MODULO 7 : TÉCNICAS PARA PRODUCIR MEJOR INDICE 1.- La preparación del suelo 1.1 ¿Por qué es importante preparar el suelo? 1.2 ¿Qué condiciones debes tomar en cuenta? 1.3 ¿Cómo hacer una buena preparación del suelo?
2.- Importancia de la siembra 2.1 ¿Por qué es importante usar una buena semilla? 2.2 ¿Qué tipos de siembra existen? 2.3 ¿Que es la Densidad de Siembra?
3.- Mejorando el riego 3.1 ¿Qué factores influyen en el riego? 3.2 ¿Cuáles son los principales tipos de riego? 3.3 ¿Cómo mejorar el riego de la parcela?
1.- La preparación del suelo
1.1 ¿Por qué es importante preparar el suelo? En forma general la preparación del suelo, conocida también como labranza, busca crear condiciones favorables para el buen desarrollo de los cultivos, es decir, para la germinación de las semillas, el crecimiento de las raíces y de la planta, y en la mayoría de casos, para la formación del fruto. En términos específicos la labranza permite: 1. Generar en el suelo condiciones físicas adecuadas para el buen flujo del agua y el aire, evitando que se formen en el suelo capas duras que limiten la penetración y el crecimiento de las raíces. 2. Contribuir a que el suelo disponga de más nutrientes para la planta, incorporándole restos de cosecha y materia orgánica como abono, favoreciendo así la actividad de organismos que mejoren su fertilidad. 3. Ayudar en la eliminación de insectos y hongos, así como en el control de las malas hierbas. Una buena preparación del terreno puede contribuir a incrementar significativamente la producción. (30%)
1.2 ¿Qué condiciones debes tomar en cuenta? Para realizar la labranza debes considerar las siguientes condiciones: - Las características del suelo.- Entre ellas, el grado de pendiente, la pedregosidad, la profundidad útil del suelo, la textura, así como la presencia de agua subterránea o de sales en él. - Los implementos de labranza que están a tu alcance.- Sea por razones de disponibilidad en la zona, o por razones económicas, debes tomar en cuenta si tienes o no acceso a los equipos o animales que requieres utilizar. - Las características del cultivo.- Cada tipo de planta tiene un tamaño diferente de raíz, y por tanto requiere que se remueva el terreno a una determinada profundidad.
1.3 ¿Cómo hacer una buena preparación del suelo? A continuación te alcanzamos algunas sugerencias para que puedas hacer una buena preparación del terreno:
- Programar la preparación del terreno.- como cualquier otra actividad
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la preparación del terreno debe también ser programada. Muchas veces no se le da el tiempo necesario para realizarla o se cree que el ciclo empieza en la siembra, cuando en realidad comienza con una buena labranza. Debemos considerar que esta actividad está en función del tipo de cultivo, de las características del terreno y de la cantidad de recursos que puedas invertir. Identificar la humedad adecuada del suelo para la labranza.- Cada terreno, según sus propias condiciones, tiene una capacidad para retener agua y una velocidad para secarse. Eso significa que luego del riego de machaco, tienes que saber identificar el momento exacto en que el terreno “está a punto” para iniciar la labranza. Puedes reconocer ese momento cuando introduces una pala u otro implemento agrícola y el suelo húmedo no se adhiere a la misma. Evitar la compactación del suelo.- Como sabes, el uso frecuente de maquinaria, e incluso el tránsito de animales y personas, puede provocar la compactación del terreno, es decir, la formación de capas duras. Para evitar esta situación, es necesario definir áreas de tránsito limitadas para que los equipos y animales circulen siempre por la misma trocha. Acondicionar el terreno.- En el caso de terrenos en ladera pueden hacerse terrazas o surcos contra la pendiente, evitando así que el agua lave el suelo. De igual forma, pueden construirse pequeños canales que recolecten y lleven el agua fuera de la parcela. Asimismo, en terrenos donde aflora agua subterránea, pueden construirse zanjas que ayuden a drenar y eliminar el agua. Emplear adecuadamente la maquinaria.- Al emplear maquinaria debe tenerse en cuenta dos factores claves: la velocidad y la profundidad. Suele suceder que al alquilarse un tractor, el operador modifica la velocidad, acelerando o demorando a propósito la labor para cobrar y beneficiarse más, afectando así tu economía y tu terreno. De igual forma, a veces no se introduce el arado con la profundidad requerida, haciendo sólo un trabajo muy superficial y deficiente que afectará el desarrollo de tu cultivo. Realizar subsolados.- Cuando el suelo lo requiere, es recomendable utilizar un equipo especial que permite romper las capas profundas compactadas del terreno. A esta práctica se le llama subsolado.
