributi. Quindi, è l'espressione dell'Universo microcosmico contenuto nell'essenza ste...
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Descripción: CARL ORFF
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Descripción: Asalada
Un joven poeta, decide viajar hasta la ciudad de X para encontrarse con Theuda, el amor de su vida. Sin embargo, a las pocas páginas nos preguntamos quién es esta enigmática mujer, felizmente casada con el director !ss que no pare pa rece ce cono conoce cerr de na nada da al perp perple lejo jo "#ct "#ctor or.. Tras Tras el grav gravee dese deseng nga$ a$o, o, irán irán apareciendo por las páginas de esta bell#sima novela personajes tan singulares como la %igurosa Se$ora, capaz de regir las acciones de nuestro protagonista hasta la locura& 'seuda, la falsa Theuda, que jura ! perjura no haber visto a este hombre en toda su vida !, por (ltimo, )mago *culpable+ de todos los males que acontecen a "#ctor ! etra$amente emparentada con la %igurosa Se$ora. -a mezcla de fantas#a ! realidad, as# como el tema de la mujer, a la vez inspiradora ! destructora, fascin a otro eminente suizo, /arl 0ustav 1ung, que elabor su nocin de )mago a partir de la lectura de esta novela.
Carl Spiteler Imago
Carl Spiteler Imago
e'ub r2.31eSs4 56.23.27
T#tulo original8 Imago
/arl Spi9eler, 2:3; Traduccin8
EL REGRESO DEL JUEZ =>?esciendan con cuidado@ >4speren a que se detenga el tren@ ABecesita un mozoC ADa! que llevar algoC
AE aquello era la patria por la que su corazn hab#a suspirado tanto dentro del pechoC Tampoco deber#a considerar como patria al guardia que holgazaneaba en el andén. /reo que hasta bostezaba en aquel momento. >'atria ! bostezos@ =ATrae usted ba(les tambiénC -a plaza de la estacin era como cualquier otra& casas hoscas, recias ! grises, como en todas partes& nada de destellos de oro ni resplandores de p(rpura. *A4ran entonces las calles tan fr#as ! estaban tan desiertas como ahoraC >'uf& qué polvareda@ >"a!a un viento más fr#o para estar a primeros de septiembre@ 4n todo caso, "#ctor, en esta pétrea soledad estarás seguro de todas las asechanzas del amor. >Fh, aqu# no ha! peligro@+. 4l pesado mozo, con su charla impertinente, no permit#a ninguna reGein. =AHuiere usted hacerme un gran favorC =le rog "#ctor=. 'ues, entonces, va!a usted despacio, se lo ruego, mu! despacio, hasta aquella columna ! cuente eactamente los pasos. A/uántos ha!C ASeisC Fh, cuánta sabidur#a@ >"a!a un c(mulo de dignidades@ 4n verdad que me hubiera agradado más encontrarme con un director de banco. Is# que es todo un se$or. Sin embargo, no sé por qué, pero me parece que este bravo marido debe ser
peque$o, insigniJcante ! un poco torpe, sin atreverme a decir que sea cmico. Is# pues, ma$ana por la ma$ana, al seis de la calle de la /atedral. >Dermosa dama@8 ABo te dice tu dedo me$ique que tu juez se acercará ma$ana a tiC+. E a la ma$ana siguiente, a la hora de visitas, se puso en camino de la calle de la /atedral. *A/mo me recibiráC 'ueden ocurrir dos cosas8 puede ser que palidezca ! vacile ! quiera recogerse en su cuarto o que enrojezca, recobre la serenidad ! me mire insolentemente a la cara. 4n este caso, cargaré mi mirada de recuerdos ! la obligaré a bajar la su!a ante m#. ?espués me volveré hacia él, hacia Lederico, ! le diré8 M-a misteriosa pantomima que acabamos de representar ante sus ojos asombrados su esposa ! !o, está pidiendo una aclaracin. Baturalmente que esto! dispuesto a dársela a usted, pero me parece más caballeroso ceder la palabra a su se$ora. 'ues, aunque so! su acreedor, no quiero ser su denunciante. 4lla podrá referirle cmo ! por qué so! !o el leg#timo due$o de su esposa ! usted, se$or m#o, mi sustituto simplemente ! mi Jel lugarteniente, con mi consentimiento. ?eseche, mientras tanto, toda preocupacin& después de haberle reconocido tácitamente como mi sustituto en el matrimonio, me he impuesto el decoroso deber de no perturbar su vida con!ugal, su paz ! su ventura. Su hogar es sagrado para m#, ! mi obligacin, inclinarme ! desaparecer& en m# puede usted aprender, se$or director, a estimar la virtud de la invisibilidad. /omo es la primera ! (ltima vez que atravieso el umbral de su puerta ! como no volveré a presentarme nunca más ante usted, perm#tame que, por una vez en la vida, eprese a su dign#sima esposa mi falta de estima. Ill# está esa encarnacin de la culpabilidad. /on esto me do! por satisfecho. Si usted no accede a ello me instalaré aqu# ! no le dejaré ni a sol ni a sombraN. Is# me epresaré, aproimadamente, cuando esté frente a ellos. >Oste es el catorce@ >Da! que dar la vuelta@ >4l doce@ >4l diez@ E a esto! llegando& el ocho ! el que viene, el seis. Bo está mal la casita& qué limpia ! qué acogedora con sus blancos visillos de encaje ! su mirador corrido& Aquién podr#a sospechar que oculta tanta falsedadC Se o!e cantar a un canario ! re#r a un ni$o. AUn ni$oC A/mo puede haber un ni$oC ?ebo haberme equivocado de n(mero. >'ues, no& éste es el n(mero seis@ "ivirá otra familia con ellos+. /uando le! el apellido !ss en la placa de la puerta, comenz a latirle el corazn a galope. *>/alma@ =orden=, >la angustia debe eperimentarla ella ! no el juez@+. Tir de la campanilla ! corri escaleras arriba. -o sent#a mucho, dijo la criada con dulce gesto& el se$or director ! su se$ora hab#an salido.
