ESUMEN R ESUMEN
Fuente: Bacon, F. Novum Organum, tr. Clemente Fernando Almori, Buenos Aires: Losada, 2003.
PROEMIO El entendimiento humano se dificulta a sí mismo al no emplear adecuadamente sus recursos (que el hombre tiene), por lo cual surge la ignorancia. La razón humana, entonces, no está bien edificada ni tiene buenos fundamentos. Esto implica que todas las ciencias y las artes deben renovarse desde sus cimientos.
I NSTAURATIO MAGNA El conocimiento conocimiento heredado (sobre todo de los griegos) no es más que una infinita repetición de lo mismo y se parece a una niñez de la ciencia. Tal sabiduría está enteramente muerta, ya que durante años se han mantenido inmóviles y no han tomado el incremento digno del género humano. Si alguna vez han brotado observaciones algo más profundas, han sido combatidas y apagadas inmediatamente por las opiniones vulgares. Por otro lado, aquellos que fueron libres de pensamiento, se guiaron mediante razonamientos probables, provocando que sus esfuerzos fuesen impotentes. En situación tan dura hay que desconfiar enteramente del juicio de los hombres por su sola fuerza, así como de una casualidad afortunada. Bacon rechazará como inconsistente, confuso y mal edificado, todo juicio humano prematuro, anticipador y abstraído de las cosas temerariamente, y con más rapidez de lo conveniente.
DISTRIBUCIÓN DE LA OBRA I NTERPRETACIÓN DE LA NATURALEZA: arte que presenta el autor. Pertenece al género de la lógica, pero difiere de la vulgar en su fin, en el orden de la demostración y en los comienzos de la investigación. Bacon rechaza la demostración por silogismo ya que procede confusamente. Propone en cambio la demostración por inducción dado que salvaguarda el sentido y domina la naturaleza. Los axiomas, en este sistema, surgen despacio y gradualmente hasta llegar, por último, a lo más general (que se reconoce, por tal cadena, que está en lo más íntimo de las cosas). Las nociones deben estar bien definidas y limitadas ya que si no, todo es sistema cae. Se intentará dar auxilio a los sentidos mediante experimentos, ya que son mucho más sutiles que los sentidos mismos. Todo sería mucho más fácil, dice el autor, si el entendimiento humano estuviese dispuesto a modo de tabla rasa, pero nuestra mente está cegada por ídolos, algunos de los cuales son extraños y otros innatos. Los primeros son producto de las doctrinas filosóficas o de las malas leyes de la demostración. Los segundos son inherentes a la naturaleza del intelecto mismo, el cual se muestra mucho más inclinado al error que el sentido. De estos dos géneros, los extraños pueden desterrarse con mucha dificultad, pero los innatos de ninguna manera.
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Si se pretende llegar a un conocimiento verdadero, hay que buscarlo en las cosas mismas.
SEGUNDA
PARTE DE LA OBRA, LLAMADA
NOVUM ORGANUM, O INDICACIONES
VERDADERAS ACERCA DE LA
INTERPRETACIÓN DE LA NATURALEZA
Prefacio
Los que sostengan que la naturaleza es un campo explorado y conocido, deben ser considerados temerarios y vanidosos. Ellos son los que por vanidad han dañado a la ciencia y a la filosofía. El método que propone Bacon consiste en fijar grados de certidumbre, en garantizar la percepción de los sentidos por medio de ciertas restricciones y comprobaciones, en rechazar la intervención del pensamiento, y en abrir y dejar despejado al pensamiento un camino nuevo y firme, partiendo de las percepciones mismas del pensamiento. o
A NTICIPACIÓN
DE LA INTELIGENCIA:
método para cultivar las ciencias ya existentes, que se atiene a los
descubrimientos ya hechos, que pretende vencer al adversario con argumentos y que emite conjeturas probables. o
I NTERPRETACIÓN
DE LA NATURALEZA:
método para crear las ciencias, que intenta adelantarse a los
descubrimientos ya hechos, que intenta vencer a la naturaleza y que sabe con seguridad y pruebas. Aforismos sobre la interpretación de la naturaleza y el reino del hombre
Alcances de las operaciones del hombre: El hombre conoce a la naturaleza por observación o reflexión (I). Y, en cuanto a sus operaciones, sólo puede juntar o separar cosas naturales (IV). Si pretende vencer a la naturaleza, debe obedecerla (III). Pero en el estado actual de la ciencia, todos los esfuerzos son inútiles (V). Lógica actual: Es inútil para la invención científica (XI) ya que el silogismo no puede aprehender la realidad (XIII). De hecho, nuestras nociones generales, tanto lógicas como físicas, no tienen solidez alguna (XV) ya que han sido sacadas y abstraídas de la realidad con métodos inadecuados (XVI). Por todo esto, la única esperanza está en la verdadera inducción (XIV). Los dos caminos en la búsqueda de la verdad: o
