UNIVERSIDAD ANDINA SIMÓN BOLÍVAR ÁREA DE LETRAS MAESTRÍA EN ESTUDIOS DE LA CULTURA ENFOQUES PLURALES DEL MUNDO ANDINO Ensayo final Representaciones del ser andino en la obra Medea llama por cobrar de Peky Andino Moscoso
Verónica Peñafiel A.
[email protected] Ángel de luz soy Rosa de los Vientos María Colombia Castillo Abandonado soy Cruel Destino, Pequeña Ciudadana, Collar de Lágrimas, Negra del alma, soy, Somos
Dice Medea en la obra de teatro Medea llama por cobrar de Peky Andino-Moscoso. La anécdota que se narra es la de Medea, virgen ecuatoriana de palo hecha gente, que habla desde un
teléfono en York. Se comunica con Jasón, su príncipe padre, príncipe esposo. Llama para contar cómo le ha ido en la tarea encomendada: encontrar los vellocinos de oro para que Jasón no muera de soledad. Medea cuenta la historia de su creación, cómo era su vida antes de salir del país y el vía crucis (por donde los marinos mayas, Europax, York) hasta encontrar encontrar a los vellocinos. vellocinos. En esta travesía travesía Medea se convierte en humana, en una ecuatoriana más. Frente a eso me pregunto qué imagen, representación, de se andino dibuja Peky Andino Moscoso en la obra antes mencionada. En el presente trabajo hago un análisis de los principales elementos que he encontrado en el texto que pueden ayudar a ver cómo se construye la imagen del ser andino. Me interesa verlo como ser y no solamente como mujer a Medea porque, en primer lugar, ella resume en si a un nosotros y en
segundo lugar porque la mayor parte de veces se está hablando de una realidad del migrante en general. Para responder a esta pregunta he ubicado primero los elementos que más me han llamado la atención. De ésta búsqueda he encontrado que Andino construye una representación heterogénea, contradictoria. No es una imagen única, es fragmentada, llena de opuestos. Peky Andino presenta un mundo fraccionado, una desarmonía. Por esta razón creo que es pertinente hablar en este texto de una heterogeneidad contradictoria. Voy a enumerar esos elementos:
1.- En todo el texto habla en primera persona y alterna en más de una ocasión al nosotros. De hecho el texto empieza así: ¿Aló! ¿Jasón? Soy la maga, la churona, la dolorosa, la santa. Es decir soy un nosotros. Así como abre con un yo que es un nosotros, cierra con un nosotros que es un yo: De ti nacimos y a ti nunca volveremos, padre, marido, príncipe, país de barro.
Para el montaje María Beatriz Vergara hizo un estudio de la fisionomía tanto de representaciones iconográficas como de distintas mujeres en diversos espacios en Quito. De cada una de ellas tomó elementos que le permitieron ir armando al personaje de Medea.
2.- Puedo ver una estrecha relación del ser con su geografía, como el espacio que lo define y lo identifica. Medea es mama porque viene de la misma tierra a donde no pertenece y a donde no volverá. Allí me encontraron tus hijos de la cordillera. Creyeron que mama de ellos era porque venía de la misma tierra en donde les siembran, en donde crecen y a donde regresan cuando mueren.
Medea se reconoce en un aquí y en un allá. Se sabe por un lado la peor de las hijas y por otro que es algo o alguien aquí, allá un fantasma: (…) soy la parte más oscura de tu soledad, Tu peor hija. Tu esposa de palo. Tu incesto más inútil. (…) Porque aquí soy un fantasma anónimo, no como allá, el combustible de tu hoguera
bárbara.
Y a pesar de eso le responde a Jasón: ¡No! No voy a volver. Vuelven los que pertenecen a algo o alguien. Yo salí de tu barriga que no es otra cosa que una línea imaginaria.
3.- En la creación misma de Medea puedo encontrar elementos que caracterizan a la virgen, en tanto metáfora de la mujer andina, creada en la obra. De madera de ataúd me hiciste, convencido de que creabas una muñeca de magia negra. Más que rostro me diste una actitud de angustia permanente, un cuerpo relleno de viento, dos manos pálidas, las piernas de palo y cubriste mis pies con serpientes. (…) Y yo, mama de palo, corazón de cuchara, ojeras de virgen, (…)
La virgen hecha de madera, pero madera de ataúd relacionada con la muerte y con la morada, la última. Morada relacionada con el más allá y con poderes especiales. La angustia presente en el rostro, las manos pálidas y las piernas de palo como la capacidad de ver y no poder hacer. El viento como el vacío. Las serpientes en los pies, alusión a la iconografía religiosa de la tentación, no es una, son varias, que no son pisadas, cubren los pies. Mama de palo, corazón de cuchara: quien se da de comer, ojeras de virgen: la que se desvela. Andino representa aquí a la mujer como un ser que puede portar magia negra al a vez que vive en una angustia permanente. Es como un ser inasible para Jasón, es el Otro de Jasón . Un Otro que no lo va a salvar de la tentación, sino que está más bien cubierta por ella. En contraste, para si misma es la madre que cuida, que da de comer. No voy a profundizar el tema de la representación de la mujer en el
texto porque esto me desviaría de la línea que me he trazado en el presente trabajo. 4.- Medea no es un ser estático, se transforma: sale del país para cumplir un encargo: encontrar los vellocinos de oro y traerlos de regreso. En la búsqueda se convierte en humana. (…) sin esperarlo me había transformado en una ecuatoriana de carne y movimiento, mi príncipe amado.