%echin los dientes, enojado. Ten#a previstas todas las acogidas posibles, pero no ninguna. 0eneralmente, le molestaba no encontrar en casa a la persona a quien iba a visitar. *>Dan salido@ A?e modo que también sale con él, en pleno d#aC >/iertamente que tiene derecho a hacerlo, pero no se trata solamente de un derecho, sino de tener vergPenza@+. =Osta es mi tarjeta& volveré a visitarla esta tarde a las tres. =4s posible que esta tarde no esté aqu# la se$ora. =>Tendrá que estar@ =orden !, dando media vuelta, se march. >Hué mala persona es esta criada@ >Hué manera más venenosa de acentuar la palabra se$ora, casi la pronunci burlonamente@ 4n la escalera se encontr con el cartero. =Una tarjeta postal para la se$ora del director =inform cuando lleg arriba. *>Oste también@ >0ente cobarde@ >Servilismo@ Si !o me hubiera casado con ella, ho! la llamar#an con mi nombre+. /uando estuvo en la calle sac el reloj. -as once ! media& todav#a quedaba tiempo hasta que almorzaran en casa de la se$ora Steinbach. Un poco lejos estaba de la calle de la /atedral, pero pod#a ir all# un ratoQ E record el jardincito familiar, resplandeciendo bajo el sol de oto$o. Se puso vivamente en camino, sonriendo feliz ante la idea de volver a ver a su amiga. E cuanto más tardaba en llegar, más le espoleaba el deseo. Sin embargo, se detuvo ante la puerta del jard#n. *'osiblemente tampoco esté en casa, pues, cuando empieza uno a fallar, se etiende el mal como una epidemia+. >Hué milagro@ S# que estaba. Un grito de alegr#a reson all# arriba, en la ventana !, llena de contento, le sali al encuentro escaleras abajo. 'oco falt para que se abrazaran. Se cogieron de las manos. =A'ero es usted, de verdadC >Siéntese ! cuénteme@ Inte todo Acmo vaC A/mo iba !o a suponerQC
Sonri ella de gusto. =4n la voz le reconozco, sobre todo& as#, pues, hable, diga lo que quiera, cualquier cosa. >Slo quiero o#r su voz para estar completamente segura de que está usted vivo ! que todo esto no es un hermoso cuento de hadas. 'ues, junto a usted, se$or m#o, la fantas#a ! la realidad se entremezclan ! no me etra$ar#a nada verle desaparecer de repente ante mis ojos@ =4s favor que usted me hace =brome él=. Si usted quiere, puedo darme vuelta para que se convenza de que esto! vivo. =>Bo@ 'reJero que me dé otra vez la mano. >Is#@ >Ea no le suelto@ >Bo@ >Hué sorpresa@ A/uándo ha llegadoC =I!er noche. 'ero Asabe usted que cada d#a está más guapaC E, naturalmente, cada vez tiene mejor gusto para vestir. =>Fh@ >/alle usted, por favor@ >Una viuda de treinta ! tres a$os, mu! vieja@ >Usted s# que está más fuerte ! apuesto, me parece a m#, que hace cuatro a$os@ A/mo lo dir#a !oC, más seguro, más animoso. =<ás osado, más atrevido, más ofensivo también. =?ejemos eso. A'odemos esperar algo grande ! hermoso de ustedC Ea sabe cmo lo pago después. =>I!, ?ios@ 4n cuanto a esoQ =suspir ! qued pensativo mirando ante s#. =E si pone usted esa cara tan preocupada =ri ella=, no tendré compasin de usted. Bo tendré la menor compasin. >?olor por el Jnal@ >'reocupacin por la victoria@ 4n lo alto de la torre de la catedral son la campana tocando a mediod#a. =ASabe lo que le digoC =dijo, halagadora, mientras se levantaba=, que pod#a venir esta tarde a tomar una taza de té& estaremos completamente solos. Ea iba a acceder, regocijado, cuando se acord de que no pod#a disponer esta tarde de su tiempo ! se lament, malhumorado8
=?esgraciadamente, tengo que hacer en otra parte. =>Dombre@ A-leg usted anoche ! !a está comprometido ho!C I pesar de todo, no quiero entrometerme en sus asuntos. ?e mala gana confes él, pues no quer#a cometer ninguna cobard#a8 =Bo es ning(n secreto& menos para usted. De anunciado mi visita esta tarde a las tres al director !ss. 4lla le mir etra$ada. =AHué es lo que se le ha perdido a usted en el templo democrático de la virtudC A/onoce usted al se$or directorC =I él, no& pero a ella, s#. 4ntonces ella cambi de rostro ! dijo fr#amente8 =>Ea sé& !a sé@ =eclam, mientras se apartaba=, la conoci usted fugazmente hace cuatro a$os en un balneario. /reo que estuvieron juntos uno o dos d#as, AnoC =ALugazmenteC =grit, indignado=. ALugazmenteC A4stá seguraC AUno o dos d#asC AHué signiJca eso de *d#as+C A4s que se mide el valor de una vida con el calendarioC >'ienso que ha! horas que pesan más que treinta a$os de vulgaridad& horas que viven eternamente, como algunas obras de arte, pues el artista que las cre es el santo esp#ritu de la belleza@ =-o que, desgraciadamente, no las libra de pasar ! ser olvidadas. =Eo no conozco el olvido, no consiento que pasen. =Usted, con su fantas#a, no& pero los demás s#, sobre todo cuando el presente satisface todos sus deseos. A/ree usted que la se$ora del director !ss espera su visita o que la echará de menos si no se realizaC =/iertamente que no& tampoco me propongo causarle un placer con ella. -a se$ora Steinbach enmudeci un momento, luego dijo, como para s# misma, pero en voz alta ! epresiva8
=-a hermosa Theuda BeuRomm es ahora un trozo de pan& vive contenta de su feliz matrimonio. Su marido es un hombre educado, agradable ! digno de aprecio, que la ama ! digno de ser amado por ella& tiene un hijo encantador& un ángel. -e digo que es un sol, con su cabecita de rizos negros como los de su madre& ahora empieza a hablar. S#& no se encoja de hombros. 4l ni$o le tiene sin cuidado, AverdadC >'ero la madre no@ Una bendicin de cr#o para parientes ! amigos, que le miman a porf#a, sobre todo, su hermano urt, el hombre prodigioso, el gran genio, su #dolo. Se detuvo un momento ! sonri. =Idemás, ahora pienso que esta tarde no estará en casa, pues va de ecursin al campo con la sociedad coral. =>'erdn& estará en casa@ =>Ih@ Si está usted seguro, me callo, como es natural. ?e pronto, dijo, mirándole seriamente8 =Imigo m#o, Aqué es lo que quiere de la se$ora del director !ssC =>Bada@ =respondi, enojado. =Tanto mejor, pues, en caso contrario, iba usted a recibir un sensible desenga$o. >Kueno@ 'ues, le repito que puede usted venir por aqu# siempre que quiera ! que será bien recibido cualquier d#a ! a cualquier hora. E mientras le acompa$aba hasta la puerta volvi a repetir epresivamente8 =-a hermosa Theuda es ahora un pedazo de pan. 4ra etra$o que hubiera vuelto a repetir aquello del pedazo de pan. *A4s que cree, quizáQC >Fh, no, querida m#a@, el prometido de la sublime )mago está inmunizado contra los atractivos de la se$ora del director !ss. A?e modo que tu nuevo deporte es traer cr#os al mundoC 'or favor, se$ora, no se moleste. 'or m# puede usted traer mellizos, trillizos o por docenas, hágalo como si !o no estuviera.
