20 obras literarias resumidas de guatemalaDescripción completa
100 Proverbs by the great medieval missionary-mystic, Ramon Llull, on the names and qualities of God.
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Obras de Ramón Rocha Monrroy con biografía y dibujoFull description
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Descripción: El Libro Del Amigo y Del Amado - Ramon Llull
Cuadro comparativo de las corrientes Literarias.
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Teoría sobre figuras literarias
Descripción: Literatura
RAMON
. . . . . . BRAS
LLULL
ITERARlAS
BIBLIOTECA DE
/\UTORES CRISTIANOS •
BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIO!' DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SA LAMAJ' CA
LA COMISIÓN DE DICHA PONTIFICLA UNIVERSIDAD ENCARGADA DE LA INM EDIATA RELACIÓN CON LA B. A. C., ESTA INTEGRADA EN EL A~O '1948 POR LOS SE~ORES SIG UIENTES :
Excmo . y VIEJO, O. •
V I CE PR E!> / /""
Rvdmo . Sr. Dr.
Fr.
FRANCISCO BARBADO
P., Obispo de Salamanca y Gran Canciller de la Pontificia Universidad. • /f
Ilmo . Sr.
DOl'rlÍNGUEZ,
Dr'.
LORENZO MIGUÉLEZ
Rector Magnífico .
•
Sr. Decano de la Facultad de Sagradas Escrituras, M. R. P. ALBERTO COLUNGA, O. P.; Sr. Decano de la Facultad de Teol ogía, M . 1. Sr. Dr. GREGORIO ALASTRUEY; Sr. Decano de la Facultad de Filosofía, R. P. Dr. Fr. JESÚS VALBUENA, O. P.; Sr . Decano de la Facultad de Derecho, R. P. Dr. Fr . SABINO ALONSO, O. P.; Sr . Decano de la Facultad de Historia, R. P. Dr. RICARDO GARCÍA VILLOSLADA, S. 1.
V OCAl. f . ... :
.
~ [UU.HRIO :
i\1. 1. Sr. Dr. LORENZO TURRAPO, P,o leso, ,
LA ED ITORIAL CATU LI CA S . A . ÑIADRID,
MCMXLVIII
A/'\RfHlO 400
•
RAMON
Li br o de
LLULL
e a b a 11 e rí a .--
B1a,n q u e r na.
F él i x. -- P oe s í a s . EDlCION PREP>ARADA Y A\NOTAD A POR L OS PADRES
Pr6logo .............. Parte 1. Del pnnClplO de la Caballería ... ... . .. . Parte n.-Del ofiCIO que pertenece al caballero . ... . .... . .. Parte ID.-Del examen del escudero que quiere entrar en la Orden de Caballería .. ............ . . .... . ........ . Parte IV -Del modo con que el escudero debe reCIbIr la C,,ooJlerfa . .. .. . ..... ............... .. . .. . ... . ...... . Parte V.-De la signIficaCIón de las armas del caballero . Parte VI. ne las costumbres que pertenecen al caballero .. Parte VIT.-De la honra que se debe hacer al caballero ..... oo • • • • • • •
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lO<) II2 121 126 • 129
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LIBRO DE EVAST y BLANQUERNA INTRODUCCIÓN AL .BUNQUERNAn
Pr6logo .
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EMPliEZA EL LIBRO l. QUE TRATA DEL ESTADO MATRIMONIAL •
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Capítulo I Del matrImonio de Evast y Aloma ... Capítulo 11 - Del nacimIento y buena educación de Blanquerna Capítulo llI. De la cuestión que propuso Evast a su hIJO Blanquerna ..
..... ..
...
.......
. . . . ..... .. , ..... . Capítulo IV. De la contienda que hubo entre Evast y Aloma Capítulo V. Cómo Evast y Aloma determmaron dar el mando
de la casa a su hijo Blanquerna .. ... . . .. ....... .. . Capítulo VI. De cómo tentó a Blanquerna una doncella por nombre Cana .... .. . ... ....... ..... .. .. ......... ......... ... Capítulo VII De cómo Eivast y Aloma acompañaron a su hijo Blanquerna. .... . .. .. ... .... .. . ........
176 18!
186
• INIJIICE GENERAL
VI
Págs .
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Capítulo VIII. De la despedida •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• Capítulo IX. Del modo con que Evast y Aloma arreglaxon su
X.-.Del hospital .. . .... . • • • • XI. De la gula .:.. .. ..... .. • • • Xll. De la torpeza. •• ••• • Xur.-De la avaricia.. .. .. .. • • • XIV. De la soberbia ..... .. .. . .. XV. -De la pereza ... ... . ... . ... XVI. -De la envidia .. . • •• • XVll. De la ira . ... .... ... •. • •• • XVIII.-De la vanagloria . . •
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EMPIEZA EL LIBRO ll, QUE TRATA DEL ESTADO RELIGIOSO PARTE 1
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Capítulo XIX.-De la contienda que medió entre Cana y Anastasia ...... .............. . . ............ oo...... . . . .. .... . Capitulo XX. -Dícese en qué manera Cana entró en rehglón. Capítulo XXI.-.De cómo Cana fué elegida sacristana Capítulo XXIl.~De la muerte de la abadesa Capítulo XXIII.-De consolación ....... Capítulo XXIV. FU qué manera Cana fué elegida abadesa Capítulo XXV De cómo la a:badesa Cana ordenó acerca de . los ClDCO sentIdos corporales, y primeramente del oído . Capítulo XXVI. -De la vista .... . Capítulo :X:XVU -Del olfato .... . Capítulo XXVIll -Del gusto .. . • .. Capítulo XXIX.-Del sentIr .. . ... . . . Capítulo XXX.-De las sIete VIrtudes, y primeramente de la fe Capítulo XXXI.-De la esperanza . Capítulo XXXII. De la caridad . . . Capítulo xxxrll. De la justicia . . . .. • Capítulo XXXrv.-De la .prudencia . .. • Capítulo XXXV De la fortaleza . . . Capítulo XXXVI.-De la templanza ..... . .. Capítulo XXXVII De la memoria. .., • • ,. Capítulo XXXVIII. Del entendimIento Capítulo XXXIX.-
...................
XLII -.De los diez mandamIentos XIJIL -De la fe y la verdad XLIV.-.Del entendimiento .. • XLV. De la devoción ..... . . XLVI. -De la dIligencia .. • XLVll.-De los agueros .. oO.
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VII
INDICE GENERAL
Págs. Capítulo XLVIII. Del valor .... ..... .. .. .. . . • • • • 276 , Capítulo XLrx. De la consolación ...... . . . . 281 • • •• • Capí~lo L. ,De la fortaleza .............. . ... . 286 •• • • • • Calpítulo LI. De la tentación .... .•.... . .... .. •• •• • 289 Capítulo LII.-De la penitencia ..... ....... . .. . • • 293 Capítulo 1.111. De la perseverancia .... .. • •• 300 Capítulo LIV. De la obediencia ...... _ .................... . •• ••• • •• 30 2 Ca.pitulo LV. .D el con.se:jo ...................................... . . . .¡ 3°5 Capítulo LVI. De la ordenación de los estudios ..... . . 3°7 Capítulo LVII. De la vanagloria . .. ...... .. . ..... . .. .... . 3I I Capítulo L VlII.--J)e la acusaci6n .. oo... ..•... ............. ..•..... . . . 31 4 Capítulo Lrx. Cómo Blanquerna. toé elegido sacristán ... . .. 31 9 Capítulo I X Cómo Blanquerne toé elegido abad .... . .......... . 322 Capítulo IXI.-Que trata de la manera en que el abad 'Blanquema hizo el libro de cAve Maria» .. .... . .. , .... 32 7 Capitulo LXII. De &Gratia plena» ..... ........ .... . . . 331 Capitulo 1 XIII.-De «Dominus tecum» ....... ........... ... . . 336 Capítulo LXIV. De .Benedicta tu in mulieribus. ...... . ..•. 339 Capítulo IXV. De cBenedictus fructus ventris tui» . 344 Calpítulo l.XVI. De .sancta Maria ora pro nobis» ...... 347 eiMPIEZA El. LIBRO
m,
QUE TRATA DE PREI.ACLA
Capítulo LXVII. Cómo el abad Blanquerna toé elegido obispo. Capítulo I.XV!II. De qué manera el obispo Blanqt.erna orden6 su obispado ... Capitulo IXrx. De la pobreza .......... ... .. .. .. . ... . . .. . . Capítulo LXX. De la mansedumbre. Capítulo LXXI. Del llanto .......... ......... . . . . . ..... .. Capitulo LXXII. De la aflicción ........ . . ......... . Capítulo LXXIII. De la misericordia.. .. . .. . ..... . Capítulo LXXIV.-J)e la limpieza ........ • • Capítulo LXXV lOe la paz .......... ........ .. . . .. .. .. .. . • • Capítulo IXXVI. De la persecución ..... .. Calpítulo LXXVrr.-De «quolibet. .. .......... ............... . .... .. oo. oo, • • • • • • • • • • • •
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EMPIEZoA. EL LIBRO IV, QUE TRATA DEL ESTADO AP05TOLlOO Capítulo LXXVIII. De qué manera el obispo Blanquerna toé elegido Papa ........... ... , .......................... .. ............. _ ........ Capitulo LXXIX. De las ordenanzas que el Papa Blanquerna hizo en su eGrte .. ......................................... ... .. . . Capítulo LXXX. De .Gloria in excelsis Deo» ............... .. Capítulo LXXXI De ocEt in terra pax hominibus bonae va1unta tisJt ... . .... .. . ... ... ... . . . ... ... .. .......... .. .... ... .. . . .. . •• •• Capítulo rXXXII. De .Laudamus te» ..... . . Capítulo. De cBenedicimus te» ..... . Capítulo LXXXIV. iDe «Adoramus te» ........ . . Capítulo LXXXV. ·De «Glorifica mus te» .. ... . ............... . Capítulo LXXXVI. De .Gratias agimu6 tlbl propter magnam . g loriam tuam» .... . . . .......................... . . . .. .... , . · ~
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411 418 42 3 42 9
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VIII
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INDICE GENERAL
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Págs, Ca,pítulo LXXXVII De ,Domine Deus rex caelestls, Deus Pater ommpotens. "'''''' . . .... . .. , . Capítulo IXXXVm, De .Domine Flli unigenite, lesu <:iJJrlstelt
....
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442 445
Capítulo LXXXIX - De .DomIne Deus Agnus Del, FlllUs Patris» .
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Capítulo XC.--.De .QUI tolhs peccata mundi, miserere nobls'¡ Capítulo XCI -De eQui tolhs peccata mundi, suscipe deprecationem nostramo .. , , ..... ",.., Capítulo XCII, De UQUI sedes ad dexteram Patns, nuserere n~bls» .. Capitulo XCIII. De .Quomam tu 'Solus sanctus. " ,. Capítulo XCIV, De .Tu solus DomInus» . , , .. . Capítulo XCV,-De .Tu solus altlssimus, lesu Cbtiste, cum Sancto Spmtu In gloria Dei Patris, Amen» , , EMPIEZA El. LIBRO V, DE VIDA EREMITICA , too.
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Ca.pltulo XCVI,-pe c6mo el Papa Blanquerna renunció al • pontl.ficado Capítulo XCVII,-De c6mo Blanquerna se despidl6 del Papa y de los cardenales ." .. .. Capítulo XCVIII De la VIda que Blanquerna hacía en su el mita ~. Capitulo XCIX.-De la manera como Blanquerna ermItaño compuso el .Lihro del Amigo y del Amado» ,. oo'
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.~l\L>\DO.
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DEL .LIBRO DEL AMIGO Y DEI. Del pr610go . ... .., . [Empiezan las metáforas morales]
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EMPIEZA EL .ARTE DE CONTEM.PL.\CION. Pr610go .. . .. , . . . Capítulo l.-Del modo con que Blanquerna contemplaba las virtudes de Dios , Capítulo n. De la manera en que Blanquerna contempl aba, • , de tres en tres, las virtudes de DIos. . , Capítulo !II -De la esencia . , . Capitulo IV.-De la unidad .. , Capítulo V -De la trinidad , , Capítulo VI. De la encarnaci6n .. • Capítulo- VII ¡Oel «Pater noster» , , . Capítulo VIn -Del .Ave Maria..." " Capítulo IX -De los mandamientos oo . . . . . ..,.oo.oooo Capítulo X -Del .Miserere . mel Deus» . . ....". Capítulo XI.-'De los si1;te sacramentos de la santa IgleSIa .. , Capítulo XII -De las vIrtudes. " .. ,' . . . Capitulo XIII De 10< vicIos.. '"'' . .. , , Capítulo XIV -Del fin del libro.. oo
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52 5 529 533 537 54 0 544
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ÍNDlCE GENERAL
IX
Págs
I VersÍj:u10s sobrantes de la edici6n castellana .. n. Capítulo CXV. De la pasi6n de Jesucristo, Salvador nuestro, y cómo Blanquerna la contemplaba, después dé· la Santa Trimdad y Encarnaci6n, con las tres potencias de su alma, por los actos de cada una de las virtudes y dlgmdades diVInas, aquí expresadas .. .............. .....•....
APÉNDICE ApÉNDICE
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FELIX ,O MARAVILLAS DEL MUNDO INTRODUCCIÓN . Pr610go ...... ., ...
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LIBRO I. DE DIOS Capítulo I En que se manifiesta que hay Dios Capítulo n -Qué es Dios .......... ..... . ....... . •••• • Calpítulo In. De la unidad de DIOS '" .. .. .. • Calpítulo IV. De la trImdad de DIos.. .. .. .. .. • • Capítulo V. D6nde está Dios .... ......... . . . • Capítulo VI.-De la' creaci6n del mundo . .... . ..... ... , Capítulo VIT. De la encarnaci6n del Hijo de Dios en nuestra Señora la Virgen María ............. .... ......... .. . Capítulo VIll.-J)e la santa pasi6n de nuestro Señor Jesucristo Capítulo IX. Del pecado original ............................. : .... .. Capítulo X.-J)e María SantíSima, nuestra Señora . . Ca pítulo XI -De los profetas ..............., ....... 0' ..... ... .. .. Capítulo XII -De los apóstoles .. ... . . . . . . . ..
• •
XIII SI hayo no ángeles .. • • • XIV.-Qué es ángel •• • ••••• • • .. • .. XV. Del entendimiento del ángel XVI. Del modo de hablar 10~ ángeles LLBRO III
625 62 7
63 0 640 645 647 65 0 ' 654
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666
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DE LOS CIELOS
Capítulo XVII.-Del cielo empíTeo . .. Capítulo XVIII. ,pel firmamento. .. . UBRO IV
610 61 4 61 7
•
LIBRO II -DE LOS ANGEl .ES Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo
606
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•
" •
DE LOS ElJEMP:N1t>S
Capítulo XIX. De la IIlmplicidad y composici6n de los eJemen tos ... .. . ...... " . . . .. . .... " '" . .. .... .. . • • • • • •• • • • Capítulo XX De la generaci6n y corrupcl6n de los elementos Capítulo XXI. Del mOVimIento de los elementos . .. , Capítulo XXII Del relámpago .,. .... .. . ..... . . Capítulo XXIII. Del trueno ............ . ........ . • • Capítulo XXIV. De las nubes ....... ...... '" .. . Capítulo XXV. De la lluvia ........... .... ... . ... .. •
677 67 8
67<}
681 68z
683 6&¡.
•
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ÍNDICE GENERAL
Págs, Capitulo XXVI. De la nieve y del hIelo . .• . .... . Capítulo XXVII. De los vientos ..... .... . ,,. .. ...... Capítulo XXVill.-Del tiempo .. ~itulo XXIX.-De la batalla que se hizo delante de los [dos] hijos del rey .................. ~. . ... . .. .. . .., oo' 0 0 ' Oo. oo • • , . oo, oo • • , . . . . . . . . . • • • • • • •
•
686 687 688 6<}1
LIBRO V.-DE LAS PLANTAS ~itulo
XXX.-De la generación de las plantas ' Capitulo XXXI.-De la corrupción de los árboles . . Capítulo XXX'I1 De la virtud de las plantas ...... LIBRO VI.
6<)6 6gB 701
•
DE LOS MEtALES ,
Capitulo Capitulo y la Capítulo Capítulo
XXXIII.-De la generación de los metales ...... .., XXXIV.-De la cuestión que hubo entre el hlerro • plata .......................... • • • • XXXV. Del imán y del hierro .. • • • • XXXVI.-De la alquimia ......... . • • oo • • • • • • • • • • • • • • , .
LIBRO VII -DE LOS
714
•
•
Capítulo XXXVII.-x. De la elección del rey . , Capitulo XXXVIII.-a. Del consejo del r:ey ........ ...... .. ..... Capítulo XXXIX.-3'. De la traiciÓn que la Zorra quiso hacer al rey .....................................................................•...... " Capítulo XI..-4. De cómo la Zorra fué elegido portero del rey . ......... ~. Capítulo XLI.-5. De los embajadores que el León enVIó al rey de los hombres ~ítulo XIJI -ó De la batalla que hubo entre el Leopardo y la Onza ......... 0. 0..........••........... 0.. 0........ . • Capítulo XLIII -7. De la muerte de la Zorra . . • oo • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • , oo • • • • • • • • • • • • 'o ••••••
(Pr6logo] .... ......................................... . . . -Qrpítulo XTJV.-Qué es el hombre ........ . ........ .... . Capitulo XI.V.-De qué es el hombre ..................... ..... Capítulo XI.VI.~or qu~ o para qué es el hombre... .., Capitulo XLVII -Por qu~ vive el hombre ................. ... Capitulo XI.Vm. P&r qué ama y desea el hombre tener hijos Capítulo XLIX. .Por qu~ causa el hombre está sano y en-
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............................................
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753 758 761 762 764 766
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Capitulo L.~or qu~ el hombre envejece.. . • . . . Capítulo LI. Por qué muere el hombre ............. .. ..... . .. Capítulo LII -Por qué ama el hombre los deleites de este mundo ., Capítulo IJII. Del placer que el hombre tiene en memorar. Capítulo L1V. Del placer que el hombre tiene en entender . Capítulo LV.
0
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771
773 775 775 777 779
fNDICE GENERAJ.
XI
Págs
Capítulo LVI. Del placer que el hombre tiene por el sentido de la VIsta •. , ...... 782 Capítulo LVII. Por qué el hombre tiene placer en oír ... ... . 784 CapítUlo LVIII. Por qué el hombre tiene placer en oler ... 787 Capítulo LIX. Por qué el hombre tiene placer en gustar .. . 7&} Capitulo LX.--.Por qué tiene el hombre placer en tocar ..... oo . 792 Capítulo LXI. Por qué es el ·h ombre bueno y por qué malo 795 Capítulo 1 XII. De la vidJ¡ a'ltiva Y de la VIda contemplativa 799 Cápítulo LXIII.--De la fe y falta. de ' fe ..... oo........ ............ . 802 Capítulo LXIV.-.I>e la esperanza y desesperacl6n . 80S Capítulo IXV. De la caridad y la crueldad . 80 9 Capítulo IXVI.-De la justicia e injusticia .......... . 812 Capítulo LXVII. De la 5aJbiduría y de la ignorancIa 81 5 Capítulo LXVIII. De la potencia e impotenCIa .. , • 81 9 • Capítulo LXIX. De la templanza y de la gula .. . 823 • Capítulo LXX. De la liberalidad y de la avariCIa . . 825 Capitulo IXXI --De la castidad y de la lujuria. .. 82 9 Capítulo, LXXII. De la diligencia y acidia ...... .. 833 . • Capítulo LXXIII. De la humildad y de la soberbia _ . , .. 836 Capítulo LXXIV. De la continencia y de la envidia . . . . 840 Capítulo LXXV --De la paciencia y de la ira .. .. ........ . .. .. B44 Capítulo LXXVI. De la bienaventuranZil y malaventuranza o de la felicidad e infelicidad .................... ............ . 846 Capítulo IXXVII -De la lealtad y deslealtad ...... . . 849 Ca¡pítnlo LXXVm.--De la l:ortesía y descortesía . . 852 Capítulo LXXIX. De la verdad y de la falsedad ... . 855 Capítulo LXXX. Del mérito y de la culpa .......... . 860 Capítulo LXXXI. De la obediencia y desobediencia 862 Capítulo LXXXII De la ordenaci6n e inordinaci6n . 86 7 Capítulo LXXXIII. De la riqueza y de la pobreza 87 0 Capítulo LXXXIV. De la libertad y 5eI'Vitud ..... . 873 Capítulo LXXXV. De la simIlitud y disimilitud . 877 Capítulo LXXXVI. De la alabanza y vituperio .. ... . 880 Capítulo LXXXVII. De la perfecci6n e Imperfecci6n . 883 • Capítulo LXXXVIII. De la nobleza y de la vileza .. 886 Capítnlo LXXXIX. Del crecer y menguar ........ . 88<) Capítulo Xc. De la ganancIa y de la pérdida .. .. &}2 Capítulo XCI. Del ardimiento y de la cobardía . .. &}5 Ca pítll'lo XCII. Del honor y deshonor ..... . ........ .. 900 Capítulo XCIII.--De la hermosura y de la fealdad ... 903 Capítulo XCIV. .Del consuelo y desconsuelo ........ .. 907 Capítulo XCV. De la alegría y de la tristeza .............. . 910 Capítulo XCVI Ue la concordancia y de la contrariedad 91 4 Capítulo XCVII. Del principio y del ' fin .. . .. .. . .. 9 16 Capítulo XCVIII De la grandeza y de la pequeñel . 920 Capítulo XCIX. .De la costumbre y de su privacl6n . • 92 4 Capítulo C. De la predestinaci6n y del libre albedrío 92 7 Capítulo Cl De la abstinencia . • " oo 932 Capítulo CII. De la conciencia . oo..... . oo 934 Capítulo cm. De la confesi6n . . .... ..... ...... . • 938 Capítulo CIV.-De la Penitencia. . .... . . 941 Capftulo ev. De la oraci6n ............. ........ . .... 944 0
CVI -De la limosna ...... . .. • • • CVn.-De la Intenci6n . . • • • cVln.-De la tentaci6n . . . • . .. . . o... . CIX .. De la vanagloria .. . ...... . · . - .. .., .. ex. De edificar .... ...... ........ . . ..... • • • .. CXI. Del régimen. .. ..... . • •• • • CXn.-De la eleccl6n ........ . • • • • eXIII.-De! pecado.. ... .. • • • CXIV. De la resUll'ecCI6n . • • • CXV De los milagros ' •
94 8
95 1 954
957
!PI !P3
97 2 975 •
LIBRO rx.-DEL PA..RAISO
•
C&pítulo CXVI. Comienza el hbro IX, que es de! paraíso, y primeramertte de la gloria de los ángeles . ..... . ........... Capítulo CXVII. ·De la gloria que las alm'as de los hombres tienen en el paraíso ......... ... . . . . . .... . ." Calpftulo CXVIn.-De la gloria que el . cuerpo del hombre tendrá en el paraíso . ..oo. ..... .... ......
9í9
g82 g85
LIBRO X -DEL INFIERNO Capítulo CXlX.-Comienza 'el hbro X, que es del infierno, y pnmeramente de la pena de los malos espín tus . . . Capítulo CXX. 'D e la pena que padecen las almas en el infIerno ...... ... . . . . . . . . . . . . .. . .... ..... . Del fin del hbro. ...... ....... ... .,. oo.. •• • •••• • . Oel segundo Féhx. . . . . .. .. oo. " .'
991 gg8 OOQ
POESIA INTRODUCCIÓN A LA POEsíA DE RAMÓN LLUI.L
1003
1 Ram6n Llull, poeta franciscano . .. n.-Juglar de nuestro Señor Jesucristo . . . III.-Juglar de nuestra Señora Santa María ..... . . .. IV -Obra poética y obra rimada en Ram6n Llul!. La poesía del «Lhbre del Amic I del Amah . .. . . . .... V.-Poeta escolástico popular oo...... .. _. • ... .. VI -Leves enalogias entre Ramón Llull, AJ¡fonso el SabIO y Dante Ahghien ... " Vn.-Género y ootálogo de las poesía~ de Ram6n Llull .. VIII -Nuestra edición. .. . ... . . . ...
1003
Ion 101 3 101 7 1019
102 4 1027 1030
SE~OR.A
RORAS DE NUESTRA
De la wnfesI6n que el hombre debe hacer a cada una de las horas, allt4ls de -rezarla
DE
MAITINES, y
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PRIMERAME~TE
l.-De Dios uno . n.-De DIOS Padre III.-De DIOS Hijo
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INDICE GENERAL
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IV. Del Espíritu Santo V . De Creador • VI. De Redentor • Vil De GlOrificador oo
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DE PRIMA ,
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PRIMERAMCNl'E
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VIII. De 611 concepción • • • IX. De la n atividad • • .. ... .. . . . .. X . D e le. pasión .... .. .. . ·., . • Ba jó a XI. los lDfJernos • • • XII. De la resurreccI6n • • • • • •• • • • •• • Xln. De l a subida de Jesucri6to al cielo Xrv.-Del día d el JUIcIo ,. ..,... • •• • •
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DE TERCIA,
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PRIMERAMENTE
XV ..!..De la sapienCia • • XVI. Del entenditniento XVII.- Del consejo • • • • XVIII.-De la fortaleza • • • XIX. De la CienCia XX.-De la piedad • • • X:XI.-J)el te mor • ••
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XXII -De XXIII. De XXIV De XXV De XXVI.-J)e XXVII. :De XXVlII.- De
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1045 1045 1047 1047 . 1047 1049 1049
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DE MEDIODÍA,
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I04 I 104 I 1041 1043 1043 1043 1045
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PRIMERAMI:NTE la justiclIl . • la prudenc1a la fortaleza . la templanza la fe . . la esperanza . la candad .
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DE N ONA, y PRIMERAMEN1E
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• XXIX.- De la ave.ncla • XXX.-De la gula XXXI. De la lujun a • XXXII. Del orgullo • • • XXXIII. De la pereza • • XXXIV.-De la enVidia • • • XXXV.-De la Ir a • •• • oo
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DE VÍSPERAS, y PRIMERAMENTE
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XXXVI -Del m atrimonio . '" .. Xx..XVII. Del bautismo . . . .. . . XXX VIII.-De la confirmaCión .. .' .. ... XXXIX.-De1 sacramento de la misa .. Xr..-Del orden .. . . . ..... . XLI. De la penltenc1a " ... .. XLII -De la extremaun ción • oo
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ÍNDICE GENERAL
XIV
,Págs. DE Colll:PLETAS, y PRIMERAMENTE •
XI ,JII. Del recuerdo .. , .. . Xr.IV.-Del entendimiento XLV.-De la voluntad .... . XL\'I De los ángeles .... . XLVII. De la imaginaci6n XLVIII. De los sentidos ... XT.lX.-De la plegaria ... Del fin de este hbro ............ ..
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LLANTO DE LA VIRGEN
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De la pasi6n y desconsuelo que hubo nuestra Señora de su Hijo l.-De c6mo fué vendido' ... • • • •• · 11. De la traici6n .......... .. , . • • III.-Del beso.. . . . ... . IV.-De la señal . • • • • • V.-De la prisIón . • • • VI -Desamparada .. • •• • VIi -Negado ... .. .. • • • • VIII. Con los ojos vendados IX. EscupIdo ....... . .... • X. De las bofetadas . · XI. De los escarnios . ... XII.-Desnudado ...... . • • • XIII.-Atado ............ . • XIV.-Azotado .......... . • · • XV.-De c6mo llev6 la cru¿ • • • XVI. Enclavado .... . • •• • XVII. Coronado ....... .. • • XVlII.--Colgado ..... .... .. .......... . XIX.-Eucomlenda su madre a San Juan XX.---L.e dan de beber o... ........•...... o. ~ X-XI. De la pena que Cristo sentía .... ... . XXII. De la pena que sentía nuestra Señora. .. ........ XXIII.-De c6mo nuestra Señora roga'b a a los ángeles que ayudaran a su Hijo. ..... ...... .. ... XXIV De c6mo Jesucristo encomendó su alma al Padre. XXV.--..De la muerte . . . .......... . ..... XXVI.-Alanceado ............................... ,. .. ... . .. XXVII.-De cómo fué bajado de la cruz .. ..... ... . XXVIII -De cómo la Reina march6se del monumento .. XXIX.-De c6mo la consolaron las tres Marías .... : . XXX. Pe c6mo San Juan consolaba a nuestra Señora XXXI.-Del fin del «Desconsuelo.. .................... .
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EL DESGONSUEIO I al LXIX - .....
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IN DICE DE GRABADOS
Págs. El cara.cterimdo discíPulo de Ramón Llun Tomás le Myésit-r, can6nigo de Arrás, probable auúw de la .Vlda coetánea., acompafi4do del Maestro, presenta sus compendios a la reina de Francia y Navarra (Ms. de Karlsruhe, principios del siglo XIV) • .......
xx
Sepulcro del Beato Ramón LhtU (siglo xv). Basílica de San Francisco, 'Palma de Mallorca ........................ ... . .... .
Basílica y claustro de San Francisco (siglo XIV). Palma de Mallot'ta. ... ,. oo.. ...... . ........ . ... ... .. .. • • • •• • • • • • Ramón Llull
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de penitencia (Ms. de Karlsruhe , prIncipios" del siglo XIV) ........ oo, •••••• , . . . . . . . . oo...
94
El Beato Ramón L/un disputa éon los sarracenos (grabado de 1510) 00...... ., . ........... •.•••••. ... . .....•...•.. 00_
lCl4
El tnarU1lIO del Beato Ramón Llun según un grabado de 1515
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de Randa (grabado de ISIS) .... ... . .... .•.. .... ....
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Portada del .FéUx» de la verstón castellana de 1750, Palma de Mallorca ..... o' • •• • •• •••••••••• . . . . . . . . . •••••••••••••••••• " • •• • ... '" Aula de la extinla Escuela Luliana de Randa, Mallorca (principios del siglo xv) .... o.... ... . ................ ... ......
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El Beato Ramón LZuLZ (a. 16n). BasHica de San Ftanclsco, Palma de Mallorca ..................................... ," . o. ••• 1°3 1
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PROLOGO
GENERAL
ECONOCEMOS que el título OBRAS LITERARIAS bE RAMÓN LLULL que tal era su nombre, y no Lultoresponde a una di'lnsi6n con'Vencional. Ni éstas son puramente ltteralias ni las restantes puramente doctrinales. En Ram6n Llull, el arte y la ctencia se armonizan en uni6n 'Vital, JI si en sus no'Velas asoman sus posicwnes filos6ficas, teol6gicas y cosmo16gtcas, de muchos de sus tratados podríamos ex {raer bellísimas páJ{inas literarias, ricas de me· táfora~ y de cáltdo aliento poético. El criterio, pues, ha tenido que ser esencialmente extrín seco; llamamos obras literarias a las que Ram6n escribi( dentr.:> de un género más proPio de Zas obras de arte, es de cir, no'Vela y poesía rimada. Los diálogos lultanos tanto lo! latmo.~ como los catalanes ,más corresponden a una con· cepci6n apologética y polémica que a una preocupaci6n aro tística, a pesar de ser algunos de ellos el Gentu, la Disputació deIs cinc savis, el Liber de natali pueri Iesu, por ejemPlo bellas muestras de su vi'Vaz fantasía creadora. Nadte se admire, pues, de no hallar en este volumen ni un fragmento stquxera del pintoresquismo arábigo del uA rbre exempltficalll dentTo del plet6rico Arbre de sciencia. Aquí nos contentamos con reunir algunas obras completas de carácter /iterario, .cosa más proPia de la !ndole general de esta Biblioteca de Autores Cristianos, cuya Direcci6n ha creído necesario incluir entre sus prestigiosos 'Volúmenes el nombre del biena'Venturado Ram6n Llull. La Introducción biográfica es obra del re'Verendo don Salvador Galtiiés, el benemérito editor de las obras catalanas, . que en pocas páginas ha sabido compendiar la 'Vida exuberante y casi mítica del gran pensadoT y agitador malloTqufn, no de un modo frío y esquemático, sino 'Vi'Vo :JI evocador,
PRÓLOGO GENER.AL
XVIII
en su ambiente, en sus 'Viajes, en sus empresas, en sus triun. fos y en sus fracasos. Como complemento de esta biografía inicial, se reproduce la llamada Vida coetánea, compuesta en latín, en París, hacia el año 13II, y traducida mucho más tarde al catalán con algunas añadiduras. Ofrecemos ambos textos encarados, dada la gran importancia de ese documento, que casi nos atre'Veríamos a llamar autobtOgráfico. . Tras una Bibliografía conSCtentemente selecta, no exhausti'Va, enhebramos los textos lultanos por orden cronológico, comenzando por las obras en prosa de carácter más o menos no'Velesco: el Llibre del Orde de Cavalleria, el Llibre d'Evast e Blanquerna y el Llibre de meravelles, llamado también Félix por el nombre de su protagontSta. Sendos prólogos señalan lor más importantes datos históricos y doctrinales para la más ínhma comprensión de las obras. Dada la índole espeoial de esta Biblioteca, hemos procurado huir tanto de la elucubración erudita como de la ráPida banalidad, esforzándonos por situar •al lector en el 'Verdadero punto de mira, desde donde poder contemplar con mayor pro'Vecho y deleite las andanzas de los héroes lulianos y sus quiméricas fantasias. Teniendo de todas esas obras discretas traducciones setecentistas, muy di'Vulgadas entre los estudiosos lulistas de habla castellana, hemos preferido echar mano de esas 'Versiones que no emprender otras nue'Vas. Todas ellas, o casi todas, tienden a sustituir el bello e ingenuo estilo directo de Ramón • - ,p arte de origen popular, parte también de inmediato influjo arábigo por el eshlo periódico renacentista y barroco, con mengua del'ValoT literario; pero, en cambio, el lenguaje, ya algo arcaico, y los frecuent~s catalanismos y mallorquinismos contribuyen a darles una. tmpresión de cosa remota, sugerente y e'Vocati'Va. El defecto general de libertad excesi'Va en la interpretación procuramos corregtrlo mediante copiosas notas, que rectifican el sentido incorrecto de muchos pasajes. De las obras rimadas de Ramón Llull no precisamente , las más poéticas, ni siquiera las más literarias no· teníamos otra 'VerStón que la del Desconhort, castellanizado por Nicolau de Pachs en el siglo XVI y remozado por Jerónimo Ro~s8lló en el XIX. Las demás poesías aquí incluidas se han traducido adrede para esta edición. Entre el ardimiento de intentar una 'Versión rimada y la indeclinable insipidez de una simple 'Versión literal en prosa, se ha seguido la 'Vía
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PRÓLOGO GENERAL
XIX
media de dar una traducci6n fiel, pero desembarazada y U-' teraría, y de carealla con el texto orlginal catalán. Con eso los lectores de habla castellana para quienes, si 11.0 son ftl610gos, el catalán antiguo presenta no leves difi~uztades-Podrán saborear algo de las bellezas literarias de la obra de Ram6n Llull, verdadero Plasmador de una lengua y de una literatura. Merced a este gran pensador y poeta. mallorquín, las letras catalanas siguen una evolución enteramente op!l.esta a las castellanas. En Castilla, tras los esfuerzos penosos de los prosistas y poetas medievales y tras el jocundo empuJe del Renacimiento, se llega a la primera fijaci6n espontánea· extra-académica del idioma y a la liberaci6n o superaci6n de un provincianismo itálico, con la creaci6n de un estilo, de una escuela, auténticamente es,pañoles. • La literatura catalana ha seguido otros caminos, más semejantes a los de la literatura italiana medieval, centrada en Dante A lighieri. Cuando en Cataluña todos los poetas se creían obligados, por una tradici6n más que secular, a versificar no en catalán vulgar, sino en provenzal, y cuando la prosa catalana estaba aún en mantillas, con leves e intrascendentes tanteos, el genio de Ram6n Llull, con raíces mucho más inconsistentes que el Dante, da de mano a la lengua poética provenzal para versificar en su proPio idioma, s610 levemente matizado de sabrosos provenzalismos; y con aquella lengua apenas plasmada y nacida tímidamente, se atreve a const.ruir Zas más audaces quimeras literarias, filos6ficas, teol6gicas, místicas y cienUficas. A 19o de todo ese mundo enciclopédico bulle y danza en sus novelas y en sus poesías, con los más variados tonos y matices, desde el franciscano tdilio de amor con la Naturaleza y el paisaje hasta sus más íntunos y desesperanzados pesares; desde las medievales ingenutdades cosmol6gicas has. ta los proyectos de reforma espiritual; desde la andez demostrativa de su arte hasta el humorismo retoz6n de sus fábulas orientalizantes; desde los meh!luos cotoqUtOS con el A mado hasta el pintoresco y atrevido ejemPlo moralizador. Por su comPlejidad, pues, y su amenidad, bien podría ser este volumen un p6rtico o atrio introductorio a las otras obras mtÍs abstrusas y doctrinales del más universal poUgrafo hispano del último medievo. • M. BATLLORI.
El caractcrb.,do disdpul.o de Ral//611 UIIII 'l'oJllás k Jlyhicr, C
y ,V".'arra 1;\1" .• le Karlsruhe, principios del siglo
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XIV)
N T R O D U C ' C ION BIOGRAFICA
INTRODUCCION BIOGRAFICA
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Toda la vida de Ramón LluU es una intensa efervescencia del espíritu, una dese!lfrenada carrera de inquietudes, que se persiguen como las olas de un mar en perpetll!lll tormenta. Alun en los períodos de calma aparente (los de gestación y, llamémoalos así, de infancia de su opus se edha de ver una fermentación activísima, como 1m hervor de mosto en el truja:!, que espumea y exhala la tufarada de sus cualidades incoercibles. El temple fulmíneo del alma de Ramón Llull y el temple diamantino de su cuerpo se ensamblaron en un Mos ultrapotente, en una dY'M-mi8 formidable y compleja, que difícilmente hallaríamos en otro personaje de la Hlistorillil. A los que sobresalieron por sus actividades bélicas y por su nomadismo Viajero, los a'Ventaja en dinámica especu1'ativa y misional; a los que fueron eminentes en lialS producciones del espíritu, los aventaja en dinámica física y 01'811; a los que descollaron por sus empresas evangelizadoras, los vence en diná.mica científica y literaria. Es un misterio de borbotantes energíras por flúida vena derramadas, sin nÚmero ni medida, dura:nte más de cuarenta años de vida, pleiteando siempre y por doquier su negocio, que era el negocio del Amado. De antemano se apareja con todas las anllas deIJl arte y de la cienciaJ; después, blandiendo siempre, terrilble y fulmíneo, la llameante espada de la p8ilal>ra oral y escrita, acude incesantemente a lOs sabios y poderosos; recorre todo el mundo y se pone en contacto con los humjldes; arremete contra todas lias falsas creencias y contra las doctrinas erróneas de la. 'época, en pugna con su fe católica; sopol1ta burlas y escarnios y que le tengan por loco; sufre desengaños y desmayos, de los cuales se recobra y desquita con reju:venecido •
• Esta bltroduccién blOfrli1iC4 es una traducci6n del opúsculo Dttl4mlsme de Ramón Lul (Mallorca 1935) aprobada por el au-
tor.-M. B
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SALvADOR GALMES ,
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vigor. Su siglo lo encuentra por todas partes: en Montpellier y en París, en Roma/ y en Génova y en Pisa, en Sicilia y en Niápodes, en Mallorca yen Barcelona, en Chipre y en ATmenia y en Palestina, en Egipto y en Bevbería 'Y en AA-Andalus, cubierto por el polvo de todos los caminos y por el salitre de todos los mares. Ramón Llull es, en verdad, lID hijo del siglo XIII, de aquella centuria aventurera y vagabund!a., apasionada por la riqueza y por la gloria, que a un tiempo daba a luz unirVersidades y lonjas de comevcio, órdenes religiosas e inclusas y guerreaba encarnizada.mente por altísimos ideales de crumda y por 'p equeñeces de tres al cuarto. Esa característica constituye el genius aevi. Ramón Llull, en las dos vertientes de su vida, fué el vivo retrato de su época, un hijo suyo bien legitimo. La fuente inextmguÍlble de donde manaban ta.ntas energías, la combustí6n interna y vital que les daba. aliento, fué el amor, su pasión dominante, arrebatadora e irrefrenable, que le empujaJba, fatalmente casi, con an/h elos incesantes y siempre renovados, en tan ingente pululación, que ta~ vez pueda parecernos anormal y alJ1l morbosa. Él mismo nos describe por bella manera esa excitación y afán por los tiempos en que escribía el Llibre de contemplació: "Cual homlbre que, hJaan!briento, se apresura cuando come, y engulle grandes 'b ocados por la grande hambre que siente, así Señor, tan grande es el deseo que vuestro servidor siente de poder morír para loaros, que noohe y día se ahinca y se esfuerza cuanto puede por dar cima y remate al este Llibre de conte1T!lPlació; y después, cuando lo hubiere acabado, ir a esparcir su sangre y sus lágrimas, por amor de Dios, en la Tierra Santa, en la cual Vos derramasteis sangre preciosa y lágrimas , o "en tierra de sarracenos alcanzar el martirio por vuestro amor, si os compluguiere que él sea digno de tan alta gracia" 1. Hasta la edad de trei'n ta años había naeido en la ciudad de Maillorca, probrublemente el año 1 dinamismo se empleó, en parte, en el servicio real y en el arte de trovar, y lo restante, en mundanidades y acciones pecaminosas. Por sus confesiones del mencionado LHbre de contemplació sabemos que, a pesar de su buena criaIl2la y educación en su adolescencia, pasó la juventud, "hasta la medianía de roi edad dice él ,en camino de locura y en obras de pecado", "y he acostumbvado mi cuerpo y mi alma a malrvados vicios y a obras desordenadas"; que quitó la honra y "la buena fa.ma a mudhas dueñas, y a muChas mujeres, y a muchos hombres" falsa y oodumniosamente; que hizo traiciones y . 1
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Ulb re de cO lltempl4ció, e
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INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA 0$
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engaños y vHezas, engañando y traicionando a los amigos, mintiendo y diciendo falsedades, cual homlbre falso e injurioso y, por aña.didura, descreído, de guisa que todas sus obm!!! eran "en pecado y en compañía de vicios". Su gran pecado, em¡pero, fué la pasión amorosa, que le encenagó en el lodo de la lujuria. "La belleza de las mujeres 'confiesa ' ha sido pestilencia para mis ojos." Aun ligado en matrimonio con Bla.nCaJ Picany, su concupiscencia se extendía a todas las mujeres, donce'llas y casada-s, codiciando singularmente a las que veía con más frecuencia, es a saber, las mujeres de sus vecinos, de sus parientes y de sus amigos, y tan intensamente se apoderaba de él el ramor, "que noche y día -:según él reconoce no ha:bía en mi corazón otra cosa que amarlas". Se emlbijó y ensució en "la bardoma, en la pocilga, en la podredumbre de la lujuria", y su libido llegó a extremos de locura: "Yo soy aquel' que, para alcanzar los placeres de Ja lujuria, mJe he puesto muchas veces en peligro de muerte y he sostenido muc-hos t~albajos y muchas ansias y muchos temores" 2. Hay que creer que su producción trovadoresca, toda ella de aquel tiempo y enteramente desaparecida 'Ü, más bien, destruida por él mismo ,traspiraba tufo de erotismo y chorreaba mugre de lujuria. A los treinta años de su edad sufrió una profunda crisis religiosa, que él mismo atribuye a moti
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SALVADOR GALMÉS 7
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criaturas apenas sabemos más que 10 que hemos dicho, y todo de un modo confuso y genérico; mas, cuan'r o a ésta, la del amor a'l' Cri1ador, su biografía 'Y sus obras nos permiten seguir, casi año por año, el desarrollo de aquella dinami'J maraviUosa.
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1261-1269? PalI'a alcanzar su nuevo objetivo, derivado de su conrversión, Ramón Llul1 concreta su plan de aclitvidades: procurar el honor de Dios, dándolo a conocer y amar a todo el mundo por medio de la palabra oral y esorita, y, como corona de todo, derramar 11& sangre por El en e1 aoto más grande de amor: el martIrio. Hay que reconocer que fué fiel a ese plan toda su vida. . Desde el primer momento sintió la necesidad de una preparación que no tenía, y la procuró con toda su gran fuerza de voluntad. Por de pronto según refiere la Vida coetánea ,apa· rejó su alma con una especie de purificación lustral, no pasiva y expectante, sino actuosa, en consonancia con su temperamento dinámico, emprendiendo UnJa romeria ·penitencial a Nuestra Señora de Riocatallada YI a Santiago de Compostela "y a otros 'lugares santos", que sus biógrafos haceu durar unos dos i8iños, pero que tal vez no sobrepasó uno solo (1261-1262). Después tenía el designio de ir "al gran EBtudio de Paris para aprender allí gramática y otras ciencias", pero, de regreso a Barcelona, "sus am,igos y famill iares, y m!lllYormente maestro Ramón de Penyafort..., se opusieron" y le disuaaieron, haciéndole volver a !Mallorca, donde dedicó siete u ocho años al estudio. La ya mencionadla. Vida coetánea sólo insinúa que en este tiempo consagró sus aoti!Vidades "a sa:ber alg'lÍn tanto de gramáitica (latÚl), y más adelante compró un moro para que de él' pudiese aprender la lengua. ará:b1ga". No ha:bla de que se dedicase, ni poco ni muoho, a aquellas "otras ciencias" que queria ir a aprender en Parls, como si el autor anónimo temiera que el hecJho de habeI1las estudiado pudiese hacer tambalear la ilustración diVIDa que menciona poco después; pero las cita.s y el contenido de sus primems obras hacen creer a la critica moderna, sin reserva alguna, que duran,t e aquel! ~pso de tiemrpo se entregó con ¡pasión al estudio del trivio 'Y 'del cuadrivio, es decir, de todas ,l as disciplinas del ,
INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA "
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saber humano, extrayéndolQ de fuentes cristianas, judías, árabes y aun de la gentiHdad pagana. De hecho, en su primera producción ya acomete científicamente contra todas las ¡falsas de la época: mahometismo, judaísmo, cisma orienta:l, aun el fatalismo de los tártaros, y saca .alI"gumentos del Oorán, del Talmud, del símbolo Quicumque 1JUlt. M'lIJado .con la filosofía cristiana de San .A¡gustin, San Anselmo, San Buenaventura y los Victorinos, emprende la ludha contra ANen'oes, cuya doctrina habrá de combaltir, a~' CC1l"lCr de los años, implacable y pertinamnente, y aun apunta sus discrepancias con Platón y Á'ristóreles. En las ciencias naturales se hace eco de las opiniones de' .AJvicena, ,R ateario, Constancio 4, nobalndo sus eMures; y, en general, se muestra buen oonocedor de toda la ciencia arábiga. Así puede reUDj.r todo el saber de su tiempo y añadir nuevos conocimientos con su trabajo personal, llegando a ser el primer poligmlfo o enciclopedista de la época. A1hora ya podemos conjeturar ~'a grande actividad de Ramón Llull en este periodo que yo 'llamaría de gestación de su (libra. El tiempo le ·bast!ll para todo: estudia latin y árabe, teología pura y comparada, filosofía y derecho, medicina y ciencias naturales; exa.mina los autores cri'Stianos y ál"aibes que privan en su tiempo; observa, examina por síntesis y por análisis; compara, asimila y ordena, Y. ya en sa.zón, lleno de oonocim'ientos, como panal henchido que rebosa miel, crea o intuye, con el 3lUxiJio divino, el phm vastísimo de su Obra. No es eso todo; ha de atender al cuidado del patrimonio familiar, para las necesidades de su vida y de los suyos, y ha de prov~r a su curación y perfeccioIlialIlliento espiritual, . aniquilando al hombre viejo con la penitencia y alimentando al nuevo con la oración. Y ésta fué, a nuestro entender, la primordia~' actividad de aquella época. En el Llibre de contemp'lació, a los comienzos del periodo siguiente, son frecuentes las expresiones "ante la figura de la cruz". "ante el glorioso altar", "levantadas las manos al cielo''', Clde rodUlas" y otras semejantes, lo cual nos hace creer que pensó la Obra en esta .época preliminar, entre efusiones del alma, entregado a la oración en alguna iglesia s, y al final, emerV'Orizado, tomaria notas, al menos en los últimos IDIeses, las cuales, ordenadas y compiladas después, fo!'maron aquella • l?rincipla medic~tUl e, 5, 14 (ed . Maguncia, 1, 23). • Creemos probable que acudIese frecuentemente a Santa María la Real, quizás la más pr6xima a su predio ALlebiti, en el términO de la ciudad de Mallorca, que sospechamos que es el actual So'n Llull de La Vlleta
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SALVADOR GALMÉS •
su obra capital. También podría ser de entonces la idea nuclear del Llibre d'amic e amat. :Más aún: el amor de Dios y las inquietudes de nov.i.cio le empujarían, viviendo como vivía entre los judios y salTacenos de la isla, a intentar su conversión, disputando con ellos frecuentemente y por extenso, como insinúa en el prólogo del Llibre del gentil, su primera obra, escrita primero en árabe, y que comienza: "Como con los infieles hayamos partidpado largo tiempo ... " ¿ Quién sería capaz de ponderar y medir toda la fuerza latente y la energía acumulada durante a'quellos años de vida oculta o, si se prefiere, de gestación es'p iritual? No por oculta deja de ser intensa y gradualmente progresiva la producción de calorías que han de hacer mover una dínamo de gran potencia. ¿ Y quién podría contar las calorías espirituales que pusieron en movimiento el dinamismo luliano (}u,r ante medio sigilo de traJbajo exulberant e? Él esta:ba entonces en la plenitud de su vida, entre los treinta y los cuarenta años, en medio de la efervescencia de la conversión, en la primera eclosión la más violenta del amor de Dios, y todo ello bien nos explica el empuje de aquella potencia sin limites.
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Después de la que el autor anónimo llama ilustración divina, y que el mismo Ramón considera como un don de Dios ·, el ritmo dinámico de Ramón Llull toma un tono trepidante de marcha acelerada. Entonces, antes de emprender el apostolado oral, comienza a escribir tan abundantemente, que casi se hace impOSible imaginar su elaboración normal. Escribe, ante todo, en su casa, el Llibre del gentil?, bella controversia religiosa o polémica de las tres leyes (cristiana, judía y sarracena) , y el L Hbre de cont emplació, formidable enciclopedia mística, efusiva y ágil, de una vastedad panorámica; ambas obras en árabe; y después el Art I1Ibreujada d'atrobar veritat 8, base y clave de todo su sistema filosófico , con su Lectura o comentario, ambas en catalán;
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• D eseonhor t, 8, 35 , pró logo de las Qua es t lO ll cs su per L ib!lw l SCJlte¡¡/¡al'lI m ; e p ístola fi nal de la Dlsputa cI6 deis elllC satlis. T L lamado ta mbIén Lhbre de r a01IS en l es ti es /l lgs y Lltbre de d en ut1Id cs e d e q1iestio1ls (VId. Conte mplaei 6, IX. 28 ; 77. '\ , 366, 18). a Con OCida ta mbi~n con los no mbres de A ,.t m ilJO! y Art g enera l, y e n lat ín , Ars m agna
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e inmediatamente traduce en vulgar aquellas dos prImeras obras árabes. Es un problema difícil de resolver el de la prioridad cronológica de cada una de estas obras, pues el Art abreujada cita su Lectura y el Llibre de contemplaciój éste cita el Llibre del gentil, el cual, a su vez, cita el Art abreujada. Ante círculo de citas, algunos comentaristas creen que escribió esas obras, y aun tal vez otras, simultáneamente, sin darse cuenta de que su mismo objeto y su extensión excluyen tal posibididad, y de que el propio Ramón en el LHbre de contemplaci6 dice expresamente que la composición de esta obra le tenía tan embargado, que no le dejaba tiempo para otra cosa alguna: "que en otras cosas no puedo entender", decía él 9. Nosotros conjeturamos que en el hervor inicial de su proselitismo hubo de sostener controversias religiosas orales tan frecuentes entonces, aun públicamenté 10 con judíos y sa!'racenos (entre los cuales contamos a su esclavo, maestro suyo en lengua árabe, muerto trágicamente), y que, hlllbiendo tomado entonces algunas notas, ahora, por circunstancias o exigencias que ignoramos. las ordenó, escribiendo ante to'do en árabe, y sin consignar cita alguna, el Llibre del gentil, tal vez aun antes de 1270; después, también en árabe y por los mismos motivos, compilaría las notas, tomadas probablemente de antiguo al acabar ::,u meditación cotidiana, y así escribió el g!'an Lltbre de contemplació (1270), en el que citaría el ejemplar árabe del Gentilj entonces publicaría en catalán su Art abreujada d'atrobar veritat (1271), citando en él también el texto arábigo de Contemplac1.Ój y finalmente pondría en romance este libro y el del Gentil (1272), donde podía, ya citar, sin 2nomalias cronológicas, el Art a-breujada. Cuanto a la alusión que esta obra hace a su propia Lectura, puede fácil-, mente explicarse, bien sea que el autor la tuviese in mente con el propósito de desarrollar en ella el asunto sólo de paso insinuado en el lugar de la cita, bien sea y es lo más probable que su composición inmediata entrase ya en el plan del autor como una parte integrante de su obra, publicándola de hecho a continuación aquel mismo año 1271. De esas obras, la más valiosa, indudablemente, es el Llibre de OO1IIf:empZació, dividido en 366 capítulos, como días tiene el año bisiesto. En él, la lengua se revela con todo su poderio, las efusiones de amOl" no han sido supeTadas, el vuelo !del pensamiento alcanza sublimes excelsitudes, la pin1ru.ra de Ila época es 1ma maravilla c3JlidoscÓlpica: toda la obra es una joya patrimonial de la Humanidad. ,
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• Ll;b,e de contemplacuJ, 131, 21; cf, 28, 14 1. El 20 de julio de 1263 hubo una públIca én Barcelona ante el propio Jaime l.
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Esta producción primeriza es el hito in.icial de la actividad literaria de Ramón Llull. Poco después, en un corto período de tiempo, pulula una densa germinación, como la de un manojo de semillas que espigasen a la vez. Simultáneamente casi, y como de un solo parto (1274?), aparecen, en nueva serie, el Ih1Yre de wtimI's, "que es una rrama del Art d'atrobar veritat"; los cuatro libros intitulados Comen((aments de medicina, Comen{!aments de dret, Comen((aments de filosofia, Comen{!aments de teologia, el Ll.ibre del Sant Esperit, hijos todos del Art d'atrobar veritaij y, al parecer, en una tercera germinación (1275?), el LZibre d;eJ;s Ólngels, el Llibre de chaos, llOrde de Cavalleria, el Llibre de clerecia, el LIibre deIs articles, sin contar otras obrillas más cortas, como el Lltbre d'oracions e contemplaCÍO'1/JS, el LZibre de defin4eimls 'Y la Lógioo d' A'lgatzel en verso. Las citas simultáneas de diversas obras no nos permiten por ahora establecer una cronología depurada de o:!u aparición, pero creemos muy aproximado el orden de suce~ sión que acabamos de dar. Todas estas obras aunque parezca difícil de creer ,o por lo menos las de la primera y segunda serie, son anter,iores al año 1275. Hasta entonces su fecundísima actividad había sido sedentaria. Ligado todavía a la famma y "sometido a orden de matrimonio", se entregó con todas las potencias de su alma a la contemplación divina y a la elaboración literaria y científica en reposada labor de estudio; tan abstraído de la vida real, que su mujer, Blanca Picany, pidió que se le otorgase un procurador legal del patrimonio familiar 11. P.ero hacia aquel año, o tal vez ya a fines de 1274, ~a V1d;a coetánea nos lhaJbla de un 'Viaje de Ramón a Mon'tpellielI', l18JIDado por el heredero de MaUorea, el infanJte don Jaime, de conocer las obras publicadas, y espeoialmente el gran LZiJbre de contemplació, cuya fama había llegado ya hasta él. Lo hizo examinar por un maestro teólogo de San Francisco, quien no solamente lo aprobó y alabó, sino que se maravilló profundamente. En premio, el príncipe heredero otorgó a Ramón, probablemente tras demanda o insinuación suya, la fundación de un colegio de lenguas en MlÍramar, dotado con quinientos florines de oro a.nuales. El año 1276 ya se h2lbía alcanzado la aprobación pontificia, y es bello pensa'!' cómo, vuelto Ramón a Mallorca, al menos por un periodo de cuatro años, se aplicó intensamente a dar vida a la nueva institución, ideal de sus ensueños. ¿ Quién podrá ponderar la exultación de Ramón Llull, el tumulto y trajín de su actividad en la fábrica del edificio, u Le fué concedIda por la corte del baile de Mallorca el 13 de marzo de 1276 (J275 ab ltl.carnllfionr); P\<;<)t'\L, I'mdlC/ar, T, ¡q ..
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INTRODUCCIÓN BlOGRÁFICA •
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en la concepción orgánica de la ()bra, en la elección del per- . sonal, en e~ funcionamiento vivo de todo el conjunto? A pesar de ello, su actividad literaria, en aquellos años de viva agitación material, no disminuye sensiblemente, sino que se conserva en el mismó ritmo de constante tensión, imposible de ser superado. Son de esa época una nueva serie de obras, cuarta granazón iniciada en la misma ciudad de Montpellier con el Art demostrativa Ique él 'l eyó públicamente y complle1ada después en Mallorca (1277?) con diversas derivaciones de aquélla, a saber: Introductoria A".tís demonstrativae 12, Lec-
tura fi;gurarum Al'tis demonstraJtivae, Regles introductóries en verso, con una glosa en prl>Sa; la A rs inveniendi particulaTía in universalibus (opúsculo que es "quasi ramunculus" del A rt demostrativa), el Llber propositionum secundum Artem deml>n8trativam, el Comm.entum Artis demonstrativae, el Líber de figura elementali y, cerrando el ciclo, según creemos, la Doctrina pueril (1278?), libre de- la influencia de [a .Demostrativa. Semejante superproducción es alIgo !tan desacostumbrado, que al más erudito y sagaz de todos los lulistas, el cisterciense padre Antonio Raimundo Pasqual, no le cupo dentro de este períooo, y la traspasó al que se inicia con el Blanquerna, más allá del año 1283. Todas las obras hasta aquí enumeradas forman un conjunto tan voluminoso, al menl>S, como diecisiete volúmenes de las obras catalanas, de cuatrocientas páginas cada uno, en octavo mayor; y si admitiésemos, como hacen todavía . los últimos biógrafos y comentaristas 13, que toda esa producción salió a luz desde 1272 a 1277, tendría.mos sólo un lapso de cinco años, interrumpido aÚn por el viaje y la docencia de Montpellier, para realizar todo ese trabajo. La casi -imposibilidad material de escribi'l" tanto en tan poco tiempo, además de la inmensa tarea de pensar y ordenar previamente tanta materia (teología, filosofía, derecho, medicina, apologética, mística), apoya la "ilustración divina" de que habla la Vida coetánea, o al menos implica una intuición genial de dependencias científicas y de relaciones lógi• caso y una concepción madura de la vasta complejidad de los conocimientos humanos, ambas cosas dones de Dios, sin que con eso qUe!"amos excluir, en modo alguno, una fuerte elaboración interna vigorosamente disciplinada y formidablemente activa, como una fermentación de acciones y pasiones animada por el fuego del amor. El propio Ramón nos insinúa ,. Las obras que citamos con título latmo son aquellas de las cuales se ha perdIdo el texto onglnal, pues en catalán escn!)1ó L1ull toda su produccIón, fuera de contadas excepcIOnes, Que tendremos cUIdado de advertir. • LoNGPRÉ, PEERS y OITAVIANO (vId. infra, Bibliografía)
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la intensidad y la fiebre y aun la pesadez de su trabajo, notando la pertinacia 14 y el aprieto con que acababa un!\. obra para comenzar otras l', y sobre todo el afán de it' aprisa, el aguijón que le espolea a devorar el trabajo insaciablemente, "cual hombre que, hambriento, engulle grandes bocados por la grande hambt'e que siente". Es una sobreexcitación pasional, una especie de ingobernable libido del espíritu, siempre tensa y alimentada por nuevos deseos ' de complacer y obsequiar a su Amado. Aun así, y a pesar de ese desbocamiento y violencia dinámica, el período de cinco años es ev·i dentemente muy corto; ello nos obliga a retrotraer la fecha inicial de su producción literaria hacia el año 1269 para la Tedacción arábiga del Llibre del gentil, y al 1270 para 1a del Llibre de eontemplaeió, que él mismo arromanzaría después de haber escrito el Art abreujada, cuando tenía "sobre cuarenta años" (1271 ó 1272) ; a las cuales obras seguirían las de los g'l'UpOS segundo y tercero ahora mismo citadas, todas ellas compuestas con una celeridad maravillosa. Precisa también prolongar algo ese período, dos años por lo menos, hasta el de 1279, y esa prolongación se aviene más con el estado anímico que hay que suponer en Ramón ante la obra de la fundación del colegio de Miramar, que brotaba, fresca y espeTanzadora, de su idea y de su deseo. EB natural que su mayor preocupación fuera por entonces la formación de los primeros discípulos, que habían de ejercer una doble función: iniciar el apostolado misional, de inaplazable ansia amorosa, y asegurar la eficiencia de la fundación con la preparación de futuros discípulos. Hay que oceer, pues, que Ramón, más bien que a la vida de pura contemplación, que le atribuyen sus biógrafos en Mliramar, se entregó frenéticamente a la vida de acción práctica y poS'itiva, elaborando, además de la parte material, todo el utillaje científico que creía necesario para realizar su plan vastísimo y alcanzar su propósito. Ya tenía sus obras fundamentales: el Art abreujada d'atrobar veritat o Art major, con su Lectura; los cuatro Comen{:aments (de medicina,.derecho, filosofía, teología), el Llibre de demostraeion8, el Llibre deIs angels, el Llibre de chaos, el Llibre deIs artieles, etc., como fundamento científico y teológico; el Llibre de contemplació, horno y forja que daría el temple necesariO; el Llibre del gentil y el Llibre del Sant Esperit, como palestra de polémica. AhOt'a ya no faltaba sino adaptar todo ese pertrecho de guerra espiritual a sus anhelos de aposto" Explica del A1S wli"crsalls (ed :\Ioguncla, r. 12.1\ • Ll.bre deIs arttcles, .De {me hulUs hbrl» (¡bid, n, 190) , L ectllra slIper figllras AI'hs demonstrakuae (¡bid, IlI, SI). " ElWphclt de los Prmclpia m edlcmae (¡híd , 1, 47).
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INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA ,
lado y suplir las deficiencias circunstanciales, derivadas del campo donde había que dar la batalla. Pues bien: el Art demostrativa "tiene la intención de encaminar a los hombres que están en error y no tienen arte ni doctrina para venir a la verdad; pues esta Arte es común a gentiles, judíos, cristianos y sarracenos, y a todas gentes, de cualquier secta que sean". Por eso, "si tú, hombre que estás en y (verdad), por la cual vas hacia a (Dios), quieres encaminar a aquel hombre que está en z (falsedad), por la cual va al fuego pei'durable, aprende diversos lenguajes y enseña el tuyo, y traslada a aquellas lenguas esta Arte, la cual has de enseñar de buen grado y con la intención de que z (falsedad) quede destruí da en aquellos que quisieres convertir, con los cuales debes ser amable y no terrible, ni avaro, ni orgulloso, ni negligente, ni airado, ni mal hablado" 16. Tenía Ramón tanta fe y esperanza en la eficacia de esta obra para convencer a los infieles, que diez o doce años más tarde, en el Llibre de meravelles, todavía pedía al rey de Francia y a la Universidad de París que fuese traducida a la lengua d~ los tártaros y que les fuese predicada y enseñada. Según él, esta Art demostrativa era aptisima y contenía toda una táctica de combate. Lo que de momento importaba era desplegar toda la energía virtual de aquel ingenio bélico y convertirla en plena actualidad de fuerza combativa; y ésa fué, según creemos, la tarea que ocupó a Ramón desde la fundación de Miramar (1275) hasta cuatro años más tarde. Él mismo en el capítulo 40 de sus Introductoria A1'tis demonstrativae 17 nos dice que se necesita ese lapso de tiempo para aprender una ciencia y llegar a ser en ella "repetidor", aunque se necesita. mucho más para ser "maestro". ¿ISerá, pues, aventurado creer que él dedicase menos de cuatro a dejar bien preparados a sus primeros discípulos? Creemos que durante este tiempo publicó toda aquella producción que hemos apellidado cuarta granazón de este periodo, derivada toda ella del Art demostrativa. Buena PI ueba de que pretendía con ello la preparación y pertrecho técnico de los nuevos luchadores contra la incredulidad, es la adopción de una "manera" arábiga de h3lblar. La cultura árabe, frente a la latina, representaba la posición de todos los infieles, más influídos por el arabismo que por el occidentalismo cristiano, y Ramón, para combatirlos más efieal!mente, no duda en adaptarse a su peculiar postura. "Que no les desagrade d~ee a .l os esbudiaD!tes al final del Commentum Artis demonstrativae la diversidad de lenguaje, antes aprendan esa manera arábiga... ; pues declinar los términos •
" DedIcatoria de la A rt dCl1lost r atwa (ORL, XVI, 1T Ed. MagunCIa, III, 35.
II 2 )
SALVADOR GALMÉS
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de las figuras diciendo, bajo las condidones de bondad, bonificativo, bonilfioobl6, bonificar, bonificado, y así de grandeza, etc., no eS un lenguaje muy h8Jbitua:1 entre los laJtinos" 18. Admitida esta hipótesis, y resumiendo todo este período que no pasa de diez años, se impondrá un violento esfuerzo de imaginación para albarcar toda ,l a intensidad y extensión del dinamdsmo de Ramón IJIU!ll. En los CUaltro primeros alÍÍos (de 1269 a 1273 aproximadamente) escribe sus cuatro dbras maestras: el LliJbre del gentil y el Llibre de contemplació, en su doble redacción arábi'g a y catalana, y e1' Art abTiujada d'atrobar veNtat, con su Lectura o Ar8 universahs, bases fundamentales del entendimiento y de la voluntad en la lucha 'rupologética y primera granazón luliana. Síguese, sin intervalo de espera, la segunda, formada por seis o siete oIbras poderosas, derivadas todas ellas de las primeras; e Úlmediatamente nos admira la tercerBi granazón de otras cinco obras, en 'las que ya apuntan directrices de m3IYor alcance. Hacia el año 1275 emprende su -viaje a Montpellier, donde escribe y enseña el Art demostrativa, y de donde regresa. con el a'Cta fundacional de Maramar. Desde 1276 hasta 1279 provee a la obra maJteriaol de la fuodación, a su ol'gl3lIlizaciÓD docente y a los planes de enseñanza y táctica de combate mediante la producción de (libras acomodadas, seis o siete, procedentes del Art demostrativa. Entonces, cumplida la tarea de consoHdar la fundación moral y materia1mente, llegaría tal vez la hOl13l de emprender aquel viaje a Tierra Santa y a las regiones de sar.racenos, y en general a tierr
1280-1282 Sigue ahora un período de unos tres años, según nuestras cuentas, difícil de es'Cl
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tual? Lo indudable es que durante este tiempo no tenemos datos ialmente del primero, las cuales luego aumentaría y aun modilfiClaria, quién sa:be, a su paso por Mriea, viendo el ej(!mplo de los "sufies". Atdemás, paré. cenos que repugna al temperamento agitado y agitador de Ramón Llull una inacción de tres o cuatro años, en pleno estJaillido y hervor de proyectos y en plena fiebre nómada, Todo ello nos iillduce a pensar en Qa realidad de un viaj(! Ia.rgo, de algunos años por lo menos, de exploración misional y de fervorosa devoción 19. Tenemos por un hecho incontrovertihle que Ramón Llull reoorrió casi todo el mundo antiguo. mI manifiesta ardientemente tal deseo en el Llibre de conte1Y/l]Jlació (1272 ?), describe vagamente el viaje en el Bla-nquerna (1283) y consigna su realización en el Ltiber de fine (1305); pues bien, entre esas fechas no nos queda otro lugar, para situar tal expedición, sino el lapso que transeune desde ]¡a¡ fundación de Miramar a "la composición del Blanquerna. Ya hemos dicho los motivos que nos hacen creer que prolongaría su estancia en Miramar hasta el año 1279, lo cual nos fuerza a situar entre esa fec!ha y la de 1283 aquel viaje en torno a nuestro ma.l", a todos los países de iIl!fieles, cismáticos y paganos, asomándose tal' vez a lJa¡s regiones norteñas de Europa, rodeando por el Asia occidenrf:.a:l ,h asta los con'Íines de ':Vartaria y de ola India, bordeando Etiopía y el Sálhara, en el mismo corazón del Alfrica, y regresando a España por al-Andalus. Se trata, pues, de un viaje que. ,b ien llenarla cinco años de una. vida ordinaria, pero que el dinamismo violento de Ramón LluU pudo cum'Plir en sólo tres. Serla vana temeridad querer medir y sopesar todo el es· fuerzo de esta epopey& La capacidad de apreciación y de ,. Puede verse nuestro articulo -de La parauÚL cristiana, n. 45, septiembre de 1928, y Blanquerna, 78, 3; Bo, 3 i 85, 1, 2; 86, 5'; 87, l ' Bo, 4; 88, 2 S' Llibre de mera-velles, c. 102 (ed. Els Nostres dasslcs, IV, 193\ ; tlber de fine, '!l, 1; 2, 3. E specialmente sobre los IISrracenoo;, véase Blanqll erua. 43 , 2, 3 i 44, 2, 3; 50, 3 65 .
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ponderación individual, plena y multiplícada, es su medida, evidentemente corta. Hoy en día nos resulta imposible hacernos perfecto cargo de todo el esfuerzo necesario para la misma materiaJIidad de un viaje semejante, aun sin contar sus obstáculos; y aún más imposible im3lginar el trabajo comibinado de las potencias motiva e intelectua1 para la exploracil\n psieológka y geográfica que tJal! vez se refleja en el Blanquerna. La apreciación de la formida:ble actividad consagrada a la elaboración de todo un plan orgánico de eVWlgelización y de civUízación exeede la ordinari'a capacidad imagiI!ativa, y los hechos posteriores han venido a demostrar que su realizadón no podía ser obra individual, sino colectiva, habiendo tenido que pasar seis centurias, por 'lo menos, para alcanzar, con la creación de la Congregación romana de Propagaflda Fide y con los modernos ensayos de Sociedl3Jdes de Naciones, un 1 esultado no mucho más positivo que el imaginado y previsto entonces por Ramón Llull. IV
1283-1290
Después de escri'bilr en PeI'Píñán Lo peccat de N' Adam (1282 ?), en doscientos versos, a petición del rey de Mallorca Jaime IJ, y tal' vez también un Llibre del pa<8satge, sobre la reconquista del Santo Sepulcro 20, Ramón Llull se retira a Montpe'llier, donde residió dos años seguidos. Por de pronto, lilIlí el Ll~bre d'intenctó, también dedicado a su hijo, a quien consagra las primicias de su reañudada actividad tras aquellos años de peregrinaje inquieto y de olvido de la pluma. Poco después de 1283 publica el sugestivo Llibre d'E'1Jast e Blanquerna, primer ensayo de novela social, quizás ll3J obra más original de Ramón LluU, de originalidad sin precedentes en el mundo de la literatura, de argumento utópico, mas llena de anécdotas realistas y de situaCIones alUtobiográficas, formando un retablo animado y redi'Vivo de la época. La composición de esa obra revela una temporada de quietud y reposo. Ya hemos dIcho que no hallamos razones sUIficientes para creer que el Llibre d'amic e amat, que constituye su parte quintal, fuese compuesta por separado, ni mucho menos el Art de contemplació, que es la sexta: ambas acusan un estado de calma contemplativa, a pesar de que, cuando las~st3Jba escribiendo, se dedicabas también a la composición de otras obras 21, No sabemos exactamente cuáles ., En el Descol//¡orl, hablando de la expedlcI6n a Palestma, dice: « . e d'sys;o /.!.bre n'hay ordenah (v 55) .. Pr61ogo del Alt de c01/templació (ORL, IX, 435) •
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INTRODUCCJOr. BIOGRAFICA
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fueran éstas; pero si reparamos en la redacción del Blanquerna y de los trescientos sesenta y seis versículos del Llibre d/amia e amat eada uno de ellos fruto de la oración cotidiana7Y tenemos en cuenta su probable asistenda a un Capítulo general de la Orden de Predicadores, como en seguida veremos, hay que concluir que al menos hubo de dedicar a esa célebre nove'la más de un año, hasta el de 1284, y que las otras obras que escribió no pudieron ser de gran peso, ya que en 1285 '10 hallamos de viaje nuevamente y entregado a nuevas acti~dades. Creemos, por tanto, que entonces sólo escribió el PZam.t y las Hores de nostra Dona, ambas en verso, las cuales se avienen muy bien con la vida tranquila que por entonces llevaba. Pudiera ser también de ese período el Llib,'e del passatge si ya no lo hubie1"a escrito antes en Perpiñán , y aun ta:l vero al].guna obri:lla como el Art de dret y otros CoTTl.CnlJaments de medicina quizás mero compendio de los primeros' ,obras basadas, todas ellas, en el Art demostrativa. Mas en modo alguno cabe aquí la composición de esta Art y de todas sus secuelas, .como ¡propugna el padre Pasqua.l, que nosotros hemos asignado al período de estancia en Mirama.r. La ¡ida tranqui'l a de estos dos años en Montpellier no supone, pues, inacti'Vldad, sino como una concentración de energías para! ulteriores empresas. Hacia 1285 parece invadirle una agitaclón de fiebre inquieta, Si admitimos la fecha de 1295 para el poema autobiográfico Desconhort, hemos de creer que hacia 1283, quizá cuando comenza:ba el Blanquerna, había asistido en la misma ciudad de Montpellier a un Capítulo general de frailes predicadores, y ahora, que i'ban a celebrar otro en Bolonia 2 2, Ramón Llull no puede menos de asistir, 10 mismo que a un tercero que celebraron en París por la Quincuagésima del siguiente año (1286) 2 3 , creyendo que de ellos podría sacar gran provecho para la fundación de colegios poliglotas. Nos parece, con todo, que desde Bolonia se dir~gió directamente a Roma, donde se ent!'evistaría con el papa Honorio IV, insistiendo en su idea sobre tales fundaciones, a las que se mostraría propicio el Santo Padre, puesto que, según nos dice Spondano en sus Annales, en el primer año de su pontificado (1285), a fin. de convertir a los sarracenos y de reducir a los cismáticos orientalés a la unidad de la fe, mandó establecer en París un colegio de lenguas mediante cartas a su legado en F.rancia Jean Colet, cardenal de Santa CeCÍ'lia. HA la fundación de esa clase de colegios añade Spondanoy a la con
---.. Parece insinuado en el B/al1qu eI1UI , 86, 7. • Cf. Desconhort, v. I4.
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LluU" 21, Los modernos estudios de C. Jourdain y DenifleCha
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cuiu!>modl instltuendls collegj¡s .et mahometanorum converSlOnI indefesso labore ac summo studlO ID cublllsse repentur Raymundus Lullus catalanus. (AlInales, año 1285, n. 22; cf. PASIlUAL, J, zP5) . .. C. JOURDUN, Un col/egc orlcntal ¡¡ París al' XIII. si~cle, en Excursions h:storique. et philosophlqucs travers le Moren Age (París, 1888), 279-229; H. DENIFLE-E. CHATELAIN, Chartulanutn un;" versitatis parlSlenslS, J (París, 188Q), p. 638 .. Es muy lamentable la pérdida del texto catalán de esta obra . .. Diría6e que alude a ese capítulo el Lltbre de meravo111es, c. S9 (ed Cit., IlI, 83). • Honorlo IV mun6 el 3 de abril de 12117 "«
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a la Universidad en la fundación de colegios 29, escribiendo al mismo tiempo el Llibre de plasent visw, lleno de "muchas y dilVersas figuras ... , libro de placer corpora.l y de placer espiritual" (Único de todos los suyos que el propio Ramón elogió -cáli~llJlente) 80, y el Llibre de meravelles (1288) 31, primer modelo de novela episódica, de carácter autO'biográfico y de valor enciclopédico-popular, con ejemplos, fábulas y apólogos; todo ello en forma dialogada, con teorias cosmogónicas y meteorológicas, con un estudio acabado del hombre, antropológica y psicológicamente; con el delicioso episodio del Llibre de les besties, verdadera sátira política de influencia oriental; obra rebosa.nte de fuerte realismo en la pintura de las costumbres y pa'lpirtante de sentimiento idíHco de la Naturaleza, como novaba Rubió y Lluoh. A principios de 1289 lo halla.mos toda.vía en Parls profesando su Arte "en el estudio del maestro Bertaut" 32, pero no se fijó allí ,p or 'largQ espacio: "un tiempo" solamente, dice la Vida coetánea; "y, vist:aJ la forma del Estudio, volvióse a M;ontpe1lier", al retiro amable que reconfortaría su espíritu, abatido por los primeros contratiempos serios. AJguna alusión velada que aparece en el Llibre de me1VJ/l)eJ,les, y en el Arl in-venti'Va, que publicó inmediatamente, hace sos pec!ba.r que ya entonces tenía detraotores que lo acusaban de
locura. I
Desde Montpellier, si ya no desde París, fuése a Riet-i, donde a principios de junio (Pentecostés? de 1289) celebraron su Oa-pítulo gene11aJl los fraHes menores, al cual hubo de asistir Ramón lI1uiJl para poder decir en el De:wonhort que había asistido 'bam'b ién a tres de Uos Capítulos franciscanos. Después, en la ciudad señorial de los reyes de Miaillorca, se entregaría de lleno a la composición del Art invenhva, uno de los hitos cimeros de su producción científico-literaria. Derivada de la Arl demostrativa a traN"és del Llibre d'intencw, tiene como finalidad el "ligar el entendimiento a, verdadero entender" po'!' modo artificioso. Ramón se entregó a esa obra con toda intensidad, fundando en ella grandes esperanzas, y hubo de teltminarla muy pronto, a úl,t imos de verano lo más taJrde. Cuando la acababa, i,b a acariciando proyectos y esperando acontecimientos que habían de acaparar todo BU dinamismo, mientras pedía a Dios que inspirase a algún homlbre deIVoto el Arl amati'lXll, de la que era vía y sendero la '" Cf, Uzbre de meravelles, c.
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(ed, Cit., IV, 107) .
Ibíd , c. 57 (III, 73-74). • Adviértase que el título De mirabllibus ol'bls es el que adopto Marco Polo, n prmclpios del siglo Siguiente, para la relacI6n de sus viajes a Tartana. Si la DisputatlO fuiells et m/I'delts no fuese del año 1287, como hemos supuesto, habría que Situarla aquí también • Bertaut de Samt-Denis comenzó a, desempeñar la canc!1lerfa universitaria eu diciembre de 1288; DENIFLE, o. c" n, p 23. lO
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SALVADOR GAUIIES
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Inventiva que terminaba 33. Tal vez la expectativa de poder explicarla en la nueva Ulniversidad de MontpeUier, erigida por entonces (1289), le hada tener por más urgente el desentl1aLÍÍar toda su vil"tualidad, escribiendo nuevas obras de ella derivadas. De hecho publicó entonces las Quaestiónes quae per Artem demonstrativam sive inventivam SOlvuntur, obra de carácter filosófico-enciclopédico, que contiene doscientas seis cuestiones con sus respectivas soluciones explanadas in extensum, y parecen también de entonces algunas obrillas de esca'SO tomo. Debiéronle fallar las esperanzas antes uariciadas, ya que a principios de 1290 lo hallamos dedicado a la composición de la Art amativa 'que ha poco no veía posible " obra terminada! en el mes de agosto. Su finalidad es "ligar la voluntad a bien amar" silogísticatnente. Constituye un tratado de filosofía mística del amor, arenal bruldío a los comienzos, convertido luego en vergel donde se abren, bellas y encendidas, líricas amapo~as, dignas hermanas de la cálida floración del Llibre d'amic e amat. Inmediatamente, lanzado por ímpetu incontenible, compone el Llibre de Sancta Maria, fulgurante y llameante, dividido en treinta capítulos o, mejor, 'h imnos a la perfección y belleza de "nuestra señora Santa Ma,r ía", con tal hervor amoroso, que la obra, según . preciación del padre Longpré, no des diría del melifluo San 1 'rnarco. Sospeohamos que por este tiempo debió morir Blanca Pica. " la esposa de Ramón, el cual, pa.ra suplir la ausencia paten 1. y e'l vacío de la madre cabe su hijo, le dedica el Arbre de ft7.osofia des'/.derat, artificio compendioso, o más bien esquemático, para! actuar la presencia de Dios en todo lugar y til'mpo. Así llegamos al mes de noviembre de 1290. Esa temporada de dos años escasos (1289-1290) parecería insuficiente para t~to trabajo, si hubiera. tenido que cumplirse en condiciones de normalidad. El mismo Ramón confiesa en el Arbre de filosofia 34 que no tiene tiempo para esCrIbir el Art memorativa 35 por estar ocupado en otros negocios y no tener quien le ayude. Realmente, el dinamismo entonces desplegado exige más bien un periodo de tres años, y, por cierto, ni cortos, ni vacíos, ni desaprovechados. Si no nos constase de modo indudable que hacia fines de 1290, con letras comendaticias del maestro general de los Menores se, había de partir hacia Italia y que personalmente entregó a
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" Véase la A 'r t inve'l1hva. al fmal de las cuehtlones adiCIonales o e'-travagantes (ed. MagunCIa, V, 2IO) "Prólogo, n 4 (O RL, XVII, 402). " El Art memoratl'v<1, con la inventiva \. la aJllatt ....a. habla
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J:-Il'RODUCCrÓN BIOGRÁFICA
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mano -all ,p apa Nicolás IV el .Hbro Quamodo Terra Samcta re· cuperan potest 31, nos inclinaTÍamos a prolongar la composición del Llibre de Sancta María y del Arbre de filosofía hasta el año 1291. 'En este período de ocho años, la actividad de Ram6n - Llull, inidada con ca1ma relativa, crece gradualmente hasta llegar a un verdadero frenesí. Literariamente es uno de los más f.ructíferos y de los más ricos en obras de ¡¡¡Ita callidad; en él pu'blica Ramón sus grandes obras literarias, a saber: el con el Uibre d'amuic e ¡/lmOJt; la P:l;a.sent visió; el LliJbre de meravelles, con el episódico LZibre de les besties, y el Llibre de Sancta M¡aría, 'Con la escolta del sugestivo Liber super psalmum "Quicumque", del Art inventiva, una de sus más cimeras diJras científicas, y del Art amativa, didáctica y artística a la vez. Su movimiento mecánico no tiene tope ni conoce el cansancio; probablemente asiste a cinco Capítulos generales de Ordenes religiosas, va a Roma dos veces y otras dos a I\l!rís, y por tres veces regresa a MonJtpellier. Sus anhelos espiTituales le aguijonean, y se dirige a los papas, a . los doctores de la Sorbona, al mismo rey de Francia, gestionando su negocio apportune et importune. Y, como premio... , el fracaso de su enseñanza en Rarís, JJa inutilidad, al • m~mos subjetiva, de su trabajo, el motejo de loco.
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V
1291-1299 •
Ramón entonces prosIgue la Vida coetánea· "partióse de Montpellier por la vía de GénoV'8:, donde dicho ibro inventivo de la verdad (Aort inventiva] trasladó en ro -risco". Si este hecho no respondía a la existencia de muchob sarracenos en Génova, tal vez es que, previendo la inutilidao de las tentatilV'alS que iba a probar, determinaba transfretar a Morería, si tal elV'entualidad se presentase, y para entonces comenza:ba a prevenir el trabajo. Acabada esta versión, fu~sc de Génova a la ".corte romana para dar forma de hacer los monasterios que deseaba; mas, como en dicha corte roma' a pudiese poco aprovechar por los impedimentos que alllí sentía, deUberó volverse a Génova para que de aquí más fácilmente pudiese pasM' a Berbería". Mas todo ello no aconteció tan rápidamente como parece indicar el autor anónimo de la Vute, coetánea . .. O blen con otro título semejante, pues ni conocemos manuscnto alguno de esa obra ni hemos ,podldo comprobar personalmente ese hecho, avalado por la autorldau del padre Pasqual (J, 187).
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Con las letras comendaticias y con la licencia de enseñar en los <:onventos franciscanos de Ja provind~ romana y de la Pulia particularmente, repugna al temperamento dinámico de Ramón el retenerlas ociosas, y hay que suponer naturalmente que, usando de ellas, se afiallla:se, así en Roma como en otros lugares de Italia, a explicar su AlT'te. De esa temporada, y eSC'l"itas en Roma, o al menos en Italia (1292) no en Montpellier ,serian las obras tituladas Quaestiones quas quaesWit quidam trater minor a Raymundo ' donde se cita el Art amatWa, y cuyo contenido se a~ene perfectamente con eT sincrónioco mirugisterio de su AlT'tEl-1Y el Llibre contra Antecrist, que también cita la Amativa. De ese modo se dedicaría a la docenda y a los trabajos litera'l'ios, sin olvidar, empero, su prin<:ipal negocio ni perderlo de vista, pues es casi cierto que entonces presentó al papa Nicolás IV as la demanda que no ha!bía podido -hacer tres años antes a su antecesor, Honorio IV, propugnando además la unión de las dos Ordenes Mimares del Temple y de" Hospital 30. Tal vez escribió aún otras obras durante aquellos dos años, hasta que, desengañado y amargado viendo cuáon poco conseguía, creyó llegado el mom~to de regresar a Génova para naveg8lr a Berbería. En GénOV'a., por la Quincuagésima de 1293, sufrió una gra'Ve tentación -de desesperanza, tal vez a <:ausa de una grave enfermedad. El doctor Juan 19nacio Valentí 40, por los síntomas apuntados en la Vida coetánea. y en el Arbre de sciencia 41, dilllgnostka que Ramón fué entonces víctima de una crisis de melancolía ansiosa, cuyas causas morales radi<:arían, a buen seguro, en la gran depresión psíquica que expe, rimentaba desde antiguo, agraNadIa. toda~a pO'l' algún acontecimiento de alta trascendencia subjetiva; por ejemplo, la disoludón de su escuela de Mlh'amar, que sospeohamos debió de sobrevenir entonces 42. Sea como fuere, repuesto de su enfermedad, pero convaleciente aÚn, y vencida la tentación, a • Había SIdo elegIdo el 22 de febrero de 1288, tras un interregnu de dIez meses y dieciocho días. • Phllippus BnetlUs, en los Annales de este Papa, escribe: .NIcolaus IV ordmes tem¡¡lariorum et hospltaliorum m unum redlgere est {;onatus, CUI negotlo perflciendo multum laboravlt Raymundu~ Lull ; sed dlfflclhus erat hanc perflcere. concordiam, quam sperare. ; ap. PASQUAL, 1, 18r. .. Dues crisis en la
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últimos de junio, según conjeturamos, partió para TÚnez llevándose sus libros. Aquí comienza una temporada corta, pero intensísima, de actividad misiona'l. Es altamente dramática 131 estancia d~ Ramón Llull en Túnez durante todo aquel verano, bajo el clima a:rdiente de Mrica. Predica con celo y valentía, disputa sobre religión, concita contra. él el fanatismo popull3.'Í"; lo acusan, lo encarcelan, lo condenan a muerte, y, si logró escapar, lo debió a "un gran moro" dice la Vida ~tánea ,que convenció a'l' rey de que no n¡erecia pena de muel'te quien por ensalza". su fe se e~nía a tal peligro; pues, si no se considera;ba" así, la misma. sentencia se tendría que dar por bien apli'cada 81 los - sarracenos que fuesen a predicar a los cristianos, y con ello se retraerian. El razonamiento era hábi'l y triunfó: lfa¡ sentencia de muerte fué conmutada por la de destierro, b~.jo pena capital, de todos los dominios del rey. Elnpero, al solt8.l'llo, estalló un alboroto popular, y "cuántos' fueron los golpes, bofetones y pedradas, no se podrían contar", exelama el autor anónimo. Y ésa fué la despedida más benévola que eswrar podía. _ Ese trálgico dese!11ace estimuló nuevamente la aoUvidad literaria de R/amón. Refugiado en unla nave de genoveses, en el mismo puerto de 'l'1únez comeIllZ'Ó, a fines' de septiembre de 1293, 1'a Taula general, producto de una gran serenidad de espíritu y de una fria:ldad científica que nos hiela; esta
• Hasta aquí es muy dIfícIl determ'Uar la sucesión cronológica de la 'b lbllografía luliana, pues sólo nos podemos gUIar por conjeturas y por las referencias que una s obras hacen a otras ; de aquí en adelante .ya es mucho míls fácil, pues el autor suele hacer constar el lugar y la fecha de compOSICIón en 106 éxplicits de sus obras . .. Véase 1>. MARTÍ DE BARCELONA, N..,1ts documents sobre Ramon LtllI y la seva Escola , en 'Tiscel Umía lul·liana (Barcelona, 1935), pp. 166-167, doc. l . ., En el ATt de fer e solre questions, llamada en latín LecturlJ super cArlem in1lellttl.'am. et «Tabulam geperalem., disto 1 (oo. Maguncia, V, 3), dIce el propio Ramón que está ocupado en enseñar a lO!, s arract!no~ t-l A rt I 111'C 11 ti¡'C, pre\'iamenle tr,llluc.da nI árabe L~~
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tencia productora se exacerbara como una pasión dominante y desenfrenada; diríase que su espíritu, con los años, se vuelve más inquieto y no le deja sentar residencia estable en parte alguna. Por lb pronto, el mismo año 1293 escribe la Lectura compendiosa "Tabulae generalis", e inmediatamente empieza el Arl de ter e solre qü-estians, obra notaJblemente voluminosa que no acabó sino dos años más tarde en Roma '6; al siguiente año, toda'VÍa en Nápoles, publica Lo sisen seny que OIpe1Mn affatus, aCalbado el día de Pascua (18 de abril de 1294); la Disputaci6 deIs cinc sams, las Flors d'amoTs El flOTS d'intel-ligim:cia y el l.JIibre de lleugeria e ponderoS'Útat de;ls elements, escrito a petición de los médicos napolitanos. En la misma ciudad de Nápoles, donde residió el nuevo papa CelestIno V desde mediados de septiem'b re hasta SI\l abdicación '7, le presentó Ramón la Disputació dels cinc aavis, con Ga Petitio fina'l, y las JiV,ors d'amors e tlior8 d'intel 'l igenoia; y, una vez elegido ,p apa Boniiacio V[Il, si'gui610 a Roma' 8 y prob8lblemenrte a los otros lugares donde residió la corte paipaI a~' principio de aquel pontificado, presentándole la misma Petitio. • Este seguimiento debió durar hasta principios de 1295, sin obtener resu1tado alguno apreciable. Parece que no recibía una neg8ltirva rotunda, pero sí dilaciones continuas, por considerársele envuelto en una 3!tanósfera de locura. o al menos de exa:]¡tación, lo cual 'le producía una fuerte depresión anímica. Por la fiesta de Pentecostés tal vez asistiría en Asis a un Capítulo general de frailes menores, el tercero de éstos, si·n vis'l umbrar, con todo, más claros horizontes; y es lo más probable, aunque no cievto, que entonces su alma, en tristura y dolor, se eJcllaaase en aquel amarguísimo y trágico Desconhort, donde se lamenta de los treinta años pasados en suspiros y en trabajos como procurador de los infieles, habiendo abandonado a su mujer, a sus hijos y todos sus bienes, gastando de lo suyo en menoscabo de sus hijos; de cinco viajes a Roma, de seis asistencias a Oapítulos generales, de Incesantes visitas a prelados, a príncipes y a reyes; de los tormentos suf.ridos en Moreríal, de la aniqui'lación de Miramar, de la locura que le achaca'ban; y todo, todo en vano:
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In vestigaclones
de Pletro Egldl han com probado que predlc6 a los sarracenos de Lucera y a los caUl1VOs del Castello dell'Ovo; Codice ñlplomaflco del saraccm dI LlLcera (Nápok., 1917), 32-33, ap Anuan de !' !n,lItllt d'Est'lldrs CatalallS, 7 (1921-26), 324 . .. En esta obra CIta lar Dispuülcf6 d eis cinc sa1'IS V el Arbre de sciencra, escnto en 1295 en la CIudad Eterna. <"i Día 8 de diCIembre de 1294. ca A,.t de fe,. c soz'c qúestttms, dlst 3. P 2. q 45' Arbre de sciAn. cia, .Questtons
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Senyer Déus gloriós 1 Ha al món tal martir com aquest que 50stenc com Tu no pusc serVlr, e no ha y qUl m'ajut? '.,
Ramón hace un propósito desesperado: 'h uir de Roma y no 'Vol~ nunca más. Irá a tierras de sarracenos para dar aJa:banm a Dios, sin preocuparse del resuItado. Y, efectivamente, el próximo septiembre ,es decir, a las pocaS' semanas o, a lo sumo, a los pocos meses comienza y acaba en la misma lRoma 'la encldoped'ia llamada Arbre de ..sciencia, desde el dia de San Miguel. 29 de septiembre de 1295, a Jas calendas del siguiente abril; y despu-és, en Aonagni, el Llibre dels articles, que deja ultimado en la vigilia de San Juan Bautista; y e1 Llibre de anima racional, en Roma de nuevo, que d~bió de escribir en el verano; y ~os Proverbi.s de Ramon 50, tez'minados en la víspera de San Lucas o a fines de año. Al J.legax a este punto, dice el autor anónimo que Ramón, que nada obtenía, partióse de aquí [de la corte "como pontificia] y fué a Génova, donde asimismo compiló algunos lilbros de su Arte, y después fué.se al señor rey de Mallorca, y, habiendo razonado con él, partió pa,ra la ciudad de París, donde leyó públicamente su A'Tte, ordenando muchos iibros". No sabemos cuáles fueron las obras que compiló en Génova, probaiblemente en el invierno de 1296. La visita "al señor rey de Mallorca" tendría lugar en la. primavera siguiente, y a buen seguro que en MontpeUier o en Pel1piñán, pues hasta 1298 no se le restituyó de hecho su reino insular. De alli continuaría hasta París, donde, recobrado nuevo optimismo, vue1/Ve a poneT en movimiento toda su dínwmis, acudiendo otra vez al rey de Francia, a la Ullliversidad, a:I obispo, a maestros y disc!pulos, a religiosos y a laicos, para interesarlos en favor de su negocio, y reanudando con nuev<,) ardor su actividad literaria, febricitanotemente, alocadamente, epilépticamente. Inicia su labor, a fines de la primavera de 1297, con la Contewplatio ~l11Imundi, breve tratado que presenta al colegio de doctores teólogos de ia Sorbona, rogando que lo acepten y lo 'corrijan, pues desea 'h acerlo llegar hasta el rey Felipe de Francia; durante el verano pudo escri'b ir el Traetat d'astroncnnia, 'p ara príncipes y altos varones, que ultimaría en octubre; el 22 del siguiente mes de febrero acababa la Declaració de Ra-mon "1, contra ,l as opiniones averroistas condenadas por el obispo de PalTÍs, en doscientos diecinueve capítu'lQS, tantos cuantos eran los artículos con'" DCSCOllholt, 35
" Advlértase, con todo, que los manuscritos sltúan esos proverblOs en el año 1299 y no en 12C)6 ; vld , ORL, XIV, 1> VIII, n 1 o. Dccla,-a/w Rayll1tllld, pe¡- modl/m :tlalogl , , obr a conoclda tambifn con el nomhre De salle el RaVl/llllldo ' ,
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denados; el 22 de agosto de 1298, octava de la Asunción de Nuestra Señora, ponía fin a la voluminosa Disputatio Raymundí et eremitae super aIiqui bus dubiis quaestianibus "Sentewfiaruml' magistri P~ri Lombardij y en octubre, a Z' Arbre de, filoooffia d'ambr, de ¡b ellísima 'Y bienoliente eflorescencia
mística, donde no es difícil halllar ¡frecuentes adusiones a su estado de ailma. Anln no hemos acabado. En el corazón del inviezno terminó la Brevis prfWtica "Talnaae generalis" 82; en junio sFguiente (1299) publi'C3. el Líber de, nova geometria y el de Quadratura e triungull1Jtura de,1 ce1'CIe, llamado también Comenr;aments de teologia, y en jUlio tenia ya. terminadas Jas Quaesticmes 'DIttrebatense.s. Después, probablemeDIte, emprende unos nuevos 001r/J&nr;amervts de jilO8Ofía, esCl ibiendo en Parls eJl "primer circu~o" y empezando, por lo menos, el segundo 53. La simple enumeración de tantas obres y tan continuanos da como vértigo. El propio Ramón Llu'll parécen06 presa de vél'tíogo y de ebriedad, pero sin perder nunca de vista su ideat, con Il a brújula orientada siempre hacia su norte. Poco saJtisfecho del progreso Ide su negocio, se despide de la gran urbe, cerebro del mundo científico, con el quejumbroso Oant de RI»m
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E comencem en Barcelona
Jai'm e n e1' Justo le concedió graciosamente tal permiso, con fecha de 3() de octU'bre de 1299 6<. Después, a ruegos suyos y de la reina doña Blanca, escribe parllJ su uso las Oracions de Ramon, .y es casi seguro que en la misma ciudad de Barcelona inició una nueva forma de ootividad, misionando en mezquiJtas y ain8lgogas. Finalmente, a últimos de año regresa a M1allo.rca después de oveinte años de ausencia, habiendo desplegado una actl'Vidad t8JIl fanüística, que
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Ottaviano, crevéndola desconocida, la publicó con el título de A.rs cOnlpendwsa; e s t~ fechada en enero de 1299 (J2C)8 ab lile.). • El .tercer circulo. de e sta obra lo añadIÓ en Mallorca el año sigUIente, 1300 . .. A RUBIÓ 1 LLUCH, DoeulII.ents per la historia de la cultura catalana m/g-e'Val, l, p 13.
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sólo puede al ritmo caienturiento de un corazón en locura de amor. Es una bella granazón literaria. la de todo ese periodo de nueve años tempestuosos; presenta obras de volumen considerable, como el Arbre de .9Ciencia y el Art de fer e 80Zre qiiestions, y otras muy breves; pero en su ma.yor parte son de regular extensión. Oitemos como más interesantes, con el juicio que merederon al maestro Rubió y Uuch, las Flors d'amor e f"loTS d'intel-ligencia, "tratado mistico-alegórico basado en el' Art OIn'Intiva, dedicado al pa¡pa Celestino V, y uno de ~os más carncteristicos de Ramón Llull, donde el silogismo se combina con las metáforas y alegorias trovadorescas"; ~a Di9putació deIs cinc savis, de serena controversia entre un judío, un sarraceno, un nestoriano, un jacobita y 1m católico, personificación del 8/Utor, clasificada entre las grandes obras literarias de Ramón; el mencionado Arbre de scienc1.a, derivación del Art inventi00, verdadero bosquete de dieciséis "árboles", ejemplall'es de toda la flora científica, obra puramente didáctica, de forma simbólico-alegórica y dia.logada, en general más bien seca, pero que en el "Alrbol ejemplifica'l'" rompe en bella !florescenci8i de apólogos vLvos y palpitantes, !rica de léxico y llena de anécdotas autobiográdkas; probaoll1emen te e'l De8CQlnhort, poema elegí:alco en sesenta y nueve estrofas monorrimas de doce versos alejandrinos, ,l a obra maestra de la poesía lu'liana, IY efusión pa,.tétíca y sincera de su corazón; los Praverbis de Ramon, teológicos, naturales y morales, en nÚmero de seis mil, pesados los primeros, aéreos los últimos en gran parte; el lArbre de filosofia d'amor, secuela del Art am.ativa, con predominio de la fOlma alegórica, de imágenes trovadorescas y de ardientes efusiones lirieas, hermanas de las del Llibre d'amw e amlat; el Cant de Ramon, en estrodias monorrimas de seis versos octosílabos, inferior al De.9Ccmhort en extensión, pero superior en sentimiento y fuerza liriea, la obra métrica. más flúida del autor; el DictOit de Ramon, poema didáctico-teológico en verso.s pareados de nueve sílabas, de mareado sallor popular; y, finaJmente, las Oracions de Ramon, de carácter mist1co, destinadas a la devoción personal de los condes-reyes de Oataluña y Aragón, don Jaime y doñ~ Blanca. Bien pudiera 'g loriarse clla Iquier litera.tura de un ramillete como éste. ¿ Cómo podía escri'b ir Ramón Llull tan profusamente entre tantos viajes y correrias, entre tanto movimiento y tanta agitación espiritual? Quien supiera contestar, conocerla toda 'la secreta fuerza del amor. ¡Y son tan pocos los que I~ conocen!
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VI 1300-1307 Las desiluslOnes reci'b idas, el exceso de trabajo llevado a ca.bo, la edad casi septuagenarIa, podrían hacer pensar que el reUro a su isla nata~ tenía un ca·r ácter definitivo de descanso y de reposo. 'Mas no era ése el temple de Ramón Llull. La nueva forma de actividad misional comen~ada en Barcelona la prosiguió , da ¡frutos cada año más ZOC3Jtos yen. manojos más apretados. Sería \fatigosa, y, sobre todo, confusa y reseca, la individual enumeración de cada una de sus o'b ras en los si· guientes periodos; por eso las ci,t aremos globalmente y sin dar de ellas particular aprecia-ción. ~pen3S ilegado a Mallorca, escribe (marzo de 1300) la A.p licació de l'Art general, poema didáctico de mil doscientos versos octosHabos 'p areados, los cuales lo a:barcan todo, menos la poesía; y a la vez acaba el "tercer círculo" de los Comen!(aments dfj filosOft(J), de caráoter enciclopédico, obra empezada en París el año anterior; sigue la Medicina de pecoat (julio), poema moral de seis mil versos en dísticos eneasilalbos, con frecuentes irregularidades, obra prosaica y l:a. más eJctensa de todas las versificadas; el Llibre del Es de Déu (septiembre) y el De coneixen!(a de Déu (octubre), de asumo puramente teológico, como indican los titulos; el Llibre d'home (noviemlbre), 'donde se estudia la vida: y la muerte corporal y espiritual del hombre, y, finalmente, el Llibre de Déu (diciembre), dividido en dos partes: de Dios y de Jesucristo, 'r espectivamente, resum~n metódico del dogma católico sobre la Trinidad y la Encarnación, con cinco oraciones finales que son verdaderas jo)'las de la Ji.teratura mística. Entonces, con un año de retraso, llega a Mallorca la noticia de la victoria de Kassán, gran kan de 'l'.ail'taria, sobre ioa mus'UImanes en la batallla de Nedjamaa-el-iMorudí (23 de diciembre de 1299), que tanta sensación y 'alegría causó en
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toda la Cristiandad, con la esperanza de recuperar el Santo Sepulcro; y Ramón Llull, prometiéndose una gran ganalIlcia espiritual, "metióse en una nave" y voló a Oriente. En llegando a Chipre, "halló aquella noticia ser falsa", di-ce la Vida' coetánea. En realidad era¡ verdadera, pero tardía; la victoria, infructuosa; la ocasión, perdida. Pero como el único móvil de Ramón era el honor de'! Amado, el cual podía procurar en todo ,t iempo y luga:r, adaptándose a 1.as circunstancias como buen estratega,. ingenuamente "suplicó al rey de Chipre que hiciese que acudieran a su predicación algunos !herejes que había en su tierra, ofreciéndole que él pasaría luego al sul·t án de Ba'bilonia y al rey de Siria y de Egipto ,plllra instruirlos en la santa fe católica, de lo cual dicho rey de Chipre hizo poco caso; mas, con todo eso, dioho reverendo maestro no cesó de confundir a diohos herejes con predicaciones y disputas". El empuje, pues, iniciado en Barcelona y aIentadó en MaJllorca, continuaba en las tierras de Levante, aguijoneado por el celo del honor de Dios 'Con afán siempre insatisfecho. Tampoco dejó ociosa su pluma, y en septiembre de 1301 escribía la interesante Retorica nova en el monasterio de San Juan Crisóstomo, . de aquella misma- isla de Chipre. El clima malsano le origjnó una enfermedad, durante la: cual estuvo a punto de morir envenenado por un clérigo y un esclavo que lo servían, lo cual le movió a partir antes que realizaran su propósito. Fué a convalecer en Famagusta, donde hailló cordial acogida en el gran maestre de los temp'laa-ios, quien le hospedó en su propia casa hasta quE! hubo recobrado la salud. AJllí escribió, en el mes de diciembre (1301), el Llibre de natura, ensayo de física, e inmediatamente se trasladó a Armenia, componiendo en ,Aileás, en enero siguiente, el breve tratado De ~o que deu kom creure . de Déu. Aa poco tiempo regresó de aquel viaje fantástico, verdadera¡ ,h uída de delirante, !humanamente ha:blando, y "en el mar, viniendo de Ulitramar en el año 1302", escribe los Mil proverbis, muchos de ellos de carácter popular. Llega:do a Mallorca, compone otras dos o tres obras. En octubre de 1303 lo encontramos en Montpellier, en plena fiebre literaria, escribiendo la Disputatio fidei et intellectus, seguida. del Liber de lumine (noviembre), donde estudia las propiedades físicas de la luz y su simbolismo; después, el Liber de regionibus sanitatis et infirm:iltatis (diciembre), la pequeña trilogía de las potencias del alma, a saber: Liber de intellectu, Liber de vOluntate, Liber de memoria (enero de 1304), compendios, respectivamente, del Art inventiva, del Art amativa y del Art memorativa. En el entretanto parece que hizo una escaipada a Génova, pues hailamos feohadas allí en el mes de febrero varias obriUas de carnc-
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ter ftlosófiro 5 5, regresa.ndo en seguida a Montpellier, donde permaneció hasta el mes de abril de 1305 en fuerte tensión productora, ya que llegó a escribir nueve obras .más, entre ellas el Líber de praedwatione, dividido en dos distinciones -una de la doctrina general de la predicación y otra de sus condiciones ~ seguidas de den sermones para las dominicas y fiestas del año 56; el Líber de ascen8U et deseensu intelleotus (marzo de 1305, o de 1304 ab lncarn.), uno de sus tratarlos de filosofía más linrteresantes, y el Líber de fine (abril de 1305), plan de organización militar para la conquista de la Tierra Santa¡, con abundancia de datos autobio· gráficos y bibliográficos. Todas las obras que hemos meno cionado en latín creemos que fUi!'l'on escritas origi,n ariamente en caltalán, por más que se nos hayan perdido los textos primigenios. El 5 de Junio de 1305 fué ~legido ,prupa Clemente V, hasta entonces arzobispo de Burdeos. El 21 de julio notifiClllba oficialmente la elección a la Cristiandad, y el 14 de noviembre fué solemnemente coronado en LyÓn. A cada nueva elección papal, todo el enjambre de deseos y de esperano;as que anidaban en el corazón de Ramón Llull volvía a agitarse y a moverse. Con más motivo alhora tod9JVÍa, tratándose de un papa francés, amigo de Felipe el Hermoso de Francia y de Jaime II el Justo de A'l'agón, Blmbos nietos del Conquistador, estalló en el corazón de Ramón un renacer de ilusiones, alimentadas por sus anhelos de am'Or; y durante una 'temporruda vuelve a entregarse a aquel dinamismo frenético, tan difícil de ordenar y de esclarecer históricamente. El 24 de junio, diecinueve días después de la elección pontificia, lo hallamos ya en Barcelona, donde Jaime II le asigna una pensión vítalicia de dos sueldos día'rios, aumentados hasta cuatro todo el tiempo que estuviese en su compañía 57; Y en agosto escribe el Líber de errQ1'ibus iudaeoTum. Todo nos induce a conjeturar que ese vi:aJje obedecía, ante todo, a interesar al' conde-rey en sus proyectos, recién exploa:nados en el Liber 'de fine. Parece que Ramón llegó a convencerlo y entusiasmarlo y que lo acompañó hast:aJ Montpellier, donde el rey Justo se entrevistó ron V, tal vez cuando se dirigía a Lyón para la. coronación, ofreciéndole su persona y sus señori'OS, su ejército y sus tesoros, para emprender la 'g uerra contra los S'aJI'racenos. Ramón Lo gica 1l01Ja., I L ectll ra. A rtis quae it"titulatu1' .B1'e1Jis j>1'actiC4 Tabu/o.e g ene raLis», Llbe1' ad proba.ndu1/I aliquos a¡'tlcuLos tidei catho· Ucae per SyLlOgISt7CQS 1'atlones, lO
.. El último, de Todos los Santos, se subdiVide en otros nueve, ~obre las bienaventuranzas . .. RUBIÓ 1 LLUCR, Doc7l1ntl/ts, 1, P 39 ,
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,sistió po sonalmente a esas conversaciones, 'Y después siguió 8'1 Papa úyón, donde permaneció un tiempo la corte pontificia. En el mismo mes de noviembre, quién sabe si dUMlIlte 'las mismas fiestas de la coronación, comenzó alli el Ar8 generaliB ultima, que no terminó hasta tres años más tarde en Pisa; y, Plesentándosele ocasi6n, es fácil suponer que 'insistiría, oppc>rtune 6t imwortune, en sus proyectos, concretados en el Liber de fine, del que tenf,a Clemente V IIn enoviado por el rey de A'rag6n 58. Todavía reforzó su dE.","arnda escribiendo ailli y entregando al mismo Papa 'la Petitio Raymundi pro cowversWne infidelium, "de lo cual, así el Santo Padre como 1'Os cardenales, hicieron poco caso y no se preocuparon", escribe el autor anónimo. ¿ Quién podrá ponderaT la desilusi6n de Ramón Llull? Alicaído y desalentado, sacude el polvo de la corte y busca asilo en Montpe1lier, su refugio predilecto. A fines de año, de enero a marzo de 1306 (1305 ab Incarn.), escribe allí dos obm!, según el padre Pasqual: Ar8 bre'VÍ8 quxre eBt de ,~ 11f¡ntion:e medic>rum iuriB ci'Vilis, o A'7'8 brevis iuris, e Introd1Wtorium mag'Me ArliB generalis. Aqui se nos eclipsa Ra.mÓn I.ilull duran1:e todo el año 1306. Cree el padre Pasqual que lo pasó en París, donde conoció y tra.tó a Duns Escoto y donde escribió el Líber facilis scientiae, datado allí en el mes de junio, y las Quaest\ones super "Librum faciliB scientiae", que le subsi1g uieron. Pero sus relaciones con el Doctor Sutil no son 10 bastante ciertas, y por lo que bMe a la mencionada fecha, manuscritos hay que consignan la de 1311; Ib ien fácil es la confusión entre seis y once en la. numeración romana y en la escritura de la época por la semejanza gráfica de la v y la x. De más peso es el argumento de estar fechada en París y en aquel año de 1306 1'a Bupplicatio Ra¡ymundi venerabilibus theologiae professO'ribus ... Btudii parisiensi8, a pesar de qué hay manuscritos que ~a atri'b uyen aIl. año 1310. El :hecho d~ citarla una Obra. escrita a fines de 1308 09 abogarla la opin ir.n del padre Pasqual. Pero, aun así, R
obledo.
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plearía el resto del tiempo en los preparativos necesario!!, más bien espirituales que de orden material. ManifestaciÓil aislada de su producción literaria en este intervalo podría ser la traducción latina del Llibre dels angeZs ea, fechada en 1307, pero tanto puede ser de principios como de fines de año. La Vida coetánea nos dice que Ramón, dejada la corte papal (sin mencionar si pasó o no por ~ntpellier), vino la Mallorca, y que desde aquí, probablemente en plena primavera de 1307, "pasó a Berbería, a tierras de Bugía". De hecho, allí volvemos a encontrarlo buena parte del año. Inicia su actuación predicando la fe cristiana públicamente "en medio de la plaza", donde se produjo un grande alboroto contra él, librándose de la furia popular por intervención de los alguaciles, que lo llevaron al muftí u obispo sarraceno, según el autor anónimo. Del diálogo entre la autoridad y el reo nace el concierto de una controversia pública, propuesta por Ramón, cuyo resultado fué el encarcelamiento, con previos bastonazos, y pedrada5) y empellones, y tirones de barba, "que tenía larga", hasta dejarlo casi por muerto. Metiéronlo en el lugar más infecto de la cárcel, "en la privada", con una gran cadena al cuello, "donde estuvo por largo tiempo con dolorosa vida". Las gestiones de catalanes y genoveses consiguieron que lo trasladasen a otro lugar más soportable, donde permaneció medio año más y donde fueron a visitarle algunos sabios sarracenos con la intención de convertirlo a sus creencias. Entáblase entonces un verdadero pugilato teológico, que se concreta entre Ramón y el saJbio Ha mar, y, de ,común acuerdo, cada uno de ellos escribe una obra apologética. Así compuso Ramón en árabe la Disputatio Raymuncl1 christiani et H amar saraceni, acabada la cual, la envIó inmediatamente al muftí; al poco tiempo "vino orden del rey, que estaba en Constan tina, mandando con grandes penas que ... fuese lanzado de la tierra; y, de hecho, metiéronlo en una nave que iba a Pisa". Cerca ya de la costa, el navío naufragó, salvándose Ramón con un compañero suyo, desnudo, perdidos los libros, agar'l'ado 'it un madero G1. Esto sucedía a principios del invierno de 1307. Bien podríamos dar a este período el nombre de Odisea luliana o bien TTOJbajos de Ramón Llull, a la manera de las relaciones de gestas de [os antioguos Ihéroes, y esos tíltullos no desdirian de la re8!lidad. A'lln ha'b ríamos de añadir, en favor de Ramón, su eda'd más que septuagenaria, en contraposición con la de aquéllos, en Qa plenitud de su vida. Resulta inimaginable tal actividad de predicación en mez.. Lo eSCribIó en cata lán, en Mallorca, haCIa el año 1275 "> Véase la r uta coetánea y el prólogo ~ el f11lal de la men cionada Dlsputa/tO Ray/lltl1ldt et Hall/(lr.
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quitas y sinagogas, es~ movilidad desde Mallorca a Oriente con la enfermedad que subsiguió, vuelta a Mallorca y nueva partida a Montpellier y Barcelona, con regreso a Montpellier, viaje hasta' Lyóp. y vuelta a Montpellier y a Mallorca, y desde aquí expedición a Berbería, y tormento, y cárcel, y naufragio en P·i sa. Y, en medio de tanto trajín, pasan de cuarenta las obras de ese período. ¿ Quién seguiría, en lugar y en tiempo, los zigzags de la golondrina en fiebre de amor y en angustia de cría?
Vil 1308-1312 Según la Vida. coetánea, Ramón Llull "en la ciudad de Pisa fué muy honradamente recibido por los ciudadano,>, entre los cua1es uno lo reci'bió en su casa". De los éxplicits de 'las obras que escribió en Pisa se deduce claramente que residió en el monasterio de San Donurino. Aquí su dinamismo vuelve a tomar un tono trepidante en aceleración creciente. . Cuanto. a actividades literarias, escribe primero el Art breu por enero de 1308 (1307 ab lncarn.), resumen del Art general, y el Liber ad memoriam confirmandam, probablemente en el mismo mes. Entre el 25 y el 31 de marzo aproximadamente, ultima 'el Ars generalis ultima, comenzada en Lyón tres añ'OS antes; en abril redacta de memoria en latin la Disputatio Raymundi et Hamar, perdido en el naufragio el teno áraJbe origin'3Jl, obra muy interesante para la Ihistoria comparada de las religiones en aquel' tiempo; y .publica el Líber de centum sígnis Dei y el Liber clericorum, ambos el mes de mayo. Cuanto a otros géneros de actividades, parece que, escrito el Líber ad memoriam confirmandam, hizo un rápido viaje a Montpellier, donde hallamos datadas dos obritas: el Liber de venwtione substantiae, aocidentis et composíti, en el mes de febrero 62, y el Líber de duodecim syllogi.smis, en marzo 63. Vuelto inmediatamente a Pisa, y sin abandonar los trabajos literarios, se dedicó fervorosamente a promover la fundación de UIl3I orden mHitar de Jesuoristo para recuperar la Tierra Santa, bajo el patronazgo de la ciudad. Su iniciJaltiva halló eco entre los pisanos, y el Ooneejo escribió cartas al Papa y a los care El padre Pasqual la fecha en febrero del año si~uiente, por citarse en ella el A rs genera lis ultima, todavía no termmada; pero adviértase que la había comenzado ya en L)l6n en noviembre de 1305· • Vid. OnA~IANO, Rit'. Cz¡lt, 1929. ~
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denales en este sentido. Amimado con nuevas esperarums, Ramón toma la via de Génova (mayo), donde obtuvo eartas comendaticias de igual tenor, con una 'of~rta de treinta y ei,nco mil florines por parte de las matronas de aquella república palra tal empresa. Al punto hace otra escapada a MJontpellier, adonde parece que iba a beber elixir de energia, y a fin de mes publica allí el A1"s divina. Entonces, en otro fervoroso entusiasmo, Ramón vuelve a lia: corte papal de Poitiers, y presenta a Clemente V esta Ars, seguramente con las letras comendaticias de los comunes de Pisa y de Génova y con las !halagadoras ofertas de las damas genovesas. También presentó la obra 11.1 rey Felipe el Hermoso de Francia, sin que podamos precisar dónde ni cuándo. Todo el verano, o más bien desde mayo hasta octubre, debió de durar en 'máxima tensión este afán, sin que le deJase lugar ni tiempo para escribir. ¿Influyeron sus ges-' tiones en 'la expedición que el año siguiente fué a Tierra. Santa ? En octubre volvemos a encontrarle en Montpe1lier, entreg.ado a sus tareas literarias; escribe el Liber de novio! lallaciis, ensayo sobre los sofismas desconocidos de Aristóteles 64, y el Liber de experientia realitatis "Artis generalis" (noviembre), seguido de una ~istola donde insinúa los pasos dados entonces en la corte pontifida en favor de la C'OIl'Versión de los infieles. Otrl::aJviano 6~ menciona otro Liber de lallaciis, de carácter antiaJVerroísta, escrito en París después del De novis lallaciis, tal vez en diciembre de este mismo año 1308. De ser ello &Si, tal viaje a París justificarla la ociosi.da.d. literaria de Ramón Llull durante los meses de I enero y febrero, en los que no sabemos que publicase obra algull:8J, a no ser aquellos Proverbis perdidos, que envió al rey de Aragón con una carta en que le manifiesta el propósito de ir a AIviñón y estar cerca del Papa, siempre a la mIra de su negocio. En el mes de marzo, y en l:a: misma ciudad de Montpellier, vuelve a su trabajo frenéticamente. Son de marzo de 1309 el Liber de maiori agentia Dei y el Liber de convenientia quam habent lides et intelltrotus in olmicto; y también del mismo mes, entre el 25 y el 31 (primeros dias dcl año 1309 Q/b Incarnati.onle), cl Líber de acquisitione Terrae Sam;ctae, escrito tal vez en vistas de la expedición que se preparaba, y presentado al Papa Clemente V; en abril data 8Jlli mismo otras cuaJtro obritas 6 6. Después creemos que volvió a la corte papal de Aviñón, cumpliendo el propósito manifestado al conde-rey Jaime II, y que entonces presentó al Papa el Liber de aoquisttione Terrae Sanctae, insistiendo en .. LONGPRÉ, D i ctio'tnalire de th¿ologie catholtque, • L'Ars compendwsa ... , p. 67, n 1~6
• lbid ., 'P. 68, nn. 124·137.
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sus proyectos durante todal la primavera y el verano, 8 11 nque siempre sin resultado alguno positivo. Este nuevo fracaso, empero, no le acoquinó por completo, antes bien, con juvenil empuje emprende la vía de París, "donde públicamente leyó su Arte y otros muchos libros que en tiempos pasados ha'b ía compuesto; y fueron a oírle no tan sólo estudiantes, sino también gran multitud de maestros" 61. Tal vez sucedía eso a los principios del otoño, y las lecciones acapararían toda su actividad. Indudablemente lo hallamos en Paris el mes de noviembre, dando a luz su Ars mixtiva theoZogiae et phiZosophiae, que inicia una nueva. fase en la lucha contra el error, acometiendo al averroísmo clara y aihincadamente. Entre diciembre de 1309 y septiembre de 1311 ('Veintidós meses) escri·b e más de veinticinco obras, lmas como por grupos, otras con intervalo de algunos en los que se entregaría de lleno a procurar su negocio, directamente o por vía diplomática, dando pasos continuos, insistiendo de pala!bra y tal vez importunando con su presenciaJ. lID más largo intervalo de ociosidad literaria en estos dos años es el que va de julio a octubre de 1310. Es posible que fuese 31 Vernon, residencia entonces de Felipe el Hermoso, el cual le di6 una carta de recomendación, atestiguando su buena conducta, con fecha de 2 de agosto. En este mismo mes redactó l1n catálogo de -sus obras, que llegaban a ciento veintitrés. IgnoramoS lo que hizo después hasta. el mes de octubre, en que comenzó, en el bosque de Vincennes, el Lilber de possibill'i et ~ssibilli, dedicado ail rey FeIlipc de Francia, a quien ofreci6 inmediatamente otras tres obras: el Liber de Natali (diciembre-enero), la Lamentatio Philosophiae (!febrero) y el Liber de divina unitate et pluralítate (marzo), prueba evidente de la actividad enJtonces en la corte de Francia, previendo que el con que recibiese -el rey sus proyectos había de repercutir en la corte papal de A.viñón. Desde octubre de 1310 esa producción parisina toma un ritmo más normal y acelerado, con una obra cada mes, y alguno con dos y aun tres, como los de febrero y agosto; pero su producción de aquel período se resiente de las prisas; es como gris y disminuida, en comparación con la de su primera época. La tón,i ca general es el antiaverroísmo, a combatir el cual dedicó hasta una veintena de escrito3. de más valor literario es el Liber de Natali, cuadrito dramático en el que seis damas, personificaCión de otras tantas virtudes, cantan las excelencias del Niño Jesús, con movimientos ceremondosos que preludian nuestro teatro. Su finalidad era estimular al rey a que desterrase el averroísmo
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n VIda
coetánea.
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de la Universidad de París, a que fundiese todas las Ordenes militares en una sola en favor de la cruzada contra Tierra Santa, y a que insti,turyese colegios de lenguas para fOlma!' misioneros. , El l.· de octubre de 1311 i,b a a celebrarse el concilio general de Viena, en el Delfinado, convocado por ·C lemente V, y, esperando Ramón sacar gran provecho para sus planes de reforma cristiano-social, no vacila en acudir a él. Antes de su partida, hacia ellO o el 12 de septiembre, alcanza unas letras comendaticias del canciller de la UniveI sidad, como un certificado, a la vez, de su ciencia y de su ortodoxia; escribe además una obrita: De perseitate et finalitate Dei, con la ilusión de presentarlo al concilio' para inclinarlo hacia sus proyectos, y emprende el viaje. Durante el camino compone el Phantasticus, diálogo entre él y un clérigo bon vivant 't burlón que se dirigía al concilio a pescar prebendas, con quien platica sobre la fundación de COlegios, la unión de la IgleSia griega con la de Roma y la destrucción del averroísmo, con una finísima crítica de los grandes prebendados, gordos y bien parecidos, mientras los pobres de Cristo se mueren de hambre y peligra la propagación de la fe por falta de recursos, todo ello entreverado con inte· resantes datos autobiográficos y psicológicos. En Viena, '1i no a.ntes, escribe Lo ConciJli, la última de sus obras métricas y la más personal de todas ellas, de mil doscientos versos rimados, distribuídos en estrofas heptásticas de cinco octo· sila'bos (contando a la provenzaJl, eneasí,l abos a la itaJliana) y dos quebrados. Poco después redacta la Petitio Raymundi in concilio generali ad acquirendam Terram Sanctam, resumiendo en dos capítulos todos sus puntos de vista; y hasta el mes de marzo siguiente tiene tiempo para componer otras dos obrillas 0 8. Cerróse el concilio en mayo de 1312. En general, 'Y de un modo teórico, casi todos los capítulos que propugnaba Ramón Llull fueron aceptados, decretándose, además, las providencias conducentes; pero, prácticamente, paréceno.:l que él volvió de allí muy desanimado. Hemos citado más de setenta obras escritas en este período de cinco años. ¿ Y quién fuera capa.z de contar todas sus gestiones de Pisa y de Génova, sus pasos en París y en la corte papal y en Viena, sus enseñanzas en la Sorbona, su tensión anímica mantenida por doquier? Y reparemoE que Ramón frisaba entonces en los ochenta años. ¿ Qué va a hacer ya en plena vejez, con pocas ilusiones y con poquísima confianza en los hombres? .. RI Liber de elite relllt tf ration/s y el Dt ente. simj1Uciter abJo/uto.
1312-1315 Desde Viena de Francia regresó Ramón Llull a Mallorca, pasando por Montpellier_ .Aiquí, detenido por una enfermedad "iacens in suo lecto" ,en el mismo mes de mayo de 1312 escribe el Liber de locatione angelorur"" En julio, "veniens de concilio generaU", publica en su isla natal el Líber de participatione christianorum et &aracenorum y el De dif· ferentia correlativorum dí"ínarum dignitCJitum, que dedica al rey Thderico ID de Sicilia, hermano de Jaime II de Aragón. Estas dos obras dan la tónica de la futura¡ actuación de Ramón; se entregará a la conversión de los judíos y de los musulmanes dondequiera 'que estén, en Mallorca, en Sicilia, en Túnez, en heroico ministerio de apostolado individual. Sólo diez meses residió Ramón Llull en Maill.orca; peoro su mano, más que trému1a por los años, inquieta de amorosos afanes, no puede estar parada, y escribe una serie de diez obras, destinadas, en general. a la instrucción de los cristianos y a la conversión de los infieles. Una de ellas, De novo modo demonstrandi (septiembre), la dedica al citado rey Federico y al arzobispo de Monreale, Arnau de Rexa; otra, Quae lex sit melior, maior et verior, va d[rirgida al Papa, a 'los cardena"les y a Jos obispos, y m.ás especialmente al rey Sancho de Mallorca y al obispo de la misma sede Guillem de Viqanova, para que la hagan 3iprender a fos judíos, e incluso pide a los mercaderes que van a Berberia¡ V a AJlejandria que la di'Vulguen entre los saI'racenos. De los demás escritos hay que cita:r;- el Ars praedica,tionis (enero). bastante valuminosa, como formada por ciento ochenta) y dos sennones, y el Art breu de predicacíó (febrero). El 26 de abril de 1313, Rlamón otorga testamento, y a principios de mayo se emba"rca hacia el reino de Sicilia. IDn la misma nalVe "in man, de Maioricis apud Siciliam veniendo"--ICOmienza el ]j'b rejo De compendiasa contem;platiane, que terminó el mismo mes en Mesina, donde permaneció un año entero. Aquí la actividad productora de Ra.món Llulll llega al frenesi, una especie de deZirium tremens que apenas puede comprenderse a su edlild, y más teniendo en cuenta que su actilY'idad principa'l y primaria consistía en la disputa y predicación oral, al menos en los de junio y julio, en que no sabemos que esoritb iese abra alguna. En agosto publica el Llibre de consolaci6 d'ermita, semejante al 'Desccm-
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kort, Y una de las últimas obIas pelsonales del autor. Inmediatamente redacta otros treinta y cuatro tmtados, dos de ellos en árabe, generalmente de asunto teológico, cuyos originales catalanes se !han perdido. Todos ellos se escribieron en un período de diez meses. prescm~imos de su enumeración y cronología para no alargar en exceso esta introduc- , ción biográlfica; la postrera obm, De 11I/um.diJ está fedhada en mayo c;le 1314, una de CUYJaIS partes es, según parece, el Liber de c07I8Üio divinarum dignitaltum, en el que, según Wadding 89, Ramón manifiesta su propósito de pasar a la Morería. Según UD documento sospechoso reportado por el padre Ousturer 10, Ramón se embarcó en Mirullorca el 14 de agosto de 1314, y desde allí llegó a Bugía. Lo cierto es que el 4 de noviembre de 1314 esta!ba ya en Túnez, y que hasta julio de 1315 compuso en aquella ciudad a'lgunos libros de dispwta ron 10s sa11l'acenos, sobre todo una Ars conciZii, primpro en áraJbe y Juego en catalán, que seguramente traduciría al latín su discípulo fray Ramón de Puigcerdá. Todavía escribió otras qúince obms n, una de ellas, De Deo et mundo, dedicada al caJdí de aque'lla ciudad, donde en diciembre del mismo año 1315 divulgó la última de sus obras, el Liber de maiori fine inteZlectus, amoris et honoris 12. Son obrillaS cortas, de argumento filosófico o teológico, de escaso valor relativo, al fin romo última granazón de 1m árbol víejo y herido de muerte. Sesent81 y cuatro suman las escritas en este último período de cinco años entre Maillorca, Mesina y Túnez. Por cortas que sea.n , ron tanto trajín y con sus ochenta años, es imposible imaginarnos UDa actilVidad mayor que la de aquel caZatmlus 'VBZociter sC1ibentis. Piérdesenos aquí definitivamente la figura de Ramón Llull en un velo de misterio histórico. La leyenda nos dice que en Bugía fué lapidado, y, t1'8,n sportado piadosamente por una nave genovesa, murió en su ciudad nl8ltal de Mallorca a consecuencia de las heridas. El gmnde enemigo de sus doctrinas y de su memoria, el inquisidor general de Ara·g ón fray Ni-" colás :mymerioh, genel';¡!Imenrte bien informado de los hechos, a:l cabo de medio siglo justo, en 1365, decía sólo lacónicamente en sus DÜlilIogi antilulianos 13 que Ramón murió en la ciudad de Mlallorca y que, por ser de la Tercera Orden de San Francisco, recibió sepultura en aquel convento. El propio Ramón LluU halbía dioho en la plenirtud de sus l, 322, '-' ... DIsertaciones hist6riC4s,.. (Mallorca, 1700), núm, 61 n OnAvIANO, pp. 91-92, 15610 cita cinco, . .. RUBIÓ 1 LLUCH, Documents, l, pp, 62-66, .. J, TAIUl.É, Los c6dices luUalWs de la BibhoteC4 Nacioruzl de .. Ap,
PASQUAL,
J!arfs, en A IUJ,lecÚl Sacra Tarrac¡mensia, 14 (1941), 161, n, 12,
INTR.ODUCCIÓN BIOGRÁFICA
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días: "Los hombres que Seiíor, por vejez, mueren por falta de calor natural y por SOble8Jbundancia de frialdad. Por 'lo cual vuestro servidor y vuestro súbdito, si .así os no quel'lia morir de tal muerte, antes querria por calor de amor, pues Vos, Señor, morir quisisteis de tal guisa" H. Tal vez el Amado le exigió el sacrificio aún de su más ardiente el de morir por calor de amor martiriál, rese:rvándole la muerte por el frio de la senectud. I
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S. GALMts•
• " Llibre de contemp/,ació (ORL, IV, p. 182, c. 130).
S epulcro del Beato
1~am611 CISCO.
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I-lull (sIglo XV).-Basílica de San FranPalma de Mallorca
IDA
COETAN .EA DE
A
ON
...JLULL
COETANEA VID A • D .E RAMON'LLULL
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Por su capital importancia biográfica y documental, ofrecemos por vía de apéndice el doble texto latino y catalán de la Vida coetánea, a todas luces contemporánea del propio R.amón Llull, escrita en 1311, que es el momento en que se da por terminada la relación. A pesar de la opini6n contraria del padre Pasqual en el siglo XVIII y del padre Longpré en el actual, que sostienen la prioridad del texto catalán sobre el latino, nosotros nos inclinarnos al parecer de J. R.ubió, del P. De Galifier y de J. Tarré, que sostienen ser anterior la recensión latina. De hecho hay latinismos en el texto catal.á.n que dificilmente se explicarían sin Un texto latino previo, fuera de que la lengua no puede corresponder a los principios del siglo XlV, ni la multitud de palabras y construcciones más tardías podrían explicarse satisfactofiamente por l1imples correcciones de los copistas posteriores. El último de los autores citados cree muy fundadamente que fueron los cartujos de Vauvert (junto a París) los que rogaron a Ramón Llull les contase su v:ida. . ' El texto catalán no es una versión ingenua del latino. Nótase en aquél un especial cuidado en dulcificar las expresiones y los pasajes que los antilulianos pudie!'an utilizar contra la ortodoxia del Maestro; lo cual prueba taJllbién que corresponde a una épooa posterior a las impugnaciones de Eymerich. Por otra parte, los lugares lulianos, sólo insinuados en el texto latino, son precisados con frecl,lencia por el traductor, probablemente mallorquín, a juzgar por algunas modalidades del lenguaje: Uengo por lle1Iig'1J4 o ~q;, ley por le hi o rM, etc.
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Il'iTRODUCCION A LA VIDA COETANEA
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Damos el texto latino según la edición critica del bolandista padre De Gaiffier, aunque suprimiendo el apa,rato de variantes. En el texto catalán seguimos la de Francisco de Borja Moll, aunque modernizando en absoluto la ortografía, para facilitar más su lectura, y numerando los párrafos como el texto latino 1. M.B. Véanse más abaJO, en Jo BrbllOglafía, las referencIas bIbliográficas de ambas edICIOnes 1
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Seplllc;/o del Beato Rallló/I Llltll. (Detalle.) •
VITA BEATI RAYMUNDI LULLI
1. Ad honorem. laudem et a,morem !alius Domini Dei nostri lesu Ohristi Raymllndus quorumdam suorllm amicorum religiosorum devictus instantia narravit scribique permisit ista que sequuntur hic, de conversione sua ad penitentiam et de al-iquibus gestis eius. 2. Raymundus senescalIus mense regis Maioricarllm, dnm iuvenis adhuc in vanis cantillenis seu carminibus componendis et aliis lasciviis secul-i deditus esset nimis, sedebat nocte quadam iuxta lectllm suum para tus ad dictandllm et scribendllm in suo vulga'l"i unam cantilenam de quada m domina, quaro tunc amore fatuo diligebat. Dum igitur cantilenam predictam inciperet scribere, respiciens a dextris vidit dominum lesum Christum tanquam pendentem in cruce; quo viso timuit, et relictis que habebat in man~bus, lectllm suuro, ut dOl'miret, intravit. • 3. In crastino vera surgen s, et ad vanitates solitas rediens, nichil de visione illa cU'l"abat, iromo cito quasi per acto dies poste a, in loco quo prius, et quasi hora eadem, iterllm se aptavit ad scribendum et perficiendum cantilenam suam predictam; cui Dominus iterum in cruce apparuit, sicut a.nte; ipse vero tunc territus plus quam primo, lectllm suum intrans, ut alias, obdormivit; s~d adhuc in crastino apparitionem negligens sibi factam, suam lasciviam non dimisit; ¡romo post paululum suam cantilenam nitelbatur incoatam. donec sibi tertio et quarto successive diebus interpositis aliquibus 'S alvator in .forma seroper, qUA. prim~tus, appareret. . •
In quarta ergo vel etiam quinta vice, sicut plus ereditur, eadem apparitione sibi facta territus nimium lectum auum .jntravit, seCllm tata illa nocte cogitando kactans quid4.
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ACI DAVALL SE SEGUEIX LA VIDA E ACTES DEL REVEREND MESTRE RAMON LLULL
1. A honor, glOria, llaor e magnificencia de nostro se· nyor Déu Jesucrist, lo reverend e digne de gra:n' memoria mestre Ra,mon Llull, ~el regne de Mallorques, ·i nstat e sol·li· citat una e moltes vegades per alguns seus devots, referí e reconta. les coses davall escrites, on se contenen la sua vida, conversió e penitencia molt alta e maravellosa, segons que especificadament davall aparra.. 2. Reconta. primerament e ans de totes coses que, estant ell senescal e majordom del superil.lustre senyor rey de Mallorques, com fos en 1aJ plenitud de la sua jO'V'entut, e es fos donat en l'art de trobar e compondre cangons e dictarts de ·les cfollies d'aquest món, estant una nit dins la sua -carobra sobre fo -ba.ncal del seu mt, imaginant e pensant una vana caD~Ó, e aquella escrivint en vulgar per una sua enamorada, la qual llavors d'amor vil e fada amava; com, dones, tino gués tal oJo seu enteniment ences e ocupat en dictar aquella vana can~ó, remirant a la part dreta veé nostre senyor Déu. Jesucrist penjant en creu, molt dolorat e apassionat. Lo qual vist, hac ,g ran temor en si mateix, e, lleixant tot.es aquelles coses que tenia enfre les mans, ana's metre en lo llit, e va's colgar. 3. E lo sendema de roa.t í llevant-se, no curant de 1aJ visió que la nit passada havia haüda, torna. a dictar aquella vana e fodla CI!.ngó que comengada. havia; e, com aitra vegada aqueo lla hora e en aquel! l10c marteix tornas a escriure e a dictar aquella maj.eixa cail1~, altra vegada nostro Senyor li aparee en creu en aquella forma mateixa, de la cual; visió ell moli pus espaventat que no de la primera, 11eixades totes coses, ana's metre en lo llit. Jatsj,a¡ per aixo aquelJla folla VOlllD. tat e11 no lleixa, ans bé, aprés pocs jorns, tornant ell en acabar aquella can~ó e no curant d'aquelles visions meravelloses, fins que tergament, quarta e quinta Ji aparee. 4. Per Jes quala aparicions aOO sovinejades ell molt espaventat cogita. que volíen dir aquelles visions ten sovinejades, e lo estímul de la consciencia Ji dictava que nostro se•
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VITA BEATI RAYMUNDI LULLI
nam visiones iste tociens iterate significare debereni. Hinc sibi quandoque dictabat conscientia, quod apparitiones ille nichil aliud pretendebant, nisi, quod ipse mox relicto mundo domino lesu Christo ex tune integre deserviret; illine yero sua conscientia ream se prius et indignam Obristi servitio acelamabat; sicque super hiis nunc secum disputans, nunc attentius Deum orans, laboriosam noctem illam duxit insompnem. Denique, dante Patre luminum, consideravit abristi mansuetudinem, patientiam ac misericordiam, quam habuit et habet cirea quoslibet peceatores; et sic intellexit tandem certissime Deum velle quod Raymlmdus mundum relinqueret Christoque corde ex tunc integre deserviret. 5. Oepit ergo intra se cogitando tractare quod esset servitium maxime Deo placens; et visum est quod meliulI sive maius servitium Ohristo facere nemo posset, quam pro amore et honore suo vitam et animam suam dare; et hoc in convertendo ad ipsius cultum et servicÍllm Sarracenos qui sua multitudine Ohristianos undique eircumcingunt. Sed inter hee ad se reversus intellexit, ad tantum negocium nullam se habere seientiam, utpote qui nec etiam de gramatica aliquid nisi forte minimum didicisset. Unde mente consternatus multum cepit dolere. 6. Verum duro ipse mente lugubri hoc devolveret, ecce, nesciebat ipse quomodo sed scit Deus, intravit cor eius vehemens ae .implens quoddam dictamen mentis, quod ipse 'faeturus esset postea UDllm librum meliorem de mundo contra errores infidelium; verumptamen eum ipse super tali libro faciendo nec fOI'Dlam videret adhuc aliquam neque modum, nimium mirabatur; quanto tamen ipse super hoe plus et sepius est miratus, tanto fortius .i nstinetus ille seu dictamen faciendi librum predictum intra se creseebat. 7. Sed rursus considerans quod, licet Dominus Deus sibi processu temporis faciendi predictum librum gratiam largiretur, parum tamen vel niohil ipse solus facere posset, inde presertim, cum ipse linguam arabicam, que Sarracenonlm est propria, penitus .ignoraret. Sed ·a d hee sibi venit in m'entem, quod iret ad papam, ad reges etiam et principes christianos ad excitandum eos, ae impetrandum apud ipsos, quod constituerentur in diversis regnis seu provinciis ad hoc aptis monasteria, in quibus electe persone religiose et alíe ad hoc ydonee ponel'entur ad addiscendum predictorum Sarracenorum et aliorum infidelium lingagia ut ex eisdem personis ibidem convenienter instructis in promptu semper assumi possent et mitti persone ydonee ad predicandum et manifestandum predictis Sarracenis et ams infidelibus piam, . que es in Christo, fidei catholice veritatem. 8. Hiis igitur tribus articulis supradietis in animo suo firmiter iam conceptis, videlicet de morte tolleranda pro
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nyor Déu Jesucrist no volia altra cosa sinó que, lleixant lo món, totalment se donas a la sua servitut. E com, d'altra part, aTgUís en si mateix ésser indigne de servir-lo, atesa la vida que fins en aquell dia haviSl tinguda, estec mo'Jit acongoixat tota aquella nit, pregant nostro Senyor que l'H.luminas, e, remirant en si mateix la gran mansuetud, paciencia e misericórdia, la qual nostro Senyor ha envers los pecadors, conforta's e 'h ac verfadera oonfian~a' a:b nostro Senyor que, no oIbstant 131 vida que fina en aqueH jorn haV'ia tinguda, voI·u ntat era de nostro Senyor que ell totalment sa donas en sa servitut .• 5. E, -com ja per aquest propósitoe desli:beració fos enflamat e ences en l'amor del Cruixifix, cogita quin acte, quin servici poria ell fer que fos acceptable e plasent a l'apassionato E, pensant en a~ó, ooorzec-li lo dit de 'l"Evangeli qui diu • que major caritat ne amor negun no ,p ot Ihaver envers l'altre, que posar la vida per aquell; e, per tant, lo dit reverend mestre.; ell ja tot ences en ardor d'amor vers la creu, del libera. que major ne pus plasent acte no podia fer que tornar los infels e increduls a la veritat de la santa fe católica, e per aJllo posar la persona en perill de mort. E, com llongament sobre a~o ell hagués pensat, tornat dins si mateix, dutbta e1l ésser a¡pte ne dispost a t3In alt mini6teri; car, considerant ésser il.1iterat (Com en sa joventut neleix un poc de gramatica no hagués apres) e considerant aquest tan gran defalliment defectiu en tan alt ministen e contran d'3.l
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7. E pensant més avant que, jatsia en a~o faés, pus no e més avant considerant en ésser sol en aquest tan gran sabia la Hengo morisca o arabica, que res no li aprofitaria, exeIlciei, e per a~o ell penss. que anas al Sant Pare e als prínceps deIs cristians a impetrar que es faessen di verses monestirs, aon hOmens savis e literata estudiassen e la llengo 8ra.bica e de tots los altres infeels, per ~o que posquessen entre ells preicar e manifestar la veritat de la santa fe católica. 8. Aquestes, doncs, tres coses fermament dins la sua pensa del.liberades, ~o és, de posar la sua vida per honor de
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Clhristo, convertendo ad eius servicium infideles, de libro supra dicto, si daret Deus, etiam faciendo, nec non de monasteriis impetrandis pro diversis linguagHs addiscendis, ut superius est pretactum, in crastino mox ascendit ad ecclesiam, que non longe ab ibídem distabat, dominum Iesum Ohristum devote flens largiter exoravit, quatinus hec predicta tria, que ipse misericorditer inspiraverat cordi suo, ad effectum sibi beneplacitum perducere dignaretur. 9. Post hec ad sua reversus, cum nimis esset adhuc imbutus vita et laxivia seeulari, in predictis tribus conceptis negociis persequendis per tres subsequentes menses, seilicet usque ad sequen s festum sancti ftancisci, satis fuit tepidus et remissus. Sed in eodem festo, predicante quodam episcopo apud Fratres Minores, ipso Raymundo presente, quomodo scilicet predictus sanctus Franciscus relictis et reieetis omnibus, ut solí Christo fil'mius ·inhereret etc., et ipse Raymundus tunc sancti Francisci provocatus exemplo venditis mox possessionibus suis. reservatis tamen inde paueis ad sustentationem sue coniugis ac líberO'l"Um suorum, committens de toturo Ohristo, abiit cum intentione nonquam revertendi ad propria ad Sanctam Mariam de Ruppis Amatore, ad Sanctum Iacobum, et ad diversa alía loca sancta, causa Dominum exoran di et sanctos suos pro directione sua in ilUs tribus que Dominus, ut supra dicitur, immiserat cordi suo. 10. Completa ergo pe:r:egrinatione sua predicta, paravit iter arripere Parisius, causa discendi ibi gramatieam et alíquam aliaro scientiam suo proposito congruam; sed ab hoc itinere parentes et amici sui et maxime Frater Raymundus de Ordine Predicatorum, qui quondam Domini Gregorii noni compilaverat decretales, suis persuasionibus et consiliis diverterunt, et euro ad civitatem suam Maioricanlm scilicet redire fecerunt. . . 11. eumque venisset illuc, -relíctis ritibus sollempnioribus qui,b us usque tune usus erat, assumpsit sibi vilem habitum de panno quod ipse invenire poterat grossiore et sic in eadem civitate didicit parum de gramatica emptoque sibi ibidem quoda.m Sarraceno linguam Arabicam didicit ab eodem. Deinde post annos novem contigit quod Sar-racenus ille, Raymundo quadam die absente, nomen Ohristi Ib lasphemaret; quod curo reversus cognov.it Ra.Yll1undus ab hiis qui blasphemiam audiverant, nimio fidei zelo motus percussit illum Sarracenuro in ore, fronte ac facie. Sarracenus yero rancore nimio inde concepto ex tunc cepit mente tractare, quomodo dominum suum posset occidere. 12. Cumque ipse cla.m procurato sibi gladio quadam die videret sedentem dominum suum solum, irruit in 'euro subito, simul ipsum predicto gladio percussiens, et cum rugitu ,
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Jesucrist, e de fer 108 llibres dessús dits e de fer construir e edificar diverses monestirs, aOO com damunt és dit; partí' s • d'aquí lo dit reverend mestre e ana-se'n a l'església, qui no li era molt lluny, e aquí postraJt en terra supliea lo apassionat ab lli!Jgremes, que li plagués portar abona fi e conclustó aquelles tres coses que dins la sua anima havia del-liberades. 9. E, 9lCabada la sua oració, tornant-se'n en sa caaa, com los negocis mundanals lo tin-g uessen encara empatx'lt. estec per tres mesos que ab diligencia no posqué en les dites coses tre'b allar; mas vinent la festa d'aquell 'g loriós sieraflí] mossEmyer sant Francesc, e oint lo reverend mestre lo sermó d'un bisbe qui en la dibaJ testa ,p redicava, dient e recontant com lo gloriós mossenyer sant fiancesc, lleixades totes 1es 'coses mundanals, s'era totalment donat al servid de la creu, fonc tocat dintre les sues entram.enes, e del·libeTa que, venudes les sues possessions, ell faés atreta1. E de fet, lleixada certa part de béns per sustentació de la muller e infants, ana-se'n a l'església de sant Jacme, e a nostra Dona de Rocatallada, e a diversos llocs sants, par suplicar a nostro Senyor que l'endrec;as en aquells tres proposits que havia del-liberat fer. 10. Acabat, doncs, per lo dit reverend mestre lo damunt dit romiatge, del· libera. d'anar al gran Estudi de Parls, per pendre aquí gra.matica e altres eiimcies, mitjan<;ant les qua1'S, e ab l'ajuda de nostro Senyor, posqués donar conolusió a'l seu sant propos¡.t. Pero los seus amks e familiars, e majorment mestre Thamon de Penyafort, de l'orde del gloriós offiO!>~enyer sant Domingo, l'hi coIlltrastaren e l'~ei llevaren de l'enteniment que no hi anas; ans se'n torna a la sua Ciutat de Mallorques. 11. E de fet, essent en Mallorques, posades totes les superfiuitats de vestidures, les quals ell acostumava d'aportar, vestí's de l'Mbit molt honest e del pus gros drap que troba, e ab aquell habit ell se dona a saber algun tant de gram8.tica. E més avant compra. un moro, per <;o que d'aquell posqués apendre 'l a llengo ari.bica o morisca. E, eom en aquesta forma eU hagués estat per espai de nou anys, esdevenc-se que un jorn lo dit moro, absent lo dit reverend mestre, blasfiema lo sobressant nom de Jesucrist. La qual cosa aprés com U fas recontada, mogut per intrinsee zel de nostro Senyor, feri lo dit moro així en 18J boca com en la cara, cap e altres partides del seu cos; e, oOOIll 1'0 dit moro fos molt alt de cor e fos estat quasi meetre del dit senyor seu en mostrar-U la llengo morisca, hac gran ira deIs dits colps, e de fet pensa en quina forma e manera lo ;poria aueiure e matal1'. 12. E, com un jorn eU tingués un coltell molt agut, e estar son 8en~or tot sol, seent en una eadira, ab gran crit Ueixa's anar vers eU, cridant: Ara mQlrras . E, jatsia
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terribiJi acclamans: "Tu mO'rtuus es." Sed Raymundus, licet tune ferientis brachium, quo tune gladius tenebatur, ut Deo placuit, aliqualiter repulisset, vulnus tamen grave, licet non letale, super stomacum ex ferientis ictu recepit; prevalena tamen ipse viribus, illum Sarracenum sibi substravit, gladiumque violen ter abstulit ab eodem. Deinde accurrente familia, ~ohibuit Raymundus, ne Sarracenum interficerent; permisit tamen quod ligatum ponerent in carcere, donec ipse deliberasset apud se, quid de illo foret potissime facíendum; severum namque visum sibi fuit illum perimere, quo docente sibi lingam multum optatam, scilicet Arabicam, iam sciebat; dimittere yero illum vel tenere diutius metuebat, sciens quod ipse non cessaret ex tunc in mortem ipsius machinari. 13. Perplexus igitur circa istud, ascendit ad abbatiam quandam, que prope erat, orans ibidem Dominum super hac re instantissime per tres dies; quibus completis, admirans quod adhuc in corde suo pretacta perplexitate remanente, Dominus, ut sibi videbatur, ipsius O'rationem nullatenus exaudisset, mestus ad domum suam rediit; cumque illuc veniens se divertisset ad carcerem, ut suum captivum inviseret, invenit, quod ipse fune, quo ligatus fuit, iugulaverat semetipsumo Reddidit ergo Raymundus gracias Deo, letus, qui et a nece predicti Sarraceni servaverat manus eius innoxias, et eum a perplexitate illa gravi, pro qua paulo ante ipsum anxius exoraverat, libe1-averat. 14. Post hec Raymundus ascendit in montem quendam, qui non longe distabat a domo su a, causa Deum ibídem tranquillius contemplandi; in quo, cum iam stetisset non plene per octo dies, accidit quadam die, dum ipse staret lbi celos attente respiciens, quod !!ubito Dominus illustravit meno tero suam dans eidem fOl'mam et modum faciendi librllm, de quo supra dicitur, contra errores infidelium. De quo Raymundus immensas gracias reddens Altissimo, descendit de monte illo reversusque mox ad abbatiam supradictam, cepit ibidem ordinare et facere libntm illum, vocans ipsum primo Artem maiorem, sed postea Artem generalem; sub qua Arte postea pIures, ut infra sequitur, fecit libros, in eisdem multum generalia principia ad magis specifica, secundum capacitatem simplicium, ,prout expe:dentía eum iam docuerat, explicando. Postquam igitul' Raymundus, in predicta stans abbacia, composuerat librum suum, ascendit iterum in montem predictum et in eodem loco, in quo steterant pedes eius, dllm sibi in illo monte Dominus ostenderat modum Artis, heremitorillm fieri sibi fecit, 'h abitans in eodem iUgiter per quatuor menses et amplius, die noctuque Deum deprecana, quod ipsum et Artem, quam silbi dederat ad honorem sUllm et Ecclesie sue profectum, per misericordiam , suam dirigeret prospere. J I
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lo dit reverend mestre li desvías lo colp segons son poder, empero ell romas nafrat de co'p, empero no mortal, sobre lo ' ventrell, e, lluitant ab ell, fo enderroca.t lo dit moro, e llevat lo cc;>ltell; e, com la companya de casa sentissen la re mor, volgueren auciure lo dit moro; pero lo dit reverend mestre no ho permes, ans lo féu metre dins lo carcer fins que ell hagués desliberat qué faria d'aquell. E, 'com d'una part pensas com per part del dit moro havia rebut gran benifici d'apendre la llengo morisca, la qual ell molt havia desitjada per fer-ne honor a nostro senyor Déu, per tant li aparia que no li degués dar mort; e, com d'altra part dubtas que altra vegada no torna.s en voler-lo auciure, estava en gran dubte e perplex que faria. 13. E de fet ana-se'n a nostra Dona de la Reial per progar nostro senyor Déu que l'inspiras que-faría del dit moco. E, com hagués feta oració aquí per ,tres. dies, e fas molt meravellat que lo seu esperit no es reposava en dar-li mort o vida, ana estava en aquella perplexitat mateíxa, ab gran tristor torna.-se'n a casa sua; e, com passas per lo carcer on lo catíu era, traba que lo dit catíu se fonc penjat ab la corda ab que estava lligat. Féu, dones, gracies lo dit reverend mestre a nost1'O Senyor qui l'havia tret d'aquella gran perplexitat, per la qual tant lo havia suplicaot. 14. Apres, doncs, tates aquestes coses, munta-se'n lo dit reverend mestre alt en una muntanya apellada Randa, la qual no era molt lluny de la sua casa, per ~o que aquí millar posqués nostro Senyor pregar e servir. E, com hagués estat aquí quasi per vult die~, e un dia estigués contemplant e tenint los ulls vers lo cel, en un instant Ji vénc certa il.lustració divinal, donant-li orde e forma de fer los dits llibres , contra les errors deIs infeels: de la qual cosa molt alegre lo dit reverend mest'l"e, ab grans llagremes féu moltes gracíes a nostro Senyor d'aquella gracia tan meravellosa; e encontínent, davallant de la díta muntanya, ana-se'n prestament al monestir de la Reíal, per !to que pus apertament posqués ordonar los dits llibres; e de fet ordona un molt bell llibre, lo qual apella la Art majar} e aprés la Art general} sots la qual art ap'I"és molts llibres compila, per la ca· pacitat deis homens il·literats; e, com lo dit reverend mestre hagués la dita obra acabada, munta altra vegada al puig de Randa, e en aquell lloc on ell rebé aquella gran ¡¡.lustracíó, ell féu edificar un ermitori, en lo qual estec per espai de quatre mesos, dia e nit suplicant a nostro Senyor que aquella Art que havia ordonada fos a honO!' sua e a profit de la santa fe catolica, e que li plagués aquella prosperar.
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15. Duro igitur ipse staret sic in hereroitorio memorato, veslit ad eum quidam pastor oVium, adolescens hylaris facie et venusta, dicens sibi sub una hora tot et tanta bona de Deo et de celestibus, de angelis scilicet et aliis, scilicet quot et quanta, ut sibi videbatu!", unus quicumque alius homo vix per duo s dies integro s fuisset locutus. Vidensque pastor ille libros Raymundi; deosculatus est eos flexis genibus, lacrimis suis rigans eosdem, dixitque RaymllDdo, quod per illos libros multa bona Christi Ecclesie provenirent. Benedixit etiam pastor ille Raymundo multis benedictionibus, tanquam prophetieis, signans eaput et totum corpus eius signaeulis sanete crucis, ae recessit. Raymundus vero, considerans hec omnia, mirabatur; nam pastorem illum nonquam ipse viderat alias, nec de ipso audiverat quicquam loqui. 16. Post hec rex Ma.ioriearum, audito quod Raymundus iam feeisset quosdam libros bonos, mandavit pro ipso, quod veniret ad Montem Pessulanll m, ubi rex ipse tune erat. Cumque venisset Raymun
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15. E de fet, estant lo dit reverend mestre en aquesta f0l'11m"'a e manera, esdevenc-se que un jorn Ji vénc un pastor d'ove11es jove, ab la cara molt plasent e alegre, lo qual dins una sola hora li reconta tanta singularitat de l'essencia divina e del cel, e singulannent de natura angelica, com un gran home de ciencia en dos dies hague!"a poscut explicar; e, 'veent lo dit pastor los dits llibres que lo dit reverend mestre havia ordonats, besa1's ab los genolls en terra, e ah llagremes dix que per aquells llibres se seguiria molt de bé en l'Església de Déu; e, beneint al dit reverend mestre ah lo senyal de la creu, així com si fos un gran profeta, partí'~ d'e11, e romas lo dit reverend mestre tot esbalait, car no 1i dona de parer que mai hagués vist lo dit pastor, e d'aque11 mai hagués oit pi),rlar. 16. Aprés, dones, aquestes coses, ~om lo -senyor reí de Ma110rques hagués oit dir que lo dit revenmd mestre hagués dictats certs llibres, trames per e11 que vingués a Montpe11er. E, com fonc jllnt aua., lo senyor rei féu examinar los dits llihres a un mestre en teologia, frare menor, e signantment les meditacions que e11 havia ordonades per tots los dies de - l'any, trenta pa!"agr8Ís especials; les quals coses ah gran admiració e reverencia rebé e examina lo dit frare menor; e llavors, en lo d~t 110c de Montpe11er, féu lo dit reverend mestre un llibre ape11at Art demostrati1>a., la qual 11egí aquí públir.ament, e sobre aquell féu una Lectura, en lo qual declara com la primera forma e la primera materia constitueixen un caos elemental, e com los deu predicaments uníversals dava11en e són contenguts en aquell segons la teo19gal e católica veritat. •
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17. E en aque11 temps impetra. lo dit reverend mestre, del dit senyor rei, ésser edificat un monestir en lo regne de Ma11orques, ben dotat de possessions, en lo qual posquessen viure tretze frares qui aprenguessen la llengo mO!'isca per convertir los infeels, als quals tots anys fossen dats cinccents fiorins d'or per llur sustentació. ,
18. Aprés, dones, d'aquestes roses, ana-se'n lo dit reverend mestre al Pare Sant e als cardinals per ohtenir que pel lo món se fes sen monestirs on s'aprenguessen diversos llengatges per convertir los infeels; e, com fos ates a cort, atroba lo Sant Pare qui llavors era, mort de frese; per la qual cosa, lleixada la cort, torna-se'n la via de París, ab propOsit e intenci6 de llegir e comunicar l'Art públicament, la qual nostro SenyO!' li havia comunicada.
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19. Veniens ergo Raymundus Parisius tempore cancellarii Bertoldi, legit in aula sua commentum Artis generalis de speciali precepto predicti cancellarii; perlectaque Parisius illo commento, ac ibidem viso modo scola:til!m, ad Montem rediit Pessulanum, ubi de novo legit, et fecit etiam librum unum, vocans eundem A,r tem veritatis inventivam; ponendo in ipso libro, nec non et in omnibus aliis libris, quos ex tune fecit, quatuor tantum figuras, resecatís seu potius dissimu, latís propter fragilitatem humani intellectus, .guam fUe!'at expertus Parisius, XII figul'is ex sexdecim, que prius erant in Arte sua. Quibus omnibus in Monte Pessulano rite expletis, iter arl'ipiens venit ad Ianuam, ubi moram faciens non multam predictum librum scUicet Artis inventive transtulit in arabicum. Quo facto di'1'exit ad Romana.m curiam gressus suos, cupiens ibidem, ut alias, impetrare, monasteria fieri per mundum pro diversis linguis, ut supra dicitur, addiscendis; sed ibi tunc propter impedimenta curie parum circa suum intentum profoiciens deliberato consilio progressus venit ad Ianuam, ut inde transfretaret in terram Sarr.acenorum, ad experiendum, utrum ipse saltem solus in aliquo posset proficere apud ipsos, conferendo cum sapíentibus eorum, ac manifestando eisdem secundum Artem sibi datam a Deo Filií Dei incarnationem, nec non et divinarum Personarum in su~ma lInitate essentíe beatissimam Trinitatem, quam ipsi Sarraceni non credunt, immo ceci, nos christianos tres Deos asserunt colere. 20. Cumque apud Ianuenses cito divulgatllm esset quod Raymundus iam venerat ad tranS'Í'1'etandum in terram Sarra• cenomm causa convertendi eos ad fidem Ohristi, si posset, multum edificatus est inde populus, sperantes, quod Deul:l per ipsum aliquod 'b onum notabile faceret 'a pud ipsos scilicet Sarracenos. Audiverant eniDi Ianuenses, ipsllm Raymundum post conversionem ipsius ad penitentiam recepisse in quodam monte divinitus scientiam quandam sanctam pro conversione infidelium. Sed cum Dominus sic Raymundum tanto gaudio populi, quasi quidam diluculo, visitasset, eumdem temptatione gravissima subito cepit probare; nam cum ad transfretandum, sicut pretangitur, navigium et alía parata fuissent omnia, librique sui in navim cum neccessariis aliis introductí, venit ex quibusdam occasionibus ai'b i tanquam fixum quid in mente, scilicet, quod, si ipse transsiret ad. Sarracenos, illi mox eum in adventu suo truoidarent, vel a.d minus careeri perpetuo manciparent. Quare Raymundus timens pelli sue, si cut in passione quondam Domini sanctus Petrus apostolus, oblitusque sui propositi supradoicti, quo Bcilicet mori pro Christo statuerat in convertendo ad cultum eius infideles, Ianue, quodam detentus inherti timore, remansit, sibi ipsi, forsitan ne inamiter de se presumeret, per•
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19. E de fet, essent a París, llegí aquí públicament en l'escola de mestre Britolt, canceller del dit Estudi; e, com aquí hagués estat un temps, e hagués vista la forma de l'Es• tudi, ana-se'n a Montpeller, e aquí ordona e féu un altre llibre, lo qual apella l'Art de trobar veritat, e aixi mateix reduí en tots los altres llibres les fletze figures a quatre, pe!' e.!!,or de la fragilitat hl!roaná. Les quals coses totes ordenades, partí's de Montpeller e ana-se'n la via de Genova, on lo dit Llibre invemiu de la veritat translada en morisco La qual cosa acabada, del·libera d'anar en cort romana, per dar forma de fer los monestirs que tant desitjava; mes, com en la dita cort romana posqués poc aprofitar per los grans empatx que hi sentia, del.libera. de t<>rnar-se'n en Genova, per ~o que d'aquí pus facilment posqués passar en Serberia per prova!' e si ell tot sol poria alguna cosa acabar disputant e conferint ab ells segons I'art que nostro Senyor li havla inspjrada, ~o és, provant la santa incarnació del Fill de Déu, la -santa Trinitat, la qual los infeels no creuen. 20. E, com fos arribat en Genova, tantost fonc divulgat que ell volia passar en Berberia; e de fet lo poble havia confian~a que nostro Senyor Déu faria grans meravelles per mans d'aquell, coro haguessen oit que nostro Senyor l'havia inspirat en certa muntanya. E de fet, estant ell en aquest sant prepósit, coro hi hagués ja cert passatge per Berberia. e lo dit reverend roestre ja hagués recollits los seus llibres, sobrevenc-Ji una temptaci6 molt fort, car lo seu enteniment Ji dicta, així reialment com si ell ho vés, que encontinent que ell fos en Berbe!'ia, sens lleiXlar lo disputar ne prei'car, los morOli lo al·lapidarien, o almenys lo metrien en carcer perpetual; de la qual cosa hac gran temor lo dit reverend mestre, abó com se llig de mossenyer sant Pere; e de fet lo dit reverend mestre, per aquesta temor, romas aquella ve · gada,' forse -inspirat per nostro Senyor, al qual llavors no plagué. E, com la fusta se fonc partida, contraria temptació repres lo dit reverend mestre, estimant que pe!' aquell gran pecat n
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mittente veI dispensante Domino, interim derelictus. Verum recedente iam de Ianua predicto naV'Ígio Raymundus mox super hoc, quod ipse sic enormiter remanendo dedisset populo scandalllm contta fidem ·i n desperationem penitus incidit, estimando certissime, se propter hoc a Deo fore dampnandum, propter quod tactus est tanto dolore cordis scilicet in corpore febricitando gl'avissime egrotavit, siegue apud lanuam languens diutius nec aloicui causam sui dolods aperiens, fere ad nichilllm redactus' esto 21. Denique adveniente die sancta festi Pentecostes fecit se portari seu duci ad Fratrum Predicatorum ecclesiam dumque fraires aud,i ret hymnum "Veni Creator" cantantes, ingemiscens ait intra se: '1m! nonquid non Spiritus iste Sanctus me posset salvare?" Sicque debilis ductus seu portatus in dormitorinID Fratrum super quemdam lectum ibidem se proiecit; dUIDque sic .ibi iacens sursllm respiceret, vidit in ipsius domus 'Cacllmine lucem quandam parvulam, quasi stellam pallidam, audivitque de loco Sltelle vocem que sibi taUa yerba dixit: "In ordine lsto posset salvari." Sicque Raymllndus mittens pro fratribus illius domus eorum habitu mox indui petiit; sed fratres propter prioris absentiam hoc facere distulerunt. 22. Reversus ~gitur Raymundus in hospicillID SUUID reduxit ad memoriam quod Fratres Minores Artem, quam sibi Dominus dederat in monte, plus peracceptando dilexerant, quam lTedicatores prefati. Quamobrem sperans, quod ipsi Fratres Minores efficacius Artem predicta.m ad honorem domini Iesu Clhristi, et utilitatem sue Ecclesie promoverent, cogitavit, quod ipse dimissis Predicatoribus intraret Ordinem Fratrum Minorurn. Dumque boc ipse mente tractaret, apparuit iuxta ipsum quasi pendens in pariete cingulllm slve corda una, quaU se cingunt ipsi Minores; dumque super bac visione vix esset ad borulam consolatus, respiciens a longe supra se vidit lucem illam, sive stellam pallidam, quam lpse, sicut predicitur, apud Predicatores iacens in lectulo prius viderat, audivitque illam stellam veluti comrninando dicentem sic ei: "Nonquid non dilO tibi, quod tu in Ordine solllIDIDodo Predicatorum Fratrum posses salvari; vide ergo, quid " / 23. Raymundus igitur considerans binc sui dampnationem, nisi ipse cum Predicatoribus, binc Artis et librorum, quos fecerat, perditionem, nisi ipse cum fratribus Minoribus moraretur, elegit (quod erat supermirabile) dampnationem aui ipsius etemam pocius quam Ars predicta, quam noverat se recepisse a Deo ad multorum salvationem et Dei bonorem precipue, perderetur. Et sic non obstante reclamatione Sltelle predicte, misit pro gardiano Fratrum Minorll m,
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gués dat escandil al poble contra la fe, quasi vénc en punt de desperaci6, e hac tanta dolor dins la sua anima, que exhal·la de part de fora, e caigué en una gran malaltIa, en la qual estec per gran temps, que jamés a negun no volgué descObrir la causa de la sua malaltia. 21. E, venint la festa de cincogesma, lo dit reverend mestre, aixi malalt com era, se féu portar a,. l'església de mossEmyer sant Domingo; e, coro cantassen aquell sant himne qui diu "Veni creator Spiritus", gir~ 10 seu enteniment 8,lt vers nostro Senyor, e ab llagremes cordials suplica'l que, per sa gran benignitat, li perdonas aquell tan gran defallimento E de fet, com l'haguessen posat dins lo dormidor en una cambra, continuant lo dit reverend mestre la sua alta oracl6, remirant en 10 treginat de la dita cambra, veé una Uum petita, així com una estela, de la qual isqué una veu la qual li dix tals paraules: En aquest orde te deus salvar . E, tantost oides aquestes paraules, lo dit reverend mestre trames als frares que li vestissen l'habit de mossenyer sant Domingo. La qual cosa los frares no gosaren fer, com lo prior no hi foso 22. El, coro. lo dit reverend mestre se'n fos tornat a la sua posada, reduí-li a memoria com los frares menors havien pus acceptable l'Art que nost1'o Senyor li havia inspirada, que no los frares prelcadors, e per a~o penss. que, llelxada l'orde de sant Domingo, prengués l'habit de mossenyer sant Francesc; e, com aquestes coses ell pensas, veé sus en la paret, prop d'ell, una cord¡¡. o cinyell de mossEmyer sant Francesc; e, com per espai d'lIna hora ell hagués pensat en aquestes coses, mirant en alt ell veé aquella DUID mateixa la qual havia vista a prelcadors, e oí la veu mateixa qUl, quasi mena~ant, li dix: E no t'be dit que solament en l'orde de prelcadors te pota salvar? Veges, dones, que farás . •
23. La qua! cosa com lo dit reverend m.estre hagués oida, pensant en si mateix que, si ell no entrava en l'orde de frars menors, que los seus llibres se perd1'ien; e veent, d'altra part, la veu de l'estela, que si no entrava en l'orde del'S prelcadors no es 8aJlvaria: fone posat en gran angúSttia, e, aploo llong pensament, elegí que més valía ell tot sol ésser damnat, que si aquella art, ab la qual molts se porien salvar, tota.lment se perdia. E, no obstant }a¡ paraula de l'estela, trames tantost per lo guordia de ñ'ares menors, e dem ana-1i
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a quo petiit eorum h3lbitum slbi dari; quem sibi gardianus daturum se concessit, quando ipse propinquior foret morti. 24. Raymundus ergo lioet desperans quod Deus ipsum salvare vellet, voluit tamen, ne vel a F'ratribus aut a populo hereticus crederetur, confiteri superficialiter, testamentllmque condere, quod et fecit. eumque corpus Christi sacerdos ad suam presentiam attulisset, ac illud ante faciem Raymllndi recte stans eidem confeITet, sensit ipse Raymundus quasi per impulsus manus cuiusdaro horoinis faciem suam, quam tune reetaro tenuerat, ad dextrum suuro humerum retorqueri, vid~baturque sibi, quod siroul et eadero hora corpus dhristi sibi tune a sacerdote oblatum transmigrando in oppositum, scilicet ad humerum suuro sinistrum, talía sibi diceret: "Penam condignam patieris, si tu me sic nune susceperis." Sed Raymundus fil'mus in hiis que apud se supra decreverat, .videlícet se pocius eternaliter velle dampnari, quam per roalam famaro sui periret Ars ad honorem Dei et salvationem multorum revelata, sensit iterum velut manuro hominis suam adhuc faeiem retorquere ad rectum; in qua etiam rectitudine videns tunc corpus Domini in manibus sacerdotis mox in terram de suo lectulo corruit, osculatusque est pedem ipsius sacerdotis; sicque tunc corpus Ohristi suscepit, _ ad hoc quod ipse saltem sub tali devotione ficta salvaret Artem predictam. O mirabilis temptatio! seu pocius, ut videtur, di vine probationis dispensatio! Abraham patriarcha contra spero olim in spem eoredidit, iSte yero Artem seu doctrinam, per quam multi converterentur ad intelligendllm ac amandum et colenduID Deum, proprie salvatiO'l1i constan ter preferens, velut sol nube tectus, dum nichilominus ardens in se, sub quadam sue mentis obumbratione de' Deo modo mi!'abili desperando, Deum et proximum propter Deum infinities plus quam se ipsum diligere probatus est, ut evidenter colligitur ex predictis. 25. Dum igitur adhuc Raymundus sic corporis et anime gravi langore detineretur, pervenit ad eum rumor, quod galea quedam stans in portu se paraverat ad transeundum in Tuniciuro. Quo audito ipse quasi gravi sompno evigilans se mox in eandem navim cum libris suis fecit portari; sed amici sui videntes eum in mortis ianuis existentem, sibi compatientes, ipsum etiam invitum de n3IVÍ, quo multum doluit, extraxerunt. Verllmptamen Raymundus longe post iterum inteIlecto, quod quedam navis alía, quaro Ianuenses vulgariter barcam vocant, ad predictam civitatem seu regnum Sarracenorum, sci'licet Tunieium, se parasset ituram, fecit se curo libris et aliis suis necessariis contra amicomm suorum voluntates et consilia in iUam baream, deferri; moxque cum naute de portu exeuntes inciperent navigare, Raymundus spem conscientie, quam sub obnubilatione supra-
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l\h8ibit del gloriós mossenyer saDlt Fr8alcesc, lo qual li prometeren a donar, tantost que fos pus acostat a la mort. , •
24. E, jatsÚII lo dit reverend mestre cregués que nostro Senyor no li volgués perdonar, empero per no donar mal eximpli de si mate ix al poble que no morís vertader católic, volgué fer orde de cristia. ,E, com lo sacerdot li héligués apor:tat lo cors preciós de Jesucrist, e estant dret davant l'hei volgués lliurar, sentí lo dit reverend mestre que per fo~a li giraren la cara a la part sinestra, e aiXÍ mateíx io preciós cors de Jesucrist li dona de parer que passas tamlbé al costat esquerre, dient-li tal s paraules :-1Pena con digna sostendras, si així en la forma que estas me vols reme '. Mes lo dit reverend mestre, estant ferm en lo seu preposit, amava més ésser damnat ell .tot sol, que si la sua art, a:b la qual molts se podien salvar, se perdia; e, sentint altra vegada per for~a girar la cara a l'altra pan dreta, tenint nostro Senyor davant, lleva's del Hit e gita's bocaterrosa, besant los peus del sacerdot; e ab aquesta fieta devoció damulllt dita, lo dit reverend mestre combrega. Oh diu un doctor meravellosa temptació! Abraham patriarca, cont'l'a tota esperan¡;a, tia en nostro Senyor, e hac eSpeTan~a . E lo dit reverend mestre Ramoh elegí pus tost ell-sol esser damnat, que si la sua A.'rt, ab la qual molts se porien salvar se perdia, en tant que havem a dir que amava més son proisme que si mat~ix. . ,
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25. Dementre, dones, que lo dit estava 81ixí congoixat de la sua malaltia, vénc nova que una galera s'aparella va per anar en Tunis; de la qual cosa alegrant-se molt lo dit reverend mestre, reu-se apol1tar ab 'los seus llibres dins en la galera; mes los seus amics veents ell estar en tan gran "malaltia, for~aren-lo de romandre; de la qual cosa hac gran dolor lo dit Teverend mestre. Mes, com aprés pocs dies una barca s'aparellas d'anar al dit lloc mateix de Tunis, contra volunta:t deIs dits seus amics se féu dins la dita Ibarca aportar ab 'lQ que hac mester, e tantost, a instancia sua, feren vela, e eixiren del port, per ~o que no fos embargat altra vegada per sos amics. E, pensatnt lo dit reverend mestre que ell era ja en lo cami per anar en Berberia (~ que tant
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dicta se crediderat amisisse, subito letus in Domino sancti Spiritus illustratione misericordi recuperavit UDa curo su! corporis lanoguidi sospitate; in tantum, quod ipse infra dies paucissimos, miraJltibus CUDctis qui secum venerant, et etiam sensit se in adeo bono statu mentis et corporis, sicut antea fuerat in tata preterita vita sua. 26. Redditis i'g itur inde Deo gzoaciis debitis, cito postea. subintraverunt portum Tunicii, ascendentesque in terram intraverunt ciV"itatem. Raymundus 'ergo, conrvocatis paulatim de die in diem per~tioribus in lege Macometi, inter alía dixit eis se 'bene scire rationes legis ah:ristianorum ín omnibus suis articulis et ad lilac venisse quod i;pse, auditis rationibus regia eorll m, scilicet Macometi, si inveniret illas, ha-bita in·t er ipsos super hUs collatione, validiorea guam rationes christianon1m, convel'teretur ad .sectam eorum. Cumque sic de die in diern pIures ac peritiores in lege Macometi ad eum confluerent, ostendenies eidem rationes legis sue, ut sic eum ad sectam eorum. oonverterent, ipse rationibus eOMlm lervíter satisfaciens, ita dixit: "lllam fidem tenere decet quemlibet sapientem., que Deo eterno, quem cuncti credunt mundi sapientes, attrilbuit maiorem bonitatem, potestatem, gloriam et pel'fuctionem et cetera huiusmodi, et hec omnia in malori equalitate et conoordantia. llia etiam fides de Deo laudabilior est, que ínter Deum, qui est summa et prima Causa, et inter eiua efifectum maiorem poní'\( ooncordantiam seu convenientiam. Sed ego per ea que michi proposita sunt a vobis, adverto iam quod vos omnes Sarraceni, qui estis sub lege Mlacometi, non inte'lligitis, dn predictis et aliis huiusmodi divinis dignitatibus actus proprios esse intrinsecos et eternos sine quibua ipse fuissent occiose etiam ab eterno. Actus vero bonitatis dico, bonifi,catiVllm, bonificabile, bonificare, actus etiam magnitudinis sunt magnHicatiwm, magnificabile, magnificare; et sic de aliis omnibus divinis dignitatibus supradictis et consimilibus. Sed quia vos istos actus predictos duabu9 solummodo d~vinis dignitatibus seu rationibus attri'buitis, ut iam video, sapientie vide'licet et voluntati, malllifestllm est ex hoc, quod vos in aliis omnibus supradictis divinis rationibus, bonitate scilicet, ma.gnitudine, etc. occiositatem relinquitis ac per consequens inequalitatem etiam ac discordiam inter easdem poni.tis; quod non l'icet. Poer predictarum enim. dignitatum., rationum seu attributorum substantiales actus intrinsecos et eternos equaliter et concordanter acceptos ut decet probant evidenter christiani, in una simpliciss:ima dilVina essentia et natura esse Trinitatem personanlm, scilicet Patris et Filii et Spiritus Sancti. 27. Quod et ego per .Artem quandam cuidam heremite OhristlaillO nuper dirvinitus, ut creditur, revelatam vobis demonstrare potero cIaris rationi'bus, Domino lal'giente, al VOlil
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havia desitjaJt), perdé lo remordiment de consciencia com raltra vegada no hi era anat, e vénc una tan gran letícia en 1'anima, que dins molt poca dies e11 fo aixi dispost en la sua pezsona com mai fos estat; de 'la cual cosa se meraJVellaren fortment aquells qui aJb ell wnien.
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26. E, com 'h agués fetes singulall'S llaors e grAcias a nostro Senyor, entraren en 10 port de Tunis. E, eixint en terra, entraren dins la ciutat, e 10 dit reverend mestre comenc;a. a cercar de dia en
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mecum super hiis volueritis paucis diebus 8Jlimo tranquillo comerre. A1pparebit etiam v(jbis, si placet, mtionabilissime per e8Jldem Artem, quomodo in FiUi Dei Incarnatione, per participationem, scilicet unionis Creatoris et creature in una persona Clhristi, prima. et summa causa cum suo effectu rationabilissime convenit et eoncordat; et quomodo etiam roaxime et nobilissime hoc apparet in eiusdem Filii Dei Christi passione, quam ipse a parte humanitatis assumpte sustinuit sua 'Volunta~ia et misericordissima di'g natione, pro nonis , peccatoribus redimendis a peccato et corruptione primi parentis ac reducendis ad statum glorie et fruitionis di vine ; propter quem et ad quem statum finaliter nos !tomines fecit Deus 'benedictus. 28. Cum igitur super talibus iam illustrare videretur Raymundus infidelium mentes, contigit ut quidam inter Sarracenos non parum famosus, qtli et verba et intentlonem Raymundi perceperrut, cum ol'tamine supplicaret regi quaUnus hunc ~ominem, qui gentem Sarracenorum nitebatur subvertere nec non ausu temerario legem Macometi perimere, capite iuberet trllDcari. Super quo dum foret celebratum consilium, prefato viro famoso plurimisque aliis instigantibus, iam inclinabatur regis 'VoluntJas in necem Raymundi; quod videns quidam eorum prudens atque scientificus conatus est tanto sceleri obviare suadendo regi, non fore sibi honorabile ut talem virum intemceret, quí, quamvis legem suam christianam studeret diffundere, tamen copiosa maturitate bonitraltis et prudentie videbartur pollere; addens, quod etiam :b ónus reputaretur Sarracenus, qui ad christianos auderet ingredi, causa imprimendi Sarracenorum legem cordi'bus aliorum. Rex: autem huiuscemodi sermonibus et oonsimilibus acquie.scens desistit a morte Raymundi; verumptamen iussit continuo, ut expelleretur a regno Tunicii. Ouro igitur extl'ruheretur de carcere, passus est a multis multa opprdbri'a et vel'bera et erumpnas. 29. Denique tamen deductus est ad quandam navim lanuensium proxime recessuram; et dum proce.ssisset, edictum est a rege, ut penitus la.pidaretur, si quomodo amplius reperiretur in patria; in immensum dolebat; disposuerat entm viros :fumose reputati'onis et alios qua.m plurimos ad baptismum, quos ante sui recessum toto an¡'mo af.fectabat deducere ad completum lumen fidei ortodoxe. Cum autem huiusmodi perp1exit atis aculoo vir Dei teneretur 8Ifflictus, factum est, ut navis illa, supra quam deductus fuerat, proficisceretur a.d propria. Quod videns RaJYmundus, iminere sibi tribulatlones undique sentiebat; nam si recederet, videbat animas, quas iam disposuerat cultui ohristiano, in laqueum rela!bi dampnationis eterne; si vero rem8Jlere presumeret, iam Sal'1'acenorum in eius mol'tem parrutam insaniam cognoscebat. AT-
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sinplicíssima essencia divinal ha trinitat de persones. Les .quals raons e art, si ab pensa reposada volríeu escoltar, veuríeu clarament no tan sola,m ent les dessús dites coDJ.es encara com la segona persona raonab'lllment ha unida en si natura
29. A!legrava's, empero, lo dit mesltre reverend, remembrant la passió del seu A.'mat; dolia's, empero, e no poc, de la perdició de les animes, les quals ja vela ésser algun tant aparellades a rebre lo sant baptisme; e R!
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dens quippe totus Dei aDlQre non timebat mortis perícula
sU'bintrare, si llamen ex hoc anima:bus effectum aliqualem saiutis. íIDt relicta Davi recedente quanda ro aliam in eodem portu latenter intravit; speraJbat Mim si aliquo modo posset venire ad terra m aibsque impedimento ímpetus bestialis eorum, ut in supradictis opus bonum, quod inceperat, consurnroa I'et. 30. Hliis igitur sic se habentibus accidit quendam chnstianum in gestu et babitu similem Raymundo transire per ci'Vitartem, quem suspicati Sarraceni fore Raymundllm apprehenderunt; qui duro vellent eum lapidare, clama:bat homo ille dicenS': "Non Sllm ego Raymundus." Et investigantes sciverunt Raymundum fore in navi; evasitque iUe de manibus eorum. Remansit itaque Raymundus ibidem triJbus septimanis; qui :videns se nichi! ibi pro {lbristi servitio adimplere, pervenit Neapolim, ibique legens Artem suam moratus est usque aKi electionem Domini Pape Celestini quin,t i. 31. Post hec ivit Ra:YJllundus ad curiam Romanam, ut aliquid im,petraret sibi diu affectatum, sicut superius est expressum, pro Christi fide a domino Papa; ibique libro~ composuit. Aliquo vera tempore retroacto, domino Celestino Pape quinto successit dvminus Bonifacius Papa octavus cuí etiam totis viribus conrutus est supplicare Raymundus pro aliquibus utilitati'bus fidei ohristiame. Et qU;JIn
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E, jatsia ah aqhell ava:lot l"haguessen amenát en una nau de genoveso$, empero, no obstant 1'0 perill de la mort, ell s'isqué de la IlJa/Il, e amagadameIllt ana. en terra, esperant 110c e temps d'enrtrar en la ciutat per convertiT aquelles animes . •
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30. E, mentre que ell estava així, seguí's que un crestia, qui en habit e en gest li semblava, ana.Illt per ia ciutat, fo pres ab gran avalot; e, com lo volguessen al lapidar, cridava ab gran veu: No 5Ó jo mestre Ramon ,; e, mel1aJVellant-se d'alló, SOblesegueren, e de fet trobaren que no era en, e per a!lo lo 11eixaren anar. E, eom a!ló pervengués a sabuda del dit reverend mestre, considera que alló era misteri divin~, e que, per coruregüent, eH no hi poria apro:fitar en les. Llavors torna en nau e vénc-se'n en Napols, e aquí públicament llegi la sua art, :fins que papa Oelesti fone elegit. ,
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Feta l'eleceió de papa Celestí quint, vénc lo dit reverend mestre en Roma, per veure si poria obteni'l" !lO que havia desitjat; e, com hagués estat aquí per algun temps, hagués ordonats aquí alguna llibres, suecei papa Bonifaci octau, al qual així mateix moltes voltea suplica lo dit reverend mestre per algunes utilitatSl de la santa fe católica. E, jatsia sostingués molts enuigs e afanys en seguir la dita cort, emperó per honor de nostro Senyor tot ho portava alegrement. 31.
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32. E, com vés a la fi que res no obtenia, parti's d'aquí e ana en Genova, on així mateix compila. alguns llibres de • la sua árt, e enaprés vingué al senyor rei de Mallorques. E, haüt son raonament ab e11, a.na-se'n a la ciutat de París, on 11egi públicament la sua art, ordonant molts llib'!"es. E, com hagués suplicat lo dit rei sobre algunes utilitats de la &anta fe católica, e vés que no aprofitava, tOl'na en Mallor. queso E, estant aquí, ~ontínuament treballava ab disputes e a la santa fe sermons en convertir los moros qui aquí católica. 33. E, com en aquesta tOlma treballas lo dit reverend mestre, seguí's que vénc nova que lo gran tartre bavia conquistat tot lo !'egne de Síria; la qual cosa com hagués oida lo dit reverend mestre, mes-se en una nau, e ana fins en Xipre; e, com fos auibat alla, troba aquella nova ésser falsa. E, veent lo dit reverend mestre que no podia acabar lo per-
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cepit viam a:liam percunctari, qua posset tempus a Deo sibi non in ocio sed magis in opere Deo aooepto proximoque pl'o1kuo consnmere. Condíderat ellim silbi corde pervigili consiUtim illud Apostoli dicentis: Bonum autem fu.. cientes non deficlamus, tempore enim suo meremus non deficientes 1; et Prophete dicentis: Euntes i'h ant et fiebant sua, venientes autem venient cum exultamittetlltes tione portantes manipulos suos 2. 34. Accessit itaque Raymundus ad regem Cippri, affectu multo supplicans eí, quaten'llS quosdam infidelles atque seisma.ticos, videlicet IiaIcopinos, Nosculinos, Momminos, cobortaret ad suam predicationem nec non disputationem venire; cum hoc etia m supplicavi:t, quod facto eo quod ibi posset ad edificationem PIedictorum, rex Oyppri venet eum mittere ad SoIdanum, qui Sarracenus est, atque ad regem Egipti et Syrie, ut eos sancta fide cart:.holica infOImaret. Rex autem de hiis omnilbus non curaJVit. Tunc Raymundus oonfidens in illo qui verbum evangelizat in virtute muJ.ta 3, predicationi'bus et disput3ltioni:bus apud mos cepirt cum solo Dei auxilio viriliter operario Sed tandem predicationibus et doctrinis insistens, corporali irl'.fhmitate non modica gravatu~ esto Duo ruutem sibi serviebant, clericus scilicet et famulus, qui non ponentes Deum ante conspectum suum, sue salutis immemores, cogitarunt viri Dei bona sceIerosis manibus eJCtorquere; et dum se oognosceret per illos toxicatum, Raymundus eos a suo sellVi-tio rnansueto corde fugavit. 35. Perveniens in Famagostam receptus est hyIariter per Miagistrum Templi, qu-i erat in civitate de Limisson, stans in domo cius quousque recuperasset pristinam sanitatem. Post hec autem Raymundus transfretans Ianuam quam pIures edidit ibi libros. Deinde profectus Parisius, et Artem suam efficaciter ibi Iegit, et libros plurimos compilavit. Tempore igitur domini Clementis pape quinti a civitate Parisiensi recedens pervenit Ludunum, ibique residens summo ponti:fici supplicabat de re pro fide uberrime bonitatis, videlicet ut ipse dominus papa ediceret monasteria fieri in quibus viri constituerentur devoti et apti, qui diversanlm gentium ydiomata addiscentes possent lIDiversis infidelibus predicare evangelia iuxta Domini mandatllm dicentis: !te in mundum universum predicare evangelillm omni creature·. Que qUidem supplicatio tam domino Pape quam et cardinalibus modi-cum fuit cure. 36. Hinc Raymundus regressus Maioricas transfretavit ad quandam terram Sarracenorurn, que vocatur Bugia, in cuius civitatis sollempni platea stans Raymundus clamabat alta voce, prorrumpens in hec verba: "Lex christianorum Gal. 6, 9. • Ps. 67, 12. J
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que era vingut, pensa en quina forma despengués lo temps de la sua vida en honO!' de nostro senyor Déu, seguint lo dit de l'apOstol, qui diu "feent bé no defalgues, ans continuau¡ent aquell exercites"; e del profeta, dient "anant anaven, -e plorant sembraven lo seu sement; venint, emperó, vindran ab alegria, aportant lo llur sementero 34. E de fet, estant aquí, suplica lo rei de Cipre que alguns heretges que havia en la sua terra aque11s fes venir a la sua pteicació, oferint-li que aprés e11 passaria a~ solda de Babilonia e al If"ei de Síria e d'Egipte, per informar-los en la santa fe catolica; de la qual cosa lo dit rei de Cipre hac poca cura. Mles, ja per aixo, lo dit reverend mestre, confiant de l'ajuda de nostro Senyor, no cessa de confondre los dits heretges ab preicacions e disputes; e, coro per algun temps • hagués ahó estat, plagué a nostro Senyor que caigué en certa ,malaltia corporal; e, coro tingués dues persones qui el pensaven (\:o és, un capella e un mosso), abdosos, instigats , lo mal espirit, metzinaren lo dit reverend mestre¡ la qual cosa com lo dit reverend mestre hagués coneguda, ab gran humilitat dona'ls comiat. \
35. E muda's en la ciutat de Famagosta, aon fo alegrement rebut per lo mestre del Temple qui e!"a en la ciutat de Limiso, e tinguél en sa casa fins que hagué recobrada la salut. El aprés mes-se en una nau, e vénc-se'n en Genova, e féu diversos llibres. En aprés torna en lo Elstudi de París, on 11egí la sua art e compila. diversos llibres. En temps de papa Climent quint p~í's lo reverend mestre de la ciutat de París, e vénc-se'n al Sant Pare, suplicant-Io que fes construir diversos monestirs, en los quals s'aprenguessen diversos 11enguatges per preicar la santa fe católica als infeels, així com nostre Senyor ho havia manat als apOstols, dient "anau pe! tot l'universal món a preicar lo sant Evangeli a tota: creatura". De la qual cosa aixi lo Sant Pare con los cardinals hagueren poca cura ne ansia . •
36. Per la qual cosa lo dit reverend mestre, elevat tot , en esperit, vénc en Ma11orques, e d'aquí passa en Berberia, el} la terra de Bugia. E, com fos en m-ig de la pla\:a, oblidat lo perill de la mort. comen~a. a crida,.. altes veus: --La 11ei
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est VeJO'a, sancta et Deo aooepta, lex autem Sarracenonlm falsa et enunea; et hoc S1lm paratus probare." Dum vero hec dicens taUa ad fidem Christi . paganonlm 1am assistentem multitudinem lingua Sarracenica ortaretur, irruerunt multis nepbandis manibus super eum, volentes ipsum penitus lapidare; quibus sic sevientibus contra eum, antistes vel episcopus civitatis noncios mittens iubet sibi bominem hunc duai; euius conspectui Raymllndo presentato ait episcopus: ''Cur tanta fuisti fatuitate detentus, ut legem veram Machometi presumpseris impugnare? Nescis, sic quemlibet hoc subiacere sententie capitali?" Respondit Raymllndus: "Verus Christi servus expertus fidei catholice veritatem mortis oorporalis pericula timere non debet, ubi vite spiritnalis gIatiam potest animabus i'llfideli1J!!!l adipisci." 37. Cui episcopus dixit: "Si ergo cledis legem Cbristi esse veram. legem vero Mlacometi falsam consideras, rationem necessanam hoe probantem adducas." El'at enim episcopus iUe famosus in philoso'phia. Raymnndus autem te spondit: "Conven;amus ambo in aliquo communi; deinde rationem DeOessariam tibi dabo." Quod cum episcopo, interrogaw.t eum Raymundus, dicens: ''Estne Deus perfecte bonus?" Respondit episcopus quod sic. Tune Raymundus volens probare Trinitatem sic cepit arguere: ''Omne Ens pedecte bonulO est in se ita perfectum. quod non indiget faeere bonum extra se, atque mendieare; tu dieis quod Deua est perfecte bonus ab eterno et in eternllm; ergo non indiget mendicare et facere bonum extra se; quia si sic, tune non esset perfecoo bonus sim¡pliciter. Et quia tu negas beatissimam Trinitatem, posito quod non sit, Deus non fuit perfecte bonus ab eterno, uaque quod produxit bonum mundi in Tu autem credis creationem mU'lldi et ideo Deus fuit magia perfectus in bonitate, quando creavit mundum in tempore, qllam ante; eum bonitas sit magis bona diffundendo se, quam existendo occiosa. Roe autem habeo per te. Per me vero habeo, quod bonitas ab eterno in eternum est diffusiva; et hoe est de ratione boni, quod su! ipsius sit diffusivum; quouiam Deus Pater bonus de sua bonitate Filium bonnm generat, et ab utroque Spiritus bonus Sanctus est inspiratus" . 38. 19itur episcopus ratione huiusmodi stupefaetus neque UDam instantiam replicavit; sed euro iussit statim carceri mancipari. Vewmptamen exiit ediclnm ab episcopo, ut in mortem huius viri nullatenus conspirarent; intendebat enim ipse dictum virum exponere morti Raymun-
VIDA
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COETA~JA
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deIs crestians és santa e vertadera, e la secta deIs moros és falsa e malvada; e ago só aparellat de 'provar • E, com aquestes paraules hagués dites per moltes vegades, lleva.'s una gran multitud de moros, qui ab g1'3n avalot lo vOlgueren matar; la qual cosa com fos denuDciada al bisbe de la ciutat, trames -los seus saigs per pendre lo dit revezend mestre e que l'hei menassen davant. Lo qual con Ji fos presentat davant, comen~a.-li a parlar lo bisbe dient: -'Com és estada tanta la tua follia, que vulles ~mpugnar la llei de Mahumet, cor sia certa cosa que cascun qui aquella impugna degue mori'!" a mala mort? • ReapOs lo dit reverend mestre: --Lo ver servidor de Déu no deu tembre lo de la mort, per manifestar aquella als infeels, qui són en error, e aquella apoortar a via de salvació.37. .M qual respOs lo bisbe: Ver dius, mes ¿qual és aquella llei qui aia falsa e erronea: aquella deIs cristians, o deIs moros? car a mi plau oir la tua raó; si n'has neguna a provar la tua llei, digues-la, car jo l'escoltaré volenters • . Al qual respOs lo dit reverend mestre: Plau-me; dóna'm lloc condecent, on sien los teus savis, e jo provar-t'he por raons necessaries la llei deIs cristians ésser santa e vertaderae E de fet, assignat lloc e temps, interroga. lo dit reverend mestre al bisbe, dient:· Deman-te nostro senyor Déu si és sobirana bonesa • RespOs lo bisbe que sí. Llavors lo dit reverend mestre, volent provar la santa Trinitat, ar¡:üí així: --'Tota sobirnna bonesa és així perfeta en si mateixa, que en si mateixa és tot bé, e no fretura obrar algun bé defor'a de si, ne haver necessitat d'aquell. Com, dones, nostro seIU'or Déu sia sobirana ibonesa eternalment e sens comencament, segueix-se que nostro senyor Déu no ha necessitat d'obrar algun bé fora de si mateix; car, si així era, no seria en ell sobirana bonesa ne pedecció. E, com tu necs en Déu eternal producció, !:o és, la persona del Fill, segueix-se que ans de la creació, del món nostro Senyor no havia tanta perfecció com ha haüda aprés, com l'ha creat (car perfecció és produir , bé de si mateix), !:o que seria gran error que nostro Senyoor C'l'esqués un temps més en perfecoió que altre. Jo, empero, crec que la bonesa de nostro Senyor eternalment és difusiva de bé, e a!:o es pertany o sobiran bé, que Déu 101 Pare eternalment de la sua bondat mateixa engenra Déu 10 FilI, e d'abdosos és produit lo Sant Espirit. 38. MJeravellat lo bisbe d'aquesta raó tan alta, no respOs sol una paraula, mes mana tantost que fos mes dintre en lo carcer. Gran multitud. empero, de moros havia allí defora. esperant que lo dit reverend me3tre fos alapidat; empero fonc fet manarnent per lo bisbe que no fos negUD qui el gosas toCM". car ell a bell procés e sentencia lo volia condemnar a mort. No contrastant empero lo dit manament, mentres
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VrTA BEATI RAyr.¡UNDI I,ULLI
dus igitur exiens domum episeopi eundo ad carcerem hine quidem concussus ictrbus baculorllm, hine manUllm, inde vero per barbam, que sibi prolixa fuerat, acriter traetus, reclusus est apud latrinam carceris latronum, ubi per aliquod tempus penabilem vitam duxit; pastea vero positus est in quamdam domiculam eiusdem carceris. 39. Die vero antecrastina congregati sunt clerici legis Jnito vero coacoram episcopo, petentes ~psum silio, qualiter eum perderent, detel'minabatur pez maiorem partem, ut adduceretur Raymundus; et si percipere possent, esse eum virum scientifieum, penitus interficeretur; si vero foret homo insiI;>iens et stultus, dimitterent eum tanquam stultuID. Quod audiens quidam eorum,' qui transfretaverat Ianua Tunicium cum Raymundo, quique audiverat selmones atque rationes suas frequenter, ait ad eos: "Videte ne hu," in pretorium presentetur; tales siquidem contra legem nostram rationes movebit, quas difficile vel impossibile el'it nobis solvere." Tunc vero concordantes, quod non adduceretur, pauco tempore retroacto ipsum mutaverunt in ~arcerem leniorem. Deinde congregati Ianuenses et Catelani inibi existentes impetraverunt, ut in locum decentiorem poneretur; quod et factum est. . ; , 40, Stetit ergo Raymundus per dimidium anni carceratus ibidem, ad quem venientes clerici vel noneii episeopi frequenter, ut eum ad legem Macometi converterent, promittebant ei UXO'l'es, 'h onores, domum et peccuniam copiosam; funda tus autem .supra fjllmam petram s vir Dei Ra)/mundus aiebat: "JUgo, si credere volueritis in dominum Iesum Christum istamque legem erroneam curabitis prostergare, diwcias summas vobis ofi'ero et vitam eternam promitto," • Dum vero talibus frequenter insisterent, concordaverunt facere quilibet unum librum, ubi utraque pars suam legem, quibus posset rationibus efi'icacioribus confil'maret; insuper qui rationibus firmiol'ibus uteretur, lex eius verior credel'etur. Et cum Raymundus iam suo libro daret efficacem operam, factum est, ut ex parte regis Bugie mitteretur, qui in civitate Contextine tune temporis residebat, quatenus Raymundus de Bugia visis litteris pelleretur. 41. Ascendens ergo navim quandam in portu illo, pl'eceptum est domino dicte navis, ut in terram illam non sineret hunc v,i rum amplius l'emeare. Dum igitur navis illa Ianuam transfretaret, aceidit ut supra portl l m Pisanorum
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• Luc. 6, 48..
