Reflexiones de La Obra Sangre de Campeon

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Los errores cuestan, al incurrir en alguno, debemos aceptar su resultado y reflexionar mientras pagamos el precio.

Jamás desees el mal, pues cada pensamiento es como un bumerán que siempre regresara para golpearte.

Jamás cientas celos de tu hermano. Amalo, ayúdalo. Si algún día tienes riqueza y el no, compártesela. Tiéndele la mano.

Tu tienes ahorros de autoestima. Cada vez que emprendes una actividad, apuestas parte de tus ahorros. Si todo sale bien, ganas autoestima; si te va mal, pierdes la que apostaste.

Elimina de tu vocabulario la frase “no puedo”. Cuando estés a punto de decirla, cámbiala por “volveré a intentarlo” o “tengo que lograrlo”

Es fácil decir mentiras. Muchos lo hacemos pensando que nos evitaremos problemas, pero es exactamente lo contrario.

Ayuda a tu madre en sus labores; se un hijo que resuelva problemas, en vez de causarlos.

Sonríe con frecuencia, entusiásmate con las pruebas y las tareas. Conviértete cada instante en un alegre reto.

Cuando eres honesto, ganas pocas veces porque compites contra demasiados tramposos, pero no te obsesiones con la idea de obtener todos los premios. Esmérate siempre y colecciona alegrías por haber hecho lo correcto.

Un verdadero campeón sabe dar las gracias a quienes lo ayudaron a triunfar, pero también apoya a otros para que triunfen, sin esperar que le den las gracias.

Tienen poderes extraordinarios, si, pero no provienen de ustedes sino de la sangre que el creador ha dado, para regalarles vida.

Un campeón no se queda con los sueños en la mente. Actúa y los convierte en realidad.