-os huéspedes se aburr#an en el comedor, !endo de aqu# para allá, a lo largo de las paredes, mirando, unas veces, por las ventanas, otras, observando distra#dos los cuadros, hasta que al Jn lleg la hora del almuerzo. "#ctor se hab#a detenido ante el retrato de un estadista, cu!o nombre era, naturalmente, ilegible, encerrado en un cuadro negro. Un rostro vigoroso de recios ! acusados rasgos como labrado por un tallista, reGejando en el semblante desinterés ! energ#a, convicciones vigorosas, con ojos no acostumbrados a mirar tercamente, hombre contra hombre, sino a deslizarse sobre las multitudes. Il cabo pudo descifrar la le!enda que Jguraba en el marco8 *>Todo por la escuela popular@+. ?espués volvi a contemplar al hombre del cuadro. ?ebi concebir el mundo como un establecimiento de ense$anza& aprender el Jn de la vida, después ense$ar. >4ra una pena que el destino no le hubiera colocado en el timn de la historia del mundo en vez de tras una urna electoral@ Dermosa cabeza@, AverdadC =opin el desconocido con admiracin. Ftros huéspedes se acercaron al retrato como las moscas a un terrn de az(car, ! otra vez se o! decir en medio del grupo, con respeto8 =Dermosa cabeza& revela todo un carácter. 4l se$or del cuadro debi de ser en vida un personaje mu! importante ! mu! estimado, pues la conversacin sigui en torno a él, mucho después de haberse sentado la gente a la mesa. Ilguien pronunci su nombre incidentalmente8 BeuRomm. *>4h@ ADas o#doC ABeuRommC 4lla también se llama as#. ASerá quizás un pariente lejanoC+. =ADa dejado hijosC =pregunt una voz. =?os =respondieron=8 un hijo ! una hija. 4l hijo ha dado en hacer versos& la hija se ha casado con el conocido director !ss. Una mujer preciosa& todo el mundo se vuelve a mirarla cuando va por la calle. Ilta, soberbia, morena como una mujer del Sur su abuela era italiana ! ardiente. >Hué hembra@ 'ero, eso s#, discreta ! honesta como pocas& nadie puede decir nada de ella. Idemás es una
patriota convencida, como su difunto padre. *>4l retrato de su padre@ ?espierta, pues, razn m#a, ! muévete porque has de hacer un montn de observaciones important#simas+. Su razn se movi, indolente, levant un poco la cabeza, luego volvi a tenderse, indiferente, como un mast#n cuando ve pasar por la calle al lechero. *Iquel asunto le parec#a mu! est(pido+ aclar ella. ?espués de comer, "#ctor pregunt a un camarero8 =A?nde puedo leer peridicosC ="a!a usted al /afé Scherz, junto a la estacin& all# los tienen de todas clases. Iunque la sala estaba llena, encontr una mesita junto al ventanal, con dos sitios vac#os. -as gentes entraron ! salieron ! miraron en torno, mas nadie se sent frente a él. *>Iqu#, como en todas partes@ ?ecididamente, "#ctor, no tienes ning(n atractivo. >Se me ocurre una cosa graciosa@ AE si estuviera entre la gente que llena el café mi Jel lugartenienteC A'or qué noC Seguramente le gustará venir a leer su peridico. Huizá sea aquel que está all# con su pelambrera de estopa ! sus lentes dobles sobre el rostro de carnero. Bo es un Idonis precisamente& se necesitar#a mucha buena voluntad para sostener lo contrario& ! no parece tener más esp#ritu que el que es imprescindible a un se$or profesor. -ugarteniente, lugarteniente, si pudiera aconsejarte, te dir#a que no te conf#es demasiado a tu erudicin, pues puede ocurrirte que tu hermosa 1uno, de la que tanto te vanaglorias, te bautice una ma$ana nubosa con el t#tulo de M?octor LastidioN. "erdaderamente, seg(n las le!es de la decencia, deber#a ir a él ! embromarle un poco. >Si !o estuviera seguro de que es él@ 'ronto saldremos de dudas. -as dos ! diez& todav#a faltan más de tres cuartos de hora. >Hué largo se hace el tiempo@ >4h@ AHuién es ese hombre tan gallardo que viene hacia m#C >Krrr@ >4l galán con que sue$an casi todas las muchachas. Ilgo Mpara apo!arseN, un Marrimo para toda la vidaN@ Si !o supiera cantar, lo har#a as#8 M>4l más hermoso de todos@N. >E tiene también cabellos rizados como 1(piter@ AI quién me recuerda este Dércules trovadorC >Ih@ >Ea sé@ Il re! de corazones de una baraja francesa. >I! de vosotras, hermosas doncellas@ >-lorad@ >Trae un anillo matrimonial al dedo@ >E hasta es !a papá, pues, slo quien lo es, puede caminar tan satisfecho del mundo@ >Hué cuidadosamente dobla el gabán@ >Hué limpieza en su ropa blanca@ >E a(n ha! más@ >/reo Jrmemente que se dirige
hacia m#@ >Salve, t( el más hermoso de todos@+. 4l re! de corazones se inclin, haciendo una reverencia cortesana& luego sac una petaca de cigarros8 =A'uedo permitirme ofrecerle unoC =Eo no fumo& muchas gracias =respondi "#ctor. *'ero Ate has Jjado en la petacaC 4stá mu! bien repujada. Seguramente un regalo de su mujer+. =AUsted me permiteC =dijo el re! de corazones cogiendo una revista, ! se puso a hojearla distra#damente, mientras tamborileaba con los dedos en la mesa. >"a!a unas u$as más bien cuidadas@ 4l re! de corazones preJri charlar a seguir le!endo& se ve#a que le hab#a satisfecho la comida. =/omo forastero =empez a decir con voz vacilante para iniciar el diálogo, pero lo suJcientemente fuerte para que le o!eran los vecinos=, quizá le cueste alg(n trabajo comprender nuestro dialecto un poco áspero. =Bo so! forastero =aclar "#ctor, desabrido=& aqu# nac# ! viv# mi ni$ez& después he estado muchos a$os en el etranjero. =Tanto mejor& as# tengo el placer de saludarle como un compatriota. ?espués se ocult nuevamente tras la revista, con gesto sonriente. *Saborea su felicidad con!ugal como una barra de regaliz+, pens "#ctor. /uando la barra de regaliz tocaba a su Jn, el re! de corazones se$al una estampa de erther que Jguraba en su peridico ! dijo después de una peque$a vacilacin8 =A/ree usted que se puede dar en nuestros d#as un amor tan apasionado ! tan ealtadoC =Baturalmente que s#& a m# me parece que puede darse en cualquier tiempo. 4l re! de corazones sonri.
