RESÚMENES LIBROS OTROS AUTORES CLÁSICOS
EMILIA PARDO BAZÁN Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1.815 – Madrid, 1.921) fue novelista, poeta y crítica literaria. Al pertenecer a una familia noble, tuvo acceso a una educación propia de su estatus social. La corriente que prima en sus escritos es el Naturalismo, siendo considerada una de sus introductoras en España. Además de su actividad literaria fue consejera de Instrucción Pública, activista del feminismo y, desde 1.916 hasta su muerte, profesora de Literatura Románica en la Universidad de Madrid. El 12 de mayo de 1.921, a los setenta años de edad, muere en Madrid Dª Emilia Pardo Bazán, víctima de una congestión cerebral, agravada o causada por su diabetes. Había escrito veinte novelas, más de seiscientos cuentos, incontables artículos, así como crónicas de viajes y de acontecimientos de gran relevancia internacional, como las Exposiciones Universales de París de 1.887 y 1.889. No rehuyó cultivar el género dramático y sobresalió en el ensayo literario. Desde finales de los ochenta, a raíz de su separación matrimonial, cultivó el periodismo. Durante los cincuenta y seis años que estuvo escribiendo, Dª Emilia redactó más de mil quinientos artículos, en un centenar de publicaciones, tanto en España como en Hispanoamérica. Ella misma reunió en varios volúmenes sus crónicas de viajes. Dª Emilia fue también una de las más brillantes polemistas de la época. Ella sola arremetió contra individuos e instituciones, haciendo frente a la sociedad en que vivió. Así lo prueba el hecho de que, a los treinta y tres años, se separara de su marido, José Quiroga, y se marchara a Madrid a hacerse un hueco entre las gentes de letras. Estos rasgos de independencia se deban tal vez a que, como hija única, sus padres se volcaron en su educación de una manera muy especial y no llegó a conocer la desigualdad de trato entre hombres y mujeres, habitual en el seno de las familias de su tiempo. A pesar de su feminismo casi militante (asistió en 1.900 al Primer Congreso Feminista de París, cubriendo la Exposición para “El Imparcial”), Dª Emilia asumió toda su vida la superioridad del modelo intelectual masculino, que era el único existente por entonces.
No obstante lo anterior, Emilia no renegó de su feminidad. Su condición femenina le permitió recalar en los vericuetos de la vida cotidiana (la moda, la vida social, las actividades culturales, las tertulias y otras frivolidades), que son la materia misma de la creación literaria. Su mirada, la que dirige al mundo y a los acontecimientos de los que se hace reportera, es la de una mujer intelectual que atiende a los que sus compañeros masculinos llamarían “menudencias”. En lo que ella se fija no se fijan ellos, y no se trata sólo de trapos y fogones, sino de otros aspectos considerados mayores, como el arte o la política. Su repulsa a los regímenes despóticos indica una sensibilidad muy especial hacia lo que hoy llamamos “derechos humanos”, cuando califica por ejemplo al Sha de Persia de déspota y de asesino. Todo lo denunciaba Dª Emilia con rotundidad y con claridad de conceptos… En sus viajes hace una intensa vida social por una pintoresca España que recorre incansablemente. Por ejemplo, su visita a las famosas Cuevas de Altamira, sin entregarse del todo a la autenticidad de las pinturas, debido a las reservas existentes por el momento. A ella le parecen auténticas, “aunque demasiado bien hechas para la fecha que se atribuye”. Dª Emilia, que residía en Madrid y pasaba largas temporadas en Galicia, en el pazo familiar de Meirás, fue durante toda su vida una viajera incansable. En 1.870, su padre, destacado prócer gallego, al considerar que peligraba su seguridad a causa de su actividad política, se marchó al extranjero con su familia (incluida Emilia y su marido, recién casados) y viajaron por Francia, Inglaterra e Italia. Así pudo conocer y frecuentar nuestra escritora a Zola y el naturalismo del que el autor francés es máximo representante… En el año 1.908, Dª Emilia consigue cambiar su título pontificio de Condesa de Pardo Bazán por un título de Castilla, lo que le permitirá firmar como tal. Ella lo comunicó personalmente a sus lectores, osadía que sus envidiosos amigos masculinos le reprocharon duramente. También le reprocharon el que aceptara el nombramiento de “catedrático”, como se decía cuando el vocabulario sólo reconocía el femenino de determinadas profesiones para denominar a la esposa de quien las ejercía (por ejemplo, la regenta).
También fueron ellos quienes se opusieron encarnizadamente a que fuera nombrada académica de la lengua. Incluso reconociendo sus méritos, apoyaron a un inepto, prefiriendo su mediocridad a tener entre ellos a un testigo femenino. Dª Emilia se muestra, de forma rotunda y casi ofensiva para sus adversarios, como una mujer segura de sí misma, curiosa, inquieta, extrovertida, inteligente y… obesa, de una obesidad desagradable como comentaba el mismo Baroja. Benito Pérez Galdós, además de su amante, fue uno de sus mejores amigos y admirador hasta el día de su muerte. También tuvo un affaire amoroso con Blasco Ibáñez… Muchos la halagaban, aunque a sus espaldas la pusieran a caldo. Entre ellos destaca de manera especial Marcelino Menéndez Pelayo y, en menor medida, su gran amigo Juan Valera. Dª Emilia destacó en el conocimiento y difusión de la literatura francesa, en particular a través de su famoso ensayo “La cuestión palpitante”, sobre Zola y el naturalismo, por el que su marido le puso en la alternativa de decidir entre él y su obra, con el resultado que todos conocemos. En este libro, en el que la joven escritora teoriza sobre el naturalismo en literatura, se habla por primera vez de un naturalismo a la española, del que ella y otros autores serían los principales exponentes. Juan Valera clasifica a Dª Emilia Emilia entre los escritores más importantes del momento: Pérez Galdós, Pereda, Palacio Valdés, Leopoldo Alas etc... Los tres grandes temas de la novela realista y naturalista de la época eran el adulterio, el incesto y los amores imposibles entre un clérigo y una dama, y los tres están desarrollados en “Los Pazos de Ulloa” y “La madre naturaleza”. Clarín y Emilia Pardo Bazán forman parte, por tanto, de una larga lista en la que se codean con Tolstoi, Balzac, Zola y Flaubert. Dª Emilia pudo tener de joven tentaciones carlistas (nació durante el reinado de Isabel II y su vida abarcó hasta el reinado de Alfonso XIII), pero en su madurez fue una reconocida liberal. Gran parte de este cambio fue debido a su trato con D. Francisco Giner de los Ríos, su primer mentor intelectual.
Uno de sus grandes aciertos es la excelente descripción de las tres clases de nobleza rural gallega: la clasista, la institucional (los notarios y los curas) y la feudal (ésta última encarnada en el Marqués de Ulloa), personaje ignorante al que presenta como un acabado ejemplo de la nobleza gallega degenerada y embrutecida, que ni siquiera es realmente marqués, sino un segundón que heredó la casa solariega. Uno de los grandes logros de esta escritora es la descripción del paisaje gallego, con un conocimiento de la botánica y de las costumbres rurales muy superior al de sus contemporáneos…
LOS PAZOS DE ULLOA (EMILIA PARDO BAZÁN) PERSONAJES PRINCIPALES – Julián Álvarez, joven sacerdote enviado a Los Pazos como capellán. No conoce nada de la vida, salvo lo que ha leído en los libros religiosos. – D. Pedro Moscoso, Marqués de Ulloa. Hombre rudo, bruto y derrochador. Dedicado a la caza, deja la administración de su hacienda en manos de su criado. – Nucha (apodo de Marcelina), mujer legítima del marqués. A lo largo de la novela se nos narrará su desmoronamiento físico y anímico, embargada por sentimientos de temor y de tristeza. – Primitivo, administrador y verdadero amo de Los Pazos. “No es mayordomo. Es peor que si lo fuese, porque manda en todos, incluso en mí”… – Sabel, hija de Primitivo y barragana de D. Pedro. Joven ignorante, pero de cuerpo esbelto. Es dueña de los fogones y ejerce de ama. Tiene un hijo bastardo de sus relaciones con el marqués. – Perucho, hijo ilegítimo de Sabel y del marqués. Su inocencia le lleva a desencadenar la tragedia.
PERSONAJES SECUNDARIOS – D. Eugenio, párroco de Naya y amigo de Julián; el arcipreste de Loiro; el abad de Ulloa; el abad de Boán. – D. Manuel Pardo, padre de Nucha y tío del marqués. Al ver a su sobrino no piensa en otra cosa que en casarle con una de sus hijas. – Rita, Manolita y Carmen, hijas de D. Manuel y hermanas de Nucha. Rita, la más guapa, piensa que su primo va a elegirla a ella. – Máximo Juncal, médico de la familia. – Barbacana y Trampeta, caciques del lugar (de los bandos conservador y liberal respectivamente).
– María, la sabia: bruja, hechicera y echadora de cartas. – Grupo de comadres, que comen y beben en la cocina del Pazo, con el consentimiento de Primitivo. – El tuerto de Castrodorna, asesino a sueldo que contrata Barbacana para matar a Primitivo. Etc… En la solapa del libro podemos leer el entrecomillado siguiente: “Los Pazos de Ulloa nos habla de un recóndito paraje de la Galicia de 1.880, donde la religión y las pasiones son la pauta que marcan la vida cotidiana de los personajes. La llegada de Julián, un cura de sensible pureza, tendrá imprevisibles consecuencias. Su simpática figura llega a pasar desde la inocencia de la juventud a la desencantada madurez. El Marqués de Ulloa, rudo y pasional, se ve obligado a contraer matrimonio con su prima Nucha, señorita de ciudad para quien el ambiente de Los Pazos es una auténtica pesadilla. Sabel, la criada de perversa belleza que ha dado un hijo bastardo al marqués, es la figura opuesta de Nucha”…
ARGUMENTO El Marqués de Ulloa (aristócrata de pasiones primitivas, sin ninguna formación) vive en Los Pazos, en una vida totalmente rústica, como dueño absoluto de todo lo que le circunda. Dedicado a sus continuas cacerías, tiene completamente abandonada su casa y su hacienda, dejando ambas en manos de Primitivo, el cual llega a dominarle totalmente, no dándole cuenta ni de los gastos ni de los ingresos. El marqués, soltero empedernido, hace vida amorosa con Sabel, hija de Primitivo, con quien tiene un hijo ilegítimo, de nombre Perucho. Sabel es quien hace y deshace en la casa, como dueña y señora, durmiendo con el marqués cuando a éste le place, con el consentimiento tácito de su padre… La novela comienza con la llegada a Los Pazos de D. Julián, joven sacerdote con la única misión de ser capellán de la mansión, convirtiéndose en el protagonista de la acción, junto con Nucha (Dª Marcelina), futura mujer del marqués.
Julián descubre poco a poco que D. Pedro Moscoso, Marqués de Ulloa, está dominado por Primitivo y que Sabel es la barragana con la cual ha tenido un hijo. Llevado por sus convicciones religiosas llega a convencerlo para que se case con su prima Nucha, educada en el ambiente urbano de Santiago de Compostela. La joven esposa, víctima de la brutalidad y de la vida depravada de su marido, va descubriendo poco a poco las relaciones de éste con Sabel, viviendo desde entonces en completa soledad y abatimiento hasta su muerte… Sólo es amparada con el nacimiento de su hija y con las visitas diarias de Julián a su alcoba, encontrando consuelo en sus pláticas diarias con las que el bueno del capellán quiere ayudarle en su dura prueba. Uno de los caciques del lugar, junto con el clero, presentan al marqués como candidato a las elecciones, las cuales pierden debido a las malas artes de sus contrincantes y a la doblez de Primitivo, que es asesinado en venganza. El capellán tendrá que abandonar Los Pazos, acusado por el marqués de hacer vida amorosa con su mujer…Llamado por el obispo, que le pregunta sobre las habladurías en torno a su relación con Nucha, es desterrado a un alejado rincón de Galicia. Vuelto a Los Pazos, como prior de Ulloa, después de diez años, visita la tumba de Nucha (muerta de tristeza), finalizando así la novela: “Allí descansaba Nucha, la señorita Marcelina, la santa, la víctima, la virgen siempre cándida y celeste. Allí estaba, sola, abandonada, vendida, ultrajada, calumniada, con el rostro marchito por la enfermedad, el terror y el dolor. Julián cayó de hinojos sobre la tumba, abrió los brazos y besó ardientemente la pared del nicho, sollozando como un niño, frotando las mejillas contra la fría superficie, clavando las uñas en la cal, hasta arrancarla”. “En ese momento oyó risas y jarana alegre, impropia del lugar y de la ocasión. Se volvió y se incorporó confuso. Tenía delante una pareja hechicera, iluminada por el sol que ya ascendía aproximándose a la mitad del cielo.
El muchacho (Perucho) era el más guapo adolescente que puede soñar la fantasía. Y si de chiquitín se parecía al amor antiguo, la prolongación de líneas que distinguen a la pubertad de la infancia le daba ahora semejanza notable con los arcángeles y ángeles viajeros de los grabados bíblicos, que unen a la lindeza femenina y a los rizados bucles asomos de graciosa severidad varonil. En cuanto a la niña (la hija de Nucha), espigadita para sus once años, hería el corazón de Julián por el sorprendente parecido con su pobre madre en la misma edad: idénticas largas trenzas negras, idéntico rostro pálido, pero de ojos más luminosos y mirada más firme. ¡Vaya si conocía Julián a la pareja! ¡Cuántas veces los había tenido en su regazo!... Sólo una circunstancia le hizo dudar de si aquellos dos muchachos encantadores eran en realidad el bastardo y la heredera legítima de Moscoso. Mientras el hijo de Sabel vestía ropa de buen paño, de hechura como entre aldeano acomodado y señorito, la hija de Nucha, cubierta con un traje de percal, asaz viejo, llevaba los zapatos tan rotos, que podría decirse que iba descalza”…
NOTAS – La autora llega a describirnos magistralmente dos espíritus, dos almas, que viven juntas en unas especialísimas circunstancias: la de Nucha, que sufre en silencio en un lugar hostil, con la sola comprensión del capellán. Y la de Julián, inocente clérigo que se encuentra de sopetón ante una realidad que le coge desprevenido y ante la que difícilmente llega a reaccionar. – Los esquemas morales y religiosos del capellán, adquiridos en el Seminario, no casan con la vida de d e Los Pazos, con el marqués, marqués , con Sabel, con Primitivo, y ni siquiera con los sacerdotes de aquellos contornos… – El personaje de Julián, como joven sacerdote, es un tema recurrente en la novela realista del siglo XIX. Casi todos los escritores de la época escribieron argumentos en esta misma línea: así por ejemplo, Juan Valera nos presenta los amores de un joven seminarista en “Pepita Jiménez”, y Leopoldo Alas “Clarín” escribe “La Regenta”,la mejor novela en este sentido, reflejando el sufrimiento interior del magistral. – La relación relación entre Julián y Nucha es de naturaleza espiritual, sin el más más mínimo asomo de sensualidad.
– Emilia Pardo Bazán demuestra en esta buena novela un gran dominio de la técnica narrativa. Podemos estructurarla en cinco partes claramente diferenciadas: . Primera parte: presentación de los personajes (con descripciones internas y externas de los mismos), y revelación del papel que desempeña Sabel en la casa. . Segunda parte: comienza con la marcha del marqués y de Julián a Santiago de Compostela, con D. Pedro decidido a casarse con su prima. Finaliza con la vuelta de éste y de Nucha a Los Pazos. . Tercera parte: se centra en Nucha, ya instalada en Los Pazos. Termina con su larga enfermedad tras el parto de su hija. . Cuarta parte: es la más larga y su centro de atención es la pareja Nucha– Julián. Se inicia con los soliloquios del capellán que piensa abandonar Los Pazos y finaliza con la trágica muerte de Primitivo. . Quinta parte: el centro de atención es nuevamente Julián. Se nos cuenta su expulsión de Los Pazos y su regreso a éstos después de diez años de destierro…
LA MADRE NATURALEZA (EMILIA PARDO BAZÁN) “La madre naturaleza” es continuación de “Los Pazos de Ulloa”. Los protagonistas son Perucho y Manolita, hijos del Marqués de Ulloa (el primero tenido en sus relaciones amorosas con Sabel, y la segunda con Nucha, su mujer legítima). Ambos hermanos conviven en Los Pazos sin conocer su parentesco, viviendo en primer lugar como amigos y después como enamorados. El hermano menor de Nucha, Gabriel, interfiere estas relaciones llegando a Los Pazos y requiriendo a su sobrina para que se case con él. Para conseguir su propósito (pensando que así favorecía a su sobrina, al alejarla de un ambiente hostil en el que ella se encontraba como pez en el agua) llega a descubrir a Perucho la verdad de su situación: él y Manolita son hermanos… Perucho se va al conocer la noticia y su novia–hermana, enferma y enloquece… Buena novela que se lee de un tirón, con facilidad y deleite. Las descripciones y preámbulos de los diálogos son admirables.
Otros personajes: – Máximo Juncal, el médico. – D. Julián, el cura. – Sabel, madre de Perucho. – “El gallo”, marido de Sabel etc…
SOTILEZA (JOSÉ MARÍA DE PEREDA) A finales del siglo XIX, José María de Pereda disfrutaba de fama de buen escritor. Una revista barcelonesa de aquel entonces hizo una encuesta entre sus suscriptores, y fue Pereda el que consiguió más votos, seguido de Pérez Galdós. La obra de Pereda gozó de un máximo prestigio, junto con la del autor de “Los episodios nacionales”. La ciudad de Santander ocupa gran importancia en la vida de Pereda. La evocación de su infancia y de los recuerdos de la misma (probablemente los más felices de su memoria), vividos en Santander, están contemplados en su obra maestra: “Sotileza”. En esta novela, especialmente en sus capítulos iniciales, Pereda recoge episodios y recuerdos de su infancia en la que compartió juegos y aventuras con los golfillos de la clase marinera y pescadora. En “Sotileza”, como en otras novelas de Pereda, éste se nos muestra como un maestro en la observación y en la descripción. Son descripciones concisas y seguras, que reducen el personajes a sus rasgos más evidentes. Los retratos de Muergo, Morejón o el Pae Apolinar son ejemplos admirables de ello… Pereda nos muestra la belleza de una tierra de la que estaba enamorado, dedicando muchas páginas de su novela (tal vez demasiadas) a tal menester… “Sotileza”, gran novela de la que el lector guardará siempre un buen recuerdo. Con el sólo nombre de los personajes se evoca el contenido de la misma…
Personajes principales – Pae Apolinar. – Sotileza. – Muergo. – Andrés. – Tío Mocejón. – Tía Sidora. – Cleto. – La Sargüeta y Carpia, su hija. – Tío Mechelín. Mechelín. ¡Uva!... y D. Venancio Liencres…
PEÑAS ARRIBA (JOSÉ MARÍA DE PEREDA) “Peñas arriba” es, sin lugar a dudas, el testamento literario de José María de Pereda. En esta magnífica novela está recogido el compendio de sus ideas sociales y su concepción religiosa de la existencia. “Peñas arriba” es la síntesis de los presupuestos que vertebran ideológicamente la obra de Pereda y que, muy sumariamente, pueden reducirse a estos dos lemas: – “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”. – “El patriarcalismo, como sistema idóneo de organización social y política de la vida rural”. Ambos axiomas aparecen en la novela, unidos indisolublemente: Marcelo (el protagonista y narrador) preferirá la aldea a la corte, y aceptará ser el patriarca sucesor de su tío, no sólo por presiones sentimentales o convicciones ideológicas, sino por la seducción que sobre él ejerció el mismo mundo de Tablanca. Muchos han criticado a Pereda de actitud costumbrista tendenciosa: sermones que interrumpen el relato cuando menos falta hace, apriorismo ideológico que falsea el comportamiento de algunos a lgunos personajes o mediatiza la solución de los conflictos, el pintoresquismo idílico tan alejado de la realidad en su pintura de la sociedad rural de la región etc…. Sin tener en cuenta estas críticas, la novela es de las que se coge y no se suelta, a pesar de las abundantes descripciones y la falta de diálogo… El afán de Pereda por mostrar las bellezas de una tierra de la que estaba enamorado le hacen dedicar demasiadas páginas de la novela a este menester… En la travesía de los puertos (por ejemplo), que describe con gran maestría, el personaje llega a diluirse, terminando por perderse en un decorado impresionante… Lo que sí es cierto es que “Peñas arriba”, junto con “Sotileza”, son la cima de la narrativa perediana, y que tienen merecida su popularidad y su renombre…
Fragmentos sueltos ·”Recibí la carta en la que mi tío Celso me llamaba a su lado”. “Allá, la llanura abierta, los campos amenos, el sol radiante, los frutos, las flores, el idilio de la vida. Aquí, la bruma salvaje, la lobreguez de los abismos, el silencio mortal de los páramos, la inclemencia de la soledad; allí, el hombre, rey y señor de la tierra fértil; aquí, siervo infeliz”… “La capital que usted quiera, ¿pasa de ser una jaula más o menos grande, mejor o peor fabricada, en la cual viven los hombres amontonados, sin espacio en qué moverse ni aire puro que respirar?” “Jamás había visto yo porción tan grande del mundo a mis pies, ni me había hallado tan cerca de mi creador, ni la contemplación de su obra me había causado tan hondas y placenteras impresiones”.
Personajes principales – Marcelo. – El tío Celso. – Chisco. – Pito Salces. – Neluco Celis. – Don Pedro Nolasco. – Su hija Mari Pepa. – Su nieta Lituca. – El párroco Don Sabas. – Facia, la mujer gris. – Su hija Tona. Son de destacar el capítulo 20 (la caza del oso) y el capítulo 22 (búsqueda de Pepazos en la nieve)… La novela finaliza así: “¿A qué más puedo aspirar yo, transformado de cortesano insensible y descuidado, en hombre activo, diligente y útil? Con una compañera como la que ha hecho tan estupendo milagro, ¿qué mejor nido que este vallecito abrigado y recóndito en que tan cercanos se ven, se sienten y se admiran los prodigios de la naturaleza, y la inmensidad, la omnipotencia y la misericordia de su Creador?”…
LA TÍA TULA (MIGUEL DE UNAMUNO) “La tía Tula”, sin duda, la más popular de las novelas de Miguel de Unamuno, es, según su autor, “la historia de una joven que, rechazando novios, se queda soltera para cuidar a unos sobrinos, hijos de una hermana que se le muere”. Tula vive con su cuñado Ramiro, a quien rechaza para marido, pues no quiere manchar con el débito conyugal el recinto en que respiran aire de castidad sus “hijos”. Satisfecho el instinto de maternidad, ¿para qué perder su virginidad? Es virgen madre… Tula, que encarna la concepción tradicional de la familia y de la mujer y que es, a la vez, víctima de ella, ejemplifica una figura típica de Unamuno dividida en mil contradicciones…
Algunos fragmentos “Mira, Tula, yo me muero sin remedio. Ahí te dejo mis hijos, pedazos de mi corazón, y ahí te dejo a Ramiro, que es como otro hijo. Créeme que es otro niño, un niño grande y antojadizo, an tojadizo, pero bueno, más bueno que el pan. No me ha dado ni un solo disgusto. Ahí te los dejo, Tula”… “Mis hijos, los míos, los pedazos de mi corazón, no tendrán madrastra. Y como Ramiro volverá a pensar en casarse, tú serás su mujer, Tula”… “Tula tomó a su sobrinillo, que no hacía sino gemir, encérrose con él en su cuarto y sacando uno de sus pechos secos, uno de sus pechos de doncella, que arrebolado todo él le retemblaba como con fiebre, puso el botón de ese pecho en la flor sonrosada pálida de la boca del pequeñuelo. Y éste gemía más estrujando entre sus pálidos labios el conmovido pezón seco”. “Gertrudis, la tía Tula, decidió llevar su congoja al padre Álvarez, su confesor. Y le contó la declaración y proposición de Ramiro, y hasta lo que les había dicho a los niños de que no le llamasen a ella todavía madre, y las razones que tenía para mantener la pureza de aquel hogar y cómo no quería entregarse a hombre alguno, sino reservarse para mejor consagrarse a los hijos de su hermana Rosa”…
SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR (MIGUEL DE UNAMUNO) La importancia de esta novela fue reconocida muy pronto. En el prologuillo de la misma, es el propio Unamuno quien dice: “Esta novelita ha de ser una de mis obras más leídas y gustadas en adelante, como una de las más características de mi producción novelesca”. Y agregaba: “Y quien dice novelesca, dice filosófica y teológica. Y así pienso yo, que tengo la conciencia de haber puesto en ella todo mi sentimiento trágico de la vida cotidiana”. La fama y la estimación hacia esta obra de Unamuno no ha hecho sino crecer y confirmarse con el paso del tiempo. Obra de madurez y de síntesis, resume y expresa efectivamente, con una sobriedad definitiva, su sentimiento trágico de la vida cotidiana. Y no es aventurado decir que para él la vida cotidiana significaba el nivel más hondo de la existencia humana. A la hora de elegir una obra de Unamuno que fuese la mejor y más representativa, el “San Manuel” aparece en primer término, Novela que es a un tiempo filosofía y teología, según él escribe, y además (como toda su obra) autobiografía imaginaria y fiel de sus más íntimas congojas y esperanzas…
Argumento Ángela Carballino escribe la historia de don Manuel Bueno, párroco de su pueblecito, Valverde de Lucerna. Múltiples hechos lo demuestran como “un santo vivo, de carne y hueso”, un dechado de amor a los hombres, especialmente a los más desgraciados, entregado a “consolar a los amargados y atediados, y ayudar a todos a bien morir”. Sin embargo, algunos indicios hacen adivinar a Ángela que algo tortura a don Manuel interiormente. Su actividad desbordante parece encubrir “una infinita y eterna tristeza que, con heroica santidad, recataba a los ojos y a los oídos de los demás”. Un día, vuelve al pueblecito Lázaro, el hermano de Ángela. De ideas progresistas y anticlericales, comienza por sentir hacia don Manuel una animadversión que no tardará en trocarse en la admiración más ferviente, al comprobar el vivir abnegado del sacerdote.
Es precisamente a Lázaro a quien don Manuel confiará su terrible secreto: no tiene fe, no puede creer en Dios, ni en la resurrección de la carne, pese a su vivísimo anhelo de creer en la eternidad. Y si finge creer ante sus fieles, es para mantener en ellos la paz que da la creencia en otra vida, esa esperanza consoladora de la que él carece. Lázaro, que confía el secreto a Ángela, abandona sus anhelos progresistas y, fingiendo convertirse, colabora en la misión del párroco. Así pasará el tiempo hasta que muere Don Manuel, sin recobrar la fe, pero considerado un santo por parte de todos, y sin que nadie, fuera de Lázaro y de Ángela, haya penetrado en su íntima tortura. Más tarde morirá Lázaro, quedando Ángela interrogándose acerca de la existencia en la otra vida y en la salvación de los seres queridos… La novela de Unamuno gira, por tanto, en torno a dos grandes obsesiones del autor: la inmortalidad y la fe, decantándose claramente por la felicidad ilusoria del hombre hacia el más allá… Don Manuel quiere hacer felices a sus feligreses, haciendo que qu e se sueñen inmortales. Sólo las religiones “consuelan de haber tenido que nacer para morir”… Por otra parte, “San Manuel” es también la novela de la abnegación y del amor al prójimo. Paradoja muy propia de Unamuno: precisamente un hombre sin fe ni esperanza es quien se convierte en ejemplo de caridad..
Algunos fragmentos sueltos “Nuestro santo era alto, delgado, erguido, y había en sus ojos toda la hondura azul de nuestro lago. Se llevaba las miradas de todos, y tras ellas los corazones, y él, al mirarnos, parecía, traspasando la carne como un cristal, mirarnos al corazón. Todos le queríamos. Empezaba el pueblo a olerle la santidad; se sentía lleno y embriagado de su aroma”. “Jamás en sus sermones se ponía a declarar contra impíos, masones, liberales o herejes. ¿Para qué, si no los había en la aldea? Ni menos contra la mala prensa. En cambio, uno de los más frecuentes temas de sus sermones era contra la mala lengua. Porque él lo disculpaba todo y a todos disculpaba. No quería creer en la mala intención de nadie”. “Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerlos felices, para hacerles que se sueñen inmortales. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido y con la verdad”.
“Su vida era arreglar matrimonios desavenidos, reducir a sus padres hijos indómitos o reducir los padres a sus hijos y, sobre todo, consolar a los amargados y atediados y ayudar a todos a bien morir”. “Era tal la acción de su presencia, de sus miradas y sobre todo la dulcísima autoridad de sus palabras y su voz (¡qué milagro de voz!), que consiguió curaciones sorprendentes. Con lo que creció su fama, que atraía a nuestro lago y a él a todos los enfermos del contorno”. “Para todos mostraba el mismo afecto, y si a algunos distinguía más era a los más desgraciados y a los que aparecían como más díscolos. Y como hubiera en el pueblo un pobre idiota de nacimiento, Blasillo el bobo, a éste es a quien más acariciaba, y hasta llegó a enseñarle cosas que parecía milagro que las hubiese podido aprender. Y es que el pequeño rescoldo de inteligencia que aún quedaba en el bobo se le encendía en imitar a su don Manuel”. “Su maravilla era la voz, una voz divina que hacía llorar. Cuando, al oficiar en misa mayor o solemne, entonaba el prefacio estremecíase la iglesia, y todos los que le oían sentíanse conmovidos en sus entrañas”. “Su acción sobre las gentes era tal, que nadie se atrevía a mentir ante él, y todos, sin tener que ir al confesonario, se le confesaban”. “En el pueblo todos acudían a misa, aunque sólo fuese para oírle y verle en el altar, donde parecía transfigurarse, encendiéndosele el rostro”. “Pero, ¿cree usted en la otra vida?, ¿cree que al morir no nos morimos del todo?, ¿cree que volveremos a vernos, a querernos en otro mundo venidero?, ¿cree en la otra vida?” “Cuidad de estas pobres ovejas, que se consuelen de vivir, que crean lo que yo no he podido creer”. “Que no le vea la cara a Dios este nuestro pueblo mientras viva, que después de muerto ya no hay cuidado, pues no verá nada”… “Porque hay dos clases de hombres peligrosos y nocivos: los que convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como inquisidores que son, a los demás, para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la otra; y los que no creen más que en ésta”…
“¿Seré yo, Ángela Carballino, la única persona que en esta aldea se ve acometida de estos pensamientos extraños para los demás? ¿Y los otros, los que me rodean, creen? ¿Qué es eso de creer? Por lo menos viven. Y ahora creen en San Manuel Bueno, mártir, que sin esperar la inmortalidad los mantuvo en la esperanza de ella”…
LA BUSCA (PÍO BAROJA) En la sórdida casa de huéspedes de doña Casiana trabaja Petra como criada: “mujer flaca, macilenta, de pecho hundido, manos grandes y rojas, y pelo gris”. Petra es viuda y tiene cuatro hijos: dos mujeres, sirvientas como ella, y dos varones, que viven viven en un pueblecito pueblecito de Soria con unos tíos maternos. maternos. El mayor de ellos, Manuel, “revoltoso y díscolo”, es enviado a Madrid por su tío “porque en el pueblo pierde el tiempo”, y su madre lo coloca en la pensión de doña Casiana como mensajero y para servir la mesa. Pero a causa de un violento altercado con uno de los huéspedes que lo insulta y golpea sin razón, el muchacho reacciona enfurecido y se queda sin trabajo. Su madre le consigue otro empleo con un zapatero remendón, el señor Ignacio, y por un tiempo Manuel lo ayuda en su singular tarea de “regenerar el calzado”. En compañía de Leandro, hijo mayor de don Ignacio, va conociendo los barrios bajos de Madrid y sus gentes: el Bizco y su cuadrilla, la Corrala del tío Rilo, la Muerte, la taberna de la Blasa, el Tabuenca, el Lechuguino, el Valencia… Como Milagros, la novia de Leandro, prefirió p refirió al Lechuguino, el amante despechado la mata y luego se suicida. Por este escándalo, don Ignacio se ve obligado a cerrar su taller. Como Manuel queda otra vez sin trabajo, emprende una serie de andanzas sucesivas desempeñando varias ocupaciones: se coloca como mozo en la panadería del tío Patas, como ayudante de tabernero en una tahona y luego hace vida de golfo durante un tiempo. Eso da oportunidad para que, de nuevo, el autor nos presente la vida del submundo madrileño (sórdida, corrupta, amoral) donde se ve la promiscuidad del cincuentón tío Patas, casado en segundas nupcias con una joven de 20 años, que consiente en las relaciones de su hijo con la madrastra, y luego se aviene a amancebarse con su cuñada, oportunidad propiciada por su misma mujer. “Los cuatro se avenían admirablemente”.
“La busca” describe una vida lastimosa donde pululan borrachos, hampones, busconas, mendigos (personajes como Karl, el alemán; la Salomé, el Expósito, el Cojo y su cueva, Dolores la Escandalosa, las cuatro vestales del arroyo). y el hilo conductor de todos es la figura de Manuel. La pintura de todos ellos está hecha gracias a la observación, el detallismo y las curiosas pinceladas de Pío Baroja. Más adelante, Manuel entra como criado de un trapero, el señor Custodio, de cuya hija Justa se enamora. Ella lo provoca con la intención de reírse de él, pues al mismo tiempo mantiene relaciones con el chulo y petulante “Carnicería”, “demasiado estirado y señorito para casarse con la hija de un trapero”. Torturado por los celos y tras cierta violencia suscitada entre él y la gente del Carnicería, Manuel abandona a su nuevo patrón “aunque se muriera de hambre”, y una vez más se encuentra en la calle. Deambula en medio de la noche entre busconas, chulos y celestinas, hasta que amanece y “el Madrid trabajador y honrado se prepara para su ruda faena diaria”. Esto le hace pensar largamente. El relato finaliza así: “Comprendía que la existencia de noctámbulos y trabajadores son vidas paralelas que no llegaban ni un momento a encontrarse. Para los unos, el placer, el vicio, la noche; para los otros, el trabajo, la fatiga, el sol. Y pensaba también que él debía ser de éstos, de los que trabajan al sol, no de los que buscan el placer en la sombra”. Junto con “Mala hierba” y “Aurora roja”, esta novela de Pío Baroja constituye la primera parte de la trilogía “la lucha por la vida”, la cual señala el momento cumbre de la narrativa del autor. Los personajes se continúan de una a otra novela subrayando la unidad temática de las tres, así como el suburbio madrileño y los seres singulares que lo habitan, descritos en toda su crudeza. “La busca” es un admirable estudio psicológico en torno a Manuel, especie de moderno pícaro. Joven de muchos amos que, contra su voluntad, llega a mezclarse con el lumpen de la gran ciudad. También quedan analizados una serie de inolvidables personajes de los bajos fondos madrileños. La visión del autor es fría, descarnada, sintética, realista y objetiva. Con un lenguaje natural y un estilo directo, Pío Baroja logra describirnos un mundo sin caridad y la crueldad de una vida totalmente hostil…
Ya en el prólogo de la obra nos advierte el autor del plan que piensa seguir: “Comenzaré por los golfos y seguiré hacia arriba, pasando por el obrero, el pequeño comerciante, el gran comerciante, el trepador, hasta llegar al aristócrata”…
Fragmentos sueltos “Petra acababa de recibir una carta que la llenó de preocupaciones. Su cuñado le escribía que a Manuel, el mayor de sus hijos, lo enviaban a Madrid. No le daba explicaciones claras del porqué de aquella determinación; decía únicamente la carta que allí, en el pueblo, el chico perdía el tiempo, y que lo mejor era que fuese a Madrid a aprender un oficio”. “Todos los huéspedes de la pensión se pusieron en contra de Manuel. El comisionista se marchó a su cuarto, llamó a la patrona y le dijo que no permanecería un momento en la casa mientras estuviera allí el hijo de la Petra”. “El señor Ignacio y los tres muchachos se sentaron. Su trabajo consistía en desarmar y deshacer botas y zapatos viejos, que en grandes fardos, atados de mala manera, se veían por el almacén por todas partes”. “Era la Corrala un mundo en pequeño, agitado y febril, que bullía como una gusanera. Allí se trabajaba, se holgaba, se bebía, se ayunaba, se moría de hambre; allí se construían muebles, se falsificaban antigüedades, se zurcían bordados antiguos, se fabricaban buñuelos, se componían porcelanas rotas, se concertaban robos, se prostituían mujeres”. “Se acercaron los dos a la verja de La Doctrina, cónclave y conciliábulo de mendigos. Las mujeres ocupaban casi todo el patio; en un extremo, cerca de una capilla, se amontonaban los hombres; no se veían más que caras hinchadas, de estúpida apariencia, narices inflamadas y bocas torcidas; viejas gordas y pesadas como ballenas, melancólicas; viejezuelas esqueléticas de boca hundida y nariz de ave rapaz. Y mendigos vergonzantes con la barba verrugosa, llena de pelos, y la mirada entre irónica y huraña; mujeres jóvenes, flacas y extenuadas, desmelenadas y negras; y todas, viejas y jóvenes, envueltas en trajes raídos, remendados, zurcidos, vueltos a remendar hasta no dejar una pulgada sin un remiendo. Los mantones, verdes, de color de aceituna, alternaban con los refajos de bayeta, amarillos y rojos, de las campesinas”…
LA VENTA DE MIRAMBEL (PÍO BAROJA) Da comienzo la narración con un prólogo que el autor atribuye a Pedro Leguía, el cual explica que estaba con Avinareta en los baños de Trillo, para curarse de artritis. Allí se hace amigo de un tal señor Montpesar, que le habla de sus andanzas por el Maestrazgo coincidiendo con los últimos acontecimientos de la Guerra Carlista. La acción se centra en Mirambel, de acuerdo con el título, después de la caída de Morella y a base de la historia del señor Montpesar. El resto del libro está compuesto de vivas descripciones del paisaje y de la vida del pueblo, con anécdotas de la guerra, leyendas, crímenes y venganzas, que le prestan un gran atractivo. Hacia el final, el ambiente se traslada a Tolosa, donde encontramos de nuevo a Avinareta, intrigando y actuando en los medios carlistas para, con mentiras mezcladas con verdades, enredar a todos, sembrar el miedo y la confusión entre los partidarios de don Carlos y acelerar el fin de la guerra. El autor nos hace asistir a la entrada de Cabrera en Berga, pero el Tigre llega ya enfermo, sin deseos de lucha, convencido de que la contienda toca a su fin, de que la causa de don Carlos está perdida. En efecto, Cabrera, con algunos de sus hombres, pasa a Francia. La obra pertenece a una serie de veintidós títulos que abarca uno de los periodos más agitados de la historia de España: Guerra de la Independencia, la España de Carlos IV, José Bonaparte, Fernando VII y su hija Isabel II etc…
Fragmentos sueltos “La vida monástica para la persona sin vocación tiene que ser un suplicio y una triste comedia en la que se representa un papel sin entusiasmo y sin ganas. La mujer o el hombre encerrado en el convento es un pobre histrión que se sacrifica por hacer algo que parezca bien. ¡Qué triste y siniestra comedia la del claustro! Sobre todo, ¡qué horrible para la mujer!
La ficción de la caridad y de la bondad con el corazón ulcerado por el rencor y la envidia, la histeria disfrazada de misticismo, las galerías siniestras a la luz del crepúsculo, los pasos de las monjas que salen de las celdas a reunirse y a repetir unas palabras sin sentido, la campana que llama en la oscuridad, la lámpara mortecina que se balancea en el coro y los rezos de las Completas hechos en las tinieblas y sin luz”. (La vida en el convento de Mirambel). “Era evidente que la ocupación carlista dio vida a Mirambel durante algún tiempo. La Junta gubernativa atraía mucha gente al pueblo; la fábrica de pólvora y fusiles proporcionaba dinero, y éste corría en abundancia por tiendas y tabernas”. “En general, todos los robos de cosas de iglesia se atribuían a los liberales. Así se decía en Morella que los tesoros artísticos de la arciprestal habían sido arramblados por el general de los constitucionales, Fernández Bazán, y después por Espartero”. “Aplastar, machacar, no dejar respirar a nadie, meter en la cárcel a medio pueblo, fusilar a diestro y siniestro. Ésta era la política preconizada por don Cayo. Nada de contemplaciones. A todo el que no volviera al pueblo, había que quitarle las fincas y vendérselas. La lenidad, la blandura, era lo peor”. “Ya Cabrera había pasado el Ebro y la comarca toda se hallaba ocupada por los liberales. En Morella estaban los cristinos y andaban las patrullas por el campo fusilando al que cogían con las armas en la mano”…
LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS (PÍO BAROJA) En el año 1.906 se publicó por primera vez esta entretenida novela de Pío Baroja, segunda de la trilogía titulada “El pasado”. París es el principal escenario de la acción, un París de contrastes: sórdido, miserable a veces, de conspiraciones de salón otras, en el marco de los azarosos días que precedieron al estallido de la Comuna. Comuna. Pero el principal aliciente de la novela es la variedad y acusada fisonomía de sus diversos personajes. La presencia del español don Fausto en la gran urbe francesa da origen a un desfile de pintorescos tipos parisienses, bohemios de café y de buhardilla, mediante los cuales la imaginación exuberante de Baroja halla la ocasión propicia para esparcirse y deleitar a los lectores…
JUAN VAN HALEN, EL OFICIAL AVENTURERO
(PÍO BAROJA)
Finalizada la serie “Memorias de un hombre de acción”, Pio Baroja escribió, en dos volúmenes, las vidas de Aviraneta y de Van Halen, que pueden ser consideradas como un complemento de la obra. (El estudio de la vida de Van Halen nació de la rebusca de documentos y datos históricos hecha por Baroja para sus referidas “Memorias”). El personaje de Juan Van Halen despertó interés en Baroja por el ímpetu y la agitación que presidió su existencia aventurera. No hace un estudio a fondo y el propio autor confiesa que hay muy poco de su cosecha, que la obra está compuesta a base de trozos copiados de aquí y de allá, y sobre todo de pormenores recogidas directamente del biografiado. A pesar de lo anterior, Baroja escribe un relato animado y vivo de las andanzas de aquel extraño personaje, de aquel holandés errante, de perfil heroico, que paseó sus inquietudes por toda Europa, que llegó hasta Rusia y se alistó en el ejército, combatió en el Cáucaso contra las tribus sublevadas, pasó hambre y miseria, y fue condecorado con la cruz de San Jorge. Al regresar a España, echó el ancla definitivamente…
Algunos fragmentos sueltos “Uno de los hombres del siglo XIX, de personalidad muy destacada y pintoresca, fue don Juan Van Halen. Su acción se desarrolló no solamente en su país, sino en el mundo. España, Rusia, América y Bélgica sirvieron de escenario a sus aventuras”. “Van Halen fue uno de tantos militares de apellido extranjero que figuraron en la historia de España de a principios del siglo XIX”. “Perteneció a la sociedad masónica y, complicado en una conspiración en 1.816, fue encerrado en las cárceles de la Inquisición, donde sufrió tormento para que declarase, logrando, al fin, por su sagacidad y la ayuda de Ramona, fugarse”. “Fue un aventurero valeroso, atrevido, decidor, ilustrado, sacando gran partido de sus prendas personales, de su ingenio y de su arrojo. Murió en Cádiz en 1.864, lleno de condecoraciones, de títulos y de cargos de las cuatro naciones a quienes había jurado fidelidad y adhesión, al cobijarse en diferentes ocasiones bajo las banderas de sus ejércitos”.
“Tenía Van Halen en Jaén bastantes amigos, y era un propagandista incansable de la masonería. Pertenecer a una sociedad secreta estaba entonces de moda entre la juventud liberal”. “Don Juan Van Halen, arrestado de Real orden en Jaén, complicado en diferentes tramas subversivas contra el Estado y con especialidad contra los preciosos días de su Majestad, será trasladado al castillo de Marbella. Es la voluntad del rey que Van Halen sea pasado por las armas así que llegue, sin más dilación que la necesaria para hacer sus disposiciones religiosas”. “Desde el momento en que Ramona empezó a dar noticias de la existencia de Van Halen en la cárcel de la Inquisición, entraron todos en correspondencia y se pusieron en movimiento para librarle de las garras del Santo Oficio”. “Al día siguiente de la fuga de Van Halen, encerraron a Ramona en un calabozo, privada de toda comunicación”. “Mientras van Halen marchaba camino de América, en España se iniciaba una reacción furiosa contra los liberales y masones”. “Fernando VII entraba en Madrid, unos días después de la ejecución de Riego, entre las aclamaciones del pueblo, los gritos de Viva el rey absoluto y vivan las caenas”…
LA FERIA DE LOS DISCRETOS (PÍO BAROJA) En esta novela, la primera de la trilogía “El pasado”, pasado ”, Pío Baroja cambia sus escenarios habituales de la tierra vasca, Madrid y París por el de Andalucía. El escritor de de la boina, las tinieblas tinieblas norteñas y los bajos fondos busca un poco de sol. La novela nos relata la historia de Quintín, hombre sin escrúpulos, decidido y resuelto, que sólo aspira a triunfar en el mundo sin importarle los medios. Pero sus ambiciones chocaron, como las de tantos otros, con un obstáculo: una mujer cariñosa y buena de la que se enamoró, quizá por primera vez en su vida, y el hielo se fundió en las llamas del amor…
LAS TRAGEDIAS GROTESCAS (PÍO BAROJA) “Las tragedias grotescas”, publicada por primera vez en 1.907, es la novela final de la trilogía titulada “El pasado”. Con su peculiar amenidad narrativa, Baroja nos ofrece en la misma una visión interesante de la vida parisiense en el siglo XIX. Personajes como don Fausto, Yarza y Pipot (junto con otros, ya familiares a los lectores) discurren a lo largo de la acción, que culmina con los azarosos días de la Comuna descritos a grandes rasgos, pero con la precisión y sobriedad que le han valido a Pío Baroja el merecido puesto de honor que ocupa entre los novelistas contemporáneos…
Fragmentos sueltos “El nuevo pretendiente era un imbécil; el llamado Carlos V, un miserable y un canalla, y el partido carlista, una manada de idiotas, dirigida por curas asesinos y estúpidos frailes, dignos de ser uncidos a una carreta”. “La noticia del destronamiento de Isabel II cogió a don Fausto de sorpresa. Al principio, cuando vinieron las primeras noticias de la sublevación, don Fausto creyó que sería una de tantas; luego, al conocer el resultado de la batalla de Alcolea y el levantamiento general, pensó en trasladarse a Madrid”. “En París, la revolución española había tenido gran resonancia; los republicanos aplaudían a los españoles y se disponían a imitarlos, buscando la ocasión de destronar al emperador”. “Los revolucionarios esperaban que el Gobierno de Bonaparte, sostenido, como todo bajo imperio, por la violencia, la corrupción y el lujo desenfrenado, acabaría por la revuelta popular o por la sublevación de algún militar ambicioso y descontento”. “Todos los gérmenes de descomposición se avivaban y tomaban más virulencia en la sociedad francesa. El Imperio tenía el aire de una institución vieja y muerta. Las canciones republicanas, un momento olvidadas, volvían a tener boga”.