Finalmente, debemos recalcar que los efectos que tiene la preparación del suelo en la productividad de tu cultivo son muy significativos. Por ello es importante invertir para que esta preparación sea la más adecuada y cumpla con las etapas de riego de machaco, arado, gradeo, rastra, nivelación y surcado.
2.- Importancia de la siembra
2.1 ¿Por qué es importante usar una buena semilla? Todo proceso productivo exitoso comienza con el uso de una semilla de calidad, que asegure un buen rendimiento y las características deseables en el producto final. Una buena semilla es aquella que reúne rasgos de sanidad, de germinación, de pureza y de porcentaje de humedad favorables, y que además tiene características genéticas que responden a las demandas específicas del mercado. Para tener una buena semilla es necesario considerar las características de cada tipo de planta o variedad. Mantener un buen cultivo requiere muchas veces de la compra permanente de nueva semilla en lugares confiables que garanticen su calidad. Ese es el caso de la páprika, el maíz, el tomate, las hortalizas, etc. Sin embargo, hay productos para los que no hay semillas certificadas en el mercado, como con el olluco, el ajo o el anís. En esos casos suele suceder que los productores usan como semilla los restos de la cosecha anterior, o intercambian granos con productores de otras zonas. Ello deteriora gravemente las características genéticas y sanitarias del cultivo, y afecta la rentabilidad de la campaña. Frente a ello puedes producir tu propia semilla en forma diferenciada y en campos especiales que te garanticen su calidad, además de realizar una buena selección y conservación.
2.2 ¿Qué tipos de siembra existen? Existen dos tipos de siembra, la siembra directa y la siembra indirecta, que se utilizan dependiendo del tipo de cultivo, y específicamente, del tamaño y costo de la semilla. Veamos a continuación algunas de sus características: Siembra directa.- Es aquella en la que la semilla es depositada directamente en el campo de cultivo, como sucede con el maíz, el anís o el frejol. Siembra indirecta.- Es aquella en la que la semilla es depositada en un ambiente provisional llamado almácigo, para luego ser transplantada al campo definitivo. Esta práctica se realiza cuando las semillas son muy pequeñas, cuando tienen un alto costo, o cuando requieren de algún cuidado especial. Este es el caso de los ajíes, el brócoli o el apio. Cabe detallar que la siembra indirecta puede realizarse de dos maneras distintas. Veamos cuáles son: - Almácigos a raíz desnuda.- Consiste en sembrar las semillas en camas o almácigos donde permanecerán entre 30 y 45 días, dependiendo del cultivo, hasta alcanzar el tamaño ideal. Luego, serán transplantadas con la raíz desnuda, es decir sin tierra, al campo definitivo, cuidando de no romper o doblar sus raíces. Este sistema no es recomendable para cultivos con raíces muy sensibles al ataque de hongos. - Almácigos a raíz cubierta.- La semilla se siembra igual en camas o en bandejas, pero a diferencia del caso anterior, es transplantada con un bloque de tierra protegiendo su raíz. Esto permite que la planta sufra menos al momento del transplante y por tanto, que tenga un mejor desarrollo. Cabe aclarar que esta técnica puede ser trabajada utilizando bandejas plásticas especiales, o en el mismo terreno con la técnica de neridoko, que consiste en habilitar pequeños cubos de tierra donde se siembra y crecen las semillas.