Se reconoce ahora en la carne y el movimiento, movimiento que le lleva al hacer, a un hacer lo que fuera necesario frente al vacío del viento y a sus manos pálidas de antes. En batanes de la Séptima Avenida hilé con tus hijos desde la salida del sol de hielo. Corté, pegué, tinturé los trajes de Penélope, sin quejas, sin gree n cards, sin palabras, sin overtimes.
Una característica importante en esta transformación es la memoria, no es que no la tenga, está congelada. En aquellos días aprendí de tus hijos la importancia de congelar la memoria para sobrevivir.
5.- El texto narra un momento crucial en el que se puede ver esta representación encontrada, chocada. Se narra una fiesta en York. En una primera instancia describe una ceremonia ritual, como si ancestral fuera. Comienzan por bendecir a los roedores rituales, que crecieron e ingresaron como ellos, sin permisos. Luego describe una guerra, entre bárbaros, salvajes. Mientras los roedores con el hocico abierto dan vueltas lentas sobre el fuego, entierran postes, tienden redes, delimitan con cal los campos de guerra, se ponen trajes numerados y zapatos de asalto, se dividen por bandos de once y de tres, maquillan a las niñas de senos tiernos, las cubren de flores, de bandas, las ponen a la cabeza de las tropas y desfilan enseñándolas (…) sueltan esferas de caucho por los campos para que empiecen las batallas de noventa minutos reglamentarios y las de quince minutos por bando.
Marca un momento de quiebre, el momento de la ceremonia verdadera la ceremonia de repartir tu sangre embotellada, la de abrir la memoria y dejarla regar con el líquido de 80 grados, la ceremonia de embellecerse para recordarte.
Luego, el momento opuesto al anterior, el verdadero, la catarsis, como si éstos fueran seres hechos por capas diversas, poco homogéneas, sin sentido ni orden alguno.: hay que llegar a la catarsis para saber quiénes son realmente, somos. La única forma de sacar esas capas, de llegar a la catarsis, es a través del alcohol. Alcohol que es sustancial al ser de esta tierra. Viene en el vientre. Es en este momento, y en el caso del texto, en este párrafo, en el que se reconocen entre si. Se les descongela la memoria y hablan de lo que realmente son. Yo soy hijo de príncipe Jasón, yo tan. De Tagcunga, de Jambato, del Yanuncay soy, somos. De Guayas y Quil, de Loxa, de Kito con k, somos, soy. Dueño de fotos, de humo, de nada era, soy. Número de cédula nomás, nombre en padrón electoral fui, soy. Sufrí, sufro las marcas de mi mixtura. Democracia cristiana, democracia de mierda me castró los sueños, me desempleó, me desapareció, me desaparece. Torturado fui en colegios fiscales, en oficinas del sic, en juntas bancarias, torturado soy. En nombre del padre enseñé mentiras alfabetizadotas a los abuelos, vendí enciclopedias y maté piruanos en la frontera, matamos. Empleo fijo, respeto, esperanza no tuve, no tengo. Mujer mía, marido mío, guaguas míos, nuestros, dejé, dejo, en parroquia volcánica, en recinto marino en caserío de selva. Por ellos embarqué, embarco en submarino, en mosca de plata, Por ellos me ofrecí, me ofrezco, como tributo de carne, de huesos, de pena, a las maquinarias del imperio. Por ellos, nunca por mí. Curas enseñaron que pecado era cuidar de mí. Pastores predestinaron que yo era, que soy animal de sacrificio para que guaguas, para que mujer, para que marido tengan lo que yo nunca tuve: futuro. (…) De nací y a ti volveré, vuelvo, alcohólico vientre amado.1
Este párrafo resume la imagen que Andino construye de ese ser andino que vive en el autoexilio. Es importante recalcar que el texto está atravesado por un tono irónico con el que el autor relaciona contrarios y resalta las contradicciones. Es un texto lleno de metáforas que no permite descansar al lector o lectora, “cuya evidente multiplicidad genera una copiosa, profunda y turbadora conflictividad”2 Es evidente en este texto que se está construyendo una “realidad hecha de fisuras y superposiciones, que acumula varios tiempos en un tiempo”3, varias voces en una voz. Se resalta lo que 1
Los subrayados son míos Antonio Cornejo Polar, “Mestizaje, transculturación, heterogeneidad”, en Memorias de Jalla, Tucumán, 1995, Vol I, p 270 3 Antonio Cornejo Polar citado en Poupeney Hart, Catherine, “`Mestizaje, transculturación, heterogeneidad´ de Antonio Cornejo Polar. Apuntes para un debate”, en Memorias de Jalla, Tucumán, 2
acabo de decir en el montaje. Este texto es dicho en el monólogo a dos voces: Medea y una voz en off que dice los textos subrayados.