“Por toda Europa, la revolución avanzaba. Mazzini seguía conspirando en Italia; Garibaldi invadía los Estados Pontificios; las doctrinas de Karl Marx se extendían por Alemania; Bakunin agitaba Rusia con sus doctrinas, y la Internacional, desde Londres, seguía haciendo prosélitos”. “Al mismo tiempo que la revolución tomaba incremento, el poder se debilitaba. La ex reina de España se ponía en ridículo pleiteando los alquileres en su hotel de los Campos Elíseos, y se presentaba ante el público con una avaricia que seguramente no tenía, lo que daba lugar a que los periódicos radicales le llamasen Isabel la Llorona, y dijesen de ella que era la más divertida de las reinas destronadas”. “Napoleón, viejo y alicaído, estaba enfermo de la vejiga. Su política fracasaba en todos los terrenos”. “De pronto se oyó un cañonazo; luego, otro. Eran las salvas. Hubo un momento de silencio; después, la Marsellesa, tocada por todas las músicas, estalló potente; el himno revolucionario, terrible y majestuoso, se levantó en el aire en medio de inmensas aclamaciones, y volvió a tronar el cañón entre los gritos y vivas de la multitud entusiasmada”. “París será la nueva Jerusalén, la Roma de la humanidad emancipada. De París correrá por el mundo la revolución social limpiando para siempre el planeta de reyes, de usureros y de curas. ¡Viva la Comuna!”…
LA REGENTA (LEOPOLDO ALAS, “CLARÍN”) Leopoldo Alas, “Clarín”, nos presenta en “La Regenta” a un sacerdote, Fermín de Pas, magistral de la catedral de Vetusta, enamorado de Ana, mujer del regente de la Audiencia. Doña Paula, madre del sacerdote, increpa a su hijo por el escándalo: – “He comido con los Marqueses de Vegallana. Eran los días de Paquito. Se empeñaron…, no hubo remedio. Y no mandé aviso, porque era ridículo, porque allí no tengo confianza para eso… – ¿Quién comió allí? – Cincuenta, ¿qué sé yo? – Basta, Fermo, basta de disimulos – gritó con voz ronca la de los parches. – Has ido a buscar a esa… señora. Has comido a su lado…, has paseado con ella en coche descubierto. Te ha visto toda Vetusta, te has apeado en el Espolón… Ya tenemos otra brigadiera… Parece que necesitas el escándalo, quieres perderme. – ¡Madre!, ¡madre! – ¡Si no hay madre que valga! ¿Te has acordado de tu madre en todo el día? ¿No la has dejado comer sola, o mejor dicho, no comer? ¿Te importó nada que tu madre se asustara, como era natural? ¿Y qué has hecho después hasta las diez de la noche? – ¡Madre, madre, por Dios! Yo no soy un niño. – No. No eres un niño. A ti no te duele que tu madre se consuma de impaciencia, se muera de incertidumbre… La madre es un mueble que sirve para cuidar de la hacienda, como un perro. Tu madre te da su sangre, se arranca los ojos por ti, se condena por ti…, pero tú no eres un niño, y das tu sangre, y los ojos, y la salvación… por una mujerota”...
PEPITA JIMÉNEZ (JUAN VALERA) Juan Valera nace en Cabra (Córdoba), hijo de los Marqueses de Paniega. Siguió la carrera diplomática, ocupando cargos en las principales legaciones de Europa y América (1.827–1.905). Valera fue un polígrafo. Él mismo dice: “Primero fui poeta lírico; luego, periodista; luego, crítico; luego, aspiré a filósofo; luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo y, al cabo, traté de figurar como novelista en el largo catálogo de nuestros autores”… Juan Valera es uno de los creadores de la llamada Novela Psicológica: el estudio de la realidad humana de los personajes (en este caso Pepita Jiménez y el seminarista Luis de Vargas) conduce a un análisis cada vez más completo de sus ideas y de sus sentimientos. Pepita Jiménez”, la primera novela de Valera, es un extraordinario estudio de psicología amorosa. Con sutilísima penetración, nos va mostrando cómo el seminarista Luis de Vargas siente cambiar su fervor místico por el amor humano de Pepita Jiménez, joven y guapa viuda que había de casar con su padre, pero que al final acaba decidiéndose por el hijo. La evolución de los sentimientos del ya próximo presbítero nos la muestra Valera en las interesantísimas cartas que el protagonista escribe a un tío suyo (deán de la catedral), que es a la vez su consejero espiritual. “Apenas hay aquí quien acierte a comprender lo que llaman mi manía de hacerme clérigo, y esta buena gente me dice, con un candor selvático, que debo ahorcar los hábitos, que el ser clérigo está bien para los pobretones; pero que yo, que soy un rico heredero, debo casarme y consolar la vejez de mi padre, dándole media docena de hermosos y robustos nietos”. “Mañana como en casa de la famosa Pepita Jiménez, de quien usted habrá oído hablar, sin duda ninguna. Nadie ignora aquí que mi padre la pretende… No conozco aún a Pepita Jiménez. Todos dicen que es muy linda”. Esta novela de Valera tuvo gran fama, pero fue tachada de estar impregnada de un falso y venenoso misticismo. Valera, según esta crítica, no llegó a entender el verdadero misticismo cristiano.
De ahí que Menéndez Pelayo dijese: “No es Valera muy cristiano en el espíritu de sus novelas. Una de las cuales, la más bella de todas, Pepita Jiménez, aunque pueda interpretarse benignamente, en el sentido de lección contra las falsas vocaciones y el misticismo, a muchos parece un triunfo del naturalismo pecador y pujante sobre la mortificación ascética y el anhelo de lo sobrenatural y celeste” (ésta es la razón tal vez de que su lectura estuviera prohibida en todos los seminarios)… A lo largo de las interesantes cartas escritas dirigidas a su tío vamos contemplando, poco a poco, cómo se va deteriorando la vocación del seminarista. En los siguientes fragmentos podemos apreciar que el amor por Pepita se ha introducido en él sin darse cuenta, ya que la describe como un auténtico enamorado (enamoramiento que le abrirá los ojos y le llevará a renunciar a su carrera sacerdotal, casándose con ella)… “En cuanto a la belleza y donaire corporal de Pepita crea usted que lo he considerado todo con entera limpieza de pensamiento. Y aunque me sea costoso el decirlo, y aunque a usted le duela un poco, le confesaré que si alguna leve mancha ha venido a empeñar el sereno y pulido espejo de mi alma, en que Pepita se reflejaba, ha sido la ruda sospecha de usted, que casi me ha llevado por un instante a que yo mismo sospeche. Pero no. ¿Qué he pensado yo, qué he mirado, qué he celebrado en Pepita, por donde nadie pueda colegir que propendo a sentir por ella algo que no sea amistad y aquella inocente y limpia admiración que inspira una obra de arte, y más si la obra es el artífice soberano, y nada menos que su templo? Por otra parte, querido tío, yo tengo que vivir en el mundo, tengo que tratar a las gentes, tengo que verlas, y no he de arrancarme los ojos. Usted me ha dicho mil veces que me quiere en la vida activa, predicando la ley divina, difundiéndola por el mundo, y no entregado a la vida contemplativa en la soledad y el aislamiento. Ahora bien, si esto es e s así, como lo es, ¿de qué qu é suerte me había yo de gobernar para no reparar en Pepita Jiménez? A no ponerme en ridículo, cerrando en su presencia los ojos, fuerza es que yo vea y note la hermosura de los suyos; lo blanco, sonrosado y limpio de su tez; la igualdad y el nacarado esmalte de sus dientes, que descubre a menudo cuando sonríe; la fresca púrpura de sus labios; la serenidad y tersura de su frente, y otros mil atractivos que Dios ha puesto en ella”…
“Al entrar en su casa, Pepita y yo nos damos la mano, y al dárnosla, me hechiza. Todo mi ser se muda. Penetra hasta mi corazón un fuego devorante, y ya no pienso más que en ella. Tal vez soy yo mismo quien provoca las miradas si tardan en llegar. La miro con insano ahínco, por un estímulo irresistible, y a cada instante creo descubrir en ella nuevas perfecciones”. “Cuando me sustraigo a la fascinación, cuando estoy solo por la noche en mi aposento, quiero mirar con frialdad el estado en que me hallo, y veo abierto a mis pies el precipicio en que voy a sumirme, y siento que me resbalo y que me hundo”. “No logro enmendarme. Lejos de dejar de ir a casa de Pepita, voy más temprano todas las noches. Se diría que los demonios me agarran de los pies y me llevan allí sin que yo quiera”. “Quiero liberarme de esta mujer y no puedo. Su espíritu se infunde en mí al punto que la veo, y me posee, y me domina, y me humilla. Todas las noches salgo de su casa diciendo: ésta será la última noche que vuelva aquí, y vuelvo a la noche siguiente”. “Cuando habla y estoy a su lado, mi alma queda como colgada de su boca; cuando sonríe, se me antoja que un rayo de luz inmaterial se me entra en el corazón y le alegra”. Etc, etc…
JUANITA LA LARGA (JUAN VALERA) “Juanita la larga” ha sido calificada como “el último idilio clásico de la literatura española”. Su trasfondo son los amores tardíos de D. Paco y de Juanita, separados por los años, en una historia que rebosa fuerza y frescura, y que idealiza las posibilidades del ser humano para llegar a materializar sus empeños. La acción se sitúa en Villalegre, lugar impreciso de Andalucía que debe corresponder a Cabra o Doña Mencía, poblaciones cordobesas donde Valera nació y pasó su niñez.
Personajes – Juana la larga y su hija Juanita (las dos Juanas). – El cacique: D. Andrés Rubio. – El secretario del cacique: D. Paco. – La hija de D. Paco: Dª Inés. – El marido de Dª Inés: D. Álvaro Roldán. – El cura del pueblo: p ueblo: D. Anselmo. – Antoñuelo. – El maestro: D. Pascual etc… Los personajes centrales son Juanita, D. Paco, D. Andrés y Dª Inés. Juanita, la guapa Juanita, de carácter indómito y subversivo, tiene que enfrentarse a la realidad social de Villalegre desde su condición de marginada, sobre todo con el cacique D. Andrés y con la beata Dª Inés… Considerada como una presa fácil, Juanita hace valer su valía hasta el final, rechazando a D. Andrés y casándose con D. Paco… La trama de la novela es muy entretenida y divertida, teniendo al lector en suspense desde el principio hasta el último capítulo. Al tiempo que se va leyendo, vamos recordando la serie de televisión: el sermón de D. Anselmo poniendo verde a Juanita, los deseos sexuales de D. Andrés, ir con el cántaro a la fuente etc…
LOS INTERESES CREADOS (JACINTO BENAVENTE) Jacinto Benavente alcanzó su consagración como genio nacional con el estreno de una serie de obras memorables: “Los intereses creados”, “Señora ama”, “La malquerida”, “La ciudad alegre y confiada” etc… De ahí que la Real Academia Española lo llamara (1.912) para suceder a Menéndez Pelayo en su sillón de académico. “Los intereses creados” es considerada como una de las obras maestras de la prosa dramática. El mayor acierto de Benavente fue dar forma de farsa guiñolesca a su pieza y encuadrarla en la tradición de la comedia del arte italiano. “Los intereses creados” es, por tanto, una comedia de polichinelas en dos actos, tres cuadros y un prólogo, estrenada en el Teatro Lara de Madrid el 9 de diciembre de 1.907. Esta obra, con toda seguridad, es la que más fama le ha dado tanto en su tiempo como en el nuestro, y seguramente en el que ha de venir. Obra que, en un tanto por ciento muy elevado, le dio la gloria del Premio Nobel de Literatura en 1.912… El nudo temático de la comedia es la siguiente afirmación del protagonista: “Mejor que crear afectos es crear intereses” (Acto II, escena IX). Leandro y Crispín, dos pícaros redomados, llegan a una ciudad italiana (la acción transcurre a principios del siglo XVII). En esta ciudad, Crispín hace creer a todos que Leandro es un hombre adinerado, generoso y culto. De esta forma se ganan al posadero, que se fía de su linaje, y a un capitán y un poeta (Arlequín) que llegan a la posada. Allí preparan una operación definitiva: Leandro habrá de enamorar a Silvia, la hija del rico Polichinela. Pero la realidad se sobrepone a la ficción, y un amor puro surge entre ambos jóvenes. Polichinela conoce la trampa en que quieren hacerle caer, mas no puede escapar de ella, porque lo empujan cuantos prestaron dinero a los truhanes o creyeron sus mentiras. La boda será un negocio para todos, ya que gracias a la misma podrán cobrar el dinero invertido. Hasta el juez saldrá ganancioso con la estafa.
“¿De dónde habéis de cobrar vuestro dinero si así quitáis crédito a mi señor y si hacéis imposible su boda con la hija del señor Polichinela? ¿Qué lograréis si dan con vosotros en galeras o en sitio peor? ¿Seréis más ricos, más nobles, o más grandes cuando nosotros estemos perdidos?”. Estas palabras de Crispín convencen a todos. Los intereses (en este caso de dinero) estaban creados. “Más vale crear intereses que afectos”… Sin embargo, al llegar a este punto, Benavente aminora la crudeza de la situación. La bellaquería triunfante quedará justificada por el amor en las siguientes palabras de la joven Silvia: “Y en ella (en la comedia) visteis que a estos muñecos, como a los humanos, muévenlos cordelillos groseros, que son los intereses, las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su condición… Pero, entre todos ellos, desciende a veces del cielo al corazón un hilo sutil, como tejido con luz del sol y con luz de luna; el hilo del amor, que a los humanos, como a esos muñecos que semejan humanos, les hacen parecer divinos y trae a nuestra frente resplandores de aurora, y pone alas a nuestro corazón, y nos dice que no todo es farsa en la farsa, que hay algo divino en nuestra vida que es verdad y es eterno, y no puede acabar cuando la farsa acaba”… ac aba”… La comedia posee una innegable audacia, y Benavente somete a crudo análisis la pasión del dinero, con un gesto muy sincero. La obra de Benavente ha sido acusada de plagio. Según el mismo autor “Los intereses creados” es la obra que más se parece a muchas otras de todos los tiempos y de todos los países. A las comedias latinas, a las comedias del arte italiano, a muchas obras de Moliére, de Regnard, de Beaumarchais. A la que menos se parece es, justamente, a la que más dijeron que se parecía, al “Volpone” de Ben Jonson… Hoy día se ve un parecido grande entre la obra de Benavente y “El Caballero de Illescas” de Lope de Vega. En ella el protagonista, Juan Tomás, se hace pasar en Nápoles por gran señor, y enamora a Octavia, hija del Conde Antonio. Ante la oposición de éste al matrimonio, la muchacha huye a España con su galán, cuyo amor fingido se trueca en verdadero. Pero ya no puede ocultarle sus mentiras, y Octavia le reafirmará su cariño al conocer el engaño. Al final, el airado Conde accederá a la boda de su hija con Juan.
Fragmentos sueltos “Nadie hable aquí de pagar, que es palabra que ofende. Sentaos, sentaos, que para mi señor, que a tantos príncipes y grandes ha sentado a su mesa, será éste el mayor orgullo. Beban, beban y coman, y no se priven de nada, que mi señor corre con todo, y si algo os falta, no dudéis en decirlo, que mi señor pondrá orden en ello, que el hostelero es dado a descuidarse”. (Crispín). “Mi señor sabe que esta noche asistirá a la fiesta el señor Polichinela, con su hija única, la hermosa Silvia, el mejor partido de esta ciudad. Mi señor ha de enamorarla, mi señor ha de casarse con ella y mi señor sabrá pagar como corresponde vuestros buenos oficios si os prestáis a favorecerle”. (Crispín). “Nuestra situación es ya insostenible. Hemos apurado nuestro crédito y las gentes empiezan ya a pedir algo efectivo. El hostelero, que nos albergó con toda esplendidez por muchos días, esperando que recibieras tus libranzas, El señor Pantalón que, fiado del crédito del hostelero, nos proporcionó cuanto fue preciso para instalarnos con suntuosidad en esta casa. Mercaderes que no dudaron en proveernos de todo, deslumbrados por tanta grandeza”. (Crispín). “Hasta ahora no me vi perdido. Hasta ahora, no me importó menos perderme. Huyamos, Crispín. Huyamos de esta ciudad antes de que nadie pueda descubrirme y vengan a saber sabe r lo que somos”. (Leandro). “¡Nunca pensé que pudiera amarse de este modo! ¡Nunca pensé que yo pudiera amar! ¿No ves que nada me importa del señor Polichinela ni del mundo entero? Que es a ella, sólo a ella, a quien yo no quiero parecer indigno y despreciable, a quien yo no quiero mentir”. (Leandro). “¿Casar a mi hija con ese bribón? ¡Antes la mataría! Pero bien veo que eso queréis todos para cobraros a costa mía, que sois otros tales. Pero no será, no será”. (Polichinela). “Se trata de que todos estáis interesados en salvar a mi señor, en salvarnos por interés de todos”. (Crispín). “Si no salváis a Leandro, será mi muerte. Le amo, le amo siempre, ahora más que nunca. Porque su corazón es noble y fue muy desdichado, y pudo hacerme suyo con mentir, y no ha mentido”. (Silvia)…
LA GAVIOTA (FERNÁN CABALLERO) “Marisalada, a la que llaman La Gaviota por su habilidad en imitar el canto de los pájaros, se casa con Stein, médico alemán que la lleva a Madrid donde triunfa con su voz. Enamorada allí del torero Pepe Vera, es abandonada por su buen marido que se va a América, donde muere de las fiebres amarillas. El torero muere igualmente en una corrida y La Gaviota, abandonada de todos, vuelve a su pueblo y se casa con el barbero”… (mal resumen cogido del viejo libro de Literatura)… En realidad, más que el argumento lo que más interesa de esta novela de Fernán Caballero es el reflejo del ambiente andaluz y español de aquel entonces. Con razón siempre se ha dicho que Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) es la creadora de la novela costumbrista española. El costumbrismo literario parte de la observación de la realidad. De ahí que en “La gaviota” encontremos muchas coplillas populares, refranes, sentencias, costumbres y un largo etcétera con los que el lector no tiene más remedio que identificarse. Es muy interesante el cuento “Medio pollito”… El amor a lo popular contrasta en la novela con la vida de la alta sociedad, que ama las costumbres europeas y todo lo que huela a innovador, despreciando lo castizo y lo autóctono… “Mi mujer y mi caballo se me murieron a un tiempo. ¡Qué mujer ni qué demonio! ¡Mi caballo es lo que siento!...
EL BURLADOR DE SEVILLA (TIRSO DE MOLINA) Jornada 1ª La acción comienza en Nápoles, en los aposentos reales donde la duquesa Isabela ha sido seducida por D. Juan Tenorio, aprovechando la oscuridad de la noche. Dicha oscuridad le había hecho creer que se entregaba a su prometido, el duque Octavio. D. Juan Tenorio, hijo del camarero del rey de Castilla, había llegado a Nápoles huyendo de España, donde había dejado seducida a otra dama. Tras gozar a Isabela logra huir, gracias a la complicidad de su tío D. Pedro Tenorio. El duque Octavio es culpado de la deshonra de su prometida y, sabiéndose engañado, huye a España como D. Juan. Éste último aparece en las costas de Tarragona junto con Catalimón, su criado, víctima de un naufragio. Allí es auxiliado por la pescadora Tisbea, orgullosa de no haber sucumbido nunca al amor de un hombre. La seducción de Tisbea se produce, no obstante, siendo gozada por D. Juan, quien se da a la fuga dejándola burlada. Mientras tanto, en la Corte de España, D. Gonzalo de Ulloa informa al rey D. Alonso de Castilla de la estancia de D. Juan en Lisboa. El rey, ignorante de las trastadas de D. Juan Tenorio, concierta las bodas de éste con Dª Ana de Ulloa, hija de d e D. Gonzalo.
Jornada 2ª El rey D. Alonso de Castilla es informado de los sucesos ocurridos en Nápoles por el propio padre de D. Juan, D. Diego Tenorio. Entonces decide desterrarlo a Lebrija y nombrar mayordomo mayor a D. Gonzalo para resarcirle por el incumplimiento de la promesa que le había hecho: el casamiento de su hija con D. Juan. Dª Ana pasa a ser concedida al duque Octavio. D. Juan, entretanto, prepara la seducción de la referida Dª Ana, tras descubrir una cita que ésta ha concertado con su primo el marqués de la Mota.
Disfrazado D. Juan con la capa del marqués de la Mota (a quien engaña y burla), se introduce en las habitaciones de Dª Ana. Al ser descubierto por D. Gonzalo, lo mata tras un enfrentamiento. El marqués de la Mota es acusado y detenido, mientras D. Juan se dirige a su destierro en Lebrija. Al pasar por el pueblo de Dos Hermanas, presencia las bodas de Arminta y Batricio, campesinos del lugar, y prepara la seducción de la novia.
Jornada 3ª La tercera y última jornada comienza con los celos de Batricio. Cómplice el padre de Arminta, D. Juan se hace dueño de la voluntad de ésta, tras la promesa formal de ser su esposo. Pero, ya están siendo preparadas las venganzas. Mientras Isabela se encuentra con Tisbea camino de satisfacer la suya, se produce el encuentro de D. Juan con la estatua de D. Gonzalo, su víctima, a quien encarnece e invita a cenar. Tras esta primera cena con el convidado de piedra, que va anticipando el desenlace final, la acción se traslada de nuevo a la Corte. Allí el rey y D. Diego Tenorio intentan restaurar el honor de Isabela casándola con D. Juan, restableciendo asimismo el compromiso entre Dª Ana de Ulloa y el marqués de la Mota. Antes de que se celebren sus bodas con Isabela, D. Juan ha dado palabra a D. Gonzalo de devolverle la cena, con la oposición de Catalimón. Y se produce el convite, que va a costarle la vida, mientras todos los ofendidos están reclamando venganza del rey. El castigo divino de la muerte de D. Juan le ahorra al rey el enfrentamiento con él, recomponiéndose así el orden que había sido deshecho por Tenorio. Isabela se casa con el duque Octavio y Dª Ana con su primo, el marqués de la Mota. También el ofendido Batricio ha logrado reparar su honor perdido. “El burlador de Sevilla” de Tirso de Molina, creador del mito de D. Juan, es un claro precursor de “D. Juan Tenorio” de Zorrilla. Poesía de fácil y entretenida lectura… “Guárdense todos de un hombre, que a las mujeres engaña, y es el burlador de España”…
DON JUAN TENORIO (JOSÉ ZORRILLA) Personajes más importantes – D. Juan Tenorio. – D. Luis Mejía. – Dª Inés de Ulloa. – D. Gonzalo de Ulloa (padre de Dª Inés). – Dª Ana de Pantoja (novia de D. Luis Mejía). – Ciutti (criado de D. Juan Tenorio). La trama o hilo conductor de esta conocida obra de Zorrilla es la siguiente: D. Juan Tenorio y D. Luis Mejía hacen una apuesta sobre cuál de los dos habría de ser más libertino y mujeriego en el término de un año. Pasada la fecha de la apuesta, se reúnen en una hostería, aduciendo cada uno las pruebas que les justificaban como más libertino que su contrario. D. Juan Tenorio queda como ganador. D. Luis Mejía acepta su derrota, pero señala a D. Juan que, en sus conquistas amorosas, le falta una novicia que esté para profesar. D. Juan le replica que conseguirá lo que le pide, uniendo a la conquista de la novicia la de la dama de un amigo que esté para casarse. D. Juan consigue sus dos propósitos: enamorando y sacando del convento a la novicia Dª Inés de Ulloa, y consiguiendo también con engaños la conquista de Dª de Ana de Pantoja, novia del mismísimo Luis Mejía, con quien estaba a punto de casarse. Los engaños y astucias de los que se vale D. Juan para conseguir propósitos tan complicados en una sola noche, son dignos de la pluma de Zorrilla… D. Luis Mejía y D. Gonzalo de Ulloa (padre de Dª Inés) quieren vengarse de sus respectivas afrentas, y D. Juan se ve forzado a matarlos, huyendo después. Aquí finaliza la primera parte, desarrollada al completo en una sola noche…
La segunda parte tiene también lugar en una noche, pero en el cementerio, ante los sepulcros que el padre de D. Juan mandó construir para dar sepultura a los que habían sido matados por su hijo. En el panteón se encuentra también el sepulcro de Dª Inés, muerta de sentimiento al tener que volver al convento sin su D. Juan. En el cementerio continúan las fanfarronadas de D. Juan Tenorio, que en esta noche ha visitado de nuevo Sevilla después de su huida. Invita a cenar con él al espíritu de D. Gonzalo. Éste asiste al banquete, haciendo ver a D. Juan que existe una eternidad después de la vida del hombre, y que están contados sus días para dar cuenta a Dios de todas sus aberraciones. Le comunica que morirá al día siguiente. Todos los espectros del panteón se reúnen para llevar al infierno el alma de D. Juan, pero en el último momento es salvado por Dª Inés, la cual ha purificado su alma impura con su propio sufrimiento…
EL CABALLERO DE OLMEDO (LOPE DE VEGA) “Que de noche le mataron al caballero, a la gala de Medina, la flor de Olmedo. Sombras le avisaron que no saliese, y le aconsejaron que no se fuese”… El argumento de “El caballero de Olmedo” es sumamente sencillo y lineal: D. Alonso Manrique, joven y apuesto caballero de Olmedo, se enamora apasionadamente de Dª Inés, dama de Medina del Campo (joven y guapa también como él). Para conseguir sus amores, D. Alonso recurre a la tercería de una especie de celestina alcahueta, llamada Fabia. Interviene también en la mediación su criado Tello. Pero, a Dª Inés la pretende D. Rodrigo, noble de muy alta alcurnia… Dª Inés, a pesar del alto linaje de D. Rodrigo, corresponde a la pasión de D. Alonso y le invita a recoger, en la verja del jardín, la cinta verde que llevaba en la tarde en que se encontraron y a ponérsela en el sombrero para que ella pueda identificarlo. Por mala suerte, la cinta cae en poder de D. Rodrigo, que cree descubrir así el asentimiento de Dª Inés a sus pretensiones, y se apresura a pedírsela a su padre (D. Pedro). D, Pedro autoriza el matrimonio sin reparo alguno, por lo que el ardid de Dª Inés, destinado a allanar el camino a D. Alonso, lo que de veras consigue es poner más graves obstáculos entre los dos enamorados. El primer acto finaliza con el descubrimiento, por parte de D. Rodrigo, de que su pretendida ama a otro, llenándose de celos y de odio contra su rival. A continuación, se presencia el encuentro de D. Alonso y Dª Inés, así como el progreso y afianzamiento de sus amores.
Tello, el gracioso escudero de D. Alonso y la celestina Fabia se encargan de proporcionar las situaciones de comedia y enredo que, junto con las escenas de amor entre los dos protagonistas, forman la sustancia del segundo acto. Y en el tercer acto se produce el desenlace. Se inicia con las ferias de Medina, en las que D. Alonso eclipsa a D. Rodrigo y resto de caballeros en la lidia con toros, consiguiendo la aclamación de todo el pueblo y del propio rey presente en las ferias. D. Alonso vuelve a su casa para que sus padres estén tranquilos, y en el camino de vuelta de Medina a Olmedo, D. Rodrigo y sus secuaces esperan emboscados su paso y lo asesinan. Su criado Tello demuestra tener seriedad, autoridad y coraje para pedir justicia al rey Juan II, el cual castiga a los los culpables.
El Caballero de Olmedo es forastero en Medina D. Alonso reside en Olmedo, pero la acción principal se desarrolla en Medina del Campo. La sustancia de la tragicomedia está precisamente en que el caballero enamorado sea de Olmedo y que Medina esté fuera de casa, en tierra ajena. En la feria de Medina D. Alonso ha visto a Dª Inés y se ha enamorado de ella. Pero, ¿dónde encontrarla? ¿Cómo trabar relación con la muchacha? Para un caballero de Medina hubiera sido fácil, pero él es un extraño y un intruso, y no puede recurrir a los procedimientos habituales para comenzar un galanteo. Al contrario, ha de ingeniárselas para dar con un intermediario que haga llegar a Dª Inés una declaración por escrito. Procurarse la ayuda de un tercero fue un error que finalizó mal sin duda alguna. Aparte de lo anterior, conquistar a Dª Inés y verse aclamado en las fiestas, era una provocación que “oscurecía a los hombres de Medina”. Envidias y celos, que tienen como base el odio lugareño, la aversión atávica al extranjero… Por estas razones, y porque el lugar de la acción no es el lugar de nacimiento del héroe, la comedia debe desembocar en tragedia. La condición, por tanto, de forastero (un olmedano en Medina) es decisiva: la inseguridad, precariedad y soledad se apoderan del protagonista en todo lugar. “De ningún lugar vecino, soy extranjero en todas partes”…
POESÍA (FEDERICO GARCÍA LORCA) Poesía de Federico: – Libro de poemas. – Cantares populares. – Romancero gitano. – Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. He aquí el comienzo de algunos de sus más célebres poemas: “Esquilones de plata llevan los bueyes. ¿Dónde vas, niña mía, de sol y nieve?”… “Cantan los niños en la noche quieta. ¡Arroyo claro, fuente serena!”… “El corazón que tenía en la escuela donde estuvo pintada la cartilla primera, ¿está en ti, noche negra?”… “La luna vino a la fragua con su polisón de nardos”… “En la mitad del barranco las navajas de Albacete”… “Verde que te quiero verde. Verde viento, verdes ramas”… “Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marío”… “Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros”… “Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir”…
“Los caballos negros son. Las herraduras son negras”… “A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde”… “¡Que no quiero verla! Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena”… Etc. Etc…
TEATRO (FEDERICO GARCÍA LORCA) YERMA Poema trágico en tres actos y seis cuadros dedicado a la maternidad. “Estoy ofendida, ofendida y rebajada hasta lo último, viendo que los trigos apuntan, que las fuentes no cesan de dar agua, y que paren las ovejas cientos de corderos, y las perras. Y parece que todo el campo, puesto de pie, me enseña sus crías tiernas, mientras yo, siento dar golpes de martillo aquí en lugar de la boca de mi niño”. Yerma, estéril, sin el hijo tan deseado, llega a ahogar a su marido que no quiere dárselo…
LA CASA DE BERNARDA ALBA Drama de mujeres en los pueblos de España. Personajes importantes: Bernarda y sus cinco hijas (Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela), y la Poncia (criada de la casa). Lorca refleja magistralmente el ambiente de esta casa de mujeres solteras, encerradas, deseosas de un hombre. El novio de Angustias es deseado también por Martirio y, sobre todo, por Adela… El drama finaliza trágicamente con el suicidio de Adela…
MARIANA PINEDA Romance popular en tres estampas. Mariana Pineda y el revolucionario Pedro Sotomayor son los personajes centrales, junto con los conspiradores para hacer caer al rey Fernando. Mariana Pineda muere ajusticiada por bordar la bandera liberal…
“D. Pedro vendrá a caballo como loco cuando sepa que yo estoy encarcelada por bordarle su bandera”. Hay otro trozos de poesía sólo dignos de Lorca: “En la corrida más grande que se vio en Ronda la vieja, cinco toros de azabache con divisa verde y negra”…
EN LAS ORILLAS DEL SAR (ROSALÍA DE CASTRO) Entre la trilogía de la poetisa gallega Rosalía de Castro (“Cantares gallegos”, “Follas novas” y “En las orillas del Sar”) destaca esta última escrita en castellano. Los poemas de Rosalía de Castro son profundos, a menudo tristes, compenetrándose nuestro espíritu con su manera especialísima de entender la poesía… “Camino blanco, viejo camino, desigual, pedregoso y estrecho, donde el eco apacible resuena del arroyo que pasa bullendo, y en donde detiene su vuelo inconstante o el paso ligero, de la fruta que brota en las zarzas buscando el sabroso y agreste alimento, el gorrión adusto, los niños hambrientos, las cabras monteses y el perro sin dueño… Blanca senda, camino olvidado, ¡bullicioso y alegre otro tiempo!, del que solo y a pie de la vida va andando su larga jornada, más bello y agradable a los ojos pareces cuando más solitario y más yermo”. “Era apacible el día y templado el ambiente, y llovía, llovía callada y mansamente; y mientras silenciosa lloraba yo y gemía, mi niño, tierna rosa, durmiendo se moría”…
O el inicio de los siguientes poemas: “¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, oh Iria Flavia!”... “Un manso río, una vereda estrecha”… “Bajo el hacha implacable ¡cuán presto en tierra cayeron encinas y robles!”... “En su cárcel de espinas y rosas cantan y juegan mis pobres niños, hermosos seres, desde la cuna, por la desgracia ya perseguidos”… “Ya no mana la fuente, se agotó el manantial, ya el viajero allí nunca va su sed a apagar”… “Cenicientas las aguas”… “Cuando sopla el Norte duro”… “Yo no sé lo que busco eternamente, en la tierra, en el aire y en el cielo”… “Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros”… “Yo las amo, yo las oigo”… (las campanas). Etc. etc…
MARINERO EN TIERRA (RAFAEL ALBERTI) “Marinero en tierra”, la primera obra de Rafael Alberti, fue publicada en 1.924, y le fue concedido el Premio Nacional de Literatura de dicho año, por un jurado que premiaba el principio de una obra de uno de los más grandes poetas de nuestra época. Los versos de Alberti tienen el aire de la poesía popular y de las canciones de tradición oral que han llenado, desde siempre, las calles de nuestros pueblos. Son poesías cortas que nos crean un sentimiento profundo de amor al mar, de acercamiento al mar, de sentir deseos de haber nacido junto al mar… El mar muerto Mañanita fría. ¡Se habrá muerto el mar! La nave que yo tenía ya no podrá navegar. Mañanita fría. ¿La amortajarán? Los pueblos de tu ribera, naranjas del mediodía, entre laureles y olivas. Mañanita fría. ¿Quién lo enterrará? Marinero, tres estrellas muy dulces: las tres Marías.
La niña que se va al mar ¡Qué blanca lleva la falda la niña que se va al mar! ¡Ay, niña, no te la manche la tinta del calamar! Qué blancas tus manos, niña, que te vas sin suspirar! ¡Ay, niña, no te las manche la tinta del calamar! ¡Qué blanco tu corazón y qué blanco tu mirar! ¡Ay, niña, no te los manche la tinta del calamar!
Un cabello de tus trenzas Del barco que yo tuviera serías la costurera. Las jarcias, de seda fina; de fina holanda, la vela. – ¿Y el hijo, marinerito? – Un cabello de tus trenzas.
El piloto perdido ¡Torrero, que voy perdido y está apagado tu faro! Noroeste. Nada claro por el cielo, ¡y te has perdido! ¡Que se ha dormido el torrero y nadie del astillero talar su sueño ha querido! ¡Corre, ve, viento marero, y dile a algún marinero que el faro no está encendido!
Si mi voz muriera en tierra Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla, y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!
El pañuelo – Dame tu pañuelo, hermana, que vengo muy mal herido. – Dime qué pañuelo quieres, si el rosa o color de olivo. – Quiero un pañuelo bordado que tenga en sus cuatro picos tu corazón dibujado.
Nana de la cigüeña Que no me digan a mí que el canto de la cigüeña no es bueno para dormir. Si la cigüeñita canta arriba en el campanario, que no me digan a mí que no es del cielo su canto.
Mi corza Mi corza, buen amigo, mi corza blanca, los lobos la mataron al pie del agua. Los lobos, buen amigo, que huyeron por el río. Los lobos la mataron dentro del agua.
A la sombra de una barca A la sombra de una barca fuera de la mar, dormido. Descalzo y el torso al aire. Los hombros contra la arena, y contra la arena el sueño, a la sombra de una barca, fuera de la mar, sin remos.
Qué altos los balcones de mi casa ¡Qué altos los balcones de mi casa! ¡Qué bajos! ¡Sube, sube, balcón mío, trepa el aire, sin parar, sé terraza de la mar, sé torreón de navío! – ¿De quién será la bandera de esa torre de vigía? – ¡Marineros, es la mía!
Quien cabalgara ¡Quién cabalgara el caballo de despuma azul de la mar! De un salto, ¡quién cabalgara la mar! ¡Viento, arráncame la ropa! ¡Tírala, viento, a la mar! De un salto, quiero cabalgar la mar. ¡Amárrame a tus cabellos, crin de los vientos del mar! De un salto, quiero ganarme la mar…
ANTOLOGÍA POÉTICA (GLORIA FUERTES) Todo el que se acerca a la poesía de Gloria Fuertes busca, en principio, el conocido estilo de sus poemas infantiles: rima asonante, versos de seis, cinco y hasta cuatro sílabas y estrofas cortas, que se adaptan perfectamente al esquema de los cantos familiares… En esta Antología Poética, sin embargo, los encontramos muy escasamente. Muchos de los poemas contenidos en la misma tienen un estilo diferente…
Todo lo espero Todo lo espero… Ser árbol, ser fuente, ser loca, ser aire. Todo lo espero… Una noche sin día, una muerte sin nadie. ¡Todo lo espero, menos olvidarte!
No sé por qué Estoy triste y no sé por qué; he bebido amor, y aún tengo sed. Estoy sola y no sé por qué; quisiera saberlo, mas no lo diré. Estoy sola y no sé por qué; quisiera besar, pero no sé a quién. Estoy enamorada y no sé de qué. Quisiera saberlo y no puede ser. Estoy triste y sola y no sé por qué.
Yo Yo, remera de barcas, ramera de hombres, romera de almas, rimera de versos. Ramona, pa servirles.
La niña Rosa Su madre quiere que cosa y ella se pone a leer. El Niño Jesús que estaba, al lado de San José, se acerca a la niña Rosa y le manda obedecer. – Tu madre quiere que cosas. – Niño Jesús, ¡si no sé!
Cerdito, mosquito y chivito Un cerdito muy peladito. – ¿Quién lo peló? – El peluquero. Un mosquito muy chiquitito, con un bigote como un plumero. Un chivito muy delgadito, sólo comía flor de romero. Un cerdito, un mosquito y un chivito por el sendero.
La gallinita La gallinita en el gallinero dice a su amiga: “ya viene enero”. Gallina rubia llorará luego; ahora canta: “aquí te espero”. Aquí te espero poniendo un huevo. Me dio la tos y puse dos. Pensé en mi ama. ¡Qué pobre es! Me dio penita y puse tres. Como tardaste, esperé un rato poniendo huevos y puse cuatro. Mi ama me vende a Dª Luz. ¿Yo con arroz? ¡Qué ingratitud!
Tormenta Ya viene Dª Tormenta; ya viene con su tormento, y a los negritos de Cuba les pone el flequillo tieso. En los cipreses, los búhos. En los pinos, las lechuzas. En los álamos, los grajos. En las escobas, las brujas. ¡Abracadabra! ¡Pata de cabra! ¡Todos los gritan! ¡Todos los hablan!
Los pájaros vuelan sobre la montaña. Todos los percebes en las peñas cantan. Todas las gaviotas sobre el mar aguardan a Dª Tormenta con su lluvia larga, con sus rayos negros, con su capa blanca. Gusanos de seda mueren en las ramas, bajo la tormenta del abracadabra. Los búhos tiritan debajo del agua, y en el estanquillo se ríen las ranas, y las labradoras rezan a la Santa.
La maja de solana La maja de la Plaza la Paja, cuando el chulo se la raja, se desgaja la refaja, saca y pule la navaja, corta y raja. ¡Es Pepa, la desparpaja!...
EL LAZARILLO DE TORMES (ANÓNIMO) Desde su nacimiento en aguas del río Tormes hasta su asentamiento como pregonero en la ciudad de Toledo, la vida de Lázaro es todo un tratado de astucia aplicada al difícil arte de no morirse de hambre. Lázaro, primer gran protagonista de la picaresca nacional, relata en primera persona sus propias aventuras, variadas y totalmente llenas de gracia y regocijo: con el ciego marrullero, con el clérigo mezquino, con el hidalgo orgulloso que no tenía donde caerse muerto, con el buldero, con el capellán, con el alguacil… En cada uno de estos casos, el comportamiento de Lázaro se acomoda al trato recibido. Lázaro narra sus hazañas en primera persona, con un realismo prodigioso. La presentación de este personaje real, que nos narra su propia historia, supuso la creación de un tipo de ficción hasta entonces desconocido. El Lazarillo lleva en sí las raíces de la novela moderna: las historias se cuentan con verosimilitud, experiencia y sentido común, igual que en la vida y lenguajes cotidianos. El desconocido autor de esta gran novela, haciendo uso de un dominio extraordinario de las técnicas literarias, y en especial de la narrativa en primera persona, sabe dibujar a Lázaro con trazos certeros y contar sus andanzas de un modo tan entretenido que a nadie puede dejar de divertir. Por su modo peculiar de contar, por su frescura, no interrumpida por el paso de los años ni por las transformaciones culturales, la historia de Lázaro de Tormes es uno de los grandes clásicos de las letras españolas. Todo lo anterior, conocido y recordado por el lector desde la escuela, se convierte en lectura amenísima y en deleite verdadero… Una cosa es conocer el episodio del ciego y las uvas desde la infancia y otra muy distinta leer la novela completa (novela que se lee de un tirón, dada su increíble amenidad)…
Episodios más significativos – Lázaro se bebe el jarro de vino del ciego utilizando mil artimañas. – Se come, igualmente, las uvas del ciego de tres en tres. – Se come la longaniza y deja el nabo para el pícaro ciego, el cual oliendo con su afilada nariz hace “devolver” a Lázaro su rico bocado. – Un día de lluvia, Lázaro hace cruzar al ciego por el arroyo por donde más agua había. – Amén de los descalabros del pobre Lázaro en manos de un ciego tan desalmado. – Estratagemas de Lázaro para comerse el pan que el mezquino clérigo guardaba en el arca (arca cerrada a cal y canto que Lázaro logra abrir una y otra vez para saciar su gran hambre). Los “ratones” dejaban sin pan al clérigo… “Los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y en su beber” decía el cura, dejando completamente desmayado a su infeliz criado. – Hambres infinitas que pasa Lázaro con el hidalgo; hidalgo orgulloso que llega a matar su hambre con lo que su criado podía recoger durante el día. “Sabrosísimo pan está” decía el hidalgo al comer el manoseado mendrugo que Lázaro sacaba de las alforjas. “No hay mejor cosa en el mundo para vivir mucho que comer poco”. “Si es por esa vía, yo nunca moriré” contestaba el hambriento Lázaro. Lázaro se compadece y ampara al hidalgo por ser pobre: “Éste es pobre y nadie da lo que no tiene, pero el avariento ciego y el mezquino hidalgo me mataban de hambre aún teniendo”. “Y no tenía tanta lástima de mí como del desdichado de mi amo que en ocho días maldito el bocado que comió”. “A pesar de su hambre, vedle venir la calle abajo, con estirado cuerpo, más largo que galgo de buena casta”.
– Episodio del muerto que “llevaban” a casa del hidalgo. “Marido y señor mío, ¿adónde os llevan? ¡A la casa triste y desdichada, a la casa lóbrega y oscura, a la casa donde nunca comen ni beben” “¡Oh desdichado de mí, para mi casa llevan este muerto”. – Relatos del falso vendedor de bulas: el alguacil y el falso buldero fingen pelearse al decirle aquél que las bulas vendidas no eran verdaderas. Luego en la iglesia continúan el fingimiento, echando espumarajos por la boca como si estuviera poseído. ¡El demonio estaba en él por haber dicho que las bulas eran falsas! Con la bula puesta sobre la cabeza, el pícaro alguacil sana, haciendo el buldero una gran venta… – Las malas lenguas critican a la mujer de Lázaro con el arcipreste de San Salvador… “Las malas lenguas, lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos dejan vivir, diciendo que mi mujer iba a hacerle la cama y a guisarle de comer”…
CANTAR DE MÍO CID (ANÓNIMO) El esquema argumental del poema es suficientemente conocido:
– Cantar 1º: El destierro del Cid. – Cantar 2º: Las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión. – Cantar 3º: La afrenta de Corpes. 1.- El destierro El Cid es enviado por el rey Alfonso a cobrar unos tributos de los reyes moros de Andalucía. A su regreso, es acusado por unos nobles envidiosos de quedarse con parte de los tributos. El rey lo condena al destierro, al que le siguen un grupo de amigos y vasallos. Parte, pues, el caballero, abandonando su patria y su familia, a la que deja en manos de los monjes de San Pedro de Cardeña, y va a tierra de moros donde tiene que luchar para ganar su vida. Así conquista varias villas y hace tributarios a los moros. El Cid envía un presente al rey y, siguiendo sus correrías, derrota y prende al conde de Barcelona, a quien generosamente deja en libertad.