2.3 ¿Qué es la Densidad de Siembra? Se llama Densidad de Siembra a la medida que establece la cantidad de plantas que se cultivan en un espacio determinado. Usualmente la densidad de siembra se mide con el número de plantas sembradas en una hectárea, es 2 decir, en 10,000 m . Es necesario destacar que la densidad de siembra tiene un efecto muy significativo en la productividad de una campaña. Pero si bien elevar la densidad de siembra puede beneficiarte, no siempre es lo recomendable. Ello dependerá de las condiciones que tengas para atender adecuadamente el desarrollo de un mayor número de plantas por hectárea. Veamos cuáles son las condiciones necesarias para definir adecuadamente la densidad de siembra de tu cultivo: El tipo de cultivo • La fertilidad del suelo • La disponibilidad de agua • El tipo de riego • Las condiciones sanitarias del cultivo • Los recursos económicos disponibles • Es tarea tuya investigar las condiciones en las que se desarrollan tus cultivos y determinar cuál es la densidad de siembra óptima para cada uno de ellos. La densidad de siembra se maneja modificando el distanciamiento entre las plantas y el número de plantas por golpe o mata, y se calcula usando la siguiente fórmula: Número de plantas por Ha = 10,000
Dp = distanciamiento entre plantas Ds = distanciamiento entre surcos
Para manejar el distanciamiento entre las plantas puede usarse distintos tipos de surco, entre los que tenemos los simples y los mellizos.
Surco simple - Todos los camellones o lomos de surco tienen el mismo ancho
Surco mellizo - Los camellones tienen dos medidas: ancho y delgado de manera intercalada.
- Se cultivan plantas en todos los surcos.
- Se usa para la siembra de plantas a una o doble hilera. - Se puede usar en suelos de diferente textura.
- Se cultivan plantas sólo en los camellones anchos, reservando los delgados para ser usados en el aporque. - Siempre se usa para sembrar plantas a doble hilera. - No es apropiado para suelos de textura arenosa.
Dibujito de surco simple y surco doble
3.- Mejorando el riego
3.1 ¿Qué factores influyen en el riego? Regar un cultivo supone tomar decisiones sobre la cantidad de agua que vamos a entregarle y sobre la frecuencia con la que lo vamos a hacer, es decir, sobre el intervalo de tiempo que habrá entre riego y riego. Para que estas decisiones sean adecuadas y favorables al desarrollo del cultivo, es necesario considerar los siguientes factores:
- Tipo de cultivo.- Cada cultivo requiere una determinada cantidad total de agua para completar su ciclo de desarrollo.
- Estado de desarrollo del cultivo.- Además, la cantidad de agua que requiere el cultivo dependerá de la edad de la planta y de las necesidades que le plantea su etapa de crecimiento.
- Densidad de siembra.- Como es lógico, a mayor densidad de siembra se necesitará más agua, modificando tanto el volumen como la frecuencia del riego.
- Textura y estructura del suelo.- Cada tipo de suelo tiene una capacidad para almacenar y retener el agua. Así, los suelos de textura arenosa requerirán riegos más frecuentes y mayores volúmenes de agua que los suelos francos o arcillosos.
- Evaporación y Transpiración.- Es la cantidad de agua que se evapora del suelo, sumada a la cantidad de agua que transpiran las plantas por acción del clima. Con el riego, tendremos que reponer a nuestros cultivos lo consumido por transpiración y lo perdido por evaporación. Para ello es necesario contar con información sobre el clima referida a temperatura, humedad, presencia de lluvias, etc.