-VIDA QOETANJA
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.que l'amenaven al earoer fone tan gran l'avalot, que los uns ab bastons, altres ab ped!'es, altres ab punyades e tirant-li la barba, que tenia llonga, lo lleixaren quasi per mort; sinó que per los salgs fone defensat així eom los era estat manat per lo bisbe. Empero ab aquest g'l'an avalot ells lo menaren fins a la presó, e a la privada de la presó lo meteren, ab una grossa cadena al eoll. aon estee per un gran temps, ab dolorosa vwa. 39. Lo sendema, empero, foren 81justats tos sacrapassoa de la llei, demanants al bisbe .que fos al.1apidat; e, convocat llur consell, fonc detennenat, per la major part, que lo dit reverend mestre fos amenat aquí davant ells, e, si conelXien que fos home de ciencia, que moris; si, empero, comprenien que go que havia fet hagués fet per oradura, que ellleixassen anar. E, oída la detenninació del consell per un moro qui la a Tunis l'havia conegut: dix: Guordats-vos no el fagau venir ací davant tots, car ell vos fara tals arguments contra la nostra llei, que sera impossible de respondre-li . E llavOt's concordaren que no. ho fessen, pero per fer-lo morir mudaren-lo en un altre carcer pus cruel; pero per los cristians catalan s e genovesos fone suplieat que el! ne traguessen, e de fet mudaren-lo en un altre lloc pus suportable. 40. Estec, dones, lo dit reverend mestre per espa! de $S mesos en aquell earoer, al qual per caseun dia venien los moros, pregant-lo que es convertís a la llei de Mahumet, oferint-li mullers, honors e tresors infinits. empero, aixi eom aquell qui era fundat sobre la immoble pedra, go és, en la fervent amor del seu mestre Jesús, responia'ls dient: E si vosaltres volets renunciar en aquelXa vostra secta errOnea e falsa, e volrets ereu!'e en lo sant nom de Jesús, jo us promet la vida eternal e tresors los quals mal no us mancaran . E, com per espai de molts dies haguessen estat eascuna de les parts mantenint sa opinió e ereenga, fone coneordat entre ells que easeun fes un llib!'e en lo qual cascun provas la sua l1ei ésser vertadera, e que aquella llei que ab millors raons seria provada, que fos tinguda per millor; de la qual cosa hae singular plaer lo dit reverend mestre, car havla eonfianga en nostre Senyor que en aquella forma eH los convertiria. Mes lo diable, enemle de la veritat, que tots temps volria les animes anar a perdició, veent que per aquell camí totes aquelles animes anirien en paradís, ginyil. que véne manament del rei de Bugia, qui era en Contestina, manant ab gl'aDS penes que lo dit reverend mestre fos foragitat de la tena. 41. E de fet meteren-lo en una nau qui anava en Pisa. e en aquesta forma lo dit reverend mestre no pogué acabar la dita obra, la qual ab gran alegria havia ja bé enantada; e manarem al patró de la nau, ab grans penes, que no el llei-
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VITA BEATI RAYMUNDI LULU
valida maris (erant enim decem milia~ ribus remoti a portu prefato , et cum navis undique patere~ tur gravissimos procellarum impulsus, denique naufragium patientes, aliqui namque mortui et submersi sunt, alii vero auxilio Dei previo ; inter quos Raymundus et so~ cius eius omnibus libris et ,.'auba deperditis quasi nudus su~ per barcham ad maris [super) littora pervenenmt. Et per~ veniens in ciV'itatem PiS8nam quidam ex civibus ipsllm ho~ norifioe susceperunt, ubi vil' Dei, licet iam toret antiquuB et debilis, semper tamen labori pro Ohristo insistens Artem suam generalem ultimatam peñecit. Cuius quidem Artis nec non alionlm librorum suonlm immensa efficacia et cogni~ tione sapida et perfecta dignus est, qui non huius mundi gloriam vel vanaro philosophiam, sed Dei ñrmam dilectionem et sapientiam tanquam finem ultimum et summum Bo~ num intendit. ' 42. Completa igitur Arte predicta multisque ibidem tibris aliis consummatis, communitatem civitatis Pisane volens etiam ad Ohristi servicium incitare, proposuit eorUDl consilio, bonum fore ut in eodem constituerentu'l' ordine ReligiolJi milites Christiani, ad hoc scilicet ordinati, ,ut propter recuperandam Terram Sanetam continuum prelium exhiberent perfidis Sarracenis. Cuius grato eloquio gratoque monito condescendentes litteras summo Pontiñci et cardinahbus huiuscemodi salutari negocio conscripserunt. Hiis vel'O impetTatis in civitate Pisana, Ianuam iter al'ripuit, consimiles litteras impetravit; ubi ad eum devote matrone atque vidue plurime concurrentes, civitatis eiusdem nobiles promiserunt ei XX quinque milia florenoTum in auxiUum Tene Sanote. Separatus ,¡,taque de Ianua pervenit ad papam AlVinione tune temporis Videns autem se de proposito suo ~idem aliquid obtinere non posse, Parisius iter arripuit, ubi et A!rtem suMO publice legit, et alios libros quam plurim08, quos fecerat temporlbus !'etroactis. Adfuit autem fecture sue taro magistrorum qua ro etiam seola~ rimo multitudo: qui'bus non salum pbilosophicis ratl:ionilbus exhibebat roboratam doctrinam, verum etiam altis principiis fidei christiane mii"um Í'n modum conrfi linatam sapientiam proferebat. 43. Sed quia propter dicrta commentatoris Alristotelis, sciHcet Averroys, videbat quam plurimos a veritatis rectitudine precipue'fidei catholice non nullatenus deviare, dicentes fidem cltristia:na m quantum ad IllOdllro intelligendi fore ¡rop05sibilem, sed oppinentur eam 'Veram esse quantllm ad modum credendi, cum sint christia~ oollegio oomplantati, ideo Raymundus via demonstrativa et scientifici habitus huiusmodi conceptum eorllm nnens improbare, eos ad redargutionem multipliciter reducebat; quoniam si fides catholica
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VIDA COETANIA
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ris en neguna tena de moros. El, com la dita nau anas en Genova e fos ja prop de port pisa, seguí's una gran tempestat en la mar, de la qualla nau ferí, e molts hi moriren, e alguns escaparen ab l'ajuda de nostro senyor Déu, entre els quals • Íonc lo dit reverend mestre e un companyó, qui escaparen ab la barca, perduts empero los llibres e la !'oba, sí que nuu isqué en tena. El, venint en la ciutat de Pisa, fonc molt honradament rehut per los ciutadans, entre los quals Ja un lo rebé dins sa casa. E estant aquí, lo dit reverend mestre, jatsia fos molt antic de dies, empero no cessava de servir a so11 Creador; per la qual cosa, estant aquí, ordona I'A1't general d4J"rera, a coneixen~a e intel.ligencia de la qual pervenen aquells qui no per vana gloria, mes per sola a.mor e honor de nostro Senyor. se yeten a estudÍ'ar. 42.
]J, eomplida la dita Art e altres llibres molts, pro-
posa. en 10 consell del comÚ de Pisa que seria bona. OOS131 que a.1cuns ciutadins llUl s se fessen cavalle~ de Jesuerist per conquistar la Terra Santa; e de fet lo comú, a precs seus, escrisqué al Sant Pare e cardinals robre aquells ad'ers. E aixi mateix, anant en Genova, conseID'blants impetra. ; e de fet moltes perSQnes devotes Ji f~ren de gra.ns profertes per aquell negoci, que més de trenta mília florins hac de profems solament de Genova. E, d'aquí, vé!l~-se'n en Alvinyó, on era lo Sant Pare, per portar lo dít negoci abona conclusió. E, com veés que ab ell res no podía acabar, partí's d'aquí e ana-se'n en Paris, aon públicament llegí la sua Arte al'tres llibres molts, los quals en tem'Ps passat b8lvia • fets. Vengueren, empero, a oír-lo no tan solaments estudiaalts, mes encara gran multitud de mestres, los qua'ls afermaren que la dita santa ciencia e doctrina era cOnuborada no tan solament per raons de filosofia, mes encara per principis e regles de santa teología; •
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jatsia alguns volguessen dir que la santa fe católica no era prova:ble; contra •1'0pini6 deIs qualls lo dit reverend , mesLe féu diversos llíbzes e tl'actats. 43.
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VITA BEATI RAYMUNDI LULLI ,
secundum modum intelJigendi est improbabilis, impossibile est quod sit vera. Super quo siquidem libros ef1fecit. hec autem sciens Raymundus, fore a sanc44. tis"'iSoriimQ partre domino Clemente papa quinto generale conciUum celebrandum apud civitaJtem Vdennensem, anno Domini MCCCXI in kalendis octobris, proposu~t ire ad dictum concilium, ut tria ibidem impetrasret ad reparationem fidei ortodoxe. Primnm quidem, ut locus constitueretur sufficiens, in quo vIri devoti et inte11ectu vigentes ponerentuz;, studentes in diversis linguarum generibus, quod omni creature scirent doctrina;m evangelicam predicare. Secundum vero, ut de cunetis religiosis militibus christianis fieret unus Ordo, qui ultra mare contra Sarracenos usque ad recuperationem TeITe Sanete bella continua retinerent. Tertiurn 31utem, ut contra oppiniones ÁlVerroys, qui in multis perversor extitit veritatis, dominus paJpa celerilter ordinaret remedium, quod per viros intelligentes ca1Jholicos non intendentes a.d sui ' gloriam sed Ohristi honorem, obiceretuT prediotis oppinionibus et eas tenenUbus, que obviare videntur veritati et sapientie incleate, Filio Dei Patris. Elt de bis compi'l avit RaIymundus quemdam H-hellum, qui intitulatur Liber Natalis, promitJtens insuper habere rationes cogentes tam philosophicas quam theologicas contra eos; guas quidem clarisslme pertractavit in o3iliqui'bus Hbrorum SUOl1lm. Foecit enim ¡ste famulus Dei, summe veritatis et profundissime Trinitatis verus ex:pressor, inter cotidianos labores suos centum et XX et tres libros et pIures. 4<5. Nam iam elaJpsi erant anni ~L postquam toturn cor suum et rotam animatn suam Olunes et totas vires suas et totam mentem suam in Deum direx:erat; in cuius temporis intel'vaftlo libros fecit continue, curo vaeare patuit, di%gentilr; qui vel'bum Prophete David merito potuit pronunciare, dicentis: Eruotavit cor meum ver:bum oonuID, Qico ego opera mea Regí. Linga mea calamus scribe velociter sClibentis 6. Pl'Ofecto linga sua calamus fuit illius scr~be increati, videlicet Spiritus sancti, qui dat Verbum evangelizantibus in virtute multa 1, de quo siquidem loquens Salvartor apostolis ait: Nion enim vos estis, qui loqujmini; sed ISpiritus Patris vestri, qui loquitur in vobis s. Libronlm anrtem suonlm utilitatem volens ornniibus esse communern multos in linga edidit ara;bica, cum ydioma illud novisset. Divulgati quidem sunt libri sui per universurn, sed in tribus locis fecit eos precipue congn:gari; videhcet in monasterio Oartusiensj,lm Parisius, et apud quan dam nobilem civitatis Ianue, et apud Quandam nobilem civitatis Miaioricarum.
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• Ps, 44. 1 Ps, 67) • ~1at. b,
2.
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VIDA COETANIA •
44. A1pzés de les dessús dites coses, sa:bent lo dit reve· t: end mestre per lo sant pare Climent deure ésser aplegat consell general en la ciu·t at de Váana en l'any de nostro Senyor • mil ttes-cents e onze, del. libera. d'anar al dit concili per proposar tres a honor e reverencia e augment de la santa fe católica: la primera, que fossen construits Ilocs aon rertes persones devores e d'alta intel.ligencia estudiassen en divexsos llengua:tges, per ~ que a totes les nacions posq prelC8.r lo sant Evangeli; lo segon, que a tots los cavallers cristians fos donat ool't orde que continuadament en conquistar la Tena Santa; la t~l1:a, que, contra l'opinió d'AlVerrois, qui en moltes coses ha volgut adversar a la santa fe católica, fos provelt per hómens de ciencia, ordonant llibres contra les dites errors e contra tata aquells qui, la dita opinió tendrien, e per a!;ó féu en un llibre que és apellat Uber de natali Pueri, aon promet fer raons aixi ñlosoficals com teologicals contra les dites errors. E de fet així ho ha fet en llibres seus, car lo dit xerverend mestre, servidor de nestro Senyor e manifestador de ia veritat, ultra cent e vint-e-tres VOlUlDS de lli'bres ha tets per honor de la santa Trinitat. 45. Qar quoranta anys pas5alts havia que lo seu cor e tota la sua anima havia transportada en nostro Senyor, e, per tant, pot dir aquest sant home les paraules que dix Da,vid: ErwctOlVit cor meum verbum bonum, lingua mea caliamus scribae, car en veritat l'a sua llengua és estada ploma del Sant Esperit, lo qual ab 'la sua vel'tut increada 'fiha fet així adtament parlar; del qual dix lo nostre Jesús: "No sou vosa{tTes qui parlau, car lo Sant Esperit és qui parla en vosaltres". E, per aqó que mBs posquessen aproñtar, instruí alguns en la llenguo morisca, la qual molt bé en havia apresa; e de fet foren divulgats los seu s llibres per tot l'universal món, e especialment en certs llocs, !;o és, en la ciutat de París en un monestir de cartotxans, e en la ciutat de Genova, e en la ciutat de Mallorques, d' on ell era nadiu, de la qual cosa reporta gran preu e honor la dita ciutat. •
\
Deo gratias. Finito libro sU iaU8 et glOria Christo. Amen.
I
Basllica y claustro de S4n Francisco (siglo XIV). Palma de Mallorca
IBLIOGRAFIA
B 1 B L 1
o G R A F 1 A
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Uno de los obstáculos y no el menor con que tropiezan los estudiosos del lulismo sueTle ser la dificultad de orientarse en el maremágnum cada vez más ingente de la . bibliografía luliana. Mal puede1t ayudarle a salvar esa dificultad los repertorios bibliográficos corrientes: 8'US aftl1lOO8 por ser exhaustivos, más bien le ayudan a desorientarle. Adrede se omiten, pues, muchísimas referencias a obras y estudios de gran -mérito no pocas veces-a los que el lulista ha de llegar tras una larga ry aun penitencial peregrinación "b-tbliográfica. Aquí, emtpero, hallar4 dónde encon. trarlas cuando conviniere. Además, se procura acompañar cada cita de unas breves palabraJS sobre su contenido y su valor, lo cual ahorrará muchas búsquedas y consultas inútiles. M. B . •
1.
OBRAS DE RA.MON LLULL
l.
Textos catalanes
Oblas de R. L. .. l. Geat,l, L de la p1"lmera e segolla 1Jlteltció, J_. de mil proverbis, ed J. Rosselló y M. Obrador (Palma, 1901) ; H. Arbre de Id. d'amor, L. de oraci6, L de Déu, De conexen¡;a de Dbt, Del Es de Détl, ed. J. Rosselló y M Costa y Llobera (1901) ; JII. Feltx de les mera1ielles, ed. J. Rosselló y M Obrador,2 vols. (1903). [Esta colección, con prólogo y notas en castellano, y no muy esmerada crítIcamente, se suspendIÓ para dar paso a la siguIente] Obres de R. L. EdiCt6 original (= ORI.): I Doctrina pltenl, L. del Orde de Cavalleria, L. de e/el'Uta, Art de confesstó, ed i\i Obrador ~Palma. 1905); II-VIII. L. de co11templaci6, ed. M. Obrador, M. Fernl, S. Galmés (19Q6-14); IX. Blanquer/14, ro. S Galmés y l\I. Feml (1914); X. L. de Sta. Maria, Hores de Sta. Mal ·ta, L. de Bened!cta tu (1915) ; XI-XIII Arbre de sciellcia (1917-26) ; XIV. ProveTbis de Ramon, Mtl PTOV , Pr01l. d'ellsenyament (1928) ; XV. L. de demostracions (1930) , XVI. Art dem.ostrativa, Regles ¡'ltroduclories,
-
8i
MIGUEL BATLLORI -
Taula general (1932) ; XVII. Art amatwa, Arbre de /11050//4 desid~ 1at (1933) ; XVIII. L. d'intellció, Arbre de fiúJso/14 d'amor, Oracions e contemplaclons, FI01's, O r/J.Cwns , Contemplafw RaYflllIndi, Compendiosa contemplatio (1935); XIX-XX. Rims (1936-38): t. X-XX
ed. S. Galmés ; t. XXI, en prensa [Es la edlci6n básIca de las obras catalanas completas de R. L, preparada sobre los mejores mss., SI bien una reedlcI6n de los pnmeros tomos, ya agotados, exigiría una rectificacIón de los mss. básIcos. El tomo Xx,¡, en prensa, y los ss. estarán preparados por los padres de la tercera orden regular de Sa!! Francisco Miguel Tous, M. Caldentey y R. Ginard Bau~a.] El.s Nost1'es Cl4ssics (ed. Barcino, Barcelona) : sene A, t. 3, R,,MON LULL, PoesJes', ed. R. d'AlOs (1928) [antología de las obras nmadas, muy CUIdadosa, pero modernizando excesivamente la ortografía]; t. 14, U. d'Amu e Amat, U. d'Ave Maria, ed. M. O]¡var y S. Galmés (1927) con escasas divergencias, viene a ser una re- . edici6n, con la ortografía modermzada, de la ed. de S. Galmés y M. Ferra en Obres, IX]; t. 34, 38, 42 Y 46-47, L. de me1'avelles (1931-34) [la -m ás perfecta edICIón que existe de esta obra] ; t 50-SI, L. de Evast e BI4n.qllerna, ed. S Galmés, 1 (1935) [publicacI6n interrumpida, fundada en el ros. hlsp 610 de Munich, con las variantes habrían de ir en el último tomo de los demás mss. v• eds anttguas; está en prensa su continuaci6n, a cargo de Pere Bohlgas y del Dr. Seb. Garcías Palou].
r
2.
Textos latinOt!l
BJ::ATI RAIMUNlH LULLl, O-pera 01»1/.14, ' I-X (Maguncia, 1721-40), ed. 1. Sal7inger [la más famosa y la más completa edlci6n de las obras latinas, SI bien no satisface a las exigencias críticas modernas; sobre ella, VId. A. GOTIRON', L'ed/clÓ maJ[untina de R. L. Amb un apelldi", blblÍ>Ograf~c deIs mss. i mlp1'eSOS lulians de Maglll~cia, .Estudis de bibltografía luliana publicats en celebracló del sise centenari de la mort de R. L », I (Barcelona, Inst. d'Est. Catalans, 1915), trad. de J. Rubi6; E. FAJARNÉS, Sobre 14 impresi6n de las obras de R. L, en MaguncU/.,
del compllador de I4s mis1lU/.s, doctor Salzinger, .Rev. de Menorca», 24 (19291. 168-71; E -W. PUTZEeK, A~ margen del lulista PAR. Pasqual, O. Cist., AST, 14 (1941), 183"97]
[Las demás edIciones, tanto catalanas como latinas, anteriores 8 1868, pueden verse en E. ROGENT 1 E. DUR\N, B¡bI10g1'a/ia de les impresiollS lul.lianes, .Estudis de blbhografia luliana .. », II (BarceIQna, l. d'E. c., 19l7) ; para las más recientes, véase infra, ITI-Vl.
11.
PRINOJP.A 11 ®S FONDOS MANUSCRITOS 1.
J
•
GenenJldedell
RUDIÓ, Notes SOb,€ la transmissió man~scríta de !'opus lul liii, en Franciscalia (Barcelona, 1928), 335-48 [sobre el modo como el propIO R. L procuraba dIfundir 6US obras]. R. o' AJ.('¡s, Los catálogos lulianos (Barcelona, 1918) [los diversos cat'logos antiguos suelen estar relacionados con importantes fondos ms..~ ].
•
• BrBLlOGRAFIA
2. R. D'AL6s, l,,-vetU4ri de
¿u'/,.Uans, de MaLlorca, segollS notes de l. RosseLló, )fl., 385-402 [tambIén en EF, 47 (1935), ~-86; notas interesantes, sobre todo para los fondos de la Bibl. Provincial y de 11tSS.
las btbllotecas particulares Rosselló, Ayamaos, Prohens y Ferran Capdebou; otros números coinctden con las Notes sigs.] M. OBRADOR, Notes pel' a un catiHeg d'aLgtms codexs ha lians dr les blbhoteqlles de Palma de M , EUC, 17 (1932), 166-83 [publ por J Rubió; tratan de las bibliotecas Provincial, Sapiencia, Arqueolog-i('a, Ayamans, Palou de Comasema, Prohens, Rosselló y Vtvot Como la locahzación que dan a los mss. esas notas de J. Rosselló y de M. Obrador no stempre corresponde a la actual, conviene consultar má~ blen el estudlO SIg.]. P. BOHIG\S, FOlldos manusClitos de bIbliotecas de .1\.lallorca, .BIbhoteconomiaD (Barcelona, 1944), 80-8 [mss. luhanos de las bibltotecas Pro.... mclal, Arqneologica, Saptencia, Franciscanos, Vtvot y AguI1ó]. ?Ir BATLLORI, EL lulismo en ltaLÚl (ensayo de síntesis), .Rev. de Filosoff¡l>, 2 (Madrid, 1943), 253-313, 479-537 [en las páginas 284-6 !'e señala el origen mallorquín de los grande5 fondos de Roma y lIfl1án] . •
Roma
S.
•
Cad/ces t'altcaJfi latml, 1 .. (Roma, 1902 . ) [catálogo en curso de
publibcIón ; hasta ahora comprende pocos códices lulianos; hay algunos más en los catálogos de otros fondos de la mi6ma Bib\. Vatiea. na; R. d' Alos preparaba un estudl0 completo de todos ,l os mss. de R. L. conservados en bibliotecas romanas y de todos los mss. catalanes de la Nadonal de Nápoles, pero no Jlegó a publicarlo]. 4.
Milán
. :M: OBRADOR r E. AGUILÓ, VUltge d'lu'Vestigactó a Les bibltotcqttts de Munich " MUa, AIEC, 2 (I9Q8), 598-613 [con indicaCIOnes preClsas de los más importantes mss. lubanos de la Ambrosiana].
e
•
OTT~vaNo,
L'
que los indicados por lianos]
OBR~DOR-AGUILÓ,
5.
añadiendo los pseudolu-
Venecia.
l\I OBRADOR, Ramór¡ Lull en Venl!cUl. RCle1ia d e los.códlces e fJl,," I>rc.'OS luluz.nos I!xistcJ1tes en bIblioteca 'VeneCUlna de San Marcos,
w
BS."L, 8 (I~900), 301-24 [fondo antiqu(slmo y muy importante, ¡m' ciado en tlempos del dux Grademgo, contemporáneo de R L] 6.
1-
Innicben
RliBIÓ, Los cód,ces luluz.llos de
w biblioteca de
IrulIcIJen (Tlrol) • • Rev. de FIlología Esp", 4 (Madrid, 1917), 3°3-40 [14 mss. con
79 obras, legados a aquella colegiata por Nicola Poli, médICO veneciano].
MIGUEL BATLLORI •
7.
I
Mnnich
(1I / 4) [J. Rubió tiene en preparación un estudIO completo de este fondo, procedente en gran parte de Barcelona y trasladado a Alemania con motivo de la edición maguntma, vid. supra I12). OBR\DOR-AGUILÓ
8. P.
Paris
BOHIG~S,
El ,epertori de numuscrits catalans de la Fll1ldaClÓ Patxot iIl1SSz.ó de París, EUC, IS (1930), 92-139, 197-230, 16 (1931), 8Z-II1, 213-310 [llQ se da todavía la descnpclón sistemática de los mss , sino sólo algunas notas mteresantíslma.s. sacadas de aquel Repellori en formaCión). J T~RRt, Los códIces lulumos de la Biblioteca Nacional de París, AST, 14 (1941), 155-82 [los fondos principales proceden de la Sorbona y de \'aTlOS monasterios franceses; no es un estudiO blbliográficp, SinO CrítiCO, con muchas aportaciones y apreciaciones nuevas; mss eStudiados en LITTRt-HwRI' AU (III/ 2) y en el trabajO anteriorl.
9.
J :Ir
BnISTA 1
Oxford
Ron, Catillech de les obres l/lluznes d'Oxto/d.
B\BLB, 8 (1915-16), 204-28, 308-30 [algunos mss son de antigua oriundez Inglesa; otros, de origen itahano] . P BOHIG\S, El "epertori de man1J.scrits catalans. Missió a Anglaterra, ElJC, 12 (1927), 41I-S7 [completa y rectifica el estudio antenor, aportando además lluevas conclUSIOnes sobre el ongen del pseudoluhsmo alquímico]. [Sobre los re~tantes fondos mss., Vid infra, III y V)
m.
-OBRAS
BIOBIBI.JOGRAFICAS 1.
J.
•
Obras antiguas
CUSTURER, DISe/'taciones históricas del beato
R. L , doctor
i[./I-
1Illluzdo y má/ tll', con lIn apén.diz de slI1Ji.da (Palma de Mallorca, 1700)
lpnmariamente sobre el culto y la ortodOXia lultanos, pero con frecuentes excursus a la Vida y a las obras de R L.; aunque escrito aprisa y por encargo de los jurados, pudo fundarse en estudios antenores del P. Andrés Moragues, tambIén de la Compañía de Jesús, hoy perdIdos, sobre el autor, Vid .prmclpalmente T. M. MARCH. EL P. ¡allme Custllrer i els seus catalegs luL halH, .Butlletí de la Ríbhoteca de Catalunya., S (1918-19), 32-44] J.-B. SOLLlER, Aeta beat¡, Raymund. LlIll. (Amberes, 1708) y en Acta 54l1ctorum 1IImi, V (ibíd. 1709), 633"736 [publica en latín los más Importantes documentos anteriores sobre la vida y las obras de R L.; hay segunda ed • Venecia, 1744; sobre Solher y su obra. vid A. GoTTRON (1/2)]. A R. PASQUU, Villdiciae lullla114e ... , I-IV (Avlñón, 1778) [hasta el pre6~nte es el más completo estudiO de las doctrinas lultanas, so-
...
BIBLIOGRAFÍA ,
85
Me todo teológicas; la ocasi6n de las Vituiiciae fué la publicaci6n de dos CarWJs 1l1'l4dttas del P. Feljoo sobre R. L ; el t. 1 del P. Pasqual contlene una vIda del Maestro, que apenas ha conseguido superatl E. A. Peers, y de la cual hay un texto español del mismo autor (IV;l)]. •
2.
Obras moderDas
M. M~tNDEZ y PELAYO, Hist. de los heterodoxos espaiioles, 1 (Madrid, 1880), 513-4°, cap. V, Reacción antJallerrofsta. Teodicea lultlzna. Vindicación de Ralmundo LullO (Ramón Lun) y de R. Sab1mde [con este estudIo de M. y P. se abre una nueva época en los estudios críticos lulianos; cito por esa ed. antigua porque la de las primeras Obras completas (Madlld, r9Il) 5610 la aventaja en número de erratas; en prensa una nueva ed. por el C. S. de 1. C.]. LrnRÉ-HAURÉAU, Histoire littÜai're de la France, XXIX (Pa· rls, 1885), 1-386, 567-8 [a pesar de las Importantes aportaciones pos' teriores, tl5te trabajo resulta aún imprescmdible para el conocimIento de los mss. de París y, en general, para toda la parte InédIta del opus luliano].
•
G. GOBULOHCH, Blbltoteca bio-b~bUográfica della Terra Santa
e
·dilL'Oninte franeescano, 1 (Quaracchi, ICjOÓ), 361-92, núm. rII, B. Raimq"do Lullo dt Majorica [no tiene tanta importancia como las
demás obras de este a.partado 1I1/ 2, pero interesa, sobre todo, 10 nferente a las relaciones entre R. L. y el Pr6ximo Oriente]. ~ A. RUBJÓ 1 LLUCH, Ramon LuU en els EstudlS tlnwersuans cata· lal~,
EUC, 4 (19Il), 281-gB [la tirada aparte, CItada por muchos lulIstas, t'e mtitula Ramon Lu/l Suman d'unes /llfons en els EUC; es un gui6n de las leCCIones, tan breve como denso, y que aun hoy día resulta útIl al investigador]. [J. RUBI6 BU.AGUER], arto Lul!, Ramón en la Enciclopedta EspaS4, 49 (1923), 551"9 [podría repetirse de este arto lo dIcho del ante' nor, con la ventaja de ser doce años más moderno; véase también su estudio, a punto de pubhcarse, en el t. I de la Historia de las hteraturas hIspánicas dingida por G. Díaz-Plaja]. E. LoNGPRÉ, arto LlIUc Raymond (Le bienhetlreux) en el Dictl0t<- . naire de théologie catholique, IX (París, 1926), 1°72-141 [aun des' pués de la publicaCIón de la obra de los CARRERAS (vid. infra) , toda\'fa es impresclDdihle su consulta, sobre todo en lo que se refiere a la blbhografía de las obras de R. L.]. M ised.lama lu~ llana (Barcelona, 1935) {aportaciones de casi todos los luhstas contemporáneos, con ocaSIón del séptImo centenano del nacimIento de R. L.; apenas queda aspecto luhano SID su correspondiente aportaci6n; vIene a ser como una tlrada aparte de EF, 46
¡ (934), 161-480; 47 (1935), 5-250].
T. y J. CARRERAS y ARTAU, Filoso/fa cristia1UJ de los siglos XIII 4/ X Y, J (Madrid, 1939), parte IJI, El escolastiemno poptdar. Ramón Lull (RoHnuluio Luho), 11 (M. 1943), parte IV, Esbo=o de una lustona Jilosófica del lulismo [esta Importante obra forma parte de la Hist. de la tilosoffa esp. iniciada por Bonilla y Sanmartín y continuad.a Q ('argo de la Asociaci6n Esp. para el Progreso de las CienCIas ; es el trabajo más completo que tenemos, y el pnmero que debería leer quien adenbarse en los estudios lulianw ; en sendos cap!tulos
86
MIGUEL BATLLORI
del tomo 1 be e!'tudlan vida, psIcología, obras, ambIente inicial, la Ars magna, su desmtegracl6n, las últimas Afies, el método luliano, metafísIca y teología, ¡psicología y mística, doctrina moral, pedagógIca y política ¡ el t. II es en realidad la primera his toria CIentífica del lulismo].
IV.
mOGRA.FIAS •
[Además de las obras del apartado ID, señalamos, entre las muchas blografla6 de R. L., las sIguientes :] •
•
l.' Antiguas
Ylta Vll
trata de una de las más firmes bases de la biografía de R. L.]. Yula coetama d el rev erena mestre Ramon LuZ¡ segon! eL manll .~· cn~ 16 432 d el British Museum, 1'WVamel1t transcrita ~ publicada am b . mtToduccl6, notes i iloss-ari per Franccsc de B. Moll (Palma, 1933)
(tirada aparte del .Bollet{ del Diccionari de la llengua catalana», tomo XV (Palma); véase la nota anterior; PASQUAL. VlnalCla e, 1, 4, Y LoNGPRÉ, 1072-3, sostienen la priondad de e ste texto catalán 60bre el latmo]. A. R. PASQUAL, Vida del beato Raymulldo Lullo, I-H (Palma, Soco Arq. Luliana, 189Q-91 (corresponde a la VIda latina de 1a5 Yllldicj(lc , 1, Diss ertatlo pracvul; VId supra, nI / l].
2.
Modernas
•
LL. R IBt.R, Yula i actes del reverend mestre I bellaventurat ma,trr Ramol' Lull (,Palma, 1916) [tiene más carácter literario que critico, pero es una buena InlcIaci6n al conOCImIento de la persona de R. L. ; hay ~raduccl6n castellana puesta al día: Raimundo Lulio (Ram<5>J LIIIl) , .coleCCIón Pro Ecc1esia et Patria., 1 (Barcelona, 1935)]. E. A. PEERS, Ramm Lu!!. A B%ography (Londres, 1929) [de esta bIografía ha escrito ]. RUBIÓ, EUe, 15 (1930), 180: .El major elogl que en podem fer, és remarcar que des del P. Pasqual en el ¡;egle XVIII és la temptattva més senosa I reeixida que s'ha consagrat a la hIstoria de R. Lul\»; al final, pp. 421-34, contiene una abundantlslma bIbliografía luliana]. F. SUREDA BLANES, El b. R. L .. Su éP'Oca, su. 'tilda, sus obras, sus empresas (Madrid, 1934) [biografía compuesta con ocasl6n del centenano lultano]. S. GALMÉS, El diuamlsme de R. L. (Palma, 1935) [reedición del esturuo del mis mo título publicado en ML, 59"96, yen EF, 46 (1934), '¡16-S6; aun a los pocos años de aparecer la bIOgrafía de Peers podía mosén Galmés trazar otra nueva, onginal y redUCIda, la primera que debería leer el estudIoso lubsta; con pocas variaCIones, es el estudio que encabeza el presente volumen como Introducción biográfica].
BIBLIOGRAFfA .
87
M. DE I1UABTE, Genio y figura. del b. R. lJull,
[Las re!'tantes biografías y estudios )lQrciales sobre la vida de R. L. pueden verse inrra, V / 2].
V.
L
,141
Bf ,TOGRAlFIA,s
Bibliogl&fias del "opus" luJiaoo
Ln:rRt-HAURÉAu, GOBULOVICH, LoNGPRI!, CARRERAS (1II/2), OrTAV(ANO (1I/4), ROGENr--DuRAN (1/ 2), J. AVINYÓ, Les obres 411tenti.ques del beat R. L (Barcelona, l
2.
Bibliografías sobre R. L. Y el lulilUllO
al Sistem4tfras. LoNGPRÉ, CARRERAS (II/2) , PEERS (IV/2), pp. 421-34. R. D' AI.OS, IJlIUistiehe Uter4tuT der Gegenwart, cWissenschaft und Weisbeib, 2 (Friburgo de Br. 1935), 288-310 [a 'Partir de medIados del siglo pasado; Sin ser exhaustivo, resulta un trabajo muy útil, pero difícilmente consultable en España). F SUREDA BLANES, El lulismo como exprcsI6n de ll1l(t escl/ela filos6fica 114Ci01uxl, 2." 'Parte, extracto de «Las CIencias., dlC. 1940 ,[la bIbliografía moderna va agrupada por naciones]. Cronológicas. . AlEe, I-VIII (I90i-31l [recoge toda la bibliografía referente a Cataluña; a partir del t. II (l9Q8l los indices onom(¡.stlc06 faCIlitan la búsqueda; además en VI (1915-26), 880-2; VII (J921-26), 373"9, Y VElI (1927-3J), 525-40, R. D'ALoS, con el titulo l\1ovl11t.ent lul.HIl, b)
sistematizaba las nuevas aportaciones, sometiéndolas a inteligente crítica]. . J VIVES, l11bliografia hispanica de cieneies hlSlo, ieo-ecleslastiques, AST, IV-XXI (1928-48) (en la sección cAutores. se consignan anualmente todas las aportaciones sobre R. L., añadiendo una breve nota que desmenuza su contenido; pero deben consultarse también IlIS secciones eBlbhotecas y archIVOS» y .Teología y Fllosofía.] . •
VI.
PRINOIPAiI®S .-A 'SPiElC'lOS DE R, L
1.
Teologfa.
PASQUAL (IU/J), LONGPRÉ (III j 2), cols. lII9"34 S. GARCÍAS PALOU, Notas de introdueci6n al estudio de las obras teológicas del b. R. L., extracto de la .Mlscelánea Comillas., 11 (Ibfd" lQ44l, 203-34 [insiste-rontra el lulismo doctrinalmente derrot,.ta en la importancia de las obras de R. L en la historia de la ,
MIGUEL BATLLORI j
teología cat6lica; 60bre su interés en dos cuestiones particulan!~, vid, del mismo autor, El pr;m<7do ro1l'l4tu) en los escritos del b. R. Ll" RET, .l (1942), 521-46; La infalibihda4. pontificl4 en .Arbre de scU,,cia. del b. R. L., RET, 4 (1944), 229-55; El b. R. L. " la cllestló'J de la r ... nunciabilidad de la Sede Rotll4na, AST, 17 (1944), 67-<)6; Y Cltestroncs dz PSlcología " fisiología humanas en Cnsto, trlÚ4das e" los eSC1itos teol6gicos del b. R. LI., ¡bId. 3 (1943), 249"307]. L. EllO GARAV, LA fÍ1Jalid4d de la enCllTnacién según el b. R. L . RET, 2 (1942), 201-27 [la tesIS llamada escotista 'a explanó muchos años antes R. L. ; sobre este -p unto defendió en la Un iv Gn!goriana de Roma su tesis doctoral, aun inédita, el P. B. NICOLAU, T. O. R. : VId . •Analecta T O. R., sti . Francisci., l, 1I (Roma, 1933), 325-6; cf también SAMUEL D'ALGAIDA, O. M. Cap., Chnstologla lldlUl114 , .Collectanea FranCIscana., 1 (1931), 145-83]. ),1. CALDENITV, . La corTedenc/61J de la Virgen a la l"z del b. R. L .. , .EstudlOS Marianos., 2 (Madnd, 1944),287-322 {viene a ser un cOlIll¡>lemento de la memona presentada por el mismo autor al Congreso Manano NaCIonal de Zaragoza sobre La tlJedlación "ni1ieTsal de MarÚl según .. R. L. (Palma, s. a.) ; vid también PrincIpIo flt1'1dament41 de la mariolog{a luluma, .Verdad y VIda.. 1 (1943), II3-24; Sant4 MarÚl, re"1Ul,, se,íora .. , según el l. D .• , .España ?rhsionera •• 1 (1944), 37-59; Y La amnci6n de la Virgen Maria en los escnto1'es cataiaaes de la Edad Medl4, .Estudios Mananos. (MadrId, 1947), 429 ss • en que se da marcada Importancia a R. L ).
2.
Ascética y mística
LOSGPRÉ. cols. II28-32; CARRERAS, l, 548-609 . E -W. PLATZECK, La 'U~da eremítica en las obras del b R L. ; .Rev. de Espmtuahdad., I (San Sebastlán, I942), 6I-79. II7-43 [IdeariO de R. L. sobn! la VIda eremítica en general y sobre la vida contemplatIva del ermitaño]. B (, UASP, La 'Vida erem. e1J Mallorca, BSAL, 28 (194I), 224-304 [yen lIbro aparte en catalán. Mallon~8 1947]. J. TORRAS 1 BAGES, La tradici6 catalana (1892), O. C, VI (Barcelona, BlbJ. Balmes, 1935), 274-380' part. 2', cap n. El bMt RamotJ L/Hll [los párrafos correspondIentes al L/~bre de contempl4C16 y a la Mística 1111 liana (pp. 314"Ó5) son los más interesantes de todo el capítulo, que en su mayor parte, ha SIdo muy superado). J H PROBST, La mystique d e R. L. et ¡'An de contempiacJÓ, .Beltrage zur Geschichte der PhiJosophle des Mlttelalters., XIII, 2-3 (Munster i. W, 1914) [estudio Importante, pero supomendo siempre nna místIca casi puramente natural; el autor ha completado 6U trabajo en aportaciones posteriores; L'atMur mystique
BIBLIOGRAFÍA ,
7
,
eBlbllolheque de la Rev. d'Asc. et Myst.», 2.& série, fase. 1 (TouIOllse, 1930) ; poslci6n de R. L. en la oracl6n metódIca]. G. JIf. BERnN1, eLo Libre de Am!c e Amat, di R. L. in una ver$ione caStiglia.1t4 inedita de~ seco XVI, «Bulletin hispani-qae», 41 (Burdeos, 1940), II3-z5 [estudIo prelimJOu a un texto a punto de publican;e]. A. SANCHO, La mística de R. L., «Rev. de Espintualidaw, 2 (1943), 19""34 [insiste en el intelectualismo doctnnal de R. L.].
,
•
F1.I.080fta
RelacuJlles Imt,-e filosofía. y teología..
a)
J.
S.
Carta con moti-vo deL 7 o centenaTio del _dmi.ento del b. R. L., «Bol. Oficial del Obispado de Mallorca», 72 (1932), 293-319 [estudio a fondo del problema, reproducido en BSAJ., ~4 (1932-33), 173-86, Y en ,Razón y Fe», 100 (Madrid, 1932, IlI), 9Ií- IJ S]. I M. FLORÍ, 1 as relacumes entTe la filo Y la teol., y concepto de fi/.. Cl"istia1l4 en eL «Arte Magna, del b. R. L., .Raron y Fe" 106 (I934, III), 28g-<}6, 450-68; 107 (1935, I), 171-'7 [es la eterna cuesti6n del racionaltsmo teol6gico de R. L., opero enfocada a través del problema actual de la fIlosofía cristiana]. M. OLTRA, Cuestiones trinitaTUls en D. Scoto y R. L .• «Verdad y Vida», 1 (Madrid, 1940), 287-92 [sobre el pretendido racionalismo de R. L.]. lIIENDÍA, B, Posici6n adoptada POT R. L. en eL p"oblema de las Telaciones entre la. ,e y la Tazól~, .Verdad y Vida" 4 (1946), 29"62, Mr:RAI.IES SBERT,
!!21-58 •
. B. XIBERTA, La doctrina del maestTo R. L/. sobTe ta demostTación de ~os dogma, juzgada a la. luz de la. hist. y de la teol., a.Studia monographica et recensiones., 1 (Mallorca, Schola lullistica, 1947), 5-32 [revlsi6n hist6rica del problema desde nuevos puntos de vista]. b) Método" doctrinas. LoNGPRÉ, cols. 1II3-26; CARRERAS, 1, 335-{í40. :'tI MENFNDEZ y PEHYO, R. L .. , Ducm·so.. (1884), en La Ciencia Esp , 1 (Madrid, 1933) [lo considera principalmente como filósofo]. J. H. PROBST, Caractele et OTigi1u des üUes du b. R. L (Tolo6a, 1912) [abarca método, doctnnas y fuentes del pensamiento lultano]. G. MAURA y GELABERT, Ensayo SobTe la fil. del b. R. L • ~ev. Lu!tana., 1 (1901), 26-32, 49-56 [este y otros ensayos fllos6ficos del mismo autor publ. en la mIsma revista, I-V (1901-1905), a pesar de resultar un tanto anticuados, constituyen una de las aportaciones más serias del lultsmo exaltado de principios de siglo]. J. CASADESSÚS, El «Arte magna. de R. L. (Barcelona, 1917) [expoSIción sucinta y clara del método lultano]. J A\"lNVÓ, El «libeT de ascensu ct descensu intellectus. de R. Ll, BSAL, 25 (1934), 57-{í3 [exposiCIón de este ltbro, que viene a ser un compendio de toda la filosofía lultana; en esta exposición, J. A. 61gue la tendencia iniciada por Salvador Bové pnnclpalmente en su obra, ya caducada, Santo Tomás de A. Y el descenso del entendímiel/to. Platón y A rist6teles harnwnlzados por el b R. L. (Barcelona, 1913)] •
MIGUEL BATLLORI
4.
Estética
~
ME"Ésnu y PllAYO, Histeria de las l4eas estétIcas en E5paño. (1883). O. C., ed. nac, I (Madrid-Santander, C. S 1. e, 1940' , 397-429 [excelente IniCIacIón]. A. RUBIÓ r UveH, R. Ll i e¡ cO~/cepte de l'a,f el¡ I'edat mttjana, ,La Paraula Cristiana., 20 (1934), 29Z"308 [se refIere princip~ mente al concepto de .arte», aunque extendléndo!'e también al de _belleza. ). G. FORTEZA, l.a irI'DdUlcl6 estetlCa de l'obra Ir/> ¡,alza, J_~T, 7 (1934), 357-73 [ensayo de un artista, más intuittvo que sIstemático, pero de mtuiclones exadas y iecundas). \ F. SUREDA BLANES, Estética lulul1la ... ; .Rev de Ideas Estéticas», 2 (Madrid, 1944), núm. 6, pp. 3-51, 103-14 [esta~ últImas páginas . contienen, en versión castellana, los textos lultanos comprobatorios de la primera parte, que estudIa: 1. La persona del Doctor Iluminado; II Sinceridad y actiVidades artísticas de R. L.; IIl. La doc' trma luliana de la .belleza» ; IV. Estética cristológlcaJ, 11.
Poesfa y Novelística
M. l\f¡;NÉlmEz y PELAYO, La. poesúz mlstica en Españo. (1881), O. e, ed. nac, VII (1941), 84-7 [Interesante .para 'Precisar la ~icl<5n de R. L. en la poesía religIOsa medieval]. M DE MONTOLIU, R. Ll. trobador, EUC, 21 (1936), 363-<)8 [e6te vol de EUC es el t. I del Hometl4tge a Ant~ni Rub16 i Lluch; estudia M. de M. los contactos de la poesía de R. L. con los temas de la lirica provenzal]. 111 MENÉNDEZ y (PELAYO, Orígelle~ de la nO'IJela, I (1905), O. C. o ed. nac, XIII (1943), n6-38 [es todavía el mejor trabajo qne tenemo.', sobre la no~-elístlca luliana, principalmente sobre el Blanqllerna y el Fehx ]
6.
Derecho •
P ASDREU DC P~U.(A, Els sistemes 1ltrtdtcs t les idees juríd.quH de R. L, .Les lIIes d'On, 14 (Palma, 1936) [trabajo mM ~xl)ositivo que crftlco-hlstórico, pero que puede orientar]. E. WOHLHAUPTER, R L. und die Recntwissense/ut.ft. · en Ernst Mayer FestsenTÍft (Weimar, 1932) , 169'"202 [niega la influ~ncla de R. L. en la hlst. del derecho postenor a los glosadores-; vid. también DIe .Ars bre'IJis, quae est de in'IJentione mediorum iuris civilis. des R. L. (EF, XLVI, 19341 19Ó-2I5) ; R. L. ein Vorláufer der Poslglossatoren r. en Att. deL Congresso internaziOn
Ciencias Jlaturales
A R . PASQUAL, Descubrimunto de la aguja náuhca, de la sttuacrdn de la A méríca. del arte de tl4l1egar y de 1ln nue'IJo mitoM pat'4 el adela1tt4m4urto en las artes y ciencias ... (Madrid, 1789) [rebajando
•
BIBLIOGRAFÍA
QI
algunos exagerados en~5iasmos lulianos, resulta un estudio provechoso a la distancIa de sIglo y medio). M. MASSUTí, La uoría lul.liana de les marees, LNT, 7 (r934), ;;°4-15 [ensayo amphado en Una teoría medurval sobre La marea, .Las Ciencias», 8 (1943), 2S9"Ó7]. [Sobre las ciencias matemáticas, VId. 1nfra, VII/5]
8. M. l'4\SSUTÍ, R. L Y La aLquilnia, BSAL, 28 (1939-43), 515-39 [estudIa con 6eriedad científica el origen y la evolución d; la alqUImIa, el concepto luliano de la materia, la leyenda de LlulI alqUImIsta y sus Ideas sobre la alquimia; .pp. 538"'9, buena bIbliografía]. M. BAnLoRr, El seudo-LuU y Amau de J!ll4rw-va Notas de 11ISS. 1t4Ii4nos, BSAL, 28 (r939-43), 441-58. •
WI.
HISTORIA DEI, LULISMO 1,
•
J.
Obras gelleraletl
del lulisme (Barcelona, 1925) [promete una segunda parte, que no llegó a publicar; se limIta casi sólo a la causa de la ortodoxia luliana; su escasa informaCIón sobre fuentes y blbhografía la hace muy poco útil hoy en día]. T. y J. CARRERAS y ARTAU, Filosofía cTlsti.ana de los siglos XIII al XV [VId. snpra, 11112). AVINYÚ, Histima
%.
Ortodoxia y culto
F. D. G.u;ULLA, Los "eyes de Arag6n y 14 purtsnl14 COllupcI6n de María santísima, BA.BLB, 3 (1905-06), 1-18, 49~3, 143-51, :l24-33, 257~, 388"'93, 47 6"'9, 546-5 0 ; 4 (1907-08), 37-4 1, rr6-22, 137-46, 226-37, 198-303, 408-16 [con mucha documentacIón sobre el lulismo de fines del XIV Y principIOS del XV] -.HJStorill de La falsa bula a rw,,~bre del paPIl Glegono XI In-vetlI4da por el dommico fray Nlcolds Aymerich contT/J Las doctrinas hdian4s, MAL, 1:1 (1908-09), ~64-70, '¡73-8, 289"'91, 3°5-7, 371-3; 13 (IQ1Q-rr), 1-4, 22-4, 58-62, 68"'9, 106-10 [trabajo sumamente documentado, que viene a ser un complemento del anterior). E. FAJAIl.NÉS, Documentos, .Rev. de MenOTC3», 24 (1929), 30S-H, ~64-'77; 25 (1930), 65-74. 273-82; 2- (1932), 149-51, 208-13, 221-8 [lástIma que la tranSCripcIón y ediCIón no corresponda sIempre al valor e interés de los documentos, casi todo~ de los SIglos XVI-XVII]. P. M!\RTÍ DE BARCELONA, Novs MCS. sobTe R. L. , 14 se-va escola. ML, 166-98 [yen EF, 46 (1934), 3z6-58; los docs. corresponden a los '!lIgIos XIII-XVII]. J. POU 1 MARTÍ, Per La gl01iflcació del b. R. L. en el segle XVII. ML, 109-29 [yen EF, 46 (1934), 2Ó9"'99; con gran aportacIón documental sacada de los archivos de Roma). J. TARRÉ, Un doc. d-d papa Benet XIV sobre el ¡vI lisme, EUC, 10 (I935), I42~I Iinstrucción al promotor de la fe, muy desfavorable a la causa luliana; interesantes notas históricas T.].
de,
,
92
MIGUEL BATLLORl
I
J.
)lvxnsER, Docs. lulianos, BSAL, 28 (1939-40), 43-54 [de los siglos XVI-XVIII]. J C~RRERAS ARTAU, La cuestión de la ortodoxia hlluma ante tl concilio de Trento, BSAL, 29 (1945), 50r-2o
Francia
8.
J.
CA~RERAS,
Una apo! tació als oríg~ns doctriuals de l'antltt/l !I,,-
me, ML, 3-35 [yen EF, 46 (1934), 163"95; examina las oposicione~ doctrmales entre R. L. y Eymerich y estudia el antllulismo de
Gerson]. E. VANSTE~BERGHE, Un trarté inconnu de GeTsOl~ eSUI· la doch·me de Raymon4 Lulle., .Revue des SClences Religleuses., 2Ó (Estrasburgo, 1936), 44I-i3 [esta obra de Ger50n es la clave para explicarse d antrlulismo parisino del siglo XV, s6lo superado a principIOS del s XVI por Lefebvre d'Étaples; falta un trabaJO de conjunto 60hre el luli smo en Francia). 4.
Italia
l\f. B.\TLLORI (II/ 2) [estudia en forma sumaria los conlactos personales de R. L. con Itaha, los manuscntos lulianos de biblioteca" .talianas y el lulismo medieval, renacentista, barroco y moderno en aquel.la nación]
5.
Alelnenia
L KLUBCR, R. L UI~ Deutschland, SFG, 1. Relhe, 5 (1935), 219-29 [atiende más a la bIbliografía luhana de Alemania que a las relacIOnes del luhsmo alemán con el de Francia e Italia]. M. HONFCKER, Lftllus-Handschrijten aus dem Beslt= des Kald N 'V. Cues, SFG, 6 (1937), 252-309 [estos 10 mss. de Cues Y 4 de Tréveris constituyen el fundamento documental del luhsmo de Cusa ; el mflujo doctrmal ha SIdo estudIado por el mismo HONECKER, Ramo!! Lulls Wahljorschlag grundlage des Kaiserwa.hlplanes bel N 'V. Cues r, .Historisches Jahrbuch., 57 (Coloma, 1938), 563-i4; por el padre M. FLORÍ, El pnnciPio de coiHddenc~ de N. de C., .; inspirado eH R. L.~, .Las CIenCIas», 7 (I94l), 585-606; por el padre E.-W PL~TZECK, Observacwnes del P. A. R. Pasqtlal O. Cist. sobre IlIlista_ alemanes: El lulismo en las obras del card. N. de C., RET, 1 (1941 1, 731-65; Doctrinas teológicas y jilcsójicas de R L. en las obms d~ N de e., Ibíd., 2 (1942), 257-324; Y por J E. HOFMANN, Die Quelle1l der cllsanischen iI'lathenu¡ltl• . , .cusanus Studien., 7 (H\!idelberg. 194 2) ]
6.
Inglaterra
C CuvrRÜ, Sobl e la tlad inglesa del .L. del O. de Caval/eml de R. L., AST, 15 (1942),65-74 [se recogen muchas notIcias sobre el lulismo renacentIsta de Inglaterra] •
7.
Portugal
A. 1\1 ~RrlNs, A j~/osoj~ de R. Lulo 1UI literatura. portuguesa, .Bmténa., 34 (Lisboa, 1942, 1), 473-82 [influjos lulianos en el L¡vro da cOlte mperiall]. ,
• BIBLIOGRAFIA
9,~
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VIII.
REVISTAS
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¡Se señalan
las que suelen tratar más de lulismo y .se dan las SIglas con que se han cItado en esta Introdt~cción btbhográf1CC/.]. Bolletí de la SOCleÚlt At'qucologica Lul ¡üma, 1 (1B94) .. Palma de Mallorca. BSAL. lA Nost1a Terra, 1 (1928). Palma de Mallorca LNT • Medlterratlelml, 1 (1936), transformada en Stlld~ mOllograpkIC4 et reCetlStOnes (1947). Palma de Mallorca. Re'JlsÚl de Menorca, 1 (1888). Mahón. Re1Jista Ittlúma, 1-5 (1901-05). Barcelona. Amlari de ¡'lnstltu.t d'EstudlS Catalans, 1 (19°7) .. Barcelona. AlEe. Estu.dts Um1JernÚlnS CaÚllatls, 1 (1907) .. Barcelona. EUC Btttl/cti de la Bibhoteca de CaÚllunya, 1 (1914) . . Barcelona. AI~lccta Sacra Tarracollensla, 1 (1925). Barcelona. AST. Estu4is Franclscans, 1 (1907) . Barcelona. EF [o ML, supra, Ill f2]. Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Ba/Celo/la, 1 (~901) ... BAl.ILB. . La Paraula Cristiana, 1 (1925).. Barcelona Las CtencÚls, 1 (1934) ... Madnd. ' Ret'ista Español-a de Teología, 1 (1941). , Madnd. RET Spanische Forschungen del Górresgesellschaft, l. Relhe, 1 (1928) ..
Munster I Westf SFG.
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El Beato Ram6n Llull 1'iste el hábito
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penitencia (<
~IBRO
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ABALLERI.l\
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La mayor parte de ,l os biógrafos y btbliógrafos Iulistas creen que el Llibre del Orde d;e Cavallería es una de las obras primerizas de Ramón Llull, escrita cuando aun tenía fresco -como cosa vivida el recuerdo de sus andanzas caballerescas. Pocas obras de toda la literaJtura medieval de Occidente reflejan con tan espontánea belleza la val'o ración heroica y religiosa, de la vida como ese tratadito ,l uliano, florecido en el siglo de la. Oaba:llería auténtica, antes de la ficticia exaltación decorat iva a que se llegó, sobre todo, en el siglo XV, con un precedente, en CaJtaluña, en el reinado treceIJJtista deJl Ceremonioso. En t~ la literatura hispánica sólo puede comparársele el título 21 de la segunda Partida) con la distancia. que media entre un código legiSlatiVO y una obra de creación artística. Créese comúnmente que Ramón 110 compuso hacia el año 1275, pues ' aparece ya citado en 'la Doctrina pueT1fl) anterior a la fundación del colegio misional de IMiramrur (1276 ) . Sus siete pa'l1tes , !correspondientes a Uos siete planetas que "gdbiernan y ol'denan los cueI'lpos terrestres" elKponen sucesivamente los orígenes de la Caballería, el oficio del caballero, el examen de los escuderos, na vestidura de ijas annas, el s~g nificado de -cada una de ellas, las costumbres propias de los que profesan el' Orden de "OaJbal!ería y el honor que les es debido. Ni puede faltar en Llull la ingenua ficeión novelesca. En el breve y sabroso prólogo cuent-a cómo un viejo . caballero, viendo "que sus días eran breves y por la vejez 'le falta:oon las fuerzas naJturales para el uso de las al\)OaS", se retiró a hacer vida eremítica~ Pero su yermo, como tod'os los alCogedores yermos 'l ulianos, era "un hermoso prado", con "un árbol muy g1'8 n de L todo cargado de fruta", y ornado "de una fuente muy hermosa y clara, que fel1t:iJi,m.ba el prado y todos los árboles al derredor". Alcertó 31 pa.sar por allí "un disnnguido escudero", que acudía a la corte de un rey para que
MIGUEL BATLLORI •
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le armase c8.'ballero con ocasión de las solemnes Cortes que había convocado; y, departiendo con el anciano sobre la Caballeria, entrególe éste un libro "hecho para restablecer la devoción, lealtad y ordenanza que debe tener el caba.llero en su Orden", Togándol'e que lo llevase a la col"lte y lo presentase al rey. Si esa ficción pudiel'al tener algún sentido histórico, tal vez podriamos ver en ella¡ una alusión a cierta. ofrenda del Llibre del Orde de CaJValleria a Jaime 1 el Conquistador, el ley de quien pudo cantar Costa! y Llobera que a¡ seg!e d/o! de la Cavallernl ning"Ú branda eom ell ¡'espasa trwmtaL.
l
La prevalencia del 'lulismo doctrinal sobre el puramente literario en !toda la edad media, aun en Cata:luña, explica. que no h~ sido ésta, precisamente, una de las obras más divulgadas, a pesar de su alto poder evocativo. El original catalán se nos ha conservado en poquíSimos manuscritos, y todos ya del siglo XIV. Permaneció inédito hasta que en 1879 lo publicó en Barcelona Mariano Aguiló, y en 1901 lo reeditó José Rrunón de Luanco, junto con la versión castellana setecentista de que hablaremos luego. Por fin, Mateo Obrador 10 incluyó en el tomo primero de las Obres de itamon LvJll (Palma de MaUorca, 1906). Por el testimonio de los ~lnUguos catálogos lulianos y de la edición francesa de 1504, tenemos noticia de una vieja; versión latina Ü)titulada Líber m-ilitiae saeC1Uam y IAber de ordine eq"Ue.'Jtri, de la cual no se conoce manuscrito ni edición alguna. . Del influjo de este li'b ro luliano en la literatura catalana posterior interesa sobre todo la impronta que dejó en la abra maestra de la novelística medieval del siglo XV en Oataluña y en Valencia, el Tirant lo Blanch, iniciado por Joanot MartoreIl y ultimado por Martí Joan de Gualba. Notáronl0 ya Mariano Aguiló en sus ediciones del Llibre de CavaUeria y del Tira-nt, y Menéndez y Pelayo en sus Origt:?leS de la novelia,' pero fOO Nicdlau d'Olwer quien plecisó los más importan.tes lugares paralelos en su estudio juvenil 80bre les tonts cata.UJ.?les del "Tirant lo Blanch" 1. Sólo que recientemente Pedro BohigOlS ha podido comprobar que Martorell no conoció e'l texto luliano sino a través del plagio que de él hiro el escritor cuatrocentista que tradujo o adaptó al1 C8,taRán ea poema épico francés del s~glo XIII Gui de Wa-re-wic, de antiquisimo a:bolengo ingl~ 2. • 1 Extracto de la ReVIsta de Blbliog.-alía CatalanlJ, 7 (Barcelo· na, 1907). . • Está a punto de publicarse un volumen de «El s Nostres Classics.. a cargo de P. Bohlgas, mtitnlado GUlllem de Val"oyeh. Tractats me,
99
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE CABALLERÍA
De este mQdo, los reflejos lulianos en los primeros capltulos del Tiromt son frecuentisimos¡ como señalaremos en las llo.tas de nuestra edición. El primero contiene ya \tna paráfl'asis del pról~go de Ra,món Llull al Llibre de CavaUe1"ia.: en ambos escritos se dice que la materia se divide en siete partes, cuallltos son los planetas que rigen el curso de los acontedmientos terrestres; pero, mientras la obrilla luliana se ciñe puntualmente a esa división, el Tirant sigue un plan enteramente distinto. Eso so~~ ya bastaría para indicar una fuente externa de inspiración. Llull nos traza una historia mpidisima y sumaria del ermitaño que, halbiendo sido UD famoso caihallera, des,p ués de muohas ,hazalÍÍas se había retirado a. hacer vida eremítica. El autor del Tirant injel'ta ese episodio en la vida 001 conde Guilleru de VlaroiOh el mismo Warwiok inglés • dedicando tres capítulos del segundo al cua.rto a contar la sentimellital despedida de su esposa 'p am ir él en peregrinación a Jerusa'lén y retirarse lUego al desierto. M.ediados otros episodios, reaparece la huella de Ramón en el capítulo 27, donde el idíoJico 'paisaje del.prólogo luliano se convierte ya en una decoMCión de fina sensualidad ca:balleresca, "molt delitós", con "gran espessura d'arbres", en que la fuente bella y clara del místico franciscano es ya "una. moltt bella e lúcida font que sobre les verds florides herbes ab suau remor corria". Aquel árbol ingenuramente frutecido, se ha convertido en "un pi de sing'Úlar bellea", a cuya sombra no se posa el ermitaño, como en L1Uill, a "contemplar, adorar y rogar a Dios", sino que allá acuden todru; las bestias salrvajes de aquella selva, "que era 1m gran delit de veure-les". . También en la novela valenciana la indicción de unas Cortes por un noble rey nominalmente el de Inglaterra.es la ocasión del encuentro del joven gentilhombre ·Tirant, "de llinatge antic e natural de Bretanya" con el noble y anciano eremita Guillem de Varoich, el cual, a pesar de haber re¡¡nnciado al mundo caballeresco, "se delitava llegir un llibre, qui és anomenat Arbre de. batalles" (cap. 28). Y en los cinco capítulos siguiente:;! . del 28 al 32 ,departiendo el anciano con el mancebo, expone las principales cuestiones del Llibre del Orde. de Ca'Valleria, como a su tiempo advertiremos en las notas de nuestra edición. - Fuera de eso, en las disputas de Ta-ant con los africanos después de su naufragio en Berberia, y en su participaeión en la conversión al cristianismo de Escariano, rey de la Gran •
•
de Ca'Valleria, en cuya notiCia prehminar se tratará ampliamente ese asunto. Véase además la ediCIÓn del TtTant, en prensa también, preparada por Martín de Rlquer para la Blbhoteca Perenne, de Bar'l{)'rS
celona.
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MIGUEL BATLLORI
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Etiopía, juntamente con su esposa (cap. 330), se muestra el héroe de la novela fiel discípulo del pensador mallorquín, que en su tratado Calballeresco afirmaba que "o1i.ci de cavaller és de mantenk e defendre la santa fe católica". Elsa curiosa influencia de uno de los más ardientes místicos de nuestro medievo en una de las novelas más despreocupadas y livianas del decadentista otoño de la edad media, no sólo interesa a la literatura catalana y a la historia crítica de los libros de Caballería cuatrocentistas: ella conecta al principe de la literatura catalana, Ramón Llull, con el prindpe de Qas Qetras españolas, MIi'g uel de' Cervantes, quien all menos a tl'avés del Tirant Único libro que, con el Amadís, se salva de 'l a quema. conoció ~os idealles 'lulianos de ¡a Caballería. El elogio que del Tirant hace Cervantes por boca del cura, tan difícil de interpretar en su segunda parte, responde a una lectura detenida de toda la novela, cuyos capitulos 68 y 220 los que narran las picarescas bodas de Estefania con el Condestable y la lucha de Ti!'ant con el alano>parecen haber inspirado la divertida escena, en casa de los duques, "Del temeroso espanto cencerril y gatuno en el discurso de los a.mores de la enamorada Mtisidora" (lI, 46), Si Cervantes conoció ciertamente el Tirant mediante la fiel traducción castellana impresa en Valladolid el año 1511, la expansión del Llibre del arde de Oavalle1Ía en Castilla durante Qa edad media ;pudo ·realizarse a tTavés del mismo texto catalán o de la antigua versión latina. De todos los escritores castellanos del medioevo, el que más debe, sin duda, a Ramón Llull es el infante don Juan Manuel, que para su bello Libro del cavallero e del escudero busca su inspiración doctrinal en el LHbre de meravelles, y su ficción novelesca en el Llibre de Cavalleria, del mismo modo que en el Libro de los estados son el Gentil r el Blanquerna sus fuentes principales. El mismo autor confiesa en el primero de los mencionados liocos, al dedicarlo al arzobispo de Toledo don Juan de Aragón, que la primera idea se la sugirió un tratado que se hizo leer "seyendo en Sevilla". un día que "non podía dormir. pensando en algunas cosas en que ... cUlydava que serviría a Dios muy granadamente" 8. Del tal libro sin duda el del Ord!en de Cabal ice: "me pal'esció que 'las Il'aZOnes que en él se contenían era.n muy buenas... ; et otrosí puse-y BI}gunas al;ras Il'atrones que ¡fallé scriptas, et otras argunas que pertenescian para seer-y puestas". Esta es la géneSiS del Libro del cavallerQ e del escudero, "Véase la edición crítica Don Juan Manuel. El libro del C4Wlnero et del escudero. Mít Einleítung und Arnnerkunge1l nach áer Handschrift neu herausgegeben 'V01l S. Grafenberg, «Romanlsche For-
$Chungen., 7 (Erlangen, 18g3), 427-55°.
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INTRODUCCION AL LIBRO DE CABALLERIA
101 o
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que comienza tam.bién con las consabidas C<>rtes convocadas por "un rey muy bueno et muy onrado et que fazia muchas buenas obras", y con la aparición en escena de "un scudero mancebo" que a ellas acudía. Una laguna que va desde el principio del capítulo 3 hasta el 16, nos impide conocer toda la afinidad que, sin duda, tendrían entrambas obras; empero, 'l a 1illiación ijuliana continúa por todo el libro castellano, en e;l cUlil, como señalaremos las notas de nuestra edición, constantemente el i!nlfanJte eoha mano del Libro de Cabailler,a en ~os entretenidos diálogos entre el mozo y el anciano. Fuera de la península Ibérica, el medio más obvio de difusión del pequeño tratado luliano sobre la Caballería sería, sin duda, la antigua traducción latina, de que ya se ha hablado. Lo ra!'o es que no se haya señalado contacto alguno de esta obra en catalán o en latín con el mundo caballeresco italiano, sobre todo si se tiene en cuenta la amplísima divulgación del Félix en lengua italiana, y precisamente en relación con la ariostesca corte de Ferrara, de cuyo ambiente salió la versión italiana de Tirante iZ Bianco, tradotto dallo spagnuolo da messer Lelio di Manlredi y publicada en Venecia el año 1538. En Francia si tuvo !'esonante eco el Llibre déZ Orde de CavalZeria, como lo prueban, al menos, los díez manuscritos que se conocen con la versión francesa seis en la Nacional de París, dos en el British Musellm y otros dos en Oxford . y Edimburgo ,más las dos ediciones , de 1504 y 1505, basadas en un texto latino y divulgadas por el editor de París Antoine Vérart en pleno ambiente 'I'enacentista, y la de Lyón 1510, salida de las prensas de IMdchel le Noir y cuidada po!' Symphorien Champier, el editor y primer fantástico biógrafo de Arnau de Vilanova. Esa profusión de manuscritos y de ediciones' pel'mite . sospechar que un estudio a fondo de los tratados caballerescos franceses posteriores al siglo XHI nos revelarla una huella luliana más interesante tal vez, y más antigua, que la dejada en Gran Bretaña. La dífusión del LZibre de Cavalleria en Escocia y en Inglaterra proviene de antiguas traducciones francesas, y llega a su más alto punto a partir de mediados del siglo XV. Ya hacia 1456 Gilbert of the Raye había traducido al dialecto escocés esta pintoresca obra luliana con el titulo de The Buke 01 fhe Order 01 Knycht·hede, sin conocer el nombre
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Vé~ The 11004 of the Ordre of Chi'Ualry translated ami fm¡nte
by Willl4m Caoxton from a Fren eh 'U crswn 01 Ramón Lull's eLe libre deL Orde de Callay l ería» togelher w lth Adam L01lf ut' s seottish traw scnpt (HarLelan MS 6149) edlfed by ALfred To P. Byles, eEarly Eng-
lish Text Soclety., O. S , 168 (Londres, 1926).
MIGUEL BATLLORI
102 •
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del verdadero autor; y en 1494 volvía a traducirlo al escocés Adam Loutfut_ Diez años antes, aproximadamente (1484), sobre un códice francés y anónimo, el impresor humanista William Caxton de cuyas prensas salieron los primeros incuna!bles en inglés había traducido y editado en Westminster The B001, 01 the Ordre 01 Ohwal1W, como si se tratase de UD libro escrito originaTi®mente en Inglaterra, al que añadió liD curiosísimo epílogo suyo en exaltación y alabanza de la Caballería, tan enaltecida en el 1lratadito luliano: "El cual libro dice Caxton se ha traducido del francés al inglés a requerimiento de un gentii y noble escudero... y conforme a la copia que diCho escudero me entregó; el <:uallibro no es indispensable tenga todo hombre común, sino sólo el noble gentilhombre que por su virtud quiere acercarse y entrar en el noble Orden de la Caballería, la cual en estos últimos tiempos ha sido ejercida conforme a este Hbro aquí antes escrito, pero olVldado, y los ejercidos de C8Iballería no Iban sido usados, honrados ni ejercidos como lo fueron en tiempo antiguo, cuando las nobles acciones de los caballeros de Inglaterra que ejercieron la Caballeria fueron fa.mosas en todo el mundo..... ''Esto haná. prosigue más adelante 'que los gentileshomlbres 'V'Uelrvan a nos -antiguos usos de Caballerla, ganen fama y renombre, y estén, por lo mismo, siempre prestod para servir a su príncipe cuando los llame o tenga necesidad de ellos. Finalmente, todo !hombre que provenga de noble linaje y quiera llegar al noble Orden de Caballería, lea este pequeño libro, y observe después las enseñanzas y mandamientos que comprende." Caxton escribe este exultante epíiogo y publica el libro de nuestro Ramón Llull en un momento en que el auténtico caballero medieval va cediendo el paso a través de la vida court0i8e del cuatrocientos a otro nuevo tipo de caballero, el del Renacimiento, iZ cortigiano, menos religioso, menos bélico, más burgués y filosófico. Y no cabe dudar que el esfuerzo editorial del humanista inglés divulgando entonces en su patria este y otros tratados medievales de Caballeria, contribuy(l no poco a que, aun en los reinados de Enrique VilI y de Isabel, se siguiera viviendo el mundo ideal de la Oaballería. Más aún: este ambiente aristocrático y eortesano se adentra hasta los- primeros años del barroco inglés, penetrando hondamente en los dramas de Shakespeare, en los que la crítica moderna particularmente la búsqueda minuciosa de W. H. Schofield 5 ha hallado indudables influencias del Lli• Chi1l4~"'y in English Litelature , .Harvard Studies in comparat.i\'e Literature., II (Cambridge, U. S. A., 1912), 216 ss. . •
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE CABALLERiA
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bre del Orde de CavaUeriaJ que viene a enla.zar así el nombre del patriarca de la literatura catalana con el máximo prestigio de la literatura inglesa, del mismo modo que antes 10 hemos podido enlazar con Miguel de Cervantes a través de las Jocundas y he!'oicas aventuras de Tirant lo Blanch. La. única versión castellana que se conoce del Llibre del Orde de Cavalleria es la que compuso el gran lulista cistel'ciense padre Antonio Raimundo Pasqual a mediados del siglo XVI.JJ, cuyo original con el texto catalán en columna encarada se conserva manuscrito en la Biblioteca provincial de Palma de Mallorca. Entre los papeles de JovenaDOS hállase en Gijón una copia de todo ese manuscrito, la cual sirvió de base a José Ramón de Luanco para su edición: Libro de la Orden de Caballería del B. Raimundo LulioJ traducido en lengua castellana. Publícalo la Real Academia de B1um1/Jl8 Letras ~BaTceJona, '1901). Este es el texto que hemos seguido en la presente edición. Por de pronto hay que reconocer que la versión es mucho más fiel y precisa que las otras dos también setecentistas del Blarvquerna y del Féli3J, y con muchos menos· catalanismos de dicción. A las veces él traductor sustituye el estilo directo de Ramón Uull, tan expresivo y Simpático, por el párrafo !"enacentista, pero eon más tino que los otros dos traductores. En los puntos obscuros o mal traducidos, damos en nota el texto catalán. Al pie de la página insinuamos también, oportunamente, otros lugares 'p aralelos del propio Llull y los paBaljes que de ~ curioso libro ~aD tomado el' infante don Juan Manuel y ~os autores del Tiram lo B7xI:ooh. M. BATLLORL
El Beato Ram611 Llttll disputa con los sarracenos (grabado de YSIO)
LIBRO DE LA ORDEN D.E e A B A L L E R I A
, que soi.s el complemetbto de todo8 con 1J'Uiesf:ra gracin. y 'bendición empieza, este
Dios hanrado y
108 biene8: libro, qu;e es de la Orden de Caballería.
PROLOGO Por la significación de los siete planetas 1, que son cuerpos celestes y gobiernan y ordenan los cuerpos terrestres, dividimos este lAbro de Caballería en siete partes, para demostrar que los caballeros en honor y señorío exceden al pueblo, para ordenado y defenderlo. La primera parte es del Principio de la Caballeria. La segunda es del Oficio del caballero. La. tercera es del Examen que se debe hacer al en 14 Orden de Caballería. escudero cuando quiere La euarta es del Modó con que debe ser armado el caballero. La. quinta es De lo que significan las armas del caballero. La sexta es de las Costumbres que debe tener el caballero. La séptima es del Honor que se debe hacer al caballero . • 1. En una tierra aconteció que un sabio caballero, que con la nobleza y fuerza de su gran coraje por muchos años había mantenido la Orden de Caballería, y su sabiduría y ventura lo habían conservado en el honO'f' de 1a misma en guerras, torneos, asaltos y batallas, se determinó a hacer vida eremítica cuando vió que sus días eran breves y por la vejez le faltaban las fuerzas naturales para el uso de las aI'mas. Entonces dejó sus heredades, que repartió a sus hijos, y en un bosque abundante de aguas y frutales fijó su habitación, y huyó del mundo para que la flaqueza de su 1
Esta misma idea pasó al Tu-ant lo Blanen, cap.
l.
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106
, OI!.RAS LITERARIAS DE RAMON LLULI • •
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cuerpo, ocasionada de su vejez, no le deshonrase en aquellos ejercicios en que la sabiduría y ventura por largo tiempo lo habían tenido honrado 2. Con esto el caballero pensó en la muerte, y, acordándose del tránsito de este siglo al otro, entendió que había de llegar a ser juzgado por una sentencia perdurable. 2. En aquella selva donde vivía el caballero había, en un hezmoso prado, lID árbol muy grande, todo cargado de fruta, y. debajo de él corría una fuente muy hermosa y clara, que fertilizaba el prado y todos los árboles al derredor d. A este lugar acostumbraba el ca!ballero venir todos los día! a adorar, contemplar y rogar a Dios, a quien daba gracias y reconocimientos por ,l a gran hOD'ra que le había hecho en este mundo todos los días de su vida. 3. En aquel tiempo, a la entrada de qa primavera, un gran rey, muy noble y muy colmado de buenas costumbres, convocó Cortes 4; y, por la gran fama de ellas que corrió por el mundo, un distinguido escudero', solo, montado en su caballo, iba a la corte para ser annado nuevo caballero; y por el traJbajo que haJbía paldecido andando en su caJba11 0, se durmió. En aquella Ihora, el caballero que en el bosque hacía penitencia vino a la fuente a contemplar a Dios y despreciar la vanidad de este mundo, como cada día acostumbraba. . 4. Mientras que el escudero, durmiendo, cabalgaba, S!l caballo salió del camino, se metió por e1 bosque, y por é-i anduvo de una parte a otra, como le daba la gana, hasta que llegó a la fuente donde el caballero estaba en oración. El caballero, viendo venir al elilcudero, dejó su oración, se sentó en el prado a la sompra de dicho árbol y empezó a leer un libro que tenía en su falda. El calballo, luego que llegó a la fuente, se puso a beber; y el escudero, que, du:-miendo, sintió que su caballo no se movía, despertó y vió delante de sí el caballero, quien era muy viejo y traía una grande barba, el pelo largo y roto el vestido; por su vejez y penitencia que hacía, estaba fiaco y descolorido; y por las lágrimas que vertía, esta!ban apocados sus ojos, y tenía el semblante de una vida muy ,s anta. iMucho se maor;avilló el uno del otro, porque el caballero había estado tan largo tiempo en aquella soledad sin haber visto hombre alguno, desde que renunció al mundo y se dejó dE; llevar armas. Y el ,
• El Tirant. como diJimos en la mtroducci6n, amplía esta breve histOria en los caps. ~-4, qlle narran la peregrlltaclón V Vida eremítica del conde GUillermo de Varoich, el legendariO Gui de Watwlck de Inglaterra y FranCia . o Compárese este paisaje con el del cap 27 del Tlranc_ • El mismo tema en la novela valenciana, cap. 28. o También el caballero Tirante el Blanco era .gentilhom de lIinatge antic e natural de Bretany'a.. ' .
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escudero se admiró grandemente cómo había parado en aquel lugar. . . 5. El escudero bajó de su palafrén, saludando con agrado al caballero, quien le correspondió cuanto mejor pudo, y juntos se sentaron en la bella hierba. El caballero, que conoció que el escudero, para honrarle, no quería hablar el ¿Cuál es vuestro ánimo, adónde vais y primero, 'le dijo: por qué habéis venido aquí? 6. Respondió el escudero.: Señor, ha corrido la fama, aun po!' tierras distantes, que un rey muy s3!bio ha convocado Cortes, en que se armará caballero 6, y después armará. otros barones, extranjeros y nacionales; por este motivo voy a aquella corte para ser a'l'mado nuevo caballero; y mientras que, por el trabajo que he pasado en mis grandes jornadas, me dOIWi andando, mi caballo me ha traído a este lugar 7. 7. Cuando el caballero oyó hablar de Caballería y trajo a la memoria la Orden de Caballería y lo que toca al caballero, echó un gran suspi!'o, y entró en la consideración de la honra en la cual se acordaba que la Caballería por mucho tiempo le había mantenido. Mientras que el caballero estab3 aSl pensando, ,l e preguntó el escudero en qué se detenía su consideración. Respondió el caballero: Bello hijo, mis pen. samientos están en la Orden de Caballería 8 y en la grande obligación que tiene el caballero de mantener el excelso' honor de la Caballería. S. El escudero rogó al caballero que le dijese cuál es la Orden de Caballería, y de qué modo el caballero la puede mejor honrar y conservarse en la honra que ella· le da. 9. ¿ Cómo, pues, hijo--dijo el caballero ,tú no sabes la regla y Orden de Caballería? Y ¿ CÓD10 puedes tú pedir la Caballería hasta que sepas la Orden de Caballería? Por. que ningún c3!ballero puede obset var la Orden que ignora, ' ni puede amar su Orden de Caballería ni lo que la pertenece, si no sabe en qué consiste, ni sabe conocer las faltas que se cometen contra su Orden. Ta.mpoco un caballero debe armar caballero si ignora la Orden de Caballería, porque es desordenado el caballero que hace otro caballel'o sin saberle en· señar las costumbres que pertenecen al caballero. 10. Mientras que el caballero decía estas palabras y reprehendía el escudero que pedía Ca!ballería, le dijo éste: -Señor, si es de vuestro gusto explicarme la Orden de Ca~ ballería 9, me siento con bastante ánimo para aprenderla y seguir su regla y orden. . • 11. Bello amigo-dijo el caballero , la regla y orden
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El Original luliano precí~ más: ce fara sí mateíx ' cavaUen: , Comphese con el Tirant, cap. ~9. • Amplificado en la novela de MartorelJ, cap. 30. I Véase el cap. 31 del Tirant.
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ORRAS
LITERARIAS DE RAMON LLULL
de Caballería está en este libro, en el cual yo leo algunas veces para que me haga acorda!' la gracia y merced que Dios me ha hecho en este mundo, porque de todo mi poder honraba y mantenía 'l a Orden de Caballería; pues, así como la Caballería da 10 todo lo que le pertenece al caballero, así debe el caballero emplear todas sus fuerzas en honrar la Ca-ballería. 12. El ca'b allero entregó el libro al escude!'o, quien, habiéndolo leído, entendió que caballero es un hombre escogido entre mil 11 para tener un oficio más noble que todos, y comprendió la regla y orden de Caballería; entonces consideró un poco y dijo: Bendito seáis, Dios y Señor mío, que me habéis traído a 'lugar y tiempo que tenga yo conocimiento de la Caballería, la que he deseado mucho tiempo sin saber la nobleza de su Orden ni la hon'l"a en que Dios ha puesto a todos los que están en la Orden de Caballería.. 13. Amable hijo---dijo el caballero ,yo estoy certano a la muerte, y mis días no serán muohos; por esto, como este libro sea hecho para restablecer la devoción, lealtad y ordenanza que debe tener el caballero en su Orden 12, llevaos, bello hijo, este libro a la corte adonde vais y enseñadlo a todos los que quieran Se!' armados nuevos caballeros; guardadlo bien, ya que Io tenéis, si amáis la Orden de Caballería; y cuando seréis armado nuevo caballero, volved por este lugar, y me diréis quiénes son los nuevos caballeros que no habrán sido obedientes a la doctrina de Caballería. 14. Dió el caballero su bendición al escudero, quien tomó el libro, se despidió muy atentamente del ca'h allero, montó su caballo, y muy alegremente se fué a la corte, Y allí, sabia y disC!'etamente presentó este libro a'l noble rey y a toda su gran corte, y ofreció que todo caballero que ame estar en la Orden de Caballería, lo pueda copiar, para leerlo muchas veces y tener en memoria la Orden de Caballería. lO
La edlcI6n de Luanco dice d.e por error
u La mismíSima idea aparece en las Partidas, ley La, partida 2', tit
2I 12
Véase una paráfrasis de esos conceptos en el cap 39 del
T~rant·
.Com T irallt se partí de l'e1'»utli, content de les bones doctnnes q1fe li ha'Via dades . ... E prec-vos que us n'aporteu aquest llibre e el mos-
treu a monsenyor lo rei e a tots los bons cavallers, per ",o que saplen quina cosa és l'Orde de Cavallena. E al tornar que fareu vos prec, mon fill, que torne u per ad e que em saplau dir
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PARTE 1 DEL PRINCIPIO DE LA CABALLERíA
1. F~tó en e'l mundo la caridad, lealtad, justida y verdad 1; empezó la enemistad, deslealtad, injuria y falsedad; y de esto se originó €'l"ror y perturbación en el pueblo de Dios, que fué criado para que los hombres amasen, conociesen, honrasen, sirviesen y temiesen a Dios. 2. Luego que eomenzó en e1 mundo el desprecio de la justicia por haberse apocado la caridad, convino que por medio del temor volviese a ser honrada la justicia; por esto todo el pueblo se dividió en millares de hombres, y de cada mil de ellos fué elegido y escogido uno, que era el más amable, más sabio, más leal, más fuerte, de más noble ánimo, de mejO'l" trato y crianza entre todos los demás. 3. Se buscó también entre las bestias la más bella, que corre más, que puede aguantar mayor trabajo y que convie. ne más al servicio del hombre. Y porque el caballo es el bruto más noble y más apto para servirle, por esto fué escogido .y dado a aquel hombre que entre mil fué escogido; y éste es el motivo por que aquel hombre se llama caballero. 4. Habiéndose destinado pan el hombre más .noble el bruto más generoso 2, convino que entre todas las armas se escogiesen y tomasen las que son más nobles y conducentes para combatir y defenderse de las heridas y de la muerte; y éstas son las que se apropiaron a~ caballero. Al que quier<. entrar en la Orden de Caballería le conviene consideraT y medita!" el noble principio de la Caballeria; y es menester que la nobleza de su corazón y buena crianza la haga concordar y avenir con el principio de la Caballería, porque, si no lo hace así, es contrario al Orden de Oaballería y sus principios. Por esto no conviene que la Orden de Caballería admita en la participación de sus honras a los que la son enemigos y eontraorios a. sus principios. 5. Amor y temor convienen entre sí contra e'l desamor y menosprecio; por esto convino que el caballero, por su nobleza de ánimo y buenas costumbres y por la honra tan alta y grande que se le hizo escogiéndolo entre todos y dándole caballo y armas, fuese amado y temido de las gentes; para
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, Véase el cap. 32 del T;rant. • Más precIso y pmtoresco en el original: «Con hom hac ajustada la pus noble bístla al pus noble home. • Compárese es~ capítulo con Arbre de sc~encla, .Arbre ¡mpería!», IIl, 2 (ORL, XI, 309)
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que por el amor 'redujese al prístino estado la caridad y buen trato, y por el temor, la verdad y justicia. 6. El varón, en cuanto tiene más seso y entendimiento y es de naturaleza más fuerte que la mujer, puede ser mejor que ella; porque si no podía ser tan bueno como la mujer, se seguiría que la bondad y fuerza de 'la J;l.aturaleza sería cont'raria a la bondad del corazón y de las buenas obras. Por esto, así como el hombre por su naturaleza tiene mayor disposición que la mujer para tener noble corazón y ser bueno, así tiene mayor dlsposición que la mujer para ser aleve; porque si 'no la tenía, no sería digno de tener mayor nobleza de corazón y mayO'l" mérito en ser Ib ueno que la mujer. 7. Ten cuenta, escudero, con lo que debes hacer si tomas la Orden de Caballería; porque si te haces caballero, igualmente recibes la honra y la servidumbre qué toca a los amigos de la Caballería; porque, en cuanto tienes más nobles principios, estás más obligado a ser bueno y agradable a Dios y a las gentes; pero si eres aleve, eres el mayO'l" enemigo de la Caballería y el más contrario a sus principios y a su honradura. . 8. Tan grande y noble es la Orden de Caballería, que no le bastó forma.l1Se de ~as person-a s más nobles, ni que se le destinasen los málS generosos !brutos y armas más honradas, sino que fué menester que fuesen de las gentes 10s que está-n en la Orden de Cabaillería. y como el señorío tiene tanta nobleza y la servidumbre tanto abatimiento, tú, que tomas la Orden de Caballería, si eres vil y malvado, puedes pensar cuánta es la injuria que haces a tus inferiores y a tus compañeros que son buenos; porque por la vileza de tus obras deberías ser súbdito y no señO'l"", y por la nobleza de los caballeros que son buenos, eres mdigno de ser llamado caballero . 9. Aun no basta al gra.nde honor que pertenece al caballero elección, caballo, armas ni señorío, sino que es menester que tenga escudero y trotero que le sirvan y cuiden de sus caballos; y que las gentes aren, caven y saquen la maleza de la tierra, para que .dé frutos, de que vivan el Cd.ballero y sus brutos; y él ande a caballo, se trate como señor y viva cómodamente de aquellas cosaS en que sus hombres 4 Msan trabajo. e incomodidad. • 10. Los clérigos tienen ciencia y doctrina, como puedan, sepan y qt¡ieran amar, conocer y honrar a Dios y sus obras, y enseñen las gentes, dándoles buen ejemplo en am3l'l" y honrar a Dios j y para que puedan practicar ordenadamente ell-, - - , ,. - ,
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, .y nG ~on lo añade la traducci6n castellana. • Ra~n había e scrito dos bqmens. , sin adjetivo posesivó.
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tas cosas, cursan y aprenden en las escuelas. Y así 5 como los clérigos, por su vida honesta, ·buen ejemplo y ciencia, tienen orden y oficio para inclinar las gentes a la devoción y buena vida, así los caballeros, manteniendo la Orden de Oaballería por su nobleza de corazón y fuerM de annas, tienen sU' ordenación para inclinar las gentes al temor, con que teman unos hombres delinquir contra los otros. 11. La ciencia y escuela de la Orden de Caballería es que el caballero haga enseñar de montar a caballo a su hijo en su mocedad; porque si entonces no lo aprende, en la mayar edad no lo podrá aprender. Conviene también que el hijo de caba'lJel"O, cuando es es.::udero, sepa cuidar del OOIballlo; no menos conviene _que primero sea súbdito que señor, y sepa . servir a señor, pues sin esto no conocería, cua,n do caballero a, la nobleza de su señorío. Por esto el caballero debe someter su hijo a otro caballero, para que aprenda de ade!'ezar y guarnecer T y las demás cosas que pertenecen al honor de caballero. 12. Oomo el que quiere ser carpintero o zapatero neeesita de tener maestro carpintero o zapatero, así el que ama la Orden de Caballería y quiere ser caballero, conviene que tenga maestro que sea caballero, porque tanto es cosa fuera de propósito que un escudero aprenda la Orden de Caballería de otro que de caballero, como lo ser-ía si el carpintero enseñaba 8 al que quiere ser zapatero. 13. Así como llJS juristas, médicos y clérigos tienen ciencia y libros, oyen la lición y por enseñanza de letras aprenden su oficio;' tan !b.O!Drada y excelente es la Orden de Caballería, que no !basta que se enseñe al escudero la Orden de Caballería por cuidar del cabaUo, ni por servir a señor, ni por aoompañarle en hechos de al'mas, ni por cUaJlesquieTa otras cosas semejantes, sino que sería lo más conveniente que un individuo de la Orden de Ca!ballería hiciese escuela de ella, que se como ciencia escrita en 'libros y que se enseñase como arte, al modo que se en:señ
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.. .•Y .asb ~ una fal~a versión de «On, enaxí ,,', que significa «por conslgulent-e, así.. .•. • El origmal: «con seria cavallen. • Traducción libre de .per ,"o que aprenga a tallar e a guarnir». • En vez de .enseñara.; ese catalanIsmo de traducir por imperfecto de indicativo, en vez de subjuntIVo, las oracIones subordinadas irreale6, es muy frecuente en esta versión del padre Pasqual ; en adelante, pues, ya no 10 advertiremos; el mismo lector sabrá mterpretar por sí mIsmo el recto sentido de la frase. a Según el texto catalán, «e en aprés que fos5en- escuder!;, e que anassen per les terreS" ab los cavallers.. '
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
14. Si no hubiese falta~ en los clérigos y caballeros, casi no las habría en las otras personas; porque por los clérigos tend1"ían devoción y amor a Dios, y por los caballeros temerían hacer injuria a sus prójimos. Por tanto, si los clérigos para ser 'buenos tienen escuelas, maestro y enseñanza, y si son tantas las ciencias cuya doctrina está escrita, se hace grande injuria a la Orden de Caballería no fonnar de ella una ciencia demostrada pO!" letras y enseñada en escuela. como las otras ciencias. Por este motivo el autor de este libro suplioa al noble rey y a toda su corte que se junta a honor de la Caballería, que se cumpla lo sobredicho con la honrada Orden de Caballería, que es agradable a DioS". •
PARTE 11 DEL OFICIO QUE PERTENECE AL CABALLERO
1. El oficio de caballero es el fin e intención para que fué instituída la Orden de Caballería 1. PO!" esto, si el caballero no éumple con el oficio de Caballería, es contrario a su Orden ya los sobredichos principios de Caballería; por cuya contrariedad, aunque sea así llamado, no es en verdad caballero, y es más vil que e'l tejedor y trompErt.ero que cump1en con su oficio. 2. Oficio de caballero es manten€!' la santa fe católica, por la cual creemos que Dios Padre envió su Hijo a tomar carne en la gloriosa Virgen nuestra Señora Santa María, y que Jesucristo, para honrar y multiplicar la fe, sufrió en este mundo muiClhos tra:bajos, a.frentas y penosa muerte. Por esto, así como Dios nuestro Señor ha escogido los clérigos para mantener la santa fe con las sagradas Escrituras y probaciones ne'OOSal'Ílas, y que la prediquen a ~os iMieles con tacl\ta caridad que deseen morir por ella, asi Dios de 'la gloria ha escogido 1'Os ca:balleros para que con sus aTInas venzan y y se apoderen de los infieles, que oa>da día tiran a qa destrucción de la santa Ig'lesia. Y pOT esto Dios en este mundo y en el] otro h'Onra a 10s caballeros que son mantenedores y defensores del oficio de Dios y de la ,fe, por aa cual nos habemos de salvar.· 3. El caballero que tiene fe y no la usa 2, y es contrarl0 1
Véase el Arbre de setenCla, •.-\rbre humanal», V, 6 (ORL, XI,
';¡I4-2 I S) •
• Aquí cornjo el texto castellano, que dice: .EI caballero que no tiene fe y la mamfiesta con sus voces, .pero es contrarIO a los que mantienen la fe, es como el entendimiento de un hombre ..• , donde
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a los que mantienen la fe, es como el entendimiento de un hombre a quien Dios ha dado razón y usa de sinrazón e ignora-D'cia. Y así, el que telliendo fe e.s contra:rio a la fe, quiere salvarse por lo que es contra la fe; y por esto su voluntad concuerda con la descreencia, que es contraria. a la fe y a la salvación, por cuya el hombre es juzgado a padecer trabajos que no tienen fin. 4. Muchos son los oficios que Dios en este mundo ha dado a los hombres para que le sirvan; pero los dos más nobles, honrados y más cercanos, son el de clé!-igo y el de caballero 3; por esto, la mayor amistad del mundo deberia estar entre el clero y calballeros *. Por cuya razón, así como el clérigo no sigue su Orden de Olerecía cuando es contrario al Orden de Caballería, tampoco el caballe!"O cumple con su Orden de Caballería cuando es contrario y desobediente a los clérigos, que están obligados a amar y mantener la Orden de Caballeria. 5. N.o cumplen los hombres con su orden solamente por amarla, sino mayOl'mente por amar las otras órdenes. Por esto, amar una orden y desarmar la otra es UD desorden, porque Dios no ha dado una orden contra la otra. Y, así como .el religioso que ama tanto su orden que es enemigo de otI18J, no si-g ue el orden, así el caballero no cumple con su oficio cuando ama tanto su orden que desprecia y desama la otra. Porque, si el caballero tenía su Orden de Oaballería desamando -y destruyendo otra orden, se seguiría que Dios y orden serían contrarios, cuya. contrariedad es imposible. , 6. Tan noble cosa es el oficio de caballero 5, que cada uno ha!bría de ser señor y gobernador de alguna tiena; pero no -b astan las tierras para todos, porque son muchos; y significaría que Dios llDO es señor de todas las cosas, UD emperador que, debiendo ser caballero, fuese señor de todos se ve que el padre Pasqual leyó mal el manuscnto, interpretando «cavavler qm baje fe e veus de fe., en vez de la lecci6n correcta ccavalJer qui haja fe e no ús de fe., error paleográfico fácilmente expltcable. • Esta misma Idea la tomó el infante don Juan Manuel en su Libro deL ca-vallero et deL escudero: .Et -por ende vos rugo que el mayor et más onrado estado que es entre los legos es la cavallerÍa. (ed. citada en la n. 3 de la introducci6n, 'P. 452). • «entre clergue e cavallen escribió Ramón, con más fino sentido de.J esulo. • El texto castellano resulta algo obscuro; véase el original: cTant és noble cosa offici de cavaller, que cascú cavaller deuna ésser senyor e regIdor de terra; mas per los cavallers qui s6n molts no basten les terres. E a SIgnificar que un Déu és senyor de totes ,::oses, emperador deu ésser cavaller e senyor de tots cavallers ; mas, car emperador no poria. per 51 matcix reger tots los cavaJlers, cov~ que haJa desots si rey:¡ qui sien cavallers ... ~ •
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los caballeros. Mas, porque este emperador no pudiera por sí solo regir todos 1'os cabailleros, convendría que debajo de sí tuviese reyes cabilleros, para que le ayudasen a ma.nrt.ener la Orden de OabaUería; y que los reyes debajo de sí tucondes, comdores, varvasores 6 y los demás grados de Oa:ba11ería; debajo de cuyos 'g rados deben estar los caballeros de lID escudo, que sea.n goberllados y estén sujetos 8! los referidos grados de Oaballería. , 7. Para demostrar el excelente señorío, sabiduría 'Y poder de Dios nuestro Señor, que, siendo uno, puede y sabe regir 'Y gobernar cuanto hay en el mundo, fuern. desconveniente un caballero que por sí solo pudiese regir todos los hombres del mundo, pues en este caso no sería talll bien significado el dominio, poder y sa:biduría de Dios nuestro Señor. P'or esto ha querido Dios que para regir todas las gentes del mundo sean neoosaríos muohos oficiales caballeros. Por ende, el rey o príncipe, que hace procuradores, vegueres o bailes a los que no son caballeros, hace contra el oficio de Ca:ballería, porque el c3lballero, según la dignidad de su oficio, es más oon'Veniente que cualquier otro hombre para dominar al 'Pueblo, pues por el honor de su oficio se le debe mayor honra que a otro hombre que no tiene oficio tan honrado. Y por el honor de su Orden tiene noblez,a de ánimo, y por ella más dificultosamente que otro hombre se inclina a la roa ldad, engaño y viles operaciones. 8. Oficio de caballero es mantener y defender su señor tenenal, pues ni rey, [ni] prínCipe, ni alto barón sin ayuda pudier.aJ mantener la justicia en sus vasallos. P'or esto, si el pueblo o algún 'hombre se opone a los mandamientos del rey o ,p ríncipe, deben los caJballeros ayudar a su señor, que por sí solo es un hombre como los demás. Y así, el mal caballero, que más ayuda al pueblo que a su señor, o que quiere , hacerse dueño 'Y quitJaJr los csU!.dos a su señor, no cumple con el oficio por el cual es llamado caballero. 9. 'P or los caballeros debe mantenerse la justicia; porque, así como el oficio de los jueces es juzgar, el de los ca:ba11eros es de mantener la justicia. Y, si se puede componer que el ,CJa)ballero tenga tantas letras que le baste su ciencia para ser juez, conviene que lo sea el calballero; porque el más conveniente para este empleo es aquel por quien mejor puede estar mantenida la justida, con tal que el caballero sea aipto para juez. 10. Ool'I'er en ca:baJllo bien gual'Jlecido, jugar la lanza. en ias lizas, andar con armas, torneos, hacer tablas redondias, cazar ciervos, osos, jabalíes y leones y otros • •
• Los ComtOTS y 'VaTvaSSOTS eran en Cataluña grados feudales inferiores al conde y por éste oto~gado~.
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semejantes ejerciciQs, pertenecen al oficio de caballero T, pues con todo esto se acostumlbran a hechos de armas y a. man~ tener la Orden de Oa:baAlería. Por tanto, despreciar la costumbre y uso de aquello con que el caballero está dispuesto para el uso de su oficio, es menospreciar la Orden de Caballería. 11. Así como todos los ejercicios referidos pertenecen al caballero ~ua.nto al cuerpo, le tocan cuanto al alma la justi'CiraJ, sabiduría" carídad, lea;ltad, verdad, humildad, fortaleza, esperan~, cautela y otras virtudes semejantes'; por esto el ca:ballero que practica los ejerCicios pertenecientes a la Orden de Caba!llería cuanto al cuerpo, y omite las virtudes correspondientes al alma, no es smigo de la Orden de Caballería; porque, si lo fuese, se seguiría que el cuerpo y Ca:baJllería juntamente serw!l\ contrarios al alma y sus virtudes, lo que no es verdad. . 12. Oficio de Caballería es guardar :la tierra, pues pOr el temor de ellos no se atreven las gen·t es a destruirla, y por el temor de los caballeros no se atreven los reyes y príncipes·a in'Vadir unos a otros. Pero el caballero malvado que no ayuda a su natural señor tel'lenal contra otro príncipe, es caballero sin oficio, y es como lJa¡ fe sin obras y wmQ la que es contTaría a la fe. Y si tal cabaUero cumplia entonces con la Orden y oficio de Caballería, loa Caballería! y su Orden sería injuriosa al: caba:llero que pelea hasta la muerte por la justicia y para sostener y defender su senor. 13. No ha¡y oficio hecho que no pueda ser deshecho; pues, si lo que es hectho no podía ser deshecho ni destruido, sería como Dios, que no es hedho ni puede ser destruido. y como el oficio de Caballería sea hectho y ordenado 'por Dios y sea conservado por los cabaUeros que aman la Orden de Caballería, el malvado caballero, que se eX!travia de la Orden de CaOOJllería, desamando su oficio deshJaJCe en sí mismo la Ca'b allería. 14. 'lEl rey o príncipe que en sí mismo deshace ia Orden de Caballería, nQ sólo deshace en sí mismo su ser de caballero, sino también en los calballeros súbditos suyos; ·pues éstos, por el mal ejemplo de su señor y para ser amados de él Y seguir sus malas costumbres, hacen lo que no eonesponde a la Caballería ni a su Orden. Y por esto los malos príncipes no sOlo en sí mismos son contraríos a la Orden de Oa.ballel"Ía, sino que también lo son en sus súbditos, en quienes deshacen 'la Orden de Caballería. Y, si eX!traviar lID cabAIllero de su Orden es g,an maldad y muy grnlIl vileza de • Lo mismo escribi6 don Juan Manuel: cCa non ha cosa'que más se al\e~ue con las maneras del cavallero, que ser montero et ca~adon (ed. CIt., p. 4!)8). •
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corazón, ¡cuánto mayor lo es el extraviar muchos caballeros de la Orden de Ca!ba:llería! 15. ¡ Ah, cuánta es la fortaleza de ánimo en un c3Iballero que vence y se apodera de muchos caballeros malvados! Este ca:ballero es l8lCluel príncipe o alto barón que ama tanto la Orden de Ca'ballería, que, sin embargo de ' que muohos malos hombres que se Jlaman caba'lleros le aconsejan cada dla hacer ma.ldades, fallimientos 8 IY engaños con que destruya en si mismo la Q),ballería, este biena-renturado príncipe, con la sola n~bleza de su corazón y con la ayuda que por el pundonor le da la OaJbaJlería y su Orden, destruye y -rence todos los enemigos de la Calballlería. 16. !Si la Caballería consistiese más en la fuerza del cuerpo que en la !f.uerza de ánimo, se seguirí·a que la Orden de Oaballerí"cll concordaría más fuertemente con el cuerpo que con el al!ma; y si esto fuese asi, mayor nobleza tendría el cuerpo que el alma. Por esto, como el ánimo noble no pueda ser vencido ni rendido por uno, ni aun por todos los homlbres, ry el cueI'po sea.o 'Vencido y ,p reso por otro; el 9 caballero que, huyendo de la 'batalla y desamparando su señor, teme más fa fuerza del cuerpo que la maldad y flaqueza de su corazón, no cumple con el oficio de ca:balllero ni sirve ni obedece a la honreda Orden de OaJbaüería, que fué principiada por Ia nobleza de ánimo. 17. Si la menor nobleza de comzón conviniese mejor con la Orden de Cruballería que la mayor, la flaqueza y cobardía concordaría!D con la Claball lería, contra el ardimiento y fuerza de corazón; y si esto fuese así, la flaqueza y cobardía serían el oficio de caba!llero, y el ardimiento y foI1taleza desordenarían lla Orden de Ca:ballería. Mas, como esto no sea así, si tú, ca:ba1lero, quieres y amas mucho la Caballería, debes esforzarte para que cuanto más rte lfa,lten compañeros, armas y municiones, tengas mayor ardimiento y esperanza contra los contraríos de Caballería. Y si mueres por maJlltener la Ca!bailería, lia; aprecIas en lo que más la puedes amar, servir y tener; porque en nín~n lugar tan agradablemente está la Ca'balllería como en un corazón noble, y ningún hombre puede más amar, honrar y tener la Caballería, que el que muere por mantener su honor. 18. Oabadlería y ardimiento no se aNÍenen bien sin sao biduría y cordura; pues, si no fuese así, convendrían con la Caballería J.a locura y la ignorancia; y si esto fuese, la sao •
• Catalanismo por .falliments., faltas . • La edlcI6n de Luanco dice y el caballero; todo este párrafo es una mhábll versl6n de: •. e un cors sla vensut per altre e pres, lo malva! cavaller qUI tem ¡pus fortment la fors;a del cors, con fUlg a la batalla e desempara son senyor, que no fa la malvestat e la flaquesa de son coratge, no usa (lel offici de cavallero
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biduría y cordura, que son contrarialS a la ignorancia y locura, serían contrarias al Orden, lo que es imposible; por cuya 'imposihilidad a ti, cS!baUero que tienes grande amor al Orden de Caiballeria, está. signifioaido que, así como la Caballeroa por la nobleza de ánimo te hace tener ardimiento y despreciar los peUgros paTa poder honrarla, conviene que la Orden de Ca.ballería te haga amar la sabiduría y cordura, con que la puedas honrar contra el desorden que hay en aquellos que piens'a n cumplir con el honor de Caballería por la lOcura y mengua ,d e entendimiento. 19. Oficio de caballero es furvorecel' a viudas, huérfanos y desvalidos; pues, así como es costumbre y razón que los mayores a.yuden y defiendan los menores, debe ser costumbre de la Orden de Caballería (por ser grande, honrada y poderosa) dar socorro y ayuda a los que la son inferiores en honor y fuerza. Esto supuesto, si hacer fu~rza a las viudas que ha,n menester ayuda, quitar la hacienda a los nuér. fanos que necesitalD. de curador, y robar y destruir los mezquinos y desvalidos a quienes se debe dar, concuerdli. con la Orden de CabaUeria; la maldad, engaño, crueldad y falimiento convienen con el orden, noble21a y honradura. Mas, si esto es alSí, el caballero y su Orden son contrarios al principio de la Orden de Oahrullerla. 20. Si Dios ha dado ojos al menestral para que vea trabajando, los ha dado también al pecador pa¡ra que llore sus pecados. Y si al caballero ha dado el corazón para que sea aposento de la nobleza de ánimo, al caJbaillero que tiene valor y ihonradura Iha dado eJ. corazón para que en é~ tenga piedad de meterse a ayudar, sa.Ivar y guardar aquellos que levantan sus ojos con lágrimas y sus corazones con esperanza a los caballeros, para que los ayuden, defiendalD. y socorran sus necesidades. Por esto el cabailero que no tiene ojos para ver los desV'alidos, ni corazón que cuide de sus necesidades, no es caballero verdadero ni está en la Orden de Caballería, porque tan alta y n()lble cosa es la Oaballería, que a tales ciegos y de vil corazón' los eclha de su Orden y de Sil beneficio. 21. Si la Oalballería, que es empleo tan honrado, fut'se oficio de robar, de destruir los pobres y desvalidos, de engañar y de forzar las viudas y otras mujeres, fuera, sin embargo, mU(Y grande y noble el oficio de ruyudar y sostener huéN'anos, viudas y pobres. Por ende, si la ma.Jda.d y engaño pertenecía a la Orden de Oaba/llería, que es tan honrada, y se tenía en su honra.dura por la maldad, falsedad, traición y crueldad, ¡cuánto más y cuán más grnndemen
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22. Oficio de caballero es tener castillo y caballo para guardar los caminos y defender los labradores. Oficio de cabillero es tener villas 'Y ciudades para hacer justicia w las gentes y congregar y juntar en un lugar carpinteros, herrt:ros, zapateros, pañistas 10, mercaderes y demás oficios pertenecientes al ordenamiento de este mundo, y que son neCesarios para la conservación del cuerpo según sus necesida des. Por tanto, si los caballeros para mantener su oficio están tan bien colocados que son señores de castillos, villa$ 'y ciudades; si destruir villas, castillos y ciudades, quemar y cortar los árboles y plantas, matar el ganado y robar 108 caminos, es oficio y orden de ca.ballero, obrar y edifica!' castillos, ifol'ta1ezas, rvillas y oiudades, defender [os labl'adores, tener atalayas para la seguridad de los caminos y otras cosas semejantes, serían el desorden de Caballería; mas, si esto fuese así, la razón por la cual fué inventada la Caballería sería una misma cosa con su desorden y su contrario. 23. Los traidores, ladrones y robadores deben ser persegu-i dos por los caballeros, porque, así como la segur se hizo para cortar los árboles, el oficio de caballero es para destruir los hombres malos. Por esto, si el caballero es robador, ladrón o traidor, y los robadores, traidores o ladrones deben ser presos y muertos por los caballeros; si el caballero que es ladrón, o traidor, o robador, quiere usar de su oficio, prendase y mátese a sí mismo; mas, si en sí mismo no quiere usar de -su oficio, sino en otros, mejoor se aviene ron la Orden de CalbaJIlerie. en otro que en sí mismo. Pero, como no es licito que un hombre se mate a sí mismo, el caballero ladrón, o traidor, o robador, deberá ser destruí do y muerto por otro caballero. Y el caballero que permita o sostenga al caballero traidor, ladrón o robador, no Usa de su oficio; porque, si usaba de él, procedería contora él mismo si destruía o mataba los ladrones o traidores que no son caballeros. 24. Si tní, caballero, tienes dOlor o algún maJ ell una mano, este mal está más cerca de la otra mano que de mi o de otro hombre; asimismo, el vicio o falimiento del caballero ladrón, traidor o robadO!' está más cerca de ti, que eres caballero, que de mí, que no lo soy. Por esto, si tu mal te da mayor trabajo que el mío, ¿ por qué excusas o sostienes al caballero enemigo del honor de Caballería y por qué vituperas los hombres que no son caballeros, de los falimientos que hacen? 25. El caballero ladrón hace mayO!' latrocinio al grande honor de Caballería cuando ole quita a sí mismo y su nombre
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TraUUCClót;l de udrapersD, comerciantes ell paños.
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que cuando quita dineros u otras cosas, porque quitar el honor es dar vileza y mala fama a lo que es digno de ser alabado y honrado. Y como el honor y honradura vale más que los dineros y que el oro y la plata, por esto es mayor falta enVl1ecer la Caballería que quitar dineros ni otras cosas. y si esto no fuese así, se seguiría, o que los dineros y las cosas que se quitan son méjores que el hombre, o que quitar un dinero es ma.yor latrocinio que quitar muchos. 26. Si el traidor que mata su señor, o duerme con su mujer, o entrega 811 ca.Stillo, es en
Corrijo aquí la edición castellana de Luanco, que dice .honradez • . D Aquí el texto castellano del padre ,P asqua1, en la edición de Luanco, dice «nO sabe 'POCO de encomendan, que no concuerda en modo alguno con el sentido genuino del catalán . . ' • 11
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OBRAS LITERARIAS DE RA'MQN U.ULL
su mujer del caballero traidor? ¿ Has visto aún algún caballero robador que [no] se esconda por robar? Si no has visto tales caballeros, es regla ni orden podrá reducirl?s al Orden de 31. Tener lucido su arnés y manejar su caballo es oficio de caballero. Mas, si jugar sus armas y ca;ba,Uo no• es oficio de caballero, luego lo que es y lo que no es, es oficio de caballero. Y si esto' es así, el oficio de caballero es y no es; mas, como ser y no ser son contrarios, y no es Caballería destrui!" su arnés, ¿ cuál cosa, pues, será Caballería sin ar>mas? Y ¿ ¡por cuáI 13 Tazón el hombre es Uamado caballero? 32. Es precepto de la ley de Dios que el hombre no sea. perjuro. Por esto, si el hacer juramento con falsedad no es contra la Orden de Caballería, Dios, que hizo el precepto y la CabaUería, son contrarios; y si 10 son, ¿ dónde está el honor de la Caballería, y cuál es su oficio? Mas, si Dios y Caballería concuerdan entre sí, conviene que jurar falso no se baIle en lJ.os que mantienen la Caballería. Y si hacer voto prometiendo a Dios y jurar en verdad no se halla en el caballero, ¿ dónde está la Caballería? 33. Si la justicia y lujuria convienen entre sí, la Caballería, que concuerda con la justicia, concuerda con la lujuria; y si la Caballería y lujuria convienen entre sí, la castidad, que es contraría a la lujuria, es contra el honor de la Caballería; y si esto es así, la verdadera obligación de los caba:lleros sería querer ¡honrar la Caballería para ma.n tener la lujuria. M',as, si Ja justicia y lujuria son cO'Iltrariras, y la Caballeria es para mantener la justicia, luego el caballero lujurioso y Caballería son oontrarios; y si lo son, el vicio de lujuria en la Caballería debería ser más esquivado de lo que es; y si era castigado según merece, de ningún Orden habría tantos expe1idos como de qa Oa!baJlería. 34. Si la justicia y humildad eran conb'arias, la Caballería, que concuerda con la justicia, sería contra la humildad y concordaría con el orgullo. Y si el caballero con ser orgulloso mantiene el oficio de Caballería, fué muy otra aquella Caballería que empezó por la justicia y para sostener los humildes contra los orgullosos in'justos. Y si esto es así, los caballeros de este tiempo no están en la Orden en que fueron los primeros. Mas, si los caballeros de ahora. tienen la regla y usan del' oficio de los primeros, no hay orgullo ni maldad en los caballeros que vemos orgullosos e injuriosos; y si lb que en ellos parece orgullo e injuria no lo es, ¿en qUién, pues, están la humildad y justiCia, dónde se hallan y qué cosas son? 35. Si la justicia y la paz eran contrarias, la Caballe•
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ría, que concuerda con la justicia, sería contrari&; a la paz; y si lo es, luego los que son enemig{)s de la paz y aman las guerras y sus calamidades, son caballeros; y los que pacifican las gentes e impiden las calamidades, son injuriosos y cohtrarios a la Caballería. Y si esto es así, y si los caba. lleros de ahora usan del oficio de Caballería con ser injuriosos, amigos de guerras y a,mantes del mal y calamidades, pregunto: ¿ cuáles y quiénes eran los primeros caballeros qu~ se concordaban con la justicia y la paz, pacificando los hombres p{)r justicia y fuerza de al'mas? Pues, así como al principio, es ahora oficio de caballero pacificar los hombres por fuerza de armas; y si los caballeros aficionados ague. rras e injuriosos que hay en este tiempo, no están en Id. Orden de Caballería ni cumplen con el oficio de caballero, ¿dónde está la Oalballería y cuáles y cuántos son los que están en su Orden? ' 36. Miuchos más son los modos con que el caballero PUEde y debe usar del oficio de Oaballería; mas, como habemos de tratar de otr~ cosas, los exponemos con la mayor brevedad que podernos, y mayormente cuando a requisición de un cortés escudero, leal y veraz, que muchos años ha seguido la regla de caballero, habemos hecho con brevedad este libro, porque en breve tiempo ha de ser armado caballero nuevo H.
PARTE 111 DEL EXAMEN DEL ESCUDERO QUE QUIERE ENTRAR EN LA ORDEN DE CABALLERíA
' 1. Para examinar el escudero, conviene que el examl~ nador sea caballero amante de la Orden de Caballería, porque hay algunos que estiman más el gran número que el que sean buenos los c3lballeros. Mas, porque la Caballería no mira a la multitud del nÚmero, sino que ama la nobleza de ánimo y de las buenas costumbres, por esto, si el examinadO!' ama más la muohedumbre de caballeros que la noble .. za de la Caballería, es desconveniente para examinador, y fuera menester ser examinado y reprehendido de la injuria que hace al alto honor de la Caballería. ' 2. Lo primero que se debe preguntar al escudero para ser caballero, es si ama y teme a Dios; pO!'que ningún hombre sin amor y temor de Dios es digno de entrar en la Orden de CalbaDleríl8., y el remor le Iha~ huir de los fallimien,. Más bella es la fra se luhana .deu és.ser adobat a novell cavallen.
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tos, con que se deshonra la Caballería 1, Por esto, cuando sucede que el escudero que no ama ni teme a Dios se hace C31ballero, toma el honor por recibir la Caballería, pero ésta recibe deshonor en el escudero que no la recibE) honrando a Dios, que ha honrado la Caballería. Y, porque recibir ho-' nor y dar deshoñor no se convienen, por esto el escudero sin dicho amor y temor no es digno de ser caballero, 3. Así como caballero sin caballo no se aviene con el oficio de caballero, escudero sin nobleza de corazón no se aviene con la Orden de Caballería; pues la nobleza de corazón fué el príncipio de ella, y la vileza de corazón es la destrucción de la misma. Por esto, el escudero que con vH ánimo quiere ser caballero, quiere destru-ir la Orden que pide; y si es contra la Orden, ¿ por qué la pide? Y. el que hace caballero al escudero de corazón vil, ¿ por qué deshace su Orden? 4. La nobleza de corazón no la pidas a la boca, porque no siempre dice verdad; ni la pidas al vestido honrado, porque debajo de algún honroso manto pued~ haber liD corazón vil y flaco, en que haya maldad y engaño; ni la pidas al caballo, porque no podrá responderte; tampoco pidas corazón noble al arnés ni a los adornos, porque dentro de ellos puede haber un corazón aleve y malvado. Por esto, si quieres hallar nobleza de ánimo, pídelo a la fe, esperanza, carídad, justicia, fortaleza, lealtad y demás virtudes, porque en ellas está la verdadera nobleza de corazón y por ellas el caballero se defiende de la maldad, engaño y de los enemigos de la Caballería. 5. Para un nuevo caballero se requiere edad competente, porque, si es muy joven 2 el escudero que quiere hacerse caballero, no puede aún haber aprendido las costumbres pertenecientes al escudero antes de que pase a caballero; ni podrá bien hacerse cargo de lo que promete al honor de 1/1. Caballeria, si en la infancia es annado nuevo caballero. Y si el escudero ya es viejo y le faltan las fuenas del cuerpo cuando quiere ser caballero, antes de llegar a la vejez hizo injuria a la Caballería, que se mantiene por combatidores fuertes y es envilecida por los flacos y desvalidos, que fácilmente son vencidos o huyen '. 6. Asi como la medida de la virtud está en el medIO, y su contrario en los dos extremos, que son vicio, está. la Caballería en la edad competente a caballero; pues, si no fuese así, habria eontrariedad entre la medida y la Caba•
. \.:ompares" con la frase de Ram6n Llull: .e temor fa duptar lo~ falliments per los quals cavallerta pren desOl..\or.» . 2 Mejor dIría .demaslado Joven. (.tro'p' Jove.). • Cuán precIsa y plDtoresca la expresIón mtraduclble: .e és aVIlada per flachs , despoderats, e vensuts fugidors» . •
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lleria; y si la había, la virtud y la Caballería serían contrarias. Y si lo son, tú, escudero que te das mucha prisa, y tú que te tardas dema.siado para ser caballero, ¿ por qué queréis entrar en la Orden de Caballeria? 7. Si el escudero por la 'belleza del talle \ o por gran cuerpo cubierto de pelo rubio, o por llevar espejo en la bolsa, debe ser hecho caballero, podrás también hacer caballero al hennoso hijo del ~ o de cualquier mujer bella; mas, si lo haces, deshonras y menosprecias la antigijedad del linaje honrado; y la mayor nobleza que Dios ha dado al hombre y a la mujer, la bajas a una v:ileza 6; Y con tal menosprecio y deshonor envileces y abates la Orden de Caballería. _ 8. Paraje e y Caballería se convienen y concuerdan, porque el paraje no es. mru; que antiguo honor continuado, y la ,Ca'b allería es una Orden y regla que se mantiene desde el tiempo en que fué instituída hasta el presente. Por esto, porque convienen entre sí el paraje y la Caballería, si haces caballero al homibre que no es de paraje, en lo que obras haces que sean contrarios paraje y Caballeria; y por esto el que haces caballero es contra paraje y Caballería; y si lo es, y es caballero, ¿ en qué consiste la Caballería? 9. Si tienes tanto poder en la Orden de Caballería que puedas meter en ella al que no la conviene, se sigue de necesidad que puedas también sacar de ella al que por paraje es conveniente que sea caballero. Mas, si la Caballería tiene tanta virtud que no la pt1edas quitar su honor ni los que por paraje la convienen, luego no puedes tener autoridad de hacer caballero al hombre de vil linaje. 10. Cuanto a lo corporal, tan honrada es la naturaleza en los árboles y bestias como en los hombres; pero por la nobleza del alma racional, que solamente partiCipa con el cuerpo del hombre, tiene la naturaleza mayor virtud en el ~uerpo humano que en el bestial. Por esta razón consiente la Orden de Caballería que entre en ella algún hombre de nuevo honndo linaje en atención a sus muchas nobles costumbres y proezas, autorizándolo algún noble príncipe. Por.que, si no era así, la Oaballería convendría mejor con la naturaleza del cuerpo que con la virtud del alma, lo que no ·es verdad, porque la nobleza de ánimo que conviene con la .Caballería, concuerda más con el alma que con el cuerpo . •
• Más exactamente .per bellesa de faysons, ni per gran cors cor liat p
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11. Al examen del escudero que ha de pasar a caballero, coru:sponde que se haga inquisición de su vida y costumbres; porque, si por la mala vida y depravadas costumbres deben ,l os caballeros ser echados de la Orden de Caballería, mucho menos conviene hacer caballero un escudero malvado y que entre en la Orden de donde hubiese de ser eohado por sus hechos viles y costumbres desagradables. 12. Si la Caballería conviene tan fuertemente con el valor que eoha de su Orden todos los amigos del deshonor, si no recibía los que tienen valor, lo aman y 10 mantienen, se seguiría que en la Caballería se podría destruir algo con la vileza, lo que no podría restablecer con la nobleza 7. Ma3, porque esto no es verdad, tú, caballero que examinas el escudero, estás obligado a inqui!'ir en él más el valor y nobleza que cualquier otra cosa. 13. También debes saber con qué intención el escudero qldere ser caballero; porque, si es para ser rico, o para señorear, o para ser honrado sin honrar la <:laballería ni a los que la honran, amando la Caballería ama su deshonor, por cuyo motivo es indigno de que por la Oa:baIllería consiga riqueza, felicidad ni honor. 14. Así como se desmiente la intención en los Clérigos que por simonía son elegidos en prelados, desmiente su vo- , luntad e intención el mal escudero cuando quiere ser caballero contra la Orden de Caballería. Y si el clérigo en todo cuanto hace es contra la prelacía si es simoníaco, el escudero en todo cual]-to hace es contra la Orden de Caballería si con falsa intenCIón consigue el' oficio de ella. 15. A:l escudero que quiere la Ca:ballería conviene sabet el gran cargo de ella y los g!'andes peligros 8 a que están expuestos los que la quieren mantener 9, porque el caballero mayor horror ha de tener del vituperio de las gentes que de la muerte; y la vergiienza debe dar mayor pena a su corazón que la que da a su cuerpo el bambre, sed, calor, frío o cualquier otro trabajo 10. Por esto todos estos peligros deben ser manifestados y denunciados al escudero antes de armarlo caballero 11. 16. La Caballería no se puede mantener sin el arnés que al caibadlero, sin honrados hechos y sin los grandes gastos que convienen al oficio de Caballería. Por esto el escudero que no tiene armas ni tanta riqueza que , «seguir-s ia que cavallena se pogu~s destrUIr en viltat, e que no s ¡;ogués refer en nobilItab. • Lo propio escribi6 don Juan Manuel: cA lo que me preguntastes qu~ cosa es cavaJlería, vos respondo que la cavallería es estado muy peligroso et muy onradoD. • Ramón precIsó más; «aquells qui la volen pendre e mantenin. lO «ni altra passl6 ni trebalb. u Lo mIsmo que más arrIba: lans que sia adobat cavallen.
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pueda mantener la Caballería, nO' debe ser caballerO'; pDrque por falta de riqueza falta el arnés, y pDr falta de éste y de dinerO' para gastar, el mal caballerO' se hace rO'bador, traidO'r, ladrón, mentirDso, falsO', y abraza O'trO's viciDS cDntrariDS' a la Orden de Caballería. 17. El cDntr&lhechD, O' demasiadO' gO'rdD, O' de O'trO' viciO' en el cuerpo, por el cual nO' pueda usar del oficiO' de caballeorO', nO' debe entrar en la Orden de Caballería; pues fuera.. vileza suya recibir hO'mbre defectuO'SO' O' lisiadO' 12 O' que nO' tuviese fuerzas para llevar armas 13. Y es tan alta y nDble la Caballería en su hO'nDr, que ni la riqueza ni nO'bleza de cO'razón ni de linaje le basta al escuderO' que está lisiadO' en algún miembrO' H. 18. Debe ser preguntadO' el escuderO' que pide Caballería, y sobre ellO' se debe inqui'r ir, si Iba hechO' al'g una maiJ.dad 15 O' engañO' que sea cDntra la Orden de Caballería; pDrque pDdrá haber hechO' tal falta y tan grande, que nO' sea dignO' de que la Caballería ID reciba en su Orden ni ID haga. cDmpañerO' de lO'S que mantienen el hO'nO'r de la Oaballería. 19. Si el escuderO' tiene vanaglDria de lO' que hace, nO' parece ~>uenD para caballerO', pot"que la vanaglO'ria es un viciO' que nO' reCDnO'Ce 1610'S méritO's ni lDS galardO'nes de lO'S beneficiDs que da la Oabal1ería. TampocO' el lagDterO' se aviene cO'n el oficiO' de caballerO', porque el lagDterO' tiene corrDmpida su intención, ipOr [a cUaJI destruye 'Y lisia 1 T la voluntad y lealtad, que cO'rresponde al ánimO' del c~ballerD. 20. El escudero OTgll'llosO', uua) educadO', suciO' en sus palabras y vestidO's, de cDrazón cruel, avarO', mentirDSO', desleal, perezO'sO', iracundO', lujuriO'SO, bDrra~hón, glDtón, perjurO' O' que tenga. otrDs vi CiD s semejantes a éstos, nO' cDnlViene CDn aa Orden de Ca!ballería. Mas, si 1'3) Oalbailleria podía reci,b ir dos que sO'n contra su Orden, se segui,r ía que O'rden y desorden serian una misma cosa. PerO', CO'mD la Calbailleria sea una pura Drdenación del vaJIO'r 18, rpor estO' todO' escudero, antes que pase a eaJbaOlero, debe ser examinadO' en todO' ID sobredichO'. '" Curiosísima es la ex.presi6n ñ~urahva del origmal: «enteeat nI corrompub, donde el primer partIcipio significa podndo, como 105 frutos. lO La edici6n eSlpañola de Luanco mee, erróneamente, .para llevar el arnés. ,. Corresponde al catalán «qui sia affollat en aleun membre • • .. No captó el traductor el sentido precIso de la frase lulial1a : illemanat e enquest deu ésser al 6cuder qui demana cavalleria si ha f~yta malvestab. ,. Más expresi'Va es la frase de Ram6n ..és vici que destroeÍJi:). que destruye los méritos y los galardones. 7r Lo mIsmo aquí: «per la qual corrupei6 destrueix e affolla la volentab. 10 Véase la conciSIón evocativa del estilo luliano: «con cavaller sia ~ura ordonaci6 de valOr». •
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PARTE IV DEL MODO CON QUE EL ESGUDERO DEBE RECmIR LA CABAIJ.ERlA
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1. Primeramente 1, el escudero, antes de entrar en 111. Orden de Caballería, debe confesarse de las faltas que ha hedho contra Dios, a quien quiere servir en la Orden de Caballería, y, baUándose sin pecado, debe 1 ecibir el' cuerpo de Jesucristo sacramentado, como corresponde. 2. Para armar lID calballero con\'iene que se destine una fiesta. de i'3S que de .p reeepto se celebran al año 2, pa.ra que por razón de la fiesta se congreguen aquel día muChos hombres en aquel lugar, donde el escudero ha de ser armado, y rueguen todos a Dios que dé al escudero gracia y bendición con que sea leal a la Orden de Ca:balleria. la vigilia de la fiesta en 3. Debe ayunar el honra del santo de quien se celebra. Y ~a noche antecedente al día en que ha de ser anllado, Iha. de ir a la iglesia a velar, ~ en oración y contemplación y oír pala!bras de Dios y de la Orden de Ul:baillería.. MI3.S, si entonces escucha a los juglares que canten o 'hab1ten de deShonestidades y otras cosas ,p eca.minosas, ya al tpIimer ingreso en 'la Orden de Caballería empieza a deshonrarla y menospreciarla. 4. día de la función a conviene que se cante llÚsa solemnemente;. y el escude.r;o debe llegalse ante el altar y oflecerse al sacerdote, que está en rugar de Dios, ya. la Orden de Caballería, para servir en ella a Dios; y conviene que se obli-gue y someta a honrar y mantener de todo su poder la Orden de Oaba:llería. 'l'ambién conviene que aquel día haya sermón, en que se expliquen los catorce artículos en que está fundada la fe, los diez mandamientos de la ley de Dios, los siete sacramenJtos de la 19lesia y lo demás perteneciente a la fe. Todo esto debe el escudero ponerlo bien en la memoria, para que sepa acordar el oficio de Caballería con lo que pertenece a la santa fe oaJtólica·. 5. Los catorce artículos son éstos: creer en un Dios es el primer artículo. Creer en el Padre, y en el Hijo, y en el Espíritu Santo, son tres artículos. Y debe creexse que el De este capítulo y de las Partid4s echó mano prmcipalmente el padre J. M. March en su bella conferenCia sobre LA 1Ietlla de ¡~s allnes de sant 19nasi a 1I1ontserrat en re/,a cló am.b /,a sagrada 11t'Úr~ i la histOrm (Barcelona, 1922) Más eXigente era R amón Llull: había de celebrarse la vestidura de armas en una fiesta .de les honrades del anvo . • Versión desmañada del simple ca l'endema» del original • Idénttcas prescnpciones en don Juan Manuel, ed. cit., P 491 ss . 1
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Padre y el Hijo y el ~píritu Santo son eternamente un solo Dios, sin fin ni 'Prinei-pio. Creer que Dios es creador de cuanto haJy, es el quinto. El sexto es que Dios es recreador, esto es, que ha redimido el' linaje humano del pecado que hicieron Adán y Eva. séptimo es creer que Dios dará la gloria a los que van al paraíso. Estos siete artículos pertenecen a la divinidad, y estos otros siete 8. la humanidad que el Hijo de Dios tomó en nuestra Señora Santa María, y son éstos: Oreer que Jesucristo fué concebido por operación del :mspíritu Santo, cuando San Gabriel sa'ludó a nuestra Señom, es el primero. El segundo es creer que Jesucnsto nació. El teroero es que fué crucificado y muerto para salvarnos. El cuarto es que su alma bajó al infierno para sacar Adán, .A!brabán y los demás profetas que antes que muriesen creían en su advenimiento. El quinto es Cleer que Jesucristo resucitó. El sexto es creer que subió al cielo el día de la ascensión. El séptimo es que Jesucristo en el día del juicio, cuando todos seremos resU'citados, vendrá y juzgará a buenos . y malos. Todo hombre está obligado a creer estos catorce articulos, que son testimonio de DioS y de sus obras, y sin cleerlos ninguno se puede salvar. 6. Los diez mandamientos que Dios en el monte Sinal dió a Moisés son éstos: Adoral'ás y servirás un Dios Ml sOlamente. N10 seas perjuro. Harás fiesta en el sá:bado. Honrarás tu padre y madre. No harás homicidio. No fornicarás. No hurtarás. No harás falso testimonio. No envidiarás la mujer de tu prójimo. No tendrás envidia de los bienes de tu prójimo. A todo caballero conviene saber estos diez mandamientos, para que en su Orden no sea desobediente a. los mandamientos que Dios ha dado. 7. Los siete sacramentos de la santa madre Iglesia son éstos: Bautismo. Confirmación. El sacrificio del altar. La penitencia que se hace de los pecados. Los órdenes que el obispo hace, cuando hace sacerdote, diácono y SU'bdiácono. Mlatrimonio. Unción. Por estos siete sacramentos nos habemos de salvar, y a honrar y cumplir con ellos obliga el juramento de Calba,]}ería; ya todo calballero toca S8Jber a qué cosas está OIbligado su oficio. 8. De todas las cosas antedicl1as y de las demás pertenecientes a la Caballería, debe predicar el 8alcerdote; y el que quiere ser caballero ha de rogar a Dios que le dé gracia y bendición para que todo el tiempo de su vida pueda eer servidor suyo. 9. Cuando el sacerdote ha hechQ lo que toca a su oficio, conviene entonces que el príncipe o alto barón 5 que quiere • Como en catalán las palabras castellanas
una: mi6ma, .haró., muchas veces ducir el onginal luliano. .
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dIfícil saber c6mo hay que tra-
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hacer caba:llero el escudero que pide Caballeria, tenga en sí mismo la virtud y orden de Caba,uería, para que con Ia grada de Dios pueda dar la virtud y orden de Caballeria al escudero que la quiere recibir 6. Mas, si el 08'b allero en sí mismo no es bien ordenado nI virtuoso, 110 puede dar lo que no tiene, y es de peor condición que Ias plantas, bestias y aves, pues éstas tienen vil'tud de dar su natul'aleza engendrando una a otra. 10. El mal calballero que desordenadamente quiere hacer ca.balleros y multiplicar su Orden, ha.ce injuria a la Oaballeria y al escudero; y con lo que él deberia ser echado de la Ca'balleria, quiere hacer lo que no conviene que se hag>a 1. Y por el falimiento de tal caballero sucede algunas veces que el escudero que de él toma la Caballeria no es tan asistido de la gracia de Dios ni de '];a virtud de la Caballeria: por esto es muy necio todo escudero que de tal caballero toma ~a Caballeria. 11. Debe el escudero arrodillarse ante el altar y levantar a ,Dios sus ojos cOl'por.ales y espirituales y sus ma.nos. y entonces el caballero le ha de ceñir 'la espada, en la que se le significa la castidad y justioCia. Debe darle un beso, en si'gnificación de la oaridad, y darle una bofetada, para que se acuerde de lo que promete, del gran caTgo a que se obliga y del grande honor que recibe por la Orden de Caballería. 12. que el caballero espiritual y terrenal .ha cumplido con su oficio en armar el nuevo caballero, debe éste montar a caballo y manifestarse así a la gente, partl. que todos sepan que es caballero y que se es obligado a mantener y defender el honor de la CabaUería; pues cuantos más sean los que sepan su Caballería, tanto mayor refrenamiento tendrá el nuevo caballero de hacer falimientos que sean contra su Orden. . 13. En aquel día se debe hacer gl'an festín, con conV1tes, paseos 8 y Ias demáJS cosas correspondientes al festín de Ca'ballería. y el señor que arma caba'lleros ha de repartir dádivas a los :lluevas oa.balleros 9. Y éstos también deben repa:l'tirlas; porque el' que recibe tan grande don, cual es la Orden de Caballería, la desmiente si no hace dádivas como corresponde. Todas estas y muchas otras cosas, que seria largo referirlas, pertenecen a la funoCión de dar Caba:llería. • .al escuder qUI vol orde e vlrtut de cavallena», • Mucho más pmtorescamente escnbl6 Ramón: «e de asso per que ell deuna ésser desfet, vol fer so qUI no cové ésser feb o «hacer ... 'l>aseos» no corresponde en modo alg uno al .booruan catalán, que SlgOlfica:' tener justas o torneos . . • Traducci6n compendIada: ili lo 6enyor qui fa cavaller, deu donar al cavaller novell e als altres cavallers novellso
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PARTE V DE LA SIGNIFICACIÓN DE LAS ARMAS DEL CABALLERO
1. Todo lo que viste el sacerdote para decir misa, tiene alguna signUicación conveniente con su 'Oficio. Y porque el 'Ofici'O de clérigo y de oabaUero c'Onvienen entre si, por est'O requiere la Orden de Caballería que t'Odo ·10 que ha menester el caballero para usar de su ofici'O tenga alguna significación que manifieste la nobleza de la Orden de C8Iballeria. 2. .AIl caJballer'O se da espada, que está f'Ormada a semejanza de una cruz, paI"a silgnificar que, así como nuestro Señor Jesucristo en la cruz venció la muerte en que habíamos incurrido por e'r pecado de nuestro padre Adán, así el caballero con la espada debe vencer y destruir los enemigos de la cruz. Y poI"que la espad·a es de dos cortes, y la Caballetia es para mantener la justicia, la cual consiste en dar a cada uno su derech'O, por esto la espada significa que el caballero con ella deba. mantener la Caballería y la justiCia. 3. La.nm se da al caballer'O .p ara signi,f icar la verdad; porque la verdad es una cosa derecha y no se tuerce, y antecede a 'La. falsedad; y el acero de la lanza significa la fuerz3. que tiene la verdad sobre la ; y asta 1 den'Ota que la verdad se manifiesta a todos sin miedo de la falsedad ni engaño. Y la verd'a d es el apoyo 2 de la esperanza; y otras cosas más peI"tenecientes a la verdad están significadas por la laMia del caballero. 4. Se da al caballero yelmo para significar la vergüenza 3, porque c8Iballero sin vergüenza no puede ser obediente a la Orden de Caballería. Y así como la vergüenza hace avergonzar el hombre y mrrar al suelo, así el yelmo defiende el hombre de las cosas altas, y mira la tierra, yes un medio que está entre las cosas alt·a s y ·b ajas. Y así como el yelmo .asta» qUiere tradUCir aquí .10 panó., pendón propIamente • El texto del padre Pasoqual Impreso por Luanco dice' .Ia verdad es el recodo de la esperanzaD, y el editor intenta iu ~ tificar1o en la nota. El original dice «recoldament de esperanc;a», que es lo mismo que necolzamenh. En este sentido he corregido en el texto la lección castellana. • Taml'lIén este pasaJe lo Imlt6 Juan Manuel .La verg uens:a otrosí cumple mucho al cavallero, más que otra Cosa nmguna; et tanto le cumple, que 'Yo diría que valdrá más al cavallero aver en sí verguens:a et non ayer otra manera mnguna buena, que aver todas las buenas maneras et non ~ver verguens;a. Ca, por buenas maneras que aya, Sin ve.rguens:a Don oVlere, tal cosa podrá fazer algún día, que en lo~ días que vIva siempre será engañado .• 1
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defiende la ca:beza, que es el más alto y principal miembro del hombre, así 1<8. vergüenza impide· al cabaftlero (cuyo oficio, después del de clérigo, es el más alto) que no se Incline a hechos viles, y no abata la nobleza de su corazón a la maldad, engaño o alguna mala cl'ianza. 5. La coraza significa castillo y muralla contra los vicios y fulimienrtos; porque, así como el castillo y 113, muralla están alrededor cerrados para que nadie pueda entrar en ellos, asi la coraza está por todas partes cerrada y ajumada, para. significar al noble corazón del ca,ballero, que no ha de poder entrar en él traición, orgullo, deslealtad ni otro vicio. 6. Oalmas de hierro se dan al caballero para la seguridad de sus pies y piernas, para significarle que con su espada, lanza, maza y sus demás armas debe hacer que estén seguros los caminos. 7. Espuelas calza t>l caiballero para significar la dili-. gencia, ca,utela y ansia que ie incumben, para poder tener honrada su Orden. Porque, así como el' caballero con la espuela pica su caballo para que ande aprisa y corra lo más acelerado que pueda, así la diligencia hace acelerar 'o que con'VÍene, la cautela guarda el hombre de ser sorprendido, y la ansia hace procurar el arnés y gasto necesario al hon0r de la Caballería.. 8. La gola se da al caballero en significación de la obediencia; porque el caballero que no es o'bediente a su señar ni ,a la Orden de Caballeria, deshonra su señor y sale de su Orden. Por ende, así como la gola rodea el cu~lo del caballero para que esté defendido de heridas y golpes, así la dbediencia 10 hace estar dentro los ma.ndamientos de su señoc o mayor, y dentro ia Orden de Caiba'lleria, para que la traición, orgullo, injuria u otro vicio no corrompan el juramento hecho a su señor y a la Oaiballeria. 9. Maza se da al ca'ba.1lero en significación de la fortaleza de su corazón; porque, así como la maza vale contra todas las demás armas y da y hiere por todas partes, así la fortaleza de corazón defiende al caballero de todos tOl! vicios y fOI\Wica las vil'tudes y buena5 costumbres con que mantiene el honor de la Oa:balleria. 10. Dase al ca1b allero misericordia (esto es, hacha) " para que, si le faltan las otras armas, eche mano del hacha; y si está tan cerca de su enemigo que no le pueda herir con ~anza ni espada ni maw', le dé golpe con el haC'ha. Por esto sig. nifica esta arma que el cabaJ1liero no se debe fiar de sus anna'!! ni de su fuerza, sino que debe acercaI\Se tanto a Dios por • El texto castellano decía: .así la verguenza detiene el caballero., traducc16n basada en una mala lectura del manuscrito, que dlce .defen. ; por eso corrIJo «lmplde al. o El paréntesls es una glosa exphcativa del padre Pa5qua) •
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la esperanZia, que con Dios y su esperanza combata sus ene· migas y lús contrarios de la Caba-llel'Ía. 11. El escudo se da al caballero para significarle su oficio; porque, as1 como el escudo se mete entre el caballero y su enemigo, así el caballero es el medio entre el rey y su pueblo. Y así como el golpe primero da en el escudo que en el cuerpo, así e'l caballero debe exponer su cuerpo delante de su señor, si aeaso qujsiera aJlguno 'Prenderle o !herirle. 12. La silla en que cabaJIga e'l ca!baJIleTO significa la seguridad de corazón y la carga de la Caballería; pOTque, as! coma por la silla el caballero está seguro sobre su caballo, asl la firmeza de corazón le 'hace estar de frente en la batalla, por lo que le acaece la ventura amiga de la Caballería •. Por la misma seguridad se desprecian muchas cobardes jactancias 7 y vano~ a.magos, 'Y se Tefrenan muohos hombres que no se atreven a emprender cosa alguna, donde un noble coraje hace estar seguro el caballero; y es tan grande la carga. de la Caballería, que no se deben mover los caballeros para cosas ligeras. 13. Al caballero se da caballo en significación de la nobleza de ánimo, y para' que a C3Jballo esté más eQe'Vado que los demás hombres, sea visto de lejos, tenga más co:;as d-ebajo de sí y 'Sea el primero de todos en las funciones pertenecientes al honor de la Caballería". 14. Al caballo se pane freno, y sus riendas las toma en sus manos el caballero, para significarle, ¡J<>r el freno, que refrene su boca de hablar palabras feas y falsas; sus manos de dar tanto, que después necesite de pedir; y su ardimiento, para no ser tan atrevido que proceda sin cordura; y por las riendas entienda que se deje llevaT a cualquiera parte donde lo quiera emplear o enviar la Orden de Caballería. Y, cuando será menester, alargue sus manos 9, gaste y dé según corresponde a su honor; sea animoso y no tema sus enemigos, y, cuando ' dudM"a de herir, deje la flaqueza de corazón. Porque, si hace lo contrario, su caballo, que es bestia y no usa de razón, sigue mejor que él la regla y oficio de Caballería. 15. Testera se pone al caballo para significar que ningún caballero debe usar de las armas sin rázón; porque, así como la cabeza del caballo va primero y. delante del caballero, así el caballe!'O en todo lo que hace debe llevar delante • TradUCCIón mexacta de . - «per la qual seguretat esdevé ventura amiga de la cavallena •. , Cuánto más pintoresca la expresIón de Ramón Llull: «molt~ volr;lls guabaments e moltes vanes semblances•. Más amplta era la Idea del autor: .que enans ~Ie a tot so qué ., cové a la honor de cavaIleria que altre home •. • En el sentIdo de uensanch!', abra sus manos.. «allarch ses mans».
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lá razón; pues la obra que se hace sin razón tiene tanta vileza en sí, que no debe presenciarla el caballero. Por esto, así como la testera guarda y defiende la cabeza del caballo, así la razón guarda y defiende el caballero de vituperio y •• verguenza. 16. Las guarniciones del caballG lo defienden, y POI ellas se significa al caballero, que debe guardar y conservar sus bienes y riquezas, para que le puedan bastar al oficio de Caballería. Porque, así como el caballo sin las guarniciones no podría estar defendido de golpes y heridas, así el caballero sin estos bienes temporales no podría mantener el honor de la Caballería ni se podría defender de pensamientos malvados, porque la pobreza hace pensar en engaños y traiciones. 17. El perpunte 10 da sIgnificación al cabillero de los grandes trabajos que ha de sufrir para honrar la Orden de Caballería. Porque, así como el perpunte está sobre los demás aderezos, expuesto al sol, lluvia y viento, recibe el golpe primero que la coraza y por todas partes es combatido y herido, así el caballero está elegido para mayores trabajos que cualquier otro hombre. Porque todos los que están debajo de su nobleza y guarda, deben recurrir a él, y debe defenderlos a todos; y primeTo debe ser herido, llagado :> muerto que los hombres que le están encomendados. Siendo, pues, esto así, grande es la carg.a de 'la Oa'b allería; y por esto los príncipes y altos barones están puestos en tan grande trabajo para regir y defender sus tierras y pueblos n. 18. Las armas en el escudo, silla y perpunte, se dan al caballero para ser alabado de los ardimientos que emprenda y de los golpes que da en la batalla. Y, si es cobarde, flaco o inobediente, se le da señal para que sea vituperado y reprehendido. Y, porque estas armas se dan al caballero para que se conozca si es amigo o enemigo de la Caballería, cada uno debe honrar sus armas, paTa guardarse del vituperio, que al caballero lo echa de la Orden de Caballería. 19. El' rey, príncipe o señor de caballeros tiene estandarte u, en significación de que los caballeros deben ma,ntl¡!ner el honor de su señor y [de] sus estados; porque por el honor del reino o principado de su señor son más honrados por las gentes, y por el deshonor de su tierra y de su señor son [más] vituperados que los otros hombres. Pues, así como por dicho honor deben ser más alabados, porque más les ': Corresponde al uperpunte. castellano, que la AcademIa Española define: .Jubón fuerte, colchado con algod6n y pespuntado, para preservar y guardar el cuerpo de las armas blancas •. u No corresponde con fidehdad a ulurs terres e lur poblen. '" InterpretacI6n fundada de usenya l •.
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toca a ellos el honor que a los otros hombres, así por el deshonoo:- deben ser más vituperados que eUos, porque por la flaqueza o traición de ellos, más que ¡por aa de cual[es]quiera ata-os que no son caballeros, son desposeídos de sus ~tados los reyes, príncipes y altos barones, y se pierden los reinos, • condados y otras tierras. '
PARTE VI DE LAS COSTUMBRES QUE PERTENECEN AL CABALLERO
1. Si por la nobleza de corazón fué elegido el ca:brullero por superior a los que están sujetos a su servicio, conviene al caba,llero la nobleza de costumbres y buen trato; porque la SOla nobleza de cOI'aWn no pudiera exaRarle al alto honor de la Caballería sin que en la elección se atendiesen las virtudes y buenas costumbres. Y, siendo esto así, es pre'ciso que el caballero se ejercite en buenas costumbres y buen' traJto 1. 2. Todo caballero debe saber las siete virtudes que son raíz y principio de todas las buenas costumbres y son vía y camino para la celestial gloria perourruble; de estas vírtudes ha.y tres que SO'll teológicas, y las otrns cuatro son cardinales. Las teológicas son fe, esperanza y caridad. I,as cardinales son justkia, prudencia, fortlrleza y templan~ 3. El ooba11ero sin fe no puede ser bien acostumbrado, porque por la fe espiritualmente ve el hombre a Dios y sus abrds, creyendo en las cosas invisibles, y por la fe tiene esperanza., oaridad y lealJ.tad, y es servídor de la verdad. Mas por fallta de fe, a Dios y sus obras y l,a s cosas invisibles, que sin fe no puede el hombre entender ni saber. Por la fe que tienen los caballeros bien acostumlbrados, van en peregrinación e. la TieI'ra Santa de Ultramar, pelean contra los enemi'g os de la cruz, y son mártires cuando mueren por exaltar la santa fe cató'lica. Tamlbién por la fe defienden a los clérigos de aquellos malvados 'h ombres que por fa~ta de fe los desprecian, los roban y, cuanto pueden, les quitan las haciendas. 4. La esperanza es, una Vlrtud que conviene muohísImo al ofioio de caballero, porque por la esperanza se acuerden de Dios en la baJtalla, en sus cuitas y tribulaciones; y por esta esperanza tienen socorro y ayuda de Dios, quien da victoria en la batalla por razón de la esperanza y confianza que tienen los caballeros más en el poder de Dios que en sus • Por «se convenga ab hanes costumes e ab hans nudriments •.
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fuerzas ni armas, Con la espeI'alllza se forta~ece y aumenta el coraje del caballero; por ella sufren los ca'b alleros los tl'a'b ajos, se aventuran en 'los peligros a que se exponen, y, cuando están sitiados en los castillos y ciudades que defieRden, sufren hambre y sed; y, si no hubiese esperanza., no tendría el calballero con que usar del oficio de Oa:baUería, 5. El caballero sin caridad no puede ser sin crueldad, la que y la ma:la voluntad no se convienen con el oficio de Caballería, y por esto 81 caballero le conviene la caridad; porque, si no tiene caridad a Dios y a su prójimo, ¿ cómo amará a. Dios, cómo tendrá piedad de los desva:lidos, cómo ten'Cirá misericordia de los que ha vencido que le piden merced? Y, si no hay caridad en el' ca:ballero, ¿ cómo podrá estar en la Orden de Oaballería? La caridad es virtud que une una virtud con otra y separa un vido de otro, y es amor, del que todo caballero y todo hombre puede haber de Dios tanto como necesita para mantener su oficio; y l'a caridad le hace ligera la ca.rga de la OlllbalJlería. Y así como el caballo sin pies no podría llevar al oaIballero, así nintgÚll ca'b allero sin caridad ,p uede sostener 'la grande carga que debe llevar un corazón Doble para Ihonrar la Cla!ballería. 6. Si el hombre hombre si'n cuel1po, seria invisible; y si ~o fuese, no sería lo que es; y si el caballero sin justicia estuviese en ell oficio de Oaballería, se seguiría que la justicia no sería lo que es, o que la CabaJllería sería lo contrarío de la mism'a Caballería. Mas, como la Caballería tuvo su principio en la justicia, ¿ qué caballero acostumbrado en hacer tuertos e injurias pi~nsa estar en la Orden de ClIIballería? Deshacer ca:ballero consiste en romperle por detrás el cinturón de la espada y quitársele, para significarle que no debe usar de la Oaballería. Por esto, si la Oablllllería y la justicia se convienen tanto que no 'p uede ,h aber Oa!ba:llería sin jusii'c ia, el caballero que se h8lCe injurioso y enemigo de la justicia se deShace a sí mismo, reniega de la Orden de Ca,ballería y la descree. 7. La prudencia es una virtud por la cual el hombre tiene conocimiento del bien y del mal y sabe ama'!" el bien y aborrecer el mal. Y es ciencia por la cual de las cosaa presentes se conocen las futuras; y por ella sabe el hombre, con a!lgunas caute1'a s y maestrías', huir los da,ñ os corporales y espirituale5. PO'l" esto, S'Íendo lOs Oa!balleros para perseguir y deskuir los malos, y no metiéndose ningunos hombres en tantos peligros como los caballeros, ¿qué cosa les es más necesaria que la prudencia? La usanza de caballero de guarnecer y combatir no se conviene tanto con el oficio de Caballería como el uso de la razón [y] de entendimiento , .ouaestnes. en catalán slgmfica engailos solapados
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y de voluntad .bien ordenada; porque más ba-taJllas se vencen por maestri'a y cordura que por muC'hedumlbre de gentes, guarniciones ni caballeros. ' Siendo, pues, esto así, si tú, caballero, quieres acostumbrar tu hijo all oficio de ca,brullero para mantener el honor de la Caballería, sepas acostumbrarlo a usar de la razón y entendimiento cuanto puedas, para que sea amador del bien y enemigo del mal; porque por este uso la pruden'Cia y OaJballeríoa se unen y convienen juntamente para honrar al caballero. 8. La fortaleza es una virtud que está en el corazón noble contra los siete 'pecados mortales, esto es, gula, lujuria, a'\l'aricia, acidia, soberbia, envidia, ira, que son los caminos por donde va el hombre a los tormentos infernales, que no tienen fin. Por esto el caiba!lIero que anda pO!!" tales caminos no va al hospicio s, en que la nobleza de corazón constituye su habitación y estancia. 9. La gul'a engendra fllllqueza, de corn~ón por la repleción y en~bargamiento '; trae pobreza por el demasiado gasto en comer y beber, y carga tanto el cuerpo con las viandas, que engendra pereza y flaqueza. Y como todos estos Vicios sean contrarios 'al caballero, por esto su fuerte corazón con la abstinencia, continencia y ,templanza, combate contrA la gula y sus valederos. 10. La lujuria y fortaleza se combaten una contra 19. otra. Las armas con que la lUjuria combate la fortaleza son: juventud, hermosura, mucho comer y beber, vestidos ricos, -ocasión, falsedad, traición, injuria, menosprecio de Dios y del paraíso, poco temor de las penas del infierno y otras semejantes. Pero la fortaleza combate la lujuria con acordarse de Dios y de sus mandamientos, con entender a Dios y los bienes y males que ,puede dar y con amar a Dios por ser digno de ser amado, temido, honrado y obedecido. La combate también con la nobleza del corazón, que no quiere someterse a malos y sucios pensamientos ni quiere abatir,ge de su alto honor a ser vituperado de las gentes. Y como el 'caballero se lla.me caballero por combatir los vicios con la fuerza de corazón, no tiene corazón de caballero el que está SIn fortaleza, ni tiene las armas con' que el caballero debe combatir. • 11. La avaricia es un vicio que abate la excelencia del corazón a someterse a cosas viles; por esto, por falta de noble corazón, que no los defiende contra la avaricia, son los caballeros codiciosos y avaros, y por la codicia hacen • QUIere corresponder a .hosta!., po~ada, • csancfonlment e embnagament. dice la ediCión catalana de Mateo Obr;¡dor, y slgmficaría pobreza de sangre y embnaguez, Pero el mismo traductor adVierte que otra leCCión dice «embarguament., mal' estar corporal. •
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injurias y tuertos y se hacen súbditos y cautivos de aquellos bienes que Dios ha sometido a ellos. Tiene tal costumbre la fortaleza, que no ayuda a ningún enemigo suyo y no quieTe ayudar a quien no la pide socorro; porque tan noble cosa es en sí misma la fortaleza de corazón, tanta honra se le debe hacer, que en las cuitas y trabajos debe ser llamada y se le debe pedir ayuda. Por tanto, cuando el caballero por ,la avaricia es tentado a inclinar su nO'ble corazón a alguna maldad, deslealtad o traición, entonces debe recurrir a la fortaleza, en la que no hallará flaqueza, cobardía, desaliento ni falta de socorro y ayuda. Y porque con la fortaleza puede el corazón noble ser fuerte y vencer todos los vicios, a varo caballero, diablo, ¿ por qué no eres de noble y fuerte corazón, para no someterte ¡por avaricia a viles pensamientos y obras? Porque, si la avaricia y Caballería se convienen, ¿ [por qué] no es caballero el usurero? 12. La acidia es un vicio por el cual el hombre ama el mal y desama. el bien. Por tanto, éste es el vicio por el cual mejor se pueden ver en el hombre las señales de condenación que por cualquieT otro; así como por su contrario mejor se pueden conocer las señales de salvación que por otra virtud. y así, el que quiere vencer y superar -la acidia, le conviene tener fortaleza en SUl corazón, con que venza la naturaleza del cuerpo, que por la corrupción del pecado de Adán está inclinada al mal. El que tiene acidia, siempre que otro hace bien se disgusta de ello, y cuando hace daño se disgusta pO!'que no es mayor. Y por esto del bien y del mal de los otros hombres le viene trabajo y pesar. Por esto, como el disgusto dé pena y trabajo, si tú, caballero, quieres vencer este vicio, te conviene rogar la fortaleza que fortifique tu corazón contra la acidia, a la cual vence la fortaleza, teniendo presente que, si Dios hace bien a uno o a muchos hombres, no se sigue de esto que no te pueda hacer bien a ti, pues no le da todo lo que tiene, ni a ti te quita algo de lo tuyo. 13. La soberbia es vicio de desigualdad, porque el orgulloso no quiere tener par ni igual, y por esto ama ser solo. Y, como la humildad y fortaleza son dos virtudes que amall la igualdad y son contra el orgullo, si tú, caballero orgulloso, quieTes vencer tu orgullo, une en tu corazón la humildad y fortaleza; porq\le la humildad sin fortaleza no es fuerte contra el orgullo, pues en la humildad en que no hay fortaleza, no hay fuerza, y sin ésta no puede ser vencido el orgullo. Ouando sobre tu caballo te verás guarnecido de todas tus armas, ¿ serás orgulloso? N o, si la fuerza de la humildad te hace recordaor la razón por que eres caballero; y, si eres orgulloso, no tendrás fuerza en tu corazón para vencer y echar de él los pensamientos altivos. Si acaso eres desribado de tu caballo, preso y vencido, ¿ serás tan orgulloso como eras?
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No, porque la fuerza corporal habrá vencido y sUpe!"ado eu tu corazón el orgullo, aunque la nobleza de corazón no es cosa corporal. ¡Cuánto más, pues! la fortaleza y humildad. que son cosas espirituales, deben echar fuera el orgullo del • corazón noble, que es nobleza espiritual! 14. La envidia es desagradable a la justicia, caridad y la!"gueza, que se convienen con la Orden de Caballería. Por esto, cuando el caballero tiene el corazón fiaco, no puede sostener ni seguir la Orden de Caballería, por falta de fortaleza, que no está en su corazón 5. La envidia echa del corazón la justicia, caridad y largueza, y por esto el caballero codieia haber los bienes ajenos y es perezoso para ganar semejantes bienes por fUef'za de armas; y por lo mismo dice ma.l de aquellas cosas que querría haber de los que las poseen; y la envidia le hace pensar cómo para ello pueda usar de engaños y falimientos. 15. La ira es en el corazón una perturbación de acordar, entender y querer. Y por esta perturbación el acocdar se convierte en olvido, el entender en ignorancia y el querer en iracundia. Y como el acordar, entender y querer sean la iluminación por la cual el caballero puede segui!" los caminos de la Caballería, que la ira y perturbación de su espíritu quieren echar de su corazón, conviene que recorra a la fortaleza., caridad, abstinencia y paciencia, que son refrenamiento de la ira y reff'igerio de los trabajos que [ella] da. Cuanto mayor es Ja ira, tanto maJYor ha de ser !la fuerza que qa vence con la caridad, a'b stinencia y paciencia. Y donde es mayor esta fuerza, es menor la ira y mayor la caridad, a!bstinencia y paciencia. Y por la minoridad de la ira y mayoridad de dichas virtudes, son menoces la mala voluntad, impaciencia ·y los otros vicios; y donde menores son los vicios y mayores las virtudes, es mayor la justicia y sabiduría; por cuya mayoridad es mayor la Orden de Caballería. Habemos dicho el modo con que la fortaleza está en el corazón del caballero contra los s$ete pecados mortales; ahora diremos de la templanza. 16. La templanza es una vi!"tud que está en medio de dos vicios, uno de los cuales es pecado por demasiada grandeza, y el otro por demasiada poquedad; y por esto entre lo demasiado ha de estar la templanza en tal cuantidad que convenga. a la virtud, porque, si asi no lo fuera, no habría medio entre lo demasiado y lo poco, 10 que no es verdad. El caballero bien acostumbrado debe ser templado en el a1'dimiento, en comer y beber, en hablar (en que se puede mentir), en vestir (en que puede haber vanagloria), en gastar • En este pasaje preferimos la puntuacIón de Pasqual a la que da Obrador 'al texto catalán: .Per defalliment de fortitudo qui no és en lo coratge del cavaller, enveJ3 glta de son coratge justícla .•
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
y en todas las demás cosas semejantes. Y sin templanza no puede man.tener el honor de la Caballería, ni la puede conservar en el medio, que -es virtud, por no estar en las extremidades. 17. Debe ser usanza de caballero oIr mIsa y adorar, rogar y temer a Dios; porque con esta costumbre el caballero piensa en la muerte y en la vileza de este mundo, pide a Dios la gl'orilllo celestial y teme las penas del infierno, y por esto usa de las virtudes y costumbres que pertenecen a la Orden de Caballe'I'ía. Mas el caballero que hace lo contrariO y cree en agüeros y adivinanzas, hace contra Dios, y tiene mayor fe y esperanza en el viento de su cabeza', y en las operaciones de las aves, y en las adivinanzas T, que en Dios y sus operaciones; por esto el tal caballero no es agradable a Dios ni mantiene la Orden de Oaballería. • 18. El carpintero, zapatero y los demás menestrales no podrían usar de su oficio sin el arte y modo que les pertenece. y como Dios haya dado al caballero razón y discreción para saber ejercitarse en los hechos de armas y mantener la regla y arte de Caballez:ía, si el caballero deja su discreción, que la razón le significa y demuestra, y echa fuera la nobleza de corazón, y sigue agüeros y adivinanms, entonces es como el loco, que no usa de razón y obra por casualidad 8. Por esto el tal caballero es contra Dios, y según razón debe ser vencido y superado por su enemigo, que contra él usa de razón, discreción y esperanza, que tiene en Dios. Y si esto no fuese así, se segUiría que los agüeros, adj,vinanzas y alma SID razón, se ·convin·i esen mejor con la Orden de Caballe!"ía que Dios, discreción, fe, esperanza y nobleza de corazón; lo que es imposible. 19. Así como el juez sigue su oñcio cuando juzga según los testimonios, así el caballero hace su oficio cuando usa de razón y discreción, que le son testimonios de lo que debe bacer en hecho de al·Ulas. Y así como el juez daría sentencia falsa si no ju~gablllo según lIJs testimonios, sino por 31güeros y adivinanzas, así el caballero hace contra lo que es de su oficio cuando desmiente lo que la razón y discreción le mues- . tran, y se di·rige por ·10 que ,h acen las aves, que lo hacen por sus necesidades, y por casualidad 'Van por el aire volando 0. Y, siendo esto así, por tanto, debe el caballero seguir la razón y discreción y lo que le sign·ifican sus almas, según arriba está explicado; ni debe tomar significación necesaria de ,
• CambIamos .el VIento de 'u campo», de la edICIón castellana, por .el viento de su cabeza., que corresponde al catalán .cap" 1 .adlVlDanzas. es una tradUCCIón muy imperfecta de caveranysJ, predi CCIones (originarillmente fandadas en las aves). • ce fa a ventura so que fa •. • I gualmente «van volant per I'aer a ventnra •. •
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LIBRO DE LA ORDEN DE CAaKLLERIA.·
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lo que se hace por casualidad 10, ni por ello arreglar sus costumbres. . ' 20. Conviene al l l caballero que sea amador del bien comlÍn, pues por la cOlm'm utilidad de las gentes fué establecida la Caballería; y el bien común es mayor y más necesario que el especial. También conviene al caballero hablar bellamente, vestir con aseo JZ, usar de buen arnés y tener casa grande, pues todas estas cosas son necesarias para honrar la Caballería, Cortesanía y caballería se convieneri, pues la es contraria la villanía y feas palabras. Pertenecen también al caballero la privanza con hombres buenos, la lealtad, verdad, ardimiento, verdadera largueza, honestidad, humildad, piedad y demás partidas semejantes; porque, así como el hombre debe reconocer que en Dios está toda la nobleza, así al caballero se debe atribuir todo aquello de • que la Caballería recibe honor por los que están en su Orden. 21. Por la costumbre y buena crianza que da el caballero a su caballo no es tan 1 8 mantenido el honor de la Caballeria como por las costumbres y buen trato que usa y enseña a su hijo 14, porque la Caballería no está en el caba1lo ni en las almas, sino en el cabaillero. Por esto el caballero que enseña bien su caballo y acostumbra a malos tratos 1'> a sí mismo y a su hijo, si podía, se haría bestia a sí mismo y a su hiJO, y a su caballo lo haría caballero.
PARTE VII DE LA HONRA QUE SE DEBE HACER AL CABALLERO
1. Según va referido en este li'bro, Dios ha honrado al cabaillero 'Y lo ha honrado también el pueblo; y t la Caball'erí,a, es un oficio muy honroso y necesario al régimen del mundo; por esto el caballero, por todas 'l as referidas y muchas otras razones, debe ser honrado por las gentes, 2. Si el rey, príncipe y señor die alguna tierra debe ser caballero, pues sin este honor no merece ser príncipe ni , que aquí re
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señor d~ estados, es consiguiente que los caballeros deben ser honrados ' por los reyes y 13I1tos barones; porque, así como los caballeros hacen que los reyes y altos barones estén honrados sobre los otros hombres, a;sí los reyes y barones deben tener honrados los ca·b alIeros sobre los demás hombres. . 3. La Caballería y la franqueza· convienen entre si, como tJambién la franqueza y señorío del rey o principe; y así 3 conviene que el caballero sea franco, para que el rey y príncipe sea señor. Y, siendo esto asi, por tanto, conviene que el honor del rey o de cualquier ot'r o señor se convenga con el honor del c8Jballero, de tal modo que el dueño de estados sea. señor, y el C3Jballero sea honrado. 4. AIl honor de caballero corresponde ser amado por ser bueno, ser temido por ser fuerte, ser alabado por sus buenoo heClhos y ser rogado por ser .prívado y consejero del señor. Por esto, despreciar el caba:llero por ser de la misma lIlatumleza de los demás hombres, es despreciar todas las sobrediOhas cosas, por las cuales debe ser honrado el caballero . . 5. El señor que en su corte, en su consejo y en su mesa hace 'h onra al caballIero, se hace honra a sí mismo en la b8ital1a. El señor que hace su embajador a un salbio oaballero, encomienda su honor a la nobleza de corazón. El señor que hace mucha honra al calballero que ' es su fiel servidor, se 'ha:ce a sí mismo mucha honI1a. El señor que ruyuda y sostiene 811 caballero, tiene bien ordenado su oficio y mantiene su señorío. :ID! señor que tiene por privado al caballero, tiene amistad con la Cabaillería. 6. Solicitar la mujer de ca.ballero, o inclinarla a maldad, no es honor de caballero. La mujer de caballero que concibe hijo de un viUano, no honra la Caballería y destruye la antigüeda.d de linaje del caJballero. :IDI ca'ballero que por deshonestidad ,tiene hijo de 'ViIllana, no honra el paraje ni Caballería. Por tanto, el .p araje en mujer y calba'llero se conviene por e1 matrimonio con el honor de la Calballlería, y lo contrario tira a su destr.u-cción. . 7. Si 10s hombres que no son cabailleros están dblig>ados a honrar al caballero, j cuánto más un caballero está tenido· a honrar a sí mismo y a su igual! Y si el caballero está obligado a honrar su cuerpo en ir bien montado, lúcida.mente vestido y .arreado, y servido de buenas personas, j cuán·l o más debe honrar su noble corazón, por el cual es caba!llero! El cual es deshonrado cuando el ca:ba:llero admite en él viles •
• Poco fehzmente .franqueza. traduce . franque sa» en el sentido de pnvIleglO o exención de tributos. • Lo mIsmo aquí: «car lo cavaller cové ésser fra;¡ ch ». • QUIere reflejar el .és tengut. del original, que SIgnifica .está obligado»
LIBRO DE LA
ORDE~
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DE CABALLERIA.
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y ma:lvados pensamientos, engaños y traiciones, y echa de
él 10'5, .pensamientos nobles, que pertenecen a la nobleza de corazon. 8. El caballero que desh'Onra a sí mismo y su igual caballero, n'O ,h a de ser digno de honor ni de ser honrado; pues, si lo era, se haria injuria al caballero, que en sí mismo y en otro tiene honrada la Caballería. Por
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El martll jo del Beato Ramón Llull
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un grabado de 1515
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DE
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VAST UERNA
INTRODUCCION AL BLANQUERNA
Para llevar a'los lectores a una más íntima comprensión del libro de Blanquerna, antepondremos a:l examen de esta dbra una breve prolusión sobre ¡¡os 'lugares ·lulianos de Mallorca con ella relacionados: RJanda, La ReaJl y Miramar. Tuvieron tan grande influencia en la composición de este libro, que los consideramos como otras tantas fuentes de donde, en parte, procede, y sin ,conocerlas no es posible tener una idea cabal de esta magna utopía y obra de apostolado, redactad.l con aquel fervor y sano optimismo que caracterizan su primera época de escritor 1. Habíase ya construí do el colegio de Miramar, y miraba, confiado, hacia el futuro. Su mente se había henchido de luz en el monte de Randa. El monasterio de La Real le había saturado de aromas marianos. Y en este estado de espíritu compuso el libro de Blamquerna, donde recoge sus experiencias de ermitaño y hace el más cumplido elogio de la soledad 2; desC'I'ibe la naturaleza con inefable hechizo; traza un plan completo para ila reforma de da Iglesia, de ·l a vidru monástica y 'l a sociedad; ha:bla de estudios y nos arrebata con las elevaciones místicas a que ascendió en los susodichos tres lugares, cuyos recuerdos palpitan en la presente obra, si no la principal, la más característica de la inmensa producción luliana. El ambiente del Blanquerna es idéntico al que respiró el santo Maest'l"o en La Real, Miramar y Randa, ambiente que se delata en segu·i da a los lecVéanse, para corroborar nuestra afirmación, los tres primeros capítulos del Lllbre de CcmtempLaCl6. Son un hlmno desbordante de alegría. El tedeum de gratitud por el benefIcio reCIbido en Randa. El júb¡)o del hombre nuevo que ba SIdo bautizado en fuego y Espíntu Santo. , .5610 e staba el amIgo a la sombra de un bello árbol, y pasando vanos hombres :por aquel paraje, le preg untaron por qué e~taba solo Respondl61es el amigo: «Abora e stoy solo que os he VIsto y oído, pues antes tenía la compañía de mi Amado» (Obres d e Ram
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BAU~A
tores familiarizados con aquellos parajes, donde vaga la . grande sOllllb ra de Ramón Llull. Los santos lugares lulianos de Mallorca, cargados de historia y vestidos de hermosura, van indefectiblemente unidos al nombre del insigne Doctor, apóstol y mártir, que tanto Viajó, soñó y escribió. Y, en primer término, el monte de Randa, su Sinaí y su Tabor. En el monte de Randa su mente se transfiguró, y en un incendio de luz concibió su Arte. A-quella Arte abstrusa y bravía 3 que consideró como un don recibido del cielo, y a la que atribuyó una eficacia infalible para conocer el secreto de todas las ciencias y destruir los errores. Encara us dlc que 'Port una «.\rt genera!. que novamennt és dada per do esplrital, per qui hom pot saber tata re natural segons qu 'entemment ateyn lo sensual. A dret e medIcina e a tot saber val, e a theologia, la qual m'és mays coral: a soure questlons nuylIa art tant no val, e a destrUIr errors per ra6 natural '.
Y es tan honda e indestructible su creencia en el origen di Vlino del A rote, que lo afirmado en el Desconho1"t (1295?) lo reitera en su elegía Del cant de Ramon (1299) 5 Y lo repitió al autor anónimo de la Vida coetánea (1311?) 6. No es extraño, pues, que Ramón Llull amara tanto su Arte y sus libros y los defendiese como a las niñas de sus ojos. Veía en ellos un sagrado depósito que Dios le había confiado para el enderezamiento de la cristiandad y de todo el mundo. Sea lo que fuere de su iluminación celestial, no podemos menos de admitir que el Espíritu renovador descend·i6 sobre Ramón Llull, como en otro tiempo sobre los apóstoles, y puso en su mano trémula ,l a I8Jlltorcha de ila fe y encendió en su espíritu un inmenso a!"dor de apostolado. Sin este contacto CQn el lElspíritu septiforme, fuente viva, llama y caridad, jamás el Doctor Iluminado hubiera compuesto el •
, El Arte lultana sIempre result6 de dIfíCIl comprensl6n. El monJe que e! mIsmo Ramón L1ull mtroduce en el bello .p rólogo de Arbre de Scie1lcl4 ya se lo dIJO .Molt plae al monge quant hac trobat Ramon al qual dlx que eH I'avia cercat longament, per «;0 que'l pregas que faés un ltbre general a totes sClencles qui leugerament se pogués entendre, e por lo qual hom pogués entendre la sua .An genera!. que feta havla, car era trop sobttl a entendre. (ORL, Xl, 4) • ORL, XIX, 223 . • ORL, XIX, 258 Dice; .Nove! saber ay atrobat: I pot n 'om eonexer ventat I e destrUIr la falsetat I Sarrams seran bateJat, I tartres, lueus, e mant errat I per lo saber que Déus m'a dat .• (VId Dlsputatto Eremttae et Raymundl, q>rl ,ed Maguntma, IV). • Vrd supra, V,fa b R LIIIIi, n. J4 •
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• INTRODUCCION AL BLANQUERNA
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Blanquerna, este libro tan humano y tan divino, tan sereno
y tan apasionado. Esta síntesis maravlllosa donde brilla el poeta, el soñador, el ermitaño, el misionero, el fundador de colegios de lenguas orientales y ,el reformador de todas las clasles de la sociedad. Sin la luz de Randa, este libro no tendría explicación. Muy certeramente se pueden aplicar a Ramón Llull aquellas vehementes palabras de Manzoni: su te lo Spmto nnnovator dlsce se, e I'lflconsunta fiac cola ne la tua destra acce~e ; quando, ~egnal de' iPOpoh, ti colloco sul monte e ne' tUOl labbn 11 fonte de la parola aprl T
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En aquel día memorable que el Maestro llama día de su iluminación fué consagrado oficialmente como apóstol el San Pablo de la edad media y obtuvo la láurea de doctor en la escuela de Dios. Desde entonces, embTiagado de luz y de cruz, de amor y de celo, su palabra fué viva y vital, inagotable e incoercible. Y en libro alguno es más hechicera, y temblante de emoción que en el Blanquerna. Las aguas prafundas y límpidas retenidas en el subsuelo de su espíritu habían !roto su encerramiento y saltaban en chorro incontenible. Fué lleno de Espiritu Santo y empezó a hablar y escribir, a misionar y viajar, lanzándose a la acción con orgiástico desenfreno. Y en el Blanquerna especificó su programa de acción, que en Randa, ante Dios, 'había solemnemente ratificado. El nombre de Ramón Llull va también ligado al monasterio de La Real, donde se retiraba con frecuencia a orar y -compone![" sus libros 8. Y puede af.irmarse con toda seguridad que al describir, con morosa complacencia, la abadía del ., tomó corno modelo para ¡la des-cripción este famoso monasterio de Santa María de La Real. Aquí se había refugiado al principio de su conversión después de haber sido .uno de aquellos astrologues noyés dans les yeux d 'une femme ; •
aquí profundizó en los estudios sagrados y profanos, se familiarizó con la C'ontemplación y tomó cuerpo su devoción a la Santísima Virgen, asistiendo a las prácticas piadosas T
lnni Sacrl: La Pentecoste.
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• VId. supra, Vida coctel/lla, nn 13-14. • ORL, IX, 173-239. VId. G. SEGuí, El cenáculo del b. R L., en A naluta Sacra Tarraconellsla, 15 (1942), 75-92 . •
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de unos monjes ciste!'cienses que por tradición orientaban su vida religiosa en sentido manano. El delicioso y suavísimo Llibre de Ave Maria, que comprende los capítulos 61-66 del Blanquerna, es un eco y una consecuencia de lo que presenció y ViVIÓ en La Real nuestro insigne Maestro. Puede decirse, por consiguiente, que gran parte del Blanquerna está empapada de recuerdos de La Real, y muchos capítulos merecen ser considerados como una nanación de fondo histór·ico, aunque con una considerable dosis de fantasía, de la manera de vivir en aquel monasterio. El afecto a sus amigos los cistercienses estuvo tan ahIllcado en su corazón, que a pesar de 'Poderse sospechar que el 'Prior de La Real intel'Vino posilt;ilvamenie en el fracaso del cOlegio de Miramar no -les O'lvidó en la hora de otorgar su testamento. Hay en él una cláusula que demuestra cuánto ámó a aquella comunidad, pues le hacía un legado de sus libros, los hiJOS de su alma, su alma entera 10. "Item lego monasterio de Regali unum cO'ffre meum cum libris qui ibi sunt, quem habeo in hospicIO dicii Pe tri de Sanctominato" 11. y como si el espíritu de Ramón Llull no se hubiera jamás ausentado de La Real, allí floreció el P. Alntonio Raymundo Pasqual, el lulista más insigne de todos los tiempos. Pero el lugar luliano que tiene una conexión más apretada con el Blanquerna es Miramar. Inmediatamente después de la conquista de Mallorca (1229), Miiramar perteneció al monasterio cisterciense de La Real, pero el rey Jaime n, ami;-o y protecto-r de Ramón Llull, trocó con Miramar la parte de la alquería de Deyá que había heredado de su pariente el -cc:mde Nuño San!;, y este cambio se hizo "ad opus monasterii fratrum Mmorum de Miramar", según dice a® escritura otorgada en 9 febrero 1279 12 • Miramar fué la alegría de Ramón IJIull, un oasis de sosiego en el tumultO' de su vida huracanada. Y esta placidez y sosiego quedaron reflejados 'p ara siempre en e-l Blanquerna, en cuyas páginas 'Viven el paisaJe, las fuentes y la inenarrable bellez.a de este santo lug.a,r luli-ano. El capítUlo 65 habla expresamente de M;Iramar. ".A.contecIó un día que, celebrando sínodo, el obispo predicaiba al Tal vez no eXista en la hlstona del {lensamiento humano autor alguno que haya confiado más en ~us hbros m baya senlldo por eUos un afecto más entrañable. Nada lo da a entender mejor que este pasaje de la V~da Coetillua, ed. l\Ioll, 19, .0, dlu hun Doctor, marauellosa temptac16 I abraam patriarca contra tota speran sa fla en nostro senyor, e hac speransa, e lo dlt Reuerend mestra Ramon elegl puslost el! sol esser oampnat que si la sua art ab la qual molts 5e ponen saluar se perdia, entant que bauem a dlr que amaua mes 50n problsme que Slmatex • JO
11
JOAN AVINYÓ, EL terciari fra1l-usca. BeQt Ramon LuU (1912), 534 -
'" Homenaje aL Beato Ram6a UuU (Palma, 1877), 7-
INTRODUCCIÓN AL BLANQUERNA
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clero y le pedía consejo como pudiera honrar muoho el bendito fruto del vientre vi'rgLnal de ia V~rgen Santa Miaría. Por casualidad.y fortuna concurría en a'q uel sínodo un oclesiá:stico que era natural de una isla sobre el mar, que se lla·roa Mallorca, y dió reloadón al obispo, en presencia de. todos, 'Cómo a;quella isla es de un rey ndble muy sabio, que se llama Jaime, rey de Malllorca, el cual es un rey condecorado con muchas y buenas 'Costumbres, y tiene gran devoción cómo por 'la¡
ORL, IX, 230 La traduccI6n e stá tomada del texto 9ue pubhcamos Al fmal del A rt de ContempLació, que constltuye la ultima parte del Bla'llql¡erna., habla de nuevo de Mlramar: . Remembrat han frnres menors I 10 Salvador, qUI vole vestlr I ab sí 10 sant reltglós, I e. han fatv Mlrnmar bastlr I al rey de Mallorca morós' I iran serrams. convertlr I per fer plaer I a Déu, qui a mort vole ....enlr I per no> haver» (ibíd, 499), En Del Caltt de Ranum (I299) evoca tambIén la.. fundaci6n de Mlramar: .Lo monestlr de Mlramar I flu a frares Menors donar ! per sarrayns a preicarb (ORL, XIX, 257), " Común de dedIcaCIón de IgleSIa Ant, ad NO/14m lO ORL, XIX, ~46. lO
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No puede ponerse en duda que muchas páginas del Blanquerna llevan el sello de Miramar lG. Tal vez allí se escribió la maravilla del Llibre de Amic e A'7Iw;t, joya literaria de inestimable valor engastada en el Blanquerna. En Miramar aprendio Ramón LluU el amor fr.mciscano a la Naturaleza, que esmalta y perfuma este Ubro desde el prindpio hasta el fin. El amor a Il a NaJturaleza, carnoterística de los espíritus selectos, es algo esencial en Ramón Llull después de su conversión ". Antes amaJba las fi~as, el tumulto de 1a come, las ciudades vocingleras. En oambio, después de su crtsis espiritual, buscó la soledad para encontrarse a sí mismo, di3Jlogar con Dios y dar una direoción levantada a las energí'8.s, que hasta entonces ha/bía dilapidado. "Solitudo, beatitudo". La vi'mud es vida interio!',
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de Randa, durante mucllo tiempo estuvo 31bandonado. De La. Real huyeron 'los monjes y se confiscaron sus propiedades. Todos los intentos de reconstrucción de MiTamar ham fracasado. El archiduque de Austria Luis SallVooor lo di·g nHicó, lo cruzó de caminitos, -l o sembró de mirandas y monumentos, reconstruyó 'la ermita de 1'8. Santísima Trinidad, la primera entre las devociones 1uHanas 20. Y otra vez se . halla en lament¡rble a:bandono . .A!nte aquellas ri,b eras flageladas por el viento y que el mar p1atea con sus encajes de espuma, Miramar, afligido por la destrucción de la dbr& de Ramón Llull, se lamente et, malgré les honneurs que IUI rend I'untvers, s'entvre chaque nUlt du cri de la tourmente que ¡;oussent vers les c ieux ses rivages désertB "',
Son wntas las cuestiones, pensamientos y comentarios que suscita el libro de BlanquerM, que darian 1ugar a una dbra voluminosa. Pero nos ha:bremos de contener en los :limites prescritos. ' _ Como ya hemos apuntado más arriba, es un libro de • intención apostólica, como todos los del Se refiere a los digj;intos estados socia:les, y emplea sus inagota:bles recursos de escritor pa.ra conseguir su objeto. Obra de 000'rabIe sencilllez recuerda 1 Fioretti di San Francesco--, donde se mezclan lo útil y lo dulce; 10 humano y lo divino; la. dootrina, 'la narradón y el apólogo; la ciencia y la experiencia; el estilo nano y el más sublime lirismo; lo autobiográfico can lo imasginado o leído, y donde el autor, literariamente, da por cumplidos sus altísimos ideales. El Blanquerna es una especie de cosmos en el que pusieTOn las manos el cielo y la tierra. L~bro de verdadera acción CaJtólica, compuesto con el fin de unificar a todos los en un solo rebaño y ba.jo el cayado de un Pastor único. y es que RaJmón Llull, 'b uscador de la unidad en la ciencia, procuró con todo aJhinco la unidad en la fe y costumbres cristianas. Pero nunca sabe despojarse de su cualidad de soñador y f.antástico. Tan. perfecta. desea:ba la ciudad de Dios y con tanto optimismo trar.l!, los planes, que muchas veces entra en los dominios de 1la utopía. Sin embargo, todo tiene ex;plicación t Como él dice arrebatadamente: HforQa. d'amor no segueix manera com l'amic ama molt fortment son amat" 2Z. El amor ,. Para Ramón Llull, la fiesta de la Santísima Tnntdad es «Iz pus alta e la pus noble de I'any ... Aquella festa es ft e ~ompJ¡ment de totes les altres festes, e ella es per pnmera intencló e totes les alt res feste s són per la segona .. La festa de Sancta T1'initat QUl val més que totes altres .... (ORL, X, SI) '" B \UDElATRE, LE!>IlOS
.., URL, IX, 37i
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no raZ'l.ma, sino lánzase con ímpetu a la consecución de sus ideales y no cree nada impositJle. Y Ramón Llu'll era empuJado por sus ímpetus de amor. El libro de Blanquerna fué compuesto probablemente en Montpellier por l'Os años 1283-1285, 8/1 menos en una primera redacción 23. mI eruditíSimo y sagaz ,iIWestigador José Tarré, presbítero, ha puesto en claro que el nombre primitivo era Blaquerna y no Blanquerna. He aquí sus palabras: "Hallamos la forma Blaquerna en los más antiguos manuscritos catalanes, latinos o franceses del Félix de las Maravillas, del Super psalmum "Quicurnx¡ue" y del Libro de Evast. PosteI'iormente, los copistas adoptaron la forma más eufónica de Blanquerna. La fama de un prodigio semanal, la magnificencia del edificio, ponderada por los peregrinos y cruzados, y las solemnes asambleas celebradas en 1276 para ratificar da unión de 1a Iglesia Griega con la Romana, divu1garon en Occidente el nombre de una basílica de Constantinopla llamada Santa María de la Blaquerna" 2<. 'E s verdad que el eminente lulista Mateo Obrador había consignado que en el primer catálogo de las obras lulianas, compuesto hacia el Qño 1311, en vida de Ramón Llull, ya aparece el Blanquerna enunciado en esta forma: Liber Brachernae 25, pero nadie hasta Tarré se había ocupado a fondo de esta interesante cuestión. En muchos de sus libros, Ramón Llull pone un prólogo, donde explica el simbolismo que atribuye a las diversas partes de la obra. El Blanquerna tiene su prólogo. En. significación de las cinco llagas que taladraron las manos, los pies y el costado de Jesucristo en el árbol de la santa cruz, divide el libro de Blanquerna en cinco libros. Trata en ellos de los cinco estados básicos de la sociedad cristiana: matrimonio, vida religiosa, prelacía, supremo pontificado, vida eremítica. Evast era un joven muy 'rico en bienes perecederos, pero más en v·i rtudes. Micionado al estudio, entendía sin dificultad la Santa Escritura. Su piedad le inclinaba a la vida religiosa. Pero, último vástago de un noble linaje a punto de e~·tinguirse, creyóse en la obligación de someterse ea yugo del matrimonio. Proscrito el fausto, se celebraron sus bodas con .AJloma con austera moderación. La fiesta fué para los pobres. Con ,pÚlblico pregón, se aes invitó a.l banquete y se '" ORL, IX, proemi de Galmés XIV Jorge Rubió, en 6U estudio 60bre la literatura me d lentl ca talana, a punto de publicar en la HlstorUl, de las literaturas lu spánicas, dtrlglda por G Díaz-PhlJa, aboga por la re daCCión del Bla'¡que1'll4 en dos etapas dIferentes. '" JosÉ TARRL, C6dices lulul/los d e la BtbllOteca NaCIOnal d e PaI'{S, en A /lal ecta Sacra Tarraconensla, 14 (19411. 159, nota 9. a Ltbre de A111i!C It e Amat (Mallorca, 1904), ed. Obrador, 14.
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ies socorrió con lar~ mano. Los novios sirvieron a la mesa y, en memoria de 'la ihumi,l dad de Jesucristo, Qavaron y besaron las manos y los pies a trece de ~os más misera:bles, y 'les obsequiaron con sendos vestidos nuevos 26. Los esposos Evast y Aloma vivieron 1ll4"go tiempo sin fruto de bendición. Aloma estaba acongojada, como en otro tiempo la madre de Samuel. Pero Dios se acordó de su tristeza y le concedió un hijo, a quien se impuso el nombre de Blanquerna. Este hijo fué su gloria, su honor y su alegría, y más tarde motivo de lágrimas inconsolables. Blanquerna, sintiendo la llamada de Dios, quiso, contra el parecer de su madre, ser ermitaño. En la niñez fué educado con severidad. Por su parte, Aloma dulcificaba el rigor paternal 'y, a espaldas del marido, regalaba a Blanquerna con pasteles y golosinas. Fantaseaban los esposos sobre el b!'illante porvenir de su hijo. Este les pide licencia para retirarse a la soledad, y las bellas fantasías se desmoronan. Aloma apela a una estratagema para enamorarle de una linda muchacha. Se prepara una entrevista de los dos jóvenes, a f,in de que Blanquerna caiga en las redes del amor humano. Y sucede lo imprevisto. La deseada nuera cae en las redes del amO!' divino y, enfervorizada por Blanquerna, toma la irrevocable decisión de hacerse religiosa. Después de este 'fracaso fué ya inevitable acceder al deseo del hijo, que reiteraba su petición con insistencia amable e incansable. Acompañado de sus padres, va a la selva. Hay una patética y entrañable despedida de Aloma 2 •• Blanquerna, ya solo, se adentra po!' lo más cerrado del bosque, sin saber adónde va, confiándose a la voluntad de Dios. Su norma será detenerse en parajes donde brote el agua y crezcan las , hierbas, con que refrescar y alimentar su cuerpo. NaJtana Ihalbía ofI'e{!ido su armor a Blanquerna por encargo de la madre de Blanquerna y de su propia madre. Pues bien, Natana se fugó secretamente de su hogar para encerrarse en un monasterio de religiosas. Fué un caso muy parecido al de Clara de Asís, ganada a Dios por San Francisco. Blanquerna, en una plática que debía ser de amores p!"ofanos, sembró, en el pecho de la enamorada doncella, la semilla .. Es muy notable el Interés y misericordia que Ramón Llull demuestra 'Para con los pobres a través de estos perfectos casados. En el BLanquenta Insiste muchas veces en favor de los eternos Lázaros que e speran, en vano, las migajas que caen de la mesa de los eternos Epulone~. Véanse, entre otros, los capítulos 69, nn ¡-5; 7~, número 6; 76, n. 8 En el Lllbre de Santa Maria es hasta agresIVo contra los potentados que no socorren a los humildes. Léanse 105 capltulos 26 y 27, donde hay conceptos que parecen de un SOCIólogo cristIanamente avanzado de nuestros días . .. ORL, IX, 48 Y 49· I
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BAU~A
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de la vocación religiosa. Y esta semilla, caída en buena tierra, dió el ciento por uno. Clara fué perseguida por sus parientes. Con lisonjas y violencias intentaron arrancarla del convento donde se había refugiado. Es casi la misma historia de Natana, que muy bien pudo tener la de Clara SCÍlfi (1194-1253) por modelo, pues Ramón Llull no redactó el libro de Bl;anqueT1l!(J, antes de 1283. Después de despedirse de sus padres, Blanquerna caminó todo el día bosque adentro. Al anochece!' llegó a una pradera. En la pradera manaba la imprescindible fuente del típico paisaje luliano, cobijada por un árbol frondoso. Al rumor de la fuente ojo y corazón de la selva durmióse en paz. A la mañana siguiente púsose de nuevo en marcha y aió con el palacio de los diez mandamientos, desterrados del mundo y repudiados porque significan el deber. Andando por el bosque, Blanqueorna vió a unas damas -la Fe y la Verdad que habían sido reohazadas por los moros. Encontróse con el Entendimiento, que explicaba a muchos escolares filosofía y teologia. Poco tiempo después, Blanquerna dejó su vida nómada y fué monje de un mona!!terio. Nombrado abad, organ'izó admirablemente la vida monástica e impulsó, con todas sus fuerzas, la devoción a la Santísima Virgen. Para mejor conseguirlo compuso el delicioso Llibre de Ave Maria, uno de los más poéticos de Ramón Llull, con el que termina. la segunda parte de la obra 28. La trama del libro que estamos analizando es muy transparente, y el lector más dist!"aido adivina desde sus comienzos que Blanquerna, el protagonista, pasará sucesivamente por los diversos grados de la jerarquía eclesiástica y con energía y suavidad reducirá todas las cosas a la intención primera por que fueron creadas. Como en Blanquerna la teoría y la práctica iban de acu$lrdo, el triunfo en lo qu~ predicaba le era relativamente fácil. Blanquerna después de abad fué obispo, y una de sus primeras disposiciones fué reducir los gastos personales en beneficio de los pobres. Y siempre quiso estar rodeado de pordioseros 29, ... VId. mfra, caps 61-66 :lO B14nquell!4, cap 68, nn 3 y 4 Esta conducta parece un eco de las palabras de San León Papa ¡,n el magnifico elogIo que hace de San Lorenzo Mártir, rodeado de una corona de pobres rrmplU~ persecutorl postulat sib! ab immaculato SaCraTlI praesule opes ecc1es!astlca~, qUlbus av!d!ssimus mhiabat, mferri. Cui leVita castisslmus, Ubl eas repositas haberet, ostendens, numerosissimos sanctorum pauperum obtulit ogreges, in quorum victu atque vest!tu mamiss!blles cond!derat facultates, quae tanto integnus erant salvae, quanto sanctlu' probabantur expensae. Fremit ergo praedo frustra tus, et in odlUm rehglOntS, quae taJem dlV!hal um usum mstltUlsset, ardescens. . (Brevlano Romano, fiesta de San Lorenzo Mártir, in II nocturno)
INTRODUCQI6N AL BLANQUERNA
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Ordenó a los canónigos se dividiesen en tres secciones. La PTimera cuidaría de introducir en la diócesis el espíritu de. las bienaventuranzas, a fin de que todo fuera regulado por estas divinas paradojas, que son el meollo del santo Evangelio; la segunda sección había de ,dedicarse al estudio de la teología y derecho canónico, y el tercer grupo al servicio de la Iglesia 30. Murió el p.a,pa. Y Bla,nquerna fué uno de los candidatos a la SIlla AJpostólica. El Juglar de Valor--mno de estos juglares luUanos que declan la verdad sin rodeos 31 ~ ,p resentó denodllldamente ante l'a asamlJj!ea de los cardenales reunidos para delibemr sobre la elección del futuro Pontifice. El Juglar de Valor hizo un cumplido elogio de Blanquerna como prelado. Y todos los cardenales, que, por ot:m parte, ya estabalÍ tfavorablremente informados, 'Convinieron en que Blanquerna, a pesar de sus resistencias, fuese elegido Papa 32. El papa Blanquerna se tomó unas semanas para estudiar y trazar sus pla,ne"S.. Halbía ordenado su diócesis según el espíritu de las bienaventuranzas. Alhora qUlÍere enderezar el mundo guiándose por el "Gloria lin excelsis Deo", cuya letra dividió en dieciséis partes e hizo de ella BU programa de gobierno. Tomó la primera parte pam sí y las otras las dist'l"ibuyó a sus cardenales, para que todos predicaran a las gentes aquello que, según la dnt.ención de Blanquerna, significaban los respectirvos vel"S'Ículos del "Glori,a. in excelsis Deo". Y así el' Papa tuvo por mote o divisa. ,l as primeras palabras del "Gloria". Y hubo el ca'l"denal de "IDt; in terra pax homin'ibus honae voluntatis". Y el cardenall de "La,udamus te". y el eardenoal de "Benedicimus te". Hiasta que se agotaron los versículos del "Gloria". Como es obvio, no descuidó Blanquerna la fundación de coleg.ios según el' modelo de iMiramar, en la isla de MaJlorca 33, para la conversión de los moros y demás infieles, hasta que todo el mundo fuese cristiano. ,
--Para -
saber algo de lo que pensaba Ram6n Llull referente al Episcopado y clero de su tiempo, véa¡,e Llibre de lI1era1Jel/es, 1 (Barcelona 1Q31 ), 77; III, 159; ORL, IV, 45-50; XX, 267-272 .. " Bumql¿erna, ca~. 78, nn. 4-8; ca,p 79, n 5 Los juglares 1,,lianos son la antltesl~ de los jugla1'es' que el Mae5tro conocl6 en las corte~ y casfll10s (Véase ORL, IV, 97-103 ) 11 Buwqlltrna, cap 78, n. 10. lO Ibíd., cap 80, n. 3. Véase más abajo el Félix, cap. 87 Algunos han afirmado que el Maestro Ramón Llull se anticipó a todos en la fnndacl6n {le colegIOS de lenguas Orientales. No están en 10 cierto. El Doctor :Ilummado no necesita para su glOria de nuestras exageraciones. Creadas por San Ram6n de Pen,yafort, dominiCO, estas escuelas 'ya funCIOnaban en Túnez alrededor de 1242-124J' Y algo f'lmllar se hahía mtentado en Mallorca después de conqUIstada por Jaime 1, baJO la direCCIón del Beato Nhguel de Benazar, también dominico, VId. J. M. COLL, O. P, Escue14s de lenglUlS orientales, en Analuta Sacra TaHacollf1lS1a, 17 (19-14 ), It5-138, 18 (1945), 59-8<) :lO
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El libro quinto, de la vida eremítica, es el más bello del Blanquerna y quizás de toda la producción luliana. En las jugosas páginas que preceden las metáforas del LUbre de Amic e Amat insuperable mosaico de pensamientos incrustado en este quinto libro nos cuenta Ra.món Llull cómo el papa Blanquerna envejeció y, deseoso de soledad y vida contemplativa, renunció al supremo pontificado JO. No obstante, uno se engañaría si pensara que Blanquerna se hallaba agotado. Había, sí, envejecido exteriormente, pero conservaba la juventud del alma y la plenitud de sus facultades y gran vigor corporal. Y si no fuera de este modo, ¿ cómo hubiera podido 'fesistir la vida en los bosques y montañas y componer la maravilla del Llibre de Amic e Amat? S~ La renuncia del papa Blanquerna es tan semejante a la del papa Celestino V, que en seguida se plantea el lector el problema de su mutua relación. ¿ Súcedió por acaso que Ramón, diez años antes, preludiase inconscientemente "il gran nfiuto"? ¿ Añadió esta última parte después del hecho histórico? ¿ Hay que atrasar la fecha de composición de toda la obra? 36 Difícil es dar una respuesta segura. Es curioso observar que la génesis del Lltm-e de Amic e Amat ya se encuentra en muchos pasajes del Llibre de contemplació 37, un lago enorme que contiene en principio y de donde se derivan todos los ríos y a'froyos de las obras lulianas. Pero el Llibre de Amic e Amat constituye algo de excepción en los escritos del Maestro, pues no hay otro que esté elaborado con una concentración más exquisita. Cada versículo es como 1m grano de luz y de incienso, y en cada uno aparece el teólogo, el pensador, el santo y el soberano artista que había en Ramón Llull. Los 366 versículos son
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.. SED~STIÁN GARCÍAS PALÓU,
El Beata Ramó" Llull y la cuestl6n de la rellltnCuzb¡/ldad de la S ede R amal/a, en A I/a/ecta Sacra Tarracanemla, 17 (1944) , 95 :lO .Fora deIs Ihbres sagrals, jo no recordo haver lleglda poeSlU mística més alta 1 que entrés mes ooblranament, esba\3.ldora I lIumznosa} en la meya amma. (JACINTO YERO\GUER, Perles d el .LI1Ine d'AtnIC e d'Anuzt. [Barcelona 1908j, J7) . .. La primera es la tesis tradicIOnal; la segunda, la de J orge Rubi6.¡ la tercera, la de José Tarré, en los estudiOS ya CItados « natura és d'amor que l'amlc remembre e entena e vulla so que remembra e entén e vol I'amah ( Lltbre d e ca lltemplaCl6, cap 278, n. 16, Vid. Ibíd, ca,p 281, nn 4, 19, 28; cap 289, nn. 26, 27, cap 312, n. 10; cap. 343. n. 24; cap. 349, n 24). Nos complacemo, en tranSCribir lo del capítulo 312. n 10, por la gran semejanza que tIene con el capítulo 5, hbro JII, del Kempts: .Tant és cosa excellent e alta el noble amor, que tota res vens e forsa e apodera, e per nulla cosa no és vensuda ni apoderada coro és vertaderament formada en I'amlc' car en ax{ com lo foc ha natura que on hom mt ~ de lenva Ji d6na pus fort crex, en axf • és natura de vertade-a amor • que on pus forment és turmentat I'amlc :per son amat pus fortment l'ama »
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INTRODUCCION AL BLANQUERNA •
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T
como la quintaesencia de todos los libros lulianos. Y estos versículos encieI"I'an tanta substancia, que "cascú vers basta a tot un dia a contemplar Déu, segons la Art del llibre de contempl/llCió"
38.