2.- Las bodas Animado por estos éxitos, el Cid extiende sus correrías hasta el Mediterráneo y, tras brillantes batallas, logra conquistar Valencia. Consigue espléndido botín del cual, según su costumbre, envía parte al rey Alfonso, que tan injustamente le había castigado. La noticia de estos triunfos excita la codicia de dos cortesanos, los infantes de Carrión, que solicitan del rey pida para ellos la mano de las dos hijas del Cid, Dª Elvira y Dª Sol que, con su mujer, Dª Jimena, se han reunido con el héroe en Valencia. El Cid se reconcilia con el rey, y accede a la boda que éste propone.
3.- La afrenta de Corpes Los infantes de Carrión dan pruebas de su cobardía en la guerra y en palacio y son objeto de burlas. Proyectando vengarse, solicitan del Cid deje marchar a sus hijas a sus estados de Carrión. En el camino introducen a Dª Elvira y a Dª Sol en un robledo llamado de Corpes, donde las azotan hasta dejarlas cubiertas de sangre y medio muertas. Por fortuna, son descubiertas y el Cid tiene conocimiento de la villanía de sus yernos. Pide justicia al rey y éste se la otorga, terminando todo con un desafío en el que los guerreros del Cid vencen a los dos infantes. El poema finaliza con las bodas de las hijas del Cid con los príncipes de Navarra y de Aragón.
Un fragmento del Cantar 3º Como muestra, los siguientes versos del Cantar 3º, en los que quedan en evidencia los asustados Infantes del Carrión: “Estaba el Cid con los suyos en Valencia la mayor y con él ambos sus yernos, los infantes de Carrión. Acostado en un escaño dormía el Campeador, ahora veréis qué sorpresa mala les aconteció. De su jaula se ha escapado y andaba suelto el león, al saberlo por la Corte un gran espanto cundió. Embrazan sus mantos las gentes del Campeador y rodean el escaño protegiendo a su señor. Pero Fernando González, el infante de Carrión, no encuentra dónde meterse, todo cerrado lo halló, metióse bajo el escaño, tan grande era su terror. El otro, Diego González, por la puerta se escapó gritando con grandes voces: no volveré a Carrión. Detrás de una gruesa viga metióse con gran pavor, y de allí túnica y manto todos sucios los sacó”. Y junto al miedo de los cobardes Infantes, la histórica figura del Cid, de su mujer Dª Jimena y de sus dos hijas. También las de Minaya Álvar Fáñez, Pedro Bermúdez, Muño Gustioz, Martín Antolínez y Félez Muñoz, en esta poesía popular y sencilla que gusta leer…
LA CELESTINA TRAGICOMEDIA DE CALISTO Y MELIBEA (FERNANDO DE ROJAS) Nadie pone en duda la importancia de “La Celestina”, tanto para el surgimiento del realismo narrativo como para consolidación del género dramático en España. “La tragicomedia de Calisto y Melibea”, cuya primera versión conocida data de finales del siglo XV, ha conservado su fascinación a lo largo de los siglos, acrecentando cada vez más su valor literario. “La Celestina” aparece por primera vez en la ciudad de Burgos, en el año 1.499. Antes de esta fecha, el que más tarde fuera considerado como primer acto y germen de la primitiva comedia de Calisto y Melibea, pudo andar de mano en mano en copias manuscritas. Después de la edición burgalesa (primera de dieciséis actos), comienza la metamorfosis de la obra ya en libro impreso de la modernidad naciente, dándose el autor a conocer, de manera velada y confusa. En las ediciones posteriores y más conocidas de “La Celestina”, el autor o coautor Fernando de Rojas se descubre como tal en la carta que dirigió a un amigo suyo, dándonos la identidad de quien terminó la obra: “El bachiller Fernando de Rojas, nacido en la Puebla de Montalbán, acabó la comedia de Calisto y Melibea”. Fernando de Rojas nos dejó un enigma de difícil solución: ¿fue él quien realizó el primer acto? Parece ser que no, pero nadie puede afirmar que un autor tan diestro como el que continuó la obra no pudiera ser también el que la iniciara. “La Celestina”, convertida ya definitivamente en tragicomedia en el año 1.502 con cinco actos más, se expandirá por todo el mundo conocido, con Fernando Rojas como autor–polizón de la misma. En poco más de un siglo, se sabrá de más de cien ediciones en castellano, publicadas algunas en Francia, Italia y los Países Bajos. Y se realizarán veinticuatro ediciones en francés, diecinueve en italiano, cinco en flamenco, más sendas tiradas en latín y hebreo. “La Celestina” gozó, por tanto, de mayor difusión en el siglo XVI que “El Quijote”, la inmortal obra de Cervantes, en el siglo XVII.
¿Dónde pudo estar el atractivo para los lectores de aquel tiempo que la demandaron tan vehementemente? Esos lectores u oyentes habían salido de la sórdida Edad Media para entrar en los nuevos burgos renacentistas donde el aire de la ciudad hacía libres a los hombres. “La Celestina” es, sin duda alguna. el grito de libertad de un Renacimiento que comenzaba a alarmar a los censores.
ARGUMENTO El joven Calisto conoce, al entrar en una huerta persiguiendo a su halcón, a Melibea, de cuya belleza se enamora apasionadamente. Le declara su amor, pero ella lo rechaza. El joven vuelve a su casa y le confiesa su turbamiento a su criado Sempronio, el cual le aconseja que utilice las artes de una conocida alcahueta llamada Celestina, experta en este tipo de asuntos amorosos. Sempronio, junto con Pármeno, otro de los criados del amante Calisto, tratan con la puta vieja Celestina la tercería que vinculará placentera y gozosamente a los dos jóvenes. El reparto del dinero lleva al enfrentamiento de los servidores y la vieja, a la que asesinan, lo que les conducirá ante la justicia. Calisto, estando una noche con su amada, se alarma por un griterío y, al querer superar una tapia, se mata. Un trágico acontecimiento que conducirá al suicidio de Melibea. La clave de la tragicomedia no puede estar más clara: el amor de los dos jóvenes, cebado por las drogas de la sabia bruja, les ha proporcionado la felicidad, libre de andaduras religiosas o sociales. Tras ello, sólo la muerte era posible. Al final de la obra, el padre de Melibea llora la pérdida de su hija “en este valle de lágrimas”…
LA COLMENA (CAMILO JOSÉ CELA) “La colmena” es, sin duda alguna, la gran obra de Cela que inauguró nuestra novelística actual y situó a su autor entre los más destacados renovadores de la narrativa española contemporánea. Crítica y público, sin excepción, lo mismo en nuestro país que en los numerosos a cuyo idioma ha sido traducida, han coincidido en señalarla como la obra más ambiciosa del gran novelista gallego y la más importante publicada en España en las últimas décadas. El mundo variado, multiforme y vivo de sus personajes (verdadera colmena de auténticos seres humanos) es un mundo lleno de colorido y desbordante humanidad. Personajes, ambientes y actitudes constituyen ese escenario del vivir diario en el que cada uno ha de representar su papel, bueno o malo, pero humano siempre y siempre verdadero. Camilo José Cela, observador agudo y preciso, irónico y tierno, ha reunido un sinnúmero de vidas en una novela extraordinaria y eterna… El mismo Cela escribe lo siguiente sobre su obra: “La colmena no es otra cosa que un pálido reflejo, que una humilde sombra, de la cotidiana, áspera, entrañable entrañable y dolorosa realidad… Esta novela mía no aspira a ser más que un trozo de vida narrado paso a paso, exactamente igual que la vida discurre. Pienso que hoy no se puede novelar más que como yo lo hago”… ¿Quién es capaz de relatar la vida de cientos de personajes normales y corrientes que vemos a diario? ¿Quién es capaz de recoger sus mismas palabras, ambientes y actitudes? ¿Quién es capaz de adentrarse en la vida diaria de la colmena humana? Trabajo muy difícil el realizado por Cela… La acción de “La colmena” discurre en el Madrid de 1.942, entre un torrente de gentes (verdadera colmena humana), que a veces son felices y a veces no. Se han contado 296 personajes imaginarios y 50 reales. En total, 346…
Personajes más importantes – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Dª Rosa, la dueña del café. La señorita Elvira. Padilla, el cerillero. Segundo, el limpia. D. Jaime Arce. D. Pablo. Dª Pura. Dª Isabel Montes. D. José Rodríguez. Sr. Ramón. Leoncio Maestre. Consorcio López. Dª Matilde. Dª Asunción. Vega, el impresor. D. Braulio. D. Ventura. Dª Ramona. D. Leonardo. Dª Nati. Dª Carmen. Dª Celia. D. Celestino Ortiz. D. Obdulio. Fidel. Filo. Julio García. Trinidad García. D. Roberto. D. Ibrahim. Lamita. Macario. Martín Marco. Etc. Etc…
LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE (CAMILO JOSÉ CELA) “Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el DESTINO se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquéllos gozan de un mirar sereno y, al aroma de su felicidad, sonríen en la cara del inocente; éstos otros sufren el sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse”. Con estas palabras comienza el famoso libro de Camilo José Cela, y el espíritu de las mismas nos acompaña a través de toda su lectura. Parece como si, verdaderamente, el destino acompañara a Pascual Duarte a matar, a asesinar, a llevar una vida de problema en problema, casi sin buscarlos y sin quererlos; y esto, a pesar de que Pascual Duarte es un hombre bueno, honrado y de nobles sentimientos. s entimientos. El cura que lo confesó antes de ser ajusticiado, declara lo siguiente sobre Pascual: “Quizá a la mayoría se le figure una hiena (como a mí se me figuró cuando fui llamado a su celda), aunque al llegar al fondo de su alma se pudiese conocer que no era sino un manso cordero, acorralado y asustado por la vida”. Nacido Pascual en un ambiente familiar totalmente negativo (alcoholismo y peleas continuas de sus padres), este mismo ambiente le acompaña durante su vida, siendo el destino y la vida misma (nunca un interior perverso) el que le empujan a matar, incluida su malvada madre. Las disquisiciones teóricas de Pascual en su celda de la cárcel son lo mejor del libro: “Se mata sin pensar, bien probado lo tengo; a veces, sin querer”… “El que es perseguido por el destino, no se libra aunque se esconda debajo de las piedras”…
LA SOMBRA DEL CIPRÉS ES ALARGADA (MIGUEL DELIBES) Miguel Delibes nace en Valladolid el 17 de octubre de 1.920. En 1.936, ingresa en la Escuela de Comercio a la vez que cursa sus estudios de modelado y escultura en la Escuela de Artes y Oficios. En el año 1.938 se enrola como marinero en el crucero “Canarias”. Al finalizar la guerra, regresa a su ciudad natal. En 1.940 comienza sus estudios de Derecho y Comercio, colaborando como dibujante de caricaturas en el diario “El norte de Castilla”. En 1.944 es ya redactor del mismo. Continúa con el dibujo de caricaturas (con el seudónimo de Max). También realiza críticas de cine. En 1.952 es nombrado subdirector y en 1.958 director, cargo que ocupa hasta 1.963. En 1.946 se casa con Ángeles de Castro con la que tuvo siete hijos. En 1.947 publica su primera obra, “La sombra del ciprés es alargada” con la que gana el premio Nadal. Otras obras suyas son “Mi idolatrado hijo Sisí”, “El camino”, “El príncipe destronado”, “El disputado voto del señor Cayo”, “Diario de un emigrante”, “Las ratas”, “Cinco horas con Mario”, “Diario de un cazador”, “Los santos inocentes” etc… Fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid (1.983), la Complutense de Madrid (1.987), el Sarre de Alemania (1.990) y Alcalá de Henares (1.996). Es Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa. Delibes ocupa un lugar sobresaliente entre los escritores españoles del siglo XX. Además de periodista y articulista, es sobre todo un gran narrador con una amplísima obra publicada, reconocida en los principales premios literarios de lengua castellana. Muchas de sus novelas se han convertido en clásicos de la literatura española. La precisión de su prosa y el amplio abanico de los temas de su escritura, convierten a Miguel Delibes en uno u no de los maestros indiscutibles de la lengua castellana. Se dio a conocer con su obra “La sombra del ciprés es alargada”, Premio Nadal 1.947. Hasta esa fecha en la que obtuvo el referido premio, era un desconocido en el mundo literario, aunque no del todo ajeno a la vida cultural….
Personajes principales Pedro: el protagonista de la novela. Alfredo : comparte cuarto y vida con Pedro en casa de Don Mateo Lesmes. Su muerte afecta mucho al protagonista. Madre de Alfredo : ingresa a su hijo en la academia. Vive con “el hombre” que considera a Alfredo como un estorbo para su relación. Don Mateo Lesmes : el educador dueño de la academia donde viven y estudian Pedro y Alfredo. Doña Gregoria : la mujer de Don Mateo. Martina Lesmes : hija de Don Mateo y Doña Gregoria. Jane: la mujer de Pedro en la segunda parte del relato. Contexto histórico y movimiento literario “La sombra del ciprés es alargada” es una novela de posguerra de tema existencial. En estas narraciones prevalece la frustración de la vida cotidiana, la angustia por un tipo de vida no deseado, la tristeza y el ansia existencial. Elementos presentes en estas novelas son la soledad, la frustración por una sociedad en decadencia, la inadaptación, los personajes marginados o desarraigados y la muerte. Las causas de este tipo de temática corresponden al contexto histórico, es decir, a la sociedad de la posguerra española.
Tema El tema principal, por tanto, son los problemas existenciales del protagonista. Al comienzo del relato Pedro tiene un carácter alegre y optimista, pero con los años es influenciado por su educador y por la muerte de Alfredo. Delibes nos relata su desolación y angustia, así como las continuas crisis existenciales a lo largo de su vida. El pesimismo y el ambiente gris en el que se ve sometido el personaje es una secuela de la época de la posguerra.
Argumento La novela trata de la vida de Pedro, niño huérfano que, tras vivir su infancia con su tío Félix, es llevado por éste a la academia del profesor Mateo Lesmes en Ávila. Él y su esposa Doña Gregoria quedan encargados de mantenerle y educarle hasta que finalice los estudios de Bachillerato. Una vez allí, Pedro se siente triste y solo en su nuevo hogar, lleno de una gran monotonía, rota sólo a veces por la pequeña Martina, hija del matrimonio. Todo cambia con la llegada de Alfredo, de la misma edad de Pedro, convirtiéndose los dos en amigos y compañeros inseparables. Un fuerte vínculo los une, viviendo momentos inolvidables para ambos. La muerte de Alfredo afecta enormemente a Pedro, que tras enterrar a su amigo se encierra en sí mismo, dedicándose en exclusividad al estudio. Un cambio radical se ha producido en él; un cambio que le marcará durante toda su existencia. La muerte de Alfredo hará que Pedro se forje una mentalidad ante la vida bastante inusual, caracterizada por la perspectiva del pesimismo. Dicha mentalidad se basa en que, para lograr la felicidad, no hay que mantener ningún tipo de lazo o de vínculo con el mundo que te rodea… Finalizados los estudios, en contra de la opinión de Don Mateo y de su tío, decide ingresar en la Escuela Náutica de Barcelona. Tras pasar su periodo de aprendizaje, realiza sus 400 días de prácticas en el barco “San Fulgencio”. Dentro de él vive los horrores de la guerra, incrementándose sus crisis y dudas existenciales. No tiene ningún amigo. La única persona con la que llega a tener un poco de roce es un dibujante de caricaturas, Julián Royo, que conoce en un bar solitario de Málaga. Con el tiempo alcanza el grado de capitán y tiene como destino el “Antracita”, que se dedica básicamente al comercio de corcho con Providencia (Estados Unidos). En uno de sus viajes, cuando están a punto de llegar a la costa americana, divisan un barco que va a la deriva y lo rescatan con todos sus tripulantes. Dentro del mismo viaja Jane, que esa misma noche sube a la cubierta cautivando a Pedro (aunque éste no lo admita).
Deciden quedar al día siguiente y días posteriores, pero llega el momento en que Pedro se tiene que volver a España y deciden dejarlo. Él intenta olvidarla, pero el olvido resulta r esulta imposible… En el barco no tiene amigos ni se relaciona con nadie, como es habitual en él, con la única excepción del piloto Luis Bolea. Sólo acepta su relación por tratarse de una “amistad pasajera” (amistad, por tanto, que no es contraria a sus ideas de no relacionarse demasiado con nadie). Luis y su familia son personajes importantes y claves en la historia, ya que son los que hacen ver a Pedro cómo es realmente la vida, descubriéndole que las cosas no son del color que él las pinta. Al llegar a Santander, a la vuelta de Providencia, decide tomar algo en un bar tranquilo y recibe una grata sorpresa: encuentra a Martina, la hija del matrimonio Lesmes, tocando el piano. Tras abrazarse, Martina le cuenta que no podía soportar el ambiente triste, gris y desolador de su casa. Había conocido a un muchacho en Ávila con el que comenzó a salir a escondidas de sus padres. Éste le había pedido matrimonio y, aunque al principio se había negado, al final se casaron y se escaparon a Santander. Pero Martina es abandonada, quedándose sola. Pedro decide ayudarla y al día siguiente la lleva a casa de sus padres en Ávila. Los reciben fríamente, sin ninguna señal de enfado ni de alegría. Vuelve a Providencia. Pedro da vueltas por la ciudad con la esperanza de encontrar a Jane, sin resultado alguno. A la vuelta, dos días antes de llegar a España, cae enfermo con fiebres muy altas. Luis Bolea decide llevárselo a su casa de campo para que se reponga. Allí conoce a una estupenda familia que le ayuda mucho, especialmente Doña Sole (la suegra de Luis) que le hace reflexionar sobre su conducta pesimista. Por muchas desgracias que pase uno en la vida, no hay que caer nunca en la desesperanza. Cuando vuelve a Providencia no tiene esperanza de encontrar a Jane, pero la encuentra y quedan para el día siguiente. Vuelven a reanudar su relación y deciden casarse. La actitud de Pedro cambia. Su optimismo actual vuelve a ser el mismo de cuando era pequeño, antes de vivir en casa de Don Mateo.
Pedro decide volver a Santander para arreglar papeleo con la empresa, y decide comprarse una casa para él y para Jane que amuebla con mucho cariño. Antes de salir para Estados Unidos, le llega una carta de Jane anunciándole que está embarazada. La ilusión de Pedro es enorme. Al volver a Providencia, encuentra a su mujer esperándolo en el muelle. En ese momento ocurre un desafortunado accidente: un obrero se pone en medio del camino con una camioneta y colisiona con Jane, haciendo que el coche de ésta vuele por los aires y se dirija al muelle. La querida mujer de Pedro muere ahogada… Cuando recuperan el cadáver, el protagonista del relato le quita el anillo de casada y se lo guarda. Decide volver a España, a su Ávila que tantos recuerdos le traía. Lo primero que hace es ir al cementerio, a la tumba de su querido amigo Alfredo, que reposa a la sombra del pino. Deja caer el anillo de Jane en la tumba, sintiendo por fin una gran paz en su interior. La forma de pensar y de actuar de Pedro le había acompañado durante gran parte de su vida. v ida. Sólo comenzó a dudar de ella con la llegada de Jane. Al enamorarse y casarse con ella había logrado el mayor momento de felicidad de su vida; felicidad que, desafortunadamente, le ha durado muy poco…
Resumen contenido en la solapa del libro “El protagonista y narrador de esta historia es huérfano y queda confiado por su tío al señor Lesmes, que regenta una academia de segunda enseñanza en su propio piso. Allí se aloja como pupilo el niño, rodeado de un mundo de reglas fijas, inconmovibles y de mezquinos horizontes. La educación que recibe el impulsa a desconfiar de los demás, del engaño de los sentimientos y de cualquier compromiso. Con el despertar del uso de razón, surgirá un extraño temor a la muerte personificada en la sombra del ciprés, un árbol que parece un espectro, y sus frutos calaveritas pequeñas. Cuando, completada su educación, se hace marino y comienza a recorrer el mundo, persistirá ese pesimismo radical. Está ya maduro para el dolor y dispuesto a afrontar su mayor reto: sucumbir a los lazos del corazón o afirmar su alma retorcida.
Narrada con sencillez y emoción, esta novela anuncia ya los temas fundamentales de la obra de Delibes: la recuperación de la infancia, la temprana presencia de la muerte, el pesimismo como tentación contra la fe y la vida, la indagación en el sentido del dolor, el papel crucial del amor en las relaciones interpersonales”…
Fragmentos sueltos “A pesar de mi corta edad, no dejé de ver el ferviente deseo de mi tío de deshacerse de mí y las de mi futuro maestro los pingües honorarios y gastos de manutención que mi alimento físico e intelectual le procuraría”. “Alfredo no lo entendía; no podía entender cómo su madre, tan dulce, tan blanda, tan parecida a él, se resignaba a vivir separada de su hijo por mucha que fuera la coacción que aquel hombre ejerciese sobre su voluntad pusilánime y débil”. “Alfredo me habló de su madre, de cómo cuando comenzaron el viaje le había prometido no volver a abandonarle y de cómo su decisión se vino abajo cuando una mañana el hombre se presentó en la playa ante ellos, y con palabras melosas y persuasivas la convenció de la necesidad de que regresara con él”. “Yo no era un ser normal. No era como los demás que me rodeaban. Profundizaba más sobre las cosas y me martirizaba con posibles penas venideras, frecuentemente sin razón alguna. Mi vida se deslizaba por la cuerda floja del presagio nefasto y del abatimiento”. “Recuerdo la noche en que murió Alfredo. Recuerdo cómo fue amortajado por su madre y doña Gregoria con el traje azul de marinero que usaba para las grande solemnidades”. “Ya nos encontrábamos ante la tumba. Ésta abría sus fauces poseída de un hambre atroz. Me dio miedo, me dio lástima dejar allí unos restos tan queridos”. “Recuerdo que hicieron falta muchos hombres para arrancarme de aquel postrer abrazo y que cuando me revolví furioso contra los que me apresaban, vi en primer término, atenazándome con sus odiosas manos, la corpulenta figura del hombre.
¡Canalla! Por usted ha ocurrido esto… Usted es el causante de todo. Pero sepa que jamás Alfredo le agradecerá su compañía hasta la tumba. Alfredo le odiaba a usted por encima de todas las cosas. Le juzgaba un malvado y un egoísta”… “Hasta después del regreso del cementerio yo no viví la muerte de Alfredo. Pronto empecé a convencerme de la colosal dimensión de mi desgracia: un vacío hondo, erizado, acre… Me parecía que flotaba en el espacio, absolutamente desligado de toda criatura terrena. Después de saborear la compañía de Alfredo me sería muy difícil habituarme a ser como si no le hubiese conocido, como si los dos años últimos no hubieran pasado de la categoría de un sueño. Morir no es malo para el que muere; es tremendo para el que queda navegando por la estela que el otro trazó, desbrozando, soportando una vida larga, fofa, despojada del menor aliciente”. “Adiviné que la sombra que a mí me cruzaba el corazón era alargada y fina como la de un ciprés”. “En todo este tiempo respeté mi decisión meditada hondamente años antes. Evité dar continuidad a mis relaciones personales e incluso el profundizar en el alma de aquellos que por alguna razón estaban ya en constante conexión conmigo. Huía de toda posible afinidad. Vivía una vida autónoma, obscura, huraña”. “Mi vida estaba hecha para discurrir libre, desligada, sin establecer entre mi corazón y otros seres los lazos tremendos de una insoslayable dependencia”. “Me desarmó la sencilla ingenuidad con que Jane y yo llegamos a compenetrarnos. Jane entró en mí lo mismo que el resplandor de la luna, espontáneamente, sin ser buscada”. “En estos días no me torturaba la angustia de sentirme bajo el asfixiante patrocinio de la sombra alargada y negra de un ciprés. El milagro de una transformación se había obrado en mí corazón. Sobre el tronco del ciprés que sombreaba mi corazón Jane había depositado una simiente distinta que había arraigado y florecido bajo el celo de sus constantes cuidados”.
“Salimos de Providencia la misma mañana de nuestra boda. Inopinadamente rompía con mi pasado cargado de oscuridades. Se abría un mundo desconocido para mí, desconectado y roto el nudo de continuidad que le unía con el resto de mi vida. La tibia vecindad de mi mujer me daba la percepción de un mundo ignorado y nuevo”. “Jane continuaba agitando su mano fuera de la ventanilla. Súbitamente todo varió en un segundo. Un obrero, impulsando una vagoneta cargada, se interpuso en el camino que ella seguía. Se oyó el chirrido del frenazo y se elevó en el aire una vaharada de goma quemada. Coleó el automóvil y sin que nadie pudiera preverlo, cayó dando tumbos sobre las sucias aguas del muelle. Aún se le vio un instante sobre la superficie, pero inmediatamente desapareció entre una serie de círculos concéntricos que iban haciéndose cada vez mayores. Al ver su cuerpo por última vez, logré percibir sobre su rígida esbeltez la leve ondulación del hijo iniciado”… “Sentí agitarse mi sangre al aproximarme a la tumba de Alfredo. Casi inconscientemente extraje de mi bolsillo el anillo de Jane y me aproximé a la tumba de mi amigo. Por un resquicio de la losa lo introduje y lo dejé caer. Experimenté una extraña reacción al sentir el tintineo al chocar contra los restos del fondo. Ahora ya estaban eslabonados, atados, mis afectos: las dos corrientes que vitalizaban mi espíritu habían alcanzado su punto de confluencia”…
EL HEREJE (MIGUEL DELIBES) Miguel Delibes nace en Valladolid en 1.920. Estudió Derecho y Comercio, habiendo sido catedrático de Derecho Mercantil y periodista (en esta última faceta fue director del Diario “El norte de Castilla”). En 1.947 obtuvo el Premio Nadal por su obra “La sombra del ciprés es alargada”. A partir de ahí, inició una vasta producción narrativa que le ha convertido en uno de los escritores fundamentales en lengua castellana de este siglo. Su obra, tanto la narrativa como co mo la ensayística, refleja con sencillez y exquisito detalle la Castilla rural en la que nació así como los temores más íntimos del hombre contemporáneo. Se han realizado numerosas adaptaciones al cine y al teatro de sus novelas. Entre sus textos más conocidos destacan: “El camino”, “Diario de un emigrante”, “Diario de un cazador” (Premio Nacional de Literatura, 1.955), “Las ratas” (Premio de Crítica, 1.962), “Cinco horas con Mario”, “El disputado voto del señor Cayo”, “Mi idolatrado hijo Sisí”, “El príncipe destronado”, “Los santos inocentes” y “Señora de d e rojo sobre fondo gris”. Miembro de la Real Academia de la Lengua, ha recibido los premios Príncipe de Asturias (1.982), Nacional de las Letras Españolas (1.991) y Cervantes (1.993). En “El hereje” nos narra la vida de Cipriano Salcedo, un comerciante de Valladolid nacido el mismo día en que se iniciaba el cisma de la Iglesia Romana de Occidente. Dicha vida le sirve a Miguel Delibes de telón de fondo para construir un relato apasionante y documentado sobre uno de los episodios más oscuros de la historia de nuestro país: la persecución de la herejía luterana. “El hereje” narra las desventuras de unos hombres cuyas sinceras inquietudes intelectuales y religiosas se vieron aplastadas en un tiempo de fanatismo, dominado por instituciones tan siniestras como la Inquisición. Con un exquisito dominio del lenguaje, Delibes esboza en esta preciosa obra un fresco excepcional de esta época y de esta problemática. Una narración con el rigor y los ingredientes de las mejores novelas históricas, que se convierte sin duda ninguna en una hermosa elegía sobre la tolerancia…
De la solapa del libro “A medida que avanzaba el siglo XVI, las ideas de Martín Lutero se fueron esparciendo por las principales ciudades de Europa. España no fue una excepción, aunque el Santo Oficio no tardó en tomar medidas drásticas contra ellas. Uno de los principales focos luteranos se localizó en Valladolid, por aquel entonces capital política de Castilla. Allí nació Cipriano Salcedo, el 31 de octubre de 1.517. Su llegada al mundo tuvo una consecuencia trágica (la muerte de su madre tras el parto) y coincidió con un hecho histórico: ese mismo día, en la iglesia de Wittenberg, Lutero había fijado sus noventa y cinco tesis contra las indulgencias, iniciando el cisma de la Iglesia Romana de Occidente. Despreciado por su padre, el pequeño Cipriano buscó el afecto que le negaba su progenitor en los brazos de Minervina, su nodriza. Sin embargo, ni su querida Minervina ni, más adelante, su esposa Teo, pudieron ofrecerle, el alivio espiritual que necesitaba. Como tantos otros hombres con inquietudes de la época, no pudo mantenerse al margen de los conflictos religiosos que estaban asolando Europa. Convertido en próspero comerciante, Salcedo entra en contacto con un grupo clandestino de partidarios de la Reforma. Aún a riesgo de ser acusado de hereje, se irá acercando paulatinamente a los postulados luteranos, siendo quemado en la hoguera tras graves torturas y el Auto de Fe celebrado en su ciudad natal”…
Postulados defendidos por los partidarios de Lutero “La justificación por la fe basta para salvarse. Es, pues, Cristo quien nos salva, no nuestras obras. Para los que mueren en gracia no hay purgatorio ni pena temporal alguna: el cielo es su destino. No sería justo que después de la Pasión de Nuestro Señor, los hombres tuvieran que purgar algo”. “Yo he aceptado la doctrina de la justificación por la fe, como todo el grupo de Valladolid, porque creo que la fe es lo esencial y que el sacrificio de Cristo tiene mayor valor para redimirnos que mis buenas obras por desprendidas que sean”.
“Lo que Lutero quiere decirnos es que las indulgencias y los sufragios no sirven para nada, y si me apuras tampoco la penitencia. Según él, lo único que nos salva es la fe en el sacrificio de Cristo”. “Un Dios muriendo por el hombre es la clave de nuestra salvación. De poco valen nuestras oraciones, nuestros sufragios, nuestros rezos, si olvidamos lo fundamental: los méritos de la Pasión de Cristo”. “La teoría del beneficio de Cristo no admitía discusión alguna. La Pasión del Señor había sido una obra perfecta y resultaba grotesco que algunos creyentes con sus mezquinas invenciones pretendieran enmendarle la plana al Redentor”.
Fragmentos sueltos de la novela “La familia Salcedo requiere urgentemente una nodriza. De manera apresurada Minervina Capa, de quince años de edad, madre frustrada, empezó a formar parte de la servidumbre de la casa”. “La imagen de la nodriza no se apartaba de la cabeza de D. Bernardo. Y, hechizado por sus encantos, la espiaba día y noche. Sabedor de que el niño mamaba cada tres horas, procuraba informarse de la última toma para sorprenderla en la siguiente con el pecho descubierto. Y, cada vez que lo intentaba, subía las escaleras de puntillas, las manos temblorosas y el corazón acelerado”. “Se trataba de convencer a Minervina de que, entre mamada y mamada del pequeño Cipriano, se entretuviera un rato con él en el lecho de la buhardilla”. “A falta de Minervina, la Petra Gregorio resultó ser una amante singular. No sólo era bella y grácil, sino seductora y expeditiva. D. Bernardo la visitaba cada día”… “Un internado duro era necesario para Cipriano. Era hora de separarlo de su nodriza. D. Bernardo sabía que en la villa no había centros educativos que merecieran tal nombre, pero su hermano Ignacio era patrono mayor del más afamado: el Hospital de Niños Expósitos, dedicado a la formación de niños abandonados”. “Ya está el Corcel haciéndose una paja. Siempre tiene que hacérsela en el paseo el marrano de él”. “Decidió pedir para que no se masturbara en el paseo, ni obligara al Niño a ir a su cama cada vez que lo necesitaba”.
“Cipriano había empezado ya con sus escrúpulos de conciencia”. “La ausencia de Minervina, la única persona a la que había querido, en la que siempre se había refugiado, le hacía especialmente vacía la vuelta al hogar”. “Al verse solos, Minervina y él se refugiaron el uno en el otro como la cosa más natural del mundo. Sin confesárselo habían estado esperando impacientes este momento. E instintivamente ella volvía a darse a él, le nutría, y él se aferraba a ella como a una tabla de salvación”… “A mi hija Teodomira no le echa la pata nadie. En lo que ellos pelan una oveja, ella pela dos. Yo la llama la Reina del Páramo”. “Cipriano asumía la parte activa de la conquista de Teo, forcejeaba por encaramarse sobre ella, casi inabordable y, ya en lo alto, retozaba, perdido en la generosa orografía de su mujer, tan dura dur a y maciza como había colegido tras los furtivos contactos del noviazgo”. “No faltaban noches en las que Teo permanecía pasiva en la cama, no hacía por la cosita, y entonces Cipriano aguardaba expectante, pero la búsqueda no llegaba a producirse. Por eso se veía obligado a tomar la iniciativa en frío y empezaba a gatear por el costado de su esposa a la conquista de las protuberancias protectoras”. “Tras los reiterados actos de amor, Teo quedaba desfallecida, y Cipriano, anheloso siempre de un hueco protector, acababa recostando su pequeña cabeza en la axila cálida y pelona de su mujer y, en este seguro refugio, se quedaba dormido”. “Teo voceaba y gritaba al no quedarse embarazada. No comía ni dormía, hasta que Cipriano le propuso visitar al doctor Galache para exponerle el problema”. “Teo se casó únicamente para ser madre, y Cipriano lo había echado todo a rodar. Reproducirse había sido su única razón de ser, pero él había desbaratado todo cuando apenas quedaban unos meses para que se cumpliese el plazo fijado por el doctor”. “Voy a caparte como a un marrano. Voy a cortarte esa cosita que ya no nos sirve para nada. Voy a esquilar tu maldito cuerpo de mono”. “El director del hospital le notificaba que su esposa, doña Teodomira Centeno, había fallecido a media noche, horas después de su visita. Esperaban sus instrucciones para el entierro”.
“Nadie fuera de ellos debía conocer la existencia de sus secretas reuniones. En caso contrario, el brazo ejecutor del Santo Oficio caería implacable sobre ellos”. “En nombre de la Inquisición, daos preso”. “Carlos V, retirado en Yuste, rogaba que se atajase la herejía y que los culpados fueran punidos y castigados con el mayor rigor sin excepción de ninguna clase”. “Ante su obstinado silencio, el verdugo volvió a girar las tuercas, de forma que la suma de todos los dolores se fue convirtiendo en un único dolor. Su columna vertebral se rompía. Cipriano estaba siendo descuartizado”. “El Santo Oficio sabía que habían sido D. Pedro Cazalla y D. Carlos de Seso quienes le habían incorporado al grupo, pero no pudieron sonsacar a Cipriano para que los delatase”. “El Doctor Cazalla y sus hermanos, D. Pedro y Dª Beatriz, así como los restos exhumados de Dª Leonor, Fray Domingo de Rojas, D. Carlos de Seso, Juan García, el bachiller Herrezuelo, Juan Sánchez y Cipriano fueron condenados. Sólo Ana Enríquez logró salvarse”. “Doña Leonor de Vivero, con el cuerpo desenterrado y llevado a hombros en la procesión, sería también arrojado al fuego”. “En la vida de Cipriano había tres pecados de los que nunca se arrepentiría bastante: el odio hacia su padre, la seducción de Minervina aprovechándose de su cariño maternal y el desafecto y abandono de su esposa, que la llevó a morir trastornada en un hospital”. h ospital”. “Minervina tiraba del ronzal y lloraba en silencio, tratando de alcanzar a los asnos de Fray Domingo y el Doctor. La plaza hervía y era un mar descontrolado. A ambos lados de Cipriano se extendía la multitud vociferante”. “El verdugo arrimó la tea y el fuego floreció de pronto como una amapola. Despabiló, humeó y rodeó a Cipriano rugiendo, desbordándolo. La multitud prorrumpió en gritos de júbilo cuando enormes llamas envolvieron al reo”.
“Cipriano sintió un dolor intensísimo, como si le arrancaran la piel a tiras, en las caras internas de los muslos, en todo su cuerpo, con una intensidad especial en las yemas de los dedos. Apretó los párpados en silencio, sin mover un músculo, resignadamente. El pueblo, sobrecogido por su entereza, pero en el fondo decepcionado, había enmudecido. Entonces rompió el silencio el desgarrado sollozo de Minervina. La cabeza de Cipriano había caído de lado y las puntas de las llamas se cebaban en sus ojos enfermos”…
DIARIO DE UN EMIGRANTE (MIGUEL DELIBES) El libro de Delibes plantea el problema acuciante de la emigración: Lorenzo y Anita, matrimonio joven, se ilusiona pensando en un porvenir brillantísimo en América. Marchan allá y al año tienen que volverse, desengañados, igual que se fueron. El paraíso en el que habían pensado no era tal, y el acordarse de España era diario y constante. Después de todo, “como en casa, en ninguna parte”. Todo el Diario está en boca de Lorenzo, con una chispa especial que entretiene e incluso hace reír. “Es mucha responsabilidad esto de dejar lo que es uno y largarse con los ojos cerrados donde no conoce”. “La fetén es que esto me descompone, porque yo quisiera llevarme a América a mis amigos, y mis cazaderos, y mis perdices. Claro que, bien mirado, si yo allá voy a disponer de un par de docenas de negros, y un buen bote para ir de un sitio para otro; y si con el tiempo monto un negocio de pieles de liebre que me dé para vivir como un príncipe y para asomarme cada año por aquí a ver a los amiguetes y a tirar cuatro tiros con ellos, en ese caso hay que dejar el sentimiento a un lado y pensar con la de arriba”. “La fetén es que nada enseña tanto como viajar. Uno guipa otras gentes y otras costumbres, y no es aquello de encogerse en un rincón sin saber de la vida, ni conocer de la misa la media”. “Si tengo ansia de llegar a Chile es para labrarme un porvenir y dejar de vivir como un paria, mirando siempre la peseta”. “De regreso, la chavala se empeñó en poner la radio a ver si cogíamos España. La cogimos y sólo de sentir el habla de allá, se me puso el corazón como una pasa”. “Hoy me dio por pensar que, después de todo, en casa no echaba nada en falta, o sea que si nos largamos fue por la cochina avaricia. Bien mirado, en España con las cacerías, los amiguetes y un empleo descansado, aún tenía para ir tirando, pero no. Decía mi padre, y con razón, que los hombres son como las gallinas, que le echan el maíz y se van a picar la mierda”.
“Le confesé que me había llevado un desengaño, y que de tanto hablar de América, yo me creí que en América se sacaba oro de las piedras, pero uno llega a América, y son los menos los que andan en coche, como en todas partes”… “Por vueltas que le dé, esto nunca podrá ser lo mismo. Uno necesita su amiguete de toda la vida, su perro, y si me apuras un poco, hasta sus perdices. Bien mirado, éstas ni son perdices ni son nada. Son como codornices”. “Todo lo veo negro, y raro será que yo me aclimate acá. Al fin de cuentas, si hemos nacido en un sitio será por algo y no es cosa de ir a enmendar la plana al Señor”. “Les has ido a los amiguetes con el cuento que si hay perdices como escombro, que si uno vive como un duque, y vete ahora a decirles que no hay de qué, y que te vuelves porque la murria no te deja parar y porque no tienes donde caerte muerto”. “Tardé en dormirme. Al cabo, entre sueños, me pareció sentir el exprés de Galicia. ¡Qué no será el ansia de verme en casa!”… casa !”…
MI IDOLATRADO HIJO SISÍ (MIGUEL DELIBES) “Mi idolatrado hijo hijo Sisí” supone la madurez literaria literaria que Miguel Delibes había ido adquiriendo desde que, en 1.947, se concedió el Premio Nadal a su novela “La sombra del ciprés es alargada”. El protagonista es Cecilio Rubes, cuarentón, egoísta, comerciante, mujeriego, de mentalidad mentalidad típicamente burguesa. Sin duda alguna, uno de los tipos mejor trazados de Delibes. Los demás personajes se sitúan en segundo plano, y hacen resaltar la figura del protagonista.
Personajes principales – Cecilio Rubes. – Adela, su esposa, figura que representa a la mujer convencional con la que Cecilio no llega nunca a compenetrase. “Convive” con ella, sirviéndole de desahogo sexual en ciertos momentos. – Paulina (la pelirroja), mujer pública. Con ella vive Cecilio momentos de más plenitud, pero que no van tampoco más allá del sexo. (También los vive Sisí, esperando Paulina un hijo suyo al final de la novela). – Sisí, el hijo hundido en la inmoralidad, que muere destrozado por una bomba en la guerra civil… Su vida de niño mimado y las locuras de su juventud quedan descritas de manera admirable. – Gloria y Luis Sendín, vecinos que personifican la clase media conservadora. Y la hija de ambos, Elisa Sendín, contrapunto amoroso en la alocada vida de Sisí… – Y otros personajes secundarios: la madre de Cecilio, el tío Hipólito y su mujer, los miembros del Real Club, Valentín el contable de “Cecilio Rubes. Materiales higiénicos”, Tomás el médico, Isabel Gutiérrez (otro de los amores de Sisí), y Ventura Amo (el amigo que le despertó a la vida y a las malas costumbres)… La novela es una auténtica sátira moral de casi todos los personajes, centrándose sobre todo en el egoísta Rubes, cuya vida es un estrepitoso fracaso a pesar de su negocio y de las apariencias…
“Se consideró un fracasado. Su matrimonio, su amante, su hijo, su bañera formaban una cadena ininterrumpida de intentos frustrados. Nada cuajó en algo continuado y práctico. Sus fracasos formaban una montaña”. La única persona que estaba dando sentido a la vida de Cecilio Rubes era su hijo Sisí, pero muerto éste la desesperanza es horrible. Sólo el suicidio era posible y esa posibilidad llega al final de la novela, dejando en el lector un sentimiento hondo de tristeza. Hay un aspecto que también debe ser destacado: el “castigo de Dios” por la limitación de los hijos parece entreverse a lo largo de toda la novela, con sus consecuencias de soledad y de insatisfacción, tanto espiritual como carnal…
EL PRÍNCIPE DESTRONADO (MIGUEL DELIBES) La novela se desarrolla a lo largo de un solo día y centra el peso de la misma sobre un niño de tres años llamado Quico. Aproximación, por parte de Delibes, al mundo de la primera infancia y al problema del “príncipe destronado” por un hermano menor que llega sin pedir permiso… No obstante lo anterior, lo mejor de la novela son los personajes y el lenguaje utilizado por este buen escritor.
Personajes principales – Quico (“Mierda, caca, culo”). “No me he hecho pis en la cama”. – La Vítora y la Domi, criadas. – La madre de Quico. – Cris, la hermana pequeña. “Mira, Vito, Cris se ha hecho caca en las bragas”. – Pablo, Juan y Marcos, otros hermanos de Quico… Es muy curiosa la educación que sobre el pecado y el infierno proporcionan al “príncipe destronado”…
EL CAMINO (MIGUEL DELIBES) Otra buena novela de Delibes. El protagonista es un niño de pocos años, Daniel el Mochuelo. Daniel vive en una pequeña aldea castellana y rememora, a punto de dejar el pueblo para comenzar estudios, cuanto él vio y cómo lo vio… Roque el Moñigo, Daniel el Mochuelo y Germán el Tiñoso son el trío de amigos que llevan el peso de la novela… Es de una gran ternura el capítulo en el que muere Germán el Tiñoso, y Daniel introduce en la caja un pájaro recién matado por él con un tirachinas, porque su amigo era uña y carne con los pájaros…
Personajes principales – La Guindilla mayor, la menor y la mediana. – Paco el herrero, padre de Roque el Moñigo. – Las Lepóridas. – D. José el cura, un gran santo. – Quino, el manco. – D. Moisés, el maestro…
LA HOJA ROJA (MIGUEL DELIBES) Argumento Comienza la narración con la jubilación del viejo Eloy, el anciano protagonista de la novela, tras medio siglo de trabajo en el Departamento de Sanidad. Tras el adiós llega el vacío, la sensación de ausencia, y sobre todo, la idea de que las manecillas del reloj no han de continuar girando por mucho tiempo… El nuevo periodo que vive Eloy es particularmente intenso y decisivo, siendo su única compañía compañía la fiel Desi, Desi, joven pueblerina que le atiende en las tareas domésticas. En torno a estos dos personajes deambulan otros de menor interés: Leoncito, el hijo egoísta y desagradecido; Isaías, amigo de Eloy; y sobre todo el Picaza, el bribón con quien Desi pretende casarse, que acabará en la cárcel. Al final, como la soledad incumbe tanto al viejo protagonista como a su criada, él le hace una propuesta que pueda atenuar el desconsuelo: un matrimonio de conveniencia, sin otro fin que buscar el beneficio común (la compañía para Eloy y el hecho de que, a la muerte de éste, ella reciba la pensión de viudedad. Cuando el jubilado plantea este propósito a Desi, le confiesa algo que resume toda la novela: “Tendrás estorbo por poco tiempo, hija. A mí me ha salido ya la hoja roja en el librillo de papel de fumar”… A pesar de que el resumen anterior pueda dar idea de que se trata de una narración angustiosa, inspirada en la pesadumbre del jubilado, lo cierto es que el tono de la obra desmiente esta sospecha. Tanto en su inicio como en su desarrollo, la aflicción está totalmente ausente. Los dos personajes están llenos de calor humano y de positiva vitalidad. Los dos juntan sus dos calores para calentarse mutuamente…
Fragmentos sueltos “El viejo Eloy carraspeó, se pasó el pañuelo por la punta de la nariz y dijo que, para terminar, sólo quería dejar claro que él siempre vio en la oficina una prolongación del hogar y en el hogar una prolongación de la oficina y que, al dejar la Corporación, se sentía como si le hubieran puesto los muebles en la calle”. – “El señor Ministro ha considerado que su abnegación durante cincuenta y tres años ininterrumpidos de servicio le hace acreedor a esta distinción que yo le impongo en su nombre”. – “Puede que Vázquez exagere, pero de todas maneras a mí me ha salido la hoja roja en el librillo de papel de fumar”. “A la Marce no le agradaba el Picaza y así se lo plantó a la Desi en la primera oportunidad: – Madre, qué patas maja; que pasa un perro por medio y ni se entera”. “El Picaza tenía buen corazón y a las dos semanas de llegar a la ciudad se presentó en casa con un anillo de acero inoxidable con una P y una D caprichosamente entrelazadas. – Estás loco, Picaza. Picaza. ¿A qué ton viene ese gasto? – E… eres mi novia, ¿no? – A ver. – P… pues eso. “Era extraña la confianza que le unía al viejo con la Desi. Muchos de sus recuerdos que se había reservado durante setenta años, los revelaba ahora, ante aquella burda y elemental muchacha, sin someterse a la menor presión”. “El viejo cruzó los brazos sobre el estómago y dijo tras una pausa: – Mis hijos tuvieron más suerte que yo: bueno o malo malo tuvieron un padre. Cuando yo nací el mío estaba de cuerpo presente; lo que se dice ni conocerle. – ¡Será capaz!