A NTICIPACIÓN DE
LA NATURALEZA (O DE LA INTELIGENCIA):
es el camino en uso. Pasa inmediatamente de los
sentidos y de los hechos particulares a los axiomas más generales, y partiendo de estos principios y de lo que cree verdad inmutable en ellos, procede a la discusión y descubrimiento de los axiomas medios (XIX). Se sigue este camino cuando nos dejamos guiar por las leyes de la dialéctica (XX) estableciendo, así, generalidades abstractas e inútiles al no experimentar adecuadamente (XXII). Este camino es, entonces, temerario y prematuro (XXVI). o
I NTERPRETACIÓN DE LA NATURALEZA: es el camino verdadero, aunque aún no se haya probado. Obtiene los
axiomas de los sentidos y de los hechos particulares, continúa progresivamente para llegar, en último
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lugar, a los principios más generales (XIX). Se detiene sistemática y ordenadamente en la experiencia (XXII). Diferencia entre anticipación e interpretación: Las ANTICIPACIONES provocan nuestro asentimiento de manera más inmediata porque se apoderan del entendimiento y de la imaginación (XXVIII). Por este motivo, suelen ser buenas para los dogmas ya que lo que se pretende conquistar es el asentimiento (XXIX) pero las ciencias no pueden apoyarse en ellas (XXXI), es decir, no pueden emitir ningún juicio acerca del nuevo método ni de sus descubrimientos (XXXIII). Las
INTERPRETACIONES,
en cambio, se dan de manera mediata ya que es
necesario recoger datos variados y distantes entre sí (XXVIII). Ídolos: son las falsas nociones que se han apoderado de la mente de los hombres entorpeciendo la búsqueda de la verdad (XXXVIII). Sólo puede apartárselos mediante la formación de nociones y axiomas a partir de una inducción legítima (XL). Hay cuatro tipos: o
ÍDOLOS
DE LA TRIBU:
tienen su fundamento en la naturaleza humana. Se afirma erróneamente que los
sentidos de los hombres son la medida de las cosas, cuando en realidad están en analogía con él mismo, y no con el universo (XLI). El espíritu humano, por su modo mismo de ser, tiende a suponer en las cosas un orden y uniformidad mayor que el que encuentra en ellas realmente (XLV). Como los hombres se complacen con tales vaciedades, hacen resaltar tales uniformidades cuando se cumplen; pero cuando fallan, las pasan por alto y las olvidan (XLVI). Es decir, los humanos creen verdadero lo que preferiría él que lo fuera (XLIX) y por eso exige leyes aún más generales de las que ya se encuentran en la naturaleza. El entendimiento humano es voraz, dice Bacon, pretende siempre ir más allá, pero en vano (XLVIII). Pero la máxima desviación del entendimiento proviene de la torpeza, incompetencia y engaños de los sentidos, ya que se considera que aquellas cosas que perciben tienen más importancia que aquellas que no los hieren inmediatamente, aunque éstas últimas sean más importantes. Así, debe distinguirse entre operaciones y cambios de disposición, ya que sólo se van a lograr cosas productivas si se lleva a cabo tal distinción. Toda interpretación verdadera de la naturaleza se realiza a base de observaciones y experimentos seguros y apropiados, en los cuales los sentidos juzgan solamente del experimento y éste de la naturaleza y del objeto que estudia (L). Es mejor fraccionar la naturaleza que abstraerla (LI). o
ÍDOLOS DE LA CAVERNA: son los del hombre individual provocado por el temperamento, la educación, las
impresiones o las preocupaciones de cada uno. El espíritu humano es, entonces, variable y está sujeto a toda clase de perturbaciones (XLII). Los hombres, así, suelen inclinarse hacia aquellas ciencias que piensan que han fundado o hacia aquellas en las que pusieron mucho esfuerzo y adquirieron familiaridad (LIV). Pero en realidad, dice Bacon, la verdad no debe buscarse en los privilegios de época alguna (que es variable), sino en la luz de la naturaleza y de la experiencia, que son eternas (LVI). Para poder contemplar correctamente a la naturaleza se debe lograr un equilibrio entre la división y la síntesis, aplicando cada método sucesivamente y evitando el exceso de uno u otro. Sólo así pueden evitarse los inconvenientes que provienen de esta clase de ídolos (LVII/I).