Dt!spués de las alturas escalofri'a ntes del Cantar de los Canta:res luliano, torna a aparecer la sU
GINARD BAU<{Á
ORL, IX, 379 .. El BL ~e nos ha conservado en muchos mss catalanes, cit. en los repertorIos de la Blbliogra¡fa (supra). La l.' ed es de ValenCIa, 1521, con pró;ogo de loan Bonllavl, catalán, y texto modermzauo y valenclanizado; la únIca segura y completa es la de ORL, LX El LL. d'Amic e Ama! tiene su tradICIón ms. aparte en cat y lat y muchas ediCIOnes en todas las lenguas cultas. Un mallorquín anóDlmo tradUJO el BL. entero al casto en el s XVIII, sobre el texto de J. Bonllavl, y lo publIcó en Palma, 1749; por ser la versIón esp más conocida de los lulIstas no catalanes (reedItada en MadrId p.or 1!. Pelayo, Ovejero y L. Rlber), es la que s eguuDos en el pre..ente volumen, anotando, empero, sus prmcipales dIvergencias con el texto
(
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1::1 mOllte de Randa,
(grab~clo
de I5J5)
LIBRO DE EVAST y BLANQUERNA
SEI'lIOR DIOS GLORIOSO
uno en esencia y trinQ en personas: a hcnra y gl.oruJ, vuestra, con vuestra ,bendición, virtud y gracia, damos principio al libro de Evast, A 'lcmua y Blanquerna, su AAjO, el C'U41 lué hecho a fin de que Zos hombres traten de amaros, conoceros, recordaros y serviros como al su verdadero Dios, señor y criador de todas las cosas
PROLOGO En significación de las cinco llagas que en el á.rbol de a cruz recibió nuestTo señor Jesucristo para l'edimir a su pueblo de la servidumbre del demonio y del cautiverio en que estaba, queremos dividir este libro en cinco, en los cuales daremos doctrina y regla de vivir a cinco estados de personas, a quienes este libro será muy útil. El primero será del , estado del matrimonio; el segundo, del estado de religión; el tercero, del estado de prelacía; el cuarto, del estado de la Apostólica Señoría, que reside en el señor Papa y en los eminentísimos cardenales; el quinto, del estado de la vida eremitica. .
EMPIEZA EL LIBRO PRIMERO, QUE TRATA DEL ESTADO MATRIMONIAL
CAPITULO
1
DEL MATRIMONIO DE EVAST y
ALOMA
1. En una ciudad aconteció que cierto bizarro joven, hijo de un hidalgo, por muerte de su padre, quedó muy rico en bienes de fortuna y, por la buena educaoión, no con menos fondo de buenas costumbres. Llamábase éste Evast, mozo de lindo talle, bello y de noble corazón, muy bien adeudado, y tan capaz en letras y ciencias, que entendía bastantemente la Sagrada Escritura. Prendas tan relevantes fueron motivo eficaz para que muchos religiosos deseasen atraerle a su religión, como también algunos seglares ganarle así y emparentar con él por vía de casamiento. Tomando cuerpo estas pretensiones cada día, y vacilando en la elección, una noche sintió impulsos de tomar el estado de religión . para huir los deleites vanos del mundo. Pero acordándose tie los muchos bienes que su padre le había mandado, y viendo, por otra parte, que de solo él pendía la conservación de su casa y familia y la continuaoión de las crecidas limosna!! que hacía antes su padre, por todos estos motivos y porqué era cabeza de su linaje, inclinóse al matrimonio, con resolución de que, mientras estuviera casado, había de dar buen ejemplo y enseñanza a los demás casados. Deseó también tener hijos que fuesen buenos y siervos de Dios, a quienes dejase su hacienda mientras perseveraba con án,jmo de entrar a servir a Dios en alguna religión. 2. Habiendo ya deliberado y resuelto todo esto, encarg6 a los deudos de mayor confianza le buscasen en la ciudad para esposa una doncella noble, pues que en la nobleza de la sangre queda el corazón contra toda vileza ennoblecido. Quisola de cuerpo sano yen todas sus facciones bien fOl'wada, para que pudiese la naturaleza comunicar esta gallarda disposición a la prole. Mas, sobre todo, les en-cargó le bus,
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casen mujer humUde y bien morige!"ada, quien y cuyos parientes se tuviesen de su parentesco por muy contentos y honrados. 3. VIvía entonces en aquella ciudad una señora principal de loables costumbres y muy honrada, viuda de muchos años f la cual tenía una hija llamada Aloma, quien, según la fama pública, era doncella muy recatada y tan capaz, que regia. y llevaba todo el manejo y economía de su casa. Dábale la buena madre autoridad para ello, a fin de que a su tiempo, siendo casada, supiese regir y gobernar su casa. TeníaÑ!. ocupada para que la ociosidad no fuese ocasión de que la VÚliesen algunos locos y malos pensamientos, que pudieseJ\ inducirla a 1 cometer alguna liviandad o desenvoltura. 4. Las calidades que buscaba Evast en la que había de elegir para esposa adornaban todas a Aloma, por lo que los deuo.os y amigos estuvieron bien seguros de haberlas encontrado en ella cabalmente. Y, por divina disposición, fu~ celebrado eiltre los dos el casamiento. 5. COl'!"ió por toda la ciudad la voz del casamiento de Evast y Aloma, y fueron muchos los que desearon cumpllmentarlos en el día de su boda. Pero IDvast rehusó el cortejo para dar muestras de humildad al mundo, quien suele despreciarla en semejantes funciones, apreciando solamente la ostentación y soberbia. Vestidos, pues, entrambos con humil, des ropas, se encaminaron a la iglesia con poca comitiva, para significar su humildad y no turbar con el bullicio lo sagrado y respetable del santo sacrificio de la misa 2. Llevaron en su compañía algunas personas santas y devotas para que fuesen ae Dios más aceptas sus oraciones, y la oblación que ambos a dos le hacían de sus bienes y de sí mismo fues.e a su divina Majestad más agradable. , 6. Celebró la misa nupcial un santo sacerdote, a fin de que por su santidad se dignase Dios derramar su gracia y bendición sobre los recién casados. El mismo sacerdote les predicó y catequizó en el fin por el cual había ordenado el Señor el santo sacramento del matrimonio. Entre otros documentos, les dijo la forma de vida que debían guardar, la mutua obligación que en virtud de este sacramento contraían y la promesa que uno al ,otro había hecho, para que, con el exacto cumplimiento de sus obligaciones, fuera Dios servido y su gracia resplandeciera en ellos en presencia de ~d~.
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7. Todo aquel día de bodas fué día de oración y devoción para ellos y de gran fiesta para los pobres de Jesucl'Ís,to, los cuales alaban y bendicen a Dios cuando se les hace El texto catalán dIce .a vlls obres •• z • • lo sagrament de la IDlssa ••
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
limosna, representándose en ellos Jesucristo en aquellas bodas en que son llamados y extrañados los ricos, que, olvidados de la pasión del Salvador, malbaratan sus bienes temporales, obsequiando a los homb1-es llenos de vanidad como ellos mismos, sin atender la falta que hacen sus prodigali"dades a los pobres. 8. En aquel día los dos novios sirvierpn a los pobres; y en memol'ia de la humildad de nuestro Redentor lavaron y besaron los pies a trece de ellos, que vistieron también con nuevas vestiduras. Mandaron, asimismo, pregonar por toda la ciudad que todo mendigo que quisiese limosna pOI" amor de Dios acudiese a comer en aquellas bodas. 9. Los parientes y amigos de IDvast y Aloma sirvieron también en aquel dia a los pobres de Jesucl'isto. Después cada uno se fué a comer a su casa, para no usurpar a los pobres la comida, y los dos novios comieron juntos en la mesa de los trece mendigos. de haber comido, Evast se fué a un monasterio de religiosos, en donde perseveró en oración todo Qo restante de aquea día, y lo propio hizo Aloma en un monasterio de religiosas. A estos dos monasterios y a todos los demás de la ciudad hizo Evast abultada pitanza para solemnizar su boda. 10. Con mucha honra y decencia trataba Evast a su consorte, a fin de que se arraigase más en ella el amor y el temor, que son las prendas más apreciables en el corazón de la mujer. Dióle, asimismo, el mando y la economía de la casa, escogiendo para sí eje!'citarse en la mercancía, sUJetándose a este empleo para la manutención de su casa, S10 menoscabo de su hacienda, y para no vivir ocioso; respecto que por este vicio viene el hombre a ser pobre, soberbio y perezoso, y por la misma confiamza que ponen algunos ciudadanos en sus riquezas e hidalguía, van declinando en pobreza y dan en muchos vicios. 11. No vivía en casa de Evast criado alguno de traviesas costumbres, porque no sirviesen sus liviandades a Aloma de escándalo. Iban ent'l'ambos a misa cada día, y, en restituyéndose a casa, lo primero era repartir alguna limosna de los bienes que Dios les había encomendado, y despues cuidaban de la economía de su casa. Entre semana y en las fiestas lban gustosos a los sel'mones, y a algunas personas religiosas a oír la divina palabra y a tomar doctrina con que vilvieran en santidad de vida. 12. Reformábase sobremanem toda ~a ciudad por los ejemplares procederes de estos dos C3JSados, porque no sólo los del est·ado conyugal, sí también los del estado religioso quedaban edificados de su modo de vi!vir. Teníanles amor y , respeto todos los ciudadanos, y el crédito de sus vil'tudes era tan gl'ande, que todos, asi hombres como mujel'eB, encOIlltra-
UtlRO DE EVAST V BLANQUERNA. ,
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han en ellos consejo y faNOT Y en sus necesidades consuelo. 13. Largo tiempo vivieron sin recibir fruto de bendición estos casados. A'conteció un día que, considemndo Aloma la brevedad de la vida humana, aeol'dóse que el fin que había tenido entonces en tomar aquel estado h8Jbía sido tener hljOS siel'Vos de} Altísimo. Vistióse luego de melancólica tristeza su oorazón, y expli'casron su dolor con vivas iálgrimas sus ojos. Entró en un allDeno vergel de su casa y, arrodillada a la sombra de un frondoso árbol que junto a una regalada fuente .h abía, regaba con .lágrimass el suelo, rogando a Dios s se dignase por su piedad librar su corazón de aque'lla. pena, dámdo1e un hijo que fuera sierro suyo. • 14. AJl mismo ti·empo que con lágrimas y suspiros rogaba aJl Señor' oyera sus c1amores, entró Evast en el vergel, como solía, y, admirado de ver a su esposa tan llorosa, diJo: -¿'Qué es esto, Aloma; de qué lloráis, de qué os afligís y en qué puedo yo aliviar vuestra pena? Muc!ho extraño veros con tantas lágrimas y que vuestro semblante indique a mis ojos un ta1 quebl'anto, puesto que jamáis hasta ahora he conocido en vos señal alguna de tristeza, enfado o disgusto. Decidme, esposa, ¿ qué es esto? Pensaba yo saber todo el secreto de vuestro cor3i2lÓn; mas 8Jhol'a me parece que aflige vuestro pensamiento algún funesto objeto que no me habéis comunicado. 15. Consideró A!loma las paJl8Jbras de su eSi)O!O, y como su aJmor iba siempre acompañado de las cireunsopecciones del respeto, se corría de .ha:ber1e de descUbrir su corazón. Mas, deseando precaver el daño si Evast, su malrido, entraba en a}guna dudosa sospelta providencia su voluntad, le niega lo que •
• Sería más conforme al origmal decir' lJ'ogando al soberano Dios y Señor de cuanto eXIste •. ' . a Déu del cel e de la terra .•
• LLULL 164 OIlRAS LITERARIAS DE RAM UN --'----------_._----------" desea •. Este orden lleva Dios para dar a los mortaIes ocasión de grande moérito, por el cl!
CAPíTULO ' JI DEL NACIMIENTO Y BUENA EDUCACiÓN DE BLANQUERNA
1. En caridad, paciencia y humildad CO'lltinua vivian ambos consol'tes. .En los domingos y fiestas principales ilba Evast a los monasterios de religiosos a al,a,b ar 1 a Dios y a cantar con ellos los oficios divinos, y lo propio hacía Aloma en los monasterios de religiosas. Iban también a servir a los enfermos en los hospitales y a v,i sitar los pobres veTgonzantes, cuyas necesidades subvenían secretamente con limosna. Cuidaban, asimismo, de dar a los niños huérfanos oficio, por, TradUCido más fielmente:. le mega lo que desea, para que el hombre conozca su gran poder y querer, y tenga paCienCia, y rmda 'u voluntad a la divina» '.. e cantava e loava ab ells el seu creador .• •
LIBRO DE EVAST y BLANQUE~NA.
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que, llegando a mayor edad, no les fuese la pobreza ocasión de caer en algún pecado. 2. Mientras que se ejercitaban en estos y otros oficios de piedad, Dios, que es de todo bien y gracia el complemento, se aoordó de los buenos deseos de Aloma y de su paciencia y humildad, y dióle un hermosísimo hijo, que fué llamado Blanquerna.. Muy extraO'I'dinario fué el júbilo, alegría y contento que en este nacimiento tuvieron ambos consortes. Evast se encaminó a la iglesia a dar a Dios las gracias por el hijo recién nacido, rogándole le hioiera siervo suyo en toda su vida; y en expresión de su gozo dió a los pobres larga limosna. Recibió Blanquerna el sagrado bautismo 2, acogiéndole para padrinos personas de santa vida, pO'I' cuyos merecimientos enriqueciese más Dios al niño con los dones de su gracia. A petición de Evast, cantó misa solemne el que había sido ministro del sacro bautismo, que era un sacerdote muy ejemplar y virtuoso, pues no es razón que un tan gran sacramento, principio y senda de la vida eterna, sea administrado de quien se h~ce por sus pecados indigno. , 3. Tuvo Blanquerna pOT ama una mujer muy sana y robusta, para que se criase el niño más sano y robusto, pue3 por la mala leche quedan los niños enfermizos y desmedrados. Era también de v·i da recatada y muy honesta; y debería en gran manera precaverse en dar los niños a amas de salud quebrada, viciosas o de recia condición, de corrompida complexión o aliento. 4. Un año entoco estuvo el niño sin gustar otra cosa más que leche pura, pues por falta de robustez en la digestión no pueden los niños en aquel primer año digerir otra vianda, aunque sean papas de leche o de aceite u otra cosa semejante, que tal vez les hacen comer por fuerza; y de aquí Illace ser algunos niños sarnosos, bubosos y padecer tumores y úlceras, acarreándoseles los humo'l'es a la parte superiOl, lo que les gasta el cerebro y la vista, y engendrándose de aquí otras enfermedades y achaques. 5. Criado con toda diligencia fué el niño Blanquerna. Vestiale su madre de manera que en el invierno sintiera en ,
, •... al octavo día., según el origmal. EVldentement~ todo este capítulo, breve tratado de puencultura y pedagogía cnsnana, conttene notiCIas autobiográficas. Evocando el día en que fué engendrado a la VIda natural y a la· vida sobrenatural, dice Ramón Llull en el U ¡lbre de contemplacf6 (Mallorca, haCIa 1272) . «Coratjosament e devota vos clam merc~, S~nyer Déus, que vós beneescats mon pare e ma mare, per so car me engenraren, creents, en Vla de ventat, e prec-vos, Senyer, que vós donets la vostta gracia als padrins qUI m tengren a les tont!;, contessants per mI ventat; e prec-vos, Senyer, que beneescats lo capella qm m bateJa, e tots aquells qUI a m on baptisme toren ne hi ajudaren; car tots aquells qUl hi foren ne hl aJudaren, Senyer, foren occasló del entrament que JO fiu en vla ,"era. (ORL, II, 125). •
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algo el frío, Y- en el estío el calor, para que los elementos de que el "Cuerpo se compone concordasen bien con el tiempo en el cual tienen sus operaciones, para influir al cuerpo templada calidad y no se habituasen a subir a la parte superior los malos humores. De esta manera crió Aloma a su hijo hasta que pudo andar y jugar con los demás niños. No le prohibió cosa alguna de lo que la naturaleza apetece y requiere en aquella infantil edad, así es que hasta los ocho años le permitió vivir con libertad 3 y según el curso natural. 6. Cumplida esta edad, le aplicó su padre al estudio de las let!"as, y le hizo enseñar según los tratados del hbro de Doctrina pueril 4, en donde se previene que al principio debe el padre enseñar a su hijo en lengua materna, en la cual le ha de dar clara noticia de los artículos de nuest!"a santa fe, de los mandamientos del decálogo, de los sacramentos, de los pecados capitales y de las virtudes a ellos opuestas, y, en ñn, de todo lo demás, como en dicho libro se contiene. 7. Sucedió un día que Aloma, antes de partirse el niño al aula 5, le dió de almorzar carne asada, y, por si le venía gana en la escuela, le dió de resguardo un tama.ño flaón. Sabiéndolo Evast, reprendió ásperamente a su mujer, diciéndola que a los niños por la mañana se les había de dar un mendrugo de pan, y no más, porque o no se críen golosos o no pierdan la gana de comer en la mesa; pues el pan a secas no sabe tanto a los muchachos, que opriman y fuercen las operaciones de la naturaleza por la demasiada comida; y aun pan solo no se les debe dar sin que le pidan. 8. A todo género de viandas acostumbraron sus padres a Blanquerna, para que no se inclinara su naturaleza a unas más que a otras, y le vedaron el vino fuerte y generoso, y el muy aguado, y las salsas picantes, que destruyen el calor natural. Diéronle un pedagogo entendido, el cual cada día ' enseñábale a tener oración y oír misa con mucha quietud y devoción, y después le acompañaba a la escuela de música para que aprendiese a servi!" bien la misa cantada. 9. Tan capaz se hizo Blanquel'llIa, de la gramática, que entendía y hablaba el' latín con toda perfección. Después e6tudíó lógica, retórica y fii1osofía. natural, con que entendiese más fáci1menJte la medicina, para. saber conS'ervar con entera salud su cuer.po. Cursó la sa,grada teo1ogía ,p ara conocer, amar y serv'Ír más a oDios y diri'g ir a la eterna vida su aJma ;.
-_._s En el texto primitivo no se lee ~con libertad •. • LIbro del mIsmo Ramón Llul!, cuadro Ideal de la educaCIón, escn to en Mallorca cerca del año 1278 ' .. ans que anas a l'escola dematí., dice el texto catalán. a« lo qual tautost demati lo portava to'" jorns a I'esglésla e mostrava-II de pregar a Déu e d'oyr mlssa • , Las dlsclpltnas que en tiempos de Ramón Llul! se estudiaban eran las sIguIentes: gramáttca, es a saber, la de la lengua latIDa,
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10. Enterado que estuvo del Libro de los principios y grodos de la medicina 8, por donde alcanzó suficiente noticia paTa 'COIlSel1Var 118. S8Ilud, apli'cóle su padre a:l estudio de la teo1ogía expositiva 9, en que oía de conti'Iluo la Sagrada Escritura y aJ.gunas veces a las dificultades teológWas. 11. Mlitmrtras aprovech'alba en estas artes y ciencias, criábale su padre con amor y temor, vil'tudes con que debe educarse ~a genrte moza, ejercitándose en esta edad en ayunos, omciO'Iles, confesiones y limosnas; en b umildes en el hablar y vestir, y en acompañarse con buenos. Estas y otras cosas a este tenor enseñaba IDvast a su hijo, para que, cuando varón, fuese pO!' hábito y por naturaleza agradable a Dios y a los hombres, y que no se resistiese en recibir y hacerse a las costumbres convenientes a la buena. educación, que debe resplandecer principalmente en los nobles y personas de distinción.
CAPITULO
III
DE LA CUESTIÓN QUE PROPUSO EVAST A SU HIJO BLANQUERNA
1. Los rayos de la diV'ina luz des.pertaTOIl1 en ]!)v.ast ~a memoria de 'alquel tiempo en que deseó entrar eIJl religión. Para ejecutarlo quiso hacer primero experiencias en su hijo, de si sería o no capa:z de gQbe111~ll"se a. sí mismo y a su casa, según el gusto y agrado de Dios, con que pudiesen ambos consortes entrar en religión, dejando el mundo y todos sus menes témporales. Mlientras que Evast discu11'Ía esto, su hijo Blanquerna, que venia del ®ula, a:cababa de eDJtrar por casa. Era éste entonces de edad de dieciocho años, muy gentil, bien dispuesto y agraciado Y. sdbre todo, muy obediente a sus padres, mUCihaclho ,b ien criado y de buenas costumbres. 2. Ama¡b1e 'hijo---díjolle ENast ,ven i31quí -a ver cómo sueltas esta cuestión que voy a propO'Ilerte. En un castillo sito a la entrada de un dHaJta.do bosque, no muy lejos de acá, un • l6gica, ret6n<:a, filosofía natural, la que Ramón Llull dice medlcma y ahora diríamos higIene, y la CIenCIa de la teología, que hemos de creer no ¡ería SIDO la doctnna cnstiana De esta RatIO stlldloYl'tII háblase más extensamente en DoctrIna plJent (ORL, r, 130 ss ) • Obra del Doctor Ilummado, escnta en Mallorca cer ca del año 1274 En la, edl<:16n de MagunCia aparece mtltulada L,ber prltlC,piOTum medt"ll.ae. No pocos luh~tas se Indman a identificar dicho hbro <:on los Comen~a1/lents de M ed l cuta, méchto, del cual se conservan manus<:ntos ('n Mtlán y en Pal ma de Mallorca. • .de teologlan, dIce slInplemente el onginal
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cazador de arco y :flleeha fué a 'CaZar ciervos, ca:bras y otro venado, como solí·8J. .Alcontleció, pues, que, disparando una saeta, la clavó en un ciervo, al que, mal heri'
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vez, mu-
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que sucedería si, a más de al cazador el ciervo, satisficiese su precio y gananda al carnicero. Por lo cual es a justici'cll y razón con'Íorme que sólo el precio del venado sea del cazador . • 5. P,rosirguió FJvast: 'D ime, hijo, ¿ estalrá aeaso ea cazador obrigado a dar al' parador alguna parte del precio de~ ciervo? Dos maneras de derechos generales, padre y señor mio, hay en el mundo, de quienes se derivan los demás derechos especiales. El uno es según Dios, y el otro seglÍn el mundo. El primero, por ser regu'l ado y oroMado según Dios. COIWiene sea más deli&.do, suthl y de mayor conciencia que el segundo. Luego ,p or estas dos reglas sobzediohas podéis Úllferir y conocer que, según deredho más ndble y nece5ario, el cazador está. dbJiogado a darle ailgo !por su trabajo, conforme . caridad, concienci'a y helilnandad, y aun por ul'lbanidad y cortesía conJtra la aV3/l'icia, envidia e injuria. Mras porque el cazador, por su Ubre albedrío, pueda ganar el mérito de las virtudes al'lüJba mencionadas dando al otro pal'lte de'! precio del ciervo, queda¡ estaJblecid'O, por divina ordenación y deredho temporal, que por ninguna ley bumana esté obligado a dar 'parte alguna a1 ;pamdor del precio del ciel'Vo; y de lo contrario no reslJltarla la li:bertad que se requiere y concuerd'cll con el mérito, con da cual} puede el hombre adquirir dichas virtudes. N1i menos el dereaho temporal estu'Viera sujeto al eterno; y si esto fuera am, haJbría Dios injuriado al derecho más noble, para ensalzar a'l menos noble, lo que es grande inconveniente y muy opuesto a la razón. 6. AIún i·n stó FJvast diciendo: Vaya, hijo, dime: ¿comete acaso aJ1gU!Ila culpa grave 2 el cazador no dando al parador alguna cosa? -IDiferencia va, padre mío ;respondió BlanqueTna I entre culpa mortal y venial. Si el parador tuviem algún dereaho en llevar pal'lte del prec'¡o del ciervo, la ordenación de aquellas dos reglas seria, sin duda, contra Dios y justida, lo que es imposi'b le. Por cuya impos1bilidad podréis entender y saber que no ,p eca gl'lalVe'lllente el cazador dejando de dar algo al parador. Pero en no querer usar de cortesía ni caridad, COllIlO conV'Íene para modificar su codilCia 3, comete cul1pa oveniad., !pOr 1.¡¡¡ cua.l no merece condenadón eterna, sí sólo menos 'gJloria en el cielo'. 7. Estas y otras muchas cuestiones, que fuera prolijo referir, proponía FJvast a su hijo, quien a todas, respondía con cabal solu{!ión y eficaces razones. 8. Voiendo, pues, 8! su hijo Hustra~o con tan alta sablduria, y adornado de tatllta :pericia y buenas costumbres, tuvo de ello grande regocijo. Entróse en el oratorio de su casa, comet peccat». • c ... mortificar /la consciencia» • Hay en este pasaje un verdadero caso de moral Ca/lUbtlCa 2 ....
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en donde con Aloma solia retirarse para orar y oír misa todos los días, como también después de haber comido para dar a Dias las debidas gracias. Venerálbase en el altar ia imagen del glorioso apóstol San Andrés, en quien los dos consortes tenían puestas sus esperanzas para que les alcanzase del Señor su bendición y gI'aocia. 9. Arrodillado IDvast delante del altar, santiguándose primero, como solía, hizo esta breve oración: ·Señor Dios glorioso, que no olvidaste a tu siervo que tanto t~empo ha anhellado serviI'oo en la religión; bendito seas y bendítlll sea tu hllmHde y piadosa misericordia, que q~iso darme el cumplimiento de mis deseos en mi hija Bla.nquerna, que tanto tiem, po he suspi'r ado y deseado, para que, renunciando los bienes temporales, yo y mi esposa te pudiésemO'S contemplrur, amar y servir en el estado peI'lfeotísimo de religión, acordil!Ddonos de tu santa pasión y llorando nuestras culpas y pecados. Adoro, Señor, tu bondad, grandeza, poder, sabidurla, amor y tod·a5 l'a s demás perfecciOOles con que eres un Dios en esencia, Padre, Hoijo y Espíritu Santo. Bendito seas en ti mismo, en todas tus virtudes y 'honores, porque me diste un hijo tan sabio y de tan ,b uenas costumbres, a quien desde hoy puedo fiar el cuidado y mando de mi casa. A ti te 10 encomiendo, Señor, pues a eUa estoy obligado.
CAPíTULO
IV
DE LA CO'NTIENDA QUE HUBO' ENTRE EVAST y ALoMA
1. En gran cuidado entró Evast buscando modo para descubrir su ánimo a su e induciTla a entmr en religión, pues duda!ba muC'ho de su consentimiento. AIl otro día. oída da misa, y estando solos en el oratorio por ihalber ya salido los demás, ihalbló EV'aSIt a Moma, diciéndole así: Querida eSiposa mía, ¡por aa. graei8i de Dios, nuestro hijo Blanquerna está ddtado de gran s3ibiduria y de muy buenas costum bres y eda.n Z::l. Ya me parece se halla en edad en que Salbrá gobeTname a sí mismo, cuidar de nuestros bienes y de toda la casa. Ya es tiempo de buscarle esposa y de que nosotros, dejando este misera:ble mundo, nos retiremos 8J vivir en alguna religión más santalIDente; y así corno con nuestro modo de vi'Vir !hemos dado :hasta ahora luz y regaa a los que viven en matrimonio, tamIbién deseo que en adelante, por santidad de 'Vida, demos buen ejemplo a los que viven en religión. Para esto miro conveniente que desmembremos una porción de nuestros bienes tempomles, para repartirla por
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amor de Dios entre los pobres de Jesucristo, y que escojáis vos un monasterio de religiosa.s, el que mejor os pareciere, y yo, con vuestra li'cencia, entTaré en otro de re'ligiosos, lo que tanto he deseado. . Muy e~traña pareció a Moma la propuesta, y luego mudó de ~dlor, reoolando si en algo habría disgustado a su marido que le diese motivo de apartarse de ella. A1ntes de responder empezó a esta:r sus'p ensa y pensa:ti'Va, por lo que le dijo IDvast: --;AD.ama mía, ¿ por qué no respondéis? ¿ En qué pensáis mora? ¿ Hlalbéis oído Jo que os he dioho? iEsposo y señor respondió Aloma ,muy bien. Y de vuestras pala;bras imagino que quizá os habl'é dado algún disgusto que os dé motivo de apartaTos de mí; y, si así es, castigadme como os pareciere, mas no con dejarme ahora, a la fin de mis días, de vuestro amparo y conseJo. cuando más que n1¡llca nien segUi'a podéis estar, esposa ;reSipondió Evast , 3. que no me habéis dado jamás ni el menor disgusto; antes os digo que, desde aquel dia en que quiso Dios unirnos con el vínculo del santo matrimonio, ihe dado siempre gracias a su divina Majestad por ha:berme faIVorecido con vuestra amalb le compañía; pues entre los muohos favores que en este mundo está repartiendo a sus siervos en .AJltísimo, de que se le debieran dar siempre gracias repetidas, uno es' el logro de una fiel y buena compañera. No penséis, pues, !haberme en alguna manera disgustado en cuanto os he visto obrar, aJntes os pido perdón por si a'Caso he faltado o si a1go he obrado contra pa!reCer 'Y di'Ctamen. Mas estando nosotros al cabo de nuestros días, y siendo el estado religioso mucho más perfecto que el matrimonial, y delbiendo ~os morta.Jes a'CeTcarse siem'Pre más a Dios por ,b uenas dbras, cuanto les fuere posible, mientras ahora tenemos tiempo y ocasión oportuna para ello, os ruego que, asi como siempre me habéis obedecido, os d~gnéis también ahora condescender en que, dejando a nuestro hijo Blanquerna en la vida activa, entremos ambos en ia contemplativa, poniendo todo nuestro conato en ver cómo podremos, con la gracia de Dios, estar juntos en la gloria eternamente 'Y sin fin. 4. 'D ueño y señor mío respondió Aloma , con rubor y reverenda respande mi amor a vuestra propuesta. Sabe Dios que no CU'PO jamás en mí 'Pensamlento ni dictamen dejar de obedecer en nada a vuestros preceptos, ni que hubiese jamás entl'e mi volunltad y 'l a vuestra OposllOión alguna. Pero por cuanto el prindpio de nuestra sooiedad estuvo en el víncu10 del ma.trimonio, y eIl' prmdlpio en todo tiempo mira all fin 'COlInO su correla,ti'V'o, por esto soy de sentir de que vivamos amibos juntos hasta Ila fin y sólo la muerte nos separe. Y así haibéis de entender que no convengo en obrar contra el principio del estado primero en que Dios me cO'lQ1Có, consenró y
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guardó de faltar en algo. la fidelidad del me.trimo.niD. En todo. lo demás, mientras redunde a gloria y alabanza de Dios, podréis mandal'me, que obedeceré gustosa; pero. tanto como dejar e'l estado. en que Dio.S me ha. puesto., eso no. Ni vos, s3ilvandD vuestro. hDnDr, me debéls aoonsejar otro. estado. a que no tengo. tanta i'n clinación como. al en que al presente me haTID; pues sé que muchDS ho.mbres y m¡¡jeres, por faLta de devDción, meno.sprOC13m su estado. y le 8!bando.nan. Po.r aho.ra quisiera me dijeseis por qué más amáis el estado. de relIgión que el det matrimDniD que tenéis. 5. Mucho. Slento., esposa mía, vuestra respuesta dijo. Evast , aunque pienso. me decís esto. para enseñar que CDn resignarDs a mi voluntad me hacéis mayo.r obsequio, y queréis daMle a entender que CDn repugnancia dejáis este estado, y pDr mi respete oomáis el de religión, ,pol'que os quede yo. más deudDr y obligado.; pero. en VaJIlO buscáis medios con que tenerme más grato, porque estoy sObre manem co.ntento. y satisfecho. 'de vos y de vuestro. entrañable cariño.; apHquemo.s sobre todo. nu~stro. conaJto. en gana:r amDr y mérito. para CDn DiDS, a cuyo. tri'bunall hemos de venir todos. Según sé vuestra santa vida y mis muchDs deSlices, más gustDsa pasaréis VDS al estado religioso. que no. yo. . 6. Cuando Aloma entendió que su esposo creía que ella se excusaba de cDnsentir !II la propuesta s610 para probar su amDr y ganarle más el agrado., se l'e llenaro.n de lágrimas lDS o.Jo.s y, entre SOllo.ZOS y suspirDs, le dijo.: mío., sólo. Dio.s sabe los .pensamientos del -hombre. de entender que en mi vida no tuvo. jamás lIlli co.razón tanta penal como aho.ra, que cDntrasta CDn vuestra vDluntad; pDrque, viendo que mi fidedidad y amDr que siempre o.s he tenido, ahDra no. se rinde a vuestro querer, se o.prime con tal fuerza¡ mi co.razón, que salt.f!n las lágrimas a 10.5 DjDS, quienes sólo. de miraros qu~;ia.n cDrrido.s; y mi con'cienda can difilculrtad me hace pensar sea ralta aquello. mismo. en que no. puede halberla. Os hago. saJJeq-, pues, que o.s respondo seriamelll,t e según mi amDr y.estaldo.. Mi amo.r me da pena no. obedeciendo. a vuestro.s intentDs y me hace abDrrecer ~a sepall"adón que habría entre lo.s do.s en caso. de entrar en religi6n. IntDleral)J.e fuera para mí vuestra ausencÍ'3., pDrque mi amor apetece vuestra sociedad en to.do. tiempo., ni puede consentir mi vista en carecer de vueSltra 'Presencia. Sin dud.l siento. mudhD no poder cumplir aquello. en que vuestro deseo. 'tendría su complacendal, y mi a.fectD su despecho. y desoofiosuelo. 7. --\Mucho. me gusta, esposa, vuestro. 3mol'OSO razonamiento--u"espondió Evast . Y sé muy bien que es vo.luntad de Dios que ame el hombre a su buena mujer. Todos estos motivos y o.tros muchos a mi coraz6n estímulo.s de do.lor habiéndome de apa,r tar de vos. Vuestra llena
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de júbilo el cauce de mi pecho; vuestra honestidad y buenas costumbres abultan mu~ho más mi regocijo. Ni puedo disimuI'a rlo oyendo a muchos que alaban vuestros procederes, pues entonces sin querer se asoma el júbilo en mi semblanJte. Pero 'me conw.ene ama'r más a Dios, mi Criador y Saslvador, que no a vos ni a cualquiera otra criatura; y porque sacrificar y reci'bir su sacratísimo y glorioso cuerpo, por esto la valentía de mi ardentísimo deseo borra de I~ memoria los tra)bajos que padeceré ausente de vuestra amada compañía. Siento en el alma daros ocasión de pena y tristeza, pero el amor alienlta al corazón a sufrir muohos trabaJos y ha<:e despreciar lo huma.no por 1'0 dilVino. RU'égoos, pues, que p8ll'a amar y servir III Dios nos alentemos a sufrir valerosamente los tra:bajos que hasn de resul,tar de mi separa~ón y la vuestra. 18. Verdad es, señor mio-idijo Moma ,que el celebrar y satrificar el sagrado cuerpo de nuestro Señor Jesucristo es el más noble y más provedhoso mi-n1sterio que haIYa en este mundo; mas no por eso es lícito al hombre al\legarse a talll alta digni'd'a.'d sin ordenación y disposi'Ción, ni hru de' ser 'con daño de tercero, a quien tal vez el' enfado podría ser ocasión de algún pecado. No todos los hombres son dig>nos, ni alguno debe ,p resumir serlo de tan aMo y glorioso miniSlterio. Si ,tanto, pues, deseáis ser eclesiásti'co y celebrar, suplid la ejecución con anda'r cada día a la ig.lesia de los religiOSOS, y a'llá ~es ayudaréis a misa, cantaréis con ellos 1'os salmos, las lecciones, los responsorios y las 8JIltífonas, y asistiréis a la misa solemne, como hasta. aquí lo habéis hecho. Y, sobre todo, que arda en vuestro coralZón el deseo del sacerdocio, muy enhoralbuena; pero 1 no os tengáis por digno de tan alta di,gnídad, que en verdad no lo sois; pues Dios oS' puso en el estado del matrimonio, en que no le podéis reci'bi'r. Yo todos los días me dré al monasterio de aas monjas, como a:costumbré, y las aJYUdaré 2 a cantar y a responder a la misa. Hagamos cuanto ipOdamos, mas no salgamos del estado en que somos, pues Dios en él nos ha puesto. 9. --Cansado y enfadado estoy, Moma dijo Evast , de poseer y contratar los bienes temporales, porque estorban mis ora'CÍones; y mi ánimo es renunciar las delicias de la carne y et¡.'Íregallme tan del todo a la oración, que nada haya en mi corazón 'y pensamiento sino Dios. Yo deseo haoor penitencia y dar satisfaoción de mis culpas y de los excesos que hice comi'Elndo, belbiendo, vistiendo, ca1zando y usando de bl8JIlda , c.. mas que no us ne tlllgau per dIgne, car no u sou, en quant Déus no u~ ha posat en estament que u pogueu ésser, estant ja v6s pnmer en orde de matrimoni.. '.. e ajudar les he a cantar e a respondre a la missa e a la honor del sanct sacrificl del altar .•
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cama y de otras muehas cosas en que he fa1tado. Late ta.mbién en mi ,p echo un fervoroso deseo de ,predi'Car la pailabra de Dios y la pasión de su Hijo nuestro Señor. Y como e~ estado religioso es para esto y para otras muohas cosas más a pro, pósito que el maltrimonial, quisiera por esto dejar el mundo y el estado que tengo y virvir en el de los felices religiosos que hacen penitencia. y todo lo sobredioho. Si vos me quitáis tanias diC'has como puedo alcanzar en la religión, enemiga sereis de los auges de mi gloria. 10. . dió .Mo"'lmna " si ,p ara servir mejor a Dios queréis renunciar a:l mundo, y vuestros bienes a Blalllquerna, y convenís en que nos quedemos juntos, soy cantentao EaI este oratorio podremos adorar, a:l'a 'bar y suplicar al Señor sin ..curdado de bienes tempornles, ni aun del sustento corporal, que nuestro hijo Blanquerna¡ cuidará exaota;mente de todo. No hay necesidad de mudar estado: si buscáis vida penitente y austera, más apta es para esto vuestra misma casa, que no la .religión, pOl'que más secretal será en el estado d.el matrimonio. Si queréis que para esto pasemos a un desierto o a un monte, pronta estoy, que cuanto más austera será nuesnra vida para servir al Rey de ~1Il gloria, mayor será el júbilo de mi alma. V:irvamos castos, sin gozar aun, de 1'0 que pe1'llúte el tálamo conyugal. PredÍlCareis a todos los casados con vuestro buen eje1D!plo y alentM'éis a los religiosos en la persevera:ncia de su vocadón. Hialced de mí lo que os parezca mientras no desdiga al sacvalIDe:Jllto del' matrimonio. 11. Gr8.'llde virtud es, esposa dijo Evast ,vivir en obedienda. y sujetar al albedrío de otro, amor de Dios, ~a vo'luniad. tVirtud grande rePlicó ser l!UO dueño de su propia valunJt:ad, rilg iéndola como debe, y ésta mejor la conoce cada cual en sí mismo que no en otro. 12. Gmnlde mérilto aresora respondió Evast quien, dejándolo todo por Dios, se entrega todo a servirle. -Mérito grande gmnjea replicó Aloma quien vieriencia de si es capaz de administrarla. Por esto tengo por más acertado que hagamos en cas~ la penitem:ia que queréis; y, si os parece conveniente salirnos de eUa, -convengo, pero con tal que Ínstrll'Ya:IDos primero a nuestro hijo cómo pueda y sepa gobernarse a sí mismo y a .Jos bienes dOlIDlésticos, pam que se conserven para los po'bres, los cuales haillan cada día en nuestra limosna su sustento. ,
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13. -,Muchas razones fuertes y verdaderaS os he propuest
• • ' .. l'altre dla demad, aprés de missa» • ... . per a sostenu: la nostra VIda dementre que a Déu placi.a que • vIscam.»
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16. Grande gozo tU'Vo Aloma de esta resolución, y aiaJbó al Señor, que le había inclinado a su di'Otamen. Respondi61e, pues, que eSlta:ba .p ronta en cumplir cuanto le había prometido. Aipro'bó lo de Iharer pen~tencla secretamente en casa y el escl'ibir la regla a que entram'bos se oljIigasen.
CAPíTULO
V
CÓMO EvAST y ALOMA DETERMINARON DAR EL MANDO DE LA CASA A SU HIJO BLANQUERNA •
1. Al otro día, oída la misa, Evast y Aloma lla.maron a Blanquerna 1 en el oratorio, en cuyo altar estaba la santa cruz, y habl6le el padre en esta forma: Amable hijo: mucho conviene el que tengamos presente el principio de donde procedemos, y el fin para que fuimos criados, y adónde vamos a parar, y que reconozcamos el favor que hemos recibido de Dios. Lleg6se ya el tiempo en que yo y tu madre debemos menospreciar este mundo y renunciar los bienes temporales. Por nuestra ancianidad y flaqueza, barruntamos estarse ya muy cercana nuest'ra muerte. Tiempo es de emprender una vida recoleta y de gastar nuestros pocos días en llorar nuestras culpas en oración y penitencia. Por esto, amado hijo, desde hoy te nombramos heredero universal de nuestros ¡b ienes temporales, y en nuestras oraciones y bue· nas obras que haremos, te acogemos en parte. En adelante serás el dueño de nuestra hacienda y casa; procura gobernarla de manera que no perezca el bien que de ella sale, ni nos falte el congruo corporal sustento, y que los hijos que tengas puedan ser criados con ella de modo que sean a~a· dables a Dios. . 2. Dichas estas y semejantes palabras, tO"m6 su sello y Aloma las llaves de la casa, para entregárselo. Mas Blanquerna, sin quererlo aceptar 2, di6 en llanto. Dobló los ojos .hacia el alta.r y, viendo la santa cruz, se acordó luego de la pasión del Redentor y que él y sus discípulos, renun<:iando los bienes de la tierra, habían sido pobres. Después de haber gastado largo rato en este pensamiento, dijo: 3. --señor padre, grande es la honra que vos y mi señora madre queréis hacerme y grande la confianza que te, Dfgase más fielmente:« llamaron a Blanquerna al pIe del altar en donde estaoo 1¡L !'anta cruz» > En el onginal : LI.'1as Blanquerna no aceptó lo que Evast y Aloma querlan -entregarle, y comen76 a con<;lderar y a mIrar la cruz y se acordó ..•
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néis de mí, pues queréis recomendarme tantos bienes sin examen previo de mi caridad, fidelidad, justicia y demás virtudes . .Qios· os lo pague; mas sabed que no quiero meter jamás en mi corazón riquezas ni deleites mundanos, ni mi afecto desea cosa fuera de solo Dios, quien me ha criado para que fuera su tabernáculo. Grande injuria fuera ech,a rle de donde quiere morar y quedaría mi corazón ofendido si le apartaba de Dios. \ 4. Sobremanera atónitos quedaron ambos de las palltbras del hijo, a quien su padre respondió: Pues ¿ cuáles son tus designios, hijo mío? ¿ Qué quieres decir con eso 1 Pasmado estoy de lo que dices, y te ruego no disimules a tu padre tus intentos. Señor y padre mío respondió Blanquerna ,la divina luz estimula mi alma a memorar, entender y amar la pobreza y la vida eremitica y a renunciar la escasez y poquedad de este mundo miserable. Sin ésta podré más perfectamente amar y contemplar al Hijo de Dios vivo, que vino al mundo a vestirse de nuestra carne para redimirnos Y' padeció acerbísima pasión y muerte, como aquella cruz me lo representa a la vista. Esta dolorosa memoria me estimula a seguir las pisadas de Elías, de San Juan Bautista y de los demás Santos Padres del yermo, quienes, para hulr las vanidades del mundo :y vencer las asechanzas del enemigo y las rebeldías de la carne, hicieron vida austera y penitente en los páramos y montes, sin que nada les estorbara la contemplación del Señor de las alturas, único principio y fin de todos los bienes. 5. Hijo mio d·i jo Evast-, contentísimo estoy de los , devotos deseos de tu corazón. No pocas veces dudé en pedIr hijos a Dios, temiendo no fueran malos y transgresores de sus divinos preceptos; mas ahora aC8!bo de conocer que fueron santos los "deseos de tu madre y las muchas plegarias que hizo al cielo para haberte. En atenciórr, pues, que deseas servir a Dios, en ninguna manera reprendo tus designios, pero, habiendo de recompensar los favores que de tus padres recibiste, debes quedarte en el mundo hasta que hayan muerto. Después podrás cllmpl·i r la devoeión que tienes 3. 6. --señor padre respondió Blanquerna , bien cono?:co el bened'icio natural que recibí de vos y de mi madre .. y sé que me habéis criado oon desvelo, mas a todo esto excede el beneficio que de Dios he recibido G. Considero los mu('tlO:> pUIS en avant pots comphr In devoció e la voluntal que co en tu per la divmal VIrtud .• • •. e de maJona Aloma •. • c):ras sobre tot benefici és aquel! que he reebut de Déu, e 1" final ra6 per qu~ ISOm en lo m6n és per conexer, amar, loar e contemplar Déu. E car estar en lo m6n és penll, majorment ahorne jove, per aeo vull fUglT al m6n • I
riesgos que el vivir en el mundo acarrea, particularmente en los mozos; por esto quiero escapar sus lazos volando al desierto a servir a. Dios, quien será mi padre y mi maestro. Por su amor renuncio honras, riquezas y toda la gloria mundana, pues sé que teniéndole a él, nada me ha de faltar; y a faltarme este infinito bien, ¿ quién podría suplir la falta del que mi alma ha deseado, y con tantas ansias desea? 7. Ama.ble hijo dijo Evast , si tú no obedeces a mis rüegos, injuria haces a tus padres y a los pobres de Jesuc'l"isto, que sacan de esta casa tanta limosna, la cual queda acabada si te ausentas de nosotros; y serás responsable delante de Dios si tus padres, por falta de administrador, han de dejar de hacer la penitencia que desean. Y, en fin, tú serás causa de los trabajos que en nuestra ancianidad nos aguardan. Y siendo la culpa y la injuria tan aborrecida de Dios, según leyes de justioia y caridad, no puedes permitir que perezcan los bienes domésticos, ni debes ser ocasión de nuestros trabajos, ni óbice del bien que resultará de nuestr-.. penitencia. . Señor replicó Blanquerna , quiere Dios que c-l 8. hombre trabaje en su servicio hasta la muerte. Según me parece de vuestra edad, vos y mi santa madre 6 todavía podéis trabajar cuida.ndo de los bienes de casa y haciendo de ellos limosna. Cuantos más contrarios serán vuestros días a los trabajos que en servício de Dios padeceréis, tanto mayor será vuestro mérito. Perseverando, pues, en el estad'l que tenéis, no desconfiéis de la divina protección, ni Sigáis el rumbo de muchos, que renuncian los bienes del mundo sólo a fin del descanso, lo que es peligroso para sí y para otros que toman su ejemplo. En vuestra decrépita ancianidad, estando vuestras fuerzas caídas, encomendaréis, IIÍ, vuestros bienes a persona fiel, que haga de ellos el bien que acostumbráis, repartiéndolos a los pobres, a quienes se deben 7. Y así, señor, os ruego no seáis vos la rémora de mi • • _ ma dona Aloma. , Las palabras .a qUienes se deben. no 6e leen en el onglOal, pero lOterpretan fielmente el pensamIento del Maestro, qUien, reIteradas veces, dIce en el Búmquerna que los bIenes ~;uperfluos de los ncos 60n patnmoDlo de los pobres (cap_ ~, nn. 3-5, cap 70, nI, cap 76, n. 7). NI tan sólo en el BlanquenUl. En el Lllbn de Santa Maria, para no cItar SIDO otro hbro luhano, escnblrá Ramón Llull palabras tan duras como las sIgUientes.: .E encara us prec, reyna, que v6s deIs béns temporals fa~ats fer almoyna a aquells qUI són ncs, e, SI no la volen fer, per ma fe I tollets-los lurs nque~es e donalats-les a altres qUl.u facen almoyna; car no és raó que ells tenguen aquelles nqueses empatxades e majorment en aquells qUI són r1C~ d 'almoynes; car les almoynes vós, reyna, sots tenguda que les guardets e les salvets als pobres de qUI s6n, e a aquells qUl sots umbra e confian~a de vós les han donades, sots tenguda a ra6, e ra6 de natura és e ho consent, que VÓ'jo salvets la comanda que a v6s
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felicidad y deseo y no me expongáis a l'iesgo por cosas corruptibles y transitorias, ni reprendáis lo que de'b ierais alabar, ni se entristezca vuestro corazón de lo que debiera alegrarse. 9. Prueba primero dijo IDvast el hacer penitencia y vida austera entre nosotros, antes de partirte al yermo a hacerla. Tantea si tienes valor para permanecer en la austeridad de vida a que tu devoción te inclina, pues empresa grande es la que intentas, y no debes abalanzarte a ella sin tener en ti mismo alguna experiencia. Sabe que no pocas veces acontece que el hombre con facilidad emprende la aus· teridad y el rigor antes de experimentar su molestia, pero después, sintiendo su peso con fast·idio, le aborrece, yechando la carga, vuelve a las comodidades del cuerpo y a sus primeras delicias. Entonces es ultrajada y mofada su inconstancia; por lo que, amable hijo, DO seas fácil en tus fervores, refrena tus deseos y entiende lo que te digo. 10. Señor padre respondió Blanquerna ,ensayar!le uno en sufrir trabajos y en hacer austera vida, no es más que meterse en una duda nacida de poca devoción y amor, porque la devoción aliv,i a el peso, yel amor suaviza las amarguras. Cuanto más recios son los trabajos y rigores de la vida, tanto más noble y más grande es la devoción y el amero y lo son, asimismo, la paciencia y las demás virtudes; y, así, discurro que sólo será trabajo para mi alma el no ser mayor el tra!bajo y la austeridad de vida. 11. Otras muchas razones le propuso Evast para echar de su corazón sus propósitos; pero cuanto más le rogaba y 'argüía, con tanto mayor tesón y réplicas le veía. Acabó, en fin, temiendo no ofendiera a Dios y que no estuviese Blanquerna inflamado del divino amor para seguiT su vocación. Después del padre entró la madre, quien con sentimiento y lágrimas dijo al hijo estas palabras: 12. Amable hijo, hallándoos en el eremitorio, ¿ qué comeréis? Y, roto este vestido, ¿ qué vestiréis? Y si enfeTmáis, ¿ quién cuidará de vos? j Oh hijo mío, dulce y muy amado! 8, ten lástima de tu cuerpo, que yo crié con tanta delicadeza; ten compasión de Evast, tu pobre padre, y de mí, pOTque en tu ausencia y en los recelos de tu muerte y trabajos tendremos multiplicadas penas, cuando esperábamos de ti el consuelo y la asistencia a la fin de nuestros días. Ahora que habías de ser nuestra alegria y queríamos darte han comanada. Mas que vÓ$, reyna, soffirats que sien tants h6mens luxunosos, ergullosos, avars, vanagloriosos, e grans menJadors e bevedors, plens de males costumes, e que ells posseesquen los béns deis pobres qui moren de fam, set, nuedat, fret, e tot dla cnden per amor.de nostra Dona: almoyna I almoyna l. (ORL, X, 207). • .Eell flli» , léese solamente en el texto catalán.
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esposa hermosa, buena, noble y rica, ¿ ahora quieres dejarnos y entregar tu cuerpo a padecer una muerte sin culpa?, pues no has cometido aún tan graves pecados que debas hacer tan rígida penitencia, afligiendo a tu cuerpo y a nosotros, que jamás te hicimos inju'l'ia ni agravio. Otras muchas razones le dijo, y todas con tantas lágrimas, que las movió a Evast y Blanquerna. Largo rato lloraron los tl'eg antes de responder el hijo a los reparos de la madre. 13. Después que hubo pagado la naturaleza a la parte sensitiva el tributo de las lágllimas, no quedaron en Blanquerna amortiguados los impulsos de su vocación, ni tarti6 la fortaleza en alenta'l' su corazón contra los desmayos del sentimiento. Esforzado, pues, con el auxilio de la gracia, rel:!pondió: Madre mía, el amor predominante en mi voluntad me 'hace inobediente a la vuestra, que siempre en verdad amé y finamente amo 9. Hijo vuestro soy; de vos y de mi padre E'vast recilbí el ser que tengo; criado me habéis con' todo el desvelo posible; dueño queréis hacerme de cuanto poseéis y queréis sujetaros a mi dominio; mas ni puedo selviros en el mundo ni alegraros con mi presencia; entristeceros conviene con mi ausencia. Ya sé que no puedo satisfacer lo mucho que por mí habéis hecho, ni el cariño que me tenéis; mas yo no soy mío, sino de otro que me ha tomado y prendido. Si yo fuera mío, a vosotros me diera para acataros siempre y serviros; pero si Dios me ha prendido, y me arranca de 'Vosotros, y me 3ip3irta de las deiicias del mundo; si me obliga a v·i vir solo en selvas y dilatados bosques, entre fieras y bestias, y en parajes en donde faltan viandas, vestidos y sociedad humana y otras cosas muchas necesarias a la vida del hombre, Dios, que da de comer, beber y vestir a las bestias y aves de aquellos páramos, y los conserva con salud, provee! á mi cuerpo de todo lo necesarlO para sustento de la vida, de donde podrá mi alma contemtpla!l' sus perfecciones y su gtloria. Y si acaso mi cuerpo, vencido de la necesidad, falleciere, habrá el Señor dispuesto de lo suyo y mi alma habrá usado de esperanza, caridad y fortaleza en vez de su Criador y de los trabajos del cuerpo, y la utilidad del alma será tanta, que los trabajos corporales en tal caso deben reputarse en nada, ni deben llamarse penosos. Toda mi vida rogare a Dios por 'Vosotros, y si acaso Dios, por algún mérito, quisiera premiarme Con algún favor, le rogaré lo haga a vosotros. Perdonad, que no puedo obedeceros, y siendo ocasión de vuestra pena, en gracia os pido me olv,idéis, para que no os dé más trabajo. Dadme vuestra bendición, que quiero partirme adonde puso Dios mis deseo". • Dígase más fielmente' « que hace mobtodiente a la vt1e stra que tanto y tan entrañablemente me ha amado .•
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14. Dichas estas y otras palabras, hincóse Blanquerna de rodillas y pidió a sus padres la bendición para partirse 1". ¿ Cómo, hijo, ya te despides? dijo Aloma. Dilectísima madre• mía respondió Blanquerna ,Tesuelto estoy de partirme desde luego, con vuestra licencia 11, a los páramos a.donde Dios y la fortuna me condujesen; dadme para ello vuestra bendición y no retardéis mi viaje, porque cuanto más tardare, tantq, más se aumentará nuestra pena, y la dIlación de mis deseos atormentará más mi corazón. 15. Hijo mío querido Idijo Aloma ,quédate por lo menos este día y esta noche, que no hay razón para tan arrebatada marcha. Gastemos este poco tiempo en llantos, amor y senrt'imiento de tu despedida, y mañ-ana, oída misa, tu padre y yo te daremos nuestra bendición y licencia por toda nuestra vida. Quiera Dios que en el cielo nos juntemos y nos conozcamos; y si ahora es tu ausencia para nosotros tan sentida, séanos tu amada presencia alegre por eternidades en la glOTia. o o
CAPíTULO
VI
DE CÓMO TENTÓ A BLANQUERNA UNA DONCELLA POR NOMBRE CANA
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1. Concluído que hubo Aloma su razonamiento, salió del oratorio y fuése a casa. de una señora v·i uda muy íntima amiga suya 1, llamada Anastasia. que se dIce casi a contlnuaclón: .En gran aml5tat era Aloma amb Nasta51a e amb Natana 5a filia .• Se ve que el traductor leyó mal el manuscnto, y, confundiendo la t ct>n una e, y tomando la 6í1aba na por a-rtículo .p ersonal, convIrtIó el ongmal Natana. en Cana. •• «. <
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réis; que, si en algo os podemos valer, os serviremos de gusto y con empeño, mientras de ello no resulte infamia o murmuración. Contóle Aloma lo que había pasado entre ella, Evast y Blanquerna; cómo éste no había quel'ido obedecer sus ruegos y estaba en ánimo de partirse 2 al desierto, al otro día, para hacer penitencia hasta la muerte, El favor que os pido, señora prosiguió ,es que Cana hable a Blanquerna y que mañosamente le haga olvidar esta quimera, y que le incline al matrimonio y a que sea su marido. Nosotros les haremos donación de cuanto tenemos y, desde luego, serán suyos nuestros bienes. 3. Acordaron ambas que Aloma, el mismo día desput:s de comer, llevase consigo a Blanquerna, a quien dejarían solo con Cana, para que tratasen de amores, de manera que entendiera él que Cana le quería para esposo y que este deseo tenía en su corazón hondas raíces. Por este medio pensaron torcer a Blanquerna la inclinación s. Concertada la trampa, fuése Aloma algo consolada a casa, en donde halló a Evast y a Blanquerna llorartdo en el oratorio la vecina despedida. ---'Tiempo es de comer dijo Aloma ; salid y comamos, que os sobrará tiempo para lágrimas. 4. Muchos platos les sirvieron en la mesa; pero poco comieron. Acabada la comida, tomó Aloma su manto y dijo a Blanquerna la acompañase a casa de una amiga suya, con quien había de tratar cierto negocio . .Aicompañóla a casa de Anastasia, a quien encontraron sola con su hija, ricamente vestida, a más de ser extremada su natural hermosu!"a. Díjola Aloma que hiciese compañía a su hijo, al tiempo que ella hablaría con su madre. Quedaron ambos en la pieza a solas, y Aloma y Anastasia entraron a hrublar en otro cuarto más retirado. 5. Mientras estaban sentados lado por lado y Blanquerna pensaba en ejecutar su viaje, empezó la doncella a explicarse así: Tiempo ha, señor Blanquerna, que deseo descubr,i ros mi corazón, y por la inclinación particular que es tengo, gusltara sobremanera de ser espos3J vuestra. La violencia del amor con que os amo me obliga a deciros estas palabras. Vuestro nacimiento y riquezas os hacen, sin duda. merecedor de más noble y rica esposa; mas el cordial afecto que os tengo y la buena intención que llevo de que seáis mi esposo, han de valerme con vos, pues no hay algún siniestro o desordenado fin en esta mi pretensión, y ojalá se cumplieran mis deseos, para lograr-el tener hijos que sean buenos siervos de Dios y que se os asemejen en la santa vida que hacéis por la gracia del Señor y por la buena educación y • •.. que 10 sen t de ma dema tí » e IDdu¡r-}o-¡en a or de de mat rimoru .•
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ejemplo de vuestros padres, quienes son los más santos y virtuosos que hay en esta ciudad. 6. Bella Y hermosa era Cana, y con mucha discreción y muestras de grande amor dijo estas y otras palabras a Blariquerna, quien no por eso olvidó ni apartó de su corazón su santo propósito, ni el fuego del divino espir.itu que habla inflamado su corazón tard6 en socorrerle. Habiendo, pues, considerado un rato las palabras de Cana, dijo: Aquel Rey de los reyes, consuelo y esperanza de todos los pecadores, que no olvida las necesidades de sus siervos, adoro y bendigo, porque su divina virtud me favorece contra las tentaciones que desde hoy empiezan a embestirme. Vístese de júbilo mi corazón en el principio de esta guerra, y la fuerza que siento en resistirme ahora, me hace esperar que la tendré en adelante. Mucho en esta forUla alabó y bendijo Blanquerna a Dios antes de responder a la propuesta tIe Cana. 7. V4endo ésta que Blanquerna, sin responderle, alegre ¿ Cómo, bendecia a Dios, no sin algún sobresalto, le dijo: señor, no respondéis a lllÍs palabras? ¿ Qué es lo que decís, que excita a tanto gozo vuestro espíritu? -Con las luces de su gracia respondiÓ Blanquerna ha iluminado mi curazón el Espíritu Santo, para desear la vida eremítica, en que tenga en mi corazón a Dios sólo. Sabed, señora, que al explicar vuestros afectos, el deleite sensual empezó a batir mi alma, tanto por la fragilidad natural como por astucIa de enemigo. Mas ésta luego se puso en presencia de su amante, y la div·ina luz la ilustró con su amor; de donde conozco que no olvida Dios a su siervo, antes me esfuerza tanto para despreciar vuestra propuesta, que me admiro que en una señolil. como vos haya cabido pensamiento tan extraño como es el que deje yo el amor del soberano Dios por el vuestro. Tal cual vez dudé si tendría valor para resistir a las tentaciones que en el desierto me esperan; mas ahora bien entiendo que Dios me ayudará, y no temo, como antes solía, vengan tentaciones, pues el vencim·i ento que logro ahora en el principio me anima. a despreciarlas todas. 8. A!dmirada la doncella de la santidad y ánimo constante del joven, le dijo: ¿Cómo no 'l'espondéis, amigo, ti mis preguntas? Si queréis hablarme de Dios respondió Blanquerna ,o darme doct'l'ina como le pueda más amar, honrar y serv·i r, muy agradables me serán vuestras palabras: mas no me entretengáis con estas vanidades y dejadme discurri'l' mi viaje mientras que tarda mi madre en des. pedirse de la vuestra. 9. ¿Cómo podréis dijo Cana soportar hasta la muerte vida tan austera en las selvas y cómo se os hace tan fácil aguantar lo que tall vez no podréis sufrir? ¡:, Quién alÓ
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O BRA S LITERARIAS DE RAMON LLULL
valor-respondió Blanquerna---1PM'a sufrir tr3Jbajos y tormentos a Santa Catalina, a Santa IDulaHa, a Santa Margarit>J y otras VÍvgenes y m:ártir'es, que por mo.r de mi amado Señor JesucI'i~o fueron a'tormenlj;adas, coLgadas, quemadas y muertas? ¿ Y si aqu~llas dOIl!celllas mozas, tiernas, y mujeres frágiles, con la gracia de Dios, padecieron tanto y aun deseaban .padecer más, yo, que soy hombre, no sabré tolerar en el eremitorio hambre, sed, frío, ca'l or y miedo por amor de Dios? ¿ Y no será en mí virtud, sin comparación mayor, confiar en la providencia divina en el desierto, que si en esta ciudad pusiese mis espeoranzas en la asistencia a mis padres y e:1 las riquezas de este mundo? 10. -Muchas veces acontece--dijo Cana-que, hallándose el hombre entre sus parientes y amigos, se resuelve animoso a emprender alguna grande obra o hazaña por donde pueda ganar aplauso y premio; pero cuando después siente el trabajo, desmaya y retrocede de la einpresa que pensaba llevaor a cabo. Así, cuando vos en el desierto experimentareis el rigoor de vida y lo extraño y ruin de las viandas, os arrepentiréis de haber dejado a vuestros padres, parientes y. amigos, y, hallándoos sólo entre fieras, mudaréis de parecer, temeréis lo que ahoora no teméis. 11. -Señora. respondió Blanquerna-, yo voy a ' los bosques a contemplar a mi Señor Jesucristo y a su gloriosa Madre la Virgen María. Llevo por compañeras la fe, la esperaIlJZla, la caridad, la justiJcia, la pruden,eia, la fortaleza y la templanza. Necesito la fe para creer los artículos de nuestra santa fe católica, apostólica, romana, para vencer las tentaciones que causa la ignorancia. Llevo la esperanza para esperar y confiar en la; fuer2ia y ayuda de aquel que sólo puede ayudaorme. La caridad lleva mi corazón a las selvas, y ella me hace parecer que esta ciudad y demás poblaciones sean unos despoblados. Con ella lo puede todo el hombre y todo lo vence. La justicia me obliga a volver a Dios el cuerpo y el alma, porque es Criador y Bienhechor mío y de cuanto tiene ser. La prudencia me da a conocer y menospreciar al mundo, caduco, lleno de engaños y errores, y me hace deseaor la eterria bienaventuranza. La fortaleza, con la fuerza. del Altísimo, alienta mi corazón para sufrir por su amor cualquip.r trabajo. Llevo conmigo la templanza, como señora de mi boca, de mi apetito y de mi vientre. Etrl caso, pero, que yo en el desierto no pudiese usar de estas virtudes, sería preciso restituiorme a casa; y si allá no pudiese sufrir hambre, sed, frío, calor, desnudez, temor, pobreza y tentacionea, ¿ cómo me socorrerían las virtudes y sus obras?, sin las cuales ni pudiera ni quisiera vivir en aquellos ni en otros parajes. Vos, señoora-prosiguió-, qUElréis espantarme con lo mismo que deseo padecer por amor de quien padeció por ,
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mi amor ma.yores trabajos que los que vos me ponderáis. Sabed que el deseo de padecer éstos y muchos más me saca de mi patria y me lleva a donde los padezca, y no es mi gusto vi'V'ir ni na.bitar donde me falJte ocasián de padecer. 1~. 'Mu'Cl~o me gustan vuestras pa¡la:bras dijo Cana ( , por lo que .q'llisieTla! ~iempre estar con vos: llevadme en vuestl'a compañía y hagamos juntos peniltenci'a en donde os pareciere. No conrviene respondió BlaD'querna .que ni vos ni otra persona me llIICompa.ñe; ni quiero más com¡pañía que de Dios, de los árboles, de las hierbas, de las aves, de l~s fieras, de las fuentes yaguas; de 10s prados, de ~as ri!bern.s, del sOl, de la luna y de los astros; pues D'llIda de todo esto impide a mi allma el contempI8lr y entender a Dios. 13. -r mérito, será ;ma,yor vuestra SaJbiduría, y, venciéndoos a vos mismo, mayor será en Dios vuestra caridad. Por estos y otros motirvos deQéis admiiti1'Jne por com- pañera. ,Plrohi'b-Vdo está por la ley 'l'espondió Blanquernael tentar a Dios; ni debe el) hC>IDbre ,t entarse a sí mismc> en la fC>l'ma que decis, rpues tiene esto reSalbios de soberbia y van8lgJoria y pe'ligra mucho por la flaJq'lleza con que quedó por la
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dos estas palalbras: -iNo me ollVidéis en vuestras oraciones, Blanquerna, pues· vuestra persuasión me hace semejanlte 8J vos en el deseo de servir a Dios. Esta casa ha de ser para mí el eremitorio que vos vais a buscar. Instruoyóla BJa.nquerna en el modo de guardar con cuidado ~as siete virtudes y el estado virgina.l toda su vida. a su casa con su madre, y ésta refirió a' EV'aSt el motivo que había tenido de llevar a su hijo a casa de Alnastasia y mo que entre é'l y Cena ha'bí'a pasado. MIanidó EvaBt que DIO se su viaje, porque era obra de Dios, y es de temer eIl querer impedir a 'los que están a servi,r le. 16. Toda 'l!ll nOMe estuvieron los tres en el oratorio. Los llantos y 'l os coloquios que entre sí tuvieron, ¿ quiÓl. los podrá e~lilCa¡r? Las devotas palabras que dijo manquerna de Dios y de su gloria en 31queUa noche, ¿qui~ las sa!brá. referir? Las bendi~iones que sus padres le dieron, ¿ q'llién ~as podrá escri'b ir? ¿ Y quién :podría oír sin láJgrim:as los devotos 0010quios de mas tres?
CAPíTULO VII DE CÓMO EvAST y ALOMA ACOMPAÑARON A BLANQUERNA
su
HIJO
1. Al otro día, oída misa, illamó Evast a sus parielLOOs y a.mi'g os para que viniesen a honrarle acompañando a su hijo. Cuando estuvieron todos jUlIltos en su casa~ ies refirió cómo la di'Vina lb ondad había enalIDorado a Blllinquerna para hacerse ermitaño y contemPlar la virtud de Dios en las sel~as y lugares in3lcoosj.'}jles. Pasmados se quedaron todos al oír esto, y rogaron a B}a'lllquerna no se ausentase, !pOr no desconsolar a sus padres con su ausencia, diciéndole que todos le mirarían como a su jefe y caudillo, después de la muerte de su padre, como hasta aquí ~o habíam hecho. Pero Elvast les dijo no ~e haJblaran más en aquella materia, porque tan al'rai'g ada tenía la di'Vina inspiración, que por un mundo entero no dejwría su Viaje. ,~.'dre y señor mi<>---dijo Blanquerna , para sacudir de mi la V1! D 'alglloria o para que la gente no aJtribuya a pompa la honl'3. que vos y estos señores quieren haocerme, y aún más, porque soy indigno de ellas, si os parece, en casa me despediré de todos, y con vuestra bendición y la de Dios me partiré secretamente. • • «, . pus que vosn-es paraules me fan resemblar esta cambra en que <;0 les habltaclODS on v6s deslrats anar .•
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2. Hijo /reSpondió IDvast " por ell decir vano de la gelllte no ,h emos de dejar de dar un buen ejemplo, como tú le das a todos nosotros, pues que con iT a S'eI'V'lr a Dios despreciallldo el! mundo, da. el! hom'bre un buen ejemplo de sí mismo. Más monta el buen ejemplo que tomará la gente buena que no lo que dirán 105 fatuos, y con esto quedarás más esforzado y opuesto a vanagloria y resistirás con más valor las tentaciones de salir de tu eremitorio. 3. AJcompañáronlo sus padres y otras muchas personas, y. corriendo por 'la ciudad la voz de su partida, le dió muchas bendiciones tooo el puebllo y a no pocos pecadores remordieron sus conciencias, cuando muchos justos se alenitaron a aumenltar sus buenas obras, aiplicándose más al servicio de Dios. Mucllos se lastimaron de FNast y AJloma, pues pensaron no ha'bí3lIl de ver más a su !hijo. Oompadeciéronse de los tmbajos y 'V'i'da rígida que de preciso tendría en la soledad, en donde le haJbía de faltar lo necesario ¡para el sustento de la vida corpora/l. 4. Era entonces Blanquerna mozo galán, blanco, rubio y colorado y muy agradable a la vista, ,p orque la Naturaleza ~e Ihalbía ddta'Clo de todas aquellas f3lOciones que sirven de halago a los ojos. Su alma esta'ba colmada de virtudes y en su corazón mora:ba día y noche la memoI"Í'a de aa grandeza die Dios. El santo prOipósito que deseaíba cumplir su voluntad encendía en amor de Dios a cuanltos le mira!ban, de modo que por la piedad y devación que en e'llos eX'Cita'ba, enternecido el corazón, 8e expJ1caJba en lágrimas sentidas. 5. Cuan'Clo Blanquerna, con todaJ ija comitiva, estu'VO fuera de la ciudad, rogó a sus padres y a los demás se sirviesen dejarlo solo. Pero su mad,r e dijo no lo haría hasta entrar all Ibosque adonde iba. Del mismo ¡parecer fué su 'Padre con los demás 1. Por el camino le preguntó Elvast el motilvo principal} que h3lbía tenido en dejar el mundo y hacerse ermita.ño. ---
El traductor omite .y todos sIguIeron a Blanquerna. • c. per a,>o desam par lo món. Ah mI port en los m un ts ,>0 que he aprés e vull ésser solita-ri .• • cAquesta és, s~n)er, la pus prmcipal ra6 per qu~ jo lelx lo m6n. 1
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ORRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
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dpall Y la que más ilumina mi ent'endimdento y me convence para dejar el mundo, a vos, a mis parientes y amigos. Otras tengo sin ésta, y la una es que apenas veo en el mundo quien haga lo que debe, o lo que puede, en conocer, amar, honrar y servir a Dios, su Señor y Criador, ni quien le agradezca los benefieios recibidos y los que reci'be ca!da día:; antes ya casi el mundo todo va revuelto en engaños, tr8lmpas, errores y vanidades; por esto, señor, estimo más viiVir entre ¡as fieras, árbdl'es y aves, que no tienen culpa, que entre hombres in~ratos a los beneficios que han recÍlbido y reci'b en de Dios nuestro Señor. 6. Dichas estas y otras razones que seria 4argo de contar" rogóle Moma un favor. ¡¿ Qué favor, madre? tres> pondió BlaDlquerna . En caso que yo ¡pueda sin estor~bo de mi viaje, 'g us't oso lo Iharé; cuando no, ,p erdonad, señora. ' No pido tal dijo 'l a madre ,; lo que te pido puedes halcerlo sin diñeultad ni embarazo. --tJ?Iues, señora, como madre, bien sabéis que no reservé cosa en mí que no esté sujeta a vuestra voluntad, mient ras no coDltraviniere a la voluntad del' que me enamoró, en pensar y considerar sus honores. Si lo que me ,p edís se conviene con su voluntad, otorgado y concedido está. Hijo diJO la madre ,lo que te pido es que antes de morir vUellrvas a ,h a:bitar un poco en mi compañia; después pasarás otra vez a tu eremitorio, o si no, me envíes por lo menos algún mensajero, quien me dé notidas de tu morada, y yo iré a verte y a estar coJlltigo el tiempo que te fuese de gusto mi compañía. ,Bien entendéis, señora respondió Blanquerna 1, que no tengo >Certeza ni del tiempo de 'mi vída ni de mi muerte, ni menos de la vuestra. Si, pues, os prometiese de venir a visirtBrros en tal tiempo y muriese antes, podríais culparme de mentiroso y desleal; y Sl yo aílgún tiempo volvía, sería esto renovaros la pena que tenéis ahora de mi partida. Enviaros mensajero no es posi'ble, porque toda mi vida, según intento, ha de ser solitaria. Y así, señora, me pedís un irnrposi'ble, según la divma voluntad me mandó obedecer a sus precepotos, a que no quiero contradecir ". 7. :Alma do hijo dijo ,Moma " ¿ en dónde, dime, harás t~ morada o en qué parte a,ndarás? Madre--1l'espondió BlanqueI'llal ,no puedo d~ir 10 que no sé; iré por los bosques y montañas a buscar paraje en donde haya agua y algunas hierbas con que pueda alimentar mi cuerpo. Cuál sea este lugar ni cuál! esta h8lbiJtaiCión, amena o áspera, ni por dónde se va a ella, todo lo dejo en la mano y voluntad de Dios; • .Com Blanquerna hac femdes aquestes paraules. , d ice mente el autor, • El Original calla . a que no quiero contradecir. ,
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porque él eS toda mi esperanza 6 y conformidad, todo mi deseo y amor. En él espero, en él me alegro, y con humilJ'dad le ruego me enderece aJl encuentro de este si,t io oportuno en donde 'l e 'PUeda contemplar, 8lInaa' y servir y homar toda' mi vida y rogat1le por vos y por mi padre.
CAPíTULO VIII DE LA DESPEDIDA •
1. Llegaron, en fin, al lugar en donde h3lbí'a de emboscarse Blanquerna l. Pararon todos, y este, hi!llcado de rodillas, pidiÓ 31 su padre le diese la lbendlción en lugar de la herencia. Alrrodillado también Evast y orando, dijo: ¡Oh dÍlV'inl8. Sabiduría, que eres infinita. en bondad, grandeza., eternidad, poder, sabiduría, amor y perfección! ¡ Tú eres tu 'V'irtud en todas estas Virtudes y dignidades si!ll diferencia! AdórOlte en ti misma y en todas tus virtudes y dignidades. A servirte y contemPlarte en tus honores se encamina mi hijo. En qué lugar, yo no 10 sé; mas sé, Señor, que adondequiera que vaya, eres tú alllá por esen~~a:, ,presencia y potencia, con todas tus vil'tudes y ipdderes y con todo complemento 2, un Dios eterno, que lo criaste y conservas todo, y eres el fin y complemento de iodo. Divina esencia que lo comprendes todo, a ti te encnnliendo 'el. mi bijo; guárda'le, pues en ti puso todo su amor y esperaiI)za. Enamórale en su servido y dalle inteligencia de tu vil'tud para que te ame más. Señor &erno, recibe 'el. mi hijo y 'harzle perseverar toda su: 'Vida en pensar y contemplar tu g1l.oria. No quieras, Señor, castigar m'is cuflttlas en mi hijo; y si éllha pecado, sea de vuestro gusto el que haga yo por él la penitencia. No ollV'i déis el g.usto que ten'g o de que vaya a serviros, ni la pena que siento de su ausenCia. Esencia¡ simple, acto puro sin fin y sin princiJpio, tú me diste a Blanquerna; criéle con lDlis flacas fuerz¡¡¡.s, instruiqe en tu servicio; virgen en cuerpo y alma te lo vuelvo y encomiendo; yen gracia de tu santa Trinidad, y con la bendición de la santa humanidad que tennina en el Hijo del dilVino Padre, que es en • .Qual que sia la tena, mI loe, m les encontrades, tot sla en la ma de Déu, car en ell és ma eSlperan~a, e en ell me confly que m do endre~ament.» 1 .Dementre que Blanquerna parla va en axí ab Aloma sa mare, ebdevengren al loe on Blanquerna devla entrar en lo boscatge » • No aparecen en el angina! las slgulentes palabras: .un Dios . eterno que lo criaste y conservas todo y eres el fin y complemento de todo».
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ti S, encomiendo a mi hijo. La Reina del cielo y tierra, María Madre de Dios, ccm todas las víl'genes'; San Mbguel, con todos aos án.g eles; .A!bTruham, Isaac, J acdb y San J aaq'llin, con todos los santos patriarcas; San Pedro y SaJIl Pablo, con todos los apóstoles; San ·L orenzo y San Vicente, con todos 100 mártires; San Benirto ~, San Fra.ncisco y Santo Domingo, CO'll todos los confesores, guarden y ayuden a mi hijo. En manos de :mlías y de San Juan Bautista, que fuercm ermitaños, le encomiendo,
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que tú eJl mío ames, y tú amarás al mio, porque el wyo ~ amado de ti. Triste está mi alma por su partida; mas tú, Reina, estás alegre en de tu Hi'j o. NIo tengo más que un hrjo, y me lo quita el tuyo. OWígale a exponerse a riesgo de dar en malla gente y fieras y a viVÍor solo toda su vida. Le o'Jjli'g ará a comer yerbas crudas y negarán a ser sus ropas 'los pelos, los ca'bellos, ea aire, el so19 y los astros. Indl'i'na, Señora, tus ojos y atiende cuán bello es mi hijo en cuerpo y corazón. Atiende, Señora, cómo el sol, y el viento, y aa desnudez denegrirán yareará'll l'a "belleza de sus faociones. Vli.r gen gloriosa, cua.ndo mi hijo tendrá frío, ¿ quién le calentará? Cuando estará. enferiOo, ¿quién de asistirá? Cuando tendrá hambre, ¿ quién le dará de comer? Y si teme, ¿quién le alentará? Si tú, Señora, no le aunque yo no te lo rogase, ¿ en dónde sería tu piedad y tu misericordia? El dolor que tuviste de tu Hi'jo viénddlre crucificado y muerto, 'hrugate memoria de 'la pena que ten'g'O viendo que el mío va a mori·r solo, en atl!icciones y pe'IlitenlCi·a s, en los bosques, y no sé en cuál parte. Si tu Hijo, Señora, murió por amor sin culpa, ea mío lleva: sólo el amor a la muerte. De i'o que comprendo de tu Hijo y del mío y de ~a esperanza que en ti tengo, aJI.go Útill saldrá mi !hijo. 5. Otras muchas cosas decía Aloma con devoción a la Reina del cielo, en las cuales, por el exceso de amor y devoción, no guardaba orden ni modo. En este intermedio levant6 Blanquerna los ojos y vió que se caía ya el sol, por lo que dijo a sus padres y a la demás comitiva que era ya tiempo de que se volviesen a la ciudad y que él hiciese su viaje. Levantóse Aloma, y su hijo le besó manos y pies, y ella le besó en los ojos, en las manos yen' el rostro; hízole sobre su cabeza la señal de la cruz y doióle su 'b endición y gracia. Besóle otra vez, y con lágrimas le dijo: Dulce hijo mío, en1comiéndote a la protección y defensa. de la gloriosa Virgen María y de sus virtudes, pot' quienes son favorecidos los pecadores todos. Su madre Santa Ana y el santo varón José Abarimatía, quien pidió el santísimo cuerpo del Señor, sean en tu custodia. Santa \María Magdalena, Santa Catalinl., Santa Eulalia, Santa Engracia 1 0 y las demás santas sean en tu favor y ayuda, pues a todas te encomiendo, para que seas por sus manos defendido. Y por el dolor y lástima que tengo y tendré de tu partida, pido a todo viviente que pueda valerte se apiade de ti, te ayude y defienda contra el espíTitu maligno. Y tú, hijo mío, puesto que eres tan noble de corazón, persevera en tu santa vida, de manera que, por la gracia y poder de Dios, tu padre y yo podamos hallarte en la eterna • El autor calla «el aire, el sob 10 . Sancta Clara. léese en el original
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gloria. Amén. Oicho esto le abrazó y besó con muchas lá~ grimas, ya breve rato cayó por tiena desmayada. 6. Reoibida la bendición de sus padres y recobrada Aloma, postróse Blanquerna y, levantando al cielo sus ojos llorosos y sus manos, adoró a Dios en cada uno de los catorce artículos de nuestra santa fe católica, diciendo: Señor Dios glorioso, que eres uno en Trinidad y trino en Unidad: en ti adooro unidad de esencia y trinidad de personas, sin alguna composición o minoridad. Adoro, Señor, alabo y bendigo en tu divina esencia al Padre infinito y eterno, el cual de toda su infinita bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor y perfección engendró al Hijo, infinito en bondad, grandeza, eternidad, poder, salbiduría, amor y perfección. A este Hijo divino y singular adooro, bendigo y alabo en Si mismo y en el Padre, y al Padre adoro en sí mismo y en el Hijo. Adoro, Señor, alabo y bendigo al Espíritu Santo, cuyo ser es, saUendo y procediendo del Padre y del Hijo, infinitamente en bondad, grandeza, eternidad, poder, sabldllría, amor y perfecoión. A este divino Espíritu adoro en si mismo, y en el Padre y en el Hijo; y al Padore y al Hijo adoro en el divino Espíritu; y las tres personas y virtudes esenciales diClhas adoro en la esencia y en la unidad; y la esencia y unidad adoro en las virtudes personales. Señor Dios glorioso prosiguió Blanquerna , adórote como a Criador, que cl'iaste de la nada al mundo y todo lo contenido en él, para que fUeTas conocido y amado en tus obras :> nosotros fuésemos en tu gloria partícipes de tu bienaventuranza, Adórote, Señor Dios todopoderoso y misericordioso, como a recriador y bienhechor que sólo puedes perdonar pecados y restituir la gracia espioritual a los ángeles y a los hombres. Adórote 11, Señor Dios verdadero y glorificador de los santos, en tu interminable gloria, adonde por tu infinita bondad, grandeza, eternidad, poder, virtud y misericordia nos quieras elevar y acoger a la fin de nuestros días, pues que a causa de nuestras culpas no tenemos méritos pr.opios condignos de ello. Adórote, Señor Dios, como a CriadoI y Salvador que eres, en tu santa concepción, por obra del Espíritu Santo, en las virginales entrañas de la humilde Virgen María, por la cual quedaron unidas las dos naturalezas, divina y humana, en una pe'rSona llamada Jesucristo. Mórote y bendí'gote, Señor, en tu santo y glorioso nacim 1ento, en que sa:liste Dios y Hombre, y en la 'V·i rginidad de tu .santísima. Madre María, Señora nuestra, 'Siempre virgen, an1:es del ,palito, en en parto y des¡pués de él, sin algún género de -corrupción. Adórote, Señor, en tu pasión y muerte que pade~iste en la t i uz para redimir al linaje humano. Aclórote, " Las
palabra~
d.dórole. ello» son añadldas por el traduclor
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Señor, en tu santísima alma, que bajó a los infiernos para sacar las almas de los 9antos padres, esto es, de Adán 12, Noé, Abraham, Moisés, David, y los demás santos patriarca;, y profetas, que tanto tiempo habían deseado tu santo advenimiento. Aldórote, Señor, en tu gloriosa resurrección, porque quisiste resucitar y, glorificado, aparecer, primero que a ningún otro, a tu santísima Miadre, para que le sirviera de consuelo y a nosotros de señal de nuestra resurrección. Adórote, Señor, en tu admirable ascensión, cuando por tu virtud propia subiste al cielo a sentarle a la diestra de Dios Padre. Adórote, Señor, y te temo, porque en el día del juicio universal has de venir a juzgarnos a todos, buenos y malo.:!, a los buenos para darles gloria sin fin, y a los malos para condenarles á eternos tormentos. ' 7. Habiendo Blanquerna adorado a Dios en los sobredtchos catorce artículos, adoró y bendijo a la Virgen Maria, a los ángeles, a los apóstoles y a todos los santos del cielo, y púsose bajo la protección y amparo de Dios y de toda la corte celestial. Hizo gracias a Dios y a todos los santos y rogó mucho por sus padres. Tan devota era su oración, que todos 10s de su comitiva lloraban y pedían con clamores a Dios le dirigiese y guardase siempre. 8. Concluída que hubo Blanquerna su oraoión, después . de haber pedido a sus padres perdón de la pena y t'I'!I!bajo que por causa suya padecían, tomó ,el humilde y grosero vestido de un criado de la casa de su padre y dióle el suyo rico y delicado.• Tomó siete panes, en memoria de las siete virtudes que deseaba tener toda su vida, santiguóse y, dirigiendo hacia el bosque sus pasos, empezó su camino, diciendo: En nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, un Dios en esencia, quien sea principio, medio y fin de todo •• mI• VIaJe.
9. Evast, Aloma y los demás se detuvieron a mirarle hasta que, emboscado, le perdieron de v,ista. Entonces la madre dijo: i A'Y, triste de mi, perdido he de vista a mi hijo, a quien no veré jamás en toda mi vida! Con grande sentimiento, suspiros y llanto, se volvieron todos a la ciudad hablando de Blanquerna y de la mucha devoción que Dh)s le había dado sobre cuantos hombres habían visto. lO .Adam, Noé, Abraam e els altres profetes» leemos I'1!llplemente en el original.
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CAPíTULO
IX
DEL MODO CON QUE EJvAST y ALOMA ARREGLARON SU VIDA
1. Al otro día, oída misa, quedaron Evast y Aloma solos en su oratorio, tratando la'l'gamente del estado de su vida. La regla que habían de observar toda su vida la ordenaron en la forma siguiente. Primeramente determinaron de encomendar todos sus bienes a algún religioso lego fiel, quien, sacando sólo lo preciso para el consumo de la casa, repartiese lo demás entore los pobres de Jesucristo. Resolvieron vestirse de humildes y honestas vestiduras; de comer carne sólo tres días de la semana; de no vestir lino, ni dOl1nir en lienzo; de no conocerse carnalmente; de levantarse a la madrugada a rezar; de oír misa cada día, después de la cual continuasen la oración o ha'b lasen de Dios; de lavar, antes de comer, las manos y los pies a trece pobres, convidándoles a comer , en su propia mesa con ellos, y de no salir de casa. En la noohe, antes de acostarse, dispusieron examinar muy por menudo sus concienoias, por ver si en aquel día habían faltado contra Dios o su regla, y que en tal caso, el uno diese al otro disciplina, diciendo su culpa. Esta es la regla que Evast y Aloma tomaron para guardarla por toda su vida. 2. No poco cuidado dió a entTambos el encontrar religioso a quien encomendasen todos sus bienes y rentas, pues en la ciudad no le hallaban a propósito. Aloma dijo a Evast que en tal caso nombrasen por mayordomo a alguno de sus pal1ientes. Respondióle Evast que no convenía, porque los parientes se complacen de tales mandas y piensan y aun desean que los hagan sus herederos. Acordóse entonces de que en una abadía no muy lejos de la ciudad vivía un monje extranjero, sacerdote anciano muy ejemplar. Fué 1 luego a visitarle, y habiendo hablado con él de su estado, rogó al albad diese l'irencia al monje para ser ecónomo y director suyo y de sus bienes, con que él y su mujer pudiesen guardar la sobredicha regla y tener quien les dijese misa y confesase. OtOTgQle el abad da Jñcencia que pedía ¡para el monje, a quien nombró administrador de todo lo suyo, y así los tres tomaron •
El onginal es más concIso: uEvast prega l'aba t que h donas per governador lo monge, :per tal que opogués persevera r en la regla damunt dlta, e que es confessassen d'ell Evast e Aloma Atorgat f , lo monge a Evast e Aloma, e taren en l'estament segons que e~ conté en la regla que pregueren.» 1
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la forma de vida según la regla sobredicha, lo que fué para toda la ciudad de grande edificación y ejemplo. 3. Por divina disposición 2 cayó Evast en una grave enfermedad, de 9.ue creyó había de morir, por lo que llamó a Aloina, su mujer, y la dijo: Señora, yo quiero con vuestro consejo hacer mi. testamento, y quiero tornar vuestro parecer pe.n acertar en ordenar y disponer de mis bienes de manera que Dios quede de ello bien servido. Y, así, os ruego me declaréis vuestra voluntad sobre lo que voy a disponer para después de ¡ni muerte. Vivamente se dolía Aloma de la enfermedad de su esposo y mucho lloró antes que pudiese responderle. -señor Evast le dijo ,por cuanto hay en el mundo, no ha de oponerse mi voluntad a la vuestra. Ordenad de vuestros bienes y de los míos como os pareciere, y disponed de mí cuanto fuese de vuestro gusto, porque en un todo tenéis rendida mi voluntad a la vuestra. 4. Entre las cosas, que por amor de Dios se hacen en el mundo dijo Wvast ,muy loable es la limosna perpetua que se da a los pobres de Jesucristo; por esto, mi voluntad es que de mis bienes se funde un hospital, en donde sean acogidos y asistidos todos los pobres desvalidos y enfermos, y que vos estéis allá para ayudar a su administración y para servi!' a los pobres que acudieren a él, pare que por vuestros méritos Dios tenga piedad de mí pecador, conserve en su bendición y gracia a vos y a Blanquerna, y que el religioso y procurador de aquel hospital sea este santo varón que ahora nos manda, y muerto éste, se buscará otro hábil para su régimen, y se guardará este O!'den según las dichas condiciones. Muy del agrado de Aloma fué esta disposición, y respondióle que estaba pronta para ()Ibedecer a todos sus mandatos; Dispuso Evast el testamento como queda dicho, dejando el hospital bajo la protección del prínCipe, y del . obispo, y de los regidores de la ciudad, según la sobredicha forma. Y mandó que después de muerto fuese su cadáver llevado a la iglesia humildemente, sin pompa ni vanidad, y que no se le cubriera con púrpura n-i telas de oro', ni acompañara con llanto su parentela, ni se diera señal alguna de tristeza más de lo <¡lue exige el curso natural y la voluntad de Dios. 5. Confesóse para morir y recibió el sagrado cuerpo de Jesucristo, en cuya presencia dijo estas palabras: Adórot¿, verdadera carne y cuerpo de Jesucristo, que te haces presente , .Dementre que Evast e Aloma esta ven segons que damunt és dít, e tota la cíutat era exem1)liflcada de la bona doctrína de Eva~t e Aloma, esdevenc-se per voJentaf de Déu que Evast -fo fortment malalt.. . • No leemos en el origlDal ay que no se le cubnera con púrpura ní telas de oro •. •
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a mis corporales ojos bajo la especie de pan" en que, mirnndote con los ojos de la fe, te reverencio. .AX1órote, Hijc de Dios vivo, que en la santa cruz padeciste en este mismo cuerpo que glorioso espiritualmente miro, a quien te juntaste y uniste. Este glorioso cuerpo representa a mi alma tu infinito poder, quien, bajo la especie de pan, hace existir la verdadera carne y verdadero ser humano, y tu grande humildad y benignidad le presenta a los ojos de este ingrato y horrible pecador para. comunicarle gracia y bendición. En su glorioso y glorificado cuerpo confío y espero; pídote perdón, y quiero recibirte según todo tu poder, pa!"a que tú, Señor Dios mío Jesucristo, me recibas en tu sOlberano reino, para conocer y contemplar tus virtudes, y en tu virtud y por tu virtud quede libre de las manos de mis mortales enemigos. Amén. 6. Habiendo IDvast recibido el saCTatísimo cuerpo de Jesucristo y hecho cuanto toca a 1In devoto y f.iel cristiano, se durmió, y por virtud de Dios y por los méritos de Aloma y Blanquerna, que oraban cada día por Evast, restituyóle Dios la salud, y convaleció enteramente. Hallándose, pues, perfectamente sano, y vuelto a su prístino modo de vida, sucedió un día que, buscando una carta en su arca, encontró con el testamento que lh abía heCho y lo leyó, Largo rato pensó en el bien que de su muerte había de seguirse por lo que mandaba en él, y, llamando a su esposa, le dljo: Señora, si yo hubiera muerto, escrito veo el bien que a los pobres de Jesucristo hubiera venido de mi muerte; no es razón que, por ha!berme Dios alargado la vida, reciban daño o perjuicio aquellos a quienes se da limosna por su amO!", y así me parece razón que cumplamos el testamento en vida, que quizá, faltando nosotros, no serán los albaceas tan diLigentes como nosotros, y podría ser tal vez Dios abreviara nuestros días, para que no esté entretenido tanto bien como se espera de la fundación del hospital y de lo demás ordenado en el testamento. Muy bien pareció a A~QIlla la propuesta de su marido, y lespondióle que estalba resignada su vdluntad en aiquElllo y en tod'O 'Cuanto dispusiese. • .forma de pa, lo qual ~a no ador, ans ador e beneesc lo sant cors de Jesú Christ, qUl en aquella pa és representat al~ meus un"
e~ntuals.
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DEL HOSPITAL
1. Luego vendió Evast su casa, de que le pa.garon crecida cantidad de d·inero, yen un paraje de la ciudad muy 8. propósito levantó un famoso hospital, que alhajó muy bien y dotó de sus rentas. Largo tiempo le habitaron ambos consortes, sirvienda a los pobres de Jesucristo i esto es, Evast a los varones, y Aloma a las mujeres. Cumpliendo con los enfermos, siendo ya 'hora. de comer, a.m:bos a dos iban a pedir por amor de Dios lo preciso paora el sustento de aquel día, o tal vez comían con alguno que por caridad los convidaba. No 1 d.i sfrutaban cosa del hospital, pues, gozando ellos de salua, querían sirviese todo para los enfermos y para los demá:5 que no podían buscar limosnas, y así pedían los doS. cuanto era necesario para su sustento. 2. Era su vi'dal muy ejemplar, y !por sus méritos hizo Dios muchas gracias y favoores en aquella ciudad a muchas personas, y por las oraciones de entram1bos curaba Dios a muchos de aquel hospital. De aquí se reducían muchos a hacer penitencia de sus pecados y por su ejemplo entraban otros en religión; y, en f.in, cuanto hacían los dos servía de regla y ejemplo, exhortación y remordimiento a cuantos atendían su santa vida, que ponía freno a los pecadores para refrenar y mortificar los siete pecados mortales, segúll veremos en los siguientes capítulos.
CAPíTULO
XI
DE LA GULA
1. Después de haber servido a los enfermos del hospital, salieron en cierta ocasión Evast y Aloma a buscar de limosna su comida 1. M pasar por una calle vecina al palacio episcopal encontraron al obiSpo, que, acompañado de muchos clérigos y canónigos, venía a pasearse a caballo por el campo .De nulla cosa que fos del espltal no vohen menjar ne rlependre a lur persona, e acaptaven per amor de Déu 100 que haVlen. mester a sustentar lur vida.» 1 ce anaven cercar aleuna persona qUI.ls don¡\; a menJar per la amor de Déu, per amor del qual el!; havlen donat a menjar a molt5 rnnlaIts en I'espltab 1
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paTa vi~ir más sano y comer de -m ás buen gu-s to. Este ejE;zcicio solía hacer el obispo cada día muy de mañana, y en volviendo hacía cantar la misa y después se iba a comer. Cuando éste vió a los dos consortes, los convidó a comer, y así comieron con el obispo aquel día. 2. Acabada la comida, estando ya para dar gracIas á Dios, un rico hidalgo, el mismo que había comprado la casa de Evast, regaló un pavo lardado al obispo, que todavía se estaba sobre la mesa. Volvió éste a comer, y le dió a gustar a los dos convidados, quienes humildemente, como pobreil, estaban sentados en el suelo delante del obispo. Todos comie!'on del pavo, a excepción de Evast y Aloma, que no 10 quisieron gustar, y preguntándoles el obispo por qué no comían del pavo, respondió Evast: Señor, ordenación y voluntad de Dios es que el hombre coma para satisfacer su cuerpo, según lo necesita, y no es ordenación ni voluntad de Dios que el hombre coma 10 que el cuerpo no necesita, porque puede serIe ocasión de enfermedad o muerte, que concuerda con la gula, que se opone a la templanza; y como nosott'os ya hemos satisfecho al cuerpo lo que basta, por eso no queremos comer pavo ni otra vianda alguna que se oponga a la voluntad de Dios y a lª, templanza, ni exponernos a peligros de enfermedad o muerte. 3. Mlucho discurrió el obispo en todo aquel día sobre la respuesta de Evast, acordándose de su nobleza y estado honorífico que tenía antes, cómo los dos consortes habían dejado el m
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CAPíTULO XII DE LA TORPEZA
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1. En la misma ciudad en donde Evast y Aloma hacían vida penitente aconteció que un viejo lujurioso se casó con una mujer moza, y otora ya casi vieja, que vivamente deseaba tener marido \ se casó con un joven muy bizarro, quien convino porque ella era muy rica. La mujer moza y e,I marido mozo eran vecinos, y se veían y rtI'altaban 'COn chanzas muy a menudo 2. El demonio, que se esfuerza cuanto puede en inducir a los hombres a pecar, hizo de manera qUE; los dos ea~ron en ;pecado de lujuria. Mlientras vi'V'Ían con esta mala correspondeni!ia, sucedió que el viejo, el mozo y sus mujeres fueron a la iglesia un día de fiesta a oír misa, y al tiempo que la oían, se levantó una muy recia tempestad de lluvia. Estaban puntualmente en aquella misma hora IDvast y A~oma a 'las puertas de sus casalS, pidiendo Hmosna por amor de Dios, como solían. De cada una de las dos casas salió una criada con capotes, chancletas y sombreros 3, que llevaba.n a Ira i'gtlesia para sus amos y señoras. Dijo ia una a la otra: IDemos, hermana, ·limosna a estos pobres, para que nOS lleven e!ña ropa a la iglesia sin que nosotras nos mojemos. Con'Vino ,l a otra, y así ao ejecutaron '. 2. Evast ~evó el recado para los hombres y Aloma para las mujeres a la iglesia, que estaba toda llena de gente, y a vista de todo el mundo cumplieron con el mandato. Mucho se maravilló el auditorio, y en particular éstos, a quienes se dirigía este ta!T! solemne acto de humi1dad. Y como su santa vida' y antigua nobleza era en la ciudad bien notoria, el homlbre joven y la mUJer moza propusieron dejar su malla correspondencia, y la vieja se arrepintió de la intención con que había tomado marido mozo, y lo mismo hizo el Viejo, amando cada uno la caridad por el buen ejemplo de Eva:lt y de Aloma . •
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«per S:O car arnava el c~rnal deht». El autor dIce tan sólo «e veten-se ,uvín., «capa de pluja e galotxt'~. leemos en el onglllul ce donaren del pa a Evast e a Aloma, lhenls que dones les capes e les galopxes •.
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CAPíTULO XIII DE
LA AVARICIA
1. Pasaban un día por la plaza los dos consortes buscando quien les diese de comer, y no encontraron. Vivía a la sazón en este puesto un cambiador de moneda, hombre muy , rico y eodicioso sin medida, quien tenía delante gran cantidad de dinero. Rogáronle ambos consortes que, por amor de Dios, les diese de comer o algún dinerillo para mercarlo. E! cambiador, que era muy avariento, les respondió se fuesen muy en hora buena, que ni lo uno ni lo otro les daría; y, levantándose de la tabla, se fué en casa de un zapatero a calzarse unos zapatos. 2. Prosiguiendo Evast y Moma en buscar la limosna, acerta'l'on a pasar por casa del zapatero adonde el cambiador avaro se calzaba. Llamóles el zapatero y díjoles: Hermanos, hora es de comer; yo no soy rico, pobre soy, tengo hijos y mujer, que vivimos de mi trabajo; un pedazo de carne hay en mi olla y un dinerito de vino puedo comprar; el pan que tengo no basta para todos; por amor de Dios, os ruego que uno de vosotros se quede a come'!' conmigo y lleve su parte de lo que Dios me ha dado a ganar. 3. Evast dijo entonces a Aloma se quedase a comer, que él iría a buscar a otro que se lo diese; pero Aloma., que amaba y honraba mucho a su marido, respondió que más razón era que él se quedase allí, que ella buscaría en dónde comer. Caridad y ' amor ardían en los corazones de entrambos, y vivamente se compadecía el uno del ot'l'O, porque hacía recio viento y lluvia y con mucho trabajo iban por las calles buscando limosna por amor de Dios. Mientras estaban en esta amorosa contienda, Evast mandó seriamente a su espoSI:\. se quedase alli. Y, como ~sta siempre había sido obediente. a su esposo, se quedó, y Evast se fué a buscar donde por amor de Dios le diesen de comer. 4. ~ tiempo que todo esto sucedía, el cambiador consi'deró su ga'a.n riqueza 'Y pensó en la muerte y en la divina justicia, 'Y dijo a'llá en su corazón estas palabras: "¡Oh mezquino y desdichado, cómo hasta hoy viviste ciego en ti mismo! ¡Cómo e'!'es siervo y esclavo de la avaricia! ¿ Qué vale tu dinero y tu riqueza sin caridad? ¿ Adónde está el agradecimiento que debes a Dios por los bienes que te ha dado? Cuanto tienes no vale tanto como la buena voluntad que este pobre zapatero enseña con los amigos de Dios, ni
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con todo tu dinero puedes comprar la recíproca cariddd d~ Evast y de Aloma." Una y muchas veces pensó el cambiador en el amor y santa vida de estos casados, y por el buen ejemplo que ellos da:ban de si mismos y por la buena volun"tad del zapatero salió aquél de la servidumbre del pecado ~e la avaricia, en adelante fué manirroto y liberal con los :pobres de Jesucristo y por la virtud de la liberalidad adquirió para si muchas otras virtudes. ,
CAPíTULO
XIV
DE LA SOBERBIA
1. En ocasión que AllolOlI. comía en casa del zapatero, IDvast 'bu9Ca!ba en dónde comer, y acertó a pasar por casa de lID hombre rico, sobetibio y presumido. Era éste un mercader de paños que hacía a sus parientes y amigos un espléndido conrvite'Y deseaba casar lma hija suyw con un caballero muy prin~ipwl de aquella ciudad. Vió ENast a la puerta muchos pO'bres, que espera:ban 'l imosna de aas sobras de la mesa; mezdlóse con ellos, y ilos alentó 'Y consoló en su pobreza, haciéndoles memoria de la ,pObreza y humildad de nuestro Señor Jesucristo y de sus apóstdles, que tanto amaron la mendiguez. 2. Después de haber comido señores y cri'ados, salCó uno dé éstos las sobras de mesa y cocina para repartir entre los pobres que estalba.n a la puerta. Tenía cada cual su escudilla o plSJto y su vaso, en que rec~bia el vino y 10 demás que por amor de Dios le daban, menos ENast, que no tenía en qué recibir las coles que [e daban, ni vaso en qué tomar e[ vino; por esto rogó a otro pobre le hiciese la caridad de recibir en su escudHla y vaso la raoión. Hicieron, pues, los dos compañiw y hermandad, y comieron y bebieron juntos a la puerta de la casa del mercader. 3. AJ tiempo que comían, salió el' dueño de -la casa con todos los coIllV'idados, los cuaJIes, viendo a Evast sentado en el suelo entre los demás pdbres, se quedaron aJtóni·t os de su humildad, porque le conocían muy bien; y de aquí el mercader abrió los ojos y conoció su soberbia en pretender casar a su hija 'Con gente de mayor distinción; ilustróle Dios por el buen ejemplo de Evast, y saJI'i·ó de la servidumbre de la soberbia, y en ade'lante amó la humilldad y dió su hija por esposa a otro mercader, su ¡'gual.
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CAPíTULO
XV
DE LA PEREZA
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1. En aquella ciudad, donde Evast y Aloma continuaban su modo de vida mortificada y penitente, vivía un hombre muy rico, esclavo en ext!"emo de la pereza. Este no er:\ casado, ni quería casarse, y toda la riqueza que tenia no 11\ aprovechaba a él ni a otro alguno. Todos los días se estaba en la plaza ,b urlándose de cuantos pasaban por allí, y era tal su genio, que tenía ira y disgusto viendo a alguno hac~!" alguna obra buena y se alegraba y complacía cuando oía decir mal de otros, así de hombres como mujeres. Aconteció, pues, un día que, yendo este hombre a comer, enconu-ó por la cdolle donde iba a Evast y a Aloma, y reparó allí que dos mujeres. a quienes éstos habían casado por el amor de Dio , estaban batallando sobre cuál había de dar de comer en. a uel día a sus bienhechores, pues las dos lo pretendían. 2'. Prosiguiendo su camino, ,llegó al hospital que Evast y Aloma habían fundado, el cual era muy capaz y bien construído, en que vivían muchos pobres y criados, que con todo desvelo les servían. Cada pobre estaba en su cama y delante de si tenía su ración. El perezoso comenzó a discurrir con si- . go el gran bien que Evast y Aloma hacían por amor de Dios cada día, y quiso examinar en su conciencia si él había hecho algÚn bien por amor de Dios con tantos bienes !,!ue Dios le había dado. Después de largo examen, no pudo encontrar que j3lmás hUlbiese ,h echo tanta. -limosna cama era una raeión sola de las que tenían delante de sí aquellos pobres enfermos. 3. "¡Oh ingrato y desconocido pecador dijo consigo entonces , y qué grande injuria has hecho a los pobres de Jesucristo en todo este tiempo! ¿Adónde son tus buenas obras y los méritos que de ellas se te esperan después de tu muerte para que presenten tu alma al Señor de cielo y tierra, que la crió para su servicio, y la defiendan del mortal enemigo que después de tu muerte la aguarda para llevarla al fuego eterno del infierno? ¡ Ah¡ de mí, mezquino, enfermo estoy! ¿ Y qué enfermo hay en este hospital como yo?" Mientras que entre sí decía esto, reparó que en el fondo de la sala había dos camas de BalUlJJientos di,s puestas con un pobre jergón, y en cada una 1IDa manta gl'an-de 1. Fuése este hombre a una de las dos y, quitándose la ropa, se echó en ella, , «1l'1a
fla~ada
tan solamenh .
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diciendo a los sirvientes del hospital que le diesen de comer, pues estaba enfermo y había venido allí a curarse. 4. De todo cuanto quiso comer y beber le dieron a este enfermo perezoso, quien se estuvo en la cama hasta que Elvast y Aloma se retiraron a dormir. Encontróle allí Evast y le dijo: Hel'mano amigo, ¿ quién sois, que os habéis echado en mi cama? Dejad ésa, y tomad una de las otras, que son me jores. Señol' respondió el enfermo ~ no pienso 'l evantal'me de esta cama thasta que esté sano. Pues ¿ 'Y qué enfeInledad es la vuestra ? le preguntaron ambos. Dijo el enfermo: Señores, el pecado de acidia tiene mi alma encarcelada, de manera que no me da licencia de hacer algún bien de los bienes que nios me ha recomendado, y creo y confío que por vuestras oraciones me sacará Dios de esta servitud en que estoy y quedaré libre de su poder tiránico. 5. Respondió Evast que ni la acidia ni otro ningún pecado tiene tanto poder como es quitar el libre albedrío que Dios ha criado en el hombre, con tal fuerza y virtud, que por ningún pecado puede ser superado ni vencido. Pero, puesto que tenéis fe en nuestras oraciones, aunque no somos dignos de ser oídos, !rogaremos a Dios que por su bondad os avive la memoria de su virtud y honor en 'la sagrada pasión de Jesucristo yen la víveza y brevedad de la vida humana, para que en adelante le sirváis con bienes y persona todo el tiempo de vuestra vida. 6. Muy devotamente y con gran contrición se arrepinti6 este enfermo y oró a Dios junto con Evast y Aloma, y, concluida la Q!['ación, se halló libre de la enfermedad de acidia, y rog6 a entrambos le llevasen al altar que estaba dedicado a San Andrés, en cuya presencia se arrodilló y se ofreció a Dios con todos sus bienel\, diciendo quería servir en el hospital por toda su vida. .
CAPíTULO
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DE LA ENVIDIA
1. :Vivía en la misma ciudad un hombre muy rico, el cual en otro tiempo quiso comprar la casa de Evast. IDst.a, sobre ser m'l.llY bella, logr8lba 'la siltua'Oión en un paraje ta'l, que siempre que aquel rico salía de la suya daba motivo con su vista de codiciarla,más, llegando a tal extremo, que pasó a tener odio mortal al dueño que la habitaba, ocupando lo más del día en maquinar medios con qué adquirirla. 2. MJientras estaba así arraigado el odio en el corazón •
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de este hombre 1, fué Dios servido de llevarse a mejor vida al que había comprado la casa de Evast, y concurrían a la puerta muchos pobres aguardando limosna, como es costumbre hacerla por el alma del difunto después de haber dado a su cadáver sepultura, y entre ellos estaban Evast y Aloma, esperando recibirla por amor de Jesucristo 2. 3. Grande ejemplo de humildad tomaron en esta ocasión todos ~os que ha.bíam acam'Pañauo el cadálver del difunto, viendo a Evast y Aloma estarse alli entre los pobres esperando la limosna, y encarecieron y alabaron mucho su modo de vida. Entonces el envidioso, que oía la conversación, acordándose de su pecado, dijo consigo mismo: 4. "j Oh fatuo y sin juicio! ¿ Y qué le vale ahora esta casa a su dueño? ¿ Quién de los dos es más aplaudido, el que ha poco murió o Evast, que la vendió y de su precio edificó el hospital, en que se hace tanta limosna? Culpable envidioso, dime: ¿ qué culpa tenía este hombre que ahon ha muerto para que, sin motivo, tanto tiempo le miraras con mala voluntad y sobrecejo? Desgraciado, ¿ cómo podrás satisfacer por este pecado, que tanto tiempo te ha tenido a las puertas del infernal fuego, que nunca deja de atormentar a los que viven en el pecado de envidia? ¿ Encontrarás. por ventura, algÚn medio para echar de ti a la envidia?" 5. A1l rtiempo que así discúrría, reprendiéndose deol pecado en que estaba, ;resol:Vió hacer, mientras duralba esta buena disposición, alguna acción tan señalada, que le mereciese con Dios el estar de manera confirmado en la caridad y en la virtud, que en adelante no le dominase la envidia. Por lo cual, viendo que todos aquellos caballeros que había'l venido a honrar al difunto estaban para despedirse, les dijo estas palabras: 6. --.señores míos, que habéis venido a honrar al que era dueño de esta casa: por amor de Dios a os ruego me acompañéis hasta mi casa, y vengan' también Evast y Aloma con nosatros.--tSigu'iéronle todos, y, llegando 8.'1 ipOrtal de su casa, mandó abrir las puertas, y en medio de la calle, ea presencia de todos, confesó su enVidia, puso a Evast y Aloma en posesión de su casa, que era muy rica, y con alta voz dijo que hacía de ella donación y entrega al hospital, y cLclaróles también todas aquellas palabras que en los adentros de su corazón había dicho de sí mismo, a fin que tuviese mas ocasión de ser enemigo del pecado de la envidia y más amigo de la caridad y 'Para que quedase lll1ás castrlgada su culpa. .Longa ment fo aquest home envej6s e en mala volentat. Dementre que el! estava en aquest peccat.... • En el texto pnmltlvo no vemos .por amor de Je~ucristo •. • «Per Déu vos prec e per Santa Maf1a.~ 1
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CAPíTULO XVII DE LA IRA
1. Mucho tiempo había que estaba en el hospital de . Evast un ~n¡fermo padeciendo una úlcera fistulosa en la pierna, que le consumía por no poder curar de ella perfecta. mente. Un día que sobremanera le dolía, viendo cuán lat'go tiempo había que duraba la enfermedad, se encolerizó de modo que, a más de desearse la muerte, se maldijo a sí, y al día en que había nacido, y a quien le había criado 1, y a la misma vida que gozaba. Tanto le subió la c61era, que ma:ldijo en su corazón a Dios y a todas sus obras. 2. Mientras que el enfermo estaba con esta cólera, e! cirujano le estaba curando, y ENast, que de costumbre allí asistía, le ató las vendas a la pierna y, puesto de rodillas, le besó los pies, como solía. 3. Par la grande caridad y humildad de Evast i!ustr6 Dios la conciencia "del enfermo, quien, conociendo su culpa y su ira, dijo consigo mismo: "¡Oh desdichado de mí, qué cosa tan rara! ¡'Thí, por la ira en que estás, eres enem i.go de Dios y de sus obras, y Evast piensa servir a los siervos de Dios y sirve a un esclavo del demonio!" Pasmóse Evast al oír esto y le preguntó qué significaban estas palahras. 4. Señor respondió el enfermo ,tanta es la i!'a de mi corazón por la enfermedad en que me hallo, que más estimaría morir que vivir; y tan apoderada está de mí esta. ira, que me hace maldecir a Dios y a mí mismo y a todo cuanto hay. Pero vuestra piedad, humildad y caridDd me hacen un vivo recuerdo y memoria de mis culpas y me da.n a conocer 'la mucha grada que Dios me ha hecho, dán, dome a un hombre como Evast por enfennero. Y puesto que tanta es mi sinrazón y mi olvido, no es justo que me permitáis estar más en vuestro lhospit8l1, ni slrváis a un pecador tan grande como yo. 5. -Rennano mío y buen amigo dijo Elvast al enfer· mo ,Dios quiere que yo tenga mérito en serviros, y vos en tener paciencia. De aquí podéis conocer la vileza y miilena en que estamos ' en este mundo, pues de lo que os airáis debierais alegraros: vos estáis en este mundo rpar.3J adquirir méritos, por los cuales Dios tenga razón de llevaros '!. g.1zar de su gloria. Luego cuanto más Dios os multiplica la enfer• 1
Está de más "'f a qUlen le había cnado" •
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medad y el dolor, tanto más os da ocasión de que os ejercitéis en la paciencia y os acordéis de la amarga pasión que sostuvo pendiente en la cruz por vos y por todos nosotros . -·Tan devota.mente hablaba Evast y tan piadosamente aconse~ jaba al enfermo que tuviese paciencia y se arrepi 'ltiese y refrenase su ira, que en fin se arrepintió y prurrumpió en estas palabras: 6. "¡Oh Dios pacientísimo y misericordiosísimo! ¡Quién había de imaginar tu gran paciencia, con la cual has vencido mi ira con tal valentía, que de aquí en adelante por todos los días de mi vida me ofrezco a tener paciencia! Y cuanto más vivamente me sujetaras a 'Padecer y sufrir, tanto más agradable me seI1á la vida y mucho más se me hará evidente y demostrable tu excelente señorío e inefable caridad." Estas y otras muchas expresiones hacía el enfermo, pidiendo a Dio!!. perdón y alegrándose en su infinita misericordia.
CAP1TULO XVIII
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DE LA VANAGLORIA
1. En una solemne fiesta predicó un religioso a un numerosísimo concurso. Acompañálronle a su monasterio muchos prohombres y otra gente 1, de lo que quedó el predicador muy paglJ.do, porque así reparasen aquella honra los demás frailes. Mientrall iban por la calle, hacíales el predicador :varias preguntas, para oír en la respuesta elogios en su sermón, y logró el deseado efecto, de que estaba muy ufano. 2. Al mismo tiempo encontraron a aquella mujer moza que Evast y Aloma, por su buen ejemplo, habían sacado del pecado torpe. A su vista, se a-cordó el fraile de lo mucho que había trabajado en sacar aquella mujer, que él confesaba, de tal pecado, y que su predicación y avisos no habían podido tanto como el buen ejemplo de Evast y Aloma. Aquí conoció su vanagloria, y propuso castigarla con alguna penitencia y no mezclada jamás en sus predicaciones. 3. Pasando esto, el religioso [ego que le acompañaJba le dijo: Padre, dígame, ¿ de qué sermón se saca más fruto: del de la palabra o del de obras buenas y ejemplares? RE'spondióle que, así como el obrar bien importa más virtud y mayor trabajo que el hablar y enseñar cómo se deba obrar bien, así es mayor el fruto que el hombre saca con el buen ejemplo que con las palabras, y no ha mucho, añadió, que 1
«gran re de prohoms •. •
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LIBRO DE EVASl'
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por buen ejemplo se convirtió una mujer deshonesta en quien no habían aprovechado ni sermones ni pala.bras.' 4. Despidióse luego de toda la comitiva, y se fué con
EMPIEZA EL LIBRO SEGUNDO, QUE TRA T A DEL EST ADO RELIGIOSO •
P AR'l1E PRJIMIlilRA
CAPíTULO XIX DE LA CONTIENDA QUE MEDIÓ ENTRE CANA y ANASTASIA
1. Después que Blarnquerna se hu'bo despedido de Cana, estaJba la doncella ,pensarndo muy despacio, cada día, en 'las pa!Ia'bras que éste Ue había diCho al despedirse y muy a menudo meditalba en la; saograda pasión de Jesucristo, teniendo de continuo fija su imagins,oión en los trabajos, penas y muerte cruEU que Sa:n,t a Catalina, Santa Eulalia y Santa }ati!l'garita 1JadEiCieron con ta'l conmancia 'Por amor de Jesucristo y paraJ su maIY0r honra y gloria '. 2. Por 'la virtud de Dios y porque es naoturaJleza del pensamiento el inclinar y convertir la voluntad a alIDar asqueo lla cosa que fzecuentemente ¡piensa, tuvo la doncella gran deseo de dejatr e1 mundo y entrar en religión. 3. Viendo A1nastasia a su hija tan pensati'V'8. y mudada. de lo que antes era, pensó estaba enamorada de Blanque:tlla,. y haJblóla didendo: -Querida hija mía, ¿ cómo estás tan profunda? ¿ Qué es io que tienes? ¿ En qué piensa.s ? Bien creo yo que son en Blanqueltna todos tus pensamientos. SI le querías por esposo, bien puedes ol'Vidal'10, que, como sabe!:!, ya se iba hecho para siempre ermitaño. Si quieres marido, yo con02lCO en la ciudad un hidalgo honrado que tiene un hijo joven, muy gentH y bizarro, que puede ser tuyo, porque tu dote es pingüe, tu li'naJje g~eroso, tu hel'mosura mucha y, sobre todo, eres bien criada. Con estas caHdades, bien puedes escoger el mejor de cuantos haIY. 4. Pregunrt61e Cana si SaJbía cuál era el hombre en todo el mundo más /bello, mejor y más poderoso, y si éste 'l a quería , ce co,gitava en la passló de Tesít Christ, e e n los treballs e la "'Inort üe Santa Catberina, Santa Eulalia, Santa ~rargaT1ta, que sos-tengren oper I'amor de Déu en est món»
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DLANQU~RNA
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por espos8l, pues que ella se sentía tan rka y noble de corazón, que no sólo queria escoger el mejor de la ciudad, sino el mejor de todo el mundo. ~a madre , ¿ quién sa.be ni ,p uede encontrar mejor del mundo? Ni tú eres Noca ni de ,ta'll ndble 1inaje, que reyes, emJPeradores o prínlOj¡pes te quisieran dar a un hijo por esposo. ,Si a mí, pues, me falta riqueza ¡dijo Call1a ,honra y virtudes para ser esposa digna de a:lgún hijo de reyes, ¿ha!bría acaso alguno tan humilde o tan ,bueno que quisiese humi'l larse a ser esposo mío ?-IRespondiOla la madre que si le había., no lo sabía. 5. Pues señora---.dijo Cana " ¿tha'béis oído 'h¡¡,bl¡¡,r de Jesucristo, Hijo del Rey del cielo y tierra y Señor de todo ¡o criado, que es el mejor, el más bello, el más sabio y más am¡¡,ble de cuantos hUlbo ni habrá? Tall1 g·r ande es su humildad, que quiso humillarse a tomar la naturaJleza humana en unidad de persona; tan grande es su humildad, que 181 piedad yel amor le humillaron a ser !pobre, a pa.decer y morir, para que los pecadores, q'lle por sí nada podía'll, se salvasen y escapasen de las !penas del infierno. Y así, madre mia~ro siguió Cana ,a este Señor quiero por esposo, y ruego me lo deis 1'0 más prooto, porque le quiero muy muoho. No os baga fuerza el que sea tan grande y poderoso, que más se humilló en otras cosas. 6. Disgustóse mucho Anastasia, conociendo que su hija pedía estado religioso, y bablóle mal de éste y alalbó el del matrimonio. De aquí se originó entre madre e hija la cuestión sobre cuál era mejor, religión o matrimOlllio. La ma.dre aolababa el maltrimonio didendo que Dios 'le había instituído en el paraíso, y que con el matrimonio se gobierna y sustenta el mundo, porque si todos entorasen en religión, en breve quedarla el !Inundo despoblado, y que la religión era por el matrimonio, el cual puede subsistir sin la religión. La hija respondió que así como Dios hizo en el paraíso el matrimonio corporal, así 2 por luz de gracia y de fe, en la religión hace un matrimonio espiritual; y que si el matrimonio es oorden para que los hombres sean en el mundo, la religtón es orden para que sean en el cielo. Ni porque el fruto no puede ser sin el bbOll, se sÍlgue mejor el árbOll que el fruto, aunque le baya Dios criado para el fruto. 7. Mientras estaban en esta contienda, dijo Anastasia que ella también en otro tiempo b8lbía estado casi Ifesuelta de entrar en religión, pero que algunos religiosos y religiosas se lo habían disuadido, aconsejándole que se casase; de lo cual discurría que había algunas cosas difíciles de tole• .en axí esperitnalment per lum de gracia fa en coratge de bome concebre orde de rehj¡'16». •
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rar en la religi6n, en el matrimonio algunos placeres muy agradables y vida descansada 3. 8. IMadre y Señora respondi6 Cana , no todos los que viven en religi6n son de un mismo parecer. IDI estado de • si es tan noble, que no :permilte que a'1ma. alguna viva en él sucia por concupiscencia vana o mala. Por esto el mayor tra. bajo de! rel,i gioso es estar descO'lltento de su estado y apetecer las vanidades mundam.as, y su mayor placer es amar su estado, conocer que escrup6 las vanidades y peligros del mundo y que tiene a Dios en su corazón, y estar siempre pensando y meditando en sus honores. 9. Alnastasia dijo: Hija, aquí hlllY un bizarro joven, Hndo ca:ballero y muy vÜ'luoso, según tengo entendido por su madre y otras personas, el que te quisiera por esposa, y de ti muy enamorado. -señora madre !respondi6 Cana , ¿'y este caballero que me 'decís es tan fuerte y poderoso que pueda perdonarme mis pecados, o cutar'me si caigo enferma, o darme aa gloria celestial, y, si hlllY hambre o carestía, podrá darme Il os bienes temporales en abunda'IllCia? Ven'Cida de estas razones, Alnastasia cerró la boca, y por que su hija no se confirmase más en sus prapósitos, pensó que en otra ocasión la inclinaría all matrimonio. Fuése de donde estaba y asom6se a !la ventalIla a a ver pasar la gente. 10. Estando en la ventana, vió pasar al una doncella que eT día después haima de ser novia, la cua'l venía de la iglesia muy adornada, dando las gallas a su naltural hermosura mayor reaace. ]ha mO'lltada en UD gaillardo palafrén, y seguianla a pie muemos hombres hO'llrados y mucllas mujeres; ni laltaiban jU!glares que cantaban 'Y tañían sus instrumentos, y para hacerla favor, otros 'baH'!lJban. LlaIllió la madre a su hija y díjola: ---,Miira, mira qué gusto y alegria causa esta doncella en el eStado que toma; mioTa qué !honras ~Ia haoon. Aun no había acabado de hablar, cuando pasa:ron • por [a caale un difunto que llevaiban a enterrar, a quien con alal'idos y llantos seguía su mujer propia. IMuY aflligida está, madre mía, a:quella pobre mujer dijo Cana '1, ,p or !haber perdido llJ su marido. No respondió a esto Alnastasia, antes se quitó de la ventana, 'Porque se retirase tallIllbién su hija y no atendiese más 3)1 llan.to de la triste viuda. . 11. Estando -l as dos en su cuarto, entró una criada muy llorosa y di6 noticia a Alnastasia de que una su comadre había muerto de sobreparto y que 1a ha:bian abierto para sacarle de las enltrañas viva la criatura. (Madre, ¿ entendéis esto? dijo Cana.-iNo la respoodió palabra,' sino que, salIien•
• «y vida
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de~cansad8»
• .pa«a un
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es un añadldo del traductor, que hom portava soterrar 6 I 'esgleya. , ,
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do ·luego, fuése a hacer duelo en casa de ,la. difunta que se había de enrerra:r el mismo día. IDn ese inttel'luedio 5 pensó - Cana en las repetidas persuasiones de su madre, y como temía las astucias del enemigo 'Y la ligereza del corazón de la • mujer, que fácilmente se muda, y aun [temía] que su madre no le urdiese alguna trampa pa!'a apagar su devoción que tenía de ser religiosa. Por esto, envió secretamente un recado a la abadesa de un ejemplar monasterio que había en la ciudad para que la enviase dos monjas el día siguiente por -la mañana; tal hora, en que su madre sería a misa, porque tenía algunas cosas que comunicarle. 12. Hecha esta. di:ligenci'a, asolllóse otra vez a la ventana la) ver la llorosa viuda cuaAdo vol'Viera de'l entierro de su marido. A:! mIsmo tiempo vió a un trompeta que pregonaba anduV'Íeran todos a ver 'l a justicia que se hacía de un hijo de un hida~go, que ilevalban a11 sUipli'Cio .por Iha:ber muerto a un hombre. Por delaIllte de 'l a casal ipasó el ajusticiado, a quien seguían sus .p adres y otra gente 'COn incomparable dolor y qágrimas. M mismo til:nD.po 'Viió venir la donce!lla e. su madre, que, 'halbiel1!do encontrado este triste espeotácu'lo, lloraba de piedad de 'laJ ·a fligida ma:dre del desgraciado joven. lJlegando _ a casa, le dijo Gana: --Madre y señora,' vuestros ojos me dicen que haibéis lloraldo y que vuestro corazón se ha movido a piedad y devoción. ¿Habéis temdo acaso contrición o escrúpulo de Ih'a berme reprendido por 'laJ santa :vocación que Dios me da de entrar en reJ.i¡gión? -iH1'ja respondió la madre ,no me halbIes más de este 'Punto Illi pieIlSles en tomar otro estado que el del mall:l'imonio; cUaJndo no, te desheredaré y apalearé, y aun ohal'é que ,tus iparien1tes te den muchos p8l1os y azotes. Madre 7'espondió Cana ~ semejante me haréis en esto a ~as santas del cielo, que ¡por amor de su esposo Jesús padecieron muohas !heridas, penas y trabajos en este mundo, y padeciendo así, murieron para obtener una g¡loria que no hal de .tener fin. Y así no me amenacéis lo mismo que yo deseo y quisiJera tener ya en mi c07'azón. 13. Toda aquella noohe discUI1'¡Ó. Amastasia cómo podría dar a su hija esposo que ella tuviese como a bijo y quienes poseyesen 1'81 ~ueha riqueza que su marido había mandado a Cana, su bija, y sentía perderla, en caso que ella se hiciese religiosa. Por el contrario, la hija discurrió toda la noch<:: cómo entraría en religión. A1 otro día por la maña'na, estan• Mala tradu~ción del SIguiente texto' .Dementre que NastasIa era fora l'alberc, iNatana pensa en les paraules de Nastasla, ni coro la havla temptada per S;O que la endugués a orde de matremoDl Natana temé Jo demoni e la frevoltat de coratge de fembra, que leugerament se git:a, e hac paor que se mare no Ji faés alcuna m.:¡estna per la qual 11 tolgnés la devoci6 que ella havia a rehgi6 .»
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OBRA~
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LITERARIAS DE RAMON LLULL "
do .Am.astasia a misa, envió la abadesa dos monjas que a-compa.ña.sen a: Cana a~ monasterio. Y hallánldose para sa:lir de casa, porque la ma:dre no ¡pensase que hubiese ido a a1gún paraje menos decente, dijo a la criada la dijese que ella c .• tari'BI en el monasterio de las monjas. "
CAPíTULO
XX "
DícESE EN QUÉ MANERA CANA ENTRÓ EN RELIGIÓN
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1. Luego que Cana negó al monasterio, fué recibida con muclJ.a honra y -coI1tesía por la madre rubadesa y demás religiosas, quienes inanediatarrnente la introdujeron en carpítulo. y estando allí todas j1!nt as, empezó a explkarse en esta forma: lSa1bed, señoras, que :la divina vil'tud ha vencido en mi a la falsa tentaJción del demonio, quien me hacía tentar a Blanrquema !para hacel'le indbediente a la divina inspiración, que le llamaba a la vida er-emít itca para que fuese su sieNo y contemplrutirvo amante. Al partirse me dejó siete matronas 2 muy graves, las que vengo a guaroar en mi corazón, y a quienes quiero servi-r en este monasterio, si es de vuestro gusto. Por estas siete señoras entiendo las siete virrtudes, con las cuales el hombre sirve a Dios y alcanza aa etern'aI bien. 3IV'ent u-ranza y huye de ~os siete demonios, que son los siete pecados mortales, que por tantos días IDvast y MOma. en esta ciudad han combaltido y vencido. Pan yagua pido no más para sustento de mi vida. Huir quiero eIl mundo antes de enredarme en él, o que me impida de ser sÚibdita y esclava de las siete señoras antediohas, a quienes no pudiera yo servir tan cllIbacrmente esta:ndo en el siglo como en religión. 2. Estas pailabras dijo Ca!ll3. con tan grande devoción y lágrimas naCÍ'das del interior de su corazón, que la a'badesa y todas las religiosas, por su buen ejemPlo, fueron eX'Citadas a iguall devoción y Jágr.jmas, y dijo la aJbadesa a Cana: Bendit o sea y a.labado el non¡ís, hermana de S anta Clara. ¿ Podría de cir algo en favor del fran clscanismo de Ramón Llnll ? • les qual6 vu! servir en aquest monestir enfre vosaltres. 1
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bien. Muy gustosa: estaré yo de reoibiros en nuestra compañía; pero primero conviene, segÚn es costumbre, que proponga a todo el cOll!Vento que yo os tec~ba 3; Y así rupartaos un Pp1os. 6. Mientras Cana recihía et hábilto y juraba los votos de la Orden y la abadesa le daba su bendicián, como es costumbre, AlIlastasia:, su madre, llegó a su ~sa y tpensóse hallar en ella a su hija; pero la criada 1e dijo que ella se ha:bía ido al monasterio atcompañada de dos monjas. Muy descontenta eoS-
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• Las palabras "i .así I
respuesta. no aparecen en el original.
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LITERo\RIAS DE RAMON LLULL
tuvo ~a madre oyendo estas palaibra!?, y de hecho se fué muy airnda al monastemo, y, ,p reguntando ·p or su bija, dijo ~a queria ver. Llamóla la¡ abadesa/ y S3!1ió la hija vestida de religiosa. All vez
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para que SÍl"Vrera de ~jemplo a todas las genJtes y que amasen y deseasen morir 'p ara servir a su dirvina Majestad. De aqui es que si por mí moris, moriréis paJI'a honrar a Dios y lograréis el ser mártires, dando este ,b uen eJemplo de vos• otras a todas las gentes. Y si, ta'l 'Vez, pel1nitís que mi madre y mis .pa.rientes me saquen por fuerza de ia religión, daréis un mal ejemplo y motivo a los demá.s de introducirse e9ta maJa¡ costumbre; de manera 8 que en cualquier ocasión que recibáis alguna RlUgiosa en este monasterio sin el consenso de sus parientes, vendrán amenazándoos, y cada vez os hallaréis en el mismo peligro y trlllbajo que ahora os hallái,.-Muy vivamente instaba Cana a l'a abadesa y a las demás monjas que no la desamparasen ni m.ostrasen tener falta de devoción, acordándoles 'la .pasión de su esposo Jesucristo; y mucho les remordía 'la conciencia con los ejemplos del martirio de Santa CataJlina, de Santa Eulalia, de Santa tEngl'acia, de Santa IMIargarita y de las demás santas virgenes, que gustosisimas murieron par.aJ honrar y servir a su amado esposo Jesucristo. 10. Tan devotas eran y tan piadosas las pa1aJbl'as que Oana decía a la abadesa y a las demás monjas y tenían tan,t a fuel1Za y virtud, que cón cl}as cdbró tall fuerza y aliento su corazón, que resolrvieron antes morir que entregarla o desampara:rla; y confiándose mucho en SUB pa!lalbras, pusieroh toda su en Dios, quien defiende y ampara a sus siel'VOS S'iempre que quiere. Tal era el miedo que ten'Ía ~a abadesa y todas las reHgi'OS"as, que no se a.trevian a participar su resolución a Alnastasia 1 n,i a los que estaban con ella alUCiados aguardando a [a puel1taJ del CODJrento. Conoeió Cana que estaban asustadas y que no osaJban, y dijo que ella iria a vOlver la respuesta 8J BU madre y a los demás de la resQllución que .la a'b adesa y religiosas habían tomado por iMlujo del Espíritu Santo, si le da:ban el permiso. 11. Dióselo qa a,badeea, y luego fué a esconderse en su celdal; 10 mismo ejecutaron qas religiosas, temiendo mucho a 'la muellte. Pero Cana, como era de n()ble y a,lentado corazón, santiguáse primero y después dijo estas palabras: ---iEsperanza, folltaleza, cari'dad y justicia, supuesto que me ha- . béis sujetado a serviros en esta Orden, ya es tiemJpo que me ayudéis contra el furor de vuestros enemigos, quienes, por • El autor dice solamente:.. e totes les vegddes vos menes;aran les gents que reebats nulla fembra contra lur volentat » , Traducido más fIelmente: .No se a trevían a parttclpar a Anastasia, DI a los demás, la resolUCIón que la abadesa y todas las religiosas habían tomado por mfluJo del E spÍrltn 5 :1OtO La abadesa y todas las leligiosaó se escondIeron y huyeron y temIeron mucho por su vida. Cana, como era de noble y vahente corazón, después de haber hecho sobre su rostro la señal de la cru?, dijo estas palabra~
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saealme a mí, intentan destrui'!" a este monasterio con todas e5Itas santas reli1giosas, que no tienen cu!Jpa aJlguna de los pecados que yo he comeHdo.----.Al decir esto, tomó las lla'V'eS de la ilUerta y, asomándose a una ventana que estaba más arriba, desde allí se dejó ver a su madre y a los demás y hablóles en esta forma: 12. Sea usted muy blen venida, señora madre, y saludando a todos estos señores, sobre todo~ !hago la señail de la cruz, por la eUSll os a:cordéis de 'l a pasión del HiJO de Dios, Jesucristo, quien 'Por nosotros quiso ser hombre y entregarse a la muerte por sa~'Varnos a todos. De parte de mi señora la rubadesa y de todo el convento, os saludo y os ha;go saber cómo tadas están en resolución de padecer antes la muerte que restituitlIlle a vosotros, para mostraros que nuestro Señor JesuorJ.sto tiene señoras sus sirvientes que desean morir por su a,ffiJ:>r y por su hemor. SOlo en Dios confían, y sólo su justi'c ia y su poder. Y así, no hay para qué armarse contra mujeres que no pretenden defenderse. Aquí están las ll8lVes, haced 110 que os pareciere. En esto Cana echó las lla.ves del monasterio a su madre Amastasia, rogándo¡a encareoidamente que;la¡ mata:sen promero a ella, pues era la ocasión y el motivo de ·la muerte de las demás y de da destrucción del monasterio. 13. No fulltaron en este lal!loe en socorrer a Cana con su virtud la esperanza, la caridad, Ila justicia y la fortaleza. y Dios, que no olvida a sus siervos que le a;la¡ban y le aman, puso tanta vil'tud en sus pala:bras, que su madTe y los otros que estruban a:llí, movidos a compasión, lloraron por las piadosas palabras que Cana les decía y ¡por la santa vida dé la abadesa y de las religi<>sas de aquel convento, que habían ~e gido morir por amor de su esposo Jesucri's to. Se mudó el corazón de Alna.stasia y de todos los demás, y vino en ellos la devoción, la rubstinenCla, concienoia y caridad, y se an'repintieron todos y alabaron y bendijeTem a Dios, que haJbía dado tanta virtud a Cana y a todas las religiosas del memasteri<>. Y, saludá,ndole muy corteses, dijéronle que no temiese de ellos, mas que dijese al la abadesa que ellos se voovian a sus casas, que rogase por ellos a Dios les perd<>nase la loca intención e ~njurioso deseo que habían concebido contra ella y cemtra todo el monasterio. , 14. Vdlviéronse todos a vista de Canoa>, y luego ésta se fué a tocar la campana para cemvocar a capitulo a la madre rubadesa y las demás monjas; mas tanto era el miedo que tenían, que no se atrevieron a ven.ir, lo que la obligó a buscarlas p<>r el cO'llvento, diciéndoles la gran misericordia y piedad que Dios halbía usado con ellas y cómo jamás se oIlvida de los que en El ponen todas sus esperanzas. Es indecible el
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gozo y la a'le.~ría que causó este suceso a todas, y luego la abadesa fué a mirar por la venJtana del monasterío, y vió que ya todos se habían retirado, a eXICePción de Anastasia, que sola se halma quedado a la puerta, norando 9.martgamente y lamentándose con estas palrobras: 15. 'j A¡y de mi, tI1i·s te y desventurooa pecadora! decía .; ¿ adónde e'S'tá el aJ~l'adecimieUoto y las gracias debidas a su divina Majestad por haberte dado una hija tan buena y de corazán tan no'ble como es 'la mía? ¿ NIi qué culpa tenía la abadesa ni ,l as monjas de este convento 8 para que tú amotinases a todos tus p3lrienJtes e inten1:.a:ses quirtaI1las la vida? ¿ 'Puede tgua'larse alguna culpa, por más grave que 8e3J, 8 ésta? Y i oh, cuán sin me
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• 'que volies fer destrUIr als teus parents 1. • Es más conforme decir: «Anastasia lanzó las llaves por la. ventana a la abadesa, para que le abriera la pUeTta y dejara entrar e ne el monasteno para pedir perdón a ella y a todas las religios.as .•
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mí!, ser ocasión de tu muerte y de 'todas estas santas relIgiosas. Pero, dulce hija mía, si en tu corazón sientes piadosa y compasiva inclinación a perdonanlle, ¿ cómo podrá tu hu. mildad dejar de consolarme con tu amable compañía? ¿ Y cómo !ha de dejar Dios, si inte~ongo tus méritos, de oír mis oraciones y perdonarme y, acordándose de mí, llevarme a su santa gloria? Mientras decía estas y otras palabras, que fuera prolijo referi'l'las .todas, estabal Anastasia dando repetidos besos a su hija, la cual se hallaba tan absorta con la alegría, devoción y caridad, que no podía proferir palabra,' con que sólo se explicaba con levantar las manos y ojos al cielo, mirando al santo crucifijo que allí estaba, continuando en besar pies y manos a su ,madre; y no eran sol8.& éstas las que lloraban, mas la abadesa y todas las monjas estaban llorando, mientras oían las tiernas y devotas palabras de las dos. 18. Hija continuó la madre ,¿ adónde está tu corazón? j Oye mis voces, mira y atiende a mis palabras y olvida mis pasadas culpas! :Madre y señora mia respondió la hija ,vuestro es mi corazón y toda soy vuestra. No parece que haya culpa en aquel corazón que favorece Dios con tanta y tal abundancia de devoción como hay en vos; ya os están perdonadas vuestras culpas, y, estando vos sin cull'a, . no hay para qué pidáis perdón; cuanto hay en mi y pende de mí, todo es vuestro. 19. En aquel día fué muy bendito y al3ibado el santo nombre de Dios por todas las monjas en aquel y en aquel mismo día pidió Anastasia a la abadesa y a las demás rel~g\.asas I\.e vistiesen ~l h~biltQ de su reUgión; pero, considerando que era muy anciana, delicada y de complexión muy débil, ' aconsejáronla que fabricase una casa delante del monasterio, vecina a la iglesia, y que allí habitase. destinándole para 'su sustento alguna pitanza de las que no pudiera usar en el monasterio. Tomó Anastasia este conseJo de la abadesa y de las monjas, y vivió bajo su dirección, dando muy buen ejemplo a todas las señoras que observaban su modo de vida. Vistió humilde y honestamente, semejante en alguna manera al modo de vestir de las religiosas. -
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CAPíTULO XXI DE CÓMO CANA FUÉ ELEGIDA SACRISTANA
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1. En breve tiempo supo Cana leer, cantar y rezar el divino oficio. Y estando la mayO!' parte del día orando en la iglesia, asistía con mucho gusto a la sacristana. La abadesa, que estaba pensando cuál empleo sería más de su genio para que le sirviese con mayor devoción, habiendo observado él gusto que tenía en frecuentar la iglesia. y en asistir a la sacristana, dióle este encargo, de consejo de todo el convento, y díjole estas palabras: 2. -Cana, yo quiero daros un encargo en e/lte monasterio, pues ya me parece tiempo, y por'que tengo visto que os gusta mucho visitar los altares, y ver la santa cruz en que se nos representa nuestro Señor Dios Jesucristo, espq.:lo de nuestras almas, y porque gustosa cuidáis del aseo y limpieza de la iglesia y de todo cuanto sirve para honrar a Jesucristo en el oficio de la Iglesia, P
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los días, que la que ten1amos estando en el siglo hablando de ·l as 'Cosas de la tierra'? !Bendilto sea el nomlbre de Dios -·r~pondió la mame ,que me ha pu'e sto en este estado, favoreciéndome con el consuelo de tu amada cOIlllpañia todos los días. 6. Bien conozco, hija mía 'Prosi'g uió ,que, si hubieses quedado en el siglo y tuvieses marido, no me se'I'ía posible estar corutigo cada día, como ahora que estás en religión; y ·b ien claro veo ahora que era ceguera de mi. entendimiento lCuanto oIbraba ;paTa impediros el ingq-eso en eUa.; por lo cua:l, ya me parece sería tiempo de repartir la hacienda que nos queda entre los pobres de Jesucristo. ' A esto res-' pondió Cana que cadru día estaba 'Pensando cómo podría repartir la que su pad'I'e le había dejado, para que diese mucho fruto y aprovechase por largo tiempo; y a este fin, dijo, siempre estoy obseIWando, según el estado en que esta. ·~l monasterio, en qué modo pudiera éste mejorarse 'Con nuestros bienes t, :para servicio de Dios y de su Madre Santisima la Virgen María.
CAPíTULO XXII DE
LA
MUERTE
DE
LA
ABADESA
1. La misericordia y aa justicia de Dios quiso dar ea galardón a la a'b adesa, ya muy anciana y que había tr/llbajado muooo en Ja religión 'PM"a servir a Su Majestad, quien quiso llamarla a su santa gloria' p/llra mostrarle cuá,1 era aqueI Señor a quien ella halbía servido, y, para enseñarle que su poder ;puede premiar a sus siervos, quiso dalse a sí mismo a su siel1Va en ,l a glol1ia para que fuese su g'loria, parque la abadesa, cuando 'Vivía en este mundo, toda. se haJbía entregado a Dios. Los nurucios que le envió para lIamat'la a sí ¡fueron los traJbajos que con resÍlg'Ilación padecía en su conciencia 'Y en su enifelll u'edad, y esto a fiIn de ejercitarla en ,l a paciencia y obediencia, prura ipullificar su corazón de ·t oda cUllpa y que después de esta vida pasase en. derechura aJl eterno descanso. 2. Mienl!:ras estaJba enf~':lnla aeordaron 'las monjas les quisiese dar su consejo sobre cuál h'.llbÍan de elegir albadesa después de su muerte, supuesto que ninguna estaba tan informada de todas y de su obediencia como ella. Y asi, ailgunas ~Ji,giosas, Gas más celosas, 'l e rogaron secretamente 1
Sobran las palabras "pa ra . María •.
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les dijese cuáll en particular seria mejor p3lI"a aJbadesa, a lo cua:l respondió, según S'll juilcio y parecer, tenía por muy conveniente se eligiese a sor Cana, pues siempre la hwbía encontrado muy obediente y muy amante de'l estado religioso; don'de había entrado dejando tantas riquezas y honras. ¡y como estay para morir prosiguió , bien podéis pensar en conciencia que no ihe de mentir, y así os aconsejo hBlgáis a sor Cana¡ abadesa. 3. FU'é 1a voluntad de Dios que la rubadesa pasase de esta vida a ·la gloria perduralble del paraíso. Y procuraron enterrarla con mucha honra, asistiendo a su entierro los primeros de aquella ciudad, hom'bres, mujeres y re11giosos, llorando toda Ila gente 'de aquel país, y en particular ¡as reMgiosas del convento, y más que todos sor Gana. M'U
CA PfTULO XXIII DE CONSOLACIÓN
1. Todas 'l'as religiosas acorda:ron en que sor Cana dijese 3)lgo para consO'lrurlas en ~a muerte de la abaJdesa. Y ella, alzándose en pie, se in:c1linó delante del crucifijo, dando gracias a Dios y a todas las monjas por honra tan particular, y añadió q'Ue en capítuno ha:bía mu(;has religiosas que, como más sabias, desempeñarían mejor el asunto; mas, supuesto que éra su gusto, diría lo que Dios fuese servido inspirarle. y empez6 su discurso en esta forma: 2. "Vivamente deseo confortar y consolar a mí misma, y que sea ttail. este consuelo, que sirvBl a tO'da5 ¡as demás de nOlma y ejelIDlp'lo para consolarse cada eua'! a sí misma. De este nuevo ·m étodo solía usar un santo religioso que predicwba muy noblemente, hablando consigo mismo. 3. "Muríó mi señora abadesa, la que hasta hoy fué mi :ruperiora; y de aquí es que •la caridwd y la justi~ia para 1 .Consell fo empres per les dones que en lo capítol, aleuna dona, aprés lo serm6 que.¡ frare féu de I'abadesa .•
OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LL ULL
compadecer su 'm uerte están moviendo a mi a1lma a tristelZ,a y dolor, dando és!ta fuentes ilm pulsos a'l 'c orazón paTa que suministre 'láJgdmas a 10's ojos. Pre1ciso es el nanto, pues mucho con ell amor -c oncuerda. Manda la jUSlt'Í'cia que en la muerte de sus superiores el hombre llore; luego, si quiero consolarme, juslt o es 'q ue Hore, :pues s,i n el llanto no habría modo para haUar ,c onsuelo. Lloro :p orque se ausentó de mis ojos la que amaba y enseñaba el ca'm ino de mi s a:l1vación. Si considero el gozo de su bienarven1tura'n za, 'c onviene allegrarme; y es tan crecida esta ail egría, que 'rne precisa a llorar, pues no' hay alegría .en este mundo ,c umplida sin el nanto. r:Dodas sentimos ,s u falta y 3msencaa \ ,c uando en ésta encon1tró nuestra rubadesa ell 'Cump\li1m i1ento de su des1canso. Y aSÍ, ale:gra;I"lne conviene por 'l o que :l ogra, entrisit ecevme debo rpor 1'0 que pierdo; con que ilg ualmente por el gozo y :la tristeza '2S justo Hore. Y pues tengo dos mO'tifVos pára llorar, será preciso que sea! doble el Hanto: y si no lloro, ,com'Ü es razón que llove, justo es 'que Uore ¡la ,c u:l pa que tengo de no 'llorar. Ni() se olvida mi alma en hacer ,c uanto puede ,para llorar. Ple ro si la jusiti1cia quiere desc'Onsolarme y 'c aSIU garule , no ¡rile permita ell 1lanto; 'ma1s sli .gus1ta consolarme y premiar1ne, ruégol'a me deje llorar 'cuanto quisi'e re, y por mucho tiem~po. 4. "Para compla;cerme en cuanto quiere y dispone' su oriador fué criada mi voluntad; luego, si ésta no quiere lo que su 'criad'Or, 'Preciso será Tlli desconsuelo. Si por lnis convenien.cias deseo 11'0 que sería en menoS\calb o de mli afbadesa, ¿ adónde -está 'l a 'c aridad que me inclinaba a ama1"la? Es muy justo que, si estoy ,w pesarada 'Por la muerte del cuerpo, me 3.Jlegre - y 'consuele por €I} 'hile n que eSlt á l'Ogrando su ahna. ¿ ISle rá a;caso r3Jzonable desconsO'Iarme por 'V'er.la ya Ji'bre de pelilgros? Y si tú, Ic uenpo mío, semejanbe ·cn nalt urall:eza a -las bestias, pret,e ndes des'cons01ar a m,i a'l raa por lru . muerte del cuerpo de lla abadesa, a .ti semejante en natura'leza, también mi arlma quiere cons:olarme, por ser Seml€j.aln t,e, asim1ismo, en naturaleza a ;l a suya. L~ora, llora, ,cuerpo mío, cuanto quie ras, pues ,e n ItU mis:mo llanto pr,e1:ende haUa:r mi alma su C'onsuelo. A ¡ti, cuerpo mio, q;>,erteneee el llora'r , y sólo debe estar mi alma toda ocupada en recordar la virginidad, perseverancia, sanrtidad y buenas oibras, di'g nidad y feliz ,m uerte de mi superiora mi seño¡,a¡ la abadesa; por 2 lo que me consuelo esperando alegrarm;e con eUa 'e n la bienaventuranza . que goza y estará gozando sin fin." Tan devotamente y con eX!presiones tan natura!les, Iq ue son las más a opro'p ósito para «Freiura e defalliment són seguits enfre nos per lo cump h m e nt e· l repos en lo qual és vengut nostre major , Alegrar me cové d é' ~ on bé, ea e ntristar me cové de la lnia fretura e (l e 1 me n d eféü]i lI1 enL» 2 Cú1bsE' t' 11 e l orig inal «por. .. fin». 1
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el consuelo, s'e consO'la;ba 'C ana a sí misma;, y tan piadosamente lloraba, que movía a: las demás a piedad y nafIlto, consolando a todas con ilas pala'bras que decía y Icon lo mucho·,que [loraJba. Todas allaibaron y bendijeron a Dios y a su div.ina :voluntad, que qui'so ejereer en ella su poder; di,ciendo que ya era ocasión de am:ar, y llorar, y tener paciencia, pues su llorar 3, recorda:r y ' amar seIWÍID para fa'ciUtár en .todas el cor1SUeliO. '
CAP1TULO XXIV EN QUÉ MANERA CANA FUÉ ELEGIDA ABADESA
f. Ya s'e habían juntado en ,capítUlo para elegir aba.. desaCan:a y todas .Jals relitgiosa:s que tenían voto en la- e~ec· ción, ,cuan4o ésta empezó a ,persuadi:Illas que era cosa muy necesaria e i'm portante \el tener un buen superior, porque . de la ,bondad' de éste se ¡sivve Dios 'como de conduoto para comunicrur 'Vi'vtud a tl'Os súfbditos. - y como nuestra supe .. riora ha pasado de ésta a mejor vida, digo 'que es muy necesario le impottante para todas ·nosotras, según pide la razón ·y la naturaaezaJ, que busquemos :cU!áll entre todas es mayor en santidad y en amor de Pios, pues, según buena ordena'ción y ,conforme a la voluntad de Dios, es aquélla la más digna de s:e r nuestra superioraJ y nuestra · prelada. 2. Todas, aprobaron 110 que Cana habíoa di1cho, y que· rían elegir a1bade'Sa del 'modo que acostumbraban; pero les dijo que había oído y salbía un nuevo modo de elecci'ón, que consistia en arte y ,figuras, practicando ~aS, condiciones del al1t'e de el,eüción segiÚn el Libro del gentU y de los tres sabios 1, que se confoImla con el Arte de halZar la verdad 2, )
«e 10 1ur plorar amar, és occas,ió e raó de la .} ur consolació». El Llibre del' gentil e dels t1"es savis (en la ed. de Maguncia Líber de gentili et tribus sapientibus), escrito ,e n Mallorca (¿ I272 ?), tiene por argumento una larga y tolerante discusión teológica entre tres sabios-un judío, un cristiano y un sarraceno-, .cada uno de los cuales expone los fundamentos de su ley en presencia de un ¡pagano. Ramón L1ull primeramente 10 escribió en árabe y des,p ués 10 tradujo al catalán. . ~ A rt inventiva (en la ed. de Maguncia A rs inVe1'LU"l.'a veritatis seu a'Ys intellectivi] verUatis) .. Otro libro del Doctor Iluminado, escrito en lVlont'p ellier el año I289 en lengua catalana y más tarde, en I29I, traducido al árabe por el mismo autor. «Esta A rt in,ventiva--dice Carreras y Artau-, juntamente con el Art anlutiva, y el Art n~emO rativa, que L1ull no llegó a escribir, respondían al plan de actualizar . u objetar, mediante las reglas del arte, 1a,s tres potenci~s del alma, haciéndolas aptas para la vida contemplativa. De dichas tl"es 3
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con cuyo método siempre se halla la verdad, y por este modo---jprosiguió Dana "podemos saber euáil sea verdaderamente la más confV'eniente y mejor religiosa para ser nuestra aJbadesa. 3. Rogáronla todas loes declarase el modo por el cuaJI, según arte, 'p udiesen encontTar ~a que sena mejor para a;badesa, y respondió Oana que con brevedad les diria los pl1incipios de este arte. DÍvídese dijo en dos partes: ia primera enseñaJ el modo 'CO'Il que se deben elegir los vocales; l'a segunda, en qué manera éstos deben elegir su prelado. Voy 3!hora a explicaros la primera parte, y luego ia segunda. 4. Nosotras ' dijo Cana somos veinte monjas en capítulo, que tenemos voto en Ia eleocíón. Según dicho arte, es menester de las veinte elegir número impar, como cínco o siete, por ser éste más conveniente, para hacer elección y encontrar la verdad, que otro 1II1Ímero, y aun el siete es mág a propósito que el cinco. En primer lugar, todas han de jurar dirán la verdad; después pregúnr!:ese, en secreto, a la primera monja, cuál de las diecinueve es mejor para una de las siete vocales que deJberán elegir qa abadesa, y en esta forma váyase preguntando a. ia segunda, después a la tercera, y así de las demás, hasta la última. y se irá escribiendo y notando todo lo que cada. una dirá, y, después que todas ha:brán dicho su parecer, véase, y con puntualidad se encontrall"á, euácles son iaa reHgiosas que han tenido más votos, y sean éstas las siete que deberán elegir a la abadesa. 5. La segunda parte de este arte de elección explica la ,m anera con que los electores deben elegir su prelado. Por lo cual -con:viene, en primer ,l ugar, que éstos concuerden en elegir de cierto número y de cierta calidad de personas, se· gún les parecerá bien, cotejando aa una con la otra, según estas cuaJtro -calidades, es a saJber: la primera, cuál a'"'lII y conoce más a Dios. La segunda, cuál 8Jma y conoce más a las v,i rtudes. La tercera, cuM más conoce y 8Jborrece a los vicios. La cuaI'ta, cuM es más convenlenlte cU3!nto a lo personal. 6. Cada uno de estos siete electores puede elegir a una persona, para que ésta entre en er n'lmero de los sujetos entre los cuacles se debe elegir el superior. Y, paJra que más nanamente se entienda este &I'te, supongamos que el número cierto de personas, entre las cuales debe escogerse y elegirse superior, sea el número nueve. Primero deberán artes derivan respectivamente, tres árboles, a saber. el Arore de sCl~nc,a el d~ OIMr (Arbre de filosofta 4'amor) y el de membran~, s610 esbozado en el A rore de filoSO/la, cumderat. (Historia de l.a /,loso/m española, 1 [Madnd, 1939], 29 1 ).
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• parttirse ,l os siete en dos ¡parrtes, esto es, dos en una parte y cinco en ,l a otra; y estos cinco escudriñarán cuál de aquellos dos debe ser eleg.ido, y se escribirá secretamente el que tuviere más votos. Hecho esto, deberá cotejarse · este que tuvo más votos con uno de los dnco, que se pondrá en lUr gar del otro que quedó vencido .p or tener menos votos, y se pondrá este que rfué ya vencido en lugar del que entra en cotejo con el primero o segundo, y se hará lo misano por orden en todos ·los demás; y si a este número se añade el octa:vo y el nono, que no son del número de 10s electores, según este número serán muitip¡¡'cadas treinlta y seis cameras, en las cuales se verán los votos que ·t uvo cada uno, y ent onces se e-Jija por ¡prelado el que tuviere más votos o más cameras a. 7. Después que Oana hubo explicado el arte de elección a las religiosas, una ·Ie preguntó que, s,i aconteciese tal vez haUarse en dichas cameras votos iguales, ¿ ,q ué manda el arte se haga en este caso? A esto satisfizo diciendo que, si fuesen dos o tres o más ~ os que tuviesen iguales votos o cameras, en este caso debe por arte inquiririíe cuál' de ellos solamente tie ne mlliyor conveniencia o concordancia con las cuat ro condlcIOnes o ca'lid~des arnba expresadas, y éste será el más digno de ser elegido por superior o prelado. 8. Mucho gustó a todas las religiosas este ar,t e y manera de elección, di'ciendo que, según éste, no se podía errar en ·l a elección, y luego establecleron de allí en adelante, siempre que se hubiese de 'ha!cer ,l a elección, se practlcase en aquel modo y aI1te que Oana -les había señalado. y ha'b iendo buscado el' nibro que trat a de este arte, lo aprendieron, y 'poco después lh icieron la elección conrforme el arte, y con éste Ihallaron que Cana debía ser su abadesa. 9. Elilgieron, pues, a Cana abadesa; y aunque sintió mucho la hubieran hecho esta honra, con todo, bendecía a Dios, que se había dignado honrarla sobre las demás. Pero dudando por si acaso h a:bía errado en el al'te, quiso ver las treinta y seis cameras en que éste se encuentran, pues en tal caso no debí!!> ser ella abadesa, sí sólo la que conve~ dría más según el modo de proceder del arte. Según ~sto , Cana y Ias demás reLigiosas que no habían sido del númeroO de las siete que habían hecho la elección, las reconocieron, examinando el modo que había'n seguido en la eleción •
• E n d capÍlu lo 6u, Ra món Llull propon tl rá ~alJl a me llte n los monJe" e~a mI s ma m a n erd ,le e legIr s u abad (QUIén tao ve lo" g ra n d~ , m con ven.e n tes q ue nacerían del voto de h ber a tlvo de lodos los m Iembros de nna comullIc1atl re h glO,a, ,ea de h om bres, ~ea
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
según di~ho arte, y encontraron que habían observado sus reglas puntualmente. Desde entonces entró Cana en cuidado de cómo saJbría bien regirse a sí misma y a las demás, por lo que estaJba meditando cómo podría ordenar el monasterio a buenas costumbres.
CAPíTULO
XXV
DE CÓMO LA ABADESA CANA ORDENÓ ACERCA DE LOS CINCO SENTIDOS CORPORALES, Y PRIMERAMEN'l'E DEL oÍDO
1. La a:badesa Cana mandó tocar 'l a campana, para convocar a ca,pítullo las monjas y tomar su consejo y parecer sobre 11 0 que se podría hacer, para que en el monasterio todas usa's en debidamente del sentido del oído, para observar y seguir mejor la regla de su Instituto. Mientras la abadesa estaba en capLtulo y acudían ~as demás, una religiosa que volvía de pedir Jimosna Ip or amor de Dios en ia ciudad entró en capí,t ulo y contó a las otras monjas cómo babia visto una novia muy hermosa y rieamente vestida, la cua!! acompañaban sus deudos a la iglesia COIIl ~uc'ha honra y alegria. Esto' contaba la monja con mucllo agrado, y las demás lQ escuclhaban con 19ual gusto. M'IlIY 'bien O!bser:vó la a!badesa ~as palabras y el desorden que se seguía de lo que las monjas que salían a pedir limosna estaban contando de 1as vanidades y deleites del mundo a 'las otras mon• J as.· . 2. Habiendo, pues, concurrido ya todas a caipttulo, empezó Gana, la a;badesa, a bendecir a Dios, y dijo estas palabras: tMlucho ha pensa'do y buscado mi alma en qué modo pudiera yo voltver a Dios Qos bienes de mi madre Anastasia y los mios que me dió, para que con ellos le sirviera 1; pero ahora, ¡por ~a 'Vil'tud de Dios iluminada mi alma, determino dar a este mona.sterio todas nuestras riqftezas, pero COIIl condición que ninguna religiosa salgal de este con'V'ento de aqu1 en ade'l.ante a buscar limosna por la ciudad, pOI)lue así no nos vengan a contar lo que hubiesen visto u oído de cosas del mundo; !pues, por oír haJblat de estos deleites tempora'les, nos acordamos y muchas 'Veces deseamos Jas vanidades del' mundo; y estos deseos nos impiden y embarazan en las oraciones y meditadones de ia pasión de nuestro Señor Jesucristo. , Las palabras .para que con ellos le sIrvIera. no se leen en el origmal.
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3. EstaJblecieron, pues, que nin'g una monja, sin urgente necesidad, sa:liese del monasterio, en atención que los bienes que la abadesa y su madre da:ban 3/1 monasterio eran tantos, que lbastaban paJl"a subvenir a las necesidades que las oMigaban antes a pedir Umosnas. Buscaron, pues, algunos religiosos legos, hombres ancianos, de buenas y honestas costumbres y aprobados en otrru religión, quienes cuidasen de sus bienes, y de éstos praveían cl monasterio, pero sin entrar en él; Y si la abadesa o cualquiera otra religiosa necesita'b an de a'lguruIJ cosa secreta que no conlVenía comunicar a ~os frailes, tenían algunas mujeres viudas. beatas en la ciudad, que eran muy buenas y muy honestas, quienes ,l es procur3/ban cuanto necesitaJban. 4. Ta.mJbién ordenaron y establecieron cierto número detelllrdnado de ·re1igdosas, poniéndolo por escri,t o, y que no reci:biesen otra a'lguna 'V'Írviendo éstas; y 10 hicieron a fin que bastasen para el' monasterio nos ·b ienes que le bruma d'3ldo la l1'badesa, y tamobién para tener motivo de excusarse si 'las empeñaban para que recibiesen 13!1guna otra religiosa; ¡¡. excepción que, si alguna señora seglar quisiese. entrar o poner su Ihija en el monasterio, debiese corresponder con una pensión correspondiente hasta tanto que muriese 3 tl guna, y en este caso cesaría la pensión y entraría en lugar de la difunta. 5. La albadesa todos ~os dlas iba buscando S'i encontraría alguna cosa a propósÍlto palra ordenar el oído, cuando un día, entrando en el 'huerto, 'V'Íó dos monjas que hiaaban en lma pal'te, y obra sola en otra parte. Entró después en el dormitorio, y de éste en ,l as celdas, donde ias religiosal acostumlbraban hilar, y observó que no tr3lbajaban todas juntas en un lugar. Al otro día por ~a mañana conlVocó 31 capí.tulo, y estableció que todas las monjas ihilasen juntas en ~m mismo puesto, y que entre tanto estuviese una de ellas allí leyendo en nengua vulgar, para que to;das lo entendieran, algún
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inclinan al pecado, y que cada cual de las religiosas se enamQrase de la buena 'Vida de aquellos sanrtos; pues del mismo modo que el alma, viendo algunas cosas herlllosas, se mueve a amar, así, oyendo aLgunas palabras agradables. se mueve a desear.
CAPíTULO XXVI DE
LA
VISTA
1. Estando en capítulo la abadesa con todas las religiosas, les dijo que, según plugo a la divina ordenación de arreglar y ordenar el hombre, tiene éste obligación de usar de su vista corporal en tal manera, que vaya siempre ()II'denada a la vida espiritua.'l. ,Por ,lo cual será bien prosiguió---'que se haga ordenación y establecimiento entre nosotras para usar bien de la vista corporal. Y primeramente ordénense nuestros ojos a mirar las imágenes de Cristo crucificado, de María Santísima y las demás que nos representan los hechos de los santos que pasaron de esta vida. Honremos a estas ñguras, ,h umillándonos a ellas siempre que las veamos, acordándonos de lo que nos significan. 2. Sean honestos y humildes nuestros vestidos, y en la cara 1 no haya afeite alguno, más de lo que Dios y la naturaleza han puesto en ella. Cuando las seglares vendrán a vernos y escucharnos, vayan reguladas nuestras palabras, según queda ordenado en el capítulo del oír. Y cuando veremos sus riquezas y soberbias vestiduras y sus caras afeitadas con arte, entonces conviene alabar y bendecir a Dios, que, haciéndonos sirvientes de la humildad, nos ha librado y defendido de las vanidades de este mundo miserable. Y entonces COlil los ojos espirituales debemos mirar a nuestro Señor Jesucristo, su santísima 'Madre la Virgen María, ¡os santos apóstoles y demás santos, que vestían muy humildes vestidos. Cada una de nosotras puede ganar muchos méritos, si sabe ejecutarlo en esta forma. Antes bien, cuando veremos estas señoras seglares soberbiamente vestidas, las podremos advertir que, en viniendo a visitat'Ilos, vengan con vestidos humildes y sin afeites en el rostro 2, para que no uen nos tres fay ~on , no h aJa null a mae<;tt la 11l s uperfluy tat • . 1 ce e n Inrs fay ~ on s no aja adob "' mae.tria» Nueva mente Ramó n L lull clama rá contra e l ab uso de las señora. en pmtarse y a fe Itarse la cara e n los capítu lo~ 42, 71, 74, 8 1, 92 Y 94 del Lllbrc d e Blallql~erna T a mbIén en e l l- ll ore d e contempla Cl 6 (ORL, IV, II 2-11 3) , e n A rb .c d e scie'ICla (OR L , XII, 389) , L/,b re d e Santa 'larla (ORL. X, ICl9, II 2-11 3) , L/till e de II O III ~ "(ORL, xxr, en pren1
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ocasionen a nuestra alma alguna tentación de algunos vanos deseos del mundo. 3. Cuando veamos el cementerio, entonces es tiempo oportuno de pensar en la muerte y, con los ojos del alma, ver los gusanos que n., han de roer los ojos con que ahora vemos, y las orejas con que oímos, y la lengua con que ha· blamos. Cuando estemos en las letrinas 'Y veamos las inmundicias que salen de nuestro cuerpo, entonces es ocasión de pensaT en la vileza de nuestra naturaleza, para que con esta. consideración en nosotras se exalte y crezca la humildad y se mortifique y minore la soberbia. Si entramos en la huerta y vemos la pobre bestia que está rodando la noria y ponemos la vista en los árboles y en las yerbas, entonces es tiempo de dar gracias a Dios, que nos hizo de más noble naturaleza que a las bestias, árboles y yerbas, siendo así que pudo creaTnos de naturaleza semejante a ellos, si hubiese querido. 4. Miremos el cielo, y consideTemos cuán grande es; miremos el sol, la luna, las estrellas, el mar y la tierra. Consideremos cuántos hombres hay y hubo en el mundo; cuántas aves, cuántos peces, cuánto ganado y cuántos árboles y hlerbas, y en todas estas cosas alabemos a DIOS, que es ta'n grande. Porque si Dios ha criado tantas, tan buenas, tan grandes y tan varias criaturas, i cuánto más bueno, grande y 'Poderoso es él, que es creador de todo 'cuanto hay! Y habiéndolas criado todas para servicio del hombre, ¡cuán gran•
sa), para no citar más que algunos pasajes de al~unos de sus hbros, el ap6stol mallorquín reprobará }:¡ mi sma mOlla fememna En el Uibre de Santa Mana, el hlenaventurado :\laeslro narra e"la bella parábola' .Reconla EntencI6 e dlx que, en una noble emtal, esta va una dona muller de un nohle hurgue" .\qllell a dona era molt bella corpornlmenl e e~penta l, e, por ~o que <8 helltat no fo., occa~16 que negun hem coJ>eJas carnal deht en ella, no ve~tla de noble .. dra.p', m ses beulats no m~mfe~tava, an~ aytanl como pOlha les lema secretes, car dona era qlll amava 1110lt ca~tedal. .\qlle~ta dona, com anavll B, l'esgleya, anava humllment vestida, per ~o que donas eXlmph de humlhtat, e per entencló que nostra Dona la exoís de se" parallle<; Un dla s'esdevenc que lo burgues hac mandada una hila, e voJe que anas a I'esgleya molt noblement vestida, e ab gran honrament de gent, e les altres dones dlgueren a In bona dona que adobh ,~ pmtas sa filia, m.as la uona demana a son manl e a les allre~ dones per qual entencl6 vallen que anas e I'esgleya, e 10 marit r es pos que per c;o que, prenent ella gracia e benedlccI6 del sagrament del matrlmonl, pregas Déu que la faés IXlI1a dona, e que 11 donas Infans qUI fos~n a servey geu; e la dona res pos e dlx que no s pensava que Déus exoís fembra qUl1 pregas ab altres colors mas ab aquelles que ell h havla donades, ni que a eU pr<:gar anas ab vallllal e ab amar la vana glona d'aque~l m6n Per que, auon es, la bona dona, segons veres colors de favc;ons e ab humlls vestlment e sens Jlffana de gent, ana a I'esgleya: e prega no ~lra Dona que a sa filia donas bentat e~pental e que la faés bona en amar, en membrar " entendre no~tra 1)ona. (, HU., X, 1J;.2-113 ) .
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de debe ser el agradecimiento y las gracias que debemos hacer a Dios! Con estas y otras consideraciones exhortaba la abadesa a · las religiosas a mirar con los ojos corporales y espirituales, para que su corazón se exaltase en el amor de Dios y que no se inclinase al pecaWo ni a la maldad. ,
CAPíTULO XXVII DEL OLFATO
1. Oler lirios, rosas y flores-continuó ia Sibadesa , da deleite y placer al cuerpo, mas el alma por este deleite está en peligro de inclinarse al deseo de alguna vanidad de la carne; y, según esto, bueno se!'á que nosotras, que estamos en este monasterio para hacer penitencia y vida austera, no usemos flores, a excepción de cuando las llevemo3 al altar para que esté más aseado y adornado. Cuando sintamos los buenos olores de almizcle, ámbar 1, algalia u otros de los con que suelen llevar pel'lfumados sus vestidos las señoras seglares, bueno será entonces nos acordemos de la esponja, hiel y vinagre 2 con que dieron de beber a nuestro esposo Jesucristo en el día de su pasión santísima, y podemos s acordarnos también de los escarnios que le hacían los malditos judíos escupiéndole en la cara; y asimismo cómo quiso nacer en UD establo, para darnos ejemplo que no nos deleitemos en los olores que mueven al hombre al pecado. 2. Cuando las mujeres seglares vengan a mezclarse entre nosotras y sintamos olor de algunos colores que se hubiesen puesto en la cara para parecer más hermosas, entonces será ocasión de recordar la vileza de su corazón y será muy bien corregirlas, porque, si no están avergonzadas entre nosotras de dar muestras de su loca intención, menOl!l debemos nosotras tener empacho de corregirlas, pues claro está que no cabe vergTÜenza sino en lo malo y defectuosb. 3. M!ucho debe esquivarse el sentir malos olores, porque éstos infectan el aire y por la corrupción se engendra en el cuerpo enfermedad y JIluerte. Pero aun más debe esquivarse· el frecuentar la mujer que pone en su cara afeite y colores, y en sus vestidos olores y perfumes, pues todo esto da.. señal de que tiene malos deseos; porque si por la per almesc e per ambre., dice SImplemente el autor. • oremembrem lo fel e la sUJa e:l vmagre •. • Las palabras .y podemos... cara» e stán de sobra. • .pus esqUlvadora cosa és amlstat de fembra, qUl en S8 en sos vestlments posa odora', 1
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DI
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corrupción del aire enferma el cuerpo y se inclina a muerte corporal, más presto, por la privanza y amistad de mujer mala, se inclina el alma muchas veces a pensa'!' y desear obras viles, por las cuales la voluntad culpable y el recuerdo son al. hombre ocasión de pena eterna. oEln este modo y en otros mucllos ordenó ,l a 3Jbadesa 6 en el monasterio los medios con que en el olfato obviasen el pecado y la ocasión de perder la celestial y perdurable bienaventuranza.
CAPíTULO XXVIII DEL
GUSTO
La abadesa dijo a las monjas estas palabras: ' La principal razón por que estamos nosotras en religión es para .contemplar, adorar y servir a Dios; y como entre las otras cosas que mayormente impiden la oración y contemplaciOn una es la superfluidad en el comer y en ~l beber, buena ordenación será que comamos y bebamos con templanza, de manera que entre nosotras no esté la hipocresía que hay en aquellos que entran en religión y comen y beben superflua y delicadamente, dando muestras a las gentes que hacen vida áspera comiendo y bebiendo pocas y ruines viandas. 2. Si le fuese prohibido al religioso el comer carne, no conviene que el pescado u otro manjar le sea semejante en el gusto y deleite, como sucede cuando se le mezclan muchas salsas, sainetes y otras cosas delicadas. Si es cosa buena el ayunar, no es licito comer tanto en una hora del día como en dos, pues en este caso no habría gran virtud en el ayunar. Si nuestras vestidura.s y nuestras camas Significan que estamos en religión, el pan que comemos y el vino que bebemos debe también significar vida austera. 3. El mucho comer y beber engendran apostemas y mala sangre, que es ocasión de enfermedad y muerte. Y por la superfluidad de viandas, el cuerpo ocasiona al alma el desear los carnales deleites. Muchos monasterios hay que están pobres y empeñados por gastar superfluamente en el comer. Si algún religioso come mejor y más delicadamente en la religión que cuando estaba en el siglo, es evidehte que hacía más penitencia cuando seglar que ahora cuando ~s religioso ..Padecer hambre y sed con paciencia es mortifica. 1, Y así como la ción para la culpa y salud para el 1.
• «coro ]ler odoraci6 no tos peccat en lo rnonestir occasi6 de perdre la sublrana beQau},au~a perdurable •. • «e. és samtat de cors, consumant natnra en 10 cors aleuna superfiuytat de males humors •. El traductor amphfica el texto.
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paciencia con las demás virtudes destruye, por voluntad de Dios, los vicios en el alma, así también la naturaleza, por hambre y sed, consume en el cuerpo alguna superfluidad de malos humores. 4. Comamos y bebamos nosotoras sólo a fin de conservar la vida para amar y servir a nuestro SeñO'l' Dios, y no vivamos para comer y beber y destruir 2 los bienes del monasterio, poniendo en mal peligro nuestras almas. Si nos profesamos siervas de Dios porque somos sus criaturas y redimidas por su glorioso Hijo, quien se encarnó por nosotras, no sirvamos, pues, a nuestro estómago, quien no perdona ni da remedio alguno a sus sirvientes, y confiemos más en las virtudes del alma que en los regalos del cuerpo.Todas estas palabras y muchas otras decía la abadesa a las monjas, para que cada cual procurase afligir su cuerpo con hambre, sed y viandas cuaresmales y que, por los méoritos de su vida penitente, perdonase Dios a todos los que están sujetos al pecado de la gula.
CAPITULO XXIX DEL SENTIR
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1. El sentido 1 a quien pertenece el sentir como sentido particular es el tacto, que se halla düundido por todJ el cuerpo; de aquí es que todo el cuerpo debe sentir aflicción por amor de Dios. Si estamos en invierno, entonces es tiempo de sentir frío, y si en veorano, de sentir calor por amor de Dios; y si quisiésemos excusarnos de sentir frío y calor, sería hacer injuria a la boca, si no la excusásemos igualmen· te el sentir hambre y sentir sed. Como el señor tempora! quiere ser bien servido por su vasallo, así Dios qUlere que el cueorpo del hombre, que es suyo, le sirva; y si nuestro cuerpo no sufre pasiones y trabajos, ¿ en qué está el servicio que hace a nuestro Señor Dios? Porque así como nos ha dado ojos para ver las cosas corporales, y que por estas le veamos espiritualmente, del mismo modo ha dado sentimiento al cuerpo, para que mediante éste, el alma, que es forma del cuerpo, tenga paciencia y 2 alabe y bendiga a Dios. El onglnal 1 .Sentlment C'ors és creatura amor de Déu » , En el texto z
OIga a Dl0511.
c ..tlla .destrulr. almas. . és l oca ment qUI h perlan)' a lot lo corh Tot 10 de Dén. dones tut 10 cors deu hentlr afhccl6 per prllUltlH) no
hallamo~
las palabras .y alabe y Len-
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2. Aspera y dura C8Jma y hábitos groseros convienen al religioso, como al seglar vestidos delicados y blanda cama. Si algunos insectos 3 nos están molestando sin dejarnos dormiz:, bien claro se nos significa que poco tiempo habemos empleado en la oración, pues más vale encomendarse a Dios • y velar en la oración, que desear dormir y no poder por causa de esta molestia, la que suele no sentir quien vela mudho. Er dormir mucho y la religión no concuerdan, pues, a ser así, no hubiera diferencia entre ~l religioso y el seglar. 3. En · el concepto del entendimiento se corrompe la virginidad cuando llega el alma a desear los carnales deleites, y se hace merecedora de sentir la pena del infernal fuego el alma que desea corromperse en el tal deleite, cuando, por el contrario, el cuerpo que es virgen en obras y pensamientos es digno de obtener gloria sin fin. Sentir y consentir más a 'la naturaleza del cueI1po que a la virtud de'l alma, es demostrar que el cuerpo domina al alma, que es cosa muy perversa y mala. Y si nuestro esposo Jesucristo sintió por nosotras graves trabajos, angustias y muerte, !'azón sel'á sintamos por su amor v~da áspera y mortificada. y pues estamos aquí congregadas para servir a Dios, si no queremos apartarnos de los duros y ásperos sentimientos del mundo, dejemos el monasterio y vamos a vivir en el mundo para sentir sus deleites y vanidades. Y si tenemos estos deseos, por los cuales hemos de ser juzgadas a sentir las penas del fuego eterno, ponga una de nosotras un . dedo en 111 fuego para probar si podrá sufrir aquél una hora sola. 4. Cuando el alma, en las enfermedades, calenturas, dolores u otros trabajos que siente el cuerpo, tiene paciencia, entonces usa de la virtud. Y si, tal vez, Dios quiere que tu cuerpo los padezca, y tú no tienes paciencia, piensa allá en tu alma si tu voluntad concuerda o si es contraria a la voluntad de Dios. Si en tu corazón sientes alguna tristeza por no estar y vivir con tus parientes, como deseas tal vez, busca entonces si tienes a Dios en tu corazón. Y cuando sientas en tu alma alguna tentación o loco pensamiento, sentlm pu ce' , m me n) an,a en nostre li t» • .:\l o lt és me llor ro~a pregar D éu e ve llar, que ,"o le r dllnl1lr e ...enur puces o a lt ra menJans:a S I no vole m sen tir pll ce s , poy ~, \'lIl1am m olt vellar . , .SI d eslra m sentir carnals dehts, e n con cebllne n t de pen~ a S~ eorromp lIo~ tra vlrg lO lta t. Cors ve rge és d lg-ne ele sentIr foe mfernal S I sa amma deslra que sla corromput Sentt r m és la natura de ~o n cors que la vlrtut de sa amma de mo . tra que 60n cor s és se n yor de sa aOlma . Si !,ent{ Jes u Chrí stl. » , oS I
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sabe que Dios entonces quiere s que tu alma se despierte a: contemplar en 'la orll.ción su santísima voluntad, acordándote de su sagrada pasión y dándole muchas bendiciones, loores y gracias. . 5. Después que hubo la aJbadesa concluído todas las ordenaciones, para dar enseñanza y doctrina a las religiosas de cómo debían usar los cinco sentidos corpO'l'ales, continuó en decirles estas palabras: 6. Dios, por su santísima voluntad, dispuso que Blan· querna me pusiese bajo el dominio y protección de estas siete reinas: fe, esperanza, caridad, justicia, prudencia, fortaleza y templanza, que son las siete virtudes de que más necesitamos. Y pues os plugo elegirme vuestra abadesa, os ruego y mando que las tengamos en grande estimación, obedeciéndolas en un todo; y si, por desgracia, alguna de vosot'ras cometiere algún error o engaño contra estas siete reinas, esté obligada a pedir perdón en capítulo delante de todas, para que tenga mayor erubescencia de su falta T y tomen las demás ejemplo, para oponernos más a los enemigos de estas siete virtudes y reinas. Aprobaron todas cuanto había dicho la abadesa, y establecieron de juntarse en capítulo en una cierta hora, todos los días, para examinar en su conciencia cada cual si había faltado en alguna cosa contra las siete reinas arx:iba expresadas, o si hubiese hecho cosa que tuviese algún resabio o semejanza de los siete pecados mortales . • •
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CAPíTULO
XXX
DE LAS SIETE VIRTUDES, Y PRIMERAMENTE DE LA FE
1. Aconteció un día que una religiosa por sugesti6n diabólica fué tentada contra aa ¡fe, mientras esta·h a considerando en ,l a Santísima '11rinidad de nuestro Señor Dios, y en la encarnación del divino Hijo, en la virglÍnidad de la Virgen Santa .Maria, y en la hostia consagrada 1, transubstanciada en 'Verdadera carne de nuestro Señor Di-os Jesucristo. Mien• Tradncido con más fidelidad, dIce así : •.. entonces quiere Dios. hacerte sentir su VIrtud por la oracIón recordando sn paSIón, paes por la tentación qUIere que tu alma se despierte contemplando sus bendIcIones» T «e que pus tart no torn en semblant cas, e que les altres dones. ne prenguen exemplt e'n sIen contranes als enemlcs de les ,vlj.regmes». 1 ce la hostia sagrada tran".ub
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tras estalba en esta tentación, acordóse de la ordena'Ción y esta:blecimiento hecho, según llevamos diCho en el capLtulo antecedente. Y cuando la¡ abadesa con todas las demás estaban en capítulo, púsose en pie, pidiendo disciplina y corrección ion estas palwbras: Manda Dios y OTdena que, hallándose el alma en alguna tentación, acuda a Dios y a las virtudes que nos dió, para que nos ayuden en nuestras necesidades. Obró mi alma como fiaca y miserable, y pecó, ipaTa que :por su fiaque:llw fuese mayormente conocido el poder de Dios y para que la fortaleza y la esperanza fortificasen la fe en mi alma. Mas ¿ por qué ésta se olv,idó de Dios, y de la fortaleza y esperwnza, y dudó en la trinidad del' .Mtisimo, escudriñando cómo era. posiple en Dios la lmidad de esencia y trinidad de personas, que fuesen disHntas sin diversidad y composición de esencia; y no solamente dudó en este misterio, sí que t3lmlbién dudó en 1a encarnación del Hijo de Dios, pensando cómo podía¡ cwber +,a,nta humildad en la naturaleza divina que quisiese unir a sí la humana para ser con ésta una sola persona? Y aún más: i dudó mi alma. contra el poder de lw d~vina virtud, imaginando cómo podía ser que la Vdrgen María Santísima fuese virgen en el' parlo y después del parto! De este modo cayó en duda mi a:lma en lo e~pre sado, ;pero mayormente en ,Ia hostia consagrada, que tiene el color y s3Jbor de pwn, estando Ibajo de estos aooidentes la verdadera carne de nuestro esposo Jesucristo. Por esta sola duda, bien merezco se me dé 'p enitencia, y confieso ante todo el capítulo la flaqueza de mi fe, para que tomen todas ejemplo y sepan guardrurse de ,l a tentación del enemoi'go en igual lance. Y, en fin, pido se me declare esta duda, ipara que no vuelva en mi a:lma otra vez.-iLa abadesa satisfizo con decir: 2. No conveniaJ que nuestra alma entendiese tanto como es ,l a Obra que tiene Dios en sí mismo engendrando el Padre al Hijo y procediendo al Espídtu Santo del Padre y del Hijo; porque, si nuestra alma no entiende todo lo que Dios ha hecho 'Y criado, siendo cosa finida y terminada, ¿cuánto menos 2 puede entender todo lo que Dios tiene y abra en sí mismo, que es infinito y eterno? Y lo que no entendemos en Dios es aquell31 cosa para cuya inteligencia no es suficiente nuestro entendimiento por la mucha imperfección en que ahora está; y, por esto, manda Dios que con la luz de la fe creamos lo que no podemos entender de su santa e incomprensible trinidad y demás artículos. Aunque bastantemente ha dado Dios virtud a nuestro entendimiento para conocer por medio de las criaturas al que es creador de todas; porque, así como puede entender que el hombre ___ 1
• eDones, qllant menys pot entendre tot metellt h
~o
que Déu fa en si
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OBR \5 LITER'\RIAS DE RAMON LLULL
es una persona compuesta de dos naturalezas diversas, es a saber, de cuerpo y alma, aun mejor, sin comparación, puede Dios ser una esencia en tres peisonas y que estas tres personas sean la misma esencia; y si Dios no tuviese tal poder, se seguiria que Dios sería más poderoso l'll unir la pluralidad en la criatura que en sí mismo, lo que es inconveniente y no se puede conceder. 3. Todo cuanto hizo Dios en este mundo fué para demostrarnos sus virtudes y -p ara que fuese conocido y amado por nosotros, y que por este medio tuviese razón y motivo de usar con nosotros de su justicia y misericordia, por la cual nos da gloria sin fin. Y así, el Hijo de Dios tomó nuestra humana naturaleza para usar con nosotros de humildad, dándonos ejemplo cómo debemos ser humildes. Quiso también enseñarnos su poder y caridad, que mayormente nOd demostró en su encarnación que en la creación de todo un mundo de la nada; y mayO'l" obligación tenemos de amar a Dios porque quiso encarnarse y morir por nosotros, que por cualquiera otra cosa que hubiera podido haCer por nosotros. Luego, así como nuestro entendimiento entiende que, según el curso natural, parece cosa imposible que el Hijo de Dios deba encarnarse, del mismo modo nuestro entendimiento cree espiritualmente que Dios, según su grande humildad, caridad y poder, que son infmitos y una misma cosa en él d , qUISO Y pudo encarnarse. Porque, si no quiSiese o no pudiese unir a sí la naturaleza humana, sería demostrarnos que en él había falta de voluntad y de pode1' sujetándonos y obligándonos a conocerla y adorarla, lo que es impos~ble '. y así, por estas razones y, aún más, pO'I"que Dios quiere y puede unir el alma al cuerpo y que juntos sean una persona, SI bien el alma es de una naturaleza y el cuerpo de otra, puede nuestra alma mortificar y vencer las dudas que tenía en la encarnación del divino Hijo. 4. Dios creó a Adán y púsole en el paraíso, y, sacándole una costilla del costado, hizo a Eva, su mujer. Esta obra fué milagrosa y no según el curso natural; y el concebi!" de la Virgen Santísima, quedando preñada del Hijo de Dios, que vino en ella y nació de ella verdadero hombre y verdadero Dios, quedando ella siempre virgen, fué obra milagrosa y sobrenatural, para demostrar que Dios tiene mayor poder que la naturaleza creada, en cuanto obra lo que ésta no puede obi"ar, demostrándose así Señor de la naturaleza. Luego, si Dios no obrase sobre la naturaleza, no demostraría tener poder sobre la misma. 5. Por ser el hombre compuesto de alma y cuerpo, no • E n el on g m al no
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puede ser visto con los ojos corporales, pues éstos solameI\.te ven parte del hom'b re, es a saber, el cuerpo; pero con los ojos espirituales puede ser visto y entendIdo, viendo con los ojos del entendimiento al alma y con los del cuerpo al cuerpo. Pues así con los ojos corporales ve el hombre la hostia sacrosanta en fIgura y color de pan, y con los espirituales el precioso cuerpo de Jesucristo; porque como aquéllos ven las cosas corpocales, así éstos las espirituales; y así como los ojos del cuerpo, por el color y claridad, ven la hostia, así también los ojos del alma ven por virtud de Dios, en la sagrada hostia, la verdadera carne de nuestro esposo Jesucristo', el cual, ~on su voluntad, poder y sabiduría inf,nita, quiere que bajo aquella figura y color de pan esté va-daderamente la carne y sangre de Jesucristo. Y si esto no lo quisiera o no lo pudiera hacer Dios, se seguiría que no sería infinito y perfecto en su querer, poder y saber, lo que no es así, mientras vernos con el entendimiento que hay toda perfección y toda infinidad en las virtudes de Dios; y, por esto, con los ojos espirituales, mediante la virtud divina, vemos 10 que los ojos corporales no pueden ver. 6. Con estas y otras razones venció la abadesa aquellas dudas en que había caído contra la fe aquella monja, y se alegraron de corazón todas las religiosas, y en particular la que había faltado, quedando muy fortificada contra las tentaciones en la fe, de manera que en adelante no pudo el demonio hacerla más dudar contra la fe en ninguno de sus artículos. Todas alabaron y dieron gracias a Dios por haberles dado tan buena abadesa, dotándola de tanta sabiduría, que con su ciencia y santa vida tan valientemente las instruía en conocer y amar a su esposo Jesucristo y todas sus obras y en saber servirle.
CAPíTULO XXXI DE LA ESPERANZA
1. Estaba en el monasterio una religiosa que en el siglo había sido grande pecadora, y aun estando en religión habia cometido algunos pecados mortales. Un día, acordándose de la gran justicia de Dios y de los pecados cometidos, cargó tanto su consideración sobre sus faltas, que se olvidó de la misericordia de Dios y túvose por culpable, de manera y en particular por los pecados cometidos siendo religiosa, que desesperó de que Dios la quisiese perdonar, pareciéndole
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que, por mucho que obrase bien en adelante, no pudiera ai· canza'!" la gracia y perdón de Dios. 2. Mientras pensaba así la religiosa, viniéronle deseos de volver a pecar, como solia antes; mas por los méritos de la penitencia que había hecho de sus pecados y por la santa vida de la abadesa y demás religiosas, Dios la miró con los ojos de su misericordia e hízola recordar lo que la abadesa había ordenado . sobre la virtud de la esperanza y demás virtudes. Y estando en capítulo, en presencia de todas confesó la tentación que ihabía tenido contra la esperanze, pidiendo perdón y consejo a •la abadesa contra esta tentación que la atormentaba mucho. . El 3. Respondió la abadesa y dijo estas palabras: error contra la esperanza suele acontecer cuando el hombre . piensa que Dios sea más justo que misericordioso; y por esto muchos caen en desesperación. Mas, siendo Dios misericordioso y mayor que todas las criaturas, de necesidad .;¡e sigue que el hombre, que es criatura, no pueda pecar tanto como Dios puede perdonar; por lo que es muy necesario; cuando uno está considerando sus culpas y pecados, que entonces acuda a pensar en la gran misericO'l"dia de Dios, a quien hacen mucha honra todos los que la comparan igual a su justicia, y por esta honra que le hacen, la misericordia de Dios perdona al pecador sus pecados y culpas mortales dándole dolor y contrición de ellos. 4. El recuerdo de la encarnación y pasión santísima del Hijo de Dios vivüica a la esperanza y mortifica a la desesperanza; porque, si Dios quiso unir a su divina naturaleza la humana y quiso que ésta padeciese grandes trabajos, pasión y muerte para redimirnos del poder del demonio, bien claro se infiere que, si nos confiamos en su piedad y misericordia, quie'1"e perdonarnos; mas por falta de caridad, que no se halla en el alma que desespera de Dios, acontece que el hombre no se acuerda de la santa humildad que mostró en encarnarse y se olvida de su santísima pasión, y ea este modo, la desesperación vence y se apodera de la esperanza. Pero cuando la caridad y la esperanza se concuerdan y se ayudan entre sí en oponerse a la desesperación y al pecado, entonces obligan a Dios a que perdone, haciendo qu.: el hombre le ame y confíe en El. Y, por consiguiente, quien en su recordar, entender y querer sabe con la caridad usar de la esperanza, es muy fácil que a éste le sean perdonada!! todas sus culpas. 5. Mientras la abadesa decía estas palalbras, díjole la bolsera que a ella también le acontecía frecuentemente falta'!" contra la esperanza cuando pensaba en el gasto. del monasterio, pues dudaba muchas veces que pudiese bastar el dinero que tenía. Respondióla la abadesa que, antes
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bien, debía suceder lo contrario, pues por lo mismo tenía ocasión de acordarse de la riqueza y largueza de Dios,' quien franquea a las criaturas todo lo que necesitan; y si a Iaa bestias, a las aves, a los peces, que son irracionales, y a lo:> hombres seglares, que aman y siguen el mundo, les da Dios de qué vivir, injuria nos haria si faltase en darle a las que estarnos en este monasterio para servirle y para huir de 10<4 teTrenos deleites, y más cuando confiamos en él. Y de aquí se infiere que el estar el pensamiento en estos temores y confiarse al mismo tiempo en Dios, es virtud, y así debe ejecutarlo luego que el hombre se sienta tentado de est~ vicio.
