J. André, Francisco; Cerdá, Emilio. 2005. Gestión de residuos sólidos urbanos: análisis económico y políticas públicas. Cuadernos económicos de ICE. (71): 21 pp.
El artículo analiza la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU), desde una perspectiva económica. Se profundiza en los fallos de mercado que produce la generación y la gestión de los residuos y se discuten los principales instrumentos de política que se pueden utilizar para corregir dichos fallos. En particular, se presta especial atención a las políticas de incentivos y se clasifican y se enumeran las principales ventajas e inconvenientes de cada una de ellas. Los ellas. Los autores parten de determinar que el el medio ambiente tiene tres funciones económicas: como proveedor de factores productivos en forma de materiales o de energía, como fuente de servicios de ocio y bienestar bienestar y como sumidero de residuos generados por la actividad económica. Definen un residuo como algo que carece de valor de uso, y por tanto, de valor de cambio, sin embargo, como los desperdicios resultan molestos y estamos dispuestos a pagar para que nos libren de ellos, tienen un valor negativo, por lo que se afirma que los residuos tienen una naturaleza económica. Desde el punto de vista de los aspectos económicos en la gestión de RSU, encontramos el enfoque postconsumo (operaciones para que los residuos de una zona tengan el destino más adecuado, según características, volumen, procedencia, posibilidades de recuperación y comercialización, coste de tratamiento y normativa legal). También está el enfoque pre-consumo (la gestión de los re siduos empiezan en las fases de producción y comercialización de los bienes de consumo, ya que determinan el volumen y la composición de los residuos). La gestión se divide en cuatro fases: pre-recogida, recogida, transporte y tratamiento. La fase del tratamiento es de las más complicadas, siendo el síndrome NIMBY una expresión clásica, los principales métodos son el vertido, la incineración, e l reciclaje y la gestión ge stión integral de los RSU. Hay fallos de mercado asociados a la generación y gestión de los RSU, debido a la heterogeneidad de los agentes económicos implicados y la falta de un cauce de interacción económica entre ellos, al no evidenciar incentivos para considerar los efectos de su actividad sobre los siguientes eslabones de la cadena, por ejemplo, en la fase de producción y comercialización se determinan el volumen y la composición de los residuos generados, sin tener en cuenta las consecuencias sobre las fases posteriores. Entre los principales instrumentos están los upstream y downstream (producción y manejo), los instrumentos de mandato y control (leyes), e instrumentos de incentivos (económicos), destacando este último. Los instrumentos de incentivos se dividen en: tributos proporcionales a la cantidad de residuos generada y recogida; impuestos sobre el empaquetado de productos de consumo; incentivos a la recuperación y el reciclaje de productos y, los s los sistemas istemas de depósito y reembolso. Entre las principales tendencias en la materia, podemos hablar de dos regímenes, el viejo (salud pública) y el nuevo (pautas importantes de or ientación). La nueva tendencia se apoya es en la gestión responsable de los recursos naturales y ambientales, no se renuncia a la salud pública, sino que se la considera incluida en este nuevo valor, al igual que la prevención de molestias. Destaca la existencia de claros desequilibrios entre el metabolismo físico de nuestras economías y el del medio natural en el que estas economías están insertadas, para lo cual establece tres principios: de prevención, de precaución y de responsabilidad ampliada del productor. Además no acepta la visión de arrojar ilimitadamente desechos, incluye una escala geográfica regional, y las te cnologías se asocian a la prevención y reducción de origen. Estos nuevos modelos son producto de algunos acontecimientos importantes como la degradación ambiental y la toma de conciencia c onciencia y conocimiento creciente de tal degradación, que se fue materializando con la Directiva 75/442/EEC en 1975 en la Unión Europea, la Ley de conservación y recuperación de residuos en Estados Unidos en 1976, en 1977 Dinamarca promulga una ley que obliga a la utilización de envases retornables y prohíbe los de un solo uso, a principios de 1980 se producen varios incidentes relacionados con la contaminación del suelo y el agua subterránea a causa del vertido de residuos sólidos y algunas emisiones de dioxinas desde plantas incineradoras de residuos. También apareció el síndrome NIMBY. La Convención de Basilea de 1989 supone el punto de partida de la regulación europea del transporte internacional de residuos y en los tempranos 1990 Francia introdujo el concepto de valoración que consideraba cualquier método que permitiera la derivación de valor de los residuos. En 1991 la
Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos establece la reglamentación de los vertederos y en 1991, la entrada en vigor en Alemania del decreto Töpfer, para evitar residuos originados por envases, entre otros.