– Como te lo digo, hija, me sucedió lo mismo que al rey. Cuando el rey nació tuvieron que envolverle en pañales negros. Lo que es la vida. Un hombre que tenía todo, en cambio no tenía padre”. “Al ir para casa, la Marce, sin venir a qué, le dijo al Picaza si le había contado la Desi la juerga que se trajo con el viejo la noche de Nochebuena, que tuvieron que subir los vecinos porque de otro modo echan la casa abajo”. “Al salir, el Picaza la empujaba hacia el parque, y la Desi le dijo que bueno, pero que a lo oscuro no. – C… coña, ni que te fuera uno a comer. – Mira, por si acaso. No empecemos Picaza. – ¿N… no somos novios? – A ver. – ¿ N… no nos vamos a casar? – Picaza, ¿es eso cierto? – ¿Q… que te pensabas si no? – ¿Y para cuándo, Picaza? – D… de que pase la mili, mira”. “El Picaza cogió la rata del rabo y se la arrimó a la cara. La chica se arrancó a llorar y le voceó que eso a la zorra de su madre, y el Picaza, de que ella le mentó a su madre, que retirase esas palabras, pero la chica andaba loca y le voceó otra vez que eso a la zorra de su madre, y él que retirara esas palabras, y la chica que a la zorra de su madre … Hasta que el Picaza, que llevaba dos copas de más, se cabreó, abrió la navaja y la degolló allí mismo en menos de lo que se trata en decirlo”. – “Picaza, ¿no ves que te has perdido? ¿Qué pintabas tú, Picaza, donde esas mujeres? ¿Qué pintabas, di?... – “Fue la veta, ¿sabe usted? Él tiene buenas entrañas, pero la veta le perdió”.
– “A mí me ha salido ya la hoja roja en el librillo de papel de fumar. El día de mañana estos cuatro trastos serán para ti… La Desi vaciló, tomó un vaso y lo apuró hasta el fondo. Al terminar, sus manos temblaban y en sus ojos obtusos se había hecho repentinamente la luz. Puesta en pie, miró dócilmente al viejo, que también se había levantado, y sus ojos se llenaron de agua. Dijo apenas con un hilo de voz: – Como usted mande, señorito… El relato está lleno de otros muchos infantiles diálogos entre el viejo y la Desi , todos ellos llenos de sencillez y gran ternura que de ningún modo dejan al lector indiferente…
EL DISPUTADO VOTO DEL SEÑOR CAYO (MIGUEL DELIBES) Desde que en 1.947 Miguel Delibes obtuvo el Premio Nadal con “La sombra del ciprés es alargada”, se ha ido ganando con firmeza el favor del público y de la crítica, siendo hoy uno de los escritores más leídos de nuestro país. Miembro de la Real Academia Española, cada libro suyo es un acontecimiento. En “El disputado voto del señor Cayo” Delibes aborda un tema de gran actualidad, que es al propio tiempo una de las grandes tragedias de España: el abandono del campo. La acción transcurre en uno de los muchos pueblos prácticamente vacíos y en ruinas del norte de Castilla, donde llega un grupo de jóvenes de uno de los partidos políticos a hacer propaganda electoral. Los recibe el señor Cayo, uno de los dos vecinos que quedan en el pueblo. Su vida es casi robinsoniana y su hablar reposado, lleno de una ancestral sabiduría que infunde sentido humano a su pequeña vida rural que va desvaneciéndose. El lenguaje crudo y desenfadado de los jóvenes que le visitan (Víctor, Rafa y Laly), cultos a veces, inconscientes o ignorantes otras, es el contrapunto necesario para poner en evidencia dos culturas que se ignoran. Una que desaparece poco a poco, sustituida su stituida por otra ruidosa y masificada. Estos dos mundos tan dispares sirven a Delibes para construir una pequeña sátira, profunda y realista, donde el novelista tiene ocasión de mostrarnos una vez más su maestría al describir, con ternura y melancolía, el mundo que se va tras la simbólica figura del señor Cayo…
Fragmentos sueltos – “Tratamos de comerles el coco, pero no es fácil, macho. En el llano el personal es más receloso que la leche. El minifundio es conservador. No reaccionan y parecen estatuas. No saben hacer una 0 con un canuto, pero les jode que alguien trate de enseñarles algo”. – “El Partido quiere que llevemos nuestra voz hasta el último rincón, que no dejemos una aldea, por pequeña que sea, sin visitar”.
– “Se trata de pueblos serranos y pobres, de costumbres ancestrales, que malviven de pequeñas hazas de cereal, frutales y miel. No sé si merecerán el viaje, pero por nosotros que no quede”. “La calle estaba alfombrada de folletos y octavillas, y los coches imprimían en ellas las huellas de sus neumáticos. En las fachadas de las casas, en las tapias de las obras, en los mármoles de los bancos, abigarrados cartelones invitaban a votar a un partido o a otro”. – “La cuestión estriba en cambiar esa sociedad patriarcal. Si hay un reducto del viejo patriarcado, ése está aquí, en estos pueblos”. – “A estos paletos con decirles que les vas a subir las pensiones y doblarles el precio del trigo, los metes en el bolsillo”. – “Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil”. – “El país ahora es libre. Por primera vez en cuarenta años, vamos a hacer con él lo que nos parezca razonable. Todos vamos a decidir cómo queremos gobernarnos, si dejamos los resortes del poder en manos de los de siempre o se los entregamos al pueblo”. – “Ahí van los nombres de mis amigos. Si usted cree que son personas decentes, coge y los vota. Y si cree que son unos sinvergüenzas, parte los papeles por la mitad y punto. Usted vote la opción o la persona que le merezca confianza, señor Cayo. Y si no hay ninguna que le merezca confianza, vote en blanco o no vote”. – “Es que los tíos de Madrid sois la pera. Os creéis que Madrid es el ombligo del mundo, y estáis pero que muy equivocados. Hay que asomarse a los pueblos, macho. Ahí, ahí es donde está la verdad de la vida”. – “Hemos dejado morir esta cultura sin mover ni un dedo. ¿Puedes decirme por qué es más cultura la nuestra? ¿Con qué derecho pretendemos arrancarle de su medio para meterle en nuestro engranaje?”. – “Hemos venido a redimir al redentor. El señor Cayo es como Dios. Sabe hacerlo todo, así de fácil. Y, ¿qué hemos ido a ofrecerle nosotros? Palabras, palabras y palabras. Es lo único que sabemos producir”.
– “¿Dirigentes? Y, ¿para qué quiere el señor Cayo que le dirijan? Él sabe darse de comer, es su amo, no hay dependencia, ¿comprendes? Ésa es la vida, la vida de verdad y no la nuestra. Todos nosotros estamos sofisticados. No hemos sabido entenderlos a tiempo y ahora ya no es posible. Hablamos dos lenguas distintas” – “El señor Cayo podría vivir sin mí, pero yo no podría vivir sin el señor Cayo. Entonces, ¿en virtud de qué razones le pido yo el voto a un tipo así? ¿Me lo quieres decir?”…
LA MORTAJA (MIGUEL DELIBES) La obra de Delibes se compone de cuatro importantes ingredientes: naturaleza, muerte, infancia y prójimo. En “La mortaja”, uno de sus mejores cuentos, se conjugan de manera obsesiva estas cuatro reglas de oro… Veamos, por ejemplo, la primera de ellas: “El trigo, fustigado por el sol, espigaba y maduraba apenas granado y a primeros de junio la cuenca únicamente conservaba dos notas verdes: la enmarañada fronda de las riberas del río y el emparrado que sombreaba la mayor de las tres edificaciones que se levantaban próximas a la corriente. El resto de la cuenca asumía una agónica amarillez de desierto”. El Senderines (protagonista del cuento) es una anticipación del pequeño ratero, enfrentado a la desnudez de la naturaleza, al misterio de la muerte de su padre y a la pérdida de la inocencia…
Fragmentos sueltos “El padre estaba inmóvil como una fotografía. De la boca, crispada patéticamente, escurría un hilillo de baba, junto al que reposaban dos moscas. Otra inspeccionaba confiadamente los orificios de la nariz. El Senderines supo que su padre había muerto”. “Permaneció inmóvil, indeciso, mirando sin pestañear el cadáver desnudo de su padre… Le avergonzaba que la gente del pueblo pudiera encontrarle así a la mañana siguiente”. “El Senderines vaciló entre ponerle o no los calzoncillos a su padre. Al final se decidió a prescindir de ellos porque nadie iba a advertirlo. Tomó los viejos y parcheados pantalones e intentó levantar la pierna derecha de Trinidad, sin conseguirlo. Depositó, entonces, los pantalones al borde de la cama y tiró de la pierna muerta hacia arriba con las dos manos, pero cuando soltó una de ellas el peso le venció y la pierna se desplomó sobre el lecho, pesadamente”.
“El niño se volvió de espaldas al cadáver, con la pierna del padre prendida por el tobillo y de un solo esfuerzo consiguió montarla sobre su hombro derecho. Entonces, cómodamente, introdujo el pie por la pernera y repitió la operación con la otra pierna”. Ante su impotencia para poder vestir el cadáver desnudo, acude al Pernales: – “¿Me ayudarás a vestir a mi padre? – ¿Qué piensas hacer con su ropa? Eso ya no ha de servirle. La ropa les queda a los muertos demasiado holgada. – Te daré el traje nuevo de mi padre si me ayudas. – Si yo abandono mi negocio para ayudarte, justo es que me guardes una atención. ¿Y los zapatos? ¿Has pensado que los zapatos de tu padre no te sirven a ti ni para sombrero? – Te los daré también. – ¡Qué bonito es ese despertador! ¿Sabes que yo siempre quise tener un despertador igualito a éste? – Te lo daré también si me ayudas a vestirlo. – No querrás que le pongamos la camisa nueva, ¿verdad? De esa camisa te sacan dos para ti y aún te sobra tela para remendarla. ¿Y para qué vas a malgastar en un muerto una ropa nueva cuando hay un vivo que la puede aprovechar?”. “Cuando el Pernales concluyó de vestir al muerto, destapó la botella y echó un largo trago. A continuación la guardó en un bolsillo, el despertador en el otro y colocó cuidadosamente el traje y la camisa en el antebrazo”…
PUEBLO (AZORÍN) Azorín es una de las figuras más importantes de la llamada Generación del 98. Frente a Unamuno, Valle–Inclán, Baroja y Maetzu, representa la maestría del estilo, la comprensión de lo viejo y de lo nuevo, la observación minuciosa y sorprendente, la recreación del pasado, el testimonio del tiempo que fluye sin principio ni fin. “Pueblo”, “la novela de los que trabajan y sufren” es una obra maestra. Con su estilo de puntos y puntos y comas, hace pensar al lector, que no tiene más remedio que recrearse en las observaciones (minuciosas y sorprendentes) antes comentadas… Es una novela original que podría llamarse la novela de las cosas y los lugares que comparten la vida del pueblo. En ella nos da el auténtico valor (no descubierto nunca por nosotros) que tiene una taza, un jarro, una ventana, la habitación de un enfermo pobre, una silla, un baúl… En la obra se ve latente también la preocupación p reocupación social del autor, con la mujer enlutada con el niño de la mano, que se repite muy a menudo. “Nuestra ansiedad porque esta mujer y este niño dejen de ser figuras dolorosas”. “Y sentir la limitación. Es el dolor, el dolor que no puede desaparecer de la especie humana”. El epílogo nos muestra a las claras esta preocupación social: “Y esa llamita, que era la inteligencia (lo más aristocrático del mundo) vivía a expensas del pueblo”. “Pero yo sentía una opresión angustiosa, una opresión que no puedo describir con palabras humanas”. Azorín hace que nos entusiasmemos con la sencillez del pueblo, y que penetremos en su dolor, en su trabajo silencioso y callado. ¡Magnífica novela, sin duda alguna!...
DOÑA INÉS (HISTORIA DE AMOR) (AZORÍN) Cuando, en 1.925, Azorín publica su novela “Doña Inés”, el escritor era ya muy famoso en la vida literaria española. Había publicado más de cuarenta libros y cientos de artículos periodísticos, y era miembro de la Real Academia Española desde el año anterior. Su nombre auténtico, José Martínez Ruiz, y su pseudónimo literario (Azorín) no sólo evocan el recuerdo de un extraordinario prosista, dotado de exquisita sensibilidad, sino también la imagen de un hombre que desde muy joven se había interesado por las cuestiones políticas del país, interviniendo en ellas, primero con ideología anarquista, y más tarde, como miembro del partido conservador. Pero, sobre todo, lo que el nombre de Azorín sugiere, en este año de 1.925, es la nómina completa de la generación literaria más ilustre de la España de entonces: Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado, Miguel de Unamuno y Ramón María del Valle-Inclán. Los cinco grandes de la Generación del 98. “Doña Inés” es, por consiguiente, la obra de un escritor en la cumbre de toda su fortuna, social, literaria y política…
Argumento “Doña Inés” es un relato ejemplar en el que la protagonista renuncia al amor del hombre que ama (el poeta Diego de Garcillán) en beneficio de una amiga pobre de nombre Plácida. Como consecuencia de esta renuncia, hace donación de una parte de sus riquezas entre amigos y servidores y, finalmente, consagra el resto de su vida al ejercicio de la caridad, fundando un orfanato en tierras lejanas (la República Argentina)… Junto a la historia de Doña Inés encontramos la de Doña Beatriz de Silva (enamorada del rubio y guapo trovador), leyenda que con distintas variantes es común a toda la literatura europea. El escenario de los relatos es la ciudad de Segovia, en unos días determinados de un acontecer concreto del año 1.840. La ciudad monumental sirve de fondo bellísimo y estático, junto a dos temas que merecen atención propia: el amor y el entorno social y político donde éste se desarrolla.
Azorín subtituló su novela como “Historia de amor”, lo que parece significar que el sentimiento amoroso era el tema más representativo en ella. Pero si miramos bien, no es el amor en sí lo que resalta en sus páginas, sino más bien el hecho preliminar a todo amor: el enamoramiento entre Doña Inés y el poeta Diego de Garcillán. Todo el relato está maravillosamente engarzado en el estilo propio de Azorín, que es lo que da coherencia absoluta a todo el contexto. En primer lugar, el léxico. El autor introduce en su prosa extrañas palabras (muy técnicas e inusitadas), pero aunque se desconozcan sus significados, no es incomprensible la frase en que están insertas. Y en segundo lugar, la prosa de Azorín, caracterizada por el uso de muchos puntos seguidos y el magnífico arte de la descripción… Torrente Ballester ha dicho que Azorín tiene “ojos de pintor y alma de intelectual”. Suponemos que al decir “pintor” ha querido significar que un noventa por ciento de las páginas están empleadas en la descripción, y que esta descripción es realizada con el instrumental manual del escritor (la pluma) que tiene calidades y cualidades muy semejantes a las que comporta el empleo del pincel para un pintor. La descripción realizada por el literato no la vemos con el órgano de la visión corporal, sino con lo que un romántico llamaría “ojos del alma”…
Fragmentos sueltos “La desconocida es alta y esbelta. El seno, lleno y firme, retiembla ligeramente con el caminar presuroso. Cuando la dama se inclina, el ancho círculo de la falda, se levanta en su parte de atrás y deja ver la pierna de una línea perfecta. La cara de la desconocida es morena. En lo atezado del rostro, resalta el rojo de los labios”. “Cuando la dama camina, lentamente, con majestad, de rato en rato enarca el busto como si fuera a respirar. Otras veces, con movimiento presto y nervioso, Doña Inés de Silva (que éste es el nombre de la bella desconocida) hace ademán de aupar y recoger en el seno el amplio y fino encaje de mantilla”.
“De pronto, sin saber por qué, misteriosamente, Diego ha vuelto la cabeza y ha visto a Doña Inés. La mirada del poeta ha quedado clavada en los ojos de la dama; la mirada de la dama se ha posado en los ojos del poeta. El aire es más resplandeciente ahora. Los pájaros trinan con más alegría. Canta la calandria y contesta el ruiseñor. Las montañas son más azules. El agua es más cristalina. El cielo es más brillante. ¿Es el primer día de la creación? ¿Ha nacido ahora el primer hombre? Los ojos del poeta no se apartan de la faz de la dama, ni los ojos de la dama del rostro del poeta. Una flecha, invisible, ha partido de corazón a corazón”. “¿He dicho ya que los ojos del trovador eran azules y era rubia su larga melena? La melena del trovador era lo que más hechizaba a Doña Beatriz. La melena era larga, sedosa. Envolvía su faz como una aureola resplandeciente de oro. Las manos de Doña Beatriz ansiaban acariciar la seda suave de la melena del trovador”. “Ese día el trovador había caminado por el bosque; sus guedejas estaban enmarañadas. Doña Beatriz, con gran cuidado, lentamente, como si se tratara de un niño, pasaba y repasaba el peine por el cabello largo y sedoso del trovador”. “Querido tío Pablo: no he dormido en toda la noche. He oído todas las campanas de los conventos que tocaban a maitines. ¡No las volveré a oír más! He escuchado el canto de los gallos de todos estos contornos. ¡No los volveré a escuchar más! La ausencia mía de España me será dura. No tengo más remedio de marcharme”… “Vendrá usted y le entregarán esta carta” (en ella se especifica el reparto de todos sus bienes, Plácida y Diego incluidos)… “Los niños se detienen en sus juegos y levantan la cabeza. En el cristal se divisa una cara. La cara está pálida; anchas y profundas son las sombras de los ojos. Las arrugas de la faz son hondas. Los niños sonríen y levantan sus manecitas. ¡Mama Inés! ¡Mama Inés!, gritan palmoteando. No puede ya ya salir de su aposento la anciana fundadora del soberbio colegio. Su mano blanca se posa en sus labios y envía un beso, cuatro besos, muchos besos a los niños del jardín”…
MARCELINO PAN Y VINO (JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ SILVA) No es necesario explicar el argumento de este conocido cuento, leído por todos los niños del mundo; cuento que es, nada más y nada menos, que ese poco de eternidad que la literatura llega a conseguir, al intentar entrometerse en el corazón y en la vida de los hombres. Seguro que su autor escribió esta hermosa fábula, sin esperar nunca la enorme y merecida fortuna lograda al ser traducida a todos los idiomas. En “Marcelino pan y vino” y en el resto de sus narraciones, José María Sánchez Silva tiene el misterioso don de conseguir, con los menores elementos, la perfección, la sencillez y la unidad (el mismo don de Juan Ramón Jiménez en “Platero y yo”)… El gran poder de comunicación de Sánchez Silva logra que, por un relato tan breve, nos sintamos impresionados durante mucho tiempo. Así, un personaje que en una novela larga hubiera podido conquistarnos con su completa biografía, nos impone aquí, en un espacio cortísimo, la totalidad de su fisonomía. Otro rasgo de los escritos de Sánchez Silva es el paso de lo natural a lo insólito, de lo cotidiano a lo fabuloso, mejor aún, a lo divino. A todos los cuentos de nuestro autor los une una línea de honda y trascendente preocupación religiosa. Libro “para todos” y, sin embargo, con muchas puertas, ventanas y resquicios, para que unos entren más y otros menos, para que el huerto que ofrece sea gustado, desde dentro o fuera del cercado, con aprovechamientos muy distintos…
RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL (RAMÓN J. SÉNDER) Ramón J. Sénder, aragonés, Premio Nacional de Literatura en 1.935, es uno de los grandes novelistas españoles de la actualidad. “Réquiem por un campesino español” es la narración más conseguida del autor. El relato es de una perfecta sobriedad, con una sencillez profunda y estremecedora. Esta novela corta, cuyo título anterior fue “Mosén Millán”, recoge un dramático episodio de la Guerra Civil española en un pueblecito aragonés. Mosén Millán se dispone a ofrecer una misa en sufragio del alma de “Paco el del molino” (a través de la figura de Mosén Millán y de su postura en el relato, el autor hace una fuerte crítica de los curas y de la iglesia). Mientras aguarda a los asistentes (no acude a la misa nadie del pueblo, a excepción de los caciques), el sacerdote va reconstruyendo los hechos: comienza recordando la infancia de Paco el del molino (a la sacristía han llegado solamente D. Gumersindo, D. Valeriano y D. Cástulo Pérez, caciques del pueblo, causantes de la muerte de Paco, y que ahora se pelean por pagar la misa. La gente trabajadora no asiste)… Mosén Millán sigue recordando, con muchos detalles, la infancia de Paco. Llama la atención el siguiente hecho: un día Mosén Millán le pidió que le acompañara a llevar la extremaunción a un enfermo grave, que vivía en una cueva abierta en la roca. La miseria de aquella cueva impresionó hondamente a nuestro protagonista y le influyó en su futura lucha socialista… – “Hay gente en el pueblo que vive peor que los animales y hay que hacer algo para remediar esta miseria”, decía Paco a Mosén Millán, cuando todavía era un niño… Ya en su juventud, otra anécdota de la vida de Paco es recordada por el sacerdote: el alcalde prohibió que tres rondallas diferentes y rivales saliesen por temor a altercados. A pesar de la prohibición, salió Paco con los suyos y la pareja de la guardia civil disolvió la ronda y lo detuvo a él. Lo llevaron a dormir en la cárcel, pero Paco echó mano a los fusiles de los guardias y se los quitó. El alcalde recuperó los fusiles y echó tierra al asunto.
Mosén Millán visitó a Paco con este motivo, diciéndole que el municipio podía ser castigado sin guardia civil. – “¿Para qué queremos a la guardia civil? – respondió Paco –. En lugar de traer guardia civil, se podían arreglar las cuevas”… Continúa recordando el sacerdote la boda de Paco el del molino. Después de la boda se celebraron elecciones en el pueblo. Los nuevos concejales eran todos jóvenes y contrarios al sistema de arrendamiento de pastos del sr. duque. Paco el del molino creyó, por primera vez, que la política valía para algo: – “Vamos a quitarle la hierba al duque” – repetía. “Desde el día que fuimos a la cueva a llevar el santolio, otros y yo cavilamos para enmendar esta vergüenza”. Se celebraron nuevas elecciones, porque a juicio de D. Valeriano, habían sido ilegales. En la segunda elección salió Paco el del molino. Las aldeas acordaron, por iniciativa de Paco, no pagar los pastos al duque. La respuesta de éste no se hizo esperar: – “Doy orden a mis guardas de que vigilen mis montes, montes, y disparen sobre cualquier animal o persona que entre en ellos”. Paco propuso entonces que los guardas fueran destituidos y se les diera un cargo mejor retribuido en el sindicato de riegos, en la huerta. Los ganados del pueblo entraron así sin dificultad en los montes del duque. También propuso Paco derribar las cuevas y hacer casas. Un día del mes de julio la guardia civil de la aldea se marchó con órdenes de concentrarse en un lugar donde acudían las fuerzas de todo el distrito. Fue entonces cuando llegó a la aldea un grupo de señoritos con vergas y con pistolas. Mataron a seis campesinos (entre ellos, cuatro de los que vivían en las cuevas), y dejaron sus cuerpos en las cunetas. Paco el del molino había desaparecido y era buscado por todos sitios. El barbero y cuatro concejales más fueron matados. D. Valeriano se lamentaba de lo que sucedía, pero empujaba a los señoritos de la ciudad a matar más gente. Nadie más que el padre de Paco sabía dónde estaba escondido su hijo. Mosén Millán fue a su casa. Dando a saber que conocía dónde estaba escondido Paco, hizo que sus padres cayeran en la trampa, y revelaran el escondite.
Los señoritos arrancaron de Mosén Millán la afirmación de que sabía dónde se escondía Paco. La suerte estaba echada… El mismo Mosén Millán va al escondite e incita a Paco a entregarse. Le han prometido que le juzgarán en un tribunal y no le harán nada. Paco el del molino es fusilado en el cementerio, habiendo sido absuelto antes por Mosén Millán…
CAROLUS REX (RAMÓN J. SÉNDER) Magnífica novela, en cierta manera biográfica, del rey de España Carlos II el Hechizado, hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria. El rey débil, enfermizo y de escasa capacidad mental que reinó en España en el siglo XVII queda muy bien retratado y caracterizado en esta buena novela de Ramón J. Sénder… Muchos de los datos biográficos de Carlos II que podemos leer en cualquier enciclopedia aparecen, con gran lujo de detalles, en la novela de Sénder, complementados con el enriquecimiento de los diálogos y con la viveza de una narración cercana que llegamos a comprender a la perfección. La mayor parte de la novela abunda en los importantes aspectos siguientes: – Los preparativos de la boda de Carlos II con María Luisa de Orleans. – Las relaciones del “Hechizado “con su madre y con su hermano bastardo. – La vida corrupta de la Corte. – La Inquisición. – Los problemas de la España de aquel entonces etc…
Fragmentos sueltos de la novela “El enclenque Carlos II de España y de la mitad del planeta se quería casar. – La reina de España será la gabachita María María Luisa o nadie” – decía a su medio hermano D. Juan, hijo bastardo de Felipe IV. “Creyendo D. Juan que su medio hermano D. Carlos, por su memez augusta, estaba incapacitado para reinar, conspiraba contra él”. “La nobleza estaba dividida en dos grandes bandos: por una parte D. Juan, y por otra la reina madre, que no podía verlo ya que su bastardía le recordaba la infidelidad del rey”.
“Era D. Juan inteligente, decidido y astuto. Naturalmente, dominaba a Carlos II. La reina madre le tenía miedo a los dos: a D. Juan, por su agudeza venenosa, y a su propio hijo Carlos, por su simpleza”. “D. Juan creía que, en caso de que D. Carlos muriera sin descendencia, lo que era todavía posible, heredaría el trono. Pero he aquí que D. Carlos se había enamorado. La de Orleans lo traía obseso e impaciente”. “D. Juan soñaba con arrancar al rey, en pago de sus buenos servicios, el nombramiento público y oficial de infante del reino, el cual le daría los derechos legales de sucesión en caso de quedar el trono vacío”. (Pero este nombramiento no fue conseguido nunca, siendo el propio D. Juan quien moriría antes). “Cada vez que Carlos hablaba de su novia, besaba su retrato y encogía el catalejo”. “No faltaban quienes creían que el amor de Carlos hacia María Luisa de Orleans llevaría al rey a desentenderse de los negocios de Estado, y que la reina madre aprovecharía ese descuido para restablecer su autoridad”. “La entrada de María Luisa de Orleans en Madrid tuvo lugar el día 13 de enero de 1.680, teniendo la princesa menos de 18 años”. (El recibimiento está muy bien descrito en la novela, como asimismo el anacrónico boato de la Corte y mil detalles significativos de la podredumbre de aquella época). “Asuntos, que debían haber sido resueltos, llevaban años sin ser tomados en consideración por el Gobierno, y en cierto modo se podía decir que no existía siquiera ninguna clase de Gobierno”. “El Gobierno no era ni bueno ni malo. No era ninguno. Los problemas llevaron al rey a tomar una decisión y a nombrar Privado al duque de Medinaceli”. “Había que hacer algo urgente y radical para tratar de curar al rey de su esterilidad”. “Pronto se llenará el aire del humo de la carne hereje, que es el incienso más grato al Señor, según me ha dicho el Inquisidor General". (Es impresionante lo que se cuenta en la novela sobre la Inquisición y sobre la vida baja y rastrera de los inquisidores. Uno de ellos tenía un harén con las doncellas más guapas que debían ser quemadas en la hoguera)…
Son curiosas las siguientes anécdotas de la vida de Carlos II: – Hacer ahorcar a un caballo del que se había caído María Luisa de Orleans. – Querer matar a dos hombres que habían visto las intimidades de María Luisa, al querer salvarla. – Desenterrar a su propio padre para besarlo. – El exorcismo realizado para quitarle el “hechizo” causante de su esterilidad etc… Novela, pues, de J. Sénder de gran interés para conocer a fondo la vida de un rey nefasto, así como la situación de España en aquel entonces. (Situación que te impresiona y te enoja al mismo tiempo)…
EL BANDIDO ADOLESCENTE (RAMÓN J. SÉNDER) “Es sabido que, entre 1.870 y el final del siglo XIX, el hombre se hacía su propia ley, con la pistola y el rifle, en los territorios de Nuevo Méjico (Estados Unidos). El que tenía mejores armas y mejores nervios se imponía. Era precisamente lo que sucedió por algún tiempo con Billy the Kid”. “Representaba Billy la ley natural en un país y en un tiempo en el que el derecho escrito apenas si existía. Era Billy the Kid ese brazo del sentido social que precede históricamente en todos los pueblos al establecimiento de alguna clase de orden jurídico”. “Nadie vio a Billy acercarse a una mujer, especialmente si era ya de edad, sin quitarse antes el sombrero. Y era un espectáculo notable verlo ayudar en la calle a alguna anciana que necesitaba asistencia. Los ojos de Billy ardían de respeto, emoción y piedad”. “Billy hubiera sido un chico modelo, si hubiera vivido en una selva virgen sin otras normas que las de la naturaleza, donde cada cual hubiera tenido que hacerse la ley. No se puede dudar de su generosidad. Le gustaba sobre todo hacer favores a gente madura y vieja”. Billy, a pesar de esta generosidad y de su bondad, empezó a matar y a manejar el rifle desde edad muy temprana. Pero fue la muerte de su amigo la que hizo de él un genuino enemigo, no sólo de la sociedad sino del mismo hombre. Hasta esta muerte había tenido alguna clase de esperanza, pero a partir de la misma “mataría hasta que fuera vengada satisfactoriamente”… La novela transcurre con múltiples aventuras de Billy, finalizando con la muerte del mismo. Muchas de estas aventuras tienen lugar entre ganaderos que tratan de imponer su ley por medio de las armas, buscando siempre mejores pastos para sus ganados. “El dueño de rebaños que tiene defensores más valientes y mejor organizados subyuga al agricultor indígena y le impone su ley. El dueño de grandes rebaños que llega a ser poderoso necesita hombres armados que lo defiendan. En esto se basa el Estado primitivo y sobre él se ha ido formando el Estado moderno”…
EL RÍO (ANA MARÍA MATUTE) “Después de once años, he vuelto a Mansilla de la Sierra, el paisaje de mi niñez. El pantano ha cubierto ya el viejo pueblo, y un grupo de casas blancas, demasiado nuevas y como asombradas, resplandecen en el verdor húmedo del otoño”. “Después de tanto tiempo, regresar al antiguo paisaje remueve y reaviva las imágenes borrosas, al parecer olvidadas, que saltan ante nosotros con un extraño significado actual”… Éste es el comienzo de esta novela de Ana María Matute, y en él está contenida toda la trama futura de esta magnífica obra. Podríamos decir que, en “El río”, la autora nos recuerda ciertos momentos de su niñez (sensaciones y pensamientos más íntimos incluidos), visto desde su lenguaje adulto: un lenguaje vivo, profundo, íntimo, sensible, repleto de humanidad…, que cala en el lector y le hace sentir nostalgia de muchas de sus actuaciones infantiles… Ana María Matute escribe muy bien y es un deleite leer pausadamente cada uno de los pequeños capítulos en los que nos recuerda su infancia. Su gran sensibilidad queda patente en cada uno de estos capítulos, en cada renglón, en cada palabra… Novela, por tanto, intimista, que gusta leer y saborear, recordando los momentos más importantes en nuestra alma de niño…
Algunos de los capítulos – – – – – – – – – – – –
Los disfraces. Los venenos. Los hornos. Las nueces. El pastor niño. El eco. Las ortigas. Los murciélagos. El hombre del chocolate. chocolate. El cementerio cementerio de los caballos. caballos. Los carboneros. Los árboles.
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El barro. Los morales. Las jaulas. Cementerios de mariposas. La selva. Gran Animal…
“Alguna vez las ovejas saltan la tapia del cementerio y van a pacer entre las tumbas. Sobre la de Gran Animal retumbarán como diminutos tambores las breves pezuñas, roerán los dientes, soplarán cálidamente los corderos”…
FIESTA AL NOROESTE (ANA MARÍA MATUTE) La novela comienza con el carro de Dingo, el titiritero, camino de la Artámila (alta, baja y central). Su carro atropella a un niño y lo mata… Cuando parece que Dingo, el titiritero, será el protagonista de la novela, descubrimos que su figura es sólo un pretexto para presentarnos a Juan Medinao, auténtico hilo conductor de todo lo que va a venir después (la novela concluye con el entierro del niño atropellado, lo que demuestra que la historia narrada no tiene a Dingo como figura principal). Dingo busca la protección y la ayuda de Juan Medinao, amigo de su infancia, al que había engañado treinta años antes, llevándose los ahorros que tenían ambos escondidos debajo de un árbol. Dingo se había ido 30 años antes, pero Juan Medinao se había quedado en la Artámila. Se quedó allí para siempre, en la tierra exasperada, en el dramatismo de sus árboles, de sus rocas, de sus caminos… Juan Medinao era el dueño, el “amo” de media Artámila. De ahí que los que están velando la muerte del niño se callen secamente ante su presencia. El “amo” había entrado y las miradas de los campesinos (hombres y mujeres) se volvieron hoscas y rencorosas… Es en el velatorio cuando Juan Medinao empieza a rezar. Su oración no tenía nada que ver con su voz. Su oración era una vuelta a la adolescencia, a la infancia, a su soledad. A partir de aquí se nos cuenta la historia de nuestro protagonista desde su niñez. – Su familia (los Juanes). Su padre era la brutalidad, el temor, la fuerza avasalladora, los golpes. Tuvo un hijo con Salomé, una mujer que no era su esposa. Su esposa verdadera se ahorcó al nacer el hijo bastardo. – Su amistad con con Dingo y la huida de éste. – Sus sentimientos hacia Pablo Pablo Zácaro, su hermanastro, el hijo de Salomé. – Su relación con su medio hermano.
Pablo Zácaro, al mando de los jornaleros, pide aumento de sueldo a su hermanastro Juan Medinao, y se convierte en el líder campesino que defiende los intereses obreros ante el “amo”. “En la baja Artámila la tierra es mía. El que no quiera trabajarla, que se marche”. Los campesinos se doblegan ante el “amo”, pero no así Pablo Zácaro, que se convierte en la figura y en el hombre que Juan Medinao no ha llegado a ser… “La casa de los Juanes estaba ahora llena de eco; eco de su soledad y de su silencio. No había silencio más que en su casa y en su tierra, porque tenía el alma llena de gritos. Pablo Zácaro, en cambio, existía con auténtica serenidad, sin arrebatos”. Un deseo extraño le empujaba a Juan Medinao hacia Pablo Zácaro. Tanto era su deseo que se casó con la novia de Pablo para atraerlo hacia él… He aquí unas palabras de Pablo Zácaro a nuestro protagonista: “Te he visto crecer por encima de mí, he visto cómo andabas entre todos nosotros. Cuando tenías quince años y deseabas una mujer, en lugar de ganarte su amor, huías lejos y te masturbabas. Cuando te pegaban y te insultaban, en lugar de defenderte, rezabas, llorabas y huías. Cuando odias, como no puedes matar, perdonas. Tienes dinero y lo guardas. Mi cuerpo te rechaza porque estás podrido. No haces nada. No tienes ningún cometido en la vida. Tú no eres nadie. Tú no eres nada”. “Juan Mediano era un hombre condenado al vacío, a la ausencia”. La novela finaliza con esta sensación de vacío y de ausencia de nuestro protagonista, violentando a Salomé, madre de su hermanastro, y abusando de ella. La triste novela de Ana María Matute nos habla de la vida de un hombre, perdida en una pequeña aldea. La vida del “amo”, condenada al vacío, a la soledad, a la ausencia, al dramatismo, a la angustia y a la desesperanza…
VOLVORETA (WENCESLAO FERNÁNDEZ FLORES) Entre la copiosa producción literaria de Wenceslao Fernández Flores destaca “Volvoreta”, no como la mejor ni la más humorística, sino como una de las más entrañables. El realismo y naturalismo, que tan en boga estuvieron a finales del siglo XIX y principios del XX, influyeron notablemente en el autor. “Volvoreta” puede muy bien ser registrada en aquella escuela. Posteriormente, la producción de Wenceslao se libra de aquellas influencias para hacerse más intencionada, a través de un humor elegante y de gran calidad literaria. “En “Volvoreta” no hay tesis alguna. Es un canto al primer amor, a los sentimientos juveniles, a las primeras desilusiones que nos da la vida, a la tierra que nos ve nacer y nos forma, conforma y predispone para el resto de nuestros días (novela no ajena a la biografía del autor)… El ambiente gallego queda reflejado con auténtica maestría… En “Volvoreta” están ya anticipadas las cualidades descriptivas de Wenceslao. En Sergio, el protagonista, depositó el autor muchos de sus sentimientos personales. Entre el tímido Sergio y Wenceslao no media distancia alguna. El primer amor de Sergio con su criada traerá a muchos el recuerdo de la primera etapa de su vida…
RETABLO JOVIAL (ALEJANDRO CASONA) En 1.931, recién proclamada la República, se pusieron en funcionamiento en España las llamadas “Misiones Pedagógicas”, que tenían como objetivo primordial la educación popular de los apartados pueblos de nuestra geografía. “El teatro del pueblo”, junto a “La Barraca” de García Lorca, recorría el mapa rural de la península llevando los goces del arte escénico a los más apartados rincones campesinos. El teatro de las “Misiones Pedagógicas” era una farándula ambulante, formada por estudiantes que, con sobrios ropajes y decorados, actuaba al aire libre ante auditorios rústicos y casi analfabetos. La comedia y el drama eran géneros demasiado evolucionados para aquella clase de público, por lo que fueron la farsa, el proverbio y la fábula su expresión natural, como lo eran en la música el romance oral, la cantiga y la serranilla. Juan del Encina, Lope de Rueda, Cervantes, Calderón, Ramón de la Cruz y Moliere formaban la nómina de sus autores predilectos. El maestro Manuel Cossío decía de este teatro de las “Misiones Pedagógicas”: “no hacemos más que devolver al pueblo lo que es del pueblo”. Alejandro Casona tuvo la fortuna de dirigir, durante cinco años, este teatro popular por más de trescientos pueblos españoles, representando en las plazas de los mismos un interesante repertorio ante el feliz asombro de las aldeas visitadas. “Si de alguna obra bella puedo enorgullecerme de haber hecho en mi vida, fue aquélla. Si algo serio he aprendido sobre pueblo y teatro, fue allí donde lo aprendí. Trescientas actuaciones al frente de un cuadro estudiantil y ante públicos de sabiduría, emoción y lenguaje primitivos, son una educadora experiencia.
Allí comprobé que los grandes autores cómicos universales pueden divertir noblemente a un auditorio rural, y acaso más profundamente que a un público cultivado… Muchos de nuestros campesinos no han oído jamás el nombre de Cervantes, pero ninguno ignora el nombre, el gesto y la significación de Sancho”. Alejandro Casona descubrió que muchas de las escenificaciones que realizaban (de Cervantes, Boccacio o el Conde Lucanor de D. Juan Manuel) eran conocidas, en versiones populares, por aquel público aldeano. De ahí que llegara a convencerse de que, efectivamente, con su teatro, lo único que hacían era devolver al pueblo lo que era del pueblo. Las historias populares que pasaban de boca en boca, no eran sino simples deformaciones de obras maestras de la literatura. De ahí que dichas obras maestras gustaran tanto a aquel auditorio aldeano de la amplia geografía de España. Se estaba poniendo en escena la propia tradición oral de aquellas gentes… Un día, el maestro Cossío le dijo a Casona que sería necesario escenificar para nuestro teatro ambulante algún capítulo del Quijote. Y Antonio Machado le apuntó: “los juicios de Sancho, además de malicia y donaire, tienen ese sentido natural de la justicia inseparable de la conciencia popular”. Casona recogió esta indicación del poeta como una orden, y una semana después leyó con él el capítulo de Sancho Panza en la ínsula, que fue incorporado inmediatamente al repertorio trashumante. Igual ocurrió con el proverbio XXXV de “El Conde Lucanor”: “Entremés del mancebo que casó con mujer brava”, semilla fraterna de “La tarasca domada” de Shakespeare. Shake speare. Éste es el origen de las dos primeras y conocidas farsas que Alejandro Casona recoge en su “Retablo jovial”, e incluso de la tercera, “Farsa del cornudo apaleado”, que recoge la historia LXXVII del “Decamerón” de Boccacio. En estas tres obras (de Cervantes, D. Juan Manuel y Boccacio) el trabajo de Casona se ha limitado a trasladar al diálogo escénico el lenguaje y el tono de las narraciones originales. Las dos siguientes obras del “Retablo jovial”, “La fablilla del secreto bien guardado” y “Farsa y justicia del corregidor”, las ha sacado Casona de la tradición popular, por lo que ha utilizado en ellas todas las licencias artísticas permisibles (recreaciones personales con plena libertad). ¡Teatro sencillo el de Alejandro Casona, arraigado tan hondamente en el alma de nuestro pueblo!”…
LOS PAPELES DE AGUA (ANTONIO GALA) “Asunción Moreno no fue nunca una mujer sencilla de entender. Y menos aún cuando se convirtió en Deyanira Alarcón, una escritora que triunfó con sus novelas. Hasta que una de ellas no gustó, y Deyanira decidió irse a Venecia a poner punto y aparte en su vida. “Los papeles de agua” son sus cuadernos, escritos en la ciudad de las góndolas para entenderse a sí misma a medida que pasaban los días y con ellos la desidia. El diario escrito por Deyanira refleja a una mujer que trata de sobrevivir escribiendo, después de haber renunciado a un tipo de literatura que sólo sirve como literatura… Una mujer que pudo olvidarse de sí misma cuando descubrió a Aldo y la vida que nunca había vivido… El libro contiene confesiones desprovistas de todo pudor. Nunca hubiera visto la luz si Deyanira Alarcón no hubiera encontrado su destino precisamente cuando huía de él”… (Contraportada del libro). “El libro es un conjunto de reflexiones, vividas con desgarro por la protagonista, sobre el amor, la soledad y la felicidad siempre perseguida y con excesiva frecuencia no encontrada. No es una autobiografía ni un diario. Ni un estudio sobre el sexo (aunque abunden las páginas sobre el mismo). Ni un relato de aventuras contra la mafia y la política. Sin embargo, contiene todo lo anterior”… (Prólogo del libro).
Fragmentos sueltos “Fui desvirgada en los retretes de un cine de barrio. Un hombre vino a sentarse cerca de mí. Luego un poco más cerca. Luego en la butaca de mi derecha. No había mucha gente. Sentí un primer contacto de su rodilla, tanteador y exploratorio. Lo aguanté. Sentí que subía el brazo izquierdo hacia mi espalda y llegaba a mis hombros. Recliné en él mi cabeza. Su mano derecha aterrizó en mi muslo. Crucé esa pierna sobre la otra para facilitar la operación. Mientras su mano derecha se ocupaba de mis pechos, la izquierda empujó mi cabeza hacia su boca”… (Y un largo etcétera, en el que puede uno imaginar lo que ocurrió después en el retrete)…
“Estaba tendida en la cama, y Bianca, desnuda, me desnudaba despacio. Cada gesto, cada mirada, cada caricia estaban repletos de entusiasmo. Nunca jamás había sentido ni presentido, una correspondencia de gestos tan adivinados e intuidos. Era una comunidad en el placer, un agradecimiento, una unanimidad, una coincidencia en entregar a ciegas lo que iba a ser recibido, una generosidad nunca imaginada. No era felicidad, era la plenitud. Era sentir mi ser entero y verdadero. Eran todos los deleites, las concupiscencias, las fruiciones, las voluptuosidades que había soñado de niña, de adolescente y de mujer, pero reales y multiplicadas, blanqueadas, bautizadas por la espontaneidad del deseo verdadero, del que más quiere y más recibe, inagotable en abrirse y en darse”. “En contra de la homosexualidad no tengo nada. Tampoco antes del otro día con Bianca. Sé que no es una enfermedad, ni un vicio, ni un pecado. Para mí es una forma de ser y de sentir, quizá no el sexo solo. Que la sociedad la acepte y la respete o no, depende de la sociedad y de su desarrollo, o quizá de la conveniencia. Y también de la Iglesia, que calla sólo cuando le afecta”. “Siento la exigencia de estar sola con los ojos cerrados, aunque de vez en cuando los abra para no descalabrarme en esta ciudad tan extravagante y tan mal organizada. Sé que todo ser humano está, en su fondo y siempre, solo. Yo lo he estado y sigo estándolo. Necesito sentirme sola. No tengo manos para escribir ni para acariciar, No tengo ojos para vez, ni oídos para oír, ni labios para hablar”. “Lo que acaba de decir Bianca es la pura verdad. ¿Qué hacemos en Venecia? Vivir… Viajamos y nos movemos en todos los sentidos. Estamos abiertas a cuanto nos llegue de esta ciudad tan aislada y sin puertas. Todo lo que signifique experiencias nuevas, diversión, desvergüenza y también placer. Qué miedo le tenéis en España a esa palabra”… “Nos acostamos con quien nos agrada. Sin mañana. Sin una obligación ni un contrato ni una paga. Somos dos ninfas libres, sin amigos oficiales”. “El sexo es mucho más humano que el amor. El amor es un sobreañadido, como la firma en un cuadro. Es un invento de insatisfechos, para justificar los gestos maravillosos que, a los sucios, les parecen sucios”.