CAP1TULO XXXII DE LA CARIDAD
1. En presencia de la abadesa y demás religiosas, diJo 1IDa monja su culpa, en qUfil había continuado por mucho tiempo, cont.!'a la caridad; porque había más amado a Dios por el interés de la gloria que por ser quien es, y mayor. mente le había temido poI.' el temor del infierno que por su bondad. La abadesa respondióle diciendo estas palabra.!; -De tal manera es Dios me¡ecedor de ser amado y temido por su excelente bondad y virtud, que más debe el hombre amarle y temerle por ser quien es que para o15tener la glorta y evitar el infierno; pues amando la gloria se ama uno a si propio, y por este amor teme las penas del infierno; y como el hombre debe amar más a Dios que a sí, por eso no es conforme a caridad y ' justiCia el amar y temer a Dios por aquello que es menos noble, cuando debe amarle por ser Dios lo más noble, siéndolo más y mejor que todas laS' ociaturas juntas. 2. Después que la 81badesa hubo dado la razón de cómlJ se debe amar a Dios y amar la gloria y temer el infierno, dijo otra monja que confesaba su culpa contra ~ios y las demás religiosas, porque la intención con que entró en la Orden no fué regulada por el amor o caridad a Dios y a las monjas, si solamente había 'entrado parque' era pobre y no tenía con qué sustentarse en el' mllndo. Satisfizo la abadesa, y dijo que en una misma obra puede ordenarse y desordenarse la intención. porque cuando alguno por pobreza entra en religión, puede dirigir principalmente la caridad a Dios y a la religión, y después a sí y a lo que necesita; mas porque, entrando en religión, vuestra principal intención fué en vuestra propia convenient.:ia y no en amar a Diod,
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la regla y la compañía de las religiosas, por eso sois en la religión culpable contra Dios y contra las religiosas, y quiero que hagáis penitencia por esta culpa. 3. La verdad es dijo otra monja que yo deseaba ser abadesa más por mi honra que por caridad o amor qüe tuviese a DIOS ni a las monjas. Respondi6le la abadesa que desear y amar la prelacía por el honor es soberbia y vanagloria y es contra Jesucristo, quien, viviendo en este mundo, quiso ser humilde y pobre; mas desearla para servir a Dios y endereza'!' y ordenar por las sendas de la virtud y salvación a los que van desordenados y descaminados, esto sí es amar a Dios y a su próJimo, y es caridad- muy de su gUSto y agrado. Y, por consigmente, para mortificar y desvanecer tan vanos y locos deseos como son el desear prelacías por obtener honores, conviene acordarse de la vida de Jesucristo y de los santos, que siempre amaron la pobreza y humildad. Puede también vencerlos si considera los trabajos que ea gobernar a sus súbditos sostiene el prelado, siéndolo para servir a todos. Y así; claro está que el yerro que habéis cometido en desear locamente la prelacía fué contra vuestra libertad, porque ser monja conventual es esta'!' sujeta a su menor, y ser abadesa es estar en sujeción y servidumbre de todas; por lo que, si fuese del gusto de Dios y de las mon- ' Jas, cuando vuestra voluntad fuese bien ordenada, con grandísimo gusto trocaría con vos el empleo. 4. 'S eñora abadesa diJO otra ,tiempo ha que estoy deseando haber caridad con Dios y mi prójimo, y como soy ignorante, quisiera me diese doctrina y enseñanza para lograrlo. Respondió la abadesa que quien desea tener caridad, según conviene tenerla, es menester que la sepa recordar y entender, porque, S'l falta sabiduría en su memoria y entendimiento, no puede estar en su voluntad la caridad; por eso, pues, conviene lo pnmero entender y acoTdars(> frecuentemente de DlOS y de su poder, salbiduría, amor )1 de sus obras y virtudes, y de la vileza y miseria de este mundo, de la gloria del paraíso y penas del infierno; y tener presente el gran amor que Dios usó con nosotros haciéndonos a todos de una misma natuTaleza, carne y sangre, la cual quiso por nuestro amor unir a si el Hijo de Dios y en ella morIr. crucificado por nosotros. Con este modo de recordar y entender concibe la voluntad caridad y amor; y por olVIdarle e ignorarl~ huye y escapa el amor de nuestra voluntad, y se introduce en ella la ira, la iniquidad, la falsedad y la malicia. 5. Después de esto eXihortó la abadesa a todas las religiosas a esforzarse en obtener ,l a caridad, pues no de resiste a ninguno que la busca, pudiendo cada cual alcanzarla al medida de sus deseos. Con la caridad decía ,
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puede el hombre sostener cualquier género de trabajo, haciendo que sea fácil y suave lo que pa!'ece fuerte y dificultoso de sufrir, y en lo que es agradable al deseo y al pensamiento, la caridad llena de júbilo al hombre 1 siempre que lo sepa: con caridad recordar y entender, que hizo bajar al mismo Dios desde el cielo a la tierra; hizo que se encarnase, llorase y sufriese trabajos hasta hacerle morir crucificado. La caridad hizo que crease al mundo y cuanto tiene ser, y su caridad está proveyendo, hoy y cada día, a nosotros y todas las criaturas, y nos las dió todas para que nos sirvan, y nos da nosotras a nosotras mismas para que con aquéllas y con nosotras a Dios sólo sirvamos; y aún más, la caoridad divina ha creado para nosotros el pa'l'aíso, al eual nos llama, adonde tengamos gloria perdurable. Luego si tantos bienes, tan grandes y tan útiles y necesarios nos acarreó la caridad, comunicándose ésta tan liberalmente a quien la desea: gran maldad, gran iniquidad y gran culpa tiene el corazón de aquel en quien no habita la ca!'idad.
CAPíTULO XXXIII DE LA JUSTICIA
1. En dicho monasterio había una monja muy gravemente enferma. Y como la abadesa acostumbraba cada día buscar todo el convento por si· había algo que mejorar, o si de su presencia podía seguirse algún fruto, entró tambien en Ja enfermería, y encontró aquella enferma que estaba muy impaciente en su enfermedad, de manera que con SUil palabras, llenas de i'l'a y despecho, daba indicios de que su alma no estuviese justificada. 2. Lo que dió motivo a la abadesa de preguntar a la monja qué había hecho de la justicia, caridad, fortaleza y paciencia y en dónde las había dejado l . Els-dijo tan vehemente y agudo el dolor de estemall que me está aniquilando, que no es dable pueda caber en mi alma virtud alguna, y estoy tan llena de ira y me domina ésta de manera que más presto deseara la muerte que la vida. j Hay tal locura ~ dijo la abadesa . Dime por tu 3. vida: ¿ cuál te parece seria mayor pena de estas dos: o el estarte bajo de una goran montaña de azufre y fuego o la ,
.fa hom aleg ra r totes les vegades que hom ab can ta t ho sabn\ membra r e enten d re. Ta n t és noble e alta vlrt ut r anta t, que Déu fe u devallar de l ce l e n te rra •. 1 El Rutor calla .y en d o nde la s h a bía dejado • . 1
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enfermedad que padeces y que murieses sin justicia? Es muy seguro que, si mueres así, irá tu alma a habitar entre las llamas del infernal fuego sin fin .. ¿ Quién piensas que es el que te da la enfermedad? Sepas que el no tener tú paciencia es no amar a Dios ni a su justicia 2, quien te da este mal para castigo de tus culpas, y te opones a su justicia con no amar sus obras. No tienes fortaleza en tu corazón, porque la enfermedad, ahuyentando a la ca'r'idad y justicia, puso en él la ira, la impaciencia y la injuria. Dándote Dios esa enfermedad, te pide que tú misma te des a él con justicia, .c aridad y paciencia, para darte la salud de la eterna bienaventuranza. Tantas y tan buenas palabras dijo la a,badesa a la enferma Ihasta que la caridad, paciencia', fortaleza y justicia recobraron aquella alma perdida, y dijo enton ces la monja estas palabras: 4. "Adórote y bendigo, divina virtud de justicia, porque me castigas y me sustentas, no castigándome según la multitud de mis culpas, mereciendo ya padecer estos trabajos y mu~hos más. Haz de mí, Señor, 10 que sea más de tu agrado y que mi voluntad quiera solamente lo que tú quierad. No soy digna de merecer la gloria, pues por mis culpas SÓlO merezco perdurables penas. Si quieres castigarme, ejercita. rás en mí tu gran Justicia, y tu gran misericordia, si me perdonas. En lo uno y en lo otro, Señor, adoro tu infinita justicia y espero en tu dulce misericordia, a quien está rogando por nosotros la Reina del cielo." Mientras que la religiosa hacía estos coloquios, sintió tanta devoción con que la ca'r'idad, justicia. fortaleza y paciencia habían llenado su corazón, que en adelante le fué muy fácil de tolerar la enfermedad . . 5. Después que la abadesa hubo con su buena doctrina consolado a la enferma, entró en un aposento secreto que servía de cárcel, donde estaba otra monja por haber faltado a su honestidad y a la Regla de la ~rden. Vino, pues, a verla y consolarla en la penitencia que hacía, 'y encontróla arrodillada llorando y que con sollozos decía así: "j Oh santa justicia de Dios, bajo cuyo dominio están sujetas todas' laa cosas! Adórcite y bendigo, porque en los trabajos que sufro conozco tu equidad y mis culpas, de cuyo conocimiento nace para mi alma el consuelo. Tu justicia me obliga a amarte. y mis pecados excitan en mí el desconsuelo. Cuanto más fuertemente me castigas, tanto más te me das a conocer y te demuestras, haciendo que más me acuerde de tu grar. misericordia; por 10 que estoy resuelta de pennanecer Slem- . pre en esta pena que siento en el cuerpo, para que mi alma pueda de continuo conocerte, amarte y contemplarte y pueda , No
leemo~
en el texto primitivo .ni a su justicia •.
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en ti siempre alegrarme." Tan devotas y santa! fueron las palrubras que decIa esta monja, que movieron a devoción y misericordia a la abadesa para el perdón, quien, llorosa y compasiva, le dijo: . 6: . No es conveniente que haya falta allí donde la justicia de Dios quiere tener su comunicación y residencia • y asi, estoy dispuesta a perdonaros, y aun a solicitaT qu~ todas las religiosas os perdonen, supuesto que la divina justicia perdona a todos los que bendicen y alaban en sus obras. Descarnada y maci,lenta os miro 'Por la grande aflicción de vuestro cuerpo: pobres y rotos están vuestroS vestidos, poca y ruin es vuestra comida; vuestTa cama son duros saTmientos, y la soledad y las tinieblas son vuestra compa· ñía; pero vuestra alma tiene por compañía el divino esplendor, que os hace conocer y amar su justicia. Pedid, y se os dará. Arrepentíos, y se os perdonará. Vuestra contricíon y devoción os hacen más noble que a mi la virginidad. 7. Terminó su devoto discurso con el llanto de la abadesa, a 'Quien la religiosa dió repetidas gracias, y añadió ser muy natural al Señor, que es bueno, el amar y desear el bien y la bendición de sus súbditos. Esta mi cárcel dijoy modo de vida sirve de escarmiento y enseñanza a las demás, para que teman de macular sus cuerpos cometiendo alguna falta o alguna maldad. Perdón pido, arrepentida de mis culpas y pecados, y que por todos los días de mi vida me dejen estar en la penitencia en que al presente estoy, pues cuanto mayores son los trabajos que siento en mi peisona, tanto más mi alma queda exaltada' en Dios. El sea en mi alma, y más que se me multipliquen trabajos y penitencias. 8. Terminada esta plática, salió la abadesa y fuése Il la huerta, donde vió bajo de un árbol otra monja que lloraba. Esta había vivido en el siglo con grandes riquezas y honores, y, acordándose de los placeres y deleites que antes solía gozar, sentía mucho la vida áspera a que estab'l precisada en el monasteorio. Preguntóle la a'b adesa el motivo de su llanto y desconsuelo, y luego la monja le expre.il~ cuanto tenía en su corazón. ¡ Oh alma loca e injusta! exclamó la abadesa , ¿ has pensado y reflexionado algún tiempo que hay justicia, y que con viandas ásperas castiga a los que en el mundo comieron delicadamente, y con humildc'! vestidos humilla a los que vistieron soberbias y rlcas vestiduras, y con ásperas y duras camas atormenta a los que las buscaron 1:>landas y deli'cadas? ¿ Cómo no vas, ¡oh insensata!, a llorar a la iglesia? ¡Vete allí, y levanta los ojos a la cruz, y mira a nuestro esposo JesuCTisto, Señor de cielo y tierra, en cuál cama descansa! ¡ Mira cómo están teñidas sus vestiduras de color bermejo, es a saber, de la san~re que
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salió de su cuerpo precioso! ¡iMira cómo está desnudo, crucificado y desamparado! ¡ Sed tuvo pero mira cúmo le dieron a beber vinagr~ con sal y hiel mezclado! j Mira con qué corona de agudas y penetrantes espinas, por honor, ciñeron su cabeza! ¡ Y considera también cómo su delicado y precioso cuerpo fué cruelmente azotado y llagado! Con tal energía reprendió la abadesa a aquella monja y quedó ésta tan edificada para en adelante, que jamás cupo en su corazón aquel loco pensamiento, como antes solia. j,
CAPíTULO XXXIV DE LA PRUDENCIA
1. Una monja estaba en un pecado sin tener conocimiento cierto de si era venial o mortal, ni busca'ba saberlo, porqL1e deseaba continuar, y temía haberle de dejar sabiendo fuese mortal. Aconteció, pues, un día que, mientras estaba en capítulo con la abadesa, tuvo conciencia de la falta que había cometido contra sabiduría, como llevamos dicho; pidlO perdón de su pecado" y díJole entonces la abadesa estas palabras: 2. Dios ha dado al hombre razón y discreción para, usar de ellas contra el pecado, amando las virtudes y abo!'reciendo los vicios. Cuando el hombre no quiere servirse de la razón para excusarse de tener conciencia del pecauo en que está, entonces la justicia de Dios tiene razón de quitar.Je la discreción y conciencia mientras vive en este mundo; y, por eso, en él esta.mos viendo muchos pecadores que tienen obcecados los ojos del entendimiento, para que de aquí en adelante no tengan conciencia ni contrición de sus pecados, y vemos que mueren muchos en tal estado, en que bien se puede conocer que van condenados, pues no satisfa'cen 'los agravios e injurias que han hecho a otros, ni tienen en el fin de su vida contrición de sus pecados. Y como la justicia y sabiduría tienen entre sí compañía y amistad, de aquí que la justicia castiga a los que no honran a laJ sabiduría. 3. Mientras que la abadesa en capítulo hacía este discurso, estaba allí otra Il).onja que tenía un hijo en aquella ciudad, grand-e abogado, qUien antes quería estudiar las divinas letras y entrar en religión; mas la madre le hizo estu· • .Set hac: vejas com de "al, SIIJa, fel, vinagre fo abeurat " 1 El autor pasa en sllen~lo _pulIó perdón de s u pecado • •
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dlar leyes y el derecho civil para que fuese segla!" y de casase. Acordóse, pues, esta religiosa de haber visto muchas veces que su hijo se servía malamente de su cienci .. , por ~o que hízose conciencia de las faltas que había hecho contra la sabiduría y dijo estas palrobras: 4. ---'Culpable me confieso contrlt' la sabiduría y contra la Sagrada EscrituTa, por la cual el hombre tiene conocimiento de Dios. Y, en consecuencia, pidió esta religiosa perdón de su culpa, según hemos insinuado antes. Entonces le dijo la abadesa que muy gravemente había errado contra la sablduría y contra el don del entendimiento que da el Espíritu Santo, porque la voluntad que tenía su hiJO d'3 ser religioso y de aprender la Sagrada Escritura le había sido dada de Dios por el Espíritu Santo, quien quería darle también sabiduría y entendlmiento para ser de él conocido y amado y darle la celestial bienaventuranza. Y por esto añadió ,de aquella falta y de todas las demás culpas y pecados que hará vuestro hijo usando mal del derecho y ciencia 2 que aprendló tiene la culpa su madre, por la cual tendrá: menos gloria, si se salva, y pena mayor, si Se eondena. Mucho se movió la abadesa contra esta religiosa y grande fué la penitencia que le impuso. 5. En el mismo tiempo que la abadesa hablaba de 103 dones que da el Espíritu Santo, una monja se acordó en sí misma de la ignorancia en que esta;ba, porque no sabía los diez mandamientos de la ley, ni los catorce artículos de la fe, ni los siete dones que da el Espíritu Santo, ni las ocho bienaventuranzas que nuestro Señor Jesucristo prometió en su Evangelio, ni sabía las siete vi!"tudes, por las cuales va el hombre al paraíso, ni los siete pecados mortales, por los cuales se va al fuego del- infierno. Todas estas cosas ignoraba esta religiosa en su alma, siendo tan necesario y provechoso el saberlas. De esta ignorancia contraria a la sabiduría pidió perdón, rogando se las enseñasen todas. 6. M'Uy vivamente reprendió la abadesa a esta monja con estas palabr~s: -Quien ignO!'a los diez mandamientos de la ley, ¿ cómo sabrá ser obediente a Dios? Y si es inobediente, ¿ cómo lo sabrá conocer? Y quien no sa'b e los catorce artículos de nuestra santa fe, claro está que no sabe creer ni usar de fe, según conviene. Y quien no sabe los siete dones del Espíritu Santo, ¿ cómo ha de agradecérselo, si ignora lo que le da? Y el que ignora las ocho bienaventuranzas, no ha de saber desea!" la gloria perdurable. Y quien no sabe e ignora las siete virtudes, ¿ cómo tendrá luz para ver las sendas por donde se camina a la salvación? Y ('} : . tle la cie nCIa del tleT e,ho» re¿a e l ong-mal
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que no sabe conocer los siete pecados mortales, ¿ cómo sabrá guardarse de ellos, arrepentirse y confesarse, y cómo ha de tener contrición de haberlos cometido? Quien, pues, desea saber todo lo sobredicho, lea el Hbro de Doctrina pueril, donde estas y muchas otras cosas buenas se hallan escritas.
CAPíTULO XXXV DE LA FORTALEZA
1. Así como a la prudencia llamamos sabiduría, así también a ~a valentía de ánimo llamamos forta;leza, para que las mujeres lo entiendan más fácilmente. Mientras, pues, l!D~ religiosa todos los días adoraba a Dios, rogando le diese las siete virtudes pwra servirle con éstas y que la defendie3e de los siete pecados mol1tales, era frecuentemente tentada de vanagloria por su buena vida y devota oración que hacía, en la cual la cwridad 'Y 'Contrición de sus culpas ija hacían llorar . y acordarse de la misericordia de Dios. 2. ·E ra tan fuertemente tentada de esta vanagloria aqueo lla religiosa, que ie pwreeia que Dios debía de hacer por ella milagros y que Il¡;¡. debía honrar en su gloria más que a todas las otrns mujeres. Un día, estando la religiosa con esta vanagloria! en su oradón, conoció su falta, y quedó muy maravillada de que tan mllil pensamiento como es la vanagJoria pu.diese entrar en su alm.a cuando estaba en tan devota oracíón. Por lo cual, hallándose en calpítulo, en presencia de [as demás, comesó su culpa y preguntó a la abadesa de dónde podía venirle esta f.ail.ta. A la que satisfizo diciendo: 3. Compañía y hermandad tienen ·l as mismas virtudes entre sí, porque las unas son exaltadas por las otras, mortificando a los vicios. De donde, cuando la caridad, justicia. fe y espeTanza son muy aItas y sublimes en contemplar las V'Íl'tudes de Dios, entonces la prudencia y ia fortaleza quieren estar en su compañíBJ; y por esto, cuando acontece que el a:lma viene a ser tentada de vanaJgloria, si tiene ,b astante sabiduría para conocer aqueI1a tentación y está fuerte la razón para resistirle, entonces se inclina su memoria a entender la vileza en que está por el pecado 'Y sube el entendimiento a entender la nobleza y verdad de Dios, y a las horas la sabiduría 1 esfuema su aLto poder y es vil1tud en compañía de otras virtudes. Pero cuando la vanagloria ven• ce, y el ama se ollVida de sus culpas, y no entiende en las . Adoncs saVlea fors:a son alt
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vil'tudes de Dios, y consiente en la van3lg1oria, entonces por falta de sabiduría y valentía de ánimo de's caecen las otras virtudes 3:1 pecado y se desvanecen. 4.• Después que la rub ade s a hubo eJePlkado el modo con que en la oración muchas veces se me21cla entre las virtudes la vanagloria, la cua:l tentación suele molestar a los que hacen buenas abras, otra monja le dijo que muchas veces estaba tentada de salirse de la reHgión, de Jo cua,l 2 se sentía culpable delante de Dios, y arrepentida pedía corrección y , doctrina. Respondióle la wbadesa que 31quella tentación era por flaq ueza y falta de valentía de ánimo en quien hay faIta de caridad para amar la reli'g ión y despreciar al mundo; porque, acordándose la memollia del mundo y sus deleites y olvidando la 'honestidad y santa v,i da de las buenas religiosas que viven en reHgión, queda Ja fortaleza mortificada ,~n la val untad, y por eso debe el hombre oIvidar aquellas cosas que pueden ocasionarle ~a tentación y debe recordar con gran valentía de ánimo otras cosas buenas contrar,i as a la dicha tentación. 5. Otra monja dijo a ,l a abadesa que cada día tenía tentación de regalarse comiendo y bebiendo y de halblar mal de la Regla de la Orden. Y la aJbadesa Je respondió que Dios quiso ordenar que las criaturas fuesen muclhas y distintas, para que en muchos y distintos modos sirviesen al hombre, a quien las ha dado 'pllll'a que el ihombre en muchas maneras sirv!l. a lDios. Y por esto, 'l a tentación es para que la fortaleza venza con da albstinenda al la gula y a la desordenación de las paolabras, y este vencimiento ,l ogra cuando aa caridad y la justicia le ayudan contra los pecados, y entonces la tentación es ocasión a 'l as virtudes ' para que pongan en uso la vil'tud que Dios l'e s ha dado, a fin que ~l alma logre por ello maJyor g.loria. 6. En el mi's mo 'caopítulo asistía una reHgiosa muy bella y de muy noble famma, quien había. dado al COIWento muChas riquezas. Era ésta muy a menudo tentada de soberbia, y pidió a la abadesa quisiese darle algún consejo contra este vido. A'Consejóle la albadesa que, todas las veces que le viniera esta tentación, entrase en el huerto, y que mirase al jumento que rodaba la novia, y que pensase por cuM cosa del mundo quisiera ser jumento, y aquello mismo que ella despreciaI1Ía 'p ara no serlo Je fortaleceria su corazón contra la sO'bevbia, pensando en Dios, quien ha:bria podido hacerla tal si hubiese 'q uerido. Y más le dijo: que, después de esta consideración, anduv,iese al cementerio, y que j-malgÍnase los muertos 'que esta;b;m allí, y pensase en la corrup'ción y fetor de sus carnes, y se acordase de la inmundIcia y suciedad que , El or:g inal call a "de lo cual. .. doct r ill a".
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safe de su estómago, y después anduviese a la iglesia, y que contemplase en la cruz, para recordarse a cuánta: humildad quiso humi1l1arse Dios. Todas estas cosas y muohas más dijo la abadesa a esta religios~ por daI'le doctrina para fortalecer su corazón contra la sob€.Tbia, y que todas las cosas repudiase 'Y despreciasa antes que ofender a' Dios nuestro Señor.
CAPíTULO XXXVI DE LA TEMPLANZA
1. Hallábase la abadesa en capítulo, cuando dijo estas palabras: --!Por virtud de Dios hemos ordenado y tratado de las virtudes antes expresadas. Ahora conviene que tratemos de 'la virtud de templanza, y quiero saber si hay entre nosotras alguna monja que haya cometido alguna falta contrá esta Vlrtud.~ oír esto, dijo una religiosa que no tenia conocimiento de la virtud de templanza, por Jo cual ignoraba si en ella había faltado. La atb auesa dijo que la teIDiplanr-3. es una virtud que está en medio entre lo poco Y lo mucho. y por que se dé más clara noHcia de esto, supongamos que por 10 mucho se entiende la grandeza de Dios, la cual es mayor que toda;s las demás cosas, sin que por esto se siga aIguna desordenación, y por lo 'poco se entiende el hombre, porque en Dios ningunll cosa \hay que sea poca. Y pOr<}ue lo mucho y lo poco constituyen el medIO en la criatura, no cabe halber en Dios templanza, por cuanto en sí no tiene cosa a:lguna que 'sea mucho ni poco 1, pero sí en el hombre, quien tiene muoho Y 'Poco y según distintos términos es en sí mucho y poco naturalmente. 2. ,P or otro modo ¡prosiguió la abadesa ,Dios ha creado a ,la: templanza entre dos términos, es a saber, entre lo poco y 10 mucho, para que la templanza sea medio por el cual el hombre pueda y sepa usar la sabiduría, JustiCia, fortaleza:, caridad Y de las demás virtudes, porque en el comer Y en el beber, en el dormir y en el velar, en el hablar y en el ,callar, en el andar Y en el estar, en el vestir Y en e'l cal• zar, en el gastar y en el guardar, en el imaginar y discurrir y en otras cosas semejantes tiene necesidad el hombre de la templanza, a fin de que la sabIduría tenga conocImiento de lo que es mucho y de lo que es poco, y que la caridad ame el medio, y ,la justicia saque de los vicios templanza y la dé a la ca'l'idad, Y que la forta:leza sea en el corazón del hombre 1
El autor pasa en SilencIO
naturalmente».
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contra lo mucho y lo poco, para que se convenga con qa templanza, por la cual la fortaJleza se concuerda con las virtudes que con la templanm concuerdan. 3. Después de halber la abadesa enseñado la manera con que se halla con<:<>rdancia entre la templanza y ~as otras virtudes, la religiosa se acordó de las fa/Itas que había hecho contra la templanza, y diciendo: j Ay de mí, pecadora! j Oh, cuán grande es mi oulpa en lo que he fa:ltado por mí ignorancia en el comer y beber, en el hablar y en • otras cosas contra justicia, sabiduría, for:lalleza y templanza! Pues 'l a justicia me daba conciencia y la sabiduría me revela:ba lo que era muCho y lo que era poco, para que la caridad amase a la templanza; y por haJber dado DIOS al alma la hbertad para! poder usar de estas vil'tudes y no haber mi alma querido usar de e'llas, antes usó de los vicios, de aquí soy culpahle, y pido perdón y penitencia de mi culpa. 4. Entonces dijo la abadesa a las monja's que en el aJma hay tres poten1cias, es a saber: memoria, entendimiento y voluntad, y cuanto obra el alma es con estas tres potencias, y así, para que nuestra alma sea ordenada en sus operaciones, es preciso que cada; cual de nosotras sea ordenada en e¡itas tres potencias, por [as cuales tenga ordenación en los cinco sentidos corporales, los que conlVÍene sean ordenados por el alma en sus siete virtudes principales y en los actos de estas virtudes', según hemos dicho antes, la eua'! ordenación lograremos si nosotras somos ordenadas en las tres potencias del alma. Por lo cual, en primer lugar, es bien que tratemos de la memoria.
CAPITULO XXXVII DE LA MEMORIA
1. -1La memoria dijo Il a abadesa fué dada a nuestra alma para que nos acordemos del Soberano Bien, de donde tienen principio y se deri'Van todos los bienes, el cual nos creó y nos hizo gracia de juntarnos en este monasterio para acordarnos de él y olvidar las vanidades de este mundo, y recibir •premio en el otro, para olVIdar en nuestras almas toda culpa. Y ha:biendo nosotras recibido de Dios tantos beneficios, y en particular habiendo Dios tomado nuestra naturaleza, entregándala a grandísimos tra!bajos y grave muerte para salvarnos, es, sin duda, grande la obligación en que estamos de acordarnos de todas estas cosas en todo el tiempo ,
, Igualmer¡le calla .y en lo. aclos de <:,las vlrluues.,
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OllkAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
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de nuestra vida yen todas las horas del día. Y por eso, quiero y mando que cada runa de vosotras recuerde todos ijos días la Ibondad, grandeza, eternidad, poder, S31biduría:, amor y perfección de Dios, y que os acordéis y penséis en su santa encarnación y pasión y en las otras cosas pertenecientes a Dios, porque con estas memori.éllS desaparecen las tentaciones, y vienen a ol~darse los trabajos, y queda el alma iluminada con luz de ,bendición. 2. Acordarnos conviene de la gl{)!"ia de~ paraíso para deseaJI'la y de l'a s penas del infierno para temeruas, no ol'Vlidándonos de la muerte, a fin de que estemos preparadas, pues tenemos certeza que hemos de morir y no sabemos cuándo. Alcordémonos que venimos de la nada, para que no haya entre nosotras soberbia ni presunción, sin oWidar la podredumbre y corrupción de nuestro cuerpo, para tener humildad y mansedumbre. Acordémonos las unas de las otras y abracémonos con caridad y justicia, para. que la paz esté siempre entre nosotras. Si sa:bemos memorar, sabremos ol~dar, y si sa:bemos olvidar, sabremos memorar, y en sabiendo memorar y olvidar, saJbremos entender y amar. Consideremos nuestros pecados, para acordarnos de la justicia y misericordia de Dios, y tengamos en la memoria ,l as ~rtudes, para que las amemos. 3. No es conveniente acordarnos de lo que hacíamos en el mundo, pues con este recuerdo se mueve la 'Voluntad a desear el mundo, y cuando nos hailláremos en alguna tentación, lecurra:mos a Dios y a la Virgen Maria Santísima y a todos los santos del cielo, y pidámosles socorro y ayuda. Cada cual de nosotras acuérdese de su ángel custodio, que Dios le dió para guardamla y defenderla de pecar, baciéndole cada día alguna honra, y tenga también cada una devoción a a"l'g ún santo especiJa'l, para que sea su procurador en la corte celestial, acordándose de él todos los días y haciéndole alguna ,h onra y oración. Alcordémonos con frecuencia de la vida de los santos y santas, pail"a que con esta memoria nos enamoremos a imitaI1l.es. Acordémonos de los !infieles, rogando por ellos a Dios para que les dé luz de intel'igencia y fe para conocerle y adorarle y para que vengan en ca.mino de salvación. Por la noche, después de las completas, cada una haga memoria si en aquel día ha: ofendido en algo a su Creador, y por la mañana, después de ~os ma:itines, acordémonos, asimismo, en qué estado hemos pasado aquella noclhe. En este y en otros modos enseñalba la a'b adesa a todas ~as religiosas a memorar, para que en la dul{}e y piadosa misericordia de Dios fuesen acordadas' y encomendadas. Y todas alaba:ban y bendecían a Dios por h8Jber dado tanta sabiduria, caridad y castidad a su abadesa sor Cana.
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CA PiTULO XXXVIIl DEL ENTENDIMIENTO
1. La abadesa sor Cana dijo al sus monjas que el entendimiento era luz espiri,t ual que iluminalba el alma para entender verdad de su Creador y de sus obras, y que la voluntad, antes de moverse a querer o no querer alguna cosa, recibía luz del entendImiento para no errar en sus operaciones; porque así como los ciegos yerran el camino por donde van por faltarles Il a vista corporal, del mismo modo el alma yerra en sU memorar y querer cuando no reci.be luz del entendimiento. 2. -tMuC'has /Veces acontece [ dijo ] que por el demasiado memorar y querer se turba el entendimiento, y por esto, quien desea recibir de él la luz espin"tual, conviene que tenga templanza en su memorar, querer y entender; :por lo cual, el homlbre que desea entender, sepa memora'!" y querer, y el que desea memorar y querer, sepa entender; pues por el mucho memorar y querer se engendra el muaho entender, y por el mucho entender, el mucho memorar, y el mucho querer cuando sa:be el hombre memorar la obra de su memorar, entender y querer. 3. Si deseamos entender a Dios, conviene, lo primero, que usemos de fe, y después de inteligencia, y que creamos lo que no podemos entender, y que entenda,mos lo que Dios tiene en su esencia y en sus obras, y entendamos que Dios es cosa mayor de lo que nosotros podemos entender, porque si nuestro entendimiento no es bastante pa.ra entender todo lo que somos y obramos, ¿cuánto menos, sin cotnJpara,ción, bastará para entender a Dios ya sus obras? Lo cual, si no fuese así, se seguiría que fuésemos en esencia y en obras m3iyores que Dios, lo que es imposi'ble. 4. Este no poder entender, claro está que no es falta del entendimiento, mas sólo de aquel o de aquella que, teniendo entendimiento, no sabe o no quiere usar de él en aquello que no puede entender, siendo así que aquel que no quiere usar de su entendim~ento en lo que podría entender, no quiere usar de la mejor criatura que Dios quiso crear por él, y desprecia el más excelente placer, como es el que logra el alma mediante la inteligencia, ni teme entristecerla con la ignorancial. Pues cuanto más el entendimiento entiende 1 las cosas dificultosas y altas, tanto es mayor y más noble y 1 .On pus fortment entén enteDlmebt, pus noble e major e pus alt és per son entendre ; mas per massa membrar pot la memoria ..•
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ORRA') LlTERARll\S DE RAMÓN LLULL
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más elevado por, su inteligencia, lo que no sucede siempre así en las otras potencias, pues, por acordar demasiado, puede ser la memoria menor en su a'Cto, como también puede la voluntad ser menor en su .q uerer por el demaslado amar o alborrecer. Y quien no quiere entender a'quello que le fuera fácil de entender, ¿ qué t'azón hay para que quiera memorarlo ni amarlo? 5. Antes debe desear que el entendimiento tenga ignorancia de 'lo que no le es posible entender. Y cuando el entendimiento entiende la verdad, debe la vo,l untad amarla. y si la falsedad. aborrecerla, y si el entendimiento entiende a la voluntad, debe ésta aipreciarle y amal'le, porque así como fué hedha¡ la voluntad para amar al entendimiento, así también el entendimiento para entender a la voluntad, y cuando la memoria recuerda con frecuencia sin entender ni querer, entonces '¡a Imaginación se acostumbra a imaginar en tal manera, que el hombre suele volverse loco. 6. A!l tiempo que la abadesa estaba así enseñando 3. las monjas cómo deibían usar dell entendimiento, una religiosa la preguntó en qué manera podía la memorial memorar, sin entender y sm querer. Respondióle la abadesa que cuando el hombre recuerda una cosa y después otra, haciént;lolo con tanta prisa y frecllenda: que no da lugar a ·l a vO¡{lIltad de amarla o alborrecerla ni al entendimiento de entenderla, entonces la memoria recuerda sin entender ni querer y obra en su memorar casualmente y a lru ventura, por cuyo uso se desordena la imag>i,nación, y por este desorden se destruye la virtud memoraUva', y sucede algunas veces que el hombre que así lo hace pierde el seso y se vuelve loco o mentecato, como tengo dicho.
CAPiTULO XXXIX DE LA VOLUNTAD
1. Prosiguió ·l a abrudesa diciendo a las monjas que Dios había dado al 'h ombre la voluntad; y a ,los peces, y a las aves, y a los brutos, y a ,l os demás vivientes, el apetito natur8!l, que es muy semeJante a: la voluntad; y, según esto, dijo que la voluntad del 'hombre era más noble que la de todas ·l as demás cria'turas que carecen del uso de razón, y esto a fin de que ,l a voluntad humana no quiera cosa: alguna sin razón, y de aquí que si el ,h ombre o la mUJer ama o aborrece alguna cosa sin razón, entonces tiene peor voluntad que ninguna otrru criatura. , :-<0 lE'emos en
el texto primitivo
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LInRO DE EVAST V IIL ... r..-Qt "ERl';A.
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2. El amar lo bueno y desamar lo malo [ dijo ] conviene a la voluntad; pero cuando el hombre ama más el menor bien que el ma¡yor, en'ton'ces dispone su voluntad para amaJr lo malo y desamar lo bueno. .AJl entretanto que así sutilmente se explic\l-ba la abadesa, drJole una religiosa que no era lícito hablar con semejantes sutillezas a las mujeres, a 10 cual satisfizo dkien'do que, supuesto que el entendimiento ·p odía entendeI'las, era muy conveniente que quisiese 1a voluntad que el entendimiento las entendiese, para que más exaltase en su inteligencia y mejor .pudiese la voluntad contemplar y amar 81 Dios y a sus obras, porque si Dios no qUisiese ser contemplado por el entender y amar de 'l as criaturas, no las hubiera dado tan gran virtud como les dlÓ en su memorar, entender y amar, a fin que sea de ellas más entendido y por la mayor inteli'genci-a sea mayor el amor" Que si tal vez por querer entender alguna cosa fútil naciere alguna duda, entonces se debe recurrir a la fe y a la fortaleza, por l'a cual se fortifica el corazón del hombre en creer aquello que no puede entender. . 3. El libre albedrío concuerda más con la voluntad, mientras vivimos en este mundo 1, que con el memorar ni con el entender, 'Como
El Original calla Ulntenlras vIvImos en e'te mUlldo>. •
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OBRAS LItERARIAS DE RAMÓN LLULL
CAPíTULO
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DE LA ORACIÓN
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1. Estando la abadesa con todas las monJas en caPItulo, quiso informarse del modo con que hacían oración, por ser muy necesario el orden en la ocación, pues, siendo ordenada, es la más noble obra que hay en la religión, y, por el contrario, es muy desagradable a Dios cuando es desordenada. Mientras la abadesa decía estas palabras, una monja pidió perdón por haber errado muchas veces en la oración, diciendo algunas palabras de ora,ción y teniendo al mismo tiempo SIU corazón en otras cosas vanas, contraril!.s a la oración. Respondióle la abadesa diciendo que la oración se puede hacer en cuatro modos. El primero es cuando ei corazón contempla .en Dios sin hablar la boca palabra. El segundo, cuando el corazón y la boca concuerdan en la oración y el alma entiende lo que las palabras significan. El tercero, cuando el hombre lleva una vida santa, sin cometer pecado mortal, 'Pues en este caso cuanto hace por amor de Dios es oración. ID! cuarto es cuando el hombre con la boca dice palabras de oración y su corazón está pensando en otras cosas. Este cuarto modo de oración e~ desagradable a Dios. y no se logra en ella algún buen fruto por faltarle la caridad, sabiduría y fortaleza, por cuya ¡falta el alma olvida e ignora lo que significan las palabras de la oración, y en tal caso es muy conveniente el recurso a dichas virtudes y que con ellas el hombre procure que su alma se concue'l'de con las palabras de la oración, memorando, entendiendo y amando el alma aquellas palabras que está pronunciando la boca. 2. --Bien habéis entendido, por lo que hemos dicho antes, cómo Blanquerna adoraba a Dios en los catorce artículos de la fe, y cómo Evast le adoraba en su esencia y en sus virtudes, y también cómo Aloma oraba a Dios y a la Santísima Virgen María por su hijo Blanquerna, y el gran fervor y amor que tenían en su oración, la cual se concordaba con las palabras; por esto, es conveniente que en nuestras oracioñes a.memos a Dios y a sus obras con tal fervor, que nuestra alma y las palabras se concuerden en la oración, de mane'l'a que el agua del corazón suba a los ojos, derramándose en lágrimas, y que en nuestra alma las virtudes superen y venzan a nuestros vicios y pecados, consolándo!le nuestra alma con los llantos y alegrándose con devoclon, dando siempre en nuestras oraciones gloria y gracias a Dioa.
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• 3. Estando en oración, debemos memorar, entender y amar a lás virtudes y obras de Dios, y debemos, con fe, espernnza, caridad, justicia, sabiduría, fortaleza y templanza, ordenar nuestra alma y nuestro cuerpo, para poder exaltar la. m~moria y eL entendimiento en contemplar a Dios y desear su mayor gloria, y después nos conviene recordar, entender y aborrecer nuestras culpas y la vileza de este mundo, y en esta forma, cón el auxilio del Espíritu Santo, será iluminada nuestra alma en orar a Dios, y nuestras oraciones serán oídas por la justicia y misericordia de Dios, en quien está toda perfección y en el cual toda oración perfecta halla el cumplimiento y la virtud de saludable bienaventu'l"anza. 4. Rogar debemos. por el Santo Padre Apostólico, y por sus hermanos los card,enales, y por todos los prelados; por todos los reyes y príncipes y por todos los cristianos, para que Dios les dé tanta devoción, que toda su vida sea para conocerle y amarle, y para que vuelva en ellos aquel fervO'!" y celo de la exaltación de la fe que había en el mundo en tiempo que en él estaban nuestro esposo Jesucris~o y sus apóstoles. . 5. En la oración no se olvide nuestra alma de los infieles, que son nuest'l"a earne y sangre, siendo en especie y foxma semejantes a nosotros. Ignorancia de fe y de ciencia hay en ellos por falta de maestros que los enseñen, según vemos. No conocen aquéllos a Dios, ni le aman y honrar.., ni le dan gracias por los bienes que les da, porque no creen en él del modo que debieran creer, y aun muchos de ellos están blasfemando y maldiciendo a nuestro esposo y señor Jesucristo, pensando que haya sido puramepte hombre, pecador y falso engañador, por lo que gran virtud será en aquellos que, en presencia de estos infieles, confesaren pI santo nombre de Dios y sus virtudes, honO'!" y perfecció:¡, y sería muy del agrado del Señor aquel que procurase que le honrasen los que le deshonran, siendo así que todos los que padecerán martirio para exaltar su santo nombre, comparecerán con vestiduras semejantes a las de Jesucristo, en cO'l"tes, el día del juicio. 6. Hagamos gracias a Dios por habernos dado el ser humano, haciendo tambiéD> que nos sirvan tantas criaturas. y como no soinOS bastantes para darle las debidas gracias por tantos beneficios, roguemos todos los días a la Virgen Santa María y á todos los ángeles y santos del paraíso, haciéndoles memoria que lo hagan y se lo agradezcan por nosotros. No nos estimemos dignos del bien que recibimos ni de la gloria que esperamos y seamos agradecidas a Dios, quien nos ha librado de la servidumbre del mundo y nos ha juntado aquí para hacer penitencia. Y para que !reamos
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defendidas de los vicios, llevando una vida santa, pidamos. a Dios nos colme de virtudes. Adoremos a nuestro Salvador en nuestros pensamientos con llantos y devoción, perseve. randa siempre así para no desviarnos de honrar, rogar y amar al que nos dió el corazón para amarle, y los. ojos para llorar, y la boca para alabar su virtud y sus obras. En este y en muchos otros modos dió la abadesa enseñanza a las monjas para que pudiesen orar, adoraor y contemplar a Dial:! nuestro Señor.
CAPíTULO XLI DE ESPIAR
1. En presencia de todas las monjas, habló la abadesa en esta forma : Acuérdome que, cuando yo veía a mi señora la abadesa, que Dios haya perdonado, temía su presencia y disimulaba algunas cosas por que no las reparase. Para que, pues, en el alma de cada una de vosotras esté de continuo el temor de la justicia de la religión, con vue;:itoro parecer y consejo, quiero hacer un nuevo- estatuto en este monasterio, es a saber: que cada semana elijamos secretamente una monja para espía o escolta, que vaya ob· servando cuanto haremos, con tal que ninguna sepa cuál es, a fin que la una se tema de la otra como si yo misma estuviese presente; y que después, en capítulo, vaya contando todo lo que habrá observado en nosotras que fuese mal visto y contra nuestra Orden. 2. Quiero también ordenar que pongamos otra espía en la ciudad, para que, cuando algunas monjas nuestoras entraren allá por alguna precisión, vayan atendiendo cómo se ¡:ortan y adónde van, y si oyeren hablar de ellas o de nosotras algo menos decente u otra cualquiera cosa da que seamos culpables. 3. y no solamente quiero que se ponga espía que os observe a vosotras, pero también quiero que se me ponga a mí, para que me guarde yo mejor de cometeor cualquiera falta; y, a este fin, qUIero que ~das las semanas eh jamas tres monjas de las más ancianas 1 y más honestas de nues· tra Orden, y que éstas, con todo secreto, elijan a una monja que vaya observando todo lo que yo hiciere, sin que yo sepa cuál es. Y quiero que en capítulo, delante de todas las monjas, me acuse, si me habrá visto algo que sea descon· veniente a mi religión y estado, para que en presencia de 1
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todas lleve yo la penitencia y pida perdón. Todas las monjas tuvieron por bien lo que la abadesa habia propuesto, y, según lo quiso O!"denar y disponer, del mismo modo consintieron gustosas que se hiciese. 4.· Mucho tiempo V'i'V'ió ,l a albadesa en aque1 monasterio observando todas las susodiohas ordenaciones, por cll1Ya buena doctrina y santas costumbres huibo en aquel monastemo muy santas r~ligiosas. Y muChas buenas mujeres de aquella ciudad tomaron de el}la buen ejemplo, y muchos otros m~ nasterios tomaron 1'& Regla, doctrina y forma de vlda que la abadesa Cana había ordenadO'" en su monasterio. Hemos acabado 2, para¡ gloria de Dios, la prjmera parte del .Jibro, que trata del estado de reJi.gión en las mujeres. Alhora con'V'iene que vol'Vamos a tratar de Blanquerna, que va por la vía eremítica buscando paraje a propósito para adorar, con/templar, conocer y amar a Dios, Creador glorioso y Señor de todas las cosas.
SElGUNlDA PARTE
CAPíTULO XLII DE
LOS
DIEZ
iMANDAMIENTOS
1. Despedido ya Blanquerna de Evast y Aloma, sus padres, andu'Vo todo aquel' día ,p or el bosque, y al anochecer llegó a un prado muy ameno en que había llDa bella fuente, y sdbre ella un árbol muy frondoso, en cu~o puesto descansó de su iaoUga y durmi'ó aquella noche. Siendo muy de mañanita, empezó su oradón, como tenía de costumbre, y por la ~ledad y extrañeza de aquel sitio, pudiendo con Jilb ertad mirar por todas partes el cielo y las estrellas, se hallaba su 311ma! exaltada en la contemplación y amor de Dios. Pero por el miedo de las fieras que sentía en aquel prado, se le entibiaba de al'guna manera en su alma la oración, aunque con esperanza y fortaleza alentaba su corazón y confiaba en ~l soberano aUXIlio de'! Señor. 2. Hasta rayar el sol continuó Blanquerna su oración, y después proSiguió su 'Viaje todo aquel día, hasta que, poniéndose ya el sol, llegó a un para1je muy delicioso cubierto de : En el texto catalán
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
gran multitud de áI1boles, en el cual' 1 ha:bía un, suntuoso palacio, noblemente construído, sobre cuyo portal estaban escritas en letras de oro y azuil estas palaibras: No adorarás a dioses extraños. No jurarás el nombre de Dios en vano. Guardarás el saMO día del domingo. Honrarás a tu padre y a tu madre. No ~atarás. No fornicarás. No hurtarás. No levantarás fa:lso testimonio. N'O desearás la mujer de tu prójim.o. No desearás los bienes de tu 'Prójim.o. Estos que ves son ros diez Mandamientos, que están en este palacio bandidos y extrañados en este bosque, despreciados, desobedecidos y olvidados en el mundo por las gentes. En este palalcio desconsolados lloran y se lamentan por ell honor que en algún tiempo solían tener en el mundo, procurando que Dios fuese honrado y los hombres ,l a sa:lvación perdur3lble. 3. Muy maravillado quedó B1aJnquel'lla de' las pafabras que había leído escritas, sobre el ipOrtal del paJlacio. Tocó a la puerta y quiso entrar en él para ver los diez Mandamientos. U.n gentH joven que estaba,¡ a la puerta abrió, y, queriendo Blanquerna entrar, le deturvo diciendo que en aquel p3llacio nadie podía entrar que fuese desobediente a lbs diez Miandamientos. Respondió Blanquerna que él halbía edbado de su corazón todas las cosas del mundo y entregado totalmente su alma, al servicio de Dios, Señor y Creador de todos los bienes, y 'l e hizo relación de toda su 'Vida y estado para poder entrar en aquel 'Palacio. Pero el joven, cerrando la puerta, 'le dijo que no podía dejaa'le entrar sin pedir primero Ucencia a los diez Mjanda.mientos. Entróse adentro, pidió licencia y dió relación del estado de Blanquerna, de que se alegraron algo 'los Mandamientos, y mand:alron al joven le dejase entrar y trajese a su presencia. . 4. Entró Blanquerna, y se halló en un grande y hermoso salón, donde estaban escritos los nombres de todos aquellos que son inobedientes a 10s diez Mandamientos. Había en él diez sillas de oro, plata y marfil, primorosamente entalladas, y sentados en ellas con grande honoriftcencia los diez Mandamientos, ricamente vestidos de telas de ,b rocado y seda, grandes barbas y luengos cabellos, cuyos semblantes indicaban ser hombres ancianos. Tenía cada llDO un libro ·~n la falda, y, con llantos y gemidos, cada cual se lamentaba y decía estas donosas - palabras: 6. Ij Al}¡ mezquino y despIecj.ado de ias gentes! dijo el primer Mandamiento ,muertos son ya tus amadores, por quienes eras tú servido muy honradamente. Muchos son los hombres en este mundo que creen en ~dolos, haciendo dioses
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• .En aquell loe hac un bell palau, obrat molt noblement. Blan9uerna vene Q la porta del palau Al cap del portal eren escrites ___ •
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extraños del sol, de la luna y las estrellas, y que, amando más a sus propias personas, a sus mujeres, hijos y riquezas que a Dios, hacen dioses extraños de aquello que aman más que a Dios, que es el Soberano Bien 'sobre todos 'los bienes. ¡ Oh triste de m1! ¿En dónde están. aquellos que aman a Dios so'b re todas 'l as ~osas? ¿ Quién es aquel que por amor de Dios quiera entregarse a la muerte y sufrir todo género de trabajos? Cuanto más recuerdo y considero la multitud de las gentes, más pocos veo ser los hombres que aman a Dios verdaderamente, y por esto crece en mi a~ma, más fuertemente el dotor y se multiplica mi tristeza. Recordados son ios pecadores por la misericordia de Dios, quien 10s sustenta y provee de 'los ,b ienes temporales. Pero ¿quién es aquel que se acuerda de cuán grande es la justicia de Dios? ¿ Y quién el que le da las gra~ias que debe por los benefi'Cios que de ella recibe ?-Concluidas estas razones, púsose a leer en su 'libro, llorando y compadeciéndose de sí, y, mientras más leía, crecía más fuertemente su tristeza y desconsuelo. 6. Sobremanera admirado quedó Bl'anquerna del penoso due-Io y triste llanto del primer Mandamiento, y le preguntó qué cosa era lo que leía en aquel libro que le causaba tan doloroso quebranto 2. Amable hijo-respondió ,en este Ubro V.aJ escrita la gran 'g loria de la celestia'l bienaventuranza y fa pena grande que padecerán todos aquellos que a mi son desobedientes y desleales. Y están escritos aquí todos aquellos que me obedecen y 'los que me son inobedientes; y, siendo mayor el número de éstos que no de aquéllos, sin tener yo la menor culpa ni injusticia de que me sean así inobedientes, y al!U lo son más aquellos que en este mundo reciben de Dios maIYores honras, por esto, toda la vez que leo en este' liobro, va doblándose mí desconsuelo, mi tvisteza y mi dolor. 7. Mientras así se acongojalba este Mandamiento, la· mentábase también el segundo, y lloraba tan fuertemente, que, oyéndolo Blanquerlla., se enterneció de manera con sus tiernas palabras y amaI1gas lágrimas, que 'le movieron a compasión y dolor de corazón. I¡Oh cautivo o'lvidado! dijo el segundo Mandamiento ,jurar failsamente por Dios es gran desprecio de tu Señor, ron que se Ih ace honra a la criat ura. so1»-e el alto señorío de ' su Creador. Y amando más Dios una sola ánima que todas 'l as riquezas de este mundo, el hombre perjuro ama más aquello por que jllra, que a Dios y a su eterna gloria, que puede conseguir. 8. Del mismo modo se ¡'amentaba y lloraba el tercer Mandami.ento, y decia: --1Dios mandó a los judios que se santificasen y guardasen el dia del sábado. Y el Hijo de Dios • Las palabra5 _que le causaba tan doloroso quebranto. no apare' cen en el original.
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encarnado ordenó que los cristianos santificasen y guardasen el día de domingo. Y aunque los mall'ditos judíos sean blasfemos contra nuestro Señor Jesucristo y estén en grandes errores, pero santifi'can y honran mejor que los cristianos su santo día. Lue~o, pues, ¿ quién podrá consolar a mi alma del gran defecto de los cristianos? Y aún más, considerando cuánto mayores son las culpas y defectos que cometen lbs hombres comiendo, belbiendo, jugando y de todas mal!eras, usando más de vanidades en los días de precepto . que en io restante de la semana, ¿ quiénes y cuántos son aquellos que me sil'Ven y dbed~en? 9. En altas voces llorando decía también el cuarto Mandamiento: !Padre es Dios de todas las criaturas por gracia y creación, y madre es de todos los hombres la Justicia y misericordia de Dios. Yo soy dado Mandamiento a:l hombre que honre a su padre y a su madre. Pero ¿ quién es a mí obediente en .honrail" a Dios como Creador y Redentor? ¿ Y quién es aquel que tiene verdadera confianza en su misericordia? ¿'y quién es el que teme 'Y ama su divina justicia? 10. No pudo contenerse el quinto Mandamiento sin prorrumpir en estas vivas expresiones, didendo: Muerta es la caridad en aquel que mata a su prójimo. Con el pecado mata su alma el que a mí es desobediepte. Y más fuertemente soy desobedecido por la muerte espiritual que por la cO'I'poral. Más temido es por la justicia el príndpe y señor de la tierra que el Señor del delo. Deshonrado y ultrajado soy por todos aquellos que no me obedecen. Triste y desconsolada está mi alma, viéndoles caminar por sendas que los precipitan a tormentos perdurables del infierno. 11. Dijo también el sexto Mandamiento: Yo soy Mandamiento de Dios contra la fornicación. Dado soy por Di03 nuest'l'o Señor para destruir y anihilar la suciedad del cuerpo y corazón humano. Teñidas son cejas 3 y cabellos; puestos son colores en la cara y en los pechos; hechos son ricos y bordados vestidos y puestos son olores de amizcle, algalia y otros perfl!meS; y todo para que sea yo desobedecido y despreciado de las gentes. Perdido tengo yo por la lujuria .el mayorazgo y señorío de aquellos a quienes soy yo enviado. Enemigo soy de la lujuria y de todos sus valedores. ¿ Adónde decidme ha parado mi virtud? ¿ Y de dónde ha venido a la luju'l'ia tanta fuerza como tiene en aquellos a quienes yo soy enviado? Pero sepan que, si por mi enemigo, me tienen las gentes deshonrado y desconsolado, mi • • . posades 56n colon; e ornats sos vestiments, per ~o que SIS desobelt e menyspreat; perduda he ma heretat e roa senyona per lucxúrta en aquells als quals jo 'son trames Si I meu enemlc luxúria me te deshonrat, trist, desconsolat, la mla 50r ltlstícla pendra venian~a contra aquells qui mi tenen desonrat .• ,
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hermana la justicia tomará venganza de cuantos me hubiesen deshonrado y desobedecido. 12. Aquí empezó el séptimo Mandamiento, y llorando Amistad y amor hay entre mí y la dijo estas palabras: carida!l y justicia. El latrocinio causa cada día falsedades y engaños. Yo soy Mandamiento contra el latrocinio para que viva entre mí y las gentes la caridad. Es verdad que la justicia castiga a los ladrones; peTO no les hace obedientes a mí por la caridad, si no es por el temor de ella misma. Robados son los bienes que Dios da a mis desobedientes, porque no lo agradecen a Dios que se los ha dado, sino que el bien que tienen se lo apropian y atribuyen a sí mismos. y si yo por su daño sufro en este mundo pasión y dolor, también padecerán ellos en el otro perdurables penas y tormentos por el deshonor que aquí me hacen. 13. Con gran pena y dolor habló también el octavo ManFalso testimonio me persigue y acomete damiento, y dijo: cruelmente entre las gentes, haciendo desobedientes a todos aquellos por quienes me creía ser yo más honrado y obedecido. Falso testimonio hace de la honra de Dios aquel que ama más las honras de su orden que las de su Dios. Negar en Dios la Trinidad y que el Hijo de Dios .haya encarnado, es muy grande y falso testimonio contra el honoT, bondad, grandeza, poder, S3lbiduría, amor y perfección de Dios. Contra mi voluntad son el multiplicar la mala fama y negar la verdad. Todos los días hago mandamiento, y todos los días soy desobedecido. Falso testimonio me ha desposeído de mi herencia, y por su causa me hallo yo en este bosque con los demás !Mandamientos; porque a él solo se dan los honore" que a mí solían darme en otro tiempo. Amar a este mundo más que jI otro es un falso testimonio con tora la gloria, magnificencia y perfección de Dios, y por esta causa serán aquellos tales gravemente castigados por mi hermana la justicia 4 . 14. Multiplicóse en el mundo la envidia, y quejóse gravemente el noveno Mandamiento de la injuria que le hacían la envidia y la lujuria, diciendo estas palabras: Si tú, caridad, tuvieses en este mundo tanto poder como la envidia; y si tú, justicia, castigases prontamente aquellos que enVldian y codician la mujer de su prójimo, sería yo honrado y temido por aquellos que ultrajan y deshonran mi virtud. y teniendo la lujuria tan gran fUeTza contra mí, ¿ dónde esta el auxilio y favor que he de tener de vosotras? i No os olvidéis, caridad y justicia, amigas mías, de fortificar en las gentes nobles corazones y deseos, para ser yo honrado, ama• El texto catalán es más conCIso' .Fa ls testlmom m'a glta t .le man herete.tge, e ' a eH s6n dona ts 106 honraments que JO soha h ave r Amar m~s aque st m6n que l'altre és fa ls le sllmOnl uon a t con tra la gloria de D~u .•
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do y obedecido cont'l'a la envidia y la lujuria! No me dejéis G vos, obediencia amiga, ni me desamparéis por la envidia y lujuria, las cuales me hacen ser desagTadables a Dios y '1 mí toda vez que las obedezco. 15. Estaba ya Blanquerna en presencia del décimo Mandamiento, quien se compadecía tiernamente y decía: ¡Ay, desventurado de mí! ¿ Quién me ha puesto en la ira y desgracia de la esperanza y fortaleza, cuando yo po!" ningún tiempo he cometido contra ellas falsedad ni engaño? Por cuanto codiciar riquezas y posesiones contra su prójimo es desesperanza y flaqueza de corazón, que no se confía ni espera en las riquezas y virtudes de Dios. Tratado se han mucho caridad, justicia y prudencia en destrui'l' y perder a mis enemigos y reconciliarme en aquella antigua amistad que solía tener yo con la esperanza y fortaleza. ¡Olvidado me veo ya de mis valedores y despreciado y deshonrado soy por mis enemigos! Estas y otras muchas razones y tiernas palabras decían con dolorosos llantos los diez Mandamientos, y tan vivamente lloraban, que no podía Blanquerna contener sus lágrimas. 16. Mucho tiempo lloró Blanquerna en compañia de los diez Mandamientos, y les dijo si habría alguna cosa en que les pudiese ayudar y valer para cumplir sus deseos y aliviar el dolor y tristeza en que se hallaban. Respondiéronle los diez Mandamientos que a su gran pena y dolor ninguna cosa podía ayudar sino muy gran devoción y aflicción de espí'l'itu en los grandes prelados, príncipes y religiosos, que con fervor y ánimo vigoroso castigasen a los inobedientes a sus mandatos. Con esta respuesta se arrodilló Blanquerna ante los diez Mandamientos y, pidiéndoles licencia de proseguir su viaje, suplicóle5 gracia y virtud para que con cada uno de ellos pudiese perseverar en su santo propósito y serIes obediente en su vida eremítica. Cada cual de los Mandamientos dió su bendición a Blanquerna, quien la recibió con mucho agrado, y se despidió de todos para Í!" a buscar algún puesto proporcionado, donde pudiese vivir sus días ...n estado de ermitaño . •
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1. De aquel gran palacio de los Mandamientos s8ilió BlanqueI"lla para lbuscar en 1a selva, de un lugar ' a otro, algún sitio acomodado y a pr0p6sito donde pudiese edificar su celda. Y siendo ya hora de nona, en que había rezado ya sus horas canónicas, sentóse junto a una ,b ella fuente, y Cllmió allá uno de aquellos siete panes que llevó de provisión, bebió del! agua de la fuente y, !habiendo 'heclho gradas a . Dios, tprosi'g uió su fiaje. :Mientras discurría. por aquel bosque, encontráJbase t¡¡,l vez con leones, ya con osos, lobos, sierpes y otras muchas fieras y terribles bestias, cuya horrible vista ocasion¡¡,ba en el corazón de Blanquerna gran terror y espanto, 30m por considerarse solo y desamparado como también por no tener en ~ostumlbre tan fieros y horribles objetos. Pero la esperamza y fortaleza le hicieron recuerdo del gZ'an poder de Dios, y la caridad y justicia fortificaban su corazón, y, tponiéndose en devota oración, daba gracias a Dios de ta!l comparu8i, por ~a cual se acordaba de su poder infinilto, que le hacia confiar en su esperanza. 2. Yendo así Blanquerna por el bosque, oyó junto a sí una voz muy agria, extraña y dolorosa, que le causó muy gr8lllde y espantoso susto. Y a pocos pasos 'Vió atravesar de un lado del bosque a dos mujeres solas, noblemente -restida::> y de bellÚlima y agradable presencia, una de las cuales lloraba fuertemente y se lamentalba. Salió BI8'l'querná. al encuentro de la desconsolada, y preguntóla que qui'é n era y cuál la causa de su triste2!a y llanto. Rlespondióle la aflig¡da y dijo: Yo soy la Fe, que en compañia de esta señora hepasado a tierra de los moros con el fin de CODlVertirles al camino de salvación, y no me han querido recibir a mi, ni aquella cuyo nomlbre es Verdad. Incrédulos son y contrarios a mí y a esta señora Verdad. Triste y afligida está mi alma, porque Dios no es creído, honrado ni amado en aquellas tierras. Gramde es mi dolor y piedad por la condenación de aquellas gentes ignorantes. Oonviéneme norar la gran perdición que causa aquel error en que están, y convi~neme , también lamentar,me por el mérito que 'p ierden aquellos que no van a mostrarlos a mi hermano y a mi hermana. 3. P.reguntó Blanquern:ru a la Fe quiénes eran sus hermanos. Respondióle la Fe: Esta señora Verdad es mi hermana. y el Entendimiento es mi herma.no, a quien voy •
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yo ahora, para que él vaya a aquellialS gentep de donde yo VlEmlg o y con razones necesarias les demuestre los catorce artículos, y aquéllos primero en los cuales son a mí descreyentes. Porque llegado ha UD tiempo en que no quieren ' ya! admitir autoridades de la Sagrada iEscr~tura y santos padres 1; Y no se ven ahora milagros como se hacían en otro tiempo, por oJos cuales eran iluminados los ignorantes, de mi luz y de mi helilnana Verdad. Y porque las gentes piden razones 'Y demostraciones necesarias, 'VoY'me yo I!J mi hermano, el cual tiene poder suficiente por virtud de Dios de probar mis catorce artículos. 4. Respondió Blanquerna que ella, que es Fe, perderla en ello su mérito si el Entendimiento demostrase con razones los articulos por ~os cuales ella recibe iluminaClón en su creer cont ra el entender. Pero la Fe respondió que no era conveniente cosa que la: S las ~lgtl1entes palabras' .No som en temps de mlracles, car la devocló era maJor, de convertir lo món, en los a¡x)stols, que no és are en lo temps en que som; ne rahons fundades sobre auctontats nI! reben los mfeels . dones convment és a convertIr los mfeel6 ab lo Ltbre de demostraclOns e la A rt de trobar "Veritat, la qual-sla mostrada, per tal que ab ella los combata hom lur mtelhgencla per so que coneg uen e amen Déu. (ORL, 1, J56) Con los Judíos tampoco se puede disputar con provecho tomando como base la Sagtada Escntura. En el Llbel de acqulsltlollC Terrae Sal/ctae dice el Maestro eon relacl6n a una dIsputa habIda entre un cnstlano y un Judío: .Cum authoritatlbus dtsputabant et nullo modo poterant conveDlre, eo quod qUll1bet textum sacrae scnpturae ad suum proposltum exponebat. (ed Longpré, en entenon, III [Barcelona, J927J, 266). NI, finalmente, con los CIsmátiCOS vale el arg.umento de autondad, porque .autbontates possunt dlverslmode expODl, et de IpSIS haben d lversae OpinIOnes., dIce el Doctor Ilummado en e l Lloer de quinque saplentlOIlS (ed. Mag. TI (J722], 4) dIsputa sucesIva del autor con un sabio griego, nestonano, JacobIta y m ahometa no. Con razón, pues, exclama el eru(]¡to Inlres· lIgador Dr GarCÍas. « . el método apologético del Arcangéhco 6ig' D1flCa en la hlstona de la teología catóhca un esfuerzo poderoso de la razón humana para serVICIO de la fe catóhca .. Representa el ideal de la especulaCIón teológica, no por pura gimnasia intelectual, smo para poder formular tales pnnclplOs ante la fe catóhca, que, Sin destrUIrla, no pueda haber razón humana que obligue a desvalorizarlos, Cf JI: otas de lIItrodllCCIÓn al estudiO de las obras tColóK1cas del Beato nam6JI LI1"1 (ComIllas [Santander], 1944, 13-14). ,
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usar de su virtud, para que yo sea con él en mayor y más alto grado. Porque cuanto más alto asciende y puede ascender el entendimiento a entender Tos artículos de 1a fe, tanto p1ás puedo yo subir, que soy la Fe, y subo más alto sobre el entendimiento y creo aun aquello que no puedo entender. Y en cuanto más el Ihomlbre afirma que mi hermana 'la Verdad no está en las razones necesarias probadas por mi hermano el Entendimiento, en tanto más es contra mi hermana Verdad, que aquí está, y contra mi hennano, aunque puedan ser calumniadas por alguna floja y aparente razón, en comparación de mí, de mi hermana y de mi hermano. 5. A esto replicó Blanquerna y di'j o: ---Mirad, señora, que ya muchas veces han ido a los infieles hombres religiosos y otros muohos a predicarles la santa fe romana, y no les pudieron con'V'el'tir; de que se inñere no querer Dios, al parecer, su conversión por aihora. Pero cuando Dios quiera, será muy fácil cosa el con'Vertirles. ' Respondióle la Fe: Si Dios aborreciera y no quisiera 'la conversión de Il as gentes, dime: ¿ a qué fin habría encarnado? ~ Y por qué razón habria sufrido pasión y muerte en la éruz y por qué honrado tan altamente a los a!póst
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gritos, como soHa, y encaminóse en compañía de su hermana l'a Verdad !hacia el Entendimiento, su hermano, y, siguiendo Blanquerna a los dos, procuraba con todas sus fuerzas consolar a Ia Fe, y le decia estas palabras: Sabio es Dios en todas cosas, y su justicia en ninguna cosa es defectuosa. Y asi, sabiendo Dios, señora Fe, que vos habéis hecho todo vuestro !pOder en convertir a los infieles a Dios, su divina justieia os tiene por excusada, y por esto os con'VÍene consolaros en la , salbidul'Íla! y justicia de Dios; y sabed que es tan grande vuestro mérito como si, en efecto, hubiésedes convertido ya a los infieles, pues que tan vivamente lo deseáis. Respondió llorando la Fe, diciendo a Blanquerna: 'jOlh triste e infelice de mí! Jamás pude yo pensar ser tan fuertemente despreciada por las gentes; y ¿ quién 'creerá que pueda yo j¡UnáS consolarme, viendo a mi Creador y a mi Luz tan ultrajado, tan ignorado, desamado y blasfemado por 'las gentes? Si por mis méritos y poderes me consoba!ra, caridad y amor, ¿'CÓmo serian en mi voluDtad? Tal género de consuelo provie.ne por c;arecer de amor, devoción y pi~dad, que son hermanas mías, contra cuya virtud sería sin duda mi consolación ........Mientras así reprendía la Fe a Blanquerna, u'enóse su corazón de rubor y conciencia, y, continuando así su razonamiento, llegaron los tres compañeros a aquellas cercanías donde el Entendimiento tenía su ta:bernáculo y rea:l asiento.
CAPíTULO XLIV DEL ENTENDIMIENTO'
1. A la sombra de un árbol muy hermoso, cargado de flores y frutos, sobre la fresca hierba, junto a una bella y clara fuente, había una alta y magnifica silla de oro y plata, marfil y ébora, sutil y primorosamente ,labrada y tachonada de ricas piedras preciosas, en azul y otros muy. el'egantes colores. Ocupá,bala sentado un Viejo y respetable anciano, con barbas canas, vestido noblemente de terciopelo ca:l'mesi, en que era significada la pasi6n del Hiijo de Dios. Llamá:base aquel personaje Entendimiento, el cual dicia!ba a muchos escolares filosofia y teología. A este tiempo llegaron la Fe, Verdad y Blanquerna ante el Entendimiento, y saludáronle con gran respeto a él y sus discípulos, quienes los redbieron con mucho 'cIJgrado y cortesía. 2. ,E l Entendimiento quiso infolwarse de sus hermanas ~a Fe y Verdad, y pregunt61as de su estado y qué fruto ha-
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bían logrado en los ,i ntentos que las ha:bian obligado a tan largo viaje. Oon gran compasión y dolor de su corazón respondió ola Fe, su hermana, y refirióle cuanto les había sucedido en su misión a: tierras de moros, y que allí babían encontrado a muchos hombres sabios en filosofía, los cuales no creían en sus propios dogmas de Mlahoma y qu~ no querian admitir autoridades de santos ni tener verdadera sin inteligencia. -{Y por esta causa, yo, mi hermana la Verdad dljO la Fe ,venimos a vos, y os rogamos sea de vuestro agrado pasar a aquéllos y demostrarles la verdad eon razones necesarias, y les saquéis del error en que se hallan, para que Dios sea por ellos conocido y a.mado, y sean con esto aliviados mis tormentos. 3. Entonces el Entendimiento se volvió a sus discípulos, ·Llegó ya el tiempo en que se halla exaltado y les dijo: nuestro conocimiento, 'ti los infieles piden razones y demostraciones necesarias y desprecian a la creencia. Hora es ya que nos pasemos a ellos y usemos de la ciencia que tenemos; porque, si no usamos de ella según debemos, para honrar aquel de quien la hemos recibido. haremos contra la condencía y contra aquello mismo que sabemos, y así no quet>ríamas tener el mérito y gloria que pUdiéramos haber usando de nuestro entenrtimiento. Muy grande es la dificultad y duda que tienen los moros sabios en su misma ley y creencia. En duda se hallan los judíos por el cautiverio en que se hallan y desean tener seguro conocimiento de la verdad. Grande es el número de los idólatras que no tienen conocimiento alguno de Dios. Mí, pues, hora es que nos vamos. y pot' esto deseo yo saber quiénes de vosotros quieren venir en mi compañía y de mis hennanas, 'y allá disputaremos con los infieles con un nuevo modo, enseñándoles el Arte abreviado de hallar la verdad 1. Y cua.ndo la hubiesen aprendido, entonces podremos fácilmente convencerles por el mismo arte • •• Y sus prmClpl,Ps. 4. Habiendo concluído el Entendimiento esta propuesta, Del lIbro de Ramón Llull A J t abrelt1ada d' atrobar 'Ventat (en la ed. de Maguncia, A,'s compendiosiZ ill'Vc11lendt 'Ventatem seH A1S magna et majar), escrito en Mallorca cerca del año I271, dice Carreras y Artau: ..obra ~apital, aunque no haya SIdo de las más divulgadas, puesto que constttuye el primer modelo, harto complIcado y dlfícJl, del arte general lultana. Es el punto de parttda para conocer la e,olución del arte gene ral en 6U doble proceso de redUCCión y de perfeccionamlento lógico. Nosotros. para disti nguir esta obra del A J S 1nagna, generaljs et ulUma , que cIerra dIcho proceso, la denomina remos también A rs ma.gua. pnm!ti'Va. Es un artifiCIO lógiCO, pero de base y trascendencIa metaflsicas, cuyo objeto es redUCir los conocImientos humanos a un corto número de principios Y, consiguientemente, expresar todas las relaciones posibles entre las Ideas media,nte combinaciones figuradas De esta obra troncal, el autor hace derivar las diversas artes particulares. (o c., p. 289). I
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los discípulos se excusaron con su maestro, diciéndole: Temerosa cosa es, señor, la muerte y sostener t'rabajos y tormentos, y extraña cosa es padecer hambre, sed, calor y frío. dejar a su propia patria y amigos, peregrinando en tierras extrañas entre bárba'ras gentes, que martirizan y quitan la. vida al hombre cuando los reprende de su falsa ley y creencia. A estas razones y respuesta no pudo contenerse la. Verdad de. hablar y decir estas palabras: Si todo esto que decís son cosas temibles, ¿ cuánto más lo será el ser enemigo de Dios, de mí, de mi hermano y de mi hermana, y aun de la Esperanza, Caridad, Justicia y FO'rtaleza? Si mi hermano, decidme, se ha dado a vosotros, ¿ dónde está el amor y honra que vosotros tenéis y hacéis a mi hermano y a mí, contra la falsedad, la cual me tiene afrentada y deshonrada entre tantas gentes? ¿Y quién de vosotros en el día del juicio querrá ser semejante a Jesucristo con la insignia de las vestiduras encarnadas? O si no, ¿ cuál de vosotros, si mUTiere de muerte natural, quisiera morir para honrar a su Señor celestial? Lloró la Verdad inconsolablemente y tornó la Fe a lamentarse con sus graves dolores. y dIjO el Entendimiento estas palabras: j Oh miserable de mí! ¿'Cuál es el agradecimiento q\le manifiestan todos aquellos a quienes yo he demostrado la verdad? Y aún más: j Oh Fe y Verdad, id vosotras a la Devoción, vuestra hermana, y 'l'ogadla que venga a estos discípulos míos que viven sin piedad, para que les inflame y enamore su corazón a seguirme en el viaje que vosotras tanto deseáis! Luego se partieron la Fe, Verdad y Blanquerna en busca de la Devoción, en cuya jornada y compañía loaba Blanquerna y bendecía a Dios nuestro Señor, dándole infinitas gracias por haberle llevado a tal lugar, donde había oído tan sabias y devotas palabras, cuales por ningún tiempo había oído deciT a persona alguna.
CAPíTULO
XLV
DE LA DEVOCÍ9N
1. Llegaron los tres compañeros a un cierto lugar, en donde encontraron a la Devoción, que estaba en oración bajo de un pino muy hermoso y lloraba, deseando el honor de Jesucristo y meditando su santísima muerte y cruel pasión. Con grande respeto recibió la Devoción a la Fe y a la Verdad, y saludólas con agradable y alegt'e semblante; pero las dos correspondieron a la Devoción con muestras •
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de tribulación y de tristeza, por cuyo semblante la Devoción entró en recelo si su hermano habría recirbido algún disgusto, y preguntólas luego de su estado. Respondiéronla las dos hermanas, refiriendo a la Devoción todo cuanto el Ent~ndimiento, su hermano, había dicho, y que éste le rogaba muy encarecidamente que fuese, como debía ir, a sus discipulos y los enamorase y moviese a seguir en loar y honrar la Santísima Trinidad de Dios y la encarnación de su divino Hijo, y para que Dios y sus obras tuviesen la alabanza que se merecen entre nosotros, con que seamos en el agrado de Dios nuestro Señgr, y que todos aquellos que viven ciegos en la falsedad y error sean iluminados por la luz de la Fe, por la Verdad y por el Entendimiento. 2. ¡Cómo, qué me decís! dijo la Devoción ; los discípulos de mi helmano el Entendimiento, ¿ no me tienen a mí en su corazón? ¿Cómo puede ser eso, si mi hermano les enseña la Verdad, mi hermana? Por cierto es contra naturaleza prosiguió la Devoción que ellos tengan conocimiento de Dios y de sus obras y no tengan caridad y devoción en Dios y en sus obras. i Ah, qué desventura! Esta contrariedad es originada en el hombre por su olvido de la virtud divina, y de la gloria celestial, y de las penas del infierno, sin acomarse 1 de las honorables virtudes qul' hoy en día son miserablemente desp~ciadas, y también por la demasía con que el hombre frecuentemente recuerda las vanidades del mundo, sin que la muerte les cause algún miedo ni espanto. i Oh triste y misera!ble de mí! ¿ En dónde. pues, están la Esperanza, Caridad, Justicia, Prudencia y Fortaleza, para que ayuden a nosotras y a la sabiduría de mi hermano? Muy admirada quedó la Devoción y en gran manera se afligía con la expresión de sus voces. 3. Mientras la Devoción así se maravillaba y acongojaba de la ingratitud de los discípulos de su hermano el Entendimiento, que temían más en sufrir trabajos y muerte para honrar a Dios y poseer la gloria celestial que vivir sin caridad, esperanza, fortaleza y las demás virtudes y ser 2 condenados a las penas del infierno. la Fe y la Verdad pidieron con grandes 'I'uegos a la Devoción se encaminase a toda prisa a aquellos discípulos del Entendimiento, pues se tardaba demasiadamente, y era ya: tiempo que los hombres devotos y científicos fuesen a predicar y enseñar a los infieles, cuyas miserables almas van corriendo a los infiernos, como las aguas del río no cesan de correr al mar. Respondió la Devoción, y dijo: Bien sabéis vosotras que el poder de las virtudes no es bastante sobre el libre albedlío , No leemos en el ongmal «In acordarse ,desprecIadas. , Igualmente calla el autor .y ser .. . mfterno •.
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de los discípulos de mi hermano. y por esto no puedo estar en ellos sin su Ubre voluntad, porque, si pudiera. sería. ya en mis operaciones contra la Verdad. Oaridad y Justicia. que se convienen con el mérito de gloria o de pena por culpa. y por esta razón conviene que vosotras os volváis a. mi hez'mano y a sus discípulos. y decidles que ellos pueden tenerme en su compañía y en su corazón a cualquiera hora que quieran tenerme. cuan presto quieran acordarse de mí y amarme; y decidles también que les hago presente que para que ellos me quieran tener está representada en la santa cruz la imagen de nuestro Señor Jesucristo. por quien debieran tener gran confusión y vergqienza en vista de la injuria que se le hizo. porque no quieren resolverse en ir a honrar su honor y tomarla por propia. 4. Habiendo la Devoción concluido estas palabras 3. la Fe y la Verdad se volvieron al Entendimiento llenas de desconsuelo. y Blanquerna se despidió de ellas con mucho agrado y reverencia. y se fué también a busca!' su habitadón por la selva, en cuya soledad y camino meditaba aquellas palabras que había dicho a Devoción, y loaba y bendecía a la caridad, salbiduría y justicia de Dios, quienes así habían encargado y obligado a los fieles cristianos, por la encarnación y pasión del Hijo de Dios, a que no dudasen en sostener trabajos y la muerte para honrar a Dios y a sus obras.
CAPíTULO XLVI DE LA DILIGENCIA
L Con gran solicitud y ansia buscaba Blanquerna por aquel desierto el puesto que deseaba pa!'a su ha!bitación, y , no cesaba su corazón de amar, ni su alma de recordar, ni su boca de bendecir y loar el santo nombre de Dios. A este tiempo descubrió a un hombre a caballo que venía: a.l en-cuentro muy ace'leradamente y tra'Ía gran cantid.ad de dinero. Llegado 1 ya el hombre a emparejar con Blanquerna, éste le saludó y preguntóle la causa por qué andaba tan apresurado. Respond'ióle el hombre que él era mayordomo de un cierto rey, quien le enviaba a una ciudad :para prevenil"le posada y hacer todas aquellas prevenciones y provisiones que al honor de un rey correspondían, porque allí se habían de celebra!' cortes con todos sus barones. Blanquerna Blanquerna saluda aquell home e demad. a ell qual cosa era •. del traductor. , .Blanquerna saluda aquell home e demana a ell qua1 cosa era ... » 1
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quiso preguntarle otras cosas, pero el ma,yordomo no quiso detenerse con él, por no perder tiempo, ni quiso tampoco lesponder a todas sus preguntas. . 2. Todo aquel día anduvo Blanquerna, hasta -que, siendo ya múy tarde, sacó un pan de aquellos que llevaba y comiólo, con algunas hierbas crudas, junto a una fuente. Mientras así comía, vió Blanquerna a un escudero montado en un palafrén, que ligeramente caminl8Jba. Venia éste de la corte romana, y pasaha a una ciudad donde habían elegido a lIn obispo 'q ue eS'ta!ba ya confirmado y consagrado por el papa. y por eso, aquel escudero corría la posta a pediT las albricias al ca:bildo de aquellla ciudad y a: los parientes del' obispo. Mientras 2 el escudero daba de beber al pa:lafrén en aquella fuente, delante de Blanquerila, éste le preguntó de dónde venia y adónde iba tan apresurado. Pero era tan grande la . ansia y prisa del escudero, que apenas pudo dejarse entender de Blanquerna, ni aun dejar al palafrén que saciase su sed. 3. Hiabiendo comido ya B!lanquerna, se hincó de rodBlas y dió gracias a Dios. Y, estando así loando y bendiciéndole, siendo ya hora de nona, vió venir a pie a un pobre mercader derrotado, llorando y lamentándose fuertemente, y decía es- , ba9 palabras: --1i AJh cuitado, miserable 'Y triste de ti, aespués que por tiempo tan dilatado has ido trabajando en varias tierras, y sosteniendo tanta hambre, sed, calor, frío y temores para ganar lo que ahora tan desgraciadamente has perdido! Di, cautivo y me2lquino, ¿ qué harás y qué ha de ser de tu mujer y de tus hijos, a:tabiéndote robado cuanto tenias y Uevabas? Si pides justicia contra aquel que te ha l'dhado, vivil'ás todo el tiempo en continuos peligros y recelos que te quiten la vida los robadores, 'p uesto que entre ellos y sus manos estás precisado a VÍlVir 'Y habitar. 'B uen amig~ijo Bl'anquerna ,¿ adónde vais y quién os tiene en tan gran tristeza como me lepresenta vuestro desconsuelo ?Rfflri61e ~l mercader todo el suceso, diciéndole cómo un cierto cabaJIero, dueño de un castillo junto ad lugar adonde se encamin8lba, le había robado cuanto tenía, perdiendo a toda su hacienda, que había adquirido con tantas miserias, fatigas y trabajos por el discurso de tod'a su vida, y que por esto i!ba a ola.mar a la justicia contra aquel ca'ballero que le habia robado. , 4. Poco después de haberse partido de Blanquerna el desgraciado mercader, llegó otro hombre que venía también ' • cDementre son palafré bevia, l'escuder recontava les parau:es damunt dltes a Blanquerlla ; mas tant se cuytava ¡'escuder, que a p~ nes poc donar a entendre les paraules a Blanquerna .• • «DI com havia perdut tot s:o on tot temps en havill treballab yo aquí termina el parágrafo en el texto primItivo . •
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a paso muy apresurado, nevando a cuestas gran cantidad de gansos y gallinas. Preguntóle Blanquerna si le sabría decir dónde podría encontrar en aquella selva algún puesto en que pudiese habitar, y fuese en a:lgún monte donde hubiese agtll3i viva y alguna fruta sHvestre, para morar en él y vivir en vida ermitaña. Pero tan grande era la preocupación de aquel hombre por causas de un- pleito que llevaba, que ya' por esto, y también por el ruido de la carga! que traía, ni entendió ni respondió a las palabras de Blanquerna. Y, creyéndose que le preguntaba de su estado y viaJe, le respondió en esta forma.: Señor, yo voy ahí a un'3! viUa, junto a un castillo, pOl1que llevo un pleito contra un hermano mío, pidiéndole una viña que mi padre me ha mandado en su testamento, y traigo este presente, que aquí veis, para el juez y los albogados de una y otra parte, y aun les tra:igo aquí unos dineros que he tomado de prestado a gran usura e interés. Y por a.mor de Dios os pido que, si 'Vos entendéis de pleitos, me ayudéis con vuestros consejos. 5. 'E n 'g ran manera se admiró Blanquerna de la eficacia y fervor con que aquel hombre deseaba: ganar la viña. Y, acordándose de aquellas pa:labras de la Fe, de ,la Verdad, del Entendimiento y Devoción y de la gran di'ligencia que ha:bia encontrado, conocido y ex¡perimentado en todos aquellos hombres, se arrodilló Blanquerna y, movido su corazón a gran devoción, llenáronse de lágrimas sus ojos y, llorando, PTO1'I'umpió en estas palabras: j Oh voluntad extraña contra todo orden y naturaleza, en quien falta el saber y rectitud de coraje y animosidad! ¿!De dónde -te ha venido a ti el que hagas ol'V'idar con tanto esfuerzo el honor y conocimiento de Dios, y no quieras dar devoción a aquellos infelices que temen el sufrir trabajos y la muerte para honrar a Dios y enderemr
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de ser recupera:ble? ¿ Y por qué dime -temes ahora en este mundo perder los deleites temporales, pudiendo después conseguir en el otro la eterna herencia de bienaventuranza '1Muy admirado se quedó aquel villano de las palaJbras de Blanqnerna; pero despidióse de él, prosiguió su camino, volviendo en sus pensamientos y afanes.
CAPíTULO XL VII •
DE LOS AGÜEROS
1. Día era ya mu~ claro y el sol con sus resplandores iluminaba toda aquella selv'~ i>or donde Bl'a nquerna caminaba, cuando descubrió a un caballer.o en una alta montaña. montado en su caibaUo, bien gula.rnecido de todas armas. Era aquel caiballero de profesión agorero, y había pasado l! a:quel puesto para levantar agüeros, que le manifestasen la verdad del suceso en un desafío que intentaba contra otro ca:baillero, mOl'ta'l enemigo suyo. Mientras aquel caballero estaba así, de obsel'Vación, mirando por ,t odas partes si pasaría alguna águila, azor, hallcón o al'guna otra ave en· que pudiese :levantar agüero y conocer lo que deseaba saber, Blanquerna subió a aquel monte para preguntarle si sa.bría en él algún lugar a propósito y conveniente pa1"a estaJblecer su ermita. 2. Ha:biendo ya arribado Blanquerna a'l caballero, ambos a dos se saludaron cortesanamente, ,y preguntándose uno al otro de su estado, reciprocamente se informaron det motivo por que habían ido a aquel paraje. Y habiendo entendido Blanquerna la causa que había obligado al cabaIDero a subir al monte, díjole Blanquerna estas palabras: jCaibllll.ero y señor mío: Jloble sois y de corazón animoso, según me significa la belleza y disposición de vuestro talle, de vuestro caballo y de vuestras armas, con que manifestái~ h8111aros bien ,prevenido y armad'O 'p ara defenderos de cualquier otro cabauero enemilgo. Decís bien, ami'g o m1G--irespondió el • ca:ba'llero " que soy yo bien formado en mi persona, que estay bien armado y que en mi cOJ\a2:ón no sentí jamás fiaqueza alogllna que me indinase a cometer por ningún tiempo maldad alguna ni engaño; y por la gracia de Dios, mucho tiempo ha que estoy en Orden de Oaballería, cuyas 1 leyes he guardado ill'viola:blemente; y por esto he creído siempre no poder ser vencido cuerpo a cuerpo por nin"g'Ún otro caballero. No se lee en el orip-inal ccúyas leyes he guardado inv101ablemente •. 1
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3. Señor dijo Blanquerna " todo cuanto tiene ser y existe en este mundo va encaminado por estas dos cOSas. a saber: por la ocasión 2 o causa y por la ventura o casualidad. La ocasión es aquella cosa que tiene respeto y mira a las cosas por veIcir, según que' la razón y la discreción lo conoce por la iluminación del entendimiento y de 'la fe. Y la ventura o acaso es aquella cosa que acontece sin ocasión, causa o previsión alguna. Esto supuesto, pregúntoos aihora cuál de estas dos cosas es más fuerte y poderosa: ¿ .l a ocasión o la ventura ? ·Buen amigo .respondió el caballero , sin duda será más fuerte la ocasión, que se conviene con }a¡ razón y con intención, que no l'a ventura, que se conviene con aquella cosa que sucede sin deliberadón de razón, ni discreción, ni . de intención.-IDijo Blanquerna 811 caib8lllero que muy s!l!biamente había zespondido, pero que sus abll3 s eran contrarias a sus palabras, en cuanto creía. y se conD.8Jba en agüeros, porque las alVes van volando por el aire por ocasión, a fin de buSOlltl' su propia comida, y su volar es por la ventura en cuanto á la rectitud tomada en su vuelo, con que pasan cerca o lejos del hombre. Y, por esta razón, aquel caballerQ que batalla con otro, gobernado por e~ v~~or y natur!l!leza de las 8IVes, no es tan fuerte ni saibio en el arte de la guerra como el otro que pelea por arbitrio de la :raron y dis<:recíón de su entendimiento, lo cual significa el suceso de las cosas, según 1Ias circunstancias de la guerra. Y asi, señor, por estas razones podéis entender que contra :vos será más fuerte vuestro enemi'go, si se dirige por aquello que le enseña la razón, que lo seréis vos contra él si os gobernáis por las operaciones que las aves hacen a ventura, sin necesidad de razón, por cuanto ésta en las alVes no puede usar de su virtud, y mayormente porque esta detestable costumbre es muy desa¡gradalble a Dios nuestro Señor, y es contra la esperanza, caridad, fortaleza y justici,a.; 'Y por esta causa os tengo y reputo por el más inútil en la guerra. 4. Mucho tiempo mediM el Cllib8l11ero las palabras que Blanquerna le dijo; 'Y por los méritos de éste y por la fuerza y naturaleza de la IIaZÓn conoció el cabanlero sus defect0j3 y errores, y dijo estas 1)8Ilabras: ---1Repetidas veces me ha sucedido que la razón me demostraba cómo debía practicar algunrMl alVenturas y ardides en las armas, pero, creyendo y confiándome más en los agüeros que en mi entendimiento, dejaba aquello que me di-ctaJba la razón y, siguiendo a los agüeros, hacia todo lo contrario a'l dietamen de la razón e inteligencÍlaJ. Bendito y alabado sea mi Dios, que 'Por vos me ha enviado tal conocimiento, por el cual, de aquí en adelante. . no tendrán poder en mi hados ni agüeros. , • • El autor dice simplemente «occa
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5. -;Señor dijo Blanquerna ", aun os falta saber que Dios ha es-ta!blecido otra ley en ~aJ guerra, distinta de la sobredicha, y consiste en que, cuando la razón di'cta y enseña modo como pueda el hombre devastar a su enemi'go, entonces la. razón debe mirar si 8Jquello tiene concordancia con caridad, esperanza, justioia s y fortale2l3.; porque todas estas virtudes son heI1nanas de la l1lZÓn, y ésta no puede tener buen efecto en sus pensamientos, siempre que se contrarie a sus hermanas. Y, por esto, conviene mucho que tengáiS siempre en vuestra memorilll la concordancia que hay y media entre la z-a,zón 'Y las diohas virtudes.---\Estas razones de Blanquerna gustaron mudho al c-a:ballero, y éste le aseguró que él ,h aría un examen de conciencia cua-l no había hecho en todo el discurso de su vida. 6. Por lallgo rato ,p ensó el caballero si en la guerra había usado de caridad y de justicia y de esperanza', hasta que en su conciencia se a-cordó de la injuria y enemistad que tenía contra su enemi'go, y de la confianza y credulidad que había puesto en R'g üeros, y cómo en su corazón ha:bía reinado la soberbia y vana¡gloria, en lugar de la virtud y la fortaleza. Por donde, habiendo meditado el caJbaJ.lero mucho tiempo todas estas y otras cosas, ,por las cuarr~s habia entrado en conocimiento de sus faltas, entonces bendijo y a:labó a Dios nuestro Señor, arrepintiéndose de sus culpas. Y poniéndose en 5e'I'VÍcio y obsequio de la razón y de sus hermanas, dijo a Blanquerna' estas pala'b ras: -1Bendito y alabado sea mi Dios, que me ha dado fuerza, con la cual he :vencido a mis enemigos y a mi propio coraalÓn. En mi vida he ganado yo batana tan ventajosa" y para mi tan estimable, como ésta. Por los enemigos que he vencido 8Ibora en mi corazón, vencere yo también a mis enemigos en el corazón de a;quel caballero, contra el' cual he sido tanto tiempo morta:l "enemigo. ¡.A!h infeliz de mi! ¿Cuál puede ser bien ganadiaJ y bien vencida bataUa, sino aquella que se wnce con la caridad, justicia, paciencia, -humildad y fortaleza.? Pues con estas virtudes vence el hombre y triurufu¡ de toda maldad, de toda injuria y de toda soberbia y engaño.---Cmcluídas estas palSibras, despidióse Blanquerna' del noble caba;!lero y se encaminó a su viaje. • En el te xto pnmlttvo léese también ' prudencla • .
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e AP1TULO DEL
XLVIII
VALOR
1. Muy deseoso iba Blanquern8J de hallar en aquel bosque el puesto que anhelaba para Ihacer penitencia, cuando, a este tiempo, descubrió un camino por donde venía un juglar a pie, muy pobremente vestido, cuyo gesto y semblante manifestaba su miseria y la tristeza de su corazón. Preguntóle Blanquerna cuál era 1a causa y motivo de su aflcción y dolor, que indicaba su sem'b lante. Señor respondió el juglar ,yo vengo de una corte donde han hecho nuevamente caba.llero '81 un noble varón de esta comarca, en cuya corte me creí encontrar a Valor, para que me ayudase y socorne8e en mi .p obre vestir, en remuneración de las reprensiones que por dilatado tiempo tengo hechas contra todos los enemigos de Valor; y por más que haya alabado a los que en este mundo mantienen vallor, por ningún tiempo en aquella corte he podido yo conseguir de él, ni de ninguno de sus ama.dores, premio alguno. Por cuyo moti
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prudencia, fortalezaJ y tempIanza, de las cuales es hija la de valor. Mientras le manifestaba Blanquerna qué cosa era valor, venía un caballero a pie con espada en maJno y lanza al hombro, y, estando ya junto a los dos, le conoció el juglar y dijo a Blanquerna que aquél era el emperador 1, que le reconocía muy bien, porque le había visto muchas veces. Hiciéron"le todos grande honor y reverencia, y el emperador fes saludó también con agrado. 4. El juglar preguntó al emperador qué !!asualidad le halbía traído alli en aquel bosque, so'lo y f3J pie. Respondió el emperador que, siguiendo en la caza de un jabalí, se desvió tanto, que había perdido su compañía, y que, habiendo alcanzado al ja'baJIí, éste le mató su caballo; pero, en fin, él ~e había herido y muerto. Habiéndoles referido el suceso, el emperador les pidió si tendrian alguna cosa que comer, porque se haUaJba muy hambriento, pues había pasado dos dias sin comer ni beber cosa I!IJ!guna. Señor /dijo Blanquerna , muy cerca de aquí hay una bella fuente de gentil y CrIstalina agua; alli podéis beber y comer también algunas tiernas y sabrosas hieorbas que hay alrededor de la fuente. Pero el emperador 'le respondió que no podía beber sin comer y que no estaba acostumbrado a hierbas, por lo cual creía sin duda morir en ,b reve mientras no tuviese aLgo que comer de aque'llo que tenía en costumbre. 5. Entonces Blamquerna condujo al emperador a la fuente, y reclmándose los tres sobre aquella fresca hierba, sacó Blanquerna tres panes que le habían quedado de su provisión, y juntos comieron aquel día. A este tiempo preguntó Blanquerna al' emperador qué cosa le parecía entonces aprovecharle máls, o el pan que comía o todo su imperio. A que respondió que, en aquella ocasión, más valía y le aprovechaba aquel pan que comía que todo su imperio. Muy pobre de valor, pues dijo Blanquerna " es aquel imperio que no es tan provechoso como el pan para su señor. Y por esto tú, juglar, puedes conocer qué cosa es Vallar; pues todo va:lor consiste en tres cOSas. La prilIl.e1'a:, en las cosas terrena:les que valen para sustentar y mantener el cuerpo. La segunda, en ganar virtudes y mérito. La tercera, en cuanto todas las cosas son buenas, si Dios, con elloa:s y por ellas, es conocido, amado y servido y quiere usar de su poder en sus criaturas. 6. El emperador preguntó enton~es a los dos con qué EVidentemente, hay en este capítulo una bella alusióu al Joven y apuesto RodolEo de Habsburgo, landg rave de Alsacla 'Primeramente, y más tarde heredero de la Casa de Hohenstaufen, la piedad del CU.l11 corría en alas de la fama. Tan grato es el recuerdo que Ramón L1ull guarda del emperador, con qUien trabó amistad en AlemaDlc, que en varios pasajes de Bianquerna. h ace aparecer su figura con tanta devoción como canño. (Cf. cap 78, n 7; 79, n. 3; 82, n 7, y 131 final del huro). 1
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motirvo habían entrado en ,h ablar de valor. Respondió el juglar, refiriéndole cómo, ha'bi'é ndose encontrado por cl oomino, dispu,taban de valor, a tiempo que su ma-jestad había llegado a ellos. Entró después Blanquerna y dijo así: -señor, en muy nobles y herolcas acciones h albéis manifestado muchas veces ser amigo de Valor; pero, si vos en algún tiempo hubieseis hecho alguna maldad y engaño contra Va· lor, no os podrá él ahora ayudar en este bosque, donde vuestro poder es tan pobre y limitado como el de cualquiera de nosotros. Y si en vuestro ánimo h¡¡¡y noble y "aleroso coraje que .concuerda con el va:~or y las 'Virtudes antedichas~ de las cuales es hija la viT!tud de Valor, ésta 'os podrá ayudar en este bosque, par¡¡¡ que tengáis paciencia y humi'l'
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enemigos y eran de aquellos que la perseguían en el mundo y la tenían desterrada en aquel bosque. Y porque Blanquerna sólo era servidor suyo, le dió licencia que entrase él sol ¡unente, y mandó que se le hiciese un honrado recibimiento y hospedaje. 9. Entró Blanquerna solo en el palacio, donde vió a la virtud de Valor, que decía estas palabras: Creada soy yo Valor para Significar y demostrar el valor de mi Creador y Señor. Dios hace valer los cielos y las estrellas, los cuatro elementos, los metales, plantas, bestias, las aves y los peces 3, para que el hombre tenga valor sobre todas estas cosas. y porque el hombre no quiere tenerle, vale menos que todas estas cosas y cualquier otra criatura, en cuanto ama y quiere a Desvalor, pensando que sea Valor. Muchos son los hombres en el mundo que poseen honores y riquezas mllDdanas, en las cuales hay desvaloro Pobres y despreciados son en el mundo los amigos de Valor. Muchos son los libros' en el mundo donde se encuentra la descripción del Valor, y muchos son los li'bros en que está escrita la verdad de la encarnación del Hijo de Dios y de su muerte santísim~, por la cual fué hecha la recreación. Pero muy poco valen los libros para los infieles por la falta que tienen de directores. Muchos son los que poseen bienes de la santa Madre Iglesia para que puedan ensalzar a Valor. Pero ¿quién es el que quiere exaltar al valor y honor de la santa Madre Iglesia contra el deshonor, infidelidad y error? Muchos son los hombres que quieren y desean que Dios haya valor, para que ellos tengan honor, pero pocos son los hombres que aman a Valor, para que Dios haya honor. Si ja.más he hecho a nadie injuria, ¿ por qué razón se me hace a mí deshonor? y si Desvalor jamás hizo justicia ni premió a ninguDo, ¿por qué razón se ha de llevar el honor?--Con estas tiernas y semejantes expresiones desa:hogaba su t'l'Í5te y afligido corazón, y vertia por sus ojos amargas lágrimas y se lamentaba de sus daños. . 10. Hasta el .día siguiente por la mañana estuvo Blanquerna en el palacio de la señora de Valor 5, en cuyo tiempo se ocupó en consolarla, y, dándole buenas esperanzas, la decía: Fuerte es Dios sobre todos los poderes, y su sabiduría no tiene defecto alguno. Todo el mundo es obra y criatura suya; por esto, conviene que venga a su cumpli~ miento y perfección, a lo cual no pudiera llegar sin que el Desvalor viniese en descaecimiento, y subiese Valor a su exaltación y pujanza, recuperando su honor. La misericor• En el origmal no se hace menci6n de los peces. • .Molts s6n los libres on és escrita ventat de la encarnac16 .. », dice simplemente el autor. I
"e.stec Blanquerna ah valor", leemos tan 9610 en el original.
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día de Dios no olvida a los pecadores, y la justicia de Dios no tiene amistad con los enemigos de Valor. Estas y otras muchas razones consolatorias decía Blanquerna a Valor con am~osas lágrimas, y así, con llanto y devoción, se despidió de Valor, a quien rindió su corazón para todo el tiempo de su vida, y Valor le aceptó en su comanda y guarda. 11. Salió Blanquerna del palacio, y, volviendo a. su viaje, refirió al emperador y al juglar el llanto y desconsuelo en que había encontrado a Valor, dándoles cuenta de cuanto había dicho y de las quejas que tenía contra sus enemigos. El emperador y el juglar consideraron mucho las pala'b ras que Blanquerna les dijo de Valor, y a cada uno de ellos les remordía la conciencia por las faltas que habían cometido muchas veces contra Valor. Y habiendo el emperador con· siderado muy bien sus defectos, quiso saber y preguntó a Blanquerna de su vida, y éste se la refirió toda con puntualidad, y también el estado y vida de sus pad'l"es Evast y Aloma, y que él iba a hacer vida eremítica para contemplar y tener en su corazón a Dios y su honor solamente y huir del mllndo, enemigo de ValOT. 12. Entonces la humildad de Dios nuestro Señor movió su divina piedad y paciencia al perdón para acordarse del emperador, quien por la misericordia de Dios concibió en su alma verdadera contrición y arrepentimiento de sus pecados, j Oh necio y culpable! ¿!Por qué diciendo estas palabras: persigues a Valor, persiguiendo las bestias fieras con gran peligro y riesgo de tu vida? ¿ Y el tiempo más precioso de ella has gastado en lo que es Desvalor, creyéndote que e'l"a Valor? Y puesto que a gran culpa corresponde satisfacción grande, y a gran desorden grande ordenación, por esto, aquí en este puesto y en presencia de Blanquerna, prometo y voto •que de aquí en adelante mi persona y mi imperio nos hemos de poner en servicio de Val~, para que esta virtud recobre en mí y en los otros la posesión que de mucho tiempo había perdido. Y, por esto, conviene y es razón de que yo establezca una ordenación en mi y en todo mi imperio para honrar a Valor, y que por mi ejemplo le sea restituido el honor y vuelva a ha:bitar en nosotros sin t'l"isteza y con toda alegría. ~ 13. Con esta conv~rsación 6 iban los tres compañeros por un eamino que desviaba mucho a Blanquerna del destino que llevaba en .'3U viaje. Por cuyo motivo dijo éste al emperador que a él le convenía volverse a aquellos parajes en que buscaba poner su ermita, y hallándose a la sazón bajo un hellliOSO árbol, pidió Blanquerna licencia al empe'l"ador, y con mucha urbanidad y corteSÍa se despidió de él y del • .Dlent I'emperador estes paraules anaven tots tres .•
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juglar, y correspondiendo el emperador, dijo a Blanquerna estas palabras: ,B endita sea aquella hora en que os encontré en este bosque. Muy sensible y dolorosa es para mi la separación de vuestra agradable vresencia. Veo que me conviene ordenar mi casa y la de la emperatriz, mi esposa, y quiero también poner en orden a todo mi imperio, valiéndome de aquellos hembres que son 8.mantes de V'a lor para que, de este modo, pueda cumplirle lo que le tengo prometido. A este intento quiero formar un libro de aquella ordenación, y por este juglar y otros muchos le distribuiré por todo el mundo, para que manifiesten y demuestren qué cosa es Valor en las cortes de los grandes príncipes y señores, donde esta virtud es blasfemada y despreciada, y que reprendan a Desvalor y le destierren de todo lugar donde es amado y honrado. Mandaré también qm' estos juglares no tomen salario ni gaje alguno de (\tra persona que de la mía y de mi real erario, para que de este modo puedan ser más fieles loadores de VaIO'l'. Y, finalmente, en habiendo educado a mis hijos, quiero dejar a mi imperio y en vuestra compañía y . ermita servir a Dios y a Valor toda mi vida, para que pueda poseerles por siempre mi corazón. Ruégoos, amigo, me encomendéis muy de veras a Dios que me perdone mis pecados, pues me confío mucho en vuestras oraciones. ,
CAPíTULO XLIX DE LA CONSOLACIÓN
1. A las cercanías de aqueUa comarca por donde Blanquerna caminaba a su destino, estaba un pastor que guardaba una grande grey, el cual tenía un hijo de edad de siete años que amaba mucho, y, por el grande amor que le tenía, quiso un día llevarlo consigo a la montaña. Sucedió,' pues, que, estando los dos con el ganado, el pastor se durmió. como acostumbraba, y el muchacho se desvió del puesto donde su padre dormía, y un lobo 1 que venía a embestir al ganado encontró con el chico, que esta!ba por allí divertido, e hizo presa de él y se lo llevó. Con los gritos: y clamores que daba el chico despertó el pastor, y viendo que el lobo se llevaba a su hijo, le eChó los perros y siguió al lobo con toda presteza; pero fué en vano, porque, antes que los mastines le hubiesen alcanzado, ya el lobo había muerto al chico y comídole las tripas y las entrañas. Cuan1
. Un lop ve llla al beslI ar , e a troba l' mfant e pres aquell • ,
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do llegó el pastor y vió muerto y de~dazado a su hijo, fué extraordinario su desconsuelo, y con grandes llantos dijo estas palabras: 2. ¡ Ah miserable y t!"iste de mi! ¡ Perdido has lo que mÁs amabas en este mundo! ¡Muerto yace aquí tu hijo, . siendo tú la causa y ocasión de su muerte, pues contra la voluntad de su madre lo trajiste tú a este bosque! ¡,E n pena y tristezas has puesto tú a la pobre madre por todos los días de su vida! ¡Sobre todo dolor debes lamentarte y sobre todo llanto debes tú de llorar! i Aflígete, pues, y desconsuélate tanto, que en ti jamás pueda entrar gozo ni consuelo alguno! ¿Cómo 2 has de tener aliento, t!"iste y culpable de ti, de ponerte delante de tu mujer? ¿Qué cuenta le darás tú de su hijo tan amado y gracioso? Mientras así se lamentaba, no cesaba el afligido pastor de abrazar y besar a su hijo, y decíale también: --¡ Ah hijo mío! ¿[)ónde está aquella hennosura de tu semblante, que ' me representaba tu gracioso gesto? Y ¿ dónde está ahora el gran gozo y placer que sentía mi corazón en tu amada vista? j Ah hijo! Muerto eres, y tu muerte me hace a mí desear morir. ¿ Quién consolará a mi corazón en adelante, pues no tenía otra _ cosa que a ti solo en este mundo, ni otra cosa tenía en mi corazón que a ti solo? Vivo soy y no quiero vivir, sino morir. Con congoja y dolor grande estoy porque no me siento morit"o Mi vida, hijo mío, es muerta en tu muerte; no espero ya consuelo alguno, ni que se me perdone la culpa y pecado que yo tengo en tu muerte. 3. Tan grandes y excesivos eran los gritos y el llanto del pastor y los alaridos de los perros que batallaban con el lobo, que Blan:¡uerna 3, admirado de la vocería, atajó su camino a aquel ruido paTa.. ver qué cosa era. Y habiendo llegado al puesto, viendo aquella tragedia y al pasto!" tan afligido, llorando y lamentándose y abrazando a su hijo quiso Blanquerna consolarle, y empezó a decirle algunas palabras de consuelo; pero era tan grande la congoja y el dolor que le tenía oprimido, que no le daba muestras de que le viese ni oyese sus voces. 4. Viendo a este tiempo Blanquerna al lobo que peleaba con los mastines, y que había muerto ya uno de ellos y tenia ya al otro por el suelo, pensó de ayudar a éste y . matar al lobo, paTa ver si con la muerte del lobo pudiese \ de algún modo consolar al pastor. A este fin tomó Blanquerna una porra que el pastor l1evab:a., J, movido de gran. piedad r
, .Davant ta mulIer estaras vergony6s e colpable. Dementre que 1 pastor dela . » • .Blaoquerna dre9a soo cam{ a aquelles veus, de les quals fo molt fortmeot maravellat. Blanquerna veoc eo aquel! !oe 00 lo pastor plQraya e plaoyia ... » •
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por la muerte del niño, saltó con gran presteza contra .el lobo, quien, queriendo escaparse, fué detenido por el mastín hasta que pudo llegar a él y le mató de un porrazo. Y volviéndose BlanqueTna al pastor, le dijo: -Muerto tenéis ya a vuestro enemigo, por cuya razón conviene que vuestra tristeza y pena se convierta en cO!tsuelo. 5. Ml1.ly buenas y devotas palabras y razones de gran consuelo dijo Blanquerna al pastor; pero éste, por más que le dijese, no quiso responderle ni dejar su llanto y duelo que h~cía con todas sus fuerzas, de que se aqmiró mucho Blanquerna y se movió a gTan compasión y piedad. Y pensó que por la .s obrada ira y tristeza había perdido el pobre pastor la memoria, y no tenía conocimiento de sí mismo ni de sus palabras. Y por esto, a fin de restituirle a su propio conocimiento, con el cual pudiese inducirle a algún consuelo, empezó Blanquerna a hablarle con un nuevo modo de conso" lación, formado según la razón natu'l'al, y dijo al pastor estas palabras: . 6. -¡.oh necio desventurado! Tú que has sido la ocasión y causa de la muerte de tu hijo, ¿ cómo no lloras y te lamentas mucho más por el daño que has recibido? Grande es tu desconocimiento" pues tan fácilmente te has . consolado de aquel que amabas tanto. Muerto es tu hijo, y el lobo ha muerto también a tu mujer y a tus perros.-El pastor, que amaba mucho ,a su mujer, pensó .que Blanquerna le decía la verdad y que él no lloraba, ni se dolía, ni lamentaba con el modo que había. emprendido, y por esto dijo a Blanquerna: -¿ Es verdad que mi mujer es muerta? ¿ Y lo que hago ahora es llorar o consolarme?-Respondióle Blanquerna: -Vete, y verás cómo el lobo ha muerto a tu mujer.-Fuéronse los dos al puesto donde estaba muerto y tendido el lobo, y Blanquerna dijo al pastor: -Ve aquí, ésta es tu mujer.-Se quedó el pastor absorto de las palabras. de Blanquerna, con que creyó haber perdido el juicio o que . el lobo era su mujer. 7. Viendo Blanquerna que la memoria del pastor empezaba a recobrarse, restituyéndose a su naturaleza y acción, y su entendimiento empezaba a entender, hizo volver al pastO'!' al lugar mismo donde estaba el difunto muchacho, y tomándole Blanquerna en sus brazos, empe·zó con grandes llantos y lamentos a besarle y abrazarle, de lo cual se admiró mucho el pastor. Y cuanto más se maravillaba por el llanto de Blanquerna, tanto más iba 'l'ecobrando la inteligencia que había perdido. Cuando, en fin, el pastor hubo totalmente recobrado su entendimiento, y su memoria se puso en su • «De5conexen~lI és en tu, e leuge rament te e st ncon solat d·e tant amaves .»
,O que
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primer estado, se volvió al puesto donde estaba tendido el lobo, y se alegró en gran manera cuando conoció que e L lobo no era su mujer, por cuyo gozo reÍ'renó y disminuyó en gran parte su dolor y tristeza. Y volviéndose a Blanquerna y viéndole aún con su hijo en los brazos, llorando y lamen·S eñor, ¿ por qué lloTáis vos tándose, le dijo el pastor: tanto por mi hijo? Dádmelo a mí y dejadme volver a mi llanto y dolor, como de antes. --Costumbre ,es de mí tierra --.le respondió Blanquerna que el hombre ayude a llorar y sentir el dl\iío y la pérdida del otro; y, por eso, yo os quiero también ayudaT y acompañar en vuestro llanto y pena, para que sea grande el llanto y duelo que vos tenéis por la muerte de vuestro amado hijo, teniendo vos tanta razón de mucho llorar y gemir. Y si vos quisieseis seguir la costumbre -fe mi país, yo os mostraré arte y modo con que lloréis mucho más la muerte de vuestro hijo, pues vos de ella sois muy culpa" ble. SeñoI'l--dijo el pastor .. vuestras palabTas son para mí de mucho agrado y consuelo, y, por esto, os ruego me digáis el modo y costumbre que tenéis en vuestra tierra con el cual pueda yo llorar mucho y lamentarme por mi hijo mientras la muerte me mantenga en vida y más fuertementE' sea yo en ello atormentado. 8. Respondió BlanqueTna al pastor: Antes que vo:¡ sepáis el arte y modo con que podáis tener grande llanto y duelo, conviene que tengáis conocimiento qué cosa es caridad", justicia y fortaleza, y conviene también que vo~ me digáis la yerdad de lo que. yo os preguntare. Señor --
• «cantat, justicia, prud encia , fortltudo, esperans:a»
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ranza que veréis a vuestoro hijo que ahora está gozando de la gloria de Dios, y 6 por eso, en adelante no ~o:-tifiquéis ni dañéis más a vuestro cuerpo, sino que esperéis ver a vuestro hijo en la gloria del paraíso. . 9. El pastor comenzó a acordar y entender las palabras que Blanquerna le decía; y .cuanto más pensaba ~ meditaba en ellas, tanto más se sentía aliviado de su toristeza y dolor. y porque creía que su dolor debía multiplicarse, por etlto se maravilló mucho y dijo a Blanquerna: Cuanto más recuerdo vuestras palabras, menos trffiteza siento en mí; antes bien, por ellas me siento más consolado; pues ¿ dónde es, señor, la tristeza que vos queréis multiplicar en mi con vuestras palabras? Respondió Blanquerna y pregunto al pastor: ·Decidme la verdad: ¿ cuál de estas dos cosas amábais más antes de la muerte de vuestro hijo, el gozo o la tristeza? Respondió el pastor que el gozo. Entonces díjole Blanquerna: ,P ues si ahora que vuestrú hijo ha muerto amáis má.s a la tristeza que al gozo, j luego la muerte es dadora de gozo y de tristeza, conforme vos tanto la amáis! De donde, como la muerte haya sido para vos tan dañosa, no debéis permitirle tanto dominio y señOTío que os haga desear más la tristeza que la paciencia y alegría; antes bien, conviene que ahora, que vuestro hijo ha muerto, seáis mucho . , más contrario a la muerte que cuando vuestro hijo VIVla.
10. El pastor dijo a Blanquerna: ·P ues, señor, ¿ cómo podré ser yo contrario a la muerte que ha mueorto a mi hijo y no quiere matarme a mí? Con paciencia- y consolación -respondió Blanquerna. ,teniendo gozo y complacencia de todo aquello que ordena la justicia de Dios, y teniendo alegría en vuestro corazón, en quien está la fortaleza y contra la tristeza, y teniendo gozo de tener prudencia y utHidad de lo mismo en que orecibís daño en las cosas terrenas, por cuyo gozo el hombre se contraría con la muerte corporal y espiritual y tiene concordancia con la vida celestial, que ha de durar eternamente. 11. Muy largo sería de contar todo lo que Blanquerna dijo al pastor para poderle consola!'; y por el arte y método que usó, consiguió el intento y le sacó de la gran tristeza en que se hallaba, poniéndole en estado de consolación y gozo, como 10 manifestó el pastor con las siguientes razones: -.Alegrado se ha mi alma en esto que de aquí en adelante quiere y desea tenE.T conocimiento de su Creador y poseer las virtudes que no tenía en uso ni costumbre. Salido ha mi hijo del gran peligro en que estaba en este mundo, subiendo a gozar de su Señoor y Creador en su eterna gloria. • El tradu ctor añadIÓ
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Sea mi voluntad en todos tiempos rendida y resignada a la voluntad de Dios, y mi querer en obedecer a mi Dios y Señor y a su infinito querer. Y acabando estas palabras y otras muchas, el pastor tomó a su difunto hijo y, besándole, se ío cargó a cuestas, y, bendiciendo y alabando a Dios, dijo que mucho mayor era el mérito y provecho que había logrado por la muerte de su hijo, usando de las virtudes referidas, que el daño que habia recibido. Y, finalmente, se despidieron ambos a dos con recíproco agrado, y el pastor se quedó muy consolado y pacífiCO por las palabras de Blanquerna y prometió usar de paciencia todo el tiempo de su vida. Pero quedaba en gran cuidado cómo podTía consolar a su mujer de la muerte de su hijo, a quien amaba sobre todas las cosas. 12. Blanquerna dió modo y regla al pastor cómo pudiese consolar a su mujer, siguiendo el método con que le había consolado a él, y le dijo que cuando daría cuenta a su mujer de la muerte de su hijo, que al mismo tiempo la diese noticia de la muert.e de un hermano de ella, al cual también amaba mucho; y que cuando ella estuviera en su llanto y duelo, que su herma.no viniese a consolarla, y, viéndole vivo, ella se consolaría y alegraría de su vida, del mismo modo que se alegró el pastol' cuando entendió y conoció que el lobo muerto no era su mujer. . •
CAPíTULO L DE LA FOR'l'AI-EZA
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1. En aquella selva por donde i·ba divagando Blanquerna había un fuerte castillo, del cual era señor y dueño un esforzado caballero, el cual era tan arrogante y soberbio, asi por lo incontrastable del castillo como por su gran rericia y destreza en las armas y valentía de su persona, que por eso hacía muchas injurias y violencias a los que vivían en su vecindad y cercanías. Aconteció un día que este caballero, bien guarnecido y montado en su caballo, por si solo temerariamente asaltó otro castillo que poseía UJl,a señora viuda, la cual tenía una hija de extremada belleza. Y teniendo la fortuna de encontrar fuera de la puerta del castillo a la doncella, que se paseaba con otras doncellas, robó aquélla 1 y, poniéndola sobre el cuello del caballo con violencia y forzadamente con su voluntad y de las otoras compañeras, se la llevó y entróse por aquel gran bosque. Mucho fué el albo, .e pres aquella, en lo coll de son cavall la posa a doncella e de totes les altres» . •
for~a
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roto y grande la vocería que levantaron los del castillo, corriendo precipitados al alcance de aquel temerario caballero para quitarle de su poder a la doncella, que con grandes gritos y llantos se lamentaba, a cuyo tiempo pudo llegar a sus alcances un escude!"o de la comitiva, y ' se puso a combatir con el caballero; pero éste le hirió tan fuertemente, que lo derribó al suelo, le mató el caballo y se escapó oon la doncella hacia su castillo. 2. La casualidad llevó a Blanquerna, que iba de una parte a la otra del bosque, a encontrarse con el caballero y la doncella. Viéndole ésta, con llantos y gemidos imponderables le pidió socorro y ayuda. Pero Blanquerna, considerando que la flaqueza de sus fue!rzas corporales no era bastante para competir con la valentía y poder del caballero, resolvill de ayudar a la doncella con la virtud de la fortaleza y caridad, que son las fuerzas espirituales del alma, y habló al caballero con este ejemplo. 3. ~éntase que, en cierta ocasión, un hombre muy sabio en filosofía y teología y otras ciencias tuvo devoción de ir a predicar a los moros la ve!"dad de la santa fe católica, para destruir su error y que el nombre de Dios fuese adorado y alabado entre ellos, así como lo es entre nosotros. Este santo varón lo puso en ejecución, y predicaba y enseñaba la verdad de nuestra santa fe y, en cuanto podia, dest'l'UÍa la maldita secta de Mahoma. Divulg6se por toda aquella tierra todo lo que hacía y predicaba, por cuya causa el rey moro hizo mandato a aquel santo hombre cristiano que saliese desterrado de todo su reino, apercibiéndole que, de lo contrario, seria condenado a muerte. No quiso el santo homb!"e . obedecer al mandamiento corporal del rey moro, porque la caridad y fortaleza tenían apoderado su corazón y le hacían despreciar la muerte corporal. Sabiendo el rey su desprecio, se indignó en gran manera contra aquél y, haciéndole venir a su presencia, le dijo estas palabras: 4. Necio y fatuo cristiano, que has despreciado mi mandamiento y la fuerza de mi señorío, ¿ no ves que en mí hay tanto poder, que lo tengo para quitarte la vida o haceTte penar con variedad de tormentos? ¿Adónde está tu poder, con el cual has despreciado mi fuerza, autoridad y mandamiento? Señor respondió el santo hombre cristiano , verdad es que vuestro poder corporal puede vence!" y superar el poder de mi cuerpo; pero la fortaleza de mi oorazón no puede ser vencida por la fuerza que vos tenéis, ni por la de todos los hombres de vuestro reino, porque 2 la fuerza •
• cE car fors;a de coratge és pus noble e major que fors;a corporal, per as;o cantat, qui és en mon coratge, ama tant fortment la fors:a de mon coratge, que.m fa meoysprear tota la fors:a corporal que "V6s bavets en vosrra persona e en vostre regne .•
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del corazón a,m a tan fuertemente la fortaleza que hay el él, que me hace despreciar la fuerza corporal de vuestrL mandamiento que vos tenéis en vuestra persona y en tod vuestro reino. Por lo cual la fuerza y caridad de mi corazón están prontas a combatir contra todos los poderes de vuestra alma y de todas las almas que son en todo vuest'l'O reiao y senono. 5. Admiróse mucho el rey de la respuesta del cristiano, y quiso saber qué cosa era aquella gran fortaleza de su con.zón que de tal manera desafiaba a todas las fuerzas y caridad de las almas que había en su tierra. Señor respondió el cristiano ,tan grande es la encarnación del Hijo de Dios y la pasión que sufrió por nosotros y tan fuerte cosa es la verdad contra la falsedad, que por esto estoy yo con tan grande caridad y con tanta fortaleza de corazón, que 8 ni vos ni todos los hombres de vuestro reino no pudieran contrastar mi foctaleza. porque todos vosotros estáis ~n error y no tenéis fe ni devoción en la encarnación ni e'l la pasión de mi Señor Jesucristo. 6. Muy airado se puso el rey moro contra el ..cristiano. y mandó que se juntasen a su presencia todos los más sabios y doctos de su tierra y todos aquellos que tuviesen mayor caridad. par~ que venciesen la gran fortaleza y caridad del corazón de aquel cristiano y diesen a su cuerpo cruel muerte. Juntáronse todos contra el cristiano; rero éste les venció a todos y superó con la fuerza espiritual y con la caridad. Y dijo tam'b ién al rey que él haría injuri:l. al cuerpo si le separaba del alma, que tiene mayor virtud en fortaleza y caridad que no tenía él, ni todas las almas de todos los moros de su reino, y que también haría injurid a su alma si no la premiaba por sus méritos·. 7. Cuando Blanquerna hubo referido al caballero este suceso y ejemplo, le hizo esta pregunta: Señor dijo Blanquerna ,¿ cuál os parece más fuerte y noble en sí, la fuerza del corazón del cristiano, que superó y venció Jos corazones y fuerzas de tantos hombres, o aquella fuerza corporal que el rey moro tenía mayor que el cristiano? Respondió el caballero que, sin duda, la fortaleza del corazón es la mayOT y más noble cosa que pueda haber en el hOnlbreo Pues, señor--dijo Blanquerna , en euanto mayor y más noble es la fuerza, en tanto debe ser más amada por
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• «que en tota vostra te rra Ul en fre tots los homens que vós havets, n o 4!s ta nta ca n tat, forlltu do qui pog ués per r aons contras' tar a !a m IEl » • De e ste be llo lomeo e s pIntual COII sola la fu el Zll det corazón es ~ímbolo y fi g ura aquel torneo corpor al co" la es pada, de que se habla e n el ca pít ulo 64, nn ' 3-,6, en tre un caballero cns tIano y la flor y nata de los caballeros de la cor le de un rey sarraceno.
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a caridad, y vos bien conocéis que la fuerza corporal e'l ní, ni la doncella que lleváis, no es tan grande que pueda !ontI'astar la fuerza de vuestro caballo, de vuestras armas -'1 vuestra persona; y, por esto, mi!'ad muy bien en dónde hay - más fuerza: ¿en vuestro corazón o en vuestro caballo, armas ...y persona? Y si en vuestro corazón hay más fuerza contra injuria, maldad y lujuria que en vuestro caballo, arma!> y - persona, es cierto que vos volveréis la doncella, que lleváis contra su voluntad, al mismo lugar de donde la habéis ro. bado, y no inclinaréis vuestro corazón a maldad ni deft:tto alguno; porque así como Dios ha dado fuerza q. vuestro cuerpo, del mismo modo, por virtud de Dios, tendréis fot"taleza y noble corazón, con el cllal tendréis caridad a toda buena operación en que haya lealtad, cortesía, crianza y humildad. . 8. Consideró mucho el caballero las palabras que decía BJanquerna, y no quiso que mala crianza, descortesía ni vileza fuesen por él en tanto exaltadas, que le venciesen ni dominasen su corazón, con el cual él había vencido y superado varias veces a muchos caballeros en combates y torneos, J aroás fuí y por estQ, dijo a Blanquerna estas palabras: yo vencido ni superado por hombre alguno; pero, si no obedeciera yo a vuestras palabras, mala crianza, vileza y villanía vencerían a mi cora.zón, que para mí es muy amable, pues por su valentía he sido siempre sobrado a mis enemigos, y ahora ya por vuestras palabras va venciendo en mi el poder a la maldad y villanía que solían estar en mí. Y, por esto, aquí tenéis a la doncella; ruégoos que vos mismo la volváis al castillo de donde yo la he robado a su madre, porque yo no pudiOlll volver allá con seguridad, aunque les volviese la doncella, por haber malherido a lID escudero .lel castillo. Y con esto Blanquerna y la doncella se partieron, despidiéndose con mucho agrado del caballero.
CAPíTULO LI DE LA TENTACIÓN •
1. Muy disgustado quedó Blanquerna por la preCisión de torcer su camino para acompañar aquella doncella que el caballero le había encomendado; pero la ca!'idad y fortaleza le obligaron a encaminarse con la doncella hacia su castillo, en cuyo tiempo se sintió Blanquerna tentado en su corazón del deleite carnal, así por la hermosura y gentileza de la doncella como por la soledad en que se hallaba en aquel bosque. Pero apenas sintió Blanquerna la tentación, cuando 10
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_ OI'lRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL
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prontamente se acordó de la -medicina con Ja cual mortif.ca el hombre toda tentación, a saber: el acordasse de Dios, de la pasión de su Hijo, de la gloria celestial y de las penas infernales. Y púsose en oración, pidiendo socorro y aryuda a las siete virtudes que iban en su compañía, teniendo también en memoria la vileza y suciedad que hay en la obra de lujuria, y deseó tener aquella noble obra que tienen las virtudes cuando unas a otras se ayudan mutuamente . contra los vicios y 1 purifican de ellos al 81ma. 2. Repetidas veces tuvo Blanquerna en el camino la tentación 'de lujuria; pero, según queda dicho, aplicaba luego todo su entendimiento a la oración, y de este modo mortificaba la tentación del espíritu maligno. Por sugestión del demonio entró semejantemente la doncella en la misma tentación de pecar con Blanquerna; y porque ella no tenia el arte y modo que aquél contra la tentación, le dijo la doncella estas palabras: , en vuestro poder estoy, vuestras palabras me han librado de las mano!> de aquel caballero, por lo cual IN os puedo dar otra paga ni puedo hacer otra cosa por vos, sino que os podéis servir de mi persona a vuestro beneplácito. 3. Con estas palabras de la doncella sintió Blanquerna multiplicarse en sí la tentación, y tornó a acordarse de Dios y de las virtudes, como había acostumbrado. Mientras Blanquerna conside!"aba así la virtud de la fortaleza y nobleza de coraje, por luz de gracia y por inspiración de la divina sabiduria, recO!'dó y entendió cómo Dios desamparaba algunas veces a muchos pecadores para que sean ocasión a los hombres justos que no yerren, sino que puedan multiplicar sus virtudes. Y, por esto, entendió Blanquerna que la gracia de Dios había desamparado a la doncella, para que él tumayor ocasión de ser más fuerte contra la tentación de lujuria y por la mayor fortaleza tuviese mayor mérito. Y, por esta causa, Blanquerna prontamente se postró por tierra y bendijo y alaJb6 a Dios, quien le daba tantos modos por donde pudiese exaltar sus virtudes. Y estando así adorando y bendiciendo a Dios, por la divina virtud fué inspirada la voluntad de Blanquerna cómo instruyese y adoctrinase a la doncella contra la tentación, siempre que fuese tentada por la lujuria o cualquier otro pecado. 4. Doncella--díjola Blanquerna ,es naturaleza -del entendimiento que haga amar mucho o aborrecer aquello que es muy recordado; y por esto, toda la vez que el hombre es tentado de cometer algún pecado, debe el hombre acordarse mucho de la vileza, suciedad y fealdad del pecado y del daño que de él se sigue; porque cuanto m1Í.s el hombre • E1 autor calla .y purifican de ellos su alma».
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recuerda de este modo la vileza de la obra., en tanto el entendimiento hace que la voluntad más fuertemente aborrezca el pecado. Hay otro modo de mortificar la tentación, y es de esta manera: si el hombre se a-euerda de Dios y de su bondad, grandeza, poder, sabiduría, justicia, amor y perfección, y del grande amor que tiene al hombre, y la gran gloria que le tiene preparada, y cómo es gran cosa usar de la fe, esperanza, caridad, justicia, prudencia, fortaleza y templanza. El ter-eer modo es que el hombre debe olvidar el pecado y todas sus circunstancias luego que se siente tentado, porque, con olvidar el pecado y todas sus cÍ!"cunstan-eias, la voluntad queda mortüicada para no ama,{' al pecado; y por esto, debe el hombre divertir su memoria a otras cosas que no tengan semejanza con aquellas d,e que es tentado. Y con estos tres modos referidos puede -el hombre mortificar la vóluntad de pecar y vencer toda tentaclón. Entendió la doncella que Blanquema le decía todo esto porque habia conocido el pecado de que estaba tentada, y bendijo y al.aJbó a Dios, que h3lbía dado a Blanquerna tanta virtud contra la tentación. Y todas las Veces que se sentía tentada con Blanquerna, usaba de la doctrina que éste le había dado, por la cual mortificaba su tentación y habituaba su alma a las virtudes. 5. Muy largo tiempo anduvieron la doncella y Blanquerna por el ,bosque, y caminaron tanto, que la doncella, fatigada del camino, quiso descansar bajo de un árbol, a cuya sombra se rindió al sueño. Y mientras dormía, se detuvo Blanquema en oración, contemplando la divina bendición. y a este tiempo oyó una voz lamentable y llorosa, que daba indicios de gran tristeza y desconsuelo. Y con este moti vo dejó la oración y se encaminó hacia aquella voz, y encontró aquel pobre escudero que el caballero habia herido, que se voIvia muy desconsolado y afligido. 6. ' Buen amigo--díjole Blanquerna , ¿ qué es lo que tenéis, de que tanto os quejáis y lamentáis? ¿Habría alguna cosa que pudiese compensar vuestro daño, por donde os quedaseis alegre y consolado? el escudero , desconsola,do estoy y airado, pO!"que no puedo cumplir aquello a que soy mandado. Refirióle entonces cómo él fué en seguimiento de aquel caballero para recuperar a la doncella, que éste le había herido y llevádose a la doncella. , Buen amigo dijo Blanquerna , la razón quiere que vos estéis consolado por haber hecho cuanto habéis podido, po!' lo que merecéis tanto agradecimiento como si hubieseis recuperado a la doncella. -&ñor respondió el escudero • naturaleza es de la caddad que hombre ninguno debe consolarse con hacer solamente todo lo que puede, sin dar cumplimiento a todo aquello que desea hacer; y deseando tanto
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• LLULL OBRAS LITERARIAS DE RAMON •
yo servir a la señora que me ha C!'iado, no habiéndose por mi cumplido mi deseo, por esto es razón que en su desconsuelo quede yo también desconsolado, por más que en ello haya yo hecho mi posible. . 7. Considero muoho BIMlquerna las razones del escudero, ~as cuales le significa]ban gran perfección de caridad y fortaleza; 'Y en esta consideración se acordó que, por defec-, to de caridad, se tenían por excusados a1gunos que quieren ampliar la santa fe católica, en cuanto que en ello aplican l su poder, sin poder nevar ar fin de peI"fección lo que tanto deseaban, por cuya falta de pel'fección d~bieran estar desconsolados por el deshonor que Dios recibe de aquellos que no le conocen y de los que no quieren honrarle, según que le conocen. Mientras Blanquel'lIa. se ha:Il'3!ba en estas considera.ciones, dijo al escudero: -jBuen amigo, ¿ ves allá la don'Cella que vos buscáis, reclinada 2 bajo aquel árbo1, que está durmiendo? Y sabed que, porque vos tenéis perfecta caridad, quiere Dios que sea cumplido el de::¡eo de vuestro corazón y que llevéis mérito de aquello en que vos ha:béis trabajado.,Muy alegre se quedÓ el escudero de lo que Blanquerna le dijo, y luego, al punto, se fué a la doncella que dormía bajo el árbol y despertóla, y, despidiéndose los dos de Blanquerna muy agradablemente, se volvieron ai castiUo con mucho gozo yalegría. 8. Volvióse Blanquex'lIa a su viaje, deseando con ansia y congoja encontrar al'g ún puesto donde pudiese servir a Dios como desea:ba, sin que en dos días coJJJtinuos pudiese encontrar en aquel bosque a:lguna cosa que comer, hastaJ que al tercer día se halló fieramente apretado del hambre, y cuanto más le 'apreta,ba, tanto más vatleroso esperaba y confiaba en Djos nuestro Señor, que le 1IIYlldaria contra el hambre y la tentación que ,t enía, con la cual el demonio le quería haoor pecar contra la 'Virtud de la esper.amza y paciencia con la desesperalWa e iIlllpa,ciencia. Mientras Blanquerna así batalla!ba con la ham'b re y resistía con la vil'tud a la tentación con todo su poder, la prudencia quiso ayudarle, e iluminó los ojos mentales de su pensamiento considerando que 'l a grande afliC'Ción y elevada oración mortifi'Can et cueI"pO por la jnfluen
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• Las palabras «reclinada bajo aquel árbol, que está durmiendo. son nn añadIdo del traductor.
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corazón de devoción y caridad; , con que tan a:lta.mente anobado Blanquerna..en su oración, que ni sintió hambre, ni sed, ni· ,pa si6n allguna,' añtet¡ bien se hai11ó en muy gl'ande bienoa.venturanm , y su cuerpo cobró virtud y fuerza. por la oración, a la cual .con a todo' afecto se haJbía entregado. De este modo Blanquerna adoraba a Dios, e iba por la selva sin comer ni beber, y a toda hol'Ql que" se oprimido del hambre o sed, adoraba a Dios de la manera que al'l'i'ba se ha diCho, y Dios le enviaba fuerza y virtud, por 131 cuál -su alma se mantenía. en devoción y su OIlerpo en fuerzas y sustentaición. 8U
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CAPíTULO LII DE LA PENlTEN(lIA •
1. Caminando Blanquerna por aquel bosque, acordándose y amando a su Señor, Dios y Creador, y cantando Gloria in excelsis ])eo, descubrió 'un camino, por el J cual anduvo, hasta que, siendo hora de nona, se encontró con un escudero, que venía por otro camino muy lloroso y que con su semblante manüesiaba gran tristeza.. Blanquerna· preguntó a1 escudero por qué lloraba. Respondió éste: 'Señor, estoy llorando por causa qrue mi amo, a quien yo servía, que se llama N:a.l'pán, me retiene la paga de mi servírtud, y no me la quiere dar; y le he dejado porque no puedo servirle a su , gusto, a causa de que él es llD hombre tan codicioso y desordenado en sus opera'Ciones, que hombre ninguno le puede sufrir ni tolerar. 2. Buen amigo dijo Blanquerna , ¿ dónde está este leñor NaIl>án qrue vos me nombráis y a quien servírañ.s? Señor respondió el escudero ,vi~ ahí cerca una abadía de monjes, en cuyo monasterio ha fabricado una casa, y ha venido atllá 81 hacer penitencia; pero sabed que la penitencia que hace es muy semejante a la penitencial del lobo. ,Preguntóle Blanquerna: ,Pues ¡decidme ~ C'uál es la penitencia del ,lobo? Señor dijo el escudero-, cuénta.se que en cierta ocasión sucedió que un lobo entró en un col'l"dll de muctIas ovejas, carneros 1 y corderillos y mastó 1m gran número de ga.nado. AIl día siguiente por la mañanita, cuando el dueño de las ovejas entró en el COl'l'a:t y vió la-gnlD carnicería¡ del lobo y el daño que había hOOho matando a tantas ovej~,
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• Igualmente no leernos en el original cCoQn todo .. entregado». ~ «carneros y corderillos», amplificación del traductor,•.
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se indignó Mm ~ertemellte contra el pastor, porque no había guardado en aquella noche el con"8ll, que furiosamente le mató; y después de ha!berlo ejecutado, él se at"lepintió y sintió la muerte del pastor y de }.as ovejas. OuBndo el lobo supo que el dueño del ganado había muerto al pastor por el mal que él ha:bía hedbo, se compadeció mudho del daño que había causado, y de b pérdida del buen hombre dueño del ganado, y mudho más de la muerte del pastor, de la cual él había sido ocasión; y tuvo gran contrición de corazón, y dijo que convenia de todos modos que él hidese penitencia por ello. Y, por eso, se retiró en una viña bien cargada de uvas madmas, que era del mismo dueño de las ovejas que él había muerto, y todos los Oías iba comiendo, gastando y destruyendo Itas uvas de la viña a toda su voluntad y satisfaeción; y de esta ma nel1l- hacía penitencia. Y: así, sabed que del mismo modo ha'Ce penitencia aquel sefior que yo he seIW'ido mucho tiempo, porque él es hombre que ha sido gran pecador en este mundo, y ha muel'to a muchos hombres y cometido otros muchos pecados; y, por esto, ahora ha venido a este monasterio para hacer penitencia; donde «OODe y bebe deliea,damen-te, due,'me Z en buena y mullidral cama, cubierta de ricas ropas, y vi'V"e en g"L"an deleite de su persona, y gl"'-D bienaventuranza; de CU!yo modo de 'Vida ,t oman aquellos monjes muy mal ejemplo, y muchos de ellos se lo envidian y desearíl3m vivir como él en tantas delicias. 3. -J.Decidme, amigo mío !dijo Blanquerna 1, ¿ os parece que, si yo fuese 811 monasterio y estuviese algún tiempo con él, .le pudiera conrvertir y poner en buen estado?Respondió el esoudero: Si vos os estáis con él, podrá sucederos lo que al papagayo. .¿ Y cómo le sucedió aI papagaJYo? dijo Blanquerna. IDn una tierra 81conteció----dijo el escude~e dos monas ponian leña sobn: una lucerna, creyéndose que era fuego, y sopl8lban para que se ,encendiese. UJn PlllPag'a.'Yo que estaba en un ári>ol decía a 'l as monas que aqueJlo que J
• «e beu e Jau ~ 5a volentah , y nada más dice el texto primitivo. . • El autor Silencia «porque. , doctrina • . • «Lo papagay avallA , del arbre e mes' se enfre- les bugies.»
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ción ni castigo de nadie &; antes bien os digo q'U'e sus malos vicios, si halbitáis con él, os harán perder algunas buenas crianzas, si Iras habéis. 4. Enton~ dijo Blanquerna: ~Yo me confio en las pal81b1'8s que la ZOl'I'a dijo una vez ai1 puercoespin. El escudetu le rogó que le aquel e~o. Una zona .......,tdijo Blanquer n 8. ¡'b a por un bosque, y encontró a un puereoespin que espel1rba a un león, con quien COII)PI eguntóle ·l a zona qué era Jo que espemba. Y el espín le .todo su interior. Pero l'a. zona le di~ que él no tema sino dos colrnmos con que combatir con el león, mas éste tenía muchos dientes y muclhas uñas, con que podía bien defenderse de él; por lo cu8il a ella le parccla que el león habia de llevarle gll8.n ventaja en la batalla. Y didho esto, llegó ei león y combatió con el} puercoespín, y le mató y despedazó todo, por cuanto le llevaba ventaja en armas. Y '85í, de modo, tengo yo pujanza y señorio de armas contra NlaJipán, porque yo combatiz é con él con el auxilio de las dilvinas virtudes y de las virtudes y él no podrá. combatir COnmigo sino
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estaré con vos un año, con tal condición qué voS hagáis pE.'nitencia.---1A;:iustáronse los dos en su cOlltraJto, y BlanquerD3J le sirv:ió ooho días, según la voluntad de N1arpán, con el fin de que éste le cobrase amor en su corazón y que Blanquel'na conocer mejor y saber. sus costumbres. actav.o día ma.ndó NI3l'Pán a Bl3n~uerna que ma7. tase IIn de aquellos que tenía a pasto y ~ guisase para comer. Bla:nquerna en el corral! donde los paJ!:os 'Y otras muchas gaillinas y C8JP0nes, y habiendo encono trado en él a 131 ZOInt. que había entrado para comer de las ga;llinas, la mató y Ja desolló toda, salvo la ca¡beza, el' raro y las manos 6; púsola en el asador, y así bien asada, cuando Narpán estuvo en la mesa, se la trajo culbiel'ta en Un ta:ller y rpúsosela delante. Cuando NIa !'pán vió a Ja zorra en la mesa, se admiró mucho y dije a Blanquerna que por qué no había guisado el pato qúe le había mandado y había guisado íJ.'a. zorra, que era cosa vm horrible de verla y de comerla. &ñor 'respondió Blanquema ,no tienen los patos y las gallinas tan mórtal enemigo como es la zorra, y porque voS amáis tanto los patos y ,l as gallinas, conrviene que vos os comáis a su l!nemigo. Muy enojado se puso N al'pán, contra Blanquema, y le dijo xrul villa.nías, poX1que le persuadía code la zorXIaJ y no le había guisado el pato. Señor---dijo Blanqúema ~ así como la zorra es contra las gallinas y los patos, así ~os patos, gaillinas, capones 'Y buenos pucheros son contra penitencia; y por cOOlllto yo estoy obligado a serviros segÚn forma de penitencia, os he guisado la zorra, que ,se coDMiene con penitencia, y si vos coméis de ella y os dejáis de viandas· delicadas, vos haréis penitencia. . 8~ Todo aquel dilt' pasó Nlarpán sin querer comer carne y estuvo muy airado contra Blsnquema. y cuando a la no
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se hincase. para descwlzarle, como solia.; pero éste 'le dijo que la b11middad era amiga de todoa aquellos que. ha()ían peni~ tencia, y 8 por estO, que él mismo se desca.'l zara. Alquella noche Nal'pán se echó en la cama que manquerna había contrahecho, y no pudo pegar los ojos en toda ella, y consideró muCho en los pecados que ha'bía cometido en el mundo y en ~as palabras que Blanquerna le había dioho. 9. A la media. nOiChe, "nando lOs monjes se levantaron a cantar maJtines, Blanquerna oyó la campana, y dijo a Nlarpán que se levantase a los maitines para halCer oración a Dios. Pero Narpán le respondió que ,no estaiba acostumbrado a ~evantalse a tal hora ni Q ruve~d() de ir a maitines. _ Con todo, Blanquerna quiso que se ,levantara absolutamente, y le quitó de encima la ropa de la cama. Y 10 entonces Nar. pán se 'levantó y se fué 'Vistiend'O, dándole BJanquerna en primer -lugar un de paño muy gordo y áspero, hecho de pelo de Caibra, el cual lleva:ba Narpán sobre el vestido talar. Y por lo que Narpán ha:bía considerado aquella noche y porque empezó ya a tener contrición en su corazón, obedeció a Blanquerna y vistió sobre sus carnes aquel escapulario de sayal. Y después le dió Blanquerna et vestido, que era de blanquilla de NlWbona, y después la camisa de Holanda fina, y púsosela sdbre el. vestido. 10. Cuando Narpán estuvo así levantado y vestido, Blanquerna se fué con él a la iglesia para estar en oración y contemplación, y 11 díjole rogase a DiQS para sí y por todos sus prójimos que e!"an pecadores en el mundo. Peto Narpán le di'j o que él tendría gran vergüenza del abad y de los monjes cuando le viesen vestido 'de aquella forma. y Blanquerna le respondió que vergüenza y fortaleza se convienen con penitencia; y díjole también que Dios premiaba en la bienaventuranza del paraíso a todos aquellos que . tenían paciencia y humildad en este mundo y sufrían ser mofados y reprendidos por hacer oocas de penitencia. 11. Blanquerna y Narpán continuaron su estación en la iglesia hasta día claro, que los monjes querían entrar en capítulo a pedir satisfacción por sus culpas, para que, despues de la satisfacción y -las disciplinas, dijesen misa, 1a cual más dignamente es celebrada precediendo la satisfacción del capítulo. A tiempo que los monjes entraban en él, preguntó el abad a Narpán cómo iba vestido tan extrañamente y por qué se había levantado tan de mañanita. Respondióle • Las palabras cv por .. descalzara» son un añadIdo del traductor. • No dIce el onglnal .nt aveado de ir a maItines», lO TradUCIdo máS flel~nte: .Blanqoerna quiso que 6e levantara absolutamente, y le, qUItó de encIma la ropa de la cama y di61e a ve.tlr un e sca pnlano . • ]] El orig mal no dice ..y dijole, , mundo•.
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN u..ULL .
Narpán que
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14. Saliet"on los dos del capítulo y se fueron a su poiada, y 15 estando los dos solos en su cna.rto, no se olvidaba BJanquerna de su viaje, antes bien deseaba con ansia irse a buscar su ermita, y con este motivo declaró a Narpán su resolución, y le rogó encarecidamente le soltase la promesa con que se había obligado a servirle por tiemipO de un año, suplicá.ndole le restituyese el auto de obligación, por cuanto su merced ya babía entrado en el conocimiento de sus defectos. Pero fué muy grande el disgusto de Narpán cuando entendió que Blanquerna quería separarse de él, y con gran dolor de eorazón, llantos y devoción, le dijo estas palabras: ' 15. Iluminado estoy por 'la divina inspiración y movido a devoción, contrición y satisfacción. Si mis malditas costumbres, que son mis mortales enemigos, quisiesen de nuevo de mí, ¿ quién me ayudará a defenderme . de ellos Si quedara yo anO!'a sin maestro, ¿ qUién me enseñaría a amar, servir y honrar a Dios, que es digno de tan grande honor y ante quien soy yo tan culpable? A la justicia reclamo, para que me sea guardaqa la conveniencia que me ha sido prometida por mi maestro Blanqucrna. Si. yo soy obediente a mi maestro, ¿ por qué mi maestro o , ha de se!' mi enemigo apartándose de mí? Compañero quiero ser y servidor de Blanquerna, pero no señor, como entre los dos estaba convenido y contratado. Con mi señor y maestro Blanquerna iría yo de toda mi voluntad al desierto; pero quedarme conviene en este monasterio, para dar satisfacción al señO!' abad y a todo el convento, que tanto tiempo me han servido, y me conviene dar buen ejemplo, pues en mi mejorada vida debe tener algún provecho este monasterio. 16. Tan devotas y llenas de razón eran !as palabras de Narpán y tan devotamente pronunciadas, que movieron el corazón de Blanquerna a devoción y contrición, llanto y consideración. Por lo cual se resolvió a quedaI'se con Narpán todo aquel año, pa'l'a que así le conservase en su buen estado y disposición y que ambos a dos diesen buen ejemplo a todos los monjes de aquel convento. En aquel día confirmó y ratificó Blanquerna la promesa y obligación que había hecho a Narpán, y los dos concordaron en que vistiesen cilicio sobre sus carnes y fuesen buenos compañeros todo aquel año en el monasterio, haciendo penitencJa y dando gloria y alabanzas a Dios nuestro SeñO!'. Alegráronse mucho el abad, Narpán y todos los monjes de baber revocado BJanquerna su partenza y resuelto de queda. se en el convento. ' • El autor no dice .Y eEtando los dos solos en su cuarto»,
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CAPíTPLO LII! DE
LA PERSEVERANCIA
1. Todo aquel año perseveraron juntos Narpán y Blanquerna 'haciendo penitencia; y éste todos ,l os días cantaba con los monjes en 'l a iglesia Il as antífonas, S3!lmos, prosas, himnos y 'Y eX!positaba y declara:ba a 'los monjes la Sagratla 'IDscdtura. mu~o el abad y todos los monjes que Blanquerna lo y que les gramática y teología y las demás ciencias que sabía; pero Blanquerna siempre se exeusaba, porque quería perseverar siempre constante en la vocación de vivir en vida eremítica. 2. En un dia de fiesta quiso el abad predicar el sermón, y dudó en predicar, porque no sabía hablar en latin ni declarar las Escrituras, y tenía gran verg.iienza por Blanquema, porque sabía que él conocería muy bien los yerros y defectos de sus palabras. Por lo que, cuando el abad y toda la comunidad estuvieron ya en el capítulo y Narpan Y hubieron entrado para oír al abad que había de antes que éste hubiese empezado el sermón, -en capítulo el aposentador para avisar al abad como muchos caballeros y otras personas a pie 1 habían venido al monasterio para honrar la fiesta y habían deteI'lIIinatlo de quedarse a comer aquel día en él. Mandó luego el abad que les previniesen una buena comida, que diesen cebaéla a los caballos y a todos lo que les fuese necesario, por ser así coatumbre de aquel monasterio. Y volviéndose después a Blanquerna, le dijo estas palabras: Sabed que yo tenia voluntad de predicar hoy el seI'món; pero, conociendo que ~n mí hay falta de saber, no hallo en mi alma que yo pueda predicar ni que esté en disposición para decir lo que corresponde al honor del santo que hoy veneramos. Y, por yo deseo mucho que vos, Blanquerna, seáis monje, para predica'!" a todos nosotros y a aquellos que vendrían a este monasterio a honrar las fiestas; porque si nosotros tenernos la c9Stumbre de proveer a los cuerpos de viandas corporales por medio de 'la limosna, haríamos injuria a la:;; al· mas si no' las saciáramos de viandas espirituales, con sermones y doctrina, enseñándoles la palabra de Dios. 3. Respondió Blanquerna al abad, diciendo que la persevenlflcÍla. es 1IDa virtud en la cual Be demuesb81 la perfec,
, 1 la pie. no lo dice et originat. '
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ción de las otras virtudes. ·Pues sin de virtudes - dijo no puede la perseverancia ser Virtud; y por cuanto yo me he sujetado a ser para siempre servidor de las virtudes, por eso conviene que sirva también a la perseverancia, en la cual todas las virtudes muestran sus Y así, si yo dejara ahora el propósito con el cual he salido de mi tierra y mudara de voluntad, sin duda haría injuria a la caridad, fortaleza y demás virtudes, lo 2 que yo no tengo en deliberación. Por todo lo cual os ruego, señor, y a toda la co_ munidad, me tengáis por exeusado. 4. -1Oíd, el abad 1: en cierta ocasión aconteció que 11D iba hacia una ciudad, cuyo rey pocos días antes h8lbíaJ muerto. Era costurillbre de aquella dudad que el primer hombre extranjero que, a'l tercer día despues de la muerte del rey, entraba en ella, aquél babía de ser rey. Por 'ordenación de Dios sucedió que aquel ermitaño entró primero, a'l tercer día, en aquella ciudad, y le hioieron rey; pero el ermitaño de ningún modo quería serlo, antes bien se opuso fuertemente a ~a elección, porque absolutamente quería perseverar en vida ermitaña. Siguióse causa y p1eito en·t re el ermitaño y los electores que le habían elegido y a'Ceptado por rey sobre si éste pudiera perseverar, siendo rey, en la devoción que tenía, en la cuaJ1 quería aÚn permanecer. Y cfué sentenciada la causa 8 a favor de los electoles: que el ermitaño podía muy bien ser extraño, por el enten'dirm·i ento y voluntad, al oficio de rey y perseverar en la devoción entre las gentes siendo rey, como en la sdledad en que vivia como ermitaño, y que con mayor fuer· za podía usar de la fortalezllI, esperanza y justicia y de las demás virtudes, y con esto sel'Viría muoho más a la perseverancia. Del mismo modo, pues- dijo ,será razón que vos, Blanquerna, estéis .obligado a perseverar con nosotros, que también somos ermitaños y queremos ser vuestros compañeros. 5. A esto respondió Blanquerna y dijo: Bien podéia acordaros, señor, que San Juan Bautista fué enrritaño, vivi.endo solo en su em¡jta, en donde, comiendo langostas y miel s¡'¡'vestl"e, traía sus vestiduras de piel de camellos; y oomo Jesucristo dió testimonio de él, dijo que, entre los na,.. cidos de 'l as mujeres, no 'ha:bía salido otro mayor que San Juan Bautista. Y porque San Juan vivía solo en su desierto, donde hacía áspera vida y pasaba gX'andes aflicciones, por esto le honra Dios en su g'loria., según su di'V'ina padaJbra. • El autor silencia elo que yo tenll'0 en deliberación •. • cJudici e sentencia hagren peto 61 los elegedors, dient que l'ermita pudla ésser exeusat en entenci6 e en volentat a ufiei de rey pus fortment que éser extranyat de les gents en los loes agrests, on estava en vida ermitana, e pus fortment pudía usar de fortitudo .. .»
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OBRAS LITERARIAS DE RAlION LLULL
6. Pero el prior respondió así a Blanquerna: !Nlueetro Señor Jesucristo, que es hombre mejor que San Juan Bautista, sin comparación alguna, y and!l!ba y estalba en compañía de los aipÓStoles, ha dado significación que más noble virtud es la perseverancia entre 'los hombres qúe 'll'ilVen juntos en comunidad, y en quienes no se pierde la perseverancia por la compañía de otros :hombres, que aquella perseveranda que se halla solamente en un hombre que está solo y sin compañía. Por cuya razón convenia que, según razón de justieia y esperanza, fuese Blanquerna bbediente en acep- , tar aquello que' el abad y todo el monasterio quería y le rogaba. •
CAPíTULO LIV ,
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DE LA OBEDIENCIA
1. monje bolsero dijo a Blanquerna que en todo el mundo no había virtud más meritoria que la obediencia. y como la obedien'Cia sea mayor en el hombre que se sujeta a la voluntad de otros que no el que vive solo en su ermita, por esto sería Blanquerna más contrario a. ,l a obediencia, si la dejase de tener y profesar aHí donde es más virtuosa y a Dios más a.gl'ada:b'le. 2. Respondió Blanquerna con este ejemplo: En ciel'ta ocasión sucedió que ~ID hombre ciego tenia un hijo que le guiaba cuando iba¡ pidiendo limosca de puerta en puerta por amor de Dios. El hijo del ciego crió un perro y le enseñó a guiar a su padre. Por muerte de su hijo, se vió preciS
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LIBRO DE EVAST y BLANQUERNA, !
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de su entendimiento, que entiende aquellas cosas a que la voluntad debe ser más obedie'Ilte, porque la voluntad obediente a aquel que no tiene entendimiento es SE'rnejante al ' estado en que me haJIo. Y si el entendimiento de ser obediente a la vollln rn d, no estaria la inteli'g encia en tan grande honor mien'tras la volqmtad no le mucho más obediente. 4. Cuando Blanquerna hu'bo aea.obado estas y mudhas ot~ l'azones, el padre sacristán quiso responderle, y dijo .. si: oMJuy bien conocemos y entendemos el símH con que os habéis eJCPli~ado, si:gnm'CaIldo en esto que la volunt.ad está en, peligro de el"l'ar cuando obedece al entendimiento en quien hay falta de inteligenrcia; y por esto, en fuerza. de las mismas razones 'VUestras, queremos que 1'3. caridad y justicia hagan juicio sobre ello.~e'Iltras el sacristán decía estas pal'bras, vino -un criado a decirle que fuese a dar el viático a un fraBe 1ego que estaba enfermo a la muerte. Fuése luego el sacristán, yel a:bad y todos los monjes a.compañaron el samtisirno cuerpo de Jesucristo y confortaron a.'l emel'lllo. Ouando el padre sacristán dijo ar enfezmo que él debía creer que aquella hostia consagl'ada era el verdadero cueIl>o de Jesucristo, respondiÓ el enfermo que él no creía que aquella hostia, que veía ba:jo 'l a figura del pan, fuese carne de Jesucristo. 5. Escrundalizáronse mucho el abad y todos los monjes cuando vieron que el fraile estaba en aquel error y descreencia; y por eso llamaron a Blanquerna, y le rogaron que exhol'tase al enfermo y l'e para librarle del error en que estaba. Obedeció Blanquerna a este ruego, y preguntó al enfermo si el entendimiento humano tenía más noble virtud que los ojos corporales. El enfermo concedió gue en el entendimiento era más noble' cosa la inteligencia que la vista en los ojos corporales. Entonces Bl'a nquerna dijo al enfermo que, supuesto que la inteJligencia era cosa más noble que la vista cOIl>Oral, convenía que el hombre fuese más obediente a la inte1i'gencia gue a 'la vista corporal, para que así guardase el hombre a la inteligencia su bonor; la cual entiende en la hostia consagrada una obra de gran milagro hecha por el poder dirvino, así como entiende que el mundo es creado de la nada. 6. Díjole también gue naturalmente, bajo la forma del cuerpo del hombre, están los cuatro elementos que son invisibles a los ojos corporales, los cuales no ven otra cosa sino solamente la foz'lIIa o figura del hombre, en la cual están compuestos; pero la forma primera de los elementos existe en aquella forma secretamente, según' el entendimiento blen , • No ieemoJ en el original .según el entendImiento bIen lo p"TC' be_ .
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OBRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL
lo percibe. lJuego, pues, si la naturaleza es bastante y timé poder suficiente para hacer tal obra, ¿ cuánto más lo serán el poder, la sabidurla y la voluntad de Dios en hacer que la carne y cuerpo verdadero de nuestro Redentor Jesucristo existan bajo los accidentes y figura de pan? Porque, si psto no fuese así, Dios no darla muestras de que BU poder sea SO'bre el poder natural. ,Estas y otras muchas raz:mes dijo Blanquerna al enfermo·, las cuales creyó. Y confirmado por ellas en la fe, recibió el sacratísimo cuerpo de Jes:lcristo, como fiel cristiano, y adoró y alabó a Dios por haberle sacado del eorror en que solía estar. Murió después el enfermo devotamente con fe -y Dios llevóse para sí a su alma. Poco después de este suceso se volvieron el abad y dos Monjes a aquel razonamiento en que estaban con BJanquerna. 7. y díjole el abad lo siguiente: Este caso que ahora acaba de acontecer con G este fraile, a quien Dios haya pe!"donado, es para nosotros un vivo ejemplo y manifestación de que Dios nuestro Señor quiere que vos seáis su servidor en nuestra compañía; porque si vos ahora no hubieseis estado con nosotros, sin duda que Dios hubieora perdido a esta alma, que hoy ha pasado de esta vida, y de su condenación tuviéramos nosotros grande escrúpulo y cargo de conciencia por la ignorancia que en nosotros hay, en cuanto ninguno sabíamos decir al difunto aquellas razones que vos . le habéis dicho. Muchas veces sucede que dispone Dios semejantes casualidades para que por ellas perciba el hombre y entienda la voluntad de Dios. Y vos no solamente habéis . aprovechado al alma del difunto, sino aun a todos nosotros habéis dado doctrina con que podamos contrastar a las tentaciones, siempre que las tengamos en semejante caso. 8. Respondió Blanquerna y dijo: -,Aun hay otra manera con la cual} puede el ihombre librar de error a aquei que tiene tentación contra la verdad del sagrado cuerpo de Jesucristo, y es por medio de la fe; porque Dios quiere que el hombre sea obediente a la fe, mortificando la imaginación cuando quiere dar al entendimiento falsa semejanza contra la obra del poder divino; y vosotros podéis usar de este modo, aunque os halléis en ignorancia por falta de ciencia. Pero el abad respondió a Blanquerna, y dijo que es más fuerte cosa y más segura combatir al error con fe y con inteligencia que con la fe solamente, y por eso la justiCia acusa a nuestra conciencia, la cual es contra vuestras razones excusándoos de nuestra compañia . • do qua! reebé lo cors de Jesú Christ, com a fue! crestih. • Sobran las palabras «con.. perdonado».
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CAP1TULO LV DEL CONSEJO
I
1. Blanquerna consideró muy bien y pensó en todo lo que le habían dicho yen el suceso de la tentación del difunto. y mientras Blanquerna estaba en esta consideración, el abad y todos los monjes le rogaban y persuadían a que entrase por monje. Y Narpán, llorando, dijo a Blanquerna estas palabras: Amable amigo y maestro mío 1 Blanquerna, ¡en qué pensáis I ¿Por qué no obedecéis a los ruegos del señor abad y de toda la comunidad, y maYoI'mente a vuestro entendimiento, el cual os hace cargo de conciencia si no diereis a estos siervos de Dios inteligencia, con la cual puedan más fácilmente tener conocimiento de Dios y 2 de sus obras? Parque en cuanto el entendimiento es más exaltado en el conocimiento de Dios, en tanto la voluntad se halla más altamente dispuesta para ser exaltada en el amor de Dios y de sus servidores. Por donde, si vos ahora os hacéis monje, yo también entraré con vo"', y quiero ser vuestro compañero y vuestro sirviente, y de este modo aprovecharéis a vos mismo y a todos los demás, y si os estuviereis solo en el desierto, no aprovecharéis sino a vos tan solamente. 2. Respondió Blanquerna, diciendo que injuria se harIa al hombre contemplativo que vive solitario por el amor de Dios, si su oración no aprovechara a otro sino soIameme a sí. Pero yo [ dijo ] he entrado en consideración por otro modo, a saber, por la conciencia 3, la cual me hace acorda!' en mi corazón de la devoción y de que muchas y düerentes voluntades deben ser unidas y estar sujetas debajo de un iluminado y exaltado entendimiento, el cual sea su director y pastor; y la conciencia me hace acordar también del capítulo de devoci6n y del daño que sienten los discípulos del entendimiento cuando no tienen devoción.Luego, pues, por todas estas razones dijo Blanquerna al señor abad y a los demás , debe el hombre en todas cosas ob:-a.r con delibe!'ación y consejo antes de pasar de UD propósito a otro. Y así, que él se aconsejaría con las siete •
_Amable amlc Blanquerna •. dlc~ 5implemente el autor. • _y de sus obras» lo añade el traductor. • _per la concIencia qui.m fa remembrar que diverses volentats deuell ésser ovelles e deuen estar sot5 il·lummat e exals:at en~ni ment, qui sia ¡ur paston. 2
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL '
virtudes, las cuales le habían dado buen consejo muchas veces. De esta respuesta ~ quedaron el abad y todos los monjes con gra.n júbilo y alegría, y rogaron a Dios que, en aquel acuerdo y consejo que Blanquerna se había rese:-vado para su determin¡reión, se les fuese salvado su derecho y satisfecha su necesidad. 3. Todo aquel día y toda la noche estuvo el pensamiento de Blanquel'na ocupado en otras muchas consideraciones, porque algunas otras cos.as debe el hombre considerar en el medio 5 antes de entrar en el consejo priJldpal de aquello que entiende inquirir; porque por razón que el entendimiento comienza nuevamente a restablecerse en su virtud en aquello que el hombre intenta haber, de ahí el entendimiento entiende aquella cosa más clara y manifiestamente, por haberse hecho en ello doblado discurso. Al otro día por la mañana, después de haber oído misa, hizo Blanquerna su oración, como había siempre acostumbrado, y finida su oración, volvió en sus pensamientos y revocó en su memoria a cada una de las siete virtudes de por sí, y continuó en esta consideración hasta hora de nona, que le llamaron a comer. Después de haber comido, se fué Blanquerna al jardín a pasearse un poco y recrear su espíritu para entrar en oradón, y después de ella se fué a tomar la siesta, para que de este modo la comida fuese más pronta.mente digerida y en la noche pudiese velar mejor y considerar. Pero aquella noche no quiso velar, sino que se puso a dOimir para poderse levantar muy de mañanita y entrar otra vez en sus pensamientos y consideraciones, por razón que siempre que oraba o meditaba por las mañanitas, su imaginación tenía mayor concordancia con el entendimiento. 4. Levantóse Blanquerna a la hora de maitines, yen· tróse en el jardín para mirar al cielo y las estrellas, y con esto tener mayor devoción. Arrodillóse en tierra y santiguóse y, alzando sus manos y ojos al cielo con afectuosa voluntad, rogó a Dios nuestro Señor fuese servido de acordarse de su servidor y le diese luz para obrar todo aquello que fuese de su mayor agrado. Por voluntad de Dios fué inspirado Blanquerna en detelminarse ,de ser monje, porque consideró y entendió que podía hacer mucho mayor bien y servicio a Dios estando en el monasterio que en el desierto. Y confirmándose en este propósito, se acordó que toda la vez que había considerado sobre aquella materia había formado • El texto catalán dice senc!1lamente: .L'abat e tots los altres pre;8ren Déu. » «en lo mlg aDS que entre en consell; car I'enteniment comeno;a novellament 8 retornar en sa virtut 60bre a~o que hom propasa a perseguIr, e l'enteDlment ho entén pus maDlfestament per 0;0 car h! é .. f~t doble retornam~nt •
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LIBRO DE EVAST V BLANQUERNA.
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aquel mismo concepto, sin que ninguna de las virtudes le hubiese contrariado. La esperanza le puso en el consuelo y confianza de que podria venir tiempo en que seria ermitaño y en aquella vida que tanto deseaba, y la prudencia le hacia entender que la vida qué él haría en aquel monasterio sE'ria ocasión de multiplicar su santidad en vida ermitaña. 5. Habiendo Blanquerna concebido esta devoción, se fué al capítulo, donde encontró al abad y todos los monjes, que hablroban' con Narpán de la santa vida y gran ciencia de Blanquerna, y éste se a!"rodilló delante del abad y toda la comunidad que allí estaba, y se entregó a la orden y a todo el convento, sin retención ni condición alguna 6, para en todo y por todo obedecer sus preceptos, pidiendo le vistiesen el hábito; de lo cual tuvieron el abad y "todos los monjes grande gozo y alegria. Blanquerna y Narpán recibieron el hábito y la bendición con mucho agrado, y después hicieron los votos y promesas que se requerlan en aquella orden. ,
CAPíTULO
LVI
DE 'LA ORDENACIÓN DE LOS ESTUDIOS
'1. Al dia si'g'Uiente, el robad y toda la comunidad entraron en el capítulo con BIanquerna, para el fin de ordenar y establecer los estudios. Y fué ordenado por todos que se destinase un puesto del monasterio que fuese más 6: propósito 'Y conveniente para estudiar y leer. Después de ha:ber destinado el puesto proporcionado para el estudio, ordenaron también el tiempo, porque sin ordenación de tiempo no puede ser provechoso ni duradero el estudio. Después de la ordenación del' tiempo, ordenaron de ,las personas que debian destinarse para las escuelas, según proporción de la edad. de la inclinación, de natural entendiullento y de. buenas costumbres, y, finalmente, después de todas estas ordenl8JCiones, quisieron determinar qué ciencias debían enseñar y estudiar. Mientras se discunía sobre el establecimiento de las cien'Cias que se debian estudiar, un hombre trajo al capítulo ~!D>3I carta de dos monjes en que pedían dineros para su gasto y compra de Ubros de jurisprudencia. Leyó el a:bad aquella carta en de todo el convento, y refirió a: BIanquerna cómo ellos mante¡úan dos en M!ontpellier para estudiar de leyes, para poderse de ellos en el monasterio en sus negocios, temporales. A1 tiempo que el 81bSid re• . ' J-as palabra5
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OBRAS LITERARIAS' DE RAM6N LLULL
fería estas COlmS, vino otro hombre a decir que UD frai1e lego estaJba muy malo en una granja del monasterio, y que enviase luego a llamar un médico para visitarle y recetarle lo que fuese menester. Envió el abad luego un criado a la ciudad por un médico, y éste no quiso ir a la granja sin gran propina, y aun no queria estar con el enfermo más que un dia, yeJ. fraile se murió por falta de médico que .]e visitase a menudo, y el abad y monjes tJuiv'ieron gran disgusto y escrúpulo de con'Ciencioa por su muerte. 2. Estando aún en capítulo el abad y monjes, aconteció que 1m obispo por casualidad pasó por aquel monasterio y entró en el' capíttrlo, donde fué recibido por el abad y monjes con grande honor y reverencia. El obispo era UD gralD prelado y 'h ombre sa!bio en muChas ciencias, y por eso hizo mudhas preguntas y propuso a:lgunas cuestiones sobre varias ciencias y materias; pero ni'Il'guno de aquellos monjes supo responder a elloas, sino Blanquel'J1a solamente, el cual respondía y exposita:ba con razón natura:l todas las cuestiones del obispo. Todo aquel día se ocupó la comunidad en cortejar al señor obispo 1, manteniéndole la conrversaci<>n caJritativamente, y al otro dia, por la mañanirta, montó.a ca:ballo y prosiguió su camino. y el abad y monjes', deepués de haber celebrado misa, se volvieron a juntar en caJpítulo para ordenar sobre qué ciencias habia de enseñar Blanquerna. 3. Preguntó el aJbad a Blanquerna qué ciencias le parecia que debía enseñar a los monjes y frai'les que habían de estudiar. -'-Señor respondió Bl'an'querna ,en cierta ocasión sucedió que un hom'bre fué V'Illnerado de muerte, habiendo recibido una herida en la cara y otra mortal en el vientre. EI médico 8iplioo primernmente sus remedios para curarle la her,i da de -la cara, que había visto primero, y mientras se ocupó en curarle la cara, el hombre fué perdiendo tanrta sangre por ~a herida del vientre, que acajbó 1'3. vida. En otra ocasión aconteció que una zona preguntó a una ga!llina 3 para qué tenia las alias y el pico, ~s plumas y las uñas. Respondióle la gallina que por la necesidad, y que la naturaJleza le haJbía dado todas estas cosas porque re eran necesarias. Por esta parábola y por otI'>lS muchas dijo Dlanquerna al abad---podéis entender cuá:les son las ciencias más necesall'i.as que deben 8iprender 'VUestros monjes. 4. El abad y todos los monjes rogaron a Blanquerna les d~larase las ,p al'abras que les decía por símHes. y éste después les deCllaró el ejemplo del hombre vulnerado por otro ejemplo, diciendo: Una vez sucedió que UD abad envió un monje a ,estudiar, et cual era muy bien disciplinado cuando Está de mAs .manteniéndole... caminoD. • d'endema matf, aprés la missa o • • .1Ina volp demad a l'aguila ..• [.'A.gulla resp6s •.
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s8Ilió del monasterio. Y er tiempo que estudió estuvo en compañía de otros estudiantes seglares y mundanos, y aprendió fas malas costumbres de aquéllos, olvidando 'l as buenas que tenía, y por eso, cuando el monje vol'V'ió al monasterio, era muy vicioso, y can las obras les enseñó vicios, y con su doctrina ciencia; y con los vicios corrompió todos los monjes en ma.J~itas costumbres y abusaron de la ciencia que les había enseñado.~ando Blanquema. hubo declarado el primer ejemplo, ~es dec1aró el segundo por otro ejeIIllJllo, diciendo: ' .sucedió una vez que, esbmdo un ruiseñor en IIn árbol mury frondoso y florido, le preguntó al árbol por qué tenia tantas hojas y flores. Respondió el árbol que la. natuh8Jbí'81 ordenado que en él fuesen las hojas y las flores para que fuesen en él los frutos. Luego, según estas palabras klijo Blanquerna " está significado que, pues nosotros en este lugar y hemos des8lmparado el mundo, conviene que ten'g amos distintas ciencias, para poder obtener la ciencia de la sagrada tedlogía, la cua!l es el fin y complemento I de todas las demás ciencias·. • Sabido es que, hasta el siglo XIII, casi no eXistían más centros de formación científica q,ue las escuelas monacales, para la mstrucclón de los mismos monJes, y las catedrahclas, en que se educaban los hijos de los nobles que aspiraban a las prebendas eclesiásticas. Mirando solamente a E spaña, algunas de estas escuelas, como la de le. catedral de Vich, alcanzaron un renombre glOriOSO, y no menos alto fu~ el nivel a que llegaron los estudios en los monasteTlOS de RlpoU, San Millán de la Cogolla, Santo Dommgo de Silos y San Juan de la Peña. Mas no siempre en todas y en cada una de -estas mstltuclOnes monacale s y catedraltclas se había dado a la sagrada teología. el lugar de honor que para ella reclamaba Ramón LluU y relVmdlcaría más tarde solemnemente el conciho de Trento. ¿No era el Doctor Iluminado, para no citar sino uno solo de sus hbros, el que había escrito en Doetnna /'u en¿ (Mallorca, 1278): cTheolog-ia ~ sciencia en parlar de Déu. On aquesta sciencia de Theologla sapies, flU, que ~ pus noble sClencia que totes les altres : e car aquesta 6CÍencia majorment sla conservada e amada per los homens religiosos, per asso 56n honrables . Amable flU: los c1ergues ron establtts en lo m6n per so que aprenen Theologia, e que la mostren als homens, per tal que sien amadors de Déu, e que.s sapien l¡uardar de peccat. On per asso los c1ergues qui amen més altra 5ClenCla que Theologia, no seguexen los comens aments per los quals són clergues. (ORL, J, 134). Requisito indispensable para que- 106 alumnos del clero regular y secular apreciaran, cual conviene, la cienCia de la sagrada teologia, quj és ti e eompUment de tates altres clenejes, era la erección de cátedras de teologla en los monasterios, como se 'declara en este capitulo, y también en las catedrales, como se verá en el capitulo 68. Recordemos que, más de dos sl¡¡-Ios después, el concilIO Tridentino hará de ello una solemne obltgaci6n en el primer decreto de reforma, de la sesión V (I7 de junio 1546). ef. nuestro estudio RemimscencÚls lulianas -en 14 obra reformadora del concilio de Trento, en Boletín de 14 Sociedad. ArqueológiC4 Luliana, 29 (1945), 481 ss. Eptá fuerd de duda q~, bajo el velo simbólico de 105 monje de que se babia en todo el lib. II De ,.eUgió,,~ &e esconden los de
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5. Cuando Blanq:uema hubo declarado las pari.bolaS Y ejemplos sobrediChos, ordenaron que manquema primeramente les enseñase gramática, para mejor entender las otras ciencias, y después les enseñase la '16gíea, para entender y aprender la filosofía n8ltural, y la fillosofía moral, para que mejor entendiesen 'l a teología; y cuando aprendido la teología, les enseñase la medicina, y después -la ciencia del dereoho. Miientras se establecía esta ordenación,' tino de los monjes dijo que le parecía impoSible que los estudiantes pudiesen aprender todas estas ciencias. Pero Bl'anquema respondió que de cada ciencia podrían aprender cómoda.mente lo que era menester, y después, a la fin, con liD año o poco más tiempo, los princi'p ios y el arte de cada una de las cuatro ciencias principaJIes y más necesarias, que son: la teología, la filosofía: natural, el dereoho y la medicina; y con los principios, en debida fonna enseñados y a.prendidos por el arre, podían usar después de las ciencias, según les fuese necesario; ,p orque con los principios bien ordenados y enseñados por el arte en una ciencia, puede el hombre usar de. otros principios y sel'Virse de ellos en otras ciencias. •
la tan <:ono<:lda como amada abadía de Santa María de La Real, de Mallorca, entre los cuales el cultivo de la CIencIa no era muv vehemente en la época del polígrafo mallorquín. Como en él no daban clases de estudIOS generales, los que se consagraban a la ciencia eran envIados a Montpelher, en donde asistían a las leCCIOnes p6blicas de una UniverSIdad en que prevalecían las cienCIas de medIcina y derecho Con ello el monasterio de La Real sIempre tenía entreabIerta una puerta a la relaJaCIón) ya que no era raro que a los esrudlantes que volvían de la Umversldad se les hubiera pegado algún tanto el polvo de la vanaglona del siglo; por esto, 1. por qué no establecer en <:ada monasteno un estudio general, en donde los monjes, Sin salir de la clausura, cultIvaran con ahinco las <:Iencias ecle~ slásti<:as? De esto se seguirían notables ventajas, tales como el incremento de la vida contemplativa y el ,b uen nombre del monaste1'.Ío. Cf. P. G SEGUÍ, M SS. ce, El- celláculb del beat
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Anatecl4 Sacra TarraconenS!4, 15 (J942), 8 Y 9
Aun otro bIen reportaría la ordenación de tales estudIOS al monasterio: el aumento de vocaciones, hasta entre - la <:Jase rica, como se desprende de lo que dIce el autor de Btanquerna en el sigUIente capítulo, es a saber. .Una vegada s'esdevenc en est monestir que un fIn de un burgues molt honrat se vole retre monge, e lo pare ab gran re de sos amics vengren en est mone~ttr e fort;adament tragueren-l0 del monestir, dlents que ells no vollen <:onsentir que fos monge per s;o <:ar nosaltres (los monges), hav!em defalhment de letres; e consentlren que fos en altre ordre on han a hornens molt letrats. (ORL, IX, 193).
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CAPíTULO LVII DE LA VANAGLORIA
1. Confoxme la O'rdenación arnoa dicha, enseñ8lba Blanquema a aqueJlos mO'njea las ciencias referidas y el arte de cada una de ellas. Y UD día, mientras Blanq1rerna les enseñaba, estando el abad en su cual'to en compañia del prior y del bolsero hablandO' de Blanquerna y sus discípulO's, el bolsero dijo Sil abad yaa prior que él se temía qtre vendría tiempo en que ellos serian despxE'Ciados PO'r los discípulos de BJa,n querlla, por razón que la ciencia es ocasión de van3ig'loria y soberbia, por lo eua'l son los que no tienen ciencia. Y, por eso, el bolsero aconsejaba al abad y prior que quitasen los estudios, y mayormente por el moti'Vo del gran gasto que ocasionalban a'l monasterio. 2. Consideraron mucl10 el abad y el prior la propuesta del bolsero; pero como el albad era hombre muy santo y devoto, aunque no muy sabio, tenía buen juicio natura'!, acompañado con devoción, y .p or eso- dijo al bol'sero estas palabras: -{En la cienlCia no9ltural hay un libro que trata de las virtudes mora:les, y BJanquerna enseña en teología tres virtudes teologalles. Y así, 'BIquellas virtudes serán ra,zón y doctrina para los estudiantes;' como tengan humildad y conciencia 1 y nos honren y respeten a nosotros, que somos sus proy provoodores en que ellos tengan ciencia, y por eso yo vimon ·vo en la esperanza que la vanagloria y soberbia no inclinarán sus cora!?l()nes a cosa a1gun a contra nosotros que sea villanía ni mao}dad. 3. El prior imaginaba, consideraba y deseaba frecuentemente ser 81bad por muel'te de éste; pero, por cuanto se reconocía hombre de poca ciencia, considemba que si el abad de consecuencia seria elegido BJanquerna o a:lguno de sus discípUlos, por cuyos recelos el prior vi'Via triste y melancólico y que se perdiesen los estudios. Pero como el abad era muy diferente y de santa 'Vida y estaJba todos los mas muy vigilante sobre [as opera'CÍones y porte de los monjes, viendo al prior todos los días tan triste y pensatwo, quiso sa:ber la causa. de su continuada tristeza; porque muy m8lJ indicio es en el monje y cualquier l'e'ligioso el estarse triste todo el día, mientx-..s no lo esté por tener presente en su memoria los pecados que ha cometido o las cul• 1
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pas y defectos que hay en este mundo, por los cuales no se hace al Dios aquel honor y reverencia que 4. Por eso el abad mandó al prior, de san,t a obediencia, le revelase y declarase la que reinalba en su corazón. A que respondió el prior di~iendo que la causa de sus pensamientos y tristeza era cosa secreta, la que no convenía ser sabida sino por via de confesión. Con esto entendió el a>bad que la tristeza en que esta!baJ e1 prior no era virtuosa, y acordándose del día en que el bolsero le dijo aquellas pa:labras ya referidas, por esto el a'b ad refirió al prior este ejemplo: En cierOOJ ocasión a'COnteció en este 'monasterio que un joven, hijo de nn ciudadano mUIY honrado, quería entrar monje. Pero su pa:dre con otros amigos suyos vinieron aquí, y por la fuerza le sacaron del mona'Sterio, diciendo que de niIl!guna de las maneras querl
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6. El monje se volvió a oír la lección de Blanquerna, en la cual demoslra!ba por r8Q:ones natura!les de filosofía cómo las criat'Ums significan a su Creador y a sus obras, y el abad se quedó en su cuarto con el prior y le refirió este ejemplo: --"En cierta ocasión ~ucedió que entre el pino, !a palma y la higuera hubo gran cuestión, ponderando cada uno la nobleza con que Dios le había dotado por naturalleza más que al otro. Alleg1llba el ,pino que la piña y la cáscara del piñón estaban en él para conservar al piñón, que era su semilla, la cual era de su especie y linaje, y por eso era él más noble que los otros. La pailma defendía su deredho 'Y decía que ella era más n
• «En aquella terra s'esdevenc que.l rey tenc gran cort e demanA de consell sos barons .•
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monjes. Y en aquella asamblea fué tan distinguido Blanquerna, que entre todos los dictámenes y consejos que se propusieron al rey, sólo fué elegido y aprobado el de Blanquerna, y éste predicó aquel día al rey y a todo su pueblo, en que concurría un gran n{lmero de prelados y religiosos que fueron llamados a aquellas cortes, y fué muy alabado del rey y de todos los demás aquel senuón. Cuando el abad y el prior se restituían con Blanquerna al monasterio, le tocaban las especies sobre lo que había dicho en el consejo y en el sermón, pero Blanquerna los divertía con otro!! asuntos, con el fin de mortificar en sí la vanagloria. El abad, regocijado, ponderaba al prior cuán grande era la gracia y . virtud de Blanquerna, que así acertaba en todos sus hechos, y el honor que por él habían recibido en aquel dia todos los monjes de su monasterio, y cómo el rey, por el gusto y satisfacción que había tenido de Blanquerna, habia elegido sepultura en aquel monasterio.
CAPíTULO LVIII DE LA ACUSACIÓN
l. Por el tiempo de la Pascua había ya Blanquerna concluido la lectura de sus libros a los estudiantes, y por el 1:!'abajo que había pasado en los estudios, el abad y el bolsero quisieron llevárselo alas granjas, para que su persona tomase algún recreo. Y a su partenza del monasterio mandaron hacer prevención del pescado salado, salsas y otras muchas cosas para llevárselo. Pero Blanquerna reprendió al abad y de esta providencia, diciéndoles que llevaban estas cosas para el viaje contra la virtud) de la esperanza y pobreza; y porque convenía que ellos hiciesen su viaje acompañados de las virtudes, era muy justo que' dejasen algunas de aquellas cosas, que son contrarias a la vida austera y semejantes a la vida activa. Muchas cosas de las que querian llevarse el abad y bolsero las hizo dejar Blanquerna con sus persuasiones, aunque el bolsero contradecía con g!'ande esfuerzo a Blanquerna, mayormente sobre las colchas, almohadas, tazas y jarros que había descargado de la mula. 2. Mientras los tres estaban ya por camino, encontraron al obispo que iba de paseo, y delante de él un sobrino suyo a quien amaba mucho, con gran número de compañeros que cazaban con azores y halcones y llevaban muchos perros de varias especies. El obispo convidó aquel día al abad con sus compañeros, y juntos entraron en la ciudad y comieron
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con el obispo, en cuya mesa se sacó gran variedad de viandas mlJY bien guisadus, se presentaron muchas fuentes Q,oradas y otra vajilla de plata y gran multitud de familia que comla todos los días en aquel palacio. Después de haber comido y rezado la oración acostumbrada, se levantaron de la mesll., y luego entraron allí algunos juglares con varios instrumentos, que bailaron y cantaron y decían muchas. palabras contrarias a los versos que habían rezado al levantarse de la mesa. Señor dijo Blanquerna al obispo • aquí veo estos juglares que se tienen por obligados a daros gusto y placer, por haberles vos dado de eorner. Yo he comido con vos, y por esto, si fuese de vuestro agrado, quisiera también ser vuestro juglar y deciros algunas palabras que fuesen de vuestra eomplacencia y provecho. Gustó mueho al obispo y a los demás el que BJa n q1}.erna hablase y dijese lo que deseaba. 3. Entonces BJanquerna se levantó en pie, y empezó a !"eprender agriamente al obispo de la superflUidad d~ las viandas que hacía guisar todos los días, de los vestido:il, de la excesiva familia que mantenía, de l.a ábundancia de vajilla de plata tan preciosa que tenía para la mesa, y, sobre todo, le reprendía por el gusto que tomaba en oír aquellos juglares y bufones, que son enemigos del honor de Jesucristo, por E"l cual era él tan honrado, y quien había creado para él tantas criaturas con que daba placer a su pe!'Sona. Y sacando Blanquel'lI& un santo cristo que llevaba siempre consigo, lo enseñó al obispo ya todos los que estaban'allí, y prorrumpió en estas vivas voces: Muerto es Jesucristo y muerta es devoción. Para honrar a Jesucristo son dadas las prelaturas, dígnidades, prioratos, canonicatos, pabordías y otros muchos eclesiásticos beneficios; pero ¿ quién es el que honra a J esucristo? No vos, sino quien honra a su santa pasión. ·Lloró mucho Blanquerna en esta ocasión, y el obispo y todos los demás quedaron muy avergonzados de aquella reprensión de Blanquerna , y el abad y el bolsero tomaron gran disgusto de la reprensión tan fuerte que había dado Blanquerna al obispo. 4. El abad y sus compañeros 1 se despidieron del señor obiSpo y fueron a hospedarse en un monasterio, en el cual había 1Jn célebre predieador que regía y gobernaba todo aquel monasterio, el cual, por respeto de aquel gran predicador, era muy respetado y frecuentado de toda la gente de aquella comarca. Aquella noohe fueron muy bien hospedados y servidos en el monasterio el abad y sus compañeros; y el bolsero tuvo ocasión de conversar despacio con el predicador, y le aconsejó que se saliese de la en que estaba y entrase en su .orden. Cuando el abad y Blanquerna hu--.-:."-1 evengren a hostal en un monestir •
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ha,·ia un bon preycadorD . •
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bieron salido de aquel monasterio, el bolsero les dl6 parte cómo él había procu!'ado y solicitado aquel religioso tan gran predicador que viniese a tomar el hábito de su monasterio; pero Blanquerna, reprendiéndole fuertemente, le dijo estas palabns: 'E nvidia, que es defecto de caridad; soberbia, 'avaricia e injuria, todos estos vicios vienen en nuestra compañía. Aquellos buenos religiosos que 'esta noche nos han hospedado 'h an procurado agasajarnos y cariñosamente nos han recibido y abrazado, y ' nosotros les hemos sonsacado y hurtado un religioso que es la honra y complemento de su comunidad. De esta maldad conviene sea hecha acusación en capítulo y sea dignamente castigada. ' 5. Al anochecer fueron a hospedarse el abad, Blanquerna y el bolsero en otro monasterio, donde fueron muy bien !'ecibidos. Y mientras el abad y Blanquerna hablruban COD. los religiosos que les enseñaban todo el monasterio, el bolseto se estaba en contienda con uno de aquéllos, diciendo que era. muciho mejor y más bella la iglesia, el claustro 'Y capítulo, el refitorio, dormitorio y demás partidas del monasterio de donde era monje que no la iglesia y demás cosas de aquél. Y cuando hubieron altercado sobre esto, empezaron a disputar sobre la orden de cada uno de ellos; y cada cual alababa de tal manera la suya, que decía mal de la otra, y' mayOImente el bolsero. Blanquerna atendió muy bien a las lpalrubras de éste, y guardólas muy bien en su memoria para acusarle de ellas cuando entraria en su ocapíltulo. 6. Continuando su viaje el abad, Blanquerna y el bolsero, pasaron por un pa.!'aje muy delicios0 y abundante de aguas, campos y viñas, árboles y muchos Ipastos, de que era dueño un rico !hidalgo, y el bolSero entonces dijo al abad que, toda la vez que pasaba por aquel paraje, lo codiciaba para la abadía, porque les seria muy provechoso y de gran cosecha. Pero el abad preguntó al bolsero si tendría el tesO!'ero dinero bastante para comprarlo; A que respondió el bolsero que todo el caudal que tenía el tesorero lo había de menester para pagar las deudas que ha'b ían contraído por la compra de un castillo; pero que, en habiendo pagado aquellas deudas, irían ahorrando dinero para comprar aquel predio, y se moderarían en sus viandas, a fin que mejor y más prontamente lo pudiesen comprar, cuyo ahorro y moderación habían ya hecho en ocasión que compraron el castillo. Blanquerna notó muy bien 'Y guardó en su corazón estas palabras, y dijo que aun no se habían apartado de su compañía la envidia, injuria y avaricia, por lo cual así exclamó: ¡Ah infeliz, cuán grande es el error de este mundo! Pues no •
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• .y mayormente el bolsero. es una ampliñcacI6n del texto primitivo
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está defendido el religioso de pecado por el hábito que viste, sino por -la caridad y por' la justicia. j Come!' habas • y lentejas 3, beber VIDO pasado y agrio, llevar largos hábitos~ dos capillas y estribos de madera y levantarse a maitines! ¿ 'P or qué no ayudáis a la justicia y caridad, para que eatén en 'lluestra compañía? '~ dicho esto, rogó al abad que se volviese al monasterio, porque su alma estaba muy trabajada y tu!'bada y deseaba recrearse en compañia de sus discípulos hablando con ellos de Dios. • 7. Cuando el abad, Blanquerna y el bolsero se hubieron restituido a su monasterio, habiendo entrado en capitulo, Blanquerna acusó al -abad y al bolsero del grande equipaje q11e llevaban por el camino cuando se partieron del monasterio, y dijo que el hombre constituido en religión debe tener complacencia cuando en su viaje experimenta alguna falta o necesidad de algunas cosas, porque aquella penuria le es - ocasión de tener esperanza, paciencia, pobreza y humildad, y a los rústicos y demás personas que encuentra por el camino les sirve de buen ejemplo. . 8. El abad y el bolsero acusaron también a Blanquerna, porque reprendió tan fuertemente al obispo quien les habia convidado; pero Blanquerna se excus6 diciendo: La carldad, verdad, justicia y fortaleza me hacían reprender al obispo, el cual no podia darme ni ocasionarme daño alguno en la vida corporal ni espiritual. Y si yo hubiese tenidó rubor y miedo en reprenderle, ¿ en dónde estarían las vi!'tudes sobredichas? Y si yo me avergonzara y temiera de hablar 10 que es razón que diga, i sin duda me tendría por gustoso de callar el deshonor e injuria que se hace a mi Señor, Oreador y Salvador! Amar y acordarse de Jesucristo y aborrecer por él todo mal, se conviene contra el comer y holgarse, olvidando el honor y las gracias que deben darse a Dios. ' . 9. Blanquerna se excusó muy bien, porque tenia buen derecho, y acusó al bolsero, porque quiso sonsacar y hurta!' aquel buen predicador a los religiosos que los habían hospedado tan cortesanamente. Y con muy fuertes y verdaderas razones probó Blanquerna cómo envidia, falsedad, injuria, villanía y codicia reinan en aquellos que sonsacan los unos religiosos de ott'os, siendo contra la ley de comunidad cualquier .religioso que sonsaca de cualquier orden a otro reli~ gioso, y puede aquel tal, por vicio de propiedad, ser acusado y castigado. • 10. Alabar alguna religión contra la irregularidad de otra religión es cosa lícita; alabar una religión sobre otra religión es decir mal de ésta, y es contra comunidad, • --
• ..Menjar faves, beure vi mudat •
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caridad, justicia, hermandad y uoidad de Dios. Codiciar vjJlas y castillos es avaricia. y propiedad. Empeñarse y pedir prestado para adquirir villas y castillos y muchas posesiones, es hacer compañía de religioso y de hombre seglar y es hacer injuria a la pitanza y abstinencia del convento y a las limosnas de los pobres. Empeñar ~l monasterio por la neoesidad de la comida, que falta por causa de la peste o por falta de lluvias o por otras causas naturales, es cosa muy lícita, y. lo es igualmente usar de la abstinencia y moderación en las provisiones y en el comer con el fin de servir a Dios. Y por eso dijo Blanquerna que acusaba al bolsero de todos los antedichos cargos, y quería que en su presencia , le fuese dada una buena disciplina. 11. Sentenciado fué el bolsero a pasar por algunas disciplinas, a cuyo fin uno de aquellos monjes trajo uo manojo de mimbres atados, y queriendo sacudir al bolsero con todo aquel manojo, se opuso Blanquerna, y tomó las mimbres y desatólas, diciendo que muchas mimbres significaban vanagloria en dar disciplinas, porque causaban daño a la persona en cuanto la cascaban y no daban G tanto sentimiento la pasión como una varilla sola. Y ,p or esto el bolsero fué disciplinado con una sola mimbre, por lo cual sintió mayor pasión que la que habría tenido con todas juntas. Y desde entonces fué ordenado y establecido que en adelante se diesen las disciplinas sobre las carnes desnudas con una sola varilla. 12. Muy confuso y avergonzado se quedó el bolsero en esta ocasión, y quiso excusarse de algunas cosas diciendo estas palabras: La razón por que yo soy acusado de envidia y codicia es contra justicia y caridad, las cuales me hacen desear que el monasteI'Ío tuviese muchas vlllas y castillos y posesiones, para que en este monasterio pudiese haber muchos monjes y pudiese hacerse mucha limosna. Pero Blanquerna respondió que nuestro Señor Jesucristo podía , haber tenido en este mundo la ~mpañía de muchos principes, si los hubiese querido, pero que, para significamos y demostrarnos hlIToildad y pobreza, quiso elegir la compañía de pobres hombres y pocos, para destruir la soberbia y vanagloria. Y por esta razón es mucho mejor querer y desear la santidad de pocos que no la multitud de muchos en quienes se halle defecto, engaño y pecado; y que mayor limosna di6 Santa Sofía en la edificación de la iglesia de Constantinopla que no el emperador, porque más agradable era a Dios aquella malla que ella daba todos los días a aquella obra, que" todo cuanto el emperador expendía, por cuya malla se edificó y concluyó la iglesia. Y porque vos, pad~ • El autor suencia .y lo es. Dios •. • .e no donaven sentiment de passió •.
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os habéis excusado contra justicia y contra verdadero arrepentimiento y contrición, conviene que otra vez llagáis satisfacción con disciplinas. Por lo cual el bolsero fué otra vez castigado con disciplinas por razón que su -excusa no valía nada.
Por tanto tiempo continuó Blanquerna en leer y enseñar a sus discípulos, que muchos de ellos se aprovecharon maravillosamente y salieron grandes maestros y grandes predicadores y muy devotos. Por la fama que se divulgó en todas aquellas tierras de la gran doctrina que Blanquer,lla enseñaba en aquel monasterio, muchos monasterios enviaban a aquél monjes para aprender la doctrina de Blanquerna, y muchos hombres de aquella comarca se aficionaron 1 a aquel monasterio por la 'doctrina y predicación de Blanquerna y de sus discípulos, en tanto que en él fundaron capellanías perpetuas en sufragio de sus almas y de' todos los fieles difuntos. Gra.nde fué el bien y la utilidad que granjeó aquel monasterio por la ciencia que en él enseñaba Blanquerna. Regentando aún Bla.nquerna su magisterio, aconteció pasar el padre sacristán de ésta a la mejOlJ' vida. 2. y deseando Blanquerna con vivos afectos estarse todos los días en contemplación, no lo podía conseguir por . las ocupaciones del estudio en que vigorosamente trabajaba. El abad y todo el convento determinaron que Blanquerna. fuese sacristán y que otro monje, que era ya gran ma.estro en la ciencia que Blanquerna le había enseñado, gobernase la escuela en lugar de SU maestro. Conque nuevamente fué ordenado Blanquerna de sacerdote, habiendo recibido con gran temor y reverencia aquel sagrado oficio, reputándose por indigno de recibirlo, y humilde y secretamente cantó misa nueva sin fausto ni vanidad alguna. Fué asimismo nombrado saclistán, y cuidaba de tener mwy limpia ~a iglesia y todo cuanto pertenecía a su oficio. Celebraba misa todos los días y estalba en O'l'ación. A la noche dOlmía en el suelo delante del altar para honrar a la Virgen Santa María. Los lloros y oraciones que hacía Blanquerna, ¿ quién las pudiera referir? El alto modo que usaba en su contemplación ferl.