=Bo lo tome usted a mal. ?#game formalmente si cree usted que en estos tiempos tan positivistasQ =Bada de tiempos positivistas. =Si usted lo preJere, no lo son. ?e todos modos, debe reconocer que los tiempos se diferencian unos de otros& por ejemplo, ahora son sencillamente inconcebibles ciertos estados an#micos que antes se observaban en las gentes. A'uede usted imaginarse, por ejemplo, a un 1uan el Kautista, a un Lrancisco de Is#s, o para no salimos del tema, a erther con cuello alto ! almidonadoC Usted me perdone, he dicho esto sin mordacidad alguna. /réame usted, lo he dicho inocentemente. "#ctor le tranquiliz, sonriendo8 =Bo tengo nada que oponer a esa referencia que usted hace al Kautista o al santo de Is#s, pero me parece mu! dif#cil que, comiendo saltamontes, venga el 4sp#ritu Santo o que el étasis dependa del cuello de la camisa. 'or lo demás, tengo entendido que el autor de erther era un hombre que procuraba vestir delicadamente, casi amanerado. E como se siguiera una larga pausa. "#ctor la aprovech para formular una pregunta que hac#a tiempo que deseaba hacer8 =A/onoce usted, quizá =se atrevi al Jn a inquirir bruscamente, con voz medrosa=& conoce usted, quizás, en esta ciudad, a un cierto se$or director !ssC Ipenas termin de pronunciar la frase cuando sinti que enrojec#a ardientemente. 4l re! de corazones le mir sorprendido ! dijo8 =S#& Apor quéC =AHué clase de hombre esC Huiero decir8 Aqué aspecto tieneC AIlto o bajoC A1oven o viejoC A%epugnante o agradableC 4n todo caso, será un hombre mu! educado a juzgar por sus t#tulos ! empleos. 4l re! de corazones sonri socarronamente ! como divertido8 =Tiene, como todo el mundo, sus faltas& también tiene sus virtudes !,
dispense usted que haga mi propio paneg#rico, pues !o so! el director !ss. %esult todo tan simpático, tan lleno de amable iron#a, que "#ctor, desechando toda prevencin, se levant ! le ofreci la mano con absoluta sinceridad. 4l otro la estrech cordialmente ! en aquel momento surgi entre ambos como un pacto de amistad. /uando "#ctor dijo cmo se llamaba, el director eclam, con alegr#a8 =A4ntonces, es usted el se$or que quiso honrarnos con su visita esta ma$anaC -o hemos sentido mucho, sobre todo mi mujer, a la que, tengo entendido, conoci usted hace tiempo en unos ba$os de mar. =Bo fue en el mar, sino en un balneario de monta$a. =4sta tarde, desgraciadamente, tampoco podrá saludarle a usted, pues ha ido de ecursin con las se$oras de la /oral& acabo de venir de la estacin de despedirla. 'ero creo que esto no será obstáculo para que pasemos una tarde juntos, proponiéndole, si no es una indiscrecin, que nos veamos en la )dealia& puede usted entrar !endo conmigo, sin que sea necesaria ninguna formalidad. Idemás, mi mujer es presidenta de honor. =A)dealiaC =Bo me daba cuenta de que usted no puede conocerlo& perdone mi distraccin. ?espués empez a hablar de la )dealia con mucho entusiasmo. 4ra una fundacin de su suegro, una sociedad modesta, familiar, sin solemnidad alguna, sin ostentacin ni francachelas, con el solo objetivo de fomentar una sociabilidad llena de contenido, en la que la instruccin corre parejas con las diversiones lo uno no eclu!e a lo otro, siendo la m(sica la que principalmente se encarga de eso, ! otros festejos que se celebran, generalmente, los miércoles, viernes ! domingos. "#ctor escuchaba atento la charla con los o#dos, pero su esp#ritu estaba pendiente de lo que percib#an sus ojos8 *>Iquél era, el lugarteniente@ >4l re! de corazones@ >4l más hermoso de todos@ >E él que hab#a confundido a su lugarteniente con aquel Idonis del rincn@ A'or qué se hab#a Jgurado que el lugarteniente hab#a de ser un hombre rid#culo !, sobre todo, torpeC >4l re! de corazones no ten#a nada de rid#culo@ >Ibsolutamente nada@ E le miraba deslumbrado, casi asustado. >Ilégrate, "#ctor, pues debe satisfacer a tu orgullo el
ver que tu lugarteniente es apuesto ! gentil@ Ihora me eplico que ella le quiera. AF era mi deseo que ocurriera lo contrarioC >?ios me libre@ >-amentar#a mucho que no fuera as#@ 4ste hombre se lo merece. 'ero A! ellaC >Iquello era una provocacin@ >)rse de campo habiéndola anunciado mi visita@ Sin discusin, la se$ora ten#a mu! poquita vergPenza+. =Usted también será aJcionado a la m(sica =o! decir al lugarteniente=. AF no le gustaC =/reo que s#& es decir, no esto! mu! seguro, eso dependeQ =>-as tres@ =dijo el lugarteniente, horrorizado, cuando o! las campanadas del reloj de la torre de la iglesia=, charlando se me ha ido el tiempo ! debo estar cuanto antes en el "#ctor, an#mate@+, no serv#a de nada& estaba abatido, derrotado, desanimado. AHué le hab#a ocurrido de maloC Bada en absoluto& ! a pesar de todo se sent#a vencido. E lleg hasta las afueras de la ciudad ! se sinti cansado. ?espués, cuando se hall en casa, tendido sobre el diván, se encontr más aliviado. *>Salud@+, le dese su cuerpo. *>0racias, /onrad@+, replic él, alegremente. Dac#a tan buenas migas con su cuerpo, que sol#a llamarle amistosamente /onrad. ?espués de haberse tirado un buen rato, descubri sobre la mesa una cartita que deb#a llevar all# mucho tiempo, a juzgar por el rectángulo que el polvo hab#a dibujado debajo de ella. 4ra de la se$ora Steinbach. *>4s usted un malvado@ -a se$ora del director !ss no necesita bajar los ojos ante nadie. "enga usted en seguida a mi casa, pues tengo que reprenderle+. Tranquilo, testarudo, obedeci la orden. =Bo sab#a !o que fuera usted una persona tan ingrata =le dijo
bruscamente al recibirle=. >Siéntese usted en el banquillo de los acusados ! déjese interrogar@ AHué tiene usted que echar en cara a la se$ora del director !ssC =Idulterio. =Hue traducido al lenguaje sensato quiere decirQ =Bo necesita traduccin, quiere decir que ha roto un compromiso matrimonial. =Dablemos seriamente, se$or m#o, pues se trata de la honra de una mujer intachable. Dago un llamamiento a su lealtad, en la que tanto conf#o, ! me dirijo a su conciencia, preguntándole8 ADubo entre usted ! Theuda BeuRomm un verdadero noviazgoC =A?nde va usted a pararC =defendise él enérgicamente. =F algo parecido que le autorizara a suponer que ella le aceptaba. ADubo declaracin amorosaC ADubo alguna palabra o signo de compromisoC AUn beso o qué sé !oC Ol se defendi otra vez fr#amente8 =Bo, no, no& va usted por mal camino& las palabras que cambiamos fueron pocas e insigniJcantes. Eo estaba sentado en la mesa junto a ella, dimos juntos un par de vueltas por el jard#n !, después, cant para m# una cancin en el saln. Bo ocurri nada más. =ADubo cartitasC =>4n absoluto@ 4ra !o demasiado respetuoso ! ella mu! precavida. -as mujeres no se comprometen por escrito& eso lo sabe usted bien. =4ntonces, Aqué alega ustedC >I!ude a mi pobre razn@ 4n aquel momento, el rostro de "#ctor se transform repentinamente, tomando una epresin etra$a, profundamente seria, como si hubiera visto un fantasma. =Una cita personal en la ciudad lejana =balbuci su boca.