En el montaje de Medea llama por cobrar la actriz resuelve todos los espacios que crea desde un banco del cual no se para sino hasta el final, cuando comunica a Jasón que no regresará. Podría leer este hecho como una metáfora por contradicción de la situación de los migrantes. Describe, sin ponerse de pie siquiera, el largo vía crucis de este personaje, permite sentir al espectador y espectadora el cansancio de alguien que probablemente no se sienta sino hasta llegar a una cama caliente para dormir las 8 horas que le tocan y seguir en el trajín diario. María Beatriz Vergara conserva su lugar de actuación mientras que Medea busca uno al que pertenecer. Peky Andino escribe el texto a partir de una noticia. Latacungueño de nacimiento, vivió los años anteriores a escribir esta obra en Quito. Ha escrito, antes que Medea, Kito con k, Edipo y su señora mamacita, Ulises y la máquina de perdices, entre otras. Es el culpable de muchas de las letras
de Sal y Mileto. “A mí, realmente el tema de la migración no me importaba, no me importa, me importó el tema como una posibilidad de hablar desde un personaje enfrentado al poder.” Dice Andino en la revista el Apuntador, número 1 de noviembre del 2004. Antonio Cornejo Polar plantea como hipótesis primaria que el discurso del migrante es un discurso decentrado, un discurso doble o múltiplemente centrado. En Medea llama por cobrar podemos encontrar esta multiplicidad de lugares de enunciación. No es un lugar decentrado simplemente, porque esto significaría que existe algún referente del que decentrarse. Son varios lugares que no tienen una jerarquía entre si. Me pregunto si esta multiplicidad de lugares de enunciación sin jerarquías provoca 1995, Vol I, p 274
más bien la inexistencia del lugar de enunciación. Diría que el migrante más que hablar desde un decentramiento habla desde un multicentramiento, multicentramiento como la condición en la que no existe un punto de referencia local del discurso. Puedo decir también que este multicentramiento implica la utilización de varias matrices de conocimiento. Abrir la posibilidad de que el lugar de locución del migrante sea múltiple me parece valioso. Es una múltiple locación que no tiene ninguno fijo y que, en realidad ninguno le pertenece aunque de todos se apropie en parte. Las consecuencias de este multicentramiento primero puede ser una relativización del discurso, todo puede estar permitido. Una situación semejante también es una forma de mirar un tránsito, un movimiento eterno que no puede parar. Un elemento en el que se puede ver las consecuencias de este multicentramiento es el lenguaje. Si bien está escrito en el español que se habla en la sierra del Ecuador éste ha permitido que se mantengan en él arcaísmos (do ) así como permite con igual permeabilidad que entren palabras en inglés sin ningún tipo de filtro. Otra característica interesante del texto es la constante evocación al movimiento a través de las imágenes y de los verbos que utiliza. En estas evocaciones se puede distinguir los diferentes momentos que vive Medea en la migración, entendida esta como un proceso y no como un estado. Todos los mares conducen a York. Y los recuerdos a ninguna parte. Todos los aviones conducen a York y la memoria solo a ti, mi feo Ecuador. Los doce trabajos conducen a los exteriores de York y sus trenes ya no me conducían a ningu na parte. Todos los trenes conducen a la Ciudad de los Vellocinos y la nostalgia a ninguna parte. Todos los destierros conducen a los vellocinos, pero su búsqueda borra los caminos de regreso. Todos los trenes de York conducen al final. Y el último que pasa por esta estación tiene un vagón con mi nombre y con los nombres de tus vellocinos.
Del tema de la migración más que de la representación del migrante se hubiera podido hacer
una lectura desde las Zonas de Contacto planteadas por Mary Luise Pratt. Esta categoría aporta elementos como las desigualdades drásticas de las relaciones sociales, la multiplicidad de códigos y la diversidad de sistemas de significado que ha sido topados tangencialmente en el presente trabajo. He considerado que para revisar las representaciones sobre el ser andino la categoría de heterogeneidad es mucho más útil. Creo que un trabajo sobre la migración como zona de contacto sería un complemento importante a la reflexión que acabo de hacer.
BIBLIOGRAFÍA
Andino, Peky, Medea llama por cobrar , Tribal Editores, Quito, 2005. Cornejo Polar, Antonio, “Una heterogeneidad no dialéctica, Sujeto y discurso migrantes en el Perú moderno” en Revista Iberoamericana Vol. LXII, n. 179-177, julio-diciembre, 1996. McDowell, Linda, Género, identidad y lugar: un estudio de las geografías femeninas, Ediciones Cátedra, España, 2000 Memorias de Jalla, Tucumán, 1995, Vol I