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vorosa, ¿quién le pudiera explicar? Yel arte que tenía en elevar su alma a Dios, ¿ quién lo pudie!"a saber? . 3. Sucedió una noche que Blanquerna, después de las completas, se estaba en oración, y por la grande abundancia. de devoción derramaba copiosas lágrimas, y meditaba, cómo, mientras el sacerdote estaba en el santo sacrificio de la misa, que allí estaban presentes los ángeles haciendo reverencia y honor al santo sacrificio y sacratísimo cuerpo de Jesucristo, su Señor. Muy fuertemente concibió Blanquerna esta consideración, y mientras estaba en este pensamiento, y vencido del sueño, soñó todo cuanto había meditado, y consideró que, por influjo de la grande imaginación que tenía, cuando velando pensaba y meditaba en el sagrado ministerio referido, le parecía, cuando dOI"mía, que él cantaba la misa y que San Miguel y San Gabriel se la ayudaban. Dos o tres veces se despertó BLanquerna aquella noOhe, y cada vez que se dormía tornaba en aquel sueño mismo; a medianoche se levantó a 'tocar la campana, y cantó los maitines con los monjes, y después púsose en oración, y revocó a la memoria todo cuanto había soñado aquella noche. Mient'l"as Blanquerna reCOrdaba todo esto, se revistió para cantar· misa. Y cuando estuvo ya delante del altar, le pareció que. a cada UD lado del altar veía un ángel con alas, y que en la una mano tenía cada cual una cruz y en la otra un libro. Quedóse Blanquerna muy admirado de esta 'Visión, y fué d~ opinión que fuese realmente así como a él le parecía; pero Blanquerna no quiso adelantarse a decir misa hasta que salió de aquella duda, y, por esto, recurrió prontamente a las virtudes, con las cuales a toda hora se había ayudado en SUs necesidades. Y primeramellte la justicia le hizo acordar su indignidad de poder ver a los ángeles. La prudencia le dió inteligencia cómo, por el exceso e influjo de la consideración, y por la flaqueza del cerebro y del sentido de ,l a vista, q:Ie se le había debilitado por la abstinencia y vigilias, y po1" la la gran vivacidad de su corazón, la imaginación le fantaseaba y representaba algunas vanidades con semejanza de vell:lad. La fortaleza fortificó su corazón contra la potencia imaginativa, aa cual alguna vez ima,ginabaJ al'guna desordenación, de la cual tomaba la vista algunas vanas semejan- . zas contra la verdad. Por todas estas virtudes fué ayudado Blanquerna hasta que fué li'brado de la duda en que había entrado, y después pasó a celebrar misa muy devotamente, como siempre liabía acostumbrado. 4. Una noche aconteció que, esta.ndo Blanquerna sole en la iglesia, imaginó los demonios y sus horribles figuras que tornan cuando quieren espantar y a los hom· bres. Y mientras se hallaba preocupado de esta consideración, sintió entrar en su corazón un grande espanto, por lo
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cual tuvo gran miedo de estarse solo en la iglesia, y estuvo en resolución de irse a dormir aquella noche en el d0l'1.1itorio con los ot:.n>s monjes; pero en este intermedio se acord6 y conoció que- era tentado contra la fortaleza y contra la prudencia, para que estas virtudes fuesen en él más exaltadas, cuya exaltación adquirieron cuando Blanquerna se acordó del grande y perfecto poder de Dios que podía así igualmente defen~rle estando solo en la iglesia como en el dormitorio en compañía. Y con esto fortificó su cOl'azón contra la tentación y el miedo que tenía, y poniéndose en oración, se acordó cómo el gran poder de Dios, que babía querido que Blanquerna fuera tentado, como se ha dicho, era tan poderoso en un lugar como en todos. 6. De muchas y varias maneras era tentado Blanquerna de dia y de noche: pero, luego que sentia la tentación, inmediatamente traía a su memoria las siete virtudes, y, según aquella virtud que era más conducente para mortificar la tentación, adoraba a Dios en aquellas virtudes increadas qt:e se representaban a Blanquerna por el recuerdo que tenia de las siete virtudes creadas; y cuanto más era tentado y ma yOl' el combate con la tentación, tanto más elevados eran sus méritos, y por esto loaba y bendecía a Dios, que le daba ocasión, como fuesen grandes sus méritos, para que la divina justicia le diese gran gloria. En esta forma. vivía Blanquerna y servía a Dios todos los días. Grande era la virtud que Dios nuestro Señor manifestase de sí mismo en Blanquerna, porque era éste luz y ejemplo a todos los otTos monjes y a las demás gentes de aquella tierra, como todos viviesen y perseverasen en santa vida. Y por la santa conservación de Blanquerna, enrviaba Dios su bendición 2 sobre todos los moradores de aquella comarca y a todas las demás tierras circunvecinas, con salud, paz y ablmdancia de frutos espirituales y temporales. Y todos, asimismo, bendecían y loaban a Dios por tanta virtud como había dado a un hombre, por el cual 8 muchos hombres adquirían muchas virtudes y abundaban de todos los bienes.
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• Según el orig inal : u.Beneía Dé u totes les ~e nts e totes les te rres d'aqnelle. encontrada en sanitat, pau, abundanCia de fruyts esperituals e téuenals » • .per aquell havien tan tes virtuts molts homens.
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OBRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL
CAPíTULO LX CóMO -BLANQUERNA FUÉ ELEGIDO ABAD
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1. La. 8/Vanzada edad del señor abad no daba ya lugar a su cansada persona en poder satisfa:cer y cumplir con todos los negocios y necesidades del monasterio. Y habiendo entrado en capLtulo con tod;a¡ la comunidad, les pidió misericordia, diciendo estas pa!la;bras: -iMucho tiempo ha que por vosotros, señores míos, se me está halCiendo el honor de tenerme por vuestro superior. Indigno me confieso de t;¡,n grande honor que he recibido. A tiemtpO he llegado ya en que me 'Veo desposeído de fuerzas en mi persona, por cuyo mo.tivo soy yo mucho más indigno de ser vuestro pastor. He llegado ya 8il fin de m.i.s días, y ~por esto quisiera estarme sujeto a aolguno de vosotros, ,para que así pudiese ser yo más obediente. Y por esto, os ruego muy de veras que tengáis compasión de mi y e'lijáis entre vosotros a alguno por abad. y 1 si yo en algo hUbiese faltado o cometido algún error contra vosotros, os pido perdón y os suplico me lo perdonéis. 2. De común y aJC1lerdo de Blanquerna y de toda la comunidad fué conceder 8Jl señor 8ibad la gracia que les ha.bía pedido, para signifi'Car y demostrar caridad y justicia, las cUalles re'querian que se le fuese dado el premio correspondiente a:l trabajo en que por mucho tiempo había perseverado y ,p restado en guardar y ser.vir a sus ovejas. La caridao. quiso que al señor abaJd se le fuese señalado un puesto conveniente en alguna granja del monasterio, donde se estumese y viviese por todos sus dias', y también un monje para que le sirviese, y, asimismo, se le diese a su cuerpo ,a)lguna pitanza con que prol'ongaJSe más su vida. E1 abad dió muchas gracias a todo el capítulo por la misericordia que le habían concedido y 1~s entregó el sello de,la abadía, renunciánddla en presen{:ia de todo el capítulo; y todos los monjes detezmiruaTon y ordenaron que el señor 8ibad se quedase con ellos hasta. tanto que hubiesen elegido nuevo abad. 3. Fué acordado por 'los monjes que, conforme el Arte de elección en que {ué elegida sor Cana en abadesa, fuese elegido también el abad. Y habiendo preguntado los vocales a Blanquerna cuál de los monjes le parecía más dIgno para abad, respondió con estas pala:bras: ---Común herlOandad Debe suprimirse el párrafo .Y si' yo .. perdonéis,. • El te¡
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la caridad entre nosotros; luego se sigue que, para signiñcar que 'l a caridad .sea común vil"tud y para dar buen d~ nosotros mismos, sería cosa muy conveniente que en pastor 6!lgún obispo de estas vecindades que fuese hombre de más santa vida que otros obispos.Respondieron los padres vocales, di'CÍendo que no era costumbre en su Orden de elegir en abad hombre que no fuese de su religión, y, mayormente, que ellos no creían que obispo alguno quisiese dejar su obispado y entrar en su Orden para ser aibad, por ralón de que el obispo tiene más amplia regla que el' aJbad. , 4. Replicó Blanquerna a los vocales, diciendo que muchas veces sucedía que de abades elegian a muchos obispos; y por eso era grande razón que de los obispos se eligie~ alguno en abad, siendo así que el ser abad se convenga más con la vida contemplativa que no el ser obispo y esté má,3 con la vida 3ICtiova que no el abad. Luego como la vida contemplativa sea mejor y más ce'rcan'llI a Dios que la vida actilva, y de la vida contempl8itÍlva pasan los abades para ser obispos a la vida 3ICtirva, con mucha mejor razón puede'l y deben pasar los obispos de la vida acti'Va para ser 8ibades 11. la contemplaJtirva. Y por esta razón es y será. cosa muy buena que, de aqUÍ en adelante, se introduzca la costumbre que el obispo pueda y deba ser elegido abad, para que de e900 modo la vida contemplativa sea exaltada y amada sobre la vida actwa. Y asi dijo Blanquerna ,según mi entendimiento y mi voluntad, hallo ser bueno que, elijamos en abad a algún obispo. . 5. El uno de los siete VOO3Jles del ca¡pítulo era el bolsero, y dijo a Blanquerna que, si eligiesen en 31bad a algún obispo y de su monasterio, seda u otra persona extraña de 'la dar a entender que en él h3lbía fuJlta de buenas personas dignas de ser elegidas .para {lbad; por lo cual no convenía fuese elegido para este ministerio dbispo alguno, mayormente cuando él' creía que no el'al posible se encontrase obispo que quisiese dejar su obispado para ser abad. A esto respondió Blanquerna: ,Las pala:bras del ,b olsero significan soberbia, vanagloria, y propiedad, contra la justicia, caridad y esperanza. Porque la prudencia quiere que la mejor persona sea elegida, la caridad hace comunidad en diversidad de Ordenes, lal justicia condena la propiedad en aquella que debe ser comú'n caridad y hermandad y la esperanza hace acordar que, si nuestro Señor Dios Jesucristo sufrió muerle y pasión por los hom'bres que obispados; por consiguiente, nosotros encontI"ail"emos obispo que, para honrar a Jesucristo, quiera dejar su obispado para la abadía. 6. El bolsero dejó esta razón que primero había propuesto .contra Blanquerna y tomó esotra, diciendo así: El
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
abad debe estar acostnmbrado a comer de nuestras viandas, a seguir la comunidad, y debe estar bien instruído de nuestras costumbres, a fin que sea) luz y ejemplo a todos nosotros, para que estemos y pezseveremos en todas buenas obras, y ROr eso, no me parece que hombre alguno que esté fuera de nuestra Orden sea tan cOlllVenienlte y a propósito para ser 81bad como uno que baJya perseverado por much() tiempo ordenadamente en la Regla de nuestra Orden. Padre bolsero-respondió Bl'anquerna , aun va sÍlgUiendo vuestra voluntad el camino y C81'PtiJVidoad de la desesperanza.; pues que Dios, que os ha dirigido y enderezado en nuestra Orden, puede didgir y acostumbrar a otro religioso extraño, si entrase en nuestra Orden, en todas las costumbres de la religión.---1Mientras Blanquerna. y el bolsero se contendían de este modo, aque1 obispo a quien Blanquerna había reprendido tan fuertemente cuando les cotwidó, como arriba se dijo, vino a aquel mon'll.Sterio, y cesaron las controversias de Blanlquerna y el bolsero, y salieron todos los monjes a xecibil'le y hacel'le honras a él y a toda su familia. 7. El obispo quiso Ihacer grande honra a· aquel monje que halbía renunciado la albadia, según el honor que corresponde hacerse a todo abad. Pero 8Iquel monje refirió al obispo la gracia que el capitulo le había concedido, habiendo resignado y renunciado la a:badí8l, y cómo le había asignado una granja muy deliciosa, donde pudiese vivir fuera del monasterio y dar en aquel lugar aIguna pitanza 8J su cansado cuerpo, algo m8lyor de la que en el monasterio podía haber siglúficado a la comunidad. El obispo a tuvo gran complacencia de lo que el monje le dijo, y le rogó muy de veras le quisiese admitir en su compañia, para que ambos a dos pudiesen contemplar en Dios. A(preció mucho el monje la compañía del obispo, 'Y juntos se fueron SI habitar en aquella granja; y aunque el obispo llevaJba toda su familia, pero no se quedó con él smo lID solo criado. Lal'gO tiempo estuvo a:quel prelado con el monje haciendo penitencia, empleando los días su cOD'versalCi6n en cosas de Dios y de su gloria y de la vanidad de este m1lndo, COl} desprecio de ella. 8. Después de todo eso, el bolsero • con los demás vocales se juntaron otra vez en capítulo para hacer elección de . albad, y disourrieron por el .Arte cuár de todos los monjes del monasterio era más suficiente para ser 8Jbad cua'l necesitaban, y fué manifestado a todos los vocales que Blanquerna de'bía ser elegido, según todas las condi'Ciones que •
• El texto catalán es más conciso, y dice así: «Lo bisbe e aquelI monge s'en anaren estar en aquella granja. Lo bisbe ne trames tots so. companyons e retench ab si un escuder tan solament.. • .Lo oellerer e 15 altTes elegedors retornaren a les paraules en que ésser suhen, e encercaren per art e per necessitat qual persona ....
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convienen al que ha de ' abad, a excepción de una sola condición, a .sa:ber: que Blanquema era hombre mucho más amante de la vida que de Ja actitva. Como al oficio de abad conviene la vida actiJVa que la contemplatiJVa, para que así conJtribuya mejor con Sll pl'OVidencia a las urgencias del monasterio, por eso fué disputado con los vocales la cuestión de si, por aquella condición, debía Blan querna ser &cluído del oficio de a:bad. Mas uno de los vocales satisfizo a los otros, diciendo: --iA.sí como nuestro maestro Blanquerna nos ha enseña.do el modo (:Ómo (.vll ias virtudes socorramos a nuestras necesidades, convi~ne también que en este caso reCUl'I'amos a la esperarnza. y a la justicia y confiemos 5 en la santa vida contempl<iJva en que Blanquerna se ejercita, que satisfará en su vida a,ctiva por ])a¡ ,justmcia a todos nosotros, tanto o muCho mejor como si fuese más ejercitado en la vida acUva que en la contemplatiVa. Por lo cual, no dudemos en elegir a Blanquerna por abad y que sea nuestro pastor, pues ha sido primero nuestro maestrp y domor: 9. En vista de todas estas l'arones s, concordaron unánimes todos los c8ipitulares y eligieron por su 3/bad a Blanquerna, y publicaron 3/ él Y a todos los otros monjes la elección que habían haMo. Muy sens~,ble fué para Blanquerna esta elección, y alegaiba muchas razones para exeusarse y probar que él no debíQ! ser abad. Pero ninguna de estas razones quisieron admitir los monjes, antes bien quiSieron absolutamente que lo fuese. En fin, Blanquerna ñre abad, y siéndole preciso todos los días persevel'ar en su oficio, ocúpado en tratar y pensar en las cosas temporales, le embaraZ3!ban ' éstas para meditar en las cosas espiritu8!les y celes.. tiales. Y por esta C3/USa lloraba Blanquel'lla, por la servidumbre en que halbía parado, y deseaba la li'b ertad para poder contemplar a Dios y meditar la sa'llta pasión de su Redentor, por lo cual exclamó, dIciendo: 10. :Virtudes amigas, vosotras que salíais aJYUdalwe y me guardasteis y li'brasteis de la sel'Vidumbre en que mis padres Evast y A!lom3/ querían sujetarme, ¿adónde os habéis ido? Y ¿ por qué no me habéis ayudado contra la servidumbre en que he venido a parar? Mientras Blanquel"Jla desahogaba su coral2lÓn con esas pa,l abras, en su consideración encontró a la fortaleza y a la prudencia, que le decían mentalmente: iFuel'te es el cora2lÓn que no cuida de soberbia por 11. honor de abadía ni por ser señor de mUChos hambres. Obe• TradUCIdo con más exactitud: «. . y confIemos en la santa vida de Blanquerna, la cual en VIda contemplatlva 6atisfaga por la justlCla a todos nosotros ...1I • Según el origmal, debe leerse simplemente: «Blanquerna, pues, fué elegIdo abad. Muy senSIble fué para Blanquerna ...» •
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bBRAS'U'l'ERARIAS DE- RAMÓN LLtJLL . !
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diente eS"el '8Ibad, por fortaleza de COlaron, cuando T finge aquello mismo que su entenctimiento le dicta que ha de 'geg1\Úr; como es el convento y entrar en la enfelmería.~l tiempo que la fortaleza as[ le halblalba, respondió la prudiciendo que en los m~rítos .de todos los monjes entra en parte el ~d cuando tiene ordenada su voluntad a ser eervidoi y súbdito de todos los monjes. Grande soy yo ~jo la prudenCia en gobel'Uar a una persona; !lero muoho mayor soy en gobernar a muchas personas, y por esto la justicia y el mérito se concuerdan mejor en mí que no solían antes de ahora·. 12. Por lo que la prudencia le significa.ba aumento de gloria, quiso Bla.nquel'lla; pero la caridad le hiro acordar .que ét no podía; contemplar en Dios tan bien como antes sol·Ía. Y porque amaiba más a Dios que a su mérito y gloria, por todo esto la ea.ridad y 108 cariños al tiempo pasado, en que solía contempLar a Dios a su medida y gusto, 'l e hicieron tiorar dil.aJta.damente ". En esta disposición se estalba Bla.nqueraa y permaneció por largo tiempo con et oficio de abad . .y por devoción de lograr algún reCleo y consuelo, se pa58fba muchas veces a la granja en donde moraban el y aquel monje que fué a:bad, y junto con ellos lecleaha su persona algún poco y su aJlma con la contemplación de Dios nuestro Señor. •
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En buena traducción, debemos decir.. .Obedlente es el abad por fortaleza de corazón cuando, según le señala el entendimiento, sigue en todo a la comUnIdad y entra muy de tarde en tarde en la -enfermería .• o Es muy de notarse y digno de escnbirse en letra.s de oro lo que, con tanta brevedad como sabiduría,
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CAPíTULO :LXI •
QUE TRATA DE LA MANERA EN QUE EL ABAD BLANQUERNA HIZO EL LmRO DE "AVE MARÍA" •
1. Blanquerna, como va dicho" fué abad de una abadla muy honorífica. de una comunidad muy numerosa, ~ca y de muchas rentas. Y pensaba todos los dias cómo pudiese pO.l' algún nuevo modo servir más y honrar a la Virgen María. Está/base un dia considerando y meditando en el honor de nueska Señora Santa María, y por la divina virtud fué inllpirada su v:olllntad que edificase en el monasterio UD ·cuarto o celda en puesto apartado, para habitar ·um monje .-que todos los dias se ocupase en saludar en ella a la Virgen María, y que allí comiese y durmiese sin seguir ·a la comunidad, y que fuese jubilado y. exento de todas .aqu~las ob]jgaciones por donde mejor pudiese estudia!', saludar y contemplar a la Virgen Santa María. Y .en efecto, el abad B~an querna hizo edificar aquella celda, imponiéndole el título y nombre de A ve Maria. Después de edificada esta celda, entraron en capítulo el abad con todo el convento y dijo estas palabras: Toda la mayor honra que la criatura. haya podido recibir de su Creado!' fué hecha en el yientre virginal de la humilde Virgen nuestra SeñQll"a Santa María, cuando el Hijo de Dios tomó en él carne humana. Y por esta razón conviene que nuestra Orden, la cual ~stá bajo.el título e invocación de la Virgen María, honre con todos sus a la V:irgen Santa María. Y por eso yo deseo saber quién de vosotros quisie.ra saludar todos los días a la Virgen Maria, estándose perenne en la celda que tiene por nombre A ve María. 'Muchos fueron los monjes que deseaban habitar aquella celda y servir un tal oficio. Pero el abad dijo que el monje que había de tener aquel encargo convenia que fuese lID grande eclesiástico y docto en muchas y varias ci~ncias, para que supiese elevar mejor su entendimiento en contemplar y saludar a.la Virgen María, y convenía también que aquel monje fuese muy devoto y de santa vida. Según esto,.fué elegido entre todos aquel monje en quien concurrían mejor la& condiciones referidas.. , 2. Aquel monje elegido fué a ocupar aquella celda de Ave María, y en ella tenía sus libros, su silla y una imagen de ·nuestra Señora. Y un fraile lego le traía tli>dos los dias --• J
Icomo va dicho» es un añadido del traductor.
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~,"R '-" LITERARIAS DE' RAMÓN LLULL
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la raci6n ~el convento. El monje decía misa todos los días en la iglesia, e iba con libertad por todo el monasterio, y • hablaba con cualquier que quisiese, y gozaba de otros muchos privilegios. Sucedió un día que el abad entró en la celda de Ave Maria y quiso saber de qué manera saludaba el monje a la Virgen María. Y luego el monje se arrodilló delante de 'la imagen de nuestra Señora, como acostumbraba, y dIjo estas y otras muchas palabras: 3. "¡Ave Maria! Salúdate este tu siervo de parte de los ángeles, ' de los patriarcas, de los profetas, de los már_ tires, confesores y vírgenes; y ~alúdote yo de parte de todos los santos de la gloria. ¡Ave María! Saludos te traigo de todos los cristianos, justos y pecadores. Los justos te saludan, porque eres tú digna de salutación y porque eres esperanza de su salvación. Los pecadores te saludan, pues que te piden perdón y tienen esperanza que con tus ojos misericordiosos mires a tu Hijo bendito, para que él tenga misericordia y piedad de sus culpas y pecados, haciéndole lTecuerdo tú, Señora, de su gran pasión, que sufrió por ellos y para perdonarles sus pecados. . 4. "¡Ave'Maria! Saludos te traigo 2 de parte de los moros, judíos, griegos, mogoles, tártaros, turcos, búlgaros, hÚngaros de Hungría la MenOlT, comanes, beduínos, asasinos, surianos, jacobinos, nestorianos, marotinos, russios, armenios y georgianos. Todo!! estos y otros muchos cismáticos e infieles te saludan por mí, que soy su procurador. En tu salutación los pongo para que tu Hijo piadoso quiera acordarse de ellos, y tú, que eres madre de s, consigas de él que les envíe devotos predicadores que los dirijan y enseñen a conocerte y amarte, y a tu Hijo glorioso, de tal modo que puedan salvarse y en este mundo sepan de todo su poder servirte y honrarte a ti y a tu Hijo bendito. 5. "i Ave Mlaría! Estos infieles, por quienes te saludo, viven COn ignorancia de. tu salud y del honor g'l'ande que Dios te ha dado. Hombres son semejantes en figura y naturaleza a la de tu Hijo, a quien tú amas tanto y por quien eres tú tan honrada y amada.•Perdidos. se van todos los diaS· al fuego perdurable por la ignorancia que tiene::. de él. y la gloria perdurable de tu Hijo glorioso van perdiendo, porque ninguno les ptedica ni enseña la verdad de la santa te católica. Bocas tienen, con que podrán alabarte si te 'conocen; corazón tienen, con que podrán a.marte; manos tienen, con que podrán servirte, y pies tienen, con que po•
. • cSaluts te port deis serrains, jueus, greC5, mogols, tartres, bf1lgars, ongres de Ungna la menor, comans, nestorins, rossos, guinovms .• • El autor calla _que eres madre de misericordia •• 6 Calla también ctodos los días •.
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LIBRO DE EVAST Y.BUr;QUERNb-.
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drán 'CAminar por tus cal'!'eras. Digna eres tú, Señora, que por todas las gentes y por todas las tierras del mundo seas conocida, amada, servida y honrada. Salúdante todos mucho por mi, pidiéndote tu gloria y bendición 5. . • 6. "jAve María! Conviene llorar, y hacer penitencia, y sufrir áspera vida, y me conviene también, Señora, que te ame, te alabe, te sirva y te conozca por todos los días 8 de mi vida, para que mis salutaciones te sean más agradables.-1IJIoraba el monje con eX'Oeso mientras saludaba a la Virgen Santa María, y 1l0rabJl también el abad Blanquerna por la devoción del monje y las salutaciones devptas que daba a la Virgen María. La dulzura y virtud que ha1!lía en los dos mientras llomban y saludaban a la Virgen MaI'Ía, ¿'quién os la pudiera decir? Y la piedad 7 y cpmpasión que tenían de los infieles olvidados por los fieles, ¿ quién os la pudiera referir?" 7. Amable hijo dijo el abad ,saluda, saluda muchas veces a la Virgen María, la cual es nuestra salud y bendición, en cuya salud son sal~ados aquellos que sin SlJ salud fueran ultrajados y condenados. En nuestra madre Eva fué nuestra condenación, y en la Virgen Santa María es nuestra salvación. MIaría es luz y resplandor iluminado e iluminante contra las tinieblas y pecados, sin detecto alguno. A1JeI es un ser sin malicia y sin defecto. Saludemos, pues, 'y amemos a la Virgen Santa María, en la cual y por la cual conseguiremos virtudes con que vencemos a los vicios. Acuérdate, hijo, como son muchos los que no saludan a nuestra Señora Santa María y cuán bienaventurados son aquellos que nuestra Señora Santa María ama y recuerda por aquel tan noble recuerdo y tan piadoso afecto que le tuvieron. jlMiira cuán grande es el cielo y cuán bellamente iluminado por el sol, por la. luna y las estrellas todas! jMira la • o
• Este pasaje es un bello himno a María, Rema y Señora de las MlSioncs, título que no leemos, CIertamente, quoad nomen, pero sí q1load. ,.em, en los libros del Beato, En efecto, 6egún d Doctor Ilummado, Maria es' L°, luz que ilumma a todos los hombres, CriStianos y paganos. y sin ella. nlllguno puede estar fnera de tinieblas; 2.°. ella es la que snsclta mI sioneros para la conv~rsl6n de los Illfleles y la vnelta de los cl6máticos al verdadero redIl de la IglesIa; 3,· Maria es la qne dobla los entendImIento a la verdad del EvangeflO; 4.°. el florecImIento de los colegIOS de mIsiones está en manos de la SantísIma VIrgen; 5.°, MarIa, en fm. es la hmosnera de la fe. que la da a qUIen qUIere, como qUIere y cuando qUIere. (Llibre d.e Santa Maria, ORL. X. 226, 185-186. 212-213, 153-154, 206. 152-153.) Cf. nuestros estudios Nuestra Seño,.a Sanf4 Maria, Reina y Señora de las Mmcm.es, sel!'tín el ilumInado Doctor y procurado,. de infieles. Beato Ramón LLlI.ll, en España Misionera, I (1944), 37-59, Y Maria en el apostolado orienf4l. a la luz del Doctor Iluminado, Beato Ramón Llull, en la mIsma reVIsta, 11 (1945). 170-182.
• Sobra «todos lo<; días •. , El antor 61lencia el párrafo .Y la pIedad
referin.
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OBRAS LlTERARIAS DE 'RAM6N LtULL . n1
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tierra y el mar, los hombres, las aves, las bestias, las plantas, las hierbas y peces y todos los demás vivientes del mundo! Todo cuanto tiene ser, es todo en servicio de la Virgen Santa Maria 8, y todo es de su Hijo, que lo ha creado todo. Saluda, pues, hijo, a la v,¡rgen Santa Maria, amándola y acOl dánd()¡'a, pues ella no cesa de acordarse y de amar y OIYUdar a todos aquellos que la saludan C()D elevado entendimiento, y salúdala y llora con afectuosa voluntad, pues le agrada mucho a nuestra Señora Santa María este género de salutación. Reconoce, pues, lVjo, todos los poderes de tu alma y mira si los empleas todos en saludar a la Virgen Marilr. '. ~ . . 8. Mientras el abad esforzaba y animaba al monje
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• En su poema Hores de ncstra Dona dedica a la Yirgen Maria es ta flor de gentileza : Lo m6n ha sol un creador
·,1 ba crellt per far bonor a la puella, S8 mal re . de los peccadOfS ¡ruyayre QU
(ORL, XIX, 176-177) • « . que molts hornens monges havla en aquel! moneshr qUlll servlen pus ordenadament nostra Dona, e com havlen temptaclons .0 despagament de nul1es coses, s'en voemen al, monge per <;0 que íd.t;;en per ses paraules consolats e adoctnnats ell servlr nostra Dona • •
I.IllRa 'DE'EVASIl' 'l/IIllLANQUE3lNA. ,C.
L.
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3:t!',.
CAP1TULO 'LXTl "PE
GRATIA PLENA" ,
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En 'un tiempo sucedi6 que, ' por falta de lltwias, se experimentó en aquella tierra gran Carestía de trigo, en cuya ~asión el albad hada grande limosna a todos los pobres ,que venian a aquel monasterio, y por raz6tl ,del hambre que se padecía ~n . aquella tierra y por la ex~ési'Va limosna de p~ Y de ,l egumbres que se daba en el mOn
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«entra en los graners qui eren en 10 monestÍT, e ana per les grange< ~ .atroha ». / , • • .e IlDa a las 'granges e als' graners). 1
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OBRAS LlTERARIA.S DE 'RAHON LLOLL
de gracia..--.Respondió el aL b ad:
Tan a.bonada y suficiente
es la fianza, que seríamos muy culpa:bles si la xehusáramoll y cesara 'la limosna, 3. Con gt ande alegría se vomó el abad al monastl'rio y continuó todos los días en dar limosna, como lo había siem. pre acostumbrado. Pero por la continuación del tiempo y la multitud de pobres que recibían limosna, se acabó el trigo del monasterio y de todas las granjas, a excepción del trigo que había en el silo de la granja de aquel fraile que había dado por fianza la Virgen María. El abad envió orden al granjero que le remitiese el trigo, como lo había prometido, y éste se fué a abrn- el silo, y remitió la mitad del trigo que habia en él El abad envió otra vez por trigo al granjero, y éste, abriendo el silo, lo encontró como lo había dejado medio de trigo, y lo envió todo al abad. Cuando el fraile a hubo cerrado el siJo y cargado todos los bagajes del trigo y partídose ya del monasterio, entonces dijo ': A ve Maria, gratia plena, como acostumbraba. Y al decir gratial plena, se a.dmiró mucho de que el silo estuviese vacío y sin trigo y cómo la Virgen Santa MM'ía no io tenía lleno, pues la había dado por fiadora al señor abad. 4. Mientras el gra'n jero estaba en este pensamiento, dudó que la VÜ'gen Maria ~uese llena de gracia, pues le pa. que, si la Vil'gen Mima fuese nena de gracia, el silo h8lbía de estar perenne lleno de trigo. Enrvió otra vez' el 8Ibad al "granjero, diciéndole que le enviase trigo, porque el que le Ihalbía remitido se había ya consumido. Y entonces el frailre, poniendo toda su comamza en ~a Virgen Maria, otra vez 81brió el siJo, y 'le encontró lleno de trigo, por lo cu8!15, acor· dándose de la V~rgen Maria, le dió mudha~ alabanzas, y conoció verdadel'8.menJte que con toda¡ plenitud era llena de gr.acia. En todo aquel año encontró siempre el granjero lleno de trigo aquel silo toda ia 'Vez y a toda bora que le aL b riese, y bestó aqltell silo solo a todo el 'CoDlVemo y para toda la limosna que en él se da,ba hasta la cosecha del nuevo. El abad y los monjes dieron alabanz>as y bendiciones a la Virgen Santa Maria por haberse dignado de '8JCordarse de ellos y abastecerlos tan cumplidamente de su gracia en todas sus necesidades. 5. En una fiesta aconteció que el granjero vino 18,1 monasterio para 'Celebrarla. El abad 'le preguntó cómo había sido lo del trigo del silo, que los ha!bía bastado pal18l todo el año. Respondió el 'lego que entre 1as demás pa:labras que • Aquí, y sIe mpre que se menciona el mismo sujeto, leemos do grangero en el texto catalán. • .dlx 8'1'emaries segons que havla acostumab. • re lo granger remembra com nostra Dona era plena de grAcia ••
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LIBRO DE EVAST y JJL.(NQUERNA.
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son en la Ave Mna, y quiso saber de él en qué ma .. nera contemplalba a la V~rgen María. Mientras el abad entrabal por la celda del fraile, le encontró que est;a,ba arrodillado delante de la imagen de la Virgen María, y llorando y contemplando en Ave, gratia plena, decía estas palabras: 8. "Virgen Santa María, llena eres tú de gracia 8, cuya gracia es tu Hijo bendito, quien es el complemento y plenitud de todo cuanto hay en el mundo. En ti, llena de gracia, está nena la memoria y el entendimiento y ]a¡ voluntad de mi alma, y todo el mundo no puede llenar lo que tú tienes lleno. Y ¿sa1bes por qué? Por cuanto tú puedes ser y eres más llena rpor tu Hijo, que no es todo el mundo, coma sea así que todo el mundo no es tan 'bueno como tú lo eres. 'l1ú eres nena die gracia, 'Por la cual recuperamos la gracia que ha:biamos ipCrdido. En ti, llena de gracia, están llenas nuestras viI1tudes, a salber: nuestra fe, esperanza, caridad, • d'lena ets Maria de pie qui és ton Fin .•
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justicia, prudencia, fortaleza y nuestra templanza, Por f ser w toda Uena de gracia, aquel que te aeuerda, entiende y ama es lleno de gracia; y el que por ti es acordado, entendido y amado, no tiene defecto a:fguno. 9. "Llena de gracia. Llena fuiste tú, Virgen María, de Dios y Hom'b re después que el án'g el San G8Ibriel te sa:ludó. Aquel Dios y Hombre de quien tú eres madre, -es lleno de bondad, ,g randeza, eternidad, de poder y sa'ber infinito. Luego si tu plenitud es eternal e infinita en bondad, grandeza, poder, saJbiduría y V'Oluntad, ¡j¡u grande plenitud 8 no puede ser vacía ni menguada. De donde, como tú, llena de gracia, seas, María, tan llena de todo cumplimiento, llena, pues, mi alma de earidad oe S31ber, con que puéda yo Uenamente amaÑe y conocerte; y llena mis ojos de lágrimas y de lloros para honrar 9 tus ,h onores y para llorar las deshonras y ultrajes que recibes de Las demás gentes del mundo,-y para llorar también mis. culpas y pecados." 10. M tenor' de estas r3J2Jones y otras muchas, adoraba y contemplaba aquel fradle a la' Virgen María cuando fué a'visital'le el abad, quieñ se maravilló mucho de oír que de boca de lID hombre lego pudiesen sa:lir tan sutiles y devotas palaibras; y pensó que por ,l a ,p lenitud y complemento de la Virgen MaJría eran llenas sus palabras de ciencia infusa y devoción 10. Por lo cual, el abad dijo al fraile: oDios te salve, buen hijo, ¿quién ,t e Ih a Uenado de la Gratia plena de la Virgen Maria ?-IRespondió el fraile aI a.bad con las
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.Nos som plens car tu ets plena PIe és de gn1cla qUl tu remembra e ama,' , • «lo teu pIe no pot ésser buvdat fll mmvat ni muntlplicat» '« para honrar tus honores y pa'ra llorar m1S culpas y pecados~, ésta es la tradUCCIón fIel. lO La lectura de este y del p'recedente capítulo nos trae a la memona, no sé por qué, aquel ldthco pasaje de los lIT, ¡.ogros de tlllestra S eiiora. de Berceo : t
Dun cléngo otro nos dlZ la escnptura de Sancta l\{ana amava ~u figura ~leD"lpre se lnchna\'a contra la su pintura, av le mUl grand ver&,uenza de la su catadura AmQ \lQ al so F1JO e 8Dlava a ella, teDJe per sol al Ftjo, la ''''fadre por e .. trdla, Querne bien al Fuuelo e bIen a la PonceHa, porque los servle J)OCCO estava con .grand Quert.11a Avno;o C inCO motes, motes de alegria Que fabla de los gozos de la VIrgO MafIa Dlzielo .. el c1éTlgo delante cada día, 8Vle ella con ellos mUI srrand :olacentena' Gozo ayas, Marla, qut! el dngeL credist Gozo a \'as, ,M a.na, qu e targo concebut. Gozo ajo'as, Mana, oue G Cnsto panst La lo VUl.Q. ,errastt, e la n.ueva dbnst qu~
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(Milagros de nueslra Señora (Madrid, !9341, .>f·3',} •
1.:n estudIO sobre la$ fuentes de los mIlagros de nuestra Señora, en Ramón Llull, ¡ería muy interesante,
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saludes, y le djjo: Señor, si vos supieseis algunas cosas por las
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guna cosa que para conseguir todo eso nos ayudar? ---.Hel'mano--dijo el abad , ayudadme vos a llorar y a rogar, y lloremos juntos tan virvamente y ta!Dto tiempo hasta que la Reina del cielo, a quien vos amáis tanto, quiera ayudar a todas ,l as gentes del mllDdo y darles tanta gracia, que para honrar y ama.r a su Hijo bendito quieran despreciar y abandonax cuanto hay de munda.no en esta vida. Lloraron amargamente el abad y el frai'le, y después de sus lloros se despidieron los dos muy agradablemente. El abad Blanquerna sintió en su alma¡ que la devoción en que solia estar había ya vuelto en su primitilvo ser, y por eso de volver a menudo a llorar y contemplar a la Maria en la celda de Gratia plena.
CAPíTULO LXIII
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DE ' "DoMINUS TECUM"
1. En una ocasión sucedió que, esta,n do el abad Blanquerna en capítulo, vino un granjero a dar noticia al capí· ' tulo cómo un pagez ha:bla. entrado JI, cavar en una viña de la granja pretendiendo que la viña era suya, y había ame· nazado fuertemente al fraile, que ae queria saC3i1' de la viiia. El a:bad ,pidió consejo a los monjes sobre el hecho que el fraile refirió; y un monje anciano dijo al señor abad estalj palabras: -iM!u'Oho tiempo ha 'que h3ly esta cuestión entre nosotros y el pagez sobre aquella viña, y gran daño ha recibido el monasterio en ello, habiéndonos difamado mucho este hombre entre las gentes por causa de aquella 'Viña, y &Si me parece nos será conveniente que pasemos a la granja y de iheooo saquemos al' pagez de 'la viña, y nos pongamos en custodia y defensa de al'gÚ;n calballero que la guarde y defienda 'POI' nosotros del pagez. 2. El a,b ad consideró mucho sobre el diotamen del mono je, y en presencia de todos dijo estas palabras: ---Cosa es muy indecente que hombres religiosos, por dereohos de posesiones, se pongan en peligro de muerte, ni de matar ellos a a'}guno, y también es contra justicia que hombres religiosos se dejen perder sus herencias. Por eso, según ca:rídad y esperanza, conviene que en tal caso el hombre recurra a Dios y a las virtudes, combatiendo con ellas a los vicios; porque con estas armas debe cua:lquier hombre primeramente combatir y defenderse; y con mayor l'azón el hombre religioso, Rabiendo el a:bad proferido estas pala!bn.s, se puso a ca'halJo, y acompañado del bolsero se fueron a la viña •
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que labraba el pagez, al cual saludó el abad diciéndole: Dommu8 tecum. Pero el pagez no respondi6 palabra al abad, .sino que en cawar la viña, teniendo las armas junto a sí para defendel"se, siempre que le quisiesen ofender. Cada vez que el pagez daba con el azadón en la tierra repetia el 3Jbad: Dominus ~m. Pero el pagez hacía como que DO sentía ni veía a'l a'b ad, sino que continuaba en ClWar más y más la tiel'l'a. 3. El abad se admiró de que el pagez no ~e respondiese, y a.ún más porque la virtud de las palabras de la salutación 'n o aprovechaban; con lo que pensó el a-bad que l~s convenía apearse, 'Y, arrodillado delante del pagez, le saludase con devoción y humilda-d '.Para que viniese la virtud sobre su salutación. En efecto, se apeó el abad, y puesto de rodiillas delante del pagez, elevando su pensamiento y sus manos y sus ojos al cielo, dijo estas palabras: 4. -&ina del cielo y de la tierra, Dios fué en ti Hom· bre y Dios. En gloria es el Señor, y en ti es como hijo, Dios y Hombre. Tuya es en este mundo nuestra Orden y bajo de tu protección. Y así, 'Por aquella virtud con que el 'Señor fué en ti, te ruego que tú seas entre nosotros y este hombre, de manera que 'Por ti recibamos virtud por la cual seamos Bie~s de la virtud que tú tenías cuando el Señor fué en ti. 5. El bolsero reprendió fuertemente al a:bad, diciéndole que todo el monasterio quedalba e1l/Vilecido y deshonrado por la honra que hacia al pa-gez. Pero el abad le respondió diciendo que el Hijo de Dios hiJzJo un acto de grande hllmHdad cuando quiso ser todo en la V!ÍI"Igen María, Dios y Hombre, y en la eruz quiso ser atol"mentado, injuriado y muerto; por lo cual las mejores armas del monje son la humildad, caridad, paciencia y oración. Tan humillie y devotamente oraba el albad y decía Domñnus tecum, que Dios puso tan gran virtud en sus pa-Ia.'bras y en la devoción que tenías, que el pagez entró en condencia de la injuria que hacia al monasterio, y por la conciencia tuvo contri'Ción, caridad y justicia, y así prorrumpió en estas 'Palabras: 6. ,Señor a:ba.d: ¿ cuál debe ser la causa que así, de mi corazón se haya mudado a contrición, caridad y justicia? Y ¿ qUién ha echado de mi corazón a IJ'a avaricia, il'a e injuria? Respondió el albad y dijo: -Por la voluntad de Dios sucedió que el ángel San Gabrie¡ bajó a saludar a la Virgen Santa María, y entre otras pala:brru¡ ,l e dijo éstas: Domiinus tecum. Y por ia virtud de estas palabras, la virtud me ha hecho confiar como DomlÍnus tec1JAn¡ te dé virtud por la cual el Señor de cielo y tierra y de todo cuanto tiene ser en ti y conti,go, para que las virtudes sean en
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.tu corazón, por las cuales los vicios y pecados te sean, abominables. 7. Cuando el abad hubo dado esta¡ respuesta al pagez, dijo éste que vencido y sUiperado le tenía el Dominu.! tecumJ y que por esto quel'ja servir para siempre a Domin~ tecum. Y rogó al señor abad le concediese provisión del monasterio, para poder vivir en vida ermitaña en un lugar eminente junto a la abadía. Con'C'edióle el abad todo lo que ped-ía, y mandó se le faJbricase una celda en aquella montaña cerca del monasterio, en la cual él quería ha:bitar para contemplar 'todos 'l os días a nuestro Señor Jesucristo y a la Vdrgen Santa María en Dcmuinus tecum. Y el abad puso • nombre a aquella celda Dominus recumJ y quiso también en aquel puesto edificar una capiUa-; pero el pagez no ' lo consintió, por temor de que con motirvo de Tomerías o vigilias fuesen aUí algunas personas y l'e embarazasen su oración y le amortiguasen su devOlCión. 8. Cuando el pagez estuvo ya én la celda de Dominus tecum J el abad le dió reg'la y modo 'Como por Dominus tecwm pudiese contemplar en Dios y en la Virgen Santa María, según la ,fÓl'IllulaJ de estas palabras: 'E l Señor de los ángeles y de todo cuanto tiene ser hizo en la Virgen María la mejor obra que la críatura pueda recibir, cuando en ella quiso toma.r naturaleza humma, pol'que obra más noble no pudo hacer Dios en la cl'iatura. Señor es Dios de la naturaleza en la Virgen Santa María 'Y en todas las cosas donde sea la naturaleza. mllturada, ipero más alltamente exaltó Dios la naturaleza en la Vdrgen María que en ninguna otra eriatura. Y, .por tanto, el Señor de la naturaleza en muoho meJor y más noble modo fOO en ,l a Vlirgen y con la Virgen Santa María cuando el ángel la dijo Dominus tecumJ que no fué en otra criatura al'g u'n a, y por esta razón deben todos hacer honor y reverencia a Dominus tecum. Por estas y otras consideraciones dió regla y doctrina el albad al pagez ermita.ño como contemplase en Dios y la Virgen Santa María con las pala:bras Dominus tecwm.. 9. Por dilatado tiempo esturvo el ermitaño en aquel Iug;a'r h3lCiendo rpénitencia y á spera vida, conrtemplando en Dios y la Virgen María. Y la abundancia de su gran devoción exaltaba su entendimiento por ciencia infusa a mayor inteligencia, que no era el entendimiento de muchos monjes que tienen ciencia adquirida, la cual por falta de devoción no puede llegar al alto conocimiento de la divina esencia y de su operación. Tan grande era -la devoción del ermitaño, que muchos de 10l} monjes iban a él 'p ara v1viñcar y fortificar su devoción y ciencia, en ,v ista de la santa vida en que vilV'Ía y por las sanltas y a,ltísimas pa'l abras que decía de D01ninus tecum.
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CAPíTULO LXIV •
DE ¡'BENEDICTA TU IN
1.' El abad Blanquerna tenía por costumbre ir a visitar -con frecuencia aquel monje que ha.bía sido a;bad, y al señor ~bispo que habitaba con el monje en aquella granja. Sucedió un día q~, yendo el abad a visitar a los dos, pasó POl' 110a dHatada selova, y en el camino h3!bía una be1Lal fuente debajo un frondoso árbol', a cuya sombra esta.ba un caba· llero bien provenido de -todas a'r mas, el cua,l Iba buscando aventuras por amor de su amada. A.quel caballero, por el gran calor que hacía, se había quitado el yelmo de la cabeza, y su caballo se apacentaba por la fresca hierba que había junto a la fuente. Oantaba el ca'ballero una nueva canción, con la cual maldecía de los troovadores que habían dícho mal del amor y no ha:bían al robado sobre todas a aqueo lla mujer, su enamorada, que él tanto amaba. 2. El abad Blanquerna que oyó la ca.nciÓn y entendió las pala:bras, lle~ó a aquel lugar donde el caballero cantabaJ y, apeándose, se acercó junto a él y le dijo estas palabras: ~aturaleza es del amor que al hombre hace amar aquellas cosas que le son gustosas y agradables. Y pareciéndome que vos estáis enamol'lado de alguna mujer, según vuestra canción me indica, pues la alabáis sobre todas las otras mujeres, os ruego que me digáis la verdad: si por ventura hubiese otra mujer mejor y más noble y más bella que vuestra dama, si li3i amaríais más que a la que aJhora amáis ta.nto. El caba:llero dejó su canto y respondió al abad, diciendo: 3. ---lSi hubiese por ventura otra mujer más noble y más bella que aquella a quien el amor me 00 rendido, injUrioso seria el amor si no me hiciera ama.r ia mejor más que a todas las otras mujeres; y el a.mante que no ama' la mejor mujer tiene defectuoso amor; y el amor comete gran falta contra la mejor mujer si no la hace ser ama.da! con más vigor y ,p or el mejor amante que a cualquiera otra mujer que no sea de tanta belleza, rv;a'l or ni riqueza.--Cuando el ca:ba:llero hubo dado esta respuesta, el a:bad le hilzo l~ siguientes preguntas: 4 . . -iSeñor caballero, os suplico me di'g áis por qué 11eváJis estas armas. ResPondió el cacba!l1ero: Para poder defender a mi 'Cuerpo contra aquellos que quisieren mendelwe. PIEguntó más el abad al ca:ballero si tenía al'gUn~ •
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armas con que poder defender a su amada contra aquella mujer que el abad amaba mucho. Respondió el ca:ballero: -:.Amor, bclleza y va:lor me esfuerzan y animan a defender y probar que mi señom es la mejor y digna de mayor loor y honor sobre cualquiera otra mujer. --Señor---dijo el abad ,en más noble manera puede y debe ser loada mi señora que nO, la vuestra, en ClJialIlto el amor, belleza y va.lor le son más fa'Vombles; y por eso es digna de mayor loor mi Señora que no la vuestra., y, por tanto, yo soy más noble amante, servidor y loador de mi señora que no vos de la vuestra. 5. Muy disgustado quedó el cabaJlero de 10 que el abad le dijo, y le respondió que, si el a:bad fuese ~allero, que bien presto le libraria a muerte o prisión y ultraje por aquellas pa-la:bras que decía, y que a fuerza de armas le haría otorga'l' que su señora era la mejor y más noble mujer de cuantas haya en el' mundo. /Señor respondió el a-bad , conocimiento y razón son las armas espirituales con que el hombre vence a la malldad y error. Luego si vos con estas umas quisiéredes combaJtir conmigo y que veamos cuál señora es mejor y más bella y digna de ma-yor honor, o la vuestra o la mía, de esta manera estoy contento y no temo a vuestras razones, an,t es bien me siento en el cor8lZÓn bastante fuerza, con que os haré otorgar que mi señora es mejor y de mayor' estimación y valor que no la vuestra. 6. En gran contienda estlWieron el abad y el C3Jballlero sobre cuáJI señora era la mejor. Y los dos acordaron en que cada lITIO alabara a su señora, para ver cuáll de cuál podria decir mejores alabanzas. Quiso el a:bad que fuese primero el caballero en decir las .aUalba'D17J!!s de la que tanto amaba y apreciaba. Y el caballero empezó a alabarla con las siguientes palabras: ' Tan bellial y g-al'a nte es mi señora, que su amor me ha Ihedho vencer y sujetar a muchos c8Jballeros, y para (honrarla me \be expuesto yo mudilas veces a peligro de muerte, y por su amor he sufrido repetidas veces hambre, sed, calor, frio y otros muchos tra:bajos en mi persona, para servirla. Luego, como todas esas cosas sean mejores y de mayor trabajo que no lo que vos hacéis y sufrís por la que servís, por esto, señor monje dijo el caballero " está significado que, si vuestra señora fuese mejor y más bella que la mía, vos 'h aríais y hubierais hecho mayores cosas y pasado mayores trabajos para loarla y servirla que lo que yo he Ihedilo y padecido para loar y servir a mi señora.-iOtras mUi"bas razones dijo el caballero en al'aban7.ll. de su dama, que sería largo de contar. 7. Señor cabaJ!Iero-ldijo el abad ) muchas alabanzas pudiera yo referir, en verdad, de mi señora; pero porque una sola basta para loarla cumplidamente y probar que
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ella es mejor y más bella que la vuestra, por esto no la quiero loar contI\81 todas vuestras al8lbanzas, sino con esta unica y sola alabanza: Benedicta tu in muZieribus. El caballero quiso que el abad le declarase la al8!banU\J de Benedicfa tu in mulileribus, y el a·b ad le declaró ¡l as pa:labras que el ángel San Ga:briel dijo a la Virgen María por estas razones. 8. Voluntad fué del Hijo de Dios, que quiso elegir a la Virgen Santa María entre todas l'as otras mujeres, y quiso ha-oerla mayor gracia que toda ],a¡ gracia que hay en todas las otras mujeres, en cuanto Dios tomó de aa Virgen Santa María carne humana, cuando en ella se encarnó y cuando ella lo concibió Dios y Hombre en su vientre virginal por gl'acia del Espíritu Santo, queda.ndo ella siempre virgen y pura. Esta mujer es madre de Dios y HIombre. El Dios de quien ella es madre, es ma'Yor que todas las criaturas. Y el Hijo Hombre 1 de quien ella es madre, es mejor que todas las criaturas, porque es una con el Hijo de Dios, que es Creador de todas las criaturas. Esta mujer es mj señora, la CUAll es patrona y ca.'beza de nuestra Orden. Y el5>ta alabanza solamente es bastante para vencer cualquiera otra alabanza que se hubiese didho de cua¡lquiera otra mujer, sea quien fuere. 9. Consideró mucho el caballero en lJa alabanza que el abad había dioho de la Virgen Santa,. María. Y por lUf'}) de gracia y por los mér1tos del 8!bad, el caballero consideró en • el vano y necio amor que tenía a la mujer que ama'ba, y cómo por aquel amor vi'v ía en pecado mortal y en peligro de condenación, y cómo la dama a quien servía no tenía poder pa,r a defendel'le del fuego infernal, ni de darle por premio 'l a celestial gloria, ni tenía modo cómo poderle alargar la vida estando enfel'mo 2. Mientras el caba:llero pensa:ba y meditaJba todo esto, rompió en suspiros y llantos y dijo estas palabras: 10. Tardado os habéis, amor, en hacer enamorar a este culpa:ble pecador de la que es la mejor mujer. Si yo, amor, os hubiera conocido, os hubiera amado y por vos hubiera sido todos los días de mi vida súbdito y sel'Vidor de la mejor mujer de quien es siervo este monje, el cual ha h'OOho honor a su señora, en cuanto me la ha dado a conocer por la mejor, la más noble y de mayor estimación sobre todas las mujeres. Si en vos, amor, hubiese piedad, perdón, paciencia, don caridad y humildad, ¿¡pudierais hacerme servidor de la mejor señora? ¿ Y, por ventura, la muerte quisiera detenerse hasta tanto que yo por sU a.mor hllbiese ejecutado muchas cosas? ¡E sas y otras muchas ex~
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fill home de qui és mare és mellor que totes creatures, per car és una persona ab el Flll de Déu •. • En el origIDal no se lee «estando enfermo •.
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presiones decía el Nl!baillero con glan contrición; tanto, que el abad que lo estaba oyendo, se sintió movido a lágrimas y devoción. 11. Señor monje· dijo el caballero ,¿ pUdierais hacer que la señora a quien vos amáis tanto fuese contenta de que yo la amara? ,¿ Y que para honrarla me esforzara yo con todos mis poderes, todos los días de mi vida, en batallas y guerras, en las cuales yo me ejercitase siempre contra aquellos que la deshonran y le niegan su valor? .Respondióle el abad que en cuanto es mayor el valor de la mejor mujer, en tanto le es roá!;; agradable el hombre pecador que se arrepiente de sus pecados y se hace su siervo y amante; y par esto es ella tanto más digna de tener mayor honor sobre todas las demás mujeres. Muy grande gozo tuvo el caballero, y lloró dilatada.mente, diciendo estas palabras: . 12. No soy yo sabio ni entendido en las lenguas con que yo pudiese con palaibras decir alabanzas de esa V1rgen Santa María a los infieles; pero yo con armas quiero ir a honrarla y tenerla por roi señora, pues la ha hOIl!'ado Dios a ella sobre todas las otras mujeres. Un nuevo modo quiero emprender en honrar a la Virgen Santa Mlaría, y es de esta manera: que me vaya a tierra de moros a combatir contra todo caballero que no fuere servidor de la Virgen Santa Maria, y ha:biendo vencido a uno, pase a vencer a otro.Habiendo dicho el caballero estas palabras, se despidió del abad, y éste le dió su bendiCIón y puso por nombre a aquella nueva regla que el caballero había tomado Benedicta, tu in muheribus. 13. Por voluntad de Dios sucedió que el caballero serVIdor de Benedicta, tu in muZieri,bus fué a una tierra de un rey moro, y cuando estuvo alli, se fué armado con su caballo al palacio del rey y dijo que quería hablar con él. Mandó el rey que entrara a su presencia. Y cuando el caballero estuvo delante del rey moro, le dijo estas pala!bras: Yo soy servidor y amador de una señora que es mejor y más noble que todas las mujeres del mundo, la cual es Madre de Dios y Hombre por gracia del Espíritu Santo, y s se llama Santa MIaría y es virgen y madre. Y así, a cualquier hombre que negare este !honor a esa Señora, yo, desde ahora, en vuestra corte le desafío a batalla para hacerle confesa!" el honor que pertenece a la Virgen Santa María, mi señora, de la ·cual me he hecho nuevamente caballero. . . 14. El rey moro respondió al caballero que él no creía que Santa María fuese Madre de Dios, aunque bien creta que era mujer santa y virgen y madre de un profeta; y que
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• Igualmente cana el ongmal .y se llama Santa María y es virgen ' y madre •.
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sobre esto lliI quería que él se combatiese con ninguno de su tierra, sino que le respondiese y se lo probase, con razón, a él mismo, que negaba a la Virgen María, el ,h onor que él le decía. Respondió el caballero al rey, diciendo que el mayor honor que tiene la .v~rgen Santa Maria es el ser Madre de Dios, y que, por tanto, él se combatiria con cualquier hombre que quitase y negase aquel honor a la Virgen Santa Maria, el cual de ella sola conviene ser proclamado. y por cuanto él no tenia letras ni sabía las Esc'1'ituras, no queria responder al rey ni a ningún otro hombre de su reino con !"azones, pero que, a fuerza de armas, el desafiaba sobre este punto a todos los caballeros de su corte, uno por uno. 15. Muy airado se puso el rey contra el caballero cristiano que así desadia'b a a toda su corte, y mandó que le quitasen la vida a mala muerte. Pero un caballero moro dijo al rey que, si el caballero cristiano muriese. sin batalla, sería dar a entender que en su real corte habría falta de caballería, y pidió al rey le' concediese el permiso de combatirse con el caballero ,cristiano. Del agrado del rey fué y de toda su corte que se tuviese la batalla entre los dos caballeros. Cuando los dos se hallaron en el campo, el caballero cristiano se acordó de su señora la Virgen Santa María 4. y dijo: Benedicta tu in mulWribusJ y haciendo sobre su cara la señal de la cruz, picó fuertemente su caballo, y embistiendo al caballero moro, le hirió y a fuerza de cuchi5. lladas 'le venció y 16. A grande ira e indignación fué conmovido el rey moro y todos sus caballeros contra el caballero cristiano por la victoria que había ganado. Y mandó entonces el rey moro que tantos caballeros, uno después de otro, se com..;a¡;lEse.l con el caballero cristIano hasta haberlo vencido y muerto. Entró luego en el campo uno de aquello~ ca!balleros contra el cristiano, y combatiéronse todo aquel día con • • ASImismo pasa en sIlencIO el autor .la VIrgen Santa María». • En este sugestivo pasaje en el cual nosotros no vemos sino un bello ejemplo con el cual Ramón Llull, caballero andante de nuestra Señora Santa María, recomIenda a todos los cristianos el ve:ar, con todas s us fuerzas y ha sta la muerte, por el honor y la glOria de la Santísima V1rgen, algUIen parece haber VI'
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grande esfuerzo y denuedo, sin que el uno pudiese vencer al otro. Y aquella noche descansaron los dos caballeros de sus fatigas, habiendo tenido el rey moro la justicia en el campo de batalla el día de la función, para precave!' no se divulgase la fama que por exceso de voluntad y parcialidad hubiese sido en algo injuriado en la batalla aquel caballero cristiano, y mandó saliesen los dos del campo. Al día siguiente 6 volvieron otra vez los dos caballeros a entrar en el campo de batalla para combatirse. Y al tiempo que el caballero cristiano iba ya con la espada en !DaDO a descargar sobre el caballe!'O moro, éste se díó por vencido y confesó que la Virgen Maria era digna de ser loada con aquella alabanza por la cual la loaba el cristiano. Y en presencia de todos dijo estas palabras: Yo quiero ser cristiano de la Regla y Orden de Benedicto, tu in 7nJUlieribus, y estoy pronto y aparejado a combatir con ot!'o moro que negase su honor a. la Virgen Santa Miaria. Grande ira concibió ,el rey moro, y mandó luego prender a los dos caballeros y que fuesen muertos degollados. EIDos fueron mártires por nuestra SeñO!'a la Virgen Santa Maria, la cual los honra en la gloria de su Hijo bendito, porque por su honor habían recibido martirio, y está pronta en honrar a todos aquellos que del mismo modo la quisieren honrar. •
CAPíTULO
LXV
DE "BENEDICTUS FRUCTUS VENTRIS TUI"
1. Habiendo llegado el abad a. la granja donde vivían en contemplación el obispo y aquel monje que fué abad 1, les refirió el abad Blanquerna el suceso del caballero que había encontrado junto a. Ja fuente cantando canciones de amor; y les refirió cuanto había dicho el caballero y la regla a que se había obligado. Consideró mucho el obispo lo que el abad les refirió del caballero, y se acordó de las palabras que son en la Ave María después de Benedicto, tu in mulieribus, y habiendo meditado gran rato sobre. esto, dijo el obispo al abad estas palabras:. 2. Bendigo yo a la divina luz de piedad y de gncia, que ha iluminado a ese hombre pecador, que se ha sujetado para todos los días de su vida a ser servidor del bienaventurado Fruto que estuvo en el vientre de la humilde Virgen, , .al día SIguiente por la mañanita., debe más b1en decir. Las palabras .que fué abad. 60n un añadido del traductor.
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nuestra Señora Santa María. Aquel Fruto ptecioso adoro y bendigo, y a loarlo me sujeto con todos los poderes corporales de mi cuerpo y con todos los espirituales de mi alma. obispo después, con mucho agrado y gran devoción, se despidió del abad [y] del monje, de quien había sido compañero en honrar a la Virgen Santa María, y se volvió a su obispado. Los canónigos y clero y todo el pueblo de aquella ciudad tuvieron muy grande regocijo por haber recuperado a su obispo, el cual creían ya haber perdido. 3. Desde que el obispo se hubo restituído a su ()bispado, se ocupaba todos los dias su pensamiento cómo pudiese encontrar algún modo con el cual pudiese honrar mucho el bendito Fruto que la gloriosa Virgen María tuvo en su virginal vientre por gracia del Espíritu Santo. Aconteció un dia que, celebrando sínodo el obispo, predicaba al clero y le pedia consejo cómo pudiera honrar mucho el bendito Fruto del vientre virginal de la Virgen Santa Ma.!'ía. Por casuali- dad y fortuna concurría en aquel sínodo un eclesiástico que era natural de ima isla sobre el mar, que se llama Mallorca, y dió relación al obispo, en presencia de todos, cómo aquella isla es la de un rey noble, muy sabio, que se llama Jaime, rey de Mallorca, el cual es un rey condecorado con muchas y muy buenas costumbres y tiene gran devoción cómo por la predicación sea honrado Jesucrísto entre los infieles; y por esto ha ordenado que trece frailes menores estudien y aprendan la lengua aráJbiga en un monasterio llamado Miramar, el cual está fllDdado y establecido en lIn paraje a propósito y conveniente, y les ha proveido para esto de todo lo necesa!'Ío, y cuando sepan bien la lengua arábiga, con licencia de su general, vayan a predicar y honrar entre los infieles el bendito Fruto del vientre virginal de la Virgen Santa María, por cuyo honor padezcan hambre, sed, calor, fríQ, pavor y la muerte. Cuyo estatuto está allí establecido para siempre 2. •
• Cerca del año I275 el rey ]alme II de Mallorca, SIendo aCm niño, a ruegos de Ram6n Llull, su antiguo senescal y mayordomo, fundó d cole¡po de lenguas orientales de Miramar, en la verben~ norte de la sIerra de Mallorca, entre las ahora llamadas VIllas de Valldemosa y DeyA, dotándole de mnchas rentas, en el cual viVIesen In perpetuum trece frailes menores, ocupados en el estudio de dIversas lenguas. Para su sustentaci6n, el rey les señal6 la pensi6n anual de 500 florines de oro. «Sub eodem tempore lmpetravit ebam Ralmundus a predlcto re!¡'e Maiorlcarum unum monastenum consrrui 10 regno suo, et posseslOUlbus dotari sufflcienttbus t ac in eodem tresdeclm Fratres MlOores institUt, qui Imguam ibldem discerent arablcaro pro convertendls infldelibus ut superius est expressum: '1uibus, nec non et ahis succedentibus aliis in eodem monasteno
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4. Agradó mucho al obispo y a todos ~os demás aquel establecimiento, y fué mUJy 8!1a:ba4a la devoción del rey y de los frailes, los cuales por el amor de Dios ser mártires. y por esto, pocos días el obispo estable. cIó y fundó en lugar conlVenient:e y apartado de la población un monasterio mu~ bello, y por voluntad del papa y del cabi!Jdo de aquel obispado tfué dotado aquel monasterio de lo suficiente para podel se mantener cómodamente y estudiar en él trece persona& que aprendiesen dirversas ciencias y lenguas, para que la san1lai Madre Iglesia hiciese su deber en honrar el bendito Fruto del vientre virginal de la Virgen Santa María. Y el obispo intituló aquel monasterio con el nombre de Be~edtictus frr.wtus ventris tui s, y renunció el obispado, y, con algunos canónigos y ot!'os seglarés, se entró en aquel rn,onasterio para honrar el bendito Fruto del vientre virginal de la Vlirgen Santa María, según la Regla y nOlma del monasterio de Miramar que hay en 1aJ isla de Mallorca. . I
perpetuo predlctis posse~lonlbus ad eotum necessarta mIDistrarentur sIDgults annts qumgenti floren!. (n. 17) en año después (16 noviembre (276), el Papa Juan XXI aprobó la nueva fundaCión . El P G. Segu{, M. SS. CC., después de ponderar las estrechas reladones que unían al Doctor I1umIDado con los monjes de la aba' día de La Real de Mallorca, dice: «La fervor06a comuntdad cisterciense no pudo ofrecerle sus trece monjes, 9ue eran precISos para dar comienzo al suspirado monasterio de mlSlones, pues era COIJtra el eSl?íntu, costumbres y resolUCiones de los capítulos de SU Orden, principalmente el del año 1299; pero sí le procuró uno de los lugares más pmtorescos y más cómodos de su alquería de Deyá, con su ,,'jnya e.l fenollan, fuente dehclosa y panorama delicioso, al?to par& emprender el vuelo de ágUila haCia las lejanas tterras de infieles» (El Ce'lláculo del Beato Ram6n L/n/l, en Analeda Sacra Tarraconensra, 15 [1942), 91). Jaime II de Mallorca compensó a los desprendido!' monjes con la alqueria por nombre Matona Por causas que todavía permanecen en el misteno, la vida del colegio de ~:[Iramar que, según los deseos de Llull¡ no era SinO la primera simiente de nn bello plantel de colegios
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.CAPíTULO LXVI •
DE "SANCTA MARIA, ORA PRO NOBIS"
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Aquel monje que había sido abad tenía grandes dede ver a'l obispo que había estado en su compañía. ~ hallándose en estos pensamientos, se acordó en la A~ Jlaria de aquellas palabras Sancta Maria, ora pro nobis; y lesol'Vió de por toda su vida ser predicador de estas palabras .a honor de la Virgen María. Y considerando el monje como son muchos los predicadores que predi~an la palabra de Dios en los lugares poblados y en las iglesias, pero para los pas.tores que vi~n en las montañas y en taos selvas y bosques no hay predicadores destinados, por esto él mismo dijo al abad estas palabras: 2. -f3egún mi conocimiento,. gran necesidad tienen de predicadores las gentes que viven por las montañas y por ~os desiertos, y no vienen ni tienen disposición de venir a las iglesias, y por este motivo pido se me dé por regla y oficio cómo todos los días de mi vida sea yo predicador de los pastores, a los cuales predique Sanota Maria, ora. pro nobis, por cuanto los pastores tienen grande opONunidad y disposidón para considerarlo y meditarlo bien, porque están solos y no hay alguno que les embaI1aJC€ en pensar aquello que uno les puede si'g nifi'car del honor de la Virgen Santa María; y cuanto maryor y mejor es la consideraCIón, tanto más puede en ellos multiplicar la devoción y amor en ama-r y . honrar a la Vil'gen Santa iMaría. 3. Aigradó muoho al a'b ad la devoción y el nuevo método que el monje quería tomar pa.ra honrar a la Virgen María, y se volvió a su monasterio para procurar establecer, con aprobación de todo el capítulo, para que siempre fuese en costumbre y por ordenación que un monje de aquel monasterio fuese predicador de los pastores, y que 8 1quel oficio tllV'iese por título y nombre Oficio de 2 "Sa.ncta Maria, ora pro nobis". A todo el cODlVento pareció muy bien aquel establecimiento, y aquel monje que fué abad tomó este oficio y pidió la regla y doctrina a:l 81bad Blanquerna cómo había de predicar a los pastores Sancta Maria, ora pro nobis. Y . el En tiempos de Ramón Llull todavía no estaban en uso en la [glesla la6 demás palabras de la Santa María: nun e et in ho ra mo1'tlS nos trae. Amen A qUIén corresponda su paternidad ha SIdo muy dIscutIdo. • oe aquell ufici hagués nom ufici de Ora pro lIObis. 1
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abad significó con estas palabras la regla y doctrina que el monje pedia: 4. {191 cosa natural dijo el abad que entre el entendimiento y la voluntad halYa concordancia cuando el entendimiento entiende aquello mismo que la voluntad ama y la voluntad ama aquello mismo que el entendimiento entiende. y por eso es muy aquel sermón, cuando por él son declaradas las razones necesarias probables por naturaleza del entendimiento. Luego, como los pastores sean gente más dispuesta para entender por razones que por autoridades, por tanto, amarán más fácilmente los honores de 13 Virgen Maria si ~os entendiesen por razones naturales probables que si los de entender por autoridades. . 5. Cuando el entendimiento ha entendido una razón de las que predica el predicador, entonces el entendjmiento la encomienda a la memoria, entendiendo otra razón que propone el predieador. Y cuando el selmón es muy prOlijo o de muy sutÍ'les conceptos, la memoria no puede retornar todo aquello que el entendimiento le 'h a eneomendado, y por esta causa se origina en los oyentes ]a¡ ignorancia y faIta de devoción. Luego como esto sea así, por ta.nto, será muy buena, ordenación que el predicador haga breves los sermones. 6. La voluntad 'tiene 'Ilatura~eza de amar aquello que le es más agradable. Luego, en cuanto las razones son de mejor naturaleza, tanto más las debe gUl3J!dar el hombre para la fin, para que la voluntad quede en ello con mayor deseo, y que por el deseo entre la devoción a las palabras, y por la devoción se siga la obra. Y, por tanto, coIWiene que el hombre a la fin de su sermón diga las mejores razones que supiere. IDstas y otras mUChas cosas dijo el a'bad Blanquerna que eran necesarias para saber predicar, y con especialidad las 'b uenas obras y devotas pala/b ras. 7. Cuando el abad hubo enseñado a:l monje Ora pro nob's los modos referidos y otros muchos por los cuales supiese predicar, el abad se puso a contempLa.r delante el monje a la Virgen Santa Maria, a fin que éste tomase en ello la regla y doctrina para predicar Ora 'P'T"O nobis, y, por esto, el abad dijO/estas palabras: 8. Santa María, yo adoro y ,b endigo a tu hijo glorioso, a: quien ruegues tú por nosotros pecadores. Siendo tú, Señora, más voluntariosa en rogar por nosotros, pecadores, que lo somos nosotros, no hay necesidad de que te roguemos a que ruegues por nosotros 8. Pero por cuanto no seI'Íamos • En ROTes de nostra DOIUZ (Miramar, I27~ 1), el juglar de la Virgen María canta también esta subltme mediaCIón intercesora de la bendIta Madre de DIOS (ORL, XIX, xg6) : ~nyors Bngels no us ,-al pregar la Reyna, Que ns vulla dmar;
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dignos de ser parti'Cipantes en tus oraciones si no te rogAra mos 'Y oonDiu'amos en tus oraciones, por tanta, somos obligados 81 rogarte y contemplar en tus honol es y de hacerte reVterencia y honor, para que tú nos recuerdes con tu piadoso recuerdo, y nos con tus ojos misericordiosos en este tiempo tenebroso en que estamos por falta de devoción y caridad, por cUJYa falta ol:vidamos la santísima pasión de. tu Hijo bendito, en cuanto no nos acordamos de él como debiéramos, ni menos para honrarte a ti y a tu Hijo hacemos todo aquello que debiéramos y pudiéramos hacer; pero tú, Señora, no ceses de rogar a Dios por nosotros con todos tus poderes. Luego siendo esto asi, tú, Reina de los reyes y Reina de las reinas, ayúdanos a que te honremos, honrando a . tu Hijo en aquel lugar donde 4 eres tú deshonrada y tu . , HiJO desamado, deshonrado, descreldo y blasfema.do por aquellos hombres a quienes tu bendito Hijo espera que va'Yan a honrn,r le y defenderle de los defectos que falsamente le son atribuidos por aquellos que viven en error y van caminando al fuego perdurable. 9. Cuan presto tú, Reina, fuiste llena de gracia y del El:!píritu Santo y del Hijo de Dios, que concebiste, tan presto fuiste tenida y obligada' a rogar por nosotros pecadores; porque en cuanto fueron mayores tus honores, en tanto conviene que se considerasen más en ti los justos y los pecadores; y 'cuanto más fuertemente nos confiamos en ti, tanto tu justi'c~a. te hace ser más cuidadosa en curar nuestras enfez11ledades y perdonar nueetras culpas. 10. Inclina, Reina, tus ojos aquí abajo entre nosotros, y mira cuántos son los hombres que te ruegan y te honran, acordándote y cantando tus loores. ¿ Dónde, pues, es tu justicia, tu piedad, tu caridad y ndbleza, si no ruegas a tu Hijo glorioso ·p or nosotros? Y si tu Hijo no oyere tus plegarias, ¿ dónde está el amor que te tenía cuando en ti se encarnó? ¿ Y cuando estando crucificado en ia cruz, próximo a la muerte, se a-cordó y se despidió de ti, cuando t~ recomendó a &vn Juan? 11. Alrnable hijo-;dijo el abad al monje ,según el modo que ha'r eis oído, podéis ir a predi'C'ar y hacer contemplar a los pastores la Vit'gen María; y estaos a:llá con ellos, ,
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ns ha tan 2"ran amor, no.y ha mester pregador
Palabras de las cuales, como veremos,
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hace también eco el
DIVIDO Poeta ( Parad., canto 33, vv. 13-15) : La tua benlgnlbl no pur soccorre a eh! dI ma nda, ma "'olte flate liberalmente al dlmsndar precorre.
• .en aquells, loes on és menyspreat, desarnat, desereut, biastomah.
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y algunas fiestas del año volrveléis acá entre La gr~ia y bendición de Dios y de la Virgen Maria sea en
vos. A Dios y a. la Vlirgen Maria seáis encomendado. Y pues os habéis humillado para honrar a la Vil'gen Maria, seréis exaltado como hagáis que ella sea acordada, rogada yamada; porque sus oraciones os subirán a la gloria, que no tiene fin. ,El monje se despidió der abad y de sus compañeros y se fué a aquellos parajes donde viven los pastores. 12. Andaba el monje de Ora pro nobis por los montes y por los llanos y por los bosques a predi'Car 5 a los pastores .Jos honores de la Virgen Mlaria y a rogarla por los justos y por los pecadores. Su'Cedió UD día que el monje se haBJab!li en un espacioso valle, donde había gran nÚmero de ganado y una cueva muy grande, en la cual lID pastor tenía escondida una mujer, que 1'3. había robado a su marido, y pecaba con ella todos los días. El monje por 8!C8.S0 llegó a aquella cueva, , en la cual encontró al pastor que comía con aquella mujer, y fué agradablemente reci'b ido y hospedado por los dos, y le convidaron a comer, diciendo: --;Señor dijo el pastor , nuestra comida es pa.n y 8IgUa y UD poco de queso y cebolla; plegaos de comer de lo que Dios nos ha dado. El monje contentóse de comer con el pastor y bebió del agua, como había acostumbrado cuando comía con los otros pastores a quienes predicaba. 13. 1VDientDas estaban comiendo, fué preciso que el pastor fuese a sacar las orvejas que habían entrado en UD campo de panes 8, y con este motivo se quedó el monje con la mujer en la. cueva. Y preguntándola de su estado, le refirió cómo era mujer de otro pastor y que vi-v ia con aquél en pooado, y que estaba muy arrepentida de la gran falta que habia cometido contra su marido, pero que, por el temor tan grande que tenía, no osa:b a vowerse a su marido, ni el pastor con quien ella vivía la queria soltar por el grande amor que la tenía. Cuando el pastor hubo enderezado su ganado, se volvió a la cueva y comieron juntos, y cua.ndo hubleron comido, el monje santiguó y bendijo la mesa, y les refirió este ejemplo: 14. En cierta ocasión sucedió que un pastor vivía con UDIa¡ mujer en pecado de lujuria en una montaña. Alquella mujer roga:ba todos los días a la Virgen Santa Maria que la sacase del pecado en que estaba. Una noche, cuando el pastor dormÍla" le pareció ver a la Virgen Santa Maria que escribía en un libro todos aquellos por quienes rogaba a su Hijo bendito. Y escTibiendo en el libro el nombre de aquella • • • preycant a los pastors los honraments de nostra Dona qui prega per justs e per peccadors». • «camp de blat..
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mujer que el pastor tenía, éste IOgaba a la Virgen María que también en aquel libro su nombre. Y La Virgen Santa Maria le respondi6 di'ciendo que, por cuanto él no la rogaba todos los días, no era di'g no que su nombre fuera en aquel libro. 15. 'Señor-4d.ijo el pastor al monje., ¿ sa.béis vos si la Vugen Mia,r ía quisiera rogar a Dios por mI, si yo todos los días la rogara? Respondió el monje que él le afianzaría, que la Virgen María rogaría por él a Dios, con tal que él no deShonor a su Hijo; a quien deshonmn todos aquellos que viven en pecado, y a quien honran todos aquellos que salen de pecado. Mientrn8 el monje decía estas palabrns, el pastor turvo conciencia del pecado en que y dijo al monje a s í : . . 16. --1En pecado de lujuria estoy, y quisiera salir de él para que así honrara al Hijo de la Virgen SantJa¡ Maria, y que la Virgen Mlaria raga.l a por mí a su Hijo; pero por cuanto esta mujer no tendría quien la cuidan ni quien m\rara por ella, si yo la dejase, ni tampoco se altreveria a volvel se a estar con su marido, por me conviene estal'me en pecad.o. ,El monje pregunw a la mujer si ella se c.onfiaba tamto en las oraciones de la Virgen Santa Maria. que quisiese irse con él para volvelse a estar con su marido. Respondió la mujer que ella v.oIlWria gustosamente a VÍlVÍr con su marido y que delante de él se acusaria a sí misma de .sus mItas, para que de ellas tomase la venganza, esperando que la Virgen Santa Mlaria le 3IYl1daría en la peniten'Cia y castigo que su marido la hiciese padecer y sufrir, si él la quisiese a'COmpaDJa'r . 17. Fuéronse el monje y la mujer a la casa del pastor su marido, y quedó el pastor en la cueva haciendo penitencia por toda su vida, adorando y rogando todos l.oS días a la Virgen Santa María. Mientras el m.onje y la mujer i'b an a esto, enc.ontraron al past.or, marido de la mujer que buscaba, que estaba dUrmiendo a la sombra de un árbol, el cual andaba buscand.o a su mujer e i'b a con armas para matar al otro past.or que se la halbía robado. El monje y la mujer se arrodrIlaron delante del pastor su marido, que estaba durmiendo, y dijo el monje estas palabras: 18. SO/Ylieta Marta, ora pro nol>is! Virgen Santa María, cumplida es tu .oración en esta mujer pecadora que está arrepentida de su pecado; porque si tú n.o rogaras por ella, no ee arrepintiera. Pero aun te queda que cumplir y hacer otra cosa, y es que el pastor su marido reciba la gracia de tu Hij.o, P.or la cual perd.one a su mujer. Y c.onviene que tú remuneres a nuestra esperanza que en ti hemos puest.o, con que nos ayudes.--Cuando el monje hubo concluido estas palabras, la mujér con grandes lágrimas y contrición de su
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eorazón empez6 a decir: ' Pecadora soy y culpable contra mi marido y mi señor, el cual puede usar en mí de justicia y de perdón, siendo yo contenta de todo aquello que en mí quisiese ejecutar. Mas si sucediese tal vez que mi marido quisiese perdonarme, deseosa estoy yo de vivir en vida elmitaña y estarme sola haciendo penitencia, todos los días de mi vida, por la falta que he cometido cont'l'a mi marido. Si acaso mi marido me hiriese, me atormentase y me pusiese en prisión, él obraría con justicia, y yo con justicia y paciencia sufriré mi tormenta. Daré gracias a la Reina del cielo y bendeciré a su Hijo bendito, porque dispondrá que yo en este mundo haga penitencia de mis pecados, por los cuales soy yo también culpable. Y mientras la mujer del pastor estaba diciendo esto, decía también m,uy a menudo Sancta Maria, ora pro nObis, porque le parecía que estas palabras le ayudaban en sus necesidades. 19. Estando el monje y 1'8. mujer arrodillados delante del pastor que dormia, éste soñaba que le prendían y lo ahorcaban por haber muerto a Ull hombre, y cuando estaba para expirar, un demonio de horrible figura queria apoderarse de su alma, pero la Virgen María la detenía en su cuerpo para que el demonio no la agarrase. Y rogaba a su Hijo bendito que quisiese perdonar al pastor la muerte tan injusta que habia cometido en aquel homlbre, con grande injusticia. l,"'uando el pastor limbo hecho este sueño, se quedó con agonía y pesadilla, y oyó tendido aquellas palabras que decían el monje y su mujer, con las cuales se despertó, y viil a su mujer y al monje que, arrodillados delante de él, adoraban y rogaban con lágrimas a la Vlirgen Santa María, diciendo las palabras referidas. 20. [Muy maravillado se quedó el pastol' del monje y su mujer; y pO'!' la virtud de las palabras que decían y por lo que había soñado, fué movido su corazón a llorar y perdonar, y junto con ellos, con muchas lágrimas, alabó y rogó a la Virgen Santa Maria. Y así llorando se estuvieron los tres largo rato en oración, y, después de ella, dijo el pastor estas palabras: Si la lujuria mueve el cuerpo a pecar, ¿ cuánto más la memoria de la pasión del Hijo de Dios Jesucristo y de la nobleza de la Virgen Santa Maria debe ~over la voluntad a tener piedad y a perdonar? Al que se arrepiente y se juzga a sí mismo, no quieras castigar dos veces. Y si yo no perdonare, injustamente pido yo perdón; y por esto, no sólo perdono yo, sí que aun da!'ía cuanto pudiese dar a quien me pidíese perdón. Y pues la Virgen Santa Maria por mi está pidiendo perdón, mucha razón es que yo perdone ' también. 21. Habiendo el pastor dicho estas pala:bras, arrodillándose su mujer delante de él, le besó las manos y los pies ,
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y le pidió perdón. Su marido la perdonó y le dijo se fuese
a su casa y en ella estuviese con santa paz, como de antes habían estado por largo tiempo. Señor respondió la mujer ,yo no soy dign'a de habitar en vuestra compañía; y así, no solamente os conviene perdonarme, pero aun os conviene que me deis ,p ermiso por el cual pueda yo estarme sola 'Y vivir pobremente en vida ermitaña, comiendo de las hierbas crudas y bebiendo 7 agua fría, haciendo penitenCia por mis. grandes pecados y defectos, que he cometido contra Dios y contra vos. 'Después de este razonamiento fué ordenado entre los tres que la buena mujer hiciese penitencia en una alta montaña, dentro de una cueva que había allí junto a una fuente, y que su marido alguna vez la trajese alguna pitanza, con la cual pudiese mantener su cuerpo, y que, de allí en adelante, los dos no se conociesen carnalmente, sino que estuviesen y viviesen siempre en castidad. Muy grande fué la devoción y santa vida de los dos consortes, y cuando el marido iba a visitarla eran muy grandes las bendiciones que el uno daba al otro, y era también grande la doctrina que recíprocamente se dll!ban como' pudiesen honrar, servir y loar a Dios y a la Vdrgen Santa Maria. 22. En un hennoso prado, junto a una bella fuente, estaban muchos pastores guardando gran número de ganados. Y vino allá el monje de Ora pro nobis y saludó a los pastores, y les rogó que quisiesen oír su sermón, y el monje les predicó con ejemplos para que así les moviese mejor a devoción. Tan agradables sermones ha,cía el monje a los pastores, que todos los días pensaban en aquello que les predicaba; y por aquello que pensaban y meditaban, se enamoraban de servir y loar a Dios y de honrar y orar a la Virgen Santa MIaría. Siete días estuvo allí el monje con ellos, y aJl octavo día se despidió, y se fué a predicar a otros pastores de aquellas comarcas. Los bienes y 'loores que se d3iban, por los cuales era Dios más loado por aquellos pastores a quien el monje predicaba, ¿ qUién os los pudiera decir? Y la buena fama que tenia el monje por todas aquellas tierras, ¿ quién OS la pUdiera referir? Y el mímero de los pastores que venían a oírle predicar, ¿ os los pUdiera nombrar? Aquí ha f.inido el libro de Religión 8, donde por gracia de Dios se ha tratado, con bellas invenciones y deliciosos lljemplos, con mucha doctrina, todo lo esencial y bueno que los verdaderos religiosos deben saber practicar y tratar en sí y en los otros para más cómodamente servir a Dios, como a ello están obligados por especial cargo y promesa que le tienen hecha.
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, Las palabras .y bebiendo a~ua fría. faltan en el orlgmal. • cEsplegat és lo libre de Rehgi6. y nada mAs leemos en el texto primitiVO.
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EMPIEZA EL LIBRO TERCERO: DE PRELACJA •
CAPíTULO LXVII CóMO EL ABAD Bt.ANQUERNA FUÉ ELEGIDO OBISPO
l. Después 1 de haber el obispo renunciado su obispado\ y retirádose ya en el monasterio y estudio del idioma arábigo, que él mismo había establecido y fundado a fin que muchos pudiesen estudiar y aprender en él varias ciencias e idiomas, segúñ hemos dicho en el antecedente libro, los canónigos se juntaron en capítulo pa!'a disponer la elección de prelado. En cuya ocasión dijo uno de ellos que, antes de pasar a la elección, sería muy conveniente tomar consejo del obispo que había renunciado el obispado, para saber cuál de entre todos le parecía debía ser elegido obispo, pues por tanto había renunciado, deseoso de morir para honra.r a Jesucristo, le pa!'ecía que debía ser llamado a la elección y votar en capítulo como los demás. Todos aprobaron la propuesta del canónigo, y luego le enviaron a llamar. Vino, pues, a capítulo el que antes había sido obispo, y después de haberle notificado el motivo por el cual le habían hecho venir, dijo en presencia de todos eligiesen al abad Blanquerna, pues no sabía otro tan digno como él para ser obispo. y caso que lo rehusase, les aconsejaba eligiesen obispo segÚn el modo y arte de elección. 2. Desagradó mucho esta proposición al a!'cediano y a algunos canónigos, pues, siendo ellos seglares, se recelaba,l que, si el abad Blanquerna era su obispo, les obligaria a que fuesen canónigos reglares. Aunque la mayor parte del cabildo aprobó que el abad Blanquerna fuese su obispo, con todo, quisieron se eligiese según el modo del referido arte de elección; pero el arcediano con algunos canónigos se opusieron a que se hiciera la elección según el arte, por cuyo motivo los demás canónigos que deseaban que Blanquerna fuese el obispo le eligieron sin usar el arte de elección, si bien algunos se opusieron y pasaron a elegir al arcediano por obiSpo. «Com 10 bisbe bac renunciat al hisbat e fo en I'estudi arAblc, los canonge,s. "J 1
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3. Gran discordia había entre los canónigos por no haberse concordado en la elección, y dos de ellos fueron a notificar al abad Bla'n querna como le habían elegido por obispo, habiendo tenido más votos que el arcediano, por lo cual le suplicaban muy de veras, como también por parte de sus compañeros, viniese a tomar posesión del obispado, y luego pasaría a Roma por la confirmación del Pontífice. Sintió 2 viovamente el abad ' Blanquerna 'l:a noticia que los canónigos le participaron, y de hecho se excusó, diciendo no convenía a la vida contemplativa dejar l~ religión para ser obiSpo, con que los dos canónigos y los demás que le habían elegido quedaron muy descontentos por haberles dicho el abad que no queda ser obispo. En ínterin, el arcediano pasó a Roma para obtener la confirmación del Papa; pero la mayor parte de los canónigos enviaron también a Roma SU3 procuradores para oponerse a la elección del arcediano, y suplicaron al Santo Padre Apostólico mandase al abad Blanaceptar el obispado, pues 3 había sido electo por la mayor parte de los canónigos. 4. Después de haber el señor Papa oído ambas partes, habló en esta forma: Todo 10 que tiene resabios o semejanza de simonía debe esquivarse en cualquier elección, y lo que más. se opone y es más contrario a la simonía es siempre lo más conveniente. Por cuya razón, soy de parerC'r que el abad Blanquerna, que rehusa el ser obispo y no quiere pasar de la estrechez de vida en que está a otra más amplia, deba ser y de hecho sea obispo, y no e! arcedmno, quien, según parece, viene muy voluntarioso. Por tod.:> lo cual quiso el Papa y mandó que a,b solutamente Blanquerna fuese obispo, y a este tenor le fué mandado por escrito. Muy desconsolado quedÓ el abad Blanquerna y todo el convento por el precepto que le había impuesto el Pontífice, por lo cual le envió dos monjes a ver si podría excusarse, proponiéndole el derecho que le asistía, haciéndole presente que, si el ot!'o había podido renunciar el obispado para elegir vida más austera, bien parecía justo que él pudiese renunciar la elección siendo ya monje y estándose en vida más estrecha y contemplativa. 5. De hecho, estos monjes se fueron a Roma, y suplicaron al señor Papa se dignase de no quitarles a su abad Blanquerna por la gran falta que les haría, en atención a lo mucho que había mejorado y continuaba en mejorar a su monasterio, y mayormente porque se excusaba razonablemente, según el derecho y los motivos que se le habían , Una traducción más fiel sería: .EI abad Blanquerna se excusó, diciendo que no convenía a la vida contemplativa dejar la religión para ser obispo, y dijo que de ninguna manera sería elegido obispo .• o En el texto primitlvo no se halla .p u~ .. . can6ni gos • .
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expuesto. Pero el Papa.· no quiso admitir ni dar lugar a las excusaciones propuestas por los monjes, antes quiso absolutamente que el abad Blanquerna fuese obispo para que mejorase el obispado, como había mejorado el monasterio. Y porque queria se ejercitase en la obediencia, despachó expresamente un !""escripto al abad, en el que se le mandaba por santa obediencia dejase la abadía y aceptase el obispado. En fin, el abad Blanquerna hubo de obedecer renunciando la abadía, con universal sentimiento y dolor de los monjes, porque perdían tan noble abad, y aceptando elobispado con singular gozo y alegría de .los canónigos que le habían elegido, por ¡; cuanto en él lograrian el más digno y mejor obispo. .
CAP1TULO LXVIII •
DE QUÉ MANERA EL OBISPO BLANQUERNA ORDENÓ SU OBISPADO
1. Entró en capitulo el obispo con sus canónigos, y les habló de esta forma: ;Vuestra vol1lntad es, señores, que yo sea vuestro pastar. En gran servitud me hallaba yo cuando era abad, mas aJhora estoy en mucha mayor, pues con más grande afán y peligro guarda el pastor a sus ovejas cuando gordas que cuando son flacas. Y así, pues habéis querido que yo sea vuestro obispo, os pido ayuda y consejo para ser buen pastor y guardar bien mis ovejas. Y quiero pl'imeramente saber de vosotros cuánta es la renta de esta iglesia, cuántos son los canónigos y los beneficiados en la catedral y cómo se reparten las rentas de la iglesia. Todas estas cosas quiero se me pongan por escrito, para que pueda yo allá a mis solas discurrir si pudiera mejorar algunas cosas en esta iglesia a honra de Dios y de la Virgen María 1, y pa.!""a dar buen ejemplo a los seglares, los cuales pecan muchas veces por el mal ejemplo 2 que les dan su pastor y sus compañeros los 93-nónigos y los otros eclesiásticos y curas. 2. Luego, en presencia del obiSpo y de los canónigos, fué puesto por escrito todo 10 que el obispo mandaba, y vió que en aquella catedral habia veinticuatro canónigos, sin contar el arcediano, sacristán, paborde, deán y cabiscol; y •• a totes pass ades volc lo papa que íos blsbe I'abat Blanquerna . e voha que usas de obediencia que íos blsbe •. • El Original calla .por ... obiSpo». . J .y de la Virgen MaríaD no !oe halla en el onglDal. • .per 10 mal exemph que han de lur pastor e de sos companyons •. ,
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·que había trece racioneros y ~tros oficial:es,según s'e conviene habe'l" en una catedral. Muy dotada estaba aquella iglesia, pues la porción sola del obispo montaba hasta tres mil libras de renta por cada año. Mucho estaba pensando el obispo en el estado de ,su diócesis yen cuál modo pudiera' mejorarlo. , ,' , ' . , ' 3: Sucedió un' día que en la, mi!s a se cantó el evangeJ:io ,en que nues't ro Señor Jesucri1s to prometió las doho bienaventuranzas. Y des'p ués de concluída la misa, entró el ol)ispo en capítulo, según tenía por costumbre una vez a la semana, y, .estando allí 'con todos los canónigos, habló en esta forma,: -Bien habéis entend.ido, señores, como l}uestro 8eñor Jesucristo promete en su evangelio ocho bienaventuranzas; por lo 'cual quisieTa, ,con vuestro consejo y voluntad, 'ordenar en este obispado tal regla ,y ordenación, con que pudiésemos todos obtener las' ocho bienaventuranzas referidas. Y empezando primero por mis rentas, hago de ellas tres partes: la . una quiero sea repartida entre los pobres de Jesucristo; la otTa se gaste en pacificar a 'los que están en enemistades y disensiones, y la tercera, para mi manutención y para el gasto de tod~ mi familia. ' ' , ' , 4. El arcediano dijo entonces al obispo que gran deshonor sería de su persona y de todo el clero de la catedral si no mantenía en su casa mucha familia para acompañarle y 'honrarle, lo que no pudiera manteneT con sola la tercera parte de sus rentas,. Mas el obispo respondió diciendo que ninguna honra debe ser deseada, si no es con la intención de servir a Dios; y que honra uno más a Dios con hacer limosna que con tener mucha familia superflua por ostentación y vanagloria. Pues mucho mejor y más honrado queda ,el palacio del prelado cuando están en sus pueTtas muchos pobres 3 a quienes se da bien de comer y se les hace limosna, que lio' cuando en la mesa del prelado sirven muchascopas doradas' y otra vajilla de plata, ni cuando comen en ella muchos criados y familia, ni cua'!ldo en la cab~lleriza hay muchos ,caballos y mu.c has mulas, ni menos cuando en los cofres guarda muchos 'preciosos vestidos y mucha moneda y dinero recog.ido. . . 5.. ,En fin, quiso el obispo y-ordenó que el número de los , canónigos se dividiese en tres paTtes: la una fuese destinada para servir las ocho bienaventuranzas, la otra para estudiar Ja 'teología y cánones, y la tercera se desti~a'S,e !)ara el servicio de la iglesia. Y ordenó asimismo que todos los veinticuatro canónigos y. él mismo fueran reglares; como también 'p ara todos 'los ,c lérigos que' seTvían sus beneficios cantando -en la iglesia, concluidas las horas y la misa, estudiasen l
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«molts pobres a qui hom d6na al·moina». '
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teología y el derecho canónico, y que comiesen juntos en el refitor·io y durmiesen en el dormitorio, a fin de que, muriendo algún canónigo, fuese uno de ellos elegido en lugar del difunto, y que se les proveyesen las vicarias o curatos de las iglesias parroquiales. Todas estas ordenaciones quiso el obispo ,Blanquerna fuesen establecidas para siempre, y que fuesen otorgadas por todo el cabildo de los canónigos y por los demás eclesiásticos de su iglesia y confirmadas por el Papa y cardenales. 6. Fuerte disputa tuvo el obispo sobre estas ordenaciones con el arcediano y algunos canónigos, sus parciales; pero en resolución les dijo que no seria obispo, menos que ellos otorgasen y consintiesen en aquellas ordenaciones, y que enviaría al Papa a suplicarle las confiImase, y caso que no quisiese confirmarlas, le excusase de ser obispo, pues - no quería ser pastor sin poder defender sus ovejas de 108 lobos. De hecho envió luego al Papa todo el proceso de sus ordenaciones por medio de dos canónigos muy santos y devotos. Al) instante que e~ Papa hubo leído todas las ordenaciones que el obispo Blanquerna había hecho en su obispado, envió un rescrito para que en un todo se hiciese la voluntad del obispo. Y alegróse mucho entonces de haberle confiol'mado, esperando entrar en parte del mérito de todo el bien que hacía el obispo Blanquerna, por cuya razón confirmó para siempre todas las ordenaciones que él le había enviado. Cuando llegaron de la corte romana los enviados con la confirmación de las ordenaciones, alegróse sumamente el obispo Blanquerna, y arregló sU obispado según queda dicho arriba, empeza.ndo por la ordenación de los estudios, y después por la de las ocho bienaventuranzas', como se dirá en los capítulos siguientes G.
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• Confesamos que la Idea de los semlOanos no es del todo clara y precisa en los escritos del Doctor Iluminado. Sin embargo, en aquel maraVilloso plan de estudiOS y Vida común que el obiSpo Blanquerna prescnbe para los cléngos Ilue 6ervían y cantaban en las Iglesias y que había n de obtener las canonjías parroquias y demás beneficIOS eclesiásticos de sus respectIvas diÓceSIS, ¿ no vemos esbozados, más que levemente, los futuros semlOarlos dIOcesanos o tnterdlocesanos decretados por el conclIto de Trento 1 Como ya lo habrá notado el lector por lo que se dice en el capítulo 65, a los ojos del Beato, mayor era la necesidad de erigir por toda la haz del mundo semlOanos o colegIOS de lenguas onentales, en donde los futuros misioneros aprendieran, juntamente con las diversas lenguas bárbaras, un método raCIOnal para penetrar la mentaltdad de los pueblos que habían de convertir. ef. nuestro opúsculo ReminIScencias lulianas en la obra reformadora deL conctliJo de Trento (Palma de Mallorca 19'16), Y BoLetín de La Socled4a A1~ll eol6gica LuLiana: XXIX (194,5 ,.482 6S. Hay que sllpnmlr «como. slglllentes.
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CAPíTULO LXIX DE LA POBREZA
1. El obispo entró en capítulo con los canónigos, y les dijo que nuestro Señor Jesucristo prometió el reino de los cielos a todos los que serian pobres de espíritu; y por esta razón quería que uno de los canónigos fuese destinado al oficio de pobreza para predicarla y ser cabeza y jefe de todos los pobres de aquella ciudad, a cuyo efecto, ante todas las cosas, había de partir todo el producto de su canonicato por amor de Dios, y en seguida de esto, ir pidiendo por amor de Dios todo lo preciso para sustentar su vida, vistiendo pobremente y corrigiendo sin empacho alguno a los ricos de espíritu. Mientras el obispo proponía el método que se debía- llevar en aquel oficio, un canónigo de muy santa vida se puso en pie y pidió se ~e eon{!ediese el ta'l oficio de Pobreza, prometiendo cumplir con todo su poder las condiciones expresadas pertenecientes a este oficio y encargo, si se lo otorgaban 1. . " 2. Fuéle concedido al canónigo el empleo, y luego el obispo 2 hizo publicar por todas las iglesias de la ciudad como tal canón·i go había tomado el oficio de pobreza para ser jefe y cabeza de todos los poobres; y II:si, que todos recurriesen a él, quien iría con ellos por la ciudad pidiendo por amor de Dios cuanto necesitasen para sustentar la vida. y el obispo concedió muchos días de perdón a los que le hiciesen limosna. El canónigo dió por amor de Dios todos sus ricos vestidos, sus caballerias y demás alhajas y muebles de su casa, y, pobremente vestido, iba pidiendo por amor de Dios para los pobres vergonzantes, desvalidos y enfermos; y, asimismo, para casar pobres doncellas y criar chicos huérfanos y menesterosos, a quienes 3 procuraba después dar maestros de letras o arte& mecánicas, para que pudiesen así ganarse la vida. . 3. Aconteció un día que este canónigo fué convidado a comer en casa del arcediano. Y mientras estaban comiendo, v·ió que el arcediano se regalaba con distintas viandas muy delicadas y costosas. ViBta ipor el Canónigo de Pobreza toda aquella profusión, levantóse de la mesa, exclamando
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El autor calla osi se lo otorgaban» • «e lo blsbe féu preycar per les esgleyes que aquell canonge (os cap de 105 pobres e que acaptana als pobres e dona gran perd6 ». • .als quals faia mostrar ¡lleun mester de que vlvlssen •. 1
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en alta voz: "Huyamos de aquí, huyamos, que el arcediano gasta los bienes de Jesucristo y de sus pobres." Y así gritando, salióse de casa del arcediano y fuése por las calles de la ciudad y casas de los canónigos. Y seguíanle muchos pobres, que decían a voces las mismas palabt'as del canónigo. Muy corrido se quedó el arcediano en esta ocasión, y muchos fueron los que sintieron se les remordía la concieneia por la reprensión que daba el canónigo al arcediano. 4. Otro día sucedió que el Oanónigo de Pdbreza cvmía con el cabiscol; y mientras estaban comiendo, entraron en casa de éste muchas caballerías cargadas de trigo, propio del ea,biscol, quien era hombre muy avaro y recogía dinero para enriquecer un sobrino suyo que amaba mucho. Al punto que el canónigo reparó entrar tantas cargas de trigo, se levantó de la mesa y se fué por las calles de la ciudad recogiendo los pobres de Jesucristo. Después que hubo juntado a muchos, se fué con ellos al palacio del obispo gritando: "¡ J usticilll" justicia!" Y olamaban así con él todos los pobres. Mucho se maravilló el obispo y los que estaban con él al oír estos clamores, y saliendo a la puerta de palacio con sus canónigos, encontraron muchos pobres, que, acompañados del Canónigo de Pobrem, su procurador, clamaban a grandes voces: "¡Jushcia, justicia!" Preguntó el obiSpo al canónigo que por cuál motivo clamaban así,. y respondióle con estas palabras: 5. 'Señor: está escrito que todo lo que sobra a los eclesiásticos, a excepción de lo preciso y honesto, debe de ser y es de los pobres de Jesucristo. Y como el cabiscol de vuestI'a iglesia tiene recogido mucho trigo y quiere ahora venderlo paTa comprar con este dinero un castillo para su sobrino, pídoos, señor, que el' trigo o el dinero que se saque de él sea entregado a los pobres que vos me habéIS encomendado, pues debe ser suyo; porque el ca'biscol no tiene boca ni estómago para tanto trigo como tiene recogido; y no siendo su sobrino eclesiástico ni pobre, no tiene derecho para sewirse de él; y, por tanto, pido y requiero que se me nalga justi'cia. Entonces el obiS'po, para saber la veroad del hecho, enrvió a llamar al ca:biscol, y encontró que era así como decía el canónigo; por Io cual quedó muy a~rgonzad(1 y confuso, en cuya consecuencia el obispo sentenció que todo el trigo fuese entregado a los pobres de Jesucristo, con tal que, si el sobrino quisiese jUl2Jgarse y tenerse por pobre, pudiese obtener igual porción de triogo como uno de los demás pobres. 6. • Predicaba el canónigo todos los días por las pla.w.s de la ciudad la pobreza e increpaba el deseo a las riquezas, cuando, un dia, cierto caballlero muy rico y muy honrado de aquella ciudad le convidó a comer. Y antes de ponerse a la
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mesa, rogo el canónigo al caba:llero le enseñase toda la casa. E! caballero ~ condújole p.or todo, y el canónigo observó que en toda la casa no había pieza alguna que no estuviese con todos los adornos correspondientes; pues, a más de ser la casa muy hermosamente falbricada, estaban todos los cuartos con todo el aseo y compostura que a su estado correspondía . • En algunas piezas había muchas camas cumplidamente aderezadas con ricos lienzos, mantas y pa:bellones. En otras había distintas armas, bellisimas cdl~uras de terciopelo y bancos primorosamente entallados. las caba:llerizas había . bellos caballos y 'b ellas mulas. En ,l a cocina, grande aderezo, y en el corral, gran multitud de gallinas, gansos y otra volatería, y bastante leña. En el jardín, muchos árboles y bellas fiores 5. En la bodega, gran copia de' V'Íno blanco y tiuto 6: En los graneros a:bundaba el trígo y cra cebada, y. en la despensa, el pan y la harina. En los aparadores había copiosa vajilla de plata, y en los guardarropas, bellas ropas y ricos vestidos. En las arcas, cantidad de moneda, y en los cofres, muchas, ricas y preciosas joyas y copiosa cantidad de telas finas 1. En suma, así el calballero como su esposa y demás familia estaban muy bien y ricamente vestidos, y lograban cumplidamente todo cuanto necesitaban. Después que el canónigo lo hubo visto todo, dijo que, en cuanto habia observado en toda la casa, nada había visto que tuviese rastro ni señal de pobreza, y, por consiguiente, que él no quería comer en aquella casa, puesto que aquel caba:llero era siervo de la riqueza, que era contraria a su señora la pobreza. 7. Ya estaba el canónigo para salir de aquella casa e irse a comer a otra parte, cuando el caballero le dijo que aun tenia otro aposento secreto en casa, que él no había visto, y desea:ba que le viese; y condujo al canónigo en aquella pieza, que estaba pobremente aderezada. En ella comieron privadamente aquel dia el canóni'go, el ca:ballero y su mujer unas pocas y fia:cas viandas. Después el caballero le enseñó la pobre cama donde solía dormir con su mujer y el cilicio que vestían, y le enseñó un libro donde estaba.n escritas todas las hmosnas que hacían. En otro cuarto excusado ha:bía un clluciñjo, en cuya presencia el caballero y su mujer acostumbraban estar en oración y contempladón, rogando a Dios y hablando de Dios. Muoho se maravilló el , .Pt!r totes les cases
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canónigo del modo de vi'Vir de aquel caballero y su mujer, y preguntóles por cuá.l moti:vo ioban los dos vestidos tan ricamente, y por qué tenían su casa tan ricamente aseada y abastecida de todo, y por qué tanta familia y ostentación. A esto satisfizo el caballero diciendo que tenía su casa así abastecida de todo a fin de que fuese más pobre de espíritu; por cuanto mayores ernn las riquezas y los bienes temporales y más frecuente 'las veía y las despreciaba, tanto más , era pobre de espíritu. Aigradó mucho al canóni.go el modo de vida de aquel caballero y su mujer, y alabó y bendijo a Dios, que le había dado tan buenos compañeros en servir a la pobreza de espíritu.
CAPíTULO LXX DE
LA MANSEDUMBRE
1. El obispo Blanquerna encargó a otro canónigo el oflcio de Mansedumbre, con la obligación de predicarla, y que se mostrase mansueto y benigno, para que sus sermones fuesen más veraces y diesen mayor fruto_ Y repartió los demás oficios entre los otros canónigos destinados a servir las otras bienaventuranzas, reservandO' para sí el oficio de Paz. AJconteció un día que el mayordomo del arcediano babía comprado mucha carne, gallinas y perdices; y a tiempo que el Canóni'go de Pdbreza, acompañado de muchos pobres, iba por la ciudad pidiendo por amor de Dios, se encontró con dioho mayordomo, que conducia a dos hombres cargados con toda aquella provisión de carne y volatería. Y luego el canónigo, con todos los pobres que iban con él, gTitaron a grandes voces: "¡ Ah ladrones, ah ladrones, que el arcedíano hurta la carne a los pobres de Jesucrísto~" Muy airado y disgustado se quedó por ello el mayordomo, y mucho se escandalizó y en:fadó e1 arcediano cuando aquél se lo contó; tanto, que pensó sacudir al Canónigo de Pobreza. Mas el de Mansedumbre le hizo presente a la memoria como nuestro Señor Jesucristo fué mansueto en su pasión 'Y en la cruz, en ~a cuaJ, siendo inocentisimo, se dejó encla'Var, vulnerar y matar, y .siendo el arcediano culpado, ¡ con cuánta mayor razón debía ser más paciente y mansueto si el Canónigo de Pobreza con justicia le acusa.ba 'Y le reprendía de la injuria que hacía a los pobres de Jesucristo, que el obispo y todo el cabildo le tenían recomendados! Con tanta devoción y humildad habló el Canónigo de Mansedumbre al arcediano, que tuvo paciencia y conciencia, refrenó la ira y mala voluntad y pidió perdón al Canónigo de Pobl'eza. •
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2. En la misma ciudad babía una mujer que amaba much() a su marido. Era éste lujurioso; y porque faltaba a la fidelidad debrda a su mujer, estaba ésta muy impaciente, y prorrumpía frecuentemente con muchas palabras villanas y descorteses contra su marido. Aiconteció un día que, mientras ~ba con otras mujeres a la iglesia, estaba el Canónig<> de Mansedumbre predicando en la calle, delante de la iglesia " de la paciencia y mansedumbre, y decía estas pa1a:bras: "Mucho más fuerte es el simple y el mansueto que el iracundo y el impaciente orgulloso, porque el mansueto pelea con caridad, justicia, prudencia y f()rtaleza contra el otro, y el impaciente airado pelea con los vicios contr~os a esta.s virtudes." H1zose cargo la mujer de lo que decía el canónigo, y quiso probar si con blandas y humildes pal8ibras oorregiría a su marido con mansedumbre y paciencia; por lo cua1', en adelante, sabiendo que su marido le había faltado, le a:visaba con palabras J)uaves y humiIdes y le mostraba alegre el semblante, oomo si tal cosa no fuese; y con esto vino a suceder que, cuanto mayores eran los yerros que el marido cometía contra ella, tanto más se aumentaban en su conciencia los remordimientos de sus pecados; y por la multiplicación de la conciencia, vinieTon en él la castidad, 'l a justicia y la vergüenm, que concuerdan con la conciencia, y vencieron con la fortaleza a la lujuria en el corazón del marido. 3. Predicaba en la plaza el Canónigo de Mansedumbre ait tiempo que un hombre increpaba a otro de latrocinio, y éste airadamente se escudalba, amenazánd()le de manera que, según las palabras que decía, parecía que fuese como Dios, que no pudiese errar ni cometer atguna falta; y cuanto mWl fuertemente se excus8iba, tanto más crecía la ira, por la cual iba aumentándose la sospecha en el otro que le increpaba, siendo así que la ira y ~a sospecha concuerdan entre sí, y suelen los hombres culpados excusarse con mayor energía de voces que l'o s inocentes. Mientras los dos así porfia,b an, el canónigo que estaba predicando dijo estas palabras: "Increparon a Jesucristo mtl'Y injustamente cuando le decían que era encantador, endemoniado y samaritano 2; respondió, pero humilde y benigna mente, con pocas palahras, diciendo que no era endemoniado l1i encantador. Y, por esto, el que se excusa más altamente de 10 que hizo Jesucristo, parece da a entender con sus palabras que no puede errar ni cometer pecado." 4. A tiempo que el canónigo 8.Ca¡baJba de decir las pala:bras referidas, desprendióse una teja de un tejado muy •
, En el texto primItivo no se ha lla . delan te de la igles ia. l «embriac e endemoniab .
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alto y le 8Jbrió una grande llaga en la cabeza, que sufrió con paciencia y mansedumbre, diciendo algunas palabras muy humildes y devotas. Y sucedió también que, mientras le llevaban en casa del cirujano, estaban dos hombres riñendo en la calle, y el ,uno, queriendo dar al otro con un cuchillo, hirió al canónigo en un ,b razo y le llagó malamente. Mas éste, con grande benignidad y paciencia, di'j o que Dios le perdonase la mala obra que le había hecho; y 811abó y bendijo a Dios, que quería y ordenaJba que tuviese paciencia. De estas palabras del canónigo quedaron muy edificados todos los que iban con é'J., y mayol\lllente el otro, que tanto se excuslrba del latrocinio de que le 8iCusaban. 5. Después de largo tiempo, cuando ya el canónigo se hallaba sano de sus heridas, sucedió que el príncipe de aquella tierra desheredaba y hacía muctIas injurias a -la Igiesia, por ser un mal cristiano, quien no quería o.bedecer al obispo Blanquerna en lo que le amonestaba y le decía según su oficio. Vino a noticia del Papa la violencia y la injuria que hacía aquel príncipe a la y" en consecuencia, envió orden al obispo que le descomulgase. Mas como sabían que el príncipe era hombre malo y cruel, por temor que no les matase, estaban todos muy medrosos y reparaban y temían mudho descomulgarle. Entró, pues, un día el obispo y los canónigos en capítulo, donde concurrieron también los que eran oficiales de las ocho bienaventuranzas del Evangelio; y se disputó entre todos cuál de ellos, según su oficio, d~bía ir a descomulgar al príncipe. Y determinó el obispo que el Canónigo de Mansedumbre debía ejecutarlo por raJ2Jón que Jesucristo, que es su Pastor, de quien son procuradores los demás pastores y prelados de este mundo, fué mansueto; y taro bién porque la excomunión debe intimarse con palatbras de mansedumbre y contrición, por todo lo cual fué concluído que el Canónigo de MIansedumbre debía ir a descomulgar, 811' ,p ríncipe. . , 6. Vino, pues, el canónigo en presencia del príncipe, y le habló en esta forma: Nuestro Señor Jesucristo dijo que los mansuetos la tierra; por tanto, a mí, que tengo el oficio de me envían a vos para descomulgaros por la violencia e injuria que Ihacéis a la Iglesia. Vencido ha en mí la mansedumbre al temor, y me hace venir a vos, despreciando el pe1i'g ro de muerte. Mas, si en vos haJY fortaleza, justicia', paciencia y mansedumbre, éstas harán que os sean a;gradables mis palabras; si, pero, en vos se encuentran la ira, la desobediencia y la injuria, con mis razones humildes y 'b eni'g nas pretendo vencer vuestras orgu110sas palabras. • En el original
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!ee también .humlldad».
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7. Sintió vilV'amente el príncipe que el canónigo ~e descomulgase, y mandó que, en su PI esencia, le despojasen, le atasen y le azotasen, y que le hiciesen después morir a mala muerte. :Mas el canónigo, mientras le desnudaban y ataban, rogalba a Dios que perdonase al prinJCipe y a los que estaban para azotarle, y alababa y bendecía a Dios, que le hacía llevar esta penitencia por los pecados que había cometido en este mundo. Y cuanto más reciamente le azotaban y atormenta;ban, tanto más ~ le traslucía la piedad en el aspecto y con mayor devoción decía: "Señor JesuCi';sto, tú me criaste a tu semejanza y tomaste naturaleza 'lemejante a la mía, y ahora dispones que yo sea atolmentado en este modo semejante a la manera con que quisiste ser atormentado, ¡para que yo te sea semejante, por lo que no podría yo retrilbuirte ni a;gradecer los dones y el favor que te has dignado darme y hacerme. Alá.bote y bendígote, Señor, porque quieres honrarme tanto 'Y exaltarme. No sería yo mansueto ni a ti semejante si ~ aborreciese 'Y a los que me atormentan y mandan atol'mental1l1e." 8. M!uoho se maraviUó el príncipe de las palabras que • decía el canónigo, por lo cual mandó que no le azotasen ni atormentasen más, y luego le habló de esta forma: Sallan los eclesiásticos en algún tiempo ser soberbios, holgazanes ~ y descomedidos: ¿ de dónde, pues, víene alhora que tú hables con palabras tan humildes, tan mansuetas y de- . votas? ¿ Híabría ya, por ventura, llegado el tiempo en que vuelvan en vosotros, e'Clesiásticos, la humildad, la mansedumbre y la devoción? ¿ Y que los seglares tomásemos de ello ejemplo y enseñanza? Ruégote, por Dios, y te conjuro que me digas la verdad sobre el estado de -tu obispo y de tus compañeros, pues no dejará de haber alguna nueva y rara virtud en los que, en lance tan apretado como es éste, han enviado a mi un hombre como eres tú. 9. Entonces el canónigo refirió al príncipe todo lo que ha.bía acontecido al obispo Blanquerna: cómo antes era abad de cierto monasterio de monjes y cómo después ellos le habían elegido por su ohispo, y le informó de cómo había ordenado y regulado toda su diócesis y que él era uno de tos ocho canónigos, los cuales, en su fOlma y modo de vida, significaban las ocho bienaventuranzas que prometió Jesucristo a sus apóstoles y discípulos y a todos sus sucesores. En esto, la dilVina luz, con amor celestial, ilustró el coraUJÓn del príncipe, quien se eXiplicó con estas voces: --No es razón que un tal obispo 'Y tales compañeros sean desobedecidos en cosa alguna. Y luego después, el ¡principe, junto oon
--• Más exacto.« S I me irntara con los que me atormentan. • El ongmal calla «holgazanes». .
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el canónigo, se fué a pedir perdón al obispo Blanquerna y a sus canónigos y 6 satisfizo el a:grarvio e injuria que había hecho a la Iglesia. Y cuando le hubieron absuelto de la. excomunión, encomendóse en la gracia y bendición del obispo y de todo el cabildo.
CAPíTULO LXXI DEL LLANTO
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1. El obispo Blanquerna instruyó al Ca.nónigo de Llantos cómo debiese' llorar en común por todas aquellas cosas que convenían ser lloradas, y dióle arte y regla para mover su corazón a amar tan de veras a Dios, hasta que llegase a subir el agua a los ojos para llorar. Aconteció, pues, un día que este ca.nónigo pasaba por el matadero, y reparó que el Oanónigo de Mansedumbre se entretenia allí mirando cómo los cortantes ataban y degolJa¡ban a los corderos sin que éstos se resistiesen ni balasen; antes recibían la muerte en paz. Preguntóle entonces el Canóni'go de Llantos por cuál moth"'O allí. Y respondióle que estaba mirando matar aquellos ~rOS' para acordarse de su señor Jesucristo, quien, como manso cordero, se dejó prender, atar, atormentar y matar para salvar a los pecadores. Al oír esto el capónigo, diJo: Llorar, pues, me conviene ahora la muerte de Jesucristo. Y luego los dos canónigos se detuvieron algún tiempo llorando con devoción. Y muchas veces venían aUí los dos a. llorar, por el consuelo que experimentaban en el llanto y por el fruto que sacaban de muchos hombres que, viéndoles llorar así, se sentian morvidos a contrición de sus pecados y lloraban la pasión que por ellos había sufrido nuestro Señor Jesucristo. 2. Otro día, el Canónigo de Llantos pasaba por delante de una sinagoga, y vió que concurrían allá muchos judíos para rogar a Dios. Y parándose delante de la puerta, se acordó de cómo Jos malditos judíos hablan concertado la muerte de Jesucristo; y 1 cómo en este mundo le habían deshonrado, despreciad\>, atorulentado, blasfemado, crucifi· cado y muerto; y cómo perseveraban en no creer en él, y le maldecían sin cesar todos los días. Pensa.ndo en todas estas cosas el canónigo y cómo los tale& judíos ignorante y • . e lo príncer demana perd6, e féu satisfacci6, e comenan·s e en la benedlccI6 de blSbe, e de tot 10 capital». 1 .ni com I'avlen desonrat en 10 m6n, ni com 10 descreíen e'¡ mate en tots jorns•.
malidosamente se condenan, lloró muy fuertemente, diciendo estas palabras: .. i Alh ca.ridad y devoción! Y ¿ por qué no acudis a honrar a nuestro Señor Dios entl'e aquellas gentes que honrarle y le deShonran? i Oh piedad! Y ¿ cómo no os compadecéis de estas gentes perdidas que todos los días se precipitan ignorantemente en el fuego perdurable?" ..!uCihas otras excl'ama.ciones, acompañadas con láigrimas, hizo allí el canónigo. Y repetidas veces venía en aquel paraje a llorar, para que la di'Vina gracia iluminase a los errantes y diese devoción a los cristianos, con que, por virtud de Dios, tuviesen mayor cuidado y diligencia que no tienen en alumbrar a los infieles. 3. Cierta mujer tenia a su marido, que mucho amaba, esclavo en tierra de moros, que fué después redimido por gran cantidad de dinero. Y como, después de haber vendido la buena muja- todos sus bienes y los de su marido, no bastase lo que había sacado para pagar la redención, iba por las igleSias y por las plazas recogiendo por amor de DioS, para cumplir la cantidad de dinero para el rescate 2. Un día, pues, el Canónigo de Llantos encontró en la plaza a esta buena mujer, que llevaba consigo a cuatro hijos chiquititos, pidiendo limosna y llorando, mientras estaba contando a muchos hidalgos la esclavitud en que se hallaba su marido y los rol'mentos que padecía en su cautiverio. Todos aquellos señores, ..eompadeoiéndose de aquella mujer, le dieron
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Muy fuertemente lloró ~ el canónigo, hasta obligar a los demás que se humillasen en acompañarle con el llanto. 4. A la entrada de la ciudad habitaban las mujeres prostitutas. Y pasando por aquel barrio en una ocasión el Canónigo de Llantos, vió a muchas de ellas que vivían allí, y acercándose a ellas, empezó a decir estas palabras: Llorar quiero los pecados de estas infelices pecadoras, que por un dinero se entregan al demonio, y siendo así que liD mundo entero no vale tanto como una sola alma, con todo esto, cada una de estas mujeres entrega su alma y cuerpo al demonio por un dinero. Llorar me conviene el que el príncipe o los regidores de la ciudad no prohiban que en lugar tan público como es éste habiten estas mujeres, las cuaies son ocasión de pecar a cuantos pasan por aquí. Lloran mis ojos, pues no hay en esta ciudad quien procure que estas mujeres no anden y estén en tan peligroso oficio. 'M ientras así lloraba el canónigo, aquellas mujeres comenzaron a llorar con él, excusándose 'Con decir que io !hacían a causa de S'll pobreza. Tan piadosamente lloraban el canónigo y las mujeres, que movían a gran compasión la gente que por allí pasaba. A este tiempo, un caballe'l"o muy rico, que no tenía sucesión, entra'b a moDJtado a ca:baillo por la ciudad con su mujer y muc:ha familia, y acertaron a pasar por allí y oyeron las palabras que decía el canónigo llorando con aquellas infelices. Y Dios, por los méritos del canónigo, fué servido de inspirar con su divina gracia al caballero y su mujer, de manera que recibieron como a hijas aquellas mujeres, llevándoselas en casa. Y, en consecuencia, aquel caballero y su mujer· casaron a las unas, y las otras encomendaron a otros señores para que en casa las enseñasen a servir y vivi·r honestamente; a otras die'l"on algún oficio para ganarse la vida; y al cabo hizo aquel caballero lID hospital, donde estuviesen sirviendo a Dios todas aquellas mujeres que quisiesen abandonar y apartarse de aquel pecado público de lujuria, dotando el hospital con algunas rentas 5. Y después trató con el príncipe y con los ministros de la ciudad que en adelante no estuviesen semejantes mujeres en las cercanías G de las puertas de la ciudad, ni en las calles o caminos públicos, para obviar el mal ejemplo que pudieran toma'!" de ellas los hombres y las mujeres que van transitando por alli. 5. En el día de Pascua de Resunección, el Canónigo de y Redentor?
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• .Plora lo canonge, e les gents en la pla~a pensaren de lurs dlners a nombrar, e !urs mercadenes a parlar, e per a90 los plors del ca nonge comen~aren a multlpltcar .• • En el texto ptlmitlvo no leemos .dotando rentas •. o El texto catalán dICe .senCIllamente .per los camms qUI son a l'entrant de la CIUtat •.
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Llantos, para dar alguna tregua a las lágrimas y recrearse de 10 mucho que había llorado la sagrada pasión de nuestro Señor Jesucristo en la Semana Santa, vinO' a la iglesia donde el obispo Blanquerna debía predicar, y al llegar a las puertas, vió que entraban en ella muchas mujeres ricamente vestidas, compuestas· las cejas 1 y afeitadas sus caras con colores blancos y encarnados, para ser vistas de los hombres y cO'diciadas torpemente. También reparó algunO's mO'zos noblemente vestidos y bien peinados, con guirnaldas en la cabeza y divisas en sus vestidos 8, y que antes miraban y atendían a las mujeres y a sus facciones que nO' al altar ni a la cruz, donde se nos representa la santa pasión del Hijo de Dios, Jesucristo. Viendo el canónigo todO's estos desÓ!"denes, púsose a la puerta de la ,iglesia, y se estaba allí llorando los pecados de las gentes y el O'lvido e ingratitud que tenían de la cruel pasión de JesucristO', su Salvador. 6. Mientras el canónigO' asi lloraba, vinO' el ,obispo a la iglesia, y encO'ntrándole allí a la puerta llO'randO', le preguntó el mO'tivO' de su llantO'. A que resPO'ndió: Señor, acO'rdándose el Hijo de Dios de su pueblo perdido, quisO' encarnaorse y sufrir pasión y muerte para recuperarle. Olvidada es ahora su santa. pasión y nO' hay alguno que santamente se alegre de su santa resurrección. Recordada o es por hombres y mujeres la lujuria, pues todO'S traen y dan señas de ella viniendo a esta iglesia, no para arrepentirse de sus pecados, sí para multiplicar aquí sus vicios. Consolaréme en mis llantO's, pues en ellos solamente encuentro mi cO'nsuelo, porque el acordarme de sus pecados es el motivO' de mi pena y desconsuelO'. 7. Pareció bien al obiSpo el que así llO'rase el canónigo, y, acercándO'se a él, llO'rarO'n lO's dO's largo rato. E inmediatamente cuantO's estaban dentrO' de la iglesia supieron el mO'tivo por qué lloraban, y se quedaron muy corridO's y avergonzados todO'S aquellos hombres y aquellas mujeres, que daban señas de lujuria en su porte y modo de vestir. En seguida de estO' predicó el obispO', y les dijo que no 1M mitiría en adelante que los hombres y las mujeres entre sí pudiesen verse en la iglesia. Y vaIióse del ejemplO' de lO'S jUdíos y de los moros, diciendo que si aquéllos, que sO'n infieles y se hallan en error y en vía de condenación, tienen y observan esta buena ordenación, i con cuánta mayor razón debemos guardarla y O'bservarla los que somos cristianO's 10 y estamos en • .Tlntes hag ueren lurs celles e lurs eabells ; en lur cara foren eolors de blane e de vermell » • El autor pasa en alto .y diVISas en sus vestidos». • Ver,i6n fiel: «Recordada es la lujuria. Las mUJe res y los hombre;; que llevan señales de hlJurla vienen a esta !glesia para que nos vean llorar.» JO dos ~estians qui s6n en veritab.
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la va-dadera ley y camino de salvación, precaviendo que no se haga alguna irreverencia y deshonO!' al santo sacrificio del altar, cuando es digno de infinito Ihonor! 8. . Continuaba todos los días el Canónigo de Llantos a llorar en la iglesia por los pecados del pueblo, e iba por todas las caJ1es de 1a ciudad, y lloraba siempre que veía alguna cosa que mereciese ser llorada; porque en aquellas cosas en que podía percibir que Dios no fuese a.mado, conocido y obedecido, en todas se esforzaba a lloral', para mover la gente a contrición y conciencia y que diesen gloria a Dios pidiéndole perdón y devoción. ¿ Quién sería bastante para deciros el bien que hacia el Canónigo de Llantos y el mal que se evitaba por 10 que él obraba? ¿ Y 11 los que se ríen y huelgan mientras van errados, cómo pudieran holgarse 'Y dormir si quisieran imitarle?
CAPíTULO LXXII DE LA AFLICCIÓN
1. Predicaba todos ¡os mas el Ca,nópigo de Aflicción ayunos, vi'giHas y afiicciones, diciendc¡> que nuestro Señor Jesucristo promete hartura a los que padecerán hambre y sed por su amor. .A!conteció, pues, liD día que un trajinero comía pan y oobdlla mientras el madho com1a 1'8. cebada. Flaco y descolorido esta.ba el trajinero, cuando el macho • bien gordo y brioso; y reparándolo el canónigo, preguntóle por qué cuidaba más del macho que de si propio. A que respondió que el ma~ho no podría 'llevar la carga si no comía bastante cebada, pero él bien poma pasar con pan y cebolla. En seguida de este ,r azonamiento, dijo el canónigo en presencia de muohos hombres: 2. (El ayunar o comer flacas viandas por avaricia, no es ocasión 1 para merecer obtener la bienaventuranm de la hartura que Dios promete en su Evangelio, quien no ma.nda al hombre saciar más a su jumento que a su propio cuerpo, porque no concuerdan entre sí la avaricia y la justicia. 3. Otro día que el Canónigo de Aflicción predicabá. en una pla.za, Mertó a pasar por allí, montado a caballo, el arcediano, que iba a un castillo a divertirse, y en otra caba,
u . Ní aquells <¡UI tan ;ríen, Rí·l volen resemblar, com se poden adurmlr 7» 1 «110. ~s ocasi6 de leS benanyrances que Déus promet en l'evangeli; ni sadollar son a sse e donar fam a sa persona per avaricia no s concorda ah justicia .•
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llería hacia llevar baniles de vino y gallinas, muertas ya del dia antes a fin que fuesen más tiernas para la comida, con su provisión de pan fresco, salsas y dulces. Era muy gordo y 'g ran comedor el arcediano, a quien, delante de todos, pregúntó el canónigo cuál va,lía más para el cueI'pO y para el alma: la hartura de viandas corporales o la hartura de la gracia que Dios promete a los que por su amor padecerán hambre, sed y aflicción. Fuése el arcediano sin ponderle palabra, porque llevaba mal pleito. 4. El canónigo salió de aquélla y se fué a otra ciudad a predicar aflicción. Y en el crucero de dos caminos encontró a dos reliogiosos que disputaban sobre cuál camino habían de tomar, pues el uno tenia devoción de ir a predicar en un lugar y el otro decía que era muy lejos, y que, antes de llegar am, padecerían por el camino 'h ambre y sed; y por esto, más quería andar por el otro camino, para haJllarse más en poblado. Cuando el canónigo hubo entendido el asuruto de I!a contienda, ireprendió al fraBe que para predicar 1Ja palabra de Dios temía padecer hambre y sed, diciéndole que si nuestro SeñGr Jesucristo no temió e~ sufrir hambre y sed, pasión y muerte para salvar a Su pueblo, ¡cuánto menos debe el hombre excusarse de sufrir hambre y sed para honrar a Dios 2 habiendo recibido de Su Majestad tan grandes beneficios! 5. Enitrando después el canónigo en aquella ciudad donde iba a predicar, encontró a un !hombre que por a.mor de Dios daba de limosna un dinerito a un pobre, para que Dios 1e perdonase y le tuviese por eX!cusado de un a,yuno que había quebrantado en la Cuaresma, sobre lo cual hubo entre e~ canónigo y el que daba la limosna una larga disputa, a saber, si aquel dinerillo Je excusaría o no del ayuno. Alegaba el hombre que se seguía mayor bien de aquel dinerillo que daba que del asyuno, y, por consiguiente, quedaba excusado por aquella limosna que hacía. Respondió el canónigo que, en el caso, no era aquella 1imosna hecha según justicia, porque, según ésta, era cOllIVeniente que el que había pecado por superfluidad de gu1'a fuese castigado y mortificado con hambre y sed, a, cuya mortifica,ción no equivalía aquel dinerito. Y con esto le convenció el canónigo, y reprendi61e después severa:mente. 6. Estando ya el caDónigo dentro die la ciudad, encontró a muohos pobres que iban buscando limosna por amor de Dios: y todos acudieron a él como a su jefe, quien andaba con ellos por las casas de los ricos gritando a voces: "Hambre, hambre, Ihamlbre." Cuando un dia sucedió que un mercader muy rico mandó que al canónigo y a los demás po•
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Es más conforme decir «para honrar a Dios y para predicar la dIvina palabra •. 2
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bres se les diese tanto de comer y beber hasta que estuvlesen ' del todo hartos. !Pero, después que todos hubieron comido muy bien, volvieron a gritat' con mayor ahinco que antes: "Hambre, ham'bre." De lo que se maravilló mucho aquel mercader, y creyéndose que aun no habían comido bastante, mandó 'Se 'l es diese más. Entonces 'le dijo el canónigo: --!Señor, muy bien Ihemos comido todos, a Dios gracias, y a vos, por la merced recibida; pero sabed que, si gritamos "hambre", es para animaros al vos y los demás ricos a padecer hambre y sed por 8IIllor de Dios, para que 'l ogréis estar hartos de saludable 'b endición en la gloria de Dios. 7. El canónigo se esforzaba cuanto podía a padecer hambre y sed por amor de Dios, en penitencia de sus propias culpas, y para dar ejemplo a la gente como sufriesen hambre, sed y aflicciones y tuviesen muy frecuente en la memoria la hambre que tuvo Jesucristo en el desierto y. la sed que padeció en la cruz, para 8 salvar y redimir del poder del demonio a nosotros pecadores. Y no tan solamente el oficio del canónigo era de emplearse en predicar la hambre cOI'pOml, S'Íno también La. espiritual, para que todo el mundo tuviese hambre y deseos de justicia, caridad y de las demás virtudes, hasta llegar por ellas a hal'tarse y saciarse en el estado de una buena y santa vida.
CAPíTULO LXXIII • DE LA MISERICORDIA
1. Mdentras el Canónigo de Mlisericordia la iba predicando todos los días, aconteció que, según justicia, debía ser sentenciado a muel'te ún hombre: éste tema mujer y cinco 'hijos, quienes se sustentaba:n de lo que él ganaba tra· bajando con su oficio. Mandó el rey que se hiciese justicia de aquel hombre; y luego su buena mujer recurrió al Canónigo de Misericordia, rogándole virvamente que intercediese por ella y por sus hijos con el rey que usase de misericordia con su marido, para que ~a madre y 'los hijos tuviesen de qué 'V'Í1V·i r. El canónigo se fué al rey y 'le habló en esta forma: 2. ->Señor, hermanas son la misericordia y la justicia. Luego" así como vos sois elegido rey para administrar jus-
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• Las palabras .para pecadores. no aparecen en el te",'to pnm1tivo. • 1 .On, si v6s sots elet a rey per servir jUbtícia, 6i v6s a peccat 60ts mclmat nuU temps » , •
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ticia, del mismo modo conlViene que seáis el conservador de la misericordia, para que ésta os perdone y que se cumpla en vos la 'p alabra que nuestro Señor Jesucristo dijo en el Evangelio: "Que todos los que vilvirán misericordiosamente, alcanzaTán misericordia." Y si vos, algunas veces, no sois misericordioso, no se os con'Cederá misericordia. Siendo, pues, yo el procurador de Misericordia, por esto, en presencia de la Justicia, os requiero que tengáis misericordia y la ejercitéis con esta mujer, dándole y restituyéndole su marido. Mucho consideró el rey en las pal8ibras' que le dijo el Canónigo de Misericordia, y temiendo obrar contra justicia si obedecía al canónirgo, le respondió así: 3. ,Es muy justo y coniVeniente que yo tema y honre a la justicia, pero teIr~o deshonrarla si perdono ahora; y si dejo de perdonar, también temo que no quede agra'Viada., porque no dbedezco a la misericordia, su hermana. Por lo . cual estoy en gran cuidado, e ignoro lo que, debo hacer para elegir lo mejor. 'RespondiOle el canónigo yo dijo que cuanto más el hombre era en sus obras semejante a Dios, en tanto era mejor y más noble y de mejores costumbres. Y siendo así que Dios perdona a los pecadores algunas veces y otras no, es elVidente que al que era señor terreno y príncipe para representar a Dios y ser su ministro en la' tierra, le seria licito algunas veces el perdonar y otras el castigar. Tantas . y tan buenas razones dijo el canónigo 8i1: rey y tan piadosamente le pidió miseri'Cordia, que el rey le concedió la gracia. para aquel hombre ya sentenciado a muerte, diciendo que no merecía el canónigo dejar d~ ser obedecido en lo que pedía, ni otro cualquier hombre que fuese así de veras servidor de Misericordia y que tan piadosamente como él la supiese pedir y procurar. 4. Era tan solícito en sel'VÍr a su oficio este ' canónigo, que muchas veces se presentaba en las curias 2 para honrar, asistir y abogar por los pobres y por los huérfanos y viudas que no tenían quien los defendiese, y esto sin paga o salario alguno. Este canónigo, sobre ser un buen cristiano, era muy gran letrado, y muchas veces reprendia a los abogados que defendían los pleitos con trampas y embustes, y todos le temían, de manera que por temor de él no enredaban más los pleitos, como solían antes. Un día. aconteció que un labrador recibía gran daño e injuria ce un su vecino, que injusta.mente pretendía quitarle una pieza de tierra; y por más que repetidas veces había acudido a quejarse ante el juez de la injuria que se 'l e 'hacia, nunca pudo recabar ser atendido. Después de esto, se fué el labrador a palacio del rey para hacerle evidencia de la injuria que se le hacía, pero • • El autor dice más detallad amente .en la
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on era la cort». ,
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no pudo lograr ocasión opo'rtuna para hablarle, pues unas veces había salido el rey a cazar, otras estaba retirado solo en su cámara, otras estaba comiendo o donnía y otras se estaba de recreo y divertimiento. :mn vista de esto, recul'l'ió el labrador al Canónigo de Misericordia, y después de haberle informado del aprieto en que se hallaba y cómo no habia podido lograr en tantas veces hablar con el rey, impl'o ró su patrocinio. iFlstalba a la saron el canónigo en la curia 3 defendiendo a una pobre mujer en un pleito, y alzando la voz, dijo: ¿ Hay alguno que espere y confíe en la Misericordia ? Y luego, muchos hombres y mujeres respondieron que sí, que ellos esperaban en la Misericordia. Entonces el canónigo les rogó le ayudasen en honrar a la Misericordia; y se fué con todos al palacio del rey, y allí, en altas voces, clamaron juntos: "¡iMisel'Ícord-ia, misericordia!" 5. Mucho se admiró el rey y cuantos estaban con él de aquellos clamores, y, saliendo a la puerta, preguntó al canónigo por cuál moti'Vo él y sus cOlIllpañeros gritaban así. Respondióle e1 canónigo 'Y dijo: ---Nuestro Señor Jesucristo, por tener misericordia, se entregó a la muerte, y vos, señor, por misericordia os habéis dado en comer 'Y dormjr, cazar y pasearos, y en otras di'Versiones, por cuya causa no podemos veros ni hablaros" nosotros ni los que acuden a vos precisados a pedir justicia.-u\Jvergonzado sobremanera se quedó el rey por lo que le decía eF canónigo, y mandó y estableció que en adelante, en la puerta de palacio, estuviese perenne un hombre que recibiese y oyese a cuantos acudirian a él por falta de juez ordinario, 'Y que le ÍlllfOlUJ1ase de todo, para que fuesen castigadas las justioias, jueces o cualesquier oficiales o ministros que debidamente y justamente no se hubiesen portado en el oficio y empleo que se les tenía encargado. 6. En presencia del canónigo aconteció un día que un labrador al prinCipio del inv.i erno, que se comienza a sembrar, perdió un buey, quedándose con uno solamente. El pobre hombre, recogiendo todo el dinero que pudo, se fué al mercado para comprar' ótro 'buey. Estaba en el mercado un pañista a quien el labrador debía algunos dineros, y se fué al juez a instar para que el labrador le pagase lo que le estaba debiendo. Y luego el juez le obligó a pagar, sin darle más tiempo. Entonces el pobre labradO!' recurrió al Canónigo de Misericordia, suplicando le ayuliase e intercediese para que se le concediese más tiempo para satisfacer la deuda, y que ínterin pudiese comprar el buey de que necesitaba para no perder la siembra, para que su mujer y sus hijos tuviesen de qué vivir en aquel año. Luego el canónigo se fué con el labrador al juez y al pañista, y les • do canonge qui era en la
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e raonava un pleb.
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rogó que, por amor de Dios, diesen alguna dilación al pobre hombre para pagar la deuda, para que su familia en aquel año tuviese de qué alimentarse. Pero' por más súplicas que hizo, no pudo recabar ni del juez ni del pañista que se le dilatase la paga, antes hubo de pagarle con el dinero que traía para compIar el buey. No tenía el canónigo con qué pudiese socorrer a este hombre, porque ya había repartido por amor de Dios todo el producto de su canonicato, pero dijo que le trujese el buey que le quedaba. Y habiéndolo ejecutado el labrador, anduvieron los dos con el buey por el mercado y por toda la ciudad, diciendo a alta voz si había en aquella ciudad quien quisiese da'l'se a sí mismo por aquel buey. Pero, por más que fuesen gritando y buscando, no encontraron quien quisiese darse a sí mismo por el buey. En ínterin encontraron al rey que venía de oír misa, y el canó. nigo le preguntó si quería darse a sí mismo por aquel buey. Mucho se maravilló el rey de lo que decía el canónigo, y le dijo le declarase lo que significaban sus palab'l'as. 7.' Señor dijo el canónigo : Dios se da a sí mismo a todos los que se dan a él; Y en cuanto Dios excede y vale más ,que no valen aquellos a quienes se da, en tanto les hace misericordia del exceso. Luego mayor es la misericordia que Dios hace de sí mismo cuando se da a aquellos a quienes perdona y a quienes se da, que no sería la misericordia que vos haríais de vos mismo a este labrador si él os diera el buey y vos le dieseis a vos mismo. Agradó mucho al rey ya todos los circunstantes el razonamiento que hizo el canónigo de la misericordia de Dios y mucho los alentó en la esperanza de su misericordia, y 5 en seguida de esto contó al rey cuanto había pasado con el labrador y la necesidad en que se hallaba. Entonces mandó el rey que fuesen luego restituídos al labrador los dineros que el juez le había hecho pagar, y satisfizo por aquél de su propio al pañista, e hizo notar en su libro todo lo acontecido, por si algún día el pañista recurriese al rey pidiendo misericordia, porque 8 habia resuelto usar con el pañista de justicia y no de misericordia, puesto que éste no había querido usarla con el labrador. Y estableció después que ningún hombre fuese apremia- • do ni despojado de cosa alguna que le fuese precisa para ejercer su oficio. 8. Todos los días andaba el canónigo por la ciudad, reparando con aquellos que a~'aviaban a la misericordia, y • • • cTant no prega 10 cAnonge de ml·s ertcordia que 1i tengués prou ab 10 vaguer, DI ab lo draper, DI no volgren alongar del deute 10 pag~s.»
• El original silenCIa cy en sefuida ... hallaba •. o _que 10 rey volia US8r en el de ju,tfcia., dice "implemente el texto catalán
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escribía sus nombres, y después acudía: a:l Canónigo de Mundicia para que -les hiciese cargo de conciencia, 'Y ro Canónigo de Llantos se los nombrada para que llorase sus pecados, y que el Canónigo de .AdUcción ayunase, orase y 1 sufriese alguna mortificación y aflicción por ello. En este modo tra:bajaba noche y día el Oanóni'g o de Misericordia Para servir y honrM' a la Misericordia. Y todos los ocho canónigos oficiales de las ocho bienaventuranzas se juntaban todos 10$ días en un puesto destinado, y se ayudaban los unos con los otros en honrar y servir a las ocho bienwvenrturanzas, para que con ellas fuese Dios servido y honrado. El bien y la bella ordenación que de -,us obras se seguía en aquella ciudad, ¿quién os lo pudiera decir? Y el buen ejemplo que de ello tomaban las otras ciudades, ¿ quién os lo pudiera explicar?
CAPíTULO LXXIV DE L,\ IJ'MPIEZA
1. El Canónigo de Mundicia predicaba ,t odos los días la mundicia y limpieza de corazón, para que en la otra vida viesen a Dios todos los que tendrían limpia su conciencia, según había prometido Jesucristo en el Evangelio. Este canónigo iba cada día por la ciudad observando los que vivían en estado de pecado mortal y los que vivían en estado de penitencia. Y a los que estaban en. pecado mortal les predicaba, proponiéndoles muchos símUes y ejemplos, con que les movia a tener remordimientos y conciencia de sus pecados. Sucedió un día que este canónigo, en presencia de muchas personas de distinción, hizo esta comparación y di- , JO aSl: 2. ·E n cierto país habia un hombre que tenía en el vientre una graI1 culebra que le roía el vientre y devoraba las entrañas, y tenía en su mano una piedra preciosa muy hermosa, con cuya vista divertía algún tanto los cuidados en que se hallaba por la culebra que le atormentalba y le acababa la vida sin remedio. Mientras este hombre se hallaba en esta congoja, vino un médico y le dijo que le sacaría del vientre la culebra con tal que él le aquella piedra preciosa. Pero aquel hombre la estimaba tanto que no quiso darla al médico que quería curarle, y, luego después, la serpiente le mató en presencia del médico, y éste se llevó la piedra preciosa. La culebra prosiguió el canónigo significa la . f
Las palabras .y sufriese , ello. son un añadIdo del traductor ,
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conciencia del hombre, que está remordiendo al alma por los pecados en que está. La piedra preciosa significa las riquezas tempO'l'ales que, aunque mal adquiridas, se poseen con gusto. Y la muerte significa que las riquezas quedan para los vivos, y el alma del que malamente las poseía las pierde y va al fuego eterno. Luego, siendo esto así, más loco es el que con conciencia de pecado muere en pecado que no aquel hombre que quiso antes morir que dar al médico aquella piedra preciosa. 3. A tiempo qúe el canónigo decía esto, un hombre lloraba copiosamente en su ·p resenoia, y dijo estas palabras: ,L a culebra tengo en el vientre que me roe el cO'l'azón, y la piedra preciosa que me está pidiendo el médico tengo en mis manos, y la muerte viene con el demonio que quiere quitarme la piedra preciosa y llevarse mi alma consigo. 'E l canónigo secretamente rogó a aquel hombre que le explicase aquello que significaban sus palabras. Díjole el 'h ombre que estaba en pecado mortal, y que le remO'l'día la conciencia porque no se confesaba y salía de él, pues veinte años había que perseveraba en la culpa y no se había confesado. Muy severamente reprendió el canónigo a aquel hombre, porque no salía del pecado) en que estaba, y mayormente porque no se confesaba. Señor respondió el hombre ,temo de manera que l~ confesión no me quite la piedra preciosa, que no quiero confesarme; y cuando quiero confesarme, pienso que no dejaré de pecar, despreciando la confesión, la cual nada aprovecha si el que confiesa no lleva intención de dejar del todo el pecado. Grande rué la disputa que hubo entre el canónígo y aquel hombre sobre si el que permanecía en voluntad de no dejar el pecado debía confesarse o no. Mientras esl:aoban los dos en esta cqrutieooa, Illegó el Canónigo de Misericordia, a quien eligieron por juez, y luego dió la sentencia, diciendo que la misericordia de Dios era más cercana a los confesantes sin ficción ni dolo, ya sea que no e.s tén con propósito de dejar el pecado descubriéndolo al confesor, que a los no confesantes. Y esto era porque la misericordia, la conciencia y la confesión concuerdan entre sí contra la obstinación, la crueldad y desesperación. 4. Estalba el Canónigo de Mundicia discurriendo con algunos hidalgos en la plaza, cuando pasó por delante de ellos 1 una mujer muy ricamente vestida, que se había puesto en la cara muchos afeites y colO'l'es para ser más bien vista y mejor parecida para los deleites sensuales. Entonces el canónigo, haciendo de manera que la mujer lo entendiese, propuso esta cuestión a los circunstantes: ¿ Cuál puede 1 .Denant tots passa una dona ve;,ttua molt noblement, e en ~es fay,ons havla posades dlverse5 color" per ,o que fos vIsta plaent als plaers de lucxúria »
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ser mayor, o la limpieza del cuerpo o la suciedad del alma? Un hombre sabio de los circunstantes respondió, y dijo que, por cuanto el alma era más noble criatura que el cuerpo y tenia mayO!" limpieza y pureza, en tanto podía ser más ensuciada por la voluntad desordenada o por sucia memoria, que recordase la tal suciedad, a !fin que la voluntad la amase. ~gradó mucho aJl' canónigo ~o que en 'Verdad b3ibía dicho aquel sabio, y rogóle fuese su compañero para servir a la Mundicia de corazón, Estando los dos en estas razones, pasó por allí un marrano que se había revolcado en un lodazal muy hediondo; y luego dijo el , canónigo, en presencia de todos, que no había en aquel cerdo tanta suciedad y hediondez como en la mujer 2 que llev3iba aquellos afeites y colores en la cara. En aquella misma plaza había un hombre menos cuerdo, pariente de aquella mujer, y reprendió y a.menazó al canónigo por 10 que estaba diciendo; mas el canónigo le respondió que tan contrario era a la limpieza de corazón el' callar la verdad como el hablar contra su propia conciencia; por 10 cual pidió que dijesen los demás cuál de los dos había cometido el error. 5. Continuaba todos los días el can6nigo en ir por las casas de los eclesiásticos para inquirir quiénes eran los que llevaban una buena y santa vida, e iba esoribiendo sus nombres, y después ,los indkaJba all obispo ya, los canónigos, para que, viniendo el oaso de ha,b er de elegir' algún canónigo o de proveer algún beneficio, supiesen ya a quién debia ser proveído. Informábase también de los pecados de los seglares y de su mala educación y costumbres, notándolo todo por escrito, y después procuraba con todo su poder plantar en ellos las buenas costllm bres y desan aigar las malas. Por las noches iba por las calles tañendo un caracol para ser oído, y decía en alta ¡voz estaa prula;bras: "Ya pasó el dia y ha venido la noche. Antes de dormir examine cada uno su conciencia, por si en este día ,ha. hecho alguna cosa contra la limpieza de corazón y su conciencia, y por la maña.nita vaya a perdír perdón y tomar pen~tencia. Si es cosa sucia s el que se vea en la persona 10 que por indecente manda la naturaleza que se cubra, i cuánto más sucia cosa es el amar, recordar y entender culpas y pecados, que son la causa de que el alma pierde el ver a Dios y se está en infierno por toda 1!na eternidad, volviéndose a si misma, y a los demonios, que es el más feo y horroroso espectáculo!" • acom en la dona qui portava color en ses fay~on.s. • ..si és 6utza cosa veer carunyada e los loes sutzes de la persona los quals natura mana cobnn. •
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CAPíTULO LXXV DE LA PAZ
1. Eligió para sí el obispo Blanquerna el oficio de pacificación, porque los que se ejercitarán en él serán lJ.lamados hijos de Dios; y por esta razón quiso el obispo tener este encargo y destinar ra tercera parte de sus rentas para em· plearla en pacificar a los que estaban en riñas y enemistades. Viniendo un día el obispo de cantar vísperas en la catedral, donde para el mayór ~ecoro de la misma iglesia concurría todos los días a horas y a cantar misa, aconteció que muchos judíos acudieron a él, quejándose de los cristianos, que en la viSopera de Pascua de Resurrección les habían 3ipe- • dreado y herido malamente a dos de ellos. Mucho discurrió el obispo en la querella que le habían dado los judíos contra los cristianos, y pensó que la enemistad y mala voluntad que hay entre judíos y cristianos cesM'ían si tuviesen todos una misma fe y creencia, por lo cual determinó ir, todos los sábados, a la sinagoga a disputar con los judíos y a predicarles para que se hiciesen cristianos, para alabar y bendecir a nuestro Señor Jesucristo, y que tuviesen paz y amistad con los cristianos. Por este medio se 10g!"ó que muchos judíos venían a bautizarse y recibir la santa fe de los cristianos. y el obispo, de aquella tercera parte de sus réditos que repartía por amor de Dios, les hacía copiosa limosna, y señaló . un procurador que cuidase de todos los que se harían cristianos, socorriéndoles .Qasta que tuviesen algún oficio o algún medio para poder vivir o 1 con que pudiesen, sudando y trabajando, pasar la vida. 2. En los contornos de la misma ciudad había dos caballeros herJilanos a quienes el padre había dejado uo castillo, y no podían ajustarse en la repartición de Ia hez edad, y, particularmente, litigaba·o sobre uoa viña, por cuyo motivo había tal ojeriza entre los dos, que estaban resueltos a matarse, sin que ninguno fuese bastante a ponerles en paz. Supo 2 el obiSpo Blanquerna la discordia de los dos caballeros hermanos y convidó un día a uno de los dos y le regaló un hermoso caballo, rogándole después encarecidamente le vendiese aque- . lla parte de la viña sobre que pleiteaba con su hermano. y logró que el caballero se la vendiese por mil morabatines. le otro Otro día convidó el obispo al otro hermano, regaló • Esté.n de más las palabras 00 con .. . vida •. • .Lo bisbe Blanquerna conVIdA un jorn -j. deIs cavallers .•
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caballo y compróle también su parte de la viña por otros mil morabatines. Toda la viña no valía más de los mil morabatines, y así el obispo la compro dos veces, porque cada uno de los caballeros tuvo intención de vendeT toda la viña, por cuanto cada cual la tenía toda por suya. Después que el obispo hubo tomado posesión de la viña, pasó allá y rogó a los dos caballeros hermanos le ayudasen a partir la viña en dos partes igua'les. Y hecha Qa ¡partioión por los dos junto con el obispo, dió éste una parte al uno Y' la otra al otro, y así hizo que en adelante estuvieran en paz y concordia los dos hermanos. 3. En la ciudad en que Blanquerna era obispo hapía un ciudadano muy 'honrado por su linaje y riquezas, pero sin honra, en cuanto era muy sujeto a~ pecado de la lujuria. Vivia este hombre en continua .inquietud y riña con su mujer y con sus parientes, porque 'p or una vil mujercilla no cuidaba de su casa ni de su mujer. El obispo Blanquerna no • podía recabar en ninguna manera con el hidalgo que se a¡paTtase de aqueUa mala mujer. UiIl día, pues, el obispo envió a llamar secretamente la mujerci'lla, y la instó vi'Vamente que dejase y no admitiese aquel ciudadano, y por razón de su oficio se lo mandó. Mias ella respondió 3.'1 obispo que le placía, pero que era pobre y que, si aquel ciudadano u otro no se lo da:ba del suyo, no tenía con qué vivir. Con tan devotas 3 y humildes palabras la rogó y amonestó el obispo, prometiendo darle del suyo y socorrel"la, que ella, en fin, le prometió que se casaría con 1a limosna que le diese y que jamá.s por ningún tiempo vO'wería ni estaría con aquel hidalgo. Dióle el obispo quinientos florines para su dote y 'le dlÓ marido. y aquel ciudadano, por el buen ejemplo y castigo que le dió el!: obispo y porque la mujer no quiso en adelante vol.ver al pecado de lujuria en que vivía antes con él, volvió a querer y amar a su mujer, e hlzose la paz con todos sus parientes y se acabó toda a'qQella mala voluntad en que solían estar. 4. Esforzóse el demonio un dia y procuró en aquella ciudad que un pañista matase a un mercader a quien debia gran cantidad de dinero por paños que le h8ibía comprado. El mercader tenía dos hi'j os: el uno era ya de edad robusta, y perseguía fuertemente al homicida de su padre, por lo cual había bandos muy reñidos en la ciud8id entre las dos parcialid8ides, que eMn muy prewtentes, sin que ninguno pudiese ponerlos en paz. Los prohombres de aquella ciudad acudieron al obispo Blanquerna, suplicándole que, supuesto que tenía el oficio de paCificar, pusiese en paz aquellos dos partidos, de· que se originaba la ruina y perdición de toda la a .Ab ' t an devotes e humlls para ules preg a lo blsbe la fembro, que ella 11 prom~s que pendna mant e que no sena ab lo burgu~s » , El autor no dice .de que ... Ciudad.
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ciudad. El obi'8po inmediatamente pasó en cas;;¡. de aquel que deseaba vengar la muerte de su padre, y le rogó le diese al otro hermano estudiante, pues quería cuidar de su educación y, cuando estuviese en edad, haceI1e canáni'go. El 'hombre, gustosísillllo, entregó su hermano al obispo, quien en adelante le convidaba muohas veces en la semana para trabar con él amistad estredha, 'Y 'le hizo también su bai'le, y toda la vez que se entretenía con éste, para ganar más su amor, se mostraba muy oariñoso con su hermano el estudiante, con muestras de grande amor. Después que el obispo hubo heoho tanto que conoció y vió que su haile le a.mabaJ y temía muoho, siendo así que a.mor y temor concuerdan entre sí, hiz.) un día UD gran con'Vite, donde fueron convidados y comieron juntos todos los bandoleros de la ciudad de una y otra facción. Y aC31bada ,l a solemnidad dei coIIIVite, hizo al hermano del baile, en presencia de todos, rector de una gran i'g lesia muy rica; y en seguida de esto, empuña.ndo una cruz, arrodiUóse a los pies del baJile, rogándole 5 que en honor y revelencia de la santa CruJZ', en que nuestro Señor Dios Jesucristo perdonó a los que le esta:ban crucificando, quisiese perdonar al pañista, quien, muy arrepentido' de haberle muerto a su padre, le estaba pidiendo perdón. Todos 6 los prohombles, los canónigos y demás personas que estaban a:llí, al ver al obispo arrodillarse, se arrodi¡))aron también. Viendo el 'b aile 'lue el señor dbispo, junto con el pañista, tan humIlde y devotamente le pedían perdón, movido a gran piedad y misericordia, perdonó generosamente al pañista. Y luego allí, en presencia del obispo, inmeruatameDlte se concl1l!Yó la paz, amistad y concordia entre los dos bandos. Y para mayor seguridad y firmeza, fué tratado erutre }as dos partes matrimonio, a que oontrihuyó el obiSpo con dineros y joyas de la renta que tenia destinada para tratar y componer paces entre los hombres. 5. Con muohos y distintos modos el obiSpo Blanquerna ~ba pacificando a los que estaban reñidos, con'Vidando y regalando a los prohombres de aquella ciudad, y les honraba muoho, a fin de' que todos 7 le a.masen y por amor le bendijesen. y como estaba en gracia y estima,ción de todo el pueblo, que le amarba, luego que sucedía alguna riña o disensión en la ciudad, de contado lo ajustaba todo y poníalo todo en paz. Oontin'llamente estaba el obispo predicando la paz, y • «e prega .l que per honrament de la creu degués perdonar al drapero . • Una tradUCCión más fiel sería: «Todos 105 I?rohombres y los canónigos, y los demás asistentes se arrodillaron, Viendo de hmojos al obiSpo, y fué perdonado el pañlsta. Y se concertó la paz y la amistad entre los dos bandos y fué tratado entre las dos partes matnmonlO .• , oper ~o que tuyt l'amassen e per la amor l'obeissen •. •
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decía y ense~ba que las riñas y disensiones eran ocasión de todo mal, y la paz y concordia 1'0 eran de todo bien, y por esta razón nuestro Señor Jesucristo, mientras estuvo acá. entre nosotros, predicaba cada día la paz. Grande era en verdad el bien que el obispo hacia y procuraba con su buena conducta a todo el pueblo, y todos alababan y bendecían a Dios, que les había dado tan buen pastor, y por sus méritos llenaba Dios de bendiciones a toda aquella ciudad.
CAPíTULO LXXVI •
DE LA PERSECUCIÓN
Consideró el Canónigo de 1;'ersecución el gran cargo que llevaba por razón de su oficio. Y para obIlll4' según justicia, iba 1 todos los días por las C3111es de la ciudad observando si acaso encontraría alguna cosa en que pudiese ejercer su oficio, cuando un día, al pasar por delante de una taberna, reparó que se habían juntado allí muchos 3 tahures, golosos, truhanes y otros pícaros glotones, que bebían en la ta,berna y cantaban, bailaban y tañían instnlmentos. Entróse luego el canónigo en la taberna, compr6 vino y be,bió con todos aquellos y después, bailando con ellos, cantó las siguientes coplas en honra y alabanza de la Virgen Santa Mlaría: '1.
Señora Virgen Santa, a vos, María, doy mi querer, que qUiere enamorarse tanto de vos, que sin vos no querría amar nada de cuanto puede amar6e, SI amor que os lleva a vos por norte y gula suele sobre otro amor más afinarse; qUIen qUIere amar sin vos, su amor malogra; con vos, Madre de amor, amor se logra. •
Pues qUIere mi querer a vos, Señora, mi recuerdo y saber os qUIere dar ; pues de ellos Sin querer, ¿ qué haría ahora 1 Si os place, haced al clero memorar, entender y amar, yendo ya. en buen hora a SIria y demás partes de ultramar, a convertIr los moros predicando, los cristIanos aquí pacificando
El texto prImItIvo calla .iba ... El su oficio». • .gran re de tafurs e de gulharts e de arlot6"
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¿ CuAntos son hoy los fieles que dicen morirían por vuestro Hijo, sin lances se ofreclan 1 Pero muy poc06 van a los Infieles para los convertir, pues 'los más temen mucho allí morir ".
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2. Ouando el canóni'g o hubo acabado de cantar, rogóles se sentasen y bebiesen y que· cantasen algunas canciones agradables. Mientras el e3 n ónigo se entretenía en la taberna' con aquella gente vil, los que pasaban por la calle le escarneCÍan y reprendiall porque estaba en oompañia de aquellos pícaros. Mlas el canmÜgo sólo ponía todo su cuidado en ganarles el amar 'Y qa amistad, y con esto, todos gustaban de su compañía, respetándole como a su principal, y escuchaban de buena gana lo que les decía de Jesucristo y de los alpóstoles y del desprecio del mundo. Y por las pala:bras dulces y devotas queJes decía y pdlque muchos días en la semana iba acompañándose con esta gente, muchos de ellos se convertían y se eJercitalban. en obras buenas, y no dej8lba de continuarlo, por más que la gente le murmurase y le mofase. • Damos el texto original de esta poesía de forma trovadoresca, e¡htada no pocas veces por separado:
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A vós, Dona Veril" Santa Maria.. do IDen voler qU.1 's vol enamorar de vós tan fort Que, sens v6s, no1 voina en nulla re deSlrar 01 amar, csr tot vol er ha mellorl& sobre tot altr~ QUl llO SI" yolent en vós QUl és mayre d'amoJ QUl V6h no vol no ha d 'on s'enemor Pus mon voler vol. vostra senyortu. lo meu membrar e·1 saber vos vull da1 . car, sens voler, Dona, Jo Que 15 fana? E vós, Dona, si us play, fatats membrar entendre, amar, a derecla, per t'o Que vagen en SurJa los lufee15 convertir, preyear, e 15 cre5ttans faeco Pacúlcar. Mant home ~ vana Que morrl. ~1 vostre Flll, 51 loe vema; mas paucs són «115 qtll·1 vagen preycnr al. ¡nfeels. car mort los faY dU1ltar.
Dice Manuel de Montoliu en su eruditfsimo trabajo Ram.ón L!ull 21 (1936)1 365: .Una de las composicions po~tiques de Ramon Llull més oe1I~, i que potser més que cap altra té el to i I'estructura de la lírica trobadoresca, és l'OracI6 A v6s, Dona. Verge Santa Marl4, inclosa en el B14nquerrul, la qual podria anar signada ¡¡>er Guerau de Rtquier o un altre deIs lírtcs provens:als contemporants. En la primera estrofa, sobre tot, la Ver~e Maria delxa entreveure encara entre els seus resplendors celestlals algun vestigi de ¡'antiga .domna. deIs trobadors, a la qual encara podnen ésser adres:ats aquells versos» : trobador, en Estudls Universítaris Cata14ns,
A 'V6l. -do mon 1Iole.,. qui es 1Iol enamorQ,.--de 'V6s tan Jon, que, lens 'V6l, 110 'Volrla en nuUa. -re denTar nl ama.,..
En la segunda y tercera estrofas, la preocupacl6n de TIerra Santa (Surta), la etetna obsesi6n de Ram6n Llull. • le conta~en algunes paraules agradables •.
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3. El Canón~go de Persecución iba todos los días por las calles observando los artífices de aquella ciudad, como son pañistas, sastres, curtidores, zapateros, plateros 5, herreros, y así de 'los demás, y cuando veía o conocía que 8Ilguno de ellos hacia al·g una maula en su oficio, luego se lo afeaba y reprendía en tal modo, qoo toda la vecindad lo oyese y lo notase. Por lo cual todos los artífices de l-a ciudad le temían grandemente 'Y 'le respet3lban, y con esto no cometían engaño alguno en su oficio, aunque otros lo llevaban mal y le tenían mala voluntad. 4. En la calle de los Pañistas, cuando éstos se habían ido a comer, vino un día el Canónigo de Persecución, acompañado de una tropa de tahures y zagal'ones, y subie-ndo en los cobertizos que sue'len tener sobre las puertas de sus tiendas para oscurecerlas y hacer que no se pueda bien distinguir el color y la mala calidad del paño, los rompieron y los destraz>aron todos, como ú:!mbién las cortinas que estaban allí • para embarazar la luz, y lo echaron todo en la calle. Cuando los dueños, volviendo ya de comer en sus casas, encontraron que el canónigo y sus compañeros halbían hecho aquel destrooo, se encolerizaron grandemente y se dijeron de una y otra parte mil villanías y vituperios. Mas el canónigo y sus compañeros esta:ba.1i gritando: "¡Justicia! ¡Justicia!", mientras los pañistas acudieron a dar querella contra el canónigo y toda su comitiva. El baile y el juez de 'la ciudad, informados del suceso, reprendieron muy severamente al canónigo y a sus compañeros hasta perderles el respeto, diciendo que habían heCho muy ma'l', y seña:ladamente al canónigo, porque se acompañaba con gente tan vH. 6. HallláJbase a la sazón en ,l a misma. plaza el Oanónigo de Misericord~a, el cual acudió a mantener la razón. de su compañero, y dijo así: ---íEl Canónigo de Persecución trabaJja para que se mantenga justicia, la cual quiere y manda que la luz de'! sol que ilumina los ojos, por cmyo medio quiere Dios que el hombre vea, no sea impedida de entrar en las tiendas por los engañosos pañistas, que tra.mpean a los que vienen a comprarles el paño. Los jugadores bellacos ni los demás pícaros no encubren con arte sus vidos, antes los están manifestando a todos, mas los pañistas celan con maña y ocultan lo que la justicia manda que esté patente y manifiesto; por cuya razón más rvi1' gente son estos pañistas que aquellos pícaros desvergonzados, en cuanto están más opuestos a la justicia.---IDespués que el Canónigo de Misericordia hubo dioho esto, el Oanóni'g o de Persecución, con todos los tahures y demás pícaros que iban con él, clamaron con altas voces: "¡ Injuria, injuria !hace el rey en no tener baBes, jue-
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• El orlglDal no menciona los plateros y sí los Icarnicers •. •
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ces o ministros que amen y siNan a 'la .justicia!" Y continuando en clamar: "¡'Injuria, injuria!", fuéronse todos al rey a 6 querellarse del juez, del 'bai1e y de sus miémbros todos, como también de los .p añistas, requiriéndole que les administrase y mantuviese justicia. El' rey, después de estar informado de todo el suceso, mandó y estableció que, en adelante, ningún pañista o mercader en su tienda tobertÍlro, ni cortinas, ni otra cosa alguna que pudiese allí impedir la luz y claridad del cielo ni la vista a los que quisiesen comprar panos. 6. En aquella ciudad murió un ca'b!l!llero, y mientras le nevaban a la iglesia a enterrar, seguían el cadálver su mujer, sus hijos y sus parientes, todos enlutados, y llorábanle grandemente, explicando el sentiIlliento con mesarse los cabellos y rnsgarse los vestidos. Acompañaba 7 también el entierro un escudero azmado, montado en lID caballo, arrastrando baJyetas, quien con fuertes gemidos lloraba la muerte de su señor, Uevando las armas punta a'bajo. Encontróse el Canóni'g o de Pe. se~ción con el entierro, y vió que los ql\le lloraban asl hacían deshonor a la V'Oluntad de Dios nuestro Señor, la cual quería que aquel caballero hubiese pasado de este mundo al otro. Ocasión le pareció ésta de trabajar por la justicia, y recurrió luego al Canónigo de Llantos y al Canónigo de Pobreza, rogándoles viIV3mente le 8IY'l1dasen a m3.ntener el honor que convenía hacerse a la voluntad de ooestro Señor Dios. Y los tres canónigos acudieron al príncipe y al obispo, y propusieron a los dos estas razones. 7. . --/Señores Idijo el Canónigo de Persecu~ión : en vosotros dos está representado el divino señorio; por tanto, os .pido decidáis si los que lloran al cabaillero difunto, que Dios quiso que muriese, (hacen deshonor a la voluntad de Dios. Y si por derecho de justicia juzgáis que ofenden a Dios, pido por sati-sfacción que de hoy . en adelante no acompañe al difunto persona al
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• cal cual se clamaren del vaguer e del batle e deIs drapers, e lo rey féu estabhmenh . , .En un gran cavall guan1lt cavalcava un escuder qUI cridava e plbrava la mort de son fienyor, e les armes a envers portava» •
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todo el dinero que se gastaba en las g3lI'IlaC'has y mantos de luto que vestían los que lloraban y asistían a la función fúnebre era hurtado a los pobres y al alma del difunto, y quería recobrarle y que ' se mandase que; en adelante, todo lo que habían de gastar en lutos fuese dado de limosna a 10$ pobres de Jesucristo, quedandQ prohibido el vestir luto por muerte de ninguno jamás. El obispo y el príncipe tuvieron Junta t:on los prohombres de la ciudad sobre lo dicho y alegado por los tres canónigos, y fué acordado y resuelto que en aquella ciudad para siempre se observase y guardase 1'8. ordenación y pr8igmática que se hizo al tenor de lo propuesto y suplicado por los 1lre5 canónigos. 8. Después de Navidad aconteció que el arcediano quiso ca litar su prima'a misa, y fué grande el concurso de la gente forastera que a'cudió para hacerle honor. Cuando el arcedia.no hubo llegado a la iglesia con mucho fausto y pompa s, acompañado de juglares, y estaba ya para empezar la misa, empezó el Canónigo de Persecución' a decir en altas voces: "SImple ifué nues't ro Señor Jesucristo, que quiso nacer y conversa'!' con los hombres con suma humildad y pobreza, para darnos ejemplo; mas 9 el arcediano, que con soberbia y vanagloria ha juntado aquí tanta gente, no parece quiera ser semejante a Jesucristo ni seguir su doctrina." 9. Mientras el canónigo exclamaba en esta forma, los circunstantes le '1'eprendían y le amenazaban; mas por eso no dejaba el canón.igo, levantando la voz cuanto podía, de corregir Qa fa:1ta del al'cediano, diciendo que no era lic~to ni conveniente que hombre alguno cantase misa ni ministrase un tan alto sacrificio como es el Santo Sacramento del AItar 10 teniendo en su cuer:po el demonio de ~a vanag,loria. Sobre lo cual lloró el Canónigo de Llantos el deshonor que se hacía a la misa. El obispo predicó para componer la paz entre el arcediano y la humildad; pero el Canónigo de Mundicia reprendió al obispo por haber dado el permiso al arcediano de empezar con tanto fausto y soberbia el más 11 alto y más noble y más santo ministerio de cuanto hay, y reprendió, asimismo, al rey por haber venido a oír aquella misa, que habían deshonr;:tdo cuantos ha'b ían concurrido allí. 10. Era pO'1' el mes de abril, cuando en aquella tierra, donde había venido el canónigo a predicar, se experimentaba una grande escasez de agua, por lo cual el obispo con muchos clérigos y religiosos hicieron una procesión a honra de Dios para que les diese lluvia para las mieses que morían o
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• .ab ¡¡ran pomba e ufana., dice solamente el texto catalán. • .Sí l artlaca avé en aJustar a sa mlssa tan gran solemnltat, ab ergull e vanaglóna vol ésser semblant l'artlaca a Jesu Chnst .• lO rdeguées cantar mlssa., leemos Implemente en el autor. " .10 pus noble oficI e·l pus sant e·l pus humll qUl pusca ésserl.
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de sed. El Canónigo de Persecución, como si fuese loco, según tenía poor costumbre, iba por la ciudad diciendo algunas locuras, a fin de inducir con éstas a los nombres a buenas costumbres. Y mientras continua:ba: en ir así, pensando todos que fuese loco, púsose en medio de la procesión entre el clero 12 y en alfa voz, para que todos le entendiesen, dijo estas pal'abr8!s: "Aquí es Dios !horurado por muchos clél'igos y . frailes para que envíe la lluvia para las mieses; pero pocos son los eclesiásticos y religiosos que honoren o quieran honrar a Dios, yendo a predicar a los moros y a los judíos y a • los demás infieles, entre quienes es deshonrado y ' desconocido el santo nombre de Dios, cuyas 18 almas por esta causa van perdidas y condenadas, de cuya perdición se sigue mayor daño, que no sería si se secasen todas las mieses de la tierra. Luego, si en esta ciudad hay tantos frailes y clérigos para pedir a Dios la lluvia, ¿ cómo puede ser que en . todo el orbe no pueda juntarse igual número, que vayan a predicar a los infieles la santa Trinidad de Dios y la encarnación y ¡pasión del Hijo de Dios?" Muy fuertemente decía el canónigo. estas palabras en alta voz, sin querer callar por ninguno. Dos capellanes le dieron algunos golpes y le sacudieron malamente poor lo que decía; pero cuanto más le maltrataban, tanto más rogaba a la justicia que le ayudase, pues la servia. 11. Acabada la procesión, sucedió que llevaban a ahorcar a un homh!-e por ladrón. Preguntó el Canónigo de Persecución a los que le acompañaban por qué habían de ahorcar aquel hombre, y respondiéronle que porque eora un gran jugador y gran ladrón. Preguntó después al sentenciádo si era verdad lo que decían. Y respondióle que había sido ladrón para poder jugar a la gresca con los dados. Entonces dijo el canónigo que el rey debía ser ahorcado antes que elladorón, y en horca más alta. Sintieron mucho aquellos ministros que el canónigo hablase del rey con tal desprecio; y después de haberse ejecutado la sentencia, llevaron al canónigo maniatado, como si fuera un loco, a presencia del rey, diciéndole todo lo que había dicho. El rey quiso saber por cuál motivo había hablado así. Y respondióle el canónigo que por Justicia, a quien servía; pues po'1" no haber prohibido el rey en sus dominios el juego a los dados, había sido ladrón aquél, que hubiera sido hombre veraz y justo a no ser por los dados. Luego [ dijo ] cuando el príncipe que da ocasión a la maldad manda ahorcar a los que hacen lo que él no quiere, debiera más presto ser ahorcado él mismo, que no los que ejecutan la maldad.--JMucho consideró el rey en •
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El texto primitivo pasa por alto .entre el clero •. Asimismo SIlencia . cuyas . tierra •.
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las palabras del canónigo loco, y dijo que éste se fingía loco y queria parecer tal para haoer sabios a los demás; y mandó I f que todos le y que ninguno le perdiese el respeto por lo que dijese o hiciere, y, asimismo, ordenó se . pU!blica.se por todos sus dominios un bando prohibiendo el Juego a los dados bajo de cieI"ta pena. 12. En ocasión que el C¡mónigo de Persecución salía de aquella ciudad para pasar a otra, aconteció encontrarse con una tropa de peregrinos que venían de Santiago, vestidos a semejanza de los apóstoles. Preguntóles el canónigo de cuál Orden eran. Y respondiéronle: De la de los Apóstoles.y luego el canónigo les diJO que el oficio que él eJeI"cía Y el nombre de la Orden que ellos profega¡ban concordaban entre sí. Entonces estos religiosos, que habían dicho ser de la Orden de los Alpóstoles, rogáronle les explic~se en qué estaba la concorda ncia que decía. Emplicóse el canónigo diciendo que el apóstol debe ser perseguido injuSltamente, por cuya razón, si ellos querian ser de la Orden de los A4lóstoles, conyenía que en las ciudades, vHlas y lrugares potr donde pasasen predicasen allí la palabra de Dios y reprendiesen severamente los pecados de los hombI"e5" sin temer la muerte o sufrir cualquier otro trabajo, y que fuesen a predicar la santa fe católica a los infieles sin temor alguno, a fin de ser más semejantes a los apóstoles. En esta forma iba el Canónigo de Persecución por aquellos países corrigiendo a todos los que no cumplian con todo su poder y deber en sus oficios y empleos, aunque muClbas veces era perseguido, herido y atormentado por aquellos que él estaba corrigiendo. Y por sus méritos hacía Dios muchos beneficios a todos aquellos países donde iba y mOI"alba este canónigo, porque en la multiplicación de los tTabajos y persecuciones que padecía, multiplicaba Dios en su puebl'o su virtud y gracia por los méritos del canóni'g o.
CAPíTULO LXXVII •
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DE QUOLIBET
1. Según tenía por costumbre, el obispo Blanquerna ordenó y mandó se tuviese una disputa quodlíbeta.Z, a fin que si algún eclesiást1oco o seglar veía o conocía alguna cosa que pudiese mejorarse o establecerse nuevamente en su obispado, fuese 31llí propuesta a manera de cuestión, p¡¡¡ra que él la pudiese reformar y poner en ejeCUción. Mientras el obispo
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'" ce man a que hom 11 Iaés honl'ament, e que d'aquí en avant fos e stablImt'n t e costum a que en aqudl a telra no fo s J OC de dn us • .
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en una ocasión se estaba en capítulo con la. disputa quodlibetaZ, vino un homlbre seglar a proponerle esta cuestión, a saber: si el obispo, a!l leVlallltarse por la maña.na, debe ir a paseo antes de decir u oír misa. Muchas razones se alegaron a favor de una y otra parte, pero el obispo solt6 la cuestión, diciendo que si los seglares tienen por regla y costumbre de ir primero a oir misa antes de ir a pasearse o hacer otras cosas, ¿ con cuánta ma,yor razón los eclesiásticos, que vi,v en del patrimonio de la santa Madre Iglesia, deben primero oír o decir misa 1 que hacer cualquiera otra cosa? Y no siendo aai, dan mal ejemplo a los seglares. 2. Otras muchas cuestiones muy buenas fueron propuestas en presencia del obispo, quien las soltó y resolvió todas; pero señaladamente se le propusieron diez cuestiones, que son. las siguientes: La primera, si los cristianos son culpables de la ignonncia en que están los infieles que ignoran la santa fe católica. La segunda, quiénes son los que tienen mayor poder y oportunidad, o los cat6licos, que tienen y siguen la verdad para reducir.a los infieles a abrazar y seguir las sendas dé la verdad, o los inf,ieles para echar a los católicos de la verdad y ponerles en error. La.- te!'cera, si los cristianos son culp8!bles de que esté en poder de los moros la Tierra Santa de ultramar, donde Jesucristo fué concebido y nació y fué crucificado y muerto. La cuarta, si los artículos de la santa fe católica de los cristianos pueden ser entendidos por razones necesarias. La quinta, si la fe vale más o menos, en caso de poder ser entendidos sus articulos por razones necesar,i as. La sexta, cuál es la más principal razón por que el-hombre fué criado. La séptima, si debe hacerse la visita sobre los obispos y los arzobispos, por la cual sean depuestos en caso de usar. mal de su oficio. La octava, cuál es mayor pecado, o que el obispo dé a sus parientes los bienes de la Iglesia o el retenerse para sí los bienes del cristiano que se encontrase ser judío. . La nona, si los bienes de la santa Iglesia debe el hombre emplear y gastar en pacificar los reyes y demás príncipes cristianos. La décima, cuál es la obra más noble que el hombre pueda procura,r a honra de Dio.s. 3.• Maravillado se quedó el obispo de las diez •cuestiones referidas cuando le fueron propuestas, porque teman mucho . 1
Digas(!, más bien, .cantar misa •.
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fondo y haJIta diíieultad 2, y muoho se discurrió sobre ellas por una y otra parte. Mas el obispo no quiso lesolverlas, sí que determinó pasar a Roma para proponerlas al Papa y a los cardenales que ras soltasen y resolviesen, y que obrasen en consecuencia de la resolución y determinación que tomarían. Y, si tal vez no lo hieiesen así, estaba en ánimo de reprenderles delante de todos, sin temor de perder su obispado y sin teme'r cualquier trabajo, ni aun la muerte. 4. Cuando el obispo Blanquerna estuvo en Roma, prop'uso en el consistorio ante el Papa y los cardenales las diez cuestiones referidas, y dijo en esta forma: "El error se ha introd'llci~o en el mundo, y nos halla·m os muy faltos de caridad y devoción. Ex;lrañada de entre nosotros está ~a virtud de Valor, según se notó ya en el libro de religión, por lo cual vengo a suplicar se me resuelvan y determinen estas diez c.uestiones, y a sus verdaderas resoluciones y determinaciones se haga la debida satisfacción, en que ;¡a verdad eche del mundo al error, multiplicando en él la caridad y la devoción." Muy del agrado del Sa'llto Padre AIpostólico y de los carde.. nales y de toda la corte fueron las cuestiones; y pasando a imormarse del sujeto, supieron que el obispo Blanquerna era hombre muy docto y de muy S3i11ta vida. Mientras que el Papa y los cardenales trataban de reso}ver y determinar las cuestiones referidas, fué voluntad de Dios nuestro Señor que el Papa caqese en una ep-fermedad de que murió, y por esta razón quedaron las cuestiones indecisas.' Finido es el rtercer n,~bro 3, del estado de prelacía, en que, por gracia de nuestro Señor Dios, se ha mostrado, con el ejemplo del obispo BJanquer.na y de sus canónigos, el buen modo que podrían los prelados practicar en reglr y apacentar las ovejas de sus obispados que estitn a su ca.rgo, como lo ejecutó santamente Blanquerna en su obispado para el ser. vicio de Dios con muy buenas ordenaciones, pías exhortaciones y bellos ejemplos, según queda dioho en todo este libro. ocar molt gran sentencia Signifiquen e molt .» • Aquí termina el capítulo, según el orlgmal 3
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EMPIEZA EL LIBRO CUARTO, QUE IRAT A DEL EST ADO APOSTOLICO
CA1?lTULO LXXVIII DE QUÉ MANERA EL OBISPO BLANQUERNA FUÉ ELEGIDO PAPA
Muy gran disgusto tuvo el obispo Blanquerna de la muerte del Papa por muchas l''3.zones, y señaladamente por 1.
razón de las cuestiones que había propuesto al Sacro Colegio. Mientras los cardenales trataban la oreación del .Papa, el obispo Blanq"uerna se fué a un cardenal para decir1'e que, si por algún motivo se dilatase la eleoción del Papa, rogaba y suplicaba con t9(ias veras que el interino se di'g nase de proveer se le diese respuesta y solución a las diez cuestiones que él había propuesto, por cuanto deseaba mucho saber el dictamen de los cardenales que tomaría.n en la detenninación de aquellas cuestiones. Respondióle el cardenal, diciendo que en breve 'tiempo se haria la elección del Papa, porque era muy grande inconveniente y que seria cosa muy peligrosa que el Pontificado estuviese vacante por mucho tiempo. Pero que él mismo, según le parecía a primera vista, respondería a una de las cuestiones, pero sin determinar aquélla. Y diJO de esta manera:
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-<.si los artí'Culos de la santa fe cristiana pudieran ser entendidos por razones contrarias, la fe, por esto, valdría me· nos, porque el hombre no tendría por ello tanto mérito. 2. Respondió el obispo, diciendo: -,oos maneras hay de demostración: la una es cuando la cosa se demuestra sin que pueda en ello haber contradicción, así como es demostrar que el cuadrángulo tiene más ángulos que el triángulo. La mra es cuando en ella puede ser hecha contradicción, como es probar la causa por su efecto. y poiI' esto, la fe tiene sujeto en aquello en que la demostración puede ser calumniada e impugnada. Pero que él no entendia decir que los articulos de la fe pudiesen ser demostrados de tal modo que no pudiese ser ,hecha contradicción, como se ha dicho de su primera especie de demostración, porque, si pudiesen ser demost rados por el primer modo de •
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demostración, seria imposible que los arliculos estulViesen fundados en la fe; y si que él preglln1laba si por el segundo modo de demostración podían ser o no entendidos los artículos, de forma que pudiese ser destruida por razones necesarias, y que lo contrario, por razones necesarias, pudiese ser destruído.-1A11'1l dij(¡ más el obispo [es a saber] ~ que si los artícu'los podía.n ser entendidos por razones necesarias, que él entendía probar por necesarias rarones que la fe por ello seria más noble y mayor y más meritoria, y que el entendimiento y la caridad estarían con más noble disposición, según está demostrado en el primer ltbro De la demostración de los a'l'tícwlos 1. Y si esto no fuese así, se seguiria que la fe y el entendimiento serían el uno para la destrucción del otro, lo cU8il es ianpostble, según las condiciones de los árboles del libro intitulado Del gentil y de los tres sabios 2. 1 'El Lltb'e de demostraclons (en la td de MagunCIa Liber 111"" ,'andaru!l! de"wnstlaClo'''IL!I~), Mallorca, 1274. Este hbro, redactado
orlgmanamen te en catalán, viene a ser un bello tratado de teodicea racIOnal para la conversIón de los infieles, dIVidido en cuatro partes' l." POSIbilidad para eL e"tetuhmienfo de demostrar en cierto 'm.od.o tos a,tículo.> áe la le cat6hca, 2,· Pruebas de la eXlsfe'/JC14 de Dios, 3.& p, uebas de la Tnnidad
4 & Pruebas de la cllcamaci6l1,
En él se nota el inflUjO de Ricardo de San Victor y de San Anselmo (ORL, XV), , Del LLtbre del gentIL e deis tre,~ sa'Vls (en la ed, de ~taguncla, Llber de genttll et tribus sap¡elll2bus) ya hablamos en el capítulo 24. nota l. • El p, B SALVÁ, T 0, R , en su trabajo Q¡wliter frdei al ttculi sint ratrolle denwnstrabIles e% B Raymlmdl L1~lh sententia, dice que, >-egún el Doctor Ilummado, lás razOnes necesarias, cuando se trata de demostrar los mlstenos de la fe. no engendran una eVidenCia en el entendImIento, y, por tanto, deben tomarse como necesarias en sentido lato, es a -saber, o porque se aSientan en pnnclplOs necesanos, es deCIr, las razones dlvmas o atnbutos de DIOS, o porque solamente suponen una neceSidad moral, o, fin a'l mente, porque ayu· dando la gracIa de DIOS, son en verdad efIcaces para ayudar a la fe C!lbtlana, El Citado autor trae a e ste r especto varios testImonios del Beato Así, por ejemplo, cuanto al mlsteno de la Encarnación: .Deslderavlt cognoscere mtellectub utrum Deus Slt mcarnatllS. Sed cognovlt Id proban non poss e de 1Jecessltate, vldehcet tDeum esse mcarnalum' eq qUla taltb in carnatlo non est naturali s, neo e~ altquld quod Deum cogere pOSSlt ad recrplt"ndam humallam natu· ram Sed ascendü intellectus ad TatlOnes Del, quae aequahter muo·
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3. Agradó mUClho al cardenal la respuesta del obispo, y cuando se halló en el consistorio con sus compañeros, él alabó mucho al obispo Blanquerna por su ciencia, según la respuesta que le había dado. Mientras el cardenal así alababa al dbispo Blanquerna, sucedió que aquel eclesiástico que había renunciado el obispado que ten~a el obispo Blanquerna 3 había venido a la corte romana con dos reUgiosos y un hombre seglar, y todos cuatro habían aprendido y sabían muy bien la lengua arábiga, y habían pasa40 a la corte para pedir licencia y la bendi'Ción con letras apostóUcas para pasar a aJguna tierra de infie1es a predicar y convertir aquellas gentes hasta recibir el martirio por amor de Dios. Y mientras esta,ban en el consistorio con los cardena;les, declarando su , petición, sobrevino el obispo Blanquerna, y, como se conocieron, fué muy devoto y amoroso el recibimiento que recíprocamente se hicieron. Y ~ habiendo sa1ido Blanquerna del conexcluye la fe. l>or otra parte, Ramón Llu\l no se cansa de repettr en sus escntos que él qUiere probar los arllculos de la fe de tal manera «quod habltus fidel maneat Integer et 111eS1/.s» (Supp/.icatto sacrae theo¿ogulC pro/cssol'lblls ac baccataure1s Studlt Par/Slcnsls) Cf. Ana/eela '[el tu 01 dI/liS Regulans Sanc/¡ FraJ1CISCI, 1 (1935),
285 ss., 312 55 , 352 ss TambIén en este C:r¡.>ílulo de 131a/lqlleJ /la, ¡S, n. 2, se hab:a de demostraciones que no InJunen en I1lnguna manera la fe, HistÓricamente hab:ando-y lo confiesa Carreras y Artau ( HJstorta de la filoso/Ea e.pañO'/a, 1 [1939], 522)-, las famosas razon.es necesarias y todas las audaCiaS lultanas tocantes a la demostración raclOnal de la fe cristiana no van más allá de la doctnna agustll1lanoanselmlana. iVlás que demoslrar necesariamente los misteriOS revelados, cosa qUe Llull Juzgaba no sólo impOSible, SinO también pecamInosa' qlLla. j i.n itltm !Ion potest W1uprehendere lnflnltU1J~ ( Lroer de pcrscltate, c6d. Ottob lat. 405, fol. 199 v ), quería hacerlos lazo'nables en todo lo poSible, lo que es cierta manera de demostración' de conVel1lenCla, usada hbremente por los Santos Padres y teólogos, Más que ensal~ar la Hlzón humana con me no~cabo de la fe, quería servirse de ella para exaltaCión v propagación de la fe católlca Y, en este sentido, se dmglrá a los profesores y bachIlleres de la UllIver-. sldad de París, diciendo: .Quolllam est maxlma derogatlo cathohcae fldei, quod aput mfldeles commumter est dlvulgatum, Vldellcet, quod hdes christlanorum per ratIones cogebtes humanum mtellectum SIL magis improbablhs, et propter hoc aS5~runt quod christlana fldes per nullam lDsol ubllem .ratlonem p~It confirman, sed potlUS lmproban; qui etlam dleunt quod nos fideles ch,nstlam hoc idem dlcamus: Ideo Raymundus advertens qnod hoc Slt extlrpandum, snp'phcat, quanto humlhus et ardentlUs potest, facultati sacrae theoIO~lae venerabllium maglstrorum, quatenus VOblS reverendis maglStrIS ae domiDls placeat in scnptIs ponere 11l9S rati
• cE<>devenc"se que lo c1ergue qUl sulia ésser bl,be del blsbat on Blanqnerna era bisbe .• • • El original calla .y habiendo ... conSistorio •.
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sistorio, ios cardenales preguntaron a aquellQs cuatro que allí se h8Jbían presentado de las cualidades de Blanquerna, y ellos dije~n mucho bien de él y les refirieron todo el bien que primeramenrte hizo en la abadía y lo que últimamente había obrado en su obispado, según ya hemos dicJho. 4. Sucedió cierto día que, estalIldo comiendo un cardenal, vino a su corte 1m juglar muy bien vestido y muy bien aderemdo, que era hombre de muy aglQdable y graciosa 1'0quela, de bello y gentil ta!lle y cantaba y tañía muy bien los instrumentos. Aquel juglar se hacía llamar juglar del Valor, y era aquel mismo que Blanquerna encontró en la selva cuando encontró al emperador y a Valor, como 5 está dioho. en el' libro segundo, oa.pítulo de Valor. Cuando el C3Il"denal hubo ya comido, entró el juglar y cantó unas ca;nciones y coplas que el emperador babía compuesto a honor de la Virgen Santa María y de Valor, y tocó algunos instrumentos, con los cuales formaba las danzas y notas que el emperador ' había hecho a honor de nuestra Señora.. Y fué muy gustoso y agr8Jdable de ver al juglar con sus instnlmentos. Cuando el juglar hubo conduído toda esta dilV'el"Sión, le preguntó el cardenal de algunas noticias y de su estado. 5. Señor ¡respondió el jugla.I"--1: por disposición de Dios sucedió que mi señor el emperador y yo nos encontramos en una selva con un santo hombre, que se llamaba Blanquerna, el cual iba buscando por aquel desierto algún puesto proporcionado en donde pudiese poner su ermita, para adorar y contemplar a Dios nuestro Señor todos los días de su vida. En aquella selva estaiba la vil1tud de Valor, qtre se 1l3rmen taba contra aquellos que la hrubían quit8Jdo y mudado su nombre y todos los días la están persiguiendo en este mundo. Y, por eso, mi señor el emperador ha nOln'br8Jdo diversos juglares para que vayan por el mundo y sean predicadores y pregonerQs de Valor, y entre eUos me ha enviado a mí a esta corte paxa ser loador de Valor y reprender y call1mniar a todos aquellos que son sus contrarios, alabando a Desvalor en apariencia de Va:lor.--..A.gradaron muCho al cardenal y a todos los de su corte las '"palabras y razones del juglar, y después el cardenal le mandó dar una bella copa de plata dorada en que él bebía; pero el juglar no la quiso aceptar, diciendo estas palabras: . 6. M3Indamiento se me ha hecho por el emperador, mi señor, y lo he jurado corporalmente sobre los Santos Evangelios, de no tomar cosa a1guna de este mundo de ninguna persona, sino sola.mente de mi señor el emper8Jdor, el cual me da renrta bastante todos los días para todo lo necesario que yo he menester para mi subsistencia. Por lo cual yo estoy • Isegons que és recontat en 10 capitol de valon. •
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excusado de reciJjir vuestro regalo, y tamlbién porque por dá· dirvas son corrompidos ltos juglares en alabar 3Jquellos que deben ser blasfemados y en blasfemar aquellos que deben ser ala,bados. Y por cuanto por semejantes falsa,s ala:banzas y blasfemias sea deshonrada y olIVidada la virtud de Valor, por tanto, mi señor el emperador no quiere que yo, ni otro juglar alguno de su corte, tome dádi'V-a alguna de vos ni de hombre alguno del mundo. 1. Buen amigo--jI'espondió el cardenal ,¿ por ventura, conoceríais vos aquel hombre -que vos llamáis Blanquerna si lo viérais? . -!Señor respondió el juglar ,muy bien le conocerla yo -si le viera; pero no creo verle en un lugar como éste, porque creo tiene hecha su habitación en lugares desiertos e inha'bitaaos, en la cual propuso mi señor el empeTador ser su compañero cuando hubiese ordenado su imperio y educado a su hijo hasta que fuese maJYor y pudiese y supiese regir bien y . gobernar su imperlo.-1El cardenal en'Vió por el obispo Blanquerna, a que viniese luego a estar con él. Y habiendo llegado a:lli, el juglar le miró 'Y remiró, 'Y conoci.~r.dole, tuvo gran gusto de verle~ pero se maravilló mucho porque lo vió tan noblemente 'Vestido y que tra:ía aniUo de oro en los dedos. El obispo ' le preguntó por el emperador, y refirió al juglar toda su vida, porque el juglar quiso sa1: . rla, para que le couigiese, si G acaso se había enrtibi'a do en su devoción que tenia antes de ser ermitaño. 8. Gran complacencia tuvieron uno del otro de haberse encontrado aUí, yel juglar rogaba mucho al obispo Blanquerna que le ayudase en aquella corte a mantener Valor mientra's estuviese en ella, y el obispo le prometió que ~o haria . muy gustQl$amente. Al otro día por la mañana, después de misa, el juglar se presentó en el consistorio de los señores cardenales, en donde se esperaban el uno al otro para hacer su elección; y cuando estuvo dentro, en presencia de los cardenales, dijo estas palabras: -Nalor tiene mayor esperanza en aquellos que son lmIIY0res y más honrados en este mundo que no en los otros; y aquellos le hacen más deshonor que por ella están en mayor honor, y por esto se les sigue y espera mayor culpa y maldición, por la cual llevarán en el otro mundo ma!Y'Qr pena, que no tendrán aquellos a quienes Valor no les tiene tan honrados, por el m!IJyor deshonor que hacen en este mundo a la virtud de V.alor. . 9. Cada lino 1 de los cardenales considero muy profundamente lo que el juglar les había dicho. Y después de haber
' -• csi·s fos
rerredat de la devocló que sulla haver a éss er emllta. . , La' versión castellana no 6e ciñe bien al texto catalán, que reza así: .Cascú deIs cardenals considera moll fortment en les parauJ.es que.1 juglar deia; e 10 cardenal reconta a SOIS companyoDs »
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saIido éste del consistorio, el cardenal que le había con'Vidado refirió a sus compañeros todo lo que el jugla'I' le había dicho de Blanquerna, y por' aquellas palabras que el cardenal les dijo en faIVor de Blanquerna, y por otras muchas que he.bían oído decir a otros, concordaron unánimes todos los cardenales en elegir que Blanquerna creado Papa. Y todos quisieron y dijeron en una voz que él fuese Papa, y luego inmediatamente cantaron el Veni Creator Spiritus y el Te Deum laudamus, y tomaron a Blanquerna para sentarlo en ta silla apostolical; pero Blanquerna no lo quiso, y dijo estas palabras: 10. Fama es por todo el mundo que el Papa podría con sus hel'manos los cardenales ordenar y poner en buen estado a todo el mundo, si quisiese. Y como el mundo ahora se halle en tan gran discordancia y desorden, es cosa tem¡erosa el ser Papa, y en él es significada gran culpa mienÜ'as no use de su poder en ordenar el mundo, siguiendo su voluntad todo el poder que Dios ,le dió para ordenarle. Y, como yo sea indigno de tener poder tan grande, en cuanto me falta el saber y querer, por esto tan noble y tan grande poder como es este poder apostolical, no debe ser encomendado a mi flaco saber y querer. Y, por tanto, yo renuncio el poder apostolical y pido que sea dada respuesta a las diez cuestiones que yo he propuesto a esta corte. 11. Cuanto más fuertemente el obispo Blanquerna se excusaba y renunciaba el pontificado, con tanta mayor fuerza se movía la voluntad de los cardenales a que él fuese Papa, siendo condición de la elección que aquellos que más fut!('temente ~e eocCUSaJIl y renunoia.n deben ser preferidos en la elección, como se convenga con las demás condiciones que corresponden al hombre di'g no de ser elegido. Mientras que así se estaban, excusándose el obispo Blanquerna en que de ninguna manera quería ser Papa, uno de los cardenales, que deseaba serlo, dijo que él queria hablar aparte a sus compañeros, y les diJO estas palabras: Muchas veces sucede que ~os hombres, con maestria, se hacen de. rogar y rogar en admit ir el pontificado para que tengamos voluntad en CI'tlarle Papa. Luego, si en él hay esta tal vohmta:d, 'Por esto es indigno de ser Papa. 12. Pensaron mucho los cardena.les en lo que el cardenal les propuso; pero, por cuanto vieron que en l~ palabras del obispo Blanquerna no se significaba haber maestria alguna, y ya por la buena. fama que tenía y porque aquel cardenal queda ser Papa, de lo que tuvieron a!lgún conocimiento por ciertos indicios, por esto conocieron que lo que el cal'denal decía era todo cautela, y quisieron de todas maneras que el
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obispo Blanquerna fuese Papa ,por 8 la buena fama que tenía. Pero, con todo esp, no quiso admitirlo ni otoI'garlo hasta talllto que uno de los cardenales le dijo que, si él era PalPa, podría ordenar todo aquello que deseaba cumplir por la solución de las cuestiones sobredi~has. Y por este motirvo, el obispo Blanquerna, con gran temor y con grande esperan:¡;a de que Dios le ayudaría y con la intención de que podría hacer mayor fruto y provecho a la ordenación que sign~!fiC8Jban las cuestiones, consintió entonces en recibir el oficio papal, y dijo estas palabras. 13. tEn mí ha.y falta de sa'b er y querer que sé iguaile a:~ poder apostolical. Si por vosotros soy elegido Papa, os pido que me ayudéis, como por igual querer y saber usemos del poder que se me ha dado en procurar que Dios sea conocido y amado, y que su pueblo sea por él .b ienaventurado. y si no lo hiciereis, me haréis grande injuria y gran pecado. Todos los cardenailes prometieron gustosamente al Papa que le ayudarían en todo lo que er:a su val untad, según la libertad del saber y del poder que Dios les había dado y según el cargo a que Dios había sujetado su voluntad a s'e rvírsele. Y, de esta forma, el obiSlpo Blanquerna fué elegido Papa .