“A los fanatismos que nos acosan y ensombrecen hay que responder con el arma juiciosa de nuestras carcajadas, con el alegre sexo, con el sexo diáfano y dadivoso, con el sexo gozosa y ciegamente recibido. ¿Qué he conseguido yo en mis cuarenta años de vida? Sólo cansarme y estar cansada. Sólo mirar la vida por el ojo de una mala cerradura”. “ ¡Qué gran lección de vida me han tirado a la cara! Ojalá no sea aún tarde. Pienso en Aldo, y siento celos de Nadia y Bianca. Pienso en ellas y siento celos de él. Pero si pienso de verdad en mí, estoy convencida de que es envidia de los tres lo que realmente siento. De los sexos abiertos de ellas, del sexo erguido de él. Es eso lo que anhelo ahora mismo. Es eso lo que puede salvar a cualquiera”. “Entró Aldo, y no había nada que hablar entre los dos. Estaba todo dicho. Porque el amor engaña siempre. Engaña sobre todo cuando dice la verdad. Quizá nace tan sólo con el fin de engañar. El sexo, en cambio, es elemental, sencillo y evidente. Él no sabe mentir, salvo cuando las mujeres, por dinero o por amor, fingimos los orgasmos”. “Echamos el mejor polvo de nuestra vida. En la oscuridad de la carne festejada se encendió el eslogan: – goza, imbécil, imbécil, y déjate de amenazas –. Y eso fue lo que hice. Y me inundó de gozo y de simiente. Y morí. Cuando abrí otra vez los ojos, había resucitado. Dios, mi dios, aún estaba al alcance de mi mano”. “Aldo Ucceli es un ser antisocial: uno de los más peligrosos miembros de lo que llama usted la mafia”. “Aldo y yo estábamos solos. Y sucedió lo que sucedía siempre. Quizá esta noche de una manera más desesperada, con la misma pasión y la misma ansia con que dos náufragos se agarran a un mismo salvavidas. No olvidaré nunca, aunque viviera miles de años, la forma en que me tuvo y en que me obligó a mí a tenerlo a él”. “Fundirme con él, hundirme en él, abrirme para recibir su sexo inevitable, extraviarme en la niebla azulada de sus ojos, descansar en la propiedad privada de su pecho, enloquecer para siempre un instante”.
“Los animales gozan mucho mejor que nosotros de la vida. El sexo es el protagonista de la suya. Y no siempre para transmitirla, esa secular obsesión de la Iglesia católica, como si Dios, en el improbable caso de existir, fuera idiota. Quien inventa el olor, el sabor, el oído, la vista, el tacto y el sexo, no los inventa con una lista de prohibiciones. Todo sirve, o todo puede servir, para todo”. “El gran motor del mundo, sin necesidad de hacerlo productivo además de gozoso, es el sexo por sí mismo”. “ Son los bonobos los que nos dan las mejores lecciones. Me satisface mucho que sean parientes nuestros lo bastante cercanos, aunque los imitemos poco o mal. Para ellos el sexo es una fiesta y una diversión inagotables: con las hembras o sin ellas. Cuando se suscita un conflicto entre grupos, no se molestan en competir por la jerarquía ni por el territorio. El sexo apacigua las enemistades con las mutuas satisfacciones”. “Aldo se tumbó sobre mí después de descubrirme y con un leve movimiento de su cuerpo me colocó sobre él. Sentí su aliento en mi oreja. Tiró de mí hacia arriba como si fuese una pluma, sin esfuerzo alguno. Me besó en la boca sin ninguna prisa. Luego me hizo girar, posó su mano en mi sexo, lo abrió, sus labios dialogaron con mis labios secretos y me sentí acariciada hasta el alma”. “Poco tiempo después, Deyanira Alarcón y Aldo fueron tiroteados y asesinados. Sus cuerpos tardaron algún día más de lo imprescindible en ser recuperados”…
LA PASIÓN TURCA (ANTONIO GALA) Primera reseña “Desideria Oliván vive una vida asfixiante y aburrida en su Huesca natal hasta que un día, en un viaje con su marido a Turquía, descubre en brazos de Yamam lo que es el amor y la pasión. Tras abandonarlo todo, se reúne con él en Estambul, que será a la vez su refugio y su cárcel. Un tierno y apasionado relato que hace una profunda reflexión sobre el amor, el deseo y la pasión y la forma en que a él nos entregamos”.
Segunda reseña “Desideria Oliván es una joven que vive en Huesca. Insatisfecha en su matrimonio, sin posibilidad de tener hijos por la esterilidad de su marido, agobiada por un mundo que se le hace pequeño y asfixiante, espera que llegue una verdadera razón para vivir, sumergida en el amor a su pequeño perro y a la amistad con dos compañeras de su época de estudios y sus respectivos maridos. Aficionados a viajar, realizan cada año un viaje juntos. Un verano, deciden trasladarse todos a Turquía. Allí, Desideria conocerá a Yamam, su guía, del que se enamora antes casi de saber su nombre. Con una pasión desbordante, inician una relación en la que las palabras prácticamente no existen: sólo los hechos, los besos, las caricias, el sexo… Cuando el viaje termina y Desideria vuelve a Huesca, descubre que ni su vida ni ella son ya las mismas. Para no perder contacto con Yamam abre una tienda de alfombras turcas que él se encarga de escoger en Estambul. Pero la pasión ha arraigado con fuerza en ella y finalmente comprende que debe volver a reunirse con su destino, a reunirse con Yamam. Escrita en primera persona, como si de una larga y sincera confesión se tratara, Antonio Gala ha utilizado la pasión como excusa para escribir una tierna, sensible y, también, apasionada reflexión sobre la química del amor, del deseo y de la entrega ciega y total.
Con la prosa cuidada, envolvente y sugerente que le es habitual, Gala ha demostrado, una vez más, no sólo su calidad de escritor, sino también su calidad como ser humano”.
La pasión “Cerró con fuerza la puerta. Me cogió de la cintura, me dobló contra el primer asiento y me mordió los labios. Luego sin una sola palabra, me penetró sobre el pasillo”. “Yo le hice a Yaman Yaman una seña con la cabeza, cabeza, y bajé a los servicios. Él no tardó. Junto a un ojo de buey nos besamos, entrelazadas nuestras piernas. Yo apretaba su sexo turgente y él restregaba su boca contra mis pechos. Luego nos besamos en un arrebato, y me supo mi boca a la suya, y lamí y mordí su lengua, y froté mi lengua contra sus encías, y la alargué hasta el fondo del paladar”. “En el primer rellano había otra puerta y pasamos dentro. Sobre el suelo, un montón de alfombras. Me echó encima de ellas, desnudándome mientras yo lo desnudaba a él”. “Entramos en el baño. Su cuerpo es esbelto, moreno, musculoso, no en exceso velludo; sus piernas, rectas y largas; sus hombros, anchos, y el cuello surge de ellos con una delicada firmeza. Él me enjabonaba con dulzura, y yo a él. Su excitación me excitaba, y al revés. Nos abrazamos, y nuestros cuerpos resbalaban con el jabón uno contra otro. Nos besamos con los ojos cerrados bajo el agua, que se metía en nuestras bocas”. “Sentí las manos de Yamam desabrochándome el vestido por la espalda. Cayó a mis pies con un ruido que me recordó el de las torcaces en los pinares cuando rompen el vuelo. Yamam me alzó el pelo y me besó en la nuca”. “Mientras subían el desayuno, se metió en la bañera y quiso que me metiera yo con él. Era estrecha e incómoda. incómoda. Me arrodillé con su cuerpo entre mis piernas, y él jugueteaba a poseerme, me flagelaba con su miembro, lamía mis areolas, mordisqueaba mis pezones, pasaba entre los labios de mi sexo sus dedos lentamente”.
El amor “Si no lo amara, ¿qué pinto yo aquí, en Estambul, en un piso que da a un aparcamiento, en una ciudad cuyo idioma no hablo, y esperando, como una tonta, hora por hora, la llegada de un amante que es el marido legal de otra mujer?” “Mi viaje a Madrid sirvió sólo para demostrarme que mi sitio estaba en Estambul o donde quiera que estuviese Yaman”.
Los problemas “Necesito trabajar, necesito ocuparme. No sirvo para estar todo el día esperando al sultán. Voy a volverme loca. Yo no soy una turca que se conforme con engordar mientras su hombre da vueltas por el mundo”. “Yo ya tengo dos hijos; ni quiero, ni puedo tener más. Nuestra situación es ilegal… Supongo que tu religión también prohíbe otras cosas… No puede ser. No discutamos esto. Si tienes el niño, no me tendrás a mí; dejarás de estar conmigo. No tengo más que hablar”. “Aquella mujer manipulaba en mi cuerpo. Me habían cubierto la cara con un velo, o con un trapo, que me impedía ver. En un momento noté una hemorragia: algo me humedecía los muslos, denso y lento”. “Ve a esa cita, Ya te advertí que fueras amable con él: es persona poderosísima. ¿Qué trabajo te cuesta complacerle a él y complacerme a mí?” “Me dio un revés tan grande que casi perdí el sentido. Así quedaba claro, para él y para mí, que había vuelto rendida. Este nuevo viaje a Estambul se producía bajo el acatamiento de mi dueño. Estaba a expensas de lo que el amo decidiese”. “La puerta estaba entornada. Vi la espalda de Yamam, que besaba furiosamente y jadeando a una persona que él mismo ocultaba y que se apoyaba contra la pared del fondo. Se tocaban entre las piernas, y en un momento en que Yamam se inclinó vi a la otra persona: era el secretario del escritor. Preferí bajar en silencio”. “Esta vez me llevaron a un médico judío. Pienso que clandestino por la forma en que la clínica estaba disimulada. Le ayudaba una comadrona tapada con unos trapos blancos”.
“No sé qué edad tendría; quizá pasaba de los setenta años: no se me iba a preguntar mi opinión; había que saldar una deuda y nada más; preferí no fijarme en quién cobraba. Me desnudó prenda por prenda, con una exasperante lentitud. Yo seguía con los ojos cerrados. Me besó en los párpados y se masturbó junto a mí”. “Escúchame, Desi: toda tu historia se reduce a una historia de narcotráfico. Tu viaje de luna de miel a Anatolia, ¿para qué crees que sirvió? Tu Yaman iba recogiendo heroína y dejando coca, como parte del precio o el precio entero, bajo la tapadera de los kilims. Toda esa frontera con Irán es la zona más caliente, donde opera la mafia turca”. “Sepárate de ese hombre, Siempre te ha utilizado: como criada, como cómplice, como dependienta, como mujer anuncio, como auxiliar de su narcotráfico. Te ha utilizado como un rufián utiliza a su coima”.
El desenlace “En el otro dormitorio, sobre la cama, yacía el cadáver de Desi. Aún no estaba frío del todo, pero fueron vanos los intentos para reanimarlo. La muerte se había producido muy poco antes. Numerosas cajas de somníferos estaban desparramadas por el suelo”. “¿Desi había dejado de amar y se sentía incapaz de confesárselo a sí misma? ¿O acaso, incapaz de seguir engañando, o de seguir siendo engañada, le indujo a recuperar el amor propio que la empujó a la muerte? ¿O murió por no haber sido amada de verdad nunca?”…
EL SUEÑO DEL CELTA (MARIO VARGAS LLOSA) “El sueño del celta”, la nueva novela de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2.010, describe la vida de un hombre de leyenda: el irlandés Roger Casement, uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo. Tras sus viajes al Congo belga y a la Amazonía sudamericana realizó dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad de su tiempo. Estos dos viajes y lo que allí vio cambiaron para siempre su vida, llegando a enfrentarse a Inglaterra y a militar activamente en la causa del nacionalismo irlandés. La publicación (en los últimos días de su vida) de unos diarios suyos, de veracidad dudosa, airearon unas escabrosas aventuras sexuales (homosexualidad) que le valieron el desprecio de muchos compatriotas.
El colonialismo visto con ojos europeos “Llevar a África los productos europeos e importar las materias primas que el suelo africano producía era, más que una operación mercantil, una empresa a favor del progreso de pueblos detenidos en la prehistoria, sumidos en el canibalismo y en la trata de esclavos”. “El comercio llevaba allí la religión, la moral, la ley, los valores de la Europa moderna, culta, libre y democrática, un progreso que acabaría por transformar a los desdichados africanos en hombres y mujeres de nuestro tiempo”. “Los misioneros los sacarán del paganismo y les enseñarán que un cristiano no debe comerse al prójimo. Los médicos los vacunarán contra las epidemias y los curarán mejor que sus hechiceros. Las compañías les darán trabajo y escuelas donde aprenderán los idiomas civilizados. Les enseñarán a vestirse, a rezar al verdadero Dios, a hablar en cristiano y no en los raros dialectos que utilizan. Poco a poco reemplazarán sus bárbaras costumbres por las de seres modernos e instruidos”… “Cristianismo, civilización y comercio”… (La santísima trinidad de las tres C)”.
El Congo “Roger Casement debía emprender viaje hacia las aldeas, estaciones, misiones, puestos, campamentos y factorías donde se llevaba a cabo la extracción del caucho, oro negro ávidamente codiciado en todo el mundo civilizado para las ruedas, parachoques de automóviles y camiones y otros mil usos domésticos”. “Debía verificar sobre el terreno qué había de cierto en las denuncias sobre iniquidades comerciales cometidas contra los nativos en el Congo de su Majestad Leopoldo II, rey de los belgas”. “En todas las aldeas repartían abalorios y baratijas, haciendo después firmar a los caciques y brujos unos contratos, escritos en francés, en los que los nativos se comprometían a prestar mano de obra para la recolección del caucho, así como alojamiento, guías y sustento de los funcionarios europeos. A cambio no recibían ni salarios ni compensaciones”. “Los nativos firmaban con palotes, manchas y dibujitos, sin chistar y sin saber lo que firmaban, divertidos con los collares, pulseras y adornos de vidrio que recibían y con los tragos de aguardiente con los que eran invitados a brindar por el acuerdo”. “Los europeos sembraban la desolación y la muerte, quemando y saqueando aldeas, fusilando nativos, desollando las espaldas de los cargadores con chicotes de piel de hipopótamo que dejaba miles de cicatrices en los cuerpos de ébano de toda la geografía africana”. “Lo que aquellos hombres rudos y deshumanizados me contaron ponían los pelos de punta: pueblos diezmados, caciques decapitados y sus mujeres e hijos fusilados si se negaban a alimentar a los expedicionarios o a cederles a cargadores, guías y macheteros que abrieran trochas en el bosque”. “A cada aldea se le fijaban unas obligaciones precisas: entregar unas cuotas semanales o quincenales de mandioca y de carne (antílopes, cerdos salvajes, aves de corral, cabras o patos) para alimentar a los europeos y a los peones africanos que abrían caminos, recolectaban el caucho, colocaban los postes del telégrafo o construían embarcaderos y depósitos. Además cada aldea debía entregar determinada cantidad de caucho recolectado por los mismos indígenas. Los castigos por incumplir estas obligaciones variaban. Por entregar menos cantidad de alimentos o de caucho, la pena eran los chicotazos, nunca menos de veinte y a veces hasta cincuenta o cien.
Muchos de los castigados se desangraban y morían. Los que huían sacrificaban a su propia familia, ya que sus mujeres quedaban como rehenes, siendo azotadas y condenadas al suplicio del hambre y la sed”. “Las disposiciones dictadas por el poder colonial no eran respetadas. En todos los lugares el sistema era violado por los soldados y oficiales encargados de hacerlo funcionar, porque en cada aldea los militares y los agentes del Gobierno aumentaban las cuotas, a fin de quedarse ellos con parte de los alimentos y con unas cuantas canastas de caucho de más, con los que hacían pequeños negocios revendiéndolos”. “Para poder cumplir con las cuotas que adeudaban, las familias de las aldeas se veían obligadas a vender a sus propios hijos y mujeres a mercaderes ambulantes, que realizaban la trata de esclavos a ocultas de las autoridades. Los indígenas estaban aterrorizados. Con el dinero recibido de los mercaderes habían comprado caucho y alimentos para cumplir con la deuda, pero no era seguro que el dinero de la venta alcanzara”. “El instrumento utilizado para asustar a los nativos y castigar su indolencia era el chicote: pequeño látigo resistente y dañino, de piel de hipopótamo, capaz de producir más sangre, cicatrices y dolor que cualquier otro azote. Al mismo tiempo era ligero y funcional, ya que, engarzado en un pequeño mango de madera, lo podían enrollar en su cintura o colgarlo al hombro los capataces, cuarteleros, guardias, carceleros y jefes de grupo, casi sin darse cuenta que lo llevaban encima por lo poco que pesaba”. “La sola presencia del chicote tenía un efecto intimidatorio: se agrandaban los ojos de los negros cuando lo reconocían, las pupilas blancas de sus caras brillaban asustadas imaginando que, ante cualquier error, falta o traspiés, el chicote rasgaría el aire con su inconfundible silbido y caería sobre sus piernas, nalgas y espaldas, haciéndoles chillar”. “Cuando las tribus indígenas se resistían a entregar a su gente para los agotadores trabajos que les imponían, los europeos llevaban a cabo incursiones contra las aldeas refractarias, llevándose amarrados en hileras a los hombres en condiciones de trabajar, quemando sus cabañas, decomisando pieles, marfiles y animales, y dando unos buenos azotes a los caciques para que en el futuro cumplieran con los compromisos contraídos”. “Los caciques alegaban que no podían desprenderse de hombres indispensables para cuidar las siembras y procurar la caza y la pesca con las que se alimentaban”.
“A menudo, ante la cercanía de los reclutadores, los hombres en edad de trabajar se escondían en la maleza. Entonces comenzaban las expediciones punitivas, los reclutamientos forzosos y la práctica de encerrar a las mujeres en las llamadas casas de rehenes, para asegurarse de que los maridos no escaparan”. “Esas manos trituradas y esos penes cortados que he visto en el hospital me parecen un salvajismo inaceptable”. “Está prohibido derrochar municiones. Por eso, cortando esas manos y esos penes nos hacen creer que han disparado contra personas, cuando en realidad lo han hecho contra monos, culebras y demás porquerías que se tragan. Con este engaño de las mutilaciones pueden continuar cazando con las municiones que les da el Estado”. “La aldea parecía habitada por autómatas, seres espectrales que ambulaban en el claro, entre las chozas de madera y techos de hojas de palma, de un lado a otro, desbrujulados, sin saber adónde ir, olvidados de quiénes eran, dónde estaban, como si una maldición humana hubiera caído sobre la aldea convirtiendo a sus pobladores en fantasmas. Pero fantasmas con espaldas y nalgas llenas de cicatrices frescas, algunas con rastros de sangre como si las heridas estuvieran aún abiertas”. “Una sola palabra era la causante de todos los horrores que sucedían en el Congo. Esa palabra era codicia. Codicia del caucho, ese oro negro que, para desgracia de su gente, albergaban en abundancia los bosques congoleses. Esa riqueza era la maldición que había caído sobre esos desdichados y, de seguir así las cosas, los haría desaparecer de la faz de la tierra”. “¿Qué clase de comercio libre era aquel en el que los barcos que venían del Congo descargaban en el gran puerto flamenco toneladas de caucho y de marfil, aceite de palma, minerales y pieles, y descargaban para par a llevar allá sólo fusiles, chicotes y cajas de vidrios de colores?” “Visto lo anterior, ¿traía Europa en verdad la civilización, el progreso y la modernidad mediante el libre comercio y la evangelización? ¿Podían recibir el nombre de civilizadores las bestias europeas que robaban todo lo que podían en las expediciones punitivas? ¿Cuántos, entre los colonizadores, tenían un mínimo respeto por los nativos y los consideraban como seres humanos?... Sobraban dedos de la mano para contabilizar a europeos que no trataran a los negros como animales sin alma, a los que se podía engañar, explotar, azotar e incluso matar, sin el menor remordimiento”.
“Los negros morían como moscas a causa de la enfermedad del sueño, de la viruela, del tifus, de las pulmonías, de las fiebres palúdicas y de otras muchas plagas que, debido a la mala alimentación, diezmaban unos organismos que no estaban preparados para resistir las enfermedades. Las epidemias hacían estragos. Pero la peor de las epidemias eran la codicia, la crueldad, el caucho, la inhumanidad y la implacable explotación de los africanos por parte de los colonos europeos”… “Roger había venido a África lleno de entusiasmo, convencido de que la empresa colonial iba a traer una vida digna a los africanos. ¿Cómo era posible que la colonización se hubiera convertido en esta horrible rapiña, en esta crueldad vertiginosa en que gentes que se decían cristianas torturaban, mutilaban, mataban a seres indefensos y los sometían a crueldades tan atroces? ¿No habíamos venido aquí los europeos a acabar con la trata de esclavos y a traer la religión de la caridad y de la justicia?”…
La Amazonía sudamericana “Como sin duda sabe, ha habido denuncias sobre atrocidades que se habrían cometido contra los indígenas. La principal compañía cauchera de la región, la del señor Julio C. Arana (la Peruvian Amazon Company) es una compañía inglesa, registrada en la Bolsa de Londres. Ni el Gobierno ni la opinión pública tolerarían en Gran Bretaña que una compañía inglesa violara las leyes humanas y divinas. La razón de ser de nuestro viaje es investigar qué hay de cierto en las acusaciones sobre torturas y asesinatos que están siendo realizados”. “La incredulidad había sido la reacción de los ingleses, europeos y norteamericanos, cuando se hicieron públicas las indescriptibles crueldades e iniquidades realizadas en el Congo. Si esos horrores habían ocurrido en África por parte de hombres azuzados por la codicia y sus malos instintos en un mundo sin ley, ¿por qué no podían haber ocurrido también en la Amazonía?” “Cerca de ochocientos indígenas llegaron a entregar las canastas con las bolas de caucho recogidas en los bosques. Después de pesarlas y almacenarlas, apartaron a veinticinco que no habían aportado la cuota mínima a que estaban obligados y decidieron dar una buena lección a los salvajes.
Los veinticinco fueron envueltos en costales empapados de petróleo y les prendieron fuego. Dando alaridos, convertidos en antorchas humanas, algunos consiguieron apagar las llamas revolcándose sobre la tierra, pero quedaron con horribles quemaduras. Los que se arrojaron al río como bólidos llameantes, se ahogaron”. “Se practicaban a menudo las correrías: salir a cazar indios para que recogieran caucho en las tierras de la Compañía. Como todos eran reacios a recogerlo, había que obligarlos. Muchas veces, cuando llegaban, las aldeas ya estaban desiertas. Sus habitantes habían huido. Otras veces no. Entonces arreaban, atados del pescuezo, a los que estuvieran en condiciones de caminar (hombres y mujeres). Los más viejos y los recién nacidos eran abandonados para que no atrasaran la marcha”. “Son corrientes las correrías a las aldeas indígenas para capturar recolectores. Los asaltantes no sólo roban hombres, sino también niños y niñas para venderlos después. En Iquitos una familia puede comprar una sirvientita por veinte o treinta soles a lo más. Todas las familias tienen una, dos, cinco sirvientitas. Esclavas, en realidad. Trabajando día y noche, durmiendo con los animales, recibiendo palizas por cualquier motivo, además de servir para la iniciación sexual de los hijos de la familia”. “El Putumayo es un mundo aislado y remoto de paganos que, cuando tienen hijos mellizos o con alguna deformación física, los ahogan en el río. Julio C. Arana ha llevado allá barcos, medicinas, la religión católica, vestidos y la lengua española”. “Flagelaciones, mutilaciones, violaciones, asesinatos. ¿A eso le llama usted llevar la modernidad al Putumayo?” “Me refiero a los que usted llama salvajes. Póngase en su lugar por un momento. Un buen día llegan unos señores blancos o mestizos con escopetas y revólveres y les exigen abandonar a sus familias, sus cultivos, sus casas, para ir a recoger caucho a decenas o centenas de kilómetros, en beneficio de unos extraños, cuya única razón es la fuerza de que disponen. ¿Usted iría de buena gana a recoger el famoso látex? “Según su opinión, los peruanos tendrían que dejar que la Amazonía continuara en la Edad de Piedra por los siglos de los siglos, para no ofender a los paganos ni ocupar esas tierras con las que no saben qué hacer porque son perezosos y no quieren trabajar.
Desperdiciar una riqueza que podría levantar el nivel de vida de los peruanos y hacer del Perú un país moderno. ¿Eso es lo que propone la Corona británica para este país, señor Casement?” “En efecto la Amazonía es un gran emporio de riquezas. Nada más justo que el Perú las aproveche. Pero sin abusar de los nativos, sin cazarlos como animales y sin trabajo esclavo. Más bien, incorporándolos a la civilización mediante escuelas, hospitales e iglesias”. “Para vosotros, los indígenas amazónicos no son propiamente seres humanos, sino una forma inferior y despreciable de existencia, más cerca de los animales que de los civilizados. Por eso es legítimo explotarlos, azotarlos, secuestrarlos, llevarlos a las caucherías o, si se resisten, matarlos como a un perro que contrae la rabia”. “He visto a muchos indios e indias con cicatrices en las espaldas, en las nalgas y en los muslos. Y muchos indígenas están marcados, con fuego y cuchillo, con las iniciales de la Compañía (CA, es decir, Casa Arana). Como las vacas, los caballos y los cerdos”. “Los comisionados estaban impresionados con las cicatrices en las espaldas de los indígenas y con el cepo o potro de tortura que habían descubierto en uno de los almacenes de caucho”. “No se pagaba salario alguno ni los indígenas veían un solo centavo. Recibían del almacén los instrumentos de la recolección (cuchillos para las incisiones en los árboles, latas para el látex, canastas para acumular las bolas de caucho), además de objetos domésticos como semillas, ropa, lámparas y algunos alimentos. Los precios eran determinados por la Compañía, de manera que el indígena siempre estuviera en deuda y trabajara el resto de su vida para amortizar lo que debía. Como los jefes no tenían sueldos sino comisiones por el caucho que reunían, sus exigencias para obtener el máximo de látex eran implacables. Cada recogedor se internaba en la selva quince días, dejando a su mujer y a sus hijos en calidad de rehenes. Los jefes disponían de ellos a discreción, para el servicio doméstico o para sus apetitos sexuales. Todos tenían verdaderos serrallos (con muchas niñas que aún no habían llegado a la pubertad), que intercambiaban a su capricho.
Cada quince días los recogedores volvían para traer el caucho. Éste era pesado en balanzas trucadas. Si al cabo de tres meses no completaban los treinta kilos asignados, recibían castigos que iban desde latigazos hasta el cepo, corte de orejas y narices o, en los casos extremos, la tortura y el asesinato de la mujer e hijos y del mismo recogedor”. “Deben cesar las correrías y el secuestro de indígenas. Deben desaparecer el cepo y los látigos, que los indios no vuelvan a trabajar gratis, que los jefes y capataces no vuelvan a violar ni a robar a las mujeres y a las hijas de los indígenas, que desaparezcan los castigos físicos y se paguen reparaciones a las familias de los asesinados, quemados vivos y a los que les cortaron orejas, narices, manos y pies. Que no se robe más a los cargadores con balanzas trucadas y precios multiplicados en el almacén para tenerlos de eternos deudores de la Compañía. Y que todos sus asesinos y torturadores sean juzgados por sus crímenes y terminen sus días en la cárcel. Todo eso, sólo para empezar. Porque harían falta muchas reformas más para que la Peruvian Amazon Company merezca ser una Compañía británica”. “He llegado a la convicción absoluta de que la única manera como los indígenas del Putumayo pueden salir de la miserable condición a que han sido reducidos es alzándose en armas contra sus amos”…
Irlanda “Había descubierto y amado el pasado de Irlanda, su larga historia y su floreciente cultura antes de ser absorbida por su poderoso vecino”. “Este viaje a las profundidades del Congo me ha servido para descubrir a mi propio país. Para entender su situación, su destino, su realidad. En estas selvas no sólo he encontrado la verdadera cara de Leopoldo II. También he encontrado mi verdadero yo: el incorregible irlandés. Tengo la impresión de haber cambiado de piel, como ciertos ofidios, de mentalidad y hasta de alma”. “¿No era también Irlanda una colonia, como el Congo? ¿Por qué lo que estaba mal para el Congo estaría bien para Irlanda? ¿No habían invadido los ingleses a Eire? ¿No la habían incorporado al Imperio mediante la fuerza, sin consultar a los invadidos invadidos y ocupados, tal tal como los belgas a los los congoleses? Irlanda continuaba siendo una colonia, cuya soberanía desapareció por obra de un vecino más fuerte”.
“Allá, en el Congo, conviviendo con la injusticia y la violencia, había descubierto la gran mentira que era el colonialismo y había empezado a sentirse irlandés, es decir, ciudadano de un país ocupado y explotado por un Imperio que había desangrado y desalmado a Irlanda”. “A los niños y adolescentes de mi país aún se les hace creer que Irlanda es un bárbaro país sin pasado digno de memoria, ascendido a la civilización por el ocupante, educado y modernizado por el Imperio que lo despojó de su tradición, su lengua y su soberanía”. “Desde que había podido ver de cerca el vía crucis de otros pueblos colonizados, la situación de Irlanda le dolía como nunca antes. Tenía urgencia por terminar su informe. Debía recuperar el tiempo perdido, volcarse en Eire, estudiar, actuar y escribir (por todos los medios a su alcance) para tratar de convencer a los irlandeses de que, si querían la libertad, tendrían que conquistarla con arrojo y con sacrificio”. “No debemos permitir que la colonización llegue a castrar el espíritu de los irlandeses como ha castrado el de los indígenas del Congo y de la Amazonía. Hay que actuar ya, de una vez, antes de que sea tarde y nos volvamos autómatas”. “El plan, tan cuidadosamente estructurado para acelerar la emancipación de Irlanda, haciendo coincidir el levantamiento nacionalista con una acción ofensiva de Alemania contra Inglaterra, fue un fracaso”… “Roger había sido juzgado y condenado a morir en la horca por traer armas para un intento de secesión violenta de Irlanda y, en realidad, él había emprendido ese viaje desde Alemania para tratar de evitar ese alzamiento, que estaba seguro sería un fracaso”. “Es posible que pase a la historia como uno de los responsables del alzamiento, pero usted y yo sabemos que vine a Irlanda jugándome la vida para tratar de detener esta rebelión”. “Cincuenta mil fusiles y municiones debían ser desembarcados en distintos puertos de Irlanda de manera clandestina. Servirían para un levantamiento militar anticolonialista, que inmovilizaría importantes fuerzas militares inglesas. Esta situación debía ser aprovechada por las fuerzas navales y militares alemanas para desencadenar una ofensiva contra las guarniciones militares del litoral inglés”.
“Tras el fracaso de la rebelión, centenares de hombres y mujeres considerados subversivos fueron expulsados de Irlanda y estaban ahora diseminados por toda Inglaterra, sin recursos para sobrevivir”. Otros muchos fueron encarcelados y condenados a muerte, como el propio Roger: “El verdugo se acercó y le pidió que se agachara para poder vendarle los ojos, pues Roger era demasiado alto para él. Cogiéndolo del brazo, el verdugo le hizo subir los peldaños hacia la plataforma, despacio para que no fuera a tropezar. Escuchó los rezos de los sacerdotes y el susurro del verdugo pidiéndole que bajara la cabeza y se inclinara algo. Lo hizo, y entonces sintió que le había puesto la soga alrededor del cuello. Todavía alcanzó a oír por última vez un susurro: si contiene la respiración, todo será más rápido. Le obedeció”…
Los diarios “Nadie cree las infamias que están publicando contra ti. Todas las personas decentes están indignadas de que el Gobierno inglés se valga de esas calumnias para quitarle fuerza al manifiesto que han firmado tanta gente importante a tu favor”. “Fragmentos de tus diarios circulan por todas partes: en el Parlamento, en la Cámara de los Lores, en los clubes liberales y conservadores, en las redacciones de los periódicos, en las iglesias… No se habla de otra cosa en la ciudad”. “Su atención se concentró en dos muchachos morenos y semidesnudos que estaban descargando sus lanchas. Llevaban un ligero taparrabos que no llegaba a ocultar la forma de sus nalgas. Ambos eran delgados, elásticos y, con los movimientos rítmicos que hacían descargando los bultos, daban una impresión de salud, armonía y belleza”… “Advirtió en la calle a varios nativos semidesnudos descargando una gran carreta llena de fardos de algodón. Uno de ellos, el más joven, era muy hermoso. Tenía un cuerpo alargado y atlético… Con los movimientos que hacía al desplazarse con la carga al hombro el ligero pedazo de tela que llevaba envuelto en la cadera se abría y dejaba entrever su sexo, rojizo y colgante y más grande de lo normal.
Roger sintió una oleada cálida y urgentes deseos de fotografiarlo. En el pequeño diario que llevaba siempre consigo anotó: muy hermoso y enorme. Lo seguí y lo convencí. Nos besamos ocultos por los helechos gigantes de un descampado. Fue mío, fui suyo. Aullé”. “En sueños vio acercarse al muchacho de Iquitos. Tenía el dorso empapado por el agua del lago de cuyas aguas acababa de emerger como un dios lacustre. A cada paso sus músculos sobresalían y había en su cara una sonrisa insolente que lo hizo estremecerse y gemir en el sueño. Cuando despertó, comprobó con asco que había eyaculado”. “Roger sintió las manos ajenas buscándole el vientre, tocándole y acariciándole el sexo que hacía rato tenía enhiesto. Su cuerpo abrazaba al del muchacho, cuya verga tiesa sintió también frotándose contra sus piernas. Había sido la primera vez que hizo el amor, si es que se podía llamar hacer el amor a excitarse y eyacular en el agua contra el cuerpo del muchacho que lo masturbaba y que sin duda eyaculó también sobre él”. “Aquellos encuentros veloces en parques, esquinas oscuras, baños públicos, estaciones, hoteluchos inmundos o en plena calle, como los perros, con hombres con los que sólo podía entenderse con gestos y ademanes porque no hablaban su lengua. Muchos amantes de ocasión (decenas, acaso centenas) y ni una sola relación de amor. Sexo puro, apresurado y animal”. “Atleta joven, 27 años. Enorme, durísimo, 9 pulgadas por lo menos. Besos, mordiscos, penetración con grito”. Etc…
Final Según el médico que asistió a la ejecución, ésta se llevó a cabo sin el menor obstáculo y la muerte del reo fue instantánea. Antes de autorizar su entierro, el facultativo, cumpliendo órdenes de las autoridades británicas, que querían seguridad científica sobre las perversas tendencias del ejecutado, procedió a explorarle el ano y el comienzo del intestino. Comprobó que, a simple vista, el ano mostraba una clara dilatación, lo mismo que la parte inferior del intestino, hasta donde alcanzaban los dedos. El médico concluyó que esta exploración confirmaba las prácticas a las que, al parecer, el ejecutado era afecto”.
“El cadáver de Roger Casement tardó bastante tiempo en ser admitido en el panteón de los héroes de la independencia de Irlanda. La campaña lanzada por la inteligencia británica para desprestigiarlo, utilizando fragmentos de sus diarios secretos, tuvo éxito. Ni siquiera ahora se disipa del todo: una aureola sombría de homosexualismo y pedofilia acompañó su imagen durante todo el siglo XX. Últimamente, con la revolución de las costumbres, principalmente en el terreno sexual, el nombre de Roger Casement se ha ido abriendo camino hasta ser aceptado como lo que fue: uno de los grandes luchadores anticolonialistas y defensores de los derechos humanos y de las culturas indígenas de su tiempo y un sacrificado combatiente por la emancipación de Irlanda…
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(GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) Gabriel García Márquez, uno de los más insignes escritores en lengua española, nació en 1.928 en Aracataca (Colombia). En su juventud trabajó como periodista (profesión que nunca abandonó del todo), y vivió varios años en París, Barcelona y México. Debutó como novelista con “La hojarasca” (1.955), a los que siguieron el reportaje novelado “Relato de un náufrago” (1.955), y las novelas cortas “El coronel no tiene quien le escriba” (1.961), “La mala hora” (1.962), y el libro de relatos “Los funerales de la Mamá Grande” (1.962), obras que ya anticipaban sus excepcionales dotes de fabulador y el rico universo míticoliterario de su novela cumbre “Cien años de soledad” (1.967). Posteriormente ha publicado “El otoño del patriarca” (1.975), “Crónica de una muerte anunciada” (1.981), “El general en su laberinto” (1.989), “El amor en los tiempos del cólera” (1.985), “Del amor y otros demonios” (1.994), y “Memoria de mis putas tristes” (2.004). En 1.982 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura…
“Cien años de soledad” “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a las orillas de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”. “Todos los años, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos”. “Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia”.
Así comienza el famoso y conocido libro de Gabriel García Márquez: libro “misterioso” y “raro” en el que se nos narran los cien años de “soledad” de una familia (la Buendía), entrelazándola con multitud de situaciones mágicas de difícil comprensión.
Personajes – José Arcadio Buendía y Úrsula su mujer. – Los descendientes de ambos: Aureliano, Arcadio, Amaranta, Rebeca, Remedios la bella, José Arcadio, Amaranta Úrsula, Aureliano 2º… – Otros personajes: Fernanda, Pilar Ternera, los 17 hijos del coronel Aureliano Buendía, Petra Cortés, coronel Gerineldo Márquez etc… El libro nos cuenta con pormenores la historia de la familia Buendía durante varias generaciones, en las que la soledad es un rasgo esencial, junto con el sexo, la magia y situaciones de gran rareza difíciles de entender…
Algunos fragmentos sueltos “Entonces agarró la tranca de una puerta y con la violencia salvaje de su fuerza descomunal destrozó, hasta convertirlos en polvo, los aparatos de alquimia, el gabinete de daguerrotipia, el taller de orfebrería, gritando como un endemoniado en un idioma altisonante y fluido pero completamente incomprensible”. “Era la historia de la familia, escrita por Melquiades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación”. “Todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”. “El hijo de Pilar Ternera fue llevado a casa de sus abuelos a las dos semanas de nacido. Úrsula lo admitió de mala gana, vencida una vez más por la terquedad de su marido que no pudo tolerar la idea de que un retoño de su sangre quedara navegando a la deriva”. “El coronel Aureliano Buendía promovió 32 levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo 17 hijos varones de 17 mujeres distintas, que fueron exterminados uno a uno en una sola noche”.
“Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor misterioso y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse”. “Sus 17 hijos fueron cazados como conejos por criminales invisibles que apuntaron al centro de sus cruces de ceniza”. “El coronel Aureliano Buendía no logró recobrar la serenidad en mucho tiempo. Abandonó la fabricación de pescaditos de oro, comía a duras penas y andaba como un sonámbulo por toda la casa, arrastrando la manta y masticando una cólera sorda”…
LA HOJARASCA (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) Nadie sabe por qué se ha suicidado. En realidad, nadie sabe quién era, ni de dónde procedía. Sólo se sabe que llegó un día a Macondo, muchos años atrás, dijo que era médico y empezó a ejercer como tal. Luego, aquel hombre extraño fue ganándose el odio de los habitantes del pueblo, provocando incluso deseos de venganza contra él. “Entonces fue cuando pusieron las parihuelas contra la puerta, y le gritaron (porque no abrió, escuchó desde dentro): doctor, atienda a estos heridos, que ya los otros médicos no dan abasto. Y él respondió: llévenlos a otra parte, que yo no sé nada de esto. Y le dijeron: usted es el único médico que nos queda. Tiene que hacer una obra de caridad. Y él respondió: (y tampoco abrió la puerta): se me olvidó todo lo que sabía de eso. Llévenlo a otra parte. Y siguió (porque la puerta no se abrió jamás) con la puerta cerrada, mientras hombres y mujeres de Macondo agonizaban frente a ella. La multitud habría sido capaz de todo esa noche. Se disponían a incendiar la casa y reducir a cenizas a su único habitante”. “Ahora yace en el ataúd, y mientras se procede con miedo a enterrarlo, tres personas (abuelo, hija y nieto) rememoran la nada ejemplar conducta del difunto, y al mismo tiempo, evocan la historia del pueblo. Un pueblo que ha conocido tiempos mejores y que ha emprendido el camino de la decadencia”…
HISTORIA DE UN NÁUFRAGO (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) La historia de esta aventura fue publicada por entregas en “El Espectador” de Bogotá. El 28 de febrero de 1.955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación de un destructor de la marina de guerra de Colombia habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el Mar Caribe. De los ocho sólo sobrevivió Luis Alejandro Velasco, después de pasar diez días a la deriva en una balsa, sin comer ni beber. García Márquez reconstruye periodísticamente el suceso tal y como el náufrago lo contó. A lo largo del diálogo que sostuvo con él, el reportero aclaró que no había existido tormenta alguna, que los ocho hombres cayeron al mar porque la nave de guerra llevaba carga de contrabando que, a causa de un bandazo motivado por el viento en mar gruesa, se soltó arrastrando a los marineros. El relato de aventuras se convirtió inmediatamente en denuncia política. Se levantó un gran alboroto en el país, que le costó la gloria y la carrera al náufrago y el exilio al reportero. La dictadura colombiana desmintió en un comunicado que el destructor llevara mercancía de contrabando, pero fotografías de los marineros esclarecieron definitivamente el suceso… La nave que naufragó viajaba desde Mobile (Estados Unidos), donde había sido sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de Cartagena. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, pero al cabo de cuatro días se desistió de la búsqueda, y los marineros perdidos fueron declarados oficialmente muertos. El relato de los diez días vividos en el mar es impresionante… Comienzas a leer el primer capítulo y ya no quieres dejar la lectura hasta terminarlo… “No sé cuánto tiempo estuve así, acostado de cara al cielo, con la garganta dolorida y los extremos de los dedos palpitándome profundamente, en carne viva”. “Una gaviota grande, oscura y vieja, voló sobre la balsa. Entonces no pude dudar de que me encontraba cerca de tierra”.
“Enloquecidos por el olor de la sangre, dos tiburones se lanzaban con todas sus fuerzas contra el piso”. “Entonces logré arrancar el primer bocado del pescado, y empecé a masticar la carne fría y dura. Masticaba con asco. Siempre me ha repugnado el olor a pescado crudo”…
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) Ángela Vicario, la hermosa muchacha casada el día anterior con Bayardo San Román, es devuelta a casa de sus padres, porque el esposo encontró que no era virgen. Santiago Nasar parece ser el culpable de esa falta de virginidad, por lo que los dos hermanos de Ángela (los gemelos Pedro y Pablo Vicario) lo buscan para matarlo. La muerte de Santiago Nasar se produce en legítima defensa del honor. Los gemelos declaran en el juicio que hubieran vuelto a matarlo mil veces por los mismos motivos… La muerte de Santiago Nasar fue una muerte anunciada y conocida por todos. Los hermanos Vicario, después de que Ángela les revelase el nombre, cogieron dos cuchillos de matarife y fueron proclamando a los cuatro vientos que buscaban a Santiago Nasar para matarlo. Nunca hubo, por tanto, una muerte más anunciada... “Cuando bramó el buque del obispo casi todo el mundo estaba despierto para recibirlo, y éramos muy pocos quienes no sabíamos que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo”. “Los protagonistas de la tragedia habían cumplido con dignidad, y hasta con cierta grandeza, la parte de favor que la vida les tenía señalada. Santiago Nasar había expiado la injuria, los hermanos Vicario habían probado su condición de hombres, y la hermana burlada estaba otra vez en posesión de su honor. El único que lo había perdido todo era Bayardo San Román”. Pero, ¿fue verdaderamente Santiago Nasar el causante del perjuicio de Ángela Vicario? ¿O tal vez Ángela Vicario estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba, y había escogido el nombre de Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían con él?... Con este breve resumen no queda palpable la expresividad del relato, ni muchos otros factores que quedan pendientes para un estudio más pormenorizado de esta obra de García Márquez que se lee de un tirón…
EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) Este nuevo libro de García Márquez narra la historia de un viejo coronel, que luchó con los revolucionarios bajo las órdenes de Aureliano Buendía. Contra el tiempo y la desesperanza, el coronel espera cada viernes la carta que le confirme la concesión de una pensión. Y aunque la carta no llega porque “el coronel no tiene quien le escriba”, sigue confiando en ella, ya que “nunca es demasiado tarde para nada”. La actitud del viejo coronel, aferrado a la idea de su pensión como un náufrago a su tabla, nos demuestra que la capacidad del hombre para resistir las contrariedades es infinita. La esperanza del hombre es universal, como su rebeldía… He aquí el círculo vicioso que aparece a lo largo de toda la obra: el coronel, tras la guerra civil, espera la carta que le comunique que ya se le otorgó su pensión de retiro. Se sabe con seguridad que la carta no vendrá, pero el coronel la aguarda, porque esa carta es su vida. Y la vida del coronel está paralizada porque sólo aguarda… La soledad está presente a lo largo de toda la obra: “la soledad del coronel, con su mujer y su gallo de pelea esperando cada viernes una pensión que nunca llega”. Durante 56 años, desde que terminó la última guerra civil, el coronel no había hecho nada distinto de esperar. La soledad del coronel tiene sus razones políticas. Las personas afines a sus ideas ya murieron o fueron expulsadas del pueblo, y él quedó convertido en un hombre solo sin otra preocupación que esperar el correo todos los viernes. A pesar del hambre y de las privaciones, el coronel y su esposa se aman. Desde las primeras líneas de la novela, cuando el coronel intenta hacer café para su mujer en una sola cucharadita, se advierte el amor que vincula a ambos seres. Pero los rescoldos de ese amor (hambre común y sufrimientos comunes) no disimulan la soledad del personaje. Aunque no aparece con claridad en el relato, sabemos que el coronel estaba integrado en el partido liberal (oposición política). En esa misma oposición política, en la que se entregan panfletos clandestinos, milita también el médico y los compañeros de trabajo del hijo muerto violentamente.