3.2 ¿Cuáles son los principales tipos de riego? En términos generales, existen dos tipos de riego: el riego por gravedad y el riego presurizado. Se usa uno u otro, dependiendo de las características del terreno, de las condiciones climáticas, del tipo de cultivo, y finalmente, de los recursos económicos con los que se cuenta. El riego por gravedad se realiza distribuyendo el agua por la superficie del terreno a través de surcos o melgas. En cambio, el riego presurizado distribuye el agua a través de tubos o mangueras, según sea la técnica que se utilice. Entre las principales tenemos: el riego por aspersión, microaspersión, por goteo y por exudación. Ambos tipos de riego pueden darte una buena eficiencia, pero para ello debes conocer bien cómo funcionan, identificar las ventajas y limitaciones que te ofrecen y manejarlos adecuadamente. Veamos a continuación las ventajas y limitaciones de cada uno de los tipos de riego mencionados:
Riego por gravedad
Riego presurizado
Tiene un bajo costo de preparación y operación. Limitado aprovechamiento del agua. Menor aprovechamiento de nutrientes. Requiere una buena nivelación de los surcos o melgas
Tiene un alto costo de instalación, operación y mantenimiento. Mejor aprovechamiento y ahorro de agua. Mayor aprovechamiento de nutrientes. Requiere terreno
una
buena
nivelación
del
Es necesario recordar, que el buen mantenimiento del sistema de riego es una condición indispensable en ambos casos. Veamos a manera de ejemplo lo que Justino contó a sus compañeros de la asociación a su regreso de la visita a productores de Cusco: Amigos, he visto una forma diferente de regar las plantas que hace que podamos ahorrar agua y regar cuando la planta lo necesite. Allá en Cusco los agricultores riegan por aspersión y las plantas dan buenos rendimientos. Yo he visto el sistema operando y me di cuenta que no es un sistema caro, ellos utilizan la diferencia de altura de la ladera (entre el reservorio y la parcela) para ganar presión y con ello hacen que el sistema funcione, pero además utilizan equipos que compran en el mercado local que son elaborados artesanalmente y que pueden rápidamente adaptar y cambiar. Es pues una alternativa interesante para algunas de nuestras parcelas y cultivos. Pero además, he visto como ellos cuidan el agua, imagínense que hasta recubren los canales de riego con mantas de plástico para no perderla en el camino. Si nosotros nos decidimos a usar algunas de estas prácticas seguro que aprovecharíamos mejor el agua y produciríamos más, no les parece? Por último, puede mencionarse a la agricultura de secano, es decir, a la agricultura que sólo se abastece con agua de lluvia, que existe en grandes extensiones de la sierra de nuestro país. Si bien esta agricultura es de bajo costo y permite aprovechar áreas sin riego, es de alto riesgo ya que depende totalmente del factor climático que no puede ser controlado.
3.3 ¿Cómo mejorar el riego de la parcela? Un concepto clave que debemos considerar para orientar todas las actividades relacionadas con el riego es el de Punto de Marchitez. Así como hay un estado de humedad en que el nivel del agua satura el suelo y ahoga a la planta. Así como hay un estado en el que la planta puede aprovechar de modo óptimo el agua disponible, existe también un nivel de sequedad llamado Punto de Marchitez en el que la planta ya no puede tomar agua del suelo y empieza a mostrar síntomas de deterioro. Cada vez que el nivel de humedad en el suelo se acerca siquiera a este punto de marchitez, la planta sufre lesiones que afectan seriamente su
desarrollo. Por ello, el productor que ha regado sus plantas luego de un período de sequedad prolongado y que las ve recuperarse, debe saber que éstas han sido ya afectadas y la producción del cultivo se habrá disminuido. Veamos a continuación algunas recomendaciones para cada uno de los tipos de riego antes mencionados: - Recomendaciones para el riego por gravedad.o Realizar riegos lentos y distanciados en suelos arcillosos, y ligeros y frecuentes en suelos arenosos, para disminuir así las pérdidas por infiltración. o Hacer acequias y contra acequias para la distribución del agua al interior de la parcela, regando por “tomas”. o Evitar que los surcos sean demasiado largos para mejorar la eficiencia del riego. o Controlar un ingreso de agua similar a cada surco para que todas las plantas reciban una dotación similar y crezcan uniformemente. o Evitar que el agua de riego llegue al cuello de la planta pues ello puede traer problemas con enfermedades. o Regar de preferencia durante las horas de mayor humedad relativa, es decir, temprano en la mañana o al atardecer. o Hacer surcos bien nivelados con una pendiente ligera para que el agua corra lentamente. o Incorporar las mangas, los sifones y las mantas para una mejor conducción y distribución del agua. - Recomendaciones para el riego presurizado.o Capacitarse para el buen manejo de la tecnología escogida: aspersión, microaspersión, goteo o exudación. o Recibir asesoramiento especializado para resolver problemas específicos propios de cada sistema. o Asociar el riego tecnificado con un mecanismo para la fertilización. o Contar con información meteorológica que ayude a calcular la cantidad de agua a aplicar al cultivo y recuperar lo perdido por la evaporación. - Recomendaciones para la agricultura de secano.o Realizar surcos con ligera pendiente para que el agua de lluvia discurra sin arrastrar las semillas.
o
Evaluar la posibilidad de la práctica de la labranza cero en estas condiciones.