.cAPíTULO LXXIX DE LAS ORDENANzAS qUE EL PAPA BLANQUERNA HIZO EN SU CORTE
1. Según dejamos ya referido, quedó elegido y creado Papa el obispo Blanquerna. Bendito sea Dios por ello. Anres que el Papa Blanquerna diSlpusiese a11guna ordenación en' su corte, estuvo así por algún tiempo con inacción, por el fin de ex,nninar y conocer el estado y modo de la corte, y todos loS días iba notando en unas tablillas que lleVl8.ba consigo todas aquellas cosas que necesitaban de mejoraISe en su corte: Sucedió un día que, estando el Papa Blanquerna en la ventana, vtió venir un cardena:l con muCho acompañamiento de su familia, los cuales iban muy bien vestidos y montaJdos a caJballo; haJbía muChos parientes del cardenal'. Y poco después vió venir a otro cardenal con poco aJCompañamiento, y que no iban tan bien vestidos y ataJViados. Consideró mucho el Polpa todo esto que había visto de los dos cardena:les, y cuando estuvo en el consistorio, dijo estas palabras al cardenal que había venido con poco acompañamiento y humildemente vesti:do y ataviado: • No leemos en el ongl1l al "por. tenia.. .
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2. -iSaber quiero de vos la causa: ¿ ,p or qué no habéis veni'do a mi corte con tanta compañía y tan noblemente vestida como el otro cardenal que venía delaJJte de vos, siendo así que vos tenéis obligación de honrar tanto a mi corte como el otro cardenal, teniendo vos tanta renta como aquél? --¡Señor 'respondió el cardenal , yo para la manutención de mi familia y en la limosna consumo toda la renta del cardenalato, que no me sobra nada 1, y he prestado juramento de no tomar dádivas de hombre ninguno por servicios ni sobornos; y como mis rentas no basten para- más, por eso no he podido llevar más acompañamiento ni más bien ataviado. !Preguntó el Papa al otro cardenal por qué había venido con tanto acompañamiento y tan bien vestido. Respondió el cardenal que para.honrar a su corte. El Papa hizo estar a la vÍl:,ta de este cardenal, y quiso informarse con toda dmgencia de su modo de virvir. Y halló que el cardenal tomaba servicios y sobornos, 'Y había quebrant ado el sacramento y promesa que había prestado cuando fué creado cardenal y que las gentes le prestaban servicios y rogaban con donativos para el despacho de sus peticiories y negocios, y le acompañaban siempre que iba a la corte; y por eso llevaba mayor acompañamiento que los otros caordenales. 3. Oierto día sucedió que el Papa convidó a todos 1'os cardenales, y tuvo gran co!'te aquel día. Y después de haber comido entró por el palacio un hombre vestido como loco, raso de cabem, que en la una mano traía un garvilán y en . otra. un perro atado con una cuerda. El hombre saludó al señor Papa, a los señores cardenales y a toda la corte, de parte del señor emperador, y dijo estas palabras: Yo soy Raimundo el fatuo, y vengo a esta corte de mandamiento , del emperador para usar de mi oficio y para buscar a mis compañeros. Y habiendo dicho estas palabras, dió de comoc al gavilán e hízosele venir a la mano dos o tres veces. Después le hirió con la cuerda con que llevaba atado a su perro, y otra vez le llamó que viniese a la mano; pero el gavilán, escarmentado de haberle herido el loco, se escapó volando fuera del palacio del Papa y se hizo salvaje. Después que Raimundo el fatuo huho peordido el gavilán, él sacudió y castigó muy fuertemente a su perro dos o tres veces; pero siempre, y cuando le llamaba, el perro se volvía a él voluntariamente, que no se le esquivaba. 4. . Raimundo fatuo preguntóle el Papa ,. ¿ cuM es tu oficio? ¿ Y por qué has venido, como dices, a esta corte para. a tus compañeros? ¿ Y qué significa lo que has hecho ante nosotros cOn tu gavilán y con tu perro? Se1
Según el origlDal, están de más las palabras ODa me sobra
c.ada •.
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ñor respondió Raimundo el fatuo , yo me hallaba én 111. corte del emperador y aprendía de ser loco para ganllll' dineros. El emperador me ha contado tantas cosas de la pasión de Jesucristo y de la nobleza de Dios, que quiero ser loco para hacerle reverencia y honor, y no quiero guardar modo en mis palabras, a fuer de gran amor. Y por cuanto vuestra corte tiene mayor honor por la encarnación y la pasión de mi .Amado que cualquiera otra corte, creo encontrar aqui muchos -compañeros que sean de mi oficio. El gavilán significa los hombres que no ayudan a sostener el honor y la ordenación de V'Uestra corte sin paga y sin servicios, y cua.ndo el hombre les pi~e alguna cosa sin darles nada, entonces el hombre les hiere su corazón con pena y trabajo, y por eso se hacen a:l hombre extraños y esquivos. El perro significa los' hombres que viven ta,n infla.mados del amor y unidos con el honor y ordenación de vuestra corte, para que Dios sea en ella honrado, que sin satisfacerles el hombre sus trabajos sufren voluntaria y gustosamente trabajos y afanes por aquellos que tienen pretensiones en la corte, y ésos son alna'bles a los hombres y agradables a Dios. 5. Habiendo Raimundo el fatuo hecho su oficio y respondido al Papa, el juglar de Valor cantó y tocó sus instrumentos muy dulcemente a honra de Valor, y despllés dijo e's tas pal8lbras : 'Poélll'a lar
• .en son coratge e en son arnés., dice senCIllamente el autor,
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que de todo BU saber y querer ayudarían a mantener el pode!" que tenían en honrar a Valor. Todos los cardenales, a excepción del camarlengo, dijeron al Papa que estaban prontos a convenir en ordenar todas aquellas cosas por las cuales fuese restablecido a Valor el honor que solía tener. 7. Yel Papa, con grandes l{¡¡grimas y de'Y'oción, teniendo presente virvamente el cal'go tan grande en que estaba con&tituído para honrar la santa pasión ' de Jesucristo, dijo estas palabras: Quince son los carrÍienales que me están dados por compañeros, por los cuales pueda yo ser conservado y asistido en ser en la ItierI1a. 'procura.dor de Jesucristo. Dividamos en dieciséis partes 3 el himno Gloria in excelsÍ8 Deo, y la primera parte me sea dada a mí, por SOl el primero por la dignidad de oficio, y a cada uno de los cardenales le sea dada su parte según el orden y antigüedad de su oficio y según la serie de cada una de las partes o versículos; y cada una sea el propio oficio, con el cual se tenga cada uno por obligado en honrar y mantener la corte, para que en ella y por ella sea honrado JesuCll'isto, y por toda la redondez del mundo. Todos los cardenales tuvieron por muy santo y bueno lo que el Papa les propuso, y Su Santidad tomó por oficio propio Gloria in excelsis Deo; después el cardena'l decano tomó Ert in terra pax hominibus bonae voluntatis, y así, consecut~óVamente, los demás cardenales, por BU orden, tomarbn las partes y versículos siguientes; y' a cada una parte le asignaron por propio oficio, y cada uno de ~os cardenales era llamado con el propio nombre del versículo que le correspondía por la serie y el orden del Gloria in excelsis Deo. 8. H'3Ibiendo hecho el' Papa y los cardenales la ordenación sobrediCha, ordenaron también que todos los cardena- ' les tuviesen rentas iguales para el gasto necesario, y determinado nÚmero de familia y cllibalgaduras, según lo que convenía a justicia, templanza y humildad, como también que tuviesen aIguna ayuda de costa supernumeraria para los gastos emraordinarios, y tan suficielllte que no tUóViesen necesidad de tomar de ninguna: persona servicio a:1guno ni soborno, mientras no fuese alguna cosa comesUble, y el cardenal que tomase servicio de cualquiera pelsona, que fuese privado desde luego del cardenalato; cuando no, que el Papa y todos los cardeniJ,les hiciesen alguna penitencia, ruyunando a pan y agua todos los viernes, hasta que el cardena'l humese perdido el cardenalato. Es-te e'Sta.blecimiento fué confirmado por el' Papa y los cardenales, y fué estipulado con promesa y juramento. Después fueron nombrados varios oficiales, que se llamaban espías, para que éstos velasen si algún cardenal
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• .en .xv. parts. , leemos en el texto cata lán • ce a cascuna part aSlgnarem propl uficll>.
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oontravenia a los establecimientos referidos. Y sobre estos espías fueron asi'g nados otros, para inquirir si aquéllos Cl1m-' pUan 'bien en su oficio, y si no lo hiciesen, que fuesen privados perpetuamente de toda prebenda y de cualquiera otro beneficio eclesiástico. Muy bien ordenado fué el establecimiento referido, siendo muy necesaria su consel"Vacjón, a fin de que los cardenales por el motivo del mayor poder no tengan disensiones entre sí, ni soberbia el uno contra el otro, y que los que V'an a la corte a sus pretensiones no sean robados ni vivan con pobreza ni mal ejemplo, ni se les dé ocasión de murmurar del Papa y de sus compañeros, antes bien, conciban mayor devoción de loar y servir a Dios y por la santa vida, caridad y hermandad del Papa y sus compañeros 5. • La reforma de la Cuna romana y del alto dero, decretada en la sesión XXIII del Concllto Tndentmo, era uno de los Ideales más acanclados por Ramón Llu.Jl. Aquel gnto angustioso del santo obls~ po de Braga, Bartolomé de los Mártires: dllustnsslml cardmales mdigent, ut mlhl vldetur, 11Iustnssima reforma., ya lo había profendo siglos antes, no sólo en orden a los cardenal~, sino tllmblén para los obISpos y alto clero] Llull, el llamado Plum.tasticus. Ni se contenta el apóstol mallorqum con lamentar-lo que hace con todo . resPeto aquella ola de mundanidad y corrupcIón que mvade las altas jerarquías erleslástlcas, SIDO que no para hasta dejar establecIdo el tipo 1deal perfecto de 10 que él llama apostólICO seño'rfo, como verá el lector por lo que se dIce en e!>te y sIguIentes capítulos del Blanque1 na.
,Qué más? Aun osaría decir que parecen Illsplradas en el Blanquerna las sigUIentes ordenaCIOnes, contenlda ~ en el decreto de reforma, cap 1 de la últIma ~esl6n del ConCIbo de Trento.« Haec cum ad restltuendam ecc1eslastlcam dlsciplmam praecipue esse Sancta Synodus antmadvertat, admonet eplscopOS, ut 6ecum ea saepe medltantes, factis etlam IpSIS, ac vItae actlOntbus, quod est velutl perpetuum quoddam praedlcandl genus, se muneri suo conformes ostendant: m pnmlS vero Ita mores suos omneó componant, ut rellqU1 ab els frugalttatts, model>t1ae, contmentlae, ac quae nos tantopere commendat Deo sanctae humllItatls exempla parere possint. Quapropter, exemplo Patrum nostrorum in Concllto Carthagmeñsl, non 601um lUbet ut episcopi modesta superlectlh, et mensa, ac tota 'elU6 domo caveant, ne qUId appareat, quod a sancto hoc mstltuto Slt ahenum; quodque non 61mpltcttatem, Del zelum, ac vanltatum contemptum praeseferat Omnmo vero els mterdlclt ne ex redltlbus Eccleslae consangumeos, famularesve s uos augere studeant, ne res eccleslasticas, quae Del sunt} consangumels don.ent; sed, SI paüperes smt, iis ut paupenbus
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9. A más de las ordenaciones y establecimientos "Sobredichos, fué asimismo ordenado que de los bienes de la santa Madre Iglesia y de los que sobre del gasto a los obispos y aIrzobispos y dem{u; pTelados 6 y religiosos procurados, gobernados y mantenidos los oficios, y que todos los obispos, arzobispos y prelados, y sus súbditos, deban Se!' tenidos en abastecer y reemplazar a los cardenales, para que • puedan proveer con sus oficios en todas sus diócesis. 10: Fué ordenado también por el Papa y los cardenales que, lID día en la semana, el Papa tuviese consistorio con los cardenales ta.n solamente. y ~ue en él cada uno acusase al otro, como lo hacen los religiosos en su capítulo, y que cada uno de los cardenales p,idiese venia y tomase disciplinas 7 por sus ¡faltas, en presencia de los otros. Y este mismo establecimiento fué ordenado por los mismos cardenales, en que Un día ~n la semana tuviesen capítulo o residencia cada lino en sus oficiales. Después fué ordenado que llDO de los cardenales tuviese capítulo a los escribanos un día en la . sema.na, y después de aquél, otr.o cardenal, y asimismo los jueces y abogados de la corte, según se seguían por orden. 11. Otro estatuto muy impO'rtante y necesario ordenaron el Papa y los cardenales, y es que por todo el mundo tuviesen procuradores que les hiciesen sabel: por cartas o · por otros mensajeros el estado en que se hallaban los pueblos, para el fin de que si en ellos oculTiese alguna irregularidad o mudanza, o se necesitase de enmenda'l' en ellos alguna cosa, que pudiesen desde luego tratar y proveer de re-
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merito omnlum in se aculos convertanh (Sacl'osa1lctum , oecumenicum ConClllum Tndentlnu,¡ n .. [Matntl, 1769], 367-368). A la verdad, qt,te los cardenales, obISpos y altas dIgnidades de la IglesIa vIvan contlDentemente; que moderen su tren de vIda; que renuncIen a la SImonía y al nepotIsmo, que tantos males acarrean a la Iglesia, y, SI en algo qUIeren favorecer a sus parIentes, sea como a pobres y en cuanto 5OnJobres; y que, por su alto rango y como co.:aboradores que son d Vlcano de Cristo en la tIerra, atraen sobre sí las mIradas de los crisbanos, SIendo por su buen eJemplo motivo de edúicaclón a todos, y, por su mala Vida, pIedra de escánda!o; todo esto repIto ,y mucho más, 10 dIce y recomienda el autor del Blan-quef"na, ora en parábolas y alegorías lora en térmIDos claros y preCISOS, como se ¡rueba de la lectura ae lo!> capítulos 68 Y 6g Y del 79 Y sIguIentes. C mI artículo Rem,mscencias lul.anas en la obra re• formadora de T1 wto (Palma de Mallorca, 1946) y Boletín de la Sociedad Arqueol6gica Lulü:¡na, XXIX (1945) , 491-49Ó.
• ce de la superfiuytat que.1s blsbes e.ts arquebisbes e altres prelats han de despendre los béns de santa Esg1eya, fossent procurat& los OflCIS que.Js cardenals han preses de GLona m excelslS Deo, e que un deIs cardenals fos tengut a respondre a la messI6 de tots e19 ufícis, e que tOt5 los blSbeS, arqueblsbe6, pre!ats, e lurs sotmeses, deguessen bastar 10 cardenal com pogués provelr als oflcis» T Ramón Llull dice solament~ «prengués venies •. ,
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medio para la utilidad y provecho de aquellas tierras. De este modo ordenó el Papa Blanquerna y enderezó su corte, cuyo buen gobierno y ordenanza n() lo pudiera ni,nguno eltpresar. y el mérito que por ello tendría, ¿ qUién os lo podrá decir y escribir? •
CAPíTULO LXXX •
DE "GLORIA IN
EXCELSIS DEO"
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1. El Papa Blanquerna tuvo consistorio con sus cardenales para el fin de que por sus buenas obras fuese dada gloria a Dios en ~as alturas; 'Y por esto, el Papa ¡-ogó muy encarecidamente a los ca!r'denales que le ayudasen a usar de su oficio en dar gloria a Dios, de tal manera que las gentes pudiesen restituirse a la intención por la cual son los oficios y las ciencias y dar gloria a Dios, por cuanto el mundo ha llegado a tan grave defecto, que apenas hay hombre alguno que tenga verdadera intención a:l fin 'Por que es creado, ni al oficio en que está constituído. Mientras el Papa así exhortaba a los cardenales, un embajadO!r' moro entró en el consistorio, y, en presencia de todos, presentó al Papa una carta de parte del soldán de B!I1bilonia, en la cual, entre otras muchas cosas, le decía que se maravillaba 1 mucho de él y de todos los príncipes y reyes cristianos, pO!r'que no conquistaban la Tierra Santa de ultramar y porque querían llevM" el método de su profeta Mahoma, que adquirió aquellas tierras por conquista a fuerza de armas, y no querían llevar el modo que usó JesuCll"isto y sus apóstoles, los cuales con la predicación y martirio convirtieron a todo el mundo. Y por cuanto el Papa y los cristianos nu querían seguir el modo que tuvieron los primeros fundadores en conquistar las tierras, por esto no quería Dios que ellos 2 fuesen poseedores de la Tierra Santa de Jerusalén ni de las demás ultramarinas. Estas letras presentó el moro al Papa, y otras semejantes a los reyes y príncipes cristianos 8. Consideró mucho • ese maravellava molt. com en conquerir la Sant a Tena d'wtra mar prenten la manera de lur profeta Mafumet qui les terre6 que conqués .... • En el texto catalán leemos tan sólo .el1s posseissen la S anta Tena d'ultra mano o Fracasadas o en vías -de fracasar las Cruzadas, Llull pone 6U confianza, más que en la fuerza de la5 arma~, en una cruzada espl" ritual por medio de las armas de la persua<;lón y de la dIaléctica . También en el Llif>re de contemp/.ació (Mallorca, hacia I272), el Beato dice qUJE: el Santo Sepulcro y la Tierra Santa de ultramar de" ben c:onql¡jstarse no con el hIerro, sino con la predIcaCIón, la can-
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el Papa y los cardenales en lo que el soldán le habia escrito; y entonces Raimundo el fatuo les dijo estas palabras: -Envió la Fe a Contrición para que la Esperanza le remitiese devoción y perdón, para que l'e 'honrasen 'en aquellos lugares en donde su amado Jesucristo es deshonrado y vilipendiado. El juglar de Valor dijo también que gran deshonor recibe la virtud de Valor en aquelloS" lugares en donde el Hijo de Dios S' los apóstoles la hicieron mayor gracia y honor que en ningún otro lugar del mundo. Habiéndose prodad, las oraCiones y el de~eo del marUrlO Merecen citarse sus palabras' cMolts cavallers veg que van en la sancta terra d'outramar e cuyden aquella conquerre per forsa d'armes On, com ve El la fl, tots s'i consumen, sens que no vénen a fl de so que s cuyden. On, par-me, Senyer, que lo conquenment d'aquella sancta terra no·s deja conquenr sin6 per la manera on la conquesés v6s e·ls vostres apostols, qUI la conquerís ab amor, e ah oraClOns, e ab escampament de lagremes e de sang. Con lo san t sepulcre, Sen yer, e la sancta terra d'outt'amar par que S deja conquerre per pre111caci6, mIlis qu~ per for~a d 'armes, faen-se a avant, Senyer, los sants cavallers !reJ¡glOseS, e guarnesquen-se del "en val de la creu, e umplen-se de la gracIa del Sant Splnt, e vaJen preicar ventat de la vostra passi6 als mfeels, é escampen per la vostra amor totes le~ aigues. de lurs ulls, e tota la sang ae lurs cors, alxí com vós feés per amor d 'ells I Tant cavaller e tan noble príncep és anat en la terra d'outramar, Senyer, per conquerre, que, 51 a v6s plagtlés la mauera, bé par ver que la aguessen tolta als sarrayns qui mal nostre grat la posseexen, (ORL, IV, 58-59). Sm embargo, no se puede negar que en las obras de Cruzooa del bIenaventurado Maestro, Singularmente en el tratado De fine (Montpelher, I~05), juegan un papel SImultáneo las armas materiales .. las espmtuales, pero aquéllas subordmadas a éstas. 5610 es lícito .. char mano de las armas materiales cuando ellas están al serVICIO de las armas intelectuales (Ibíd, ORL, VIII, 3ió) : «On si )a C (tots els eresllans) mou la 1 (potencIa motIva) enteIlectual a endressar la I (potencIa motIva) entellectual de Jos mfeels, adanes és leguda 'Cosa que per armes e per farsa sensual se mova la 1 ('PO" tenCIEl motiva) sensual de la C (tots els crestlans) contra la 1 (potencIa motiva) sensual deIs mfeels, qui vol destrUIr la 1 (potencIa motiva) sensual de la C (tots els crestlans) .• Cf. CARRER\S y ARTAU, 1. c, p. 625 55. NI es necesano salIrnos del Bum.q1te1J1/I. (cap. 87, n. 4), para ver en toda su pureza el pensamIento del Beato: cEn una província s'esdevenc que los benauyral!. devots qUI ana ven preycar la paraula de Déu als mfeels, no foren esc-óltats, e gita.'1s hom de la terra. E lo cardenal recorrec al bra<; seglar, e tracta ab los prínceps crestians e ab l'apostoli que, per fors:a d'armes, fossen guerrejats e ven<;uts tots aquells qui no lexeu entrar en lut' terra los sants crestlans qUI hi valen preycar la paraula de Déu, e que l'esgleya no hagués treves ab nu)) mfeel qUI no sofeTÍs que los crestians hl dem05trassen ventat de la fe catholica. Tant fa gran lo poder deis crestians, que los infeels d'aquella terra sofenren que horo los pugués preycar, e que fossen treves enfre ells, aytant de temps com ells sofenren que los erestlans en , lur terres preycassen e convertissen los infeels. (ORL, IX, 339"340). Creemos que así aparece sufI.cientemente Ilustrada la doctnna lulIana de las dos espadas, que para no pocos ha SIdo motivo de confusl6n . '
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nunciado estas sentenciosas palabras, entró por la corte un mensajero con la noticia de que dos asesinos habian muerto a un rey cristiano y que 'los habían cogido y hecho morir -a ma:la muerte. Y habiendo el mensajero acabado su relación, entonces dijo el juglar de Valor: ¿Qué valió a Jesucristo su humildad y la gran caridad que hizo de sí mismo a su pueblo cuando quiso sufrir muerte y pasión, si por erro!' los asesinos tienen mayO!' devoción de morir por su superior que no la tienen los cristianos de morir para honrar a Dios y Señor? A este tiempo vió el fatuo a los cardenales que se hablaban en secreto, y pensó que hablaban de su Amado, y ellos hablaban de la elección de dos obispos, que habían sido elegidos en discordia, y por eso dijo a los cardenales que las palabras de mayor gusto son aquellas que pasan entre el Amigo y el Amado. 2. Muy maravillosa fué la moción que tuvo el Papa en ordenar cómo la fe de la santa Madre Iglesia puede multiplicarse y que la devoción que solía haber entre las gentes en rogar a Dios pudiese restablecerse en este mundo; y, por eso, enrvió mensajeros :por todas las tierras a los superiores de las religiones y a los maestros del templo y del hospital, con orden de que rviniesen a ¡hablar oeon él, para ordenar eIl modo cómo pudiesen todos dar gloria a Dios. Ha'b iendo ya llegado todos 'aquéllos, y presentádose delante del Papa y Enlos cardenales, RaimllDdo el loco dijo estas palabras: contráronse el Amigo y el Amado, y sus bocas callaron, y los ojos, con que se hacíaR señas de amor, lloraron, y sus amores hablaron. Este ejemplo dijo el jugla'l' de Valor , significa -a quello que se ha denunciado al Papa y a los cardenales por el soldán y el suceso de los asesinos; y si de esto no se sigue algún provecho, se hace injuria a Valor, y no son amados los criados más honrados que mueren por amor, , , puesto que valen más los amores que entre SI se hablan que 'las bocas que comen. Dijo también Raimundo el loco que un escribiente escribía en un libro los nombres de los amantes y los de los amados; y uno de los amantes le preguntó si había escrito en aquel hbro el nombre de su amado. El escribiente le respondió: ¿ Has tú comido tal vez algún manjar que h a¡ya. sido escogido ~ con fuego de amor? ¿ Y te has lavado las manos con lágrimas de tus ojos? ¿ Y eres tú beodo Y' loco por ~or que hayas bebido? ¿ Te expusiste jamás a peligro alguno para honrar a tu Amado? ¿ Tienes tú materiales de amor s de que hagas tinta con que escri'b a tu Amado? Sin todo esto, no eres digno de que tu Amado sea escrito en este libro. , «cocido. , conforme al on gmal , que dice equl íos . • ",neuma d'amon . •
CU IÍ» .
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3. Concluidas estas palabras, el Papa y los cardenales y los religiosos, para honrar la Gloria de Dios, establecieTon que de todos los religiosos eientíficos fuesen señalados algunos para aprender varias ciencias y lenguas; y que por todo el mundo fuesen establecidas casas de estudios, en donde fuesen suficientemente proveidos y abastecidos de todo lo necesario para su manutención, según la planta del monasterio de Mi'l'amar, que hay en la isla de Mallorca. Del agrado del Papa y de todos los demás fué esta ordenación. Y entonces el Papa envió por todas las naciones de los infieles a que hiciesen venir algunos de ellos para aprender nuestra lengua y que se aprendiese la suya, y después juntos con ellos fuesen a sus tierras a prediJC3.r a los ot-ros infieles. Y que a aquellos infieles que habrian aprendido la lengua latina y tendrían conocimiento de la santa fe católica, se les fuese dando dinero, -bagajes y ricos vestidos, a ñn de que 6 con esto se diesen pOi' agradecidos y satisfechos y alabasen a los -cristianos, y habiéndose restituído a sus tierras, ~es ayudasen y mantuviesen. • 4. Dividió el Ba:pa todo el mlmdo en doce -p artes, y seña'ló dO'ce procuradores, para que fuese cada uno de ellos a aquella parte que Ile estaba asignada para informarse del estado de aquella tierra, a fin que con esto el Papa pudiese tener puntual nati'Cia del estado general de todo el mundo. AiConteció que aquellos procuradores que 'p asaron a los infieles trajeron de AIlejandria y de la Georgia, de la India y la Grecia, algunos cristianos reHgiosos para habitar entre nosotros, y que su voluntad se confO'rmase con 'l a nuestra y con nuestros -religiosO's, y que por Ja 1mión y comlmicaci6n fuesen dirigidos y 81visa'dos en aquellas cosas en que yerran contra la santa fe romana, y después se volviesen para enseñar y diri-g ir aquellos que sus tierras. Por este motivo, el Papa envió algunos nuestros religiosos a liIqueUos procuradores, y mandó que cada año tuviesen obligación de envwrle cierto nÚmerO' de religiosos -de los de allá .para comunicar con nosotros y aprender nuestra -lengua. 5. Amables hijos--dijo el Bapa a los religiosos ,judíos y moros viven entre nosotros, que tienen cleenc.ia y están en error, destruyendo y menospreciando la fe católica. y porque todos estamos obligados a honrar la Gloria de - Dios, quiero y mando que de fos judios y moros que viven entre los ctistianos sean señalados algunos para aprender latín y entender las Escrit\lra!S, y que ·llo aprendan dentro de lIn cierto y determj.nado tiempo; cuando no, que lleven al!guna pena. Y mientras estén ocupados en este estudio sean • eper S:O que.s loassen deIs creshans», leemos solamente en el • origInal
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proveídos y gobernados de los bienes de la santa Iglesia~ y cuando 1'0 hubieren aprel\dido, sean hechos francos y que los Ilonren sobre todos los demás. Y de este modo será.n más a propósito para entender la verdad y convertir a Jos otros. 6. Habiendo diCho el Papa estas palabvas, el camarlengo dijo que, si el Papa 'Poma tal estatuto, todos los judíos y moros que virven entre nosotros se huirían a otras tierras, y de este modo se disminuiría el fondo le la santa Madre Iglesia. y entonces Ra,imundo el -I'OCo dijo al camarlengo esta pará'b ola: Un hombre amaba muoho a una ,b ella mujer, a quie:J. decia que la amaba más que a ninguna otra. La mujer le preguntó por qué la amaba más que a ninguna otra mujer, y él le respondió que porque era más bella que cualquiera otra mujer. Enton·ces ella con el dedo señaló hacia l!Da parte; dijo que allá, en aquella parte, había otra que era más hermosa que ella; e'l hombre se volvió luego ¡L aquella parte a .mirarlo. Y porque lo hizo, le dijo la mujer que si otra hubiese visto allí más hermosa que ella, que sin duda la amaría más; y con esto significó que no la amaba perfectamente. Entonces dijo el juglar de Valor que, si hubiese otra cosa mejOl' que los dineros, que el camarlengo la amaría más que a los dineros T, Y por esto propuso esta cuestión: ¿ cuál cosa es contraria a la Gloria de Dios y a Valor: la disminución de las rentas o el deshonor que los moros y judíos hacen a la Gloria de Dios y a Valor? 7. T, en virtud de esto, fué estableddo todo en la forma y modo que quiso y mandó el Papa. A más de todo esto, preguntó el Papa a los maestros del temiplo y del! hospital qué parte pondrían ellos en ,h onrar la Gloria de Dios. Y 'r espondieron los dos que ellos.ya esta,ban en Ultramar para defender ha Tierr"8. Sa.nta y exa'ltar la fe católiCa. Entonces dijo el juglar a Raimundo el loco si el amor que tenía él a su Amado iba creci~ndo a medida que recibía de él más gustos y consuelos 8, o si disminuía cuando su Amado le escaseaba los placeres. Respondió el loco: Si el Amado me disminuyera los placeres que me da, se seguiría que le amaría menos, ~i le podía amar más. Y si no pudiera dejarle de amar, el a,m or no podría multiplicarse en a.mar a su Amado. Pero que los trabajos que sufría i'b an creciendo todos los días, yen cuaJl't:o mayores era.n, multiplicaban más los placeres que tenía en aanar a su Aanado. jEntonces dijo el Santo Padre AipOstOlico a los dos maestros que, según lo que significaban 'l as 'Palabras sobredichas, se seguía que para honrar la Gloria de Dios los dos maestros que se formase de las • .Lo juglar de valor d1X que si fos altra cosa mellor que Déu, lo camarlenc l'amara més que Déu.» • ~o l~mos en. el Original .0 si .. . placere s» ,
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dos una sola Orden, pa'l'a que el juglar de Valor no se quejase del deshonor que 'h aoen a Valor, en euanto se contrarían en aquello en que tendrían concordancia si tUlVÍese una Orden solamente 0; y en sus casas y maestrazgos erigiesen y ordenasen en los cuales sus caba'lleros aprendiesen argunas breves razones 'Por el Arle a1n"~ de hallar la v~mWdJ 'Para¡ probar ,los artículos de ~a santa fe católica y para dar eonsejo por este A'I'te y ser oonsejeros de los maestres, prindpes y prelados; y que, habiendo aprendido en ellos d4ferentes lenguas, se fuesen después a 'los .reyes y príncipes infieles para desaLfiar un c8lballlero a otro en hechos de al1nas o ciencia, para mantener la verdad 'Y el honor debido a Valor que tiene 'l a santa. fe cató1ica. Otorgado fué al Papa la ordenación referí da por 'los maestros y por todos los fraBes de sus Ordenes. Y entonces Raimundo el fatuo dijo estas palabras: ~enciil 'la !humildad ti. la soberbia.y el Atmigo dijo a su Almado: Si tú, AJInado mío, murieras, yo 4ría a llorar sobre tu sepu'l'cro. Y el Amado le respondió: -,Llora. en presencia de la cruz, que es mi monumento 10.,_ Lloró amargamente el Amigo, y dijo que poT mucho llorar se le oscurece 'la vista de los oJos y se le aclara la dencia en los ojos de su entendimiento. Y por esta causa hIZO aquella Orden cuanto pudo para honrar la'Gloría de Dios. 8. En el 'm odo que arriba se 'ha dicho ordenó el Papa cómo 'la gloria de Dios fuese honrada, teniendo oficiales administradores y procuradores para -cumplir y obsezwar todo aquello que ha!bia ordenado, y todos los días se esforzaba cuanto podía' en que se cónslgulese el' fruto y utilidad de esta ordenación. Cierto día sucedió que Raimundo el fatuo y el juglar de Vlalor se presentaron delante del Pa;pa con papel y tinta, diciéndole que ellos querí.aJIl en'ViaT eserita la ordenación referida al soldán y al califa de Bagdad, para que si ellos tenían tan nobles súbditos como el Papa,
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La fusl6n de las Ordenes religIoso-mIli tares en una sola era una de las Ideas o\1>,eslOnantes de Llull, y la maDlflesta en muchos de sus libros. Por otra parte, era fruto del ambIente de la época Fué ya proyectada 'por GregoTlo X en el concIlio de Ly6n (1274), y más tarde por NIcolás IV (1288-1292), BorufaclO VIII (1294-I303) y Clemente V (1305-13I4) . Los Templarios, reacIOs a toda fusl6n con los Hospitalarios, fueron disueltos en 1312 . En Sil plan de proyecto de cruzada, expuesto en el tratado De fme, Ram6n pone al frente de las Ordenes mIlitares, redUCIdas a una sola, el belLator rex, a cuyos guer:c.eros han de seguIr los predIcadores, los teólogos, los profeSIOnales de las artes liberales, los ar- , tesanos y, en fin, todos aquellos que nosotros llamaríamos artifices de la paz. Una raz6n más del carácter paCIfista del Beato y de que, a su modo de ver, sólo era liCIto usar de la 'espada matenal cuando ésta estaba al serVICIO de la espiritual. (D11Ii Raymllndl Lulli., libellus de fine [Palmae Balear., 1665], 98 ss.). '0 .monumento., conforme a la pa~bra del texto catalán, .mo• n1ment •. D
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en quienes pudiesen hacer tan bella ordenaoión como el Papa había tbeooo para honrar aa Gloria de Dios en los cielos y para restituir en el munfo a Valor. 9. A,conteció también 1In día que el Oardenal de Domine Deus A.gnus Dei Filius Patris envió a cierta tierra para explorar el gobierno del Obispo y del príncipe de aquella tierra. y mientras Il a espía .se mantenía en l3Jquel 'país, fué hecho JDljndamiento a aquel obispo, de orden del! Papa, que mantuviese y proveyese cada un año cincuenta tártaros y veinte frailes 11 que el Papa enviaba a su obispado para 1ue los tártaros enseñasen su idioma a los frailes, y éstos el s·u yo a los tártaros, conforme se había ordenado en la corte de Roma, y, asimismo, que el obispo ,h ictese construir un monaster~o fuera de la: ciudad, en que estuviesen todos ellos j 1mtos, y les contribuyese 'Perpetuamente con cierta renta, con que pudiesen vilVir. Muy descollltento quedó el obispo del mandamiento del Papa, porque mucho el gasto. Y por esto dijo mal del Papa y de los cardenales en presencia del principe de aquella tierra, el 'Cua1 respondió muy fuertemente al obispo, diciéndole que por ningún tiempo jamás h8!bía oído decir que ningún.Pa,pa y otros cardenales hubiesen usado tan bien de su poder en ordenar OOmo la Gloria de Dios fuese tan honrada; y que él', para Ihonrar la Gloria de Dios y por el buen ejemplo que el Papa y los cardenales le daban, quería ser parti'cipante en gasto que C8!usarian 'l os estudiantes y queria a sus costas y expensas ,h acer la mitad de aquel monasterio. Muchas alabanzas dió el rey de -la ordenación de) Papa y de los cardena:les, y dijo que le parecía haber llegade ya el tiempo en que Dios quería que sus siervos le diesen grande honor y que los errantes viniesen a su conver.. Slon. 10. Inmediatamente que la espía tuvo noticia de las palabras que el obispo y el principe habían dioho, lo escribió todo a su señor el cardenal, y le escribió también que el obispo h8lbía comprado una heredad para un sobrino suyo por veinte mi1 libras, según se ha:bia podido informar. Aquella carta fué leída en el consistorio ante el Papa. Y el cardenal a quien se .había remitido la carta anotó el nombre de aquel rey, a fin de que, si sucediese alguna ocasión de p:maje a_ ultramar o de 'h acer el Papa alguna gracia de algún rey, se la concediese a aquél. E}nvió -luego el iPo3ipa su nuncio a:l rey para darle las gracias, y mandó que 'fuese suyo aquel castillo o heredad del obispo y que este hombre hUlbiese de pagar diez mil lÍ'bras para 'la obra del monasterio referido. Y mandó también al cabildo de aquel obispado que, en caso de resisti·r se el obispo en pagar el gasto y obra de aquel' monasterio, •
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El texto prllTIll1VO dlce .dlez frailes •.
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fuese depuesto de su dignidad, y en su lugar e'ligiesen e. otro dbispo que hiciese la obra y gasto Teferido, y que aquel obis• po que había halblado mal del Papa se quedase en la iglesia con la renta de un simpl~ canónigo. Dijo entonces el loco a su Amado: ·P.ágame y dame el' galardón del tiempo que te he servido.--Multiplioó el Alrna.do al amante sus y la enfermedad de amor que padecía, y 1e dijo: Mira cómo el Papa y lps cardenales honran la Gloria de su Señor y hacen 12 bien lo que deben cada uno en su oñcio. Y el iuglar, por medio de Devoción, enlVió carta a' la virtud de Val~r para consolarla, la cual lloraba por el deshonor que sus enemigos hahían hecho por largo tiempo a su Señor. 11. Por todo el mundo se extendió la fama del gran bien y santa vidá del Papa, y cada día multiplicaba Valor y dislldnuía Deshonor. El bien que se seguía de la ordenación que el Papa había establecido iluminaba a todo el mundo. Y Devoción 19 decía a todos aquellos que oían hablar de la. ordenación que por todo el mundo estaba ya escrito y trasladado el tenor de aquella ordenación. Sucedió un día que el Papa envió un caballero eclesiástico del orden de cien. cia y de caballería a un rey moro, y aquel caballero, a fuerza de armas, venció a díez caballeros .moros, lUlO por uno, en distintos días; y después venció con razones a todos los moros sabios de aquella tierra, probándoles a todos ellos, con toda claridad, que nuestra santa fe católica es verdadera. Por este tal bienaventurado mensajero y por otros semejantes iluminaba el mundo la Ot'denación que el Santo Padre había establecido. 12. Aconteció un día que de aquellos cincuenta tártaros que aprendieron nuestro idioma y se catequizaron en nuestra santa fe, se convirtieron los treinta. Y el Papa los envió, con cinco frailes que sabían la lengua tártara, al gran kan, a quien predicaron la santa fe de los cristianos y convirtie. ron a mUCihos en su corte, 'y al gra,n kan 1e sacaron del error en que estaba, poniéndole en estado de duda, por cuya duda después, con el tiempo" se redujo a via de salvación. 13. En una tierra también estaban estudiando en nuestras 'l etras die21 judíos y diez moros con diez religiosos; y habiendo aprendido nuestra ley y nuesbra ciencia, oonvirtiéronse a Dios la mitad de ellos, y predicaban a los otrOl:> judíos y moros la santa fe eatólica delante de aquellos que no se habían convertido, y esto lo continuaban todos los días, Y por cuanto la eorte apostólica empleaba su poder, y por la continuación de la predicación y disputas, y porque, '" El origlDal no dIce .y hacen oficIo •. ,. .e devoci6 donava 11 tots aquells qUI olen recontar ¡'ordenament; e per tot lo m6n era escnt lo procés de l'ord~nacI6»
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asimismo, la verdad en todos los tiempos es poderosa y dominante sobre la falsedad, Dios nuestro Señor dió gracias a aquellos predicadores Yt disputadores, de tal suerte que todos los judíos y moros de aquella tierra se convirtieron y bautiAAron y predicaban a los demás la santa fe cristiana. Luego, como esto fuese así, ¿ quién podría referiros el bien y honor que se seguía a la santa fe católica por el Papa 'Blanquerna H honrando la Gloria de Dios?
CAPíTULO LXXXI •
DE "ET IN TERRA PAX BOMINIBUS BONAE VOLUNTATIS"
1. El cardenal que servia el oficio de In teTra paa; hominibus bonae volunt-atis enviaba por toda la ciudad de Roma sus espías para espiar y saber si algún hombre estaba reñido con otro, y lo mismo hacía por varias tierras, tratando paz todos los días con todo su poder. Aconteció que un espla que habia enviado por la ciudad de Roma, le dijo un día que en aquella cíudad habia un cristiano y un judío que estaban todos los días en contiendas y disputando sobre su ley y tenían entre sí g!"an discordia, en tanto que, mientras disputaban, se airaban mucho el uno contra el otro y por esto vivían entre sí con mala voluntad. Cierto día vino el cardenal a aquel puesto donde disputaban y, hablando con ellos, les dijo estas palabras: 2. Naturaleza es del entendimiento que entienda mejor cuando el hombre está alegre y contento que cuando está airado, porque la ira turba el entendimiento y por la turbación no entiende aquello que podria y debería entender, si el hombre no estuviera airado. Otra naturaleza tiene el entendimiento para entender, es a saber: que el hombre afirme ser posible aquello que la voluntad quiere que entienda el entendimiento; porque si antes que el entendimiento lo entienda afirmase ser imposible aquella cosa, entonces el entendimiento no estará dispuesto para poder entender la posibilidad o imposibilidad ,que fuere inteligible en aquella cosa. Ann tiene otra naturaleza el entendimiento para subir a entender alguna cosa, y es que ame igualmente la voluntad aquello que afirma o niega antes que el entendimiento la entienda; porque cuando la voluntad se inclina a una parte antes que el entendimiento la entienda, entonces queda impedido el entendimiento para entender. Todos estos mo,. Aquf termina el capítulo en el texto primitivo. •
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-------------------------------------------dos y otros muchos son menester para entender, y aún más,
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a fin que el entendimiento pueda entender. Y dado caso que por todos estos modos el entendimiento no pudiera entender, convendrá que el hombre recurra al Arte abreviado de hallar la verdad, que es arte por el cual el entendimiento asciende a entender, del mismo modo que la voz va subiendo con el canto por el arte de la música 1, De tal manera instruyó el cardenal a aquellos dos sabios disputan tes, que, por' la humildad que usó en irles a buscar, quedaron los dos muy amigos y se amaron y amigablemente continuaron en sus disputas, otorgándose en adelante el uno al otro la verdad . Partióse el cardenal de los dos dándoles su bendición, y amo~ FIlé mÚSiCO
Ram6n Llull f Es CIerto que, al meno', tuvo una cultura mu"cal no común en lo~ hombre, de su tIempo. En el llbru ue ])octlllla pucrll define la mÚSIca dIcIendo' .:lIú<¡lca és art per la qual havem doctrina en cantar e a tocar esturments dretament, e tost e e spau, alsant e baxant e egualant , los punt5 e les veus, en tal manera que 51en concordants veus e sonso On, aquesta art és, fJll, atrobada per so que, cantant e ab esturments, hom sla loador de D('u . e aquesta art tenen los clergues qUJ canten en l'esgleya per loar Déu; e contra los comensaments d'esta art són los Juglars qUI canten e sonen esturments denant los prínceps, per la vamtat mundana. (ORL, l, 133). Y 51 nos eS líCIto recoger en el Blallquerna. como autobIOgráfica" algunas notIcIas que hacen referencla al dIvino arte, podemos Imagmar· a Ram6n Llull, SIendo mño, en la' Iglesias cantando durante los dlvmos ofICIOS (cap 2, n. 11), y, en su ardorosa Juventud, en las cortes de los reyes y de los .{louerusos de In tIerra, cantando, baIlando y tañendo 1Il5trumentos músIcos (cap. ¡8, n 4, y cap 79, n 5), al estIlo de los trovadores y Juglares de la época, que, como leemos en el Llibre de conten~plac16, .per la bellea deIs balls, e deIs mols, e de les novelles raons que atroben, e deIs bons son, .. són e scoltats, e demanats, e apellats, e volguts, e amats. (ORL, IV, 97 ss), SIendo la VIOla el Instrumento favonto de los Juglares y trovadores, según se desprende de esta y semejantes alU510nes que vemos en lo, libros luhenos: .Ne·1 Jugar no pot fer la nota en la VIU la con les cordes no són posades en orden. (L. d.a amllla lacionaL (ORL, XXI, 71 ). Llull, una vez convertido, no apostató del arte de juglaría, SlIlO que se sirvl6 de ella para dar glona o Dios Y 51 alababa y bendecía a DIOS 1Il hylllllls ct cantlas, como el Profeta Rey, l por qué no In chordls et organo t Aquella bellíSIma poesía, de aIre trovadoresco, A '1165 Dona VeTge Santa Maria, la canta en verdad el Cal).ÓDlgo de Persecnclól).. que bIen podría fIgurar a nuestro trovador convertido, al T1tmo de la danza y al son de 1Il5trumentos mÚSICOS, como los primItivos trovadores fral).ciscanos ( BlanqueTna, cap 76, n. 1). DIgamos, fl11almente, que el mismo bIenaventurado Maestro señala fa mús1ca el). que deben cantarse algunos de sus poemas. Así, el DcsconhoTt . canta s en lo so de Berart. (ORL, XIX, 254) ; Hores de nostra Dona .canten-se al 50 dels h,mnes. (Ibíd , 172) ; Y los Cent lIoms de Déll se puedel). .cantar segol).s que·ls psalms se canten en la Sancta Esgleya. (Ibíd., 80). J Vancell aphc6 a la música los pril).ciplos del AIS magna, y da por cierto que .10 Reat Llnll fén entrar en lo cabal clentíflc de son temps lo modo de investIgar los pnnclpls pnmers i uDlversaIíssims ele la música •. Cí. su artículo Del Beat Llull i de la 1II1íslca. en Homenatge al Doctor Arcangellc (Barcelona, 1901), 86. 1
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nestándoles que se regalasen· el uno al otro 2, para que así tuviesen ocasión de grande amistad, por la cual más fácilmente pudiesen entende~ en sus disputas. 3. En aquel tiempo, dos reyes cristianos, muy nobles y poderosos, se estaban reñidos entre sí y en sangrienta guerra, habiéndose ya presentado batalla. El cardenal, con letras del Papa, pasó a aquellos dos reyes, para efecto de pacificarles, y trajo consigo muchas joyas y mucha moneda para regalar a uno y a otra, y gió 3 también mucha moneda a. sus caballer;os. Todo el esfuerzo puso el cardenal para poner paz a aquellos dos reyes, porque había mucho tiempo que perseveraban los dos én su mala voluntad, sin que jamás se hubiese t!"atado de paz; por cuyo motivo estaba el uno tan airado contra el otro, que el cardenal no pudo conseguirla, ni aun hubo modo con que les redujese a unas treguas, ya que no pOdía lograr la paz, por lo cua-l escribió al Papa esta carta: 4. "Guerra hubo entre Dios y el género humano, después que Adán hubo pecado, y todos éramos desviados de la paz y de la bendición de Dios. Y por cuanto ia guerra era muy graJllde, fué conveniente que Dios en su propia persona viniese a poner paz y concordia entre él y la criatura y', como Soberano Bien, darse a sí mismo a la criatura. Y, por tanto, la Persona del Hijo de Dios quiso venir a tomar carne humana en la humilde Vi'l"gen MIaría, y subió después a padecer muerte y pasión en la cruz en cuanto hombre." Esta carta fué leída en presencia del Papa y de ·los cardena.rles, y Raimundo el loco dijo este ejemplo: Cierta mujer padecía gran discordia y grandes trabajos con su marido. Y estando en esta desunión, se nació un hijo i y por el hijo, que los dos amaban mucho, tuvieron.paz y concordia todo el tiempo de su vida.-IDijo el juglar de Vall:>r que Humildad, Caridad, Verdad y Paz eran hermanas de Valor. 5. El Papa consideró mucho en lo que aquellas palabras significaban, y, por la gran voluntad que tenía de tratar de todo bien, entendi6 lo que significaban. Y por esto el Papa, con cuatro cardenales, se fué a los dos reyes que estaban muy remotos de la corte romana, y les regal6 de muchas joyas y donativos, y tuvo gran corte de prelados, príncipes y barones y gastó mucho en aquellas cortes. Antes que el Papa hablase de la paz a aquellos dos reyes, dijo en presencia de todos que él había venido allí para tratar una elq)edici6n y pasaje a ultramar contra los enemigos de la cruz. y que quería y rogaba a los dos reyes que ellos emprendie•
• oque.s trametessen Joyes la un a I'altre •. .. c.e dona molts don s a iurs coo6ellers • • El autor silenCIa oy. criatura. •
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sen el pasaje y expedición, el uno contra los moros de Levante y el otro contra ~os de Poniente, y habiéndolos conquistado, que se juntasen los dos y fuesen a conquistar los moros que están al Mlediodí,a¡, Y el Papa ¡Jes concedió grandes indulgencias y otorgó les la cruzada, y de los bienes de la santa Madre Iglesia hizo grandes donativos a los dos príncipes 'Y otros barones, y él se encargó del gobierno y comando de las tierras de los dos reyes. Tan del gusto de los dos fué aquella ordenación f 'fué tan grande el ardor y coraje que cada uno de ellos concibió en esta empresa contra los infieles, que am bos a dos acordaron de poner en manos y poder del Papa el hecho de sus pretensiones, que eran el motivo de la guerra 5, y emprendieron la expedición, y sobreseyó la cuestión del punto sobre que litigaban, y con el fin que no se dilatase su ejecución. 6. Habiendo G hecho aquellos dos reyes grandes prevenciones con los pertrechos necesarios para la expedición, emprendieron el pasaje, en el cual concurrieron muchos de aquellos religiosos que habían aprendido la lengua arábiga, con el destino de mensajeros de los moros, para que se convirtiesen antes que los dos reyes les quitasen las vidas y sus almas no fuesen a parar en el fuego perdurable. Volvióse el Papa a Roma, y procuraba con todo su poder que el santo pasaje de ultramar llegase a su total cumplimiento. El cardenal que tenía el oficio de pacificar se mantuvo por dilatado tiempo en aquellas tierras de Jos dos reyes, con el fin de pacificar las unas gentes con las otras. Aconteció un día que, pasando a caballo por la plaza, vió a dos roperos que se reñían por la envidia que el uno tenía 'al logro del otro, pareciendoles a cada uno que el otro le quitaba la ganancia. El cardenal compró las dos tiendas,. que eran de un ciudadano de aquella ciudad, y mandó construir otras dos, distantes la una de la otra, y a cada uno de los dos roperos dió una de ellas. Y de las dos que había fabricado p.izo fabricar dos casas, en cada una de las cuales puso un hombre que viviese en{}Crrado, y que los dos se mantuviesen de limosna y predicasen la paz y concordia y otras buenas doctrinas a las gentes de aquella plaza y a los que pasarían por aquella _ calle. • 7. Un día aconteció que un espía del cardenal, pasando por la plaza, vió a los dos encerrados que se reñían, di~ién dose el uno al otro palabras villanas, porque se tenían envidia. Luego que lo supo el cardenal, sacó a uno de aquellos reclusos y lo m~dó a otro lugar distante de aquél, y de la casa que lo había echado hizo construir una plaza, donde
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• El autor pasa en SIlenCIO .que. :. guerra.. . • .Anaren los d os .11' reys , e fo fet molt gran passatge, e anllreD e n aquell passa tge molts deis frares» .
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viviesen hombres a quienes el encerrado les hablase de palabras de paz y de Dios, y semejante plaza hizo para el otro recluso. Muy grande era el bien que aquellos dos hombres ocasionaban en aquella ,ciudad, y fué igualmente muy bueno el establecimiento que allí hizo el cardenal de que en las plazas, donde se cometían tantos males, deban estar hombres buenos y devotos, para que mortifiquen allí los males por el ejemplo de buena vida, por devotas palabras y por la lición de libros de oraCiOnes y contemplaciones. 8. Pasó el cardenal a esta ciudad 1 que mediaba entre la tierra de un arzobispo y de un rey, los cuales lidiaban sobre los lindes de aquella ciudad, por' cuyo motivo había grande enemistad entre los dos. El cardenal no pudo componer sus diferencias, porque nunca 'Pudo echar la avaricia que estaba anaigada en el alma de cada uno de los príncipes, y por eso se volvió a Roma y suplicó al Papa se dignase de pasar en persona a poner paz entre el arzobispo y el rey. Condescendió el Santo Padre, y pasó luego a aquella ciudad donde había la disensión, y convocó al rey y al arzobispo, haQiéndoles un ' gran convite y una solemne fiesta, en cuyo día les predicó la paz, diciéndoles que nuestro Señor Jesucristo la predicaba todos los días. Antes de irse a comer. quiso el Papa que el rey le manifestase el punto sobre que lidiaba con el a'l'Zobispo, y el rey le enseñó los lindes hasta donde pretendía extenderse su señorío. El Papa dijo al rey que, según tenía entendido, aUD se extendía más allá su, algo más ¡le lo señorío, y por eso quiso que el rey que era de la Iglesia, porque más apreciable era la paz que de esto resultaba que no valía la renta que el arzobispo percibia de aquella porción. Cuando el rey vió que el Papa le quería dar más porción de la ciudad de 10 que él pretendía, dijo al Pontifice estas palabras: Venid, señor, y tomad vuestra parte de mi porción, de la cual por mucho tiempo he desheredado a la Iglesia. ,y por eso el rey quiso asignar a la Iglesia aun mucho más de lo que pedía el arzobispo. Gran trabajo y contienda hubo entre el Papa 'Y el rey antes de poderse concordar, porque cada cual quería dar al .otro de los derechos de su propio señorío; y por esto fué puesta la cuestión en manos de dos varones ancianos, bien noticiosos de la verdad de las lindes, y aquéllos dieron su dictamen y fué aprobado su parecer, con lo cual fué hecha la paz y a.mistad entre el rey y el arzobispo. 9. En UD¡¡' ciudad donde se hallaba el cardenal que iba procurando la paz, había lID Ihom'b re viejo casado con una mujer moza, a -l a cual ama:bru tan excesi'Vamente, que le tema grandes celos, los cual'e s le causaban gran trabajo en su , cell una altre clUtat •.
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pelsona. Y negaba a tal extremo su celosía, que su mujer y él propio y toda su familia padecía.n g1'3 n des traJbajos y grarves daños. A'COnteció IIn día. que, hallándose en la plaza el celoso viejo, !pasó por a!llí el cardenal, y al verle dideroo todos: "Aquél es el cardenal que va tratando paz." Considero entonces el buen hombre si el cardenal podría ponerle en paz y saocarle del gra.n trabajo en que los celos le habían puesto, Ouando el cardenal se hubo restitu1do a su posada, fué el viejo celoso a visitar'le, y le refirió secretam~nte cuanto le pa,saba y le suplicó se dignase darle consejo cómo podria lograr la paz. El cardenal ' . al buen hombre, y le dijo muohas buenas palabras y razones, y le encargó 8 que todos los di as fuese una vez a hablar con él secretamente. M otro día, el cardenal envió a Uamar a aquella mujer y le habló" aconsejándola que no se adornase con vestidos ni atavíos, ni se afeites en la cara, ni mostrase en su 'p ersona señal al'g una ni gesto de 'liviandad, antes bien que a su marido le diese todo 'h onor y que en sus rigidas palrubras ejercitase la paciencia. Cuando el cardenal hubo dado esta doctrina a la mujer, sIn que su marido lo supiese, predicaba todos los días cosas de Dios y de santa vida, vi
• La versI6n desvíase ligeramente del texto catalán. que reza así : • e dlX-1I que tots Jorns vengués parlar ab eU una ' vega da i e se-
cretament 10 ca'rdenal parla ab sa muller, a la cual consellá. »; que vale tanto como decIr. «., y le encarg6 que todos l,os días fuese una vez a hablar con él; Y secretamente el cardenal habl6 con su mUJer, aconsejándole JI
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blan puesto sus A4uel ,h uen hombre no tenía mujer. Péro tenía e¡,nco hijos, y el cardenal le aconsejó que enb-a,se en alguna reHgión, en la cual no tendría miedo de veniT en poble113, y Sonrojo. Y recomendó uno de sus ihijos al prlnoipe de aquella tierra, y otto al obispo de aquella ciudad para hacerle eclesiástico, y el cardenal tomó otro paora criarlo y aconsejarlo 9, con que ,l os restantes se quedaron bien heredados, 4~ los ,bienes su pad~, y éste se entró en orden de rel'igi~J, donde'.tuvo paz todos ,l os días de su vida, huyendo deJ. mundo y de la vanagloria en que antes estaba. 11. Mientras el cardenal se haaIaba en aquella ciudad, le vino de Roma un mensaje o enviado de un espía que el cardenal mantenía en ella avisándole que se restituyese a aquella corte para pacificar a dos procuradores de dos prínci'pes que estaban muy encontrados uno contra otro. Pasó el cardenal a Roma, y secretamente en~ó por uno de los procuradores, y le hizo prestar juramento de guardar el secreto de 10 que el cardena.! 'le diría. Y (ha;biéndolo jurado, le dijo el carde1lal que en su nOllIl'bre regalaría con dádivas y joyas al otro procurador, su contrarío, y por cuanto él era hombre avaro y pensaría que el otro le enviaba las joyas, refrenarla de este modo y mitigaría su ira, advirtiéndo'le que, en el caso de que su contrarío le diese las gracias por alguna cosa, le diese a entender que él se la había regalado. La misma diligencia practicó el cardenal con el otro procurador, adversario del primero, y les en'VÍaba a los dos muy frecuentemente dádilvas y presentes, de manera que cada cual de ellos se creía que el uno regalaba al otro. Y por este medio, sin que el} cardenal tuviese necesidad de
• eper nodrir e per benefiCIar., dice el onginal. JO _per ~o que pan íos QCcasl$ a Vla saludable. 14
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bajos y en mala voluntad. Aquel gran bien que hacía el cardenal paci
CAPíTULO LXXXII DE "LAUDAMUS TE"
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1. El Cardenal de Laudamus te se apropió el oficio de loar a Dios en la corte de Roma, y enviaba sus procuradores por las tierras de cristianos para loar a Dios, y aun él mismo 1 iba muchas veces en persona -por aquellas tierras dando loores a Dios por la predicación de la obra que tiene en sí mismo, esto es, en sus Personas divinas por la generación y espiración, y loándolas también por la obra que tiel\.e en las criaturas creándolas y conservándolas, y beatificando en su gloria a los ángeles 'Y a los hombres, y cómo c.astiga en ei infierno a los condenados. En un tiempo sueedió que el cardenal' a1ababa a Dios en una ciudad en la cual había llDa buena mujer que ,t enía dos hijos, uno eclesiástico y otro seglar, y la buena mujer y sus hijos alababan mucho a DJOS todos los días. Y sdbre eso era la cuestión: ¿ cuál de todos tres alababa más a Dios? Cada una de 'las partes tenía sus defensores, que daban sus razones y ponderaban las alabanzas que cada 1Ina da1b a a Dios en esta forma. 2. La buena mujer había educado a sus hijos en la buena crianza de alabar a Dios, y ella tenía en costumbre, después que su marido había muerto, de ir erutre las mujeres reprendiéndolas de todos aquellos defectos en que erraban, y en su presencia alababa a Dios con todo el' esfuerzo que podía. Y por la reprensión que la buena mujer daba a las otras. por sus vestidos, por sus afeites" y malas crianzas y por las alabanzas que le veían dar de Dios, eran muchas de ellas bien morigeradas en aquella ciudad y todas la temían, porque .así -tan fuertemente reprendía, conocía y expia.ba sus secretos y faltas. 3. El hijo eclesiástico era sacerdote y amante de la pobreza, y decía misa 3 todos los días. Y cuando era hora de El tradurtor amphftca el onginal, que dice así:. e eH en 58 persona anava moltes vegades per }es terres donar laor de Déll e de la obra que ha en si meteix, <;:0 és a saber, en ¡;es persones dlvtne~, e de la obra per la qual usa de ¡es creatures » • cen lurs lavaments», leemos en el texto primItivo. s Dígase más bien
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comer, se iba a casa de algún bienhechor y le pedia de comer aquel día por amor de Dios, y que al día siguiente él dirta misa por su alma·. Muchas veces aquel eclesiástico iba a comer y pediJ;" limosna con los pobres a las puertas de los conventos de religiosos y del palacio del obispo. ID iba entre los eclesiásticos, reprendiéndolos de las faltas que les veía cometer, y no reparaba en decir la verdad, reprendiendo a cualquier eclesiástico que le viese ultrajar la honestidad y .santa vida. Y ¡¡ cuando los reprendía Il oaba siempre a 'Dios y 'b endecía su santo nombre, y 'l oando a Dios, 'los corregía. Aquel eclesiástico tenía por costumbre de ir todos los días por las calles de la ciudad, y cuando se encontraba con otros eclesiásticos y los veía cometer algunos yerros, luego los re· prendía y después se entraba en una iglesia que tenia por costumbre ", y allí se estaba muy despacio en oración y contemplación, loando siempre y bendiciendo a Dios nuestro Señor. Y si en aquella iglesia veía algunos eclesiásticos deslizar en algunas acciones defectuosas, los reprendía, y lo mismo ejecutaba en todas las demás iglesias. . 4. El otro hermano, que era hombre seglar, iba por la!! calles de la ciudad, y cuando encontraba algún otro seglar que cometiese alguna falta y se desordenase en su vestir o en el porte, como en el hablar o en cualquier COsa que fuese, le daba luego su reprensión, sin que temiese la calum,nia ni daño alguno en su persona; y cuando él los había reprendido, alababa y bendecía a Dios delante de aquellos mismos que había corregido. Y por la gran libel'tad que tenía en reprender a los errantes y en loar a Dios nuestro Señor, todos los hombres de aquella ciudad le temían, mayormente los que erraban. 5. Grande era el bien que aquel hombre hacía en aquella ciudad, y grande igualmente el bien que en ella hacía la buena mujer, su madre, y su hermano el eclesiástico 7. Y por eso había muy fuerte cuestión en aquella ciudad, entre las mujeres y los eclesiásticos y los seglares, cuál de los tres más y mejor alababa a Dios. Y cada una de las tres parcialidades defendía a aquel que en su estado era loador de Dios. Todas las partes comparecieron delante del cardenal y le propusieron la cuestión, la cual fué muy del gusto del cardenal, y la pasó a Roma para que Su Santidad la decidiera y estableciera que en la ciudad de Roma hubiese otra mujer y otro eclesiástico y un hombre seglar que, del mismo modo, alabasen a Dios, y que aquellos treJl oficios se conservasen perpetuamente en dicha ciudad de Roma . • , • ,
le que ell per la \Sua aOlma degués cantar l'endema. Falta en el onglDal Iy ... nombre •. «venIa a les esgleyes», dIce senCIllamente el alltor. .la dona e·l clergne., según el texto catalán ,
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. 6. Cuando el eardenal estuvó ya en 'la corte romaDa y hUM .propuesto al Pontífice y a los eal'denales aquella cues· tión, Raimundo el loco se presentó ante el sagrado consistorio y trajo fuego, leña, un cedazo, harma yagua, y dijo que él queria hacer una hogaza de esperanza, justicia, castidad y hl!mildad para darla a comer a aquellos en quienes se halla desesperanza, crueldad, injuria, lujUria y soberbia. y después el juglar de Valor dijo al cardenal que había propuesto la cuestión que le suplicaba muy mucho que Raimundo el loco fuese entendido y oído en aquella cuestión, porque para loar a Dios y reprender los defectos de la corte romana Raimundo el Sabio había tomado el oficio de loco. Agradó mucho al cardenal y a todos los demás que Raimundo el loco fuese oído y entendido en la cuestión. 7. Mientras el Papa y los cardenales trataban de decidir la cuestión, lIn _COlTeo del emperador trajo una carta al juglar de Valor, en que se mandaba dijese al Papa y a log cardenales se dignasen de declarar cuál de cuatro loadores alababa más altamente a Dios, los cuales se expresan en el , contenido de estas palabras: 8. En lIn monasterio había un religioso de santa vida que era grande eclesiástico. Tenía aquel religioso gran devoción de alabar a Dios en aquellas obras que ..:Dios tiene en sí mismo, a saber: en engendrar el Padre al Hijo, y en proceder el Espíritu Santo del Padre y del Hijo. ~uel religioso se !había entregado totalmente en 8Jl&ibar la Santa Trinidad, diciendo que, sobre todas cosas, debe darse alabanza a la más noble y más alta obra que sea; y por cuanto la mayor y más alta obra es en, el engendrar a Dios y dar procesión a Dios, en el cual, Engendrado y Procedido, existe la afini· dad 8 y de bondad, grandeza, poder, sabiduría. amor y protección, por eso no tema el religioso intención de alabar a Dios sino tan sol3JlDente en su Santa Trinidad y Unidad. En el modo susodicho alababa continuamente a Dios de palabra y de pensamiento este buen reJ.igioso. Y por las criaturas y por la obra que Dios hace en ellas se esforzaba, con todos sus poderes, en probar a los cristianos aquello por que se loaba y debía loarse a Dios. y: de los loores que él decía y probaba se originaba gran devoción y caridad en aquellos en quien el religioso decía al8Jbanzas de Dios, y por la devoción y caridad que tenían, se seguia de ello muy buenas obras y se evitaban y cesaban muchas malas. 9. Había también un obispo que tenía gran devoción de alabar a Dios en la obra de la encarnación del Hijo de Dios, por cuanto la mayor obra que el Creador puede hacer en la ,
• ces infinitat e eternitat de bonea, poder, saviea, amor, per-
~cci6.»
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ol'iatura es unir a sí mismo el Creador y la ériatura, con lo CU8l~ sea 1ma pel SOlla solamen.t e. Y por la gran devoción que el obispo tenia de alabar 'a Dios en la mayor obra que Dios puede hacer a la criatura, propuso de ir a loar a Dios entte los infieles, para con aquel loor poderlos convertir y allí pud·i ese recibir martirio. Aquel obispo pasó a tierra de moros para loar a la santa ~ncarnación y pasión del Hijo de Dios, y con la predicación causó mucho bien en aquella tierra, Y. finalmente, por loar a Dios nuestro Señor en moda, logró en ella la corona de martlno. . 10. En la misma ciudad en donde el santo obispo lecibió el martirio había un f-ilósofo que era grande maestro en filosofía, y por las razones que babía oído decir a!l obispo de la encarnación del Hijo de Dios, se convirtió a la fe cristiana y tuvo devoción de loar a Dios en aquellas en que" no es conocido, y todas las gentes que hay en ellas creen y adoran a los ídolos. Y, en efecto, aquel fil6sofo se fué a aquellas tierras para loar a Dios y probar que Dios existe y que es UD solo Dios, el cual es pi imera causa y soberano bien sobre todas las cosas. Y le loaba, asimismo, en el bien que hacía a las criaturas, las cuales, según su bondad, signIfican y demuestran la ,b ondad de su Creador. Mdentra~ el filósofo por las criaturas les probaba y demostraba que hay Dios y que es todo bueno soberanamente, el pueblo de aquella ciudad lo mató y fué mártir por loar a Dios, diciendo que era Señor y Oreador de todas las criaturas. • 11. Después de la muerte de aquel filósofo, lID caballero cristiano vino a aquella ciudad misma en que el filósofo había recibido martirio para loar a Dios, por cuya muerte y martirio obraba Dios en ella muchos milagros, por los cuales muchas gentes se conv:irti~on a Dios y le loaban 9. Aquel caballero había pasado a aquella ciudad para desalfiar cuerpo a cuerpo a cualquiera que dijese que no había Dios y que Dios no había creado el sol, la luna y las estrellas y a todas las demás criaturas del mundo, algunas de las cuales adoran • los idólatras en semejanza de Dios. Y sobre este punto combatió con muchos caballeros, y venció a muchos, hasta que, finalmente, lo mató un archero con un dardo que lo ti!'6, partiéndole por medio el corazón. Y con esto el caballero fué mártir por loar a Dios con las almas. 12. Habiéndose leido aquella carta, el Papa y los cardenales loaron y bendijeron a Dios por los lOO!'es que aquellos cuatro loadores le habían dado. Y fueron muy gI'andes los encomios que se dijeron en la corte y los razonamientos q12 por una y otra parte se hicieron. Y cuanto más fuertemente se empeñaban las partes en juzgar cuál de todos los •
• El original no
di~~ «y
le loaban •.
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cuatro había alabado mejor a Dios, tanto más fUe1"temente crecía la devoción en los que oían las contiendas y disputas de las partes. Y por eso el Cardenal de Laudamus te suplicó al Santo Padre que dilatase y suspendiese la solución y decisión de aquellas cuestiones por largo tiempo, y que, al entretanto, fuesen asignados en la corte abogados a cada una de las partes, y que diesen todas sus razones por escrito¡ porque si en la corte había dos reyes que lidiaban sobre sus derechos por espacio de veinte años, y 10 aun no se había dado sentencía ni decl·a ración, con cuánta mayor razón debía ser prorrogada la determinación de las referidas cuestiones, a fin que por este medio fuese crecíendo en la corte la devoción y el buen ejemplo entre las gentes, por cuyo ejemplo y devoción se dispusiesen muchos en ser 10adO'f'es de Dios y morir mártires, a imitación de los sucesos referidds. 13. Fué concedido al Cardenal de Laudamus te por el Papa y los cardenales todo 10 que pedía, y de los bienés de la sa.nta Madre Iglesia fueron gratificados abogado~ para que todos los días alegasen en favor de las partes sobredichas. Sucedió un día que el abogado qJ,le defendía la parte del obispo que fué ma.rtirizado por loar la encarnación del Hijo de Dios, 'p uso dos raZQnes en su alegato, a saber: que Dios puede ser más alabado por justicia y por misericordia en un pecador eclesiástico que en otro hombre que no sea eclesiástico, porque el eclesiástico, que hace oficio de Jesucristo, es más pecador cuando peca que cualquier otro hombre, y por esto Dios puede manifestarle mayO'f' justicia en castigarlo o mayor misericordia en perdonarle sus pecados. y pues esta mayor demostración de loor se forma por la encarnación del Hijo de Dios y por el sacrificio del altar y por la santa pasión de Jesucristo, por tanto, entendía probar el abogado que el obispo loaba más fervorosamente 8 Dios que todos los demás. Semejantes razones formaban los abogados de las otras partes, y proponían muchas y muy buenas cuestiones en su pleito, de lo cual se originaba en la corte mucho bien en todos aquellos que las oían. . 14. Mientras que el pleito referido se sustancíaba, todos los días, en la corte, Raimundo el fatuo propuso al Papa y a los cardenales esta cuestión: ¿ cuál debe ser la causa que en las crónicas e historias 11 fueron y son más alabados los Papas que fueron pobres y menesterosos de los bienes temporales que los Papas que tienen muchas riquezas y abundancia de bienes de este mundo después que adquirieron el Imperio de Roma? Respondió el Papa, y dijo a Raimundo el loco que muy leve y fácil de soltar era aquella cuestión. .
,. SIlencia también .y aun ... declaración •. Igualmente calla .en las cróDlcas e hIstOrias •.
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CAPíTULO LXXXIII DE "BENEDIClM:US TE"
1. El Cardenal de Benedicim0.t8 te se presentó delante del Papa y los cardenales acompa.ñado de muchos hombres, a quienes había asignado diferentes oficios para bendeeir a Dios y que fuesen por varias tierras bendiciéndole, para que Dios bendijera a aquellas tiet"ras, a fin que en ellas fuese bendecido su santo nombre. Aquellos hombres habian de tener obligación de ir gritando por las calles, y decir: "Bendito sea nuestro Señor Dios, que ha creado los ángeles y los cielos, y las estrellas, los hombres, las aves, las bestias, los peces, ~os árboles, las plantas, las hierbas, las piedras, los elementos, los metales y todas las otras criaturas. Y 1 bendito sea Dios, quien, como ordenador del mundo, ha puesto y ordenado en él tantos y tan diversos oficios, como son eclesiásticos 2, religiosos, caballeros, prelados, príncipes, labradores, mercaderes, roperos, curtidores, carniceros, pescadores, ha-reros, carpinteros y todos los demás oficios." Aquellos hombres habían prometido de ir pregonando a alta voz y bendeCIr a Dios, porque quiso humillarse a tomar carne bllluana, sufrir pasión y muerte en ella por nosotros para redimir nuestros pecados y salvanIos, y porque quiso hacer milagros, y porque ha creado el paraíso y el inf·i erno, y porque resucitará a los buenos y a los ma.los, sentenciando los buenos a gloria sin fin, y a los malos a pena eterna. Aun deben aquellos hombres pregonar y bendecir a Dios en su esencia divina y en su Trinidad santa, y en sus divinas virtudes, y en todas las demás cosas en que puedan signif·icar su divina nobleza y voluntad 3. 2. Habiendo el cardenal hecho relación al Papa y a los otros cardena.les de la ordenanza que hahla establecido para bendecir el santo nombre de Dios, suplicó al Santo Padre concediese grandes indulgencias a todos aquellos que se encalgarian y sel"\'irian el dicho oficio, mandando a todos los eclesiásticos que, dondequiera que aquéllos anduviesen, se •
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• El orden aparece algún tanto invertIdo' respecto del original, qoe reza así: .llenelt sla Déus qOl ha creat arbte~, besties, aucells, homens, metalls, eJements, cells, esteJles, angels, e totes les altres creatores.» • cclergues, cavallers, reJigio5óeS, prelats, prínceps, Jauradors, mercaders, ferrers, fusters, tlrapers, ~abaters, pelhcer<;, c3rnicers, pes' cadOT~ •. • En el or:O'lDa! falta .y \"oJuntad»
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les diese de comer todo el tiempo que se mantuviesen en sus tiel'1'as bendiciendo el nombre de Dios. Aplaudió mucho el Papa y los ca:rdenales lo que el OardenaJ de Benedicimus te había ordenado. Y m.andó a todos los obispos y demás pretados ~idasen de la: asistenela de aquellos operarios en todo lo necesario, mient1'8-S se mantnrviesen en sus diócesis, y concedió gl'andes perdones a aqueIlos ya todos los que les diesen faNor y auxilio 4; Y les enM.ó de dos en dos con sus .priryileg:ios por' varIas tierras y obispados. Muy admi-ra:blemente lOa!ban y bendecían a Dios estos operarjos, pregonando' nodile y día el sa [jito nombre de Dios y su a.lta virtud. Y por las bendiciones que decían de Dios, les 'bendijo Dios a ellos y a sus pal'a bras y daba devoción a 'las gentes, por lo cual v-Í""ían en santa vida. ' • 3. El cardenal andaba i>Qr la ciudad de Roma, y traía consigo mudho dinero, el que repalltía entre los pobres para que 'b endidesen a Dios, y .p or las calles rogaba y e'X'hortaba a las geIrtes que bendijesen a Dios. Sucedió un día que un pregonero que 5 halCÍa las gridas por la ciudad consideró en la gran devoción del cardenal y i>Qr la voluntad di'V'ina concibió devoción de hacer gridas del nombre de Dios por la ciudad; y vino al' cardena!l, y con su licencia tomó el!. oficio de pregonar que el santo nombre de Dios bendecido por todas las gentes. Y el cardenal le asi'g nó, todos los días. cinco . sueldos .de renta para mantenelse y comprar fruta y aJVellanAA para dar a los muchachos que le si·g uiesen, gritando que el santo nombre de Djos fuese 'b endito y a.hlJbado, diciendo así: '\Bendito sea nuestro Señor Dios, loado sea Dios, -adorado sea Dios, obedecido sea Dios, y la obra y la Vililud de Dios ~a por siempre loada y servida." Aquel pregonero andaba todos l'os días por la ciudad de Roma acom.pa ñ arlo ' de UD gran número de muchaChos, y, pregona.ba y bendeoia con ellos a Dios y a su virtud. MientrJls el nero y los m.ucbaclhos así gritaiban y bendecían a Dios, muMOS hombres pecadores record~ba.n, entendían, amaban 'Y temían a Dios, y molltifica:ban sus ,vicios, y viviñcaJban en sus co1'8l1lOnes las 'V'irtúdes, y los hombres justos, por ello, exaltalb3n su devoción de amar y servir a Dios. 4. En cierta . • cqui sulía cridar Vio. • runa copa d'aur., dice Simplemente el orígmaL
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a caballo y llevando la copa de oro en la mano, andaba por la ,ciudad gritando que él darla el ca.baillo y la copa al que mejor 'le enseñase a bendecir a Dios. ·M ientras el mercader iba. de este modo gritando ·p or la ciudad, había en ella muohos hombres que deseaban. haber el caballo y la copa, que valían muoho, y discurrieron muchos ditversos modos de bena Dios, y por eso se puso en cuestión cuál de aquéllos era el mejor modo de bendecir a Dios. En cierta elección de obispo tuvo un canónigo muchos votos para serlo, y bendijo a Dios por no haber sido obispo. y el que rtUIVO la elección ·b endijo a Dios por haberle encargado de un cargo tan grande y tan peUgroso y de tan honrado y pravechoso oficio. Y por esto fué hecha cuemión cuál de los dos daba a Dios maJYor bendición. ,y es cuestión quién da mayor bendición a Dios: ¿ el hombre a quien multiplica Dios sus bienes y le da salud y honra en. este mundo, y bendice a Dios, o aquel que está enfurmo y deshonrado y a q¡uien Dios le quita los bienes temporales, y lo 11e1Va con paciencia 7 y bendice a Dios? Un hombre hirió de muerte a otro con gran sinrazón, y el herido tUIVO paciencia y bendijo a Dios. Y el que le hirió bendiJO y alabó a Dios cuando 10 ahorcaban y se juzgó culpable y lo llevó con paciencia. Es 8 cuestión: ¿ cuál de los dos bendecía meJor a Dios? UiIl hombre loaba y bendecía a Dios cuando veía a los leprosos 'Y a las Ib estias, por no haberle hecho Dios bestia ni leproso, sino que le ha!bía heCho hombre. Otro bendecia y loaba a Dios porque le había hecho gracia de viIVir sin pecado mortal. Y por eso es cuestión: ¿ cuál le bendecía más vi'Vamente? Entre un hombre y una mujer había cuestión: ¿ quién debía bendecir más a Dios, o el hombre, porque no le había hecho Dios mujer, o la mujer, porque no le babía hecho hombre y estaba más sujeta en este mundo que el hombre? Otra cuestión hubo entre un cristia.no y un mOTO: ¿ cuá:l debía, según su ley, bendecir mejor a Dios nuestro Señor? Entre. ·u na mujer y 'Un hijo suyo había cuestión. Porque el hijo bendecía a Dios por haberle dado buena madre, y la madre bendecía a Dios por haberle dado 1m buen hijo. ¿ Cuál 9 de los dos lb endecía más a Dios? Un 1 ey ·b endecía a Dios porque le había dado UD pueblo. Y el pueblo bendecía a Dios porque le había dado un buen rey. Y por eso era cuestión: ¿quién bendecía mejor a Dios, .el rey p el pueblo? Todas esta s cuestiones y otras muchas fueron dadas por escrito al mercader, para que M • El texto primittvo pasa en SIlencio «y lo lleva con paciencia•. o Sobra _es cuesti6n .. DIos». • Sobra también «cuál. . DIOS •. T
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diese e'l caballo y la copa a aquel que le había traído la mejor cuestión, que era si'gnifiC3ltiva del que mejor y más altamente bendecía a nuestro Señor Dios. 5. Cuando el mercader tuvo por escrito las cuestiooes sobredichas, montado en su caba!llo con las cuestiones y la copa, se fué a Roma, al Cardenal de Benedicimus te 10, y le suplicó hidese determinar aquellas cuestiones, a fin de que él pudiese escoger aquel modo con que pudiese bendecir a Dios y diese el ca:ballo y la copa al que le \habría traído la mejor cuestión. El cardenal, acompañado del mercader, vino en el consistorio ante el Papa y los demás cardenales pa.ra d'€cidir y determinar según cuál de aquellas cuestiones se alababa más a Dios. Pero de común acuerdo del Papa y cardenales fué resuelto que las cuestiones se disputasen por largo tiempo en la corte, a fin que no fuesen olvidadas y que por el recuerdo que de ellas habrían muchos hombres tomasen ejemplo y modo de devoción en loar y bendecir a Dios y el OfiCIO del -cardenal lograse por ello mayor utilidad_ ' y por esto fué ordenado que a la puerta de la iglesia mayor de Roma fuese fabricado un caballo de mármol, y montado en él, un hombre que llevase una copa en la mano, y en el pedestal fuesen grabadas y escritas las cuestiones sobredichas y el motivo por que el mercader pasó a Roma. 6. Acont{jció un dia que, paseándose el cardenal a caba!llo por 'la ciudad de Roma para ver si oiría a algún hombr~ bendecir a Dios, acertó a pasar por delante de un bodegón, donde había muchos pícaros y hOl'g azanes que jugaban a dados, uno de los cuales maldecía y blasfemaba de Dios, diciendo muy viles y sucias palabras corutra Jesucristo y la Virgen Santa María por causa de un juego que habia per, dido a los dados. El cardenal se apeó del caballo que montaba, y lo dió a este pícaro que blasfemaba de DiOS, para que le bendijera y que por ningún tiempo jamás le ma~dijese ni 'blasfemase. Y después se fué al Papa y a ' los otros cardenales y les dijo estas pa!labras: ----JIabía un reJi.gioso que, hallándose presente un día a la misa que cantaba un maestro en teología, consideraba -cómo- el maestro, por sus patabras, había dado razón y doctrina por dilatado tiempo cómo Dios fuese loado y bendecido por sus discípulos. Y así, yo estoy más fuertemente adrado dijo el cardenal , cuando considero y veo con mis ojos que por el juego de dados son tantos los pícaros y tacaños que blasfeman y maldicen a Dios y 8 Santa María y a los santos de la gloria. Y por eso pido se me dé sastisfacción de la injuria y agr8IVÍo que me hacen los dados en perjuicio del ministerio que se me está en comenda-do. Y si no se diere sastisfacción a mi oficio por aquellos
--.. cal cardenal de beneir Détt» , dice el origInal.
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que tienén el poder, son contrarios a la bendición de Dios y concuerdan en llevar en él la maldición.-'l'an vivas y eficaces palabras diJo el cardenal al ,P apa y a sus compañeros, que movieron sus corazones a contrición y a pensamientos y tuvieron conciencia del poder que tenían, el cual superaba a su querer en 11 el bien que podían hacer y no lo hacían. Entonces el juglar de Valor dijo: ,¿ Qué vale el Amigo que no veda el deshonor de su Amado? ,y Raimundo el loco dijo que el amante fué atormentado por su Amado, al cual amigo preguntaron si era hora de descansar mientras le altolmentaban. Y él lespondió diciendo [que,] con lo que SlUpiese su Almado, hora era die descansar en los trabajos que sufría por su amor 12. 7. Y mientras esta·b an en estas razones, entró en ·sl consistorio un legado del Papa, dándole relación de haber cum~ plido su mandato en excomulgar a un príncipe que usurpaba los bienes de la Iglesia. Entonces el Cardenal de Benedicimus te propuso esta cuestión al Papa: .¿ cuál cosa debía ser más prohibida: aquellos por que las gentes blasfemaban y deshonraban a Dios o el' príncipe que usurpaba solamente bienes a un obispado? ' 8. Paseálbase un día a caballo el Papa Blanquerna, y vió a muchos holgazanes, pícaros y gente perdida 11 que estaban en una taberna, gritando y diciendo: "Bendito sea Dios y alabado sea el nombre de nuestro Señor Dios." Preguntó el Papa cómo podía ser que los pícaros bendijesen a Dios en aquel luga!' y que el ,n ombre de Dios fuese por tal gente alabado. Señor respondió un caballero romano- , ahí hay lIDO de esos a quien el Cardenal Benedicimus te ha dado un bello ca:ba:llo, y aquél ha tornado la costumbre de que, cuando está en compañía de otros pícaros y semejante genote perdida, les ha!bla muchas buenas palabras de Dios. Y tan devotamente las dice, que muchas veces H los hace llorar, hablándoles de la misericordia de Dios y de su santa pasión, que voluntariamente quiso padecer para salvar los pecadores; y los conforta en su pobreza, haciendo que la tomen con paciencia; 'Y cuando 'l os tiene dispuestos en aquella devoción, los hace gritar y bendecir el santo nombre de Dios. y toda aquella gente perdida de esta ciudad lo han hecho caporal y señor a aquel pícaro, el cual es ahora de tan buenas costumbres( que causa gran devoción a las gentes con sus palabras y con las buenas obras que hace. "El Papa. se ale•
u El original silencia' «en el bien. hacían» oper son amab .. Ram6n Llull ruce tan sólo ce VIU gran re de nbautsl> . .. omoltes vegades los fa plorar per les paran les que.ls diu de Déu e de la sun passl6, e en lur pobretat los conforta ... 15 fa haver paclen('¡a., , lO
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gró de. lo que oyó decir a aque! bom:bre, y dijo que, si el nombre de aquél era vil, su v-ida era santa. y gloriosa. Y Id hiro venir a su plesencia, y le preguntó cómo podia hacer 'b endecir a Dios a gente tan vil como son todos los. pícaros y semejante gente ruin, maJYOlmerute en la. tabeI'IIa. . Señor ---respondió aquel ,en todos los lugaxes en donde el sant() nombre de .Dios es más frecuentemenlte deshonrado y vituperado, y por aquellas gentes que menos le aprecian y le ben· dIcen, debe el hombre esfOI'm.lse más en que su santo nombre sea allí bendito y alabado por ellos y 15 por aquellas gentes que menos le bendicen.---Oonsideró profundamente el S~nto Padre en las palabras que le dijo aquel perdido, y díjo que era cosa muy necesaria que el santo nombre de Dios fuese bendecido entre aquellas gentes que están sin creencia y que no ha.oen honor ninguno ni reverencia al nombre de Dios. 9. Hia!biendo el PalPa dicho estas palabras, vino un caballero a su presencia y le dijo: ¡Señor, yo he sido hom,b re de anDas, y toda mi vida he gastado en matar y destruir hombres para ganar nombre y fama entre las gentes sob'l'l' otros en qa destreza de las armas. Y si fuere de 'VUestro agrado, quisiera yo a!hora el oficio de que todos los días de mi vida v3lYa asistiendo a ~os que están próxjmos a la muerre, o pOli erufermedad o por la justicia, y les predique devotas pa:labras de Dios, para que así satisfaga a nuestro Señor por mis culpas, y que los hombres moribundos estén en devoción y q,u eden mejor inf01mados en nuestra santa fe católica y ~a misericordia de Dios, y que mueran loando y bendiciendo su santo nombre, y que después sea yo el consolador de los parientes del difunto. Gra.n consuelo tuvo el Papa de estas paJ.a:bras 16, y conooedió aquel oficio a'l caballero que se 10 pidió, y cuando estuvo en su palrucio, hizo un 'libro, en que estaba escrita la dootrina que daba al ca!ballero de las paloa:bras que había de decir a lbs moribundos 17. El caba!llero tomó aquel libro en que estaba escrito todo lo que cOlllVenia a su oficio, y andando por 1a ciudad de Roma, preguntaba y se infOl"maba por los que estaban cercanos a la muerte, y les decía tan devotas palabras, que ellos se quedaban confortados y confil'mados en la santa fe católica, y los ihacia tener tanta conciencia, que satisfacían los daños y las injurias y les hacía despreciar este muirdo y desear la :vida eter.. na, y, a la fin, cuando morían, 10aiban y bendecían el santo nombre de Dios. Y después a los parientes de los difuntos les decía el caballero tan buenas palabras, que ellos se que• Están de más las palabras «y .. • oor bendIcen •. lO Segóu -el llflgmal, -el pánafo de&; empezar así, Clmitiendo las palabras de. l\I1tes: IEl Papa concedl6 aquel oflcio.lO . -,- ' . " n El ·te&to cataJán dice, además, cn! a aquells qui han mest~ .' & ésser oousolatsl. -
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da'b an consolados, lo llevaban con paciencia y alababan y bendecían la justicia de _Dios y su. gran miserioordia. . Tan gl'8,llde era el bien que hacía el caiballero en a¡que1 Ja ciudad, que ouando en ella había argún moribundo o alguna persona que de consuelo por alguna tri'bulación en que se hailase, luego eIllViaba a buscar al caballero, y éste tmía BU , libro, y, leyendo, les decía aquclla doctrina que el Papa Blanquema le había dado 18, con la clJa\ les consolaba en las tribulaciones o necesidad en que se halla:ban. '
CAPíTULO LXXXIV DE "ADORAMUS TE"
1. El Cardenal de Adora1l'lJUS te entró en gran consideración como pudiese encontrar modos con que Dios 1 nuestro Señor fuese perfecta.mente adorado y contemplado como conviene y segÚn que Dios le tiene encargado a su pueblo. Mientras que el cardenal se encaminaba al ermitaño y discurría en aquello que tanto deseaba, encontró en el camino por donde pasaba una iglesia, en la cual serVÍa de sacristán y Iimosnero 2 un pobre hombre, el cual, de las limosnas que recogía, hacía cantar misas en aquella iglesia. En ella había un crucifijo muy grande de bulto y noblemente entallado. :En aquella iglesia ihalbía entrado lID !peregrino que a grandes pedradas destrozaba el crucifijo, y el buen hombre sacristán se lo impedía con todo su esfuerzo. Al tiempo que los dos luchaban, entró el cardenal en la iglesia, y se admi~ó en gran manera de Ja acción del peregrino que de aquella manera apedreaba al crucif,i jo, y le dijo que por qué deshonraba y apedreaba la figura que representaba la imagen de Jesucristo. ---!Señor respondió el peregrino, costumbre era en los tiempos pasados. que las gentes adoraban ídolos. y en el tiempo en que ahora nos hallamos, del mismo modo, hay gentes que adoran ídolos, y los moros y los jUdíos reprenden mucho a nuestros cristianos porque adoramos las im ágene'3. y por cua.nto ima.gen entallada y de bulto es más propincua y cercana en figura a ídolo que imagen plana, pO'l' tanto, para significar que las ,imágenes planas son más a propósito y convenientes que las de bulto, he tomado yo la costumbre
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• Aquí terminA el capítulo en el origmal. 1
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ORRAS LITERARIAS
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cómo destruya todas la$ imágenes entalladas que están sobre los altares semejantes a los idolos 8. 2. Estando el cardenal con el peregrino en estas razones, entró en aquella iglesia un hombre que venía de tiell"as extrañas, y arrodi·l lándose delante del altar, adoró a Dios y le hizo oración muy devota. El cardenal consideró que Dios había puesto en aquel homQre alguna virtud 'POr la cual adoraba tan devotamente a Dios, y quiso saber de aquel hombre la manera con que adoraba a Dios tan devotamente. -Señor respondió el hombre ,casi en todos los hombres del mundo es costumbre de que adoren a Dios para que les dé la glOTia y no les dé pena. Y muchas veces le adoran para que les dé bienes temporales a medida de su deseo. Y como sea cosa muy injuriosa adorar a Dios por respeto de lo que el hombre ha menester, más que por respeto a la bondad que es en Dios, por eso yo me voy a pedir la bendición del Papa, y quiero predicar y pregonar por las plazas y por las calles de las ciudades y de las villas el modo como las gentes deben anOTar a Dios principalmente, y, mayormente, por ser el supremo bien' y digno que por su bondad y por su misma. perfección el hombre le adore, le ame y le tribute honor y reverencia. 3. Oon admiración grande quedó el cardenal, y con el peregrino y aquel hombre que quería ser pregonero y predicador de la mejor manera que puede tener el hombre en adorar a Dios retrocedió su camino, y se enoaminó a la ciu. dad de Roma paI:a representar al Papa lo de aquellos dos hombres, como arriba se ha dicho. Mientras los tres iban de camino hablando del modo como el hombre debe adorar a Dios, encontraron a un judío anciano que iba a la corte del Papa, y estaba m~\y fatigado del viaje tan dilatado que había hecho, el cual, en 'Su cara y gesto, daba muestras de gran pena y tristeza. El cardenal le preguntó la causa de por qué iba tan triste y pensativo. Señor respondió el judío ,de mucho tiempo acá he entrado en un pensamiento que no me deja y me atormenta tan frecuentemente el alma, que apenas siento gusto alguno en cuanto veo y oigo. El cardenal quiso saber de cualquier maneTa el pensamiento del JUdío, y éste le manifestó sus consideraciones con las siguientes palabras: 5eñor dijo el judío ,en los principios, cuando plugo a Dios bendito sea él ,que ha honrado al pueblo de los judíos sobre los otros pueblos, estuvimos dos veces en cautiverio. La primera duró por espacio de cuatrocientos años; la segunda duró setenta años; en cuyos dos cautiverios estuvimos en castigo de algunos pecados que habíamos • Por prejuicios de miSIOnes, fáciles de excusarse, el gran misionero mallorquín se muestra más partidariO de 136 Imágenes Jlan:u., pmturas, mosaiCOS, etc., que de las de bajo relieve o las de bulto.
LIRRO DE EVAST V BLANQUERNA
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cometido. Pero después del cautiverio y de las penas que padecimos en él, recuperamos la libertad en que de antes nos hallábamos. Ahora que ya no matamos profetas ni adoramos a idolos, como antes lo hacíamos, pasamos esta vida mundana con grandes trabajos y deshonras, y estamos en cautiverio más ha de mil doscientos años, sin saber el parqu~. y por eso me temo mucho que nosotros no tengamos gran culpa en la muerte de Jesucristo, por la cual nos hallamos en esta prolongada cautividad, por cuya causa voy yo como un hombre desterrado, buscando si alguno podría significarme y mostrarme si nosotros estamos en cautividad porque no adoramos a Jesucristo, a quien hemos crucificado y muerto. 4.. Ouando el judío hubo acabado sus palabras, el cardenalle propuso esta cuestión: EntTe tres sabios se disputaba cuál de todos tres adoraba más altamente a Dios. El uno de ellos iba por los montes y por los llanos adorando a Dios en ias hierbas, en 'las p1a.ntas, en las 'b estias, en las aves, en los peces, en los hombres y en todas las criaturas. El otro sabio adoraba a Dios en aquello que Dios obraba sobre el curso de la naturaleza, como son los milagros que Dios hizo en creaT el mundo de la nada, y en resucitar a los muerto::!, yen todas las demás cosas que la naturaleza no puede hacer. El tercer sabio adoraba a Dios en aquello que Dios es, y obra en sí mismo, y de sí mismo, y por sí mismo, yen aquello que Dios hizo de la criatura en sí mismo. Pregunto 3Jhora: ¿ cuál de los tres sabios adoraba más perfectamente a Dios? y si hubiera otro que adOTe a Dios según los tres modos referidos, pregunto: ¿éste le adoraría más altamente que cualquiera de los tres sabios referidos? Señor respondió el judío ,más perfectamente adora a Dios aquel que le adora en aquello que Dios es y obra en sí mismo que no aquel que le adora en aquello que obra fuera de sí. Y aquél JIldora más alta y perfectamente a Dios que le adora con los tres modos referidos que no el otro, que lo adora con un solo modo. A que respondió el cardenal diciendo: Rectament~ has juzgado. Y le dijo' que los filósofos ant.iguos eran aquellos que adoraban y loaban a Dios en los milagros y en las obras que creían hacia Dios sobre la naturaleza. [Y continuó] : Ahora ha llegado el tiempo. que los judíos na creen en los milagros y no adoran a Dios, en cuanto no creen lo que hace sobre la naturaleza para demostrar su poder. Pero los cristianos creen que Dios en sí mismo tiene
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• El traductor trunce. el texto pnmltlvo, que, vert1Clo al ca-tellano,
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OBRAS LITERARIAS DE RAllaN LLULL
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mayor obra de la que la naturaleza pueda ni recibir, engendrando el Padre, que es Dios, al Hijo, que es Dios, y procediendo de los dos juntos el Espíritu Santo, que es Dios, y todos juntos 6 no son más que UD Dios y una esencia tan solamente, y creen también que Dios Hijo ha unido a si la naturaleza humana de Jesucristo, con la cual no es más que una Persona. Y cómo éste, que es verdadero Dios y verdadero Hombre, haya sido por vosotros, judíos, crucificado y muerto, y él blllYa venido entre 'Vosotros a tomar carne humana, y para salvaros ha sufrido pasión y muerte, y porque vosotros no lo adoráis, por esta causa os ha castigado a que estéis en cautiverio de los cristianos, y aun de los moros, para significar que de todas maneras sois indignos de la libertad, en cuanto os hace estar sujetos a los fieles e infieles. Consideró mucho el judiD las palabras del cardenal, y, por las preguntas y razones que le hizo, entendió la verdad y se convirtió a la fe cristiana, y se tomó el oficio de ir por las sinagogas de los judíos y, en presencia de todos, adorar a Dios con aquellos tres modos referidos, de cuyo oficio le ' concedió el Papa especial gz'acia. 5. Hallándose el cardenal con sus oficiales delante del Papa a procurar su oficio, entró UD sarraceno muy viejo y anciaDo, y presentó al Papa. una carta de parte de un rey moro, con la cual le suplicaba le enviase a decir si era verdad lo que un cierto cristiano le había referido de la fe católica y lo había desengañado de la ley de Mlahoma, en que estaba. Quería ser cristiano 6; pero por cuanto el cristianismo le decía que la fe católica no podía probarse con razones, por esto dudaba en haceTse cristiano, porque no quería dejar una fe por otra. Pero decía que por inteligencia dejaría la fe de Mahoma y entraría en la fe católica, como el Papa le dijese que era probable; pues si lo era, él se haría cristiano y adoraría a Jesucristo como Dios y sujetaría todo BU reino a la obediencia de la Iglesia romana, pan que todos sus vasallos adorasen a Jesucristo. 6. Cuando aquella carta fué leída en presencia del Santo Padre Apostólico y de los cardenailes, entró un genti1 que venía de aquellas partes del Mediodía, de UDa tierra muy adentro en las arenas que está junto a una ciudad que se llama Gana. En aquellas tierras había muchos reyes y príncipes que adoraban ídolos, y al sol, a las estrellas, a las aves y a las bestias. La gente de aquel país es muy nume!"osa, y de estatura muy altos 7, y negros, y no tienen ley 8, En cierta • No leemos en el onginal oQueríe. ser crIstiano». , Tampoco vemos en el texto prImItIvo ode e statura muy alta •. o Véase también cap. 88, nn. 2-6. Con raz6n Ram6n Llu11 es tenido por todos por uno de los precursores de la nueva cIencIa de ~ISIO nologfa, que es una apologética basada en la etnografía. Para 'una'
ocasión sucedió que lID hombre de aquel pais consideraba que convenia que una cosa solamente fuese adorada, y que aquélla fuese más noble que cualquiera de aquellas que ellos adoraban, y a honor de aquella eosa que él ignoraba lo que era and.ruba por las tierras, gritando en altas voces que se buscase y preguntase cuál era aquella cosa que debia ser adorada tan solamente. POI' tanto tiempo se empleó aquel hombre en el oficiQ y lo sirvió con tal diligencia, que movía a devoción a todos los moradores de aquel país y a un deseo muy grande de tener conocimiento de aquella cosa que debía ser adorada sobre todas las cosas. Y por esto tuvieron consejo y acordáronse y ordenaron que enviasen por varias tieras mensajeros, para inquirir cuáJl podía ser aquella cosa que era digna de ser adorada sobre todas las cosas; y uno de aquellos mensajeros fué aquel que vino al Papa. Y el Santo Padre luego prontamente envió los articulos de la fe, y los libros por los cuales son demostrados probables, por medio de religiosos que habían aprendido la lengua arábiga, los cuales anduvieron a aquel rey sa'l"raceno que habia remitido la carta al Papa. Y cuando los religiosos estuvieron allá, por la gracia de Dios, convirtieron al rey y gran mímero de sus vasaillos. Y después aquellos mismos religiosos, mensájeros del Papa, se pasaron con el gentil a aquellas tierras de donde habían venido, 'Y denunciaron y demostraron con razones necesarias que Dios es el Soberano de todas las cosas. y aquellas gentes le adoraron y loaron y destruyeron todos los ídolos, en quienes antes creían y adoraban. Y fué establecida concordia y amistad entre aquellas gentes y los católicos, y, por la amistad y participación que éstos tuvieron en ellos, en breve tiempo recibie'l"on el santo bautismo. 7. En una solemne fiesta que se celebró, se hizo una procesión en que concurrió el Papa y los cardenales con muchos prelados y religiosos y gran número de eclesiásticos, en la cual fueron muy grandes los cá.nticos y alabanzas que dieron todos a nuestro Señor. En aquella procesión concurría también el Cardenal de Adoramus te, y consideró cuán· tas y varias son las tierras en el mundo donde hay muchas gentes por las cuales Dios no es alabado ni adorado, y de~ ha vivamente que Dios fuese adorado en todas aquellas tierras. Mientras el cardenal estaba en aquella consideración, pasaba en esta ocasión por una ealle de muchos botigueros y plateros, los cuales tenían en sus tiendas muchas copas, fuentes, aguamaniles, platos y escudillas de oro y plata y otras muchas joyas, como son sortijas, cintillos, bolsas, perlas y ot'l"as piedras preciosas. Entonces mandó el cardenal e:xocasa. bibliografía sobre el particular, cf CARRnAS y ARTAU, 1. C., p. 632, nota 64.
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a cuatro de sus criados que echasen a la calle todas aquellas joyas y vajilla y que dijesen que él se lo había mandado. Los criados cumplieron su mandato, arrojando toda aquella vajilla y joyas a la calle. Los dueños de aquellas joyas se quedaron muy escandalizados y alborotados, y estuvo para de!,\. componerse la procesión por aquella función que mandó el cardenal a sus criados y por la pendencia que pensó formarse entre ellos y los dueños de las joyas. . 8. Después de éste sucedió otro lance, y es que el Cardenal de Adoramus te vió una mujer que seguía la procesión muy adornada de oro y plata y piedras preciosas, y brillaba su cara, por los afeites que se había puesto, del modo que lucen las imágenes embarnizadas. ' El cardenal se arrodilló delante de la mujer, y, con ademanes de quererla adora't', la dijo:· Según o~ vi tan afeitada y gentil, os parecéis a algún ídolo, y por esto os he hincado la rodilla.Muy avergonzada se quedó aquella mujer y todos los circunstantes de esta acción. Y cuando el Papa hubo celebrado mlsa, cQncluída la procesión, quiso saber la causa por qué el cardenal había turbado la procesión y por qué se había arrodillado delante de aquella mujer. Y aquel cardenal le refirió la devoción que había tenido, considerando que eran muchas las tierras en el mundo donde Dios no era adorado, y que, como las copas de oro y plata y demás joyas de que los prelados adornaban sus mesas y llenan sus cofres embarazan su oficio de Adoramus te, por esa causa había mandado echar a la calle todas aquellas Joyas. Y entonces el Papa estableció que, de allí en adelante, en ninguna ciudad ni lugar donde se hallase se permitiesen ni usasen semejantes joyas ni aderezos, para que no fuesen ocasión alguna de inhonesta voluntad de prelado. Y después ordenó que ninguna mujer que anduviese vestida ni ornada a semejanza de ídolo pudiese concurrir en ninguna procesión ni en iglesia alguna donde el Papa cantase misa.
CAPíTULO LXXXV • DE "GLORIFICAMUS TE"
1. Aquel cardenal a quien el Papa había encomendado el oficio de Glorificamus te dijo al Padre Santo que él quería usar el oficio de honrar en este mundo la voluntad de Dios contra aquellos que le hacen deshonor; y pO'r eso propuso este ejemplo: En una ocasión, cierto rey se fué a pasear y divertirse en una selva en compañía de muchos barones y otros caballeros privados suyos, yen ella andaba, comía y se recrea-
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ba con gran delicia. A'c.;mteció un día, a esta sazón, que entró Un tiempo muy fuerte, de recios fríos, de nieves y lluvias, en aquella selva en que el rey se estaba divirtiendo, y el rey se mantenía retirado en su tienda y allí comía buenas viandas con buenas salsas, y bebía buenos y generosos vinos, y vestía con mucha ropa; y con esto no le ocasionaba ningún daño a su persona ni el frío ni el mal tiempo que hacía en aquel sitio, pero destruía y mataba a sus siervos y a su familia, porque no podían defenderse del mal tiempo que hacía. Cuando el cardenal hubo concluí do el ejemplo, él mismo hízo la exposición por estas palabras. Aquel reyes el Papa, y los barones y los caballeros son los ca'r'denales y prelados de la santa Iglesia, los cuales no ponen por fronterizos algunos religiosos y otros hombres buenos que apréndan varias lenguas para que participen con aquellas gentes infieles. y puedan entenderles y predicarles sin necesidad de intérpretes y truchimanes. Y porque esta obra sería¡ mu~ agradable a la voluntad divina, todos aquellos que podrían y deberían hacer y no hacen aquello por lo cual la voluntad de Dios sea en este mundo servida y muy glorificada, tienen gran culpa. Los que mueren sin poderse defender del mal tiempo que hace son los cristianos que están entre los sarracenos y los tártaros en sujeción y cautiverio, y tienen ignocancia de la santa fe y necesidad de predicadores. Y por el cautive· rio 1 en que se hallan, temiendo el que se les haga injurias en sus personas o en sus mujeres e hijos, por esto muchas veces les creen y remegan de la santa fe católica y abrazan la creencia de los infieles, en la cual permanecen contra la voluntad de Dios. 2. Habiendo oído el Papa estas palabras, ordenó a las Ordenes y religiones que cuLtirvan las ciencias que, así como ll'l príncipe que guerrea con otro príncipe ordena y pone sus guarniciones en las fronteras de sus dominios, del mismo modo fuesen construí dos monasterios de religiosos por las extremidades de las tierras de los cristianos que confinan con los infieles, y que, segÚn fuese su idIoma, que le aprenpara comunicar con ellos y les prediquen y enseñen los artículos de la santa fe católica. Todo esto ordenó el Papa por el fin de emplear todo su poder y esfuerzo en tener COlitenta y honrada la voluntad de Dios. . 3. Grandes deseos tenía el cardenal de honrar la voluntad de Dios, para que, honrando su voluntad, glorificase a Dios, y destinó varios oficiales que con diferentes oficios le ayudasen a honrar la voluntad de Dios. Aeonteció un día que, paseándose el cardenal por la ciudad de Roma, pasó por .e qai per la C'llptivitat en que s6n for~adament lur fa hom rnoltes inJúnes en lurs persones e en lurs mullers». I
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una pIlaza donde había mucha gente, y preguntó a aquellos hombres que paSlrban arriba y abajo por aquella p}aza cuéles eran sus deseos que así les obligaban a andar con tanta dHigencia. Y le respondieron que la pasión que tenían a los negocios ,t emporales les hacia andar con aquella diligencia. y por esto el cardenal ordenó que en adelante estln'iese por él un hombre ,p erpetuamente en aquella plaaa, que dijese en altas voces a toda la gente que su intención a servir a Dios cuando quisiesen procurar los negocios de este mundo, y que por la intendón de servir 81 Dios l~ procurasen siempre con él, para que en aquella solicitud y procuración moás honrada la voluntad de Dios que la que ellos tenían en amar los negocios temporales. A1quel hombre estaba perennemente en ~a plaza, gritando a las gentes del modo como el cardenal lo ha:bía ordenado, y eran muehos los hombres que, por lb que oían decir y gritar, enderezaban su vohmtad a servir la voluntad de Dios. 4. El cardenal nombró otro nuevo oficial que tuviese la obligación de ir gritando 'Por las calles, diciendo a las gentes -como debían dbedeoor la ,v oluntad de Dios en creer los catorce artículos de la santa fe católica y en obedecer y cumplir todo aquello que se les manda hacer en los diez mandamientos de la ley, y que glori:fi'Casen la vahmtad ¡de Dios por h8lber querido crear el mundo, y h8iber querido encarnarse, y haber dado al hombre el mundo para su semcio. Y este oficial que dijese tam bi~n a cada uno de los hombrea que glorioficasen 2 perenneJOente la voluntad de Dios, por ralL'Ón de que, si la voluntad de Dios no hubiese querido, no hubiera creado el mundo, ni hubiera tomado nuestra n8itura~eze., ni dado el mundo al hombre para su semcio, y a los que ha heCho hombres podía ha'b er hecho bestias. Cuando el cardena'! hubo dado estas doctrinas a aquel hombre, ministro suyo, éste le preguntó de qué h8ibía de vilVÍr. Y el cardenal le respondió que si 1m jugla.r vivia de las dádivas que las gentes le rega:la:ban, y éste no sabía decirles otra cosa sino adularles y acusarles dónde Ihay buen vino, ¡cuánto más segura tendrÍ'a él su vi,v ienda si sema la 'Voluntad de !Dios diciendo las palabras sobrediohas! 5. Aun ordenó el cardenal otro oficio muy necesario para honrar la voluntad de Dios, a saber, que otro hombre anduviese entre los eclesiásticos y religiosos por ~as calles y por las iglesias, 'Y en cualquier lugar 'los encontrase, les presentase a la memoria la obligación de obedecer la voluntad de Dios, quien les man'd a en el iElvangelio que vaya.n por todo . el mundo a predicar su Evangelio a todas las criaturas. Pes• El texto primiti\'o debe traducirse así: 4 •• • que glorificasen la voluntad de Diol¡ que los ,había hecho hombres y cnstlaeos, qué, 61 hubiéralo quendo, la. voluntad de DIOS no h~biera creado -el mundo.f.•
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pués que aquel oficio fué estab'lecido por el cardenal, aeonteció un dia que, encontl'ándose aquel oficia'l con dos eclesiásticos en la calle, les dijo todo aquello que el eardenalle habia ma.ndado decir, y ellos le respondieron que cuando sería la voluntad de Dios que el hombre anduviese a predicar a los in!fi.eles, que Dios ya daría a:l !hombre los deseos. Aquel oficial se quedó muy escandalizado de la respuesta. de los dos eclesiásticos y replicó, diciéndoles que Dios ya se lo había mandado cuando lo dijo a los apóstoles en persona de toda la Iglesia santa. Y que Dios, en cuanto había querido ser hombre y mori·r por todos aque'llos que están en el gn~mio de la Iglesia, había encargado tanto a cada uno de hacer y obrar por su amor, que ninguno debía esperar que Dios le fuerce BU libre a:lbedrío, sin eJ. cual no seria digno de predicar la voluntad de Dios. Omn contienda hubo entre aquel procurador del cardenal y los dos eclesiásticos, y sobre este punto se hubo razón en juicio en la col1te del Papa. 6. Propuso un día el cardenruJ. a lIn criado suyo, que le .había servido mucho tiempo, si queria servir la voluntad de Dios en ir mendigando de puerta en puerta por el mundo, para honrar ·la voluntad de Dios; y cuando le darían limosna, que glorificase a Dios; y cuando se la negarla alguno a quien ]a lo sintiese con dolor de su alma y llorase, por cuanto aquellos :que no dan limosna por la voluntad de Dios, sino por su propia voluntad, no son amados de Dios. Aquel escudero quisO' aceptar el oficio, y and3Jba con los pobres pidiendo limosna por amor de iDios para conocer aquellos 3 que honran ;}la voluntad de Dios dando tJimosna, y los que menos la voluntad de Dios que la Hmosna que les cuando la niegan a los pobres que la piden por amor Dios. El escudero cumpUa muy bien su oficio todos los días, 'Y cuando había mendigado por las puertas la comida que había menester aquel día, se estaba lo restante de él en la iglesia contemplando la voluntad de Dios. 7. Plesentóse un filósofo al cardenal y le dijo estas pa!labras: ' , costumbre es entre nosotros negar todo aquello que es sobre el -curso natural. Y como yo la h3lYa tenido ta.mbién hasta aihora, la quiero mudar en otra costumbre en adelante, y quiero tomar el oficio de andar en.tre los filósofos y los grandes ma.esrtros, diciéndoles que si la Obra milagrosa es cosa inconveniente a la naturaleza, ¡cuánto más inconveniente ha de ser a'l Señor de la naturaleza el 'que no pueda hacer aquello que pertenece a su deber sobre la obra de 1a naJturaJleza! Muy a propósLto le pareció a a.quel cardenal aquel oficio, y se lo concedió 4, Y después aquel -
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.d'aquel1:!> qui honren la volentat de .Déu e d'aquells qUl Ja preen meny~ que la almoyna que hom ¡Q5 deJIlana.,. .. . 1 • •, r , - . . • El onginal ·calla .y ' se lo concedió..
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filósofo hizo con él mucho bien, probando que ha muchas COS1lS que son sobre el curso de la naturaleza, por tal que Dios no sea contrario a su voluDrtad en perfección de justicia, bondad, innnidad, poder, sabiduria, humildad y misericordia, Todos estos oficiales y otros muchos ordenó el Cardena:!' de Glariticolm:us te, para que, honrando la voluntad de Dios, fuese Dios glorificado por los hombres y que éstos después fuesen glorificados en la gloria por la voluntad de Dios,
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CAPíTULO LXXXVI 'DE "GRATlAS AGlMUS TlBI"
1. , E1 Cardenal de Gra.tw.s ag~mus tiln, que había tomado el oficio de honrar la sabiduria de Dios, estando un día delante el Papa y sus compañeros los cardenales, les dijo estas palabras: Es cosa natural que en cuanto el enJtendim-iento humano está mejor aderezado a enJtender a Dios, en tanto la voluntad está mejor dispuesta para amar a Dios ya!borrecer los pecados, Y por eso, yo pido el oficio cómo pueda tmtar que el entendimiento 'h umano sea exaltado a entender a Dios, para que sea conOCIdo y muy a.mado por su pueblo, y que éste le dé las gracias y bendiga su gran gloria. El Papa y los cardenales le concedieron el añcio que pedía. 2. Mientras esto se trataba, entró en el consistorio un célebre y famoso artista, el cual representó al Papa que, con la multiplicación y variedad de declaraciones que se hacen en cada una de las ciencias en teología, filosofía natural, derecho y medicina, se habían multiplicado muchas y varias opiniones y que crecían de día en día; y esto se originaba . de que los doctores y maestros escnbían muchas obras sobre cada una de ellas, en las cuales los unos eran de distinta opinión de los otros, y, por esto, el artista dijo al Papa y a los cardenales que era con'Veniente que el' hombre concordllSe todas Jas ciencias sobredichas, y reduciéndolas a breves y necesarios principios, que discurriesen por vía de arte, para que, si se leva.ntase algún error o falsa opinión, pudiese el hombre dirigirse y regularse por el arte en los principios de cada ciencia, y destruyese el hombre todos los errores y falsas opiniones contrarias a las ciencias referidas. 3. AIplaudió muoho el Cardenal de GraMas agimus tibi la propuesta del artista, y la corroboró y se interesó en que fuese recibida su petición. Luego después entró ante el Papa un doctor canonista y de ~eyes, y representó que eran tantas las glosas y los escritos que habia en la ciencia del derecho,
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<¡ue el entendimiento huma.no entraba por ello en gran confu&ión y, por esta causa, no podía juzgar ni discel1lir con claridad los hedhos ni los pleitos, ni los estudiantes que aprendían aque'lla ciencia. podían basl::antemente instruirse en sus fundamento!!. Y por eso aconsejaba que aquella ciencia fuese reducida a arte y a 'b reves principios que insiguiesen necesidad y razón, a los cuales se redujese toda la ciencia del derecho. Con semejantes súplicas y propuestas representaron en distintas ocaSIOnes tres maestros, uno en teología, otro en filosofía naJtural y otro en medioina, sU'Plica~do al Papa y a los cardena.les que a cada una de estas ciencias fuesen establecidos ,p or arte breves y necesarios principios, para que la multitud de escritos no ocasionase cOMusión en el entendimiento humano en ninguna ciencia, y a fin que en los tiempos de ~tkristo pueda el J:tolll'bre estar más prevenido para. destruir breve y artHiciosallllente 1 todos sus falsos errores. 4. Cuando aquellos maestros hubieron hecho sus representaciones, el Cardenal de GraNas agimus tibl respondió que aquellas palabras le causaban mucha a,.legría, y que aquel proyecto correspondía a su oficio, que dJ.abía tomado para honrar la S8ibiduria de DIOS, y por eso queria que su empleo ' fuese el de procurar aquel negocio. Después de esto, un sabio religioso se levantó en pie y, en presencia de todos, dijo que él pedía el oficio de andar entre los judíos, moros, tártaros y los demás infieles, para exponer y declararles los artículos de la santa fe eatólica, pOI"que muchos de los infieles dudaban en entrar en la santa fe romana y hacerse cristianos, por cuanto no entendían el modo como los cristianos tienen otra crEencia distinta de la que protesan, y por eso no quieren ser cristianos. 5. Antes que el Papa y los cardenales diesen respuesta a los maestros antediohos sobre las providenCias y oficios que suplicaban, se presentaron ante el Papa dos sabiOS, uno griego y otro lat1no, y dijeron al p'a,pa y a los cardenales estas palabras: -iEn el hbro de EspíTitu Samto ~ hay escrita una controversia y disputa entre un latino y un grIego, ante un s3!bio sarraceno, el cual les preguntaba: ¡¿Cuál cosa es verdadera de la Persona del Espíritu Santo: que proceda del Padre y del Hijo, o si tan solamente del Padre? Cada cual de los dos sabios, con todo su esfuerzo, probó por diez razones, yel sabio sarraceno se quedó perpleJO a cuál de las dos ciencias debía inclinarse. Y por esto diJeron aquellos sabios: -N.osotros hemos andado toda la Grecia y mucha parte de tierra de los latinos, y en .cada lugar que hemos entrado I
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I E stá de más .breve )' artificIOsamente •. • Ramón Llull escribio el LhbTe del Sant Esperit en Mallorca, cerca cel año 1274. En él defiende la procesIón del Espíritu Santo Q ti utroque, contra los grIegos.
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h.emQs propUestO aquella 'cuestión a 'los p8J'8. que inquieran la verdad de cuá'l fe les ·p arece deba. . tomado aquel sabio sarraceno.--Muy gustosos quedaron el Papa y los cardenales de la representación de los dos sabios, y el Papa sometió la al cardenal que había tomado el oficio de honrar la sabiduría de Dios. Entre aquenos sabios había lID cristiano que andaba entre los sarracenos y judios a preguntar al gentil cuál de las tres leyes ha.bía a:brazado, según que se refiere en el libro Del ge1lJtil Y los tres 8abios. 6. El Cardenal de Gratías agimus tibi tuvo muchos coadjutores para servir su oficio, y los enviaba por varias partes del mundo a informarse del modo como los maestros usaban de las ciencias. que enseñaban. Y cuando encontraba que algún maestro usaba mal de la ciencia que enseñaba, le castigaba luego y priva,ba de su oficio, y de esto se seguía mucho bien, porque todos los maestros le temian, por cuyo temor los estudiantes quedaban más prontamente fundados en las ciencias que estudiaban, por cuanto los maestros con mayor diligencia y más breves palabras los instruían y enseñaban . . Aconteció en cierta ocasión que el cardenal iba a una ciudad donde haJbia un grande estudio de ciencias, y al entrar dentro de la ciudad, encontró a dos hijos del rey, señor de· aquella ciudad, el cual hacía enseñar a sus hijos de manejar armas y saber esgrimir. El cardenal preguntó a los maestros de aquellos dos iMantes si el rey les hacía enseñar ciencia de letras. Y los maestros respondieron que sólo les hacía enseñar de montar a caballo y manejar las armas. Simple es el rey dijo el cardenal que enseña primero a sus hijos de matar hombres que de conocer a Dios, ni si el hombre debe matar hombres. ·D espués el cardenal se fué al rey y le reprendió muy fuertemente, porque no cuidaba de hacer enseñar a sus hijos buenas letras y ciencias, como era costumbre en los tiempos antiguos entTe los reyes y los príncipes, los cuales mandaban enseñar a sus hijos ciencias para saber regir y gobernar a sus pueblos. Plugo mucho al· rey la amonestación del cardenal, y fué prontamente obediente a su • conseJo. 7. Tal'. J.ervoroso era el Cardenal de Gratías agimus tibl en enderezar y multiplicar la sabidl.!ría, que iba a los capitulos generales de los religiosos' que amaban. y cultivaban las ciencias, y junto con ellos ordenaba y dirigía el modo cOmo podia honrar la sabiduría de Dios y que la ciencia fuese multiplil'llrla en todos los hombres para el fin que conociesen y amasen a Dios. En cierta ocasión aconteció que un hijo de lID conde pasaba a Bolonia para estudiar leyes, y el cardenal, que también iba a aquella ciudad, donde se habia de celebrar el capitulo general de los padres predicadores, se encontró con él, y por el camino le habló tan buenas pala-
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bras, que se enamoró de la ciencia de la teología, la cual es más necesaria a los eclesiásticos que la ciencia de leyes. y por esto, el !hijo del conde se volrvió a París, y allí estudió la sagrada teología, en la cual fué después gran maestro. 8. Iba un día el cardenal a la escuela de los padres predicadores a oír la lición de teología, y de camino encontró una eseuela de leyes, en la cual había muchos estudiantes vestidos en hábito clerical. Y, prosiguiendo más a~elante, encuntró otra escuela llena de canonistas, que vestían hábito eclesiástico: Por lo eual el cardenal hizo mandamiento a los estudiantes legístas que, por cuanto las leyes eran cienciasecular, que la estudiasen en hábito seglar, para que no bideshonor al honor que la ciencia del derecho canónico debe haber sobre la ciencia del derecho eivil, y más principalmente hizo aquel mandamiento para que la simonía no tomase prineipio en los legistas, los cuales, después de haber estUdiado la ciencia de las leyes, se hacen canonistas para obtener algunas prebendas y preladas en la Iglesia. 9. Establecida esta ordenación, pasó el cardenal a visitar la escuela de los padres predicadores, en la cual leía un maestro teólogo, y en ella cuasi no había otros estudiantes, sino religiosos. Por lo cual el cardenal, entonces, en altas voces se quejó, diciendo que gran deshonor recibiría la sabiduría por aquellos que aman más la ciencia lucrativa que la y demostrativa de la divina Sabiduría. Y por esto mandó el cardenal que, una vez cada semana, los padres predicadores y los menores en cada una de las escuelas de leyes, el grave perjuicio que recibe la teología por causa de aquellos que, siendo beneficiados de los bienes de la santa Iglesia, aprenden ciencia de leyes o se aplican más a las leyes que a la teología. Por estos medios y otros muchos se esforzaba el Cardenal de Gratias agimus tibi en honrar a Dios y a la sabidulJ'Ía, a fin de que por ésta el hombre adquiriese conocimiento como es tenido y obligado cada uno en dar gracias a Dios de los bienes que le concede, y a bendecir su gran gloria, a todo lo cual es contraria la ignorancia y el usar mal cada uno de su saber.
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CAPíTULO LXXXVII DE "DoMINE DEUS REX CAELESTIS PATER OMNlPOTENS"
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Entró en el consistorio el CardelUllI- de
Deus Tez oaelestís Deus Pater omnipotens 1, y, en presencia del Papa y de los demás cardenales, les dijo que él quería servir el oficio de honrar el poder de Dios, el cual era deshonrado en este mundo por muchos hombres, de varias maneras. Aconteció un 'dia que el Papa había resuelto en.viar a sus mensajeros a cierta tieTra, que se llama Georgia, y está bajo el dominio de un rey cristiano, para rogarle le enviase algunos religiosos de sus dominios que pudiesen enseñar su lenguaje y sus letras a los religiosos latinos; que aquéllos aprendiesen la lengua latina, y después se volviesen a sus tierras, juntos con los latinos, para predica!" allí la santa fe católica y la doctrina de Roma, en la cual les instruyesen. Míientras el Papa Blanquerna estaba ordenando todas estas cosas, dijo el camarlengo que sería cosa muy trabajosa el enviar a aquellas gentes a aprender su idioma y enseñarles nuestra latinidad, y que todo eso requería mucho tiempo e importaba mucho gasto. 2. Desagradó mucho al cardenal lo que el camarlengo había dicho, y propuso este ejemplo: En cierta ocasión aconteció que cierto hombre que se llamaba Jofat iba por un {'.amino y vino a parar en una orilla de una gran laguna o rio, donde había muchos hombres que estaban mira.ndo a un pobre hombre que se había ahogado en aquella agu¡¡.. Preguntó Jofat a aquellos hombres por qué aquél no habia pasado más aJ"!'iba del agua, donde había muy poca, y hubiera pasado por allí a la otra parte. Respondióle uno de aquellos: Pero decidme, ¿ hasta cuándo lo habría él ejecutado, habiendo de aquí al cabo del agua cinco jornadas enteras? ¿Y me sabríais vos decir respondió Jofat hasta cuándo se levantará este !hombre de ahí y se volverá vivo? De este modo respondió el cardenal al camarlengo, y le reprendió fuertemente, diciéndole que el poder de ta.n dilatado tiempo puede dirimir y llevar a su debido efecto todo esto que el Papa quiere ordenar sobre los religiosos de Georgia, pero el poder de los hombres no puede volver los condenados a estado de salvación, porque ya han pasado de la presente vida. El cardenal tenía un escudero que le había servido muchos años para 10g!"ar de él algún ascenso. Este cayó en_ o_ _ _
, cCardenal de Domme Deus., dlCe solamente el original.
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.:termo de una calentura continua muy fuerte, y el cardenal sentía mucho su enfermedad; el escudero 2 le decía que le eurase y quitase la calentura, porque aquel poder era tan solamente propio de Dios, cuyo poder hacía del poder de la naturaleza todo lo que quería. Curó en fin el escudero de la y después tomó el oficio de honrar el poder
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elidos todos aquellos príncipes que no peI'lfliten entrar ni detenerse en sus dominios a los devotos y sabios cristianos que tes irian a predicar laJ palabra de Dios, y que la Iglesia nunca treguas con nintgÚn .principe ni dominio de infieles que impidiese la predicación de los cristianos y enseñanza de la verdad de la santa fe católica. y rué U ,n grande el poder de los cristianos, que 106 infieles de aquella .tiel'l'a hubieron de sufrir que les -p udiesen predicar y twviesen treguas con ell06 ,todo el tiempo que ellos con.sentirian la predicación de los cristianos en sus tierras y en ellas cOIIIVi11tiesen a los infieles •. 5. Alconteció después que un rey sarraceno muy poderoso no quiso consentir a que l'os religiosos cristianos entrasen a predicar en su reino; y dos que los moros habian echado de su tierra recurrieron al Cardenal de DC>mIin;e Deus, representándole que ellos no podJan mantenerse ni prediCJIr en aquella tierra, porque 1(¡S moros no lo quenan. Pero el cardenal que ellos ha.bían deshonrado el poder de la voluntad, el cual es más noble y más fuerte que el poder corporal, y por eso fué a clamar al Papa y le dijo estas palabra s: -&ñor Padre Apostólico: el poder de la voluntad hace a los hombres ~nar y llorar y trabajar para honrar y loar el poder de Dios, el cUall ha sujetado y sUlbordinado el poder corporal al poder espiritual. Luego, si el rey moro se defiende con el poder corporal contra el de nuestras almas, colWiene que su poder sea vencido y superado por mucho amar y honrar la santa pasión del Hijo de Dios, con del'l'amar lágrimas y sangre, y por varones 8aIIItos, los cuales, ocultamente y a cara descume:l1la, vayan a los infieles y 5 se deten'g an entre ellos predicándoles y enseñándoles el camino de salvadón. Y en esta forma, por dilatada continuación de tiempo, el poder corpora'l de aquéllos sea vencido por el espiritual, para significar que el poder de Dios, espiritualmente, vence y apodera el poder sensual e intelectual que ha¡y en todas las criaturas, según se nos está representando en la hostia consa:grada. 6_ Tan fervoroso y devoto era el ca !'denal en honrar y servir el poder de Dios, que estableció 8 por ello varios ofioios; pues a lIDO en<:a,'1;ó el oficio de andar 'Por el mundo predicando y gritando a altas voces que ninguno se confiase en el poder de 1a riquem., ni de amigos, ni de sa:biduria, ni jurventud, ni de a¡giieros, ni hados, ni adwinaciones, ni en otro poder alguno por Il os cU8lles el hombre pierde 181 gracia del lh>der divino. Otro oficial instituyó el cardenal que iba tam• Cf. lo que dIjimos sobre la doctrina luliana de las dos espiUUzs en el cap 86 nota 3. • Las pala\';as .y ... salvaci6m es un añadido del traductor. • .dlverses ofiCls establt a honrar lo poder de Déu •.
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bién gritando y dilCiendo que el poder de Dios era ta.n grande, que podía ,h acer todas las cosas, como no se siguie!re de ello algún pecado y contradicción. Otro oficial gritaba y deda que Dios no podía haber pecado, por cuan.to el pecado y el no poder eran concorda ntes entre sí y contrarios a~ poder y a las virtudes que se concuerdan. Otro oficial gritalba y decía que Dios en ,l as CI'hlituras no usaba de todo su poder, porque ,podíaJ /hacer más cosas de las que babía hedho y que ahora hacia. Otro af.icial, asimismo, i,b a gritando 'Y decía que Dios ~n su Trinidad, que es la suprema obra, bacía lo que podía. Muchos otros oficiales habia que honraban el podet de Dios, y todos tenia n su regla y doctrina cómo honrasen y bendijesen el poder de Dios. Y, entre los otros oficiales, había un aficio de enseñar por la naturaleza. el modo cómo podía el hombre mortificar 'l os vicios, y multi'Plicar las virtudes, y llora,r sus pecados. Había también otro oficio de liD hombre que traía lIn ramo y lIDa 8IVe y un perro, y andaba diciendo hacer una a gritos que no habia hombre alguno que hoja de ramo, ni una pluma. de ave, ni menos un pelo de perro, 'ni Una uña de su mano, sino T sólo el poder de Dios. 7. En tan grande fama estaba el Oardenal de D07nine re:c ClJJelestis, y también sus oficiales, de buenos honradores del poder de 'D ios, que, cuando algún hombre tenía falta de poder, prontamente era socorrido, aconsejado y consolado por el cardenal y sus oficiales, y io mismo se experimentaba por medio dell cardenai que servia a la 'Voluntad de Dios y del cardenal que servia a lw divina sabiduría. Y por esto, aquellos que tenían falta de querer, y de saber, y de poder, luego inmediatamente recurrían a aquellos cardenales, y 8 quedaban socorridos en sus necesidades. •
CAPíTULO LXXXVIII DE "DOMINE FILI UNlGENITE IESU C';HRlSTE"
1. Mlu~ grande fué la devoción que tenía el cardenal a la Persona del Hijo de Dios, que lInió a sí a la naturaleza. humana, y por aquella su gran devoción dijo al Papa y a los cardenales estas palabras: --Oosa ma.n'¡fiesta es que vos, señor Padre SanJto, y todos nosotros los cardenales hemos recibido gnIDde honor sobre todos los demás crístianos del mundo por el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Y, por esto, , Nada dice el original de «sino... Dios». . . • Las palabras 'y ... necesIdades. no apare~n -en el texto primi-
bvo.
• LLU'LL OIlRA<¡ LITERARIAS DE RAMON
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es cosa muy digna y somos obligados a que elllViemos por todo el mundo diferentes mensajeros, los cuales inquieran y nos den a'Viso del estado de aquellas tierras y del modo como en ellas es honrado y sel'Vido el Hijo de Dios por a:lgunos de ellos y deshonrado y olvidado por otros. Y así, para procurar este negocio, yo pido se me dé este OfiCIO y las asistencias para. mensajeros, que yo envia:re por todo el mundo para que me informen y a'Visen de todo el estado del orbe. Y después yo lo pondré en vuestra noticia, para que ordenéis lo que con'Venga, a fin de que el Hijo de Dios sea amado, loado y honrado por toda la redondez del mundo y que en él sea anunciada y predicada &u vil'tud y todo lo que él hizo por nuestro amor en la tierra. :Pareció muy bien al Papa y los cardenales este oficio de administrar noticias que pedia el Cardenal de Dommt: Fili, y fuéle otorgado cuanto pedía. Y entonces se cumplió la fiogura o administración de cómo los peradores romanos, que dominaban todo el mundo, en'Viaban y tenían sus mensajeros en todas las tierras. los cuales les daban noticia e informaban del estado de todo el mundo. En , lo cual estaba figurado como el Papa ha:bía de ser lugarteniente de Dios en la tierra y señor de Roma, y sabría el estado de todas las tierras, para sujeta:rlas a la santa fe católica romana. . 2. El Cardenal de DomJi.ne FUi di'Vidió el mundo en doce provincias, y estableció doce mensaJeros para que a todas las tierras y sa:ber el estado general de todo el mundo. Aconteció que un mensajero del cardenal, que pasaba hacia las partes del Mediodía, encontró una cáfila de seis mil camellos ca:rgados de sal, que salían de una villa que se llam3!ba Tibelberche y se encaminaban a una tierra donde tiene origen el río de Damiata, y 1 se fué en com~ñía de aquella cáfila, y vió aHí el mensajero ta,nta gente, que en el espacio de quince días fué vendida toda aquella sal que traían aquellos hombres con 2 quienes iba de conserva. Aquella gente son todos negros e idólaltras, y son hombres de un genio jovial, y mantienen justicia muy severamente, y matan a todo hombre que encuentran en mentira, y de todo cuanto tienen hacen comunidad. En aquel país hay una isla en medio de una gran
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, El traductor nñatle "} se fll~ cHfI:a. con~erva. La Idea V el re, Tamblc!n añade el traductor «con cuerdo del ImperiO romano, así como yo había faSCInado a San Agustín en su DI!! ci7Jitate Del, preocupó tambIén a Santo Tomás en I'U De rc~ml1nc PT1I1CI~l/m, y a Dante en su obra De 1I/onarchia, )' a otros Ilustres I,Jensodores medleva:es Es como recogIendo este sentImIento y aspIracIón común de la época que Ramón Llull consIdera al Papa como heredero de aquel ImperIO. transformado, SIn deSCUIdar el aspecto polítICO, en una comuntdad reltglO~a y nntversal, hasta lIlClUlr en ella a totlas la~ gentes y a todos los pueblos del mundo conOCIdo •
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Jag¡ma, en la cual tienen un dragón, a quien sacrifican todas :aquellas gentes y lo adOlan como Dios. Alquel mensajero an~uvo por todas aquellas tierras para wr e infol'loarse de las ~tumbles de sus moradores y de la gran multitud de aquéJIos. A1dmiráhanse muoho aquellas gentes de ver aquel men:sajero, porque era hombre blanco y cristiano, pues por nin-gún tiempo habían visto ni oído decir que ningún cristiano ..ni hombre blanco hubiese arribado a aquellos países. Aquel mensajero, por mano de un criado suyo, envió por escrito relación de todo lo referido y de otras muchas cosas al Car~enal de Domine Fili, quien lo relató todo al Papa y a sus compaiíeros. Muy grande fué el' disgusto que todo el Colegio Apostólico tu~o cuando oyeron que el dragón era adorado allí como Dios, y trataron luego los medios cómo pudiesen derribar aquel error en que yj,v ian aquellas miserables gentes. 3. Otro mensajero se fué hacia las partes del Norte, y allí vió Y oyó decir a 'aJlgunos hombres laJtinos que en aquel país había muohas gentes que vi'VÍan en varias creencias y el demonio los tenía obcecados con muchos errores por algunas ilu~iones con que los tenía engañados. Porque había una tierra, que se llama Girlanda, a la cual, de cinco años, viene 'dn oso blanco, que les anuncia en aquel año gran abundanCla de pescado, que es el pasto de aquellas gentes. Hay otra tiena también donde por encantamiento haaen hablar los árboles. Y hay otra tierra, cerca de Bohemia, en la cual viene una llibUbilla a un gran bosque, y si algún hombre se atrew en él a cortar 311gún l'3!lno mientras ella se halla en el bosque, inmediatamente caen del cielo relámpagos y truenos, que ponen en gl'an peligro de la vida a todos los que entonces se encuentl'an en el bosque. También hay otra tierra en la cual cada uno cree tener un dios en su campo, otro en su ganado y otro en su jardín. En otra tierra, cerca de Dacia, hay gentes que no vilV'en de otra cosa sino de la caza, y van corriendo tras la fiera o caza hasta haberla muerto, y allí se paran hasta que la han comido, y después van a perseguir otra. Todas estas noticias y otras muchas envió escritas ,el mensajera del Norte al Cardenal de Domine Fili, el a cual las comunicó al Papa y a sus compañeros. Y, en su consecuencia, fu6 establecida la ordenación de que fuesen enviados a aquellas gentes hombres devotos y de santa vida, que supiesen y aprendiesen aquel lenguaje y les predicasen· por ejemplos, por metáforas y semejanzas, hasta que sus sensualidades estuviesen ordenadas para el~ar sus semejanzas a los poderes del alma, con los cuales por la intelectualidad fuesen iluminados en la santa fe católica• •
• Deben suprimirse las palabras .el cual , compañeros., • .preycassen segons exemplIs e co"tumes e per metafores (' per semblances,.
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4. Otro mensajero del cardenal pasó a la 'parte de' la Ber»ería, y alli 'V'ió muohos gladiadores y aJfaquines que pre-' mcaban a los moros el A1COl~n y las bienaventuranzas de su paraíso. Y les preditca:ban con tan devotas palabras, que cuasi todos los que lo oían lloraban. AJdmiróse mucho el mensajero de la devoción que aquella gente tenía en aquellas palabras, • siendo todo cuanto los predicaban un error muy gnUlde; y conoció que por el buen modo y tan devoto que tenían aquéllos en predicar y lIlorar, y porque en las_opredklciones ~es referían la vida de muchos hombres que moria.n por devoción, por esto lloraban aquellas gentes. También halló un LA1Yro del A7I'Iágo y del Amaxto, en el cual se refiere que los hoxnbles devotos hadan cánticos de Dios y der amor y cómo por el amor de Dios renunciaban los delert'es temporales e iban por el mundo padeciendo pobreza y otros muchos traDa:jos. Aun vió el msmsajero que en la curia, donde se sentenciaba.n los pleitos, eran brevemente tel"iIIBnadas las causas y las cues" tiones de los litigantes. Todas estas cosas y otras muchas escrÍ'bió el mensajero de Berbería al cardenal, y le en'VÍó copia del Libro del Ar7WÍgo y del Amvado, para que por él se tomase regla y modo C0il10 por devoción de buenas palabras ' fuesen los sermones más agrada.bles a las gentes, y cómo por la ordenación que los moros observan se 8Ibreviar los pleitos y las diferencias que haJy entre nosotros. 5. 0tT0 mensajero pasó a la Turquía, en donde encontró a cuatro re}.¡giosos que ha:bían aprendido aquel lenguaje, pero lbs turcos no les dejaban predilCar en aquella tierra, y sobre punto escribió al cardena:l, el fi cua:l lo refirió al Paopa y a sus compañeros. Y luego fueron elegidos otros mensajeros, 'Y el Papa los en'VÍó con grandes donativos al gran señor 6 de los turcos y al de los tál'taros, que habian sujetado a su dominio a la Turq'llÍa. Yel Papa, por medio de aquellos mensaJ jeros, sup1'iCó al gran señor que se sil'V'iese de permitir y tolerar que aquellos cuatro religiosos pudiesen predicar por toda la Turquía a honor del Hijo de Dios. El tártaro señor de la Turquía, movido de los ruegos y donatÍ'vos del Papa, consintió y t6leI"Ó aquella pred1cación, y en adelante los turcos ya no se atrevieron a impedir aquellos religiosos. 6. Pasó también a u1tra m a·r otro mensajero denuD'oiador, el cual dió noticia al <:aTde
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• CAllase en el anginal cel cual... companero.s. . ' • cal senyor deis tartres qUl h avit subJugada a sa senyoria Tul'" ,
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qUWD,
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seaban morir por la libertad de sus parientes. Y, por esta Vlron, filé heCho esta,tuto que un día a la semana se predicase a religiosos, a fin que con mayor afición éstudiasen y morir. 7. En el modo que se ha dicho, fué hecha aa ordenación 'Cle los mensajeros que se distribuyesen po~ varias partes del mundo. Y en otra manera había también muohos hombres ;¡ue tomaban el añcio de contar ejemplos y buenas palabras ~ las gentes, para que más a menudo se acordasen del Hijo de Dios y de la cruelísima pasión- que sufrió por nosotros. Estos operarios iban por las villas y por las ciudades y castillos, y comunicaban (Xln los oficiales y otras gentes, refiriélldoles buenos y saludables ejemplos. Aconteció un dia que uno de aJque1los hombres fué a un carpintero que acepill8lba un madero, y le refirió cómo había oído decir que en el mundo había habido un leño tan fuerte, que había sostenido más peso que todo el mundo. Quedóse muy admirado el carpintero de aquella noticia, y por la admiración que tuvo, 'concibió devoción cuando aquél le declaró y expositó aque'llas paIa:bras, diciélldole que aq.uel leño de que hablaba era el madero de la sa.nta cruz, en que fué enclavado el Hijo de Dios, el cual ha cargado y obligado más a su pueblo a servirle y honl'arle que no es todo el mundo. Y por la devoción que et carpintero coneÍ'bió en aquellas palabras, fué después hombre de buena. vida y salió de un pecado mortaJ en que se hallaba. 8. Sucedió UD día que, saliendo de una villa uno de aquellos operarios, iba a un castiiJlo, y encontró por el camino' muchos peregrinos que iban en romeria a Santiago, y, juntándose en su compañía, se rué con ellos a aquel san.tuario. Por el camino les con1;a¡ba mudhos ejemplos y otras buenas y devotas palabras, y les refería historias del Antiguo y del Nuevo Testa.mento, y ~os H~hos de los ~óstoles, y también de los emperadores, como se haIlan escritos en las crónicas. Tan grande era el placer que aquellos peregrinos tenian en las palabra s de su compañero, que por esto sentían menos trabajo y fatiga del camino y se les aumentaba la devoción de proseguir su romeria 1; a cuyo ejemplo hubo mu.. Aquí tenemos, CIertamente, un dato autobiográfico. Consta por ' la Vtd4 coettinea que Ramón Llull, una vez convertido, tomó el bordón de romero y ViSItó, entre otros Ingare6 santos, el sepulcro de Santiago y el monasteno de Nuestra Señora de Rocamador: e.. et Ipse Raymundus tunc sanctl Franclscl provocatus exemplo, venditis mox posseslonlbus suis, reservatls tamen inde paucls ad snstentatlonem sne comuglS BC hberorum suorum, commlttens se totnm . Chnsto, abllt cnm mtentione nonqnam revertendi ad propIa ad Sanctam Manam ae Ruppls Amatore , ad Sanetum Iacobum, et ad dIversa alta loca sancta, causa Dommum exorandi et sanctos suos ...• (n. 9).
En el texto catalán, en vez de nuestra Señora de Rocamador, está escrito nostra dona de rocha tellada (n. 9), Y es asentándose ]S
4 'io ,
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chos de ~llos que tomaron este mismo oficio para. alilviar a los peregrinos el camino y mantenerles en su devoción. 9. Muy gl'ande era el 'b ien y provecho que se seguía del oficio del cardenal, y éste tenia muy gustoso 311 Papa y a los demás cardenales con aquellas noticias que le venían todos los mas de varias partes del mundo. Sucedió 1m día que cierto hombre, por la ambición de juntar dinero, se hizo relator de noticias de parte de'l cardenal, y andaba con los peregrinos, y éstos le h3iCían muCha limosna y asistencia. Pero como el hombre no estaba bien instruído en aquel mimsterio de collltar buenos y devotos ejemplos, viniendo a noticia del Cardenal de Domine Fili, le hi.zo pl\;nder y poner en la cárcel por el atrevirnieItto de bJaberse aplupiado este oficio sin su licencia. Por cuyo motirvo esta'bleció que, de allí en adelante, ningún relator de noticias se atreviese a tomar dinero ni admitir cosa al1gu n a de ningún peregrino, y que si cosa alguDA, se le dada por el obispo de la ciudad donde se haillase, y que cada uno de estos opem'l'Íos llevase sus despachos sellados del cardenal.
CAPíTULO LXXXIX DE "DOMINE DEUS AGNUS DEI F'IJ.IUS PATRIS"
1. rIDntró un día el Papa con los cardenales en consistorio y ,les dijo estas palabras: lEs cosa muy cierta que las Ordenes de los religiosos que e9Ürn entre nosotros se rigen y gobiernan por el capítulo que tienen, en el cuail. ordena.n todos los años el modo como la Orden sea conservada en religión y santa vida. Y por eso es COAA. muy necesaria a nOSotros, eclesitásticos seoulares, que ordenemos de tener capitulo en tal fOlma y manera, que nuestra vida sea agl'ada'ble 1 a Dios, y a llas demás gentes buen ejemplo; pues sin tener capítulo general y especia:l no podemos estar perfectamente ordenados en este mundo. Y siendo esto aSÍ, por tanto, yo os emorto a cada IlDO de vosotros, hermanos y compañeros mios, que me ayudéiS a tr3ltar cómo ordenemos de tener capítulo general y provincial eIttre nosotros. Aplaudieron mucho todos los cardenales lo que el Papa les propuso y, unánimes con el Pa¡pa, ordenaron de tener capitulo en esta fOl'ma: 2. Primeramente fué estaJblecido que cada. obispo tuvieen este texto que al&Un05 autores pretenden que el esclarecido pere' gnno mallorquín VIsitara también el monasteno de Nuestra Señora de Montserrat. 1 oSla agradable a 'Déu e als homens. léese en el texto catalán, ,
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se capítulo una vez a!l- año en $U obispado, donde tuviese varios pesquisidores, que en capítulo denunciasen si había algún eclesiástico que mereciese ser castigado por II!lgunas faltas que hubiese cometido en aquel año. Después fué establecido que, una vez al año, el arzobispo tuviese capLtulo a todos sus ohispos sufragá neos, y que en cada uno de sus obispados tuviese pesquisidores que en los capítulos les acusasen de sus faltas y fuesen castigados por el' arzobispo. DesIpués ordenó el Papa con los cardenales que se dividiese el l;llundo en cuatro partes, y que los arzobispos de una parte se juntasen todos en un lugar, y los de la otra parte en otro, y así de las demás, y que cuatro cardenales les tuviesen capítulo, pasando un cardenal a cada una de las cuatro partes, y que los carden8ilJes hiciesen pesquisa sObre los arzobispos. , A más de esta ordenación, establecieron que el P8!pa tuviese capítulo a aquellos cuatro cardenales una vez al año, y que 2 tuviesen pesquisidores sobre ellos .p ara saber si habrían administrado justicia contra aquellos arzobispos, y si habrían cometido alguna falta contra su regla, que los castigase. Después ordenaron que el Papa, una vez al año, tuviese C3Jpítu10 a todos los cardenales de su corte, sobre los cuales tuviese asImismo pesquisidOl€S. Anm después fué hecha ordenación que fuesen señalados pesquisidores sobre el Papa, celebrá,ndose capítulo una 'Vez al año, 'Y ma.nifestándose que el Papa hubiese cometido algún defecto en todo aquel -año, se tomase a1guna penitencia. Establecieron también que de cinco en cinco años se celebrase capítulo general, al cual concurriesen todos lbs 8.l'zobispos con dos discretos electos por :los obispos de cada metrópoli. F'inalmente, ordenaron que de diez en dieI2J días celebrasen su concilio, donde concurriesen todos los arzobispos, obispos y abades. 3. Oua.ndo estulVo ya ordenado y esta:blecido el método de tener capírolo, preguntó el Bai¡>a a los cardenales: ¡¿ Cuál de vosotros quiere seIlV'Ír el ofioio de pesquisidor mayor, debajo de cuyas órdenes deben estar sujetos los dpmás pesquisidores, el cuaJ pesquisidor mayor sea el director del capítulo?~ esta proposición del Santo Padre respondió un cardenal, diciendo que él quería y desea.ba aquel oficio para honrar y servir Domi:M Deus Agnus D~ FiJlius Patris. Y el Papa le concedió aquel OÍÍJcio para siempre, con ta'l que le sirviese con toda diligencia y cuidado, usando bien de él. E ~DomediaJla mente compusieroJl un Ubro de la regIa y método cómo e1 cardenal pudiese y debiese proceder en su oficio 'Y según la cual se debía celebrar el capítulO. • le que hagués inquisidors sobre e que.ls punís si iIlegun falliment havlen fet contra lur regla. Aprés fo fet e5tabhment que fossen conquendors sobre }'ApostollJ. El texto aparece en la versión algún tanto amplificado. _.
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4. Luego el Papa envió por todas las tierras convocando a los prelados a la col'te romana para celebrar concilio, en el cual fué establecida y conformada toda la omenación 1 aferida. Y después el Cardenal de Dam,;,ne Deus ordenó y estableció sus espías 'Y pesquisidores para inquirir y saber secreta.rnente si los prelados obserrvarían y guardarían el establecimiento antedichó, y si las cosas llegaban a noticia del capítulo tan puntuales como el cardenal lo hacía inquirir y espiar. Y también si las espías de los eclesiásticos contra los prelados, y de los prelados contra los eclesiásti'COs, y de los de un cardenal conira el otro, se concordaban con· las espí8l$ del cardenal. Grande fué el bien y utilidad que resultaba de la ordenación referida, y los príncipes y barones tomaron de ello tan buen ejemplo, que del mismo modo ordenaron en sus corres varios pesquisidores, a fin que en sus dominios fuese mantenida la justicia y la ;paz. 5. Las cosas sobre que se debía hacer inquisición 'Y pesquisa son éstas, a saber: sobre vana;gloría, soberbia, 8/Varicia 3, lujuria, injusticia, iIl!fidelidad, gula y otras cosas semejantes a éstas. Aoonteció un día que un obispo había hecho inquisi'ción en su obispado contra dos eclesiásticos, que lhalló eulpa:bles, y por dinero que reciJbió de éstos, no los acusó ni castigó en su C81Pítulo; y. los pesquisidores del arzobispo averiguaron que el obispo había perdonado a aquellos eclesiásticos por ros dineros que había admitido de ellos. y euando el arzobispo tuvo su eaipítulo, sus pesquisidores con dinea:cusaron al obispo; pero éste regaló ros al arzobispo y por esto no le eastigó. Pero los pesquisidores del cardenal lo 8/Veriguaron, y acusaron al arzobispo cuando vino a capítulo, y el cardenal, ee'lebrado el capítulo, castigó severamente al arzobispo y obispo prirvándoles de sus ddgnidades y oficios.
CAPíTULO DE
XC
"QUI TOI.IJS PECCATA MONDI, MISERERE NOBIS"
1. Por largo tiempo eonsideró uno de los caroenales cómo pudiese tomar algún oficio para servir a Jesucristo, que cargó sobre si los pecados del mundo. Cierto día, mientras andaba paseando a cabaillo por ·l'a. ciudad de Roma discurrien• .avarlcia, 6imonia, luxúria •. • .Esdevenc"se un dla que un bisbe havia feta. inquisicl6 en son bisbat, e havla·u preses diners, e no acusa aquells D1 puní; e los enquendors .. »
LIBRO DE EVAST y BLANQUERNA. ' e '.
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do qué oficio podia toma'!' para 1 servir a Jesucristo, vió a dos' procuradores de dos príncipes que tenian sus cuestiones y contiendas con muCho enfado y cólera, diciéndose el lino al otro muy villanas pa!la:br>Js. Por lo cual el cardenal consideró que en la ciudad de Roma era necesario que hu'b iese lID procurador superior a todos los demás procuradores, a quien todos y, por eso, se fué al Papa y le dijo estas pa1abras : 2. -'Señor Padre Santo: vos sabéis mUJY bien que en vuestra col'te hay muchos procuradores de varias tierras del mundo, que unos son contradictorios a los otros, y por eso, bay grandes trabajos y contradicciones entre ellos; por lo CUBIl, si fuese de vuestro agrado, yo tomaría g¡ustoso el oficio de plucuración, y seria causa y razón por donde 'los procuradores estarían ordenados en sus negodos y en sus palabras 2, y no siéndolo, que yo ,l es pudiese castigar según la justicia que pidie~. Muy gustoso concedió el Papa al cardenal aquel oficio sobre !todos los pro~uradores. Y el cardenal estableció otros procuradores subordinados al ~, para ser procuradores en col'te generalmente de todos aque11'os qUle en ella no tienen procurador; y aquéllos ba:bían de ser asalariados de Jos bienes de la S3.llJta Iglesia, con el fin que no tomasen salario ni otro estipendio de ningún !hoJ)!>bre del mundo. 3. Sucedió un día que ,h abía de determinarse up pleito que se 8eg¡uía entre 'UD obispo y un canónigo de su iglesia, y antes de publicarse la sentencia, el uno de 10s dos procumurió, por lo cual h'Ubo de suspenderse el pleitó, por cuyo motivo el otro procurador recurrió al Cardena:} de Qui tollis peccata mundi, y éste sustituyó y nombró a otro p or para proseguir la causa que Ueva:ba el procurador difunto, y 'Con esto se dió sentencia en el pleLto; de lo cua:l resultó en corte la cuestión: si la sen!tenda e'I'a 'Válilda o no de derecho. Y fué declarado en 1a corte. que la era válida, en cuanto el Papa había becho ~a ordenación de que el cardenal pudiese, nombrar y sustituir procul'ador que suficiente por il'os a.usentes, el C'Ilal no tomase nin· gún salario de aquéllos. 4. En otra ocasión sucedió que un procurador de un aTzobispo puso dema.nda en la ocol'te contra los canónigos de su cabildo, los ocua~es no tenían procurador en la corte, y el cardenal envió uno de sus procuradores 'Para 3 seguir, y escribió luego al cabi'l do y les envió a decir como el procurador de SU arzobispo había puesto la demanda contra ellos en la curia romana. Y aquel procurador del -ca:rdenal llevó tanto -
• En el original no leemos «para servir a Jesucristo» • Igualmente calla el origlDa! .en sus palabras». I lper ésser procuTador de! capítob.
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tiempo la causa en 1a corte que los canóni'g os enviaron su procurador. 5. ABimismo, el Cardenal de Qm ,t ollis peocaJf;a mutldi instituyó qlD procurador entre aquéllos con obli'g8lción de es~ tarse siempre a las puertas de la antesala del Papa, el cual fuese procurador de todos aquellos ,no tienen dineros que dar a los porteros, y a:1 Papa ,todo 10 que aquéllos pidiesen y hubiesen menester. Un dia sucedió que aquel procurador se estaJba a íla pueJ"ta de la a.ntesala del Papa. y 11D pobre eclesiástico, a quien el obispo bahía quitado injustamente tlDa rectoría que poseía, quiso ' entrar a clama.r al Papa; pero los porteros no le dejaron entrar y lo permitieron al obispo que le había quitado la prebenda, y, par esto, el procurador de rpobre presentó aJquel eclesiástico al Oardenal de Qui tollis pecowta mundi, y el cardenal de· fendió [a ICaJlIAA por él delante el Papa comra el obispo. 6. En cierta ocasión dijo el cardenaol. al Papa: ~adre Santo, olvidados son ,los difuntos, y 1110 tienen procuradores que soliciten el que sean oumplidas sus voluntades en los testamentos que ordeDlam , y por esto os pido vuestra licencia para ser yo su rprocurador. 11<:( Papa fué muy con· tento de eIllo, 'Y mandó que el cardenal fuese procurador IN los difuntos; 'Y éste luego nombró otl'OS de sus procuradores, y les en'Vió por va.rias partes del mundo a !informal se si en ellas había algunos que se quejasen de los vi,lvos que no iban cumplido la voluntad de los ya difuntos. Por eso cada uno de aquellos procuradores del cardenal hada inquisición contra el obispo y a~bispo de aquella tierra donde moraba, si !había apremiado a los a.lbaceas de Jos difuntos a cumpI-ir sus testamentos; 'Y si algún obispo o aI'zobispo había sido en ello negligente, !in,medirutamenrte era acusado al cardenall, quien ae castigaba como le par ecía conveniente. 7. En una ciudad llamada MIontpellier, en la cual fué escrito este libro de Evast y BlanqueI'lla, se celebw lID gran capítulo generar de los rpadres predicadores, en que .concurriesen muchos obispos y otl'OS prelados y 'g ran número de religiosos de todas las partes de la cristiandad. Y los frailes leyeron' en el capítulo difelcntes cartas y libros que re1aJtahan la muerte de muchos relitg'iosos de su Orden que habían fallecido hasta aquel año. A esta sazón levantóse en pie UD hombre lego que a.Uí estaba de procurador cómo los infieles vienen a la sa.IIIta fe católica, 'Y dijo en preseneia de todos estas pala:bras: Si,de la muerte de los Iei'igiosos, cuyas si· mas son virva.s en el paraíso, se hace tan puntual ¡con cuánila otr18lYor l"a 7 ,ón debería lhacerse de la de los infie• «e ligiren letres en lo capítol de dioverses coses e recontaren la mort deis frare5 de tot:es les terres deIs crestians qui eren mort6 en aquel any•. ,
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, . les, que mueren en pecado de ignorancia y pierden la vida perdurable, 'Y muriendo, se van en derechura al fuego infernal! 5 Y que se les fuese dada doctrina por la cual entrasen en eonocirnjento de cómo nuestro Señor ha cargado sobre sí ~os pecados deF mundo por su encarnación, por su pasión y muerte y por su resuI'l acción! 8---.AJ cardenal procurador de difuntos negó la noticia de la propuesta que aquel hombre lego había hecho en el capítulo, y por este moti'V'o ordenó que en ,t odos los capítulos generales de los frailes religiosos fuese heCha memoria. de los infieles difuntos que mueren en pecado de ignorancia. Y el caluenal enviaba SUS a cadá uno de estos capitulos generales con sus leu'OllS, con el fin de que la santa fe católica fuese por todo el mundo predicada 'Y exa'ltada.
CAPíTULO XCI DE "QuI TOLLIS PECCATA MUNDI, SUSCIPE DEPRECATlONEM NOSTRAM"
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1. El Papa y todos los cardenales, a excepción de cinco I de ellos, habían 'y a tomado y repa.rtídose varios oficios, que fueron mtitUil'ados según las rúbricas del GWria in excel8is Deo, como hemos referido, y, por esto, el Santo Padre dijo a aquellos cinco cardenales que, segÚn el estado de la corte discun-iesen de ·t omar oficios para completar el número de -las rúbricas del Gloria in e:ooelsis Deo. Por lo CIIlal, uno de aquellos cinco cardenales andaba a caballo por la ciudad de Roma para ver y observar en qué oficio debía ocuparse, que fuese nombrado con el título de Qui tollis m1lhldi, 8'I.li8Cipe de]ll'ecationem. nostTam,. Y al tiempo que iba. así a eaballo por :la ciudad de Roma, pasa.ndo por la curia, en donde se r!;enia auwencia, vió nn hombz~ que, 1l0lando, decía entre si mismo estas palabras: "i Ah desdichado e infeliz de mí, cuán grande es el deShonor que se hace a la santa •
• TambIén aquí hay una nota autobiojp'áflca. Consta que Ramón Llul!, en 1294, aSIstió al capítulo general de predIcadores celebrado en Moatpelher (6 Je junio), en donde, como era costumbre, oiría los nombres de los más esclarecidos re ligIOSOS y de los insignes bienhechores recientemente falleCidos y el encargo de los debIdos sufragios. No mucho después (30 de julio), acudía, en Barcelona, al procurador del remo de Mallorca para querellarse de unos hombres vIVientes que no querían cumplir la voluntad de un difunto. Cf. J. TAItRt, C6dices lultanos de la Btblioteca Nacional de París, en A naJecta Sacra Tarrac04¡ensia, XIV (1941), 159, nota 10; y, más extensamente, P. MARTÍ DE BARCEWNA, Estudis Franciscans, 46 (1934), ;126. • El texto catalán sólo dice eper sa encarnacló e pas5Ió».
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fe católica! Pues un judío que reniega y descree 'Y blasfema todos los días al ffijo de Dios nuestro Señor Jesucrist6, el cua:l es cabeza 1 y fundamento de la santa, Madre Iglesia, tiene a su pleito abogados y procuradores contra ti, y tú, que eres cristiano, no tienes 'hombre alguno que hable por ti y defienda. tU buen -derecho contra aquél Por 40 cual de ser pobre y andar con tu mujer e hijos de puerta en puerta pidiendo una limosna poc amor de Dios." 2. Se admiró mucho el cardenal de la.s palabras que aquel hombre decía en sí mismo, y pregunltándole por qué lloraba y decía aqueUas palabras, le díciendo: Señor, un judío, por 6U g1."an ,riqueza, ro e ñace injuria; sin razón me pide más dínero del que le debo ni pudiera tener, y, sobre esto, !habemos litigaoo ,¡largo tiempo. Y por cuanto yo no me haillo en posibilidad bastante como él para poder dar gran sa:lario 311 juez ni abogado, por esto no puedo hallar justicia en la corte contra él y a. faNor
La palabra «cabeza» no se lee en el original. e "e qui ha. comprada renda a 60n frare per ·xxx' mtllta mares d·argent». • cdevia anar ah l'entenimenh. 1
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entendimiento diligente en inqUirir la verdad y en querer juR:gar según la rectitud de justicia, y por el muoho recordar muchas veces impedido el entendimiento para entender, y por esto era I'alZÓn que más presto 1Ia. voluntad al entendimiento para dar aquella sentencia. De otta parte, alegaba la Memoria contra la Voluntad diciendo que por el demasiado querer es co1'l'ompido el entendimiento e inclinado a la ignorancia; y por esto conviene más presto que la. memoria y el entendimiento estén en concord3JIJcia, que no el enJtendimiento y la voluntad. Por,lo cual, según el delecho natural, es taZón que la más presto acompañe al entendimiento que no la! vollmtad. Hia!biendo propuesto el cardenal las l'>100nes de una y otra parte, suplicó al Papa y a los cardenales que le determinasen aquella cuestión por recta justicia. . 5, Por ser la cuestión tan fuerte y difícil, fué conve·· niente que se tuviese sobre ella deliberación y consejo para inquirir la solución verdadera. Y habiendo el Papa y los cardenales examinado las !'azones de una :yo. otra parte y deliberadamen.te inquirido el derecho de aquéllas, sentenciaron que la memoria primero con el entendimiento, para que la voluntad ell el principio no- inclinase el entendimiento a una parte, sino que fuese igual entre las dos y que, después, viniese la voluntad, la cual sería por la igualdad de la memoria y del entendimiento. Agradó mucho al cardenal la sentencia que dieron el Papa y los cardenales, y dijo estas palabras: . 6. Según la naturaleza de las tres potencias del alma, está ordenado en derecho que sea dado juez que lleve primeramente su memoria con el entendimiento y que los dos abogados que llevan el pleito, lIno contra otro, usen primera.mente de memoria que de voluntad; pues por dádivas y servicios se muda muchas veces en el juez la voluntad en lugar de la memoria, y los abogados, poi' presentes y servicios, multiplican la voluntad y disminuyen la memoria, por euya disminución se desvía su entendimiento del entender, y por esto se dilatan muchas veces los pleitos y se dan sentencias injustas, de que se O!'iginan disensiones, trabajos, guerras y muertes, y se multiplican los pecados. De donde, para evitar todos los males sobredichos, mucho más conveniente sería el que de los bienes de la Iglesia se diese tanta renta a diez jueces y a veinte abogados que en la corte de Roma y no tomasen salario ni servicio de hombre alguno, que no es el dar a ese obispo veinte mil marcos de plata de renta, el cual ¿ ha comprado para su hermano •
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treinta mil sueldos de renta, cuyos dineros por ahora ya están alineados de los negocios de la santa Iglesia. Aplaudieron mucho el Papa y los cardenales lo que el Cardenal de 8uscipe de>precationem lIostram había propuesto, e inmediatamente fué hecha ordenación establecimiento de que diez jueces y veinte a:bogados se en [a corre de Roma, y que el Papa les pagase cumplidamente sus salarios de los 'bienes de ~a santa. Madre liglesia, con caHdad de que no tomasen de hombre alguno otra paga, dádivas ni servicios, y que si lo hiciesen, luego depuestos de sus oficios y castigados condigna,m ente 5. Por cuya ordenación fueron abreviados los 'p leitos en la corte y fueron establecidas otras muy bellas ordenaciones para la expedición de los pleitos. 7. íDivulgóse la fama por todas las tierras de la ordenación sobredicha, y muchos pretendientes venían a la corte romana para que sus pleitos fuesen determinados con gl'an brevedad. Y fué tan grande la multitud de los que acudieron a aquellos diez jueces y a los veinte abogados, que ya no bastaban para defender y sentenciar las causas que se avocaba.n a la corte, por lo cual recurrieron al Cardenal de Suscipe deprecationem. nostram) a quien estaban subordinados, los oficios de aquellos jueces y abogados, y le representaron que ellos ya no podían llevar todo aquel trabajo, y, por eso, el cardenal al Papa y cardenales aquella súplica, y les pondero cuán sobradamente ocupados y cansadOf? se hallaban aquellos jueces y abogados por la gran multitud de pleitos. Por lo cual el Papa y los cardenales ordenaron que en cada obispado se nombrasen jueces y abogados que del mismo modo juzgasen y abogasen los pleitos y cuestiones de la .gente pobre, ry que asailariados de [os bienes de la sa.nta Iglesia, sin tomar salario ni servicio de persona alguna por quien abogasen ni juzgasen, so pena G de veinte marcos de plata y pérdida de su empleo y de ser descomulgados T. '
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• Está de más "y castigados condignamente. • El texto prirmtivo pa6a en s1lenClo aso pena, descomulgados,. • Los jueces y los abogados de su tiempo est-aban muy mil conceptuados por Ram6n Llull, y no pocas veces tiene para ellos graves palabras de censura. Así, por ejemplo, en el LlIbre de conttmplacl6: .QUI podla atrobar vertader Jutge e vertader avocat) molt farta, Sen yer, a amar e a honrar e a temr car: car per 60 la més a oagralr al home qUI és bo en l'oflcl on n'a pocs de bons, que aquells qUI os6n bons en l'oftci on n'atroba hom pocs de mals. Com en OflCI de jutge e d'avocaci6 age menys de bons homens e de vertaders que en altre offici, e com en offlcl- de jutge e d'avocacl6 ha mester majorment bons homens e hORlens savis, e homens vertaders, henabUlrats 66n, Senyer, agllells Jutges e aquells avocats qUI no S corrom~~ ni s torsen per dmers, ni per precs, ni per nulles altres coses. jutges e 15 avocats veg anar, Senyer, cava1cant en bells palafrens e en bells muls e mule6, e veg-los anar bé vestits, e veg lur8
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CAPíTULO XCII DE "QUI SEDES AD DEXTERAM PATRIS, MISERERE NOBIS"
1. En una fiesta muy grande que se celebraba en la ciudad de Roma, sucedió que un diácono cantaba aquel evangelio en el cual dijo Jesucristo [Mat. 18, 9] que mejor cosa es entrar en el paraíso con un ojo y con un pie que entrar en el infierno con dos ojos y dos pies. Y considerando profundamente aquel diácon() sobre esta comparación, por la gracia del Espíritu Santo fuá movida su voluntad de ir po!' todo el mundo haciendo comparaciones a. las gentes para inducirles a la 'Vía de salvación. Por lo cual el diácono se presentó. ante el Papa. y los cardenales, y pidió el oficio de comparadones. Pero el Santo Padre le que aquel oficio lo tenía destinado para un cardenal que tu'Viese sujetos a sí muchos oficiales, los cuales anduviesen por todo el mundo haciendo comparaciones, y que aquel oficio debía ser llamado Qui sedes ad d,exteram Patris, miserere nobis. Habiendo el señor -Papa proferido estas palabras, uno de los cardenales se levantó en pie y dijo que se encargaba de aquel oficio. Aquel cardenal compuso UD gran Iíbro, en que estaban escritas las comparaciones que sus discípulos debían proponer a las gentes.' A'Conteció un día que cierto rey vino a la corte romana a cla.marse allSa.nto Padre Apostólico y a !os cardenales éontra otro rey que !injustamente le había desheredado del ~ino, sin que le hubiese hecho agravio ni injuria alguna. y cuando hubo explicado su querella, aquel pobre rey, vertiendo muchas lágrimas y manifestando gran tristeza de su corazón, prol"l'ump,ió en estas palabras: Honrado he sido yo en el mundo por mucho tiempo, y ahora estoy hecho un pobre miserable, despreciado de las gentes, y vivo en grande lits molt nobles, e veg-los menjar molt delicadament; e ls pobres veg:, Senyer, plorar e entris hr e emmalautir per los engans e les inJúries que prenen per fal ses Jutges e per .falses avocats» (ORL, IV, 71 Y 751. Del abuso de la prolongación de los pleitos (cf, además, el cap'. 88, n. 4, del Blanquenza) , quéjase tambIén el Beato en otros de sus lIbros . En el Llibre de Santa Marm leemos las siguientes palabras: •... e los plets qui poden ésser determenats en breu temps, fan jutges a Ildvocats durar longament, e són robadors e enemics de justicia e de la entencló de 1ur offici .. D (ORL, X, 98). Para evitar tamaño mal, el bIenaventurado Maestro sU$lere que jueces y abogados recIban el 6alano no de part'e de los clIentes, sino de .p arte del Estado, y de una manera muy espléndida. I
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rubor y vergüenza por causa de un rey soberbio e injurioso, el cual, con su gra.n poder y desordenada codicia, me ha ) usurpado injustamente mi reino. -Mientras que el rey estaba en este llanto y desconsuelo, el Cardenal de Qui sedes ad de;vtelYJ,m P
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En el eriginal no se lee 'que injustamente le acusaba.,
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se la que más le gustase, por cuanrto en cada una de las partes antedichas podía obrar virtuosamente, de talmauera que sería a Dios mu~ agrada:ble. . 3. A cierta ciudad llegó un hombre que se empleaba en hacer comparaciones y andaba gritando por las calles, dioiendo cuál
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jer fea que da muestras de castidad?" Y en esta falma iba gritando aquel buen !hombre delante aquellas mujeres, repi~endo las mismas palabras. Y aquella mujer, a quien aoompañaban muchos escuderos, les mandó a aquel hombre por las palabras que decía, y los escuderos sacudieron fuerrtemente al pregonero de las compara'CÍones; pero no quiso éste Uevarlo con pacien'Cia, antes bien se fué a clamar al cardenal de la injUl'ia que le h3lbían hecho. Yel cardenal ~e reprendió severamenlte por haberse querellado y le depuso del oficio, y, en su lugar, subrogó otro que fuese más amam:e de la paciencia. 6. A otra dudad vino l1n ·homlbre que por las calles iba del mismo modo gritando y diciendo: "¿Cuál cosa vale más: o poco se me da de eso o qué dirán las gentes?" Mien·t ras que pasaba por m. plaza así gritando, la gente que ba adlí fe .preguntaron qué significaba. aquello que decía. y 2 él respondió que el qué dirán las gentes contra aquellos que desprecian las vanidades de este mundo y el poco se me da de eso era el desprecio que el hombre hace de la murmuración de las gentes, mjenJtl'as no obre cosa alguna contra las virtudes 'Y contra la honra de Dios, despreciando el mundo. Entonces respondió a aquel ihombre un sabio varón, y le dijo que el qué dirán las gentes tenía muchos secuaces, pero ~l poco se me da de eso los tenía 7. Aconteció, en cierta ocasión, que dos religiosos que habían aprendido :la lengua arábiga se ¡fueron a tiel'l'a. de moros a predicar la encarnación y la pasión del Hijo de Dios. En fl'ióse en uno de ellos la devoción 'Y la caridad, y se volvió atrás, dejando a su compa.ñero, porque la muerte le causaba espanto y ~rañ3lba. las buenas viandas que solía comer y las honras que tenía entre las gentes. De camino que se volVÚI. atrás, al entrar por una ciudad, se encontró con un hombre que altas voces decía cuál muerte valía más, o ,l a que venía por enfeI'medad o ,l a que venía q>or martirio. y cuM de [as dos se convenia mejor con las siete virtudes y era más contraria. a ~os siete pecados mortales. O si no, por cuál muerte es el hombre más semejantes a las vestiduras encan1adas que el Hijo de Dios vistió en la humana natumIeza. MientI'as este hombre iba así gribJndo, aquel religioso que había retrocedido de su 'Viaje vino a ponerse junto a una mujer hermosa, y sintió luego la tentación ca.l'nal; en cuya ocasión el oficial de comparaciones, con grandes gritos, prorn1mpió dici'endo: "¿Cuál cosa es más mentoria: o loar a Dios entre los infieles con peliogN de la muerte, moreH dix que Qu~ diria hom era 10 bIasme que les gents teuen com fan aleuna cosa conrra les vamtats d'aquest m6n, e poc m'o preu era 10 blasme que hom menysprea pus sia contra virtut e contra la honor de· Déu e·l menyspreament d'aquest m6n •• • I'e
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tiñea.ndo el temor a fuer de coraje, o estarse entre los fieles cristianos combatiendo con los deleites corporales?" Consideró mucho aquel religioso en las pal'a bras de aquel buen hombre, y tu/vo contrición de la pusilanimidad de su corazón en que le puso la falta de devoción; oon que volvió a a. tierra de moros a enoontrar a su compañero. 8. En otra ocasión sucedió que aquel mismo oficial clamaba en el palacio del rey y decía: "¿ Cuál cosa vale más: o sel rey o caballero de un simple escudo?" Después pasó al palacio del obispo y decía con gran grito: "¿ Cuál vale más: el ser obispo o simple clérigo parroquial ?" De aquí pasó a una abadía de monjes y gritaba, diciendo: "¿ Cuál vale más: o ser el abad o monje claustral?" Y, por último, se fué delante el Papa, gritando: "¿Cuál vale más: o que la décima de la S3nta M!adre Iglesia sea para siempre asigllada a enderezar el mundo o que los obispos no gasten superfluamente en vanidades?" En todos estos modos y otros muchos gritaban por todo el mtmdo los oficiales de comparaciones, aiendo muy gnmde el bien, que ocasiona:ban, pues todos los días despertaban los corazones de las gentes a la devoción, conciencia, caridad, diligencia ry otI'8S muchas virtudes.
CAPíTULO XCIII DE "QUONlAM TU SOLUS SANCTUS"
1. Estando un día el Papa. Blanquerna con sus cardenales discurriendo en si podían ha>eer UDa obm de utilidad y exaltación de '¡'a. santa fe ca,t ólica, entró un cardenal, el cual venia de predicar a UD grande auditorio. Preguntóle el Papa si había visto norar a al'g uno en su seI1nón. Y respondió el cardenal que no había visto Illorar a. alguno, pero sí habia visto dOl'JUiT a muchos en su sermón. Gran maravilla es . ~1o el Papa a los caTden3:les---cómo las gentes tienen tan pooa devoción en los sermones, ouando los sauacenos, que viven en error, lloran en los serl!1ones y ~'Os oyen con tanta devoción 1 a la sazón un secretario del Papa de la lengua arábioga, el cual hlllbía nacido y criádose en tiene. de ultramar, y era de los cristianos de la Sintura, y dijo que los sa I'lacenos predicaban de devoción y de las consideraciones de la gloria del paraíso y de las penas infernales, y por esto tienen tanta devoción en sus sermones y lloran por la devoción que tienen. . • ce retorn~ a son companyó., di.:e sencillamente el autor. 1 El ongIDal calla ~y 105 oyen. «l!l tanta derocl6n., . {
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2. Dichas estas palabras, uno de los cardenales, que era gran filósofo natural y gran predicador 2, dijo que para ei miuisterio de la predicación sería cosa muy útil y provechosa probar por razones naturnles el modo cómo las virtudes y los vicios so"n contrarios, y 3 cómo una virtud concuerda con otra virtud o con dos, y cómo puede juntar y vivificar una virtud con otra virtud, 'el cual modo y regla se halla en el Atrte abreviado de luUlar la verdad y en el libro de los Sermones de las virtudes y vicios, que se compuso después de aquél en la ciudad de Mallorca. Por lo cual dijo el cardenal que para la predicación se convienen estas cosas: arte natural, devoción y consideración de las penas del infierno y de la gloria del paraíso y breve sermón, a fin que • la gentes no se fastidien y queden con la devoción. 3. Habiendo el ca!"denal concluido su dictamen, el Papa y los ea.rdenales ordenaron que se compusiesen tantos sermones como días tiene el año, y que en ellos fuese tratado de la mejor materia que se hallase a propósito-y conveniente para predicar, y que fuesen de proporcionada cantidad e inteligible a las gentes, pues por la ignorancia se hallan muchas veces los corazones de los hombres faltos de devoción; y también que aquellos 365 sermones fuesen generales y se p!"edicasen por su orden cada año, uno después de otro, y que fuesen breves~. Después ordenó el Santo Padre que algunos hombres devotos y de santa vida anduviesen todos los dias por las calles de las ciudades y villas, diciendo y proponiendo a las gentes consideraciones de las penas dnfernales y de la gloria celestial para que 10 tuviesen presente todos los dias. Después que estas cosas estu,vieron ordenadas, el Papa encomendó este oficio a un cardenal, para que fuese oficial de Qu
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• Igualmente calla .y gran predicador.. • .ni com una vlrtut se concorda ab altra e un vid ab a1tre, ni per qual natura ¡>ot hom mortlflatr un VICI ab una virtut o ab dues, DI com una vlrtut pot horo VIVificar ab altra; e aquesta manera és en la ATt abTeujada d'atrobar ven·tat». El traductor cita la obra luliana LlibTe de ViTtuts e peccats (Mallorca, 1313) todavía inédita, denomlDada también en los antiguos catálogos LL~bTe de virtuts e v1cis y Líber de vitus et 1!inutibus, que contiene sermones para ser predicados a tres clases de gentes: a los Ignorante5, a los hombres de Ciencia en grado comparativo y a los hombres de ciencia en grado superlatlvo. Este libro no debe confundirse con la ATS magna praedicattoms (Montpellier, 1304). que contiene loS sermones (loq según la tabla fIDal). de la cual vIene a ser 110 resumen la Art abrevU1d4 de pTed1car (Mallorca, 1313), también inédita, Otro libro de sermones escnbl6 el Doctor I1umtnado. es a saber, Sennones de decem pTaeceptis o L,ber de sermonibus de decem p-raeceptis, también inédito. Para referencias bibliogrMic36. d. CARRERAS Y ARTAU, 1. C.• pp. ~S y 310. ~ l!;1 traductor añsde .y que fuesen breves,. o
4. Este cardenal, condecorado con el oficio referido, tuvo y estableció después sus procuradores y oficiales para que fuesen por varias tiel'r"ds ' clamando y predicando las penas infernales, y la gloria y bienaventuranza del paraiso, y la muerte y brevedad de la vida en este mundo 5, en el modf> que está expresado en el libro De la doohina pueril, que compuso un hombre para su amado 'h ijo. Y después ordenó el cardenal con los religiosos, y con los que tenian el oficio de predicadores, el cómo debían predicar; y si en aquel oficio se algún exceso o falta, cómo se corregir; y cómo por la predicaci6n se pudiese la en tal manera exaltar, que Dios nuestt"o Señor, por el esfuerzo y exaltaci6n de la devoción, fuese en gran manera amado y servido.
CAPíTULO XCIV •
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DE "QUONlAM TU SOLUS DOMINUS"
1. Aconteció lID día que el Cardenal de T>u solus 8"anctus envió un mensaje al Cardenal de Tu 8Ol.u s dominus- 1, noticiándole que, por la diversidad de lenguas, se hallaba muy jmpedida la predicación, y las gridas o pregoneros de consideraciones no po¡lían con tanta facilidad y claridad influir a las gentes devoción del paraíso ni temor de las penas inf~rnales. Habiendo el cardenal recibido este aviso, lo representó al Papa, a fin que se hiciese alguna ordenación para que los predicadores y oficiales de consideraciones consiguiesen mayor libertad y mejor modo en el dicho su oficio. 2. lMientras el Cardenal de Tu solus dominus 2 hacia presente al Papa las letras que 3 le había enviado el Cardenal de Tu 80lIus sanctus, aconteció que otro mensajero del Ca:rdenal de Domine Fili unigenite lesu Ohriste, que tenia el oficio de relator de noticias, se presentó ante el Santo Padre refiriéndole cómo ~ por el mundo había experimentado grandes guerras y tribulaciones entre las gentes por ser de distintas naciones y tener :varios lenguajes, por lo cual no se entendian los unos a los otros, y por cuya diversidad de idiomas lidiaban entre si, y por aquellas guerras habían vecla mort d'aquest m6n •. • El autor dIce senCIllamente cal cardenal». • También aquí dícese tan s610 .10 cardenab. o '"lue li haV1a trameses son missatge, esdevenc-se que un missatge del cardenal de recontament vene denant l'apostoli •. • cgTans treballs havla en lo m6n atrobats enfre 139 gents, per ~o ear eren de diverses naClOns, havents diverses lenguatges; per la qual diversltat de lenguatges guerrejaven los uns ab los altres, per la Qual guerra e lenguatges se desvanaven en crences e en ¡;ectes los UDS contta.ls altres», o
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nido en variedad de afectos y creencia los unos contra los otros. Consideró mucho el Papa sobre la relación de ambos a dos mensajeros, y mandó juntar todos los cardenales, pidiéndoles consejo de lo que se debía obrar en este caso para destruir la diversidad de tantos lenguajes, de s que se originaban tantos males, y qué lengua les parecía ser más a pro· pósito y conveniente 's e enseñase a todas las gentes del mundo en general para que todos se entendiesen y se amasen y se conviniesen mejor en servir a nuestro Señor Dios. 3. Respondió uno de los cardenales y dijo: Señor Padre Santo, por lo que vos proponéis, es cosa muy que vos y vuestra corte seáis muy amables a los príncipes cristianos y que éstos y sus vasallos concue!"den en las costumbres, eligiendo a los mejores; y que en cada provincia sea destinada una ciudad, en la cual todos hablen en latín, por cuanto. la lengua latina es la más general, y en ella hay muchas palabras de varias lenguas, y en latín están todos nuestros libros escritos y estudiados. A más de esto, con· viene que para ellos sean señalados y destinados hombres y mujeres de varias naciones, que vayan a aquella ciudad para aprender la lengua latina, los cuales, cuando vuelvan a sus tieITas, la enseñen a los hijos cuando emJ?E!zaren a saber hablar; y de este modo, por larga continuación de tiempo, podréis llevar al fin deseado que en todo el mundo no se hable sino una lengua, ni haya sino una creencia y una fe, continuando un Papa después de otro, que todos asimismo tengan devoción en este negocio, según conviene, para tratar de un asunto tan gra.nde como el que vos ahora habéis emprendido. 4. Habiendo el cardenal concluído su discurso, respondióle el camarlengo del Papa que lo que él había propuesto era muy dificultoso de llevaJrlo a su debido efecto, y que importaría un gran gasto y dispendio el procurar ta.n grave negocio. Mientras el camarlengo dijo estas palabras, se preS('ntó ante el señor Papa un electo obispo, que venía a la corte para ser confirmado en su obispado, el cual tenía quince mil marcos de plata de renta. Con aquel obispo electo ve• No se lee en el onginal .de . males •. Este anhelo de Llull de hacer del latín una lengua umversal no qued6 sepultado en el olVIdo. No ha muchos años, en revistas y congresos se abogaba por hacer de la lengua latina una le ngua internacIOnal, que favorecería grandemente el progreso m atenal, y Singularmente el de las artes y de las CienCias, Siendo en Poloma, Alemama e Italia donde más se sentía esta aspiracl6n. Cf L 'Osser-oJatore RCnlumo, 4 octubre 1934; Pa/,aestra /,atina, enero 1935; Alma Roma (1933)/ SS-6-z). G. Nlcolau, en nombre de la Sociedad Médica UMFIA, eSCTlb16: ProJet d'unification de /,a termlnowgle médicale par le /,aUn, en Re1l des Etud. lato (1933), 23. Sobre B. Raymundus Lullus propugnator Ulttni sermonis omnlbus communls escnbió un tan breve como agudo trabaJO- el P. B. NtcOLAU, T. O R, en Analecu Tertii Ordtms Regularis S. Fra1l>" cisci, III (1935), 360-36::. .
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DÍa también lID mensajero del Cardena;l de Domiine FiU Jesu Ch,riste, el cual refirió que por todos los lugares en donde él había estado había oído decir que todo el mal y el error ql,le había en el mundo era por culpa y omisión del Papa. y de los cardenales, quienes, pudiendo tomar los medios para poner en orden todo el mundo, no ponían en ello todo el cuidado y diligencia; y que, por este mal ejemplo que recibían las gentes de ellos y sus oficiales, se hallaba el mundo en tribulaciones y en error. • 5. Habiendo tinido el mensajero su relación, preguntó el Santo Rrudre Apostólico a su camarlengo qué cosa le parecia mejor: o tratar ~l negocio referido, y aplicar para ello cinco mil fra.ncos de plata de renta, o continnar el obispo y quedarse en la mala fama en que estaban él y los cardenales y demás prelados de la Iglesia. Respondió el camarlengo y dijo que mejor cosa era tratar aquel gran negocio, como fuese seguro el que pudiese llegar al fin deseado. Preguntó aún el Papa al camarlengo si con el poder de Dios y el de la santa Iglesia sería posible que aquel negocio, o en todo o en parte, viniese a c1!mplido efecto. Pero el ea.marlengo, avergonzado y confuso, se vió entonces precisado a otorgar al Papa su intención. 6. Hermanos, amigos, compañeros e hijos míos muy ama.dos dijo el Papa a los cardenales ,para honrar la pasión de Jesucristo os requiero que me ayudéis a tratar cómo todos los lenguajes del mundo puedan reducirse a un solo lenguaje; pues no habiendo sino uno solo en el mundo, podrán de este modo entenderse las gentes las unas con las otras; y por este recíproco entenderse, amM"ánse y serán más semejantes en sus costumbres, con las cuales se concordarán entre si. Y por este tal trabajo y comunicación, nuestros predicadores irán eon mayor afición y con más secreto a tratar con los infieles, los cuales más presto y de mejor modo entenderán la verdad de la vía saludable; y por este medio podrá todo el mundo venir en buen e:¡¡tado y ser más fácilmente destruidos los errores y convertidos los errantes a la verdad. Muy agradable fué a los cardenales todo lo que el Papa les ex'hortaba y requería, y cada uno de ellos se le ofreció a tratar aquel negocio con todos los podel es de su saber y querer. Y de esta ordenación establecieron luego oficio e instituto, el cual encomendaron especialmente a 6 lID cardenal que se llamase con el titulo de Tu 80lua dmn:inus, el cual tuviese bastante dotación de los bienes de la Iglesia para poder mantener con toda diligencia aquel tan alto oficio. • ca un cardenal servís l'ufici e que hagués despesa Bbastament a mantenir aquell ofic!».
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
CAPíTULO XCV DE
"Tu
SOLUS ALTISSIMUS IESU CHRISTE CUM SANCTO SPiRl'tU IN GLORIA DEI PATRIS. ÁMJi:N" •
1. En grandes pensamientos se hallaba el Papa Blanquerna considerando cómo podría tratar paz y concordia " por cuanto no se convienen en sujetarse a la obediencia de UD 8010 príncipe que los mantuviese en paz y justicia. A esta sazón, dos religiosos que ihabw n aprendido 'la lengua arábiga, no habiendo podido pasar a una ciudad en donde querían predicar los Evangelios, remitieron una carta al Papa representándole eÓDlo se hallaban impedidos en su misión por el motivo de no poder viajar con seguridad por los caminos, y suplicaban al Santo Padre se de escribir a los prineipes y señores de aquella tierra para que les diesen una escolta 2, con que pudiesen pasa!' seguros a aquella ciudad donde deseaban predicar. Habiendo leído el Papa aquella carta, lla.mÓ a los cardenales y les habló en esta fOlma:
2. -De común acuerdo fué resuelto entre nosotros que, en tanta' que durase la Gloria in excelsis Deo que se canta en la santa Iglesia, fuese s asignada a cada uno de los cardenales una parte en propio oficio y título para servir a gloria de Dios. Y, así, es cosa muy necesaria destinar mensajeros que vayan por el mundo a los prínci~ y traten con ellos el modo. como nuestros religiosos puedan seguramente ir por todo el mundo a predicar la palabra de Dios; y que enviemos oarlas a los príncipes, suplicándoles que por nosotros den todo favor y auxilio a dichos religiosos. También es necesario que enviemos continuadamente mensajeros a las repúblicas para poder tratar paz entre la Lombardía, Toscana, Venecia, Pisa y otras repúblicas .. y que procuren cómo se trate en justicia y caridad entre una y otra 'Tepública, y, por tanto, yo encargo este ofido al ca.rdena.l que aun no ¡o tiene asignado. . 3. Con mucho agrado recibió aquel cardenal el oficio de mensajeros que el Papa le habia encomendado, y luego envió Más exacto: .Tratar 1¡l6z y concordIa entre los pueblas que estAn en gran dIscordia.» I El autor esCribe «missatgers.. . '. • .fos a cada part asignat un cardenal per servIr aqueU ufu:u. • Las palabras &Pisa y otras repúbliclI6» las añade el traductor. 1
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los suyos por varias provincias a s examinar qué ,caminos eran los más practicables y convenientes a los religiosos y otros sujetos que se habían instruído en diferentes lenguas, para que por ellos pudiesen pasar secretamente de una a otra tierra. Y cuando el cardenal tuvo todas estas cosas bien ordenadas, envió el Papa sus nuncios y mensajeros a aquellos príncipes de aquella comarca con cartas y regalos, pidiéndoles tuviesen los caminos asegurados para aquellos que serían enviados por el Papa. 4. 'E l caordenal hacía construir por los cam:inos puentés, iglesias y casas de campo, para que los viandantes pudiesen pasar con seguridad y que por la com1micac\ón de unas naciones con otras hubiese caridad y concordia entre ellos, y G que la santa fe roma,na fuese predicada, conocida y amada en las tierras ·de los infieles. Grande era el gasto que costeaba el camarlengo al cardenal para tratar este negOCIO, y, por esto, dijo aVSanto Padre que recogiese mucho tesoro de la sa.nta Madre Iglesia para que pudiese ser bastante 81 todos los oficiales de Gloria in excelsis Deo. Y el Papa mandó que todos los oficiales fuesen muy bien asistidos de todo lo necesario, y por la extensión y mejoras que la santa Iglesia romana adquiría por los operarios de GlOTia in excelsis Deo lograba el Papa más renta que no importaba todo el gasto que se empleaba en los referidos oficiales. 5. Padre Santo-dijo 1m día el Cardenal de Tu so[.u.., altissim'U8 , deseo saber cómo podríamos ordenar nuestros mensa.jeros para tratar la paz entre las repúblicas. A que respondió el Papa que los mensajeros procurasen saber e inquirir ante las repúblicas cuál de ellas tenia quejas y agra,vios de la otra; y que después él trataría cómo cada potencia anualmente viniese a un lugar señalado, donde concu, rriesen todas las demás potencias, para que, según forma de capítulo o congreso, se tra allí de amistad y corrección de unos a otros, y que se estableciese entre ellos 1ma pena pecuniaria contra el que no quisiese convenir a las re· soluciones de los. bidares de aquel capítulo. Y por esta ordenanza dijo el Papa podrán las repúblicas reducirse a la paz y concordia 1. I «e féu encercar quals terres eren cuvinents als fmres e als homens qui haVlen apres diverses lenguatges, e que per aquelles carrere.s poguessen anar 4e una terra en altra •. • ce la santa fe romana fos preycada en les terres deIs pagans e deIs mfeels •. , Muchos años antes de que Juan López de Segovia (final s. XV), Domin;:o Báñez (t 1604) Y Gabriel Vázquez (t 1604) predicaran la conveniencia u obligaci6~ qe recurrir al arbitraje llBra resolver los conflictos entre las nacione5 vemos la idea del arbltm~e obligatono en un plan de comunidad n'oiversal, ordenada en sentido religiOSO,
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OBRAS LITERARIAS DE RAYON LLULL
6. En una ocasión sucedió que dos del rey de la India vinieron al Papa a suplicarle les algunos estudiantes para aprender su lengua; y el Papa. luego inmediatamente envió a llama.r al Cardenal de Tu soZus altissimus, y le mandó procurase en cumplir lo que el rey de la India pedía, pues aquella procuración pertenecía a su ministerio; por lo cual el cardenal, sin pérdida de tiempo, procuro dar las disposiciones correspondientes a aquel negocio. Muy grande era el bien y buen ejemp'lo que se seguía por el oficio del Cardenal de Tu .wlus altissimus. Y po!" cuanto el Papa. y los cardenales contribuían con todo su poder en cumplir y servi!' sus oficios, pues los habían aceptado para servir a Dios, según 8 el orden de IGWria in ea:ccl8'is Deo, por esto, Dios nuestro Señor les concedió su gracia, bendición y acierto en todas sus operaciones y les hacía agradables a las gentes. Finido 9 está, po!" gracia de 'Dios nuestro Señor, el Libro del Apostólico Señorío, en todo lo que ordenó y obró el Papa Blanquerna con sus cardenales para enderezar el mundo y leducirle a buen estado, según el cántico de Gloria. in excelsis Deo. Amén. de acuerdo con las ideas místicas del autor, pero también con un aspecto político, en la novela moral Bla1l>quema, Subrayemos, además, que el polígrafo mallorquín, ya en el mismo siglo XIII, lanza la Idea de una ideal Sociedad de Naciones, con re¡>resentación en ella de todos los pueblos, dotada de un poder coercItivo y dmgida por un Conóejo. Ya dIjo el Papa. Pío XI en la encíclica Nova 1mpendet que, gracias a la I~lesia, la cristiandad de la edad medJa constituía
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• Llull no dice «según ... Deo». o El texto catalán contiene este txpUCtt: .Fenit és 10 libre de GWria: in excels~ Deo .• Con raz6n dice CARRERAS y ARTAU que el capítulo 88, y también el 80. del Blanqllerna. constttuyen el precedente de la actual Congregación Romana De Propaganda FUe (l. C" p. 632). •
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EMPIEZA EL LIBRO QUINTO, DE
VIDA
EREMITICA
CAPíTULO XCVI DE CÓMU EL PAPA BLANQUERNA RENUNCIÓ AL PONTIFICADO
1. Envejeció, finalmente, el Papa. Blanquerna, 'Y se le •
a:oordaron los primeros deseos de vivir vida eremítica. Teniendo consistO'l"io secreto con los cardenales, les habló de esta forma: -;Por la divina bendición, en buen estado se halla al presente el pontificado 'Y toda la corte romana, por cuya ordenación se sigue gran exa1tación de la fe. Y así, por la gracia que Dios ha repartido en esta corte, y PaI'l). que Dios mantenga en ella el buen orden en que está, bueno seria que eligiésemos un ofidal que fuese de la corte 1, que hiciese todos los días oración, de continuo en vida contemplativa para rogar a Dios que manturviese esta corte en la buena ordenación en que se halla, a fin que su honor fuese exaltado con provecho de esta misma corte.-()ada cual de los cardenales aprobó la propuesta, y buscaron entre ellos uno que fuese santo y devoto y de gran penfección, para que su oración más agradable a Dios. 2. Cuando el Papa Blanquel'Jla hubo entendido el parecer de todos los ~rdenales, hincóseles de rodilJlas, rogándoles que consintiesen en que él renunciase el pontificado 'Y que se le diese el oficio de emplearse en aquella oración. Levantáronse 2 al oír esto todos los cardenales, y, arrodillándose delante del Papa, se apus!ieron con grande e~uerzo, diciendo que no convenía renunciase la dilg nidad apostólica, y más cuando en este caso peligraba la corte de no pelwanecer en tan glande y buena ordenación como era la en que se hallaba entonces por la gracia de Dios y de la san.ta vida del Pon·tifice. A que sall:isfizo éste, diciendo que a tan grande y buena ordenación y penfección habían arribado [os cardeEl texto primitivo calla eque fuese procurador de la cortE". • etots los cardenals s'agenollaren Q ¡'apostoli e tots 11 contres~aren dlents... a 1
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
nales por los oficios del Gloria in excelsis DeoJ que no babia peliglo se destruyese aquella buena ordenación, y mayormente por el buen légjmen del Papa su sucesor, ouando fuese elegido según el arte de elección con que fué elegida en abadesa sor Gana. Tanto tiempo perseveró el Papa Blanquema de rodillas, y lloró tanto delante de los cardenales, y con tanta devoción y afección demostraba. pedirles esta gracia, que finalmente obedecieron a sus plegarias y llantos 3. 3. Cuando el Papa Blanquerna logró el ser suelto del Ponti·fiea.do y se vió y se sintió libre para retirarse a servir a Dios en vida erem1:t;ica, es jndecilb le el gozo 'Y la alegría que tuvo; y 1as gracias que hizo a Dios y los cardenales, ninguno seria bastante ~ara explicarlas. Estando, pues, en este gozo y consuelo, dijoles estas palabras: ~ucho tiempo he deseado, señores, semr y contemplar a Dios en vida eremítica para no tener en mi corazón sino a Dios tan solamente. Mañana, después de haber celebrado misa, me conviene partinne en busca de mi ezwita y despedil'me de vosotros, que tendré muy presente toda mi vida en mi memoria en todas oraciones. Y hago gracias particulares a • Comentando este pasaje, el erudIto investigador doctor S Garcías ¡hce: «El ménto que Justamente corresponde al Doctor mallor, quíu es el de haber darlo una solución doctrinal acertada, diez años antes de na dlmlsl6n del Papa San Celestmo V, y antes, por consIgUIente, de suscltarse la controversia Jurldlco-teol6glca a raíz de la elecCIón del cardenal Benito Gaetano .p ara ocupar la silla de San Pedro. Según el Beato Ram6n Llull, el Sumo Pontífice puede renuncIar a la tiara. Mas donde creemos debe cifrarse, pnnclpalmente, para la hlstona de la teología cat6l1ca y el derecho canómco, a la vez, la Import
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Dios y a vosotros todos por 10 que me habéis ayudado con tanta solicitud y cuidado en mantener y regir el Pontificado por tanto tiempo. 4. Gran sentimiento tuv:ieron los cardenales al oír que estaba determinado de u-se al desierto para ser elmltañ o, y 'l e rogaron virvamente quisie.se estarse en Roma o en otra ciudad que más le gustase, pues a;llí podría estar apartado de las gentes en oración y contemplación. Mas el bienaventurado Blanquerna estaba ta.n inflamado de la divina qnspiración, que no quiso condescender a sus ruegos. Al otro día, después de misa, quiso partirse para su elmita y despedírse de sus compañeros. 5. -Señor Blanquerna--dijéronle los cardenales ,ro. dos nosotros os hemos sido obedientes por largo tiempo, y hemos cumplido vuestros mandamientos. Vos sois ya muy viejo y fiaco, y neoesiltáis que vuestra comida y vuestra habitación sea tal, que baste a sustentar vuestro cuerpo, para que mejor podáis trabajar en la vida espiritual contempla, tiva; por lo que encarecidamelllte os rogamos OS quedéis a.cá entre nosotros hasta talllto que hayamos encontrado un eremitorio a propósito para vos y compuéstole de manera que podáis h'8Jb~tar en él y celebl'ar dívino oficio; yal entretanlto, nosotros, COn vuestro consejo, elegiremos Papa, quien os dará su gracia y bendidón ouando os partiréis de nosotros, que, .sin duda, qued'a mos muy tristes y desconsolados de , vuestra parlenza. Ta.n devotos y razonables fueron los ruego¡¡ de los cardenales, que obligaron a Blanquerna a condescender a sus deseos. 6. Estando así Blanquerna en Roma con Jos cardenales, enviaron éstos algunos mensajeros que buscasen por las selvas y por los montes un puesto a propósito donde pudíese habiltar y aprovecharse en su devoción; y en una a1ta montaña donde había una iglesia solitaria y eremítica, cerca de una bella fuente, aparejaron una celda donde pudiese Blanquerna habitar, y dispusieron que un monasterio que había al pie de la montaña cuidase de proveerlo allí todos los días de ~anto necesitase. Al entretanw que esto se disponía. de consejo de Blanquerna, eli1g ieron por Papa al Cardenal de La ,te, [a] quien debieron elegir los cardenales según se 10 demostró el arte de elección. Y luego se tomó para sí el oficio de .(]iJcri,a, in e:roeJ,ais Deo, que tenía antes Blanquema siendo Pontífice, y el oficio del cardenal fué dado a otro nuewanente elegido, quien entró a ejercer el empleo el! lugar del Cardenal de- Lawkwn:us te.