Agustín, el hijo del coronel, había sido acribillado en la gallera por repartir precisamente dicha información clandestina. Un clima de violencia queda patente a lo largo del relato; “es el primer muerto de muerte natural que tenemos en muchos años”. El medio es hostil. El entierro, por ejemplo, no puede pasar frente al cuartel de la policía: “siempre se me olvida que estamos en estado de sitio”. La censura periodística está presente e incluso la censura cinematográfica: “un poco después de las siete sonaron en la torre las campanadas de la censura cinematográfica. El padre Ángel utilizaba ese medio para divulgar la calificación moral de la película, de acuerdo con la lista clasificada que recibía todos los meses por correo”. También se advierte la permanencia del toque de queda, cuya referencia es el toque de cornetín a las once. En este clima de opresión en el que se desarrolla la trama de la novela, la oposición política se preocupa esencialmente por contar con adecuada información. El médico era parte de esta cadena informativa, y ya ha quedado dicho que el hijo del coronel había muerto repartiendo tales hojas clandestinas… El coronel continúa esperando su pensión y confía en la victoria de su gallo. La soledad del coronel no es, pues, absoluta. Cuenta con su gallo, y con el respaldo de los correligionarios de su hijo, con el apoyo de la oposición política (solidaridad popular de los que tienen las mismas ideas). El gallo gallo es un símbolo de la resistencia popular. Sustituye al hijo muerto… Las circunstancias políticas que rodean la muerte del hijo, acribillado en la gallera, convierten al gallo en el símbolo de la libertad política. La lucha por la supervivencia de los dos ancianos, pero principalmente del coronel, constituye una fórmula de resistencia pasiva. El hambre adquiere así un sentido político en función de la existencia del gallo. La victoria del gallo es la victoria popular, y, a través de ella, la redención personal. De ahí que, cuando la mujer (al final del relato) le pregunta al coronel “¿qué comemos?”, él responde “mierda”, aflorando a la superficie la rebeldía contenida a lo largo de toda su existencia.
El carácter de la mujer es mucho más conservador que el de su marido, ya que considera el gallo como el instrumento de la perdición de su hijo: “estos malditos gallos fueron su perdición”. Pero, frente al materialismo y conservadurismo de la mujer, existe el idealismo a tope del coronel. Ella desconfía de la pensión, y protesta del hambre que están pasando. Vender el gallo es la solución para paliar en parte dicha hambre. El coronel, en cambio, se resiste a pesar de los pesares. Hay otros aspectos, aparte de los anteriores, a destacar: la muerte, por ejemplo, es otro de los temas centrales del relato (en muchísimas ocasiones se hace referencia a ella), pero lo más importante ya ha quedado reflejado anteriormente. Novela difícil de García Márquez de la que cuesta trabajo sacar deducciones como las anteriormente expuestas…
MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ) “El día de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible”. “Me ofreció una media docena de opciones deleitables, pero eso sí, todas usadas. Le insistí que no, que debía ser doncella y para esa misma noche”. “Ahí estaban mis noventa años. Nunca sabré por qué, ni lo pretendo, pero mi cumpleaños fue el conjuro que me decidió a llamar a Rosa Cabarcas para que me ayudara a honorar mi aniversario con una noche libertina”. – “Tienes una suerte de bobo, me dijo. Encontré una pavita mejor de la que querías, pero tiene un percance: anda apenas por los catorce años”. “Nunca me he acostado con ninguna mujer sin pagarle, y a las pocas que no eran del oficio las convencí por la razón o por la fuerza de que recibieran la plata aunque fuera para botarla en la basura. Por mis veinte años empecé a llevar un registro con el nombre, la edad, el lugar, y un breve recordatorio de las circunstancias y el estilo. Hasta los cincuenta años eran quinientas catorce mujeres con las cuales había estado por lo menos una vez. Interrumpí la lista cuando ya el cuerpo no me dio para tantas y podía seguir las cuentas sin papel”. “Alguna vez pensé que aquellas cuentas de camas serían un buen sustento para una relación de las miserias de mi vida extraviada, y el título me cayó del cielo: “Memoria de mis putas tristes”. “La niña estaba en el cuarto desde las diez. Era bella, limpia y bien criada, pero estaba muerta de miedo”. “Entré en el cuarto con el corazón desquiciado, y vi a la niña dormida. Desnuda y desamparada en la enorme cama de alquiler, como la parió su madre. Me senté a contemplarla desde el borde de la cama con un hechizo de los cinco sentidos. Los senos recién nacidos parecían todavía de niño varón”.
“Tratando de no despertarla me senté desnudo en la cama, y la revisé palmo a palmo. Aquella noche descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor”. “La niña continuaba durmiendo a luz conciliadora del amanecer, atravesada de lado a lado en la cama, con los brazos abiertos en cruz y dueña absoluta de su virginidad. Toda la plata que me quedaba se la puse en la almohada, y me despedí por siempre jamás con un beso en la frente”…
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA (GABRIEL GARCÍA MÁRQIEZ) “El amor en los tiempos del cólera” apareció en un momento trascendental en la vida del escritor colombiano. Al desafío que le imponía su temática, se sumaba el hecho de ser la primera novela que publicaba tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 1.982. Todos los ojos del mundo estaban puestos en su siguiente trabajo y la presión sobre Gabo debió ser intensa. ¿Qué escribiría ahora? ¿Cómo podría superarse a sí mismo tras recibir el máximo galardón de las letras? La respuesta fue “El amor en los tiempos del cólera”, una fábula casi íntima y una auténtica historia de amor. Una obra en la que las cuestiones políticas, tan queridas para él, quedan a un lado para abrir paso al sentimiento más puro y más sincero del hombre… Tras obtener el Premio Nobel, Gabriel García Márquez anunció sus intenciones de escribir esta novela de amor. La expectación creada determinó que el autor se recluyese en la ciudad de Cartagena de Indias, a orillas del Caribe, y trabajase durante dos años, ajeno a todo tipo de vida social. El resultado fue esta obra magistral. Novela de amor, compendio acerca del sentimiento amoroso y sus múltiples variantes, estudio sobre el paso del tiempo que destruye y reconstruye almas y ciudades… “El amor en los tiempos del cólera”, como el caudaloso y lento río Magdalena a cuyas orillas se desarrolla, serpentea y fluye, rítmica y pausadamente, y prosa abajo va narrando la historia de amor de Florentino Ariza y Fermina Daza a través de más de sesenta años… García Márquez hace hincapié en cuestiones trascendentales para el hombre: la familia, la amistad, el amor en las diferentes etapas de la vida, la fidelidad, la convivencia conyugal y la misma muerte.
Argumento La historia transcurre en el pueblo caribeño de La Manga, sumido en continuas guerras civiles y la amenaza constante del cólera. Es aquí donde Florentino Ariza se enamora perdidamente de Fermina, asediándola con continuas cartas de amor a las que ella corresponde. Lorenzo Daza, padre de Fermina, es avisado del carteo y decide pasar una temporada lejos de La Manga, puesto que quiere otro tipo de marido para su hija. Es así como vuelven a San Juan de la Ciénaga donde Fermina, compinchada con su prima Hildebranda, continúa manteniendo correspondencia con Florentino. Con el tiempo, la familia Daza vuelve a La Manga. Un día en el que Fermina va al mercado, se encuentra con Florentino, dándose cuenta al instante de que no está enamorada de él, y así se lo comunica. Éste queda destrozado, pero se jura a sí mismo que tarde o temprano conseguirá su amor. El tiempo transcurre y un buen día en el que Fermina está enferma, acude a visitarla Juvenal Urbino, médico del pueblo, el cual se enamora de ella y hace todo lo posible para que acepte casarse con él. Tras varios intentos, Fermina cede ante la insistencia del médico y se casan. La desesperación de Florentino es enorme, “decidiendo” en ese momento que Juvenal Urbino morirá antes que Fermina. Al quedar ésta sola, aparecerá él para vivir el amor que le había sido prohibido. Un día de Pentecostés, en el que la vejez ya se había asentado en los personajes, Juvenal muere cayendo desde una escalera, al intentar rescatar a su loro que estaba atrapado en un árbol. Ese mismo día, en el velatorio por el afamado doctor, aparece Florentino y aprovecha para recordarle a Fermina la promesa hecha en su juventud de que iba a esperarla siempre. Ella se ofende y lo toma como una osadía, al estar aún caliente el cadáver de su marido. Pasado un tiempo de la muerte de Juvenal, Florentino retoma el carteo con Fermina, que al principio se muestra reticente. Pero en el aniversario de la muerte, Florentino acude a la misa y Fermina le saluda con simpatía, hecho que éste toma como una esperanza. Pasados unos días, se presenta en casa de ella, hecho que se convierte en costumbre y que Fermina agradece.
Transcurren los años y los meses, y Fermina decide hacer un viaje por el río Magdalena, que es preparado por Florentino. El viaje se convierte en una espléndida luna de miel entre ambos, al descubrir que el amor puede aparecer a cualquier edad, en el caso de Fermina, o continuar toda la vida, en el caso de Florentino.
Distintos conceptos de amor Son muchos los conceptos de amor que aparecen en la obra de García Márquez; amor que todos y cada uno de los personajes experimenta en sus distintas facetas: – Por un lado, Fermina que vive en un primer momento un amor platónico por Florentino, experimentando después el amor basado en la seguridad con Juvenal, Finalmente disfruta el amor sosegado que da la vejez con Florentino. – Por otra parte, se encuentra Juvenal, que vive un amor tranquilo con Fermina, y un amor apasionado con Bárbara Lynch. – Y finalmente Florentino, que ama apasionadamente durante toda su vida a Fermina, pero no por ello deja de amar a las numerosas amantes que tiene durante toda su vida sin Fermina.
Fragmentos sueltos “Florentino Ariza inició su vida sigilosa de cazador solitario. Desde las siete de la mañana se sentaba solo en el escaño menos visible del parquecito, fingiendo leer un libro de versos a la sombra de los almendros, hasta que veía pasar a Fermina, la doncella imposible con el uniforme de rayas azules, las medias con ligas hasta las rodillas, los botines masculinos de cordones cruzados, y una sola trenza gruesa con un lazo en el extremo que le colgaba en la espalda hasta la cintura”. “Fermina Daza, sin embargo, estaba todavía a salvo de la simple curiosidad del amor, y lo único que le inspiraba Florentino Ariza era un poco de lástima, porque le pareció que estaba enfermo. Pero la tía estaba convencida de que aquél que se sentaba en el parque para verlas pasar, sólo podía estar enfermo de amor”. “Cuando Florentino Ariza supo que Fermina Daza iba a casarse con un médico de alcurnia y fortuna, educado en Europa y con una gran reputación, no hubo poder capaz de levantarlo de su postración”.
“Sabía que iba a casarse en una boda de estruendo y él, el ser que más la amaba y había de amarla hasta siempre, no tendría ni siquiera el derecho de morirse por ella. Los celos, hasta ahora ahogados en llanto, se hicieron dueños de su alma”. “Cuando Fermina tuvo que tomar la decisión de casarse con Juvenal Urbino sucumbió en una gran crisis, al darse cuenta de que no tenía razones válidas para preferirlo después de haber rechazado a Florentino Ariza”. “Fermina llegó al altar mayor de la catedral del brazo de su padre. Se casó para siempre en una misa concelebrada por tres obispos, sin un pensamiento de caridad hacia Florentino Ariza, que a esa hora deliraba de fiebre, muriéndose por ella”. “Florentino no tuvo nunca más una oportunidad de ver a solas a Fermina Daza, ni de hablar a solas con ella en los muchos encuentros de sus muy largas vidas, hasta cincuenta y un años y nueve meses y cuatro días después, cuando le reiteró el juramento de fidelidad eterna y amor para siempre en su primera noche de viuda”. “El médico más viejo y mejor calificado de la ciudad, y uno de sus hombres insignes por otros muchos méritos, había muerto con la espina dorsal despedazada, a los ochenta y un años de edad, al caerse de un palo de mango cuando trataba de coger un loro. Todo lo que Florentino Ariza había hecho desde que Fermina Daza se casó, estaba fundado en la esperanza de esta noticia. La comprobación de que la muerte había intercedido por fin a favor suyo, le infundió el coraje que necesitaba para reiterarle a Fermina Daza, en su primera noche de viuda, el juramento de su fidelidad eterna y su amor para siempre”. – “He esperado esta ocasión durante más de medio siglo, siglo, para repetirle una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre” (palabras de Florentino Ariza a Fermina Ariza, profanando su casa cuando estaba caliente en la tumba el cadáver de su esposo, el doctor Juvenal Urbino). – “Lárgate, y no te dejes ver nunca más en los años que te te queden de vida, que espero sean muy pocos”… “Florentino Ariza no había dejado de pensar en ella un solo instante después de que Fermina Daza lo rechazara sin apelación”…
El desenlace “Fermina no sólo había recibido sus cartas, sino que las había leído con un grande interés, y había encontrado en ellas motivos de reflexión para seguir viviendo”. “En la puerta del camarote trató de despedirse con un beso, pero ella le puso la mejilla izquierda. Él insistió, ya con la respiración entrecortada, y ella le ofreció la otra mejilla. Entonces le insistió por segunda vez, y ella lo recibió en los labios, con un temblor profundo que trató de sofocar con una risa olvidada desde su noche de bodas”. “Florentino y Fermina vivían horas inimaginables cogidos de la mano en las poltronas de la baranda, se besaban despacio, gozaban de la embriaguez de las caricias”. “No volvieron a intentar hacer el amor. Les bastaba con la dicha simple s imple de estar juntos”…
Diálogo final entre Florentino y el capitán del buque – Sigamos derecho, derecho… – ¿Lo dice en serio? – Desde que nací no he dicho ni una sola cosa que no sea en serio. – ¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en en este ir y venir del carajo? – Toda la vida…
EL ESCARABAJO DE ORO (EDGAR ALLAN POE) Poe desarrolla la acción de este relato en una pequeña isla casi abandonada (la isla de Sullivan), avivando así la imaginación del lector y alejándolo de la rutina cotidiana. El asunto tratado es el enriquecimiento repentino tras la búsqueda y el hallazgo de un tesoro. La intriga se basa en el desciframiento de un enigmático mensaje encontrado en un viejo pergamino, gracias al cual se exhibe el ingenio admirable de William Legrand… Tres personajes intervienen en el relato: el descifrador del enigma del pergamino, William Legrand, su criado negro Júpiter y el narrador, amigo de Legrand, cuyo nombre y rasgos físicos ignoramos. Este narrador nos cuenta, en primera persona, lo sucedido y, al integrarse en el relato como personaje, autentifica con su presencia la veracidad de los hechos. De su objetividad nos dan idea la cuidadosa descripción de la isla, así como la exactitud al referirnos el peso, el tamaño y el estado de conservación que contiene el tesoro. Para lograr este mismo efecto de objetividad, contribuyen el carácter y la actitud que el narrador adopta frente a los acontecimientos. Sus reacciones están pensadas para satisfacer los escrúpulos mantenidos por el más suspicaz de los lectores. Para garantizar la fidelidad de su testimonio, Poe nos lo presenta como un hombre equilibrado, juicioso y escasamente dispuesto a dejarse arrastrar por fantasías. Participa contra su voluntad en la búsqueda del tesoro, desconfía en todo momento de la cordura del protagonista y, sólo al final, ante las pruebas acumuladas, se rinde ante la evidencia. William Legrand es un personaje solitario, excéntrico en su comportamiento, con un pasado misterioso a sus espaldas, que espolea la curiosidad del lector y le hace presentir la aparición de algo sorprendente.
Gracias a su extraordinaria inteligencia (es sorprendente su razonamiento) descifra el enigmático mensaje que conduce al tesoro. Júpiter, el criado negro, provoca, por su manera de hablar y pos sus actitudes infantiles, situaciones humorísticas que rompen, en el momento oportuno, la tensión del relato . Pero, sobre todo, dirige, con sus temores, el interés del lector sobre el escarabajo dorado, y lo lleva a creer que la intriga puede resolverse gracias a alguna fuerza mágica o sobrenatural. Al final descubrimos que el escarabajo es una pista falsa. Será la lógica sorprendente de Legrand quien nos conducirá a un final inesperado, que nos mantiene en vilo hasta el final del relato. “Busca el ojo izquierdo del cráneo. Pasa el escarabajo por él y déjalo caer hasta donde alcance el hilo, teniendo cuidado de no soltar el extremo”. “Cuando acabó nuestro inventario del tesoro, Legrand advirtió que yo me moría de impaciencia por la solución de tan extraordinario enigma y procedió a proporcionarme todos los detalles vinculados con el mismo”. “Al dibujar el escarabajo, no había ningún cráneo en el pergamino… No dudé un instante en saber que el calor de la llama era el agente que había hecho surgir en la superficie del pergamino el cráneo que encontré dibujado en él”. “Al recalentar el pergamino, aparecieron muchos signos sobre la calavera y el cabrito”. El desciframiento de esos signos es ésta: “un buen vidrio en el hotel del obispo en la silla del diablo, cuarenta y un grados trece minutos, nor– nordeste, tronco principal séptima rama lado este, tirad del ojo izquierdo de la cabeza del muerto, una línea de abeja del árbol a través del tiro cincuenta pies afuera”…
LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE (EDGAR ALLAN POE) Igual que en “El escarabajo de oro”, Poe nos presenta un nuevo protagonista, detective aficionado, llamado Auguste Dupin, capaz de resolver los enigmas más intrincados, valiéndose sólo de su inteligencia y de su poder de observación. Igual que nos sorprendió William Legrand descifrando, con su admirable ingenio, el enigmático mensaje encontrado en el pergamino, nos sorprenderá ahora Dupin con su investigación escrupulosa de los crímenes cometidos en la calle Morgue. ¿Quién ha podido cometer el horroroso crimen de Madame L,Espanaye y de su hija? ¿Por dónde ha escapado el asesino de la habitación cerrada en la que se perpetra? Sólo la lógica aplastante de Dupin, atento al mínimo detalle, dará con la solución que había pasado inadvertida a la propia policía… Tanto en “El escarabajo de oro” como en este nuevo relato, Poe da muestras de un ingenio poco común que nos lleva a la lectura rápida desde el primer momento, no abandonando la misma hasta descifrar por completo el enigma. “Los crímenes de la calle Morgue” constituyen un punto de obligada referencia en la obra de Poe. No sólo ha contado siempre con el respaldo unánime del público, sino que además ha ejercido una enorme influencia dentro de la novela policiaca, inspirando los actos de personajes tan populares como Sherlock Holmes o Hércules Poirot”… En “Los crímenes de la calle Morgue” se narra el asesinato brutal de dos mujeres en un apartamento de París. La falta de motivos, el ensañamiento del homicida y los medios inexplicables de que se vale para escapar, forman el nudo de la intriga. Dupin llega a demostrar, dejándonos perplejos, que el doble asesinato no ha sido realizado por una persona humana: “sólo un orangután, entre todos los animales existentes, es capaz de producir semejantes marcas”…
“Estamos ante una mujer asesinada (estrangulada) por la presión de unas manos e introducida en un cajón de la chimenea con la cabeza hacia abajo. Los asesinos ordinarios no emplean semejantes métodos. Y mucho menos esconden al asesinado en dicha forma… Algo diferente a un acto humano está aquí merodeando con fuerza”… Poe hace de Dupin un personaje extravagante y poco común, con una inteligencia y una capacidad de observación asombrosas, que rehúye el trato con la gente y vive perdido en sus pensamientos. Es el prototipo de policía–detective, cuyos rasgos serán luego recogidos por multitud de escritores. Poe nos ha descrito la silueta de un nuevo héroe, hombre superior, alejado de la rutina y de los intereses de la gran mayoría de los mortales. También en este relato, como ocurría en “El escarabajo de oro”, la narración se encuentra en primera persona, y de nuevo el narrador figura como personaje y, por tanto, como testigo directo de los hechos. Su actitud, siempre mesurada, sirve para darle valor objetivo al relato y para calibrar los méritos extraordinarios de Dupin. Todo está pensado para dotarlo de total autenticidad… Por otra parte, no se recurre en él al azar o a la intervención de elementos desconocidos para sacar adelante la intriga. El lector tiene la misma información que Dupin. Conoce todos los detalles significativos y, en teoría, puede resolver por sí mismo el misterio de los dos asesinatos. Dos datos más antes de finalizar el resumen: – Poe proyecta en Dupin todos y cada uno de sus rasgos biográficos… – La descollante inteligencia de Dupin y su perspicacia casan muy bien con los valores de su tiempo (siglo XIX): comportamiento pragmático cimentado en las expectativas suscitadas por la ciencia…
EL FARO DEL FIN DEL MUNDO (JULIO VERNE) La Isla de los Estados se halla en la extremidad sudoeste del nuevo Continente, siendo el trozo de tierra último y más oriental del archipiélago de Magallanes (Tierra del Fuego). Bañada por las aguas del Océano Atlántico y el Océano Pacífico, la Isla de los Estados es buscada por los barcos que pasan del uno al otro, después de haber doblado el Cabo de Hornos. El Estrecho de Le Maire separa esta isla de la Tierra del Fuego, representando para los barcos un paso más corto y más fácil, que les evita las formidables olas que rompen en el litoral de la Isla de los Estados. En esta isla (Bahía de Elgor) la República Argentina había tenido la feliz iniciativa de construir el Faro del Fin del Mundo. El faro de la Isla de los Estados iba a prestar innegables servicios a la navegación en aquellos peligrosos parajes, al cuidar de que los buques llegados del Pacífico contaran con más seguridad para embocar el Estrecho de Le Maire. El 9 de diciembre de 1.859, es inaugurado el faro y tres torreros (Vázquez, Felipe y Moriz) quedan encargados de él. El aviso “Santa Fe” (barco pequeño de guerra usado por Argentina en labores de vigilancia) deja a los tres torreros en la isla con abundantes provisiones para tres meses. En marzo se efectuaría el relevo. A 500 millas de Buenos Aires, la Isla de los Estados sólo podía esperar provisiones y ayuda de la capital de la República. El Comandante Lafayate inspecciona debidamente el faro y sus inmediaciones, y sólo cuando está seguro de que todo se encuentra en regla, abandona la isla dejando solos a los tres torreros. Los primeros capítulos están dedicados a localizar geográficamente el lugar (precisiones geográficas de Julio Verne con fin didáctico), así como a presentarnos a los personajes y a la propia isla (lecciones de geografía botánica y de Ciencias Naturales del autor). Después nos presenta Julio Verne la otra parte de la isla y a los hombres que viven en ella: una banda de piratas al mando de Kongre y Carcante. A partir de este momento se inicia el enfrentamiento dialéctico entre los “buenos” y los “malos”, eje importante del relato.
Los piratas se habían instalado al principio en la entrada de la Bahía de Elgor. Descubrieron en ella una profunda caverna abierta en el acantilado donde guardaban sus rapiñas. Esta caverna les ofrecía un refugio seguro y, como quiera que ningún buque se presentaba en la isla, se consideraban totalmente protegidos. Kongre y los suyos provocaban los naufragios, aumentando día a día sus rapiñas. En las noches de tormenta, si un buque se presentaba en la isla, lo atraían encendiendo fogatas en dirección de los arrecifes, y si algún náufrago lograba salvarse de las olas, lo asesinaban acto seguido. La banda estaba prisionera en la isla, esperando una ocasión para huir en un barco, llevándose en él todas las rapiñas acumuladas en la cueva. Cuando comenzó la construcción del faro, los piratas tuvieron que abandonar la bahía y retirarse al otro extremo de la isla. Por suerte suya la goleta “Maule” barrancó en los arrecifes. Arreglándola, ya tenían los bandidos barco para abandonar la isla. A bordo de ella llegan a la bahía y asesinan impúnemente a Felipe y a Moriz, que se prestaban a ayudarles. A partir de este momento, el tema central de la novela es el enfrentamiento del farero Vázquez a Kongre y a sus piratas, así como la lucha desesperada de éstos por abandonar la isla y por alcanzar la libertad. Vázquez huye del faro y vive en la isla, bien escondido, siguiendo continuamente los pasos de los bandidos. Pronto se le unirá John Davis, náufrago del “Century”, único superviviente de una nueva piratería de Kongre y los suyos. No sólo lucharán éstos contra el torrero Vázquez y el náufrago John Davis, sino sobre todo contra las fuerzas desatadas de los elementos y el mar. La intriga argumental gira en torno al tiempo, ya que a principios de marzo volvía el aviso “Santa Fe” con nuevos torreros. La lucha titánica de Kongre y su banda frente a la adversidad del destino está marcada por el irrevocable transcurrir de los días y de las horas, que acortan el plazo de los tres meses que dura la acción. Vázquez y John Davis dificultan la huida de los bandidos, con tiros de cañón y con la voladura vo ladura del timón. También la obstaculizan las tormentas y el mal tiempo. Al final, tras muchas e intrigantes peripecias, llega el aviso “Santa Fe”, sin que la banda haya podido abandonar la isla. Todo termina con la exterminación de los bandidos y con el suicidio del propio Kongre. El triunfo del bien sobre el mal se ha producido…
Dentro de los cuatro personajes centrales (Kongre, Vázquez, John Davis y Carcante), tal vez la personalidad más lograda sea la de Kongre. Su dimensión de marginado maldito, enfrentado a un destino fatalista, lo convierten incluso en un personaje atractivo. En la obstinación con que Kongre se enfrenta al destino que lo acosa, hay una dimensión de rebeldía pura del hombre que no se rinde al sistema que lo ha excluido. Adquiere así ciertos aires de héroe que el suicidio final subraya. Vázquez es el veterano marinero, terco y valeroso, empeñado en que se haga justicia a sus compañeros asesinados. Junto a él, John Davis, aparece menos reflexivo y más visceral. Ambos representan la moral y la justicia del orden establecido. Carcante es la sombra fiel de Kongre, violento y nervioso. Sus rasgos aparecen menos definidos.
Otros aspectos a destacar: – Gran riqueza de léxico, especialmente en términos de marinería. – Gran conocimiento de Julio Verne de plantas, peces, aves, nombres geográficos y referencias históricas. – Didactismo de Verne en muchos momentos de la novela. Frecuentemente ofrece lecciones didácticas (en muchos momentos de tipo geográfico), sobre todo al comienzo de las primeras páginas, en donde se describen las condiciones del lugar en las que se desarrolla la acción. – Diálogos desiguales: encontramos algunos de gran fluidez y espontaneidad, junto a otros de carácter funcional y artificioso (convencionales) que tienen como único fin informar al lector. – El enigma inicial es uno de los recursos que maneja Verne más frecuentemente y con mayor habilidad. Dicho enigma se va haciendo más complejo a medida que avanza la novela, de forma que el interés crece gradualmente. La acción progresa en intriga ascendente hasta el final…
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(CURZIO MALAPARTE) “Kaputt” y “La Piel”, las obras más representativas de Curzio Malaparte, fueron objeto en su día de grandes polémicas, a pesar de existir calidad y maestría literaria en las mismas. Algunas de sus páginas son verdadera prosa artística que resiste la lectura más exigente. “La Piel” (recogida por la iglesia en el Índice de libros prohibidos) puede ser considerada como una continuación de “Kaputt”. Ésta acaba con el autor llegando a Nápoles (tras el escenario de la guerra en la Europa del Este), y “La Piel” comienza con los ejércitos aliados (las fuerzas armadas norteamericanas) liberando a Italia de los alemanes. “Somos los voluntarios de la libertad, los soldados de la nueva Italia. Debemos echarlos de nuestra casa, luchar contra los alemanes, rechazarlos más allá de nuestras fronteras”. Es el propio Malaparte, protagonista de su novela, quien, como oficial del ejército italiano, nos va contando la realidad de su país tras la 2ª Guerra Mundial, cuando las tropas americanas aliadas tratan de echar hacia Alemania a los tropas de Hitler. Y nos describe una nación que ha cambiado de bando de un día para otro, y con un pueblo, el napolitano, y por ende, el pueblo italiano, que ha sido capaz de mantener su dignidad durante la ocupación alemana, y que ahora vende dicha dignidad a las tropas liberadoras por aceite, chocolate, cigarrillos o medias de seda… Con un estilo vivo (sarcástico y poético al mismo tiempo), Malaparte recrea con toda crudeza las vicisitudes del pueblo italiano hambriento, en el que se mezclan piedad, grandeza, vergüenza, abyección, orgullo y ternura, con la destrucción y la degradación tras la guerra. La ciudad de Nápoles liberada por los aliados (donde tanto los vencedores como los vencidos sucumben a la corrupción) se convierte en una clara metáfora de una Europa podrida por el hundimiento moral que significó la 2ª Guerra Mundial.
“La Piel”, es, en síntesis, el drama moral de un continente al que la libertad no redime de las abyecciones y degradaciones vergonzantes que la guerra trae siempre consigo. “La Piel” (descripción cruel y descarnada de la “invasión” de Nápoles y el sur de Italia por los ejércitos aliados) es un retablo de miserias infinitas, de humillaciones inconcebibles y de horrores dantescos. “La Piel” es una epopeya de la que están ausentes el heroísmo, la libertad y la justicia, y sólo pone al descubierto la podredumbre. “La Piel” es, finalmente, la venganza de un hombre civilizado contra el inmenso crimen de la guerra. Contada en primera persona, con Malaparte como protagonista (repleta de citas en francés e inglés), nos va contando, de la mano de sus amigos americanos, los horrores de la guerra, desgranando aspectos anecdóticos, descarnados, humorísticos y grotescos del día a día del conflicto bélico en Italia entre 1943 y 1945. La acción se desarrolla fundamentalmente en la retaguardia, en una ciudad, Nápoles, que ha sido “tomada” literalmente por un ejército multinacional, donde existe un encontronazo cultural e ideológico entre los italianos y sus “liberadores” aliados. Malaparte hace gala de una fina ironía y una acerada crítica en la descripción de la vida cotidiana en esa retaguardia, en la cual el pueblo napolitano, acostumbrado a vivir y malvivir bajo dominadores de diverso signo y nacionalidad desde el principio de los tiempos, descubre de improviso que la vida no se diferencia mucho de la anterior bajo el gobierno de los “libertadores”. A lo largo del texto, existen pasajes antológicos, cuya solo disfrute justifica la lectura de la novela. nov ela. Y estos pasajes mezclan el humor y la rabia, ra bia, la media sonrisa y el sufrimiento, lo patético y lo sublime, lo grotesco y lo sentimental… para componer un fresco cercano sobre la realidad de una guerra que se desarrolla en un país (Italia) que no la quiere, a causa de unos ideales que el pueblo italiano ni comprende ni comparte. Y todo ello salpicado con una crítica mordaz hacia un país y sus gentes como sólo puede tenerla un ciudadano de ese país. Porque la visión de Malaparte hacia “su” Italia está cargada de pesimismo y tristeza, de desencanto y desesperanza. Buena prueba de ellos son algunos de los siguientes pasajes:
– La explicación del negocio de venta de soldados negros entre los chiquillos napolitanos. – La visita que realizan Malaparte y el teniente Jimmy a una miserable casa para poder comprobar que aún existían “vírgenes” en Nápoles. – La “peste” que asola la ciudad, enfermedad que aqueja al pueblo napolitano, consistente en una concupiscencia desmedida en busca de comida y artículos varios. – Las “pelucas” que utilizaban las mujeres napolitanas para disimular su vello púbico, ya que a los soldados afroamericanos del Quinto Ejército lo que les gustaba eran las mujeres rubias. – La peregrinación de la “quinta columna” homosexual desde Europa hacia el liberado sur de Italia, huyendo de los alemanes. – La prostitución de niños para las tropas coloniales francesas. – La cena que ofrece el general Cork a la mujer de un congresista americano, en la cual se ofrece como plato fuerte una sirena (el pez) que por su aspecto parecía una jovencita, la cual acaba siendo enterrada por orden del general. – El avance sobre Roma por la vía Apia, con paradas turísticas en todos los monumentos históricos. – El atropello y aplastamiento de un civil por un tanque americano a la entrada de la Ciudad Eterna, y la asistencia de Malaparte y un pastor protestante a su velatorio. – La conquista de Florencia, y los juicios sumarios y fusilamiento de los voluntarios fascistas por parte de los partisanos… – El encuentro de Malaparte con los crucificados. – La muerte de su perro Febo. – La escena en la que dejan morir a un soldado americano para que no sufra más. – La erupción del volcán Vesubio. – El encuentro y diálogos con un feto.
– La escena del jorobado y las mujeres. – Aunque quizás debe ser resaltada aquélla en la que, a las afueras de Roma, el general Guillaume, de las tropas francesas, invita a comer a Malaparte y Jimmy. Mientras se prepara la comida, una mina explota y arranca una mano de un goumier, que nadie es capaz de encontrar. Se trata en definitiva de una sobrecogedora historia en la que el autor quiere demostrarnos que la frontera última de nuestra humanidad es siempre la piel: “La piel, nuestra piel, esta maldita piel. Usted no puede ni imaginarse de qué es capaz un hombre, de qué heroicidades y de qué infamias es capaz con tal de salvar la piel. Ésta, esta asquerosa piel. Todo es cuestión de piel humana. Nadie se bate ya por la justicia, por la libertad, por el honor… Se bate por la piel, por la asquerosa piel. Antes soportábamos el hambre, la tortura, los martirios más terribles, matábamos y moríamos, sufríamos y hacíamos sufrir suf rir para salvar el alma, para salvar nuestra alma y la de los demás. Hoy en día sufrimos y hacemos sufrir, matamos y morimos, realizamos hazañas maravillosas y actos horrendos no ya para salvar el alma, sino para salvar la piel. ¡Nos convertimos en héroes por algo bien mezquino!”
Algunos fragmentos sueltos Algunos fragmentos de esta novela (antibelicista, profunda y triste) en los que quedan patentes la degradación de la sociedad napolitana y las consecuencias de la guerra: “Mientras el precio del azúcar, del aceite, de la harina, de la carne y del pan subían y continuaban aumentando, el precio de la carne humana bajaba de día en día”. “Aquel pueblo que en las calles c alles hacía comercio de sí mismo, del propio honor, del propio cuerpo y de la carne de sus propios hijos, ¿podía ser el mismo que días antes había dado tan grandes y horribles pruebas de valor y odio contra los alemanes?” “Yo me preguntaba cómo de mi generación fuerte, animosa y viril, había podido nacer una generación tan corrompida, cínica y afeminada. Nápoles se había convertido en la capital del homosexualismo europeo”.
“Cuando los aliados hayan liberado a toda Europa, ¿sabes qué encontrarán? Una masa de jóvenes desilusionados, corrompidos, desesperados”. “A pocos pasos de mí estaba el mercado de los chiquillos; chiquillos de ocho a diez años, semidesnudos, sentados delante de los soldados marroquíes, que los elegían y contrataban”. “No quedaba ya nada en Nápoles, nada en Europa; todo podrido, todo destruido, todo derrumbado”. “¿Qué pueden saber de Europa los aliados? ¿Creen acaso que hay todavía chiquillos en Europa? ¿Qué hay todavía madres, padres, hijos, hermanos, hermanas? Un montón de carne putrefacta, eso es lo que encontrarán ustedes en Europa cuando la hayan liberado”. “Los soldados americanos se imaginan comprar las mujeres y no compran más que su hambre; creen comprar el amor, y compran un trozo de hambre”. “Estaba cansado de ver matar gente. Desde hacía cuatro años no veía más que matar gente. Sobre la tierra no había más que hombres vivos y hombres muertos. Cristo yace entre esos pobres muertos”. “Un hombre es algo más triste y horrible que ese montón de carne podrida. Un hombre es orgullo, crueldad, traición, cobardía, violencia”. “No hay espectáculo más triste, más repugnante que un hombre, que un pueblo en su triunfo. Pero un hombre, un pueblo vencido, humillado, reducido a un montón de carne podrida, ¿hay algo más bello, más noble en el mundo?”…
LA PERLA (JOHN STEINBECK) Esta pequeña obra de John Steinbeck, basada en una historia o leyenda, narra las peripecias de un pobre pescador indígena que, tras haber encontrado en las profundidades del mar la perla más grande y hermosa del mundo, es víctima del engaño de los tasadores y del acoso de la sociedad materialista que le rodea, tan distinta a la suya. El pescador Kino no quiere renunciar, una vez encontrada la perla, al mundo de ilusiones que sólo el dinero y la sociedad de los blancos le pueden dar. Esta paradoja le proporciona un grave conflicto interior, que traerá consigo el desenlace del relato (devolver la perla al mar)... Narrado con profundo lirismo, esta conmovedora novela tiene un aleccionador sentido alegórico, dejando claro ante el lector que la riqueza y la sabiduría conllevan la pérdida de la inocencia… Los indios pasan hambre y penalidades sin cuento, indefensos ante las enfermedades y el dolor. No viven como los blancos, esclavizados por la sociedad materialista, pero son felices en su pobreza y en su ignorancia. La perla hunde sus raíces en una realidad concreta, en unos personajes de carne y hueso y en una injusticia secular. Cuatrocientos años de dominación no habían podido mitigar el racismo, la explotación económica y el predominio cultural. La insatisfacción de Kino, sus ansias por mejorar su existencia y cambiar sus condiciones de vida reflejan su inadaptación al medio en que vive y son la causa de su fracaso…
Antecedentes Antecedentes de la novela El autor del relato llegó a La Paz en marzo de 1.940. Enclavada en una hermosa bahía esta antigua y bella ciudad era el orgullo de los nativos que, en los días de fiesta, no dudaban en remar más de un centenar de millas con sus canoas para participar en el ambiente festivo. Al tratarse La Paz de uno de los centros más importantes en la producción de perlas, no siempre la ciudad había hecho honor a su nombre, ya que la posibilidad de enriquecerse despertaba la avaricia de los hombres y les hacía olvidar el sentido de la justicia y de la solidaridad.
A poco de llegar a La Paz, Steinbeck oyó contar la siguiente historia: “Un muchacho indio encontró una perla de un tamaño increíble. Sabía que su valor era tan extraordinario que no tendría que volver a trabajar. La perla le permitiría emborracharse cuando quisiese, casarse con la chica que desease y hacer felices a muchas más. La hermosa perla representaba la salvación, pues con ella podría comprar con antelación misas suficientes para sacarlo del purgatorio… Se dirigió a La Paz con la perla en la mano y con un futuro esperanzador en el corazón. La llevó a un agente comercial y le ofrecieron tan poco por ella que montó en cólera, pues sabía que lo estaban engañando. Entonces la llevó a otro agente y le ofrecieron la misma cantidad. Tras otra serie de intentonas llegó a la conclusión de que los agentes no eran sino los muchos brazos de una misma cabeza y comprendió que no conseguiría vender la perla por más de lo que le ofrecían. Así que fue a la playa y la escondió debajo de una piedra. Esa misma noche lo golpearon, quedó inconsciente y lo registraron. La noche siguiente durmió en casa de un amigo, y ambos fueron agredidos y maniatados. Se marchó tierra adentro para huir de sus perseguidores, pero fue asaltado y torturado. Estaba hecho una furia y tomó una decisión final. Herido como estaba, volvió a La Paz esa misma noche, fue a escondidas hacia la playa como un zorro perseguido y sacó la perla de debajo de la piedra. Entonces la maldijo y la lanzó al mar con todas sus fuerzas. Ahora era libre de nuevo, aunque su alma estuviese en peligro y el sustento y el cobijo inseguros”. El relato impresionó a Steinbeck por su realismo y por lo espléndidamente que retrataba un conflicto latente en la ciudad, pero mucho más todavía por la determinación del joven indio que demostraba una sabiduría impropia de su edad. Esta historia (casi al completo) fue utilizada como base para su novela, profundizando aún más en su sentido alegórico y enriqueciéndolo con nuevos elementos simbólicos (por ejemplo, los deseos primarios del joven indio son bien distintos de las aspiraciones de Kino, una vez encontrada la perla).
Los personajes Casi todos los personajes de la novela pueden ser agrupados en dos categorías: los indios, que se distinguen por su indefensión, su ignorancia y sus fuertes vínculos con el entorno y la comunidad. Y los blancos, caracterizados por su egoísmo y su condición depredadora.
Kino Integrado plenamente en la naturaleza, Kino parece una versión del buen salvaje: sencillo, pero con gran sentido de la dignidad, su respeto por la tradición se refleja en el aprecio que muestra por su canoa, en las relaciones con su hermano y en la veneración que siente por su familia. Hombre de pocas palabras, pero de un riquísimo mundo interior, es precisamente el amor a su esposa y la devoción por su hijo los que le llevan a enfrentarse con el hombre blanco, demostrando así, en oposición al resto de su pueblo, su inconformismo, su valentía y su arrojo. Este inconformismo, sin embargo, lo convierte en un luchador solitario que ve crecer en su interior la amargura, el miedo y el odio. Su insoportable soledad lo atormenta y le hace traicionar sus más firmes convicciones, hasta el punto de acabar golpeando a su esposa, cuando ésta intentaba, a escondidas suyas, devolver la perla al mar. Kino supera la tímida y secular forma de enfrentarse a los blancos (entornar los ojos, apretar los labios y retirarse), repele sin vacilar las agresiones de que es objeto y termina por ensañarse con sus perseguidores. En sólo cinco días ha pasado simbólicamente de la inocencia a la sabiduría, y ha madurado en el dolor.
Juana Y frente al ímpetu desmedido de Kino, su esposa Juana representa la sensatez, la cautela, el instinto de conservación. Para Kino significa un refugio seguro, una especie de norte orientador, En una sociedad tradicional como la de los indios, Juana es la sumisa esposa que siente un respeto reverencial por su marido y que cree firmemente en los distintos papeles que esa sociedad asigna a hombres y mujeres, lo que no le impide descubrir a Kino los peligros que conlleva su empecinada actitud, contrariarlo para poner a salvo su familia, y negarse a abandonarlo cuando son acosados.
Esta gran entereza de Juana se advierte también en la resolución que muestra para actuar, tras la picadura del escorpión o defendiendo a su marido, y es quizá la causa de que, al final del relato, su papel quede realzado al permitírsele caminar junto a su marido, y no detrás, como es habitual.
El médico El mundo de los blancos queda representado por el médico (personaje siniestro), y por el cura, que no parece escapar al egoísmo característico de su raza. Ni uno ni otro reciben en la novela un nombre propio, al contrario de lo que sucede con Kino y con todo su entorno familiar. El médico es presentado como el paradigma o la síntesis de todo lo pernicioso del mundo de los blancos, que han dominado y explotado a los indígenas durante cuatrocientos años. Movido sólo por el dinero, su racismo le hace despreciar a los indios, y su perversidad le lleva al extremo de envenenar a Coyotito con unos polvos blancos, volviendo así del revés las normas más elementales de la ética profesional.
El cura Un papel más tangencial desempeña el cura, aunque no por ello menos simbólico o representativo. También en el sacerdote se despierta la codicia al oír las noticias de la perla encontrada, y no tarda en presentarse ante Kino para participar de su fortuna. No parece haber pensado en el pobre pescador hasta ese momento, y su paternalismo con los indios evidencia un racismo parecido al del médico. A este anciano párroco atribuye Kino un sermón en el que se condenaban los deseos de cambiar el puesto que cada individuo tiene asignado en la sociedad, sancionando y perpetuando de ese modo una estructura social injusta y opresiva.
El hermano de Kino y su esposa Otros personajes desempeñan un papel secundario. El hermano de Kino, Juan Tomás, y su esposa espos a Apolonia constituyen el núcleo más amplio de la familia (unidad básica en su estructura social) y aportan el apoyo y la cohesión que se requiere en la unidad familiar.
Los vecinos El papel coral que desempeñan los vecinos de Kino se advierte en el plural con que el narrador los designa (“todos”, “la gente”) y en su estricta función de grupo en todas sus circunstancias.
Los comerciantes de perlas Los comerciantes de perlas se alinean en el bando de los antagonistas, y son una extensión del poder absoluto de los blancos, a los que sirven de tentáculos: un solo comprador con muchas manos. Y como fieles servidores de ese organismo vivo que es la sociedad blanca, desempeñan eficazmente su papel, víctimas también del propio engranaje social. s ocial.
Los asaltantes y los rastreadores Por último, los asaltantes nocturnos que intentan apoderarse de la perla y los rastreadores que persiguen a Kino son designados por el autor como “los oscuros”, abstracción más inquietante y funesta que si tuvieran un nombre propio.
El sentido de la obra ¿Cuál es el sentido último de la obra? ¿Es Kino un fracasado, o hemos de interpretar su renuncia final a la perla como un triunfo personal, al rechazar un mundo que le deslumbraba pero que ha resultado ser un pozo de oscuridad?
Primera lectura: antagonismo entre dos culturas El nivel temático más evidente es el del antagonismo entre dos culturas, debido al sometimiento de los indios a los blancos. Desde este punto de vista, la novela es un pequeño documento social en el que se denuncia la situación de injusticia y la rígida estructura social que perpetúan los explotadores. La oposición entre los dos pueblos no se limita sólo a esa relación de explotadores y explotados, sino que se basa también en su diferente concepción de la vida: los indios viven en estrecho contacto con la naturaleza, de la que se sienten como una prolongación, son sencillos y tienen necesidades elementales. La vida no les resulta fácil, pero al menos es bella y digna.
En cambio, los blancos viven de espaldas a la naturaleza, aislados en casas de altos muros y en un ambiente de sofisticación y decadencia. El sentimiento de inferioridad que crea el saberse sometido hace que Kino y Juana acudan al médico, ignorando que su remedio (un emplasto de algas) es seguramente más eficaz. El conflicto se origina con la picadura del escorpión, pero alcanza su virulencia con el hallazgo de la perla, ya que el oficio de pescador de perlas representa la más clara muestra del sometimiento del indio: un trabajo durísimo, miserablemente remunerado, y que sirve para enriquecer al país dominador. Desde esta perspectiva estrictamente social, Kino terminará fracasando: pierde la canoa, la casa c asa y su hijo, mientras que la estructura social s ocial permanece inamovible.