='erdone usted que le contradiga rotundamente. De o#do decir a la se$ora !ss todo lo contrario, ! la se$ora del director !ss no miente nunca. =>Eo tampoco@ /uando digo una cita personal, no quiero decir, naturalmente, nada corporal. Se ech ella involuntariamente hacia atrás, arrastrando la silla ! mirándole Jjamente8 =A/mo se entiende esoC A4s que llegaron a verseC =Bo& fue una entrevista de alma a alma. Tranquil#cese usted, esto! en mi sano juicio ! veo las cosas eteriores tan agudamente como cualquier otro. A'or qué pone usted un gesto tan incréduloC A/ree usted, quizá, que se ve menos en una casa amueblada que en una vac#aC /uando !o hablo, por lo tanto, de una aparicinQ =A/ree usted en aparicionesC =inquiri ella. =/omo todo el mundo, como usted misma. ABo tienen algo de apariciones los sue$os, los recuerdos, el reGejo de un rostro amado, el resplandor de una visin en el alma del artistaC =>'or favor@ >Bada de trucos sof#sticos@ Dablemos seriamente. Todos sabemos que los recuerdos, que las manifestaciones art#sticas, son sencillamente productos de la fantas#a. =Is# lo creo !o también. =>Kendito sea ?ios@ Bo sabe usted lo que me alegro de que as# sea. Se epres usted hace un momento de tal manera que me hizo pensar que usted cre#a que dichas apariciones hab#an ejercido gran inGuencia en su vida real ! en sus acciones. =E as# lo creo, en realidad. =>Bo& eso no puede ser@ =grit=. >Usted no puede hacer eso@ ='erdneme usted si me atrevo a seguir cre!éndolo. =>'ero, eso es un desvar#o@ =eclam ella.
=A'or qué ha de ser un desvar#oC =pregunt, sonriendo=. A'orque estimo tan altamente los sucesos interiores como los eterioresC AF porque, quizá, los estimo inJnitamente másC AF porque me dejo llevar de ellosC A4s también desvar#o dejarse llevar de la conciencia o de ?ios, en nuestros actosC 'ermaneci ella un instante perpleja ! desconcertada por aquella respuesta. Ol prosigui8 =-a (nica diferencia estriba en que los demás se satisfacen con apariciones imprecisas, mientras las m#as son luminosas ! claras, como para el pintor la Isuncin de la "irgen Bo porque sea mi deseo =corrigi él=, sino porque es mi deber@ E con voz alterada, empez a decir8 =Bo& no fue por cobarde indecisin ni por necio desatino por lo que no sujeté a la felicidad cuando se acerc a m# con paso ligero, mirándome con sus ojos
claros ! susurrando8 *tmame+& la dejé pasar sabiendo lo que hac#a, conociendo el valor de lo que arrojaba de m#& me decid#, con varonil resolucin, después de una eleccin madura ! dif#cil. E ahora quiero referirle a usted aquel momento decisivo. Tras aquellas palabras, hizo una pausa como si quisiera recobrar el aliento, pero como aquella pausa parec#a no tener Jn, ella le mir. "#ctor se levant, vacilante, ante ella, zarandeado por una tormenta interior, apretando fuertemente los labios. =E, sin embargo, no puedo decirle nada =dijo penosamente=, está mu! hondo =! se apo! en el piano. Salt ella rápidamente hacia él para sostenerle en caso necesario. 'ero !a se hab#a rehecho. =>E decid# bien@ =grit=. >4sto! seguro de que decid# bien@ >Si volviera a encontrarme en aquel trance no lo resolver#a de otra manera@ %ecogi su sombrero, se inclin ! bes su mano. =Se lo diré por escrito =dijo, mientras ella le acompa$aba profundamente conmovida hasta la puerta de la casa. =>Kien@ =dijo ella por decir algo, pretendiendo dar a su voz un tono ingenuo=, escr#bamelo. Ea sabe que todo lo que le concierne a usted me toca a m# de cerca& ! créame, aunque no le he entendido otras veces ! ésta tampoco le entiendo, nunca he dudado de la pureza ! nobleza de sus sentimientos. =>0racias, mi noble ! Jel amiga@ =eclam apasionadamente, cogiéndola ambas manos=& me da usted la vida& >me hace tanto da$o, un da$o tan insoportable, ver que alguien duda de la nobleza de mi carácter@ =AHuién se ha atrevido a hacerloC =dijo ella, enérgica, casi colérica. Ol se asombr. =Todos =respondi, titubeando=, bueno, es decir, en realidad, nadie determinado.
algunos escalones. =>?#game@ ABo es usted injustoC ABo la perjudicaC =Eo no hago da$o a nadie más que a m# mismo =dijo, sonriendo. ?espués parti. *4s usted un ser peligroso, un hombre fuera de la le!+, suspir después ! se arroj, completamente agotada, en un silln, para reponerse de la fatiga. Se fue precipitadamente a su cuarto para hacer por escrito aquella confesin que hab#a prometido. E ved, mientras que en otras ocasiones le repugnaba el escribir tanto como ver supurar a un sapo, ahora sent#a, después de haberse removido los recuerdos con aquel interrogatorio, un inmenso deseo de escribir aquel momento crucial de su vida, para que sus sublimes secretos tomaran forma fuera de él, sin dependencia alguna de su memoria, como verdades inconmovibles. Is#, comenz a escribir, aunque rechinándole los dientes ! echando espumas contra la violencia de los fueros del pensamiento, pero de un tirn ! con prisa febril. *I la Sra. 4terna maldicin ! oprobio, ante todo, para la prosa desnuda que la profana@ Is# pues, inicio la profanacin8 +
es el premioN. +I!@, Aquién te asegura que vivirás ese futuroC Da! enfermedades, ha! la muerte. AF es que piensas violentar las le!es de la naturalezaC 'or favor, dime, Ade dndeC A?e tu orgulloC >Fh, qué pena@ >Fh, qué carnavalada@ Bo me lo tomes a mal, pero déjame re#r. Son millares los jvenes que sue$an con realizar hechos famosos, con un orgullo tan desmedido, que les hincha como al sapo. AE qué es de ellos despuésC ?elirio de grandezas, querid#simo@ >
sabes, corazn, que mi vocacin, mi fe, mi orgullo no se reJeren a m# mismo sinoQN. MSino Aa quiénC =burlse el corazn=. A"es cmo callasC A"es cmo te avergPenzas de tu esp#ritu, de epresar claramente tu sandez con palabrasC 'ues, aunque no lo conJeses, sientes en lo más #ntimo que estás profesando una idolatr#a infantil a un fantasma incorpreo creado por ti, en vez de a un ?ios razonable, deJnido, creador de un mundo, a un fantasma que es como un vaporoso reGejo de tu propia alma, que pones fuera de ti mediante trucos fantásticos, con la necia esperanza de encaramarte sobre ti mismo, como Eo te lo diré, !o te diré quién es esa Vrigurosa mujerW@ Todo estudiante la conoce, todos los charlatanes, todos los poetas de v#speras de bodas, todos los pasteleros. 4s la musa de recuerdo caduco, t#a de las viejas alegr#as insulsas, madrina de todo lo inanimado, patrona protectora de los impotentes. AE he de dejarme vender como una polvorienta doctrina que se recoge en un camino por un loco como t(C AHuieres trocar mi gloria por tu destartalado cuarto de estudianteC AHué es lo que te enojaC AHue llame com(nmente musa a tu Vrigurosa mujerWC >E si fuera siquiera una musa@ >'ero ni eso@ Una musa ense$a, al menos, a juntar a un bachiller dos versos más bien o más mal. A4res t( capaz de hacer estoC AE de qué eres t( capaz, entonces, mocito de treinta a$osC >?e nada, en absoluto, ni siquiera de escribir una frase correcta en un trozo de papel@ 4res una nulidad& eres una nulidad ! seguirás siendo una nulidad& poco más o menos como los demás. 'ero éstos se deciden ! pueden llegar a ser felices en recompensa a su decisin. >?ec#dete ! te sucederá igual@N. +4n aquel apuro recurr# a ella, a la se$ora de mi vida, a la rigurosa mujer8 MSi quieres servirme, habrás de hacerlo ciegamente, hasta el Jn@N. +MIl menos dame rdenes precisas ! terminantes. <ándame renunciar ! !o renunciaré. 'ero ordéname claramente ! sácame de esta duda en que me halloN.