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
CAPíTULO XCVII DE CÓMO BLANQUERNA SE DESPID1Ó DEL PAPA y DE LOS CARDENAT.ES
1. Levant.óse muy de mañana Blanquerna y celebró privadamente misa del \Espíritu Santo. Y, algo después, el Papa nuevament.e electo cantó misa solemne, y predicó y lefiriÓ todo el bien y las sa:bias ordenaciones que su antecesor Bla.nquerna habia hecho en la corte, y cómo por el fellVor y deseo de sel'VÍr a Dios IrMs 811tamente había remmciado el Pontiñcado y se ilba a hacer penitenda en los altos montes, determin'a ndo de estarse en compañía de los árboles, de las aves y de W! bestias por toda su vida, ,p ara contemplar al Soberano Señor Dios de la gloria. Tan bueno era el asunto que tenía el Papa hablando de Blll n querna el ermitaño y lo narraba con tanta energía y devoción, que los cardenales y, el pueblo romano que esta.ban escucbando el sermón no po
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pidió perdón pO!' si en algo les había ofendido o faltado y que rogasen a Dios por él. Ooncluído esto, el ermitaño pidió al Papa aquel oficio que decía tomase Blanquel'lla, y el Papa se lo otorgó y concedió con su gracia y bendición. 4. Humildes 2 y groseros vestidos tom6 Blanquerna, según convenía a la vida eremítica que emprendía, y haciéndoles en la frente la señal de la cruz, por la cual se nos presenta nuestra redención, besó los pies y la mano del Papa, y con lágrimas le pidió su g!'acia y bendición, encomendándose de corazón a Dios. Y el Papa le dió su bendición, y llorando le di6 un ósculo..en la boca, y lo mismo ejecutaron los demás cardenales. Mandó el Papa a dos de ellos le acompañasen hasta la ermita donde había de habitar, y que, si hubiera algo que neeesitase de componer, que 10 mandase hacer luego. Los dos cardenales, y todo el pueblo de Roma con ellos, acompañáronle hasta fuera de la ciudad. Y allí Blanquerna rogó mucho a los cardenales que se retirasen, pues bastante le habían acompañado; mas no quisieron los cat'denales volverse, antes bien fueron juntos con él hasta la celda que se le había prevenido para su ermita. 5. Había allí una bella fuente, y una iglesia antigua, y una celda muy decente, que a habia hecho fabricar el Papa para Blanquel1la. Y, a cosa de l!Da milla distante de la iglesia, había también hecbo fabricar una casa para habitación de un hombre que sirviese a Blanquerna y le aparejase la comida, para que, sin estO!'bo en ello, pudiese mejoF estarse en contemplación. Aquel hombre era un diácono muy amado de Blanquerna, quien no quiso dejarle, antes quiso estar en su compañía para ayudarle cada día en oficio divino. Cuando Blanquerna estuvo en su eremitorio y estuvo compuesto todo lo preciso y neeesario para un elmitaño, los cardenales, llorando, se despidieron de B1anquerna con recíprocas demostraciones de cordial y sincero amor, y, encomendándose a sus oraciones, se volvieron a Roma.
CAPíTULO XCVIII DE LA vIDA QUE BLANQUERNA HACÍA EN SU ERMITA
1. Estando Blanquerna en su eremitorio, levantábase a medianoche y abría las ventanas de su celda para ver el cielo y las estrellas, y empezaba a 01'at' con la mayor devoción • cBlanquerna pres humils vestiments de vida ermitana, e féu-se lo senyal per lo qual és igmficada nostra redems;6, e be69. los peus e les...mans a I'apostoli, e plorosament lo comana Q Déu.» I Está de más .que ... Blanquerna».
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posible, a fin que su alma estuviese toda en Dios y sus ojos en lágrimas y llantos. Después de haberse ocupado hasta maitines en contemplar y llorar copiosamente, entrábase en la iglesia a tocar maitines, y luego venía su diácono y le ayudaba a rezarlas, y al romper el alba celebraba devotamente misa y después decia algunas devotas palabras al diácono, a fin de enamorarle de Dios; y estando así hablando de Dios y de sus obras, iJ.lomban juntos, por la gzan devoción que sentían en estos espirituales coloquios. Entrábase, pues, el diácono en el jardin, y se ocupaba en eultivar los árboles 1, y Blanquerna salía de la iglesia pax:a recrear su alma de las fatigas que hrubía sostenido en su 'Persona, y esparcía su vista por los montes y por los llanos a fin de tomarse algún recreo. 2. Luego que Blanquerna se sentía recreado, entraba en oración y contemplación, o leía la Sagrada Escritura y el gran 2 Liibro de C01IJtemplaci6n hasta la hara de tercia, y después, rezaba tercia, sexta y nona. Y concluídas estas hOllafl, í'base el diácono a guisar algunas !hierbas o ~egumbres para la comida. de Blanquerna, qUlen al entretanto entraba . en el jardín y cultmba. a:lgunas hierbas para evitar el ocio y conservar con el ejercicio la salud. Entre mediodia y hora de nona comía, y después de haber comido, se volvia solo a la -iglesia, y allí hacía g1'acias a Dios. Concluída la oración, empleaba una hora en el recreo o en el jardín o en la fuente, paseándose por aquellos parajes donde mejor se aleg!'ase su aJma, y, después, dormía para poder más fácilmente soportar las fatigas de la noche. Después de haber dormido, lavábase las manos y la cara, y se estaba así hasta que tocaba vísperas, y luego acudía al diácono; y después de haber dicho las vísperas decían las completas, y el diácono volvía a su celda, y Blanquerna se quedaba solo, pensando y considerando aquellas cosas que más le agradaban y le parecían más a pro¡illÚto para ddsponerse a entrar en ., oraClOn. 3. Después de puesto el sol, subía Blanquerna sobre el terrado de su celda, y allí, hasta. la primera hora del sueño, estábase en oración mirando con sus ojos llorosos el cielo y Ialil estrellas y con el devoto corazón considerando los honores y grandezas de Dios y las faltas que contra él cometen los hombres de este mundo. Con tanta afección y tan gran fervor estaba Blanquel'na contemplando desde puesto el, sol hasta la hora del primer sueño, que cuando estaba echado para dormir le parecía estar tratando con Dios en aquel punto, según antes habia sido el de su meditación y oración. .e laborava en aleunes foses.. • • .e en lo LlIbre de wlItemplaci6», dIce SImplemente el autor.
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4. Este modo de vida tan feliz logró BlanqueI'lla hasta que las gentes de aquella comarca empezaron a tener par"ticular devoción en visitar el altar de la Santísima Trinidad que había en aquella iglesia, por lo que concurría mucha gente a hacer allí sus vigilias, estándose las noches en oración, y estorbaban la contemplación y oración de Blanquerna, quien no osaba decir ni prohibirles que viniesen, por no dar motivo que la gente perdiese la devoción que tenía en visitar aquella iglesia; por cuyo motivo mudó su celda en otro puche distante una milla de la iglesia y de la casa que habitaba su diácono, y allí dOl'mía y estaba Blanquerna, excusándose de ir a la iglesia mientras había concurso, sin permitir que ningún hombre ni mujer alguna entrase en s aquella celda que antes habitaba y había dejado despues. 5. Así vivía y estaba el ermitaño Blanquerna, considerando que jamás lhabÍlal gozado vida tan alegre y gustosa, ni había logrado nunca tan buena disposición para exaltar su alma en contemplar a Dios, quien por su santa vida pendecía y enderezaba a todos los que tenían devoción en frecuentar aquella santa iglesia; y el Papa y los cardenales, como también todos sus oficiales, mejor se conservaban en su estado y en la gracia de Dios por la santa vida y oraciones de Blanquerna. ,
CAPíTULO XCIX DE LA MANERA COMO' BLANQUERNA ERMITAÑO' COMPUSO' EL "LmRO DEL AMIGO y DEL AMADO" ,
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1. Aconteció un día que el ermitaño que había en Roma., según llevamos dicho, anduvo a visitar los enqitaños y religiosos que vivían retirados en lbS montes dentro de Roma, y halló que en algunas cosas tenían muchas tentaciones, porque no sabían portaIse de la manera que más convenía a su modo de vida; por lo cual pensó ir al ermitaño Blanquema a rogarle hiciese un libro que tratase de la vida eremítica, para que los otros ermitaños se enseñasen con este libro a saber estar en contemplación y devoción. Estaba Blanquerna en oración un día, cuando aquel erwitaño vino, a su celda y le rogó por caridad le compusiese y aueglase aquel libro. .Mucho discurrió Blanquerna sobre la materia y el método que elegiría para esta obra. • El texto catalán dice simplemente cen aquella celia on el! s'era mudat de estar>. ,
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2. Y mientras lo estaba discurriendo, le vino en voluntad de entregarse con mayor esfuerzo a la oración y contem· plación, para que en ella Dios le enseña~ la materia de que había de componer el libro y método que había de observar en él. Y continuando así en sus lágrimas y oración, Dios fué servido de exaltar a la suprema elevación de sus fuerzas su alma, que le contemplaba, y sintióse Blanquerna fuera de Sí por el gran fervor y devoción en que estaba; y de aquí pensó en que la fuerza de amor no sigue método ni modo cuando el amigo ama fuertemente al amado. Por lo que le vino en voluntad de hacer un lÁbro del Amigo y del Amado, entendiendo por amdgo cualquier fiel y devoto cristiano, y por el amado, a Dios nuestro Señor. 3. Mientras Blanquerna estaba en esta consideración, se acordó de que, en cierta ocasión, siendo él Papa, le refirió un moro que 1 entre ellos había algunas personas religiosas, los cuales son muy respetados y estimados sobre los demás, y se llaman sofíes o morabutos, que suelen decir algunas parábolas de amor y breves sentencias que influyen al hom· bre gran devoción y necesitan de exposición, y pOI' la exposición sube el entendimiento más alto en su contemplación, por cuya elevación asciende la voluntad y multiplica más la devoción. Después de haber considerado todo eso, resolvió Blanquerna componer el libro según el dicho método, y dijo al ermitaño se volviese a Roma, que en breve le enviaría por su diácono el .lAbro del A1!"i9o y de~ Amado, con el cual podría multiplicar el fervor y la devoción en los ermitaños, que deseaba enamorar de Dios nuestro Señor. dos sarrains han alcuns homens ~eligioses, enfre los altre6 e aquells qUl s6n més preats enfre e!Is 66n unes gents qui han nom 6ufies •. 1
DEL LIBRO DEL AMIGO Y DEL AMADO
DEL PRÓLOGO
1. Poníase en oración Blanquerna y consideraba la manera con que oontempla:ba en Dios y sus virtudes, y saliendo de este ejercicio, escribía lo que había contemplado. Esto hacía todos los días, y mudaba y variaba en la oración nuevas y diversas razqnes para componer el Libro del A migo y del Amado de distintas materias y diversos modos 1, para que pudiese el alma en poco tiempo discurri!" de muchas ma· neras. Comenzó Blanquerna con la bendición de Dios su 2 •
.per tal que de diverses maneres e de moltes compones 10 LlIbre de A1II~c e Am4t, e que aquelles maneres fossen breus e que en breu temps la anima ne pogués moltes decorrer. E en la benedlcci6 de Déu, Blanquerna comens:a 10 llbre, 10 qual departí en aytants verses com ha mes en l'.,ny; e cascú vers ,b asta a tot un dla a contemplar Déu, 6egons la Art deL LLibre ae contempÚlcI6 •. : No es Improbable, ni esta hip6tesis fué descartada por eximios luhstas, como M Obrador y Mn. Galmés, que el ~ma en prosa LUbre de Ami, e Amat formara primItivamente un hbro aparte, 9.ue después el autor, per un anacronisttl.e de '0m4nfador, como dIce Mn. Galmés, le mcluyera en el BLanquerna juntamente con el Art de contempÚlci6, que viene a ser como su complemento. De hecho, en el más antiguo catálogo de obras lulianas, formado ya en VIda del¡ autor, se pone por separado el Liber BraJquernae y el Liber Amlci et Amati, y, como reconociendo su carácter independiente, el autor regalaba a ¡Pedro GradeUlgo, dux de VeneCIa, una versI6n latina de este mismo hbro, exornada con un aut6grafo, hoy en la BIblioteca Marciana, de Venecia (Llibre d'Amic e Amat [palma de Mallorca, 1904], 14, Y Llibre a ' Ami, e Amat [~rcelona, 1927], 8"9). Sm embargo, en su Dinan~isme de Ramon LLuU (Mallorca, 1935, p 19), Mn. Galmés excluye dicha suposici6n. La numeraci6n y divisi6n de los versículos en el Lhbrc d'Amic e Amat es muy diversa en los distintos manUSCrItos y códices. Aquí nos separamos de la traducci6n. de 1749-reproduClda por E. Ovejero en 1929 ,que es la que hemos segl\ldo constantemente, pues admIte muchos versículos que la crItica textual moderna ha rechazado por espúreos. Adoptamos, pues, el orden de los versículos de la edIcIÓn crítica ca.talana de¡ S. Galmés y M. Ferra (ORL, IX, 379-431), echando siempre mano de la traduccl6n de 1749, fuera de aquellos versículos que faltan en aqueIta versi6n casteItana, y que nosotros tradUCImos directamente; son los marcados con un asterisco. A con1
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IAbro de contemplación, que se sigue inmediatamente después de este Libro del Amigo y del. Amado. ,
Preguntó el Amor 3 a su Amado si había quedado en él alguna cosa que amar. Respondióle el Amado que aquello por 10 cual el amor del Amigo podía multiplicar se restaba , aun por amar. 2. Las sendas por donde el Amigo ,b usca a su .A¡mado largas son y peligrosas, llenas de consideraciones, suspiros y llantos e iluminadas de amores. 3. Juntáronse Il!uchos amadores para amar a 1m Amado, quien les abundaba a todos de amores. Y cada uno de ellos tenía por joya y caudal a su Amado, de quien concebía agradables pensamientos, por los cuales sentía gustosas tribulaciones. , 4. Lloraba el Amigo y decía: ,¿ Cuándo llegará el tiempo en que cesarán en el mundo las tinieblas y ~ los carninos del infierno, para que cesen las can-eras infernales? Y ¿ cuándo llegará la hora en que la agua, que acostumbra correr hacia abajo, tomará la inclinación y naturaleza de subir hacia arriba? Y ¿,cuándo serán más los inocentes que los culpables? 5. 'j.Alh!, ¿ cuándo se gloriará el .A!migo de morir por su Amado? Y ¿ cuándo verá el Amado a su Amigo enfenuar por su Amor? I 6. El Amigo dijo a Sll Amado: Tú que llenas al sol de resplandor, llena mi corazón de amor. Respondióle el Amado: A no estar tú llenE> de amor, no derramarían lágrimas tus ojos, ni tú habrías venido a este lugar para ver a tu .AmadoS [5]. 7. Tentó el Amado a su Amigo para ver si le a.maba perfectamente, y le preguntó de dónde nacía la diferencia que hay entre la presencia a la ausenda del Amado. Respondió el Amigo que de la ignorancia y del olvido, del conocimiento y del recuerdo [6]., " 8. Preguntó el Amado a su Amigo: ¿ Te acuerdas de , cosa alguna que yo te haya remunerado, para que tú quieras a.marme? Sí respondió el Amigo , pues entre los trabajos y placeres que me das no hago diferencia [7J. 1.
tmuaci6n de cada versírulo ponemos entre corchetes el número correspondiente a la edicI6n castellana de Ag uIlar, 194 4. por ser ésta más divu lgada y conocida que la de Ovejero, Finalmente, los versículos castellanos de la edicl6n de 1749 y 1929 CJue Galmés y Ferrá tienen por apócnfos los damos en el primer apendice de B/.afUll/.ef'114, p. S80 • .Demana l'amic.' • • El onglnal calla .y los caminos ~el infierno•. • . Ton amador» según el texto pnmltlvo,
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9. Dime, A~go preguntó el Amado-: tendrás pa- , ciencia si te doblo tus dolencias? el Amigo , con tal que dobles mis amores [8]. 10. Preguntó el Amado al Amigo: ¿Sabes aún lo que es amor? Respondió el Amigo: Si no supiere qué es amor, sabría qué ' cosa es trabajo, tristeza y dolor [9]. 11. Preguntaron al Amigo: ¿Por qué no zespÓndes' a tu Amado, que' te llama? ·Respondió el Amigo: Ya me ofrezco a padecer grandes peligros por que él venga, y le hablo ya deseando sus honras [10]. 12. Amig9 insensato: ¿por qué acabas tu cuerpo, gastas 6 tu dinero, y dejas las delicias de este mundo, y andas despreciado de las gentes? Respondió el Amigo: Para honrar los honores de mi Amado, el cual es ,desamado y deshon'r ado p
---• Vensículo truncado en las ediciones de Ove~ero y Aguijar. , \'erslculo truncado en las ediciones de Ovejero y Aguilar, 16
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ron los dos, y el entendimiento llegó mucho más presto a su Amado que no la voluntad [18]. 20. Oontienda hubo entre el Amigo y el Amado; y lo vió otro amigo, el cual lloró tan largo tiempo, hasta que se hizo la paz entre el Amado y el Amigo [19]. . 21. Los suspiros y los llantos vinieron al tribunal del Amado, y preguntáronle por quién de los dos se sentía más fuertemente amado. El Amado sentenció que los suspiros está,n más cerca al amor, y los llantos, a los ojos [20 J. 22. Vino el Amigo a beber en la fuente en donde quien no ama., bebiendo, se enamora, y después de haber bebido, se le doblaron sus langores. Y vino el Amado a beber en la misma fuente para redoblar. a su Amigo sus amores, en los cuales le doblase sus langores [21). 23. . Enfermó el Amigo, y 8 estaba en éxtasis y exceso El Amado le cuidaba: de mérito le alimellde pensamientos. , taba, de amor le abrevaba, en la ' pat:iencia le ·recostaba, de humildad le vestía y con verdad le curaba [22]. 24. Preguntaron al Amigo en dónde era su Amado, Quien respondió diciendo: Vedle ahí en una casa más • noble tIue todas las demás noblezas Ct"eadas, y vedle ahl en mis a.mores, en mis langores y en mis llantos [23). 25. Pretuntaron al Amigo: ¿ Adónde vas? Y respondió:, Vengo de mi Amado. ¿ID e dónde vienes? Voy a mi Amado. ¿ Cuándo volverás? Me estaré con mi Amado. ¿ Qué tiempo estarás con tu Amado? Todo el tiempo que serán en él mis pensamientos [24). \ 26. Cantaban los 'pájaros la alba, y despertóse el Amigo, que es alba; y los pájaros 'acabaron su canto, y el Amigo murió en la alba po!" su Amado [25). 27. Cantaj~a el pájaro en el vergel del Amado. Vino el Amigo y dijo al pájaro: Si no nos entendemos por la habla, entendámonos por amor, porque en tu canto se re. a mis ojos mi Amado [26]. 28 . . Tuvo sueño el Amigo, quien había trabajado mucho en buscar a su Amado, Y' ternjó que no se le olvidase su Amado; lloró para no dOI'mirse y para que no se le olvidase su Aunado [27). . . 29. Encontráronse el Amigo y el Amado, y dijo el Amado ' al Amigó: , No hay necesidad de que me hables; mas . hazme señas con tus ojos, que son palabras a mi corazón, que te dé lo que me pides [28]. 30. Desobedeció el A,m igo a su Amado, y lloró el Amigo, y el Amado vino a morir con el vestido de su Amigo, •
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• Según el original : . .. . y pensaba en el Amauo : lle Illhit os lo .
~li mentabQ. »
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para que el Amigo recobrase lo que había perdido, y di6le mayor don que el que había perdido [29]. 31. Prendaba el Amado a su ,Amigo, y no le dolia su desfallecímiento para que fuese de él más fuertemente amado, y en el mayor desfallecimiento encontró 9 el Almigo mayor gozo y recreo [301]. 32. Dijo el Amigo: -Los secretos de mi Amado me atormentan cuando 10 mis obras no los revelan, y porque mi boca los tiene secretos y no los revela a las gentes [31). 33. Las condiciones del amor son: que el Amigo sea sufrido, paciente, humilde, temeroso, solícito, confiado y que se arriesgue a grandes peligros para honrar a su Amado. y las condiciones del Amado son: que es verdadero, liberal, piadoso y justo para con su Amigo [32]. 34. Buscaba el Amigo devoción en los montes y en los llanos para ver si S1Jl Amado era servido, y en todos estos lugares halló falta; y, por esto, cavó en tiuTa por ver si en el fondo encontraría cumplimiento, puesto que sobre la haz de la tierra había falta de devoción [33]. 35. Dime, pájaro que cantas de amor: ¿ por qué mi Amado me atormenta con a.mor, puesto que me ha recibido para servidor suyo? Respondió el pájaro: Si por amor no padecías trabajos, ¿ con qué amarías a tu A¡mado? [34]. 36. Pensativo iba el Am1go por las sendas de su Amado, y resbaló y cayó entre espinas, las cuales le parecieron rosas y flores y que fuesen cama de amores [35]. 37. ¡Preguntaron al Amigo si cambiaría a su Amado por otro alguno. Y respondió diciendo: ¿ Cuál otro es mejor ni más noble que el Soberano Bien, eterno e infinito en grandeza, poder, sabiduría, amor y perfección? [36]. 38. Lloraba y cantaba el Amigo cánticos de su Amado, Y' decía que más pronta y más viva cosa es el amor en el corazón del amante que el relámpago en el resplandor, ni el trueno en el oír; y más viva cosa es la agua en los llantos que 11 el viento en la fluctuación del mar; y que más cercano es el suspiro al Amado que el candor a la nieve [37]. 39. Preguntaron al Amigo por qué su Amado era glo,¿Por rioso, y respondió: ·Porque es gloria . Dijéronle: qué es poderoso? Porque es poder. Y ¿ por qué es sabio? Porque es sabiduría. Y ¿ 'p or qué es amable? 'P orque es Amor [38]. 40. Madrugó el Amigo, e iba buscando a su Amado, y encontró gente que iba por los caminos, y les preguntó si habían visto a su Amado. Ylespondiéronle diciendo: -i1l. Cuándo fué la hora en que 't u Amado estuvo ausenre de • catrob l'amic plaer e revenimenb, dice el texto primitivo. '" Versículo alterado en las ediCiones de Ovejero y AgUllar. It «que en ondes de mar». escribe Ramón Llull
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tus mentales ojos ? 'Respondió el Atrnri:go: -.-IDespués que yo vi a mi Amado en mis pensamientos, nunca jamás estuvo ausente de mis ojos coI1porales, porque todas las cosas visibles me representan a mi Ama.do [39]. 41. Oon ojos de pensamientos, langores, suspiros y llantos miraba el A mj'g o a su AlIIlado; y con ojos de justicia, gracia, piedad, misericordia y liberalidad remiraba el Amado a su Amirgo. Y un pájaro cantaba el sobredicho placentero aspecto [40]. 42. Las llaves de las puertas de amor son sobredoradas de consideraciones, deseos, suspiros y llantos; y el cordón de ellas es de eonciencia, contrición, devoción y satisfaccion por obra u; y el portero es justicia, misericordia y piedad 18 [41]. 43. Llama/b a el Ami'g o a Jas ·pueI1tas de su AlIIlado con aldabadas de amor a, y el Amado oía los toques del Amigo con humildad, piedad, paciencia y caridad. Abriéronse las puertas de la Divinidad y de la Humanidad, y entró el Amigo a ver a su Amado [42]. 44. Propio y comt'm se encontraron, y entre sí se mezclaron para que hubiese benevolencia y amistad entre el Amigo y el Amado [43]. . 45. Dos san los fuegos que calienÍJln el amor del AmIgo: el lino es de deseos, placeres y pensamieDltos; el otro se compone de temor y desmayos, lágrimas y llantos [44]. 46. Deseaba soledad el Almigo, y fuése a vi","ir solo para lograr la eompañía de su Amado, $in el cual se halla solitario entre las gentes [45]. 47. Solo estaba el Amigo a,]a sombra de un bello áI1bol. y pasando varios hombres por aquel ,p araje, le preguntaron por qué estaba solo. Respondióles el .AArJÍogo: ¡Ahora estoy solo que OS he visto y oído; pues antes tenia la compañía de mi Amado (46]. 48. Con señas de amor se hablaban el Amigo y el Amado; y con temor, pensamientos, lágrimas y llaDJtos refería el Amigo a su Amado las angustias de su corazón [47]. 49. Dudó el' Amigo si su Amado le faltaría en sus mayores necesidades, y el Amado desenamoró al Amjgo. Mas el Amigo tuvo contri<:ión y perutencia en su corazón, y el Amado restituyó al corazón del A'Il1,igo la esperanza y la caridad, y a sus ojos, lágrimas y llantos, para que volrviese en el Ami,go el amor [48]. 50. La misma proporción tiene la cercania entre el Amigo y el Amado que la distancia, porque como mezol'a de vino y agua se mezclan los amores del Almigo y del .AJmado, y
.. Falta en el texto pnmltlvo .y piedad.. ...amb colp d'amor e e6peran~a •.
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como claridad y se eslabonan sus amores, y como esencia y si!r se acercan y se convienen [49]. 51. Dijo el Amigo a su Ama.do: En ti está mi salud y mi dolencia; cuanto más perfectamente me sanas, crece más mi langor, y cuanto más me enfermas, más salud me das [50]. 'S uspiraba 1~ el Amigo y decía: i Oh Y qué cosa es mi amor! Respondió el Amado: Tu amor es sello 10 que imprime y sella amor cuando manifiestas a las gentes mis honO'res. . 52. Veiase el Amj'g o apresar y atar, herir y matar por amnr de su Amado. y los que le atormentaban preguntábanle: -¡¿Adónde está tu .Alma.do?-iRespondióles el Amigo: ----lHelo aquí en la multiplicación de mis amores y en la tolerancia que me da en mis tormentos. 53. Dijo el Amigo a su Amado : -No jamás me excusé ni me aparVé de amarte desde que te conocí, pues por ti, en ti y contigo estuve dondequiera que me hallase.-&spondió el AIIDado: -.Nli yo, desde que tú me conociste y amaste, te he olvidado, ni jamás te engañé ni te he faltado. . 54. Iba el Amigo como un loco por cierta ciudad, cantando de su Amado, y preguntóle la gente si había perdido el Respondió que su Amado le habia robado su voluntad y que él le habia entregado su entendimiento, y por esto le había quedado sólo la memoria, con que se acorda:ba
gents». 11
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aque da el amor. es un añadido del traductor .
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fiores, y el viento movía las hojas y esparcía el olor de las fiores. Preguntaba el A'mi,g o a la avecilla qué significaba aquel movimiento de las hojas y el olor de las fiores. Respondió que las hojas en su movimiento significan obediencia, y el olor de las fiores, el tolerar tribulaciones. y angustias. 59. lba el .A!migo deseando a su Almado, y encqntróse con dos 8IlJligos, quienes con amor y llanto se saludaron, se abrazaron y besaron. Desmayóse el Amigo, pues tan vivamente le hicieron los dos amigos memoria de su Amado. 60. Pensó el Ami'go en la muerte, y temióla, hasta que se acordó de su Aanado, y con alta voz dijo a los que tenía presentes: i Oh, señores: amad mucho, para que no temáis la muerte ni los peligros en honrar y servir a mi Amado: 61. Preguntaron al Amigo en dónde tuvieron el primel principio sus amores. Y respondió que en la nobleza de su Amado, y de aquel principio se inclinó a a~ar a su Amado, a sí mismo y al prójimo y a desamar al engaño y a la falsedad. 62. ----IDime, insensato por amor: si tu .AJnado te desamaba, ¿ qué harias ?-iRespondió y dijo: ,A,tnariale para no morir, puesto que el desamor es muerte y el amor es vida. 63. Preguntaron al Amigo qué cosa era perseveranCIa. y respondió que era bienaNenturanza y tribulación en el AJmj,g o que persevera en el amar, honrar y servir a su 'Amado con fortaleza, paciencia y esperanza. 64. Dijo el Aanigo a su Amado que le diese la paga del tiempo que le había SErvido. Tomó el Amado en cuenta los pensamientos, deseos, llantos, peligros y trabajos que por su amor había padecido el Almigo, y añadió el Amado a la cuenta la eterna bienaventuranza, y se dió a sí mIsmo en paga a su Amigo. 65. Preguntaron al .Aanigo qué cosa era bienaventuranza. y respondió que tTÍ'buIación padecida por amor. 66. Dime, loco: ¿ qué cosa es tribulación? Respondió que memoria de los desacatos que se hacen a mi Amado, di'g no de toda honra [67J. . 67. V'ollVió el .Almigo a mirar un lugar en donde había visto a su Amado, y dijo: 'i Oh lugar, que me ha-ces presentes las bellas costumbres de mi Amado! Dirásle que yo por su amor padezco trabajos y fatigas. Respondió el lugar: Cuando en mí estaba tu Allnado, padecía por tu amor mayores trabajos y ,t ribulaciones mayores que todas las que puede dar a sus sievvos el amor [68J. 68. Decía el AIlni
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nes todo, ¿qué tendrá tu hijo, tu hermano y tu padre?-IDijo el Amigo: --fl'8il todo eres tú, que puedes 8ibundar y ser todo de cada uno que a ti se te entrega todo [6~]. 69. Extendió y dilató el Almigo sus pensamientos en la grandeza y duración de su Amado, y no halló en él principio, ni medio, ni fin. Y dijo el Amado: Mentecato 18, ¿ qué es lo que me dices ?--iRespondió el A:migo: -Mido el' mayor con el amor, el cum.plimiento con la faltJa, la infinidad con la cuantidad y con el temporal la eternidad, a fin que la humildad, la paciencia, la fe, la espel'a'llm y la caridad sean más vivas en mi memoria [71]. 70. Las sendas del amor son largas y breves, porque el amor es claro, puro, limpio, verdadero, sutil; siempre fuerte, diligente, respland-eciente y abundante de nuevos pensamientos y de antiguos recuerdos [73]. 71. Preguntaron al Amigo cuáles eran los frutos del amor. y respondió que placeres, pensamientos, deseos, suspiros, ansias, trabajos, peHlg ros, ,t ormentos y dolencias, puesto que sin estos frutos no se deja tocar el amor de sus servidores [74]. 72. MuChas gentes estaban en presencia del A¡mi'go, quien se quejaba d'e su Amado porque no aum.entaba sus amores, y quejábase del Amor porque le daba trabajos y dolores. Excusábase el A1mado diciendo que los tra:bajos y dolores de que acusaba al Amor era multiplicación de amores [75]. 73. Dime, fatuo: ¿ cómo no hablas y qué es esto en que estás tUZlDado y
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diesen los dones más deseables y agradables. Y ellos pidieron al Amor les vistiese y adornase de sus facciones, porque fuesen al Amado más aceptos y agradables [BO]. 78. Llamó el Amigo con voz alta a las gentes, y dijolas que Almor mandaba que amasen caminando, estando sentados, velando y duz'miendo, hablando y callando, comprando y vendiendo y riendo 20, ganando y perdiendo, en placeres y penas; y que en cualquiera cosa que hiciesen amasen en todas, que así lo mandaba el Amor' [81]. 79. Dime, hombre sin seso: ¿ cuándo vino en ti el A,m or? Respondió que en aquel tiempo cuando [ dijo ] me enriqueció y pobló mi corazón de pensamientos, deseos, suspiros y desfallecimientos y llenó mis ojos de lágrimas y llantos. ¿Qué te trajo Amor? Helmosas facciones, honores y valores de mi .A.mado. ¿En dónde vinieron? & la memoria y en el entendimiento. ¿Oon qué las lecibiste? -lCon caridad y esperanza. ¿ Con qué las guardas? --Con justicia, prudencia, fortaleza y templanza [82]. 80. Cantaba el Amado, diciendo que poco sabía el Amigo de amor si se avergonzaba de alabar a su Amado, y si temía honrarle en aquel lugar en donde es más deshonrado; y poco sabe amar quien se enfada de tribulaciones, y quien desconfía de su Amado, y quien no hace concordancia de amor y esperanza [83]. 81. EnV'ió el Amigo sus 'cartas a su Amado, en que le decía si había otro amante que le ayudase a llevar y a sufrir los grandes afanes que padece por su amor. Y el Amado respondió a su A.migo que no había en él con qué le pudiese hacer injuria ni falta [84]. 82. Al AmadO preguntaron por el amor de su Amigo. y respondió que el 3m()r de su Amigo es una mezcla de gozo y tribulación, de temor y confianza. 83. All Amigo preguntaron por el amor de su Amado. Respondió que el amor de su Amado es influencia de infinita bondad, eternidad, poder, sabiduría, caridad y perfección, la que influye el Amado a su Amigo [85]. 84. --Dime, fatuo pO!" amor: ¿ qué cosa es maravilla 7Respondió que amar más las cosas ausentes que las presentes, y amar más las cosas visibles corruptibles que las visibles e incorruptibles [86]. 85. Buscando el Amigo a su Amado, encontró a un hombre que moría sin all10r y dijo: ' ¡Ah, qué daño tan grande es que los hombres, de cualquiera suerte que mueran, mueran si amor! Por esto dijo el Amigo al moribundo: Dime, hombre, ¿por qué mueres sin amor? Respondió: 'Porque sin amor vivia [87]. ,. en plorant, en nenh,
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86. Preguntó el ,AiI1~go a. su Amado cuál era mayor; ¿o amor o a.mar? Respondió el Amado que en la criatura, amor era el árbol, y ama!' era su fruto, y los trabajos y fa· tigas son las hojas y las fIores. Pero que en Dios, amor y amar era.n una misma cosa, sin algún trabajo o pena [88J. 87. Estaba el Amigo lánguido y triste a causa de la superabundancia de pensamientos, y por esto envió a rogar a su Amado le remitiese algún libro en donde estuviesen escritas sus bellezas, para que le d'iese algún remedio. Remitió el Amado a su Amigo el libro, y se le doblaron sus enfermedades y trabajos [89]. 88. EnfelmÓ de amor el Amigo, y entró a visitarle un médico, quien aumentó sus dolencias y sus pensamientos, y el Amigo en aquella mi-s ma hora. sanó [90]. 89. El Amigo y el Amor salieron a recrearse hablando del Ama.do, quien se les hizo presente. Lloró el Amigo y qued6 en éxtasis, y el AmO!' se anonadó en el desmayo del Amigo. Hizo volver en si el Amado a su Amigo, haciéndole memoria de sus bellezas y facciones [91]. 90. Decía el Amigo al Amado que venía a su cOTaz6n por muchas sendas, y por muchas se le hacía presente a sus ojos, y que con muchos nombres le nombraba su habla. Mas que el amor con que le vivificaba y mortificaba no era más que uno solo [92]. 91. Enseñóse a. su Amigo el Amado vestido de vestiduras nuevas y encarnadas, y extendió sus brazos para que le ab~azase e inclinó su cabeza para que 21, besándole, le diese ósculo de paz, y está en alto para que le pueda ~mcon trar [93]. 92. Ausentóse el Ama.do de su Amigo, y buscaba el Amigo a su Amado con su memoria y entendimiento para poderle ama.r. Halló el Amigo a su Amado, y preguntóle adónde había estado. Respondióle que en la ausencia de su recuerdo y en la ignorancia de su inteligencia [94]. 93. Dime, insensato por amor: ¿ te avergüenzas de las gentes cuando te ven llorar por tu Amado? Respondió que vergüenza sin pecado es por falta de amor en quien no sabe amar [95]. 94. Sembró el Amado en el corazón del Amigo deseos, suspiros, virtudes y amores. RJegó el Amigo aquellas semillas con lágrimas y llantos. 95. y sembraba el Amado en el cuerpo del Amigo trabajos, tribulaciones y enfelmedades. Sanaba el Amigo a su cuerpo con esperanza, devoción, pacieneia y consuelo [96J. . 96. En llDa pomposa fiesta tuvo el Amado grande con· curso de muy honrados varones; hízoles espléndidos convi. • cper ~ que Ji do un besan.
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tes y dióles grandes dones. Vino en aquella corte el Amigo. ¿ Quién te ha llamado para que y preguntóle el Amado: vinieras a mi corte? Respondióle el Amigo: Necesidad y amor me han obligado a que viniese a ver tus bellas facciones 22, tu gracioso gesto, tus adornos y tu gloria [97]. 97. Preguntaron al Amigo de quién era. Respondióles que del Amor. ¿ De qué eres? De amor. ¿ Quién te engendró? Amor. ·¿.IDn dónde naciste? ·En amor. -¿ Quién te crió? Amor. ¿ -De qué vienes? De amor. -¿Cómo te llamas? ¿Amor. ¿De dónde vienes? De amor. ¿ Adónde vas? A amor. .¿ lE n dónde habitas? -En amor. Preguntáronle más: ¿ Tienes otra cosa más que amor? Respondió: Sí, injurias, culpas y pecados contra mi Amado. ¿,ER tu Amado hay perdón? Dijo el Amigo que en BU Amado había misericordia y justicia, y, por esto, su hospicio era entre temor y esperanza, porque la misericordia le obligaba a esperar, y la justicia, a temer [98]. 98. Ausentóse de su Amigo el Amado. Buscóle el Amigo con sus pensamientos, y con lenguaje de amor preguntaba por él entre los hombres [99]. 99. Encontró el A:migo a su Amado despreciado entre las gentes, y díjole que grande agravio se hacía a sus honores. Respondióle el Amado que padecía agravios por faltarle siervos y amantes devotos. Lloró el Armigo, y se le aumentó su dolor; y el Amado le consolaba enseñándole sus 28 acatamientos, su semblante y magnificencia [100]. 100. La luz del aposento del Amado vino a iluminar el aposento del Amigo para expeler las tinieblas y llenarle de placeres, desfallecimientos y pensamientos de amor. Y el Amigo echó fuera de su aposento todas las cosas paTa que descansase en él su Amado [101]. 101. Preguntaron al Amigo qué empresa llevaba en su estandarte el Amado. Respondió el Amdgo que de un hombre muerto. Dijéronle por qué llevaba tal empresa. Respondió: ,Porque él fué hombre muerto" y crucificado por amor, para que los que se glorían de amantes le sigan [102]. 102. Vino el Amado a hospedarse en casa de su Amigo, y el mayOTdom'O le pidió la paga del hospedaje; mas díjole el Amigo que su Amado debía ser acogido graciosamente y 25 aun con donativo, porque mucho tiempo ha que el Amado pagó el precio de todos los hombres [103]. 103. Juntáronse la !Memoria y la Voluntad, y subieron •
., .tes fay.;ons e tots capteniments., dice simplemente el texto catalán . .. El autor escribe solamente eSOS capteniments. '" .fo home mort cructficat, e per ~o que aqllells qui.s guaben que 56n sos amadors, segue6quen son esc1au» " El onginal calla rry aun .. hom br~ •. • •
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en la montaña del Amado, para que el Entendimiento se exaltase y el amor del Anúgo se duplicase en amar a su Amado [104]. 104. Cada día, los suspiros y los llantos son mensa3ero~ entre el Amigo y el Amado, para que haya entre los dos consuelo y compañía, amistad y benevolencia [105]. 105. Deseaba el Amigo a su Amado viéndose 2. lejos de él, y remitióle sus pensamientos paora que le trajesen la bienaventuranza de su Amado, en la cual! por largo tiempo le había entretenido [106]. 106. El Amado dió a su Amigo el don de lágrimas, sus· piros, penas, pensamientos y dolores, con cuyo beneficio servía el Amigo a su Amado [107]. 107. Rogaba el Amigo a su Amado le diese libertad, paz y honra en este mundo; y el AlIDado enseñó sus bellezas a la memoria y al entendinúento del Amigo, y dióse por objeto a su voluntad [108]. 108. Preguntaron al Amigo en qué consistía el honor. Respondió que en entender y amar a su Amado. Preguntál'onle en qué estaba el deshonor. Y respondió que en olvidar y no amar a su A,¡mado [109]. 109. . Amado mío: el Amor me atormentaba, hasta que le dije que tú estabas presente en mis tormentos; y entonces el Amor mitigó sus dolencias, y tú, ¡ oh Amado!, en premio, multiplicaste mi amor, quien me dobló los tormeutos [110). 110. El 2, Amigo en la senda del Amor encontró al amante que no hablaba; mas eon llantos, tribulaciones y macilento rostro acusaba y reñía al Amor. Este se excusaba con la lealtad, esperanza, sabiduría 28, devocióIl, paciencia, fortaleza, templanza y bienaventul'anza; y por esto l'eprendió al amante que se quejaba del amor, mientras que tan nobles dones le había dado [111]. ¡Oh, qué gran mal· 111. Cantaba el Amigo y decía: andanza es el amor! ¡Ah, qué grande bienaventuranza e!! amar a mí Amado, quien ama a sus amantes con amor infinito, eterno y en toda perfección cumplido! 112. Iba el Amigo /J. una tierra extraña, en donde pensaba encontrar a su Amado, y por el camino le embistieron dos leones. El Amigo temíó la muerte, pues deseaba vivir para servir a su Amado, y envió su recuerdo a su Amado, para que amor asistiese a su tránsito y con él pudiese mejor padecer la muerte. Mientras que el A!migo se acordaba de BU Arnado, vinieron con ma,n sedumbre los leones al Amigo, • a quien larrJeron las lágrimas de sus llorosos ojos y le besa. .. Igualmente pasa en silencIO «viéndose lejos de él» .. ~lás exacto .Encontré en la senda a un amante ..• ,. En el texto 'pnmltivo no leemos .sablduría.
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ron las manos y los pies; y el Amigo prosiguió en paz su camino en busca de su Amado. . 113. Andaba el Amigo por montes y llanos; y no podía encontrar puerta por donde pudiese salir de la cárcel del . amor, que largo tiempo le había tenido encarcelado el cuerpo, sus pensamientos, sus deseos y placeres. 114. Mientras que el Amigo iba así ansioso, encontró a un ermitaño que dOlmía cerca de una hermosa fuente. DespeIló el Amigo al ermitaño, a quien preguntó si soñando le había visto a su Amado. Respondióle éste que igualmente encarcelados estaban S'Us pensamientos en la \ cárcel del amor, velando y durmiendo. Mucho gustó al Amigo encontrar compañero en cárcel, y lloraron mucho los dos, porque no tenía el Amado muchos de estos amadOles [113]. 115. No ha¡y en el Amado cosa alguna en que el Alrnigo no tenga sus ansias y tribulaciones, ni tiene el Amigo en sí cosa alguna en que el Amado no tenga placer y señorío; y, por esto, el amor del Amado está en acción, y el 29 Amigo, por amor, está en dolores y pasión. 116. En un ramo cantaba un 3IVecilla, diciendo que daría un nuevo pensamiento 30 de amor a quien le diese dos. Dió el ave el nu(>Vo pensamiento al Amigo, y éste le dió dos al arve, para que le prolongase n ,:;us tormentos; y el Amigo sintió multipli<'ados sus dolores. 117. Encontráronse el Almado y el Amigo, y de su encuentro fueran testigos las salutaciones, abrazos y ósculos, las lágrimas y llantos. Preguntó el Amado al Amigo por su estado, y quedó confuso y turbado el Amigo en presencia de su amado. 118. Lucharon entre sí el Armi·go y el Amado, y pusiéronlos en paz sus amores, y fué cuestión cuál amor puso entre ellos mayor amistad. 119. Amaba el Amigo a todos los que temían a su Amado y temía a todos los que no le temían; y de aquí resultó esta duda: ¿cuál era mayor en el.AJmigo: amor o temor? 120. Creía el Amigo seguir a su A.mado, y pasaba por un camino en donde había un león muy fiero, que mata:ba a cuantos pasaban por allá perezosameDJte y sin devoción. 121. y decía el Amigo: :Al que no teme a mi Amado, le conviene que todo lo tema; y quien le teme, conviene que en todo tenga osadía y ardimiento. 122. IP reguntaron al Alrnigo qué cosa sea ocasión, y respondió que ocasión es placer en penitencia, entendimiento en conclencia, esperanza en paciencia, santidad en ablltinencia, consolación en reminiscencia, amor en diligencia, lealtad en '" Más correcto:« y el amor del Amigo en dolores y pasión .• .. «un novell pensament a amador qui li·n donas dos •. In Debe decir .para que le aligerase •.
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vergüenza, riqueza en pobreza, paz en o'b ediencia y guana en malevolencia [121]. 123. Iluminó el amor el nublado que media entre el Amigo y el AlIDado, e hízole aSÍ olaro y resplandecieIllte como la luna en la noche, como la autora en la alborada, como el sol en el día y como el entendimiento en la voluntad, y por aquella nube así resplandeciente y clara se hablaban el Amigo y el AlIDado [122]. 124. Preguntaron al AlIDigo cuáles eran las mayores tinieblas. Respondió que la ausencia de su Amado; y preguntado cuál era el resplandor mayor, dijo que la presencia de su Amado (123]. 125. La seña. del Almado aprende el Amigo quien por amor se halla en tribulaciones, suspiros, nantos, pensamientos :Y desprecios de las gentes [124]. 126. Escribía el Amigo estas palabras: "Alégrase mi Amado porque le envío mis pensamientos, y por él lloran y están en continuas lá.-grímas mis ojos y 32 siento langores, y sin él ni vivo, ni toco, ni veo, ni oigo, ni huelo [125]." 127. -f¡Oh entendimiento y voluntad! GríItad y despertad los perros grandes, que duermen olvidamdo a mi Ama.do. ¡Oh ojoe! Llorad. ¡Oh corazón! Suspira. ¡O!h memoriBl! Aicuérdate del deshonor grande que a mi Almado hacen aquellos a quienes él tanto ha honrado en este mundo (126]. 128. Aumentóse la enemistad que hay entre l'as gentes y mi Amado. Mas 83 no por eso deja mj Amado de prometerles dones y retribución; y con justicia y sabiduría amenarza 8. la memoría y voluntad de aquellos que desprecian sus promesas, y sus amenazas no estiman. Y de aquí es que su miseria y. su mal les viene por su culpa, y no por mi Amado [127]. 129. Aoeercá.base el Amado al Amigo para consolarle u; éste contentóse de las penas que padecia y de su llanto; y cuanto más el A'mado se le acercaba,
languores, ni vivo, ni siento, DI veo». . • Una traducción más fiel sería: .Y promete dones y galardones mI Amado y amenaza con justicia y sabiduría. Y la memorIa. y la voluntad menosprecIan sus amenazas y sus promesas», omItIendo «v .. . Amado• . • .. Ciñéndonos más al te.."to primitivo: «... para consolarle y confortarle en las penas que padecía y llanto que hacía .• • Según el onglnal, «multiplicaban sus enemigos •. •
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memoria, entendimiento y voluntad, para que el Amigo y el ; y la ouerda con que estos dos amoAtmado no se res se ataban era de pensamientos, suspiros, enfermedades y llantos [13OJ. 132. Recostado estaba el Amigo en el lecho del amor. Las sá.>banas eran de placeres; el cobel1tor, dtl enfermedades, y la almohada, de llantos. Y dudábase si la tela de fa almohada era de la tela de las sába:n8ls o de la tela del cobertor [131]. 133. Vestía er Amado a su Almi'g o con manteo, sotana y sasyo, y le !hacía jubón de a.mor 36, camisa de pensamientos, medias de tribulaciones y 'g uimalda de llantos y suspiros [132J. 134. Rogaba el Amado a su A migo que no le olvidase. El AI!Jj;jgo le decía que no rpodía olVIdarle, pues no podía ignorarle [133J . . 135. Deoía el Amado al Amigo que en aquel lugar donde más .se teme el alaJbarle, le alabase y defendiese. Respondia el Amigo que le abasteciese de amores. Respondió el Almado que por su amor se 'h abía encarnado y fué crucificado y muez.to [134J. _ 136. Decía el Amigo a su caro Almado que le enseñase medio de hacerle oonocer, amar y alabar a las gentes. Llenó el A,mado de devoción, paciencia, caridad, tri,b ulaciones, pensamientos, suspiros y llantos al Amigo; y vino en su coraron osadía para ala:barle, y en su boca alabanzas de su Almado, y en su 'Voluntad desprecio de la murmuración de las gentes que juzgan falsamente [135]. 137. ,E l .Amigo, gritando a las ,g entes, decía: Quien . verdaderamente se acuerda de mi Amado, en las circunstan,cias de su recuerdo, ollVida todas las cosas; y quien todo lo o}vida para acordarse de mi Amado, de todo le defiende mi Amado y le da parte de todo [136]. 138. \Preguntaron al A¡migo de dónde nacía el a.mor, de qué virvía y por qué moría. Respondió el Amigo que amor nacia de recuerdo, 'Vivía de inteligencia y moría por olvido [137J. 139. Olvidó el Atmi'g o todo
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no 38 ayudarle su Amado y a n() haberle enseñado sus noblezas y sign,i ficado su ·v oluntad [139]. 141. Deseaba er Almigo paAAr al último fin, por el cual amaba a su AIIDado, y los otros fines impedían su tránsito; y, por esto, los dilatados deseos y pensamiellltos dábanle tristeza y pena [140]. í42. IEl Arrnjgo se consolaba y a.legraba en las noblezas de su A lID ado. Mas 39 a poco rato se acordó del desorden de este mundo, y sus ojos se llenaron de por la redundancia de su dolor y ,t risteza [l41J. Adolecía el Almiogo a causa de la sobreabundancia de pensamientos y deseos. Y le fué propuesta esta cuestión: ¿ qué sentía más vivamente, los placeres o los tormentos? ]142[. 143. El Amigo era mensajero del AlIDada para con príncipes cristia!Ilos e infieles, a fin de enseñarles el arte y sus principios, para que pudiesen conooer y amar las dignidades de su Almado. 144. Si ves a un amante adornado con ricos vestidos, honrado por vanagloria y gordo por carner, beber 40 y dor. mir, .sepas que ves en él condena.ción y tormentos. Pero"si ves a lID amante con pobres vestidos, despreciado de las tes, pálido el semblante y macilento a. causa de los ayunos y Vigilias, sepas que ves en él salvación y eterna bendición. 145. Lamentóse el Allldgo, y quej6se su corazón del ardor de su amor, y pensó morirse 41. Oompadecióse de ello el Amado, y pidióle el Amigo coruruelo de paciencia, esperanza y tribulación. 1~. Considerando 42 el AlIDigo el tiempo pasado, lloraba por lo que lh8.'bía perdido, sin que nadie le pudiese consolar, porque sus pérdidas eran il'l"ecuper..,bles [147]. 147. Crió Dios la noche pan que el Atmigo velara y pensara en l>i1S nobleztas de su Amado, y pensaba el Amigo que la hubiese criado para que reposara.n y durntieran los que se fatigaron por amor [148J. 148. Escarnecían y :reprendian las gentes al Amigo porque andaba. como fatuo por amor. El AIIDj'g o menospreciaba sus escarnios, y corregía a las gentes poo-que no amaban a su Armado [149]. 149. Deoía el Amigo: ,Vestido estoy de V'il sayal, mas el Amor viste mi corazón de agradables pensamientos, y mi cuerpo, de vestiduras de Danto, lágrimas y penas [150]. 150. Gmta:ba el Armado, diciendo: IEttlcaminé a mis • .si no 1\ ajud~ son amat a slgruficar ses nobilitats •. • El autor calla .Mas... tristeza •. ..
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loadores a que, alabasen J,Ilis y -los enemigos de mi honor les atol;wentaban, teniéndoles en grande desprecio. Y, por esto, yo eDlVié a mis ami-gos a que sientan y lloren mis aú'entas. Y sus lamentos y llantos nacieron de mi amor [151]. 151. Juraba el Amigo al Amado que por su amor amaba y padecía trabajos y penas, y por esto, rogábale que le . y se ' de sus penas 'Y trabajos. Juró el Amado que era naturaleza y propiedad de su amor el amar a todos los que le amaban y el apiadarse de todos los que padecian tn.bajos por su -amor. Alegróse el Amigo, y consolóse en la naturaleza y propiedad esencia~ de su Amado [152]. 152. Vedó el Amadp a su Amigo el hablar, y éste se consolaba en sola' la de su Atril,arlo [153]. 153. Tanto lloró y illamó el Ami'g o a su Ama.do, hasta que éste descendió , de las soberanas alturas de los cielos y vino a la tiel'l'a a "llorar, compadecerse y ,morir por amor, y para ,é nseñar a los hombres a amar y a conocer sus ho' noteS [154]. ' ' , 154. ' Que~'base el Ami'g o de los cristianos; porque no t t .;.." , el nombre de su Amado, Jesucristo, en el principio . sus -:-c,ertáS¡ paTa que por lo menos le hagan aquella honra que ''hacen los sarracenos a ,Mamoma &3, hombre falaz y pecador, cuyo nompre ponen en el principio de sus cartas paTa ihonr-arle [155]. 'i55. IED.contró el A¡migo a un escudero maci,lento, descolorido y ~: cual iba perisa,ti'Vo. Saludó és~e al Amigo; que DiOs le enca.minase al en' CUClltro de su Amado. Pz~IJDtóle el Amigo en qué le había conocido. El escudero le ' que ' unos secretos de amor revelan los otI os, y que por esto 1lllOS amantes conocen a :lJos oU\)8 [~56]. , 156. iles nobleMs, loS honores y las buenas obras del Amado son ' tesoro 'Y riquezas del .Almigo; y el tesoro del A¡mado' son las pensamientos y deseos, los tormentos, los llantos y ' las' :lágrimas que sufre el Amigo por honrar y amar a su Alrnmo [157]. ' 157. Un· 3 numeroso ejército y una 'grande multitud de
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,- o:Gran~ hosts e grall6 companyes se s on ajustades d'espirits d'amors .... La expresión spirits d'amor, aunque sea dicha en el sen. tido 'd, enamcra,dos amigos de Dw.s, nos recuerda la de spirito o spiriti d'amore o am%so, que abunda en las composicione~ poéticas áe la Vit~ Nucrva de Dante. Un ejemplo:
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"
E tanto dura (il , desio ~ talora in costumi che fa svegliar Lo sPirito ·c:t'amorc. ,
(V(ta NU01J4, cap, 20 , )
Cf. M. DE MOlUOLIU, Ramon Llnll trovador, en Estudis Ullive'ysi-taris Cata/ans, XXI (I936), 36<)-370, nota 2 ,
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amantes expertos se han juntado, los cuales llevan bandera de amar, en donde está. la imagen y divisa de su Amado, y no quieren que en su compañía vaya hombre alguno que no tenga amor, para que su Amado no reciba de ello deshonor [158]. 158. Los hombres que demuestran ser locos por amontonar dinero, mueven al Ami'g o a ser loco por amor; y el rubor que el Amigo tiene de andar como loco, entre las gestes, le da modo como;ea amado y apreciado de las gentes. y por esto es cuestion cuál de los dos motivos es mayor ocasión de amor [159]. 159. El Amor entristeció al Amigo por exceso de pensamientos; cantó el Amado, y alegróse el Amigo habiéndole oído. Y fué cuestión cuál de estas dos cosas fué mayor ocasión de multipli,car el amor en el ami'g o [160]. 160. iEn los secretos del Amigo revelados los sedel AlIDado están revecretos del Armado, y en los lados los secl~OS del Amigo. y es cuestión ouál de estos dos es mayor ocasión de revelación [161]. 161. Preguntaron al fatuo por cuál señ3i1 era conocido su Amado. Respondió que por misericordia y piedad, que están esencialmpnte en la vol1IDtad sin mutación alguna (162] . 162. Por el particular a·mor que tenía el Almigo a su Armado a m3iba el Almigo el' bien común más que el pal'ticular, porque su Amado en general fuese conocido, loado y deseado por todo el mundo 44 [163]. 163. Amor y Desamor se encontraron en un vergel, en donde el Armigo y el Armado lloraban secreta.mente. Y Amor preguntó a Desamor a qué fin había venido allá. Respondióre que para desenamorar al Amigo y deshonrar al Amado. Mucho disgustó esto que dijo el Desamor al Ama.do y al Amago, y multiplicaron ambos el Amor para que venciera y destruyera a Desamor [164] .6 • . 164. Dime, fatuo por amor: ¿ en qué sientes mayor complaoencia: en amar O en aborrecer?-1R:espondió que en amar, porque abonecia para poder amar [165]. 165. --iDime, amador: ¿ en qué tienes más inteligencia: en entender verdad o falsedad? Respondió que en entender verdad; ma.s que entendia la falsedad, para poder entender mejor la verdad [166]. 166. Entendió el Armigo que él era amado de su Amado, y preguntólle si. su amor y 6U misericordia eran en él una misma cosa. Alfil'm.ó el Armado que en su esencia ~o tienen diferencia su amor y su misericordia. Y díjole, por esto, , .. crpor todo el mundo» es un añadIdo del traductor. • CorregImos la verslon cas-tellana, que dice «y multipl~caron ambos 6U amor para que el Amigo vencIera .....
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el Almigo que por qué su amor le atormentaba y por qué no ·le
Versíc u~o
tr l1 ncado en las edi -
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por lo cual discurrió que había de ser grande su prel'll¡io. Mientras que pensaba en esto, el A1migo se acordó que ya su Amado le ha!bía pagado, porque -le ;había enamorado de sus perfecciones y porque por su amor le había dado penas. 175. Limpiaba el Armi'g o su rostro y sus ojos de las lágrimas que por amor derramaba, a fin de no descubrir las penas que le comunicaba su Amado, quien dijo al Amigo por qué ocultaba a los demás amantes las señales de amor, pues se las 'h abía dado para que les enamor3l5e a honrar sus valores. 176. Dime, hombre, que por amor andas como fatuo: ¿'h asta cuándo serás cautivo y sujeto a llorar y padecer trnbajos y penas?-¡Respondió: Hasta que el Amado hará de mi alma y mi cuerpo separación. 177. . Dime, insensato por amor: ¿ tienes dinero? Respondió: Tengo a mi Amado. ¿ Tienes villas 48, castillos o ciudades, reinos, condados, baronías ni dignidades? Respondió: Tengo amores, pensamientos, deseos, llantos, trabajos y enfemledades por mi Amado, que son mejores que imperios ni reinos. 178. Preguntaron al .A!IÍtigo en qué conocía la sentencia de su Amado. Respondió que en la igualdad de los placeres y trabajos que su Amado juzgaba a sus amantes. 179. -Dime, fatuo: ¿quién sabe más de amor: el que tiene placeres o el que tiene trabajos y penas? Respondió que por el uno sin el otro no se puede tener conocimiento de amor. 180. Preguntaron al Amigo por qué no se defendía de las faltas y falsos crímenes de que le acusaban las gentes. Respondió que porque había de defender a su Amado, a quien las gentes blasfemaban falsamente; y porque el hombre, en quien ¡puede caber error o engaño, no es casi digno de aJguna excusa. 181. Dime, fatuo: ¿ por qué defiendes al Amor, cuando maltrata y atormenta tu cuerpo y aflige tu alma? Respondió:' Porque me aumenta el mérito y la gloria. 182. Lamentábase el Amigo y quejábase a su Amado, porque mandaba que el Amor le atormentase con tanta fuerza. Excusábase el Amado aumentándole pensamientos, trabajos, peligros, lágrimas y llantos. . 183. DIme, fatuo: ¿ por qué excusas a los culpables?Respondió: Para no ser semejante a los que acusan a los inocentes a los culpables. 184. Elevó el Amado el entendimiento del Amigo a entender a sus alturas,. para que el entendimiento inclinase la memoria a memorar sus propios defectos, y la voluntad los ... Has Viles, ni castells, ni cmtats, comdats, ni dugats 7. •
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aborreciese y subiese a amar las perlecciones del Amado. 185. Cantaba el Amigo cánticos de su Amado, diciendo que era tanta la voluntad que le tenía, que todo cuanto por la voluntad de su Amado aborrecía, le daba mayor placer y gloria que todas las cosas que amaba sin el amor de su Amado. 186. Iba el Amigo por una gran dudad, y preguntaba si encontraria algún hombre con quien pudiese hablar a todo su gusto de su Armado. Enseñáronle un hombre pobre que lloraba por amor y buscaba compañero con quien pudiese hablar de amor. 187. Pensativo estaba y entretenido consigo mismo el Amigo, discurriendo cómo sus trabajos y penas podían tener principios en la gra.ndeza. de su Armádo, que tiene. en sí tanta g;lo.ria; y"9 acordóse del sol, quien, aunque esté tan alto, se infunde todo aquí abajo a los ojos débiles. 188. Los pensamientos del Amado estaban entre el olvido de sus tormentos y el recuerdo de sus placeres; porque los placeres que logra del Amor le hacen olvidar la fatiga de los trabajos, y los tormentos que por amor padece le hacen recordar la felicidad que logr.a , por amor. , 189. Preguntaron al Amigo si era posible que su Amado olvidase el a.marle. Respondió que 'no, mientras que su memuda se acordase de él y su entendimiento entendiese las noblezas de su Amado. 190. Dime, fatuo: ¿de qué se hace la mayor comparación y similitud? Respondió que de Amigo y de Amado. Preguntáronle la razón de esto, y dijo que a causa del amor que habia entre los dos. . ¡91. ,Pregu:p.taron al Amado si por ningún tiempo había usado de piedad. Respondió: A no haberla usado, no habria enamoorado al Amjgo de mi amor, ni le h¡¡,bria atormentado con suspiros, llantos, trabajos y enfamedades. 192. Paseábase el Amigo pOF un dilatado bosque, ' buscando .a su Amado, y encontró a la verdad ya la falsedad, que disputaban de su Amado, porque la .verdad le alababa y la falsedad le blasfemaba; por lo cual el Amigo llamó al Amor que ayud~ a la verdad contra eo la falsedad. 193. Vino la tentación al Amigo para ausentarle a BU , ' Amado, a fin que la memol'Í'a se despertase y recobrase la presencia de su Amado, acordándose de él con más viveza . que antes, y a fui que el entendimiento quedase más sublime en entende!" y lá voluntad en amar a su Amado. 194. Olvidó un día el Amigo a su Amado, y en el otro día se acordó de ha berle olvidado. En este día, que se acordó el Amigo que había olvidado a su Amado, estuvo el Amigo • Sobra 'y ... débiles •. .. Ig ualmente sobra .contra la falsedad )) .
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en tristeza y dolor, y en gloria y alegría por 51 la tristeza que tuvo del olvido y consuelo del recuerdo. 195. Tan vivamente deseaba el Amigo las alabanzas y honras de su Amado, que dudaba si se acordaba bastantemente de ellas; y tan viva.mente aborrecía sus deshonras y blasfemias ' 2, que dudaba si las aborrecía bastantemente, por lo que -estaba el Amigo turbado por su Amado entre amor y temor. 196. Moría el A migo a causa de los placeres y vivía a causa de las penas. Los placeres y penas se unían y ajustábanse en ser llDa eosa misma en su voluntad, por lo que a un mismo tiempo vivía y moría el Amigo. 197. Deseaba el Amigo olvidar e ignorar a su AmadCJ, sólo por el espacio de una hora, para ver si tendría algún alivio en sus penas; mas 5S pensó que le seria mayor pasión el olvido y la ignorancia que de su Amado tendrla, por lo que tuvo paciencia en sus penas y elevó por amor a su entendimiento, memoria y voluntad en la contemplación de su Amado. 198. Tanto amaba el Amigo a su Amado, que creía cuanto él le decía; y tanto deseaba el entenderle, que cuanto oía decir de él deseaba entender por t"azones necesarias. Y, por esto, el amor del Amigo se hallaba entre C'l'eencia e . inteligencia, fe y ciencia 5<. 199. Preguntaron al Amigo cuál cosa tenía más lejos de su corazón. Respondió que desamor. Pll'eguntáronle por la xazón, y dijo que porque lo que tenia más cerca de su corazón era amor, que es contrario a desamor. 200. Dime, fatuo: ¿ tienes codicia ~ Respondió: Sí, toda hora que olvido la liberalidad y riquezas de mi Amado. 201. Dime, amador: ¿tienes riquezas? Respondió: --iSí, tengo amor. ¿Tienes pobreza? Sí, tengo amor.- Fué preguntado: ¿'Por qué? Y respondió: Porque el amor no es ma.yor y porque no enamora a muchos amadores a honrar los honores dignos de mi Amado. 202. Dime, Amigo: ¿ en dónde está tu poder? Respondió: En el poder de mi Ama.do. ,¿ Con qué te esfuerzas contra tus enemigos? --Con las fuerzas de mi Amado. -.¿ Con qué te consuelas? Y respondió: --Con 10i tesoros eternos de mi Amado. 203. -Dime, fatuo por amor: ¿ a quién amas más: a la misericoTdia o a la justicia de tu Amado? Respondió que ., Texto catalán: « ... per ublidament e per me mbrans;a » .. des desonors de son amah, leemos simplemente en el autor. • Más exacto: «Mas, porque le sería pasión el olvido y la ¡gna-rancia, tuvo paciencia y elevó ·s u e nte ndimlento y su memona a la contemplación de su Amado .• .. Las pe.!abras .fe y C1encia. son una amplificaci6n.
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tanto le convenía amar y temer a la justicia, que ninguna mayoridad de valor había de tener en su voluntad en amar a cosa más que la justicia de su Amado. 204. Combatían entre sí las culpas y los méritos en la voluntad y conciencia del Amigo, y justi~ia y reminiscencia multiplicábanle la conciencia; pero' la misericordia y la esperanza mutiplicaban el perdón 55 en la voluntad del Amado, y por esto los méritos vencieron a las culpas en la penitencia del Amigo. 205. Afil'lnaba el Amigo que en su Amado se hallaba toda perfección, y negaba que hubiese en él defecto alguno; y por esto fué cuestión cuál era mayor: la afiunación o la negaclOn. 206. Eclipse hubo en el cielo y tinieblas en la tierra, y por esto el Amigo se acordó que la culpa había apartado por mucho tiempo a su Amado de su querer, por cuya ausencia las tinieblas habían desterrado de su entendimiento la luz, con la cual se representa el Amado a sus amadores. 207. Vino Amor en el Amigo, a quien éste preguntó qué quería. Y díjole el Amor que había venido en él para que le educase y acostumbrase, de suerte que por él pudiese en la muerte vencer a sus mortales enemigos. 208. Enfermaba el Amor porque el Amigo había olvidado a su Amado, y enfermó el Amigo porque, por sobras del mucho memorar, le dió el Amado trabajos, ansias y languores. 209. Encontró el Amigo a un hombre que moria sin amor; lloró el .A¡migo el deshonor que su Amado recibía en la muerte de aquel hombre, y preguntóle el Amigo por qué moria sin amor. Respondió que porque no había tenido quien le diese conocimiento del amor, ni quien le hubiese instruído a ser amador. Por lo que el Amigo, suspirando y llorando, dijo: ¡Oh Devoción! ¿Ouándo seréis mayor, para que la culpa sea menor y que mi Amado tenga muchos y fervorosos loadores, quienes no reparen en alabar, honrar y servir a sus honores? 210. Probó el Amigo si el Amor podía conservarse en su corazón sin memorar a su Amado; y cesaron el corazón de pensar y los ojos de llorar, y aniquilóse el Amor y quedó el Amigo desamparado del Amor; y preguntó a las gentes si habían visto al Amor 0;;0 en dónde podría encontrarle. 211. Amor y amar y Amigo y Amado se convienen tan fuertemente en mi Amado, que son una actualidad en esencia; y Amigo y Amado son cosas distintas, concordantes sin
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contrariedad alguna ni diversidad de esencia, y, por esto, Amado es amable sobre todos los amores. 212. Dime, insensato de amor: ¿ por qué tienes tan grande amor? Respondió: Porque largo y peligroso es el viaje en que voy buscando a mi ·A mado, y conviene que con fe grande le busque y que vaya con. diligencia; y, sin. un grande amor, no podría yo cumplir en todas estas cosas. 213. Vela.ba, ayunaba, hacía limosnas, llora:ba e i'b a por ~ierras extrañas el A1migo para mover la voluntad a su Amado a enamorar a sus súbditos, para que honraran sus honores; pero consideró el Amigo que no es de la naturaleza del agua el calentar ni subir arriba, si no es primero calentada; y, por esto, rogó al Amado se dignase de calentar primero con Amor SUS peregrinaciones, limosnas y vigilias, para que pudiese cumplir sus deseos. 214. En,57 Amigo vió a un peregrino que cantaba y decía: Si no basta el amor del Almi·go· a mover su Amado a piedad y 'poI'dón, ya basta el amor del Amado para dar a sus criaturas gracias y bendicipn. 215. IDime, fatuo por amor: ¿ por cuál cosa puedes ser más semejante a tu Amado? Respondió: Por entender y amar con todo mi poder las perfecciones y hermosura de mi Amado. • 216. fi-eguntaron al Amigo si su Amado tenia falta de alguna. cosa. Respondió que sí, de amadores y loadores para alabar sus valores. 217. El Amado hería el corazón de su Amigo con varas de amor, para obligarle a amar el árbol del cual coge las varas con que hiere a sus amadores. En cuyo árbol él padeció oprobios, tormentos y la muerte para restaurar el amor en los amadores, a quienes había perdido por 58 los engaños del enemigo del amor. . 218. IDncontró el Amigo a su Ama.do, y vióle muy noble, poderoso y digno de toda honra, y díjole que se admiraba mucho de las gentes que tan poco le amaba. n , conocían y honraban, siendo él tan digno. Respondió el Amado que él había cr·i ado al hombre para ser de él conocido, amado y honrado. Mas que en esto había quedado defraudado, porque de mil, sólo los ciento le temían y amaban; y que de los ciento, los noventa le temían po!" el castigo, y los diez por la gloria; y que apenas ninguno había que le amase por su bondad y nobleza. Oyendo esto el Amigo, derramó muchas lágrimas por el deshonor que se hacía a su Amado y díjole: - j Oh Amado! Tú que diste tanto al hombre y le honraste tanto, ¿ por qué el hombre te ha olvidado tanto? •
., En el textQ primitivo no leemos .EI... decía •. .. Cállase en el orig"naI «por . amor • .
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219. Alababa el Amigo a su Amado, diciéndole que su lugar era trascendente, porque está en donde no llega el lugar; y, por esto, cua.ndo preguntaron al Amigo en dónde estaba su Ama.do, respondió y dijo: Está, mas no sé en dónde; sabía, pero, que estaba en su reminiscencia. 220. 'Compró. el Amado con sus hORores a un hombre cautivo y sujeto a pensamientos, langores, suspiros y llantos, y preguntóle qué comia y qué bebía. Respondió que lo que él quería. Preguntóle más, qué vestía; y respondió que lo que él quería dar. Preguntóle qué quería. Respondióle que lo que él quisiese. Díjole el Amado: ¿Tienes voluntad alguna? Respondió que el siervo y cautivo no tiene otra voluntad que la de obedecer a su Señor y a su Amado. 221. Preguntó el Amado a su Amigo si tenía paciencia. R>espondió que todo le 'Venía a gusto, y que así no tenía en qué tuviese impaciencia; porque quien no tenia señorío en su voluntad, no podía ser impaciente. 222. El Amor se daba a quien él quería, y po!' cuanto no se daba a muchos hombres, y porque a los amadores no les hace fuertemente enamorar de su Amado, pues para ello tenía precepto y libertad 69, :por esto el Amigo se querellaba del Amor y le acusaba en presencia de su Amado. Mas el Amor le excusaba, diciendo que él no era contrario al libre albedrío, porque deseabasus amadores grande mérito y gloria. 223. Grande riña y discordia hubo entre el Amigo y el Amor, porque el Amigo se enfadaba de los trabajos que padecía por 'amor; y se disputó si era esto por falta del Amigo o del Amor. Comparecieron en el juicio del Amado, quien castigó al Amigo con enfeImedades y le premió con el colmo del amor. 224. Disputóse si el Amor era más cercano a los pensamientos o a la paciencia. Soltó el Amigo la cuestión diciendo que el Amor se engendraba en los pensamientos y se sustentaba en la paciencia. 225. Los vecinos de1 Amigo son las herll10suras y bellezas del Amado; y los vecinos del Amado son los pensamientos del Amigo y los trabajos y llantos que padece por su amor. ' , 226. Muy alto quiso subir la voluntad del Amigo para poder amar mucho a su Amado, y mandó al entendimiento que subiese con todo su poder. El entendimiento mandó a la memoria, y los tres subieron a contemplar al Amado en su~ honores. 227. Parlióse la voluntad del Amigo, y entregó se al • .pus n'avía libertah, dice sencillamente LluJl.
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Amado, quien encarceló la. voluntad en el Amigo para que por él fuese ama.do y servido. 228. Decia el Amigo: No piense el Amado que yo me haya pasado a amar a otro Amado, porque el Amor me tiene • unido todo en amar a un solo Amado. Respondió el Amado, No piense el Amigo mío que yo sea amado y diciendo: servido por él solo; ilIlDtes tengo muohos a.madores, por quíene soy a.mado más viva y dilatadamente que no por su amor. ¡Amable Amado! 229. Decía el Amigo a su Amado: Tú has 8ICOStmnbrado y criado mis ojos a ver y mis oídos a oí!' tus honores; y por esto acostumbra tú mi corazón a pensamientos, por quienes mis ojos se acostumbren al llanto y mi corazón a penas. Respondió el Amado que, sin tales costumbres y educación, no estaría su nombre escrito en el libro en el cual están escritos todos los que van a la bendición eterna, y del cual están tildados los nombres de los que van a la muerte de eterna maldición. 230. En el corazón del Amigo se congregaban 60 las nobles henuosuras del Amado y aumentaban los pensamientos y trabajos en el Amigo, quien del todo hubiera acabado y muerto si el Amado hubiese continuado en multiplicar más sus honores y sus atractivas cogitaciones 61 en los pensamientos de su Amigo. 231. Vino el Amado a hospeda.rse en ('.asa. del Amigo, quien le previno cama de pensamientos, y siTV'iéronle llantos y suspiros; y pagó el Amado al Amigo el hospedaje con recuerdos. 232. Mezclaba el Amor los placet es y los trabajos en los pensamientos del Amigo. Quejáronse de esta mezcla los placeres y acusaron 62 al Amor en el tribunal del Amado. Mandó el Amado que parasen, y acabáronse y desvanecieron los placeres luego que el Amado los hubo separado de los tormentos que el Amor daba a sus amadores. 233. Las señas de los amores que hace el Amigo a su Amado en el principio son llantos; en el medio, tribulaciones, y, a la fin, dulce muerte; y por estas señas predica el Amigo a los amadores de su Amado. 234. Entregábase a la soledad el Amigo; y asociábanle en su corazón pensamientos; y en sus ojos, lágrimas y llantos; y en su cuerpo, aflicciones y ayunos; y en volviendo el Amigo a la compañía de las gentes, desamparábanle todas las cosas dichas y quedaba solo entre las gentes . .. Versículo truncado en las ediciones de Ovejero y AgUllar . ., En el texto pnmltivo faltan las palabras .y sus atractivas cogitacIOnes • . a
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235. Amor es un mar alborotado de olas y vientos sin puerto ni ribera. Perece el Amigo en el mar, y en su peligro perecen sus tormentos y nacen sus cumplimientos. 236. -IDime, fat'Uo: ¿qué es amor. : tUna • concordancia de teórica y ipráJctica. a UD fin al cual se mUeJVe el complemento de la voluntad del Amigo, para que obligue a 'l as geIlltes a que honren y sirvan a su Amado. Y es cuestión si el fin conviene más fuertemente con la voluntad del Amigo que desea estar con su Amado o as del que desea hacerle muchos amadores. . 237. .AH Amigo preguntalron quién era su Amado. Res, langwT, suspirar, pondió que aquel que hacía amar, llorar, ser escarnecido y, en fin, morir; y.' el que ihace la muerte más dulce que la vida, los esearnios más preciosos que la honra y los Uantas y .suspiros más deliciosos que la risa y la alegria [239]. 238. tAU Amado 6 ' 'Preguntaron quién era su AlTDi,go. Respondió que ®quel que, ipOr honrar y alabar sus honores, no dudaba el padecer cualquier tmbajo; y el que para vivir con su Amado muere en sí mismo; y el que a todos dice y aconseja que vendan cuanto poseen y lo renuncien todo para comprar el amor de su Amado [240]. 239. -IDime, cautivo de amor 66: ¿ cuál carga es más pesada y más molesta, o padecer trabajos por a:mar o padecerlos por desamor? -Respondió que lo preguntasen a los que ha:cen penitencia por amor de su AITna:do y a. los que la hacen por temor a las penas del infierno [242]. 240. -Durmióse el Amigo y murióse el Amor, po!'que no tenía de qué "i;vir. Despert6se el Ami'go, y 'Volvió a vivir el Amor en los pensamientos que env·ió el Amigo a su Amado [243J. 241. Decia el Amigo que la ciencia infusa venía de voluntad, de devoción y de oración; y la adquirida venía de estudio y trabajo del entendimiento, y por eso, es cuestión: ¿ cuál ciencia es más presto en el Amigo y cuál le es más agradable yes más &'COmodada paTa amaJI' al Amado? [244]. 242. ~ime, insensato por amor 6,: ¿ de dónde has tú necesidades? Respondió: -.De pensamientos y deseos 68 con de suspiros y gemidos de mi Amado. ¡¿ Y de dónde ibas todo esto? --1De amor. ¡¿ Y de dónde has amor?
---Están de má~ las palabras.o amadores._ o. Igualmenle !>obran las palabras ey alegría» . .. Es má:. conforme decIr: .Preguntaron al Amado quién era su AmIgo, y respondIó que aquel que, para honrar y alabar bUS honores, no dudaba el padecer cualquier trabaJO, y que renunciaba a tod¡fs 1as cosas para obedecer sus mandamientos y sus conseJos .• ea .Dlgues, foil., léese sImplemente en el texto catalé.n ., ~DIgues, foil •• tan sólo leemos en el autor 113
--flDe.
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.mi Amado.
.¿ y de dónde has a tu Amado? --Oe sí
mismo solamente [245]. 243. --lDime, fatuo: ¿ quieres ser libre en todas cosas? Respondió: Sí, menos de mi Amado. ¿Y quieres ser caul.w-o ?----1llijo: Sí, de amor, suspiros y pensamientos, trabajos, peiigros, destierros y Uantos para servir a. mi Amado, J,>Or quien C9 dijo el AIm:i'g o son creadas todas las cosas para loar y conocer sus valores [246]. 244. Atormentaba el Amor al Amigo, por cuyo tormento lloraba y se lamentaba el Amigo. Llamábale su Amado, que se a-ceroase a él para cu.r arle; y cuanto más el Almigo se alCerC8/Da1 a su Amado, ta.nto más fuertemente le a.tormentaba el Amor, ipOrque sentía más amor, y 70 cuanto más de allnor y de illanto senrtía, ' tanto más amalba y más fuertemente el Amado con sus amores le ouraba de sus doJenciJ3.s [247). 245. Enfermo estaba el Amor, y el A·migo le curaba con paciencia, perseverancia, obediencia y esperanza. Convaleció el Aanor y enfermó el A(nügo; su Almado lo cUralba, dándole rem1nis'Cencia de sus 'Virtudes y honores [248). 246. ~offie, cautivo de amor 71: ¿ qué cosa es soledad? Respondió: Consuelo y compañía del Amigo y del Amado. t¿ Y qu~ cosa es consuelo y compañía ?-&spondió que soledad, estando en corazón del'.Amigo, que sólo se acuerda de su Amado [250). 247. Propúsose al Aanigo esta cuestión: ¿en dónde había mayor peligro: en padecer trabajos por amor o en gozar felicida«es. CoJWi!l10 el Almigo con su AlmadllS dolenCIas » Versículo trunrado en las edICIones de OveJero )' Agu¡}ar n .Digues, foil» . T' No se leen en el ongInal las sigUIentes palabras de la versI6n castellana' .y diJO el amor: En lugar alto habtto, sin desamparar el lugar bajo, de balde me ofre7CO a todos, y, .p or esto, quten no me reCIbe no tendrá excusa» •
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biera. muerto al Amigo a no tener éste memoria de su Amado [253]. 250. Dos pensamientos tenía el Amigo: con el uno pensaba todos los día$ en la esencia y virtudes de su Amado; y con el otro, en las obras de su AIIDado; de aquí nació la cuestión sobre cuál de estos pensamientos era más excelente y más del gusto del Aanado 13 [254]. 251 *. Murió el Amigo por fuerza de grande amO'l'. Enterróle el .Alrnado en su tierra, en la cua1 resucitó el Amigo. y por eso es cuestión de quién recibió malYOr mereed el Amjgo. • 252*. En la cárcel del Amado había malandanzas, peligros, dolencias, deShonores, e1ctrañezas, a fin de que su Amigo no fuese impedido de loar sus honores y de enamorar a los hombr~ Que 1'0 tienen en menosprecio. 253*. Un día estaba el Amigo en presencia de muchos hombles a quienes su Aanado honrado ,babía en demasía, pues que tanto lo deSlhonra:ban en sus pensamientos. Aquéllos menospreciaban a. su Amado y escarnecían a sus servidores. Lloró el Amigo, mesóse sus cabellos, golpeó su caTa y rompió sus vestidos. clamando a )i!l'itos: ¿ Cometióse, 311guna vez', ¡falta. tan grande como menospreciar a mi Amado? 254. Dime, fatuo: ¿ quieres morirte? Respondió: Sí; en los deleites de este mundo, y en 10s pensamientos de l'os ma,lditos que olvidan y UJltrajan a mi Amado, en, cuyos pensamientos no quiero entender ni ser partícipe, pues no Be halla en ellos mi Amado [258]. 255. Si tú. oautivo de amor 1+, dices la verdad, serás herido de las 'genJtes, escarnecido, reprendidO, atormentado y condenado a el .Aimigo: De esto se sigue que, si yo dijera sería a.mado, a.laJbado y servido y honrado de las gentes y 1~ defendido de los quemenosprecian a mi [259]. 256. lLoadores faslsos un día maldecían al AIIDigo en presencia. de su Amado, y el Ami·g o tenIa en ello paciencia, y el Amado, aabiduría, poder y justicia.. El Amigo estimó más ser maldecido y reprendido que ser amaxio 1G de los falsos maldicientes [260]. 257. Sembraba el Amado diferentes semillas en el corazón del Amigo, de donde nacía, vestia hojas, florecía y grana¡ba un solo fruto. Es ouestión de si de aquel fruto podTian nasoer diferentes semillas [261]. '" .del Amado y del Amigo., según el autor ,. .Si tu folt.. " «e defes deis amadors de mon amat. ; esto es: «Y apartado de lo~ amantes de mi Amado». " Es má~ exacto decir:.. que ser uno de los falsos maldicientes .•
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258. Sobre el Amor estaba el Amado en grande altura y debajo del Almor estaba el Amigo muy infimo. El Amor, que está en medio, hizo bajar el Almado al A.núgo y subir el Amigo al Amado; y de este ascenso y descenso vilve y toma principio el Amor, por quien enfe'l'llla el Amigo y es servido el Amado; y7T por este acto es libremente sano [262]. 259. A la derecha del Amor reside el Amado, y el Amigo a la izquierda; y, por esto, sin que el Amigo pase por el Amor, no puede llegar a su Amado [263]. 260. Delante del Amor está el Amado, detrás del Amado está el Amigo; y, por esto 18, el Amigo no puede pasar al Amor hasta haber pasado sus pensamientos y deseos por el Amado [264]. 261. De119 profundo abismo de la fuente de bondad y valor salieron dos semejantes en honor y valor; igualmente por eL .amor de los tres se inflaba el Amigo; y el Amor, con todo esto, no es más que uno, para demostrar que aunque sean tres Amados subsistentes, pero es uno solamente por esencia [266]. 262. Vistióse el' Aanado de la tela de que estaba vestido su Amigo, para que fuese su compañeJ.:o en la eterna gloria; y por esto el Amigo deseaba continuamente vestidos encarnados, porque la tela fuese más semejante a la vestidura de su Amado [267]. 263. Dime so, fatuo: ¿ qué hacía tu A mado antes de crear el mundo? Respondió: Mi Amado amaba, porque de diferentes propiedades eternales, personales e infinitas, en donde hay amante, amor y Amado [268]. 264. Lloraba el Amigo y estaba muy triste, porque veía a los infieles que, por ignorancia, perdían a su Amado; y se alegraba en la justicia de su Amado, que castigaba a los que le desconocían y le eran desobedientes. Y por esto se le propuso la cuestión sobre si era mayor su tristeza o su alegría, y si tenia ma.yor felicidad viendo honrar a su Amado, que desplacer y tristeza viendo que no le honraban [269].. 265. Miraba el Amigo a su Amado en la mayor diferencia y concordancia de virtudes, y en la mayor contrariedad Sobran las palabras .y... sano•. .. ce per a~o l'amlc no pot pervenir a amor, tro que ha passat sos pensaments e sos deslrers per l'amat» . .. • Fa l'amat a son arolc dos semblants a si mate ix amats en honraments e valor. E enamora's I'amlc de tots tres egu.alment, ja 's S la que I'amor sla una tant solaroent a slgnifican~a de la umtat una en tres amats essenclalment .• .. cDlgues, foUt Que faia ton amat ans que.1 m6n fas? :RespOs Convenia's a é6ser P«' dlverses proprietats eternals personals, inhmdes, on s6n amic e amat.. , ?1
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de virtudes y vicios 81, yen el ser y perfecci~n que convienen entre sí más fuertemente, sin defecto, que el no ser y la imperfección, que concuerdan con el defecto; y por esto dijo que concordancia con diferencia es perfección que conviene más con el ser sin defecto, que con defecto y no ser [270]. 266. Los secretos de su Amado veía el Amigo por la diversidad y concordancia, quienes le revelaban la pluralidad y unidad en su Amado, y por rezón de mayor conveniencia de esencia sin contrariedad [271]. 267. Dijeron al Amigo que si en la corrupción, que es cont!"aria al ser, en cuanto es contra generación, que es contraria al no ser, se hallasen eternamente corrompiente y corrompido, sería 82 imposible que la generación concordase con el ser y que fuese primem; y por estas palabms vió el Amigo en su Amado ger.eI'ación eterna [273]. 268. Si fuese falsedad aquello por lo cual el Atrnigo puede amar más a su Amado, sería verdad aquello por lo cual el Amigo no puede amar tanto a su Amado; y si esto fuese así, seguiríase defecto de mayoridad y de verdad en el Amado, y habría en él concordancia de falsedad y minoridad [275]. . 269. Alababa el Amigo a su Amado, diciendo que, si su Amado tiene mayor posibilidad en perfección y mayOT imposibilidad en imperfección, conviene que el Amado sea simple y pura actualidad en esencia y adoración 83. Mientras que el Amigo de esta suerte alababa a su Amado, le era revelada la Santísima Trinidad de su Amado [276]. 270. El Amigo veía mayor concordancia en el número uno y treS que en otro nÚmero; y esto porque toda forma cocporal pasaba del no ser al ser por el sobredicho número; y, por esto, el Amigo miraba a la Unidad trina. y a la Trinidad una de su Amado, por la mayor concordancia del sobredicho número [277]. 271. El Amigo alababa el poder y la sabiduría, la voluntad de su Amado, que todo lo habían creado, menos la culpa, la cual no seríll sin. 8 4 el poder y la sabiduría de su Amado; mas ni su poder, ni su sabiduría, ni su voluntad son ocasión de la culpa [278]. 272. Alababa y amaba el Amigo a su Amado, porque le •
.. ce en ésser perfeccIó, qui.s covenen pus fortment sens defalhment e no ésser, que ab defalhment e ab no esser.. Il> . . . . ImpOSible cosa sería que el no ser y el fm conVIniesen en la corrupción y el corrompido. Y, por estas palabras. " traduCido dIrectamente del texto catalán • «operación» y no «adoraCión» . .. asens lo poder, e·l baber, e·1 voler de son amat, al qual peccat no .s6n occasió lo poder, 01,\ saber, 01·1 voler de son amat»
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había creado y dado cuanto tenía. Alabábale y amábale, porque quiso tomar su semejanza y naturaleza.; y de aquí conviene se haga la cuestión; ¿,cuál alabanza y amor debe tener mayor perfección? [279]. 273. El Amor tentó al Amigo de sabiduría, y propúsole esta cuestión; si 85 el Amado le amaba más en haber tomado su naturaleza o en haberle creado. Amigo quedó perplejo, hasta que respondió que la creación tiene mira hacia aparta!' la infelicidad, y la encarnación, a procurar la felicidad [280]. 274. Iba el Amigo pidiendo limosna de puerta en puerta, para hacer memoria del amor de su Amado a sus siervos. y 8. como en un día no le diesen limosna alguna, le fué preguntado si le sabía mal. Respondió que no, porque humildad, pobreza y paciencia eran cosas agradables a su Amado [281]. 275. Al Amigo pidieron perdón por amor de su Amado, y el Amigo no sólo les perdonó, antes les dió a sí mismo y sus bienes (282). 276. Con 87 suspiros refería el Amigo la pasión y dolor que su Amado sufrió por su amor, y con tristeza y lágrimas escl'ibía las palabras que decía su Amado muríendo; y pensando en su resurrección triunfante, se consolaba [2'8 3]. 277*. El Amado y el Amor vinieron a ver el Amigo que dO!"mía. El Amado llamó a su Amigo, y despertóle el Amor. Y el Amigo obeaeció al Amor y respondió a su Amado. 278. El ~8 Amado educaba al Amigo en amar. El Amor le enseñaba a tener pacienoia; la misericordia, a esperar; la justicia, a temer, y la fe, a: creer; y siendo ya de mayor edad, todas le ,i nstruían y enseñaban a amar [284]. 279. Preguntó el Amado a las gentes si habian visto a su Amigo, y ellos preguntáronle por las cualidades de su Amigo. Respondióles el Amado diciendo que su Amigo era osado y temeroso, rico y pobre, alegre y triste, tranquilo 89 y pensativo; y añadió que de continuo enfel'maba de amor [285]. '" Corríjase diciendo: osi el Amado le amaba más en tomar su naturale/a o en reCrearlo. El Amigo qued6 perplejO hasta que re'pon<.h6 que la recreacl6n miraba a aparta. la IDfehcldad, y la encarnacl6n a procurar la fehcldEld •. .. Según el texto pnmltivo' •.. y para qtle usara de humildad, pobrezo, paCienCia, que son cosas agradables a su Amado .•
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280. Preguntaron al Amigo si quería vender su deseo, quien respondió que ya lo tenia vendido a su Amado por tal moneda, cuyo valor basta para comprar el mundo todo [286]. 281 *. . \Predica, loco, diciendo palabras de tu Amado. Llora y ayuna. Renunció al mundo el Amigo y fuése a buscar a su Amado con a;mor, y loábalo en aquellos lugares en donde era deshonrado. 282. Edificaba PO el Amigo una hermosa ciudad para que la habitase su Amado: los muros eran de fortaleza; los cimientos, de humildad; la mesa, de templanza; la cama, de castidad; las torres, de magnificencia; las puertas, de fe, esperanza y caridad; las calles, de piedad; los centinelas, de justicia; el idioma que en ella hablaban todos era de amor, para que todas estas cosas pasase el Amado [289]. 283. El 91 Amigo bebía amor en la fuente del Amado, y se embriagó de amor. Preguntó la causa a otro amador, y le lespondió que aquélla es la lfuenJte donde nos lalVa el Amado de las manchas de la culpa [290]. 284.. Dime 92, embriagado de a.mor: ¿qué cosa es pecado? Respondió: Es inordenación contra ordenación de mi Amado; es desviarse de mi Amado; es por defecto de ordenación; es pl1ivación del bien y es contra el fin por el cual fué creado-todo el mundo [291]. 285. Vela 9S el Amigo que la eternidad se conviene mejor con su Amado, que es esencia infinita en grandeza y en toda pel'fe'Cción, que no con el mundo, que tiene cuantidad, entidad y acción finida y ltelminada; Y. por esto, en la justicia de su Amado veía el Amigo que el mundo era nuevo y que da eternidad de su Amado conviene ser antes del tiempo .. Según el original: .EI Amigo levantaba y construía una bella CIUdad, en donde habitara su Amado. Con amor, pensamientos, lamentos , llantos y lang uores la construía; y con placeres, es peranza, devoci6n, la adornaba; y con fe, justiCia, prudenCia, fortaleza y tem¡lanza la guarnecía .• Dígase más bien: .EI Amigo bebia amor en la fuente de 6U Amado en la cual el Amado lav6 los pies a s u Amigo, que muchas veces ha olVidado y me~ospreciado sus honores, y, por esto, el mundo está en culpa.» oc TraduccI6n directa del texto catalán: «-Dime, loco: ¿ qué es pecado ?-Responth6: -Es intencl6n torcida y enderezada contra la mtencI6n final y raz6n por que mi Amado ha creado todas las cosas» • H ay que rectificar el versículo, diciendo' • Veía el Amigo que el mundo es creado, puesto que la eternidad concuerda mejor con su Amado, el cual es e sencia mfinita en grandeza en toda perfeccl6n, que con el mundo, el cual tiene ca.n tlda finita. Y por esto, en la justiCIa de 6U Amado veía el Amigo que la eternidad de 6U Amado convIene que prevalezca sobre el tIempo y la cuantIdad
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finita.,
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y de .l a ~ua.ntida.d definida, para que se conociese su inménsidad ser ma.yor que la caJpaocidad del mundo [293]. 286. Defendía el Amigo a su Amado contra los que decían que el mundo era eterno, y dijo que a la justicia de BU Amado, que es infinita en bondad y perfección, conviene que restituya a cada alma racional su propio cuerpo, a quien no bastaria materia ni lugar ordinal, si el mundo fuera eterno, ni el mundo fuera ordenado a un fin sóoo, sin el cual fin faltaría a su Amado petiección de voluntad y sabiduría [294]. 287. -Dime, fatuo: ¿en qué conoces que la fe católica sea verdadera y que la creencia de los judíos y moros sea falsa y errónea? Rlespondió que en las diez condiciones del Libro deZ gentiL y de Zos tres sabios [295].
288. Dime, fatuo: ¿en qué tiene principio la sabiduría? Respondió: En fe y devoción, que son la escalera por donde sube el entendimiento a entender los secretos de mi Amado. Mas le preguntaron:. Fe y devoción, ¿ de dón: de tienen principio? Respondió: De mi Amado, quien ilumina la fe y !Calienta la devoci6n [296]. 289. Preguntarán al Amigo qué cosa era mayor: o posibilidad o imposibilidad. Respondió 96 que en su Amado la imposibilidad era mayor, y en la criatura la posibilidad; pues que posibilidad y potencia concuerdan, como también imposibilidad con actualidad [297]. 290. Dime, fatuo: ¿ qué cosa es mayor: la diferencia o la concordancia? Respondió que, menos en su Amado, la diferencia era mayor en pluralidad y la concordancia en unidad; mas en su Amado eran iguales en pluralidad 9~ y unidad [298]. \ 291. . Dime, amador: ¿ qué cosa es valor? Respondió: Lo contrario al valor de este mundo, que es apetecido de los amadores falsos y vanagloriosos, que quieren valer teniendo desvalor, para ser ¡;erseguidores de valor, más 98 que para seguir a aquel que a todo otro valor excede [299]. 292*. Dime, neeio: ¿lVÍste alguna vez un hombre fa.t uo ?--ffiJespondió que téI! había vísto a 'Un Obispo que tenía en su mesa muchos vasos y mu'C'hos pla.tos y cu
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banidad? 97 Dijo que temor de mi Amado, procediendo de caridad y vergiienza, que teme el mal hablar de las gentes. --,,¿y98 qué es honor?' Respondió: Pensar en mi Amado y desear y alabar sus honores [300]. 294*. Las penas y las tribulaciones que el Amigo padecía por amO'!' alteráronle el inclináronle a la impaciencia; y reprendióle el Amado con sus honores y con sus promesas, diciendo que poco sabía de amor, pu~s se ·t urbaba por malandanzas y por bienandanzas. Tuvo el Amigo contrición y llantos y rogó a su Amado que le devolviera amores. 295. . Fatuo: ¿ qué cosa es amor? Respondió que amor es aquella cosa que pone en servidumbre a 109 libres y da libertad a los siervos; y de aquí se origina la cuestión sobre si él amor es más cercano a servidumbre, o si a libertad [302]. 296. Llamaba el Amado' a su Amigo, quien le respondiÓ ¿ Qué es lo que te place, Amacon estas dulces palabras: do mío, ojo de mis ojos y pensamiento de mis pensamientos, cumplimiento de mis perfecciones, amor de mis amores y aun más principio de mis principios? [303]. 297. El Amigo decía al Amado: A ti voy, por ti voy y en ti voy; ¿ por qué me llamas?; a contemplar voy la contemplación de tu contemplación con la contemplación de tu contemplación. En tu virtud soy y con tu virtud vengo a tu virtud, de donde tomo virtud 99. Salúdote con salutación, que es mi salvación en tu salutación, de la cual aguardo salvación y eterna bendición [304]. 298. Decía con altas voces el Amigo: ·El fuego calien. ta, el calor alegra, su ligereza atrae hacia arriba. Así, por semejante modo, el amor abrasa al pensamiento, el amor alegra y el amor prontamente eleva a lo superior. Uln amor une tTes cosas y las ata fuertemente entre sí [305]. 299*. Gloria eres, Armado, de mi gloria, y con tu gloria, en tu gloria, das gloria a mi gloria, que tiene gloria de tu gloria. Por la cual gloria tuya me son igualmente gloria los trabajos y los sufrimientos que me vienen para honrar tu gloria, y los placeres y los pensamientos que me vienen de tu gloria. 300*. Amado: en la cárcel del amor me tienes enamorado con tus amores, que me han enamorado de tus amores, por tus amores v en tus amores. Pues no eres otra cosa más que amores, en .10s cua'es n:e haces ~tar solo y en la compañia de tus a.mores y de tus honores. Porque tú estás solo ...:eyalta., dice el original. ... En las. ediCIOnes de Ovejero y Agullar el texto está alterado. ,. Más conforme al original: .Salúdote con tu salutación, que es mi !>alutaclón, en tu salutación, de la cual espero salutación eterna, en bendición de tu bendiCión, en la cual bendito soy en mi bendiC1ón .•
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conmigo solo, que estoy solo con mis pensamientos, ya que tu Boledad, sola en honores, me tiene ella sola para honrar y loar sus valores, sin temor de los ingratos que no te tienen a ~i solo en sus amores. 301*. Solaz eres, Amado, de mi solaz; porque en ti solazo mis pensamientos con tu Bolaz, que es solaz y alieno to de mis penas y de mis tribulaciones, que están atribula· das en tu solaz, porque no solazas a los ignorantes con tu Bolaz, y porque a los conocedóres de tu solaz no enamoras más ihondamente. parn honrar tus honores. 302. Quejábase el Amigo a su Señor de su Amado, y a su Amado de su Señor; y su Señor y su Amado decian: -¿ Quién nos divide a nosotros, que somos una cosa misma? Respondía el Amigo: La piedad del Señor y la tribulación que viene por el Amado [309]. 303. Peligraba 100 el Amigo en el grande mar de amor y confiábase en la ayuda de su Amado, quien le dijo: El lago de a.mor es muy al contrario de los otros lagos, porque en aquél se salva quien se zambulle a lo más profundo, y quien no se anega y sale fuera, éste se pierde, lo que muy al revés acontece en los demás lagos; y por esto el Amigo deja de temer [310]. 304. Alegrábase el Amigo por el ser de su Amado, pues que por su ser todo otro ser ha venido en ser y es sustentado, obligado y sujetado a honrar y servir el ser de su Amado, quien por ningún otro ser puede ser destruido ni culpado, disminuido y aumentado [311]. 305*. Amado: en tu grandeza haces grandes mis deseos, y mis pensamientos, y mis trabajos; pues tan grande es, que es grande toda cosa que de ti tiene memoria, entendimiento y placer, y tu grandeza hace pequeñas todas las cosas que van contra tus honores y mandamientos. 306*. Eternamente comienza, y ha comenzado, y comenzará mi Amado; y eternamente no comienza, no iha co· menzado, ni comenzará. Y estos comienzos no se oontradioon en mi Amado, porque es eterno y tiene en sí unidad y trinidad. 307*. -Jdü Amado es uno, y en su unidad únense en una voluntad mis pensamientos y mis amores; y la unidad de mi Amado es suficiente para todas las unidades y todas las pluralidades; y la pluralidad que hay en mi Amado es suficiente para todas las unidades y pluralidades. 308*. ' Soberano bien es el bien de mi Amado, que es bien de mi bien; porque es un bien mi Amado sin otro bien; •
,.. Es más conforme decir: "PellR'raba el Amigo en el grande mar de amor y confIaba en la ayuda de su Amado, qUien le socorría con tnbulaclOnes, pensamIentos, lágnmas y llantos, suspIros y penas, ya que el mar era de amores y para honrar sus honores»
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que, si DO lo fuera,.mi bien fuera de otro bien soberano. Y, pues, no lo es, consúmase todo mi bien, en esta vida, en honrar al soberano bien, pues que así conviene. 309*. Si tú, Amado, sabes que soy pecador, háceste tú piadoso y perdonador. Y porque aquello quSl sabes en ti es mejor que yo, reconozco yo en ti perdón y amor, ya que tú me comunicas eontridón y dolor y deseos -de entrega'r me a la mUe.i"te para loar tu valor. 310*. Tu poder, Amado, me puede salvar por benignidad, piedad y perdón, y 'Puédeme condenar por justicia y a causa de mis entuertos. Tu poder cumpla tu voluntad en mí, ya que -t odo es cumplimiento, sea que me des salvación o condenación. 311 101 • Puesto en angustia el AmIgo, reclamó la verdad de su Amado y dijo: Oh verdad amada, visita la contrición de mi corazón y da lágrimas a mis ojos, pues te ama mi voluntad; y por cuanto tú, verdad, eres suprema, y la culpa es falsedad, socorre mi voluntad con que venza los pecados que son contrarios a la verdad [316]. 312*. -Nun-c a fué verdad aquello en que no hubo mi Amado, y falso es aquello en que no hay mi Amado, y falso será todo aquello en que DO esta:rá mi A:mado. Y, así, rio es que sea verdad todo lo que será, fué y es, si en todo ello ,h ay mi Amado. Y, así~ también es falso quien es>tá en una verdad en que no está mi A1mado j sin que se siga de ello contradicción. 313. ,E l Amado creó y el Amigo destruyó; juzgó el Amado y lloró el Amigo; recreó el Amado, consolóse el Amigo; acabó el Amado su obra, y quedóse el Amigo eternamente en compañía de su Amado [318]. . 314. Por las sendas de vegetación, sentido, im agínaci6n, entendimiento y voluntad iba el Amigo buscando a su Amado; en estas sendas padecia el Amigo peligros, enfermedades, trabajos y muchas dificultades para que exaltase su entendimiento y su voluntad 102; lo que le era muy gustoso, porque su Amado quiere que sus amadores le entiendan y amen altamente 1;319]. 315. Muévese el Amigo hacia el ser por la perfeéción de su Amado, y muéveS>e hacia el no ser por su propio defecto; y de aquí nl8lce la cuestión: ¿ cuál de los dos movimientos tiene mayor poder en el Almigo naturalmente? [320). 316. ,M etido me 'h as, Amado mío, entre mi mal y tu •
\mat ventat visita la contncc16 de mon cor, e pUJa aygua amos ull s com ma 'V olentat la ama; e car la tus ventat és suoirana, pUJa ventat sajús ma volentat a honrar tos honraments, e devalla-Ia a desamar mos defall1ments .• '01 .I!xal~as 60n entinement e e 6a volentat a son amat qui vol que·ls seus amadors I'entenen e I'amen s1tameonh. '01
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bien; y por esto te ruego que de tu parte haya piedad, misericordia, paciencia, clemencia, venia, e.yuda y restaura:ción; y de mi parte, haya contrición, perseverancia y reminiscencia, con suspiros, langores 'Y llantos por tu sacrosanta pasión [321]. 317. --Ámado que me haces amar: si no me ayudas, ¿ por qué me quisiste crear y por qué quisiste padecer por mí tanJtos langores y tan ama,rga pasión? Ya que tanto ayudaste a exaltarme, ayúdame a descender, para acordar y aborrecer mds culpas y mis defectos, a fin que mejor pueda yo subir mis pensamientos a desear, honrar y alabar tus valores [322]. . 318. -.,Mi querer, Armado nrio, creaste libre, para que pueda amar 103 y despreciar tus hontn"es y para que pueda aumentar en él tu amor [323]. 319. En esta libertad pusiste mi voluntad en peligro; por lo cual te ruego que en este peli'g ro te acuerdes de mí, para que mi libre 'Voluntad ponga yo en selwitud para alabar tus honores y multipl1'c ar en mi corazón llantos y la:ngores [íd.]. 320. Amado mío: jamás de'\Í.l vino en tu Annigo culpa ni defecto, ni puede en tu Almjgo haber cumplimiento sb tu greda y tu perdón . . Puesto, pues, que tu Annigo tiene de ti un tal posesorio, no le olvides en sus tribulaciones y peligIOS [324]. 321. AlIDado mío, que en 104 un nombre solo, que es Jesucristo, eres nombrado Dios y hombre: en este nombre, Jesucristo, quiere mi voluntad ala:barte Dios y hombre. Si tú, pues, Amado mío, tanto honraste a tu AlIDigo, sin mérito suyo, en nombra'I" y querer a tu santo nombre de Jesucristo, ¿ por qué no quieres honrar a tantos homb-res ignorantes, quienes a sabiendas no han sido tan cul.pables para con tu santo nombre, Jesucristo, como yo en algún tiempo lo fuí 105 en poco temer, amar y hoorar a tu nombre santo y saJl'udable? [325]. 322. Lloraba el Afmigo y decía a su Annado estas palabras: Amado mío: jamás fuiste avariento, ni dejaste de ser liberal respecto de tu Amigo en darle ser, ni en recrea:rle, ni en darle muchas criaJturas que le siIWieran. ¿De dónde, pues, vendría que tú, que eres Hberalidad soberana, avalI'O en dar a tu Amigo llantos, pensamientos, Ja n gores, s!IJbiduria 'Y amores para honrar tus honores? Y por esto, Amado mío, te ruega tu Armigo le concedas larga vida, lIII o:..'Vlon voler has fet fraue a amar tos honraments, e a menysprear tes valors, pe, s;o que pns-qués a mon \·oler multiphcar teh
amors.lI lO. uqui en un nom est nomenat hom eDén •. ... Sobran las palabras
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para poder recibir de ti muchos de los dones sobrediohos [326]. 323*. -Amado: si tú ayudas a los hombres justos contra sus mortales enemigos, ayuda a multilplicar mis pensamientos, en desear tus honores. Y si tú ayudas a los hombres injustos para que recobren justicia, ayuda a tu Armigo para que haga sacrificio de su voluntad, en loor de ti, y de su cuerpo, en testimonio de amor ,p or vía de martirio. 324*. No hay en mi A,m ado düerencia entre humildad, humilde, humillado; porque es todo humill dad en pura 81ctualidad. Ende el Amigo reprende el orgullo que quiere hacer subir a su Amado a aquellos a quienes ha hum.ildad de mi Armado ha honrado tanto en este mundo, y el orgullo los ha ' vestido de hipocresía, vanagl'o ria, vanidades. 325*. La humi,l dad ha humillado el Arma.do al Amigo por contrición, y .lo mismo ha hecho por devoción. Y pónese la cuestión: ¿en cuál d e las dos Ell .A!mado se humillló más profundamente al Amigo? 326*. Tuvo el Amado, por su perfección, misericordia de su .Amigo, y la 1:Juvo por las necesi dades de su Amigo. Y p6nese la 'cuestión: ¿ipOr cuál de las dos razones el. Amado perdonó más plenamente las cullPas de su Amigo? 327*. """1Rogruban nuestra Señora, y los ángeles, 'Y 103 santos de la gloria a mi Amado. Y cuando recordé el' error en que está el mundo por ignorancia, pensé en la grande ' jus- , ticia de mi Amado y en la grande ingratitud de sus amigos. 328* . El Aanigo hacia subIr los poderes de su alma, por la esca'l era de ,la humanidad, para dar gloria a la divina naturale~. Y por la di'Vina naturaleza hacía bajar los poderes de su 3Jl ma para gloriarse en na naturaleza humana de su Amado. 329. Cuanto más ásperas y estI'ecMs son 1!llS sendrul por donde camina et Amigo a su Almado, tanto más anchos y deliciosos son los amores. Y CUaJIlto más constreñidos son los amores, tanto más anohas son Las sendas. De donde se si'g ue que, de cualquiera suerte, el .Almigo tiene tmbajos, penas, gozos y oonsuelos por su Armado [355]. 330*. Salen amores de amores, y pensamientos de languores, y llantos de languores; y entran amores en a.mores, y pensamientos en llantos, y languores en suspiros. Y el Amado contempla a su Amigo que sufre por su amor todas estas tribulaciones. 331 * . Trasnooharon y ha.cÍan romerías y peregrinaciones los, deseos y los recuerdos del' Amigo en las noblezas de su Amado, y llevaban al Ami'g o facciones, y llenaban su entendimiento de resplandor, por la cual la voluntad multiplicaba sus amores. 332. El Amigo figuraba con la imaginación y forlllaba •
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las perfecciones de su Amado en las cosas corpóreas, las que, por vil'tud del ente,ndimiento, sutiliMiba en las cosas espirituales y con la voluntad adoraba a S'U Amado en todas aas criaturas [349J. 333. Oompró el Amigo un día de lIaMos por otro de pensamientos, y vendió lID día de amores por el precio de un día de tribulaciones. Y entonces le fueron multiplicados sus amores y sus pensamientos [360]. 334. Hallábase el Armi·go en tierras eX'trañ·a s, olvidándose\de su Amado, y sintió la ausencia de su casa 106, de su mujer, de sus hijos, de sus amigos. Mas volvió a recordarse de su Amado para corusolarse y para que la extrañeza no le diese pena por el deseo y amor [361J. 335*. Oía el Amigo las palabras de su Amado, en las cuales le veía su entendimienJto, puesto que pla.cíase 11a voluntad en oírlas; y la memoda recordaba las virtudes de su Amado y sus promesas. 336. Oía el A,m igo murmurar e Infamar a su Amado, en la cual murmuración veía su entendimiento la justicia y paciencia de su Amado, porque la justicia castigaba a los murmuradores y la paciencia. los aguardaba a contridón y peniJtencia. Y 107 dijo: Muy clemente y pila doso es el Amado, que tiene prevenidos eternos bienes para dar aun a sus enemigos, si ellos 10s quisieren [350]. 337. \Enfermó el AJmigo, y de consejo de su Amado, dispuso su testa,mento. Sus culpas y pecados mandó a contrici6n y penitencia; los deleites temporales, al desprecio; los llantos y lágrimas, a los ojos; los suspiros y amores, a S'U corazón; la contemplación de las perfecciones de su Armado, al entendimiento; a su memoria ma'l1dó la pasión que por amor padeció su Amado, y a su trabajo, la solicitud de la conIVersión de los infieles, los cuales por ignor3.!llcia pecan [353J. 338. Olió el f amigo fiores, y se acordó de la hediondez del rico s.,variento, del viejo 108 lujurioso y del soberbio desagradecido. Gustó du~ces el A¿m.igo, y entendió en ellos las amargul'alS de los bienes temporales y de la entrada y salida de este mundo. Sintió el Amigo placeres mund'3Dos, y en ellos emtendió el breve tránsito de este mundo, y los eternos tOI1IIlentos de que son ocasión los delei,t es agradables de este mundo. Y, por esto, el Alrnilg o despreció todos los deleites VanoS [327J. 339*. Sintió el Alrnigo hamlbre, sed, calor 'Y frío, pob~,.. le enyorA.s de son senyors e sa muller e sos IDIants e de sos atnics •. "" .E per a~o és questi6, en qua! deIs dos I 'amic: creia pus fortment .• ,ca .e en lucxuri6s., escribe simplemente el autor
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za, desnudez, enfermedad, tribul!3Jción. y hubiera muerto a no haberse recordado de su Armado, quien lo sanó con esperanza, recuerdo, y con la renuncia de este mundo y el menosprecio de las bUl'las de las gentes. 340. Entre trlllbajos 'Y estalba¡ el 'leCho del Amigo; con placeres se y con trabajos se despertaba. y fué cuestión: ¿ a cuál de estas dos cosas está más veeino el leoho del Amjgo? [331]. 341. El Amago se dormía con ira, porque temía 1as maldiciones y desprecios de las gentes, y despertÓ5'e con paciellcia, acordándose 109 de los malos trata.mientos del cuerpo de su .A,mado; y por esto preguntaron al Amigo de quién hahia tenido mayor empacho, de su Aunado o de las gentes [332]. 342. Pensaba el Amigo en la muerte, y temió mucho, hasta que se acordó de la noble ciudad de su Amado, de la cual son puerta y entrada la muert:e y el amor [333]. 343. Quejá'b ase el .A¡migo con su AJJn.ado de las tentaciones que cada día le venílllD disturbámdole sus pensamientos, y respondióle el Annado que las tentamones son ocasión de que el hombre recUITa con su memoria a acordarse de Dios y 110 a amrorle y a hOD'rar sus honores con los dones gratuitos que él da [336]. 344. Perdió el Amigo una' joya que amaba mucho, y con muoha impaciencia sufrió aquella pérdida, hasta que el Amado le propuso esta cuestión: ¿ qué cosa le era más provechosa, o la joya que antes tenía o la paciencia que tu'Vo en las obras de su Amado? [337]. 345.... Dormía el Amigo pensando en los trabajos y en los empachos que encuentra en el servicio de su Amado; y temió que sus obras 'Vinieran a parar en nada rpor aquellos empachos. Empero, el Amado le elllVÍó conciencia, la cual le despertó en sus méritos y en los poderes de su Amado. 346. El Amigo h!3Jbía de lIIDdar cam'Ímo largo, difícil y escabroso, y había llegado el tiempo de prortirse y de llevar sobre sí la carga gr3lV'Ísima que mandó el Amor que traigan sus amadores. Y, por eSlto, el Amigo descargó su a11ma de los pensamientos y de los deleites cOl'porales, para' que su cuerpo pudiese más fácilmenJte .nevar la ClIIrg"a que le mandab:l el Amor, y que el aIIIla por aquellas sendas anduviese siempre en compañia de su Annado [362]. 347. En presencia del Amigo hablaban mal UD día de su Amado. Oyólo el Amigo, y ni le respondió ni le defendió. De ahí nace la cuestión: ¿ cuál es más culpaible: los que blasfeman al Amado o el Amigo silencioso que no le defendía? [339). lOO
no
ccom remembra laors de son Amah ce amar 60S honrats captenlments•.
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348. Contemplando el Amigo a su .Almado, se sutilizaba en su enrf:endimielllto y se enamoraba de él en su voluntad. y es cuestión .por cuál de estas dos cosas se sutilimba y fecundaba más su memoria en recordaJT a su A.mado r34.2]. 349. Con. fervor y temar iba el Amigo en su Viaje a honrar a su Amado. Fervor le llevaba y temor le conserv8lba. Mientras que así iba el Amigo, encontró a los suspiros y a .105 llantos que le llevaban recomendaciones de su Amado, y le rué propuesta la cuestión: ¿ por cuál de los cuatro recibía mayor consuelo en su Amado? Riespondió 111 el Amigo que llantos y lágrimas er3Jn hervor de fervor, y el fer.vor fuego, y el temor guardia [343]. 350*. IMirábase el Amigo en sí mismo para que fuera espejo en donde contemplara a su Amado, y miraba a su Amado para que le fuera espejo en el cual tuviera conocimiento de sí mismo. Y es cuestión: ¿ a cuál de los dos e8pe-jos estalba más -cercano su en,t endimiento? 351. Teología, Filosofía, Medicina y Derecho enc.o ntraTon al Amig~, quien las preguntó si habían visto a su Ama· do. Teología lloraba, Filosofía dudaba, Medicina y Derecho se alegraban. Es cuestión: ¿ qué significaba con esto cada una de las cuatro señoras al Amigo, que :iba en busca de su Amado? [345]. 352*. Triste y lloroso iba el Amigo en busca de su Amado por sendas sensuales y por caminos intelectuales. Y pónese la cuestión: ¿ en cuál de los dos caminos entró prime. ramente mientras buscaJba a su Ámado, yen cuál el Amado se mostró al Amigo más claramente? 353*. En el día del juicio dirrá el Amado que cada uno 'POnga a un lado 'lo que el AlInado le !harya dado en este mundo, y ponga en otro l'ado lo que el 'hombre haya dado Sil mundo, a fin de que se vea cuán entraiía!blemente haya sido amado ~o uno y lo otro 'Y cuál de los dos dones es más noble. 'Y en mayor cantidad. 354*. Amábase la voluntad del Amigo a sí misma, y preguntóle el entendimiento si era más semejante a su Ama· do en amarse a sí misma o en amar a su Amado, porque su Amado es más amante de sí mismo que de cualquier otra cosa. Y, por esto, pónese la cuestióll' sobre cuál reSlpuesta la 'Voluntad pudo dar all entendimiento con más verdad. 355. Dime, fatuo: ¿ cuál es el amor más grande y más verdadero que hay en la criatura? Respondió que aquel que es Lino con el Creador, puesto que el Oreador no tiene en qué l'ueda hacer más noble criatura [348]. 356*. Estando un día \ el Amigo en ora,ción, notó que sus ojos no llora.ban, 'Y para que 'Pudiera lloralT, eniVió m El orIginal cal1a «ReSpondió... guardia.
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su pensamiento a pensa'!' en dineros, mujeres, hijos, manjares, vanagloria, y halló en su entendimiento que más hombres tenían por cada una de las cosas sobredichas, que no tiene su Amado. Y, por esto, fueron sus ojos en llantos y su alma en tristeza y dolor. 357*. Iba el Amigo meditabundo pensando en su Amado, y encontró por el camino a buen golpe de gente, pidiéndole nuevas. Y como fuera que el Amigo hallaba placer en su Amado, no respondió a lo que le preguntaban, y dijo que, para que no se alejare de su .Almado, no quería reSiponder al sus palabras. . 358*. Estaba el Amigo por dentro y por fuera cubierto de amor, e iba a buscar a su Amado. Deciale el Amor: -.¿Adónde vas, amador? Respondió: Voy a mi Amado, a fin de que tú seas mayor. 359*. Dime, Joco: ¿ qué es religión? Res.pondió: -.Limpieza de pensamiento, y desear mori!" para honrar a mi Amado, y renunciar al mundo, a fin de que nada impida contemplarlo y decir la verdad de suS honores. 360. Di, amador: ¿ qué son tus tl'ibulaciones, llantos, sus.piros, tristezas, trabajos y peligros en tu Amado? Respondió: Delectación del Amado. Mas le preguntaron: -.¿ Y por qué son delectación del Amado? Respondió: ~,P,orque son el con que el Amado sea más amado y haya el Amigo mayor !"etribución [35S). 361. Preguntlliron 3.'1 Amigo en quién había mayor almor, o en el Amigo que vivía por amor o en el Amigo que moría por amor. Dijo que en el que moría, porque no puede ser mayor el amor en el Amigo que muere por amor y puede ser mayor en el que pO!" amor vive [363]. 362*. Encontráronse dos amigos. El uno mostraba a su Amado y el otro le entendía. Y era cuestión sobre cuá.l de los dos estaba más cerca de su Amado. Y por la solución, el Amigo tenía conocimiento de la demostración de la Trinidad. 363*. ni, loco: ¿ por qué hablas con tanta sutileza ?'Respondió: A fin de que sea ocasión de subir el entendimiento a las noblezas de mi Amado y porque él sea honrado, amado y se'l'Vido de más hombres. 364*. Embriagábase el Amigo del vino que recordaba, entendía y amaba al Amado. Aquel v·i no aguaba el Amado con sus llantos y con las lágrimas de su Amigo. 365*. El Amor calentaba e infla.maba al Amigo en el recuerdo de su Amado. Y el Amado lo enfriaba con lágrimas y llantos, y con olvido de los deleites de este mundo, y con renunciamiento de los vanos honores. Y aumentábanse 108 amores a medida que el Amigo recordaba por qui~n BOStenia languores, tribulaciones, y por qUién padecían penas y persecuciones los hombres mundanales.
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366. -Dime 112, fatuo pO!' amor: ¿qué cosa es este mundo? .' Respondió: Cárcel de los amadores y siervos de mi Amado. ¿ y quién los mete en la cárcel? Respondió que, por una parte, la conciencia, el amor, temor, renunciación y 'COntrición, y, por otra parte, 1'81 compañía de gente vil y los trabajos sin galardón, en donde hay castigo. ' ¿ Quién les da la libertad? La misericordia, piedad y justicia. -¿En dónde los colocan? En la eterna gloria, en donde hay alegre compañia de los verdaderos amadores, alabando debidamente sin fin, bendiciendo y glorificando al Amado de los amadores, a quien sea siempre dada alabanza, honra y gloria por todo el mundo [365]. . Habiendo de tratar Blanquerna del Arte de oowtelnplaciónJ quiso aquí dar fin al Libro del Amigo y del AmadoJ el cual es acabado a gloria y honor de nuestro Señor 113 Jesucristo y de la humilde Virgen Santa MAría, Madre suya y Señora nuestra. "" cDlgues, foil. que ~s aqu~ s t món? Respo~ Pre~6 deIs amadors, S<'rvldors de mon amat. E qu¡'¡s met en pres6? Resp,os.: Consciencia, amor, temor, renunclament, contricci6, companyla d avol gent; e és treball sens guard6 on és pumment .• ". cde nostre SenyoT D~us. Aquí acaba el hbro en el texto catalán. .
EMPIEZA EL ARTE DE CONTEMPLACION PRóLOGO 1. Tan alto y exoelente es el Sobel"ano Bien y tan ínfimo el hombre por sus culpas y pecados, que por esto acontece muohas veces a los ennitaños y santos varones e~rimen. tar gran dificultad y tmbajo en elevar su alma a la contemplación de Dios; y como el al'te y método sea muy conducente para ello, por eso consideró Blanquerna cómo compu. aiese un Arte de contem,:plación, para que con él se ayudase a tener en el corazón verdadera contridón y en sus ojos ab'undancia {loe lágrimas y lloros, y que su entendi.miento y voluntad ascendiesen más altamente a contemplar a Dios en sus honores y dignidades y cuanto tiene en sí 1. 2. Habiendo Blanquel'Ila bien meditado esta consider-d.ción, compuso este Libro de contewplacwtlJ por arte, y lo dividió en doce ipartes, a saber: virtudes divinas, esencia, unidad, Trinidad, Encarnación, "Pater noster", "AlV'e Mari·a ", mandamientos, "Miserere mei Deus", sacramentos, virtudes y vicios. 3. El arte de este libro consiste en que las virtudes divinas sean pri'm eramente contempladas las unas con las otras, y, después, sean contempladas con las demás pa:rtes de este Ji,b ro, proponiéndose el alma del devoto contemplador por SU objeto a las wl"tudes divinas en su memoria, entendimiento y voluntad, y sepa concordar en su alma. las virtudes y divinas di'g nidades ~ con las demás partes del libro, en tal manera, que todo se en~e a mayor honra y gloTla de la:s ' divinas virtudes, que son éstas: bondad, grandeza, etermdad, poder, sabiduría, amor, virtud, verdad, gloria, perfección, justicia, largueza, miseric()I!'dia, humildad, señorlo y paciencia. . 4. Todas estas virtudes pueden ser contempladas de diferentes modos, pOl'que el un modo es eont.empl>alI' una virtud con otra so]." mente, o una virtud con dos, o tres,' o más vir1
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El autor s ilencia ey cuanto tiene en sI. Ramón Llull dice solamente eles virtuts diVIDes •.
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tudes. Otro modo es cuando el hombre contempla las virtudes de la esencia, o en ~a unidad, o en la 'Drinidad, o Encarnación, y así de las demás partes del libro. Otro modo es cuando en las virtudes contempla la esencia, o la unidad, o la Trinidad, o la Encarnación. Y otro modo es el contemplar en las palabras del "Pater noste!"", o del "Ave Maria", etc. También puede el hombre contemplar en Dios y en sus obras con todas las dieciséis virtudes expresadas o con algunas de ellas, según quisiese el hombre abreviail" o prolongar su contemplación; y conforme que el modo de la contemplación se conlViene y confolma mejor con unas vll'tudes que con otras. 5. Las condiciones de este ail"te son éstas, a saber: que el hombre esté en buena disposición para contemplar, y en lugar a propósito y conlVeniente; pues que por sobrada reflexión, o por demasiada afición, o por si en el puesto en que se halla hay mucha prisa y ruido de gente, o mucho calor o frio puede ser impedida la conrtemplación. Pero la más fuerte condición de este arte es que el hombre se halle libre de los cuidados y embarazos de las cosas temporales en su memoria, entendimiento y voluntad, cuando entra en la contempliaJción. 6. y por cuanto yo me hallo muy ocupado en escribir otros libros, por esto trataré brevemente del modo con que Blanquerna contemplaba por este arte. Y, primeramente, empecemos por la primera parte de este libro. .
CAPíTULO I DEL MODO CON QUE BLANQUERNA CONTEMPLABA LAS VIRTUDES DE DIOS
1. Levantóse Blanquerna a la media noche, y púsose a mirar el cielo y las estrellas, echando de su pensamiento todas las cosas del mundo. Y poniéndose todo en la meditación de las virtudes de Dios, primeramente quiso contemplar la bondad de Dios en todas las dieciséis virtudes, y todas éstas en la bondad de Dios; y, por esto, puesto de rodillas, ~evantó las manos al cielo y su pensamiento a Dios" y dijo estas palaJbras con - su boca, y las meditó en su alma con todos los poderes de .su memoria, de su entendimiento y de su voluntad:
2.
"¡Oh SO'berano Bien, que ere'd infinitamente ,
grand~_
_ ' Aquí la versión castellana no se Ciñe al original catalán, que d!ce as!: c.. e vol contemplar la bonea de Déu en totes les ·xv·Vlrtuts, e les .XV. vlrtuts volc contemplar en la bonea de Déu, ' e per a~ dlx• aquestes paraules .... ,
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en eternidad, poder, sabiduría, amor, virtud, 'Verdad, gloria, perfección, justicia, largueza, misericordia, humildad, señorlo y paciencia! Adórote recordando, entendiendo, amando y ha,. blando en ti y en todas las virtudes anbedichas, las cuales son contigo y tú con ellas una esencia y una misma cosa sin diferencia al'g una. 3. "j SobevalIlo Bien, que ·g rande; soberano grande, que eres bien! Si no fueres tú eterno, no serías tan grande bien que pudiese mi alma llenar, en ti, a su memoria de memorar, y en ti, a su entendimiento de entender, y en ti, a su voluntad de amar; pero, siendo tú bien infinito y eterno, puedes llenar toda mi alma y todas las almas racionales de gracia infusa y bendición, memorando, entendiendo y a.mando e!Il ti, Soberano Bien, infinito y eterno." 4. 'P or aquel poder que Blanquerna recordaba en soberana bondad, tenía poder l' virtud de elevar su consideración sobre el firmamento, y consideraba una g'r andera tan grande que tuviese movimiento infinito, como un relámpago formado en seis rectitudes generales, que son éstas: alto, bajo, a la derecha, a la izquieroa, delante y detrás, y que no podía encontrar término ni prindpio ni fin. Admirado se quedó Blanquerna de tal consideración, y mayormente cua,n do la dobló considerando aquella bondad, tan grande en eternidad que n.o tiene principio ni fin. Mientras Blanquerna. estaba todo absorto en este pensamiento y consideración, acordóse cuán grande bien es el poder divino, que puede ser tan grande y tan durable, y que puede saber y querer infinitamente y eternaIment e, y puede tener virtud, verdad, gloria, perfección, justicia, largueza, misericordia, humildad, señorío y paciencia infinita y eternal. 5. Perseverando Blanque:tna en esta contemplación, empezó su corazón a calentarse y sus ojos a derramar láJgrimas por el placer que sentía por el recoroar, entender y amar tan ndbles 'Virtudes en la su.prema 'b ondad. Pero antes que Blrunquerna pudiese perfectamente llorar, bajó su entendi· miento a la potencia imaginativa, y ron ella empezó a pensar y dudar cómo podía ser que antes que fuese el mundo tu· viese Dios justicia, largueza, misericordia, humiJdad y se· ñorio. Y po'!' la participación del entendimiento con la imaginativa, aquella duda enfrió el calor de su corazón, y distoj. nuyéronsele las lágl'imag en sus ojos, y entonces Blanquerna desnudó su entendimiento de la potencia imalginativa, subiéndole sobre ella, a.ooordándose que el Soberano Bien es infinito en toda perfección y 2, como tal, por su propia virtud • «E per a<;o poc haver e sab baver, per "'1Yvitut e sa gloria, aytant ,perfectament totes les virtuts damullt dites ans que·1 m6n fos, com ha ara com lo m6n és; mas car lo m6n no era, per a<;o defallí que no era qai paguéIS del sublra bé, ...
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propia gloria puede y sabe tener tan perfectamente justicia, misericordia, Iargueza, humildad y señorio, como todas las demás virtudes antedichas, así antes que fuese el mundo como después que es creado; por esto faltaba, o no había, quien pudiese de aquel Soberano Bien reci,b ir los efectos de su gran misericordia ni la influencia de las demás virtudes referidas. 6. Agradó mucho a 1'8. voluntad de Blanquel'lIill la acción que hizo el entendimiento cuando dejó acá abajo la potencia imaginativa que le impedía y subió arriba a atender, sin ella, el poder- infinito de Dios, el cua.l conviene que sea en justicia, largueza, etc., antes que fuese el mundo, porque, si no lo fuese, se se¡guiria que en ,la suprema bondad haJbría defecto de poder, grandeza, , eternidad, virtud y verdad 3; pero siendo imposIble que en Dios haYill defecto alguno, por eso la vohmtad inofiamó ta!nJto el coraron de Blanquerlla, que sus ojos se llenillron de láJgrimas muy copiosas. 7. Mientras Blanquerna contemplaba y lloraba de este modo, allá en el interior de su alma se habl3iban mentalmente su memoria, entendimiento y voluntad, y se complacían con grande alegria en 138 virtudes de Dios, según significan M€aXlOria dijo el 'las si'g uientes p8!labras: to ,¿ qué recordáis de la bondad y de la sabiduría y amor de Dios? Y vos, voluntllld, ¿qué amáis de ellas? Respondió primero la memoria, diciendo: ~ando yo en mi recuerdo he visto y pienso cuán gz",nde bien es s3Jberse a sí mismo mayor y más noble en esencia y voluntad que todas las cosas, no me siento tan grande ni tan elevada. como ouando recuerdo el Soberano Bien ser infinito en saber y querer; y' cuando a este mi recuerdo junto yo, según mi consideración, la eternidad, poder, virtud, verdad, gloria, perfoección, etc., que son en él una cosa misma, entonces me siento engrandecer y exaltar, memorando estas cosas y me parece que voy creciendo sobre todas cosas '. Gon estas y otma muchas paJ1albras respondió la memoria a,J entendimiento, y después la voluntad le respondió de semejante modo, diciendo que ella no se sentía VID alta y tan grande cuando amaba al Soberano Bien por ser más sabio y más amante que ninguna otra cosa, como entonces cuando le amaba por tener sabiduria eterna e irufinita. El entendimiento después di;o de sí mismo a la memoria y a la voluntad que éJ se haU3iba en el Inismo y semejante al de las dos potencias en la contemplación del Soberano Bien. 8. Acordaron entre sí 'Ia memoria, entendimiento y voluntad de contemplar a la divina bondad en la virtud. verdad y por
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• • werdad. es un añadido del traductor. • .e com aju~t eternitat, t><>der, virtut, veritat, etc., adones me engranir e exal>~r, membrant aquestes coses • .
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~.~--------------------------------------------¡ y gloria¡; 'Y recordó la memoria 'Virtud de bien inftnido, tiendo la virtud infinida en verdad y g1loria; y el
miento entendió todo aquello que la memoria recordó; y voluntad amó todo aquello que 'la memoria recordaba y el entendimiento entendía. Otra vez 'V'01vió la memoriru a su recuerdo, y recordó verdad infinida del supremo bien, existiendo en aa verdad, virtud y gloria imnida 5; Y el entendimiento entendió gloria infinida existiendo en la gloria virtud y 'Verdad, que son sUipremo ·bien y glorioso; y la vollumad . lo amó todo junto en una actualidad y en una misma perfección. 9. Preguntó Blanquerna a su entendimiento, diciéndole: -Si el Soberano Bien me da la salvación, ¿qué en.tenderás tú? ,y respondió el entendimiento: ' Yo entenderé la mjsericordia y la humildad y la larguez·a de Dios. Y tú, ¡ oh memoria!, si el Soberano Bien me 'COndena, ¿ qué memorarás? RJes¡pondió: Record'3Jré la justicia y señorío, la perfección y poder de Dios. Y tú, ¡oh voll\lntad!, ¿qué amarás ?-lRespondió: \Amaré aquello que la memoria recordará, sÍ' estuviere en lugar que lo pueda amar, puesto que las virtudes del Soberano Bien por sí mismas son amables. 10. Después de todo esto, Blanquerna se acordó de sus pecados, y entendió cuál grande bien es haber en Dios paciencia, porque si no la hubiera, cuan presto el hombre comete el pecado, seria castigado y privado de este mundo. Y por esto preguntó a la voluntad qué ·g racias darla a ia pacienda de Dios, que le sufría y habia siempre sufl'ido 0. Respondió la voluntad, y dijo que e1la 3imaria en el Soberano Bien la justicia, aunque fuese rpos~ble que el entendÍ'miento pudiese saber que le había de condenar por sus pecados. A.gradó mucho a Blanquerna la respuesta que dió ia voluntad, y la boca de Blanquerna, con todas las tres potencias de su alma, loaron y bendijeron mucho la paciencia del Soberano Bien por todas las virtudes divinas. 11. Según este modo contemplaba Blanquerna las virtudes divinas desde la medianoche hasta la hora de maitines, haciendo gracias a Dios que se había humillado a él en haberle guiado y enderezado en su contemplación. Y cuando quiso finir la contemplación y tocar a maitines, empezó a acordarse de que no había contemplado la paciencia de Dios tan altamente como las otras virtudes, por cuanto la había contemplado solamente en respecto a si mismo, según que alTiba va expresado, y por esto le fué conveniente volver otra vez en la contemplación, y dijo que él adoraba y contemplaba a la pacienda de Dios en el ser una misma •
• Sobra la palabTa cmfimda. • «qU¡.i! havia sostenguh, dIce simplemente el autoT.
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cosa con la suprema bondad y con las demás otras virtudes, sin diferencia alguna. Por ·10 curuF el entendimiento se admiró en gran manera cómo podía ser la. paciencia una cosa misma en esencia con las otras virtudes. Pero la memoria recordó que las virtudes en Dios no tienen diferencia alguna las llDas de las otras; pero poi' cuanto la,s obras que tiene en las criaturas, por las cuales ellas son representadas como por su efecto, son diversas, [por esto parecen diversas], así como parece diversa la vista cua.ndo mira en dos espejos y el uno es recto y el ot4"o oblicuo, y la wsta en s~ es una sola en cada uno de los espejos, sin diferencia alguna .
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CAPíTULO 11
DE LA MANERA EN QUE BLANQUERNA CONTEMPLABA DE TRES EN TRES LAS VIRTUDES DE DIOS
. Blanquerna.
1. "¡ Bondad divina!~jo ,: ro, que eres inñnitame¡nte 'g rande en eternidad, tú eres soberano bien, de donde nace todo otro bien; y de tu gran bien viene todo el bien grande y pequeño que haya; y de tu eternidad viene toda atta dUT8JCión; y, asi, en todo cuanto eres bien en grandeza y eternidad, te adoro, te invoco y te amo sobre todo mi entendimiento y mi memoria; y, por esto, te pido que el bien que me has dado me le hagas grande y durable en loarte y servirte en todo aquello que pertenece a tu honor. 2. "¡Grandeza eternaJI en poder!: tú eles JllJUcho mayor de lo que yo puERio decir 1, recordar, entender y amar; y, por esto, te ruega mi poder que le hagas grande y durable en recordar, entender y amar mucho a tu gran poder, que es y puede SElll' infinito y eterno, de cuya influencia esperamos acá abajo la gracia y bendición, por la cual seamos grandes y durables y podamos vivir contigo eternamente 2. 3. "j Eternidad, tú que tienes poder de saJber sin fin y sin principio!: tú me has principiado paora durar sin fin; tú me has creado, tú tienes poder de salvarme o de condenarme. Todo lo que harás de mi y de todos los demás lo sabe eternamente tu saber y lo puede eternamente tu poder, porque en tu eternidad no hay alteración ni mudanza alguna. No tengo yo poder de saber a qué me has de juzgar, porque mi ,poder y saber rtienen su principio; y, así, por cualquiera cosa que haga de mí, plégate que ,en este mundo mi poder y 1
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En el Original ta1ta .deciu. Iglla1mente falta en el onglnal .y podamos vivir contigo •.
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saber y mi duración sea. siempre a mayor honra y servicio tuyo y para alabar tu honor. 4 .. "¡ 'P oder, que salbes y quieres a todo ti mi\9lllo! ¡Saber, que quieres y puedes a todo ti mismo! ¡ Querer, que puedes y sabes a todo ti m,ismo! Tomadme todo mi poder y saber para alabaros y serviros, pues me habéis tomado todo mi querer. Tú s, ¡ah poder, Salber'Y querer!, del modo que eres sin aumento ni disminución ni variación alguna, tú puedes saber y querer todo cuanto hay según tu poder, saber y querer infinito. Y rtú, ¡oh slliber!, sa.bes todo cuanto quieres; y tú, ¡Oh querer!, quieres y puedes todo cuan,t o quieres en voluntad, poder Y' saber. Luego, como esto sea as! y ninguna cosa lo pueda mudar ni va1"iar, de esta grande influencia venga a mi poder gracia, para que en todo tiempo pueda poder, querer y saber asimismo en honrar a tu poder; y a mi saber en honrar a tu saber, y a mí querer en honrar a tu a.mor y honor. 5. "¡SaJbiduria di'Vina!. En ti es a.mor 'Y virtud. Tú te sabes a ti misma saber sobre todo otro saber, y te sabes a ti misma amor sobre todo otro amor, y te sabes a ti miama virtud sobre toda otra virtud. Y po!" esto, si mi saber sabe que mi querer es menor virtud en amar a tu querer, conviene que tu saber sepa que tu amoor es mayor en amarme a mí que mi amor en amarte a ti; Y si esto no lo supiese así, no sabría tu sabiduría ser mayor la virtud de tu amor en el querer que lo que es la mía; ni mi sabiduría y amor no tendrían vil'tud con que poderrte perfectamente contemplar." Mientras Blanquerna contemplaba de este modo, se acordó que si 'Dios supiese que su querer amase al pecado, no tendría virtud con que a.marse a si mismo, y por esto entendió Blanquerna qué, si él desamara a Dios, no tendría virtud con desamar aJ pecado, !y, por esta Tazón, lloró dilaque tadamente Blanquet"lla cuando se recordó culpable y pecador por el tiempo en que había pecado. , 6. "¡ Aan
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amor pone en verdad, todo lo hace' con virtud infinita y eternal en amar a la verdad; y cuanto hacen los cuerpos celestes y los demás, lo hacen con virtud finida, con tiempo y cantidad. Luego, como esto ~a así, a ti, armor, virtud y verdad, me obligo y ¡rujeto por todos los días de mi vida a honrar tus ponores y anunciar a los infieles y a los devotos cristianos .),ia '"Verdad de 'la vil"tud de tus amores" G. 1. La virtud, verdad y g:lQria se encontraron en los pensamientos de Blanquerna cuando contemplaba a su Amado, y consideró a cuál de las tres darla mayor honor en sus pensamientos y voluntad; pero por cuanto no podía entender en ellas diferencia alguna, por ser una misma cosa sin distinción, por esto igualmente las hizo honor y reverencia con memorar, entender y amar a su AIIllado, y dijo: "Adárate, virtud, que me has creado; adórote, verdad, que me 'has de juzgar, y adórote, gloria, en quien espero ser glorificado en virtud y verdad, que no cesará por ningún tiempo de dar gloria sin :fin." 8. Pleguntó Blanquerna a 'la . verdad de su Atm·a do: -I,Si en ti la glooria y perfección no fuese aquello que tú eres, ¿ qué serias tú? Respondió el entendimiento de Blanquerna que sería falsedad, o una verdad semejante a la nuestra, o sería nada, o alguna cosa en la cual habria pena eterna sin fin. Insistió Blanquerna: .¿ Y si la verdad no fuese, qué seria la gloria ?-
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pero ninguna de las tres potencias pudo tTascender a la otra, porque cada una había menester a las tres virtudes de su Amado: para significar que las tres virtudes referidas son una misma cosa en su Amado. 11. j Justicia! dijo Blanquerna , ¿ qué quieres tú de mi voluntad? Respondió la memoria por la justicia: --Quiero en vos contrición y temO'!', y quiero en vuestros ojos lloros, y en vuestro corazón suspiros, y en vuestro cuerpo ~.Ifticciones. .y tú, l~ez'a, ¿qué quieres de mi voluntad? 'R espondió e'1 entendimiento por ·l a 'largueza: Quiérola tener toda para amar y para arrepenthme y despreciar las 'V'aIlidades de este mundo. ;y tú, misericordia, ¿ qué quieres de mi memoria y de mi entendmuento Respondióle la voluntad por la mi,s ericordia: Quiero todá la' memoria para memorar, y todo el entendimiento paTa entender su don y su perdón, y mayormente para contemplar a sí nllsma. Y entonces Blanquerna Be entregó todo en contemplar todo cuanto deseaban de él las virtudes de su Amado. 12. Adoraba y contemplaba Blanquerna e.n su Amado la largueza, misericordia y humildad; y las consideraba mayores y mejores que cuando las contemplaba en sí nllSmo, y por esto decía a su ellltendimiento que en su Amado no podía entender toda liberalidad, misericoTdia y humildad; y decía a su voluntad que la misericordia de su Amado tenía tan gran largueza, que podía tomar de ella cuanta hum41dad y podía haber de ella tanta largueza y misericordia cuanta había menester para su salvación. 13. En peligro se vió Blanquema en su pensamiento de creer y juzgar que el señorío de su Amado fuese mayor que la misericordia y humildad, puesto que su señorío es sobre cuantos hombres hay y su humildad y misericordia no Huminan en la fe caJtóMca a los ínfieles, pero el Amado despertó la memoria de Blanquerna y la hizo recordar de que la misericordia hizo humilla!I' el Hijo de Dios a eny morir en CrlliZ en cuanto 'h ombre, para que ~u señorío fuese revelado y predicado en todo el mundo por aquellos a quienes Dios se ha humillado en el santo sacrificio del altar, y a quien ha hecho Dios tantas honras y los espera su misencordia para la satisfacción de tantas y tan graves faltas mortales desagradables a Dios y a las gentes. 14. Decía Blanquerna que en este mundo no conviene al príncipe señorío sin humi·l dad y paciencia, para significar que sería inconveniente el que en Dios hubiese señorío sin humildad y paciencia; y, por esto, Blanquerna, que era príncipe y señor de su memorarr, entender y querer, humi· lió su principado a la paciencia, para pode!I' subir a contemplar, en su Amado, humildad, señorío y pacieñcia, de quien
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tiene a feudo 's u principado, del cual debe dar cuentta. a su Aimado, _ , 15. De esta suerte concluyó Blanquerna su oración, y al' otro día la prosiguió en otra manera, es a saber, que, dejando la consideración de la paciencia, empezó por el señorío, combinando las vi,r tudes de tres en tres para usar de distint o modo; y otro día consideraba las -v irtudes de cuatto en cuatro, o de ciD'co en oinco, o de 's eis en se.is a, O de dos en dos, o las combinaba todas con lª- grandeza y eternidad, y así de las demás -'Virtudes. Y, de este modo, cada vez que en su contemplación mudaba la combinación de una: 'V~rtud con otra. se le oTrecían nuevas razoneS y ",,-arios modoS y 3iSUnt os paTa -contemplar a 'su A!mado. y: porque seguía arte en su oración y contempla'Ción, por eso era Bla.nquerna 't an fecundo en contemplar su Amado, que sus 9jos no cesaoan todos los dias de 1l0l'8lr, y su corazón de suspirar, y su alma se derretía en contrición , devoción y amor de su MnaJdo,
CAP1T U L O 111 ,
DE , LA ESENCIA
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1. Comenzó Blanquerna a contemplar la divina esencia con las divinas virtudes', y memorando, entendiendo y amando aquéllas, decía estas palabIas: 2. " j Oh esencia divina! Tan , 'g rande eres' tú en bondad y eternidad, que entre ti y entre tu bondad, grandeZaJ y eternidad no hay diferencia alguna. Tú eres esencia y tú eres Dios; y, pues entre deídad 'Y Dios no hay diferen' cia alguna., adórote deidad y Dios, esencia y ~er en una cosa misma, porque si la deidad en Dios y la esencia y , ser ' no fuese una misma -cosa, sin diferencia alguna, tu gr3,lldeza sería ,fulida y terminada entre tu bondad y tu bien, y entre' tu eternidad y tu ser eternal; y se seguiría 'q ue tu deidad sería \Ina cosa y Dios otra, y lo mismo se seguiría de tu ser y de tu esencia; y porque tu gl andeza es infin'i ta en bondad y eternidad', por ese, soberana cia, yo te adoro y bendigo en 1 una, pura a.ctu8Jl'idad y simple igualdad con todas tus virtudes y dignif;i ades divinas, 3. "De tu bondad y gran:deza y de tu. 'b ien grande, j oh esencia glori~!, meanora 'Y entiende tu memoria y enlbendimient o lo que no puede memorar y entender de 'njngana otra cosa, en que la bondad y et bien, grandeza y grande, .
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• E l autor pasa e n silencio «de seis en. seis», 1 «en un a pura ac tualitat simple ab totes ~es vi rt uts t ues. , ,
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OBRAS LITRRARIAS DR RAMÓN LLULL
duración y durante no son una misma cosa; porque si lo entre le. y el ser de la fueran, no !habría criatura y la esencia y el ser del Creador; y si esto no fuera así, tu bondad no sería soberana en grandeza, como conviene que ~o sea. Para que, sea· significada mayor la noble M• de tu esencia y de SOl, entiende y memora ser mayor en ser una cosa misma tu esencia y' tu ser, que y el ser creado, en quien es la no la glandeza, por cuyo defecto tenemos OODIOCimienJto de tu glande e infinita grandeza, a. quien alabo y bendigo, sujetando toda le. gl1l1I1dem de mi voll!Q'ltad para adora'!', contemplar, loar y servir a tu esencia gloriosa. 4. "La en la criatura es distinta de[ poder, saber y quezer creado, porque llDa. cosa es e~ poder, otra es el. sa:ber y otra e'l querer; y, po.r esto, la esenCIa creada no puede ser una miama cosa en su poder, saber y querer. ~a6 porque tú, gloriosa no tienes diferencia en tu poder, saber y ni menos entre tu poder, saber y querer, hay diferencia alguna; por esto eres una esencon tu ser, sin 2 difezeIlcia ni distincia y una. misma ción de tu poder, saber y querer. Y siendo esto asi, por eso eres tú sdbera,no bien, pues todo otro bien es deficiente en 'Poder, saber y querer para ser ~ma. cosa misl!la con su esencia.; y de ahi por su naturaleza se indina a la corru'Pción, a cuya inelinaoión 8Cría contraria su na.turaleza. si no hubiese el ser y su esencia. 5. "¡Gqoriosa eseneia! Tu :POder en 1lu no puede obl'8l1' :nting'Ún¡ defeeto. M!i poder puede hacerlo contra mi ser; y la raz6n de esto es porque una rosa. es mi ser y otra es mi y otra mi poder. Y :porque mi p'ode'!' es distante por g1'8oll diferencia de mi ser y de mi por esto puede contra mi ser y zni'!!resencia_ Mas cuanto tu poder es tu esencia. y tu sez sin r diferencia alguna, por esto no puede hacer .'oosa' alguna contra tu esencia y ser divino; y, !por esta lazón, tienes tú, ¡oh cumplido. perfecto, infinito y eterno poder en virtud, verdad, gloria y perfección. 6. "De' la.
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que ah l'é6ser de ton poder, saber, valer, no és difereut ~s
dita htlmanitat qui és essencia d'home, e de dita cavalle.ria. e de just ~s dit justicia, e de sa\'l En la tua deytat e tu, D~u, qui diu ta deytat .•
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verdad, gloria y perfección; y mayor verdad es en ser una cosa misma tu ser y tu 'esencia, que no es en la criatura ser una cosa. la y otra el ser, y en ser ,ma cosa justa. y otra justicia. Y, por esto, muchos justos y muchos hombres y muchos cabaUeros pueden ser diversos en alguna cosa deba'jo razón de la justicia, huma.n idad y caballería. Pero no es así de tu ser y de tu esencia, por cuanto tu gloria y tu perfección tienen virtud y verdad, donde no hay diferencia de ser y de esencia. 7. "Si justitcia no se haJllara en la criatura, sería imposible que el jU5to fuese creado, así como es imposible que sea. el hombre sin la humanidad. De donde, cuando el hombre y su humanidad y las demás criaturas aun no era!Il cosa alguna, ya en tu esencia ~ había justo y justicia, sin que en tu esencia haya justo, ni en ti, justo, haya justicia por razón de la criatura, sino que tú eres justo y justicia por ti m~smo; porque, asi como el hombre no podría ser sin ~ su esencia, esto es, sin la humildad y naturaleza humana, así, por el contrario sentido, puede ser en ti justo y justicia sin la criatura. Y así como el hombre no puede ser sin alguna otra cosa que no es hombre, esto es, sÍ!ll los elementos materia, fOl'ma, accidentes, naturaleza y causa eficiente, así en tu esencia no podría ser justo ni justicia, si pudieran en ella caber a:ccidentes, cualidad y diferencia ent!'e el ser y la esencia. Y si tu justicia tuviera necesidad de alguna cosa que no fuese Dios ni esencia divina, no podría ser eterna, infinita, 'Virtuosa, ni cumpldda como lo es en toda perfección. 8. "¡Esencia divina! Antes que fuese aquel a quien das, había en ti largueza, pues sí tú eres la largueza y la largueza es tú mismo, no es tu largueza en tu eternidad ' e infinidad posterior a tu esencia; y lo mismo se sigue de tu misericordia y de las demás virtudes. Ni ahora, cuando son y existen las criaturas a quienes tú das y perdonas, tu largueza y misericordia son mayores. Y si hubiese diferencia entre tu largueza y tu en tu esencia, no serías 8 sooerano bien liberal en dar y perdonar; y tendrías misericordia hasta tanto que hubieses creado la criatura; y sería impoSible que creases cosa alguna sin que antes de la creación de aquélla tuvieses largueza y misericordial' 9', Consideró Blanquerna que la humildad, señorío y paciencia en la criatura son cualidades, y en Dios son esencia; • LInll dice «justicia>. • «sen sa essencla, ~o és natnra humana •. • «no fores ¡are ní hagres misericordia tro que hague6ses creada creatura •.
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OllRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
y cómo 1 las cualidades son distantes de la esencia, y mucho más en compaTación con la humildad, señorío y paciencia, como esencia y ser divinal. Por eso Blanquerna adoró a la humildad, paciencia y señorío como ser divinal, y dijo estas palla!bras: "Humildad sin humilllar, y señorío sin domi• •• •• • nar, y pacIencIa sm paCIenCIar no se conVIenen en se!' esencia soberana, en bondad y grandeza eternal sobre todas las criaturas. Ni en la esencia de Dios 8 se conviene humillarse de mayor a menor, pues no las hay; ni se convielile habeT en ella seña!' y vasallo, ni agente y paciente, según distinción de mayor a menor." Mientras Blanquerna contemplaba de este modo, se quedó turbado y temió de afirmar contradicción; pero por la grande elevación en que se hallaba su entendimiento por la contemplación, conoció que la imaginación pecaba en la falsa comparación; y la memoria recordó cómo a Dios se deben atribuir todas las cosas buenas que hay en las criaturas y que dicen perfección o en tanto que todas ellas convienen gue sean en la divina esencia, como no se siga alguna imperfección en Dios; y por cuanto es cosa buena la humildad, señorío y paciencia en la criatura, eonviene que asimismo sean en la esencia divina; pero como en la críatura no sean aquéllas en tan grande perfección como lo son en Dios, conviene 10 que por otro más noble modo, esto es, ;por ident idad, entendamos existir en la esencia divina humBdad, señorío y pacienda, que es distinto del modo según el cual existen en la criatura, en la cual son aquellas virtudes eualidades aocidenta!les que tienen prin'cipio, medio y fin. 10. En esta. contemplación decía Blanquerna que _ la esencia de su A.mado era inconmutable, por cuanto comprendía y no era comprendida; y era inalterable, por cuanto era eternidad; y era incorruptible, porque su poder, querer ~ saber, .su virtud, justici;ru y peÑección eran eternas, y que por eso una tal y tan gloríosa esencia debía ser ·t enida más a menudo en su memorar, entender y amar que cualquiera otra esencia o esencias. , 11. Decía también que el rey, por razón de su señorío, ni por sus fuerzas, belleza, sabiduría, poder, justicia y demás cualidades, no es más cercano a la esencia humana nl «e car ca htat sóu luny de essencla, segons comparació de humlh tat, soenyona. pacu, ncla, qUl 56n eSSen Cla, per a~o Blanquerna .J. • «m en la essen cUl de Déu no·s cové humIllar major a menor, ni ésser 'en vor e vaS6alb. . • Está-de más «y que dicen perfección. ,. «cové que per altra manera pus noble entenam ésser en la essencla humilitat, senyoria, paCiencia, qu~ la manera segons lá qual són en creatnra, 'On s6n calttat!. accldentals havent comen~amenr e fl •. T
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es más hombre que el hombre de fea figura que es su vasallo yes hombre pobre y de poco poder y saber; y esto se ma.nifiesta ser así por cuanto el rey puede privarse asimismo de todas estas cosas. Pero 11 no es así de 113. esencia de Dios y de sus virtudes, porque, como sean una misma cosa }:a: esencia y las virtudes, esto es, 'bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor, perfeccián, etc., 'Por esto es la divina esencia presencialmente en virtud, en sa:bidurílaJ, 'Poder, perfección y en todas las otras dignidades pertenecientes a ella; y en todo lugar y parte de él y en todo tiempo y por todos tiempos infaliblemente. Y esto no conviene sino solamente a 'la v01untad de Dios, 'p ues que ninguna otra cosa, que no sea Dios, no puede poseer las virtudes de Dios, no puede ser • • su esencIa mIsma. . 12. P6r este modo y por otros muchos contemplaba Blanquerna la esencia de Dios, combinando las unas virtudes con las otras, según su inteligenci'a, para tener muchas razones y nuevos modos, más abundante materia para contemplar ia esencia 'de Dios. Y cuando hubo finido su oración, escribió lo que había contemplado, y después leyó lo que había escrito, y no sintió tanta devoción mientras lo lela como cuando lo contemplaba. Y por esto la contemplación no es tan devota en leyendo el libro como lo es contemplando las razones escritas en él; y la razón es porque en la contemplación la alma asciende más altamente a memorar, entender y amar la divina esencia por cuanto 12 lhabla con Dios sin medio ,que no cuando lee lo que ha contemplado, y porque devoción se conviene mejor con contemplación que con escrri tura.
CAPíTULO IV DE LA UNIDAD •
[DE
DIOS] .
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1. Transfirió Blanquerna sus pensamientos, sus consideraciones y amores a contemplar la unidad de Dios, 'Y dijo estas ipaJlrubras: "Sdbefrano Bien! Sólo tu bondad €a infi.nita en grandeza, en eternidad y poder, porque ninguna
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.Mas de la esscncla de Déu e de ses virtuts 110 és en aXÍ; car per ,>0 car s6n una cosa metexa la essencla e les virtuts ell banea, granea, eternltat etc, nu1la altra cosa no·s cové a haver les vlrtuts de Déu ni lsser sa essencia; e per a,>o la dlvmal essencia és en vlrtut, en presencIa, en saVJea, poder, e en tot ,>0 quí.s pertany a sa essencia, en tot loe e part tot loc, e en tot temps e part tot temps; e aquesta cosa no s cové mas tan solament a la vólentat de Déu • .. Sobra ",por medIo». 11
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OJ!R.AS LITERAR.IAS DE RAMÓN LLULL
otra bondad tiene con que pueda ser infinita eternamente, ni poderosa infinitamente; y por eso, Soberano Bien, yo te adoro a ti so~o, un Dios que eres soberano en todas pel"fecciones. Tú eres un solo bien, de quien descienden y emanan todos los otros bienes. Tu bien tan solamente sostiene a todo otro bien. S610 tu bien es ,p rincipio de mi 'bien; y, por eso, todo mi bien doy y sujeto a honrar, loar y servir a tu bien tan solamente. 2. "¡Amable Señor! Grandeza sin tpTincilpio y fin en esencia virtuosru y cum'Plida en todas perfecciones, conviene UD Dios tan solamente, y no a muchos, por razón de que eternidad, que es sin principio y fin en dumbilidad, se conviene con grandeza que en esencia y virtud no tenga principIo ní ñn, antes bien sea sin principio y sin fin cumplidamente. Y si esto no fuera así, seguiríase, Señor, que la justicia y perfección serían cosas contrarias en ~w eternidad, si la eternidad, que no tiene princ~pio ni fin en duración, se coIl'Viniese también con esencial grandeza, habiente cuantidad ñnida y terminada, como en esencia indefinida e interminable. Mas como tú, SeñOlI', inmenso Dios mío, seas tu justicIa y tu misma perfección, por esto es significado a mi entendimiento que tú eres un Dios eterno tan solamente." 3. Memoró la memoria de Blanquerna en la. bondad, grandeza, eternidad, sabiduría y voluntad el poder de Dios. Por 113> bondad entendió mejor poder que otro poder; por la gl''>lndeza entendió mruyor ,p oder; por la eternidad entendió UD poder más durable; por la sabiduría, un poder más sabio; por la voluntad, un poder más 'benigno que ningÚn otro poder, como 1 todas las dignidades sean en Dios esencialmente una misma cosa. Y cuando el entendimiento de Blanquerna hubo entendido el ,p oder divino, entonces la memoria memoró un poder tan solamente supremo al todos los otros poderes; por lo cual el entendimiento entendió haber un Dios tan solamente, por cuanto, si hubiese muchos dios,es, sería imposible que el entendimiento pudiese entender mayor y más noble que todos los otros poderes. I 4. Consideró Blanquerna en la virtud 2 de las plantas, hierbas y demás cosas que la naturaleza ordena a un fin; y su entendimiento entendió cómo en cada una de las cosas naturales hay una virtud que domina todas las otras virtudes que se hallan en aquel cuerpo; y por eso la natuoraleza en cada cuerpo elementado tiene natural apetito a lID fin más que a otro, por cuanto el un ñn, esto es, una perfección, tiene debajo de si a las demás perfecciones. Mientras consideraba esto Blanquerna, su memoria trans-firi6 BU enten-
a
1 t
El autor calla ecomo.. , cosa •. .en la virtut qw és en les plantes e en les coses. ,
LffiRO DE EVAST y BLANQUERNA
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dimiento a entender el fin para que son creados los hombres. Y cómo las bestias, aves, plantas, metales, elementos, cielos y estrellas se han y llevan a un fin, que es sen vir al hombre. Y por eeto le rfué significado, según la perfección • de s bondad, poder, justicil8J, sabiduría, voluntad y de l'as otras dignidades, que todos los hombres están obligados a loar, honrar y servir a un Dios tan solamente; porque si fuesen muchos los dioses, según la perfección y la justicia, saber y poder de cada uno, Dios hubiera creado y producido las criaturas y los hombres a muchos fines. Contemplando así Blanquerna en la virtud ~ y unidad de 1)1os , segÚn la manera antedicha, sintió muy elevada su memoria, entendimiento y vohlOtad en D la contemplación de Dios, por cuanto se entendía la unidad de Dios con sus divinas virtudes, las cuales conservaba en su memoria, entendimiento y voluntad. 5. Dada es voluntad al hombre, por la cual quiere tener solo y poseer su castillo, su ciudad 'y su reino 6, y quiere ser señor de su mujer y de su hijo; y por cuya voluntad qUiere también tener libres su entendimiento y su voluntad, y así de las dem~ cosas. Y cuando injuriosamente contra su voluntad tiene par é igual en estas cosas, siente gran pasión, la cual es contra gloria y señorío. HaBiendo Blanquerna repasado todo esto en su memoria, consideró la gloria y sefiorío de Dios; y entendió que, si hubiera muchos dioses señores del mundo, su gloria y señorío no pudieran ser tan grandes como lo son si hay lIn solo Dios; y porque a Dios se conviene el que sea conocida su maJYor gloria y señorío, por esto fué demostrando manifiestamente al entendimiento de Blanquerna haber un Dios solamente. Y para que su entendimiento entendiera más altamente, fué su voluntad más exaltada con fervor y devoción a contempla!" a su Amado, esposo de su 'Voluntad, y dijo estas pa:13lbras: 6. "Verdad es, mi Señor Dios, que no hay otro Dios sino tú solamente. A ti solo me encargo y me ofrezco para servirte. De ti solQ espero gracia y perdón, ,p ues otra largueia no Ihay que pueda dar gracia ni otI"lIJ misericordia que pueda perdonar sino solamente la tuya. Humilde 1 eres tú, Señor, si a ti humilde soy. Señor soy yo, si tuyo sólo soy. Victoria oonsigo sobre todos mis enemigos, si por ti solamente soy pacienrt:e. Y por esto, con todo cuan,t o soy, puedo ser y seré, a .ti solo soy culpable y pecador. A ti sólo pido el peroón; y en ti me fío, y por ti me expongo a los • .de poder, justicia, saviea, volentah. • En el texto primitivo no se lee cen la virtud •. o Tampoco se leen en el original las palabras .en la ... voluntad •. • «son regne, o ss ma, o sa muller o son fIlIo sa memOria, son entenlment, sa volentat. e axi de 1e6 altres coses •. , .Hum¡1 60 si a v6s humll 110."
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OIlRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL •
peligros; y cuanto acon~ciere de mí, sea todo a un fin, en que tú seas loado, sewido y honrado. A ti solo temo, mi Señor; de ti recibo esfuerzo y vigor. Por ti lloro y me' enardezco en amor; y no quiero a otro señor 8 sine a ti sele, que eres mi Creador."
CAPíTULO V DE LA TRINIDAD [DE DIOS]
1. Contemplar quiso Blanquema la Santísima Trinidad • de nuestro Señor Dios, y, por eso, en el principio de su oración, rogó a Dios le exaltase las potencias de su alma. para poder ascender a oontemplar sus divinas vi'r tudes y dignidades 1, para que por ellas contemplar su Trinidad gloriosa, y dijo estas : "¡Santa y gloriosa esencia divina~ en quien es Trinidad de divinas personas! Gracia te pido, como te plega 'hllmillal'te, 'Para que mi alma pueda subir a centemplarte en tu Trinidad santa con 2 tus prepias y esenciales vd·r tudes y dignidades comunes a las tres propiedades personaJIes y a las tres divinas personas. No sey yo digno, Señer, de pedirte el don que te pido, ni menos reci'b irlo; mas por cuanto tú, Señor, me lo puedes dar, y yo cen él' podré mejor a.marte, conocerte, recordarte y wlabarte, por esto te qo pido; 'Pues mi ¡¡,lma desea conocer y amar todas aquellas cosas por las cuales pudiere mejor alabarte y servirte, conocerte y amarte, y por las cuales -p ueda yo hacer amar y conocer tus honores y valores y tus honraeiones a 1as gentes" s. 2. Ooo.fióse Blanquerna en el auxilio de Dios, y dije estas palalbras: "No fué jamás, ni es, ni será en la criatura que el bien infinito y eterno pueda naturalmente ser engendrado ni precedido, siendo así que 4:odo bien creado es terminado y finido en· bondad, grandeza, duración, poder, etcétera. Pero si en la criatura hubiese un bien infinitamente gr8JDde en etem.i dad, poder, saber, querer, etc., sería po· sible cosa que un bien infinito pudiese engendrar otro bien infinito; y si esto no fuera posible, sería imposible que en la criaJtura hubiese un bien infinito, .seg'IÍ'll arriba habemos • • H ay que \Suprimir «si ño creadOr». 1 .~e~ VlrtutS», dice Simplemente el autor , cA!> tes propnes, essenclals vlrtut" comunes, tes proprietats, tres, essenclals, personals .• • Sobra ca las gen tes». • _granea, etermtab, léese solamente en el original.
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SUpUElsto.'! Cuando BJanquerna !hubo re'cordado, entendido y amado todo eso, reeordó y entendió que el Soberano Bien es más excelente en bondad, grandeza 'Y etemidad,. poder, saber y querer que el bien creado; y conviene que tenga más alta y más noble obra y actualidad que el bien creado; porque, si no lo tuviera, seria imposible que le fuese superior en infinidad de bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduríl3:, etc. 3. Habiendo Blanquerna, 'con el aUXiilio de Dios, elevado las potencias de su alma en el más alto grado qUe la.s había podido e)Ca:)Jtar, se esforzó cómo por otl'O modo pudiese más alrtameme elevarlas; y empezó a considera'r que gran bien es engendrar Dios que sea ,bien infinito, eterno, poderoso, sabio, amo'I'OSO, virtuoso, verdadero, glorioso, cumplido en toda perfección, justo, liberal, misericordioso, humirde, señor de cuanto tiene ser, 'Y en swpremo grado paciente 5. Después de haber considerado Blanquerna todo esto, po!" largo espacio de tiempo consideró otra vez cuán grande bien es dar a Dios procesión en que sean todas las virtu- , des comunes sobrediohas. Consideró otra v\!z cuán grande es el bien de que es engendrado Dios y de dónde emana Dios eternal e infinitamente. Y habiendo considerado Blanquerna todas estas cosas, consideró por negación que en el Soberano Bien no fuese el bien que había considerado, y sintió entonces su alma vacía de devoción e inteligencia; y 'VOLviendo a considerar en Dios todo lo que había considerado por afirmación, por este medio sinrtió ~'llego a su alma llena de recordación e inJteligencia 'Y amO!' al Soberano Bien; y empezó a llorar y alabar a Dios, que 'ban altamente le hacía contemplar. 4. Recordó Blanquerna en 8U alma a la V'irtud creada, la cual quiso ascender a más alto grado por especial auxilio de la virtud increada~ y en su memoria, dijo estas pallalbras: "Los antiguos dijeron que el mundo es eterno; y [o entendieron decir a honor de la virtud increada; a quien se conviene obrar eterna e infinitamente. Y porque ellos ilg noraron en Dios Trinidad y operación intrínseca e1.ernall, atribuyel"Olll a Dios obra eterna e inñnida en el mundo;- y en las cosas de que es compuesto e integrado; pero, por cuanto a ]a virtud de Dios se conviene mucho mejor el obrar en sí obra eterna e inñnida en poder, sabidu'I'ía, amor, perfección y gloria que en otra cosa que no sea Dios, por eso, ~a perfecta justicia, sabiduría, verdad y gloria de Dios Significaron a Blanquerna que el mllDdo había tenido principio y que la obra que la diviI
• El onginal silencia . y en supremo grado.
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OJlRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
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na esencial tiene en sí misma engendrando al m ·jo, y proeediendo el Espíritu Santo de'! Pa.dre y del Hijo 8 es eternar e infinida en toda perfección. Y si esto no fuera así, se seguiría que tan infinida virtud y capacidad 1 tendría el mundo en recibir ete!'Ilidad, como 8 es en el divino poder y en la eternidad y virtud de comunicársela, cual es imposible; por cuya imposibi·hldad significada a Blanquerna, quedó su entendimiento tan exaltado y su voluntad se elevó tan altamente a amar la. Saalrtísima Trinddad de Dios, que el amor dió ar cuerpo sus lan-gores, y a los ojos lá,grimas y lloros, y al corazón suspiros y devoción, y a la boca oraciones y loores de su Dios glorioso. 5. Con -gran temor decía Blanquerna a la Santísima Trinidad, mental y COrporalmente estas palabras: "¡ Excelente Trinidad soberana! Por tus comunes virtudes eleva mi entendim1ento a contemplarte y amaI1l:e. En ·tus propias virtudes personales desfaillece mi entendimdento en tener de ti conocimiento; pero, por cuanlto mIi vohmtad asciende a amarte a ti, y mi entendimieDJto a creerte, illlmi.n ado con luz de fe por tu bendición, por eso están en ti contemplando estas potencias mías por amor y por fe e inteligencia, sin que de esto se sÍ'ga contradicción algunaL" 6. Mientras Blanquerna contemplaba de este modo la Trinidad soberana, error e i'g norancia quisieron inclinarle a descreer la Samlta Trinidad en Dios, COIlSIiderando que toda trinidad hacía composición; pero vollV'iendo sobre sí, recordó BJanquerna cómo la grandeza de Dios es infinida en poder, perfección y eternidad, por lo cual entendió sería grande inconveniente que, si la pluralidad y trinidad creada no pueden ser sin composición, se siga de aquí que la Trinidad sdberana deba de: ser cOIIllpuesta, ni entrar en ella composición a:lguna 9, ¡porque así como la SObeMIIl3 Trinidad 'Y ,plura:lidad de las dirvinas personas es superior en bondad, grandeza, eternidad, poder, etc., a la pluralidad y trin.idad creada, asimismo contVielle que le sea superior en simplicidad; y porque la unidad de Dios es superior en simplicidad a toda unidad creada, asimismo conviene que el So'berano tenga pluraJlidad, con la cual sea superior en Trinidad 10 personal y en simplicidad a toda pluralidad creada. . 7. "¡Trinidad santa! En todo lo que no te alcanza mi • Texto truncado en las edIciones de Ovejero y Agtlllar T No aparece en el original
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entendimiento 11 eres tú mayor en grandeza, y es mayor mi fe que mi entendimiento, y es mayor tu grandeza que mi fe, y la razón de esto es porque tu grandeza es infinida en toda perfección, y mi fe y entendimiento son comprendidos y limitados por tu grandeza; luego~ si en lo que cree de ti mi entendimiento, soy yo mayor por fe que por elltendimiento, si yo te entendiera, sería mayor en amor por el entender que por el Cleer; y si eso no fuera asi, se que el amor se convendría más con la ignorancia que con el entender; y siendo esto asi, aun se seguiría que el amor serí~ menor en las alturas del entendimiento y mayor en sus desfallecimientos, y esto es imposible; sin que se siga contradicción alguna ni en el mérito ni en el entendimiento por fe 12, la cual queda su estado perfectamente la que era según :)la diversidad de los objetos que ,t ienen la fe y el entendimiento, cUYQ dirvel'sidad habemos significado an'iba en las divinas virtudes y dignidades comunes a todas las tres divinas tpersonas, y según las propiedades personales divinas." 8, ¡Para usar Blanquerna del Arte de contemplación, consideraba en su alma. generación con infinidad, eternidad 'y perfección; y también para que no creyese ser semejante la divina generación a la de las criaturas, la que 18 no pudo ·h acer caber en su alma., ni entender, amar, ná recordaw el que fuese con eternidad, infinidad y perfección, por cuanto no pudo creer en ella simplicidad sin composición y c01'l'upción, según su entendimiento tenia de ello 00nacimiento; y en la suprema generación entendió simplicidad sin composición y con'upción, en cuanto no puede ser sin eternidad, infinidad y perfección en su entendimiento, ' memoria y voluntad, que así la entendía, reoordaba y amaba. 9. "¡Trinidad santa!: si tú no fueras, ¿en qué sería Dios semejante al hombre? Y ¿ en qué haría ser verdadera su !palalbra cuando dijo: "Hagamos ai1 noonibre a imagen y semeja.nza nuestra?" [Gén. 1, 26]. Y si hay Trinidad u, no es desemejante a la nuestra en aquesto que se la pueda asimilar, aunque sea aquélla un infinito y eterno poder, sabiduría, perfección, etc." De esta manel1al contempla'ba BlanlEn 0;:0 que no t'entén, és ¡najor ta granea e é6 menor mon enteniment, e en <;0 que.t creu seos entendre, és major ma fe que mon enteniment e és maJar ta granea que ma fe ; e as:o és .. » u «per fe que roman en son e.stament segons diversitat d'objects entre fe e entenimenh. ,. .Ia qual en sa Amma no pot metre en infini tat, etermtat; e per a~o entén sublrana generacl6, 61mplicltat sens compuslcI6, corropci6, e en la jusana generaci6 no pot creure corropcI6 D1 compuSi~16, loer <;0 car 60n entemment n'a conexen<;a en <;0 que la generacI6 creada no pot metre en etermtat, infimtat, perfeccl6 en son enteniment, remembrament. " lE 6i és trinitat desemblant a la nostra, és que és ésser infinit, eternal, en poder, savlea, perfeccló.• 11
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querna la Santísima Trinidad de Dios, y a. ella elevaba todos los poderes de su 8Jllm¡a cuanto podía pa.ra que así fuese obediente 8Jl precepto de Dios que manda que el hombre ame a su Dios, Oreador y Señor, con todas sus fuerzas y con todos sus pensa.mientos y con toda su alma en quien son la memooia, entendimiento y voluIlltad.
CAPíTULO VI DE LA ENCARNACIÓN
1. Recordó Blanquet,na. la Sa.n tísima Trinidad de nuestro Señor Dios para g.ue el entendim:jelllto entendiese cómo de la influencia de Ib ondad 1, etemidad, poder, sa:biduría y voluntad de la Trinidad divina debía Dios hacer en la criatura una obra que fuese de gran beIl!ignidad, durabilidad, poder, sabiduría, oaridad, etc. Y, por esto, el entendimiento entendió que, segÚn la operación que hay en >las personas di'Vinas, era Cosal conveniente que Dios aS11 miese naturaleza humana en lmión persollal 2 , en la cual y por '¡a cual fuesen Significadas sus di'Vlinas viTtudes y las operaciones interiores que tiene en sus di'Vinas personas, y que por aquella significación la 'Voluntad de Blanquerna y la de los d~ás hombres amase más a Dios y sus obras, por lo cual di'jo estas palasbras: 2. "Divina virtud,
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y' esto tu s8Ibiduría lo entendió, Mí también la habia querido hacer mayor que la criatura .y que todas las demás criaturas. 3. "Ma¡yor es, Señor, ~a Ig loria de tu ihumana naturaleza, que todas las otras glorias creadas, y esto es porque tu ipe1'feoción es mayor que toda otra perfección; y por 'Cuanto tu juaticia, Señor, tiene mayor bondad, poder, sabiduría y aanor que toda otra naturaleza creada, por eso quiSO dar ma.yor perfección 18. tu humanidad que a ninguna otr'!. njilturailella. creada. Y como esto sea así, conviene, pues, que todos los ángeles y todas las almas de los santos, y aun todos los cuerpos de los bienaventurados, después de la resurrección, tengan gloria en tu humana naturaleza y por ella puedan ascender 81 iha:berla ma;yor en tu naturaleza di~ina." 4. Habiendo Blanquerna considerado largo rato en las cosas antedichas, sintió a su memoria, entendimiento y volu~tad por elevadas en la contemplación; pero aun con esto no daba su corazón agua a sus ojos por la cual se hallasen en lágrimas y lloros, y por esto elevó Blanquerna 1815 potencias de su alma más altamente en la contemplación, para multiplicar la devoción tan vivamente en su co~zón hasta que sus ojos corriesen en lágrimas y lloros, por ser cosa inconveniente el contemplar altamente sin derramar lágri ; y por esto bajó Blanquerna su memoria a recordar la vileza y miseria de este mundo y los pecados que- hay en él; Y asimismo cuán grande fué la maldad que cometió nuestro padre Adán contra su Creador cuando le fué .inobe-diente, y cuán grande !lJa. misericordia, largueza, humHdad, paciencia 'Y señorío de ¡Oios, cuando de plugo toma.r carne !mmaua y cuando quiso entregar aquella humanidad a la pobreza, de3precios, tormentos, trabajos, congojas y vil mUe!'te, sin tener culpa ni parte en nuestros defectos. Mientras la memoria de Blanquerna estaba acá abajo memorando estas cosas, asoendió el entendimiento a entender, y, Siguiéndole la memoria, contemplaron en las otras virtudes divinas, a saber: en la infinita bondad, etel11idad, poder, sabiduría, amor, virtud, verdad, gloria, perfección, etc., y P
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ORRAS LITERARIAS DE RAM6N LLULL
mientras lloraba, la imaginación quiso imaginar el modo I cómo el HiJo de Dios umó a sí la humana naturaleza a ser con él un supuesto y una persona. Y por cuanto no 10 pudo imaginar, comenzó el entendimiento a ignora!' y Blanquerna a dudar, y cesaron los suspiros y las lágrimas y los lloros por causa de la duda, que desvaneció a la devoción en que antes se hallaba. Cuando Blanquerna 'advirtió el estado en que había parado su pensamiento, elevó otra vez su memoria y su entendimiento a la grandeza de la bondad, poder, sabiduría, amor y perfección de Dios; y en la grandeza de aquellas virtud~s entendió su entendimiento que Dios pudo unir a sí la humana naturaleza, aunque la imaginación no lo sepa ni pueda imaginar, por ser Dios mayor en bondad, pode!', sabiduría y querer que la imaginación en imaginar. y por este tal memorar y entender, destruyó Blanquerna la duda que había tenido de la encarnación, y volvieron en su carazón la contrición y devoción, y en los ojos lágrimas y llantos, y se halló en más alta y fervorosa devoción y contemplación que no en el principio. 6. Meditó y contempló profundamente Blanquerna la encarnación del Hijo de DIOS en el modo arriba dicho; y cuando sintió que su alma se fatigaba de aquel primer modo, eligió otro, para que, mudando su contemplación por otra nueva manera, ret;:obrase su alma alguna virtud y fUe!'za para contemplar. Y, por eso, Blanquerna recordó cómo la santa encarnación y pasión del Hijo de Dios es honrada en la bondad de Dios, grandeza, eternidad y poder, sabiduria, amor y perfección, etc., y cómo en este mundo ha honrado a muchos hombres con su honor, los cUJailes 6 no se lo dan como pudieren. A más de esto, lecOrdÓ cómo son muchos los infieles en este mundo que no honran a ola na.turaleza !:l1Imana de Jesucristo, a la cual ha honrado Dios tanto en sí mismo; antes bien, la descleen y blasfeman; y poseen la Tierra Santa, en donde Dios asumió aquella naturaleza y donde, para honrarnos a nosotros y restituirnos al supremo señO'I'ío que habíamos perdido, padeció muerte y pasión-aquella humana naturaleza. CUando Blanquerna tuvo aplicadas las potencias de su alma en esta materia, entonces renováronse en él la devoción, los suspiros, lloros y contrición; y fué puesta su , alma en altísima contemplación de la santa encarnación de1 Hijo de Dios, y, por esto, dijo estas palabras: "¡Alh Señor Dios, que has honrado y exaltado de tall gran manera en tus divinas virtudes a nuestra humana naturaleza! ¡ CUándo llegará aquel tiempo que tú exaltes y honres a • Llull dice 61mplemente da manera ~egons la quaJ 'lo FilI de Déu e la natura humana s'ajustaren•. • Texto alterado en las ediCIOnes de Ovejero y de AgUIJar.
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LIBRO DE EVAST y BLANQUERNA
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nuestro memorar, entender y amar a tu santa encarnación y ¡pasión!" 7. Tan alta era la contemplación de Blanquerna, que las potencias de su alma mentalmente se hablaban. Y decía la memoria que bondad grande, había grande obra, y grande potestad, poder grande. Respondía el entendimiento, y decía que gran miserico'l'dia, amor, largueza y humanidad T unía y juntaba menor virtud a mayor. Y la voluntad decía que a ella le convenía amar sobre todas las criaturas a su señor Dios Jesucristo; pero que de una cosa se maravillaba, y era cómo puede ser, supuesto que Jesucristo amaba tanto a su pueblo, y por él quiso sufri'l' tan grande pasión, y Dios quiso 11lImillarse tanto, por cuál razón haJy en el mundo tantas gentes idólatras e infieles, que todos viven con ignorancia de su honor. Respondió el entendimiento, y dijo que aquella cosa era materia a la voluntad para que tuviese tanta devoción que hiciese al hombre desear padecer martirio para honrar la enca'I'nación; y era materia a la memoria como recordase y pensase tan altamente en las virtudes y dignidades de Dios, que él pudiese ser exaltado en tan necesarias demostraciones que pudiese significar a los infieles la santa encarnación y pasión de su señor Dios Jesucristo. 8. Tan iluminado e inflamado de la divina luz estaba el espíritu de Blanquerna, que decía estas paila'b ras: "La mayor verdad que sea conjunta de verdad increada y creada es en ~a encarnación; 'l uego ¿ 'cómo son más los hombres que la ignoran, descreen y menoslll'ecian que los que la honran y creen? i Ah justicia! 'Dú, que eres tan grande en poder, saJoor y perfección, ¿ qué !harás?; ¿ castigarás estos defectos taJJ grandes y tan mortales? j.A/h misericordia! Tú, en quien hay tanta benignidad, amor, ciencia y humildad, ¿ los perdonarás?" Aquí lloró Blanquerna; y entre y ésperanza se entristecía y se alegraba contemplando la santa encarnación del Hijo de Dios. •
CAPíTULO VII Dgr. "PATER NOSTER"
1. Recordó Blanquerna las divÍD'a s virtudes y dignidades, y quiso por ellas contemplar a Dioo en la oración del Pater noster, y quiso poner las virtudes y el Pater tWster en su memoria, entendimien-w y voluntad. Y, por esto, hablando con Dios, dijo estas paJla.bras: "Padre eres tú, Se, .larguea, humllitat ...•.
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ñor, de nosotros, y eres padre \ es a saber, que Dios Padre es Padre de Dios Hijo infinita y eternalmente en bondad, grandeza, poder, salbiduría, amor, rpeÑección, etc. Y tu divina esencia es padre de la naturaleza humana de Jesucristo por creación y por benignidad, largueza, misericordia, humildad y caridad; y, por eso, dijo Jesucristo, cuando hizo La! oración del POJter noster} que en ti es ¡padre, por persona, Padre 'Propiamente de Dios Hijo; y tú eres esencia, la cua:l es padre de su Ih umanidad, y asimismo de rodas las criaturas; y por cuaIllto los apÓSotoles eran criaturas y creían en la Santa Trinidad y en la humanidad 2 yencar· n~ción de nuestro Señor Jesucristo, les enseñó y mandó que Iezasen el Pater noster. 2. '''Dú, Señor, eres Padre de Dios Hijo en los cielos, los cuales son tu misma grande e infinita bondad, eternidad, poder, sabiduría, amor, perfección, etc., que son esencia en la cual es Dios Padre, que engendJ1aJ a Dios H~jo. Y por cuanto en tu esencia hay infinita perfección en bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor, gloria, etc., por esto, Señor, son comparadas tus dignidades a los cielos, que son altos, 'Y son ta.n a~tas :tus dignidades y virtudes, que ningunas otras virtudes son bastantes a ser en tan gra:ndes alturas y excelencias como son las twyas solamente; por cuyas alturas y excelencias nos significas, Seño.r, en el Palter noS'ter que tú eres padre, porque eres más alto que todas las criaturas, 'Y por razón que en tus cielos son tus obras por las cuales Jesucristo te llama padre suyo y nuestro. Luego si Jesuc:risto, que es Dios y hombre verdadero, y en los cielos es igual a ti 'en cuanto Dios y es en la tierra en cuanto es hombre, el que da de ti testimonio que eres padre suyo y nuestro, y que estás en los cielos, justa cosa es que nosotros, que estamos acá en la tierra, Cleamos su testimonio y que recemos la oración del Pater noster. 3. "Santificado sea, Señor, tu santo y glorioso !Ilombre en tu bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor, perfección, etc., en quienes es el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo por generación y procesión, sin las cnales no podrían ser en tu esencia nombres propios y distintos eterna e infinitamente en bondad, virtud, verdad y perfección. Mas porque hay Padre eternal, Hijo eternal y Espíritu Sanlto eternal, y cada 1ma de estas personas es infinita en perfección, por. esto hay en tu esencia nombres eternales e infinitos en perfección; y por esto es cosa digna que sean santificados tus nombres personales en tu eterna, infi·n ita 'Y perfecta esencial divina." 1 'f"! eres padre. {'oS un añadIdo del tradnctor . • 1amblén añadIÓ el traductor .y en la humanidad».
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4. "y no sdlamente, Señor, requiere la justicia que tu nomibre sea santifteado en tus referidas virtudes, pero aun, según razón, es digno, asimismo, 'que sea saIlJtificado acá abajo entre nosotros por todo el mllDdo. Y, por es>ta razón, Señor, has est'3lblecido tú en ]:a tierrn la santa Iglesia Romana, parn que procure a que tu santo nombre sea nombrndo, loado 3 y ,cO!llocido por todo et m1mdo, a fin que sea santificado en las alma"il de los hombres y en el salllto sacrnmento del aJltar; y para que el Sa.nto Padre ~tólico y sus compa.ñeros los señores cardenales y los otros preIados no sean negli·g entes y que por otros negocios no cesen de procurar cómo tu nombre sea santificado, pues de esto has tú hecho mandamiento con tu propia boca en la oración del Pa;ter rwSlter y en la hOIllli de tu tráJnsiw de este mundo, cuyo mandamiento hiciste tú, Señor, a tus lugartenrientes los apostoles aespués de tu muerte. 5. "Ell tu reino, Señor, es tu esencia misma en tus propiedades personales en quienes es la bondad, grzoandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor, perfección. Aquel reino, Señor, venga en nuestra ¡¡¡.,l ma para memorar, entender y amar tus propiedadea oomunes y tus propiedades propias personales, para que tu reino sea honrado acá abajo entre nosotros y que poda.mos nosotros arribar a tu reino glorioso y en él ser bierua,venturndos perpet~mente. 6. "H€Jcha ea, Señor, tu voluntad en Jos cielos y en la tierra; en los cielos, pues buena es tu eSencia, en la cual hay bondad y voluntad, que emana de Padre infinito e Hijo infinito en bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor, perfección, etc. Cumplida es, Señor, tu voluntad en el Hijo, el cual es eterna e i,"finitamente engendrado· en toda ,perfección. Y, por eso, Señor, quiere 1a justicia, la pel1fección, virtud, verdad, etc., que tu voluntad se cúmpla en ,l a tierra!, esto es, en la naturaleza humana que tomaste, en [a cual hay tierra corporal y elemental, da cual volluntad Ifué por obra¡ del Espíritu Santo, ooando te encar- . DAste en la virgen gloriosa Sa.nta Maria. 7. "Tan aJ1ta es, Señor, tu vruuntad y tan ma,ra'Vill~a., que por todo este mundo debe ser obedecida por razón de tu bond'ad, de tu poder, perfección y justicia. Obedecida es, Señor, por tu bondad, humildad, paciencia y misericordia en todos aquellos que deseen servirte y desvían y apartaJn de la tierra. a su memornr, entender y a.ma.r, para contemplarte a ti y servirte. Obedeeida es, Señor, tu voluntad por tu justiCia, señorío, poder y verdad en castigar a penas inf~-
---• El origina.l calla doado». • • Este párrafo aparece Incompleto en las edIciones de OveJero y de AguIlar. •
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nales a todos aquellos que no pueden escapar de tu senten'Cia 5 y de tu señorío, y tienen su memoria, entendimiento y voluntad apHcados en amar las vanidades terrenas, despreciando las bendiciones celestiales que 8 les has prometido dar. 8. "El pan nuestro de cada día es, Señor, tu sacratísimo cuel'lpo glorioso, sacrificado en el altar. Aquel tu cuerpo glorioso está en los cielos y está acá abajo entre nosotros en la tierra ,p or el santo sacrificio, cuyo cuerpo vemos nosotros mentalmente por obra de tu gran benignidad, sabiduría, voluntad y misericordia 7; porque así como nuestros ojos corpor.ailes y los demás sentidos desfa!llecen para ver aó! pan nuestro, esto es, ,t u carne y sangre, así, Señor, son bastantes las virtudes de nuestra alma con tu auxillio para poder ver ail pan nuestro por obra de
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• ~n las edICIones de Ovejero y Aguilar léese malamente .esencla». • Sobra «que .. dan. 1 La versl6n omlte «poder, humllitah. • 010 qual dla és trespassab:e en cascú de nosaltres». dice simplemente el autor •
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largueza" misericordia, ete., te hace desear que nosotros tuviésemos grandes méritos, para que tu justicia tuviese razón de ¡podernos dar gran gloria y perfección. Y 'Por esto, Señoc, nos dejas tentar del demonio, del mundo y de la carne; y por cuanto nosotros somos muy pobres en memorar, entender y amar, muy a menudo nos aoontece el ser vencidos y superados en nuestras tentaciones. De donde oomo tú, Señor, tan . grande en misericordia, benignidad, largueza y humildad, etc., 10 que nosotros no merecemos, dánoslo tú 9 sin tentaciones, aunque por ellas no logremos victoria; pues nos basta a nosotros, Señor, que estemos en tu reino y tengamos en ti gloria sin nuestros méritos. 11. "Líbranos, Señor, del mal, el cual tenemos cuando te olvidamos e ignoramos y desamamos; 'Porque de este roaa tienen principio y origen todos los otros males. Y por cuanto este libramiento se ha de hacer, Señor, por el recordar, entender y amar a tu bondad, gl'andeza y eternidad, si tú no nos defiendes y libras del mal, pues nos has creado y nos puedes ayudar, será tu misericordia, piedad y humildad sin aanor; y nosotros seremos cleados 10 sin señor que ame a sus súbditos; y esto es Ínoonveniente que sea así, por lo cual mi recuerdo ,uene esperanza, Señor, en tu recurso y ayuda." De esta manera y mucho mejor de lo que se puede decir ni escribir, oontemplaba Blanquerna las virtudes de Dios con la oración del• Pater nooter.
CAPíTULO VIII DEL "AVE MARIA"
1. Quiso Blanquerna contemplar a la Reina del cielo, y de la tierra, y del mar y de todo cuanto hay con las virtudes y dignidades de su Hijo g110rioso, nuestro señor Dios Jesucristo, y por esto dijo estas tp8Jlabras: "Ave Maria! La ,b ondad de tu Hijo, que es infinitamente grJllllde en eternilad, ,poder, sabiduria, amor, perfección, etc., te saluda; pues que el Hijo de Dios tomó de ti naturaleza humana, con la cual es IIna 50111 personl3., siendo igual en bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, amor y perfección aj Padre y al Espín,t u Santo y ta. toda -la esencia en bondad, grandeza y en virtud, etc. 2. "(}ratia plena! 1 Poder, salber y querer, que son un poder, 581ber y querer en esencia y que son UD poder, saber y querer en filia'Ción, se iba encarnado en carne de tu •
cüeatures sens senyar., léese en el texto catalán. • (d6na"Us ha tu, 61 bé temptaclons havem DI venaem •. , «Gracia plena .•
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carne y en sangre de tu sanghl. Este poder, saber y quexer es un HüJO tan 8011lmente del Padre soberano. Por este Hijo es creado en ti el Hijo-hombre y unido a ser una persona con el Hijo de Dios. De donde, co~o esto sea asi, de la influencia y plenitud de la gl1'acia, de la cual está lleno tu Hijo, eres tú, lWina, llena de graciJal, mayor de lo que nosotros podemos memorar, entender ni amar; y de tu plenitud de gracia viene influencia a la memoria, éntendimiento y V'Oluntad de aquel que conteIDIPla en er cumplimiento de tu gracia. Bendita sea, pues, ¡oh Reina!, tu gracia, que es tan llena, que cumple a todos aquellos que por tu gracia han de venir a perdurable cumplimiento". 3. "Dominws tecwrn!· El. Señor es contigo, Reina~ el cual es Vll'bud, verdad y ,glooia, que son el Hijo de Dios. A¡queilla 'Vil'tud, verdad 'Y g¡loria tienen infinidad en poder, saber y -querer, y aquella infinidad es soberano bien en etemidad. Este sefíor, Reina, es en ti Dios y hombre; Dios , De esta plenitud de gracIa de María, graCIas a la cual nosotros 60mos llenos de graCia, trata tambIén, como recuerda el lector, en el cap. 62, n. 8 ss. Son dIgnas de C1tarse estas palabras del Beato: .Tu ets p:ena de gracIa per <;0 qUe recobrem la gracIa que hav!em perduda. En tu és plena nostra te, esperan<;a, cantat, Justícia, prudenCIa, fortitudo, tempran QCIÓ. cap. Ir, n 6. I El autor calla Dom/¡Ius tecum.
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es por ell Padre divino, y es hombre por haber tomado carne y sangre de ti, y porq~e es en ti. \Iill ser en ti, Reina, ta[ señor te hace ser en tan gran virtud, verdad y gloria, que, después de tu Hijo, sobrepujas en virtud, verdad y gloria a todas las demás criatur'as; y esto es por cuanto, a excepción de tu Hijo, no está el Señor en criatura alguna tan virtuosamente, verdadera y gloriosamente como está en ti, porque a ninguna criatura ha dado tanta virtud pa¡ra recibir su virtud como te ha dado a ti; y porque tú puedes por su virtud redbir mayor virtud que ninguna otra criatura, es en ti más verdaderamente su gloria y virfud que en otra criatura. 4. "Benedicta tu in 11IIIdierj'bws!' Bendita eres tú, j ()h Reina!, entre las mujeres; porque a ti sola se te ha dado mayor perfección y mayor justicia y largueza que a todas las otras mujeres, y aun mayor que a todos los hombres y a todos los ángeles y que a todas las demás criaturas, pues que por la peÑección, justicia y aargueza que se te ha , dado, es Jesucristo Hijo tuyo, que es perfección de todas las demás perfecciones, y justicia de todas las otras justidas, ry la!l'gueza de todas las otras largueza s; y sin tu Hijo, nada habría que tuviese ser ni perfección alguna. De esta perd'ección, joh Reina!, que es tu Hijo, hace la justicia que tú seas bendita sobre todas las mujeres,. por cuanto tienes mayor perfección que todas las mujeres. OolllJO, pues, en ti sea tanta perfección, quiere la pel1fección de tu justicia, laTgueza, etc., que tú comuniques perfección a toda el alma en su memoria si te recuerda, y en su entendimiento si te entiende, y en su volun
Calla también el autor Benedic/.a. tu ill mulUlribus. • El original calla también Be1tedictus !mcI1¡S ventris ttl! Iesus.