Segunda lectura: es inútil rebelarse contra el orden natural Una segunda lectura podría ser ésta: si por un lado las cosas “son como son” y resulta inútil rebelarse contra el orden natural, el individuo debe aceptar la misión que tiene encomendada, pues de lo contrario está condenado al fracaso. Es verdad que Kino se rebela contra esta estructura social, pero pronto se encuentra solo, aislado e impotente. Sus mismos vecinos piensan que fue Dios el que lo castigó por haberse rebelado contra el orden establecido, abandonando su puesto en la sociedad. Da la sensación de que el autor se duele y se lamenta de la injusticia social, pero al mismo tiempo parece constatar que ése es el orden natural de las cosas y que nada puede hacerse por remediarlo.
Tercera lectura: la educación de Coyotito Muy a tener en cuenta es el tema de la educación de Coyotito, gracias a la cual podrá librarse de la ignorancia (que los blancos aprovechan para someter a los indios) y por tanto, de la servidumbre. “Mi hijo abrirá los libros y los leerá. Y mi hijo sabrá escribir y escribirá. Y mi hijo sabrá de números. Y esto nos hará libres, porque sabrá y, como él sabrá, nosotros aprenderemos de él”.
La educación del hijo liberará simbólicamente a su pueblo… Sin embargo, Kino no logra cumplir su deseo y su hijo no puede superar su ignorancia. Al final, los rastreadores lo matan, creyendo disparar a un cachorro de coyote…
Cuarta lectura: la pérdida de la inocencia También es de resaltar otro aspecto fundamental de la novela: la pérdida de la inocencia de Kino. Este tema clave del libro se advierte en las imágenes con que se abre y se cierra la novela: mientras que al principio se nos hace una descripción paradisiaca de la familia y de su entorno, al final, expulsados simbólicamente de ese paraíso, Kino y Juana conocen el dolor. La felicidad que gozan al comienzo es quebrada por el escorpión y luego por la perla, que va adquiriendo paulatinamente un significado funesto. Al final del relato, tras padecer la soledad, el odio y el dolor, Kino no ha tomado la fruta del árbol bíblico del bien y del mal, habiendo descubierto el horror que yace en el centro de la existencia humana.
Quinta lectura: rechazo de la sociedad materialista e reintegración en el mundo natural Una última interpretación es poner en solfa los valores de la sociedad materialista occidental. Los indios viven sin las prisas, sin la obsesión por la propiedad y por el rango social que caracteriza al hombre occidental. El desenlace de la perla representaría no tanto un fracaso personal, sino el rechazo de todos los deseos que en Kino ha despertado el hallazgo de la perla, y una reintegración al mundo más natural al que pertenece…
EL NAVEGANTE (MORRIS WEST) Morris West, con sesenta millones de ejemplares vendidos y más de treinta libros publicados, es el escritor más leído de la historia literaria de Australia. Son muy conocidos, entre otros, “El navegante”, “El abogado del diablo” y “Las sandalias del pescador”. Bastantes de sus obras han sido llevadas al cine… En “Las sandalias del pescador” anticipó la elección de un Papa eslavo, quince años antes de la elección de Karol Wojtyla como Juan Pablo II.
Argumento de “El navegante” Gunnar Thorkild, personaje central de la novela, mitad europeo y mitad polinesio, es nieto de Kaloni Kienga, gran navegante de la Polinesia. Con esta importante ascendencia es heredero natural de dos mil años de historia y de conocimientos. Una vez acabados sus estudios, vivió una larga temporada con su abuelo, en las islas del Pacífico. Al volver a la vida académica, lo encontramos realizando su actividad como profesor e investigador de antropología en la Universidad de Hawai. Basándose en viejas leyendas y en las referencias de su abuelo, sostiene, contra la opinión de sus colegas, que en los vastos espacios del Pacífico existe una isla solamente conocida por los grandes jefes del pueblo polinesio. Su prestigio y su carrera académica se ven dañados al publicar la existencia de la referida y desconocida isla (sin más pruebas que el testimonio antes referido), en la cual van a morir los grandes jefes y navegantes polinesios. La isla llega a convertirse para él en una obsesión, hasta que decide lanzarse a la empresa de probar su existencia (guiado por una certidumbre metafísica), acompañado por un grupo de amigos y alumnos. Reivindica su buen nombre como investigador, organizando el viaje a dicha isla desconocida, con la ayuda del padre Flanagan, su antiguo mentor.
Éste le pone en contacto con el magnate Carl Magnusson, el cual le financia la expedición a cambio de poder acompañarle. Realizada la travesía, localizan la isla (una vez seguidas las indicaciones del abuelo), pero naufragan al llegar a la misma… Kaloni Kienga, el navegante, se deja morir en un santuario sagrado en las montañas de la isla, y los supervivientes del naufragio no tienen más remedio que organizar allí su supervivencia. Son un grupo totalmente heterogéneo de unas quince personas, compuesto por marineros, estudiantes de antropología, el magnate, una doctora, una amiga del profesor y su hijo adolescente, la criada o ama de llaves del mismo y un teniente de la marina marina americana embarcado embarcado por el magnate, con el propósito de anexionar la isla a los Estados Unidos de América. Gunnar Thorkil, profesor de antropología, conocedor de la vida en las islas y hábil navegante, no tiene problema alguno para plantear al resto de náufragos los medios que deben utilizar para supervivir en la isla durante una larga estancia. Con el consenso de todos, se organizan políticamente en un sistema presidencialista, siendo elegido él como jefe, junto con un consejo y una asamblea general que deberá tomar decisiones aceptadas mayoritariamente. También eligen como co–presidenta al ama de llaves, Molly Kaapu, una mujer nativa con sabiduría ancestral. Los trabajos para la referida supervivencia son divididos en dos importantes grupos: el de la playa, dedicado a la pesca y a la construcción de un barco que, a largo plazo, podría devolverles a la civilización. Y el de la montaña, dedicado a la agricultura. La vida transcurre sin problemas al principio, pero no tarda en surgir el primer conflicto, debido a la promiscuidad comunera del grupo. Dicho conflicto consiste en un caso de violencia de género (entre Charlie Kamakau y su esposa Bárbara), el cual acabará con ella gravemente herida y con la expulsión de la “tribu” del enloquecido celoso. Tras esta crisis, Gunnar los empareja a todos y el mismo se casa, enamorado, con la doctora. Sólo quedan aislados un homosexual y el adolescente, sin edad todavía para tener pareja…
En la siguiente crisis, la “tribu” se enfrentará a dos importantes ritos antropológicos: la muerte de Carl Magnusson (que se retira al mismo santuario sagrado de Kaloni Kienga) y la iniciación a la vida adulta del adolescente Mark Gilman. Ambos son resueltos en un entramado místico de difícil evaluación… La enfermedad de dos miembros de la “tribu”: la esposa de Gunnar Thorkild, la doctora Sally Anderton, y el teniente Peter Lorillard, les mueve, tras múltiples discusiones sobre la vida y la muerte, a organizar una expedición con el fin de que puedan llegar a la isla habitada más cercana y enviar una partida de rescate. La vida continuará en la isla… No cabe duda que esta novela, que tuvo muchísima fama durante los años 70, ha podido inspirar el concurso actual de “Gran “Gran hermano” y ha sido el origen de “Supervivientes, la Isla de los Famosos”. Como precursoras de la misma podemos anotar a Robinson Crusoe y a otras obras de Julio Verne. Pero Morris West ha querido ir más lejos, ya que sus náufragos no son personas individuales, sino una comunidad completa, un microcosmos social. El grupo ha sido devuelto a una vida primitiva, donde las antiguas nociones sobre la autoridad, el poder, las estructuras tribales y familiares, la camaradería, el amor, las relaciones entre sexos, la homosexualidad, la violencia y hasta la misma muerte, que rigen normalmente la vida que llamamos civilizada, deben ser revisadas y a veces hasta rechazadas… Morris West nos hace reflexionar con lo que dicen y piensan los personajes de la novela, invitándonos a replantearnos con seriedad los tradicionales valores de nuestra actual civilización…
Personajes principales – Gunnar Thorkild (personaje central de la novela). – Kaloni Kienga (el navegante, abuelo de Gunnar). – Molly Kaapu (ama de llaves de Gunnar). – Padre Flanagan (antiguo mentor de Gunnar). – Jenny (amiga del profesor) – Martha Gilman (secretaria del capitán). – Mark Gilman (hijo de Martha). – Carl Magnusson (magnate, capitán y dueño del barco). – Sally Anderton (médico). – Peter André Lorillard (teniente de la armada, técnico en comunicaciones).
– Charles Kamakau (contramaestre). – Bárbara Bárbara (esposa de Charles Kamakau). Kamakau). – Adam Briggs. – Hernán Castillo. – Simón Cohen. – Franz Harsanyi. – Mónica O,Grady. – Yoko Nagamuna. – Ellen Ching. – Willy Kuhio. – Tioto. – Eva etc…
Fragmentos sueltos “Tengo algo que quiero decirles y después volverán a votar, pero esta vez en conciencia de lo que hacen. Todos hemos retrocedido en el tiempo. Somos personas del siglo veinte, reducidas de un golpe a una situación primitiva. Por lo tanto, cambian nuestros valores. Algunas de las cosas que sabemos son ahora basura inútil, y conocimientos que antes considerábamos triviales pueden adquirir una importancia fundamental. También cambian los roles personales, y relaciones que antes eran exclusivas, ahora tienen que ampliarse para abarcar a todo el grupo. Si ustedes me eligen, me convierten en un jefe, no en una marioneta. Ponen sus vidas en mis manos y se comprometen a obedecerme. Yo pediré el consejo de todos y cada uno de ustedes, y me comprometo a actuar solamente siguiendo la voz de la prudencia. Ustedes se comprometen a hacer lo que yo ordene”. “¡Mi mujer! – exclamó Charlie Kamakau –. Hace un momento fui hasta la cascada y allí la encontré, bañándose como su madre la parió, con Yoko, Simón Cohen y Franz. Le dije que eso no me parecía correcto para una mujer casada y ella se me rió en la cara. La saqué a empujones de allí, la abofeteé y la mandé de vuelta al campamento”. “Estoy harta de ti, Charlie Kamakau. Te pones celoso y me das bofetadas porque no eres capaz de hacer lo que debe hacer un hombre con una mujer. Yo coqueteo para conseguir lo que tú me niegas en la cama. Desde ahora no quiero tener más nada que ver contigo”.
“¿Y me dices eso tú, una puta del puerto que recogí en un bar? ¿Sabes por qué no puedo tocarte? ¡Porque hiedes! ¡Apestas con el olor de todos los hombres con los que te has acostado, de todas las camas inmundas donde te revolcaste!”. “Somos un grupo de hombres y mujeres, la mayoría ciudadanos de los Estados Unidos de América, aislados en una isla desconocida, lejos de las rutas comerciales. A nuestra disposición tenemos todos los medios para sobrevivir. Tenemos la esperanza y la habilidad necesarias para construir una embarcación que pueda volver a ponernos en contacto con el mundo exterior. Tenemos los navegantes que puedan tripularla”… “Propongo que, como grupo de ciudadanos, anexemos este territorio a los Estados Unidos de Norteamérica, y al proceder así, nos coloquemos bajo el imperio de su Constitución y vivamos bajo sus leyes. Si hacemos eso, nuestros hijos retendrán la ciudadanía que disfrutamos nosotros y nuestros actos sociales, como el matrimonio, y si fuera necesario el divorcio, tendrán carácter legal”. “Pero al realizar la anexión, nos supeditamos a un Estado y a un sistema ya establecido con todos sus defectos. Limitaremos así nuestras opciones personales. Puede ser que algunos de nosotros queramos una sociedad más flexible, un sistema matrimonial más abierto, una vida sexual menos restrictiva y más adaptada a la vida que llevamos aquí”… “Para las leyes estadounidenses la propiedad privada es sagrada y los frutos del trabajo pertenecen al individuo. Nosotros hemos acordado un sistema completamente diferente: propiedad común del trabajo y de sus frutos”… “Esta playa y esta isla son ahora nuestro mundo. Yo soy mujer y quiero ser libre de darle un hijo al padre de mi elección. Y si quiero tener más de un hombre, también es una elección mía. Quiero ser libre de aceptar o rechazar”… “Todo niño que nazca ahora en esta isla nace sin nacionalidad y deberá intentar posteriormente adquirir una ciudadanía mediante un acto legal. Además carecemos de los medios para establecer el estado civil de casados y los derechos conyugales”…
“La terraza estaba limpia, quemada hasta la última maleza y el terreno abierto para los cultivadores. Pero Charlie Kamakau había desaparecido. Su choza estaba vacía y las cenizas de su fogón hacía tiempo que se habían enfriado. Los restos de comida estaban ya descompuestos”. “Charlie Kamakau había entrado por un agujero y esperó escondido tras una pila de cosas rescatadas del naufragio. Atacó a Bárbara con un cuchillo. Ella estaba gravemente herida, pero vivía”… “La pregunta es clara: ¿qué hacemos con un hombre enfermo e irresponsable que ha cometido violencia, que podría repetir esa violencia y para quien no hay garantías de curación?”. “¿Qué debemos hacer? ¿Matar a un hombre al que no podemos curar? Lo mejor que podemos hacer es darle la canoa que hemos construido y le permitamos que vaya donde pueda ir. Él es un buen navegante y tiene posibilidades de sobrevivir. El mar ha dado vida y nuevas esperanzas a otros hombres y quizá le dé lo mismo a Charlie Kamakau”. “Los árboles fueron derribados, descortezados, arrastrados hasta el deslizadero y empujados, con hercúleo esfuerzo, hasta el lugar de la playa elegido para la construcción del barco”. “Los colonos de la terraza descendieron cargados de presentes: frutas y carne de cerdo. Y la novedad de que ahora tenían encerrados en un cercado dos cerdos, macho y hembra, y que la cerda no n o tardaría en tener lechones”. “La tormenta seguía rugiendo, como si estuviera encadenada para siempre a la montaña. Ahora no había relámpagos, sólo se oía el gemido incesante del viento y el martilleo de la lluvia, con el acompañamiento del rugido palpitante del mar. Cuando amainó el viento y cesó la lluvia, salieron con el agua hasta las rodillas, a examinar los daños. El gran tronco seguía allí y la canoa estaba intacta en el agua. En cuanto a lo demás, era como la abominación de la desolación. La cabaña almacén se había venido abajo y el agua corría entre las ruinas. Cinco cabañas habían sido totalmente destruidas. El campamento era un pantano, cubierto de despojos inidentificables”. “Tenemos dos personas que pueden hallarse gravemente enfermas y a las que no podemos ofrecer esperanza alguna de tratamiento. Se sugiere que las enviemos en una embarcación pequeña con otros tripulantes, a fin de que puedan llegar a la isla habitada más cercana y enviarnos una partida de rescate. Pero hay un problema: Peter Lorillard está dispuesto a marcharse, pero Sally se niega a hacerlo.
El Consejo dice dice que Sally tiene que ser obligada a ir, por por su propio bien y por el bien del resto de nosotros. Hay también un desacuerdo sobre quiénes formarán el resto de la tripulación y sobre la forma en que deben ser designados”. “Cuando mi mujer se vaya, se estará yendo de mi vida, porque yo la obligo a correr ese riesgo en bien de su propia supervivencia. Si hablamos de precios, yo también pago mi parte de la factura”. “La tribu que se quedaba observó, entre vivas y gritos, cómo los viajeros remaron cruzando la laguna, atravesaron las aguas turbulentas del canal y alcanzaron el punto donde tomarían el viento que los impulsaría hacia el norte. Permanecieron en la playa hasta que la diminuta embarcación fue nada más que un puntito negro en el horizonte”. En un postscriptum final, extracto de un informe del funcionario administrativo de las Islas Tubuai al Administrador de Colonias, se lee lo siguiente: “El día quince de este mes, después de tres días de mucho viento y mar agitada, los pobladores de esta isla informaron del hallazgo sobre la playa de una canoa, de un tipo que no se ve normalmente en esta región. El tallado y los cordajes no corresponden al tipo de artesanía local. Las investigaciones realizadas confirman que ni en las islas Tubuai ni en las Australes se han denunciado casos de personas perdidas en el mar”. “Es posible que este asunto tenga relación con otro curioso informe, todavía sin confirmar, según el cual un muchacho, de quien se dice que es europeo, fue encontrado vagando con sus facultades mentales alteradas, y en estado de agotamiento. El muchacho afirmaba que era un descendiente de Kanaloa, el dios polinesio del mar”. “Se dice que el muchacho habla con fluidez los dialectos locales y que puede recitar largos pasajes de canciones y leyendas antiguas. Llevaba consigo un remo tallado, que sostiene que es un regalo de un navegante muerto hace mucho tiempo. En cuanto a lo demás, parece que no ha sido capaz de dar ninguna versión racional que explique quién es o de dónde viene”…
ARLEQUÍN (MORRIS WEST) Toda la novela de Morris West es un complicado y difícil entramado, dedicado en su integridad al mundo del hampa y de la mafia en los grandes bancos y compañías en las que existe mucho dinero... Es una lucha bien montada por el todopoderoso Basil Yanko, que comete todas las irregularidades posibles para alcanzar sus propósitos, frente a Arlequín y Paul Desmond, que quieren salvar su Compañía y demostrar la culpabilidad de Yanko. Este montaje es de una gran complejidad, apareciendo el mundo de las finanzas y de los grandes bancos como algo sucio y turbio, que escapa a nuestra manera buena y simplista de ver las cosas. “En realidad todos vivimos bajo el pulgar de un chantajista. Los especuladores devalúan la moneda; los árabes nos dejan sin petróleo; los Gobiernos caen en sucios manejos para salvar sus intereses”…
Fragmentos sueltos “Yanko tiene todo a su disposición: dinero, dinero , información, influencia. Un prestidigitador que juega con el poder. Puede armar una mentira y, de la noche a la mañana, vendérsela al mundo entero. Una vez que se está en trato con él, hay que empezar a arruinarlo antes de que él lo destruya a uno”. “Alguien, supuestamente el propio George Arlequín, abrió una cuenta en el Banco Unión. La cuenta se abrió por correo, usando documentos firmados, o aparentemente firmados por él. Las firmas concuerdan. Arlequín desconoce toda la operación. De ello concluimos que las firmas son falsificadas. Después, alguien que se vale de nuestro código, se entremete en la computadora y le ordena que cargue el uno por ciento en una transacción de cada tres, y que semanalmente deposite el producto en la cuenta de Arlequín en el Banco Unión”. “Existe la supervisión, documentación, control estratégico y manipulación de enormes masas de personas en todos los continentes del globo”.
“El fotógrafo levantó el papel doblado: esto es una lista de muertes. En ella hay seis nombres y un resumen de la forma en que murió cada persona. Les leeré los nombres: La esposa de Basil Yanko, muerta en la explosión de una lancha; la señorita Deane, atropellada por un coche; la señorita Valerie Hollstron, de un disparo; el Sr. Frank Lemmitz, de un disparo; la señorita Andrey Levy, secuestrada en Londres, a quien se da por muerta; la esposa de George Arlequín, de un disparo… Todas esas muertes fueron organizadas y financiadas por Basil Yanko”.
Personajes más importantes – George Arlequín, presidente de Arlequín et Cie. – Su esposa Julie, asesinada por orden de Yanko. – Paul Desmond, amigo de Arlequín y socio del negocio. (Es el que escribe la novela en primera persona y dirige la investigación). – Suxanne, secretaria de Arlequín. – Aaron Bogdanovich, judío que investiga las irregularidades cometidas por Basil Yanko. – Basil Yanko, Presidente de Creative Systems Incorporated…
CONFIESO QUE HE VIVIDO (PABLO NERUDA) “Confieso que he vivido” recoge las Memorias del conocido y prestigioso poeta chileno (entre ellas, importantes momentos de su vida muy ligados a España y a la Guerra Civil)… La vida de Neruda estuvo muy unida a grandes poetas españoles: García Lorca, Miguel Hernández y Rafael Alberti, participando (como buen comunista que era) en la defensa de la República española. Es muy interesante lo que Pablo Neruda nos cuenta en sus Memorias sobre nuestra guerra y sobre los tres poetas antes mencionados…
Fragmentos sueltos de las Memorias “Los fascistas españoles iniciaron la guerra asesinando a su mejor poeta”. “El Frente Popular de Chile decidió enviarme a Francia, a cumplir la más noble misión de mi vida: la de sacar españoles de sus prisiones y enviarlos a nuestra patria”. “Todos fueron entrando en el barco: eran pescadores, campesinos, obreros, intelectuales, una muestra de la fuerza, del heroísmo y del trabajo. Mi poesía, en su lucha, había logrado encontrarles patria. Y me sentí orgulloso”. “De pronto veo que, desde el sur de la soledad, he ido hacia el norte que es el pueblo, el pueblo al cual mi pobre poesía quisiera servir de espada y de pañuelo, para secar el sudor de sus grandes dolores y para darle un arma en la lucha del pan”. “Hay que tomar partido aquí: por los cadillacs, o por la gente sin escuela y sin zapatos. Esta gente sin escuela y sin zapatos me eligió Senador de la República en 1.945. Llevaré siempre con orgullo el hecho de que votaron por mí millones de chilenos de la región más dura de mi País, región de la gran minería, cobre y salitre”. “He llegado a ser poeta de mi pueblo. Mi premio es ese momento grave de mi vida, cuando ha subido un hombre como si ascendiera desde el infierno, con los ojos enrojecidos por el polvo, y me ha dicho con ojos brillantes: te conocía desde hace mucho tiempo, hermano”.
“Mis discursos se tornaron violentos y la sala del Senado estaba siempre llena para escucharme. Pronto se pidió y se obtuvo mi desafuero y se ordenó a la policía mi detención”. (Fue en este momento cuando Neruda escapó a través de Los Andes). “Yo quiero vivir en un mundo sin excomulgados. Quiero vivir en un mundo en que los seres sean solamente humanos, sin más títulos que ése, sin darse en la cabeza con una regla, con una palabra, con una etiqueta. Quiero que se pueda entrar a todas las iglesias, a todas las imprentas. Quiero que no esperen a nadie nunca más en la puerta de la alcaldía para detenerlo y expulsarlo. Quiero que todos salgan y entren del Palacio Municipal, sonrientes. No quiero que nadie escape en góndola, que nadie sea perseguido en motocicleta. Quiero que la gran mayoría, la única mayoría, todos, puedan hablar, leer, escuchar, florecer”. “Escribo estas rápidas líneas para mis Memorias a sólo tres días de los hechos incalificables, que llevaron a la muerte a mi gran compañero, el Presidente Allende”. El Presidente Salvador Allende muere el 11 de septiembre de 1.973. El 23 de septiembre del mismo año muere Pablo Neruda en Santiago de Chile. La opinión pública internacional se entera, con profundo estupor, de que sus casas de Valparaíso y de Santiago, donde se vela el cadáver, han sido saqueadas y destruidas (después del golpe militar) por los fascistas chilenos…
PRÍNCIPE Y MENDIGO (MARK TWAIN) Este famoso relato comienza describiéndonos la vida de Tom, el mendigo, y su entorno social…El norteamericano Mark Twain aprovecha estas descripciones para proporcionarnos un bosquejo de la miserable situación de las gentes pobres de Inglaterra del siglo XVI. Paralelamente nos describe el mundo del príncipe, rodeado del boato, el lujo y la magnificencia de la Corte. Los dos pequeños cambian de trajes, pero no de mentalidad: – El príncipe ve la realidad de un mundo que no conoce: el de los desamparados y sin protección. – El mendigo descubre el mundo de la realeza y su boato. A través del mendigo, Twain nos deja ver lo que piensa sobre la realeza y su inutilidad. El mendigo, convertido en príncipe, reacciona contra ese mundo tan distinto al suyo. A lo largo de la historia, el autor ridiculiza los títulos y la etiqueta, ya que para él, un americano que proviene de un país burgués sin tradición nobiliaria, las costumbres y formas de vida de su patria le parecen más sencillas que las inglesas. La historia concluye con la vuelta de cada personaje a cada uno de los papeles que antes había representado: el príncipe es coronado rey y el mendigo, por su honradez, quedará convertido en ejemplo para sus iguales. Cada uno sale beneficiado por las experiencias en la vida del otro… Más o menos nos viene a decir Twain que es necesario salir de la propia condición para comprender a los demás, aunque después se vuelva a regresar al mismo sitio del cual se ha partido. En este sentido el relato es ético-moral, y por ello ha llegado a ser un “cuento” muy leído por los niños. Pero el relato lo escribió Twain, no como un cuento dirigido a los niños, sino como crítica a una situación determinada y contra una mentalidad dominante (cultural, económica y política) en la Europa de su tiempo…
LOS MISERABLES (VÍCTOR HUGO) El protagonista de esta magnífica novela de Víctor Hugo (que mantiene el interés desde el primer capítulo hasta el último) es Juan Valjean, alma noble y buena, condenado a cinco años de presidio sin culpabilidad alguna y “perseguido por la justicia” hasta el desenlace final. Junto a él, la figura de Cosette, la huérfana, a la que Juan Valjean cuida como si fuera su propia hija (el otro hilo conductor de la novela). He aquí unas palabras de Mario, el marido de Cosette, una vez descubierto todo lo que Juan Valjean hizo por ella: “Cosette, aunque pasase toda mi vida ante los pies de este hombre, no sería suficiente expiación. La barricada, el pozo, la cloaca, todo lo atravesó por mí y por ti, preservándome de mil muertes, que alejaba de mí y aceptaba para él. Ese hombre reúne toda clase de valor, de virtud y de heroísmo. Es un ángel”… Pero, ¿no es una contradicción que un ángel, un alma buena y noble, sea perseguida por la justicia, sea un preso miserable a quien todos desean coger?. He aquí el fondo de la novela de Víctor Higo: los miserables no son tan miserables… El mismo autor dice: “Mientras exista, como consecuencia de las leyes y de las costumbres, la condenación artificial, que crea infiernos en plena civilización y complica con fatalidad el destino de los hombres; mientras que sea posible la asfixia social, o mientras existan en el mundo la ignorancia y la miseria, libros como éste nunca serán inútiles”. A lo largo de la obra llegamos a tener un gran cariño por este Juan Valjean, preso miserable, cuya alma grande supera con creces a la de todos los Magistrados de Justicia del mundo entero…
CLARABOYA (JOSÉ SARAMAGO) José Saramago nació el 16 de noviembre de 1.922 en Azinhaga (Portugal). Hijo de una familia de trabajadores rurales apodada “Saramago”, recibió este apellido al ser inscrito erróneamente con este sobrenombre en el certificado de nacimiento. Novelista, dramaturgo, productor y crítico literario, poeta, cronista y traductor. En 1.988 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer escritor en lengua portuguesa en recibir tal galardón. Falleció en Lanzarote en el año 2.010. Saramago terminó de escribir “Claraboya” a los treinta y un años, y entregó el manuscrito a una editorial de la que sólo obtuvo respuesta cuarenta y siete años más tarde, cuando ya era un escritor consagrado. “Para la editorial sería un honor publicar el manuscrito encontrado en una mudanza de las instalaciones”, le dijeron ceremoniosamente en 1.989. “Ahora, es obligado el no”, fue su escueta respuesta… El escritor portugués consideraba que ninguna empresa tiene la obligación de publicar los manuscritos que le llegan, pero existe el deber de ofrecer una respuesta a quien la espera día tras día, mes tras mes, con impaciencia y hasta con desasosiego porque el libro entregado, ese manuscrito, es algo más que una montaña de letras, lleva un ser humano dentro, con su inteligencia y su sensibilidad. Para el joven Saramago fue una humillación no recibir unas simples líneas, un breve y formal “nuestro programa de publicaciones está cerrado”… Quienes leyeron la obra en aquel entonces intentaron convencer al autor de la necesidad de su publicación, pero obstinadamente mantuvo siempre un no rotundo a editarla mientras viviera. Tras su muerte, “Claraboya” ha sido publicada, y los habitantes de Portugal y Brasil (las patrias de su idioma) se pasan de mano en mano el nuevo libro de Saramago, preguntándose cómo es posible que un joven de veintitantos años escribiera con tanta madurez y talento…
Argumento Amanece en Lisboa. En una mañana de mediados del siglo XX, la mirada del novelista se asoma a la ventana de un vecindario. Se anuncia un día no muy diferente de los demás con los siguientes personajes : – El zapatero Silvestre, que abre su taller, junto a su esposa Mariana. También Abel, huésped que admiten posteriormente en su casa. – Adriana que parte hacia su trabajo, mientras en su casa otras tres mujeres (su hermana Isaura, su madre Cándida y su tía Amelia) inician su jornada de costura. – Justina, que tiene ante sí un largo día jalonado por las disputas con su brutal marido Caetano. – La joven y guapa María Claudia (Claudiña), junto a Anselmo y Rosalía, sus padres. – Lidia, mantenida por Paulino Morais. También, su madre alcahueta, que recibe una renta mensual por parte del empresario. – La española Carmen, Carmen, sumida en nostalgias, junto a su esposo Emilio y su hijo Enrique. Discretamente, la mirada del novelista va descendiendo y, de repente, deja de ser simple testigo para ver con los ojos de cada uno de los personajes. Capítulo a capítulo salta de casa en casa, de personaje en personaje, abriéndonos un mundo gobernado por la necesidad, las grandes frustraciones, las pequeñas ilusiones, la nostalgia de tiempos pasados… Muchas transgresiones nos mostrará Saramago a lo largo del relato: la mujer mantenida por un empresario a quien da lecciones de dignidad, el amor lésbico, la sumisión en el seno de la familia, la condena social, la violación, el instinto, la fuerza para mantener posiciones, la pequeñez de las vidas y también la honestidad de algunas personas, pese al cansancio de vivir entre estrecheces e infortunios. “Claraboya” es una novela de personajes. Se sitúa en Lisboa, en los años cuarenta, cuando la segunda Guerra ha terminado, pero continúa la dictadura de Salazar, que aparece como una sombra o un silencio que todo lo envuelve.
No es una novela política. Por tanto no cabe pensar que sufriera los rigores de la censura y por eso no fuera publicada en su día. Sin embargo, para las mojigatas costumbres de aquel momento, una novela que transgrede los valores de la sociedad, no refleja la familia como sinónimo de hogar, sino de infierno, las apariencias tienen más fuerza que la realidad, condena de forma explícita los malos tratos a las mujeres y narra con naturalidad las relaciones entre personas del mismo sexo, debió influir en la decisión de dejarla inédita. Demasiado fuerte, demasiado arriesgado viniendo de un autor desconocido, demasiado trabajo defenderlo ante la censura y la sociedad, para el poco trabajo que aportaría. De ahí que el libro se quedara relegado, sin un sí comprometido, pero también sin un no que pudiera comprometer en el futuro. La vida no fue fácil para José Saramago. Al desaire de la falta de respuesta de los editores con “Claraboya”, libro escrito en horas nocturnas tras jornadas de trabajo en empleos que no eran fáciles, tuvo que sumar otros desplantes por su condición de desconocido, de no universitario, de no procedente de la élite, que eran factores importantes en una sociedad pequeña, como la de Lisboa de los años cincuenta y sesenta…
Fragmentos sueltos “Mientras Lidia andaba de un lado a otro en la habitación, Paulino Morais la seguía con los ojos. Las largas piernas de la amante se dibujaban bajo el tejido leve que modelaba sus caderas en curvas voluptuosas. Lidia sabía que todo su cuerpo, desnudo bajo el camisón, se diseñaba ante los ojos del amante. Después, lentamente, se giró. Paulino Morais, con un movimiento simultáneo de las dos manos, se desabotonaba los tirantes”. “Lentamente, las manos de Isaura se movieron hacia su hermana. Las puntas de los dedos captaron el calor de Adriana a un centímetro de distancia. Se quedaron allí, sin adelantar ni retroceder, largos minutos. Los dedos avanzaron hasta tocar el brazo desnudo. Como si hubieran recibido un choque violento, retrocedieron. El corazón le latía sordamente. Otra vez avanzaron las manos, otra vez se detuvieron. Otra vez prosiguieron. Isaura se acercó a su hermana. Le sentía el calor de todo el cuerpo. Despacio, una de las manos recorrió el brazo desde la muñeca al hombro, despacio la introdujo bajo la axila cálida y húmeda, despacio se insinuó debajo del pecho. La respiración se hizo precipitada e irregular. La mano bajó hacia el vientre, sobre el tejido leve del camisón.
El hombro desnudo estaba a la altura de su boca, que sentía en los labios la proximidad de la carne. Como la lima atraída por el imán, la boca de Isaura se pegó al hombro de Adriana. Fue un beso largo, sediento, feroz. Al mismo tiempo, con la mano le apretó la cintura y la atrajo hacia ella. Adriana se despertó sobresaltada, pero Isaura no la soltó. La boca seguía pegada al hombro como una ventosa y los dedos se le enterraban en las caderas como garras. Con una exclamación de terror, Adriana se desprendió y saltó de la cama”. “Justina correspondía, como loca, al abrazo del marido. Su cuerpo delgado casi se perdía debajo del cuerpo del hombre. Vibraba, se contoneaba, furiosa también ahora, subyugada por el instinto ciego. Hubo una especie de estertor simultáneo y los cuerpos rodaron enlazados y palpitantes”. “La frescura y juventud de María Claudia le tenían un poco atolondrado. Constantemente inventaba pretextos para llamarla a su despacho, de tal manera que ya habían empezado las murmuraciones de los empleados”. “Pensaba conservar a Lidia, que era un pedazo de mujer, y cazar a Claudiña, que prometía serlo todavía mejor. Pero eso era antes de recibir la carta…” “Con las manos extendidas, avanzó hacia ella y la sujetó por los hombros. Claudiña sintió los labios de Paulino recorriéndole la cara, buscándole la boca”. “Con la llave en las manos, Amelia se debatía entre el deseo de saber y la conciencia de la indignidad del gesto. ¿Quién le garantizaba que, al abrir el diario de su sobrina, descubriría algo que más valdría que permaneciese ignorado?”. Y los largos y complejos diálogos entre Silvestre y Abel, dignos de la pluma de Saramago…
CAÍN (JOSÉ SARAMAGO) He aquí el resumen que podemos leer en la misma cubierta del libro: “A Adán y Eva nadie les avisó de que el Señor era un tipo rencoroso e irritable, ni se esperaban tampoco que los fuera a expulsar del Paraíso y abandonarlos a su suerte por una tontería. Aunque no por ello dejaría de inmiscuirse en sus asuntos, realizando con ellos una vigilancia constante y exigiendo que se sometieran perpetuamente a su caprichosa voluntad. Y eso que Adán y Eva acabaron apañándoselas y llevando una vida de simples personas normales, pues si a alguien le surgió realmente una complicación a raíz de sus tratos con el Señor fue a Caín, uno de los hijos de la pareja original. La verdad es que él mismo también demostró ser de carácter algo irascible, al matar a su hermano Abel por algo que, en el fondo, no tenía demasiada importancia. Pero lo cierto es que fue otra vez el Señor, con sus caprichos y su manía de poner a todo el mundo a prueba, el que provocó el malentendido, a pesar de lo cual no dudó en castigar al implicado, señalándolo con una marca en la frente y condenándolo a vagar de por vida por el mundo, sin hallar nunca reposo en domicilio alguno. Así pues, Caín se puso en camino y recorrió todas las tierras del Jordán, el Sinaí, Sodoma, Gomorra y alrededores, hallando a su paso gentes variadas y pintorescas, comprobando, una y otra vez, que el Señor era siempre el mismo en todas partes y que, a pesar de su poder, parecía condenado a no entenderse con las criaturas que había creado…, ni éstas con él”.
Fragmentos de la novela “El Señor expulsó a la infeliz pareja del Jardín del Edén por el crimen nefando de haber comido del fruto del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Este episodio, que dio origen a la primera definición de un hasta entonces ignorado Pecado Original, nunca ha quedado bien explicado.
En primer lugar, porque incluso la inteligencia más rudimentaria no tendría ninguna dificultad en comprender que estar informado siempre es preferible a desconocer, sobre todo en materias tan delicadas como son éstas del bien y del mal, en las que uno se arriesga, sin darse cuenta, a la condenación eterna en un infierno que todavía entonces estaba por inventar. En segundo lugar, clama a los cielos la imprevisión del Señor, ya que, si realmente no quería que comiesen de tal fruto, fácil remedio tendría la cosa. Habría bastado con no plantar el árbol, o con haberlo puesto en otro sitio, o con rodearlo de una cerca de alambre de espino”. “Abel tenía su ganado y Caín su campo Y, como mandaban la tradición y la obligación religiosa, ofrecieron al Señor la primicia de su trabajo, quemando Abel la delicada carne de un cordero y Caín los productos de la tierra, unas cuantas espigas y simientes. Sucedió entonces algo inexplicable: el humo de la carne ofrecida por Abel subió recto hasta desaparecer en el espacio infinito, señal de que el Señor aceptaba el sacrificio y de que en él se complacía. Pero el humo de los vegetales de Caín no fue lejos. Se dispersó allí mismo, a poca altura del suelo, lo que significaba que el Señor lo rechazaba sin contemplación alguna”. “Un día Caín le pidió a su hermano que le acompañase a un valle cercano y allí, con alevosa premeditación, lo mató a golpes con una quijada de burro que había escondido antes en un matorral”. “Tú, Señor, fuiste libre para dejar que matara a Abel cuando estaba en tus manos evitarlo. Hubiera bastado que, durante un momento, abandonaras la soberbia de la infalibilidad que compartes con todos los demás dioses. Hubiera bastado que, por un momento, fueses de verdad misericordioso, que aceptaras mi ofrenda con humildad, porque los dioses tenéis deberes para con aquellos a quienes decís que habéis creado”. “Tú has sido quien mató a mi hermano. Yo fui el brazo ejecutor, pero la sentencia fue dictada por ti. La sangre de Abel no la derramé yo”. “Caín durmió en la cama de Lilith y, por más increíble que nos parezca, fue su propia falta de experiencia en el sexo lo que le impidió ahogarse en la vorágine de lujuria que en un solo instante arrebató a la mujer y la hizo gritar como posesa”.
“Lilith era insaciable y las fuerzas de Caín parecían inagotables. Insignificante y casi nulo era el intervalo entre dos erecciones y las respectivas eyaculaciones. Bien podía decirse que estaban, uno y otro, en el paraíso”. “Esa noche, Lilith y Caín durmieron juntos por última vez. Ella lloró y él se abrazó a ella y lloró también, pero las lágrimas no duraron mucho. En seguida la pasión erótica se apropió de ellos y, gobernándolos, nuevamente los desgobernó hasta el delirio, hasta lo absoluto, como si el mundo no fuese más que eso: dos amantes que uno a otro interminablemente se devoran”. “El lector ha leído bien: el Señor ordenó a Abraham que le sacrificase a su propio hijo, como quien pide un vaso de agua cuando tiene sed. Lo que significa que era costumbre suya, y muy arraigada. Lo lógico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que Abraham mandara al Señor a la mierda, pero no fue así”. Continúan los encuentros de Caín: con los constructores de la Torre de Babel, con los corrompidos ciudadanos de Sodoma y Gomorra, con Moisés, con Lot, con Josué parando el sol en medio de la batalla, con Noé y el diluvio universal etc. etc… Siempre, con el mismo lenguaje (satírico y burlón) utilizado en el mencionado sacrificio de Isaac por parte de Abraham… El espíritu de la novela de Saramago puede quedar resumido en el siguiente diálogo entre Lilith y Caín (escrito en la contraportada): – ¿Crees realmente que lo que me acabas de contar sucederá en el futuro? – Al contrario de lo que suele decirse, el futuro ya está escrito, aunque nosotros no sepamos cómo leer la página. – ¿Y qué piensas del hecho de haber sido elegido para vivir esa experiencia? – No sé si fui o no fui elegido, pero algo sé, algo sí he aprendido: que nuestro Dios, el creador del cielo y de la tierra, está rematadamente loco”…
EL DECAMERÓN (BOCCACIO) Año 1.348. Un grupo de jóvenes de ambos sexos (siete mujeres y tres hombres) pasan diez días en el campo, huyendo de la peste que sufre Florencia. Durante este forzoso retiro, distraen su ocio contando cuentos, a razón de diez diarios (cien en total). De ahí el nombre de Decamerón. El conjunto de dichas narraciones, que van de lo cómico a lo dramático, y donde hay una mezcla de finura, sensualidad, ingenio y amplia variedad de caracteres y situaciones, construye la primera de las comedias humanas, verdadera obra maestra, de inmensa influencia en la literatura universal…
EL CARTERO DEL REY (RABINDRANAT TAGORE) El enfermo Amar, que no puede salir de su casa, es el protagonista de esta breve y preciosa obra de Tagore. Amar ve belleza en todas las cosas: en el sonido del tambor, en la voz del lechero, en la montaña lejana, en el camino que él desearía recorrer y no puede… Esta belleza que descubre en todo lo que le rodea, es expresada por Tagore con frases ingenuas y poéticas que hacen pensar… Es una obra sencilla y muy simbólica: el rey que visita a Amar para hacerle cartero suyo, representa al mismo Dios que se enamora de él por su sencillez de niño, por su ingenuidad de pequeño. ¿Qué hay en este mundo que no sea bello, que no sea bueno? ¿Qué hay que no esté cargado de poesía, que no nos remonte hasta Dios? Tagore recibió el Premio Nobel de Literatura en 1.913…
GITANJALI (RABINDRANAT TAGORE) Obra sencilla y delicada, como todas las de Tagore… “Iba yo pidiendo de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de Reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo y pensé que mis días malos se habían acabado, y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome: ¿Puedes darme alguna cosa? ¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un grano de trigo y te lo di. Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!”…
GORA (RABINDRANAT TAGORE) Ésta es la gran novela de Gora el hindú, defensor a ultranza del hinduismo y del pueblo indio, que descubre al final de la narración ser hijo de un irlandés… Tagore nos cuenta la historia de dos grandes amigos, Gora y Binoy, con opiniones divergentes sobre el mejor camino para el futuro de su país. Uno, Gora, de ortodoxia muy estricta, y el otro, Binoy, de pensamiento más aperturista. La novela nos introduce en el mundo de las castas y la guerra de religiones; de los matrimonios de conveniencia, considerados “naturales” en una sociedad donde las mujeres eran prometidas muy jóvenes. Hasta el punto que ya casadas, aún niñas, lo “normal” era que pasasen a depender de la familia del marido ocupando los lugares más inferiores. Abandonadas por sus familias desde el mismo momento de su casamiento, en un mundo que tolera y ampara comportamientos que rayan en la esclavitud, el maltrato a la mujer era lo cotidiano y sobrevivir casi un imposible. En medio de ese mundo de contrastes, surge la pasión entre dos jóvenes parejas de religiones opuestas: opu estas: Gora y Binoy, Bino y, de la religión hindú, y Sucharita y Lolita, de los brahmos. Un ejemplo del que se sirve Tagore para describir la diversidad de culturas, religiones y razas que llevan a la confrontación a lo largo de la obra. Una lucha de ideas se interpone entre los protagonistas. Gora, mucho más intransigente, entiende que nacer en una determinada casta obliga a defender lo suyo en ocasiones por encima de la razón. Una lucha que prima más la herencia recibida que los propios sentimientos. Sólo al final, las circunstancias le darán vía libre para luchar por lo que de verdad siente. La acción se desarrolla en Calcuta, cuando la India se encontraba bajo dominio británico.
Resumen Binoy, huérfano desde muy pequeño, es adoptado por la familia de su amigo Gora, y ambos se consideran, más que amigos, hermanos. La madre de Gora, Anandamoyi, le quiere como si fuera su hijo. Los jóvenes han recibido una esmerada educación y tienen parecidas ideas políticas, religiosas y sociales. Un día, Binoy auxilia a Paresh Babu, venerable padre de familia, cuando éste sufre un accidente de tráfico. Este incidente le permitirá frecuentar su hogar y su familia. Todos siguen las ideas del Brahmo Samaj, un movimiento reformista religioso y social que defiende entre otras ideas el monoteísmo o el rechazo a los ídolos. Un movimiento que socialmente da una importancia mayor a la mujer y no está a favor del sistema de división social en castas. La amistad de Binoy con la familia de Paresh Babu provoca la indignación de su amigo. Para Gora defender la tradición es la mejor manera de demostrar el amor a la India y luchar contra la influencia social de las ideas británicas. Por su apego a las tradiciones y su gran religiosidad, Gora, de gran estatura e insólita tez blanca, se convierte en un ídolo para la juventud hindú. Sus palabras y su ejemplo son un referente, un símbolo vivo, para sus compañeros de fe. Por otra parte, Binoy sigue frecuentando, cada vez con mayor asiduidad, la casa de Paresh y la relación de los dos amigos sufre un distanciamiento. Cuando su inseparable amigo Binoy se enamora de Lolita, una de las hijas de Paresh Babu, el mundo de Gora se tambaleará. Lolita provoca constantemente a Binoy, acusándole de no tener ideas propias y las que formula no ser más que un reflejo de las de su admirado amigo. Su matrimonio es casi un imposible porque su sociedad impide la mezcla de castas y credos, pero los jóvenes desafían a todos con su amor pese a las amenazas que reciben. Al mismo tiempo, Sucharita, hija adoptiva de Paresh, una joven inteligente y con muchas inquietudes, se siente atraída y repelida a la vez por la personalidad de Gora. No le gusta su actitud severa e inflexible, pero sin embargo siente que sus ideas por el amor a la patria son también las suyas.