+-a rigurosa respuesta fue8 MBo quiero ordenar nada. Illá t( con tus dudas, elige por ti mismo, pues en las encrucijadas del destino, el saber elegir es lo que acredita a los grandes& piénsalo bien, pues si te equivocas, te maldeciréN. +>?e un lado, el arrepentimiento, del otro, la maldicin@ Kien@ >Sea@ Iceptaré este (ltimo sacriJcio. Seré un mendigo sobre la tierra ! no poseeré nada, ecepto a ti ! la promesa susurrante de tu alientoN, grité !, lleno de aGiccin, invité a la voluntad a renunciar. +4l corazn hizo entonces una (ltima observacin desesperada8 MAE ella que en ti conf#a ! esperaC AHuieres sacriJcarla tambiénC ATe lo permite tu hombr#aC ATe lo consiente tu concienciaCN. ?esalentado, empecé a ceder ! el corazn prosigui celosamente8 MAHué sentimientos serán los su!osC AHué pensará de tiC A4n qué opinin te tendrá, al ver que la despreciasC 'ensará que eres un mu$eco sin voluntad, un necio que no es capaz de reconocer todo lo que ella vale. Todo esto pensará de ti !, pensando as#, te despreciaráN. +>Hué idea tan insoportable@ Eo puedo sacriJcar la v#ctima, pero no puedo soportar la errnea interpretacin que la v#ctima dé a mis actos, ni apechar con su desprecio. -leg un momento en que no supe !a lo que hacer, pues mi esp#ritu fatigado agot todos los pensamientos conciliadores. +4n aquel momento ocurri la aparicin. 4lla misma se me apareci, Theuda, su alma. ?espreciarte !o@ =grité=, >oh, si t( supieras@QN. +MI pesar de todo, t( me desprecias =dijo=.
supones capaz de querer atravesarme entre t( ! tu ecelsa vocacin. S#& Acrees que slo t( tienes alteza de mirasC A/rees que slo t( eres lo bastante noble para ofrecer en sacriJcio el coraznC A/rees que no siento !o como t( el aliento de tu Vrigurosa mujerWC A4s que no podr#a !o merecer la honra de ser alzada sobre el pavés, por el capitán que ella eligiC A4s que no comprendo ! siento que es inJnitamente más honroso ! fascinador ser tu compa$era en el audaz sendero de la fama, que tu atareada esposa ! ni$eraC >/orramos a ofrecer juntos los deseos de nuestros corazones a los pies de la rigurosa mujer ! a concertar una alianza ante su rostro, como hacen los hombres cuando se unen ante el altar, pero una alianza ecelsa, la de la hermosura con la grandeza@ Eo quiero ser tu fe, tu amor ! tu consuelo ! t( deberás ser mi orgullo ! mi fama, que transJgurarán a esta miserable ! perecedera criatura, haciendo de ella un s#mbolo que la lleve a la inmortalidadN. Is# habl ! !o alabé con gritos jubilosos su grandeza de alma. +-uego hicimos lo que hab#amos convenido. 'usimos a nuestros pies los deseos de nuestros corazones& le quité la corona de desposada de la cabeza, ella me sac el anillo del dedo ! lo pusimos con lo otro. E cuando estuvimos despojados de todo adorno ! vestido, como dos árboles que se hubieran deshojado mutuamente, sin otro atav#o que la grandeza de alma, eclamé8 M>Se$ora de mi vida, mi rigurosa mujer& todo se ha consumado@ >/ontempla aqu# sacriJcada la v#ctima que eig#as@N. +Kien por ti =comenz a decir ésta=, oh, mi caudillo Jel, pues supiste elegir bien& en recompensa recibe mi bendicin@ Osta es8 ?esde ahora quedas marcado con el 'athos ! sellado con la grandeza, distinguido ante todos los que pierden sus d#as sin haber visto el negro signo de mi llamamiento. Te ordeno que te revistas del sentimiento de tu propio valer, el cual no te dejará caer en el error, en la ignominia ! en el desprecio& ! te proh#bo considerarte desgraciado en toda tu vida. 'ues, de ahora en adelante, no eres t( el que sientes vivir dentro de ti, sino que me sientes a m#& de modo que cuando no te sientas arrogante ! altanero me ofenderás a m#. )nclina tu cabeza, oh hija m#a, para que !o te bautice@N.
+Fh, coronacin de mi vida, oh, profusin de la gracia@N. +-uego )mago se despidi8 M4stás cansado ! !o tengo que recorrer mucho camino& pero ma$ana volveré, pues !a siempre estaremos juntos, a diario, en eternas bodasN. +/on estas palabras nos separamos beat#Jcamente, llenos de dignidad. Eo permanec# all# todav#a bastante tiempo, escuchando el sordo eco del acontecimiento, hechizado sobre el pupitre, sintiendo el rumor de todo un océano atravesando mi esp#ritu ! rodeado por un canto solemne, como el de un servicio divino. +E a la ma$ana siguiente empez a realizarse nuestro eterno destino de permanecer siempre juntos, como se nos hab#a anunciado. Una boda alada, un jubiloso dueto cantado por bocas victoriosas mu! unidas. Fh, amado m#o@, Aa qué amplio ! nuevo pa#s me encaminasC& mis ojos asombrados le caliJcan de etranjero, pero mi corazn afortunado le saluda como a su patriaN. E un pueblo bondadoso, más amable que el pueblo humano, nos recibe, fraterno, a la entrada del valle.