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esto, Reina, sea así, ¿ cuál fruto, pues, puede ser tan bienaventurado como el fruto de tu vientre? 6. "j Reina exealentisi·ma! Grande es el! resplandor del sol, que da claridad a la luna, a las estrellas y al aire; y por cua.nto a la misericordia y humildad es mayor que tu Hijo que el resplandor en el sol, por esto, Reina mía, viene a nosotros y a los ángeles mayor influencia de bendición del fruto bendito de tu vientre que no es el resplandor del sol, de las estrellas y de las otras criaturas. Y, su.puesto la misericordia y humilldad, Reina mía, han exaltado tanto en ti a tu ,b endito fruto y te han puesto en tan altas excelencias, razón será que tú hagas memoria de nosotros según la gran misericordia y humildad que en ti se halla. Y si la misericordia te ha querido honrar, haz tú, pues, que por tu misericordia nos quieras recordar. Y si la bumildad quiso inclinarse a ti para exaltarte, humilla tú tus pensamientos hacia nosotros para que a ellos podamos ascender y recibir bendiciones del fruto bendito 6 de tu vientre. 7. "El Espíritu Santo h.aJ venido sobre ti, Reina mía, y te ha hecho sombra con la virtud del Altísimo. Aquel espíritu divino ha venido en ti, Reina, con el Señor de todo el mundo 'Y Señor der otro siglo y te ha ensombrecido? de la virtud el que es virtud y virtudes, que son una virtud. Ha ensombrecido a la naturaleza, que ha tomado de ti con infini,ta, grandeza, 'bondad, eternidad, poder, salbiduria, etc.: y te ha ensombrecido a ti de aquella naturaleza que tomó en ti, por la eual eres Mladre de toda virtud y de todas laa virtudes oreadas; y todas toma.n tu sombra y resplandor y por tu sombra son enderezadas a la luz y resplandor de tu Hijo; y por tu sombra está ensombrecida la divina y humana sombra y están los santos en la gloria en eterna sombra apartados del fuego perdurable, en donde no hay sombra alguna de refrigerio ni perdón. 8. "j celestial Rein3J! Bar dos ralrones es tu Hijo Señor de todas las criaturas: la primera, porque es Dios; la segunda, porque es hombre conjunto y unido con Dios. Luego como tu Hijo, por estas razones, sea Señor de todo el mundo, conviene que por otras dos razones seas tú, también, Señora de todo el mundo: la una es por ser tú Madre de Dios, y la otra, porque eres Madre de hombre unido personalmente con Dios. Y como esto sea así, acuérdate, pues, Señora, de aquello por que eres señora, para que te lo agl adezca aquel que te ha hecho señora y que por tu recuerdo y ma.gnanimidad seamos nosotros exaltados en la nobleza de su señorío" 8. o .d~l
fruto bendito. es nn añad,do del traductor. cobumbrado. pone la vers16n castellana de 1749. • Cuando el Doctor Ilum1D~o proclama a María Reina y Señora
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De esta manera 9 contemPlaba Blanquerna en el Ave Maria y en nuestra Señora con las virtudes de su Hijo santísimo. Mientras así contemplaba, tenía tan elevada su memoria, entendimiento y voluntad, que no pensaba en si 110. raha o no; !Y cuando !hubo finido su contemoplalCÍón, se acordó de ello, y conoció que su corazón no había dado agua 8 BUS ojos, por lo cual en su contemplación derramado lágrimas y lloros; y por cuanto fué cosa inconveniente el contemplar a nuestra Señora sin lloros, por esto Blanquerna tornó a contemplar a nuestra Señora, y recordó la gran paciencia que tuvo su Elijo glorioso en aquel día en que fué despojado, escupido, azotado, cO'l'onado, llagado, clavado y 9.
En su poema teoló¡dco HOI'es de nostl'a Dona, canta el Doctor Iluminado con tanta belleza como viveza: Es un Déu ~ una Dona qui sobre totes és bona. D'aQuests dos és trestot 10 mOn, en long, pr~on. ample. redon. lA Dona és sancta Maria, Q,Ul ha 611 sens d '0m pana, e , un fiU home e D':u
Lo que vale tanto como decIr' al lado de Cnsto Rey vemos a su Madre, la melor de todas las remas. De estos dos es todo el mundo, en toda su longitud y profundidad, en 'toda su anchura y redondez. Notemos que el Doctor I1nmlllado. al igual que los Padres, para celebrar la excelsa soberanía de la Vir,gen, usa indistintamente las palabras crema. y .señora., que él consideraba como voces slll6nima6. De 'a realeza de Maria II extensi6n de esta realeza habla más largamente Ramón Llull en el Lltbre de Santa MalÚl (ORL, X, 133I38), v también en Arbre de scUncÚl (ORL, XII, J97 ss ). I «En axl contemplava Blanquerna en la Ave Mana nostra Dona ab les virtuts de son FilI.» •
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OBRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL
muerto en la cruz; y recordó también cómo nuestra Señora. le amaba con grande amor y cómo, mientras le atormentaban, se.miraban ambos a dos con piadoso y agradable semblante; y cómo nuestra Señora se compadecía de su Hijo glorioso cuando le veía morir, y se entristecía y le extrañaba en ocasión que ya le veía apartarse de ella por la muerte, y sabía que no tenía culpa alguna y que era Señor y Dios de la naturlllleza 10. Mientras Blanquerna así oontellliplaba y guiaba las potencias de su alm·a por las virtudes y dignidades de Dios y de nuestra Señora, su corazón sintió tanta. devoción y se halló en tan fervorosa contemplación, que sus ojos abundaron de agua, lágrimas y lloros.
CAPíTULO IX •
DE LOS MANDAMlENTOS
BIanquerna en los sagrados evangelios b. respuesta que JesuOl'isto había dado de los mandamientos 1.
~ordó
,. De los dolores de María en el Calvano hahla tambIén el Doctor IlumInado en Llt~re de conternplac¡6 (ORL, VII, 168-1(jql, Plant de 14 Verg;e (ORL, 211 s!o.), Hores de nostra Doru¡ (ORL, XIX, lQ4) y, de una manera muy especial, en Lhbre de SanUl Mafia (ORL, X , 181 ss). Si examinamos los textos lulIanos a la luz del principio teoló~ico manano de la asociaCIón, está fuera de duda que, seg-Ú'Il el bIenaventurado Mae.tto, la VIrgen SantísIma' con su compasIón cooperó próxImamente a la redenCIón del g~nero humano. No son, no, estos dolores de MalÍa, al deCIr de Llnll, meros dolores persO'Ila:es de unA madre que asiste al martIrio de su hIJO, SInO que tIenen en sí un carácter más uDlversal. I Maria sufre estos dolores por la salvaCIón de los h ombres I En su dolor mmenso, como las aguas del mar, la Madre de DIOS Incluso SIente un vlvÍslmo placer en la muerte de su Hijo «per S:O car recreava l'urna linatge, la qual recreac ló era agradable a nostra Dona per s:o car és piadosa~ (Ll . de Santa JITar/a, 1. c.l Muy grandes habían de ser los dolores de la Virgen al pIe de la cruz, cuando el Doctor Iluminado osa decir que de los méritos de Jas lágnmas de Maria en el Caivano¡ unidos a los moéntos de la 6angre y sudor de CrIsto en la cruz, nabía 'de nacer nuestra vicia de hIJOS de Dios. que se nos da en los sacramentos. Hablando del cnsma del sacramento de la extremaunción, dice .. 1 Juglar de nuestra Señora . .
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e foo fan en XT1St, quant J><:1lJA ~n la eros, ab sq11.Ch , .sUO", e. en La R e,i'Ul.a:, a.b ptor• car ah D~gÚ sen no peceA. mas qut Dostrcs peccats plorh.
Cf. nuestro trabajo Una Cl!esti6n maruma de mtfxima actualidad: 14 c01'redenci6n de la Virgen a la l¡¡z del Doctor Ilulnlnado ... , en EstudIOS Marianos, III (1944), 287-322
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LIBRO DE EVAbT y BLAJ\QtJI::RN'\
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cuando 1 dijo por San Mateo, ca,pítulo 19, [17]: "Si quieres entrar en el Paraíso, guarda los mandamientos" de la ley de Dios, y quiso contempl'a r en ellos con las divinas virtudes de Dios, 'Y dije estas pala;bras a su voluntad: "Amarás a. tu Señor Dios, pues así se te ha hecho mandaanien,t o por la bondad, grandeza, eternidad, poder y querer de Dios. Y si tu voluntad fuese tan ,g rande que pudieses eternamente, sin principio ni fin, amar a Dios, estadas obligada a obedecer su mandamiento, por.que un señor infinitamente y eternamente bueno es el que te hace este mandamiento; pero por cuanto tú eres principada y finida, antes de tener ser no podías amaTle. Ahora, pero, cuando tienes ser, estás obligada a amar; y si no ama.s, eres inobediente a la ,b ondad eterna e infinita, por cuya inobediencia te condenará a eterna muerte y a pena de infinitos tOl'mentos." 2. El entendimiento decía a Blanquerna que el poder, sabiduría y amor de Dios hacían mandamiento a la voluntad que amase a. Dios de todo su corazón; y porque él entendia que la voluntad toda podía amar a Dios por el poder, sabiduría y querer de Dios, dijo que el poder que tenía de no amar a Dios de toda su voluntad no era del poder, saber y querer de Dios, sino de culpa, defecto y ,p ecado e inclinado al no poder, el cual no quiere ser poder en el poder, saber y querer de Dios, en quienes es sustentado, defendido y amparado el poder clea.do contra. el defecto 'Y poder de culpa, si ,t oda la voluntad c~a se entregara a amar y obedecer el mandarnderuto de Dios. . 3. Mientras el entendimiento de Blanquerna, considerando, decía mentalmen1le a la 'Voluntad las palabras ant.ed:iohas, respondió la voluntad, diciendo si le era lícito eÍ amar 8IJ.guna otra cosa sino solamente a Dios. A que respondió el entendimiento, y dijo que ella podia amar todas las cria.turas con el a Dios, es a saber: que las amara con el fin de poder más amar a Dios. 4:. Estando el' entendimiento y voluntad de Bl~nquel'na en estas l'azones, la memoria recordó 2 cómo, en el primero y general mandamiento, en el cual están comprendidos todos los otros mandamiell/too, está contenido que el hombre ame a. Dios de toda su alma, y por cuanto ella era una de las tres potencias del alma, por' esto se .t elúa por obligada a melnOTar con todo su poder a la virtud, verdad y gIloriru de Dios; y dijo el entendimiento que ella xecordaba que, siendo él una de las tl'e5 poteneias del alma, estaba obligado todo a entender la virtud, verdad y gloria de Dios. '~ando el entendiMiento hubo enrtendido la razón que la memorÍl3.' memorando , El aulor calla Icuando .. Dios •. , . remembra com en lo manamf!nt se conté que hom am Déu.
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le relataba, tuvo can ciencia que muchas veces había omitido el entender la ,irtud, verdad y gloria de Dios con el fin de que la voluntad consiguiese por fe ma,yor mérito. Y por cuanto al entendimiento se le está heoh~ tan gralIlde mandamiento en su totalidad como a la voluntad, por esto se exaltó con todo su poder <3J entender la virtud, verdad y gloria de Dios; y pidió perdón de lo que había ignorado y en-ado ignora.n temente pa,ra que la fe hubiera sido mayor en su voluntad. 5. Hablaba Blanquerna con Dios, y decía que su justicia era perfecta; y por esto convenía que el mandamiento que hacía a todo su pensamiento fuese justo y perfecto, cuya perfección no tendria el mandamiento si no mandase lIIl humano pensamiento que todo él estuviese empleado en amar Ia justicia y perfección de Dios, como sea así que el pensamiento seru todo entero creado y beneficiado por la justicia y perfeoción de Dios. Y mientras Blanquerna hablaba así con su pensamiento y con la justicia y perfección de Dios, la voluntad dijo al e1lltendimiento que ella amaba en gran malIlera la mayoridad de su entender cuando entendía a Dios de todo su poder; y por eso Teprendió al entendi- ' miento de lo que había errado por mucho tiempo; es a saber: que para obtener mayoc gloria no se había elevado a entender cuanto había podido, siendo así que el mallld'8,miento está hecho a todo el pensamiento, que si·g nifica toda la potencia del entendimiento. Y diciendo la vdluntad esas pl.labras al ent endimiento, le vino la volunJtad, concienciJaJ y contrición, porque no había mandado al entendimiento que entendiese a Dios can todo su pensamiento, puesto que de ello se le estaba hecho mandamientto. Y por lo que ~a volurutad tenía oantrición, la memoria recordó cómo eran muchos los hombres en el mundo que son inobedientes ¿¡¡l mandamjento de Dios, creyéndose que le son 'Obedientes con exaltar su fe y mortificar su entenddmiento; y dijo que por aquella mortificación se sigue error, defecto e ig'llorancia contra el ma.ndamiento de Dios. 6. Recordó Blanquerna otra vez el mandamiento que Dios hizo al entendimiento y a la volUIllbad cuando mandó al h(\JTlbre que le amase de su corazón; y después le dice que le ame de toda su alma., y otra vez le dice que le ame de todo su pensamie'Illto. Y por tres veces en que se repite al hombre el mandamiento, tuvo Blanquel'lla conocimiento que la largueza de Dios ,h ace misericordia a su entendimiento y' al de todos los hombles, en cuanto manda que entiendllJ diversas obras en las tres !potencias del alma, según la di'versidad de 8Iquellos tres modos de amar arribllJ dichos; I
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
.y al de todos los hombres. es un añadIdo de! traductor. I
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pues que en cuanto Dios manda que el hombre le ame de todo su COl'azón, es significada la fe, por la cual la voluntad ame sobre aquello que el entendimiento no puede entender, y en cuanto manda que el hombre le ame de toda su alma, es significado que todas las tres potencias del alma se igualen y se convengan en un mismo objeto memorado, entendido y amado igua.l mente. Y en cuanto manda que el hombre le ame de todo su pensamiento, es significado que Dios manda al hombre que exalte su entendimiento agente y posible·, para que en el memorar a Dios obtenga mayor acto y recuerdo; en amar 81 Dios, mayor voluntad; cuyos actos tienen mayoridad en la exaltación del entendimiento, por el cual Dios ama y quiere ser muy conocido. . 7. Dijo Blanquerna a su alma que amar a Dios de todo BU cornzón y de tOO¡¡¡ su alma y de todo su pensamiento es el primer mandamiento; y, por eso, el entendimiento enten· 'dió que por el segundo mandamiento, según relación al primero, fué significada la igualdad de amor entre Blanquerna y su prójimo, en cuanto Dios manda a la voluntad que el hombre ame a su prójimo como a sí mismo; y por cuanto no dice de toda su alma, ni de todo su pensamiento, ni roenos de todo su corazón, se hace diferencia entre el primero y el segundo mandamiento, por cuya diferencÍla está significado que el primer mandamiento tiene señorío sobre el segundo y que éste está debajo del primero y sujeto a él, para que el hombre en amar, entender y recordar más a Dios que a si mismo ni a J>'U prójimo obede~a y baga reverenci3. hOIWa!lldo la humildad y señorío de Dioi\. 8. Ama.r, ent~nder y recordar más a Dios que a 'otra cosa y a su prójimo tanto como a si mjsmo son dos mandamientos que son principio y liuncLamento de los otros; y el que es obediente a estos dos mandamientos, obedece a Dios en todos los demás; y el que es inobediente a Dios en cualquiera de los .otl'OS mandamientos, no obedece a Dios en aquellos dos primeros mandamientos; y el que ama igualmente a si mismo o a su ,pl'Ójimo como a Dios, es inobediente al primer mamdamiento y a todos los demás. • rsou enteulmenh dIce simplemente el original,
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CAPíTULO X -
DEL "MISERERE MEI
DEUS"
1. Exposita.n
.Y .. Di05., glosa del traductor.
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deza y misericordia, justicia, etc., entró en otro pensamiento y eontempló aquellas mismas virtudes en las tres divinas Personas y dijo estas pa:la'b ras: 4. "¡Señoc 2 Dios, que eres padre eterno, primera persona en Trinidad!, tú eres grande, poderoso e infinito, y eree gr3,nde en tu poder, saber y querer, en verdad de bondad, grandeza, eternidad, misericordia y justicia. Y, por esto, David, en persona de Ua Iglesia romana, be pidió tu Hiijo glorioso, el cual, en sí mismo, es grande en poder, sa:ber, querer, virtud, verdad, bondad, eternidad, justicia y miserieordia. Y 8 por cuanto te pidió que tuvieses misericordia según tu grandeza, fué conveniente que la tuvieses eon gl.1allldeza tan grande como lo es la tuya, 111. cual no pudiéra.mos nosotros recibir sin alguna cosa igual a tu grandeza. Y, por esto, Señor, te -hacemos gradas de habernos querido dar a tu Hijo glorioso por la encarna-ción y recreación, por cuyo Hijo se nos está $ignidcada y declarada tu gloriosa trinidad y la encarnación; porque, si en tu dirvina natuNllleza no hubiera distinción de personas, no nos pudieras dar ni perdonar según tu gran miserioordia, po!' cuanto nosotros no tuviél'amos virtud en qué recibir aquella. ~. por cuanto tu Hijo, Señor, quiso encarnarse y haibitar entre nosotros en aquella humanidad suya, pudo nuestra fiaca naturaleza xccibir cumplidamente la gracia y misericordia; pues en cuanto tu Hijo es Dios, es igual l3J tu ,grandeza y virtud, y pudiste, por él y con él, tanto com'O tú eres, dar, perdonar y juzgar." . 5. Recordó Blanquerna. a la verdad, gloria y perfección en Dios; y por las palabras de David encontro que la grandeza conviene con la verdad, gloria y perfección, cuya gr'a,ndeZlli oonviene que sea infinita; porque, si era finida, no se convendria oon verdad, gloria y perfección, que son virtudes infinitas en Dios; 'Y como la grandeza y misericordia sean virtudes infinitas y DllIvid pidiese misericordia según la grandeza tie Dios, por esto está significado que al Padre le pidió su Hijo, en quien fuese verdad, gloria y perfección infinitamente, para que fuese igual el don y perdón a la grandeza infinita que tiene el Padre en verdad, gloria y perfección. Luego, como esto sea as1, por esto está signiti, .Senyer Dc!us qUI est Pare, gran en ton t,>oder, saber, voler, en virtut de bonea, eternttat, wl6encordia, justicIa IOn, en persona de la Esgleya.... 3 .Car en ~o que·t demana que tu haguesses mlsencordia segon~ ta granea, covenc que la hague6Ses de ta gran granea com és la tua, la qua! nos no pogrem reebre sens aleuna cosa egual a ,l a tua granea, la qual cosa és toh F'lll g:on6s que.l1s donets per encarnaCló e per recreaci6. Per lo qua! Flll és a nos significada la tua glorIosl1 trmítat e encarnaci6 ... • «Mas car ton Flll volgulst encarnar, en aquel! la poc nostra natura reebre, per ~o car en quant. ton FllI és D6u .. » • •
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
cado que David pidió el don y perdón en persona de la hum.anidad de Jesucristo, a cuya humanidad no se le pudiera haber dado sin que de ella se hubiese hecho unión con alguna persona de verdad, gloria y perfección igual a otra persona que hubiese en la divina esencia. 6. "Largueza, humildad, señOl"ío y paciencia, 'Señor Dios dijo Blanquerna ,son en ti virtudes grandes infinitamente; porque, si no lo fueran, serian contrarias a tu misericordia, que es infinita, y se seguiría que David te hubiera pedido un don y perdón que tú, Señor, no le hubieras podido dar por defecto de tus virtudes. Y siendo imposible que en ti hayQI defecto alguno, conrviene que tu largueza tenga en si don Igual a sí misma y que en tu humildad haya humildad, en quien pueda humiUarse toda, y tu señorío tenga igual en sí mismo, para que tu misericordia, igual a sí misma, tenga, Señor, y pueda dar a sí misma paciencia igual. Y si esta, no fuera así, David pudiera pedirte mayor misericordia que la que tú le pudieras dar ni tener; y esto, Señor, es cosa en ti muy inconveniente e imposible." 7. En el modo arriba dicho, contemp'aba B!anquerna a Dios en su esencil3., trinidad y encarnación con arte, expositando las palabras de Darvid por las divinas virtudes; por euya arte puede el hombre revelar los secretos y oscuridades que los profetas usaballl en sus pallllbras, para que el entendimiento se elevase' mejor en investigar los secretos de ·D ios y que más entendiese, y, en la elevación del entendimiento, la voluntad se exaltase en 811l1al' más a Dios en su esen'Cia, tl'inroad y en~rnaci6n y en las demás obras. •
CAPíTULO XI DE
LOS SIETE SACRAMF:NTOS DE LA SANTA IGLESIA
1. En los $l.CI"amentos de la f:>an
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revelado y demostrado en los siete sacramentos, mediante 2 los euales !Ja¡ santa Iglesia recibe de ti el eumpllmiento de la perfección. Y, por eso, Señor, la bondad y grandeza de tu señorío demostrará cómo en 'los siete sacramentos son obedientes todas las eriaturas la. tu poder, saber y querer. 2. " i Señor Dios inñni to y poderoso! En el santo sacramento del bautismo quieres tú demostrar la grandeza de tu poder, sa:ber, virtud y querer, pues que por gran virtud en el poder, saber y querer revelas a nuestro humano entendimiento una obra muy extraña y maravillosa en el Séldlto bautismo, como, por agua y .p or las pa¡labras del presbÍltero y por la fe de los padrinos, el infante, que no usa de memori,a 3, entendimiento ni voluntad, por el sacramento quede mundado y limpio del pecado original. ESta obra, tan gra.nde y tan mararvHlosa, Señor, es obra sobnmaJtural, para dar a entender y significar que tu vil,tud es tan grande en poder, sa:ber y querer, que puedes, sabes y quieres hacer sobre la naturaleoo. todo lo que te place y es de tu agr-ado. 3. "j Glorioso Dios! PO'l' cuanto el infante no tiene uso de razón hasta que es ya lIIilIIYor, es necesa'l'io que 108 padrinos tengan la virtud que tu virtud da y comunica al infante, cuando se haBa en edad de conihmar y otorgar por sí lo que los padrinOS por él otorgaron y prometierOlll. Luego, Señor, el tener de ti los pa,drinos tal V'irtud y ·potestad, y el salir de aquella obligación en 1'8. confirmación dcl infante, y tener el infante aquella virtud por la conñlm-a:ción del obispo es significación de tu gran virtud, verdad, perfección y señorio, las cuales, en el sacramento de la conñrmaoC'lón, hacen todo aquello que quiere tu querer, sin contraste de cualquier otro poder que no puede contra tu querer y poder." 4. Quiso Blanquerna entrar a contemplar el santo sacra.mento del altar con las virtudes y dignidades divinas; y, por eso, en el princi'Pio enderezó y ordenó 'l'
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• En el ongmal no aparecen las palabras «mediante .. perfecci6n •. • Llull dice tan sólo «usa de entenlment, volentab. ,
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diclvas, las cuales SOIIl tan grandes, que pueden, saben y quieque' bajo la forma de pan está la verdadera carne y verdadera san1g re del ouerpo santísimo de Jesucristo. Y si esto no pUdiera ser así, se seguiría que ros ojos corporales podrían más verdadel18.aneme tomar por objeto aas cosas corporales que tú, ¡oh alma mía!, las diVInas virtudes de Dios y sus obras, y se seguiría aún que faltaría la grandeza en las virtudes de Dios 'Y que la verdad se convendría mejor con las cosas eorporales que con l'a9 cosas espi.rituales, y esto es inconveniente, como sea así que Dios es esenda espiritual, y sus vil"tudes son espirituales, y en el cuerpo y los sentidos sensuales son cosas corporales y cOI'l'uptib!es." 6. Gmnde rato habló Blanquerna mentalmente con las potencias de su alma, y el entendimiento .le respO'Ildió, diciendo que ét entendíi31 grandeza tan grande en la virtud y en el poder de Dios, que podría hacer existir verdadeTa carne y verdadera sangre bajo la fOI'ma de pan y vino consagrados '; pero IIlO entendía por qué razón quiSO hacer Dios aquel sacramento ni por qué debiese instituirlo. EntO'IlC€s respondió Blanquerna, y dijo a:l erutendimiento que en su entender y consideración juntase, con el poder y virtud, la gran bondad, sa·b iduría, amor, pel'fección, !humildad, largue7la, misericordia y paciencia de Dios, y que entendiese cómo Dios demuestra su gran poder en hacer existir accidentes sin sustancia y sustancia sin accidentes; y cómo tan gran obra y tan maravillosa no pueda hacerse según el curso natura1, si, pero, se hace por el poder de Dios, sería más fuertemente conocido el poder de Dios ser sobre el poder de la naturaleza que si tal obra no hiciera. Y pues la voluntad lo quiere, para que sea manifestado en ella el poder y sea conocido mayor y más noble, demuéstrase ser tal obra más amable por el poder. y si el poder no 10 pudiera ni el querer lo quisiera, no se conocería tan bien el cónvenirse con el saber, ni la humildad de Dios sería tan grande para con nosotros, ni la misericordia, largueza y paciencia no serían CO'Ilocidas convenirse tan bien con la bondad, grandeza, etc. Y por cuanto nosotros en tal obra podemos mejor conoce!" la nobleza de las divinas virtudes y conocer mejor la bondad, grandeza, virtud, verdad, etcétera, de Dios, en esto está. signi-ficada 1a razón por qué Dios ha querido crear y ordenar el santo sacramento del altar. . 7. "¡Entendimiento' amigo! dijo Blanquerna : EsfuérzatE: en tu v·i rtud, pues la tienes mayor en entender que los ojos ~orporales en ver, ni el gusto en .g ustar, ni el tacto en tocar; pues que en muchas cosaa los ves errar y mIta!" cada día, no dejes vencerte de los senJtidos corporales; de••SOts forma de pa. dIce SImplemente el autor.
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fiéndete, sí, de ellos con loas divinas virtudes. ¿ Entiendes cuán grande obra y altísima de entender es la trinidad de Dios y cómo la encarnación del Hijo de Dios es sobre ~¡¡¡ naturaleza? Para significar, pues, esta extraña 'Y admirable o()bra qUIso Dios establecer e instituir el santo sacrificio del altar, para que por él todos los días se nos fuese hecha memoria y representada a nuestros ojos la extraña obra que las -divinas vil'tudes tienen sobre la naJturalezll; pues así como nosotros, sen'SIUal y corporalmente, ,halCemos la seña;]' de la figura de nuestro Señor Dios Jesucristo en la cruz, del mismo modo, en el santo sac'rificio del altar se hace la señal de la obra milagrosa intelectual que se hace por las vi,r tudes y dignidades divinas." 8. Consideró mucho el entendillllento en Das palabras que Blanquerna le decía, y por ellas entendió que la imaginaJtiva le Ihabía impedido mucho tiempo il8lra enJtender el santo sacramento del altar, por cuanto le hacía imaginar más fuertemente el santo sacramento del altM' en la obra corporail naturad que en las virtudes y obres de su Dios gl'orioso, a cuyas obr.as y virtudes no() puede 1a imaginatiIVa ascender. Por eso el entendimien.to oto()rgó a Blanquema lo que le había dicho; y con las virtudes de Dios ascendió a eontemplar y adorar el santo sacramento del altar. 9. Entre la memoria y el entendimiento de Bla1nquerna hubo cuestión sobre cuál sacr.amento era más remoto y contrario a los sentidos corporales; o el sacramento del altar, o el sacramento de la rpeniltencia, por cuan.to() la memoria recordó cómo el hombre pecaba. contra Dios, y que hombre es también el Santo Padre Apostólico, y hombres son todos sus lugartenientes que absuelven y perdonan acá en la tierra y dan penitencia a los otros 'hombres que con ellos se confiesan. Y el entendimiento respondió que el sacramento del altar se manifiesta en forma corporal y sensible, 'Y es fOlilla corporal invisible, la cual no pueden percibir los sentidos corporales. Largamente dispUltaron sobre esta maJteria la memoria y el entendimiento, 'Y vinieron a juiCio delante Blanquerna, el cual dió la sentencia, diciendo que los sacramentos eran 5 iguallmente contTa ~as sensualidades y remotos y apal'OOdos de ellas, por Tazón que eran establecidos y creados los dos 3«l1tedichos señalooamente, y también los otros, por las virtudes divi,na:s, .que son inoor.por&les, sobre los poderes de la naturaleza, para demostrar la vir•
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• • " eren los sngramellb cOntra le~ sensuahtats, per (,:0 car ab les divines virtuts qui s6n lllcorporals eren establlts e creats los IJ. sagraments, e encara los altres, sobre los poders de natura, a demostrar lur virtut sobIrana a Vlrtut natural creada. On, dementre que Blanquerna dona la sentenCIa. ~1I deI8 este:; paraules »
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tud que es su¡:erior a toda virtud natural creada. Y mientra~ Blanquerna daba loa sentencia, decía estas palabras: 10. "Así como la divina virtud hace estar la virtud de carne y sangre bajo la forma o figura de pan, hace también estar, bajo la forma de hombre presbítero, la virtud de perdonar; y así como la carne y sangre virtuosa, que están bajo la forma de la hostia, no es de la hostia, sino de Dios, del mismo modo, la virtud que tiene el presbítero en perdonar, no es del presbítero, sino que eS del poder de Dios, bajo la forma de presbítero." 11. i Blanquerna! dijo la memoria : Pues habláis vos con tanta swtHem, ¿ me sabríai'S probaT que, supuesto Dios tiene poder de obrar e instituir el sacra.mento de la penitenda, qué deba haber de querer que dicho sacramento exista, como sea así que Dios puede haoer muchas cosas que su querer no las quiere poner en obra? Respondió Blanquerna, diciendo: Así como en la gran bondad, misericol'dia, humildad y virtud de Dios está significado que Dios quie· re y debe querer, según grandeza de justicia, que las virtudes sean significadas en gran grandeza en el santo sacramento del altar, así también por aquella misma ordenación quiere y debe querer, seg'Ún gran justicia, que exista el sacramento de la penitencia, para que sus divinas virtudes sean manifestad~ y que los hombres, por él, sean enderezados en contrición, ,p enitencia, restitución, consejo, aflicción, arrepentimiento, esperanza, y otTas cosas semejantes a éstas, las cuales no pudieran ser sin el sacramento de la penitencia. 12. Para significar el que hay en las tres divinas personas, y cómo por el orden vino la persona del Hijo de Dios a tomar carne humana, y cómo el desorden no se conviene con el bautismo, confirm.a.ción, saeri1icio, penitencia, matrimonio y unción, por esto coll'V'Íene que sea. el orden sacerdotaJ, con el ooal fuese ordenado cada uno de los sobredIohos sacramentos, y esto está signiñcado en las di'Vinas virtudes y en ola grandeza, según la cual son ra. nosotros significables y demostrables. 13. En las di'Vinas vWtudes antedichas veía Blanquerna el orden de matrimonio, así como había visto en ellas a l'os otros sacramentos, y dijo estas palabras: "ABí como justicía significa que de las cosas te~lales hecha especiahombI'cs, del mismo modo también significa. lidad a y conviene que sea hecha especialidad de hombre y mujer, par,a, que pueda ser la. castidad y Virginidad contra lujuria, y para. que por las cosas sensuales tomen ordena.ción y reglamento las potencias espiriotua:Ies del alma para obedecer a los manda.mientos del divinO" señorío."
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14. "En el paraíso terrenal dijo la memoria a la voluntad hizo Dios matrimonio entre Adán y Eva 6, y en signiJticación de aquel matrimonio, quiso Dios que en este mundo sea el S3iCram eIllto del matrimonio; porque, si no fuera, la sabiduría y voluntad de Dios no concordarían tan bien con la perfección en demostrar la gran gloria de Dios, que se conviene con la justicia, contra la cual es el desordenado ayuntamiento de hombre y mujer; por cuya desordenación el hombre se hace indigno de venir a la gloria de Dios, la cual seria contraria a -la grandeza, perfección, justicia y a las demás, si el hombre, con el desordena.do ayuntaan!iento de hombre y mujer, viniese a la verdad de la gloria de Dios; y -la sabiduría y virtud divinas habrían puesto mayor virtud en los elementos que son meMllDenrte corpora'les, los cuales se juDJtan y mezclan por composición para engendrar los cuerpos elementados en otra especie, que no en la voluntad del hombre y de la mujer, a fin de engendrar hijos para la conservación de la especie humana en el mundo." 15. Blanquerna de que .l os hQmbres en este mundo tienen principio, medio y fin; y, por esto, enrtendió que, en siguificación de la eternidad y señorío de Dios, la divina. sabiduría ha orpenado cómo en la entrada que hace el hombre en este mundo, '!lIl el bautismo el primer sacramento que recibe y que la extremaunción sea el último, para significar la servitud y obediencia con que el hombre en este mundo ha estado sujeto al primer sacramento y a los que median entre el primero y el último. Y por cuanto la ju9tici:a. tiene m~or conducencia y razón de juzgar premio al hombre por misericordia, y perdonarle por confesión, contrición, confir1llación y los otros sacramentos, desde el primero hasta el último, por e9to, la ght.n justicia y señorío de Dios quiere que la extremaunción sea sacl'amento, para que con él sea hecha confi¡'mación -de todos los otros saC!'amentos y que en él sea significado cómo todos los otros sacramentos emanaron del sagrado cuerpo de nuestro Señor Jesucristo en la cruz, el cual fué ungido con la sa.ngre de su cuerpo, y con lágrimas de sus ojos, y con sudor por las agonías de la muerte que sufría pan nosotros. • En el texto pnmitlvo no leemos .entre Adán y Eva •.
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CAPíTULO XII DE LAS VIRTUDES
1. Memoró Blanquema las siete virtudes, las cuales muchas veces le habían ayudado contra el maligno espíritu; y quiso en ellas contemplar las virtudes y dignidades divinas que le habían comunicado las siete virtudes, y, por esto, dijo estas palabras: "¡.Amable fe! Grande eres tú en creer de Dios grandes cosas, y eres buena, pues por ti viene el hombre a eterna bienaNenturanza. TIumin'ada eres de luz de gracia por divina sabiduría. Tú amas cosas verdaderas, pues el amor del Rey celestial te hace amar a su virtud, verdad, gloriJa, y perfección. ' 2. "¡Fe amiga! Tú eres en Dios unidad de esencia 'Y trinidad de personas. Oosa grande es en ti creer oosas invisiWes. El creer que bien infinito y eterno sea engendrado infinita y eteruamente de infinito bien eterno y creer que de entrambos emane y proceda inrfinito bien eterno, es una creencia muy gl'ande y muy maraviUosa y es ¡'¡um~nada de mucho :respl'andor de luz de gracia. Y, por esto, amable fe, por cuanto tú eres grande, con~ene a mi a1ma que rinda gralldes 'gracias y tenga grandes amores a la grande grandeza, 'bondad y eternidad, que te ,h a creado tan gl'ande y en tu gl'::Indeza me ha Glecho a mi tan grande. • 3. "Por ti, fe amiga, creo (Yo verdaderamente que el -.. Hijo de Dios, por su gran caridad, poder, saber, misericordia y humildad, que 1 son en él lo mismo, tomó carne huma,na de nuestra Señora Sa'IlJta María y uDió aquélla a sí mismo, y con ella fué una persona ron dos nalturrulezas, divina y humana, S'in con-upción, altel'8lCión, oomposición ni accidentes de la naturaleza divina 2 y sin mutación ni tlisminución de la naturaleza humana que tomó. Creer, pues, todas esas cosas tan grandes y tan maravillosas, que 'Son por la gran grandeza y virtud 3, sabiduría, amor, misericordia y benignidad del Sober.aIllO Bien, es manifestar que tú eres muy grande en mi alma; y, por esto, mi alma está muy obligada a memorar, entender y amar, honrnr y servir a las di~as virtudes que a ti, fe, te hacen ser en mi en tan grande honor y tan grande caridad • y en iluminación tan grande." El fraductor añade «que 50n en él 10 mismo.: , .la natura dIVIDa e sens carnlament de la natura humana. , • .Vlrtut doctrina, mlsencordla .. » • cen tan gran ('antltah, dlee el autor. 1
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4. En 8U alma hablaba manquerna con la esperanza, y decía 'que de grandes cosas debía el hombre tener grande esperanza; y, po!' eso~, de tan gran bondad, grandeza, poder, sabiduría, amor, virtud, verdad, gloria, perfección, largueza y la's demás como es Dios, de las CUJa¡les es engendrado por el Padre ta n grande bien como son las divinas viI1tudes antedichas en el Hijo, y de quienes ema.na y procede tan gl'an bien, como son las dichas virtudes en el Espíritu Santo, se debe haber esperanza y deseo de grande bienaventuranza; pues, cosa es imposible que de cosas tan nobles y grandes como las sobredichas no saaga influencia. muy gra,nde de gran bienaventunmm a Jos amadores y de las divinas virtudes. 5. "Ocmsidera 8 tú, esperanza, cuán gran cosa es el Hijo de Dios, el cual es tan grande en virtudes, que ha podido juntar y unir a sí mismo la naturaleza hl!m8Jna, que es criJartura, y ha querido entrega,r aquella criatura a tomlentos y a la muerte por nosotros, pecadores, y para que tú pudieses ser mayor en nosotros, confiando tú en las virtudes del Soberano íBien. Mira, esperanza, cómo Dios ha C'l'eado grandes cosas y en mucllo nÚmero y dilVersas, buooas, bellas y virtuosas, como son los ángeles, los cielos, estrellas, el'ementos, los hombres, las bestias, las aMlS, los peces, las plantas, los metales, las hierbas 7 y ollas criaturas; y como todas esas cosas sean tantas y tan nobles y tan grandes, considera, pues, esperanza, cuálllto te conviene esperar y confiar de la bondad, grandeza, eternidad, poder, y de las demás virtudes divinas, grandes g·raoiJas y grandes bendiciones. 6. "¡Esperanza am.iga! Si no hubiera Trinidad ni Encarnación, no pudieras tú esperar de Dios tan grandes dones ni bendiciones éoIm.o ahora ,p uedes esperar, pues hay trinidad y Encarnación; pues 8 que las virtudes de Dios no se nos manifestarían tan grandes como se manifiestan ah ara por la eXÍSltencia de la Tri,n idad y de la Encarnación. y si no hu'b iera resurrección, tú serías menor de lo que eres, por cuanto nosotros no veríamos la caTÍdad ni el poder, misericordia, señorío, paciencia y humildad tan grande en Dios como lo vemos en cuanto que hay rrección. Y ,p or cuanto nosotros y tú, ¡oh esperanza!, vemos •
car de tan !fran bonea l granea, eternltat, poder, sav!ea, amor, 'V!rtut, ventat, glOria, perfeccl6, lus t!cia, lmoguea, on és engenrat altant gran bé com són les virtuts damunt dltes e ix a.ytan gran bé com són les dltes v!rtuts, deu ésser esperan~a e des!jada gran benahuyran~n • • .Considerats, ~peran~a, com gran cosa és ajustar lo F!lI de Déu,
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con las divinas virtudes la resunccción, y con la resUl"lección vemos la grandeza de las divinas virtudes, por esto 9, tlÍ ~ la fe concordáis juntas en ser mayores en ti; Y' la fe y nosotros somos por ello mayores en ti, y nosotros tenemos por esto mayor concordancia con la creencia. 7. "jAmor divino, que tienes en ti amadqr infinito y eterno en amar! De ti 10, que eres tan grande en toda perfección en tus altos honores, esperamos acá abajo que nos des caridad para am8ll' tus valores y tus honores; pues si en tu esencia hay tres amados amadores eternos, iguales e infinitos en poder, saber, querer, verdad, perfección y gloria, de esa tan grande influencia de amor que hay en ti, venga a nosotros acá abaJjo OOJlta, que no amemos a cosa alguna para honrarla y servirla, sino a ti tan sr;>la mente. 8. "Naturaleza es del bien el engendrar a otro bien, y naturaleza es del poder el engendrar a otro poder; y lo mismo se sigue de la verdad 11, gloria y perfección. Luego, siendo tú tan grande y tan noble amor, pues eres infinito en bondad, eternidad, poder, sabiduría, etc., ¿ cómo puede ser que nosotros, qué somos criaturas tuyas, recreadas por ti, y que somos tus siervos y com¡prados, no seamos muy fuertemente en calentados de tu amor? ¿En dónde es, joh amor!, aquella concordancia que tienes con la largueza, misericordia, humildad y paciencia? Pues de esta concordancia conviene que en 'ti sea piedad, y en nosotros esperanza, bienaventuranza y amores. 9. "j Oh justicia di'Vina! Entre nowtros se di'CC: de justo, justicia; yen ti, justo y justicia son·una misma cosa; luego, como tú seas justo y justicia infinita en ser esencia sin diferencia, y por cuanto esto que en ti es justo y justi¡ cia, esencia y ser, sea bondad, eternidad, poder, sabiduria, amor, virtud, verdad, gloria, perfección, misericordia, la!'gueza, humildad, señorío y paciencia, conviene de necesidad, según estas tales coml\lDes virtudes y propiedades, que tú seas justo y justicia para con nosotros, con misericordia, humildad, caridad y paciencia, y que de ti hayamos justicia, por la cua~ viva mos jusbaaneDJte loándote, hOIl'lándote y sirviéndote; y si en nosotros no hay justicia de la justicia que en ti hay, ¿ dónde es la influencia que nos viene de tu justicia? Y ¿ dónde es la concordancia que hay entre tu justicia y tu bondad, caridad, misericordia, humildad, paciencia y libe1"alidad? • ce per 8<;0 vos concordats, e v6s e fe, en éS5er majors en v6s e fe, e nos ne som maJors en v6s, e nos n'auem major coneordan<;a ah creen<;ao. lO .De v6s qui sots tan gran en tota perfecci6 en vostres altees, venran honraments i car si en vostra essenCla ... 0. n En el texto pnmltivo léese evutut...
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10. "jOh esencia divina! La gran justicia que hay en ti hace que en ti, un justo infinito y eterno en bondad, poder, sabiduría y caridad, engendre otro justo e infinito y eterno en bondad, poder, sabiduría y amor, y de entrambos justos hace emanar y p!"oceder otro justo, eterno, infinito en bondad, poder, sabiduría y amor. Y como esto sea así, luego de esta tu justicia salió tan grande influencia, que a uno de ·n osotros hizo J!er 1ma persona con U1lI9J de vuestras tres divinas personas; y de aquella tan gTande influencia de justicia que vino a uno de nosotros con caridad, misericordia, hl!mildad, etc., esperamos vendrá ya a todos nosotros el que nos l'I justos en amarte, conocerte, honrarte y servirte. Y si esto no hi1cieres, ¿ dónde está, j oh divina esencia!, la influencia divina de la humildad, paciencia, caridad y largueza que hay en ti? Y ¿ quién es aquel Señor de quien somos nosotros? Puesto que es cosa muy razonable que el señor deba amar, ayudar.y dar a sus súbditos y sirv:ientes. . 11. "Prudencia pido, Señor Dios glorioso, a tu poder, saber y querer, li8l cual me debes dar por la 'b enignidad que hay en ti, según justicia y misericordia. Por tu poder y saber me la puedes dar tú, Señor. Y por cuanto te la pido para aunarte, por esto, la verdad y justicia deben hacerte ama.r en mí a la prudencia, pal"a. que con ella te pueda conocer para poderte amar; y por el conocimiento y amor sepa y quiera honrarte, loarte, obedecerte y servirte. 12. "¡Oh grandeza de justicia! Si la quieres tener tú, Señor, en nosotros pec,adores para castigarnos, en mayor uso la puedes haber si nos castigares, porque, conoc:endo tu santa tTinidad y encamación, no te honramos, amarnos y servimos; que no la pudieras haber en aquellos que ignoran en tr la Santísima Trinidad y descreen ignorantemente tu encarnadón. Y si quieres tener misericordia, humildad y piedad de nosotros, mayor ·}a puedes tener en nosotros si te conocemos y amamos, que si ignora.ntemente te fuéremos inobedientes. Luego, como esto sea así, parece, Señor, por todas estas raaones y otras muohas, que nos debes dar fe y prudencia a nosotros, cristianos, y a los infieles, por lo cual te conozcamos y te amemos; como sea así que tu largueza se convenga con tu querer, el cual nos ha creado principalmente para amarte y conocerte a ti, Señor, más que a ninguna otra cosa. 13. "jTemplanza amiga! Todos los días te he meneste!' , contra mis enemigos, los que me embarazan para contemplar las virtudes de mi a.mado Señor, para lo cual he venido yo a este desierto. A las virtudes del Señor, que te ha creado, , te :pido, pues te he menester para servirle a él totalmente. Padre y madre, riquezas y parientes he dejado, sólo para
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que en este estado eremítico pueda estár en tu compañía. Sin ti, no puede el hombre ser contI1arro a. la gula y embriaguez por vida eremítica, ni por religión, ni por honestos vestidos. No ':lUedo tenerte, sin la bondad, grandeza, poder, sabiduría, amor, virtud, humildad, misericordia y liberalidad del Señor, en quien son estas virtudes. 14. "¡Templanza amiga! Ningún hombre puede demasiadamente memorarte, entenderte ni amarte; pero por demasiado memorar, entender y amar a Dios con llorar, ayunar, sufrir aflicciones y velar, puede enflaqueoerse el cUeTpO, enfermar y morir; y el alma no puede tan dilatadamente ni con tanta fuerza contemplar las virtudes de Dios. Por eso, templanza amiga, yo te he menester cOflPOral y espiritualmente. Entrégate, pues, a mí, ¡Jara que yo sea tuyo, y tú seas señora en mí de ti misma, y que saJgas de la servidumbre de la glotonería y de mi vientre." De este,modo y otras muchas maneras pedía Blanquerna a las virtudes in creadas las virtudes creadas, para que con éstas fuese buen servidor de Dios.
CAPíTULO XIII DE LOS VICIOS
1. Recordó Blanquerna los siete pecados mortales, los cuales tienen desordenado al mundo, que es creado por las virtudes de Dios; y por esto preguntó Blanquerna a la divina bondad de dónde habían venido esos demonios sobredichos, que pierden y destruyen al mundo. Y dijo estas palabras: "Soberana bondad, tú que eres tan grande en virtud y pel"fección y que en eternidad y nobleza elea eminente sobre toda criatura, ¿ de dónde han venido la gula, lujuria, avaricia, acedia, soberbia, envidia e ira? Pues estas siete bestias destruyen, corrompen y estropean los bienes que son tuyos por creación y por señorío. Y, como tú seas tan poderosa, sabia, amable y virtuosa, ¿ por qué sufres que tanta maldad, engaño, error, trabajo e ignorancia 'I'eine en el mundo por los siete demonios antedichos? 2. "Si tú, bondad soberana, fueras maldad o defecto, pudieran haber venido de ti los siete pecados mortales, mas como tú seas cumplimiento de todos los cumplimientos, y como la 'peÑección sea COll,t ra el defecto, y todo pecado y , cualquier otro ma.l de necesidad haya de tener principio, dígame, pues, tu eternidad, la cual Ifué antes de ser el prineipio del pecado, ¿ de dónde ha venido el pecado y defecto?" 3. Contempló Blanquerna ~a soberana bondad, eternidad, poder, sa:biduría, amor y Jas demás virtudes, según la manera arriba dicha, y sintió en su alma que la memoria
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y el entendimiento se hablaban. Y decía la memoria al en- ,
tendimiento que ella se acordaba de que la voluntad tiene en su querer a la gula, lujuria y a los demás. Y, por esto, el entendimiento respondia, entendiendo que el querer que queria gula o lujuria u otro vicio nace de la voluntad y en culpa a la voluntad, por cuanto produce aquel querer que ama al pecado, y por aquel querer es culpado el entendimiento que entiende el pecado, y el querer y la libertad de la voluntad con que se inclina a querer el pecado; y, por esto, es también culpada la memaria 'que recuerda todas estas cosas. Y por cuanto la memoria, entendimiento y voluntad son criaturas de la soberana bondad y dan lugar a recordar, en" tender y amar al 'pecado, por esto el entendimiento de Blanquerna dijo a la memoria, excusando a la bondad de Dios, que los siete demonios referidos toman principio y origen en las oooas del 'recordar, entender y amar que tratan de cosas desagradables a la bondad de Dios. 4. "¡ Sabiduría divina! Tú que eres luz de todas las luces, enséñame el arte y modo cómo pueda mortifica!' yo los siete vicios en mi memoria, entendimiento y voluntad." Recordó la memoria las divinas virtudes; entendió el entendimiento la brevedad de la vida de este mundo y las penas infernales; amó la voluntad a Dios y a todas las virtudes, y aborreció los pecados, y pidió perdón y deSlJreció la vanidad de este mundo; y entonces Blanquerna sintió en su alma moItificados los vicios y pecados por las obras de su recordar, entender 'Y amar. Y por esto dijo a la dilVina sabiduría estas palabras: 5. "¡ Soberana bondad! 1 De tu Vlirtud viene virtud, y de tu poder viene el poder, y de tu amor viene amor 2 en el alma que quiere recardarte, entenderte y amarte. Pero cuando la memoria no quiere recordarte, ni el entendimiento entenderte, ni la voluntad amarte, vienen las culpas e injurias de aquello que la voluntad no quiere querer, y de aquello que el querer qUlere en el recordar, entender y a.ma.r o desamar. Y por eso, soberana bondad, sea tuyo mi recordar, entender y querer con la memoria, entendimiento y voluntad para contemplar, re corda!', entender y a.mar tus virtudes y abo. rrecer los vicios, culpas e injurias, a fin que tu loor y tu honor, señorío y virtud sean todos los dias en mi memoria, entendimiento y voluntad. 6. "¡Soberana la'l'gueza y misel'icordia! Dado me has memoria para memorM' y entendimiento para entender y voluntad para amar tus virtudes; pero aun esto no me basta sin que me des memoria, entendimiento y voluntad en me1
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En el 'original, .doctrina•. "\'olen, dice el texto cataláu
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morar, entender y amar tus virtudes divinas y las siete virtudes contrarias a los siete pecados mortales. Aun te pido más: que me des recorda!r, entender y querer para desamar la gula, lujuria y los demás vicios; y -como tu poder pueda darme todas esas cosas y ellas me sean muy necesarias, y como tú me hayas criado para todas ellas, por esto te pido me des don y gracia tal, por los cuales estén todas mis potencias empleadas en honrar, loar y servir para siempre tus honores. 7. " i Gloria y perfección divina! El dar poder de -peC3J1" es dar ocasión de tener fe, esperanza y caridad y las demás virtudes; y el dar poder de tener fe, esperanza y caridad es don contra la gula, lujuria y demás vicios; y por esto te pido don de virtudes y libertad de pecar, con tal que me des recordar, entender y ama,r tus honores y me des recordar, entender y desa.mar mis -culpas y pecados y los vanos deleites de este mundo." Lloraba y suspiraba Blanquerna mientras estaba pidiendo estos dones; y Dios le daba todo ·lo que quería, y Blanquerna, llorando, le daba inñnitas gracias por ello. La contemplación y devoción de Blanquerna y el arte y alto modo que tenia en el contemplar, no hay quien os lo pueda decir ni signiñcrur, sino sólo Dios, quien le enseñaba. Finido s está por la gracia de nuestro Señor Dios el libro del Arte de contemplación en vida eremítica.
CAPíTULO
~IV
DEL ,'IN DEL LIBRO
1. Estaba l1D día Blanquerna oontemp[ando en Dios, y teniendo en sus manos el Libro de contenuplacWn, (y] vino a él un juglar muy lloroso, y con su semblante y duelo que manifestaba, daba muestras de ser muy grande la¡ tristteza de- su alma. Y dijo a Blanquerna estas palabras: Se· ñor Blanquerna, fuma es por todo el mundo de vuestra santa vida, por la -cual 1a cOncienoia a.tormenta a mi alma con contrición por las faltas que he cometido contra mi oñcio; y po!r esto he venido a vos para que me deis penitencia.Blanquerna preguntó al' juglar qué oñcio tenia, y éste le respondió y dijo que era juglar. Buen amj'g o-dijo Blanquerna , el oficio de juglaría fué iIlJventado con buena intención, •
• cFenit és lo libre de la Art de contemplaci6., escribe solamente el autor.
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es a 831ber. para/loar a Dios y para y consolar a aquellos que se hallan en trabajos y tormentos por servir a Dios. Mas hemos ya llegado a tiempo en que casi ningún hombre usa de la ñnal ra zón e intervención por la cual fueron ordenados en el prin·cipio los oñcios. pues el estado y prin.cipio de los eclesiásticos fué fundado sobre una buena intención 1. que es entender. amar. recordar y servir a Dios, y lo mismo se sigue de Jos ce.balleros y de los juristas, decretalistas, médicos, artesanos, mercaderes, religiosos, ermitaños y de todos los demás estados, cada uno según su grado. Pero abo- ' ra hemos llegado a tiempo en que los hombres tienen olvidada la finall intención por la cual fueron inventados los oñcios y las ciencias, y no usan de ellos conforme deberían usar, y por eso está el mundo en error y trabaljo, y Dios es ignorado, desamado y desobedecido en gran manera por aquellos que están obligados a haberle de amar, conocer, obedecer y servirle como a verdadero Dios y 2 Señor que es de todo el mundo. Por esta razón, pues, buen .amigo, yo os doy por consejo y en penitenciJa que andéis por el mundo grita.n do y canta.ndo entre las gentes, a todos los estados de los hombres y por entre unos y otros, diciéndoles la intención por que fueron inventados en sus principios el oficio de juglaria y demás oñcios. Y llevad con vos mismo a este Libro de Evast y de Blanquerna, en el cual están signiñoadas las razones por ]:as cuales fueron ordenados e inventados en sus principios los oficios arriba di·chos. Y conegid y reprended con todo vuestro poder, en su oaso, tiempo, lugar y oportunidad, a todos aquellos que usan mal de sus oñcios; y no temáis la murmuración de las gentes, ni el padecer trabajos, ni la muerte, para que seáis agradable a Dios.-AdmitiÓ el juglar aquella penitencia de B1anquerna y aceptó aquel oñcio que le halbía dado; y se f,ué por el mundo, y refería y explicaba el fin por que era la teología, la prelacía, la clerecía, .religión, caballería y señorío en los hOIIlJbres, y decia el fin por el cual eran inventados el derecho civil y el derecho canónico, la filosofía, la medieina, la mercadería y otras cosas semejantes a éstas; Y reprendía fuertemente a aquellos que no conserv.a:ban la final intención por la cual eran inventadas y ordenadas en el mundo las ciencias, dignidades, artes y las demás cosas arriba dichas; yen las plaza.s y cortes y monasterios leía el Libro de E1Jast y Blanquerna, con el ñn de multiplicar en las gentes ]a.. devoción y que por este medio él tuviese mayor animosidad y fortaleza en cumplir la penitencia que Blanquerna le había impuestp. • 1 «sobre bona eutenc16 en pnmer; e c.avallers •. I Cállase en el onginal .y. mundo) .
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matelx se seguelX deIs •
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2. Hlasta 8 aquí habemos hablado de Evw;t y de Blanquema. y por esto ahora conviene que volv-amos a hablar del emperador que Blanquerna en·OOIIlItró en aquel bosque. Después de haber renunciado BI:a.nquema al Pontificado, y siendo ya el'mitaño, el emperador hubo ya ordenado su imperio para el intento de que en él fuese restituído valor; y renunció su imperio a fawor de su hijo, para quien habí~ compuesto un Libro de la doctrina deZ príncipe, para el régimen de su pe'l"sona, de su palacio y de su reino. Y habiendo ejecutado todas esas cosas, desamparó el In/U!lldo y se fué a buscar a Blanquerna pava, que los dos juntos contem,pla..~en a nuestro Señor Djos en la vida eremítica. 3. Mientras el emperador iba buscando a Blanquerna, encOO1Itró a un obiSpo que 1ba a la COl'te de Rom", para ñar el Arte obr~ de e1W01lltrar la verdad. Aquel obispo proponía de impetrar del Santo Padre Apostólico el que pudiese hacer leer y enseñar aquel arte en todos los estudios generales, a fin que por La, exaJ!itación del entendimiento, la cual se demuestra verdaderamente en dicho arte, ¡fuese ma- . yor en el mundo la devoción en amar, honrar y servir a Dios, y en dar conocimiento de Dios a los infte'les, que por su ignorancia se van a los perdurables tOlmentos. Y para impe-' trar este negocio, propuso el obispo gastar todo su patrimonio y las rentas de su obispado y emplear en esto todos los días de su vida. Habiéndose, pues, encontrado el em¡perador y el obispo, ambos a dos se conocieron y se saludaron muy cÍlVlill y agradablemente y se reciobieron recíprocamente con grande cortesanía, y \!!e informaron uno al otro de su estado y de sus intentos, que se comunioaron. Gran gusto y placer tuvo el emperador de la devoción del obispo, y éste de la del emperador, quien rogó al obispo que en la corte de Roma . fuese procurador de la virt'lld de valor, la oual ha sido injuri'a da por tamltas personas e impedIdas en dar honor y loor a Dios. Y m,dis al juglar de V.aaor dijo el emperador al obispo .que cante estas oopl'a s en 1a corte, para que el señor Papa y los' señales cardenales se a.euerden mejor de los 'heChos y santa vida de los apóstoles, en cuyos tiempos 11", santidad de la vida y la devoción vivían y. reinaban en el mundo. EXC'elso Rey glorioso, Señor DIOS verdadero, I que en tI qUISiste unir al ser humano, acuérdate pIadoso de los que con esmero
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• .Reconlat havem lo romanr; de Evast e B!allquerna, e relorna lo conte a l'emperador que B!an
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quieren por ti 6ufrir golpe tirano de cruel, bárbara mano. Dales valor y celo como puedan honrarte, servirte y alabarte con todo su poder y su desvelo, sIendo muy de tu gusto el celo de tu honor, tan santo y Juslo Ya en el mundo ha nacIdo nuevo fervor, hoy día, .apost6heo, puro y ¡peregrino. La edad ha renacido en que la sangre hervía inflamada de amor todo dlvmo , luego el amador fino vaya y .pubhque, osado, el gran poder bendIto y el saber infinito de nuestro Salvador Dios encarnado, a fin que el mundo entero ame y Sirva a Jesús, DlOS verdadero Ya los frailes menores recuerdan, fervorosos , tle un DlOs crucificado los debidos honores. Ya en l\I!ramar, dichosos, que el gran rey de Mallorca ha de,lJnatlo, y en coleglO fundado, ,.e ocupan estudIando e l IdlOma mOrisco. Y en el cnstiano aprisco recogerán 1.1 moro bautizado, con que de Afnca el suelo volverá a fecundárse para el cielo
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mi cuerpo desfallece; mas mI alma, siempre atenta en 6U recuerdo, aumenta el celo, y el amor se aviva y crece. Mi DIOS es mI deseo, yel procur;4r su honor, todo mi empleo. Servtr qUIero a la VIrgen, de mi esperanza amada, dulce consuelo y guía. Mas l qUIén me enseñaría adónde está, ¡oh Blanquerna !, tu morada? Fellz ~o, si consigo estar siempre con Dios allí contigo '.
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• La traducción castellana de esta IDspirada poesía es muy Itbre e Imperfecta. El texto catalán es como sigue (ORL, LX, 493-495) : ver Déus, rey glonós. C¡UI ab v6s volgués hom unir I Membre-us d"ls vostres servidor.¡ qul per vós volen mort sufnr. ~ fayts·los ardlts la l1 S8dors en vós honrar e obcir d. ¡ur poder; S~Dyer
CAr vós ~ts pla~ntJ
dous
d#S1T
de lur espero Nada és novel1a frevós e rt:novellen 11 des1l' deis ap65tols, QU1 lausant V06 anaven mort plaent sentir. E, dones, qul és vttal ni bos, mda's 8.vant, e veja dll' lo Rlan poder de D~u, qUl hom fes devenir en 600 5a~.
Remembrat han fratres menors 10 Salvador, qui vole vestir ab 51 lo sant reh¡pós, e han fayt Mlramar bastl..r ,,1 rey de Mallorca morós' Jran serratns convertir per far plaer a Dtu, QUl a mort vole venir
ver nos baver. E dones, QU~ fan preycadors, pus amen tant en D~u fruir' nI QU~ ían abats ni prlors, bisbes, prelats, QUI enanhr nm~n tant lurs poss~S6ions 1 n1 QU¡' fan reys qU1 ab durmlr ~ ah haver cuydon a parlÚS tenlr ~ Déus veser?
Menors e m¡Jans ~ maJon han plaer en m1 scarnlr, ~ amors. lAgl'~m~s c: plon e !USptrS fan mon cors lan2'ulr : e m 'anIma ('relJr; son joyÓS
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4. ,¿ Cómo, qué me decís, Señor dijo el obispo al emperador ,sabéis 'Vos quién es Bl1aroquerna? Respondió el emperador, y le refirió cómo un dia se había encontrado con él yendo solo y per-d'ido por el bosque donde Blanquerna busca.ba lugar para su ermita; y dijo .oo,m'bién cómo él le D3Ibía prometido que satiSÍJa.ria a Valor la injuria y fa:ltas que con~ tra él habi8¡ cometido. El obispo refirió también al emperador la sa:nta vida de Bla:nquerna, y las señas por donde podría encontrar el puesto donde V'Í'VÍa en vida ermita.ña, Aleg1róse mucho el emperador de lo que el obispo le habia referido de Blanquerna y de haberle enseñado el oomi'110 por donde podía eneontrarue. El obispo tomó las cop[as y se despidió a.gmdablemente del emperador, y le dejó en comanda de la bendición de Dios. 5. Por e gracia de nuestro Señor Dios, ha finido el LIBRO DE EvAST, ALoMA y BLANQUERNA, su hijo; en el cual se ha tratado del mabrimonio, de Teligión, de prelacía en los obispos y arzobispos y de sus oficiales en sus Qbispados; del apostólico señorío que tiene el Santo Padre Apostólico y los señores ·cardells.les en el régimen de la undversa.i Iglesia santa, y de la vida eremítica contemplatilva, para dwr doctrina cómo todos los hombres deban vivir en este mundo en servicio de Dios y recihir su dd'Vina gracÍIa., y en el otro mundo la gloria, a la cual por su di'Vina bonda:d nos quiera llevar para ¡OOS perfectamente entenderle, amarle y seTlVirie y de todo darle gracias sin fin. .Almén. remembrament e son volu '
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son albir
-en Déus, QU1"m fay tots jorns jaus\r ~n son dever. La dol~a Ver¡¡e vuU 8<:1 vir de mOI1 pOder, ear SS.Y m'a tram~s dolt desir
e bo ebper. Blanquerna I Oui· m sabrla dU' on d~y ten~r vas vostra c~l1a, OIl des1r sol D~us hav.,r I I
Como con broche de oro, Ramón Llull cierra este himno de a:egrla con el nombre de la dulce Virgen que le ha inspirado dulce desear y bello espeTar. I Al recuerdo de! coleglO de Mlramar, tan largamente desea¿o como tiernamente amado, debe el Procurador de m'fieles tanto gozo como respira esta alegre canCión J • cAcabat és lo romans: de Evast e Blanquerna, qUI és de Vida de matremonl e de I'orde de c1erecia, per donar doctdna com deja hom vinre en est m6n per tal que en I'altre eternalment sla en la glOria de Déu.J . ,
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VERSíCULOS SOBRANTES DE LA EDICIÓN CASTELLANA
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66. Mas preguntaron al Amigo qué cosa era miseria. y respondió el Amigo: --Cumplir en este mundo sus deseos, . puesto que a deleites brevísimos se siguen perpetuos tormentos en el infierno. 70. Entró el Amigo en un delicioso prado, y vió a muchos jóvenes que perseguían muchedumoce de mariposas y hollaban las flores, y cuanto más porfiaban en agarrarlas, tanto más altas volaban las mariposas. De que discurrió el Amigo que tales son aquellos que con curiosas sutilezas piensan comprender a su Amado, quien abre las puertas a los sim'Ples y las cierra a los sútiles; y la fe muestra aquél en sus secretos por la venta.na del Amor. 72. Preguntaron al Amigo qué hombres le parecían más enfermos. Respondió que los ciegos, que oyen a los médicos del Amado y, viniendo a ellos, no los reciben para su propia curación, puesto que es suma felicidad ver a mi Amado, y pena horrible el no poderle ver. 114. Preguntaron al Amigo cuál era la fuente de amOl'. Respondió que aquella en donde el Amado nos ha limpiado de nuestras culpas, y en la cual da de balde agua viva, de la cual quien bebe, logra vida eterna en amor sin fin. 146. Dijo el Amigo: Al que en todo tlempo es cautivo no se le debe dar salario ni premio de sus trabajos, ni menos al que debe más de lo que puede panar. Y por esto reprendió a los amantes indiscretos, que no hacen diferencia entre la gracia y el p'l"emio. 237. Encontró el amor del Amigo al amor mundano, quien luego se conyirtió en nada; de lo que se admiraron los hombres que lo vieron, a qUlenes dijo el Amigo: No t
Los
~I g uien tes
versículos no <,e halla n en la e d icl6n del Lltb,e
d c RLallqucma de S. Galmés y l\I Fern\ ([Palma de] Mallo rca, 1914).
Por la s r azones apuntadas ya en otra parte, consen'amos la numeracIón de la e d iCIón de AgUIJar
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LIBRO DE EVAST y BLANQ'UERNA.-,APENDICE 1
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tenéis qu~ admiraros, porque no es contra naturaleza desvanecerse las tinieblas en presencia de la luz. 238. Compró el Amado al Amigo un huerto, en donde criase sus amores. Rególe el Amado con sudor, y con cmco ríos que eran más dulces que oualquier otra cosa, por suave que sea, le hizo fertilísimo; y en medio de aquel huerto plantó un bello árbol, cuyo fruto sanaba todas las enfermedades. 241. En una grande fiesta estaba el Amigo en el oratorio de su Amado. Oyó a los músicos que cantaban, y las palwbras de su canto eran del Amado, mas la solfa era mundana. Y no pudo contenerse el Amigo sin decir en altas voces estas palabras: ¿ Por qué ensuciasteis las piedras preciosas con el lodo, vosotros que no sabéis alabar? ¿ No sabéis que este modo de cantar no conviene con los honores del Rey de las vírgenes, pues de esto resulta el que las mujeres ruines se inclinan a vivir mal? 249. Iba el Amigo gritando en altas voces por las calles y plazas: ,E l nombre de mi Amado es fuente copiosa de amor; si todos bebiesen de ella, no fueTan partidos sus amores, como en el sol no es partido el resplandor. Poco. pues, saben todos los que rompen el vaso precioso, el cual. después de quebrado, 'p ara nada vale. 255. Los que hacen burla del Amado citaron al Amigo para que compareciese en juicio. Comparedó el Amigo, mas no tUYO abogado que hablase por él, porque de la pobreza ninguna riqueza aguardaban. Acusáronle de que no vivía como los demás hombres. Respondió el Amigo: Dispensa tengo del Am'Or. Quisieron prenderle y en:careelaT'le, mas él apeló a ·l as leyes de su Amado. 256. Saliendo el Amigo de la sala y tribunal de justicia. vió al sol resplandeciente y claro, y dijo: i Oh sol refulgentísimo! Tú que te enseñas obediente a mi Amado. así como cumples cada día vemticuatro horas justas, así te ruego des claridad a todos los que hacen y administran justicia. 265. Entró el Amigo en el huerto del amOT, en donde vió una hermosa azucena, y se alegró, por cuanto le representaba a su Armado, que es más blanco y puro que todas las cosas. Después vió una rosa muy hermosa y diJo: Así como la rosa es a los ojos corporales hermosa sobre todas las demás flores, así a los ojos del entendimiento mi Amado es mucho más bello y agradable que todos los amadores. 272. En la aurOTa se paseaba el Amigo, y miró al sol que salía, y, lleno de regocijo,! empezó a cantar, diciendo: -,Del casto lecho de la aurora salló mI Amado en este mundo; quien en ella juzga mancha, en el sol discurre tmieblas. 274. Al Amigo preguntaron cuáles eran los parientes de su Amado, y respondió por este enigma: Mi Amado es
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
un sol que nació sin ma.dre y l!Da luna que nació sin padre. Padre tiene sin madre, y Madre sin padre. 287. Plreguntó el Amigo si habían visto a su Amado, y dijéronle: ¿ Qué tal es tu Amado? Y respondió el Amigo: - .M i Amado es cual sin cualidad, porque es bueno y bondad, bello y belleza.. ¿ Cuánto es tu Amado? Respondió: ---'lGrande y chico, alto y bajo, simple y compuesto, y, por esto, él es todo sin composición uno. 288. Con alta voz de'cí'a el Amigo: Mi Amado es luz inmensa, y bajo su sombra es donde vivimos; es ina~i ble, a quien se aoerea.n loo humildes, y es incomprensible, y le alcanzan los simples. Comprad, pues, humildad y aprended simplicidad, par;a que de las tinieblas paséis a la luz infinita. 292. 'P reguntaron al A¡migo si el pecado era algo. Respondió: -la de tu Almado? Respondió que lo perfeoto no admite adición. -{Mas ¿ por qué vosot~ijo el Almigo ,siendo religiosos, no os llaanáJis con el nombre de mi Amado? No sea que, .teniendo el nombre de otros, disminuyáis el amor, y, oyendo la voz de otro, no entendáis al Almado. 306. Pregullltaron al AlIni,g>O qué cosa era el ID1JDdo. Respondió: & libro para los saben leer, en el cual es conocido mi si su Almado era en ~ mundo. Respondió: -sí; como el escritor en el li'b ro. '¿ En qutén está este libro ? ' Respondió: tEn mi Amado, pues que todo lo >ooDtiene mi Amado, por cwya causa el mundo está en mi AJmado, y no mi Amado en el mundo. 307. Amigo-dijeron algunos : ¿cuál amador te parece que sea fatuo? Respondió el Amigo:' Aquel que ama la sombra, 'Sin cuidar de la verdad, ,¿Y cuál piensas que sea rico? ~ que ama la verdad. Y qu~én pobre?--Dijo: -¡El que ama la si el mundo era amable. Sí dijo ,así como obra a causa del artífice, y como la noche, que [.lo es] por razón del día que la sigue. 308. Otros amadores preguntaron al Amigo si entre él y el A,mado había aIlg>una proporción. ,P reguntadlo-dijoal cielo más enoumbrado, cuyo movimiento es finido, y .1
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vigor de mi AIIDado es jID¡finj¡to y eterno. Mas, si la naturaleza aJparta de ellos la proporción, la voluntad los igual-a y los hace convenir rpor proporción, por l'sron que cuanta es la voluntad de mi Amado en move:r, tanta es la velocidad del movimiento del primer cido. 312. ·¿ Qué cosa es el ser de tu Atznado?---jRespondió: -ills rayo y radiante en todas cosas, como el sol en todo el mundo, el cual, si ,etira su deja todas las cosas en tinieblas y, es día de todas ellas. Y a.Ú!n más es el ser de md Almado, fundamento en cuy¡a simH'iltud es conservado el orbe todo. 313. Mas Ile preguntaron: ¿ Qué rosa es la nmidad de tu Almado ?--dtespondió: Ea lo que une 8t tres en eternidad, sin distinción de la naturaleza o de f:lubstaneia, y QtaJ y une tres cosas temporaJmente. Y si cosa hay, en parte a'lguna, que ,pelÚecta sea, en ella son tres 1midos por ,midad. 314. Fatuo por amor: ¿ouán grande es la han,da d de tu .Aan.a.do? Tanta es rrespondih, que cualqruier otro bien, en comparación suya, es nada o un punto sólo, y todo lo cuanto es no cuanto, lo cual, siendo sin di'visión, tres, tiene en las cosas vestigio indiV'idido en tres, esto es, úti1, honesto y deleitable. 315. Poder de mi Almad~eciJa, el Amigo : quien te quiere medir, intenta con la nada oonrtar el número; mas tú mides Jia, nada, cuanto de la nada h8tCes algo. Como, pues, tú solo puedas esto, estA olaro que tú salo justificas al impío. 317. Miira:ba el Amigo al arco iris, y -l e pareció que tenia tres y dijo: Aldrmiorablle distinción de tres, y son los tres del todo una cosa m~sma . Y dijo: V. Cómo esto a.pareoe en la imagen, si no subsiste en la verdad? 328. En un día solemne entró el AlTD'i'go en 1Jna igJesia, y consid~raba el honor que alli se daba a su Amado, y v:ió que le hadan deshonor; y, por esto, con alta voz, dijo a toda aquella muJti1:Jud de gente: ,¡ Oh insensatos! No toquéiS con inwerencia los rulta,res, pues que son el leclho del Rey eterno; no entréis en [ugar sagrado, porque es su tá.Jamo. Y 00rl'igi6 las centinelas, porque con tanta negJigencia celia,han y procura.ban el honor de su AlmaJd.o. 329. -Dime, Amigo: ¿qué cosa es amor?-ffi.espondió: ---:M:uerte de quien vive y vida de quien muere; es a'l egría en el día y tristeza en l!a. IIlfUerote; es de1eLte y consuelo en la patria y tristeza y melanrolía en la peregrinación; es ausencia suspirada y presenda alegre sin fin. 330. Mas le preguntaron si se paseaba de día o de noche. Respondió: Mi allDor me es dulzura ama:I'ga, y amargura dulce, y m1s lálgrimas son testimonio de que tod:alV'Ía no me nació el día; mas mi amor me conduce a la patria en donde no puede haber noche.
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334. Sdbre la simpHcidad disputaban dos entre sí. El uno decía: ,Simple es el que no sabe nada. El' otro decÍla: -,Sim¡ple es quien vilVe sin pecado. ISobrevino el Amigo y diJO: ----U-a verdadera simplioiJdad es Ja que encomienda con confianza a mi .A!Il1!ado todos sus hechos. SimPlicidad es magnificar la fe sobre el saber en lo que la excede y evitar en toda fOluna las cosas 'V8Jnas, superfluas, curiosas y nianiamente suti'les y presuntuosas en todo lo que es de mi Amado, porque aquéllas son contrari-as a la simplicidad. 335. Otra vez le preguntaron ambos ,les dijese si es grande la ciencia de los simplesl Respondió: La sabldurÍtaJ en 'l os sabithondones es gra'Il montón y poco grano; mas la de los simples. es montón cbico, pero de innumerables granos, .pOl'que ni presunción, ni curiosidad, ni demasiada sutileza aJbulta el montón de los Pues ¿ qué haeen la pre8Unción y la curiosidad? Respondió el Amigo: -/La vanidad es ,m adre de la curiosidad, y 'la soberbia de la presunci,ón; y, por esto, 'h acen lo mi's mo que hacen la vanildad y la soberbia; y 'POr la curiosidad y presunción se encuenttaJn los enemigos de mi Almado, así como por la simplkidad se adquieren sus aJIDores. 338. Camin'1llba el Almigo y decia: ,El primer cuerpo, de nadie es contenido y lo co1'lltiene todo; y el primer movimiento no es eonteru.do, mas él contiene todos los otros mov.imientos. ¿ Quién, pues, no conoce que mi Amado, que totalmente es primero que todo, todo ¡lo contiene y de nadie es conten1do? 340. AJcortdóse el Almigo de sus pecados, y por temor del infierno quiso llorar y no pudo. Pidió I!,áJgrimas al' Amor, y la sabiduría le respondió que más frecuente y fuertemente llorase por amor de su AJma.do que por temor de las penas del infierno, puesto que le a'gradan más los llantos que son por amor que las lálgrimas que se derraman por temor. 341. Obedeció el A'migo a }a sabiduría, y con un oJo lloró muelhas y mayores lágrimas por aJIDor y con el otro pocas y chicas por temor, para hacer mayor honra a su Almado por amor que por temor; y las lágrimas por amor le servían de consuelo y descanso; mas las lágrimas por temor le daban ~ena y tribuJoa'ción. 344. Preguntaron al Amigo de qué manera se convier. te el 'corazón del hombre a amar a su Almado. Respondió que así como el girasol se vierte al ea!. ¿ Cómo es, pues, que todos no aman a tu AJmado? Respoolldió que a los que no aman les es noche el pecado. 346. Encontró el Amigo a un astrólogo adivino y le preguntó qué -cosa era su astrología.. El dijo que era ciencia para saber lo venidero. Engáñaste ~e dljo etl Am~go-; •
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no es ciencia, sino un engaño de cienlCia y velo de nigromancia yo fitomancía, y cien'cía de fingidos y mentirosos profetas, que imaman .la obra del soberano Maestro, nuncio en todo tiempo de malas nuevas; la cu'3:1 reprueba y extinpa. la pravi'denJCia de mi Amado, que promete dar bien en lugar del mal que ella amenaza. 347. 'Con altas voces iba el Aimigo diciendo: j Oh, qué vanos son muchos hombres en el mundo, que siguen curiosidades y ama:n presunción! Bues por la curiosidad caen en ~ra. mayor de todas -las impiedades, esto es, que a"busan de Joos nombres de Dios e invocan COrIl encantos y deprecaciones los espíri.tus malos, como 's i fuesen ángeles buenos, y les atribuyen ,los nombres de Dros y de los án.geles buenos y profanan ma:la'm ente las cosas santas con caracteres, figuras e imágenes; y .por ,la presunción se han sembrado en el mundo cuantos errores haJY. Con vivas lá:grimas lloró el Am,ilg o tantas injurias qu~ oontra de su Almado cometen muchos hombres ignora.ntes. 351. Un día esta/ba el. A1migo mirando al oriente y poniente, a!J. nOI'te y mediodía, y conoció la señal de su Amado, ]¡a¡ que hizo esculpir, y .en Ca/da una de las cuaJtro extremidades hizo -colocar una ,p iedra -preciosa refulgentísima. como un wl; y llevábala de continuo sobre sí, y esta señal le hacía memoria de la verdad. 352. Visita,¡ba varios lugares el Almigo, y encontró al muchos que est8iban -alegres, riendo, 'cantando y virviendo con grande gozo y diverti'l1lieDJto. Hízose lo cuestión si en este mundo hay más para reír que para llorar. Vinie'r on las virtudes para ser jueces y declarar de la duda. Dijo la F'e: MIás hay para llorar, porque son más los infieles que los fieles.La Esperanza dijo: -Más' hay para llorar, FOI'que p'o cos son los que espcian en Dios y muohos los que confían en los bienes del m~mdo. .La Caridad diJo: Más hay, para llorar, porque tan pocos son los que aman a Dios y all prójimo.Todas l'a s demás virtudes fueron del mismo voto y Farercer. 354. Pens¡¡¡ndo en la muerte, el .A!mlgo dijo: r.Oh Reina del cie'lo! Estando yo pa:ra morir, eXJtended y manifestad vuestro regazo, en que estU!V'o reclinado mi dulcísimo Amado, y no t.emeré a daño a.lguno de cuantos me podrían causar los enem·¡•·gos. 356. Jul\táronse muchos amadores, y preguntaron a un mensajero de amor en dónde y en estaba el corazón más inflamado en devoción y a.mor. : ,E n el t~plo de mi Amado, humillándose a él con todas las fuerzas, 11 adorando al Amado, porque él es un solo santo de los santos, por lo eual los que esto no saben hacer, no saben legitimamente amarr. •
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357. Los amadolles experimentaron el nunoio de amor, di-ciéndole que anduviese por el mundo pregoDJallldo que los adoradores adorasen a ,l os siervos como a siervos y al Señor como a Señor, p8JI'8. que mejor puedan ser oídos sus ruegos y porque no hay lIICCesid"ad de amar a otro más que al Amado ni de confiar en otro más que en él. 359. Pregun.taron éll mensajero de amor de dónde habían venido al Aunado tantos siervos inútilles, que son más viles y más despreciables que Thos hombres seglares. Respondió que esto provenía por CU:l'p a de aquellos que deben proveer de servidores al soberano A1mado, que es Rey de reyes, y deben examinarlos, y no se informan como debiC'l"an de la ciencia, vida y costumbres que tienen; y los que ellos no quisieran para su caJballeriza, pel'miten que sirvan al Rey eterno en su palacio y en el purísimo ministerio de la mesa. Por lo que debieran temer la dura retribu-ción del Amado, cuando les ,l lamará a cuentas. 364. .AIl Amigo fué propuesta esta cuestión: Ii,lIDn dónde mUC'l"e el amor? 'R espondió que en los temipOra~es deleites de este mundo. ¿ En dónde vi1ve y se cría? En los pensamientos del otro mundo.--IDe aquí sucedió que los que le resolvieron huirse de este m1mdo, para en: collltrar muchos pensamientos del otro mundo, de que viviese Amor, y, 'V"ÍIVÍend~, Be alimentase;
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CAPíTULO CXV
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DE LA PASIÓN DE JESUCRISTO, SALVADOR NUESTRO, Y CÓMO BLANQUERNA LA CONTEMPLABA, DESPUÉS DE LA SANTA TRINIDAD Y ENCARNACIÓN, CON LAS TRES POTENCIAS DE su ALMA, POR LOS ACTOS DE CADA UNA DE LAS VIRTUDES Y DIGNIDADES DIVINAS AQuí EXPRESADAS
1. Dijo Blanquern'a a la memoria que él quería contemplar la pasión de nuesgo Señor Jesucristo con el acto de dieciséis viI1tudes y dignidades de nuestro Señor Dios, para que, con 11aS tres potencias de su a,lrma., tUlViesen arte y doctrina de recordar, entender y amar muoho a su Señor Jesucristo y todo lo que conviene ser TeCord:ado, enltendido y amado por su amor; y, por eso, dijo a la bondad de Dios estas palabras: "Bondad diovina, que eres ooto infinito en bonifica'r, magnoifiocar, eternifioar, posilfiloar, conocer y ama.r, etcétera, tu acto y tu entidad tienen igualdad en infinidad de bien bonificaT por todas las di'g nidades infinitas, en quie' '!les existe acto eterno e infinito de unido bien y de unidad, que es bien y esenocia eternal infinita en todas tus dignidades. Y porque tú, bondad, eles bonificar y eres bien en acto de paternal, filial y procesional bien, por esto quisiste que la santa pasión del Hijo del Hombre, el cual es una persona en tu eterna:! infinito bIen, fuese a todo el género humano bien muy útil y provechoso para recuperar el bien que haEn la versión castellana, es~ capítulo sigue al De 14 encamacwn. Mas SI bien aparece en dos mss., el de la Biblioteca NaCional de Parfs y el de la Provincial de MallorcaJ es tenido /por todos como ap6crlÍo : 1.°, porque el mismo Ramón Llull, en el prólogo del Art de cOlttem(>14ci6, dice que diVide el libro en 12 partes, declarando las respectivas matenas, sin hacer, empero, ninguna mención de la Pasi6n de ]esuc'risto, que, 2.°, tratada en capítulo aparte, haría que fueran trece y no doce las 'Partes del tndicado hbro, contra la expresa declaración del autor; 3 0, corrobora dicha argumentación de S. Galmés (ORL, IX, 461, nota) el hecho de que el ms. de Munich, sin duda alguna el mejor que poseemos (pri~era mitad del siglo XIV), pasa por alto este ca.pítufo. I
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bíamos perdido en nuestro padre Aldán y nuestra madre Eva.; y que, por su pasión, las almas cristianas se esforzasen en adquirir virtudes que son bien y a huir vicios que son mal." 2. "Blanquerna dijo el entendHniento , grande es Dios en su esencia y en su acto, y en unidad y uniT, y en dignidades y en dignificar, pues infinidad e infinir y eternidad y eternrfjocar son la bondad, poder, s'3.'b iduria, etc." Respondió Blanquerna, diciendo que por aquella grandeza tan grande en la cual no hay minoridad que sea de la entidad divinal, fué muy grande la cruel pasión de mi Señor Dios Jesucristo; y fué grande ser traldo, vendido, mofa'do, azotado, despreciado, desamparado, negado, crucificado y muerto. El dolor y pena tan grande que mi Señor JesU'qristo sufrió, ¿quién ila pudiera imaginar con toda tu grandeza? Pues en cuanto la naturaleza humana de Jesucristo es más grande que toda otra grandeza que sea en la criatura, fué mayor su pasión que toda otra pasión, la cual convenía fuese tan grande, que bastase para [re].crear el linaje humano que estaba perdido. ~J¡uchas cos;:s diJO Blanquerna de la grandeza de la pasión de su Redentor, y el entendimiento consideraba cuán grande es el deshonor que se hace a aquella pasión por todos aquellos que por ella están en tan grandes honores, d'elicidades y riquezas, los cuales no la hacen honrar según ~o pueden y deben hacer; y por lo .qUtl el entendimiento consideraba, Blanquerna lloraba y decía estas palabras: 3. "Voluntad amiga: ¿ Amáis vos en Dios amo de eternifkar que sea igual en dura'r de su misma eternidad? Si vos desamáis por, negación igual eternificaclón al acto de eternal duración, amáis en Dios acto de principio y minoridad en duralción; y amáis en Dios defecto eternal." Antes de responder a Blanquerna, llll voluntad hizo poner los ojos en lágrimas a impulsos de la contrición y a su corazón en suspiros, -e hizo a la memoria memorar tanto tieII!ipo hasta que hubo memOTado el acto eternal sin fin y principio de eternidad, el cua:l une tres distintas propieda'des personales, eternales, esen'clales; y en el cuall 'a cto eternal mente son distintas y concordantes infin1tamente, sin contra:i.eda-d alguna, un ser eterno y divIDal. Con lo que la memoria ha:bía recordado, hubo satisfecho a la demanda que Blanquerna había hecho; y éste preguntó a la voluntad si amaba la cruel pasión de su Señor, ,la cual ha:bía sU[Tido por su amor. Y respondió la voluntad, diciendo que, si ella amara mucho la paslén de Jesucristo, movería su cuer¡:o a que fuese a morir por su amor y para honrar sus honorifi.cencias e imitar los tormentos que padeció para dar a todos la sa~V'ación. 4. AJvergonzado quedó Blanq11erna de lo que dijo la voluntad, y empezó a considerar en el acto del poder divino, por cuya consideración su entendimiento mentalmente di'j o
estas palabras: "Si hay poder infinIto, sin posificaor infinito de 006aJS infinnas, es aquel poder potencia infinita y su acto es finido, ·por <:urya infinidad y finidad el poder y su aoto son compuestos de mayoridad y minoridad; y mi herman:al memoria no puede memorar en Dios tan gran poder ni actualidad tan grande; ;por cuyo no poder memorar, la hermana voluntad no podría sentir tanto la angustiosa pasión de Jesucristo, ni amar tanto a Dios y a sus virtudes, ni desamar tanto a los ViClOS; ni yo puedo así bien considerar que el poder infinito pueda mejor tener acto infinito que fin ido, ni que el acto finido se cOlllvenga con poder infinito." 5. Considerando prof.undamente en la divina slIibldurÍa el entendimiento de Blanquerna da!Ía que de la sa:biduría de Dios es el acto de sa'b er inlfinito y es aquel acto de bonificar, magnificar, eternificar, etc.; porque, si la sabiduría de Dios no tuviese tal acto, en su S3J~r no hubiera querer y tendría pena y defecto, en cuanto la sabiduría no sabría en su actulliHdad 'Perfección de acto de querer y de los actos de las demás di'g nidades divinas. Mientms el entendimiento de Bl!a~querna consideraba de esta manera, recordó la memotia que la pasión de nuestro Señor Dios Jesucristo no es entendlda de los infieles, por tener de ella ignorancia, ni en su querer es amada ni 'honrada, y por esto la memol'ia hLzo al entendrmiento esta cuestión: ¿ Quiénes eran sabidos y TeptUtados de la sabiduría de Dios por más culpables: o los infieles, que por su ignorancia no honran a la santa pasión de Jesucristo, o aquellos caJtolkos que 1a sa:ben y entIenden y no la 'h onran ni la hacen honrar por :a¡queUos que la ignoran, a quienes la pudieran hacer amar, conocer y honrar? 6. Preguntó Blanquerna al querer que es acto de su voluntad en qué era semejante al acto de la voluntad ~ivi na. A que respondió el querer, diciendo que él era sem~jante 8/1 querer de la voluntad de Dios en esto que quería ser igual al acto de la memoria y del entendimiento, para que pud·iese amar perfectamente todo lo que puede ser memorado y entendido sin defecto. Después de esta pregunta, Bl·a nquerna preguntó al aoco de su ·v oluntad en qué cosa era desemejante al acto de voluntad de su Dios. Respondió el querer por otra r3lwn, diciendo que en el ser acto diverso de la voluntad, que es potencia, por cuanto el querer y la voluntad de Dios son una misma cosa, y el querer de Dios es igual al acto de bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría y a las demás dignidades; y por esto puede Dios haber todo cuanto quiere haber y cuanto es conocido en su saber, según acto infulito de poder, justicia, perfección y gloria. Agradó mucho a Blanquerna la respuestJru que le dió el acto de su querer, y preguntóle qué quería él de la .pasión de Jesucristo. Respondió el querer diciendo que él quería y deseaba que por
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLULL
todo el mundo fuese predicada y conocida enllTe los hombres, pues ella fué obrada y sufrida paTa todo el linl80je hmnanp. y también que hubiese más hombres que se asemejasen por vía de martirio que por muerte naJtural, a fin de que más fuertemente fuese objetada al acto de voluntad de las gentes. \ 7. El enotendimriento de Blanquerna entendió que virtud en substancia sin acto es há:bilto oompuesto de JDalterla y fOlIDa, y el acto de la virtud es la obra. que era en la potencia antes que fuese la obra; y por cuanto el entendimiento tiene más noble y virtuoso acto en contemplar el acto de la virtud divina, que es el acto de la virtud creada, por esto entendió que entre el acto de la virtud de Dios, su esencia y su substancia, no haJY dieversidad alguna, porque, si la hubiera, con igua~ virtud se llevarla el entendimiento en contemplar los actos creados y los increados; y, así, en Di~ habría hábito y virtud, que sería en potencia sin acto; y esto es grande inconveniente, por lo cual ei eIJJtendimiento se eleva a entender que en el acto de la virtud divina es la paternidad, esencia, acto y substancia sin alguna diversidad, y lo mismo se sigue del acto filial y procesional; y que todos los tres actos distintos, concordantes e iguales en propiedades personales y en dvgnidades propias personales, son I\1n acto virtuoso en una esencia, que es virtud ry acto de virtud, en la cua.l son las dignidades comunes a las tres :personas divinas. Mientras el entendimiento consideraba de este modo el acto de la virtud divina, al oual entendia distinto ea personas y uno en esencia sin diversidad, la memoria recordó cuán gran virtud y acto de virtud es el desear morir para honrar la :pasión de Jesu·c risto, y que en la voluntad del hombre hay falita de aoto de querer virtuoso, cuando teme más la mueI'lbe corporal que perder 81quel acto de querer virtuoso antediOho; y por lo que la ,memoria Iecordó y el entendimiento hubo entendido, vino en Blanquerna acto de contrición, por el cuaa la voluntad lloró y lamentóse del que se hace a Jesulcristo y a su pasión santísima y dolorosa. 8. Memoró BJanquerna. que en la veI'ldad donde haya verificar de verdadero en acto que es infinito en bonificar, magnificar, eterni!ficar, etc., hay mayO'ridad suprema. Y en la verdad, en el verifi0C8.r y en el veroaderO' donde no haya distinción, hay maryoridad distinta en verdad con su aeto y con su verdadero. Y por lo que la memoria el entendimiento entendió que en Dios conviene que un venladero verifique a otro veI'ldléldero; porque de no, se seguiría en el actO' de la verdad divina minorídad del infinito acto en bondad, rgu-andeza, eten¡idad, poder, etc., y serían una cosa rnjsma. la infinidad y el 1nfiniw en el acto de verdad, y esto es grande inconeveniell'te; por lo cW8!l el entendImiento de •
LIBRO DE EVAST y JlLANQl,l'ERNA.
APÉNDICE Ir
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I
Blanquerna dijo estas palabras: "Aloto de muerte es morir; y morir por la pasión de mi Señor Dios Jesueristo para honrarla, loarIa y aana.rla, euseña!rba> y servirla es aoto de verdad." Y lloró BIanquema por la cruel muerte de su Señor Jesucristo, y dijo que temor de morir por su a,m or es acto compuesto de falso y verdadero, en ouya composición recibe mi Señor desagrado. 9. Mentalmente entendió y amó a Blanquerna e'1 gloriar ~nfjnito, contemplando el acto de la gloria de .Dios, y dijo asi: "Gloriar infinito, bonificar, magnüicar, eternifi'car, posificar, etc., es acto de gloria, el cual por acto de irufinidad de gloria es distante de pena. Y si en ado .de gIloria, en quien es el aoto de infinidad, no hubiera distinción, concordancia e igua:ldad de iguaJes propiedades personales, en el acto de la gloria y de la infinidad bwbria confusa gloria en bonificar, ma.gnificar, etc., por cuya cOMusión el acto de infinita gloria tendria mayor concordancia con el finir que con el infinir, y esto es i,n conveniente." Esas y otras palabras decia menmJmente Blanquerna de }a gloria de Dios y de su acto; pero la memoria mudó la materia de aquellas pala:bras en cuanto recordó ~a cruel pasi-ón de Jesucristo, la cual, para dar gran gozo, quiso Dios que ruese mayor que todas las dJemás pasiones de todos los hoanbres, cuya grandeza es apta y bastante a C8JUsar muchos llantos, lálgrimas, BIlspiros, dolores, contriciones y muert.es a. los hombres, que por ella carnina.n por la via de perdurable gloria; y por cu8llJto aquéllos no 8!lDa n , ni lloran, ni sienten como deberlan, ia justicia y su acto, que es juzgar, es de temer muoho. 10. Blanquerna a todos los tres actos de las de su aIlma si podrían contemplar perfectamente la santa pasión de nuestro Señor Dios Jesucristo. Respondió el entendimiento, y dijo que convenía contemplasen primero en el acto de la perfección de Dios, para que por ello recibiesen gracia, 'bendición e in1luencia, por la cual consiguiesen perfección en contemplar la perfección de la pasión de Y, líabiendo dicho estas pala;bras, Blanquema se esforzó con todos los pod~res de su alma, a contemplar la perfeCiCión de Dios, di'ciendo: "¡Oh Soberana Perfección, cllmpqjmiento de tod-a s las peÑecciones! Th infinito acto es ,perfección ¡por esencia, de 'la cual desciende toda otra perfección en la cri1lJtura. Y, por est9, negar perfeoción en aoto, que es booifi,car, magnificar, eternifi
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bondad, grandeza, eternidad, etc." Contemplando BJanquerna en esta manera la perfección de Dios, el entendimiento subió más atto, y dijo que la perfección infinita en bondad, grandeza, eternidllld, etc., conviene que dé perfección a cosa infinita en bondad, grandeza, eternidad, etc.; pues tan fuertemiente se >conviene la pel'fección con el pel'feccionar, dando la peI'feoción a otro, como tener perfección en sí mismo; porque, si no fuera así, el acto de perfeccián sería hábito y potencia en .q\llioenes haty acto die impel'fección. A1In quiso la vo~untad de Blanquerna ascender mas aJ.to a. contemplar la pel'fección de Dios; pero Blanquern'lL la dijo que ya era tiempo de bajar a contemplar la pasión de Jesucristo, y dijo estas palabrns: "Memoria amiga: ¿qué recordáis vos de la ¡:asión de nuestro Señor Dios Jesucristo?" Regpondió la mem~ria, dioiendo: "Yo recuerdo maravillas en la pel'feccián de Pios, de las cu'a~es estoy muty admirada, pensando cómo puede ser que acá abajo en el mundo no dé perfección a las gentes ,p ara entender, amar, recordar y honrar por la predicación y martirio la perfeoeción de la pasión de Jesucristo, siendo así que por impel'fecoión de entender, amar y recordar vi'ven las gentes >con ignorancia de Jesucristo, y muere la devoción ty amor en Ja muerte de la predicación que solía haber en tiempo que los apóstoles por todo el mundo daban loores de Jesucristo y le tributaban honras con áspera penitencia y santa vida." l.Jloró Blanquema grande rato, y en su alma las tres potencias, entendimiento, memoria y voluntad, se habJ.aron, diciendo: "¡A1h, cuándo llegará aquel tielIllpO que a la pasión de Jesucristo se le hará toda aquella honra que le pe!'teneoe!" 11. Acto de justicia es justificar; el cual conviene ser en Dios ll1oto de bonificar, magnificar, eternificar, porque, sin justificar, el bonificar no podría oon'Venirse con engendrar bien infinito y se convendría con aoto de injuria, que es injuriar, si no bonificara, magnificara, eternificarn, etc., lo que puede bomficar y magnIficar y etemitkar, etc., en su m~smo bien eterno y justo. Y considerando Blanquerna ¡argamente en el !llcto de la suprema justicia arrÍ'ba diCho, dijo que la perleccián y justicia no podrian convenirse en infinidad de posificar, saber, querer, glorificar\ etc., sm el justificar de cosas infinitas, es a saber: que 'l a justicia justifique en cada uno de los actos de las divinas dignidades comunes a las tres divinas personas, a fin que los actos puedan ser en las propiedades personales distintas, las cuales 'tengan distintos aotos en quienes sea justicia justificante y que cada un acto sea bondad, grandeza, eternid'8.d, etc., sin cuyos actos distintos la justicIa no pudiera tener perfeotamente su acto en las dignidades divinas. Tan altamente contemplaba BlaYr quema el acto de justici'a en la ·Trinidad de Dios, que apenas
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. LIBRO DÉ EV AST y BLANQUERN~=~AP::E~N~D~IC~E:':I~I_ _l..'i~q~~ ,
pudo bajar a recordar el aoto supremo di:l jusUficar que tuvo Dios en la encarnación del Hijo de Dios yen su pasión; , y se maravilló grandemente cómo a lla. pasión de Jesucrist'J se haoo por tantos hombres deshonra e injuria, habiéndola puesto Dios 'en tan grande honor y justkia. 12. Si en 'la entidad de nuestro Señor Dios no huhiese! propiedades personales que tuviesen actos distintos, iguales y concordantes en acto de infinita largueza, sería largueza en Dios potencia sin aoto, por cuanto no habría quien infinitamente pudiese de ella recibir don en bonificar, magnificar, eternifica¡r, posificar, etc,; y 'ha!bría 'largueza estando ella infinitament e en defecto en si mismo y en el acto de cada una de las dignidades diV'Íl;J.as, en quienes habría llIVarici'a y su acto infinitame nte; lo cual es inconveniente. M'i entras Blanquerna considera,ba de este modo, su memoria recordó que un tan grande acto de largueza, como él había entendido en la divina entidad, era conveniente que influyese largueza y que diese el' H;.Jo de Dlos a la humana na,t uraleza por encarnación, pasión y muerte, para que fuese el mayor acto de don que la criatura pudiese recibir; para significar que, así como la largueza puede tener en la divina esencia acto infinito, lo puede, en cuanto a su entidad, tener en la cl'iatura, aunqu6 Ja criaJtura no pueda totalmente recibirlo, por ser entidad t'~l'min.aida y finida en ;tIempo y en cUa!ntidad, por lo que no puede contener todo el infinito largificar, que es el acto de la mfinita largueza divina. Ouando la memoria ·hubo memorado todo esto, la voluntad hizo llorar, suspirar y lamentar a Blanquerna, diciendo que, si a la soberana largueza pluguiera, tiempo y hora sería ya que diese muohos hoohbres diligentes, fel"Vorosos y devotos para. honrar, loar, servir, bendecir y predicar la santa pasión de JeS'l1'Cristo y dar conocimiento de ella a aquellos infieles que la ignoran. Y el entendimiento re::ijlondió a Blamquem'a que la largueza de Dios había dado la mayor ocasión que el hombre pueda recibir de honrar y predicar la santa pasión de Jesucri\Sto, en cuant o eJ. Hijo de Dios había 'Ya encarnado y había entregado aquella huma!nidad a ,p obreza y torm;e ntos y cruel muerte para salvar a los hombres, y pa!I'a que nin'gluno tema ni tenga excusa de ha.ber de honrar sus honores y obedecer a sus divinos mandamientos. 13. 'D ios es misericordia, y acto de misericordia es misericordiar; y por cuant o el perdonar yo el miseri'COrdiar se convienen entre sí, la imaginación en la fantasía de Blan¡fuerna quiso imaginar que en Dios hubiese perdonar eternamente; y, por esto, el entendimiento, fantásticamente, quiso inclinarse a considerar que el mundo fuese sin fin ni principio; pero la memoria desvió la imaginación del entendimiento, acordándose aquélla que Dios es misericordia y su acto,
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OBRAS LITERARIAS DE RAMÓN LLOLL
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en cuanto se conviene con uso y ejercicio de perdonar yen ser principio de la criatura, pues la criatura. no puede ser su principio; y la misericordia sería sin uso de perdonar eternamente si el eternüi'car -pudiese caber en la criatura. Y por lo que la meIDl)ria hubo recordado, el entendim1ento se desvi6 de la imaginación, y entendió distinción entre la misericordia y su acto en respecto del hombre, según que le tomaba por objeto; según la entidad de la misericordia divina y su acto, eran, en CUaJlto esencia, una misma cosa, en bondad, grandeza, eternidad, etc., la misericordia y su acto. Muy agradable fué a la voluntad lo que el entendimiento había entendido, y dijo: "¡ Oh dirvina misericordia, que de tu Hijo infinito y.eterno has hecho miseriocordia al linaje humano por vía de la encarnación milagrosa y de muerte penosa, para que el acto de tu misericordia sea mayor en nosotTos para honrarte y servirte! Conrviértanse ahora tus ojos hacia nosotros y usa de misericordia con nosotros, dándonos santidad y muchas perfecciones, para que vayamos a honrarte, enseñando a los infieles 'el grande acto de misericordia que tuviste en aquel tiempo cuando halCÍas morir, mofar y despreciar en la cruz a nuestro Redentor Dios Jesucristo, quien de todo sí mismo h~zo a nosotros misericordia." Por lo que la voluntad decía de la misericordia de Dios, recordó Blanquerna a la grande humildad de Dios, y en ella no podía entender alOto que fuese humdlla:r en bo/lificar, magnifiC'Jatr, eternifica.r, etc., por ser así que e1 humillar no puede ser sino de menor a mayor, lo que no hay en Dios, antes ha>y lo contrario; y por esto conviene que entienda !!soto de hnrrdldad dirvina que lo tenga en la criatuTa, cuyo ascto no puede entender en mayoridad mayor que humillarse el infinito en bondad, grandeza, eteTnidasd, etcétera, a ser una persona con el finido, terminando en tiempo y en cuantidad, y entregar aquella persona a humildasd por pobreza, desprecio, alrvido de las 'g entes y par tormentos y muerte. Cuando Blanquerna hubo memorado la grande humanidad sobredicha de la misericordia de Dios, entendió que, si Dios no se hubiese humillado a tomar carne humana y no hubiese hl!millado aquella huma.nidad de Jesucrist~ a cruel pasión y muerte accidental, no sería tan contrario a1 acto de soberbiJa; y por cuanto por el aoto de humildad ha de tener mayor contrariedad con la sdbeTbia, y el acto de humildad conrvenga más con mayoridasd, por esto convino que el Hijo de Dios fuese hombre, pobre, vend'¡do, olvoidado, desamparado, aJtonnentado, cl1ucidlcado y muerto. 14. En el acto del señorío de Dios consideró la.!'gamente Blanquerna, diciendo: "¡ Oh soberano señorío, que dominas todo cuanto tiene ser y cuanto no le tiene, pues lo que tiene :rer has creado de la nada, cuya nada no puede contrastar el
I,IBRO DE EVAST ,
Y BLANQUERNA.
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APENDICE II
acto de tus dignidades, el cual ha creado todo cuanto tiene ser, siendo todo ello sostenido en el ser por ~l acto de sus dignidades; estando debajo de tu señorío todas las cosas que tienen principio, para significar tu eternidad, y siendo sin Un en duración muchas criaturas, para que se conozca que tú eres sin fin; Y juzgará tu justicia cuanto señorío hay 'e n justos y pecadores peromablexnente, según sus méritos!" Después de estas pai'abras dijo a:l entendimiento que, si el mundo fuera sin -principio, no pudiera tan man~fiestamente con
'OS
, ODRAb LITER tRIAS DE RAMON LLULL ,
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los días hacemos contm Dios y cómo la paciencia de Dios espera nuestra satisfacción. Mirad vos, entendimiento, cuántos son los \hombres que tienen ignorancia de Dios, le descreen y desprecian y cuán pocos los que le eonocen, aman y honran. Y v'os, voluntad, Horad, llomd, porque los moros poseen la Tierra Santa' -de ultramar, donde tomó Dios carne humana y murió en cuanto hombre; y llorad también porque los malos sacerdotes, estando en pecado, tratan el sacratísimo cuerpo de Jesucristo, y Dios tiene paciencia en todas estas cosas." Llo!'ó la voluntad, y lloraron también l'a memoria y el entendimiento en los ojos de Blanquerna, quien dijo estas palabras: "¡ Ah y. cuán paciente es Di~s para con el mundo, quien es tan culpa!ble contra él y tan desconocido!" Después de esos lloros, lloraron todos largamente po!' la santa pasión de nuestro Señor Dios, en la cual fué Dios tan paciente, pues en cuanto su muerte fué mayor y el más vivo y sensible dolor que ninguna otra muerte que pueda sentirse por criatura alguna, en tanto fué mayor su pasión por haber sido sin cu1pa traído, vendido, anofado, azotado, crucifiqado y muerto por ¡aquellos a quienes perdonaba, y por quienes había venido a hacerse ,h ombre; y fué pruciente cuando se halló desampaTado de todos y cuando veía ajar y reempuJar a nuestra Señora y llorar en su pasión; y fué paciente en todos sus actos en t8.!llto grado, que corazón mn-guno lo puede pensar ni entendimiento alguno entender. 16. De esta manera y otras muchas, el ermitaño Blanquern¡o. que era ,h ombre justo ,con ~os tres actos de su alma, contemplaba y adoraba día y noche los actos de las divinas digmdades, y .por ,l os cuales elevaba sus ipOtenci~ ¡:a:-a tener conocimiento de la Santísima Trinidad y encarnación de nuestro Señor Dios Jesucristo y de su santa pa., \ilIon. •
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ELIX
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ARA VILLAS
DEL
UNDO
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o
INTRODUCCION
Es el Llibre de meravelles la. obra luliana más conodda y divulgada después del Bla1Vquerna} y, como ésta, designada también por el nombre de su protagonista: Feli:&. Ambas constituyen Jas dos primeras obras del ~nero novelístico no solamente en 'la Utemtura catalana, sino en OOdas las culturas hispánicas. Mas la trama. navelística se teje en entrambas sobre llru!l urdimbre dootrinaJI: esencialmente religiosa y eclesiástiea en, el Bla,n,quer'M} más laica y enciclop.,édi'Ca en el Feli:&} por más que la inquietud religiosa no deje n1mca tralllquilo a~ grande ánimo de Ramón iLlull e jnd'Ol1ue todas las maravillas que Be e:x.ponen en el decurso de Ja narración. Es el Feliz} como lo definió Littré 1, un verdadero roman ti UrDir.!} una novela episódica, lID -rerdadero libro de caballlerias e. lo divi!llo. Como Oui de Warwick o Tristán salían a recorrer el mundo en busca de aNenturas o n la búsqueda dcl Santo Gri.al, Félix, ~ instigadón 'de su ¡padre, que se lamentaba de la muerte de la sabidwia y de la caridad en el mundo, va por montes y ilanos, por yermos y ciudades, por castWos y enu'itas, maravillándose de las mall'aviilas que [lios ha espa.rcido por doqUier en el mundo, alabándole por ellas y propuTando que todos las admiren y le alaben. El libro entero es, pues, como una extensísima "contemplación para alcanzar amor", habla.ndo en timllinos igua.cianos. Ese a1~eI!Jto espiritual de la gran novela luJIiana laJte constantemente, así bajo las idílicas desoripciones del paisaje como en las lecciones cientíñcas que los s3!bios ermitaños exponen a Félix y en los pintozescos ejeoruplos que ~ confirman y colOTa.n más bellamente, todo a traNés de un viaje fantástico e irrerul, dO!llde el joven viajero, maravillado, se eneuéntTa siempre en ldénti
llislolrc liIlélallc de la Flallce, XXIX, n. 25i.
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MIGUEL BATLLORI
Blanquerna, como el héroe de la otra novela, ·b ien pel'manezca en rh umilde anonimato. Ello&-
• l\IATW OOR \DO R, (P alma, 190~)
• Véase la nota de Galmés en su edICIón del LlIbre de meTa,'eIl es, IV, 325, nn. 85, 26. •
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INTRODUCCIÓN AL FÉLIX
IKonrad Hofmann 6, debe de seT un tanto anterior, y que ,luego Ramón lo aprovechó para ineIuirlo en el Feli;& antes del libro del hombre. A idéntica conclusión parece llevarnos el examen mismo de este libro de las bestias y de sus fuentes 'l iterarias: mientras en el Llibre de mera,velles es cJ:atrisimo el ~nfiujo primario de la novelística If.ranresa, en el Llibre de les besties, en cambio a pesM' de ~a opinión francesa, que intentó situarlo simplemente en los -ciclos nórdicos del Roman du RelUJ;Td G - , la fuente principal paorece ser el Calila y Dinnnal cuentto desgajado del Panchatamra, que lilull ¡pudo conocer en Ia versión á,rabe y reproducir luego de memoria, con intenpretaciolles y episodios ori-g1nales, claramente precisados por Littreo Esta es también na tesis de Rubió y Lludh 1 y de Menéndez y iPe~ayo. "No cabe controversia' escribe este i-n signe critico ni sobre el origen de la ficción pri·n'Cipa·l n·i sobre l'Os apólogos accesorios. Budo -creerse al principio que tení'a mos aqui Ia única ¡[olma españ'Ola conocida del ci·clo sMi-r ico de Renart. No eral enteramente desconocida esta creación poética para R. liu'lio, puesto que de ella tomó el nomlbre de su protagonista, a quien designa siempre no .con el généri<:o de volp, sino con el propio y pecuUl3.r de Na Renart, siendo de notar la sustitución del- género femenino al masculino que este animal tiene en loas versiones francesas. Bero a esto se reduce toda la decantada oin1luenda, puesto que las demás semejanzas, que una lectura superficial pudiera sugerir como verosímiles entre ambas obras, no son más que las muy vagas y remotas que existen entre el Renart y el verdadero modelo que R. LU'lio tu'Vo a Ja vista, el cual no es 'Otro que el famoso libro áorabe de CaliZa y Dimna, del cual imitó el cuadro de ~81 foáibUlla 'Y también muchos de los cuentos, pero todo ello con tan notables y substanciales diferencias, que, a no suponerlas nacidas de su 'Propio in-g enio y calPricllo, indican que no tenía e'l: original a la vista, aunque recorda:ba aos principales puntos de él. Desde luego, es original de Raimundo la grande escena de Ja elección del rey de Jos animales, el a'PO'Yo que al león presta el zorro, ]:a; oposición del buey y del caballo, que, ofendidos~ se entregan al hombre. Le pel1tenece también el importante episodio de 'l!a: embajada que el rey de los an4ma.les eruvía al rey de los hombres por medio del leopardo y de Ia 'OIlIla, llevándole como ple3entes el gato y el • EIJI/ kata/all/sellcs T/l1crcpos (Muntch, 1872), tlrada aparte de las :IoIemorias de la AcademIa de Bavlera.
perro. La de la corte del rey de los hombl\lS da. pretexto a IDUestro aurtor para censurar la licen'Cia y desho-neatidad de l'Os ca.ntos y nÁlsicas de los juglares. Otro E!lpisodio enteramente nuevo y propio de un libro de c8Jballerías es el combate singulaT enti'e Ja on'AA y el leopardo, a quien el león había robado tiránicamente su mujeT. De tos dos ohacalles o lobos ce~es del texto ár8Jbe no ha consel"V'ado más que uno, convirtiéndole en zorra, lo mismo que el tmductor latino Juan de Oapua" a. Muchos de Jos episodios animalescos de toda esta fábula han tenido una larga vigencia literaria desde Flsopo y Fedro hasta los fabulistas europeos del xvn y del XVIII; asi, por ejemplo, el episodio de la zorJ'a y los pomtos fué también explotado por La Fontaine en Le Renard et les paulets d'lnde, cuya moraleja es la mjsma que en el li:e:lOto luliano: ''Le trap d'attention qu'on a i'Our le danger I fait 'le pJus so~nt qu'on y tombe"; y el de la alianza de todos los enemigos del lobo, de ascendencia esópica, rea:parece wmbién en Le lowp et les bergers del fubulista francés del gmnd siecle, donde "Le loup est l'ellnemi commun: I chiens, chasseurs, vHlageois, s'a-'3Sem'blent pour ea perte" '. Contrariamente a lo que sucede con Ja mayor pa:I1te 00 las obras l'U!lianas, este LZibre de mera.vEllZes no se difundió en Europa a través de una traducción latina, si'11o en textos vulgares; el origina.! cail:a.lán consérva.se en numerosos manuscritos antiguos, ¡pero '110 fué publicado hasta tiempos muy recientes, pUe6 la primera edición fué la de Jerónimo Rosselló en la Biblioteca Oartalana, que diTi'g ía en Baroelona Mariano A'g uiló y Fu.ster (1872-1904), reproducida en la colección de Obras de Ramón Lull (palma, 1903, dos tomos); Salvador Galmés ouidó más recientemente el te:lOto de la edición del LZibre de merlWelZes en la colección "Els Nostres Classics" (Barcelona, 1931-34, cuatro tomos), que es ]>aJ que utilizamos en las notas de nuestm edición castellana. . En F'raD'cia es famoso el lujoso 1Xl!aDuS'Ct"i,t o, de la segunda mitad del siglo XV, Livre des merveilZes, pel1teneciente un tiempo a Luis de Brujas, señor de qa Gruthuyse, hoy en lB. Biblioteca NacionaU' de París (ms. 189), que contiene un texto francés nunca impreso ,h asta el preservte. Pero donde más se diñmdió el Feliz fué en Italia; hasta cinco manuscritos se conocen de la veI'siÓ'll ita.liana: dos en Módena, procedentes de la cort.e de Ferrara., centro de inteTés hispán'Í'co en tiempos de J.sa¡bel de Este y de LuOrígenes de la TWlIe/4, 1 (l\ladrid-5antander, 1~;3), 136-137 • Fábulas XII, 18, Y X, 5, respectIvamente .
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INTRODUCCIÓN AL FÉLIX ¿
crecia Borja; otro en Ja Marciana, de Venecia, que cabe relacionar con el de la Bodleian Library, de Oxford, también de origen 'Veneciano; y el último, finalmente, en Munich. No se conoce ningún manuscrito medieval o del RenacimieIllto que conte!IJg'a esta obra en 'Versión castellana. No obstante, española fué su ¡primera edición, impresa en Palma el año 17!50, obra atribuída. al capuchino liuis de Flandes, quien admitió en sus tradu'Cciones excesivo n'IÍmero de catalanIsmOS y barbarism'Os. Es el' texto que reproducimos a continuaci6n, sin más .caro bios que los puramente ortográficos, pero anotando al pie de la página las más impor.tantes divergencias .con al orig'Ínal luliano. Ad'Viértase, con todo, que muchas de esas di'Vergen'Cias no dependen tanto del prurito del traductor por cOffi¡poner en estilo periódi.co, euanto de haber UD manuscrito (B) distinto del básico (A), por G~1més en su edición "Els Nostres ClassLcs" • se conservan en la Sociedad A,r . queológica wliana, de Mallorca. , M. BATLLonr.
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MARAVILLAS DEL ORBE
PRóL OGO Dios, en virtud de tu bondad, grandeza, etemidad, poder, sabiduría y voluntad, comienza este Libro de Maravillas. En tristeza y congoja estaba un hombre en tierra extraña, el cual se maravillaba de cuán poco las gentes de este mundo conocen y aman a Dios, que le ha criado y puesto en poder de los hombres con tan magnífica hberalidad .. con el fin de ser por ellos amado y conocido. Este hombre 110: raba y se lamentaba de cuán pocos amadores, servidores y loadores tiene Dios en él. Y para que sea verdaderamente amado, conocido y servido, hace este libro, el cual divide en . diez partes o tratados, a saber: de Dios, de los ángeles, del cielo, de los elementos, de las plantas, metales, animales, hombres, paraíso e infierno. y como tuvlese un hijo llamado Félix, a quien tiernamente amaba, le dijo estas palabras: Amado hijo mío, cuasi muerta es la sabiduría, caridad y devoción, y pocos son los hombres que siguen el fin para que Dios nuestro Señor los crió. No hay hoy el fervor ni la devoción que en tiempo de los apóstoles ni de los mártires, que por conocer y amar a Dios padecían y morían. Y así, de lo primero que te debes maravillar es de la falta de caridad y devoción de nuestro siglo 2. Vete tú por el mundo maravillándote de los . hombres, porque cesan de amar y conocer a Dios. Gasta en esto tu vida: en amarle tú y en llorar los defectos y miserias de los que le ignoran y desaman. Obedeció Félix a su padre, y, con su licencia y doctrina y la bendición de Dios, se fué por los bosques, montes, Ila· nos, desiertos, poblados, castillos, ciudades, etc., maraVlliándose de las maravillas que hay en el mundo, preguntando lo que no entendía y enseñando lo que sabía, no excusando ponerse en los mayores riesgos y peligros para que a Dios se le hiciese reverencia y honO!'. 1 «con tan mag nífica hberahdad. no corresponde exac ta me n te e la fra se típIca luha na cen gran noblfa e bonea. 1 cA merayellar le cové hon és cantat e de vocI6 onade.\ escribIó Ramón Llull. •
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CAPíTULO 1 EN QUE SE MANIFIESTA QUE HAlY DIOS
Después de haberse despedido Félix de su padre, entró en un gran bosque, y caminando por él encontró una pastorcita que guardaba ganado, a quien dijo: Amiga, mucho me maravillo de que estéis tan sola en este bosque, en que hay muchas fieras, que podrían devorar 1 ,v uestra peI'sona, y no veo en ella fortaleza para defenderos, ni a vos ni a. vuestras ovejas. Respondióle la pastora: Señor, Dios es esperanza, compañia y fortaleza de mi espíritu; y estando yo 2 en este bosque bajo su guardia y virtud, no tengo de qué temer, pues El ayuda a todos aquellos que en El se fían, y tiene todo poder, sabiduría y bondad, y está en mi compañía. • Mlucho agradaron a Félix las palabras de la pastora, y se admiró de que en ella cupiese tanta esperanza. y sabiciuria. Y, prosiguiendo su viaje, a poco trecho oyó que la pastora daba voces y lloraba, y vió que corría tras de un lobo que la llevaba un cordero. Y en el intermedio que Félix admiraba la ligereza y espirit~ de la pastora, pues alcanzaba s la fiera, vió que ésta, dejando el cordero, embistió, devoró y despedazó a la¡ pastora, sin que' pudiese negar a socon-erla, por más que corriendo procuró ejecutarlo; yentrando el lobo en el ganado, devoró mucha!! ovejas y corderos. QuedÓ8e pasmado Félix con la tragedia que había visto, y, acordándose de las piadosas y devotas palabras que a la pastora habia oído, se maravilló de cómo Dios no la habia • .dar dampnatgeD, dice simplemente el texto original. • Aquí parafrasea el traductor; •.. e en sa guarda e vlrtut estich en aquest boscatge, CAr ell ajuda a tots aquells qui en e11 6e connen .• • Mala traducción de .encal~bQ», perseguía. • La frase CSID que pudiese . ejerotarlol e6 una añadidura literaria del traductor.
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ayudado en aquel lance, pues ella en él confiaba, y cayó en gran tentación, dudando que hubiese Dios; porque, si le hubiese, le parecia imposible que en aquella ocasión hubiese dejado de asistirla. Con esta tentación y dudoso pensamiento caminó todo el día, hasta que llegó a recogerse por la noche en una el'mita, donde h!llbia un sanJto hombre, que en teologia y fiIloSOlfia h!llbia estudiado muchos años, y con sus libros y sabiduría en ella 5 contemplaba y adoraba a Dios. IDste santo ermitaño saludó a Félix con mucho agrado, pero Félix no pudo responderle ni articular palabra e, sino que, todo aturdido, se echó a 'sus pies y estuvo gran rato sin poder P'l"orrumpir, de que se maravillaba el ermitaño, conociendo que aquel hombre estaba poseído de algún gran pesar 1. No menos -se maravillaba Félix de la tentación que· oprimia su espíritu; y cuanto más ésta le atolll1entaba, más consideraba y se afirmaba en que no había Dios, imaginando que, si le hubiese, no hubiera permitido que cayese en tan grande tentación, ma.yormente cuando él, por amor del mismo Dios, había hecho propósito de ir por el mundo pMa procurar que las gentes le amasen, conociesen, honrasen y sirviesen. Amigo-dijo el ermitaño ,¿qué tenéis y de qué estáis U¡,n aturdido? Señor respondió Félix ,estoy maravillado de que Dios me haya desa.mparado y me haya dejado caer en tan gran tentación, y lo estoy también porque ha des~parado a una pastorcíta, a quien a mi vista ha devorado un lobo. Y entonces contó al ermitaño la duda que tenia de que hubiese Dios, y le rogó que le ayudase como pudiese para volver a adquirir la devoción y fe que había perdido. -Hijo dijo el ermitaño ,en una tierra habia un rey que amaba mucho la justicia, y sobre su trono había hecho poner un brazo de hom'bre-, que era de piedra, yen la mano tenia una espada, y en la punta de la espada un corazón, que era una piedra roja, para significar a sus vasallos que el corazón del rey tenía voluntad de mover el brazo, y éste a la espada, símbolo de la justicia. Sucedió después el quedar este palacio desh!llbitado por causa de una gran sierpe 8; Y entrando en él un santo hombre que buscaba la soledad para hacer penitencia y contemplar a Dios, vió el brazo, la espada y el corazón; y discurriendo lo que queria significa.r •
• En ·la ermIta, ~gún se ve en el original «en aquel! armitati e .• Por supuesto que .articular palabra» es una glosa del traductor ,
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aquella figura, premeditó 9 sobre ello tanto tiempo, que alcanzó el fin por que se había hecho. -;Señol'-dijo Félix " esa similitud que me decís, ¿ qué significa? Significa dijo el ermitaño el que debías tú considerar que este mundo es por ocasión de algún bien, porque sin ocasión de bien no podría él ser tan hel'lllOSO como es; y, si no hubiese Dios, sería el mundo por ocasión de mal, pues habría en él más de mal que bien; y respecto de que el bien conviene con el ser y el mal con el no ser, se ma.nifiesta que aquello por que el mundo es bueno es Dios, y aquello por que el mundo sería mayor en mal que en bien sería si no hubiese Dios, sin cuyo ser todo cuanto es sería al contrario de lo que es, y, por consecuencia, que el bien fuese para que fuese el mal, y el mal sería por sí mismo, y sería fin del bien, lo que no puede ser y en lo que se manIfiesta que hay Dios l0. Habiendo considerado Félix gran rato en las palabras que el buen hombre le decía, su alma se empezó a alegrar, por lo que, suspirando y llorando, dijo al onnitaño estas palabras: --Virtud y fortaleza de espíritu había en la pastorcita cuando seguía al lobo. Luego, si hubiese Dios, a la virtud de la pastorcilta ihubiera: ayudado, con lo cual no hubiera desfallecido la virtud que solía haber en mi alma amando a Dios. - .A migo dijo el ermitaño ,Dios es caridad y justicia, y en ,pt'emio de que lla pastorcita le amaba, servía y en él confiaba, le dió la gloria, y en el mesmo acto 11, ocasión a vos para que seáis fuerte contra las tentaciones y que creáis de Dios lo que no podéis entender, porque hombre que ha tomado a su cargo tan gran negocio como vos, es menester que tenga gran fortaleza de espiritu; y por eso ha pemlitido Dios que el demonio os tiente, para que, venciendo ésta, 09 acostumbréis' a ser firme y fuerte contra las demás tenta• • • Clones y VICIOS. Después que el santo hombre hubo dicho estas palabrns, tomó una vara e hizo un círculo alrededor de Félix; y después le preguntó si le parecía que fuera de aquel círculo hubiese alguna cosa de necesidad mayor que dentro. Y, en tanto que Félix se maravillaba de la euestión que el ermitaño le hacía, el ermitaño le dijo que la grandeza tiene mayor concordancia con el ser que la pequeñez; y que, pues fuera del círculo había cosas de mayor grandeza y extensión que dentro de él, era manifiesto que fuera del círculo había alguna cosa mayor que las que eran dentro; y que • «PremethlÓ" corre~ponde mexactamente a «, <>gltan, pello,Ó lO Este argumento se apoya en la Idea típica de Ramón Llull de que todas las perfecrlOnes, aun las creadas, se Idenllfiran, al menos lógicamente, con el Ser supremo o de él derivan u «en el me'mo a.:to» es glosa del traductor.
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por esta similitud entendiese que la razón juzga y conoce que fuera del firmamento ha de haber alguna cosa tan grande, que sea causa del mesmo fiz'mamento, y ésta es Dios; y como es manifiesto que aquello que está dentro del filmamento no es de tan gran cuantidad como el filwamento mismo, pues éste contiene todo cuanto hay dent'l"o de sí, se sigue que hay Dios; porque, si no fuese este divino Ente fuera del firmamento, se seguiría que mayor causa sería el no ser que el ser, pues fuera del firmamento seria el no ser en infinita grandeza, y aquello que sería dentro del firmamento seria grandeza terminada y finita, lo que es muy inconveniente u .. En tanto que el ennitaño decía estas palabras, pasó una gran serpiente por el lado de Félix, quien tuvo gran temor . 'y miedo de ella, y se marlllVi'lló cómo el ezmitaño no ba,l?ia 13, le dijo: manUestado tenerle; lo que conocido IlOr .....,Aanado hijo, si no hubiera Dios, no hubiera resurrección, yel mundo fuera eterno, ty fuera por sí a, y el h
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d"lderamenrte saben conocerle y emat1le, desean verle y gozarle eternamente, y por ello menosprecian las vanidades de este mundo poco durable; ,p or 10 que yo no he tenido miedo de 'la muerte, antes deseo morir para ser con Dios; en lo que conocerás que le hay; pues, si no le hubiese, tendría yo debi1lidad de espíritu y hubiera tenido, como tú, miedo de la seropiente, el que has ,t enido ¡porque no sabes con perofección smar ni conocer a Dios. Mucho agradó a Félix la prueba que el ermitaño le hizo de ~a existencia de Dios, a quien alabó y bendiJo porque había
CAPíTULO II QUÉ ES DIos
Señor dijo F1élix al 'ermitaño ,¿sabréisme deci'r lo que es Dios? Pues deseo muczho sabe~o, pall'a que con ese conocimiento se exalte md voluntad en amarle con más fortaleza que no lle amo, !pues es natural. cosa que por iluminación del entendimiento se eleve la voluntad más alta en amar aquello de que el entendimiento ailcanza mayor conocimiento. El ermitaño se suspendió y se puso a considerar 1 cómo pudiese dar a entender a Félix [o que es Dios; y, conociendo éste la suspensión del ermiltaño y que no reSipO!lldía a su pregunta, 'l e dijo: Señor, un hombre halló una piedra preciosa que valÍl8J mH sueldos, la que -.~ndió por un dinero a un hombre que sabía JI() que la ¡piedra era; y éste, volviéndola a vender, sacó los mj.J sueldos de su legítimo valor 2. Y así, si sabéis lo que es Dios, os ruego que me lo digáis, patra que yo, con ese conocimienJto, le sepa amar y 'COnocer. Y, si vos no sabéis lo que es Dios, me ClliU5a gran maravilla el que podáis amarle tanto sin conoceI1le, ni que podáis ba.oer en esta ermita tan áspera ,'rida, ouando me parece que, sin ese conocimienJto, por poca ocasión le menospreciaréis, como hizo el hombre de la piedra. que no coI El original dIce más . sImplemente: .Longament considera lo hermlta en la demanda CJ.ue h hac feta Felix,» • Más parecle paráfraSIS que traducción: "." la qual yené ~r ,r, diner a .1: bom qui la ,pera coneXla, de la qual pera hac '.M' sois,.
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nocia, dánddla por un dinero que conocía, siendo subseouente al -conocimiento del dinero la esbimación que de él hizo, y Q la ignora:ncia de la v:irtud de !a piedra el despreciarla 3. - ..AJm.ado hi~jo el enwtaño " en lID país su()Eilió que ,una mujer osó aJlabar a un :rey de muy sabio, poderoso y dotado de todas buenas costumbres; y por el gran bien de vérle·. Y cuando lo que fYYÓ decir del rey, rbuvo hubo conseguido, y visto la gran orden de su corte, su buen régimen, su gran rpoder, JIa. 'b elleza de su persona y, 10 que es más, sus tluenas costumbres y v:irt.udes, le amó más que no le habÍa! amado, antes que 1e !hubiese visto ni conocido. y rpues vos, hijo, habéis ya dioho la causa. por la cual la voluntad ama. lo que el hombre cdnoce que lo que no conoce, sa"bréis que yo estoy únicamente en E:1'1I1ita para. solicitar conocer lo que es Dios, en lo que he g¡astado mucho tiempo, estudiando continuamente, rpaTa consegui'l"lo, diversos libros de ,fi,l bsofia y teología 5. . 'Después dijo el el·¡nitaño a Félix a: SaJbrás, hijo, que un rey tenía mujer muy bella y bien a la que tiern:amente amaba, y era. de ella con tanto exceso, que !paSÓ a tener celos de él! 'Y de una doncena que la asistía, con la cual er rey solía tener gusto de hablar rpor su agzadaible conversación. La l\:'Ína estlaJba oontinuamente en una grande tristeza, sin que nada la ¡pudiese 3ilegl'llr, rpor más que et:rey procuraba m,!!!I1·i,festlarrla su amor: de que mar,wHlado, rpasó a sospedbar que la reina. tuviese otro cuidado o indecente conIVeL'SaciÓll, por lo que, celoso y cuidadoso, emrpezó a a.borrecer a su mujer, y por ellaJ a la dopcella con quien antes hab1aba. Y, con.tillSO en estos cuidados, dejó de ,t ratarla, por 1110 tener gusto en ello, de que• ruego la reina se em.iJeZÓ a Q~eg:rar, .]0 que admiró al rey mu'Oho :más; y, viendo que su vol'Via amarle con más fuel'M que antes, vollVió a su ca1l"iño, para que, viéndose en su aJegz'ía'. -iHijo id~jo el ermitaño ,cuando 106 hoInlbze8 tienen placer en los deIeitl:es temporales y no ,l os a"man con la consideración ~ que el OreadOt: los ha creado para que por ellos •
• Bien se ve que en estas últimas frases el traductor ha amplifi· cado un texto mucho más in~enuo • Según el original, "hac volentat '
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. y con ellos le sepan amar y conocer, sucede el que se a.paT-
ta Dios de los hombres, por cuya separación no pueden conocer a Dios ni tener la lo qua! m6n hom ama Dl:us • . I .mil be5ants», escnbi6 Ramón,
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FELIX DE LAS MARAVILLAS.
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cual había 1!na erillj.ta, pasó 'u n caballero a,rmado de todas llll'mas, y, ennl:Mndo a!l ermita.ño que cogía unas hierbas, de que vi'V'Ía, le preguntó qué era Dios; y el ermi,taño le respondió que Dios es aquello por que es creado y ordenado cuanto tiene ser; y Dios es a¡quello que resucitará los hombres 'buenos y malos, 'Y dará g-loria eterna a los buenos . y pena eterna a olos malos; y que Dios es aquello que haoce llover, florecer y granat, y que da vida y sustento BI todo . cuam,to tiene ser. Ouando el hubo satisfeoho al caballero, le preguntó qué es caballero. Y el cwballero me res!pOndió que el caballero es hombre que hace Jlrofesión de andJlm" a cabaJIlo para sostener la justicia, guardar y defen~ del' a1 rey y al pueblo, para que el uno pueda reinar y el otro vilVir, de forma que ~ pueblo pueda amar y servir a Dios '. &ñol'-"dijo Félix al ermitaño , una vez sucedió que" un caballero declaró a UIlJa virtuosa mujer lo enamorado que estaba de ella, solicitándoll'a para el ca.rllal deleite, y ella le preguntó qué era amor. A que el cabrullero respondió que amor es aquello que iha'OO unir diversas 'Voluntades a UD fin. . Entonces la mujer preguntó al caballero si aquel! amor que la tenía la uni,r ia a Dios en la gloria 10; Y el caballero quedó nfuso de Ia cuestión que la mujer le hlalbía propuesto, y dijo estas palabras: "Muoho tiempo he estado sujeto al fallso e:lI1or y he tenido un~ total i'g norancia del amor verdadero." Y, 'VIUe1to a ,l a mujer, la dijo que bien conocía que el verdadero amor hacía unir al hombre a Dios y le a¡pa.rtaba de la traición, lujuria, oobardía y de todo engaño y falseliad; pero que todavia queria saber lo que es amor en si mesmo, porque una cosa es lo que el amor hace, y otra lo que el Gmor es; y por esto rogó a la mujer le diese conocimien.to del verdadero amor, pues se le había dado del falso amor 11. Mucho agradó a la mujer la devoción del caba~ llero, y a:labó a Dios porque le había enardecido con el fuego del verdadero amor, y dijo estas palabras: "Señor verda.dero y Dios glorioso" pues por amor habéis enamorado a este ca· ballero, os ruego le deis conocimiento de lo que amor es, . pues yo por tu gracia y rpor tu vi,r tud se le he dado de su . operación; mas éd quiere exalta'l'. su entendimiento a cono· con el fin de poder mejor amaros, y vos sabéis con perfección 10 que es' amor en sí meSIno." •
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u Aquí deja sin traducir la fre.se da qual amade havia sens que (onexen~ DO·n liavla hande •. •
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OBRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL ,
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Por las rpalaibras de Félix conoció el e.x·mi.t,año que no estaba! del tonocjmiento que le había. dado de Dios, CIl'YO ser 'l e bSlbía e~li('arl>() par las obras q·u e Dios ba
CAPíTULO 111 ,
DE
LA UNIDAD DE DIOS
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. t o palS • di'JO "'-'-l· k-bía un rey - En Cler ... " 1X a 1 erllu·tano-...·....... que era muy en lo pezsona,\ y bien de virtudes, el eua'l tenía gran poder de gentes y de Y .. Desde .por ser más propio. hasta el :fin eS' ODa glosa, del traductor. JI Esta frase corresponde a cper S:O car mils lo conuia qne d'abans no feya».
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FELIX DE LAS MARAVILLAS.
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era robust-o y de grande espíritu. Lo que ,contemplando uno de su corte, d~aba que en el mundo hubiese muchos reyes semejantes a aquél, para que hubiese amor .y concordancia entre ellos, y que juntos hiciesen estar el mundo en tal disposición, que Dios fuese conocido y amado por los hombres. . Después de estas palabras dijo Félix: -Señor, yo quisiera saber si hay un Dios tan solamente o si hay muchos; porque, si hay uno, deberé amar uno, y si son muchos, deberé procuorar conocer y amar a muchos. --,Sabrás dijo el ermitañb--que, si hay sólo un Dios, puede haber en él todo cumplimiento de perfección; y" si hubiese más de uno, sería más cumplido que los otros si uno de ellos tuviese la virtud de todos, y la tuviese en sí mesmo y por sí . Luego conveniente cosa es que sea en un Dios toda la nobleza, la bondad, la grandeza y la virtud que podría 'Ser en todos los demás dioses; y éstos, entre todos, no podrían tener tanta grandeza como uno; pues un Dios puede ser infinito y puede ser sobeTano en bondad y en poder, y, si fuesen muchos iguales, cada uno convendría fuese finito y terminado por el otro, y ninguno sería totalmente poderoso. Y, si hubiese un Dios infinito, poderoso y soberano más que los otros, convendría que éstos le obedeciesen, pues no le podrían contrastar; de que se seguiría que al fin no habría sino ·un Dios. . y añadió el ermitaño: Sabrás que un rey insipiente y necio deseaba tener y ser señor de los estados de otro rey que era muy sabio y virtuoso, el cual mantenía su reino en paz y justicia. Este sabio rey deseaba ser rey del reino del rey insipiente y necio, porque le parecía tenía muchos inconvenientes el que reinase un rey sin sabiduría y justicia. Sucedió que ambos a dos reyes se combatieron en campaña con todas sus fuerzas, donde fué vencido aquel que era sabio y justo, y el injusto e ignorante se apoderó de su reino; lo cual causó grandes desórdenes en ambos, por carecer de sao biduría para gobernarlos; por lo cual y po!' sus malas costumbres padecieron los vasallos muchas guerras, pobreza y otros desórdenes. Cuando Félix hubo oído al ermitaño, se le aumentaron sus dudas 2 y dijo: Señor, vuestras palabras parece significan que haya muchos dioses, porque este mundo es conti· nuamente en u-abajos y guerras, y hay muchos hombles que son enemigos de la virtud y a,m adores de los vicios, siguiendo unos una secta y otros otra; 'POr lo cual y por vuestro dis· . curso parece que hay muchos dioses, o que hay uno en el • ce sl·n són més de .1', fóra '1· déu pus complit que tots, si hagués en si matell[ tota la virtut que quescun déu hauna en si matell( per si mateL~ .• • Por ese maravella fortment •.
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cual hay falta de sabiduría, justicia, bondad, poder y virtud; porque, si hubiese un solo Dios que fu~ sabio, bueno. justo y poderoso,. tendría al mlmdo o a los que le habitan en vía de virtud, paz y caridad. ---Querido hijo-;iijo el ermitaño , todo hombre tiene alguna similitud de Dios, porque todo hombre es bueno en cuanto es cl'iatura y en cuanto tiene entendimiento y voluntad, y la bondad del hombre es semejante a la bondad de Dios, pues Dios ha puesto su similitud en el entendimiento y voluntad del hombre; y potque el hombre es similitud de Dios, le es natural al hombre el conocer y amar a su semejante, esto es, a Dios; pero porque el hombre no quiere usar sabiamente de la similitud que de Dios tiene, omil. contra sí mesmo y oontra la semejanza de Dios, 'Pues cada uno ser un dios cuando contra Dios obra. En que conocerás que ~l no a.mar los hombres a un solo Dios es la causa de que el mundo esté en continuos trabajos, desórdenes y errores; y que Dios 8 les ha dado libertad¡ para que le puedan amar y conocer, con el :fin de darles· gran glOlia si franr.amente y con libre voluntad quieren amarle y conocerle; porque ama Dios tanto su similitud en el hombre, qUjil le ha puesto en estado de adquirirla y multiplicarla mediante las buenas obras que puede ejecutar. -Has de saber, hijo dijo el ermitaño ,que, cazando un caballero, siguió tanto a un jabalí, que, apartándose de sus compañeros y perdiéndose en un bosque, hubo de pasar la noche en él, donde tuvo gran miedo. Y maravillándose, por no saber la causa'. de su temor, empezó a imaginar que el sol era Dios, supuesto que de día él no tenía miedo y de noche sí, lo que no podía dimanar ,sino de la ausencia del sol. Por la mañana, cuando el caballero se volvía, encontró a un escudero a cuyo padre había muerto, y de verle tuvo gran miedo, por considerarle ofendido y M'lllado y él no tener 81'maS con que defenderse; por lo que se puso a rogar al sol que le ayudase contra aquel hombre, a quien veía venir derecho a él. Mas como todo esto no remediase su miedo, antes se le alImentase cuanto más el hombre 6 se le acercaba con la lanza en la mano, empezó a clamar y a pedirle que ante~ que le matase le escuchase. Suspendióse el hombre, y el caballero le contó el miedo que había tenido en el bosque por la ausencia del sol, y cómo había creído que el sol fuese Dios; pero que conocía que no lo era, porque, si lo fuese, no hubiera tenido miedo. de verle venir cuando ya era me, -
• .e-¡ dé u5 qui és .1·., precisa Ramón. • El texto castellano dice erróneamente dos ha dado !Jbertado y .darlos gran gloria •. • Aquí y hasta el fin del capItulo, .el hombre» se refiere (11 escudero. . •
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diodía 8; Y que le había de deber le dijese si conoda que él era más digno de la muerte por habe!- muerto a su padre o por haber creído que el sol fuese Dios. El hombre se admiro de la pregunta que el caballero le hacía, y no sabía qué responderle; por lo que el caballero volvió a preguntarle si le parecía que él había ofendido a Dios en haber dudado lo que le había de responder a la pregunta que le acababa de hacer, cuando no 'se hubiera detenido en ello ningún hombre que amase más a Dios que a su padre. Mucho tiempo estuvo pensativo el hombre discurriendo sobre las dos preguntas que el caballero le había hecho I pero al fin dijo que él debía matarle en venganza de la muerte de su padre; m3iS que poTque había creído que el sol era Dios, debía doctrinade y enseñarle para que conociese y amase al Dios verdadero. Y después se tuvo por culpado porque tanto tiempo había tardado y dudado en responder; y entonces le dijo el caballero que, . pues le había doctrinado y dado conocimiento de Dios, no debía matarle, antes sí perdonarle, sobre que le hizo tantas instancias, que ambos a dos se aquietaron, apaciguaron y concordaron en servir y amar a Dios, y amándole fueron verdaderos amigos mucho tiempo. Después que el ermitaño hubo dicho todo esto, añadió que el mundo está desordenado y en trabajos por causa de que las gentes tienen poco amor a la sabiduría y a la caridad y son diversos en opiniones; pero que si se conCOrdasen en servir y amar a Dios, cesaría uno y otro y reinaría sólo la caridad, amor y confol1nidad, como se vió en el hombre y el caballero, ,que por el conocimiento de un solo Dios se enardecieron en caridad y depusieron todos sus particulares • enoJos. •
CAPíTULO IV DE LA
TRINIDAD DE
DIOS
. Señol dijo Félix al ermitaño' ,en una festividad que se celebró el día dedicado a la Santísima Trinidad, oí predicar de este tnisterio, y me maravillé mucho de que el buen predicador dijese no deberse dar pruebas de él, por ser más conveniente que las gentes le crean que no que le entiendan • por razones necesarías 1, siendo así que, si lo que dijo el predicador es verdad, se sigue que el hombre tenga mayor .. Icor, si fos Déu, hagra-Ii ajudat a sa pahor, pus que lo veya». 2 Sobre el alcance probativo de pura congruencia que hay que dar Il esas .razones necesarias» lulianas véase la bibliografía citada . más arriba, p. 89.
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mérito en creer la trinidad de Dios que en conocerla y amarla, y que pueda exaltar más su amor por ignorancia que por conocimiento. A lo que el eru.1taño le respondió que en una ciudad había muchas eostumbres que eran contra Dios y contra la justicia y buen régimen, cuyas costumlYres eran privilegios que el pueblo gozaba, por los cuales el rey no podía hacer observar la justicia. Sucedió que, habiendo hecho un hombre un homicidio, el rey le quiso castigar; pero por oponerse a algunos privilegios hubo de soltarle, contentándose con haberle multado, de que tuvo el rey un gran pesar, viéndose obligado a faltar a la justicia; y mandando juntar al pueblo, le dIjo: "Dos hombres pecadores estaban delante de un altar, y el uno rogaba a Dios le perdonase porque le temía, y el otro pedía a Dios le perdonase porque le amaba. Y, pues vosotros contra justicia alegáis vuestras malas costumbres, quiero que me digáis: Dios, ¿ a cuál de aquellos dos hombres debía primero perdona'I'?" Y, habiéndose juntado los prin'clpales de la ciudad para tratar lo que se había de responder al rey sobre su pregunta, resolvieron responderle que Dios debía 'perdona'I' primero a 3iquel que le ama:ba que [a] aquel que le temía; y cuando el rey vió que la respuesta era contra las ma'l as costumbres, les dIJO: "{Muoho me agrada 'VUestra •respuesta, y así tendréIs entendido que según ella 'Yo debo amar más a Dios que temeros a 'Vosotros, pues por amor de Dios puedo mantener entre vosotros la Justicia, y- por teme!ros a vosotros -habré de faltar a ella." Ouando Félix oyó estas pal8lbras, dijo que se maravilla1ba muoho de que el amor ¡pudiese estar Sin el temor, ni el temor sin el a:mor. ----J:Iijo-
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y dijo: En una ciudad ha;bia 1m 8 enmrmo, espiritual y oollpoz'3!lmente: espirit.ual, porque padecía. dudas soble eJI misterio de lIa Santísima. Trinidad, ¡por no alCanza,r a cómo en Dios 1h8lY una y tres })E;lSOnSS, y, como no lo entendía lIli sa:bía creerlo, dudaba en la fe, por cuya duda est31ba expuesto a condenarse; de otra parte, estaba col'poraImenJte enfendo y postrado con calentura, y lo también por las riquezas adquiridas, las cuales t,em1a dejar. E9ta.ndo con. estos grarndes peligros y solo, se puso a considerar cuánto más [e hubiera valido el haber trabajado tanto en amar y a Dios como en juntar riquezas, aas cuales conocía que no le podían ayudar ni para 'VellOCr 1a tentac~6n de su espírirtu ni la enfer'medad de su CUelipt1. Y deseó ta,n to el servir a Dios, que su majc:r tad le inspiró luz de fe en el alma, por medio de ~a cua1 entendió por lo que- 1m
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• O el traductor o el impresor se salt6 aquí todo un párrafo: «l· mercader era en ·1· ciutat, qui havia gonyats moltsl diners, en los quals bayia treballat 10ngament. Aquell mercader ... • Traducci6n libre de dos hornes que ron mercaders e qni 6Ón ne!!ociejants en les coses mundanes •. ") Aquí jnnta el traductor dos párrafos en nno omitiendo' .can lo ermitA hac dites aquestes peranles, ell dix a F~lix : -Bell ñll, si v6s no podets ... ~ . _ • Ramón L1ull escribió simplemente dos homens•. , Amplificaci6n de Ison apperelJat de creo!'e e havet' fe •.
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un santo hombre cristiano muy sabio en teología y filosofía, que estaba; en un desierto contemplando la obra de Dioá en sí mesmo; y deseando verle, le fué a buscar, a tiempo que él estalba disputando con 1m judío del misterio de i:a. Santísima Trinidad; Y vió que, por más que el santo hombre se esforza.ba a !probarle con iraz'ones, el judío no lo podia¡ entender, por -causa de qM, como aborrecía lo que el cristiano le probaba, no podía su entendimien.to entender lo que su voluntad aborrecía. Pero el filósofo, aUllque gen,m , entendió las razones del' cristialIlo y se hizo bautizar. de que se maravilló muoho el judío, que le conocía antes que hubiesen roncU'l 'rido juntos en aquellugaa-; por 110 que. dijo al filósofo • estas ;palabras: "Mucho me he maraviUado de que os hayáñs convertido tan inopinadamente a la fe de los cristianos yo dejado da secta que ihasta ahora habéis seguido" 8; a las que el filósofo respondió: "Mucho tiemJpO ha que yo he querido por medio de la filosofía adqui'r ir conocimiento de Dios y de las obras que opera. en las criaturas, ' lo que en parte he conseguido 9; :pero de Ia ObM que Dios tiene en sí mesmo no tenía conocimiento, ni le hubiera adquirido a no ser que por la teología, que el santo ermitaño ha explicado, y por la fHosofía, que yo sé ry que de él he oído, Ihe venido en rO'Var trinitat no és sens subposicló. ,. que .hom no pot provar trimtat a entendement rebel·1a que sla en coratge de hom ergullós», confirman el sentido de meras congruenCIas qne hay que dar a las «tazones necesarias» luhanas. u Aquí el traductor, sm duda para esquivar la tan dIsputada terminología luliana, abrevia las frases originales: .E molt haurle gran plaser que per necessaries rahons la pogués entendre, per les quals rahons pogués mortifflcar dubitaci6 e temptació ...• •
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mortificar ~as dudas y tentaciones, siempre que se me ofrezcan, contra .tan santo misterio, el que deseo amar, servir, honrar y conocer todos los días de mi vida. Viendo el fel'Vor de Félix, se inclinó la voluntad del er. mitaño a condescender con sus ruegos 13, Y , la señad de la cruz, con la esperanza de que el Atltisimo le ayudaría a expli.carse, dijo estas palabt'as: /Ma.nifiesto es que Dios ha cnado todo ouanto tiene ser para dar conocimiento y amor de sí a las gentes; y, por ser uno en esencia y trino en personas, 'quiso que el mundo se comlpusiese de JÍH::S cosas dilVersas, esto es, sensualidau, intelect;ualidad y animalidad. Por sensualidad has de entender las cosas sensuales, que son corporales y sensibles; por intelectualidad, el alma del h()Dlbre y el' ángel, y por animalidad, el mismo hombre y las demás 'COsas que tienen CU1e!1pO 'Y espíritu, en cuyas tres cosas con&ste el mundo, que en-sí es uno;. cuyas tres cosas (y sin las cuaJes el mundo no sería en unidad) no serían tampoco en sí lo que son si -cada una de por sí no !fuese en sí lnt'Sma una en tres, esto es, una folma, una ma:teria y una conjunción o unión de la roMeria y de la fonna, de que se compone todo ente creado. El alma !pOT sí es una esenc,ia en tre6 cosas di,v ersas, de las cuales es su ser y sin las cuales no podría ser una substancia; éstas son la memoria, ('1 entendimiento 'Yola voluntad. El an¡¡nafi. consiste también 'en • tres cooas, esto es, en cuerpo, aJlma y la unión o conjunción por la cual el cuerpo y el 311rna se unen y son un animal, como un hombre, un león, una águila u, y así de todas la.. cosas que son de cuerpo .y ánima. En este nÚmero de uno y 'd e tres consiste el mundo y todo cuanto tiene ser creado slJ¡bstancia~, ,para significar que la substancÍ1II de Dios es una en tres personas distintas, que son Padre, Hijo y Espfritu Santo. Si Dios no .fuese en unidad de substancia y I trinidad de personas, no hubiera criado todo cuanrto tiene ser con esta disposición; pues, debiendo tener todo su similitud, según que es cada cosa capaz de recibirla. no podría ser de otra forma., y hubiel'8l sido im.perfecta la creación si por la similibud de ,lo creado los homblcs no pudiesen tener conocimiento de lo increado l~. iDespués que el ermitaño hubo dado a entender a Félix la unidad y la trinidad ~e Dios por la similitud de las criaturas, subió de punto el diSCUl so prura declarar a Félix estos. .. Añad Idura oel traductor. " Ramón Llull dIce simplemente c·!· Bucell •. u Glosa, más que traducción, de cno hagre creat tot quant fs a tal semblan~a de si mateix, que·n pogués ésser conegnt e amat per los homens, e fóra 10 deffelliment en Déu, si 'Is homens no·1 poguessen conexer per deffelliment de sa 6emblan~a, e de la semblan~a del món, e de ~o que el m6n conté en si mateix •.
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misterios por las dignidades del Dios, diciendo: -.Amado hijo, en la naturaJleza divina hay bondad, eternidad, poder, sabiduría y voh1Dltad y muchas otl'as dignidades que son el ser de Dios, siendo caoo ,ma Dios, sin que en ninguna haya ociosidad. Por lo que la bondad no cesa de hacer bien, esto es, producir -biel\! en sí y de sí me:!lllla; y !pOr la infinidad, eternidad, poder, sabiduría y voluntad. hace 'b ien, el cuaJ engendra de sí y de la eternidad, poder, S81biduría y voluntad; y este bien que engendra también de sí megma y el bien engendrado es la persona del Hijo, y el engendrador es la persona del Padre, y del Padre y del Hijo procede el Santo Espíritu 18. Y esto mesmo que hace 'la bondad, hace la inmensidad, eternidad, poder, sabiduría y !Voluntad, y j 1mtos el Padre, el lfijo y el Espíritu Santo son en l!na naturaleza divina una deidad y un Dios. En Dios es una pelSQua el Fadre, por toda [a bondad, grandez¡a, etc. 17, porque aqu~l, que engendra 311 Hijo y espira al Santo Espkiotu, es bondad, infinidad, eternidad, pose sigue del Hijo der, sabiduría y voluntad; y esto y del Santo Espíritu, que son cada lino bondad, infi,nidad, eternidad, poder, s9IbidurÍa y voluntad; y por esto basta en esta obra que Dios tiene dentro de sí una paternidad, una. fUia'Ción y lma prooosión; y, porque hay ÍIIlñnidad y eternidad, no puede h9lber pciosídad, ni en I divinidad puede haber desigualdad, ni mayoridad, ni minoridad. Si en Dios hubiese bondad sin haCer bien, o iIn·f inidad sin hacer infinito, y así de la eternidad, poder, sabiduria y voluntad, habría en Dios ociosidad de bondad, infinidad, eternidad, poder, s8IbiduTÍa y vo1untad, la que sería contra la bondad, infinidad y demás atributos. Aisí como hasta en Dios una unidad, así basta en la mesma unidad una paternidad, una filiación y 1ma espiración, pues que en el. Padre, ef Hiijo y el Samto Espíritu es bondad, infinidad, eternidad, etc.; y, porque el Padre de toda su bondad, poder, sabiduría y voluntad engendra al Hijo, es el Hiijo toda la bond3ld, il!1r6nidad, eternidad, poder, sabiduria y vol~!Dt3ld del Padre; y esto se sigue del Espíritu Santo, que es toda a'a bondad, infinidad, poder, sabiduría y voluntad del Padre y del Hijo, prodUCido de todo el Padre y de todo el Elijo, inñnita Y eternamente por todo el Padre y todo el Hijo. Natural cosa es que hlllYa Bmor entre Padre e Hijo, y también lo es el que el hOmbre ame los actos de su memorar, entender y amar. ,. Traducción complicada e int'xacta de e.u fa bé, 10 qual, engendrat, és la persona del FIII, e lo engenrador és la pel50na del Para, e del Pare e del Fill ix lo sant Spirit» . .. e.u pe.- tota bontat, granea, etemitat, poder, 6aviesa, voIentab : ase resume con frecuencia el traductor castellano todos los atnbut05 la tinos eXpI'esados en el original con ell'Íadosa repetición.
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Luego, si un padre ama a su hijo, que es engendrado de BU cuerpo y del de la mujer, ¡cufmto más amaría un hombre a su 'h ijo si le, engendrase totalmente de sí mesmo e igual a sí mesmo! Y si el alma ama su memorar, entender 'Y amar por producidos de su vi,r tud, ¡,cuánto más [os 3ima.ría si su memorar, entender y amar fueran su virtud mesma y ella mesma! . ' , Hijo, en tu naturaleza Jr..esma puedes conocer y entender cómo quieres tú ser un hombre, y no dos o más hombres; y cómo por tu humanidad amas ser en tres cosas, que son alma, cuerpo 'Y conjunción, sin las cuales tres cosas tú no podías ser hOlIllbre. De que inferirás que así como por naturaleza tú sientes y sabes lo que amas ser, así en ti mesmo puedes conooer lo que es Dios, que te ha .creado para que le ames y conozcas 18. Si Dios no se entendía y amaba a sí mesmo, no seria Dios; y si Dios se entiende y ama a sí mesmo, conviene que bonifique, Jr..agnifique, eternifique y ,p oslfique en sí 19; porq'ue, si no lo hacía 20, seria en Dios más no'G'le Vlirtud la sa:biduria y voluntad que la bondad, infinidad, poder, etc., y esto es imposible, por haber en Dios toda. igualdad, por la que la bond3Jd bonifica en"sí mesma a sí mesma. y de sí mesroa; esto es, bondad, que es Padre, engendra al Hijo y da procesión al Santo Espíritu de sá mesma., en sí mesma y por sí ; y esto re sigue de 1:3, infinidad, eternidad ·y poder. Sabrás que un saJbio preguntó a un filósofo cuál era cosa más noble, la esencia de Dios o la obra de Dios. Y ~l filósofo, habiendo considerado larga.mente sobre ello, respondió que Dios es tan eterno como el mundo, y el mundo como Dios; y el motivo que el filósofo tuvo para entender y decir que el mundo era eterno, fué el de atribuir a Dios obra eterna. Y por lo mismo hubo- muchos de esta opinión, por parecerles imposible que, siendo tan noMe Dios en bondad, inñnidad, ,p oder, saJbiduria y voluntad, pudiese ni debiese estar ocioso; pues, como no al-ean OO,Ton a conacer la obra que Dios tiene en sí mesmo, engendrando el Padre al Hijo y produciendo los dos al Santo Espíritu, incurrieron en estas y otras ,falsas opiniones 21. El sentido viene a COincidir con el texto original:« en ·vós matenc podets entendre e saber s;o que és en nostre senyor Déus, que ns ha creats a SI amar e conexer.» " Sería más exacto decir «a sí mismo». Adviértase que estos imperfectos de indicativo aquí y en otros pasajes-son un catalanismo, en vez de los irreales castellanos en -Ta. • ... El Im~rfecto «si DO ho feya», mejor se traduciría «si no lo hiClera,', .. Ram6n Llull resume aquí la posici6n de los aristotélicos y averroístas sobre la etermdad del mundo y su refutacián caracter,istlca por la actIVidad de Dios en las obras ad intt'a, por las cuales no l.O
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Salmís que dos g1'3.ndes sabios estaban delante de un rey, y, queriendo el rey conocer cuál de los dos era más sabio, les preguntó cuá!1 era. ~a cosa más noble que el bl1Illbre podía. obtener y pedir a Dios 22. A que el un sabio lCApon
PI016, la qual hagren en creura que el m6n sle sens comen~ament
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22 Traducción también asaz defectuosa, pues Ramón e'icribi6: e .. e féu-los demanda qual era la pus noble cosa que om podia haver a demanar a Déu. La ·1· savi dlx que haver Déu ...» :JO «si quería. por eSI quiSiese» . .. El texto castellano dice aquí «su El querer.; ya se advierte en la fe de erratas. • El original dice sencillamente: e... si havie dísereció per la qua! fos en dlsposici6 de haver saviesa.» .. Versi6n muy libre. Esenbi6 Ram6n: eSenyer, dix lo fill, jo.m meravell segons la for~a de mon cors, del saut qne ha fet lo sender, mas no·m meravell segons la for~a del cors del scuder, lo qual stedl en aytan gran virtut com fou mestar al sant qne fén 10 scuder.» .. El texto catalán es distinto: .Rlix dix al hermitA que assats !'e tenia per contengut de la conexen~ que havia haüde de la santa tnnitat .•
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sabidul'ía 'Y voluntad de Dios y las demás cosas que COllvienen a la obra que Dios tiene en' sí mesmo, por toda su bondad, infinidad, etc.; pero añadió que se maraviUaJba mucho de que los filósofos gentiles, habiendo sido tan salbios, ignorasen o no creyesen la trinidad en Dios, siendo cierto que sin conocimiento de este soberano misterio no puede llegar el hombre jamás a ser totallmente científico '8. -Hijo--
CAPíTULO V DóNDE ESTÁ
Dros
Félix preguntó 8.'1 elunitaño dónde estaba Dios, pues se maraviUa.ba mucllo cómo no le veía. El elmitaño le zespondió que Dios está en sí mesmo; y en todo cuanto es, esencial y pI'esencialmente; pero que, ~omo no es oosa cOl1POrnl, es inV'isilble a los ojos cOI1porales; aunque no a los espirituales,' corno espiritual. Y añadió este ejemplo: -1.A. un hoinbre salbio preguntó un 1000 si Dios está en los infiernos y en los lugales inmundos, donde hay putrefacción y hedor; y si está en las piedras yen los ihombres pecadores y en otras ,muchas pa.rtes donde a él le parecía lmposvble que Dios pudiese estar, siendo tan noble y tan peÑecto y esl:a:ndo estos J:ugares llenos de fetor y sueiedad. El sabio probó al loco que Dios es infin4to en grandeza, en bondad, en etc., y por la infinidad conrviene que esté en todo lugar y fuera de lugar; y por la pureza y limpieza, que esté en todo lugar sin suciedad de sí ; porque, si el sol, pasando por el estié~l e inmundicia, no adquiere suciedad, ni el hombre justo no ensucia sus potencias aborreciendo e dmagina'lldo el pecado, .
• Apenas se a(.'erca la traducción al pensamiento luliano' ,. per la qual virtut se segueix que los phisoloffs crestian~ ne poden haver conexen~a, e los phlSoloffs gentils no·n pogren haver conexens:a .• • Esta última frase, _por faltarles la luz de esta antorcha., bien , se ve ser una glosa del traductor. Adviértase t3mbién cómo las yaZOIUS lulianAS presuponen la fe . •
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i cuánto más Dios, que es tanto más noble, más grande, po-
deroso y limpio que el sol y que el honl!bre justo, puede estar en ,t odo lugar sin sudedad ni temtinación ' de sí mesmo! También prosiguió el ernÜtaño Dios está en sí mesmo; porque, queriendo ser Dios, engendra a Dios, y por esto Di03 está en Dios 'Y es un Dios tan solamente, en el cual es Dios • que es Padre, en Dios que es Hijo y en Dios q.ue es Espíritu Santo; y Dios que es Hijo y 'Dios que es Santo Espíritu están en Dios que es Padre; y Dios Hijo está en Dios Espíritu Santo, y Dios S3Into EspiTitu está en Dios Hijo: cuy!!. existencia es por razón de la generlllCión y espiración. Y esto mesmo se sigue de la esencia de las dlgnidades'y virtudes de Dios, porque la bondad que es Padre está en sí mesrna engendrando al Hijo y espirando al Santo Espíritu de sí mesroa; y 'l a bondad, que es Hijo y que es Santo Espíritu, está en sí meSilla, Y' esto mesmo se sigue de la grandeza, eternidad, poder, sabiduria y voluntad. Esta esencia 2, hijo mío, no la, puede el hombre ver con los ojos oor,pora1es, pero sí con los espiritua.les. Y por esto me maravillo digáis no halbéis visto a Dios, cuando os he explicado el ser de Dios respondiéndoos a las preguntas de su unidad y trin.idad que me habéis hecho 8. Félix dijo: .cuando considero el error, vi~eza y sucIedad que hay en el mundo y la poca devoción, caridad y temor que las gentes tienen a Dios, me parece que Dios no está en el mundo; porque, aaí como el sol, que está en ef aire, ilumina y calienta al aire, al agua y a. la tierra, maJIlifestando e introduciendo por todo la; 'Virtud de sus rayos, así y mucho mejor Dios, que es ,luz, resplandor y limpieza de toda limpieza, y que es caridad y fuente 'Vi
senCla».
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• Versi6n inexacta de «cor, segons que v6s P<>dets membrar, jo.us he provat Déus lsser, e a les demandes que vÓS ma {ets del ésser de Déu e de sa unitat e tl'lnitat, vos he satis{et comphdament; le. qual se.tisfacci6 no fóra compllda sens VISta spiritual veent Déu •. • AmplificacI6n de «SI ... Déu.. és en lo món, ¿ com pot ésser qu,e 10 m6n está en tan torbat stament 10 • •
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simiJi,tudes, como son las guerras, las penitencias, las hamy lalil enfermedades, que nos enVÍa para que le veamos por aquellas causas l . y procuremos desenojarle por medio de la pe nitencia y buenas obras, y que nos y buya "toS del calor y ardor que hay én el mundo y en sus vanidades, para que, sirviendo y amando a Su nos enardeAl'amos, y purifiquemos.
CAP1T'ULO VI DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
-,señor dijo Félix , ouando considero que el mundo fué creado de ma Ilada, me maravillo muoho, no alcanzando cómo de la nad81 se puede hacer algo. El elmitaño respondió: 'Uln rey enVÍó ~m calballero a la corte de otro rey, para que euel'po a cuel1po combaJtiese con un escudero que había sido retado de traidor; y, como ¡poco después 'Viniese de aquel' país un pasa.jero 1 y le que el cabaalero que había elLVÍado había rveneido en el combate al escudero, tuvo el ley de ello grande alegría, aunque lo que el pasajero dijo al rey en este asuntto era falso y dicho só'lo por lisonja: en que conocerás que, si el rey pudo tener alegria de lo que no era nada ni tenía ser, ¡cuánto más Dios, que tiene poder soberano, pudo orear il mundo y darle ser de la nada! Félix dijo: --.Por una oiudad rpasaba un el\loitaño que no había entrad@ en mueho tiempo en poblado 2, y, viendo que 1m cuchiUero hacia un cuchillo y un zapatero UD zapato, le pareció que el cuchillero no podria h3lCer el cuchillo sin hierro ni el zap8ltero el zapato sin pellejo. Por lo que le pareció taanlb ién que sería ma.yor nobleza del mundo si hubiese sido hecho de alg'll·n a cosa; porque, si el cuohillo, que es para el servicio del hombre, es he
• ccausas. por eCOSase. s «.1. donzeb, escl'ibió Ramón. s Traducción libre de equi lonR"ament havie stat en ermitatge •. • ccomo a su señot"l> es añadidura del traductor. • Ramón Llull añadió aún: «... e·l Se! vent tota hora Ji responia que ell de totes coses volie t;o que el clerga De voliee. .,
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-------------------------_.--------,----,- ---tenía voluntad; y el cautivo le que no, porque su señor se la había COIlIlIprado 5 paTa que la sometiese y subordinase a 1a suya. . Después de este ejemplo dijo el ermitaño a Félix .que DWs creó el' m,mdo de la nada para que el hombre fuese más obligado a querer todo aquello que -Dios quiere disponer del ih(\lD)bre y del mundo; pol'que, si el mundo hubiese sido hecho'y no creado, aquella 'materia de que el mundo hubiera sido hecho, fuera eterna; y el hombre, que es aedho del mundo, no tendria tanta obligación a ser h'llmilde y súbdito de Dios como la, tiene ahora que el mundo es .creado de la nada. --Señor dijo ~lix ,¿ cuál es la principal razón paz: que Dios ha creado el mundo? ,y el ermitaño respondió que la principal razón por que Dios ha creado el mundo es para ser am-aeo y conocido ;por el hombre. FéHx dijo: Manifiesto es que son otras cosas mucho más amadas y conocidas por el hombre que Dios; 'de que se infiere que el mundo no es creado principalmente para conocer y amar a Dios, antes pareee que la razón más eficaz para; que el mundo fué creado es para que sean conocidas ;por él todas aquellas cosas a quienes ama más que a Dios, y de las cuales tiene más conocimiento q-ue de Dios mesmo. ' Mucho se maravilló el ermita.ño de las palabras que Félix decía, yen tanto .que estaba suspenso, dijo [a] ~lix: -lEn una festividad predicó un santo hombre, 'Y dijo que la final intención para que las cosas son creadas se ha mudado cuasi del todo en sus opuestos, por caUsa de que las gentes por el pecado se desvian de la .intención de servir y a.JD.aII' a Dios, para que son creadas; pero que, por más que los hombres pecadores se deSV'Íen del fin para que son creados, Dios no desvia su operación del fin para que :los creó, 'Pues a los unos peTdona y les da 'la gloria etel'lIa y a los otros castiga con pena perdurable según sus méritos; y así, que use Dios de su misericordia o que use de su justicia, siem¡pre se sigue el fin por que Dios ha Qreado al 'h ombre, que es para que le conozca y ame en sí mesmo y en sus obras. ---.8eñor--dijo Félix ,¿ por qué Dios no creó el mundo en estado que el hombre no pudiese pecar, ni morir, ni tener hacmbre, sed, calor, frio, enfexunedad, pobreza, ira y otras cosas semejantes a éstas? Porque, si Dios es bueno y no malo, me maravillo mucho de que no ha.ya sepaJ'ado el mal -del ,bien, por ser contra su bondad.-ffiil ermitaño respondió: -Un abad fué depuesto de una gran abadía y enviado a una mury pequeña. En la primera había muchos monjes, pero ,
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• da havia compraoe per t;O que volgués son 6enyor volna», dIce el te:otto catalé.n,
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que la volentat de
_ _ _ _ _ _,~F~'É~l~J~X~ DE LAS
MARAV~LLAS.
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muy malos; y en la segunda ha:bía 'POCOS, ;pero muy 'buenos 0• ..El abad estaba muy sentido de que lo hubi depuesto de la' gran aJbadía, y e!:!tuvo mucho tiempo poseído de la ira y tristeza, hasta que consideró que la grandeza de la orden no está en la multitud de personas, de riquezas ni de honras mundanas, sino es en santidad de sujetos !reglados y bien acostumbrados a servir, .amar y conocer a DlOS. Por cuya. sllnilitud he respondido a vuestra pregunta, pues Dios no quiso ni tuvo intención de crear en el mundo multitud de gentes para la gloria si no eran de santa vida; y por eso dejó al hombre el libre albedrío, pa.ra que la mereoiese, y este mérito no podría alcanzarle (supuesto el pecado mortal del !Prímer hombre) si no padeciese hambre, sed, trabajos, enfelunedades y muel'te; pues el mundo no es 'b astante a con.tener la gran gloria pan. que el hombre es creado, sino es el paraíso, lugar que no tendrá fin 1 • • lSeñor dijo Félix , ¿ por qué Dios no creó el mundo antes, o por qué no le cleó malYor, más hezulloso, mejor y más noble, pues la bondad y poder de Dios son en la mayor grandeza y cumplimiento de virtud?-íA io que respondió el ermitaño: ,U na reina, mujer de un rey muy noble y poderoso dé reinos y riquezas, no podía tener hijos; por lo que, considerando el estado en que quedarían sus remos por falta de sucesión después de la mueme deJ. rey, padecía grandes tristezas. Sucedió un día que, entrando el rey en su ret'l"ete, la !halló llorando y lamentándose porque no tenía sucesión; y el rey la consoló diciendo: "Señora, un obispo que tenía un gran Obispado y señorio, tenía un sobrino que era canónigo y dignidad de la misma, iglesia, pero hombre de muy malas costumbres, las que le aceleraron la muerte 8; de la que el obispo tuvo gran sentimiento, pues y disponía ql.\e su sobrino fuese obispo de aquel obispado después de su muerte. Alhora 08 pregunto yo si el obispo debia justamente tener sentí·miento o no de la muel'te de su sobríno." "Señor !dijo la: reina , en cuanto el canón,i go era sobrino del obispo, era natural en el obispo el sentimiento de la muel'te de su sobrino; pero 11'0 en cuanto a que por esta falta o Más explícito es el texto de Ramón Llull: cEn aquella gran abadia havla molts monges dlssoluts e qu~ no eren bé obedlents a la orda. En la pocha abad la éran los monges bé acusromats, e qu! segUlen molt b" lur orda .• , Todo este final más es una interpretación que una' versión fiel: .... cor Déus no bac entenci6, con crea lo món a multitnt de gents, qui fossen en glona, los quals no fossen stats de santa vida; en la qual vida no pogren ésser sens que bom no morís ni bagués fam, set trebaUs, maleutIes, ni mort; ni aquest m6n no f6ra abastant a baver la gran glona a la qual hom és creat, ~o és, en peradi<; baver gloria l1U!stimable e q ui no ba fi ,. • Ram6n Llull precisa que era arcediano, peró no asevera que fuesen sus malas costumbres las que le aceleraron la muerte . •
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se hubiese frustrado la idea de rerestirle del obispado, por ser hombre pecador." Y oomo la lCSpUesta de la reina agra~ dase mucho ar rey, la dijo: "Señora, la razón por Jlue yo soy rey no es pol'que tenga hijo que sea rey. si·n o es por que reine como rey y que tenga en paz y justicia mis vasallos, para que Dios sea amado y conocido. Y si yo tenía un hijo que heredase mis dominios y éste era majo, se seguiría mucho mal a los vasaJ10s y mucdtas ofensas contra. Diós i; y por esto, Dios, que es salbio en todas sus lCOSas, oruena que después de mi muerte haya en mi reino tal rey que sea digno ce reina;r, para que se siga la final intención por que Dios da a UD hombre potestad sabre los otros hOIllJbres." 10 Mucho agradatron a la reina las 'Palarbras del rey, mediante las cuales 'se consoló y alegró, y puso toda 91.l esperaD I1l3J en la vo~ !untad y ordenación d~vina; en pI\lmio de la cual le dió Dios un hijo muy sa.bio, que reinó muchos años, desvelándose para que Dios fuese seIWido, conocido y amado 11. de todas estas palabras, dijo e'l ermitaño: -No siendo el mundo por si nj 'PaTa 'Sí, como no 10 es; ni que hubiese sido creado antes ni después. ni que fuese mayor ni más bello, no era del caso; y si el haberle Dios creado cuando quiso ser amado, conocido y que fué el' fin para que le cleó taI y de tanta grandem. como convenía al fin pa¡ra que le creaba, y según lo que quiso ser conocido y amado 12.
CAPíTULO VII DE!
LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS EN NUESTRA SEÑORA
LA VIRGEN MARíA
Dándose F1élix por satisfecho, y' asegurado de la existencia de Dios, del misterio de la Santísima Trinidad y de las demás cosas explicadas hasta aquí, pidió licencia al el\lllÍtaño p3l.l"8. proseguir su viaje y comenzado intento 1. Y, habiéndole el ermitaño dado su 'b endición y encomendado a Dios, se partió, y, bajando del monte, se entró en un bosque, por el cua.l caminó hasta hOla de mediodía, que, habiendo dicho ./;a¡ de nona, se puso a al roa ..gen de un aITO~ •• GIO'ia de «sena molt de mal, lo qual mal seria contra ~o per que sena rey». 1. El original catalán dice más brevemenk: «••. e seguescha la fin r,r que 110m é6 en offiCI de rey.» Interpretación qe «e qui longament regna en servir e amar Déu» . ... Traducción algo lIbre, pero conforme 8 las Ideas del orlgma!. I Versi6n muy amplificada.
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FELIX DE LAS MARAVILLAS.
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yo, considerando que, así como aquella agua corría al mar, así las almas de los infieles corren noche y día al fuego eterno; y que para remediar este daño 1110 I!e hal11 buscado los medios que se debían, procurando reducirlos a:1 camino de la salvación, enviando pllJI'a ello mÍ5ioneros por todo el' mundo, que les mostra.sen y enseñasen las católicas verdades, maravillándose de cómo los cat6hcos no tienen tan gran amor a Dios, que disponen que loo ináieles le amen y conozcan. En tanto que Félix estaba en esta admiración, una loca mujer 2 pasaba ~r aquel paraje, muy bien vestida y a caballo en un palafrén, [a cual ioba aocompañada de un estudiante criado de un prelado 8 que le había enviado a buscarla. Cuando Félix la vió cerca de sí, se levantó para saludarla, y, espantándose el ea:baJllo, que ya había entrado en el agua, demilbó en elJa¡ a la mujer, la que se hubiera ooegado 4 si el estudiante y Félix no ·la hubieran socorrido y sacado. La cua~, luego que se voió a la oritlla, se puso a llorar y a hacer extremos porque se le lhabíaJn mojado sus vestidos, y maldijo a F1élix porque, por haberse él levantado, ella se había caído. Félix se mall'avillaJba muCho de cómo la , loca mujer le blasfemaba, pues él no se habia levantado con intenoión de que ella ,cayese en el agua, 'Y la haobía socorrido a tiempo y librado de la muerte. Mas, con todo ello, no la respondió ni una palabra descompuesta, antes la bendecía en tanto que ella le maldecía. . De que admirado el estudiante, en tanto que la mujer enJugaba sus vestidos, se arrimó a Félix, quien le preguntó dónde iba con aquella mujer. Y él le respondió que la llevaba en casa de un prelado que ilícirtamente la amaba y lJ.e había enviado a acompañarla ~ . !Amigo-dijo Félix ,mucho me • admiro de que os encarguéis de ejecuta:r cosa de que ha de resuLtar, vuestra condenación; y mucho más me admiro del prelado, que, estando destinado por su oficio para conocer y amar a Dios, ejecuta cosas que le son tan desagradalbles.El estudiante respondió: Señor, este prelado, de quien vos os admiráis, tiene mucha renta y señorío y ama mucho a •
El antIguo traductor castellano marginaba pintoresca mente : «Esta mUjer me paTece que en sentido aleg6nco slgmfica a la smagoga I en el tropol6gico, el alma encenagada en la culpa, q¡¡e Siente y aborrece cuanto le sIrve de estorbo para proseguir en ella; y en el anag6glco, la misma culpa siguiendo el curso de su despeño hasta que con el mayor delito adquiere el tormento eterno. Más cierto creo que es el que esta mnjer Significa la natu:raleza » • .per ·1· seu c1ergue., dice el original; y más e bajo, siempre clérigo por estudiante. • .Ia qual mullA tots sos vestiments e f6ra negade en la aygua. _, escribl6 Ram6n. • Con más Ingenuidad habla escrito Ram6n 1.1ul1: .--Senyer, dix lo clergue, a ·1· prelat va, lo qual ti ha tremes mi per misosatge, per tal que puscha peccar ah ella.» . !
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OBRo\S ·LlTER.\RIAS DE R.AIIION LLULL
esta mujer, ron. quien
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tiempo que peca; y por que 1l1€ dé algún benefioin ejecuto lo que veis. IArnigcr-dijo Félix • gran admili'ación me causa. de que quien tiene, como vos. oficio de demonio, quiera adquirir beneficio, el que no debe dazse a hombre que sea enenügo de Dios, pues este oficio fué principiado !para que Dios fuese amado y conocido.y 8, vo'Wiéndose a la mujer, 1aJ dijo: . ,Loca mujer, mucho tengo que ma.ravillarme de que llores por haber caído del caballo en el agua -y mojado tus vestid()s, que son incentiLVos de la lujuria, Dime, ¿ -cómo .no- lloras por bailA' caído en la culpa y desmerecido la gloria para la cual -eras creada, por haberte entrado tú en el camino que te conducirá aq inñerno, hrubiendo ma.nJchado en el cieno de la lujuria tu a.mar, memorar y entender? ¡Aih mujer!, llora ipOrque has ensuciado tu alma en tan viiI obra, y no porque te has manchado tus vestidoS 1. Estas y otr8JS muchas razones dijo Félix a la mujer, la cual, cuanto más la predicaba, le afrentaba¡ y menospreciaba; y, subiindose en su C8JbaIlo, pro. . '" . SllgUl0 su cammo. . Mucho consideró F1élix en el prelado a quien la loca mujer iba. a ver, y después mucho más en la pobreza con que JesuOL'isto vilVió en el mundo y en cómo la mantuvieron los 8ipÓStolés. E9ta.ndo en este pensamiento, le vino el de que el !prelado n.o creia en Jesucristo ni en su Iglesia; porque, si lo creyese, no parece podria, por una loca mujer, ser contra Dios y -contra su dignidad y religión 8. matando con estos pensamientos, le asaltó la tentación de que Jesucristo no había venido al mundo, y empezó a dudar de la fe, de que tuvo un gran pesar. Y, estando con esta congoja, vió venir otra mujer 9, llorando y I porque había perdido un hijo, a quien mu-cho amaba; y .por el sentimiento que tenía de su muerte, en que no hallaba consuelo, iba¡ 'b uscando un santo hombre llamado Blanquerna, que habitaba una ermita, donde contemplaba a Dios 10; Y la mujer esperaba que con las palabras devotas y consolatorias que la d.iría, aliviaria el pesar de qa muerte de su hijo. Félix la ¡preguntó que por qué lÍoraba. Y, habiéndoselo ella referido y ponderado el dolor. sentimiento y tristeza que padecía, y eÓIDo i'b a para su alivio buscando aquel santo hombre, se eonvidó [aJ acompañar-
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• El te,,'to medieval repite aquí' . Quant Fi:lix hac entesa la occasió per la qual la folla fembre anava, eH vénch a la fembra ...• , Versión ltbre de .Folla fembra, plora car has perdut Déu, e car ha. ensutzada ta anima en tan vil obra" o ccontra Déu e son orda». • También aquí acota el antiguo traductor castellano: «Esta en el alegóriCO sit¡nifica a la I glesia; en el tropológico, al alma devota, y en el analó¡l'lco, a la virtud.» ' JO Este últtmo incISO es del traductor.
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la, por si !hallaba en su doctrina alivio .y consuelo en la duda que padecía 11. Pero, en tanto que con la mujer iba por el bosque, le vino tentación u de pecar con ella; de que mamlVillado Be vo1vió a Dios, a quien _dijo interiOI"mente estas palabl'as: , Señor y Dios glorioso e mrfinito en ipeÑección, ¿ cómo o por qué ibas desamparado a tu siervo Félix, que todo el. tiempo de su vida pro¡puso gastar en conocerte y amarte? Veis, aquí está, Señor, albOO'a en pecado y en enor, pues en tu santa encarnación ha dudado y en el carnal ha caÍdo, ha:biendo tenido volun'bad de eorromper su virginidad. . ¿Cómo o por qué es Félix en tan mal estado? ¿Dónde está la fe que solía tener? La 'ViTginidad que tanto amaba, ¿dónde se Iba ido? En ·t anto que Félix halblaba así consigo mesmo y de sí mesmo se maravillaba, la mujer que iba con él lloraba yen a!tas voces decía: .A.!1tísimo Señor, que con perfección y justicia haces todas las CQSaS, mi voluntad es conu'a tu justicia, en cuanto desama la muerte de mi hijo, el cu~l tú has muerto con justicia, pues es justo CUJanto quiere tu voluntad. Y así, es loca la mía en cuanto desama 'l o que ha querido la tuya, desobedeciendo en esto a tu justicia; pues! siendo mi voluntad creada para querer todo cuanto quiere la tuya, me maravilla la impaciencia de la mía contra tus disposiciones.-iMucho se lllaJI'aviHó Félix de las palabras de la mujer, tan sabias y devotas; y se mamvalé> mucho más de que quien las decía estl!'VÍese tan impaciente por la muerte de su hijo, y de que él tuviese movimientos de lujuria 'Con mujer que ta.n santas y devotas palabras decía de iDios. Con estos pensamientos, llegaron él y la mujer a la ermita donde esta:ba el santo ermitaño Blanquel'lIB, al cual haJllaron debajo de un hermoso árbdl, con liD libro en la mano, que contenía muaba ciencia de teología y filosofía, en que collltempla:ba a Dios. Ellos le saludall'OD, y él" con muoho agrado les correspondió; y, habiéndose seIlltado jun-
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Aquí el texto castellano se separa notablemente del onginal : «--Senyer, dix la fembra, JO plor per la mort de mon fill, lo qual més lImava que nulla cosa d 'aquest món. E, per la dolar, ira e tristor en la qual 56n per la mort de mon fllI, plor e 6ón desconsolade tan fortment 'qne a penes V1U. E per ~o que a me ira puscha haver algun remey, vmg a ·1. sant hermlta qui a nom Ble.nquerna, lo qual és . molt sant hom e ha gran saviesa, e les gents d'aquestes terres, con han alcuna desconsolacló ho con dupten en aleuna cosa van a ell, e dem'lIlan-]¡ ~o en que dupten; e·1 bon hom consola los irats ab les perauJes de Déu, e dóna coneell a aquells qui dupten en ~o que no entenen. 1tfolt plach a Fehx que Ji hac dit la fembre ; e ab la tembra anA a Blanquerna, per S:O que li donAs conexens:a de la encarnaCIó del Flll de Déu, en la qual duptave .• n. .temptació li vénch molt gran», dice el original. 11
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to a él, la mujer habló primero, y dijo al el'mi,taño 1as si-
guientes palalbras: Señor, en una alta montaña se en.contraron Almor y Temor, que a!legremente se acompañaron y saludaron. El Temor preguntó al Amor qué quería 13 y a qué había venido a aquellos pSJI'ajes. El AImor le 'respondió que 'halbía venido a edificar en aquella montaña un hermoso palacio, en el cuaJl queria residir 'todos los días de ,su vida. De 'c uyas ,p alabras se entristeció el Temor mucho, y, maravillado el Aanor de su tristeZ'a, le preguntó la causa, a que ei Temor respondió: "Mayor pel'fección es el temor en el alma que teme ofender a Dios, que amor en el alma que ama las cosas mundanas. Y porque tú, .Almor, a~as los deleites del mundo y yo temo la justicia de Dios, me causa tristeza el que tú quieras edificar en esta montaña edificio que te dhriel'ta en ella; ¡pues, queriendo yo habitarla, me estol'bSJI'á8, si no mudas de método en amar" H. Después de estas pala:bras, la mujer contó a BlaDquerna 'l a tristeza que tenía ilOr la mueI'te de su hijo, y que tenía ~s amor a su hijo que temor a Dios; por cuyo motivo había venido a aquel lugar pSJI'aJ que la consolase y enseñase cómo tendría mayor temor a Dios que dolor de la muerte de su hijo. ' Blanquerna se maravilló muoho de la bella comparación que la mujer le había hecho, admirándose cómo el mismo conocimiento que tenía de su defecto no la consolaba y obligaba a ser obediente a la voluntad de Dios; por ser cosa natura'l que el conocimiento nos dirija y ordene' por 'el camino de la salvación, haciendo supedite el te¡nor de Dios al amor que tenemos a las cosas del mundo 1~. Después que Blanquerna hubo estado algún tiempo suspenso con estos pensamientos, dijo a la mujer las. siguientes palabras: . En una ciudad había UD gobernador que era hombre lujurioso, orgulloso, injurioso y avaro, y tenía otras muy malas costumbres; y el rey de la provincia, que residía en la misma CIudad 18, era hombre sabio, justo, liberal, humilde y lleno de otras vírtudes. Sucedió que vino a aquella ciudad un peregrino, y, llegando a un mesón, oyó que un santo hombre decía estas palabras a lID caballero, por haberle solicitado •
u La tradUCCión castellana dice, por error, «que tenía • .. Ramón Llull escribió más concisamente: cE car vós amats los delits d'aquest món, e lO he temor Qe la justicia de Déu, he tnstfcla com vós volets hedlfficar ni 6tar en esta muntánya en la qual JO progos hedlfflcar estar tots los lorns de ma Vida .• «sobre la amor que les gents han en aquest món e a o;0S per-6~ents •. El original catalán di~e simplemente: .Lo rey d'aquella ciutat era molt :savi ...• El traductor barroco observó aqtÚ: .EI gobernador es la potencia sensual, y el rey la tntelectual.~ •
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baile 11: "Gl'ande es la injllstieía del rey, pues deja¡ el gobernador use rtan mal de su oficio, porque cuanto éste ofende al rey y a su pueblo, más multiplica la pena que el rey le hab¡á de dar" \8. A que respondió el cabaillero que en ser·el gobernador tan majo se conocía que el ley no era bueno y que tenía las mesmas costumbres que el gobernador. Y considerando en unas y otras palabras, estuvo toda la noche el peregrino sin determinar quién ha.bía manifestado mejor en su razonamiento las costumble6 del .rey, el lPlebeyo o el caballero 19. • .Después que Blanquerna hubo dicho esta metáfora, añadió la siguiente: -fU'I'Ia hermosa don'Cella era muy solicitada para el carnal delette. Esta don'Cel1al amaba la virgin'idad, para más servir y amar a Dios, absteniéndose de aquello en que era más solicitada y persuadidal 20 • Sucedió que UD mal hombre la difalIDó, sentido de !!lO haberla podido 21; de que ella se ofendió ta.nto, que cayó en el pecado de ira 22 y mala voluntad contra el hombre que la. habia infamado. En tanto que la doncella estaba en este estado, y por coosecuenda en pecado mortal, por el odio gl'ande que le tenia, le lVino ' de-!(leCM" con un C3Jballero que mucho tiempo la ha.bía amado; de que ella se maravilló mucho, pues siempre haJbía antepuesto el alIDor de su vhl:inidad a todas las demás -cosas; por lo que, a.tormentada de ~08 caz'lIales incentivos, se Ifué a con '1'11 religioso, a quien dijo: "Padre, mudho me rpersi¡guen ahom los Jascivos, que en a1gún tiempo aborrecía, y esto sionpre con vivos deseos de pecwr con 1m cahaIHero que me ama; por lo que 08 ruego me digáis de qué dimana o en qué puede consistir el que así :haya pasado mi alma de bueno a. mal estado." El santo reUg,i oso dijo a la doncella que su confesión, 'p or si por ella ry por los demás pe<'a.ws ¡podía conocer el motivo de las teniaciones que pa.decía; y ha:biendo ella dioho cómo estaIba en de ira contra aquel hombre que la había difamado, CO'l1oció el religioso que la donoolJa estaba desam,paradaJ de Dios, 'Y que por este motivo había caído en aquella rteDJtación. y asi la y engañado a una hija el
11 Según el texto primitivo de Ramón Llull: cEn aquella ciutat vénch ·1. palegrí, qui alberga al hostal de ·r· horo Qui deva aquestes peraules a ·1. cavaller quí.s c1arnllva del batlle qui 1í havÚl engañade ..a filia ab la qual peccava .• JO El texto catalán añade: c... e lo poble, qui ha paciencia en les maJes costumes del batlle, regordonara lo rey; hon pus Jo batlle será contra son poble .• lO ..ho el caveller ho lo hostaler •. • «per S:O que en aquella C06a hon era pus cobejade sen-is Déu e fos pU9 contrAria a la vanitat d'aquest m6n .• .. La última frase es una glosa del traductor. • "'lue caech en ira, que és peccat morta!., precisa Ram6n . •
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aconsejó que peroonase a aquel hombre y que como a Pn?jimo le amase, para adquirir las virtudes de paciencia y fortaleza y no tener vanagloria de su virgin,i dad. Después que Blanquel'llal aeabó de decir estas pala:bras, entendió la mujer por ellas y sus similitudes su doctrina. y Félix se ma.ravilló muoho también, pues por ellas comprendió la :razón por que hruma caído en la tentación contra la fe y contra la castidad; por cuyo motivo alabó y bendijo a Dios, y dijo a Blanquerna las siguientes: En una provincia sucedió que un ;religioso cristia.no disputó tanto ron un rey moro, que le dió a entender que la 'loey de los moros era falsa; lo que el rey comprendió por las positivas raZones que el religioso le dió 23; por lo que le Ifogó que por otras semeja.ntes probase cómo la fe de ~os cristianos era verdadera, así como le había probado que la de los moros era falsa 24, poI'que quería bautizarse y ser cristiano 'Y que lo fuese t3Jmbién todo su reino. El religioso le 'l'espondió que no podía mostrar ,p or razones necesarias lo que le pedía, de que se desagradó mucho el moro, y dijo al cristiano había heClho muy mal en sacarle de la creencia de los sarracenos 25 , pues no sabía' da'r le razones necesarias de la fe' de los cristianos 26, por ser ¡fuerte cosa haber de dejar uno la fe que tiene 'Y en la que le han criado 'Y educado, por otra fe 27; . aunque razonlllble (lIl dejar la fall sa por la verdadera cuando por razones necesarias se manifiesta serlo; y que a.si, si no le hacía comprender que la fe de los cristianos o religión de Jesucristo 2 8 era verdadeM', le haría l'Ilatar. Por lo que lIIquel religioso huyó y aquel rey murió en Su error, de que se siguió mucho daño. Esta similitud dijo Félix por que Blanqu~rna le probase la encarnación del' Hijo de Dios para preservarle en adelante de semejantes ten\quell prega lo religlós que h provas per rahons necessaries .. » .. Desde casí como. » es una amplificaci6n del traductor. a Ramón Llull añadió: c.. en la qual creure solia • 20 En vez de .de la fe romana •. 77 clexar se fe per altre fe •. !II eO religión de Jesucristo. es glosa.
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.!Jecho; y Como hmediatamente reflexionase en la tentación de vanagloria en que había caído, se puso a discurrir algún .modo de mortificar en sí tan fuerte tentación 'Y de preservarse de ella en 10 futuro. Y para conseguirlo ideó vestirse su cilicio e irse a la ciudad más inmediata, entrando en ella dando voces por las calles y diciendo si había Q,l guno que quisiese comprarle el mérito que había adquirido en cuarenta años de hacer peni,t encia; de que todos se roa-· ravillaban, y creíllln que h3lbía perdido el juicio. hasta que preguntó a un hombre que llevaba dos :panes si le daría los dos pa.nes por el' m.érito adqui·rido en hacer penitencia cuarenta años; a lo' que el hombre le respondiÓ que ni menos le daría ,u no 29, par lo que el el'illitaño se avergonw y reprendió tan fuertemente a sí mesmo, por la tentación de vanagloria en que había incurrido, que en adelante no la padeció más, y se volvioÓ a hacer :p enitencia como a.ntes . . Estas prulrubras dijo Félix a Blanquerna con el fin de que le diese tan fuerte penitencia, que en ningún tiempo volviese a caer en tentación de lujuria, por lo que contó al ermitaño lo que 'l e había pasado sobre este asunto y sobre la tentación de las cosas de fe que habÍ.al antecedido a la de lujuria. Mucho agradaron' a Blanquerna las dos similitudes que Félix le contó, a las que él añadió la siguiente: ---4Debajo de un hermoso ál'bol, que esta.ba a!l margen de una fuente, . se recostruba n un filósofo y un ;pastor; y el filósofo decía al pastor cosas de la filosofía, que el pastor no entendía; y, mientras el pastor se maraviUaba de 10 que el filósofo le decía, vinieron lobos y le devoraron gran parte de las O'\o'ejas. Esta similitud dijo el ermitaño ar Félix .p ara que en adelante no tuviese tentaciones de fe, y añadió la siguiente para que se dibrase de .l as de lujuria: Un hombTe muy rico era habitualmente en das pecados: el uno de avaricia: y el otro de iTa. Y, como un día oyese Qn el Evangelio que Dios manda a:l hombre arnrur a su enemigo, propuso amar aquel a quien ruborrecía. Y luego que le amó, Dios le dió gracia para que se apartase del pecado de avaricia, por ser la mortificación de lID pecado extinción de otro pecado. Y así, quien aborrece la lujuria, todos los pecados aborrece, por se:, un pecado ocasión de que el hombre in'Curra en otros, y una virtud moti·vo de que ejercite la:s demás SO, ' Y prosiguió Blanquerna didendo a Félix: -Delante de un gentill disputaban un cristiano, un judío y un sal'l'aeeno sobre el misterio de la' encarnación del Hijo de Dios; y como ,
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OBRAS LITERARIAS DE RAYON LLULL
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el judíe> y el S8l'l'aceno le el le probó en estos térnrinos: "Man,jifiesto es que Dios ha creado el mundo paTa ser conocido y amado; y como en Dios haya gI3 n deza, bondad, eternidad, poder, sa:bidurial y VQlllnta d , por su bondad ha querido que el mundo sea bueno, para que por ella se conozca y ame la de Dios, que es bondad infinita 81; por su glandeza, que sea su 'bondad, glandeza, etel'lddad, poder, sabiduría y voluntad muy conocidas y amadas, y por su eternidad, que los hombres que le amen 32 sean durables en gloria sin fin; por su poder, que todas aquellas cosas sean que con mayor perfección manifiestan que Dios puede ser más conocido y amado; por su sabiduría, que aquellos hombres sean más sabios que más le aman y conocen; y por su voluntad, que aquellos sean en vía de verdad y hayan mayor mérito, que tienen mayor fe, en que esté significado más v.ivamente ser la bondad y demás dignidades de Dios en la mayor virtud, nobleza, misericordia 'y justicia; y que sean en la ~ aquellos que siguen la que les da má", motivos de am3l' a Dios y a las virtudes, ry de ios vicios 33, "También es manifiesto a. que la mayor 'bondad que Dios puede hacer en el hombre, es hacerle Dios en la pelsona del Hlijo de Dios 35, y la mayor gt'andeza que ¡mede ha:be!- en el h()IDibre, es que una persona con Dios, que es infinita grandeza; y la m~or duraci~ que la criMura puede tener, es que dure sin fin en ser Dios; ry el mayor poder es que, pueda ser una· persona con el Hlijo Dios; y la m3IYor Mbiduría, que sepa ser él 1I/n a con él, y que todo cuanto es creado, es creado para que Hombre Dios <16; Y el mayor amOI' 31 que la críatura puede tener a DÍos y a sí mesma es que ame ser una, pE:lSODa con Dios; y esto se sigue de la víl'tud, verdad, peI1fección y nobleza." Y prosiguió el .cristiano diciendo que ninglÚn hombre podía tener má.!! motivo de conocer y amar a Dios que el hombI1l que sea Dios y que muela para que Dios sea conocido y amado, y su pueblo redimido; y que ningún pueblo puede ser más obligado a conocer y A!Illal' a Dios, que os .-que es bondad infinita. lo añade el traductor. u cqui.1 ameran e·1 conexeran., dIce Ramón Llull. a Este párrafo y el sIgUiente contIenen algunas de las más típicas argumentaciones lultanas, partIendo de las dIgnIdades dlvtnas .. Contmúa hal;>Jando el Cristiano, como se deduce del original catalán: cLo crefitiA dix que la major bontat.. • ' • cen la essenCla del Fill de Déu., eSCl'lb16 Ramón; ambas expresiones pueden entenderse rectamente . • Apunta aquí la idea luliana y escotista del primado de Cristo en la e<'onomía de la creación. • .. Por ce la major fel metat .....
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FÉLIX DE LAS MARAVILLAS.
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C.
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el que cree ser redimido y salvado pO!' la encarnación y p31 sión del Hombre Dios. iDespués de esta demostración que el cristiano hizo del misterio de la encarnación, dijo al geDJtil estas palabras: "Un rey enrv'Íó a la corte romana por embajador a un caballero que muoho amaba, el cual se desempeñó muy bien de las dependencias que se le encargaron; y, cuando se volvía, fué asa~tado de una cuadriUa de ladrones, que le T.obaron y mataron. Este ca!ballero tenía mujer e hiJOS, la cual, cuando supo la muerte de su ma,r ido, rogó al rey 3S que por sus méritos le ayudase en sus necesidades 30; de que lastilllado el rey, se compadeció de ella y de sus hijos, y se enternecía al verlos, po'I" el amor que al ca!ballero había tenido, y que por servirle había muerto; por cuyos motivos hizo siempre 31 qa mujer y a l'Os hijos continuados favores." Después de esta similitud, dijo el cristia:no al gentil si naturalmente conocía se mo"ía su voluntad y entendimiento más a conocer y amar a Dios por las palabras que él había dicho de su fe, que ípOr l~ que eIl judío 'Y sarrareno le. ha:bían dicho de las suyas; porque, si se sentía más enardecido del amor de Dios e iluminado de sus obras por sus palabras que por las del judío y sarraceno, era seña'l evidente que las suyas eran verdaderas y las otras falsas 00, pues de lo contrario se seguiría que 1tras falsas» es añadidura del traductor . .. Desde aquí hasta .Criadoro falta en el Original. .. En vez de ISlendo Dios y hombre., el onglnal dice .que per les .r,:ranles del juheu e del sanahi•. Ramón escnblÓ lamar, e honrar, e conexen. •