Cuando al final, por boca del que creía su padre, Gora averigua que sus verdaderos progenitores eran británicos (de ahí la blancura de su piel), sufrirá una transformación radical que afectará a toda su vida y a las creencias que hasta aquel momento eran para él inamovibles… La recia personalidad de Gora, su convencimiento interior, sus claras ideas sobre la India y el hinduismo, calan en el lector a través de las profundas palabras de nuestro protagonista que, al final, tiene que decir: “Hoy soy, al fin, un indio. Ya no hay en mí aversión a lo hindú, a lo musulmán, ni a lo cristiano. Hoy mi casta es la de todos y mi alimento, el alimento de todos”…
Otros fragmentos sueltos “Lo que tú llamas analfabetos son mi gente; lo que tú llamas superstición es mi fe”. “La diosa que yo adoro no es bella. La encuentro donde hay pobreza y hambre, dolor y opresión”. “Por muy indignos que seamos, debería darnos vergüenza mendigar la amistad de los ingleses”. “Si creemos que, porque los ingleses sean fuertes nosotros nunca podremos llegar a serlo a menos que los imitemos en todo, no iremos a ninguna parte. Penetra en la India, acepta todo lo bueno y todo lo malo. Si hallas males, trata de curarlos desde dentro; pero contémplalos con tus propios ojos, compréndelos, piensa en ellos, identifícate con los que los padecen. Si te mantienes en actitud de oposición, imbuida de ideas cristianas, mirándolos desde fuera, nunca los comprenderás. Herirás sin conseguir ningún bien”. “El completo ascendiente adquirido por Gora sobre él a lo largo de los años se le aparecía más tangible que nunca. Binoy se acostumbró a aquel ascendiente, pues su carácter, afectuoso y complaciente, no le dejaba rebelarse. Y así la amistad fue cediendo paso a la sumisión”. “No estoy de acuerdo en que por el hecho de ser mujer, tenga que soportarlo todo sin protestar. También para nosotras existen las palabras posible e imposible, bueno y malo”.
“Nunca he podido soportar que nadie me viniera con imposiciones. Pero ahora veo que Gora no sólo impone sacrificios a los demás, sino también se los exige a sí mismo. Ahí reside su fuerza. Nunca vi hombre como él”. “¿Cómo es posible que pienses casarte con un hindú?” “Aquella era la primera vez que Gora veía con sus propios ojos cuáles eran las condiciones de vida de su país. ¡Qué divididas, estrechas y débiles estaban aquellas enormes extensiones de la India rural! ¡Qué inconscientes de su fuerza, qué ignorantes y qué indiferentes a su propio bienestar! Jamás hubiera podido imaginar que sus mentes fueran tan inertes, sus vidas tan miserables y sus esfuerzos tan débiles”. “Gora jamás admitiría la negligencia en la observancia de la leyes, y sostenía que, aunque la India fuera despojada de todo, su alma se encontraba detrás de esas leyes inflexibles”. “¿Tú, que ni comes ni duermes en la ansiedad por hacernos a todos buenos hindúes, vas a ver cómo tu mejor amigo sacrifica su casta y se casa con una mujer Brahma? Nunca más vas a poder mirar a la gente a la cara”. “El que tú desees separarte de los tuyos para casarte con una muchacha brahmo es algo que me produce intenso dolor. Tú quizás puedas hacerlo; yo no podría. En esto somos distintos. Tú has depositado tu afecto en un lugar y yo en otro. No debes querer mucho a la sociedad cuando estás dispuesto a asestarle semejante puñalada en el punto donde yo siento latir su vida. Aquello a quien yo amo es la India, a pesar de todos los defectos que tú puedas sacarle y de los insultos que qu e pueda merecerte. No quiero que nadie sea más grande que ella. ¡Ni yo ni nadie! No haré nada que pueda separarme un ápice de ella. ¡La mía es esta India abrumada por las distinciones de castas, esta India supersticiosa, esta India idólatra! Si quieres separarte de ella, también habrás de separarte de mí”. “Después de mucho meditar, he llegado al convencimiento de que un hombre no tiene necesidad de romper todos los lazos que le unen a su religión y a su sociedad, para unirse a otras personas. Si esto fuera necesario, no podría existir amistad entre hindúes y cristianos y habría que rodear a cada secta de una muralla para impedir todo contacto”.
“Si pueden unirse sin dificultad personas de distinta virtud, belleza o carácter, ¿por qué no han de poder unirse personas de distinta fe?” “Siguieron hablando durante casi veinte minutos. En síntesis, decidieron olvidar que eran brahmo e hindú y recordar únicamente que eran dos almas. Este pensamiento brillaba en sus mentes como una llama, firme y sin parpadeos”. “No soy hindú. Hoy he sabido que mi padre fue un irlandés. De un extremo a otro de la India hoy me han cerrado las puertas de todos los templos. En ninguna fiesta hindú puede ya haber lugar para mí”. “Hoy me siento libre. No temo ya ser contaminado ni perder la casta. Ya no tendré que mirar al suelo a cada paso para preservar mi pureza”…
LA TABERNA (EMILIO ZOLA) “La taberna”, cénit de la fama de Zola, es una llamada clara a la sociedad, principalmente a la clase dirigente, un tanto olvidada de la vida del trabajador. Esta novela contribuyó a la leyenda de Zola como escritor grosero y sucio ya que, llevado por el deseo naturalista de exactitud, pone en boca de los personajes el crudo argot de los bajos fondos. Los temas del alcoholismo y la prostitución son tratados de manera directa y descarnada. Todo conducirá a una enseñanza moral: la necesidad de mejorar socialmente al proletariado. Todo el movimiento de los escritores naturalistas es opuesto a la ideología burguesa. Defienden más bien a la clase obrera y abogan por sus derechos. El ansia de los naturalistas por mostrar la existencia humana sin ningún adorno, produce un estilo crudo y directo, a veces desagradable. Novela totalmente amena que nos introduce en el mundo de la pobreza, la prostitución y el alcoholismo…
NANÁ (EMILIO ZOLA) “Naná” es otra de las obras de Zola de un acentuado realismo. Presenta la vida de Naná, hija de los protagonistas de “La taberna” (Gervasia y Coupeau). Zola describe la vida de la joven y sus aventuras, queriendo demostrar que la muchacha es víctima de la sociedad corrompida. Al final de la novela Naná muere de viruelas, totalmente arruinada. Su rostro, desfigurado por la enfermedad, así como la putrefacción de su bello cuerpo, indican la fealdad moral de su vida, entendida como símbolo de una sociedad en descomposición. Mientras el cadáver se corrompe en la habitación, se escuchan en las calles los gritos de la declaración de guerra a Prusia. Con Naná se hunde la triste sociedad que había disfrutado del advenimiento de Napoleón III, el cual, con su poderío imperial, había alejado al pueblo de su destino de redención…
LOS TRES MOSQUETEROS (ALEJANDRO DUMAS) Resumen de algunos de los aspectos relevantes de la novela: – Artagnan se dirige a París, tras recibir de su padre una carta de recomendación para Monsieur de Treville, Jefe de los Mosqueteros. – En el camino tiene una disputa con unos caballeros que le arrebatan la carta de recomendación. El robo ha sido obra del capitán del ejército del Cardenal Richelieu. – Una vez en París es recibido cálidamente por Monsieur de Treville y entra en conocimiento de los tres mosqueteros del rey: Athos, Porthos y Aramis. – Los cuatro amigos pelean y vencen al ejército del cardenal. Se establecen fuertes lazos de amistad entre Artagnan y los tres mosqueteros. – El arrendatario donde vive Artagnan, de nombre Monsieur Bonacieux, solicita su ayuda. Su esposa, mano derecha de la reina Ana de Austria, ha sido secuestrada por fuerzas cardenalicias. – Monsieur Bonacieux se convierte posteriormente en espía del cardenal y vigila atentamente los pasos de su esposa. – El cardenal desconfía de la fidelidad de la reina Ana Ana hacia su esposo y le cuenta al rey las visitas que está recibiendo del duque de Buckinhan. Es registrado el cuarto de la reina sin resultado alguno. – La reina ha entregado al duque un diamante diamante en prueba de su amor. El cardenal le dice al rey que le pida ponerse (en el baile a celebrar en el Ayuntamiento) el herrete de diamantes que le había regalado. – La reina, preocupada, escribe una carta al Duque, solicitándole le devuelva cuanto antes el referido diamante. Madame Bonaciuex se presta a llevarla a Inglaterra, pero su esposo no la deja ir. Artagnan queda encargado de este importante menester. – El cardenal envía a la guapa y malvada Milady para que robe el diamante diamante del duque.
– Artagnan consigue, tras múltiples aventuras y peripecias, llevar la carta al duque. Éste, ve que le falta el diamante (robado por Milady) y manda a su joyero hacer otro igual. – Artagnan logra entregárselo a la reina, justo antes de que entre en el baile en el que debía usar el preciado broche. – Da comienzo la guerra entre Inglaterra Inglaterra y Francia. – Madame Bonaciuex es secuestrada. Tras el secuestro vemos vemos la mano mano de Milady, siguiendo órdenes del cardenal. – Artagnan tiene un duelo con lord Winter, hermano de Milady. Gana el mosquetero y le perdona la vida, a cambio de que le presente a su guapa hermana de quien ha empezado a enamorarse. – Artagnan explica a sus tres amigos mosqueteros que lo único que pretende es descubrir si Milady es agente secreto del cardenal. Nuestro mosquetero recibe un vino envenenado enviado por ella. – El cardenal envía a Milady a hablar con el duque de Buckinhan para que detenga la guerra que Inglaterra hace a Francia, a cambio de guardar silencio acerca de su amor con la reina Ana. – Encarcelan a Milady en Inglaterra, pero seduce a su guardia, de nombre Felton, y escapan juntos. Se dirigen a matar al duque y lo logran. Éste acababa de recibir una carta de Ana, diciéndole que lo amaba y que detuviera la guerra. – Los mosqueteros reciben una carta anunciándoles que Madame Bonaciuex se encuentra segura en un convento. Milady se hace amiga de Madame Bonaciux, haciéndose pasar por amiga de Artagnan. Milady le da un vino envenenado, logrando vengarse de su enemiga. – Milady escapa., siendo perseguida por los cuatro mosqueteros, que logran hacer justicia encarcelándola y ejecutándola. – Cada uno de los mosqueteros elige una vida distinta: Porthos deja el servicio y se casa con una mujer muy rica: Aramis se hace sacerdote; Athos continúa siendo mosquetero por algunos años más y Artagnan se vuelve Jefe de los mosqueteros del rey, a petición de Luis XIII…
LA DAMA DE LAS CAMELIAS (ALEJANDRO DUMAS, HIJO) Alejandro Dumas nace en París en 1.824, siendo hijo del gran novelista del mismo nombre. “La dama de las camelias” alcanzó un éxito sin precedentes, sucediéndose las ediciones en todas las lenguas. A pesar de que el éxito del autor fue debido a esta novela, se le va a conocer posteriormente como autor teatral, y su influencia y sus éxitos van a ser debidos a piezas teatrales. Ejerció sobre el teatro de su época (segunda mitad del siglo XIX) una influencia dominante. Fue considerado por la crítica de entonces, como maestro y guía de una generación. Crea una literatura de costumbres, repleta de predicación moral y social. Con la novela “La dama de las camelias” (historia auténtica), Alejandro Dumas no hace sino añadir un eslabón más a la larga lista de cortesanas y prostitutas que, en unos años, tanto en el teatro como en la novela, el romanticismo había tratado de rehabilitar. La novela, después de una parte introductoria, comienza propiamente en el capítulo VIII, en el que Armando Duval empieza a relatar a su amigo la historia de sus relaciones con Margarita Gautier, la dama de las camelias (la camelia era una flor que siempre llevaba en vida Margarita, y que Armando llevaría diariamente a su tumba, una vez muerta). Empieza esta historia desde que la ve por primera vez, hasta que se convierte en su amante. Continúa con el periodo p eriodo de felicidad compartida en el campo, que es sin duda lo mejor de la novela. Margarita deja su vida de cortesana y vive con Armando en el más puro e idílico amor que pueda pensarse… Con la aparición del padre de Armando, que se opone a estas relaciones, se viene abajo toda la ilusión de Margarita por rehabilitar su vida. El padre la convence para que abandone a su hijo, continuando su vida de prostituta…
La novela finaliza en forma epistolar, con las cartas que Margarita dirige a Armando en su lecho de agonía: cartas en las que queda patente la altura moral de la cortesana… A medida que vamos adentrándonos en la lectura, va creciendo nuestra simpatía y comprensión por Margarita, a la que llegamos a tomar cariño. La novela termina y Margarita no ha sido rehabilitada en la sociedad. El amor sincero ha sucumbido ante los convencionalismos sociales…
AMOR DE PERDICIÓN (CAMILO CASTELO BRANCO) Nace Castelo Branco en Lisboa en 1.825. Poeta, crítico, historiador y, sobre todo, novelista, es una de las grandes figuras de la moderna literatura portuguesa. Es, con su contemporáneo Eca de Queiroz, el representante de una narrativa nacional anclada entre las dos principales corrientes de su tiempo: la del romanticismo que se agota, y la del realismo que se impone. De ahí que su obra participe de uno y otro movimiento. Por la riqueza de su vocabulario y por su depurado estilo, sus contemporáneos ya le consideraban como “el maestro de la lengua portuguesa”. “Amor de perdición” es una novela basada en hechos y personajes reales (el protagonista es tío del propio escritor). Por tanto, es real el protagonista y lo son igualmente todos los familiares que intervienen en la acción. A pesar de ello no podemos clasificarla como “novela histórica”, sino como “novela de amor”, por ser, según Unamuno “la novela de pasión amorosa más intensa y más profunda que se haya escrito en la península y uno de los pocos libros representativos de nuestra común alma ibérica”. El tema de la novela en totalmente clásico: el amor de Simón Botelho y Teresa de Alburquerque es prohibido por los rencores existentes en sus respectivas familias. El padre de Teresa le obliga a entrar en religión y quiere que se case con un primo suyo. Simón asesina al primo, siendo condenado a la horca y posteriormente al destierro…Teresa muere enferma de tanto sufrimiento, y Simón muere igualmente víctima de la fiebre, camino del destierro (“Romeo y Julieta”)… Pero lo más bonito de la novela es el amor de Mariana hacia Simón (Mariana es hija de Juan de la Cruz, herrero, donde estuvo albergado Simón). El amor de Mariana es puro y desinteresado. Es un amor no correspondido al que no estamos acostumbrados… Mariana se arroja al mar junto con el cadáver de Simón y muere ahogada… “Cuando terminamos de leer el libro, la imagen de una mujer se ha adueñado de nuestra alma y se ha convertido para nosotros en un símbolo: el símbolo de la lealtad, de la fidelidad inquebrantable, del amor más fuerte que la muerte y la vida” (Azorín)…
MADAME BOVARY (FLAUBERT) La obra de Flaubert consta de una decena de volúmenes, entre los que podemos contar tres o cuatro obras maestras del siglo XIX. Hay que situarla entre la escuela romántica de la que procede el autor, y la naturalista de la que es fundador. Conserva las cualidades de ambas y evita sus defectos. El asunto de “Madame Bovary” es muy conocido: Emma Roualt, hija del granjero Berteaux, es una provinciana de espíritu novelesco, una mujer siempre insatisfecha. Para escapar de la vida de campo se casa con el médico Charles Bovary, hombre de inteligencia limitada, bueno y vulgar, que ejerce la medicina en el pueblo de Tostes. No tarda en darse cuenta del carácter de su marido, y su vida matrimonial se convierte en un fracaso y en un aburrimiento que le hacen caer en verdadera enfermedad. Bovary, profundamente enamorado de su mujer y preocupado por su salud, se decide a cambiar de clima y se establece en Youville, cerca de Ruán. Un baile en el castillo de unos marqueses llena a Emma la cabeza de pájaros y de sueños de una vida más brillante entre fogosas pasiones. Se enamora de un pasante de notario, León, sin que el adulterio llegue a consumarse por el momento (el pasante marcha a París a concluir sus estudios). Pero Madame Bovary entra irremediablemente en el camino de la degradación, entregándose en brazos de Boulanger, solterón epicúreo y egoísta. Ella misma le propone la huida a París, a la que accede en un principio el amante, pero de la que desiste a la hora de la acción. Desilusionada, Emma contrae una grave enfermedad. Convalece y sigue un periodo de seudomisticismo que termina al volver a encontrar a León, el antiguo amor, una tarde en que el matrimonio acude a una representación de ópera en Ruán. Se convierten en amantes, y viven una vida de desorden y disipación. La fantasía desbordada de Emma hace que crea estar viviendo una novela. Contrae deudas, y el acreedor la amenaza con revelarlas al marido. Emma se suicida tomando arsénico.
Se ha calificado a “Madame Bovary” de obra maestra de la novelística contemporánea y hay motivos fundados para ello. Es una obra de observación minuciosa y precisa, en una forma a la vez brillante y sobria. Todos los personajes que crea Flaubert están perfectamente estudiados y caracterizados. Emma Bovary es una figura prodigiosamente viviente. La historia de su progresiva caída es la historia de numerosas almas. La obra está basada en un hecho real: la historia de Delamore, discípulo de su padre, cuya mujer se envenenó tras haber engañado y arruinado a su marido…
DAVID COPPERFIELD (CARLOS DICKENS) Es muy conocida esta novela de Carlos Dickens que nos habla del niño huérfano, maltratado por su padrastro, que llora y sufre calamidades sin cuento (relatado en primera persona por el propio David Copperfield)… “Señorito – dijo entonces entonces Peggoty con voz anhelante –, ¡tenéis un nuevo papá!” “Por más que se ensoberbezca y encabrite, le domaré, y aún cuando fuese necesario sacarle la última gota de sangre a latigazos, conseguiré mi objetivo”. “Entonces me zurró como si hubiese querido matarme a palos”. (No recojo frases sobre el colegio donde fue mandado, las penalidades que pasó en él, la muerte de su madre etc…). “No me maltrataban, ni pegaban, ni tampoco me privaban de comer, pero era víctima de un frío y sistemático abandono”. “Había resuelto huir, en busca de la única parienta que me quedaba en el mundo, mi tía miss Betsey, y contarle mi historia”. “Ese desgraciado chico ha sido causa de muchísimos disgustos de familia. Tiene un carácter sombrío, mohíno, indócil, violento, intratable. Mi hermana y yo hemos hecho todo lo posible para corregirle sus vicios, pero sin resultado alguno – dijo el Sr. Murdstone” (el padrastro). “Pensáis que no sé – prosiguió mi tía –, que ignoro ignoro la vida que ha debido sufrir a vuestro lado la desgraciada criatura que os cogió por su segundo protector… Habéis sido el tirano de este niño sencillo e inocente”. “No podré definir exactamente la mezcla de tristeza y placer que experimenté al ver llegar el término de mi vida de colegial y el momento de salir del colegio”. A partir de este momento se acaban los infortunios del pobre David y dan comienzo su juventud y sus amores: en primer lugar Emilia, posteriormente Dora y por último Inés.
David está muy unido a la criada Peggoty y a la familia de ésta: el marinero Daniel Peggoty y su sobrina Emilia… Igualmente continúa muy unido a su tía. Son importantes en la narración los problemas que ocasiona Emilia al dejar plantado a su novio y marcharse con un amigo de David. Los “sufrimientos” de Daniel Pegotty no pueden ser numerados… Son curiosos también sus amores con Dora: “Gozar del permiso de llamarla Dora, escribirla, adorarla, poder pensar que ocupaba un lugar en su pensamiento, me parecía el supremo grado de la ambición humana”. “Continué adorando a Dora tiernamente. El pensamiento de Dora era el consuelo de mis dolores en mis horas de insomnio”… Relato muy aburrido que no anima a la lectura: no gusta la temática, ni los innumerables nombres ingleses que hacen muy difícil la identificación de tanto personaje…
EL IDIOTA (FEDOR DOSTOYEVSKI) Liov Nikolayeyich Myshkin diríase un reflejo literario del propio Dostoyevski: el personaje padece, incluso, la misma enfermedad que el escritor (la epilepsia). Pertenece a la realeza: es un príncipe. El autor lo describe como todo sentimiento, todo ingenuidad. Sometido a una cura de reposo en Suiza, llega a San Petersburgo donde entabla amistad con la familia del general Epantchin. Conoce a través, de sus amigos a muchas personas, interesándose más por los parias: Keller, un rufián aprovechado; Rogochin, de alma impetuosa que lo llevaría después a cometer un crimen, y Levedev e Ivolguin, dos alcohólicos de excelente humor y pésimas costumbres. El amor del protagonista se divide entre dos jóvenes, la una, Aglaya, hija del general Epantchin, quien no asume los convencionalismos sociales y tiene un carácter sensible y sincero, pero fuerte; y la otra Nastasia, una hija del pueblo marcada por un rosario de vejaciones y agravios que han desembocado en un rencoroso complejo de inferioridad. En Aglaya, el príncipe adora la naturaleza virgen, con toda la inocencia alegre que ésta encierra; en Nastasia, los sentimientos se inclinan por la ternura que inspira el padecimiento de un triste pasado que cambia, debido a su amargura, el amor por odio. La balanza se inclina finalmente en favor de Nastasia a quien el príncipe considera pura, pese a su pasado infernal. La boda se celebra y, al finalizar, la novia huye en compañía de Rogochin, uno de los amigos de su esposo. Rogochin lleva a la muchacha a su retirada casa y esa misma noche en un rictus de apasionada locura, la mata a puñaladas. Myshkin llega al lugar del terrible episodio para rescatar con su amor a Nastasia, quien fallece transfigurada bajo el arma manejada con fiereza por Rogochin. El príncipe, tras perdonar al asesino, vela toda la noche junto a él el cuerpo inerte de su esposa. De allí saldrá de nuevo trastornado de rumbo a Suiza donde se espera que la razón vuelve a acompañarlo…
Valoración Toda la primera parte, bastante extensa, la ocupa la descripción de los acontecimientos acaecidas a Lev Nicolayevich Myshkin, el protagonista, en su primer día de estancia en San Petersburgo; acontecimientos por supuesto decisivos para el desarrollo del resto de la historia. Lev Nicolayevich, príncipe Myshkin, retorna a Rusia después de haber pasado varios años en Suiza, reponiéndose de la epilepsia que sufre. A su regreso a San Petersburgo contacta con unos parientes lejanos y, casi sin querer, se ve envuelto en una complicada historia familiar. Con el príncipe Myshkin, Dostoyevski quiso componer un personaje que representase a un hombre sin tacha moral, un hombre bueno. Y aunque las tesituras a las que se enfrenta no parecen ser especialmente graves, sirven para poner de relieve el choque entre su carácter bondadoso y el que podríamos llamar “normal” del resto de personajes. Por contraste con la personalidad del príncipe, la sociedad humana se muestra egoísta, interesada, deshonesta y falsa. Lev Nicolayevich es un ejemplo de candor, mansedumbre, honradez y deseos de ayudar al prójimo. Pero, evidentemente, quienes le rodean le toman por idiota o, en el mejor de los casos, por un hombre enfermo, a causa de su epilepsia. Por ello le tratan como a un niño o bien tratan de aprovecharse de él, pero nadie, en ningún momento, le toma por un ejemplo a seguir, pues todo el mundo tiene claro que semejante filosofía de vida está fuera de lugar en este mundo. “El Idiota” es una gran novela repleta de personajes reales que podían encontrarse en la Rusia de aquellos tiempos tiempos y es también la novela novela donde más claramente Dostoyevski se burla de la sociedad rusa ante los ojos de este pobre idiota, que no es más que un ser bueno e ingenuo desacostumbrado a las maldades de lo que viven a su alrededor. “El idiota” (1868) es su aventura-novela más autobiográfica y valorada: el príncipe Myshkin, el idiota, y Dostoyevski, el autor, conllevan maneras de vivir y sentir, casi idénticas. o por lo menos singularmente comunes. El 23 de abril de 1849 Fedor fue aprehendido y encarcelado por formar parte de “El Círculo”, un grupo intelectual y liberal, calumniado por conspirar contra el zar Nicolás I. Unos meses más tarde era procesado y condenado a muerte.
El príncipe Myshkin, adorable y cautivador, cándido y compasivo por demás, persigue la perfección moral dentro dentro de una sociedad desgastada por la rencor, los celos, celos, el poder, la mezquindad; mezquindad; él imagina y supone y da por sentado que todo el mundo es misericordioso y no cree que puedan existir personas con malas intenciones. Adentrarse en la lectura de “El idiota” es como observar un cuadro bellísimo cargado de infinitos matices, matices, que despierta en el espectador un cúmulo inagotable de sensaciones. Y es que Rusia, aún sometida a un sistema feudal en plena era de la industrialización, necesitaba de alguien que avivara las conciencias a favor del progreso. Sin embargo, Fiódor Mijáilovich Dostoievski (Moscú, 18211881), aunque también luchó persiguiendo ese ese objetivo, fue un intelectual más interesado en el estudio del ser humano. Esto ocurre en “El jugador”, jugador”, pero, especialmente especialmente en “El “El idiota”. Como su perversión les hace incompetentes para comprender que el príncipe es un hombre bueno e ingenuo, pronto lo terminan bautizando como “el idiota”. Dostoyevski nos deja a través de su obra una reflexión sobre lo actitud perversa que el hombre adopta en sociedad, tal vez arrastrado por la malevolencia de los demás; ser incapaz de comprender a una persona buena, porque primero lo consideraron un falsario y, más tarde, cuando se convencen de su sinceridad, un idiota…
LA METAMORFOSIS (FRANZ KAFKA) Pocas novelas imprimen en el lector una sensación de desasosiego y de extrañeza tan impactante como la que se produce al leer “La metamorfosis”, sin lugar a dudas la novela más conocida de Franz Kafka, el genial escritor checo. La narración contenida en la misma es una de las fábulas más turbadoras que nos ha dejado la literatura universal, en la que queda planteada la incomprensión humana con toda su crudeza. Hay un hecho muy importante que es necesario tener en cuenta: no es posible analizar a Gregorio sin Kafka. Gregorio Samsa es la vía de escape que tenía Kafka para mostrarnos todos sus miedos, sus inquietudes y sus frustraciones, que únicamente tenían salida escribiendo. El personaje central de la novela, envuelto en su caparazón de insecto, ve cómo todo su entorno se le vuelve hostil, cómo la hipocresía y el aislamiento van siendo las dos únicas cosas que va recibiendo en el ambiente en que vive. Pero la metamorfosis no es solo la suya; es también la que sucede a su alrededor, ya que su propia familia se muta en seres crueles e insensibles. El padre, la madre y la hermana son insectos como él. La novela no sólo trata del mismo Kafka, sino también de los lectores de la obra. El autor no quiere que el lector se aleje del personaje, sino que exige su identificación con el protagonista. No se nos muestra, por tanto, la historia como un sueño, sino como una realidad imposible de comprender racionalmente. En un primer momento nos revelaremos ante tal situación, intentando buscar una explicación lógica ante algo que, de por sí, supera nuestra capacidad de entendimiento, pero luego, al igual que el propio Gregorio, nos iremos acostumbrando. Un detalle muy significativo que refleja muy bien la humildad de Kafka es el ver cómo lo describe todo, hasta el mínimo detalle, pero en cambio, en ningún momento, nos dice de qué tipo de insecto de trata. Lo único que él quiere es transmitir la repugnancia que da a la vista de su familia; lo único que quiere describir es cuánto de horroroso y de diferente al resto de la sociedad es Gregorio.
Ya hemos visto pues que la identificación que Kafka busca con el insecto no es tanto física como psicológica. Lo que él quiere es centrarse en la contemplación interna del proceso de metamorfosis. Es precisamente este objetivo el que hace que Franz Kafka, cuando se entera de que la editorial ha encargado la ilustración de la portada de la novela, escriba inmediatamente al editor para que no acepte un dibujo del insecto, en caso de que esta idea fuera lo que el ilustrador tuviera en mente. El insecto mismo no puede ser dibujado. Ni tan sólo puede ser mostrado desde lejos. “Si yo mismo pudiera proponer algún tema para la ilustración, escogería temas como: los padres y el apoderado ante la puerta cerrada, o mejor todavía: los padres y la hermana en la habitación fuertemente iluminada, mientras la puerta hacia el cuarto contiguo se encuentra abierta", La editorial respetó los deseos de Kafka y el dibujante representó al padre, en bata y desolado con las manos tapándose la cara. Lo fundamental, por tanto, para Kafka era transmitir al lector un estado psicológico e intelectual, no una imagen real y física de un insecto. La obra puede ser dividida en tres partes, según la evolución psicológica del personaje principal, Gregorio Samsa.
Primera parte La primera parte empieza cuando Gregorio Samsa se despierta convertido en un insecto enorme, de barriga abombada y muchas patas, que podemos suponer como un escarabajo. Él está pendiente del despertador para poder ir a trabajar, porque todavía no se ha adaptado a la metamorfosis que ha sufrido su cuerpo. La hermana, el padre y la madre le llaman, desde las tres puertas que dan a su habitación. Gregorio hace un par de intentos fallidos por levantarse hasta que deja de caerse al suelo. Justo en ese momento oye como llega el apoderado de la empresa de transportistas-viajeros en la que trabaja. Preocupado porque le echen de la empresa, logra abrir la puerta con la mandíbula y salir para hablar con ellos y tranquilizarlos, pero no logra hacerse entender. La familia se encuentra por primera vez con el Gregorio-escarabajo. Al verlo, el apoderado sale huyendo de la casa y el padre, enfurecido, le mete en la habitación hiriéndole una de las patas.
Segunda parte La hermana de Gregorio, Grete, intenta alimentarle, pero sus gustos han cambiado: ahora ya no quiere comida fresca, sino más bien podrida y putrefacta. En este momento sus instintos animales se sobreponen a los humanos. Ella le va proporcionando la comida podrida y le limpia la habitación, hasta que llega a sentir asco de su propio hermano. A partir de este momento ya le tira la comida o se la pasa con un trapo. Todavía ven al escarabajo como a su hijo o hermano y mantienen abierta la puerta de su habitación. Gregorio puede verlos y escucharlos. Gregorio era el único que trabajaba en la familia. Aunque ya nadie llevaba dinero, el padre afirma que tiene algo ahorrado. A Gregorio este hecho le frustra y se siente engañado, porque siempre había querido cambiar de trabajo y no lo hacía porque debían dinero al propietario de la empresa en la que trabajaba. Es aquí cuando encontramos evidencias de la bondad del escarabajo y del materialismo y la tacañería de la familia. El afán de dinero hace que ellos sufran también una mutación, si no física, mental. La hermana pronto deja de limpiar la habitación y ya se siente insensible hacia Gregorio. Empiezan a sacar los muebles de la habitación y sólo pretenden dejarle el sofá donde se esconde cuando entran a hacer algo dentro. Pero Gregorio intenta que no se lo quiten todo: se aferra a un cuadro de la pared y lucha para que no se lo lleven. Esta situación hace que la madre se desmaye y pierda el conocimiento. Al llegar el padre, echa toda la culpa al escarabajo. Es entonces cuando Gregorio entra en la sala para ver cómo está la madre y el padre saca toda la brutalidad y fiereza que hay en su interior y le tira una manzana que le queda incrustada en el caparazón, provocándole mucho dolor. La hermana se convierte en la antagonista y el padre es muy brusco, pero la madre, débil y asmática, parece todavía quererle. De todos modos ellos no pueden verle ya como quien era, sino como a un escarabajo. Él, sin embargo, es el mismo. Lo único que ha cambiado es su imagen exterior y su productividad como trabajador, ya que su nueva condición le hace imposible proseguir su rutina laboral. Estos motivos llevan a su familia a rechazarlo y a verlo como una desgracia.
Tercera parte Hasta este momento momento habían mantenido la puerta abierta, abierta, pero ahora ya ya la cierran y desde la rendija sólo es capaz de ver lo que pasa en la sala de estar. Al no tener ya dinero, se ven obligados a despedir a la criada y ponerse los tres a trabajar. Gregorio continúa mal herido, mientras la manzana se pudre dentro de él. Al poco tiempo entra una nueva criada al servicio de la casa, cuidando de la limpieza de la habitación de Gregorio que hasta el momento estaba olvidada. Ésta casi le mata un día con la silla por miedo a que le plantase cara. También por necesidades económicas meten en la casa a tres inquilinos a los que no les dicen nada de la existencia de Gregorio. Mientras, el cuarto de éste es usado de trastero y meten en él todo lo que no necesitan. Una noche, la hermana de Gregorio se pone a tocar el violín y los inquilinos se muestran interesados por su música. Grete se va a tocar a la sala de estar. A Gregorio el sonido del violín le da paz y le gusta mucho, y decide introducirse donde están ellos para ver a la hermana. En este momento se le cae la máscara a Grete: el estado de Gregorio le repugna y asegura que hay que deshacerse de él, que no le entiende y que ya no es su hermano, que ya no el que era. Éste se arrastra a su habitación, deprimido al ver la traición de la persona a la que tanto quiere. Esa misma noche muere y la criada encuentra, a la mañana siguiente, su menguado cuerpo. Sacan a los inquilinos del piso y deciden salir a pasear y escribir cada uno una carta al lugar donde trabajan, para disculparse por el día que van a fallar. Es importante el hecho de que decidan mudarse de casa y empezar una nueva vida, más tranquila, aliviados sin la presencia de Gregorio. Así abandonan el pasado…
Gregorio Gregorio Samsa no fue nunca maltratado, ni ultrajado, ni humillado, pero él se vio reducido a un mero medio para el sostenimiento económico de la familia y necesitó, para cumplir esa función, someterse a un modo de vida mecánico y poco creativo. Su vida no era más que una sucesión inerte de actividades rutinarias, que carecían de completo sentido. Esa falta de sentido queda expresada literariamente en la falta de posibilidades que implica la reducción a insecto, la muerte total de la libertad, siendo la carcasa del insecto una especie de cárcel ambulante.
Gregorio no conoce la amistad, ni el amor, ni la esperanza. El escarabajo Gregorio no es capaz de hacerse entender ante nadie; Gregorio "hombre" tampoco. La vida de Gregorio antes de la metamorfosis es mezquina, pobre, sin humanidad, no tiene comunicación con nadie. No tiene nadie a quien comprender, ni nadie que le comprendiera. Por tanto, la propia metamorfosis no provoca su fin. En el proceso de transformación emerge, al fin, la conciencia de la propia inhumanidad. Es el cambio psíquico producido en Gregorio después de la transformación el que proporcionará la luz que le hará comprender y ver las cosas como son.
Grete Grete es la hermana de Gregorio. Tiene 17 años y su existencia hasta el acontecimiento es ponerse guapa, dormir todo lo que le pida el cuerpo, divertirse y ayudar en la casa, y sobre todo tocar el violín, instrumento que toca gracias a las clases que Gregorio le pagaba. Éste además intentaba ahorrar para poder llevarla al conservatorio. De todas maneras, ella nunca logra ver todo lo que éste ha hecho por ella. Después de la transformación, al principio es la única que se preocupa de llevarle la comida a su hermano y también de limpiarle la habitación, hasta que al final no hace más que repudiarle. La máscara se le cae cuando, en el salón, afirma que hay que deshacerse de él. La realidad es que ella nunca hace ningún intento por comprenderle y esa actitud le lleva a la desgracia y a la muerte.
Sra. Samsa Es presentada como una mujer débil y enfermiza, con asma. Parece que durante toda la obra se esfuerza por querer a Gregorio, pero en ningún momento se para a defenderle, sino que se somete a lo que le dicen su marido y su hija. Podríamos decir que es una mujer sumisa a su marido, como lo fue en su día la madre de Kafka. En cuanto la situación económica de la casa va mal se pone a trabajar de costurera. Es un personaje plano, ya que en todo el relato su personalidad se muestra invariable.
Sr. Samsa El señor Samsa nos es presentado como un hombre autoritario que tiene a toda la familia a sus órdenes. En la casa se tiene que hacer todo lo que él dice; por ejemplo cuando ordena a Grete y su madre que no entren en la habitación de Gregorio. Además las relaciones entre la familia son muy pobres, parece que no haya confianza suficiente para poder comunicarse, sobre todo en el caso de Gregorio (una evidencia es que fue escondiendo dinero, ahorrando a escondidas de su hijo). Esto no es más que un reflejo de la situación familiar de Kafka con su padre, con el cual no se podía conversar ya que la diferencia de opiniones y gustos entre uno y otro lo hacía imposible. De todas maneras, el personaje presenta una evolución, no como la madre. Al principio parece un hombre débil, cansado e incapaz, pero después se pone a trabajar de ordenanza. Con este evento el orgullo le crece todavía más si cabe.
Otros personajes Aparte de los anteriores encontramos dos criadas, una asistenta y el principal de la empresa en que trabaja Gregorio. Todos ellos son personajes planos que aparecen muy poco y no tienen evolución. En todo caso, sólo la última asistenta que pasa por la casa desempeña una función vital, ya que muestra la frialdad con que aceptan los familiares la muerte de Gregorio y afirma, una vez más, que ya casi le consideraban muerto antes de realmente estarlo. Además son importantes los tres huéspedes que llegan a la casa cuando las cosas van mal. Éstos son muy formales, limpios y ordenados; los tres llevan barba y se hospedan en la casa hasta que el señor Samsa los echa después de ver a Gregorio la noche en que Grete tocaba el violín.
¿Novela autobiográfica? La obra nos pone ante los ojos, de forma sobrecogedora, la necesidad de las relaciones personales con quienes nos rodean; relaciones que nos permitan desarrollarnos normalmente y ganar autoestima, sobre todo entre la familia. Todo lo escrito es en cierta medida autobiográfico. Kafka reconoció explícitamente la relación entre la novela y su propia vida. Así pues podemos hablar de Gregorio Samsa como un reflejo o proyección de Kafka y su familia. Tanto Gregorio como Kafka carecen de relaciones entre sus allegados.
En realidad, la relación entre el padre de Kafka y el autor es deprimente y deja mucho que desear, debido a que Kafka, con todos sus temores y confusiones, no llega a consumar una posición económica que valga la pena como logró su padre. Entre ellos existió siempre una situación de reproches y menosprecios, que quedan reflejados en Gregorio Samsa y su familia. Tanto Gregorio Samsa como Kafka lo único que recibían de sus familias era una retroalimentación negativa que los llevó hacia la destrucción. Así pues estamos hablando de una incomprensión llevada hasta un punto hiperbólico… Podemos concluir que no se trata sólo de la historia de un hombre mutante, sino de la soledad y de la incomprensión entre las personas. Todo el libro es una gran metáfora de ello, y por eso, porque toda persona alguna vez se ha sentido así ante su entorno, es por lo que su lectura llega a traspasar el alma del lector y crea un estado de turbación absoluto. La coraza de Gregorio es aquella que más de una vez todos nos ponemos. Es algo demasiado humano para sentirnos indiferentes. Una vez hayamos llegado al corazón de la obra, nos daremos cuenta de que ésta va creando en el lector una sensación de angustia y de incomprensión que no te deja indiferente...
BENITO CERENO (HERMAN MELVILLE) “Benito Cereno”, es una de las más notables narraciones del escritor norteamericano Herman Melville. Ambientada en las costas del sur de Chile, la historia nos cuenta el hallazgo por parte de un navío mercante norteamericano del “Santo Domingo”, un decrépito y errático buque español que parece ir a la deriva y llevar a su cargo una gran cantidad de esclavos negros. Ante semejante panorama, el capitán norteamericano (Amasa Delano), temiendo que el barco extranjero pudiera hallarse en serias dificultades, decide pedir permiso para subir a bordo del mismo y comprobar mediante una aparente visita de cortesía qué es lo que pueda estar sucediendo allí. Una vez Delano se encuentra en cubierta, será testigo de un extraño y peculiar espectáculo: a bordo del navío español, blancos y negros parecen convivir juntos y compartir tareas sin ninguna restricción o control propias de una relación jerárquica amo-esclavo. El desorden y la aparente falta de disciplina resultan evidentes para cualquier observador. Y por si fuera poco, Delano percibe desde el principio detalles curiosos que le resultan en todo momento chocantes, como por ejemplo el hecho de que el mascarón de proa del navío esté cubierto con una lona, o que debajo del mismo alguien haya escrito con lo que parece ser tiza la enigmática inscripción: “Seguid a vuestro líder”. Cuando Delano se encuentra cara a cara con el capitán del barco español (de nombre Benito Cereno), quedará impresionado negativamente por su más que aparente debilidad y carácter melancólico. La apatía y supuesta falta de liderazgo del capitán español parecen reflejar en grado máximo y de forma cuanto menos simbólica el estado de cosas a su alrededor. Delano se halla también sumamente sorprendido por la relación que el capitán parece tener con su criado personal: un negro ubicuo y de escasa estatura llamado Babo, que acompaña a su amo a todas partes y en todo momento...
La verdad de la enigmática situación no llega a conocerse hasta el final, cuando se descubre que los negros se habían rebelado y la situación embarazosa en la que se encontraba Benito Cereno, obligado a fingir para que el capitán americano no descubriera lo sucedido en el barco… Sofocada la rebelión, los últimos capítulos del relato están dedicados a la declaración ante el juez del propio Benito Cereno, que aclaran definitivamente lo sucedido… Uno de los mayores logros de Melville durante todo el transcurso del relato es el de crear una convincente sensación de extrañeza en el lector. Extrañeza e incluso inquietud, pues en todo momento llega uno a sentirse desorientado y a percibir cómo algo se le escapa a la hora de interpretar la peculiar situación en la que se ven envueltos todos los personajes del barco... El ritmo narrativo, lento y pausado hasta casi la exasperación, no hace sino contribuir a alimentar lo intrigante y anómalo de la atmósfera presente en este barco español. Al final, el lector no puede sino llegar a contagiarse de las serias dudas de las que acaba siendo presa el propio capitán Delano, dudas que desembocan en un estado cercano a la paranoia y que le hacen preguntarse si las personas que se encuentran a su alrededor, especialmente Benito Cereno, no desean acabar con su vida y la de su tripulación. El visitante norteamericano irá poco a poco extraviándose en las profundidades de una especie de “laberinto perceptivo” que le hará oscilar constantemente entre un vago temor y un sosiego optimista a la hora de interpretar las infinidad de pequeños detalles y eventos que se suceden en torno suyo…
Fragmentos sueltos del comienzo del relato “En el año 1,799, el capitán Amasa Delano, al mando de un gran navío destinado al transporte de mercancías y a la caza de la foca, fondeó con un valioso cargamento en una pequeña isla, yerma y deshabitada, situada en el extremo sur de la larga costa de Chile. Tocó en aquel puerto par aprovisionarse de agua potable. No mucho después del amanecer del segundo día, cuando aún descansaba el capitán en su litera, bajó el piloto a notificarle que un barco de vela desconocido estaba entrando en el puerto”.
“Aquel velero desconocido no ostentaba pabellón alguno, y eso que era costumbre, entre honrados marineros, izar aquél en seguida que se entraba en un puerto. Sospechando que se trataba de un barco en apuros, el capitán capitán Delano ordenó lanzar al agua la ballenera y… Tratábase de un mercante español que, entre otras valiosas mercancías, llevaba un cargamento de esclavos negros”. “Una vez a bordo del buque, Delano se encontró rodeado de pronto de una multitud vociferante de blancos y negros. El número de los últimos superaba al de los primeros, extraña circunstancia si se tiene en cuenta que se trataba de esclavos. Unos y otros, con voz unánime y con el mismo lenguaje, se pusieron a referir idénticos relatos de los sufrimientos pasados. El escorbuto, junto con las fiebres, habían diezmado cruelmente a la tripulación, produciendo los mayores estragos entre los españoles. Por un milagro se habían salvado del naufragio cuando navegaban cerca de la costa del Cabo de Hornos. Posteriormente, a lo largo de varias jornadas, habían quedado inmovilizados, sin que soplara viento alguno. Disminuían las provisiones de boca y apenas les quedaba agua”…
Fragmentos sueltos de la declaración ante el juez de Benito Cereno “La nave había zarpado del puerto de Valparaíso, rumbo al de Callao, llevando a bordo diversos productos del país y ciento sesenta negros de ambos sexos, que pertenecían en su mayor parte a don Alejandro Aranda, hidalgo de la ciudad de Mendoza. La tripulación la componían treinta y seis hombres, a más de las personas que se habían embarcado en calidad de pasajeros”. “Los negros dormían sobre cubierta, como es habitual en esta navegación, y no llevaban grillete alguno, pues el propietario, su amigo Aranda, le dijo que eran todos dóciles”. “El séptimo día después de haber dejado el puerto, a las tres de la madrugada, cuando estaban durmiendo todos los españoles, a excepción de los oficiales de guardia, los negros se sublevaron de pronto e hirieron gravemente al contramaestre y al carpintero. Sucesivamente mataron a dieciocho de los hombres que dormían en cubierta, unos a golpes de hacha, y otros arrojándolos vivos por encima de la borda después de haberlos atado”…
“El declarante decidió al amanecer subir a donde estaba el negro Babo, cabeza del motín, exhortándolo a dejar de cometer tales atrocidades y preguntándole al mismo tiempo lo que deseaba e intentaba hacer”. “Babo le preguntó si había por esos mares algún país negro donde pudieran ser conducidos, y él le respondió que no. El negro Babo le ordenó que los llevara al Senegal; que él contestó que era imposible debido a la mucha distancia, la necesidad de doblar el Cabo de Hornos, las malas condiciones del barco y la falta de provisiones, de velas y de agua. Pero que el negro Babo le replicó que debía llevarlos como fuere”… “Cuando el declarante estaba de guardia en las primeras horas del amanecer, y poco después de que los negros hubieran celebrado consejo, el negro Babo vino al encuentro del declarante para decirle que había decidido matar a su amo, don Alejandro Aranda, porque, de no ser así, ni él ni sus camaradas estarían seguros de su libertad”… “Bajaron hasta donde se hallaba la litera de don Alejandro y, ensangrentado y vivo aún, lo arrastraron por cubierta. Lo iban a tirar en tal estado por la borda, cuando los detuvo el negro Babo, ordenándoles que remataran en crimen en cubierta, delante de él”… “El negro Babo le advirtió que si pronunciaba una sola palabra ante el capitán americano o lanzaba cualquier mirada que pudiera dejar adivinar los hechos pasados o la presente situación, al instante lo mataría”… “El negro Babo informó al declarante del papel que debía desempeñar en cada estratagema, y de lo que debía decir en cada ocasión, amenazándole con una repentina muerte si se apartaba en algo de lo que él le dictara”…