+/uando me hallaba trabajando con toda atencin, ella procuraba ocultar modestamente su presencia, ! cuando me tomaba alg(n descanso ! miraba en derredor, suspirando, encontraba siempre la piadosa mirada de )mago que me dec#a8 M>/mo me enorgullece saberme amada por ti@N. /uando, después, como un merecido descanso, descend#a con ella a la vida eterior, bromeando con ella como si fuera una esposa humana, llamándola los nombres más cari$osos, poniéndola un plato ! un cubierto para que se sentara a comer a mi lado, )mago sonre#a complacida ! dec#a8 M>Hué ni$os somos@ A/mo has conseguido realizar el milagro de que r#a tan alegremente, como nunca he podido re#rCN. +/on esto !o me hab#a vuelto más amable, hasta el punto de que las gentes sol#an decirme admiradas8 M>Das cambiado mucho& te has vuelto más agradable@N. /omo un árbol que crece al aire libre, en un prado soleado, pudiendo etender su copa en todas direcciones ! cu!os frutos maduran todos a la vez. +E aquello dur una inJnidad de d#as, fuera del tiempo ! del espacio, hasta que la traicin meti su hocico en nuestra ventura, como un jabal# a través de una pared de papel. Una participacin impresa de su compromiso matrimonial con un etra$o, sin una palabra de amistad, sin un recuerdo& solamente la cruda noticia. >Todo ello, una est(pida insolencia@ +Irrojé el papelucho a un rincn, despreciándolo. Bo sent# el menor dolor, slo indignacin ! tristeza por aquella revelacin de su insospechada traicin. Ilgo as# como cuando se está ejecutando al piano una pieza hermosa, poniendo en ello todo el corazn !, de pronto, aparece ante nosotros, en el atril, en vez de las notas, un sapo. Is# pues, Aes humanamente posible que una criatura femenina, a la que el destino ofreci la oportunidad de respirar el aire de la eternidad, como compa$era de amor de un predestinado, preJera meterse en el cenagal del matrimonio con el primer barbilindo que se la ofreceC /onsideré, asombrado, los efectos de aquel fenmeno, los efectos tan sorprendentes de la bajeza, con la misma curiosidad que de peque$o mostré al ver, por primera vez, un cangrejo. M>/mo se podrá ser cangrejo@N, eclamé en aquella ocasin. 4n ésta, grité8 M>/mo habrá gentes tan bajas@N. +AE por su defeccin ! debilidad se ha de pudrir miserablemente mi hermosa bienaventuranzaC ?e repente, empecé a re#r a carcajadas. >Todo era una carnavalada ! una fábula@ Todo lo que hab#as poetizado sobre ella, el momento crucial del destino en que os prometisteis, su alteza, su esplendor, su nobleza de alma, su amor, su amistad. Todo era falso. )mago no viv#a más que en ti& la humana Theuda, la Theuda corporal es otra distinta, una etra$a, llamémosla
4quis& un pajarito, ciertamente, de los muchos que revolotean en las calles de la ciudad. "olv# a recoger la tarjeta ! la ol#. Bo hab#a duda, ol#a a vulgaridad. 4actamente como todas, se hab#a decidido, después de todo, a casarse posiblemente sin amor =el camino hacia el altar es, para casi todas las mujeres, el que lleva a la tumba de su corazn= acuciada por los requerimientos de un enjambre de pretendientes =al menos as# me lo imaginé !o=, olvidándose de aquel novato forastero al que encontr aceptable =creo !o=, como un salvador, pero al que dej por otro, con el que se uni en nombre de ?ios. >Luera con ella@ >Se$orita 4quis, tu nombre signiJca8 no eistente@ 'ara demostrarte que es as#, >mira lo que hago contigo@ >Toda la nobleza de esta belleza primaveral era slo vulgar adiposidad de juventud@ 4ntonces, el retrato empez a llorar amargamente8 MBo, !o no miento, pues cuando ese retrato me representaba, mi alma estaba realmente sedienta de grandeza& estos ojos que ahora te miran, te miraban entonces también& a ti se encaminaban mis deseos, por ti a$oraba mi esperanza. Ftra, con cu!os actos no tengo nada que ver, te ha traicionado después. 'ero no lo ha hecho con mala intencin, sino simplemente por debilidad ! peque$ez. >E quién sabe, quizá llegue la hora en que reGeione, en que recuerde, en que se avergPence de su defeccin ! vuelva a ti, epiando su pecado en mi rostro, para que esta belleza, marcada a fuego, no aparezca ante el mundo ignominiosa, como un ángel ca#do@N. +'or tanto, ven a mi lado para que !o bendiga tu rostro@N.
+4mparej entonces conmigo, pero ocultando la cara entre las manos. Eo se las separé suavemente8 M>I! de m#@ =se lament=, alguien me ha asestado una horrible pu$alada, me siento mu! mala ! la voz me falla. 'or tanto, renuncia a m#, "#ctor, ! busca otra )mago nueva& una que sea fuerte ! sana, que tenga un rostro incorrupto, que grite, jubilosa, al verte ! cante para ti, llena de dulzura, como merecida recompensaN. +Eo eclamé8 M)mago, mi novia querida, no se deja a la amiga porque esté enferma. Eo tengo concertada una alianza contigo, en la presencia de mi %igurosa Se$ora, as# que tu rostro es para m# el s#mbolo de toda nobleza ! ecelsitud. 4scucha, pues, lo que quiero decirte8 porque te encuentras triste ! enferma, mi amor hacia ti es mucho ma!or que cuando, alegre ! dichosa, retozabas ! re#as a mi ladoN. +?ijo ella8 M>Fh@, >a! de ti, "#ctor, si no te apartas de m#@ ?e ahora en adelante, no te daré más que dolores en el coraznN. +Eo respond#8 MIunque as# sea, )mago, mi noble prometida, no puedo dejarteN. +/on esto renové el pacto con la enferma )mago& ! todo sigui como antes, slo su voz era más apagada ! sus ojos miraban dolorosamente. +E as# hemos seguido hasta el d#a de ho!. 4lla es mi prometida ! !o no la abandono& !o la aprecio más que todos los tesoros de la tierra, aunque está enferma ! como muda. >Ilelu!a@ >"alor, porf#a e independencia@ <#a es la %igurosa Se$ora, )mago también es m#a& aquélla para mi obra, para mi fama, para mi grandeza, ésta para mi dulce amor& todo lo demás es porquer#a. Eo me r#o de las mujeres del mundo& un trago en el camino, gozarlas, agradecerlas ! olvidarlas. "eo inJnidad de ellas, rubias ! morenas. >Fh, qué apetitosas las rubias, oh, qué placenteras las morenas@ 'ero nunca llego a distinguir sus nombres. Slo uno se me ha quedado grabado8 ése es 'seuda, por otro nombre 4quis, la ruin, la renegada, que me aGigi a Theuda ! me enferm a )mago. >Bo pretendo vengarme@ Slo
deseo una cosa en recompensa8 volver a verla una sola vez, para ver a una inJel en pleno d#a ! para comprobar que baja la vista ante m#. Oste es mi derecho, éste es su castigo merecido. /on esto me conformo. >Hue sea bienvenida al cenagal, que ?ios bendiga su matrimonio@ +/on esto termino. +Su Jel amigo
+"/TF%+.