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ÍDOLOS
DEL FORO:
provienen de la asociación del género humano entre sí. Los hombres se asocian
mediante la palabra. Pero como las palabras están mal definidas, pueden llegar a destruir de muchas formas al entendimiento (XLIII). De hecho son los ídolos que más daño hacen, ya que son los que han convertido a la filosofía y a las ciencias en sofísticas e inactivas. Y cuando alguien pretende cambiar las palabras para acomodarlas a la realidad de la naturaleza, aquéllas no se lo permiten por estar mal definidas (LIX). Hay dos clases de palabras: nombres de cosas inexistentes y nombres mal definidos y confusos de cosas reales. El primer tipo es fácil de desterrar ya que sólo se necesita desterrar aquellas teorías que los sostienen. Pero el segundo tipo está profundamente arraigado (LX). Es necesario, para desterrar a estos ídolos, definir a las palabras recurriendo a observaciones particulares y a sus series y órdenes (LIX). o
ÍDOLOS DEL TEATRO: provienen de dogmas filosóficos y malas reglas de demostración (XLIV). Bacon las
compara con las ficciones del teatro ya que tienen el mismo efecto, a saber, que son más elegantes y están más arregladas que la realidad misma. Así, distinguirá tres clases de falsa filosofía (LXII): - Sofística: está más atenta a desenvolverse en la contestación que a la verdad interna de las cosas (LXIII). - Empírica: fundada en la estrechez y oscuridad de unos pocos experimentos (LXIV). - Supersticiosa: es la más dañina porque es la más cautivadora. Se trata de la veneración de cosas vanas (LXV). Malas demostraciones: son falsas e incompetentes las demostraciones que empleamos en el proceso que lleva de los sentidos y las cosas a los axiomas y las conclusiones. Sus defectos surgen a partir de que: 1. Las impresiones de los sentidos son viciosas. 2. Las nociones están mal sacadas de las impresiones de los sentidos y son indefinidas y confusas. 3. Se infieren principios de las ciencias a partir de la enumeración simple, sin considerar las exclusiones y separaciones de la naturaleza. 4. Se establecen los principios más generales y luego se les aplica y se prueba con ellos los axiomas intermedias, lo cual produce numerosos errores (LXIX). La mejor demostración es la experiencia unida al experimento directo. Pero la forma actual de experimentar es ciega y estúpida. En la verdadera experimentación, la sabiduría y el orden divino deben tomarse como modelos. Así, a partir de la experiencia deben descubrirse las causas y axiomas verdaderos. El conocimiento de los signos prepara el ascenso, y a su vez, la explicación de las causas remueve el asombro. Todo esto ayuda mucho a una extirpación de los ídolos más fácil y suave, del intelecto (LXX). Signos de la debilidad e insuficiencia de las filosofías precedentes: 1. El primero tiene origen entre los griegos. La ciencia que ellos profesaron era autoritaria, y sus discusiones magistrales y excesivas, lo cual, para Bacon, es totalmente contrario a la búsqueda de la verdad. En este sentido no hace distinción entre sofistas y aquellos que los criticaron ya que, en líneas generales, todos terminaban siendo autoritarios. Elogia, por el contrario, a los más antiguos,
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dado que se dedicaron exclusivamente a la búsqueda de la verdad (LXXI). De todos modos, todos los griegos tenían un conocimiento muy estrecho del espacio y del tiempo (LXXII). 2. No se ha alcanzado experimento alguno que pueda considerarse mínimamente aceptable o que haya contribuido a aliviar y mejorar el estado del hombre, o que pueda aprovecharse para las especulaciones de la filosofía. Los frutos que dan las teorías (que son los que nos permiten juzgarlas) entonces, son estériles o provocan contiendas (LXXIII). 3. Deben considerarse signos, también, el desarrollo y progreso de las filosofías y las ciencias. Aquellas que se fundan en la naturaleza crecen y aumentan, mientras que las que se fundan en la suposición varían, pero no progresan (LXXIV). 4. Se deben tener en cuenta las declaraciones de los intérpretes de los autores de moda, ya que ellos, cuando recapacitan consigo mismos, empiezan a quejarse de la sutilidad de la naturaleza, de la oscuridad de las cosas y de la flaqueza del ingenio humano. Partiendo de esta autocrítica terminan por extenderla a todo el género humano y por establecer que ciertas investigaciones están más allá de toda posibilidad, haciéndolos caer en una profunda desesperación (LXXV). 5. El hecho de que haya habido entre los filósofos tanto desacuerdo, muestra con suficiencia que no estaba bien el camino desde los sentidos al entendimiento (LXXVI). Consenso verdadero es aquel que está fundado en la conciencia de juicios libres sobre una misma cosa después de un atento examen. No obstante, Bacon considera que el consenso es un mal presagio en las cuestiones de índole intelectual (LXXVII).
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