Resumen Cap III de pedagogía del oprimido de paulo freire. freire.
El componente del diálogo es la palabra, que es acción y reflexión, la palabra verdadera es ambas cosas, transformar el mundo. Con la palabra inauténtica no se puede transformar la realidad, no tiene acción ni reflexión, es mero verbalismo. Es alienada y alienante. Enfatizar la acción lleva al activismo pero carece de reflexión, se imposibilita el diálogo. Existir humanamente es pronunciar el mundo, verdaderamente y transformarlo. Pronunciar el mundo es un acto creador, en el diálogo no puede haber una pronunciación de unos a otros, con la finalidad de conquista, se pronuncia en comunidad y reciprocidad, no es un acto de depositar ideas de un sujeto a otro. Las condiciones para el diálogo recíproco son el amor y la humildad, no pensarse como parte de un grupo selecto de hombres alejados del pueblo. Otras condiciones son la fe en la humanidad, la esperanza y el pensar verdadero, el pensar pensar crítico. Este pensar considera la realidad realidad como devenir y no se dicotomiza a sí mismo de la acción. Es pensar y acción. No busca acomodarse al mundo sino transformarlo. La educación auténtica no se hace de A para B o de B para A, sino de A con B mediatizados por el mundo. La verticalidad de la enseñanza es un error que también cometen los educadores revolucionarios, quienes se acercan al pueblo sin importarles su visión del mundo, sino interesados en acercarle la suya propia. Al verdadero revolucionario le interesa liberar al pueblo y liberarse, no conquistarlo. La práctica educativa implica que el acercamiento a las masas populares se haga no para llevar un mensaje salvador que será depositado en ellas sino que a partir del diálogo ver la situación objetiva en la que se encuentran y la conciencia que de esta objetividad estén teniendo. El contenido programático de la acción educativa se encontrará en la realidad mediatizadora. Los temas deberán ser significativos para los educandos y por ello necesitan una metodología. La metodología implica no estudiar el pensamiento-lenguaje de los hombres referido a larealidad, los niveles de percepción sobre esta realidad y su visión del mundo. Luego el autor hace una pequeña disquisición (pag 118) sobre el ser hombre que a diferencia del animal puede separar de la acción el acto reflexivo, lo que le da existencia histórica. El hombre es histórico, reflexivo, transformador, autoconsciente. Esto le permiten al hombre sobrepasar las “situaciones límites” (que son definidas por Vieira Pinto como el margen real donde empiezan todas las las posibilidades. Estas situaciones límites son superadas a parti r de los “actos límites” que son lo contrario de la aceptación dócil y pasiva de lo dado en la realidad. Los hombres, al ser seres de praxis crean el dominio de la cultura (pag 122). Las unidades epocales son el conjunto de ideas, valores etc que tienen las sociedades. La representación concreta de estas ideas y valores co nstituyen los temas de la época. El conjunto de los temas en interacción constituye el “universo temático” de la época. Cuando Cua ndo estas ideas no están a favor del cambio y sí de la mantención de las estructuras se tiende a la mitificación de la temática.
La visión crítica y dinámica de la realidad busca el desvelamiento que produjo la mitificación para transformarla y liberar a los hombres.