Ol mismo llev al correo esta confesin, aquella misma noche !, a la ma$ana siguiente, en el correo de las once, recibi la contestacin de su amiga8 *4stim *4stimado ado amigo8 amigo8 De recibi recibido do su asombr asombrosa osa confesi confesin n ! le agradez agradezco co mucho la prueba de conJanza que me da al hacérmela. -a he le#do con todo recogimiento. Intes de pasar a tratar de su contenido, perm#tame descartar algo perturbador que me quema la lengua ! quiero echar fuera cuanto antes8 A"erdad que no habla usted usted en serio cuando cuando cree que una mujer puede estar obligada, obligada, por un suceso del que nada supo ! del que nada puede saber& un suceso que slo ocurri en su fantas#a8 en una palabra, por una promesa de matrimonio que usted so$C 4so no lo hace usted, eso no puede usted hacerlo, pues ser#a tan irrazonable como inicuo. -a se$ora del director !ss, querido amigo, no merece el horrible nombre de 'seuda, pues si en la tierra ha! una mujer noble ! sincera, es ella. AHuer#a usted obligarla a la grandezaC ?espués de todo, no sé si las mujeres somos capaces de la grandeza =tenemos otras cualidades= pero, suponiendo que fueran capaces de ello, Aquién está obligado a ser grandeC >'obre humanidad si la grandeza fuera un deber@ -a se$ora del director !ss, como cualquier otra, como !o, como todas nosotras, está destinada a ser la Jel compa$era de un hombre honrado ! este deber lo cumple a satisfaccin propia, para dicha de su esposo ! para ediJcacin de los demás. Bo conozco en toda la ciudad una mujer más virtuosa, más Jel, más altruista ! madre mejor. 'rotesto de que alguien quiera eigirla que baje los ojos. Bo necesita hacerlo !, dicho sea de paso, no lo hará tampoco, téngalo usted por cierto. Supuesto que cualquier otra mujer hubiera vivido vivido el encanto de 'ar 'arusia, usia, habr#a tenido que ser, evidenteme evidentemente, nte, una mujer de raras cualidades ! que debiera haberle amado a usted con todas las Jbras de su
corazn. Osta no ha sentido ni una sola vez la 'arusia !, en modo alguno está obligada a sentirla. Sentado esto por anticipado, volvamos al principio. +S#& +S#& he le#d le#doo su conf confes esi inn con con verd verdad ader eroo reco recogi gimi mien ento to&& conm conmovi ovida da ! desconcertada, espantada ! ealtada. Bo tengo el suJciente don de entendimiento ! me falta la inteligencia necesaria para moverme en medio de toda esa mezcla de fantas#a ! realidad. >4stá bien@ AHué signiJca todo eso de MTheudaN, M'seudaN, M)magoN quiero haceros merced de la se$orita 4quis, tres personas con un solo rostroC >-a una no eiste, la otra ha muerto, la tercera Mno está disponibleN, ! aquella que no eiste, está enferma@ >Bo slo tiene usted da$ado el corazn@ a!, lo siento, pero no encuentro otra palabra@& ! slo me admira una cosa8 que no se ha!a producido !a ese encontronazo cruel. >4ntre qué hombres de alma tan delicada debe haber vivido usted en el etranjero, para permitirle so$ar con un mundo tan ideal, tan libre e inocente, en medio del tumulto de una gran ciudad@ /asi adivino que debi ser una mujer !, ciertamente ciertamente,, una mujer de etraordina etraordinarias rias cualidades, cualidades, la que vigil sus pasos con todo cuidado. 'or otra parte, me hubiera parecido imposible tanta fantas#a venturosa ! tan duradera, en medio de los hombres, si su descripcin no me lo hubiera atestiguado. +
precisamente en m#, sino en usted. 'erm#tame usted que no me deje enga$ar por los arrumacos de su corazn8 -o que usted quiere es, simplemente, volver a ver a la se$ora del director !ss. AE por qué quiere verlaC 'orque no puede olvidarla. 4s lamentable& !o le hubiera deseado que pudiera hacerlo& pues el volver a ver algo que se ha cedido defnitivamente =f#jese en que subra!o la palabra deJnitivamente =, no trae más que quebraderos de cabeza. 4n verdad que no es propio de una mujer censurarle por esto, pues Aquién sabe mejor que nosotras que no se puede mandar en el coraznC Slo quiero librarle de las crueles decepciones que le acarrearán sus vanas esperanzas. AHuiere escuchar un consejo bien intencionado de su vieja amigaC =no servirá de nada, pero esto! en la obligacin de dárselo, pues no me perdonar#a nunca no haberlo hecho=8 Bo intente volver a verla, abandone cuanto antes este peligroso terreno ! prosiga cantando con )mago su magn#Jco d(o, pero lejos de aqu#. )mago sanará con el tiempo ! recobrará la voz, esto! segura de ello. 4n cambio, aqu# no le espera más que la discordia. E no conf#e mucho en sus cualidades espirituales@ 4lla no es de ese pa$o. Huien no ha respirado el aliento de 'arusia no puede sentir la presencia de la %igurosa Se$ora ! el paso del len titánico. ?igo esto, sin rebajar en nada el valor de la dama, a la que creo digna de ser su esposa. Slo que, aunque la creo merecedora de ser su esposa, no la creo capaz de ser su amiga. Imbas cosas requieren condiciones mu! distintas. Is# pues, una vez más le digo8 abandone usted este peligroso terreno, pues usted me parece que es fuerte para querer cometer grandes tonter#as, para enojo de los demás ! amarga decepcin propia. +/on esto ha salvado mi alma. Ihora haga usted lo que quiera, o mejor, lo que deba hacer, pues el destino !a sabrá lo que ha de ser usted. Eo so! una pobre criatura que no puede hacer otra cosa que desearle toda clase de venturas, con todo el corazn. Hue alcance la cima de su vida sin crueles desgarraduras. 4spero que no nos volveremos a ver. Salude en mi nombre a su deliciosa )mago. +Su amiga ! admiradora +
*'ostdata8 >Y advierta que las mujeres terrenales no le pondrían mala cara @+. *ABo servirá de nadaC+, repitise "#ctor, después de haber le#do la carta. *A'or qué no servirá de nadaC 4n eso se diferencia precisamente el hombre de la bestia, en que acepta los consejos razonables que le dan. Huerida amiga, tiene usted razn. AHué hago !o aqu#C AHué me importa a m#, después de todo, esa se$ora !a casadaC >Se acab@ ?ecididamente, no quiero verla& me iré. Baturalmente, no sin despedirme antes de mis viejos amigos ! compa$eros de estudio. 'ues si procuro evitar a la dama, no es que hu!a de ella, no es que hu!a angustiosamente, como un joven cristiano ante la tentacin& no tengo motivo, efectivamente, para hacer una cosa as#. E si el destino dispone que la encuentre en mi camino, peor para ella+. E en lo más hondo de su alma hormigueaba un deseo menudo ! retorcido, pidiendo al destino que as# lo permitiera. Todos sus compa$eros de escuela hab#an UN GRAVE DESENGAÑO sabido labrarse una posicin en la ciudad. Uno era profesor, otro capitán de 4stado sin nada@ >E las crueles dentelladas que le daban cuando le recordaban el perdido tesoro de sus dones naturales@ *ABo dibujas !a tan soberbiamente como entoncesC+. *ADas dejado !a la m(sicaC+. >Ih, pobres talentos m#os, desmedrados, consumidos en servicio de su %igurosa Se$ora@ AE por quéC 'or una mudanza en el futuro. >Siempre el futuro, nunca el presente@ >Ea era hora =pensaba= de que llegara al Jn ese futuro, pues !a ten#a treinta ! cuatro a$os@ *ATe acuerdas, "#ctor =preguntle "ital, el teniente de polic#a=, de nuestro bondadoso profesor de alemán, el se$or LriYliC Ihora se habla mucho de él en los peridicos, a causa de sus libros. >?ios tenga piedad de él& de poco le aprovecha !a al pobre hombre, enfermo ! viejo como está@+. "#ctor estaba mu! agradecido a LriYli porque fue el (nico que en el claustro de profesores se opuso a que le epulsaran del colegio por *mala conducta+, es decir, por sublevacin. 4l corazn le incitaba a ir a verle.